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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Mi Madre y YO


"Eres un buen hijo..." es lo que piensa mi MADRE. 

Con 42 años y divorciado desde hace cinco años, tengo un hijo de 17 años pero vivo solo en mi estudio…lugar de las aventuras que comparto con mis follamigas de uvas a peras. Lo único especial en mi vida es Mi madre, sobre todo cuando tenemos las relaciones sexuales de fin de semana y esporádicamente en días laborales. Hay que entenderlo como un refuerzo de ayuda mutua más que una perversión incestuosa…, ciertamente es un secreto compartido con muy pocas personas de nuestro entorno, dada la posición social de mi madre maestra escuela y la mía de funcionario local. Desde mi separación llevo una vida normal si exceptuamos mis escarceos amatorios con mamá, tengo una perrita llamada Micaela con la que comparto mis alegrías y mis penas a diario, si no las derrumbo escribiendo sobre sexo, me relaja y me evade de no tener una mujer con la que gozar manera asidua. Escribo relatos eróticos desde hace mucho tiempo, pero solo el verano del 2015 me propuse publicar los muchos borradores que tenía. Físicamente no soy muy agradecido por la naturaleza, pese a mi 1’85 metros, un poco de sobrepeso para mi gusto y rubio. Me encanta el sexo, practicarlo mucho más, no se puede decir que sea un portento con una polla de apenas los 17 cm lo cual no me hace ser un macho superdotado, pero está en la justa medida para muchas hembras que gozan cuando la disfrutan por ser un mostrenco bien recio con el prepucio complemente descapullado. Me gusta ser correspondido por mis lectores, con todos, ya sean hombres o mujeres, no obstante no me gusta memorizar todo lo que no es estrictamente necesario





Mi madre no se puede considerar bella
, sin embargo sí una muy sexy 
y joven madura de 62 años. Es una señora casada muy respetable en su entorno social, aunque con el tiempo sin una buena jodienda creyó caer en el ostracismo por culpa de su esposo, el perdió interés por el sexo y según cuenta su esposa, ya no se le empalma sin ayuda… sin embargo ella no ha perdido la calentura del coño desde su niñez, ya te puedes imaginar la horas de vuelo que lleva su vagina…ciertamente mi padre no es el único que ha entrado en ella, ese coño veterano de mil batallas ha probado unas cuantas pollas de diferentes tamaños, formas y edades. Ahora todo ese mundo del deseo y la lujuria ha cambiado desde que volví al hogar materno tras mi divorcio, sé con severidad que es con su hijo con el único que retoza,  con quien aprovecha para revivir lo mejor del sexo que nunca ha tenido con su marido o con los amantes ocasionales que siempre la llenaron como a ella hubiera preferido… porque su hijo mayor es quien más la ama, la necesita y desea en la misma medida…el único que la tiene en un pedestal, recompensándola del sacrificio que supone el trabajo y dedicación a la familia en las labores hogareñas y profesionales para mantener a flote el hogar. Esto se cumple casi a diario con mamá… ella es ese tipo de ama de casa trabajadora con un oficio fuera del hogar a la vez de ser muy hogareña y familiar. No obstante le pone empeño con su esposo, intentando que cumpla con sus deberes maritales haciendo resucitar a mi padre gracias a la química azul..., ella se abre de piernas y lo recibe con honores buscando con su sexapil que descargue dentro de ella, como toda buena ama de casa que debe mantener a su esposo bien alimentado y satisfecho sexualmente. Verdaderamente él solo cumple una o dos veces al año ¡Insuficiente para una mujer tan ardiente como mi madre! 

Sin embargo con los pobres polvos de su marido de uvas a peras gracias a la pastilla azul, no tiene suficiente, por eso cuando tras mi vuelta a casa, vio a su hijo tan necesitado como ella, no hubo mucho que decir sabiendo cual era la salida más gozosa a la exigua vida sexual llevada en los últimos años, viviendo lo que muchas veces soñó… ser tomada por un macho mucho más joven. Nos llevamos poco más de 18 años, que no es tanto dadas nuestras edades, podríamos pasar por pareja, sin embargo es un tramo suficiente para hacer cumplir su fantasía si tenemos en cuenta que a mí se me empalma con facilidad y la dureza de mi verga es bastante considerable…dura, larga, curvada, recia y de orografía venosa, venas que de forman el falo cuando se hinchan bombeando hacia mi glande. Ese espectáculo es del gusto de mamá, una mujer excepcional cuando pensamos en un ama de casa, si además la imaginamos follando, a todos se nos pasa por nuestra cabeza a una madura con delantal y cabello alborotado comprometida por las labores domesticas. Mamá no es así, casi nunca pierde la compostura y de ningún modo le falta un brillo “Gloss” o color rojo “Russian Red” en sus labios, su profesión de maestra de escuela ha hecho de su arreglo personal en todo momento, una costumbre, por eso es una hembra nada parecida a una fémina desvencijada en cada término de su vida cotidiana… podemos decir de ella que es una joven madurita de actitudes tan de hoy, que cumple con el perfil de una ama de casa trabajadora, que no pasa de los 30 años…sensual, traviesa, consentida, entregada a su macho y con un coño tragón.

En su adolescencia celebró nupcias con mi padre con apenas 17 años, era una adolescente bien desarrollada y dispuesta a los menesteres de una hembra adulta, pero el tiempo hizo mella el relación sexual con su esposo y buscó refugio en otras pollas que le compensaran la falta de coitos conyugales. Durante años probó a hombres de todos los tamaños y calibres, pero cansada de tanto desamor es ahora con su hijo primogénito con quien está realmente comprometida, casada y esposada, es con quien sí aprovecha el tiempo de convivencia en pareja recibiendo amor y semen en cantidades ingentes. Ciertamente para muchas mujeres encuadradas en el arquetipo social prevalente, es importante el matrimonio y que ese “amor” y el esperma sea como Dios manda, para otras hembras más adelantadas mentalmente, no tanto… para mi madre su marido cubre la parte social, en tanto a mí me considera su tándem afectivo… quien le llena el corazón de gratas emociones, su pensamiento de positivismo y su vagina de dura carne venosa con grandes descargas de lefa espesa solo producida para su útero. 

Hemos descubierto que para ambos es importante follar mucho y muy rico al natural, sin condones de por medio. ¡Es muy emocionante follar a pelo! Ahora que ya no la puedo preñar, quiere toda la leche dentro de tus coño, para sentir la humedad, el calor y la sensibilidad de ambos sexos acoplados… porque sin duda el mejor coño para un hijo es el de esa madre a la que te puedes follar… un chocho acogedor, cariñoso, sumiso y tragón, y fuera de la edad fértil no hay problema de preñarla, aunque no me importaría dejarla bien panzona… si pudiera lo haría para mi satisfacción y la de ella, pues en sus gestos también me lo pide… cuando la estoy clavando, ella me abraza con sus manos y sus pies no dejándome escapar, pero mucho más.

Cuando visito a mi madre el fin de semana, ella sabe que estaría a esa hora en casa cuando vuelvo del trabajo, así que se asegura que mi padre no esté preparándose a conciencia esperándome con el coño sediento de leche. Meterla en su útero es algo fuera de lo común para mí, porque fue ella la mujer con la que perdí la virginidad con una mujer de verdad, la primera vez que follé e hice a una hembra mía... y eso hace que siempre que vuelvo a follar con ella recuerde aquel momento mágico en que penetré por primera vez la enjuta vagina de una mujer abrazando mi rabo enervado, duro y febril…, en mi mente se amasaron decenas de ideas y de deseos estallando en ese momento de clímax, sobre todo por no ser una mujer cualquiera, esa  hembra es mi propia madre, una madre a la que yo adoro. Volver a estar en el interior de ese lugar que me cobijo después de engendrarme mientras me estaba formando como ser vivo, ese lugar en que todo es seguridad y atenciones para mí, es como volver al Paraíso. Para culminar con una larga y copiosa eyaculación que me deja secos los huevos. Decirte que minutos antes de clavársela comienzo a tener ese dolor testicular que solo se amansa con follármela e inseminarla a conciencia. Una lástima que no la pueda preñar, a ambos nos gustaría que eso fuera posible, ella nunca me lo ha expresado, tal vez por el dolor que conlleva pronunciarlo para ella, pero sí que me lo ha expresa en los distintos gestos de amor cuando follamos, al estar acoplados sus manos me sujetan del culo para que no me salga mientras me estoy corriendo dentro, cuando me besa sintiendo mi lefa llenándola, cuando se la mete en su coño mirándome a los ojos, o cuando me la mama tragándose mi semen...todo eso dice más que unas palabras que pueden ser vacías sin contenido de amor y pasión.


