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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Platero y yo



“Ninguna mujer es fea por donde mea,” he oído y oigo decir innumerables veces y debe ser verdad para la gran mayoría de hombres, a mí físico me remito…, no soy muy agraciada en mi rostro, pero mi cuerpo es bastante persuasivo ya que agrada a todo aquel que lo prueba y no son pocos los que lo han catado follándome a saco, salvajemente y sin compasión... más bien me dicen que tiene unos cuantos polvos, si todo ello lo unimos a mis carencias afectivas, se crea en mi ser una coctel explosivo. Hola, esta es la primera vez que le cuento a alguna persona sobre mi particular gusto, por lo que les pido no me critiquen, me llamo Adoración y pueden llamarme… Dora si gustan. Bien todo comenzó hace unos meses atrás cuando me ubiqué en un pequeño pueblo de Palencia para trabajar como empleada pública en un proyecto del ministerio de agricultura sobre avicultura. Mis funciones laborales solo se limitan a recoger información y proveerla, en la supervisión en una granja de aves de nivel dos, o sea, gallinas criadas en suelo. Así que al mudarme al pequeño pueblo donde trabajo, alquilé con opción a compra una pequeña finca dedicada a la cría de pollos, la cual con la ayuda de la delegación de Castilla León y mis estudios de Grado Superior en Ganadería y Asistencia Sanitaria Animal, fui echando para adelante.
Aunque ya no soy una nena de 15 años, pensando en mi talla pequeña de 1’58 de altura, mi cuerpo está bien formado de manera proporcional. Las personas que no me conocen me considerarían mucho más joven de lo que en realidad soy. De no ser por mi cara que en realidad es poco agraciada, tendría a los hombres haciendo cola en mi puerta…, tan poco agradecido es mi rostro que yo misma bromeo sobre lo curioso del mismo, por lo que no me extrañaba que mis amigos me apodasen “La cebollita” en el instituto. Os preguntaréis la razón…, y es bien sencilla la respuesta es… cuando los chicos salían conmigo al llegar el momento de meter mano, me subían la falda hasta que esta me tapaba la cara y uno de ellos comentó que parecía una cebolla. En otras ocasiones simplemente me ponían las bragas en la cara cuando me follaban, y de ahí en adelante todos se referían a mí como la cebollita. En algunas ocasiones me llegaban a follar dos y tres, sin mucha delicadeza me penetraban a pelo y se corrían dentro de mi sin mayor contemplación por mi fertilidad… nunca me preñaron. Si no fuera por lo mucho que me gusta follar, hace tiempo que los hubiera mandado largo a todos a esos machotes que me metían mano, y que después arreciaban con sus pollas hasta correrse en mi coño, o simplemente se aprovechaban de una chica facilona…, lo hubiera mandado a todos al carajo, y no es precisamente la isla que se encuentra al sureste de África, pero debo reconocer que soy bastante puta, aunque me gusté más pensar lo hembra que la naturaleza me ha hecho.

De vez en cuando viajo a la capital de España para rendir cuentas de mis informes y aparte de eso aprovecho para divertirme a todo trapo por la gran ciudad completamente desinhibida con mis amigos o como decía la abuela los mari-novios… los cuales te sacan de copas, a pasear, cenar y luego vamos a bailar para finalizar ya sea en la cama de sus apartamentos o en la de algún hotel u hostal al uso para recibir unos buenos y severos pollazos que me calmen por unos días la quemazón que a menudo tengo entre la piernas. Desde luego no lo hago con todos a la vez, en ocasiones salgo con uno el viernes, y con otro el sábado y si me encuentro muy motivada hasta el domingo lo aprovecho para salir con otro de ellos o mejor decir entrar y salir…. Como puedes observar soy bastante promiscua y me encanta alternar con varios, la monogamia no está hecha para mí. Como es de imaginar me hincho a follar con dos o tres machos hasta dejarlos secos, y consecuentemente el coño acaba tan irritado y dilatado el domingo, que me puede entrar una vega de caballo sin lastimarme. Poco me importa porque en realidad es una vez al mes y vale la pena el sacrificio… El resto del tiempo me dedico a cuidar de mis pollos, estudiarlos y cuidarlos ese es mi trabajo…, trabajar y salir a pasear una que otra vez. ¡¿Se dirán por qué no me busco un hombre en el pueblo?! la razón es muy sencilla.

Anteriormente trabajaba en un pueblo muy similar y tenía un par de amigos con los que compartía mis flujos íntimos muy a menudo, hasta que se corrió la voz en el pueblo, que yo era de fácil acceso, a ello ayudaba ser soltera y un poco fea. NO era del todo falso para serles sincera, una cosa lleva a la otra tratándose de hombres, porque si no eres muy agraciada solo te ven como una vagina andante presta a rendir un buen servicio al desahogo de los cojones del semental de turno…, solo eres una hembra con la cual aparearse. En definitiva, en unas semanas mi nombre era sinónimo de PUTA entre las mujeres del pueblo, y entre los hombres también. Con cierta asiduidad llegaban a casa los que decían ser mis amigos, con el cuento de visitarme y tomar unas cervezas, lo que agradecía al estar tan sola y la compañía de humanos me saciaba en parte mi débil ego…, pronto esto se unió a mis promiscuidad corriendo por el pueblo que yo me había acostado con todos ellos y que borracha como me encontraba lo hice con tres a un mismo tiempo. Lo peor de todo es que en solo una ocasión de la multitud de fines de semana que pasaron por casa fue verdad.

Como comprenderán eso no es conveniente que le suceda a una servidora pública. Como funcionaria del estado no me dejaba en buen lugar, pero mi falta de voluntad arrastrada por mi lujuria contenida hizo que eso se repitiera en un par de ocasiones más…follamos tan a saco se llegaban a correr los tres varias veces dentro de mí, con la desinhibición que da la lujuria entre alcohol. El chisme llego hasta los oídos del cascarrabias de mi supervisor, un viejo solterón misógino (que odia a las mujeres) que todavía vive con su madre. Por lo que se me ofreció un traslado al pueblo más retirado que había de Castilla León, y como las cosas no estaban para perder el trabajo de funcionaria con suelto fijo de por vida, me vi obligada a aceptar el cambio. No les voy a mentir diciendo que el sexo casi diario no me hace falta, yo he buscado mis propias alternativas, al principio tan solo me bastaba con pasar mis dedos por mi clítoris durante un rato dos o tres veces al día, luego subí el nivel dándome a la tarea de alquilar y copiar videos porno de internet, y de ahí no pasó mucho tiempo en que comencé a usar los consoladores viendo cómo se follaban a esas afortunadas chicas de las pelis, pero siempre quedaba como que me faltaba algo…, para colmo cuando me encontraba cuidando de los pollos de objeto de estudio, me quedaba esperando que el gallo llegase y montase a una de mis gallinas ponedoras, (aparte mantengo un grupo de gallinas que me proporcionan huevos y carne…, desde luego que tengo más de un gallo.) Verlos disfrutar me hacía desear en más de una ocasión, ser tan puta como una de esas gallinas para ser copulada por un gallo colorado, el mejor macho semental del corral.

Un día me encontraba de visita técnica en asistencia animal en una finca de la zona, cuando vi por primera vez a un rebaño de cabras de raza, el machó lo tenían aparte del grupo con una cabrita joven, realmente era un gran semental y lo tenían listo para recoger su semen, como el dueño del animal consideraba que eso podría ser interesante para mi estudio, aparte de un espectáculo, consideré apropiado aceptar la invitación como profesional. Allí el macho con una envergadura que duplicaba a la cabrita, le enfiló su cipote a la joven montándose a su lomo y en la tercera embestida acertó a clavarle el magnífico falo en su coño, acuchillándoselo sin compasión. La tal vez virgen cabrita se dejó follar sumisa por el cabrón de diferenciada envergadura, atorándole con el gran cipote su estrecho coñito. En un par de minutos la joven damisela quedó inseminada y lista en aquel lugar para una sesión posterior, al menos durante una semana la estaría follando el cabrón a razón de dos polvos diarios hasta asegurar su preñez. Durante el camino de vuelta a mi granja, me quedé con la visión del macho cabrío trepando sobre la cabrita, al tiempo que le zambullía todo el tremendo cipote que la atravesó bestialmente… su penetrante olor a macho cabrío me impregnó notablemente las cavidades nasales grabándose en mi cerebro del mismo modo que se debió grabar a la cabrita.

