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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

La noble perversión de mi esposo



Una inyección a mi hija desencadenó un torbellino de placer con ella. Primero antes de nada comenzaré por decirles que soy una persona muy normal, no tengo un cuerpo musculoso, pero sí bien cuidado del que solo puedo destacar un órgano viril mayor de lo normal…cercana a la de un actor porno, por lo demás soy una persona que tengo un cuerpo estereotipado, cuido bastante mi imagen ya que es mi carta de presentación en el difícil trabajo de cirujano plástico. Hace unos veintidós años me divorcie y a los pocos meses de este hecho me casé con Lorena con quien tengo dos hijos Isaac y Leticia. Formé una bonita segunda familia. Del primer matrimonio tengo tres hijos con los que me llevo bien. Mi divorció se produjo por diferentes motivos, el principal fue mi cambio de gustos sexuales…rozando la perversión con chicas veinteañeras. Conocí a mi segunda esposa cuando ella tenía 18 años y yo el doble, ahora tengo 60 años, y durante todo este transcurrir del tiempo he adaptado a mi esposa a mis vicios, unos vicios que no tienen hartura… en esos tiempos comenzaba a instalarse uno nuevo que tenían que ver con mi hija menor El cuerpo de Leticia había tomado formas notables de mujer, era una nena rellenita bastante sexy y muy bien desarrollada… Yo soy Camilo su padre, y con quien tuvo su primera vez... ella con 20 y yo con 58 años.

La relación con Lorena era excelente en todos los ámbitos, en lo sexual tenía una esposa, una amiga con derechos, una amante, una aventurilla, y una verdadera puta, le encantaba el sexo en todas sus formas, nos pasábamos los días ociosos follando y llevando a cabo nuestras fantasías. Cierto día pasó después de tanto follar… Lorena cansada quedó dormida y desnuda…, era viernes ni ella ni yo teníamos que trabajar, Leticia tendría que estar en el clase, según yo…, me dio bastante sed. Sin pensarlo salí desnudo por la casa tranquilamente por el pasillo de las habitaciones cuando al llegar a la de Lety se abre la puerta y la nena iba saliendo medio adormilada, fue bastante mi sorpresa pero no me tapé, la reacción fue coger sus bragas que llevaba en la mano con total normalidad con mi verga pendulando ante ella, mi primera intención fue de tapármela, pero al instante no vi tal necesidad ¿Para qué? Ya era una mujer adulta y su educación sexual había sido concienzuda desde que nació. Lety se quedó callada con cara de sorpresa, al igual que yo y solo atine a preguntar que hacía en casa… Su respuesta fue certera...

– ¡Hoy es día fiesta…y no hay clases!

– ¡Cierto... discúlpame Lety! 
No caí que los profesores tienen más vacaciones que nadie en este país.

– ¿Y mamá?

– En cama hija, descansando… 
Miró mi polla flácida pero engrosada tras la follada y lo entendió.

– Me devuelves mi ropa me voy a bañar…

– Perdona nena, pero ya la puse en mi polla un poco… es mejor que uses otras, estas las echaré al cesto de ropa sucia

Lety solo atinó a decir… – No hay problema, supongo que no tienes ninguna ETS… y soltó una risita... 
Se escuchó la puerta del baño y en seguida la ducha funcionando. A mediodía Lorena se despertó y se levantó con hambre se puso un camisón negro semitransparente sin tanga ¡Se veía exquisita! Se fue a la cocina y me olvide decirle que Lety estaba en casa… Cuando regresó con un par de sándwich yo estaba ya con la verga rígida de estar viendo un canal porno en el cuarto, lo notó y dejó en la cómoda los platos, se metió entre las sábanas y me la empezó a mamar ¡Woow! Mi esposa mama muy bien y lo mejor es que no era recatada en los sonidos que provocaban sus labios y la saliva al recorrer mi verga, justo estaba a punto de correrme cuando de golpe se abrió la puerta de la habitación…

– ¡Mamá, papá! Voy a… Salir…

Lorena suspendió la mamada y salió acto seguido de debajo de las sábanas, dejando al descubierto mi verga…, no lo noté y ella tampoco pero Lety veía bastante bien mi polla erguía como un mástil ensalivado…

– ¡Estás aquí nena…! ¡¿Por qué no tocas ya sabes que mamá y papá pueden estar ocupados…?!

– Lo sé mamá perdonadme… solo quería avisar que saldría con mis amiga, voy al centro comercial ¿Puedes pasar por mí?

En ese instante suena el teléfono y Lorena se levanta a contestar y deja al descubierto su lencería, y yo sigo creyendo que todo corría con normalidad, veía el culo de mi esposa transparentarse, giro la visa hacia Lety disfrutando del show de sus padres… miraba cómo me masturbaba en una paja de mantenimiento en tanto Lorena atendía el teléfono, pero no dijo nada solo pensé que me miraba a la cara, mi esposa cuelga el teléfono con cara de preocupación y nos dice que su tía estaba grave en el hospital, que iría con su madre para darle apoyo moral, al unísono le dijimos Lety y yo que iríamos con ella, pero nos cortó la inspiración con un…

– ¡Para nada!! Lety, ve a divertirte, y cariño quédate a descansar, después te pasas por la nena al centro comercial, luego me recoges en el hospital para ir a comer…

Lety se marchó y enseguida se fue Lorena… me di un buen baño, me puse unos jeans y una camisa me dispuse a espiar un poco a las vecinas, pero no estaba el telescopio en la sala… sabía que estaría el cuarto de Leticia. Efectivamente se hallaba cerca de la ventana, había mucha ropa en la cama y la verdad me llamo la atención un sujetador negro con encaje y vivos rosas, pensé que sería de mi esposa por el tamaño, lo tome y al revisarlo vi que la talla era 90B y el de mi esposa es 105C, por instinto me lo lleve a la nariz y tenía el perfume de Lety, en ese momento vinieron a mi mente tantas cosas… cuando mi niña se sentaba en mis piernas, cuando la llevábamos a sus clases de natación, cuando andaba con ropitas ligeras en casa y cuando hoy por la mañana la vi salir con una camiseta de tirantes y unas bragas tipo bóxer dirigirse al baño… Quise indagar más y más, y ya lo saben amigos, como dice el dicho… “¡El que busca encuentra!” Al abrir los cajones pude observar sus prendas íntimas que eran muy sexys pero a su vez daban un toque de inocencia…. Bóxer de los que marcan las nalgas en su mayoría blancos y rosas, sujetadores en conjunto con encajes, con colores en muchas combinaciones… y en la pared fotos y fotos de ella con sus amigas con la típica pose de sacar la lengua haciendo alarde a sus atributos, que por cierto Lety tenía un cuerpo hermoso, era capaz de hacer girar a cualquiera, pero en ese cuerpo habitaba una chica muy inocente para su edad. Dieron la 7 de la tarde y sonó mi móvil, era Lety pidiendo pasara por ella.

Me dirigí al centro comercial y ya estaba ella ahí en la entrada del dichoso centro, estaba parada viendo hacia adentro del establecimiento. Vestía un jeans ajustado color blanco, con unas botas de tacón de punta que le llegaban a la rodilla, una blusa negra un tanto escotaba y unas gafas de sol que con su cabellera ondulada y arreglada con destellos rubios hacían que se viera extremadamente sexy. Al llegar donde ella, se sube a la vehículo, me saluda como tradicionalmente lo hacíamos con un beso en la mejilla…, al acercarse percibí su aroma mezcla de perfume y olor corporal tan sugestivo como alborotador de mis instintos. Me percaté que una de las bolsas era de la tienda de lencería, inmediatamente me dijo que su madre la llamó para decirle que se quedaría esa noche en el hospital, que si queríamos fuéramos a verla ahí pero que prefería evitarnos el aburrimiento y las típicas peleas familiares tratando de ver como se trataban. Me pidió llevarla a cenar a un Burger, no me gustan esos sitios de comida basura pero quise darle el gusto a mi hija y así lo hicimos, llegamos al restaurante y desde la recepcionista hasta la persona que menos imagine, se me quedaban conjeturando que era mi pequeña amante y más al llevarla de la mano… debía de ser por cómo iba ella vestida y nuestro comportamiento nada afín al de un padre con su hija… Comimos y reímos, yo no dejaba de ver a Lety con ojos de deseo desde esa misma mañana. Justo cuando llevaron la cuenta ella me dijo que se sentía un poco mal que si podía solicitar alguna pastilla o algo, me explico su malestar y le dije que en casa tenía unas ampollas muy efectivas para ese tipo de malestar, suplicó ir a casa por la ampolla y después por su madre… Al llegar a casa me dirigí inmediatamente a la habitación a buscar la medicina, ella iría a ponerse cómoda y quitarse sus botas que habían cansado.

– Lety ya está lista la ampolla, ¿Vienes aquí o te la aplico en tu cuarto?

– Aquí papá por favor ya estoy lista…

Mi verga en ese momento jugó el papel de vidente… se me puso dura inmediatamente solo al escuchar que estaba en su cuarto ya lista, no entendí. Al entrar a la habitación, estaba acostada y me pidió antes quería pedirme algo, yo pensé que me diría lo de siempre, que quería le prometiera no habría dolor y que sería rápido…

– Oye papi me he comprado hoy algo que tenía muchas ganas de usar, mamá me lo prometió pero jamás me lo regalo, quiero pedirte me digas como se me ve, por favor…

– Sí Lety por supuesto, pero ya colócate para que te aplique el medicamento y después lo hablamos…
Oh sorpresa al momento en que se descubre ella boca abajo, con un camisón rojo con aplicaciones de encaje pero muy diminuto y a su vez muy provocativo… además de llevar ligero de medias rojas.

– ¿Te gusta? se sinceró me veo bien, ¿luzco como mamá? Contéstame…

– Vo…ooy a subir un poco la prenda cariño…

– Si claro… ¿Quieres que lo haga yo?

En este momento agarro la parte final de la prenda y la subía dejando al descubierto media nalga, y ¡Señores un precioso y perfecto culo! Muy firme de un color no muy blanco más bien apiñonado, que con esa medias y boca abajo daban la impresión de tener mucho más volumen que lo normal.

– ¡Lety, vas a sentir un picotazo pequeño!

– ¡Espera!!! jajaja!! ¡Tengo un poco de nervios!

En este momento se mueve más y arquea la cadera, la prenda se levanta y deja ver ese par de nalgas que ya con muy poco de tenerlas a mi entera disposición cara a nalga, me traían loco. Ella no hizo nada por cubrirlo, ahí note que no llevaba nada debajo, me tenía muy excitado ya, hice lo propio que un profesional de la medicina debía de hacer y apliqué el medicamento…, no sin antes deleitarme la vista con ese culo. Tomé un trozo de algodón me dispuse a colocarlo en el lugar del pinchazo, pero empezó a quejarse que le dolía mucho, y me pidió que sobara para aliviarle el picor doloroso…

– ¡Auch! Duele mucho papá, ¡Por favor sóbame!

– ¡Lety no exageres, este medicamento no duele!

Pero que idiota, no entendí la invitación a saborear esas nalguitas, y yo rechazándola, incluso ya me había levantado y bajé la prenda, cuando noté su mirada hacia mi verga descaradamente, y como en la mañana solo atiné despedirme cuando me retiraba de la habitación diciéndole que la esperaba para ir a ver a mamá. Me fui a mi habitación para tratar de masturbarme y a su vez sacar de mi mente el culo de Lety, culpándome de ser un cerdo pervertido por haberme excitado con la imagen de mi propia hija, mi pequeña y querida hijita… relativamente es una niña… Mi mente se perdió por unos minutos y no medí cuenta que me estaba masturbando, como tampoco me percaté que Lety había entrado a la habitación hasta que se posó frente a mí.

– Papá que malo… me dolió bastante y no hiciste nada para aliviarme. 
Era la segunda vez que me veía masturbándome y la nena ni se inmutaba al verme…como si fuese algo habitual para ella.

– Pero… Lety cariño, es que eso no duele, además te dije que te fueras a cambiar nena… tenemos que ir a ver a mamá. 
Yo tampoco podía soliviantarme y le seguí la corriente comportándome natural.

– Si ya lo sé, solo vine a que me dijeras como se me ve mi ropa, ¿crees que luzco como mamá? ¿Te agrada?

– Se te ve muy bien nena, pero creo que no soy el indicado para decir eso, debería ser tu novio, ¿Porque seguramente ya tendrás novio, verdad??

– No tengo… lo que pasa es que desde el instituto, en que los chicos se burlaban de mi cuerpo… (Señala sus tetas ricas) no me siento cómoda con ninguno, y eso me preocupa...

– Querrás decir que te admiraban, no creo que con esas tetas se burlasen de ti…

– ¿Tú crees? Dime algo con la que me pueda ver bien. Sabes que me gustaría lucir igual de guapa que mamá, ser como ella, hacer lo que ella hace... se ve que le gusta mucho que la admiren los hombres, o sea, tú papá.

– Así te ves muy bien… ¡Eres una chica guapísima!

Me levanté de la cama, y me acerqué a abrazarla, para que quitara esa cara de tristeza, le pregunte qué es lo que le gustaría hacer como mamá, su profesión, su actitud con la gente, su razonamiento crítico, su amor por el hogar… y mi mente se preguntó en silencio… ¡¡o ser tan caliente como ella y disfrutar el sexo!! Pero tal parece que Lety me escuchó, porque su respuesta fue certera.

 No papá, me refiero a lo que te hacia ella esta mañana cuando entré a la habitación, y salió de entre las sábanas.

– ¡Ahh… te refieres a jugar con al escondite!

 No papá, no digas tonterías sé muy bien que te estaba chupando la polla. Además cuando se quedó al descubierto y se te veía que escurría saliva. Mamá se tuvo que limpiar la boca de cómo te la mamaba de fuerte.

– No sé qué decirte nena, eso son cosas que se experimentan con un novio, con tu esposo cuando estas casada, y depende mucho de la relación que lleves, además que debes hacerte respetar, porque muchos de nosotros los hombres en ocasiones solo queremos el sexo sin tener un sentimiento hacia la mujer y lo hacemos por deseo…follar por follar para aliviarse dentro del coño de la chica ¿Me entiendes?

 Si lo sé, pero también me gustaría alguien que sea como tú… he visto como le haces el amor a mamá, en la cocina, en el baño, en la sala, hacéis mucho ruido y hay veces que me despierto… os observo. Mamá te dice como lo disfruta y se le nota en la forma que te besa como te desea, que se toca el clítoris incluso cuando te chupa la polla como lo hacía hoy… sé que los hombres os ponéis duros cuando os gusta lo que veis y lo que tocáis…

En este momento me toma la mano y me la lleva a su teta, a la vez que me agarra la verga y con eso casi me hace correrme… – Lety, esto no está bien, soy tu padre, si mamá se entera podría causar muchos problemas a la familia… incluso el divorcio de nosotros.

– Lo sé pero no creo que se lo digas.... Además quiero que seas tú quien me haga sentir lo que mamá siente, me gusta mucho como se lo haces, quiero que me toques como a ella, y sé que yo te gusto por cómo me tratas y no pierdes de vista mi culo… Me muestra su bragas arqueándose un poco... ¡Mira como tienes de mojada!

Se acercó más al punto de estar tan cerca para besarnos, pero yo no dejaba de recorrer esa teta con mi mano, ya  había pasado de lado a lado, incluso el pezón estuve a punto de pellizcarlo cuando sentí lo duro que estaba, era grande pero sin exagerar, nos besamos y mis manos ahora ya tocaban sus tetas, su cintura, sus nalgas, empecé a buscar su vientre, recorrí la cintura, ¡el pubis! ¡Oh! el pubis depilado así como su madre, sus labios delgados pero carnosos y muy mojados que rico clítoris.

