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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Maduritos interesantes

 

Amistades íntimas

A veces las situaciones más morbosas suceden sin más. Sin que estas estén preparadas.

Como en otros muchos fines de semana, unos buenos amigos, Raúl y Silvia, nos invitaron a su chalet a pasar la tarde en la piscina y cenar. Ella es rubia, algo más alta que Mayte, y unos cinco años menor que se mantenía muy bien. Es guapa, pero sobre todo destacan sus tetas voluptuosas de esas que hechizan y te impiden dejar de mirar a otro lado, unas caderas muy marcadas que hacen que su culo sea muy apacible, de los que te imaginas a cuatro patas follándotelo a estilo perro. Él es algo más bajo que yo, pero con un cuerpo proporcionado donde se nota que practica deporte de mantenimiento marcando abdominales de gimnasio.

Llegamos a media tarde, nos pusimos la ropa de baño y nos fuimos a la parte posterior del chalet, donde al lado de una bonita terraza con barbacoa, tienen una piscina donde se puede nadar un poco en sus diez metros de longitud…. Mayte llevaba un biquini negro ajustado con unas braguitas de tiro bajo que le marcan los labios vaginales, detalle que no pasa nunca desapercibido para nadie, y que mi esposa explota allá donde va. Silvia llevaba un biquini blanco, de los que no deja casi nada a la imaginación quedándote sin sentido cuando ves a una mujer cincuentona con esas curvas. Entre juegos, ahogadillas y muchas cervezas se nos pasó la tarde volando, a la vez que el alcohol iba haciendo su dulce efecto que nos dejaba muy bien para socializar. 


 

Mayte y Silvia se retiraron a la cocina a preparar los entrantes para la cena, mientras que Raúl y yo nos encargábamos de la barbacoa entre comentarios que solemos hacernos entre hombres.

- ¡Joder! Tengo que reconocer que Mayte cada vez está en mejores condiciones… nadie diría que pasa de los cincuenta, porque buena está un rato ¡Te debe tener bien contento!

- No me seas cabrón… tú no te puedes quejar con Silvia, tu mujer no se queda atrás ¡No sé cómo hace para que no se le vea nada en ese biquini que lleva!

- Pues imagino que como la tuya… Se ha depilado todo, incluido el coñito.

- Ufff solo de imaginármelo, se me está poniendo dura.

- Pues yo casi me empalmó nada ver a Mayte… me parece que va provocando con el biquini que se ha puesto, que se le marca todo el coño… sus labios deben ser carnosos porque esas braguitas no son capaces de disimularlos ¡En verdad está muy sexi, Mayte!

- Creo que ambos tenemos mucha suerte con las mujeres que nos han tocado…

Continuamos un rato más haciendo comentarios acerca de lo buenas que estaban nuestras mujeres y lo afortunados que éramos de tenerlas en nuestras camas, mientras que asábamos la carne sin dejar de beber nuestras cervecitas.

La cena transcurrió en la terraza en un ambiente muy agradable, acompañada de sangría, que Raúl preparó algo cargada de alcohol, pero con un toque muy dulce que le hacía entrar sin darnos cuenta. Después de cenar recogimos la mesa y preparamos un par de mojitos para ellas y unos buenos gin-tonics para nosotros. La conversación fue subiendo de nivel a temas algo más íntimos entre risas y miradas provocativas. Al lado de mi sillón pude ver una caja con juegos de mesa, barajas de cartas,... Cogí las cartas y empecé a barajarlas. A continuación hice cuatro montones al azar y propuse a modo de reto a que cada uno escogiera uno y el que tuviera la carta más baja tuviera que contar una anécdota sexual. Al ir todos bien entonados nadie se opuso y así empezamos a jugar…. Yo saqué un 7, Mayte un 10, Raúl un 5 y la última en descubrir su carta fue Silvia quien ante las risas de todos sacó un 4.

- Venga, Silvia cuéntanos un secretito inconfesable. Dijo Mayte

- Mi primer orgasmo lo tuve en una noche de pijamas con mis amigas. Dijo después de esperar unos segundos para ser políticamente correcta.

- Cuenta más, que nos has dejado intrigados. Replicó Raúl

- Pues inventamos un juego de papelitos con situaciones al azar… y resumiendo acabé abierta de piernas mientras una amiga me masturbaba hasta correrme. Fue la primera vez que me he corrido con público, jajajaja

- ¡¿Eso quiere decir que ha habido más veces?!

- Hasta aquí puedo leer… este juego consiste en contar un secreto ¿No?

Solo de imaginármelo, se me estaba poniendo dura. Raúl aprovechó para barajar de nuevo y hacer otros cuatro montones. Esta vez, el que perdí fui yo, y expliqué como me estrené a los dieciséis con la esposa del propietario del videoclub, en una habitación contigua al negocio, mientras su marido atendía al público, y el morbo que me produjo pensar que podíamos ser atrapados en cualquier momento, pero sobre todo el morbazo de poder follarme a aquella madurita que follaba de vicio.

Continuamos con el juego un buen rato más, hasta que Raúl propuso cambiar el relato por una prenda. Acordamos dejarlo si en algún momento alguien se sentía incómodo o inseguro, por lo que todos aceptamos esta nueva regla. Los chicos tan solo llevábamos bañador, camiseta y chancletas, mientras que Mayte llevaba un vestido veraniego por encima del biquini y chancletas y Silvia llevaba pantalones cortos, camiseta ajustada, biquini y chancletas.

Volvimos a dejar 4 montones y el azar quiso que yo sacara un 11, Mayte un 5, Raúl un 3 y Silvia un 6, por lo que Raúl se levantó de la mesa y situándose en el centro de la terraza empezó a realizar un movimiento sensual quitándose la camiseta y mostrando su torso musculoso, entre silbidos de ellas y muchas risas. Los ojos de mi esposa se vidriaron de la emoción, mi cuerpo no es tan fibroso, es más de formas redondeadas como corresponde a un hombre, cuyos ejercicios son los propios de un camionero…musculado, fortachón sin estar muy fibroso

En la siguiente ronda perdió Silvia, quien imitando a su marido se quitó la camiseta. En la siguiente volvió a perder Raúl, quien se quitó las chanclas por lo que ya solo llevaba el bañador. Ahora le tocó el turno a Mayte, quien en un movimiento muy sexi se despojó del vestido, volviendo a mostrar sus curvas apenas contenidas en su biquini negro ajustado. En las siguientes rondas yo perdí un par de veces, despojándome de chanclas y camiseta y Silvia también perdió un par de veces quedándose únicamente tapada por ese biquini blanco. La siguiente ronda fue una de las más especiales, ya que alguno de nosotros debería mostrar alguna parte íntima de su cuerpo. De nuevo risitas. Yo un 12, ufff. Mayte un 3, y cara de circunstancias. Raúl un 6. Y por último Silvia, dando la vuelta muy lentamente a su carta mostró un 2.

Se hizo el silencio y por un momento pensamos que se acabaría el juego, pero ante nuestra sorpresa y para nuestra alegría, se levantó situándose en el centro de la terraza y dándonos la espalda se soltó la parte de arriba del biquini, dejándolo caer al suelo. A continuación se dio la vuelta, tapándose las tetas con ambas manos. De repente separó los brazos dejando al descubierto sus imponentes tetas con un par de preciosos pezones duros con unas bonitas areolas oscuras que los enmarcaba. Pensaba que los ojos me iban a saltar de las órbitas…. Con toda la naturalidad del mundo volvió a su sitio, mientras que los dos hombres la piropeábamos quitando un poco de hierro al asunto.

En la siguiente ronda fue a Mayte a la que le tocó mostrar sus buenas tetas. Al haberlas mostrado anteriormente Silvia, no le quedó más remedio que atreverse a continuar, cosa que agradeció Raúl, quien se empalmó viéndole por primera vez las tetaszas a mi mujer. En la siguiente ronda perdió Raúl, quien sin muchos titubeos y sin dejar de mirarle las tetas a Mayte, se situó en el centro y de un tirón, se bajó el bañador dejando su polla rasurada, al descubierto. Su polla era más larga que la mía, aunque no tan gruesa. Mayte tenía una risa nerviosa sin conseguir desviar la vista de la polla del amigo. Me pareció ver incluso que se relamía mientras la miraba, o se mojaba los labios resecos por la respiración excitada.

En la siguiente ronda se produjo una situación especial, ya que Mayte y Silvia empataron a la carta más baja, por lo que decidieron quitarse la parte de abajo a la vez. Se situaron en el centro de la terraza encaradas de manera que nosotros solo las veamos de perfil, sus tetas casi se rozaban entre ellas. De repente se bajaron la parte de abajo del biquini quedándose desnudas por completo. Al girarse pude verles el coñito a ambas mujeres a la vez. Una imagen preciosa que casi provoca que me corriera allí mismo.

Silvia tenía un carnoso coño depilado donde sobresalían los labios internos, y Mayte un hilito de pelos muy sexi en un coñito juvenil. Hicieron intención de sentarse, cuando Raúl se quejó, que no era justo, que a él se le viera perfectamente, mientras que ellas apenas mostraban el monte de venus descubierto y propuso que se sentaran en unas tumbonas separando las piernas para poder ver bien los labios y esos coños en todo su esplendor. Ante mi sorpresa aceptaron de nuevo, y pudimos disfrutar de esa imagen divina. Mayte tenía los labios menores más prominentes y se podía apreciar flujo vaginal, señal inequívoca de lo cachonda que estaba en ese momento. Por su parte Silvia tenía un coñito color rosado precioso y tuve que contenerme para no lanzarme a saborearlo.

Ya no tenía sentido seguir jugando así que me quité la única prenda que me quedaba, dejando libre mi polla erecta en todo su esplendor. Silvia no perdía detalle, sonriendo de forma pícara…. Se acercó a Maite y le susurró algo al oído, para acto seguido dirigirse ambas a la piscina. Raúl y yo las seguimos y nada más lanzarnos al agua, cada uno fue a abrazarse a su mujer. Mayte me besó apasionadamente mientras con su mano buscó mi miembro erecto. Yo la imité acariciando suavemente sus labios vaginales, mientras su respiración se agitaba. A continuación introduje un dedo en su grieta acomodando mis dedos en el interior de su agujerito, mientras soltaba un suave suspiro. Fue aumentando el ritmo mientras pasaba a meterle dos dedos. En ese momento pude ver que Raúl había sentado a Silvia en el borde de la piscina y le empezaba a comer ese delicioso coño que mostraba sin pudor ante todos con las piernas abiertas. Ella estaba disfrutando ese momento con los ojos cerrados. Agarré a Mayte por la cintura y la desplacé hasta sentarla al lado de Silvia, para empezar a imitar a nuestros amigos succionando primero su clítoris suavemente, y aumentando el ritmo de las lamidas paulatinamente. De repente Raúl y yo paramos un momento y nos quedamos mirándonos, para automáticamente tras un suave gesto de cabeza intercambiar nuestras posiciones.

Tanto Mayte como Silvia estaban con los ojos cerrados, por lo que en un primer momento no se dieron cuenta del cambio, aunque no tardaron ni tres segundos en notar que la forma de comerles el coño era desconocida para ambas. Como si estuvieran compenetrados ambas empezaron a gemir suavemente. Allí estaba yo lamiéndole el coñito y dándole pequeños mordisquitos suaves en los labios a la mujer de mi amigo, al mismo tiempo que veía a Mayte disfrutar de una comida de coño en toda regla por parte de otra persona que no era yo.

Es curioso cómo cada coño tiene un sabor diferente. Mientras me concentraba en su clítoris introduje un dedo buscando su punto G en la parte superior de la vagina. En cuanto encontré esa parte interior rugosa, empecé a frotar la circular mente a la vez que intensificaba mis secciones, hasta que de repente soltó un peculiar aullido en el momento que llegaba al orgasmo. Yo seguía chupando mientras que ella se retorcía en espasmos.

Al lado mío Mayte jadeaba notoriamente, señal de que ella también estaba llegando al orgasmo con la comida y follada digital que le daba Raúl. Nos separamos y Raúl se tumbó en el césped y comentó a las chicas que ahora nos tocaba a nosotros. Sin decir nada Silvia se apresuró a mamarle un rato la verga a su marido, cuando la notó lo suficientemente dura, se puso en cuclillas encima sentándose en la polla de su marido… se fue introduciendo la polla en su coño dilatado por el orgasmo, hasta que se la enterró por completo, y ahí empezó a cabalgar sobre él suavemente.

Viendo ese impresionante espectáculo, situé a Mayte a cuatro patas, mi esposa elevó el culo y posó sus tetas sobre el césped, enfilé y se la clavé suave hasta hacer tope con mis pelotas en su gorda vulva…empecé a entrarle al coño desde detrás, de manera que podía seguir disfrutando del polvazo que estaban echando nuestros amigos, al tiempo que gozaba del culo y coño de Mayte. En esa posición y tras unos breves minutos de bombeo en el que íbamos incrementando el ritmo, Mayte observaba como yo, a la pareja anfitriona como se follaban, le excitaba tanto como a mí y volvió a llegar al orgasmo pocos segundos antes de que yo me corriera dentro de su coño caliente, al percibir sus espasmos en mi verga.