El caso es que se deja follar a pelo sin condón que nos quite el gusto de percibir cada detalle de nuestros genitales… ¡¡Joder cómo es eso de ponerla entre los grandes labios vaginales de su coño, y clavarla hasta dentro en tanto dé de sí haciendo tope en los huevos!! Ya imaginas, en nada le apartas las bragas a un lado de su coño y para adentro sin contemplaciones. La sensación es única cuando la estás follando notando la calidez de su esponjosa y lubricada vagina en mi capullo… se me pone a reventar al notar lo mojada que suele estar. Notas como se abren sus paredes internas frotando mi sensible glande, metiendo y sacando sin cesar…, su mirada apenas se cruza con la mía, tal vez un poco avergonzada de darse al instinto animal que llevaba dentro queriendo salir. Sin duda es el momento del día o la semana…el culmen de nuestra relación. Si hay algo destacable en mi vieja, es lo bien que me tiene abastecido de orgasmos, sin que repercuta en el resto de cosas que cubren su rutina… Como lleva su hogar como la jefa del mismo, administrar su hogar, su trabajo y follar dos o tres veces al año con su esposo… creo que todo lo hace muy bien. Asumo que es una esposa complaciente con su muchacho, no solo por la exquisita comida que pone sobre la mesa, sino porque también aporta mucho relax a su primogénito con sexo oral, vaginal y de vez en cuando anal. 

No digo que ella no lo disfrute también, todo lo contrario, son memorables sus corridas bestiales… pero seamos realistas, no todos los hijos tenemos el lujo de gozar de una madre tan buena folladora, sumisa y consentidora… la reina de las mamadoras de vergas duras, una de sus especialidades. Además de bonita y entregada a los miembros de su casa, es una hembra que en todo momento está lista para metérsela cuando llegas con ganas, convirtiéndose en el desahogo y descanso del soldado, porque sabes que está ahí en todo momento dispuesta para su semental sin la menor queja…muy lejos de esas mujeres hurañas con sus esposos, mi madre es consciente que un coño y un cipote es tal para cual, y usarlos en la cópula no es más que una de su mejor función. Por tal motivo, ella siempre me busca para que esté bien, arrebatándome por completo la testosterona que se aloja en mis testículos y que producen lefa en exclusiva para ella, con el fin de vaciarlo dentro del chochito acogedor de una madre que se presta a ser la más cariñosa, febril y puta sin recato alguno, con el fin que su hijo quede destensando de todo el estrés cotidiano…  ¡Mamá es todo un lujo al alcance de muy pocos!

Debo agradecer a mi padre que sea mi madre, y darle el mérito de escogerla y convencerla para hacerla su esposa, porque de jovencita a esa nena le llovían los pretendientes, de hecho estuvo con algunos antes de casarse, y con otros tantos más después de hacerlo…especialmente los últimos años antes de rendirse a las bondades fálicas de su retoño. ¡Todos ellos probaron las habilidades sexuales de mamá! Así que mi padre se llevó el premio mayor cuando logró que se quedara con él, tal vez por el estado de preñez de siete meses antes de casarse… posiblemente eso ayudó mucho a decidirse…, ello nos lleva a otra incógnita sobre mi verdadero progenitor, porque si me comparéis con mi padre, solo nos parecemos en el blanco de los ojos. Pese a todo este misterio. Según nos ha contado él, no le costó mucho hacerla su esposa, y de eso nadie puede culparlo, porque con un culo como el de mi madre… así cualquiera quiere tenerla en casa para disfrutarlo a cada rato, es como culpar a alguien por querer tener un televisor HD inteligente… nadie puede culparlo. Después de 49 años, mi genética es una cuestión pasada que no me altera, pese a las confesiones de mamá sobre sus aventuras sexuales antes de casarse… ¿Es realmente mi padre mi progenitor…? Ahí lo dejo y no pienso investigar, porque mi padre se ha desvivido por criarme y darme una formación que me sirviera para echarme a la vida.

Otra cosa gratificante que tiene mamá es que también le gusta hacerse fotos sexys, eso lo agradecemos ambos cuando nos sentamos a visionarlas acurrucados en el sofá esos días de invierno atroz. Me tiene muy malcriado, siempre ha sido demasiado sobreprotectora conmigo, ya sabes, una de esas madres que se desviven por su único hijo. Y ese chico mimado soy yo. Lo que sucede es que el cariño que mi madre siente por mi lo confundió tal vez con otra cosa desde aquel día de mi adolescencia mientras estaba desayunando. Hablaba con ella de mis cosas, yo tenía un mal día y hablar con mi madre desde luego pensé que sería una buena idea. Pero ella tal vez no lo entendió bien, ya que comenzó a tocarme. Que una mujer madura toque a su hijo de esa forma no era algo habitual… me dejé hacer excitado como un mono, y más aun cuando agarró mi mano y se la llevó a sus tetas de pezones empitonados. Yo no quería ni mirarla, pero reconozco que mi polla quería salirse de los pantalones. Se sentó sobre mí frente a frente… en nada Yo la besaba en el cuello, la cara, los ojos y hasta me atreví a morrearla, fue cuando abrió un poco la boca para darnos la lengua por primera vez. Buscó mi polla sacándola de su forzada prisión, y antes de darme cuenta se encontraba subida sobre mí en la silla, en nada asió mi verga dura como un mástil y la encajó en el coño comenzando a subir y a bajar. Percibía sus paredes frotar mi sensible glande, excitado la apuntillaba con pollazos mientras ella me respondía con fuertes sentones aplastando mis huevos…sonaban nuestras carnes al golpearse y con 17 años no se puede decir que fuese muy fuerte mentalmente para soportar tal pugna.





Yo llevaba varios días sin eyacular y en poco menos de cinco minutos no pude contenerme, para acabar una buena lechada toda para adentro en lo más hondo de su útero, de forma que no hubiese posibilidad que se le saliera una sola gota. El subidón de adrenalina era morrocotudo, mi corazón casi se me sale del pecho por la boca de la emoción… abrió los ojos cuando percibió el primer lechazo y el segundo que suelen ser los más copiosos, mirándome me sonrió dando su beneplácito a la follada con inseminación profunda en su útero ¡Eso me tranquilizó! Pensaba que había hecho una perversidad corriéndome dentro de ella como un enviciado sin haberle pedido permiso para vaciarme en su coño ¡Joder mi primera eyaculación dentro de mi propia madre! Era como haber alcanzado el Nirvana estando en vida, todo mi cuerpo respondió, y la hinchazón de mi verga no se bajó tan rápidamente como hubiera imaginado una vez eyaculado. Tras un rato jugando conmigo, por fin consiguió la zorra lo que quería, que no era otra cosa que tener mi polla dentro de su coño y follarme en la misma cocina… ¡En verdad volvería a hacerlo mil veces! Al final mi leche salió disparada como un surtidor llenándola entera…ella no lo notó, lo vi en su gesto al percibir los aldabonazos de lefa en su útero, lo cual era particularmente su objetivo final cuando me sedujo.

Una vez descargado la fui sacando de su apretada vagina, ambos nos pusimos a mirar a la expectativa como extraía toda la tranca impregnada de flujo y esperma espeso, y de lo dura que aún la tenía. La cantidad debió ser tanta que tras mi capullo salió un reguero de leche entre sus carnosos labios, que mojó su ano y cayó en parte mis mulos y a la silla donde mi padre come habitualmente. Después la señora se colocó las bragas bien puestas y faena acabada… a esperar a su marido con toda la zona que tapaba su coño mojada de semen filial que continuó rezumando. No dijimos nada después, como si no hubiese ocurrido. Cuando llegó mi padre desayunamos los tres con el morbo que da saber que tiene toda tu leche caliente metida en su coño con mis bichitos trepando por sus trompa de Falopio, y otra parte en sus bragas empapadas del semen de su hijo…, a todo esto tratando con su marido como si tal cosa fuera habitual. Por todo ello ¡Mi madre es única! Sabe bañarse y guardar la ropa. Aquello que ocurrió en mi adolescencia no se me ha borrado en toda la vida, pero lo más curioso era que si por entonces mamá era una mujer madura en la mejor edad efervescente y febril, ahora pasados muchos años, no ha perdido sus ganas de macho. De ahí en adelante vino a ser costumbre venir a mi cama para que durmiera relajado, ya sabes que su excusa era para hablar de nuestras cosas del día a día antes de conciliar el sueño. El ritual era siempre el mismo, hacía algo que cada noche esperaba, y es que agarraba mi verga y empezaba a sobarla bajando y subiendo el prepucio hasta que se ponía ardiente al mismo tiempo que la chupaba. 

