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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Soy Nudista

Crecí en una familia nudista, y aún sigo sin entender para qué sirve un bañador. Desde la generación de mis abuelos, que fueron hippies, mi familia es naturista… ya os digo que hasta los cinco años, nunca había visto a nadie “meterse con ropa en el agua”. En casa también lo practicábamos de manera asidua, aunque no siempre vamos desnudos como es lógico… pero sí es normal que lo estemos y no se nos hace raro, quizás yo más que nadie sea quien tenga menos pudor en desprenderse de la ropa… Al llegar del colegio me despeloto y almuerzo, luego me meto en mi cuarto a estudiar. Así estoy con el conejito al aire la mayoría de los días hasta la hora de dormir, incluso ceno desnuda con mis padres, que también andan desnudos tras llegar del trabajo y ducharse. Siempre duermo desnuda y sola como imagináis, pero en invierno nos acurrucamos los tres en la misma cama y a veces follan, les miro como lo hacen, y me gusta cuando papá me observa follándose a su esposa… 




No hace mucho que mamá me invita a acariciarla mientras se la folla bien, me hacen partícipe de su amor. Creo que es la razón por lo que follar es algo tan natural para mí..., sin embargo las cosas cambiaron desde que comencé a participar en el sexo conyugal de mis padres…se podría decir que se convirtió en sexo familiar, y ya se sabe que una familia unida jamás será convencida. Sé que suena raro y hasta muy mal que folle con mis padres, pero todas las personas necesitamos el sexo cuando entramos en la pubertad… y yo no iba a ser diferente en ello. Desde que nací vi follar a mis padres, en casa lo advertía como algo natural que une a la pareja… ellos follaban bastante, así que nunca pensé en lo antinatural que es para el resto del mundo, si a todos nos engendraron de esa misma manera. Mis padres me lo explicaron bien siendo una nena, y luego viendo los documentales de la televisión se me consolidó la idea de que el macho es quien cuida, protege y debe cubrir las necesidades sexuales de todas las hembras que tiene bajo su cargo, y esa idea encajaba perfectamente en un hogar naturista como el mío… ¡Como ya pueden imaginar, el macho alfa sin lugar a dudas, es mi padre! Pero no fue hasta cumplida la edad adecuada para tener relaciones sexuales, cuando mi padre con el permiso y consentimiento explícito de mamá, me empezó a montar… me rompió y me hice definitivamente suya al completo.

 (Un fin de semana especial con papá)

Era domingo por la mañana, me había levantado cerca de las once, estaba en la casa con mi padre ese primer fin de semana de las dos semanas que mamá no estaría por el viaje de trabajo en Santiago de Chile. Papá y yo estábamos aclarando algunos términos de la nueva situación familiar… uno de los principales términos ya me lo había dejado claro el miércoles pasado, dándome una follada brutal que me dejó el coño derrengado antes de dejarme salir con mi amiga Saray. "¡¡Es curioso que Saray y yo seamos tan amigas pese a ser virgen aún, y yo andar más follada que una mona!!" Pero vamos al asunto… mis padres y yo teníamos afianzada una vida de sexo compartido sin cortapisas ni mesuras.

Desayunamos rápido, y fui a mi cuarto, me recosté un rato más, mientras mi padre se duchaba, teníamos la idea de ir a almorzar en nuestro restaurante favorito. Me levanté una hora más tarde, salí de la cama sobresaltada, no quería perderme el almuerzo, amaba ir a comer a ese restaurante. En su cuarto, vi a mi padre sentado en el sillón dormido. Por lo visto, después del baño se sentó a ver la televisión y lo venció el sueño. Había estado trabajando bastante la noche anterior… y se quedó a altas horas de la noche. Tengo amigas que el padre suele dejarlas plantadas por trabajo o salir con la otra familia. Mi padre, en cambio, siempre se hacía un hueco en su vida laboral para verme o llamarme, siempre he valorado más el tiempo que me dedicaba que cualquier regalo material, por eso lo amaba.

Me dio pena despertarlo, y lo dejé seguir durmiendo. Me quedé observándolo, en realidad miraba su entrepierna, la bata no cubría bien esa zona y podía ver parte del gran cipote de mi padre ¡Me encanta! Es de un tamaño enorme sin ser exagerado, más bien ancho y no excesivamente largo, perfecto para dar placer a un coño. Además está bastante desfigurado por las grandes venas, dándole un aspecto estriado y rugoso… muy varonil, mucho más cuando se le hinchan de sangre bombeando a su glande. No sé si por curiosidad o excitación, que me acerqué para verlo más de cerca…deseaba tocarlo y acariciarlo.

Lo observé fijamente por un buen rato. Pero no me alcanzó. Tuve que correr la bata y ver la verga al completo. Sin querer toqué el tallo relajado y desperté a papá. Lo primero que vio, fue a su hija con su polla en la mano. Me puse completamente roja de vergüenza, quise explicar mis intenciones, me quedé en blanco ante cualquier explicación coherente. Mi padre se acomodó en el sillón, y se destapó su entrepierna totalmente.

   –    No pasa nada, cariño… Es natural que sientas curiosidad por sentir la masculinidad de un hombre maduro.

Me relajó saber que no estaba enojado por propasarme, pero seguía sintiéndome avergonzada al tomar la iniciativa… cierto que veía desnudo a papá desde siempre y también follando con mi madre…también me había desvirgado hacía bien poco y en ese aspecto no estaba tan segura de mí misma. Le conté que Melisa, mi mejor amiga, había tenido relaciones sexuales con su tío, y al verlo semi desnudo tenía curiosidad por volver a sentir su masculinidad. Me encontraba últimamente muy cachonda tras conocer los parabienes de tener una verga dentro del coñito y que esta se deslechara a placer dentro del útero. No es fácil explicar la sensación anímica de tener a un hombre eyaculando dentro.

      Entiendo, me dijo pensativamente. Se tomó unos instantes, sin decirme nada. – ¡¿Quieres sentirla...?!

      ¿Puedo papi…?

      Sí claro, no tiene nada de malo. Este fin de semana papá es todo tuyo… y esta verga también lo puede ser.

Se corrió la bata y me dejó verle por completo. Lo que ocurría en esa habitación no era lo que suele ocurrir en el nudismo, más bien no tenía nada que ver, son dos desnudos completamente diferentes. Lo miré un buen rato, hipnotizada, con curiosidad…escrudiñando cada porción de sus genitales, la polla aun siendo hermosa no la tenía dura aún… no obstante sus huevos formaban una gran masa donde se podrían distinguir ambas bolas ¡Siempre me ha gustado tocar la suavidad esas pelotas! De modo que mi mano comenzó a acariciarlas, notando la agradable textura de su fabuloso escroto.

Nuestras miradas se cruzaron, preguntándole con la mirada si podía continuar sin vueltas. Mi padre asintió con la cabeza. La agarré con mi otra mano, solo la sujeté, y la tuve en mi mano sin soltarlo no tanto la orografía irregular del tallo… palpitaba en mi mano, sentía cada pulsación de su corazón latir en la gordas venas inflando aquella tranca. Me parecía increíble estar tocando una polla tan hermosa y sobre todo siendo la de mi propio padre. Lo que ocurrió me dejó encantada, como tantas veces… comenzó a crecer dentro de mi mano. Miré a mi padre, buscando la refutación que sabía de ante mano, porque todos los machos se excitan en respuesta automática a la procreación, cuando están ante una hembra disponible, y en mí, papá veía a una hembra presta a ser fecundada.

  –   Eso lo has provocado tocándolo, ¡¡cuando los hombres nos excitamos, es lo que pasa!! No podía dejar de apretar su pollón, no quería soltarlo. – No dejes de masturbarme con tu mano. Le hacía la paja como siempre… subía y bajaba la mano, corriendo la piel de su polla. – Te lo puedes meter en la boca, ¡¿o prefieres que papi te folle... quieres que te la meta en el coñito…?!

Estaba asombrada, sentía tanta excitación como curiosidad por el sexo…mi padre me estaba dando otra clase bien práctica. Lo empecé a masturbar con mi mano, luego con las dos con delicadeza, si bien estaba bien dura su tranca, me daba la sensación que podía lastimarlo. Mi padre comenzó a gemir, y me pedía que no parase, que siga. Obedecí, y además no quería parar, quería más de mi padre, estaba dispuesta a sacarle toda la lefa de sus orondos huevos.

   –  Chúpalo Vale, como un helado que se derrite. Me pidió.

Me arrodillé, y pasé la lengua, por el tronco venoso, sus venas se hinchan tanto que deformaban la verga estriándola. Al principio solo daba lengüetadas, por el tronco y por su cabeza. Se la pasé por sus huevos a petición de papá, esa bolsa llena de sus bolas me ponía cachonda perdida… "¡De ahí salí yo!" Pensaba. Mi padre, se retorcía en el sillón y gemía, me pedía que no parase un segundo.

   –    Métete la puntita dentro de la boca.

Abrí la boca bien grande, y me tragué su cabeza, apenas me entraba, sentí el sabor de la verga de papá. Me tomó de la cabeza, y me acarició, mientras tenía más allá de su cabezón en mi boca. Me hacía una leve presión, para hacer entrar su falo más adentro pero no pude, solo pude meter su cabeza y un poquito más sin lograr ni la mitad de lo gruesa que es. Con mi lengua, seguí lamiendo su cabeza. Papá estaba muy agitado. De pronto, la sacó de mi boca.

   –    Casi me corro en la boca, nena… chupas la polla muy bien. He estado a punto de eyacular, te iba a tirar semen en tu boquita, no te iba a gustar que la primera lechada fuera al estómago, prefiero meterla en tu coñito al principio.

Me dejó intrigada, quería volver probar el semen de todas formas. Mi padre se levantó del sillón, me levantó por debajo de mis brazos y me sentó sobre la cama.  Me desabrochó el short blanco, y me lo bajó, luego el tanguita rosa. Puso su cara entre mis piernas. Sentí algo de cosquillas. Luego su boca comenzó a besar mis labios vaginales, le dio varios besos, luego su lengua recorrió mis labios rosaditos, y de a poco se iba metiendo en mi rayita. Estaba sintiendo algo, que nunca sentí como antes, me gustaba, me daba placer, pero a la vez me avergonzaba, tener la lengua de papá en mi conejito solo para mí. Pero duró poco, me fui relajando, y mi cuerpo actuaba raro, se estremecía, me contraía, me estiraba, temblaba… joder en menos de un minuto, mi padre me había dado un orgasmo o algo similar, tan rápido no podía ser. Fuese lo que fuese, no quería que acabase. Papá apartó su cara de mi vagina. La escupió varias veces en la raja de mi coño, y con sus dedos, empezó a separarme los labios, sentía un dolor leve, nada muy doloroso, era más una molestia al tenerlo tan cerrado... con más de 18 años, aún tenía el coño muy apretado. Me acomodó al borde de la cama, con mis piernas colgando, me sacó la camiseta azul que tenía, me dejó con mis tetas al desnudo, me recostó nuevamente de la cintura para arriba contra el colchón, boca arriba. Me levantó las piernas, las apoyó contra su pecho.

      Me dices si te duele o molesta ¡¿Vale…?! Prométemelo.

      Si papi, te aviso.

Con su mano derecha sujetó el tronco curvilíneo erecto en forma de asta de toro, y lo puso contra mis labios vaginales forzándolo hacia abajo contra mi pepita dura. Al principio, acariciaba su cabeza contra mis labios, de arriba a abajo, lo hizo repetidas veces. Luego en el punto de mi entrada, empezó a hacer presión contra mi vagina. Puso su mano izquierda sobre mi estómago, a la vez que su estoque se hundía más y más, estuve a punto de decirle a papá que me dolía, pero me aguanté el dolor sabiendo que pronto dilataría suficiente. Sentía como se me estiraba mi coñito por dentro, apreté mis labios y cerré mis ojos. El trabuco de papá estaba más adentro, de repente sentí como que cedió algo dentro de mí y entró un pedazo importante de la verga. Grité de dolor placentero, comencé a lagrimear.

      ¿La  saco mi amor...?

      No, no, no, no, dame un tiempo papi a que se acostumbre a tu anchura.

Quería seguir, aunque doliera un poco en mi estrechez, era una sensación hermosa. Papá asintió, y comenzó a acariciar mis tetas con sus dos manos, a modo de masaje. Mis pezones estaban duro, él los pellizcaba con suavidad. Se sentía agradable la sensación de sus manos.

   –      ¡¡Estoy lista para que acabes de meterle entera, papá!!

Mi padre preguntó por mi periodo, me hizo un par de preguntas. Quería estar seguro de no dejarme preñada, con esta era la segunda vez que me follaba a pelo en solo unos días, y sus intenciones eran correrse dentro de mí, de otra manera me sentiría poco complacida. Así que sin darme cuenta, su tallo entró unos centímetros más y volvió retirarlo unos centímetros para atrás, lo hacía con mucho cuidado, ya el dolor era una molestia, y sentir su carne dura recorrer mi vagina por dentro me gustaba, era agradable, lo hacía con mucho cuidado. Notaba como sus manos se hacían presa de mi piel, mientras su pollón usaba mi coño una y otra vez… ya lo tenía bien dilatado y se perdía por completo hasta las bolas. A los minutos tomó un poco más de velocidad, y empezó a gemir con más fuerza.

      ¿Duele mi amor… papá te está haciendo daño…?

     No papi, no pares. ¡¡Por favor no pares de follarme…No pares hasta llenarme con toda tu leche, papi!!

Y no paró, cada embestida lo hacía más rápido, no fueron muchas hasta que dio un gemido de desahogo, y sentí su lefa tibia recorrerme por dentro a chorros. El primero era potente, pero el segundo lo fue más si cabe. La clavó profunda y se fue desahogando dejando vacíos los huevos de mi semental. El semen de papá estaba dentro de mi vagina. Me excitaba de solo pensarlo. Con la verga dentro, papá siguió acariciándome mis tetas y besando mis labios a modo de compensar haber sido el vertedero de su esperma un vez más. Hasta que perdió la erección, sin embargo no el grosor de su polla ¡¡Me encantaba verla tan hermosa!!

Pasó su dedo índice entre mis labios vaginales y me dio a probar su leche. Lamí la punta de su dedo con su semen. Pensé en la primera vez, entonces me dio asco, papá entonces se rio por mi expresión y me dijo… “Ya te acostumbras, o no, depende de cada mujer”. Me contó. 

En ese momento pensé que nunca me gustaría, pero al poco tiempo me di cuenta que estaba equivocada… tres lefadas más y le cogí el gusto a beberme su semen. Nos dimos juntos una ducha. Nos cambiamos y fuimos a almorzar. Los dos estábamos felices por lo que había sucedido, papá me hacía sentirme plena siendo su hembra. Sentada en el restaurante pensaba que dentro de mi coño el esperma de ese hombre que tenía frente a mí, estaba conquistando mi útero. Eso me hizo estremecer de emoción, porque podía ser el primer día de mi preñez o cuarto… en tan solo cuatro días ya habíamos follado tres veces con llenado completo de mi depósito uterino. Mi padre era ignorante de lo que ocurría en el vientre de su esposa, mi madre me confesó que estaba preñada y que no le dijese nada a papá porque no le dejaría marcharse a Chile, y ella necesitaba acabar el trabajo antes de guardar reposo. Compartía con mamá ese secreto… ¡MADRE E HIJA PREÑADAS DE NUESTRO MACHO!  Volviendo a mis comienzos….

 (Anatomía del nudismo)

Como ya os comentado antes… Crecí en una familia nudista y a día de hoy, aún sigo sin entender para qué sirve un bañador. Desde la generación de mis abuelos mi familia es nudista… ya os digo que hasta los cinco años, nunca había visto a nadie “meterse con ropa en el agua”. En casa también lo practicábamos, quizás yo más que nadie, sin embargo las cosas habían cambiado mucho desde que comencé a participar en el sexo conyugal de mis padres, haciéndolo familiar…

Cuando yo tenía unos cinco años mi madre me regaló un libro para niños sobre un osito. La trama no tenía mucha miga. Cada página trataba sobre el osito haciendo una cosa diferente. Cuando llegamos como a la mitad del libro el osito iba a un lago a bañarse, nada fuera de lo común. A mí me dio un ataque de risa. Mi madre, la pobre, no entendía nada…

         Hija, ¿de qué te ríes?

Y yo, con mi risa contagiosa de niña que sabe algo que tú no, me tapaba la cara…  – Nada, nada…. Mi madre ya, con una curiosidad tremenda siguió rascando

      Venga, cuéntamelo, anda.

      Ay, mamá… que el osito es tonto. Se le ha olvidado quitarse los calzoncillos antes de meterse al agua.

Fue en ese momento cuando mi señora madre se dio cuenta de que yo no tenía ni idea de lo que era un bañador. Desde la generación de mis abuelos mi familia es nudista y yo, por aquel entonces, nunca había visto a nadie “meterse con calzoncillos en el agua”. Voy a decir una cosa sin intención de herir a nadie, pero sigo pensando lo mismo que pensaba mi yo de cinco años… los bañadores son la prenda más absurda y antihigiénica que se ha inventado jamás. Ojo, no estoy diciendo que seas idiota por llevar ropa de baño, solo que llevar ropa de baño es en sí una idiotez.

Piénsalo un momento de esta forma. Imagina entrar a la consulta de tu ginecólogo y decirle que has decidido que durante los próximos cuatro meses del año vas a llevar unas bragas mojadas durante varias horas al día pegadas a tu coño. Fiesta de las bacterias, popurrí de hongos vaginales. ¿Qué crees que te diría el doctor? “Sí, por supuesto, no hay nada mejor para su cueva del amor que mantenerla cerrada con humedad constante”  Creciendo en una comunidad nudista aprendí desde la infancia que la ropa es necesaria cuando es necesaria, y a 40 grados a la sombra en una playa del mediterráneo claramente no lo es. "Mi padre siempre me dice que yo soy la nudista más radical que ha conocido en la vida. Desde siempre, según entraba por la puerta de casa me empezaba a quitar la ropa"

Bueno, cuando digo que lo entendí desde la infancia en verdad miento un poco. Mis padres tenían un pequeño problema a la hora de readaptarme a la vida vestida después de un verano de despelote 24 horas al día y 7 días a la semana. Una de las primeras cosas que tocaba hacer a la vuelta de vacaciones era preparar la vuelta al cole, cosa que mi madre (que odia ir de tiendas) intentaba liquidar en una jornada intensiva eterna en El Corte Inglés. Según me han contado mis padres, como protesta ante esas pilas de ropa que tenía que ponerme me escapaba desnuda de los probadores. Cada vez que me imagino a mi mini yo corriendo en pelotas por El Corte Inglés con mi madre gritándome que hiciera el favor de meterme pa’dentro me siento más “punki” de lo que en mi vida adulta seré jamás.

Mi padre siempre me dice que yo era la nudista más radical que ha conocido en la vida. Según entraba por la puerta de casa me empezaba a quitar la ropa. Antes de haber cruzado la mitad del pasillo ya estaba con mi uniforme de verano. Lógicamente si yo estaba tan cómoda con mi cuerpo desnudo es porque en mi familia siempre se vivió con toda la naturalidad. De hecho sigue resultándome muy raro hablar con gente y que me diga que ver a sus padres desnudos, o que sus padres les vieran a ellos, les resulta algo incómodo solo de pensarlo… desde que tengo conciencia, no solo he visto a mis padres desnudos por casa, es que disfrutaban del amor ante mí sin ningún problema. ¡Menudas folladas se pegaban ya desde entonces! Por eso me parece turbio que, cuando sale este tema, la rara sea yo. Que conste que no juzgo a nadie por sentir pudor al mostrar o ver el cuerpo desnudo. El pudor se aprende, y es muy difícil de desaprender. Yo me considero una privilegiada por haber crecido en un entorno en el que el desnudo no estaba sexualizado. En el que era perfectamente normal ver a personas de todas las edades sin ropa. Cuando era una niña el cuerpo de una mujer mayor sin ropa no me parecía algo extraño, ni feo, ni desagradable. Eso me lo enseñó la sociedad después, del mismo modo que practicar el amor, sí digo el amor porque nunca vi a nadie de mi entorno follar en el sentido más descalificante hasta que comencé a tener edad para ser yo la que follaba… fue cuando todo cambió en mi familia hacia una actitud más sexual y desinhibida.

Sin embargo estás completamente integrada en este mundo, cuando te crees en un entorno nudista donde no hay cuerpos “buenos” y cuerpos “malos”. Jamás he visto ningún otro lugar en el que se diese menos importancia al aspecto de la gente y en el que las personas se sintiesen más cómodas con su físico. Supongo que al quitarnos la ropa a la entrada del camping todos estábamos rompiendo con las normas sociales de una forma tan drástica que los complejos se quedaban en la puerta. Allí todo el mundo se paseaba más a gusto que en brazos siendo gordo, flaco, alto, bajo, teniendo las tetas en la garganta o en el ombligo o teniendo una barra de pan o un purito entre las piernas. Bueno, no voy a negar que hayan bromas y tampoco somos inmunes al sexo… y cuando te encentras a un macho con un buen cipote, te quedas embobada soñando como estaría de rico dentro de ti.

Mi padre me ha hablado de “el padre de Paquito”, el papá de un niño con el que yo solía jugar y que al parecer tenía un miembro bastante descomunal, así que todos tenían la coña de que no querían ponerse a su lado en la ducha porque la comparación les dejaba en mal lugar, y es que "Cuando te haces amigo de alguien en un camping nudista no tienes ni idea de qué aspecto tiene esa persona con ropa, si viste del Zara o es el más gótico de su barrio"

Aunque me imagino que esto os resultará raro a la mayoría de vosotros, cuando conoces y te relacionas con gente completamente desnudo, lo que resulta raro y “da vergüenza” es el momento de verse vestido. Desnudos (quitando los tatuajes y poca cosa más) no tenemos un “estilo”. Cuando te haces amigo de alguien en ambiente nudista no tienes ni idea de qué aspecto tiene esa persona con ropa, si viste pijo o es el más gótico de su barrio. Recuerdo que cuando a veces refrescaba por la noche y nos vestíamos todo el mundo me resultaba muy extraño, a nadie le pegaba lo que llevaba puesto. Yo me sentía incómoda, “¿Qué estarán pensando de mi ropa?”. Sé que suena a cosa de locos, pero a mí el pudor me llegaba a la hora de vestirme, no de desvestirme.

Mi amiga Erika, a la que conocí en aquel hotel nudista de Málaga en 2014 también recuerda esa misma sensación. Vestirse tenía también un componente emocionante… os voy a decir una cosa, cuando te pasas el día a coño visto ponerse algo de ropa (aunque sea un pareo de playa) se vuelve mucho más importante que cuando lo haces a diario. De repente cualquier trapo de hace sentir muy vestido. Recuerdo que disfrutábamos de los pareos como si fueran vestidos de gala. Los atábamos de mil formas distintas y nos sentíamos como actrices en la alfombra roja.

Parece mentira que eso lo diga una persona que actualmente tiene mil vestidos más de los que le hacen falta muertos de asco en el armario, muchos con la etiqueta puesta. A veces, me siento ridícula mirando ese arsenal de perchas habiendo sido una niña que era mucho más feliz cuando no tenía que preocuparse de la ropa en absoluto.

Por desgracia para mi salud mental y mi felicidad en general el entorno nudista fue uno de los pilares de mi socialización, pero no el único. Según fueron pasando los años el resto de contextos sociales me enseñaron que sí hay cuerpos buenos y cuerpos malos. Que más me valía ser guapa y delgada si quería valer algo. Que el valor de mi cuerpo se medía en base a lo que la opinión masculina pensara de él. Ya en primaria los chicos hacían listas puntuándonos de la más guapa a la más fea. Yo fui la sexta de aquella lista, justo en la mitad. Y nadie quiere sentirse mediocre, con la salvedad que en casa era muy especial…la niña de mi padre, el hombre más importante de mi vida y quien más me ha llenado en todos los sentido posibles…el corazón, la mente, de amor, caricias y por supuesto de verga y lefa.