Al separarnos pudimos ver como Silvia se levantaba de encima de Raúl y de su coño le chorreaba por los labios hasta el interior del muslo, el semen del polvazo que acababan de echar. A continuación nos tiramos a la piscina, extasiados y con una sensación de felicidad que aún perduró por días, desde ese día Raúl y yo intercambiamos por WhatsApp fotos y videos de nuestras mujeres desnudas y follando, cada vez que tenemos ocasión. Ciertamente aquella situación espontánea que se creó en un ambiente de amistad íntima, produjo en mi esposa y en mí una nueva visión de las relaciones sexuales entre nosotros, y en un alarde de sinceridad, le dije a Mayte que me excitaba mucho follar en compañía de otros y sobre todo tenía una fantasía que me gustaría realizar… verla follar con otro hombre delante de mí. Ella no me hizo mucho caso, sin embargo yo cada vez que había ocasión se lo volvía a comentar….




Unas vacaciones afortunadas

Las vacaciones son para descansar y olvidar la rutina diaria y vaya si lo conseguimos. Solo llevábamos dos días en las “islas afortunadas”, dos días perfectos tomando el sol, combinando playa con piscina, comiendo de maravilla y durmiendo más de 8 horas diarias, cosa bastante infrecuente en nuestro día a día. Al tercer día de estancia decidimos salir a tomar algo por la noche a unos kilómetros del hotel, cogimos nuestro coche de alquiler y nos fuimos a una zona que estaría a unos cuatro o cinco kilómetros. Vimos un pub cerca de la playa y decidimos entrar en ese mismo, no somos de mucho trasnochar, serían las diez y cuarto de la noche.

Debo explicarles que una de mis fantasía siempre había sido ver cómo se follan a mi mujer delante de mí, es algo que de solo pensarlo me excita, en alguna ocasión se lo he dicho a ella mientras “calentamos” el ambiente para tener sexo, al principio se avergonzó solo de pensarlo, pero yo sabía que le excitaba también y que quizás, quien sabe, un día podría pasar… “follar con un desconocido que te pueda atraer con el consentimiento de tu pareja es una fantasía recurrente.”

Por aquel entonces Mayte y yo llevábamos 24 años casados y nos fuimos revivir nuestro viaje de novios. Mayte es una mujer morena de talla media y un cuerpo macizo con curvas en caderas y tetas bastante grandes…, posee coño excitante que por aquel entonces lo llevaba rasurado con una minúscula tira de pelitos que lo remarcan enormemente y lo hacen muy apetecible, un coño carnoso de labios exuberantes. Yo, Jorge, soy de complexión fuerte 183 cm, pelo moreno muy corto y una buena polla, no demasiado larga, pero sí supera la media con creces además de ser muy gruesa en la base con un glande más delgado, lo cual le proporciona enorme placer a Mayte en nuestras sesiones sexuales al entrar muy suave e ir expandiéndole el coño poco a poco.

Nada más entrar al pub elegimos una pequeña mesa algo apartada, ella se sentó y yo me dirigí a la barra, pasando antes por el baño ya que me orinaba desde que salimos del hotel. Salí del baño con el móvil en la mano (siempre voy con el móvil en la mano) y fui a pedir al camarero, entonces miré a la mesa y vi que había tres muchachos sentados en la mesa de al lado hablaban con mi mujer, supuse que le estarían preguntando alguna indicación aunque era evidente que mi mujer tenía pinta de turista.

El camarero parecía que lo hacía apropósito y tardo en preguntarme que quería, la verdad es que estaba solo atendiendo el pub, quizás aún era temprano y habría como unas veinte personas en el local, mientras esperaba miraba cada poco a la mesa y vi como dos de los muchachos se marcharon fuera y solo quedó uno junto a mi mujer, entonces ella me miró y me guiño un ojo, mi sorpresa fue mayúscula la verdad, apenas estuvieron un par de minutos más charlando y él se levantó para marcharse no sin antes darle un par de besos en las mejillas y una especie de caricia en un brazo, no voy a mentir y diré que por mi cabeza pasó de todo… así que me puse algo nervioso y casi tiró las copas al acercarme a la mesa.

- ¡No sabía que conocías a nadie aquí!

Ella me sonrió, contestó que era un chico de la zona y que se había propuesto a recomendarle alguna cala bonita de la isla que no estuviera muy masificada de gente o algún sitio para comer esa semana, lo cual no me pareció mal, aunque siempre viajamos con guías y demás, acabamos en los sitios donde va todo el mundo.

Mientras nos tomamos la copa la noté rara, me dijo que quería volver al hotel pronto, lo cual me pareció bien.

Fue en el corto trayecto hasta el hotel donde me lo dijo… - Quiero hacer realidad tu fantasía, lo he pensado bastante, y si a ti te excita, a mí me parece bien…

(Pienso que también la suya) y que había citado en la habitación del hotel en una hora al chico del pub. Le había indicado el hotel y la habitación y al chico le había parecido perfecto. El corazón me dio un vuelco y tuve una excitación inmediata, el pantalón me iba a explotar. No tuve el valor de decir palabra, no me creía lo que estaba pasando.

Aparqué en la puerta del hotel y subimos a la habitación, en el ascensor nos dimos un beso maravilloso. Antes de abrirse la puerta me sonrió…

- Espero que te guste.

Lo que estaba por venir lo había soñado y me había corrido en el sueño, haciendo imposible volver a dormirme si no era con la continuación de ese sueño, en casa teníamos algún consolador y verla como lo lame o se los mete es muy excitante, pero hacerlo con alguien de carne y hueso debía ser el no va más…. Creo que podría haberme masturbado diez veces en los cuarenta minutos de espera y me habría corrido otras tantas veces, el nivel de excitación que tenía no lo recordaba haber tenido nunca.

Mi esposa es guapa, una morena de bonitos ojos marrones, bastante pecho, una cintura muy marcada y un culo de infarto…, sin duda lo mejor es su culo que se puedan imaginar. Diremos que está muy bien proporcionada y rellenita, pero con las carnes en su sitio pese a sus 52 años. En esos momentos estaba ya bastante morena, aparte de los dos días que llevábamos en la isla ese año había empezado a tomar el sol en el patio de casa, así cogió un bonito bronceado antes que otros años.

Apenas nos vimos en ese tiempo de espera, cogió del armario lo que quería ponerse y se encerró en el baño. Mientras, ordené un poco la habitación, dejé algunos condones en una de las mesitas y el bote de lubricante, bajé la intensidad de la luz y preparé un par de copas con una botellita de champán que había en el mini-bar, yo no tomaría nada, sería como si no estuviera allí, no quería intervenir para nada, solo quería mirar, hacer el voyeur era mi fantasía y la iba a cumplir.

Por suerte la habitación tenía un espejo que ocupaba la mitad del armario, aparte de otro de gran tamaño en la pared, así que no me perdería detalle del espectáculo que me esperaba, no quería estar al lado de ellos y aunque la habitación no era muy grande coloque la butaca en el que me pareció el mejor  ángulo para contemplar mi fantasía.

Sobre las doce menos veinte tocaron a la puerta, mi mujer seguía en el baño, así que fui a abrir, el chico no se sorprendió al verme, tan solo paso y le señale la copa por si le apetecía tomar algo.

Apagué el móvil y me senté, él mientras daba pequeños sorbos a su copa y apagaba su teléfono, tendría unos 25 años, 1.80 de altura, moreno con los ojos oscuros y se notaba que iba al gimnasio, no era el típico musculitos pero estaba en forma.

Esperaba de pie junto a la cama cuando oímos que se abría la puerta del baño, lo que vimos a continuación no lo olvidaremos en la vida, al menos yo, se me aceleró el corazón y pensaba que me daría algo, tuve que desviar por un segundo la mirada y respirar hondo.

Apareció deslumbrante, guapísima, apenas tuvo que dar siete u ocho pasos para ponerse delante de él, se había puesto un bonito sujetador de la Perla que le regalé hacia poco tiempo, que dejaba al aire casi todos sus pechos, además se había puesto un tanga de hilo siempre negro junto a un ligero y unas medias que acentuaban sus generosos muslos, sus labios color rojo carmesí a juego con sus uñas…muy sensual,  todo ello con unos tacones que la hacían estar a una altura más cercana a su nuevo “amigo”.

- Espero estés preparado cariño, necesito que me follen duro…

Él sonrió mientras ella le plantó un beso con lengua que ríete del que me había dado a mí en el ascensor una hora antes, mientras se besaban él le agarraba el culo con las dos manos y ella le sobaba el paquete por encima del pantalón.

Tras esa primera toma de contacto le sentó en la cama y le dijo

- Quiero que veas bien lo que te vas a follar.

Apenas unos pasos del baño a la cama habían sido suficientes para que nuestro “amigo” descubriera el pedazo de tía que tenía delante, así que anduvo alrededor de la habitación sin mirarme en ningún momento, lo cual me excitó aún más.

Al andar por la habitación le miré ese pedazo de culo que tiene y que me pone tanto, además con ese vestuario ni os cuento y para remate tenía la marca del broceado a mitad de cachetes y eso me pone muchísimo. Aunque en casa toma el sol en tanga y tenía alguna marca, los dos días anteriores lo había hecho con un bikini que le cubría la mitad de su perfecto culo.

Al chico le brillaban los ojos y ya se estaba imaginando lo que le venía encima. Si había alguien con suerte en esa isla en ese momento, aparte de mí claro está, ese era aquel desconocido que estaba a punto de follarse a mi mujer.

Ella se acercó y le recostó apoyado en los codos, le abrió la camisa y le lamió el pecho, alrededor de los pezones y bajó por el vientre, entonces mirándole a los ojos y sonriéndole le desabrocho el cinturón del vaquero y metió la mano en el calzoncillo.

Dos segundos después le saco la polla, no era ninguna bestialidad, lo cual supongo no es bueno ni malo, estaba en la media, tal vez un poco más gruesa que la mía, lo que sí tenía era una rigidez extrema de lo tiesa que se hallaba… más que la mía, que ya anda con falta de fortaleza a mis 58 años… la suya le iban a dar una buena sacudida.

- Menuda polla me voy a comer… hace mucho que no cato una tan tierna…

Ese mensaje iba para la galería. No tardo en empezar uno de sus “trabajos” que a mí me vuelven loco, reconozco que muchas veces no puedo evitar correrme cuando me come la polla, intento aguantar pero me es imposible, no renuncio a ese placer que me provoca, pero nuestro “amigo” parece que aguantaba bastante y eso era perfecto.

Empezó a lamerle los huevos para después metérselos en la boca de uno en uno, mientras le sujetaba la polla con una mano, el anfitrión dejo caer la cabeza para atrás, momento que ella aprovecho para mirarme a través del espejo, fue su primera mirada con un par de huevos de otro en la boca, estaba disfrutando como un enano, quien se lo diría, un pedazo de tía le estaba comiendo la polla y se le entregaría en breve y sus amigos dando vueltas de pub en pub para pasar la noche.

De su polla empezaba a salir un líquido transparente que mi mujer lamía y tragaba para volver a dejársela seca cada pocos segundos, la punta de su lengua se ejercitaba en el agujero de salida…así empezó a lamerle la punta de la polla, que la tenía a reventar. Ya he dicho que mi mujer hace unas mamadas de locura, juega con su lengua y es capaz de tragarse un rabo como ese, sin mucho esfuerzo… la mía es más costoso, pero también se embute los 22 centímetros, la verdad que la tengo muy bien entrenada.

Cuando empezó a mamar y pajearle pensé que se correría, a mí me pasa, pero este tío aguantaba como un campeón, creo que del pub se marchó a su casa a hacerse las diez pajas que me podría haber hecho yo y así poder portarse como un semental en el hotel.

Como cinco minutos después cesó de mamársela y se abalanzo encima de él, se besaron durante un buen rato mientras se comentaban lo que estaban disfrutando los dos, yo no hablaba, pero creo mi satisfacción mínimo igualaba a la de ellos.

- ¡¿Qué te parece si me comes el chocho tú ahora?! Tengo el coño ardiendo y la pepita a reventar.

Él no se lo pensó, se puso en pie, se terminó de desvestir y ya completamente desnudo la puso a cuatro patas encima de la cama, se agachó y empezó a lamerle las nalgas, algo que le encanta, le pasaba la lengua por todo su culo sin acercase aún a su coño ni su agujero. Después de unos minutos él se paró y le acarició el coño sobre el tanga, ya abultaba un montón y estaba muy mojado, mi mujer tiene coño muy grande, es la verdad, hay tanguitas que apenas lo pueden contener, tienes unas labios muy carnosos y un clítoris que debes abrir la boca bastante para que te entre en la boca…realmente su dotes sexuales son espectaculares. Sin cambiar de posición, le retiró parte del tanga y estoy seguro que ese chico no había visto un coño así en la vida, además recién rasurado. Le miré y pude ver en su cara lo sorprendido que estaba, la polla le chocaba contra las sabanas y tenía que “colocársela” para estar más cómodo.

