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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Mis Alumnas Aventajadas



Os voy a contar una historia que me ocurrió con un par de alumnas de mi clase de Empresariales, Lola y Érica. Tenía 32 años, recién aprobadas las oposiciones y me habían destinado al instituto de un pueblecito de Cuenca.




Desde la primera semana de clase ya me di cuenta de cómo era cada uno de mis alumnos, con lo que conlleva ser adolescente hoy en día…los había traviesos, introvertidos, empollones otros más torpes…. Entre todos destacaba Érica, que con sus delirantes 18 años era toda una mujer. Medía 1,70, con ojos negros y una linda cabellera rubia. Tenía más pecho que cualquiera chica de su edad, y una sonrisa que quitaba el sentido. Las clases iban discurriendo con toda normalidad, pero Érica destacaba en todos los sentidos. Participaba muchísimo en clase, era muy inteligente y sobre todo, tenía mucha seguridad en todo lo que hacía. Por si fuera poco, estaba espléndidamente bella, su pelo rubio rizado, su piel blanquita, su ropa, y sobre todo su sonrisa. Por aquella fecha estaba sin pareja y vivía de alquiler sólo en un pisito. 

Érica me acompañaba en mis pensamientos todas las noches, me la imaginaba en clase, los dos solos, haciendo mil y una cosas juntos, besándola, agarrando esos tetas entre mis manos, besándola en sus labios, enseñándole cosas nuevas..., no puedo recordar cuantas noches me masturbé pensando en ella. Érica compartía mesa y confidencias con su amiga Dolores… de perfil distinto al de Érica, era mucho más torpe en clase, la chica lo intentaba, pero le costaba muchísimo trabajo, se veía que iba a sudar mucho para aprobar mi asignatura. En lo que si coincidían era en lo físico. Dolores un poco más bajita, pelo moreno y pechos medianos, pero tenía un culo de infarto. Siempre que paseaba por la clase no podía dejar de mirar los milímetros de braguita que sobresalían entre su pantalón y su camiseta. Todos los chicos creo que coincidían conmigo, no le faltaba "buitres", al acecho por sus  miradas.

Un fin de semana me decidí a dar una vuelta por aquel pueblecito. No tenía demasiado movimiento pero la gente disfrutaba lo poco que había. Salí con algunas compañeras del instituto, profesoras como yo. Sólo había una de ellas que me gustaba, Merche, una mujer de treinta y pocos años, más bien rellenita, pero con cara de muy viciosa. Nos quedamos solos y una cosa llevó a la otra….

– "Donde se puede estar por aquí tranquilos".

Le pregunté yo, queríamos un poquito más de intimidad…

– "Vámonos en coche al descampado que hay detrás de una fábrica, a las afueras."

No tardamos mucho en llegar, cuando cual fue mi sorpresa al ver llegar al mismo tiempo a Érica montada en un coche con un chico que yo no conocía. Muy disimuladamente esperé que el coche donde estaba Érica parara para ponerme a su altura, no quería perderme detalle de lo que ocurría en ese coche. Por nuestra parte Merche y yo empezamos a besarnos, un rollo en toda regla. Se sabía muy rica la profe, se veía que tenía mucha experiencia y que sabía hacerlo todo muy bien. Empecé por abrir su camisa, y ella no dudó en mostrarme toda su pechuga. Yo, casi por impulso levantaba la cabeza para intentar ver a Érica pero sin mucho éxito. Mis manos rodeaban a Merche, acaricié sus tetas de pezones enormes y oscuros…muy erectos y duros, los besé con mis labios, estaban duritos, los tenía un poco caídos pero ese pezón hacía las delicias de mi lengua. Antes de empezar a bajar pude ver a Érica en el coche de al lado, ¡¡Estaba medio desnuda!! 

Nunca olvidaré esa imagen, una chica de 16 años sobre el asiento trasero de un coche, con sus tetas al aire. Eran los más bonitos que había visto en mi vida, eso debía ser ilegal... eran redonditos, su piel era muy blanca, y tenía un pezón muy pequeño. Eso me excitó de sobremanera, empecé a sobar las tetonas de Merche con más ímpetu, mis manos bajaban hacia abajo hasta tocar sus braguitas. Cerraba los ojos y sólo veía los pechos de Érica. Le bajé un poco el pantalón a la profe y me hundí de cara en su coño, con poco vello y corto… muy rico. Ella mientras le comía el coño y su rica pepita, me apretaba la cabeza contra su vulva. Mis manos recorrían sus tetas, su vientre… Merche se sorprendió de mi furor… 

– "¡¿Qué te han dado cabrón?! Te has puesto como un tigre."

Nunca se podría imaginar que pensamiento tenía yo, cual fue la fuente de mi inspiración y de mi deseo. Quería ver más, así que levanté la cabeza pero no vi a nadie en el coche de al lado, me imaginaba que estarían por debajo de los cristales, lógico, para que nadie los viera. Finalmente los que le delató fue el movimiento del coche. No había duda, ese chico se estaba follando a mi dulce Érica. Me lo imaginaba atravesándola mientras ella se tocaba esos tetas tan hermosas... tenía una mezcla entre enfado y excitación que me desahogué con la pobre Merche, que no tenía ni idea de nada. De nuevo vi a Érica a través del espejo, y pensaba que Merche se podía dar cuenta de todo lo que yo levantaba la cabeza, así que cambié de táctica.

– "Profesora, mi polla quiere darte un besito..."

Merche sonrió antes mis palabras, y yo me salí con la mía. Me volví a sentar en mi asiento, con lo que gané altura para seguir espiando a mi alumna, y Merche agachó su cabeza, bajándome los pantalones a los tobillos, sacándome la polla a punto de explotar.

 – "Joder Fran, que pedazo de tranca, y eso que todavía no te la he tocado".

Merche no se podía creer lo que tenía a un palmo de su cara, unos 18 cm de cipote recio de unos 7 cm de grosor en la base, una verga dura surcada de venas que no paraba de soltar fluidos por el orificio de mi orondo glande… estaba enorme, pero lógicamente no solo por Merche, sino por mi alumna preferida, Érica y el morbo de tenerla al lado jodiendo ambos con sus respectivas parejas. Merche que se veía que tenía mucha práctica, ya se sabe que los profesores sin plaza, cada año estamos en un instituto diferente y solos, hacer amistad es casi obligado y una cosa lleva a la otra cuando estás en toda la edad de procrear… 

El caso es que no tardó en empezar a besar mi polla muy sorprendida y entusiasmada, tenía las venas a punto de explotar y a ella le encantó el nivel de excitación que tenía. A duras penas pudo introducirse la mitad de mi tranca, pero eso le gustaba. Yo mientras con mis manos, agachaba su cabeza, no quería que me sorprendiera espiando al coche de al lado. Ligeramente pude ver a Érica, tenía la impresión de que estaba cabalgando a ese chaval que estaría tumbado en los asientos traseros. Nunca me podría imaginar cómo se movía Érica. Se inclinaba hacia delante y su espalda se retorcía una y otra vez, levanté la cabeza al máximo y pude ver donde terminaba su espalda, movía el culo de miedo hacia delante y hacia atrás. Sus pechos bailaban al mismo son.

Merche se quiso incorporar pero no se lo permití… 

– "Merche, eres la mejor mamadora de pollas que conozco, sigue por favor ¡Te ganarías muy bien la vida de PUTA!". 

Le dije a mi compañera mientras mi mente se ponía en el lugar del chaval que se estaba tirando a mi Érica. Me imaginaba que ella estaba sobre mí completamente desnuda, cabalgándome, yo mientras acariciaba ese pezoncito con la yema de mis dedos, la apretaba al máximo contra mí, le acariciaba el culo…. 

No pude más, – ¡Aaarrrrr!

