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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

El chochito de papá

 

Mayo de 2019

El agua caía sobre el largo cabello rubio de Olivia en la ducha, bajaba por su espalda hacia su culo duro y respingón, por sus grandes tetas de pezones erectos mojando su vientre hasta calarle el coño, en el que se empezaban a ver los brotes de los pelillos en su pubis rasurado sobre el pelado coñito… luego bañaban sus largas piernas y se iba por el desagüe mientras ella con su mano izquierda metía y sacaba de su coño un pequeño consolador y con los dedos de la derecha acariciaba su clítoris. En su imaginación estaba en un jardín, rodeada de rosas rojas y bajo la lluvia, su padre, que era su inspiración, estaba detrás de ella besando su cuello, magreado sus tetas y follando su chochito.

 


 

Eusebio, el padre de Olivia, entró en el chalet. Llegó al salón y le pareció oír algo así como gemidos en la ducha. Sí su hija estaba en Londres de vacaciones y su mujer en París con su marchante, se dijo a sí mismo… “Estás obsesionado con el sexo, Eusebio”

Cuando se iba a quitar la chaqueta de su traje gris, oyó la voz de su hija decir…

- ¡Me corro en tu polla!

La chica había vuelto de Londres sin previo aviso. Eusebio, un hombre de 46 años serio por defecto profesional… un atractivo juez de primera instancia, ya no acabó de quitarse la chaqueta del traje, se quedó escuchando unos segundos mientras duró el orgasmo y se dio media vuelta… volvió a salir del chalet. De seguir allí su hija lo encontraría y con lo excitada que se hallaba, podría pasar lo que él no deseaba que se repitiese.

Subió en su Mercedes-Benz GLC SUV. Condujo media hora pensando en su hija y en el significando de correrse en la polla de quien, hasta llegar a su lugar favorito, donde solía desconectar…, era una tranquila cala de poca afluencia por su lejanía de cualquier núcleo urbano. Allí aparcó el coche, justo al lado de un renault Twingo naranja, a unos cincuenta metros de la arena. Sin salir de él se puso a mirar cómo jugaba con su perro, una joven alta, delgada, rubia con coletas y en biquini que tendría la edad de su hija y de físico increíblemente similar. La muchacha lanzaba un disco de plástico y el perro con ella, salían corriendo para ver quien lo cogía antes, obviamente lo cogía siempre el perro, se lo devolvía y volvía a lanzarlo en una danzan cómplice perro-humano.

A la muchacha al correr sobre la arena no se le movían las tetas ni las nalgas, las debía tener duras cómo piedras, en eso se diferenciaba de Olivia, su hija era una chica más bien tetona. Eusebio hizo lo que nunca haría si no hubiera oído los gemidos de su hija al correrse, sacó la polla y mirando para la joven de la cala, comenzó a menearla, viendo en ella a su propia hija.

Al rato la muchacha se percató del vehículo aparcado al lado del suyo, y de que la estaban mirando…, fue lanzando el disco con dirección al Mercedes. Cada vez que se acercaba, veía con más claridad que el brazo del hombre se movía, sin embargo Eusebio nunca pensó que llegaría a acercarse tanto como para verlo, así que él continuaba meneándosela con los ojos cerrados a ratos. Acabó lanzando el disco al lado del vehículo. Eusebio al ver a la joven venir hacia el coche dejó de menearla, pero no la guardó con demasiada pericia o por si caía algo. La muchacha tenía que saciar su curiosidad, acercó la cabeza a la ventanilla, miró. Vio que Eusebio tenía la polla en la mano. A la joven se le escapó una sonrisa y después le preguntó…

- ¿No te da vergüenza hacerte una paja a tu edad mirando a una jovencita...?

Eusebio bajó el cristal de la ventanilla y le respondió…

- Al ver una chica tan bella como tú, no.

Cómo si no estuviera cansada de saber que la paja la hacía a su salud…

- ¿¡Te la estabas haciendo por mi culpa?!

- ¿Hay alguien más en la playa?

- Panchito.

Panchito tenía que ser el perro, Eusebio.

- No me va la zoofilia.

- ¡¡A mí sí!! Aunque prefiero a un buen macho de raza humana.

- ¡¿Te follas a tu perro?!

- Tal vez… pero ya que soy la causante de tu paja, me gustaría ver cómo te sale la leche de tu polla. ¡Se te ve gorda y larga… y unos huevos enormes!

Eusebio miró a la muchacha, era preciosa, tenía los ojos azules, el cabello rubio, los labios gruesos y no iba pintada, no le hacía falta, su belleza no necesitaba aditivos con carita de niña.

- Enséñame algo.

- ¿Qué me das a cambio?

- Mi leche.

- Dame algo que se pueda gastar.

- ¿Te valen cincuenta euros por enseñarme las tetas?

- ¡Vale!

Cogió la cartera en la guantera y le dio los cincuenta euros. Con el dinero en una mano, la joven apoyó los brazos en la ventanilla, se subió la parte de arriba del biquini, y dándole el culo a los coches que a unos treinta metros pasaban por la carretera, le enseñó sus tetas casi triangulares, con areolas marrones y pezones gorditos, luego le preguntó muy coqueta…

- ¿Te gustan?

Eusebio meneando la polla…

- Me gustaría más ver tu coño, pero se me acabó el dinero.

- Tú dale a la zambomba que ya veremos.

La joven vio cómo la mano derecha de Eusebio subía y bajaba el prepucio, nunca había visto hacerse una paja a nadie delante de ella, pero tampoco había visto una verga de ese tamaño… recia y larga como un palmo. Ella parecía hipnotizada en ver cómo la piel del prepucio tapaba el glande y después bajaba despejándolo… Cuando del meato le empezó a salir aguadilla ya ella tenía la braga del biquini mojada. La apartó para un lado y le dijo ansiosa y sofocada..

- ¡¡Abre la puerta!!

Eusebio abrió la puerta del coche y vio su coño completamente pelado, de labios carnosos.

- ¿Te gusta?

- Lo que me gustaría realmente es comérmelo.

- Nunca se sabe, a lo mejor tienes suerte, mientras tanto voy a hacer algo para ti.

La joven empezó a hacerse un dedo… En nada estaba gimiendo por la paja que se procuraba en su coñito. Eusebio, sin dejar de menear la polla, la agarró por la cintura y tiró hacia él. La joven se dejó ir y su coño se encontró con la lengua de Eusebio. Con poco más de una docena de lamidas a lo largo de su raja y castigándole el clítoris, para después follarle el coñito con la lengua, hizo que la joven se corriera en su boca… el juez no tardó en beberse cada chorro de flujo que emanó de esa raja enjuta e impúber.

La joven al acabar de correrse se agachó le cogió la polla y se le chupó un par de veces el glande y sustituyó la mano del hombre por su fina mano. Se la empezó a menear y a mamar, dedicando la otra mano a masajearle los huevazos del semental… en un par de minutos de felación, el señor juez se corría a chorros dentro de la boca sedienta de la chica, esta se tragó hasta la última gota de lefa…, después se levantó, se bajó la parte de arriba del biquini y se colocó bien la braguita calada…

- Fue un placer, señor… ha sido el dinero más sabroso que he ganado esta semana.

Eusebio guardando la polla…

- El placer creo que ha sido mutuo… hacía tiempo que nadie se bebía mi leche.

La muchacha echó a correr con el perro detrás de ella. Llegó hasta donde tenía su ropa y guardó los cincuenta euros en uno de los bolsillos de sus vaqueros. Cuando Eusebio encendió el coche para irse, la joven le dijo adiós con la mano. Después lanzó el disco y el “bichón maltés” y ella se echaban a correr en su busca.

Cuando Eusebio llegó a casa se quitó la chaqueta del traje, se desabotonó el chaleco, se sentó en el tresillo del salón, se quitó los zapatos, cogió el mando de la televisión y la puso en Discovery Channel.

Olivia llegó al salón vestida con un short rojo y una blusa con los cuatro botones de arriba fuera de sus ojales y anudado por encima del ombligo. Enseñando el canalillo y la mitad de sus grandes tetas, le dijo a su padre…

- ¡Sorpresa!

Eusebio la miró y le dijo:

- ¿Pero tú no volvías la semana que viene?

- Londres no es lo que yo esperaba, por cierto, llamó mamá.

- ¿Y qué te dijo?

- Que te dijese que el miércoles vuelve de París y que firmará los papeles del divorcio…. Al parecer le está yendo bien con la exposición y con su marchante.

- Sin tiempo no era… me alegra que se haya decidido de una vez

- Yo también, me teníais de los nervios con la indecisión… ¿Una copa, papá?

- Ponme una bien cargada para celebrarlo.

Olivia fue al mueble bar y se sirvió una copa de peppermint Marie Brizard. Hizo cómo si sirviese otra de brandy Fundador Supremo y cuando devolvió la botella al mueble bar cogió otra copa que ya había preparado con brandy adulterado con una pastilla azul de viagra, luego fue junto a su padre, le dio el brandy bien disuelto, tomó un sorbito de peppermint, posó la copa en la mesa camilla, y le dijo…

- Me voy a refrescar en la ducha, este verano me va matar de tanto calor.

En el aseo se tomó su tiempo. ¿El motivo? Que la pastilla le hiciese efecto a su padre. Afeitó el poco vello que coronaba su coño, se miró entera y observó que la depilación de sus piernas y axilas era impecable, los 250€ del tratamiento había valido la pena…, dejó su piel suave cómo la seda en su totalidad.

 


 

Media hora después volvía al salón cubierta con un mini albornoz de satén rojo y oliendo a J’Adore, una esencia de perfume que le había regalado su padre. Se puso unos cascos en la cabeza, encendió el reproductor de música y dándole la espalda a su padre comenzó a mover el cuerpo sensualmente y a cantar a dúo con Pablo Alborán.

Hablemos de amor, del sol en tu espalda, del sueño que tarda en soltar la mañana, ser tu despertador, hablemos de amor, el beso en la frente que llama a la suerte y avisa que está todo bajo control...”

Olivia había cantado moviendo rítmicamente sus caderas y su culo. Era una zorrita de mucho cuidado, bien conocida por ser una calienta pollas de cuidado, en los pequeños círculos de pijoterío en que se movía. Llevaba tiempo provocando a su padre de decenas de maneras diferentes, con besos en la comisura de los labios al besarlo en la mejilla, con salidas del baño casi sin ropa…, incluso una semana antes cuando Eusebio iba para la cama, al pasar por delante de la puerta de la habitación de su hija la había visto frente al espejo desnuda y tocándose, y la había visto porque había dejado la puerta abierta para que ocurriera… La chica se hallaba salida perdida, hacía tiempo que necesitaba un polvo… pasaban 5 meses sin un novio que le interesase con quien follar… Pero volvamos al turrón.

Al acabar la canción se quitó los cascos. A Eusebio ya le hacía efecto la viagra sin que él pudiera hacer nada para remediarlo… tenía un empalme brutal, erección que intentaba disimular con posturas que encubrieran el bulto. Olivia le preguntó…

- ¿Jugamos a las cartas y escuchamos música?

- Un poco de Rod Stewart…, y ¿A qué te gustaría jugar?

- Si me das a elegir, yo prefiero al strip póker, pero tal vez a ti no...

Eusebio sabía de sobra a donde quería llegar su hija…

- A ver, Olivia, primero el bailecito, ahora el strip póker... ¿Qué buscas?

- ¿Por qué preguntas lo que ya sabes, papá? ¡Yo te he visto… tú me has visto…!

Eusebio se puso duro, aunque esperando que no le hiciera caso.

- ¡Tira para tu habitación si no quieres que te ponga en tu sitio!

Olivia fue junto a su padre, se quitó los cascos, y cogió el mando a distancia encima de la mesa camilla para apagar la televisión y poner música de Rod Stewart. Eusebio, muy serio…

- ¡Ni se te ocurra quitármelo!

Olivia sonreía.

- Voy a cambiar y vamos a jugar…

Eusebio le cogió el mando de la mano y puso el grandes éxitos de Rod Stewart… sonaba “Baby Jane”. Olivia se echó encima de su padre para arrebatárselo. Sin querer queriendo se había puesto en posición para que la azotase como si fuera una niña pequeña, y su padre aprovechó la posición.

- ¡Ahora verás, gamberra!

Eusebio le puso una mano en la espalda, le levantó el mini albornoz, y cómo no llevaba ropa interior le quedó el culo al aire. Eusebio mirando aquel culo redondo y duro casi se le cae la baba… ¡era tan parecido a la de la chica de la playa o mejor!, haciendo de tripas corazón…

- ¡Serás guarra! Sin bragas y con estos bailecitos para tu padre…

La palma de su mano derecha fue de una nalga a la otra pegando con ganas, más simulado que real, aunque bastante sonoro como para que pareciese un castigo.

