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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Invalido para engendrar

 


El sexo con mi marido nunca ha sido fogoso, es un hombre de arraigados principios católicos tradicionalistas, piensa que él el sexo es algo que solo sirve para engendrar, más allá de eso es pecaminoso, por eso nunca he tenido placer cuando jodemos… pensaba que con los años le cambiaría sus principios, pero no he tenido éxito… nuestro placer sexual se limita al coito hasta que él se corre dentro de mí… y nada más, siempre de la misma forma…, cuando eyacula se acabó mi sexo aparcando mis ganas sin importarle como quedo yo. Al principio lo aceptaba porque tenía la concepción que el sexo bien encauzado, podría cambiarlo porque le amaba, pero con el tiempo estoy comprendiendo que mi cuerpo no le excita o le sugiere nada más que ser su un útero al que preñar… estoy convencida que es un inválido sexual, con todas las palabras, aun así le amo mucho.

Un día oí a una compañera de trabajo y amiga hablar escuetamente cómo eran las relaciones sexuales con su esposo, se ufanaba de que ella era la que llevaba la iniciativa y lo mucho que lo disfrutaba, por eso una noche que estaba con mi marido me acordé de ella y traté de llevar la iniciativa…, lo que recibí fue una hostia con la mano abierta y una expresión que me dolió mucho más… “te estás comportando como una PUTA”, le conteste que quería ser su PUTA exclusiva. Esa noche lo que hubo fue embrollo en lugar de sexo. La cosa quedó así, solo con un coito rápido para que mi esposo se desfogara, llenándome de leche, una vez más solo drenó sus huevos… y yo frustrada. Joder, como era posible, mi amiga que contaba tantas cosas que me provocaban.

En un paseo familiar a una finca que tenía piscina fuimos un grupo de amigos con las familias, fue un amigo y compañero de trabajo de mi esposo, a mi esposo no le gusta meterse en las piscinas y mi hijo estaba jugando al futbol, yo me metí a la piscina y ahí estaba también Damián el amigo de mi esposo, me invito a que fuera hacia la parte profunda de la piscina le dije que no sabía nadar, me contesto que él me cuidaría y me enseñaría a dar los primeros pasos en natación, efectivamente comenzó con todas las técnicas de enseñanza… que agárrate del borde de la piscina, que mueve los pies para que tu cuerpo se levante y mantente en esa posición, de pronto puso mi mano en mi estómago y empujó hacia arriba diciéndome que tenía que levantar más el tronco, sentí un cosquilleo y no sé por qué, después me volvió a tocar la barriga repitiéndome que levantara el cuerpo, no sé si por el nerviosismo que me producía el contacto con su mano o si era que quería que siguiera colocando su mano en mi barriga… me hacia la torpe.

Agarró mi muslo bastante arriba muy cerca de la entrepierna, eso me hizo temblar, creo que él se dio cuenta, me dijo que debería mover la pierna al ritmo que él me estaba indicando. Me dijo ahora te voy a sostener con las dos manos, sujétate del borde de la piscina…

-      Primero tenme no sea que me hunda… me da miedo.

Puso una mano sobre mis tetas y la otra en mi monte de venus, aunque llevaba un traje de baño completo, ese contacto me volvió a hacer vibrar, sentí que su mano que estaba puesta en la parte baja casi tocaba mi rajita, con mis movimientos torpes de natación él la fue deslizando hasta tenerla en mi vulva. Aturdida no sabía qué hacer, miré a mis alrededores y todos estaban distraídos, así que dejé que siguiera con su mano puesta ahí. Comenzó a mover los dedos y a hacer presión sobre mis labios vaginales por encima del vestido de baño, quería recriminarlo pero desde muy dentro sentía también satisfacción y ganó la libido a mi dignidad… me dejé tocar un buen rato, él no se atrevía a más, solo presionaba sus dedos y quitaba su otra mano y de mis tetas y las volvía a poner…, imagino que notaba mis pezones duros, hasta que noté que ya no ponía su mano firmemente sobre ellas, sino que solo las rozaba…, me llené de miedo a que nos descubrieran.

-      Voy a descansar un rato, por favor acércame al borde de la piscina.

Lo hizo pero se dio las mañas para que mi cuerpo rozara con su cuerpo y sentí que estaba excitado,  me puse de todos los colores, seguramente él se dio cuenta, porque me dijo muy sutilmente…

-      Tranquilízate, solo es admiración por ti, mi gustas mucho y que el solo verte me pone así de excitado… y mucho más si te toco como ahora.

No supe que contestar y ahí estuvo el error (aunque creo que no fue ningún error), volvió a arrimarse y sobarme su polla erecta en mis nalgas y se retiró diciéndome…

-      Me gustaría conversar más contigo….

-      Me da miedo esto… no quiero que mi esposo piense mal.

-      Es normal, tu marido tiene mucha suerte de tener a una mujer tan hermosa en casa, y tú eres muy recada y delicada.

Seguimos conversando, intencionalmente ubicaba, mi cuerpo podía sentir su verga, de pronto volví en sí y me preguntaba qué estaba haciendo con Damián… es amigo de mi esposo.

-      Me siento mal.

-      Si tenemos más charlas a menudo, te vas a sentir muy bien.

Se terminó el día de campo en la parcela de Damián, y pasó el tiempo. En una ocasión a mi esposo le toco viajar por dos semanas, ese sábado mi suegra se había llevado a los niños y yo estaba sola en el apartamento ya que con ella no me la llevo muy bien. Cuando mi esposo no está en casa me gusta ponerme sus camisa, unos tangas diminutos y sin sujetador y pasearme por toda la casa, e incluso me produce morbo porque me he dado cuenta que en más de una ocasión un vecino del bloque de edificios de enfrente anda mirando, incluso a veces hasta con un telescopio.

Llamaron al timbre de mi puerta, cuando me contestó que era Damián, corrí a la habitación me puse una sudadera larga y salí, abrí la puerta. Venía por unos detalles de mi esposo, lo invité a entrar… nos sentamos en la sala, le ofrecía algo para tomar y conversamos de todo y de nada, incluso le pregunté que si él andaba con mi esposo por qué solo fue una semana…

-      A tu marido le ha tocado el trabajo más duro, terminé mi parte y me volví.

De pronto sacó a relucir lo que había sucedido en la finca y que se había quedado maravillado y que viéndome como estaba vestida, le producía una excitación extrema, le dije que no bromeara con esa pinta en una sudadera tan desaliñada, no podía estar ninguna mujer bonita. Miraba mis tetas, y claro se había soltado un botón de la camisa y desde su posición se debían ver el escotazo.

-      Creo que solo son caprichos tuyos, lo de la piscina ese día no fue nada como para que tengamos un rollo… lo pasamos bien y ya se acabó.

-      Anda, abre este detalle que te he traído.

Fui hacia la mesa donde había dejado el paquete, se puso detrás de mí, cuando sentí su proximidad no supe que hacer, aspiró el aroma de mi cuello.

-      Qué perfume más tan exquisito.

No me había puesto nada, por eso solté la risa.

-      ¡Déjate de bromas!, debo oler fatal, ni siquiera me había duchado, estaré sudada.

-      Eres una mujer espectacular porque hueles delicioso a mujer de verdad.

-      Por el amor de Dios, para por el bien de los dos.

Me quité de en medio y fui a la cocina a tomar un vaso con agua, se fue detrás mí y mientras llenaba el vaso me abrazó.

-      Me traes loco… estoy que no sé qué hacer. Eres una mujer muy hermosa, atractiva.

Quedé quieta y comenzó a besar mi cuello, yo tratando de apartarme y de evitar que la excitación me invadiera porque sabía que perdería el control, pero no lo logré, terminamos besándonos, acariciándonos. Luchaba en mi interior tratando de conservar la postura de mujer digna. Esa vez fue un día de sexo rechazado, ya que el trató de tocar mi vagina pero no lo deje, me trató de pegar la polla dura a mi culo y tampoco lo dejé… quedó bastante frustrado, pero dejó claro que seguiría insistiendo hasta que perdiera todos los temores y me dejara llevar por el deseo del placer.

En otra ocasión, que como es lógico sabía que mi esposo estaba de viaje, me llamó y al preguntarme por mi hijo les dije que pasarían el fin de semana donde mi suegra.

-      Me gustaría que me acompañaras esta tarde a escoger algo que debo comprar… me encantaría que fuera de tu gusto o al menos me orientaras.

Acepté ilusionada y temerosa de lo que pudiera ocurrir. Fuimos a un centro comercial, se compró ropa para él y ropa de mujer muy sexy, me invitó a su apartamento para dejar las cosas, después me llevaría a casa, estuvimos conversando un buen rato, hasta que me pidió que me pusiera la ropa de mujer que había comprado para ver cómo me quedaba.

-      Creo que si te sirve a ti, le va a servir a mi amiga.

Si pensarlo mucho me la puse porque era muy bonita, la verdad. Me miré al espejo antes de salir de la habitación y la realidad era lo bien que me quedaba, cuando Salí dio un suspiro.

-      Joder, Marina… me va a dar un infarto. Quédate un rato así, me gusta verte despampanante como estás. Eres demasiado sexy para que no te den todo lo que te mereces en esta vida, amor, caprichos y mucho sexo…

-      No te equivoques Damián tengo de todo eso con mi esposo…

-      Permíteme que tenga alguna duda sobre los caprichos y el sexo, pero no quiero molestarte porque estás divina con ese conjunto…

Me puse a desfilar y cuando me di cuenta, se estaba sobando la polla por encima del pantalón, me ericé toda la piel, ya no sabía qué hacer. Me invitó a sentarme a su lado para que miráramos algo en el ordenador… era una página porno y me mostró una película.

-      Ves Marina, todo en el sexo era normal.

-      No necesito ver nada así… con Esteba estoy bien servida…

Como si yo no supiera lo que era joder como una zorra desorejada…, solo que no deseaba volver a caer en las redes del sexo sin control, ahora era una mujer decente y deseaba no regresar a mi pasado desorganizado, sin embargo se me comenzó a mojar el coño como hacía tanto que no lo hacía, me agarró atrayéndome hacia su boca y me besó en los labios…, nuestras lenguas se juntaron metió su mano debajo de la falda. Por encima del tanga acariciaba mi vagina.

-      Mira como chupa la verga, esa rubia.

Miré el video, me excité demasiado. Se bajó el cierre del pantalón y se sacó la verga… ¡Joder como estaba ese mostrenco! Aquella polla alcanzaba al menos los 20 cm, era grande y gruesa, pero sobre todo estaba dura como un tronco de roble centenario… la puso para que la agarrase con mi mano, así aquel cipote tremendo y torpemente lo masturbé. Luego, presionó mi cabeza para que bajara, me tenía dominada la lujuria y el deseo de sentir de nuevo un sexo salvaje que me diera la vida. Lo fue haciendo con tanta sutiliza que cuando me di cuenta ya estaba enfrente de mi cara ese pedazo de carne erecto… los efluvios a macho me llegaban entorpeciendo mi raciocinio.

-      Imagina que es un helado a punto de derretirse, lámelo y chúpalo como tú sabes.

Más de diez años habían pasado de no mamar una polla como Dios manda, tenía curiosidad de revivir esa sensación en mi boca, comencé a lamerle la cabeza, todo el largo tallo venoso, hasta que me desaforé y chupaba y lo lamia embadurnándolo todo de saliva. Él se iba desnudando, mientras no me encaramaba a su viga empotrada con más y mejor dedicación, con una mano le sujetaba los huevos, se los elevaba y los chupaba… luego me los metía uno a uno en la boca jugando con ellos en mi interior con la lengua… su olor a macho me desquiciaba. Al poco vi que él ya estaba desnudo completamente, me fue desnudando a mí.

Bajó con sus labios por mi cuello mientras metía los dedos en la raja de mi vagina, chupo mis pezones como un recién nacido. Mi coño chorreaba líquidos de placer como no recordaba, él se encargaba de recogerlos en sus dedos y los puso en mis labios, en ese momento de lucidez me asombre de sentir que estaba lamiendo mis propios jugos vaginales, me supieron ricos y chupaba con avidez esos dedos, del mismo modo que mamé su verga endurecida. Siguió bajando hasta llegar a mi coño, lamió los labios vaginales, la punta de su lengua jugaba con mi clítoris, de pronto y sin esperármelo sentí que metió un dedo en mi ano, aunque noté un poco de incomodidad me gustó mucho tener las dos sensaciones a la vez, en mi clítoris y culito…yo ya estaba fuera de mis casillas ya había tenido un orgasmo sutil, con solo haberme tocado.

