Todos los Relatos están Inspirados en Vidas Reales...

UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Descubrí a la Zorra de mi Madre



Hace casi un año me di cuenta que mi madre era una ZORRA. Soy Julio, el hijo menor de una familia de clase media…vivo con mis padres en una ciudad de las afueras de Madrid. Siempre me he considerado muy afortunado por la vida que tengo, al menos hasta hace unos meses, cuando fui testigo de algo que ha cambiado radicalmente mi forma de ver las cosas. Mi familia está formada por mi hermano mayor Fran, es ingeniero en redes de comunicación, y ahora trabajo en Hamburgo, Alemania. Mi padre que se llama igual que yo, es un hombre normal, típico padre de familia que junto a su éxito profesional está criando una incipiente calva y una buena barriga cervecera. A sus 48 años es todo un ejemplo de hombre de oficina, de vida rutinaria y valores familiares por encima de todo. Mi madre Marta sin embargo es una mujer cuya vida rutinaria no ha mermado ni un ápice de su feminidad. El gimnasio que tenemos montado en casa ha mantenido su metro sesenta y siete en perfecta forma y su cuerpo indica 10 años menos de los 41 que tiene en realidad. A ese cuerpo se le añade un hermoso rostro de pelo castaño (aunque varía según como se lo tiña), unos enormes ojos negros y unos labios algo finos pero bonitos. Todo esto junto a su exquisito gusto a la hora de vestir y su plena dedicación a la vida familiar, la han convertido a los ojos del vecindario en la madre y esposa pulcra. Pronto descubriría que también podía ser la zorra perfecta, tanto o más que su hermana Liberia con quien me estrené… una MILF para empezar y no acabar de follarla… Los caminos para llegar no siempre están establecidos y mucho menos como llegar a desenmascarar la sexualidad que lleva uno dentro de sí. ¿Cómo descubrí a la zorra de mi tía…?

Descubriendo a la zorra que hay en la tía Liberia. Después de semanas sin follar, tuvo una conversación privada con su sobrino favorito. La cual terminó en su primera experiencia llena morbo y placer.

Liberia llegó a casa de su hermana Marta, ella siempre ha tenido llave y considera esa casa casi como la suya. Antes de echar la ropa a tender como le pidió su hermana, posó la zafa de ropa sobre la mesa de la cocina y se fue al lavabo. Al abrir la puerta vio a Fidel, el amigo de su joven sobrino… un chuico rubio, bajito y delgadito, sentado en la taza del váter con los ojos cerrados, masturbándose con una mano, y la otra pajeando y chupando la polla a su sobrino Julio…, este es alto, moreno y corpulento…, estaba de pie frente a él sujetándole la cabeza. Fidel es un chico amanerado con cabello lacio y facciones muy femeninas, que bien podría pasar por ser una niña si no te fijabas muy bien. Un escalofrío recorrió su cuerpo. Tres largos meses llevaba sin follar con su marido, impotente por cuestiones psicológicas... ni con viagra lograba empalmar su polla. Ella iba a tres o cuatro pajas semanales desde que la dejara su marido sin coitos…necesitada de penetraciones reales con falos reales, y no con su colección de vergas de plástico chino.

Ver como el pollón de su sobrino favorito entraba y salía de la boca de las "niña" Fidel, hizo que mojara las bragas. Se dio la vuelta y fue a la habitación de su hermana, cerró la puerta, y de pie, apoyada a la pared con su espalda, se echó las manos a las tetas y las magreó, después abrió las piernas, metió una mano dentro de las bragas, se encontró con su coño mojado, metió dos dedos dentro de la vagina, los sacó y con ellos mojados frotó el clítoris… Se iba a hacer una tremenda paja pensando en las dos pollas juveniles que acaba de encontrarse, y besando los pezones de sus tetas, entrando y saliendo de su boca, de su culo, de su coño… En el váter los chicos continuaban ajenos a las maniobras de la madura tía…, un chorro de leche salió de la polla de Fidel, que fue a parar a la pierna de Julio…rociando el suelo, mientras los chorros de lefa de Julio, llenó la boca de nena de Fidel.

Quince minutos más tarde, a Liberia que era una mujer morena, de 37 años, delgada, con enormes tetas, gran culo, baja de estatura y bastante guapa, el placer del orgasmo que sintió al haber imaginado que su sobrino y su amigo le comían las tetas, el culo, el coño, la enculaban, (se metiera un dedo en el ano) y que le clavaban hasta el fondo del coño aquellas jóvenes pollas, hizo que las piernas le quedaran sin fuerzas y que con los ojos cerrados, cayese sentada en el suelo, diciendo… ¡Qué polvazo! Desde ese día Liberia pasó de las cuatro pajas semanales a una diaria pensando en las pollas de su sobrino profanando todos sus agujeros. Que su sobrino fuera maricón no la preocupaba, porque sus miradas enviciadas le confirmaban la bisexualidad del chico…, además de la empatía con él porque a ella también le iba el pollo y la ternera…

*************************

Unos días después, en una tarde fría de invierno en casa de Liberia, al calor a la cocina de hierro calentaban a tía y sobrino sentados en sillas bajas, pelando castañas y con el aire impregnado en el olor a roble quemado. Liberia que había invitado a Julio a casa, ya se moría con las ganas de follar, le entró a su sobrino con sutileza.

- Ya tienes edad para saber ciertas cosas de la vida. Quizás ya te han hablado de todo sobre sexo... en el colegio y tus padres.

- No, no mucho la verdad es más lo que se aprende por ahí y en internet.

- Entonces debo hablar contigo porque puede que tengas una idea errónea. ¿Qué sabes de las mujeres?

- Poco.

- ¿Y de relaciones con hombres? Julio, mintió.

- Nada de nada.

- No me mientas. ¿Cuántas veces lo has hecho con Fidel? Julio quedó en shock al verse pillado, le preguntó…

- ¡¿Quién te ha dicho que yo y Fidel hemos hecho algo…?!

- Nadie, es evidente que pasáis mucho tiempo juntos y Fidel tiene mucha pluma así que imaginé que tú también… Ahora la que mintió fue su Tita.

- Bueno tía solo probamos mamadas… ¡Él a mí, yo no! No soy maricón como él, lo que ocurre es que si cierro los ojos…puedo imaginarme que me la chupa una mujer, al fin y al cabo una boca de mujer es igual a la de un hombre, no debe notarse la diferencia y a él le gusta hacérmelo... hasta se bebe mi leche.

- A mí me parece bien que te gusten los hombres, no me importa, hoy se pueden casar. Vamos cariño me puedes confesar que eres marica, hijo.

- Tía que no, estoy seguro tía. A mí me van las mujeres, pero como me lo hace Fidel también me gusta.

- ¿Lo has hecho con alguna chica? ¿Te has follado a alguna de tus amigas…?

- No.

- ¡Pero te gustaría hacerlo! Te gustaría probar como es meterla en el coño de una mujer…

- Claro que sí, pero sé tan poco de mujeres que me asusta acostarme con ellas.

- Pregunta lo que quieras saber sobre las mujeres.

- ¿Cualquier cosa?

- Cualquiera.

- ¿Las mujeres se corren cómo los hombres?

- Sí hijo, nos corremos.

- ¿Las putas también?

- Joder Julio, son mujeres, pues claro.

- El Borrego fue una vez de putas y me dijo que es como meterla en un ladrillo.

- Es que las putas viven en otro mundo.

- ¿Os masturbáis?

- Sí, le llamamos hacer un dedo.

- ¿Tú también te haces un dedo aunque estés casada…?

- Hay veces que no queda más remedio. Lo pide el cuerpo.

- ¿En quién piensas?

- Esas cosas no se dicen. Son muy íntimas.

- ¿Cómo se calienta a una mujer?

- Con palabras dulces al oído, con besos sin y con lengua, metiéndoles mano en las tetas, y si se dejan comiéndoselas, masturbándolas…

- ¿Me enseñas a comerte las tetas y a masturbarte?

- No, soy tu tía… una tía y un sobrino son mucha familia para hacer esas cosas.

- ¿Cómo se debe hacer para que se corra una mujer?

- Hay muchos modos. Comiéndole el chochito. Masturbándola, penetrándola vaginal y analmente… A Julio le extrañó lo del sexo anal de la mujer.

- ¡¿Os gusta que os den por el culo?! Liberia se empezó a calentar.

- ¿Lo tengo yo o aquí hace mucho calor?

- Yo estoy caliente. ¿Y tú?

- También.

- Estoy empalmado tía mira…, se echó la mano al paquete. - ¿Y tú? Liberia quiso zafarse. Le respondió con otra pregunta…

- ¿Qué me has preguntado?

- Si estás empalmada.

- Tengo el clítoris que raya diamantes, pero me refería a que me preguntaras antes.

- Si a las mujeres os gusta que os enculen.

- Depende de lo caliente que esté la mujer.

- ¿Cómo es el clítoris?

- Es como un botón con el que se enciende a la mujer… Tiene la misma función que vuestro glande, es sensible y nos da mucho placer cuando os lo chupáis o lo frotáis.

- ¿Dónde está?

- En la parte de arriba del coño, bajo un capuchón al final de los labios vaginales.

- ¿Cómo se come un coño?

- Con la lengua.

- ¿Pero cómo?

- Te haré un dibujo.

- ¿Por qué no me enseñas tu coño y me vas diciendo como se hace? Yo te diría cómo me gusta que me la chupen.

- Ya sé cómo se chupa una polla, pero una tía no le chupa la polla a un sobrino.

- Cierro los ojos y pienso que eres Fidel. Liberia haciendo el papel de madre, le dijo…

- Se acabó la conversación.

- Cinco minutos. No se va a enterar nadie ¡Vamos Tita, no me puedes enseñar a medias! Liberia se moría de ganas por entrar en faena, pero se siguió haciendo la decente.

- No puede ser, hijo, no puedo ser. Julio se levantó, se puso detrás de su tía y le echó las manos a las tetas. Liberia le quitó las manos con las suyas. - Estate quieto, Julio…. Respeta a tu tía. Le volvió a magrear las tetas y le besó el cuello.

- A ver, Tita…. No soy un niño. Si no tuvieras ganas de follar conmigo no me dirías todo lo que me has dicho.

- Era para abrirte los ojos.

- Y para abrirte de piernas. ¡Cierra los ojos!

- No.

Julio, giró la cabeza de su tía poniéndole un dedo en el mentón y la besó en los labios. Liberia cerró los ojos y metió la lengua en la boca de su sobrino sin pensar mucho más…se besaron con pasión un minuto, luego, Julio se colocó delante de su tía, sacó la polla y se la puso en los labios. Liberia abrió la boca, la cogió con la mano derecha… lamió y mamó el carnoso glande. Siguió mamando hasta casi meterla toda en la boca… Lamió todo el tallo, dejando un reguero de saliva hasta llegar a sus testículos colganderos, sin compasión chupó sus cojones uno a uno con frenesí, succionó a punto de arrancárselo del escroto. Después vuelta atrás, iba lamiendo desde los huevos al frenillo, se metía el glande que mamaba sin dejar de pajear el tronco y sobar los huevos del chico. El ritmo era demasiado elevado para el aguante del adolescente cuando Julio comenzó a correrse sin remisión. Los dos primeros chorros se estrellaron contra el galillo de su tía, el resto de leche bajaba del glande por la verga abajo en tanto ella se tragaba lo depositado en su boca. Liberia iba lamiendo y tragando la lefa espesa y calentita, antes de que llegara al par de grandes pelotas que el chico gastaba. Al acabar de correrse, Julio le preguntó a su tía…

- ¿Las mujeres también echáis leche cuando os corréis?

- No, echamos otra cosa muy parecida. ¿Quieres ver lo que echamos cuando nos corremos y a qué sabe? 
Julio no se lo tuvo que pensar. - Sí Quiero. 
Liberia se levantó y se desnudó, dejando al aire sus tremendas tetas y su jardín cuidado de vello negro del pubis, se echó sobre la mesa de la cocina y le dijo a su sobrino… 
- Haz todo lo que yo te diga. Así sabrás lo que le gusta a una mujer que le hagan para llegar a correrse.
Liberia, con los ojos entornados indicaba que acariciase su cabello, que besase sus ojos, su nariz, su mentón, que besase y lamiese sus hombros, su cuello, sus orejas, sus manos, sus muñecas, sus brazos por el interior, sus tetas, que lamiese y chupase sus areolas, sus pezones…que los mordiese suavemente, que acariciase y besase su monte de Venus, que acariciase con sus dedos sus labios vaginales, los mayores y los menores, que los lamiese, que en su vulva lamiese de abajo arriba, que lamiese y que follase su vagina con dos dedos y que chupase su clítoris. Julio hizo todo lo que le dijo en los tiempos que marcaba su experta tía Liberia, y cuando pensó que le iba a decir que la penetrase, oyó que le decía…

- Coge el aceite en la alacena. Julio obediente, cogió el aceite.

- ¿Qué hago con él?

- Úntate dos dedos y méteme uno en el culo. 
A un dedo siguieron dos y después tres. El coño de Liberia ya estaba chorreando, con la operación hecha le dijo… 
- Ahora ya toca lo mejor ¡Meterme la polla en el coño!
Julio se puso entre las piernas de su tía despatarrada para recibir a su sobrino favorito, le asió el cipote y lo atrajo hacia el coño que elevó un poco para quedar a la misma altura y enfilar en su entrada…, pero antes frotó el duro capullo de Julio en el clítoris espigado de la madura. Se pajeo un rato electrificando todo su cuerpo como una adolescente recién salida de un colegio de monjas, percibían ambos la dureza del otro, ella aún más sintiendo los latidos del corazón de Julio en el bombeo de su verga. Al cabo de un rato abriendo y cerrando sus labios vaginales, impregnado de flujo gelatinoso el glande del muchacho, lo puso en la boca del conejo famélico, y le espetó…

- ¡Empuja tu polla hacia dentro del coño! Sin miedo hasta el fondo… ¡Que no quede nada fuera de mí!

El chico le hizo caso, y dada su inexperiencia se la metió en el coño de su tía sin pensarlo, de un solo envión hasta los mismos huevos. A pesar de tenerla grande el chico, a Liberia le entraba muy bien, por bien entrenado que tenía el chocho con un enorme consolador… Una vez dentro le magreó las tetas entrando y saliendo estilo conejo, rápido y sin ritmo ¡La folló como un poseso! Hasta que Liberia viéndolo a punto de correrse, suplicó…

- ¡¡En el culo…Métemela en el culo!! 
Julio sacó la verga del coño de su tía Liberia, y se la enchufó en el culo. Entraba tan apretada que el pobre tuvo que forzar la entrada del glande, una vez sobrepasado el límite del cerco de su ceñido anillo, el chico la fue metiendo con cierta premura, pero no aguantó ni dos minutos dándole por el culo a su tía. La penetró cuanto pudo y al ir por la mitad del tronco ya no aguantó y comenzó a llenarle de leche. Liberia, que se masturbaba con dos dedos dentro del coño, al empezar a correrse, soltó un chorro de jugo, y otro y otro, hasta cuatro chorros echó mientras se retorcía de placer. Al acabar, le dijo Liberia a su sobrino…

- Ya sabes otra forma de cómo se hace correr a una mujer.

- Pero cómo es eso… ¿Hay más maneras?

- Claro nene, y hasta tres… pero la que más les gusta a las mujeres es follándole el coño…

- ¿Entonces lo del culo no es necesario?

- No, hijo, pero así una mujer no se queda preñada seguro. Te he visto a punto de correrte y no tomo anticonceptivos… No quiero que me dejes preñada a la primera de cambio cariño. ¡Estos huevos están llenos de fortaleza! Y a tu edad, Tus bichitos no piensan más que en preñarnos a todas… 
Se rio como una bruja malvada que había dejado sin su premio mayor al niño que acababa de desvirgar.

- Hasta ahí llego Tía….

- ¡¿O acaso quieres preñar a tu Tita?! ¡Hacerme un hijo y una buena panza!

- Bueno, tampoco me importaría preñarte, pero creo que detrás de eso hay algo más…

- ¿Cómo qué?

- Como que eres una zorra viciosa, Tía.

- Qué descarado te has vuelto de repente…. Se compuso poniéndose digna y le soltó… Crees bien, hijo, lo soy. Soy una zorra viciosa que no tiene macho para desfogarse… y tú aún inexperto pareces ser bueno.

- ¿Tanto como para echar un polvo con tu sobrino favorito?

- Tanto como para follar contigo y con tu amigo Fidel, si se le pone dura conmigo.