Al ir creciendo esa paz que sentía al convivir con gente a la que le daba igual enseñar su cuerpo tal y como era fue desapareciendo. Se la fue comiendo una voz mucho más fuerte que me repetía constantemente que no era lo suficientemente buena. Dejé de comer. Empecé a vomitar. Pruebas, hospitales, psicólogos. Mi cuerpo y yo empezamos una guerra eterna que hoy todavía tengo que luchar para no recaer de lleno en la enfermedad. Y tengo claro que mi infancia y adolescencia nudista juega un gran papel en que pueda analizar la frivolidad con la que se miran nuestros cuerpos y la crueldad con la que nos tratamos frente al espejo." Al ir creciendo esa paz que sentía al convivir con gente a la que le daba igual enseñar su cuerpo tal y como era fue desapareciendo"

Estoy plenamente convencida de que la censura que se ejerce sobre el cuerpo desnudo tiene mucho que ver con los complejos que tenemos. Cuando iba al instituto, que yo ya me creía un poco antropóloga de la vida, solía preguntarle a mis compañeras y amigas a ver si su coño les parecía bonito o feo. No sé a cuántas personas llegué a hacer esta pregunta, pero recuerdo perfectamente que todas respondieron lo mismo y sin dudar…feo. El desnudo está tan hipersexualizado, que los genitales femeninos se ven representados fundamentalmente en el porno, donde hay un modelo predeterminado de coño que se ha convertido en el único válido.

Los únicos cuerpos desnudos con los que podemos compararnos son los de actrices y celebrities a las que, aunque veamos sin ropa, nunca solemos ver al natural… maquillaje, Photoshop y cirugías suelen estar presentes en todas las imágenes de cuerpos desnudos que vemos. Como no tenemos un registro mental de cómo se ve el resto de gente sin ropa, miramos a otras asumiendo que su cuerpo desnudo no tendrá las “imperfecciones” que tiene el nuestro. Nos estamos comparando con una imagen que ni siquiera hemos llegado a ver. Por eso creo que es tan sano plantarse en una playa nudista y ver la diversidad de fisionomías que hay a nuestro alrededor. Necesitamos ver cuerpos desnudos fuera de una puesta en escena sexual para comprender que no hay nada de raro ni de malo en lo que escondemos bajo la ropa.

Recuerdo también a todas las chicas de mi clase haciendo corrillo alrededor de un documental National Geographic en el que aparecía una tribu de algún lugar del mundo. Todos estaban sin ropa y a ellas les estaba estallando la cabeza al ver una polla. Recuerdo no entender por qué tanta risita nerviosa y curiosidad por algo que me parecía tan normal.

La hipersexualización del desnudo me parece algo bastante deprimente, especialmente por la parte que nos toca a las mujeres. Nuestros cuerpos desnudos están bien si es para vender una cerveza o para que los señores puedan pajearse mirándolos, pero si los mostramos por voluntad propia la policía de la moral tarda menos de medio segundo en aparecer a increparnos por putas, feminazis, por desvirtuar la causa feminista y mil cosas más.

"¿Qué pasaría si yo me paseo en tetas por el centro de la ciudad? A parte del acoso al que me vería sometida, no descarto que la policía (la de verdad) viniera a ponerme una multa o algo similar"

Ahora que ha llegado el verano y el calor aprieta en Barcelona no puedo dejar de cabrearme cuando paseo por la calle y veo a tipos paseando sin camiseta sin que nadie les diga ni mu ni ellos se sientan incómodos. ¿Qué pasaría si yo me paseo en tetas por el centro de la ciudad? A parte del acoso al que me vería sometida, no descarto que la policía (la de verdad) viniera a ponerme una multa o algo similar ¿Qué concepción más básica y triste de la sexualidad tiene que tener la gente para que el cuerpo desnudo sea sinónimo de algo sexual? El erotismo y la sensualidad son cosas bastante más bonitas y complejas (por suerte) que llevar o no llevar ropa puesta. Y si no eres capaz de verlo siento decirte, colega, que no has debido disfrutar del sexo en condiciones en tu puñetera vida.

Si crees que el nudismo puede ayudarte a sentirte más libre y más cómodo con tu cuerpo o simplemente te apetece disfrutar de un baño en el mar sin que la tela del bañador pegada al cuerpo, adelante. Pero ve con la cabeza abierta y una actitud de respeto ante la gente que te encuentres allí… no te rías de una persona porque su cuerpo no te gusta, no hagas fotos y vídeos de la gente para compartir con tus amigos y, sobre todo, no seas un puto pajero….  Sinceramente me gustaría que todo el mundo pudiese disfrutar de la paz mental que me ha dado a mí criarme en un entorno nudista, pero entiendo que quitarse la ropa en un espacio público en un momento en el que las mujeres vemos como nuestros desnudos se difunden mediante la misoginia colaborativa en foros como Hispachan no es fácil. Si vas a un espacio nudista con tu modo de machito no estás liberando tu mente sino incomodando a las mujeres de tu entorno. Así que recuerda, chaval… si vas a practicar nudismo que sea aprendiendo antes a no acosar, que no es tan difícil. En esos entornos suele pasar lo mismo que en cualquier otro, solo que sin ropa de por medio…, por el hecho de ir en pelotas, no  quiere decir que no sintamos ganas de follar, porque estamos cansados de vernos… nos apetece follar si nos sentimos atraídos, y follamos bastante… a diferencia de otras personas, follar lo interpretamos como un medio cotidiano, uno más de relacionarnos socialmente. No es que seamos una putas, solo es que el acceso al sexo es más rápido al tener el primer paso dado… no llevar ropa enseñando la mercancía. Esto era lo que pasaba. De las miradas lascivas te empiezas a dar cuenta a cierta edad fuera del entorno nudista…

Era una niña en esa edad en donde me daba cuenta que los hombres empiezan a fijarse en mí,  y que sin buscarlos ni darnos cuenta, nos hemos visto en una situación, que quizás muchos imaginen, pero pocos habrán hecho realidad…. Mi comienzo en realidad, fue ya en nuestra propia casa, en la que como tantas otras familias en las que los padres tienen a su hija durmiendo en su cama, y que de pronto, ella de forma instintiva, empieza a echarle mano a la polla de su papá que tanto nos llama la atención y se quedamos fascinadas de ver y sentir como va creciendo en la mano, poniéndose duro de tal forma que no puedo abarcarlo con los dedos. Esta situación, es lógico que excite a los papás y produzca morbo en las mamás, en muchos casos, y vayan produciéndose diversos avances al verse la nena consentida por sus papás… ellos no le dicen nada y que incluso se divierten con ella al ver su atrevimiento, desean que experimente conociendo la anatomía oculta de los machos.

Así sucedió en mi caso. Mamá en principio observaba como lo hacía, mirándole yo también buscando su aprobación, sabiendo en mi interior que me estaba apoderando de algo íntimo que pertenecía a mamá, por tal motivo necesitaba permiso para hacerlo, encontrándolo de una forma tácita por sus actitudes, dejándome experimentar libremente mi curiosidad.

En esos momentos, creo que aquel pollón se convirtió en un juguete fantástico que eclipsó a mis padres y a mí, porque aparte de manejarlo con mis manos, empecé a advertir unas sensaciones nuevas en mi interior, sintiendo la necesidad de acariciarme y ser acariciada, de tocar mi intimidad y abandonarme al placer que las produce, sorprendiéndome con la llegada del primer orgasmo como culminación de estos juegos.

Esto se produjo cuando ya excitada de tanto mirar, me animé a apoderarme de la virilidad presente bajo las sábanas, al tener que compartir el mismo macho, alentó a participar a mamá en estos juegos, a disfrutar de esa verga tan adorable que teníamos en nuestras manos, a besarlo, a lamerlo, a darle besitos, darnos besos entre nosotras buscando nuestras lenguas, aumentando así nuestro deseo. En este juego, era cuando su mano acariciaba mi empapada vagina, ya me faltaba poco para explotar entre los dedos de mi madre… en el primer orgasmo de mi vida producido por otra persona.

Cuando se produce algo así es lógico querer repetir y repetir hasta no poder más, buscando estas nuevas sensaciones que tanto nos agradan y se van produciendo los avances de forma natural, buscando de forma instintiva el contacto de mi coño ardiente con esa polla que tanto adoro desde que comprendí el sentido del sexo, aumentando, más si cabe, mi placer al rozarme íntimamente hasta tal punto, de parecer por momentos, querer entrar dentro de mi coñito ese tremendo trabuco paterno…duro, enorme, de orografía deforme por la hinchazón de sus venas, de cabeza oronda…, en una palabra “bestial” para una chica buscando el camino de su sexualidad, ofreciéndose cada vez más abierta, fraguando la idea final de que me haga mujer… su nueva y jovencita mujer, sin renunciar a mi madre “la esposa legal”.

Esa primera penetración es sublime en toda mujer me dijo mamá… “nos sentimos rotas, invadidas en una intimidad que desea ser poseída, un torrente de placer que desborda nuestro cuerpo y nos hace sentir en el cielo entre gemidos”. Entre ellos estaban muy de acuerdo que yo debía ser desvirgada en casa, antes de cualquier fulano, rompiéndome de malas maneras, porque según decía mamá “Disfrutar como vive ese momento tu hija es lo más maravilloso del mundo”, como bien saben algunas madres que lo han experimentado, sin descartar la sensación única para el padre en su dicha de alcanzar la experiencia tan insuperable y única como es, estrenar el ceñido coñito a una niña.

Al principio fue poco a poco, en esas primeras veces solo fueron eyaculaciones compartidas en la boca de ambas, y esos largos chorros de placer caliente y espeso que inundaba mi recién estrenado coño al sexo… solo roces en mis labios y el clítoris con regadas cuantiosas en la vulva. Era increíble cuanta lefa sacaba la polla de papá, y el olor fuerte de su testosterona que impregnaba mi chochito durante horas antes de enjabonármelo a conciencia. Así fueron pasando los días, con la necesidad de estar los tres juntos, de noches interminables de sexo y placer, de buscarnos mutuamente para satisfacer esa necesidad antes de dormir, de esos encuentros femeninos cuando nuestro hombre de la casa se queda vacío de semen y necesita un descanso, y de nuestros juguetes sexuales que calman esos momentos. 

Sin embargo mamá no estaba por la labor de prestarme a papá para hacerme definitivamente mujer siendo tan jovencita… ella alegaba que una cosa era el nudismo y dejarme participar en sus actor amatorios a modo de aprendizaje en el liberalismo sexual, y otra que su esposo se tirase a otra mujer, aunque esta fuese su propia hija. Mi calentón iba creciendo día a día tras participar activamente en el sexo con mis padres… ya no era el aséptico nudismo de casero, ahora era una hembra más como mamá, y ya no me conformaba solo con mamar la polla de mi padre para sacarle la leche o sentirla sobre mí, esparcida en mi pubis, barriga o embarrando toda la vulva de mi coño…aunque a veces me metía su leche en el coño con los dedos, sin que se dieran cuenta. Aquello no era suficiente ¡Necesitaba sentir su pedazo de carne dura y de deforme dentro de mí…que me desvirgara y me llenase!




(De mujer a mujer)

      Mamá por favor porque no me prestas a papá, juro que no te lo voy a quitar.

      Nena… ¿por qué no te dejas follar por los chicos de tu edad?

      Es que el viejo me copa, os veo a vosotros follar tan rico y me deshago de ganas.

      Pues no nos espíes más y listo... ¿Acaso no tienes bastante con lo que te dejo hacer?

      Pues ya no. Que fácil lo dices porque a ti no te hace falta una polla y a mí sí.

      ¿Qué me quieres decir…?

      Sí mamá, follas con los maridos de tus amigas y tortilleas con ellas, es más… incluso con una hija de ellos que tiene mi edad.

      ¿Cómo lo sabes?

      Yo sé todo de ti…. Y de vosotros dos.

      ¡Ah, sí! ¡Qué bien! ¿Dónde lo averiguaste?

      Tú y papá me lo contasteis.

     ¿Cuándo? Una noche que nos amamos los tres…. Un poco bebidos vosotros, eso sí.

      Bueno eso fue hace tiempo…cuando tú eras muy pequeña…

      Recuerdo que me contasteis que gozabas mucho con aquellos encuentros…, con tus amigas mucho más que dos avezadas putas.

      ¿Y qué más sabes… yo ya no recuerdo que te contáramos tanto?

      Me confesasteis que follabais todos con todos… ¡¡lo mismo no soy hija de papá!!

      Ahora la desfasada eres tú… no digas estupideces. Tu padre es tu padre. No debiste entender bien las cosas ¡¡Yo siempre he sabido bien quien me preñó de ti!! ¡¿Acaso piensas que tu madre es un PUTA que se tira a cualquiera…?!

      No mamá, pero te puedo contar todos los detalles. Y no solo eso sino también sé lo tuyo con el abuelo… ¡Y eso es incesto! Que es lo mismo que te estoy pidiendo yo.

      Pues cuéntamelos, no amenaces nena.

      No te amenazo, simplemente escucha, esta conversación entre madre e hija tuvo lugar hace un par de años, en ella me contaste que las primeras sensaciones se las hiciste sentir al abuelo, el padre de tu padre.

      Bueno eso es verdad y qué otra cosa dije…

Que estaba sentado en su sillita en la playa a la sombra de su gran sombrilla, cuando la pelotita con que jugabas se va debajo de su sillita, la fuiste a buscar y lo ves que de su bañador salía una cosa roja, brillante unida a un acordeón de carne que se perdía en unas bolsas enormes que le balanceaban… aquello por extraño te gustó y lo tocaste. Estaba calentito y al abuelo parece que le picó porque se rascó, siguió leyendo. Supusiste que tu mano era suave para una polla de orografía tan deforme por las venas y los años de uso dentro en innumerables coños…continuaste pasando la mano de arriba abajo guiada por la suya mano sobre la tuya. Al tiempo de estar así te puso una mano en la cabeza indicándote que acercaras la boca a ella y se la chupaste, te agachaste y te la pusiste en la boca, estaba saladita, escuchas al abuelo decir…“¿qué golosa eres mi nena…?”

Seguiste jugando con tu lengua en esa ciruela gorda, miras hacia arriba y el abuelo sonreía con una cara de tonto que nunca le habías visto, supusiste que le gustaba. Con su periódico te cubría la cabecita, pensaste que para resguardarte de la arena me dijiste. Estuviste allí un largo rato mamándosela. Notabas como la piel del prepucio que cubría su ciruela se estiraba, no mucho pero cada vez se asomaba más el glande, pensaste que deseaba se la comieras más adentro. Era grande pero cupo en tu boquita más allá del gordo capullo. Al rato sientes que débilmente esa ciruela se puso a llorar una baba blancuzca con olor fuerte y de sabor bastante diferente a cualquier cosa, en el fondo era el sabor al abuelo… el cabrón te sujetó haciéndote tragar toda su lefa…acabaste con la boca llena de leche por primera vez en tu vida. Luego te fuiste a jugar como si nada hubiese ocurrido. Pasados los años, averiguaste que le habías chupado la verga al abuelo, tenías no más de cinco añitos.

         Si así fue, que recuerdos.

      Te convertiste en la putita del abuelo hasta que dos años después se murió…

      ¿Tanto detalle te conté? ¿Sí? ¡¡Qué recuerdos mira cómo me pones, tócame!! El pobre disfrutaba mucho de mis mamadas. Apenas se ponía dura, por eso creo que nunca me folló el coñito, pero se corría muy abundante el semental.

      Seguro que te hubieras dejado follar bien a gusto por el viejo, ja, ja, ja.

Lo que tal vez no sepas niña, es que luego jugaba a los médicos con mis primitos mayores…, me mostraban sus pollas, y me pedían que se los besara, pero no lo hacía tras el recuerdo del sabor que tenía del jugo del abuelo no me apetecía…daba repulsión. Pero a mí sí me hacían de todo en el coñito y era muy agradable. Mi hermanito a veces venía a jugar con nosotros, era más chiquito, a él si le besaba su pija cuando estábamos solos en casa, me gustaba mucho…no le salía aún leche. Luego en la escuela hacíamos lo que los chicos decían que hacían sus padres, y me ponían su pija en el coñito. Yo quería más por mi vaginita era más rico aunque alguno decía de metérmela en el culo, nunca les dejé, me parecía demasiado asqueroso... mi coñito era más difícil de abrir con sus pollas. Más tarde, allí descubrí que sus vergas también echaban lechita…, me tentaba probarla y al final lo hice, fue algo placentero, nada feo o desagradable, y sentía mil cosquillas en mi chochito. Me calmaba tocándomelo o haciendo que los nenes me lo tocaran. Era época de ir sabiendo sobre sexo. Y yo trataba de aprender lo máximo en los rincones que teníamos en el patio.

Una mañana amanezco con sangre en mi vagina, lloré de miedo pensando que de tocarme me producía el sangrado, llame a mi mamá y como una tonta le conté que algún chico me habría lastimado. Ella indulgente me lavó y puso un apósito, me abrazaba preguntándome si me dolía algo, no me dolía nada. Entonces me explicó todo lo que ya sabía y un poco más, recomendándome dejar de jugar con los chicos, y prohibiéndome que me metieses sus pollas en mi coñito, pues podían preñarme a partir de ese momento… que si tengo ganas que juegue con las nenas. Así lo hice, pero con chicos era mejor, me daban más gusto en el chochito y de vez en cuando me dejaba follar. Sin embargo me aficioné también a las chicas…. Mis primeras tortillas fueron con amigas del instituto. Con varones, solo jugaba con mi hermanito que todavía no largaba ningún jugo. Según me había informado mamá, no podía preñarme si no me daba su leche dentro de mi coñito. Luego mis tetitas crecieron un poquito y mi chochito se mojaba muy de seguido, estaba necesitando algo más que caricias y deditos de mis amiguitas…. Por entonces me gustaba Carlos de 3º de BUP, pero a él le gustaba Sofía que era de su misma clase, por suerte Sofía no le hacía y yo cara dura me ofrecía Carlos para reemplazarla pese a ir dos cursos por detrás.

El aceptó y la largó cuando vio que conmigo no solo podía hacer de todo sino que le chupaba la polla sin desagrado hasta tragarme su leche, era su primera vez y lo hizo conmigo. Una semana después, ya se atrevió a ir más lejos…me dejé usar porque ya estaba que trinaba sin una verga en mi coño. Me la apuntó debajo de las bragas y la clavo, me dolió bastante pero estaba logrando mi sueño, que un hombre me follase otra vez. Me sangró un rato y paró, le dejé su pañuelo empapado con mi sangre…la pollas anteriores habías sido tan pequeñas que no lograron desvirgarme, Carlos fue quien rompió el himen. No cumplió con lo prometido de sacarla a tiempo, y se corrió dentro del coño, por suerte no me preñó.

      Pues también sé que luego pasaron otros… Gustavo, Oscar, Roberto, con este último sí te quedaste preñada, y la abuela te hizo abortar. Sufriste penitencia y te dejaron sin salidas bastante tiempo, pero te las ingeniaste para que tu vecinito te la metiese, también estrenaste al tío, lo desvirgaste. A los pocos meses de no dejar de follar con él estuviste otra vez con la panza llena…te volvieron a preñar, pero como ya conocías a la partera lo gestionaste solita sin que la abuela no se enterase.

Pues mira hija seguí siendo una putita…pocos chicos del barrio me quedaba por probar. Mi madre no sabía qué hacer conmigo. Por fin tuve un novio formal, ni sé ni porque lo elegí, pues su verga no era nada especial, pero si su pinta de galán recio, aunque realmente bastante canalla, tal vez esto es lo que me atrajo, como a la mayoría de las putas. De andar con uno y otro pesé a tener novio, sin embargo eso no evitó lo peor y casi esperado… me violaron. Fue un tipo bastante grande me tomó de la cintura mientras caminaba para casa a media tarde con un sol justicia que no invitaba a salir fuera de las casas… con la calle solitaria a esas horas, me metió en un zaguán fuera de la vista de cualquiera, se sacó la polla y me levantó la falda mientras me daba una par de ostias que me doblaron la cara.

Me hizo quitarme las bragas y agacharme, pensé que querría darme por el culo, pero no, me folló bien follada por el coño y se descargó a gusto dentro de mí útero, creo que nunca recibí un solo polvo tan copioso, ni tan rápido ¡¿Cuánto haría que no descargaban sus huevos?! Él se marchó tranquilamente. Casi ni le vi la cara. Arreglé mi vestido y volví a casa casi agradecida por lo que había gozado con el orgasmo que me había sacado el cabrón… cierto que se dejó toda la lefa en mi coño y la cara condolida, pero lo compensó con el placer que me dio en el coño. No me vino la regla de ese periodo… otras vez estaba preñada… y eso que tomaba pastillas, no entendía nada, otro aborto y este ya sería el último. Como puedes imaginar no iba a tener un bebé de un desconocido.

      ¿Quieres decir que yo tendría tres hermanos o hermanas?

   Sí hija, algo mayores que tú, y cada uno de un padre diferente.

Luego tuve otro episodio lamentable pero con final feliz. Con mis amigas me fui de veraneo a la playa, nos hospedábamos en el camping a unos dos kilómetros de la playa. Follábamos como locas a veces nos quedábamos todo el fin de semana completo encamadas con el hijo de puta de turno. ¡Nos lo pasábamos de puta madre! Una tarde de regreso desde el pueblo tras una larga fiesta de sexo sin paliativos con desborde total, se detiene un coche junto a mí, baja un tipo me abraza y me empuja dentro de la parte trasera del coche, allí otro me aferra y besuquea. Les digo… “Bueno si queréis follarme que sea de uno a la vez, pero por favor no me hagáis daño… yo os hago lo que sea”. Se portaron bien, y nos fuimos hasta la playa. Allí hay varias casitas vacías para turistas que fueron de antiguos pescadores y estaban casi todas vacías por temporada baja.

Se nos hizo de noche enseguida, era brumosa con calima, entramos a una de ellas por la parte trasera accediendo por un patio contigo al callejón donde dejamos el coche. Fuerzan la puerta y entramos arrastrándome hasta la alcoba. Me desvisten rompiendo mi ropa, se desnudan y brutalmente me dan mordiscos y chupones muy intensos mientras uno apunta a mi ojete, nunca había sido follada hasta ese momento por ahí…me lo rompe el culo de un solo pollazo. De repente siento que algo también se me mete en el coño, no me dolió en absoluto, pero obviamente no estaba preparada ni lubricada, ni nada. Siento como el dedo sale y entra. Estoy muy aterrada. Cuando me giro, una mano me tapa la boca, impidiéndome gritar, y me aprieta contra el pecho del hombre… con la otra mano que tiene en mi coño me levanta y me arrastra pero sigue moviendo mi dedo hacia adentro, intento gritar y patear, pero todo eso es inútil.