Yo quedaba perplejo al recibir algo que me encantaba y que no quería que acabase nunca… ella tampoco, si bien me confesó pasados los años… – ¡Me vuelvo loca con el sabor de una polla! Me dijo. Tras la mamada la zorra se quitaba las bragas con un camisón nada más, y se sentaba encima de mi verga para follarme. Yo estaba tan cachondo que hasta olvidaba que se trataba de mi madre, solo quería metérsela y correrme dentro de un coño para acabar atolondrado en una bruma soñoliento y dormir como un bendito. Y eso fue justo lo que ocurría cada vez… me corrí dentro de ella innumerables veces en todos aquellos años antes de marchame de casa, a pesar de que podría dejarla preñada perfectamente. Pero a mí no me importaba lo más mínimo, quizás porque ella se cuidaba o porque siempre he deseado preñar a mi madre, sentirme más macho, más hombre al saber que la panza de una mujer madura a la que tanto amo, es fruto de mi implacables y revoltosos espermatozoides. Bueno, así era de zorra mi madre a sus 33 años, y así continúa a día de hoy. Como me tuvo de muy jovencita no nos llevamos demasiados años, a partir de la adolescencia y en especial tras el primer polvo de aquella mañana, siempre me ha tratado más como a un amigo que como a su hijo, y yo le he respondido a su mismo nivel. En estos últimos tiempos de madurez es diferente… ha pasado a tenerme como a su joven amante infatigable… Y yo encantado de llenarla.







Que un hijo y una madre tengan relaciones sexuales es demasiado frecuente, mucho más de lo que imaginamos, especialmente cuando las madres son jóvenes para jubilar su sexualidad y los hijos son lo suficientemente mayores para disfrutar del sexo…, que el chico acabe corriéndose en el fondo del mismo coño por el que nació, es cuanto menos de un grado de morbosidad extrema. Apartando nuestros prejuicios, Madre e hijo tenemos una relación bastante especial, hasta el punto que hemos hecho del incesto algo corriente en nuestra vida cotidiana. Y es que mi madre no tiene problema alguno en desnudarse delante de mí cuando coincidimos en el aseo… a veces entra a echar una meada en tanto me estoy dando una ducha…y la verdad solo con verla en tal situación me excita y debo reconocer que se me pone dura muy rápido con mamá, así que aprovechando el empalme tonteamos hasta que consigo que me haga una buena mamada para bajarme el calentón. 

Una vez me dijo así como muy puta… ¡Me gusta comerme la polla de mi chico! Pero claro, la cosa no se quedó en una simple comida de verga, la vieja no pierde su oportunidad comprobando que el cipote de su hijo ya se haya bien duro, se sentó para subirse sobre mi rabo y penetrar su maduro y necesitado chocho como ya hacía en mi adolescencia enseñándome a follar. Así estuvimos follando un buen rato mientras las grandes tetas de mi madre rebotaban alocadas hacia todos los lados. Son bastante grandes como suele ser habitual en las mujeres de su edad, con unos pezones que no dudo en mamar, chupar y succionar como un bebé. Finalmente la invité a que se sentara sobre la tapa del váter para que el hijo se ponga entre las piernas de la progenitora insertándole todo el rabo hasta los huevos… la mujer se dejó hacer despatarrándose y permitiendo que su retoño la penetrase a todo trapo. Suele ser callada gimiendo contenida a cada pollazo, pero es muy excitante verla así, con todas tus tetas rebotando a cada empellón. Ninguna vez es diferente en su resultado, me corrí dentro de su coño sin cortarme y no la saqué hasta asegurarme que no me queda más semen dentro de mis pelotas. Es obvio que la mujer no va a quedarse preñada tras la corrida interna, pero vaciar mi gran lechada dentro de su vagina con lefa chorreando por su entrepierna de lo copiosa... suelen ser, desde luego bastante morboso. 



Pues este es un resumen de cómo pasó. Mi madre siempre ha tenido un carácter muy liberal, ese tipo de mujer independiente que  hace su vida como quiere. Yo que estoy divorciado, pero este hecho mi liberó como no creía y comencé a tener diferentes experiencias con follamigas que me ayudaban a mantenerme en forma… contacté con ellas por una página web y aún mantengo esas relaciones esporádicas… son amigas de ciudades de alrededor con las que contacto y quedamos, follamos y cada uno a su casa. Sin embargo el mejor material para mis relatos es con Mi madre que sabe de mis prácticas, permitiéndome las tenga. 

Una buena hembra experimentada en la vida, es consciente de la necesidad constante de un macho por aliviar sus testículos dentro de un coño, de ahí que comprende que solo son aventuras con mis follamigas con polvos pasajeros para aliviar la testosterona que me sobra. Pero con mi progenitora es totalmente diferente…, como ya he comentado tengo 49 años y ella es una mujer madura de 65 años que me tuvo muy joven, pero aún se mantiene muy activa en todos los ámbitos, laboral, social y sobre todo en el sexual, tiene la desgracia que su marido, o sea, “mi padre” que ya ronda los 70 años, ya NO está para muchos trotes más bien para el desahucio, eso dice ella...recriminé que ya no la atendiera y ella me dijo que me no metiera con él, le debía un respeto y le dejase en paz. 

Sin embargo, una mujer tan fogosa como mi madre no tiene bastante con un hombre y por eso necesita a alguien que la consuele, eso me dijo cuando encontré un consolador en su bolso... 

Sé que me entiendes hijo. Yo solo le pude decir que me tenía a mí... 

¡Yo siempre estoy dispuesto a follarme un buen coño! Le solté.

- Pues haremos un trato tú y yo, y de esto no tiene porque enterarse nadie... mucho menos tu padre. Los dos somos mayores de edad, sabemos lo que nos hace falta y sobre todo somos muy fogosos... podemos quemar toda esta energía sobrante de vez en cuando... si me traes a una amigo de confianza, y yo te presento a una amiga que te puede encantar... ¡Si te parece bien y no es demasiado vieja para ti! Te aseguro que folla muy bien la perra. 

Me gustó la idea... Sin embargo, lo que realmente me estaba enviando, eran señales de ella misma. De ahí surgió la chispa, y cuando nos vemos siempre hay cosas que confesar, ya sabes cómo son las mujeres de esa generación y además tenemos mucha confianza contándonos nuestras intimidades… esa misma tarde me soltó que ya no se acordaba de la última vez que la folló mi padre. No soy hijo único pero mi hermana al estar lejos soy yo con quien más habla de sus cosas. Así que mientras que el padre de familia se encuentra en el trabajo o el bar con los amigotes echándose una partida a las cartas, en mis visitas por la tarde le hago compañía después del trabajo, en especial los viernes y los domingos que tengo más tiempo, quedando con ella para echarle una mano en las cosas de la casa que son para los hombres… chapuzas, mover muebles o cosas así, todo ello hasta la hora de cenar, claro entre tareas surgieron los roces, algunos manoseos… que si me toca el culo, me presiona con sus tetas…

En un principio no entendí las señales que me enviaba, pensaba que las folladas de antaño quedaron atrás y ella había aparcado su sexo, más teniendo en cuenta que es madre y además de ese tipo de mujeres que acostumbran a que el hombre sea quien ponga y disponga, aun gustándole a ella intervenir ofreciéndose, es decir, dándote permiso de entrar sin llamar. Pero hace unos cinco años surgió la oportunidad y le comenté que alguien debería quitarle las telarañas del coño, no se sorprendió más bien se puso vanidosa diciéndome que no sabía quién lo iba a hacer… nos relajamos poniéndonos acaramelados, me abrazó y me besó en la cara tiernamente diciéndome cosas bonitas de lo buen hijo que era y lo sacrificado con ella… lo mal que me habían tratado, en especial la zorra de mi ex esposa... y esas cosas que te dice una madre… Yo también la abracé y nos mantuvimos así un buen rato en la cocina a medio realizar las tareas. Sus manos me acariciaban la espalda y yo fui deslizando mis manos hasta su culo sobre el vestido, por la falta de contacto femenino desde hacía tanto tiempo no pensé muy bien lo que hacía, solo que me hallaba abrazado a una mujer.