Ya en casa me relajé del duro día. En la graja tengo un gran perro sato, o sea que no es de raza, es un macho grande y fuerte, de unos 35 kg, observé su capuchón peludo que aloja su virilidad y he de reconocer que me atrae su tamaño y el par de huevos que se gasta el gachón, poseen unos testículos como una pelota de tenis más o menos… más grandes que algunos de mis amantes, pero tan solo pensar que un perro me lo meta me da nauseas, será porque siempre he pensado en las enfermedades que pueden transmitir y todo eso. Además creía que si le doy la oportunidad a ese perro mío, no se van a querer salir de la casa por las noches, al ver de manera diferente a su ama. Ser la perra amante de un animal sin raciocinio me pone muy nerviosa…, imagínense que alguien me visitase un día y el condenado perro se la pasa metiendo sus narices entre mis piernas. No estoy dispuesta a pasar una vergüenza como esa en mi vida. Además he escuchado muchas historias de tipas que terminan en el hospital por que el perro las trancó con su bulbo. ¡No creo estar tan desesperada como para eso…! 

Continuaba pasando mis largas noches con los consoladores que compré para distraerme, y de día me dedicaba a mi trabajo y a la cría y estudio de los condenados pollos, hasta que llegó la feria agrícola de la región, a la cual asistí tanto en mi función de servidora pública y como criadora de aves de corral. Me divertí como nunca, bebí comí y follé a saco…, me jodieron un buen número de veces un par de hombres mayores con los que tenía confianza, dado que al estar casados mantendría la confidencialidad, no me importaba que tuvieran más de sesenta años, lo  importante para mí, era que se le ponía dura conmigo. Por allí siempre había rumores y cotilleos, en esta ocasión para completar mi felicidad me enteré de un gran escándalo que sucedió en la central. A mi supervisor lo agarraron con las manos en la masa, o mejor dicho con un nabo dentro de su culo. Lo sorprendieron con un empleado de la limpieza que estaba sembrando el ano de mi supervisor con un buen nabo, según me dijeron solicitó su retiro y desde esa fecha no se le ha visto ni el pelo ¡Esa noticia me hizo muy feliz! Mientras me encontraba en la feria gané una rifa, realmente me hizo mucha ilusión, fue el primer y único premio ganado en mi vida.


Era un bello poni de raza “APALUSO”, macho de apenas cinco años y medio, de los 20 a 25 años que suelen vivir, se puede decir que era un adolescente justo en la edad en el inicio de poder criar, así ya se podía usar como semental me comentaron y recomendaron. En honor a mi antiguo supervisor lo llamé Carlos Juan, pero desde que me lo dieron le llamo C. J. Me lo llevé a mi finca y lo alimenté con heno de primera que me vendían en el corral de la cría de cabras, luego me enteré que era de la raza Nubia que es como decir una pura sangre. El poni como les dije, lo criaba haciéndolo mi mascota, como al su edad tenía una altura de 1’2 metros de alzada, poco mayor que el macho cabrío que desfloró a la pobre cabrita… lo comencé a llamar en la intimidad “Mi Cabrón.”  

Durante el los primeros meses de su vida en la granja lo traté casi como a un perro faldero, me acompañaba a todos los lugares de la finca, y lo contento que se puso la primera vez y todas las demás que lo llevé a la finca de las cabras donde tenían un par de ponis, burros y algunas yeguas. Al ser dos hembras los ponis de esa finca se alegraron de que el mío fuera macho, y así poder usarlo como semental. Lo único malo de todo eso era que yo me quedaba sola como si me faltase algo en esos días de monta, ya que durante el proceso, C.J. debía estar en convivencia con las hembras, como parte del negocio de la comida gratis que yo tenía con los dueños de esa finca. Como ya les dije, cuidaba de C. J. como si fuese un perrito faldero lo bañaba y secaba por lo menos una vez a la semana, lo cepillaba, y lo cuidaba mucho siempre estuve pendiente a matarle los parásitos y todas las cosas que uno debe hacerle a sus animales con regularidad, falsa modestia mi animales domésticos lucían en salud y limpieza impoluta.

Pero hará cosa de un mes y medio más o menos, C. J. comenzó a apestar a lo que era…, las hormonas iniciaron su efecto en el cuerpo de mi pequeño caballito, se había convertido en un macho semental por lo que ese fin de semana tras regresar de la finca de la cría de cabras para cubrir a las hembras ponis, decidí darle un buen baño. Detrás de la casa tengo un área adecuada para ello, un lugar limpio e higiénico con una manguera y piso de cerámica, una especie de tina donde lo metía para no encharcar la entrada trasera de mi casa. Al vivir relativamente retirada de otras personas me puedo dar el lujo de andar medio desnuda en mi patio trasero, ya que no se ve desde la carretera, una vez que tenía todo listo y para no mojar la ropa me la quité quedando únicamente en bragas sin sostén, luego agarré a C. J. y lo comencé a mojar con la manguera, luego me dediqué a pasarle el jabón por todo su cuerpo, primero por su lomo, luego el cuello, las patas delanteras, el pecho y la barriga, cuando comenzaba a enjabonar sus patas traseras vi con asombro como se le iba poniendo dura su verga a mi semental.

Al principio traté de no darle importancia pero ya conocen el dicho "la curiosidad mató al gato" de momento se lo rozaba con mis manos tan solo para ver cómo se ponía, se lo pajeaba solo por ver lo largo que tiene el cipote, y si era acorde a los gordos cojones que posee. Me asustaba de pensar en el destrozo en un coño como el mío y la cantidad de leche que podría insertarme en mi útero…, no me extrañaba nada que fuese un semental tan apreciado por los criadores de cabras de la finca de Don Anselmo. Bueno el caso es que yo misma me metía miedo pensando que pasaría sí yo me dejase montar por C. J., si me arremetiera con tan basta tranca y finalmente me depositara los 100 cmde esperma que producen sus flamantes huevos por cada eyaculada, la mitad de lo que me bebo en leche en cada desayuno. Realmente lo que comenzó como una necesidad higiénica, casi un TOC, pasó a ser también un juego de mi parte, tomó otro giro, ya que en un momento en que le di la espalda y me incliné para recoger el cepillo que se encontraba lleno de jabón sentí la lengua de “Mi cabrón” pasando por encima de mis bragas y sobre mi vulva, justo en ese instante sentí como sí una especie de corriente me recorriera todo mi cuerpo…, del tirón me quedé paralizada, ya que de por sí yo me encontraba algo excitada con el juego, pero no esperaba que me pasase eso, luego casi de inmediato volvió a pasar su larga lengua por mi entrepierna, suave y lentamente, al voltear mi rostro para verlo me pareció ver una chispa de lascivia en sus ojos. Esa mirada misma la aprecié cuando lo llevaban a aparearse con sus compañeras en la finca. Lentamente sin quitarle la mirada de encima me fui incorporando, y una vez que estuve de pie ante él, acercó su boca a mis muslos y con la misma suavidad de antes me volvió a lamer por encima de las bragas, sentí como su aliento caliente daba contra mi piel… en ese momento algo me hizo dejar de pensar en lo que podía pasar y comencé a sentir una voz dentro de mí que me decía hazlo ahora no tienes nada que perder y nadie lo va a saber, la voz era la misma voz mía. 

"Como una autómata me quité las bragas tirándolas suelo, me acerqué a su verga y la comencé a pajearle, en nada la tenía con una extensión de más de 50 cm, de cuyos primeros 30 cm estaban libres de prepucio, a lo que hay que añadir un grosor de unos 6 centímetros. Mirado apropiadamente podría ser la polla un hombre bien dotado…Me recordaba al Salmerón, un viejo salido de 70 años que me follaba como una perra, en mis primeros tiempos de dedicarme a este oficio.

Con jabón le aseé el largo y duro tronco, en especial el glande que parecía una trompa con su salida uretral semejante a un chupón. Lo curioso era que si bien el tramo pegado a su cuerpo era de piel oscura rojiza, de la mitad en adelante era de piel blanca como el nácar y de un grosor aceptable para mi coño, si no apreciabas de quién era ese pollón, podrías pensar que era de uno de mis mejores amantes… Me recosté sobre la mesa de jardín, es una mesa con patas de acero fundido con una plataforma de madera gruesa, capaz de sostener a una bestia de 125 kg de peso como es mi pequeño caballito encima de mí, además de mis 60 kg… Abrí mis piernas, y como si lo hubiese amaestrado, se dirigió directo a mi vulva, su lengua comenzó a lamerme con suavidad, a cada lengüetazo que me daba “Mi cabrón” en mi coño, todo mi cuerpo respondía quebrándose sobre la firme mesa de exterior. Ya me encontraba que no me aguantaba las ganas de ser empalada, pero aún tenía algo de temor… y diría que mucho, sin embargo mayor era mi calentura con la necesidad perentoria de ser follada. Por mi mente pasaban decena de pensamientos… “Es un animal y arremetería contra mi cuerpo con todas las ganas de aparearse con una igual, y todo hay que decirlo, mi coño no es el de una yegua…” Como pude alargué mi mano hasta su pollón y lo palpé con mis dedos se sentía sumamente caliente y vigoroso, suave y muy agradable, pero a pesar de considerar que su tamaño era grande, mejor dicho enorme, me fui poniendo en posición despatarrada lo máximo que pude ofreciéndole todo el chocho abierto para que tuviese el acceso total a mi interior, dejándole mi coño a su total disposición.

