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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Instruyendo a Emily




Este relato debería comenzar por el día que empezó todo..., el momento justo en el que algo cambió y lo hizo para siempre con todas sus consecuencias… Era por la tarde y como siempre había ido a un parque enorme que se encontraba en mi barrio, paseaba a mi perro por la parte alta del mismo, cuando abajo junto al sendero pero apartado de este por unos arbustos había un banco y en él una parejita tonteaba y se metían mano, atraído por la escena me apoyé en un murete y como no, el morbo me pudo. No esperaba ver tanto pero un par de minutos después pude ver como la chica poniéndose en pie, se quitaba las bragas, mientras el chico se bajaba los pantalones y aparecía blandiendo un buen cipote para un chico de casi 18 años. Al momento ella se montó sobre él. Me pareció de lo más erótico ver a esa chiquilla menear las caderas mientras él con la cabeza apoyada en el respaldo del banco se dejaba hacer casi impasible… Cuando tan solo tres minutos después vi a la chica levantarse, lo sentí por ella dándome cuenta que todo había acabado demasiado pronto para la ella. Con mal sabor de boca por el temprano final volví al sendero y empecé a descender acompañado de mi fiel compañero. Para mi sorpresa al llegar a la altura de donde debía estar el banco apareció la chica, supe que era ella por la chaqueta roja en la que había guardado sus braguitas, pero lo sorprendente era que la reconocí. Era Emilia una chiquilla del barrio a la que conocía desde pequeña, la había visto mil veces saltar con la cara sucia y las coletas deshechas en el parque pequeño de abajo de mi casa. Sus padres al igual que yo mismo llevábamos en el barrio toda la vida... allí mismo sus padres se conocieron y se casaron…

-“Hola señor García”, saludo la chica sin sospechar que había sido testigo de su encuentro íntimo.

-“Buenas tardes Emilia”, intenté que no notara mi incomodidad.

Retomamos cada uno nuestros caminos, ella ajena a todo lo que había visto, y yo dándole vueltas al paso del tiempo. Volví a casa pensando en que todo cambiaba, no solo esa chica, incluso mi vida, sobre todo los tres últimos años. A los treinta y ocho en la multinacional donde estoy tengo una buena reputación como analista de estructuras, me ofrecieron un buen sueldo y hasta me hicieron fijo en plantilla como encargado de la sección de análisis virtual de proyectos…total y ahí cambio mi vida, pasaba cada vez más tiempo en casa con el trabajo a distancia mientras mi mujer pasaba cada vez más tiempo entre el trabajo y las salidas con las amigas. Solo tres meses después me dijo que teníamos que hablar y la cosa se resume en que se aburría conmigo y que quería el divorcio. Se largó sin mirar atrás dejándome tirado tras más de trece años de matrimonio. Al principio la odié por ello pero poco a poco me acostumbré a la soledad y ahora dos años después estaba totalmente adaptado y hasta la disfrutaba.

Habían pasado dos días de lo del parque cuando volví a cruzarme con Emilia, esta vez le sujeté la perrita que se le había escapado y había venido a jugar con el mío. Sin embargo al contrario de otras muchas veces cuando esa chica se agachó para atar a su perrita, le miré su redondo culo, que se marcaba con esos ajustados vaqueros que llevaba…

-“Lo siento esta pesada siempre está igual”.

-“No pasa nada”, dije mirando sus turgentes tetas bajo la también ajustadísima camiseta.

Así fue desde el día del parque, cada vez que me cruzaba con ella no podía evitar el repasó a su cuerpo y sin apenas ser consciente ella pasó a ponerle cara y cuerpo a mis más oscuras fantasías sexuales. Seguí cruzándomela a diario y como buen observador incluso vi algún que otro momento íntimo con algún chico, que antes hubiera pasado desapercibido para mí…, un par de achuchones en su portal e incluso una vez en el aparcamiento hubo un poco más que simples achuchones. Todo ello me ponía a cien por más que intentara pasar del tema por absurdo de poder tener algo conmigo debido a nuestra diferencia de edad…, yo solo podía ser un viejo verde asqueroso para ella. Sin embargo mi cuerpo parecía tener vida propia ante esa chiquilla. Unas semanas después por caprichos del destino al regresar de una cena con unos amigos vi a Emilia hablando con un policía, estaba bastante lejos de casa y me sorprendió verla hablar acaloradamente, paré el coche y me bajé…

-“¿Qué pasa con esta chica agente?”

-“¿La conoce usted?”

-“Sí”.

-“Es que una vecina dio un aviso de escándalo público y estábamos procediendo con unas preguntas”.

-“Es mi sobrina”

La defendí  lo mejor que supe dándole veracidad. Tras unos minutos los agentes decidieron que podía llevármela y se fueron. Entramos en una cafetería y los dejé a solas unos minutos para que se despidieran, habíamos quedado en que la llevaría a casa. Al volver pude oír lo último que estaba diciendo…

-“Intentaré convencerlo para que no diga nada, le conozco desde siempre…es un vecino de la finca”.

-“Ahora ve con cuidado a ver si te pide algo a cambio de su silencio”.

-“No seas peliculero, es un señor mayor… ¿crees que es un viejo verde? Es muy respetado por todos”

-“Claro, sino por qué crees que se ofrece a ayudarte, te mira con ojos golosos. ¡No me fio Mily!”.

Carraspeé tras ellos y ella se avergonzó de la conversación que había oído…, él como un cobarde se despidió citándola para mañana y la dejó con el pastel de dar explicaciones. 

-“Lo siento, no quería insultarle”.

-“No pasa nada, creo que es preferible ser un viejo verde, que un cobarde que deja a su chica ante ese viejo verde para que acarree con todo ella. Deberías plantearte si te interesa seguir con un tío así que no piensa en ti ¡Eres demasiado lista y hermosa para un sujeto como él!”.

-“Eso no es cierto, está nervioso, pero es un buen chico…”

-“¿Y en el parque también lo estaba?” 

Se me escapó cabreado al ver que ella no quería ver la realidad.

-“¡¿En el parque?!”

-“Será mejor que nos vayamos, estoy cansado, le dije furioso.

Supe durante todo el camino que estaba dándole vueltas a lo que le había dicho, pero lejos de aclararle nada la dejé en el portal de la finca diciéndole que ya hablaríamos. Aparqué en el garaje y me dirigía en ascensor a mi piso arrepentido de haberme inmiscuido más de la cuenta, nada más cerrar la puerta sonó el timbre….

-“Soy Emilia, por favor necesito hablar con usted”. 

Le abrí y esperé en la puerta a que subiera.

-“Pasa o mañana todos los vecinos hablaran de esto. ¿No te da miedo ir a casa del viejo verde en mitad de la noche?”

Le lancé esa pulla mientras cerraba la puerta.

-“Yo no dije que lo fuera, y he venido para hacerle una pregunta”.

-“Que sea fácil niña”.

-“Nos vio en el parque “haciéndolo” solo he estado ese día con él en el parque”.

-“Pues lo siento pero la respuesta es sí, os vi “haciéndolo” y por eso dije que no se preocupa por ti. Eso de despacharte sin apenas hacer nada en dos minutos ¡¿Cuándo piensa en ti, en tus necesidades?!”

-“Al final tenía razón… es un viejo verde que mira a las parejas a escondidas”, dijo rabiosa.

-“No tuve que esconderme y si no hicieras esas cosas en público no lo habría visto”, contesté furioso

-“Cierto, pero eso no le da derecho a opinar sobre él”.

-“Soy libre de opinar lo que quiera y si me parece que tu noviecito no tiene ni idea de satisfacer a una mujer puedo decirlo, es mi opinión…, en tu mano esta creerlo o no”.

-“Claro que el señor se cree por encima del bien y del mal”, seguía enfadada.

-“Te cabrea porque sabes que es cierto nena, no es conmigo con quien deberías cabrearte. No me siento mejor que nadie, simplemente se lo que vi, si eres capaz de admitir la verdad…”

-“Se equivoca lo pasé genial en el parque”, dijo mirando el suelo, se avergonzaba pero no quería dar el brazo a torcer.

-“Claro, si todos los chicos con los que has estado son como ese, no tienes mucho donde comparar”, seguí picándola. “Un día cuando encuentres a un hombre que sepa follarte, y sepas lo que es “hacerlo” de verdad me darás la razón”.

-“Y quién sería el indicado en enseñarme a “hacerlo” ¿usted?” Quiso picarme ella a mí.

-“Seguro que podría ofrecerte más, de eso puedes estar segura”, le seguí el juego…

-“Y ¿hay que pedir cita para ello?” Dijo retándome.

-“Nena si te atreves a sentir de verdad lo que es un buen polvo estaré en el salón…, si como creo eres una gallina clueca como él y te conformas con lo que sentiste en el parque puedes largarte sin preocuparte de que nada de lo sucedido esta noche salga de mí”.

Fui a sentarme a mi sillón dejándola en el recibidor, esperando oír la puerta de la calle. Oí sus pasos y no fue la puerta de la calle sino la del salón la que oí a continuación.

-“No soy una cobarde”, dijo plantándose ante mí. “La primera vez me hizo ver la estrellas, no fue tan rápido…” 

Me dijo indignada ante mi indiferencia, la miré intentando ver en sus ojos el deseo que tiene toda hembra que lleva dentro una putita desvergonzada…

-“¿Así? Si tienes tiempo siéntate y cuéntame cómo pasó esa primera vez…” 

Emilia se sentó a mi lado en el sofá y durante unos segundos no dijo nada, quizás arrepentida de llegar a ese punto sin retorno con un casi desconocido…al cabo de una dudas carraspeó y comenzó a narrarme su primera experiencia. Nunca me habían contado una historia como esa en la que la misma protagonista describiera como la desvirgaron…

***********

Mi primera vez fue a los 13 años en una excursión a un bosque a las afueras de la ciudad, comenzó diciendo un tanto insegura de revelar su secreto más enclaustrado…, recuerdo que fuimos a recolectar helechos y como es costumbre llevamos el uniforme de la secundaria, en mi caso falda tableada en azul y rojo, blusa blanca, chaleco azul con una franja blanca en el cuello. Solo nos acompañaba una profesora, que resulta no se daba abasto para cuidarnos, en un momento se agruparon casi todos en una área pequeña para recoger algunas hojas, yo como era de las más bajitas, por entonces solo alcanzaba un 1’30 metros, no pude acercarme para participar, así que decidí ir a buscar por mi cuenta alguno de los otros helechos que recolectaríamos para la clase de ciencias…, nadie se dio cuenta de mi ausencia cuando me aparte de grupo, caminé sin rumbo casi veinte minutos cuando me di cuenta que ya no escuchaba los gritos de mis compañeros. Sentí un poco de miedo al quedar tan sola en aquel bosque, pero a punto de regresar, escuché unas voces que venían de entre unos matorrales frondosos…, la verdad la curiosidad pudo más que la prudencia y me fui acercando para ver quién era. Alcancé a distinguir la voz de una chica que decía que no era buena idea porque sabía que los de secundaria estábamos recolectando hojas y helechos por la zona.

Aquello me llamó más la atención logrando descubrir a dos chicos y una chica de espaldas, ellos le decían que no importaba, porque solo se quedarían en la parte común del bosque donde se encuentran los guardias… que no fuera tan mala con ellos. Les recordó que la hermana de uno de los chicos iba en ese grupo de excursión, así como su propia hermana, esa información me hizo despertar la curiosidad rodeando para ver las caras de los tres. La chica era hermana de mi amiga Claudia, que en ese momento cursaba 2°, el otro chico era el hermano de una niña con la que no hablaba por entonces, pero que después pasamos a ser muy buenas amigas. El Chico se llama Diego y el ultimo era mi vecino…, un chico muy guapo que siempre me gustó desde que lo conocí en primaria, el estaba en 3°… se llama Carlos, hermano de una niña llamada Gina que siempre está en mi casa jugando conmigo porque su hermano siempre está haciendo tareas o jugando a la PS sin tiempo para ella haciéndose con todo el espacio, por lo que se suele marchar de casa a la mía.

Bueno el caso es que desde mi atalaya se divisaba perfectamente al trío, así como la conversación que mantenían, y en un momento dado fue que Diego quien se acercó a levantarle la falda a Claudia y Carlos le comenzó a frotar las tetitas con bastante descaro y fortaleza mientras la besaba. Claudia solo decía…

-“¡Chicos por favor no!” 

Sin embargo no lo hacía con convicción… le gustaba lo que le estaban haciendo. Después de estar así unos cinco minutos Carlos le desabrochó la blusa a Claudia y se la quitó dejándola en puro desnudo solo con el sostén mientras Diego ya le había desbrochando la falda, al tiempo que le manoseaba el culito sobre sus bragas, Claudia ya no protestaba solo suspiraba con los ojos cerrados interiorizando cada devaneo de ambos machos descosidos, dándole placer por cada rincón de su cuerpo, pero lo cabrones disfrutaban de lo sumisa y fácil que les estaba resultado meter mano a Claudia… Carlos me descubrió, me miró sonriendo y se empezó a quitar los pantalones al igual que Diego, cómplices de la sugestiva situación a la que la chica se ofrecía sin paliativos… en ese momento pude ver por primera vez una polla erecta real y en vivo. Me comenzó a dar calor (en ese tiempo no sabía nada sobre la sensaciones que te imprime el sexo… antes, durante y después de follar o simplemente ver los genitales sugerentes de un macho atractivo)


Por la escena que veía frente a mí, el sofoco era incontenible y la curiosidad ni mucho menos. Comencé a acercarme más para ver mejor lo que hacían con ella, fue cuando Carlos desabrochó el sostén a Claudia y Diego le bajó las bragas a Claudia despelotándola sin nada. Habían logrado dar el siguiente paso regocijándose en su éxito… sin decir nada iniciaron a manosear y chupar a Claudia por todas partes, Carlos le chupaba los pezones de sus tetitas, y Diego le besaba el culo mientras Claudia solo se quejaba o jadeaba sin poder distinguir bien ambos sonidos. Yo para ese momento ya respiraba agitada y sentía que me picaba el coñito, además que era tanto el calor que sentía que no pude evitar remangarme la falda y desabrochar la blusa con cuidado para no hacer ruido. No me daba casi cuenta de mis acciones quedando en ropa interior, observé mis braguitas empapadas de mi flujo vaginal, en un principio pensé que era solo sudor así que no le di importancia. 

Claudia completamente entregada les dijo que se adentrasen más al fondo donde la piedra grande y los arbustos más crecidos, estarían más seguros de la vista ajena, recogieron la ropa sin descuidar de sobar a la chica caminando los veinte metros que les separaba. Yo seguía agachada en los arbustos, pero cuando vi que se iban lejos comencé a gatear entre los arbustos así como estaba, cuando llegué lo suficientemente cerca pude ver como Diego y Carlos jugaban a piedra papel o tijeras y Carlos ganó. Claudia se hallaba a la expectativa de ver cuál era la resolución de ambos sementales para con ella, entonces comprobó que solo Carlos se acercaba a ella y sin decirle nada le dio un beso en la boca mientras la abrazaba envolviéndola, ella se dejó besar…

-“¡¿Estás lista nena?!” 

Dijo Carlos muy seguro de sí mismo. Claudia levantó una pierna, pero en eso Carlos le explicó que no llevaba consigo condones. 

-“Te follaré sin condón, y antes de correrme en tu coño, te rociaré la cara con mi leche”, le espetó

Claudia parecía que diría algo cuando Carlos le metió de golpe la polla en su vagina aprovechando la posición de ofrecimiento del coñito al empalado, ella se quejó mucho al no estar lo suficientemente dilatada, pero el exceso de lubricación quitó un mal peor que le produjo el cabrón, al tratarla como un mal follador… se reía…

-“¡Lo siento!” dijo. “Es que estabas tan indefensa y apetecible Claudia… soy un tonto”.

Pero lo besó y se abrazó a su cuello como respuesta a la acometida salvaje, en definitiva ya tenía todo el pedazo incrustado en su conejito hambriento y había que aprovecharlo.

Pude ver como Carlos metía y sacaba su polla de la cerrada raja teniendo a Claudia solo gemía como una putita desconsolada recibiendo los pollazos sin compasión del energúmeno que se la hundía hasta el corvejón una y otra vez sin remisión. Durante unos cinco minutos los huevos de Carlos rebotaban como en un frontón en la vulva de la chica, pero el invitado de piedra de Diego le animó a que apurara porque él también quería meterla en caliente, en ese coñito tan húmedo y tragón. Yo para ese momento ya estaba tocando mi rajita por encima de mis braguitas, y sentía todas aquellas sensaciones tan ricas que me obnubilé, olvidando estar escondida y sin querer al moverme rompí un ramita que crujió lo suficientemente fuerte para despertar la atención de los fornicadores. Carlos fue el primero que miró a donde me hallaba, quedé quieta casi paralizada por el miedo, así con las piernas abiertas y sin respirar. Carlos Sonrió y siguió con su trabajo follándose a saco a Claudia unos segundos más, la clavaba con ira desde el glande hasta enterrar toda la verga a la raíz, entonces para mi desolación y vergüenza le dijo a Claudia…

-“¡¿Sabes, ahora que recuerdo tenía algo que hacer…?!”