Me sorprendió que no me apartara acabando con aquello, así que pensé que me daba permiso para continuar y fui remangando la falda del vestido hasta poder meter la mano bajo las bragas y sobar directamente la tersa piel de su culo. Le acaricié, sobé y amasé las nalgas hasta que probé a meterle mano por la raja entre las nalgas llegando a su coño, notando que no se oponía a tal atrevimiento… 

¡Joder cual fue mi sorpresa! Cuando noté que aún tenía un chochito muy cálido impresionándome pese a su edad, esa vez lo tenía sin depilar, solo recortado con maquina eléctrica, después se lo depilado en muchas ocasiones y también se lo ha ido arreglando rasurándoselo o recortándoselo para que su hijo disfrute de ella. Le besaba el cuello y ella a mí dejándome penetrar un dedo en su raja vaginal… ¡¡me sorprendió lo mojado que encontré su agujero entre sus labios y durante un rato la follé con el dedo despacio!! Comenzó a gemir muy calladamente frotando mis dedos en su clítoris y vaya pepita que me encontré de dura y gorda, no sabía si dar el paso adelante o dejarlo, me sentía muy excitado y raro… a polla la tenía a reventar y ella se pegaba más a mí, sin escrúpulo notó la hinchazón de la verga que se extendía hasta el muslo… fue notarla dura y gruesa, entonces más se apretaba a mi pelvis. Sin duda, el mejor coño para un hijo es el de esa madre a la que te puedes follar… acogedor, cariñoso, sumiso y tragón. El caso es que se dejó follar a pelo sin condón… ¡¡Joder cómo es eso de ponerla entre los labios vaginales y clavarla hasta dentro en tanto dé de sí haciendo tope en los huevos!! Ya imaginas, en nada la puse sobre la mesa de la cocina aparté las bragas y para adentro sin contemplaciones. La sensación era única cuando la estaba follando notando la calidez de su esponjosa y lubricada vagina en mi capullo… se me puso a reventar al notar lo mojada que ya estaba. Notaba como se abrían sus paredes internas frotando mi sensible glande, metiendo y sacando sin cesar, su mirada apenas se cruzó con la mía un par de veces, tal vez un poco avergonzada de darse al instinto animal que llevaba dentro queriendo salir.





Yo la besaba en el cuello, la cara, los ojos y hasta me atreví a morrearla, fue cuando abrió un poco la boca para darnos la lengua por primera vez. Llevaba varios días sin eyacular y en poco más de cinco minutos no pude contenerme, para acabar una buena lechada toda para adentro en lo más hondo de su útero, de forma que no hubiese posibilidad que se le saliera una sola gota. El subidón de adrenalina era morrocotudo, mi corazón casi se me sale del pecho por la boca de la emoción… abrió los ojos cuando percibió el primer lechazo y el segundo que suelen ser los más copiosos, mirándome me sonrió dando su beneplácito a la follada con inseminación profunda en su útero ¡Eso me tranquilizó! porque pensaba que había hecho una aberración corriéndome dentro de ella como un pervertido sin haberle pedido permiso para vaciarme en su coño ¡Joder mi primera eyaculación dentro de mi propia madre después de tanto tiempo! No hay que olvidar que es el esperma de su propio hijo, sangre de su sangre. No obstante, una vez descargado la fui sacando de su apretada vagina, ambos nos pusimos a mirar a la expectativa como extraía toda la tranca impregnada de flujo y esperma espeso, y de lo dura que aún la tenía como acostumbrábamos hace años. 

La cantidad debió ser tanta que tras mi capullo salió un reguero de leche que mojó su ano y cayó en parte a la mesa donde mi padre come habitualmente. Después la señora se colocó las bragas bien puestas y faena acabada… a esperar a su marido con toda la zona que tapaba su coño mojada de semen filial. No dijimos nada después, como si no hubiese ocurrido. Cuando llegó mi padre cenamos los tres con el morbo que da saber que tiene toda tu leche caliente metida en su coño y en sus bragas empapadas del semen de su hijo, tratando con su marido como si no hubiera pasado nada ¡Mi madre es única! Sabe bañarse y guardar la ropa. Esa noche mi padre se quedó grogui viendo la tele en el sofá como siempre, y yo para mi piso con los huevos aliviados y un “Tupperware” con comida, sabiendo que aquello se repetiría más de una vez, que había empezado algo especial, una etapa nueva en mi vida y en la de mi madre. Por supuesto la despedida en la puerta fuera de la vista de su esposo fue con un beso con lengua, sin que se note mucho por las sospechas que pudiera despertar en el “hombre de la casa” ¡…Menudo cornudo hicimos a mi padre esa tarde-noche! Pero no son unos cuernos malintencionados, ni dañinos, sino que mamá necesita cubrir unas necesidades fisiológicas y su hijo está ahí para ello…  

Como dice ella ¡Para eso están los hijos primogénitos! Para darle alegría a su madre. Y hemos encontrado una nueva manera...

En la vida no siempre he tenido suerte con las mujeres, pero toda es mala suerte que tuve con mi esposa con los cuernos que me puso, Ya te contaré, la ha compensado con creces mi hermana y sobre todo mi madre. Follar con mi madre no es solo un ejercicio de placer mutuo, es mucho más que eso. La sensación de penetrarla es volver al lugar común perteneciente a una madre y sus hijos, donde solo los varones pueden llegar gracias a que pueden clavar su verga en la vagina para plantarse cerca el útero. En esa conexión genital de apareamiento, también hay mucho más que un acoplamiento de mi polla dentro de su coño, hay una ligazón anímica reverdeciendo ese vínculo entre madre e hijo que se fraguó durante 9 meses cuando estaba preñada de mí. Su olor a madre no se olvida nunca porque permanece eternamente en el subconsciente y ahora se mezcla con el de hembra en celo implementando la excitación… en mi caso me aviva poniéndomela mucho más dura, hinchándome las venas de la polla de una manera única. En alguna ocasión he llegado a estar más de 20 minutos follándomela sin parar, metiendo y sacando el cipote de su acogedora vagina, viendo como entraba entera partiéndole la raja y manteniendo ese punto de excitación de estar al cabo de correrme todo el tiempo. 

Es entonces cuando he logrado provocarle un orgasmo a mi madre con mi polla dentro clavada hasta los huevos volviéndonos locos de gusto, con un poco de ayuda frotando la capucha de su clítoris. Todo ello para llegar al final a un orgasmo brutal e incontenible, eyaculando una cantidad ingente de esperma superior a cuando ocurre más rápido… Si estar dentro del útero de una madre es difícil de describir qué se siente, mucho más complicado cuando comienzas a eyacular esos contundentes chorros de leche espesa que atoran la cérvix de su útero en una explosión volcánica donde notas las sacudidas y la salida del semen por el conducto del hinchado glande y sus paredes vaginales succionando el cipote para extraer toda la lefa de su querido hijo. En ese acto mi esencia regresa al lugar donde nació rehaciendo el camino de vuelta cada vez que me follo a mamá y la relleno de esperma espeso. Ya no es solo el placer físico que te deja exhausto, sino el sosiego anímico llenándote de felicidad al poder amar a una mujer tan gentil como es ella y saber que la has marcado para siempre haciéndola un poco más tuya.


Bueno con el calor suelo ir despelotado por mi estudio. Esto de ir en bóxer o incluso pasearme desnudo, a mi madre no le importa cuando ella está en mi piso echándome una mano, porque soy un desastre con las comidas y la limpieza, así que dos veces a la semana se pasa a su aire… como aún se considera bastante joven pone música y me hace el piso en un abrir y cerrar de ojos… Formamos un buen equipo. Ella también se pone ligera de ropa en bragas con una bata de casa encima y tan ricamente. Tengo la suerte de tener una madre muy permisiva que no tiene complejos y mucho menos tabúes con el sexo… así nos lo ha educado a lo largo de la vida a mi hermana y a mí para que tuviéramos complejos con nuestros deseos… estos días mi madre no está por aquí, se ha ido de viaje a Asturias con unas amigas y compañeras suyas de curro maestras de escuela. Ahora está de viaje ella sola y seguro que se ha despendolado con algún maromo. a veo rejuvenecida desde que lo hicimos la primera vez, como ya he comentado surgió por casualidad o no y ya no hemos parado, ¡Joder qué morbo cuando descubrí que se abría fácil de piernas dejando que su hijo la follara! Mi madre sin duda tenía mucha hambre de sexo y ninguna moralidad preconcebida.

