Una Criada es un Ama de Cría o Ama de Leche, también conocida como criandera es una mujer que amamanta a un lactante que no es su hijo… hoy en desuso en la mayor
parte de la sociedad Occidental. El empleo de amas de crianza se remonta a la
prehistoria y fue común hasta el siglo XIX para alimentar a niños cuyas madres no podían o
no deseaban hacerlo. En otras sociedades, la tarea no estaba restringida a las
profesionales de ubres lecheras, sino que era parte del cuidado de los infantes
compartido entre todas las madres del grupo en comunidades pequeñas o comunas
con un marcado Patriarcado, como es este caso.
Corría el año 1995 cuando
me inscribieron como Elvira en el registro civil de Valdepeñas, un pueblo de
Ciudad Real…, Mi madre decía que mi padre me había engendrado con una espada
tan potente como la del “Cid Campeador”, de ahí que me llamasen igual que una
de las hijas del “Sidi”, y ciertamente comprobé que el estoque
que me engendró, era comparable a la gran espada “Tizona” de nuestros histórico reconquistador. Puedo aseverar que soy una chica muy desarrollada, desde niña.
Si no os lo imagináis, os
lo digo yo… la vida en los pueblos de la mancha es bastante aburrida, las
esperanzas de ser algo más siempre está fuera de allí, pero yo no tenía mucha
capacidad intelectual… acabé el instituto a duras penas y me puse
a trabajar en “Fábrica moda” haciendo camisetas durante seis meses al año,
luego lo combinaba con la embotelladora de vino “Finca los azares” otros tres
meses y el resto cobraba el subsidio de desempleo…. Las empresas pertenecían a
un nuevo terrateniente de Albacete que poseía un pequeño holding de varias
empresas entre ellas la de una plantación vitivinícola en el Guijoso,
distribución de jamones y embutidos, además de cotos de caza y ganado y
plantaciones de opio para la fabricación de fármacos.
Sí llamó la atención en el
pueblo. Cuando mi madre nos dejó, yo apenas en la pubertad, se marchó con uno de
los rusos que pasaban por el pueblo y puso un puticlub a las afueras. Un buen
día cerraron el Club y se marcharon, mi madre con ellos. Mi madre es una mujer
muy guapa pero se enamoró de otro hombre y dejó a mi padre y a mí. Nunca la he
perdonado, ella será muy feliz en donde viva ahora, pero no sabe que yo también
soy muy feliz. Desde entonces vivía con mi padre y me convertí enseguida en la
mujer de la casa. A pesar que no se me ha dado muy bien los estudios, las
tareas del hogar propias de un ama de casa me encantan, con lo cual me preparé
para serlo… bien para mi padre o para mi futuro esposo. Cocino muy bien,
gracias a que siempre ayudaba en la cocina y aprendí mucho con ella.
Por aquella época yo ya
veía películas pornográficas, se las quitaba a mis padres y luego en mi
habitación las veía por la noche. Ellos se las ponían cuando follaban, y se mezclaban los gritos de las actrices y de mi madre. Siempre tuve muy
claro que aquello no era nada malo, por mucho que digan los puristas, me
gustaban y me gustan aún. Mi padre es un hombre atractivo, pasa de los 50 años
alto fuerte con bello rubio, unos ojos azules como el cielo y su voz masculina
con esencia grave. Se dedica a reclutar personal para trabajar en el campo en
época de vendimia, además de ser comisionista, corredor de fincas como
intermediario entre compradores y vendedores…de eso vivimos muy bien.
Al principio lo pasamos mal
cuando mamá se largó, pero a medida que iba pasando el tiempo empezamos a
disfrutar de nuestra vida en común. Poco a poco fui convirtiéndome en una
mujercita, y cuando contaba con dieciocho años ocurrió una cosa que es lo que
os quiero contar y lo que produje el detonante de lo que es mi vida actual. Por
la tarde antes de llegar mi padre, entré a su habitación para ojear si tenía
alguna película de porno nueva. La llevé a mi habitación, para verla por la
noche, sin darme cuenta del tema que era ni reparar en esconderla. Por la noche
puse la cena y charlamos como siempre hacíamos mi padre y yo. Mientras recogía
la mesa, le observé que me miraba desde hacía tiempo de forma más extraña a lo normal. Yo llevaba una camiseta larga que dejaba al descubierto parte de mis nalgas…, pero dentro de casa había confianza y no me importaba ir tan ligera, de tal modo que cada vez que me
agachaba, mi padre miraba por el amplio escote de mis enormes
tetas, o le ofrecía una visión completa de mi culo. Era un juego de seducción divertido sin más pretensiones.
Me di cuenta enseguida, que al no estar mi padre con ninguna mujer en esos momento, yo era su centro de atención… y la verdad
es que no lo entendía, él es un hombre muy atractivo y se relaciona con muchas
mujeres jornaleras… sudamericanas y del este de Europa principalmente. Sé que
ha tenido “novias” de entre las jornaleras, se las follaba a cambio de ciertos
privilegios en el trabajo durante la temporada y después se quedaba solo otra
vez. Por alguna razón que no sé explicar ahora me dejé observar, de alguna
manera me excitaba ser el centro de atracción de un hombre mayor, una mujer de
verdad. Los chicos de mi edad eran unos tontos que no se enteraban de nada.
Seguro que se mataban a pajas pensando en mis tetas, pero no había ninguno que
me dijese nada. Sin embargo los chicos de más de treinta ya me miraban con otros
ojos y algunos de ellos incluso se insinuaron. Con uno de ellos me fui un día
al cine, y por primera vez en mi vida hice una paja a un chico.
No pasó de ahí la cosa,
aunque lo deseaba me hice la dura. El chaval se corrió como un loco en menos de
dos minutos, recuerdo perfectamente cómo salía su leche disparada con la luz de
la pantalla como reflejo de aquella visión. Me gustó mucho el tacto y el olor y
por momentos deseé lamer su leche como veía en las películas. La verdad es que
lo deseaba jajaja. Un poco si probé disimuladamente, llevándome a la boca, un
dedo pringado de leche.
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En fin a lo que iba.
Después de recoger todo fui a ver la tele con mi padre un rato. Lo noté
inquieto… hacía más de dos meses que se había terminado la campaña y ahora
tocaba la producción del vino… en pocas semanas era yo quien trabaja en el
envasado de vino y mi padre se dedicaba a trapichear engañando a unos y otros con las
compraventas. Un poco preocupada le pregunté si le pasaba algo y le ofrecí un
masaje tras el duro día de…. Mi padre se quedó mudo, no lo olvidaré. Me acerqué
a él y me puse detrás. Le quité la camisa y comencé a frotar sus músculos
fuertes, al cabo de solo unos minutos me di cuenta del enorme bulto que
sobresalía de la entrepierna de mi padre. Lo había visto muchas veces, nunca lo
había hecho, pero esa situación la había visto en muchas películas. Continué
como si la cosa no fuera conmigo. Pero mi padre no podía aguantar y dijo que ya
estaba bien.
Me levanté y antes de
sentarme en el sillón le dediqué una sonrisa sedosa y picarona. En ella quería
decirle que sabía que se había empalmado haciendo un flash con la vista a su
entrepierna. Mi padre parecía confundido, pero yo no estaba dispuesta a perder
esa oportunidad, estaba muy salida desde la paja del cine. Había visto
películas italianas sobre incesto, y no me parecía mal que fuese mi padre quien
me desvirgarse... para dejar de ser virgen, quien mejor que tu padre, pensaba. Alguien que te lo haga con cariño y amor.
Me despedí de él dándole un
beso como todas las noches, pero en esta ocasión apoyé mis manos sobre sus
rodillas y puse mi culo en pompa a la vez que le enseñaba de nuevo mis grandes
atributos mamarios de un gran volumen para alimentar a los muchos retoños que
me hiciesen. Le besé cerca de la comisura de la boca y sonreí, después me
contoneé despacio dirigiéndome a mi habitación, no sin antes girarme de nuevo
para despedirme con la mano y jugar con el vuelo de mi camisón como una niña
mala. Ahora sé que eso pone loco a los hombres, que una chiquilla se comporte
como una mujer, y a la vez sea un poco niña.
Fui a mi cuarto y me duché. Me quedé con la toalla enrollada en mi cuerpo y me puse en la cama boca abajo, colocando mi portátil frente a mí. Puse la película y ante mi sorpresa se trataba de una película fuerte de una chica muy joven que era follada por dos viejos con enormes pollones. No sé desde cuanto tiempo estaría mi padre observando, pero en una de estas me quité los cascos y al girarme, le observé plantado en la puerta. Quedé desconcertada, no sabía qué hacer ni que decir. Mi padre se marchó a su cuarto sin decir nada, y por momentos todo mi ardor se pasó a un estado de vergüenza. Apagué el ordenador y me quedé pensando sobre mi cama, así más de un cuarto de hora, finalmente me levanté, quería disculparme por ver ese tipo de pelis…. Me dirigí a su habitación.
La puerta estaba
entreabierta, empujé ligeramente y vi a mi padre totalmente desnudo haciéndose
una paja...Me impresiono el tamaño de su polla, era enorme, increíblemente
gorda, su mano la circundada, pero seguro que la mía no… se veía tan grande que sus dos manos nos la cubrían de larga, joder era todo un pollón muy ancho semejante a la de los viejos de
la peli porno. Mi padre me miró sin inmutarse… ninguno dijo nada, pero no me
iba, ni mi padre paraba de meneársela recorriendo todo el tallo desde el glande
descapullado a sus rechonchas pelotas, que imagina infladas de leche... no dejaba de mirarme pajeándose con firmeza. Entonces pase más
adentro, me quité la toalla y me quedé frente a él totalmente desnuda, solo con
las mini bragas puestas. Mi padre me miraba, sin dejar de menear aquella enorme
y hermosa tranca. Los huevos se movían al unísono. Fui a la altura de su
cama y me puse de rodillas comencé a ayudarle a meneársela, luego mis dos manos ocuparon en su lugar…
Poco a poco me atrevía a
más acercándome con mi boca hasta empezar a mamar solo su glande. Lo haría como veía en
las películas, hasta que se corriera en mi boca. Comencé a masturbarlo y a
pasarle la lengua, de arriba a abajo y de abajo hacia arriba con todo el ancho
de la lengua extraída de mi boca…a modo de perra. Jugaba un poco en sus
testículos, se le ponían blancos los ojos, gemía y me excitaba más, se le ponía a cada momento más duro el cipote, y en plena rigidez ni podía meterlo a la boca, más
allá del glande…, hacía lo posible porque me encanta el sabor a polla,
aparte por si se corría era delicioso probar el semen, tragarlo de un solo
bocado, pero finalmente cuando lo tenía ya completamente duro, tieso, venoso,
ya sentía que no tardaría en explotar. De repente me tomó la cabeza, así supe
que en poco tiempo se corría…no me dejo sacar su polla de mi boca, acompañó a mi mamada su vaivén de cadera... y finalmente la clavó en mi esófago ¡EXPLOTÓ!
No quería probarlo ni nada así, solo deseaba jugar con su polla en mi boca y se corriera en una paja como todos, pero no, él quería que me tragase su leche. Pese a que no me cabía más allá del glande, así lo hice, no sé si por lo excitada que estuve o porque. Comenzó a convulsionar, eyaculando grandes chorros de engrudo, me supo delicioso, jugaba con el semen en mi boca, por fin saco su verga de mi boca diciéndome…
– ¡Abre grande!
Se masturbo un poco más y soltó otra descarga de semen, me cayó en la boca llena de leche y en la cara. Estuvo genial…
– Te has portado muy bien,
por eso eres mi favorita.
– Seguramente porque no soy la única, pero no importa papá.
Era la primera vez que nos
mostramos sexualmente activos frente a frente, fue lo mejor del día, de la
semana y del mes diría yo. Creo que me enamoré, no de amor real o normal, no sé
si me explico. Entre nuestra intimidad y estar en público era extraño después
del regalo que me dio con el baño de semen. Me dio tanto gusto que noté que me
meaba… no era eso si no un delicioso orgasmo. A pesar de la carga sexual del instante,
no llegamos a follar, dar ese paso era mucho… darnos placer oral o mastúrbanos al
lado del otro era ya desmedido. Me excitaba demasiado ver y sentir la polla de
donde salió el esperma me engendró, y ahora tenía una dosis del mismo en mi estómago.
****************
Como de costumbre me fui a
dar un baño antes de cenar, salgo en toalla y veo a mi papi mirando la tele, me
mira y me sonríe. Le pregunto que si quiere que prepare la cena, piensa que es
todavía temprano que venga hacerle compañía. Sugiero ponerme algo más de ropa
pero él insiste que hace calor para llevar nada encima, él estaba en
calzoncillos. La verdad estaba haciendo calor. Me siento a su lado en el sofá y
miro la tele junto a él, estaban dando una película que me llamo mucha la atención pues era
de una chica que hablaba en una cama con un hombre negro, eran policías y
estaban resolviendo un caso turbio, la peli se titulaba “Crack”
Mis ojos se abren cuando
comienzan a follar y ella comienza a gemir ruidosamente, cuando ese negro se
posiciona entres sus piernas y le mete el cipote negro en las entrañas de la rubia. Estoy bastante concentrada viendo eso cuando oigo
un sonido acuso a mi derecha, me giro y veo a mi papi con su verga en mano sobándosela
de arriba abajo... me quedé en blanco y más cuando él me mira sonríe y continua desvergonzadamente. Me hallaba fascinada por la capacidad viril de mi padre a su edad. Inconscientemente
mi mano baja por entre mi pierna acariciando mi coñito. Me gusta ver como mi
papi se pajea, sugiere que me pare enfrente de él y me quite las bragas, las
cuales ya las tenía súper mojadas, cualquiera hubiera pensado que me había meado…. Hice lo que me pidió. Su mano se deslizaba más rápido. Me pide que meta un dedo en mi coñito
y así lo hago ¡Dios mío que gusto me estaba dando, me masturbaba al compás de mi padre! Empiezo
a meterme mis dedos más profundo, eso me gusta mucho. Ambos nos pajeábamos sin
mirar la tele, solo él y yo…su mano me apretó el culo y bajo su cabeza besando
mi coñito... en el clítoris.
– ¡Ohh papi qué bueno! ¡Mmmm si siiiiiiiiii
continua papi…! ¡Cómeme! ¡quiero que me comas el coño!
Le agarré la cabeza hundiéndolo
más en mi coño… – ¿Te gusta cómo te come el coñito tu papi, mi niña?
– ¡Sí papi, me gusta mucho dame más! ¡Ummm! No
pares ahora papáaaa, no seas malo y hazme correr ¡Por favor papá... córreme!
No paró y continuó hasta
que un gemido salió de mi boca provocándome un fuerte orgasmo. Quiero su lengua,
¡Mmmm! ¡Qué rico sí! Me muerdo el labio inferior, estoy hipnotizada, su lengua es
una experta. De pronto mete dos dedos en mi coño comiendo el clítoris, me
electrifica todo el cuerpo y estallo en un poderoso orgasmo… ¡¡Síiiii!! Se me nubla la vista
cayendo al vacío en el sofá totalmente despatarrad y exhausta.
Se pone de pie frente a mí
sentada en el sillón… – ¡Vamos mi niña!
Me topa de la cabeza y me
hace entrar su gran verga con venas hinchadas, negra y con unos cojones
grandes poblados de algunos pelos. Vuelvo a chuparla, indicándome que lleve cuidado con los
dientes. Lo vuelvo a intentar pero fallo y papá me da una cachetada.
– Lo me lo haces bien o te doy por el culo… no sabes hacer lo que te pido. Estoy seguro que has chupado unas cuantas pollas y sabes hacerlo mejor de lo que veo ¡Vamos hazle una buena mamada a papá...!
Con lágrimas en los ojos vuelvo a intentarlo, él empuja mi cabeza más adentro siento como si me fuera a ahogar quiero sacarla, pero no me deja… me pide que le toque las pelotas con mi mano y así lo hago… en poco siento un caño de lefa cruzarme la cara, y otros más lánguidos llenando los labios y barbillas. Ya se había corrido dos veces, pero no se le bajaba la hinchazón, aun la tenía muy dura.
– Muy bien Elvira, has aprendido algo nuevo, ahora te voy a enseñar algo que te va a gustar, tienes que portarte bien sino tendré que castigarte, ¡¿me entiendes?! Me da otro cachetazo en la cara con su polla endurecida, agarrándome de los pelos – ¡¿lo entiendes?! Le contesto que sí con voz temblorosa – Muy bien ahora quiero que te acuestes en el sofá y abras tus piernas.
Así lo hago, él me las expande más mientras con
su polla empieza a pasármela por la raja del coñito, de arriba abajo. Se sentía tan bien el roce de su glande sobre mi pepita, que
gemía como una perra en celo. En momentos mis piernas se cerraban un poco y papá me pellizcaba fuerte los pezones para que abriera más.
– Papi dale más rápido… eso es más rápido ¡Mmm!
La tienes muy dura… ¡No me la vayas a meter toda, que es muy grande!