Plas - ¡Ay, me gusta…! Plas ¡Ay, me estás calentando mucho...! Plas ¡¡Joder papi, podría correrme si sigues así!! Plas, Plas, Plas… le dio para ver realmente ocurría.

- Sé que estás mintiendo para que deje de castigarte, pero te lo voy a poner rojo...

Olivia siguió pinchándolo.

- No, yo no miento… igual que tu polla no miente… ¡Se te puso dura conmigo, papá!

- ¡La madre que te parió! De mí no te ríes niñata ¡¿Crees que me puedes decir eso?!

¡¡Plas!! - Dios, sigue que me vas hacer correr del gusto que me da...

- ¡¡Deja ya de fingir y decir barbaridades…!!

Olivia no estaba fingiendo, y es que tenía una mano entre las piernas y dos dedos dentro de su coño, cosa que no había advertido Eusebio. Su polla lo debía saber, ya que babeaba cómo una perra.

- Estás dándome para ponerme cachonda, lo sé… porque tú estás como un burro.

Su hija tenía razón, quería calentarla y calentarse. Le volvió a dar mientras le decía…

- Sí, te estoy calentado, pero el culo.

- ¡Ummm, ssssiiiiiii! Plas, plas… plas ¡Caliéntame el culo papi, yo me caliento el coño!

Eusebio sintió sus gemidos, vio cómo temblaba y supo que no había estado fingiendo. Sus azotes y los dedos de ella en el coño, la llevaron al orgasmo. Poniendo cara de tonto le dijo…

- ¡¿Te has corrido…?! ¡No me jodas, nena!

Olivia, tardó en contestarle, se puso en pie azorada por el orgasmo tan fulminante, luego señalándole el bulto del pantalón con la vista hacía la polla, le respondió con otra pregunta…

- Puedo ayudarte con tu hinchazón de verga si quieres… ¡¿Una mamada de las mías de la dejará lista y aliviada de tanta tensión, papá?!

Aún no llegaba la hora de que ocurriese tal cosa, no por menos que desearlo, sino por control.

- Chupa un dedo para que conformes, descarada.

Su padre le hizo sin querer una peineta a Olivia, la cual se vino arriba.

- Un dedo con mi sabor lo vas a chupar tú, cabronazo…

Se pasó el dedo anular de la mano derecha por el coño, se lo metió en la raja casi entero y lo sacó pringado de jugos… llevándolo a los labios de su padre de manera sensual le dijo…

- Prueba tú el sabor de mi chochito, papi… ¡¡Me lo has puesto que se derrite!!

Eusebio abrió la boca para hablar y le metió el dedo en la boca.

- ¿Te gusta su sabor? Así lo tengo todos los día por tu culpa…

Eusebio ya se moría por follar a su hija, pero no quería entregar tan pronto la cuchara.

- Eres una descar…

- No papi… Soy una zorra que necesita saciar su coñito caliente… ¿Follamos, papá…?

- Sería algo que n…

- Sería algo mágico. Estamos solos. Tú estás empalmado como un burro. Yo tengo ganas que me folles… no de ahora… de hace mucho tiempo y no te fijas en mí, Tonto.

- Sería una barbaridad.

- ¡¿Crees sería una barbaridad de polvo, lo que tú yo podríamos echar…?!

- Eres la tentación hecha mujer, cariño… pero es q…

- Es que soy una tentación que tiene muy empapado su pequeño chochito… y me lo tienes totalmente desatendido ¡Hace mucho que necesita que me lo folles!

Olivia se sentó encima de su polla y le abrió el nudo de la corbata. Eusebio deseaba echarla sobre la alfombra y reventarle el coño a pollazos, pero para que el polvo lo cogiera con más ganas, siguió haciendo de padre respetable, severo y firme.

- Un padre y una hija no hacen estas cosas… no deben tener sexo como el que tú deseas…¡¿Te imaginas lo que podrían decir si un juez hace tal cosa…?!

- Tú también lo deseas, lo dice tu verga que no para de endurecerse con tu niña… una nena que ya tiene casi 20 años… ¡¿Recuerdas cuando preñaste a mamá de mí?!

- Recuerdo cuando naciste… el momento que te tuve en mis brazos siendo un bebé.

- Pues ahora también soy tu bebé… más crecidita y con ganas que me hagas uno.

- ¡¿Quieres que te preñe…?!

- Si tú quieres… no me importaría estar panzona de ti, papá… ¡¡Me encantaría!!

Olivia acercó la boca a la de su padre para besarlo, la retiró…

- Te sabe la boca a chocho.

Eusebio ya se soltó.

- Será porque me comí uno bastante bien rico.

- ¡¿A quién le comiste el coño, papi?!

- Esas no son cosas tuyas… a quien me coma es solo de mi incumbencia.

Le quitó la corbata y empezando a desabotonar su camisa blanca…

- No importa, de sobra sé que los machos debéis tener coños varios donde saciaros la testosterona, pero te aseguro que el mío te va a saber mejor que el de esa zorra, que no es cosa mía a no ser que tú quieres que lo sea.

- Pero...

- Ni pero ni pera, sé que te gusto. A veces veo cómo me miras el culo, las tetas y la raja del coñito cuando lo exhibo con mallas ceñidas para ti… ¿Crees que no te veo?

No se lo negó.

- Ni que tuvieras ojos en el culo.

- Pues sí que tengo…, tengo un ojito que aún no ha visto una polla jugar con él.

- Pero, Olivia… que lenguaje es ese con tu pad….

Le calló la boca con un beso con lengua que le dejó la polla latiendo cómo un corazón, luego…

- ¡Llámame chochito y ámame, papá! Por favor quiero que me hagas el amor o me folles… lo que más te apetezca hacer con tu nena…, ¡Y me hagas tu putita…!

- Sería una locura, esto es una locura, Olivia. Estamos llegando demasiado lejos.

Olivia apretando su coño contra la polla, movió su culo de atrás hacia delante y de delante hacia atrás. Le dejó perdido de jugos el pantalón. Después se quitó el mini albornoz y totalmente desnuda…

- Siento tu polla latir bajo mi chochito. Quiero que me lo comas y después que me lo llenes con tu carne dura y me lo rellenes al final con tu leche ¡Quiero toda tu lefa!

- ¿Nunca te das por vencida?

- ¡Nunca! Cuando deseo tanto algo, nunca me rindo, papá… soy como tú… pertinaz.

- Estás muy loca y me vas a volver loco a mí.

Olivia tiró de él. Eusebio se dejó ir y quedó sentado sobre la alfombra con la espalda apoyada en el tresillo. Olivia le puso el coño en la boca…

- Come, comeme el chochito de tu niña, que sé que lo estás deseando comer y follar.

Un par de gotas de jugos le cayeron sobre la lengua y ya no hizo más el paripé. Le echó las manos al culo y le lamió el coño de abajo arriba. Le supo a gloria. Después enterró su lengua en él ente los labios vaginales, y Olivia moviendo su culo de delante hacia atrás y de detrás hacia delante restregándose la vulva chorreante en la cara de su padre…

- ¡Cuantas veces soñé con este momento!

- ¡¿Y cuantas pajas te has hecho pensando en mí…, papá?

- Unas cuantas… solo eran fantasías que no pensaba se hicieran realidad...

- ¡Pues se pueden hacer todas!, sigue papi, sigue que me corro… ¡¡Me corro!!

Olivia soltó una pequeña cascada de jugos gelatinosos de color blanquecino que su padre se tragó con lujuria. Al acabar, comiéndolo a besos, le dijo…

- Ahora te voy a hacer correr a ti, papá. Échate sobre la alfombra, que te voy a comer enterito… ¡Yo también he fantaseado mucho contigo…! Desde que te vi desnudo por primera vez con la polla tiesa, solo he fantaseado con tenerla dentro de mí.

- ¡¿Y te has hecho muchas pajas pensando en tu padre…?!

- Mogollón…hoy mismo me he hecho dos, la última en la ducha antes de que llegaras.

Eusebio la había oído correrse diciendo… “voy a correrme en tu polla”, esa polla era la suya sin saberlo, se marchó para darle intimidad a su hija, sin embargo ahora tenía otros planes.

- Si quieres follarme, chochito, fóllame en la cama que será mucho más cómodo.

- La cama donde te has follado tantas veces a mi madre, ¡¡menudo morbo, papi!!

- Tú sí que tienes morbo...

No le llevó la contraria, solo le preguntó…

- ¿En tu cama o en la mía, papá?

Fue en la de Olivia, su padre fue detrás de ella…se recreaba en los andares de su hija desnuda, su culo precioso se veía esplendoroso cuando sus nalgas se elevaban alternativamente a cada paso. Llegaron a la cama llena de peluches con un color rosa dominante en toda la estancia.

 


 

Allí al lado de la cama, Olivia besó y desnudó a su padre, se quedó mirando la excelsa verga de su progenitor, le extasiaba ver lo gorda que era en comparación a su longitud, que tampoco era poca… en el fondo tenía cierto reparo en ver como entraría esa tranca en su estrecha rajita, pero por otro lado sabía lo expansiva que puede ser una vagina.

Después Eusebio cogió la botella de champán de una cubitera que había puesto su hija encima de la mesita de noche, llenó dos copas, le dio una, y chocándolas, le dijo…

- Lo tenías todo preparado… brindaremos por nosotros, chochito.

- Por nosotros, papá… por lo que va a ser nuestra relación paterno filial en adelante.

Después de vaciar las copas, le dijo Eusebio a su hija…

- ¡Échate sobre la cama!

- Así no te puedo follar yo a ti. ¡¿No sería mejor que pusiera encima…?!

- Tiempo tendrá para hacerlo… tal como estoy, voy a aguantar para más de un polvo.

Olivia se metió en la cama y se echó boca arriba. Eusebio arrodillado a sus pies, le cogió el pie derecho y le lamió y le chupó el dedo gordo, después fue separando los dedos y se los lamió y chupó, luego lamió entre ellos al tiempo que le masajeaba las plantas, después al lamer las plantas vinieron las cosquillas y las risas, el ji, ji, ja, ja. A continuación le hizo lo mismo en el pie izquierdo, y terminó lamiendo la planta, al lamerla volvieron las cosquillas y las risas, el ji, ji, ja, ja, cosquillas y ji, ji, ja, ja que desaparecieron cuando le cogió los pies con las dos manos, le puso la polla en medio, apretó y se masturbó con ellos. Olivia le preguntó…

- ¿Te vas a correr así?

- No, esto es solo el calentamiento… ¡¡Me voy a correr dentro de ti, chochito! Te voy a llenar a rebosar el útero de leche.

- Sí… ¡¡Bien!! Eso es lo que quiero, papi…

Al rato Olivia ya no paraba de gemir. Eusebio subió besando lamiendo y acariciando sus piernas, al llegar a las rodillas, le preguntó…

- ¿Te lo estás pasando bien, Chochito?

- Sí, papá.

Subió acariciando, besando y lamiendo el interior de sus muslos, al llegar arriba vio que al lado del coño los tenía mojados, lamió esa humedad antes de acercar su boca al coño y soplarle. Olivia reaccionó diciendo…

- ¡¡Ummm!! ¡Travieso!

Le pasó la lengua por el coño y lo encontró pastoso, tan pastoso estaba que al sacar la lengua de él y tragar fue cómo si tragara leche condensada, solo que con sabor agridulce. Olivia le facilitó el trabajo abriendo el coño con dos dedos.

- ¡¡Come, goloso!! Este chochito está hecho para que lo disfrutes solo tú...

La chica sabía como sugestionar a su padre, y Eusebio lamió sus labios y su clítoris erecto. Le metió y sacó la lengua en la vagina media docena de veces y después volvió a lamer labios y clítoris. Luego mojó el dedo pulgar en la boca y le acarició el ojete, ojete que comenzó a pedir guerra, la pidió y se la dio. Le metió el dedo gordo dentro. Follándole el culo le lamió el clítoris de abajo a arriba cada vez más aprisa y Olivia, le dijo…

- ¡¿Joder papá, qué me estás haciendo en el coño…?! ¡Me voy a correr, cabronazo!

- ¡Córrete, Chochito, córrete para papá!

Se puso tensa, hizo un arco con su cuerpo… - Sí, sigue comiendo… ¡Me corro, papá!