 ¡¡Ahhhh papi qué ricooo!!! Ahora sé por qué mamá grita como loca, tocas de bien como si lo hicieras con una rosa ¡Mira tú polla papi, está muy dura! ¡¡Déjame tocártela... quiero mamártela!!

– Nena que rica estás, sé que esto está muy mal pero me encantas, tienes un cuerpo divino, tu culo respingón y tus tetas enormes casi como las de tu madre. 
– Si te gusto tanto, creo que deberíamos experimentar...
– ¡Anda ven chúpamela!, pero hazlo como mamá… déjalo lleno de saliva, quiero escuchar tus gemidos mamándomela.

– ¡¡Pero qué gruesa es!! No me va a entrar en la boca…

– Inténtalo cariño, poco a poco… ¡Ohhh así!

– Mmmm que rico sabe esto que le sale, me encanta... Comenzó a darme un mamada de ensueño, nunca imaginé que mi niña ya era una chica madura capaz de dar tanto placer. – ¡Quiero follar contigo aquí en la cama! ¡Te prometo que gritaré mejor que mamá! pero déjame disfrutar más de este rico caramelo.

Leticia sí que sabía mamar, me quedé un poco parado con mi hija…empezaba a dudar de su inocencia, pero eso era lo de menos si hubieran escuchado los sonidos del chapoteo de su boquita con mi verga, se hubieran excitado de tal manera que la eyaculación hubiera sido inminente.

– ¡Qué bien la chupas pequeña!, eres igual de puta que tu madre, sigue así nena ohhh que ricooo!! Mmmm, ahhh que delicia, mmmm mmmm, choop!!! choop!! choopp!! Ven preciosa, déjame devolverte el favor…

La tomé de la cintura, y la recosté en la cama, abrí sus piernas, y wooow qué rica vaginita, rosada, depilada, y emanando ríos de jugos por la raja. No lo dude y me fui directo a mamar su coñito, solo se escuchó un gemido ahogado de la niña… no dejé de mamar toda la raja y me encarnicé en su clítoris… ella no paraba de gemir como loca, me tomaba del cabello y me lo alborotaba, me apretaba hacia su coño y tras dos o tres minutos saboreando el majar de los dioses… la niña se corrió entre esténtores. Me mantuve en su coñito mientras se estremecía y cuando la vi más relajada, recorrí la parte interna de sus muslos, fui hasta sus rodillas, quité el pequeño nudo que había entre esas dos tetas e hice a un lado la ropa, comencé a mamar como bebé de sus pezones tan ricos que para estos momentos me tenían como loco. Los mamé, la pellizque, succioné sus pezones rosados y ella gemía como una gata en celo, gritaba de placer tal cual lo dijo ¡Mejor que su madre! 
No pude contenerme y me coloqué entre sus piernas apuntando mi verga hacia su raja, mi miraba a los ojos esperanzada de ser follada…, coloqué el glande en medio de sus labios y lo mojé un poco para empezar a meterlo, era delicioso sentir su calor y sus carnes apretadas presionando mi sensible cabezón. Estaba empapada y por tal motivo mi verga se fue deslizando muy fácil, ella solo gemía y se empezaba a mover a un ritmo en el cual sus tetas se movían de un lado a otro casi llegando a golpearse en su canalillo… mi nena follaba tan bien como su madre...

– Ahhh así papá ¡Qué rico!, ahhhh, mmmm ohhh Dios mío que gorda y dura la tienes ¡¡Qué buena verga papi!! ¡Con ella me vas a partir en dos!

 ¡Ummm así nena así que apretadita estas preciosa, ¡¡me empapas la veeerga entera!! 
Me sorprendió no romperle el himen…a mi hija ya la había desflorado, a su edad no podía esperar que aun siguiera virgen. No pensé en lo negativo de ello… continué follándomela. Sin rotura ni sangrado era mucho mejor, alguien hizo el trabajo sucio por mí para gozar ahora de la nena. Follamos un buen rato sentado con ella recostada, luego la puse en varias posturas… lamí su culito, se corrió delicioso, todo estaba empapado ella no dejaba de mamarme la verga hasta que le dije que me correría, y me dijo que lo hiciera en su boca que quería ver como sabia a ver si era cierto lo que mamá decía… Hasta que sonó el teléfono justo cuando estaba a punto de correrme.
Lety contesto como si nada y me la mamaba cuando su madre hablaba, le preguntó por mí y ella le dijo que estaba yo ahí en la casa… no aguantaba más y en un alarde de soltura circense la puse a cuatro patas en tanto hablaba por el móvil, se colocó como si lo hiciese a diario… la inserté suave deslizándosela a las profundidades de su enjuto coñito. Instalado en lo más hondo mi tranca, invadiendo su vagina, di unos cuantos vaivenes lentos pero firmes regocijándome en la sensación de roce de sus paredes estrechas contra mi bálano…ella continuaba hablando con leves jadeos por mi culpa. Gozaba de una follada cálida y sublime a cámara lenta con el fin de espaciar el tiempo de mi regodeo dentro del útero de mi niña… notaba como iba y venía mi orgasmo queriendo explotar, entonces lo retrasaba parándome en el fondo de su intimidad, y pasado volvía el balanceo de mis caderas, no obstante aquello era imposible retrasar más y de pronto me corrí a chorros en su cérvix atorando la entrada de su útero. 
Todo el conducto uterino de mi hija estaba siendo invadido por mis largos y espesos chorros de leche. Le cambió la cara tanto que ella empezó a tener convulsiones sincronizadas con mis eyaculaciones por la cantidad de semen que me salió… llevaba varios días sin vaciar los depósitos y mi hija cargó con todo el contenido seminal de mis orondos huevos. Tras el llenado de su útero la extraje y me puse al teléfono disculpándose con su madre, diciéndole que en media hora iríamos a verla. Me limpio la verga afanosamente embarrándose los labios del semen que aún quedaba por escurrir de mi tranca…un poco cayó sobre sus tetas, a la vez que le pedía una disculpa por haberme corrido dentro de ella… me calló con un beso y solo me dijo que sería un secreto y que si yo quería esto se repetiría las veces que yo quisiera… yo era el dueño y señor de su coñito por habérselo desvirgado tan ricamente. No lo entendí porque no rompí su himen… resulta que experimentó utilizando más de una vez los pepinos que solíamos comprar para las ensaladas…. 
Y así comenzó un sin fin de aventurillas con mi hija veinteañera insaciable, cada vez que podía me la mamaba delicioso hasta que fue tomando práctica de meterla en su boquita y tragarse el semen sin dejar nada… su coñito tampoco quedó desatendido, pero mis perversiones apuntaban mucho más alto con mi esposa….

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Soy una mujer casada, una madurita que no llega a los cuarenta. Actualmente sin atentar contra la modestia, debo decir que los hombres me consideran muy atractiva y sexy, empezando por mi esposo quien disfruta mucho haciéndome vestir con minifaldas y ropa provocativa para lucirme ante otros hombres que me miran con deseo. Por diversión me he propuesto dar a conocer mis aventuras sexuales con hombres fuera del matrimonio y eventualmente otras más secretas de carácter familiar. Me casé a los 18 años, habiéndome mantenido virgen hasta los pocos meses tras conocer a quien sería mi esposo, quien me cambió mi estatus de niña a mujer y de familia pobre a un nivel burgués acomodado. 
Cuando me conoció, estaba recién divorciado de su primera esposa. Pasados tres meses de noviazgo me propuso matrimonio, lo cual inmediatamente acepté, a pesar que tenía varios pretendientes solteros mucho más jóvenes, pero de más bajo nivel social…, (quiero decir sin patrimonio ni futuro claro ) pues por una parte vi que él sería un esposo cariñoso y enamorado de su nueva mujer…, entonces me duplicaba la edad y pensé que cuidaría de mí por siempre... por otra parte nunca me faltaría nada para disponer. Eso se tiene muy en cuenta cuando no eres de cuna y has llegado a pasar hambre. Pero el culmen fue haberle entregado mi virginidad, consideré que debería unir mi vida a la de él…. Durante los tres primeros años de matrimonio, nuestra vida transcurrió como la de cualquier matrimonio convencional. Quedé preñada de mi esposo en el primer mes de estar follando, y tuvimos a nuestro primer hijo, Isaac e inmediatamente quedé preñada de Leticia... en menos de un año parí a mis dos hijos. 
Los primeros eventos que ameritan estas memorias se iniciaron después de nacer Leticia. Por amigas comunes, yo conocía que mi esposo en su primer matrimonio en algunas ocasiones había propiciado situaciones un tanto libertinas con su esposa, como bañarse en una piscina privada desnudos en presencia de otra pareja. Pero aparte de ello, poco más sabía yo hasta entonces de las inclinaciones de mi esposo, a permitir que otros hombres gozaran de las intimidades de su esposa. Poco a poco fue insinuando que me vistiera con ropas más provocativas, argumentando que siendo una mujer muy hermosa debería lucir más mis encantos para envidia de otros hombres menos afortunados que él. 
Cuando hacíamos el amor, me preguntaba sobre mis experiencias sexuales pasadas, pero yo siempre respondía la verdad, en el sentido que nunca había permitido que se propasaran conmigo y mi experiencia con otros novios nunca había pasado de unos besos en la boca. Ni siquiera había permitido que mis novios tocaran mis tetas bajo la ropa, pues en mi adolescencia y primera juventud siempre fui muy recatada. Me sorprendió que él tuviera interés en conocer eventuales experiencias sexuales mías, y más aún que se excitara con ello. Con el paso de los meses empecé a percibir que él disfrutaba viéndome bailar con amigos en las reuniones, pues luego de ello se mostraba muy ardiente follando, peguntándome si habían intentado pegarse a mí mientras bailaba. 
Durante muchos meses, eludí este tipo de conversaciones, pues no entendía su comportamiento, pero con el paso del tiempo, conversando con amigas y por algunas lecturas que mi marido tenía en casa como del Marqués de Sade, entendí que esa morbosidad era más frecuente de lo que creía… muchos hombres se excitan permitiendo que a su esposa la posean otros y que en realidad muchas parejas se permiten aventuras sexuales fuera de casa. Empecé a no encontrar desagradables sus insinuaciones, renové gradualmente mi ropero, comprando más faldas que pantalones y asumí una posición algo más liberada, permitiendo que mi esposo se excitara con pequeños comentarios míos, sobre lo atractivo que encontraba a algún amigo, o con alguna apostilla de haber notado cómo un hombre me miraba las piernas.

Me encantaba jugar a ser puta mientras las cruzaba en alguna reunión vistiendo minifalda u observando mi culo al pasar delante de ellos. En esas ocasiones, mi esposo se calentaba sobremanera cuando en la intimidad de nuestro cuarto me follaba salvajemente, pidiéndome que le contara que había sentido yo, y sí… ¡Me excitaba saber que otros hombres me deseaban! Esto fue progresando, pues ahora él ya no se cohibía insinuarme, que haciéndome la descuidada mostrara mis bragas en público, o que no me resistiera cuando trataban de bailar conmigo apretados manoseando mi culo más que la cintura. Empecé a pensar que mi esposo disfrutaría realmente dejando que otros hombres se regocijaran con mi cuerpo, y dicha posibilidad por primera vez se cruzó por mi mente, pues al fin y al cabo mi experiencia sexual se limitaba a lo disfrutado con él nada más (de paso debo confesar mi marido me sorprendió por lo bien dotado que está…el maromo calza una polla de unos 25 cm y casi no puedo rodearla con los dedos de gruesa que es) 
Progresaron las insinuaciones de mi esposo, ahora más abiertas. Tras confesar que en algunas ocasiones miraba el bulto de otros hombres imaginándome cómo se verían desnudos con sus vergas erectas. Así, mi marido terminó confesándome que no solamente le excitaba que yo mostrara mi cuerpo, sino más aún le excitaba sobremanera imaginarme siendo follada por otro. Yo continué diciendo que no me prestaría para llegar a situaciones de adulterio, que nos limitáramos solo a fantasear con esas cosas. Cuando hacíamos el amor, para excitarlo más (también he de confesar que a mí me empezaron a provocar las fantasías), relataba cómo me gustaría que tal persona me abriera las piernas y me metiera su rabo para poder adquirir experiencia disfrutando a otros y aprender nuevas técnicas. Llegados a este punto, era solo cuestión de tiempo para que se convirtieran en realidad esas fantasías.

Le comenté a mi esposo que un amigo de un grupo de nuestro matrimonio, llamado Héctor, me decía con frecuencia que me encontraba terriblemente atractiva, que le gustaría mucho salir conmigo. Realmente yo lo encontraba a él también muy atractivo y ya fantaseaba sobre cómo sería follar con él. Mi esposo, como era de esperar me sugirió que cediera a sus avances, pero que fuera muy discreta para no comprometer nuestro prestigio. En la siguiente ocasión en que nos encontramos con el amigo en una reunión, un poco desinhibida por las copas que habíamos consumido, estando sola en un rincón mientras servía una copa a mi esposo, se acercó Héctor y empezó como siempre con sus piropos. Yo le dije que no insistiera, que en mi condición de mujer casada no saldría con él a ningún lado. Él insistió diciendo que si le aceptaba una simple invitación a almorzar, dejaría de acosarme. Le dije que lo pensaría y me fui a reunir con mi esposo, a quien le comenté lo sucedido. Él se mostró en el acto interesado en el asunto, preguntándome cómo me tomaba las iniciativas de Héctor, si me producían excitación, si me había mostrado coqueta con él, si deseaba ceder a sus avances…, entre otras cosas. 
Habiendo respondido que me sentía halagada al verme deseada, mi marido me hizo prometer que me mostrara más accesible con Héctor, llegando a insinuar que él se podía retirar con alguna excusa para que Héctor tuviera oportunidad de acercarse a mí en la reunión. Yo respondí que no estaba preparada para ello y que nuestros amigos comunes se formaran un mal concepto de nosotros si me veían conversando a solas con él. Sin embargo, ante su insistencia cuando apenas tuve oportunidad de acercarme a Héctor, le susurré que en vista que mi marido tenía programado al día siguiente salir en velero con sus amigos a practicar su deporte favorito de submarinismo, podría yo escaparme a almorzar con él, eso sí, advirtiéndole que lo haría solamente para cumplir el pacto de dejarme de acosar si salíamos una sola vez, y por supuesto en un plan de amigos. Yo estaba cuidando ante él mi prestigio. Definimos que me recogería al mediodía.

Ese día era sábado y mi esposo se marchó con sus amigos desde temprano. Antes de partir al mar, me pidió que me vistiera muy sexy para mi cita, escogiendo él mismo mi ropa… falda corta, blusa con gran escote y botones frontales y ropa interior muy atrevida semitransparente. Me dijo que saliera tranquila a divertirme con mi amigo, que todo lo que hacíamos aportaba diversión y excitación a nuestra relación, que al regreso disfrutaríamos juntos de mi relato de lo que llegara a acontecer en mi primera salida con otro hombre estando casada. Mi amigo me recogió a una manzana de nuestra casa para no despertar suspicacias con los porteros de la zona residencial. Sus comentarios sobre mi figura y vestimenta fueron muy apreciativos, lo cual me aportó algo de confianza, pues me sentía muy nerviosa con la situación. 
Marchamos a un restaurante campestre donde había estado varias veces con mi esposo. Es un sitio discreto que tiene organizadas las mesas mediante rincones independientes para grupos familiares. Escogimos un rincón apartado de miradas indiscretas. Pedimos como aperitivos un licor que se acostumbra tomar en copas, utilizando como pasante sorbos fríos de agua. Héctor le pidió al camarero que demorara una hora nuestro pedido de almuerzo, mientras disfrutábamos nuestro licor. Al principio me sentía tensa, pero tras las primeras copas empecé a relajarme, diciéndome a mí misma que no estaba cometiendo ninguna falta con mi esposo, pues al fin y al cabo él había propiciado mi aventura. Héctor, sentado a mi lado en una amplio banco para dos personas, me servía con frecuencia copas, aprovechando la situación para dármelas directamente de su mano, lo cual le permitía acercarse a mí rozando con sus brazos mis tetas…me empecé a poner caliente, sintiendo cómo se endurecían mis pezones. Nuestra conversación transcurría hablando de temas generales, pero poco a poco fue tomando rumbos más privados, confesándome él que siempre se había sentido muy atraído por mí, que envidiaba a mi esposo por disfrutar de una mujer tan bella, que él con su esposa no se entendía mucho en el aspecto sexual, pues ella era muy fría e inhibida. Yo le contaba que mi relación con mi esposo era muy buena en todo sentido, pero que eso no impedía que como mujer me sintiera atraída en algunas ocasiones por otros hombres.