– No te preocupes nena, solo será la punta… ¡¿Aún eres virgen?!
– Sí, sí lo soy papá... aunque me he metido cosas masturbándome.
– Eres una diosa, una verdadera diosa del erotismo.
Y soñé… soñé con parecerme a esa actrices porno que tanto me inspiraron en mi pajas… Instintivamente, empezó a desvestirme, me quitó las bragas y me tiró sobre las sábanas de la cama, saltaron mis pechos desnudos a falta de sujetador, cayó por el piso mi tanga. Coloqué mis rodillas en la cama, mis codos sobre el almohadón y el espejo me devolvió la imagen felina de una rubita sensual y caprichosa. Me miraba a mí misma sin reparo, como desconociéndome, <<¿dónde estaba quedando la jovencita inocente que se refugiaba dulcemente en brazos de su amado padre?....>> Me sentía diferente, como si hubiera roto los grilletes que me encadenaban y al fin como una mariposa inquieta me abría a la vida normal... y al sexo de verdad. Un estremecimiento cortó el hilo de mis pensamientos, papá estaba a mis espaldas contemplándome enmudecido, atreviéndose a rozar con su dedo el final de mi espalda, también surcaba los senderos de mis caderas, las elevaciones de mis pechos, las planicies de mi vientre y cada recodo de piel que encontrara, mientras en la tele la rubia en igual posición gemía descontrolada ante los embates del gran pollón negro que la perforaba como a una puta…
– “Eres muy hermosa mi cielo…” dijo casi sin aliento y yo me sentí feliz, de ser la dueña de sus ojos y la causante de que su tremenda erección surcase mi entrepierna.
Con las yemas de los dedos, acarició mis labios mayores, juntándolos y besándolos lentamente. Abrió paso separándolos y permitiendo que su lengua acaricie el interior de mi sexo. Formaba círculos lentamente con su nariz, como si quisiera penetrarme con ella, luego hizo lo mismo con sus labios y su barbilla… besaba profundamente, al tiempo que mordisqueaba y chupaba suavemente el clítoris, intentando tomarlo entre sus labios y con ligeros soplidos me llevaba a la gloria…
– “Ven nena, quiero enseñarte algo…”
Se recostó en la cama y yo quedé sobre él, su boca a la altura de mi coño depilado, tan suave como mis tetas turgentes. Asustada intenté levantarme, me forzó a continuar despatarrada con él entre mis piernas…, y mi boca al alcance de su gran tranca… me encantaba su enorme polla con unos huevos ciclópeos antes mis ojos. Me encontraba sobreexcitada con toda esa masa de carne sexual, sublimaba. Íbamos a disfrutar de un magnífico 69, que hacía convertirme en un animalito goloso. Separé todo lo que pude mis piernas para que él tuviera total acceso, a la vez que me llenaba la boca con toda su erección, era evidente que apenas podía engullirme una pequeña parte de algo tan desmesurado. Mi lengua lo rozaba desde la base, se paseaba por la textura venosa de su troco, alcanzando poco a poco la cima, mi boca llena de saliva formaba una cuna tibia que le ofrecía abrigo, y suavemente, engullí su glande, que me cabía justo en mi boca como un enorme bocado de una ciruela entera.
Con mis labios forme una O acorde a la medida de su cabeza de turco, punta de su fabuloso estoque, los ajustaba de modo que las sensaciones se multiplicaran, doliéndome las comisuras. De esa manera, deslizándome hacia abajo terminé comiéndola entera…, ligeras arcadas me hacían detenerme por el tamaño y roce en mi garganta, pero rápidamente conseguí ritmo y la gozaba increíblemente. ¡Qué extraña y deliciosa sensación mezclada con la que él me regalaba…! su lengua musculosa daba largas y suaves lamidas, comenzando en el clítoris y acabando en la entrada de mi vagina, a veces acariciaba mi ano con la lengua, estremeciéndome... la endurecía e intentaba introducirla dentro. La agilidad de su lengua producía estremecimientos en mis labios, más aún cuando llevándola hacia atrás dejaba que jugueteara en mi culo. Su rostro zambullido llenándose de mi aroma y de mi humedad era el mejor incitante. Por otro lado dejaba que mis tetas alocadas, trabajaran en su polla para terminar desmayado en mi boca. Cada bajada en su verga era compensada con el ingreso de su lengua en mi coñito, y cada chupón de mi clítoris con el de sus bolas recargadas de leche. Él empujaba las caderas hacia arriba, mientras yo las llevaba hacia atrás… mi boca quedó con su sabor a macho y su rostro con mi aroma de hembra joven virginal.
No sé cuánto tiempo pasamos así, pero por la facilidad que tengo para alcanzar orgasmos irremediablemente me corrí, disfrutando de lengüetazos en mi vulva y clítoris, más allá de mi intensa explosión. Me dio la vuelta y me besó, con esa mezcla de dulzura y lascivia con la que fácilmente me vuelvo una golfa. Se recostó sobre mí sin dejarse caer para no presionarme, dejando que su cipote con su acerada punta de ariete besara mi coño. Ingresaba suave, muy suave el glande del tamaño de una ciruela… después el tronco… hasta llegar a la base… se sumergía y emergía con la fuerza necesaria para despertar nuevamente mi hambre. No conforme con esa posición, levanté mis piernas acomodándolas sobre sus hombros. ¡¡Diablos!! Eso sí era morir en vida…y renacer ensartada por mi hombre. De esta forma él no me forzaba mi vientre y tenía total acceso a mi chocho caliente y húmedo. Sus fuertes arremetidas golpeaban contra mi vulva produciendo en mí la necesidad de más polla dentro de mi vagina, y como poseída levantaba mis caderas buscando más presión, entraba y salía produciendo el ruido del mar chocando contra las rocas, pero lo único que golpeaban eran sus grandes huevos balanceándose contra mi culo, dentro de un mar de jugos. El sudor perlaba su frente y goteaba sobre mi cuerpo.
Volví a gemir más fuerte presintiendo otro orgasmo, pero su lengua comiéndome la boca me distrajo de la sensación de querer correrme, casi inmediatamente se incorporó, y ubicándose detrás de mí, me apresó como una perrita atrevida que disfruta siendo follada. No nos importaba nada del mundo, solo existíamos él y yo. Su polla se introdujo bruscamente obligándome a huir de su envite, pero sin dar tregua me agarró de la cadera dosificando su entrada. En cuestión de segundos era mi cuerpo el que buscaba más profundidad. Haciéndome hacia atrás escuchaba el golpeteo enloquecedor de la cópula. Notaba su verga dura como el acero con sus hinchadas venas frotaban el interior de mi intimidad ¡Sentía como aquella tranca me llegaba hasta la barriga! Su nena chillaba y él berreaba en su cama…
– “fóllame…fóllame… ¡¡¡por favor, no pares!!!… ¡¡¡dale a tu perrita todo el gusto…dale lo que se merece!!!”
– “¿Y qué más quiere esta perrita cachonda…si ya te la estoy empalando hasta los huevos?”
– “¡¡¡Quiero más…quiero más polla en mi vagina papi y que me llenes con tu pollón!!!”. A cada palabra me devolvía una fuerte embestida, mi vocabulario se ennegrecía y el suyo también…
– “¡Qué buen coño tienes para recibir mi verga! ¡Me vuelves loco nena! ¡¡Estás tan buena, que con mucho gusto te daré la mejor follada en años…!
No alcancé a responder, porque un orgasmo, me hizo gritar dejándome desmadejada. Pero él sin detener los embates continuó agitando su pelvis, hundiéndose en mi laguna con chapoteos en mi mar jugos.
– Me estás follando… ¡Joder papá me estás partiendo en dos por el coño!
Sus movimientos se hicieron más intensos, más rápidos, más profundos…
– ¡Ahh... tan adentro noooo, sal por favor… papi! ¡Joder papá que dura la tienes...! ¡te vas a correr...No te corras dentro, por favor!
no hizo caso a mis súplicas, como si a punta de metidas me arrancara la vida y me partiera en dos con aquella animalada de verga dentro de mi estrecho conejito. Aun sintiendo una fuerte carga de sensaciones, le expuse mi trasero hacia atrás, facilitando la follada dispuesta como una puta sumisa que solo oye la voz del placer. En ese punto de la fornicación se perdió el respeto padre e hija, pasando a ser dos animales sedientos de sexo, un macho y una hembra. Empujó una vez más, profundo e intenso, noté la presión de sus brazos y la tensión de sus piernas junto con el dolor placentero que me producían sus dedos engarfiados en mis nalgas. Le hablaba muy bajito pero en vez de escucharme empezó a moverse ágil… sus pelotas rebotaban en mi coño. Mi padre me había desvirgado y lo sabía, sin embargo no sangré porque hacía tiempo que rompí el precinto con todo lo que me metía que tuviese forma fálica…
La clavó de una sola vez en lo más hondo de mí y con un gemido potente descargó toda su semilla en mi interior... finalmente se corrió dentro de mí. La tibieza de su leche estallando en mis profundidades en varios chorros convulsionados con resoplidos, me enorgullecía como hembra que satisface las necesidades de su hombre. Un semental al que quiere y del que desea tener su más preciado sabor, el néctar de sus huevos. Se dejó caer sobre su espalda, y yo me desplomé rendida sobre el pecho de mi padre.
Durante días estuvimos sin hablarnos, aquello se fue diluyendo en el tiempo y nunca más follamos, pero sí nos pajeamos y nos comemos haciendo ricos 69. Pasaron los meses y ese año llegó una nueva tanda de temporeros, en ella estaba Ioana. Mi padre se encaprichó de ella y ella vio en mi padre el gran sueño español. Vivimos juntos los tres.
*********************
Estaba más que harta de
tanta monotonía, aburrida del trabajo, mi jornada en la envasadora de vinos era
de 7 de la mañana a las 3 de la tarde, con dos medias horas de descanso, que había
que aprovechar para almorzar.
Ése día, durante el
descanso, almorzaba sin ganas, de vez en cuando prestaba atención a la
conversación de tres de mis compañeras, (más jóvenes que yo, todas con novio
menos yo), al principio banal, hasta que María empezó a comentar las aventuras
de sus correrías con su novio, subiendo de tono la charla con sus comentarios,
llegando a describir con todo lujo de detalles la polla que tanto placer la
daba y como se la follaba sin pudor alguno. Hacía dos años que nadie me tocaba,
ya ni mi padre tras formalizar su relación con Ioana no se fijaba en mí. A
escondidas los espiaba cuando follaban y me tocaba dándome el gusto de
correrme.
Lentamente empecé a sentir un
cosquilleo en mi entrepierna y disculpándome, salí corriendo en dirección al
baño, me senté en la taza y apoyé los pies sobre la puerta, abrí mis piernas
todo lo que pude y me abrí la bata de trabajo, me saqué una teta y comencé a
acariciármela pellizcándome el pezón, la otra mano la deslicé por debajo de
mis bragas, palpándome el coño que empezaba a humedecerse, el clítoris lo tenía
que se salía de duro. Estaba en lo mejor de mi paja, cuando entraron dos de mis
compañeras.
– No está aquí.
– ¿Estás segura?
– Claro que sí, joder, he mirado por debajo de
todas las puertas y Elvira no está, estamos completamente solas.
Eran la Tere y Paquita.
– Venga pasa dentro de una puta vez, dijo la Tere con su voz ronca, casi hombruna.
– Vale, pero no me empujes, decía Paquita.
– ¿Qué no te empuje?, pasa que te voy a devorar, contestó la Tere. Oyó risitas procedentes de Paquita.
– Me haces cosquillas, decía.
– Pobrecilla,
volvió a decir Paquita.
– Pobrecilla… ¿Quién? Preguntó la Tere.
– Elvira, ¿No has visto como salía corriendo?,
en cuanto María empezó a hablar de la polla de su novio desapareció, es una
pena con lo buena que está la jodida.
– Eso era porque tenía el coño al rojo vivo, se
la va a apolillar, si me dejara… decía la Tere.
– Pues a mí me da mucha pena, volvió a insistir Paquita.
No podía creerlo, hasta sus
compañeras sabían que era una pobre desgraciada, sin novio que la consolara, el
comentario agravó más su depresión.
– ¿Sabes la noticia?, preguntó Paquita.
– ¿Cuál?
– Don Rafael, viene a visitar la fábrica esta mañana,
sobre las doce.
– ¿Y qué?
– No sé, dicen que anda buscando una mujer para
casarse… está en esa edad que necesita una buena hembra que le dé hijos y que
cuide de él. Desde que su padre se quedó viudo ha estado con una y con otra, se
ve que el padre le apremia porque necesita nietos que puedan heredar el patrimonio familiar. Soltó un suspiro. –
Si se fijara en mí, aunque sólo fuese un poquito…
– No digas gilipolleces, como se va a fijar en
unas mujeres como nosotras tan vulgares… esos hombres que buscan mujeres con clase…
¡Y estate quieta, que no puedo comerte el coño! y que no sean lesbianas.
– Yo soy bisexual, no tengo pegas para que folle un macho.
– ¡Ah sí! Por este coño que me estoy comiendo ¿Cuantas pollas se han corrido, PUTA?
– Unas cuantas , so zorra... ¡Calla y come! Que me van a echar de menos en la línea de etiquetas.
Elvira no daba crédito a lo que oía, pero no la extrañaba, en el caso de la Tere, una mujer de 23 años, alta y robusta, con aspecto hombruno, en el fondo, siempre sospechó que era lesbiana, pero Paquita… se puso de pie en la taza y miró por encima de la pared a la cabina de al lado. La Tere estaba sentada en la taza, Paquita reposaba con la nuca sobre sus muslazos y su entrepierna en la boca de la Tere, que parecía que la estuviera devorando, por lo gruñidos que daba.
– ¡¡Mmmmm!!, te huele fuerte el coño a sudor… me encanta.
Paquita soltó una risita, tenía los ojos cerrados, los abrió para consultar el reloj.
– Date prisa, sólo queda un cuarto de hora para volver al tajo.
– Espera joder que consiga que te corras, dijo la Tere, poniéndose en pie.
Elvira se apartó para no
ser vista, cuando se asomó de nuevo, vio que la Tere estaba de pie devorando el
sexo a Paquita y esta, con la cabeza entre las piernas de la Tere, lamiéndola
el coño. La mano de Elvira se metió por dentro de las bragas otra vez, buscando
su ya chorreante chocho y comenzó a frotarse el clítoris como una desesperada… metiéndose dos dedos en su vagina… sus compañeras se corrieron a la vez. La Tere rugía
como un león, ella se mordió los labios para acallar su orgasmo, lentamente entre temblores, se agachó y esperó…No
tardaron en salir sus compañeras…
– Me encanta el sabor de tu coño… mañana no te
laves, gruñó la Tere.
– ¡¡¡Qué cochina!!! Contestó Paquita entre risitas… ¡Cómo te gustan los coños bien empapados!
Elvira recuperada de su
orgasmo, pensó en lo que había dicho Paquita, a propósito de la visita de Don
Rafael… una idea daba vueltas por su cabeza… se quitó el sostén, liberando sus
grandes tetas y lo dejó en su taquilla de paso que se incorporaba al tajo
vigilando el etiquetado de las botellas. Miró hacia arriba y observó a un
hombre joven y muy guapo. En la ventana de las oficinas. No sabía la hora que
era, el reloj se lo había dejado dentro de la taquilla, tampoco la importaba,
ya sonaría la sirena anunciando el cambio de turno… de pronto sintió el aliento
de alguien en la nuca y se giró… encontrándose cara a cara con un hombre cincuentón que pintaba canas, alto y desvencijado… muy poco atractivo, este la estudió con
la mirada, recorriendo su cuerpo de arriba abajo, parándose en su generoso
escote, (segura que desde su altura, tenía una magnifica vista de sus pechos).
Era el encargado de la envasadora, de pocas palabras y gesto siempre rígido sin
empatía alguna por las trabajadoras.
– ¡Para un momento Elvira, Don Rafael quiere
hacerte unas preguntas!
¡¡Vaya!!, así que el hombre
que miraba descaradamente desde el ventanal era Él, el jefe… le hizo algunas
preguntas intrascendentes, sobre su trabajo… ella sonrió un par de veces.
Raimundo se alejó, sin pararse sobre ninguna de las otras chicas, en dirección a las oficinas…
Paquita
se acercó corriendo… – ¿Qué te ha dicho?
– Nada, sólo preguntas del trabajo.
– Le has visto asomado a la ventana, ¿Verdad que
es guapo?
– Pssh, no está mal.
Paquita se alejó dando
suspiros…. – la verdad es que Don Rafael,
es muy atractivo, zorra.
Cuando sonó la sirena
anunciando el cambio de turno, se alejó en dirección a la taquilla, se quitó la
bata, colgándola en el interior y se quedó sólo con las pequeñas braguitas,
agachándose para desatar los cordones de sus zapatillas.
– Coño que buena estás, Oyó la inconfundible voz de la Tere. Giró la cara,
sin levantarse y la vio, parada frente a ella lamiéndose los labios.