Me acostó en el sofá quedando despatarrada con el coño a su total disposición, frente a él su lanza de punta gorda, un ariete que debía haber roto más de un coño. Cogió su verga y comenzó a golpear mi vulva con ella a modo de porra… eso me hacía estremecer, sentía que salpicaban mis jugos en cada golpe, luego abrió mis labios con el cabezón, mojó su glande en los jugos entre los labios vaginales y subió hasta el clítoris… se juntaron los dos glandes, el de mi clítoris estaba a reventar, el suyo también. Jugó un rato desesperándome, deseaba que la metiese y la metió despacio haciéndome sentir cada centímetro entrando en mi hambrienta vagina…. Solo tenerla dentro me hizo estremecer de placer.

Mientras me tenía la verga metida, acariciaba con sus dedos mi clítoris y su otra mano acariciaba mis pezones… nunca nadie tomó tanta dedicación a darme placer, solo para mí… lloraba de emoción estando al borde de la locura con tanta excitación, logró sacarme un nuevo orgasmo al cabo de un unos minutos follándome así de rico y atento. Después de convulsionar y relajarme, me puso de rodillas a cuatro patas, empujo mi espalda para que mi culo quedara levantado, sobaba la punta de su polla por mi raja otra vez, notaba el calor emanando de ese cabezón entre mis labios hinchados, a la vez sentí un dedo acariciando mi ano, el escupió sobre él y metió su dedo pulgar…, me hizo ver estrellas de felicidad. Movía la pelvis porque quería sentirlo más dentro, el metió el pulgar hasta la última falange, eso me dolió un poco pero era tanta la excitación que pasó casi de inmediato. Sus manos agarraban mis nalgas y su dedo ampliaba más mi culito… era riquísimo sentirme así penetrada por ambos agujeros a la vez… notaba como su dedo presionaba la polla que me follaba por el coño.

Con mi cara pegada al sofá y mis tetas posadas, tomó mi cuerpo estaba siendo agasajado por las manos de ese macho, ambos agujeros horadados y de vez en vez me acariciaba la espalda, me besaba a lo largo de la columna vertebral haciéndome tiritar de emoción, era sin duda totalmente suya… ni siquiera me percaté que follábamos a pelo. La sacaba cuando estaba a punto de correrse, para retrasar su eyaculación… eso me ponía frenética…, pasaba la punta de su verga por toda mi raja hasta mi ano una y otra vez. Colocó el glande en la bocana de mi coño y empujó otra vez enterrándola entera hasta los huevos… de pronto me hizo gritar de placer, la había metido con dureza y eso me encantaba… Damián iba a saco con mi coño, me dio la vuelta, se lo pedí, deseaba ver su cara, su cuerpo y toda su emoción de estar follándome… su hermoso cuerpo tenso.

Se quedó quieto, abrió mi piernas se recostó contra mi cuerpo presionando mis pezones sobre su pecho, besó mis labios metiendo su lengua en mi boca, lucharon ambas lenguas en un juego mordaz con los labios, en tanto sus manos acariciaban mis grandes tetas… luego se deslizó por mi cuelo, lo besó atorándome de escalofríos que me erizan todo el cuerpo. Percibía a su vez su tranca partirme en dos en mis entrañas, no sentía dolor sino un placer tan angustiado como ansiado tanto y tanto tiempo…. Nos cruzábamos la mirada, la manteníamos firme aguantando sus duros empellones… todo mi temor de ser follada por ese macho fue desapareciendo en el transcurso de la follada. Lo atraje a mi boca, a la vez de movimientos lentos y profundos de bombeo, nunca pensé que fuera tan rico el sexo con alguien que poseía una verga descomunal, porque después del dolor fuerte que sentí al principio, los besos, su ternura, las caricias en todo mi cuerpo, su dedicación a hacerme disfrutar… me llevaron a un éxtasis indescriptible. <<¡¿Por qué no podría ser así mi esposo, por qué no le había encontrado antes?!>>Este sexo me hubiera hecho una mujer diferente.

Llegó un momento en que mi amante no iba a aguantar más follando mi coño, eso me hizo la mar de feliz…, ser capaz de sacarle placer a un hombre como él, llegar a drenar sus ampulosos testículos llenos de la esencia vital, de toda su masculinidad… saber que me lo iba a dar a mí, me convertía en una mujer completa y feliz, y en eso estamos todas la mujeres de acuerdo al follarnos.

-      Marina, estoy a punto de correrme…

Estaba pidiendo permiso para hacer lo que yo le dijera.

-      No la saques por favor… necesito que te corras dentro de mí… solo te pido eso, lléname de leche, hazme completamente tuya… ¡¡Hazme feliz por Dios Santo!!

La metió a fondo tras unos cuantos empujones y eyaculó bañando todo mi fondo uterino… percibía la tensión de su cuerpo, mis uñas se clavaban en sus brazos fuertes tensos, los chorros de semen salían potentes a la par que el coño los devoraba ávidamente… nuestra bocas se acoplaron lamiéndonos, su verga toda entera enterrada palpitaba, sentía como vibraba endurecida soltando leche espesa y fértil que me daba la vida…, su olor a macho y la textura de su piel pegada a la mía me elevaban al Olimpo de los dioses. Se mantuvo un rato más dentro de mí cuando ya no lanzaba más esperma, nos besábamos con frenesí y finalmente la extrajo… y yo me lancé ávida a limpiársela en agradecimiento, mi boca entró en contacto, lo recuerdo duro y excitado a pesar de haber vaciado sus huevos…, me sujetó y antes de darme cuenta me estaba follando la boca, aun le quedaban ganas y le permití que se acabara de desahogar en mi boca… al poco sentí su leche entre la lengua y el paladar, su crema embadurnaba los dientes y cada papila gustativa con su esencia de macho… fue mi primera experiencia bebiendo semen en tantos años, no sentí repulsa, todo lo contrario, me hacía feliz que usaran mi boca para complacer sus fantasías o necesidades sexuales.

Nos quedamos un rato acostados y luego vino una especie de lamentaciones por mi parte, el me consoló… todo aquello se quedaría en absoluto secreto entre los dos, nuestra relación no podía ser nada que no nos hiciera feliz a ambos. Me sentía segura que no me chantajearía, me dejaría volver a estar con él cuando yo lo estimase oportuno, muy complacida aveces lo llamo y le digo que tengo ganas de sentirlo dentro de mí, en verdad tengo ganas de tenerlo siempre, pero estoy casada y no me puedo hacer chantaje a mí misma. Aprendí a ver el sexo desde un panorama de dignidad y lujuria, buscaba sus páginas porno favoritas y de historias eróticas para cubrir sus fantasías y las mías, sin dejar de ser una mujer decente a la vista de todos…, pero en mi vida no siempre he sido una mujer recatada como ya imaginan. Cuando no tenía nada que perder, viví una vida de mayor libertad sexual, en especial me marcó la aventura con mi padre, la cual me abrió las puertas a otras con mis amigas de secundaria… yo por entonces era una tarambana y no me importaba nada más que disfrutar del momento, experimentar y sentirme libre de hacer cuanto mi cuerpo me pidiera.

Con Damián continué teniendo encuentros acordados de manera habitual… y tanto fue el cántaro a la fuente que acabé llena. Follábamos como pecadores desorejados y siempre a pelo, por supuesto. Debía de ser mediados de marzo cuando noté los primeros síntomas de mi embarazo, el predictor lo corroboró y el ginecólogo me fechó las semanas de gestación, cinco para ser exactos. No sabía quién era el progenitor, si mi esposo o mi amante, lo sí tenía muy claro era que mi panza no la podría disimular y que el padre es mi marido Esteban, el que se encarga de todos mis partos, de todos mis hijos y de mantener unida esta familia. La felicidad de mi marido era tan grande que me olvidé de mi amante, solo me dediqué a recibir las atenciones de mi hijo mayor y su padre… me cuidaban, me mimaban, me hacían sentir la reina de la casa, ¡¿Qué más podía pedir?! Además, Esteban me follaba lo habitual dos o tres polvos mensuales, que estando preñada no estaba mal, aunque me cuerpo pedía más marcha, siempre pedía un extra de sexo del que mi esposo daba.




Aunque mi nombre es Marina, todo el mundo me llama Nina desde siempre, soy una chica con una cintura muy pequeña y grandes caderas eso se lo debo a la herencia genética de mi madre…, y tal vez no era lo único que heredé, ya que a mis 13 años empezó una fascinación por masturbarme, mi madre me confesó que ella a mi edad no solo se masturbaba hacía años, sino que tenía novios con quienes follaba habitualmente casi todos los días. Yo, sin haber tenido relaciones sexuales hasta ese momento, la sensación de correrme hacía arrastrarme a tocar mi coñito todos los días desde la primera vez que lo probé, bueno para que se entienda un poco mi vida, diré que vivo con mi padre y mis dos hermanos mayores gemelos, ellos tienen 19 años y papá tiene 42 años, y ejercen sobre mí un cuidado tan meticuloso, que me siento una muñeca de porcelana.

Mis padres se separaron, mamá se casó, mi padre no, aunque es un hombre muy joven y no dudo de que encuentre el amor de nuevo.

Pero continuando con la historia, como soy la mimada de la casa, mi padre amplió mi cuarto y tomó el trastero colindante… ahí me hizo un vestidor, lugar que yo utilizó para masturbarme, me gusta hacerlo frente a la ventana, no sé si es el morbo o quizás porque sé que la casa de al lado estaba vacía, pero una noche de tantas y mientras masajeaba el clítoris… me masturbaba totalmente desnuda con las piernas muy abiertas puestas sobre los reposabrazos de la silla de mi escritorio, la luz de la casa de al lado fue encendida más exactamente la luz del estudio y fue ahí donde vi al que parecía mi vecino, un chico como de unos veintitantos, de tez negra con su gran verga, masturbándose con el mismo ímpetu que yo y en lugar de suspender lo que estaba haciendo porque me pilló por sorpresa, seguí, abriéndome más de piernas y mostrándole mi vagina y mis fluidos en todo su esplendor… le me miraba y también se corrió por sus gestos.

Esa noche me corrí una y otra vez, quería tener esa verga en mi coño. Mis amigas mayores me han dicho que una buena verga es la gloria…, por supuesto que las dos de dieciséis años ya han follado, las otras que son de mi edad, no, que yo sepa. Mi mente se puso en blanco y podía imaginar la cara de zorra que tenía en ese momento, era demasiado el placer que sentía y el hecho de ser observada por el vecino mulato me encendía más. Así seguí toda la semana restante masturbándome a la misma hora y en el mismo lugar y mi vecino que hasta ahora ni su nombre sabía, hacia lo mismo, me acompañaba en esa lujuriosa tarea desde la distancia.

Un día sin que lo esperara, y como era costumbre en mi casa, mi padre había invitado a cenar a alguien. Mientras los chicos preparaban la mesa el timbre los interrumpió y mi padre anuncio que la visita había llegado, los gemelos lo sabían, pero no sabía que teníamos invitados… en el momento que abrí la puerta y con solo ver a una de las personas que tenía de frente mojé mis bragas.

-      Hola nena soy Miriam tu vecina y él es mi esposo Jacobo, tu padre nos ha invitado a cenar hoy…, sabes yo trabajo en la oficina con tu padre.

Solo pude decir un hola y bienvenidos soy Nina. Papá salió y saludó a la pareja con mucha cordialidad, Miriam era una chica blanca y rubia de cabello corto y ojos verdes, contrastaba muy bien con su esposo que es un guapo negro, alto y bastante fornido. Mientras tanto los gemelos y yo nos mirábamos extrañados, papá era muy amigo de la pareja. Ya en la mesa papá empezó a contarnos que él había ayudado para que Miriam y su esposo comprarán la casa de al lado, también supe que Jacobo es escritor y trabaja desde casa y que se habían mudado hace un mes.

-      Si Jacobo trabaja mucho en su nuevo libro, no sale del estudio, él es un hombre muy juicioso. Dijo Miriam

A propósito cuántos años tienen ustedes, le pregunté a Miriam.

-      Yo tengo 27 y Miriam tiene 25.

-      Están casados desde hace tres años, se podría decir que están en plena luna de miel. Continuó diciendo papá.

Al sentarnos en la mesa me tocó al lado de Jacobo y quizás la cena transcurría con normalidad hasta que mi mente empezó a divagar ahí en la mesa, solo veía en mi mente su verga masturbándose y no pude evitarlo, mandé mi mano a las bragas más de una vez, se empalmó al verlo… yo era la única persona que se daba cuenta de lo  grande y gruesa que era, estaba en el mejor punto de vista. La imaginaba venosa y si me preguntan… desde mi atalaya se veía exquisita, estuvimos así por un largo y deleitable rato hasta que noté su mano en mi muslo, saqué mis dedos de la raja del coño e impregné los suyos con jugos viscosos…, acto seguido saboreó mi coño en sus dedos con disimulo. Me disculpé recogí mi plato y me fui a mi habitación, con la excusa de que tenía mucha tarea…. Esa noche al igual que todas nos masturbamos en la distancia, frente al otro.