Me preguntó si ese era el caso con él, a lo cual respondí afirmativamente. Eso lo impulsó a darme un primer beso en la boca, lo cual me produjo escalofríos endureciéndose más mis pezones y me empecé a humedecer mi raja. Al segundo beso respondí abriendo mi boca para que su lengua penetrara en ella y jugase con la mía. Mis primeros gemidos de excitación afloraron. Sus manos iniciaron caricias en mis tetas sobre la blusa, aumentando mi excitación, pues las tengo muy sensibles. Metió sus manos bajo la blusa abriendo dos botones y tomando directamente mis tetas sobre mi sujetador transparente. Cuando percibió mis pezones tiesos, se inclinó besándomelos delicadamente. Mi respiración estaba agitada e involuntariamente abrí un poco las piernas, con mi falda trepada sobre mis muslos debido a mis involuntarios movimientos de calentura. Él notó mi meneo e inmediatamente metió su mano entre mis piernas hasta llegar a mi coñito cubierto por una braguita totalmente humedecida por mi excitación. Comenzó a acariciarme, primero pasando sus dedos por mi raja sobre mis bragas, pero luego, corriéndolos a un lado me acarició directamente la vulva, tocándome el clítoris con un dedo. No pude contener un audible gemido de placer y temí que fuera escuchado por otras personas, por lo cual me controlé mordiendo mis labios. 
Metió primero un dedo en mi conejo y cuando me abrí más de piernas, pudo colocarme varios de ellos en mi excitadísima raja. No cesaba de besarme apasionadamente, a lo cual respondí con igual ardor. Por timidez no me atreví al principio a tocar su dura polla, pero él, interrumpió por un segundo sus caricias en mi vagina y tomándome una mano, la colocó sobre el bulto prominente de sus pantalones. Por primera vez después de mi matrimonio palpaba una verga diferente a la de marido. Sin haberla visto aún, comprendí que la tenía de muy buen tamaño y deseé tocarla directamente con mis manos, pero me daba miedo que él me juzgará como una mujer fácil. Me susurró al oído que se la sacara de los pantalones. Confesé lo arriesgado si entraba de improviso el camarero. En esas estábamos cuando alcancé a ver que el chico se aproximaba con nuestro pedido. Rápidamente nos compusimos, pero creo que sospechó de nuestras andanzas, pues los botones de mi blusa estaban abiertos y en su cara se notó una sonrisa de complicidad. Sentí temor que me reconociera, pues como ya dije, en otras ocasiones había estado en ese sitio con mi esposo. En cualquier caso, si me identificó no hizo ningún comentario imprudente y me tranquilicé ayudada por la desinhibición del licor consumido. 
Almorzamos rápidamente pues la pasión que estábamos viviendo nos avivó a acabar pronto de un tajo el apetito. Pedimos al camarero que retirara los platos de la mesa. A todas estas ya había transcurrido la mayor parte de la tarde y estaba oscureciendo.

Héctor retomó sus caricias subiéndome la falda para poder mirar libremente mis prendas interiores, los cuales desplazó a un lado nuevamente, dejando a la vista mis labios vaginales. Con los dedos de una mano me abrió la vulva, lo cual le permitió ver mi sonrosado color interno, fluyendo mis lubricaciones de mujer en celo. Me introdujo un dedo, al poco ya eran dos…me folló durante un par de minutos, lo cual causó rápidamente mi primer orgasmo, al encontrarme increíblemente excitada. Me incliné sobre él gimiendo audiblemente, colocando mi boca contra la suya para que mis gemidos quedaran ahogados sobre sus labios y lengua. Recobré mi respiración, sintiendo los últimos espasmos de mi corrida. Él, muy excitado sacó su buen falo y me obligó a tomarlo entre mis manos. Ahora sí tenía una verga diferente a mi alcance y me produjo sensaciones nuevas el conocer la forma, textura y tamaño de ese cipote, comparándolo con el de mi marido, el cual es algo más largo que el de Héctor y más gruesa, sin embargo su hermosa tranca estaba totalmente rígida, notándose su cabeza hinchada cubierta de sus flujos. Cuando comencé a acariciarla a todo lo larga, salieron más gotas por su glande, mojando mi mano. Con un jadeo muy agitado pronunció que se iba a correr muy pronto. Trató de bajarme la cabeza para que se la chupara, pero esto era todavía algo muy íntimo que solamente practicaba a mi esposo. Comenté que lo haría correrse haciéndole una paja… y así subiendo y bajando mi mano en todo su tallo refregando el prepucio bajo mi mano.

Ni corto ni perezoso, se inclinó sobre mí tratando de colocar su verga contra mi vagina, pero lo mantuve apenas en contacto contra mi vulva, moviendo frenéticamente mi mano sobre su rígido rabo hasta que sin poderse contener más, se descargó sobre mis bragas y piernas, depositando chorros de semen que untaron inclusive mi falda. Me sentí muy agradada al ver la pasión que podía despertar en los hombres y entendí que resultaba muy placentero gozar otras pollas con el consentimiento de mi esposo. Era una gozada notar como pulsaban sus latidos entre mis yemas. Héctor sacó su pañuelo del bolsillo y con él limpió hasta donde pudo su lefa descargada sobre mí. 
Me pidió que fuéramos a un hotel para poderme disfrutar a pleno, pues quería sentir el placer de meterme su verga y sacarme múltiples orgasmos, pero yo le dije que no estaba preparada para serle infiel a mi esposo, que ya era tarde y que me tenía que encontrar con él a una hora fija en un bar, por lo cual besándolo en la boca le pedí que me llevara. Me bajé de su coche frente al establecimiento y entré a buscar a mi esposo…. Lo encontré en la barra conversando con el barman y tan pronto me vio me abrazó besándome en la boca inquiriendo con su mirada que novedades traería para relatarle. Nos sentamos en una mesa apartada y empezó su interrogatorio. Le toqué su miembro sobre los pantalones comprobando que se encontraba duro de la excitación que le producía la expectativa de mi relato. Le pregunté si ese efecto lo producía el sospechar que su esposa había estado gozando con otro. Él muy cabrón lo confirmó y metió sus manos entre mis piernas haciéndome abrirlas para examinarme. Cuando sintió la humedad en mis bragas estaba ya que no se podía contener, más cuando notó lo pegajoso del semen de Héctor sobre la tela de las bragas, lo olió confirmando que un buen mancho me había inseminado a conciencia. Se sorprendió que trajera solo untadas mis ropas íntimas, y le respondí pidiéndole que probara. Mi esposo colocó su mano sobre mi vagina desplazando la tela de las braguitas, para que comprobase que no me había follado.

Sumisa dejé que mi esposo se deleitara con mi calentura, sintiendo mis flujos como escurrían y lo untada que estaba de semen alrededor de mi coño y sobre las bragas. Probó el sabor diciendo que sospechaba que eso era esperma de nuestro amigo. A mi confirmación comenzó mi esposo a masturbarme metiendo dos dedos en mi raja y chupando con frecuencia su mano untada. Ya iban a ser dos pajas en una hora y necesitaba ser follada… Durante el tiempo en que permanecimos en el bar estuve mostrándole de manera permanente mis piernas y las braguitas, a él y a todos los que quisieran verme, dándonos besos sin apasionarnos demasiado, su conversación versaba de lo que había sentido con Héctor, parecía que no solo buscaba "echarme un simple polvo" y adiós, sino me daba la impresión que buscaba algo más fuerte, tal vez follarme sin camelos como a una puta. 
Aún era temprano cuando decidimos retirarnos. Cuando llegamos al estacionamiento y nos metimos en el coche me senté muy cerca de él, en el lugar no había gente y aprovechamos para besuquearnos y empezar a manosearnos, Camilo metía su mano por abajo del vestidito tocándome la vulva por encima de las bragas y en momentos me acariciaba las tetas, mientras tanto yo le frotaba el bulto que hacia su hinchada verga, me había quedado cachonda de la paja a Héctor y estaba decidida a que esa noche disfrutáramos nuestros cuerpos a tope, le saqué ahí mismo la verga para masturbarle en directo, a petición de él me bajé las bragas para que pudiera tocar mi chochete frotándome el clítoris, la situación se había tornado sumamente candente y decidimos ir a casa a saciar nuestros deseos carnales. Rápidamente pidió su cuenta y nos fuimos a casa donde le relaté todos los detalles mientras él chupaba mi vagina y mis muslos antes de penetrarme produciéndome el segundo orgasmo del día. Ya estando en nuestra habitación de matrimonio me desnudó de lo más fácil, ya que tan solo me quité el vestidito pues las bragas se habían quedado en el asiento del coche.

Estuve exhibiéndole mi cuerpo desnudo mientras él se deshacía de su ropa, enseguida se lanzó sobre mi ardiente cuerpo besándolo por completo, poniendo especial atención en mis tetas y después zambulló entre mis piernas para comerme el coño… me soliviantaba lamiendo cada rincón de mis partes erógenas, luego me tocó a mí disfrutar de su hermosura fálica besándosela y lamiendo desde la punta del glande hasta sus suculentos huevazos, para darle una exquisita mamada en su caramelo que lo puso al borde de la eyaculación, teniendo que darnos unos instantes de reposo.  La pasión desarrollada en esta sesión de sexo sería tan intensa como jamás habíamos tenido… Era mi turno, me senté a su lado y le bajé el cierre de la bragueta sacándole su exquisita verga para "pajearla" y a poco se la colmaba de besos y chupetones dándole una soberbia mamada como las sé dar y aunque deseaba su semen procuraba evitar que se corriera aun, apenas estábamos empezando, mientras mi esposo me dedeaba alternadamente la vulva y el culito. 
Se desnudó con rapidez y me monté sobre él, metiéndome yo misma su hermosa polla en mi mojada raja vaginal. Le daba innumerables sentones en su verga poseída por el "demonio de la media noche", era escalofriante sentir su mostrenco duro y gordo dentro de mí. Camilo me mamaba las tetas succionando mis pezones y metía su dedo en mi culito al compás de los sentones dados en su sabroso cipote. Luego nos pusimos a hacer un 69 en el que tragaba mis fluidos vaginales y yo el cristalino líquido que su hermosa polla expelía por el orificio de su cabezón. Minutos más tarde cambiamos de pose poniéndome a cuatro patas como una "perrita sumisa" sobre el sofá, para que Camilo me ensartara con su delicia de ariete enervado, se hacía de mis ubres con una mano y con la otra me frotaba el clítoris. Por fin tuve toda su ricura metida en mi coño en variadas poses y el vaivén de su verga entrando y saliendo de mi hendidura vaginal era interminable, me hizo correrme en explosivo orgasmo. No pronunciábamos palabra, solo jadeos y una que otra palabra para hacerme saber lo PUTA que era y lo bien que lo pasábamos. Tuve mi primera descarga en placentero orgasmo sin que Camilo dejara de meter y sacar su bálano hasta la matriz sin compasión abriéndome bien mi raja. Pese a su edad era una máquina de follar, y me encantaba que yo le pusiese tan cachondo después de tantos años de matrimonio.

Nuevo cambio de pose, esta vez estando de pie frente Camilo me metió su verga en mi vagina y me colgué de su cuello y enroscando mis piernas en su cintura, me sostenía en vilo metiendo y sacando su rabo de mi chochete en un alarde de fortaleza física y sexual haciendo alarde de las horas de gimnasio. Así duramos durante varios minutos, luego me depositó en el sillón, sin desensartarme, y levantó mis piernas hasta sus hombros sin perder el ritmo de las acomedidas de su mostrenco fálico en mi conejo hambriento. El placer era indescriptible, por un lado el hecho de estar envergado mi coño, y por otro el morbo de imaginar que quien me estaba follando era nada menos Héctor y no mi marido. Había pasado el tiempo y me llegó un segundo orgasmo aún más placentero que el primero. Estaba a punto de decirle a Camilo me metiera la verga por el culo, pero como si me leyera la mente me sacó la verga de la vagina y la puso contra mi culo, hizo una pausa quizá para conocer mi reacción ante el amago de encularme, le ahorre la posible pregunta diciéndole…

– ¡Haz lo que quieras…todos mi agujeros son tuyos cabrón! 
Pero prefirió adentrarse en el camino hecho, tras arremeter y no ser fácil abrirme el culo, de tal modo que me la volvió a clavar en mi coño… 
– ¡Hoy quiero vaciarme en tu útero!

Ante aquellas palabras Camilo empujó con cierta energía pero sin lastimarme y mi coñito volvió a tragarse su endurecida verga, poco a poco fue penetrando en el conducto entre mis acogedoras paredes vaginales, hasta que la tuve toda la vega dentro y solo sus huevos quedaban fuera. Poco a poco sus embestidas en mi coño fueron tomando velocidad, su verga entraba y salía de mi raja con dinamismo ante mis jadeos y pequeños gritos de placer al notar su glande golpear mi pared vaginal a la vez que sus huevos colganderos me aporreaban el culo.

Después de tanto tiempo sin probar el exquisito deleite de tener su tranca en mis entrañas, me producía los más suculentos placeres que sexualmente se puedan obtener. Después de algún tiempo recibiendo pollazos a troche y moche, exploté nuevamente en el orgasmo más satisfactorio de los últimos años, y momentos después Camilo me alertaba que estaba a punto de eyacular…. Le espeté presurosa que se corriera dentro de mi útero, no hubo tiempo de preferencia y comenzó a correrse en el fondo de mi coño…, era algo que calladamente deseaba desde que le relaté lo Héctor en el bar. Sin tiempo a reflexiones Camilo sacó su verga de mi coño y lo metió entre mis labios. Sin tiempo para reaccionar le chupaba la verga con desesperación, sabía de sus dos etapas de eyaculación, de tal modo que en cuestión de segundos mi boca estaba llena de su esperma con la segunda tanda de lefa… sentía chorros fueron largos y gruesos, que con deleite saboreaba antes de tragarlos, sí que tenía una eyaculación abundante y espesa, y cada chorro de leche la paladeaba con delicia. 
Cuando los chorros de semen cesaron aun le chupaba la verga y le besaba agradecida por aquel placer que me había proporcionado. En eso estábamos cuando sonó el teléfono móvil, tal como lo imaginaba era Héctor, mi amante frustrado, que me echaba de menos…, yo aun con la boca llena del sabor del espeso esperma de mi esposo le decía que lo extrañaba y que volveríamos a vernos…. Camilo se mantenía en silencio disfrutando de la conversación, escuchando como hablaba con nuestro amigo mientras aun le chupaba la verga a él… en tanto él gozaba clavándome la polla en la garganta, imaginaba que gozaba con la maza de Héctor… con su voz susurrándome en el auricular del móvil. Aquello activó la libido entre los dos nuevamente y retomé una mamada frenética…

Al cabrón de mi marido aún le quedaba leche por eyacular en mi boca otra vez. Solo unos cinco minutos después se corría el semental de Camilo… parte tragué y la otra escurría por mi rostro llegando a mis tetas, no tuvimos oportunidad de hacerle los honores a mi culito, ya que él rehusó pero qué más podía pedir de un macho a sus 58 años… era suficiente con lo que había hecho y le dejaba con esa opción para una posible segunda tanda por la mañana. Mi esposo sentía mucho morbo con estas situaciones mientras se encuentra excitado, pero tras calmar su pasión, parece caer en un estado de inseguridad al imaginarse que puede perderme si yo me involucro sentimentalmente con algún otro hombre. Así me lo manifestó al terminar nuestra sesión de sexo esa noche. En realidad a mí también por aquel entonces me preocupaba que mi marido llegara a pensar que yo era una puta y sintiera deseos de terminar conmigo…perder mi estatus social y volver a ser una miserable no me entusiasmaba. Le respondí que yo lo quería mucho, que nuestra relación sexual era fabulosa, que yo no tenía ninguna razón para involucrarme sentimentalmente con nadie, era feliz con él… y que si me lo pedía, suspendería mis aventuras con Héctor ipso facto, porque solo eran motivadas para realzar nuestro matrimonio. Mi marido respondió que ya veríamos qué pasaba más adelante y que él me adoraba, quería conservarme siempre como su esposa… el caso era que por entonces, si no tenía ese tipo de actitud con otros hombres, mi marido no se empalmaba de igual forma o ni siquiera se le ponía dura. Solo follábamos en esos trances, y eran folladas tremendas, lo cual din esos estimulantes para Camilo, se producía un decaimiento de nuestras relaciones sexuales. Para avivar nuestros encuentros le propuse a mi marido, que sería interesante un intercambio de parejas con Héctor y su esposa, pero Héctor no estaba dispuesto y lo abandonamos por un club de swinger… allí tendríamos mayor variedad y confidencialidad.