– ¿Qué quieres puta…?
“Comerte entera, Je, Je,…”
pensó la Tere. – Me ha dicho el encargado
que antes de irte vayas a verlo.
Se quedó quieta,
contemplando su cuerpo mientras lo cubría con su vestido. Cuando pasó por su
lado, sintió la manaza de la Tere sobre sus nalgas…– Si me dejaras….
– Que te jodan Tere, dijo mientras se alejaba para ver al encargado, que
querría de ella….
Dio unos golpecitos en la puerta
y entró en el despacho…Se llevó una grata sorpresa, Don Rafael se puso de pie
al verla, Elvira le dedicó una deliciosa sonrisa.
– Me han dicho que quería verme…, dijo dirigiéndose al encargado.
– Si… bueno, en realidad es Don Rafael el que
quiere hablar contigo.
Vio como él miraba al
encargado y este añadió… – Discúlpeme Don
Rafael, tengo que ir a ver al segundo turno, salió, cerrando la puerta.
Elvira se le quedó mirando…
– siéntate por favor, le dijo, él lo
hizo apoyándose en el borde de la mesa, frente a ella.
– Me han informado de que tienes 22 años, y que
vives con tu padre, Elvira asintió. – Tu padre nos ayuda cada temporada, es muy
bueno contratando a gente para la vendimia y según tengo entendido ahora se ha
casado con una rumana… una tal Ioana.
– Así es, Don Rafael, pero no sé qué tiene que
ver eso con mi trabajo.
– En realidad nada especial, solo que me he
fijado en ti desde hace tiempo. Sé que también trabajas en “Cowest” y eso no es
casualidad supongo.
– Se me da bien muchas cosas, soy habilidosa con
las manos y me adapto rápido a cualquier trabajo manual.
– Claro, claro que sí, se necesitan
especialistas como tú, pero verás, te voy a hablar de manera directa sin rodeos. El caso es que…. ando buscando una mujer
como doméstica y si da la talla hasta podría casarme con ella. Aquello no le pilló de sorpresa, los rumores iban por
ahí. – Necesito que sea una mujer que
cuide de mí, de mi padre y de la casa donde vivo con mis hermanos. Que eche una
mano en la casa y que sea una buena «Hembra» conmigo, ya me entiendes (puso
mucho énfasis en la palabra «Hembra», al tiempo que se asomaba a su escote, la
cabeza le daba vueltas) y… por supuesto
buena madre…. ¿Te gustan los niños?
– Me encantan. Siempre he pensado en tener
varios si me fuera posible.
– Eso está bien, porque la hembra que busco es
para tener muchos… a cambio ofrezco todo mi cariño y el trato de reina que me
puedo permitir… hizo una pausa mirándola a
los ojos con descaro. – Te preguntarás
porque te lo propongo… muy simple, en los círculos que me muevo no hay ninguna
mujer con tus características, no quiero una mujer para lucir, solo para cuidar
de la casa y CRIAR, que esté de buen ver, que me excite y me agrade follar...
– Si lo que observa en mí le gusta, no tiene que buscar más…
Elvira era rápida de mente
y sabía que era la oportunidad de su vida de dar el braguetazo que todas sus
amigas del pueblo soñaban. Esos trenes solo pasan una vez y hay que cogerlos en
marcha.
– Sí Elvira, lo que observo me gusta mucho… ¿Quieres
ser tú, la hembra que busco?
– ¡¡Sí…!! Contestó
sin dudar.
– ¡¡Demuéstramelo!! Tómatelo como parte de la entrevista para darte le visto bueno, Al tiempo que
se abría la bragueta.
Elvira no dudó un solo segundo en lo que tenía que hacer, se arrodilló frente
a Don Rafael y le desabrochó los pantalones (estaba dispuesta a demostrar lo
que fuera, por pescarle), se los bajó hasta las rodillas… contemplando el bulto
de sus calzoncillos, metió la mano por un lado, cogió su majestuoso falo y lo
sacó afuera con habilidad pasmosa, junto con sus huevos… contempló los
genitales del tipo, su polla aún flácida era de buenas proporciones, eso no era
problema para Elvira, ¡Cuantas felaciones le había practicado a su padre desde
la languidez en los últimos cuatro años! ¡Y su padre calzaba 20 cm largos de pollón!
Acercó su boca y le soltó
el aliento, viendo como él se estremecía… extendió la lengua hasta rozar la
piel que envolvía el glande, la lamió un poco, luego le bajó el prepucio para
descapullar aquella verga y lamer directamente sobre la rosada y suave piel del
glande utilizando su boca como si de una aspiradora se tratara, aspiró primero
el miembro, y después los cojones… cuando lo tuvo todo dentro de su boca,
empezó a palpar con su lengua el amasijo de carne dentro de la boca… sentía
como su miembro empezaba a crecer, sabía que en muy poco tiempo no la cabria
todo, así que chupó un poco más, y abrió la boca dejando que los cojones de Don
Rafael se escurrieran para afuera, goteando saliva… en cambio se quedó con la
verga en la boca, bajando con los labios el prepucio que volvió a cubrir de piel
el glande…
Lamió un buen rato la
deliciosa punta de su capullo, saboreando las primeras gotitas de semen que escapaban de su rajita… La polla estaba tan dura e
hinchada que empezaba a ahogarla, se lo sacó de la boca y vio que se había
transformado en una hermosa polla, larga y gruesa, lamió un poco más el tronco,
recorriéndolo en toda su longitud… Don Rafael empezaba a jadear, estaba a punto
de explotar, pero Elvira no deseaba que eyaculara todavía, quería emplearse a
fondo para causarle muy buena impresión…. Abandonó su mamada y empezó a
restregar toda su cara por los inflamados huevos, sintiendo como se endurecían.
Le encantaba el tacto del escroto, suave y valedor de los dos tesoros que más
aprecian los machos… ella sabía que los testículos había que mimarlos y
cuidarlos mucho.
Don Rafael no podía más,
jadeaba como un cerdo sintiendo todas aquellas sensaciones que le procuraba la chica con un comportamiento de PUTA. Había llegado el momento de que descargaran sus cojones…
abrió la boca extendiendo su lengua frotando el frenillo y la parte de abajo del glande…
– Dámela ya, no te aguantes más, quiero
saborearte el semen que me has preparado… deseo beberme toda tu leche.
El joven empresario soltó
un aullido y dos chorros de leche fueron a parar a su lengua… Elvira se apartó
y metió la cara por debajo de sus cojones empezando a frotar el semen de su
lengua por el ano del macho, animándole…
– Así la quiero toda, ¡Vamos dámela! Le espetaba
Notó los chorros de esperma
cayendo incontrolados sobre su pelo… por primera vez utilizó sus manos… para
abrir las nalgas del hombre y así poder lamer con más holgura su ojete, aquel
hombre no estaba acostumbrado a tales delicadezas, tuvo que agarrase a su
cabeza para no caerse, se sentía mareado, la cabeza le daba vueltas, todavía Elvira
se restregaba su polla por la cara…, luego se levantó y le miró… Rafael
jadeaba, tratando de recobrar el sentido, la cogió por la nuca y la atrajo
hacia su cara, la besó en la boca, hundiendo su lengua, saboreando su saliva y
los restos de su propio semen, ni siquiera le importó que tuviera la cara
pringosa de espesa lefa. Cuando se separó de ella pronunció…
– ¡Vente a vivir a la finca del Guijoso conmigo,
tú eres la hembra que buscaba…!
A los 15 días ya estaba a
prueba en la gran casona familiar, como criada al cuidado de la familia. Era un
trabajo diferente y a la vez el mismo que llevaba haciendo en casa desde los 13
años, solo que si todo iba bien lo mismo formaría parte de una familia pudiente.
– Te presentaré a mi padre y a mis hermanos, vas
a estar encantada, ya verás, me dijo según íbamos de
camino a su casa por la carretera nacional, tomó un desvió y continuamos por
una carretera más estrecha, franqueada por árboles a los lados, a unos dos
kilómetros, por delante, se alzaba un edificio impresionante, que más parecía
una mansión.
– ¿Vives ahí?,
pregunté impresionada.
– Ajá, vivirás ahí, contestó Rafael.
Descendimos del coche y nos
paramos en la puerta, me miró y alzándome en brazos, pasamos al interior.
– ¡¡Ya estamos aquí!! Gritó Rafael.
Oímos como un estrépito,
por las escaleras bajaba un joven rubio a todo correr, detrás de ellos bajaba
otro, el muchacho de un salto se paró frente a nosotros.
– Este es Pedro, el benjamín y este Juan, el del
medio.
– ¡¡¡Hola…!!! Saludé
a dos, empezando por Juan, estampándole dos besos en las mejillas, mientras me
daban la bienvenida, cuando besaba Pedro oí decirme que era muy guapa, clavando
un codo a su hermano Juan y mientras le besaba, Juan el replicó…
– No te laves la cara…
Pedro era un adolescente un tanto revoltoso, deduje y porque cuando fui a besarle en la cara, giró esta de repente, besándome en los en los labios se marchó señalando…
– ¡¡Le he robado un beso, la he robado un beso!!
– En el fondo es un niño…, dijo Juan, el mayor de los tres, todos nos echamos a
reír.
Se abrió una puerta y
apareció un hombre de más de 60 años, tenía la cara muy lánguida y sus ojos sin
brillo, reflejaban una tristeza muy grande, no obstante al verme sonrió.
– Papá, te presento a Elvira nuestra ama de casa.
– Es muy guapa hijo, dijo mientras me abrazaba.
Celebraron un pequeño
banquete de bienvenida, pero antes me cambié de vestido, por ello nos fuimos
derechos a zona de la Casona donde teníamos nuestra estancia. Conocí a sus dos
hermanos, Juan y Pedro, y por supuesto al padre Don Severiano, no estaba en
condiciones el pobre hombre, había entrado en una depresión muy grande, por la
muerte de su madre, hace 5 años, desde entonces, él junto con sus hermanos,
había tenido que coger las riendas de la Finca y ocuparse de ella.
Colgada de su brazo nos
dirigimos a la habitación por donde había salido, era un salón enorme, una de
las grandes paredes, estaba ocupada por una enorme biblioteca, al fondo, encima
de la chimenea, yo estaba deslumbrada, mirando la estancia con los ojos
abiertos como platos. Una mujer de unos cuarenta y tantos años, llamada
Juanita, nos trajo un delicioso café, charlamos durante un rato, hasta que Juan
le recordó a Rafael que mañana tenían que levantarse a las 5 de la mañana, para
supervisar el ganado de las tierras del norte, luego tenían que bajar al Sur y
ocuparse de las viñas. Nos despedimos y nos dirigimos a nuestra habitación.
No estábamos casados
oficialmente, pero nuestro trato era hacer la veces de esposa y ama de casa, en
caso de superar las expectativas oficializaríamos el matrimonio. Una vez
dentro, Rafael se desnudó y se tumbó en la cama, contemplando a su vez como me
desnudaba Yo…. La situación me daba mucho morbo, me sentía tan excitada, que
regalé la vista a mi “marido”, con un calentísimo striptease agitando mis ubres
y moviendo mis caderas sensualmente. Me detuve al ver el tremendo bulto que se
había formado en sus calzoncillos, me acerqué a la cama y me tumbé a su lado.
Inmediatamente, mi marido,
me besó en la boca, acariciándome las tetas… pellizcando mis duros pezones, incrementando
aún más mi calentura… solté un gemido cuando su mano se posó en mi húmedo
chocho, hundió dos dedos en mi vagina, comenzando a meterlos y sacarlos
frotándome el clítoris, me corrí en su mano. Sin poder aguantar más, metí la
mano por dentro de sus calzoncillos, apoderándome del excitado miembro viril, lo
sentía palpitar en mi mano y me lo metí en la boca… mamando su verga como si me fuera la vida en ello.
– Dámela, cariño, córrete en mi boca…
– No, todavía no, poniéndome a gatas. – Antes quiero disfrutar de tu culo…
Apoyó su miembro contra mi
ano… empujando hasta que consiguió introducir el glande, el resto de su verga
me la encajó de dos golpes de riñones, el culo me ardía pero aguanté sus
embestidas, poco a poco me acoplé a su polla y me entregué a él, disfrutando de
la enculada hasta que me corrí de gusto. Cambiamos de postura e hicimos un 69,
mi marido me chupaba bien el coño, no era un experto…, pero logró que tuviera otro
orgasmo mientras me mamaba la vulva y el clítoris… luego se coló entre mis
piernas abiertas y me penetró… en dos embestidas me clavó su polla hasta los
cojones, comenzando a bombear.
El cabrón entraba y salía
de mi vagina a placer… le ayudé moviendo mis caderas, y al cabo de diez minutos
jodiendo, nos corrimos los dos… primero Yo, arqueando mi espalda, saboreando el
orgasmo, luego él, regándome el fondo de mi vagina con su leche caliente. Terminamos
rendidos y nos quedamos dormidos.
******************
La vida en la Hacienda era
maravillosa. El que más me preocupaba era mi suegro, se le veía tan deprimido
al pobre… se lo hice saber a Rafael, que me recomendó que le distrajera como
fuera, no podía estar en la finca mucho tiempo, iba y venía acudiendo a los
distintos negocios que tenían en Albacete, Ciudad Real y Cuenca.
Una tarde, estaba
planchando ropa, para entretenerme y de paso echar una mano a Juanita, que
había ido a la ciudad para visitar a un pariente…, Severiano, mi suegro estaba
viendo la televisión, cuando escuché como unos jadeos que me hicieron levantar
la vista y fijarme en la pantalla, donde una pareja hacia el amor desenfrenadamente
en la cama.
– ¿Qué? Alegrándose la vista… le dije acercándome a él.
– No hija… ya no estoy para esos trotes.
– Pues yo creo que si está para esos trotes y mucho
más… le dije mirando el bulto de sus pantalones. Bajó
su vista para percibir su erección… se sonrojó.
– Bueno es que…
– Es que nada, usted aún es un macho que
responde muy bien a los estímulos…Si quiere, Yo puedo ayudarle con la hinchazón
¡Se me dan bien relajarlas!
Recordé la palabras de
Rafael «distraerlo como sea» y de paso me distraería yo también que falta me
hacía… mi cuerpo pedía guerra. Me aproximé más a él, pegando mi pubis a su
entrepierna para sentir la dureza de su miembro viril.
Él me separó… – Me da vergüenza que….
– Se me ocurre una idea, me senté, con las piernas abiertas y tiré de mi
suegro, sentándolo entre ellas, de esa forma quedé detrás de su espalda… – Así no nos vemos la cara… cierre los ojos
y déjeme hacer, será como si se la hiciera usted mismo.
– No sé si debo… protestaba.
– Déjeme hacer mi trabajo... usted solo dedíquese a gozar.
Mis manos ansiosas ya desabrochaban
el cinturón de sus pantalones, abriendo su bragueta… deslicé mi mano por dentro
de sus calzoncillos en busca de su abultado cipote, lo abracé con mis dedos, me
encantaba sentirlo latir en mi mano. Sin soltarlo, metí la otra en busca de sus
huevos y se los saqué fuera… le colgaban mucho… eran gordos y pesados… debían
de estar bien llenos de leche. Sé muy bien que los hombres aun siendo mayores,
no paran de producir esperma y si no se los sacan en tres días se acumula a
rebosar, y por el voluminoso escroto de mi suegro, ahí dentro debía tener un
mogollón de lefa para expeler.
Me relamí los labios mientras
se los acariciaba, deslizando mi mano por el tronco hinchado de su badajo. A
través de mi mano sentí su polla larga y gruesa, de venas inflamadas bombeando
sangre que deformaban el tallo de carne. Solo dibujaba en mi mente lo que mis
dedos acariciaban porque por más que asomaba la cara, no alcanzaba a verla. Me
concentré en la paja que le hacía oyendo sus continuos jadeos y su voz dándome
las gracias por el placer que le estaba proporcionando.
Aceleré el movimiento de mi
mano sobre su tronco, al tiempo que le sobaba las pelotas con la otra libre y de
pronto, Severiano, se puso rígido bufando. Mi mano sentía como su glande se hinchaban
su tronco se dilataba y rigidizaba aún más… hasta que explotó. Quedé
estupefacta cuando vi un primer chorro de semen saltar por encima de nuestras
cabezas, le siguió otro que saltó a la altura de nuestras caras y dos más hasta
el pecho… los tres siguientes cayeron sobre mis manos.
¡¡Guaaauuu!! Su polla, no
solo aventaba cantidades de lefa asombrosos, sino que la disparaba con un potencia
inusual en su edad. Se levantó sin decir nada y sujetándose los pantalones
salió de la estancia, se paró mirando a través de la rendija de la puerta por
había alguien que nos había visto, luego se sentó en el sillón de poli piel
azulado. Sabiendo que mi suegro esperaba algo más, levanté mis manos,
contemplando el semen pringoso y espeso que las cubría…, olí su inconfundible
aroma y saqué mi lengua para probarlo. Su sabor era más fuerte de lo normal por
la tremenda carga de testosterona que debía tener, aproveché que estaba despatarrada en el sofá y
me lo restregué por mi coño ante la vista atenta de Severiano, me pringué los
labios vaginales como si fuera una pomada para calmarme los picores… pero no
fue así, ya que el chocho me picaba más que antes..