Fue poner la lengua sobre su coño húmedo y la cara de mi mujer se transformó, ahora sentía un placer infinito, empezó a moverse para presionar su coño cobre la lengua, quería llevar ella el ritmo, entre la saliva de él y los flujos de ella ambos estaban más que lubricados. Quería que me mirara pero en ese momento tenía los ojos cerrados, yo sabía que no tardaría mucho en correrse, en mi boca lo hacía frecuentemente.

El chico era un campeón tal y como estaba demostrando, tras un rato comiendo el jugoso coño se detuvo, desengancho el ligero y le retiró el tanga, para mi suerte lo tiró al lado mío, no me lo pensé y lo cogí, estaba empapado y sabía a ella, inconfundible.

Sin preguntar le abrió el culo y le empezó a lamer el agujero, entonces sí me miró mi mujer, reconozco que aunque no me corrí totalmente, en ese momento mis calzoncillos estaban más mojados que su tanga, me miraba mientras se mordía el labio, estaba recibiendo una serie de lametones que la volvían loca, en alguna ocasión me había recocido que podría correrse solamente con ese tipo de lametones, ella mismo se puso las manos en sus propios cachetes para abrirse bien y facilitar la labor, tras lamerle unos minutos la intento penetrar con la punta de la lengua, ella ayudaba empujando e indicándole con un simple sí, si debía empujar más o menos.

Al rato decidió darse la vuelta ella misma, seguro cansada de la posición, tras otro largo beso con las lenguas más fuera que dentro de las bocas, se recostó y guio la cabeza del chico hasta su coño nuevamente, ahora tumbada en la cama le abrazaba la cabeza con sus muslos a medio cubrir por las medias.

Fueron como 10 minutos lamiéndole de diferentes maneras el clítoris como se corrió por primera vez, se retorció de placer, él la acompañaba perfectamente, parecían sincronizados, si no fuera porque lo sabía, diría que llevaban años follando.

Fue ella quien le apartó cuando llegó al clímax, para apenas descansar un minuto, tiempo que el empleo en colocarse un condón y tumbarse al lado de ella para volver a besarla, ella le respondió besándole nuevamente con pasión y acercando la mano a su polla para comprobar cómo andaba de dura.

- ¡¡Ahora te voy a sacar hasta la última gota de leche de tus gordos cojones…!!

A veces mi mujer suelta una de estas frases que nunca diría que saldrían de su boca, pero que pueden acelerar en mi caso una eyaculación generosa.

Tumbado él, ella se colocó encima y empezó a cabalgarlo, consiguieron rápidamente un movimiento perfecto que hacía que la polla entrara y saliera casi por completo, con el correspondiente placer que ello provocaba sobre todo a él, tras unos minutos cambiaron de posición, ahora ella se giró, de manera que su cara quedó enfrente de la mía y el culo de ella diera a la cara de él, es una de mis posiciones preferidas, porque mientras follamos puedo verle el pedazo de culo que tiene abrirse y cerrarse, aparte de disfrutar de su pedazo de coño en acción, ver como su coño hace desaparecer mi polla, pero ahora era otro el que disfrutaba de ese momento, algo veía yo a través del espejo y comprobada que él estaba mirando y disfrutando lo mismo que suelo hacer yo.

Ahora mientras ella saltaba sobre la polla me miraba, me miraba fijamente, estaba disfrutando, los dos lo hacíamos, al invitado ni lo considero, porque estaba levitando prácticamente, ella no me decía nada, pero podía leer lo que pensaba, ¿esto es lo que querías no? Pues aquí lo tienes, mira como me follan y me follo a este semental. Me hubiera levantado y la hubiera besado, pero logré contenerme, no quería participar en esta primera fantasía cumplida.

Entre una cosa y otra llevarían casi tres cuartos de hora follando como animales y él no podría resistir mucho más.

Por decisión suya la volvió a poner de nuevo a cuatro patas y muy suavemente le metió toda la polla en el coño, hasta el fondo, poco a poco fue acelerando el ritmo a lo que ella ayudaba con un movimiento perfecto, antes de acabar llegó otro momento inesperado que nos dejó a los dos hombres aún más sorprendidos, en plena carga de pollazos giró la cabeza y le dijo…

- ¡Pégame, dame manotazos en el culo, pónmelo caliente mientras me hundes la polla bien dentro de mi coño!

Eso le ponía más, mientras ella se frotaba de nuevo el clítoris, él no frenó ni un momento las sacudidas y al mismo tiempo le golpeaba con la palma de la mano en el culo, primero con la derecha y después con la izquierda, ella continuaba con su “SÍ”, que pasó de susurro a casi grito.

Nuestro héroe no aguantó más y cogiéndola de la cintura dio unas sacudidas finales que daban a entender que se estaba corriendo como no lo había hecho en la vida, efectivamente, segundos después sacó la polla y de la raja brotó un montón de esperma, los dos estaban agotados, ahora se reían y se mostraban más que satisfechos.

Él se acercó al baño para darse con un poco de agua, en apenas un minuto volvió a la habitación y se acercó a ella que seguía tumbada. Se volvieron a besar, lo que yo pensaba que era un beso de despedida se alargó y sorpresa, otra vez se le estaba poniendo la polla dura, mi mujer no se lo pensó y empezó a volver a mamársela, de ahí a que se volvieron a acomodar, el tumbado y ella encima, sin soltarle la polla en ningún momento le puso el coño en la cara bien abierto y ambos siguieron comiéndose, esta vez no tardaron otra hora en correrse, pero sí que lo hicieron los dos al mismo tiempo, tras diez minutos de mamada y comida de coño ella empezó de nuevo a agitarse mientras esta vez tenía la polla dentro de la boca, mientras mamaba le hacía una paja a una velocidad considerable, y entonces él también se corrió de nuevo, podía ver como la leche le salía de la boca porque seguía chupándosela, lo de sacarle hasta la última gota no iba de farol.

Ahora fue ella la que fue al baño tras tragarse la nueva corrida que le llenó la boca, para lavarse los dientes. Cuando salió él ya se estaba vistiendo, creo no tenía fuerzas ni para atarse los cordones, ella se había puesto un salto de cama que apenas le cubría nada y que le favorecía como todo lo que se pone, yo seguía sentado y había vuelto a encender el móvil para hacer pasar el tiempo, antes de marchase se dieron un simple pico y nos dejó apuntado su móvil en la mesa de la habitación, solo comentó que si necesitábamos algo esa semana que le diéramos un toque.

- Creo que lo haremos, dijo ella

Y se fue, supongo el tío más feliz del mundo. Cuando nos quedamos solos nos abrazamos y nos besamos, nos dijimos lo mucho que nos queríamos y nos metimos en la cama, hicimos el amor antes de dormir, ya habíamos tenido suficiente espectáculo, así que se puso sobre mí, se la metí y a los pocos minutos me corrí, nos quedamos dormidos abrazados. ¡Las fantasías se cumplen! Y lo más interesante es que aquel fue el comienzo de una nueva vida marital más abierta.



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Las deudas se pagan


Mi esposo volvió a jugar póker en la timba de costumbre, lo que para mí es sentarme frente a la tele a ver algún “reality show” y servirles un trago a ratos para no dormirme. Por suerte solo juega a veces. Juega con dos tipos de 45 y 60 años, casados, camioneros de cabellera rasa, fuertes y corpulentos, que conducen tráileres de 40 toneladas y camionetas todoterreno 4×4. Cuando les conocí recuerdo que pensé que estaban bastante bien para follármelos, sin embargo solo les ponía la copas en sus largas partidas, donde se jugaban de todo.

Los dos tipos eran dos camioneros trabajando por turnos, en jornadas interminables en las carreteras de toda Europa, son camaradas lo primero y lo segundo es que te miran el trasero con la lascivia propia de quien desea follártelo… me agrada sentirme admirada, mucho más desde que mi esposo y yo no hemos liberado sexualmente. Nunca falta un comentario por mi vestido abotonado todo por delante, pero nada más. Era la tercera o cuarta vez que venían a jugar a casa. Aquel sábado me senté en el sillón a ver la tele, y creo me dormí hasta que sentí a Jorge que me decía… - Vamos al cuarto a conversar.

Lo seguí un poco durmiendo todavía. Estaba algo nervioso…

- Eusebio, que era el que cortaba el bacalao en esa timba, es decir, que repartía cartas - Me está ganando todo, me dice y si te sientas a su lado me deja seguir… ¿Que dices Peladita?

Jorge me dice Peladita cuando anda en algo malo, y con esos tipos solo había vicio, de tal modo que incluso ellos no sabían que me llamase Mayte.

- Sí, - le dije - Es lo que me has dicho muchas veces… que te gusta verme tirando con otros… ¿Te excitaría demasiado verme follar con ese tipo, No?

- Y tú nunca me has dicho que no… ni te has enojado ni molestado. Vamos Peladita, tú sabes que son todos casados, no hay nada que perder. Queda todo entre nosotros, y no vas a hacer nada que no hayas hecho antes....

- Sentarme en a su lado, a su alcance, ese va ser el principio seguro, le dije como despertando de repente. – Después puede pasar cualquier cosa, espero que estés preparado…

- No hay problema cariño, realmente estoy en un apuro con ese tipo.

Y sí, lo habíamos fantaseado antes, conversaciones calentonas en la cama, verme entre otros, cubierta de manos acariciándome, de besos, la reina de la noche, sacándome dos o tres orgasmos en una, poniéndome al día después de 24 años de matrimonio. Pero era solo eso, fantasías, juegos que se empezaron a concretar con nuestros amigos Raúl y Silvia y que se extrapolaron en las vacaciones que tuvimos en las islas Canarias.

- Mira Peladita, yo lo siento pero me ayudas o tomas tus cosas, borramos nuestros números de teléfono y cada uno por su lado.

Era cruel, él sabía que lo había dejado todo por él, y ahora después de 24 años de matrimonio no deseaba que se acabara la historia. Jorge era un macho dominante, de esos que te da una mirada y es sí o sí. Eso me seducía de él. Me subyugaba. Y era lo que buscaba de un hombre varonil y reservado, que me hacía sentir una reina a su lado, que no me demandó nada…, a excepción de este tipo de sexo voyeur. Me armé de valor y avancé sumiéndome en el abismo más intenso de mi vida. Era probar la adrenalina con que soñé más de una vez antes de estar casada… sentirme dominada por uno o más canallas que te saben usar como a una puta.

- Si es solo sentarme y tu estas ahí, bueno, -le dije- aunque los dos sabemos que va a ser más que sentarse a su lado, quizás hasta…

Y preferí quedarme callada. He descubierto que soy potencialmente una sumisa y ahora pasaba a serlo en la práctica. Y era cierto que antes lo habíamos fantaseado y como fantasía nunca me había parecido tan terrible… una es mujer siempre, y a mí me gustan los hombres, sobre todo el mío, pero sí él me pone a otro estando a mi lado no me importa joder con ese desconocido, o amigo suyo… porque follar también me encanta.

Ellos se dieron la vuelta para mirarme cuando volví, el que había ganado echó la silla atrás y me dijo… - Aquí Peladita. Me senté con cuidado en la silla dispuesta a su derecha. Las rodillas juntas y giré las piernas para ponerlas bajo la mesa de juego que es algo más alta y sólida que otras. Inmediatamente sentí el bulto cuando acompañó mi nano a su entrepierna. Me rodeó con sus brazos, olió mi cuello y dejó las cartas vueltas abajo. Jorge pidió cartas, el canalla me chupó la oreja y el tipo se puso a jugar.

Yo no entiendo mucho el juego pero seguí sentada allí y no tardó en poner la mano sobre mi pierna bajo la mesa y comenzó lentamente a subirla. Me encontraba un poco incómoda, Jorge se daba cuenta pero no decía nada. No sabía si el otro se daban cuenta que me manoseaba las piernas. Me iba a parar pero la cara de Jorge era de “quédate allí”. Igual me paré y me fui a encerrar al dormitorio, estaba entre la indignación y la excitación, una mezcla de enojo, rabia y deseo, de incomodidad, de ardor y excitación (si la que me lee es mujer va a entender). A los pocos minutos Jorge abrió la puerta.

- Cariño -me dijo-, tienes que irte a sentar allí. Y por como lo dijo era una orden

- ¿Pero y el otro? Le pregunté.

- Suárez no importa. Y tú sabes cómo son las cosas de las deudas en un hogar, son cosa de los dos ¿Verdad?