Al acabar de correrse tras un largo y convulso orgasmo, besó su ombligo, besó su vientre, besó el pezón de la teta izquierda, el de la derecha, su nariz, su frente, y besando su su boca le metió la polla en el coño a modo de rejón, sin necesidad de guiar, con tan solo dos punzados le abrió la raja y su glande endurecido expandió la boca de su vagina… aquella rajita se fue engullendo poco a poco el trabuco a base de golpes de cadera, hasta que le entró hasta el fondo deslizándose suavemente entre las paredes vaginales enjutas. Desde el fondo comenzó el viaje hacia atrás hasta que abandonó la vagina. Volvió a besar su boca, pero ahora con lengua, después le comió las tetas despacito, pero sin dejar un milímetro de ellas sin besar y lamer. Volvió a bajar, llegó al coño y pasó su lengua por él, de nuevo estaba pastoso, sedoso y sabroso. Con la lengua pringada de jugos la puso boca abajo y le lamió el ojete, al lamerlo quedó lleno de jugos. Algunos de estos jugos fueron entrando dentro de su culo cuando se lo folló con lengua y otros entraron cuando le metió el dedo pulgar, dedo que moviéndose alrededor fue haciendo hueco para la polla. Cuando se la frotó en la entrada del coño, Olivia ya estaba preparada para recibirla, de hecho el clítoris la recibió con un beso al cerrarse los labios vaginales, y al abrirse la invitó a entrar. Olivia gemía cómo una loca por ser follada.

- ¡Métemela, papá! ¡No esperes más y fóllate a tu hija salida… a tu putita!

Le metió el glande. Olivia no se quejó, al contrario…

- Toda, métemela toda hasta los huevos, Papá.

Eusebio se la metió despacito hasta que los huevos hicieron tope, después la sacó despacito, le dio la vuelta, levantó a su hija cogiéndola por la cintura y se la clavó hasta las trancas en el coño, haciendo tope con su glande en la pared vaginal… allí notó en su sensible capullo la dureza que debía ser el cérviz. Con la polla en el fondo se quedó inmóvil mirando para ella, Sandra comenzó a mover su culo alrededor, de abajo a arriba y de arriba a abajo. Cuando sintió que se iba a correr, le espetó…

- ¡Me voy a correr papi…. Vamos córrete conmigo, papá! ¡LLÉNAME!

- Aguanta, chochito.

Olivia no podía aguantar más. Sus ojos se cerraron y gritó…

- ¡¡No puedo!! Me estoy corriendo…. ¡Ummm, aaagggghhh!

Eusebio miró cómo se corría su hija, sentía las convulsiones de su cuerpo y las contracciones del coño que le suministraba a su gorda y dura polla clavada a fondo en la vaginita. Jamás había visto tanta belleza, tanto ardor, tanta pasión y sensualidad en una corrida femenina. No pudo contenerse anta tal sugestión, y tampoco aguantó… le llenó el coño de leche.

Aún se estaba corriendo Olivia cuando la sacó del coño tras vaciarle los primeros chorro de esperma espeso, y se la metió en el culo. Las últimas gotas de leche ayudaron a lubricar el ojete… Al tenerla toda dentro la folló muy, muy lentamente.

Olivia aún tardó en recuperarse de la inmensa corrida, cuando lo hizo, le dijo…

- Ni sentí que me la habías metido en el culo.

Mentía, ya que la clavada en su culo había hecho que se alargara la corrida.

- ¿Preparada para correrte otra vez, chochito?

- Nací preparada para me follaras las veces que necesites, papá. ¡Mi cuerpo es tuyo!

Comenzó a follarle el culo más aprisa… Al rato Olivia acarició el clítoris con tres dedos de su mano derecha. Miró a su padre a los ojos, le besó con lengua y él respondió lascivo.

- Mírame a la cara cuando te corras. ¡Quiero sentirte dentro y fuera!

Pasado un tiempo Olivia sintió cómo su padre le llenaba el culo de leche y vio cómo la miraba, la miraba pero no la veía, ya que los ojos se le pusieran en blanco, esa visión hizo que sus dedos volasen sobre el clítoris y que de su coño saliese un chorro de jugos.

- ¡¡Qué ricooo!! ¡¡Joderrrr papaaaa… jamás soñé que me podría correr así!

Se corrió jadeando cómo una perra.

Al acabar Eusebio salió de la cama y echó dos copas de champán. Le dio la de su hija…

- Eres la mujer más sensual que he conocido… Mucho más que tu madre y que cualquiera de las scorts que tenido que contratar cuando tu madre no quería acompañarme a ciertos eventos sociales.

Sonó el móvil de Eusebio, lo cogió y se acabó la fiesta. Tuvo que ir a una casa en las afueras para que pudieran llevar a la morgue a uno que se lo acababan de quitar de en medio.

Olivia y su padre siguieron juntos y no tenían pensado dejarlo, eso sí, la relación la mantienen en secreto hasta el día de hoy, pese a que cada vez es más explícito, era sospechoso que un padre y su hija compartieran tantas cosas con la excusa que él estaba divorciado y la chica necesitada de cuidados y protección paternal.

Sin embargo, si pensáis que todo empezó de manera inesperada no es así, la relación paterno filial con tintes sexuales venía de largo, unos dos años atrás….



**************

 


 

Noviembre de 2017

Olivia, era considerada una chica destacable en todos los aspectos… tanto académicos como sociales, una joven muy bonita y sensual que ese día se encontraba sentada en el tresillo de la sala de estar, con las piernas cruzadas, vestida con un pijama de terciopelo morado de chaqueta y pantalón, le dijo a su padre…

- ¿Puedo hacerte una pregunta de tema sexual, papá?

Eusebio, un profesor universitario además de juez de primera instancia en la cuarentena, sentado en otro sofá en bata de casa granate, dejó de ojear las páginas amarillas del periódico ABC y miró a Olivia…

- Los temas sexuales debes tratarlos con tu madre, te puede dar mejores consejos y mucho más acertados que yo como hombre...

La madre estaba en su estudio del centro, era artista conceptual y a veces no volvía a casa a dormir… esa noche dormiría fuera. Olivia jugando con su coleta…

- A ver, papá. ¿Cómo le podría hacer a mamá una pregunta de tema sexual si es una mea pilas? Sí muy moderna en su trabajo, pero una recatada en el sexo…

Rosalía, la madre de Olivia se merecía que su hija le llamara así, ya que no salía de la iglesia o de su estudio de arte, pero Eusebio tenía que reprender a su hija.

- ¡No le pongas ese calificativo a tu madre!

- ¿Tú que calificativo le pondrías?

- Creyente.

- Si quieres verlo así… No me respondiste. ¿Puedo hacerte esa pregunta?

- Hazla, lo que no te aseguro es el de responder.

- ¿tú crees que la masturbación es pecado?

- Según en lo que creas, hija… lo que te puedo asegura es que no es delito.

Estaban a solas. En el plato de la cadena de música giraba un vinilo de Rod stewart. Se oía la canción "Maggy". Eusebio supo en aquel momento que la noche iba a ser movida, y continuo…

- Depende de las creencias de las personas.

- Estoy hablando de los católicos.

- Para los beatos, sí.

Olivia le dijo con sorna.

- Me acabas de quitar de un apuro.

- A ver, Olivia, la masturbación es algo inevitable. Un estudio dice que durante un día nos cruzamos con unas diez personas por las que podemos sentir una atracción sexual. Un simple intercambio de miradas en un pasillo, un roce o una conversación sin importancia pueden enviar al hipotálamo la orden de hacer estallar una tormenta de hormonas del deseo. Caminamos por el mundo cargados de dopamina, serotonina y oxitocina. De ahí surge la tensión sexual y para resolverla se acude a la masturbación.

- Tú das clases a chicas hermosas y en los juzgados hay miradas, roces, hay conversaciones. ¿Acudes a la masturbación para resolver la tensión sexual?

- Los juzgados no son muy eróticos que digamos, y en las clases tampoco tanto como se piensa, pero contestando a tu pregunta, te diré que ,más de media humanidad se masturba a diario, en especial los hombres…

- Eso es un sí, de ello deduzco que para ti no es pecado.

- Si fuera pecado la mitad de la humanidad sería pecadora e iría al infierno, pero en mi caso no creo en el pecado ni en el infierno… bueno directamente no creo en Dios.

- Ahora viene la pregunta del millón. ¿Me enseñas cómo masturbar a un hombre?

Eusebio fingió querer escaquearse.

- ¿Tú crees que es ético y estético que un padre enseñe eso a su hija dicho acto...?

- Sí, mejor un padre que uno cualquiera que me encuentre en la calle o en un pub.

- Tú no sabes lo que dices, pero. ¿Por qué quieres aprender a masturbar a un hombre? Además eso lo podrías hacer solo por instinto sin instrucciones del sujeto.

Eusebio se fue al mueble bar a echarse un Brandy.

- Porque mi novio me lo come y quería corresponder. Lo dijo de sopetón…

- ¿Qué te come… es que ya tienes novio? No me cuentas nada de tu vida….

Olivia iba a lo que iba.

- El coño, papá… ya te estoy contando que tengo novio, y eso es lo que me come. Estamos juntos casi dos meses… ¡¿Qué quieres que ocurra?!

Echando un brandy doble, le dijo…

- Pasear e ir al cine, por ejemplo. ¡No hacía falta que fueras tan vulgar!

- No estamos en una reunión con gente ajena para tener que guardar las formas.

- O sea, que la masturbación era para que después te enseñase a chupar un pene.

- Esa era la idea, sí..., te has adelantado, pero no seas cursi… di polla suena mejor.

Eusebio regresando al sofá le habló pausadamente.

- ¿Te das cuenta de lo que me pides? Quieres que te enseñe a hacer una felación para después hacérsela a tu novio o novios…

- Eso quiero, sí…. Quiero aprender bien a mamar una polla.

Se sentó en el sofá, echó un trago, y le dijo…

- ¡¿Pero tú quién te piensas que soy?!

- Mi padre, a otro hombre no le pediría algo tan íntimo. Por fa, enséñame a mamarla.

Eusebio comenzó a dejarse ir.

- Supongo que no pararás de insistir hasta que te enseñe…

- Supones bien. Quiero conocer el sabor de una polla, y empezar por una madura.

- Y como sé que solo le vas a hacer esa felación al chico, y no acabarás follando…

- Eso es algo que no sabemos ninguno de los dos o los tres. Mamada y lo que surja.

- Mira cariño, acabo de tener una idea. Vete a la cocina y trae un plátano.

- No sería lo mismo… eso ya lo he probado y me parece buena práctica.

Olivia se arrodilló delante de su padre.

- ¿Qué haces, Olivia?

Le abrió la bata de casa y se encontró con la polla empalmada, una polla rígida como una barra de acero que se salía del calzoncillo y le llegaba al ombligo. La chica se quedó pasmada del pedazo de pollón, sobre todo de lo recia y dura que se veía… un trabuco de aquí no te menees, que la dejó boquiabierta unos segundos y recorriendo un latigazo por todo su cuerpo.

- ¡Te puse cachondo! ¡Joder papá, qué pedazo de polla tienes! ¡Qué dura y gorda es!

- Eso digo yo , que la vamos a joder, Olivia, la vamos a joder y nos arrepentiremos.

- ¿Por qué? A ti te gusta el sexo, a mí me encanta… estamos solos en casa...

- Porque me huele que tú ya sabes chupar una polla y buscas algo más…

- ¡¿Algo más como un polvo?!

La educación y buenas maneras del profesor de universidad y juez, habían desaparecido y el padre también desapareció cuando le tiró del bóxer y dejó polla y huevos al aire.

- Me has pillado. Te voy a hacer lo último que vi en You Porn, hacer una chica adolescente a un un maduro como tú.

- ¿También consumes porno...?

- Lo miro yo, lo miras tú y lo mira...

Eusebio se puso en plan excelente cortándole de forma radical y escandalizada.

- ¡¡Yo no miro porno!!

- No me hagas hablar, papi. Se mirar los historiales de los ordenadores… y sé que lo buscas más a jovencitas con viejos que a maduras, por eso me pongo tan ajustada cuando estamos solos en casa, para ver si te animas de una vez y te tiras a por mí…

- ¡Pero qué dices, cariño… yo…!

- Calla tonto, si me encanta que me mires y me desees. No me importa que seas mi padre, porque en el fondo solo veo a un hombre, a un macho alfa… a un semental. ¡Me pone cachonda gustarte y me pajeo contigo…! ¿Tú te pajeas pensando en mí?

Eusebio se quedó mudo. Supo porque su hija estaba en la posición en que estaba. El historial de su ordenador estaba plagado de busca de sexo de incestos. La temática era toda entre padre e hija, sobre todo había una galería dedicada en exclusiva a Mia Malkova, una actriz rubia de cara angelical, muy parecida a ella, haciéndolo con maduros en repetidos videos.

Olivia cogió la polla de su padre, la descapulló retirando el prepucio del glande, lo lamió, lo chupó, masturbó el cipote de arriba abajo… elevó la tranca y se esmeró en lamerle los huevos, le chupó uno a uno los huevos sin dejar de mirarle a los ojos… A rato Olivia tenía la cara colorada de meterse aquella tranca hasta el galillo y el coño mojado de pura excitación. Entre lamida y chupada de glande con masajes a los orondos testículos, le preguntó…

- ¿Qué tal lo hago, papi?