El riesgo de que me clavase hasta el estómago era previsible, pues mi cuerpo se hallaba en la cota supina de la horizontalidad de su vergazo. De esta manera me así fuertemente para poder liberarme fácilmente huyendo de sus acometidas si no eran de mi agrado. No tuve que esperar mucho tiempo, primero me lamió un par de veces más, mi vulva se encontraba toda húmeda por dentro y por fuera chorreado de mis jugos y de su saliva indistintamente ¡Me hallaba subyugada a tan hermoso semental! En unos segundos lo tenía encaramado sobre mí al tiempo que su larga verga parecía estar adormilada formando una gran curva con el glande mirando al suelo…, y de pronto se irguió espontáneamente de igual forma que un caballero toma su lanza en ristre, poniéndosela erecta en el momento que inicia su cabalgada hacia el oponente en un lance medieval. Me apuntilló unas tres veces hasta que acertó en mi entrada vaginal, ¡¡Zás!! Me penetró de una sola vez engulléndome más de 15 cm de una atacada abriéndome el coño a modo de martillo pilón. Grité al instante de verme abierta tan brutalmente sin haber dilatado lo suficiente, pero la lubricación y la suavidad de aquel falo facilitó la inserción… aún le quedaban unos cuantos más… Emití un nuevo grito al sentirme partida en dos por el coño, mi Semental se situaba con sus patas traseras a medida de realizar su incursión.

C.J. comenzaba abrirse camino dentro de mi conejo hambriento, gracias a la rigidez de la carne dura de su polla, tras más de un mes sin probar ninguna no pensé demasiado que era una bestia, sino en mi necesidad sexual sin cubrir,  ¡Y vaya si estaba siendo cubierta!. Fui sintiendo como me iba penetrando, como iba llegando a lugares inhóspitos donde ninguna verga había llegado, me estaba desvirgando el propio conducto uterino llegando con su capullo al vientre, al mismo cuello de la misma matriz, golpeando con firmeza en mi pared vaginal ¡Joder, ya no había más coño que penetrar! Me encontraba totalmente llena de verga. 

A esa altura, ya había alcanzado un orgasmo por lo excitada que me encontraba de inicio…, sentir su caliente rabo dentro de mí machacando mis entrañas, el equino elevaba mi ego de febril hembra a lo máximo conocido. Sin embargo durante los cinco minutos que duró el acople con “Mi cabrón,” llegué a creer que me moriría de la dicha. C. J. se comenzó a mover instintivamente de forma magistral apoyado con sus patas traseras en el suelo y las delanteras a cada lado de mi cuerpo sin apoyar su cuerpo en el mío excepto cuando sus empujones enterraban el estoque en mi chumino empotrándome bestialmente por parte de mi potrillo, nunca mejor dicho. Mientras yo me hallaba bajo su aterciopelado cuerpo con mi cara en su pecho y cerca de su hocico, notaba su respiración agitada del esfuerzo y la excitación propia de la cópula. Me uní a él extasiada por el fuerte olor a macho que desprendía su sudado cuerpo, y comencé a menear mis caderas para disfrutarlo al máximo metiéndome no menos que 25 cm de los más de 30 libres de prepucio de su badajo…, no hizo falta huir de sus acometidas, más y más aún las buscaba sumergiéndolo aún más si cabe el mazo que se gastaba mi joven y ágil cabrón. La experiencia que había adquirido con sus hembras en la finca, me sirvieron a mí para darme un placer infinito. 

¡Jamás había disfrutado tanto el tener una verga dentro de mi coño! Nunca tuve una tan hermosa ajándome el chocho, pero algo se me pasó al dejarme llevar por mi calentura, y fue no pensar en el chorro de semen que me tenía preparado en sus pelotas, y que sin rémoras pensaba soltar el muy Cabrón dentro de mí. No obstante solo era esperma… un condimento de proteína, vitaminas, agua y elementos espermáticos que jamás me preñarían y poco mal me producirían en mi cuerpo, en mi vagina. Lo peor ya había pasado en la extrema dilatación en su clavada inicial.... De improviso, sin dar signos de la llegada, C.J. comenzó a eyacular un tsunami de leche espesa y blanquecina, ¡¡ La corrida equina es una reacción tan diferente a cuando se va a correr un hombre dentro de ti…!! Fue tal la cantidad de esperma caballar, que me inundó con los dos primeros chorretones toda la cavidad uterina…, con su pollón anclado en las profundidades de mi coño y el ingente volumen de lefa expelida por sus ciclópeos testículos no cupo más. Noté una gran presión con los aldabonazos de lefa, que me debieron anegar hasta las trompas de Falopio y todo el cuello del útero. 

La parte de engrudo sin acogimiento en mis entrañas, comenzó a chorrear por los muslos, me asomé pudiendo ver una leche espesa y blancuzca, semejante a la leche entera y cremosa recién ordeñada, y así era, con la diferencia que era leche de macho, lefa rica en proteínas y minerales producida en las gónadas de un Semental, además de poseer potentes espermatozoides locos por preñar a su yegüita. Me puso perdida de semen caliente, y aun quedó bastante dentro de la cavidad vaginal…, estuvo no más de 15 segundos eyaculando su preciado néctar blanco dentro de mí, sin sacar el badajo relinchando de gusto cerca de mi oído donde se hallaba su hocico… ¡Se le veía feliz montando a su nueva hembra! Sobre todo porque mi coñito era sin lugar a dudas más apretado que el de sus yegüitas de la finca, consecuentemente el placer de follarme debía de ser para él más sabroso.




Cuando “Mi cabrón” se me bajó con todo el cuidado, quedé como en un sueño de goce con la vagina dilatada tan abierta como un bebedero de patos y con un gran reguero de semen cálido. Quedó frente a mí expectante, hasta que sentí su cuerpo frente a mi cara, me observaba detenidamente como esperando que yo hiciera algo… miré su badajo corriendo y sentí el impulso de chupársela, le trabajarle ese pollón con mi boca. Posicionada en cuclillas a su lado dejé mi coño divido en dos con toda la bocana expandida, el resultado fue la salida de más semen mientras me hacía con el garrote erguido de mi C.J. Al posar mis labios sobre su glande, su verga se comenzó alargar nuevamente como si antes no hubiese pasado nada, otra vez tenía a “Mi Cabrón” totalmente bruto en cuestión de dos minutos después haberse corrido a gusto dentro de mí. Me pegué como una yegüita y no dejé de chupársela, de mamarme su glande y pajearle el resto de cipote, sin dejar de lado un buen masaje a sus huevos…, los palmeaba y sobaba con mis dedos contundentemente con cierta presión, sintiendo la agradable textura de una maravilla de la naturaleza como son la creadillas rutilantes de estos animales. Así estuve más de diez minutos disfrutando del sabor de su polla, de su leche entre dulzona con ligero sabor a licor de manzana un tanto agrio… Su sabor agridulce de rica verga equina y de su esperma me embelesó. Allí se hallaba “Mi Cabrón” tranquilo recibiendo su mamada…, de nuevo sin advertencia excepto un breve hinchazón del capullo, sentí su semen correr por mi boca en varios chorros a presión de manera concatenada.

Sorprendida por la potencia que no esperaba, rebosó mi boca con creces y sin sentir nada de asco me tragué buena parte de lo eyaculado…, la otra fue a parar a mis tetas, abdomen y el suelo, de hecho el piso del patio estaba salpicado de lechazos blanquecinos de toda la lefa rebosante de mi C.J. Después de eso mi cabrón se retiró al pesebre donde acostumbraba dormir, yo estaba por entrar en mi casa cuando me di cuenta que mi perro se encontraba tratando de entrar al patio, así desnuda como me encontraba fui y le abrí la puerta. Moviendo su cola saltó sobre mí como era su costumbre, pero de momento comenzó a olfatearme y dirigió su hocico a mi coño directamente, el cual debería oler mogollón a macho para un olfato canino. Pensaba retirarlo de mi lado, pero sería que estaba como borracha de placer, atolondrada de la dopamina del polvazo y deseando continuar, ahí mismo lo agarré y lo introduje en la salita, me tiré en el sofá abierta de piernas, y mi perro comenzó a lamerme los muslos primero tragándose el semen del Cabrón, y luego se centró en mi coño pasándome su lengua áspera dándome un regusto deleitante una y otra vez dentro de mi vulva, y sobre mí inflamado clítoris. 