Te dejaré solo para Diego. Le extrajo el cipote de su estuche apretado, y le comentó a Diego algo al oído, éste sonrió dando su aprobación…

-“No iremos a jugar a la cueva de siempre”.

Diego le dio un beso a Claudia indicándole la marchar a unos metros más al fondo porque Carlos creía haber oído voces, Claudia accedió y se perdieron en los matorrales tal como estaban desnudos. Yo estaba inmóvil creyendo estar a salvo, y cuando pensaba que ya se había terminado el espectáculo, siento una mano que me toma de la muñeca y me dice…

-“¿Mily te ha gusta lo que has visto, nena?”

Me giré, y ahí estaba Carlos, totalmente en pelotas con su verga erecta cual mástil de velero apuntando a mi cara y sonriéndome como si no le importara nada. Quise decir algo pero solo balbuceé unas vocales inconectas, me ayuda a ponerme de pie con esa sonrisa de canalla que tanto me pone…

-“¡Mira que niña tan mala eres! ¡Sabes! Ya había notado que estabas mirando desde hace rato pero cuando te vi tocándote tu coñito, me enterneció que fuera por ver cómo me follaba a la hermana de tu amiga…, pero te diré un secreto… Cuando le ensamblaba mi polla, pensaba que te la metía a ti, ¡Solo pensaba que te follaba!”


Cuando terminó de decirlo me abrazó y sentí como acariciaba mis nalgas por encima de las bragas, y como tocaba mi rajita repasando con dedo índice de abajo arriba… suspiré y temblé de emoción al sentir sus manos. En su cara seguía dibujada la sonrisa socarrona del canalla que lleva dentro y que pronto se aprovecharía de una niña inocente y con muchas ganas de conocer el otro lado del sexo… 

-“Eres muy tierna, me gusta cómo te portas conmigo dejándote tocar tu coñito…” 

Le resultó tan fácil como cuando lo hizo a Claudia... Me quitó de un tirón el sujetador deslizando los tirante por mis brazos dejándome hacer, por inercia tape mis tetas con las manos y el aprovechó para tomar mis bragas del elástico, y tras darme un empujón jalo fuerte sintiendo como se descosían aireando mi conejito enjuto. Se quedó observándome ahí desnuda con mis prendas en sus manos, sonríe…

-“Este tesoro me lo quedaré de recuerdo, pero te haré ser una mujercita hoy aquí mismo”.

Lo miré de manera ambigua… con ganas de ser mujer y con miedo de que fuera tan salvaje como lo fue con Claudia y me ajara el coño con un pollazo sin compasión. Me dio un beso en los labios, sin recursos bajé mis manos a los lados haciéndose conmigo, me metió la lengua en mi boca comiéndomela sabiéndose ganador, convencido que haría lo que pidiera. Frotó mis nalgas un rato llegando a tocar mi rajita y se recostó en el pasto abrazándome, luego tomando su pija empalmada, la empezó a restregar por mi rajita diciendo…

-“Todo esto es lo que tu coñito va a disfrutar, te lo tragaras por completo con las dos boquitas… ¿Quieres probarlo antes o después de romperte tu coñito de niña mala?”.

Yo no supe que decir así que él eligió, bueno primero lo primero me tomó de la cintura y levantando mi cadera hacia su boca me lamió la rajita…gemí como una perrita y temblé de lo rico que se sentía, el se rio diciéndome que era una rajita preciosa sin pelitos aun. Balbuceando le dije que era porque mi madre me los había depilado para que estuviera un coñito limpio siempre, él se rio…

-“Le daré después las gracias a mi amada suegra”.

Seguido chupó mi clítoris y yo no aguanté mucho antes de que todo me diera vueltas en mi cabeza sacándome un orgasmo como nunca había tenido, lo que me produjo extrañeza pues no sabía de qué se trataba… ahora ya sé bien qué es esa sensación (Carlos fue quien me produjo por primera vez en mi vida un orgasmo y eso nunca se olvida).

Carlos sonrió indicando… “Bien Mily ahora seamos uno… Voy a acoplar mi verga a tu coñito”.

Tomó mis piernas, acomodó una a cada lado de su cuello. Después con cuidado apuntó la cabeza de su verga en mi entrada y dándome un beso se dejó caer sobre mi cuerpo entre mis piernas. ¡Zas! Sentí como su ariete se abría paso por dentro de mi estrecha hendidura, expandiendo mis paredes vaginales internas y un dolor que si no hubiera sido por el beso que me estaba dando hubiera gritado tan fuerte que seguro me hubieran oído mis amigas y maestra. Mis ojos lagrimosos se vidriaron resbalando una lágrima de dolor y gozo, mientras él me besaba compensado mi tragedia… me había roto el himen de una sola estocada sin clemencia, pero eso yo en esos momentos no lo sabía con certeza. Me besaba y acariciaba mi clítoris sin moverse, después de un rato el dolor se iba diluyendo notándose menos y menos.

-“Bien bien nena, es hora de que goces como la putita que siempre has sido y que me demuestres que valió la pena no follarme a Claudia a cambio de hacerte mujer…” me dijo Carlos iniciando el balanceo de su cadera.

Dicho esto empezó un mete saca despacito yo sentía una mezcolanza de dolor placentero, su ritmo iba in crecento haciéndolo más rápido, solo suspiraba hiperventilando golpeada por miles de sensaciones nuevas… me besaba penetrándome todo el badajo que ya enterraba casi entero en mi recién estrenado conejito hambriento de polla. Pasando sus brazos por mi cintura me levantó haciéndome que me sintiera como si estuviera en un columpio, esto produjo que definitivamente el cipote se colara hasta mi más profunda intimidad notando sus pelotas aporreando mi coñito cada vez que la hundía a fondo. Luego sin sacarme su verga me dice…

-“Mily te giraré, quiero que tomes mi ropa, y mis trofeos porque caminaremos un poco”.

Obedecí, junte todo y así como estábamos camino un buen tramo de camino, entramos a una cueva y en la entrada estaba Diego, el cual le dijo le espetó…

-“Cerdo cabrón, al final te la has follado… ¿Y cómo se siente?”

-“De lujo mamón, como si fuera un guante”

Diego le preguntó que si lo dejaría que me follase él también, quería jugar conmigo un rato. Carlos como colega de este no se podía negar a ello, al fin y al cabo lo compartían todo en la vida, a su putita también…

-“Pero tendrás que esperar a que Yo la rellene de lefa… esta gachona tiene un conejito muy tragón”.

Los dos se rieron como bien hacen los hijos de puta que se aprovechan de niñas con muchas ganas de polla. Le preguntó por Claudia

-“Ella está dormida en el fondo como siempre ya sabes que se cansa mucho follando. Ahí la tengo con el coño relleno de leche y rezumando de tanto que le descargué”.

-“Si desde primero de secundaria hace eso”. Dijo Carlos… “Es tan buena hembra que desde los 12 años nos la follamos sin reparos, con condón o sin él. Siempre se deja follar fácil la muy perra”.





Carlos en medio de la conversación no dejaba de follarme de la misma manera que un semental se folla a su perra, de una manera mecánica metiendo y sacando sin parar su badajo en mi coñito adaptado al tamaño del cabrón. Ya pasaba más de diez minutos y la cuenta de mis orgasmos se perdía en mi cabeza… lo noté que aceleró el ritmo metiéndome la polla con mayor desazón, sus jadeos se incrementaron y mis gemidos resonaban en todo el lugar como si me estuvieran matando a pollazos…

-“Joder Mily, ya no aguanto más... te voy a rellenar de leche bien espesa… ¡Prepárate ahí va! ¡¡Con toda esta lefa, lo mismo te dejo bien preñada, Puta!!”

Me la metió toda hasta el fondo y pude sentir como me llenaba por dentro con un liquido caliente que yo sentí que quemaba… y sin poder aguantar la presión de su esperma me corrí al notar cómo se corría dentro de mi útero (Termine mi corrida junto con él). El hijo de puta no tuvo reparos en vaciarse los huevos a base de lechazos en lo más profundo de mi útero, joder como sentí los dos primeros aldabonazos de lefa, los siguientes no los percibí de la misma manera, pero el chaval continuó desechándose dentro de mí emitiendo jadeos de verraco a cada convulsión, al tiempo que clavaba más hondo en mi vaginita receptora. Una vez rellenado mi chochito, y aún con la verga ajándome el chocho dijo…

-“Desde hoy serás mi putita y solo mía o de quien yo te diga, pero salvo por este idiota de aquí no quiero que nadie más te goce… ¡¿Está claro?!” 

Me lo pregunto metiendo y sacando su polla muy fuerte y violento yo solo pude decir…

-“Sí cabrón, pero no tan rudo”

Carlos se quedó así dentro de mí un rato más asegurando la inseminación, del mismo modo que un semental hacer con su perra. Después de sacarla, pude ver como tomaba mis bragas rotas para limpiarse la verga, luego me limpio mi rajita y formó una bolita para guardarlas en su pantalón.

-“Bien Diego toda tuya pero su culito es mío no quiero que se lo rompas”. 

Carlos se sentó un rato y vi como Diego se acercaba con su cimbel completamente tieso como un tronco como hacía rato…

-“Bien putita guapa y cachonda, ahora te voy hacer mía”.

Me sentí la pelota de un partido de tenis, aquel par de hijos de puta me deseaban follar en mi primer día como mujer, y a pesar de que Diego ya se había deslechado con Claudia, parece que aún conservaba fuerzas para darme una buena batida a base de pollazos en mi ajado coñito recién estrenado. Me abrió de piernas y yo sin saber muy bien cuál era mi deseo en ese momento, me dejé despatarrar para que el chaval de turno se posicionara entre mis piernas con el rabo bien duro como un garrote, y sin decir nada más enfiló a mi entreabierta rajita rezumante de lefa para meterla de golpe hacia lo profundo de mi vagina. Nada sirvió mi queja, le sujeté para que no avanzara tan fuerte contra mi coño…

-“Qué bien suena tu voz de putita, ahora quiero verte suplicar que te folle como a una puta perra”.

Comenzó a meter y sacar su bálano a toda marcha de manera muy violenta, joder como me dolía cada clavada desde el glande hasta los mismo huevos sin dejar nada de su polla fuera de mi coño partido… la metía hasta la raízo pero al mismo tiempo se sentía súper rico ¡Me encantaban los pollazos del nuevo invasor!, este inquilino no la tenía tan grande como Carlos, pero manejaba su miembro viril con mayor destreza, pese a no llegar al fondo

-“¿Cómo te llamas putita guapa?”

-“Emiliaaa pero mis padres y mis amigas me dicen Mily”, conteste entrecortadas mis palabras.

-“Bien Mily ponte de rodillas como la perrita y puta que eres”

Obedecí, ya comenzaba a tener asumido que era la puta perra de esos dos cabrones que habían desvirgado y me daban un placer que jamás pensé fuera de tal manera. Desde atrás acomodó su polla, percibí su capullo abrir mi rajita y una vez toda la cabeza dentro la dejó ir violentamente. Grité desconsolada, me dio una nalgada y como grité de nuevo hincando su cipote con valor y poco raciocinio. Mi cuerpo se balanceaba adelante y atrás gracias a que me agarró del cabello para que no cayese hacia delante por sus contundentes empujones, haciéndome sentir todo el rabo dentro de mi coñito y hasta los huevos los percibía golpeándome el culito, el muy cabrón me dijo

-“Suplica que te folle con más fuerza o no soltare tu cabello… juro que te haré llorar sea como sea porque el otro día que te salude cuando recogí a mi hermanita me miraste y me ignoraste… ¡¡Así ahora esta es mi venganza… Toma toda mi verga hasta tu útero!! 

Al mismo tiempo que la hundía completamente, me dio un azotazo en las nalgas tan fuerte, que me hizo llorar… 

-“Perdóname no lo volveré a hacer”, dije sollozando.

-“Bien putita eso quería oír… ahora vas a tomarte todo lo que me queda de mi leche, pero como Carlos te relleno el útero, yo te lo echaré en la boquita de puta que tienes… abre bien la boca. ¡Más te vale que no tires nada o te llevarás unos buenos azotes”

Sacó la verga a punto de reventar de mi rajita y lo metió en mi boca, luego tomando mi nuca empezó a meter y sacar percibiendo que se le ponía más dura y gorda… no paró hasta que noté como unos chorros espesos de lefa me llenaban la boca. Por más que quise no pude evitar que se derramara en mi panza y mis tetas anhelantes de adolescente salida. Diego sonrió satisfecho con el ego rebosante de haberse follado a dos nenas consentidas y haberlas llenado en ambos agujeros respectivamente… mi boca y su coñito. En toda esa algarabía se oyó la voz de Claudia llamándolos, ellos se pararon y se metieron... 

-“Mily ya es tarde mejor regresas con tus compañeros o te buscaran y si te encuentran así será un escándalo”, dijo Carlos

Me mando un beso y se metió en la cueva, yo como pude me levanté y con dificultad caminé hasta el primer lugar donde Carlos me había hecho su mujer y gateando recogí mi falda y mi blusa, luego comencé a caminar de regreso al lugar donde se hallaban mis compañeros y la maestra, pero antes de llegar había un arroyo y me lave la cara, levanté la vista y observé unos helechos algo más llamativos que los habituales por aquel lugar, los recolecté. Al llegar a donde estaban los demás, la profesora estaba enojada conmigo, me habían buscado pero no me encontraron por las cercanías del lugar y me regaño por haberme ido sin avisar, luego me preguntó qué porque estaba tan acalorado con la cara roja, le dije que porque había regresado corriendo…, y antes de que me regañara más le dije que le había encontrado un helecho un poco extraño, se puso muy feliz dijo su nombre y me abrazo diciendo que era el más raro de encontrar, me pidió sentarme y que no me alejara más.

Todo ese día hasta regresar a casa por la noche, me quede sin bragas, y más de una vez fui al baño porque sentía como se salía la leche de Carlos por mi rajita, además me dolía mucho culo por las nalgadas de Diego. En mi casa cuando llegué me di un baño y pude ver en el espejo que tenía aun la mano de Diego marcada en mi culo, pasé mi dedo por mi rajita llegando a mi clítoris sentí una descarga eléctrica muy rica que me erizó todo la piel enturbiándome la mente… seguí tocándome hasta conseguir un orgasmos brutal con una corrida copiosa de una gran cantidad de flujo transparente y pegajoso mezclado con la lefa blancuzca de la inseminación de Carlos. A partir de ese día no me pareció tan malo pajearme, y no he parado de hacerlo un solo día. Claro que Carlos no fue la única vez que me buscó, como él había dicho mi culito era de su propiedad. Después me lo rompió, pero esa es otra historia… en esa ocasión fui yo la que deseaba probar la sensación de que me dieran por el culo, naturalmente es esa ocasión también fueron los machos… Carlos y Diego.

*******************

La historia de Emilia me puso tenso, mucho más de lo que mi verga comenzaba a estar, así que la invité a desnudarse… a sabiendas que no tendría tanta suerte como esos adolescentes.

-“Quítate la camisa”, le dije impasible en mi papel. 

Cuando los dedos empezaron a desabrochar su camisa, no podía creerme la suerte que iba a tener, la espoleé más por cabrearla que por esperar sacar tajada de ello. No calculé que bastaría decirle que no se atrevía para que su orgullo la empujara a demostrarme que era capaz…

-“El sujetador y la falda, solo déjate las braguitas”

Seguí, deseando no asustarla. Hizo lo que le pedía sin mirarme, avergonzada y segura de lo que quería. 

-“Ven siéntate de espaldas a mí”, señalando mis piernas.

Me costó no suspirar cuando sentí su peso, su culito sobre mis genitales avivados. Intenté obviar lo que sentía para centrarme en hacerla sentir, para demostrarle que había más, mucho más. Toqué por primera vez su piel y sentí el calor de su dermis bajo las yemas de mis dedos. Acaricié sus muslos por fuera, de las rodillas hasta la cadera, bajé acariciándolos por arriba y volví a subir por la cara interna de estos, sin prisas, hasta llegar a sus bragas. La rocé con los nudillos antes de poner la mano de canto para subirla y presionar su entrepierna. Besé su cuello y su nuca mientras metía mis dedos bajo la tela y buscaba la humedad de su rajita. Ella suspiró al sentir el contacto directo de mis dedos. Separé los labios de su vulva y jugueteé entre sus pliegues hasta que sus suspiros me indicaron que necesitaba más, entonces busqué su clítoris y lo rocé, lo atrapé entre dos dedos y lo froté con suavidad notando como estaba hinchado y duro. Sus gemidos subieron de tono, su cuerpo se retorcía y la fricción de su culo en mi polla me enloquecía de placer…, la paja continuó recorriendo su delicado coñito durante unos minutos más hasta que se arqueó ligeramente y entre suspiros se corrió mojando mis dedos…

Tenía que apartarla si quería seguir solo dándole placer o su culo me haría sucumbir. La dejé sentada en mi sillón aun con la respiración entrecortada y fui a mi dormitorio a buscar una mantita de terciopelo para el puf alargado que tenía a los pies del sofá. La llevé al salón, lo cubrí con la manta y fui a levantarla, tiré de sus manos y la senté en un extremo, la empujé ligeramente por los hombros tumbándola en el estrecho puf con los pies en el suelo. Me arrodillé frente a sus piernas y agarrando sus bragas tiré de ellas. Separé sus rodillas y me arrodillé entre sus muslos. Ella desvió la mirada cuando la miré, antes de bajar la cabeza acercando mi boca a su chochito hallando mi cabeza entre sus muslos, saqué la lengua y la pasé por toda su rajita desde su ano cerrado y sugerente hasta la pepita espigada. Si me quedaba un solo ápice de cordura se desvaneció en ese mismo instante, el sabor de Emilia era adictivo y los sonidos de su garganta mientras lo hacía arrebatadores, me perdí en ella. Lamí, mordisqueé y succioné con devoción cada rincón del conejito impúber de esa chiquilla… tras un gracioso aullido volvió a correrse…, no dejé de lamerla castigándola con fuertes lengüetazos dejando que su cuerpo volviera a relajarse cerrando sus piernas impidiéndome continuar comiéndome su chocho. Me levanté y miré su joven cuerpo, sus tetas se balanceaban ligeramente con su respirar aun acelerado tras el orgasmo, su coñito rasurado era realmente conmovedor, su vientre ligeramente abultado, sus muslos gorditos torneados… toda ella era un espectáculo para los sentidos.