Una vez que estoy noqueada, lo primero que hace es amarrar mis manos a una columna, se lo pongo difícil, intentado zafarme, pero al final lo consigue. Una vez que me tiene atada, estoy agotada de golpearlo y de intentar gritar, pero nada ha funcionado y para terminar me ponen una mordaza. Me agarra uno de las piernas y me arranca la ropa interior, lloro con el corazón roto… veo mi final. Mi vida gira ante mis ojos… repitiendo los momentos más intensos. Estoy desesperada. No sé qué van a hacer conmigo, puede que me maten. Ignoran mis lágrimas y empieza a comerlo, siento emociones contradictorias dentro de mí. Fisiológicamente siento algo que debería disgustarme y mentalmente me disgusta, me gusta y me siento como una puta… una puta. Pero es que lo está haciendo increíblemente bien. No puedo dejar de sentir que no quiero eso y me va a matar. Estoy siendo violada en una casa apartada donde solo se oyen las olas del mar romper contra la playa. Entonces, cuando lo tengo lubricado, saca el mástil.

Abro los ojos de par en par, ahora me va a follar por el coño también y, de hecho me pone su verga dura en la entrada y la clava sin piedad. Lo aprieto en un vano intento de no meter nada, pero estoy tan hinchada y tan lubricada, que no hago más que darle más placer. Estoy siendo follada en un lugar tan bonito que me parece mentira y… me duele que me guste. Me doy asco a mí misma porque veo la satisfacción en su cara a pesar de la oscuridad. Lo peor de todo esto es que entre el dedo, la comida del coño y el polvo al pelo, me gusta y si sigue así mucho tiempo correré…. Me odio incluso por esa posibilidad, me retuerzo pero eso sólo hace que me guste más y también a ellos. Tengo ganas de vomitar cuando la polla se cala hasta los mismos huevos en mi garganta, cada vez me da más fuerza y rapidez.

Me están dando y tocando el cuerpo a voluntad, lamiéndome las tetas, chupándome el cuello y los pechos, comiéndome la oreja… follándome el coño, y el culo a la vez, mientras otro me da la verga en mi boca. En el último momento, lanza un gemido ronco, y eyacula como un loco dentro de mí culo, casi de inmediato se el otro quien me folla el coño quien se deslecha y me se sostiene por un momento inseminándome a conciencia. Puedo notar el olor macho del que me está follando la boca…pronto va a correrse. Le sostengo los huevos para que lo haga rápido, se los masajeo y obtengo el néctar en mi lengua. Otro empieza a tocar mi clítoris con una sonrisa malvada, lo niego con la cabeza y él insiste, el segundo me come la teta y los pezones. No aguanto más de dos minutos y me corro brutalmente otra vez… mientras mi alma, mi mente y mi corazón se desgarran por mi propio orgasmo.

Sentí puntazos mis tetas chicas eran mordidas y un pezón comenzó a sangrar, no podía más, tres pollas a la vez nunca las había probado, la sensación de miedo, dolor y calentura era algo terrible y excitante a la vez. Se cansaron de magrearme, follarme por todos los agujeros disponibles llenándome de leche la boca, el culo y el coño. Estaba mucho más que usada con todo el pelo desgreñado, enlechado y ese olor a semen que me volvía loca. Me sacan a la playa me dejan embarrada de lefa y desnuda, tirada sobre la arena casi muerta. Con lo que me hicieron, más las folladas previas que había tenido ese finde, más la falta de aire pues soy asmática… ¡Me desmayé quedando casi inerte sobre la arena de la playa!

Unas cachetadas me despiertan, era tu padre. Me tomó en sus brazos, así hecha un asco. Era de madrugada, me metió en la bañera de su casita en la playa, me lavó con sumo cuidado, al sentir mis ahogos rápidamente me dio a respirar un espray de ventolín que tenía por casualidad entre los medicamentos del botiquín de urgencias. Por el olor y el sabor lo reconocí, pensé… ¡¿Cómo tendría eso, el también será asmático?! ¡¡Qué agradable ejemplar de hombre y que suave me trata!! Le debo la vida. Bien limpia y sin olor me seca y deposita en la cama.

Me trae un té con galletitas. Yo en bolas, tiene el detalle de cubrirme con la sabana, me siento en el borde de la cama envuelta a tomar el té. Le preguntó su nombre… responde que Alberto, también le pregunto a qué se dedica… si es pescador con este tiempo a la orilla del mar. Gentilmente me contesta que no…médico.

    –      ¿y qué haces aquí… estás de veraneo?

Muy compungido me dice que no, de reclusión. Fue una respuesta muy extraña.

      ¿Qué crimen cometiste?

      Yo ninguno, bueno no lo sé.

      ¡¡Explícame!!

      Hace un mes mi novia se suicidó.

      ¿No sabes la razón?

    No, eso me intriga. Estábamos tan enamorados que no logro entender nada.

      Yo en cambio.

      Calla, ya lo sé, te han violado en manada… así dejan a las chicas luego de haberlas disfrutado… no es la primera vez que ocurre por aquí. ¿Ahora estás más tranquila?

      Sí, mucho más sabiendo que estoy en las mejores manos.

      Bueno te haré algunas curaciones, acuéstate.

No imaginas lo protegida que me sentí. Tras curar mis heridas me puso apósitos algunas vendas y pomadas calmantes en las tetas, los moretones y en el ano… allí me dolió mucho. Me dejo acostada para que durmiera, me trajo parte de su comida y hasta me acompañó al baño porque sola no podía. ¡¡Era mi ángel de la guarda!! Me pregunto quién era y de dónde venía, nada más. Me habían robado el bolso con dinero, el móvil y toda la documentación y tarjetas de banco. Fue a la casa donde le dije que me violaron y no encontró nada. Los hijos de puta se llevaron hasta la ropa, no obstante buscó por los contenedores de alrededor y dio con la documentación e hizo la oportuna denuncia.

El me dio una camiseta y pantalones de runner suyos. A la noche había una sola cama, él durmió a mi lado con calzoncillos y camiseta, ni me tocó. Me dijo que pusiera cualquier excusa mis padres por qué no regresaba a casa…, hasta que estuviera restablecida me quedaría con él allí. Así cuatro noches, a la quinta lo busque yo. Siempre fui muy buscona con el sexo masculino. El dándome la espalda y yo detrás, deslicé mi mano hasta pasarla por debajo de sus bóxer y acaricié su verga…, estaba muerta, pero con mi contacto comienza a crecer, como tú la conoces ya sabes que es algo excepcional, añadido a que le estaba tan agradecida, que con bastante esfuerzo me volqué sobre él y se la mamé, hasta que me largo una fuerte dosis de su lefa. Quedé con ganas de más, pero estaba todavía dolorida y me dormí satisfecha con solo su leche en mi estómago, al menos algo hice por él.

Luego nos hicimos novios y nos vinimos aquí a su casa…nos juntamos, nunca nos casamos, ni nos reprochamos nuestros vicios, es más cuando podemos los compartimos, es mi Dios, tan callado, tan tierno, tan dominante y tan bien armado ¡¡Lo adoro!! Lo volqué en mis gustos por compartir nuestro sexo, lo cual nos unió más si cabe.

Yo tengo como preferido al grandote, peludo y ordinario de Manuel, cada vez que busco brutalidad le invitamos a pasar el día con nosotros con su pareja que tanto le gusta a tu padre. Por otro lado tengo a mis amigas de siempre, con ellas a veces tu padre interviene. María de vez en cuando trae a su hija, desde muy niña, papá y ella se encantan mutuamente…no siempre la folla, en ocasiones solo ejerce de padre, se lo pide María dado que es madre soltera, y la cría necesita consejos que solo sabe dar un varón. Él a cambio tenía a la nena como su hija, y la cría no podía más a que agradecerle ser su papi, dándole su coñito complacida y agradecida… era muy parecida a ti. Tu padre también se tiraba la niñata de su auxiliar del centro médico privado donde ejerce por las tardes, y la ayudaba.

Papá me hizo hacer las tetas porque las mías daban lastima, me hizo arreglar mi culo y rejuvenecer el coño hinchándome los labios externos, me lo dio todo… le costó una pasta, pero no tanto porque su amigo cirujano plástico le hizo precio. Con nuestros amigos no animamos a hacer nudismo de manera eventual un verano, y desde entonces nos aficionamos tanto a ese estilo de vida, que durante años lo practicamos en todas nuestras vacaciones o fines de semana… en la playa, camping, albergues o casas rurales de este tipo que buscábamos por toda España. También nos apuntábamos a orgías…




(La orgía de swinger)  

Nos enteramos de que había una orgía con escorts de lujo, a la que no podíamos faltar y se lo dijimos a Esperanza y Lorenzo si les gustaba la idea, les encantó. Era muy especial, porque los invitados debían ser VIP y, por tanto, sería mucho más glamurosa que una orgía convencional. Me imaginé un “Hiero Gamos” al modo de la película “Eyes Wide Shut” de Stanley Kubrick. Y todo ello sería en un castillo. Sería lo máximo como experiencia sexual. La fiesta contaba con dos partes… una con la cara cubierta de una máscara y otra sin ella. Y los hombres debían entrar con pareja, pensamos que era la mejor manera de estrenar mi nuevo cuerpo…es que tenía unas curvas de infarto que sugerían un cuerpazo de escándalo. Y desde luego no me arrepiento de haberme sometido a la cirugía. 

Fuimos a Collserola, donde se situaba el castillo de la orgía. Nosotros nos sentamos atrás, mientras un chofer nos llevaba al destino. Durante ese tiempo el morbo era increíble. Hablamos de nuestras vidas profesionales, casi para romper el hielo. Pero les daba igual, estábamos acostumbrados a tratos más fríos. Me acarició despacio las piernas y subió con delicadeza. Pero en ese momento hizo algo que me dejo cachondísima… le cogí la mano y la llevo a mi boca. Le chupó los dedos mirándole a los ojos. Entonces me la meto en mi coño. Quería que estuvieran bien húmedos antes. No llevábamos ningún tipo de anticonceptivo. Lo tenía depilado, suave y limpio. Y todo eso mirándole sin parpadear, casi con una mirada inocente. Y es que en momentos como este es cuando realmente disfruto de los machos. A ellas se les nota que les gusta, que disfrutan del sexo.

Se notaba en sus gemidos que tu padre le hacía un buen trabajo a la esposa de mi compañero. Puede que sean rudos, pero lo hacen porque les gusta y eso consigue que la experiencia se sublime. Aunque hay que reconocer que no todas las parejas tienen tanto fuego dentro y son tan complacientes y generosas. Después le llevo la mano a mis tetas y siento sus manos fornidas, debajo del vestido. Le pregunté si notaba la diferencia con respecto a las anteriores… ahora eran casi el doble de grandes, lo justo para que pueda agarrarlos y notar todo el contorno con sus manazas. Deseo ser una Diosa que está ante él para darle el mayor polvo de mi vida.

Me quita la ropa, le aparto las manos y me monto encima de su mástil. No podía estar más erecto. Encima le coloco las tetas sobre la cara. Me termino de desnudar, ya no podía disfrutar más del momento. A todo esto con el chófer conduciendo, como si se tratara uno de esos vídeos que hay por Internet de cámara oculta… ambas parejas follando con la respectiva del otro. No lo podía ni creer. Me chupó las tetas, parándose en mis nuevos pezones rosados. Aquel semental me tenía al borde del orgasmo, mientras veía a tu padre empujar con fortaleza dentro del coño de la esposa consentida del abigarrado macho que no paraba de manosear con fiereza mi clítoris. Pero teníamos sólo 15 minutos para llegar al castillo. No podíamos demorarnos mucho.

Entonces le abro los pantalones y se los bajo a los tobillos… se la empiezo a mamar. Le recorro toda la polla con mi lengua, desde los huevos al glande. Lo hice primero suave, pero cuando entendí que aumentaban sus pulsaciones, me la metí hasta el fondo y absorbí el capullo. No dejaba de mirarle viendo la reacción a mis chupadas. Era mi especialidad. Y es que con esos preciosos ojos mirándome y esa gran polla erecta… Ummm le hacía un morrito al chupar, le deseaba hacer enloquecer de placer. Pero después me la saqué de  la boca, para seguir masturbándole mientras sacaba la lengua ávida de morbo recorriendo la cabezota y metiendo la punta de la lengua en su orificio uretral. Ya no pudo más y se corrió. Esa imagen me mató. Y lo que pasó fue aún mejor. El semen salpicó por toda mi cara y boca. Dejé caer a posta por la comisura de mis labios la lefa, para después recogerlo con la mano y volver a metérmelo. ¡Y me lo tragué enterito! Se aseguré que no le quedaba ni una gota por la hermosa piel de su prepucio. Me lamí lo que cayó sobre mi mano. Me vestía viendo como tu padre acaba corriéndose dentro del coño de la otra señora. Ambos manos deslechados se ataviaron la ropa, yo me arreglé un poco más y sonreí a mi tu padre… me gusta cuando tu padre termina satisfecho de un polvo, y de ese estaba complacido…muy complacido, pero solo acaba de empezar la noche. ¡Ya habíamos llegado! Claro, después de eso ya nada de lo que pudiera ofrecerme la orgía podría mejorarlo… o eso pensé.

Al entrar un montón de chicos me desnudaron con la mirada. Me sentía deseada y eso me hizo excitarme mucho. Mi amigo nos invitó a tomar varias copas, para alegrarme y no sentirme incómoda al pensar en lo que podría pasar. Me solté hablando, llegando a reírme por cualquier cosa… a esas alturas ya nos habíamos intercambiado de pareja, mi esposo con la esposa de mi amigo se sentían muy compenetrados…imagino que después de follar y dejarle toda la lefa en su coño les hizo mucho más cómplices que a mí con el esposo de ella.

El hombre empezó a hablarme de sexo mientras tomábamos una copa de ron con cola, comentaba de lo que podría hacer en esa noche, provocándome un morbo genial. Realmente deseaba hacer algo más que una gran mamada con tragada de lefa… que si bien había sido genial, una tenía el coño babeando por un polvo y sentir una verga horadando mis entrañas, pero mis dudas interiores eran como un muro que me cohibían. Fuimos a una sala. Una vez allí empecé a enrollarme con mi pareja, al tiempo que nos metíamos mano. Entonces aparecieron chicos que se quedaron en la puerta, observándonos. Movida por la excitación, fui quitándole la ropa con sensualidad, dejando caer miradas perdidas, cargadas de lujuria… mi esposo y mi amiga se perdieron entre la gente que merodeaba de aquí para allá. Habían cubículos más privados…no sé.

Estaba sumida en un estado de ensueño, atrapada por el deseo voraz que te corroe desde el clítoris a las sienes. Sonreí, haciendo entender que estaba cómoda con la situación y permitiendo que siguieran observando. Enseguida uno de ellos, se la sacó y empezó a pajearse. Otro siguió su ejemplo, y otro más. En total tres machos masturbándose en mi honor, tres buenas pollas erectas de tamaño nada despreciable…y otro más que se mantenía a la expectativa. La situación me envolvía. Estaba fascinada. Era un mundo fantástico, porque los participantes no hacían nada hasta ver una señal positiva. Ya me lo había dicho mi amigo, que en el momento en el que quisiera parar, sólo tenía que decirlo. No había riesgo en absoluto, porque en ese lugar la hembra es quien ostenta el poder de hacer.

Me dejé llevar y hundí mi rostro sobre su estómago, besándolo. Sentí su verga rozando mi pecho, endurecido completamente pese a que hace solo veinte minutos había eyaculado. Y agaché la cabeza, haciendo que la punta de su verga quedara sobre mi cara. Miré hacia los chicos de la puerta, y al ver que mi acción aceleraba el ritmo de las pajas, se me humedeció el coño. Comencé a comerle la polla como loca mientras me tocaba el coño compulsivamente…me aparté las bragas con la falda del vestido subida para que vieran mi coño chorreante ser pajeado por mis dedos. Estuve así varios minutos, hasta que uno de los chicos, de treinta y pocos años, se acercó con la polla tiesa al alcance de mi mano. No se lanzó a hacer nada, simplemente se colocó a mi alcance para ver qué pasaba o qué era capaz de hacer con ella. Ni tonta ni perezosa, alargué la mano y se la agarré, masturbándolo... era un buen cipote de tronco gordo y muy duro. Los otros dos que se estaban pajeando también se acercaron, y el que sólo observaba se empezó a pajear. Dos más se aproximaron quedando detrás de éste. La excitación era total… no podía más.

Estaba temblando. Tal vez en otras circunstancias no me habría atrevido a hacer nada, pero en ese momento sí me atreví. Me puse a comer dos pollas a la vez…la de mi amigo y la más gruesa, de la que apenas me cabía la cabezota de su glande. Una me la metí en la boca, la otra la agarré con la mano y la de mi amigo la dejé suelta. Pero, por alguna extraña razón, me corté. Dejé las pollas y me acerqué a mi amigo. Se lo comenté y fue él quien habló por mí. Dijo que no estaba preparada para llegar tan lejos, que era mi primera vez y que estaba descubriendo este mundo. Los chicos lo aceptaron sin más y se fueron a otra sala.

Le dije a mi amigo que iba al baño un momento. Fui, me refresqué un poco el cuello y los brazos, pues sentía un calor que no era normal, y salí. Él me estaba esperando fuera. Se acercó y me dijo “¿Creías que no vendría?”, y estuvimos un rato hablando. Y pensé… “Quizás el espectáculo deba continuar ahora entre nosotros…mmm…” Empecé a excitarme muchísimo de nuevo…Pero lo que yo deseaba en verdad era besarle y, sin pensarlo y dejándome llevar, lo hice. El me correspondió dándome su lengua, su húmeda y caliente lengua, que se unió a la mía, pareciendo una sola. Me agarró de la cintura para acercarme más a él y así pude notar la dureza de su miembro, pegado a mi….ufff…

Así estuvimos un rato, bailando muy juntos, entre la gente. Acerqué una mano a su abultada bragueta, la bajé y comencé a acariciar su polla endurecida, que estaba ya durísimo. No podía esperar más… hubiese empezado a chupársela allí mismo. Pero había demasiada gente alrededor, así que le cogí de la mano y le llevé hasta un reservado…, estaba al aire libre, pero algo alejado y más oscuro de lo normal, hecho a propósito para las parejitas muy calurosas que quisiesen darse el lote con fresco, ya sabes.

El deseo iba en aumento, era algo increíble. Llegamos y se sentó en un sofá. Me senté de lado encima de él, sintiendo su gran tranca que luchaba por salir. No parábamos de besarnos, al mismo tiempo que metía sus manos por debajo de mi suéter, acariciando mi espalda con las yemas de sus dedos, besando y chupando mi cuello, bajando por mi escote… y todas sus caricias me ponían la piel de gallina. Notaba cómo su polla crecía más y más, por la presión que sentía en mi costado…ufff… cómo quería comerla, cómo deseaba tenerla dentro de mí.

Metió una mano por mi falda y sus dedos retiraron delicadamente mi tanga, que estaba muy, muy mojado. Jugaba con los labios, acariciándolos de un lado a otro lentamente primero, y agarrándolos un poco más fuerte después. De vez en cuando, sacaba la mano y chupaba sus dedos impregnados de mi jugo. ¡¡Qué morboso me resultaba aquello!!! Ufff… Y, tras ello, me volvía a besar, cada vez con más pasión… Esos besos me encantaban, pues me excitaba muchísimo el sabor y el olor de su boca edulcorado con el de mi chocho.

Metía un dedo en mi totalmente mojado coño y yo gemía. Sabía que pasaba gente por ahí, pero me daba lo mismo porque todos estábamos a lo mismo. Además, no creo que se percatasen. El hecho de pensar que podía haber alguien mirando no me hizo avergonzarme, sino más bien todo lo contrario. Me resultó aún más morboso y se lo susurré al oído y nos pusimos mucho más cachondos los dos…Siguió con sus dedos en mi coñito, acariciando, jugando, penetrando, e hizo que me corriese un par de veces. La segunda vez, mientras me corría, entre gemidos y jadeos, sentí que una mayor cantidad de líquido se deslizaba por mis muslos, empapando su mano y llegando incluso a mojar un poco sus pantalones.

      ¡¡Qué corrida, madre mía!! La próxima vez quiero beberla, que mi lengua lama tus flujos – me dijo, con lo cual me mantuvo igual de excitada o más…ohhhh…

      Fóllame yaaa….Dame tu polla cabrón… ¡¡Y no pares hasta vaciar tus cojones dentro de mi útero!! Deja que mi coño la trague entera. ¡¡Jódeme sin parar, cabrón… como si fuese tu puta!! – le insté yo, sin poder esperar más…

Me levanté y me coloqué con las piernas abiertas encima él. Desde detrás no se veía nada…, sólo la postura era insinuante y bastante clara, pero no dejaba ver nada explícitamente. Saqué su polla con mis manos y comencé a masturbarle, frotando con mis suaves palmas, con las yemas de mis calientes dedos, con las puntas de mis uñas, rozando, arañando suavemente la delicada piel de aquel mástil… Seguí así un momento más subiendo bajándole el prepucio, hasta que la sentí preparada para entrar en la húmeda cueva del placer… ¡¡¡Madre mía!!! La había visto tan dura durante toda la noche que no veía el momento de tragármela por mi coño… ¡¿Ya os he comentado que me gustó su tamaño?! Pero claro, no era lo mismo que con el magreo con los otros…no estaba igual de tiesa ni de dura que ahora… ¡¡Así que menuda polla tenía!!

Entonces, vi que cerca de nosotros que se sentaba una pareja. Nosotros nos miramos, les echamos una descarada y lasciva mirada… estaban mirándonos, pues seguramente no sabían si lo que veían era lo que creían o solo imaginaciones, y le dije a mi amante…

   –      Ahora vamos a follarnos delante de ellos. Quiero que vean cómo lo hacemos. Creo que quieren aprender, ¡¿no te parece?! Parecen muy jóvenes, jajaja…

Y mi voz sonó, silenciada por el alto volumen de la música que sonaba, entre tímida y muy atrevida…como si de un reto se tratase.

    –      Síiii…síii…Cabálgame sin parar. ¡¡Qué nos vean follar…!! – Atinó a decir él.

Su verga se empezó a abrir camino entre mis gruesos, excitados y depilados labios, rozándolos mientras entraba en mí. Era bastante gruesa, por lo que entraba poco a poco y, cuando ya estaba a punto de llegar al final, alzó un poco sus caderas para que recorriese el último trecho del camino, del cálido y húmedo camino a mi intimidad. Y esa embestida me hizo gemir con más fuerza “Ohhh… Uhhh…Uhhh…”. Agarrándome a su cuello y arañándole fuertemente en el hombro… ¡Joder como me ensanchó la boca del conejo! Una vez totalmente dentro de mí, comencé a moverme, a cabalgarle, como dijo él, sintiendo su polla moverse al compás de mis saltitos. Y cómo me estaba poniendo esa fricción, ese roce de su polla entrando y saliendo de mi coñito, cada vez más rápidamente. A veces, miraba de reojo a la otra pareja. Estaban en lo suyo, calentándose muchísimo…, aunque le vi a él un par de veces quedarse fijamente mirándonos.

Aquello le ponía a mil, y yo lo sabía, de ahí que yo hiciera que la situación fuese todavía más morbosa, pero mucho más. Por ello, mientras follaba como una loca a mi chico, miraba al otro, quería ponerle cachondo también a él, mostrándole a las claras como la verga de mi amante se insertaba en mi coño hasta desaparecer por completo hasta los mismos huevos, una y otra vez… y lo conseguí, porque, sin dejar de mirarme, empezaron a imitar nuestros movimientos.

Yo me sentía como en una nube… el alcohol que había tomado, que no siendo mucho, pero me afectó demasiado, y todo lo que mi pareja me estaba haciendo sentir esa noche, me producía esas sensaciones tan extremadamente placenteras. Miraba a mi compañero y le besaba comiéndole la lengua, recorriendo con la mía su boca entera…paladar, dientes y lengua que se cruzaban transfiriéndose la humedad. Al mismo tiempo, sintiendo sus grandes y rugosas manos en mi espalda, acariciándome con exuberante masculinidad… Yo seguía moviéndome sin parar en un frenético baile sobre su polla. Esa verga la que sentía cada vez más grande, más gorda…más dura.