- Eres muy buena, demasiado buena para que piense que eres una niña inocente.

- Tu hija también puede ser una putita… ¿Me vas a dar tu leche en la boca, papá?

- ¿Te la vas a tragar?

- Todita, me excita el sabor de tu polla… ¿Quieres que te haga algo especial?

- Sí, aprieta la polla, mueve la mano de abajo a arriba y de arriba a abajo, chupa solo el glande y abofetéate la cara con mi polla.

- ¿Si lo hago, me vas a dar un par de hostias con la boca llena…?

 


 

A Eusebio se le cayeron los palos del sombrajo, pero se animó a fin de no perder la oportunidad de ver como su hija se la mamaba, de modo que no una sino dos hostias con la mano abierta, son las que le pusieron la cara arder. ¡Zas, zas! Con la segunda se llenó la boca de polla otra vez hasta el galillo de pura excitación de la chica… de paso de él también. La agilidad de adquirió no era de una inexperta. Olivia mamó mirando a la cara de su padre y adivinó cuando se iba a correr, se esmeró en chupar y succionar con mayor fruición hasta obtener la leche deseada. Con el capullo eyaculando dentro de su boca sobre la lengua, succionaba hasta que su padre acabó de correrse en una corrida memorable… tal y como le había dicho, se tragó toda la lefa y después le dijo…

- ¿Te gusta que te peguen? A mi me encanta que me lo hagan cuando me excito...

- Suelo azotar el culo de las mujeres que se portan mal…

Olivia estaba cachonda, muy cachonda, pero le pudo la curiosidad.

- ¿Pagas a putas para azotarlas, papá?

- No hija, nunca pegaría a una mujer si no es una masoquista… o por juego sexual.

- ¿Follas y azotas a tus alumnas cuando te piden subirle la nota…?

- No, nunca he hecho tal cosa ni la haría… solo me follo y azoto a mis amigas y a las amigas de tu madre con las que tengo confianza y me piden que les dé caña.

- ¡¿Y te dejan que les des?!

- Les gusta, ellas mismas me lo piden y yo les doy por darles el gusto, no por mí.

- ¿Cómo puede gustarle a una mujer que le peguen?

- Azotar no es pegar… a ti te ha gustado que te diera dos hostias...

- ¡No, qué va! ¿Te sientes más hombre pegando a una mujer?

- Yo me siento hombre al hacer a una mujer sentirse mujer.

- No te entiendo.

- No me extraña, la feminista que llevas dentro te induce a pensar que los azotes son malos tratos, pero en el contexto del sexo, algunas mujeres sienten placer extra con los azotes…. Le gusta que les den unos azotes mientras te las estás follando.

- A ver, olvidemos los azotes. ¿Cómo haces sentir mujer a una mujer?

- Al hacer que se corra, que disfrute conmigo y me desee más al final que al principio… que después me busque para que repitamos.

- Ahora lo pillé... Así te sientes hombre...

- Así no del todo, me siento macho cuando ellas gozan de mi sexualidad…

- Quiero que te sientas hombre y macho conmigo… que me des todo lo que tienes.

Olivia se quitó la chaqueta del pijama. No llevaba sujetador. Eusebio vio sus enormes para una nena de su edad, redondas y firmes, con areolas rosadas y con grandes y erectos pezones. Luego se quitó el pantalón y al no llevar bragas vio su coño con una pequeña mata de vello rubio coronando su clítoris. Eusebio le dijo sin cortarse un pelo…

- ¡Qué tremendo polvo tienes, nena!

Olivia se acercó a su padre, le cogió la cabeza y le llevó la boca a su coño empapado.

- ¡¡Come, cómete el coño de tu nena salida!!

La lengua de Eusebio lamió de abajo a arriba y le limpió el coño de jugos, los tragó…

- ¡Qué rica estás, hija! Tienes un manjar en este coñito tan rico.

- Lo sé, y es todo tuyo papi… ¿Cuánto tiempo llevas sin comerte un coño, papá?

- Un par de meses.

- Apostaría mi móvil a que no era el coño de mamá.

Le enterró la lengua en el coño, le lamió los labios vaginales, y después le dijo…

- Podrías apostarlo que no lo perderías. Tu madre se echaría a llorar si se lo comiese, a llorar o a rezar. Mis perversiones sexuales tengo que buscarlas en mis amigas.

- ¡¿Y tienes muchas amigas con derecho a comida de coño…?!

- Un par de ellas… pero te aseguro que el tuyo es insuperable.

- Lo sé papá… por eso no vas a volver a probar otro teniendo el mío disponible.

Estuvo un ratito lamiendo el coño y enterrando su lengua en él, luego le metió el dedo pulgar en el coño, y acto seguido con el dedo pringado de jugos acarició su ojete al tiempo que lamía el clítoris. Olivia comenzó a gemir… Unos cinco minutos después ya era ella la que movía la pelvis para frotar el clítoris y la vulva del coño contra la lengua con gran presión. Estaba tan cachonda que sus jugos le mojaban los muslos… Eusebio viendo que Olivia ya estaba a punto, le metió el dedo dentro del coño, y le preguntó…

- ¿Te vas a correr para mí?

Olivia cogiendo su cabeza y llevando la boca a su coño, le respondió con otra pregunta…

- ¿Te la vas a tragar, cabronazo…?

Eusebio separó la cabeza del coño para responder:

- Todita, me la voy a tragar hasta la última gota que te salga del coño.

Volvió a llevar su cabeza al coño y moviendo la pelvis, el maduro se ensañó con el clítoris y follando con su lengua el coño, sus dedos la sustituían cuando la lengua se iba a la pepita y de un lado a otro, la chica froto su coño a toda pastilla hasta que descargó en la boca de su padre un torrente de flujo, mientras sus piernas temblaban una cosa mala. Eusebio tal y como le había dicho se tragó toda la lefa del coñito de su hija, sellándole la raja con sus labios.

Eusebio tenía un empalme brutal, la dureza de su verga le hacía doler el glande. Olivia al verlo le dio las tetas a mamar, unas tetas duras cómo piedras, Eusebio les dio un repaso de película, luego Olivia se dio la vuelta, cogió la polla, la puso en la entrada del coño. Su padre se dejó hacer un poco asombrado por la pericia de su hija en el sexo, y aún no cumplía los dieciocho. La adolescente empujó con el culo, y la rígida verga de su padre se la metió hasta el fondo. Una vez en lo más profundo, y tras haber percibido los huevos aplastarse contra su vulva, comenzó a follar a su padre. Eusebio magreando las tetas de su hija se dejó follar. Tanto se dejó follar que Olivia llegó al momento de no retorno.

- Joder papá que buena polla tienes… ¡Ummm! ¡Me voy a correr, papá!

- ¡Córrete, cariño, córrete!

- ¡¡Me corro… yaaaaa!!

Olivia le baño la polla a su padre con una tremenda corrida.

Al acabar la separó de él y le lamió la raja limpiando todo hasta el mismo culo.

- Joder que degenerado eres… y como me gusta que me chupen el ojete

- ¡¿A quién llamas degenerado?!

La puso en sus rodillas. Olivia oliendo lo que le venía encima, se reveló.

- ¡Ni se te ocurra pegarme!

Le dio suave en las nalgas con la palma de la mano derecha.

- Eres un enfermo.

- Y tú una viciosa y yo a las viciosas las azoto.

- Me vas a azotar porque eres un enfermo salida… ¡Te gusta abusar de jovencitas! Plas, plas, plas Ella se retorcía de gusto poniendo el culo respingón.

Le pasó un dedo por el coño, lo chupó, la puso en pie, le lamió y le folló el ojete con la punta de su lengua, la volvió a poner en sus rodillas y le volvió a dar con la palma de la mano ahuecada.

¡Plas! - Abusón - ¡Plas! - Enfermo - ¡Plas! - Me está empezando a gustar, papá...

- Te gustó desde un principio, palomita.

- Sí, pero no quería que lo supieras y te envalentonaras ¡Me gusta el azote suave!

- Creo habértelos dado con cariño...

La volvió a poner en pie y esta vez le comió el coño mojado. Olivia gemía mientras se lo comía. Luego lo empujó hacia atrás, se echó encima de sus rodillas…

- Disfruta, machista vaginariano… eres un come coños del copón.

Le llamó machista para que le diera y le dio, está vez con más fuerza. ¡¡Plas, plas!!

- ¿A quién llamas tú machista?

- A ti, cabronazo…. ¡Joder papá… como me gusta que disfrutes conmigo así!

Olivia se puso en pie, se sentó sobre la polla de su padre, le echó los brazos alrededor del cuello, lo besó mientras que la polla de su padre se abrió paso en la raja hambrienta de la chica… cuando percibió el capullo en la entrada de su coño, se la clavó a fondo y comenzó a follarlo a toda hostia. Su culo voló de atrás hacia delante y de delante hacia atrás. En nada vio cómo a su padre gemía en bajito y cómo se le iban cerrando los ojos… sabía que se lo estaba haciendo muy bien y se estaba preparando la explosión de leche desde sus grandes cojones.

- ¡¡Lléname, papá, lléname con toda tu lefa!! ¡No te pares y préñame… preña a tu nena! Lo miró a los ojos y le pregunto… - ¡¿No te gustaría hacerme una panzona?!

Eusebio arreció las embestidas, el sonido de su pelvis chocando contra las nalgas de su hija era una tormenta perfecta que le llevaba al abismo… El semental se corrió cómo un lobo, y cómo un lobo le comió la boca a su hija. Olivia sintió la leche caliente de su padre dentro del coño en un tremendo disparo potente, un segundo chorro de semen lo percibió un instante después… ella lo miró a los ojos mientras se corría y esa visión hizo que se corriera de nuevo.

- ¡Me corro otra vez… papá! ¡¿Qué es lo que tienes que me gusta tanto…?!

Al acabar de correrse posó la cabeza su hombro izquierdo, le lamió la oreja, y le preguntó…

- ¿Te gusto cómo mujer?

Eusebio buscó su boca, la besó, y le respondió…

- Me encantas, eres un cielo de mujer.

Olivia ya estaba para otro polvo, le dio un pico y poniendo cara de picarona le preguntó…

- ¿Tú crees que por el culo es pecado, papá?

Le devolvió el pico y le respondió…

- Depende de la cultura.

- Supongamos que la chica es muy culta, cómo yo.

- No es pecado, pero una chica como tú puede acabar con el culo roto.

- Eso es metafísicamente imposible.

- ¿Por…?

- Porque ya me lo rompió uno de mis novios, aunque tengo que reconocer que tu polla es más gorda y más larga que la de ninguno que ha entrado por él.

Olivia sacó la polla del coño. Salieron de él jugos y leche que fueron parar al sofá. La polla estaba consistente, aun después de correrse. La cogió y la frotó en el anillo prieto. Le volvió a dar las tetas a mamar y lo besó con lengua. Poco a poco la polla se fue poniendo más dura dura, lo suficiente como para taladrar un agujerito tan cerrado. Al tenerla rígida, bajó un poquito el culo, pero la polla no entraba con soltura. Eusebio le dijo…

- Date la vuelta… ponte a cuatro patas, te voy a follar como a una perra.

Olivia se puso en pie y se dio la vuelta. Eusebio dejó que acercara el culo a su boca, le echó las manos a la cintura y lamió entre la raja. Olivia abrió las nalgas con las dos manos y le mostró la amplia raja de sus nalgas a su padre. Lo lamió y lo folló. Minutos después, con el coño encharcado de jugos, volvió a coger la polla y la frotó en el coño metiendo el glande entre los labios vaginales. Luego, tras llenar el glande de jugos lo frotó en el agujerito estrellado y terso, se sentó sobre la polla de su padre y metió el glande dentro del ano expandiéndole el culo.

- ¡Coñooo! Es demasiado gorda - la quitó - No me gusta… es gorda y muy dura.

Olivia la volvió a meter en el coño. Eusebio quedara con la miel en los labios, por eso la picó.

- El sexo anal es para mujeres de verdad…. Solo la hembras aguanta una porculada con mi verga y cinco polvos seguidos…

Follándolo, le dijo…

- ¡¿A quién le dices tú que no es una mujer de verdad?! ¡Te voy a romper la polla, cabrón! Me vas a follar como a una de tus zorras y me vas a PREÑAR BIEN...


La quitó del coño, la acercó al ojete, empujó con la cadera y se coló el capullo con esfuerzo… poco a poco la fue metiendo expandiendo el culito de su hija. Respiró aliviada cuando llegó al fondo y notó que toda la tranca de su padre se hallaba embutida en su esfínter. Eusebio, que le estaba magreando las tetas y besando el cuello para suavizar la angosta penetración, de dijo…

- ¿No me ibas a romper la polla?

