Todos los Relatos están Inspirados en Vidas Reales...

UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Historia de una escalera. 1º B

Abocados al nudismo




Regresaba del trabajo a mi casa, eran como las 18:22 de la tarde en el reloj digital del Citroën “C5 Aircross” recién estrenado, de repente no sé porque, comencé a tener una erección. Para no perderla empecé a pensar en tener sexo con mi esposa, y al llegar a casa aun la tenía muy dura, así que al entrar, busqué a Julia, le di un beso muy apasionado, y empecé a desnudarla, ella me dijo, que mejor fuéramos al cuarto, y así fue. Como los chicos estaban aún en actividades extraescolares llegarían sobre las 19:30, no tuvimos cuidado al dejar la puerta del cuarto abierta de par en par, nos desnudamos y nos subimos a la cama a follar.

Yo le metí la verga dura en su vagina de un solo golpe, al mismo tiempo que le chupaba las tetas, ella gemía y se retorcía de placer, estuvimos así un rato, y luego la puse a cuatro patas, metí mi verga en su culo, y le hice un increíble sexo anal. Mientras yo gozaba de un placer que ya hacía tiempo sin sentir, ella gritaba y mordía las almohadas colmada de orgasmos. Finalmente llegué al orgasmo, entonces la agarré, metí mi verga entre sus tetas, y me hizo una paja cubana de ensueño hasta que acabé corriéndome con todo mi semen en su cara… ella muy golosa lamió mi verga dejándomela bien limpia. Y mientras yo disfrutaba de su lengua recorriendo mi polla, ella se sobresaltó de repente, miré a la puerta, y ahí estaban, nuestros tres hijos, mirándonos muy asombrados.

Rápidamente, se cubrió con las sabanas… – ¿Qué hacéis aquí?

Nos dimos cuenta, que eran más de las 19:30, se nos fue la noción del tiempo. Luisa respondió que fue a buscar a sus hermanos a la escuela música y regresaron juntos, (lo cual era su rutina normal). Julio no preguntó nada sobre lo que estábamos haciendo, rápidamente les inquirí que salieran. No tenía idea de cuánto habían visto, pero me sentí muy avergonzado. El resto del día todo trascurrió con mucha tensión, entre todos nos esquivábamos las miradas, y no nos dirigíamos la palabra. Entonces esa misma noche, Julia y yo reunimos a toda la familia, para explicarles nuestro comportamiento sexual tan salvaje, con todo tipo de improperios que nos decíamos follando. No negaré que estaba nervioso.

Mi esposa comenzó a decir… – Niños, lo que habéis visto hoy, es un algo que hacemos desde que éramos novios…  y lo hacemos porque nos amamos... lo que nos decimamos solo es en el contexto del sexo, nada más.

Todos sabían de qué hablábamos, Luisa y Mario sabían sobre el tema casi más que nosotros, así que esta charla les parecía muy infantil y tardía, en cambio Julio no le venía nada mal, así que estaba muy interesado en ver el nivel de perversión que tenían sus padres.

Julio me preguntó… – ¿Es que queréis tener más hijos? ¡Estabais haciéndolo sin condón!

Yo le respondí… – No  hijo, mamá se cuida en ese aspecto y puedo correrme dentro de ella sin problemas.

– No sabes que existen los anticonceptivos, tonto, le espetó Luisa.

– Una duda que me surge, papá... ¡¿A mí me crecerá tanto como a ti?!

– No sé hijo, posiblemente sí…siendo hijo mío, en algo te parecerás, supongo.

– Pero la mía no es tan grande y ya tengo casi 18.

Yo insistí… – Bueno aun eres joven... hasta los 25 años sigue el desarrollo.

 – Es raro que mamá te la chupara después de tantos años juntos ¿No?

Julia le gritó… Lo que hacemos papá y yo es cosa nuestra… 

Entonces él se sacó su picha sin pudor alguno… como ofreciéndosela a su madre para le hiciera una mamada.

– ¡Julio, anda guárdate eso!

– ¿Por qué mamá? Yo he visto vuestros sexos y como lo hacíais.

Sus hermanos se desgañitaban ante los aprietos que ponía Julio a sus padres, mientras Julio hablaba con Julia y traba de ponerle la picha de nuevo dentro de los pantalones. Ante aquella ridícula situación había que coger el toro por los cuernos, e hice algo que no sé cómo lo pensé, pero lo hice. De un tirón, me bajé los pantalones, y los bóxer, dejando toda mi verga y testículos al aire. Todos me miraron sorprendidos.

Julia ahora me gritó con más credulidad que con la acción del pequeño Julio… – ¿Qué diablos crees que haces? Tápate.

Mientras yo me quitaba los zapatos, y el resto de la ropa… – ¡¿No, somos una familia?! Está claro que a todos nos gusto lo que paso hoy… sin embargo nos puso muy incómodos a todos. En una familia no debería haber secretos, y menos ocultar este tipo de cosas, como la sexualidad. Hijos como padres queremos enmendar una mal llevada educación sexual. 

Al quedar completamente desnudo, continué dirigiéndome a Julio mirándole a los ojos… – Hijo, mira, este es el pene de un hombre, estos dos son los testículos, y no debes sentirte avergonzado por tenerlos. He notado que nuestra familia ha estado muy distante, y me gustaría que nos uniéramos más. Hijo, si tú también quieres, puedes quitarte la ropa, en una familia no deberíamos ocultarnos cosas, y vernos así, debería ser lo más natural del mundo.

Julio empezó a quitarse los zapatos, pero Julia intento detenerlo… julio le protestaba. 

– Mamá, creo que papá tiene razón.

Julia se cabreó mucho, y salió de la habitación, llevándose a Mario y Luisa, quienes no podían decir ni una palabra del asombro. Entonces Julio y yo nos quedamos solos y desnudos. Yo la tenía erecta, y Julio preguntó sobre eso, le conté que el pene se ponía erecto cuando uno pensaba en cosas agradables. 

– A mí me ocurre con mucha frecuencia, cuatro o cinco veces al día... la tengo dura permanentemente papá.

Se lo señalé… – Parece que estas teniendo tu primera erección. Seguro que piensas en alguna chica y como sería desnuda ¿Verdad?

– Sí, en mamá… es a la única mujer que he visto completamente desnuda. Espero que no te moleste, pero la señora está cañón.

– Estoy de acuerdo contigo hijo, ella también es válida para darte placer.

– Y como hago eso, papá… como hago que pase.

Entonces le dije que separaba las piernas, yo lo hice también y comenzamos a hacernos una paja a dúo. A él le pareció raro, pero al final le gustó compartir tal tarea conmigo. Nos masturbamos juntos… Yo eyaculé una abundante cantidad de semen, y Julio hizo lo propio con apenas unas gotitas acuosas. Le dije que era normal si se la pelaba varias veces al día. Con eso quedó tranquilo y se fue a su habitación a dormir.

Al llegar a mi habitación, Julia estaba dormida, me bañé, y me fui a dormir sin despertarla. A la mañana siguiente, ella no estaba en la cama, fui desnudo a la cocina, Y allí estaba ellas, y al verme se enojó.

– ¿Piensas vivir desnudo ahora?

– No tiene nada de malo que nuestra familia.

– Cállate, me dijo enardecida. – No sé de donde sacas esas idioteces, pero mira en que lio nos metiste. Dos de tus hijos están traumatizados, y otro se volvió exhibicionista.

– Anda mujer, estás exagerando... son mayores de edad, no los tomes por niños.

Llegó Luisa, y se entretuvo la mirada en mi entrepierna mientras decía buenos días.

– Veo que tú no eres como tu madre, a ti no te da vergüenza verme así…

– ¡¿Papá, no tienes vergüenza?! ¡Joder me das un poco de asco! ¡Ponte algo de ropa por el amor de Dios!

– Bien dicho hija. Escupió su madre.

Me sentí muy mal, y justo llego Julio, también desnudo. Dejar en paz a papá, él tiene razón, no tiene nada de malo vernos desnudos. Julia dejó lo que tenía en mano, y tomó sus llaves, y dio un grito a Mario para que viniera.

– Luisa, Mario y yo, Nos vamos a ir a casa de mi madre hasta que vosotros dos razonéis un poco mejor. Porque os veo bastante descolocados e incivilizados ¡Ni que estuviéramos en las época de las cavernas, joder!

Luisa, sin decir nada, se levantó y siguió a mi madre, y Mario llego a la cocina, y todos se sorprendieron al ver que él también estaba desnudo.

Julia histérica… ¡¡Otro más!!

Ambas subieron a su coche y se fueron. Mario me dijo con una sonrisa de complicidad y a gusto consigo mismo… – Papá, la verdad, me gusta estar desnudo, antes solía poner “llame antes de entrar en mi habitación”, y luego me desnudaba, pero si tú dices que no está mal, me parece perfecto para mí, fuera ataduras despelote total en casa…

En ese momento tenía un remolino de emociones, primero alegría que dos de mis hijos aceptaran estar en confianza en la familia. Y a la vez triste por la partida de mi esposa, Julia el amor de mi vida.

– Papá no estés triste, mamá y Luisa regresaran, solo están enojadas, me dijo Julio.

  Está bien hijos vamos a desayunar.

Mientras estamos en la mesa los tres desnudos, Julio empezó a hacer movimientos raros.

– ¿Qué estás haciendo? Le interrogué.

– ¡Masturbándome!

Mario y yo miramos debajo de la mesa, y vimos la picha de Julio erecta agarrada con una mano frotándosela como le enseñé.

Le reproché… – Julio, eso está bien, pero no en la  mesa.

– Pero papá, se me empalmó sin saber

Y Mario agregó… – A mí también.

Vimos su verga erecta de unos 17 cm, muy buena para un joven de su edad. Y la verdad, ver el ambiente me puso un poco caliente, y les dije a todos… – Bueno, parece que los tres estamos con ganas, vamos a masturbarnos en familia.

Julio acepto porque ya lo habíamos hecho, pero Mario estaba un poco tímido... al final se dejó. Nos sentamos en el sofá de la sala, Yo en medio, Julio a mi derecha y Mario a mi izquierda, y empezamos a meneárnosla. Mi polla era el más grande, con 22 cm.

Mario se quedó mirándola… – ¡Vaya pollón, supongo que algún día mi polla será como la tuya de grande, papá! ¡Con ella habrás abierto unos cuantos coños! ¿Verdad..?

– Unos cuantos, pero no tantos como para presumir... ya veras como algún día la tuya será como esta esta hijo, solo tienes 17 años y mira que buen mazo te gastas.

Yo estaba a punto de eyacular cuando Julio dijo, Mario, mira como la verga de papá escupe leche. Las miradas se fijaron en mi verga, y esta explotó en un chorro de esperma increíble, después un segundo y tercero, el resto brotaron sobre mi glande hacia mi tronco y mano. Eso animó a Julio que rápidamente eyaculó, no mucho pero más que la noche anterior. Solo faltaba Mario, que no podía, por más que se la frotaba con ambas manos, se notaba que ya lo había hecho varias veces, y tenía experiencia. Entonces finalmente de su polla adolescente empezó a escupir choros de semen. Con los tres desnudos y sudados nos quedamos en el sofá hasta que nos bajó la erección. Ya era casi la hora de empezar el día, nos bañamos juntos, y en la ducha nuestras erecciones regresaron, y nos hicimos otra paja hasta acabar.

Nos vestimos para salir, Julio se quejó… – ¡Papá me gustaría poder ir desnudo por la calle!

– Joder hijo qué fuerte te ha dado. Sabes de sobra que la desnudez es solo para compartir con la familia. De momento no nos vamos a desnudar en público, ni contarles a los demás lo que hacemos ¡¿De acuerdo?! Lo mantendremos como el secreto de la familia. Pero cuando regreses a casa puedes volver a desnudarte todo lo que quieras.

Eso puso contento a Mario y Julio, se fueron al instituto y yo a trabajar. Seguía mal por lo de Julia y Luisa. De esta manera tan especial empezó el nudismo en mi familia hace dos años. Mi nombre es Luis, tengo 42 años. Mi esposa es Julia de 38 años. Juntos tenemos tres hijos, la mayor Luisa, de 20 años, el del medio, Mario, de 19 años, y el menor Julio casi los 18 años. Mi esposa quedó embarazada a los 17 años, y dos años después nos casamos, cuando parió al segundo. Formamos una familia normal de clase media. Siempre hemos estado unidos, pero últimamente nos estábamos distanciando, nos faltaba chispa de la vida, y de ahí surgió de manera espontánea la historia del nudismo en familia… no lo creería si no me hubiese ocurrido. No sabía si mi esposa y los chicos eran felices, me esforzaba para darles lo que necesitaban…a veces creía no ser suficiente.


*******************************


Ese fue uno de los peores días en el trabajo, casi no me podía concentrar, lo único que podía pensar era en Julia y Luisa. Se me hizo eterno pero finalmente la jornada terminó y volví a casa. Con todo mi corazón al llegar esperaba ver a mi esposa e hija de nuevo, pero no había nadie. Intente llamar a móvil de mi esposa, pero lo respondía mi hija…

– Mamá no hablara contigo hasta que tengas un comportamiento normal de nuevo. Aquí estamos bien, alejados de vuestro comportamiento pervertido ¡¿Hasta dónde queréis llegar con esto?! Debes reflexionar. Por favor papá no somos animales salvajes del campo…

No sabía qué hacer, y entonces llegaron Julio y Mario del instituto. Ellos van al mismo centro, Luisa va a la facultad de enfermería en su primer año. Ellos lo primero que hicieron fue desnudarse de nuevo, y luego nos saludamos

– Hola papá, me dijeron. Julio añadió… – ¿Por qué no te quitaste la ropa?

Yo estaba tan ocupado tratando de contactar con vuestra madre… y mientras me desnudaba, les preguntaba a mis hijos si habían hablado con su madre. Ellos me dijeron que Julia les había mandado mensajes que cuando salieran del instituto vayan a la casa de su abuela, y ellos le respondieron que volverían conmigo, y le suplicaban que ellas vuelvan también, pero ella no respondía a su petición. Así pasaron dos largos días más sin saber de ellas.

