Todos los Relatos están Inspirados en Vidas Reales...

UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

YULIANA es una nena ardiente

 



Estas historias son mi realidad perpetuada en el tiempo y sazonada por mi fantasía tal vez, dejo a ustedes queridos lectores, interpretarlas a su gusto. No obstante es la observancia de mis vivencias, las cuales llevan ese toque de lascivia que las hacen un poco más atractivas... Unas vivencias noveladas para que sea placentero leerlas. En cada relato solo he cambiado algunos nombres para no comprometer a nadie y evitar que los de CSI traten de descubrir mi verdadera identidad, SOLO diré que soy Venezolana. 

A los que les parezca conocida alguna historia, no es una coincidencia, quizá la vivieron conmigo, soy bastante popular por cómo me entrego bien puta al fornicio y puedo contar con decenas de hombres que han probado mis delicias. Sin embargo, no os será fácil encontrarme, yo os encontraré a vosotros... tengo una vida ordinaria normal como la de cualquier mujer trabajadora y casada, pero por mis adentros soy un volcán de lujuria embebida en una PUTA que te robará los sentidos. Siempre busco encuentros furtivos con hombres maduros que saben ponerme en mi sitio a pollazos... 

Me casé deseando tener una vida ordenada y resultó lo contrario, mi vida sexual está desmadrada como nunca, preñada de un negro y luego fue un guapo rubio cincuentón quien me hizo la segunda panza... ahora busco completamente salida que me vuelvan a llenar... ¿Quieres ser tú el próximo? Hay mujeres que hemos nacido para follar... ser folladas es nuestra razón ser, hembras con ansias de recibir la esencia varonil en nuestras entrañas con el oculto fin de procrear, de engendrar a los bastardos de los más canallas... gustosas de someternos sumisas en cuerpo y alma a los antojos de los machos sementales.

Besos a todos de YULI

MI PRIMERA VEZ



Hola a todos. Me gusta mucho esta faceta mía de ser leída y de compartir mis fantasías y realidades. Ahora antes que nada empecemos por el principio, para comprender mejor mi "yo" deben conocer como fue mi primera vez, y eso es lo que viene a continuación.

La vida nos escarmienta día tras día, nunca nos imaginamos lo que nos puede pasar…, esto pasó tiempo atrás cuando aún era una jovencita de 14 años, creía que algún día encontraría a mi príncipe azul, cosa que ya niego su existencia. Después de dos años de haber estado enamorada de Andrés, un chico del Borja, acababa de romper mi relación con él, mi primer amor, no era mi primer enamorado, pero era un chico al cual me había mal acostumbrado, casi me volvió loca, teníamos mucha pasión y caricias, mucho deseo sexual, sin embargo nunca llegamos a consumar el coito en esa época, sin llegar más allá de caricias íntimas, sobar su verga y hacerle buenas pajas con la mano y él a mi vagina… otras veces nos pajeamos frente a frente hasta que nos corríamos. Yo soltaba mis fluidos ralos y él me rociaba de semen por todo el cuerpo, pero donde más le gusta descargar su lefa era sobre mi vulva blanqueándola. Nunca se la mamé, aunque oportunidades tuve muchas y él me lo solicitaba.

La decepción y no sentirme valorada por Andrés, un niñato, me hizo fijarme en Santiago, un hombre mucho mayor que yo… unos quince años más. Me atrajo su virilidad, sus facciones masculinas y la forma de tratarme como una mujer aunque todavía no había mantenido relaciones sexuales completas y ganas no me faltaban, dado que Andrés me calentaba pero nunca me apagaba el fuego interno de mi coño, Beni si estaba dispuesto a hacerme mujer. Era  amigo de mis vecinos y de los de la oficina de Ingeniería del lado de mi casa, un hombre que en un principio fue dulce y cariñoso pero que con el tiempo se transformó en alguien que mejor no quiero entrar en ese tema.

Llevaba unas semanas saliendo con él, y me invitó a cenar a su apartamento, lo había hecho varias veces pero al fin accedí, vivía solo, cosa muy rara en Cuenca en esa época para su edad todos estaban casados una o dos veces. Siendo tan masculino no era normal y pensé que era mí elegido, mi Príncipe Azul. Me preparó una romántica cena a la luz de la luna en el balcón de su apartamento, era un hombre súper romántico, una cena con el techo lleno de estrellas, una dulce melodía sonaba de fondo, haciendo que la noche fuera realmente mágica, especial. Tomamos varios vinos y sospecho que algo más estaba en la copa porque la cabeza volaba con control. Me sentía encantada, impresionada, volada y desinhibida, nunca pude estar segura si fue solo vino lo que bebimos o algo más estuvo en mi copa, dado que con 14 años no solía beber alcohol. Después de la cena, me propuso que hiciéramos el amor, en ese mismo instante le confesé que era virgen…. y que no sabría si iba a estar a la altura de las circunstancias. Me dijo que solo había una forma de confirmarlo, aunque una mujer tan hermosa como yo siempre está a la altura de cualquier hombre.

Encantada con sus palabras nos desnudamos lentamente, besó mi cuello largamente, su lengua era una brasa húmeda que suavemente se apoderó de mis tetas y yo dejé mi cuerpo desnudo sin ningún pudor… el también estaba desnudo, empezó a acariciar toda mi piel sedienta de sexo, sus dedos masajeaban mis tetas y los pezones eran juguetes entre sus hábiles dedos, su boca me succionaba con gran pasión el pezón que estaba durísimo y le daba de beber de mi cuerpo caliente, dos dedos bajaron a mi vagina húmeda, excitada, agrandando mi huequito en cada masaje, creía morir en cada movimiento ¡Sabía tocarme!

Yo también empecé a acariciar su cuerpo, vi su miembro viril erecto, duro, desafiante y no dude en cogerlo entre mis manos y acariciarlo, tanto tiempo que no había tenido una cosa así entre mis dedos, me acordaba del Andrés y nuestras caricias de zaguán, sólo temblaba por lo enorme que me parecía y que me iba a destrozar toda por dentro abriéndome en canal con semejante mazo. Lo movía abajo y arriba, en su glande aparecieron unas gotitas que me incitaron a introducírmelo en la boca para que a él también le gustase la experiencia, lo había visto en una revista, tenía miedo a perderle y tenía miedo a dar ese gran paso pero me guardé mis miedos. Llevaba mucho tiempo estando caliente y sin poder apagarme, así que dejé que el deseo me llevara. Me tragué su cabezón y jugué con él en mi boca lengüeteándolo muy viciosa… era la primera polla que me comía y estaba rica.

Me quitó el caramelo de la boca y puso en posición para follarme, no tuvo precauciones al penetrarme, no hubo condón, no hubo protección, me la metió a pelo sin más, toda entera bruscamente dentro de un solo envión hasta los mismos huevos, sin preocuparse de mis dolores o mis placeres, sentí como si dentro de mis entrañas algo se acomodaba. Al poco de dar un grito por la dura intrusión de su vasto falo, el dolor no era tan intenso más bien muy grato el placer de esa verga dentro de mí, sentir ese ardor, su fricción, cada una de las venas, de sus músculos, su barba, cada embate era cada vez más rico, más delicioso, más espectacular como me abría la entrañas llenando mi vientre con su cabezón una y otra vez…era su hembra y me estaba follando como un semental debe tratar a una perra como yo.

Notaba como su gran cipote entraba dentro de mi húmeda vagina haciendo que deseara cada vez con más pasión que entrara y saliera, no podía estarme quieta, cada movimiento de mi vagina era una contracción placentera, mirando a sus ojos veía todo su morbo y su deleite al descocarme. Yo no paraba de mover las caderas, en círculo acompañando la entrada y salida de ese enorme verga que se adueñó de todo mi ser, mis gemidos eran constantes, el golpear de sus huevos en mi culo era fascinante, debían de estar repletos de esperma y me lo iba a dar a mí en mi útero…. Temblores de mi cuerpo salían uno tras otro como si la compuerta de todos mis deseos hubiera esperado a salir con Andrés y, Santiago los despertó de mi calentura como si estuvieran allí esperando ese momento tan divino y placentero.

Me pidió que me sentara sobre él, realmente tenía su mástil muy duro y me parecía mentira que me lo pudiera tragar todo en mi interior…comprobé lo profundo de mi coño y que si a esa edad me entraban 20 cm, de adulta suponía que no tendría restricciones de largura fálica.  Me senté lentamente, y ya no sentí dolor alguno sólo placer increíble, mis movimientos en un principio eran torpes, pero mi deseo de sentir más y más placer me hacía moverme más enérgicamente, subía y bajaba como una poseída por las ansias de sexo… de más y más sexo, dándole y dándome más placer, las gotas de sudor se unían a las de mis jugos vaginales que como torrente corrían entre mis piernas. Estuvimos durante 1 hora tirándonos o follando como decía él y gozando el uno del otro…, se corrió dentro de mi vagina dos veces, llenándomelo totalmente sin miramientos a que me pudiese preñar el muy CABRÓN.

Se lo permití, encontraba gustosa la sensación del semen tibio en mi vagina. Cuando estábamos los dos desfallecientes enrollados sobre la cama me miró a los ojos y dijo unas palabras que jamás podré olvidar…".... A que cabrón intentaba convencer. Que era demasiado puta para ser virgen y que no hubo sangre ni rotura del Himen...", verdaderamente no me lo rompió porque estaba agujereado y solo lo dilató para que entrase su polla. Nunca pensé que unas palabras pudieran doler tanto, cada vez que tengo relaciones sexuales me vienen a la cabeza esas palabras sobre mi honestidad y de mi forma de gozar del sexo como si fuese una Puta, ¿¡Acaso no es así como les gusta a todos los “Hijo de puta” que me han follado!? Quién sabe si mi comportamiento instintivo animal que me hacia dar y recibir placer era inato, pero que era virgen lo puedo jurar, con el himen perforado, también…eso es algo que no todo el mundo sabe cuando se folla a una virgen, no siempre lo tenemos completo.

Ciertamente siempre había imaginado una primera vez dulce y tierna, con alguien que me amara dulcemente pero no fue así tan bronco  quien solo le importaba romperme la virginidad, hacerme suya y marcarme como su hembra de por vida. No cabe duda que fue una noche de sexo salvaje y sin control, borracha y quizás drogada. Si se pudiera borrar partes de la memoria, esta es una de las múltiples vivencias que yo borraría, muchas veces pienso que tal vez pudiéramos suprimir el pasado, pero esto nos forja a cada uno de una manera. Tal vez me comporté muy puta, aunque nunca me sentí así… ¡¡Solo deseaba que me follasen!!




MI SOBRINO JUAN DANIEL

Observé el comportamiento de mi sobrino Juan Daniel… me llamo la atención, ya que yo viví una experiencia similar en femenino. Comenzare diciendo que procedo de una familia muy unida y numerosa, mi hermana mayor Mariana está casada y vivía con nosotros. Tiene 3 hijos, el mayor era el primer nieto de la familia, Juan Daniel, de 14 años… Yo tenía 19… Tras el desflore a los 14 años he follado con numerosos hombres, todo mayores que yo, pero en esta ocasión mi sobrino sería al que me follaría siendo menor que yo.

Pues bien sucede que mi sobrina, hermana menor de Juan Daniel tuvo apendicitis y por tal motivo mi hermana se tuvo que ir a la Clínica a cuidarla quedando los otros a cargo de nosotros en mi casa, el papá no vivía con nosotros pues estaba separado de mi hermana. Un día al estarme bañando (el baño tenía una ventana hacia uno de los dormitorios, en el cual si se fija uno se alcanzaba a ver hacia dentro) me di cuenta que mi sobrino jugaba por ahí, no le di importancia pero se me hizo raro que cada vez que me bañaba ahí estaba él jugando, me inquieto y quise saber lo que pasaba. Salí con una camiseta holgada y sin ropa interior, me voy a cambiar le comenté "inocentemente" dejé la puerta del cuarto entreabierta y me puse frente a un pequeño espejo para espiar si se acercaba, en eso "se metió la pelota "con la que jugaba y entró por ella, yo fingí no darme cuenta y me agaché para secarme los pies, me vio, se quedó paralizado y me dijo… – ¿Por qué tienes pelos ahí?

Le dije, que a las personas adultas les salen, y ahora salte de aquí, lo hizo y por el momento no pasó más, aquí hago un paréntesis para comentar que a su edad me desvirgaron como comenté anteriormente y aunque no me había ido muy bien esa primera vez, luego había empezado a disfrutar de lo viene a ser mi actual gran vida sexual. Continuando con mi relato, sintiendo ya calor entre mis piernas un día después de mi baño me fui a la cama y me empecé a acariciar, tan distraída estaba que nunca me di cuenta cuando mi sobrino entró al cuarto (no había ido al colegio) y embelesado me observaba, al darme cuenta, le interrogué ¿qué haces? y no me respondió pero ya con lo caliente que yo estaba le volví a interrogar…

– ¿Por qué tienes ese gran bulto en el pantalón?

– No sé, respondió.

– Ven anda, déjame verlo a lo mejor tienes algo. Yo estaba desnuda de cintura para abajo.

Se lo saqué y me emocioné tanto que igual un poco torpe se la empecé a masturbar…

– ¿Sientes algo?

– ¡Sí, sí¡ mucho gusto tía.

No sé de donde me salieron las ideas pero se me ocurrió chuparle la pija y al hacerlo fue creciendo, yo diría que mucho para su edad. Gustosamente la metía a la boca y la presionaba con los dientes, me duele dijo, entonces los separé… – ¿Así mejor?

– ¡Sí! ¡Sí¡ No pares tía… ¡Me corro!

No tardo mucho en soltarme su leche, me dio una buena lechada, succioné hasta  la última de su eyaculación y luego me lo tragué. Asustado salió corriendo, me vestí sin saber qué hacer. A la noche, con la inquietud de lo que había pasado me acosté y él con pretexto del miedo a los truenos (estaba lloviendo y no había luz) se quiso cambiar a mi cama.

– Está bien le dije, trae tu manta

Mientras tanto me quité la ropa interior, no podía despreciar una oportunidad así de tener a un semental en mi cama. Llegó y se acostó bajo la manta tapándose, pero al poco rato dijo, que tenía frío, lo acerqué más a mi lado y me volteé para ignorarlo, poco a poco se me fue pegando al grado de echarme una mano en el cuerpo hasta alcanzar mis tetas y vi que dormido las acarició, en tanto su pierna también estaba encima de las mías, yo al sentir su bulto pegado a mis nalgas me empecé a mojar y "dormida" fui abriendo las piernas y él se me pegaba más, por instinto tome su verga y lo guié hacia mi chuchita peluda…. Fue la gloria sentir su cabeza rozando mis labios, me empecé a mover y se me fue para adentro, me quede quieta aguantándome un gemido, pero en cuanto paso inicié un movimiento cadencioso de atrás para adelante follándomelo ¡Mmmm! Se me aflojaron las piernas como cuando me masturbo, al tiempo poco tiempo con ¡Aahhhhyy! Me inundo de leche la vagina.

– ¿Qué pasó? Preguntó una de mis hermanas

– Nada lo golpeé al voltearme.

Y así nos quedamos dormidos los dos yo con el útero inundado de leche, y él con su verga bien parada que no se le bajó hasta bastante después, volvió al ataque y ahí duró mucho más. Tras nuestras primeras cogidas habiendo probado bien su verga, me gustó. Ya no me conforme con las rápidas en la cama, necesitaba una follada en toda regla y una mañana…

– Daniel, quédate conmigo.

Esperamos a que se fueran las hermanas de él a la escuela y ya solos le dije… – Quiero bañarte porque se ve que no lo haces bien.

Nos metimos al baño y le empecé a enjabonar todo el cuerpo pero su verga estaba ya al máximo, a esas edades están permanente excitados y empalmados… – ¿Mira como la tienes? Aquella polla sobrepasaba los 15 cm sin llegar a los 18 cm por mi larga experiencia.

La tomé y empecé a acariciar, el cerró los ojos momento que aproveché para besarlo, ¡Mmmmmm! Se escapó un gemido de su boca, le metí la lengua en el hoyito de su glande y saboreé ricamente el líquido que empezó a salir de él. Con la lengua contorneé su cabezón enrojecido, lo lamía y chupeteaba, luego lentamente empecé a meterlo en mi boca abriéndola al máximo para tratar de introducirme lo más que pudiera. Sintiendo su cabezón en mi esófago lo mantuve un instante con mi nariz en su pubis y la barbilla pegada a los huevos. La saqué con un reguero de baba. De ahí comencé a mamársela solo unos cinco o seis centímetros, inicie el movimiento de atrás hacia adelante durante unos minutos, y de repente que lo siento tenso y sin decir nada me vuelve a inundar la boca de su deliciosa leche, caliente y espesa, pero ahora ya preparada lo soporte e intente tragar, lo cual no pude dejando escapar un poco, lo cual aproveche para untar en mis tetas.

– Quiero meterte otra vez, me dijo, el chico estaba eufórico follándose ricamente a su tía.

– Ven vamos al cuarto.