Los pensamientos de temor que tuve en algún momento a realizar el sexo con mi perro desaparecieron en ese momento, por otro lado sé que están bien cuidados con todas sus vacunas y no se mezclan con otros fuera de casa. Dentro de mi cabeza hueca solo escuchaba mi voz diciéndome… ¡¡Atrévete!! Es una verga más parecida a la de un hombre…, y así lo hice pero en esta ocasión no me puse a cuatro patas con era lo lógico si iba a ser su perra, aproveché la altura del tresillo de perfil bajo, perfecto para quedar mi coño a la cota de su verga. Fue sentarme en él y abriéndome completamente despatarrada le permití a Duque que se fuese trepando sobre mí. Desde mi punto de vista vi como su falo tan distinto anatómicamente al de “Mi cabrón”, se iba introduciendo dentro de mí coño… me acuerdo como si fuera ahora mismo, ¡Cómo lo disfrute! Duque es de pelo corto y posee una piel muy suave, así que lo abrace mientras me la metía y sacaba de mi coño a un ritmo frenético, tan distinto a un hombre, tan impetuoso, tan egoísta como generoso en dármelo todo sin contemplaciones.

El pobre debió notar lo dilatada de mi vagina, no obstante unos instantes después de insertármela aún pude sentir como crecía su verga dentro de mí. Al encontrarme sola, tan lejos de mi vecino me asusté algo al principio…en nada se me olvido todo percibiendo los enviones sin paliativos que me daba Duque, unas trancadas que eran para mí de lo más deliciosas. Lo agarraba por la cintura, deslizaba mi mano hasta su trasero y le asía de los huevos tan gordos como una pelota de tenis, moviéndose como locas deseosas de vaciar todo su contenido espermático en el interior de su dueña. 

No sé cuánto tiempo pasó, pero no sería más de diez minutos follándome a toda máquina, el animal babeaba sobre mis pechos, yo buscaba su hocico para besarlo y morrearme con mi nuevo e impetuoso amante. En eso noté que se paró abotonándome con su bulbo. Me hubiera sido fácil sacar su polla de mi satisfecho chumino, pero queriendo ser una buena perra para él, esperé paciente a que eyaculara todo su semen en mi coño. Las inseminaciones caninas son diferentes a las equinas, si estos sueltan toda la carga en tres o cuatro chorros de leche como lo haría un humano, los perros expelen pequeños chorritos de esperma cada pocos segundos durante un largo rato, algunos pueden durar un cuarto de hora enganchados a su perra. Mi perro no duró tanto por suerte para mí y una vez inseminada su hembra, o sea yo, logró soltarme dejando que su bulbo se deshinchase lo suficiente para no dañarme el coñito. Así como me encontraba me dirigí al aseo y me di un buen baño largo, luego me apliqué por dentro de la vagina un poco crema para uso exclusivamente ginecológico, que se suele usar en caso de infección y me acosté.

Desde ese día lo he hecho tanto con “Mi cabrón” como con mi perro, que también me han dado por el culo unas cuantas veces, y cada vez soy más atrevida…, antes lo hacía tan solo en el patio trasero de mi casa, o dentro de la casa, ahora hay veces que he ordeñado a mi C.J. debajo del castaño que tengo enfrente de la puerta principal o en la entrada a los gallineros. Con Mi cabrón aun no me he atrevido a darle mi culo, pero Duque ya ha pasado por mi coño infinidad de veces, mi culo e incluso las más ricas mamadas en los días de invierno en donde no me apetece desvestirme. Pese a mis dos amantes, no quita en mis visitas a la capital tenga algún afer de follar con algún follamigo. Salgo con ellos de marcha hasta las tantas, sabiendo que tarde o temprano uno cae entre mis piernas… Me han comentado que me estoy poniendo muy demandante en la cama, y que voy a tener que buscarme un burro para que me sacie. 

"Madre mía que ignorantes, si supieran que estoy súper follada por mis inseparables mascotas, mi perro Duque y mi querido poni “Cabrón” C.J., ambos de vergas descomunales."

Un día les extraje a mis dos amantes su lefa, y la deposité en un medidor de laboratorio, para cuantificar el volumen de esperma que se tragaba mi coño cada semana…, quedé alucinada comprobando el más de medio litro espermático que se tragaba mi conejo si no iba a mi estómago… Debido a la disposición de semen, comencé a investigar sobre las propiedades de la lefa en general y la utilidad para mi salud… Descubrí que se trata un líquido que producen las glándulas genitales del macho, que contiene todos los elementos necesarios para la reproducción. El líquido seminal, es uno de los componentes del semen, protege a los espermatozoides que van suspendidos en él, para que su tránsito hasta el aparato reproductor de la hembra no presente riesgos de una disminución en su potencia fecundadora.

Los espermatozoides son producidos por los testículos a partir de una célula indeterminada llamada espermogonias, que se dividen y crecen, transformándose primero en espermatozoides primarios y luego en espermatocitos secundarios, los que finalmente dan a lugar a los espermatozoides propiamente dicho. Estos, a su vez, transportados por el líquido seminal, eventualmente llegan a ponerse en contacto con el óvulo para iniciar el proceso de reproducción…,por suerte esta fecundación no es posible entre diferentes especies de mamíferos, pero sí entre distintas razas de estosEste líquido es producido por tres glándulas diferentes. Poco antes de que los conductos deferentes se unan en la uretra, desembocan en ellos unas glándulas llamadas vesículas seminales, a través de sus respectivos conductos. Más adelante se encuentran las glándulas prostáticas que se sitúan alrededor de la uretra, a la altura de la unión de esta con la vejiga. La próstata segrega una parte del líquido que finalmente formará parte del semen y se vuelve hacia la uretra a través de dos conjuntos de conductos cortos y delgados. Finalmente, en otro tramo de la uretra, en la base del tejido esponjoso del pene, hay un tercer par de pequeñas glándulas, llamadas glándulas de Cowper que proporcionan el último componente del líquido seminal. Este fluido seminal contiene elementos protectores para los espermatozoides, que los aíslan de los ácidos que normalmente se encuentran en la uretra y en aparato reproductor de la hembra…, también contiene glucosa y fructosa, así como otras sustancias que lubrican los pasajes a través de los cuales aquella se deslizan.





Su composición es de diversas sustancias de origen orgánico, como son por ejemplo el semen o la placenta, en razón de su contenido proteínico y otros factores. Sin embargo, el semen no ha sido motivo todavía de una utilización industrializada de sus propiedades. Entre los componentes del semen están la glucosa y algunas proteínas…, sin embargo, la ingestión de semen difícilmente pueda producir aumento de peso. Para hacerlo habría que ingerir cantidades muy grandes cotidianamente. De otro modo, las cantidades ingeridas son ínfimas como para advertirse en el metabolismo de una persona. El líquido seminal que transporta los espermatozoides en su viaje hacia los órganos reproductores de la hembra para su contacto con los óvulos se compone básicamente de nitrógeno, ácido úrico, fructosa (el azúcar de las frutas, que le da un sabor y un olor característico)… Esta composición del semen puede variar en cada animal. Por otro lado es imposible dar una tipificaron del gusto del semen, ya que ello depende en gran medida de la dieta y otros factores de índole personal del emisor. A grandes rasgos puede decirse que el semen se presenta como un líquido ligeramente viscoso, de temperatura un par de grados mayor que la temperatura del cuerpo, agridulce, con perfume que en muchos casos recuerdan vagamente a la menta y en otros a distintas savias de plantas frutales menos definidas. Esto se debe a que uno de los componentes del semen es la fructosa, un azúcar que se encuentra en la fruta, y a la presencia en mayor o menor proporción del ácido ascórbico, siempre presente en los cítricos y otras frutas frescas.

Al ser una sustancia inocua para la salud me sublima tener juegos eróticos en los que puede usarse el semen y son todos aquellos que la imaginación de los participantes dicte. Se puede usar el semen como lubricante para masajes eróticos. También se presta a juegos como practicar una felatio hasta producir una eyaculación, y de inmediato ofrecérselo al compañero en un beso cargado de semen, pero en mi caso me lo trago, porque con ellos no me morreo, excepto con Duque, con él me beso sin lengua claro y de ninguna manera puede hablarse de perversión. Son muchas las parejas que completan su satisfacción con juegos eróticos que incluyen la manipulación del semen y aseguran que les resulta sumamente placentero. Suele ocurrir que el orgasmo de mis machos se produce antes que el mío. En todos los casos la descarga seminal la realiza mi semental sobre los pechos, la cara, dentro de mi boca o coño o el abdomen, sirviendo de esta manera como lubricante para un posterior masaje erótico que contribuye sin duda a que llegue satisfactoriamente a mi orgasmo.