Con la voz tomada…

- ¡Calla, calla que ahora no sé cómo sacarla!

- Prueba a subir el culo poco a poco.

Olivia levantó un poco el culo. La polla salió unos centímetros y Eusebio se la volvió a meter.

- No la metas, papá, no me la metas que quiero quitarla de mi culo ¡Joder qué boquete me estás haciendo pedazo de cabrón…!

Estuvieron un tiempo sacando ella y metiendo él. Al principio le molestaba, luego le fue cogiendo el gusto a la cosa, y cuando ya se lo cogió del todo…

- ¡Te dije que te iba a romper la polla y te la voy a romper! Y además te voy a ordeñar tanto que te dejaré los huevos secos para toda la semana.

Le dio al culo con ansia hasta que le rompió la polla, se la rompió de aquella manera, haciendo que echara lo que tenía dentro, o sea, hizo que le llenara el culo de la leche última que le quedaban en sus orondos cojones.

Al acabar de correrse y antes de que se le pusiera morcillona, Eusebio la sacó, se la metió en el coño, Y apretando y tirando de los pezones la folló al estilo conejo hasta que Olivia le dijo…

- ¡Me corro en tu polla, papá!

- Córrete bien, porque tal vez sea la última vez…

- No me digas eso… voy a dejar a mi novio teniendo a un macho como tú en casa...

Después de esto Olivia quiso seguir, pero su padre ya no daba más de sí. Quien daba más de sí era Rod Stewart, que por segunda vez cantaba… "I Don´t Want To Talk About It" en una segunda vuelta del USB que estaba conectado al equipo de música.



*************

 


 

Diciembre de 2019

La joven Olivia se casó a los diecinueve años recién preñada…, sin embargo desde los primero días, Rosendo, su marido le daba una vida de perros. El chico se convirtió en un novio de conveniencia de última hora para cubrir apariencias. Olivia lo embaucó en una las acostumbradas fiesta de élite en un chalet de la sierra. Cuando se casaron a los seis meses de haber acostado por primera vez, él tenía veinticinco años y era un guaperas mujeriego empedernido de familia conservadora, al que su familia le costaba tener a raya, hasta que llegó Olivia y su padre con la noticia del supuesto embarazo por parte de Rosendo…, sus padres aceptaron a regañadientes la versión de Olivia de estar preñada de él por propio interés. Finalmente se casaron en una ceremonia íntima, por no decir casi clandestina, lo que dice a las claras que no la iba a atender como se merecía yéndose de farra cada dos por tres, bueno, sí, la atendía para insultarla y echarle las culpas de sus males… alcohólico y putero.

Era su noche de bodas. Olivia estaba desnuda en la cama con su marido. Había tenido sexo oral él, y luego habían follado. Entre besos Rosendo le preguntó…

- ¿Me dejas que te la meta en el culo?

Olivia le respondió…

- ¿Por qué no me comes antes el coño? Ya que follando no me corrí, a ver si así…

Rosendo, un joven de veinticinco años debía de aguantar más que su padre, de modo que su exigencia no era nada que pudiera cumplir… no el atraía tanto como el sexo con su padre, por el morbo y por la virilidad que demostraba con ella, pero con su marido tampoco estaba mal… era un poco más bajo que Olivia, delgado y guapo… pero no tenía la verga de su progenitor…

- ¡¿Qué?!

- Que no me corrí.

- No, lo otro, lo del coño

- Que me lo comas. ¿O no sabes comer un coño?

Rosendo se puso exquisito.

- Sabía que eres una mal hablada, pero nunca imaginé que fueras tan guarra.

Se acabaron los besos.

- ¡¿Qué me has llamado?!

Rosendo la miró desafiante.

- Guarra.

A Olivia no la iba a hacer callar.

- Me llama guarra quien me quiere dar por el culo, tiene cojones la cosa.

- Habla bien, y no cambies de tema.

- Hablo cómo me sale del coño, y no cambié de tema.

- Cambiaste, estabas hablando de comer el coño.

Olivia le dio donde más le dolía.

- Y por lo que se ve lo más parecido a un coño que has comido es un mejillón.

Rosendo se escaqueó.

- Todo este lío lo montaste porque no querías que te la metiera en el culo, haber dicho que no y nos ahorrábamos nuestra primera discusión.

- El lío lo montaste tú. ¿Aún quieres meterla en mi culo?

- Si me dejas, sí.

Olivia, cómo una esposa complaciente, se puso a cuatro patas…

- Todo tuyo. A ver si así acabo corriéndome… estoy preñada pero me apetece tener un orgasmo… mi primer orgasmo con mi esposo.

Rosendo escupió en su ojete y después frotó el glande en él. Olivia viendo lo que se avecinaba.

- No, así no, antes debes lamer mi agujerito, meter y sacar tu lengua en él..., antes debes prepararme, si no me preparas no me correré.

Rosendo se escandalizó.

- ¡Serás puta! ¿Quién te comió el culo de esa manera?

Olivia se puso boca arriba. Tenía unas tetas grandes y duras, sus areolas eran oscuras y sus pezones gordos inflados por el inminente parto, en el coño lucía una buena mata de sobre la vulva que no habérselo cortado en meses, le respondió…

- Yo no te pregunté quién te la mamó antes que yo, ni a cuantas te has follado…

- Esa es otra. ¿A quién se la chupaste antes que a mí y quién te comió el coño y el culo? Eso es algo que sí me interesa como marido.

Olivia le mintió.

- No son más que fantasías, cariño…

Rosendo bajo su tono de voz y su polla bajó la cabeza.

- No te creo, creo que te comieron el culo, que te comieron el coño y que chupaste más pollas que la mía.

Olivia le dio la espalda…

- Cree lo que quieras.

Rosendo se sentó en el borde de la cama, cogió un cigarrillo encima de la mesita de noche, lo encendió, le echó una calada y dándole la espalda le dijo…

- Necesito saber quién te comió el coño, el culo y a quién se la mamaste antes que a mí.

- Apaga el cigarrillo, no me gusta que fumen en mi casa y menos estando preñada.

Olivia se dio la vuelta y con cara de mala hostia le dijo…

- ¡No me toques más los ovarios, Rosendo! Vale que no me hicieras correr, vale que no me comieras las tetas, vale que no sepas comer un coño, vale que no sepas comer un culo, lo que no vale es que me estés dando por culo en el mal sentido de la palabra.

Rosendo se dio la vuelta y se puso bravo.

- ¡No me vengas con hostias! ¡¡O me dices quien o quienes gozaron de ti o coges tus cosas y te vas para tu casa!!

Olivia no se creía lo que estaba oyendo, se sentó en la cama y le preguntó…

- ¡¿Ahora?!

Le respondió el macho cabrío.

- Sí, ahora mismo.

- Pues me voy. Mal negocio hice al casarme contigo.

Rosendo se fue para la sala. Al rato largo pasó Olivia por delante de él con una maleta en la mano y le dijo…

- Si recapacitas sabes donde estoy, Rosendo.

- Si estás dispuesta a confesar sabes donde estoy, Olivia.

El apartamento de Rosendo, que le dejaran en herencia sus padres, estaba en el mismo barrio que el piso del padre de Olivia.

Olivia caminó por las calles desiertas temerosas, iluminadas por haces de farolas que daban seguridad hasta la casa de Eusebio. Se cruzó con un par de perros callejeros y media docena de gatos que la miraron con indiferencia. Eran casi las dos de la madrugada cuando llamó a la puerta. Eusebio le abrió en calzoncillos y a pecho descubierto tras ver por la mirilla quien era. Al verla se le puso cara de tonto.

- ¡¿Qué pasó?!

- ¿Me dejas entrar en casa o no?

Eusebio se hizo a un lado. Olivia entró en casa y el hombre cerró la puerta. Poco más tarde, sentada en una silla de la cocina terminaba diciéndole a su padre:

- …Y cómo puedes imaginar no le iba a decir que eras tú el que me comía el culo y el coño y quien me enseñó a mamar una polla… mucho menos me dejaste preñada.

- Me tenías que haber llamado, y no ir con esa pesada maleta y preñada por esas calles desiertas a merced de que te hubiera pasado cualquier cosa...

Rosendo, que se había echado un vaso de vino tinto de una botella que dejara a medias, se lo bebió de un trago, limpió la boca con el dorso de la mano…

- Voy a ser sincero. Me alegra que lo dejaras.

- Eres un egoísta.

- Que quieres, no me gusta estar solo.

A la mañana siguiente Olivia se levantó para orinar. Vestía una camiseta azul larga casi translucida e iba sin sujetador ni bragas. Al llegar al aseo se encontró a su padre en calzoncillos con la cara enjabonada y a medio afeitar…

- Buenos días, Eusebio.

Eusebio miró para su hija y vio que no llevaba nada debajo de la camiseta, le notaba su barriga de seis meses de manera considerable.

- ¡Muy buenos días, Olivia! ¿Qué tal pasaste la noche?

- Me quedé dormida esperando a que vinieras a darme una visita.

Levantó la camiseta y se sentó en la taza. Eusebio sintiendo el ruido que hacía la meada de su hija dentro de la taza.

- Creí que no tenías ganas de fiesta.

- Creíste mal. Tenía y tengo ganas de una lengua experta entre mis piernas… ahora que estoy preñada, me da la sensación que estoy más salida… necesito más verga.

- Eso tiene fácil solución.

Olivia se limpió el coño con papel higiénico, bajó la camiseta, le echó mano a la polla a su padre, y le dijo… - Lo sé, papá, lo sé. Eres él único macho que me entiende.

La polla de Eusebio reaccionó al contacto de la mano poniéndose dura. Olivia le dijo a su padre.

- ¡Conoce mi mano! ¡¿Te has dado cuenta que pronto ha reaccionado…?!

- Y tú boca… 

 


 

Olivia sonriendo le bajó el calzoncillo. Vio la polla tiesa como ninguna hubo visto nunca, su padre obtenía durezas que no eran propias de su edad. Se puso en cuclillas le dio un beso en el glande, lo metió en la boca y se lo mamó al tiempo que le meneaba el tronco con su mano izquierda. Eusebio, a medio afeitar y con los calzoncillos en los tobillos miraba cómo su hija se la mamaba con dulzura al principio y con más ahínco a medida que se excitaba la nena..

- Pensé que no me lo ibas a hacer más.

Olivia machacándole la polla lo miró a los ojos y le dijo…

- Aunque vuelva con Rosendo seguiré follando contigo, no quiero que otra mujer ocupe mi lugar, mientras mi coño esté disponible.

La mano de Olivia voló de arriba abajo y de abajo a arriba hasta que de la polla comenzó a salir leche. Olivia apretando y soltando la polla por la base le lamió el frenillo hasta que salió el último chorro, después la metió en la boca y la mamó entera tragándose cada chorro de lefa.

Al acabar se levantó y se limpió la mano a una toalla. Eusebio se agachó detrás de su hija. Olivia se quitó la camiseta. Eusebio le magreó las nalgas cómo si fueran tetas y le lamió el culo como había esperado que se lo hiciese su marido. Olivia le dijo…

- ¡Me encanta! Mi esposo no tiene ni idea de lo que me excita… Tú sí.

La lengua de Eusebio lamió el ojete con ganas atrasadas y con ganas atrasadas se lo folló con la lengua… El coño de Olivia ya estaba encharcado cuando su padre la puso cara a él. En el primer recorrido lamió su raja despacito, la lamió de abajo a arriba con la puntita de la lengua sin llegar a profundizar y sin legar al clítoris, en el segundo lamió metiendo la puntita entre los labios vaginales y ya rozó el clítoris… Fue metiendo la lengua entre sus labios cada vez un poquito más al fondo y acababa lamiendo su clítoris haciendo círculos… Conocía a su hija. Su respiración y sus gemidos le iban a decir cuando se iba a correr, y se lo dijeron, se lo dijo su respiración, sus gemidos y se lo dijo ella…

- ¡Me corro, papá! ¡Qué bueno eres comiendo coños!

- ¡Qué lástima que no me pueda casar contigo, te amo!

- Sí papá, es una pena que no pueda ser tu mujer, pero sí tu putita.

Olivia entre gemidos y convulsiones le llenó la boca a su padre con los jugos de una corrida brutal.

*************

En la casa de Rosendo también se cocían habas. Su madre sentada en el borde de la cama donde había estado Olivia, le decía…

- Tienes un problema, hijo, a una mujer hay que saber satisfacerla en la cama.

- Olivia no es una mujer normal, es una puta.

Carmen le habló claro.

- La mujer que no es puta en la cama no es una hembra, y el hombre que no la hace gozar no es un macho. Nosotras debemos estar dispuestas a que nuestro hombre se satisfaga con nuestro cuerpo y dentro de él, y vosotros debéis cumplir llenándonos, es ley de Dios… esa es la relación más íntima que nos ha impuesto nuestro Señor.