En otra ocasión fue dándole un masaje para desentumecer su espada y una cosa llevó a la otra, vamos que se me endureció la polla y la señora tampoco puso cortapisas, yo creo que por la excitación del buen masaje que le di, y sin más le quité las bragas la abrí de piernas y sobre mi sofá en la clásica postura del misionero, terminé dentro de su coño llenándolo de lefa… total como a su edad es imposible que la preñe como dice ella todo para adentro, unido a que nada supera una buena corrida interna. Después me impresionó mucho verle el coño chorreando leche…, eso te pone el pulso a mil. Mi madre se siente mucho más joven de lo que marca su fecha de nacimiento, no veas las ganas que tiene de disfrutar… y ya sabes, y como por casa YA no nos andamos con recatos y ambos pasamos de pudores y malos rollos, lo tenemos claro ambos, ¡Para qué andarse con tonterías...! Un hombre tiene lo mismo que otro y las mujeres lo mismo, vista una vistas las demás. Que hay necesidad de hacerlo se hace y punto, somos un macho y una hembra nada más tal como nos ha hecho la naturaleza y el coño es para usarlo en todas sus prácticas posibles.

Total como dice ella “¡Córrete dentro que a mí ya no me vas a volver a preñar… aunque sé que te encantaría, CABRÓN!” así que para adelante discretamente en su casa o en la mía nos damos el gusto, nos quitamos el apremio y para otra cosa que hay otras muchas que hacer. Y si lo miras bien es un ahorro… yo ya no gasto en fulanas y ella en aguantar su ganas porque a mi padre ya no se le empalma.







Tengo unas cuantas fotos que nos hemos hecho juntos… menudo coñazo tiene mi madre, anda que no disfruto follándoselo todos los días que se deja, y claro ella conmigo con esto de la menopausia. ¡El tiempo que pasamos juntos nos lo pasamos muy bien! Además mi madre es de las quiere que me corra dentro para no ensuciar nada con mi leche espesa de borbotones…, así que en cada polvo acaba con el coño lleno de leche de su hijo. Yo creo que gracias a nuestra relación sin tapujos, ha hecho que ella se sienta más joven y deseada, viviendo esa época tan emocionante de cuando mis padres eran novios escondiéndose de mis abuelos y mis tíos, ahora se tiene que esconder de su esposo manteniendo un secreto inconfesable con su hijo, y en calidad de tal la tengo colmada de cariño, amor filial y ahora de mucho fornicio indiscriminado ¡Todo Perfecto! Yo la quiero mucho porque es una mujer abnegada, coqueta y sumisa… vamos que se deja llevar cuando la estás follando a gusto, aparte de una impecable ama de casa y profesional.

Para que veas cómo puede ser un situación cualquiera actualmente…, sin ir muy lejos antes de tomarse las vacaciones de verano, como ella no trabaja por la tarde por ser maestra de escuela y yo no tenía clases en la academia donde soy profesor ocupacional, me dio el arrebato en plena siesta el día que se quedó a comer en el piso porque mi padre volvía tarde del trabajo…, le acerqué mi verga a su cara… sin más explicación me la agarró y me hizo una mamada mientras se tocaba el coño para calentar la faena. Después de darle lustre a mi polla, se tumbó en la cama abierta de piernas, yo le metí toda mi polla esquivando sus carnosos labios vaginales, hasta introducirla al completo. Mi madre es silenciosa, es de esa generación que folla sin gemir, pero se le nota lo cachonda que está lubricando como una zorra. Luego le di la vuelta y la seguí follando a cuatro patas gozando de las vistas de su culazo, que también está para comérselo, hasta que me corrí como una bestia llenándola. Otras veces es ella la que se sube sobre mi rabo, hasta que no aguanto más tocando y chupando sus tetas y sus increíbles pezones como puedes ver en la foto y empiezo a eyacular dentro de ella...

¡No hay nada como mamar de sus pezones con largas y fuertes succiones, al mismo tiempo que le estoy soltado chorros de leche en lo hondo de su coño...RELLENÁNDOLA! 

Todas las veces se queda con mi regalo dentro, incluso me hace una limpieza final con una chupada para tragarse el último borbotón de lefa que haya quedado. Tenemos tan poco pudor que algunas veces me pide que le afeite el coño, sobre todo por detrás que le es más difícil, se lo hago con sumo gusto, si además tiene un final feliz mucho mejor. Estarás de acuerdo que no podemos desperdiciar nuestra sexualidad y los años buenos en los que nos apetece tanto follar, en mi caso puedo usar a más de una dándole verga a mi entera disposición para darles jodienda sin parar en especial a mamá ¡Es una gozada yaciendo con una hembra tan deseada! Y dejarle el coño a todas horas satisfecho y colmado, siendo el receptáculo donde desembocan las riadas de leche que producen mis huevos de su macho al que tanto placer da con esa hermosura de cuerpo y máxime siendo mi progenitora. Seguro ni qué decir de lo guapa que es y el cuerpazo que gasta, no me extraña en absoluto que apetezca a tantos al hombres de la familia y fuera de ella…, no tengo dudas que soy el mejor compañero que puede encontrar mi madre, teniendo en cuenta que mi padre es un cero a la izquierda con mamá desde hace muchos años. Entre nosotros hay familiaridad y confianza... sobre todo compromiso. Nos guata salir de fiesta con sus amigas… bingo, unas copas después y baile hasta las tantas de la madrugada. 

Cuando llegamos a casa después de la noche loca, me encontraba excitado como un semental en la época de monta teniendo a la yegua en celo. Empecé desnudando a la zorra veterana de mi madre hasta dejarla en ropa interior, solo con las bragas y las tetazas al aire. Es realmente sorprendente el coño que tiene mi vieja, gordo, mullido y partido con una raja profunda, se marca muy bien en sus bragas, se las dejé puestas un buen rato porque me daba morbo verla así y tocarla por encima de tela abultada de su coñazo carnoso… chuparle los pezones, la boca y darnos las lenguas mamándonoslas. Cuando eché mano a su coño lo tenía muy caliente, así que no me pude resistir a terminar de retirarle toda su ropa empapada en la zona del chumino. Inmediatamente metí mi mano en su conejo hambriento, me sorprendió porque lo tenía muy mojado, acuso y gelatinoso de lo espeso del flujo vaginal. Acostumbramos a pensar que los chochos de las mujeres mayores, ancianas y demás, suelen estar secos…pues no, el coño de mi madre estaba muy húmedo. Mientras le pajeaba el clítoris y le follaba el coño con dos dedos, ella me hizo una felación para acondicionar la dureza de mi verga en su boca… y vaya si me la puso dura como una piedra.

Sin pensarlo más, la así de las asilas, la puse encima de la mesa del salón y la abrí de piernas en menos que canta un gallo, enfilé mi cipote y se la metí entera. Me la estuve follando viendo sus tetas de gelatina rebotar, ahondando en su coño hasta los huevos una u otra vez. Cada tres o cuatro insertadas le metía un empujón alojando el glande en el mismo útero. Gemía como una puta agarrándome del culo para que entrase más adentro, me envolvía con sus piernas y se balanceaba buscando profundidad ensartándose como loca. No paramos salvajemente comiéndole las tetas, la boca y metiéndosela bien duro en su coño, en más de diez minutos de follar… ¡EL MISMO QUE ME PARIÓ…! Hasta que me corrí. Eso sí, dentro de su coño… apreté hacia dentro y comencé a soltar chorros de leche sin parar, uno concatenado con el otro cumpliendo con al menos cinco o seis convulsiones con sus severas descargas seminales, que me dejaron seco. La vieja gemía excitada al sentir mi leche dentro de ella, en cada aldabonazo de lefa se quedaba con los ojos en blanco. ¡Le hice una buena corrida de semen espeso a la señora, llenándole a rebosar el útero esa noche de farra!