También he descubierto que no es malo tragar semen… Hasta el momento no hay indicación científica alguna que señale la peligrosidad de la ingestión del semen equino o canino. Ninguno de sus componentes ofrece peligro alguno para la salud humana. Tampoco se han encontrado razones como para recomendar su consumo cotidiano. Las ventajas o desventajas de la ingestión de semen son en definitiva valoraciones de orden afectivo, psicológico y erótico propiamente dicho. La cantidad promedio de semen que se emite en cada eyaculación está en el orden de los 20 a 40 centilitros de mi perro y de hasta 110 de C.J. Este promedio está sujeto a variaciones que dependen de factores talen como una prolongada continencia que con toda seguridad hacen que el volumen de lo eyaculado sea mayor. A la inversa, si se trata de una segunda eyaculación, producirá poco tiempo después de una primera emisión, puede verse sensiblemente reducida. La cantidad de líquido eyaculado también sufre variaciones que dependen de la edad y estado de salud. Lo mejor es que Nunca deja de producir leche un semental sano, el semen no desaparece nunca. Puede disminuir la cantidad promedio, pero nunca llegar a la desaparición. 
El cuerpo continúa produciendo todos los elementos que componen el fluido eyaculatorio a lo largo de toda la vida. Lo que sí puede reducirse hasta desaparecer es la posibilidad de que el semen sea capaz de fecundar, es decir, que no haya espermatozoides fértiles. Otra curiosidad que me llenaba la cabeza de preguntas era si los excesos masturbatorios pueden tener como consecuencia la disminución de la producción de semen. Y lo que encontré es que si hay alguna relación entre la masturbación y la producción de semen, es más bien la contraria a la enunciada en la pregunta, que no hace más que reflejar uno de los tantos antiguos e insostenibles mitos acerca de la sexualidad. Un organismo sano produce semen todo el tiempo, por lo que la descarga del mismo, sin importar su frecuencia, no hace más que dar lugar a la producción de nuevo semen. Esto me animó más que nada a ordeñar a mis bichos casi a diario para obtener mi ración de esperma, bien para hacerme un zumo con ello y empezar la mañana con energía, o como acompañante… mejor que una bebida energética, ya que estas contienen solo una centésima parte de la Taurina que yo me zampo cada día. O sea, ya sea directo de la fuente de servicio de mis amantes animales o diferida…, el más de medio litro espermático nutre mi estómago, coño y piel cada semana.

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Los días siguientes me los pasé confusa, tenía momentos de calentón por lo sucedido, especialmente con la monta de mi mascota ante la cámara, y otros en los que pensaba “¡Ay Dios mío, pero qué hago con mi vida!”. En el fondo, lo que quería es que sonase de nuevo el timbre y apareciesen por la puerta Aurelio o Benjamín para follarme en el salón, o en la cocina, o en el suelo mismamente. Fantaseaba que me ataban y me obligaban a chupársela de nuevo, que me comían el coño y que me follaban brutalmente ese par cabrones. Pensé en si los vecinos oirían algo de lo sucedido, ya que la casa era vieja y las paredes no estaban aisladas del ruido, pero al ser una pareja de avanzada edad pensé que estarían medio sordos y no le di mucha importancia.

Me había cambiado a una vivienda dentro del pueblo, necesitaba la civilización por unos meses, y fue cuando se me ocurrió tener un chat para mostrar mis lindezas, ganaba un dinero extra y me deshacía de mis calentones con gente desconocida. Hasta que un día me crucé con mi vecino cuando paseaba a mi perro, un viejo bastante grosero que nunca me saludaba, me miró de arriba abajo sin darme los buenos días. Yo contesté con una sonrisa agradable a su antipatía, me considero muy educada con la gente y siempre quiero causar una buena impresión. Quién sabría que detrás de mi carita de niña buena, había escondida una auténtica guarra, ¿verdad? Miré su entrepierna en un flash, y cotejé un enorme bulto sin tenerla dura, se notaba que ese viejo calzaba muy bien a la izquierda… la verga le llegaba hasta el muslo dentro del holgado pantalón de franela, sujeto por tirantes.

Esa noche me folló mi perro delante de la cámara, me acerqué al él y empecé a acariciarlo por todo el cuerpo, luego pasé a tocarle la verga lentamente sobre su capucha de pelo, hasta que se puso duro, me bajé las bragas e hice que me lamiera la vagina por un momento, que delicioso se sintió eso, estaba temblando notando su lengua rasposa. Luego empecé a tocarme la pepita, quería que me follara, así que esperé unos minutos para preparar un buen plano, lo llevaría a una habitación con dos cámaras que yo controlo con un mando, me encerré con el perro en la habitación desnudándome por completo, lo hice subir a la cama, lo acosté y me subí encima de él… metí su polla en mi vagina, ¡sentí que iba a explotar! me empecé a mover despacio abriéndome la vagina con tamaña tranca, para no hacernos daño, por momentos acercaba mi cuerpo al de mi perro y le besaba en la boca…encuclillas me hinchaba hasta chocar con su bulbo. Deseaba que me follara a cuatro patas, así que me coloqué sobre el colchón de rodillas, posé mis tetas en las sábanas y esperé un poco a que me montara… observé que no se le bajaba la erección,  pero sí la bola, eso era ideal porque quería que me abotonara, hinchándosele dentro del coño. Ya a cuatro patas, se subió sobre mí abrazándome por mi cadera con sus manos. Noté la incursión de su tremenda polla y, un acto seguido empezó a follarme bien duro, y yo a gemir despacio al principio, más fuerte después durante un largo rato, hasta que lamentablemente el perro acabó hinchándose su bulbo dentro de mi coño…eso es lo único malo que tienen los perros, te tienen abotonada inseminándote mientras esperas a que se le baje la erección para que su verga salga más fácil de la vagina… entre tanto, sientes su nudo latiendo dentro de la vagina. Me giré de frente a él para abrazarlo y besarlo teniéndome empotrada… percibía el llenado de semen canino, en tanto hacíamos el amor, y cuando la sacó, detrás surgió un reguero de esperma  escurriendo por mis labios vaginales.


El perro de puso a mi lado y ambos comenzamos a competir lamiendo la verga. Acto seguido me masturbé pensando en el vecino, pensaba que llegaba a mi habitación y me pillaba con los dedos entrando y saliendo de mi coño lleno de flujos, mientras me montaba el can, y que luego habiendo acabado la bestia dentro de mí, me ayudaba en la tarea enterrando su cara en mi coño y se bebía la leche del canino chorreando por mi coño. Me imaginaba que su barba mal afeitada me arañaba los muslos, que sus manos grandes me agarraban mis tetas y apretaban con fuerza mis grandes y rosados pezones hasta que me revolviese del dolor. Conjeturaba que tenía una buena polla, que me ponía a cuatro patas y me agarraba del culo para después darme unos buenos azotes hasta dejarme la piel enrojecida y yo gimiendo del placer. Después, me metería su polla por el coño para follarme con fuerza. Al imaginarme que un viejo de más de 65 años me usaba así, tenía deliciosos orgasmos, llenando todo de flujo vaginal y olor a sexo… hacía muchos meses que no me follaba un hombre.

Una tarde coincidí con él en el camino de vuelta a casa desde la granja, y le dediqué como siempre un educado saludo y una sonrisa. Él se me quedó mirando unos instantes. Pensé si al pasar por delante me había mirado el culo, y sonreí al imaginármelo, pero cuando se llegó cerca de mí, me puse nerviosa. Olía mucho a tabaco y a aftershave, llevaba la “típica ropa de viejo de pueblo”… camisa de cuadros, tirantes, zapatos… incluso una gorra que tapaba su cabeza medio calva. Tenía las manos enormes, pero era alto para su generación y con un poco de barriga cervecera. En todo el recorrido que mantuvimos juntos, estuvo mirándome fijamente el culo y las tetas, y al llegar al a nuestras casas, me crucé delante de él, me dejó pasar a mí primero y noté algo rozándome el culo, pero al girarme no pude decir si había sido él o no. Disimuló buscando las llaves de casa, y antes de entrar me dirigió la palabra.

– Qué finas son las paredes de estas casas, ¡eh! Se oye todo lo que pasa al lado.

Me quedé helada por el comentario, pero me hice la loca.

– Sí, la verdad es que no son muy buenas, espero que no les moleste con la tele.

– No, no, tú no te cortes con los… ruidos de la tele, hermosa.