Berreé como una animal en el instante en el que pensé, que quien me estaba comiendo tan maravillosamente mi tranca era Érica, y ahí me corrí como nunca. No le dio tiempo a Merche a quitarse y mi semen salió disparado como un misil, le inundé toda la boca. No hizo falta sujetar su cabeza para que no se apartara, porque esperó a recibir todos los lechazos que mi verga eyaculaba, se los fue tragando mientras pudo. Cuando la sacó de su boca se veía como chorreaba lefa por la barbilla, fue excitante al máximo.

Merche sorprendida por mi ímpetu se puso apoyada contra la puerta del coche a cuatro patas, se abrió de piernas y me dijo… 

– "Compañero ahora te toca a ti y hazlo bien, no te vaya a suspender". 

Abrió las piernas y empezó a tocarse, estaba un poco húmeda. Mi boca empezó a besar su culito lamiendo su ano hasta bajar por su raja al clítoris, mis dedos empezaron a visitar su vagina, lástima que no podía seguir mirando a nuestros vecinos… 

– "Anda, a que no te imaginas a quien tenemos en el coche de al lado", me dijo Merche.

Yo me hice el despistado como si no supiera nada, 

– " Supongo que gente follando como nosotros".  

– "Sí, pero a esa chica la conozco, creo que está en tu clase de Grado Superior de Gestión Administrativa, estuvo conmigo el curso pasado en 2º de Bachiller, se llama... no lo recuerdo".

Yo seguía en lo mío, dándole unos buenos lengüetazos a su coño rasurado… 

– "Érica, eso, se llama Érica. Estas niñas están todas salidas, con la cara de inocente que tienen... ¡Normal, a sus 18 años, le pica el coño más que a una perra!"

A mí me daba absolutamente igual, yo estaba imaginándome que sería comerse el coñito de una niña de la talla de Érica. Me imaginaba que sería distinto al de Merche, mucho más rasurado, una piel más blanquita... exquisito. No me gustó mucho el comentario de Merche, así que le iba a hacer callar. Me puse de rodillas sobre el asiento y acerqué mi polla la boca de su coño…

– "¡¡Venga Fran, termina lo que has empezado joder...!! ¡Fóllame!", no sabía bien lo que le esperaba.

De una atacada se la introduje casi entera, y en una segunda solo me quedaron los huevos fuera aporreando su coño… 

– "¡¡No seas bestia, joder!"

Eso le pasaba por bocazas, empecé a embestirla por detrás rápidamente, ella intentaba separarme un poco pero fue imposible. En ese momento pude ver a Érica y al chico que estaba con ella vistiéndose, ella se estaba poniendo el sujetador, y en un movimiento rápido giró la cabeza mirándome... Me pilló infraganti, o mejor dicho, nos pilló a Merche y a mí cruzando nuestras miradas. Al percatarme de lo que ocurría, me encargué de bajar con mi mano la cabeza de Merche para ver bien a mi Érica y de paso someter a la puta de mi compañera gritando y exigiendo más rabo sin cesar. 





Mi alumna advirtió que era yo y avergonzada empezó a cubrirse sus bellas tetas con una camiseta. Yo le guiñe un ojo y ella respondió más serena. Se había sobresaltado, pero yo con mi gesto quise transmitirle que no pasaba absolutamente nada. Érica recuperó el gesto de su cara, se bajó la camiseta y mientras el chico se vestía ella se acarició las tetas en mi honor…dirigiéndose a mí con la mirada, envolviéndome con sus ojos.... y por último me tiró un besito de sus labios.... Esa imagen fue superior a mí…, le pegué tal embestida rápida a Merche que casi abro la puerta del coche del impulso, y sin más demora la clavé a fondo en su útero corriéndome como un degenerado cabrón, todo por culpa de la excitación por la imagen de mi Érica y sus preciosas tetas...

– ¡Mmmmm! ¡Toma toda mi lefa Merche!

Se desplomó entre jadeos, en tanto le hizo adiós con la mano a mi alumna que se iba en el coche con ese desgraciado.

Al día siguiente en los pasillos del instituto Merche se mostraba muy contenta tras nuestro encuentro, pero yo no quise hacerle muchas ilusiones con nuestra. Mis pensamientos estaban en Érica, en esas tetas de ensueño que me había mostrado en aquel descampado, en esa manera de moverse, quería que fuera mía, sólo mía, daría lo que fuera. En clase todo seguía como siempre, los dos hicimos como si no nos hubiéramos visto. Pasó el tiempo y mi calentura por Érica no descendía, todas las noches me acostaba con esa estampa en mi mente. Llegaron los exámenes y Érica, como era de esperar obtuvo un notable, mientras que su amiga Dolores no corrió la misma suerte, obtuvo un insuficiente casi un aprobado.

Dolores al final de clase se dirigió a mí mientras le esperaba Érica… 

– "D. Francisco, me gustaría comentar el examen con usted y que me acompañe Érica, aunque ella ha aprobado, si no le importa."

No era lo más normal, la nota estaba puesta y era justa, pero tal y como estaban esos dos bombones, cualquiera les decía que no, era la oportunidad perfecta para coger a Érica por banda, y de paso a su amiga, que estaba también de toma pan y moja, no tan guapa, pero con un culo que me volvía loco y unas tetas que tampoco se podían despreciar.

– "De acuerdo, os espero esta tarde en mi despacho".

Dije intentando disimular la felicidad en mi rostro.

– "¿¡Esta tarde, creía que las tutorías sólo podían ser por la mañana!?", me replicó Dolores.

– "Tienes razón, pero es que estoy muy mal de tiempo, y además así estaremos más tranquilos".

Dolores se encogió de hombros y me dijo que sí, quedamos para mañana por la tarde en mi despacho. Esa noche no pegué ojo. Me imaginaba a las dos sobre mí "profesor, le gusta esto..., que quiere que le hagamos...." me masturbé un par de veces antes de conciliar el sueño. Al día siguiente por la mañana como siempre, un día igual que otros tantos, ninguno comentamos nuestra reunión para esa tarde. Me quedé a almorzar cerca del centro, y una hora antes ya estaba en mi despacho. Lo ordené, me cambié de ropa y me dispuse a esperar lo que fuera a ocurrir. Habíamos quedado a las 5 y eran las 5:45 y no apareció nadie.

No me lo podía creer, ¿Qué habría pasado? Cerca de las 6 llamaron al teléfono… 

– "D. Francisco preguntan por usted dos alumnas, ¿las hago pasar?"

Era el conserje del centro que vivía una casita al lado, la única persona que estaba por allí ese día, aparte de las limpiadoras,

– "Ok, déjele pasar por favor". 

Me coloqué en mi silla, y esperé su llegada….

– "Se puede D. Francisco", estaba nervioso, con mi edad, el corazón me latía muy fuerte, – "sí, pasar chicas".

La tardanza valió la pena, estaban las dos preciosas… 

– "Perdone la tardanza D. Francisco, estuvimos arreglándonos un poco", dijo Érica.

Una rubia y una morena, Érica y Dolores, muy distintas entre sí pero dos bombonazos. Iban con una ropa más ligera de lo normal. Érica llevaba una falda corta y una camiseta de tirantes, creo que no llevaba sujetador por los marcados pezones. El pantaloncito le quedaba de miedo, cortito y pegadito, unas piernas larguísimas, además iba maquillada tenuemente. Dolores iba con falda y una blusa, mucha más recatada que ella, era mucho más introvertida que Érica.

– " Sentaros por favor"

Las dos se reían mucho y a mí eso me gustaba. 

– "Bueno, quieres ver el examen, ¿No es así Dolores?"  

Dolores no abrió la boca y bajó la cabeza, se puso muy colorada de pronto y no articuló palabra. Érica cogió las riendas de la conversación…  

– "Mire D. Francisco, Loles se ha esforzado mucho pero no ha tenido suerte con las preguntas".