Al día siguiente papá, me anunciaba que él y varias personas de la oficina se irían a un viaje de negocios… mi padre fue nombrado jefe de proyecto, me ofreció ir a casa de mamá para pasar con ella esos cuatro días, ya que los gemelos tenían planes con sus novias… por cierto no he dicho que también son gemelas. Mis hermanos se fueron a pasar esos días con ellas… acostumbraban a estar juntos como si fueran matrimonios, sin ningún problema se acostaban con mis hermanos en casa ellas, compartiendo las camas, cada una con su respectivo gemelo se entiende…, o sea, que ambas familias sabíamos que las dos parejas follaban como conejos en una u otra vivienda, bajo el amparo y visto bueno de los padres respectivos, sin embargo yo era la pequeña, y a mí no creo que me permitiera mi padre traer un novio a mi cama, tal vez mi madre, aunque creo que tampoco.

-      Papá por mí no te preocupes yo me quedo aquí en casa, además tengo que entregar varios trabajos atrasados… y me sé apañar muy bien con las comidas.

-      Ok, hija ya sabes si necesitas algo me llamas, en tu cuenta te puse dinero y hay comida de sobra y si algo pasa urgente, llamas a tus hermanos van a estar a unos minutos de aquí en casa de las chicas. ¡¿Estamos?!

-      Si ya entendí, papi. Me portaré bien. Espero que el proyecto sea un éxito.

Todo marchaba bien esa noche tenía la sesión de todas las noches, así que me duché y salí en bata para empezar la función de siempre. Pero me interrumpió el toque de la puerta. Al abrir la puerta no había nadie y pensé que me estaban haciendo una broma, pero en realidad, no era esa puerta la que tocaban si no la de la parte trasera, la que da a la cocina. Al abrirla Jacobo me besó como nunca antes alguien me hubiera besado, al terminar el besó me susurro al oído, te voy a romper esa coñito esta noche, pequeña zorra. Yo no supe qué decir, no niego que me descolocó lo de “pequeña zorra” no me esperaba es adjetivo, pero con solo ver la cara de lujuria de Jacobo,  me calenté así que no le di importancia y solo pude articular un Sí.

Me quitó la camiseta de un solo movimiento y sin esperarlo me subió a la encimera de la cocina.

-      Abre la piernas pequeña zorra, está noche te voy romper el coño, ¡Serás mía!

Me abrí de piernas muy obediente, tenía ansias y solo le pude decir, que nunca había estado con nadie, a lo que él respondió, lo siento por tu coñito, intentaré ser delicado. Eso esperaba porque mi coñito era una rajita constreñida y su cipote un badajo largo y ancho de morir. Sabía cómo tratar a una nena…, empezó con lamer la vagina de arriba abajo, lamiendo poco a poco mis labios menores y a su vez el clítoris, se sentía tan rico que solo eso salía de mi boca. Rico… si... que ricooo... rico... rico. Cuando llegué al clímax y me corrí en su boca el lamió y limpio todo muy bien.

-      Ahora te toca a ti, pequeña zorra. Chúpame la verga… espero que al menos eso lo hayas practicado.

-      No, tampoco me he comido una polla…

-      Hazlo pensando que es un helado a punto de derretirse.

Así lo hice aún con mis piernas temblorosas. Bajé de la encimera rauda, me arrodillé frente a él y cuando tiré de su pantalón junto a su bóxer, salió esa verga disparada apuntando a mi cara, me resultó más grande de lo que la recordaba. Aunque al principio no podía meterla casi nada a mi boca la excitación y la saliva fueron ayudando a estirar las comisuras de mi boca, forzando a tragarme al menos su glande, no más. La empecé a chupar y a lamer como si del mejor helado se tratará y presentía que lo hacía bien por qué Jacobo me pedía que no parará de chupársela. Al cabo de unos minutos, me tomó de los hombros, me puso de pie y me besó… ordenó colocarme de nuevo sobre la encimera.

 


 

Me abrió de piernas, escupió en mi vagina y masajeó el clítoris, sus dedos me abrían los labios y dos entraron en el conducto. Yo miraba su gran polla completamente tiesa como una viga empotrada entre sus piernas, y para contrapeso unos cojones que debían albergar una cantidad ingente de leche. Tomó el garrote de su verga y puso el orondo glande entre los labios, buscó la entrada del coño y poco a poco me penetró, si reparo me daba empujones que me hacía notar cada centímetro de ese grueso falo… no fue tan doloroso como me imaginé, solo que al llegar al himen lo desgarró de un solo empujón… solo pude gritar, pero Jacobo ahogó mis gritos con un apasionado beso metiendo su lengua en mi boca, después de un rato yo ya no sentía dolor y mi lengua le respondía comiéndole los gruesos labios de su boca…. ¡Lo que sentía era un placer inmenso!

Tanto que le pedía me diera más y más. Jacobo me llevó a la sala montada sobre su grupa sin sacar la polla del estuche, así no se le enfriaba teniéndola metida en la vaginita de sus vecina…, me puso frente al espejo de la misma forma que yo me pudiera ver, pues decía que tenía la cara de la puta más satisfecha que él hubiera visto y la verdad era muy cierto, esa posición en la que él me tenía incrustada, mi espalda daba contra su pecho y yo quedaba totalmente abierta ante el espejo… podía observar su cara, su cuerpo tensándose a cada empellón y a la vez como su gran verga, me abría la vagina al entrar y salir de mi recién estrenada gruta. Jacobo susurraba…

-      Así te la quería meter pequeña zorra, no sabes las noches que deseé romperte está rica y apretada vagina y el saber que soy el primero me llena más de regocijo… creo que he preñado a mi mujer, pensando que te follaba a ti.

Esas palabras me excitaron mogollón… luego me acomodó en varias posiciones diferentes y me embistió de manera salvaje y sin contemplación, no supe cuántas veces me corrí sin que él llegase al orgasmo, la verdad que deseaba que se corriese y acabase de perforarme las entrañas una y otra vez… pensé que tendría dolor de ovarios durante una semana por lo menos, pero lo deseaba tener dentro de mí… solo sabía que ese hombre me llevaba a la locura con cada pollazo. Salí de mis pensamientos cuando Jacobo me dijo que me estaría follando todo el tiempo que estuviera sola en casa… que no descartaba romperme el culo uno de estos días, para que mi coño descansara. Casi se lo agradecí, pero mi ano era más ceñido y eso dolería mucho.

Le pedí que me diera por el culo ahora. Ni se lo pensó, salió para la cocina, trajo sus pantalones y de ellos sacó un frasco de “Lubricante y Dilatador”. Yo aún estaba procesando, sabía que me dolería, pero también intuía que me gustaría, pues mis amigas de dieciséis lo habían probado con sus novietes… con pollas más pequeñas, todo hay que decirlo, ellas amaban el sexo anal, ¡¿Por qué no me iba a gustar a mí?! Así que deseaba vivir esa experiencia.

Jacobo me puso a cuatro patas, se puso manos a la obra en mi ano y empezó a lubricarlo con su lengua, eso se sentía delicioso, después de un tiempo de lamer mi vagina y mi ano, se aplicó el lubricante en su mano y empezó a meterme primero un dedo, luego dos, después tres. Ese par de  dedos entraban y salían de mi ano con mucha facilidad y aunque al comienzo fue incómodo, el continuo haciendo bien su labor pues sabía que su verga me partiría aún más si no me preparaba bien. Cuando sintió que estaba lista ubicó su gran glande en mi entrada y fue haciendo presión en el ano y de una fuerte embestida me dejó ir esa gran verga hasta el fondo. Mis lágrimas salieron y el simplemente me decía. Tranquila mi pequeña puta, vas a ver después de que te acostumbres me vas a pedir que te la meta siempre por tu rico culo.

Después de estar un rato sin moverse, empezó con un Vaivén y lo que era dolor se convirtió en placer yo estaba experimentando algo sublime, por el espejo veía como esa gran verga entraba y salía, se veía fabuloso ver cómo mi culo se la tragaba. Al cabo de cinco minutos, cambió de agujero y era mi coño el que era agasajado, y tras otros minutos, el culo… así estuvo más de un cuarto de hora hasta que se envenenó dándome polla solo por el coño, aceleró y finalmente la clavó hasta hacer tope su glande en mi cerviz, y allí claudicó eyaculando todo lo que en sus huevos había estado macerando a conciencia. Sentí el primer y el segundo gran chorro de leche rellenarme el útero, un rugido animalesco salió de su garganta y luego otros gemidos de verraco follándome y corriéndose dentro de mi coño sin ningún recato, sin tener en cuenta mi fertilidad.

Estuvimos teniendo sexo duro por varias horas, me llenó el culo por fin y el coño un par de veces de ese espeso esperma negroide con raíces africanas. Después de esa sesión de sexo, Jacobo se fue de mi casa y yo quedé con la vagina y el culo reventados, pero feliz de haber perdido la virginidad por completo de todos mis agujeros practicables…. llenó el culo, la boca y el coño de su leche, y yo le recompensé dejándole los huevos secos para un par de días al menos. Me sentía orgullosa de haber servido tan bien a un macho de oler a él por todo mi cuerpo.

Una vez iniciada, mi vida sexual se fue llenando de experiencias de diverso tipo, pero sobre todo con novios a los que llamamos formales que no me duraban mucho. Ya terminando la secundaria, el sexo era algo cotidiano habitual en mi vida… solo me faltaba follar con mi familia para tener todo el espectro del morbo en mi currículum, y en más de una ocasión se me pasó por la cabeza…, por ello iba siendo bastante descuidada dejando abierta la puerta del aseo o de mi cuarto para ducharme o cambiarme de ropa, lo cual daba la oportunidad a mis hermanos y padre de verme desnuda… me excitaba saber que me espiaban y despertar en ellos el deseo de follarme.




La primera vez con papá comenzó cuando una de mis compañeras de clase fue a casa a estudiar, ella me dijo que mi padre me miraba mucho su culo y sobre todo el mío, y que se le veía con ganas de agarrármelo, la consideré una loca, así que apostamos, y lo hicimos.

Una noche después de cenar estábamos todos en su pequeño estudio que utilizábamos a menudo de sala de estar en invierno. Al rato mis hermanos se fueron yendo y yo me quedé haciendo una tarea con mi padre viendo la tele. De rodillas en la mesa de centro en mi trabajo, mi padre ciertamente me miraba…cada vez que podía subía mi culo estirando las piernas para ver cómo respondía mi padre. Por el rabillo del ojo me percataba que no dejaba de observarme con detalle. Se paró para ir a la cocina y cuando pasó por delante también lo hice pegando mi culo en sus piernas. Y el sólo me miró y yo igual. Al regresar hice lo mismo para darle paso, se sentó de igual manera. Después de un rato se paró de nuevo y pasó cerca de mí y yo igual que le pegué el culo, fue entonces cuando pude sentir su mano en mi culo al ralentizar su paso. Me tocó, solo lo rozó, pero lo tocó… me di cuenta que había perdido la apuesta, pero quería ver hasta donde era capaz de llegar. Regresó, se sentó en el sofá…, mi postura continuaba en la misma actitud.

Veía como se tocaba la polla disimuladamente observándome el culo en pompa, unos instantes después la tenía dura, se dio cuenta que me había percatado de su erección, se puso nervioso así que optó por irse…, cuando pasó cerca de mí, me enfrento a él sin pensarlo para sentir la dureza de esa verga en mis nalgas. En el empuje pude sentirla bien, entonces me abrazó y me apretó contra él, ahora sí que podía sentirla completamente…, tiraba mi culo para atrás restregando con vicio mis nalgas contra su cipote, lo hacía con tanta claridad que mi padre empezó a tocarme las tetas por encima de la camisa, yo le sobaba mis nalgas a lo largo de su gran verga hinchada.

Metió las manos bajo mi camiseta para hacerme sentirlas sobre la piel de mis tetas, me dio la vuelta, me despojó de la camiseta  y me las empezó a chupar, a la par que yo agarré su verga por encima de su pantalón. Mientras aún me lamía mis tetas, chupaba de los pezones y las acariciaba con una mano, empezó a bajar la otra lentamente y la metió bajó mi pantalón. Noté como sus dedos abría la raja de mi vagina, fue cuando no pude más y saque su verga. Mi padre me masturbaba el clítoris y yo a él. Percibía la verga tan caliente que no pude más, lo solté, me bajé el pantalón por completo quedando en una pernera… y me abrí de piernas en el sofá.

Estando completamente abierta de piernas en el sofá le pedí que me follara a pelo, necesitaba sentirlo al natural sin condón de por medio, se me acercó…

-      Espera un poco… antes hay que hacer algo con este coñito tan rico que tienes…

Se puso de rodillas y me la empezó a chupar, a la vez que me metía un dedo y después otro. Se interesó por mi virginidad y comentó que tenía el Himen roto… le confesé que ya lo había hecho con un chico de mi instituto del que me hice novia al principio de curso, si le cuento la verdad del negro me mata…. Fue compresivo conmigo y después de un rato comiéndome el coño se levantó…

-      ¡Chúpamela tú! A ver como se lo haces a tu padre… espero que ese novio te haya enseñado como se trata una polla.