Fuimos ahí, me acosté y abrí las piernas… – Chúpame ahí le dije, quiero ver que se siente.

Se arrodillo y empezó a frotar con sus labios mi ardiente coñito, no así no le dije, a ver saca la lengua y pásamela por ahí, le indique, así lo hizo y torpemente la paso por mis labios mayores, así dale más… ¡Ummm! Lo siento bien rico, así, subió de manera torpe y sin saberlo tocó mi clítoris, que rico chúpame ahí mas. Mi sobrino estuvo un buen rato comiéndome la pepita, y me corrí  como una perra, en un orgasmo tan intenso que casi desfallecí, se aflojaron mis piernas y cayeron, estaba reponiéndome cuando sentí un que intentaba entrar en mi vagina, casi diría que me despertó.

– Ya déjame metértela tía… me duelen los huevos y la verga de lo dura que está, comentó.





Levanté mis piernas y me las sostuve con las manos… Despacio que me duele, le pedí, le tomé su verga con una mano y la puse ahí, despacio, despacio, le pedía ya que me la quería meter de un solo golpe, la fui deteniendo para irme metiendo poco a poco pero en cuanto afloje la presión, me la metió toda, ay grité, se retiró asustado pero lo sostuve con las piernas y se fue moviendo lentamente más por temor que por saber cómo se hacía.

– Así, así, muévete así, dámela ya toda quiero sentirla bien dentro.

Ya no hubo dolor, empecé a gozar con cada metida, dura, fuerte, rica, gozando cada milímetro de su ardiente verga, a cada embestida sentía que me partía en dos, pero como gozaba, cerré los ojos pero una mordida en mi pezón me hizo gritar… – ¡Ayau! ¡Cabrón me duele! Notaba sus huevos aporreando mi coño, el chico aprendió rápido a clavarla entera.

Se cambio a la otra teta e intentó chuparla pero me volvió a morder al tiempo que me la metía hasta el fondo. Inexplicablemente para mí en ese momento el sentirme llena de carne y placer de su verga hasta el fondo, me hizo tener mi segundo orgasmo, más intenso que el primero, no me dejo reposar ya que casi al mismo tiempo con dos o tres metidas más, se corrió de manera más intensa que la primera.

– Susy creo que me corrí dentro de tu coño o me he meado, no sé… ha sido muy fuerte.

Sacó su verga de mi chocho adolorido y vimos que no, inocentemente confundió la sensación de su corrida con las ganas de orinar, nos reímos con la confusión, me dieron ganas de limpiársela con la boca y así lo hice ¡Me encantan las pollas con lefa de machos sementales!

Luego, tan, tan, tan, se empezó a oír la puerta de entrada y andares. Salió corriendo con su short y se fue al baño, yo, de manera apresurada me puse mi ropa interior y mi bata y toda asustada fui a abrir la puerta, me encontré con mis hermanas que ya regresaban de la Clínica.

– Daniel no fue a la escuela, se quejaron.

– Es que se sentía mal, se me ocurrió decir.

– ¿Qué tienes? Preguntaron, te ves muy roja

– Es que me dio un poco de fiebre y me recosté un rato.

Les di la espalda para que no fueran a sospechar algo y me metí a "acostarme para aliviarme" pobrecito de mi sobrino tuvo que bañarse con agua fría para que no dijeran nada. A partir de entonces lo hacía frecuentemente conmigo, fuimos adquiriendo experiencia con más folladas el tiempo que vivieron en mi casa. También me eché un novio, que también le dejaba follarme cuando le apretaba al aluvión de lefa de sus cojones, así tenía el coñito siempre mojado y repleto de semen de uno o de otros, en ocasiones de ambos formando un cocktails dentro.

Ahora, cada vez que nos acordamos de su "orinada y su baño de agua fría" soltamos la carcajada que sorprende a los que nos ven. Mi querido sobrino creció y le creció también su animal que le sobrepasa de los 20 cm… ahora que estoy casada nos damos nuestras escapadas con el placentero permiso de mi esposo cornudo consentido, a quién cuento como me llena Daniel, pero antes de eso ese mismo verano tuvimos otra oportunidad que les diré como me volvimos a follar.

 

VERANO EN FAMILIA




Ese verano estuvimos todos de vacaciones en la playa. El segundo día mi hermana Mariana y yo nos pusimos tumbadas en topless a tomar el sol boca abajo. Daniel es muy juguetón y cariñoso y un tanto infantil para su edad, y se puso encima de su madre sobre su espalda, cuando de pronto, veo que se está frotando con su culo con el bañador puesto que llevaba de estos ajustados de licra, se le notaba claramente su erección por el bulto que se formaba, mientras nosotras seguíamos hablando de nuestras cosas.

Luego nos dimos la vuelta y el chico se quedó tumbado igual encima de ella, pero ahora le estaba dando besos en los pechos, lamiéndolos y metiéndose sus pezones en la boca, mientras mi excitación iba en aumento ante la morbosa situación, yo creo que mi hermana también, aunque ninguna de las dos decíamos nada y seguíamos disimulando como si nada, hasta que creo que ella ya no pudo aguantar más, porque poco le faltaría para empezar a gemir y le dijo a su hijo…

  ¡Anda, déjame un poco tranquila y ahora ponte a dar la lata un poco a tu tía.

El chico se levantó y se puso encima de mí recostado sobre mis tetas, pero sin atreverse a chupármelos como a su madre… –  Puedes hacerme lo mismo que a ella, ¡Si quieres, eh!

Y se puso a besarlos y darle lametones a mis tetas, mientras con su verga presionaba entre mis piernas, llevándome al mismo o mayor estado de excitación que tendría su madre, cuando a ella la llaman por el móvil y se levanta alejándose un poco de nosotros para hablar.

Aprovechando la situación, metí mi mano por dentro de su bañador… –  Vaya, que durita la tienes Daniel ¡Parece que tu madre y yo somos tus putitas!

Él no decía nada y sólo se reía, mientras yo le apretaba su polla con mi mano y me puse a movérselo y tras unas leves sacudidas, ante mi sorpresa notó que se corre en mi mano, manchándome de semen también la braguita del bikini, por lo que le dije que fuera a bañarse para lavarse un poco mientras yo intentaba limpiarme como podía, aunque se me quedó toda la arena pegada…tuve que levantarme también para ir a bañarme, mientras su madre seguía hablando por teléfono, sin haberse percatado de nada. Mi sobrino se quedó más tiempo en el agua y yo cuando creí haberme quitado todos los restos de semen, volví con mi hermana…

 ¿Os han entrado los calores de repente a los dos?

Disimulando como pude… – Si, es que hace mucho calor y apetecía refrescarse un poco.

Cuando el bikini empezó a secarse, parecía que no se habían quitado del todo las manchas de semen y yo me puse un poco nerviosa esperando que no se diera cuenta. Cuando llegamos, mi hermana le mandó a la ducha para que terminara de quitarse los restos de arena y tras un rato, entré con ella en el baño porque iba a terminar de lavarlo, y al enjabonar al chico por la espalda… tuvo una nueva erección y como ella notó que yo me quedaba mirando.

  La verdad es que ya está bien dotado, ¡eh!

  Sí, dentro de poco, ya tendrás a todas las niñas detrás de él.

  Ya te digo. ¿Sabes? A veces se pone muy pesado y tengo que dejarle dormir conmigo, me manosea toda y se pasa la noche con el sable en alza, y una tiene sus tentaciones. Tengo que masturbarle para que se quede tranquilo… ya vistes como se ponía en la playa, espero que no te parezca mal que te lo diga. Es un crío pero su cuerpo ya es de un adulto.

  No mujer, a cualquiera nos pasaría en tu lugar. Intentando disimular que poco antes se lo había hecho yo y hace un par de meses me lo follé. Juan Daniel era un nene mimoso con verga de adulto, con lo cual tenía todos los ingredientes para ser el juguete ideal de maduritas como mi hermana, y teniéndolo en casa disponible las 24 horas era una tentación que no le puedo recriminar. Y así me quedé con la calentura de imaginar cómo acabarían esos dos, vamos, que no pasaría mucho tiempo para que mi hermana se la dejara meter, porque le tenía muy consentido y al estar solos, acabará pasando si no se lo había hecho ya… no veía yo a mi hermana Marina muy estrecha con su primogénito.

Al volver a casa, te amplio la conversación que tuve con mi hermana…. Me dijo que como había visto, su hijo era muy infantil, pero muy cariñoso y que estaba muy desarrollado, así que últimamente cuando dormía con él, al despertarse se encontraba con las sábanas todas mojadas por lo que se dio cuenta de que el niño no había empezado todavía a masturbarse y que acumulaba tanto semen, que por las noches lo echaba en las famosas “poluciones nocturnas”, y que ya estaba cansada de estar lavando todo el día sábanas y lo comentó con alguna amiga que tenían hijos de esas edades y todas le decían lo mismo, que a algunas les había pasado alguna vez, sobre todo una que tenía dos hijos, que ya se había cansado de cambiar las sábanas todos los días. Entonces se hartó y cogió a los dos en el baño y los masturbó hasta que se corrieron y asunto resuelto, no volvió a pasar…. Cojones secos, problema resuelto. Después de esto, mi hermana decidió hacer lo mismo y que fue por lo que empezó a masturbarle justo antes de irse a dormir, para vaciarle los testículos al nene.

Lo que ocurre es que Daniel no siempre tenía control sobre sus hormonas y por eso le había visto en la playa con esa actitud tan cariñosa con ella, esa actitud del nene en público, a veces le daba algo de vergüenza por lo que pudiera pensar la gente. Yo le reconocí que cuando se puso encima de mí, se le había puesto dura, que se había frotado conmigo y que me había excitado, por lo que se la cogí por dentro del bañador y que tras un pequeño meneo se me corrió manchándome toda y que por eso habíamos ido a bañarnos.

  Ya me pareció raro, ja, ja, ja. Yo la verdad, es que acabo cachonda perdida al hacérselo y tengo que acabar haciéndomelo con el dedo, y como sigamos así, cualquier día le pongo encima de mí y le dejo que me la meta… he empezado ya a tomar las pastillas por si acaso.

  ¡Que cosas dices! Ya me estás poniendo cachonda a mí también, conteniéndome de no decirle que yo ya me lo había tirado y el chaval sabía cómo follarse a una madurita.

  Ayer por la noche se lo hice para que no manchara las sábanas y ya ves como hoy al mediodía lo que volvió a soltar. No sé si hacérselo otra vez esta noche, porque lo veo muy excitado de haber ido a la playa y no me fío de él.

  Pues vaya trabajo que tenéis las madres con chicos adolescentes con tanta testosterona. No me extraña que acabéis cachondas y haciéndoos pajas. Yo ya estoy muy excitada con lo que me estás contando de imaginaros a las madres dándole vuestros hijos un buen pajote.

  Mira, si quieres, puedes hacérselo tú, ya que se lo has hecho en la playa, él estará encantado… y a mí me gustará ver como se lo hace otra.

  ¡Mmmmm! ¡Qué viciosas somos, anda!, vamos a darle ese repaso al nene antes de dormir.

  Vamos hijo, que no haces más que gastar agua y nunca acabas de lavarte bien.

Las dos nos pusimos a enjabonarle, entreteniéndome yo especialmente en su polla que la seguía teniendo dura, poniéndosele el glande muy hinchado y al aclarársela, se lo vi tan apetecible que no pude evitar metérmelo en la boca, mamándosela con mucho gusto.

  Hey tía ¡Eso me lo hace mamá también alguna vez!

Mi hermana se quedó algo avergonzada al verse descubierta en algo que no me había contado, pero yo no le día importancia.

  No te preocupes, mujer, al vérsela así tan rica cualquiera se lo haría si no hierve la sangre.

Le dediqué unos dos o tres minutos hasta que mi sobrino se corrió en mi boca mientras creí ver como su madre se tocaba al ver la escena, y le decía a su niño…

  Esta noche vas a dormir sereno, ya verás que bien ¡Tu tía te ha hecho una buena mamada!

A mí me parecía que ella le exprimiría un poco más antes de dormirse, mientras yo acabé desahogándome con mi consolador porque me encontraba más caliente de lo normal. En el apartamento, las niñas dormían en un cuarto, yo en otro y mi hermana se lo llevó a Daniel a su habitación para dormir con ella. Después de todo lo que ya sabía del asunto, no podía pegar ojo por la noche, pensando en que ellos estaban durmiendo en la misma cama, aunque por otra parte, yo creo que deben llevar tiempo haciéndolo y se disculpó con nosotros por el tema del espacio. De todas formas, mi imaginación me tenía muy calenturienta y a media noche intentando dormirme, me pareció escuchar gemidos que venía de su habitación.

Sin estar segura de si sería algún vecino con ganas de juerga también, me levanté para asegurarme y ciertamente venían de su habitación y me puse a escuchar detrás de la puerta.  Los gemidos de mi hermana dejaban claro que iban acompasados con las embestidas de su hijo que debería de estar metiéndosela hasta el fondo. Yo ya estaba totalmente mojada escuchando todo eso y masturbándome mientras apenas entendía algunas cosas que decía mi hermana entre tanto jadear…  “¡Ay! ¡Qué bien me lo haces! Me vuelves loca. Ya me lo has echado todo dentro y sigues con la polla dura, que maravilla, me vas a matar de placer” Yo ya no podía más y creo que mi orgasmo coincidió con el de mi hermana, porque por suerte mi gemido de placer debió quedar tapado por el suyo y no me escucharía. Las noches siguientes se volvieron a repetir los mismos hechos que aumentaban mi calentura hasta que ya no pude aguantarme más y uno de los días al levantarnos, dije a mi hermana…

– ¡Menudas noches que te estás pasando! Se os oye desde mi habitación y no tienes compasión de mí, porque ya sabes que estoy sola… ¿Y las niñas lo oirán todo?

Ella se rió con ganas y un poco avergonzada me lo reconoció y me pidió disculpas, pero la nenas ya estaban acostumbradas. En tal caso le dije que eso había que arreglarlo de alguna manera, que ya tenía el dedo gastado, lo que la hizo reír más todavía.

  Bueno, está bien, tienes razón. No estoy siendo una buena anfitriona. Esta noche le diré a Daniel que duerma contigo… “que te sientes un poco sola”, jajaja.

  Por mi estupendo. No te imaginas como me tenéis de cachonda. Ya estoy nerviosa esperando a ver como se porta el chaval con su tía favorita… pero tú de esto a mi novio nada, que aunque sé que es morboso, no le gusta que le ponga los cuernos.

  No te preocupes. Esto es cosa de mujeres y seré discreta.

Ya por la noche, estaba ansiosa en la cama esperando que llegara mi sobrino y cuando llegó, le miré como se desnudaba, pero no pude verle nada. Se puso el pijama y se metió en la cama conmigo. Luego empecé a preguntarle si había estado con más mujeres aparte de su madre y conmigo… dijo que no, que las chicas de su edad los preferían mayores y que no había tenido oportunidad de estar con mujeres mayores, porque quizás lo verían muy niño.

  Pues seguro de que alguna amiga de tu mamá anda con ganas, pero no lo va a decir, claro. Y si alguna piensa eso que me dices, ellas se lo pierden, porque para las mujeres de mi edad es muy rico estar con alguien como tú. Mira, conmigo, vas a poder probar si es tan rico como con tu mamá.

Mientras tanto, yo ya le había metido la mano por dentro del pijama y le sobaba todo su polla y testículos con mi mano, poniéndoselo todo duro y sin poder aguantarme más, le quité el pijama y me puse a chupársela succionándola con mis labios, poniéndome a horcajadas encima de su cara para que me chupara el coño a su antojo haciendo un 69. Se notaba la experiencia que había adquirido en estos meses, porque sus lametones me obligaban a parar mi felación, para concentrarme en el placer que me estaba dando, y así conseguí mi primer orgasmo, y luego seguí chupándosela a él hasta que conseguí que se derramara en mi boca, tragándome todo su semen de delicioso sabor. Luego, por fin, iba a poder sentirlo dentro de mí otra vez. Abriéndome de piernas, me lo puse encima y su dura verga me abrasaba con cada acometida, estando segura de que mis gemidos ahora serían oídos por mi hermana desde su habitación y por las nenas. Al fin, pude deleitarme con lo que disfrutaba ella cada noche, dejándome el chico agotado.

Se me acabaron las dos semanas de vacaciones y me marché a trabajar al estudio de mi cuñado Eduardo, la rutina de cada día teniendo en la cabeza las ganas que me había quedado de repetir con Daniel. La experiencia incestuosa me ponía las pilas para que mi novio me fornicara, pero era con mi sobrinito con quien mejor me lo pasaba, por lo prohibido de la situación, así que cuando me llamó mi hermana pidiéndome si podía dejar a su hijo unos días en mi casa, porque ella tenía que cuidar a las pequeñas en el Hospital, yo la dije que estaría encantada de tenerle en casa y que no se preocupara por nada. Así que al día siguiente fuimos a buscarlo y cuando llegamos a casa y le instalamos en la habitación de invitados, yo estaba muy nerviosa y en tal estado de excitación.