Llegó un WhatsApp de mi hija, que decía que ella sola iba a venir a la casa a buscar su ordenador portátil y algunas cosas que llevaría a la casa de su abuela, y que por favor tengamos la amabilidad de llevar ropa el poco tiempo que ella estuviera en casa. Entonces decidí  hacerle caso, y me puse ropa. Le dije a mis hijos que se vistieran solo para la visita de su hermana, pero ellos se negaron. Así que los castigue, y les dije que se quedaran en sus cuartos hasta que ella se vaya. Y así ocurrió, mi hija llego como a las 20:00 horas agrediéndome haberme puesto ropa.

Le pregunté… – ¿Te importaría si hablamos mientras buscas tus cosas?

A Ella le pareció bien. Le pregunté como estaba su madre, si se encontraba bien, ella me decía que ella estaba muy afectada por mi actitud, pero que le dijo a la abuela que se fue de casa porque tú intentabas pintar la casa de un color que ella no le gustaba y por eso discutieron, le da mucha vergüenza decir la verdad. Yo le dije que si pudiera hablar con ella podríamos arreglarlo.

Y Luisa me dijo muy seria… – Papá, no te das cuenta, Mamá lo único que quiere es que vuelvas a la normalidad, esto que haces no es nada bueno.

– Mira quién habla, escuche detrás de mí, y allí estaba Mario, desnudo, y con una cara de enojado.

Le reclame que regresara a su habitación. Pero él se puso a discutir con Luisa…. – Nos acusas a nosotros por estar desnudos, pero que hay de ti, que no te importa hacerlo.

– ¿De qué estás hablando? le pregunté.

– Pues resulta que mi hermanita usa su ordenador con webcam para desnudarse por internet.

Al unísono, mi hijo y yo… – ¿queeee?

Mario siguió contando… – Ella usa el sobre nombre de “Danna_Congana_2002” para entrar en foros de sexo y desnudarse frente a extraños.

– Eso es una mentira, dijo Luisa.

– ¿Y tú cómo sabes eso?

Mario dio una razón increíblemente… – Bueno… pues… una vez tuve sexo virtual con ella.

Julia grito… – ¿Qué dices?

Mario con una sonrisa, le decía… – Así es, no sé si te acordaras de mí, fue hace tres meses, una noche me metí a un foro de sexo con un nombre y foto falsas, vi tu nombre y me llamó la atención, de hecho llamaba la atención de toda la página. Tuve suerte que al primer intento pude chatear contigo. Yo le dije que era un hombre de 40 años, separado, y que vivía solo… a ella no le importó.

La charla rápidamente cambio a sexual, y de un momento a otro, ella puso la cámara, y reconocí tu habitación.

– Ella se desnudó para mí, se masturbó para mí, me dijo que le encantaría llevarse mi polla a su boca, y me masturbé varias veces con ella durante casi media hora. No les dije nada porque no quería meterme en problemas ni tampoco a ella, y porque sinceramente, me encanto verte desnuda, eres una chica muy tetona y sexy.

Tras su historia, quedé tan sorprendido como excitado, y Mario también, su verga estaba empalmada. Luisa empezó a llorar.

La abracé… – Hija está bien, no te sientas mal.

– Ahora todos pensaran que soy una puta cualquiera.

Mario interrumpió… – Nadie piensa eso, ni siquiera yo.

Eso parece haber calmado a Luisa, y Mario se sentó a su lado… – Tú eres mi hermana y siempre te amaré, solo eres joven y tus hormonas te hacen sentir deseos, y te llevan a hacer cosas raras, sobre todo si hay dinero de por medio.

– Prométeme hija que no volverás a hacer cosas así con extraños, es muy peligroso. Si necesitas dinero yo te lo daré sin preguntas.

– Te lo prometo papá.

Pensé en la madurez de Mario, ahora actúa como el Padre.

Mario le decía a Luisa… – Además, si siguieras la idea de papá, y vivieras como nosotros, no necesitarías buscar extraños para satisfacer tus deseos… nosotros podríamos satisfacerlos.

Eso era muy audaz, pero ni corto ni perezoso, Mario empezó a acariciar sus grandes tetas.

– Mario, ¿Qué haces? Es tu hermana.

– También es tu hija, y mira como se te ha puesto la polla… tu erección no la puedes ocultar. Dijiste que somos familia y que entre nosotros no debe haber secretos. ¡Joder te has empalmado con tu hija! ¿Por qué no puedo tocarle las tetas si ella quiere?

– Esto es algo muy diferente…tener sexo es cruzar la línea roja del incesto.

– ¡Ya sé lo que haremos! Dijo Mario.

Le susurro algo a Luisa al oído, ella dijo… – Sí, está bien.

– ¿Qué le has dicho?

– Ya verás, me contesto. – Ahora sígueme papá.

Mario llamo a Julio y fuimos los tres a la sala, y nos sentamos en el sillón, desnudos

– ¿Qué pretendes Mario?

– Caballeros, les presentamos, a la belleza más grande de la casa, haciendo su debut en el nudismo… ella es LUISA, APLAUSOS POR FAVOR.

Entonces entró a la habitación Luisa, vestida con unos zapatos de tacón, una minifalda que dejaba ver toda su tanga. Una remera escorada, que deja ver generosamente sus tetas grandes. A mí y Julio casi se no salen los ojos al verla, nunca la habíamos visto así.

– Eso es, dijo Mario. – Lo que llevabas puesto nuestra “primera vez” por webcam.

– Vamos chicos, parar esto.

Y Luisa se sentó sobre mis piernas… – ¡Papá, no digas que no te gusta!

Estaba acariciando mi verga contra sus nalgas, no podía resistirme, así que la deje hacer hasta que se levantó. Ella se dio la vuelta, y empezó a quitarse la mini falda lentamente, hasta dejarnos ver su culo redondo, y su vagina que apenas la cubría la diminuta tanga. Los tres teníamos la verga dura para entonces como mástiles de bergantín.

– No seáis tímidos… podéis tocas cuanto queráis

Mario fue el primero en acercar sus manos y acariciar sus preciosas nalgas, le siguió Julio, y al final, yo también intervine para no quedar como apocopado. Los tres nos vimos a la vez  masajeando su culo y ella muy puta se dejaba, era muy excitante. En una de mis pasadas por su entrepierna, noté como empezaba a mojarse, al sentir mis dedos presionando su raja…

– Esperar caballeros, no tan rápido.

Se dio la vuelta, se quitó lentamente la camiseta hasta dejar sus grandes tetas al aire, ofreciéndose para que vayamos a tocarlas. Sin darnos cuentas estábamos sobre sus tetas, tocándolas, apretándolas, y hasta chupándolas…, eran realmente grandes, no tanto como la de Julia, pero sí que eran grandes. Los cuatro estábamos tan calientes, ella mojada y nosotros empalmados con la polla a reventar. Mario llevo a Luisa al sofá y ella separo bien las piernas totalmente despatarrada… – Mirar chicos… Nos hacía una de sus exhibiciones clásicas de la webcam, en directo y en exclusiva sin abono ni aportaciones.

Rápidamente se quitó el tanga, y los zapatos quedando desnuda del todo, exhibiendo su vagina humedad y depilada. Sin decir nada, atacamos esa vagina por turnos con nuestras lenguas, llevamos nuestras cabezas a su rajita, y las lenguas peleaban por entrar en ellas.

Ella gemía como una loca y gritaba… – ¡Sí, sí, esta es una de mis fantasías! ¡Que varios hombres me coman el coñito!

– ¿Y tienes otras fantasías? Dijo Mario.

Y ella con mucha lujuria espetó… ¡¡Ser penetrada por todos mis agujeros a la vez!!

Escuchar eso no excitó muchísimo, y creo que a Mario también porque le respondía con una calentura propia de adolescente… – Entonces se te cumplirá.

Mario la colocó sobre el sofá de la sala a cuatro patas.

Le dijo a Julio… – Ven aquí, te enseñaré como has de meterla en un coño…

– ¿Me va a doler? Preguntó Julio.

Y Mario le contestó… ¡Ya veremos!

Hizo que Julio se acostara debajo de Luisa, y Mario, guió la picha de Julio a la Vagina de Luisa, hasta que la penetró. Julio y Luisa decían, que no les dolía, pese a serla primera vez del pequeño. Empezaron despacio, y pronto ambos se movían solos teniendo su momento de sexo. Entonces Mario en medio de la acción, amarró su mazo y recogió con su glande los jugos vaginales de Luisa y se lubrico bien… la penetro por el ano. Luisa gritaba de gozo, al poco tiempo olvidaron su parentesco disfrutando del placer de follar sin más.

Mi hija me invitó  a penetrarla por su boca, me miró y abrió la boca bien grande, y sin decir nada le metí mi verga en su boca, penetrándola como penetraba a Julia cuando teníamos sexo. Ahí estábamos, mis hijos y yo llenado todos los agujeros de mi hija con nuestras vergas, tal como era su fantasía.

– ¡Ves Luisa, tanto tiempo aguantando tus fantasías, y solo con decirlas, tu quería familia te la cumple! Dijo Mario

Luisa dijo algo, pero no la pude entender porque tenía mi verga en su boca. Estuvimos así por un tiempo que se nos evaporaba, turnándonos en los agujeros de Luisa. Cambié de su boca a su vagina, y luego a su ano, y también Mario y Julio. Nuestras vergas recorriendo cada rincón de Luisa, y luego de muchos intercambios, mientras se la chupaba a Mario, ella se sacó su verga de la boca

– Esperar, quiero una última fantasía.

– ¿Cuál? preguntó Mario.

– Un bukkake, respondió Luisa. – Acercar las pollas a mi cara y rociarme entera de lefa.

Ella se recostó en el sillón en el que suelos pasar mis noches de tele y raudos dirigimos las vergas a su cara, ya estábamos a punto y Mario gritó… – ¡Abre grande!

Luisa abrió la boca y cerró los ojos. El primero en correrse fue Mario, que expulsó semen en abundancia, y muy espeso. Cayendo dentro de su boca, entre los ojos, y un poco en el pelo. Luego se corrió Julio, su leche salto hasta el ojo de Julia, también cayó en su frente y un poco en su boca. Solo faltaba correrme yo, mi hija tomó mi verga y me pajeó rápido, con una mano sobándome los huevos… eso hizo que me corriera como nunca. Mi leche le cruzó toda  la cara de Luisa con largos y espesos chorros de esperma, los siguientes eran más grumosos y se los dejé caer en la lengua que estiraba fuera de la boca reclamándolos.

Quedó con una gran cara de satisfacción, y nosotros también. Los cuatros cubiertos de sudor y fluidos quedamos exhaustos en el sofá de la sala, y eran como las 23:35, y nos quedamos dormidos sin darnos cuenta. A la mañana siguiente, despertamos como a las 7:50 de la mañana, y ya era tarde para ir al instituto. Rápidamente nos movilizamos hasta el aseo, y para ahorrar tiempo, nos bañamos juntos, aunque eras bastante apretado, y no faltaron manoseos, y refriegas… algún cipote se corrió por ahí. Pero era tan tarde que nos vestimos y salimos corriendo. Los acerqué a los tres en mi coche para llegar más rápido, dejé a los chicos en el instituto y a mi hija en la facultad de medicina, pero antes que se bajara del coche…

– Papá, perdona por decirte que me dabas asco… no lo sentía de verdad.

– No te preocupes, está todo olvidado… Solo que te posicionaste en el lado equivocado.

– Hablaré con mamá, para tratar de convencerla de volver, y podamos estar juntos de nuevo.

Me sentí feliz de nuevo, era como haber traído de nuevo a una oveja descarriada el redil.


****************************





 Las cosas parecían que mejoraban, Luisa intentaría hablar con Julia. Esa noche, los cuatro en casa, desnudos por supuesto, nos reunimos en la sala para que Luisa nos diera noticias.

– Convencí a mamá de que volviera, ella vendrá mañana por la tarde, pero solo aceptó venir porque les dije que todos abandonaron la idea de andar desnudos.

Mario interrumpió… – Entonces se volverá a enojar, y se volverá a ir.

Luisa lo detuvo… – Tranquilo, no creas que no pensé en eso. Resulta que yo conozco un secreto de mamá, que podríamos usar para que ella se volviera a unir a nuestra familia.

Pregunté por el secreto. De momento no sabíamos, solo sé, que estábamos dispuestos a todo para que mi Julia volviera, y esa noche nos quedamos planeando y preparando todo para el regreso de Julia, más tarde contaré lo que estuvimos haciendo.

El siguiente día, todos estábamos muy nerviosos por lo que podría suceder. Yo en el trabajo apenas me podía concentrar de los nervios, y los niños dijeron que igual en el instituto. Como siempre llego del trabajo una hora antes que los chicos, tuve que perder tiempo para que los cuatro llegáramos al mismo tiempo, lo cual era parte del plan. Ya siendo las 19:15 recogí a Luisa de la biblioteca donde fue a estudiar, y a los chicos del centro cultural donde daban música y nos dirigimos a casa. Al llegar notamos que la puerta no tenía la llave echada, entonces nos imaginábamos lo que pasaba…. Ahí estaba Julia, esperándonos en la sala.

Ella fue mi cariñosa con los chicos, pero conmigo seguía indiferente, aún estaba molesta, y que esperaba que eso no se repitiese. Como parte del plan, nos quedamos vestidos, no queríamos incomodarla. Ella pasó más tiempo con los niños, y yo como todos los días en su ausencia preparé la cena, y lavé los platos. La cena fue normal, Julia seguía sin hablarme. Después de cenar fue al cuarto de mi hija, porque normalmente ella y Luisa se pintaban las uñas, se arreglaban el pelo, como hacían las amigas, solo que eran madre e hija.