Cuando me agarró fuertemente de mis nalgas supe que iba a correrse… Yo también me agarré a él, y sentí cómo su verga empezaba a endurecerse e incluso a hincharse más para acabar vaciándose en mi interior. Noté un gran chorro de esperma salir de su polla, junto a un rugido animalesco que salió de su boca, y cómo me llegaba a mí también un gran e intenso orgasmo. Para acallar un grito, tuve que besarle, mantener mi boca y mi lengua ocupadas. Conseguí no gritar, pero no parábamos de gemir los dos, nuestras respiraciones entrecortadas, entre jadeos y más jadeos. Algo que me encanta y me pone mucho, muchísimo es que mi pareja sea tan expresiva como yo o más. ¡¡Y él lo es….qué gusto!!

Su orgasmo fue alucinante, pues su verga no dejaba de expulsar leche, que se mezclaba con mis jugos, que también eran alucinantes. Seguí moviéndome un rato más, sintiendo mi vagina contraerse en fuertes espasmos, succionándola o mamándola de tal forma que ayudaba a continuar con la erección y los duros disparos de lefa contra mi fondo vaginal… era como para no dejar salir esa polla que albergaba y que la llenaba de aquella manera…hasta que sentí que se iba relajando. En unos segundos percibí cómo perdía fuerza, dureza y tamaño…mmm…era una verdadera pena.

Nos quedamos así un rato y, después, agarré su gran polla y se la mamé un poco para dejarla bien limpia… mi coño chorreaba esperma, pero él no se animó a comérmelo. Pienso que a los tíos no le gusta probar la lefa tanto como a nosotras, pero lo que no saben es que a nosotras tampoco nos gusta al principio pero luego te acostumbras porque mamar una buena polla lo compensa. Acabados me dispuse a guardarla bien en sus pantalones… Miramos a la otra pareja, que ya estaban follando, sin parar…

      Qué juguetona es… ¿Quiere más fiesta, eh? Ja, ja, ja – dije entre risas, pues volvía a endurecerse…

      Sí, lo es… Pero aparte, es porque le ha gustado mucho tu juego.

Pero no podía ser, pues teníamos que marcharnos. Propuso llevarme a casa y acepté, con un cálido beso. Se quedó conmigo un rato, pero cuando llegaron su esposa con tu padre decidieron quedarse la pareja, mientras que papá y yo nos marchamos al ver que estaba cohibida e iba a ser complicado abrirme el coño para follarme allí. Fue a mear… tardó más de lo normal, pienso que encontró fiesta con otra chica. Yo los esperé en la barra del bar y cuando terminaron nos fuimos.

Tal vez podría haber llegado más lejos, y realmente lo deseaba. Pero no pude. Era mi fantasía de andar con varios a la vez y, debido a mi cortedad de esa noche no lo hice, sabía que tenía tiempo para realizarla. Así que me tranquilicé un poco y esperé una oportunidad que surgiera con mayor naturalidad. Además de quedar con esta pareja, seguimos quedando con otros amigos. La noche ya había sido perfecta en cierto modo, tu padre me contó que se folló a varias más además de a la esposa de mi amante… justo cuando fue al aseo antes de marcharnos se tiró a una puta ofrecida que se le puso a cuatro patas contra la pared del baño… embriagada o drogada le dio el coño. De madrugada nos volvimos al hotel.

De esta manera disfrutamos de encuentros swinger, nudismo entre amigos y en casa solos tu padre y yo…no nos perdíamos una fiesta con final feliz…. Luego viniste tú a alegrar nuestra vida de una manera diferente que no habíamos imaginado. Eso es todo.

    –   Así terminas de contarme tu vida ¡¡Cuánto te lo agradezco mamá!! Pocas madres lo hacen con la naturalidad que narras cosas tan brutales referidas al sexo.

   –   ¿Ves que no te mentimos papá y yo? Hemos compartido juntos mucho sexo con otras personas, y eso nos ha reforzado el amor mutuo…

   –      Pues razón de más para que me lo prestes, y lo compartas conmigo al 100%. A él también le gustará revivir sus días con la chiquilla de María… y a su auxiliar bien puedo reemplazarla también en parte de su trabajo.

   –      Sé que te mira tus tetas, son enormes, más grandes que las mías a tu edad y naturales… las adoro.

   –      No pueden estar más firmes…Bueno mamá, si quieres toma y chúpamelas…, a cambio déjame follarme al viejo. ¡No te imaginas como me arde el coño cuando os veo follar!

    –      Bueno le diré a ver si quiere que comencemos con hacer un trío completo… déjamelo a mí, porque ya sabes cómo se pone cuando hablamos de tu virginidad, pero tampoco deseamos que dañe con lo gorda y larga que la tiene…, y por eso no quiere.

    –      Como no va a querer follarme papá, si soy joven, con el coñito relleno y unas ubres grandes y muy apezonadas. Lo demás como todas, una hembra muy puta con el coñito desesperado por tener ese garrote abriéndole las carnes por dentro.

    –      Sabemos que te gusta mucho el sexo, como a nosotros. Solo que deseamos cubrir las etapas poco a poco a medida que tu cuerpo se desarrolle.

    –      Es que no quiero meterme nada que me pueda romper el  himen… quiero que sea papá quien lo haga.... Deseo que sea él que vaya acostumbrando mi coño a distintas dimensiones de verga sin asustarse.

   –      Veremos cómo reacciona…esperemos que favorablemente. Luego a la noche cuando lo tenga a punto de correrse en mi coño… se los cuento. Es cuando más vulnerable es y todo lo que deseo de él lo suelo obtener pidiéndoselo en ese momento. ¡¡Para algo nos tiene que servir el coño dándonos tan putas a nuestros sementales!!

 




(El desvirgue)

Aquella mañana desperté primero y preparé el desayuno, era un día nublado, parecía que iba a llover. Salimos a caminar por el centro, mamá y yo. Hablábamos de temas generales, en los pequeños silencios de la conversación, pensaba… "Tengo que decirle a mamá, que papá ayer me excitó todo mi cuerpo. Tengo que decirle de nuevo que quiero sentirle dentro de mí y no sé cómo hacerlo…porque es su esposo, es suyo y no mío, esta actitud puede resultarle violenta. Si se enfada me pierdo las vacaciones, ¿mi ardor es para tanto riesgo? Pero y si me quedo a solas con él, y le dejo hacer como que acepto su idea ¿Qué idea? ¡No puede ser cierto lo que estoy pensando… deseo follar con mi padre! ¡Definitivamente no… me puedo quedar preñada de él! Pero papá me gusta tanto… ¿Estoy enamorada de mi padre…? ¡No puede ser! Eso no suele ocurrir entre una hija y su padre… ¡¿Y si lo es?!  Si me toca me gusta tanto, como me masajea mis tetas y mi coñito. Ya he notado su leche y he visto cómo se corre encima de mi vulva dejándomela totalmente enlechada… ¡Menuda cantidad de esperma se saca de sus huevos! ¿Qué queda ahora…? ¡Ha sido en presencia de mamá, ella está de acuerdo! ¿No? De ahí a me metérmela solo es un pequeño paso… ¿O es un gran paso? No sé, me habla quedito, diciéndome que no va a ocurrir nada, soy suya y adoro que me haga más. Sin embargo, tengo miedo de que me penetre… la polla de papá es grande y gruesa, muy gruesa, ¡¡Si me la mete duro me manda al hospital!! El coño de mamá está acostumbrado es amplio y tragón, el mío es pequeño y estrecho…aún sin estrenar, eso no puede retrasarse… cada día me arde más el coño cuando estoy con ellos haciendo sexo, me alivio con el dedo o su lengua ¡¡No deber ser igual a ser FOLLADA!!¡¡Qué confusión Dios mío! Bueno, en definitiva tengo su palabra de que “no va a ocurrir nada que yo no desee”. Esto es lo único que me salva, espero que lo cumpla. Aunque queda abierta la posibilidad de no cumplirlo. ¿Y cómo no lo va a cumplir es mi padre? ¿Me va a obligar a violar? ¡Eso es imposible! ¡Si, definitivamente es imposible!

Seguimos caminando mamá y yo hasta que llegó la hora del almuerzo. Comimos en un restaurante los tres cerca de la oficina de papá. Estuvo serio, casi como enojado, de todos modos se comportó de manera amable, hablaba y contestaba a las preguntas de mamá y seguía con interés todo mi cuerpo en mis variadas poses… yo me mojaba la rajita estando muda. Ese incómodo silencio me llevaba a inventar otro tema trivial, que él seguía con cierto interés hilando muy bien… mi padre es bastante culto y tiene un buen don de gentes.

      Está por llover, vamos a casa antes que nos mojemos, dirigiéndose a nosotros a mama y a mí. Los nubarrones de primavera suelen aparecer de repente, eran negros.

      Está bien, contesto mamá… puede que llueva granizo en esta época.

Llegamos a casa e inmediatamente se descargó una lluvia torrencial. Y mamá continuaba con sus náuseas, se tomó un paracetamol y se metió desnuda en la habitación de matrimonio a dormir la siesta, mientras papá y yo nos quedábamos en la sala en silencio. A mis 12 años, nadie me había tocado mi cuerpo como lo había tocado mi padre los días que llevábamos en la nueva etapa nudista en casa. Fue al baño, yo estaba nerviosa por su seriedad, ¿Qué estaría tramando? Se oía desde el salón el chorro de la gran meada… ¡Todo lo que le sale a Papá de su polla es siempre en cantidades cuantiosas! Salió del baño con su rostro sonriente, me daba paz su sonrisa desde que tengo conciencia. Me tomó de los hombros, me miró a los ojos y me dio un profundo beso en la boca. Era la primera vez que lo hacía de esa manera… durante el sexo grupal sí formaba parte del juego, así no. Metió su lengua bien adentro, yo la tomé entre mis labios y la succionaba. Eso lo puso muy caliente, me siguió besando una vez, otra vez y otra, y otra vez más, esta insistencia en los besos metiendo lengua marcaba que algo diferente iba a ocurrir. Ya no era lo que había pasado con mama o entre nosotros, en donde acababan follando delante de mí o ambas pajeábamos al macho para acabar encima de mi coño, pubis y barriga con esos largos y espesos chorros de leche.

Yo estaba excitada y nerviosa, el corazón estaba por salir del pecho, tenía una insoportable taquicardia. Me llevó de la mano a mi cuarto. Se comenzó a sacar la ropa como de costumbre y con una mirada autoritaria me hizo saber que yo también debía desnudarme…, ambos ya deberíamos estar desnudos, casi siempre era yo la primera que me desnudada según la costumbre de los últimos tiempos. Le pregunté por mamá, que estaba al otro lado, en la habitación de matrimonio, me dijo que ya lo habían hablado y que él como padre y  semental de la casa decidiera el momento oportuno. Entendí que el momento de desvirgarme, porque todo lo demás ya lo habíamos hecho, hasta mamársela y tragarme toda su leche, por cierto un poco de asco la primera vez, pero poco a poco me fui acostumbrando a tomarle el gusto.  Además mamá no estaba bien, las náuseas le producían malestar.

Era la oportunidad propiciatoria para hacerlo. Quedamos los dos desnudos en la cama, y él tomó mis tetas y se lo llevó a la boca, dio un giro en señal de querer colocarse en posición de 69… me ayudó poniéndose mi coñito en su cara, y yo me metí su polla en mi boca también, solo lo que pude… el glande y poco más. Así estuvimos un rato chupándonos, los dos estábamos muy calientes. Esto era algo que habíamos practicado bastantes veces y se nos daba bien. Me recreaba en su glande, lamía el tronco y llegaba a su huevos, lo cuales eran objeto de mis chupones y lamidas. Me gustaba su textura y esponjosidad, son muy grandes por eso me encantan…, los trato con delicadeza, sobre todo por saber que ahí albergó la lefa que me engendró, la fuente de mi ser ¡Eso me ponía a mil! Por su parte me comía muy bien el coñito, lo sentía muy rico y hasta lograba correrme, clavaba su lengua en el coñito follándolo, y me castigaba con su lengua y labios el clítoris. Hasta lamía mi ano y luego volvía a mi rajita. Con solo 13 años, ya imaginan que era de detonación fácil y rápida… en nada alcazaba el orgasmo, sin embargo papá era duro de pelar… Yo nitroglicerina, Él dinamita… no era fácil sacarle la leche, y eso nos gusta a los dos. Continuaba tragando polla y pajeando el tronco con una mano y la otra masajeándole los huevos, deseaba estimularlos bien. Luego se levantó, se dirigió a un mueble cerca del baño. No veía lo que hacía, me tapaba con su espalda, me fijaba en su terso culo y me tocaba la raja buscándome el clítoris estaba muy salida. Tardó un momento, parecía que buscaba algo. Al rato se dio la vuelta, ahora era su pollón bamboleante como un badajo de campana en el que me fijaba. Caminó en dirección a la cama, y vi que traía una toalla en una mano y un frasco de vaselina en la otra. Ya no tenía ninguna duda sobre lo que estaba por ocurrir, pero no sabía bien el uso del mejunje, solo se me ocurrió la follada anal.

      No papa, por favor, no. No quiero, me va a doler, te lo suplico, no quiero.

      No seas estúpida, no hemos llegado hasta aquí para que ahora te eches atrás, dijo como dando una orden.

      Por favor, dijiste que no haríamos nada que yo no quisiera, y yo te juro que no quiero.

      No me hagas perder el tiempo, también te dije que tú no sabes lo que deseas, ¿no te quedó claro con eso?

      Pero yo no lo deseo.

      Confía en papá, te va a gustar, ¡¡me vas a pedir por favor que no pare!! A mamá le encanta, así que no veo el motivo por qué a ti no.

Esto último me sonó vulgar, grosero, y me dio más miedo aún, al ver como a mi madre se la clavaba a fondo hasta los huevos… si me hacía eso con su larga verga me llegaría hasta la boca del estómago, ya no hablamos la anchura ¡Menudo desgarro de coño me esperaba!!

      Por favor hablemos, tienes una polla muy grande papá, ¡¡Me vas a reventar, no voy a poder aguantarlo!! Mi coño es muy pequeño para tu verga…

      Al principio te va a doler, no te lo niego, pero después lo vas a disfrutar. Las vaginas dilatan bastante como para albergar cualquier tamaño de polla.

      Por favor, no quiero papi, dame más tiempo a que mi coñito se haga más grande, ahora no, dije al borde de las lágrimas.

      Hija, mamá y yo dejamos claramente que ibas a ser mía, que esto no tenía vuelta atrás. Y tú siempre has estado de acuerdo… que lo querías dijiste siempre.

      ¡¡Pero.., pero paaapá!!

      Espera, escúchame, esto es lo último que voy a decir. Cierto que no puedo obligarte, jamás utilizaré a la fuerza para hacer nada que no desees, pero has de tener en cuenta que nadie te lo va hacer mejor que papá, en casa y con amor. El otro camino es que cualquiera te fuerce o algo peor… puedes terminar violada y golpeada.

      Yo quiero ser mujer, deseo saber lo que se siente, pero me da miedo lo grande que es tu polla… me vas hacer daño.

      Por eso no te preocupes, yo te cuidaré como siempre… si elijes este camino, solo saldrás un poco dolorida. De ti depende, y no hablo más del tema.

Quedé unos segundos reflexiva, al ver que no tomaba una decisión positiva de continuar, papá cogió su ropa y se dirigió a la puerta para salir de mi cuarto. Me miró antes de salir, le dije que adelante… que me hiciera suya. Sin mediar palabra alguna más me dijo…

      Ahora acuéstate de espalda. Quiero empezar mamando ese bonito coñito que tienes.

Hice lo que ordenó, me recosté de espaldas contra la cama y recogí las piernas, estaba temblando de excitación o miedo del trabuco que me pensaba meter en mi vientre, contuve mis lágrimas y esperé a que hiciera lo suyo, metió mis tetas en su boca y con uno de sus gruesos dedos buscó introducirlo en mi coñito… se encontró sin mi resistencia. Luego de mover en círculos comenzó a entrar lentamente, pudo meterlo hasta la mitad, en ese momento lancé un suspiro. Luego me mordió un pezón y jugó con la punta de su lengua, la movió en círculos hasta que consiguió ponérmelos bien duros. ¡Ay dios! Realmente lo estaba disfrutando y me estaba relajando, pero por momentos pensaba ser una alucinación y que pronto despertaría. Sacó su dedo y volvió a introducirlo despacio otra vez hasta la mitad, esta vez con mayor facilidad, la lubricación era notable ya.

      Ya estás lista, dijo en un tono más calmado.

Esa frase me hizo sentir terror pero también un intenso calor de pura excitación. Se posicionó en frente de mí y me levantó un poco más las rodillas, su verga se veía más gruesa aún, era un tronco de abedul centenario. Apoyó la punta en mi agujero y sin meterla recorrió la raja abriéndome los labios… llegó al clítoris y lo frotó con tus hinchado capullo. Hizo el camino de regreso escarbando mi coñito, hasta posicionar el cabezón en la entrada.

      Despacio papá, por favor, alcancé a decirle suavemente

Y sin contestarme comenzó a presionar. Entre la estrechez de mi rajita, y el grosor de su tranca, no se logró ningún avance pese a la dureza encomiable del vástago que intentaba perforarme, ¡¡Se veía tan desproporcionada su gran verga con mi cuerpecito!! Yo hice un gesto negativo con la cabeza como diciendo "así no va", tomó nuevamente la inserción de sus dos dedos, movió hacia ambos lados para dilatar y luego volvió a posicionase. Estuve por pedirle nuevamente que vaya despacio, pero temí contrariarlo y que tomara la decisión de darme toda la verga en mi coñito de un solo envión y callarme definitivamente de un pollazo. Mi respiración era profunda, mi corazón latía a mil. Estaba turbada de excitación como nunca había experimentado jamás. Solo pensaba en la vergüenza de ir al médico con el coño rasgado, y el consiguiente problema de papá en explicarle por qué había ocurrido.

Nuevamente apoyo la punta de su cipote, y esta vez pudo ganar un poco de terreno, la gruesa cabeza comenzó a introducirse y un punzante dolor me invadió completamente. Miraba como entraba expandiendo mi raja, formando dos mofletes franqueando el venoso y duro tronco de la virilidad de papá.

      Ayyy, no, por favor, duele, dije gimiendo

      ¡¡Cállate, hija, que se va a escuchar!!

Siguió empujando muy lentamente, pero sin detenerse, hasta que entro la más allá del glande, quedando arropado por completo. El dolor se hizo más agudo, más penetrante.

      ¡¡Ayyy, como duele, papá, me estas matando…!!

      Shhhh, cállate nena… aguanta como una mujer ¡La cabeza ya te entró! Está tocando tu himen, y lo tienes muy bien cerradito. ¡Tengo que romperlo con fuerza!

      Sí papá… lo noto, siento como me los rasgas ¡¡Me estás rompiendo el himen papi!!

¡Ya entró el gordo y duro cabezón de su polla! Pensé. Yo no soportaba más, y todavía faltaba ese enorme tronco venoso rompiendo lo que quedaba de tela virginal. Estuve a punto de empujarlo hacia atrás y salir de mí posición, pero recordé sus amenazas de que alguien lo tenía que hacer y no deseaba acabar como una puta mal follada por cualquiera… al menos era papá y me trataría con amor. Retomó la presión, el tronco se estaba deslizando lentamente gracias a mi lubricación y a la extrema dureza de la verga. Quedó como atascada en la zona del himen… lo forzó con presión.

      ¡Ayyy, por favor, sácamelo un poco papá! No aguanto más, me vas a desgarrar. Es muy gruesa tu polla, no puedo, por favor, no puedo, me duele mucho, me duele. Decía entre sollozos.

Ante la dificultad de perforar mi himen con facilidad con el empuje por presión, papá deicidio tomar una drástica decisión. En ese momento levantó mis piernas por sobre sus hombros, tensó su cuerpo y apretando las nalgas afianzó de un golpe su miembro viril y lo insertó hasta la base, rasgando mi virginidad de por vida. Fue un terrible dolor, sentí que se abría mi coñito como si fuera penetrada por un cuchillo. Era un dolor casi insoportable.

      Papá, por favor no puedo más, me estas matando a pollazos, me duele mucho, no puedo más, ¡¡Sácala por favor!!

      Ya está hecho lo peor cariño… la tienes casi toda dentro. Solo aguanta un poco más. Madre mía que buen coñito tienes cariño… ¡¡Hay hija qué apretado tienes!! Y que caliente me estás poniendo putita.

      Hay Dios mío, no puedo más papi ¡Sácamela, no puedo, no puedo!

En ese momento empezó a moverse. A cada metida el dolor se iba mitigando cada vez un poco más… me sentía bastante caliente, tan caliente que me encantaba la follada de mi padre. Estas palabras comenzaron a calentarme a pesar del dolor remanente del pollazo de desvirgue…, comencé a correrme e inmediatamente lo percibió.

      Ves hija, te estás calentando tú también… ¡Cómo me gusta follarte y metértela bien adentro, ahhhhh, siiiiii, que calentura, siiiii, como te gusta, ahhhh, siiiii igual que a mí.

El dolor seguía ahí, pero un poco más leve de todas formas. Los empujes de mi padre, que cada vez eran más fuertes, me hacían verlas estrellas.

      Ahhhh, sí nena, ya estoy a punto de correrme…no puedo más ¡Siiii, ahhhh, siiii!

      Si, por favor acaba papá… no aguanto más, me estás matando, por favor acaba.

      ¡Te voy a llenar cariño… te voy a dejar bien llenita de leche!

      No papi, nooo sácala no quiero quedar preñada de ti. ¡¡No quiero estar preñada aún!!

      ¡¡Eso no puede ocurrir cariño…aun no tienes la regla!! ¡No te puedes quedar preñada!

Era cierto, pero yo no pensaba que fuese necesario tener la menstruación, solo bastaba con que un semental se corriese dentro del coño para preñar a una hembra. Mi padre bombeaba con ritmo a media polla dentro de mí, si penetraba más llegaba a la pared vaginal y su glande me golpeaba haciendo tope. Me sujetaba de sus brazos como pilares musculados, para elevarme y aliviar un poco la presión de su verga en mi coñito. Con ese movimiento, también colaboraba en el mete saca, eso le gustó a papá me sonrió y yo a él, las sensaciones eran raras, nuevas y excitantes. Era agradable ver la cara de mi padre follándome, su masculinidad en la máxima expresión abotonándome el coño hasta el estómago. Luego paraba el ritmo, introduciendo despacio un poco más de tranca dentro de mi útero… su glande era el pionero abriendo camino en mi intimidad. El dolor se mitigaba con la exacerbación del coito, mi cabeza daba vueltas con repentinos mareos, la tensión se disparaba al notar el roce su polla apurada por mis pareces vaginales, y con todas las terminaciones nerviosas excitadas por aquel macho que me follaba por primera vez. 

Ya no podía más, sentía como llegaba una explosión de place, y en ese momento se produjo el orgasmo, el gran orgasmo, justo al percibir un líquido caliente que me recorría por dentro disparado por la verga de mi padre. Afortunadamente su glande comenzó a achicarse y con esto, con el dolor mitigado cediendo espacio al placer, el llenado de mi útero se realizó placentero. Notaba la presión de los chorros contra las paredes de mi vagina interna, al tiempo que mis esténtores contraían mi coño electrificando el resto de mi cuerpo.