  No estés tan nerviosa, que aquí va a estar muy bien y no le va a faltar de nada ¿Verdad?

A mí me hizo gracia ese comentario de mi hermana, pero tenía que intentar controlar más mi excitación, si no quería que la gente se enterara de todo. Esa misma noche, yo no podía dormir y me levanté para ir a la habitación de mi sobrino a preguntarle si necesitaba algo. El tampoco estaba dormido, y al arroparle vi que dormía sin pijama ni nada y al comentarle si no iba a tener frío así…

  Es como por la noche se me pone dura, estoy así más cómodo y no me molesta la ropa… cuando me haga la paja para dormir mejor.

  Si, ya veo como estás, pero me vas a poner las sábanas perdidas de lefa… ¿Quieres que te ayude a bajártela?

El asintió con la cabeza y media sonrisa, así que llevé mi mano a su verga erecta y empecé a movérsela, suavemente hasta hacer aparecer su glande reluciente, aumentando todavía más de tamaño, mientras él acariciaba mis tetas que se habían salido del camisón, sus gemidos acabaron por excitarme también a mi ya del todo, cuando de pronto se corrió en mi mano y después de limpiarme, le dije…

  Verás como así vas a dormir más tranquilo. No quiero que tu madre tenga queja de mi, jeje.

Luego volví a mi habitación… tendría que intentar dormir con mi calentura por lo que había pasado, así que yo misma me puse a meterme los dedos para acabar de tener ese orgasmo que tanto necesitaba.

A la mañana siguiente se levanté temprano para preparar el desayuno de mi sobrino, y cuando entré en su habitación, al retirar las sábanas para despertarlo, ahí estaba otra vez en completa erección y no pude evitar llevar mi mano otra vez a su precioso poste, pero esta vez, ya sin el miedo de estar pendiente de nada más que de gozar, me decidí a metérmela en la boca y saborearla con calma hasta que acabó corriéndose en mi boca y pude degustar su sabroso semen.

Yo ya estaba dispuesta a esta vez satisfacerme completamente, así que aprovechando que todavía mantenía su erección con los restos del semen saliéndole de la punta del glande, me monté sobre él dejando que su polla entrara en mi coño, ya completamente mojado y ponerme a cabalgar como una loca sobre él, después de tanto tiempo esperando para volver a sentir esa morbosa sensación, por lo que mi orgasmo llegó enseguida y pude gritar libremente disfrutando del placer que recorrió mi cuerpo. La intensidad del orgasmo me había dejado un poco cansada, así que nos levantamos, desayunamos y le dije que se preparara que tenía que salir a hacer unos recados para que viniera conmigo.

Por el camino me encontré a una amiga mayor que yo, que se llama Ángela, tiene ya 25 años y está casada. Le presenté a mi sobrino y me llamó la atención su mirada y la forma tan efusiva de saludarlo abrazándolo y dándole un beso prácticamente en la boca.

 Qué sobrino más guapo tienes, me dijo al oído… – ¿éste es del que me hablaste…?

 Si, es él, mi sobrino Juan Daniel, Daniel a secas le llamamos o Dani.

Otra vez miró a mi sobrino con una cara de querer comérselo todo diciendo:

  Madre mía. Venir a mi casa, que le voy a regalar un trozo de bizcocho que hice esta mañana y que me salen tan bien.

  Bueno, vamos, que a él seguro le gustará.

Al llegar a su casa, a mi sobrino le llamó la atención que esa señora tuviera la play ahí en el salón… – La tengo para mis sobrinos y para mí cuando vienen a casa, así están entretenidos. Ponte a jugar con ella si quieres, que te traigo ahora un trozo de bizcocho.

Nosotras nos fuimos a la cocina para seguir hablando…–  Anda, que a ti que tanto te gustan los niños, te encantará tener a tus sobrinos en casa.

 Sí, me gusta la alegría que tienen.

  Además el mayor ya está muy guapo… le vi el otro día en la calle.

  Si, ya va teniendo una edad, y no veas cómo me mira algunas veces cuando me ve en casa cambiándome de ropa, que ya le pillé alguna vez espiándome.

  No me digas que ya está así con 12 años, bueno, les pasa a todos eso, creo. Seguro que tú también ya le has dejado ver más de la cuenta, ¿no?

 Jajaja, como me conoces. Sí le gusto, pues que disfrute viendo algo el pobre. Que a una le halaga que un crío así la mire con deseo… me lleva de nuevo a la adolescencia.

 Pues como se le debe poner la polla mirándote. Y conociéndote, estoy segura que tú ya has tenido algo con él y que no te habrás podido aguantar.

  Bueno, está visto que contigo no puedo tener secretos. Te lo contaré a cambio del favor que me vas a hacer luego. Verás, el otro día, que lo pillé mirándome detrás de la puerta cuando estaba vistiéndome, le mandé pasar…

  ¿Tanto te gusta mirarme? Mi sobrino se puso todo rojo y no se atrevía a decir nada, así que me desnudé del todo. – Anda, quédate aquí y mírame a gusto todo lo que quieras mientras me visto. No veas el bulto que se le formó en el pantalón, así que le dije… –  Creo que te está molestando el pantalón, será mejor que te lo quites y así puedo verte yo también y estaremos iguales. Además te voy a enseñar más cosas, que vayas aprendiendo como es una mujer.

Como él no se decidía, porque parecía que estaba como paralizado, yo misma se los bajé y se los quité dejándome ver la preciosa polla que se le había puesto. Me tumbé en la cama y con las piernas abiertas le enseñé todo el coño abierto para que lo viera bien. Al pobre se le pusieron los ojos como platos mirando…

  ¿A que a tu madre nunca la has visto así? Le abrí los labios vaginales con dos dedos.


  No me digas que le castigaste con eso.

– Por supuesto, el muy cabrón me soltó que el mío estaba lleno de pelos y su madre se los quita dejándose el coño pelado, que la vio una vez en baño con una cuchilla afeitándoselos.

  Mira que golfilla tu madre, le dije, como la gusta que se la vea bien la raja. Yo no me los afeito, porque aunque tengo marido, no tengo a nadie que me lo coma, como a tu madre. Además no tengo tanto, solo un poquito por el pubis y muy corto.

  ¿Qué dices? ¿Eso se come también?

  Si claro, eso ya lo aprenderás, que todavía eres muy jovencito para eso. Mira, si quieres puedes tocarlo, que sé que tienes ganas.

Y ahí estuvo sobándomelo un rato mi sobrinito, metiéndome hasta los dedos, sorprendiéndose de que estuviera todo mojado, mientras yo también aproveché para agarrársela y darle unos meneítos con los que acabó corriéndose enseguida, pidiéndome perdón por haberme manchado toda.

  No te preocupes. Si es normal que te salga todo eso. La culpa la tengo yo. Nos limpiamos en un momento y nos vestimos, que menudo calentón que me has metido.

  Bufff, menuda situación, Ángela. ¿Y ahora que vas a hacer, como vas a seguir?

  No sé, ese es el problema, que es mi sobrino y apenas tiene 12 años y no sé cómo va a acabar esto, si lo debo cortar ya o seguir disfrutando los dos.

  Bueno, yo tengo que irme ya, tengo que ir a los recados. Ya seguiremos hablando.

Volvimos al salón donde mi sobrino seguía jugando con la Play y Ángela, guiñándome un ojo dice a mi sobrino… – Quieres quedarte aquí jugando mientras tu tía acaba de hacer los recados y después vuelve a buscarte.

 Sí, ¿puedo, tía?

 Si quieres sí. Tardaré como una hora o así.

Le di un beso de despedida y Ángela me acompañó a la puerta, dándome las gracias con una risa nerviosa.

  Somos amigas y compartimos nuestros secretos. A mí también me gustaría que hicieras esto por mí.

  No te preocupes, que algún día te devolveré el favor.

Yo me fui de la casa y lo que pasó allí en esa hora fue lo que luego me contó mi amiga y lo que le pude sacar a mi sobrino. Ángela le dijo a mi sobrino…

  Voy a cambiarme de ropa para estar cómoda en casa

Al rato volvió al salón vestida sólo con el sujetador, las bragas y unas medias a medio muslo, con una fina bata de seda de estar en casa. Mi sobrino, ya miraba más a mi amiga que a la tele, cada vez más nervioso. Cuando se sentó a su lado, no podía quitar ojo de los abundantes tetas de Ángela, que usaba la talla 120, y tuvo que dejar de jugar.


  ¿Te gustan mis tetas Daniel?

  Si, son muy grandes

  ¿Nunca los viste así?

  No, así tan cerca no. Vaya pezones tan gordos. Debes hacer mucha leche para tus hijos.

 Sí, pueda que haga bastante cuando alguien me los haga. Les daré durante muchos meses y para que se queden  saciados.

  Yo no me acuerdo ya de cuando mi madre me daba la teta, pero debe ser rico eso.

  Jajaja, que gracioso eres. Si quieres puedes chupármelos a mí un rato, a ver si tienes la sensación de cuando tu madre te daba la teta.

 ¿Si, puedo?

  Sí, toma. El chico era listo, harto de mamarle las tetas a su madre, le gustaba probar otras

Mi amiga me contó como mi sobrino se puso a chuparle los pezones de una manera que ella acabo cachonda perdida y que no sabe cómo se atrevió a meter la mano dentro de su pantalón y agarrarle la verga endurecida ya para terminar quitándoselo del todo, tumbándose en el sofá y llevándoselo a la boca empezó con los primeros lametones sobre su glande, a la vez que se quitaba las bragas para que mi sobrino enterrara su cabeza entre sus muslos y pudiera saborear sus jugos que ya la mojaban completamente. Y antes de que terminaran de correrse los dos, ella se lo puso encima para que la penetrara y con sus embestidas la llevara al orgasmo.

  ¡Aaahhh! ¡Cuánto tiempo llevaba sin que me la metieran! Como necesitaba esto y encima con un chico guapo como tú follando a una madurita como yo. Que delicia.

– Estás muy buena con las tetas muy grandes y su coño está muy caliente.

  Yo siempre he sido muy caliente y disfruto mucho del sexo, pero últimamente estaba a pan y agua… por eso quiero que te corras dentro de mí y poder sentir tu leche caliente.

  Si, ya me corroooo, aaaahhh, que gusto......

  A mí también me has hecho correrme. ¿Cómo he podido pasar yo tanto tiempo sin esto?

Vamos a vestirnos que estará ya tu tía para llegar y nos va a pillar así. Ya de vuelta en nuestra casa, mi sobrino me fue contando alguna cosa y otra noche más a dormir con el calentón, pero esa vez ya pensé en ser buena y satisfacerme con mi sobrino que tenía carrete para rato. Debió notarme algo rara por la fogosidad con la que follamos, pero él se quedó bien satisfecho y yo también, así que mañana sería otro día.

Al día siguiente me llamó mi hermana para preguntar por su hijo y que la cosa con las nenas  iba bastante bien y que ya podría volver al día siguiente, porque empezaba las clases. Sólo quedaba un día de tener a mi sobrino en casa y me entró mucha ansiedad por no haber podido disfrutarlo más. Al colgar me sentí algo aliviada por la oportunidad que se me presentaba, pero también nerviosa por la incertidumbre de no saber si llegarían a casa o a qué hora vendrían.


Las ganas que tenía me hicieron arriesgarme y llamé a mi sobrino para decirle que me sentía sola y que viniera a mi cama. Y así empezamos a calentarnos con caricias y besos mientras me seguía contando lo que había hecho con mi amiga Ángela, poniéndonos a hacer un 69 de lo más rico para después ponerse a follarme en varias posiciones y cuando acabamos exhaustos encima de la cama, oímos el ruido de la cerradura de la puerta, que era mi hermana que llegaba. Rápidamente me levanté para recibirle y entretenerle para que mi sobrino se metiera en su habitación y al verme así toda acalorada, me preguntó…

  ¿Qué te pasa, estás enferma o algo? Estás sudando

  No me pasa nada, es que tuve una pesadilla y me desperté al oírte entrar. Nada, no te preocupes, serán desarreglos que tenemos las mujeres.

  Ya, ya, bueno, tú sabrás.

Al día siguiente se marcharon todos en su coche, con la satisfacción de haber podido disfrutar una vez más con él.

 

TOMADA POR MI CUÑADO




Después de haber terminado el colegio decidí trabajar en la oficina de mi cuñado Eduardo, un arquitecto muy conocido en la Ciudad, ahí estuve algunos meses antes de empezar a trabajar en el Banco. Hablamos de la época de tirarme a mi sobrino Juan Daniel.

Mi cuñado era un tipo cuarentón muy bien plantado un poco canoso, muy elegante y educado aparentemente, el era el marido de mi hermana Patricia, me conocía desde niña cuando era novio de mi hermana. Yo me llevaba muy bien con mi hermana, pasaba mucho tiempo con ellos y varias veces mi hermana iba a pasar ahí en la oficina con nosotros. La oficina estaba ubicada cerca de San Alfonso, en el centro de Cuenca para los que no son de aquí. El era muy bueno conmigo pero con mi hermana tenían sus problemas…, bebía y se iba la mano formando escándalos en casa, además creo tenía otro hogar con un hijo. Mi hermana le aguantaba por el dinero, ella no sabía hacer nada y estaba más que educada a vivir bien.

Todo empezó unos días antes de Navidad, él llegó tomado de unos tragos a eso de las 11 de la mañana, me saludó y paso al baño, salió y le entregué unos papeles que debía firmar y me dispuse a seguir en mis labores para ignorarlo un poco y que se fuera, de pronto y sin yo esperarlo se acercó a mí y me empezó descaradamente a acariciar mi cabello y me dijo que le encantaban las mujeres que se cuidaban el cabello y más si era rubio y largo como el mío, ya yo estaba muy nerviosa, me levante de la silla y molesta y nerviosa por la situación le pedí que me dejara en paz, ahí estaban los otros empleados los cuales no le dieron mayor importancia pues conocían lo fastidioso que era cuando estaba con unas copas encima. Unos días después, celebramos en la oficina el fin de año, era 30 de Diciembre en la tarde, quemamos un viejo como es costumbre y abrimos unas botellas de vino.

Aparentemente el incidente anterior había quedado superado, mi cuñado no había vuelto a portarse mal y especialmente ese día se portaba como un Angelito. Poco a poco todos empezaron a despedirse y salir hacia sus casas. Tras el abrazo de Año Nuevo me disponía a llamar un taxi para bajar a mi casa pero mi cuñado me dijo que espere, que el terminaba de hacer un trámite rápido y me llevaba a la casa, que era cuestión de unos minutos, además debía recoger a mi hermana que estaba de visita donde los papas de él. Quedaban todavía unas botellas de vino y como ya estaba medio picada aproveché para servirme y seguir tomando mientras él se desocupaba.

Conversábamos de la fiesta que haríamos en mi casa por fin de año y sin razón me preguntó que porque me había molestado tanto el otro día, que por qué me daba miedo, que él solo quería conocerme más, me puse alerta y le pedí cambiar de tema pero él se negó e insistió nuevamente en preguntar, yo le respondí que era una cuestión ya pasada y que dejáramos el tema ahí, me sentía nerviosa y como que la situación se ponía peligrosa, para calmarle tomé un vaso de vino y se ofrecí con la idea de calmarlo un poco, lo aceptó y se sentó a mi lado en el sofá de la oficina e hizo el intento de abrazare mientras conversábamos.

Me puse muy molesta, me levante y en ese momento trate de salir de la oficina muy nerviosa por la situación, pero él me tomo del brazo con fuerza y me dijo que no intentara salir o que entonces era él quien le iba a decir a mi hermana lo mucho que yo le coqueteaba en la oficina, en ese momento me quede fría pues sabía que no era cierto… sería su palabra contra la mía, de repente me dio un jalón y me besó en la boca bruscamente casi mordiéndome y me agarró del cabello apretándome contra él y pude sentir su verga completamente dura que casi se salía de su Jeans. Traté de apartarme pero me sostuvo más fuerte y me dijo que jugaríamos un rato aprovechando que estábamos solos, lo miré aterrada pero algo dentro de mí no me permitió moverme, no sé si fue miedo, nervios, la borrachera o tal vez mi libido. Inmediatamente comenzó a acariciarme las piernas y de un momento a otro estaba tocando entre ellas, ahí estaba un poco húmeda por el calor y tanto tiempo sentada, entonces sonrió…

– Suca eres una putita, te haces la dura, pero estás tan mojada que es fácil ver que tú también quieres follar. No hace falta más que ver lo provocativa que sueles venir a la oficina.

Yo lo miré aterrada y nuevamente le pedí que se fuera y me dejara en paz, pero no fue así, nuevamente me sostuvo duro y de un solo empujón me tiró de espaldas encima del escritorio, desabrochó mi pantalón, me lo bajó y empezó a sobarme su verga en mi culo, que había quedado casi el descubierto ya que estaba con una tanga, de repente se agachó y empezó a darme lengua por las nalgas y en la rajita, yo seguía aterrada por la situación, pero en medio de todo me gustaba un poco lo que pasaba, sentir al macho dominarte es algo que no puedo resistir, me pone muy cachonda… aunque me asustaba que mi hermana lo supiera. Cuando volvió a levantarse me tomó por el cabello y me hizo la cabeza hacia atrás…

– Suca me encanta ese culo que tienes, no hago más que pensar en cómo será meterte verga, debe estar muy apretadito y tragón ¡Eres la PUTA más buena que voy a tirarme!