- No, no le gustan nada las mujeres, ya lo hemos probado, así que te tendrás que conformar solo conmigo… yo puedo aguantar otro polvo ¡Mira lo dura que la vuelvo a tener!

Aquello acabó en otro polvo esa misma noche, después le acercó a casa y durante el camino programaron que una o dos veces a la semana podía escaparse a su casa y proseguir con las prácticas que tanto le hacían falta al chico…y los orgasmo a su tía. Sin embargo lo zorra que era su tía, pronto descubriría que era congénito en su familia materna…, su propia madre le daría la lección de su corta vida…

************************

…Todo empezó un día que teníamos en casa una cena familiar, pero por unos motivos u otros solo confirmaron su asistencia mis abuelos paternos, mis tíos Liberia y su marido muy plasta que vivían cerca de nosotros, y unos familiares de Salamanca. Ese día mi padre y yo tuvimos que vestirnos con camisa y corbata… mi madre se puso una camisa de manga larga negra que dejaba los hombros al descubierto y una falda de seda que le subía un palmo por las rodillas, combinando con unos zapatos oscuros de tacón. Los primeros en llegar fueron mis abuelos acompañados de mis tíos… hubo saludos muy efusivos por ambas partes. Casi no habíamos cerrado la puerta cuando aparecieron mis otros familiares, ni llegaron a tocar al timbre. Yo iba a dar dos besos a mi tía Liberia con la que tenía tanta confianza, cuando me percaté de una figura que estaba detrás de ella.

- Éste es Lucas. Es un amigo mío que está viviendo en EEUU y ha vuelto a Madrid justo hoy a pasar unos días. Me ha llamado para quedar, pero le he dicho que tenía cena familiar. Aun así no podía dejarlo sólo en su hotel así que le he invitado. Espero que no sea molestia, explicó mi familiar.

Se hicieron las presentaciones pertinentes y la verdad es que era un hombre que imponía. Tenía unos 30 años y su forma de hablar, la confianza en sí mismo, y su corpulencia típica de horas y horas de gimnasio nos dejaron impresionados a todos… debía de ser pura fibra, a lo que hay que añadir su imponente masculinidad con gran atractivo para la féminas, pese a ser un hombre sé reconocer a un hombre guapo y atrayente, pues son modelos para los que no somos tan agraciados…. Todos estaban hambrientos así que nos sentamos inmediatamente a la mesa que ya estaba servida. Lucas se sentó justo enfrente de mi madre y durante toda la cena se mostró muy cordial con ella lanzando rayos de seducción que al parecer solo notábamos mi madre y yo. Además Lucas se convirtió enseguida en el alma de la cena, ya que continuamente narraba alguna de sus muchas historias que mantenían a todos en vilo hasta desembocar en una enorme carcajada general.

Tenía encandilado a su público, con sus historias de juergas con los amigos y sus conquistas de mujeres en noches locas. A mí no me había encandilado en absoluto. De hecho era una de esas personas tan seguras de sí mismas que no paran de fanfarronear, de creerse irresistibles para cualquier mujer y que tratan con desdén a aquellos que no son de su “especie”. Sus constantes miradas a mi madre, que eran de todo menos inocentes no hacían más que acrecentar mi animadversión hacia nuestro invitado. Mi madre reía con sus historias al igual que todo el mundo pero evitaba el contacto visual con Lucas… percatada su miraba de una forma bastante descarada. Mi madre está muy acostumbrada a que la admiren, pero ella siempre rehúsa de dar esperanzas a nadie haciéndole ver que es una mujer casada, que ama a su esposo y a su hijo, y que se debía sólo a ellos.

Lucas no pareció conforme con la respuesta visual de mi madre y empezó a contar historias de mujeres que se le habían resistido pero que habían acabado sucumbiendo a sus “encantos”, tratando de incomodar a mi madre, pero ella no parecía afectada en absoluto por sus desafíos. De hecho comenzó a mostrarse ofendida poniéndole pegas a todas las historias de Lucas, diciendo que no todas las mujeres eran como él las pintaba, y que las había que eran fieles en su matrimonio como ella en sus 20 años de matrimonio, aumentando la tensión que había entre ambos. Afortunadamente mi padre ni nadie a parte de mí se dieron cuenta de la situación. Así transcurría la cena hasta que mi tío propuso que brindásemos con un poco de champán.

Mi padre mandó a su esposa a por una botella a la bodeguilla, y pude ver como Lucas no perdía detalle de mi madre saliendo del salón, especialmente de su culo. Era increíble el descaro con el que lo hacía y más increíble me parecía que nadie, en especial mi padre, se hubiese dado cuenta de lo aguililla que era el tipo. Cierto es que todos iban ya un poco bebidos por el vino, pero aun así, en el transcurso de la cena las miradas furtivas a mi madre y a sus tetas habían sido cada vez más frecuentes. En ese momento miré a Lucas con todo el odio que pude, como tratando de decirle…“¿pero tú de qué vas?” pero este ya se estaba levantando de la mesa y si me vio me ignoró por completo. Se excusó diciendo que iba a ayudar a mi madre pero ninguno de los mayores le oyó. Todos estaban ya algo bebidos, enfrascados entre risas y aplausos en viejas anécdotas y yo era el único que había notado que se ausentaba.

Al cabo de un par de minutos no aguanté más y dije que me iba a mi habitación a tumbarme un rato porque estaba mareado…nadie me oyó. Cuando salí del salón me dirigí directo al sótano, llegué y me quedé en la puerta amparado por la penumbra. Nuestro sótano es bastante amplio y consta de la zona de un tipo de cocina separada por una especie de barra de bar de la zona de comedor. Apenas a tres metros de la puerta, Lucas ayudaba a mi madre a elegir la botella de champán, pero lo hacía acercándose cada vez más, una situación que debió incomodarla porque se apartó ligeramente…

- Elige tú la botella mientras cojo los vasos.

A pesar de la obvia incomodidad de mi madre, Lucas no dejaba de sonreír y su sonrisa se hizo más socarrona aun cuando ella se agachó para coger las copas de champán que estaban en un estante inferior. Nerviosa como debía estar ni siquiera se sentó a coger los vasos sino que se inclinó…, ofreciéndole al cabrón de Lucas una vista magnífica de su trasero. Mientras mi madre le iba pasando las copas de dos en dos, Lucas se puso a abrir la botella y llenar una copa y beber como si nada. Una vez mi madre hubo sacado todas las copas y terminaba de cerrar el estante en esa posición tan comprometedora, Lucas se acercó por detrás apoyando su paquete en el culo de mi madre. Ella, asustada se irguió de un brinco quedando situada a escasos centímetros de nuestro invitado. Aprovechando la confusión de movimientos Lucas tiró la copa encima a mi madre, empapándola entera.

- ¿¡P…pero, qué haces!? Exclamó mi madre confundida y enfadada al mismo tiempo.

- Perdona Marta. Ha sido sin querer. Estaba nervioso.

- ¿Nervioso por qué? Dijo ella mientras veía como el champán que había manchado su camisa empezaba a regar su falda.

- Por tener un bellezón como tú delante de mí, contestó Lucas acercándose un paso más.

- ¿Pero qué estás diciendo? Dijo mi madre aún más confusa. - Dios mira cómo me has puesto de champán….

- No te preocupes. Eso tiene solución, y diciendo esto la agarró por los hombros y la atrajo hacia sí.

Acto seguido empezó a limpiar los restos de champán que todavía quedaban en el escote de mi madre con largos lengüetazos. 
- ¡L…Lucas! ¿Pero qué haces? ¿Cómo te atreves…? Empezó a decir mi madre sin mucha convicción de querer pararlo.
Pero antes de que pudiera alertar a nadie Lucas estampó un enorme beso en sus labios de varios segundos que debieron dejarla sin aliento porque no volvió a levantar la voz. Estaba a punto de intervenir y salvar a mi madre de semejante atolladero cuando ella volvió a abrir la boca para pedirle que parase pero esta vez sin gritar, a modo de súplica.

- Tranquila, solo intento deshacer el entuerto. Cuando termine de limpiarte pararé. Te lo prometo.

Dijo Lucas a la vez que soltaba los hombros de mi madre para colocarlas bajo sus pechos ayudando así a la “limpieza”. 
- D…de ver…dad, p..por favor para…, continuó suplicando mi madre a la vez que se debatía por liberarse… - N..no quiero que me limpies nada…oye para…

Lucas hizo caso omiso de las súplicas de mi madre y siguió con su tarea de limpieza y secado, levantando la camisa por debajo y lamiendo su abdomen. Mi madre intentaba apartar con las manos la cabeza de Lucas pero éste la tenía agarrada de la cintura tan fuerte que sus esfuerzos eran en vano.

- P…para, te juro que voy a gritar. Se lo diré a mi marido…

- ¿Y qué le dirás, que intenté limpiarte después de mancharte? replicó Lucas con tono burlón.

- ¿Cómo? Pe…pero si me estás…e…eres un baboso….eres un cerdo…. Comenzó a decir mi madre pero Lucas la cortó.

- El cerdo es un animal muy limpio. 
Dicho esto dejó de babosear el ombligo de mi madre para empezar a bajar por ahí hasta llegar a la falda.

- Para ya, cerdo, te juro que se lo diré a mi marido y te… ¡ahhh! ¡No eres lo suficientemente guapo para…! 
Lucas plantó su cara en la entrepierna de mamá a través de la falda húmeda por el champán.

- Unghhh… cu…cuando se entere mi marido….te va a…. 
Mi madre seguía intentando liberarse pero sus palabras cada vez tenían un tono menos seguro.

- No te preocupes preciosa que ya casi he terminado, dijo Lucas levantando la falda hasta la cintura.

Bajo la falda de mi madre aparecían unas braguitas negras de una prestigiosa marca de lencería que yo ya había visto antes haciendo la colada y utilicé para algunas de mis pajas. Empezó a lamer la parte interior de los muslos con sumo cuidado haciendo que mi madre se mordiese los labios en lo que yo creía que era un gesto de reacción de asco ante la invasión de su intimidad que estaba sufriendo. Tras un buen rato lamiendo las piernas de mi madre, posó sus manos sobre el culo de ésta y acercó la nariz a la fina tela negra que separaba su cara y la fruta de mi madre que estaba reservada sólo para mi padre. Cuando la lengua de Lucas tomó contacto con la ropa interior de mi madre ésta lanzo un grito ahogado que al cabo de unos segundos fue seguido por un suspiro cuyo significado no supe descifrar.

- ¡Oh dios, Umghh! ¿Cómo te atreves? Las protestas de mi madre carecían de cualquier convicción en su tono.

No podía creer que mi madre se estuviese rindiendo a la estrategia de manoseo de un mamón al que acabábamos de conocer esta noche y que ni siquiera había sido invitado a la fiesta. Afortunadamente todo aquello acabaría en cuanto Lucas terminase de limpiar la última gota de champán derramada. Lucas se tomó su tiempo en “limpiar” las braguitas de mi madre. Mientras tanto ella no paraba de pedir que parase, pero sus súplicas habían pasado a ser más una suerte de gemidos de significado dudoso, que una petición para terminar con aquella situación. Al cabo de un rato Lucas separó su cara de las braguitas de mi madre y levantó la vista sonriente.

- Bueno princesa. Ya he terminado. ¿No ha sido tan malo no? Dijo levantándose.

El rostro de mi madre estaba desencajado y tenía las mejillas completamente ruborizadas. Agachaba la mirada y sus labios temblaban ligeramente. Lucas cogió la botella de la mesa y se la entregó. Después cogió unas copas… 
- Vámonos ya para el salón. Yo llevo los vasos mientras te arreglas un poquito y cuando estés te vienes con la botella, ¡¿vale guapa?!

Yo estaba consternado por la escena y no sabía cómo reaccionar. Ambos se unieron a la cena y brindaron con champán y más champán, al que se unió ron, whisky y otras bebidas espirituosas que no pararon de consumir. Pusieron música de fondo a su conversación que se trasladó al centro de sofás del salón. Entre el tumulto y la confusión de la noche, mi madre y Lucas se escabulleron otra vez al sótano donde mi padre guardaba la bodeguilla, y en donde también teníamos una pequeña cocina con barra para celebrar eventos como fin de año. Los seguí, yo apenas había bebido y me encontraba muy lúcido. Observé a mi madre con otra botella de champán cuando el aguililla de Lucas se disponía a entrar en la cocinita echó un vistazo hacia la escalera de salida del sótano, y probablemente me hubiera pillado allí espiando de no haber sido porque mi madre musitó algo. El cerdo de Lucas se dio la vuelta para preguntarle que había dicho cuando tanto él como yo nos quedamos sorprendidos. Mi madre, con la falda subida, sostenía la botella de champán contra sus pechos e inclinándola ligeramente empezó a dejar un poco del dorado líquido por entre el canalillo.

- C…creo que aún te queda algo más por limpiar… Dijo no muy segura de sí misma.

En su voz había duda, pero también mucha agitación, gracias probablemente a las habilidades de Lucas allá abajo. Lucas se acercó a ella de nuevo. El líquido que caía por entre sus tetas pronto traspasó la delgada tela de la camisa y empezó a calar hasta la falda. Lucas le cogió la botella ya medio vacía y dejándola sobre la mesa agarró a mi madre del cuello por detrás para plantarla otro enorme beso. Esta vez mi madre sí colaboró abriendo su cavidad bucal para permitir a su invitado saborear la boca y lengua de su anfitriona, mientras sujetaba el rostro de su agresor con caricias. Lucas rápidamente agarró con una mano las muñecas de mi madre y levantó sus brazos liberando su cara, dejando claro quién era el que mandaba. Mi madre aceptó su nueva posición sin ninguna objeción y continuó besando a su invitado con la misma pasión que antes.

Lucas terminó aquel beso con un buen lametón pasando su enorme lengua por los labios entreabiertos de mi madre que parecían suplicar por más. Lucas no le dio ese placer y empezó a bajar por el cuello de mi madre a besos, mientras seguía sujetando a mi madre por las muñecas. Con la mano libre comenzó a levantar la camisa de mi madre y se la levantó hasta la altura de los codos, quedando su rostro parcialmente tapado por la prenda liberando sólo la boca que no paraba de jadear. Una vez que el torso de mi madre estuvo desnudo (pues la camisa no era para llevar con sujetador) Lucas continuó bajando con sus besos hasta llegar al canalillo. Cuando comenzó a besar y a lamer las tetas de mi madre los jadeos de ésta fueron haciéndose más rápidos y suplicantes, pero Lucas era un experto en féminas y la hizo esperar.

Además esos pechos merecían ser explorados concienzudamente, ya que sin llegar a ser ubres enormes, eran de una buena talla 95C que acababan en unos rosados pezones de aureola estrecha. Continuó pasando su boca alrededor de sus pechos sin llegar a tocar los erectos pezones que pedía ser comidos a gritos. Al ver que sus pezones no eran atendidos como su calentón lo exigía en esos momentos, los jadeos pasaron a ser gemidos llenos de súplica. Hasta yo estaba expectante, casi deseando en el fondo que le comiese las tetas del todo para observar la reacción de mi madre. Era sobre todo la curiosidad de ver cómo era el estado de excitación de mi madre, a quien yo siempre asociaba con suaves sonrisas y dulces palabras… no con calenturas y excitación. En seguida me arrepentí de estos pensamientos. Contento con los resultados, Lucas decidió abordar por fin los pezones de la hembra que tenía ya a su merced, arrancando profusos suspiros de placer en mi madre.

- ¡Oh dios mio! Aangghhh…ufff, mi madre empezaba a perder el control de sí misma.

- Te gusta, ¿eh? Dijo complacido el diplomático Lucas, al mismo tiempo que liberaba las muñecas de mi madre para posar ambas manos sobre sus tetas y amasarlas. - ¡Vaya tetitas que tienes mi reina!

- ¡Ufff! Dios, lím…límpialas bien… ¡así!…si…límpiame entera…, decía mi madre totalmente perdiendo el control y la dignidad de madre y esposa decente.

Se quitó la camisa que cubría su rostro y la lanzó hacia donde yo estaba, lo cual me hizo retroceder instintivamente ante el peligro de ser descubierto. El corazón me latía a mil. ¿Qué pasaría si me descubrían? Ya no había vuelta atrás. Si quería hacer algo tenía que haberlo hecho antes. Irrumpir ahora nos dejaría a los tres, en especial a mí y a mi madre en una situación tremendamente incómoda que ni yo ni ella sabría manejar. Así que reprimido por el miedo allí me quedé, escondido tras la puerta, escuchando los chupetones que Lucas daba a las tetas de mi madre y los cada vez menos discretos jadeos de mi madre. De repente un grito tremendo me sacó de mi ensimismamiento y la curiosidad venció al miedo, dándome fuerzas para volver a asomarme por la puerta de la cocina. Desde donde yo estaba, podría haber asomado medio cuerpo y hubiera sido casi imposible que me viesen, pero un miedo irracional a ser descubierto hacía que sólo fuese capaz de asomar media cara. Lucas había bajado hasta la entrepierna de mi madre y besaba y lamía la prenda íntima a la vez que ella se tapaba la boca con ambas manos para evitar otro grito que pudiera llamar la atención de los presentes en el salón.