Mientras hacían sus cosas de chicas, mis hijos y yo nos preparábamos para la parte más difícil del plan. Luisa le pidió a Julia que se diera la vuelta para así arreglarle el pelo, pero Luisa, mientras Julia no la miraba, tomó una cuerda, y lo más rápido que pudo envolvió la cintura de Julia, y trató de amordazarla. Julia que era más grande que Luisa se le resistió, yo que estaba fuera de su habitación espiando, entré para ayudar a Luisa, entre gritos, golpes, y arañazos, logramos atar a Julia de la cintura atrapando sus brazos, y sus tobillos. A mí me araño la cara, y a Luisa le pegó en el brazo. Ella nos gritaba, se volvieron locos, que están haciendo, para eso me hicieron volver, pero lo dijo con muchas más groserías. La cargamos entre los dos y la pusimos en el sofá de la sala.

– Acaso piensas violarme, enfermo.

– No mamá, y lamento de todo corazón haberte amordazado, pero eres una persona muy negadora, te prometo que te dejare libre, pero primero quiero que veas lo que hemos preparado para ti.

Entonces Luisa y yo empezamos a quitarnos la ropa, y al mismo tiempo Mario y Julio entraban desnudos a la Sala.

– ¡¿Que significa esto?! Dijo Julia.

– Mamá queremos mostrarte que tu familia te ama, y no importa cuál será tu deseo, nosotros lo cumpliremos, respondió Luisa.

– ¡Empezar! Ordenó Luisa.

Estábamos desnudos parados en línea, Julio a mi izquierda, Mario a la derecha, y yo en medio. Entonces me arrodillé, los niños giraron para verme, y empecé a chupar sus pichas.

Julia enloqueció… ¡¡Pero que le haces a mis críos, enfermo! ¡Estás loco!

Luisa le habló a su madre, en tanto seguía dándoles sexo oral a mis hijos…  – ¡No lo niegues mamá! Y no nos mientas, se lo que hacías.

– ¡¿De qué hablas?! Dijo Julia.

Luisa le contestó… – Sé que usas mi ordenador, crees que porque es una portátil nadie se enteraría. Pero todo lo que ves en internet, queda grabado en el historial, no sabes mucho de informática. Sé que has visitado muchas páginas porno, y la mayoría de ellas, es de porno gay. Te encanta ver hombres haciéndolo, follándose, mamándose las pollas y eyaculándose.

Julia lo negaba todo, pero la evidencia que había era más que clara. Ahora les cuento que la noche anterior Luisa nos contó eso, que Julia era fanática del porno gay, y que en su historial había cientos y cientos de páginas así. A mí ni a mis hijos nos atraía para nada la idea del sexo gay, pero con tal que Julia regresara, hubiéramos hecho lo que sea. Esa noche, estuvimos “practicando” todo lo que aparecía en esas páginas gay entre mis hijos, al principio nos daba un repelús que ni les cuento, la simple idea de tener una polla en mi boca me daba nauseas, ninguno de los tres es gay y eso nos incomodó mucho. Pero después de mucha “practica”, no diré que nos volvimos maricones, pero empezamos a tolerar más esa situación.

Las pichas de mis hijos eran hermosas, y terminé disfrutando dándoles una mamada, y ellos también me la mamaron. Incluso la penetración anal, pero al principio era dolorosa…nos terminó dando mucho placer, estuvimos toda la noche teniendo sexo entre nosotros tres, mientras Luisa nos “supervisaba” y se masturbaba viéndonos. Incluso el semen de mis hijos no me dio tanto asco probarlo y sentirlo sobre mí, terminamos con semen en nuestras bocas y anos. Y allí estaba yo, chupándoles las vergas a mis hijos como lo había hecho la noche anterior en un intento por complacer a Julia.

Ella me insultaba y me decía que me detuviera, pero no lo hice, se las chupaba con tanta delicadeza que ellos gemían de placer, sus vergas estaban duras y mojadas, podía sentir como palpitaban en mi boca. Entonces Mario me detuvo y dijo es nuestro turno, entonces ellos se arrodillaron, y yo me puse de pie, y ahora ellos empezaron a chuparme la verga. A Julia le salían las lágrimas, rogando que se detuvieran.

Luisa la consolaba… – Mamá no te pongas mal, mira lo felices que son ellos, y yo también soy feliz, porque en mi familia se cumplen mis deseos, solo deja de estar con tanta negación, y deja salir tus deseos, en tu familia siempre te aceptaremos.

Eso no hacia ningún efecto, y Julia seguía enojada. Entonces Hicimos un cambio, yo detuve a mis hijos, y entonces les susurre, hagámoslo. Ellos sabían a que me refería. Entonces yo me puse a cuatro patas, ofreciéndole mi ano a Mario. El me penetró lentamente, al mismo tiempo que él Le ofrecía su ano a Julio, el cual penetró a Mario. Acordamos esa posición porque mi polla era la más grande, y no quería que mis hijos sintieran dolor durante el show. Estábamos en los tres en una penetración encadenada haciendo el trenecito. Empezamos a movernos, a penetrarnos más, cada vez se hacía más intenso, yo dirigía el trío, y me aseguraba de ponernos en posición, de tal forma que Julia pudiera ver claramente como nuestras pollas se acoplaban a los anos.

Nos acercamos a Ella para que pudiera vernos en primera fila, mis hijos penetraban con ganas, como si estuvieran follando a la mujer más sexy de sus fantasías… gemíamos, y veía como Julia empezaba a ponerse excitada, con los pómulos rosados, sus pezones se veían erectos bajo su ropa, y su respiración era más agitada. Durante todo eso Julia seguía discutiendo, y Luisa trataba de calmarla. Y entonces Mario gritó… – Me voy a correr, Julio dijo, yo también, y escuche gemidos de placer de Julio, lo que indicaba que estaba corriéndose.

Luego siguió Mario, podía sentir como su semen llenaba mi ano, esa sensación me superó, y yo eyaculé un poco sin siquiera estar masturbándome. Me salieron un par de chorros de  semen, no tan fuertes ni tan abundantes como cuando me follaba a Julia. Y así quedó la escena, en una penetración contigua, expulsando semen caliente en abundancia, abrimos las piernas lo más que pudimos para que Julia pudiera apreciar tan increíble momento. Julia entre lágrimas no decía nada, estaba muda.

Luisa trato de hablarle… – Mamá, ¿estás bien?

Julia no decía nada, y yo le ordené… ¡Anda Luisa mejor desátala ya…!

– ¿Estás seguro? Preguntó Luisa.

Aseveré con la cabeza, resignado a lo que pudiera suceder, obedeció y le desató los brazos y los tobillos. Julia ahora desatada seguía sin decir nada.

– Mamá por favor di algo, le decía Luisa.

Yo también le decía… – Amor por favor responde.

Y lentamente Julia empezó a hablar muy bajo pero no la llegaba a escuchar. Entonces Luisa le dice… – Mamá, ¿Qué piensas de lo que viste?

Julia puso una sonrisa… ¡¡Me encantó, me gustó mucho!! Hacer eso para mí ha sido divino.

Eso nos puso muy contentos a todos… – Entonces, ¿Qué piensas ahora? ¿Volverás a compartir esta nueva costumbre en la familia?  Le dije.

¿Y a vosotros no os molestan todos los extraños fetiches que tengo? Luisa dijo.

– Pues la verdad solo conocemos uno de tus fetiches, pero cualquieras que sea, siempre tu familia estará para cumplirlos, y le dio un beso en la boca.

– Entonces sí,dijo Julia. Todos ovacionamos y aplaudimos.

– Pero aun no hemos acabado, ¿verdad? Se mostró explícita mi esposa.

– Claro que no, esto es solo el aperitivo. Le dije

– Sabes mama, aquí solo papá te conoce desnuda, y la nueva regla en la familia es, en la casa no se usa ropa, le espetó Luisa.

– Me parece bien, entonces, mirar todos, el cuerpo de vuestra madre.

Se puso de pie, y se quitó las zapatillas, luego los pantalones, dejándonos ver sus bragas color rosa con encaje. Luego se quitó su camisa, mostrando sus enormes tetas como melones, apretados en un sostén a juego casi transparente. Ahí pude ver como las vergas de mis hijos regresaron a estar duras e inhiestas, igual que la mía. Y entonces se quitó las bragas, dejando ver su vagina rasurada y bastante mojada. Luego se quitó el sostén dejando al aire esas dos tetas que nos rigidizó las vergas como nada. Ella le tiró el sostén a Mario, y las bragas caladas de flujo vaginal al pequeño Julio.

– Tomar hijos, disfrutar de las últimas prendas que usaré en esta casa. Están impregnadas de mí. Quiero que la guardéis para vosotros como recuerdo de este día.

Ellos las olieron, y se las frotaron por las vergas, estaban muy calientes los críos.

Julia dijo… – Ahora quiero que probemos algo.

– Lo que tú quieras, le dije.

Nos “envolvimos” todos. ¿Han visto cuando juegan al twist, y todos quedan enredados? Así nos pusimos, los cinco bien apretados en un enredo humano, y Julia nos dijo que eso vio una vez en una página de orgias, ahora teníamos que hacer todo lo que alcanzáramos, solo  obedecimos. Yo no podía ver bien a los demás, pero frente a mi cara tenía una verga, que por el tamaño supe que era la de Mario, y empecé a lamerla, con mi mano derecha, sentía una teta que por el tamaño, pensé que era la de Julia, así que con la mano empecé a amasarla. Podía sentir como alguien me chupaba la verga, pero no pude saber quién era. Y mi mano izquierda estaba libre, así que empecé a moverla para ver que podía encontrar, y sin poder ver, me topé con un coño que estaba siendo masturbado por una mano metiéndole los dedos, y para no quitarle el lugar, empecé a masturbar el ano de la dueña de ese coño. Y ya estaba con todos mis partes ocupadas en algo, y así seguimos.

Pronto la habitación se llenó de gemidos de placer intensos, nuestra bola humana pronto se puso muy caliente y salía de ella un olor a sexo muy fuerte, podía sentir como mis pies, pecho, piernas, y todo el cuerpo empezaba mojarse con los jugos corporales de toda mi familia, saliva, liquido pre seminal, sudor, jugo vaginal, todo mi cuerpo estaba mojado. No sé cuánto tiempo estuvimos así, y tampoco me interesaba, solo quería gozar mucho, con todos los que amaba. La polla que estaba chupando se corrió en mi boca, pero seguí chupándolo, este se puso flácido, pero con los estímulos que le daba con mi lengua lo puse dura de nuevo. También yo me corrí en la boca de quien fuera que me estaba mamando, y entonces pude sentir como sacaba mi verga de su boca, y luego otra lengua diferente llego a mi tranca, y la puso dura de nuevo. Estuvimos en esa orgia sin límite por horas, hasta que prácticamente nos quedamos sin ninguna fuerza, poco a poco la bola se fue desarmando quedando a la vista a mi familia agotadísima. Los cinco teníamos generosas cantidades de semen en la boca, lo que me hizo pensar, cual de todo ese semen será mío, perdí la cuenta, pero creo que me corrí unas tres veces. Vi las vergas de mis hijos, y estaban bastante flácidas, estaban realmente agotados, y entonces Julio dijo de ir a mear al baño.

Julia lo detuvo… – ¡¡De tanto correrte se te aflojo la vejiga!! ¿Quién más quiere ir?

Mario y Luisa levantaron la mano, la verdad también sentía ganas, así que yo también. Julia nos sorprendió diciendo… – ¡Venga descargar vuestras meadas aquí!

– ¿Queeee? Se sorprendió Julio.

– Se llama lluvia dorada, orinar todos en familia aquí sobre mí, tendida en el suelo.

Mis hijos pusieron cara de asco, pero yo recordé que le prometimos a Julia cumplir sus fetiches. Les dije a todos… – ¡Hagámoslo, no sabremos si no nos gusta hasta que probemos!

Entonces todos nos acercamos haciendo un círculo sentado.

– ¡Cuando queráis podéis mearme entera! ¡Necesito un buen baño caliente! Dijo Julia.

La verdad me estaba costando un poco, el primero en poder fue Julio, de su verguita flácida empezó a salir el líquido dorado, al principio caía en el piso, pero su madre se acercó al chorro y como bebiendo de una fuente se tragaba el caño en buena parte y otra nos salpicaba un poco a todos. Mientras se lo tragaba, Julia decía… – ¡Muy bien mi chiquito, desahógate!

La siguiente fue Julia, su chorro salía de su vagina hacia el piso, mostrando a todos como su coño se abría y soltaba un caño grande de líquido amarillo. La siguiente fue Luisa sobre la panza de su madre, Luego yo pude liberarlo en las tetas de mi esposa, y al final Mario en el mismo lugar, pero ella se puso más debajo y le cayó a mayor parte en la cara.

Ahí estábamos los cinco orinándonos en familia sobre la ama de casa, dándole un buen baño y formando un charco grande de orina en el suelo, Yo fui el primero en quedarse sin carga, Luego Julia, Luisa, y Mario. Pero el pequeño Julio aún seguía orinando. Julia con ternura de madre le dijo… – ¡Pobrecito, tenías muchas ganas, párate y termina de dárselo a mami!

Julio se paró, y apuntó su chorro a las tetas de Julia, y a ella le encantaba. Julio orinó más que los otros cuatro juntos, fue impresionante. Y cuando se quedó sin carga, Julia lo tomó, y lo acostó sobre ella, y ella se acostó en el suelo, en el enorme charco de orina, y nos dijo que nos acostáramos con ellas, y lo hicimos, la verdad lo de la orina no fue tan malo, hasta fue divertido, y el olor no me molestaba tanto, y parece que a nadie.

Entonces vi el reloj y eran las 3:49 de la mañana. Entonces Grité… – Mirar la hora, en nada tendremos que ir a….

Y Julia me calló… – Hoy nadie irá a ningún lado, mirar todo el desastre que ha dejado la  fiestecita, así que ahora a dormir que mañana nos espera un día de limpieza de sala, y luego yo inventaré algo para explicar porque faltaron los cuatro.