Yo no pude decir nada solo pensaba en lo que iba a pasar. De repente bruscamente me volteó y me abrió la blusa de un solo jalón y empezó a tocarme las tetas, las masajeaba, las sobaba, las pellizcaba y luego me las chupó, no se imaginan como jugaba con ellas, las mordía, parecía que se las iba a comer, luego me sentó en el escritorio y me arrancó la tanga y se dispuso a comerse mi coñito, yo comenzaba a sentir el placer de sexo duro y sin compasión de los machos maduros que saben cómo tratar a una perra como soy yo.

Olvidé mis preocupaciones y empecé a disfrutar de ese momento tan delicioso, ese hombre, mi cuñado, estaba ahí abusando de mi debilidad, y yo ofreciéndome. Jugó con mi clítoris hasta más no poder, me metía la lengua luego un dedo, dos hasta tres, y en ese momento gocé por primera vez, cuando el sintió mis jugos me miro, sonrió…

– Viste que no era tan malo, eres tan puta como tu hermana, sois tal para cual. Por eso me casé con ella, nunca había encontrado a una Zorra que le gustase tanto que la follaran…

Yo también lo miré y sonreí, entonces me dijo que era su turno y que quería que se lo mamara como la puta que era. Le mentí, que yo nunca lo había hecho y que no me gustaba el sabor de las pollas…, nuevamente me tomó por el pelo y me dijo que no preguntaba si quería, se la iba a chupar y punto. De un empujón me dejo arrodillada en el piso se sacó la inmensa verga que tiene y de una sola embestida me la metió a la boca, me cogió la cabeza con las dos manos y empezó a empujármela hasta el fondo, yo sentí que me asfixiaba y sentía náuseas, en un momento la sacó…

 – Te voy a follar Suca, ¿Quieres a la buenas o a las malas?

Yo le dije que a las buenas así que se lo empecé a chupar, me lo metía a la boca lo sacaba jugaba con mi lengua hasta que sentí su néctar espeso y caliente que lleno mi boca, quise escupirlo pero él me sostuvo la cabeza e hizo que me lo tragara, yo pensé que hasta ahí había llegado todo y que ya satisfecho se iría, pero para mi sorpresa no fue así. Solo descansó unos momentos y yo también descansé un poco ahí arrodillada en el piso, pero cuando menos lo esperaba me cogió por el pelo, me levantó del piso y su verga estaba tan erecta como la primera vez, entonces me di cuenta de que no había terminado ahí. Del pelo me llevó hasta el sillón de la oficina y me tiró allí, y me dijo que me desvistiera, yo le dije que ya no más, que parara que ya lo había complacido, el se rió…

– Te equivocas no me has dado ni la mitad de lo que quiero

Me opuse nuevamente, entonces me tomó del pelo, me levantó y me acabó de arrancar la blusa, me tiró nuevamente al sofá y me sacó el pantalón, quedé completamente desnuda y cuando traté de correr mientras él se desvestía me devolvió del pelo y me dio una bofetada que me dejó pasmada…, entonces me di cuenta de que no estaba jugando, inmediatamente me sometió, se ubicó en frente de mí, me abrió las piernas bruscamente y de una sola embestida me penetró fuertemente y empezó a bombear rápido y severo, mientras me besaba el cuello y la boca, y empezó a decirme…

– ¡Muévete perra, muévete como la puta de tu hermana, hazme sentir que lo estas gozando!

Y realmente empezaba a gozar con aquel cabrón… no era el primero que me forzaba y en mi psique me gustaba mucho, pero a la vez tenia rabia por el golpe que me había dado. Penetró mi coño como nunca lo habían hecho, tenía la verga grande y gruesa y cada vez que me la empujaba yo sentía que me partiría, de repente me excité tanto que me lo quité de encima lo senté en el sofá y lo empecé a cabalgar moviéndome como él quería, sentía tanto placer, me gustaba tenerlo dentro de mí. Mis movimientos fueron más vertiginosos y enérgicos cada vez.

Él se dio cuenta que colaboraba follándolo, porque todo hay que decirlo, una es hembra y le gustan los machos…, yo también estaba muy excitada y me comenzó a tocar las nalgas abriéndolas un poco y de un momento a otro empezó a meter un dedo en mi culo, en ese momento no sentí dolor todo era placer y mis movimientos hacían que me metiera mas el dedo cada vez hasta que termine sin querer…

– ¡No lo saques maricón! le grite. – ¡Quédese ahí, métame, quiero su verga dura adentro cabronazo! Si vas a violarme, hazlo bien, jodiéndome por el coño hasta que te salga toda la lefa por ese tronco tan gordo que tienes, llenándome el útero como a una puta perra.

Él, al ver que me alocaba, me dijo… – Eres igualita a la puta de tu hermana, mueres por una verga dura, se hacen las duras pero cuando pueden follan con el que se aparece, ahora si vamos a culminar con el trofeo.

Me extrañé y lo mire asombrada, me parecía que se sentía engañado, él todavía tenía la verga muy parada parecía que se le reventaría, y le pregunté… – ¿De qué hablas cabrón?

– De que crees, de lo más rico que tienes, tu culo.

Entonces le dije que yo hacia lo que quisiera, pero que nunca me habían penetrado por ahí y que según sabía dolía mucho, se rió a carcajadas y me dijo…

 – Cuando te tenía el dedo dentro no dijiste lo mismo.

Le dije que definitivamente no, entonces se acercó y me dijo que no quería tener que volver a hostiarme, así que me pusiera a cuatro patas como una perra o que esta vez lo haría a las malas y eso si me dolería más. Me asusté porque pensé que ya se había calmado el hombre brutal que me dejo ver al principio, accedí y me puse a cuatro patas recostada como él quería, y empezó a meterme primero un dedo, luego la lengua…la metía tan rico que comencé a excitarme nuevamente luego de darme un rato con dedo y lengua, comencé a sentir la punta de su verga en la entrada de mi culito que hasta ese día había sido virgen, escupió un poco en mi agujero y comenzó a penetrarme…noté mi ojal expandirse, dolí un poco..

Al poco mis ojos se vidriaron de lágrimas, yo trataba de hacerme hacia delante para impedirlo, me tomó por el pelo e hizo mi cabeza hacia atrás, con la otra manos me sostuvo por el vientre y me siguió penetrando yo solo le decía, maricón no por favor me duele, sácala no me des más por el culo.

– ¡Déjate puta, que ya casi está dentro casi toda y después te va a gustar zorrita!

– Por favor no me des más, déjame.

 – Deja de ser una nena floja, que ya tienes la mitad adentro.

Traté nuevamente de evitarlo, pero me dio una nalgada y me dijo… – ¡¡La próxima es para romperte la cara, jodida puta… así que déjate!!

Cuando estuvo todo adentro, comenzó a bombear, primero suave y luego más rápido, yo sentía que no iba a poder seguir, y él me decía lo apretado que tenía mi culo, se nota que he sido el primero.

– Sí pero por favor no me des más.

– ¡¿Cómo que no quieres más, Suca?! De ahí no sale hasta que me corra adentro.

– Me siento mal, por favor no me avergüences más… por favor sácamela, no seas cabrón.

Creo que mis quejas lo excitaban porque bombeaba más duro cada vez, en un momento me tomó del pelo nuevamente puso su otra mano en mi espalda… me daba rápido y fuerte hasta la extrajo, entonces me sentí aliviada, pero duró poco porque la introdujo en mi coño y volvió a arremeter con dureza… y ahora sí que sentí sus pelotas aporrear me cuño. Me clavaba hasta la raíz percibiendo su glande en el fondo de mi útero y el gusto raro de mi culo vacío.

Sin la menor compasión, insertó su falo bien dentro de mi coño y comenzó a inundarme con su semen…notaba correr dentro de mi vagina los chorros de esperma que me eyaculaba uno tras otro, le agarré de los huevos para que nos saliese más leche, hasta que acabó. En un suspiro se quedó casi muerto recostado en mi espalda. La extrajo y tras su cipote un chorrear de lefa por mis piernas. Luego de descansar un rato, me besó en la boca se vistió y se fue encargándome que cerrase la oficina, cosa no hice, por supuesto… solo me quedé en la oficina, asustada y sin saber qué hacer, llena de arrepentimiento, con el culo que me ardía y con la leche de mi cuñado dentro de mi útero ¡¿Por qué todos quieren acabar preñándome?! Notaba como su semen me había llenado todo el fondo uterino, y que probablemente me pudiese preñar. Tenía miedo que se enterase mi hermana de todo, así que asumir mi error de trabajar en el lugar donde manda y ordena un depredador sexual. Juré que sería la última vez que me follaría y se lo haría pagar caro.

Al día siguiente nos vimos en la quema del Año viejo en mi casa, ambos hicimos como que nada había pasado, ninguno de los dos lo volvimos a mencionar, ya no volví al trabajo ni un solo día más, renuncié y a los pocos días del año nuevo me salió el trabajo en el Banco y seguimos con nuestra vida normal. Fue un secreto durante unos pocos meses que se lo saqué en cara a la puta de mi hermana como él le decía, el insulto se lo merecía… a partir de de ese momento empezó mi gloria y su calvario matrimonial, pero eso será otra historia...

 

EL EX DE MI HERMANA





Paseaba un Sábado a mediodía, sola por el centro de la ciudad, fui a hacer unas compras y despejar un poco la mente, estaba peleada con mi novio (hoy marido) porque se mando la gran borrachera y me dejó plantada para salir la noche anterior, aunque en esa época éramos solo novios y aun no nos casábamos ya teníamos una relación medio seria. Había tratado de salir con mi amiga Lilia pero no la localicé, tuve que salir sola. Estaba por el parque Calderón y aproveché para entrar al Raymipamba, un restaurante clásico de Cuenca, para comprar una taza de café y admirar el paisaje de las fuentes y los árboles que tanto me gustan. Espere un poco por una mesa y me serví mi café, el local estaba lleno, como siempre, mucho extranjero, artistas, una mesa de un grupo de maduritos interesantes que siempre se reunían ahí o en el Dorado, en fin, nada seductor.

Termine mi café y decidí salir, me despedí de Freddy, el dueño del local y crucé la calle hacia el parque, fui hacia el centro del parque, donde está la estatua de Abdón Calderón, ahí se sitúan los fotógrafos artesanales del Parque y siempre me ha gustado echar una vista a las fotos, repentinamente tropecé con un ex novio de mi hermana Patricia, aunque ex amante esta mejor expresado pues era su novio estando casada con Eduardo ¡¡La calentura es de familia!! A mis hermanas como a mí nos arde el coño con facilidad y necesitamos tener al menos un recambio para que nos rieguen el coño sin el macho titular no responde o no está disponible. Resulta que hace 5 o 6 años que no lo veía, la última vez andaba por los 15 o 16.

El era un abogado exitoso bastante mayor a mí, creo que con unos 20 años de diferencia. Muy atractivo y distinguido, abarbado y canoso, siempre muy bien peinado, perfumado y con trajes impecables. Me saludó muy sorprendido me dijo cuánto había crecido, te ves muy bien, me enrojecí un poco, pero le agradecí el cumplido y le dije que a él también le había sentado bien el paso del tiempo. Preguntó a donde iba y le dije que ya me iba a mi casa, se ofreció a llevarme en su coche, lo pensé un poco… ese hombre me ponía cachonda solo con sus ojos.

Hablamos en el vehículo sobre lo que había sido de nosotros y nuestras familias en el tiempo en el que no nos habíamos visto, aunque apenas nos llevábamos cuando era “amigo” de mi hermana, él me tenía cierto cariño y se llevaba bien con mi familia y a eso redujimos la conversación. Me preguntó si tenía hambre y le dije que no, pero en ese momento mi estómago anunció lo contrario, me sonaban las tripas del hambre. Solté una risa nerviosa y me puse roja de la vergüenza y me invitó a almorzar, seguimos conversando, pero esta vez deseaba saber que había sido de mi vida en los últimos 5 años. Le hablé un poco sobre mis amigas, mi vida en la escuela, mis travesuras, hablando de todo y de nada, sin dar detalles ni entrar en un tema a fondo, ni mucho menos en el tema sexual.

Terminamos de almorzar y me llevó a mi casa, nos despedimos con un beso en la mejilla y me pidió mi teléfono para mantenernos en contacto… le había gustado mucho haberme encontrado y hablar conmigo de esa manera tan cordial. Pasaron, una, dos semanas y un miércoles me habla por teléfono y me dice que vayamos al cine a eso de las 6, supuse que tenía ganas de conversar de mi hermana y como la habíamos pasado agradable ese sábado decidí aceptar su invitación… quedamos en pasar por mí. Fuimos a su oficina a dejar unos papeles y dejamos el coche ahí en el garaje. La oficina quedaba cerca de donde íbamos. Llegamos al cine y discutimos un rato sobre lo que queríamos ver… nos decidimos y fuimos a la taquilla e insistió en pagarlo todo él, no me hice mucho de rogar porque así debe ser.

Mientras esperábamos a que empezara la función fuimos a dar una vuelta por el lugar, entramos a las tiendas a curiosear, tomamos un helado y se nos fue el tiempo y llegó la hora de entrar al cine. Nos sentamos hasta atrás porque es donde se ve mejor, empezó la película, y casi de principio a fin me tuvo con los ojos bien abiertos atenta a la pantalla, era una película de terror “IT” y me moría de miedo, de vez en cuando le apretaba la mano o la pierna o escondía la cara en su hombro para mirar de reojo. Él se reía de mí y me asustaba haciéndome gritar y brincar, afortunadamente sin gente en la sala por ser la última función.

Terminó cuando ya había anochecido, salimos de ahí comentando el filme y seguía haciéndome brincar y gritar de los sustos que me pegaba combinados con cosquillas, así se  pasó todo el camino del cine al aparcamiento de su oficina, nos reíamos, hacíamos bromas. Pasamos un rato bastante ameno, cuando llegamos al parking subimos a la oficina a que retire los papeles que había dejado, se detuvo a abrir la puerta y sin razón nos dimos un beso en la mejilla muy cerca de la comisura, me puso cachonda. Salíamos de la oficina y el estaba a punto de cerrar la puerta cuando de regreso me dio un beso en la boca… – Gracias hace mucho que no me divertía tanto.

Me volvió a besar y ahí en la puerta, prácticamente en la sala de espera de su oficina nos besamos desesperadamente, se pegaba a mí y sentía su dura tranca en mi barriga como iba creciendo. Puso sus manos en mi cintura y después las bajó a mis nalgas, levantándome un poco. Se nos dificultaba un poco besarnos porque él es bastante más alto que yo y él se tenía que agachar y yo ponerme de puntitas. En las oficinas de enfrente veían el espectáculo, hasta que después de meter su mano por mi blusa y desabrochar el sostén, me empujó suavemente hacia adentro de la oficina y cerró la puerta, yo lo jalé hacia el recibidor y él me sentó en el sofá. Me quitó el suéter y me levantó, después me quité los zapatos y me puse de rodillas en el sofá, y así quedamos a la altura perfecta para besarnos a gusto. Mi sostén ya estaba desabrochado así que metía las manos por debajo de la blusa mientras masajeaba mi teta suavemente, pellizcando y jalando mis pezones despacio, al mismo tiempo que mordía mi cuello y mis orejas empezando a sacarme grititos de placer…

– Desde que te encontré tengo muchas ganas de hacer esto y me pasé toda la semana pensando en ti.

Yo sonreí y le dije… – Yo también tenía ganas, pero desde que te conocí a los 15, cabrón.

Dicho esto me quitó la blusa y desabrochó mi pantalón, al mismo tiempo que se metía mis pezones duros a la boca. Lo abracé y le dije que no parara, y que no me parecía justo que yo estuviera en ropa interior y él siguiera vestido, así que le levanté la camisa y se la quité, y después de explorar con mis manos y mi boca su pecho velludo, su espalda, sus hombros, bajé al pantalón. Me bajé del sofá y lo empujé hacia la pared, lo besé, empecé a jugar con sus orejas, bajé a su cuello, sus hombros, llegando a su pecho, bajando poco a poco hasta toparme con el cierre de su pantalón y un bulto que se veía bastante grande. Le desabroché el pantalón y me tomé mi tiempo para bajárselo, mientras lo veía y sonreía, él solo cerraba los ojos y me acariciaba el cabello.