-“Vístete Emilia, es muy tarde”.

Dije de repente convencido de que sería lo mejor. Ahora sé que estaba realmente acojonado, ella me miró sin comprender el final abrupto, pero se sentó, se levantó y tras vestirse dijo…

-“¿Que he hecho para cabrearle?” 

Le sonreí al oírla hablarme de usted después de haberle comido el coño.

-“No has hecho nada, quería demostrarte que sí sabía que había que hacer para que te corrieras… y te lo he demostrado, con él no te has corrido una sola vez… ni en el bosque ni en el parque y hoy te has corrido dos. Fin de la lección”, le dije para indignarla.

Conseguí una mirada cargada de rabia… salió de mi casa dejándome con una extraña sensación, por una parte de deseo de poseerla, pero otra parte de mí me impedía seguir a su lado orgulloso de controlar mis instintos básicos. Ni siquiera quise masturbarme esa noche, recogí el salón, me di una ducha y me fui a la cama…. En los días sucesivos cada vez que me encontraba con ella la evitaba descaradamente, quería dejarle claro que no quería nada con ella, no iba a volver a caer en ese juego, ella no tenía por qué saber que no me podía permitir seguir jugando, porque eso iba a complicarme la vida y esta estaba perfecta así, había estado bien en los últimos años y así quería que siguiera. Para ello tenía que mantenerme alejado de esa pequeña brujilla embaucadora y demostrarle que era más fuerte que ella, que los hombres no éramos tan simples como su novio de tres al cuarto. Por otro lado era una brujilla que me podría llevar al cadalso…

Una semana después la vi en el parque haciendo ostentación ante mí…, estaba con el mismo chico y ella me vio, se metieron en el recodo donde estaba el banco de la primera vez. Como un autómata subí el sendero y como un idiota me asomé para verla, los dos jugueteaban mientras mi humor cambiaba, no podía evitar ponerme de mala leche viendo cómo se tocaban riéndose, y justo cuando mi cabreo estaba en su punto más álgido, me buscó con la mirada y no tuve tiempo de esconderme, me sonrió descarada antes de volverse a hablar con el chico. Me largué de allí cabreado sin querer ver más, caminaba encendido recordando su mirada insolente. Y antes de llegar a la altura de donde estaba el recodo vi salir al chico. Era mi oportunidad, recorrí el pequeño caminito que me llevaba al apartado banco dispuesto a reprenderla. Allí estaba ella sentada como si no hubiera roto un plato.

-“Algún día te darán un susto, si sigues haciendo guarradas en público”, le dije indignado sin motivo.

-“Esperaba que te acercaras aunque fuera a regañarme, ya que no quieres hablar conmigo y pensé que sería una buena manera de llamar tu atención”.

-“La mía y la de cualquiera que se asomé”.

-“Nadie llega hasta allí y menos se asoma, solo lo haces tú. Además no hacíamos nada “malo"…”.

-“No has llegado a follártelo porque me has visto”, le dije dándole la espalda para irme.

-“¿Acaso estás celoso…? No he follado ni hecho cualquier otra guarrada, como llamas tú, desde que estuve en tu casa. Eres un voyeur, pero me lo haces pasar mil veces mejor…, me hiciste correr en tu casa como nunca nadie lo logró, pero quizás fue precisamente por eso, por ser un cabrón te busqué para me terminaras como es debido... ¿Crees que aquí también sería igual de bueno? ¿O sería como con él?” 

Dijo de nuevo con esa sonrisa desvergonzada que me subía la temperatura corporal.

-“¿Qué pasa que tu amigo Carlitos te ha dejado a medias?”

-“No le he dejado ni que empezara, te esperaba a ti”.

-“¿Por qué?”

-“Porque me encantó lo que me hiciste, venga ¿Qué te cuesta? ¿No te gusto ni un poquito?”

De nuevo de un solo plumazo se derrumbaron todas las barreras que había levantado y tiró por suelo todos mis principios, todos mis esfuerzos por mantenerme alejado de esa brujilla provocadora. Me senté en el banco a su lado, no quería que supiera que me moría por tocarla, quería que siguiera pareciendo que llevaba el control, cuando hacía días que mi nave no llevaba tripulación ni timón.

-“Si quieres que me quede, hoy tendrás que ganarte mis favores… empezando por tocarme la polla sobre el pantalón”. 

No se lo pensó un solo instante, llevó su mano sobre mi pantalón y empezó a sobarme cadenciosamente ¡Me sorprendió! Mi polla se endureció bajo su mano… 

-“Desabrocha la bragueta y saca mi polla, a ver qué sabes hacer”, le dije picándola.

Mientras miraba desconfiado hacia los arbustos donde yo estaba hacía unos minutos, ella sacó la verga dejando los huevos por fuera del pantalón… 

-“¡Joder que pollón! ¡¿Cómo te puede caber ese pedazo de carne entre las piernas?” 

Decía empezando a meneármela sin estar aún en todo su esplendor…, lo hacía despacio con parsimonia. Su mano subía y bajaba cada vez cogiendo más ritmo, mirando lo que hacía, remangó todo el prepucio y escupió sobre su mano para lubricar bien el asido de mi falo. Notaba como la palma de su mano saltaba cada obstáculo de mi tronco venoso, cada vez vena hinchada era acariciada… ¡Aquel masaje me estaba subiendo la tensión a mil por hora!

-“¿Te gusta mi polla?” 

Me gustaba hablarle así tan directo, en el fondo esperaba acojonarla con mi rudeza…

-“¡¡Me encanta, es la más grande que he visto!! ¡Madre mía este cipote parte a una mujer en dos! Apenas lo cubro con las dos manos, es demasiado larga y gruesa y tu escroto es enloquecedor ¡Vaya par de huevos que tienes” 

Ella continuaba masturbándome ensimismada en hacerlo bien cubriendo desde la raíz al capullo, en el cual rodeaba su mano y volvía a recorrerla de arriaba abajo.

-“No lo haces nada mal pequeña, pero ahora preferiría que me la chuparas”, me miró dudando. - “¿Qué pasa que a tu amigo no se la mamas?” 

Se quedó mirándome como si le hubiera pedido un imposible.

-“No, solo lo he hecho un par de veces unos segundos, y no sé demasiado la verdad, pero ese no es el problema mío, sino lo gorda que tiene la polla… No sé si me cabrá en la boca para hacérselo bien ¡Este capullo es como un melocotón!”.

-“Ponte en cuclillas…, yo te diré como hacerlo… ¡No ha habido ninguna hembra que no haya podido tragarse mi polla, y tú no serás la primera que no lo consiga!”

Tras unos segundos debatiendo con ella misma se posicionó como le dije, y fue acercando la cabeza a mi mástil que miraba hacia el cielo de lo tiesa y rígida que ya estaba polla, yo la agarré por la base y rocé sus labios con el glande… 

-“Saca la lengua y pásala por la punta… ahora separa los labios”.

Le pedí metiendo mi hinchado glande en su boquita. Solo chupa la parte libre de prepucio, la más estrecha de todo el rabo. Era una delicia sentir sus labios rozar mi piel sensible, notar su lengua y paladar húmedos arropando mi ariete… (He de indicar que mi rabo mide cerca de 22 cm con un grosor de más de 5 cm de diámetro en la base), la punta es un glande muy grueso en forma de arpón, con lo cual facilita la abertura del coño de la fémina dando expansión al resto de mostrenco de diámetro superior…, de esta forma dilato con facilidad la vagina produciendo una incursión muy eficiente sin apenas dolor para ambos.

Con todo ello le metí solo hasta la mitad y dejé que retrocediera, luego acariciando su cabeza la insté a volver a tragarla y así empezó a mamar hasta algo menos de la mitad de mi polla… no podía con más, la veía entrar y salir de su boquita roja, mientras sus labios la rozaban y sus comisuras daban de sí para albergar más anchura a medida que se enterraba más falo en su garganta… y este se ponía cada vez más dura. Ella cada vez lo hacía con más empeño, con más ganas y me estaba matando de placer. Pronto estuve al límite y tuve que apartarla, ese corte me facilita el aguante supremo cuyo récord personal es de más de cuarenta minutos sin eyacular.

-“Ponte de pie y separa los muslos”, le espeté.

Se puso de pie ante mí y abriéndole el abrigo subí el bajo de su falda cogiéndola con la cinturilla. Con una mano mantuve las bragas bajo su pubis mientras con la otra empecé a sobárselo, separé los labios y la masturbe.

-“Así niña separa más los muslos”, le pedí para intentar penetrarla con los dedos.

Ella abrió todo lo que pudo y se apoyó en mis hombros, yo curvé dos dedos y la penetré, metí y saqué mis dedos mil veces mientras con el pulgar rozaba su clítoris. Ella gemía y jadeaba mirando lo que le hacía… dos minutos después el squirt dio resultado y su cuerpecito se estremecía con el orgasmo que ambos buscábamos.

-“Ahora vuelve a ponerte en cuclillas, abre bien la boquita que Dios te ha dado y saca la lengua”.

Agarré mi polla y empecé a meneármela con furia rozando su lengüecita, con la mano libre acaricié sus mejillas encendidas tras el orgasmo, estaba excitadísimo meneándomela en su boca allí en mitad del parque.

-“Chupetéala pequeña… así cielo vuelve a sacar la lengüecita y dale placer a tu macho”.

Comenzó a mamar el primer tercio del tallo con mayor entusiasmo, ya era bastante para una niña…, con una mano me sujetaba la verga roscándola a la par que mamaba, y con la otra jugaba aficionadamente con mis huevos, que se hallan en una bolsa escrotal tan grande que se derramaba entre sus dedos. Chupaba, succionaba el glande y lengüeteaba el orificio uretral a la espera de la salida del gran chorro de leche. Descaradamente lamió todo el tronco hasta los huevos y los empezó a mamar y a darle fuertes lengüetazos a cada bola… se los metía en la boca por separado tirando de ellos a pique de arrancármelos…estiraba y finalmente los soltaba saliendo de su boca para castigar al compañero. Una vez chupados y tragados ambos huevos volvía a mi falo con masaje escrotal incluido. 

La niña estaba muy devota, mamaba con avidez repitiendo todo una y otra vez más. Aquello ya era demasiado para mí y no podía retrasar a mi voluntad la eyaculación. Dio un meneo y sentí como me corría en su lengua, en su boca. Le puse la mano en su cabeza y arrecié la follada oral dejando que saliera el primer chorro de leche que fue leve, pero el segundo y tercer lechazo fueron enormes, de una lefa espesa. Emilia se atoraba con todo el engrudo en su garganta sin poder tragar debido a que mi polla en su boca le impedía maniobrar con la lengua, así que vencido el temor, se dejó eyacular todo el contenido seminal que tenía para ella… los siguientes eran más cortos hasta que solo eran borbotones de leche en forma de engrudo. La niña no conseguía retener la copiosa corrida de semen que se escurría por las comisuras de sus labios, pero no se apartó ni un solo instante, pese a que un chorretón calló entre su boca la nariz y el ojo izquierdo en una sacudida final. Una vez habiendo desovado mi leche y con los cojones aliviados le dije…

-“¡Trágate todo lo que tienes en la boca y ahora límpiamela bien pequeña”. 

Relamió toda mi polla como le había pedido, después de engullirse todo el engrudo contenido en su boquita…, seguía sintiendo el cosquilleo del orgasmo.

-“¡¡Nunca lo había probado!! Tiene un sabor extraño, totalmente diferente a cualquier otra cosa que haya comido antes…pero me gusta ¡Creo que me acostumbraré a tragarme su leche!” 

Dijo mirándome inocente. Cinco minutos después salíamos del parque, llegamos a la plaza y antes de irse a su casa me preguntó risueña.

-“¿Voy a poder repetir…?” Dijo con entusiasmo arrebatador.

-“Cuando quieras… te has ganado el derecho de que disfrutemos juntos”

Le dije dejando atrás cualquier prejuicio sin fuerzas ni ganas de seguir resistiéndome a ella…, me marché a casa satisfecho del trabajo que estaba realizando con Emilia instruyéndola como es debido en las relaciones libidinosas, sustituyendo la labor paterna.







Después de la segunda lección a Emily, me sentía más a gusto conmigo mismo por un lado, pero temía que la chica se envalentonara y me buscase un problema. Debía de llevar cuidado con la brujilla, pero era irremediable tener que encontrarme con mi pequeña vecina… Era viernes noche y había quedado con unos amigos, salimos a cenar y al regresar a casa la encontré sentada en la escalera.

–“Hola”.

-“Hola Emilia, ¿Qué haces aquí?” Dije felizmente sorprendido de verla.

-“Te esperaba…”, en mi cara debió de reflejarse la cara de sorpresa, porque aquel “Cuando quieras” más bien fue un cumplido más que una invitación pero…

-“Me dijiste que cuando quisiera”.

Sonreí abriendo la puerta para que entrara antes de que la viera alguien, al cerrar la puerta le dije… -“¿Qué puede querer esta chiquilla tan mona de un señor tan mayor como yo, aparte de un refresco?”

-“Una chiquilla como yo ya no es una niña y quiere cosas de mujeres… ¡Quiero que me folle señor García! Si no es mucho pedir para un hombre tan mayor”. 

Susurró esto último en mi oído, me pareció oír las sirenas de Ulises, esas que te encadenan ¡Joder con la niña!, no se andaba con rodeos pensé empalmándome al instante.

-“Anda vamos dentro de casa, aquí hay demasiados oídos y miradas indiscretas…”

Entramos a casa, y nada más entrar al salón… Tiró el bolso al suelo y se quitó los guantes, luego se soltó la bufanda rosa y se desabrochó el abrigo y lo abrió para mostrarme que bajo este solo llevaba las bragas. Jadeé extasiado mirando sus tetas entre la bufanda, sin tocar esta, ni dejar de mirarla le bajé las bragas, la senté en el mueble del recibidor con el abrigo aun puesto. Ipso facto empecé devorar su boca mientras me desabrochaba el pantalón. Me había poseído la lujuria que todo macho lleva dentro, desatando el instinto básico animal. Bajé lamiendo su cuello y mordisqueé uno de sus pezones, la bufanda me hacía cosquillas en la nariz cuando llegué a su pubis y de ahí a la pepita. Le comí el coño como un perro pasándole la lengua por aquel coñito divino…me volvía loco su aroma, su sabor. Le abrí los labios para lamer el interior rosado, caliente y mojado hasta que me enzarcé en su clítoris para arrancarle el primer orgasmo. Es la forma que tengo de agradecérselo a una hembra. Me incorporé entre sus piernas y llevé mi polla a su entrada. Ella suspiró y yo froté mi glande mojándomelo con sus juguitos deleitándome con sus jadeos….

-“Necesito follarte ya pequeña ladrona. No sé cómo lo has hecho pero me has robado la voluntad…”

Sonrió encantada al verme como una moto, entregado a ella. Resbalé por su raja pajeando su clítoris con mi incisivo capullo atormentándola un poco más entre suspiros. Notaba lo duro de su espigón en mi sensible capullo… es morboso cuando ambos órganos se frotan sintiéndose sus tactos…, y luego tras bajar lo apoyé en su entrada y empujé metiendo de una estocada la punta de lanza de mi estoque, después de varios vaivenes ya me cubría la mitad del rabo con su vagina. Ella dio un gritito, un segundo envite fue más seguido esperando a que su las paredes de su coñito se dilatase haciéndome una presión demencial… y finalmente un tercer envión hasta que mis huevos chocaron en ella, estaba dentro de su estrecha y caliente vagina por primera vez. Esta me apretaba la polla tanto que no quería ni moverme, fue ella quien apretó el abrazo de sus piernas abriéndose más y volví a empujar, entrando y saliendo moviendo su culo. Empecé a entrar y salir de su cueva caliente y acogedora acompasando sus movimientos…. Jadeando como posesos a cada arremetida buscaba calársela entera y yo enterrarla hasta las pelotas una y otra vez. Era tremendo como se había dilatado la boca de su coño formándose dos mofletes de carne trémula a cada lado de mi incursión franqueando mi grueso cipote de venas inflamadas. Ella se abrazó con fuerza de mi cuello gritando y gimiendo como una putita desvergonzada que desea que la acuchillen el coño sin compasión…, y sus piernas me rodearon la cintura, su culo apenas cabía en el estrecho mueble y a cada empujón la empotraba literalmente.