¡Puf, esa chica se expresaba perfectamente!, yo estaba que iba a reventar, tenían unos dolores de huevos que me estaban matando. 

– "Lo sé Érica, pero yo no puedo hacer nada por Dolores, debe esforzarse un poco más y participar más en clases".

Dije acaloradamente. 

– "Bueno, y no se puede hacer nada... D. Francisco, estaríamos dispuestas a lo que sea...". 

Puff como sonó eso, en ese momento les hubiera soltado una barbaridad, pero me controlé. 

– "Existen los exámenes extraordinarios, ahí podrá recuperar Dolores"

Casi sin dejarme terminar me dijo Érica. 

– "Sí, pero entonces le castigará su padre y no podrá venirse de vacaciones conmigo, y a mí tampoco me dejaran ir sin ella, ni con su hermano Juan, sabe quién es, ¿no?, el chico con quien me vio el otro día...". 

Me guiñó un ojo con media sonrisa pícara... Casi me caigo de espaldas, Juan sería el chaval con el que pillé a Érica el otro día, y además hermano de Dolores… 

– "Bueno, podemos hacer un examen de recuperación en un par de días", Érica me miró coqueta y me soltó… 

– " ¿Y no podría ser aquí y ahora mismo...?"

– " Tal vez no esté preparada Dolores…" 

Estaba esperando que ellas dieran otro paso.... 

– "Yo creo que sí, si me permite que le eche una mano…"  

– " De acuerdo,,,” 

– " D. Francisco, es usted un encanto, ¡¡No sé porque sale con la cascarrabias de la Merche.... es una bruja!!"

Cuando me dijo eso Érica se levantó y se acercó a mí para darme un besito en las mejilla, 

– "Muchas gracias por todo, ven Dolores, agradécelo al profe".

Dolores sonrió, no me imaginaba la presión que tendría en casa por los estudios, pero eso de pensar que iba a probar le encantó. Dolores se levantó de su asiento y se acercó a mí y me dio un abrazo. Sus respingones pezones contra mi pecho me acaloraron, 

– "sois estupendas, y por eso mismo creo que Dolores se merece esta oportunidad". 

– "Usted es nuestro mejor profesor, y creo que se merece un regalito, verdad Dolores"

Érica guiño un ojo a Dolores que seguía aferrada a mí. Mi polla iba a reventar dentro del pantalón, me levanté y cerré la puerta desde dentro, las cartas estaban echadas, esperaba su reacción...Érica sonrió y con los dedos empezó a dar una suave caricia sobre sus tetas, igual que la noche anterior, pero con la ropa puesta. 

– "¡¿Dolores, que te parece si le decimos al profe que comience con un examen oral?!"

Érica era una diablesa, se mordía el labio inferior mientras su mano seguía acariciando sus tatas ahora con mayor aclamación… redonditas y firmes, se notaba su pezón erecto tras la camiseta. Dolores aun estando contenta estaba un poco cortada, pero yo le ayudé… 

– "Ven Dolores, siéntate y relájate"

Dolores me hizo caso y se puso delante de mí, sentada. Érica tras de mí, pegó sus tetas a mi espalada, las notaba perfectamente. Acarició mi pecho y bajó hasta notar mi verga complemente erecta, 

– "¿No le hará daño a la pobre Dolores, verdad?, ella nunca ha hecho un examen tan duro..." 

No me podía creer lo que estaba ocurriendo, solo con los dos bombones de mi clase, dos adolescentes salidas, la tigresa Érica y mi gacela Dolores. 

– "Ven Dolores, yo te enseño"

Érica se puso al lado de Dolores y la fue guiando. 

– "Dolores vamos a bajarle el pantalón a D. Francisco, antes de que explote.". 

Bajaron entre las dos mis pantalones y empezaron a tocar mi polla dentro todavía de los slips. 

– "Esto es normal Érica"

Refiriéndose a al tamaño de mi verga, la pobre Dolores era muy inocente y Érica demasiado lista.

– "la verdad es que la tiene más grande que tu hermano Juan, mucho más grande ¿Puedo hacer yo también el examen oral D. Francisco?". 

Desde arriba veía las tetas de Dolores, su canalillo, y el culo en pompa de Érica. 

– "Si claro mi niña, pero tienes que superar ese notable, sabes eso que significa, ¿no?", ella asintió.

– "Claro, tranquilo profe, ¡¡Le voy a dejar que me haga TODO lo que quiera...!!" 

Esas palabras hicieron que casi me corriera, ya estaba imaginándome todo lo que podríamos hacer los tres allí juntos. Érica me bajó los slips y cogió fuertemente mi polla entre sus manos,

– "Madre mía que pollón tiene profe…"  dijo Érica. 

– "Anda toma Dolores, dale besitos y chúpala como si fuera un helado, pero no te lo comas todo, que yo quiero mi parte". 

Dolores me la cogió tímidamente y empezó a besarla en la puntita… 

– "¿está húmeda? y además esto es demasiado gorda, me va a hacer daño en mi boca".

Érica se le adelantó y empezó a besarla, a sobarla, mientras sus manos me la pajeaban. 

– "Mmmmm D. Francisco, esto está muy rico".

Su boquita fue abriéndose cada vez más para dar cabida a mi tranca, sus labios carnosos hacía un poquito de presión sobre ella, la justa. Yo empecé con mis manos a quitar la blusa a Dolores para dejar al aire esas tetitas que se intuían deliciosas, casi como los de una niña, muy tiesos aun no demasiado grandes. Ella se dejaba hacer, incluso me ayudó a quitarse el sujetador, blanco con muchos lunares. Con Érica hice lo mismo, empecé a quitarle la camiseta, primero vi su ombligo y después sus tetas firmes al aire, eran inmensas para una chica de su edad. Al principio me ha mirado con cara suplicante, pero al ver que tiraba mano a mi cremallera y liberaba mi miembro de esa prisión, mi rostro se ha transformado en una mueca de placer contenido. En ese momento mientras Érica se quitaba la camiseta por la cabeza Dolores, su amiga se he acercado un poco notando su aliento sobre mi magnífica polla.

Mirándome a los ojos, le ha dado un lametón al capullo, luego torpemente se metió mi verga en su boca, casi se atragantaba... 

– "Tranquila Dolores, tranquila".

Dolores empezó a chuparla casi por instinto, y empezó a sobarse las tetas a la vez. He visto que eso le gustaba. No me ha aguantado más y se la ha metido entera en la boca. Érica que ha se había quedado la camiseta se puso de pie y empezó a tocar mis huevos colganderos, ayudando a su amiga. 

"Estas pelotas son muy gordas… deben estar bien cargadas de leche ¿Verdad?

Noté como estaba de dilatada, de dura, de deliciosa mi polla. Poco a poco se la he ido sacando de la boca, arrastrando sus labios por el pedazo de mástil que tenía ante sus ojos. Su lengua se ha entretenido en mi glande, rojo e hinchado como pocos habrán visto. Ha vuelto a bajar la cabeza, esta vez apretando más con sus labios, hasta que mi capullo ha tocado su campanilla. Una vez ahí, ha sacado un poco la lengua y he empezado a lamerme un poco los huevos. Maniobra difícil con una polla tan grande, pero muy satisfactoria, a juzgar por la reacción.

Con un golpe de cadera le he metido aún más si cabe, haciéndole sentir una arcada. He seguido moviendo la cadera, arremetiendo una y otra vez con la polla en su boca, y cuando ya no ha podido respirar, se la he sacado de la boca. No ha cerrado los labios. Me encanta ver como la saliva va desde su boca hasta la punta, como va chorreando hacia los huevos… Me ha hecho abrirse todo lo que pudiera de piernas.