Y así fue como Toda la familia se unió de nuevo, pero no fue el fin. Con los nuevos y aún desconocidos fetiches de Julia, la familia tenía un arsenal de experiencias por vivir.


*******************************


Después de esa noche de pasión y del día de limpieza, la familia era otra…, todos andábamos desnudos por ahí. Nos reunimos toda la familia para tener otra experiencia como similar o igual, Julia y Luisa se sentaron en el sofá yo me tiré al suelo de la sala, julio se sentó sobre mi verga y lo comencé a penetrar el gemía de placer mientras Mario puso su polla sobre mi boca y lo comencé a chupar… él y su hermano gemían intensamente mientras Julia y Julia se masturbaban observándonos. Con diferentes cambios de posición, terminamos todos con semen en la boca y el ano abocardado. Del mismo modo nos separamos, me senté en sofá y Mario tomo a su hermana de la mano…, la puso a cuatro patas sobre el piso y comenzó a penetrarla como a una perra, julio por su parte hizo lo mismo con su madre, solo que antes de iniciar le pidió al chiquillo que le orinara en las tetas. Cuando la meada caía sobre las tetas de la madre, esta dio un gran gemido y justo antes de acabar su larga meada,  metió la picha un poco en la vagina de su madre, solo el glande y acabó de vaciarse.

Ella gemía… – ¡Oh! ¡Sí! Lubrícame con tu orina cabrón.

El chaval la penetró un poco y acabó meándose un poco dentro de la entrada del coño de su madre. Yo seguía sentado masturbándome viendo a Mario follarse analmente a Luisa en el suelo y a julio al lado dándole por el coño a su madre. Continuaron, Mario pasó a la vagina y julio al ano yo me puse detrás de Mario y julio que estaban inclinados follándose a las hembras y comencé a meterles el dedo en el ano a ambos el dedo índice de la mano derecha a Mario y el de la izquierda a julio…la vagina de Luisa comenzó a correrse. Tras un rato julio y Mario se corrieron en los coños de ambas damiselas, sacaron sus pollas de Julia y Luisa, llenas de semen tiradas en el suelo se levantaron y entraron al baño. Me levanté y fui a observar, Julia tirada sobre la bañera y a Luisa orinándole, luego al revés…

 Hija ven y acaricia a tu madre.

Ella se recostó con ella se comenzaron a besar y acariciar, me acerqué y les vacié mi orina… Luisa abrió la boca. Las rocié como si fuera una manguera que riega el césped, al terminar se quedaron besándose y acariciándose. Limpiamos todo y nos fuimos a dormir. Pasaron días sin hacer la locura de esas noches, aunque varias veces sí hacíamos encuentros sexuales… nos masturbábamos todos juntos, follábamos por separado, Luisa jodía con julio o Mario y dejaba que la penetraran mientras hacia la comida, Julia me buscaba para penetrarla mientras hablaba con sus amigas por teléfono, Mario se ponía a follar a julio, yo hacía tríos con Julia y Luisa. Ella compró lencería sexy, dildos, cinturones con dildo.

Una vez me desperté a las 3:00 horas y fui al cuarto de Luisa le quité las sábanas y me la encontré boca abajo en pelotas… le metí la verga follándomela durante unos 20 minutos, al volver a mi habitación Julia se estaba masturbando escuchando los gemidos de Luisa. También se hizo costumbre que cuando Julia o luisa llegaban dejaban toda su ropa en un canasto en el aseo para el uso de quien quisiera que entrase allí, íbamos a oler sus bragas y sujetadores. Al presentir que las folladas en familia se desvanecían, pronto llamábamos a capítulo y nos reuníamos todos a follar… Julia tomaba de la verga a sus hijos y los llevó al sofá. Ellos la besaban y acariciaban, yo seguía jodiendo a Luisa. Los chicos penetraban doblemente a su madre, después nos intercámbianos las hembras durante horas. Cuando todos nos habíamos corrido varias veces acabamos meando a mi esposa, como le gustaba.


**************************


Un sábado por la noche unas semanas después, Julia y yo en casa contemplando la televisión, mi esposa se levantó del sofá… – Luis, estamos cayendo de nuevo en la rutina, llevamos unas cuantas semanas que no hacemos nada extraordinario…estamos apelmazando en el terreno sexual. Creo que deberíamos hacer algo fuera de lo corriente, algo que sea solo… un polvo, una mamada y un 69, ¿No crees?

A lo que le respondí… – Tienes toda la razón, últimamente solo follamos de forma mecánica, sin darle morbo a la situación…

– Pues esta noche podemos tener un adelanto a lo que vayamos a realizar en adelante, así que escoge una película porno y ponla en el vídeo que me voy a poner sexy.

A continuación se trasladó a la habitación para prepararse sexualmente apetecible. Mientras yo colocaba en el vídeo una de las últimas películas pornográfica que había bajado de internet. Pasados unos minutos se presentó Julia ante mis ojos con un camisón minúsculo en color azul claro transparente dejando ver sus hermosas tetas y un tanga tan pequeño del mismo color que el camisón, así mismo se le transparentaba la raja de su coño dando una visión excitante. Se había pintado los ojos turquesa y los labios rojos de una forma radiante que solamente el contemplarla se excitaba uno.

 Ella sonriéndome… – Dale al play que empecemos ya con nuestra juerga particular.

Y sin más dilación nos recostamos en la cama y comenzamos a ver la película. Cuando llevábamos unos 30 minutos viendo imágenes de pollas, coños, felaciones, polvos y demás situaciones miré de soslayo a Julia y contemplé como se había subido el camisón hasta la cintura y por encima de la tela de las bragas se estaba masturbando. Solo con verla me excité. Ella también me miró y se quedó un momento viendo como mi cipote se hallaba crecido de una forma espectacular.

– ¿Qué es lo que más te está excitando?

Ella contestó sin dejar de pajearse mintiéndose dos dedos en la grieta en un chasqueo continuo… – Lo bien que se lo está montando la rubia con los dos que tiene al lado y la fabulosa orgía que están haciendo.

Y en ese momento se me ocurrió una idea… – ¿Por qué no hacemos nosotros una orgía igual o mejor que esa? ¿Te apetece?

– Siempre me encanta poder dar rienda suelta a todas mis fantasías sexuales…

Estábamos muy excitados los dos. Me eché a su lado y desplazándole su braguita hacia un lado le abrí los labios de su chocho húmedo para chuparle y lamerle todos sus jugos vaginales. Ella se retorcía de gusto sin dejar de mirar las imágenes de la peli. Al momento le di la vuelta sobre sí misma y colocándole una almohada sobre su vientre me dejó ver un apetecible trasero. Le seguí lamiendo y mordisqueando sus glúteos así como su orificio anal, hasta que comprendí que tanto ella como estábamos excitados plenamente. Le puse mi glande en posición para penetrarla por el culo, pero ella delicadamente sugirió que aún siendo buena idea…

– ¡Prefiero que me folles! Tengo el coño chorreando y necesito una polla en el interior de mi chocho ¡No te cortes en vaciar tus pesados cojones! ¡Quiero toda tu leche!

Obedeciéndole y dejándola en la misma posición se la metí por el coño. Al mismo tiempo ella con su mano se estaba frotando su clítoris. Se la hundía hasta la raíz, sus gemidos se hacía elocuentes de lo que sentía, cuando le solté la bomba.

– ¿Quieres que hagamos una orgía con los chicos? Solo estaban en casa Mario y Luisa, porque el pequeño se había quedado a pasar el fin de semana con un amigo suyo.

Julia me contestó rabiosa… – Sí, joder llámalos…que se follen a su madre. Tengo ganas de follármelos a todos ahora mismo. No puedo esperar a organizarlo cuando estén todos.

Le daba verga con ganas, y a punto de corrernos se la clavé y mi se me fue la vida por la polla den dos fuertes y largos latigazos, en tanto ella continuaba masturbándose. Eyaculé seis o siete chorretazos, pero exigió que no la sacase hasta que ella se corriese, así lo hice y continué bombeando un minutos más….ella se corría dando unos espasmos con el cuerpo acompañados de palabras ininteligibles con mi tranca embutida en su útero. Nos quedamos exhaustos echados uno sobre el otro, luego ambos recostados sobre el colchón ya a continuación una vez recurados del atolondramiento de dopamina le comenté…

– Voy a llamar a los chicos…

Mario y Luisa se encontraban en el cuarto de mi hija, jugando a la play, les pregunté si querían que hiciéramos una pequeña juerga sexual con mamá cuando terminaran la partida, Mario contestó…

– Son las once de la noche para que vamos a perder todo ese tiempo si la podemos hacer ya mismo, la partida puede esperar ¿no te parece Luisa?

– ¿Dónde podemos juntarnos? Preguntó Luisa.

– Venid a nuestra habitación.

Al cabo de una media hora de toqueteos nos fuimos al salón a tomarnos alguna bebida energética, Mario propuso un juego… – Si queréis podemos jugar al clásico juego de la botella, para ello coger tres octavillas y escribir lo que quisierais hacer o si queréis que alguien haga algo, pero todo relacionado con sexo.

Todos nos pusimos a escribir y fuimos depositando las hojas en el interior de una cesta. A continuación colocamos una botella vacía en el centro de la mesa y se hizo girar sobre sí misma. La boca de la botella paró mirando en dirección Luisa. Entonces sacó un papelito y leyó en alto… "Debe realizar un desnudo integral" Todos nos sonreímos con satisfacción.

Luisa se levantó de su asiento y se dirigió hacia el centro del salón, iba sexy con un vestido blanco hasta las rodillas y con los hombros al aire. Muy despacio y moviendo sus caderas se puso de espaldas a nosotros llevando el ritmo de la música que estaba puesta. A continuación empezó lentamente a subirse el vestido hasta dejar ver una parte de sus bragas blancas. Durante el transcurso de la sesión miré en dirección a Julia para ver como se lo estaba pasando y pude observar que mi mujer y Mario se estaban sonriendo maliciosamente. Cuando terminó totalmente de desvestirse Luisa, el ambiente estaba ya muy caldeado.

Luisa no hacía nada más que mirarme a mí y a Julia, las miradas eran de deseo sexual. Yo por mi parte le sonreía lascivamente a Julia, se acercó al oído de su hermano, debían tener una conversación muy intima por la cara de satisfacción que tenían los dos. Se volvió a hacer girar la botella y esta vez le tocó el turno a Julia, la nota decía… "Debe realizar una masturbación a Mario o Luisa". Levantándose de su asiento Julia cogió de la mano a su hijo y lo llevó al centro de la estancia. Le bajó los pantalones dejándole al aire su miembro viril.


A continuación le hizo sentarse en el borde del sillón a la vista de todos y dulcemente le cogió la polla con la mano frotándola suavemente (debo decir que mi esposa es una pajillera empedernida, le encanta masturbar una buena polla y lo sabe hacer como nadie, toda verga  que ha cogido entre sus manos lo ha dejado seco, además disfruta enormemente haciendo pajas). Hacia movimientos arriba y abajo, apretaba y aflojaba sus manos contra el mástil, llegó un momento que este empezó a tomar unas dimensiones considerables saliéndole el capullo de su vestimenta. Viendo aquello nos habíamos excitado tanto que cada cual ya estaba haciendo sus cosas. Luisa se había levantado la falda enseñando las bragas se había desabrochado la blusa y las tetas se le salían por encima del sujetador y estaba recostada sobre mí… no me pude resistir, le frotaba su coño.

Julia se daba a su hijo mamando su verga de manera ansiosa. Por mi parte, empecé a besar, chupar, lamer el cuello y los hombros de Luisa, que se retorcía de placer, en un momento dado le susurré al oído… – ¡Te deseo nena! ¡Tengo ganas de follarte este chochito!

Como contestación giro su cabeza hacia mí y me dio un beso cálido, ardiente, metiendo su lengua hasta lo más profundo de mi boca, le introduce un dedo en su grieta. Mientras tanto Julia continuaba masturbando a Mario… este tenía su polla a punto de reventar cuando levantándose de su posición en cuclillas, se dirigió a su boca y le dio un excitante beso en los labios, se sentó a su lado y los se pusieron a besarse y meterse mano en todos sus rincones pero mi esposa sin dejar la polla de su retoño.

En ese momento Luisa se puso de pie y cogiendo mi mano… – ¡¡Vamos papá, me tienes hecha agua…!! ¡Fóllame! ¡¿O quieres que vayamos a una habitación donde podamos follar más íntimamente?!

– No, cariño aquí que estos pervertidos vean como jodemos, y cogidos de la mano nos fuimos al centro del sofá.

Ya íbamos desnudos, me tiró a lo largo del sofá boca arriba y como vio que estaba totalmente excitado se sentó sobre mi miembro y se lo fue metiendo poco a poco, lentamente, en su coño chorreante. Apretaba las nalgas, subía y bajaba, movía sus caderas haciendo círculos, mientras yo le tocaba y pellizcaba el clítoris. Llegó un momento que nuestros movimientos se hicieron tan bruscos tan rápidos que llegamos a corrernos al mismo tiempo, quedando Luisa exhausta encima de mí. Pero mientras tanto el espectáculo era más alucinante… Julia le estaba comiendo el chocho a su hija siguiendo el ritmo del sube baja, mientras Mario se estaba follando a mi esposa, o sea, a su propia madre desde atrás como si fuera una perra callejera. Julia con el culo empinado, recibía los estacazos de su hijo y ella nos deleitaba tanto a Luisa como a mí con su lengua, lamiendo su clítoris y mis huevos.

Mi hija se dirigió hacia mí… – Llevo mucho tiempo soñando meterme tu esplendorosa polla en mi coño y en mi boca

Y sin decir nada más me empezó se la sacó del coño y comenzó a hacerme una maravillosa felación a dúo con su madre. Mientras que me la chupaban no quitaba mi mirada en como Mario se enculaba a su madre con fuerza y hasta con fiereza clavando su estoque hasta las pelotas una y otra vez. Al chico se le veía con muchas ganas de follarse a su progenitora. Nos observábamos con lujuria, con deseo sexual. Luisa y su madre ya me tenia de nuevo excitado completamente y mi polla había tomado unas dimensiones grandiosas, su grosor era extraordinario.