Las palabras de su madre hicieron mella en él. Rosendo, que estaba tapado con una sábana, se destapó. Carmen vio su polla erecta, una polla de lo más normal.

- Dime que tiene que hacer esta para que una mujer se corra.

Carmen al ver la polla se puso en pie y le dijo a su hijo…

- Tápate.

- ¿No me vas a ayudar? Eres mujer y hembra ¡¿No vas a cumplir con la ley de Dios?!

- Una madre no puede ayudar a un hijo en esas cosas por la lay de Dios, a no ser…

- ¿Qué?

-Pilar, Lucía, Moncha, Lola o Mercedes. ¿Cuál te gusta más?

- ¿Para qué?

- Las cinco les ponen los cuernos a sus maridos con hombres más jóvenes que ellas. Cualquiera de ellas te podría enseñar todo lo que tienes que saber para hacer gozar a una mujer. Ya sé que no es algo que concuerde con nuestras creencias religiosas, pero somos kikos y las relaciones sexuales no las dejamos de lado… sea con quien sea, y si nuestros maridos no dan la talla, solemos buscar quien nos preñe...

- Joder mamá, esas cosas no las sabía, pero tampoco quiero que me enseñe un puta…, ¡¿Sería mucho pedir que me enseñes tú, mamá?! Estás más buena que ellas, y si piensas igual que ellas, no deberías tener problema de ponerle los cuernos a papá…

A Carmen se le escapó una sonrisa.

- No digas tonterías, soy una vieja al lado de ellas.

- ¡Ya quisiera cualquiera de tus amigas estar tan buena cómo tú! ¿Me vas a enseñar?

- No, no sería apropiado.

- Entonces dime mamá como debo de comportarme en la cama con Olivia... ¡¿Es bueno pasarle la lengua por el coño, para incentivar el matrimonio?!

- No voy a hablar de esas cosas contigo. Pensar en la lengua de mi hijo en mi coño subiendo y bajando me da repelús.

- Entonces es que se pasa por toda la entrepierna… ¡¿La debo pasar por el culo?!

- Sí, se pasa y nos gusta demasiado…, pero hay que saber hacerlo, hijo, y yo no te voy a enseñar.

- Pues yo puedo imaginar mi lengua en tu coño haciendo lo que me mandases hacer.

Carmen hacía cinco meses que no tenía una polla entre sus piernas y su coño se empezaba a mojar. Viendo que se podía perder, le dijo…

- Me voy que tengo hora en la peluquería de menchu.

Rosendo era cómo un martillo pilón, había tratado con putitas de todo tipo, pero las relaciones matrimoniales no eran lo mismo, aquellas eran de una noche donde siempre era lo mismo… y si te he visto no me acuerdo, sin embargo estar casado era un ejercicio de continua evaluación y perfección donde la mujer era la misma y había que esforzarse por ser creativo.

- ¿Volverás y me enseñarás como dar placer a una esposa…?

- ¡Qué pesado! Ya te dije que no, una madre no le enseña a hacer sexo a su hijo.

Rosendo se iba a jugar el todo por el todo y que pasase lo que tuviese que pasar. Se levantó de la cama, agarró a su madre por la cintura, le apretó la polla empalmada contra el culo y le besó el cuello. Carmen le dijo…

- Déjame, Rosendo, déjame o vamos a cometer una locura.

Rosendo le cogió por el cuello, tiró hacia atrás y le comió la boca mientras su polla chocaba una y otra vez con el culo de su madre. Luego la mano que tiraba de su cuello dejó de tirar y le magreó las tetas. Carmen siguió con la cabeza echada hacia atrás para que su hijo le siguiese comiendo la boca.

- Enséñame a follarme a una esposa, mamá. No quiero fracasar en mi matrimonio…

- No estaría bien, que fracasaras, pero tampoco que me follaras, hijo.

Rosendo se hizo el macho dominante, sabía que follaba poco y que debía de estar salida.

- Me vas a enseñar por las buenas o por las malas… me duelen los huevos mogollón.

Carmen no conocía a su hijo.

- Tú no eres así, déjame… para eso lo mejor es que te hagas un paja…

Le levantó el vestido, le bajó las bragas, volvió a subirle el vestido y metió la polla entre sus piernas. Su polla se mojó al rozar los labios vaginales.

- Estás muy mojada, mamá… ¡Eso significa una sola cosas… que necesitas verga!

Carmen hizo cómo si no lo oyera.

- Déjame ir, Rosendo, déjame ir te lo ruego, por favor hijo mío no me hagas esto….

Rosendo hizo que su madre se inclinase, ella se dejó llevar porque no tenía la menor intención de irse sin su polvo. Poco le hizo falta al chico para tener a su madre como una perra dispuesta a que ser follada, se inclinó lo suficiente como para que él hiciera, y le clavó la polla en el coño.

- ¡¡Estás abusando de tu madre, hijo, me estás follando!!

Rosendo le dio leña de roble, leña de la buena y Carmen, en nada, se corrió en silencio al notar como era atravesada con la rigidez de una polla joven y envalentonada. Rosendo ni se enteró de que su madre se había corrido…, Carmen es de ese tipo de mujeres que habían aprendido a gozar en silencio de los polvos que sus hombres le echaban sin atender a sus verdaderas necesidades sexuales, mujeres que pensaban que gozar follando era una indecencia o un pecado a los ojos de Dios…, y eso que le baño la polla bien bañada y el coño le apretó la polla varias veces convulsionando de puro placer orgásmico.

Después de correrse, Rosendo continuó embistiendo como un toro bravo sin haberse percibido de que el coño de su madre deslizaba con mayor suavidad debido a los flujos de la corrida, sin embargo ella notaba cada clava, cada centímetro entrar y salir de su ajada vagina hambrienta de macho. Al cabo de unos minutos de su orgasmo, estaba sintiendo la polla de su hijo latir dentro del coño, como asustada sin demasiada convicción le dijo a su fornicador…

- No te corras dentro hijo, si me llenas me puedo quedar preñada de ti….

Rosendo solo oyó lo que le convino… “Me puedo quedar preñada de ti”, no solo no le sacó la polla del coño, sino que la clavó más a fondo cuando le subió la leche y se empezó a correr en lo más íntimo de su útero. Carmen se incorporó un poco al notar el primer chorro de lefa, él la sujetó de las caderas y la embutió con fuerza hasta los mismos huevos y soltó otros dos chorros de leche espesa. El atolondramiento de la corrida hizo que aflojara las caderas de su madre y finalmente, Rosendo se corrió en la boca de la vagina entre sus labios vaginales interiores, el resto de leche que le quedaba por eyacular…. Carmen casi se volvió a correr sintiendo la leche calentita en su coño. De nuevo por fin había sido inseminada por un macho. Notaba después cómo le bajaba por las piernas un reguero de flujo con esperma filial, había sido una buena cantidad de semen la que le había descargado, y su coño no podía con tanta.

Rosendo al acabar de correrse volvió a la cama y se tapó con la sábana.

Carmen, que era una mujer alta, de cabello negro y corto, morena, ni gorda ni flaca, con buenas tetas y buen culo, yéndose de la habitación, le dijo…

- Nunca pensé que abusarías de mí, hijo.

- Perdona, mamá, pero estás tan buena… y tan necesitada como yo.

Unos minutos más tarde volvió Carmen a la habitación. Sin decir una palabra se desnudó delante de su hijo… Rosendo vio sus grandes y decaídas tetas moverse hacia arriba y hacia abajo al caminar hacia la cama. No se fijó en su pequeña barriga prominente, se fijó en la tremenda vulva surcada por una raja profunda y un poco de de vello negro muy corto, que coronaba su coño, teniendo el resto completamente rasurado, recién depilado, de ahí que tardase unos minutos en volver. Carmen se metió en cama, se abrió de piernas, y le dijo…

- ¡¿Sabes una cosa?! Lo he pensado bien y te voy a enseñar a hacer gozar a una mujer, pero que conste que solamente lo hago para salvar tu matrimonio.

Mentía con descaro, pero Rosendo la creyó, su necesidad sexual en el dique seco la envalentonó a tirarse a su hijo, o a lo que fuera, y dado que había sido el chico quien empezó la guerra, ella se nutría de esa limpieza de conciencia para cometer el mejor de los incestos.

- Gracias, mamá… no sé como te voy a agradecer.

Carmen fue al tema.

- Empieza por meter la cabeza entre mis piernas y besa, lame y chupa donde y cómo yo te diga… quiero que te comas bien el coño de tu madre.

Rosendo fue y lamió su coño cómo le dijo, de abajo a arriba con la punta de la lengua, de abajo a arriba apretando su lengua contra el coño… Besó, chupó y lamió su clítoris que resultó ser un espigón de enorme glande…, folló su coño con la lengua, y cuando su madre levantaba el culo lamía y follaba su ojete y su periné… Hizo todo cómo su madre le ordenó. Cuando Carmen ya no pudo más, le preguntó completamente excitada…

- ¿Quieres ver cómo se corre mamá, hijo?

- Sí, es lo que más deseo en mi vida.

- ¡¡Aprieta tu lengua contra mi coño!! No te salgas hasta que me corra en tu boca…

Rosendo apretó la lengua en su coño. Carmen moviendo el culo de abajo a arriba, de arriba a abajo, hacia los lados y alrededor buscó el orgasmo y lo encontró. Corriéndose en la lengua de su hijo. Convulsionando entre estertores le dijo…

- ¡¡Así se corre una mujer!!

Rosendo sintió como el cuerpo de su madre temblaba entre sus manos, sintió sus gemidos de placer y sintió cómo su boca se iba llenando de jugos espesos y calentitos.

Carmen al acabar de correrse se sentó sobre la cama.

- Échate boca arriba sobre mis rodillas que quiero ver si te gusta lo mismo que le gustaba a tu padre.

Rosendo hizo lo que le dijo su madre. Carmen mojó el dedo medio de la mano derecha con saliva, se lo metió dentro del culo y se lo folló. Con la otra mano lo masturbó a la misma velocidad que entraba y salía el dedo del culo. A Rosendo le gustó una barbaridad esa nueva modalidad de paja, tanto le gustó que al ratito de su polla comenzó a salir leche, leche que pringó la mano de su madre y mucho más.

Al acabar de correrse y quitarse su hijo de encima lamió la leche de su mano. A cada lamida besaba a Rosendo con lengua. Su idea era convertirlo en un cerdo y lo estaba consiguiendo. Carmen ya se entregó a la causa, se portaba como la puta que siempre quiso ser con su esposo.

- ¿Qué quieres que te enseñe ahora, hijo?

- A comer unas tetas… la tuyas son deliciosas.

 

************

 


 

En la otra casa Eusebio, que era un cincuentón, moreno y de estatura medianas estaba en pelotas en la cama de su hija. Arrodillado detrás de ella le lamía el coño y el culo, Olivia decía…

- ¡¡Tú sí que sabes, papá!!

Eusebio dejó de comerle el coño, se puso boca arriba…

- ¿Quieres correrte en mi boca?

Olivia no le contestó, se abrió de piernas encima de él y le puso el coño en la boca. Eusebio sabía cómo le gustaba a su hija, sacó la lengua, le echó las manos a la cintura y dejo que ella se moviera a su aire. Al principio aplastaba la lengua con el coño y movía la pelvis despacito de atrás hacia delante y de delante hacia atrás, tiempo después levantó el culo y metió y sacó la lengua de su coño cómo si estuviera metiendo y sacado una polla, luego volvió a aplastar la lengua con el coño y movió la pelvis de delante hacia atrás y de atrás hacia delante cada vez más aprisa hasta que… - ¡Me corro, papá! ¡¡Bébetelo todo cabronazo!!

Levantó el culo. Eusebio le metió la puntita de la lengua en el coño. El coño abriéndose y cerrándose descargo una inmensa corrida, corrida que fue bajando por los lados de la lengua y cayendo en su boca.

Al acabar le lamió el coño y el culo para dejarle todo limpio. Olivia se quedó quieta mientras lo hacía. Cuando se movió fue para enfilar la polla en la entrada del ojete, luego fue bajando el culo hasta que la polla le llegó al fondo. Acto seguido folló a su padre hasta que sintió como la polla latía dentro de su culo. En ese momento se quedó quieta de nuevo y mirando la cara de placer de su padre sintió cómo su corrida le llenaba el culo de leche. Ya estaba cachonda de nuevo. Antes de que se le bajara la metió en el coño y le dio caña de la buena, tan buena fue que no tardó en correrse, pero no en la polla de su padre, ya que la quitó, le puso el coño en la boca y se lo volvió a frotar contra la lengua hasta que echó la cabeza hacia atrás, y exclamó.

- ¡Traga, papá, traga pedazo de pervertido! ¡¡No te da vergüenza follarte a tu hija!!