Y dicho eso, entró en su casa. Cerré la puerta y me tiré en mi cama, muerta de vergüenza… claramente se refería a que había escuchado lo que pasó el otro día con el perro delante de la cámara. Di un grito ahogado, presa de la desesperación, y me empecé a reír. Ya me veían por la cámara, me follaban desconocidos o con mi perro las más de las veces ¿qué más me daba que mi vecino me oyese? Así que decidí darle un regalito. Por la noche hice un show por la cámara, largo y lleno de gemidos de placer, me masturbaba y me azotaba el culo sin importarme el ruido que hiciese… luego la sesión perruna de casi veinte minutos follándome, para acabar. De hecho, lo exageré bastante, cosa que les encantó a los seguidores, y estaba seguro que a mi vecino también. Me imaginaba a su mujer escandalizada y él con una erección tremenda y me sentía como una zorra provocadora.

Al cabo de unos días, a eso de las nueve de la noche, alguien llamó a la puerta. Yo todavía no había empezado el show, así que iba con unos pantalones cortos y un top por el calor que hacía en la casa. Al abrir, me encontré con mi vecino.

– A ver, mi mujer y yo nos queremos quejar del ruido que haces, que vivimos justo al lado y lo escuchamos todo.

– ¿Perdón?

– Que haces mucho ruido y nos molestas, cojones.

– De acuerdo, de acuerdo. Lo siento, intentaré bajar el volumen de la tele.

– No, no, ahora me enseñas la casa que con el ruido que haces seguro que tienes una fiesta montada o algo.

Me quedé alucinada. No sabía a qué venían esos comentarios, si precisamente ese día no había hecho nada de ruido.

– No, es mi casa, no le permito entrar. Le doy mi palabra, pero ahora por favor déjeme en paz.

– De eso nada, monada.

Me apartó de un empujón y se fue hacia la primera puerta, que era mi cuarto. Yo la cerré y le seguí, diciendo que no podía hacer eso, que iba a tener que llamar al casero y a la guardia civil, que no eran formas de tratar a una vecina… pero me ignoró y se puso a mirar las cosas que tenía en mi habitación. Cogió un par de libros de la estantería y revolvió entre la ropa que tenía en el armario. Acto seguido, se fue a la cocina, conmigo detrás gritándole. Me siguió ignorando y se fue al salón, donde se quedó en medio mirando hacia mi portátil.

– Así que aquí es donde haces esos numeritos, ¿eh?

– No sé a qué se refiere, pero le digo de nuevo que tiene que irse.

– No te hagas la digna conmigo, o me quejo a tu casero sobre el ruido que haces todas las noches y lo que nos molesta a mi mujer y a mí.

Me quedé callada. Bastante chantaje me había hecho Aurelio y su jefe, como para que tuviesen más material para controlarme. El viejo sonrió satisfecho.

– ¿y qué es eso con lo que haces tanto ruido? Has dicho que la tele, verdad, ¿pero qué programa?

– Las… noticias.

– Mucho porno hoy en día en las noticias, no crees.

– No sé de qué me habla. Yo veo la tele, nada más.

De su bolsillo sacó el móvil y después de trastear con él, puso un audio. Era mi voz o, mejor dicho, mis gemidos. Pues sí que eran finas las paredes, se escuchaba todo, todo. Me puse roja e intenté dar una explicación absurda de que no era yo, que debía de ser otra vecina…

– Cállate un poco, anda. Lo que quiero saber es qué haces para soltar estos gemidos. ¿Eres puta, traes clientes a tu piso?

– Cómo se le ocurre llamarme eso. Lo que me faltaba, además a usted no le tengo que dar explicaciones.

– ¿Cuánto cobras por una mamada?

Sacó de otro bolsillo una cartera.

– No soy una puta, maleducado, salga de mi casa ahora mismo.

Dejó en la mesa del salón un billete de 20 €.

– Por 20 € me haces una mamada, verdad, guapa.

– Está loco de remate, le he dicho que no soy una prostituta.

Suspiró y dejó otro billete en la mesa.

– ¿Así estamos bien? Eres de las caras, no serás una de esas chicas de compañía.

– No soy una de esas ni una puta.

– Mentirosa, eres una guarra, traes a tu casa a hombres, y otras veces gozas sin ellos.

Estaba desesperada y me sentía humillada cada vez que veía esos billetes en la mesa. Así que al final confesé, pensando que así se iría a su casa.

– Hago shows por la cámara.

– ¿Haces qué por dónde?

– Espectáculos por el ordenador. Pero no traigo a nadie a casa, ni soy una puta. Así que coja su dinero y váyase.

– ¿Qué clase de espectáculos?

– Nada, bailes, poco más.

Me miró con una ceja levantada, no se lo estaba creyendo.

– Pues me quedo a ver cómo lo haces.

Pensé en que así podía engañarle y hacerle irse de mi casa, así que acepté. Fui a mi habitación y me puse un vestido normalito, me arreglé y encendí el ordenador. Él mientras se quedó en el salón fumando un cigarro, mirándome fijamente. Cuando me conecté a la cámara se lo mostré y le expliqué que estaba online, y empecé a bailar de manera muy sosa, sin esforzarme. Así se aburriría y se largaría de mi piso.

– Venga mujer, ¿para esto te miran? Creo que me estás mintiendo, listilla.

– No, esto es lo que hago. El audio es de otra vecina.

Se levantó de la silla donde estaba y se sentó en el sofá detrás de mí, de manera que se le veía por la cámara. El público empezó a pedir que me tocase el culo, y recé por que fuese miope y no pudiese leer el chat.

– Hay que bailar así – me cogió de la cintura y me movió de un lado a otro, antes de acercarse a la pantalla – ¿qué ese número de allí?

– Cuántas personas están ahora viendo esto.

– Ajá, pues qué pocas. Eso es que eres muy sosa, así nadie te quiere ver. Ponle más ganas.

Me moví con un poco más de energía, cosa que le encantó y se puso a dar palmadas como si llevase el ritmo. Se volvió a acercar a la pantalla.

– Y esto, qué pone aquí… parece que es gente hablando.

Intenté quitarle del medio pero fue rápido y se colocó delante para leer el chat mejor.

– Jajajajaja, aquí te piden cosas muy picantes como para ser solo un baile… también preguntan quién soy yo, me debería de presentar.

– No, deje eso en paz. Ya he tenido suficiente, váyase de casa.

Pero seguía pegado a la pantalla. La gente empezó a animarse y a decirle que me quitase la ropa y que sobase mis tetas. Se empezó a reír y me cogió de la falda haciendo como que la subía. Eso provocó a los seguidores, y le animaron a seguir. Yo intentaba quitarle de encima pero logró que se me viesen las bragas y dio una carcajada.

– Esto es más divertido. La gente quiere ver más de esto, no un baile aburrido. Démosles lo que quieren, por algo son tus fans.

– Déjeme en paz.

Pero logró subirme el vestido hasta la cintura, dejándome a la vista mi ropa interior. Estaba muerto de la risa, empezó a darme palmadas en un cachete. De repente, alguien ofreció dinero si me daba una azotaina, y se quedó sorprendido.

– ¿La gente paga por estas cosas?

– Son monedas virtuales, luego se pueden canjear, pero no lo hago por el dinero.

– O sea, que sí que eres una puta… te pagan por enseñar, que es lo mismo que pagar por follar, si estuviesen aquí presentes.

Me quedé callada ya que técnicamente tenía razón. Al verme muda, aprovechó y me dio un azote en el culo. El usuario dio sus monedas.

– Te estoy ayudando a prosperar en el negocio, señorita. De nada.

– No me está ayudando en nada. Pare de una vez.

Pero me dio otro azote, más fuerte esta vez, y vio que cada vez había más gente conectada a la sala donde estábamos. Eso le motivó a seguir dándome azotes, pero no eran muy fuertes, así que me dejé, en el fondo complacida por toda la audiencia que estaba obteniendo. La gente daba más monedas que otros días.

– Mírate, ya sabía yo que eras una puta. A ver qué piden ahora.

Un usuario le dijo que me sentase encima de él, así que me cogió y me obligó a sentarme encima de su regazo. Olía mucho a tabaco e intenté alejarme de él. El chat estaba proponiendo cosas cada vez más eróticas, y ofrecían mucho dinero, así que me daba miedo de que siguiese con el juego y que la situación se fuese de mis manos. El vecino se acercó a la pantalla de nuevo y leyó una propuesta de “sóbale las tetas por encima del vestido”. Me miró, se encogió de hombros y sin previo aviso me agarró de las tetas por detrás. Intenté escapar pero me tenía bien cogida en su regazo. No llevaba sujetador y me hacía daño por la fuerza con la que me agarraba, pero el sonido de la gente ofreciendo monedas en realidad me ponía bastante.

– Esto es lo que haces por las noches, por eso te escuchamos gemir como una gatita. Mira que eres guarrilla, niña. ¡¿Y también te lo montas con el perro?! Joder eres una zorra completa.