Con delicadeza separé mi miembro de la boca de Luisa y Julia me fui en busca del coño de mi esposa. Cuando me aproximé a ella por detrás y Mario comprendió que le llegaba el relevo. Mi esposa me miró como un animal en celo y colocándose a cuatro patas me enseñó su agujero anal, separándose los dos glúteos con sus manos. Mario ya se había corrido y se había separado de Julia dejándole un reguero de lefa en su raja vaginal, esta goteaba sobre la funda del sofá medio revuelta. Luisa y Mario se pusieron a besarse, chupándole los pezones y tocándose o lamiéndole el coño. Aprovechando la excitación de Julia le puse mi polla en el excitante culo de esta y empecé a apretar mi bayoneta hacia su interior.

Cuando el principio de mi capullo se había introducido en el anillo, ella dio un respingo, entonces paré por si le hacía daño, pero ella volviendo su cabeza me miró aprobando la consecución de la penetración anal. Con verdadera satisfacción y dando un empujón con mis riñones le metí totalmente mi polla en su interior. Julia y Luisa seguían con su juego lésbico, mientras yo follaba analmente a la señora de la casa y Mario poniendo a su hermana a cuatro patas también le daba por detrás, no sé qué agujero eligió en ese momento. Así estuvimos durante unos minutos con ambas hembras a cuatro patas enfrenadas comiéndose la boca y los sementales desde atrás apestillándolas a pollazos.

Nos volvimos a cambiar de acompañante mi hijo y yo, y entonces se la empotré por el coño a Luisa, mi esposa se puso debajo de su hija comiéndolo el coño y mis huevos, mientras que Mario se la follaba por el culo frente a su hermana. Unos minutos más horadando el coñito de mi hija con los agasajos de la lengua de Julia, no pudiendo aguantar más exploté en el interior de su coño llenándolo de esperma. Al sacar mi polla chorreante, está todavía seguía soltando leche calleándole en toda la cara a mi querida esposa que en ese momento se encontraba comiéndole el coño a su hija. Nos quedamos completamente satisfechos.

Al cabo de una hora nos dispusimos a marcharnos a dormir, esa noche me quedé con Luisa a mi lado y Julia con su hijo… – Me habéis hecho pasar unos momentos deliciosamente dichosa, dijo Julia. – Ahora solo queda repetirlo con todos… nos ha faltado el pequeño Julio.


*****************************





Si habéis llegado hasta aquí leyendo, ya conocen como Mario forma parte de una familia muy especial. Vivimos en Madrid en el barrio de Chamartín muy cerca de Plaza Castilla, en un edificio de cuatro plantas de la calle Pedro Muguruza. Antes que nada tengo que decir que pertenezco a una familia más o menos adinerada gracias al trabajo de mis padres. Mi padre de 42 años, mi madre de 38 que se conserva bastante bien para su edad, mi hermana mayor Luisa de 20, y mi hermano menor Julio de casi 18 años. Cuando ocurrió todo esto fue a mediados de Agosto, una fecha en la que no solíamos hacer nada ya que volvíamos de la playa y solíamos quedarnos en la ciudad sin hacer nada, sin embargo aquel año nuestro padre nos sorprendió a todos diciéndonos que iríamos a una zona residencial de bungalós en la sierra de Guadalajara. Al principio mis hermanos y yo nos negamos, pero más tarde aceptamos porque no teníamos nada que hacer y nos aburríamos bastante. Así que nos pusimos todos a hacer la maleta y nos metimos en el coche para iniciar nuestras vacaciones.

Tras unas dos horas de viaje llegamos a una especie de pinada donde podíamos llegar a ver una serie de bungalós. Al llegar nuestra sorpresa fue que se trataba de una urbanización nudista, rápidamente miramos a nuestro padre y este nos dijo que no sabía que era nudista y que si queríamos que nos fuéramos a otro lado. Yo estaba de acuerdo, creo que era el momento de romper el cerco familiar y mostrarnos desnudos en público, pero para sorpresa mía mi madre y mi hermano Julio, estuvieron de acuerdo en quedarse…

– No queremos perdernos las vacaciones como todos los años… creo que es hora de mostrarnos en público, a mí no importaba que nos vean desnudos. Dijo Luisa

Tras oír la posición de sus hijos, porque Julio también estuvo de acuerdo en quedarse, mis padres se fueron a hablar en privado y tras unos minutos volvieron y nos preguntaron a Luisa y a mí si definitivamente teníamos algo en contra de que nos viesen en pelotas, yo dije que me daba igual y mi hermana estaba también de acuerdo, no deseaba a regresar al piso de Chamartín, Julio tuvo que aceptar por mayoría aplastante.

Al entrar vimos una cabina en la cual nos obligaron a abrir las maletas para ver si traíamos algo de ropa, como no sabíamos que era nudista la teníamos llena y un guardia nos obligó a quitar la ropa y guardarla en una habitación, dejándonos solo unos trapitos mínimos… al final de la estancia nos la devolverían. Después nos dijo que teníamos que ir a un probador que estaba al final del camino y que allí nos teníamos que quitar la ropa y dejar cada uno la suya en una taquilla. Tras haber dejado la ropa de la maleta seguimos caminando y vimos el probador, solo era uno pero era muy grande de unos 25 metros cuadrados, con lo que decidimos entrar todos a la vez. Así que entramos y nos pusimos en una especie de círculo.

El primero en dar el fue mi padre y mi madre casi a la vez comenzaron a desnudarse, hasta quedarse completamente desnudos ante nuestros ojos. Mi padre es una persona bastante alta, aunque con un poco de barriguita, y por lo que se pude ver tiene un cipote de unos 20 centímetros muy grueso, un verdadero tronco de roble. En lo que más me gustaba fijarme era en mi hermana, aún conociéndolo bien se quedó viéndolo, todo era nuevo en aquel ambiente inédito. Tampoco dejé de lado, obviamente, a mi madre. Tiene un cuerpo que a pesar de su edad era como de jovencita, unas tetas grandes y no muy caídas con unos pezones de color café resaltando de una areolas muy grandes. Tiene el coño arreglado sin depilar, pero muy rasurado que ver muy bien el coño. Aquello debo admitir que me excitó bastante en ese contexto novedoso, por ello no quise desnudarme justo en ese momento. Mis hermanos y yo nos quedamos embobados mirándolos y debieron darse cuenta porque se miraron y nos dijeron que nos esperaban fuera y que nos diéramos prisa. Salieron del probador y se quedó Luisa con nosotros

– Bueno nos desnudamos o les decimos que no queremos, dije yo.

– A mí me da igual dijo Luisa.

– No, yo no me quiero ir, dijo Julio. – Quiero tener unas buenas vacaciones aunque tenga que estar desnudo.

Dicho esto Julio fue el primero de los tres quedándose en bolas en un abrir y cerrar de ojos. Mi hermana y yo nos quedamos atónitos y sin poder decir nada rápidamente se bajó los calzoncillos y se quedó desnudo. En eso Luisa dice que es nuestro turno y me arme de valor y me empecé a desnudar, quitándome la camiseta y los pantalones y quedándome en calzoncillos, los cuales hacían visible mi cada vez más grande bulto. Yo no es que tuviera un cuerpazo, pero era alto y delgado y eso me hacía más o menos atractivo. Rápidamente me bajé los calzoncillos. Mi polla dio una especie de salto y se quedó libre, yo abrí los ojos y vi a Julio y Luisa mirando directamente mi polla, no es que la tenga  muy grande más o menos unos 17 cm en erección, pero sí que es del estilo de la de papá, muy ancha como les gusta a las mujeres, que no les haga daño en su vagina, pero que le dilate bien ancho el coño.

Sin ningún disimulo me miraban los dos, pero no me molestaba más bien me excitaba. Pasados unos segundos Julio dejo de mirar mi polla y le dijo a Luisa que la tocaba a ella. Luisa al ver que la mirábamos entendió que era su turno y se empezó a desnudar. Se quitó una blusa blanca que llevaba dejándome ver el sujetador negro que llevaba, después siguió y se quitó los mini shorts que traía puestos quedándose con un sujetador y bragas negras que le sentaban fabulosamente. Mi polla estaba empezando a ponerse dura pero aún no estaba empalmada. Luisa se dio la vuelta dándonos la espalda y se quitó el sujetador y después las bragas que tenía. Aquella imagen se me quedo grabada, es que mi hermana tiene un cuerpazo y encima moreno por venir de la playa, al estar de espaldas pude ver que tenía un culo perfecto no era muy grande ya que era delgada y estaba subidito y daba la sensación de estar duro, además tenía las marcas del bikini y eso me excita demasiado por lo que empecé a tener una pequeña erección.

Sin embargo lo mejor estaba por llegar, y es que se dio la vuelta y se quedó desnuda ante mis ojos. Era como una diosa, pude ver esas tetas que tanto deseaba, eran de un tamaño muy por encima de lo normal, pero muy subidas con unos pezones grandes como ojivas de misil y rosados que me daban ganas de metérmelos en la boca. Me quedé embobado y fui bajando la mirada hasta llegar a su coño. Me sorprendió bastante, ya que lo tenía muy arreglado. Se había hecho un depilado total… ya no lleva su tradicional pequeña tira de pelos justo encima de la raja. Su raja es de labios pequeños un poco salidos en forma de alas de mariposa. Toda esta visión hizo que tuviera una enorme erección, que yo no me di cuenta en un principio de lo embobado que estaba, pero que por desgracia mi hermano Julio si se fijó en cómo estaba...

 – Mario ¿Por qué tienes la polla tiesa? Esta graciosa, dijo Julio.

Esto hizo que tanto yo como Luisa miráramos mi polla y vi que estaba excitadísima. Sí conseguí balbucear

– ¿O sea que te pones palote con solo verla en bolas…? Dijo Julio.

– Sí, que le voy hacer, Luisa está muy buena…dije yo.

Aunque con la mirada buscaba a Luisa para disculparme por la situación. Julio se sonrojo un poco al oír esto pero Luisa me miraba fijamente con una cara que mostraba que estaba enfadada.

– Bueno nos vamos, dije para poder salir de esa situación tan incómoda.

Pero Luisa me freno y me dijo que no podía salir con mi polla así, que le daba mucha vergüenza y que no me lo iba a permitir. Yo me giré y le dije que no podía bajar mi erección,  que no podía hacer nada, ella me miro… ¡Hazte una paja! No me lo podía creer mi hermana me estaba pidiendo que me masturbara allí en un recinto público…, me había masturbado muchas veces delante de ella, pero en casa. Esto puso de nervios a mi hermana, quien estuvo a punto de darme un golpe pero de repente dijo trae que te la hago yo. No me lo podía creer mi hermana mayor, me iba a hacer una paja en aquel lugar, donde en cualquier momento podía entrar alguien. Luisa se giró y le dijo a Julio que no dijera nada a mamá y papá, lo hacía por el bien de todos. Julio asintió y Luisa se puso en cuclillas delante de mí, dirigió su mano hacia mi polla, la agarró con toda la mano y empezó a subir y bajar la piel del glande poquito a poco, muy lentamente despejando el prepucio de mi cabezón. A medida que pasaba iba acelerando cada vez más hasta que llego un punto en el que no me pude aguantar más. El tener a mi hermana desnuda haciéndome una paja en un lugar público creó una excitación suprema y no me pude aguantar nada, apenas dos minutos duro la paja hasta que me corrí.

Salió muchísimo semen de mi polla, tanto que manché un montón la pared del probador y llegue a manchar el pie de Julio con un chorro, una vez soltado todo el engrudo, Luisa me chupó el capullo limpiándomelo a conciencia, hasta que no se viera nada salir del agujerito. Me sentía genial era el mejor orgasmo en días. Casi inmediatamente mi polla bajó y se puso flácida lo cual provocó las risas de Julio. Una vez bajada Luisa dijo que saliéramos que mamá y papá empezarían a sospechar, así que nos agachamos cogimos nuestra ropa y salimos del probador y la metimos en una taquilla. Vimos una puerta que decía recepción, en un cartel y nos dirigimos allí. Abrimos la puerta entregamos y salimos por otra… vimos una especie de finca con muchos bungalós y gente de todas las edades desnudas haciendo muchas cosas. Delante de nosotros estaban nuestros padres que al vernos aparecer desnudos se alegraron.

Mi madre dijo… – Habéis tardado mucho, creíamos que os habíais arrepentido, estuvimos a punto de entrar.

– Es que nos costó mucho dar el primer paso para desnudarnos, nunca nos habíamos visto desnudos en público, dije yo.

– Ya entiendo hijo, dijo mi madre.

– Bueno nuestro bungaló es el 8, dijo papá. – Que en teoría esta en esa dirección, dijo mientras señalaba a un camino de tierra rodeado por bungalós de madera.

Nos pusimos al lado de nuestros padres y nos fuimos los cinco seguidos preparados para encontrar nuestro bungaló. Durante el camino, desgraciadamente empecé a recordar la paja con mamada de capullo al final, que me había hecho Luisa y, por más que luché no me pude controlar y se me volvió a para la verga. Todos se dieron cuenta y solo se rieron afortunadamente. Como iba del lado de mi madre, pude darme cuenta de que no paraba de mirar mi polla erecta y eso me excitó mucho más, hasta que mi polla se extendió en todo su esplendor y rigidez, extendió el brazo y alcanzó mi polla, deslizó su mano por todo el tronco endurecido unas cuantas veces. Sonrió… – Tienes una verga riquísima ¡¡Bendita juventud!!