- Vaya, vaya, ¿qué mojado está esto, no? Dijo mientras pegaba un enorme lametón de arriba abajo provocando un rápido movimiento de pelvis acto reflejo del placer que estaba recibiendo mi madre. - ¿Será todo champán o será otra cosa?

- T…Tú limpia lo que sea…uuhh…todo lo que encuentres, pidió mi madre que desde hacía un buen rato se había dejado a las caricias bucales de su atrevido invitado.

- Tranquila reina que te voy a hacer una limpieza a fondo. ¡Slurp! Dijo mientras lamía de nuevo. – Creo que va a haber que limpiar hasta debajo de la alfombra.

Dicho esto las manos que por debajo de las bragas sobaban con ganas el culo de mi querida madre agarraron los laterales de la tela y las comenzaron a apartar a un lado. Bajo las bragas negras de mi madre se escondía un vello púbico rasurado hacía días, con lo cual era un vello aterciopelado diáfano que dejaba ver todo su coñito en pleno esplendor…, era un sexo bien cuidado corte en forma de “v” que permitía una perfecta visión de su chochito ardiente. Al fin y al cabo era una mujer, una mujer bella que se cuidaba y yo era el ingenuo al pensar que reservaría ciertos placeres conyugales solo para mi padre, pues ahora mismo no era mi padre quien disfrutaba tales atenciones, sino un capullo presumido que la había seducido sin apenas necesitar cortejarla. En cuanto los labios de Lucas contactaron con los labios vaginales de mamá, está lanzó un tremendo grito que murió ahogado entre sus manos que se apretaban contra su rostro. El trabajo de limpieza que le estaba realizando Lucas en su chumino, parecía volver loca a mi madre, que se retorcía frotando su espalda contra la pared, arqueándose, con una mano tapándose la boca y otra acariciando el cabello de Lucas con fuerza.

- Ahhh….Diossss mío….siiii…ahhh…. ¡Lucas…Lucassss cómo eres cabrónnnn!

- Eres toda una mujer… una mujer caliente y muy sabrosa, dijo mientras sorbía los primeros jugos que se deslizaban por el coño de ella. - Vamos quítate las bragas.

Lucas sacó su cabeza de entre las piernas de mi madre y ella presa del placer se las quitó lo más rápido que pudo, sacándolas primero por un pie y luego por el otro, y las dejó en el suelo… Todo esto ocurría mientras en la planta superior, los invitados ya bailaban al son de pasodobles y otros temas intercambiándose las parejas, además de ponerse finos a tragos de alcohol de alta graduación… Parece que terminarían todos como cubas.

Mientras tanto los dos polluelos se comían los bajos fondos… - Así me gusta. Mmmhhh… que bien te huele, Marta, le dijo llamándola por su nombre con una familiaridad casi vomitiva.

Acto seguido le introdujo un dedo mientras su lengua seguía explorando los placeres de la vagina de su elegante anfitriona colmándola de gozo en su clítoris sin el menor remilgo. 
- ¡Ay dios mío…! ¡joder! ¡Maldito cerdo como me estás poniendo de cachonda…! Gritó a Lucas.

Pero en el tono de sus palabras no había reproche alguno. Mi madre cerró los ojos e inclinó la cabeza hacia atrás dominada por el placer oral que le estaba dando aquel cabrón sin escrúpulos, mientras apenas conseguía reprimir entre su mano los gemidos de placer que éste le iba arrancando. Tras un buen rato en el que mi madre no pudo reprimir en dos ocasiones las convulsiones que indicaban que había llegado al orgasmo. Lucas pareció dar por terminado su trabajo de limpieza y se puso de pie mientras volvía a amasar las tetas de la madre que me alimentó con ellas. Acercó su rostro al de mi madre pero ella casi ni se enteraba de lo que acababa de ocurrir. Cuando Lucas aprisionó sus labios entre los suyos ella sólo reaccionó cerrando los ojos y entreabriendo los labios para que su acosador tuviera libre acceso a esa boquita aristocrática…. Cuando el beso terminó, Lucas puso sus manos sobre los hombros de mi madre y la hizo bajar hasta quedarse de rodillas ante él.

- Creo que yo también necesito que me hagan un poco de limpieza, dijo acercando su paquete al rostro de mi madre.

- P…pero…c…creo que deberíamos volver, Lucas…, dijo insegura mi madre.

A pesar que era obvio que seguía caliente, el momento de descontrol había pasado y sabía que en cualquier momento podrían echarlos en falta y parecía no estar dispuesta a arriesgarse a que su esposo a quien de verdad amaba la sorprendiera con el falo de otro hombre en su boca. Lucas se agachó un poco y le acarició la barbilla al mismo tiempo que le plantaba otro beso baboso en la boca de ésta.

- ¿No crees que sea lo justo? Dijo bajándose la bragueta.

- S…si…pero, ¿y si nos descub…?

Empezó a decir pero sus palabras murieron en su boca cuando Lucas terminó de bajarse la bragueta y se bajó al mismo tiempo los pantalones y los calzoncillos. Aquello era desde mi punto de vista una de las cosas más impresionantes y repulsivas que había visto jamás. Comparando frente a frente, esa polla era más larga que la cara de mi madre, que miraba con ojos como platos aquel rabo tremendo que aún seguía creciendo ante sus narices. Su grosor era una barbaridad sólo viéndolo desde donde estaba yo, y todo el tronco estaba recorrido por unas venas enormes. Mi madre se quedó sin habla admirando ese mostrenco que tenía ante sí… una anaconda entre sus piernas. Divertido por el estado de shock en que se encontraba mi madre, acercó su pollón más cerca, a una distancia en que juraría que mi madre podía percibir el olor de aquella bestia de carne en barra. 
- ¿Qué decías? Preguntó sonriente.

- ¡¡Oh Dios mío…!! Yo…n…nada, no decía nada, se apresuró a contestar.

Con la mano temblorosa agarró el miembro de Lucas, que ya había llegado a su punto de máximo esplendor, y tras mirarle a los ojos se introdujo aquella verga en la boca… ahora si debía medir cerca de los 25 cm y un grosor de más de 6 cm. Al principio le costó un poco… su grosor obligaba a abrir la boca bastante. Pero la saliva se convirtió en un magnífico lubricante facilitando la felación. Al principio eran movimientos tímidos pero pronto se convirtieron en rápidos vaivenes de cabeza acompañados de gemidos procedentes de la atosigada boca de mi madre. Aun así, no conseguía meterse en la boca más de un tercio de esa polla por más esfuerzo que realizara…, el resto del nabo lo tuvo que cubrir a base de lametones y chupadas, además de pajearlo con una mano y la otra sobando los fastuosos cojones del semental.

- Mhh…glmphhh..¡¡¡mmhhhhhhh!!! 
Eran los únicos sonidos que salían de la boca de mi madre que parecía no dispuesta a soltar ese miembro tan varonil.

- ¡Oaahhh! Joder como te gusta ¿eh? Es toda tuya.

- Mmffz….”Gadiaz” fue el agradecimiento que consiguió articular con la boca aún llena de cipote.

- No hay de qué, reina, y soltó una carcajada.

Mi madre le miró a la cara desde su posición y correspondió a su carcajada con un esbozo de sonrisa, todo lo que pudo ofrecerle ya que esa enorme polla tenía su boca reservada para sí sola. Con los ojos aún fijos en los del dueño de esa tranca que tan bien le estaba sabiendo, continuó su mamada. Siendo objetivos, mamá no era desde luego una “Jenna Jameson” mamando pollas, y la felación estaba resultando bastante monótona. Eso me hizo pensar que en sus 20 años de matrimonio el sexo conyugal no había sido nada especial y que probablemente con la rutina había acabado siendo una actividad monótona y tediosa para mis progenitores. Pero con Lucas parecía que era diferente. La pobre no tenía una técnica muy depurada, pero se esforzaba y eso parecía serle suficiente a Lucas. Un hombre como él, probablemente había probado decenas de coños y su polla habría estado en sus bocas y coños en el mismo acto… algunas de ellas probablemente unas expertas en el tema, y lo único que parecía buscar en ella era el triunfo de tener a una madre y esposa casi diez años mayor que él, adinerada y con buen status social a sus pies cometiendo su primera infidelidad.




Tras unos minutos mamando, Lucas le sacó la polla de la boca y levantándola de la barbilla la puso de pie al tiempo que terminaba de sacarse los pantalones de los tobillos, no sin antes sacarse un condón del bolsillo posterior. Después de varios minutos tragando el glande y poco más sin llegar al prepucio del aquel rabo, a mi madre le faltaba el aliento, y sus mamas se movían de forma exagerada al ritmo de su agitada respiración. Agarrándola de los glúteos la levantó en vilo y la llevó hasta una de las banquetas acolchadas que tenemos en la barra de la cocina para sentarnos a tomar algo rápido. Mi madre soltó un grito de sorpresa al ser izada y otro cuando Lucas la dejó caer sobre la banqueta giratoria. Los dos comenzaron a reír como adolescentes enamorados mientras ella iba desabotonándole la camisa. Cuando desabrochó todos los botones y le abrió la camisa la cara se le iluminó a mi madre mucho más todavía.

Un enorme torso, completamente depilado, con unos amplios pectorales y unos abdominales cuadrados se ofrecían ante ella, y mi madre no dudó un instante en empezar a pasar sus ansiosas manos por ese cuerpo masculino, sin nada de competencia con los fofos pechos de mi padre con barriga cervecera y carente de pelo en su coronilla… Este macho no tenía rival en casa. Levantó la vista hacia Lucas con unos ojos que le brillaban de la excitación y con sonrisa traviesa acercó sus labios a los de él. Comenzó de nuevo el baile de lenguas, besos con tanta excitación que casi podía sentir sus alientos desde donde estaba. Lucas terminó de quitarse la camisa, y ya completamente desnudo, y sin liberarse del beso que le estaba dando mi madre la agarró de las nalgas y la recolocó sobre la banqueta. Mi madre sabía lo que venía ahora, y cogiendo el condón de la mano de Lucas lo abrió y se lo puso. Aunque no creo que estuviera muy segura de ser capaz de engullir ese pedazo de carne con su coño, excitada ya sólo de ver los esfuerzos que había hecho para ponerle un condón, lo animó a penetrarla.

- Ahhh….siiiiii…Lucas cariño…no me hagas esperar más…ahhh…, y empezó a pellizcarse los pezones para mostrar su excitación.

Yo estaba flipando con esta faceta de guarra que estaba comenzando a descubrir en mi hasta ahora respetable madre.
- Cálmate reina, que esta noche te voy a hacer mía. Vas a ser toda mía hasta tu último suspiro, le decía mientras acercaba su bálano tipo casco alemán a la vagina de mi madre, frotándola pero sin llegar a penetrarla. - Tú vas a ser mi reina….y yo, tu “Rey” ¿Entendido?

Dicho esto la cabeza del musculado monstruo fálico desapareció sin ningún tipo de delicadeza dentro del coño de mi madre haciendo que ésta gimiera buscando algo a lo que agarrarse, clavando sus uñas en las musculosas espaldas de Lucas.

- ¡Kiiiaaa! ¡Mi Rey! Consiguió decir mi madre. - No tan fuerte…más despacio…mi Rey de bastos…. ¡Esa verga es mucha carne para mi estrecho coñito! Me lo vas a desgarrar si la metes muy atropellado.

- Está bien, seré un rey benévolo. 
Aminorando el ritmo fue clavando su estaca poco a poco en el coño de mi madre, besándola el cuello y haciéndola disfrutar como nunca de aquella empalada en toda regla….

- ¡Ahhhhh…..asiii! ¡Oh joder que rico! Mi madre se relamía de gusto. - ¡D…Dios mío… esto es muy grande…! ¡Noto como se me abren las carnes por dentro! ¡¡Joder es enorme Lucas!! ¡Vas a llegar a mi útero!

- ¡Ajá! ¿Qué pasa, qué nunca habías probado algo así? Siguió metiéndola. - Pues agárrate porque vas a ver lo que es una buena polla, reina.

- ¡Ooohhhdiossss! N…no sé si esto me puede caber….Más de la mitad del nabo de Lucas se hallaba enterrado en la boca vertical de mi madre. - ¡¡Argggghhh, me estás matandooo!!

- ¿Quieres que pare, Marta? Dijo deteniendo su movimiento penetrador.

- ¡Oh no por favor! No pares mi Rey, mátame con tu polla, siiii… ¡hazlo, cariño!

Mi madre agarró los firmes glúteos de Lucas atrayéndolo hacia ella moviendo su cintura tratando de encontrar acomodo para un poco más de esa polla que la estaba matando…de placer. 
- Pues claro que lo voy a hacer, porque eres una reina de corazones a quien le gusta mucho que la amen y la maten a pollazos… ¿estoy en lo cierto preciosa?

- Ssiiii, ¡me gustan las pollas! ¡Las pollas gordas como la tuya!

- ¿Ah sí? ¡No me mientas ¿Todas las pollas? Inquirió Lucas divertido.

- Yo…yo sólo había probado la de mi marido hasta ahora, respondió avergonzada.

- Lo suponía. Así que eres una reina de corazones a la que le gustan las pollas, pero no una polla cualquiera, ¿verdad? Continuó interrogando divertido.

- No mi Rey. Me gusta…, 
La barrera física ya había sido derribada, pero ahora estaba a punto de caer la barrera psicológica de la infidelidad, donde renegaba de su marido a favor de su amante. 
- Me gusta… ¡me gusta mucho más tu gran polla mi Rey! ¡Es un cipote excepcional…increíble!

Complacido, sonrió mostrándole su blanca dentadura. - Eso pienso Yo también.

Dicho esto clavó el resto de su pollón en el coño de mi madre, abriéndola los ojos que casi se le salían de las órbitas y sin poder respirar o articular sonido alguno. Allí la dejó clavada un buen rato sin sacarla, con mi madre alucinando como nunca lo había hecho, le había llegado hasta el mismo estómago por sus gestos, allí donde todavía era virgen mi madre, esos lugares del útero que nadie fue capaz de alcanzar su verga alguna…. 
- Y ahora, disfrútalo, reina.

Sin darle tiempo a contestar comenzó a sacar parte de su verga para volver a introducirla hasta el fondo, arrancando un grito de mi madre que todavía estaba como en estado de shock. Primero lo hizo lento, dando tiempo a las paredes vaginales de mi progenitora a amoldarse a tan tremendo cimbel, y los gritos pasaron a jadeos complacientes. Pero cuando consideró que ya le había dado tiempo suficiente el ritmo de las embestidas aumentó sin ningún tipo de misericordia. Los jadeos de mi “pobre” madre pasaron a gritos desenfrenados.

- ¡¡¡¡Kiiiaaaaa!!!! ¡¡Si, mi Rey!! ¡Argghhh! ¡Dios mío vaya cacho de polla me estás metiendo hasta los ovarios! ¡Joder, no pares de follarme cabrón… FÓLLAME DUR… uuummm!

Fue todo cuanto pudo decir ya que Lucas le selló la boca con su lengua, temeroso de que alguien pudiera oír sus gritos. Mi madre estaba totalmente descontrolada, rendida ante ese falo que suponía el gran cetro de amor que le estaba clavando su “Rey” sin piedad, matándola de gusto. Pero Lucas no tenía intención de ser descubierto, al menos aún, y decidió acallarla con un prolongado beso con lengua, cuyo significado mi madre supo interpretar al cabo de un rato, indicándole con la mirada que entendía que debía bajar el tono. En un tono más apaciguado, pero cargada con la misma tensión lujuriosa, mi madre comenzó a gemir y a decir cosas impropias de una señora del estatus de ella.

- ¡Coño, vaya pedazo follada me estás dando cariño! ¡Ohhhh, ahhhhh, mi rey, rey Lucas! ¡Por favor haz que me sienta la REINA más PUTA del mundo!

- ¡Joder nena! Lo tienes muy prieto, ¿Eh pedazo de guarra?

Se la sacó provocándola un pequeño grito al notar como salía esa formidable glande de su cueva. Agarrándola de la cintura le dio la vuelta y puso de espaldas a él, apoyándola contra le mesa de barra de la cocina. 
- Si es lo que quieres te voy a hacer sentir como una reina… ¡La Reina de las Putas!