Eusebio tragó hasta la última gota del cálido coño de su hija preñada.

 

****************

 

En la otra casa la que bebía era Carmen, bebía una corrida brutal después de que su hijo le quitara la polla del culo y se la metiera en la boca, se la follara y eyaculara como un cabrón.

Una semana después se reunieron para hablar Rosendo y Olivia. En la sala de estar, tomando un café, le decía Rosendo…

- … Y La gente nos critica.

- ¿Qué dice?

- Que yo no puedes vivir lejos de las faldas de mi madre ni tú lejos de los pantalones de tu padre.

- Que critique, pero por eso no creo que me mandaras llamar.

- No, te llamé porque quiero que vuelvas conmigo… a ese bebé hay que quererlo juntos, no se entiende que un matrimonio esté separado si quiere tener familia.

Olivia puso las cartas boca arriba sobre la mesa.

- No hay confesión que hacer… y no creo que hayas dejado de ser celoso de un día para el otro… me suena que hay gato encerrado.

- No quiero saber nada de tu pasado, quiero vivir el presente contigo. Y respecto a los celos, celoso lo seguiré siendo mientras te quiera.

- Yo te quiero y no soy celosa…te permito que vayas de fiesta con tus amiguetes y sé que andas con putitas por ahí, y no lo soy porque entiendo que los machos sois así.

- No me querrás tanto como yo a ti.

- Porque tú lo digas. Yo a ti te la mamé la verga las veces que deseaba, y tú a mí…

Rosendo ya entró a matar con su esposa.

- …¿Quieres que te coma el coño?

A Olivia se le alegró la cara.

- Hombre, si dejas que te guíe...

- No me hace falta.

- ¿Cómo me lo comerías?

- Antes te comería a besos- la besó-. Te comería las tetas -le magreó las tetas-. Te comería el culo...

Olivia sacó las uñas.

- ¡¿Quién te enseño a hacer eso?! ¿Con quién me engañaste?

- ¿Pero tú no decías que no eras celosa?

Olivia parecía una gata rabiosa.

- ¡No me cambies de tema! ¿Quién te enseño?

- Me lo explicó mi madre.

Lo miró cómo quien mira a un bicho.

- ¡¿Te follaste a tu madre?!

Rosendo tenía que mentirle.

- No seas bruta. Me explicó cómo se hacía.

Olivia no se tragaba la mentira, ya se sabe que cree el ladrón que todos son de su condicion.

- Una madre no explica esas cosas.

- Lo hizo para salvar nuestro matrimonio, y le costó hacerlo, no creas que me fue fácil convencerla para que lo hiciera.

Ahora sí que se tragó el cuento.

- Debió costarle con lo estirada que es y del Opus, debió hacer de tripas corazón, pues habrá que saber cómo te lo explicó y a ver si lo salvamos.

Olivia que vestía una blusa blanca y una falda negra que le daba bastante más abajo de las rodillas se levantó para ir a la habitación. Rosendo fue a su lado, la cogió por la cintura y se besaron con lengua, después entre beso y beso, él le desabotonó a ella la blusa y ella a él la camisa. Al estar ella en sujetador y él a pecho descubierto le quitó el sujetador. Sus manos cogieron las tetas por debajo y les metió unos magreos y unas mamadas que le dejó los pezones tiesos y duros cómo clavos. Olivia se quitó la falda y las bragas, Rosendo se quitó los zapatos, los pantalones y los calzoncillos. Su polla empalmada apuntaba al coño mojado de Olivia. Le levantó la pierna izquierda y se besaron con lengua, después Rosendo bajó el culo y al subirlo le clavó la polla de una estocada.

- ¡¡Joder Rosendo, llevaba cuidado… no te recuerdas que estoy preñada!!

Siguió con mayor suavidad, Olivia rodeaba el cuello con sus brazos, apretaba sus tetas contra el pecho de su marido y comenzaba a gemir. Dándole caña de la buena por los muslos de Olivia bajaban regueros de jugos. Su coño lubricaba una cosa mala, parecía un lago que se desbordaba. Le daba con el punto de su cipote y gozaba cómo una perra. A Olivia le hubiese gustado estar así durante horas, pero llegó un momento en que su coño no pudo más, y ella menos deseaba parar la corrida que tenía vida propia sin poder sujetarla…

- ¡Me voy a correr, Rosendo! ¡Has aprendido bien a follarme… me matas a pollazos!

Le quitó la polla y le bajó la pierna. Olivia le dijo… - ¡Nooo!

Rosendo se agachó y su lengua lamió su coño empapado. Olivia exclamó… - ¡Síííí!

Sintiendo la lengua de su marido lamer su coño, le agarró la cabeza con las dos manos, apretó la boca contra su coño y movió la pelvis para que la lengua lo recorriese todo, en nada…

- ¡Me corro, Rosendo! Ahora sí que me estoy yendo por el coño con mi corrida…

Rosendo recibió en su boca la corrida de su esposa mientras Olivia gemía y se convulsionaba.

Al acabar le lamió el coño bien lamido, después le dio la vuelta, le abrió las nalgas con las manos y le lamió y folló el ojete antes de levantarse y frotar su polla contra él... Después se la fue clavando al tiempo que le magreaba las tetas. Olivia apoyó las manos en la pared y disfrutó de cada milímetro de clavada. Rosendo se interesó por el placer de su esposa…

- ¿Te gusta?

- Sí, mucho.

Cuando la polla llegó al fondo del coño, Rosendo le embistió con ritmo duro hasta se corrió cómo un pajarito. Olivia, que se mantuvo quieta durante el esprín convertido en follada, comenzó a mover el culo hacia atrás y hacia delante. Sentía que a poco más que le follara el culo se iba a correr, le exigió con voz imperante… - ¡¡No la quites o te mato!

Rosendo la cogió por los pelos, tiró hacia atrás y comiéndole la boca le folló el culo a romper. Olivia no tardó en correrse, y al hacerlo comenzaron a temblarle las piernas y de su coño salió una cascada de jugos. Unos cayeron al piso y otros bajaron por el interior de sus muslos, bañándole también los huevos a su esposo.

Al acabar de correrse, Rosendo le quito la polla del culo y Olivia se dio la vuelta. Su sorpresa fue grande cuando vio que su marido se volvía a agachar y le lamía los jugos de su pierna izquierda, tiraba de ella y la echaba sobre el piso de madera…, lamía el otro muslo y después metía los labios vaginales en la boca para luego enterrarle la lengua dentro, Olivia le dijo…

- Me vas a matar de gusto, ladrón.

- Eso pretendo… que te olvides de quien te enseñó a mamar pollas y a follártelas…

Le puso las piernas sobre sus hombros, la levantó poniendo las manos en su cintura y le devoró el coño a lamidas lujuriosas.… Olivia cuando sintió que se iba a correr trató de aferrarse a algo, pero sus dedos se toparon con la madera del piso. Se arqueó más de lo que estaba y arañando la madera, aquello era una corrida tras otra, o simplemente una continua…

- Me voy a correr otra vez, Rosendo. ¡Tú también has aprendido bien de alguna puta!

Rosendo le quitó las piernas de los hombros, la agarró por las nalgas, la levantó un poco y le clavó la polla en el culo de un zurriagazo, a ese zurriagazo le siguieron unos cuantos más. Olivia con los ojos cerrados se corrió cómo una fuente al notar su esfínter lleno. Rosendo la sacó del culo, metió el glande dentro de su coño y se lo llenó de leche en un par de embestidas… Al acabar sacó la polla del coño y miró a su esposa a los ojos, la vio preciosa, con la cabeza de lado y los ojos cerrados. Parecía la Bella Durmiente…

- No abras los ojos, no hagas nada, solo disfruta.

Con el dedo pulgar de la mano derecha echó hacía atrás el capuchón del clítoris. El glande, del tamaño de un guisante, quedó a merced de su lengua. Lo lamió con la puntita, lentamente. Cada vez que lo lamía sentía como latía. Mojó los dedos anular e índice en los jugos de su coño y después le metió el índice en el ano, el anular en la vagina y le folló los dos orificios con ellos mientras su lengua hacía estragos en el clítoris. Al rato el ojete y la vagina apretaron su coño e Olivia se corrió copiosamente. Desbordó en su boca y Rosendo se tragó su corrida. Estaba tan excitado, tan ansioso de hacer feliz a su mujer que ni cuenta se dio de que Olivia había dejado de gemir. Cuando quitó los dedos de su ano y de su vagina y miró para ella vio que sonreía, sonreía pero había perdido el conocimiento. Rosendo se llevó un buen susto, susto que le pasó un par de minutos más tarde, cuando Olivia abrió los ojos…

- Quiero más de eso que me has dado.

Rosendo tenía mucho tiempo de su vida para dárselo, a ella y a su madre, y Olivia para gozar de su marido y también de su padre, ya que eran cornudo él y cornuda ella. Todas estas desventuras entre esposos y padres con hijos continuaron ejercitándose a lo largo de los meses…. A Olivia, la dejaron de follar un mes antes de parir y dos meses después de hacerlo, pero para entonces, Carmen, se había hartado de follar a su hijo y esperaba el momento de contarle a la familia la buena nueva que engendraba en su panza. Entre tanto Olivia amantaba a su niña y su coño comenzaba a supurar flujo de lo salida que ya andaba, sobre tdo cuando su padre la visitaba a echar una mano en la puesta a punto del hogar del nuevo matrimonio.



******************




Una tarde cuando Eusebio fue a casa de su hija a poner unas estanterías, la encontró en bata de casa sentada en un sillón del salón dándole el pecho a su “nieto”. Ver la leche bajar por la teta hizo que su polla se pusiera tiesa y le hizo un tremendo bulto en el pantalón. Se sentó en otro sillón y Olivia, que le había visto el bulto…

- Vete, papá, no vaya a venir mi marido y te vea empalmado…

- ¿No me preguntas que vengo a hacer…?

- No hace falta, cada vez que sabes que mi esposo no está en casa vienes a lo mismo.

- Hoy venía a ponerte la estantería de Ikea que teníamos pendiente, pero...

- Pero viste lo que no debías y se te puso la polla dura. ¡Vete, coño!

A Eusebio le llegaba el olor de la leche materna y no era cuestión de abandonar a las primeras de cambio….

- Tienes una teta preciosa... ¡¿La otra es igual de hermosa llena de leche...?!

Sus palabras violentaron a Olivia.

- ¡No tienes vergüenza! Nunca la has tenido conmigo… pertinaz y pervertido.

Eusebio tenía la cara bien dura, ya que le dijo…

- No, no tengo lo sabes de sobra… ¿Se te moja el coño mientras mama el niño?

- ¿Por qué me haces esto?

- Porque estás muy rica hija y me muero de ganas de hacerte otro hijo.

Lo miró, y le dijo…

- Se lo voy a decir a mi marido. Le voy a decir que me acosas.

- No creo, si se lo fueras a decir ya se lo hubieras dicho, sacó la polla empalmada y comenzó a menearla delante de su nuera. - ¿Te sigue gustando…?

Olivia mirando cómo la cabeza de la polla aparecía y desaparecía debajo de la piel del prepucio, le respondió…

- ¡Qué haces, cabrón!

- Deja que me corra mirando como le das de mamar a mi hijo.

- No le llames hijo, al menos disimula y trátalo como a tu nieto, joder ¡Qué te cuesta!

- Me encanta cuando te enfadas de esa manera tan apetecible...

Olivia estaba realmente enfadada viendo como su padre le hacía la paja del siglo.

- Me enfada tu actitud… ¡¿Cómo te atreves a masturbarte delante de mí?!

- Es para ver si te caliento como antes… no puedes haber cambiado tanto…

- Estás loco. Calentarme tú a mí casada… papá no me hagas reír. Guarda esa cosa.

- ¿Qué te apuestas que si miras cómo me la pelo acabas corriéndote en mi boca?

- ¡¿Yo?! Yo no voy a volver a hacer tal cosa. Si tuviera cien euros los apostaba.

Eusebio ya la tenía donde quería.

- Si pierdo te doy cien euros y te monto todos los muebles que quieras, si gano y te corres en mi boca no me tienes que dar nada, me conformo con conocer el sabor de una corrida de tu coño… bueno y un polvo a pelo...

- Trato hecho.

Eusebio recostado en el sillón siguió meneando la polla. Sabía casi a ciencia cierta que ese día iba a mojar, y lo sabía porque si Olivia no tuviera ganas ni cien euros ni hostias, se hubiera ido a su habitación.

- ¿Te tiene bien atendida tu maridito…?

- Paso palabra.

- ¿Cuándo?

- ¿Cuándo qué?

- ¿Cuándo te hiciste la última paja por falta de verga?

- No te lo voy a decir, es mi vida privada e íntima con mi esposo.