Sin pensarlo lo hice, se la estaba mamando a mi padre con delicia, el morbo se apoderaba de mi cuerpo, sabía muy rica, el olor a macho emanaba de toda la polla y huevos… estos también fueron objeto de mis lengüetazos y chupones, me detuvo…

-      ¡Ahora ya estamos listos para dar el paso siguiente… ese que tanto has estado provocando…! ¡¡Papá te va a follar como Dios manta!!

Se inclinó sobre mí entre mis piernas y me besó, nos comíamos las bocas y sin saber cómo lo hizo, su polla se metió en mi coño… se meneaba suavemente dentro de mí, como si tratara de proteger a su hija, esa hija que lo provocó al grado de follársela como a un zorra. Me encantaba como me la metía y me sacaba su polla caliente, yo hacía de las mías apretujándola con mis músculos vaginales, de ese modo conseguía que mis paredes apretasen más el vástago hinchado que me partía en dos…. Después de un rato sentí como se aceleró y la metió a fondo, justo cuando salió un potente chorro de lefa que me inundó el fondo de mi útero…, le clavé mis uñas en sus nalgas atrayéndolo hacia dentro de mí, no quería que se escapase mientras le quedara leche por eyacular en mi coño. Escuchaba sus gemidos al unísono que los míos, sus empellones enterrando el falo al completo en mi vagina y la tensión de su cuerpo corriéndose cuyos gestos en su rostro lo decía todo, ¡Veía en su cara, cuanto deseaba preñar a su nena llenándola de semen!

Lo besé manteniendo mis labios pegados a los suyos durante un minuto, emocionada y agradecida de haberse servido de desahogo expresando su amor hacía mí con la inmensa cantidad de esperma desalojado de sus huevos, eso solo podía ser deseo y amor por su hija. Entre excitado y con culpa, le sonreí y para romper el silencio le expresé lo que sentía…

-      ¡Gracias papá, por haber terminado de correrte dentro de mí!

-      No sé si lo hice bien… no podría soportar que sufrieras por mí hija, no quiero haberte dejado preñada… ¡¿Con tu novio usas condón, verdad?!

No le contesté…, a cambio frente a él, tomé su polla y lo besé en los labios una vez más como solo lo puede hacer una mujer enamorada, había hecho lo que yo deseaba, y lo había hecho perfecto.

-      Está bien papá, tu leche en mi coño es donde debe estar… ¡Gracias papi!

Recogimos nuestra ropa y nos fuimos a dormir, al menos eso intentaba yo, porque no dejaba de pensar en lo que había pasado y si se volvería a repetir, porque yo deseaba que se repitiera… quizás si tomaba la iniciativa de acostarme con él lo lograría esta noche otra vez, pero me arriesgaba a su rechazo o a que los gemelos nos pillasen metidos en la cama follando.

Quizás era un sueño, o una realidad. El caso es que aquel día fue muy especial para mí.

Como siempre. Solía hablar con mis hermanos y contarnos chistes en el cuarto, todos reíamos, nos contábamos cosas de sus novias y de mis amigos “novios”, en fin cosas típicas de nuestra edad. Contaba por aquellos días con 16 años. Antes de la cena mis hermanos se fueron a casa de sus novias y me quedé, como muchas veces, a solas con mi padre, cenamos y comenzó a llover, recogimos algunas cosas del patio para que no se mojaran y un poco empapados entramos, no tanto como para tener que cambiarnos de ropa, cenamos. Los truenos arreciaron y mi padre, conociendo los miedos que le tengo a las tormentas, me dijo que si quería, me quedara con él en su estudio. Con la llegada de la noche, caía un torrencial aguacero con rayos y truenos… no tenía pinta de querer acabar, me comentó papá que si tenía miedo de dormir sola, me pasara a dormir en su cama, con él… de momento me quedé en su cuarto, ya que los truenos y relámpagos no amainaban y con su presencia me sentía muy segura. Los abrazos de mi padre había sido siempre la mejor protección contra todo mal que me atormentara, ya sea físico o anímico.

Él estaba trabajando en el ordenador portátil, mientras tanto, había encendido el televisor para que me entretuviera. Los programas no eran muy buenos en esos momentos. Vio que estaba un poco aburrida y me dijo si quería ver alguna película que mirase entre las que tenía guardadas en el disco duro. Me entusiasmó un tanto la idea pero me dio un no sé qué… estuve haciendo zapping entre las carpetas… me metía en algunas para ver un poco de qué iban, me preguntaba si tendría alguna subida de tono, si mi padre se entretenía en viendo porno, hasta que después de un buen rato encontré una carpeta con el nombre en clave “Mis sesiones” entré y descubrí más de cincuenta videos triple X. Reproduje uno de una nena con un hombre mayor, tanto como para ser su padre…. La verdad es que las de incesto simulado, porque ninguna es real, no eran nuevas para mí, ya que había visto algunas con mis amigas. Pensé en que diría mi padre si supiera que veo porno desde los doce años. Pero él siguió trabajando como si nada y ni me miraba.

La película era bastante fuerte. Había una pareja haciéndose el amor en forma brutal, o mejor utilizar el término, “follar como salvajes”. El hombre desnudaba completamente a la mujer y la abría de piernas para luego besar su coño depilado. Luego introducía su lengua entre los labios vaginales. Chupaba su clítoris e introducía uno de sus dedos por su ano. Luego era ella la que lamía y chupaba su gran cipote y huevos… lo introducía totalmente entre sus labios para luego hacerlo aparecer y volver a hacerlo desaparecer. Creo que le llegaba hasta su garganta.

A todo esto yo me estaba excitando sobremanera. Sentía que mi coñito se me estaba mojando. Juntaba mis piernas tratando de aprisionar mi pequeño botón y aguantar el place que me daba todo el contexto. De reojo miraba a mi padre. Seguía imperturbable en su tarea. Ya no podía más, quería sentir mis dedos como cada noche mientras me masturbaba. El hombre de la película tomaba a la mujer y le introducía su miembro entre los labios vaginales hasta hacer tope con los huevos. La mujer estaba totalmente excitada, sus suspiros eran de placer y gozo, un poco exagerada para mi gusto y parecer…. De pronto sentí las manos de mi padre en mis hombros.

-      ¿Qué tal está la película?

-      ¡Buena!

-      ¿Te excita ver estas películas?

-      ¡Sí! Bastante…  no es la primera que veo, papá.

-      Ya imagino, con dieciséis años ya habéis probado todo sobre el sexo, pero nada sobre el amor de verdad… ¿Imagino que ya te sientes mojada entre las piernas?

-      ¡Un poco! Bueno bastante… es muy excitante lo que hacen.

-      Por supuesto cariño… ¿Y si te paso la mano por aquí, no te enojas, verdad?

Me empezó a sobar las tetas con ambas manos

-      ¡Mmmm, no sé, papá! Se siente muy bien… Creo que no me molesta nada, papi.

Enseguida me rodeó con sus manos por detrás, tomando mis tetas, los pezones ya los tenía duros y ambas tetas a reventar. Bajó sus manos, mientras yo miraba la película. Levantó mi camisa y acarició mis tetas directamente, nunca me ponía sostén estando en casa. Había notado que mis piernas cada vez se juntaban más por lo excitada que me encontraba mirando la película.

Yo nada decía cuando amasó las tetas y pellizcaba los pezones con sus dedos y manos. Con una de sus manos, tomó una de las mías y la llevo hacía su entrepierna para que la notara por sobre su pantalón. Estaba muy abultada… se notaba muy grande. Acercó su cabeza a la mía y me besaba el pelo. Luego bajo sus labios y empezó a besar los lóbulos de mis orejas, me daban escalofríos que erizaban la piel. Aquello sí que me excitó sobremanera. Sentía el calor de su boca en mi nuca. Su lengua, se introducía en mis orejas chasqueándolos ¡Umm! Eso me volvía loca, joder con mi padre, como sabía tocar los puntos débiles que más placer me daban. En realidad era bastante excitante el sentir aquello… el cabrón de mi padre era un maestro de la lascivia. 

 


 

Me hizo levantar, y quedé mirando la película de pie. Luego él se arrodillo frente a mí y acercó su boca a mis pezones… los empezó a besar y a chupármelos con fuerza, sorbiendo y atrapándolos entre sus labios y dientes. En aquellos momentos estaba excitada a mil, mi padre era el mejor hombre que me había tratado en toda mi vida… nunca ninguno me había hecho lo que me estaba haciendo mi padre, pero como ya había visto otras películas, sabía de qué se trataban aquellas caricias. Mientras seguía chupando y lamiendo mis pezones sus manos bajaron a mi cintura y lentamente empezaron a bajar mi pantaloncito de tela. Tras bajarlos completamente y estando yo solo en bragas, me hizo separar las piernas y empezó a acariciarme el coñito.

-      ¡Qué mojada estás, Nina! ¡Tienes el coñito muy caliente! ¿Te gusta lo que te hago?

Con mi voz un poco ronca a causa de la excitación le dije que sí, que todo cuanto viene de él me gusta. La verdad era que mi padre cada día me ponía más cachonda, más puta.

-      ¿Te quito las bragas…?

-      ¡Bueno! Me parece que estás tardando demasiado, porque las tengo caladas.

Mis jugos corrían entre los labios de mi vagina y las bragas absorbieron todo cuando pudieron. La lubricación solo significaba una cosa, la preparación para recibir la visita del mostrenco. Ya sin mis bragas, empezó a tocarme el clítoris. Poseía muy poco vello en mi coño, apenas había empezado mi pubertad y me aconsejaron no rasurarlos mientras tuvieran un tamaño tan cortito… mi coñito se veía con un vello muy diáfano, y eso le gustaba a mi padre, bajó su cabeza y empezó a pasar su lengua por entre los labios de mi vulva, abriéndomelos con sus dedos. Sentía que mi clítoris estaba a punto de estallar, el calor que emanaba de mi coño se extendía por todo mi cuerpo… ¡Joder como desea que ese macho me poseyera de una puta vez! Pero también quería sentir su lengua más a fondo. En esos momentos mis ojos se cerraban de deleite… ya no miraba la película.

Empezó a introducirme uno de sus dedos, muy suavemente. Sentía que entraba sin problema a causa de mi jugoso coño. Ya no pudiendo soportar más, tomé su cabeza y la acerqué hacia mi chocho hambriento, quería sentirlo profundamente... más y más. ¡Mmmmmm que rico! Lo tomaba del pelo, tiraba de él hacia mi coño para que se lo comiese entero… arqueando mi cuerpo ofrecí mi sexo a su boca. Abría totalmente mis piernas para sentir su lengua con su cara incrustada en la entrepierna… le restregaba la vulva mojada por su boca, en especial el clítoris.

-      ¡Ooooohhhh... que riiiiicooo! ¡Dame más...más...más! Papá! ¡¡Uhhhggggggg! ¡Méteme más la lengua...más adentro...más. Por favor...dame más....ayyy....más... más.....Asi Papá. ¡maaaaaaass! ¡Quiero ser tu putita, papáaaa!

Y entonces tuve un gran y delicioso orgasmo. Su lengua lamió todos mis jugos los que tragó con deleite. Era de lo más excitante y morboso sentir y ver a mi propio padre comiéndome el coño y tragándose lo que salía de la raja… hasta pensé que sería capaz de beberse una de mis meadas. Luego me pidió que me arrodillara y tomara entre mis mano su cipote tieso y venoso, hinchado como el tronco de un roble…, lo sentí más grande y gordo de lo normal, me parecía incluso más grueso y largo que el del actor. La polla de mi padre es de un color pardusco llegando a marrón. Su punta blanquecina en un tramo en donde no tiene prepucio, y del glande goteaba unas gotas que sobresalían cristalinas.

-      ¡Bésamelo! ¡Hazme una buena mamada como sabes…!

Acercando mis labios a su miembro, lo bese en la punta. Mis labios se mojaron con su líquido seminal, lo degusté a su petición de…

-      ¡Abre los labios, mi amor!

Y abriendo los labios entró a modo de ojiva de misil, me introduje su gran cabezón atrapándolo con mis labios, luego fueron la lengua en el paladar quien alojó la dureza masculina de mi padre

-      ¡Chúpalo cariño… chúpalo! ¡Ummm! Sí que bien lo estás haciendo… ¡Así… así… Mmmmmm…! ¡Qué rico mi amor!

Cada vez engrosaba más entre mis labios, le mira a sus ojos, nos cruzábamos la mirada sin dejarle de mamar la verga que un día me dio la vida… imaginaba ese trozo de carne eyaculando en el interior del útero de mi madre en el momento de mi concepción. Le atrapé los huevos y se los masajeé, eso le encantó por el rictus de placer de su rostro.