Durante los segundos que duró la inseminación y mi clímax, me sentí diferente, más mujer y por fin su hembra…. Me hizo muy feliz, todo había valido la pena. Ahora comprendía que mi padre me amaba sobre todas las cosas, me sentía avergonzada de haber pedido que parase ante su insistencia. Al fin salió de dentro de mí, y tras su capullo un reguero de semen. Sentí un gran alivio. Al cabo de unos minutos recuperando el aliento, me levanté, me limpié con la toalla y me acosté en mi cama de nuevo. Tenía un sentimiento de placer y rencor, con sentimientos encontrados entre agradecimiento por haberme hecho mujer y a la vez me sentía ultrajada mi virginidad para siempre. Papá se quedó inmóvil estirado de espaldas sobre mi cama, extasiado de placer, había logrado lo que quería relajando sus gónadas, las había vaciado por completo y rellenado mi vientre…todo su esperma lo tenía en mi coño o sobre las sábanas manado de mi rajita. Lo odié más por esto de haberse satisfecho y no darme un achuchón de postcoital. Al instante se quedó dormido, me abracé a él descansando sobre su pecho… ahora era su  hembrita nueva y él mi semental y amo de mi coñito.




 (Las vacaciones) 

Ese verano, las vacaciones serían distintas a las de otras veces, una cama matrimonial para los tres… mis padres me habían integrado en sus relaciones sexuales cotidianas, una vez que había sido desvirgada oficialmente, y digo esto porque ya le había sacado la lefa a papá con mi coño innumerables veces, pero mi himen dejó de estar intacto solo unos días antes de irnos de vacaciones. No veía el momento que el pollón de papá me rompiera por dentro, hasta aquel día de tormenta de verano…tuve mis miedos pero al final resultó magnífico, papá se portó muy generoso conmigo y todos mis dudas se disiparon tras la rotura de mi virginidad ¡Wuau! Nunca pensé que entraría todo el cipote de papá en mis entrañas, sin embargo así fue… ¡hasta las bolas! Como se suele decir.

Ya no hubo marcha atrás, mamá y yo compartíamos a papá…de manera extraña le permitía follarme más a mí, como si ella se sintiera más indispuesta, en esos momentos no le di más importancia que la de la novedad de ser yo el “nuevo coñito” de mi padre. A todo esto en unas semanas nos íbamos de vacaciones, y mis ellos pensaron en lo idóneo de abandonarnos en un lugar extraño, ajenos a las miradas inquisidoras o murmurantes de gente que nos conociera. Marchamos a Málaga…Cuando llegamos a un hotel muy particular, nos comentaron que la playa nudista exclusiva para el hotel estaba cerca, por si nos apetecía ir. Nosotros estábamos acostumbrados a estar desnudos en casa, en especial los fines de semana, incluso en los últimos meses, mis padres era más desinhibidos si cabe… se ponían a follar en cualquier lugar sin importarles que yo estuviese a su lado. Ni tonta ni perezosa, aprovechaba el calentón de mis progenitores y me tocaba hasta correrme, mostrándoles como lo hacía…, eso a mi padre le encantaba y en nada arremetía con más ganas bombeando a mamá hasta llenarla de leche. Al estar ya desnudos, todo era más fácil.

Ella también lograba correrse, a veces me invitaba a colaborar masajeándole el clítoris….Últimamente era a mí a quien más follaba papá del mismo modo, en presencia o no de mamá…Me gustaba gozar de la tranca venosa y ancha de ese gran semental ¡Joder que pedazo de trabuco! Y las ganas que tenía de sentirla dentro de mi coño, hasta mamá colaboraba rozando su tranca, haciéndose con la masa de sus pelotas masajeándolas y frotando mi clítoris. Luego nos besábamos como lesbianas salidas y me chupaba los pezones, en tanto su marido penetraba con furia la dura y astada verga hasta los mismísimos huevos…una y otra vez en lo más hondo de mis entrañas.

He de destacar que mis padres ya habían estado en playas nudistas, pero desde que nací no habían vuelto a ir. Me preguntaron si me apetecía y les dije que no me importaba si iba con ellos, además ahora, en mi nueva situación dentro de casa… con el rol de la nueva hembra de papá y consentida de mamá, me sentía segura de mi desnudez y no me afectarían esas miradas que suelen intimidar a otras chicas nudistas de mi edad, que suelen pasar una mala época, abandonando algunas de ellas el nudismo temporalmente, aunque luego, lo retomen más adelante… todo eso lo supe después en mis largas charlas con conocidos nudistas que tuve durante la estancia en aquel hotel especial.

Una vez en la playa nos dimos cuenta que había mucha gente del hotel y nos llamó la atención como los hombres al pasar, sí que se fijaban en mi cuerpo… me echaban  miradas de deseo, sobre todo los más maduros… ¡¡Curioso que los que me llamaban más la atención, poseían buenas pollas….!! ¡¿Por qué sería…?! Lo dejo a su lucubración.

Al lado de donde estábamos, había otra pareja, con una hija también, aunque me pareció mayor que yo…, mi madre, al oírles hablar en francés y por su aspecto físico de rubio a pelirrojo, nos dimos cuenta que eran extranjeros, luego supimos que eran belgas con ascendencia escocesa. Estuvimos varios minutos mirándonos insistentemente, yo era el centro de las miradas del padre, de eso se dio cuenta mamá y le comentó a papá…

    –      ¿Te das cuenta de cómo miran a Lorena?

    –      Sí, ya me he fijado. No pensaba que la fueran a mirar tanto a la niña…que estarían acostumbrados teniendo ellos una de casi la edad de ella.

   –      ¡¡Tú tampoco le quitas ojo a su hija!! ¡Mira que os gustan las jovencitas pelirrojas…!

   –      Es que está tremenda con esos muslos que tiene y esas tetas tan grandes casi como las de su madre, a pesar de ser poco mayor que Lorena, pero está muy rica.

   –      Pues ya ves que la tuya también debe estar muy buena para los demás. Es que los hombres no pensáis más que profanar coñitos… y cuanto más apretados mejor.

  –      Bueno, es lógico… en el fondo somos animales con instintos básicos de procreación.

   –      Ya, si es normal… no creas que me molesta. – Me miró buscando mi complicidad en sus palabras, – A todas las mujeres nos gusta la parte animal que tenéis los hombres, nos gusta sentirnos vuestras, mimadas y amadas… además de protegidas. ¡¡Qué puedo decir de ti que me salvaste la vida en aquella playa!!

Entonces hice lo que toda persona debe hacer y no lo dudaría con cualquiera, mucho más con esa nena hermosa…, aunque Lorena es más delgadita y aparenta menos edad, nuestra hija es muy guapa con un cuerpo muy bonito y llama la atención…

En ese momento me puse un poco celosa, sin pensarlo me abalancé sobre él, poniéndome encima de mi padre para jugar dándole besos muy mimosa, de una forma que a los ojos de los demás pudiera parecer un juego tonto, cuando en el fondo deseaba que metiese mano en mi coñito…,  lo que a mí me daba cierta vergüenza pero eran puros celos los que me movieron a realizar tal maniobra, al ver que papá pudiera desear a una niña que no fuese yo. Me frotaba con todo mi cuerpo sobre el suyo a modo de masaje corporal, le besaba el cuello ceñidos…yo parecía un coala abrazado a su soberbio árbol. Mi cuerpo ocultaba la enorme erección de papá, su verga presionaba desde mi coñito hasta el ombligo…, allí solo se podría ver a una nena muy acaramelada con su papi bajo la sombrilla.

Papá me susurraba como la gente se fijaba más y tenía miedo de que pudieran señalarnos, porque además, la erección de mi padre era evidente…, mamá dejó que yo hiciese con su marido dándole conversación al tiempo que su hijita se frotaba sobre su cuerpo varonil, sin embargo, sorprendentemente todos siguieron a lo suyo, como si fuera algo normal. Notaba la polla erecta de mi padre en la raja de mi conejito. Al tiempo que charlaban, mamá se afanó en sobarle los huevos, y yo con la vulva le pajeaba mientras le sometía a mis besos, abrazándome fuertemente. En esos instantes mi cuerpo deseaba sentirle dentro, pero follar en la playa a la vista de todos era cruzar una línea que no nos atrevimos ninguno de los tres.

Llegada la hora de comer, nos fuimos al Hotel y por la tarde, al volver a la playa, nos volvimos a poner en el mismo sitio de antes y allí seguía la familia belga en el mismo lugar, por lo que al vernos llegar, nos sonrieron, como si se alegraran de que hubiéramos vuelto. Volvimos al juego de miradas continuadas, lo que ya se hacía un poco incómodo para mi madre e incluso para mí, tanta mirada sin actuar era tenso. Para aplacar esa tensión me revolcaba con papá en la arena haciendo castillos, estanques de agua y rebozándonos con la arena, me sentía un poco revoltosa poniéndose encima de mi padre continuamente. Me sentía muy juguetona y orgullosa obteniendo la fuerte erección de papá, por lo que ante mi inconsciente provocación intervino mamá, invitándonos a que nos fuéramos a bañar para rebajar la excitación entre ambos.

Mamá nos insinuó que le dejara un poco más tranquilo de su incontrolable erección, o al menos no fuera tan visible ante la concurrencia. Nos metimos y continuamos los juegos en el agua, ahora eran más obscenos si cabe… mamá se quedó en la orilla mientras papá me ponía encima de él, me chupeteaba las tetas y nos comíamos los cuellos. Crucé mis piernas alrededor de su cintura con la facilidad de la ligereza en el agua, y en nada mi padre me la metía poco a poco dentro del agua. Al momento veo a la mujer del matrimonio belga al lado de mi madre, que también se había acercado con su hija para bañarse, poniéndose a hablar, en tanto la chica se refrescaba a pocos metros de la orilla.

     –      A vuestra hija se la ve muy bien con su padre…

Con acento francés, dejándome un poco desconcertada por lo inesperado de la conversación.

     –      Sí, ya sabes cómo se ponen estas crías de mimosas con los papás.

     –      Como la nuestra… A su edad está todo el día encima de mi marido también, desde bien pequeña en casa no había forma de echarla de la cama, por lo que muchas veces se quedaba dormida con nosotros, lo cual toman por costumbre y aún continua metiéndose en la cama ¡Y qué le vamos a hacer sin son hijas!

     –      Normal, eso les pasa a casi todas creo yo… Es puro instinto atractivo al macho buscando experimentar lo que les gusta y le es novedoso en su vida. Empiezan a descubrir que su cuerpo tiene sensaciones excitantes cuando están cerca de sus padres, que son los varones que tienen más a mano.

Notaba que ella seguía tanteando a mamá, por el tipo de conversación, sin embargo mi madre intentaba disimular…, continuando con un interrogatorio más bien íntimo.

    –      ¡¿Y la tuya también, claro?! ¿Cómo os arregláis parar tener las relaciones íntimas?

   –      Pues al principio aprovechamos cuando se quedaba dormida, pero luego ya la incluimos en nuestros juegos sexuales…. hace años empezó a intervenir.

    –      Así hacíamos nosotros también…mientras dormía, pero a veces se despertaba y nos veía follando…. Claro que su padre no paraba de clavarme hasta acabar llenando el coño de leche… Yo creo que se corría con más ganas siendo observado por su hijita, y yo también tenía morbo, no te lo niego… me tocaba el clítoris mirándola a los ojos como diciéndole… ¡Mira cómo se corre la Puta de tu madre!

     –      Sí, ya nos pasó alguna vez eso a nosotros también, y menudo apuro. No sabe una que hacer en esa situación, aunque solo tenía 8 años, sin embargo conocía que hacíamos…, y tal como el tuyo, mi esposo tampoco no paraba hasta enlecharme bien. Eso de que sus niñas les observasen follando, se ve que les pone cachondos.

     –      Claro, claro a esas edades ya tienen conciencia de lo que es el sexo y de donde salen los bebés…. Nosotros lo tomamos con naturalidad y seguíamos igual aunque mirara, ¿Por qué nos íbamos a quedar a medias? Además su padre se corría dentro de mí.

     –      Por supuesto, a ver quién para cuando estás casi a punto…, más los machos que están ahí empujando con todo obcecados, hasta sacar la última gota de leche de sus huevos.

Mamá, por sus gesto faciales, seguía la conversación un poco sorprendida de verse hablando esas cosas con una desconocida, pero  la señora era muy agradable y natural y no se sentía incomoda hablando de nuestras intimidades y ella siguió preguntándole…

     –      ¿Y la vuestra ya se ha animado a participar con vosotros? ¿Os la habéis follado?

Yo había oído muchas cosas sobre las familias liberales a mis padres durante esos meses de integración sexual en familia, me comentaban que frecuentan estas playas y empecé a sospechar que ésta era una de ellas. Por lo directas de sus preguntas, intentando averiguar si nosotros lo éramos también, así que mamá se decidió a hablar claramente con ella. Nunca se había visto en una situación así y le podía la curiosidad, a mí también claro está.

     –      Si, ya sabes…, al final la integras en la movida si deseas tener relaciones sexuales con tu esposo, por eso muchas veces se acaba metiendo de por medio también.

    –      Me imagino que la tuya no se podría aguantar… y habrá empezado a tener sexo con vosotros, como nos sucedió a nosotros. La nuestra nos lo pidió hacer ahora tres años… siendo menor que la tuya, por eso me he atrevido a hablarte, porque os mirábamos y me comentó mi marido cuanto nos recordabais, también nos preguntábamos si habríais hecho las mismas cosas con la nena.

     –      Sí, al estar en esa situación es inevitable ir a más. La nena se calienta mucho y no veas cómo se pone su padre… cuando se excita es un toro bravo arremetiendo duro.

     –      Nos dimos cuenta en el abrazo de la nena a su padre, lo bien que os llevabais… ella besando y frotándose con su padre, mientras tú le estimulabas las pelotas.

Entonces noté como el fino hilo del tanga rosa se retiraba y sus enormes dedos acariciaban mi caliente clítoris, no hacía falta lubricante, mi grado de excitación era tal que hubiera entrado el rabo de un caballo de un solo envión. Mi padre besaba mi espalda flotando sobre las olas del mar, sus manos me sujetaban del culo al tiempo que daba una intensa serie de frotaciones en mi agujerito trasero y en el clítoris que me hicieron correrme por primera vez en aquella inolvidable tarde. Fue en ese instante cuando me giré bruscamente, agarré con firmeza su cabeza por los pelos y lo acerqué hasta mis tetas para que chupara mis duros y puntiagudos pezones, notaba su enorme polla bien dura rozando mis mulos ¡¡Necesitaba sentir aquel rabo maduro de papá en mi conejito hambriento!! Me abrí de piernas haciendo a un lado la escasa tela del tanga…

Al fin llegó la follada por mi padre. Metió su enorme verga en forma de asta de toro, una polla de suave  punta con una basé súper ancha imposible de circundar con los dedos de la mano. La envió al fondo de un solo golpe, y empezó a bombear con fuerza una y otra vez sujeta de su cuello por mis manos, y de las nalgas por las suyas. Me puse cabalgando sobre su mástil endurecido, clavando cada vez más hasta notar sus enormes pelotas depiladas tocando mi clítoris, follábamos deliciosamente con la ayuda de la flotabilidad en el agua… era mi primera vez en el medio acuático, y era fantástico sentir la virilidad de mi padre insertándose con furia dentro de mi coño. Tras unos minutos a todo ritmo desenfrenado, llegó el momento de mi gran orgasmo con el de papá… aunque en realidad en mi caso, no tuve uno sino varios a lo largo de todo el polvo acuático. La ocasión lo merecía y aquel era mi día. Mi padre es el deseo de muchas chicas, lo sé por mis amigas e incluida yo, es el típico papi de quien hablamos que todas deseamos follar…, para envidia de ellas, era yo la única que se follaba al PADRE.

Sin más, como quien llega a la meta en el último esprín, la clavó a fondo atorándome las entrañas y acabó con una enorme corrida que me hizo notar con sus potentes y voluminosos chorros de leche. Al notar el caliente néctar recién ordeñado de sus huevos, convulsioné electrizándome todo el cuerpo con escalofríos que me cortocircuitaron la cabeza… gracias a que me sujetaba mi padre, sino me hubiese ahogado sin poder hacer nada al respecto. Agarré a aquel semental y lo besé como si no hubiera una mañana, agradecida por los orgasmos que me había regalado y por el llenado de lefa en mi coño. Notaba como el calor de su semen corría por mis entrañas, agarré su duro mango, y en de un capuzón me adentré en el agua… busqué su cipote y me lo metí en la boca para aprovechar hasta la última gota de esperma, le así de los huevos para no flotar y se la mamé hasta necesitar respirar.

Mientras tanto acababa con papá, la hija de los belgas se metió en el agua a nuestro lado, pronto papá me soltó y salió del agua más relajado. La chica sonrió cómplice de lo que había visto pasar entre mi padre y yo… en eso me di cuenta que ya éramos amigas. Miramos también a nuestras madres de charlada. Jugábamos en el agua, no faltando tampoco quien se acercara a nosotras intentando meterse con sus juegos, y aprovechar a manosearnos todo lo que pudieran. Coquetas nos dejamos acosar y liberar después entre risas… no le dimos muchas esperanzas a esos chicos, mucho menos yo, llevando el coño lleno de papá.

    –      Mira, ya están unos chicos a su lado queriendo hacerse "amigos" de ellas.

     –      Sí, chica, que rabia, siempre igual, cuando las ven se vuelven locos, sobre todo los más mayores… Se les deshace el coño con una polla firme… ja, ja, ja. ¡Qué envidia!

     –      Sí…fíjate como les miran ellas… a esas niñas les gusta que los maduros la soben. Seguro que ya se las están enseñando toda dura, pero no lo veo bien desde aquí.

     –      Seguro…. Ya me lo comenta mi hija que alguna vez es ella quien la invita a tocarla y ellos aprovechan ciertamente. Son hombres de confianza que conocemos desde hace años… a veces a la mía se la llevan un rato ¡Ya puedes imaginar lo que hacen…Um! 

     –      ¡¿No te importa que te la follen distintos hombres?!

     –      Bueno mujer, ya puede con más de uno a la vez ¡¿Sabes?! Además son amigos nuestros y nos prestan a sus hijos también... y de paso se aprovechan para sacarse la calentura. Bueno… en estos ambientes es lo normal tener sexo.

    –      Ya veo, siendo adolescente mucho más se entiende. Bien, se está haciendo tarde, así que voy a llamarla para irnos… parece que no ha tenido bastante con su padre

    –      Claro mujer…mejor ahora, antes de que se calienten demasiado y se encaprichen los unos de los otros, que ya tendrán tiempo de tener sus fiestas.

Tras la cena, nos volvimos a encontrar. Ellos estaban sentados en el salón del Hotel, su hija con un bonito bronceado, tenía un pantalón cortito que dejaba ver la mitad de sus nalgas y con las piernas cruzadas resaltaban sus maravillosos muslos, que sin duda, atraían la mirada de la gente, no haciendo de menos a su mamá que también enseñaba muslos más gruesos y contundentes que los de su hija. Al vernos, nos saludamos y ya nos presentamos todos sentándonos con ellos para hablar y tomarnos algo, continuando nuestras conversaciones con total confianza de lo más íntimo…, sin duda la larga conversación de las comadres tuvieron sus frutos. Propusieron subir con ellos a su habitación, para invitarnos a beber un licor de su tierra que nos dijeron que tenía poco alcohol y que podíamos beberlo las niñas también. Estaba muy dulce, por lo que bebimos más de la cuenta… como las crías no estábamos acostumbradas a nada de alcohol, empezó a hacernos efecto, surgiendo comentarios y bromas más atrevidas de lo que acostumbran dos familias que se acaban de conocer, sin embargo sentíamos tanta confianza que parecía nos conociéramos de siempre.

En la habitación del hotel, en un espacio reducido sólo había la cama grande de matrimonio y un sofá convertible en cama. Allí estábamos los seis sentados repartidos como bien nos dispusimos. Nosotras hablando de nuestras cosas de adolescentes, nos fuimos haciendo más amigas…les pedimos que queríamos dormir juntas. Entonces, nuestro amigo belga propuso que me quedara a dormir con ellos en la habitación, juntando ambas camas había anchura para todos. Lógicamente mi padre dijo que no nos separábamos, y que podríamos que dormir todos juntos un poco más apretados. Fue la esposa del belga quien soltó…

      Buena la vamos a armar todos juntos en la cama… el colchón pedirá socorro.

      Nosotros no tenemos experiencia de estar con otras familias, dijo mi madre.

      Y así fue como empezaron a contarnos…

      Para nosotros no sería la primera vez, porque ya hemos estado así con otras familias, con niñas, pero lo normal es que tengan de 20 años hacia arriba. Ya sabéis, los chicos no son como las chicas… las nenas bien jovencitas para ellos, y los chicos mejor ya desarrolladitos para nosotras, que tenemos coños bastante tragones… ja, ja, ja.

Nos quedamos muy sorprendidos y ya os podéis imaginar cómo nos pusimos de encendidos al imaginarnos todo eso, y fue cuando nos propusieron el intercambio familiar, al que casi no pudimos ni negarnos ya en ese momento, y al quedarnos un poco paralizados sin podernos creer lo que nos estaban diciendo, nos acabaron convenciendo de que sería una experiencia maravillosa y sin compromiso, porque ellos se volvían a su país al día siguiente y seguramente no nos volveríamos a ver si no coincidíamos en ese hotel tan particular.

En  esos momentos de tanta excitación, poco había que decir, porque mi papá no paraba de mirar a la hija de ellos, hecha ya toda una mujer a pesar de su edad… con unas formas y unas tetas que dejaba casi a la vista con su escote. Nos invitaron a sentarnos con los respectivos padres de la otra. Las madres nos alentaron a que nos fuéramos con los varones, los cuatro en la amplia cama de matrimonio.

En ellos se notaba que tenían más experiencia que nosotros en estas situaciones, porque el otro papá no desaprovechaba el momento de decirme cosas y acariciarme donde podía. Yo me dejaba al ver que mis padres no se enojaban por mi consentimiento a ese papi maduro. En absoluto me hacía sentir incomoda con ello, mientras su mujer no paraba de tontear con mi padre y este también con la hija en el otro flanco…, encima provocándole con su hija, de lo guapa y bien mujer que era ya. Mamá se acercó a nosotros y el belga propuso abrir la cama del sofá, de tal modo que ambos tríos ocupábamos cada una de las camas. Sentí como me apretujaba ese hombre y mamá empezó a acariciarle el pecho sin dejar de sonreír.

Nosotras estábamos acarameladas con el belga, sin llegar más allá de lo decente, sin embargo de pronto oímos algo que me dejó impactada de boca de la esposa del belga…  que si no le gustaría follársela…en referencia a su hija. Eso me llamó mucho la atención, que ofreciese a su hija a mi padre para follarla. Sin más, con mucho desparpajo le abrió ella misma la blusa que llevaba puesta la niña, para enseñarnos las tetazas de su hija desprovista de sujetador, mientras le instaba a mi padre…

     –      Mira, tócalas, verás que duras los tiene, así se le van a poner a tu hija también, en nada que pase un año, porque se ve delgadita, pero va a ser bien tetona. 

El belga ya me tenía en sus brazos dándome besitos, quitándome toda la ropa y cuando dejó al descubierto mi pelada vagina, exclamó entusiasmado, diciéndonos que era bellísima, acariciándola suavemente con sus dedos, mientras me abandonaba plácidamente a sus manoseos.

Su mujer le dijo a mamá que me enseñara el cipote de su marido, y que lo disfrutáramos entre las dos… mamá y yo ¡Deseaba vernos mamando la polla de su esposo! Así que le quitó el pantalón mientras yo miraba con cara de sorpresa, por atreverse a hacer eso con el padre de mi amiga y mostrármelo bien sujeto de la base justo por encima de sus huevos, lo tenía todo duro pareciendo de mayor longitud que el de mi papá, que era lo que me tenía más entusiasmada de los hombres en esos momentos, me ponía cachonda al ver como mamá comenzó a acariciarlo con su mano de arriba abajo. El prepucio lo estiraba dejando ver un gran cabezón casi morado hinchado y luego se retraía cubriéndolo en parte.