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En el club nocturno “No frontiers” fuimos bien recibidos, era un local muy cool de ambiente relajado y nada promiscuo en apariencia. Allí nos encontramos con varias parejas hasta que empatizamos con un matrimonio casi perfecto con tres hijos… se querían y habían forjado un futuro, sin saber que la amistad con mi esposa iba a cambiar su destino, mi mujer era una ninfómana empedernida, lo sabía desde hace mucho tiempo, pero en los 20 años que la conocía no se le había agudizado tanto la necesidad de follar a todas horas, todo parecía ir bien hasta que comenzó a exigir un polvo o dos al día…demasiado para mi cuerpo... tenía 58 y me considero un gran semental, pero no me siento con las suficiente entereza para satisfacer a mi esposa a ese nivel de exigencia sexual, conmigo no es muy ardiente y desbocada pero yo cada vez me siento a su lado pasivo en el sexo, no precisaba mucho. 
Todo se animó cuando mi mujer dijo que podríamos salir juntos a bailar y tomar algunas copas, nuestra amistad se fue consolidando, comíamos muchas veces en su casa, cenábamos a menudo, y cuando sus hijos se iban a dormir, nos quedábamos hasta altas horas de la noche hablando y explicándonos cosas íntimas de nuestras vidas. Esta intimidad se fue extendiendo y nuestra tertulia cada vez era más atrevida, salieron a relucir cosas sobre sexo y comportamiento sexual más atrevido, hasta que llegó lo que protagoniza mi historia. Una noche, después de cenar, nos sentamos juntos en el sofácon el vino y las bebidas que siguieron estábamos muy animados, y como no, la conversación recayó en la sexualidad. Aquella noche, tenían a sus hijos en casa de los abuelos, por lo que estábamos solos. Empezamos a hablar qué nos parecía el intercambio de parejas, del sexo en comunidad, del amor libre de prejuicios, y terminamos estando de acuerdo en practicar sexo entre nosotros. Miguel, el marido de Anne, nuestros amigos, puso su mano sobre la pierna de mi mujer, ella coqueteando le dijo.

– Vigila, que luego las manos van al pan... y hay cosas que solo pueden hacer calentarnos. A lo que él respondió…

– Eso es lo que pretendo, si tu marido está conforme, me dijo mirándome intencionadamente.

Miré a Anne, – ¿Tú estás conforme en que tu marido meta mano a mi mujer?

– Siempre que él no nos lo prohíba a nosotros, a mí también me gustaría hacerlo contigo.

Acercó su cara a la mía y me besó en la boca, de soslayo, vi que Miguel subía su mano por la pierna de Lorena, mi mujer, hasta llegar a la entrepierna, empezando a acariciarla sin pudor… Lorena abrió las piernas, ofreciéndole el contacto a través de la tela, mientras, vi como su mano se posaba sobre el bulto que a Miguel se le formaba bajo la bragueta. La mano de Anne, sin más palabras, manipuló la cremallera de mi pantalón buscando el cipote, que ya empezaba a estar hinchado. Aquellos ejemplares recién conocidos era el tipo de pareja que buscábamos…discretos y calientes. Anne era muy guapa, no tanto como mi esposa pero muy apetecible y Miguel era un atractivo seductor con el que ponía en riesgo mi matrimonio, pero eso me gustaba.

– Un momento, exclamo Miguel. – Que os parece si nos ponemos cómodos… yo pienso que estaremos mejor si nos desnudamos.

- Si, dijo Lorena. – Tengo ganas de ver tu polla en acción, la de mi marido ya lo tengo muy vista, dijo riendo. – Seguro que me gustará.

- Será más interesante que nos desnudemos mutuamente. Espeté involucrado en la perversión.

Anne, me hizo ponerme de pie, yo me desabroché los botones de la camisa, mientras ella bajaba mis pantalones y calzoncillos a la vez, agachándose hasta mi verga, que ahora ya completamente erecta, dio un salto al ser liberada, Anne se quedó arrodillada a mis pies, su boca a la altura del miembro con una cara de asombre clara.

– Que maravilla, exclamó. – Lorena, tu marido está muy bien dotado… ¡Joder menudo pollón!

- Si, contestó. – Lastima que no sepa utilizarlo mejor y con más frecuencia…

– Será que tú no sabes apreciarlo, yo lo encuentro muy bien... solo falta comprobar que bien sabe usarlo. Diciendo esto, me cogió el falo con ambas manos, y bajando el prepucio fue descubriendo el glande…pasó la lengua por el borde. – Esta muy bueno, se lo introdujo en la boca, su mano sujetaban mis testículos, elevando aún más la verga que salía y entraba en su boca babeando… – Y estos huevos casi no me caben en la mano… ¡Deben producir litros de lefa!

Mientras, miré a Lorena, se había sentado en el borde del sofá con sus piernas abiertas y Miguel estaba arrodillado delante de ella, la cabeza entre ellas lamiendo repetidamente la vulva y el clítoris, como quien se come una tajada de sandía, entre los gemidos de ella, que se escapaban de su garganta. Nuestras miradas se encontraron, en sus ojos se reflejaba el placer que estaba gozando, yo también quise que ella notara mi propio placer, gimiendo un poco exageradamente, con la mamada que Anne me estaba practicando, no tuve que fingir más, traté de contenerme la corrida pero cuando llegué al clímax, con un estremecimiento de todo el cuerpo, grité de placer, un grito gutural que acompañó una brutal eyaculación de leche, una corrida que había sentido exorbitante, mientras mi mujer era presa de convulsiones y gritos que Miguel le provocaba con su lengua dentro de la vulva, hasta llegar al orgasmo, el alarido final acompañó a su corrida. 
Miguel recibió en su boca toda la eyaculación de mi mujer. Me derrumbé sobre el sofá, al lado de Lorena, que con los ojos cerrados culminaba su orgasmo. Miguel no perdió la oportunidad de usar como a una puta a mi esposa, con las piernas abiertas, se puso delante de ella tanteando con su rabo la raja, pasando su capullo de abajo arriba pulsando sobre el clítoris y tras unas cuantas pasadas enfiló en la entrada del coño…, empujó como una fiera y la penetró hasta el fondo de su matriz, ella dio un pequeño grito al sentir la verga dentro de su vagina. Pronto empezó a gemir de placer, los embates del estoque de Miguel en su vagina hacían estremecer todo su cuerpo. Cuando el placer llegó hasta el orgasmo, un grito gutural salió de su garganta, sus manos se aferraron a las nalgas de miguel, evitando que sus cuerpos se separaran en el momento de sentirlo correrse dentro de ella.

– No te retires, por favor, déjame toda tu leche dentro, pidió y exigió. – Solo hay una cosa que me guste más que el chocolate... ¡Notar como mi macho eyacula en el fondo de mi coño... y sentirme llena de leche recién ordeñada de unos buenos huevos!

El mantuvo la verga endurecida e hinchada  dentro de mi esposa en tanto eyaculaba con rugidos de placer… chorro tras chorro fue vaciando sus huevos y cuando la polla redujo su volumen después de la corrida, salió de la vagina dejando un reguero de semen, aquel tipo también tenía una buena central lechera entre sus piernas. Mientras tanto Anne y yo espectadores de la follada de mi esposa, en silencio Anne me hizo estirar sobre el sofá…  
– ¿No querrás ser menos que ellos? Ahora nos toca disfrutar a nosotros. Mi miembro estaba aún fláccido después de la corrida, – Pobrecito, mira cómo se te ha quedado… Ahora verás campeón.

Sin más se arrodilló encima del sofá entre mis piernas, con un ligero masaje en los testículos empezó a frotar lentamente la polla, al contacto de sus manos empezó a recuperar su erección, la piel del prepucio retrocedió dejando el rojo glande al descubierto. En esos momentos pensé que la toma de la viagra bien valía la pena haciendo el milagro de una flamante empalmada para empotrar aquella damisela.

– Vaya, esto es otra cosa, con goloso gesto se lo introdujo entre sus labios. Chupando y succionando hasta conseguir la completa erección… Vale, ahora ya me puedes dar todo el placer que estoy deseando.

Dicho esto se puso sobre el mástil tieso, enfiló apartando sus labios vaginales, y su coño engulló por completo la verga arrancándole un gemido, me esforcé en mantener mi virilidad firme, no estaba acostumbrado a gozar dos veces tan seguidas del coito…menos a mi edad, pero Anne, sabía cómo mantener dentro de ella el falo pingorotudo. Sus movimientos acelerados, buscando un orgasmo deseado, dieron fruto dentro de ella…, en mi verga sentía el masaje me proporcionaba con los músculos vaginales, que parecía como si fuera su propia boca, apretando y succionando el sensible bálano, algo que con mi mujer no sucedía, mermada de dicha habilidad. Yo mantenía los ojos cerrados, no vi como Miguel metía sus manos por debajo de las nalgas de su mujer, metiéndole un dedo por el ano, untado con mantequilla, esto me lo explicaron después. Parece que a Anne también le gustaba que le dieran por el culo… verse empotrada por ambos agujeros por machos diferentes. 
Así que con un dedo metido en el orificio anal, con la otra mano le frotaba el clítoris, lo que provocaba en ella espasmos de placer, sintiendo mientras mi tranca penetraba hasta lo más profundo de su vagina. Abrí los ojos, por encima de nuestros cuerpos, vi como Lorena besaba ardiente la boca de Miguel, mientras su mano le acariciaba los huevos alternando con una paja dura sobre su tronco. Anne se esforzaba en darme placer con sube baja rápidos y sentones aún más rotundos, Miguel en dar placer a Anne y Lorena masturbaba el rabo de Miguel. Fue una fiesta de lujuria sin parangón. Anne se corrió al mismo tiempo que yo me deslechaba dentro de ella, justo al notar mis aldabonazos de leche, y Miguel volvió a correrse llenando de semen la mano de Lorena, caímos los cuatro en el sofá, satisfechos de sexo con orgasmos por doquier. Aquella habitación olía a sexo que se podría cortar…semen y flujo vaginal lo impregnaba todo. Nos mantuvimos desnudos un rato hasta que decidimos que sería divertido compartir dos a dos las duchas…naturalmente con la esposa del otro. La noche fue fructífera y nos encantaron nuevos amigos “íntimos”... lo volveríamos a repetir, en el momento que Miguel y yo coincidiéremos un fin de semana y todo fuese acorde. Entre tanto no quedamos con Anne y Miguel, la vida sexual en casa se programaba rutinaria. Entre aquellos lapsos de tiempo…

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… Algo hizo estallar todos mis los deseos libidinosos comiéndome a mi hijo… disfruté como con nadie en mi vida, ya me había probado en aquel juego sorpresa de mi cumpleaños… desde entonces mi niño es nuestro nuevo “Toyboy”. Lo que me ocurrió con mi hijo es tremendo, espero que no me juzguen, pero pudo más la libido que la razón. Soy una mujer aburguesada esposa de un gran empresario y madre, mi nombre es Lorena, no estoy nada gorda pero no se puede decir que sea delgada, pechos y culo generosos, vivo a las afueras de Alicante hace muchos años. Tengo dos hijos, el mayor Isaac, y la pequeña Leticia. 
Tenemos una vida normal, yo trabajo en estudio de diseño de interiores, voy al gimnasio dos veces por semana, mis hijos estudian cursos superiores, y no me puedo quejar… mi esposo tiene un negocio de bebidas espirituosas. Mi vida es la de una mujer que vive para su familia, de vez en cuando salgo de fiesta, ese tiempo de fiestas exclusivas para iniciados… necesito divertirme, desahogar mi cuerpo, pero jamás falte una noche a mi casa sin conocimiento de Camilo, he llegado a altas horas de madrugada cuando estuve con algún amigo con su consentimiento para avivar nuestros encuentros, pero siempre volví a dormir a casa. Ya hacía varias semanas que no salía, estaba incomoda… no niego que necesitaba sexo…, estaba muy inquieta con un calenturón de coño terrible… al paso de mis dedos el chocho lo sentía sensible, caliente, mojado y extremadamente excitado.

A la noche, acabados de cenar con mis hijos, ellos se fueron a su habitación y yo a la mía sola…mi esposo se encontraba en Eslovaquia esa semana…, encendí la tele y no me podía dormir de lo caliente que estaba, bajé mi mano y me empecé a tocar la pepita despacio sobre mis bragas de inicio, fui metiendo mi mano pausadamente, pasé mis dedos por los labios vaginales suspirando muy fuerte por el placer que estaba sintiendo. Me quité las bragas, el sujetador ya había desaparecido tendida sobre mi cama, completamente desnuda, acariciando mis tetas, las apretaba, yo misma me lamía los pezones, gimiendo, retorciendo mi cuerpo sobre las sábanas, bajando mi mano y pasando mis dedos por el clítoris ¡Me hallaba empapada!, los metía dentro del coño y los movía… solo la luz de la tele alumbraba mi habitación, estaba con mis piernas levantadas, metiendo y sacando mis dedos del conducto uterino anhelando la polla de un macho… cuando mis dedos fueron sustituidos por el consolador de plástico chino, la imagen era la de Héctor. Los gemidos que daba ahora, eran más fuertes de lo que me imaginaba, estaba gozando como una perra. Me olvidé que al otro lado estaba mi hijo Isaac, yo seguía lamiendo mis pezones y metiendo aquel falo dentro de mi encharcado coño…hasta que volví a la realidad cuando mi hijo enciende la luz del pasillo y abre la puerta... me ve así, desnuda, de piernas en alto, con el consolador clavado en el coño por donde nació, lamiendo mis pezones,

– ¿¡Mamá, que haces!? Preguntó viendo el espectáculo que estaba dando.

– Cierra la puerta o apaga la luz, le grité, tratando de ponerme bien y que no me siga viendo,

– ¡Qué hermosa eres mamá! Me dijo, acercándose a la cama, mirando mi cuerpo desnudo, que yo no trataba de tapar.

– Por favor Isaac, apaga la luz, le dije muy inquisitorial.

– Deja que te vea un poco más, me dijo sentándose en el borde de la cama y pasando una de sus manos por mi pierna y acariciando mi pie.

Yo no aparté la mirada de sus gestos, sentía su mano pasar sobre mi pie e intentar abrir mis piernas para ver mi coño… – ¿Qué haces cariño? No podía o no quería evitar a mi hijo…solo veía a un hombre atendiéndome.