-      ¡Tómala toda! ¡Métete toda la polla de papá!

Al principio no le entendí pero luego me dijo que me tomara todo su semen, que me lo tragara, que así era el acto de amor de una hija con su padre. Y con unos suaves movimientos más, soltó todo su semen en el interior de mi boca. ¡AAAaaaaahhhhggggg!

-      ¡Tómatela...tómatela....ahora...ahora...aaaaahhhggg!

Noté el engorde de su glande en mi boca, su mano en mi cabeza para que no me sacara el cipote que comenzó a soltar chorros de leche, uno tras otro me tragué toda la lefa espesa con delicioso deleite, sabiendo que así él sería feliz… era mi pequeña contribución al esfuerzo para que la familia se mantuviese unida pese al desastre que nos causó la puta de mi madre.

Luego de un breve descanso, me preguntó si quería que lo hiciéramos como en la película. Estaba en ese momento la mujer sentada sobre el hombre, con toda su tranca embutida en la vagina. Un tanto asustada porque descubriera cuanto me gustaba y lo puta que podía ser su hija, solo se me ocurrió decirle que nunca lo había hecho así, y que además como su polla es tan grande me dolería montones los ovarios…. Él me replicó diciéndome…

-      Por eso no te preocupes, no seré tan rudo como en la película, te lo haré con sumo cuidado, y si te duele nos detenemos en ese momento sin más… tú vas a ser quien controle hasta donde te la quieres meter…

Después de dudarlo un momento pensé que lo natural era dar el paso y romper la línea roja de follar de nuevo con mi padre… era como formalizar nuestra nueva situación sentimental, o sexual o anímica… qué sé yo. Papá necesitaba tener sexo y su hija bastante más, mi pepita se mantenía hinchada y pugnando por salir del capuchón. Nunca hay que desvalorar las ganas de una adolescente…. Me sentó sobre la mesa de su escritorio, y abriendo mis piernas se coloca entremedias, alzando mis piernas sobre sus hombros, tomo su miembro y acaricio mi clítoris. Me estremecí, él me calmaba diciéndome que lo haríamos muy lentamente para que no disfrutáramos los dos. Percibí como su capullo se posó entre mis labios vaginales y los fue separando poco a poco, sentía temor y emoción a un tiempo…volvíamos a follar a pelo. Me hizo tenderme en la mesa y agachó su cabeza hacia mis pezones. Los empezó a chupar dulcemente. De pronto acercó sus dientes a mis pezones y se dio a mordisquearlos.

Su miembro seguía ingresando en pequeñas conquistas centímetro a centímetro, afortunadamente mi coño se expandía abrazando el gordo e inmenso falo paterno. De pronto mordió un poco más fuerte uno de mis pezones, lo que me hizo saltar, para así acercar todo su cuerpo hacía mí en un empujón… sentí que todo su polla estaba dentro de mi vagina que se hallaba totalmente húmeda o mejor dicho mojada. Sus pelos púbicos rozaban mi vulva pelada rasmillándolo. Luego empezó a moverse, y tomándome de mis caderas me acercaba hacia él. Sus movimientos eran de entrada y salida suave en incremento… a cada embestida notaba los golpes deliciosos de sus cojones en mi coño, todo era una sensación cada vez más agradable. El calor de su verga venosa bombeando en mi interior era tan placentero, el olor a macho me embadurnaba las papilas gustativas aspirando por la nariz todo su aroma, en mi coño notaba la potencia de sus embistes… me sentía una hembra completa a mis dieciséis, la hembra de mi hombre, mi padre. Nuestros movimientos eran cada vez más frenéticos. Con mis manos tomaba sus brazos y los arañaba, cuando no le sujetaba de sus nalgas y lo apretaba contra mi coño, lo deseaba todo dentro…

-      ¡Aaaaahhhhgggg! ¡Más... dámelo...más...más fuerte papá…más…uuuhhhmmm!

-      Te voy a reventar el coño, hija.

-      Joderrrr sí, reviéntamelo ¡Ahora se siente muy bien... muy bueno! ¡Dame más...más..dame más... más dentro! ¡Aaaayyyyyyy... ya... ya... ya…ahora...! ¡No pares de follarme papáaa me voy a correrrr  yaaaa…me voy a correr...me corro, me corro Ummmmm! aaahhhhgggg!

¡Qué increíble orgasmo me regaló mi PADRE! ¡Qué gustazo más rico me dio en ese instante!

-      Papá ahora te toca a ti correrte, pero esta vez dentro de mí…

Esa verga era de un macho muy bien dotado, enorme, dura y tan gruesa que no pareciera de un ser humano, pero sí era de mi padre con la que me engendró, un veterano maduro con unos huevos fornidos que deseaba sentir de nuevo en mi coño… y que vaciarse sus gordos huevazos en mi útero, los que debían de albergar una sustancial cantidad de leche, aún ¡Estaba muy excitada y emocionada! Elevé un poco mi cadera y su cipote con poco fue dirigido a mi vagina, sentí la punta de su glande recorrer mi raja hasta dar con la entrada empapada de ganas…, lo atraje hacia mi pecho y lo abracé unos segundos antes de sentir como su dura estaca iba atravesando el interior de mi coño otra vez…no pude evitar un gemido de placer, lo cual fue para él como el pistoletazo de salida de la follada…comenzó a moverse dentro de mi coño ahondado cada vez más en mi apretado conducto vaginal, el cual se notaba que no había tenido mucho uso. En tanto el intruso se deslizaba a las profundidades de mi útero, comencé a besarle la cara y la boca con amor y lujuria entremezclados. Me di cuenta de nuevo que era mi potente y amado padre, mi reacción de nuevo fue pedirle que no se saliese de mi coño, que nola sacara nunca…, en esta nueva penetración fue más fuerte el placer que me estaba dando y mi ancestral necesidad de sentirme mujer y hembra…, dejé que siguiera con su noble trabajo de hacerme feliz, pero no podía dejar de pensar en que era mi propio progenitor quien me estaba dando el placer que el mismo había hecho renacer en mí. Percibía el roce su dura polla entre mis enjutas paredes vaginales, me estremecía sentirlo. Mis uñas se clavaban en su espalda en cada shock recibido en mi clítoris, que electrificaba todo mi cuerpo hasta llegar a mis sienes.

El corazón me iba a mil, se confundía con los latidos acelerados de mi padre… corazón con corazón al mismo ritmo, sincronizados. Me daban escalofríos al percibir toda la polla enterrada en mi raja, me asomé un instante entre ambos cuerpos, y observé el gran trabuco entrar y salir, al mismo tiempo que me empotraba contra el colchón una y otra vez… sus hermosos huevos golpeaban mi coño y su glande se alojaba en mi profunda vagina a un tiempo. Todos esas sensaciones de placer, amor y lujuria se amalgamaban en mi subconsciente más primitivo… miraba a los ojos de papá, nos comunicábamos con la mirada sin dejar de follarme con duros y contundentes empellones… le exigía que no me dejara sin un nuevo orgasmo. Sus enérgicos enviones hacían rebotar mis tetas, las mismas que mi padre asistía con mamadas a los pezones y afanosos chupones tirando de mis chupetes << ¡¿Qué bien me follaba mi padre?!>> pensaba. No quería que se corriera antes de hacerlo yo… no pude evitar hacer algunos pequeños movimientos con mi cadera, restregando mi coño contra su pubis cada vez que la incrustaba hasta la raíz, raspándomelo con sus vellos.

Al momento de ver cómo me llegaba el orgasmo, había dejado de importarme que fuese mi propio padre quien me estuviera dando una buena follada colosal… solo esperaba gozar que un hombre me volverá a llenar de su masculinidad, hacerme sentir suya y una hembra completa. Comencé a moverme como lo hacía cuando me masturbaba pensando en sus grandes folladas en pleno subidón apasionante con mi madre. Agarro del culo a mi amante, lo atraigo hacia dentro de mí y no le dejo salir mientras mi cuerpo se retuerce convulsionando… se queda medio parado en tanto me estoy corriendo con toda la verga incrustada en la sedienta vagina…, le pido que siga follándome suave, lo hace poco a poco dejando que mis paredes se contraigan y expandan mamando su tranca… ¡¡me estoy corriendo con la polla de mi padre, dentro de mi coño!! ¡¡Joder eso es maravilloso!!

El macho aguanta como un jabato, y cuando comienza a ceder mi estremecimiento, siento que empuja lo más dentro que puede de nuevo… noto su verga perforarme con mayor deslizamiento por la copiosa corrida… ha sido una gran cantidad de flujo derramado sobre su polla. Sus golpes de cadera son rotundos, sus bolas me abofetean el coño con energía…llegan hasta el ano de los grandes, pesadas y largo de su escroto. Esta vez quiero que me llene el útero de su néctar…le dejo. De pronto le siento latir dentro de mí… percibo su leche inundar mi vagina más profunda receptora y propensa a quedar preñada con poco…, con cada latido de su polla va soltando un chorro de leche tras otro, era una eyaculación interminable, que pese a ser descargada en lo hondo del mismo útero, parte del esperma comienza a salir por los bordes de mis labios vaginales, al no poder albergar tal cantidad de fluido seminal… ¡¡Parece que me está inseminando un caballo!!

Me hizo sentir cada aldabonazo de sus potentes chorros de lefa, con cada eyaculación emitía un gemido que se refleja en otro mío… ambos estamos sintiendo lo mismo, es el poder del amor y la fortaleza animal de engendrar la que nos arrastra a exigir un poco más del otro. Cuando terminó de drenar sus testículos, se quedó un rato sobre mis tetas muy cansado… había sido una carrera al galope con final feliz…, lo único que pude hacer fue abrazarlo con mucha fuerza, besar su cabeza, cara hasta llegar a sus labios cuando me los dio a probar de nuevo… No me atrevía a hablarle, pero sí darle gracias en mi mente por todo lo que me había hecho sentir y vivir de nuevo. Levantó su cara de entre mis tetas sudadas, mi pecho aun palpitaba de emoción… me miró un rato y sacó su polla, echamos un vistazo ambos como iba extrayéndola impregnada de fluido blanquecino…, y lo más tierno de todo… me pidió perdón por haberme follado tan duro, por haberse corrido en mi interior, por haberme abusado.

-      ¡No papá, al contrario, me has hecho muy feliz… necesitaba que me follaras así!

Luego se recostó y yo también hasta quedarme dormida, por suerte todavía estábamos solos en casa y esa mañana me despertó y nuevamente me folló hasta que se corrió nuevamente dentro de mí. No solo me hacía el amor, sino que me ensenó a disfrutar de mí misma, educándome en una manera diferente de masturbarme a como yo lo hacía. Y allí delante de él me masturbé en varias ocasiones mientras él se acariciaba su polla, y antes de eyacular me amorraba a su glande soltando su semen en mi boca.

Esto siguió así por bastante tiempo, hasta que me eche novio formal, Esteban… que es a día de hoy mi marido. El sexo con mi padre me liberó de muchos tabúes y entre el polvo liberador y mi matrimonio pasaron cosas muy excitantes en mi vida, la más espectacular fue la que viví en la playa con mis amigas antes de acabar el bachiller y de conocer a mi esposo. Tras todos los devaneos que había tenido en esos cinco años, creía haberlo vivido todo o casi todo en el sexo… Tras el primer curso en la Universidad me paré a pensar que debía de tomar otro rumbo, así que gracias a unos cursos de retiro en el convento del Carmen en Pastrana, conocí a Esteban. Gracias a él y a ese retiro espiritual, no acabé como una furcia en cualquier club de carretera… estar dentro de las juventudes católicas con mi novio, cambió radicalmente mi futuro. La única pega fue que no follábamos, y por muy cristiana que fuese una, se tienen necesidades fisiológicas, que como era costumbre apaciguaba mi manita o mi padre a base de pollazos…

Al cabo de un año saliendo, conseguí de Esteban que me echase el primer polvo y tras ese le cogió el gusto, y fue uno semanal…, al no dejarlo, me enamoré más de él, pero de mi padre tampoco me desenganché, y ahí está lo que ocurrió… con 20 años estaba preñada. Estoy segura que fui preñada por mi padre…, con él tuve mi último polvo el día que me case. Los análisis daban como fecha la que cumplía la semana de mi boda, y mi esposo no me folló en ocho días antes de ella, por ritual y tardamos tres días hasta estar en Tierra Santa, en la ciudad de Jerusalén, para consumar el matrimonio con el primer polvo.

Los resultados de los análisis quedaron para mí, de modo que mi esposo siempre ha creído que nuestro primer hijo es suyo…  Como acabo de decir, antes de entrar a formar parte de la comunidad kika, haciéndome novia de Esteban, yo era una cabeza loca… o mejor decir un chocho loco, y para muestra un botón. Era por entonces una nena de 16 años con ganas de experimentar todo… Si vais siguiendo el relato, me preñaron dos veces… a los 20 y a los 30 años estando casada, y ninguno de los dos hijos era fruto de mi matrimonio, de mi esposo Esteban… y no era justo para él.