Él se tumbó en la cama y me puso encima con mis piernas abiertas sobre su cara para ponerse a lamer mi coñito, mientras compartíamos su espléndida polla lamiéndosela a dúo. Ese maduro y yo nos hacíamos un 69 ante todos los demás, pero cuando me di cuenta…, papá ya se estaba entreteniendo con la niña de la familia belga. Ambas muy putas le comíamos la verga a ese cabrón bien armado, un cipote de no menos de 20 cm y de buen grosor…no tanto como el de papá. Tener ese badajo tan duro y predispuesto debió de ser el acicate que envalentonó a mamá, porque ya no pudo más de la excitación y fue la primera en ponerse encima de él para follárselo. Desesperada enfiló el capullo en su coño y sin más se dejó caer hasta enterrarse toda la polla hasta los huevos. Por su conducta, se le notaba disfrutando como una loca abrazada a mí mientras seguía ofreciéndole mi coño al belga.

Ese tipo comía los coños de maravilla, al tiempo que mamás se perforaba el chumino con tamaño trabuco a la vista de todos, incluidos papá. Aunque yo estaba más pendiente de lo mío, también pude fijarme que mientras tanto, en la cama de matrimonio, mi padre ya tenía encima de él a la hija de nuestros amigos…disfrutando muchísimo también de ella, porque la verdad es que tenía un cuerpo precioso, apetecible a más no poder, sobre todo esas tetas que yo añoraba tener pronto, las que yo también pude degustar después, haciendo un trío lésbico con su madre, lamiéndonos todas por todos lados, para al final unirse también mi madre a la fiesta, ante la mirada divertida de nuestros hombres que estaban descansando un poco para recuperarse… y es que éramos cuatro hembras para dos machos maduros.

Cuando llegó el momento de que el padre de mi nueva amiga belga me penetrara, tuve algo de temor, no por el grosor de su verga más fina que la de papá, sino por la longitud, pero él sabía bien lo que hacía y mamá confió permitiéndole clavar más de la mitad del trabuco en mi coño sin más. En ningún momento dolió, aunque fue tremendo para ver. Mi madre y la señora del señor estaban pendientes de mi follada, y de cómo entraban todo el tallo dentro de mí…, yo estaba disfrutando muchísimo con ello, sintiendo como me abría la vagina por dentro hasta el mismo estómago. Su esposa entre tanto nos confesó que ya había penetrado a más de una niña como yo e incluso más pequeñas…, su récord era de una niña que no llegó a ser de 8 añitos, la hija menor de una familia alemana que conocieron hace tres años en ese mismo hotel… se intercambiaron a las niñas y además cerraron un trato de negocio de venta en exclusividad de barritas de chocolate belga bajas en calorías, a cambio de desflorar sin miedo alguno a la pequeña de las tres hijas de la pareja alemana Luego también está la niña de casa. Nos confesaron que fue con ella con quien se estrenó en desflorar niñas, solo que a su propia hija la desvirgó cuando la nena ya tonteaba demasiado y consintió que ya no podía más y era la hora de romper el virgo, y a partir de entonces se la folla habitualmente de manera cotidiana compartiéndola con la madre.

En definitiva, no había tenido ningún problema porque primero las preparaba muy bien, incluso con lubricante si hacía falta y que con eso entraba todo nos decía. Era un buen macho, y mejor semental, porque a las dos hembras de su casa…hija y esposa, se las follaba tres o cuatro veces a cada una por semana, lo que viene siendo un polvo al día con una u otra..., así que el semental estaba muy bien entrenado y con aguante suficiente, no como los niñatos de mi edad o adolescentes que se desfogan en un par de minutos.

Yo estaba ansiosa por recibirle y abrí las piernas todo lo que pude, dejando que esa nueva polla fuera entrando poco a poco dentro de mí estrecha vaginita. Sentí cada centímetro que iba desapareciendo en mi interior, empezando un creciente bamboleo que iba arrancándome un gemido tras otro, cada vez más fuertes, hasta que un gemido final más largo me delató en un intenso orgasmo no pude evitar ¡Casi me deja sin respiración! Y con la boca abierta a todos los presentes, en especial a mi madre y padre, por lo intenso y morboso que había sido todo.

En este punto, mi padre comenzó a retorcerse intentando colocarse su obvia dura polla lo más cerca de la nena. La madre movió lentamente su boca hacia abajo por el cuerpo de Carla, lamiendo ligeramente con su lengua todo el camino, solo para detenerse en su muy atractivo coño jugoso. Le lamió sus labios y luego los abrió, y comenzó a lamer y chupar el clítoris erecto de mi amiga. Continuó lamiendo y tomando el clítoris de Carla haciendo que su cuerpo tuviera espasmos descontrolados. Luego se levantó y se arrastró sobre Carla que le dio la bienvenida a su mojado coño con su hambrienta boca…, mientras follaba su agujero con su lengua chupó todo su jugo dulce y sabroso. Demostró cómo se comía un coño

Justo en ese momento Carla sintió una lengua entrar en su propio coño cuando mi padre comenzó a comérselo. Ella quería que eso no terminara cuando se sumergió en un mundo de placer. Justo cuando estaba empezando a tener un orgasmo, y su madre comenzó a gritar… “Me estoy corriendo” Juntas hicieron exactamente eso correrse al unísono. Los dulces jugos de la mujer llenaron la boca de Carla, mientras los de Carla empapaban la cara de mi padre con sus propios jugos calientes. Ambos saborearon cada gota del dulce jugo sexual. Seguido mi padre le dio la vuelta a Carla y deslizó su enorme polla dentro de su coño húmedo y palpitante. Esto causó que la cría gritara de placer cuando los veintitantos centímetros de polla se estrellaron dentro de ella

La madre se acostó frente a Carla en la cama y separó las piernas para exponer un coño muy húmedo… le dio a su hija un acceso perfecto. Carla era  tomada por mi padre con contundencia haciéndole llegar la polla hasta la raíz dentro del coñito adolescente… no cejaba de insertarlo en su agujero de putita. Ella gritaba… “Fóllame, lo quiero duro y rápido, ¡fóllame cabrón!” Cuanto más duro le metía Carla con el vibrador a su madre, más duro follaba a Carla mi padre. La madre belga volvió a soltar un fuerte grito mientras tragaba tanto del consolado como podía. Papá se apartó del coño de Carla y las dos mujeres lamieron y chuparon su polla a todo lo largo, acariciando sus bolas con las lenguas. De nuevo mi padre tomó las riendas y puso a cuatro patas a la niña, esta posó sus tetas en las sábanas y elevó el culo ofreciéndoselo a mi padre… de una se la entablilló hasta los huevos. El bombeo era contundente, sin compasión… hasta que él también soltó un gran gemido y se corrió lanzando su habitual gran cantidad de semen dentro de la hija de nuestros amigos belgas.

Sin pensarlos, cada mujer lamió su polla y sus bolas totalmente sincronizadas. Carla luego se recostó sobre la cama agotada y bien inseminada por mi padre, y la madre tomó el consolado vibratorio, encendió el interruptor y comenzó a moverlo hacia arriba y hacia abajo por los húmedos labios de Carla, haciendo pequeños círculos alrededor de su clítoris y luego hasta su agujero mojado. Esto continuó durante varios alegres minutos y Carla pudo sentir ir creciendo las olas de un orgasmo en lo más profundo de su cuerpo. Cuando estaba empezando a explotar, la mujer movió el vibrador hasta la capucha del clítoris de Carla y lo sostuvo allí. Luego metió la lengua muy dentro del agujero de Carla y comenzó a chupar el reguero de lefa de mi padre aun reciente. Las caderas de Carla comenzaron a bombear fuertemente en la boca de su madre, mientras explotaba con un orgasmo masivo que inundaba la boca de la progenitora y salpicaba toda su cara.

El belga continuó follándome duro, tras algunos magreos y caricias que nos propinamos como para que no se espante el duende del morbo erótico que nos había capturado a todas las que estábamos allí. Gran sorpresa fue cuando veo al belga tentándome el culo, mi madre le detiene sin decir palabra y guía la verga a mi conejito otra vez… desquiciada le dije al semental que no sería capaz de aguantar el enorme pollón. La clavó en la raja sin mediar un segundo, y la enterró con rabia hasta el útero al estar totalmente lubricado. Me quedé un instante observando ese magnífico polvo que le estaba echando mi padre a la otra niña, porque realmente me entraron ganas de ponerme a cuatro patas al lado de la belga a ver si me tocaba un poco a mí de papá, un tanto celosa tal vez. Pero yo tenía a su padre bien metido en mis entrañas…ojo por ojo, diente por diente. Sí, me puse en posición para ofrecer mi mercancía al dueño de ese largo cipote medianamente grueso, pero bien diseñado porque era casi cónico y, en un instante sentí sus dedos jugando en la puerta de mi fresita. Tuve ganas de besarle las tetas a mi madre y, esta me regaló un beso de lengua mientras el monstruo de Bélgica se abría camino por mi coño. Empecé a gritar cosas que ni yo misma entendía…

No tardó mucho en tentarse con mi agujero profundo…y el hurón pugnó por entrar hasta el mismo útero ¡¡Sentía que me desmayaba de placer! Mamá me decía cosas como “qué guapa que estás cariño te voy a comer el coño mientras este te la da por el culo…” Todo me daba vueltas y mis orgasmos son terribles porque escupo flujo como si eyaculara y, parece ser que cada vez que alguien tiene mi rajita cerca y ve ese espectáculo se calienta más. En este caso, la madre belga era una chupadora de coños con la lengua más experta que jamás me ha tocado. En un momento mágico, Eric me la saca y, yo vuelvo a correrme como una condenada en la boca de mi madre. El tipo se quita dejando a mi madre comerme el coño, en tanto él me la mete en la boca para que me trague todo. Confieso que tuve arcadas porque me llegó hasta el esófago su capullo. Cuando levanté la vista, todos estaban pendientes del ultimátum del belga… ambas madre estaban allí dándose dedos a lo loco tras haber sido espectadora silenciosa de mis orgasmos y de los de mi padre y Carla.

Me elevó las piernas a sus hombros y la agenció otra vez hasta las pelotas… ahora parecía la definitiva clavada de ese semental, su creciente vaivén evidenciaba lo que estaba a punto de ocurrir, miré a mi madre y su mano me acarició el mentón a la par que percibía la calidez del líquido eyaculado por aquel pollón dentro de mi cubículo vaginal. Me estaba llenando con fuertes chorros de leche, acompañados de jadeos roncos emitidos por el verraco. Durante casi medio minuto me estuvo vaciando los huevos dentro de mi útero.

Mi padre, anteriormente también había tenido su momento de disfrute pleno, cuando la mamá y la hija se colocaron una encima de la otra, ofreciéndole sus coños, para que mi padre le fuera introduciendo su gran polla, en sus coños alternativamente a la vista de su esposo y padre respectivamente, follándolas hasta que se fue corriendo varias veces dentro de ellas. No sé si fue la novedad o la toma de viagra, pero el caso es que tras correrse dentro de la niña, continuó en el coño de la madre hasta aviarla de otra buena corrida de lefa…y Eric se encargó de mamá.

Comprendí que las mujeres que no quieren que se las follen, los machos en celo no tiene otra salida que violarlas ¡Las castigaban por monjas! Sobre la cama, dándome la espalda, mi madre desnuda, resplandeciente por el sudor y los focos, cabalgaba mecánicamente sobre un enorme cipote de Eric que la penetraba incansable. Arriba y abajo, arriba y abajo, una y otra vez. Adentro y afuera, adentro y afuera. Parecía, más que una verga, una gruesa serpiente que estaba entrando en su víctima devorándola. El rabo aparecía y desaparecía dentro de la vagina húmeda de mamá. Y el culo de ella, ¡apoteósico!, redondo, macizo y respingón. Subía y bajaba, subía y bajaba, brillando por el sudor y por otros fluidos que la chorreaban.




Las manos del belga la sujetaban por la cintura, y sus nalgas se abrían y cerraban cada vez que subía y bajaba, enseñando su agujero, blanco y dilatado. Era evidente que también la había penetrado por el ano. Una mano, dos, la amasaban ocasionalmente las nalgas, la daban pequeños azotitos sin molestar su cabalgada sobre el rabo. Me acerqué a la cama donde follaban y la vi las tetas, grandes, redondas, erguidas, con pezones rojos como cerezas que emergían de areolas negras. Sus tetas subían y bajaban, macizas, uniformes, sin perder su forma. Algunas manos la sobaban y, sin poder evitarlo, estiré mi brazo y se las sobé también. Estaban calientes, calientes y húmedas.

Antes de mirarla a la cara ya lo sabía, sabía que mi madre se había metido bastantes pollas en su coño y culo ante de casada, e incluso con papá. Esas tetas eran presa de los mordiscos de Eric, ya la había visto muchas veces en los últimos meses siendo sometida por su esposo…ella le pedía que se las comiera con los dientes, eso mismo le exigió al belga que la estaba follando a base de buenos pollazos. Es lo que le ocurría a mi madre cuando se excitaba en demasía…pedía más y más dureza. Pedía que la matase con su verga, pero aun así, para confirmarlo, me fijé en su rostro. ¡Sí, era ella! Era mi madre la que ese belga cabrón se estaba tirando. ¡Ya no llevaba la máscara del pudor del inicio…se la habían quitado también a ella!

¿¡No había querido que se la follaran, se había resistido y se la habían tirado contra su voluntad, la habían violado!?

Ahora todos veían su rostro, el rostro de la tetona a la que todos se follaban, la del culo gordo a la que todos gustaban de penetrar. Cuando fuera por la calle, todos la reconocerían. Hablarían entre ellos, la echarían miradas cómplices, y mi madre, bajaría la vista al suelo, sumisa, como estaba ahora, sumisa, mirando hacia abajo, hacia el vientre donde tenía alojada la larga polla de Eric…. con la polla tiesa como un palo, puso su mano sobre la espalda de mi madre, reclinándola hacia delante, y subiendo a la cama, se colocó a horcajadas, en cuclillas detrás de ella. Cogió su cipote y lo dirigió al coño de mi madre, penetrándola poco a poco. El rostro de ella concentrado en follar, se crispó por momentos. Sin emitir ningún sonido, se dejó encular con la paciencia de una santa para el martirio.

El hombre, apoyando uno de sus brazos sobre la cintura de mamá, empezó a moverse adelante y atrás, adelante y atrás, penetrándola por la raja, una y otra vez, sin descanso. Mi madre, al sentirse penetrada por detrás, dejó de moverse, y fue ahora Eric quien empezó a mover las caderas, metiéndole el gigantesco rabo blanco rojizo por el chocho una y otra vez.

Los brazos de ella se apoyan junto el pecho sobre las sábanas, en tanto el musculado semental se hacía con todo el cuerpo de mamá… las manos de él, ahora ya no la amasaban el culo y las caderas, sino que la sujetaban por las tetas, sobándoselas, sacándolas brillo de tanto sobeteo. Era tan cómoda la posición que tenía el hombre que la estaba dando por culo, que enseguida la sacó la tranca y se lo restregó por los glúteos, insistentemente, entre los dos cachetes del culo, arriba y abajo, arriba y abajo…

Una vez se bajó de la cama, la tumbó bocarriba sobre la cama, y se colocó entre las piernas de mi madre, restregando por su vulva entre sus labios vaginales, una verga tiesa como el garrote surcada de venas azules, hasta que poco a poco se la fue metiendo de nuevo, primero una puntita, luego un poco más dentro, entrando y saliendo, entrando y saliendo, hasta que se la metió hasta el fondo ante la mirada expectante de todos y los gemidos de ella. La cara viciosa de mamá delataba el placer que sentía, con sus ojos semi cerrados, su boca semi abierta, mordisqueándose los labios sonrosados. Sus enormes tetas se bamboleaban desordenadas por las embestidas del hombre que se la estaba follando.

De pronto, escuché susurrar a Eric… – No sabes, Marga, las ganas que tenía de follarte. Me encantáis tu niña y tú. Llevamos años buscando a una pareja de madre e hija tan caliente… nada más veros me quedé prendado de tu culo y las tetas, y mi esposa supo enseguida que íbamos a congeniar tan bien. Eres estupenda y tu niña una princesa de ensueño.

Al escuchar esto, abrió mi madre los ojos mirándole complaciente y halagada. Lo mejor era que con ellos sería posible mantener el anonimato, sabrían siempre que se la había tirado con el consentimiento de su esposo… lo mismo que papá hacía con la esposa del belga. Era simplemente un intercambio en especie en igualdad de condiciones…esposa por esposa, hija por hija y todas llenas del semen del invitado.

Detrás su esposa le apremió a que finalizara… – Venga acaba, que estamos todos deseando ver cómo te vacías los huevos dentro de ella y, estamos tan cachondos, que nos vamos a correr sin ni siquiera haberme follado.

Ocupó una buena posición, le levantó las piernas y se las colocó extendidas sobre su pecho, de forma que, mientras se la tiraba, pudiera sobarla las tetas. También este le dijo a mi madre… "¡Joder, Marga, pero que buena que estás!" Ya lo decía mi esposa… “Esta está deseando rabo y va a tener uno bien grande entre las piernas, el mío”. Y vaya si lo tienes, Marga, bien metido hasta los cojones en tu coño de puta calienta pollas. Sin mediar palabra alguna más la metió bien profundo dejándole solo los huevos fuera, a la vez que emitía un rugido animalesco hasta que eyaculó un abundante esperma blanco en su útero, corriéndose dentro de mamá.

En el otro lado, sobre la cama del sofá estaban mi padre y la esposa belga… Mi padre volvía y tener su hombría en pie de guerra, de tamaño más bien por debajo de la del belga en longitud pero una polla bien gorda, que es lo que realmente nos estimula a la hembra… una base sin vellos, sin circuncidar y con el glande expuesto y brillante. La mujer que ya sabe que hacer se quita su lado de la sábana y se pone de rodillas a darle una mamada a mi padre. Es una mamada más bien gentil, sacando la lengua y pasándola en círculo sobre el gordo cabezón de la verga de papá, por momentos baja y se lo mete completo y luego vuelve a darle lengüetazos al glande, y así por algunos minutos. Lo más atractivo para mí era ver como se movían la lengua y las pelotas de mi padre mientras mamaba, y como tenía el pelo corto dejaba ver toda la acción. Unos minutos después mi padre gentilmente le levantaba la cabeza la atraía hasta arriba y ella tomaba la oportunidad para seguir subiendo hasta quedar de rodillas con las piernas abiertas sobre la cara de mi padre, quien se dio gusto lamiendo ese coño rasurado.

La belga era de esas mujeres con labios vaginales pequeños que no sobresalían mucho pero sí que se mojaba demasiado y terminaba siendo hasta cremoso. La mujer cerraba los ojos y se relajaba, pero en ningún momento soltaba el menor ruido, seguro para evitar que yo la oyeran… era como ver una porno en silencio. Mi padre se daga gusto con su lengua del coño al culito y de vuelta como si se estuviera muriendo de sed y ese era todo el líquido que podría tomar por el resto de su vida. Entre ambas intervenciones, tanto Carla como yo observábamos a nuestros padres cruzados entre ellos dándose placer, y nosotras haciéndonos unos dedos deliciosos.

Para ese momento yo ya voy por la segunda paja… y con ganas de seguir. Al rato mi padre le agarra las caderas a la puta belga y la baja, ella entiende y se pone en la misma posición pero sobre las caderas de mi padre, se abre bien de piernas y prepara ese coño brillante de saliva para meterse la carne gorda de mi padre. Le entra bien sin mayor problema de lo tragón que es,  y se mueve de adelante hacia atrás restregando su cadera contra la de mi padre sin levantarse y sin que se le salga la verga.

Son movimientos cortos pero rápidos y ahí comienza el concierto rítmico que oigo todo el tiempo. Ella se esmera para que mi padre se corra, puede que sea porque quiere correrse rápido o porque sabe que si se corre ahora puede tomar con más tranquilidad lo que viene. Ya para ese punto el coño mojado de esa mujer deja marcas cremosas en los huevos de mi padre, ella ya se corrió pero sigue con la faena. Yo me sé que mi padre se pajeaba en el baño para poder aguantar más durante el sexo con mi madre antes de tenerme a mí como segundo coño, porque luego me di cuenta que al menos su primera corrida es fácil y rápida…esa la suele hacer con no quiere estar mucho tiempo o como en mi caso, me corro también rápido, de ahí que casi siempre me elija a mí para la primera lechada ¡Es rico porque nos corremos juntos en menos de cinco minutos! Luego aguanta mucho con mamá.

Bueno, ya la esposa de Eric estaba cansada de tanto cabalgar a papá, y se tira sobre mi padre con apenas la punta de la verga adentro. La verga brilla de tanto caldo de ella…se adivinaba lo salida que se hallaba esa puta… mi madre y mi padre juntos follando con sus respectivos. El coño de mamá le tiembla y les puedo jurar, en serio no fue una alucinación, el culo de mi mamá me guiñó! como diciéndome… “¡Sé que estás viendo, date gusto!”, eso y que lo estaba preparando porque lo que seguía era ponerse a cuatro patas dándole el culo a Eric, mientras su esposa volvía a sentarse sobre mi padre, metiéndose la verga en ese coño que tanto aprecio le tomó. Tercera corrida de la noche de mi parte y ya mi mano no daba más pero mi pepita pedía ayuda… a mano cambiada entonces.

Entonces la madre de Carla se apoyó con la mano izquierda sobre la panza de mi padre y con su mano derecha guiaba el verga de mi padre hacia su agujero más desecho en agua. Ella se pasaba algo de los caldos en la verga de mi padre sobre su culito para lubricar, primero se pasaba la mano por el coño, se la mojaba, la pasaba sobre la verga de me padre y por ultimo sobre el ano que ya daba muestras de estar listo para que le metiese los dedos al mismo tiempo que le perforaba el coño con el asta de toro que posee papá. Lo dilató lo más que pudo y se sentó lentamente sobre la gruesa verga de mi padre. Eso era lo que de verdad volvía loco a mi padre, o al menos lo que lo llevaba al límite, después de unos cuantos movimientos de la puta metiéndose los dedos en el culo y la polla en el coño.

Unos cuantos mete saca más y de pronto se le veía retorcerse hasta quedarse quieto y la hembra se calaba hasta las pelotas el cipote de mi padre… veía convulsionar los huevos de mi padre, se agitaban dentro del escroto, lo que me daba la razón que se estaba corriendo dentro de ella. Sus cuerpos tensos se desplomaban poco a poco…Eric ya había llenado a mi madre desmontaba rápidamente y tomaba una toallita húmeda de su mesa de noche y tapaba el agujero que amenazaba dejar salir la leche del belga. Luego de un par de besos y palabras que no escuché bien se sacó la verga aun en ristre y un reguero de leche se deslizó cual lava entre sus labios vaginales directos a los huevos de mi padre y sábanas.