Me tenía frente a ella, con su polla alzada, los huevos colgando y mi culo pidiendo atención. Me ha ido lamiendo los huevos hasta llegar a mi culo. Ha empezado a lamerlo, a pasear su lengua en cada rincón, mientras su mano movía rítmicamente la polla, que a estas alturas ya estaba durísima, faltaba muy poco para que me corriera. Ha vuelto a subir, lamiendo de nuevo mis huevos, y ha recorrido con la lengua todo el tronco de mi verga. Al llegar al capullo, se la ha vuelto a meter hasta el fondo, la he sacado un poco y la ha agarrado con la mano. Ha comenzado a mover la mano y la cabeza a la vez, deslizando su mano y los labios al mismo ritmo. Ha empezado a apretar un poco más fuerte, tanto con la mano como con la boca, y a acelerar el ritmo. Mis gemidos de placer eran cada vez más sonoros. Al poco mis piernas han comenzado a temblar, ante el inminente orgasmo, ha sacado la polla de la boca, y he continuado con la mano… se ha apoyado el capullo en la punta de su lengua, que ha sacado, pidiéndome con la mirada que me corriera ahí, sobre su lengua, mientras ella me la meneaba con la mano… No he tardado mucho en correrme después de que Érica me lo haya pedido… Dolores empezó a ir más rápido y yo no pude aguantarme y terminé en su boquita de nena… 

– “¡¡Vamos, llénale la boca a esta putita, córrete en su lengua y que saboree la leche de un buen macho!!”  Estallé. 

Esperó recibiendo cada lechazo hasta casi acabar y tragárselo con un gesto de contrición.

– "Joder que es esto"

Dijo Dolores mientras se limpiaba el semen sobre su cara. 

– "No te preocupes tontona, que eso es así ¿Verdad que está buena la lefa del profe? Espesa y en una gran cantidad" 

Lo he dejado caer en su lengua, en su mentón, llenarle la boca con esa leche caliente que tanto le gusta a la putas como Érica o Merche, ahora es también la pequeña Dolores, la que se ha tragado todo, y he empezado a lamerme un poco más, para terminar de sacar todo. He seguido lamiendo hasta que se le ha aflojado en su boca. Cuando me he recuperado un poco de la corrida, le he mirado y he que me había hecho la mamada de mi vida. Dolores se retiró un poco y Érica se sentó sobre mi mesa. Me acerqué hasta ella, retiré todos los papeles que había y la precipité hacia atrás.






– "¡Eso profe, fóllame!, quiero que me hagas lo mismo que le hiciste a la Srta. Merche ¡Que vea Dolores como se folla a una puta"

Le subí la falda a su barriga... se abrió de piernas mostrando su coñito ceñido y húmedo. Eran suaves como las de un bebé... mis manos subían por sus muslos hasta llegar hasta sus braguitas. 

– "MMMM siga D. Francisco, quiero que me dé un sobresaliente..."

Mis dedos empezaron a acariciar su coñito sobre las braguitas, mis manos subían hasta sus tetas y mis dientes bajaron parte de su braguita para dejar al aire un coñito muy rasurado, perfecta, con un olor que me estaba embriagando. 

– "A ver si esto te lo sabe hacer tu novio".

Empecé a pasar mi lengua con pasión entre sus muslos hasta llegar a su sexo, mis dedos jugueteaban con su clítoris entre sus jugos. Mientras Dolores se acercó a nosotros, ya no tenía la cara de ingenua de antes.

– "Bueno dígame profe qué tengo que hacer".

Ni corto ni perezoso le dije lo primero que se me ocurrió. 

– "Quiero te subas un poco la falda y te empieces a tocar la rajita". 

Dolores era encantadora, se puso al lado de Érica y se subió la falda, se metió la mano bajo sus braguitas y empezó a tocarse. Aun con las piernas en alto me levanté y dejé mi polla a la altura de la abertura de Érica que seguía sobre la mesa. 

– "D. Francisco, eso es solo para un notable.... y yo quiero un sobresaliente".

Cogí la indirecta al momento, mis dedos empezaron a rodar el anito de mi alumna, a ella le gustaba. 

– "Bueno Érica, este es el examen, espero que te guste..."

Con mi polla entre mis manos empecé a metérsela por el culo, ella al principio dio un pequeño grito ahogado.

– " ¡¡Joder profe, despacio, que no estoy acostumbrado a eso y menos con una polla tan gorda...!!"

Seguí hasta que le metí la cabeza, meneé la cintura calando un poco más cada vez hasta que conseguí enterrar más de la mitad de mi rabo en su ano…, su culito estaba ahora muy ancho, eso animó a la nena... 

– "Arrrrr, adelante, adelante cabrón ¡Dame por el culo!"

No hacía falta que me dijera mucho más Érica, yo estaba ido, dándole por el culo a mi alumna con la que me había pajeado durante varios meses.... En ese momento vi a Dolores, que nos miraba a nuestro lado... la saqué del culo de Érica y me dirigí a Dolores, que estaba boca abajo en la mesa, con el culo en pompa. Un culo de campeonato, empecé a besarlo y a bajarle las braguitas, le subí la falda… 

– " ¿¡Has hecho los deberes Dolores!?" 

Metiéndose los dedos por la raja, se frotaba con ahínco… 

– "Sí profe, está muy húmedo", me contestó.

Metí uno de mis dedos y pude comprobar que era verdad, estaba húmeda... le quité la camisa por atrás y sobaba sus tetas. Érica se incorporó, abrió las piernas a Dolores y dirigió mi verga hacia el coñito de su amiga

– "Ahora relájate Loles, esto te va a doler un poco, pero no hay polla mejor para desvirgarte que la del profe…"

Poco a poco empezó a metérsela a su amiga Dolores.

– "¡¡Arrrr, me duele, me hace daño, basta!!"

Seguí con lo mío, logré meterle la cabeza y después de unos cuantos metidos toda entera. Empecé a moverse dentro de Dolores, mientras que Érica se situó delante de ella y empezó a besarle los pezones. Cuando iba a llegar traje hacía mi a Dolores y a Érica y derrame todo mi semen sobre sus caritas, Dolores estaba todavía exhausta y Érica, después de haber terminado yo, se la metió dentro hasta el final... 

– "he aprobado ahora D. Francisco..." 


**********************

Las clases siguieron igual, pero con una diferencia, Érica había subido nota a un sobresaliente y Dolores aprobó. Hasta el primer día que vi a Érica y luego a Lolita nunca sentí la necesidad de meterme con jovencitas porque soy consciente del riesgo que implica, incluso la posibilidad de perder el trabajo por iniciar a muchachitas, por más ricas que estén. De hecho he tenido compañeros que se han vuelto unos viciosos en follarse alumnas. Siempre me he mantenido lejos de eso pero es que Lolita si la vieran es una morenita tan deliciosa…, sobresalen su cabello negro azabache muy lacio y bien cuidado, una cara aniñada y juguetona que invita a besarla y a hacerle un buen bukkake, piel canela y un culo respingón, redondo y delicioso que no pasa desapercibido

Afortunadamente para los hombres, en mi centro, las chicas tienen preferencia en usar pantalones o leggins, en su mayoría todos ajustaditos que dejan bien claro cómo está la cosa y Lolita es de lo más deliciosa de hecho ya me puse duro con sólo describirla. Siempre me sonreía y saludaba antes de tener nuestra aventura, tanto a la entrada como a la salida de la clase. Las dos primeras veces, no le di importancia que se quedara de última precisamente los lunes, que es la última del día pero la tercera vez la escuché que murmuraba con su amiga Érica, Lola preguntó si pasó algo y pude escuchar a Érica decir algo así como… 

– “Nada… quizás sea marica...”