Al llegar al bungaló nos propusimos descansar, porque el viaje nos había dejado cansados y además ya era muy tarde. Lo mejor era que dormiríamos todos juntos, pero la cama no era suficiente para los cinco, pese a ser de dos por dos metros, así que mi madre decidió que en la cama grande dormiría con sus hijos y mi padre en la otra habitación compartiéndola con Luisa en una cama de matrimonio normal, la otra opción era el sofá que se extendía hasta hacerse una cama. No tuvimos problema a acomodarnos. Al entrar al bungaló caí rendido y mis hermanos decidieron quedarse un rato afuera para explorar la zona. Dormí cerca de 6 horas y cuando desperté estaba mi hermana a mi lado abrazándome y yo estaba con tremenda empalmada. Ella acurrucada de lado y yo mirando para arriba para no pensar en sus tetas, era mi hermana después de todo, mi hermana mayor.

– ¿Me abrazas? Me dijo.

Giré y me puse con ella en posición cucharita, con un brazo la abrazaba y el otro lo metí bajo almohada. Ella puso su mano sobre la mía acariciándola. Olía el pelo y me embriagaba de su aroma, comencé a acariciar su barriga y ella comenzó a moverse pegando su cuerpo al mío, su culo empezó a refregarse sobre mi polla ya dura, saqué la otra mano de debajo de la almohada y comencé a acariciar su rostro y su cuello, ella comenzó a besar mi dedos, esta situación me estaba excitando y comencé a besarle en la nuca, ella emitía sonido de placer mientras que una de mis manos estaba acariciando suavemente sus tetas. Comencé a besar sus hombros a lo que ella empezó a darse la vuelta quedándose frente por frente de mí.

– ¿Qué haces? me susurró.

– Besarte, le respondí, y sin dejar tiempo a responder le planté un beso en la boca.

Ella recibió el beso, y empezó a besarme ella acariciando mi rostro con su mano, yo puse mis manos en su trasero mientras que nos besamos una y otra vez. La temperatura en la habitación subió de repente y ella se puso encima de mí y seguimos besándonos, juntando nuestros labios el uno con el otro, era algo indecente siendo hermanos, pero ya estábamos acostumbrados, nos deseábamos y eso era todo. Yo la besaba y ella me besaba y mis manos acariciaban su trasero, para luego subir por su cintura y poco a poco al ritmo de los besos, lentamente, sin prisa teníamos toda la noche.

Se incorporó dándome en vivo y en directo su torso desnudo, luego se agachó para seguir besándome y yo dirigí mi cabeza a sus tetas para besarlas, eran hermosas y grandes como me gustan, sus pezones eran rosados por su tierna edad y sabían a la colonia dulce que es la favorita de mi hermana. Ella quería besar mi boca y me quitó sus pezones de mi boca para besarme una y otra vez, si yo estaba deseoso de ella, ella lo estaba de mí. Comencé a acariciar su trasero levantando sus nalgas, poco a poco las bajaba mientras que ella me besaba y sentí en mi pecho sus tetas moviéndose al ritmo de su cuerpo al igual que notaba su ritmo cardíaco acelerado al igual que el mío.

– Quiero dártelo todo y comértelo todo, le dije al oído susurrando.

Ella se quitó de encima de mí para desprenderse de su fino pareo, yo me senté a su lado y comencé a besarla y acariciar sus piernas llegando a su suave trasero, comencé a besarla en el cuello y luego en los pechos, ella se inclinó sobre la cama quedando yo encima dentro de su piernas abiertas. Le besé en la boca un par de veces, luego bajé por su pechos lamiendo y estrujando sus pechos, su enorme y hermosos pechos no dejando ningún trozo de piel de esos pechos se quedó sin lamer o chupar.

– Bésame nene, me dijo llamándome por el nombre cariñoso por el cual me llamaban en mi familia.

Volví a besarla, su lengua era deliciosa y sus labios acogedores, mientras la besaba ella acariciaba mi espalda con sus suaves y delgadas manos. Al rato volví a dejar su boca para besarla en el cuello, bajando hasta sus tetas y a sus pezones, en los cuales dibujaba círculos con la punta de mi lengua, escuchaba a mi hermana respirar fuerte mientras acariciaba mi cabellera y notaba su corazón latir más fuerte, le gustaba lo que le estaba haciendo su hermano y a su hermano le gusta hacerle eso. Volvía besarla en la boca y sus labios me recibieron como la primera vez, deseosos de besar mis labios, estuve largo rato disfrutando de la hospitalidad de sus labios y luego volvía a bajar la cabeza para volver a chupar esos pezones erectos.

– Me encanta lo que me haces, nene, me decía susurrando en mi oído mientras le comía la teta  derecha.

– Me estas poniendo malísima, nene, seguía susurrando mientras le besaba en la teta  izquierda.

Dejé de besar sus tetas y me coloqué entre a su lado en la cama dejando mi polla a la vista de ella.

Me incorporé para hacerme una paja aprovechando que era estaba recostado en una perspectiva idónea viendo su culo y el coño apretado con sus muslos por detrás y no había nadie en el bungaló. Cuando me disponía a masturbarme mi hermana se levantó, me tomó de los hombros y separándose las piernas, se montó encima de mí falo, se separó los labios e introdujo la tranca entre sus labios vaginales sin metérsela, y comenzó a besarme apasionadamente y yo la seguí besando mientras ella restregaba moviendo solo las caderas dijo. Encima de mí y comenzó a besarme rozando su coñito prieto contra mi polla. Siguió besándome y bajando por mi cuerpo besando mis pezones, mi ombligo y llegando a mi polla la cual cogió con una mano y mirándome con sus ojitos de niña buena…

– Esto te va a gustar.

Comenzó a meterse mi polla en su boca. Primero la lamía pero luego se la introducía, yo le agarré el pelo para que no le estorbara, luego ella se cogió una cola. Mi hermanita sabía comer una buena polla y era más que eso se las comía como una verdadera profesional, me estaba haciendo gozar con la mamada. Al rato de estar comiéndome la polla y acariciando mis huevos no podía aguantar más…

– ¡¡Quiero follarte!!

A lo que ella me respondió… – ¡¡ Quiero que me folles YA!

Sus palabras me atravesaron la cabeza como una bala. La puse boca arriba e introduje mi polla en su coñito, mientras su rajita se excitaba comencé a besarla en la boca otra vez y ella me besaba. Mi polla poco a poco entraba en su cueva y ya casi podía sentir mis huevos chocar contra su piel. Nuestros gemidos eran más fuertes y el ritmo de mi polla dentro de su coñito era cada vez más fuerte, el chocho de hermanita estaba siendo taladrado por mi polla y a los dos nos gustaba mucho desde la primera vez que lo probamos. La besaba en el cuello mientras ella con los ojos medio entonando disfrutaba de mi polla en su coño.

– Nene déjame arriba, me dijo mi hermanita.

Me tumbé en la cama y ella se puso encima, enfiló mi polla en raja sin necesidad de guiarla y comenzó a cabalgarme como una auténtica amazona moviendo su cintura nada más, en la cual yo puse de primeras las manos luego ella las trasladó a sus tetas… quería que sintiera la piel de sus ubres bajo mis manos y sentir su ritmo cardíaco que parecía que le iba a dar algo de la excitación que estaba teniendo al follar con su hermano. Le acaricie las tetas y luego puse mis manos en su trasero sintiendo lo duro que lo tenía. Humedecí uno de mis dedos y comencé a escarbar en su ano.

– Nene no seas malo, por ahí no… hoy no,  me dijo ella medio ida por la excitación de mi polla en su coño.

Yo con una mano le abrí las nalgas y con un dedo comencé nuevamente a escarbar dentro de su culo.

– Mario no seas malo, seguía diciendo ella pero no quitaba la mano.

Conseguí meterle un dedo en el ano a lo que ella dio un grito de placer, al estar siendo penetrada por dos agujeros.

– Nene sigue, no pares, sigue, me decía totalmente excitada.

Ella se clavaba mi polla mientras que yo le clavaba mi dedo corazón en su ano, gritaba de placer de la doble penetración y al poco tiempo tuvo un gran orgasmo, no sé si el primero pero sí sé que fue uno muy fuerte.

– Métemela por atrás nene, pero por el coño no seas cabrón…

Se puso a cuatro patas sobre la cama y yo cogí mi polla, la humedecí con saliva al igual que a su ano y comencé a hundirla en su grieta mientras daba uso a mi pulgar en su rosado ano. Al principio constaba que entrara pero una vez superado el escollo entró hasta el fondo. Empecé suavemente a meterle la polla en su coño y el dodo en el culo, para luego aumentar el ritmo, ella lo único que hacía era gritar de placer una y otra vez, puse mis manos en su trasero para darle más fuerte a su culito, ella gimió más fuerte cosa que hizo que me pusiera más cachondo. Al rato de estar dándole por el coño y el culo.

– Luisa me voy a correr. Excitado del todo a punto de correr.

– Espera nene.

Sacándose mi polla se su coño y dándose la vuelta. Tomó mi polla y con su mano y su boca hizo que me corriera, ella sin desperdiciar ninguna gota de semen de la polla de su hermano y se lo comió todo algo que me pareció muy de guarra y de ser muy puta, pero a la vez me gustaba una barbaridad que fuese así mi hermanita. Acabada la faena nos besamos, nos tumbamos, nos tapamos, nos abrazados un rato y cuando oímos ruido en la entrada salimos a recibir a mis padres y Julio, se habían pasado toda la tarde en la piscina. Sin que pasara a mayores, preparamos la cena y nos dispusimos a vivir aquellas vacaciones en familia.


****************************


Una noche, durante la cena, mis padres trabaron relación con Teodoro, un vecino de otro bungaló. Provenía de Guinea Ecuatorial, aunque desde pequeño residía en España, era empresario, tenía unos 53 años y por tanto tenía también la nacionalidad española, ya que nació en Guinea cuando aún era colonia de España. Por lo que contó,  se había separado de su mujer hacía unos meses, una mujer española y blanca, tenían cinco hijos pero todos los menores Vivian con la madre, así que decidió pasar un par de semanas por allí, solo le quedaba un poco menos de una semana. Mi padre esa noche se pasó con la bebida y acabó durmiendo con la cabeza puesta en la mesa, mientras mi madre y hablaba con el vecino. Mamá echaba unas miradas “asesinas” a mi padre, mientras que yo le daba golpecitos para que se despertara, pero nada, la había cogido buena. Pasadas las doce de la noche, mi madre se levantó de la mesa. Mi hermana seguía por el sarao de la zona ajardinada con Julio.

–  Mario, vamos a llevar a tu padre a la cama, a que duerma la mona.

– A ver si podemos. Dijo Luisa.

– Vamos, que yo te ayudo, me dijo Teodoro y entre los dos hombres arrastramos al tercero.

–  Muchas gracias, contestó mi madre

Entre los dos llevamos a mi padre sin apenas esfuerzo, lo acostamos y salimos al porche del Bungaló.

–  ¿Te apetece tomar algo? Preguntó mi madre a Teo

–  Una cerveza, gracias

–  Cariño, ¿quieres tu algo?

–  No, gracias me voy a dar una vuelta por ahí, a ver si encuentro a mis hermanos y el ambiente que hay por aquí.

–  Vale.

Yo me fui con la mosca tras la oreja, Teodoro era muy amable con mi madre y no me fiaba de sus intenciones. Cuando desaparecí de su vista, di la vuelta y escondiéndome donde ellos no pudieran verme, los observaba. La verdad es  que no vi nada raro, estaban charlando animadamente,  pero desde esa distancia no les oía. Solo veía como se reían, pero nada más. Pasadas casi dos horas, y unas cuantas cervezas, Teo se levanto y mi madre a continuación, se despidieron dándose dos besos en las mejillas, mi madre se metió dentro.




Esperé un rato y me dirigí al bungaló yo también, la puerta tenía la llave sin echar. Entré sigilosamente para no despertarlos y al pasar de puntillas por delante de la puerta de mis padres, oí unos suaves gemidos. “Están follando” pensé, me asomé con mucho cuidado y no, no estaban follando. Gracias a la luz que entraba por la ventana, vi a mi madre desnuda encima de la cama masturbándose como una loca, se tapaba la boca con la otra mano para no hacer mucho ruido, mi madre completamente desnuda, sus tetas firmes y su pubis depilado, permitían ver su vagina perfectamente.

Mientras tanto, mi padre dormía como un tronco a su lado. Teodoro la debía haber puesto cachonda perdida y ahora se estaba desahogando ella misma, ya que con mi padre no podía. Si me lo hubiera pedido a mí tampoco le hubiera respondido muy bien, después de las dos corridas que me había sacado mi hermana esa misma tarde en la siesta, una en la piscina y la otra detrás de los arbustos. Cuando mi madre terminó, me escabullí del bungaló sin hacer ruido.  Me fui a un lugar apartado y me masturbé desenfrenadamente pensando en mi madre. Después regrese y al entrar por la puerta, procuré hacer un poco de ruido para que mi madre me oyese.

– Mario, ¿eres tú?

– Sí mamá, conteste “o ¿preferirías que fuera Teodoro?” eso lo pensé

– No puedo dormir, hace mucho calor esta noche, y salió de su habitación.

– Ya lo sé, mamá, vamos al porche, le dije.

– ¿Dónde están tus hermanos? Preguntó mi madre.

– En sarao en el jardín de la piscina… allí tienen para rato, dicen que dura hasta la madrugada.

Iba con una camiseta larga, sus pechos se bamboleaban libremente, había encendido la luz de la mesilla y gracias a ella, pude observar el contorno de sus muslos, estaba impresionante. Nos sentamos uno al lado del otro, la cogí de la mano, la misma con la que se había estado masturbando, me la lleve a los labios y la di un beso en el dorso y me quedé unos instantes con su mano pegada a mí mejilla, olía a su coño. Estuvimos charlando de tonterías, pero yo solo tenía en mente su imagen masturbándose.

Al día siguiente, mi padre no tenía muchas ganas de levantarse, tenía una resaca del quince. Mi madre y yo decidimos ir a la playa los cuatro. Allí estaba Teodoro, tomando el sol.

–  No creo que te pongas más moreno, bromeó mi madre.

– Yo tampoco, pero soy como los lagartos, el sol me da energía para todo el día.