La agarré como pude con el abrigo y todo, anduve sin salir de su interior los cinco pasos que había hasta mi habitación y me senté con ella encima. Apoyó las rodillas en el colchón y empezó cabalgarme mientras yo le quitaba el abrigo, pero le dejé puesta la bufanda que coloqué entre sus tetas antes de bajar la cabeza para chuparlas, mientras agarrándola del culo la ayudaba a moverse con brío sobre mi polla….

-“Échate hacia atrás, apoya las manos en mis rodillas…” 

Deseaba ver como mi tranca desmesuradamente desproporcional a su coñito la atravesaba dejando la niña totalmente empalada.

Cuando lo hizo admiré su cuerpo desnudo arqueado, sus tetas se balanceaban por el movimiento de sus caderas y llevé mi mano donde nuestros cuerpos se unían fielmente acoplados, busqué el botón y la catapulté al orgasmo apretando y masajeando en círculos. Me miraba extasiada mientras este recorría su cuerpo. Un momento después la tumbé en la cama, necesitaba un minuto para relajar el momento. Me arrodillé a su lado y recorrí cada milímetro de su adorable y lozana piel con mis dedos, seguidos de mi lengua, mis labios y mi encendida mirada. Disfruté del sabor de cada centímetro de su piel exuberante, viendo como su imperceptible vello se erizaba a mi paso, llegué de nuevo a su coñito, nunca iba a cansarme de su degustación, de sus gemidos adorables, ni de ella… me miraba suplicando más y más. 

Estaba dispuesto a dárselo todo” se lo merecía por ser una ninfa de la lujuria y el deleite, yo también lo necesitaba, pensé al notar mi polla palpitar entre mis piernas, seguí un par de minutos hasta que su cuerpo volvía a vibrar preparado a convulsionar en un orgasmo espectacular…

…Su mirada me lo agradecía y a la vez me suplicaba la follase de una vez por todas. Me coloqué entre sus muslos y de una sola estocada la penetré a fondo en tan solo dos enviones de lo lubricado de su conejito y lo dura que me tenía la verga. Su coño apretaba mi polla como no conocí o recordaba a ninguna otra hembra que me hubiese follado…, la estrangulada en la mejor funda inimaginable y latigazos de placer recorrían mi columna cuando noté su nuevo orgasmo, empujé con toda mi alma hasta no poder más, solo entonces la clavé a fondo hasta sus entrañas…Debí de enviar mi bálano a su mismo útero, de lo profundo que la metí dentro de Emily… Eso era lo que ella quería ver en un semental, le abrí las piernas para que tener el acceso total a su coño…, apoyé la verga que estaba enorme y ansiosa en la entrada, encontrada sin el menor esfuerzo, empujé, y empujé cuando me entró la cabeza y en nada ya habían desaparecido los 22 cm de tronco, lanzó un grito de gusto al ver como esa enorme verga se abría camino en su coñito estrecho y semejante a ser virgen para dar rienda suelta al último ataque final. Emily era El sueño cumplido de todo macho con una hembra, poder desvirgarla en cada polvo sin himen ni desgarros con sangre molesta. La niña se estaba frotando el clítoris en una masturbada de locura, agitándose en el enésimo orgasmo que sentía la pobre…en ese momento acabó como una potrilla en celo.

-“¡Cómo deseaba tenerla dentro!” 

Me espetó cuando dejó de jadear, sin dejar de hiperventilar de la convulsión delirante que sufría. Lentamente me la fue enterrando, cuando la tuve calzada entera, empecé el ir y venir… la sacaba casi toda y luego se me la metía hasta el fondo. Sus brazos en cruz se agarraban de las sábanas con fuerza, mientras mis huevos colgantes y enormes de macho maduro le golpeaban en las nalgas haciendo un ruido que le excitaba sobremanera. En un mete saca se salió de su conejo y cuando quise volver me lo impidió dirigiendo mi capullo a mi ano. Así lo hice, ver su culo franco me excitaba. Me arrodillé detrás de ella con intención insértale el badajo por el culo, pero algo me paró cambiando de idea…, se la clavé de nuevo por el coño.

-“Este culito lo dejaremos para una mejor ocasión… ¡Hoy quiero llenarte la vagina de leche!”

No pensaba en su fertilidad, si la podía o no fecundar, en verdad en esos momentos el semental solo piensa en el gozo de follarse a la hembra y poco importaba si quedaba preñada o no, al fin y al cabo sería ella quien sufriría haciéndolo la panza… Enfilé la cabeza de la verga y empecé a empujar, la niña gritaba pero ya era tarde, su semental la tenía trabada de una forma que no se podía mover cuando la insertó. Lentamente se la fui sumergiendo en un bombeo cadencioso y gustoso, una y otra vez hasta que de pronto le hice sentir el abigarrado vaivén más seguido, denotando la inminente corrida de este viejo verde que se beneficiaba a una niña que podría ser su sobrina e incluso la hija…, con un jadeo ronco seguido de una clavada profunda percibí mi esperma salir a presión por el glande inundando su más profundo interior vaginal. La chica con el ansia de que aquello no acabase, me imitó en mis movimientos…

deseado acabase en una corrida copiosa a base de grandes chorros de leche espesa rellenándola a placer, completamente excitada se embutía todo el falo hasta las pelotas sujetándose de mis brazos y atrayéndome hacia ella…lo quería todo en su útero y todo lo estaba depositando en él, chorro tras chorro de leche la llenaba sin miramiento alguno.

-“Cada día me gusta más la lefa de los machos…y la tuya es abundante, espesa, sabrosa y solo para mí ¡Joder como me haces sentir cada chorro de leche, del mogollón y lo fuerte que eyaculas…!”.

Y así fue, chorro tras chorro de leche se iban vaciando mis huevos y llenando mi cubículo vaginal…, tras seis o siete convulsiones me quedé encajando todo el cipote hasta la raíz, degustando del placer de inseminar a una hembra joven que gozaba siendo follada a pelo sin atender que le vaciase mi esperma en su fondo uterino y lugar natural de la semilla masculina, SU VAGINA. De nuevo mi verga eyaculó una ingente cantidad de leche, los chorros de lefa que se atoraban en su ceñido coñito eran tan gruesos que no los podía contener sumando a ello mí endurecida polla, lo que parte del esperma mezclado con su flujo vaginal se derramaba fuera, calando mis huevos. Sus tetitas se agitaban al tiempo que iba vaciándome por completo y sabiendo que esa era mí rubrica al pie del contrato en el que acababa de venderle mi alma a esa niña…. Una vez descargada toda la lefa Emily quedó marcada por su nuevo semental, el que le había perforado la vagina más profunda donde nadie llegó ni llegará jamás habiendo explorado zonas inhóspitas para siempre. Le extraje el falo haciendo el típico chasquido de mi gran cipote con su coñito encharcado. No tengo ni idea lo que duró el polvo, lo que sí sé es lo desmadejado que me dejó y lo encantadora que se hallaba la nena con su rajita rezumante de engrudo. Le hice abrirse de piernas para chuparle la vulva. Como un buen cabrón logré sacar un orgasmo post polvazo a esa putita.

-“¡¡Cómo no lo iba a amar!! ¡¿Qué hombre después de reventar a pollazos a su mujer, y vaciar toda su leche en el interior del coño, se lo come y le saca un orgasmo?! Nadie solo los grandes y experimentados amantes como tú”.

Me dijo entusiasmada por mi cunnilingus. Nos quedamos serios no más de un minuto, me giré hacia ella acariciándola sin dándome la espalda como lo hubieran hecho su anteriores fornicadores, la dejé descansar mientras lamía sus tetas, su oreja, su cuello y ella me daba la boca para acabar en un lascivo beso con lengua… El post coito me es tan importante como el pre coito y el coito en sí, la mujer lo reclama aunque no lo verbalice y yo lo tengo siempre dispuesto en mi menú, para que ellas se sirvan a placer. Al cabo de un rato, mirándome con la mano acariciando mi barba de cinco días me dijo melosa y suplicante…

-“¿Vas a dejar que vuelva? Quiero que sigas instruyendo mi cuerpo”. 

Dijo unos minutos después mirándome a los ojos. En mi defensa solo haré una pregunta. ¿Qué hubierais contestado a eso? Yo lo tenía demasiado claro y mi respuesta no se hizo esperar. 

-“Aquí estaré pequeña”.

Contesté sellando así ese contrato inexistente que seguro depararía muchos momentos de placer, pero que sin duda ese placer se cobraría un elevado precio… MI ALMA.


*****************

Cuando me divorcie, volví al piso donde nací, la casa de mis padres que alquilamos tras la muerte de mi padre y el cambio de residencia de mi madre a una vivienda con mejores accesos a pie de calle…, o sea, que conocía a casi todos mis vecinos desde la niñez, tenía 37 años. Entre todos solo he de destacar a Gabriel y Lorena…son mis vecinos de toda la vida. Se conocieron en la niñez y siempre han estado juntos, ahora tienen una hija, Emilia con 18 años recién cumplidos. Siempre andaba con chicos mayores que ella y se le veía muy suelta… es una muñeca de tersa y limpia piel, de mirada penetrante y embaucadora, sin embargo dada la gran diferencia de edad nunca jamás pensé tener nada con ella, la saludaba y la conocía a ella desde bebé a pesar que ya no vivía allí, coincidíamos en las visitas que hacía a mis padres y recordábamos viejos tiempos de andanzas.

Desde que me instalé, nos saludábamos charlábamos, pero como digo jamás con intención de poseerla o cualquier otro doble sentido. Debía de ser su novio o algo parecido al que no hacía demasiado caso aparentemente, al principio me pareció algo pasajero cuando al poco empezó de nuevo a rondar por allí, aunque ella decía que solo eran amigos que se daban tiempo y espacio. En aquellos momentos se paraba más conmigo, charlaba más, y lo que al principio creí imaginaciones mías, pronto se rebeló como un acercamiento hacia mí. Aprovechábamos los calores del verano que se avecinaba para tomar algún refresco en la terraza del bar de abajo, y charlar de sus problemas o me preguntaba por qué no salía y buscaba alguna chica, pero sin cruzar ningún tipo de rayas, todo de manera muy normal e inocente hasta que ocurrió aquel acontecimiento del parque y de ahí se desencadenó una relación contagiosa. Intentaba mantener las distancias sin perderme en sus labios, ojos o manos seductoras en aquellas noches de soledad en mi cama, donde me la imaginaba llegando a las locuras lujuriosas que mi retorcida mente perpetraba con esa niña para mí y finalmente nos transferimos los fluidos libidinosos cual dos amantes deseosos uno del otro, largamente esperado.

Ella es hija única y súper protegida por sus padres, cuando aquel fin de semana se marcharon al pueblo y ella quedó sola, casualmente nos encontramos y terminamos tomando el aperitivo en el bar. Me contó lo de sus padres…, que se estaba cansado de Carlos al que nunca conseguiría hacer sentar la cabeza para ser su novio formal, y cada vez le apetecía menos estar con él…Confesó que quería conocer más cosas, a más personas y saber más de la vida… no fuera a cometer un error del que arrepentirse el resto de ella. Yo ya había pasado por todos esos trances en mi dilatada subsistencia… mi ex esposa me dejó por otro, fui engañado durante años poniéndome los cuernos como a un venado, por lo que era muy sensible a esos temas y me pareció bien que pensara así pese a ser tan joven. Me dijo que sus amigas la habían llamado para salir esa noche pero que no tenía muchas ganas, quería pasarse la tarde noche tranquila viendo películas acurrucada en el sofá huyendo de todo el mundo exterior y sus problemas. De manera paternal le dije que podía venir a casa y disfrutar de las cientos de pelis que tengo coleccionadas, no sé porque lo hice, imagino que la soledad pero juro que fue de manera muy inocente cuando le dije…

-“Si quieres, podemos pasar la tarde juntos en mi casa, ponemos alguna película de las muchísimas que tengo, y muchas sin ver. Tengo un buen home cínema espectacular…”

Ella aceptó sin pestañear, es más se apuntó sola para comer en casa.  Hice la comida con su ayuda, nos divertimos en la cocina… ella se había cambiado algo más informal, vino con un vestidito vaporoso, me dijo que era como estar en su casa, pero la verdad, me dio un morbo enorme, comimos, y nos sentamos en un saloncito pequeño que tengo con la tele panorámica de 65 pulgadas y un sonido envolvente del home cínema que te introduce dentro del film y un sofá grande, ella rápidamente se acomodo. Comenzamos a ver una peli de acción con tintes románticos, pero pronto ella me comenzó a hablar de su relación con Carlos…hablaba de nuevo de su vida sentimental y lo colada que estuvo desde hace años de Carlos, así como de sus encuentros furtivos. Intentó arrancarme por qué no salía por ahí ahora que era soltero, además de bien parecido y joven siendo un maduro por el que muchas mujeres darían incluso su virginidad… hasta que finalmente me lo arrancó…

-“Estuve muy enamorado de ella, incluso después de saber que me ponía los cuernos. Fui tan imbécil que permití llegar al extremo que ella me humillara con su abandono y no al revés”.

-“Tu ex fue una tonta del culo, dejar escapar a un hombre como Tú es un sacrilegio. Yo jamás lo hubiera hecho, a mí me hubieras tenido dispuesta a darte todo lo que me pidieras…sumisa y complaciente”. Su cara había cambiado, no la veía ya como esa niña.

-“¡¿Harías eso por mí, soy demasiado viejo para ti, no crees…?!”

-“No, no lo creo, ayer te estuve esperando toda la tarde… quería hablar contigo. Me dijiste que estarías aquí cuando volviese”.

Aquello lo dije más como cumplido que como un axioma que se ha de verificar, pero ya estaba dicho y no podía retractarme de mis palabras, tampoco dar explicaciones de algo que no es fácil de aclarar sin dañar la sensibilidad del afectado. Se levantó siguiendo mis pasos adentro del portal…

-“No pensaba que te lo tomaras al pie de la letra, pero ya estás aquí y te agradezco que me hagas compañía, esta tarde necesitaba estar con alguien…” 

Le dije a Emilia, que se hallaba sentada en el sofá cruzando sus piernas, algo que no pasa inadvertido para mí que me quedo obnubilado mirándoselas mientras traía unos pastelitos.

-“Si quieres mi compañía solo para mirarme las piernas, hoy se equivocas de compañía”.

-“Bah, no seas aguafiestas. En verdad te he estado esperando estos días…” le replico.

-“¿Y bien, aquí estoy ahora qué?” espeta la chica muy segura de sí misma.

-“Pues cuéntame de ti, de tus cosas y de cómo afrontas la vida….” le dije

-“¡¿Qué le cuente de mí?!”

-“¡Pero claro, estoy seguro que una chiquilla tan guapa como tú debe tener mucho que contar!”, Emily sonríe,

-“Veo que usted es bastante campechano”.

- “No que va, soy curioso, créeme, soy de confianza, todo lo que me digas te prometo que me lo llevare a la tumba, y eso será pronto” 

Le digo levantando una mano en forma de juramento. Sorprendida, Emily le cuenta algunas cosas de su familia, cómo vive y del instituto al cual asiste. 

-“¿Eres buena alumna?”, Emilia se sonroja.

-“Si pretende avergonzarme con esa pregunta lo está consiguiendo” me responde.

-“Oh ya veo, no era mi intención, ¿tienes ya como novio a Carlos o aun no se ha atrevido a pedírtelo?”

Un poco molesta contesta con una pregunta categórica… -“¿eso es importante?”.

- “Pues para mí sí” le contesto mirando con una sonrisa picaresca.

-“No, no tengo… Carlos y Diego solo son amigos casuales de los que me sirvo cuando les necesito…”.

- “Me lo imaginaba” agrego haciéndome el interesante.

-“¿Por qué se lo imaginaba?”.

- “Pues porque los compromisos no son lo tuyo”.

-“Soy irresponsable entonces”.

-“No, pero eres un espíritu libre que trata de disfrutar la vida, eres coqueta y te gusta lucir tu belleza, por algo realzas tu cabellera, tus ojos azueles intensos y tu hermosa figura sabiendo que eso te hace diferente a las demás chicas, se ve que tienes carácter, lo noté el otro día y también se ve que eres decidida a la hora de hacer las cosa. Ah y también no tienes pelos en la lengua a la hora de hablar”. 






Emily guarda silencio, no sabe que responder pues la describí de una manera en la que ella misma jamás se había podido describir… 

-“No te sorprendas de lo que te digo ni tomes a mal mis palabras, tu y yo tenemos mucho en común, guardando las proporciones”.

-“¿Cómo es eso?” pregunta Emilia con interés.

-“Pues cuando era joven era así como tú, atrevido, orgulloso, algo arrogante y quería conocer de todo, hacer de todo y vivir al máximo, también fui muy popular con las mujeres”, agrego sonriendo.

Ese comentario le divierte y se relaja, me empieza largar como se desarrolla su vida cotidiana, sus necesidades y pretensiones en la vida… conversamos largo rato, notando que Emilia se siente extrañamente a gusto conmigo, es como si lo conociera de toda la vida y por primera vez tiene a alguien con quien conversar sin que sea por interés y sin el miedo de que salga contándole al resto, algo que ya le paso en una ocasión.