En las siguientes lecciones me dediqué más a atender sus consultas en clase o indicarle yo mismo cómo realizar alguna actividad o ejercicio. Tomé confianza con Érica y llegamos poco a poco a hablarnos con cierta propiedad, no digamos que compinches, porque en verdad soy muy viejo pero sí con cierta afinidad que afortunadamente no resultó tan descarada ni sospechosa para el resto del grupo. Un día después de descubrirnos follando en el descampado, dejó la bolsa de Nike para educación física entreabierta, sin duda deliberadamente, de modo que pudieran notarse unas braguitas turquesa muy delicaditas y sensuales. Guardé el bulto en un mueble bajo llave pero me llevé las braguitas para pajearme oliéndolas en casa. Soy soltero y hace más de un año acabó mi último rollo…, supongo que esa es otra causa por la cual me animé a acercármele a Érica y después de rebote a Lola… mis deliciosas alumnas de lunes y viernes. Esa noche busqué fotos suyas en la red social, Érica era mucho más activa que Lola, que apenas tenía cuatro cosas inocentes, mientras que su amiga era mucho más atrevida con sus fotos insinuantes. Me acosté con el ordenador para darme una gran pajeada como nunca en años ¡Fue realmente delicioso! Al día siguiente algo se desencadenó….

– Profe. ¿Ayer dejé mi bolso de educación física aquí?

– Sí. Espera… voy a traerlo.

La niña no esperó, se vino detrás como si vigilara que todo estuviera bien. 

– Lo cerré. Lo habías dejado abierto y pude ver algo que había dentro.

– ¿Ah, sí? ¿Y qué cosa era?

– ¡Mmmm! Algo muy bonito… no voy a decir más.

– Anda, no seas malo. Dime qué era.

– Algo color turquesa. 

Se sonrió con picardía y pude notar cierto rubor en sus suaves mejillas.

– Y… ¿de verdad te pareció bonito?

– Por supuesto.

– ¿Te gustó?

– Claro que sí chiquilla

Acaricié su cabello mientras bajaba su mirada y yo empezaba a ponerme duro. Hubo un silencio prolongado, hasta que empezaron a llegar los alumnos de la primera clase. 

– Bueno. Que tengas un bonito día y sé más cuidadosa la próxima vez.

– Tú también, que tengas un precioso día.

Y por primera vez, me besó en la mejilla, cosa que hoy hacemos con toda naturalidad. El siguiente viernes no paró de mirarme, incluso cuando estaban trabajando en grupos y de hecho en un par de ocasiones se fijó en mi entrepierna. Era obvio que mi alumna me deseaba tanto como yo a ella. Mi dulce Érica. El lunes se despidió de su amiga y le dijo que iba a hacerme una consulta de un tema que le costaba. Como si nada, dejé que preguntara aunque mi corazón palpitaba con fuerza. “Bésala. Fóllatela. Pártele en dos ese culo”. Le expliqué incluso usando el pizarrón, hasta asegurarme de que de veras había entendido el tema.





Durante casi medio minuto, se quedó mirando en silencio sus apuntes…. 

– Espera. 

Me asomé a ver si había alguien cerca y nada.

– ¿Alguna otra cosa?  

– Es que… no sé, profe… ¿Será lo que yo pienso? 

– ¿Y qué cosa es esa? 

Acaricié su cabello. Luego su mejilla y pasé suavemente mis dedos por su boca.

– Eres una niña muy guapa. 

Era fácil con tan solo dieciocho, casi todas son preciosas y apetecibles.

– Gracias, profe. Usted… también es muy guapo.

No me pude contener y la besé en los labios, cerrado sin lengua no quise asustarla, pero me alivié al verme correspondido sin chistar. Besa increíble esta niña. La tomé por la cintura y acaricié su espalda y ella la mía. Así estuvimos durante varios minutos, como si fuéramos novios de la secundaria. En un momento dado acaricié su trasero duro y redondito y Érica no se incomodó para nada. No quise despertar sospechas, así que intercambiamos números y esa noche pasamos más de dos horas por WhatsApp. 

Quedamos en que no volveríamos a quedarnos al final de la clase ni hacer nada que provocara la mínima sospecha. Un día fuimos al cine y la cosa se puso tan caliente que ambos salimos ardientes… supongo que ella también llegó a su casa a masturbarse. En algunas ocasiones, me pasó fotos suyas en ropa interior y fue así que por fin la invité a venir conmigo a la playa, aprovechando que antes del fin de semana hubo día festivo con un largo puente. En todo momento la idea era pasarla por hija mía en un hotel cuatro estrellas ubicado en una excelente playa de la Caledonia.

Su pantaloncito dejaba ver sus deliciosas piernas, así que en el camino hicimos varias paradas para besarnos y manosearnos, se las chupé de arriba abajo pero sin llegar a follar… quería que nuestros inicios fueran en un lugar bonito como en el hotel. Cuando llegamos, lo primero que hizo fue cambiarse enfrente de mí… quedó desnuda para ponerse un bañador cortísimo que se le veía espectacular. Esta niña, mi Érica, mi más deliciosa alumna, de verdad quería lo mismo que yo… que nos diéramos una buena follada. Para no generar dudas en el personal, quedamos en que tendríamos un día normal de padre e hija y, que en la noche nos convertiríamos en amantes. Ella quiso adelantar algo y en la piscina se me pegó y me abrazó varias veces haciéndome endurecer el espigón de entre mis piernas…la nena era especialmente resultona en empalmarme.

– Gracias, papi. Este paseo es mi mejor regalo de cumpleaños.

Mentira. El mejor regalo era el que le tenía preparado para esa noche, que de hecho fue la mejor en mucho tiempo. Se puso una lencería rosada exquisita y encima, una batita blanca casi transparente que me permitió ver su espectacular figura de piel morena. Le hice sentarse junto a mí en la cama, la besé ahora más apasionadamente y pronto nuestras lenguas jugaron el juego lascivo del calentamiento. No voy a mentir… ahora estoy convencido que pocas cosas son tan ricas en el sexo como follarse a una alumna tan encantadora, en especial una tan sabrosa como mi Érica. Le quité el tanguita rosada y metí mi cabeza entre sus piernas, primero besándolas, luego chupándolas y finalmente haciendo mío su clítoris, más con su vaginita húmeda la situación era inmejorable. La chupé como si fuera el helado más cremoso del mundo y de hecho lo era. Ella empezó a gemir, abrió sus piernas y se echó hacia atrás dejándome prepararla para ser bien follada. Poco a poco me le fui trepando hasta llegar a hacer contacto con mi verga sobre el abultado coñito. Saqué un condón y le enseñé a ponérmelo, pero primero le metí mi verga en su boquita y la puse a chupar un rato… nunca se resistió, si bien temblaba de gozo.

– Vas a ver, cariño. Sabrás lo que es bueno.

– Trátame bien, ¿sí?

Su mirada angelical evidenciaba que ya sabía que venía la hora de la follada, algo que evidentemente ya había experimentado antes con su noviete… 

– Claro, mi amor. Hazte hacia atrás. 

Le pasé el cipote ya con el condón por toda la raja de su sabrosa vaginita y, se puso a respirar profundamente, con evidente placer de mi hermosa niña. La besé y poco a poco le fui metiendo la verga a esta delicia que le tenía tantas ganas desde que hurté sus braguitas turquesa… 

– ¡¡Aaaaaaaaaaah…!!

– ¿Te gusta?

La gran puta abrió las piernas para dejarme penetrarla más y más adentro cada vez en respuesta. Estaba tan buena mi alumna preferida. Me fui poniendo como un toro y la tomé de los tobillos para abrirla toda y le di con todas mis fuerzas empujando más adentro. De verdad ¡Qué delicia! Le mordisqueaba el cuello, las orejas, las tetas duritas de adolescente y poco a poco empezó a gemir de placer, al punto que tuve que taparle la boca para que no se oyera afuera. La hice venirse y la volteé para ponerla de cuatro patas a mi deliciosa alumna, mi dulce putita Érica.

– ¿Qué vas a hacer…? Tienes la polla muy grande y me vas a partir con ella. Preguntó con cierto temor.