En mi cabeza solo aparecían las imágenes del coño de mi madre ordeñando a mi padre a solo unos centímetros de distancia. Toda una serie de fantasías se me venían a la cabeza en mi despertar sexual. En definitiva ambos machos se corrieron un par de veces y nos llenaron los coños a las cuatro. Otro dato curioso es que nunca se habló de usar condones, tal vez porque la familia belga, en todo momento, nos hicieron sentir muy cómodos, y la sensación que tuve fue de puro morbo, como si lleváramos haciendo eso toda la vida. Sentí mis orgasmos muy intensos, viéndome penetrada por otro hombre delante de mis padres, que aunque mi padre el amo verdadero de mi coño, estuviera a lo suyo con las nuevas hembras, sí que nos echaba alguna mirada de vez en cuando a mamá y a mí. Naturalmente ambas encantadas y dispuestas a repetirlo las veces que haga falta. Me fueron convirtiendo en una buena viciosilla. Cuando terminamos, ya más relajadas… mamá preguntó a nuestra nueva amiga…

      Nos dijisteis que habíais estado con más familias… y con todas folláis a pelo igual que con nosotros, imagino y… ¿Tenían hijos varones alguna de ellas?

      Sí, claro, hemos estado con varias así, con chicos y niñas de todas las edades.

      ¿Y qué tal? Debe ser delicioso a un chico jovencito, ¿no?

  Pues sí, imagínate, para nosotras disfrutar de esa experiencia es algo maravilloso, y se portan de maravilla con nuestras hijas también… comparten todo. Estos chicos como es de esperar ya están muy bien entrenados en casa por sus madres normalmente…, estas madres y sus hermanas si tienen, ya les han sacado sus primeras leches. Te puedo asegurar que lamerles la polla está riquísimo. Se les pone dura tan pronto y se recuperan tan rápido que es una delicia, y sobre todo sentir como les sale disparada le lefa en tu boca. Esto se lo debes hacer a todos previamente para que aguanten la follada…, no conozco a ninguno que en cuanto te la ponen en el coño, a los veinte segundo ya se te derraman dentro, pero al momento, se les pone dura otra vez, je, je. Y lo  mejor es que un trato natural, dentro y fuera del encuentro.

      Ojalá llegue yo a disfrutar de eso también, con el permiso de mi esposo… claro.

      Por supuesto mujer, ya verás como sí. Aquí mismo hay más familias que lo hacen. Mi marido escuchó decir a otras como las nuestras, que ellas lo que querían era una polla. Fíjate como están, y te aseguro que la tendrán. Os recomendaré, porque el vergazo de tu esposo es una maravilla que se ve poco por estos lares… te aseguro que va a estar muy cotizado y no te digo nada por tu niña, es una perla en bruto, y todos los machos se la van a sortear.

Todos habíamos acabado exhaustos, los machos, las hembras maduras y la niñas…cada una volvía al lado de la cama con sus respectivos familiares, desnudos dormimos tres en cada cama hasta el amanecer… apagamos la luz para dormir la mar de bien…yo sobre mi padre, le besé y acaricié hasta quedar en manos de Morfeo. Al día siguiente ya se marchaban a su casa y nos despedimos con mucha lástima, al menos por nuestra parte, porque nos habían abierto las puertas a un mundo maravilloso, en el que pensamos continuar. No obstante antes de su marcha nos presentaron a un par de familias con las mismas características que la nuestra… fue donde conocía a mis nuevos “amigos”

A la mañana siguiente de la marcha de los belgas bajamos a la playa, allí me encontré con Miguel, charlamos un rato y nos metimos al agua. Era el hijo de una de las familias que nos presentaron los belgas antes de irse…ellos también se alojaban en el hotel. Al rato llegó su hermano con otro amigo, acordamos que estaba dispuesta a servir de hucha para sus rabos siempre y cuando desde ese día me hicieran sentir especial…me agasajaran con regalos y galanterías. Deseaba ser el centro de sus atenciones y estaba dispuesta a sacrificarme por todos ellos de uno en uno o a la vez en grupo, sin pensar en las graves consecuencias que pudiera acarrear ser embestida por tres pollas en la misma sesión de sexo sin control… era poco consciente del perjuicio de follar con cualquiera sin condón… ¡Sí, me follaron a pelo siempre! Durante toda la mañana me mentalice, sabía que por la tarde llegarían esos tres jóvenes con la única intención de follarme y darme caña hasta reventar, desde hacía dos meses que el marido de mi madre me desvirgó, no he parado de catar varón todas las semanas al menos dos veces y aunque la idea de que un grupo de chicos un poco mayores a mi edad sin llegar a los 18 años, no era mi predilección el hecho de que me follaran en grupo solo para mí, me revolvía por dentro, no podía evitar sentir cierta excitación por lo que estaba por llegar.

A eso de las 16:00, en plena canícula, llegué a una habitación que asaltaron para nuestro uso y disfrute de esa tarde… allí ya estaban los tres machos que me iban a follar, la verdad es que me sorprendí bastante gratamente pues todos eran chicos atléticos y guapotes, ya que tenía dar mi coño tan fácil para follar con desconocidos, al menos que fueran guapos. Me senté en el sofá para tomar el refresco que me ofreció Miguel. No lo he comentado, pero el amigo de los hermanos era negro y parecía guiar al grupo, fue el primero en hablar…

    –  ¡Chica, ya sabes para que estamos aquí, así que no perdamos el tiempo!

Yo ya estaba mentalizada así que me levante del sofá y me quite la blusa, dejando mis tetas libres para que aquellos jóvenes las vieran, luego me baje los pantalones y las bragas de una vez, rápidamente, quería que todo fuera lo más rápido posible, en cuanto estuve completamente desnuda me arrodille ante el negro y les pedí que fueran follándome uno a uno… pensé que durarían minutos y todos se acabaría. Pero el negro se opuso…

      Nada de eso, si nos quieres en exclusiva nos tienes que dejar follar a todos juntos… es justo que veamos cómo nos cobramos contigo, para que veamos que no hacemos trampas y solo te follamos según lo acordado.

      Aquel chico era verdaderamente un cabrón, la idea de humillarme obligándome a que todos pudieran ver cómo me follaban los otros debía ser para ellos un gustazo.

Luego me dio la mano y me levanto del suelo, me dijo que el salón no era el sitio adecuado, que prefería la cama de matrimonio, a mí no me importo ni siquiera que pudieran verme los vecinos, solo quería que todo acabara rápido. Los tres entramos en el cuarto principal, allí sobre un colchón sin sábana, el negro me hizo arrodillar, no sabía el nombre de ninguno de los otros dos… no hacia ninguna falta, se desnudaron a la velocidad del rayo y tres lustrosas pollas quedaron a la altura de mi cara, gruesas y venosas la verdad me sorprendieron. Las que había visto por la playa no podían compararse con ninguna de aquellas jóvenes y firmes barras de carne, todas menores que las de mi padre, pero con buen tallo… menos la del negro, que era un cañón de unos 20 centímetros que apuntaba al cielo y que fue la primera polla que me trague aquella tarde.

Sin miramientos acercando mi boca a su polla, me la metí de un sólo golpe en la boca, se quedó alucinado, y comenzó a gemir como un loco, dando saltos a cada pasada de mi lengua por su glande.

           ¡¡Así puta…!! – empezó a decirme… – ¡Mámamela bien... zorra…! decía con voz entrecortada mientras se retorcía de placer.

Yo había aceptado ser el centro de sus atenciones pese a que mi gran amor era mi padre. Mientras chupaba la polla del negro y pajeaba las otras dos pollas que tenía entre mis manos ellos alababan mis artes como mamadora de pollas así como figura, la verdad que a mi edad, sin muchas tetas, que aquellos chicos dijeran que mi cuerpo les ponía a mil era ciertamente algo que me gustaba. Mis tetas no eran muy grandes pero sí estaban bien firmes, mi culito respingado, de piernas bien torneadas, aunque era de piel muy blanca, mi cabello era de un negro profundo, y mis ojos eran azules, una mujer realmente hermosa para cualquier hombre…eso me decían mucho mis padres. Sin que me lo propusiera mis pezones se fueron poniendo cada vez más duros y mi rostro se fue sonrojado con la polla de aquel joven enterrada hasta mi garganta, la verdad era que a pesar de todo cada vez me agradaba más ver aquellas pollas que había en mi entorno.

Luego cambie de polla, Miguel y su hermano seguían atónitos mirando cómo me disponía a comerme una a una las tres pollas que él mismo me había traído a ese cuarto sin ocupar. Empecé a mamarle la tranca a otro de ellos, el más guapo era Miguel… el rubito su hermano, marcaba una la polla bien lustrosa, que me llegaba hasta la campanilla. Sentía como se distendía mi garganta, en ese momento era una verdadera puta, no me importaba que los vecinos pudieran verme chupar aquellas jóvenes pollas. Le mame la polla por un rato, chupe sus cojones y todo su tronco desde el glande hasta las bolas dando mordisquitos en el tallo como una experta puta, tal como había visto a mamá y practicado con ella en la verga de mi padre. Notaba que esos machitos estaban a gusto de follarse a una nena tan jovencita con la experiencia que albergaba a esas alturas de año…

Ciertamente quería terminar cuanto antes pero aquellas pollas en mi boca me empezaban a calentar, cuando iba a chupar otro de los rabos que aguardaban, el rubito me dijo que él no podía quedarse mucho rato, así que necesitaba ser el primero en follarme y que luego ya me podría encargar de sus amigos, al resto no pareció importarles y se sentaron a masturbarse mientras contemplaban como aquel chico rubio se preparaba para follarme. Me tomó de la cintura y dándome la vuelta me levantó en vilo haciendo que continuara mamando mientras él estando en pie le pegaba una mamada a mi coño…. Tenía la vulva totalmente depilada, así que se veía perfectamente aquel clítoris totalmente rosadito, la lengua se me hundía tanto en la vagina como en el culo al que también escupía para luego meterle la lengua sin miramientos, sujetándome con un solo brazo aprovechó para empezar a preparar el coño.

Primero me metió uno de sus dedos, luego me fue introduciendo dos y tres hasta que pudo ver que tenía el conejito totalmente dilatado, no lo podía creer, me encontraba de cabeza mamándole la polla a aquel chico ,mis rodillas las tenía encima de los hombros del rubito, y me daba cuenta perfectamente de que me estaba follando. Jamás me lo habría planteado con ningún chico de mi edad hasta ese momento, y sin embargo, aquel chico se estaba dando el lujo de jugar con su agujero en la primera oportunidad. Me volvió a colocar en la sábana, me puso boca abajo y sin miramientos empezó a taladrarme el coño con su tremendo leño. Y entonces me sorprendió que el muy cabrón se pasara a follarme el culo

Desde luego parecía que la puesta había sido en toda regla y que al perder se pagarían conmigo de todas formas. Sentí un poco de dolor con la entrada de la cabeza, pero poco a poco me fui relajando hasta sobreponerme… poco a poco se fue pasando a sentir sólo placer y lujuria, cuando el rubito sintió que el culo se había adaptado a su riel, empezó a bombear con rapidez, era como una bestia dándole por el culo a su hembra.

Me sentía sucia siendo enculada, pero la culpa había sido de mi padre por no evitar tener esta cita…. Aunque trataba de evitarlo, yo empezaba a ponerme como una moto al sentir aquella deliciosa polla penetrar en mi culo. No tardé en tener un orgasmo, el rubito me metía la polla tres o cuatro veces seguidas para luego sacarla y así poder ver mi culo totalmente expuesto, de vez en cuando me metía dos dedos y luego continuaba con su polla, Yo, con mi hombro y cara pegada al colchón, sostenía las embestidas mientras con mis manos me agarraba las nalgas para así poder abrirme más el culo, disfrutaba con la enculada, ya no había duda alguna ni para ellos ni para mí.

     –      ¡¡Joder con la enana, parece que le alegra ser nuestra puta, Jajaja!!

Luego el rubito me giró y empezó a bombear en mi coño, el tronco me lo fue metiendo poco a poco hasta que sintió que la cabeza tocaba en la pared vaginal. Me había hundido toda la polla, desde mi posición miraba aquél falo como le entraba y pegaba con el fondo de mis entrañas, jamás me había imaginado que una polla de ese calibre pudiera acomodarse dentro de mi coñito.

Mientras tanto el rubio seguía extasiado viendo aquel culo totalmente dilatado, tomó mi mano derecha y me la dirigió al hoyo. Cuando el rubito clavó la polla a fondo de mi útero… percibí un buen chorro de semen, seguidos de otros tantos. Llenaba mi vientre de lefa, y al acabar la extrajo haciendo el típico sonido del descorchado de una botella… seguido se deslizó por mis piernas un reguero de leche, me puso de espaldas y sin más se dispuso a hacer un sesenta y nueve. Le limpie todo el semen mezclado con mi flujo del tronco, mientras éste me mamaba el coño y me esparcía el semen por las piernas.

Me dio un beso y me dijo que le había encantado que nuestras familias se llevaran tan bien y me ofrecieran mis padres. Esperaba volver a quedar otra vez y así poder follarme de nuevo. Me dijo que había sido el mejor polvo de su vida pero que tenía que irse… su madre le estaba esperando. Cuando el rubito se fue del apartamento, el negro volvió a entrar en acción, se acostó de espaldas animándome para que me sentara en su tronco, ésta vez no me hizo de rogar, el tronco del negro era como un poderoso ariete y no pude dejar de sentir placer de tenerlo en mis entrañas, así que continúe follando mientras el negro veía como se movían aquel par de tetas frente a su cara, mis tetas.

Estábamos en esa posición cuando sentí que algo se acercaba por detrás, era el otro chico, uno moreno que sin más me había tomado de la cintura y de una sola vez me ensartó toda la polla en el culo, solamente acerté a pegar un grito de dolor ya que no me había preparado para tolerar a dos pollas de ese calibre a la vez, sin embargo después de unas cuatro o cinco embestidas el culo supo acomodarse y lo empecé a disfrutar. En ese momento fue cuando sentí que por mis labios pasaban los del negro…sin más, abrí mi boca y me trague toda aquella lengua, podía sentir como los dos machos me estaban dando con todo.

Por fuerte que parezca lo único que me interesaba en ese momento, es que ninguna de las pollas se le fuera a escapar…, el moreno no se hizo esperar y prefirió mi boca como recipiente y no mi culo, así que sacó su polla e inmediatamente me introdujo la polla en la boca. Fue el primero en correrse fue en mi boca, soltó sendos chorros para su asombro, trague hasta la última gota que salía de esa polla, cosa que hasta ese momento me había parecido siempre repugnante, sin embargo en esa ocasión, a pesar de que le estaba mamando la polla a un desconocido, eso no me importaba, sentía aquello delicioso.

Tragué todo el semen, mientras tanto el negro se corrió en mis entrañas, llenándome el cubículo vaginal, con todos los riesgos de quedar preñada de un negro. Por un momento sólo se escuchaba la transpiración de los tres, nadie cambió de posición, yo continuaba engullendo el semen del moreno mientras el otro me rozaba la polla por toda la cara y el negro continuaba con alguno que otro espasmo vaciando sus huevos dentro de mi útero.

Después de unos minutos fue el moreno el primero en alejarse, tenía sed así que se fue a la cocina en busca de agua, el negro tomó una de mis tetas y solté un suspiro de gozo mientras al fin se quedó quieta su cintura tras haber descargado todo su contenido seminal en mis entrañas. No la sacó de mi coño, el cual sentía completamente lleno y obturado aún.

Luego quedamos que debía continuar la orgía, el trato era que probaran todos mis agujeros y se corrieran dentro de ellos. Esta vez era el moreno quien me la enchufaba por el coño mientras el negro me la clavaba por el culo, al cabo de una media hora los dos se deslecharon casi al unísono. Pero esa vez lo hicieron todos en mi cara, agitaron sus pollas hasta que mi rostro quedó inundado de esperma. Me agradecieron la follada, se vistieron y se largaron dejándome acostado en el centro de la cama de aquel apartamento okupado….  desnuda y con la cara llena de semen. Ese día comprendí la fuerza que poseía la atracción sexual de mi cuerpo… era un suculento reclamo para aquellos chicos. Así que fui yo quien empezó a jugar con ellos, y a ofrecer mis agujeros como pago en caso de perder en el Strip póker. Fueron dos semanas alucinantes de vacaciones… pero todo tiene su final y vuelta a la rutina de casa.

 




(Quería ir con mi amiga al cine)

Me encontraba sola con mi padre, por lo que tendría que pedirle permiso a él, pero era seguro que recibiría una respuesta negativa de su parte con el curso empezado, siempre me dice que debo de centrarme en los estudios, en eso es muy sobreprotector y exigente conmigo. Me vino a la cabeza la idea más simple del mundo… escaparme. Lo había hecho demasiadas veces sin que mis padres siquiera sospechen, aunque no siempre tuve esa suerte. En la última semana me descubrió dos veces masturbándome sin estudiar, y hace apenas unos días le llegaron malas noticias del instituto sombre mi mal rendimiento en clase, así que últimamente estaba muy molesto y más controlador. Debía ser muy cuidadosa con mis largos momentos de onanismo, no quería un castigo o más limitaciones.

Por suerte, tuve prácticas de hockey más intensas, hace poco había empezado con un entrenamiento más exigente al que aún no me he acostumbrado, me iba de casa más temprano y volvía más tarde, por lo que volvía agotada y mis padres me dejaban descansar sin molestar. Pero hace unos minutos mi mejor amiga, Saray, me invitó al cine y mis energías volvieron a habitar mi cuerpo, estaba harta de estar encerrada en mi casa por culpa de mis malas notas y la férrea disciplina de mi padre. Mi madre puso a cargo de su esposo mis permisos y control mientras estaba en Chile de viaje de trabajo, dado que él acaba su trabajo en la consejería sobre las 15:00, llega media hora más tarde, y justo coincidimos en horario. Él se queda en casa el resto de la tarde casi todos los días y me deja poco margen para mis aventuras vespertinas con mis amigas….

Me arreglé un poco, tomé mi bolso e inicié cuidadosamente el camino hacia la puerta. Al llegar a la sala de estar vi que estaba vacía.

    –      ¿Papi? – Llamé para asegurarme y al instante me arrepentí.

Nadie contestó, eso me puso alegre y seguí mi camino. Hasta que…

     –      ¿Lorena, hija, me has llamado? – Papá salió del pasillo mientras revisaba su móvil. – Estaba hablando con un conocido y… – De pronto alzó la vista hacia mí y frunció el ceño. – ¿A dónde vas? – Dijo en un tono serio y cortante.

Me había descubierto, mentirle sería inútil.

       Quería… solo ir al cine. Está muy cerca y pensé que podría volver enseguida…

      ¡¿Qué pensaste… con lo desobediente y caprichosa que te has puesto te dejaría ir un miércoles….?! ¡¡Ya no te digo el mal rendimiento en los estudios!! – Gritó lleno de ira.

      ¡Pero papá es el día del espectador y las entradas son más económicas…además hago todas las cosas de casa y tengo los deberes terminados! ¿Por qué no me dejas hacer nada? ¡Odio no poder salir con nadie! ¡No puedes controlarme para siempre!

      ¡Lo hago por tu bien…debes centrarte en estudiar! ¡Soy tu padre y mi deber es protegerte y augurarte un buen futuro!

      ¡Ya no soy una maldita niña! ¡Puedo cuidarme sola y me importa un comino que no creas eso! Hago todas las tareas y quiero salir a despejarme con Saray… Me encargado de limpiar la cocina y fregar todos los cacharros y platos ¡Hoy he cumplido!

Ya no me importaba lo que diga, iba a salir, y si recibía un castigo no me interesaba. Abrí la puerta, pero él la volvió a cerrar, me tomó de la cintura y me abrazó de espaldas contra sí.

     –      Eres mi niña, ¿entiendes? Ya no sé qué hacer para que hagas caso. Te crees mayor, pero en las calles acechan mil peligros para muchachitas como tú. ¡¡No quiero que te pase nada, ¿entiendes?!!

Tomó mis tetas sobre mi blusa sin intención aparente, pero enseguida que notó mis bultos en su mano empezó a manosearlos lascivamente. Estaba en shock, entendía lo que pasaba pero me hice la desentendida…

     –    ¿Papi? ¿Qué… qué haces?

    –  Mira cariño, todo se puede negociar… Si no me vas a obedecer y quieres mi consentimiento, al menos deberías hacer algo por mí a cambio de tus salidas.

No hacía falta que me trazara un mapa para saber lo que un macho que no folla desde hace una semana, desea de una hembra…y realmente yo estaba disponible para mi padre, pero tenía prisa para acudir a mi cita con Saray. Sin pensarlo mucho más, sus dedos desabotonaban mi blusa y siguió tocando mis pechos sobre el sostén mientras me empujaba hacia el centro de la sala, donde estaban los sofás. Mi respiración era pesada y emitía gruñidos de placer. Estaba desconcertada y encantada a la vez, mi padre quería castigarme.

      Detenté papá, esto está muy mal ¿Por qué hacerlo precisamente ahora que quiero ir con mis amigas…? ¡¡Anda déjame y te prometo que no volveré a portarme mal!! Te pediré permiso con antelación y te diré la ruta que haremos para que estés tranquilo…

      Es mejor que calles, te mereces un buen castigo ¡Voy a follarte aunque no quieras!

      Papá, por favor, no lo hagas, no puedes hacerle esto a tu niñita. Mi coñito lo tendrás igual cuando vuelva ¿Sabes que eres mi único hombre? – Mi tono era suplicante.

      Reemplazarás a tu madre cuando esté fuera y yo esté caliente, ya lo hemos hablado tu madre y yo… de esa forma me compensarás cuanto necesito drenar mis testículos dentro de una hembra, y llevo casi una semana sin vaciarlos.

      Sí, claro que sí papi… tu nena siempre estará disponible y obediente…

Rápidamente deslizó la camisa sobre mis hombros y la arrojó a un costado, después levantó mi falta por detrás y empezó su juego con mi trasero.

      ¡Por Dios Santo, eres igual de puta que tu madre…! por suerte heredaste su físico y eso me hace estar encantado de hacerte mía. ¡Eres una versión adolescente de ella!

Su tono era desesperado, me hablaba al oído mientras seguía manoseándome y comenzaba a besuquear mi cuello. Tomó del volado de mi falda y la jaló hacia abajo, cayéndose a mis pies y dejándome en ropa interior.

      Mi niña, mi niñita… llevo casi una semana sin sacarme la leche. Debí haber hecho esto antes, pero no quería importunarte… ahora no puedo aguantar un minuto más.

Tomó de mis caderas y me giró para quedar enfrentada con él. Vi que su rostro delataba su morbosidad y su apremiante necesidad de hembra. Dirigió su boca hacia mi oreja y empezó a lamberla, chuparla y morderla, mientras con sus dedos jalaba y soltaba el elástico de mi tanga. Yo no podía decir nada, estaba petrificada dejando que el macho me poseyera. Le apliqué el mismo tratamiento en su cuello, comiéndomelo a chupetones… intentaba abarcarlo todo mientras él aumentaba su agarre contra mí. Me había puesto súper cachonda y me coño comenzaba a destilar lubricante para hacer la entrada de su gran polla más fácil.

      Tomó mi cuello con fuerza y le pegué mi culo a su cuerpo. Luego puse la mano sobre su bulto. Estaba erecto. Era enorme. Con mi mano empecé a hacer movimientos arriba y abajo sobre su pantalón recorriéndole el gran cipote que se gasta mi padre.

      ¿Lo sientes bebé? Mi enorme polla estará dentro de ti hasta acabar en tu interior.

      Papi, seré una buena niña, no voy a desobedecerte más, ¡¡por favor papi dame todo esto!! – Logré decir con temor.

      Te creo Lorena… ahora debo darte tu castigo.

      Sí papi, quiero que me llenes hasta que acabes rellenado mi útero.

      Claro que sí mi amor, mereces que papá te llene de amor aunque has sido una niña mala y desobediente.