Olivia cambió al niño de pecho y dejó las dos tetas al descubierto. Le estaba dando más motivos para masturbarse. La polla de Eusebio veía cómo la teta que acababa de ser mamada echaba leche por el pezón y su polla soltaba el rezume de esperma sin parar.

- Yo la hice ayer pensando en ti. Te hice todo lo que le hacía a la puta de tu madre, te comí la boca, las tetas, el coño, el culo…

- A lo mejor te dejó por cerdo, papá.

- Era ella la que me pedía que le comiera el culo y el coño. No había día en que folláramos y no se corriera en mi boca. ¡¿Ya te corriste en la boca de tu marido?!

- Ya no soy de esas…. Mi etapa sucia la pasé cuando me fui de casa preñada.

- ¿Cuánto tiempo hace que no te corres con un hombre?

Olivia acomodó la boca del niño en la teta.

- No son cosas tuyas.

- Eso me confirma que no estás bien atendida, pues debías estarlo, coño…, no debías pasar hambre de polla con el tremendo polvo que tienes. Sé lo jodido que es…

Olivia mirando cómo se la pelaba, le dijo…

- ¡¿También te va el pescado!?

- Hoy por hoy, todavía no me gustan los hombres, pero si cojo a una mujer la reviento… no lo decía por eso.

- ¿Y por qué lo decías?

- Porque sé lo jodido que es andar con ganas. Desde que me dejó tu madre no he vuelto a probar un coño en mi salsa si exceptuamos el tuyo… el cual es insuperable.

Olivia no se lo podía creer.

- ¡¿Llevas un año sin follar?!

- Un año, dos meses y unos días, ¿y tú?

- Tampoco te voy a responder a esa pregunta.

Olivia no llevaba nada debajo de la bata. Abrió las piernas y sin querer queriendo le enseñó a su padre su coño pelado. Dejó que se lo viera durante unos segundos, cerró las piernas…

- No me acordaba de que no llevaba bragas. ¿Qué es eso de un coño en tu salsa?

No le contestó a la pregunta porque era evidente que solo era una pregunta retórica.

- Abre otra vez las piernas que me quiero correr mirando tu coño mojado.

Olivia abrió las piernas de par en par. Eusebio la sacudió a toda mecha, cuando estaba a punto, se acercó a las tetas de su hija y se corrió sobre ellas.

El bebé se había quedado dormido comiendo en el pezón que su padre no eyaculó. Olivia guardó las tetas y llevó el niño a la habitación de matrimonio donde estaba la cuna. Eusebio fue detrás de ella y al inclinarse para poner al bebé en la cuna, le apartó la bata para un lado y le arrimó la polla al coño…

- Estate quieto, papá… no seas malo conmigo.

La agarró por la cintura y le frotó la polla entre las nalgas.

- No dejes de llamarme papá y deja que frote mi polla en tu coño. Solo con frotarla me corro otra vez seguro, hija.

- Vete a la mierda.

- Más quisiera, pero no me dejarías comerte el culo, hija. ¿O sí?

- No soy solo tu hija, cerdo… ahora me tienes que respetar…, soy la esposa de Rosendo, el novio que buscamos para hacerse cargo de la panza que me hiciste.

Olivia para apartar a su padre de ella empujó con el culo y sintió cómo la polla pasaba entre sus labios vaginales. A Eusebio se le encharcó la polla de jugos.

- Estás muy mojada. Sé buena y deja que te haga disfrutar por los viejos tiempos…

- No, no quiero… solo buscas aliviarte y volver a dejarme preñada…

Eusebio le rogó.

- Anda, cariño, deja que juegue con tu coño.

Olivia ya estaba muy cachonda y se empezó a ofrecer… el instinto es difícil de soportar.

- Sin meter. ¿Te vale? Solo frota tu verga en mi vulva, entre los labios vaginales.

- Me vale.

Olivia se dio la vuelta, se quitó la bata y quedó en cueros. Eusebio vio sus tetas grandes con areola oscuras y tremendos pezones y su coño pelado, y le dijo…

- ¡Madre mía, qué buena estás, hija!

Su boca mamó la teta derecha y se le llenó de leche que se tragó con lujuria, luego la otra, y después volvió a la teta derecha mientras la otra goteaba… Así estuvo casi cinco minutos, luego Eusebio se puso detrás de ella, se agachó, le abrió las nalgas y le lamió el periné y el ano. Olivia, inmóvil cómo una estatua…

- Sigues siendo un cochino, papá.

Le mordió las nalgas, se las volvió a abrir, y volvió a lamer periné y ojete antes de follárselo con la punta de la lengua. Olivia, ya estaba entregada al vicio.

- No debíamos hacer esto, papá.

- Los dos lo deseamos. Olivia.

- Hija, llámame hija… eso me da más morbo, papá

Eusebio al oírla aún se puso más perro. Le dio la vuelta. Vio el coño de su pequeña goteando y el interior de sus muslos mojados. Le pasó la lengua por la humedad de los muslos y después por el coño, Olivia le dijo a su padre…

- ¡Allá van cien euros al carajo! Y todo el servicio de montaje gratis.

Eusebio volvió a lamer su coño de abajo a arriba. Olivia con los ojos cerrados se había metido en un mundo desconocido para ella hasta ese momento. Tenía la cabeza de su progenitor entre las piernas y en su imaginación quien le lamía el coño era su marido.

- ¡Ay Rosendo que me corro! Sigue, sigue, sigue, que me corro. ¡Me corro!

Se corrió como un torrente. Sus piernas comenzaron a temblar. Eusebio la agarró mientras se retorcía y gemía cómo una posesa.

Al acabar de correrse le siguió lamiendo el coño hasta que paró de abrirse y de cerrarse. Luego se levantó…

- ¿Me dejas ahora frotar la polla en tu coño?

- No, no que después de frotar vas a querer meterla en la vagina, papá.

- No, hija, no, me basta con frotar.

Olivia se dio la vuelta, puso sus manos sobre la cama y se abrió de piernas esperando a que su padre no cumpliese su palabra y se la clavase hasta las trancas, pero le dijo…

- ¡Ni se te ocurra meter!

- Tranquila, no la meteré.

Eusebio, con la polla en la mano, se la frotó en el coño encharcado.

- ¿Quieres que te haga correr otra vez, hija?

Olivia ya estaba acelerada e iba sin frenos.

- Claro que sí, hazme correr las veces que quieras, pero sin follarme con tu verga.

Eusebio, sin dejar de frotar le dijo:

- No hace falta meter, te puedo frotar la polla en el clítoris hasta que te corras. Solo tienes que echarte boca arriba sobre la cama.

- Tú lo que quieres es follarme, falso.

- ¡Qué no, tonta! Frotando nos podemos correr los dos.

- A ver si es verdad.

Olivia se echó sobre la cama con los pies apoyados en el piso. Eusebio se desnudó para que su hija no se sintiese cohibida, luego frotó el glande con los labios del coño y con el clítoris. De las tetas de Olivia comenzó a salir leche que bajaba por ellas y caía en la cama. Eusebio se inclinó, lamió los pezones y después mamó las tetas… Frotó la polla en el coño, metió la punta dentro de la vagina y luego acarició con el meato el glande del clítoris que estaba erecto y totalmente fuera del capuchón. Olivia, entre gemidos…

- Me voy a correr, papá. Méteme la polla. La necesito dentro de mi coño.

- Te prometí que no lo haría, cariño.

- Yo no prometí nada.

Olivia le cogió la polla, levantó la pelvis, la puso en la entrada del coño, le echo las manos al culo, lo atrajo hacia ella con ambas manos, y la polla se zambulló entera… entró hasta el fondo. Eusebio no pudo aguantar más de dos minutos follándola a toda máquina, los golpes de sus huevos resonaban en su coño y cuando estaba a punto la sacó. Aunque se corrió en la entrada del coño, los dos primero grandes chorros de lefa se quedaron en el interior. Tras los ocho aldabonazos de semen, y se lo dejó perdido de leche. Al acabar de correrse, se arrodilló, metió la cabeza entre sus piernas, y antes de comérselo le dijo con sorna…

- ¡Me encantan los coños en su salsa besamel!

Le levantó las nalgas con las dos manos, le lamió el coño de abajo a arriba con su leche….

- Así que a esto le llamas coño en tu salsa. ¡Qué cochino eres, papá!

Se lo lamió dos veces.

- ¡¡Guarro!! ¡Ummm!

Se lo lamió tres veces.

- ¡Asqueroso! ¡Aaaaggg!

Se lo lamió cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez veces.

- ¡Ay que me voy a correr!! Le cogió la cabeza. - Sigue cabronazo ¡Qué cerdo eres papá!

Lamió ocho veces más y Olivia, jadeando, se corrió a lo bestia diciendo…

- ¡Me viene ya! No pares por Dios Santo… quiero correrme otra vez…

Su coño parecía las cataratas del Niágara, tanto jugo gelatinoso echó, que Eusebio se dio un atracón. Al acabar de correrse quedó cómo muerta, respirando con mucha dificultad, pero con una sonrisa tan dulce que daban ganas de comerla a besos. Eusebio se echó boca arriba sobre la cama. Olivia le preguntó…

- ¿Quieres seguir?

- Si tú quieres… ¡¡Me gustas mucho hija mía…!!

- Ya me he dado cuenta que no te has olvidado de mí.

Olivia cogió la polla, que estaba a media asta, la apretó contra el cuerpo de su padre y le lamió y chupó los huevos, uno a uno y los dos juntos, luego con la polla a lo largo de la palma de su mano lamió desde la base hasta el frenillo, después chupó la cabeza y apretó la base mientras le acariciaba los huevos con la otra mano y su lengua se metía en el agujerito de la uretra. Al tenerla casi dura, la metió entre sus tetas, la apretó y se la folló mientras sus tetas echaban leche en cantidad que ella al masajearlas usaba como si fuera crema. Al tener la polla dura cómo una roca subió encima de él, se abrió de piernas, froto la polla en el coño y en el ojete y le dio a elegir…

- ¿Dónde quieres meterla, pervertido…?

- En el culo.

- En ese caso prepáralo.

A Olivia le había gustado que le comiera el culo, se lo puso en la boca y Eusebio se lo lamió y se lo folló con la punta de la lengua. Luego Olivia bajó frotando el coño contra el cuerpo, y dejando una estela de babas se encontró con la polla tiesa entre sus nalgas. Eusebio la cogió y se la puso en la entrada del ojete. Olivia lo besó. Al tiempo que su lengua entraba en la boca de su padre empujaba con su culo y la cabeza de la polla entraba en su anillo. Lo folló apretada a él con las tetas mojando su cuerpo de leche… Tiempo después, frotando su clítoris contra la pelvis de su macho, le dijo…

- ¡Córrete conmigo, papá!

Eusebio sintió cómo el ojete apretaba su polla y cómo el coño bañaba sus huevos con una tremenda corrida. Al acabar de correrse se la quitó del culo y la folló a lo bestia por el coño… le entró de un solo golpe hasta el útero. La fuerza con que le daba era un terremoto, al rato Olivia sintió que iba empezar a correrse de nuevo y se lo dijo…

- Me voy a correr otra vez, papá. ¡Eres una máquina de follar… joder!

- ¿Tomas precauciones, hija?

- No… no me hacen falta contigo… ¡Eres mi preñador oficial!

- Hay que andar con mucho cuidado porque estoy a punto… y te puedo preñar…

Olivia estaba tan cachonda que ni lo escuchó.

- ¡Dame más fuerte, así más fuerte! ¡Me voy a correr y tú también dentro de mí!

- ¡Sí hija, yo también estoy a punto de llenarte de leche!

- ¡Lléname el coño con tu lefa espesa, papa, llénamelo y PRÉÑAME otra vez!

Eusebio le llenó el coño de leche a su hija y ella le bañó la polla a él con una brutal corrida mientras se devoraban las bocas en medio de un temporal de placer.

 


 

¿Queréis saber si la dejo de nuevo preñada? Pues claro que la dejó, coño, la preñó de nuevo sin el menor remordimiento. Como en el caso anterior, Rosendo se hizo cargo de la panza que el padre le hizo a su hija, y aunque parezca increíble el chico se llenó de orgullo de verse que realmente era buen semental habiendo preñado a su esposa dos veces, y a su madre. Toda su familia no podía estar más orgullosa del hijo pródigo que volvió al redil de los buenos cristianos… Todos en la congregación lograban tener familia numerosa, y con los dos preñados de Olivia, iba camino de ser el perfecto miembro de tan selecta élite de los kikos, con la colaboración impagable de Eusebio y su esposa Olivia. No obstante, nadie se preguntaba por qué ninguno de los bebés salían de piel morena u ojos marrones, sino rubios de ojos azules y piel rosada, en cambio el que parió su madre era moreno de ojos oscuros. Algo no cuadraba.





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