-“Mira la hora que es… ¿No te tienes que marchar a casa a cenar?”

-“Todavía es temprano, en casa cenamos a partir de las diez de la noche en adelante…”

-“Acostarse recién cenado no es muy saludable…”

-“Bueno tantas cosas he hecho que no lo son, por una más…”

-“Cuéntame qué cosas insalubres son esas que has hecho…”

-“Bueno ¿En qué sentido…?”

-“En el que tú quieras contarme y te apetezca confiar en mí discreción…sabes que sé guardar muy bien un secreto... por ejemplo te han desvirgado también ese culito tan redondo y precioso”.

Emilia se quedó cayada unos instantes tensos… -“Sí también me lo rompió Carlos… ¿Le gustaría escuchar cómo fue?”

-“Me encantaría, a partir de ahora soy todo oídos…” 

Se colocó bien en el sofá de perfil, donde me podía mirar sin cruzarse directamente con mi mirada, lo que iba a contar le avergonzaría un poco pero deseaba lárgalo… me alegraba que además de ser una zorrita caliente conmigo, me tratase como su confidente con ese aire de suficiencia que es solo una fachada de una mujer con debilidades que necesita que la arropen y la mimen.

***********

Por casualidad cayó en mis manos un libro que teníamos en la biblioteca de casa, solo leí la contraportada dejándome intrigada. Durante dos semanas estuve dándole vueltas a su contenido, pero un día me picó la curiosidad y lo abrí. Era una colección de cuentos del Marqués de Sade. Lo metí en un cajón y me olvidé de él, no me interesaba tras leer el primero, pues estaba en periodo de exámenes y no tenía tiempo más que para estudiar. Odio ver la tele, de hecho ni siquiera la tengo en mi cuarto, por eso, en un descanso abrí el libro y me resultó perturbador, extraño… Las situaciones que planteaba me producían gran curiosidad. Mencionaba prácticas sexuales que me parecían como mínimo extravagantes. Las protagonistas de las historias hacían cosas que yo ni me había planteado. Me parecían un poco manipuladas por la mente del autor…, al fin y al cabo, un hombre es un hombre y era quien las “sometía”.

Terminaron los exámenes y empecé a darle vueltas a una de las historias. Es difícil de explicar, sentía un vacío, una gran duda y un deseo oculto…, una idea me sobrevino. Empecé a temblar y me tuve que dar una ducha para despejarme. Al salir de la ducha me tumbé en el sillón y me quedé dormida. Tuve sueños revueltos y turbadores. Me desperté de repente y tenía la entrepierna súper mojada, mi coñito había sufrido una excitación descontrolada y me tuve que duchar de nuevo. Me di cuenta de que lo prohibido me llamaba. Era un deseo oscuro, un poco sucio, pero enormemente excitante, y tenía que hacerlo.

A la mañana siguiente puse un whatsApp a Carlos diciéndole… “Chica cachonda busca chico discreto para que la inicie en la sodomía”. Temblaba pensando en lo que acababa de hacer. Esa misma tarde recibí la llamada de Carlos pero no me atreví a responder, y apagué mi teléfono un poco avergonzada. Cené y me fui a la cama pero no podía dormir, estaba muy nerviosa. Mi móvil estaba en mi mesita y no dejaba de mirarlo. Me decidí a conectarlo. Sólo quince segundos después me llegó un mensaje, lo habían enviado media hora antes. Decía lo siguiente… “He visto el mensaje… si aún estás interesada házmelo saber y te daré la dirección de donde lo haremos. Te prometo discreción por parte de Diego y yo”. Sin quererlo yo también incluyó a su amigo.

Empecé a notar mis latidos en las sienes, mi respiración agitada y mi nerviosismo patético…, me mordí el labio inferior y me decidí a responder. Me temblaban los dedos y sólo pude escribir “lo estoy” y lo envié. Me contestó con la dirección y una hora. Le hice una llamada perdida para confirmarlo… Apenas puede dormir esa noche. Al día siguiente no tenía clase y me quedé en la cama hasta las doce. Me levanté al mediodía. Comí, me duché y volví a echarme sobre el sillón esperando que pasara el tiempo. Estaba histérica, lo deseaba, lo deseaba mucho, pero iba a encontrarme no solo con Carlos, sino con dos, pero tenía dudas…

-“No voy, no iré… ¡Ni que estuviera loca!”

Pero lo estaba deseando, lo único que hacía era justificarme a mí misma que si deseaba estrenar mi culito, ellos eran los mejores candidatos, pues ya conocían mi fogosidad de nena caliente y ninguna de sus pollas era suficientemente grande o gorda para producirme desgarro. El encuentro no era muy lejos de mi casa, a unos veinte minutos a pie. Y media hora antes salí de casa, llevaba puesto un jersey y unos vaqueros azul oscuros con lo que me veía bastante suculenta pues me quedaban bien ajustados. Era marzo y en la ciudad el tiempo era un poco frío aún. Llegué al sitio con el corazón en la boca. Me planté frente a la puerta. Creí que me desmayaría, y en un impulso apreté el timbre.

A los cinco segundos me abrieron… Carlos tenía entonces diecisiete años, de físico vulgar, mediana estatura, ni gordo ni flaco…moreno ojos marrones. Me saludó y entré. Era una casa antigua de su abuela que estaba ingresada en una residencia y su madre se encargaba de limpiarla y mantenerla, de ahí que Carlos se pudiera hacer con la llave…, probablemente era allí donde se llevaban a sus putitas para follárselas y yo sería la próxima víctima. ¡Ya me estaba arrepintiendo! Pero continué segura de poder controlar la situación y cortar en cualquier momento. Allí estaba su amigo Diego, que era casi igual que él, pero bastante más feo y con la polla más pequeña. Tenían puesta música chillout y estaban bebiendo whisky bailey’s, para calmarse, claro. Carlos se dirigió a mí…Entramos a la sala donde había unos sillones y nos sentamos…

-“Hola nena ¿Te apetece sentarte a mi lado…?”

-“No, mejor en este sillón…”

-“Como quieras… ¿Quieres tomar algo…?”

-“Sí, lo mismo que vosotros”

Diego me preparó un vaso con torpeza. Me lo bebí con la misma impericia. Evitábamos mirarnos fijamente, todo era muy violento y ridículo. Estaba arrepintiéndome… Me hablaron de los discos que tenían, del tiempo en la ciudad…, y de todo lo alejado del asunto que allí nos reunía. Yo no paraba de beber bailey’s… ya estaba por el segundo trago. Mientras pensaba… «En cuanto me termine este vaso pongo una excusa y me voy, me voy… Esto es una estupidez. Les diré que era una broma y en paz» Los chicos no cesaban de hablar y yo bebía, mientras el licor hacía su efecto. Me relajé, pero seguía decidida a irme. Ya llevaba diez minutos en ese piso y según yo, había tardado demasiado. Me levanté y dije…

-“Bueno…” Empecé a caminar hacia la puerta ante el asombro de los dos muchachos, me iba. Pero vi la puerta del dormitorio abierta y me asomé. Había una cama muy grande y una lámpara cubierta con un pañuelo azul oscuro que dejaba el cuarto en una curiosa penumbra azulada, habían tenido el detalle de no ser rojo, hubiera parecido un club de putas y me hubiese defraudado toda la parafernalia, largándome definitivamente, pero me sorprendió gratamente.

-“Lo habéis preparado muy bien, ¿eh…?” Dije reconocida…Era el momento.

-“¿Empezamos…?” Dijo Carlos.

Noté una gran excitación, ¡iba a hacerlo…! Asentí con la cabeza, el whisky hablaba por mí. Los dos se dirigieron hacia la puerta del dormitorio…, los dejé clavados porque me dirigí al ventanal del comedor y con violencia bajé las persianas, dejé la sala a oscuras. Me sentía ansiosa y con ganas de que me dieran fuego…

-“Prefiero aquí…” Dije bastante avivada.

Ambos estaban asustados. La sala a oscuras y sólo se veían perfiles azules debido a la escasa luz del dormitorio. Diego quiso besarme, pero me negué… 
-“Nada de besos, ni de meterme mano… no me excita nada ahora. Sólo quiero… Bueno, ya sabéis qué, ¿no…?”

Me miraron asombrados. Empecé a desabotonarme los jeans, tenía prisa. Me giré y los bajé hasta las rodillas, sabiendo que sus miradas acaparaban mis nalgas. Me dejé las bragas y mi jersey puesto…me puse de rodillas encima del sofá, incliné mi redondo culo y supe que se habían atragantado al ver mi enorme trasero de nalgas redondas de piel aterciopelada perfecta ¡No es vanidad es solo una realidad! Oía sus respiraciones agitadas, la mía también lo estaba, y todos estábamos nerviosos y excitados. Me bajé las braguitas y quedaron mis nalgas altivas y retadoras a los machos o lo quedaran de ellos.

-“Te pondré un poquito de crema…” Dijo la voz de Carlos.

-“Si, gracias…” respondí. “Pero antes, caliéntala con las manos anda”.

Oí cómo se echaba la crema en las palmas y las frotaba. Me estaba poniendo muy tensa. Intentó abrirme las nalgas y deseé sentir su lengua en mi ano, pero sabía que con la crema, la penetración sería más fácil y me quedé con las ganas de sentir una lengua en mi culo lamiendo mi ano embadurnándolo de saliva.

-“Abre un poco las piernas…”

Obedecí y separé mis rodillas. Me sentía como una mujer de los relatos de Sade, sumisa, expectante. Mi trasero en pompa expuesto y dispuesto a recibir una rica verga que lo abriera completamente. De pronto sentí su dedo embadurnado de crema sobre el borde de mi ano, estaba tibio, así que mi culo se contrajo un poco, y debido a la impresión, lancé un quejido pero no quería parar. Empezó a embadurnar las rugosidades de mi ano, mientras yo movía el culo al compás de las caricias. Era una sensación dulce muy agradable, y creo que empecé a mojarme.

-“Métele el dedo hasta el fondo”, oí que dijo Diego.

Poco a poco su dedo avanzaba hacia el centro, todavía con mimo. Tratando mi culito con mucha delicadeza, por eso mi esfínter empezó a relajarse. Él se dio cuenta y comenzó a presionar ligeramente. Por fin mi culo empezaba a ser perforado. Estaba mereciendo la pena, ya lo creo. Metió hasta la segunda falange y musité algo.

-“¿Qué…?” Curioseó él.

-“Que lo muevas en círculos…”

Así hizo y me relajé. Sentía cómo el borde de mi recto rozaba con la suave piel de su dedo. Era dulce, muy dulce. Entonces apretó más, firme aunque lentamente. Por fin metió enterró su dedo hasta el fondo de mi culo. ¡No podía creerlo!, nunca me lo había ni tocado para excitarme y ahora tenía metido el dedo de un desconocido mientras otro me miraba. Lo movió más rápidamente y nuestras respiraciones se lanzaron a la carrera.

-“¡Qué rico, que rico!… ¡Mmm!…” Dije.

-“¿Te gusta?…”

-“Mucho… ¿Y a ti?…”

-“¡Me enloqueces nada más de ver como lo meneas, Mily!… ¡Estás muy sabrosa y tu culo es una delicia! Será lo mejor que haya follada en la vida…” 
Noté entonces que su voz cambiaba, se excitaba muy violentamente.

-“¡Fóllatela YA…! Agregó Diego.

Acepté remisa. Ya no tenía tanta prisa, pero di por hecho que él sabía más que yo de aquello. Porque antes de esa tarde sólo sabía lo que había leído en un libro de un señor que había muerto hacía unos siglos. Oí cómo se desabrochaba el pantalón y buscaba su falo de entre sus calzoncillos. Se la sacó y de inmediato escuché el sonido de su verga mientras se la meneaba produciendo el chasquido similar a unas manos pringosas. Siempre me ha repugnado ese sonido, de hecho he tenido un poco de reticencia a tocarlas y ya no digamos mamarlas. Aquel sonido me resultaba sencillamente asqueroso, por fortuna estaba muy excitado y tardó poco en conseguir una erección aceptable en sus 14 centímetros de verga para ponerse el condón. De buenas a primeras sentí algo raro y duro sobre mis nalgas, era su glande con el condón puesto. Mi culito era muy sensible y distinguí perfectamente el depósito de la punta del preservativo. Me asusté, pues no creía que eso fuera a entrarme. Carlos empezó a empujar. Dolor, era algo así como cuando tomas mucho aire y no puedes soltarlo. Me sentí presionada, me dolía.

-“¡Espérate, me haces daño cabrón…! Dije asustada.

-“Tranquila, siempre es así al principio”, decía Carlos entre jadeos. “Ya te acostumbrarás…”

Lo di por bueno dando debido a mi ignorancia, pero me dolía lo que me hacía el hijo de puta. Hundí mi cara en el reposabrazos del sillón, con lo que quedé más empinada y mordí el sillón y el sabor era seco, y sabía a polvo… en esa casa no limpiaban a menudo o ese era un sillón muy viejo. Mientras, sentía cómo su reata entraba poco a poco en mi anillo constreñido y lubricado. Me la metió hasta la mitad y se quedó quieto, esperando a que yo me acostumbrara a su grosor… Me acordé de la primera vez que me folló… entonces creí morir de la misma manera hasta que me la encajó toda. Esta vez era igual pero la presión era mayor. Le pedí un respiro y aceptó. Los músculos de mi ano estaban tensos y necesitaban relajarse, él pareció darse cuenta y aplicó más vaselina, lo agradecí desde lo más profundo de mi alma pues sentía que su lanza me quemaba, y de veras que fue un respiro para mi culito que ardía. Después empezó a sacarla y meterla armoniosamente con cuidado hasta la mitad y aquel vaivén me pareció de lo más delicioso. ¡Al fin me estaban dando por culo, me sodomizaban, o como dicen algunos, me estaban culeando y me gustaba…!

Comencé a jadear y a retorcerme a cada empellón de verga y sintiendo que lo peor había pasado y no había sido para tanto, las presunciones de que su pequeña polla sería ideal para estrenar mi culito eran ciertas… seguimos follando unos cinco minutos. Sentí que la verga de Carlos crecía dentro de mi culito haciéndome sentir sensaciones nuevas horadando mi esfínter y creando dentro de mí un vacío extraño. Lo noté arreciar su vaivenes ¡iba a disparar su leche dentro de mi ano! Entonces pasó lo inevitable, el chico tomó aire, se afianzó a mis ancas y empujó su espolón dentro de mis entrañas, todo lo profundo que pudo, muy adentro, tanto que tocó mi vagina con sus testículos. Eso me dolió un poco a pesar de estar considerablemente dilatado el anillo… percibí su bálano muy hondo…mucho, y ahogué un grito y empecé a chillar, pero el cabrón no cejaba. 

El problema era que yo no era capaz de decir nada, sólo lagrimaba de placer, dolor o confusión de sentirme tan putita con esos dos canallas dando placer a mi culito…, él seguía arponeando mi esfínter, sin escuchar mis lamentos, no la tenía muy grande pero aun así me dolía cuando ahondaba hasta notar sus huevos aporrearme. Me agarré con ambas manos del sillón y las cerré con fuerza, mientras mis piernas temblaban al sentir los zarandeos de mi amiguito. Estaba confundida, pues sentía dolor y terror, me sentía vulnerada pero no era verdad, simplemente mi amante estaba siendo demasiado efusivo como corresponde a un adolescente al que le ofrecen un culo para que se lo folle sin recato, Gratis. De pronto se detuvo, ¡se había corrido!… ¡Uf! La sacó despacio, muy lentamente oyéndome llorar.

-“¿Estás bien…?” Dijo con voz de preocupación sincera.

-“Creo que sí… Sólo que has ido muy deprisa y ahora me duele un poco”.

Con dos lágrimas corriendo por mis mejillas me subí los pantalones. Me ardía el culo, al mismo tiempo que me sentía desvanecida y mareada por la hiperventilación de soportar las arremetidas…debía de controlar mi respiración en las próximas veces, me dije a mí misma. En esas circunstancias no estaba para darle el culo a Diego y que se saciara vaciando sus pelotas en mi culito, así que le dije como lo sentía, pero que no podría estar con él, no puso reparos. Fueron muy amables, y realmente me demostraron que podían a llegar a ser buenos chicos respetándome. Al verme un poco ida quedaron un tanto asustados, los tranquilicé y me fui. En el camino a casa no paraba de darle vueltas. Mientras caminaba sentía cómo mi ano palpitaba con mis latidos, me costaba caminar a buen ritmo sin sentir un extraño dolor placentero combinado con escozor. Ese dolorcito me llevaba a la realidad diciéndome a mí misma… “Es cierto, es real. ¡Me han dado por el culo, me la han metido por detrás y he satisfecho mi fantasía y me siento súper bien!” Sabía que no volvería nunca a ser la misma.