Estoy saliendo de clase para las vacaciones de Semana Santa. Tania una amiga de la secundaria, que había invitado a la playa con otras tres amigas más. Valeria, Ana, Victoria, en total iríamos cinco, la verdad me pareció genial hace rato no iba a la playa a broncearme y ya lo necesitaba, ese año el calor premiaba a unos castigando a los que les gusta esquiar en la nieve…. Sólo me informó que en la playa a la que iríamos, tenían políticas de salud muy específica, que tendríamos que hacernos unos análisis… en el momento me pareció una jodienda exagerada, pero ya en ese punto decidí que eso sería lo de menos, lo importante aquí era convenceré a mi padre de esa salida de chicas. Al llegar a casa, me bañe, me cambié poniéndome ligera y cómoda de ropa, decidí preparar la cena, le tenía que comprar por el estómago. Necesitaba que papá diera el “SI” eso arreglaría todo, sabía que los gemelos la noticia les caería muy mal, pero a decir verdad no me importaba.

Ya en la mesa papá me hecha flores por la cena, al igual que los gemelos, así que aprovechó el momento "es ahora o nunca" mis notas de cuarto eran excelentes y haría el bachiller cum lauden.

-      Papi, voy a ir a la playa con las chicas, será toda la una semana en el chalet de mi amiga Tania ¿qué te parece?

-      Amor me parece bien, tú nunca sales, así que por mí está bien. Ve diviértete.

-      Tanta preparación y fue la mar de fácil.

-      Gracias papi, te amo.

Pues nosotros, no estamos de acuerdo que vallas sola, dijeron los gemelos en unísono.

-      Vosotros dos, ¡os calláis! Este año os di permiso para traer a casa a vuestra novias esta Semana Santa… además ya han estado más de una vez de vacaciones por aquí, así que aquí la ley es para todos, Nina (Así me llaman cariñosamente) también tiene derecho a divertirse y punto. Concluyó mi padre.

Me levanté como un resorte y le besé, recogí la mesa y los gemelos me querían matar, pero yo no les di importancia, además ellos tendrían a sus chicas para follárselas en casa con el permiso de mi padre, yo merecía playa, brisa, sol y mar.Al día siguiente me encontré con las chicas en la clínica donde nos haríamos los análisis de sangre y alergias… sigo pensando que es una exageración y más cuando ha tengo análisis de todo ese año, incluso una citología. <<“que cosa tan extraña, pensé">> Creo que llegaron a ver si tenía SIDA o cualquier otra enfermedad venérea contagiosa, sin embargo a mis amigas parecían no importarles, en tres días entregaban los resultados, así que quedamos de vernos, el día jueves que se cumplía el tiempo de la entrega.

Yo por mi parte después de despedirme de ellas, me fui de compras, no lo hicimos juntas porque según ellas tenían cosas que hacer. Me compré dos vestidos de baño muy bonitos que acentuaban mis curvas uno en color blanco y el otro Rojo. Compré un excelente bronceador, quería tener el tono dorado en mi piel como en las películas, que valiera la pena ir a la playa. Por la tarde llamé a mi novio, y le dije que me iría a la playa por unos días y aunque no le gusto, no sé opuso pues él sabe que no tenemos una relación tan cerrada, sino un trato de buen sexo. Al día siguiente fui a mi sesión de depilación, me gusta tener mi vagina suave y depilada totalmente, como el de una nena de 8 añitos… tenía que estar lista para lucir esos sugerentes bikinis.

Llegó el tan anhelado jueves, desayunamos en familia, las novias de mis hermanos habían preparado el desayuno, les había quedado delicioso, papá y yo salimos de casa al mismo tiempo, él para su trabajo y yo para encontrarme con las chicas. Al recibir los resultados, Tania leyó los documentos estando todas en perfecto estado de revisión, ¡¿Qué se esperaba de una chicas que se cuidaban tanto?! Nos propuso partir ese mismo día a la playa, para que estuviéramos desde el viernes de dolores disfrutando de la playa, todas estuvimos de acuerdo que era una excelente idea.

Llamé a papá, le dije que partiríamos ese mismo día, el cómo siempre apoyándome, así que tenía ya todo listo, en mi maleta iba todo hasta el sujetador de cristales incrustados de corazón púrpura que había comprado días atrás en talla grande. Tania había quedado de ir por mí a casa. Cuando toco la bocina, bajé con mi maleta, no les di tiempo a mis hermanos de nada, me despedí de ellos y de sus queridas novias con un bye bye… y me fui.

Después de dos horas de viaje, chistes y risas, llegamos a una preciosa playa privada, era encantadora de película, ansiaba que fuera de día para ver el paisaje. Tania entregó los análisis  médicos al encargado, era un hombre muy guapo como de unos 30 años, él nos llevó a cada una a las cabañas, me sorprendí, pensaba que nos quedaríamos todas juntas. Quizás en ese momento no me puse a pensar al estar entusiasmada y muy agotada… mejor me fui a la cama. Tania nos había dicho, que teníamos que estar listas a las nueve, descansadas, radiantes y bellas…, después de hablar con papá, la espere en mi hermoso bikini blanco y con mi plug ricamente ubicado en mi ano, pero tal fue mi sorpresa cuando mis amigas llegaron desnudas.

-      ¿Por qué estáis en pelotas…? Pregunté.

-      Nena hoy vamos a estar en una fiesta nudista, así que quítate ese bikini tan bonito, y muestra ese delicioso cuerpo que te mandas. Dijo Tania.

Yo obedecí, me parecía genial ir a una fiesta nudista, jamás había asistido a una, solo me dejé puesto el plug, además tengo muy buenas nalgas no se vería tan fácilmente y no pensaba perderme la oportunidad de ver vergas y vaginas a gogo. Al llegar mi sorpresa fue mayor cuando había como 60 hombres desnudos y solo éramos 20 mujeres… de modo que nos superaban en número de tres por cada una, eso me gustaba… podría elegir con mayor facilidad.

El chico que nos recibió la noche anterior estaba más bueno que el pan, madre mía tenía todo lo que me gusta de un tío, estaba tan entretenida babeando por esa verga que no me di cuenta que anunció la presencia de dos chicas nuevas en la playa y que creen, una de esas chicas era yo, cuando volví en mí, Tania me decía que escuchara, el anuncio que se llevaría a cabo una actividad con las nuevas y esta era “escoger al ganado”. Pregunté a Tania que era esa actividad y su respuesta fue

-      ¡Espera que eso te va a encantar!

Nos hicieron pasar a una chica de tez negra y a mí a un salón y a todos los hombres, el chico del micrófono pidió a las demás chicas esperar. Cuando estábamos todos en el salón, los hombres se pusieron en tres filas y el chico de los anuncios le pidió a la chica negra escoger las vergas que más le gustaran. Ella escogió de las tres filas a tres chicos, para mi ella escogió rostros, no vergas, ¿Por qué? aunque las vergas de los chicos estaban bien, había mejores sin duda de las que te hacen gozar… esas que sin ser muy largas, más de 18 centímetros no me llegan a gustar más que para una follada, sí que sean anchas que es lo que nos da placer en nuestros coños. Cuando fue mi turno, de las tres filas escogí a cuatro de esos machos, los que tenían unas pollas en forma y tamaño ideales… descapulladas, grandes en anchura y venosas, como me gustan a mí y al momento de acercarme al chico del micrófono le dije…

-       También la tuya me gusta… tienes una polla ideal de la muerte.

Así que en total fueron cinco vergas las que escogí, cada una podía elegir el número que veía alcanzable para su disfrute, quizás tenía la vaga idea, que de todos ellos nos íbamos a quedar con uno solo. Pero no fue así, el chico de los anuncios, sacó dos bolsas de sorteo e hizo meter a mi compañera la mano para sacar un papel, en este decía “dos horas de sexo” cuando fue mi turno mi papel decía “la mujer ordena que le hagan”. El chico nos explicó cómo era la temática, mi compañera follaría por cinco horas al igual que yo, con todos los chicos que cada una escogió, carajo yo no lo podía creer tenía siete vergas grandes para mi sola, durante cinco horas.

Los demás chicos salieron a divertirse, y la chica y yo nos quedamos con el ganado que cada una escogió, vi que ella se alejó al otro extremo del salón, este salón estaba bien equipado con hermosas sillas del amor y muebles muy cómodos. Mientras inspeccionaba el lugar, fui sujeta por mi cara por parte del chico de los anuncios, quien me preguntaba si quería sexo duro o suave, la respuesta fue fácil “sexo duro”

-      Quiero que me follen duro como una puta en celo, quiero que me llenen de leche y me hagan ver las estrellas así que no limitaros en vuestras ganas de usarme.

Fui rodeada por los siete chicos, en menos de nada tenía a dos chicos pegados a mis tetas mamando de ellas como si fueran bebés hambrientos, unos chiquillos que mordían y chupaban mis pezones con glotonería, realmente era delicioso ser agasajada por todos esos machos, otro estaba abriendo mis nalgas y al encontrarse con el plug, lo anunció a los demás.

-      -Esta putita ya está preparada.

Escupió en mi ano y saco el plug para reemplazarlo por su lengua, lamia mi culo como si la vida se le fuera en ello adentraba su lengua hasta donde más podía, por otro lado, uno de los chicos se metió como pudo debajo de mí con el propósito de lamer mi chorreante coñito, abría mis labios y exponía mi clítoris para morderlo de poco a poco, chupaba, lamía y volvía a repetir la tarea. Mientras yo con mis manos se las meneaba a dos de los chicos, mientras el chico de los anuncios que hasta ese momento supe que le decían “Jota”, me susurraba al oído.

-      Sabes puta, desde que te vi anoche deseaba saborear tu coño jugoso y tu culo y te prometo que te los voy a reventar. Me voy a dar gusto contigo estos días, pediste sexo duro y yo soy el que más duro folla aquí.

-      Si papi, reviéntame, tienes con qué decía yo entre gemidos ahogados.

No termine de hablar cuando me corrí a mares y como yo mandaba, les ordené que me limpiaran muy bien mi vagina, les dije que cada uno tenía que lamer mi ano y mi vagina y dejarla lustrosa.Era imposible no mojarme, mis jugos salían a mares, mi siguiente orden fue que me follaran entre todos y me fueran rotando como se deben follar una perra en una jauría.Hice que uno de los chicos se sentara y lo monté, mientras mamaba la verga de los demás, le ordené a otro me penetrara el culo, que me la metiera hasta que sus huevos chocaran con los del otro chico. Mi culo y mi vagina fueron abiertos sin contemplación, mis tetas fueron chupadas hasta el punto de estar muy rojas, ardían mis pezones. Pedí que me nalguearan, me encanta el dolor y no hay nada más rico que tener el culo bien golpeado y jodido a la vez…. Me rotaron entre todos follándome y mamándoles las pollas, y mis tetas… todos me clavaron con mucho ímpetu, me sentía abierta, muy mojada de leche y de mis propios jugos, pero cuando fue el turno de “Jota”, me metió su gran verga de más de 20 cm, su grosor era sublime, no pensé que sería tan grande cuando la tuviese en plena erección, aquella polla me engañó. No lo voy a negar fue dolorosa la penetración cuando pasó el anillo de mi ano, se me escurrieron las lágrimas lo que me decía que era muy grande y grueso, pero sin importarle el ser delicado me la dejó ir hasta el fondo. Me sujetaba del cabello, me nalgueaba muy fuerte y me embestía con mucha violencia, tanto así que a veces, sacaba la verga de su compañero, que la tenía bien alojada en mi mojada vagina.

-      Si eres estrecha del culo perra, tengo que probar tu vagina y si es igual, no te salvas de lo que te tengo planeado esta semana.

-      Si papi, dame duro. ¡Haz conmigo lo que desees!

No mintió, se intercambió de hoyo con su compañero y me la clavó en el coño, él tenía un propósito, romperlo de manera dolorosa y exquisita. Mis gemidos y todas las palabras obscenas de mi ganado, eran el infierno llevado al cielo comparado con mi otra compañera, que más bien estaba teniendo sexo suave, mientras yo era rota de una u otra forma, en mi vida imagine estar en una Gang Bang y ser yo el centro de atención. Me habían fornicado durante una sola hora, pero que en esos momentos era un contenedor de leche de polla, no sé cuántos se había corrido, pero apestaba a lefa de macho con un contenido fuerte de testosterona… Un par ellos se habían corrido dentro de mi útero y otro en mi boca y culo… de mis jugosos orgasmos perdí la cuenta… era uno continuo. Lo que sí puedo decir es que estaba en un paraíso como me gusta… bien sometida y partida por todos mis los agujeros de mi cuerpo por esas ricas vergas duras y grandes.