Empecé a masturbarme, metiendo los dedos untados de semen en el interior de mi vagina, mirándole directamente a los ojos, diciéndole con descaro... – Ahora su esperma estaba dentro de mí y me gusta.
No perdía detalle de mi exhibición… recogí los grumos de semen enredados en mi vello púbico (por cierto tenía que depilarme el coño, el rasurado no era suficiente… no quería que se desperdiciara tan preciada carga) y me los introduje, frotándome el pringoso clítoris como una desesperada hasta correrme como una loca… cerré los ojos y me metí los dedos en la raja mientras con la otra mano me frotaba el clítoris, y estallé.
Cuando me recuperé del
brutal orgasmo, abrí los ojos y Severiano ya no estaba allí. Limpié los
regueros de semen que mi suegro había lanzado al correrse esparciéndolos.
Examinando los alrededores, al final descubrí el primer chorro que lanzó con
tanta fuerza, colgando de la lámpara, la limpié a fondo, borrando todo rastro.
La verdad es que en mi
nueva casa, me sentía muy feliz, los hermanos se desvivían por atenderme… y
acosarme, los pobres aislados en la finca, se hallaban tan faltos de un hembra
que les atendiese como es debido. Recuerdo que el primero fue Juan, con su
aspecto tan serio, tan reservado. En mi habitación, acababa de salir de la
ducha, completamente desnuda, de
espaldas a la puerta entreabierta, con un pie apoyado en la cama aplicándome
crema en mis largas piernas. De pronto, mi cuerpo se tensó, unas fuertes manos me agarraron por las tetas…
– Te deseo desde el primer día en que te vi.
Era mi cuñado Juan,
restregándome su entrepierna por mi culo, relajé mi cuerpo y me dejé hacer…
excitándome al oír el ruido que hacía al desabrocharse los pantalones. Al
momento su polla luchaba por alojarse en mi coño… relajé el vagina permitiéndole
la entrada y comenzó a follarme con energía. Le dejé disfrutar de mi chochete un
rato y luego le rogué que me diese de frente por el coño Juan, quería sentirlo
muy dentro de mí.
– No quiero preñarte antes que Rafael… él
debería ser el primero en hacerte una panza.
– No te preocupes, todavía no estoy en mis días
fértiles… puedes descargar a gusto dentro de tu cuñada… al fin y al cabo sabéis
que estoy aquí para ser ama de casa y de cría… he venido a que me hagáis todos mis hijos.
Di un gemido de satisfacción cuando su polla cambió de agujero…
– ¡¡Aaaahhh!! Siiii, sigue, sigue, disfruta de mi chocho cuanto
quieras, Ooooohhh, pero no pares por favor Mmmmmm…. sus embestidas me
derretían el coño…
El muchacho calzaba muy bien, me atoraba el coño de carne dura…notaba deslizar su estoque con presteza entre mis paredes íntimas…un minuto, dos y cinco follándome, cuando los dos oímos la voz de Rafael hablando con su padre….
– ¡¡¡Rápido!!!…
¡¡Date prisa… que viene tu hermano… Ooohhh… dámelo Ya…!! ¡¡Cabrón córrete de
una puta vez…. Mmmmmm A que esperas a vaciarte…!!
Las pisadas de Rafael resonaban en la escalera, estaba subiendo…. y Juan todavía le tomaba la medida a mi chocho con su polla…. – ¡¡Coño que nos pilla…!! Le apremié porque las pisadas sonaban cada vez más próximas… – ¡Déjalo ya, más adelante habrá tiempo para otro polvo…!! ¡¡Mmmmm!! Mordí el puño, ahogando los gemidos de mi orgasmo… Juan regaba mi chocho con su semen, por fin…. salí pitando hacia el baño….
– ¡¡Elviraaaa…! ¡¡¡Choooochito…!!!
– Estoy en el aseo mi amor echando una meada.
Justo cuando salía, me topé
con Rafael en la puerta… – Sabes que me
excita contemplar tu coñito meando, me regañó mimoso empujándome sobre
la cama.
Escondido detrás de la puerta, su hermano Juan nos observaba divertido, cogí a Rafael de la cabeza… – Cochino, susurré acercándole a mi coño. – ¡No me he limpiado el chochete! ¡Lámemelo cochino y límpialo…!! ¡¡Chúpamelo…!!
Rafael hundió la lengua en
mi vagina, lamiendo con deleite desde el ano al clítoris… – ¡¡Mmmmm…!! Te sabe delicioso (¡¡si supiera
que se estaba comiendo el semen que momentos antes me había regado su hermano
Juan!!), el cual seguía observando detrás de la puerta, se mordía el puño
conteniendo la risa.
– Todo para mi cochino… (Al mismo tiempo hacía señas a mi cuñado para que se
fuera de ahí) – Trágatelo todo mi amor… ¡Vamos cabrón, dale gusto a tu putita…!
****************
Aventuras como esta, son
las que más me gustan… ¡¡Ah, por cierto… tres días más tarde, recompensé a mi cuñado
Juan con mi especialidad!! «La mamada sin manos», la misma que convenció a su
hermano Rafael para que me probara como ama de cría con promesa de casarse conmigo….
disfrutó como un cerdo mientras le lamia el culo y me regaló unos lechazos de
antología que me cubrieron la cara.
A los pocos días me presentaron a Paula, la hija del capataz, una preciosa muchacha que siempre estaba revoloteando alrededor de mi cuñado Juan, y este tampoco le quitaba los ojos de encima a la muchacha. Poco a poco empezamos una buena amistad hasta que nos hicimos íntimas, la fuerza hace la necesidad sin mucho donde elegir, aunque la muchacha era divina, todo hay que decirlo…. Un día se sinceró conmigo, me confesó que estaba enamorada de Juan, pero que parecía ignorarla. Por eso acudía a mi desesperada, en busca de consejo, la abracé…
– No te preocupes esta tarde hablaré con él para tantearle.
La besé en la frente acariciando su pelo (ya lo creo que
iba a tantearle…), me miró… alzó la su carita y me besó en los labios. La nena salió
corriendo a continuación como una adolescente atrevida que había hecho una
travesura, esa misma tarde fui en busca de mi cuñado, sabía que estaba en los
establos cuidando de los caballos.
– Claro que me gusta la muchacha… pero no la necesito, ya te tengo a ti… me dijo mientras me hincaba su polla en el coño hasta lo más hondo… ¡Ummm! Íbamos por el segundo polvo y Yo por el cuarto orgasmo. Se esmeraba en deslizarla suave una vez y salvaje la siguiente, me besaba las tetas mientras no paraba de mover las caderas empujando… esperé a que se corriera a gusto en mi interior…
– Toma mi aportación Cuñada… ¡Me estás
dejando seco!
– Así me gusta entera y calentita para la ama… Le cogí de la cara y le besé. – No seas idiota cariño, piensa que a mí ya me tienes…soy al puta de la
casa y puedes gozar de mi coño cuando quieras…sabes que estoy a tu disposición.
Si te casas con Paula… ¡¡Podrás disfrutar de dos hembras, piénsatelo bien…!!
¡Tendrás dos coños a los que llenar a placer!
– Ya lo sé Elvira…. pero seguro que no hace las
mamadas que haces tú, ni sabe follar como tú… ¡Me sacas hasta la última gota de
leche de mis huevos!
– Que bruto eres Juan…. le eché sobre la paja y me senté encima, (me estaba cansando con su cabezonería), – Mira, te propongo una cosa… Tú te casas con Paula… a cambio, Yo me encargo de enseñarla todo lo que a ti te gusta, ¿trato hecho?
– Y… ¿será tan guarrilla
como tú?
– Queee…Siiii – Y… ¿será tan…
– Juan…!!! (Estaba
harta), cuando he dicho TODO, me refiero
a TODO lo que Yo sé hacer, ¿trato hecho?
– Trato hecho.
– ¿Me lo prometes? Quería asegurarme.
– Si, te lo prometo.
Le cogí por las orejas y me
agaché estampándole un sonoro beso en los labios. – Te lo mereces por lo bien que me has follado, cabrón. Ahora… dije
dándome la vuelta y sentándome en su cara. –
Mi cabroncete se va a beber la «meada» que le da su cuñadita…
Empecé a mearle restregando
mi chocho por toda su cara, su polla se puso tiesa pese a haber eyaculado dos
veces y, le hice una fenomenal paja mientras él se bebía mi lluvia dorada lamiendo
mi coño. Solté un suspiro de satisfacción al sentir su maravillosa lengua en mi
ano. Y es que en el fondo, mi cuñado era como un niño travieso.
Dos días más tarde, fui a
ver a Perico., mi cuñado más jovencito, el benjamín de la familia. Siempre que podía me pellizcaba el culo o me sobaba las tetas… era el más
travieso, quizá por ello le consentía tantas cosas…, como el día que me
sorprendió en la cochera saboreando con glotonería la polla de su hermano Juan.
De los hermanos de Rafael, Juan es el que mejor van en cantidad seminal a causa
de su edad entre la adolescencia y la madurez (hasta que le cogí por banda,
claro está), esa tarde después de regocijarme con él, logré que se corriera cinco
veces, dos dentro de en mi chocho, una dentro de mi culo y dos más en mi boca…
se la saqué toda hasta dejarle completamente seco…
Al día siguiente, me
sorprendió Pedro mientras limpiaba la buhardilla… – ¿Qué haces tú aquí? ¿No
tenías que estar cuidando los caballos?
– Rafael no sabe nada… pero
Yo si
Le seguí el juego… – ¿Se puede saber que sabes tú?
– Todo, lo sé todo…
Puse voz de mimosa… – ¡¡Anda Perico, díselo a tu Elvirita…!! Surtió
efecto y el chaval explotó
– Vi lo que le hacías a mi hermano…
– Y mi Perico quiere que su Sandrita le haga lo
mismo… ¿No?, contesté con la misma voz
mimosa.
– Sssiii, Sssiii, Sssiii, repitió estrujándose la entrepierna sin parar,
totalmente excitado….
– Ven Perico… acércate… comencé a desnudarle…
lentamente…
Cuando le quité los
calzoncillos su polla saltó como si tuviera un muelle… todavía no era una polla
en condiciones, como la de sus hermanos, pero si una picha interesante. Cuando
estuvo en pelotas, le invité a que me desnudara a mí…. Me dejé desnudar y sobar
por todo el cuerpo… su picha excitada estaba totalmente pegada a su vientre….
– ¿Soy la primera mujer desnuda que ves? Asintió con la cabeza
Sin apartar los ojos de mi pelada
entrepierna, me eché en el suelo, sobre nuestras ropas.
– Agáchate Perico… contémplame el chochito todo
lo que quieras... puedes acariciarlo si quieres
El chico nada más agacharse
se la meneaba con fruición en menos de un minuto se corrió, salpicándome los
muslos de semen. Cayó sobre mí, bufando y gruñendo, lo abracé amorosamente y le
besé en los labios metiendo mi lengua en su boca poco a poco. Ese día Perico se
hizo un hombre de verdad, a pesar de que su picha no estaba del todo desarrollada,
si tenía la potencia de eyaculación de Severiano, su padre.
***************************
Es conveniente indicar que
Rafael me eligió por ser del gusto familiar…, a los cuatro les gustan las
rellenitas y yo cumplía con todas las expectativas físicas, solo faltaba ver si
cumplía con la de engendradora, por eso en estos días me estaban testeando como
folladora, puta o ama de cría… como queramos llamarlo. Yo tengo un cuerpo
gordito prácticamente como se le conoce es de Gordibuena mis Tetas están firmes
y mi Culo un poco respingón.
Pedro, o como le llamamos familiar mente Perico, su cara es bastante guapa me atrevo a decir que podría ser modelo y no
porque me excite, o sea mi cuñado, sino que realmente es bastante guapo es de
piel blanca pero no tanto como los rubios solo no es moreno ni blanco está en
medio del término. Es flaco pero tiene cuerpo atlético no de gimnasio pero si
está marcado por el trabajo que hace con los caballos. Su polla bien erecta
llega a medir entre 15 y 16 cm, calculo realmente no se la he medido, en verdad
nunca me ha importado el tamaño tanto así que a mi prometido no llega a los 18
cm erecta y me satisface mucho... esa medida la tengo bien calculada.
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En ese momento sentí mucha
adrenalina, excitación y unas ganas de follármelo ahí así que cerré la puerta y
fui directo a su polla, bajé lentamente su pantalones y cuando dejé al descubierto
su Verga empecé a chuparla lentamente, la lamia, la envolvía en mi lengua y
poco a poco fue poniéndose más erecto y dura…, chupaba sus testículos me los
metía completos en la boca, besaba su punta hasta que lo que quería… quedó
mirando cómo le dejaba saliva en su verga incida para el pero no hacía nada así
que lo masturbe pensando que me follaría en ese momento pero solo se corrió en
mi boca me tragué su semen.
Le succione la verga pero él
no hizo nada ni un beso, nada. Estuve un buen rato pensando en eso y me sentía
utilizada y totalmente perdida creía que mi cuñado pensaba que era una puta por
lo que hacía…sabía que estaba por hacerme suya de nuevo así que se desnudó por
completo… me empecé a mojar sentí como mis bragas se apretaba a mis nalgas y
todo mi cuerpo sentía Calor, en cuanto me besó ¡¡Puff!! Me sentí en el cielo. Fue
un beso muy apasionado pasábamos nuestras lenguas uno al otro mientras le
acariciaba la verga que en nada menguó un ápice…, el siguió besándome, esta vez
con furia, abría mi boca con su lengua, me besaba el cuello, me tocaba las
tetas, yo estaba súper mojada, el comenzó a tocarme las piernas, me agarraba
mis nalgas, me las apretaba, mientras continuaba besándome… no sé en qué
momento me puso contra la pared.
Levantó la falda y apoyó
todo su cipote contra mi vagina por encima de mis bragas, me agarró de la
cintura, me levantó hacia él y me sentó en mi cajón, me subió la camisa arrancó
mi sostén mientras besaba mis pezones… metió su mano entre mis piernas, tocaba
mi vagina ya húmeda de tanta excitación, bajó mis bragas y comenzó a lamérmelo.
¡Qué bien se le daba! Ya fuera de mi me tiré para atrás y comencé a gozar, me desprendí
de todo y quedamos los dos desnudos, luego se subió a la cama abrió mis
piernas, se puso en medio, separó mis nalgas y empezó a lamerme la raja y el
ano… sentía su nariz rozándome el ano empezó a lamerme el culo, metía su lengua
en el anillo apretado el muy guarro.
Yo sentí una excitación tremenda,
tenía ganas de girarme y abrazar a mi cuñado, pero me contenía tenía una
extraña sensación más húmeda de lo normal y más caliente. De pronto dejó de
lamerme, y comenzó a girarme delicadamente, hasta dejarme boca arriba. Separó
mis piernas lo más que pudo, hasta dejar mi coño entreabierto, metió su dedo en
mi raja y se lo llevó a la boca luego empezó a lamerme, abriendo con sus dedos
los labios de mi vagina.
Lo vi ponerse de rodillas,
tomando con sus manos su ariete erecto, y lo frotó en mi coño. Sentía la
rigidez de su verga enorme y palpitante, con la mano derecha tomé ese miembro viril
joven y froté la cabeza en mi ano. Yo temblaba de placer, su polla rozó mi hoyito
anal y sentí el deseo que se hunda en él…, en nada comenzó a hundirse en él,
mientras mis caderas se relajaban ayudando a la penetración, era maravilloso. Percibía
toda su hombría entrar en mí de un solo impulso arrancándome un suspiro, sentí
como entraba la verga de mi cuñado abriendo el ano una vez más y llenando mis
entrañas con un buen trozo de carne.
Una vez con la verga ya
adentro, metió sus brazos por debajo de mis piernas y las alzó, para tener una
penetrada más profunda quedando yo con las piernas levantadas y abiertas de par
en par… en esa posición me dio un tremendo empujón, tal que di un grito y abrí
mis ojos desorbitados. Sentí su miembro tan adentro, era tan delicioso. Asió una
y otra vez mi cadera hacia su pelvis, yo sentía que veía las estrellas, se
inclinó y por detrás, estrujaba mis tetas que subían y bajaban por el
movimiento. Empecé a mover mis caderas con fuerza para tratar de sentirlo más
adentro y de repente sentí que mi cuerpo empezó a contraerse.
Notaba latir mi clítoris,
cada vez sentía más humedad en mi vagina y de repente grité, había sentido un
orgasmo que me acerco a lo divino. Luego se salió de esa posición y se echó sobre
la cama boca arriba.
– ¡Súbete encima y metete mi verga a tu coño!
Hice lo que me dijo, agarré
su bonita verga y me lo encajé en mi coño mojado por mis jugos de tanta
excitación. Ahora era yo la que estaba encima de mi cuñado, tragándome su mástil.