Ya sin pantalón, se asomaba por el bóxer un cipote que parecía grande y duro, y que mi naturaleza curiosa me llamaba a probar. Metí la mano para comprobar que era grande y ya chorreaba líquido seminal. Pasé mis dedos por la punta despacio jugando, mientras lo fui sacando poco a poco, hasta que tuve su gran verga dura frente a mi cara. Jugaba con ella entre mis dedos, y le di un besito en la punta y seguí así jugando con su verga con una mano mientras con la otra acariciaba sus huevos. Empecé a hacer círculos con la lengua en la punta, rodeándola con mi lengua y fui poco a poco metiéndomela a la boca, seguí chupando mientras succionaba y jugaba con sus testículos y pasaba la lengua por todo lo largo, chupando bien la cabeza y metiéndola a mi boca una y otra vez.

Cinco minutos babeando todo el cipote y huevos no pudo resistirse más, estaba a punto de correrse y me agarró de los brazos y me levantó, mientras que yo seguí dándole placer con la mano en su verga y sus testículos mientras que lo besaba y le mordía los hombros y el cuello. Me la enchufé en mi garganta, me atoraba el galillo pero arrecié mi mamada con mayor entusiasmo hasta que noté el primer chorro de lefa en mi paladar, el siguiente también se estalló contra mi fondo bucal… le fui recorriendo todos los lechazos en sobre mi lengua. Cuando acabó le enseñé la cantidad de néctar escrotal que me había regalado y me lo comí, quien ha estado conmigo sabe que siempre lo hago, compartir el semen con quien me lo dio. Lo que quedo en mi mano me lo quité con un lengüetazo, luego nos quedamos ahí un rato conversando mientras lo besaba de rato en rato, soy muy besucona… hablo y beso a la vez.

Supongo mis mimos le pusieron caliente, se recuperó porque me agarró de la cintura y me empujó al sofá, se acostó sobre mí y me dijo al oído que le había encantado la mamada y empezó a jugar con mi oreja, metiéndome la lengua, mordiendo mi oreja, pasando al cuello, mis hombros, llegando a mis tetas y mordiendo suavemente mis pezones. Con una mano atendía a una y chupaba y mordía un pezón, con la otra mano pellizcaba y jalaba el otro pezón, acariciando mis tetas completamente. Yo gemía feliz, me encantaba como jugaba con mis pezones y empezó a bajar por mi abdomen sin soltar mis tetas. Llegó a mi ombligo y después de jugar con él un momento bajó hasta llegar al monte de Venus, lo lamía, y con una mano abría mis labios y sentía lo húmedo de mi vagina. Pasaba los dedos cerca de mi clítoris, sin tocarlo, solo rodeaba el capuchón, y empezó a hacer lo mismo con la lengua. Cada vez que pasaba cerca de mi clítoris gemía más duro para que entendiera que quería que llegara ahí, pero en lugar de eso se empeñaba en rodearlo para hacer que me mojara más.

Cuando logró que me escurrieran mis jugos por fuera de la vagina fue cuando metió dos dedos de un golpe y me hizo gritar de gusto, al mismo tiempo que pasaba la lengua por mi clítoris, despacio, presionándolo un poco. Pasaba la lengua una y otra vez, succionando mi clítoris y mordiéndolo suavemente hasta que no aguanté más y terminé mi primera vez mientras el llenaba los dedos y la cara de mis jugos. Sin desaprovechar lo mojada que estaba y todavía excitada y su propia excitación, se levantó y me jaló de los tobillos, me puso a la orilla del sofá y me levantó, me puso contra la pared, así como había hecho yo con él al principio, solo que él me levantó una pierna y empezó a meterme su verga poco a poco, y después subí la otra pierna y me cogió contra la pared un momento.

Fue bastante cansado para los dos, así que sin sacarla, nos volteamos, de manera que él quedó contra la pared de nuevo y nos sentamos. Así sentados empecé a marcar un ritmo riquísimo y él lo siguió, ayudándome a meterla más duro. Yo gritaba siii, siii, papito, asiiiii, durooo, gemía, lo abrazaba, lo besaba. Me encantaba como follábamos, sentía como mis jugos se me escurrían por los muslos de lo excitada que estaba mientras le gritaba que me encantaba hacerlo con él y él me decía, chorréate bien chiquita, así me gusta mami que estés bien caliente, pídeme más…. Empecé a sentir mi nuevo orgasmo y cerré los ojos y grité mientras sentía los espasmos de orgasmo en todo el cuerpo. Así los dos entregados al tremendo placer que sentíamos continuamos por un buen rato, hasta que él comenzó a eyacular a chorros dentro de mi vagina. Intentó sacar su verga de mi vagina en el preciso momento en que yo comenzaba a disfrutar de un rico orgasmo, por lo que apretando sus bolas y a punto de enterrarle las uñas, le dije…

– ¡No me hagas eso CABRÓN! ¡Necesito correrme con tu polla dentro! ¡PREÑAME si quieres!

Él continuó dándome verga hasta que no pude más y disfruté plenamente de ese orgasmo tan brutal. Él se vino casi al mismo tiempo que yo, mientras yo seguía apretando su verga en mi vagina, él estaba dándome y con un gruñido soltó la leche dentro de mí, notaba los chorros de lefa atorándome el mismo cérvix, eyaculaba bastante y en esa segunda andanada no fue poca. Seguimos moviéndonos cada vez más despacio hasta detenernos completamente, Al terminar los dos, quedamos algo agotados, y por un buen rato no dijimos nada, luego…

– ¿Te volviste loca?, ¿y si te dejo preñada, qué vamos hacer?

Yo más tranquila que él me reía diciéndole... – No se preocupes, no va a pasar nada. Además tengo un novio muy responsable que se hará cargo de la panza… nos reímos a carcajadas.

Después de eso me acerqué a su boca y lo volví a besar. Se quedó así dentro de mí y nos abrazamos mientras yo empecé con mi besuqueo hasta que nos dormimos un rato. Me desperté y sentí nuestros cuerpos sudados, llenos de saliva del otro, resbalando al tocarse y me puse a divagar, me di cuenta de la realidad y pensé en la persona que estaba casi encima de mí durmiendo, con su verga aun goteando en mi vagina mezclando sus jugos con los míos.

El hecho de que este hombre audaz me estuviese haciendo lo mismo que seguramente le había hecho a mi hermana Patricia unos años antes, en lugar de parecerme espantoso, ocasionó en mí una ola de calentura desenfrenada que necesitaba saciar. Lo mire y vi su rostro dormido con signos de placer. Su verga estaba un poco flácida. Me levanté y lo besé. Sentí su lengua recorrer mi boca. Al instante sentí algo duro abajo. Su verga se estaba poniendo dura nuevamente y yo ansiosa por mas la cogí con mi mano, me detuvo y me dijo algo que me dejo estúpida, pero que me calentó enormemente…  – ¡¡Chúpamela perrita!!

Y así lo hice, puse mi vagina en su cara y tomé su verga, su hermosa verga, la que había estado en la chucha y boca de mi hermana, la misma que la preñó de la nena pequeña. Me la puse en la boca mientras la mamaba aparentando ser toda una experta, quería ser su perrita, tal como me lo ordeno. Cuando ya la sentí grande nuevamente y  el muy excitado me acosté sobre el sofá abriendo las piernas al máximo para esperar que me rompa. Me cogió las piernas y las puso sobre sus hombros. A continuación y de a poco, me fue metiendo su verga caliente, mientras yo ayudaba con mis manos, pues abrí mis labios vaginales con mis dedos.

Primero sentí la cabeza. Lo cual ya me mataba pues me puso más arrecha por tener su verga dentro de mí y me hizo tener un nuevo orgasmo. Mis jugos salieron impregnando su verga y luego una fuerte embestida me hizo pensar que me rompió toda. Ya no tenía reacción y solo sentía que me metía y sacaba. Pero mi chucha libidinosa con su calor y sus líquidos, servía para que su miembro se meta fuerte. Ese tipo que podía ser mi padre, que me doblaba en edad era un semental en toda regla… no solo tenía una polla y huevos fabulosos, es que sabía utilizarlos con hembras como yo de calientes y bien putas…

– !!Ayyyyyyyy maricoooonnnnn!!

Mi voz por fin la escuchaba y era signo que estaba viva tras superar esas embestidas de mi macho. El no paraba, seguía y yo solo quería que nunca se detenga. Con sus dedos me frotaba el clítoris y a ratos me frotaba el ano. Ahí supe que estaba perdida y que solo me sentiría satisfecha una vez penetrada por todos mis agujeros. Pasaron minutos de gozo y placer y solo esperaba ya que su leche me irrigue por dentro y quedar preñada de ese canalla y portentoso semental. Ese era ahora mi sueño hecho realidad… quedar preñada de él desde que tenía 15 años y lo estaba logrando dejándole secos los testículos, todo para mi coño fértil en estado de pura fecundación ideal.

– Acabe, dijo y sentí un calor enorme en mi interior. Me estaba llenando. – Quiero que te la tomes también, dijo pero yo me negué y le dije que se vaciara totalmente en mi, Que luego si quería se la mamaria de nuevo. Se echó sobre mí y me beso en la boca. Mi lengua buscó la suya encontrándola y enredándose en un interminable beso. Era mío, solo mío, pero aun faltaba algo.

– Susy tu dijiste… no lo deje terminar. Era obvio que tenía que chupársela de nuevo y luego esperar su leche en mi boca golosa que ya quería probar aquel líquido que, hasta ese momento no sabía si me había dejado bien preñada, eran mis días más fértiles y calenturientos, pero había que esperar que ese macho valiese para preñar a hembras como yo de putas. Se sentó en una silla y abrió las piernas. Me paré y me senté en el suelo. Tenía su verga, ahora flácida, a unos milímetros de mi boca. Me la comí, en verdad me la comí, pues de golpe me metí ese palo en mi boca, ayudando a que se endurezca. Lo saqué para lamerle la base de su tranca y luego sus huevos colganderos y orondos. El sabor a mi coño con su semen era ignorado por mi lengua que solo probaba el mejor de sus dulces.

Apresure por momentos el ritmo y cuando ya lo tenía duro espere que me haga beber su semen, pero él me pidió que me pare. No sabía que iba a hacer, así que le hice caso. Me pare, el me volteó y me dijo que me lamería. Me agacho boca abajo sobre la mesa. Estaba perdida. Me iba a romper el culito, lo sospeché. Me comenzó a lamer el coñito y yo a ponerme más y más húmeda. De rato en rato sacaba líquido con sus dedos y lo llevaba a mi ano que ante la inminente penetración necesitaba lubricarse un poco. Llegoóel momento. Sentí su verga en la entrada de mi culito.

– No vayas a gritar.

– ¡¡No… no te preocupes, yo aguaaanttt!!

El maldito me la metió de una vez y sentí como me irrumpía por dentro. Sus embestidas eran salvajes pero increíblemente placenteras, a mis 19 años era toda una experta en follar por el culo. El me tiraba con fuerza rompiendo mi culo y llegando a lugares que nunca imagine. Tras una buena faena terminó dentro de mi ano. Nuevamente su leche me irrigaba, menos cantidad pero igual de buena. Seguro que la de mayor cantidad de bichitos era la primera y segunda corrida, esta solo sería semen acuoso. No tenía fuerzas y necesité de su ayuda para elevarme. Me acerqué por un beso y no se negó

Nos besamos desnudos en el archivo. Luego nos vestimos y fuimos al baño a arreglarnos. Luego fuimos al aparcamiento mientras sonreíamos, subimos a su coche y me dejo en mi casa dispuesta a dormir de un tión. Desde esa vez no volvimos a tener relaciones, pero si salíamos y los besos no eran negados por ninguna parte. Paso un par de semanas y mi regla llegó, no estaba preñada, lástima porque estaba dispuesta a parir sus hijos con el permiso de mi novio, de esta manera tendría lo mismo que mi hermana, ese regalo que le hizo y ahora mi hermana cría, educa y mantiene. Se lo hice saber y dejó de inquietarse, nunca me olvidaré de aquella noche, lo hicimos como dos locos, y el recuerdo que me gustó mucho como me hizo el coito anal. Algunos lo saben bien y mi culito es su agujero preferido para descargar.

Me sentí feliz pues había hecho súper contento a este macho al que mi mente buscaba, me sacié cumpliendo una fantasía que resultó placentera…y me llenaba de orgullo y satisfacción. Ya me había tirado al marido y ahora fue el turno del amante, pobre mi hermana Patricia, tan puta y voluptuosa, la abusan sin poder retenerlos mientras la gozan menospreciándola tan vilmente… pero lo mejor es le ha dado tres hijos a su esposo y uno solo tiene sus genes. Ese cabrón se lo tiene bien merecido y cualquier día se debe dar por enterado y joderlo vivo.

 

 EN PREMIO A MIS SERVICIOS





A pesar de que el Licenciado Tamariz era un hombre muy distinguido, además de acomodado y elegante, nunca se me hubiera ocurrido pensar que podía hacer algo con él en el plano sexual. Cuando esto pasó, Yo tenía 22 años y seguía aun con mi novio con quien pensaba casarme en pocos meses, yo no era una nena chapada a la antigua, de las que pensaban que con casarte era su mujer en exclusiva ¡Yo soy de las que defiende su libertad total y sexual! Las cosas no iban tan bien, lo quería pero no lo amaba y peor aún, el sexo no era nada satisfactorio, nunca lo había sido por eso le ponía tan a menudos los cuernos, algo que estoy segura que él sabía pero no le importaba… en más de una ocasión me folló con mi coño lleno de esperma de otro amante. Sé que se daba cuenta por que alguna vez comiéndome el coño lo probó y eso no tiene ocultación alguna…, sin embargo me follaba con mayor ímpetu.

Volviendo a mi nuevo jefe…El Licenciado Tamariz estaba casado, su mujer era muy buena persona, ambos son de las mejores familias de Cuenca, en esa época el debía tener unos 50 años, era muy respetado dentro del Banco, era muy serio, muy profesional y al menos yo le veía con respeto y admiración. Sé que algunas de las chicas del Banco estaban más o menos interesadas en el Licenciado Tamariz, pero yo, si bien lo encontraba muy atractivo, no sentía ningún deseo por él. Pero las cosas cambian, y a veces, una se ve obligada a hacer algo que nunca hubiera pensado fuera posible. En el ámbito sexual no tengo tabúes desde los 13 años.

Estábamos cerca de Carnaval, era Viernes y sabía que en la Gerencia se habían reunido los altos ejecutivos del Banco como siempre lo hacían cada semana, se tomaban sus whiskys picaban alguna cosa y luego se iban a comer.

Nosotras en caja también nos tratábamos bien, siempre había clientes generosos que nos daban algún obsequio por las Navidades, generalmente era licor o joyas, las joyas las usábamos y el licor quedaba arrinconado en los armarios esperando alguna ocasión especial. Ese día el ambiente estaba agradable y distendido, Ibón, la jefa del diferido nos había estado dando unos traguitos de rato en rato, pero nada en exceso pues atender en caja significa trabajar con dinero y hacerlo tomadas no era muy aconsejable. Así que estábamos un poco ebrias pero lúcidas. Ya mis amigas se habían ido, mi caja era siempre la que más tarde cerraba y yo la que más tarde salía. Habíamos quedado en vernos más tarde para ir a bailar con unos amigos.

Había cuadrado ya y me encontraba arreglando los cajones de mi ventanilla de trabajo, sabía que me hallaba sola, por lo que no me preocupaba de lo mucho que se pudiera subir mi falda o lo mucho que se pueda ver debajo de ella. Pero no estaba sola, Sin yo saberlo, el Licenciado Tamariz había bajado de su despacho. Había entrado a cajas, a él si le preocupaba lo mucho que se subía mi falda y al parecer había estado mirando mis piernas casi descubiertas. De pronto, noté una mano en mi trasero y grité del susto al mismo tiempo que saltaba para apartarme de aquella atrevida caricia. Grande fue mi confusión al ver que el asaltante de mi intimidad era increíblemente el Licenciado Tamariz. Yo, que ya tenía la mano preparada para abofetear al sinvergüenza que me estaba tocando las nalgas, tuve que abrir bien los ojos por la sorpresa y quedarme muda ante su mirada brillante y excitada.

 ¡Pero...! ¿Es usted...? ¿Licenciado como se atreve a tocarme...No lo esperaba de usted?

 No grites... por favor... no grites... decía el Licenciado un poco asustado. Discúlpame, es que tienes un culito delicioso... y me excita mucho... pero no grites... no quiero un escándalo.

Yo por los tragos estaba reaccionando histérica, quizás no era para tanto pero el alcohol me hizo exagerar mi reacción.

 ¡Qué sinvergüenza Licenciado...! ¿Que no escandalice? ¡De esto tiene que enterarse su esposa... y todo el mundo ahora mismo...!

 No... Por favor..., tranquila Susy, decía el Licenciado. Luego en un tono sereno me dijo, piensa que no es para tanto, además sí tú hablas, vas a perder el puesto aquí en el Banco... no sé que será peor para ti... el escándalo y quedarte sin trabajo o un simple e inocente manoseo que no va a ninguna parte... además, recuerda que te puedo aumentar de sueldo... subir de puesto...y alcanzar categoría dentro del Banco, tengo mucha mano con los supriores.

 ¿A cambio de no armar un escándalo...? Pregunté yo ya algo más interesada en la conversación.