Mientras mi madre se colocaba, y se tocaba el clítoris en alivio de tan terrible dilatación vaginal, el muy hijo de la gran puta se deslizó el condón quitándoselo. Y tras tan infamante despropósito, le empaló el chocho entreabierto de la dilatación aun candente, de un solo golpe por detrás aplastando a mi madre contra el borde de la mesa… se la caló entera hasta los mismos huevos. Mi madre sorprendida agachó la cabeza intentando respirar. Lucas volvió con sus embestidas pero esta vez sin darle tiempo a reponerse. El incisivo ataque que acababa de recibir la estaba destrozando por el aspecto de su cara, pero al cabo de un rato su expresión dolorida pasó a una de placer, con gestos de doloroso deleite y sonrisas lascivas.

- Ummphh, dios… e…eres lo mejor…. Lo mejor que he sentido jamás dentro de mí…¡ahhhhh! Ohh Rey Lucas, fóllame, ¡FÓLLAME!

- ¡Aghh, siiii Martaaaa! Eso quieres que te haga, ¿eh? Parece que el cerdo no era yo. ¡Aquí por lo que parece la única cerda que hay eres tú!

- ¡Ahhnnnngggg! Siiiii…Oooh mi Rey, ¿soy…soy una cerda? Pero yo…aaahhh…siiii…. Yo…quiero ser tu reina…¡uuhhnnggg!

- ¡Wargghh! ¡Marta, desde luego eres la reina de las zorras! Uhh…eso no te lo puedo negar.

Las manos que tenía apoyadas en su cintura pasaron a agarrar con fuerza sus tetas, pegando su torso a la espalda de mi madre. Una vez la tuvo en esa posición sus embestidas comenzaron a aumentar en fuerza y velocidad, haciéndole tragar toda la verga desde el glande que no lograba salir de su estuche, hasta las pelotas que rebotaban en su coño como en un frontón una y otra vez…. Mi madre al notar la cercanía de su Rey se apresuró a girar la cara y con la boca abierta sacó su lengua buscando la boca de Lucas. Sin poder levantar las manos de la mesa por culpa de las embestidas, y con la lengua de Lucas enredándose en la suya empezó a gemir de forma extraña, indicando que estaba llegando de nuevo al orgasmo. Lucas cada vez más excitado separó sus labios de los de mi madre y comenzó a mordisquear su cuello, con un considerable aumento en la velocidad de sus inserciones. Los bramidos de Lucas indicaban que estaba a punto de correrse y mi madre trataba de acompañar sus movimientos a pesar de verse prisionera entre la mesa de la barra y el mastodonte del cipote de Lucas. Al minuto el semental tuvo una convulsión, que indicaba que se estaba corriendo. Mi madre tuvo en ese momento otro orgasmo, y eso era algo que ya podía adivinar viéndola la cara de zorra que se le había puesto durante la noche cada vez que se venía.

- ¡¡Oh dios me corro joder!! ¡¡Argh, Marta, Martaaaa!! 
Gritó el cabrón mientras agarraba las tetas de mi madre con más fuerza cada vez y las clavadasd eran más profundas y a mayor ritmo.

- ¡Ah mi Rey, siiiiiii! ¡¡Eso es, dámelo, soy tuya, tuyaaaa!!

Echando la cabeza hacia atrás buscaba desesperadamente la boca de Lucas pero este estaba demasiado ocupado corriéndose como para satisfacerla en ese sentido…, lo que no sabía mi madre era que sin condón toda la leche que sus cojones tenía almacenada, se le iba a descargar en el fondo de su útero sin el menor remordimiento.

- ¡Arggggghhh! ¡Siiiiiiiii! Ya….ya está, ahí lo tienes mi reina…jadeó Lucas dejando caer todo su peso sobre mi madre.

Le fue soltando su lefa a chorros largos que ella notaría pero no se quejaba, todo lo contrario… - Mhhh… está siendo grandioso mi Rey.

Con una sonrisa complacida aceptaba ser la almohada de descanso de su Rey después de que éste se corriera tras unas cuantas sacudidas. Sin embargo no la extrajo de inmediato, la dejó hincada en el fondo uterino de mamá por unos segundos más…, permanecieron así un buen rato, mientras sus agitadas respiraciones se iban haciendo más y más normales y el sudor resbalaba de sus cuerpos atraídos por la gravedad. La primera en hablar fue mi madre.

- Ha sido estupendo, mi “Rey” enfatizó esta última palabra acompañándola de una sonrisa picarona…

- Tu eres la estupenda, reina mía. 
Diciendo esto se incorporó sacando su arpón del coño de mi madre, que iba perdiendo tamaño por momentos, hasta quedarse en un todavía buen pedazo de carne pero sin vida ni dureza alguna. Ayudó a mi madre a incorporarse, a la cual todavía le temblaban las piernas, y se fundieron en un apasionado beso, dándose todo el tiempo del mundo a saborear las bocas mutuamente mientras uno tocaba los pezones aún duros y la otra pellizcaba ese culo duro y firme que tanto le gustaba. Este último beso se me hizo eterno. Como buenos amantes, demostraban su gratitud hacia el otro a través de dulces presiones labiales y ansiosos movimientos de sus lenguas. En otras circunstancias tal vez hasta me hubiera parecido erótico, pero resultaba que la amante no era otra que mi madre, a la que yo siempre había creído decente y fiel. Cuando por fin acabaron con su eterno beso Lucas le dio un cachete en el culo a su “reina” y comenzó a vestirse, no sin antes recoger el condón vacío de leche que dejó sobre la mesa de barra sobre la que yo desayunaba todas las mañanas. 
Mi madre todavía admiraba ese magnífico cuerpo que cada vez resultaba menos desnudo, y cuando la visión del falo de Lucas desapareció bajo sus pantalones se acercó hasta donde yo estaba a recoger la camisa. Por suerte no sospechaba que les pudiera haber visto nadie. No se dio cuenta de que su propio hijo la observaba desde la oscuridad, atónito, con una mezcla de sentimientos de furia, vergüenza e impotencia, mientras recogía su camisa todavía algo húmeda por el champán. Cuando se dio la vuelta con la camisa para vestirse junto a Lucas pude observar que tenía las nalgas algo enrojecidas por las brutales embestidas de su maldito Rey. Tras ponerse la camisa recogió las braguitas del suelo y se las puso, haciendo un gesto de incomodidad al notar que aún retenían algo del espumoso champán que había desencadenado su primera infidelidad y no por el reguero de esperma que asomaba entre sus labios vaginales y poco le importaba, tal vez porque había valido la pena disfrutar de un macho de tamaña tranca. Cuando hizo ademán de bajarse la falda aún enrollada en su cintura Lucas la detuvo. Ella sonrió divertida, y él aún más divertido le enseñó el preservativo vacío de semen….

- Ahora tienes toda mi esencia dentro de tu coño, como una Reina de Corazones se merece.
- Creo que si me sigues follando así, me vas a convertir en la reina de pollones.

Ella lo miraba con complacencia asumiendo su papel de hembra sumisa ante tal pilón hecho hombre. Cuando tiró de la gomita de la braga hacia fuera ella comprendió, pero cuando intentó reaccionar ya era tarde, con ese gesto Lucas quería que no se derramara nada al suelo de su vertido viscoso, y quedara en las bragas de mamá. Cuando cayó todo el reguero grumoso por sus labios vaginales, cerró las braguitas contra su coño empapándolo de esperma espeso, y le metió el condón vacío en su escote, lo suficientemente abajo para que no se viera desde fuera. Mi madre no sabía qué hacer ante su nueva situación y Lucas le indicó que ya era hora de volver al salón con un cachete en el culo, que por la cara que puso, debió hacerla notar todo el líquido que se acumulaba en sus bragas y comenzaba a filtrarse, amenazando con salir a la vista de todos.

Mi madre comenzó a andar hacia la escalera con pasos muy pequeños, primero por la follada que le acababan de dar partiéndola en dos, y segundo porque al mínimo movimiento brusco el líquido que había en el interior de su coño y bragas se precipitaría hacia fuera e iría goteando de tan copiosa cantidad eyaculada por el semental. Seguro que en esos momentos no le hacían tanta gracia los zapatos de tacón. Mientras mi madre hacía malabarismos Lucas ponía diez copas en la bandeja y las llenaba con champán. Debido a que buena parte del envase había sido utilizado para seducir a mi madre, las copas estaban bastante vacías. Cogió la bandeja y dándole un beso en la mejilla a mi madre le dijo…

- Te espero en el salón. No te demores mucho…mi reina….

Se dirigió a la puerta y yo salí pitando para el salón. Cuando llegué me senté observando que todos se habían puesto contentos de más en todo ese tiempo, inclusive mi abuela… casi ni se dieron cuenta de que había vuelto. La verdad es que me preguntaba si con el pedo que llevaban se habían dado cuenta de que me había ido en algún momento. Al cabo de un segundo apareció Lucas con las copas y las sirvió ante la alegría de mis familiares. Al cabo de un rato apareció mi madre con actitud avergonzada. La lefa ya había traspasado la tela de sus braguitas y había empezado a escurrirse por la zona interior de sus muslos. Afortunadamente para ella, todo el mundo iba tan borracho que ni se fijaron en sus piernas. Rápidamente se sentó y volvió a quedar delante de Lucas. Éste levantó su copa y ofreció un brindis por mi madre.

- ¡Por Marta, una gran anfitriona y una auténtica reina!

La cantidad de esperma que ese individuo debió depositar en el coño de mi madre debió de ser enorme, porque tras habérselo metido en lo más hondo de su vagina, el monto que se derramaba por su pantorrilla era escandalosamente copioso. Mis familiares ya iban más ciegos que Diego y sin sospechar el doble sentido de la frase, brindaron todos en honor a mi “magnífica” madre. El resto de la velada transcurrió normal, con Lucas igual de vivaracho, contando historias de sus conquistas, como el de una mujer casada a la que se había trajinado con toda la familia de ésta en la casa. Mi padre y mis tíos se descojonaban, sobre todo porque Lucas pintaba a la mujer de su historia como una auténtica golfa. Mi madre se ruborizaba constantemente con sus comentarios pero por la expresión de sus ojos sabía que también se estaba calentando. No me lo podía creer. Mi pulcra madre ahora se calentaba cuando contaban historias delante de sus seres más queridos, sobre cómo se la habían follado.

Cosa de las tres de la mañana, con todo el mundo ya de bajón, decidieron que ya era hora de irse a casa. Mientras todos recogían sus cosas mi madre se dirigió al hall para encender las luces y abrir la puerta. Yo ya me subía para mi cuarto, confuso y enfadado por lo que acababa de ver y antes de empezar a subir por las escaleras volví a ver a mi madre pero en esos momentos me daban ganas de echarla en cara lo que había hecho. Iba a subir cuando escuché la voz de Lucas y le vi acercarse a mi madre por detrás.

- Vaya que anfitriona más solícita, dijo dándole un buen agarrón de nalgas.

Mi madre se dio la vuelta y le sonrió. - Es lo mínimo que puedo hacer por mi “Rey” y se dejó atraer hacia Lucas cogida por el culo.

Lucas acercó su rostro y mi madre no pudo superar la tentación y poniendo sus manos en las mejillas de su Rey comenzó a besarle nuevamente como si no hubiera un mañana. Mi madre, caliente ya desde antes, posó su mano sobre el paquete de Lucas, frotándolo con deseo. Lucas, para no quedarse corto comenzó a estrujar las tetas de mi madre mientras ambos aumentaban la intensidad de sus besos. Estuvieron besándose como si no les importara que les pudiesen descubrir, pero por fortuna mi tío iba lo suficientemente ebrio dando voces, como para no enterarse de mucho de lo que pasaba a su alrededor…, así que cuando les oyeron acercarse se separaron e intentaron aparentar que no pasaba nada. Según iban saliendo de casa se despidieron de mis padres, y el último en hacerlo fue Lucas. Le dio la mano a mi padre y le agradeció la cena….

- Gracias por todo. Todo estaba muy rico. Y sobre todo tiene una mujer estupenda.

- Gracias a ti por venir hombre. Seguro que mi mujer también se ha alegrado de conocerte. Vuelve cuando quieras, machote, dijo mi padre quedando como un imbécil frente a su esposa, al que le acababa de poner unos cuernos como dos torres, entre tanto sentía como su coño se hallaba relleno de leche de otro macho.

- En cuanto a ti Marta…. Eres toda una reina, se acercó y le dio un beso completamente inocente comparado con lo que había visto hace unos momentos.

- Un placer. Tú también eres un rey, le guiño un ojo y le devolvió un beso, también por completo inocente.

Yo estaba flipando. ¿Pero de qué iban? No cabía en mí de rabia. Hasta hace un momento habían estado follando como animales, o como cerdos mejor dicho, ¿y ahora iban de modositos? Cuando subí a mi cuarto me puse a pensar en lo que había pasado esta noche. Lo cerda que había sido mi madre y la facilidad con que ese hijo de puta se la había camelado. ¿Era Lucas muy bueno o era mi madre una zorra? ¿O ambas cosas? De repente me vi sorprendido por un comienzo de erección al rememorar las escenas en las que mi madre era follada sin cuartel. No podía creer que me estuviera pasando esto, así que me metí en la cama, con la esperanza de que mi madre volviera a ser ella misma, la amante esposa y modélica madre que siempre había creído tener en casa. Pero pronto descubriría que estaba muy equivocado.

***********************


Debía recuperar a mi hijo… Una pelea nos había distanciado pero pronto mi hijo recibiría un bello regalo de mami. Julio es muy buen chico. Es estudioso, tiene una beca para la universidad por su excelente promedio y practica deporte. El único problema es que tuvimos unas desavenencias y la verdad eso me dejo muy dolorida y triste. Quizá esa fue una de las razones por las que me refugié en los brazos de mis consoladores de plástico chino. Todas las madres siempre decimos que amamos a todos nuestros hijos por igual, así sean ocho o solamente dos, pero la verdad es que en el fondo siempre tenemos a nuestro preferido y para mí siempre ha sido Julio. Él a pesar de todo el rencor que tenía en contra de mí, solía cruzar algunas palabras en ocasiones especiales. Era muy seco conmigo, pero al menos podía tenerlo cerca unos momentos. La relación que tenía con su hermano era muy buena. No se peleaban nunca, incluso iban a fiestas juntos cuando el mayor estaba en España. Podía darme cuenta del buen rollo entre ellos, por las fotos del Facebook de mi hijo mayor.

Siendo completamente franca extrañaba demasiado a mi hijo Julio de cuando me contaba sus aventuras de colegio. Esas dos semanas que lo había tenido lejos era un martirio para mí. Mi orgullo, aun así, era más fuerte que mi deseo de verlo en ese entonces. Tal vez estaba molesto conmigo porque había elegido a otro hombre por encima de mi marido o de él mismo. No podía soportar más la indiferencia de mi bebé. Necesitaba el cariño del más dulce de mis hijos y estaba dispuesta a todo para recuperarlo, a todo. Un viernes por la tarde me acerqué a su lado, yo estaba muy nerviosa, pero estaba dispuesta a tragarme mi orgullo y mi dignidad como mujer con tal de recuperar el amor de mi hijo… me sudaban y mi cuerpo temblaba. Tome valor…

- ¿Hola mi amor, cómo estás?

- Pues algo ocupado, pero parece ser importante lo que tienes  que decirme…

- Si es muy importante, por favor siéntate, dije mientras yo misma me sentaba en el sofá.

- ¿Qué es de lo que quieres decirme mamá? Dijo con un tono serio y un rostro impaciente.

- Bueno… yo… quería disculparme por lo que sucedió con Lucas, no debí de acceder a sus deseos pero llevaba tanto tiempo sin que un hombre se fijara en mí que sucumbí a pesar de mis esfuerzos por quitármelo de encima…

- Pues la verdad, veros me afecto mucho mamá… te consideraba de otra manera.

- Perdón hijo, yo no lo sabía que estabas presente y se me fue la cabeza… nunca fue mi intención ofenderte.

- Eso ya no importa. Ya está hecho y nunca lo sabrá papá por mí y es eso lo que te preocupa ¡Bastante tienes con tu conciencia!

- Solo puedo darte las gracias mi amor, será bueno para la familia, necesitamos estar unidos. Yo quería pedirte, bueno… no pedirte, suplicarte que vuelvas a ser conmigo el hijo de antes, mi amor. Necesito tu cariño, el cariño tan tierno de mi bebé.

- No volverá a ser lo mismo mamá, tú lo sabes.