– ¡Mueve tu culo, cuñada!
Verme ya como de la familia me excitó… creo que todo iba por buen camino de dar el gran braguetazo con los Madariaga. Movía más mi culo gimiendo de placer, el me daba nalgadas diciendo lo buenas que estaba. Empecé a moverme con vaivenes gimiendo de placer. Él agarraba mis nalgas, las estrujaba, las atacaba contra su verga de pronto me quitó manejándome a su antojo, dominándome como me gusta de los machos. La naturaleza o Dios les ha dado un ariete para irrumpir dentro de la hembra por sus agujeros, al igual que nosotras estamos diseñadas para recibir sus acometidas envergándonos con sus inhiestos falos duros, con el firme propósito de darse placer e inseminarnos con rico esperma.
– Ahora échate boca abajo.
Presentía lo que se venía
pero hice caso sin chistar, ahora con mi cuñado no tenía la capacidad de
negarme a nada, me sentía su hembra de verdad estaba resuelta a aceptar todo lo
que él me hiciera, él puso una almohada grande doblada en dos debajo de mi
pubis, para encajarme mejor la verga. Finalmente quedé boca abajo con el culo
levantado por la almohada, abrió mis piernas y se arrodilló al medio…
– ¡Qué buen culo tienes Elvira… todos los días
te miro las nalgas como las mueves.
Separó mis nalgas hasta ver
mis agujeros expuestos para su uso y disfrute, volvió a lamer mi raja y el ano
también… me dio varias lamidas. Estaba totalmente transformado, ya no era el
jovencito tierno y respetuoso que yo conocí al llegar a la finca…, su rostro
estaba lleno de lujuria mirando mi coño desde mi culo. Dio dos palmadas en las
nalgas.
– ¡Ábrete los labios de tu raja cuñada, para meterte
la verga hasta el fondo!
Iba a darle verga a mi
chocho una vez más…yo quería. Sé que tú también deseas darme tu coño, por eso
estás aquí en casa siendo nuestra puta, espetó el muy cabrón, y en verdad era
cierto lo que decía. Puse mis dos manos en mis labios vaginales y las separé
tratando de abrirlo para recibir la verga de mi cuñado, el hecho saliva en mi clítoris
y puso la cabeza caliente de su verga justo a la entrada del conducto vaginal,
y de un empujón fuerte me lo clavó hasta el fondo.
– Tienes un tremendo coño que puede aguantar
tanto… ya te tengo atravesada, muévete y goza como una pera en celo.
Bombear con ganas, me giré para
mirar su cara de depravado, vi como retorcía sus facciones mirando mi culo e
insertando su badajo en mi útero, agarraba mis nalgas desesperadamente hacia su
verga mirando… ¡Cómo temblaban mis nalgas al golpear con su pubis! Sentía un placer
extremo. Mi cuñado agarró mis cabellos, como si fueran las riendas de un
caballo y con su verga bien dentro de mi coño, levantó sus piernas quedando en
el aire, luego puso su mano en mi vagina y empezó a masajearme el clítoris con
sus dedos. Me notaba en la gloria, empecé a gemir… nadie me había hecho sentir
la excitación que tenía con mi cuñado en esos últimos días. Él también debía de
sentir ese placer… de pronto percibí me se corría en un majestuoso orgasmo. Moví
rápido mi culo golpeando contra el pubis de mi cuñado para que me entre más
verga… hasta que di un grito de placer y dejé de moverme veía como escurrían
mis jugos vaginales. Mi cuñado fue a por ellos, lamió todo y se los trago como
la primera vez.
La sangre corría
desaforadamente por mis venas, mi corazón golpeaba en el pecho, el sudor en mi
piel La verga de Perico frotándose contra mi vagina hasta quedar totalmente
empapada por mis fluidos. Levantó mis piernas, dejándome suspendida en el aire,
amasaba mis tetas sin piedad, causándome una mezcla morbosa de dolor y placer,
y mordía mis hombros y mi cuello. ¡Zas! De nuevos noté tremendo vergazo, el que
se abrió camino entre mis piernas totalmente abiertas hasta la entrada de mi
vagina, noté la presión y aquella verga adueñarse de mis sentidos me la fue
metiendo entre mis gritos de placer y mares de flujo que salían de mi vagina
– ¡Ya la
tienes toda adentro PUTA! Susurraba bajito, dulcemente. ¡Gózala, que te
gusta!
Apenas un movimiento de
vaivén y sentía todo su estoque dentro de mí, hasta el estómago mi cuerpo subía
y bajaba al ritmo de los empujones de él, mis tetas bailaban era una sensación
de placer indescriptible… – ¡No te quejes que te gusta, viciosa!
La sonrisa burlona de Perico
me terminó de desquiciar…. Lo mordí con todas mis fuerzas hasta sangrarlo y
apreté mis piernas alrededor de su cintura mientras experimentaba el orgasmo
más profundo que recuerdo. Como si fuera un detonador me cogió con más fuerza
sin correrse. Estaba muy excitada, muy húmeda y sentía como mis fluidos
resbalan por la parte interna de mis muslos. Mi cuñado estaba detrás de mí, me
besaba en el cuello y me decía que era una hermosa perra gozando. Sus manos
viajaban por todo mi cuerpo, arrancándome gemidos de placer.
Tenía la vagina llena de
flujo y muy abierta por el buen trozo de carne dura de macho, sentía el roce
del cipote que me penetraba y la presión dentro de mí de una forma increíble Yo
sin perder mucho tiempo al ver que mi cuñado estaba a punto de correrse,
suplique por su polla. La penetración en mi coño se aceleró y de repente noté
cómo el semen inundaba mi vagina profunda. Percibí el primer gran chorro de
lefa, y un segundo cuando metió todo el tramo hasta el fondo para
deslecharse…le siguieron otros tantos lefazos. Noté su semen resbalando por las
paredes internas impregnándolas de fértiles “periquitos” e incluso buena parte
salía afuera. No pude evitar en ese momento correrme por tercera vez.
En seguida fui por la verga
mi Cuñado que continuaba erecta… no paraba de chupar y se calentaba más al
verme así. Se la chupé toda hasta que no quedo nada, el pobre volvió a correrse
con mi mamada en solo un par de minutos, después de llenarme el coño. Parte del
semen cayó en mi cara y cuello, pero la mayoría cayó en mi boca. Seguí
chupándole a verga hasta que la tuvo dura para metérmela otra vez….me entregó
todo el semen que tenía ese día, el tiempo paso muy rápido y estuvimos más de
una hora follando y mamándosela.
Eyaculó seis veces, me echó
cuatro polvos y yo me corrí unas ocho que contase, en fin hicimos lo que nos
gustó cumpliendo con mi mandato de Ama de cría. No me siento una mujer sucia, ni
depravada, sino una hembra amada y deseada llena de vida. Cualquiera de la casa
me agarra donde quieren… en la cocina, en la sala, en la cama, en el piso me
follan de las formas que quieren, yo nunca le niego nada, me encanta y soy muy
feliz. La criatura a cambio de maestría en el sexo, me entregó su fogosidad,
propia de su edad, haciéndome tener los mejores orgasmos de la semana en esos cuatro
polvos que me echó antes de caer rendido de nuevo en mis brazos, quedándose
dormido como un angelito. Por donde iba…. así, esa tarde tras follarme como un
campeón, le pedí a cambio de dejarle las bolas secas que fuese hasta la casa de
Paula, para decirle que quería hablar con ella… El chico muy diligente se
acercó en su yegua hasta la casa del capataz la orilla del riachuelo.
**********************
Estaban debajo de un árbol,
a la sombra del sol de julio que caía de justicia (iba toda sudada), llegué por
detrás, sin que advirtieran mi presencia y, me llevé una terrible sorpresa…
Perico tenía los pantalones en los tobillos y Juan sujetaba por la cabeza a
Luna, la yegua joven que solía montar Perico…. este sobre el risco se follaba
sin descanso a la equina metiéndosela bien hondo, mientras la yegua aguantaba aburrida
los embistes del macho.
– Eso no se hace Perico, le regañé (Perico pegó un salto al oírme, retirándose de la yegua que se follaba), – eso está muy feo que te folles a la pobre yegua, simule enfadarme.
– Es que… tenía ganas…, dijo con la cara pálida como la nieve. – Siempre lo hemos hecho así, desde que este…
(Señaló a Perico) era chico…. Así es
como aprendemos a follar en el campo.
Resulta que los chicos
cuando se quedaban largas temporadas en la Casa Grande no tenían con quien
desfogarse y claro teniendo a esas hembras siempre dispuestas, probaron a ver
qué se sentía teniendo la polla metida en un coño mojado y caliente. Juan cuidada de su yegua Tora, estaba muy caliente
y el porno ya no le complacía, así que decidió salir a dar un paseo con su
yegua, a ver si me calmaba. Cuando llegaron a la laguna, se pararon bajo un
pinar…no se oía a nadie, a nada excepto el revolotear de los pájaros. Entonces
fue cuando observó desde atrás a su yegua pastando y vio el gran coño de la
yegua. Se le puso la verga como una roca, se le iluminó la cara cuando se planteó
probar a metérsela en aquel paraje. Ató al animal a un tronco con la cuerda
corta y esperó a que se calmase, hizo varios intentos para metérsela pero no se
dejaba y la altura tampoco era la idónea… se la folló con los dedos un rato y
Tora se calmó.
Le ató también las patas
traseras y la puso junto a una roca que daba la altura precisa para poder
controlarla mejor, la acomodó bien y se la metió. ¡Nunca había sentido tanto
placer! El coño de la yegua estaba apretando su verga y la hembra comenzó a mojar,
así supo que le gustaba que la follaran, se la siguió metiendo y con cada embestida
la yegua se mojaba más oyéndose un chasquido acuoso enterrándosela entera hasta
los huevos. El chico por otra parte estaba en el cielo, el coño de la yegua era
su primer coño y lo disfrutó mucho hasta que se corrió dentro de la vagina
equina. La yegua se retorcía al recibir ese caliente semen, ya para entonces
Juan eyaculaba con voluminosita. Se hallaba tan excitado que la verga no se le
aflojó, con lo cual no había terminado con
la hembra.
Esperó un rato hasta que se
puso de nuevo en guardia, y esta vez al ver su coño palpitante la recibió de un
solo envión hasta la raíz, la yegua se quedó quieta recibiendo de nuevo el
placer que su amo le proporcionaba. Se coño volvía a estar apretándole, la
equina controlaba sus músculos vaginales ofreciendo un coño apretado y
suculento al macho… un poco más mojado, caliente y de paredes enjutas hicieron
que la segunda experiencia fuese mejor.
Juan aguantó bastante más y, a la yegua eso le gustó tanto que después de cinco
minutos de duras metidas la yegua hundiéndosela entera, azotando el trasero del
animal con su pelvis una y otra vez la muy puta se corrió de manera bestial… le
mojó entero de cintura para abajo, el chico se puso más caliente y se lo metía
más duro hasta que se corrieron juntos. Juan percibía las contracciones de la
yegua y él eyaculaba en el fondo de su vagina otra buena dosis de esperma. Quedó
satisfecho y tras un descanso de media hora volvieron a la Casa Grande. De esta
manera encontraron la manera de pasar largas temporadas en el campo sin follar,
se satisfacían sin una mujer con quien medrar, pero ahora estaba yo, que era
mucho más puta que esas yeguas.
Pobres, cuanto echaban de
menos a una mujer… – Pues ahora que estoy
Yo, van a cambiar las cosas… ¡Vais a dejar de montar a las yeguas y a montarme
a mí! ¡¡¡Venga…Desnudaros!!! Ordené.
Al momento estaban en
pelotas delante de mí… esperando la próxima orden…. (Buena polla me dije
mirando a Perico) – Ahora…, hice una
pausa para mirarlos. – Me desnudáis a mí,
quiero que disfrutéis con mi cuerpo como os venga en gana, ordené.
Fue una equivocación por mi
parte, los dos muchachos estaban tan salidos, que se lanzaron sobre mí
derribándome en el suelo tirando con fuerza de mi vestido…
– ¡¡No me lo rompáis cabrones…!! Tuve que gritarles. Entre los dos me quitaron el
vestido,
– Las bragas sí que te las arranco, me advirtió Perico
Perico se puso sobre mi
cara, restregándome su picha, la misma que hacía un minuto había estado dentro
del coño de la yegua… se la atrapé con la boca y comencé a chupársela, sabía a
chocho de animal pero no tenía mal sabor…se la mamé con ganas demostrándole
quien era le auténtica yegua a la que tenían que montar esos sementales.
Perico cumpliendo su
advertencia, me arrancó las bragas a tirones y me clavó el nabo en el coño de
un solo empujón… menos mal que estaba húmedo de la excitación de verlo empujar
dentro del chocho equino, si no, por la forma en que me embestía, me hubiera
lastimado. Montamos un delicioso trío, pero muy breve no dieron mucho más de sí… estaban
tan excitados que se corrieron enseguida, dejándome a las puertas del placer. Me
toqué el chocho, metiendo tres dedos en mi vagina comprobando que despedía
fuego, los chicos miraban embobados las evoluciones de mi mano sobre mi
chorreante coño…
– ¿Qué…? ¡¿Os vais a pasar la tarde mirándome…?! Miraban con la lujuria reflejada en sus ojos. – ¡¡Vamos!! ¡Venid y coméroslo!! Mis
palabras de ánimo, fueron el detonante… se lanzaron como lobos hambrientos… Juan
a mi entrepierna y Perico a mis tetas.
En un momento me sentí
transportada por el placer… pero no me conformaría sólo con chupadas, no señor…
tenía necesidad de que me clavaran el badajo que Dios les otorgó para joderme una
y otra vez… sin descanso… Perico, ya tenía su polla dispuesta de nuevo, pero la
que me interesaba de verdad era la de Juan… más larga, más gorda y cabezona. Quería
saborearla entre mis piernas por mucho rato.
Les detuve a duras penas,
cambiando a Juan de postura, cosa que hizo entre gruñidos… acoplando de nuevo
su cara entre mis piernas… las suyas las mantenía muy juntas, apretando mi cara
con sus muslos, así no podía chuparle la verga con comodidad, por lo que le día
unas palmadas sobre sus nalgas hasta que se espatarró. Sus colgantes huevos se
derramaron sobre mis labios, los aparté echándolos sobre mi frente, quedando su
falo desprotegido, lo dirigí con mi mano hasta mi boca, lo engullí y me
entretuve en chupar y lamer su glande, para recuperar la dureza el vástago lo
antes posible… en ello estaba, cuando Perico por detrás de mi cabeza, arrimó su
lengua… lamiendo los cojones de su hermano.
– ¡¡¡Quita guarro!!! Aparté su cara de un tortazo que sonó bien duro.
– ¿Y yo que chupo….? El pobre estaba desesperado, como si se sintiera
apartado.
– Espera, le
dije intentando tumbar de lado a Juan y Yo con él… pero cada vez que lo
intentaba… el chico gruñía y se agarraba a mis piernas con fuerza.
– Ayúdame con tu hermano, sola no puedo… así entre los dos, logramos tumbar a un Juan tan salido y amorrado a mi chocho… que no
había nadie que lo separara de él….
– ¡¡Perico, ven!! ¡Entretente con mi ojete!
¡Anda!
No lo dudó, se pasó un buen
rato lamiéndome el ano… más tarde sentí como me hincaba su picha… deslizándose
por mi interior, no era pequeña pero no tenía el tamaño de su hermano Juan con
más de 20 cm, pero sí era bastante juguetona y no tenia dificultad… ya veríamos
cuando se desarrollara. Tanto placer en mi sensible coño y en mi culo hicieron
que me corriera. Les obligué de nuevo a cambiar de postura, ya que la polla de
Juan estaba en forma…, sin soltarla en ningún momento el chico se tumbó, me
puse a horcajadas sobre él, penetrándome lentamente saboreando cada centímetro
de sus delicioso nabo en mi chocho. Perico, volvió a enchufármela por el culo,
al momento los tres nos movíamos al mismo compás… me corrí sin pausar más de
dos minutos, varias veces. Me dejé joder todo lo que ellos quisieron y por
donde quisieron. No sé cuánto tiempo pasé, sintiéndome deliciosamente follada.
Cuando sus miembros se quedaron flácidos, me senté sobre los muslos de Juan e
invité a Perico a que se sentara sobre mis piernas.
Me miraban con los ojos
brillantes… – ¿Os gusta hacer
guarrerías…? Dije mientras les regaba los genitales con mi dorado líquido.
Comprendieron en seguida y
se unieron a mí con sus propios chorros de pis… entre los tres formamos un
charco impresionante. Cuando terminamos, le di el recado a Juan sobre que ya
tenía edad para tener mujer, buscarse una novia y follársela todos los días. Se
monto en “Pancho” su caballo y partió como un rayo hacia la dehesa a ver el
ganado bravo que debía de recogerlo en breve. Por mi parte me despedí de Perico
con un beso en sus labios y un suave apretón en sus huevos, me giré y emprendí
el regreso a la casa… no sin dificultad, ya que las piernas me temblaban. Al
llegar a la casa, Severiano me salió al encuentro…
– ¡¡Hola Elvira!! Te he estado buscando…
– He ido a ver a los
chicos, para pedirle a Perico que avise a Paula de que quiero que venga para
hablar con ella.