Cuando decía: “tú sabes cómo son las cosas” debía de obedecer, obedecer o mandarme a cambiar, irme, desaparecer de su vida.

- Me está metiendo mano hasta el alma, le dije.

- No será la primera vez amor, quizás te hayas olvidado pero así es. Relájate y disfrútalo, mi amor. Además todos te admiramos… cualquiera quisiera hacerlo contigo.

- Y si el tal Suárez se da cuenta… no quiero que me tomen por puta…

- Bueno eso no ocurrirá, somos todos adultos y sabemos de qué va esto.

Esa frase a mí me mata. Me la han dicho antes. Pero es cierto también. Me estaba portando como una niña.

- Bueno, le dije muy despacio, pero tú estás ahí por si se propasa, ¿Verdad?

- Si por supuesto cariño, no te voy a dejar sola, anda tranquila.

Me alisé el pelo, el vestido y volví humilde y callada a la sala donde se celebraba la timba… al lugar donde estaba al lado de aquel fortachón. Y siguieron jugando mientras él me hablaba al oído y me metía la mano por mi vestido hacia arriba. Yo tenía mis dos manos con las puntas de los dedos afirmadas en el borde de la mesa, los demás atentos a las cartas, también me repasaban de reojo y veían como me agitaba.

Ya era obvio lo que hacía, mi esposo y Suárez pendientes a como reaccionaba. En un momento, antes de repartir las cartas, me dijo al oído…

- Anda y te sacas toda la ropa que tienes debajo y te vienes a sentar aquí de nuevo.

Realmente no esperaba ni ese tono para hablarme ni que se refiriera así a mi persona cual si fuera una PUTA delante de mi marido, pero obedecí, en esas circunstancias he aprendido que pierdo la voluntad y obedezco consciente que me denigro, que me someto, que es algo que no debiera hacer… pero igual lo hago, “es que es mi naturaleza”, como le dice el escorpión a la rana.

En el baño me arreglé el pelo, me aseé la entrepierna, me quité el sujetador y las bragas mojadas, me estiré el vestido y regresé despacio. Él se puso de lado y yo me subí a sus piernas sin decir nada, con las rodillas bien juntas y quedé atrapada nuevamente entre su brazo y la mesa, frente a Jorge y al lado de su otro compañero.

Repartieron cartas y con la mano derecha, y con la otra desabrochaba jugando con mi vestido hasta mi entrepierna, luego penetraba entre mis carnosos labios vaginales, haciendo que me estremeciera al frotar mi clítoris y hurgar en el conducto vaginal. Todos se daban cuenta y yo no podía evitar apretar mis manos cuando pasaba un dedo un poco más adentro de mi raja, e imploraba “¡Trágame tierra!”, mientras ellos me miraban socarrones, satisfechos de verme allí incómoda, de sentir mi respiración que se alteraba, del pelo que se me caía sobre la frente, y de cómo juntaba los brazos yéndome hacia adelante de la mesa buscando una mayor penetración, tratando de doblarme sobre mí dándole mejor acceso a la entrepierna, cuando sus dedos ingresaban en mi coño.

En un instante intenté bajar mi mano para detener la de él, pero me ordenó al oído, secó, duro…

- Deja las manos sobre la mesa, ni pienses en moverlas de ahí.

Pensaba miles de cosas dispares en esos segundos… si me mojo mucho le mojaré los dedos con los que reparte la baraja, y todos sabrán lo cachonda que estoy al notar las cartas húmedas o, no puede ser que mi esposo me deje hacer esto o, ¿aún tendré perfume? o como he llegado a esto Dios mío… ¿estaré muy despeinada?

Mientras mi hombre (quien siempre he pensado que es mi dueño) les dijo a los otros dos con quien jugaba.

- A ver… Si pierdo abro dos botones de mi mujer, y os muestro la pechera.

- ¿Y si ganas?

- Ganó vuestro dinero, claro está, dijo Jorge. - Necesito saldar mi deuda ¿No?

- Veamos, ahí va lo mío, y lo mío… “pago por ver”, dijeron los dos.

Jorge con ellos y se rieron. Ganó esa vez, pero perdió la próxima y abrió no dos sino cuatro botones dejando mis tetas al descubierto, sin embargo mis pezones permanecieron tapados por el borde del vestido, debido a lo duros que los tenía y sujetaron la tela por el dobladillo.

Su mano regresó a mi entrepierna, a mis labios mojadísimos y sus dedos comenzaban a penetrarme levemente, yo estaba retraída, avergonzada, pero me manejaba la voluntad, los dedos de ese hombre haciendo removerme en el asiento y sentir su sexo más y más duro bajo mis piernas… no dejé de sobar por encima del pantalón, su polla endurecida en todo el tiempo. El pelo se me vino a los ojos y levanté una mano para subírmelo pero me susurro al oído…

- Te dije que dejaras esa mano sobre la mesa, y la otra no la saques de allí ¿O no entiendes?

Mi esposo le debía mucho más a ese tipo de lo que imaginé para entregarme en prenda a ese tipo, por eso me dejaba magrear de esa manera, el otro junto a Jorge me miraban interesados y sonrientes, atentos ahora a cada detalle, habían dejado de jugar y estaban pendientes de mí, sabían que estaba en las últimas, que la situación me superaba. Yo volvía a echarme hacia adelante y exhibía mis grandes ubres sobre la mesa “que va”, me dije, “somos todos adultos y no es la primera vez que están viendo un par de tetas hermosas de una vieja como yo… su esposas deben ser de mi edad, más o menos” pero el irme hacia adelante le permitía clavarme mejor los dedos y jadeando volvía a mi posición atrás.

Sentía como me miraban sonrientes, indiscretos, con el divertimento de tenerme como puta ante sus ojos. Algo perturbaba, me hallaba apretando y estirando los dedos de mi mano sobre la mesa, los ojos entrecerrados. En mis 24 años de matrimonio, alguna vez entré a internet a mirar pelis porno frustrada por los 5 minutos de sexo que tenía con suerte cada 15 días, buscaba amas de casa, matrimonios y veía con asombro como podían hacer esas cosas con negros, en grupos, con la luz encendida…, son películas me decía pero también me preguntaba si podría ser cierto. Pensaba en esas mujeres folladas en grupo, y me masturbaba en la ducha pensando que era yo. Era cierto. Podía ser cierto, claro. Y así de fácil. En una casa de aquel pueblo, ahí estaba yo sentada al lado de uno de ellos, uno de los tres sementales, con mi esposo al frente, miraba feliz al jadear rítmicamente. Mi esposo perdió y solicitó un crédito… mi hombre se lo concedió.

En un momento sentí que mi hombre ocasional, se echaba atrás con la silla y me empujaba hacia abajo dejándome a mí de pie con las manos sobre la mesa y sin atreverme a volver la cara, solo miraba la superficie de la mesa llena de cartas, dinero y vasos medio llenos de ginebra y ron, esperando expectante, toda roja, sobresaltada, con el alma en vilo, presintiendo que ahora venía lo peor. Trataba de recuperar mi respiración normal…. Me levantó la falda y sentí que su cipote duro y caliente entre mis nalgas, lo repasaba de arriba abajo ante la mirada de mi esposo y Suárez.

- Ábrete, -me ordenó,- Y quédate quieta. Yo obedecí presta al sacrificio.

Me sostuve sujetándome las nalgas con ambas manos, y me relajé para dejarme penetrar, me tumbé más sobre la mesa… fue cuando primero sentí un dedo helado en el anillo de mi ano y como me abría el ojete. Con las palmas de la mano sobre la mesa sentí luego como me levantaba, me abría las nalgas fuertemente, y me entraba la cabeza de su verga dura en la boca del coño. No pude evitar un gemido de placer, y miré a Jorge a tan solo unos centímetros de mi cara…

- Aguanta Peladita, aguanta que tampoco es primera vez que te follan…

Apreté con mis manos el mantel tirándolo y algo cayó mientras sentía que terminaba de atravesarme. “Dale tío” gritó Suárez que estaba a mi derecha. Ya estaba empalada, dejándome follar por aquel mostrenco ahí quieta, me sujeté de la mano de mi esposo en tanto me penetraba por el coño, hasta que dejó de entrar polla en mi vagina, solo un poco de ardor me atormentaba… sentía palpitar su tronco en el fondo. Debía de ser enorme, porque me notaba muy dilatada la boca del chocho y bastante rellena.

Inmóvil pensaba que cualquier movimiento me haría gritar de nuevo. Entonces sus dedos volvieron por mi raja, buscando el clítoris que estaba duro de inflamado de tan excelsa excitación. Con los ojos cerrados, no quería ver nada, solo sentía el olor del alcohol, un perfume de hombre muy dulce y como me metía mano en el culo, follándome por el coño ante mi esposo y el otro compañero… me humedecía tanto que todos lo notaron por el chasquido que producía la follada ¡¡Era una vergüenza, quería morir allí!! Pero a la vez deseaba que siguiera la exhibición, donde deseaba mostrarles lo buena hembra que soy. De tal modo era tan fuerte el deseo, que me eché adelante y comencé a jadear lentamente, entregada con las manos agarradas al mantel, subiendo y bajando hasta que mi vulva chocaba con sus enormes huevones… seguro que llenos de leche.

Disfrutaba que me mirasen, en verdad, con extrañeza, con inmensa vergüenza disfrutaba que me viesen cómo una PUTA caliente. Me tenía abierta jodiéndome desde atrás. Apenas moviéndose el macho, yo le hacía todo el trabajo al tiempo que percibía como me partía en dos, y su dedo me entraba y salía del culo llens de mis jugos, luego rodeaban mi botón clitoriano, lo pellizcaba y comenzaba ese nudo en el bajo vientre que me hacía gemir. Me estiré enderezándome y volví a echarme adelante en la mesa posando mis grandes tetas sobre las cartas de juego, permitiendo que me la clavara aún más profundamente, los brazos estirados hacia Jorge que estaba frente a mí y las manos como garras doblando el mantel, ahora si jadeando a más no poder por los duros pollazos que recibía… notaba su grandes huevos golpeándome, eso me excitaba sobremanera notándome llena de verga. Volví a estirarme para evitar su dedo dentro y al agacharme nuevamente me terminó de empalar… grité de gozo, me sentía hembra, ese cabrón me estaba llevando a donde una se convierte en mujer natural.

Estaba de pie detrás de mí, vestido de cintura para arriba. Yo dejé de resistirme y entregada ya me iba, me corría cuando pasó los dedos por mi vagina muy mojada…

- ¡¡Chupa puta!! Sumisa lo hice, mi esposo y el otro cabrón, se sonrieron.

Dejé de hacerlo y volvió repetirlo… ¡¡Chupa!! miré su mano, sus dedos juntos y volví a chuparlos y sentí mi sabor dulzón de mujer caliente.

- ¿Quién quiere ver cómo se corre la peladita?, preguntó

- Vamos reviéntatela que está lista… Dijo Suarez a mi lado…

Sujeta de una mano de mi esposo, me cambio la carita de muñeca que tengo, por la de muñeca inflable de puta caliente…roja de excitación y por la postura inclinada de perra que adoptaba.

- No señores, es mía por esta noche la Peladita, así que si queréis verla jadear y poner los ojos blancos, lo jugamos a la carta mayor.

Entonces me lo sacó del coño, miré a Jorge que se sonrió y escuché que me ordenaba sentarme en una banqueta a su lado “y cuidadito con dedearte” me dijo. Quedé como ida. Se había guardado su pollón, y cerrado el cierre del pantalón obedecí sin decir palabra, me cerré el vestido y sentí como por mi muslo corrían mis fluidos hasta mojar la rodilla. Ganó el otro y siguieron jugando. Estaba perturbada, mareada, entre el deseo la humillación y la sorpresa. Mis sensaciones eran de mujer entregada y avergonzada del deseo que sentía… de mi calentura. Era una forma de someterme pero eso lo entendía, era el juego ancestral del dominio del macho sobre la hembra, quien más valor e inteligencia ponía en el juego, era quien tenía derecho a descarga su esperma en el vientre de las hembras para preñarla y tener la mejor descendencia posible.

Jugaron de nuevo, permanecí inmóvil todo ese eterno rato. Hasta que me llamó y me enderecé con un salto. Cuando estaba a su lado me puso delante de él, frente a la mesa doblada hacia delante con las manos en el mantel. Me levantó el vestido y puso sus dedos en mi coño untándoselos de mi crema vaginal, - “mira como está esta zorra de mojada… ¿es por mí?” me dijo, - “sí”, le respondí tímidamente mirando a mi esposo, - “nunca he tenido una polla tan gorda dentro de mí” solté mientras notaba como me entraban dos dedos con toda suavidad en la profundidad de mi útero.