Me empujó contra el sofá más grande y caí acostada sobre el apoyabrazos, y en un segundo estaba a horcajadas sobre mí, besando la parte de mis tetas que el sostén no cubría mientras me sujetaba los brazos sobre mi cabeza. Es maravilloso ver a un macho en celo queriéndote hacer suya… me rendí, no podía hacer nada. Mi papi iba a follarme bien follada. Soltó mis brazos para levantar mi torso y dirigir sus manos al broche de mi sostén, sin nada de esfuerzo lo desabrochó y me lo sacó. Mis tetas quedaron completamente al descubierto. Papá los miraba deseoso, siempre me ha gustado esa mirada de pasión por la mujer que tenía enfrente, casi siempre mi madre, pero ahora era la niña quien sustituía a la madona y como decía mi padre, era una versión rejuvenecida y aumentada para satisfacer a semental.

      Dios mío, tus tetas son increíble. Son enormes como las de tu madre. – Con sus pulgares empezó a jugar con mis pezones. – Hasta diría que son mejores… son perfectas mi amor, las tetas más excitante que jamás he tenido en mis manos.

Ni siquiera me molesté en hacer algo cuando dirigió su boca hacia mis pezones y empezó a chuparlos con un salvajismo animal, dejé de esforzarme para escapar de la situación ¡¿En realidad deseaba ya escapar de aquella tormenta de pasión?! Solo dejaría que papá terminase con lo suyo y me cubriese en una fenomenal montada. Su boca chupaba ferozmente y sus dientes daban mordiscos, parecía un león atacando a una presa.

Irguió su espalda, una de sus manos siguió en mis tetas y con la otra empezó a desabrochar los botones de su camisa, se la quitó y la tiró al suelo, exponiendo su trabajado torso. Sus abdominales marcados y sus brazos musculosos se lucían. Quise disminuir la espera y me acerqué a ayudarle, desabroché su cinturón, mientras él se quitaba los zapatos y sus pantalones cayeron a plomo al suelo. Ahora solo nos cubría a ambos su bóxer y mi tanga. Volvió a caer sobre mí, esta vez dando besos en todo mi rostro, yo giraba mi cabeza de un lado a otro para hacer notar mi incomodidad, pero no le importaba. De repente sentí su bulto frotarse sobre la tela de mi tanga, tan solo dos capas de delgada tela cubrían nuestros sexos. Inevitablemente, mi respiración se hizo pesada, y pequeños gemidos salían de mi boca. Por más que me arqueara, su cuerpo respondía al toque de mis partes sensibles.

      ¿Es muy grande, no es así? Esta enorme polla te penetrará enseguida. – Podía sentir el placer en los gemidos de papá.

      Papi… ¡¿Lograrás meterme todo el pollón dentro de mi útero por primera vez?! – Pude susurrar, pero no hizo caso. – Debes intentarlo… quiero notar cómo me golpean tus huevazos en mi coño… – Se los agarré sopesándolos, me excita demasiado sentir esas bolas en mis manos. Solo saber que de ahí salí yo, me pone como una perra.

Puso sus manos en los elásticos de mi tanga y volvió a jugar con ellos, hasta que sentí como esa tela dejaba de cubrir mi vagina, ahora estaba desnuda ante mi papi una vez más, solo que en esta ocasión era para matarme a pollazos. Él observaba excitado mis partes íntimas. Bajó su cabeza hasta mi abdomen y empezó a besarlo, bajando cada vez más, hasta llegar a mi clítoris. No tuvo ningún problema de llegar sin encontrar vello alguno, lo poco que me sale lo depilo para estar siempre con el coñito pelado igual que una nena de ocho añitos. Sentí su lengua sobre él, deslizándose lentamente… saboreándolo, después tomo velocidad y sentí su impiedad con él, era veloz y salvaje, lo extraía del capuchón y los sorbía con sus labios  tirando de la pepita con fortaleza. De mi boca salían más gemidos, no podía evitarlo, a mi cuerpo le gustaba, a mi coño mucho más. No tardé en mojarme, sentía la hinchazón de mis labios vaginales con una calentura sin igual. Mi padre se levantó y tomó mi barbilla con una de sus manos, levantó mi cabeza para que lo mirase a los ojos.

      Siempre te hemos mimado y dado amor… Ahora te enseñaré a comportarte como una perra sucia y vas a aprender a follar como una PUTA.

Con un movimiento rápido se quitó los calzones y empezó a masturbarse sobre mi coño entre mis piernas… yo no podía dejar de mirar ese pollón que posaba sus huevos en mi raja y me llegaba al estómago. Su morbosa expresión me ponía cachonda ¡¡Mi padre quería tener sexo duro conmigo, con su hijita!! ¡¿Mamá se enterará de esto?! Acercó la punta del glande a mi coñito, lo frotaba entre los labios y en la entrada, pudiendo sentirme bien mojada

Y sucedió. Papi introdujo lentamente su enorme ariete en mi estrecha vagina, mi humedad lo facilitaba mogollón. Mi cuerpo se estremeció y aferré mis uñas en el sofá.

      Sigue papi, no parees ahora. – Supliqué.

Mi padre puso sus manos en mi cintura para sujetarse, la lentitud de su entrada desapareció cuando sus movimientos se volvieron rápidos. El duro y largo tallo de su verga aparecía y desaparecía de la raja de mi coño a gran velocidad. Papá gemía como loco, podía oír el goce del placer de tener sexo con su hija, y yo hacía lo mismo, a mi cuerpo naturalmente le gustaba, y lo hacía notar con mis gemidos, que retumbaban por toda la casa. Me penetraba con furia, su estoque llegaba muy profundo, nunca me lo habían hecho con tanta intensidad.

      Papi, estás siendo muy brusco. – Dije entre gemidos.

      Lo sé… ya eres una buena hembra y debo follarte como se merece una gran Zorra.

Su penetración se volvió aún más rápida, mis gemidos aumentaron y los jugos de mi vagina salían a grandes cantidades, se hacían viscosos al roce de su verga hasta llegar a blanquear como si fuera espuma. Estaba en mi límite, y sin más espera mi orgasmo llegó con el temblor de mi cuerpo. Era maravilloso sentir mi corrida tendiendo a mi padre follándome con toda su energía… las sensaciones eran escandalosas y hasta inmerecidas por ser tan puta.

      ¡¡Joder Lorena… me tienes a punto!! ¡Voy a correrme! Noto que me llega una gran lechada ¡¡Joder nena como me has puesto!!

      ¡Sí papi! Por fav… Ummm ¡Dámelo todo papá… quiero estar llena de tu leche! ¡Córrete dentro de mí…no te salgas por favor, papi¡ ¡¡Quiero que me PREÑES bien!

Se concatenaron los dos orgasmos… acabando el mío entre esténtores llegó el de mi padre, y no era demasiado tarde aún. Papá gimió por última vez y se detuvo, el semen salió de su cipote para atiborrar mi vagina profunda, notaba como se ponía más dura y la clavó a fondo…allí la calidez de su leche me hizo entender que eyaculaba y al fin cumplió su cometido, terminó de cubrirme haciéndome suya, marcándome como su    nueva puta.

Nos miramos fijamente unos segundos, él con una expresión neutra entre sonriente y condescendiente, yo con una de confusión y algo de miedo por lo que acababa de pasar… podía haber sido preñada por mi propio padre en esa follada. Engendrar a sus hijos no era el plan de mi vida, y nunca lo fue, pero no creo que pueda tener muchas más opciones. Salió dentro de mí, dejando un pequeño reguero de esperma espeso que brotaba de mi estrecha rajita, se paró salió para volver rápidamente. Yo trataba de salir del shock de haber sido usada tan brutalmente por mi amado padre… y recuperar mi aliento. Sacó dinero de su billetera y la puso en la mesita de café.

      Aquí tienes para la entrada y para invitar al Mc Donald a Saray también. No regreses tarde porque te estaré esperando despierto. ¡Llámame si tienes algún problema o tengo que ir a recogeros!

Habló con naturalidad, con el trato habitual que mi padre le daba a todas las putas que se follaba después de darle una duro tratamiento a su coño… me gustaba ese tono tan cercano tantas veces visto con su propia esposa, mi madre. Él sabía que yo estaba bien aunque siguiera recostada destrozada como una perra, desnuda y con las piernas abiertas segregando lefa espesa por mi raja… en ese momento me di cuenta que ya había dejado de ser su niña, para convertirme en su nueva hembra con tan solo 16 añitos. Papá caminó hacia el final de la sala y subió por las escaleras. Lentamente, y aún llena de confusión, me levanté para buscar mi ropa, no me di una ducha porque deseaba seguir oliendo a macho, relamía el aroma de mi hombre. Me puse las braguitas y se empaparon con la lefa de mi padre, sonreía al ver la humedad traspasar la fina tela… nada más acabar de pintarme los labios de rojo pasión, oí el tono de llamada de mi teléfono en mi bolso. Debía ser Saray. Seguramente estaba molesta porque llegaba tarde…

Las ausencias de mamá afectaban a mi padre bastante, acostumbrado a tener a su hembra en casa para desahogarse a diario, pero me tenía a mí. Mi padre siempre ha sido una persona maravillosa conmigo… comprensivo, cariñoso, atento, sacrificado, preocupado de hasta el último detalle, si había que corregirme en algo o por algo, no dudaba en hacerlo, pero lo hacía con una justicia templada por el amor.

Afortunadamente mi madre adorada es una mujer muy segura de sí misma y demasiado generosa con su familia, además de tener las mismas cualidades que su esposo, mi padre, eso me ha valido para tener una educación completa en el ámbito social y personal, pero sobre todo en el aspecto sexual. Se puede decir que compartir encuentros sexuales con mis padres e igual que para mis amigas compartir una tarde bolos con los suyos…un rato de diversión, risas, emociones y disfrute con la adrenalina a tope. Mi madre trabaja como profesional independiente o autónomo desde hace muchos años y no sabe estructurar sus jornadas de trabajo, separar el curro del tiempo libre. Funciona con horarios imposibles e impredecibles, eso les lleva a aprovechar al máximo el tiempo que están juntos mamá y papá. Sé que en los últimos dos años no han encontrado amigos que soporten tal estilo de vida, así que las relaciones que han tenido han sido esporádicas y efímeras, a excepción de las tenidas con su hija. Ellos me agradecen que sea el aglomerante que los mantiene unidos y yo encantada, porque me dan la oportunidad de explorar todos los rincones de la sexualidad masculina y femenina que hay dentro de mí… si me gusta follar con mi padre, también me agrada mucho tener sexo con mamá, para mí ambos son mi complemento. Yo sé que mi padre estaría sufriendo muchísimo si no me follase, porque mi madre me confesaba y yo misma lo veía, que él era de sexo diario…indistintamente en la mañana, tarde o en la noche. De no poder desfogarse apropiadamente tenía que ser terrible para él y tener consecuencias en el matrimonio, y yo por nada del mundo deseaba que mis padres se separasen, de tal modo que no solo aprendía y disfrutaba del sexo en casa, sino que además me agradecían que fuese su muñeca de juegos sexuales.

De hecho los signos que mostraba apuntaban a que estaba siendo muy dificultosa para él esta etapa de su vida con su esposa viajando constantemente y prácticamente privado de sexo. Se habría vuelto arisco y difícil de tratar…, su chispa y alegría que siempre lo caracterizó se mantenía gracias a su hija, eso me llenaba de orgullo por completo. En sus ojos se percibía desazón, disgusto, pesadumbre, insipidez por las cosas que antes lo hacían disfrutar con su esposa, pero cuando lo hacíamos todo eso desaparecía. Mi padre es un semental que no puede carecer de la satisfacción de una necesidad básica como es desfogar para aliviar la congestión de sus testículos y yo supe cómo remediarlo. Entonces decidí tomar cartas en el asunto porque no iba a permitir que mi padre se apagara sin que yo hiciera algo por él. Sabía cuál era su necesidad… SEXO, mucho sexo. Sabía también cuál era el impedimento que existía entre mis padres, el modo de vida de mamá incompatible con una relación de pareja normal, común. Modificar el estilo de vida de mi madre, enraizado por años, era una labor de largo aliento y esa cota de libertad laboral alcanzada no era justo que la dejase para volver a su hogar. Por eso en consenso familiar habíamos acordado que yo entrase a jugar en el rol sexual de mis padres…, entregarle mi cuerpo a papá era algo que estaba en mi mano hacer pese a mi edad. No tenía ni tengo impedimentos morales ni de otro tipo con el tema del incesto, siempre que no haya embarazos, ni mucho menos hijos a corto plazo, porque quisiera quedar preñada, una vez acabados mis estudios.

Yo he follado con primos, tíos y otra parentela diversa sin ningún problema en las largas vacaciones que pasábamos en casa de mis abuelos, que como ya dije eran hippies en sus tiempos y naturistas convencidos, y esa filosofía nos la han trasladado a los hijos y nietos. Mi padre más de una vez y más de dos se folló a la hermana de mi madre, a alguna prima mayor cuando era adolescente, a sus dos cuñadas y siempre mi madre lo supo, lo consintió e, incluso, hasta lo alentó, cuando deseaba tomarse un descanso del continuo asedio sexual de mi padre. También están las aventuras con los amigos y las orgías de antaño. Aprovechando el clima caluroso de la época y en pos de atisbar la meta de seducir a papá, me embellecí todo lo que pude, me puse un vestido de tela ligera, bien escotado y corto, solamente con un tanguita minúsculo amarillo. Quería provocar, intentar seducir a mi padre, tentarlo.

Al llegar saludé efusivamente a mi padre, lo abracé y besé en los labios —como hacía siempre, pero esta vez con sensualidad y erotismo— y aproveché de pegar muy mucho mi cuerpo al suyo, haciendo que mi entrepierna acariciara sutilmente su sexo y mis tetas puntillera con mis pezones erguidos su pecho. Breves instantes después noté cómo la polla de mi padre salía de su letargo y se erguía a toda prisa…es tan gruesa que es difícil no ver el gran bulto que forma bajo sus pantalones. Eso me dio la señal que buscaba… mi padre me deseaba y solamente requería de un estímulo apropiado para hacer clic, para enganchar. Si yo no lo excitara o estimulara sexualmente, su pene  no habría reaccionado con tanta celeridad y entusiasmo. Algo que ayudaba mucho era que yo me parecía mucho a mamá, tenía el mismo tipo físico y similares cualidades y modo de ser de cuando ella era adolescente… contextura media, cabello negro, largo, liso y brillante, tetas voluptuosas, culo grande y respingón, piernas bien torneadas, carnosas y firmes, además de un rostro atractivo.

Almorcé con él y Durante la comida y en la posterior conversación antes aludida, noté que los ojos de mi padre se clavaban por largos momentos en mi escote generoso. Mis pechos voluminosos, tersos y naturales, como los de mamá, lo tenían como hipnotizado. Aprovechando aquella favorable circunstancia le propuse que viéramos una película erótica que yo había llevado por si se daba la oportunidad. Nos fuimos a la habitación de papá y yo pasé antes al cuarto de vestir de mamá para ver si encontraba algo más cómodo que ponerme. Hallé una camisola de dormir muy sensual, provocativa, casi completamente transparente, de una tela muy fina y suave al tacto. Si pensarlo dos veces me la puse sin ropa interior. Aparecí en el cuarto paterno con fingida naturalidad…, noté cómo prácticamente de inmediato la polla de papá se izó. Él se puso cómodo mostrando sin pudor su gran erección

      Papá es que tengo mucho calor y por eso me puse este camisón de mamá, ¿te molesta?

      No, no hija, al contrario, te ves preciosa, guapísima, Has tenido una gran idea.

      ¿Por qué no te quitas todo y te pones más cómodo aún para ver la película bien confortablemente?

      Sí, sí, eso haré. Espérame un poco. Se despelotó en un santiamén.

Nos dispusimos a ver el vídeo recostados en la cama matrimonial del cuarto de papá. De a poco me fui acercando a él hasta colocarme en una posición tal que él pudiese ver sin dificultad la desnudez de mi cuerpo a través de la fina tela transparente de mi atuendo. Ello, unido a lo caliente de las escenas de la película, causó que la verga de papá no dejase de estar todo el tiempo enhiesta. Papá nunca intentó ocultar su erección y dejó que se manifestara en todo su esplendor.

A medida que avanzaba el vídeo una mano de mi padre se posó sobre mis piernas acariciándolas suave y pícaramente, pero con disimulo. Yo hice como que no me enteraba de nada, pero a medida que la mano agarraba confianza y enfilaba lentamente hacia arriba,  los sensibles pezones de mis tetas respondieron al estímulo y se endurecieron orgullosos.

Pasamos un buen rato así. Papá pareciera que no se atreviese a ir a más y yo, además de que mis pezones tiesos habían puesto en evidencia mi calentura, que se incrementaba más minuto a minuto, sentía que mi coño rezumaba jugos que pronto saldrían al exterior y se harían visibles. Entonces decidí enfrentar resueltamente la situación y dar un paso más allá, uno determinante, categórico. Deslicé mi mano hasta la entrepierna de papá, le rocé sensualmente la polla, y al no haber reacción negativa de papá, se la empecé a acariciar con decisión sujetando con fortaleza el duro tallo.

      ¡Hija! – musitó papá excitado y sorprendido a la vez.

      Sssshhhh…no digas nada papi, solamente déjate llevar.  

 A continuación di el paso decisivo… le sobé los huevazos y se los apreté

      Parece que los tienes bien llenos papá… ¡¡llevas mucho tiempo sin drenarlos!!

Me abalancé sobre su gran erección y se la comencé a chupar suavemente y con fruición palmaria. Papá no hizo nada al principio, solo cerró los ojos y se dejó agasajar por mi juvenil lengua y boca. Poco rato después mi padre se encendió y salió de su pasividad. Se puso de pie al costado de la cama, y me hizo acercarme al borde de la cama. Entonces me folló la boca con frenesí, sujetándome la cabeza con ambas manos para introducir su verga hasta el fondo de mi boca. Unos minutos después se corrió copiosamente dentro de mi boca. Traté de tragar a toda prisa tan abundante polución  caliente, pero no logré impedir que algunos hilos de semen se salieran de la boca por las comisuras labiales y se deslizaran por mi mentón.

Papá me abrazó y besó con pasión desenfrenada, mientras sus manos recorrían mis nalgas, mi vagina y mis tetas con lujuria desatada, después. Para mi sorpresa su polla volvía a empinarse de nuevo tan gorda y grande como antes. Me colocó a cuatro patas sobre la cama y acercó su polla a la puerta de mi vagina, provocando un exquisito roce entre mi clítoris y la punta de su colosal tranca. Comencé a gemir de placer y, seguidamente, me la metió de golpe hasta el fondo de mi intimidad. Sentí un grado de excitación sublime, tuve ganas de gritarle que me follara de una vez porque ya no resistía más. Pero no fue necesario. Mi padre tomó con firmeza mis caderas con sus manos y empezó a follarme como poseso, con un mete y saca vertiginoso que denotaba voracidad y hambruna… sentía todo el poder de su hombría en lo más profundo de mi vagina. Yo de los gemidos pasé a los jadeos y terminé gritando de júbilo, de gozo infinito. Me empecé a correr una y otra vez, cual chica multi orgásmica. Mis líquidos vaginales corrían por mis muslos, bañaban mis piernas  y humedecían las sábanas de la cama. Mi padre seguía y seguía en su mete y saca acelerado sin dar tregua, muestras de agotamiento ni de aproximarse a su clímax. Notaba la dureza del vástago encavando en mi útero y sus pelotas golpeando sin cesar en mi vulva…ambas cosas me enloquecían y las necesitaba para llegar a mi siguiente corrida.

Repentinamente se detuvo, sacó su polla empapada de mi chocho, se hincó en el suelo y comenzó a masajear mi ano con su lengua. Yo no dije nada, únicamente intenté relajarme y aprontarme para lo que se venía con inminencia. Pero no ocurrió aquello, no con la perentoriedad que yo imaginaba. Mi padre se tomó todo el tiempo que estimó necesario para dilatar bien mi canal rectal y su esfínter. Lo hizo con la lengua al comienzo, introduciéndola y sacándola de mi culo repetidamente. Luego empleó sus dedos untados en mis fluidos vaginales para apurar la dilatación del, hasta entonces, casto orificio anal. Todo aquel largo proceso no hizo otra cosa que ponerme al borde del súmmum de la excitación. Ya no solo gemía, jadeaba, resollaba y chillaba sin medida, sino que había empezado a suplicar que me la metiera de una buena vez. Por fin llegó el momento, la tranca cárnea de mi progenitor se posicionó a la entrada dilatada de mi recto. En ese instante crucial me preguntó…

      ¿De verdad que estás ansiosa por que te la meta por el culo, cariño? –  Susurró mi padre en mi oído.

      Sí papaíto, por favor no me hagas esperar más. Métemela toda, entera. – respondí con un hilo de voz.   

Con obediencia militar me la fue metiendo poco a poco por el vestal agujero anal hasta que sus huevos tocaron con mis nalgas. Mis sensaciones eran extrañas, de dolor y placer entremezclados, combinados. Papá mantuvo su polla adentro por un tiempo lo que hizo que, de a poco, la sensación de malestar fuera remitiendo y mi canal rectal se adaptara al tamaño y forma del pene de mi padre, como un guante a una mano. Entonces mi padre empezó a follarme el culo despacio, con cuidado y suavidad. A medida que transcurría la acción mi excitación se acrecentaba y los deseos de ser follada más duramente aumentaban exponencialmente. Los gritos de gusto así se lo hacían saber a mi progenitor. Papá, aún inseguro, preguntó…

      ¿De verdad quieres que te folle el culo más duro hija?

      Sí papi, sí…, dame duro – respondí suplicante ser ensamblada por tan duro estoque. 

Entonces mi padre comenzó a acelerar el ritmo hasta lograr que mi fruición lujuriosa se desatara como nunca antes. Chillé, grité y pedí más y más. A mi padre aquello lo encendía enormemente, me follaba cada vez más rápido, con más vicio y ganas… el sonido de los choques de nuestros cuerpos era atronador, el vaivén de su polla era incesante y veloz, casi infernal, pero exquisito. Tras largos minutos su gran verga explotó al interior de mi culo y bañó mis cavidades rectales con deliciosa leche tibia. Yo quedé en éxtasis, embelesada, fascinada. En cuanto pude me giré para terminar de succionar del pene de papá hasta la última gota de fluido seminal. Rendidos, extenuados, descansamos un ratito acurrucados, acariciándonos, besándonos y mimándonos.

       ¿Te gustó hija? ¿lo pasaste bien? – Me preguntó con voz tenue.

      Sí papi, me encantó. Nadie me había hecho sentir lo que tú. Tu fogosidad es exquisita.

Follamos el resto de la tarde y toda la noche hasta pasadas las cinco de la madrugada, solo con pequeños intervalos para coger fuerzas y comer o beber algo. Amanecimos al día siguiente alrededor del mediodía, desnudos, juntitos padre e hija como mujer y hombre, él detrás de mí, con su polla dura pujando por reanudar la acción, por adentrarse de nuevo en mis cavidades íntimas y rebosarlas de semen. Finalmente lo hizo antes de levantarnos, ducharnos juntos y vestirnos.






Por la tarde me acompañó de tiendas a comprarme cosas bonitas para lucir a su lado por la calle, porque en casa mi vestido favorito es mi piel desnuda. A la vuelta llegó la nuestra segunda sesión nocturna de sexo y lascivia paterno filial. Cada día mi padre acaba con los testículos secos y su hijita llena, y eso al final tiene sus consecuencias… al mes siguiente se confirmó que mi padre me había dejado bien preñada, pero lo curioso es que mi madre ya andaba por el tercer mes de embarazo ¡¡DOS PREÑADAS EN CASA PARA UN SEMENTAL!!  

 

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