- ¿Por qué mi amor, es que acaso no me quieres...?

- Lo hiciste una vez, quien me asegura que no volverás a hacerlo con el primero que pase y te guste… Sé que también te lo has hecho con mi hermano, me lo conto en una fiesta que se puso muy borracho, tratando de decirme que era mejor que yo en todo, el primero en hacerlo todo y también eso.

- No mi vida, lo que te haya contado tu hermano no es como tú crees. Aquella vez, mamá estaba un poco ebria mi amor, no sabía lo que estaba haciendo, de verdad y pasó algo en el coche que no debía haber pasado. Tu padre me tenía y me tiene bastante abandonada y no reaccioné debidamente.

- Y lo de Lucas ¿También estabas borracha? Porque a mí no me lo parecía. Me quedé helada sin palabras.

Me mostro un video en su teléfono, incluso me lo envió a mi WhatsApp más tarde esa noche, un video tomado secretamente de una de las esquinas del sótano apuntando directo a Lucas conmigo sobre la mesa. En el video aparecía siendo follada por aquel tipo que me sedujo con malas artes y yo me dejé llevar afiebrada. Yo me quedé muda y unos segundos después comencé a llorar de la desesperación.

- Perdóname hijo por favor yo solo…Por favor perdóname, no quería que te enteraras de eso porque no tiene tanta importancia, fue algo que solo paso. Son cosas que ocurren…Ninguno de los dos lo planeo ¡Yo quiero a mi familia! dije entre lágrimas mientras me abrazaba a sus piernas sollozando desconsoladamente.

- No quiero que te humilles por mi mamá. Es solo que estoy muy decepcionado de ti. Que te follaras a Fran no estuvo bien, pero es tu hijo y si hago el esfuerzo le puedo dar una explicación, pero lo de ese cabrón de Lucas…No sé si podré perdonártelo nunca. ¡Te portaste como una PUTA!

- Lo siento hijo, No sé cómo voy a compensarte… Tú pídeme lo que quieras… lo haré por recuperar tu amor. ¿Quieres que deje de tener sexo…? Lo hago desde hoy.

- No prometas lo que no puedes cumplir mamá. No quiero que hagas absolutamente nada, no creo poder perdonarte fácilmente, ahora No.

- No me digas… me duele mucho que me digas eso mi amor, yo quiero tenerte junto a mí de nuevo.

- Hay algo que podrías hacer para compensarme pero… no, no es una buena idea.

- Dime, lo que sea yo lo hago.

- Olvídalo es una locura, no es algo normal.

- Pídeme lo que sea yo estoy dispuesta a lo que sea, dije mientras le mostraba provocativa mi escote enorme que llevaba ese día con mi blusa color rojo pasión.

- Olvídalo, me tengo que ir.

- Por favor al menos quédate esta noche ya está lloviendo muy fuerte y es de noche, no es seguro que te vayas así con tus amigos….

- Está bien solo me quedare porque me duele un poco la cabeza y ya estoy demasiado cansado para ir de fiesta.

- Muy bien, ahora te preparo lo que más te gusta para cenar mi amor y te lo llevo a tu cuarto.

- Está bien, dijo mientras subía las escaleras.

Le preparé de inmediato su plato favorito. Estaba muy feliz porque habíamos tenido una conversación conciliadora que me daba muchas esperanzas. Me hacía sentir nostálgica acerca de aquellos tiempo en los que nos quedábamos viendo películas juntos toda la noche. Mi hijo mayor en Hamburgo y su padre de viaje de negocios… estábamos solos. Tenía que convencer a mi hijo para que se replanteara estar más cerca de mí en casa. Yo necesitaba su amor. Subí con una sonrisa y la cena a su habitación. La puerta estaba entreabierta y la tele encendida. Yo empujé la puerta con el hombro porque tenía las manos ocupadas por la bandeja de comida. La puerta se abrió y la luz de la televisión era lo único que alumbraba el cuarto. Cuando pude notar donde estaba mi hijo lo vi con el cabello mojado justo saliendo del baño con la toalla secándose la ingle. Pude ver su masculinidad de grandes dimensiones lucir como una trompa de elefante en miniatura, asombrosa para tu edad… el prepucio cubría por completo su glande, su badajo no paraba de moverse de un lado a otro mientras se secaba. Su poco vello lo había recortado con precisión y sus testículos quedaban colgando en un gran saco de tamaño espectacular, completamente desprovistos de vello con un tono de piel rojizo, los cuales debían producir unas buenas raciones de leche. El me vio sin sorprenderse ni avergonzarse de estar en pelotas delante de mí, eso me gusta de Julio, pues detalla la seguridad que tiene en sí mismo, pero me espetó…

- ¿No sabes tocar la puerta o qué mamá?

- Perdóname mi amor, no tenía idea que te estabas duchando, dije apenada mientras me daba vuelta aun con la bandeja en la mano, guardando su intimidad.

- No te preocupes, es solo que me has pillado de sorpresa…, al fin y al cabo no tengo nada que no hayas visto antes. Mi hijo llevaba la toalla a la cintura y todo su cuerpo húmedo. Su cuerpo definido y musculoso era una invitación al pecado. - Puedes dejar la bandeja en la mesa de estudio, ahora me lo como.

- Sabes Julio, hace un momento estaba pensando en los viejos tiempos, en como solíamos desvelarnos viendo películas tú y yo... ¿Ya que no tienes clase mañana, no te gustaría revivir esos momentos viendo conmigo una película que te guste? Estamos solos en casa, nos aburriremos separados.

- Ehmmm… no lo sé, no tengo muchos ánimos.

- Por favor solo esta noche. Le dije haciendo pucheros de niña consentida.

- Está bien.

- Gracias, muchas gracias mi vida. 
Me acerqué a él y lo abracé dándole un beso largo y pegajoso en la mejilla. Él respondió abrazándome tímidamente y pude sentir un gran bulto entre su ingle que sobresalía por a modo de carpa sobre su toalla…. 
- Te espero en la sala amor, dije mientras salía del cuarto.

Fui a la a ponerme ropa cómoda para estar en la sala. No usé ropa interior, me puse unos shorts y una blusa blanca. La lluvia había traído vientos húmedos refrescando el clima un poco. Me llevé una pequeña colcha para la sala y accedí a Netflix. Mi hijo bajo en una camiseta en bóxer. Yo no podía quitar la mirada de su paquete… nada que envidiar al de Lucas y mucho mayor que el de su padre, lo cual me hizo barruntar sobre su origen genético.

- ¿Qué película vamos a ver? Yo estaba perdida en el bulto, producto de su miembro y testículos… insistió con la misma pregunta. – Vemos la que tú quieras amor, una que te guste a ti. Bueno me recomendaron esta película.

Mi hijo puso la película en Netflix titulada “The Piano Teacher” y comenzamos a verla. Yo la verdad no le ponía mucha atención a la película maravillada con el hecho de que mi hijo estuviera conmigo tan complaciente con todo lo que sabía de mis devaneos. La película se puso muy intensa en el ámbito sexual. Mostraba una escena donde el protagonista le hacía el amor a una mujer mayor, la profesora. La escena era muy erótica y apasionada. Era algo excitante ver a esa mujer madura ser dominada por un hombre joven y fuerte. Pronto empecé a tener fantasías con mi hijo en esa misma situación. Con su miembro tan bien formado rozando mi pierna ansioso por ingresar en mi vagina cachonda. Cuando giré la mirada hacia mi hijo, pude ver como una gran tienda de campaña se alzaba poco a poco levantando la colcha por lo alto. Me reí hacia adentro y trate de disimular mi calentura. Él estaba muy metido en la película. Se quiso tapar su erección con un cojín y yo me di cuenta. Haciéndome la inocente pregunté…

- ¿Te sientes bien mi amor?

- No es nada mamá solo estoy algo incómodo.

- Déjame ver cuál es el problema.

- No, no es necesario. Quite el cojín y vi la colcha levantada. –

- Tienes una erección por una escena de sexo explícito, es algo perfectamente normal. Eres un joven con mucha energía lleno de testosterona en cantidades enormes…, lo raro sería que no estés así, dije mientras deslizaba mi mano sobre su pierna dirigiéndome hacia su virilidad.

- ¿Qué estás haciendo mamá?

- Estoy ayudándote a desahogarte mi amor, dije con voz queda a su oído.

Él me miro a los ojos y dijo… ­­- hace mucho que no estoy con una chica…

- ¡Cómo! ¿Desde cuándo te tiras a tus amigas…? No sabía que follaras ya… Perdóname que me extrañe, como no he visto condones en tu habitación pensaba que…

- Ya hace años sque follo, ahora hace unos meses inicié a mi amiga Sheila. Me cortó asombrada por su precocidad. - Lo que ocurre que apenas lo intentamos un par de veces y todo se acabó…, ella no quiso hacerlo más conmigo, le daba miedo al verme desnudo. Temió que le metiera todo esto dentro en su pequeña vaginita. La verdad estaba muy estrecha pero no fue mal las veces que lo hicimos ¡No le cupo nunca más de la mitad! El caso es que terminamos. Ella me dejó.

- ¡Ah que fue por eso! Ya me extrañó con lo bien que os llevabais. Bueno cariño, está claro que esa niña no te merecía a ti mi amor…, aparte de no ser la hembra adecuada, porque tú lo que necesitas es una mujer de verdad bien formada, para poder tragarse esta tranca, dije mientras ponía mi mano alrededor de su polla gorda y cubierta por su prepucio. El abrió la boca sin emitir ningún sonido.

- ¿Qué estás haciendo mamá? Dijo mientras tomaba mi brazo.

Yo no paré el movimiento y comencé a masturbarlo delicadamente. El movimiento era lento, podía sentir y ver como su prepucio se deslizaba hacía abajo dejando al descubierto su enorme glande y luego cubriéndolo por completo cuando subía mi mano. 
- Deja que mami se haga cargo de mi bebé. Mira qué bien se recoge tu prepucio liberando esa enorme cabezota ¡Umm! ¡Qué buena polla tiene mi nene! dije sensualmente a su oído mientras lo mordía levemente.

Mi hijo se estremeció un poco…seguí masturbándolo. La masturbación ya llevaba unos minutos diciéndole cosas pícaras a oído en susurros que le ponían la piel de gallina…, yo también me excitaba al decírselo ¡Todo ello lo puso a mil…! Podía notar sus palpitaciones con ganas de eyacular… trataba desesperadamente de no hacerlo.

- No te resistas mi amor, ¡Puedes correrte cuando quieras! No te importe llenar mi mano con tu leche. Mami la quiere probar. Quiero verla brotar de tu gordo capullo para conocer cuanta te sale de una vez.

- No mamá, esto no está bien, para por favor. Cada vez se notaba más agitado, jadeando intensamente.

- Tú me dices que pare pero tu polla me dice que siga. Seguro que te has hecho más de diez pajas después de verme follar con Lucas ¿Verdad? Mirando ese video… ¡Sé que Tú mami te pone cachondo! Me saqué una teta y le dije… - Ven mi amor, mami también te va a dar de su leche ¡Chúpala es tuya!

Con mi mano libre acerque su cabeza a mis ubres que increíblemente supuran leche, y él automáticamente como si fuera un recién nacido comenzó a mamar de mi pezón. Yo gruñí de placer y comencé a masturbarlo con más fuerza, él de inmediato mordió mi pezón erecto…largo como una falange. Lo succionaba y se llenaba la boca de teta materna, hasta logar sacarme le leche. Yo le daba palique sin parar apretando fuertemente aquel falo endurecido y tremendo… de pronto sin dejar de mamar de mis pezones comenzó a eyacular como un surtidor, dejo salir una tremenda cantidad de semen pesado y espeso por toda mi mano y mojando la colcha completamente. El primer y segundo chorro de lefa fueron gruesos y muy largos que llegaron hasta mi muslo, los siguientes chorretazos eran más débiles hasta ser solo engrudo que brotaba como la lava espesa escurriéndose por su gordo capullo. Mi hijo gemía y chupaba mi pezón apasionadamente como un bebé hambriento de leche materna... me lamí la lefa que me cayó en la mano.

Su rabo aún se convulsionaba y el esperma no paraba de brotar apilándose entre mi mano y su tronco. Cuando ya no brotaba más se la liberé, relamí mis dedos y luego la llevé a mi boca para probar su elixir del placer directamente de su fuente. El sabor era increíblemente delicioso, dulce y salado como buen esperma joven que era. Un semen fresco e impoluto ante mí. Su enorme y grueso miembro aún insatisfecho, duro como el primer segundo, así que clavé mi cabeza entre sus piernas, diciendo antes de meterlo a mi boca. 
- Disfrútalo mi amor. 
Le hice una limpieza en toda regla dejándome todo el aroma a macho en mis papilas gustativas. Se la mamé a placer durante un buen rato sorbiendo todo su lefa, recorriendo todo el tronco con la lengua extendida hasta llegar a sus gónadas, donde me recreaba dándole el castigo que se merecía ese par de huevos tan rotundos y gordos plagados de finas venas. De nuevo me tragaba su glande hasta el prepucio pajeando el resto del tronco y sobando los testículos con la otra. De pronto bajaba a comerme una a una sus bolas y de nuevo a su tronco y glande en vaivenes frenéticos… con esa mamada apenas me duró cinco minutos llegando a vaciarlo definitivamente en una nueva magnífica corrida. Esta vez fue mi pequeño el protagonista de lo puta que podía ser su madre tragando lefa sin el menor recato.

**********************



Mi hijo se sale con la suya. Han pasado unas semanas desde que hablé con mi hijo, nuestra relación se hizo muy distante tras la revelación de que estuvo espiándonos a Lucas y a mí el día de la cena que le puse los cuernos a su padre…, casi no nos hablamos, y nos evitábamos constantemente. Siempre hemos sido cercanos y unidos, pero ahora estábamos en una crisis profunda que a mí me afectaba mucho, por mi comportamiento indigno como mala esposa y sobre todo mala madre. Siempre estábamos ahí el uno para el otro, pero ahora era distinto, se veía muy enojado conmigo, sobretodo porque ya no me veía como la madre ejemplar que había sido hasta ese momento que destapé mi lado oscuro de hembra desaforada vestida de ZORRA. Yo intentaba normalizar nuestra situación al estado anterior, por ello muchas veces me acercaba a él a hablarle del instituto, de sus amigos y cosas de ese tipo… notaba que él tiraba una miraba a mis tetas, y ponía una mueca de molestia.

Supongo que se molestaba porque le había dado de mamar de ellas a un tipo que no era su padre o él mismo, pues visto de un punto de vista funcional, mi hijo era uno de los dos hombres con más derecho sobre mis ubres junto a su hermano mayor.  Yo por mi parte apenas podía mirarlo a los ojos, aunque me esforzaba, pero se notaba en mi cara la incomodidad, miraba  su bulto para ver si habría reacción, no podía evitar imaginarlo masturbándose por mí, imaginar su polla dura moviéndose bajo su prepucio y tal vez mis bragas rodeándola. Así es como debía llegar su leche a mis prendas íntimas, pues cada vez que las meto en la lavadora noto que las ha usado…, mi hijo por lo visto le tiene querencia hacia mí, y no se lo puedo recriminar después de saber que me follé a Lucas y me llenó el coño empapando por completo las bragas negras con su lefa. En verdad entre todo ello, eso aún provocaba una reacción de excitación que no  podía sacármelo de la cabeza.

Cuando iba por la calle, y miraba a hijos con sus madres me preguntaba si ellos se excitaban con ellas. Estaba todo el tiempo en mi mente, incluso en las noches cuando me tocaba, que era casi a diario. Tengo una colección de consoladores, y siempre varío el día de uso que le doy a cada uno, pero hay uno que es mi favorito que funciona a pilas, que me ha hecho olvidar un poco a Lucas este último mes después de la gran follada. Me gusta usarlos siempre con una porno, y tenía ese pensamiento de comparar cada polla con la verga de Lucas y ahora con la de mi Julio, no quería hacerlo, pero era algo superior a mí. Además cuando estoy en pleno éxtasis miro hacia la puerta preguntándome si detrás estará mi hijo con un oído pegado sacudiendo su gran cipote escuchándome gemir. Cada vez que me colocaba ropa interior me preguntaba si él ya se la había frotado en su picha. Me hallaba fuera de control, con mi esposo lejos de casa casi todo el tiempo gracias a su nueva posición dentro de la empresa, que le obligaba a viajar y ausentarse durante semanas. Así pasaron las siguientes semanas, y lo que más me dolía era lo enfadado que estaba conmigo, empezó a irle mal en las clases, incluso me notificaron sus malas notas y falta de atención… él no estaba bien, y era por mi culpa. No sabía qué hacer, así que sucumbí un poco a sus deseos, para sacarle una sonrisa y se sintiera a gusto conmigo y yo con él, no deseaba que perdiera el bachiller por un error de su madre, por eso estaba dispuesta a hacer lo que fuese menester.