 No... A cambio de tus favores también... me dijo.

 ¡No sea cabrón Licenciado! Casi grité ¿¡Quiere follarme para implementarme en el Banco!?

 Oye, me dijo, un favor de vez en cuando no le hace daño a nadie... y tú aumentas de sueldo y podrías trabajar en Crédito, por ejemplo... ¿Te agrada la idea? Eso sería una subida de nivel irrevocable dentro de la entidad.

Pensé en mi novio y sabía que él no consentiría nunca subir de categoría a ese precio, o sí porque cada vez pensaba más en que era un consentidor con su hembra… vamos un cornudo agradecido, y por otro lado el ex de mi hermana ya había intentado preñarme con mi consentimiento y, esa noche pensé en mi novio como el marido ideal para cuidar de mi prole, lo cual se confirmo cuando me comió el coño lleno de leche de Eduardo y no dijo nada.

 Nadie tiene porque enterarse...

 Pero... yo... 

 No seas tonta, nadie se enterará... hoy... hoy sería un buen momento, los demás ya se fueron, estaremos mejor en el despacho... ven... ven preciosa, lo pasaremos bien a cambio de una vida que te mejorará mucho… podrás casarte con tu novio y tener una recua de hijos.

Me tomó de la mano y prácticamente me jaló hacia el segundo piso, entramos a su despacho, me sirvió un whisky, no quería sentarme, estaba asustada y temerosa, apoyé mis nalgas contra el filo de su escritorio y me senté así de esa forma. Sin darme cuenta el Licenciado Tamariz se acerco a mí y apoyo sus manos en mis nalgas. Lentamente fue subiendo la falda hasta llegar a mi trasero en donde colocó ambas manos jugueteando con la panty media, la bajó y luego siguió con el interior que acabó por, deslizar hasta mis rodillas.

Yo, mientras tanto, pensaba en lo que me había dicho ese hombre. Era como prostituirse, si, ser una puta cualquiera, de las que yo señalaba cuando íbamos de paso con mis amigos por el terminal terrestre, pero si nadie se enteraba, ni mi novio, yo podía quizá podía jugar un rato con el Licenciado y conseguir mis objetivos laborales por la vía rápida…sería la más joven del departamento de crédito y quien más rápido ha ascendido ¡Me tendrían envía todas mi compañeras!

De pronto, me tomó por ambas manos con cierta violencia y me llevó hasta una de las butacas. Ahí me hizo sentar y, arrodillándose a mis pies, pegó su boca a mi vagina que tardó en humedecerse pues la verdad, no acababa de estar cómoda con aquella situación. Todavía no salía de mi asombro. Pero la lengua del Licenciado y su especial gracia estaban por convencerme de que una cosa era el amor y otra muy distinta era el placer… mi coño se empezaba a licuar. Gemí cada vez que la punta endurecida de su lengua se apretaba contra mi clítoris excitado. Sentí como los líquidos bajaban a golpes contra la boca de mi jefe que tragaba sin descanso como si aquello fuera lo mejor del mundo. Me bebía, me chupaba, me succionaba sin cesar, haciendo que mis muslos, golpearan su cara y sus hombros, iba deslizándome hacia abajo de la butaca, mi cuerpo estaba preso de un ataque de nervios delicioso.

 ¡Que rico Licenciado! ¡Qué rico! Repetía yo sin césar. No esperaba que usted supiese comer un coño de esa manera tan deliciosa ¡No pare…mi coño es todo suyo!

Las manos del Licenciado habían atrapado mis tetas pasando por debajo de la blusa y rompiéndome prácticamente los broches del sostén. Primero me los acarició y luego dejando mi vagina, me los chupó y lamió como había hecho con mi chucha. El placer era terrible. Me daba la sensación de que mis pezones iban a ser arrancados en una deliciosa tortura que, deseaba que no tuviera final. Tuve la enorme sorpresa de comprobar como, por primera vez en la vida era capaz de volverme loca por la simple succión de mis tetas.

 ¡Chupa! ¡Qué Rico!  Gemía como una loca. ¡Cómame entera! ¡Soy toda suya!

Cuando el Licenciado por fin se separó de mí, estaba jadeando y de su boca caía un hilillo de saliva, pegado aún a su lengua. Me había dejado muerta y llena de placer, por eso cuando le vi meter la manó a su bolsillo y sacar la cartera para pagarme no supe que decir, casi me muero del bochorno al sentirme una PUTA, le atajé y le dije…

– No, no quiero que me pague así, no me trate como una puta, quiero mi aumento de sueldo y el puesto en crédito para justificarlo… a cambio de eso tendrá mucho sexo gratis a razón.

¿Era yo la que hablaba o no...? Me sorprendí escuchando mis propias palabras, tan claras tan crudas. En un instante le había puesto los cuernos a mi novio al que me debía en cuerpo y alma, había dejado que me chuparan el coñito y pedía un nuevo estatus en la entidad financiera en sueldo y con mejor puesto... Una tempestad de ideas crudas me cruzó por la mente en un instante, pero entonces descubrí de la manera más cruda que puede haber, usando mi cuerpo, que en esta vida hay que aprovechar las buenas ocasiones que se nos presentan y yo estaba para merecer, para exigir y para alcanzar todo en la vida con sexo.

Durante las siguientes semanas el Licenciado Tamariz tuvo mi chocho en su boca varias veces.  Recibí el alza de sueldo después de Carnaval, pasé de ser la cajera novata a la joven mejor pagada del Banco y la primera en llegar a Crédito con 22 años. Sin embargo todavía luchaba con mis remordimientos pero por primera vez la plata me sobraba. Era ambiciosa, pero temía que se dieran cuenta en el Banco, siempre había sido una santa para mis conocidos y me daba terror de que se enterasen de lo que estaba haciendo puteándome con el Licenciado, pensé entonces que debía terminar ya con eso. Tenía ya mi puesto, el sueldo no me lo iban a bajar. Tenía amistad y complicidad con el Licenciado así que no me iban a botar. Le dije lo que pensaba, mis temores y de que creía que ya debíamos acabar con esto.

El acepto por su prestigio, y me dijo que aunque le encantaba que sea su hembra, el debía cuidar su reputación y buen nombre, que si se llegaba a saber lo que pasó le podían largar del Banco, por más Gerente que sea y bromeo que él no podía acostarse con los dueños para que no lo echen. Reímos y me ofreció un whisky, yo había pensado no volver a hacerlo pero verlo ahí al Licenciado todo alegre, atractivo e indulgente, mi madurito tan comprensivo, y con los whiskys que yo me había tomado pensé que tenía que agradecérselo de otra manera ya que su ayuda inestimable y lo que había pasado entre los dos, no era cosa de todos los días.

Yo era siempre muy sensible con quien tenía buen corazón, el Licenciado era buena gente de la que no siempre te encuentras para echarte una mano, y yo aunque era una muy puta era una zorra sensible, era justo la descripción que a toda cuencana daba mi novio, pero ese día no sé, quizá estaba con el whisky en la cabeza o quizá mi cuerpo empezaba a rebelarse como presagio de lo que yo sería después, así que sin pensarlo mucho, hice lo que nunca una mujer decente ha de hacer ante un hombre, me puse de pié y empecé a desnudarme.

El Licenciado Tamariz se acercó a mí y posó sus manos en mis tetas desnudas y las apretó y me mimó a placer. Me rendí a sus caricias e incluso suspiré cuando me mordió un pezón. Apoyando mis manos en la espalda de él, fui deslizando hasta quedar arrodillada con el rostro a la altura de su verga totalmente hinchada. Antes sólo él me la había chupado pues era su mayor y más grande placer, pero yo quería demostrarle que también era capaz de enloquecer a un hombre que me había tratado tan bien. Le lamí la cabeza, redonda y enrojecida, la rajita del centro, aquella que lanza los chorros de semen cuando se excita. Le chupé un testículo y luego el otro. Dejé deslizar la lengua a lo largo del palo haciéndolo vibrar sujetándole de los huevos se la mamaba con delirio, me gusta tanto el sabor a polla que me vuelvo loca con ella.

Acabé por metérmela en la boca hasta donde pude, ya una veterana aunque eso sí, tampoco me las podía dar de profesional en mamadas. Chupé hasta que noté como temblaban sus piernas, me retiré de golpe y me coloqué sobre su escritorio con las piernas colgando y apoyada en mis codos de tal forma que mi vagina parecía abierta por completo. Él me miraba con ojos agrandados y el cipote tembloroso y chorreante de mi baba. Se acercó a mí procurando que la raja de mi chumino estuviera a la altura de su verga y entonces la dejó pasar lentamente por entre la carne mojada haciéndome suspirar de placer a cada roce. Frotaba el clítoris, y recorría la raja…encontró el hoyo hundiéndola de un solo golpe. Luego la volvió a sacar para hundirla de nuevo. Y así, cuatro o cinco veces hasta casi hacerme enloquecer de pasión. Era una verga no demasiado larga, pero espectacularmente ancha, un tocón enorme que me abriría la boca del coño como nadie lo había hecho hasta ese momento. Pensaba que era la verga ideal, sin llegar a romperte el fondo vaginal, te da todo el placer que necesitas en tu coño para salir gozosas sin estar rotas por dentro.

Echándose sobre mí me metió la verga hasta el fondo mientras que me mordía salvajemente un pezón. Me culeó largo rato en la vagina abierta como la boca de un túnel, rozando el clítoris con su grueso falo para meterlo de nuevo con más fuerza que la vez anterior. Instintivamente yo apretaba mi vagina para aprisionarle la verga. Le daba a él más placer y a mí también. Cuando le llegó el goce empezamos a movernos rítmicamente, a suspirar al unísono y alcancé el primer orgasmo chillando como una loca. Tenía el coño tan abierto que podía parir a sus hijos si me preñaba. Follábamos a pelo, sin miedo a que me hiciese una buena panza. Tras haberse reprimido y volvió a empezar sin dejarme descansar, así, que mi locura fue completa cuando me llegó el segundo orgasmo acompañado por el del Licenciado Tamariz que me llenó de su semen por primera vez. Arreció sus batidas enterrándolo entero, notaba como expandía la vagina y de pronto un gran chorro de esperma inundó mi entrañas, otro y otro más seguidos llenándome entre sus bramidos de semental eyaculador.

Había sido perfecto. Nos despedimos con un beso por ser la primera vez y salí tranquila, tenía contrato para rato...pensando en que si el Licenciado Tamariz me hubiese preñado o me preñase en las siguientes veces, saldría un bebé inteligente y medianamente guapo, pero lo mejor era que podría darle una buena vida porque mi sueldo lo permitiría en mi nuevo puesto dentro del Banco, el cual iría mejorando con el tiempo si usaba inteligentemente mis armas de mujer. Esa misma semana firmamos el nuevo contrato en el despacho del director general con todo el beneplácito del Licenciado Tamariz… ese Jueves me lo tiré por última vez.

 

JOSÉ




Para empezar voy a darles una pequeña descripción física, mido 1.66 soy rubia, delgada pero no tanto y tengo tetas pequeñas para mis 35 años. Siempre me gusta ir bien arreglada al trabajo, aunque tenía vestidos usaba las faldas cortas y un buen escote, mi marido no es tan celoso y siempre me permite andar como yo quiera. Estamos casados unos meses y vivimos una luna de miel perpetua. Los ingresos en casa son abundantes por ambas partes y nos hemos comprado una casita preciosa. Él trabaja como delineante en un estudio de topografía renombrado de Cuenca y yo en Crédito, en el Banco. Resulta que llegaba el día de fin de semestre y me tocaba hacer archivo, uno de mis compañeros de Crédito, José, me dijo que si quería me ayudaba, yo encantada porque era novata y con el dinero no se puede una fallar.

– Sí, gracias, le dije, quiero terminar pronto.

Mientras él metía las cosas en unas cajas de cartón yo anotaba las cantidades. En uno de esos momentos yo le di la espalda y José se acercó tanto que pude sentir su estoque erecto, él tomó mi cadera con sus manos atrayéndome hacia él, diciéndome lo linda que estaba. Me sentí mal que se atreviera siendo casada, me solté de él y le dije…

– ¿Oiga que le pasa… no entiende que estoy recién casada? ¡¿Por quién me ha tomado?!

Retractándose me pidió disculpas… dijo que desde hace tiempo me deseaba, que a pesar de ser casado tenía problemas con su mujer, y que llevaba tiempo sin tener relaciones, pero gracias a mis vestidos y mi culito con la gracia que era de manifestar, le ponía muy cachondo y con ello se hacía lo mejores pajotes que se había hecho nunca, sin embargo no le quitaba todas las ganas. Me sentí apenada por saber que un tipo tan bien dotado no tuviera una hembra en la que aliviar su testosterona. Está bien no hay problema, le dije, y continuamos con el trabajo. Desde ese día no paraba de pensar en otra cosa más que en ese momento y en el paquete que sentí en mis nalgas. Una verga ajena a mi matrimonio con unas dimensiones dignas de un caballo. Ciertamente ya saben que no había conocido solo la de mi marido, por mi coño ya habían pasado unos cuantos y últimamente maduritos con muchas ganas de dejar su semilla en mi vientre… ese pensamiento me hizo excitar. Deseaba ser preñada, estaba casada y era natural que mi cuerpo lo reclamase si mi esposo no me llenaba.

Pasó un mes, José se había portado muy bien, se portaba muy cortés y amable… un compañero ideal con el que podía contar para cualquier cosa, pero sobre todo me cubría en mis faltas, al no tener la preparación universitaria que él tenía para el puesto de asesor en Créditos. En caso es que es costumbre en el Banco festejar los cumpleaños de los compañeros, y el siguiente viernes era el de José, ya nos habíamos puesto de acuerdo para comprarle un pastel. Y yo no sabía aun que regalarle de manera particular en agradecimiento a sus favores sin contraprestación alguna, pues todos ya me habían ganado con las ideas. Jamás pesaba serle infiel a mi marido, llevábamos 3 años de casados, pero desde el incidente con José la cosa había cambiado. Quizás una sola vez que lo haga no tenga importancia, pensaba. Además estaba excitada como nunca, el tipo es un hombre de 40 años muy inteligente, de buen parecido más bien guapete, con 1’75 de altura y de facciones muy masculinas, de piel morena y brazos musculosos. No entendía como la seca de su esposa no se lo tiraba todos los días, mi esposo es la mitad y me empotra cuatro o cinco veces semanales. Decidí darle una sorpresa a José en su cumpleaños y de paso darme le gusto.

Llegó el viernes, todo como rutina, yo llevaba el uniforme que consistía en unos zapatos negros altos, una falda corta a cuadros verde y un vestido del mismo color, con un poco de escote. Al mediodía todos mis compañeros se reunieron y festejamos el aniversario de José, comimos pastel y durante unos 20 minutos compartimos un rato de fiesta, después todos a trabajar. Como a las 13 horas José fue a verme a mi escritorio para agradecerme la fiesta que le habíamos preparado, no se esperaba que fuese tan sonada.

No sé cómo se enteró que fue gracias a mi colaboración por lo buen compañero que había sido conmigo esos tres años en créditos sabiendo que no estaba a la altura… con él aprendía mucho y me ganaba mi puesto, sin él y sin el Licenciado Tamariz que se marchó hace casi dos años, ya me hubieran largado de allí. Entonces le dije que le tenía un regalo especial para mi mejor compi, pero para podérselo dar tenía que quedarse en la oficina hasta que yo archivase mis cuentas. Él sonriendo agradeció el detalle y dijo, claro, aquí estaré y te ayudaré si lo necesitas… traeré unos bocadillos para comer y luego se fue dispuesto a pasar unas horas extra con mi trabajo atrasado, cierto que tenía más clientes que él, pero él era mejor.

Yo estaba inquieta e indecisa aun. Llegó la hora de ir cuadrar, eran las 17 horas, hora en que todos van para sus casas. Todos mis compañeros se iban retirando uno en uno, yo les decía que me iba a demorar y que no me esperen porque me habían traído mucha tarea. José llegó y fue a su oficina a descargar unos archivos, cuando todos los de caja y de crédito se fueron, revisé cada departamento e incluso el del nuevo director… tomé las escaleras entré a su oficina y cerré bien las puertas, solo quedábamos él y yo en la planta alta.

José me miró y dijo… – Y bien Susana, ¿dónde está mi regalo?

Le contesté… – ¿Sabe?, aun no termino de envolverlo déjeme ir al baño para arreglarlo, no sea impaciente.

– Está bien, aquí te espero, dijo José, sentándose un una silla.

Tomé mi cartera y me dirigí al baño, el cual estaba junto a las oficinas de crédito, cerca de la gerencia, estaba nerviosa, me temblaban las manos, pero no había marcha atrás. Me desnudé toda con excepción de mis zapatos, saqué de mi bolsa un baby doll que había usado el día de mi boda, era blanco semi transparente con unos tirantitos y de media copa, una tanguita que apenas cubría el baby doll, para terminar me coloqué un moño de regalo en mi cabeza, me miré en el espejo y agarré valor. Salí del baño, José al verme abrió la boca anonadado… no esperaba verme de esa guisa dispuesta a ser mancillara como a una puta.