Para mi experiencia de incesto con mi madre debo retornar a mi adolescencia, empezó cuando mamá me dijo que me iba a hacer un regalo muy especial en mi 17 cumpleaños…pensó que ya tenía edad suficiente y hechuras de buen semental… pero sobre todo que aquel gran polvo nunca se me olvidaría como así es ¡Ese espléndido regalo no fue otro que follarme! O tal vez dejarme que me la folle ella instruyéndome para ser un buen dominador de mis futuras hembras… como me dijo…

“Hoy vas a aprender como debes usar a una mujer” 

Yo estaba alucinando, no era la primera vez que follaba, pero con niñatas, no con una veterana como era mi madre… vale si, reconozco que siempre me había puesto muy cachondo y creo que ella lo sabía por las lechadas en sus bragas usadas, pero que ella rompiese la línea roja del incesto fue muy de agradecer. La verdad es que está muy buena, y además es una buena mujer que ama a su familia. Como ya te he comentado, alguna vez había olido sus bragas mientras me masturbaba o incluso la espiaba en la ducha a consentimiento de ella que dejaba adrede la puerta entornada para que su hijo se deleitara con el cuerpazo de su madre. Siempre le gustó jugar conmigo sugestionándome, hasta me dejaba a solas en casa cuando traía a alguna compañera de clase a “estudiar”. En alguna ocasión me indicó donde guardaba los condones que ella usaba con su esposo, por si surgía mi necesidad de usarlos con alguna niña. Bueno, lo de follármela solo estaba en mis fantasías más perversas, sin embargo sucedió de manera natural y altruista por su parte, excusándose en un regalo tan especial como follarla a pelo… y entonces era fértil y todas las noche me relajaba, sabiendo lo que un adolescente necesita para descansar y centrarse en los estudios.

Debo decir que después de llevar estos tres últimos años follando con mi progenitora, casi como pareja (mi padre no cuenta desde hace años para mi madre por impotente sexual), reconozco que estoy colado por ella… me ama y me permite follarla de cualquier manera en cualquier lugar sin tabúes, solo para mi deleite y desahogo de su semental. Nos entregamos sin complejos…Es llegar a casa y solo pienso en follar con mi madre. Como ya me conoce, a esas horas de mi llegada va por casa sin bragas cuando sabe que voy a ir bien cargado…y sin más la pongo contra la mesa dándome el culo y se la empalo de un solo envión hasta los huevos… y no paro de apretar contra sus frondosas nalgas que suenan gratamente incentivándome la libido, hasta vaciarme los huevos dentro de su coño. Me gusta sentir como se abren las paredes de su vagina, cuando mi glande ahonda en las profundidades, el roce de sus pliegues en mi sensibilidad me electriza y aviva las ganas de entrar más dentro. 

Muchos verán el incesto de madres con hijos o padre e hijas como un aberración, pero puedo asegurar que lo nuestro va más allá del sexo por que nos entregamos en cuerpo y alma al otro, no solo es follar, hay muchas cosas más en la vida cotidiana que compartimos y de las cuales dependemos del otro para sobrellevarlas, además de salir a divertirnos sanamente. Las relaciones sexuales nos son más que un reflejo de nuestros sentimientos más íntimos, combinado con el desahogo natural de expeler toda la testosterona atraído por las feromonas de mamá, en un instinto animal básico de procreación y multiplicación de la especie… una selección natural incapaces de controlar voluntariamente. En esos encuentros lujuriosos nos damos con todo, viendo a mi madre como la más PUTA de todas las hembras del mundo, y a mí como al mayor cabrón que se monta a su propia madre para reventarla a pollazos y llenarla a placer de leche.

Tan seguros estamos que nos grabamos follando para después recrearnos viéndonos hacerlo. En una ocasión, no sé por qué, mi madre se empeñó que le follara el culo, a mí me gusta, pero me siento mejor cuando penetro su acogedor y envolvente coño… será por eso que tras darle bien duro por el culo, me salgo de él y se la enchufo en la vagina…dándolo todo con ahínco sintiéndome el amo del mundo justo en el momento que sentir el morbo de llenarla de esperma… cuando el subconsciente dicta permanente que follar es equivalente a preñar, aflorando el deseo ancestral y salvaje que todo macho tiene de perpetuar la especie.., entonces la jodo con todas mis ganas excitándome al máximo, buscando eyacular todo mi semen en tu útero. A ella una de las cosas que más cachonda la ponen también, es que me corra en su boca, así que siempre que quiero complacerla termino así…en el fondo de su garganta, ella suele tragárselo enseñándome la corrida antes de zampársela…y me pone muy cerdo.


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Esta mujer madura es la típica madre ama de casa que cuida a su único hijo como si fuera un rey, desde hace mucho tiempo, por eso seguramente, llegado el momento consideró a su hijo como el hombre de la casa y sustituto natural del padre de familia, de ahí que desde hace tres años, casi cuatro, sea su macho alfa y preferido para complacerla. Pero ello acarreaba otras cosas, como por ejemplo que la madura renaciese y se sintiera sexualmente atraída por mí, de ahí que yo sea su consentido, con el temor que se note demasiado cuando estamos en reuniones familiares…por mi padre no hay problema porque sabe lo que hay entre su esposa y su hijo, haciéndose cargo de su cornamenta llevándola dignamente si no sale fuera de casa. Y es que mi madre todavía tiene edad excediéndose en cada follada, y cediendo a todos mis caprichos, por eso su boca, culo y coño no paran de recibir leche filial. Ella era una esposa abandonada y ganas de follar como una cerda, mi padre lo sabe pero al él no se lo puede dar, así es que acepta que yo, su legítimo, monte a su esposa…quien mejor que su propio heredero para satisfacer a la hembra del hogar

De esta manera no se siente arrastrada a buscar cualquier verga que la satisfaga, teniendo un buen vergazo jovial en casa siempre dispuesto a entrar en sus entrañas. Mi padre lo sabía desde hacía mucho tiempo… solo esperaba que no lo abandonara cuando encontrase a un buen semental, y al aparecer llegue a su vida como agua de mayo, porque a mamá por entonces, solo le faltaba una polla que supiera responder a la insaciable madona, una vieja con ganas de verga joven que la llenase tres o cuatro veces a la semana… y la encontró sin duda disponible en el rabo de su muchacho.


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Volviendo a este fin de semana, mi madre se retorcía de ganas de tan caliente que estaba como una perra en celo…, le había cogido el gusto a follar con su hijo....No podía dejar de sobarme a cada momento se pegada como una lapa, ni ducharme tranquilo, de vez en cuando iba para ver si podía hacerme una mamada y siempre lo conseguía. En pelotas por toda la casa me buscaba, se ponía en cuclillas entre mis piernas, lamía mi polla, mi glande y mis pelotas haciéndome sentir eufórico. Al final terminé con un gran dolor de polla de tanto follarla por el coño y el culo, también de sus afanosas mamadas. Tras la ducha me tumbé en el sofá y ella no tardó mucho en acercarse y comenzar a montarme metiéndose entera mi polla en su coño, puso ambos muslos a cada lado de mi cintura, y abriéndose el coño con dos dedos se enfiló mi tranca guiándola con la otra mano, entrando a saco en su conejo tragón.

Todo un placer para un joven madurito y cachondo como yo. Y es que sin lugar a dudas las maduras son con diferencia las más zorras cuando se trata de sus primogénitos, ¿no crees? Somos los herederos de sembrar a la madre cuando el esposo es un fracaso, para eso estamos los nuevos machos alfa del hogar. Mi madre de siempre me ponía caliente en extremo por no sé qué razón oculta del subconsciente, esa razón que busca follarse a su propia madre, para convertirla en la matrona de tus hijos, una hembra en la que ya ha sido probada su fertilidad al haber estado preñada de ti, y tal vez por eso la idealizas con preñarla aunque ya no esté en su estado fecundo.