Él se abrió su pantalón sacó su pollón desmesuradamente duro para su edad. Ábrete me ordenó y me recosté sobre la mesa, doble la cara hacia un lado y abrí mis piernas para mostrarle mi cavidad caliente, húmeda y palpitante. Cuando sentí su cabeza en ella cerré los ojos y relajé mi anillo y esperé a que me clavara su verga dura y caliente hasta el estómago. Esta vez resbaló con una suavidad soportable hasta atravesarme de una. Y luego sentí como entraba y salía atravesándome cada vez más, al entrar a tope le apretaba con mi coño, y al salir el tendía a cerrarse por naturaleza… el cabrón me volvía penetrar más duro. Jadeábamos los dos hasta que no lo resistí y me enderecé apoyando solo las manos en la mesa y sentí que me entraba más al fondo. El vestido arrugado en la cintura y abierto delante me dejaba desnuda frente a Jorge y al lado del otro compañero de timba. Los dos que me miraban avispados.

- Ahora te vas a correr puta perra, aquí mismo, delante de tu marido y del cabrón de Suárez, me dijo riéndose.

Sin desclavarme me despojó del vestido por la cabeza y solo quedé sobre mis zapatos taco alto que me encumbraban hasta su daga, dejando mi culo redondo en pompa, completamente abierto a su antojo. Los otros dos que no me follaban, no se habían movido de sus asientos alrededor de la mesa y miraban mis pezones duros e hinchados en unas tetas que no dejaban de balancearse, y mi pelo pegarse a mi frente transpirada, mis brazos tensos sujetarme, mi cara inflamada rojiza del subidón de calentura por la follada pertinaz. Mi hombre ahora puso sus dedos en mi clítoris y mis labios que arropaban su émbolo entrar y salir de mi vagina. Siento una crema helada, fresca que resbalaba como espuma y me devolvía a la calentura anterior sin preámbulos. Y mi resistencia duró segundos, sus dedos helados del hielo que tomada de su bebida, pellizcaban mi vulva inflada como un garbanzo, me penetraba el dedo en el culo y los sacaba deseando que los volviera a clavar, los hizo tres, cuatro y hasta cinco veces o diez, mientras yo me doblaba hacia adelante de la mesa ya no jadeando, sino que roncaba, emitía un ruido como gutural de mi garganta y sabía que de un momento a otro me correría delante de todos, allí sobre la mesa, a centímetros de las caras de esos dos que me daban la vuelta recreándose en mi puterio, con el pelo revuelto mojado de transpiración mientras sentía una gota de agua helada caerme por el cuello, mi esposo me puso un hielo para refrescarme, se lo agradecí con una sonrisa.

Mi respiración se volvió entrecortada, el corazón se me apuró, me bajaba algo del estómago hacia mis piernas cuando se detuvo. Yo había doblado los brazos, tenía los codos sobre la mesa y las manos apretadas al mantel, palpitando, vibrando, tensa como cuerda de violín, jadeando como perra.

- ¡¿Quieres que siga Peladita?!

Yo no podía decir palabra, por la sorprendente de su pregunta, y no me podía imaginar cómo estaba allí entregada como un corderito con tres machos… uno de ellos mi esposo.

- ¿Peladita, quieres que siga o que te mande a sentar a la esquina de nuevo?

- Sigue, le contesté

- No te escucho… tu marido debe bastante y aun no has pagado su deuda…

- Sigue por favor,- le dije apocada, humilde. – Cóbrate todo cuanto te debe el cabrón de mi esposo… y un crédito por el doble se hace falta.

Y ahora, escribiéndolo, debo decir, debo reconocer o reconocerme a mí misma que eso me excitaba más, que me tuvieran así, allí, me hacía sentirme mujer, femenina, una hembra que les daba lo que ninguna otra les podía dar… el placer de sentirse machos, poderosos. Que ninguna por muy puta que fuese, por muy hembra o mujer que se creyera, llegaba allí donde yo estaba. Con esos dos semental mirándome, pendientes de cada detalle mío y el auténtico macho alfa follándome con una verga que no recordaba nadie me había metido en mi coño, y quizás por eso le rogué, le supliqué, le imploré que me hiciera terminar con una corrida monumental… hubiera sido humillante dejarme sin mi orgasmo, después de exponerme de aquella manera tan impúdica.

Entonces volvió al juego del meter y sacar sus dedos en mi culo, en segundos sentía que volvía ese fuego dentro de mi estómago con la verga incrustada hasta la raíz, yo sola le acomodaba mi entrepierna, le movía mis caderas para que me lo ensartara más adentro jadeando como perra, como a varias manzanas de distancia escuchaba a Suárez decir…

- Esta roja tu esposa… excitada como una perra en celo… mira, se le abren las narices. Eso es signo que está a punto de correrse la muy Puta.

Jorge que estaba delante de mí, al otro lado de la mesa me tomó de las manos y yo apreté las suyas como garras, tiritando. Estaba yéndome, un calambre dulce me embargaba, me diluía calada hasta los riñones, en ese éxtasis, Suárez me pellizcó el pezón hasta casi rompérmelo pero fue terriblemente excitante mientras convulsionaba uno, dos minutos y el macho alfa me follaba a toda máquina. Boqueaba con los ojos blancos, verdaderamente boqueaba espasmódicamente como un pescado recién sacado del agua, teniendo a tres machos pendiente de mi orgasmo brutal.

Cuando sentía que me corría, que se me salía todo por mi entrepierna, que me abandonaba parte de mi cuerpo… me dejé caer sobre la mesa exhausta. Fue el orgasmo más grande que he tenido junto a uno en que me masturbaran en una casa en la playa, también delante de otros cuando solo tenía diecisiete años, con mi hermano y sus amigos me hicieron de todo sacándome la puta que llevaba dentro.

Pasaron varios minutos en que se volvieron a sentar y abandoné medio cuerpo sobre la mesa, la cabeza doblada y los ojos cerrados con los brazos lacios a los lados. Mi hombre se sentó y me puso sobre él, doblada, ida, alelada. Eché la cabeza atrás dejándola descansar junto al cuello de mi hombre y me topé con su cara. Si me hubiera besado lo hubiera aceptado con amor, aunque Jorge estuviera a mi lado le hubiera comido la boca, total, él me puso en esta situación y me obligó a aceptar que me follaran delante de él hasta que me llenaron la vagina de leche. Pero no lo hizo… ahora era de otro.

- Vamos nena al baño para que nos aseemos.

Con dificultad me paré y lo seguí desnuda y cabizbaja al baño mientras mi vestido quedaba en el suelo y los demás me admiraban desnuda sentados a la mesa de juego. En el baño le lavé ese gran cipote que aún estaba erecto, lo hice con el agua fría corriendo y bastante jabón… se le puso más duro, luego le sequé todo el cuerpo y me invitó a que me sentara en la taza del baño.

Me lo metió en la boca y se masturbo con mis labios hasta terminar corriéndose. El primer chorro de lefa me inundó la boca, luego me separó y escupió el resto del semen en la cara, en el pelo, era mucho lo que aún le quedó en los huevos, tanto que me chorreó por el cuello, por el hombro y por la frente.

Se guardó la polla aun impregnada de leche, y me tomó del brazo a la altura del hombro y así, casi colgando de sus brazos, casi en el aire me sacó afuera, donde estaban los otros sentados aun a la mesa de póker. Yo hice el ademán de limpiarme pero me lo impidió.

- Ya está bautizada, les dijo, casi colgada por mi brazo mostrándome a los tres con la cara llena de leche como si fuera una ramera de un bukake, y me sentó en el sillón.

- Si alguien quiere darse el gusto con la Peladita, ahí está… a mí me ha dejado los huevos secos esta puta.

- ¿Para todo uso? - Saltó diciendo Suárez que andaría empalmado como un mono

- Ya viste Suárez… Para todo uso… la deuda aún no está del todo saldada.

El madurito más viejo se puso de pie, miro a Jorge “permiso” le dijo y se abrió la bragueta y se sacó su polla dura como un palo y se sentó a mi lado, luego me montó encima de cara a él clavándomelo, le agarré el cipote y lo emboqué en mi raja que entró con suma facilidad debido a la profunda humedad de mis jugos y el cantidad de lefa que sirvieron de lubricante natural…

- ¡¡Mastúrbate, puta!! Me espetó

 Cerré los ojos doblé mi cuello y con su verga dentro mi coño, comencé a acariciarme frente a él sin follar, aun sentía mi cuerpo tenso, palpitante, mis labios inflamados y mi clítoris rígido, sus manos pellizcaban mis pezones, apretaban mis tetas que no cabían en sus manos de grandes que eran, las sentía recorrer mi espalda y mi cadera se refregaba rítmica sobre sus piernas. Comencé a follármelo con presteza durante un buen rato, hasta que sentí que me iba a correr nuevamente y al mismo tiempo que él terminaba dentro de mí inundándome de semen. Joder, no aguantamos ni cinco minutos

- Sal con cuidado que me ensucias los pantalones, me dijo

Y me sacó en el aire casi hacia atrás dejándome de pie desnuda frente a los otros dos vestidos y hasta con zapatos. Yo me mojaba las piernas con todo lo que salía de mi raja.

El que no era mi hombre esa tarde, pero sí mie esposo, se paró y con una mano en mi espalda me empujó hacia el baño, allí me hizo lavarme la entrepiernas y en el mismo baño me puso frente a la pared se sacó su gran verga de nuevo, se perfilaba grande de capullo rojo de tanto que se había masturbado viéndome follar, pero de vuelta estaba dura y bien tiesa detrás de mí. Puesta con mis zapatos de tacón alto, con el culo elevado y respingón, la insertó entre mis piernas sin dificultad. De pie detrás de mí, con todo su impulso me lo ensartaba, levantándome con cada penetración, era fuerte y violento cada espolonazo que me atravesaba mi esposo completamente avivado.

- ¡Tócate tú misma el coño, Quiero ver cómo te corres PUTA! - me ordenó mientras con ambas manos en mi cintura me sujetaba.

Debí afirmarme con una mano contra la pared para no caer de bruces, y con la otra abrir mis labios y buscarme hasta sentir mi hinchazón, mi dureza, que en un instante me llevó hasta volver a sentir que las piernas me fallaban corriéndome como una ramera… y mientras me desmadejaba sentía que Jorge se aliviaba en el fondo de mi coño… de nuevo me llenaban de semen… el tercer semental que se vaciaba en mi útero en menos de media hora. Terminó y me dejó allí. Yo recuperé mi vestido me lo puse, me arreglé algo el pelo y cuando volví a salir, los compañero de mi marido se habían ido, dejando un fardo de dinero, el que me había ganado de PUTA, saldando la suma total de la deuda de mi esposo.

Me senté en la esquina del sillón con los ojos llenos de cansancio que se me cerraban. Creo que me dormí hasta que sentí a Jorge que me decía…

- Vamos a nuestra habitación, Peladita.

Lo seguí de su mano casi durmiendo todavía, me tomó entre sus brazos a verme desfallecer en mis andares, y allí me posó sombre la cama, volviéndome a usar hasta que se le agotó el combustible de sus depósitos lecheros. Estaba desmadejada y me usó como creo que se debe usar una muñeca, en definitiva le pertenezco y podía hacer conmigo lo que se le antojara… yo no tenía fuerza para responder, sin embargo percibía como me penetraba de todas las formas imaginables, como me atravesaba hasta sentirlo en mis riñones, llenarme la boca, el coño y hasta por el culo…, doblarme y colgarme, abrirme empalarme con consoladores, incluso vibradores dobles y con su polla metida hasta la garganta… creo que adormecida gocé casi tanto que cuando estaba activa.

El lunes estaba destruida, fui a trabajar como un zombi, no obstante solo sé que me siento bien, me gustó el trato y ser follada por varios hombres, eso me hizo elevar mi ego a cotas nunca alcanzadas antes en mi vida… se lo tengo que agradecer a mis querido esposo. Ahora sé que “me lo puedo hacer” con cualquier hombre o tantos como quieran a la vez… mi marido y yo habíamos traspasado a un nuevo estado de nuestras relaciones, me sentía muy feliz de haberle elegido. Visto en la distancia de los años, que si me dejaron algunos novios, sí, los malditos de mis ex me dejaron hasta que di con Jorge, los otros nunca supieron la mujer que se perdieron. Eso me hace sentir bien, y a mis más de 52 años he vuelto a renacer en el ámbito sexual.


 

Orgía en el pantano

Decidimos juntarnos con nuestros amigos Silvia y Raúl, para darnos un baño en un pantano, íbamos a aprovechar ese fin de semana para refrescarnos el cuerpo de las altas temperaturas que estábamos sufriendo ese verano… éramos dos parejas de cincuentones con intereses comunes que habíamos hecho muy buenas migas follando juntos, era lo que nos había unido de una manera intensa, tanto fue así que surgieron encuentros furtivos espontáneos desde aquel.