Ya en casa me tomé una taza de Nescafé caliente y me metí en la bañera. Seguía dolorida, escocida, el agua me molestaba el esfínter a la par que iba calmando la irritación… aproveché para enjabonarlo, lo limpié a conciencia y luego me puse cremita. Después de secarme. Como estaba segura de que esa noche me rozaría al dormir cogí una compresa y la puse entre mis nalgas cubriendo mi desvirgado trasero. Era bastante agradable, sentir entre mis nalgas esa frescura y así pude dormir esa noche. Sin embargo las dudas me corroían, solo era una niña que tenía gustos sexuales de una pervertida madura… « ¿Habré hecho bien?… ¿Soy una puta?… » Pese a todo había gozado mientras el canalla de Carlos me sodomizaba, sin embargo no le dejé hacer a Diego, pero…«Tengo su número por si acaso… »

***********

Cuando acabó su relato me encontraba sobreexcitado, la película discurría ajena a nuestra atención envolviendo la sala, pero yo solo la escuchaba a ella, sentía su mirada y sus gestos cuando me acarició la cara, no pude más… la abracé y la besé…, ella gimió ante mis brazos perdiendo todo el sentido común. Pronto la tuve con las piernas abiertas las bragas ladeadas, y me dediqué a lamer su coñito mientras mis manos por encima de la tela manoseaban sus tetas duras erectas y en su justa medida, me deleite con su sexo en mi boca me sabia, a juventud, y ella gemía apuntalándome con sus manos en mi cabeza hasta que no pudo más y casi me ahoga de ansía al sentir mi boca recorrer su coñito enjuto, su bocana cerrada y el clítoris espigado pidiendo batalla…no desatendí su anito, sobre el que mi lengua extraía generosos gemidos de la niña… enroscó sus piernas en mi cuello mientras se corría gritando de gozo. Sentí como se vaciaba en mi boca y cara sin poder retirarme ni seguir lamiéndola bien de tan intenso orgasmo, solo beberme su rico fluido vaginal. Al cabo de unos segundos de convulsiones y gemidos, quedó floja, vencí sus bonitas piernas, y terminé de desnudarla retirando sus leggins por completo sin oposición al estar aún extasiada e indefensa ante el enorme atolondramiento requerido por el orgasmo.






Allí sobre el sofá más parecía una ninfa que una putita que suplicase ser follada salvajemente. Me desnudé en un santiamén y apareció mi verga dura, brillante, enteramente erguida con todo el grosor que la caracteriza…, ella la miró y su mano se agarró de inmediato como a un tesoro, tanteando con sus dedos el contorno de la raíz de mi tronco, la frotó arriba y abajo despejando el prepucio en sus bajadas hasta que su boca comenzó a besarla y finalmente ayudado por mi mano en su coronilla se la trago hasta donde daba de sí su galillo…, se notaba que  sabía lo que debía hacerle a mi verga como una experta… el morbo e indicaciones terminaron por hacer que mi cipote alcanzar la mayor de las durezas con las venas bombeando completamente inflamadas. Le gustaba saborear mi fluido pre seminal, le deleitaba haciéndose reflejo en su cara de niña a mujer que desea tenerlo todo. Marchamos, al baño y nos duchamos juntos frotándonos con nuestras manos cada centímetro de nuestra piel, aquel juego era nuevo para ella, con Carlitos nunca lo hubiera esperado de él.

Bajo la lluvia de la ducha la besé, sobe sus nalgas y tetas, su vientre sin dejar de palpar el coñito sabroso que me esperaba anhelante…, a ella se le veía dispuesta a todo, y yo no menos, que con las caricias de sus delicadas e infantiles manos me enervaban cada terminación nerviosa susceptible de ser estimulada. Esta vez la lleve a mi habitación en volandas sobre mis brazos, cual si fuera la novia en su noche de bodas…no pretendía fuese romántico, pero así lo aparentó la situación. Emilia se merecía ser tratada como una princesa y no como una vulgar puta en manos de los egoístas y desaprensivos amigos que tenía. La deposité delicadamente sobre la cama y con una ágil maniobra se puso sobre mí dándome su coñito… comenzamos con un 69 sin parangón. Su dulce néctar volvía a hacer aparición rezumando de su rajita, mi lengua se untaba en ellos lamiendo el caliente y rosado interior de sus labios vaginales…los recorría de lado a lado, me follaba su gruta con mi lengua sagaz embebiéndome todo el aroma de su coño hasta la hartura y retomaba los lengüeteos sobre su pepita y lamidas y besos en su ano preciosamente estrellado, el cual no había sido estrenado como Dios manda.

Ella se afanaba en mi glande succionando y mamando, mientras sus manos trajinaban el resto del enervado falo y los orondos cojones que la naturaleza me ha otorgado, la notaba ensalivar sin parar, gemir ante mis acometidas en su coñito del que disfrutaba como un niño con una piruleta, a ella también se le veía entusiasmada…para cuando la tuve bastante caliente como para explotar, nos desencadenamos y ya frente a frente me dediqué a sus tetas erectas completamente desafiantes a la gravedad empitonadas hacia mi cara, sus pezones rotundos de color café con una aureola que continuaba el perfil de su globo, cual ojiva de misil. Mamé cada teta estando los dos sentados con las piernas entrecruzas y ella sobre mis muslos, mientras agasajaba con su mano mi verga endurecida…, hasta que me estiré recostándome sobre mi espalda y la monte encima.

Costó penetrarle su coñito estrecho, delicado, pero deseoso de mi polla. Cuando tuvo mi glande y después el primer tercio de rabo dentro, tras unos gemidos al ir penetrándola con pequeños y enérgicos envíos, la tuve sentada en mi polla un buen rato sin dejar que se moviera acariciando sus tetas, su vientre, su culo. La dejé moverse ejerciendo de fornicadora excelente, su cadera era elástica y rauda como ninguna otra mujer estuvo sobre mí… pronto pasó de unos movimientos lentos con gemidos a gritar como una posesa ahogando sus gritos en mi pecho. Se embutía la polla con delirio hasta los huevos, se frotaba el clítoris en mi pubis y volvía a reanudar su mete saca que nos llevaría al averno…, el flujo era tanto que se escurría por mi rabo acabando en mis pelotas, el frote de su vagina en mi tronco producía un fluido blanquecino que lubricaba generosamente la fornicación extrema.

Percibía la presión de sus paredes vaginales, de cada pliegue en mi sensible glande frotando de fuera a dentro insertándose el mostrenco sin miramiento ni compasión, arreció sus acometidas, su cuerpo se agitaba, sus tetas saltaban gelatinosas y firmes, recuperando su posición rápidamente… Hasta que se de pronto se la clavó hasta el mismo útero y se corrió de nuevo en un orgasmo brutal con todo el badajo incrustado en su vientre. Noté su chochito como se encogía y dilataba de gusto, junto a mi dedo metido en su ano, amplifico su gozo cayendo vencida sobre mí. No dejé que se saliera mi polla, la acaricié procurando su descanso en aquella “dulce muerte”, con la cabeza en mi pecho. Montada en mí, la respiración agitada se acompasaba con mi ritmo cardiaco, hasta que tras unos minutos besando su nuca, su cuello, su boca y lengua, acariciando su espalda y nalgas… comenzó a moverse buscando mi placer mirándome a los ojos, una mirada que me decía… “Ahora te toca a ti”, pero pronto la quité para buscar la posición definitiva.


Con ligereza me coloco de rodillas posicionándola a ella a cuatro patas, contemplé así ese culito redondo exquisito, ese coño rojo de labios entreabiertos por haber pasado mi polla entre sus labios…, lo abrí con mis dedos notándolo encharcado, excelso y lubricado. Enfilé mi cipote rígido al extremo del dolor, con todas las ansias de apoderarse de esa niña y la penetré con mi ariete sin compasión hasta los mismo huevos de un solo envión… ella hipó y gimió al sentirlo tan profundo, tan duro y tan grueso. Comencé a moverle agarrándola por la cintura y de su culito bien asido para darle tormento a su conejito enjuto… Emilia pronto comenzó a culear buscando mayor profundidad en las estocadas, por momentos dejaba de empujarla para que fuera ella la que se empalara con mi mástil inhiesto. Ofreciéndome aún más su culo y su cabeza apoyada en la almohada mordiéndola, veía que la mordía con desazón, entonces le di fuerte al saber que sus gritos serían apagados, ¡Vaya si gritó con la almohada en su boca! 

De nuevo se corrió cayendo hacia delante derrotada, pero yo aun tenía aguante pese a que ella quedara como un fardo tirada bocabajo con las piernas abiertas. Me deleitaba ver con su coño abierto, sus muslos interiores mojados pero ella incapaz por ahora de moverse, así me lo tome con calma, le besé y mordí su culo y me fui de la cama me ducha a refrescarme dilatando mi orgasmo. Comencé a pensar en el lio en que me estaba metiendo follándome a una niña como Emilia, a la hija de mis vecinos que tanto confinaban en mí… sin embargo allí estaba en mi cama exhausta de follar y esperando a que acabase con una generosa lechada dentro de ella, sí me había seducido, pero solo cavé mi fosa cayendo en sus garras. Pensar en su cara, en los besos sobre su cuerpo, en su conversación, en su sonrisa, hacía que todo mereciera la pena diciéndome… “Mañana será otro día ya veremos” Volví a la cama, mi polla con la ducha se había relajado aunque sabía que en un momento estaría a tope. Emilia seguía allí en la misma postura descansando de la batalla feroz…

Mi mano se posó en su culo me estire junto a ella sin dejar de tocárselo…

-“¡Ha sido increíble!” Me susurró. Pero tú aún no has acabado ¡¿Cuánto aguante puedes llegar a tener sin correrte?! ¡Me vas a matar a pollazos antes de llenarme el coño de tu rica leche!” 

Sabía que sería increíble, mi ego subió un millón de puntos.

-“¿Verdad que deseabas volver a hacerlo?”

-“Desde hace tiempo… dijo ella. - Desde que volviste a verme con Carlos, cada vez que me follaba pensaba que eras tú. Que tenía a un hombre y no a un crio entre mis piernas. Pero hace unos días Ya me cansé y deseaba que fuera de verdad, sentirte dentro de mí y que me hicieras mujer”. La acaricié. - “Con Carlos, si me corro una vez es mucho y si lo hago no es comparable a como lo hago contigo”.

-¿No te gusta cómo te folla…?

-“Es como hacerlo como un robot… siempre lo mismo, siempre igual satisfaciéndose él egoístamente y dejándome la más de la veces con las ganas” 

Se le veía dolida por la mala elección de su gusto por el chiquilicuatre. 

-“Es con el único que lo he hecho aparte de contigo y de Diego, pero además su picha es mucho más pequeña que la tuya…, se corre muy pronto dejándome sin gozar de mis orgasmos, siempre de la misma manera. Durante todo el tiempo que estoy con él no he sabido lo que era estar saciada como tú lo haces… Ni tampoco le he permitido que me follase sin condón ¡Tú has sido el primero y el único que me ha llenado de semen la vagina!”

Comencé a besarla acariciándola, en nada se resistía a tomar del néctar del deleite… mi boca bajaba por sus tetas, vientre hasta su coñito que comí lentamente incluyendo a su culito, acompañándome entre gemidos. Ella buscaba mi estoque erecto, lo masajeaba deslizando arriba y abajo mi prepucio, despacio, pero con insistencia…comenzó a mover rítmicamente su mano sobre mi polla, con suavidad, desplazando toda la piel hacia abajo y volviendo a subir, con un ritmo creciente… Me quedé quieto notando mis espasmos de placer. ¡Dios, me estaba masturbando! ¡Me estaba haciendo una paja mientras le chupaba los pezones!! ¡Hasta me mordía la polla! Por un momento pensé que lo haría de verdad como un caníbal…también se tragaba las pelotas.

-“¿Así? ¿Te gusta así?” Dijo con la voz temblorosa

–“Si sigue… ¡sigue Mily, joder qué preciosa eres…! ¡Qué bueno! ¡Qué bueno…! sigue…. Sigue…”

Ella siguió masturbándome con fuertes empujes, pero, a la vez, noté cómo movía las caderas e intentaba aproximar su pelvis hacia mi erección. Luego, ansiosamente me bajó el pene hacia su sexo…Abrió las piernas… y comenzó a golpear suavemente la punta de mi polla tiesa sobre su clítoris. Era la sensación más excitante que podía notar….

-“¿QUIERES HACÉRMELO POR EL CULITO…?” 

Su mirada se clavó en mis ojos con extraña ansiedad. Sin responderle me coloqué sobre ella. La iba a follar… le iba a dar por el culo… Emilia, dirigió mi polla hacia su sexo, sin detener el loco ritmo que mantenía sobre el rígido tallo tieso jalonado de venas inflamadas bombeando flujo a mi orondo capullo.

  -“¡Fóllame…! ¡Fóllame entera! Ya solo te falta mi culo ¡Reviéntamelo de una puta ver… Rómpemelo!” Noté la humedad de su coño empapar su anito y cómo apretaba su ano hacia la punta de mi polla. -Métemela… métemela ahora… métemela entera…. métemela…” Susurró entre jadeos.

Y ya no esperé más. De rodillas elevé su cadera poniéndola sobre mis muslos hasta que mi polla se ajustó a su culito y comencé a follármela. Con la libertad que daba a su cadera, se clavaba sincronizando con mis enviones haciendo que mis huevos acabaran golpeando una y otra vez su coño, al mismo tiempo, con la experiencia de hombre maduro, deslizaba mi lengua sobre el pezón, acaricié la elástica carne de sus pechos, froté mi polla en su sexo… Esa era la esencia de mi plan sabía que no podía chillar muy fuerte, desde esa posición veía su pequeño orificio anal, rosado y dulcemente arrugado, era notable el tiempo que tenía sin ser enculada, y pensé es el momento, la saque de su vagina una vez lubricada la polla, y la dirigí directamente hacia su culo, en un primer momento no pudo entrar, por lo grande que la tenía y el orificio tan reducido de Mily, al oír su chillido, agarre un paño que estaba allí y se lo metí a la boca amarrándolo…

-“Esto es solo para que chilles como una perra y no te oigan los vecinos ¡Te voy a romper el culo ahora!” 
La niña atragantada con el paño alcanzaba a decir… -“nooo nooo” Resignada sumisamente a un SÍ.

Para facilitar la penetración, agarré un aceite de coco de la mesita de noche y lo esparcí por todo su culo y ano, también me embadurné la polla con un poco de eso, y volví a embestirle el ano, la penetración era forzada, el tamaño de su agujero es demasiado reducido para el mostrenco…, o al menos lo era antes de encularla. Entre sacada y embestida le fui rompiendo el culo desflorándola de verdad analmente. Sentía mi polla abrirse paso entre las entrañas de Emily…me dolía, pero era tal la excitación que en lo único que pensaba concentrado, era en ese momento de terminar rompiéndoselo, se podrán imaginar a la chiquilla empalada con 20 cm de polla hasta la raíz.

-“¡Ohhh… no…no…!” 

Ahora su voz había cambiado, su lucha había cesado y relajaba su cuerpo. Me froté varias veces sobre ella, y apretando mi glande sobre sus labios, con una presión sostenida me introduje, dentro de ella notando cómo se abrían sus paredes para recibirme de nuevo, embadurné de sus fluidos mi ariete y después busqué su anillo cerrado.

-“Uaaa…uaaaa…” 

Gimió retorciéndose de placer, mientras volvía la cabeza hacia atrás dejando la boca entreabierta… Comencé a moverme, primero despacio, luego más rápido, con más fuerza con un ritmo loco, empitonándola cada vez más hondo…A cada incursión ganaba un centímetro más dentro de su culo.

-“Toma…toma…. ¿Te gusta…? ¿Te gusta así Mily…?” 

Le dije mientras mantenía mi ritmo cada vez con mayor fuerza. Emilia apretó sus muslos alrededor de mi cintura y movió rítmicamente la pelvis contra mí, no había entrado más de un tercio… aún quedaba la parte más gruesa y no pensaba dejarla fuera de su culo.

Apretaba en cada envión… -“Me gusta… no pares Cabrón… ¡Quiero toda tu gorda polla en mi culo!”me reclamaba entre gemidos con la voz entrecortada por los jadeos… era un corte de respiración tras otra en tanto calaba más profundo dentro de ella sin parar… Ella mantenía un ritmo alocado, ajustándose a mis empaladas, apretando con más fuerza con cada una, estrujándome la polla en su interior, casi ordeñándome…

-“’Oh…ouaa….ouaaa” Decía mientras mantenía los ojos cerrados, apretando sus brazos en mi espalda. Mantuve mi ritmo con dureza, mientras notaba cómo ceñía su angosto ano mi cipote sobrexcitado.

Ella se retorcía con locura, envolviéndome con sus piernas. “Más… uaa… dame más…así… así ¡Qué dura y gruesa la tienes, me vas a reventar el culo!”