– Y bien, ¿le gusta su regalo?, le dije.

Inmediatamente se levantó y me abrazó, estás segura de esto, me preguntó. – Sí, claro… Solo seré suya por hoy, después olvidará esto y sobre todo no lo comentará con nadie.

Me abrazaba como un loco, me tocaba por todas partes, me besaba en la boca, en el cuello, hasta llegar a mis senos, descubrió uno totalmente, lo besó y chupó mi pezón como un niño. Mientras yo le desabrochaba la corbata, camisa y el pantalón, él me facilitó la tarea quitándose por completo el pantalón y el interior, su verga erecta era más grande que la de mi esposo, y más gruesa, de eso ya tenía mis sospechas. Sin más preámbulos me llevó a un sillón, me recostó aun con el baby doll puesto, levantó mis piernas y me quitó el tanga, inmediatamente apuntó su verga a mi vagina, fue algo rico sentir ese glande enorme en mis labios vaginales. Sin divagaciones iba introduciendo su tranca mientras mi vagina se adaptaba a ella, me sentí como una virgen ante tal aparato. Me dolió un poco, hasta que mi vagina se ajustó al tamaño. 




En pocos pollazos la caló entera, porque ya la sentía llegar hasta mi útero, mientras él ya comenzaba su salvaje embestida, una y otra vez, hasta que todo su verga estaba dentro, solo me limitaba en decirle, así, así, dame más José, ¡Me estás follando de maravilla…! Notaba sus huevos aporrear mi coño en cada inserción, me ponía loca al sentirlos, siempre me pone muy cachonda saber que tengo todo el cipote del macho dentro y los testículos llaman a la puerta para querer entrar dentro de mí.

– Susy que buenas estás, te deseo tanto, me decía José. ¡Eres mi sueño hecho realidad!

Su deseo por mi era tanto que a los 10 minutos comenzó a derramar su semen dentro de mi vagina, me la clavó bien hondo y se deslechó como un burro ¡Aaah! Percibí cada chorro de esperma, se vació a gusto y terminamos exhaustos. Se levantó dejándome llena de esperma.

– Jamás lo hubiera pensado, me dijo, te había deseado tanto que era casi una fantasía imposible. Siento haber sido tan rápido, sabes… llevo más de 10 meses sin tener sexo, mi esposa y yo andamos muy mal, dijo José en tono triste, ojalá fuera como tú de entregada.

– Es una lástima, tratando de reconfortarlo y apenada por el desperdicio de ese semental que portaba tan magnífico cipote.  – Lo único que yo le pido es que esto no llegue a nadie…ni a amigos, ni en el banco… tampoco no quiero tener problemas con mi marido.

– Está bien, seré un caballero. Aunque no folle a mi esposa no quiero problemas con ella.

– No es fácil encontrar a un macho tan bien dotado y que esa educado…es de mucho agradecer, pero mucho más por todo lo que me ayuda en mis tareas en el Banco.

– Es un placer trabajar al lado tuyo… sería capaz de cobrar la mitad por estar a tu lado.

– Ya veo que tanto te gusto, se te ha puesto la verga otra vez en forma y es una lástima desperdiciar tan buena dureza ¡Me encantan la pollas grandes y que se ponen duras tan fácil!

– No te imaginas cuanto me gustas Susy… si me permites te quiero volver a follar por el culo.

– Por supuesto que te permito… ¡Quiero ir a casa con todos los agujeros llenos de tu lefa!

A los 5 minutos su verga ya estaba otra vez erecta, me quité el baby doll enfrente de él, y me agaché hasta su verga, era mi golosina, esa verga que mamaría. La lamí por todas partes comenzando por sus huevos hasta el glande, para después introducírmela a mi boca, aun tenia restos de semen, sabia diferente al de mi marido, o la de cualquier otro que ya había probado… no pude comérmela toda, era enorme y bastante ancha para mi boca enjuta. Pero la limpié con mi lengua, después él se levantó y me puso agachada con mis manos en el sillón, con todo mi culito a la espera, él se colocó atrás de mí y apuntó su verga a mi culo.

Al principio le costó un poco apenas había metido su glande y sentía mucho dolor, últimamente no estaba acostumbrada al sexo anal con mi esposo, pero poco a poco fue metiendo ese ariete, al rato cesó el dolor para sentir placer, ya mi culito se había distendido  lo necesario para sentir esas embestidas, sentía como sus huevos chocaban con mis nalgas, por 15 minutos me cogió de esa manera, mientras sus manos sujetaban mis tetas y nos besábamos comiéndonos las bocas. Notaba su pelvis azotándome el culo a la vez que esa gran vega me perforaba como un martillo pilón… cerraba los ojos e interiorizaba cada vena de su cipote horadar mi ano, entraba tan adentro que me enloquecía. Después de ese rato avasallador arreció sus embestidas sujetándome del culo para no lanzarme hacia adelante y sentí un chorro caliente en mi ano, luego otro más y concatenados otros tantos. Durante toda la sesión tuve varios orgasmos o uno casi seguido.

– Gracias, ha sido el mejor regalo de toda mi vida. Nunca olvidaré lo que has hecho por mí.

– Somos compañeros y amigos… y a partir de ahora también cómplices de infidelidad.

Nos vestimos inmediatamente, pues limpieza y seguridad se hallaban en el piso de abajo preparado su turno. Salí del Banco y caminé a mi casa para despejar la mente, no quería tomar un taxi. De esta manera facilitaba escurrir el semen de mi vagina y mi culo, que se iba depositando en la compresa de mis bragas, otros hilitos de semen bajaban apenas por mis piernas, nadie se dio cuenta…. Al llegar a mi casa, mi marido ya había llegado, me recibió como siempre con besos y abrazos, yo le dije, déjame ir a bañarme y ahora estoy lista para ti. Consideró que así estaba bien, llevándome a la habitación. No hubo manera de soltarme así que le dejé hacer. Por mi cabeza entró la preocupación de que se fuera a dar cuenta de mi infidelidad, pues aun tenía restos de esperma espeso y cuantioso, además mi vagina seguía dilatada así como mi ano, aunque mi marido casi nunca me folla por ahí.

Procuré cierta penumbra en el cuarto, me desnudó como un salvaje y me acostó en mi cama, se abalanzó desnudo sobre de mí, y comenzó a follarme como un animal… su verga entró con facilidad, después de 5 minutos descargaba su semen, mezclándose con el de José. Exhausto lo dejé dormir mientras me duchaba y preparaba la cena para los dos. El pobre cornudo No se dio cuenta que su mujercita había tenido sexo con otro con una verga de mayores dimensiones y una cuantía seminal superior. José y yo seguimos siendo muy buenos compañeros de trabajo y excelentes follamigos, lo mejor es la apariencia de nuestra rutina como si no hubiera pasado nada. Después de mis dudas en la primera vez, no me arrepiento del regalo que le di a José... es todo un caballero y sabe estar sin que nadie sospeche nada de nuestro rollo, eso ha dado pie a que de vez en cuando forniquemos sin levantar la libre… en los eventos de la empresa siempre tenemos alguna oportunidad. Antes de marcharnos de vacaciones en la cena de empresa, en la despedida de Navidad o cuando tenemos inventario donde hay que aguadar en el departamento hasta las tantas de la noche…, en todos esos momentos disfrutamos de la coyuntura aprovechándola como nadie.


¿QUERÍAS CUERNOS MI AMOR?




La clave de mi vida matrimonial y sexual esta aquí, en este relato, de cómo llegue a mi vida sexual plena de ahora, a como me relaciono con mi esposo, de cómo aprendí a hacer sexo por dinero y lo bien que me va teniendo mis discretos follamigos. Es la historia de lo que ha pasado entre mi marido y yo y todas las consecuencias de cuando un mujer busca ser mamá.

Esto fue hace algunos unos meses mi marido, Benito Camelas (Ben i tócamelas) como le digo mofándome de él, unos meses antes, había comenzado a joder, con tocar el tema de la infidelidad, con preguntas tontas en ocasiones, pero con su doble sentido o mensaje implícito, o por lo menos así me parecía a mí. Preguntas como ¿Qué crees tú que pueda sentir un tipo, que se entera que su mujer le es infiel ocasionalmente?, o, ¿Yo no sé por qué hacen tanta bulla, con eso de que una mujer le sea infiel a su marido, si con que no quede preñada y se lave bien el coño después basta? ¿Acaso la monogamia no es un invento de la iglesia para tenernos controlados? ¿Tanto importa cuántos pasen por el coño de una mujer, si esta ama a su esposo… si ambos consideran que follar solo es un acto carnal de socialización?

Al principio no le prestaba mucha atención a esas preguntas, pero con el pasar de los días, sus preguntas pasaron a ser un tema de conversación entre nosotros, manteniendo una posición francamente contraria a la de mi marido, quien para mi sorpresa, prácticamente decía que eso de que a un hombre le montasen los cuernos, para él no era nada malo si la esposa seguía enamorada de su marido.

Beni con sus respuestas me dejaba bien confundida, al punto que en ocasiones yo daba por terminada la conversación, porque sentía que más que plantear su punto de vista, me insinuaba de manera indirecta que le fuera infiel… fue por entonces cuando comencé a tener flirteos con José hasta que llegó el día de su cumpleaños. En cierta ocasión vino a casa un matrimonio más amigos de mi esposo que míos, con el que ocasionalmente compartimos veladas o salimos a bailar, y para mi asombro Beni comenzó a tocar el tema de la infidelidad femenina, y resultó que al parecer, nuestras amistades tanto ella como él, tampoco veían nada malo, y de inmediato Hugo el esposo, le preguntó a Reina mi amiga si no le molestaba. Ella, sin decir palabra, únicamente le hizo una seña con la mano para que continuase, mientras yo me preguntaba qué era lo que Hugo nos iba a decir.

Ante nuestro asombro nos enteramos, que Reina en una ocasión le fue infiel a Hugo, pero por la manera en que Hugo lo contó parecía más bien que Reina hubiera hecho una gracia o una pequeña travesura para avivar el fuego marital. Al parecer en una ocasión que salieron a con nosotros, y después de que nos dejaron en casa, Hugo le propuso ir a una disco, donde Reina al parecer se puso contenta con unas copas de más y en medio del punto feliz comenzó a zorrear con un tipo de la barra, al parecer y según dijo Hugo él no se había dado cuenta de nada, tanto es así que dejó a su mujer en la mesa mientras él fue a pagar la cuenta y aprovechó para ir al baño. Cuando regresó a la mesa su mujer se encontraba en la pista bailando bien apretada con un desconocido, con la disculpa de querer seguir divirtiéndose.

Al principio no vio nada malo en ello, hasta que en cierto momento su mujer quedó de espaldas a Hugo y él vio como el tipo ese le tenía bien agarradas las nalgas a ella, pero al nuevamente dar la vuelta el rostro de Reina reflejaba una alegría, que a él le sorprendió. Para no alargar la historia, ella y el tipo siguieron bailando hasta que la llevó a uno de los reservados, mientras Hugo se quedó inmóvil sin atinar a reaccionar y sin saber qué hacer, en un instante de luz decidió seguirlos y ver que hacia su santa mujer, en el reservado. Reina se dejó subir la falda y bajar las bragas por el tipo ese, casi de inmediato ella se medio sentó sobre la pequeña mesa y el tipo le comenzó a mamar la vagina, de manera descarada.

Al ver eso Hugo quedó expectante a ver como se desarrollaban los acontecimientos, ya que la cara de felicidad de su mujer le indicaba el disfrute máximo por lo que ese cabrón le estaba haciendo. De pronto el tipo se detuvo se levantó y en un dos por tres había sacado su verga, se sentó en el sillón y su esposa sin demora alguna se abrió de piernas a horcajadas sobre el tipo y se enterró todo el mazo en su vagina. Al yo escuchar eso, me quedé boquiabierta, mientras que Reina mantenía una sonrisa de cómo quien no hubiera roto un plato. Por su parte a Beni le observé de lo más excitado, al tiempo que Hugo continuaba relatando, como él, mientras que a su mujer el tipo ese se la estaba clavando, Hugo se quedó observándolos haciéndose un paja tranquilamente, hasta que finalizaron follando a pelo. Él también se corrió. Después de haberle llenado el coño de esperma a Reina, ese tipo abandonó en el reservado a la puta esposa infiel como un despojo, tras haberse aliviado en su útero. Cuando Hugo entró, Reina estaba tan delirante, que le tocó llevarla al coche y cargarla hasta la casa, y ya dentro desvestirla y ayudarle a limpiarse los restos de semen de aquel desconocido.

Pero como dijo el mismo Hugo, la pobre no sabía lo que había hecho, estaba bien desconcertada y pensaba que era su marido quien la follaba, pero el semblante de Reina me decía que no estaba tan ida y supo que no folló con su esposo dejándose llevar por el devenir de los cosas disfrutando de la noche… simplemente alguien le dio verga y ella lo recibió abiertamente. Solo era sexo carnal, nada de sentimientos, tan ancestral como el mismo ser humano… un instinto vinculado a procrear que es inevitable en mujeres de coño caliente.

Después de que Hugo terminó de contar aquella historia, noté a Beni muy interesado mientras le servía un trago… le comenzó a hacer varias preguntas a Hugo, en tanto por mi parte le comenté a Reina que no podía creer lo que su marido nos había contado. Fue cuando ella me confesó, con su cara muy tranquila, que no era la primera vez que eso sucedía. Que en ocasiones, cuando ellos notan que su matrimonio se resiente en lo sexual, que comienzan a caer en el aburrimiento, se proponen hacer esas cosas sin necesidad de concertarlo… surgen y las aprovechamos, y es cuando su marido se vuelve un salvaje en la cama por unas cuantas semanas, mientras recuerdan como ella le ha puesto los cuernos narrándole como la tenía, como la puso de cachonda y cómo le llenó de lefa hasta el mismo útero notando los chorros.

Yo aun después de escuchar a mi amiga no podía creerlo, esa noche en casa después de que ellos se retiraron, al momento de acostarnos, Beni volvió a tocar el tema, y me repitió más o menos lo que ya Reina me había confesado pero que se lo contó Hugo hace tiempo. Nos comenzamos a besar y al poco rato ya mi marido me había penetrado, en ese momento me comenzó nuevamente a tocar el tema en medio de la jodienda, a medida que sacaba y metía su verga dentro de mi vagina, volvió a comentar la actitud de sus amigos. De lo excitado que Hugo se pone a medida que Reina y él comentan lo sucedido, mientras mantiene otra sesión de sexo. Yo estaba disfrutando plenamente de cómo mi marido metía y sacaba su verga de mi coño…, cuando me preguntó que si a mí no me gustaría tener una experiencia con otro hombre, que no fuera él… una experiencia similar con coito pleno a pelo con un desconocido.

En ese instante yo estaba tan excitada, que realmente no sé lo que le respondí, aunque creo que le dije que no, pero la manera en que lo hice parece que no fui muy convincente, ya que a medida que yo movía mis caderas, nuevamente Beni me lo volvió a preguntar, y quizás por lo morbosa de la situación, y de lo excitada que yo estaba, en ese instante le respondí casi a gritos que sí, me encanta follar y que me follen. Eso bastó para que mi marido se excitase a tal punto, que me sentí como si su tranca fuera mucho más grande y caliente que de costumbre. Por lo que a la vez, yo disfruté de un orgasmo colosal. No era mi intención serle infiel, ya había probado a muchos machos y ahora estaba bien con él…

Cuando terminamos finalmente, yo no quería volver a tocar el tema, ya que en medio de todo me sentía algo avergonzada por mi respuesta, ya casada me tentaba José pero no se puede decir que son cuernos, o sí, no sé. Pero Beni por lo visto se sentía de lo más feliz, hasta el punto que al día siguiente durante el desayuno, de manera directa me lo volvió a preguntar. Ya mi respuesta no fue la misma al estar más reflexiva y no bajo el influjo del orgasmo…, simplemente permanecí callada, y al levantarse de la mesa con una gran sonrisa dijo, el que calla otorga. Realmente no sabía que responderle, su pregunta me agarró de sorpresa. Fue entonces cuando me di cuenta de que mi marido deseaba intensamente que le pusiera los cuernos. Al principio aceptar eso me costó comprenderlo, pero de momento me entró una especie de soberbia y me dije a mi misma, bueno si Beni quiere cuernos, tendrá cuernos. Pero una cosa es decirlo y otra hacerlo, además en mi caso, eso nunca había pasado por mi mente hasta esos momentos, y oportunidades ya había tenidos unas cuantas.