Nos pusimos a su lado, mi madre se sentó en la toalla y Teodoro se levantó, sacó tres refrescos de una nevera portátil que tenía a su lado y nos ofreció una a cada uno. Mi madre en ese momento no pudo dejar de fijarse en el bulto que se le sobresalía de su entrepierna, el se dio perfecta cuenta y sonrió, yo hice como si no lo hubiera visto. Un rato después  Teodoro se levantó y le dijo a mi madre,

– ¿Vienes a dar un baño?

– De acuerdo, chicos ¿Os quedáis al cuidado de las cosas?

– Nosotros también no metemos. Mis hermanos se metieron con una colchoneta.

– Qué remedio, iros

El agua les cubría hasta el cuello, yo hacía que leía un libro, pero me fijaba atentamente en todos sus movimientos. Teodoro me miró, y creyendo que no les observaba, cogió a mi madre por detrás y se pegó a ella, mis hermanos estaban alejados jugando con la colchoneta entre capuzones. Mi madre hizo el intento de zafarse, pero era muy fuerte y no pudo. Se notaba claramente que le estaba restregando la polla por detrás y ella no se resistía. Teodoro la soltó y mi madre salió del agua, él se quedo dentro, supongo que esperando que se la bajase la hinchazón. A la hora de comer nos fuimos cada uno a nuestro bungaló.

Esa misma noche, a mi padre le invitaron a jugar al mus, que es su debilidad desde las largas tardes de Universidad, era un concurso y estaba a tiempo de participar, solo llevaban un día de jugando. Aceptó sin pensárselo dos veces, a mi madre le sentó muy mal, pero no le dijo nada. Mi padre estaba enfrascado en el juego, mi madre muerta de aburrimiento y yo jugando con el móvil. En eso que mi madre se levantó, se dirigió a mi padre

– Oye, me voy a dar un paseo por la playa, tú puedes quedarte aquí.

– Vete, vete, le contestó sin mirarla.

Yo observaba atentamente, mi madre pasó por delante de Teodoro, que estaba hablando con otro hombre, le miró y éste le devolvió la mirada. A los pocos minutos, se levantó y se fue por el mismo camino que mi madre. Esperé un poco e hice lo mismo, Teodoro paseaba tranquilamente por la playa, cuando de improviso cambió de rumbo y se dirigió a su bungaló, abrió la puerta y apareció mi madre por un lateral y se introdujo rápidamente en él.

Ya me lo temía yo, fui corriendo por detrás de los otros bungalós hasta que me encontré justo detrás del suyo. Por suerte, la luz del farol que había en la pared estaba apagada. Me asomé por la ventana que daba a la habitación y en otro golpe de suerte vi que la persiana no estaba bajada del todo ni las cortinas echadas. Podía ver perfectamente toda la habitación, allí estaban los dos abrazados y besándose. Mi madre se desnudó rápidamente, el hizo lo propio, una polla enorme apuntaba hacia mi madre, ella la cogió  y acarició suavemente, apenas le cabía en la mano. El empezó a besarla sus tetas.

– Eres preciosa, tienes un cuerpo espléndido

– Tu polla sí que es espléndida, es la polla más grande que he tenido en mi mano y he tenido unas cuantas, pero es la primera polla negra.

– ¿Unas cuantas? Y yo que te creía una modosita…

– Mi marido me deja demasiado a menudo sola, y una tiene sus necesidades… y antes de mi marido no era virgen que digamos ¡Probé cuantas pollas pude y después de casada más!

– Pues ya te digo que hasta que no has probado una polla negra, no sabes lo que es bueno.

– Eso lo voy a comprobar enseguida.

– Pues hala, a la faena, que pa´ luego es tarde.

Mi madre se puso de rodillas e intentó meterse el rabo en la boca, apenas le cabía la punta, así que solo pudo chuparle el glande. El hizo que se levantara y la acostó sobre la cama, metió su cabeza entre las piernas y la comió el coño. Ella gemía, cerraba los ojos y arqueaba su cuerpo de placer. Cesó de comerle el coño y se puso encima de ella

– Hazlo despacio, no quiero que me revientes el coño el primer día. Este chocho ha de aguantar en buenas condiciones el tiempo que te queda de vacaciones.

Lentamente introdujo su mostrenco, mi madre se quejó del leve dolor del ensanchamiento inicial, pero enseguida pasó, era una polla afilada…de glande puntiagudo siendo gordo y un tronco bestial, así que el glande perforaba y el tronco ensanchaba. Su polla salía y entraba sin compasión, mi madre tenía levantadas las piernas, hasta que se cansó y las cerró sobre la cintura. Mi madre daba alaridos de placer, “más, más”, “Dios mío”, “no te pares cabrón” gritaba mientras se retorcía debajo del negro. El tío era incansable, la cama parecía que se iba a romper, el ruido del cabecero golpeando la pared resonaba como un tambor “bum, bum, bum”, en eso mi madre dio un gemido más fuerte que los anteriores, clavó las uñas en la espalda de Teo y se quedó quieta. Había llegado al orgasmo, él paró las embestidas, la besó en la boca y la hizo girarse… – Por el culo no, me destrozarías el esfínter. Joder con menuda tranca te gastas Teo… no me extraña que le hicieras cinco hijos a tu esposa ¡Menudo vicio!

– De acuerdo, preciosa, solo el coño…está bien.

– Sí solo por el coño, así a pelo quiero sentir el calor de tu polla abriéndome por dentro y el roce de tus venas hinchadas… ¡Puedes vaciar tus pesadas bolas dentro de mí! No hay problema de que te corras en mi útero con todo ese arsenal de lefa que tienes en tus huevos.

– Las tengo muy llenas… hace un mes que no me follo a una mujer.

– Se te nota, le estás poniendo mucho ímpetu al polvo, y además se notan duras, dijo agarrando el par de testículos enormes que le colgaban a negro. – ¡Aquí tienes leche para preparar un desayuno familiar! ¡Te pienso ordeñar a conciencia, cabrón!

– Ahora lo vas a comprobar ¡PUTA!

Soltó volviendo a poner la polla en la entrada de su coño, agarrándola por sus caderas la penetró sin miramientos, sus tetas bailaban adelante y atrás. Después de muchas embestidas, mi madre volvió a tener un orgasmo, mientras el semental africano no paraba de empujar batiendo su émbolo dentro de mi madre una y mil veces, hasta que esta vez él sí que se corrió dentro de mi madre. Rugió como un león de la sabana echando la cabeza hacia atrás y resoplando la llenó con su leche metiéndosela hasta los huevos. Mi madre tenía la cara apoyada contra la almohada, él se abrazó a ella por detrás agarrándole las tetas. Teo eyaculaba sin cesar, y mamá convulsionaba en otro orgasmo al sentir los chorros de esperma africano llenando su cavidad vaginal atorándola. Cuando él se recuperó un poco, se puso a la faena otra vez, mi madre estaba en la gloria, dudo mucho que ningún hombre y mucho menos mi padre, se la hubiera follado se esa manera ni por supuesto, tantas veces en una noche.

Habían estado hora y media follando, mi madre se levantó y empezó a vestirse rápidamente,

– ¡Joder, mira qué hora es, si mi marido me está buscando…!

– No te preocupes, no creo que se le ocurriera venir aquí a buscarte.

– No te fíes,

– Bueno ¿Qué te ha parecido tu primera polla negra?

– Ha sido increíble, nunca he gozado tanto con un polvo… ¡Y joder me has echado tres!

Un reguero de semen salía sin remedio de su raja, se fue al aseo y se limpió secándose el coño por dentro, al salir se agachó y chupó el glande de Teo, se lo dejo reluciente. Mi madre salió corriendo, por suerte para ella, mi padre todavía estaba enfrascado en el juego, iba ganando y se le concatenaban los contrincantes. No creo ni que la echara de menos. Desde lejos, vi como saludaba a mi padre y se fue a casa. Supongo que a darse una ducha para quitarse el semen.

A la mañana siguiente, mi madre bajó sola a la playa, desde mi cuarto y gracias a unos prismáticos, pude ver que los dos se iban nadando hacia el final de la playa, donde no había edificaciones. Bajé corriendo, los seguí por la arena sin que ellos notasen mi presencia, me escondí tras unas dunas y con la cámara de video empecé a grabar la escena, ellos pensaban que nadie les veía a esas horas de la mañana nadie estaba levantado, a excepción de dos runner. Ella metió la mano en el agua, se la estaría meneando. El la agarró, la subió en vilo y la hizo bajar, ella se abrazó a él y empezó a subir y a bajar lentamente, se la estaba volviendo a follar y a plena luz del día, sus gemidos llegaban hasta mis oídos gracias al eco.

Cuando acabaron, se fueron nadando hacia la zona donde estaba llegando la gente. Yo me quedé viendo el video que había grabado. En ese preciso momento empecé a maquinar la manera de aprovecharme de la situación.


El 17 de Agosto 2019, sábado. 

Pasaban los días y los encuentros entre ellos continuaron, hasta que llegó el día que Teodoro vino a despedirse. Tenía que volver de inmediato a su empresa para resolver un asunto urgente. Mi madre se quedó muy mal y mi padre, con su habitual sagacidad, ni se percató del estado de mi madre. Cuando mi madre creía que nadie la observaba, se quedaba fijamente mirando el bungaló donde tenía sus encuentros con Teo. Estaba claro que le echaba de menos. Varios días después de la partida de Teo, mi padre pilló otra cogorza celebrando con sus amigos de mus haber ganado el campeonato nacional, ya que había gente de todas las regiones de España. Esta vez tuvimos que ser mi madre y yo quien le llevásemos a la cama. Una vez acostado, nos fuimos al porche, allí nos sentamos en el banco que había. Le agarré la mano y se la besé. Ella me acarició la cara y me dio un beso en la mejilla.

–  Mamá, que te sucede, llevas un par de días que te veo extraña.

–  Nada, cariño. Cosas de mujeres.

–  ¿Le echas de menos?

–  ¿A quién?

–  A Teodoro, desde que se ha ido te veo triste.

–  ¿Qué te hace pensar que le echo de menos?

–  Papá ni los demás no se da ni cuenta, pero yo sí.

–  ¿De qué te das cuenta?

–  Lo sé todo, os he visto.

–  ¿Nos… viste? Preguntó aterrorizada. Su cara era todo un poema.

–  Sí, y además…

En ese momento saque el móvil empecé a reproducir el video que había grabado en la playa. Mi madre miraba  las imágenes fijamente. Cuando acabó la sesión de cine, miró con ojos vidriosos.

– ¿Por qué has hecho eso? Si tu padre los ve…

– Tranquila, papá no tiene porque verlas…

– Bórralo, por favor, bórralo. Y comenzó a llorar

– Eso tiene su precio,

– ¿Qué… precio? ¿Qué… que quieres decir?

La agarré de la mano, ella me miraba y respiraba profundamente.

–  Hace mucho tiempo que estoy enamorado de ti, me gustas, cuando haces el amor con papá, pienso que soy yo el que te lo hago, cuando yo te follo pienso que soy el único que te ha follado en todo tu vida.

– Estás loco, eso es imposible. Un hijo no debe pensar jamás en enamorarse de su madre… nuestra diversión follando es otra cosa, es sexo nada más. No es que sea normal, pero nos divertimos, nos damos placer y disfrutamos de lo que Dios nos ha dado por naturaleza. Pero el amor que yo te puedo dar y tú a mí solo es entre una madre y un hijo…no puedo enamorarme de ti, ni tú de mí.

– ¿Por qué? Si la ama…

–  Pero yo no te amo…, bueno, si te quiero, rectificó en el momento. – Pero es amor de madre y este no tiene nada que ver con el sexo que es una necesidad fisiológica que nos quitamos en familia… bueno a veces fuera de ella también.

– ¿Podemos ser viciosos pero no podemos enamorarnos…me quieres decir?

– Eso es, el vicio lo llevamos dentro y no lo podemos controlar, pero tú y yo no tenemos porqué enamorarnos para querernos toda la vida… ¡Mi amor por ti y por tus hermanos es más duradero que el que pueda sentir por vuestro padre!

Me miraba con los ojos llorosos y me acarició la mejilla con ternura. En ese momento un sentimiento de culpa me golpeó como un rayo, me sentía al ser más miserable del mundo. Mi madre, a pesar de lo que le había hecho, todavía me quería.

– Cariño, sabes que eres lo que más quiero en este mundo, pero debes entender que es imposible que tú y yo…

– Sí, lo entiendo, dije asintiendo cabizbajo.

– Debemos olvidar todo este asunto, será lo mejor para todos.

– Sí, toma, borra el video tú misma no vaya a mosquearse papá y nos joda las vacaciones, y le entregué el móvil. – Y perdóname, mamá, le di un beso y me marché.

– Gracias cariño, es lo mejor ¡Quiero que sepas que cuando te siento dentro de mí es lo mejor que me pasa ese día!

Me fui al balancín meditar, “Qué he hecho, madre mía, que he hecho, joder. Espiar a mi madre y chantajearla… ella tiene todo el derecho de hacer con su cuerpo lo que quiera y yo no soy quien para impedírselo” “Lo mismo no trae la cigüeña un mulatito” me hizo reír la ocurrencia, menuda cara pondría mi padre.  Al rato oí como me daban unos golpecitos en la espalda.

– Mario, ¿puedo sentarme a tu lado?

– Sí, claro mamá.

Me devolvió el móvil, Se sentó a mi vera, me cogió la mano y con la otra me acarició la cara. Se quedó callada.

– Mamá, lo siento mucho, estoy muy avergonzado.

– Lo que pasó con Teo…  no estoy orgullosa de ello, pero tu padre me tiene un poco abandonada…

– Lo sé mamá, se que papá no te hace el caso que mereces.

–…Y bueno también está eso de mis fantasías. Nunca lo había hecho con un negro y ya se sabe… “Una mujer no está completa hasta que un negro no te la meta”

– Si fueras mi esposa, te trataría como una reina, eres maravillosa y él no se da ni cuenta.

Me abrazó y me cubrió de besos la cara… – Tú sí que eres maravilloso, la mujer que se enamore de ti será la más afortunada del mundo. Casi la envidio.