Me apretó los pechos con las dos manos, pellizcándome los pezones a través de la tela. Empecé a mover mis caderas de forma automática, sin darme cuenta de lo que estaba haciendo. La gente del chat estaba que se salía, y pronto nos llegó otra petición. El viejo me obligó a acercarme a leer lo que ponía y se lo dije… “Quítate las bragas”. Me lo hizo levantarme, agarró mi ropa interior y muy despacio fue bajando, mientras que yo sostenía la falda por encima de la cintura para que se viese. Tenía el coño depilado y notablemente húmedo, el culo deliciosamente redondeado y unas piernas de escándalo. Mi vecino empezó a aplaudir y a reírse encantado, y yo di una vuelta entera para que se viese bien en la web. No sabía si sentarme de nuevo así que me quedé quita de pie delante de él, que siguió sentado, y empezó a acariciarme las piernas de arriba abajo.

– No eres muy guapa, pero qué culito tienes, y pensar que todos estos pervertidos quieren estar aquí ahora para poder follarte… te debería de dar vergüenza, las niñas buenas no hacen estas marranadas.

Mi única respuesta fue un suspiro de placer por las caricias y abrí más las piernas para que pudiese subir y acariciarme por dentro de los muslos. Sonrió encantado y rozó suavemente mi coño con una mano, para luego hacerme cosquillas por el culo. Se lo puse en pompa y él siguió acariciándolo sutilmente, me estaba volviendo loca con esas manos duras y olor a tabaco. Moví insinuantemente las caderas y me dio unas palmaditas en el culo como recompensa. Me giré y le sonreí con picardía… estaba cansada de disimular que era una niña buena, no me pensaba cortar más. Miré a la pantalla y vi la siguiente propuesta… “Quítate el vestido entero”. Se lo comenté y de forma provocativa me quité los tirantes del vestido y lo dejé caer al suelo. El vecino empezó a silbar:

– Vaya cuerpo de escándalo, quién tuviese unos años menos para poder follarte toda la noche. Tienes unas tetas que son un pecado.

Me volverme hasta que mis pechos quedaron a la altura de su cara y les dio un besito, como con cariño, para luego obligarme a sentarme de nuevo en su regazo. Allí puesta me acarició las piernas un rato para subir luego por mi vientre y acariciarme los pechos en círculos hasta rozar los pezones, que ya los tenía duros.

– No me puedo resistir a estas tetas que tienes, niña. Me vas a volver loco.

Sacó la lengua y me dio un lametazo en un pezón, dejando un reguero de saliva. Miré a la pantalla, nunca había tenido tantos seguidores, además verme reflejada por la cámara con aquel viejo desconocido de casi 70 años, me puso a mil. Gemí, invitando a que siguiese haciendo eso, y él con una sonrisa empezó a darme lametones por el vientre, el escote, los pechos… se metió en la boca un pezón y movió frenéticamente su lengua, succionó hasta hacerme gritar del dolor. Pero en vez de apartarle, le agarré de la cabeza y le atraje más hacia mí. Me giré para leer la siguiente propuesta… “Hacerle una mamada.”

Me arrodillé delante de él pero girándome para que se viese todo por la cámara y acaricié el enorme bulto que tenía entre las piernas. El viejo suspiró y me acarició el pelo casi con dulzura, para luego agarrarme fuerte y obligarme a bajar hasta que mi cara se quedó justo encima de su bulto. Se quitó los pantalones hasta los tobillos, dejando a la vista sus ajados calzoncillos de algodón que hace tiempo fueron de color blanco.

– Chúpamela, puta.

Le bajé la ropa interior y me llegó su profundo olor a macho, con la misma intensidad que mi apalauso “El cabrón”. Tenía la polla grande y robusta, y al darle un lametón noté ese sabor amargo que me volvía loca. Le acaricié con una mano sus enormes huevones, mientras lamía la punta de su verga, pero él no estaba por la labor de los preliminares… me volvió a agarrar de la cabeza y me obligó a tragarla hasta donde pude de un solo golpe. Intenté soltarme y le di unos golpes en las piernas, pero me tenía bien agarrada y solo me soltó cuando pensaba que me iba a ahogar por no respirar. Cogí aire y escupí los restos de su sabor… la saliva espesa me colgaba por la barbilla. Mientras tanto, oía todas las monedas que los usuarios nos iban dando. Esta vez por iniciativa propia me la metí entera en la boca y bajé y subí la cabeza con energía, succionando y moviendo mi lengua con ganas. Él empezó a suspirar de placer y me llamaba “su putita”, diciéndome lo bien que se la chupaba y que estaba hecha para esto. Seguí haciéndole una mamada con todas mis ganas, cada vez que tenía que coger aire le hacía una paja con las dos manos sobándole el escroto colgandero. Así estuvimos un rato hasta que me cogió del pelo y me obligó a sentarme de nuevo en su regazo, con las piernas bien abiertas.

– Para, si sigues así me voy a correr ya, y el show no ha hecho más que empezar.

Metió un dedo en mi coño y lo fue subiendo hacia mi clítoris, moviendo en círculos el dedo. Me provocó una descarga de placer y mi espalda se arqueó sola, un gemino se escapó entre mis labios. Me dio una pequeña palmada en el coño y empezó a masturbarme con fuerza, sacando y metiendo los dedos. Mis flujos empezaron a caer de mis labios vaginales, llegando a mancharle a él y al sofá, estaba a punto de correrme y no podía dejar de mover las caderas. De repente, paró de masturbarme y me obligó levantar las caderas. Pensaba que quería que me sentase encima de su polla y empezar a follar, pero en vez de eso me dijo que escribiese en el chat que si querían vernos follar iban a tener que pagarme como buena puta que soy. Mis dedos temblaban al escribir y tenía el coño ardiendo…necesitaba su verga en mi interior.

Nada más poner eso, todos los espectadores empezaron a mandar monedas. No puedo describir lo cachonda que me ponía el sonido del dinero virtual, y cuando el viejo me agarró, no tuvo compasión de clavarme el mástil rígido que portaba, metiéndome su polla de un solo golpe hasta los mismos huevos… estuve a punto de llegar al orgasmo al notarme llena tras tantas semanas sin una polla humana en mi interior. Empezó a moverse mientras me agarraba las caderas y me usaba como a una muñeca de trapo. Yo intentaba seguirle el ritmo, pero iba demasiado deprisa y con las embestidas que daba saldría volando de no ser porque me agarraba con fuerza, ahora de las tetas a modo de yegua desbocada. Empecé a gritar de placer al sentir sus duros pellizcos en los pezones. Miro la pantalla para deleite de los mirones, que no dejaban de darme su dinero a cambio de verme follar con un viejo que podría ser mi abuelo. Noté una sacudida y justo entonces llegué al orgasmo, mi cuerpo temblaba entre esténtores como pocas veces me han hecho gozar… se me cayó la cabeza hacia atrás y todo mi cuerpo se arqueó del placer, clavándome el badajo hasta los huevos y con esas pelotas me refregaba contra mi clítoris extremadamente duro.

De mi coño salieron chorros de flujos disparados que terminaron por empapar el sofá y al vecino. Sin dejarme un instante, el viejo se enzarzó en una arremetida a todo ritmo, pensé que le daría infarto con tal cabalgada…  él también llegó al orgasmo después de unas últimas empujadas. Noté sus chorros de semen en mi interior. El vecino gruñía como un verraco deslechándose en mi vagina profunda, percibía cada aldabonazo de lefa atorándome. Observé cómo bajaba por su pelotas los regueros de leche que mi coño no podía asumir, de la cantidad ingente que el viejo me descargó. Me dejé caer hacia atrás, agotada, pero él me empujó para delante y sacó su polla de mi coño cuando acabó, la sacó de golpe haciendo ¡Chop! Por el vacío de su gruesa polla en mi apretada raja, miramos cómo caían los flujos desde mi coño, metió dos dedos y luego me obligó a limpiarlos mientras se reía complacido.

– Mi putita, qué bien lo has hecho… ha sido espectacular.

Me dio un último azote en el culo y empezó a vestirse. Yo me quedé sentada en el sofá intentando recuperar el aliento.

– Deberías de darme las gracias por el show que te he ayudado a dar.

– No hay de qué.

– Yo creo que sí… con mi polvo no va a ser necesario que te folle el perro…

Cuando estuvo vestido, se despidió de los seguidores y se marchó hacia su casa silbando por el camino. Yo intenté arreglarme el pelo un poco, di las gracias a todo el chat por las monedas y me desconecté. Cerré los ojos, agotada, pero satisfecha del todo.

No pasaron muchos días de esa misma semana hasta que mi vecino y yo estábamos en mi casa, solo él y yo. No creí que ese viejo panzón antipático pudiera despertar algo en mí, pero su bulto seguía golpeando mi nalgas mientras preparaba algo en la cocina, además de que tengo un trasero bastante bueno pude sentir como me pujaba su verga sobre las bragas. Estaba empapada por mis jugos, mi coño respondió a sus peticiones mojándome las bragas…acosaba mis tetas y me senté seria…

– No, esto está mal, como cree que se sentiría su esposa si se entera.