Veía su rostro a través del espejo, su cara de dolor y placer, como mordía el paño que le había puesto en la boca, sus chillidos se ahogaban, sus lagrimas no tardaron en derramarse por sus delicadas mejillas, el maquillaje que con tanto esmero se había hecho se le corría y desdibujaba con las gotas lagrimosas que le producían mi severa penetración, sus piernas se flexionaban hacia adentro tratando de sobrellevar el dolor para revertirlo en gozo. Ahora que lo pienso fue un poco despiadado de mi parte follarle su culo de esa forma sin un acondicionamiento previo…

Su ano tuvo que dilatarse hasta los cinco centímetros de diámetro de mi raíz en pocos segundos, cuando por fin entre metida y sacada, le hundí hasta al último centímetro de mi descomunal polla. Vi en su expresión, como casi se salían sus ojos, se puso pálida, se retorcía del dolor, de la emoción y de la lujuria que suponía ser empalada por semejante cipote descomunal para un culito tan estrecho. Al cabo de un rato, aún con los ojos vidriosos, comencé a notar cómo se empezó a transformar el dolor en placer, su anillo había dado de sí y se tragaba con gozo el mostrenco con naturalidad…ella empezó a mover su ágil y redondo trasero acompasado con el mete saca de mi verga. Para mí estaba siendo enloquecedor, notaba las subidas y las bajadas de mi deleite en oleadas que pronto se transformaría en un orgasmo brutal. Seguía dándole con contundencia, ahora la polla se deslizaba con premura, añadí un poco más de aceite de coco aliviando la presión. En tanto mi falo entraba y salía desde el glande hasta la base aporreando su culo con mis pelotas me dediqué a comerme sus tetas, ella se las apretaba y me las daba a mamar, sus pezones exaltados lo mordisqueaba oyendo sus gemidos por todas las sensaciones que se le acumulaban, me recreaba en sus pezones erectos como un bebé amamantándome de ellos. Cambié de objetivo, sus ojos me reclamaron un beso de amor, pero solo le pude dar una comida de boca con dos lenguas en pugna por darlo todo, desprendida del paño innecesario.





Continuamos en estas lides unos minutos más saboreándonos, me levanté arqueando mi cuerpo y observé como mi verga entraba y salía de su oquedad con total presteza, me avivó sin lugar a dudas ver como su coño se rechupaba en cada empellón y ella se frotaba la pepita sugestionando la follada a máximo placer… y de repente le llene toda su cavidad anal de leche caliente…

-“Toma nena…toma… ¡oh Dios! Voy a correrme ya ¡Voy a correrme…aahhh!” 

Grité mientras con mi último empuje descargué toda mi leche en su interior, manteniéndome fuertemente apretado dentro de ella. Ella gimió prolongadamente mientras una oleada de espasmos cubrió todo su cuerpo que se apretaba contra el mío con fuertes convulsiones. Notaba como eyaculaba en grandes chorros de lefa haciéndome vibrar cada músculo de mi cuerpo…era imposible la contención, la clavé a fondo desahogando todo el contenido seminal albergado en mis testículos…

-“¡aah sí!, por fin me corro dentro de tu culo zorra que placer me das Mily… ¡Jamás me he follado a una mujer tan zorra como tú! ¡Pocas son capaces de aguantar una follada tan tremenda por el culo…!”

Su expresión toda desmaquillada por las lágrimas de la lujuria, en esa posición humillante si se observaba fuera de contexto, la verdad era muy excitante todo aquello. Mi amante Emily en esas condiciones de depravación no se achicaba, todo lo contrario. Le extraje la polla una vez inseminada, me sostuvo la mirada y después la verga, y sin mediar palabra se metió en la boca para terminar aquella locura, con una limpieza ejemplar…

-¡Qué zorra te ves así cariño, tienes la cara de una verdadera puta!”

-“¡Y cómo me has dejado el ojete! Lleno y abierto ¡Me lo has reventado de verdad! No sé cuándo me podré sentar sin que me moleste, pero ha valido la pena…”

Caímos exhaustos sobre la cama durante un rato inmóviles, me confesó que fue un momento increíble para ella, y que la próxima vez la dejara a ella sola, se refería a correrme dentro de su vientre sin sacarla… le había gustado mucho verme así como si estuviera en esos momentos en su poder, como así era. Le dije solo para ver su reacción…

-“Probablemente no habrá próxima vez. Eres muy joven para mí”.

Me miró con todo el enfado de su voluntad, no creí se lo fuera a tomar tan mal… se vistió, muy rápida sin hablar, pensé que iríamos a seguir viendo la película, pero cuando ya estaba vestida….

-“Adiós, no pensé que serías tan cabrón. ¡Que sepas que estás cometiendo un error!”. Y se marchó dejándome boquiabierto.

Durante unos días solo la vi de uvas a peras cuando antes era diario encontrarnos en algún momento del día, ya no podía quitármela de la cabeza, y la tercera vez que la vi fue justo a mi portal, con Carlos, ella muy pegada a él charlando, la saludé…me saludaron, pero mi mirada no era como la de antes ni la de ella hacia mí. Subí a mi casa, y mientras me preparaba la cena pensé que todo era una locura mejor y que mejor todo quedara así, ella era demasiado joven y yo demasiado viejo, lo más conveniente era olvidarla y dejarla vivir su vida en libertad… Hacía casi diez días desde que follamos por última vez Emilia y yo, disfruté amándola como a ninguna otra mujer hice, culminando en un sexo anal de escándalo, pero mi ironía no fue entendida y todo acabó en ese preciso momento. No obstante nadie me hubiera jurado lo que ocurriría ese viernes noche…Llamaron a mi puerta miré y era ella, abrí para pedirle que por favor se fuera, lo juro. Nada más abrir, ella entro de un empujón, cerré la puerta por miedo a un escándalo… eran más de las doce de la noche, me miro….

-“¡¿Qué me has hecho?!” No entendía nada…, empezó a llorar. -“¡Qué me has hecho, solo pienso en ti, día y noche! ¡Qué me has hecho! Eres un viejo cabrón que me has manipulado para depender de ti…de tus caricias, de tus palabras y de tus folladas”.

Se sentó en el sofá en el salón grande, y me senté junto a ella… 

-“Escúchame”, le dije. “Tienes la vida por delante, tus estudios conocerás a otros hombres si no te gusta Carlos…, pero no quiero sentirme culpable de destrozar tu vida... te quiero demasiado…” 

Me sentía responsable de aquella niña tan frágil por momentos y tan abigarrada en otros.

-“¿Por eso sigues sin estar con nadie sin traer a ninguna mujer a tu casa ¡Porque te gusto solo yo!?”.

-“Claro”, le dije. “Ya no pienso en mi ex mujer, solo mi hijo junto a ti sois lo que más quiero”, me besó. “Por favor…” 

No fui incapaz de resistirme y allí mismo la deseé hacer mía, pero ella fue mucho más resuelta… en un visto y no visto se hallaba sobre mis regazo clavándome sus uñas en mi espalda… sentí un dolor punzante buscando mi boca, mi lengua en lucha con la suya sin recato alguno dentro de ella… colgándose de mi cuello me recibía con lujuria con un beso largo y profundo, nos tiramos en un sofá para abrazarnos y seguir comiéndonos la boca donde nuestras lenguas se cansaron de jugar entre ellas. Cuando por fin nos separamos del abrazo pudimos cambiar unas palabras más…

-“Mily, ¿Qué pasa? ¿Por qué has venido a verme después de tantos días sin querer saber de mí?”  

-“Mira, desde anoche que vi por televisión una película italiana en donde justamente se desarrollaba un romance entre una chica joven y un hombre maduro… Scusa, Ma Ti Chiamo Amore”, me di cuenta de lo que necesitaba y me dieron unas ganas locas de tenerte junto a mí y que me hicieras el amor o me follaras como a una perra. Quedé supremamente caliente, por eso te llamé. ¿No te molestó, verdad?”

-“Para nada cariño, sabes que estar contigo es lo mejor que me puede pasar. Cuando te tengo en mis brazos, me siento en el paraíso”.

-“Gracias…sabía que podía contar contigo Espera un minuto que ahora mismo regreso”. 

Se levantó y salió para regresar con unas braguitas negras de encaje en sus manos. 

-“Toma, me las acabo de quitar…, todavía tiene mojada la parte de contacto con mi coñito, que por cierto, con la calentura que llevo, está muy mojada. Como sé que a ti te gusta olerme… te la doy para que disfrutes de mi aroma”.

Emilia sabía, que su dulce aroma a hembra era algo que me ponía en estado de revolución. Y era eso lo que se proponía. Tomé la prenda y me la llevé a mi cara para aspirar profundo y engolosinarme con ese perfume. No conforme con esas profundas aspiraciones, sintiendo lo mojadas que estaban… No encuentro las palabras para definir el olor y sabor de esos jugos, solo puedo decirles que para mí saben a gloria y me exacerban la libido. Estuve un largo rato en eso, y como era previsible me enloquecí de pasión. La tomé del brazo y la dejé caer en el sofá, para empezar a besarla con furia. Le comí la boca, sus mejillas, el cuello, las orejas y sus lóbulos, le levanté el sweater que llevaba puesto y como no llevaba sostén, me di de lleno a comer sus tetas mamando como desesperado de sus pezones, como si de sus ubres lograra sacar leche…, la locura desatada me llevó a chupar una y otra vez cada una de esas tetitas erguidas y encarnizarme con sus pezones como si buscara amamantarme. Entretanto mis manos buscaron y encontraron su vagina, que penetré con mis dedos, previo de frotar su enervada pepita a punto de reventar de dura y espigada que la encontré. Juro que no podía parar, tal era la locura que se había apoderado de mí, para gloria de Emilia que gozaba con mis juegos. Realmente no recuerdo cuanto tiempo estuvimos en esas lides, pero debieron ser muchos minutos. Cuando, me detuve unos segundos para respirar profundamente, Emilia, que también había llegado al estado de ebullición, me propuso pasar al dormitorio. Allí, como si me llevara el diablo, le quité sus prendas y urgía que hiciera lo mismo conmigo. Desnudos ambos nos arrojamos abrazados a la cama. Entonces Mily me dijo…

-“Quiero que me trates como a una puta, que hagas de mí o que se te ocurra, deseo que me domines y me haga tuya… te prometo serte fiel y sumisa a tus deseos… Estoy súper cachonda y quiero gozar al máximo de tus pollazos, caricias y juegos lujuriosos”.

-“Descuida mi amor, te trataré como a mi más amada puta… Te voy a comer toda, de la boca a los pies sin dejarme tu coñito… ¡Te voy a demostrar de nuevo quien es tu macho!”.

-“¡Si, hazme tu hembra! Solo quiero que me penetres…, que me folles como a una perra en celo, que es lo que soy ahora mismo. ¡Lléname de polla y de leche! Deseo que me la metas tanto que no quede nada fuera de mi conejo tragón… hasta las pelotas, como lo hiciste la primera vez… ¡Con esa follada robaste mi corazón, mi cuerpo y mi alma!”.

-“No pienso dejar nada sin lamer y sin satisfacer en tu cuerpo, nena ¡Vas a sentir a un macho de verdad!” 

Mi polla dolía de estar a punto de reventar de lo endurecida que se hallaba.

-“Si papi, sí ¡Jódeme duro! ¡Fóllame como a una puta! ¡PRÉÑAME... hazme la panza más grande del mundo!”

Oír aquella palabra “PRÉÑAME” salida de su boca me enloqueció, avivó todos los sentidos e instintos animalescos. Fui a por ella, esta vez empecé por los pies con mesura, controlando los tiempos. Uno a uno besé y chupé los dedos, los empeines. Subí por sus piernas y muslos besando y chupando cada centímetro de recorrido. Al llegar a la entrepierna, besé los muslos que rodean la vagina, sus ingles… exprofeso no toqué su vulva. El recorrido me llevó a al pubis. Lo encontré depilado como el de una muñeca, como a mí me gusta…prolijo como si hubiera sido depilado con láser. Refregué mi cara en ese mullido monte de Venus y subí hasta su ombligo, mi lengua escarbó allí y logró que Mily se tensara visiblemente alterada y comenzara a suspirar profundamente.

El viaje erótico siguió hacia sus axilas, me detuve claro está en sus tetas, a las cuales dediqué tiempo lamiéndolas y chupándolas. Jugué con mis labios y dientes con sus pezones, que estaban durísimos… lo mamé y saboreé de igual manera que se alimenta un bebé. Al rato seguí con su cuello y cara. Juntamos los labios para besarnos mientras la abrazaba muy fuerte. Le pedí que se girara, para iniciar el mismo recorrido, pero por su parte trasera. Comencé con sus tobillos, pantorrillas, muslos, y al llegar a su culo, lo besé apasionadamente en toda su superficie. 

Mordí, suavemente sus cachetes dedicándole un buen rato a sus nalgas…mordisqueé y lamí, besé y chupé su anito…Pegó un respingo al sentir mi lengua en su agujero cerrado y enjuto. Después me deslicé hacia su espalda. Terminado el viaje, le pedí que se volviera de espaldas y abriera sus piernas. Había llegado el momento de comerle la almeja, algo que siempre ha sido mi mayor placer. Soy de los que pienso que a una hembra nunca hay que desatenderla en sus orgasmos previos al coito, y que lo consiga me hace sentirme henchido como macho… Ataqué su coñito en forma y tiempo salvajemente. Hundí mi cara en su chochito para olerlo y degustarlo. Con mi lengua revisé cada rincón de su entrepierna, abrí sus labios y gocé en el interior de su vagina rosada. Cuando le tocó el turno al clítoris, Emilia, que ya había dado muestras de estar llegando a su éxtasis final, me hundió la cabeza en su coño casi ahogándome contra él, le lamí con la punta de la lengua sin recato, torturando su estirado y casi blanquecina pepita, la chupaba y mamaba con mis labios deleitándome con aquel apéndice del demonio que me llevaría al averno. Se lo comí largo rato hasta que se corrió con un orgasmo terrible por su intensidad y duración.

-“¡Qué hermoso es esto, me derrito! Me gusta, qué rico cabrón eres mi amor ¡Como sabes llevarme al éxtasis!” 

Dijo con voz entrecortada entre jadeos e hiperventilando.

-“¡¿Estás gozando putita mía?”

-“Si hijo de puta ¡Qué bien lo haces…! Por favor no pares, sigue así. ¡No pares de comerme el coño!”

-“Te voy a volver loca de placer nena. Te vas a olvidar de Carlos y de cualquier otro hombre sobre la faz de la Tierra. A partir de hoy solo pensarás en el placer que te pueda dar tu papi…”

-“Sí, así es ¡Ya me tienes loca! Dame más con esa lengua perversa que tienes”.

-“Te voy a estar comiendo el chumino hasta que no tenga más aliento o te corras como una puta salida”.

Y seguí por un largo rato, porque era un deleite mayor chupar ese coñito joven de sabor dulcemente ameno, que sabía a gloria con su olor y sabor que me enloquecían. Y además porque sentía que Emilia gozaba muchísimo con mi labor, gracias a mi larga experiencia de comedor de coños diversos… grandes, enjutos, de sabor fuerte o suave, salados o almizclados… todos absolutamente todos me alegraron el día y el de Mily era para adorarlo en el altar de la belleza y la lujuria. Creo que nunca más duré tanto tiempo aferrado a un coño dándole máquina con mi boca y lengua, que en esa oportunidad que me dio esa niña perversa. 

Notaba mi verga hinchada, dura y condolida, en especial mis huevos, debido a que necesitaban ser aliviado de inmediato… cuando la niña comenzó a convulsionar, gimiendo con mayor intensidad, yo arrecié en su clítoris metiendo un dedo más en su vagina, formando el par de dedos que la llevaría al orgasmo. Soltó un pequeño chorrito de flujo que me bañó la cara, y buena parte me bebí, pero continué hasta que Mily se calmó rechazando mi lengua y reclamando mi verga…

Sin demorarme me dispuse de inmediato a follarla. Mi falo, endurecido como pocas veces lo he tenido, por los magreos…Mily reclamaba participación. Ella quedó de espaldas mirándome fijamente cada maniobra, después cerraba los ojos dejándose hacer sumisa y ofrecida al sacrificio del macho… y en esa posición, levantándole las piernas sobre mis hombros me dispuse a empotrarla. El trabajo bucal que le había hecho y los jugos derramados por Emilia me allanaron el camino lubricando el angosto conducto de su vagina. El glande encontró la bocana de su coñito, y ambos labios se abrieron mostrando su encarnado interior, no hubo necesidad de enfilar el ariete a su raja hambrienta, mi rigidez era fácilmente controlable con mis caderas y encontrada la entrada, simplemente la vagina se Emily se expandió. Su rechoncha vulva formó dos mullidas almohadillas de carne trémula alrededor de mi falo, franqueando su entrada… Mi verga se deslizó suavemente a sus adentros, sintiendo como a cada empellón se sumergía más y más dentro de ella notando cada pliegue de sus enjutas  paredes vaginales, decididas a no permitirme llegar al fondo… pero una vez llegado al tope, comencé a bombear poseído por las ganas incontrolables de hacerla mía. Emilia, se mordía los labios de placer y me animaba pidiendo más y más verga, más dureza y más adentro…

-“¡Vamos cabrón… dame más! ¡La quiero toda adentro… en mi útero! ¡Sabes que me cabe…!”

-“Ya la vas a tener toda adentro mi amor ¡Tu coño se convertido en un conejo muy tragón!”.

-“Joder. Sí, la noto en mi estómago… Dame con fuerza ¡Cómo me gusta sentirte!, ¡Qué dura la tienes papi! La siento muy gorda en lo más hondo de mi coño… ¡Me vas a matar de gusto con tus pollazos!”.

-“Te lo voy a dar todo Mily, ¡Joder nena que pronto te llenaré con mi leche! No voy a poder aguantar mucho… Me tienes a mil y los huevos me hierven ¡Te voy a llenar de esperma hasta la matriz…!”