– Pero hija no hace falta que te des una
caminata, para eso tenemos el teléfono móvil…
– Ya lo sé, pero de paso aprovecho y me doy un
paseo… A propósito… ¿para qué me buscaba…?
– Para charlar un poco contigo… estaba un poco
aburrido, la tele y los libros se me hacen pesados, y como del ganado y los
caballos se encargan los chicos, a veces me siento que no sé dónde meterme…, puso cara de lástima.
– ¿Sólo para charlar, seguro mi querido suegro…?
¿No será para otra «cosa»…?
– Hombre Yo… su cara desprendía picardía… "Vaya con el viejo «verde»…
¡Teniendo un coñito nuevo en casa, lo demás es muy aburrido! ¿Verdad?"
Me puso ufana de ser el
centro de atención permanente de los cuatro sementales (la verdad, es que tenía
razón el pobre… con tanto folleteo con los hijos, había descuidado al padre). Me
divertía verle cortado y a la vez tan decidido, entonces se me ocurrió jugar un
poco más con él… ya me habían taladrado bastante, aunque esa palabra no tenía
medida en la finca.
– Como no me hable con más claridad…
– Es que… me siento violento Elvira… yo no
estoy acostumbrado a una mujer tan echada para adelante como tú… una hembra que
no pone peros a nada.
– ¿Qué pasa… tiene alguna queja de mí?
– Noooo!!!, Dios me libre hija mía… todo lo
contrario. No…, es por lo que pasó el otro día… el de la película ya sabes…
– ¡¡Vaya!!! Me
hice la sorprendida. – Pero no decía que
le daba vergüenza… si no quería que le viera la polla… vamos que se la tuve que
menear de espaldas.
– Hija por favor… su cara se puso de todos los colores.
Ya estaba bien de jugar con
el «viejo», me acerqué a él, sentándome en sus rodillas acariciándole la barba
de tres días que tan varoniles pone a los hombres de facciones angulosas y
tanto me ponen cachonda…mi padre, Rafael y su padre eran claros ejemplos.
– «¿Que quiere mi Severiano? ¿Que su Elvirita le
acaricie la pichorra?, dije con voz muy melosa,
acariciando su cuello con las uñas de mis dedos. – ¿Ehh? Insistí ante su silencio tenso. – ¡Una mamada o solo quiere que le extraiga la leche de esos cojones
tan gordos!
– Si, hija mía, me gustó tanto la otra vez….
– Venga conmigo, le cogí de un brazo y subimos a nuestra habitación…
miré el reloj de la mesilla, disponíamos de tres horas hasta que vinieran los
hombres, le desnudé por completo, admirando por primera vez su polla de frente «el objeto de mis deseos». Sólo con
imaginar lo que sentiría cuando me soltara sus potentes lechazos en el fondo de
mi útero, mi chocho se derretía…, ya estaba preparándose para albergar
semejante trabuco… era enorme, incluso mayor que la pieza de mi padre.
Lo que no me gustaba tanto
era que mi suegro tenia los genitales peludos. Yo tenía la firme convicción de
afeitarme todo el coño dejándome una pequeña «manita de pelo», por encima, como
un sombrerito… de repente tuve una idea.
– Espere un momento.
Fui al baño y traje una
palancana con agua tibia, jabón de afeitar y la navaja de Rafael. Lo dejé todo
encima de la cama y tumbé a Severiano en la cama, sobre una toalla, abriéndole
las piernas que quedaban colgando sobre el lateral del colchón, dejándome un
acceso factible, casi perfecto a su entrepierna.
– Pero… ¿Qué me vas a hacer…? Preguntaba preocupado.
– Afeitarle… ¿O ya no quiere que le trabaje los
«bajos»?
– Si, hija, claro que quiero.
– Pues
entonces se la voy a dejar a mi «gusto», bien depiladitos para que me los pueda
comer sin problema de tragarme alguno de sus largos y canosos pelos ¡Me gustan los cojones bien pelados!
Empecé a aplicarle
brochazos de jabón por toda la base del cipote, los huevos y alrededor de su
ano…, Cogí la navaja y la froté contra la lengua de cuero… y comencé a
afeitarle, con mucho cuidado, como solía hacer con la barba de mi padre. Empezando
por el culo, subiendo por los huevos que se contrajeron al contacto de mi mano…
– Estese quieto… no vaya a rebanarle «las
pelotas»
El manoseo tuvo su
repercusión, al viejo se le puso la polla bien rígida, que estuviese como un
mástil ayudó a mantenerla parada sin estorbar en el rasurado del escroto. Cuando
terminé, me tumbé yo en su lugar.
– Ahora le toca a usted afeitarme el coño…, la verdad es que daba mucho placer, el contacto de la
navaja en la piel.
Cuando terminamos, nos
metimos en la ducha, y con la manguera nos lavamos a conciencia, primero a él y
luego Yo. Cogí un espejo y se lo puse enfrente
– ¿Qué le parece mi trabajo….?
– Parezco un niño. No he tenido la entrepierna
sin pelo desde hace 40 años o más.
– Ya quisieran «los niños», tener el cipote que tiene usted…
Nos secamos, le cogí por
la polla y tirando de él nos fuimos a la cama. Ese hombre tenía un portento
sexual muy poco explotado. Joder ¡Que pollón más apetecible que tenía…! Era
imposible resistirse un momento más, tan suave, erguido y venoso…me lo metí en
la boca, saboreando el pedazo de carne como si fuera un caramelo, sin pelos,
estaba delicioso… se sentía muy dura dentro de mi boca, me la saqué cambiándola
por sus cojones, metiéndomelos en la boca y estirando de ellos con los labios.
El pobre no hacía más que gemir y jadear… seguro que estaba en la gloria. Me
agaché sobre su culo, abriendo las nalgas y empecé a lamerle el ano, a meter un
dedo en su agujero en busca del punto “G” que los hombres tienen ahí.
– ¡¡¡Aaaaaggghh!!! ¡Me matas de gusto hija de puta! ¡Qué cosas me haces…!
Tuve que parar por temor a
que se corriera antes de tiempo. A un semental como Severiano era para
aprovecharlo como a los cerdos… Todo y todo el tiempo posible.
Me senté encima de su cara…
– ¡Chúpeme el chochito… cómaselo… ¡Joder!
Sí se lo comió, tenía una boca hambrienta… Y su lengua… – ¡¡Dios mioooo!!!
Ya podría haber enseñado a
Rafael a lamer de esa manera… ¡¡Mmmmm!! ¡Qué gusto me estaba dando…! La lengua
de Severiano me estaba escarbando el ojete de una forma tan magistral, que no
me aguanté el orgasmo… me corrí en su cara, mojándole con mis jugos. Caí en la cama
boqueando en busca de aire, él aprovechó para meterse entre mis piernas, apoyó
su tremendo capullo, hinchado como una ciruela madura en la entrada de la
vagina y… empezó a penetrarme lentamente.
– Siii…. démela toda…. Aahhh!!… la siento
entrar…. como me llena… Mmmm!!, Vamos!!!, Seve, hasta el fondo… mi coño puede
tragarse todo su nabo… ¡Vamos quiero sentir sus huevazos aporreando en mi culo!
– ¡¡¡Tómala perra…ahí va…!!! Dijo encajándola hasta el útero.
– ¡¡¡Dioooossss Santo!!! ¡Qué pedazo de verga
tiene Severiano! ¡Es pura gloria!
Menuda sensación… era como
si te hubieran clavado una lanza gruesa y larga. Empezó un suave bombeo,
entrando y saliendo de mi gruta… pero al poco me poseía con muchísima fuerza. Sus
pollazos eran tan tremendos, tanto que me izaba el culo de la cama… y así
estuvo un buen rato, arrancándome orgasmo, tras orgasmo agotándome poco a poco.
Lo mejor fue cuando me avisó que se iba a correr… me relajé, esperando que
eyaculara. La clavó a fondo un par de veces gruñendo como un cerdo y al tercer
puyazo de su álgido estoque me disparó un primer gran chorro de lefa, seguido
de un segundo más copioso… me disparó tres chorros de semen con tanta fuerza, que
tuve la sensación de que explotaban en mi matriz.
La sensación era como si te
aplican una manguera en la vagina y abrieran el chorro de golpe y lo cerraran
rápidamente. Aquella verga no paraba de disparar leche, disparó otros tres
chorros de semen, pero no con tanta fuerza, los restantes chorros fueron
normales, iban perdiendo fuerza a medida que salían… y acabaron a borbotones
que recogí directamente con mi lengua, saboreándolos y tragándomelos después.
Nunca imaginé que la polla de un hombre pudiese expeler tal cantidad de semen…,
no solo me inundaba la vagina al completo, sino que rezumaba un volumen
superior a tres o cuatro corridas normales.
Agradecida de inseminarme
con tanta gracia, le besé en la boca, dándole mi lengua y dejándome acariciar
las tetas… “El mejor polvo que me han echado en mi vida”, pensé. Menos mal que por la noche Rafael estaba
cansado y no tenía ganas de «juerga»… la había tenido Yo por los dos con sus
hermanos y el patriarca… mi cuerpo se lo agradeció.
– ¡¡Buenos días!! Saludé a mi suegro mientras me sentaba a desayunar con
él.
– ¿Qué tal Elvirita?
– Divinamente Severiano…
Charlamos animadamente de
muchas cosas mientras desayunábamos, la verdad es que mi suegro iba superando
la depresión a pasos agigantados. Por detrás de él, a lo lejos, vi que venía
Paula. Se me ocurrió una idea morbosa, que puse en práctica de inmediato.
– Deme su pie Severiano…
tímidamente sin comprender, alzó su pierna por debajo de la mesa… lo cogí por
el tobillo y lo acerqué a mi entrepierna…
– ¡¡Elvirita… no llevas bragas…!! Exclamó sorprendido al sentir mi coño en su pie.
– En esta casa estoy más tiempo sin ellas que
con ellas puestas, a su vez alcé mi pierna
yo también, acariciando su «bulto» por encima de sus pantalones… – Sáquesela, le ordené y empecé a jugar
con mi pie sobre sus mofletudas pelotas, acariciándole el mostrenco de vez en
cuando… mientras veía a Paula cada vez más cerca.
– ¡¡Buenos días!!
Severiano pegó un bote al
ver a la muchacha aparecer por detrás de él, intentó retirar el pie pero yo se
lo sujeté, apretándolo más contra mi coño.
– Hola Paula… ven siéntate a mi lado.
Me desplacé, haciéndole un
hueco en el sillón de la terraza. Sin cortarme un pelo, le expliqué la
conversación con Juan… – Así que ya
sabes, cuanto antes aprendas a tratar a un hombre, antes te casarás… Mi
plan se desarrollaba según lo previsto
– Por mi parte estoy dispuesta… cuando quieras.
Pero….
– Pero ¿Qué?
– ¿Con quién voy a
practicar…?
No dije nada, tan sólo me
limité a mirar a mi suegro dándole unos toques con mi pie sobre sus huevos, el
cual respingó tartamudeando… – Yo… Yo…
su cara parecía un mapa de mil colores.
– No me diga Severiano que la «idea» no le
gusta… estaba completamente empalmado, con su polla daba saltitos en mi pie.
– Lo que tú digas hija mía…
– Perfecto… Paula ¿has visto la verga de un
hombre al «natural»?
– No… bueno sí…
– En qué quedamos….
– Alguna vez… a mi padre cuando se ducha, nunca ha
tenido escrúpulos ni pudor en hacerlo delante de mí…
– Eso nos es verlo… me refiero a tenerlo delante
de tu cara…
– Así… Nunca.
– Bien… ¡Levántese Severiano…!
El pobre se levantó con una
vergüenza enorme, mostrando descaradamente su polla. Le hice sentar en el borde
de la mesa, Paula se arrodilló entre sus piernas y bajo mi dirección, empezó a
trabajarle los genitales con la boca… Yo, me situé detrás de ella, para
excitarla, deslizando mi mano por su culito tierno, rozando el anillo de su culito
y también beneficiando su vulva de mis masajes, un coñito de mi gusto
totalmente pelado.
– Así… Paulita… muy bien… deja que te restregué los cojones por la cara. Recuerda que eso excita muchísimo a los hombres… ¡¡¡No!!! Las manos quietas. Severiano restriéguele los huevos por la boca para que note la textura de las bolas… donde se produce el milagro de la vida que nos llena cuando nos preñáis… ¡Vamos cabrón… oblíguela a que le chupe el ojete también…! Parecía un director de cine… – ¿Notas cómo se le hincha el capullo, Paulita? Eso es que le está gustando lo que le haces al viejo… mirándola a los ojos le espeté… – ¡¿Ves esos huevazos?, fabrican más leche que las ubres de una vaca!
– ¡Siiii, están muy gordos… y si los tiene
llenos de lefa…! Y el capullo lo tiene a reventar.
– Eso significa que está a punto de correrse…
¡Saca la lengua y ofrécesela para que se frote el glande en ella…! ¡¡Escucha!!
Los primeros chorros los cogeré yo con la boca… son los más caudalosos, pero
este macho tiene mucha leche para darte a ti también… tú limítate a lamerle el
ano… así le excitas más y le obligas a que descargue totalmente sus cojones…
cuando veas que le sale la leche a borbotones, se lo chupas tú. Acumula todo el
engrudo en la boca, pero no te tragues el semen directamente, saboréalo primero,
para que te acostumbres ¿De acuerdo…?…
– Ajá…, contestó Paula.
– Oyes como jadea… prepárate ¡Este semental se
va a deslechar Ya!
Abrí mi boca y recibí el
primer disparo de leche, que se estrelló contra mi campanilla, le siguieron dos
más, corriendo la misma suerte que el primero. Mantenía la boca abierta… para
que Paula, frente a mí, viera con todo
detalle cómo se acumulaba la ingente cantidad de lefa espesa que luego me
tragaba, me sublimaban los primeros chorretones de semen porque eran los más
gruesos y espesos. A una indicación mía, aplicó su boquita sobre la polla de
Severiano, para recoger con la lengua el semen que salía a borbotones sin mucha
fuerza, hice que retuviera la leche en su boca batiéndola con la lengua, al
tiempo que la saboreaba. Después se lo tragó todo.
– Pues está rico… sabe tan distinto a todo... dijo
Paulita.
Ilusionada se entretuvo limpiando
la polla a mi suegro… recogiendo con su lengua los restos de leche que quedaban
en su oronda cabezota. Durante la mañana estuvimos los tres muy atareados, con
las lecciones de Paula… no sólo saboreamos su polla…, el viejo también disfrutó
de mi coño y de nuestros culos. Ya que Paula como era virgen, acordamos que se
mantuviera así hasta su noche de bodas, para que Juan la desvirgase, y el pobre
tuviese algo que romper. Severiano aguantó como todo un campeón semental
fornicándonos. Disfrutamos como locas compartiéndolo…. Para nada se diría que
fuese un sexagenario.
En fin… no quiero aburriros
con esta parte ya podéis imaginárosla. Al cabo de un mes de lecciones
intensivas, durante el cual afeitamos el delicioso coñito de Paula, para que se
pareciese al coñito de una muñeca y, de este modo estimular al macho
ofreciéndole una imagen más virginal de la nena. No sólo me limité a dirigir
sus movimientos, también me deje follar por mi suegro (para alegría de él),
incluso obligué a la muchacha a lamerme el chocho… pero por fin, Paulita se
convirtió en una magnífica mamadora de pollas… ya tendría tiempo de graduarse
cuando se casara, en esa condición todo cambia… le expliqué que tendría las
pollas de todos los hombres de la familia a su disposición, como los tenía yo a
pesar que solo disponía de un preacuerdo matrimonial si era buena fornicadora y
ama de cría… me encantaba follar y que me follaran todos, era como estar casada
con cuatro hombres a la vez. Por otro lado siempre me han gustado los niños,
desde cría soñaba con tener muchos bebés y ahora era el momento que me llenaran
la panza con ellos.
También mi suegro
Severiano, despertó de su depresión… ¡¡Espabiló y de qué forma!! Me buscaba
constantemente, haciendo que me arrodillara ante él acercándome su polla a mis
labios… otras sin previo aviso, me levantaba el vestido y apartando a un lado
mis bragas, me hincaba su cipote hasta
las pelotas… a las dos semanas ya ni me ponía bragas para que le fuese más
fácil penetrarme. Todos en la casa notaron «el cambio que había dado el viejo
Don Severiano» en especial Rafael, mi futuro marido
– ¡¡Has visto el cambio que ha dado mi padre!!…
y todo gracias a ti, cariño… ¿Cómo los has conseguido…?
– ¡¡Bah!! Con un hombre tan encantador, todo es
muy fácil, quitándole importancia. – ¡¿Te acuerdas lo que me dijiste
«distráelo»?! Pues eso he hecho, distraerle lo mejor que puedo.