– Espero que algún día puedas perdonarme y olvidar todo, no podría soportarlo si no lo hicieras.

– Si ya lo he hecho, amor mío. ¿Cómo no te voy a perdonar? Me has visto follar con un negro, pero eso no significa nada para lo que yo te quiero y os quiero a todos, solo era una fantasía.

Apoyé mi cabeza contra su hombro, ella me acariciaba el pelo. Permanecimos en silencio un rato, en la casa solo se oía los ronquidos de mi padre en su habitación.

–  Supongo que muchos hijos tienen esos deseos por su padres, solo que nosotros somos más audaces y hemos sido capaces de cruzar la línea roja. Dijo mi madre. – Pero lo de enamorarnos debemos de aparcarlo.

– Supongo. En cuando a desear follarse a su madre no creo ser el único.

– E incluso algunos tendrán sexo con su madre sin que lo sepamos, siendo nuestros amigos.

– Supongo que sí… es algo natural desear al otro sexo, y tú y yo tenemos sexos compatibles.

– Mucho, muy compatibles. Sin embargo te tengo que pedir perdón, es posible que me haya excedido en mi reacción.

En ese momento me dio un vuelco el corazón. Se levantó y me agarró de la mano, la seguí como un perrillo. Cogió su bolso y salimos del bungaló. Nos dirigimos al bungaló de Teo, mi madre sacó una llave y abrió la puerta.

– Me la dio antes de irse, por si acaso la necesitaba, está pagado hasta el domingo.

Nos dirigimos a la habitación, bajé las persianas totalmente, no quería mirones. Me giré hacía mi madre.

– ¿Estás segura mamá?

– Amor mío, ya no estoy segura de nada. ¡Solo estoy segura de una cosa ahora mismo! Y es que tengo un calentón de órdago y necesito que me apagues el fuego de mi interior YA.

– Yo también estoy que trino… voy  follarte para que te olvides del negro.

– Mario, no seas bruto. Ni se te ocurra cometer una locura con tu madre. Solo sexo y nada más.

– Lo sé

– Y que nadie debe enterarse, ni siquiera sospechar nada, y mucho menos tu padre o tus hermanos que nos la lían por no hacerles partícipes… hoy quiero darte mi coño solo a ti y deseo que me lo llenes bien hasta que queden secos estos cojones tan bonitos que tienes.

– No te preocupes que así se hará.

Mi madre se fue desnudando lentamente, me miraba fijamente a los ojos. Observaba atentamente su striptease, mi polla se puso tiesa… me gustaba la nueva situación familiar en la que poder ver a mi madre desnuda sin necesidad de esconderme, algo que hice durante años, ahora no solo la podría contemplar, sino tocar, acariciar y disfrutar de su cuerpo, un cuerpo firme gracias al ejercicio físico que realizaba en el gimnasio. Unos pechos preciosos con los pezones duros como piedras y unas areolas oscuras e inmensas. Tenía el pubis depilado por primera vez…eso me permitía ver su raja. Era una preciosidad, no comprendía como mi padre la tenía tan abandonada sin su ración de verga diaria.

– Qué cuerpo más hermoso tienes

– Gracias amor mío, mi trabajo me cuesta, me paso las horas machacándome en el gimnasio. Y total para qué, tu padre no me hace mucho caso.

– Si fueras mi esposa no te abandonaría ni un sólo instante.

Me cogió la cabeza con las dos manos y me atrajo hacía ella, me besó apasionadamente. A continuación empezó sobarme el pecho, conforme lo hacía me lo iba besando. Siguió bajando, me hacía un reguero de saliva… mi erección era notoria, la agarró y la besuqueó, mi polla se puso disparada hacia arriba.

– Mario, mi niño… ¡Qué maravilla!

Se la introdujo en la boca, empezó a lamérmela. Estaba en la gloria, suspiraba mientras la nombraba… – mamá, mamá…

Ella continuó chupando con frenesí y con una explosión me corrí en su boca, la pilló de improviso y la hizo toser. El semen resbalaba por las comisuras de sus labios, ella lo recogió con su mano y se lo introdujo en la boca. Me sonreía mientras se lo tragaba.

– ¡Vaya con mi niño…! ¡Estabas a reventar! Se rio

– Mamá, eres maravillosa mamando pollas, una verdadera felatriz ¡Si te dedicaras a ello serías rica!

– ¡Calla tonto… tu madre solo ejerce de puta contigo! ¡Vamos, ahora te toca a ti darme placer!

Se tumbó en la cama y abrió sus piernas, me señaló su coño… – Comételo entero, amor mío.

Me incliné sobre su coño y comencé a comérselo, ella suspiraba cada vez más fuerte. Agarraba las sábanas y estiraba de ellas, arqueaba su espalda de placer. Yo sujetaba sus muslos mientras metía mi lengua y jugaba son su clítoris

– ¡Dios, Dios mío! ¡Ummm! ¡Sí! Repetía a cada lametón que la daba.

Entonces con un grito llegó al orgasmo, se quedó jadeando mientras me sujetaba la cabeza  para que no la retirara.

– ¡Mario…vida mía…ha sido…maravilloso!

– Gracias mamá.

Nos abrazamos, el olor de su cuerpo era embriagador, estuvimos un rato descansando.

– ¿Te has recuperado, amor mío?

– Sí.

– Entonces déjame hacer ahora a mí.

Comenzó a masajearme la polla, cuando estuvo otra vez dura, se sentó sobre mí  y lentamente se la introdujo. La agarré por su cintura y empezó a subir y a bajar.  Mi madre iba aumentando linealmente la cabalgada, hasta un punto frenético resoplando cada vez más fuerte. Sus tetas botaban de manera excitante… arriba y abajo, luego se descolocaban cada una por su lado y entonces se movían chocando entre ellas. Mamá echaba la cabeza hacia atrás, gemía, se agarraba a mi cuerpo en un abrazo demoledor.

– Amor mío, ¡Dios! Ahhhh

Pronunciaba mi madre mientras se retorcía de placer. Agarré sus tetas, ella sujetó mis manos para que no los soltara. Entonces, con una explosión de placer, me corrí. Ella no aminoró ni un ápice su cabalgada, estaba en pleno éxtasis.  Me miraba con la boca apretada y su cara denotaba que estaba disfrutando plenamente. Dio un alarido, y se derrumbó sobre mí, los dos jadeábamos abrazados. Notaba sus convulsiones, su coño apretaba y soltaba mi polla en descenso de su rigidez.

– Mi vida,  me decía al oído, ha sido maravilloso.

Me cubrió de besos el cuello…la boca, en ella se quedó comiéndomela, le respondí a su lujuria. En ese momento comprendí que la sexualidad de mi madre era algo especial y como tal había que atenderla también de forma diferenciada.

– Sí, mamá, lo ha sido.

Permanecimos abrazados hasta que vimos que estaba anocheciendo. Mi madre se levantó  y me agarró de la mano.

– Debemos regresar, está anocheciendo y todos querrán cenar.

– Todavía le durará la cogorza de la fiesta que se han dado...

– No te fíes, debemos regresar por si acaso… además Julio y Luisa no creo que hayan bebido

– De acuerdo.

Llegamos al bungaló justo a tiempo, mi padre se había despertado y al no encontrarnos en casa había salido al exterior a buscarnos. Estaba en el porche, con la mano puesta en los ojos por que la luz del sol le molestaba por la resaca.

– ¿Dónde estabais? Dijo con una voz pastosa.

– No podíamos dormir y decidimos salir a pasear por la playa.

– Y me dejáis a mí solo

– Cariño, con la tajada que tenías anoche, pensamos que dormirías hasta el mediodía.

Y le dio un beso en la boca, con esa misma boca que unas horas antes se había tragado todo mi semen.  Nos metimos todos dentro

– Voy a preparar la cena.

– Te ayudo mamá.

–  No hace falta cariño, ya me encargo yo con Luisa. Tú descansa, que buena falta te hace. No creas que he acabado contigo y mira a tu hermana que también reclama lo suyo con tu padre fuera de servicio y Julio aun no está a nivel.

Me susurró al oído para que mi padre no se enterase. Pero mi padre con la resaca que tenía, no estaba para enterarse de nada, estaba con los ojos cerrados y la cabeza apoyada en la mesa, los otros fuera en el jardín del bungaló. Nosotros mientras tanto, aprovechamos para meternos mano por debajo de la mesa, nos acariciábamos como unos adolescentes. Mi madre llamó a Luisa que le echara una mano con la cena, entró y todo se acabó por ese día.

Pasamos varios días sin poder escabullirnos, ya pensábamos que no tendríamos más oportunidades para estar los dos juntos, solo los dos. Pero la última noche que íbamos a estar allí, mi padre decidió celebrar una partida de mus, para despedirse de las vacaciones, Julio tenía un grupo de chicos y chicas que no paraban en la piscina comunitaria y mi hermana Luisa cazó a un tipo mayor que ella que se encapricho de mi hermana. A mi madre no le importó esta vez, el problema era que ya no teníamos el otro bungaló a nuestra disposición, así que a mi madre se le ocurrió que lo hiciéramos en el mar, ella ya tenía experiencia.

Nos pusimos a pasear por la playa, nos alejamos a una distancia prudencial de la poca gente que andaba por allí, nos metimos en el agua, la playa estaba completamente a oscuras a excepción de la zona del chiringuito y los bungalós. Nos besamos con pasión de manera discreta, nos acoplamos perfectamente dejando nuestros sexos a plena disponibilidad. Mi madre me abrazó con sus piernas, yo la sujetaba con mis brazos por su culo y agarrándome la verga tiesa, se lo introdujo. Nada más llegar al fondo, la muy puta subía y bajaba lentamente enfundándose mi polla hasta la raíz. Jadeábamos como animales, de vez en cuando parábamos y nos quedábamos callados para comprobar si había alguien en las inmediaciones que pudiera descubrirnos. Estuvimos así un buen rato hasta que llegamos al clímax a la vez. Le propiné dos metidas rápidas y comencé a correrme dentro de su vagina. Esa sensación de vaciarme dentro de mi madre, no la tengo con nadie. Salimos y nos tumbamos desnudos en la arena, el temor a que alguien descubriese nuestra relación, lo hacía más excitante si cabe. Entonces se me ocurrió irnos hasta las dunas, desde donde grabé a mi madre y a Teo teniendo sexo.

– ¿Aquí? Preguntó mi madre

– ¿Por qué no? A estas horas nadie viene por aquí.

– Por mí vale.

– Ponte a cuatro patas hacia el chiringuito, si alguien viene le veremos antes que él a nosotros.

Su puso como dije y la penetré, inicié el bombeo, mi madre gemía. Yo iba alternando la vista entre la playa y ella, aumenté el ritmo hasta llegar a un frenesí que me hizo bajar la guardia y ya no miraba la playa, me agarré a sus tetas y seguí bombeando, con un grito me volví a correr dentro de ella.

– Sigue, no te pares cabrón… ¡Sigue follándote a tu madre! Me tienes a punto de caramelo.

Continué hasta que ella dio un alarido tensando su cuerpo, su barriga, sus brazos. Nos quedamos exhaustos, por suerte nadie nos oyó. Nos pusimos en pie y tranquilamente nos dirigimos hasta donde estaba mi padre. El seguía jugando a las cartas, seguro que no nos había echado de menos, ni nosotros a él.

– ¿Ya habéis vuelto?

– Si, hemos ido a bañarnos un poco para despedirnos de la playa.

– Eso está bien.

Mi madre y yo nos fuimos a las tumbonas que había a la espera que mi padre decidiese terminar de jugar. Al día siguiente partimos para nuestra casa, durante el viaje mi padre nos preguntó…

– ¿Os habéis divertido en estas vacaciones?

– Sí, contestamos al unísono los cuatro.

– Cariño, han sido las mejores vacaciones que he tenido, dijo mi madre. – Tenemos que repetirlas el año que viene.

– Sí, el año que viene tenemos que volver al mismo sitio, le dije.

– Está bien, si vosotros queréis, así lo haremos… esta vez no me equivocaré de lugar.





Nos reímos todos por la ocurrencia de papá. A partir de esas vacaciones, mi madre se ubicó fuera del armario de sus frustraciones siendo una mujer libre y desinhibida, una hembra que no necesita buscar fuera de casa lo que podía tener dentro cuando quisiera y, sin correr riesgos… follar con otro que no fuese su marido, con Julio, con conmigo, también estaba Luisa. Cumplir sus fantasías plagados de fetiches, y todo dentro de casa con solo chasquear los dedos, acudimos cual perrillo, estamos a su completa disposición, día y noche los 365 días del año. Mi padre también es otro y yo creo que todos hemos alcanzado un nivel superior en el sexo… follábamos a saco, todos con todos sin importarnos la hora y el con quién, nos apetece, lo hacemos. Toda esta orgía familiar al final tuvo sus consecuencias…follar a pelo por mucho que se controlase al ingesta de pastillas, puede no ser del todo eficaces.

Se cumplía la semana 36 y media del embarazo de mamá, sabíamos que era niño, pero nadie sabía quién era el engendrador. En verdad no era algo que tuviese relevancia, ya cualquiera de los tres sementales podía haber sido y por tanto lo íbamos a querer de igual manera. Sin embargo el 5 de mayo de 2020 nos llegó la sorpresa en plena cuarentena. Nació Ismael… un niño mulato ¿Adivinan quien preñó a mamá? Lo curioso es que para agosto Luisa también parirá el suyo, y no sabemos de qué etnia  saldrá, pero será niña. Aquí podemos apostar casi seguro al blanco.

…Al año siguiente regresamos en la misma época y casualidades de la vida, nos dieron el bungaló que Teo alquiló el año anterior, ¡Qué recuerdos me traía! Por suerte Teo no apareció, aunque mi madre a lo mejor le hubiera gustado verle por allí para darse un revolcón y sobre todo para presentarle al nuevo miembro de la familia, pero aquello no pudo ser…




Entradas más populares de la semana