-“¡Sí, así…Dámelo todo Hijo de Puta! ¡Fóllame con fuerza! Cómo siento tus huevos golpearme en el coño. ¡¡Quiero que acabes dentro de mi útero!! Deseo toda la leche que tienen este par de cojones inmensos, toda es mía ¡Vamos cabrón vacíate toda la lefa y PRÉÑAME…! ¡Quiero me hagas una panza bien grande!”

No sé qué me ocurrió, la excitación a la que me arrastró Emilia no era normal en mí, solo llevaba cinco minutos penetrándola, era una follaba descomunal colmada de morbo y ganas de preñarla por incitación de ella. Mily acompañaba cada inserción con más penetración empujando hacia mí, lograba embutirse todo el rabo hasta las pelotas pegando su coñito impúber a mi pubis de vello recortado que acariciaba su clítoris en el momento que nos hallábamos totalmente acoplados en aquel apareamiento animal. Se auto follaba con mi mástil rígido como nunca.

-“Ya me corro Mily, me corro, ¡No puedo aguantar más sin descargar mi leche…!”

-“Yo también me corro, ¡Esto es un sueño papi! No pares por favor sigue follándome ¡No me dejes ahora por Dios santo qué gusto… Aaaggg!” 

Sus manos me abrazaban, me sujetaban del culo para que no me escapara, sus piernas me rodeaban las corvas, de igual manera que una mantis religiosa se aprovecha de su macho para después engullírselo. Me sentía presa de su urgencia y no podía ni deseaba demorar mi eyaculación… Mi descarga fue total, la embutí hasta el fondo de su ajada vagina, deseaba desovar toda la lefa en su mismo cérvix, la enchufé sin dejar un centímetro fuera y engatille el primer cañonazo de leche. 

El primer chorro llegó a dolerme en la salida por el glande, de lo grueso que fue, el segundo chorro de lefa fue algo más comedido pero una ingente cantidad también y así de mi polla brotaron como seis o siete chorros de esperma que inundaron la cueva profunda de mi querida Emily… las recibió encantada y apretando los músculos vaginales, tanto que parecía que me estaba ordeñando, y de alguna forma así era. En suma, un polvo brutal por lo intenso, no podía decir lo mismo en lo duradero, pese a que me llevó cerca de medio minuto descargar toda la semilla que se atoraba en mis pelotas y recuperarme del sopor... ahora muy lefa formaba el relleno del coñito de Emilia. 

¡Irrepetible! Quedé exhausto con las piernas flojas, del chute de dopamina que mi cuerpo soltó por mis venas cubriendo cada músculo y sobre todo mi cabeza, caí rendido al lado de Emilia que me acariciaba gradeciendo mi esfuerzo y su atiborrado de semen. Me besaba y blandía sus dedos por mi pecho con la cabeza apoyada en el hombro…Pasamos largos minutos, juntos tomados de la mano, solo atinamos a recuperar aliento. Fue Mily quien rompió el silencio…

-“¿Amor, qué te ha pasado que hoy parecías una fiera follando y te has ido tan rápido…? No es que no me haya gustado… me ha encantado, pero las otras veces habías durado casi media hora dentro de mí…”

En verdad llevábamos cerca de media hora, solo que los previos y su orgasmo oral los mantuve durante más de veinte minutos, solo que mi momento de joderla no fue todo lo duradera que solía ser, me sentía muy excitado tras más de una semana sin probar a una hembra y mis ganas las tenía disparadas, máxime con la seducción de Mily y el regalo de sus braguitas…

-“La culpa la tuviste tú, invitándome a oler tus bragas”.

-“¿Fue eso?”

-“Si mi amor. Cuando las olí y pasé mi lengua por ellas, me volví loco”.

-“¿Tanto?

-“Sentí dentro de mí la fuerte necesidad inherente de hacerte sentir que soy tu macho. Quería darte el máximo de placer, no sé si lo logré… Además estaba seguro que deseabas percibir todo el cariño de mi parte”.

-“Claro que sí. Me has hecho gozar como siempre o más. Contigo cada vez lo vivo más intensamente que la anterior ¡Me haces sentir una mujer de verdad, una mujer completa cada vez que me llenas de semen…! Me llenas tanto que se me sale. Es una pena que se desperdicie este néctar por eso me lo bebo, así”. 

Emilia se recogió la lefa que le rezumaba de sus labios y se la comió como si de miel se tratase….

-“Esto se merece festejarlo entonces. Abro la botella de cava y nos la bebemos, ¡¿Te parece?!”

El cava y los minutos de relax calmaron el cansancio que teníamos después de ese polvo brutal. Yo sabía que esa paz no era duradera, que Emilia demandaría más buscando su orgasmo con penetración, dado que las corridas clitorianas siempre se le quedan cortas. Y no me equivoqué. Echados en la cama, soltó mi mano y se montó arriba mío, pero a la inversa, de modo tal que puso mi verga a disposición de su boca y su coñito a la mía. Era el momento de nuestro 69…Empezó ella con suaves lamidas y chupones tomando mi verga y llevándosela a la boca, buscando que se pusiera dura, cosa que consiguió tras unos minutos de ardua labor. Logrado el objetivo, comenzó con una suave paja mientras engullía el glande y el primer tercio del tronco en su boca… acariciándolo con su lengua. Por mi parte, teniendo a mi total disposición ese regalo de la naturaleza, volví a regocijarme con esa almeja tan preciada. 

Repetí los juegos que a Emilia le gustan y que hice extensivos a su ano. Tener sus dos agujeros frente a mí era una dicha total. Su ojal bien fruncido y cerrado se ofrecía a mis juegos lenguaraces. Con la lengua lamí su alrededor y puncé en el centro buscando entrar en el mismo. Cuando pude alcanzar a introducirla en parte, Mily se estremeció agitándose como una loba, no cejé en mi empeño comiéndome sus labios vaginales, la pepita y el anito alternativamente una y otras vez hasta que la niña explotó como un geiser regalándome otro hermoso orgasmo que recibí en mi cara complacido de extraer tanto deleite de un cuerpecito tan hermoso. Las caricias en su ojal, despertaron su libido y no demoró en pedirme que la follara por su culo. Le pedí que esperara un momento porque yo todavía me estaba deleitando saltando de un orificio a otro…

-“Quiero que me des por detrás y me rompas toda. ¿Lo harás?”

-“Veo que la experiencia que tuvimos tuvo que haberte resultado placentera ¡Quieres repetir!”.

-“Sí, me gustó mucho y ahora cuando has chupado mi culo, encendiste la chispa. Dale, no seas malo ¡Rómpeme otra vez el culo como solo tú puedes con ese pedazo de pollón…!”

-“Ya muñeca, todo a su tiempo. Quiero seguir comiéndote el conejito un rato más y luego lo hacemos, ¿Vale?”

-“Sí, pero no te demores que me pongo ansiosa… Ya me tienes muy caliente”.

Tanto insistió que tuve que darle el gusto. Lubriqué con una crema mi cipote y su agujero anal, me puse de espaldas y la invité a que ella manejara la situación. Se acomodó poniendo sus rodillas a mis costados, tomó mi verga y la llevó a su agujerito, para ir descendiendo lentamente. Lo hizo de tal manera que su ojal fue dilatándose rápidamente y permitiendo la entrada de mi glande en forma de arpón que expande poco a poco para darle paso al incremento del grosor de mi tronco…iba dando pequeños empellones colando un poco más y abriendo desmesuradamente su ano. En cada sentón surgía un gritito con una exhalación de aire que intentaba compensar el dolor de la invasión…Cuando llegó al final del recorrido, me miró sonriente diciendo…

-“Que rico, parece que la tengo toda dentro de mí”.

-“No parece, está toda dentro”.

Era una delicia ver a esa niña subir y bajar, sus tetitas gelatinosas y firmes moverse al son de sus vaivenes. Sentía la estrechez de su culo masajeando todo el tallo desde el capullo a la misma base, aplastando mis huevos en cada sentón ¡Creía morir de gozo! No podía detenerla, no deseaba hacerlo nunca jamás…me transportaba al Olimpo de los placeres divinos sin atender a las consecuencias. Allí solo estábamos mi diosa Mily y su maduro amante entregado en cuerpo y alma. El olor a sexo lo impregnaba todo, sus dulces curvas, su piel perfecta y su culo tragándose todo el mástil envalentonado de este pobre hombre entregado sin cortapisas, me envolvía en un ambiente del que no era posible desencadenarse. Me dejaba llevar por los efluvios de la niña que no solo me follaba magistralmente, sino que me agasajaba con sus besos en mi boca, oreja o pezones…lamía mi cuello y mi pecho sin demorar un instante su mete saca rotundo buscando nuestro gozo mutuo…

-“Me siento llena… ¡Joder es que tienes un pollón enorme e insaciable! Nunca pensé que me cupiera en mi coño, pero en mi culo mucho menos ¡Me estás haciendo una Puta tragona de grandes pollones en toda regla! Ahora te voy a cabalgar como una amazona a su semental, ¡¿Te gusta?!”

-“Claro que me gusta. Es realmente fabuloso darte por ese culito tan apretado… Es como desvirgarte cada vez”.

-“¿Y me vas a dar tu leche?”

-“Lo que me queda, mi amor. Mucho no debo tener porque me sacaste casi toda la lefa en el polvo anterior”.

-“¡Qué bueno! Hoy me vas a meter un litro de esperma espeso en mi cuerpo entre lo que me has llenado el coño y mi culo… ¡SEGURO QUE ME VAS A DEJAR PREÑADA HOY, CABRÓN!”

Y empezó a moverse. Despacio primero como amoldándose, y luego fue aumentando la velocidad de ese sube y baja que poco a poco me fueron llevando a un estado de explosión que tuve que aguantar un largo rato para seguir en ese goce mutuo, la sentía muy apretada, cerrando firmemente su anillo alrededor de mi grueso falo, que gracias a su extrema elasticidad se amoldaban a la perfección y con una rapidez prodigiosa. Como estábamos enfrentados, aproveché para jugar con sus tetas y pellizcando sus pezones, sumando más placer a su cabalgata, después lo compensaba mamándoselos. Me miraba con los labios apretados como conteniendo su lujuria. Cuando llegó al límite frotándole el clítoris y metiendo un par de dedos en su vagina follándomela por ambos agujeros, ella se desgañitaba entre gemidos, cuando de pronto me anunció…

-“Cariño, esto es lo más... pronto me va a correr”.

-“Te espero mi amor, a ver si acabamos juntos esta cabalgata… porque a mí me tienes a punto también nena…”

-“Ya, ya, me corro, me corro, cielos que cosa buena ¡Dios mío como me gusta tu polla Hijo de Puta!”

-“Yo también me corro Mily, te voy a llenar con mi leche otra vez mi amor”.

“¡¡Ahhhhh! Sí dámela… 

Me corría a la vez que ella convulsionaba dándome su orgasmo empapando mis dedos y mi pubis… Otro polvo memorable. Ambos habíamos acabado al unísono, el placer y el goce eran infinitos. Se dejó caer sobre mi cuerpo, buscando mis labios para volver a besarnos con furia, como si fuera, ese, el primer beso que nos dábamos. Nos abrazamos muy fuerte por largos minutos con las pocas fuerzas que nos quedaban. Nos sentíamos satisfechos y completos de amor, de sexo, lujuria y lascivia inconfesables. De nuevo percibí como llenaba a mi amada Mily, al mismo tiempo que nos comíamos la boca, como tanto me gustaba a mí… sentir los aldabonazos de leche salir de mi polla, al mismo tiempo que le como la boca… es lo más el placer.

La sesión de sexo y amor había sido completa y total. Rendidos uno junto al otro tomados nuevamente de la mano, estuvimos un largo rato. Era la paz que llegaba después de tanto ardor. Recuperados en parte, nos levantamos para ir al baño a darnos una ducha que nos librara de los testimonios de nuestra pasión. Para recuperarnos y antes de su partida, devoramos unos sándwiches que había preparado antes de la llegada de Emilia. Como el cava se había terminado nos conformamos con gaseosas con vino, lo que viene siendo un tinto de verano… Besos y muchos besos apasionados antes de su partida… Los encuentros de sexo salvaje con Emilia se estaba haciendo cada vez más frecuentes. Nos encontrábamos deseosos de tocarnos en escaramuzas dentro del ascensor repleto de gente. Lo hacíamos así, para evitar caer en la rutina acostumbrándonos al follar por follar, dándole morbo con el riesgo sin dejar perder el encanto fresco nuestra relación. Las citas eran programadas con unos días de anticipación para acomodar los horarios y buscar excusas, esto de mi parte. Por eso me sorprendió una llama que me hizo Emilia. Después de los saludos de rigor, me dijo…

-“Mi amor, necesito que nos veamos hoy mismo…”

-“¿Pero qué pasa Mily…?

-“Nada para preocuparse pero necesito estar contigo y que me llenes de cariño, si no tienes problemas voy a tu piso esta tarde a las seis ¿Vale?”

-“Bueno nena, dame un poco de tiempo, arreglo mis asuntos y allí estaré en casa esperándote”.

A la hora prevista se presentó la niña con un chaquetón que ocultaba debajo todo una preciosidad de rompa sexy que no haría más que seducirme para no parar de follarla como Mily se merecía… 

Durante cinco meses mantuvimos la relación en secreto, se suponía que ella no salía con nadie… Con Carlos solo fue un mal comienzo de su vida sexual, ahora había encontrado a su verdadero afer. Que fuésemos una pareja fogosa que ardíamos en arrebatos de pasión, no impedía que pensara en su futuro… la empujaba en los estudios, y cada vez que podíamos nos veíamos en mi casa sin sospechar nadie de la finca, creyendo que con los libros en la mano solo estudiaba conmigo…, hasta que una tarde ella sin mi permiso, se lo confesó a su madre todo, y que nadie la haría cambiar de su decisión y estaba harta de verme a escondidas…, pero lo que realmente desencadenó la reata de confesiones, fue que Emilia estaba preñada de tres meses y su conciencia no pudo ocultarlo más, dado que tarde o temprano se sabría. Tras soportar más de tres semanas de interrogatorios, lo confesó. No deseaba que Carlos se hiciera cargo de su hijo, lo tendría difícil engañar a toda la familia de él también, y sus padres tampoco admitirían a un descamisado como ese chaval para encadenarlo a su hija…, así que tomó la decisión de decir la verdad, la dura e inexorable verdad.





Sus padres fueron a mi casa, él venía muy enfadado sobre todo por la gran mentira de estar con su hija con la excusa de darle clases a Mily… la chica se lo había contado todo desde el principio que me sedujo, que quise dejarla, que la quería pero comprendía que tenía una vida por delante y no debía aferrase a un hombre maduro que casi le doblaba la edad, casi de la edad de su padre. Sin embargo sus padres no solo se enfadaron por mi abuso de confianza, sino por el engaño siendo un vecino y conocido desde la niñez. Conocía mi estado de soltería y que tenía un hijo de la misma edad que Mily, pero lo más importante era, que ellos sabían que no deseaba destrozar su vida pese a mi debilidad al caer en el juego de la seducción y el fornicio descontrolado, cuando debía haber pasado de la niña. 

Todos estos signos y lo enamorada que se hallaba Emilia de mí, convencieron a sus padres, y amigos míos desde la niñez  ¡La quería de verdad... estaba enamorado de ella! Antes de salir a la vista de todos, lo llevamos con discreción, donde solo sabíamos de la paternidad del bebé, sus padres, Emilia y yo…ella terminó sus estudios de bachiller y nos casamos en secreto. Nos mudamos a unas manzanas de aquel edificio en una zona nueva, un apartamento nuevo y una vida nueva. Mi trabajo nos daba la suficiente soltura económica para tener dos hijos más y así lo planeamos para el futuro… A día de hoy tenemos una preciosa niña, pero sobre todo ella me adora, y yo a ella no por menos que es la mujer más atractiva y cautivadora que jamás he conocido… es lo que busqué toda la vida, tener alguien que me quisiera de verdad y la encontré en una mujer que conocí desde que nació, y que jamás se me pasó por la cabeza que finalmente sería ella, buscando por los callejones del desamor y la frustración y teniendo tan cerca la felicidad… y lo mejor es que la he vuelto a preñar y luce una panza preciosa mientras aún amamanta a la pequeña Mar con un año y medio.


PESE A LA DIFERENCIA DE EDAD Y LA MULTITUD DE PREJUICIOS SOMOS UNA FAMILIA FELIZ  Y PRONTO NUMEROSA

Este relato está basado en la historia real de mi confidente y amiga Emilia, que ha tenido a bien compartir sus vivencias y hacerme partícipe de ellas. Si bien no todos los hechos ocurrieron exactamente así, sí gran parte de ellos, sirviéndome de inspiración para completar una historia de lujuria, sexo y amor, donde dos mundos aparentemente opuestos y paralelos, logran encontrar un nexo de unión, un nudo gordiano que es desbaratado al colisionar…, desencadenándose la mayor de las pasiones entre un hombre y una mujer. Esta aventura nos muestra, cómo de un simple gesto superficialmente lascivo, se llega a consolidar el amor verdadero y crear el núcleo de nuestra sociedad…, la más firme e indestructible de las alianzas que el ser humano civilizado ha creado… LA FAMILIA


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