En mis 22 años de vida he
aprendido una cosa de los hombres, y es que les pones un coño delante y se le
acabaron las amarguras… los machos son simples máquinas diseñadas para fornicar,
solo hay que estimularles dándoles lo que les apetece, y lo que más desean en
cada instante de su vida es una raja húmeda y caliente donde aventar su lefa,
nunca falla.
Ya sólo quedaba hablar con
mi cuñado Juan… aproveché para hablarle un día que venía con su yegua “Torera”,
amante y fiel compañera de trabajo. Entré en las cuadras (alejada de la casa
como medida de precaución), sin hacer ruido, le abracé por detrás, cerrando mi
mano en torno a su «paquete», por
encima del pantalón…
– Hola cuñadito… me tienes
abandonada, le susurré en la oreja
Dejó la silla de montar en
su pedestal y me echó sobre una de las «balas de paja», le observé mientras se
bajaba la bragueta, cuando tuvo su polla afuera, me abrí de piernas mostrándole
mi coño afeitado, se amorró a él como un desesperado metiéndose mi sabrosa
vulva dentro de su boca
– Paulita ya está preparada… ¿Recuerdas tu promesa…? Pregunté durante el descanso del polvo antológico que me acababa de echar. – Puedes comprobarlo por ti mismo, lo que si te advierto es que la respetes si no te deja penetrarla por el coño… la muchacha es virgen.
– ¿La Paula virgen…? Respondió incrédulo.
– Sí… no le digas nada, la nena te quiere dar
una sorpresa la noche de bodas….
– ¿Entonces como…?
– Utiliza su culito y su boca que tan son tan
buenos sustitutos o mejores que el coño… hijo que tontos sois a veces los
hombres. ¡Anda enchúfamela otra vez que me dejas a medias!
Dije poniéndome a gatas
delante de él, sé lo mucho que disfruta viendo como entierra su verga dentro de
coño gozando a la vez de mi culo. Ciertamente Rafael no estaba mucho por la
casa grande de la finca, yendo y viniendo de unos negocios a otros, pronto Juan
se encargaría de parte de ellos y tendría mucho más tiempo para mí… justo
cuando no casamos. Ya había pasado todas las pruebas pertinentes durante ese
mes y medio de julio a mediados de agosto. En ese periodo me habían follado
innumerables veces llenando mi vientre de cantidades inhumanas de esperma…
¡¡Fue inevitable que me preñasen!! En
verdad era el objetivo implícito no verbalizado ni formalizado… y se cumplió.
No puedo saber quién sembró mi útero…Si Don Severiano, mi amado Rafael, el
implacable y perseverante Juan o el indomable jovencito Perico, todos se
vaciaron a gusto sus cojones en mi coño a diario, y yo gozosa de haberlos
recibido. Cuando tienes la vagina permanentemente repleta de vigoroso semen,
ocurre que te quedas preñada. Durante los meses de verano fui el vertedero de
toda la lujuria, convertida en la perra de esa jauría de cuatros sementales,
dotados por la naturaleza para fecundar a hembras tan solícitas como Paula y
yo.
En la fiesta familiar de toma de mano de Paula, anuncié estar en cinta de “Rafael”, y sin más dilación allí mismo mi suegro elevó su copa y su voz…
– Tenemos Boda doble de mis dos hijos mayores… Rafael con Elvira y Juan
con Paula ¡Felicidades hijos!
Las bodas se celebraron
juntas a finales de agosto después de la siega y recoger la cosecha justo antes
de comenzar la vendimia. Lo celebramos en la casa grande con una fiesta
maravillosa que duró desde la 19:00 que dimos el sí quiero ante el altar
improvisado en el jardín bellamente decorado hasta la 6:30 de la mañana… en la
que a escondidas me fui follando a todos, empezando por mi marido…mi suegro
Severiano, mi cuñado soltero Perico e incluido el novio de la otra pareja… y
hasta a mi padre. Me costó un poco seducirle de nuevo, el hombre no estaba por
la labor, pero al final conseguí que me echara un polvo como Dios manda,
saliéndome con la mía. Vamos el único que se me escapó fue el cura porque soy
muy respetuosa con la iglesia.
Precisamente esa noche… sucedieron
los mejores acontecimientos, que marcaron nuestras vidas para siempre. Cuando
terminó la fiesta nos retiramos al interior de la vivienda… (Juanita y otras
mujeres… se encargarían de recogerlo todo y dejarlo limpio) Mi suegro, que
estaba muy alegre (por los efectos de la bebida, como todos…), se levantó con
una copa en la mano y se dirigió a todos nosotros.
– Hijos míos… la felicidad ha vuelto de nuevo a
esta casa, en especial desde que llegaron estas preciosidades. Nos miró a mí y a Paula. Sólo echo en falta una cosa… (¡¡Vaya!! Pensé ya empieza de nuevo a
extrañar a su mujer)
– ¿El qué Padre?, preguntó Rafael…temiéndose una nueva recaída, igual
que yo…
– ¡¡Nietecitos!! Pequeños diablillos correteando
por la casa… alborotando sin parar. Sabemos que uno ya está encargado y solo es
cuestión de tiempo que mi Nuera Elvia para.
Sin espera saltó la pobre
Paula… – ¡¡Suegro, eso está hecho!! Cuente
con ellos… Esta misma noche nos ponemos a fabricarlo, dijo Paulita
agarrando «el paquete» de mi cuñado Juan, su marido. Se le veía súper
emocionada con ganas de ser desflorada.
Todos rompimos a reír a
carcajadas, por la ocurrencia de la muchacha… por mi parte también estaba
dispuesta a que después de parir dejaría queme llenasen otra vez. Me puse en
pie para animar a mis cuñados, miré a Rafael y a Juan… Mientras nuestras
familias se divierten un rato… ¿Empezamos Ya?
Mi esposo completamente
excitado se puso en pie y tirando de mi brazo me condujo a nuestra habitación.
Paula y Juan venían detrás de nosotros, ambos matrimonio nos metimos en
nuestras respectivas habitaciones contiguas con los cabeceros y después del
«calentamiento previo» mi marido procedió a follarme, ya estaba trabada con su
verga cuando oímos en la habitación de al lado…
– ¿Te parece bien la carta que estoy escribiendo
a la cigüeña? Comentó Juan mientras
penetraba a buen ritmo a su esposa Paula, redactando una dura carta a la
cigüeña.
– Si cariño… ¡¡¡pero que sea una carta muyyyyy laaaargaaa!!!…. Respondió con un tono en el que se notaba que estaba
saboreando su primer orgasmo follada por el coño.
En la habitación comencé a
besarlo, el por su parte siguió mis besos y bajó hasta mi cuello donde después
comenzó a morder mis tetas, arrancó la parte de arriba de mi traje, comenzó a
morder con más fuerza mis ubres y a pellizcar mis pezones, después se bajó los
pantalones del traje, dejando expuesto su enorme miembro viril, mientras
arrancaba mis bragas de encaje únicas para esa noche.
Me hacía sentir como una
muñeca de trapo a la cual podía hacerle lo que deseara y en realidad yo si
estaba un poco mareada por la bebida y a la vez súper excitada, deseaba saber
que era lo que él tenía planeado hacerme, de repente y sin avisarme me envistió
ferozmente una y otra vez sin piedad y con una fuerza increíble, sentía que me
iba a provocar una hemorragia en cualquier momento debido a la fuerza y al
tamaño de su polla. Mientras tanto me mordía los pezones y me gritaba que era
una zorra sucia, (lo cual evidentemente me excitaba más)
Después de un rato no pude
aguantar más y comencé a suplicarle que me llamara puta, y que no dejara de
castigarme por ser una zorra muy puta. Después de un rato me coloco en cuatro
patas y comenzó a embestirme como a una perra, aun con más fuerza. En una de
estas embestidas no sé si sin querer o queriendo me penetro por el ano, lo cual
me provoco un dolor placentero inmenso, así que comencé a gritar y a jadear de
dolor, sin embargo parecía que esto lo excitaba más. Por suerte para mi mis
gritos hicieron que se corriera obviamente dentro de mí, lo cual por alguna
extraña razón y hizo que olvidara mi dolor rectal y me pusieran súper cachonda
ya que me excitaba más que nada en el mundo, el hecho de tener el coño repleto
de leche.
Serían las 20:15 de la
noche cuando obtuve mi primer orgasmo de la noche, Rafael se portó divinamente,
dedicó al menos media hora a la primera carta, firmándola con una deliciosa
corrida dentro de mi chocho…. Se retiró de entre mis piernas, poniéndose a mi
lado exhausto tras aquel glorioso polvo de recién casados. Así terminó aquel
primer asalto agotado, o eso creía yo. Me quedé tumbada en la cama como
adormilada.
– ¡¡Hermano!!
Gritó de pronto mirando a
la puerta abierta… allí estaban Perico asomado bajo el marco, meneándose la
polla con desesperación., excitadísimo al ver como su hermano mayor se follaba
a su mujer…
– ¡¡Joder Rafa!! Habló sin pizca de timidez. – Compréndelo… Tú y Juan os lo pasáis en grande haciendo hijos, pero… ¿Y
yo ahora qué….?
Rafael los miraba con la
boca abierta, sin saber qué decir. Lo único que pronunció fue…
– Padre… ¿Tú también…?
– Hijo, perdóname… yo venía por si necesitabais
una ayuda, tú o tu hermano…
Rafael me miró, esperaba mi
reacción dado que yo ya tenía el coño hecho a todos los sementales de la casa,
a la Paula había que dejarla que su esposo aún le hiciera el rodaje unas
semanas más hasta estar preparada para asumir su nuevo rol de Ama de Cría en el
Casa Grande. Me encogí de hombros dando me consentimiento…
– Cariño, cuando me conociste, me dijiste que
buscabas una hembra para cuidar de ti y de tu familia…, le dije y añadí. –
Yo sabía que al casarme contigo y venir aquí a vivir, también me casaba con
toda la familia… déjalos que pasen y disfruten los pobrecitos…
– ¿No te importa? ¡¿Lo mismo no es bueno para el
cigoto…?!
Negué con la cabeza… – En absoluto, al revés me excita ver que
todos me deseáis… y el cigoto también, se sentirá tranquilo al reconocer a su
padre en algunas de estas pollas.
– De acuerdo,
dijo Rafael dando su consentimiento, al fin y al cabo no eran extraños… ¡Joder!
se trataba de su padre y su hermano pequeño, ambos me habían dado bien y
pudieran ser los fecundadores en potencia de mi panza.
Les hice un gesto con la
mano… – ¡¡Anda!! ¡Venir a «echar vuestra carta
de bienvenida a nuestro retoño», tengo buzón para todos!
En menos que canta un gallo,
estaban en pelotas a mi lado. Rafael se apartó sonriendo dejando espacio a ambos…
mi suegro se sentó encima de mi cara restregándome sus huevos dándome su estirada
bolsa escrotal a lamer
– ¡¡Ostia!! ¡Qué chocho más rico se te ha puesto
estando preñada! Exclamó Perico hundiendo
su cara entre mis piernas
Severiano se ocupaban de
mis tetas mientras le hacia una paja con una mano y le comía los huevos
sorbiendo de ellos, tragándomelos y jugando con cada bola dentro de mi boca.
Cogía aire y gritaba corriéndome como una guarra, recibiendo placer en cada centímetro
de mi cuerpo. Estuvimos un rato largo acariciándonos y chupándonos, luego uno
por uno, se acoplaron entre mis piernas… procediendo a follarme por turnos….
arrancándome los orgasmos de dos en dos… firmando su particular bienvenida al
nuevo miembro de la familia en forma de grandes chorros de semen. Los de mi
suegro fueron marca propia, duros y largos que sin duda el cigoto se enteró
quien era su abuelo.
Aproveché el descanso de ellos
para dedicarme a mi marido. Me regaló un polvo salvaje por lo excitado que estaba…
pero aquí no acaba todo, ni mucho menos, mientras Rafa se corría en mis
entrañas, oímos la voz de su hermano Juan… –
¡¡¡Somos los refuerzos!!! exclamó uniéndose junto con Paula a la orgía
familiar. A todo esto los familiares bebían y bailaban en el jardín.
Era fabuloso contemplar
como Rafael y su padre se la follaban a la vez a la virginal Paulita… en tanto
yo mamaba la picha de mi pobre Perico, y desde atrás Juan me daba por el culo y
mis dedos perforaban mi chocho. Contemplaba excitada como mi esposo se follaba
duramente a Paula por el coño… su padre la sodomizaba abriéndole un gran
boquete en el culo. La nena soportaba muy bien a ambos machos… pero el que
primero se corrió fue mi marido bien dentro del coño receptivo de mi cuñada. No
tardó mucho Perico en eyacular en mi boca, regándome la garganta con su espesa
leche…luego fue Juan quien me llenó el útero de lefa y todos esperamos a ver
como el viejo remataba la faena en el culo de Paulita.
Precisamente por ser mi
esposo el primero en correrse, también fue el primero en recuperarse con la
experta mamada que le hacía Paulita mientras Severiano la perforaba sin cesar
con su mostrenco hincado hasta las gordas pelotas… A ser nueva a estrenar y sin
estar preñada, Paula tuvo el privilegio de ser montada durante una hora por el
patriarca, follándola en todas las posturas… llenando con su polla todos sus
agujeros y ayudado por el más joven de la familia… ya que los esposos todavía
no se habían recuperado de sus corridas y habían empezado antes a follarnos ¡Yo
creo que el morbo de follarse a la esposa de otro también influía en empalmarse
más rápidamente! Ya serían las 21:45 cuando sementales, poco a poco fueron
uniéndose a la fiesta, unos minutos más tarde, una vez repuestas y arregladas de…maquillaje
incluido, salimos nosotras.
Aprovechamos al máximo el
fin de semana antes de disfrutar en una luna de miel en parejas. No paramos de
follar ni para echar una meada… yo fui la primera que hizo una lluvia dorada
dentro de la boca de Severiano, mientras me bebía la de mi cuñado Juan… todos
probamos el «zumo dorado» de todos. La noche del domingo, no pudimos más…
Paulita y Yo teníamos el coño y el culo irritados, escocidas a base de bien. Al
cabo de exprimirles a tope los cojones, a la tarde del domingo ya no fuimos
capaces de sacar ni una sola gota de leche de sus secas bolas.
***************************
Era la temporada del envasado
del vino en la bodega “Finca los Azhares” La visita de papá en nuestra casa de
Valdepeñas era obligatoria, hacía más de cuatro meses que había parido y se
plantó una tarde. Tenía muchas cosas que hacer. Citas por la tarde, papeles
para firmar, una niña con la que jugar, pero me encontré demasiado cansada y
demasiada vaga para hacer algo…, en cambio aprovechando la siesta de la nena,
me senté en el sofá, acariciando la espalda de mi gato lentamente. Estaba
aburrida, así que me froté la entrepierna. Mitones, mi gato, me miraba, medio
dormido. Levanté un poco la falda y metí la mano en mis bragas.
Mi esposo Rafael no estaba
en casa, así que me sentí liberada de quitarme la blusa y frotar mis pezones.
Ya estaban duros, de casi dos centímetros de salidos. Eché un vistazo al espejo
en el pasillo. A los 25 años, diré que no me veo tan mal… mi cabello oscuro
todavía era largo y brillante, mis tetas
no estaban caídas, mis piernas largas y bronceadas.
Los hombres todavía me
miraban cada vez que salía. Verme masturbarme fue una gran excitación. Dejo que
un dedo, luego dos, se me meta en el coño. Estaba resbaladizo y pegajoso. El
olor a flujo vaginal llenó el aire. Gemí cuando mi pulgar rodeó mi clítoris. Mi
espalda se arqueó. El placer me recorrió. Furiosamente acaricié las tetas,
gimiendo y cerrando los ojos mientras me acercaba al orgasmo. Mis dedos
empujaron rápida y profundamente en mi vagina. Y justo cuando estaba a punto de
gritar, el timbre sonó. "¡GAH!" Era demasiado tarde para contener mi
grito.
Olas de placer me
atravesaron cuando sentí las paredes de mi coño cerrarse alrededor de mis dedos,
sentí mi clítoris latir. Me froté más fuerte. "Oh, dios, oh dios sí, oh,
oh, joder, oh, sí!" Más flujo salió de mi coño. Lo comprobé en mi boca,
chupando y disfrutando el sabor dulce y salado. Entonces recordé la puerta y
rápidamente me puse un vestido de suéter largo que cubría un poco por debajo de
mi culo, empujando la ropa interior empapada de la corrida debajo del sofá y
alisándome el cabello.
– ¡¿Papá?! Al
abrir la puerta.
Mi padre estaba parado en
la puerta, tampoco se veía mal. Su cabello rubio aún estaba
lleno, sus ojos verdes aún brillaban. Su piel bronceada. Las mujeres siempre lo
admirarían cada vez que salía.
– Hola, cariño, dijo, dándome un abrazo.
Pensé que sentía algo duro
presionar contra mi barriga, pero supongo que era imaginación.