Quedamos a las 9:30 para irnos y coger el día por delante, comiendo y bañándonos. En un principio nunca pensé que llegáramos a follar, al venir con nosotros su hija, una veinteañera de muy buen ver, por cierto. Solo tardamos media hora en llegar, aunque elegir el sitio fue un poco más complicado, porque las féminas querían hacer topless fuera de la vista de cualquier bañista, para evitar comentarios. En fin encontramos por fin un sitio apartado con sus buenos matorrales y muy buena zona de baño muy accesible, a unos 30 metros de la orilla del agua, pero nos gustó a ambos matrimonios.

En fin que colocamos todo y pusimos entre coche y coche una lona de forma de techo, y de bajo un colchón hinchables que llevaba Silvia. Después de todo Silvia y yo teníamos ganas de meternos en el agua, su marido y mi mujer decidieron quedarse e ir preparando la comida y bebida, para que estuviera fría pronto.

En fin Silvia y yo al agua. Durante el trayecto fue preparando el terreno provocándome… me comentaba las ganas que tenía de que la follaran en el agua, que hacía años lo había probado y era realmente placentero. Intenté convencerla que esperara a otro día porque estaba mi mujer allí y probablemente llegase su hija…, aunque su marido sabía que ya follábamos juntos, pero no que era tan seguido. Total que empezamos a jugar a echarnos agua como se fuésemos dos críos. La muy puta decía que hoy era para ella, sus deseos de que yo la follasen eran enorme y que llamaría a la hija para que no viniese, con la condición que luego se llevaría ración doble… digo esto porque la hija quedo en ir después en su moto a estrenar.

Estando en el agua ya me estaba agarrando de la polla disimuladamente, y me dice que se había afeitado el coño por lo del bikini y por mi gusto por los coños pelados, se lo miro, y joder estaba precioso una raspa negra muy fina en el centro, y lo demás rasurado igual que el coño de una Nancy. Apartados del resto de los bañistas, se quita el sujetado del biquini, ya no podía más, a esto miramos para donde estaba mi mujer y su marido Raúl… observamos que mi mujer se había quitado ya la parte de arriba. Se queda con sus tetas al aire, una talla 110C, de pezones grandes, lo que hace que Raúl se ponga cachondo. Los veo que hablan mucho y que de vez en cuando le toca la teta a mi mujer, era signo que estaban en los previos o contando como yo me follaba a su mujer…, lo que mi mujer entendió enseguida, porque sabe cuan adicto soy a follar.

La situación con nuestros amigos no le venía en grande, nuestra liberación sexual que había empezado poco a poco, comenzaba a consolidarse con nuestros amigos íntimos, y follar con ellos comenzaba a ser de lo más natural. Al segundo sobo de tetas de Raúl, se puso cachonda perdida, y sin pensárselo dos veces le sacó la polla del pantalón pirata… empezó a chupársela como solo ella sabe hacerlo. ¡Joder que contentos nos pusimos Silvia y yo!, Me puso empalmadísimo ver a mi mujer chupándole la polla a Raúl. Nos salimos del agua y fuimos en su busca. Cuando llegamos, Raúl comentó que quería follársela, pero que había un problema, con las prisas se había olvidado de echarse condones, le conteste que era el “gilipichi del condón”, entre nosotros había confianza y que se la metiera ya a mi mujer, que no pasaba nada, aunque todavía no tiene la menopausia, y su regla es irregular, lo tenemos controlado, de tal modo que desde hace cerca de dos años se le puede llenar el coño de leche sin miedo… lo mismo que yo hago con su mujer… follar a pelo sin problema.

Mientras decía eso Silvia, ya me estaba comiendo la polla confirmando mis aseveraciones, y ya no pude más, la puse mirando para mi mujer y Raúl de la misma manera puso a mi esposa a cuatro patas… empezamos los dos a follarnos a esas dos yeguas cachondas. Mi mujer cuando sitio la polla de Raúl emitió un gemido, con tan buena sintonía que ambas hembras se miraron con complicidad… Mayte no tardó nada en correrse enseguida, con solo dos empujones. Por mi parte le estaba dando caña a Silvia de lo lindo. Era demasiado excitante verlas a ambas sumisas dándonos el culo como perras, cuando Raúl de dos envestidas pega el tirón, y le saca la polla a mi mujer cuando estaba en lo mejor, lo cual la cabrea… es normal que se hubiera corrido, le dice.

Se van al agua a bañarse, mi esposa se había corrido rápido, pero Raúl no se había quedado atrás, sin embargo yo no soy de eyaculación rápida, y continué follándome a la puta de Silvia… mi esposa me dijo que le echara el polvo y que los acompañáramos al agua, aunque Silvia le replicó a Mayte…

- Cariño, tu esposo desde hoy mismo, me va a follar cuando y cuanto él quiera, -Y dirigiéndoseme replica - Porque esta zorra no te va a tener siempre, y mi coño lo tengo siempre a tu disposición…

Mi esposa picada viendo que no paraba de joder a cuatro patas a la zorra de Silva…

- Y tú Raúl, vamos que a ver si te pongo más cachondo, - lo tenía cogido dela mano para llevárselo al agua - Desde hoy voy a follar como una loca contigo ¿Verdad Jorgito? – Y dirigiéndose a Raúl le espeta - Como a mí no me vas a preñar, vamos a follar a pelo todo el tiempo… Quedamos en acuerdo que tú me follas a mí las veces que desees, y mi marido se jode a tu mujer ¿Verdad Silvia?

Silvia encantada, tras le pequeño parón en donde habíamos firmado el intercambio de parejas, vuelvo a metérsela a tope y comienzo a follármela otra vez…

- Ven Raúl que te la voy a poner otra vez tiesa, que a Jorge no se le afloja y mira como disfruta tu mujer con la follada que le está pegando a la muy Zorra.

Cambié de postura, y Silvia se montó como una amazona para follarme ella mientras que se arrimó Raúl a mi mujer y Silvia, para que le chuparan la polla, a ver si se le volvía a le levantar. Cuando la tuvo tiesa otra vez mi mujer se montó en lo alto, puesta de cuclillas sobre el mástil, se la agarró y enfiló a su raja abierta por la posición despatarrada que ostentaba… se la metió en su coño. Desde mi posición me hallaba como loco viendo a mi mujer desmadrada follado con Raúl y a Silvia follándome.

En un momento mi mujer se baja de Raúl y Silvia de mí, las dos que querían follar cada uno con el suyo, al menos Mayte quería follar conmigo antes que me corriera, y cuando tuviera a punto, se intercambiaría con Silvia para que le llenara el coño de leche, del mismo modo que Raúl había llenado a mi mujer. Silvia, todavía podía quedar preñada y mi mujer no tanto, sin embargo importaba poco a nuestra pareja de íntimos amigos.

Mi esposa se tumba sobre la jarapa que habíamos tendido en el suelo, y yo medio de rodillas me la estaba follando a todo trapo, viendo sus tetas moverse alocadas…se la comía y sobaba de manera alterna, hasta que ya estaba a punto de correrme con mi mujer. Volvimos a cambiar de pareja. Cuando mi polla volvió a entrar en el coño de Silvia tras el corte de “coitus interruptus”, las ganas de llenarla se renovó con mayor ardor. No tardé mucho en llegar de nuevo a la cumbre, y sin el menor miramiento la clavé a fondo en el instante que le eché toda mi lefa en el mismo útero…salvajemente deseaba rebosarla de semen, completamente enardecido. Silvia gemía como loca al notarme eufórico rellenándola de esperma caliente…, Raúl al oír a su mujer, arreció en el coño de mi esposa con más virulencia, en unos cuantos embates de macho alfa, justo antes de descargar lo que restaba de su leche en el coño de la mía. Realmente gozada viendo chocho de mi mujer rezumando leche por la ingle, y Silvia poniéndose la mano para que no se le cayera la suya que yo le había vaciado, porque la mía era más densa. Después de esta follada, entonces sí que nos fuimos los cuatro al agua.

Entre chapuzón y chapuzón, sentía a mi mujer feliz con el cambio radical dado en su forma de ver el sexo en nuestro matrimonio. Se divertía mucho asiéndonos de las pollas, cuando Silvia propuso un juego, ellas metían la cabeza debajo del agua, y se intercambiaban para darnos una mamada, y Raúl y yo teníamos que adivinar quién nos la estaban chupando, no antes de que ellas se dijeran al oído algo, me supongo que era la forma cada una de chuparla. Raúl y yo aceptamos encantados, pero cual fue mi sorpresa que estando en la primera sección de mamadas, oímos que en la orilla, que la hija de Silvia y Raúl había llegado para estar con nosotros con su novio veinteañero.

Los cuatro pensamos que nos habían cortado el rollo del follisqueo…, pero nos equivocamos de parte a parte, porque la niña y el chaval se tiraron enseguida al agua. Aitor que así se llamaba el chaval, nos dijo que le había contado su novia, lo viejos calientes que éramos, y que no tenía problema por participar en nuestros juegos, con lo cual nosotros aceptamos de inmediato, tal vez Raúl un poco más reticente porque exponía a su esposa e hijas, frente a mí que solo exponía a mi esposa y el chaval a su “novia”. Le pedimos que no saliera del círculo de los que habíamos allí, a lo cual nos respondió que donde había que firmar su secreto.

En fin el chico nos enseño su joven polla… del estilo de la mía, pero claro con más resistencia, y Natalia, la hija de Silvia y Raúl se despelotó para quedar los seis parejos. Aitor se pronunció diciendo que la primera corrida le iba a llegar pronto, porque con el panorama que había y lo empalmado que estaba, le excitación era a lo grande…, lo que mi mujer sin pensarlo un segundo, le puso el culo en pompa, abriéndose los labios del coño…

- Métemela a mí primero y lléname en coño que con lo viejo que lo tengo tiene mucha falta de calcio… el coño de Silvia ya se lo llena mi marido que es sacarino para un yerno, y lo tienes más a mano en casa de tu novia.

El chaval fue tras mi esposa, que corrió al agua, y dentro la cazó como a un pez resbaladizo, ya dentro se montó a mi mujer en brazos, y de un solo empujón se la metió entera. Ella chillaba como loca por placer y diversión, por lo salida en pillar una buena verga dura, además sé que ella con dos empujones, se le empieza a hacer agua el coño de tanto flujo que produce, y así lo hizo… siguieron en lo suyo ante la mirada sorprendente de Natalia y su madre. Enganché por detrás a la niña, Silvia mi miró y en acto reflejo buscó a su esposo con la mirada, se fue a por él. Con la mano entre las piernas de la nena, observé como estaba de caliente la perra de ver y oír a mi mujer gemir con los pollazos de su novio.

La cogí y nos fuimos al lado de la pareja de fornicadores impúdicos, se me subió en la misma posición que Aitor se estaba follando a mi mujer, demostrando que era igual mejor hembra que Mayte. En la orilla, Silvia le decía a su marido que se la metiera a ella… que se la follara duro

- Necesito que me des unos buenos pollazos… ¡Que mira a esos cuatro como se lo montan los cabrones!

- ¡Joder con tu hija! ¡¿Sabías que Natalia follara así…?!

- ¡Qué inocente eres Raúl! A la niña está follando desde que tiene 15.

- ¡¡No me jodas Silvia!! ¡¿Y tú lo sabías?!

- Se empezó a tocar a los 12 y a los 15 ya no pudo esperar a que la estrenaran… Pero no te preocupes que está bien aleccionada…, folla siempre con condón.

- No será ahora, a mí me parece que Jorge se la está follando a pelo…

- Qué tiquismiquis eres Raúl… Jorge es de confianza!! Aquí todos estamos follando a pelo, y bien que os gusta llenarnos de lefa los coños.

En fin que empezamos a follar como locos, a los quince minutos ya nos habíamos corrido dentro de sus coños, el primero Aitor con dos seguidos y poco más tarde yo le llenaba el coñito a la niña. Nos salimos todos del agua, para tomar una cervecita y reponer fuerzas, mi mujer quedó en la gloria con las dos corridas recibidas de Aitor… venía agotada rezumando leche por la raja del coño que parecía una fuente, por mi parte con esta tercera corrida creo que definitivamente se me aflojó, solo necesitaba descansar.

Nos fuimos bajo la carpa entre los coches, a la sombrita, pillamos unas cervezas y no pusimos a hacernos unos bocatas de lomo con tomate natural. Zampándonos los bocatas, nos pusimos a ver el espectáculo de las tres féminas con su culo en pompa… lo movían provocándonos, para que os empalmáramos otra vez. Estaba sorprendido de la reacción de mi mujer, como había cambiado de la noche a la mañana en tan solo unas semanas desde aquella cena de sexo con nuestros amigos. Cansadísimo desea seguir follado con la chica, pero mi polla pedía tiempo muerto, en cambio el chico no era de la misma edad claro, los más de 30 años de diferencia se hacían notar en la respuesta viril… se empalmo enseguida. Raúl y yo con la polla floja. Las tres juntas avivaron a Aitor, le pusieron el culo uno junto al otro, y se la empezó a follar una a una haciéndole rebotar los huevos en sus coños. Se la metía a una le daba tres o cuatro empujones y se la metía a una distinta, aquello se asemejaba a un escena porno bien caliente.