Me ponía ropa ligera por casa… ropa sexy cuando hacía la limpieza para que cuando me agachara me viera el culo…, dejaba mi puerta entreabierta cuando me cambiaba de ropa o me duchaba, y todo esto fue aumentando poco a poco, incluso hacía mis rutinas de yoga en el salón con él jugando a la Play Station, haciendo ciertas posturas provocadoras, notaba que con su móvil me sacaba fotos para su disfrute particular… yo disimulaba como si nada estuviera pasando. Él estaba  a gusto, y por fin nos reíamos como antes. Una de esas tardes después de comer, él volvió a sacar el tema, pero ahora con personalidad.

- ¡Mamá tú me gustas mucho! Lo sabes, es algo que no puedo evitar… Más después de la buena paja que me hiciste y después la mamada de ensueño.
Vi su cara y volví a sentir pena por él, estaba sufriendo. Me amaba, y no solo como madre, sino que me deseaba como mujer. 
- Hijo te suplico que lo dejemos estar… solo fue un arrebato de madre para calmar a su hijo, ¡Sabes que eso no es normal! Eso lo sabes. Respecto a lo otro no podemos hacer nada ya. Estoy muy arrepentida de mi desliz con Lucas, por eso te pido que me ayudes, eres el único que puede hacer algo a que nuestra relación se normalice…

- ¡Pero tú me amas mamá!! ¡¿Por qué no podríamos…?! Iba a decir algo, pero se detuvo….

¿Podríamos hacer qué?, me pregunté en mi mente... ¿el amor?, ¿tener sexo?
Me quedé congelada, lo miraba y no sabía qué decir, ¡¿Realmente estaba dispuesto mi propio hijo a llegar a esas alturas con su madre?!

- Esto es algo que no puedo controlar mamá, tú me gustas…, y desde que te vi tan entregada con ese tipo… se me han disparado la ganas, ¡Y No podré detenerme, aunque se lo digas a mi psicóloga!

- ¡No le diré nada a nadie, nadie puede saber lo nuestro…!

Aunque igual pensé que sería buena idea, pero recordé las fotos que me había sacado provocándolo, y este asunto se podría ir de mano. 
- ¡Por favor mamá!, déjame hacer algo más contigo…la paja me supo a poco.

- ¡¿Qué quieres hacer?! Cariño no me pidas imposibles de los que nos podamos arrepentir después.

- ¡¿Puedo tocarte un poco con mi polla en tu…, me indicó el coño con su mirada de cordero degollado (puse cara de indignación) - Solo un poco, eso haría que me calme, me ayudaría mucho mamá por favor?!

- ¡¡No!! ¿Cómo se ocurre algo así? ¡¡Soy tu madre!!

Golpeó la mesa y se fue hacia su habitación, nunca lo había visto tan enojado. ¿Qué estaba pasando?, ¿qué podía hacer? Una cosa era desahogarlo con una paja, pero otra era dejarle que se desahogara dentro de mi coño. Esa noche apenas dormí, solo estaba en mi mente las palabras de mi hijo, quería tener sexo conmigo, quería tocarme, follarme y si lo permitía hasta preñarme…un macho obnubilado no piensa en las consecuencias de sus actos. Como lo veía yo, solo había dos opciones… detenía esto hasta aquí llevándolo al psicólogo a que lo tratarse, pero perdería a mi hijo para siempre, y me odiaría por el resto de su vida, y me vería en una depresión con el tiempo y la vergüenza de ser una zorra que la había puesto los cuernos a un buen marido y padre de familia…, o por otra parte mejor cumplía sus fantasías…. ¡Elegí la segunda opción como la menos traumática para todos! Le comuniqué mi decisión el viernes después de la cena, él se fue a su cuarto, y yo al mío, ya bañada me coloqué una braguita corta fucsia con detalles, no tan pequeño, pero sin duda resaltaba mis nalgas, una blusa color celeste bastante sexy, tipo picardías que hacía notar mis grandes tetas de caída natural resaltando mi figura. Me miré al espejo, para ver si era consciente de lo iba a pasar, me coloqué mi bata, y me dispuse a ir al cuarto de mi hijo…. Toco la puerta y entro sin su permiso, él no sospecha nada, me siento al costado de su cama…

- ¿Qué pasa mamá? Pregunta con un tono indiferente. 
- Yo…., pensé en lo que hablamos el otro día, y he tomado una decisión drástica…

- ¿Y cuál es? 
En ese momento me levanto y dejo caer mi bata, su cara de asombro fue inmediata. No podía creerlo, su sonrisa era enorme, y le costaba pronunciar, eso me hizo sentir muy bien, estaba impactado con mi cuerpo. Me acerco hasta él y me inclino para estar a su altura (él estaba sentado en la cama, entre las sábanas), colocando mis tetas a pocos centímetros de su cara.

- Será solo tocar ¿ok? Él asintió - ¿Qué quieres tocarme hijo? Él no lo pensó dos veces y respondió casi automático.

- ¡Tus tetas!

- ¿Te molesta si me acuesto contigo?

- No.

Me acosté a su lado y empezó a masajear mis mamas por encima de mi blusa, mis pezones se pusieron duros ipso facto…erectos como picaportes de castillo…. Estaba mucho más excitada de lo que me hubiera gustado estar.

- ¿Puedo tocar por debajo? Haciendo referencia a mi blusa.

Yo asiento y meto mis manos por debajo de la blusa tomando una teta con cada mano y subiéndolas para que queden al aire libre. Él hace un pequeño gemido… ¡Su cara refleja la felicidad máxima!, yo me siento feliz por ello, me sentí mujer viendo cómo me deseaba, y me sentí madre, al ver lo feliz que era mi retoño…. En cierto modo mataba dos pájaros de un tiro o tres, su deseo de tocarme, su silencio ante mi esposo por mi infidelidad y sobre todo mi satisfacción al ser sobada por un macho otra vez con lujuria inocente que ya había olvidado desde mi adolescencia con su padre y algún que otro novio más. Luego, le dio un pequeño beso al costado de mi teta izquierda, y me mira esperando mi reacción, yo no se lo reprocho… dejo que continúe, rápidamente repite el beso pero ahora en mi pezón, saca la lengua y de pronto comienza a chuparlo, parecía que quería tragarse toda mi teta como cuando era un bebé, mientras su otra mano aprieta mi teta derecha, esa imagen la encontré de cierta forma tierna, me hizo recordar cuando era un bebé, le sostenía su cabeza y bebía de mi leche, y ahora chupaba con la misma intensidad. Luego observé entre sus piernas como algo extremadamente largo resaltaba….

- Puedes hacerte una paja si quieres…
Me miró, metió la mano derecha bajo su pijama y saco su cipote rígido como una viga empotrada o más bien su grandioso falo formando un enorme pedazo de carne venoso al que me quedé mirando como una boba adolescente…, quedé sorprendida al verlo tan excitado en tan poco tiempo, ¡¡Cómo era posible que tenga el miembro viril de un actor porno!!  Pensé…. era moreno, ligeramente curvado a su izquierda, tan grueso que apenas podría rodearlo con la mano y unos testículos dignos de ese tremendo pedazo de rabo, no tenía mucho vello púbico recortado, supuse que se lo reducía con tijeras. Comenzó a pajearse, sin dejar de chupar mi pezón empapado en saliva…,  yo estaba ardiendo, con la respiración agitada y empezando a mojarme, resistiéndome por momentos. La paja con mamada de pezón duró muy poco para el pobre chico, en menos de tres minutos presentí que tendría un gran orgasmo, y así fue…Julio suelta un quejido y veo como sorpresivamente un gran chorro de semen sale disparado con brusquedad de su bálano cayendo en mi blusa. Era un primer chorro de lefa, espeso y blanco…, me había manchado en una línea diagonal que partía en su verga y terminaba en mi teta derecha cerca de mi cuello impregnando mi pelo. Inmediatamente sale otro igual o más grueso, pero este cae en mi mentón manchando mi cuello, y dejando una línea entre mis tetas. Mi niño se retorcía y gemía sujetando su rabo con fuerza mientras salen otros tres chorros con menos intensidad que se posan en mi estómago, formando un gran río de leche blanquecina con laguna en mi ombligo, también empezaba a resbalar por mis costados. Cuando él finalmente termina, me mira, y ve que estoy empapada de su engrudo, completamente enlechada como una puta de un burkake.

- Mamá lo siento, debí avisarte… ¡Perdona! Me mira preocupado. 

- No te preocupes amor, solo es semen…. Descansa cariño, le digo.

Me levanto y voy directo a mi cuarto…, en el camino, siento como su semen empezaba a escurrir por mi cuerpo, por mis piernas, goteando al suelo, pienso en la cantidad de leche que ha eyaculado mi Julio, nada que despreciar a lo que me metió Lucas, y la verga de mi crío. Al llegar a mi habitación, me miro en el espejo…. Ya no era la misma mujer que se había mirado ahí mismo  unos minutos atrás, y no solo porque estaba cubierta por el esperma de mi propio hijo, algo cambió en mí, podía sentirlo, no sabría explicar lo que fue, y lo que pasó en ese momento…pero de pronto me sentí una mujer súper fuerte, decidida, muy caliente y perra, sin desvestirme busqué rápidamente, casi desesperada mi consolador más grande y grueso. Baje un poco mis bragas, y aún de pie introduje uno de mis consoladores en mi vagina, me lo metí reiteradas veces de forma muy dura entre cabreada y calenturienta. Lo metía con ardor hasta chocar los huevos de aquel falo contra la boca de mi coño…una y otra vez con incremento de ritmo. Ya era enloquecedor viendo la imagen de la polla de mi pequeño, oyendo los chasquidos acuosos de mi coño que me enervaban, hasta que me hice acabar en una corrida demencial dejándome tirada sobre el colchón como una ramera, pues solo veía en mi mente la verga de mi crío. Recuerdo haber estado cansadísima después de eso, me desvestí totalmente, tomé una toalla y comencé a limpiarme todo el semen que impregnaba mi cuerpo, sumado a mis jugos que habían dejado todo mojado. No sé por qué pero no quería ir al baño y encontrarme con él, y con el cansancio que sentía, no quería pensar en nada y así como estaba mi cuerpo cubierto de rico esperma, me fui directa a la cama, y dormí hasta tarde del día siguiente.

Mi hijo pequeño es el mayor cabrón que he conocido, cuando como madre descubro la tremenda sexualidad de mi hijo. Físicamente soy una mujer normal, no muy alta con 1’67 cm, con unos pechos operados que ya no muestran mi edad, redondos y muy firmes sin la caída natural que correspondería pagas por mi esposo…, unas caderas anchas y un buen culo respingón locura de muchos. Morena de piel y cabello castaño claro con mechas que realzan mi belleza dándole fulgor a mi mirada. Mi esposo por desgracia o suerte ahora pasa mucho tiempo fuera, mi hijo mayor trabaja en Alemania, así que la gran compañía que tengo es mi crío pequeño, con el que comparto un secreto demasiado íntimo…, y dado que solo Lucas me dio lo que yo necesito, mi Julio lo comprende a cambio de un poco de chantaje al que accedo complacientemente…Como digo, tengo dos hijos, Enrique, el mayor, que se marchó al extranjero a estudiar ingeniería aeronáutica en Hamburgo y ahora trabaja en una gran compañía, y Julio, el menor que estudia bachiller. De Julio quería contaros, que desde que tuvimos nuestro primer encuentro, he notado que ha ido cambiando su forma de ser y no sabría deciros si para mejor o para peor, ustedes lo valorarán. Al principio en las dos primeras semanas no noté nada raro, pero al poco empezó a mostrar una actitud rara conmigo. La primera vez que me sorprendió fue un fin de semana en casa. El sábado por la mañana se levantó.

- ¡Buenos días mamá! Me dijo mientras yo estaba desayunando en la cocina. -¿Qué hay para desayunar?

- Coge lo que quieras del frigorífico…, me giré para mirarlo y quedé estupefacta. - ¡¿Qué haces así?!

Sólo llevaba unos slips súper ajustados que le marcaban demasiado bien su culo y sus genitales. - ¡¿Qué ocurre?!

Cerró el frigorífico y se giró para mostrarme su abultado paquete, su polla estaba erecta y lo mostraba sin recato. - Nunca has querido que nadie te viera en ropa interior, y ahora vas así tan ligero mostrándolo todomis ojos se fueron a mirar aquella erección enorme que marcaba la fina tela, mostrándome lo gruesa y poderosa que era la polla de mi hijo. – Y además estás empalmado mostrándolo ante tu madre sin ningún pudor.

- Bueno mamá, antes tenía complejos que he superado… Ahora no me importa mostrarme así ante ti en casa en ropa interior. Puso sus manos en los slips como si fuera a quitárselos. - Es más, ya no me importa mostrarme desnudo. Bajó un poco los slips. - ¿Me los quito? Estarás acostumbrada por tu trabajo a ver estas cosas…

- ¡No hijo! Le dije y en mi interior un extraño cosquilleo, un deseo sucio me pedía que no lo parase. - ¡No necesito ver a mi hijo empalmado a primera hora de la mañana!

- ¡Quién te ha dicho que esté empalmado! Sus manos siguieron bajando la prenda. - ¡Mira!

- ¡Desvergonzado…! Le dije, pero mis ojos no podían dejar de mirar su polla que colgaba semi erecta pero enormemente gruesa y grande… - ¡Qué habrás hecho en vez de estudiar!

- Cosas que un hijo no debería contar a su madre. Siguió bajando el slip y se giró mostrándome su prieto culo en pompa. Y ya me quedo desnudo, que después me voy a dar una ducha.

No fui capaz de recriminarle su actitud, en vez de eso me quedé mirándolo cómo se movía por la cocina mientras en mi interior sentía mi cuerpo vibrar y mi coño empezaba a mojarse. Era gruesa y así en reposo podía estar en los quince o dieciséis centímetros, pero lo que más me atraía era su grueso glande, fue excitante verlo erecto y sin cubrir por el prepucio. Sentí que en mis bragas había demasiada humedad y necesitaba una buena ducha.

- Bueno, ya he terminado, ahora me daré una ducha mientras desayunas…, necesitaba salir de allí o cometería un error gravísimo, me levanté y sentí la intensa humedad de mi coño.

- Ahora nos vemos…, me dijo y siguió comiendo.

Subí al cuarto de baño y me desnudé. Comprobé que mis bragas tenían una mancha bastante grande de los flujos que me había provocado mi propio hijo. Me sentía cachonda como una perra al excitarme con mi hijo, pero eso hacía que fuese más libidinosa la situación. Entré en la ducha mientras el agua cálida caía sobre mi cuerpo, mis dedos empezaron a explorar mi conejo hambriento, y mi mente se perdía en el prohibido mundo del incesto. Imaginaba la polla de mi hijo erecta, nunca imaginé que crecería tanto, su padre apenas alcanza los 15 cm… y él ya los rebosaba sin erección. En mi imaginación aparecía su terso glande, hinchado y rojo coronando su recio tronco colmado de venas hinchada. Apenas podía meterlo en mi boca y sentía cómo forzaba las comisuras de mi boca. Mi dedo encontró el excitado clítoris, duro y tumescente por la lujuria. No necesité más de un par de minutos para sentir un enorme orgasmo, de mi coño brotaron chorros de flujos sin control mientras mis piernas se convulsionaban por el placer. Era la primera vez que me corría de forma tan intensa y mi mano libre tapaba mi boca para que mi hijo no pudiera escuchar los alaridos de placer que intentaba controlar. Me relajé después del intenso orgasmo y comencé a enjabonarme suavemente, dejando caer el agua en mi cara. 

- ¿Te queda mucho? Escuché la voz de Julio que había entrado en el baño.

- Un poco, cariño casi estoy ya, le contesté mientras giraba mi cuerpo pudoroso, con mi coñito ardiente… mi depravado chumino. - Ahora te aviso cuando acabe.

- ¡No te preocupes! Escuché su voz a la vez que sonaba la mampara abriéndose. - Me ducharé contigo como lo hacíamos antes.

- ¡Pero qué haces! Protesté mientras mis ojos volvían a mirar las oscilaciones de su polla con cada movimiento que hacía. - ¡Estoy desnuda y soy tu madre! Me debes un poco de respeto hijo…

- ¡Ya lo sé! Mi mano izquierda tapaba mi coño, mi brazo derecho las tetas. - Nos hemos duchado y nos hemos visto muchas veces desnudos, si no recuerdo mal hasta los doce años en que empecé a protestar….