Lo mejor de todo, es que ella lo sabe prestándose a follar duro, y ya ni se molesta en ocultarlo, dejándome que me corra bien dentro de su fondo vaginal sin compostura alguna. Por eso nada más llegar a casa voy a buscarla y allí está la mujer predispuesta con el coño caliente para ser follada sumisamente por su chaval, para llenarla de amor, verga dura y semen. Como siempre al verla intento abrazarla como haría cualquier buen hijo que adora a su familiar, sin embargo me fijo más en sus tetas que en otra cosa. Tras decirle lo caliente que estoy, mi madre sonríe, no era la primera vez que le pido follarla justo antes del almuerzo con mi padre a punto de llegar, ella se presta lozana poniendo el culo en pompa mientras trata de cocinar, en tanto la monto insertándola bien duro, sujetándola del culo metiéndole a fondo todo el rabo hasta las pelotas. No me lo ha confesado, pero le deben encantar esas guarradas incestuosas mezclando comida y sexo en la misma cocina, y esta no iba a ser una excepción. Después le di la vuelta y la puse encima de la mesa donde solemos comer, justo en el lado de mi padre… comenzamos a besarnos como si de dos amantes impetuosos se tratase, y al poco ya le estaba metiendo todo el cipote sin dejar nada fuera de su coño. Su raja chorreaba flujo, mojándole el culo y llegando con el reguero sobre la mesa…





Entonces comenzó a convulsionar en un orgasmo feroz, fue precisamente la vieja la que buscó con ganas la polla de su hijo, la cual se la metió agarrándome con fortaleza del culo hacia ella abriéndose a tope la boca vaginal para tragase todo el falo de su nacido por ahí mismo…y también su copiosa lefa. Fue una buena corrida, tan brutal como la mejor de las mamadas en un orgasmo bastante largo, succionándome todo el tronco con sus músculos vaginales, y tras dejarla exhausta fui yo quien se desacopló para hacerle un cunnilingus a la madura, en agradecimiento a tan entregada madre. Tras el sexo oral comiendo su exaltado clítoris con devoción, volví a clavarla sin miramientos ni compasión, terminando de follar a la vieja zorra que tan buen caldo me hizo ese día en la cocina. Acabamos justo antes de la hora de llegada del cornudo de su esposo…mi padre. Arrecié duro y salvaje su gordo y sabroso coño mientras ella disfrutaba como una cerda… ya no había vuelta atrás, me sentía el “Dios Thor” aporreando con mi martillo pilón el abierto coño maternal, que esperaba abierta y jadeante a que su chico acabase aquel combate dentro de ella. Percibí el chispazo del cortocircuito y al final se lo eché todo en lo más hondo del útero, sujetándola de sus nalgas para que le entrara toda la leche que mis huevos contenían para ella. Con mi excitación sosegada, llegó mi padre y nos pusimos a comer familiarmente…, ella no se puso bragas dejando un charco de semen sobre la silla, que rebañó con un dedo antes de levantarse y se lo metió en la boca chupándolo como una zorra lasciva mirándome retadora.


COMO LLEGUÉ A PREÑAR A MI MADRE


A continuación os contaré uno de los mayores secretos que existen en mi familia. Ya sabéis que he preñado a mi hermana de dos de sus cuatro hijos, a mi ex esposa del hijo que tenemos en común, a una amiga lesbiana por petición de su pareja y a mi sobrina… de las demás no sé con certeza si exceptuamos a mi amiga Leticia que me buscó para quedarse preñada porque su marido no lo conseguía. Pero lo que no tenía intención de contar, pero creo que es necesario hacerlo, es que mi madre y yo tenemos un hijo en común ¿Cómo sucedió? Pues en verdad fue en mi total desconocimiento, sí es cierto que me corrí dentro de ella, pero no creí que se pudiera quedar preñada. Bueno esto es más o menos lo que sucedió…

Para empezar debo recordar que tuve relaciones sexuales con mi madre en mi adolescencia, tal vez porque sabía que sus dos hijos follaban periódicamente cuando nos encontrábamos solos en casa… mi madre se llama Rosalía, ahora tiene 62 años muy bien llevados después de parir a tres hijos… yo, soy el mayor con 42 años, Antonia de 38 años y el más pequeño que vino cuando nadie lo esperaba, Roberto tiene ahora 13 años. Era principios de siglo cuando acaba de casarme con una chica que no le gustaba a mi madre porque decía que no me iba a la zaga. El caso era que tenía disputas matrimoniales con frecuencia, entonces me refugiaba en casa de mis padres… me reconciliaba y volvía con mi esposa…, de una de estas reconciliaciones nació el hijo que tengo con Daniela, pero lo más curioso de la historia era que mi madre también me consolaba.

Fue en uno de mis desencuentros con Daniela cuando acudí a la casa materna, mi padre había salido de viaje por unos días y por una razón u otra, acabé en la cama de matrimonio con mi madre…ya sé que un hijo no debería acostarse con su madre, pero debemos reconocer que una madre es mujer antes que madre y el instinto también cuenta en todo caso. Juntos bajo las sábanas comenzó a tener ciertos acercamientos conmigo, al comienzo me resistía a pensar mal, no podía mirarla a los ojos pero poco a poco fui cediendo hasta que no pudimos aguantarlo, comenzó a acariciarme, a sobar mi cuerpo varonil intentando aliviar mi contratiempo, pero en verdad era su instinto de hembra y el mío de macho semental el que nos llevaba al precipicio del incesto. Esa noche me dejé llevar por la marea y ella no tuvo el menor miramiento ni pudor de desnudarse por completo e invitarme a ponerme sobre mi ella, y apestillarla con la polla extremadamente dura, follándomela a pelo en la postura del misionero. No era la primera vez que follábamos, pero parecía la primera por lo especial que se sentía, sin más deseaba consolarme y quitarse ella su pesada carga de no poder follar durante meses porque a mi padre no se ponía dura. 

Mamá es de esas mujeres de coño caliente que necesitan ser agasajadas con dos o tres polvos semanales como mínimo, y aquella era una inmejorable ocasión. En aquel momento no sabía que mi madre no había alcanzado la menopausia... aún podía quedarse preñada pese a rondar los cincuenta, tal vez de ahí radicaba esa fogosidad que aún albergaba en su coño, entonces me dijo muy cerca de mi boca…

– Sabemos que por aquí no hay más chicas con las que desfogarse… Eso lo decía rememorando cuando en aquella casa mi hermana Antonia y yo follábamos como descosidos. – Cuando se es joven, se tienen esos impulsos, pero no es sano que un macho retenga durante mucho tiempo sus ganas de eyacular…y las hembras debemos de daros ese servicio usando nuestros coños. 

Al mismo tiempo que pronunciaba esas palabras, una lágrima se le escapó. Se sentía mal dándome el sermón que en realidad era para ella misma y continuó… – Nos gusta tenerte a nuestro lado y no queremos que te vayas. Hizo una pausa. – Por eso, creo que, mientras haya una mujer aquí, es mejor que te desahogues conmigo.

Si hubiese estado comiendo algo, me hubiera atragantado. ¿Había oído bien? ¿Me estaba diciendo que tenía carta blanca con mi madre para follármela? No había ninguna otra persona del sexo femenino por allí cerca a la que pudiese referirse, por lo que no quedaba otra que no fuese ella. Cuando mi cerebro fue capaz de asimilar lo que acababa de oír, me quedé estupefacto y en pocos segundos me puse tan rojo como un tomate. Para complicarlo todo todavía más, me excité como nunca antes lo había hecho. El silencio invadió el lugar, hasta tal punto que era capaz de sentir mis propios latidos desbocados del corazón en mis oídos. No volví a escuchar otra cosa hasta que mamá habló otra vez.

– Venga, vamos. Dijo convencida.

Se levantó, me agarró de un brazo y prácticamente me arrastró hasta la habitación donde ellos dos dormían, la única del hogar. El camino lo recorrí con algo de vergüenza, y un más que evidente bulto en el pantalón. Si ella tenía alguna duda sobre si yo quería hacer aquello o no, seguro que se le había disipado al verme. Una vez allí, sin ningún tipo de pudor, se quitó el clásico vestido que llevan todas las mujeres mayores por casa, el sujetador y las bragas blancas de talla grande. Se descalzó y quedó ante mí tal cual era. Una mujer mayor, de altura alta para su generación y un poco entrada en carnes. Su cara mostraba la determinación de una mujer segura y la tranquilidad de alguien satisfecho con la vida que ha llevado. Mirándola podía adivinarse que, cuando fue joven, fue muy guapa… yo lo sabía porque fue de la primera mujer que me enamoré.

–Te toca. Desnúdate. Me apremió con una sonrisa.

¡Sentía algo de vergüenza! Mi madre me pedía que me desnudase, aun no siendo la primera vez que nos veíamos en pelotas, solo que yo la tenía tiesa como un adolescente con casi cuarenta años. Desde hacía muchísimos años, no nos habíamos visto desnudos y mucho menos en ese estado.

– ¡Venga! Es para hoy.