– Te voy a hacer sentir lo más delicioso que hay, mi amor.

– Pero… ¿por dónde? No quise abusar esa noche.

– No pasaremos de tu coñito, cariño.

– ¿En serio, profe?

– Sí, mi amor. Mañana probamos otra cosa pero hoy sólo vamos a hacer eso.

Igual le pasé la punta de mi verga en medio de su rico anito que la hizo dar un salto pero pronto regresé a su apretada vaginita, la tomé por las caderas y se la metí de una. Exclamó con placer y me puse a darle primero despacio y luego cada vez más duro de manera contundente. Sentí mucha ansiedad, lo tenía tan cerrado que era fácil imaginase que la penetraba  por su culito.

– ¡Toma! ¡Toma! ¡Toma! ¡Siente lo que es bueno!

– ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! Ah! ¡Ah! ¡Ah!... 

La agarré del cabello tirando con firmeza haciéndola levantar su cabeza mientras me la follaba con todas mis ganas enterrándole los 18 cm hasta los huevos. Así la tuve hasta que sentí que estaba cerca de correrme, entonces la saqué y le dije que se recostara boca arriba…, lo cual mi Érica obedeció mansamente. En un alarde de maestría me deshice del condón…, me sorprendió su reacción, se inclinó metiéndose la polla en su boca mientras me masturbaba con una mano y me sujetaba los huevos con la otra. Apretaba y soltaba, aquello me parecía alucinante. La posé de nuevo sobre el colchón y me tiré encima de ella comiéndonos la boca, la lengua… mis ganas de follarla se dispararon, y sin saber cómo le clavé la verga en su coño. Las punzada eran vehementes, sus gritos confusos entre el dolor o el placer. Cuando un macho está fijo en su placer omite cualquier súplica. Sus piernas me abrazaron los muslos y sus brazos rodearon mi cuello esperando que la follara como una vil Puta. Se la clavaba sin resuello sin compasión, pero su orgasmo no hizo detenerme…convulsionaba abstraída de la realidad, mientras le daba los últimos pollazos antes de correrme. 

Sin prejuicios la enterré en su útero soltando mi leche… los primeros dos chorros fueron enormes, me atolondraron del gusto que recibí en mi cabeza, una descarga de placer nacida de mis huevos recorriendo todo mi cuerpo. Arqueé mi espalda insertando un poco más la verga en su cuerpo, notaba en mi glande la pared de su vagina. La besaba mientras eyaculaba, su boquita abierta tal como se lo pedí para recibirme. Le dejé ir toda mi leche en su acogedor útero y, luego me acosté junto a ella, la acaricié y la besé con toda mi ternura. Me fue imposible no encariñarme con esta niña.

– ¿Te gustó, mi amor? 

Le dije tras haber recuperado el aliento, las pulsaciones y la cordura.

– Sí, profe. Gracias… de verdad. Ha sido un polvazo de ensueño

– ¿Y por qué crees que ha sido así, preciosa?

– Por haberme enseñado más de lo que merezco. Me has llenado como nunca soñé que alguien pudiera… ¡Lo mismo me has preñado!

– NO pude evitar metértela a pelo. Sé que te mereces lo mejor, mi amor.

Muchas veces la gente piensa que una persona mayor, que le gusta una una adolescente es considerada pervertida, pero eso depende de las circunstancias, pienso yo, a lo mejor estoy equivocado…presten atención a lo siguiente…Tengo 32 años y soltero con necesidades sublimes de descargar a diario. 

Como todos los domingos me quedo en la casita que tengo alquilada en el pueblecito a ver el futbol, ya que soy hincha del Madrid y no me pierdo un solo partido. Estando en mi casa sentí llamar a la puerta, abrí y allí apareció Lolita…que sorpresa me llevé, acostumbrado a verla de jeans y ahora se me presenta con una faldita corta, además, nunca la había detallado tanto, como en ese momento después del examen oral… Era una nena de hermosas piernas, qué muslos y qué culito tan bien formado, en lo que podía ver….Estaba preciosa y más aún con su pelo suelto.

Me preguntó si podía pasar, naturalmente que le di acceso sin ningún problema, no llevaba carpeta ni mochila, así que pensé que vendría a charlar y no a estudiar. Se me acercó y medio un beso en la mejilla, me pegó sus buenas y nacientes tetas. Que tetas iba tener la condenada. Se me sentó al lado preguntando qué estaba viendo, mira le dije, el futbol…a mí no me gusta eso…podemos conversar y al momento se me sentó al lado de mi sofá y simultáneamente puso una pie sobre el piso y el otro encogido sobre mi sofá y adivinen… me quedó un panorama que me puso a puro nervio. Unos muslos espectaculares con unas braguitas color como fucsia claro que hacía ver una combinación perfecta con su piel rosada casi inmaculada. Le dije lo bien que se veías sus piernas lisas…

– ¡Y parecen tan suaves…!

– Sí me contestó, es que me doy con aceites de camomila… toca, pasa tus manos para que te des cuenta…no sabía que hacer me estaba poniendo nervioso con una nena de dieciocho y muy puta en casa, con mis ganas de aventar mi leche, y esta chiquilla provocándome con tocarle a esas horas de la tarde. Me aventuré tocando su piel suavemente desde las pantorrillas hasta arriba el final, pero mi intuición o instinto animal me llevó a continuar casi sin querer y queriendo hasta que le toqué su coñito por encima de la fina tela de sus braguitas… dio un brinco coqueto pero como decir que ni se ruborizó la nena, ni nada parecido, venía tan decidida a todo que me soltó… 

– ¡¿Qué te parecen?!

– Preciosas y muy suaves.

Le volví agarrar uno de sus muslos, no dijo nada y empecé a subir y bajar mi mano sobre él, ella solo me miraba con esa mirada felina que solo tienen las hembras muy putas cuando desean que se las follen, su respiración se aceleraba, y de pronto me abrazó durísimo y me dijo… 

– ¡¡Profeee!! 

Como experimentado, me di cuenta que se hallaba súper excitada. Subí mi mano hasta su conejito comenzando a tocar con mis dedos su rajita tanteando su orografía entre los labios vaginales y le gustó mucho, porque paré y me pidió que siguiera. Sin embargo sabedor de lo bueno que es dosificar, no así cuando eres adolescente, paré y le explique que eso no podía ser… que una vez era suficiente y no so podía repetir. ¡Yo me jugaba la carrera!, y otras consecuencias que podrían tener

 – Profe yo soy una tumba, por mí jamás nada se sabrá, tu sabes que en boca cerrada no entran moscas.

Me quedé atónito, me decidí a seguir ante la entereza de Lola e iniciativa, al fin y al cabo ella había venido a que se la follara su profe favorito y no la podía defraudar. Sin sacarle las bragas, las aparté un poco y le empecé a dar con mi dedo en su clítoris…comenzó a estremecerse…le pregunté que si le gustaba, contestó que era lo más rico que le habían hecho jamás, que siguiera por favor que la hiciese gozar como la Srta. Merche, pero más suave porque le dolía un poquito. Decidí quitarle las braguitas, no se resistió en absoluto, es más me ayudó levantando su culito. Una vez despojada de ellas me atreví a más…empecé a darle lengua en su conejito. Tal vez decir mejor conejazo, porque qué hermoso y grande lo tenía… abultado y partido en dos como el de una muñeca, un enorme monte de Venus sin vello y unos labios finos casi imperceptibles…, lo que si se veía era lo mojada que lo tenía





Le hice esperar un momento para bajar la luminosidad y trancar la puerta con la llave para que nadie nos molestara. Cuando volví se apresuró a exigirme que continuase con la paja tan deliciosa que le estaba suministrando a ese coño tan voluptuoso. Jamás piensa uno que una niña tan delgada, pudiese tener un coño tan gordo, claro si nos fijamos en su culo quizás era de esperar. El caso es que la nena exigía en su coñazo más magreo con mi lengua y boca forjada en decenas de coños…, se notaba que le gustaba y mucho a esa putita, su temperamento se lo exigía. Seguí dándole lengua, chupándole delicadamente en cada rincón del recreo, suavemente lengüeteaba y mamaba con mis labios su clítoris. Al sentirme los gemidos se envalentonaban terciando a gritos pequeños en la medida que aumentaba su excitación, gritaba más y yo le daba más comilona sin pudor ni compasión…de pronto bajo su mano y me agarró la verga dura y erecta desde hacía rato… me la apretó sustancialmente apuntándome lo grande y dura estaba.