– Quiero verte, eres muy hermosa mamá. 
No sabía con certeza si mi chico tenía alguna experiencia sexual. Dejé a sus manos abriendo mis piernas mirado embelesado mi coñito, sentía su respiración alterada, su mano me acariciaba subiendo lento. Seguía caliente como una perra en espera a que la monten… necesitaba de una buena follada, pero no pasó por mi cabeza que fuese mi propio hijo quien me quitase la calentura. Casi grito de placer al sentir sus dedos pasar por los labios vaginales notando las yemas de los mismos en mi espigado y duro clítoris… 
– ¡Soy tu madre!, le espeté sin que él me hiciese caso.

Instintivamente igual abrí más mis piernas entregándome para que me acaricie con mayor soltura, el captó el mensaje de mis gestos… 
– Eres mucho más que eso, eres una hermosa mujer, soltó metiendo un dedo dentro de mi raja que me hizo gemir.

Sin pudor alguno alargué mi mano comprobando la dureza de su verga, se la acariciaba mientras él metía otro dedo dentro del coñito de su madre… estaba tan mojado que me parecía mentira. Acto seguido saca sus dedos del chochete de mamá, se pone en pie, se quita el pantalón del pijama, quedando desnudo frente a mí. Desde hacía años no le había vuelto a ver su polla, solo que ahora la tenía empalmada el muy cabrón, así nunca la había imaginado ver. Se me antojaba grande para un chaval de su edad, sin embargo aún le falta por crecer para llegar a la de su padre, un cipote que albergaba más de 20 cm, la de mi hijo no era chica…rondaría cerca de esos 20 sin llegar, nada normal para un adolescente que ya apuntaba a joven maduro, ¡Me pareció la verga más sabrosa del mundo! Lo agarré de su brazo obligándolo a subir a la cama, lo acomodé sobre mí, completamente despatarrada lo acogí en mi cuerpo. Medio de rodillas él, entrecruzadas nuestras piernas conmigo recostada, se pegó a mi entrepierna, y con mi mano dirigí su verga a la entrada de mi conejo hambriento. Levanté más alto mis piernas envolviéndolo con ellas e hice fuerza hacia mí tirando de su culo con ambas manos, procurando que su ariete se enterrase bien dentro de la candorosa vagina materna. Gemí de placer al sentir cada centímetro de la maza de mi propio hijo expandir las paredes del coñito tragón de su madre follándome ricamente. Inconsciente utilizaba la verga de mi hijo como consolador, solo que de carne caliente y palpitante.

– ¡Qué buena verga tienes hijo!, así, hazme sentir tu hermosa tranca… así hijo... Sus movimientos eran de una cadencia experimentada, me sorprendió gratamente... ¡Qué bien me follas! Le decía moviendo mis caderas al unísono que las suyas, sintiendo el grosor y dureza ahondando en mi útero… – ¡Chúpame las tetas, cariño!

No lo dudó metiéndose uno de mis pezones en su boca… cuando lo sentí chupar gemí de gozo, no me explico cómo me estaba dejando follar por mi hijo, pero ahí estábamos follando a pelo los dos, ¡Cómo disfrutaba de su duro e intransigente falo y de su boca en mis tetas!, lo así de su la cintura haciéndolo mover hacia adelante y hacia atrás, ayudando a su ariete  a que entre y salga de mi chocho tragón ¡Mi chico no se vio en otra así! Estaba más que seguro, pero si se notaba que ya había follado con alguna.

– ¡¿Te gusta Isaac, te gusta cómo te estás follando a mamá?!  
Le dije buscando su boca con la mía para besarlo por primera vez de la manera más lasciva que nunca imaginé…, aquel ya no era un beso de madre, sino un beso de hembra siendo follada por su macho semental.

– Siempre había pensado en un momento como este cuando me hago mis pajas… pero esto es mejor.

– ¿¡Te has hecho muchas pajas pensando en mí!? 
– Bastantes...
– ¡Ummm! Eres un chico muy pervertido…entonces la hincó con rabia. – ¡Aaggh! Así clávate bien hondo en el coño de mamá. 
Me folló con más ahínco sin dejar de hacer que su verga entre y salga de mi interior…le notaba abigarrado y con soltura en el manejo de su cadera ensartando a su propia madre a fondo sin pudor, notaba su huevos golpeándome el coño a cada inserción profunda… eso denotaba las ganas del chico por follarme, un adolescente sin filtros como su padre que soñaría cada noche con joderme a mí o a su hermana. Quedé sorprendida con lo que me había dicho… “¿mi hijo me quería follar?”, nunca me había insinuado nada, nunca me quise dar cuenta que crecía y ya no era un niño…, encima de mí tenía a un macho joven y potente capaz de echarme cinco polvos seguidos…se portaba como un aguerrido fornicador aguantando más que algunos de mis incontables amantes. Ahí follando cual apasionados ejemplares de animal salvaje que se encuentran por primera vez en aquellas lides para aparearse.

– ¡Mamá estamos follando sin condón!
Espetó el chico consciente que todavía menstruo y cabía la posibilidad de quedar preñada, pero no había tiempo para ello, soportaría el riesgo de quedar preñada, no podía cortar mi calenturón…, así que le dije que no se preocupara y continuase follándome hasta el final… 
– ¡Lléname sin problema hijo, mamá se cuida por ti! Hoy no me vas a preñar por mucha leche que eyacules en mi interior.

Sentí orgullo de mi chico…, comenzaba a sentir los esténtores del orgasmo… a esas alturas pocas veces me había corrido con su mazo dentro del coño de lo que estaba disfrutando jodida por mi propio hijo. Convulsionaba e Isaac se quedó quieto cuando me notó correrme, aprovechó para decirme… 
– Entonces ¿No te importa que me corra dentro de tu coño? Le repetí que no… – No sabes cómo me gusta la idea de correrme dentro de tu vagina para que tengas mi leche recogida en el útero que me engendró. 
Todo ello me lo soltó mirando a mi cara. Veía su rostro lleno de satisfacción y morbo, que le daba máxima excitación al acto de fornicar con su madre, de perforar a su madre por el coño que le vio nacer.

– Por ser la primera vez debe ser así… Deseo que me llenes de esperma, le indico moviendo mis caderas con su verga dentro de la intimidad uterina de mamá, hablando con la voz ronca de lo caliente que estaba.

– Sí, mamá, es mi sueño vaciarme en este coño tan sabroso que tienes, me dijo ahondando más su verga de mi coño con dos punzadas profundas y luego la sacó… – Ponte a cuatro patas, mamá.

Como pude, de manera rauda me puse en cuatro patas sobre la cama, agache bien mi cuerpo, pegue mi cara y mis tetas contra el colchón y levantando bien el culo, abrí mis nalgas dejando que mi hijo me vea el ojete y la raja del coño a su libre elección...
– ¡Qué abierto lo tienes mamá!, me dijo sin saber bien a qué agujero se refería.
– Tu padre hace buen uso de él cuando le viene en gana...

De pronto sentí algo extraño, su lengua húmeda en mi ano… eso me hizo que mordiese las sábanas para ahogar el grito de placer que di al sentirla… 
– Sí Isaac, pero ahora no soy  de él, soy toda tuya… ¡Mete tu polla en mi coño de una puta vez! Que no quede nada fuera… solo quiero ver tus huevos sin entrar.
Le dije sin soltar mis nalgas, sintiendo como mi hijo se ubicaba detrás de mí y pasando una mano por debajo de mi cuerpo lo ayudé a ubicar su verga contra mi chocho anhelante y enfilada en la bocana totalmente expuesta como una perra en celo… 
– ¡Empuja hacia dentro de mí, empuja cabrón y mete toda tu verga en mi útero! Le espeté completamente salida… y ¡Zas! La clavó.

Isaac empujaba con firmeza y con tres metidas la hundió hasta las bolas haciendo que gima de placer, la sentía entrar, no era del tamaño de la verga de su padre a la que estaba acostumbrada, de esas gruesas, grandes, pero me gustaba como mi hijo iba metiendo su rica tranca entre mis paredes vaginales que lo acogían de nuevo en esa posición tan sumisa y dominante para el macho follador… mis nalgas quedaron pegadas al cuerpo de mi hijo, metida toda su verga, ya que tenía todo lo más que podía mis nalgas abiertas con mis manos. 
Gemíamos como locos, era una locura como me estaba dejando follar con mi propio hijo, como disfrutaba siendo la hembra de mi pequeño... me sentía muy orgullosa de tener un auténtico semental más en casa. Pensaba que ahora tendría un sustituto natural a su padre cuando este se halle de capa caída. Como digo percibía toda la polla de mi hijo en nuestro bautizo incestuoso, pero cuando la empezó a sacar y meter en mi coño, su calentura pudo más…, y sí en la postura del misionero me soportó casi diez minutos, en esa postura viéndome el culo con su manos sobre él no soportó más que la mitad del tiempo, insertándole el gran ariete a la puta de su madre…

Estaba a punto de dejar de ser un crío para que mi niño pasase a ser mi hombre, mi semental, ¡Se empezó a correr dentro de mí!, notaba cada lechazo disparado contra la pared vaginal atorando mi cérvix. Lo escuchaba gemir de placer al estar corriéndose en el fondo del útero de su madre, vaciando toda su rica leche en la misma trompa de Falopio. Cómo nos movíamos los dos disfrutando del ese acople tan sazonado de lujuria y morbo, que convenientemente me había follado mi hijo…, no paraba de eyacular un chorro tras otro, contaba más de diez porque notaba cada pulsación de su tallo colmado de venas hinchadas, en mis sensibles terminaciones nerviosas, además de sentirlo mover su verga dentro de mi coño en pequeño mete saca, haciendo que suspire de placer, disfrutando hasta la última gota de su leche. 
Sabía que me había convertido en la mujer de mi hijo o en su puta, pero el solo pensarlo me horrorizaba, en qué clase de mujer me había convertido en los últimos años, mi marido me arrastró a la depravación comportándome como una puta de otros hombres y yo sola me sazoné con el incesto más lujurioso que jamás imaginé. Ninguna vez había estado con hombres menores que yo, y menos con chicos de la edad de mi Isaac, pero ahí estaba, con toda la verga de mi hijo dentro de mi coño inseminándome a conciencia. 
Allí se instaló unos segundos después del último esténtor vaciando sus cojones repletos de lefa, mi vagina se hallaba bien llena de su leche. Uno minuto más dentro, la extrajo y con ella aún rígida le acompañó un reguero de esperma espeso saliendo a borbotones…con su semen y mis fluidos, quedó todo empapado. Nos recostamos en la cama, mi hijo me había abrazado, yo estaba muy pegada a él, los dos desnudos, sin hablar, sintiendo la respiración del otro…, dormimos... mañana hablaríamos de esto. Caí pronto en mi sueño cansino entre los brazos de mi hijo embriagaba por el aroma a sexo masculino que inundaba el aire. Descansé a su lado en pelotas como si fuera mi marido o mi amante, que creo que en eso se iba a convertir. No sé si esta nueva situación familiar le excitaría al pervertido de mi esposo, todo había que verlo con el tiempo, ahora se encontraba en un largo viaje de negocios fuera del país, a la vuelta se lo plantearía como opción casera a su retorcida sexualidad disfrutar de mí junto a su hijo…e incluso a la nena.

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Desperté desnuda con mi marido, con la polla empalmada de mi marido pegada a mi trasero, como todas las mañanas, pero hoy la sentí por completo al haber dormido completamente desnuda, ya que habíamos pasado la noche en un hotel, para celebrar nuestras bodas de porcelana, tras llevar 20 años casados. No abrí los ojos, era domingo y no había prisa, nuestros hijos estaban en casa de sus abuelos, hasta la noche no íbamos a recogerlos. Sonreí al oler que la habitación aún olía a champán, el mismo que ayer con el que mi esposo me había empapado todo mi cuerpo tras colocar en mis ojos un antifaz y desnudarme por completo, lamiendo cada poro de mi cuerpo durante casi una hora. También me hace sonreír que él mismo se embadurnara de champán su polla, yo de rodillas en el suelo lamiéndosela como si me fuese la vida en ello. Ha sido genial, me encanta el no ver nada, el tener mis ojos cubiertos mientras me usan como una Zorra. 
Hoy puedo ser juguetona, me está poniendo cachonda el notar su polla, dura como una barra de acero, y gruesa… muevo mis nalgas, separo un poco mis piernas, encamino el glande de mi esposo hacia el medio de ellas, si, joder, eso es, todo mi cuerpo tiembla al notar el glande hinchado rozando mi coño. Abro mi boca, exclamo un enorme suspiro, joder, que bien se siente, que pena el no poder sentir esto todos los días al despertar…en el trabajo me iría mucho mejor empezar con una sonrisa de recién follada, pero con 45 años sus ganas de follarme no son la de un adolescente, como los que duermen al lado de nuestra habitación, pues no siempre es posible que tenga apetito…tal vez ahora que mi esposo se está planteando lo de nuestros hijos, todo cambie. Hoy es diferente, noto como mi coño se humedece, vuelvo a suspirar, joder, abro más mis nalgas un poco más, muevo mi culo hacia atrás, coloco su glande justo en la entrada de mi vagina, – Siiii, ahhhhh Ummm. Mi coño ha empapado por completo su polla, joder qué bien entra. Echo mi culo más para atrás…increíblemente mi esposo está muy duro, los efectos de la viagra aún perduran.

Me estoy clavando suavemente su polla, haciendo que entre dentro de mí coño aun candente de la gran fiesta de anoche… ¡Dios que gusto sentir una verga nada más despertar! La siento toda, echo mi culo más para atrás, me auto penetro la tranca de mi hombre dentro de mi vagina… ¡Aggghhhhh! Soy yo quien está haciendo el trabajo de la follada, hago fuerza con los músculos de mi coño como si fuera mi boca, y aprieto el duro tronco venoso rigidizado por la tensión libidinosa. Joder, ahora si mi hombre se ha despertado. Qué bien, es él el que toma la iniciativa y comienza a bombear su ariete dentro de mí, agarrando mi cadera con sus manos… – ¡¡Jodeeer!! Grito. Su polla resbala dentro de mí como lo hace un cuchillo caliente en la mantequilla... me siento mojada como esa rebanada de pan en la que se derrite la mantequilla. ¡¡La ostia bendita, qué gustazo!! No paro de abrir mi boca, enseñar mis dientes, sigo sin abrir mis ojos cubiertos por el antifaz de anoche. – Ahhhhh, me corro, noto que estoy a punto de correrme del gustazo de sentirlo tan fogoso tras 20 años follándome no ha perdido sus ganas de mí…, – Siiiiiiiiii, lo hago, me corro, ¡¡Ya llego!! – Siiiiiiii, me deshago del antifaz y abro mis ojos mientras me corro notando la dureza de su polla rozando por completo las paredes de mi vagina, al mismo tiempo que noto sus enormes huevos dar golpes en mi coño con cada pasada de su rabo en toda la extensión del conducto vaginal. Y de pronto…
¡Si me dan una ostia, no me quedo más flipada en ese momento! 
Mi mente no lo ha asumido, ni procesado lo que en ese instante mis ojos estaban viendo. Ha sido tal la parálisis mental que sufrí tras correrme en ese lapso de tiempo, siendo mi coño penetrado salvajemente durante cinco minutos enteros, que no despertó de ese letargo mental hasta que noté uno de los orgasmos más grandes de toda mi vida, y que veo difícil volver a sentir, por lo menos con esa intensidad, al percibir como mi útero se llenaba del esperma caliente de la polla que yo misma me había encargado de introducir lentamente en mi coño. Cerré mis ojos, sentí en mi conejo un par de espasmos más del cipote que continuaban recorriendo el interior de mi vagina, mi cuerpo reaccionó en contra de mi mente, abrí mi boca, suspiré, me corrí en ese momento de nuevo. Todo mi cuerpo temblaba, convulsionaba, ha sido de los mejores polvos de mi vida, lo sé. No quería abrir mis ojos interiorizado esa gozada de ser hembra, todo cambiaría en ese momento, para siempre. Sentí la retiraba de la viga empotrada de mi coño, habiéndomelo dejado completamente lleno de esperma espeso… y fértil. 
Noté como se levantaba de la cama, pude escuchar cómo se cerraba la puerta del baño…, al poco tiempo oí el ruidoso gran chorro de la meada en el aseo mi hombre, contra la cerámica. No me atrevía a abrir mis ojos. Deseé que todo no haya sido un mal sueño, una pesadilla. Abrí mis ojos de nuevo y ¡¡No había sido un sueño, joder!! Yo seguía estando acostada de espaldas, notaba rezumar mi coño… no paraba de salir borbotones de esperma que resbalan por el interior de mis muslos de la cantidad eyaculada… se iba empapando la sábana y el colchón de la cama. 
Se me cayó el mundo al suelo, notando mi corazón a mil por hora, sin saber qué hacer, queriéndome morir en ese momento. Escuché el agua de la ducha corriendo, la puerta del baño seguía cerrada. Llevaba 40 segundos sin pestañear, mirando de frente a mis ojos, igual que hice cuando me corrí hacía unos minutos, antes de que tuviese mi coño lleno de semen ¡¡Estoy viendo a mi marido!! Él está acostado de lado delante de mí, mirándome de cerca, sonriendo. Mi corazón está a punto de estallar. Escucho como han cerrado el agua de la ducha. 
– Buenos días, me saluda mi esposo, sonriendo.