El reloj marcaba las horas, descansaban y de nuevo me empezaban a empalar como a un espeto, sus pollas eyaculaban sin cesar, mi cuerpo en recibir sus lechadas por fuera o dentro… algunos pasaba por mi coño, luego por el culo y acaban corriéndose en mi boca con mis agraciadas mamadas a su mostrenco… y así durante las dos horas. Me pidieron arrodillarme y abrir mi boca, pensé que se iban a venir de nuevo en mi boca y en mi cara, a esas alturas ya había tragado litros de delicioso semen y por cantidad debían de tener los testículos secos… me darían la despedida eso creí. Pero no fue así, todos se empezaron a mear en mi cara y tetas… me bañaron en sus meadas calientes, e incluso abría la boca para beber de sus caño…. Al terminar de hacerlo me preguntaron.

-      ¡¿Esto es lo querías puta, te sientes bien atendida?!

Mi respuesta fue lasciva y contundente…

-      Sí, así deseaba ser tratada por mi ganado.

“Jota”, me coloco de nuevo el plug y me invitó a salir a bañarme en el mar, cuando cruzamos la puerta, allá afuera era una orgia total, todos con todas, pero lo hacían muy normalito nada comparado a lo que yo viví dentro, todos estaban follando, o teniendo sexo de alguna forma, por supuesto sin condón, allí todas éramos llenadas de leche espesa y fértil… con toda probabilidad alguna saldríamos de esa fiesta bien preñada, lo que nunca sabríamos era de quien… “Jota” prometió, atenderme como a él le gustaba y suponiendo que a mí me encantaría.

Aquellas locuras no se volvieron a repetir, mi responsabilidad se hizo mayor pensando que la única forma de conseguir mis objetivos pasaban por estudiar, sacar buenas notas y poder entrar en la carrera que deseaba, pero no era tan buena como imaginaba o deseaba, así el corte de la EVAU solo me dio para entrar en la facultad de magisterio… no me desagradaba ser una futura maestra… y finalmente lo fui, por entonces ya tenía 23 años y un bebé de 25 meses. Debo reconocer que conseguir a plaza de maestra no fue todo mérito mío, la comunidad católica a la que pertenezco me enchufaron en un colegio concertado católico en donde estoy trabajando desde entonces.




Dentro de casa, mi vida con mi esposo es ordenada pero aburrida, solo mis aventuras me hacen sentirme viva… no me han sentado mal los cuernos… me encanta ponérselos a Esteban por soso, ya sea con Miguel o mi preparador de zumba… creo que cualquier fulano con buena verga me vale, también jodo con mi padre, ahora mucho menos, solo de vez en cuando desde que se casó con Stephanny, una zorra venezolana. Se puede decir que a día de hoy tengo una vida plena, sin embargo ninguno de mis dos hijos es de mi marido, algo que no lo sabía con certeza hasta unos meses, antes de que me hicieran mi tercera panza, ¿Por qué lo sé con tanta seguridad? Por el test de infertilidad de mi esposo.

Ambos deseábamos volver a tener otro hijo, o mejor dicho yo, porque él como kiko tendría diez o más pero yo le coartaba las posibilidades con pastillas anticonceptivas… de tal modo le dije que nos pusiéramos manos a la obra. Esteban se esforzaba en follarme día sí y día no, un día de descanso para que se le llenasen bien los huevos de leche…, por mi parte dejé de cuidarme con métodos anticonceptivos, que él no sabía que los tomaba, pero pasaban los meses y no quedaba preñada, pensé que era porque estuve mucho tiempo cuidándome..., seguíamos intentándolo, y pasados unos cinco meses, sentíamos impotencia al no poder quedar preñada, por lo que decidimos ir al médico…. Nos mandó pruebas para ver a que se debía y saber si alguno de los dos era estéril.

Siendo sincera pensé que era yo la del problema porque llevaba ocho años usando anticonceptivos después de parir a mi segundo hijo. Llevamos nuestras muestras al laboratorio, y a esperar la respuesta, mi esposo era optimista me decía que estuviera tranquila, que seguramente era porque la ansiedad me provocaba el bloqueo de las trompas de Falopio y no permitía a sus potentes soldaditos conquistar mis óvulos…. Llego el día de recoger los resultados y decidí ir sola, al abrir y ver los resultados me quedé helada, yo estaba completamente apta para ser madre, pero mi esposo no, él era estéril… y lo era desde antes de conocerlo, así rezaba el informe…

“Infertilidad inmunológica, la cual se debe a la presencia de anticuerpos anti espermatozoides en el eyaculado. Estos anticuerpos interfieren en varias etapas de la fecundación, por lo que dificulta el encuentro del óvulo con el espermatozoide. Los anticuerpos anti espermatozoides se encuentran en el propio esperma, en el plasma seminal o incluso en el moco cervical, causado por una malformación genética hereditaria del sujeto de estudio”

Me sentí muy mal por mí y por él… no pude evitar llorar al saber que nunca podría ser madre de un hijo de mi esposo, y los que dos tenía eran de otro… ahora ya no había lugar a dudas, esto nunca lo podría saber Esteban, pero yo necesitaba volver a sentir una vida creciendo en mi vientre, en ese momento sonó el móvil, era mi esposo para preguntarme por los resultados.Me calmé y le respondí serena… le dije que todo había salido bien, que no engendrábamos por no haberlo intentado con mejores técnicas… era solo cuestión de tiempo, quedar preñada de él otra vez. Esteban se puso feliz y me dijo que me amaba y que no me preocupe que pronto me dejaría preñada de nuestro tercer hijo, tras colgar la llamada, me reproché el haberle mentido.

Mientras iba a mi trabajo en la escuela, pensaba que podía hacer para quedar preñada sin que mi esposo lo supiese… pensé en alguno de mis amantes pero decidí que no los iba a involucrar en algo tan personal, así que pensé en la inseminación artificial, pero no sabía mucho del tema, en un rato libre que tuve, entré a la sala de maestros para buscar información en uno de los ordenadores, y modificar los resultados tras escanearlos, para enseñárselos a mi esposo. Luego me puse a buscar, estaba tan concentrada leyendo sobre la inseminación artificial que no me di cuenta que un compañero de trabajo llamado Miguel que era amigo mío estaba a mi lado viendo el monitor, Miguel era un joven de 25 años, el maestro de educación física, y siempre me había caído bien porque a pesar de su juventud era una persona muy madura y por su forma atenta de ser con todos sobre todo conmigo.

Me preguntó qué hacía buscando sobre ese tema y le conté la verdad porque necesitaba decírselo a alguien y desahogarme, al contárselo volví a llorar y me abrazó y secó mis lágrimas con sus dedos diciéndome que no llore que en la actualidad habían muchos métodos para poder quedar embarazada que la ciencia había avanzado mucho y me ayudó a seguir buscando información de lugares donde hacían inseminación artificial y que eran muy discretos… tampoco muy caros.Encontramos una dirección y la apuntamos y él se prestó a acompañarme haciéndose pasar por mi esposo… acepté porque en verdad necesitaba apoyo en esos momentos y una coartada en la clínica.Llegamos al lugar y entramos a consulta para evaluarme el especialista me explicó el procedimiento y el coste, al escuchar el precio casi me desmayo, era elevadísimo y me era prácticamente imposible pagarlo sin que se diera cuenta mi esposo… estábamos pagando la hipoteca de nuestra casa.

Salí desanimada del consultorio porque esta era la que ofrecía garantías a menor coste, Miguel me vio derruida y me abrazó, mientras conversábamos le conté que el precio era muy elevado, pero debía de buscar la manera de conseguir el dinero sin endeudarme con un préstamo bancario ¡Mi deseo era volver a ser madre y darle esa alegría a mi esposo que es el amor de mi vida! Mi compañero apuntó que había una forma de quedar embarazada sin gastar el dineral que cuesta una inseminación. Sorprendida le pregunté que cual era la forma, un poco inocente de mi parte no darme cuenta a lo que se refería en realidad. Ahí fue que Miguel fue directo, me dijo que podía acostarme con otro hombre para quedar preñada, ya que mi esposo no podía fecundarme… para ese viaje no necesitaba alforjas, vaya explicación. Me quedé sorprendida viniendo de alguien como él…, disimulé mostrándome recatada, no deseaba dar a conocer mis desmanes con otro hombres en el entorno laboral, así que le dije que amaba demasiado a mi esposo y no sería capaz de ser infiel, dejamos ahí el tema y me invitó a comer mientras conversábamos de temas de trabajo.

Debo reconocer que la idea de acostarme con otro hombre para quedar embarazada ya empezaba a pesar en mi mente, pero inmediatamente me decía a mí misma que amaba a mi esposo y no podía serle infiel de nuevo…. Seguíamos intentando fecundar mi útero con su estéril esperma, quedar preñada de mi esposo sabía que era en vano, pero al menos mientras pesaba en un método para quedar preñaba, debía seguir follando con él y al menos gozar de los polvos… aunque el sexo con mi esposo era normal, conservador, no innovábamos, ni experimentábamos nuevas cosas, era algo monótono desde que nos casamos.

Con Miguel había un poco más de confianza debido a los recientes sucesos, casi todos los días almorzábamos juntos después del trabajo, volvimos a tocar el tema del embarazo y volvió a tocar el tema de ser infiel, le dije que no podía hacerlo… Pero parece que el notó mis dudas en la respuesta así que decidió lanzarse y decirme que siempre le gusté, que soy una mujer súper atractiva y que si le daba la oportunidad él estaría dispuesto a preñarme, y desentenderse del bebé… que por él no habría problema que fuese hijo mío y de mi esposo, le dije que no, que estaba loco que no haría eso… me marché casi corriendo del lugar, no deseaba hacerle esa putada a conciencia, los otros dos habían sido casualidad, y ya eran agua pasada de la que no mueve molino.

Pasaron varios días en el que él no me hablaba en el trabajo, se sentía avergonzado trataba de evitarme. Pasadas unas semanas hubo una reunión en un local por el aniversario de la escuela donde trabajamos. Todos los maestros estábamos invitados. En plena reunión y yo seguía con los ánimos por los suelos aislada de los demás colegas que bailaban y tomaban algunas copas. Miguel se me acercó al verme descolocada, me preguntó si seguía enfadada con él y le dije que no, que nunca lo había estado por nada… su proposición no era como enfadarse, solo para recapacitar… le pedí que se quedara conmigo que le necesitaba como amigo para conversar de cosas que no me atrevía a compartir con ningún otro compañero, ni amigo. En ese rato estando con él, me di cuenta lo buen ejemplar de macho que es, un perfecto hombre para engendrar… entonces tomé una decisión importante, quizá la más importante en los últimos quince años después de casarme… dije que estaba dispuesta a tener sexo con él, que mi deseo de ser otra vez madre era superior a todo, pero le hice prometer que él no tendría ningún derecho sobre mi hijo, que sería solo mío y de mi esposo, Miguel aceptó a tener solo sexo conmigo y a inseminarme el coño cuantas veces quisiera.

Preguntó cuando lo haríamos y le dije que hoy mismo, que le iba a decir a mi esposo que iría donde una amiga a quedarme a dormir porque ya era tarde…, el aceptó al instante y procedí a llamar a mi esposo para decirle que saldríamos tarde de la reunión que iría con una amiga del trabajo a su casa a dormir ya que vivía cerca y podíamos irnos juntas. Mi esposo tan compresivo como siempre me dijo que está bien que es mejor no exponerme que me cuide que soy lo más valioso que tiene y que me ama demasiado, en ese momento me sentí mal por lo que iba a hacer pero me mentalice en que era por ambos, para cumplir su sueño de tener un hijo más al que alimentar, amar y educar en los valores cristianos, del que él era devoto.

Mi idea era de solo tener sexo vulgar sin sentimientos, para que él me preñe solamente… aunque sería inevitable sentir placer cuando me follase, una es hembra antes de nada, pese a que intentaba convencerme que si no sentía placer al penetrarme, haría menos cruel mi traición a mi esposo. Con Miguel decidimos ir a su apartamento en su coche. Iba muy nerviosa mientras a él se le notaba feliz, entramos por la cochera del edificio, yo me quedé dentro del coche para subir juntos en el ascensor desde el sótano. Subimos al apartamento, yo estaba completamente rígida, me miré en el espejo del ascensor y me veía asustada por lo que iba a pasar. Miguel lo notó y me tomó por la cintura, me dio un beso en el cuello, ahí sentí como una corriente que paso por todo mi cuerpo…me relajó sentir cariño de mi compañero y futuro padre biológico de mi próximo hijo.

Entramos a la habitación Miguel se acercó a mí, me tomo por el rostro y me besó en la boca, era la primera vez que nos besábamos, yo respondí al beso con un poco de timidez, el notó que aún estaba muy austera… pidió relajarme. Nos sentamos sobre la cama y me comenzó a hacer unos masajes muy ricos. Mientras me masajeaba me besaba el cuello y las orejas y eso me estaba haciendo entrar en calor y dejar la timidez… se notaba mi zona íntima mojada. Suelo lubricar mucho cuando me excito y debía de estar bastante pese a las circunstancias.