Como yo no me aguantaba más, me la jugué, el todo por el todo… 

– ¿¡Tú sabes por qué esta de esa manera, verdad!?

– Sí… para que me entre más fácil en mi coñito, aunque sé que me dolerá al principio.

– Bueno cariño, tú me avisas cuando la quieras tener dentro de tú…, me tenía asombrado.

Seguí dándole, le agarraba su culo, trasero redondito y bien formado…se lo chupaba con un gusto que yo mismo no me la creía…le pasaba la lengua de arriba abajo, y de abajo…arriba, hasta que de pronto… 

– ¡MÉTEMELA YAA, PROFE…!

Al estar mojada por mi saliva y por todo su jugos gelatinoso de lo salida que se hallaba la nena, la abrí de piernas para admirar aquel hermoso espectáculo que era su abultado coño…solo mirar ese rico conejo formando un entorno enloquecedor para un macho, me endurecía más el rabo y condolían los pesados cojones recargados de leche. Con cuidado puse mi cabezota en su entrada tras repasar mi glande en su raja aviándome de sus líquidos lubricantes…y poco a poco se la fui empujando atravesando el angosto camino del placer…sus gemidos, sus dedos presionando mi brazo clavando las uñas y mis ganas de perforar a una nena tan entregada, hicieron el resto, sumergiendo todo el tallo hasta la raíz… Así como lo digo, la cría se tragó los 19 cm de gorda verga y venosa que me ha otorgado la naturaleza.

Dio un grito de dolor placentero y sin más al ver que ya solo quedaba follarla a tope, listo se lo empujé hasta los huevos, porque pienso que si no notan mis pelotas aporrear su coño no gozan como lo haga yo, y para mí, aunque no lo crean deseo que mis hembras gocen más que yo si cabe. El caso es que verse empalada por mi tranca, le debió gustarle tanto a la muy condenada, que contorneaba su cadera por instinto tragando más verga como algo natural. Se comenzó a mover escuchando de su boquita… 

– ¡Profe que bueno es esto…! ¡Qué rico… así profe, asíiii! 

Convulsionaba con su primer orgasmo…, me enrolló sus piernas en la cintura, bien fuerte y pegó su carita a la mía jadeando sin cesar, su aliento me animaba a perforar rítmicamente su coñito, notaba el deslizamiento de mi verga en su angosta vaginita, cada centímetro frotando mi glande me extasiaba produciendo descargas eléctricas en todo mi cuerpo.

– ¡Pero profe qué bueno es esto! Susurró al oído.

– Confío en ti Lolita, desde hoy ya que eres una mujercita. Confío que sea nuestro secreto…y no dirás, ni comentarás nada…

Entre jadeos, casi sin poder pronunciar bien mi susurraba pegada a mis labios… 

– Por supuesto profe…porque voy a venir a por más…. Me encanta tenerte dentro de MÍ.

El olor dulce de la transpiración de una hembra tan joven y las ganas que le ponía con tanta sabiduría inculcada en sus genes por generaciones de hembras solícitas y entregadas, avivaron mis embestidas con mayor severidad, la hincaba con la misma paciencia que profundidad…una y otra vez atorando su coño dando gusto a mis pelotas a punto de descargar, prolongando lo más posible el gozo de un orgasmo tan extenso como deseado. Si bien mis deseos era dilatar cuanto más mejor acariciando su cuerpo, su piel inmaculada, mamando de sus pezones erectos y firmes, y su boquita casta…, mi cuerpo no reclamaba lo mismo decidió unilateralmente lanzarse al abismo del placer. Emití un gruñido ronco  en el momento de eyacular el primer gran chorro de leche, la clavé hasta el mismo útero y allí evacué le segundo y tercer lechazo atorando su recién estrenado útero con una lefada grandiosa. ¡Aquello me pareció divino! Ella los notaba y gemía a gritos al percibir cada aldabonazo con puntillada de mi verga en su profundo coño. El subidón de dopamina fue intenso, en la misma medida que la calma de mi testosterona, se nivelaron satisfaciéndonos a la par. Mi orgasmo bien valió los dos que conseguí de ella, antes y durante el coito. La extraje con muy mala gana, porque riquísimo estar dentro de tan afable niña, pero la polla se terciaba a su estado lánguido y no debía permanecer por más tiempo dentro de ella.

Se paró al cabo de unos minutos de reposar la agitación de aquel frenesí, con más calma y con su coñito destilando mi semen cremoso, se puso sus braguitas y salió de casa…ni siquiera hizo el amago de quedarse un rato conmigo, nos dijimos adiós y yo volví a lo del partido…la segunda parte, quizás la más interesante y con los huevos descargados, me pareció el mejor partido del Real Madrid frente al Barça. La puerta se abrió y cerró quedando todo como si nada hubiese ocurrido. Ese día no iba a cocinar nada para la cena, así que hice una llamada y mi trajeron una pizza una vez acabado el partido.

Al día siguiente en clase nos quedamos mirando, pero no nos dijimos nada que se saliese del desarrollo normal del aula, cuando acabó la clase, se quedó rezagada mientras recogía mis cosas…ordenador, libros y documentos de clase. Cuando se fueron todos, apareció ella ante mí, Lola me susurró… 

– ¡¿Quieres probarme otra vez hoy…?!

– ¡¿Te gustó la cuestión…?!

– Muchísimo, me contesto eufórica.

No había terminado de almorzar con previsión de echarme una ligera siesta, cuando aparece Lolita en mi portal, la hice pasar a casa y antes de darme cuenta, casi al instante comenzó a quitarse las sandalias, la faldita… luego la blusa y para mi asombro su sostén, quedando completamente desnuda ante mis ojos. Eso era algo irresistible para un hombre con la testosterona subida a niveles inhumanos…me volvió a sorprender. Aquellas tetitas respingonas se veían perfectamente bien formadas, futuras ubres de madona que darían alimento a muchos machos y a los bebés que estos le hicieran a la nena…todo un espectáculo. Por curiosidad le pregunté, de donde había aprendido a ser tan seductora, porque se veía muy segura de sí misma a esa edad…

– He visto algunas películas de las que te enseñan a follar, como le gusta a los hombres… y a ser PUTA ¡Con poco vi cómo era la cuestión!

Ahora si fui entendiendo, la acerqué hacia mí y le comencé a besar sus pezones…se le fueron poniendo duros y espigados, con mi mano le acariciaba su coñito pelado y la nena empezó a calentarse rápidamente. Acto seguido me saqué la ropa, ahora completamente desnudo, y con mi verga súper dura, adelantada a mi pelvis que me otorga mi erección…La empecé a besar bajando lentamente por todo su cuerpo, hasta llegar a donde ella más le encantaba que la agasajasen… 

– ¡Pásame la lengua profe…así…así…ahora chúpame un poquito más mi coño…

Cómo gozaba la condenaba, es más le cuento que mejor que cualquier mujer madura que ha pasado por mi test oral, y no estoy mintiendo. Volví a subir lamiendo cada centímetro de su inmaculada dermis, llegando finalmente a besarla en la frente…

– Profe, enséñame como se besa con lengua.