¡¡Casi me muero en ese momento!! Miro su polla, la tiene empalmada a punto de reventar. ¡Acabo de tener sexo con otro hombre y delante de él! Yo misma me he penetrado la polla de otro, ¡¿Yo?! Que era virgen a mis 17 años hasta que conocí a mi actual marido. Que nunca ni me había ni masturbado, ni tocado, ni nada de nada hasta que lo conocí a él. Que nunca mi cuerpo había sido visto, tocado por nadie más que él. Y ahora, siendo madre, estando casada, he tenido sexo delante de él una vez más…pero estaba vez sin mi conocimiento. 
Solo sé que… ¡Tengo mi coño lleno de esperma de otro hombre que no es mi marido! Me he follado a otro hombre en el día de mi aniversario. Mi esposo ha dejado que pruebe a otro semental, por la cantidad que me inseminado debe ser muy potente. Irónicamente hasta no estar casada no he sabido lo se siente al probar la polla de otro hombre dentro de mí que no fuese su legítimo dueño. Ahora sé lo que se siente después de probar casi una decena de vergas extrañas, notando la dureza, la excitación de otro hombre que desea tu cuerpo. 
Comienzo a darle vueltas a lo de ayer, a lo que me extrañó por un momento el no notar en los labios de mi esposo el sabor a champán al besarme después de ser todo mi cuerpo lamido por su lengua. No me jodas que el que lamió cada poro de mi piel, mi cuello, mis tetas, mi vientre, mi coño ha sido el mismo que ahora mismo se ha duchado y del que tengo su semen dentro de mi coño. Abro mis ojos, miro a mi esposo, con extrañeza, con mucha estupefacción. Él se adelantó a decirme. No sé si quiero saberlo. Su perversión me ha generado muchas satisfacciones…, ponerle los cuernos a mi marido con su permiso me ha dado la oportunidad de experimentar cuanto lo amo y reforzar nuestro matrimonio...a veces los hijos no son suficiente para mantener la pareja.

– Ayer, solo te follé yo, quédate tranquila. Él lamió todo tu cuerpo pero no te penetró, has dormido desnuda estando en medio de los dos, lo de hoy, ha sido cosa tuya. Este es mi regalo de aniversario especial como te prometí… hace meses pensé en regalarte un TOYBOY de carne y hueso en vez del consolador que siempre usamos.

Si me dan dos ostias no me quedo más paralizada, lo miré fijamente durante unos segundos sin pensar en nada más que en las palabras que acababa de decirme. Solo el notar que el colchón estaba inclinándose hizo que volviese a la realidad, llevé mi rostro hacia atrás, hacia donde noté el movimiento, me encontré en ese momento con mi chico desnudo del todo, mirándome mientras sonreía… se veía guapo, muy guapo, miré su cuerpo, nervudo, diciéndome un Buenos días cariñoso, metiéndose en la cama, a mi lado. Cerré por un momento mis ojos, mi mente tenía que asumir todo lo ocurrido, ¡¡Estaba desnuda en la cama con mi esposo y con mi hijo! Padre e hijo gozando de mi cuerpo por primera vez después de las infinidad de aventuras sexuales extrañas, esta era la más fuerte… – Ummm, gemí al sentir los labios de mi esposo en mi cuello. Casi me desmayo al sentir esto, mis brazos cayeron de un golpe en ese momento. Mi esposo se puso encima de mí, separando mis piernas. Mis labios fueron besados por mi esposo, noté su polla empalmada, dura como una piedra en la entrada de mí más que empapado coño…inseminado por mi propio hijo y pronto estarían la lefa de ambos machos mezcladas en el cobijo de la puta de casa.

– Creo que hoy no necesitaremos lubricante, ¿no crees?, soltó mi esposo. 
Me corrí, automáticamente en ese momento, sintiendo su polla a punto de entrar dentro de mi conejo tragón, pensando para mí que mi esposo se refería porque tenía mi coño lleno de esperma de su chico... y de pronto la embutió de un solo envión ¡¡Zas!! Noté su cipote abriéndome el coño de par en par… – Ahhhhhhhhhhh

Mi esposo clavó sin compasión el grueso ariete en la hendidura rezumante de semen filial, entrando de golpe hasta el fondo, noté sus huevos golpear en mi perineo, aquello me llevó a otra dimensión, la polla de mi esposo resbalaba en el esperma de mi hijo dentro de mí, aquello no tenía ni nombre. Más de diez minutos me estuvo follando Camilo estando en esa posición del misionero completamente despatarrada, sin abrir mis ojos por lo más mínimo, pensando que antes… hace menos de un cuarto de hora, había tenido y sentido la polla de mi joven hijo Isaac en lo profundo de mi útero, pensando que había sido yo y no mi esposo el que había hecho que eso ocurriese pero poniéndome a mil por hora, notando como en cada embestida la polla de mi marido destrozaba mi vagina después de haber follado con otro. 
El muy cabrón gozaba con esas situaciones, jamás lo noté celoso como siempre pensé que sería antes de casarme, no, siendo lo contrario, a mi marido le excitaba al máximo verme follar con otros, y hoy comprobé que con mi primogénito mucho más por lo duro que se extendía su mostrenco en mi vientre y los pollazos con los que era arremetida. Eso joder, me puso más caliente que una cafetera, mucho más de lo que he estado en mi vida, consolidado mi posición de PUTA de mis dos hombres. diez minutos como dije, antes de cambiar de posición, tras colocarme mi marido de nuevo la antifaz en mis ojos. Toda la visión sobre la perversión en el sexo de mi marido cambió para mí en ese momento.

Cabalgué la polla de mi esposo como si se me fuese la vida en ello durante un largo tiempo… eso sí, esta vez sabiendo que en esa cama, en esa habitación se hallaba mi otro hombre a nuestro lado, "¡¿Sabes lo que se siente al estar clavándote la polla de tu esposo mientras notas en tu boca la dureza de otra polla?! ¿Sentir tus tetas agarradas por las manos del tu heredero mientras tú follas con su padre… mi marido?" Así fue,  mi cabalgada obtuvo su recompensa y mi esposo vació sus huevos dentro de mí mucho más rápido que en la mayoría de las veces…no percibí la madurez de sus años. De pronto sentí estallar la polla en aldabonazos y llegar a mi mente, mientras notaba el deseo del joven tocando mi cuerpo, esperando su turno. En esos momentos me sentí Mesalina, la más puta de las emperatrices romanas. No tiene palabras lo que sentí esa mañana. 
Tras desmontar la polla de mí marido, teniendo en mi coño el semen de mis dos hombres, me tumbé boca arriba, sonreí, feliz de lo que había pasado, estando con mi marido, sin ver nada. Me quedé relajada a merced de los machos… me permitieron quedar adormilada… cuando desperté del letargo, mi esposo y el chico estaban durmiendo. Pude ver que el antifaz que tenía antes en mis ojos, estaba ahora en los ojos de ese jovencito hijo mío al que no le importaba follarse a su madre, y ahora disfrutaba haciéndolo ante su propio padre. Pude admirar su precioso cuerpo desnudo, su polla depilada al cero como la tiene mi marido, estaba claro que mi marido había encargado que así la tuviese. Me quedé flipada con el regalo que mi marido me había hecho, que nuestro hijo viese, tocase, lamiese, oliese mi cuerpo ante su presencia, pero más aún que fuera de manera franca como quien ofrece el relevo a su delfín. En definitiva, habíamos abierto la veda de follar libre y abiertamente con nuestros hijos.
Pensé también en que mi marido no había permitido que otro me penetrase, antes lo había hecho yo pensando lógicamente que era la polla de mi esposo. Camilo se despertó, me miró, sonrió al ver que estaba mirando fijamente el armonioso cuerpo de Isaac, aprovechando su ceguera efímera…, mi marido me guiñó un ojo, yo supe lo que quiso decirme, que jugase con el chaval, no me atrevía en su presencia tener juegos con el niño que había crecido en casa, al que había dado de amantar y corregido sus cuentas de sumar y multiplicar…, me excité al agarrársela a mi esposo con mi mano izquierda y notar la dureza de su polla, incitándome a masturbarla… ¡Mi esposo quería le pajease teniendo a mi otro lado a nuestro hijo desnudo! Lo hice, comencé a masturbar lentamente su más que recargada polla, no podía parar de mirar la otra verga juvenil, estando desnuda en esa cama en medio de dos hombres, sabiendo ahora que he dormido desnuda en medio de mis dos sementales ¡Completamente desnuda!, estando casada con uno de ellos y siendo madre del otro… expuesta a su uso exclusivo… PUTA, MADRE Y ESPOSA, en un solo pack.

– ¡¿Por qué no coges la de él también?! Me invitó mi marido, le miré como paralizada viendo su sonrisa de pillo, de niño malo… – ¡Hazlo!, volvió a decirme. – ¿A cuántas de tus amigas crees que sus maridos les dejarán sentir esto?  ¡¿No te apetece sentir por una vez en tu vida lo que es tener dos pollas en tus dos manos?! 
Aquello ya lo había vivido pero no con tanta intensidad, con tanto morbo como ocurría en la celebración de este aniversario de boda. Noté como un chorro enorme de flujos salió a reacción del interior de mi coño. Llevé mi mano derecha a la polla de mi hijo, joder, todo mi cuerpo convulsionó. Tenía MIS DOS POLLAS en mis manos, comencé a pajear ambas a la vez. Cerré mis ojos, “¡Esto sí es morbo, Dios mío!”, pensé. Mi corazón estaba a mil por hora. Mi coñito no paraba de emanar flujos, empapando el colchón de esa cama. No paraba de mirar al rostro de mi niño, me excitaba al máximo que este gozase sin ver nada, que no viese mi cara, mis ojos en ese momento mientras pajeaba su verga erecta como un mástil junto con la de mi marido…su padre. Noté en mi interior que estaba a punto de estallar, más al mirar la expresión de la cara de ese adolescente encantando de la sabrosa paja con la mano de su madre, la misma que le preparaba sus bocadillos para ir al instituto tan solo hacía tres años. 
Miré a mi esposo al notar que retiró mi mano de su tronco, se colocó de lado, haciéndome poner a mí paralela a su cuerpo, colocó su capullo inflamado en medio de mis piernas buscando la entrada a mi coño…y me clavó su trozo de un golpe dentro de mi conejo sobrealimentado… mientras agarraba con fuerza la polla de mi hijo. Nunca antes, en los años que he tenido de perversiones con mi esposo, había notado tan dura y tan gorda la polla de mi esposo, follándome de lado, haciendo que instintivamente hiciese lo que tanto él como yo deseábamos en ese momento, sin decir nada, incliné mi rostro sobre el tallo flamante de Isaac, y lo introduje dentro de mi boca… – Siiiiiiiiiiii, me corrí teniendo dentro de mi boca la polla de mi primogénito, ¡la segunda gran verga de mi vida! Y mi marido perforándome mi vagina profunda con su rabo grueso y duro como nunca lo sentí… su glande se acomodó en lo más hondo de mi útero golpeando sin cesar la pared vaginal, ¡Creí morirme!

Lamí cada poro del cipote de mi chico como si se tratase de un helado a punto de derretirse, comí sus huevos mientras sentía en mi retaguardia la dureza con la que mi marido irrumpía en mi coño apuñalando sin compasión. Ambos falos eran tremendos… “De tal palo tal astilla” Miré todo el rato el rostro de mi hijo, me excitaba saber que él no podía ver nada gozando de los tejemanejes de sus padres, supe enseguida por su dureza viril y la respiración agitada que al chaval le faltaba poco e hice algo impensable, me puse a cuatro patas, puse mis enormes tetas de  en medio y le hice una cubana mientras el ariete incesante de Camilo no paraba de entrar y salir de mi coño como un pistón de tren a todo vapor. 
El chico se corrió con una cantidad inesperada después de haberme llenado el coño con la primera eyaculación. ¡Joder, mis tetas llenas de esperma de la polla de mi otro hombre que no era mi marido! Tanto uno como el otro eran dos grandes folladores, pero mucho más unos sementales únicos…, ningún otro amante que tuve descargaba tal cantidad de lefa en cada vaciada de huevos. Mi mente no lo soportó más, mi coño candente tampoco, me corrí como una guarra en ese momento, me sentía súper Zorra o la PUTA más golfa del mundo, mientras mi marido me follaba salvajemente presto a llenarme por tercera vez mi vagina receptora de tan ingente volumen espermático. 
Aquello no tenía ni nombre… era más que sexo del bueno, creo que recordaré esa sensación de lujuria hasta el resto de mis días, agarrada a la polla corrida de mi hijo, mientras noto como se pone cachondo mi marido insertándome su gruesa vara hasta los mismos cojones. No lo soportó un minuto más y la hundió a fondo haciéndome notar sus huevos aplastados contra mi vulva chorreante y enrojecida por tanta follada indiscriminada que tuvo que soportar en esa hora de locura, por parte de ambos cabrones, que eran mi familia.