A partir de ese día me planté de manera seria ponerle los cuernos con su consentimiento, no digo que no hubiese fantaseado en más de una ocasión con algún cliente del banco o algún compañero inclusive a mi salvador José, pero nada serio. Por suerte el tema mi marido no lo volvió a tocar, pero ese fin de semana, cuando salimos a beber con nuestras amistades, a mi marido se le ocurrió que fuéramos a “la morada del Cantor” un negocio del que yo nunca había escuchado hablar, ubicado fuera de la ciudad. Llegamos ahí y nos instalamos, Reina y Hugo lo pasaban de lo más bien, pero de pronto Beni me preguntó cuando me atrevería a ponerle los cuernos, eso me puso algo ansiosa, y para bajar ese repentino ataque de ansiedad, prácticamente me tomé de un solo trago toda mi bebida, y de inmediato el encargado del local esa noche, sin que yo o mi esposo se lo solicitásemos, me volvió a llenar el vaso. Lo cierto es que no estoy acostumbrada a beber y menos de esa manera…

Al poco rato me sentí ligeramente mareada y excitada, en valentonada y desinhibida… me comenzaba a sentir poderosa y emancipada, cuando el muy gilipollas de Beni me volvió a realizar la misma pregunta enervándome un poco más. Al poco rato mi marido me sacó a bailar, y fue cuando comencé a sentir los ardores que fluían desde mi cabeza a mi clítoris electrificando todo mi cuerpo al ver la manera en que el encargado del local me miraba, y eso me hizo sentir diferente, atractiva y deseada. Al regresar a la mesa, mi vaso estaba lleno, y ya por joder me lo volví a tomar de un solo trago. Pero después de eso me entraron ganas de ir a orinar, y cuando me dirigía al baño, noté que el encargado me seguía con la vista. Su manera de mirarme me hizo sentirme apetecida por el macho de manera incontrolable. Y justo en la puerta del baño para damas hice algo que nunca en mi vida pensé que me atrevería a hacer, me quité las bragas frente a él, y con una sonrisa seductora le miré invitándolo a entrar.

En cosa de segundos cuando me disponía a cerrar la puerta, el hombre entró, me miró de pies a cabeza desnudándome, momento en el que levanté mi minifalda, y casi de inmediato sentí su cálida mano pegada a mi vagina, al tiempo que su boca buscaba la mía. Sus besos y caricias en cosa de pocos minutos me hicieron sentir algo que pocas he sentido, y como por arte de magia su verga comenzó a penetrarme, era algo extremadamente excitante, mi marido a pocos pasos y yo dejándome culear por ese perfecto extraño, el tipo sabía manejarse con su verga, no era la más grandes que había probado, pero tal vez si la más audaz. Quizás fue la misma excitación, o quien sabe porque pero disfruté de un riquísimo orgasmo, y cuando me di cuenta él ya se estaba retirando, dejando toda mi vagina y muslos chorreando su semen… por supuesto no usó condón y yo ni siquiera me cuidaba pues mi marido lo hacía, no niego que me encanta que me llenen y percibir los chorros de esperma eyaculando con potencia dentro de mi coño, era arriesgado y de una de esas me preñarían.

Como pude me lavé, y procuré regresar de inmediato a nuestra mesa no más de diez minutos después, donde mi marido esperaba ignorando todo lo sucedido. Al tomar asiento a su lado, me volvió a preguntar si con ese o aquel, señalando a los allí presentes,  me atrevería a ponerle los cuernos…en ese instante muy putona plena de soberbia más que por querer hacerlo, le respondí

– ¡¡Ok maricón!! ¡Quieres cuernos, pues cuernos tendrás! Tantos que no cabrán en la cabeza.

Dándome otro trago, me levanté de la mesa y ante su mirada de asombro, me dirigí a la barra mostrando mi culito respingón completamente despechada. Al llegar nada más bastó que tomase asiento en uno de los taburetes de la barra, cuando a un tipo negro de buen parecer (le conocía por ser cliente del banco) le guiñé un ojo y le puse morritos, se me acercó y me invitó a un copa que rechacé y me lo llevé a bailar, a los pocos segundos en medio de la pista mientras bailábamos apretadamente un bolero, cometí la indiscreción de decirle, que no tenía puesto nada bajo la falda, al principio me dijo que no me creía, le indiqué que lo comprobase con sus manos si quería asegurarse. En ese mismo instante sentí una de sus manos que la había metido bajo mi falda, y cuando sus dedos rozaron mi piel, con toda la intención dejé escapar un profundo gemido de placer y masqué su cuello pidiéndole que me hiciese suya. Tras lo cual su rostro se iluminó con una gran sonrisa, mientras que de reojo vi como el cabrón de mi marido nos observaba ansioso desde la mesa, acompañado de Hugo y Reina.

Lo siguiente que sucedió fue que el tipo me invitó a que lo acompañase a su coche aparcado fuera… acepté con una sonrisa, y a medida que nos dirigíamos a la salida del local, su mano se dirigía directamente sobre mis nalgas y ahí la dejó bien colocada durante todo el trayecto que mi esposo tuvo contacto visual conmigo. Ya fuera, a medida que nos dirigíamos a su auto iba mostrando mi culo con menor pudor, sin la menor preocupación. Noté que a unos pocos pasos de nosotros, el cabrón de mi marido, nos seguía como sin dejarse ver. Al llegar al coche, mi acompañante de manera cortes me abrió la puerta un Bronco Negro Antiguo con el que le había visto llegar muchas veces al Banco y tanto me enamoré, pero nunca me atreví a decírselo, jamás pensé que llegaría a subirme, mucho menos a hacer lo que estaba a punto.

Una vez dentro, antes de que él fuera a decirme algo, dirigí mi mano a su verga con intención de extraerla de su pantalón yo misma sin esperas. Apareció un cañón negro como jamás he visto en mi puta vida… ese buque cubría mi cara entera desde los huevos puestos en mi barbilla hasta la frente y aún le sobraba por arriba el glande despojado de su prepucio. El grosor semejante al de un bote de Coca-Cola me asustó ¿Cómo me iba a entrar todo eso en mi coño? Pero a lo hecho, pecho y no me importaba estar una semana sin poder sentarme del dolor de coño. Lo primero que hice al tenerla entre mis dedos fue comenzar a pasar mi lengua por su negroide glande, y después de unas cuantas lamidas, comencé a mamársela, solo el capullo, era lo que me entraba. Se lo que hice con calma, pues al fin y al cabo no deseaba que se corriese de inmediato, deseaba mucho gozar del pollón y sus orondos cojones fastuosos…, así que de la misma manera que comencé terminé, separando mi cara de su cuerpo, al tiempo que abría mis piernas y dejaba mi vagina a su disposición.




Al levantar mi vista me di cuenta que Beni estaba junto al coche, observando en primera fila como Rafael, así se llamaba el negrazo, comenzaba a meterme verga y yo a moverme bajo él… tener al cornudo observándome como me partía un gran polla negra, me excitó tremendamente. Le costó entrar en mi grieta, pero por lo dura que tenía el badajo ese cabrón, expandió mi coño como si fuera a parir alguno de sus hijos cabezones y la metió entre los 15 o 18 cm de su tronco. Podía ver la cara de Beni percibiendo la verga de ese tipo entrando y saliendo una y otra vez de mi vagina. Notaba su grosor dilatarme el conducto, el calor que desprendía y como mis fluidos impregnaban todo el badajo que me follaba a pelo otra vez.

Agradecí que fuese cortés conmigo sin meter todo el tronco hasta los huevos, la hubiera notado en mi útero o dentro de él, con el dolor que conlleva en el instante y después. Me folló con ganas, mi coño tan blanquito como la leche y su verga tan negra como el café tostado. Mis caderas se movían al mismo ritmo que él sometía mi chocho a sus incursiones metódicas, cada vez más profundo, cada invasión más placentera y de una percibí su pelotas pegadas a mis labios vaginales… joder la tenía entera metida ¡¿Cómo era posible?! Con aquella verga sondeando en mis profundidades me di a subir y bajar con mayor presteza… y me corrí, cayendo sobre su cuerpazo africano. Tras un pequeño descanso de convulsiones y esténtores de mi coño y mi cuerpo entero, continuamos follando, dejando la labor al semental.

El animal elevó mi culo un poco y comenzó a darme a base de bien pollazos tan duros y seguidos que sus huevos rebotaban en mi vulva a modo de frontón, hasta que mi amante ocasional emitió un rugido animalesco y se corrió en el fondo de mi coño apretando hacia dentro y eyaculando como una bestia parda. Me abrazó de la cintura y largó el primer y más largo chorro de esperma que nunca había sentido, luego soltó cinco o seis chorros largos y espesos de lefa más y finalmente otros tres los acabó fuera de mí, entre mis muslos y pubis. Justo cuando noté la eyaculación miré a Beni, que permanecía impasible como un imbécil viendo como se follaban a su esposa y la servían bien de leche en su útero, el mismo que prometí que solo sería de él ante el altar aquel día de nuestra boda jurándole fidelidad.

Tras lo cual, permanecimos un corto rato dentro de su coche, momento que Beni aprovechó para largarse del lugar… luego regresamos al local. Durante el trayecto le confesé cuando me había gustado, y cuanto me había llenado notando mis bragas repletas del semen rezumante. Él me aseguró que le había dejado los testículos secos para varios días. Ya dentro me despedí de él, dándole un fuerte beso en sus morros, frente a todos en medio de la pista diciéndoles a todos que acaba de follarme e inseminarme a conciencia, para luego ir al baño de damas a limpiarme lo que rezumaba porque mi vagina no era capaz de tragar. Después de lo cual en lugar de regresar a la mesa con mi esposo y amigos, regresé a mi silla en la barra.

Me porté como una auténtica PUTA… El resto de la noche volví a bailar con otros tres hombres, con resultados más o menos similares, al primero se lo mamé en el baño de Hombres, mientras que con el segundo y el tercero, salimos al estacionamiento donde nuevamente usamos el asiento trasero de sus coches como cama, la diferencia fue que el tercero me lo enterró por el culo, cosa que a mi marido no se lo permitía de manera habitual. Todo eso bajo la atenta mirada de Beni, y la sorpresa de nuestras amistades. Ya estaba cansada, apestaba a semen y testosterona de esos sementales que me llenaron coño, culo y boca sin reparo alguno. Decidí en medio de mi embriaguez sexual regresar a la mesa. Hugo y su esposa ya se habían marchado, mientras que Beni me esperaba con cara de pocos amigos y al yo tomar asiento me preguntó de manera cínica… ¿Ya terminaste de divertirte?

Lo cierto es que me sentí sumamente ofendida, no tanto por sus palabras, sino por la manera de pronunciarlas. De inmediato le respondí, cosa que Beni al parecer no se esperaba, ya que la cara de sobresalto que puso era terrible, al escucharme decirle a toda voz.

– Sí, ya terminé de divertirme con todos esos cabrones que han disfrutado de tu esposa. Todos y cada unos de ellos me han follado a placer, llenándome todos los hoyos que tengo.

Su respuesta no se hizo esperar, cuando aun bastante cabreado trató que me callase la boca, pidiéndome que no gritase o se darían cuenta de lo puta que era, como si en aquel lugar faltase alguien que no se hubiera coscado de los cuernos bien puesto que él llevaba. A lo que sin pérdida de tiempo le volví a responder…

– ¿De qué se van a dar cuenta? De que tú querías saber que se siente al ser un cabrón con los cuernos bien puestos, y que yo te acabo de complacer con cinco sementales. No uno, ni  tres veces, sino cinco en una sola noche cabrón hijo de puta… que sepas que al menos tres  han enviado la carta a la cigüeña en mis días más fértiles… por eso estoy tan caliente. El negro no fue el primero, pero me llenó el coño a rebosar y es quien tiene más números en la rifa para preñarme, me llenó con tanta leche que los otros no creen que tengan posibilidad. A otro le hice la mamada de su vida, me la tragué entera saboreándola dejándome regusto en el paladar, y otro me jodió por el culo abriéndomelo como tú nunca has hecho y corriéndose. Al escucharme Beni se quedó sin palabras, por un breve instante, para de inmediato de manera asombrada decirme, pero yo nada más conté cuatro, a lo que le respondí, en el mismo tono de voz para que todos escucharan…

 ¡Ay cabrón! Es que no contaste al encargado que fue el primero, cuando me levanté para ir al baño… me folló como a una perra llenándome el coño de la esencia varonil de sus cojones.

Beni como que se dio cuenta de que todo el mundo nos miraba y nuevamente procurando calmarme me dijo en un tono de voz baja y de manera bien calmada.

– Mejor nos vamos a casa y después seguimos hablando de eso, ¿te parece?

Yo aun bastante molesta y en el mismo tono de voz que había estado hablando desde el principio le espeté… – Sí mejor vámonos, no sea que me comience a picar nuevamente el coño y quiera que algún otro cabrón me la rasque por dentro, para que tú te quedes tranquilo cabrón hijo de puta. ¡No te extrañe que gracias a tus picados, salga preñada de esta noche!

Beni al parecer quería que la tierra se lo tragase, salió tras de mí, sin levantar la mirada del piso. Al llegar al coche no dijo una sola palabra y así se quedó hasta que llegamos a nuestro apartamento, yo en el camino me quedé dormida del viaje relajante tras la movida fornicadora. Al despertarme Beni me ayudó a entrar a nuestro pisito de recién casados, me condujo al baño, y aun sin decir una sola palabra me ayudó a desvestir. Abrió el agua caliente y me dejó sola en la ducha mientras el agua intentaba borrar las huellas del puterío de su esposa, algo que tanto él como yo sabíamos no se borraba tan fácilmente. Apenas me medio sequé y tal como que así me acosté, no sin antes amargarle y joderle la vida diciéndole… – Si quieres te cuento lo del encargado, porque a los otros cuatro viste claramente lo que me hicieron…

Su única respuesta fue… – No, mejor lo cuentas otro día cuanto me apetezca follarte, PUTA.

No me ofendió como él quisiera, me quedé dormida ipso facto. A la mañana me encontré con sus ojos, y de inmediato le conté con todo lujo de detalles lo ocurrido entre ese tipo y yo, como se me había quedado mirando desde la barra y después cuando me levanté al baño me siguió, en provocación, en la puerta me quité la bragas y él de inmediato entró al tiempo que comenzó a besarme como un desesperado, me agarró la vagina haciendo que me sintiera sumamente excitada. Ya en esos momentos Beni me estaba montando e introducía su verga dentro de mí. A poco me follaba de manera salvaje, penetrándome una y otra vez, al tiempo que yo le seguía contado las cosas ocurridas.

Desde esa vez, el cabrón de mi marido, descubrió que le gusta la infidelidad y que le adorne con cuernos cada vez que quiero. Mientras que yo por mi parte descubrí que ambos disfrutamos mucho más del sexo, cuando le cuento a él las cosas que yo hago con todos los tipos que apenas conozco. En esa follada casi no sentí la verga de mi esposo después de haber pasado por mi vagina el negrazo y los otros cabrones. Me dejó su leche, pero a esas alturas los vigorosos bichitos de Rafael ya abrían llegado a mis ovarios. Dos semanas después ocurrió el regalo de José, mi compañero y ahora follamigo predilecto… esto también se lo conté a esposo, Benito Camelas Peras.





Ahora si mis amigos, ya saben mi historia y como empecé a ser lo que soy. Piensen que si viven en Cuenca quizá algún rato nos encontramos en un bar y serán los protagonistas de mis relatos. Para los que vivieron esa noche el escándalo en “La Morada del Cantor” hace muchos años y ya se dieron cuenta quien soy, mantengan el misterio, se los agradezco. De la misma manera deseo que entre todos le afortunado de preñarme fue el negrazo. Como pueden imaginar es bastante curioso que mi esposo no me haya abandonado con el pequeño mulato que traje al mundo…se ve gracioso que de una mujer blanca como la nieve y rubia, casada con un tipo moreno pero caucásico, haya salido un negrito de ojos azules con facciones entre mezcladas de blanco y negro, la gente curiosa nos pregunta y nosotros le decimos que mi esposo tiene descendencia Masái, porque es alto, moreno y delgado…, todos se lo creen y nosotros tan felices fornicando por encargo. Cada día me follan más y en casa me lo hacen mejor, hasta el punto que nuestros amigos Hugo y Reina se han convertido en los follamigos predilectos para forma nuestras orgías, de manera que mientras Beni se trinca a Reina, Hugo me folla como a una perra a los ojos de mi esposo ¡Nos lo pasamos muy bien en las largas noche de invierno! Y sin necesidad de salir de casa, con pollas y coños de total confianza. Por cierto, mi pequeño Sasha ya va a cumplir los tres años, y les tengo que adelantar un novedad ¡La genética africana…Manda huevos! Sin embargo el segundo ha salido más a mí, rubio con la piel blanca no hay mucha confusión si no fuera porque sus ojos rasgados en forma de almendra, clavados a mi nuevo compañero de Crédito... Fernando es un cincuentón con los huevos bien puestos que no desaprovecha una oportunidad de follarme ¡Me encanta como se maneja el tipo con su verga! Cada jueves al salir de le entidad Bancaria, nos tomamos unas cervezas todo el grupo de Crédito y luego cada uno a casa, con la diferencia que Fernando y yo coincidimos en un tramo del trayecto...siempre le acompaño y siempre me invita a subir a su apartamento, al que accedo gustosamente para rematar un día de duro trabajo.





 

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