Ahí sin más la instruí con lengua, abriendo tímidamente sus labios en un principio, luego fui buscando mamarle la lengua y recorrer su paladar, dientes y labios en una locura de sensaciones…, al cabo de un rato, como era tan sorpresiva, me salió diciendo con una que no me esperaba…

– Quiero aprender a mamártela…

No lo pensé dos veces y me puse en posición para que lo hiciera y le iba explicando…saben sus dientes me hicieron saltar varias veces, lógico por su inexperiencia. Hice que con su mano empezara a recorrerla por todo el tronco subiendo y bajando el prepucio, mientras su boca se dedicaba al glande, chupeteando y lamiendo en circundadas a todo su alrededor y lengüetazos a mi orificio uretral con la punta de la lengua…¡Qué delicia! Pegué mi polla a mi pubis mostrando toda la tranca, en especial mis largos huevos colganderos, enseguida supo qué hacer con ello…, repasó con lengua desde el glande a mis bolas y les dio su justo castigo chupando uno a uno, lamiéndolos hasta dejarlos completamente ensalivados y metiéndoselos uno a uno, en su boca como caramelos. Los succionaba y tiraba de ellos sin considerar lo delicados que son. De nuevo volvía a mamar mi cabezota intentando tragar todo lo que su garganta admitía sin ahogarse.

Aquello nos duró cerca de diez minutos, una lección que a mi parecer quedó bien fijada en la cabeza de Lolita. Cuando pensé que era suficiente le exhorté a que se pusiese sobre mí pero al revés en un 69… 

– Tú te quedas con tu cara frente a mi verga y yo te comeré tu coñito puesto frente a mi cara… Así sigues aprendiendo un poco más a mamar mi polla.

Así lo hicimos…ella con su boca y lengua cada vez más vivaz, e incluso con sus dientes que aún no controlaba dándome ahí. Pero todo se compensaba dándome ese gustazo de comerle su coñito, mojado y tan rico como el mejor de los manjares. Le recorría toda la raja hasta su clítoris, unos segundos lengüeteándole su pepita y de vuelta al agujerito que me follaba con la lengua atiborrándome de coño con toda mi boca… le hice correrse al menos dos veces con fuertes convulsiones, ¡Cómo gritaba la condenaba…muriéndose de gusto, la muy puta!

– ¡Siéntate encima…! 

La verga se hallaba mojada de su saliva goteando sin cesar… Se posicionó en cuclillas sobre el rígido mástil sujetándolo para mejor enfilar el capullo de mi ariete en su entreabierta rajita que pedía verga sin compasión. Con el cabezón en su bocana se sentó y casi de una se lo metió todo entero… la nena emitió un gemido de placer que cualquier otra mujer me pareció una principiante al lado de ella. Con todo el cipote enterrado hasta las pelotas se regodeo contorneando su culo saboreando el tronco empalado en su vientre…, se movía de película en círculos y de arriba abajo sacando solo la mitad del falo de la hendidura enjuta. No me hizo trabajar nada, solo gozar de su sapiencia folladora. Mis manos agarraban sus tetas, las exprimía y le succionaba los pezones con ganas de sacarle la leche que nunca tuvo ni tenía. Era inagotable en sus vaivenes gimnásticos dándome el espectáculo de ver como entraba y salía una y otra vez el émbolo de su coñito tragón…tan rojo como calenturiento le daba sus frotes al clítoris y me comía su boca y tetas, agarrada del culo ayudándola en sube baja frenético.

Conducido averno por instantes, ninguna hembra me había hecho enfrentarme a tal cúmulo de sensaciones maravillosas… todo era tan divino que mi cuerpo cumplía con su cometido de no hacer caso a mi mente de aguantar un poco más… no tuve más correa soportando aquella calentura y presión en mis testículos… la sujeté de la cadera para clavarla a fondo y evacuar toda mi semilla en su profunda vagina, en el mismo cérvix presta a la conquista de su útero. Con mis manos en sus nalgas y con solo un pequeño gesto… me corrí a chorros. La abracé con toda mi fuerza, la aprisioné totalmente contra mi cuerpo mientras eyaculaba en su vagina profunda con todo el tallo clavado hasta la raíz…

¡Joder nena, qué buena corrida me has sacado! ¡Te voy a llenar hasta que no quepa una gota más de leche!

Ella me miraba complaciente sin decir nada, solo se mordí el labio inferior y quedaba con los ojos en blanca percibiendo cada aldabonazo de lefa de su profe favorito…. Al final descargue en esa niña tan putita, sumisa y bien receptora de todo mi contingente seminal, toda mi leche. Logré gozar como nunca lo había hecho con otra mujer, había logrado hacerla mujer y ella hacerme muy feliz con ese soberano polvo. ¡Era increíble pero una chiquilla logró llevarme a lo máximo! Le di las gracias por regalarme tanta satisfacción, sin embargo ella me replicó al contrario, ya hacía un par de años que comenzó a interesarse por tener sexo con un hombre, pero los chicos de su edad no los veía capaces de satisfacerla como ella exigía a la vista de cómo se follaban a su amiga Érica. Se marchó al aseo a echar una meada y lavarse todo el semen que su coñito segregaba, imposible de contenerlo dentro…

– No quiero que mamá sospeche que me han follado, si descubre manchas de lefa en mis braguitas no me imagino lo que pasaría, me dijo. – Con tanto como me has metido puede sospechar. 

Se despidió de mi con un beso tierno en la boca… 

– Profe eres lo mejor del mundo…te quiero mucho, ¡Hasta el próximo día!

Como pueden imaginar, tenía un problema, no me podía concentrar en mi trabajo, mucho menos cuando en clase tenía Lola y Érica. Después de clase siempre pensaba en Lola emocionándome con sus recuerdos, abierta de piernas o cabalgando sobre mi verga…, más aún cuando me llamaba al móvil o por WhatsApp con selfis desnuda. A veces pensaba en cortar aquello que ya iba para cinco meses, pero era tan adictivo que me fue imposible…, cuando llegaba a casa, las tardes se hacían vertiginosas jugando a juegos de cartas, de anime y manga o follando como conejos… Lola estaba mucho mejor que al principio de curso, en estos meses hubo despegado en todos los sentidos, tanto físicamente como anímicamente, se le notaba mucho más desarrollada, sabiendo dosificar los tiempos y sin miedo a joder de cualquier postura o lugar… En los últimos tres meses de curso follábamos sin condón, en realidad pocas veces lo utilizábamos, solo cuando calculamos que estaba ovulando, el resto de los polvos follábamos a pelo que nos daba mucho más placer al notar el contacto directo de la carne cálida y húmeda. Por otro lado ya mamaba la verga de lo más delicioso, evitando el roce sus dientes en mi sensible glande…lo hacía muy bien.

Diez días antes de clausular el curso la follé a pelo, y le rompí su culito… la llené de una contención de leche de varios días… ¡¡Cómo gozó la condenada!! Sin embargo desde esa semana al final la notaba algo cambiada en su comportamiento… solía faltar a las primeras horas de clase con frecuencia…, yo lo achacaba a que estábamos en los días finales de curso y los nervios son más acusados con tantos exámenes, pero tanta angustia y mal de estómago no me parecía normal, más si sabe que en mis asignaturas tiene un sobresaliente. 





Aquel curso se acabó y la despedida fue dura, pero necesaria. Ya solo nos quedaban las redes sociales con mi destino del nuevo curso lejos de allí, solo nos quedaba Facebook… de vez en cuando sabía de ellas por los eventos en los que subía sus fotos y otras cosas que gustaban de compartir. Lo que me llamó la atención fue la foto de Año Nuevo con Érica… mis dos nenas se veían distintas, algo rellenitas, les envié un mensaje y a los dos días recibí la una foto de ambas amigas y amantes del profesor de Empresariales…

¡PREÑADAS! Y por lo visto soy el culpable de ambas pancitas, según me aseguran



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