Mi marido se corrió dentro de mí con largos y gruesos chorros de lefa, rugió y se corrió al modo de berrea llenándome. Ahora sí que le dejé los testículos secos. Todos quedamos rendidos en la cama, en una habitación emanando aroma a sexo, mucho más a masculino que femenino, el olor penetrante de la testosterona me pone cardiaca sublevando mis instintos de Zorra despiadada. El chico se quedó aferrado a mis tetas por todo el tiempo. 
Eran ya las 14:00 horas de ese día, allí nadie desayunó, a media mañana nos hicimos un break lunch donde comimos devorándolo todo, famélicos de tanto sexo…tuvimos que reponer muchos líquidos y proteínas. Mi marido y yo nos quedamos dormidos tras la merendola. Durante la tarde nos dimos otro banquete de folladas indiscriminadas donde yo era el objeto de todas sus dianas…me dejaron el coño como un bebedero de patos follando como conejos, entonces volvimos a caer destrozados en un duerme vela hasta que me despertaron sobre las 20:00, y ya era de noche. Nos duchamos rápidamente, fuimos a buscar a nuestra nena…Todo volvió a la normalidad aparente. 
El vivir esta experiencia NO cambió en nada sustancial nuestra relación, bueno, si, para mejor, desde ese día no hay despertar que no mueva mi trasero para introducirme la polla de mi esposo antes de comenzar el día…, eso sí, sin mirar para atrás, sin abrir mis ojos, follamos como conejos desde entonces. De vez en cuando abro mis ojos, mientras mi marido me folla de lado por detrás esperando encontrarme de nuevo su mirada, recordando lo que he experimentado teniendo dentro de mí la polla de mi otro hombre. Otras mañanas cuando mi esposo no duerme en casa es Isaac el sustituto lógico del padre…, el chico me llena cual si fuese mi marido, se puede decir que estoy casada en la cama con ambos machos de casa. Mi marido lo sabe y poco le importa…Nunca más ha sido necesario hablar del tema porque ambos somos consentidos con nuestros hijos, sabiendo que él es quien me ha liberado sexualmente, y lo ha hecho con hijos que tenemos juntos. Ahora sé a lo que se refería mi esposo al deseo que una siente de volver a percibir que OTR@ que no sea tu pareja y te desea carnalmente…, de ese ansia que se tiene cuando otro te mira, de querer volver a sentir, oler, tocar el sexo de alguien nuevo. Ahora yo lo tengo, lo admito. Es un juego al que no todas las parejas pueden jugar ya que se queman. 
Pasan los meses gozando de la vida de nuestro amor familiar…y ya hace tiempo de las confesiones maritales entre Camilo y yo con respecto a nuestras relaciones incestuosas.

Nuestro vigésimo aniversario, hemos estimado alargarlo, que sea distinto a los demás, un solo día, una sola noche al año era insuficiente, eso sí, juntos. Mi marido me llena sexualmente en casa o junto a otras parejas de confianza, no para pervertir mi mente a diario, sino para reforzar nuestra confianza mutua hoy es la tercera paja que me he hecho en el aseo del trabajo donde vendrá a buscarme mi marido, sus WhatsApp con fotos del coño de una chica blanca como la leche, como lo es todo mi cuerpo, teniendo clavada una polla morena como café, ese contraste, esa gordura de polla dilatando por completo su coño… Lo dicho, ¡Una vez al año, NO hace daño!, ¿no? Llevo todo el día poniéndome compresas sin estar con el período. Mi marido FOLLA mi mente y mi corazón está a mil por hora de nuevo… ¿Como lo estaría el tuyo? ¿Seguirás callando a tu esposo lo que piensas cuando te pone el antifaz en tus ojos? ¿Piensas que no lo sabe? ¿Por qué crees que él mismo ha traído ese antifaz?

Yo ahora soy sincera con él, le coloco la antifaz en sus ojos, lamo su polla, subo por su pecho hasta su boca y le digo que por mí tiene permiso para disponer cuanto quiera de nuestra hija Leticia, a la niña le gusta su padre y deseo que pueda follársela delante de su madre… quiero que su padre la folle y haga de ella la nueva mujer joven de casa…, el pobrecito se ha puesto burro en tanto no paro de mamarle el gran cipote que se gasta…pocas vergas he visto tan bonitas y duras como las de mi esposo, me afano en colmarle de chupadas y succiones. 
Me besó con fuerza abrazándome y acariciándome al tiempo que me desnudaba, fue un beso largo apasionado en donde nuestras lenguas se revolcaron demostrando nuestros más golosos deseos de comernos mutuamente, mientras él me quitaba las bragas ya estaban en el suelo, yo le abrazaba y continuaba besándolo mientras me acariciaba y apretaba mis nalgas presionándome y juntando mi coñito contra su gruesa polla, dura a punto de estallar. Se separa un momento de mi boca para buscar mi mojado coñito que por fin lo podía poner tranquilo en su boca y mamarlo como nunca antes lo había hecho, casi a punto de correrme le recordé lo rico que sería bañarnos juntos, me dejó de comer la pepita en el momento justo antes de correrme agradeciéndole el gesto de tenerme en tensión, pues luego me costaría mucho menos volver enervarme. Nos fuimos a la ducha y comenzamos a mojarnos y acariciarnos, jabonándonos y besándonos hasta que me dieron ganas de orinar. Me pidió que lo hiciera en su cara… se puso bajo mi coño como pudo, se posicionó y comencé a hacerlo aunque muy poco pero suficiente para mojarlo…, después fue su turno de que me mangueara con su meada caliente en mi cuerpo deseoso de saborearlo, fue exquisito sentir correr el líquido expulsado de alguien que deseas. Notaba el candor de su meada en aquella disoluta lluvia dorada sobre mi cara y mis tetas..., abrí la boca y me di un buen trago del caño.

Finalmente nos enjuagamos la bocas y nos secamos... nos fuimos a la cama, nos abrazamos nuevamente y comenzamos a besarnos y lamernos el cuerpo mutuamente, mientras me besaba el cuello, mis tetas de pezones rosados y endurecidas me llamaba a mamarle…, me giré para que también él me chupara todo lo mío y comenzamos un espectacular 69 que nos tendría conectados por nuestras bocas, me comía el coño mientras yo le lamía sus huevos que estaban duros cargados a tope a punto de estallar, él me metía su lengua en mi ano que le gusta sobremanera y me calienta a mil. Mientras yo tenía en su boca esa magnífica herramienta de placer…larga, recia de cabeza oronda que metía cada vez más adentro de mi garganta casi a punto de regurgitar lo poco que tenía en el estómago, pero logré dominar esa sensación y ocurrió entonces que estando tan caliente y deseoso me empezó a follar la boca y me metió su rabo aún más adentro de lo que nunca antes pude soportar, sin embargo esta vez entró al esófago y lo sentí casi entero dentro de mí, aún más allá de lo que alguna vez lo tuve sin sentir esa necesidad de vomitar, sino que lo quería más y más adentro como si pudiera entrar más, fue entonces cuando noté que crecía de tal manera con su correspondiente endurecimiento.
Lo mantuve así en el fondo casi ahogándome pues ya por momentos no podía respirar y entonces lo retiré un poquito para tomar un respiro, hasta que se empezó a hinchar de tal forma que no lo pude evitar, aguanté la respiración y lo metí todo, sentí que su verga crecía por dentro de mi garganta presionando por todos lados, ahogándome lentamente para comenzar a recibir su enorme y deliciosa cantidad de semen que me empezó a pasar directamente al estómago, pues estaba más allá de lo conocido. No se aguantó más y se corrió como una bestia… Percibí su caliente leche pasando por mi garganta, saliendo a borbotones de su pedazo de carne que seguía llenándome de leche en una mamada que nunca imagine iba a ser tan exquisita. Casi ahogada por falta de respiración finalmente lo pude retirar de mi boca y volver a la vida que me hacía gozar de tal forma… Mientras tomaba aire nuevamente, me di cuenta lo rico que es mi amante esposo y lo maravilloso que es tenerlo conmigo. Es lo que tiene el follar la mente de tu pareja, debe de ser equilibrada…. Dar de comer para que a ti te alimenten.

Si hoy mi esposo me regala lo visto en las fotos de su WhatsApp, te juro que el mes que viene, por su cumpleaños, sentirá en su boca el sabor del coñito de su hija… mi niña Leticia, mientras yo cabalgo su polla, mientras mi marido se corre dentro de mí, ya me encargaré de pervertir la mente de la niña, como siempre hago, confesándole lo ocurrido el año pasado en el hotel con su hermano. Dar y recibir, de eso se trata, eso es estar en pareja, para siempre. El muy cabrón de mi esposo, semanas después de aquella maravillosa experiencia de aniversario perverso con mi hijo, me confesó que mi chaval era virgen, que su novia no le dejaba hacer. Su madre había sido su primera mujer… mi hijo desde entonces no ha parado de repetir la experiencia dentro de su madre. Lo hemos hecho, he vuelto a sentir su polla dentro de mí decenas de veces, pero no se trata de eso, ahora lo sé, es por el juego en nuestro matrimonio donde los hijos son nuestros “Toys”. 
Camilo ha necesitado muchas veces tener al nuestro lado a Isaac desnudo… entonces hemos follado como locos mirándonos follar, viendo su enorme empalme, queriendo y deseando poder entrar en la partida jodiendo a su madre y desahogándose dentro de mi vagina como su padre. Lo he masturbado varias veces con mis manos, con mi boca, con mi culo pero no siempre he permitiendo que entrase dentro del coño de su madre con su padre presente… solo el patriarca con derecho sobre la hembra madre, ha sido quien permitía usarme. Ahora sé el morbo que mi marido siempre me alentó, usar a otro como consolador exótico y vivo, sintiendo en la dureza de su polla el deseo carnal y libidinoso que tiene hacia su progenitora, estando casada con quien cree que maneja mis orgasmos. Sin saber que el calenturón de mi hijo, a solas se lo alivio con una tremenda descarga de leche en mi coño…. 
Me encanta el juego de colocarme desnuda encima de él, de frotar con su glande toda la raja de mi coño, de sentir como su polla se corre fuera sobre mi vulva, dejándome empapada del cuantioso esperma eyaculado. Levantándome en ese momento y hacer lo mismo con mi esposo, eso sí, colocando su polla en la entrada de mi vagina y dejarme caer de un solo golpe hasta meterme todo el mástil dejando solo los huevos fuera, teniendo mi coño lubricado natural como mi esposo denomina irónicamente, el semen de su hijo dentro de mi vagina… en este caso el primogénito ha participado en la orgía, cediéndole su padre el privilegio de ser el primero en follarme, en inseminarme el útero. Los juegos son juegos, solo hay que no quemarse con ellos y saberlo dosificar, saber cuándo cortar pero también hay que saber que ambos deseáis lo mismo. Ya hace tiempo que no probamos con otras parejas swinger ¡Hay que pensarlo!




Me hizo gracia el otro día cuando descubrí que mi hermana mayor Pili, que nunca ha tenido novio a sus 40 años, simplemente porque no ha querido un hombre permanente en su vida, se ha comprado un consolador, lo he encontrado en el cajón de su habitación, sonreí al pensar lo que ella pensaría si supiese que los sábados que se ha quedado con nuestra nenita, yo he tenido en mi coño la polla de un jovencito a modo de consolador… la de mi propio hijo su querido y amado sobrino, siendo la gran diferencia que este está duro como una piedra por desear entrar en mí, permitiendo correrse en mi interior, para disfrute de la penetración con mi esposo
Consagro que estar casada no significa el morir sexualmente, que siempre tenga que ser lo mismo, que no sentirás dentro de tu coño otra verga que pueda dilatarte por completo por dentro, sintiéndote única, deseada instintivamente mientras ves el majestuoso falo de tu esposo no parar de soltar líquido pre seminal, por estar excitado al máximo, siendo los dos en ese momento UNO. Cada vez que otro huele mi coño recién depilado, me corro viendo a mi marido verme tener ese GOZO, es lo que él busca que experimente, que lo sienta. Te juro que no hay placer más grande en este mundo que el estar cabalgando, sintiendo la polla de tu esposo y VER en la mirada de tu hijo que está a punto de saltar de esa sillón donde lo sentamos, pajeándose su polla mientras mira a sus padres follar, subir a la cama y querer romperme el coño a base de pollazos…finalmente llenarlo de rico y fértil esperma.

Ahora soy yo la mala, me encanta que mi hijo quede con su chica después de haberle pajeado dos veces seguidas su polla, mandándolo y descargándole los huevos de su rica lefa, incapacitándolo de follar con esa nena ahora que ella si quiere. Cada mañana deseo sentir su ariete de nuevo dentro de mí, incluso el sentir su polla junto con la de mi marido dentro de mí a la vez, me chorrea el conejo cada vez que pienso en ello, como ahora mismo. Pero hoy nuestro “Toyboy” es el novio negro de la chica pálida…. Sé que algunos negros tienen la polla muy grande y muy gorda, extremadamente gorda, por eso me pone perra el pensar que hoy mi coño puede ser dilatado para siempre. Se lo he pedido a mi esposo…una polla súper XXL de más de 25 cm 8 cm de grosor para que me reviente el coño en su presencia. Me encanta SABER que ese chico negro…, nuestro TOYBOY no puede más, revienta si no le permito clavar su polla dentro de mi vagina. Todo eso lo puedo exigir porque la semana pasada traje a su chica blanquita a la habitación de nuestro hotel, cubriendo sus ojos para que no supiese que había nadie más, ha intentado ponerme celosa como yo lo hago, lamiendo el coñito de su chica, no esperando él para nada que yo misma cogiese su polla y se la masturbase en ese momento, corriéndose como un poseso, dejándolo libre de follarse a su chica. 
Ha tenido que ver como yo misma me he atrevido a colocarme en su sitio, lamer el coño de ella haciéndola llegar al orgasmo y tras colocar en mi cintura un arnés con un consolador me la he follado ante él y mi marido, follándola con rabia por detrás, hasta dejarla exhausta. Tras sacar el consolador he dado a mi esposo a lamer esto, que saboree el sabor del coño de una jovencita de 21 años, de la novia de nuestro TOYBOY negro. ¿Aburrimiento sexual estando casados? ¿Monotonía? ¿Estás de coña? ¿Es lo que tú quieres? ¿Es lo que tu pareja desea para siempre? ¿Es mejor ser infiel antes de pensar en vivir experiencias de este tipo en un matrimonio? Creo que NO ¿Es mejor que sigas pensando en esa otra mientras penetras a tu mujer? ¿Es mejor que tu esposa piense en otro mientras la follas por detrás?

Nuestro matrimonio está liberalizado ¿Una noche al año, no hace daño? ¿Quieres GOZAR de una PUTA VEZ? ¿Quieres sentirte SEXUAL de nuevo? ¿Quieres saber lo que se siente al CONVULSIONAR todo tu cuerpo? Cierra los ojos, piensa en lo sentiste al oler el sexo de alguien NUEVO por primera vez. Recuerda lo que pasó por tu mente al sentir una nueva polla rozando las paredes de tu vagina. Piensa en lo que sabes que representa cada vez que tu marido te introduce el consolador y sientes que debería ser de carne esponjosa y fibrosa. Espero tu respuesta, mira tú sexo en este momento… Esa es la RESPUESTA que CALLAS, como ESPOSA, novia o mujer que eres… te diré que mi coño esa noche fue dilatado a NO poder más, para siempre con la gran polla de nuestro “Toyboy” negro, Coby… todas estas aventuras me han hecho ser más abierta en el sexo ¡Me ha dilatado la MENTE! Y la de mi familia.

Follando en casa y en familia, se está mucho mejor sinceramente. A pesar que quede mal que yo lo diga, tengo un cuerpo muy bien formado cosa que heredé de mi madre, que con su edad aún se conserva en buena forma ya que practica gimnasia para ello, pero a pesar de ello se mantiene fiel a mi padre y viceversa… ¿Cuál es el secreto de que se amen tanto?, Pues el derribo de los tabúes sexuales. Mis padres desde casi el principio de su vida en común se abrieron a experiencia extramatrimoniales y les ha ido muy bien, y ahora que sus hijos han crecido nos han involucrado en su filosofía de vida. Como imagináis, mi padre me desvirgó y he tenido en estos últimos meses frecuentes encuentros sexuales con él, pero mi cuerpo y la oportunidad comenzaban a jugar a favor de ampliar mi espacios sexuales… nunca he tenido otra pareja que no sea mi padre y este ahora se encuentra de viaje como en tantas ocasiones, así que mi coño arde sin que nadie lo riegue debidamente. 
Aquel día regresaba de clase antes de hora porque había faltado el profesor de última hora. Como siempre llegué a casa y entré. Sabía que mi madre y mi hermano no estarían en casa, por eso no me extrañó escuchar ningún ruido. Me dirigía a mi habitación cuando oigo hablar a mi madre, sin que me vieran sorprendo a mi hermano saliendo de la habitación de mi madre y ésta besándolo en la boca… 
– Hoy te portaste muy bien y me hiciste gozar como nunca, espero que mañana lo repitamos.