En ese momento sentí que Miguel me frotó la vagina por encima de la tela de las bragas, pero al sentirlo mi excitación aumento increíblemente, la idea que tenia de no disfrutar se iba desvaneciéndose a pasos agigantados… en esas condiciones me suelo poner muy puta. Mi clítoris debía estar hinchado pugnando el glande por salir del capuchón…. Miguel comenzó a desabotonarme la blusa quitándomela y dejándome solo en sujetador, había elegido un conjunto de lencería color rojo que quedaba muy bien con el tono claro de mi piel. Él se retiró la camisa, al verle el cuerpo me gustó, una hechura muy bien trabajada sin estridencias ni grasa alguna.

Miguel continuo con su trabajo de calentarme, me desabrochó el sujetador dejándolo caer y quedando mis tetas libres…, al verlas se dirigió inmediatamente a ellos chupándolas y lamiéndolas, se intercambiaba de teta a tetas… chupaba una y luego la otra comiéndome los pezones, en esos instantes erectos como chupetes. Yo en ese momento ya estaba entregada al placer que sentía y soltaba gemido en señal del enorme gozo que sentía.

 


 

Continuó quitándome el pantalón vaquero que llevaba puesto quedando solo en tanga, que no duró mucho en mi cuerpo ya que me lo quito casi inmediatamente quedando completamente desnuda frente a mi fornicador y semental… el joven inseminador de mi coño. Primero me contempló unos segundos y me dijo que siempre me había deseado… que era una diosa para su escalafón de mujeres conocidas. Me fijé en su polla… al ver mi vagina pelada y completamente mojada, esa verga dio un respingo totalmente tiesa dentro del pantalón. Se puso de rodillas entre mis piernas y me dio un lengüetazo para probar mis fluidos vaginales. Elevé una pierna para que tuviese mejor acceso… siguió con el oral y ahí estuve en la gloria al sentir como su boca y su lengua hurgaban en mi coño y se hundían dentro de mis labios y mi ser.

Mis gemidos en ese instante eran tremendos, puedo decir que hasta había olvidado que la misión de estar ahí con Miguel era solo para quedar preñada con una donación seminal que solo implicase tener el suficiente y necesario sexo, en ese momento era una mujer gozando de un sexo exquisito con un hombre lleno de vitalidad propia de su juventud… un hombre diez años menor que yo. Luego de agasajarme con esa esa mamada a mi vagina me dio la vuelta contemplando mi trasero, llenando de besos mis nalgas y diciéndome halagos, que tenía el mejor trasero que había visto. Continuo besándome las nalgas y chupándome el ano pasando por toda la línea hasta llegar a mi vagina y luego volver a mi ano, ese placer era infinito, casi olvidado de mis desmadres juveniles. - Aaaah aaaah… siii… Uuummf aaaah siii, eran mis gemidos.

Yo estaba fascinada con lo que estaba viviendo, en ese momento no pensé en mi esposo, ni en su infertilidad, ni en mi deseo de ser madre, solo disfrutaba el enorme placer que sentía con Miguel. Había llegado el momento del plato principal con mucho fondo…, Miguel se desnudó por completo, al sacarse la ropa interior su verga salto como un resorte, haciendo un balanceo pendular de lo rígida que se hallaba… ¡Joder que pollón más duro! No era la polla más grande que había visto ni probado pero era una verga preciosa en forma y dureza, además se hallaba completamente húmeda chorreando líquido por el glande. Me encantó al verla, porque era de una buena contextura, tamaño y grosor, firme y dura, lo primero que hice fue actuar por instinto y tomarla con la mano y llevarla a mi boca para degustar ese rico fluido que a los muy machos les suele brotar antes del coito, ahí denoto la potencia del macho por el contenido en testosterona, y Miguel eran de los que más sabor tenía de cuantos he probado…, eso me llenó de felicidad porque su esperma me preñaría a la primera… llevaba dos días ovulando y mi útero lo esperaba con abnegación.

Ni yo podía creer lo que estaba haciendo, entre a esa habitación muerta de miedo, y ahora estaba mamándole la verga sin ningún remordimiento, con la lujuria propia de aquella vez que me follón el ganado de cinco machos y me llenaron de lefa a reventar por todos lados. Cierto que mis prácticas orales eran memorables, pero llevaba muchos años sin unas buenas mamadas, debido a que no había practicado sexo oral a mi esposo en casi ninguna ocasión, porque decía ser solo de putas, sin embargo de vez en cuando me exigía que se la mamase, esas ocasiones no se comparaba a lo que estaba viviendo en ese momento. Miguel, me cogía de la cabeza empujándome hacia él mientras le mamaba la verga, luego nos dimos un beso en la boca esta vez ya no fue como el primero, esta vez fue un beso muy húmedo, profundo, intercambiando nuestros fluidos que teníamos en las bocas por la mamada que nos dimos jugando con las lenguas, él se sorprendía de lo habilidosa que era en el sexo, pese a ser una mojigata “ultra católica”.

Había llegado el momento, me acomodé en posición de misionero que era la que más practicaba, él lo aceptó para empezar, se puso medio de rodillas entre mis muslos, separo las piernas y enfilando su verga en mi coño tras un repaso por los labios vaginales y el clítoris, de golpe me clavó su verga que entro sin mucho esfuerzo debido a lo lubricado que estábamos por nuestros fluidos. En ese momento sentí como si una estaca entrara en mi interior partiéndome en dos… solté un alarido del placer al tiempo que quedaba toda la polla embutida en mi coño hasta pegar sus pelotas a mi vulva… entonces comenzó a bombearme aumentando la intensidad, el sonido de nuestros cuerpos chocando era excitadísimo… a los dos minutos de follar, ya estábamos empapados en fluidos y sudor. Pero esto solo estaba comenzando… me subió las piernas a sus hombros mientras me seguía bombeando deliciosamente, yo gemía y gemía.

-      ¡Aaah siii, aaah siii! ¡Qué bueno!

Cambiamos de posición, me puso como a las perras a cuatro patas, me tomo por las cadenas y comenzó a bombearme insertándola a tope…, mis nalgas abofeteadas por su pelvis sonaba a tormenta de verano. Se sentía tan dominante que me tiraba del cabello como si de unas riendas de una yegua se tratara, me acariciaba las tetas, las estrujaba y cogidas de ellas con ambas manos, me la metía una y otra vez hasta el fondo… percibía los golpes rotundos de sus huevos contra mi coño. Me daba nalgadas al tiempo que iba acelerando y aumentado la intensidad de sus embestidas, mientras yo gozaba como nunca. Sin llegar a cinco minutos, ya me había corrido sintiendo unos orgasmos brutales.

Miguel comenzó a acelerar sus embestidas soltando gruñidos al llegar a tope, parecía poner todas las ganas en matarme a pollazos… sus arreones, así como sus gruñidos me daban a entender lo que a todos les ocurría… ese semental estaba a punto de eyacular. En ese momento le recordé que necesitaba su semen dentro de mí, cuanta más cantidad mejor… necesitaba que se quedara con los huevos secos y bien deslechados. Me tomo más fuerte aferrándose a mí y empujando su verga lo más profundo posible en ese momento sentía otro orgasmo aproximarse, por lo que le pedí que siguiera acelerando.

-      ¡Me voy a correr, aaah! No pares por el amor de Dios ¡Quiero correrme contigo!

Miguel comenzó a acelerar sus movimientos, en un alarde de masculinidad y maestría, incrementando mis ganas de correrme, pero al mismo tiempo él también entraba en el punto de hacerlo. Comencé a convulsionar, mi corrida me llevaba al éxtasis recorriendo todo mi cuerpo desde el clítoris a las sienes que me estallaban de placer… notaba mi corazón a mil retorciéndome en esténtores espasmódicos que hacían contraer y dilatar mi vagina, apretándole la polla y soltándola.

- Siii, me coorro aaah lléname, siii te siento dentro ¡Atibórrame de esperma…PRÉÑAME!

Gritaba entre gemidos mientras ambos nos corrimos.

No sé cuánto tiempo llevaba Miguel sin tener sexo, pero podía sentir claramente una cantidad ingente de leche caliente que entraba dentro de mi coño de manera desmesurada y descomunal. A cada chorro de lefa, le acompañaba un gemido animalesco que salía de su boca… incluso con su verga dentro podía sentir los golpes de los potentes chorros contra mis paredes vaginales. Me estaba rellenando como a un pavo en Navidad, tanta era el semen, que por mis ingles chorreaban parte aun estando mi coño sellado por su gruesa polla.

Después de tantos jadeos, gemidos gritos nos quedamos un rato en esa posición con su verga aún dentro de mí dándome los últimos grumos de lefa. Tras disfrutar de nuestros orgasmos y recuperar el aliento nos dejamos caer recostados sobre la cama, yo sobre su pecho y el acariciándome el rostro, aun jadeantes y agitados después de la follada que tuvimos, sentí su semen escurrir fuera de mi vagina, elevé las piernas para que el derrame fuese mínimo y el útero tuviese donde elegir al mejor de los pretendientes a fecundar mi óvulo preñable.

No tardó mucho, en unos minutos vi que su verga nuevamente iba cogiendo dureza y me indicósi estaba lista para una segunda dosis, a lo que entre risas le respondí que sí, que tenemos que asegurarnos que sea efectivo… que sus testículos deberían quedar secos y que todo o que habían producido con tanto amor, me lo quería llevar a casa en mi coño. Así que le tomé la verga que estaba a media erección y me la lleve a la boca nuevamente, saboreando los resto de semen y mis fluidos que le quedaban, se la mamé por unos minutos hasta que se iba poniendo más dura, en ese momento él me colocó en una posición idónea en la que yo siguiera mamándosela y el tuviera mi vagina a su disposición… nos colocamos en la posición de 69. Seguimos dándonos placer mutuo en esa posición, hasta que su verga ya estaba completamente erecta, por lo que procedí a montarme encima de él para cabalgarlo.

Con mis piernas a cada lado de su costados, me coloqué en cuclillas, el coño se me abrió y un pequeño reguero de semen coagulada se empezó a deslizar desde mis labios vaginales como si de cera derretida se tratase, agarré su badajo endurecido y antes de que se desprendiera de mi coño ese escupitajo gelatinoso, lo recogí con su glande y este a la vez me lo metí en el coño dejándome caer suavemente, hasta dar sus huevazos con mi vulva…no quería perder un solo espermatozoide útil. En nada daba saltones donde salía casi completamente de su verga y me dejaba caer para hundirme nuevamente, él se levantaba y me comía las tetas, nos besábamos, nos lamiamos, en ese momento era otra mujer, no pensaba en nada ni en nadie, solo en el placer que sentía en ese momento metiéndome con agudeza la verga de Miguel en mis entrañas de la manera más ruda y salvaje que recordaba haberme follado a nadie.

Luego me di la vuelta y lo cabalgue de espaldas mientras él me amasaba las nalgas y me daba cachetazos a las mismas, aun seguíamos con mucha calentura. Me colocó boca abajo sobre la cama, poniendo una almohada debajo de mi vientre para levantar mi trasero y penetrarme…, me bombeo deliciosamente en esa posición hasta que sentí una segunda descarga de semen en mi interior. El semental cumplía con su propósito de llenar a su hembra… presentí que por fin me estaba preñando, me hizo feliz estar siendo poseía por la hombría de un macho capaz de darle vida nueva a mi vientre… eso, sinceramente no tenía precio, y bien valían los cuernos a mi esposo. Quedamos ahora si rendidos sobre la cama empapados de sudor…, y finalmente nos quedamos dormidos. Al darnos cuenta de donde estábamos, la luz que nos daba entraba ya por la ventana, estaba amaneciendo, miré el reloj y eran las 6:22 de la mañana, dejé a Miguel recostado sobre la cama y me fui a bañar con cuidado de no mojarme el cabello para no levantar sospechas y a vestirme, terminé de arreglarme, al salir le vi dormido, me acerque le di un beso en los labios.

 


Volvimos a repetir la operación bebé dos días después, me invitó a comer a su casa y acabamos follando toda la tarde. A la hora de la cena ya estaba con mi familia como si nada hubiese ocurrido, preparé la cena en casa para toda la familia, hablamos de las anécdotas del día con mi esposo e hijos de 15 y 9 años, mientras sentía ese regusto de haber follado con la vagina rellena de semen, y la sensación de saber que todos esos bichitos subían por las tropas de Falopio con una única finalidad… PREÑARME. Realmente era morboso sentir la leche de otro hombre, tratando a mi marido con tanta naturalidad, era algo que me salía de dentro con felicidad porque estaba engendrando al hijo de mi esposo, su felicidad y la mía…. Sí me dejó preñada y pronto supe que sería una niña… ¡POR FIN OTRO COÑITO EN CASA!

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