Raúl y yo con nuestro bocata en una mano y la cerveza en otro, nos acercamos a estas tres hembras calientes y lo mismo que hacia Aitor con su folladas, nosotros le arrimábamos la verga para que no la chuparan, incluso poníamos una loncha de jamón en el glande, para que comieran un poco y luego su chupito de cerveza. Resultaba un juego muy simpático, mientras que el juego de Aitor follándose los tres coños, era semejante a la ruleta rusa, hasta en la rotación, fue Silvia quien se llevó la corrida del chaval, se veía en su ahínco metiéndosela a tope, que le tenía ganas a su suegra… se deslechó a gusto en el mismo útero, en cambio la Raúl que iba a ser para mi mujer, finalmente cambió de parecer en el último instante, y con dos chupadas de su hija Natalia, esta se llevó el premio cremoso de su padre… yo no tuve más remedio que acabar corriéndome en la boca de Silvia con mi esposa comiéndome por debajo los huevos, sin estar empalmado, solo morcillona me corrí solo de ver al padre con su hija de 19 años, como se la estaba chupando y bebiéndose la lefa que no dudó en tragarse.

En fin, tras este disparate sexual, decidimos, por lo menos Raúl y yo, retirarnos a descansar toda la tarde, y que hicieran las mujeres lo que le saliera en coño con Aitor que para eso tenía 23 potentes años. La verdad es que fuimos un poco cabrones, dejándolo solo con tres lobas hambrientas de verga, pero acercándonos a los 60 años y no está para eyacular más de tres veces en una sola tarde torera.

Mi esposa Silvia, tiene además un culo muy duro, un coño que te aprisiona la polla cuando se la metes, y como el roce es muy grande, te lleva a correrte rápido, esto lo aprovecha la muy guarra para pedir que le coma el coño cada vez que follamos, y sobre todo que le introduzca la lengua en la vagina… que la vuelve loca. Le gusta muchísimo que juegue con la raja hasta lamer su ano. Silvia se deja el pubis con un fino vello, pero cuando tenemos visita prevista, se lo depila para que se le parezca al de nuestra hija Natalia… en eso andan las dos en fiera competencia, además de ver cuál de las dos es más puta con su hombre de turno. Solemos montarnos nuestras orgías familiares con la niña y su novio Aitor, mi esposa y yo.

Sin embargo, nunca despreciamos a nuestros mejores amigos íntimos…. Tenemos unos amigos de esos que todas las parejas tienen, los mejores con los que compartes verdaderas intimidades, con los que hemos pasado multitud de momentos juntos en vacaciones o fines de semana…, son Jorge y Mayte Jorge y Mayte (May). Con ellos tenemos bastante confianza y solemos vernos muy a menudo para charlar, jugar a juegos de mesa y pasárnoslo bien viendo alguna película o disfrutar de la piscina de casa. De vez en cuando alguna porno aunque a nuestras mujeres no les hace mucha gracia.

En muchas ocasiones nuestras conversaciones derivan en el sexo haciendo multitud de bromas y comentarios de cómo nos lo hacemos respectivamente. De igual forma en algunas ocasiones hemos jugado a juegos eróticos como el strip póker tanto en nuestra casa como incluso en el los campamentos que nos montamos en pantanos, montaña o camping nudistas que visitamos.

Aquella noche nos tocaba ir a casa de Jorge y May. Después de tomarnos bastantes copas de Tequila estábamos todos un poco achispados, sobre todo May y Silvia. Jorge propuso jugar a una partida de tute en la que iríamos de parejas, él y yo por una parte y May y Silvia por otra. Acordamos de que cada vez que perdiera alguna pareja debería quitarse una prenda de vestir. Silvia en una chica rellenita con una cara preciosa ya que fue modelo de revista y ropa interior desde los 20 a los 25 años. Posee unas tetas grandes que quitan el hipo… a sus más de 50 años aún conserva el sexapil de cuando era una veinteañera deseada por todo semental, y las mismas ganas de follar. Me encanta follármela, porque tiene un coño que es bastante diferente al de mi esposa, regordete con labios carnosos y un clítoris enorme que te quita el sentido. Tiene unos pezones, que solo con vérselos me pongo cardíaco…siempre se le adivinan duros como si estuvieran permanentemente excitados.

Jorge es un tipo que definiremos como de 58 años muy bien llevados, con una gran verga, una bien grande que pareciese tuviese treinta años menos que su dueño, lo digo porque se le pone dura en un santiamén, y su aguante es titánico… le he visto follarse durante en un tiempo récord de más de 40 minutos, a su mujer, a mi esposa y luego acabar corriéndose en el coño de mi hija en una follada de más de un cuarto de hora. Ah por cierto, por si no lo recuerdas, tengo una hija de 21 años que se une a nuestras perversiones de vez en cuando, sola o acompañada con su novio Aitor.

La partida discurrió entre risas y bromas. Yo estaba como loco por ver a May quitarse la ropa. En nuestros momentos íntimos Silvia y yo comentamos la anatomía de nuestros amigos para llegar a más en nuestras folladas… a ella le pone mucho Jorge y a mí Mayte, por mi parte deseo a May de una forma brutal, muchas veces me he masturbado pensando en los momentos que compartimos todos juntos en nuestras alocadas orgías.

Una vez desnudos todos con la verga tiesa May comentó…

- Bueno ¿y ahora qué? Esto lo tenemos que rematar con una buena follada…

Mi verga parecía que iba a reventar. Cuando me dirigía a mi sitio comprobé que los ojos de May estaban posados en ella. Aquello me gustó. Miré a Jorge que estaba embobado con Silvia y aquella fue la ocasión propicia para mis planes y decidí comenzar el juego de seducción que nos solía traer a aquellas timbas, el fin último era gozar de la esposa y esposo de la otra pareja, para incentivar la complicidad en nuestros matrimonios.

- Con tu permiso, le dije a Jorge y me puse al lado de May.

Mi verga quedaba a la altura de su cabeza, ella giró y no lo dudó, agarró mi cipote con una mano y empezó a acariciarlo. Era genial, Silvia y Jorge miraban la escena indecisos, sin decir nada. May entonces la agarró firmemente y la dirigió a su boca. Aquello fue maravilloso, la dejé que fuera ella quien marcara el ritmo. Lo hace muy bien.

Con mi bastón en su boca cerraba sus ojos saboreándola a las mil maravillas, se la clavaba profundo hasta la garganta sin producirle arcadas, naturalmente debía estar bien entrenada con le mostrenco de Jorge, la mía no era del tal calibre. Su ceño se fruncía en señal de que le costaba cada vez que llegaba hasta el fondo, y para aumentar el morbo en ese momento, mira a Jorge, su marido que estaba extasiado viendo la escena de cómo su señora esposa se comía otra polla que no era la propia… tampoco era la primera vez.

 


 

Yo estaba en el séptimo cielo con los ojos mirando a todos los escenarios, a May mamando mi verga, a Silvia que ya mostraba interés por la polla de Jorge y el propio contemplando a su mujer mamándome la verga como una Puta. Por momentos cerraba los ojos temblando con cada caricia suya, era alucinante sentir la humedad y presión de su lengua y boca. Me dejé hacer saboreando cada una de sus acometidas, ella cada vez más, se rozaba el coño en mi pierna, mientras me llenaba la polla de saliva, y me la meneaba muy despacio con una mano, masajeando los huevos con la otra. Volví la cabeza hacia mi mujer, que en esos momentos estaba mirándonos con la verga de Jorge en la mano masturbándolo con firmeza. La mano libre la alargo hacia mí, y me acaricio en el pecho dado su aceptación y pidiendo la mía…, le acaricie las tetas en gesto de aceptación… a ambos nos gusta la nueva situación con nuestros amigos. Un poco después acabaron las canciones y las dos chicas se incorporaron.

Silvia se acercó al oído de Jorge y le dijo algo, a lo que Jorge reacciono agarrando a Silvia de la mano y llevándosela a un rincón del otro sofá. Miré a Jorge…

- ¡Dale caña a esa puta… que yo me voy a follar a tu esposa como Dios manda!

A lo que secamente respondió… - ¡¡Dale duro, que hoy viene con gana de verga!!

Cuando me quedé con May, nada más escucharme, se me tiró literalmente encima de mí, me besó en la boca introduciéndome la lengua hasta las anginas. Era alucinante. Soltándome un chupón sonoro, miró a su marido…

- Jorgito, mi amor… Raúl está a punto de follarme como a una perra. Me la va a meter hasta reventarme el coño ¡¿Qué te parece…?!

- A eso has venido, cariño.

Bajé mi boca hasta sus tetas, me entretuve un buen rato comiéndoselas, May empezó a gemir como una posesa en mi oído. Cuando le di un buen castigo a sus pezones, lamí haciéndole un reguero de saliva por la barriga hasta su coño… le lamí todo el enorme clítoris introduciéndole la lengua en la vagina, me alucinaba lo grande que tiene la pepita, jamás había probado ni visto nada igual. Estaba chorreando por toda la raja la muy zorra, le gustaba tener a un macho agasajando su coño con la boca. Miró a su marido que a ese momento le estaba chupando la entrepierna a mi mujer…

- Mírame Jorge, mira como me come el coño este cabrón… y lo mejor es que tiene las pelotas a atiborradas de leche… Jorge y mi esposa nos miraron, yo me hallaba a cuatro patas de culo hacia ellos, con lo cual debía ser un panorama de mi culo, mis huevos y la polla empalmada desde atrás… - Mi amor, me voy a dejar reventar a pollazos por este semental, hasta sacarle la última gota de esperma que contengan esos huevazos ¿Te va a gustar ver a tu esposa llena, verdad amor?

Tirándose pullas para calentarse y calentarnos a nosotros de paso, se aferró a mi polla meneándola sin descanso entre chupadas a mi glande, jugueteos con su lengua alrededor del cabezón que comenzaba a dolerme de lo duro que se hallaba, y metidas de la punta de la lengua en el agujerito uretral haciéndome ver el séptimo cielo. Tuve que decirle que parara un poco que me iba a correr demasiado pronto… quería disfrutar más. Pero era inútil, estaba como loca por joder conmigo, y comenzó una mamada de impresión, al tiempo que girándose comenzamos un 69 de locura. Aunque tengo una verga de generosas proporciones se la tragaba hasta la garganta…

- Siempre he deseado estar con machos que saben usar su verga con una zorra como yo… ¡Cómeme bien el coño, hijo de puta, seguro que Jorge se lo está saboreando a tu mujer! Cuando le bese, le sabrá la boca al coño de Silvia…

Al poco tiempo sin poder aguantar más la giré de nuevo, a cuatro patas le elevé el culo para ver bien su raja, y se la metí en su caliente coño mullido, entró como siempre…suave y esponjoso hasta los mismo huevos de un solo golpe. Tan diferente al apretado y anguloso conducto vaginal de mi esposa y de mi hija… cierto, a Natalia he empezado a follármela desde que tiene novio.

- ¡¡Hijo de puta que gusto me das!! ¡Métemela más fuerte cabrón! ¡¡Quiero sentir como me golpean tus huevos contra mi coño, ni te imaginas cuanto excita eso…!!

La cogía con firmeza clavándosela rítmicamente. Empezó a gemir rompiendo el silencio. Jorge dejó de prestar atención a Mi esposa, miraba como yo me jodía a su mujer al estilo perro.

- Mira como goza tu esposa, ¿te gusta? Le entra hasta la pelotas sin mucho esfuerzo…tiene un buen coño tragón esta PUTA.

Mi esposa viendo como me folla a su amiga, completamente excitada se acercó a Jorge, se puso de rodillas delante de él, y empezó a mamársela como solo ella sabe hacerlo. Moviendo rápido adentro y afuera la verga en profundidad… una auténtica garganta profunda, retorciendo su lengua sobre el glande y luego introduciéndose toda la estaca hasta la raíz, o por lo menos tratando de hacerlo. Él le tomó pronto el ritmo, le agarro la cabeza por los pelos como a una yegua y empezó a empujar y retirar al mismo tiempo que ella, haciendo cada vez más profundos los empujones de su enorme cipote. Pronto pudo aceptarlo completamente, e imagina que el glande se alojaba en el mismo esófago. Sosteniéndola de la cabeza se la follaba clavándosela sin compasión por su garganta. Mi esposa se atragantaba con tanta polla…, abrió enormemente los ojos, miró como pidiendo auxilio y trató de echarse hacia atrás, pero Jorge la dominaba por completo como debe ser, la sostuvo firme dándole unos cuantos empellones enérgicos más a mayor ritmo, justo antes al vaciar la abundante carga de leche de sus huevos.