Él se levantó… – Mira ya sé cómo resolver tu pena… estás amargada porque eres aun joven pero te queda poco para que se pase el arroz de tener familia.

– Vaya con el viejo, sí que sabe… ¡¿Y cómo piensa hacerme madre un viejo de 70 años?!

– Soy viejo, pero mi leche aún puede preñar a más de una…yo te haré él bebe que necesitas para cubrir tu necesidad vital.

Eso me confundió, me leía el pensamiento o algo así, ciertamente mi tiempo de ser madre era más fuerte que yo, me iba acercando a los cuarenta años presurosamente, ya debía de pensar en tener un hijo sin un padre a mi lado.

– No me digas, usted cree que está bien pero no… no ha dejado preñada a su esposa ¡¿Por qué cree que me va poder preñar a mí?!

– Porque ya he preñado a otras putas estando casadas. Mi mujer no puede tener hijos aunque la preñé tres veces, tres abortos tuvo… eso es algo que sabemos todos en el pueblo desde hace mucho tiempo.

– Yo no le deseo. No quiero tener un hijo con usted.

– Pues bien majos que me salen… fue cuando me describió quiénes eran sus hijos uno a uno, y no estaban mal ninguno de los dos… seguidamente me miró la entrepierna mojada… – Entonces… ¿Quieres que te preñe?, porque estas chorreando.

Quedé reflexionando y acabé diciéndole lo que andaba reflexionando últimamente…

– La verdad es quiero a mi bebé, pero con una condición.

– ¿Cuál?

– Será nuestro secreto… pero sobre todo ayudarás en la manutención con él, incluso después de que usted no esté entre nosotros… quiero su herencia para mi hijo por escrito y ante notario.

Él se puso contento aceptando las condiciones porque tal vez no debía de cumplir, solo me follaría sin preñarme, llevándoselo crudo. Se quitó la ropa y vi un polla más firme de lo normal, babeando. No había fijado bien antes, en las protuberancias venosas que surcaban todo  tronco de su verga…

– ¿Y eso que es? Su polla hinchada y deforme daba la sensación de ser una aberración surcada prominencias musculosas y venosas.

– Es una cosa que jamás habías visto ¿verdad? Verás que función tiene dentro de tu coño… he tomado mis vitaminas para darte mucho más placer que la otra vez.

Yo estaba caliente al verlo así, empezamos con un rico 69 que me dejo a la mitad de mi orgasmo, él se quejaba como diciendo que se iba a correr al sentir mi boca por las duras e hinchadas venas de su polla… se sentía raro. Tras un azotazo en mis nalgas me quité de encima.

– ¡¿Lo vas a hacer bien o busco a otro?!

Se tranquilizó y seguimos. Mis calores abdominales me recorrían todo el cuerpo, ahora estaba lista para la fecundación sin lugar a dudas en plena ovulación. Su polla estaba bien rígida como una piedra, sin importarme que había tomado, supuse que una o dos Viagras para estar así de potente… luego el maldito viejo se las había ingeniado para que yo cayera en la tentación… me cuadraba que la hinchazón perentoria de la pastilla le produjera esa extrema inflamación de las venas y fibras cartilaginosas que forman el tronco de la polla, de ahí que la otra vez no observara dichas deformaciones.

El viejo sentado y yo sobre su polla con mi raja entreabierta encima y sus protuberancias la notaba en mis manos… en cuclillas fui bajando hasta que la enfilé y me la clavé a tope presionando la abertura vaginal… hice tope con mi vulva en sus pelotas. Tras unos cuantos vaivenes a lo largo de todo el tallo, arriba y abajo, me llevaban a que me corriera sin más remedio, percibiendo el roce de su increíble verga dura, gruesa y nervada… él igual estaba a punto. Deseando aguantar más, la sacó y me dio la vuelta como a una muñeca de trapo, recostándome boca arriba mientras yo.

– ¡Así cabrón, hazme él bebe… fóllame y préñame, hijo de la gran puta!

– Estás muy caliente, zorra… ¡¿Cuánto tiempo hace que no te follan… que no te llenan de leche?!

Su panza contra la mía, chocaban a la par que su verga golpeaba mi pared vaginal en el fondo de mi coño, así de igual manera teniendo todo el cipote enterrado, sus huevos me azotaban el coño… ¡Todo a un mismo tiempo! El viejo no aguantó mucho más ese primer asalto, y en nada sentí como su semen salía disparado y entraba en mi útero en potentes chorros. Sus bolas golpeándome y su polla deforme frotándome las paredes internas de la vagina, las percibía como un consolador contrahecho, estimulándome cada terminal nervioso de mi conducto vaginal… eso me hizo tener otro orgasmo porque esas cosas se sentían muy bien, eran novedosas y un fuerte masaje por dentro, además que su glande topaba hasta el fondo punteándome el estómago. De tanto sentir esos efectos, me provocaron correrme como una perra… esa polla era mejor que esos condones con bolitas por fuera que se ponía Aurelio.

Ya estábamos bastante tiempo follando, se notaba que los efectos de la viagra eran muy buenos en el semental… sufría y gozaba a un mismo tiempo sus tajadas, con ese rabo enardecido. Los meses sin follar se quedaron atrás, no me acordaba haber tenido tanto estrés por no ser montada por un hombre… y lo mejor era estar en mis días más fértiles follando a pelo con un buen semental, pensaba en lo llenas de leche que debía tener sus bolas, cuando lo recordé le azucé…

– ¡Ya cabrón, lléname… vamos PRÉÑAME de una puta vez! ¡¿No piensas correrte en toda la tarde, o qué?! ¡Vamos estoy esperando tu lefa, Cabrón!

Su ritmo se incrementó al unísono de mis peticiones de hembra, la clavó duro y gruñó el muy bestia… pude sentirlo de tanta sensibilidad emergida en mi vagina…, percibí el primer y segundo gran chorro de semen que tanto tiempo estuvo dentro de él, macerado en su grandes cojones, y ahora esa leche estaba entrando en mi útero a raudales. Sus bufidos animalescos me indicaba que gozaba inseminándome, yo feliz de sentirme llena de aquel viejo y bien armado. La clavó a fondo mientras eyaculaba, enterrada hasta los mismos huevos…sentía sus espasmos dentro de mí, sus latidos y el bombeo de semen a mi interior más íntimo. ¡Me rebosó el útero de esperma fértil!

En una hora desperté, pensé que había sido un sueño pero mi sorpresa fue ver que estábamos pegados como los perros, me despegué de él, me levanté y observé que su leche escurrió por mi raja de inmediato a ponerme de pie. Me aseé bien. Al volver a la cama, se despertó y su polla también lo estaba, bien dura y presta a una nueva batalla, la acaricie…

– Vecino, tu mujer te va a echar de menos, pero antes de que te vayas vas a follarme otra vez… es hora de seguir haciéndome un hijo o hija como guste.

Tomé su verga deforme y rígida, me puse encima y me senté en él quería sentir esas desproporciones dentro otra vez. Seguía muy ardiente, poco me importó que el viejo tuviera cerca de los 70 años, a pique de darle un infarto, quería su leche y estaba dispuesta a secarle los huevos con el último polvo… de modo que no le di más importancia a su bienestar, si es que hacerle que se corriera rápido, era una tortura. Lo cabalgué duro dejándole que me sobara las tetas, le mostraba el clítoris y me lo fruncía ante su atenta mirada, todo por logar su máxima excitación y la mejor dosis de esperma maduro que fructificara en mi vientre. Finalmente lo dejé seco, y unos minutos después se pudo levantar derrengado, arrastrándose hasta su casa… su mujer hizo caso omiso de las malas condiciones de su esposo, en principio pensó que se trataba de una de tantas borracheras que tenía con sus amigotes de timba.




Después de eso paso un mes, mes y medio, a mí no me bajaba no le tomé mucha importancia pero me acorde que había sido mi vecino quien me lleno en mis días de máxima ovulación. Aun preñada continué follando con Aurelio y Benjamín…, si bien es cierto que mi pareja de sementales pasaban por el pueblo de uvas a peras, quien siempre más me follaba era mi vecino y el perro, entre ambos me tenían atestada casi a diario, especialmente el viejo macho que me hizo la panza…. Al nacer me hice una prueba de sangre para ver le ADN, porque no deseaba reconocer a mi hijo, pero resultó que sería madre de mi primer bebé con aquel vejestorio, obviamente no le dije nada a nadie, solo a mi vecino con quien me fui al notario a la firma de un testamento, donde le dejaba en herencia a mi hijo todo lo que tenía la pareja de viejos.

 



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