– ¿No se supone que debes estar en el trabajo?
– Sí, pero como todos los contratos de tu esposo
están hechos y no tengo otra cosas que hacer, tenía la tarde libre… pensé en
venir a verte.
– ¿Cómo estás?
Creí haberlo visto olisquear el aire. Entré en
pánico, preguntándome si podía oler mi semen.
– Bien, papi.
Retrocedo un par de pasos… – Entra. Lo siento, es un poco desordenado y
el niño está durmiendo… no hablemos muy fuerte.
Dentro, le hice una taza de
té a papá y los dos nos sentamos. Su rostro era serio… – ¿Me vas a decir de verdad que te pasa….?
– Está bien hija, no hay
forma de disimular contigo, me conoces muy bien. No vine aquí solo para verte. Tengo
algunas cosas de que hablar.
– ¿Si?
De repente nervioso… Es entre mi esposa y yo. Estamos teniendo
algunos problemas.
– ¿Qué tipo de problemas? Pregunté con curiosidad.
– Bueno", dijo,
avergonzado. – Problemas básicamente de
cama…
Vivía cerca de mi padre,
muy cerca, pero no lo suficientemente cerca como para describir la vida sexual
de mi padre y su esposa Ioana. Sabía que tenían relaciones sexuales semanales sus
gemidos y gritos eran fuertes por la noche y mi amiga Paquita me lo contaba.
– De todos modos, estamos hablando de una
separación.
– Por ahora… ¿Qué tipo de problemas sexuales? Le presiono.
– Bueno, ella piensa que la estoy engañando. Papá se encoge de hombros.
– ¡¿Y tú lo estás haciendo…?!
– ¡No! Tu padre ya no es el que era…, se ve ofendido.
Puso su mano sobre mi
muslo, que normalmente es un gesto paternal, pero de repente mi coño volvió a
sentirse húmedo. Estaba mal, lo sabía, pero no pude evitarlo. Me ha puesto de
un rojo intenso y espero que no se dé cuenta.
– Es solo que la confianza lo es todo en una
relación, ¿sabes? E Ioana no confía en mí. Por lo tanto creo que una separación
sería buena por ahora.
Inconscientemente me
incliné hacia adelante, mis ubres de ama de cría muy abultadas tocaron
ligeramente su hombro. Sin embargo, rápidamente me acosté, y papá fingió no
darse cuenta, pero noté crecer el bulto debajo de sus pantalones. Con ganas de darle
una vuelta más de tuerca, discretamente bajé un poco el escote de mi vestido y
me incliné hacia adelante para que tuviera una visión clara de mis pesadas
mamas. Sus ojos rápidamente se dirigieron a mis tetas y se agrandaron.
También lo hizo el bulto en
sus pantalones mejorando la erección, mi padre siempre se ha excitado conmigo,
es un pervertido maravilloso que le pone palote su propia hija, lo sé y le
provoco…. Se levantó tan rápido que fue increíble. Quería extender la mano y
frotarlo por él, pero no pude, eso estaría mal.
– Entonces, um, eh, er, ¿qué piensas? Preguntó en voz baja mientras
fingía no mirar mis tetas
– Está bien… siempre me ha parecido muy
jovencita para ti… apenas tiene cinco años más que yo…, y no digo que no esté
bien, a muchas mujeres nos gustan los maduros más que los tipos de nuestra
edad, pero a Ioana se le veía venir su interés…, le digo con voz seductora.
Me inclino un poco más cerca. ¿Qué estoy haciendo? No debería molestar a mi papá así. Pero la idea de seducir a mi padre me excita desde que era una adolescente de 12 años… más aún lejos de la finca sin mi suegro y mis cuñados que me daban verga a diario, aquí de Rafael solo recibo dos o tres polvos por semana…yo necesito mucho más, al fin y al cabo no soy solo la Criandera de la familia Madariaga, sino también su puta y a una puta le gusta que la follen de continuo…. Mi coño está a punto de inundarse ahora. Mis pezones se asoman a través de mi vestido. Sin pensarlo toco su ingle, disminuyendo la velocidad al frotarla sopeso los buenos cojones que tiene, lo noto envueltos en mi mano. Él gime, casi sin querer manipulando sus bolas con mis dedos… – ¿Te gusta esto, papi? Pregunto suavemente mientras aprieto su gran erección… – Tú siempre has necesitado una hembra que te ordeñe como es debido… que tenga un coño tragón y la rumana es de coño fino. Le miro a los ojos en tanto aprieto con firmeza su mostrenco sobre los pantalones…
– ¡¿Qué me dices…te gusta lo
que te está haciendo tu nena?!
– Sí, mucho, cariño.
Empuja sus caderas hacia
mí. Muy lentamente, le desabrocho los pantalones y los deslizo hacia abajo.
Nunca antes había visto su polla tan erguida con tanta rapidez y estoy asombrada
de volver su enorme verga y casi tan gruesa como mi muñeca. Bruta y
dura como una roca. La cabeza rezuma lubricante resbaladizo. Deslizo mi mano
arriba y abajo por su polla. Él gime más fuerte.
– Ohhh, sí. Oh, sí, Gime el cabrón… ¡Cómo me gusta que seas mi putita!
Siento mi coño chorrear un
poco, deslizo mi otra mano hacia mi coño y comencé a tocarme metiéndome los
dedos. Fue fácil deslizar mi dedo hacia adentro e imaginé la polla de mi padre
entrando. Le estoy haciendo una paja con una mano y yo otra con la otra… este
de masturbarnos juntos es una costumbre antiquísima en nuestra casa. A él le
gusta mucho, le pone el cipote a reventar verme salida como una puta metiéndome
los dedos y frotándome el clítoris. Enseguida es él quien toma el relevo en mi
coñito.
– Siegues siendo una niña traviesa… ¿No has estado usando bragas?
Dice, frotando sus propias
bolas. No respondo mientras llevo mi boca a su polla, abro bien grande para
albergar el glande de papá, y con otra mano sopeso los huevos…
– Joder papá, los tienes muy pesados ¡Los debes
tener muy cargados de lefa! ¡Ummm! ¡No te imaginas como me ponen de cachonda
los machos que tienen los cojones bien grandes,
así como los tuyos…! ¡Son fábricas formidables de producir leche para
las nenas!
Está resbaladiza. Mi lengua
se mueve alrededor de la cabeza, haciendo círculos. Él gime y empuja mi cabeza
sobre su polla. Se desliza dentro de mi boca rápidamente. Estoy sorprendido
pero encendida como una antorcha. Siempre supe que a mi papá le gustaba el sexo
duro. Tengo conciencia desde los 8 años, a escondidas observaba como mis padres
tenían sexo…. Desnudos sobre la cama, dejaban la puerta entornada y mi padre se
ocupaba de todos los agujeros disponibles de mi madre. La primera vez me asusté
de ver la gran verga atorar el coño y la boca de mi madre, luego lo vi más
natural cuando ella se mostraba un trato normal a él y mí después de ser follada.
Me besaba con los mismos labios y boca con la que mamaba el cipote de mi padre
y luego llenaba de esperma. No me daba nada de asco, no sé por qué, lo veía tan
habitual como llevar el coño recién rellanado de semen.
Mis padres follaban mucho,
por eso sé que cuando nos abandonó mamá, él necesitaba a una hembra, como la
necesitaba ahora…. Chupando más fuerte, masajeo sus bolas, apretándolas y luego
lamiéndolas. Su polla está latiendo. Me encanta ver una verga recia con las
venas hinchadas bombeando sangre de vida. Luego la dejo salir de mi boca y la
llevo hacia adelante con mi mano. La bombeo una vez y otra más, y soy recompensada con dos gotas de
líquido seminal. Lo extiendo alrededor de su eje y luego lo bombeo más fuerte. Empuja
sus caderas hacia mí y gime mientras le agarro la polla, apretando cuanto
puedo, le gusta que estrangule el badajo endurecido como el pedernal.
– ¡Oh, joder, sí! ¡Sí, la ostia nena como eres…!
¡Te pareces tanto a tu madre!
Lo miro y veo en su rostro
compungido las ganas de darlo todo… – ¡Papá,
quiero que me folles… con las mismas ganas con las que follabas a la puta de
mamá! Mira mi coño, mira cómo está… ¡Lo tengo hecho agua! Mis dedos no dan más
de sí ¡Necesita mucha verga!
Sin otra palabra, me da la
vuelta en el sofá y extiende mi coño ampliamente abriéndome de piernas…,
totalmente despatarrada dejo que su lengua se dispare en mi coño. Lagrimeo de
placer cuando golpea mi punto “G”
– ¡Oh, Dios mío! ¡Sí, sí, sí papi ahí! ¡Dame más
en la pepita! Grito como una zorra.
Me frota el clítoris con el
pulgar, luego con la lengua sagaz recorre toda la raja recogiendo mi fluido y
termina en mi espigado botón del placer. Los lame, lo besa y mordisquea con sus
labios sin dejar de lengüetearlo con la punta de su lengua dándoles buenos
azotes. Me vuelve loca mi padre, sabe cómo sacar a la puta que llevo dentro.
Intensifica sus acciones en mi coño y pronto llega otra ola orgásmica que me
conmueve todo el cuerpo, convulsiones y suelto un chorro tras otro de flujo. Se
lo bebe sin miserias, todo completito. ¡Tengo el padre más pervertido del
mundo! Un come coños ejemplar único.
Se levanta y se frota la
polla contra mi chocho mojado…su orondo glande endurecido atraviesa la raja de
arriba abajo y viceversa. Puedo decir que mis gemidos también lo han excitado,
su polla mira hacia el techo desde hace más de un cuarto de hora y creo que ya
es el momento de que entre en mi cuerpo…de que me parta el coño en dos
– ¿Tienes un gel lubricante?
Debido al tamaño del
miembro viril de mi padre solemos utilizar lubricante… no es que sea una polla
tremenda que no pueda tragarse mi coño, es que es muy ancha y yo tengo el
conducto vaginal estrecho para ese mostrenco, lo que nos dificulta el coito. El
lubricante facilita la penetración reduciendo las molestias, pero además
retrasa su eyaculación y eso es bueno, porque obtengo otro orgasmo más con su
verga alojada en mi chocho.
Tiré la barbilla hacia un
cajón. Lo desliza para abrirlo, encuentra un tubo de Durex, destapa el gel
lubricante y lo prueba primero sobre la yema de tus dedos para comprobar su
textura. A continuación, añade la cantidad que precisa en la palma de su mano.
Finalmente aplica el gel lubricante todo el tallo y un poco en la entrada de mi
coño. Veo como desliza su mano sobre su
polla suavemente. Lo guía a mi coño.
– ¡Voy a follarte al estilo perra, mi niña!
Estoy extrañamente excitada
por esto. Y luego siento que la punta de su resbaladiza polla dura toca mis labios exteriores, le facilito
abriéndoles los internos en forma de alas de mariposa y luego me penetra
enfilando en la boca de mi coño. Es enorme y no tiene piedad mientras lo empuja
hacia mí, pero lo estoy disfrutando. Golpea su polla dura por dentro, cada vez
más fuerte.
– Suplico su potencia dentro de mí… – ¡Sí, papi!
¡Sí, folla a tu hija! ¡Atraviésala bien duro!, ¡sí! ¡Ummm! Ya no quedan machos
como tú papá ¡Eres un ejemplar fornicador único!
Deslizo una mano sobre mi
clítoris y lo rodeo rápidamente. Sé que me voy a correr pronto teniendo a mi
padre follándome con duros empujones… noto sus pelotas rebotando en mi coño una
y otra vez, me la esté insertando hasta la raíz sin compasión. Mi cuerpo
reacciona ante el invasor. Siente las paredes de mi coño apretarse, y empuja
más fuerte mientras me corro. Dos minutos follándome como a un pera y ya me he
corrido, poco importa aparentar otra cosa… estoy muy salida con ganas de polla
y mi padre me ha llegado como agua de mayo
– ¡Ooohhh! ¡Ummm! ¡Sí, papi no pares! ¡Por Dios
Santo no pares ahora! ¡¡Párteme en dos cabrón!! Grito.
Siento el pulso de mi
cuerpo, incapaz de mantenerme de rodillas. Me caigo en el sofá, todavía
frotando mi coño con fuertes convulsiones que tensan mi estómago…se van
aminorando poco a poco ¡Ha sido tremendo! Su polla se escapa de mi alojamiento
cinco estrellas. Papá se queda allí, masturbándose. Su mano es la velocidad de
un aeroplano mientras su mano se desliza sobre su eje. Me levanto y encierro su
polla en mis tetas, frotando con la misma rapidez.
– ¡Oh, joder, sí!, gime.
– ¿Vas a correrte por mí, papi? ¿Quieres correrte
sobre mis grandes tetas o prefieres en mi coño? Pregunto un tanto desorientada por sus gustos en ese
instante.
– Sí nena, me voy a correr enseguida ¡Oh, sí!
¡Joder, sí!
– Pues entonces ven aquí ¡Métemela bien hondo y
vacía tus huevos en el útero de tu hija!
Me acuesto boca arriba, se
pone entre mis piernas sujetas por las corvas para elevar el coño quedando a su
altura. De un solo envió planta el ariete en la pared de mi vagina, noto el
cabezón bien hondo. Comienza a darme fuerte y profundo enterrada hasta las
pelotas, estas golpean de nuevo mi coño y mi ano. Sin más se oye un rugido seco
que sale de su garganta eyaculando como un caballo.
Percibo las cuerdas de
semen que se disparan de su polla por toda mi intimidad, impregnándome las
paredes vaginales con su espeso esperma. Su polla se convulsiona en la boca del
útero mientras el semen explota. Las gotas de sudor de papá resbalan por su
nariz y barbilla regándome el cabello y la mejilla. Me acerco a su cara y lamo
el sabor salado de su transpiración, me pongo perra y le meto la lengua en su
boca. Nos comemos al tiempo que percibo un chorro tras otro de lefa disparándose
dentro de mí. Sus ojos están cerrados…, está gimiendo y repitiendo… – ¡Joder sí! Mientras empuja una y otra
vez dentro de mí sembrándome como a una puta.
Cuando finalmente termina,
cae sobre el sofá… – Es el mejor orgasmo
que he tenido en mucho tiempo, cariño.
– ¿De Verdad papá…? Yo sonrío. Ioana tiene una vagina ancha y no se
siente también como la mía, estrecha y juguetona pese a haber parido
– Si, Elvira, sí. Es algo
muy especial follar contigo…creo que lo hemos hecho pocas veces, sonrió con
picardía. Sé que mi padre no se va a conforma con un polvo, ha venido muy
cargado y en pocos minutos lo tengo preparado para echar otro.
– ¿Listo para la segunda
ronda, papá?
***********************
Paula estaba preciosa… con
su barrigona de siete meses el día que di a luz mi primer hijo… le llamamos
Severo en honor al patriarca. Mi esposo asumió su responsabilidad, al igual que
su hermano con la panza de Paula… ¡¿Quiénes eran los padres…?! Era una
preocupación de la pequeña Paula y no era la única, porque Perico también se lo
preguntaba…
– Y qué más da… que sean primos o sean hermanos, contesté a la pregunta impertinente del pequeño Perico y Paula.
Me encogí de hombros y
añadí dirigiéndome a mi cuñada que no liberaba del todo… – Piensa que somos las Amas de
Cría de la Casa Grande «Esposas de todos los hombres que aquí viven» y les
vamos a dar muchos hijos…tenemos buenos vientres, caderas anchas para parir
bien y follar mejor, así este es sólo el principio de una larga estirpe que
tendremos para ellos, por eso no te preocupes de más porque por el camino que
vamos, estaremos bien panzonas enseguida otra vez… ¡¡Nuestra misión en la vida es dejarnos follar para aliviar a los machos de esta casa, sentirnos hembras pariendo a sus hijos y estar bien orgullosas de portar las panzas que nos hacen!!
– Entonces...¡Criaremos a nuestros hijos como conejas! Espetó Paula.
– Entre las dos haremos una gran familia única, al fin y al cabo nuestros hijos van a ser
primos hermanos e incluso hermanos de leche, ¿No?
– De nuestra leche o de la de nuestros sementales....
Ella se rio… y continuamos mamando la hermosísima polla de Severiano por parte de Paula y yo la de Perico, esperando ansiosamente que de un momento a otro nos regaran las bocas con sus leches. Nuestros esposos se habían repartido el trabajo de las diferentes empresas asociadas a la finca y solían viajar con frecuencia durante toda la semana, así que la hembras teníamos mucho tiempo libre para darle placer a los dos machos que custodiaban la Hacienda con sus mujeres. Con el embotellado del vino, yo iba y venía del Guijoso a Valdepeñas a estar con mi esposo y mi padre, luego los fines de semana en la finca, solo que yo me adelantaba al viernes para atender a los solteros y no dejarle todo el trabajo a la pobre Paula preñada como una orza de barro. No tardaron mucho en volverme a preñar... de esta manera andaban follándonos a trochemoche y pariendo a sus hijos como conejas.
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