Observé los músculos del culo de Jorge, como esos glúteos y los de sus piernas se tensaron…, empujó más profundamente hasta que su vello púbico se aplastó contra los labios de mi mujer y empezó a sacudirse, a la vez que los testículos ser removían dentro del escroto impulsado la lefa. Los ojos de Silvia continuaban muy abiertos, tragando y tragando semen, con la cara completamente roja.

Y Mayte con ojos y expresión de puta le dice a su marido… - ¡Mira como me follan, mi amor, Raúl está a punto de echarme toda la leche! - Y dicho esto me abraza con piernas y manos - ¡¡Lléname bien, mi macho… a ver si eres capaz de préñame toda bien preñada, joder!! ¡Necesito que me hagas una buena panza, Cabrón!

Mientras yo no me podía aguantar más y creo que May se había corrido ya un par de veces, pero me daba igual. Mientras mi esposa se la rechupaba la verga de Jorge…

- Le voy a echar ya toda mi leche en el útero, a tu mujer… tengo los huevos bien cargados de casi una semana...y esta puta se la va a tragar toda… Quiere que la preñe… ¿Qué te parece?

- Llénala a hasta que le salga por la boca, préñala y que dé luz un bastardo.

Eyaculé dentro de su coño con todo el permiso de Jorge, permanecí dentro moviéndome despacio y disfrutando del momento mientras iba eyaculando el inmenso cargamento de esperma que tenía acumulado en mis cojones. Entonces volví a la realidad tras el atolondramiento de la follada y posterior corrida que me dejó seco. No me había fijado que Jorge se estaba jodiendo a mi mujer, Silvia. Me acerqué a ella para ayudarla. Ella gimió y levantó su cara hacia mí y mirándome con sus ojos cargados en una mezcla de lujuria y total desparpajo entregada como una perra salida…

- Me está entrando la verga hasta el estómago, ¡Ummm! ¡Joder como la noto ahí dentro! Me va a follar como a un puta, mi vida, y me va hacer una panza con un bastardo igual al que le has hecho a su esposa, Cabrón… sois un par de sementales hijos de puta con muchas ganas de preñarnos ¿Verdad?

- Sí, - contesté secamente. – De aquí vais a salir panzonas las dos... Levántale las piernas, así él te puede hacer una penetración completa, y abrázalo fuerte.

Una mezcla de odio, amor, excitación incomparable, morbo y celos se apoderó de mí. Estaba entregando a un amigo, a la mujer que amaba, con la cual gozaba como nunca había gozado. La besé con lascivia, mientras que Mayte bajó sus dedos cerca de su coño y sintió la gorda polla de Jorge intentando entrar, le agarró la tranca a su esposo para ponerla en la entrada de la acuosa vagina de mi mujer. Ya era inevitable. La penetración daría comienzo.

- ¡¿La sientes, puta….?! - Le preguntó May. – ¡¿Notas la gorda verga de mi marido?! Ahora sabes lo que he sentido cada vez que me folla durante 25 años.

- ¡Cuánto habrás gozado con esta verga en tu coño, Puta! Le replicó a Mayte y dirigiéndose a mí… - Sí, mi amor, está adentro ahhhhhh, la tengo toda bien adentro de mi coño - Ella movió sus caderas para que la penetración fuera completa.

Me comenzó a besar desesperadamente y yo sentí con mis dedos en la dureza de mi polla, y Mayte la de Jorge que estaba toda adentro de mi esposa.

- Me estaaaa follando este cabrón… ¡Aahhhh! Me entregaste para que me usara y me preñara… eres un Hijo de Puta. - Decía mientras entraba su lengua en mi boca. - Es enooorme, la siento y me va a perforar hasta la panza, decía faltándole la voz.

Ella estaba con las piernas bien abiertas recibiendo las brutales embestidas de la verga de Jorge. Y no se cortaba en azuzar al macho que la jodía…

- ¡¡Lléname bien, quiero sentir tu leche, préñame hijo de puta!!

Miraba su carita de placer, esos ojitos cerrados recibiendo las embestidas. Aunque en un momento los abrió excitada como una perra… - Me folla otro hombre y me gusta que me veas joder con él. - Y me preguntó, - ¿Te gusta cómo me folla este cabrón?

- Son todos iguales… mira como me ha dejado tu marido el coño – Mayte le mostró a mi esposa el coño embadurnado de mi leche – Esta lefa es de tu marido, es justo que el mío te llene y te haga una buena panza, por Puta.

No sabía que decir estaba con celos pero excitadísimo. Jorge la dio la vuelta como a una muñeca de trapo, y con el pedazo de polla que tiene se la clavó de un solo golpe en su coño desde atrás. Silvia con cada embestida ponía gesto de dolor placentero. Se notaba que se la estaban follando como pocas veces, atravesada completamente.

- ¡¡Fóllame, dámelo por el culo cabronazo.., por favor, te quiero dentro de mí, quiero que me perfores hasta el fondo, y me tires como nunca antes lo han hecho con ninguna… ¡La quiero toda dentro de mí... tu polla y tu leche!

Demonios, nunca la había visto tan excitada, pero mi cara ardía y la verga me dolía de vuelta a estar dura como el pedernal. Acababa de ver a mi esposa mamarle la verga a otro hombre y ahora él acababa de follársela a conciencia. Mis oídos no creían lo que estaban escuchando. Mi mujer estaba rogando que se le tirasen la leche de los cojones de ese semental que no era yo…, joder, le pedía que otro la preñase. Mi esposa no daba más, parecía que la garganta se le iba a salir, sólo la había escuchado gritar así cuando nos peleamos, gritaba como si la estuvieran matando pero de placer, parecía una tigresa.

Cuando lo vi detrás de ella clavándosela hasta el fondo, me dieron ganas de pararlos por puros celos, pero aquella imagen hizo que mi verga volviera a reaccionar y no lo dudé, me fui a por May, y ya se sabe… ojo por ojo y diente por diente, y sin tiempo para dejarla reaccionar, decidí tomarla y metérsela en el culo de un solo envión sin preámbulos.

- ¡Ay Jorge!, Me van a estrenar el culo, mi vida, Raúl me van a desvirgar el culo.

Y Jorge me espeta… - Si le parte el culo a mi mujer, yo se lo parto a la tuya, que seguro que le gusta más… - Y en ese instante grita a Silvia, - ¡¡Te estoy llenando la vagina de mi leche, puta te estoy preñando el útero… Ahaaggg…!! ¡¡Vas a tener una buena panza con mi hijo por Zorra!!

El culo de Jorge se contraía rítmicamente en señal de la descarga de semen. La lefa espesa de mi amigo inundaba la insaciable y hambrienta vagina de mi amada esposa, y mezclado con los jugos de ella se derramaba por los pocos espacios libres sobre los testículos de Jorge, formando una película lubricante entre el sexo de ambos. Mientras, oía y notaba, como mi esposa se retorcía con el orgasmo que tenía al notar la leche cálida inundando sus entrañas, un orgasmo que surgía de saber que estando ovulando en esos momentos, la cantidad de esperma que le estaban inoculando, iba a ser fructífera después de tanto tiempo de esperar estar de nuevo preñada.

Yo por mi parte la levanté a May ligeramente por las caderas y con cuidado le coloqué mi glande en la entrada de su ano ya lubricado, - ¡Esto te gustará más! le dije, entre sus dudas y deseo, empujé y pude sentir como el ano de May se dilataba para recibir mi glande dentro de él.

Ella le indicó a su marido… - ¡Mírame Jorge!, echa un vistazo a este cabrón como me rompen el culo, este macho me va a follar el culo, mi vida.

Y comencé con la faena. Y entre gritos, lágrimas y gemidos

- ¡Me duele…me duele…pero me gusta!

Esperé un poco y comencé un leve movimiento sacando y metiendo el glande en el ano, cuando noté que ella estaba disfrutando apreté un poco más y le introduje más de la mitad de mi polla en intestinos…

- ¡¡Sigue, despacio sin parar sigue hijo de puta, rómpeme el culo, que gusto…sigue follándome…!!

Los movimientos eran sin control, tan pronto tenía la polla casi fuera de su anillo estrangulador, como estaba entera dentro hasta los mismo huevos… May me agarraba clavando sus dedos y uñas en el culo, empujando hacia adentro de su culazo.

Silvia, mi mujer, al ver aquello, decidió probarlo con Jorge, se puso de espaldas a él, vi a Jorge que rápidamente preparaba y lubricaba con su leche el ano de mi esposa. Cuando estuvo bien lubricado, se recostó sobre ella, puso una mano en las tetas y, con la otra, cogió el pelo de Silvia, y la agarró a modo de yegua desbocada…, colocó el glande en su ceñido anillo y de un solo golpe se la metió en el culo. Al parecer la penetró fácil por la forma de cuña que posee su verga…fina en la puta y muy gruesa en la raíz. Mi esposa al dilatarse su ano, soltó un grito de dolor mezclado con placer. Con sus manos hacia atrás, agarraba las nalgas de Jorge como podía con todas su ganas, para darle más potencia y profundidad en cada embestida. La había empezado a penetrar con fuerza y rapidez a Silvia. Ella no paraba de gemir con fiereza. Se quejaba que le dolía, luego gemía en vez de quejarse, lloraba pero de placer. Las lágrimas se le salían, pero pedía con más…sexualmente es una hembra potente. Los orgasmos se concatenaba, se le notaba en sus gestos como se estaba corriendo una vez tras otra.

Si mi esposa tiene el coño ceñido, el culo lo era mucho más, y tal presión se hacía notar en el placer que percibía Jorge, este mirándome apunta lo que iba a suceder con un suspiro…

- ¡¡Me corro…joder como me corre con esta Zorra!!

Inundó el culo de mi mujer con su esperma caliente. Nunca la había follado al completo y tan fuerte, tan rápido, tan profundamente y por todos los agujeros posibles…nunca me había dejado que le diese por el culo y mira por donde, Jorge con una polla más gruesa, fue quien la desvirgó.

Yo no iba a quedar atrás en el castigo a la esposa de mi amigo, ya no sé si era por venganza, celos, lujuria o excitación por la cantidad de adrenalina que corría por mis venas, pero no pude aguantar más y empecé a embestir a May con todas mis fuerzas, descargando en cada embestida todo el deseo contenido durante tanto tiempo. Sin duda no era virgen por aquel agujero y no costó que entrara hasta la misma cepa, entró y se abrió camino mi cipote por aquel angosto canal hasta que sus gritos de placer se convirtieron en pura locura agitándose contra mí pelvis, para que entrase más adentro y más rápido… Un auténtica PUTA desecha en deseo. Ella no paraba de gritar y gemir.

Mirando a su esposo y mi mujer, les proclamaba… - Queridos, este culo es el paraíso del placer, el mismo que debió probar Adán con Eva.

- Y no te puedes imaginar cómo me gusta, mira maridito como me parten el culo que tanto me has dicho que solo es tuyo…ahora es este cabrón de Raúl quien me lo está llenando de polla y me lo va a atiborrar de leche.

No tardé demasiado, descargué todo mi semen en el interior de May. Fue uno de los mejores polvos de mi vida que recuerde. Nos quedamos un rato jadeando recuperando el aliento, y al cabo de un rato ellas se fueron cada una a un baño. Detrás fuimos nosotros, esta vez cada uno con la suya. Estaba nervioso por la situación que se acababa de producir. Aunque yo sabía que me había tirado a May y que ella se había tirado a Jorge, hicimos como si nada, nos duchamos y salimos ya vestidos de la ducha. Fuera estaban Jorge y May sonrientes, por lo que deduje que ellos habían optado por la misma opción que nosotros… preparamos para cenar y acabamos la noche tan amigos como siempre ocurría en los últimos meses con nuestros amigos íntimos…. Nos despedimos y quedamos en vernos otro día.

En otras ocasiones éramos las tres parejas las que nos volvíamos a juntar, y como siempre, Aitor nos daba un repaso a los viejos que solo dábamos para dos o tres polvos…él llegaba a cinco o seis con fortaleza, repartiendo lefa a todas las damas. Los sementales ni las maduras nunca pensaron que se podía hacer realidad la sincronización de sus menstruaciones, pero a veces los milagros ocurren y ocurrió… se cree que cuando se convive, las hormonas producen afinidad en la ovulación de las hembras, motivo por lo que tanto Silvia como Mayte lograron quedarse preñadas, después de compartir el flujo vaginal en cada una de las orgías, a través de nuestras vergas…, lo que no se sabía era de quién las había preñado a cada cual. Como no podía ser de otra manera, a las pocas semanas era mi hija la que empezó a estar panzona, de modo que cuando las maduras estaban de 15 semanas, Natalia nos alegró diciendo que se notaba la pancita llena de un bastardo nuestro. El engendrador de la panza de mi hija, tampoco lo tenía muy claro ella, mucho menos nosotros que nos la follábamos todos, a pelo, de modo que en unos meses seré “padre” de nuevo y me estrenaré como abuelo.

 


 





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