Empecé a quitarme la ropa, sofocado por culpa de la cortedad. Me quité primero los zapatos y los calcetines. Mis dedos temblaron mientras lo hacía. Luego me quité la camisa y la dejé caer al suelo. Pasé mis dedos por el borde de mis pantalones y, algo nervioso, me los bajé. Mi tienda de campaña quedó descubierta por completo. Mirando al suelo, cogí aire y bajé el trozo de tela que me quedaba. Ella pudo contemplarme tal cual era en aquellos tiempos. Alto, fibroso y blanquito donde la ropa cubre y con algo de pelo del ombligo hacía abajo. Mi polla sobresalía por encima del bóxer, estaba muy erecta y dura, con el glande completamente descubierto y coronado por una brillante gotita de líquido seminal.

– Ven, tócame las tetas. Acaríciamelas, son tuyas… de ahí mamaste durante muchos meses. Me acerqué un poco y, guardando las distancias alargue una mano. Con la yema del dedo índice, le acaricié un pezón. Mi gesto la exasperó. – ¡Sin remilgos, que soy tu madre! Pero sobre todo ahora soy tu mujer, la mujer a la que vas hacer muy feliz… ¡Necesito que me llenes en todos los sentidos!

Me agarró la mano y me atrajo hacía ella. Cuando estaba tan cerca que mi verga que rozaba su vientre, me agarró las dos manos, me ordenó que le enseñara las palmas y, sin ningún recato, las estampó contra sus dos tetas… – ¡Toca hombre! No se te van a caer las manos. Sabes que puedes hacer cualquier cosa que se te pase por la imaginación… LO QUE PASA EN ESTA CAMA, SE QUEDA EN ESTA CAMA.





Eran grandes y estaban algo caídas pero los pezones se conservaban duros y fuertes. Su tacto me gustó y, perdiendo un poco la vergüenza, los magreé con cuidado. Ella, mientras tanto, no perdió el tiempo. Me acarició el cuello con ternura, como a un hijo al que se quiere, y, después de lanzarme una sonrisa pícara, bajó su mano hasta mi entrepierna donde palpó mi miembro viril en toda su extensión…recorrió todo el tallo con sus dedos. Sus manos, suaves y cálidas, se deslizaron varias veces desde la base hasta la punta en un principio y, luego, sus yemas se dedicaron a acariciar con toda la delicadeza del mundo, mi orondo glande inflamado a punto del dolor. Aquello me hizo suspirar de placer y, poco a poco el estigma desapareció.

– Ven. Dijo.

Me agarró de la mano y me llevó a la cama. Ella se tumbó sobre el colchón, separó sus piernas y, con sus manos, dejó ver lo que los labios de su vulva escondían, abrió la raja con el dos de una mano con suma naturalidad… – Por aquí saliste hace 30 años gracias a que tu padre fue el primero que me fecundó, cuando otros lo intentaron... ahora vas a volver a entrar tú. Me confesó. – ¡Tócalo! Y si te apetece cómetelo.

Le hice caso. Alargué la mano y la toqué, primero con un dedo y luego con más. Estaba caliente y húmedo. Me sorprendió que lo tuviese tan mojado…. – Has encontrado el agujero del placer… ¿Ves el agujero? Me preguntó. – Pues mete un dedo y fóllame primero con ellos.

Me puse a jugar con los dedos, le abría los labios o le acariciaba todos los pliegues que encontraba. Volví a hacerle caso, le gustaba una buena preparación previa, jugar y enardecer al macho para que esté fiero a la hora de follar. ¡Qué suavidad! Nunca había tocado nada así. Sin pedir permiso y movido por la curiosidad, metí otro. Ella suspiró provocándome una nueva sensación de valentía y, como consecuencia, le metí otro más. ¡Cómo se abría! De ser un agujero bastante pequeñito, había pasado a ser un agujero lo bastante grande como para albergar tres de mis dedos. Luego fue mi lengua quien recorrió todo el interior de sus labios interiores, lamí desde al agujero a su pepita, un clítoris grande y duro como no conocí ninguno… sobresalía un montón y me entusiasmaba. Lo mordí y lengüeteé durante un rato y luego bajé introduciendo la lengua en su conducto…lo follé con mi lengua atiborrándome de coño materno y de nuevo movía sobre mis pasos al botón del placer. De esta manera estuve un largo periodo sin hartarme de comerle el coño a mi madre, solo buscaba su placer y finalmente lo conseguí sacándole el orgasmo que me disparó mi libido.

– Pasemos a la acción. Túmbate.

Obedecí como si ella fuese un general y me tumbé. Ella se levantó dejándome espacio para colocarme en el centro y se sentó a ahorcajadas sobre mi cintura. Desde mi nueva posición, podía ver como mi madre maniobraba para obtener la mejor posición…, levantó un poco el culo, agarró mi polla para que apuntase al cielo y se sentó sobre él. ¡Qué gusto! Jamás en toda mi vida había sentido algo así. ¡Qué placer sentir como mi rabo era arropado en toda su extensión por la suave piel del interior de mi madre! Gemí del gusto y eso supuso el pistoletazo de salida para que ella no se quedase quieta. Comenzó a moverse de arriba abajo sin dejar que mi mástil se saliera de la envoltura de su coño.







Aquello era el paraíso y a mi madre también le gustaba escandalosamente…, por un instante miré la foto de matrimonio de mis padres sobre la mesita de noche, de pronto se me quedó mirando… – No pienses en tu padre, tú estás cumpliendo lo que él no puede hacer con su esposa… ¡Cumplir como macho!, dejé de mirarla cuando mi madre dobló el tronco para lamerme el cuello. ¡Qué sensación más agradable! Primero sentía el calor de su boca, y después, el fresquito que provocaba su respiración sobre mi piel húmeda. En ese momento, comprendí porque las religiones premian a los mártires con una vida en el más allá llena de sexo. Mientras me hacía eso, no dejaba de agitarse sobre mí. A ratos iba rápido, pero había veces que reducía el ritmo, se la sacaba hasta que sólo el glande quedaba dentro y, con toda su fuerza, se dejaba ensartar hasta el límite que imponía su cuerpo. ¡Qué golpe de placer! Era una sensación tan fuerte e indescriptible que, sin pensarlo, le di un fuerte beso en el hombro, y mis manos se perdía por todo su cuerpo para encontrarse con aquel veterano culo aquel se agitaba como una batidora. Ella era la persona más genial de mundo y nunca olvidaría lo que estaba haciendo por mí.

Llegó un momento en el que el placer se intensificó. Ella había dejado de lamer y resoplaba con la cara desencajada por el gusto. Cada vez sentía más corrientes eléctricas en mi polla, y oleadas de placer inundaban todo mi cuerpo. ¡Qué gustito! Gemía sin cortarme, sin miedo a que algún vecino nos oyese. En uno de esos gemidos, llegué a la cumbre del placer. ¡Menudo orgasmo! Nunca había experimentado uno igual de intenso. Fue toda una delicia. Mientras eyaculaba chorro a chorro cantidades inimaginables para mí, tras una semana sin sexo, mi madre continuó con su bombeo provocando que mi sobreexcitado cipote me proporcionase unas descargas de placer casi insoportables. Poco a poco, mi respiración se fue normalizando y mamá redujo su ritmo hasta quedar quieta… al poco quedó inerte sobre mi pecho posando sus tetas a modo de almohadillas cuando ella se tumbó sobre mí aun insertada.

– Muchas gracias. Le dije satisfecho.

Mi madre con una sonrisa de oreja a oreja, se puso a acariciarme el pelo con ternura y yo, completamente feliz y tranquilo, me quedé dormido. Después de esa última experiencia, estuve buscando ayuda y lo que encontré buscando en internet me convencía que al parecer no era tan malo como pensaba, inclusive para mí ha sido algo maravilloso cambiándome la vida, la amo más de lo que un hijo a una madre puede amar a su madre. Como digo, por entonces no sabía que mi madre podría quedar preñada y sin recato alguno la follé a pelo corriéndome dentro de ella sin miramiento…, a ella le gusta que su hijo la folle al natural y a mí me sublima hacerlo de ese modo, así que cinco meses más tarde nos dio la noticia de que estaba preñada. Lo curioso del tema, es que el hijo que le hice a mi madre es menor que el hijo que comparto con mi ex esposa y para más inri, mi padre sabe que yo soy el progenitor del tercer retoño que ha parido mi madre, sin embargo, papá se hizo cargo del pequeño Roberto y tal vez nunca sepa quién es su verdadero padre, SIMPLEMENTE SOY SU HERMANO MAYOR.... Y aún sigo follándome a mi MADRE cuando surge la ocasión.






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