- ¡Y ahora te has pervertido…! Porque ya veo que no te importa mostrarle el cuerpo en pelotas a tu madre… con tu verga empalmada como un mono salido…

-  No me he pervertido, pero algo de culpa sí que tienes. La verdad es que he comprendido que el cuerpo que tenemos y no tenemos por que acomplejarse por ello, puso una mano en mi hombro. - ¿Tienes algún complejo con tu cuerpo, mamá?

- No… no…, tenía que intentar volver a ser la madre de mi hijo, aquella que lo animaba a no tener complejos y mostrarle su cuerpo cuando era un chiquillo. - Pero no sé…Ya empiezo a ser vieja y mi cuerpo a arrugarse…, no sabía bien que decir en aquella situación.

- ¡Vamos mamá! Deslizó su mano por mi espalda y la separó cuando estaba a punto de tocarme el culo, sentía un extraño cosquilleo en mi sexo. - ¡Tienes un culo precioso! Me dio una cachetada en mi nalga y sentí como mi culo se agitaba como un flan.

- ¡Calla, ya empiezo a ser vieja!

- ¡A ver, muéstrame todo tu cuerpo! Sus manos me giraban suavemente y apartaban mis manos de mi cuerpo para contemplarlo por completo. - ¡Bonitas caderas! Hablaba mientras sostenía mis manos separadas de mi cuerpo y me miraba de abajo arriba. - ¡Un poco de barriguita, pero excitante! No dejaba de examinarme y me sentía cada vez más excitada. - ¡Uy, tienes tu vulva afeitada y bien arreglada! Con un triángulo indicando a donde hay que dirigirse… ¿No tendrás un novio secreto, aparte del susodicho…? Intenté contestarle ero él siguió con su examen. - Esas dos tetas redonditas parecen dos globos llenos de agua, ligeramente caídas, mi cara cambió como para protestar. - ¡Pero he de reconocer que esos dos erectos pezones se merecen un diez! Estaba tan excitada que no me di cuenta que mis pezones estaban deseando ser lamidos y mamados… para mi desgracia, él sí. - Y lo más bonito que tienes ¡Tu cara con esos dos ojos verdes que siempre me han parecido preciosos!

Agarró con sus manos mi cara y se acercó para darme un beso, cuando más cerca, más temblaba mi cuerpo. Estaba excitada con mi hijo y lo tenía casi encima, mi boca se entreabrió sin pensar, esperando que su boca se uniera a la mía acoplándose en diagonal, intentando que su lengua buscara la mía… Me besó en la frente.

- ¡Eres un tonto! Le dije ruborizada y excitada. No podía soportar la excitación que me producía mi hijo, me giré y me agaché para coger el bote de gel y enjabonarnos… - ¡Ya está bien de elogios, a ducharse!

- ¡Mira mamá! Me dijo cuándo me volví hacia mi hijo con el gel en la mano…. - Ya te he dicho que tienes un culo muy bonito…

Su polla estaba totalmente erecta, no sé cómo lo hizo, pero en los pocos segundos que me giré para coger el gel, él tuvo una erección impresionante. 
- ¡Dios, hijo! Se me cayó el bote de gel de la mano y mi cuerpo no podía aguantar la vista de aquella polla. - ¡Joder, esto no puede ser! 
No sabía cómo ponerme ni que hacer. Como madre tenía que expulsar a mi hijo de la ducha, pero como mujer deseaba agacharme y jugar con la enorme polla de mi hijo. 
- ¡Será mejor que salgas de la ducha! Esto está yendo demasiado lejos cariño…, temblaba por las locuras que se me pasaban por la cabeza.

- No mamá, no te preocupes por verme así, es casi mi estado natural desde hace días. Parecía tranquilo mientras le mostraba su erección a su propia madre. ¿Qué perversiones pasarán por su cabeza para que se empalme de esa forma tan bestia en un suspiro? Se acercó un poco para hablarme al oído.

- He visto que no quitabas ojo de mi polla… te ha turbado verme en la cocina desnudo… sé que llevas mucho tiempo sin un hombre, si descontamos lo de Lucas, porque con mi padre apenas follas, pero seguro que tu cuerpo lo necesita… ¡¿Quieres masturbarte mientras me miras?!

- ¡No hijo, no! Dijo mi boca, pero mis pezones y la cantidad de flujos que brotaban de mi vagina indicaban lo contrario.

- ¡Mira, esto le suele gustar mucho a las chicas según dicen en internet!

Agarró su polla con una mano y arrastró hacia atrás de su prepucio. Su glande separó la piel y emergió como un grandioso DIOS del placer, turgente, amoratado por la excitación…quedé unos segundos en shock sin saber qué hacer. Llevaba varios días haciendo de calienta pollas con mi pequeño, lo tenía que reconocer y el chico se sentía envalentonado con su madre sumisa, así que tomé le mejor decisión en ese contexto…Sin pensarlo pasé mi lengua por mis labios deseando lamerlo. "¡Tanto tiempo sin sexo y mi hijo guardaba aquella maravilla para mostrársela a su madre, para convertirla en una pervertida!"

- ¡Esa lengua me dice que te gusta lo que ves!

No pude contenerme, mi mano derecha bajó hasta mi coño y empezó a acariciar mi clítoris, descontrolada, excitada por la visión de la virilidad de mi Julio, avergonzada por ser una madre pervertida. Mi mano izquierda sobaba mis tetas y todo mi cuerpo se agitaba de placer. Su mano subía y bajaba por todo lo largo de su RIGIDO tallo jalonado de venas infladas, sobre todo una superior muy gruesa que bombeaba directamente a su enorme capullo. Empecé a sentir el primer orgasmo en tan incestuosa situación, no podía pararme, deseaba correrme.

- ¡Vamos mamá, sigue! ¡Joder vamos, córrete…grita de placer! 
Me animaba mientras el placer se hacía más intenso con su capullo metido en mi boca…lo chupaba a como un caramelo.

- ¡No le hables así a tu madre! No tienes derecho a…, intentaba protestar entre leves gemidos mientras mi cuerpo se agitaba de placer.

- ¡Vamos mami, ya estás a punto! Su mano se agitaba con más fuerza y más rápido sobre su polla… - ¡Si me regalas tu orgasmo, yo te regalo el mío! 

- ¡Sí, sí… ya viene, ya viene! 
La vergüenza me impedía gritar, pero la excitación conseguía llevarme poco a poco al clímax, me iba a correr delante de mi hijo y no podía evitarlo

- ¡Sí, sí mamá! Empezó a subir el tono de la voz. - ¡Vamos a corrernos juntos! ¡Vamos, vamos! ¡Me excita verte tener placer!

Empecé a convulsionar en el momento que mi cuerpo sentía enormes descargas de placer. Mi dedo no podía darme más goce y lo aparté de mi coño mientras me agitaba. Miré ruborizada a mi hijo que disfrutaba viéndome gozar. Se acercó a mí, me sentí indefensa y no podía resistirme a su avance. Volví a estallar en un orgasmo más conspicuo cuando colocó su enorme glande contra mi clítoris y empezó a frotarlo suavemente mientras su mano no dejaba de masturbarlo. Gemía y me retorcía de gusto al sentir su polla contra mi coño. La miré, vi como su orondo capullo separaba mis labios vaginales y acariciaba mi clítoris erecto por las frotaciones de mi hijo. Por segunda vez brotaron chorros de flujos de mi coño, un tremendo placer me envolvía y podía ver nuestros sexo agitándose, frotándose y dándose gozo. De pronto mi Julio se convulsiona y eyacula sin remisión ni recato alguno en la entrada del coño de su madre…la calidez del semen de mi hijo me hizo estallar de nuevo. Su polla estaba entre mis labios, podía ver como de la punta del glande por aquel grueso agujero salió un chorro de blanquecina de leche que regó mi pubis y  llegó hasta mi barriga. El siguiente chorro de lefa espesa lo lanzó entre los labios vaginales y se mezclaron con el chorro de flujo que lancé.

- ¡Por dios, mamá qué gusto joder…!

Gruñía como un animal en celo inseminado a su cerda agitándose con cada caño que lanzaba en mi coño. “¡Nunca imaginé que pudiera sentir tan extraño placer!” Y mucho menos siendo embadurnada de esperma filial…. Nuestras piernas se agitaban intentando aguantar nuestros cuerpos debilitados por el deleite de darnos tal delectación. Su polla permaneció apoyada en mi coño, entre mis labios, sin penetrarme… No hacía falta, nunca había sentido tanto gusto antes, ni cuando follé con aquellos dos chicos a la vez en mi juventud o el polvazo con Lucas. Nada se podía comparar morbo sentido al masturbarme con mi hijo y su gran polla eyaculando sobre mis labios vaginales. Mientras acababan de salir los últimos chorros de su semen, sentía correr por mis piernas los flujos que brotaban de mi vagina. Creo que si me lo hubiera propuesto, le hubiera dejado follarme ahí. Nos separamos e intenté volver a ser la madre que tenía que ser, como si fuera un niño y hablándole para disimular mi vergüenza y excitación, cogí la ducha y empecé a enjabonarlo y a lavarlo como si no hubiera pasado nada anormal. Cómo disfruté de acariciar ese prieto culo, ¡¡Qué maravilla de joven trasero firme!!

- ¡Vamos mamá! Dijo dándose la vuelta y ofreciéndome su polla. - Sé que te gusta hacerlo… ¡Limpia la “picha” a tu hijito pequeño…! Lo miré a la polla y después a los ojos. Ya habíamos llegado muy lejos para avergonzarme de lavar su tranca. - ¿Has visto alguna más grande que esta?

Su pregunta no me la esperaba. - Hijo, soy enfermera y he visto muchas…

Le sonreí sin querer nombrarle a Lucas que rompiera tal confabulación, el cual sabíamos ambos que era un mastodonte de tres piernas… lo miré a los ojos mientras mis manos agitaba su polla que empezaba de nuevo a coger dureza, o tal vez no la había perdido ¡Bendita JUVENTUD!

- ¡La verdad, un glande tan enorme nunca lo había visto…!

-  Ni yo unos pezones tan excitantes como los tuyos… Se agachó y besó, mamó uno produciéndome un terrible placer. - ¡Son enormes y me excitan mucho! ¿¡Lo sabes verdad!?

- ¡Pero no puede ser! Le dije empujando su cabeza para que se separara de mí. - Ya hemos hecho demasiadas cosas para un hijo y una madre… más hoy que me has embarrado el coño de semen.

- Pues ahora me toca a mí enjabonarte. No me dejó moverme.

Me agarró y me giró, se pegó a mi espalda y extendió una mano para que le pusiera jabón. Me tenía que inclinar y mi culo daría seguro contra él. Lo hice y sentí la presión de su polla en mis nalgas. “¡Joder, por qué me excita tanto mi hijo!” Pensé mientras le esparcía gel en la mano. Frotó sus dos manos y empezó a lavarme las tetas sabiendo que estaría excitada y mis pezones erectos y duros. No lo dudó, sus dedos jugaban con ellos y empecé de nuevo a sentir que mi vagina empezaba a lanzar flujos derritiéndose.

- ¡¿Quieres probar mi polla con tu boca?! 
Aquel susurro en mi oído me descompuso, sentí vibrar todo mi cuerpo y deseaba tragarme a mi hijo hasta el fondo de mi garganta, lo deseaba, mi coño me lo pedía. 
- ¡Si te gusta puedes llegar hasta donde tú quieras, será toda para ti!

Iba a sucumbir, pero no podía ser. - ¡No Julio! Lo detuve, lo empujé con mi culo para separarlo y sintiendo su endurecida polla por última vez. - ¡Ya está bien! Agradezco que me hayas ayudado a tener un placer que hacía tiempo que no tenía, pero soy tu madre y he de detener esta locura.

Mi coño lloraba con lágrimas de flujo vaginal, deseaba ser penetrado por aquella hermosura de polla, pero la razón se apoderó de mí. 
- ¡Vamos, ya estás limpio! ¡Sal y vístete en tu cuarto!

- ¡Mamá! Me rodeó con sus brazos y me atrajo hacia él. - Si lo deseas hazlo, pero si me voy no volverás a tener otra oportunidad de hacerlo mejor que esta.

- ¡Vete, vete! 
Afortunadamente ganó el raciocinio, lo vi salir de la ducha y, aunque estaba satisfecha por la masturbación que había tenido, deseé llamarlo con el coño abierto para que me penetrara por completo metiéndome todo ese pollón hasta notar el golpeteo de sus huevos…me sentía una perra salida con ganas de semental como pocas veces había estado. Mi chico me tenía demasiado expectante y caliente…Me duché y casi no podía parar la hemorragia de flujos que padecía mi vagina. El placer con mi hijo no había conseguido calmarme, todo lo contrario, estaba más caliente y excitada que nunca antes. ¡Abrí a tope el grifo del agua FRÍA!

Después de almorzar decidimos pasar la tarde en casa, no iríamos a ver a ningún familiar. Yo me encontraba demasiado turbada para ver a mi madre o alguna de mis hermanas, él parecía querer descansar, ni siquiera quedó en ver a sus amigos aquí en nuestra ciudad…. Cuando pusimos la película, cada uno se echó en uno de los sofás, mis ojos rápidamente buscaron el abultado paquete de mi hijo. Se había puesto un bóxer y una camiseta, ambas amplias para estar a gusto. Yo intentaba seguir el hilo de la película, pero a los pocos minutos Julio metió la mano bajo bóxer y dobló una de las piernas, haciendo que por la parte baja de la prenda pudiera ver su polla. Mi sexo volvió a vibrar por el deseo de tenerlo dentro. “¡Tengo que ser fuerte, eso no puede ser!” Me repetía, pero mis ojos iban del televisor a mi hijo sin parar. Sabía que él lo estaba haciendo a propósito, quería provocarme y lo estaba consiguiendo, pero tenía que ser lo suficientemente madura. Tras la cena, cada uno nos fuimos a nuestra habitación, pasaban las horas y No podía dormir, era tal la calentura que tenía…más de una vez me levanté de la cama hasta llegar a la puerta de mi habitación, me lo pensaba y volvía a acostarme.

Serían las dos de la mañana cuando metí mis dedos en mi coño y con mis caricias y un pequeño orgasmo, quedé dormida. Por la mañana desayunamos. Julio iba a ir a visitar a unos amigos y yo decidí ir a ver a mi hermana Liberia para hablar con ella de lo que me pasaba con mi hijo. Por la tarde tenía que llevar a mi hijo a la estación de tren para un viaje de fin de curso. Durante todo el tiempo que estuve con mi hermana, no tuve valor para confesarle lo que había pasado con Julio y menos contarle que estaba loca porque él me tomara como mujer. Estuvimos en muchos lugares, pero no conseguir reunir el valor suficiente. Cuando volví, encontré a mi hijo preparado, con las maletas y esperándome para que lo llevara a la estación. Llegamos a la estación y antes de subir nos despedimos.

- ¡Qué pena que anoche no pasara nada! Me dijo susurrando a mi oído cuando se acercó para darme un beso en la mejilla.

- ¡Idiota, soy tu madre! Pasó lo tenía que pasar… Le dije sintiéndome más arrepentida y excitada que ofendida por lo que había dicho mi hijo. ¡Mándame un WhatsApp cuando llegues!

- No te preocupes… se pegó tanto a mí que pude sentir su polla contra mi costado. - ¡Lástima que ya no se vuelva a repetir lo de este fin de semana!

Subió al tren y lo vi marchar. Durante un tiempo no podría ver a mi hijo, pero por lo menos tampoco tendría la tentación de su polla siempre dispuesta para mí. Caminé hacia el coche y cuando arranqué, sonó el teléfono con un mensaje de WhatsApp entrante. Lo abrí y era de mi hijo…

- Anoche no pudo ser, pero te dejo un recuerdo para que te lo pienses hasta que vuelva de nuevo a casa.