Yo salí inmediatamente de casa e hice tiempo para regresar a la hora habitual pero no sabía que pensar de lo que había visto y oído, y aunque lo sospechaba estaba dispuesta a averiguarlo. Era muy ingenua en pensar que si mi padre me follaba, porque no hacerlo mi madre con su hijo, si este tenía incluso dos años más que yo, siendo mamá y papá igual de descarriados, haciendo cada uno la guerra por su cuenta. Con esta idea al día siguiente fingí que iba a clases como siempre, pero apenas salí volví a entrar sin que me vieran y por el patio me atrincheré en mi cuarto, con un vaso pegado a la pared escuchaba todo y desde allí iba a poder oír todo lo que pasara. No tuve que esperar mucho tiempo hasta que mi madre y mi hermano entraban en la habitación besándose apasionadamente. Luego se empezaron a desnudar lentamente y así pude imaginar el estupendo cuerpo de mi madre, con sus tetas redondas y firmes que daban ganas de chuparlas, su culo bien formado y su coño totalmente depilado que tentaría a un santo. 
Tendría a mi hermano en pelotas con todo el cipote al aire, luego me sorprendió por su tamaño, sintiéndome orgullosa de que estuviera tan bien dotado. Después de esto mi hermano se acostó en la cama boca arriba y mi madre le empieza mamar la polla tragándosela hasta la garganta, aunque por su tamaño no podía metérsela toda en la boca, hasta que mi hermano le larga toda su leche, la que mamá trata de no desperdiciar ni una gota pero era tanta que le resbala por la comisura de los labios. Luego es mi madre la que se acuesta boca arriba y mi hermano empieza por chuparle las tetas prendiéndose de aquellos pezones como un ternero para luego ir bajando la cabeza hasta llegar a su coño y hundiendo la cara en él le hace una lamida tal, que logra mi madre consiga el orgasmo o eso me pareció a mí por sus gemidos y porque le pedía a mi hermano… 
– más, no pares, Aaaahhhhhh.
En los momentos siguientes, mi hermano se pone encima de ella y la empieza a penetrar, primero despacio y luego más rápido, en tanto mi madre le ordena que lo haga más fuerte, más dentro y que le dé toda tu leche a tu mami. Pero la cosa no terminó ahí porque, tras acabar corriéndose mi hermano dentro de ella, atorándole el coño, y después de descansar un ratito mi madre le empezó a mamar nuevamente la polla hasta que esta estuvo totalmente empinada, dura y rígida presta al combate.

En este momento mi madre se pone a cuatro patas y le pide a mi hermano que se la meta desde el atrás agarrándole del culo… 
Métesela por el coño a tu mami, como tanto te gusta a ti y a mí.  
Isaac sin hacerse rogar la embiste fuertemente, cosa que a ambos los hizo gozar, le clavaba sin compasión todo el sable hasta los mismos huevos, una y otra vez. Me recodaba a mi padre, pero mi hermano es una versión más joven e impetuosa. No tardó mucho hasta que mi el macho semental descargó dentro de ella ese líquido que tanto deseaba. Ellos quedaron tirados en la cama exhaustos después de la sesión de folleteo. Yo sin poderme contener hurgaba mi raja con incontenible calentura y durante ese rato me corrí varias veces como una loca. Después de observar todo lo que les conté salí de casa y simulé llegar del instituto como siempre. Pero en lo que pensaba día y noche era como hacer para que mi hermano me hiciera lo mismo que a mamá en ausencia de papá... soñaba con tener esa tremenda polla dentro de mí. 
Un día cercano en que mi hermano y yo quedamos solos me decidí intentar excitarlo para ver si lograba que me follase. Me vestí lo más provocativamente que pude poniéndome una minifalda de tela ligera, y arriba un top blanco casi translucido muy ceñido que dejaba ver mis tetas redondas y bronceadas con mis pezones empitonados…

No me puse ropa interior. Bajé así vestida al salón donde estaba mi hermano y me senté delante de él, él tan pronto se dio cuenta de mi presencia me miró y al notar como estaba vestida se sorprendió un poco pero enseguida dirigió su mirada a mis tetas y luego a mis piernas las que yo abrí para que me viera el coño cosa que él hizo, y lo que vio seguro que lo excitó porque en su pantalón se notó crecer su polla sin remisión, en ese momento yo me sobé las tetas haciéndole un pase de modelo ante su cara… de espaldas me subí la falda poniéndole el culo enfrente con picardía… 
– ¿Te gusta lo que ves? ¡No me digas que no quieres probarlo! 
A lo que contestó… – Como no Lety… eres muy sexy hermanita.
Yo me fui acercando a él y agachándome le bajé los pantalones y luego el slip… al hacerlo aquella enorme polla saltó hacia adelante como una catapulta, yo la tomé con mis manos y a pesar que mi experiencia era corta, empecé a mamársela con ahínco y sumo placer de saborearla. Ensimismada en tal tarea, él me empujó la cabeza pero no era necesario pues era tanto el gusto que me daba que no quería largarla e intentaba metérmela toda en la boca aunque por su tamaño no me cabía. Agarré su polla con firmeza, mientras chupaba sus huevos con una habilidad espectacular adquirida con los huevazos de papá. Después de darle un buen castigo a sus bolas, me metí  la polla en la boca, con una mano seguía pajeándole, mientras que con la otra masajeaba sus huevos llenos de leche. En el momento que su verga se puso dura del todo dentro de mi boquita, aumenté el ritmo de la mamada y del masaje, sus ojos azules me miraban fijamente mientras seguía con la boca llena…nos cruzamos la miradas. Cansada con las mandíbulas condolidas dejaba de mamar y volvía a chuparle los huevos y lamer todo el tallo venoso con la extensión de la lengua…y volvía a mamarle el glande pajeando el resto del tronco ensalivado. Cuando ya le faltaba poco para terminar, sus manos se posaron en mi cabeza, como si hiciera falta, no me escaparía de recibir su lefa…, me di cuenta que tardaría en correrse, me quité la polla de la boca…

– ¡Dame toda tu leche, campeón! ¡Quiero que te corras en mi boca! ¡Lléname como una buena puta que soy! Todo esto mientras le pajeaba.

Me volví a meter la polla dentro de la boca y seguí con la mamada, se dejó llevar y en pocos minutos explotaba…, sin inmutarme seguía chupando mientras el semen me llenaba su boca, fue una corrida muy abundante, y cuando ya no quedaba nada que eyacular, me saqué la polla y le enseñé toda la corrida que tenía en la boca, sonrió satisfecho de lo puta que podía ser…cerré la boca y se pudo escuchar cómo me lo tragaba. Después de esto me levante, le solté un gracias y me fui a lavarme, no paso nada más durante esa noche y las siguiente, nunca hemos dicho nada a nuestros amigos, pero esa forma de agradecimiento siempre la tendré en mis pensamientos. 
Al día siguiente el muy cabrón me esperó en su cuarto con la esperanza de que repitiese la mamada, yo tonta o salida como una perra entré al trapo y arrodillada con él recostado en la cama descargó toda su leche en mi boca la que yo traté de tragar, aunque como el día anterior, era tanta que no pude tragarla toda pero la que tragué me gustó. Mi hermano todavía estaba con la polla empinada cosa que me encantó y por lo visto él quería seguir gozando de mi cuerpo porque me hizo acostar sobre la cama, y me empezó a chupar las tetas, yo me sentía encantada de que lo hiciera y después de un ratito se dedicó a chuparme el coño, yo me sentía en la gloria logrando mi primer orgasmo de la tarde. Tras desnudarse del todo me preguntó si era virgen a lo que contesté que no, pero no le dije quién fue el afortunado, me dijo que hubiese encantado ser el primero. Entonces me empezó a meter su polla suavemente hasta que chocó con mi pared vaginal. Con su bálano incrustado en mi fondo dio un fuerte empujón para ahondármelo, pegué un pequeño grito que él apagó tapando mi boca con la suya metiéndome su lengua hasta la garganta. Después del primer momento ya no sentí ningún dolor por lo que mi hermano me dejó de besar y siguió metiéndome su polla cada vez más adentro lo que me enloquecía de gusto, luego de metérmela toda y de que yo me acostumbré a ella empezó un mete y saca suave pero profundo…. Estábamos en lo mejor de la faena cuando veo entrar a mi madre por la puerta la que se nos queda mirando al principio sorprendida, pero luego complacida diciendo…

– Veo que tienen una fiesta mis hijos, lástima que no me hayan invitado.

Sin pudor alguno se sienta a nuestro lado y me acaricia las tetas, a mi hermano su musculatura y termina en el culo que aprieta y empuja contra mí para que la incruste más dentro de mi ajado coñito. El chico viéndose agasajado por las dos hembras se alborota tensando su cuerpo, y de pronto sin mediar palaba en ese momento mi hermano me llena mi coño con su leche llegando así a mi segundo orgasmo. Entretanto nosotros descansábamos, mi madre se desnudó completamente y se acercó a mí diciéndome si había disfrutado con mi hermanito y que ahora era ella la que me iba a hacer gozar. Dicho esto me besó por todo el cuerpo deteniéndose en mi coño y lo empezó a lamer mejor que como lo había hecho mi hermano poniéndose de tal manera que su coño quedó al alcance de mi boca por lo que yo le lamí el suyo, y fue un 69 perfecto que disfrutamos de principio a fin, llegando ambas al orgasmo en el mismo momento. Mi hermano en ese tiempo ya se había recuperado completamente y al vernos a nosotras gozar como lo habíamos hecho tenía su polla totalmente empinada y reclamó metérmela en el coño de mamá. Desde mi posición observé como su cipote abría los labios de su madre con el orondo capullo y se deslizaba como un misil a las profundidades de la vagina materna. Yo ahí debajo solo me quedaba chupar los huevos colgaderos de mi hermano.

El coño de mamá se lo tragó todo sin paliativos pese a ser una polla demasiado grande… se me llenaban los ojos de lágrimas de la emoción de sentir la lengua mi madre en mi coño, en mi pepita llenando a un orgasmos chupando los cojones de Isaac. Poco a poco el sopor pasó y mis gemidos de gozo cambiaron por jadeos al notar como mi hermano le terminó de meter toda su polla empezando luego a meterla y sacarla a todo ritmo fuerte, con intención de correrse dentro del útero de su madre hasta que desparramó dentro de ella aquel líquido que me enloquecía de placer. Y no sé si gocé más con esto que cuando me desvirgó papá de tanto que lo disfruté. 
Después de estas experiencias tenemos sexo muy frecuentemente con mi hermano, con mi madre o entre los tres siempre que queremos porque tanto mi madre, mi hermano y yo en todo momento estamos dispuestos a ello y nunca damos muestras de cansancio. Solo nos falta papá y creo que tenemos prevista una fiesta los cuatro. Aunque tengan relaciones sexuales con otras personas, hombres y mujeres lo que más disfrutan mis padres es cuando lo hacen casa y en familia y eso se debe a que mi hermano y yo nos prestamos a ser los “Toys” de nuestros enviciados progenitores. El caso era que con frecuencia follaba con Isaac, y este con mamá, pero además papá se apuntaba a la orgía, esos días gozaba en casa.

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Todo giró tomando un rumbo que no tuvimos previsto, pero que era de esperar… Así es cómo me enteré de que estaba preñada. No sé exactamente como describir las sensaciones que sentí antes de hacerme el test de embarazo, pero sabía que algo estaba cambiando en mi cuerpo, me sentía muy distinta a como me sentía normalmente. El 4 abril fue el primer día de mi última regla. Como de costumbre la regla me duro exactamente 7 días, es decir, el domingo día 10 ya se me había terminado. ¡Gracias a Dios! Porque el lunes 11 de abril me operaban de la nariz, y no me parecía agradable irme a operar estando con la menstruación. La operación fue muy bien pero el postoperatorio fue muy doloroso. No recuerdo exactamente si esa semana mantuve relaciones sexuales con alguno de mis hombres… pues estaba muy dolorida y dudo que hiciéramos algo esa semana. 

A partir de esa semana empecé a notar un sueño horrible, muchísimo cansancio… pensé, bueno, la semana pasada apenas pude dormir por los dolores seguramente tenga sueño retenido. También estaba trabajando en turno de mañana, algo a lo que no estoy acostumbrada, pues normalmente trabajo en turno de tarde. No le di importancia. Pronto también empecé a notar que todo me olía muy fuerte, mi casa no es pequeña pero podía oler de una punta a otra de ella. Pero tampoco le día importancia, pensé que la operación había dado resultado, ya que era tal el atrofiamiento que tenía interno que apenas me entraba aire por un orificio y tampoco me era posible apreciar todos los olores en su máxima potencia. Sin embargo, empecé a mosquearme cuando ya ciertos olores que antes me parecían inofensivos me empezaron a dar un asco espantoso. Recuerdo que el desodorante de mi esposo o mi chico, que nunca antes me había molestado, ahora me resultaba insoportable olerlo…, las toallitas higiénicas que siempre han tenido un olor agradable, se me antojaban nauseabundas. Me empecé a comer la cabeza un poco… pero como aún no tenía que bajarme la regla ni me preocupé.




La última semana de abril noté unas venas enormes en mis pechos, jamás en la vida se me habían notado las venas de ningún sitio de mi cuerpo (excepto en las muñecas como todo el mundo), que raro... Pero esa misma noche empecé como a tener dolor de ovarios y pensé aún es pronto para que me baje pero bueno a lo mejor se me adelanta por la operación... yo ya tan tranquila... Pero lo ovarios siguieron doliendo.... y la regla no bajaba... al contrario... en vez de tener el típico flujo, este era súper blanco. Llego el día 29  de abril, no habían pasado ni 30 días pero yo ya estaba muy rallada... y me hice la prueba. Efectivamente. La prueba dio POSITIVA. Lloré, lloré mucho. No sé si estaba preparada para volver a ser madre pero… ¿¡Ahora!? Fui a la farmacia a comprarme otro test de embarazo, en este caso compre "clear blue" por parecerme más fiable, y éste determinó que estaba "embarazada de 2-3 semanas".

No sé calcular realmente cuando me preñaron, pero estaba clara una cosa, y de acuerdo a la medición médica desde el comienzo de mi última regla… Lo peor estuvo por llegar unos días después cuando mi cría me comenta que ella también tiene esos mismos síntomas. 

Total que madre e hija ahora nos encontramos panzonas, preñadas de nuestros hombres…no sabemos quién ha preñado a quién, pero es seguro que mi esposo y mi hijo, son los causantes de estar preñadas ambos hembras de la casa. En mi caso soy una mujer madura, pero me preocupan los 20 años de mi niña que  tendrá cuando dé a luz a su bebé. Solo sé que cuidaremos de nuestros hijos, y se criaran como si fueran hermanos…de momento solo nos queda disfrutar de las diferentes fases de nuestro embarazo. Compartir la preñez con mi hija ha sido muy positivo para ambas, sobre todo para ella. Nos sentíamos las mujeres más felices del mundo… henchidas en cuerpo y alma por los cuidados de nuestros sementales

Aún preñadas, no dudábamos en someternos diariamente a sus deseos impúdicos, a veces somos nosotras las que buscamos aparearnos como perras en celo. Creo que ambas estábamos muy concienciadas que la lujuria de los machos es incontenible, queriendo soltar toda su testosterona en nuestros úteros, y a las hembras no nos queda otra que brindarnos a ser inseminadas, arrastradas a sus dominios fornicando sin mesura…¡FOLLAR y ENGENDRAR hijos! Es nuestra función vital más importante y eso nos hace sentirnos vivas, orgullosas de haber nacido hembras con el poder de procrear. Desde la más antigua civilización la hembra ha sido endiosada por los machos, por el gran poder de nuestros vientres de generar nueva vida… la continuidad de la estirpe con fuertes y potentes machos sementales y hembras fértiles a las que preñar, cuantas más veces mejor.

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