Al haberlo leído, mi hijo sabía que estaba mirando el móvil en ese momento. Entonces entró otro mensaje, esta vez una fotografía. Cuando la abrí quedé petrificada, era un primer plano de mi cara, dormida en la noche anterior, sobre mis labios estaba apoyado el glande de la polla de mi hijo. Entonces entró otro mensaje, esta vez era un vídeo. Asustada pero sobre todo excitada le di a reproducir. En la imagen aparecía yo, acostada en mi cama mientras él, con la polla en una mano, la llevaba a mi boca mientras hablaba. 
“Mamá, esta será la última vez que te la ofrezco. Aunque estás dormida sé que la deseas, pero la rechazaste esta noche y si algún día la quieres volver a tener, no lo tendrás fácil. He grabado esto para que puedas masturbarte con el recuerdo de lo que pudiste tener sólo para ti.” 
Joder, mi coño se mojó por completo. Ante aquel vídeo, cualquier madre se hubiera enfurecido por el atrevimiento de su hijo al pasar su polla por la boca, más cuando estaba dormida, pero en lugar de eso, me sentí tan excitada que deseaba llegar a casa y masturbarme mientras veía cómo mi hijo pasaba su polla por mi boca. Aquel vídeo me sirvió para masturbarme varias noches pensando en mi hijo, viendo cómo restregaba la verga, y deseando haberla comido aquella noche. Una tarde me visitó mi hermana Liberia. Mi calentura iba en aumento y deseaba que mi hijo volviera del viaje. Hablé con ella….

- Liberia, desde hace unos días a hoy tengo una calentura que lo único que pienso es en tener sexo.

- ¿Y qué te lo impide? ¿Tu marido no funciona o qué?

- Bueno mi marido ya no funciona muy bien… el trabajo lo tiene estresado…, sabes que nunca me ha gustado eso de follar con cualquiera y la verdad es que en mi círculo de amistades no hay gran cosa para elegir.

- ¿Y en tu trabajo?

- Tampoco, además por lo que escucho hablar entre ellos parecen ser puteros. 

- Y si buscas un buen consolador ¿Te valdría?

- Tal vez… No lo sé porque tengo un par de ellos…

- ¿Quieres que te busque uno diferente…? Fui a enseñarle la pareja de dildos para que se diera una idea, en verdad eran ambos más pequeños que la polla de Lucas e incluso de la de Julio.

- Mira esto es lo que tengo, pero no me llenan ya. Toma este dinero a ver si con eso tienes bastante. 

- ¿Grande o normalita?

- Más bien más grande que estas… y si puede ser con vibrador.

A los pocos días mi hermana me trajo una caja con una polla de goma y unos aceites para que entrara mejor. Cuando se marchó, corrí a la habitación y la saqué. Le pedí una grande para recordar a mi hijo, pero cuando la saqué tenía la misma medida que él, incluso aquel glande era tan hermoso y apetecible como el de Julio. La primera noche me desnudé y me subí en la cama. Saqué aquel consolador y si la memoria no me falla…, sería más o menos igual que tener la polla de mi hijo. Lo primero que deseaba era darle una mamada, a mi hijo, pero practicaría con aquel consolador pues seguro que tragarse aquella polla no sería cosa fácil. Me puse de rodillas, la cogí con las dos manos para sustanciar lo larga y gruesa era. Mi mente empezó a imaginar que tenía a mi hijo de pie delante de mí y me ofrecía su gruesa tranca. Saqué la lengua y la pasé por el redondo glande. Su sabor y olor no sería aquel a plástico…se me ocurrió impregnarlo con el aroma de los calzoncillos usados de Julio…, entonces su sabor se tornó más familiar. Empujé la polla y empezó a entrar en mi boca. Apenas había entrado el glande y sentía dolor en la comisura de mis labios. La saqué y la puse vertical. Pasé mi lengua desde la base hasta el glande.

Mi coño empezó a lanzar flujos por la fantasía que estaba teniendo. Me tumbé, tenía que llenar mi vagina con aquella polla que ahora representaba a mi hijo. Separé mis labios vaginales con dos dedos, y pasé el glande por toda mi raja. A mi mente llegó el recuerdo de la ducha, su orondo capullo entre mis labios y lanzando semen ¡Joder como eyaculó el muchacho! Empujé un poco y mis flujos la ayudaron a entrar sin mucho esfuerzo. Mi vagina se iba dilatando poco a poco. Mis flujos chorreaban por aquella polla de plástico y mi lujuria me llevó a desear a mi Julio más que nunca. “Cuando venga, lo haremos.” Me dije “Le dejaré que me folle sin cortapisas, sin condones…a pelo”, y empecé a follarme con aquel sustituto. No tardé mucho en conseguir un orgasmo, no tan intenso como el vivido con mi hijo en la ducha, pero aquel falo serviría para aguantar hasta la llegada del chico. Durante los seis días que tardó mi hijo en volver, aquella polla me folló todas las noches, algunas hasta dos veces. Era viernes de vuelta del viaje…me sentía inquieta, tan nerviosa y caliente como una novia adolescente a la que hace tiempo que su hombre no la folla.




Fui a la estación a recibirlo. Cuando llegamos a casa, deseaba ducharme con él, así que en cuanto dejó la maleta en su habitación, fui a hablarle…

- ¡Cariño, dúchate y ponte cómodo mientras hago la cena! 
Moría por esperar que entrara en la ducha y después entrar yo para “jugar” con mi niño pequeño, como hizo él conmigo.

- No mamá, he quedado con unos amigos en media hora, me sentó como un jarro de agua fría escuchar que se marchaba. - Me llevo las llaves, no me esperes despierta pues no sé a qué hora llegaré.

Le permitía tomar decisiones como  adulto, no tenía restricciones de salida y llegada a casa, así que en diez minutos salía de casa y me quedaba sola, caliente por tener sexo con él… Mis planes se fueron al garete, me fui a mi habitación y me desahogué con mi amante de plástico. Tal vez tenía que habérmelo follado la última vez que tuve oportunidad, algunos machos pierden interés si ven que la hembra no es muy receptiva… justo es reconocer que le puse muchas trabas al coito. Ahora seguro que ya no querrá nada conmigo, si en ese viaje ha probado a alguna chica de coñito enjuto, de los que abrazan apretando fuertemente su enorme polla, a una o más chicas que no se lo merece tanto como yo. Después del orgasmo y estas locas ideas quedé dormida.

Por la mañana, cuando desperté, fui a ver si Julio estaba en su cuarto. Allí estaba, tapado e imaginé que estaría desnudo. Mi calentura había llegado a tal punto que deseé destaparlo y despertarlo con una buena mamada. Me contuve y marché a la cocina para desayunar. Como una hora después bajó Julio. De nuevo venía sólo con los slips marcando su hermosa polla. Lo miré directamente a su paquete, de modo descarado para que supiera que su madre estaba dispuesta para recibir las atenciones de ese musculado cipote.

- Voy a ducharme. Me dijo y dio media vuelta para ir al baño.

Yo no dije nada. Lo seguí y entré en el baño tras él. Me ignoraba, cómo si yo no estuviera allí. Se quitó los slips y quedó totalmente desnudo. Yo también me desnudé. No hablábamos, sólo actuábamos. Entró en el plato de ducha y cogió la alcachofa, yo detrás. Me echó agua caliente y después mojó su cuerpo. Miré su polla que no estaba erecta, al contrario que mis pezones que deseaban que sus labios los acariciaran. Cogió el gel y me ofreció, después se echó en sus manos. Acerqué mis manos a su cuerpo para enjabonarlo.

- ¡No mamá! Me paró en seco. - Cada uno su cuerpo. Perdiste tu oportunidad.

Como una tonta me enjaboné, desilusionada al ver que no podría tener aquel macho…mi hijo no quería nada conmigo. Acabamos de ducharnos, nos secamos y nos vestimos. El día transcurrió desesperadamente normal hasta por la tarde, en que mi hijo y yo estábamos en el salón viendo la tele. Para mi hijo ya era claro que me tenía loca por tener algo con él, lo pudo comprobar durante la ducha y por todas las veces que le había cogido el culo a modo de broma, intentando excitarlo para tener un afecto. Para pasar la tarde con mi hijo, me maquillé ligeramente con el fin de parecer algo más guapa, me coloqué mis braguitas más sexys, una falda corta y con vuelo para que se me viera todo lo posible y una camiseta ajustada para marcar mis pechos y sobre todo mis enormes pezones. Y allí estábamos los dos, cada uno sentado en un sofá. Después de un buen rato, en el que me ponía en distintas posturas para intentar que mi hijo pudiera verme por todos lados y provocarlo, Julio se sentó derecho con aquellos calzones de jugador de baloncesto y esa camiseta que mostraban su joven cuerpo.

- Mamá, me dijo en todo serio y mirándome. - Creo que tu deseo ha llegado a un punto en que estarías dispuesta a hacer todo lo posible para tenerme ¿no?

- Bueno hijo, no me visto así para estar cómoda en casa…, me senté y dejé mis piernas entreabiertas para que pudiera ver mis mojadas bragas. - ¿Podrías dejarle ver a mamá lo que guardas en esos pantalones tan holgados…? 

- Pero mamá, se mostraba desilusionado. - La vez anterior te ofrecí pasarlo bien y me rechazaste…, ahora no es igual te costará más obtenerlo… ¿Qué hago ahora? 

- ¡No hagas nada, deja a mamá hacerlo por ti! Me levanté y caminé hacia él.

- Y ¿qué estarías dispuesta a hacer? ¿Qué me ofreces?

- Llevo dos semanas arrepintiéndome de no haber llegado a más en la ducha aquel día, imaginándome tú…, Le señalé con la vista su entrepierna a la vez que me colocaba delante de él, incliné mi cuerpo para poner mi culo en pompa. - ¡¿No te gusta el culo de mamá?! Me incorporé y saqué pecho. - ¡¿O te pone más caliente los erectos pezones de tu madre?!

Cogí el filo de mi falda con las dos manos y me giré hacia él, levanté mi falda y le mostré mi coño tapado por mis bragas… - ¡¿Quieres probar el húmedo coñito de tu mami?! ¡Anda cariño, Tócalo!

Alargó la mano para tocarme el coño, sentí que mi vagina se humedecía copándola de flujo. Los dedos de Julio presionaron mis labios vaginales por encima de las bragas y se separaron.

- ¡Mamá, estás muy caliente! Sacó la lengua entre sus labios. - ¡Tal vez haya que recoger todo ese líquido que salen de tu coño! Casi me corro al escuchar a mi hijo…. - Pero ¿qué estás dispuesta a hacerme?

- Tal vez a mi niño le gustaría que su mamá le chupara su gruesa polla y se la tragara entera… 
Le decía al tiempo que me arrodillaba, le bajaba los calzones deportivos hasta quitárselos y de pronto su polla apareció totalmente erecta y dura delante de mis ojos. Alargué la mano para cogerla.

- ¡Quieta! Me dio un manotazo en mi mano para que no lo tocara… - ¡Aún no es suficiente con eso para que te la de! 

- ¡¿Y si después de hacerte una buena mamada, mamá te diera sus tetas para que mamaras y lamieras estos pezones?! 
Me levanté la camiseta y le ofrecí mis tetas. Con dos dedos agarré mis pezones y los agité para provocarlo… esto es algo que suele ser irresistible para un macho, pero mi Julio se había vuelto muy duro conmigo pese a tener todo el enorme mástil mirando al techo por mí… 
- ¡¿Las quieres?!

- No está mal. Se mostraba como si aquello no le interesara… - ¿Podré follarte cómo a mí me gusta?

- ¡Claro mi niño! Hoy nada te lo impide. Pasé mis manos por sus muslos intentando acercarme y alcanzar su rabo. - ¡Podrás clavar tu gruesa polla en el coño de mamá…, llenarle la vagina de dura carne… y si quieres rellenársela por completo con tu leche! 

- ¡Vaya! Es una oferta irresistible. Sonrió malévolamente y agarró mis manos con las suyas para pararme. ¡Así que mi mamá está tan cachonda que me ofrece su coño! ¡Por fin deseas follar con tu hijo pequeño…!

- Mucho Sí, ¡Tienes todo mi coño para que hagas con él todo lo que quieras, el tiempo que quieras todo sin restricciones ni CON-DO-NES!

- ¡Pero mis gustos también son otros!

- ¡¿Cuáles?! 

- Si quieres tener sexo conmigo, debería ser completo y dejar que te la clave en lo más hondo de tu culo…, me miró desafiante.

- ¡Así que eres tan pervertido que te quieres aprovechar para dar por el culo a tu madre! Nunca lo había probado y la verdad es que tenía miedo que aquel ariete me partiera el culo en dos, pero deseaba tanto aquella polla - ¡Vale, pero lo harás con cuidado! Porque me lo vas a desvirgar y lo tengo bastante cerrado…

- ¡Con muchísimo cuidado, mamá! Yo nunca te haría daño…, probaremos ese aceite de coco que utilizas para hidratarte, soltó mis manos. ¡Bueno mama, vamos ya…, empieza a comerme la polla!

Mis manos se deslizaron hasta alcanzar su erecta e inhiesta verga que daba gozo verla y sobarla mucho más. ¡Qué placer sentirla por fin después de tanto imaginarla! Mi conejito volvía a lanzar flujos preparatorios para comerse aquel tremendo nabo. La acaricié de arriba abajo, deleitándome en su grosor y en su tacto, estaba loca por intentar tragármela. Acerqué mi cara un poco y pude recibir el delicioso aroma a testosterona emanaba de sus ciclópeos huevazos. El líquido pre seminal brotaba de aquel glande de manera escandalosa… mi excitación aumentó y todo mi cuerpo vibraba excitado. Saqué mi lengua y por fin iba a probar la polla de mi hijo después de tanto tiempo de abstinencia. La dirigí hacia mi boca y sentí en mi lengua la suave y tersa piel… me recreaba en su glande y con la punta de mi lengua lamía el agujero uretral…después contorneándolo por todo el reborde… poseía su capullo un gran borde sobresaliente…, cuando de pronto oímos una voz tras de nosotros.

- ¡Por Dios, Marta! ¡¿Qué estáis haciendo?! La voz de mi hermana Liberia me sacó de la lujuria que sentía y me mostró la realidad. ­- ¡Le estás comiendo la polla a tu hijo! Me sentí empequeñecer y no sabía qué hacer ni decir. - ¡Sois unos obscenos pervertidos! Me coloqué las ropas para ocultarme e intentar desaparecer de la furia de mi hermana.

- Tita, de mí ya sabes que soy todo eso…, Y todo lo que me pidas…miro sonriéndole. Pero Mamá no es así

-¡De ti lo puedo imaginar todo degenerado! Incluso que te quieras follar a tu propia madre…, lo miraba enfadada y después me miró a mí con odio. ¡Pero de ti! ¡Nunca imaginé que pudieras ser tan PUTA!

- Liberia…, me senté junto a mi hijo que aún tenía la polla al aire, exhibiendo su enorme erección. - Sé… sé que esto está mal…, miraba a la polla de mi hijo, aun avergonzada, me excitaba verla allí desafiante. - Si llevaras tanto tiempo como yo sin follar…meses sin tener a un hombre dentro de ti, y tuvieras la oportunidad de gozar de esta polla… intentaba justificar lo injustificable. - ¡No lo harías!

- Con la de otro sí, pero la de tu propio hijo…, se acercó, se tomó su tiempo y se sentó justo al otro lado de Julio contemplando la belleza juvenil de aquel falo. - Si por lo menos fuera tu sobrino… No lo vería tan infame. Vamos no estaría bien pues sería de tu familia, pero follarte a tu propio hijo… Ella hablaba con sus ojos fijos en el mástil de Julio, alargó la mano para empezar a acariciarla mientras en su boca se dibujaba una sonrisa lujuriosa. - ¡Joder niño, qué polla más buena tienes! No es como la de Lucas pero se le parece…

- Y para la edad que tiene llegará a tenerla tan grande o más… ¡Mi chico logrará ser un gran semental!

- No me cabe duda nena. ¡¡Tu hijo es un portento!! Ahora habrá que ver si saber utilizarla bien…

- ¡Pues toda para ti Liberia! Julio abrió sus brazos y los apoyó en el respaldo del sofá, ofreciéndole su magnífica erección a mi hermana. - ¡Vamos tita, a ver qué sabes hacer con algo así…!

- ¡¿Me estás desafiando petimetre?! ¡Tu tía lleva muchos kilómetros de corridas entre sus piernas…!

Quedé de piedra con la boca abierta al ver cómo Liberia se inclinaba y lamía aquel glande que tanto deseaba yo. Su mano no paraba de bajar y subir por el grueso tronco del magnánimo falo de mi crío…la dejé hacer observando. Julio bajó la mano que tenía tras ella, y agarró su cabeza suavemente mientras la miraba chupar su tieso rabo. Quería protestar al ver cómo mi hermana se comía lo que me pertenecía por derecho, pero no podía moverme, lo que sentía era más excitación aún que antes. 
- ¡Vamos tita, sé que te la puedes tragar más!
Julio empujó la cabeza de Liberia e hizo que su verga entrara forzando su garganta. Mi hermana movía su cabeza e intentaba que aquel tronco súper rígido le entrara cada vez más en cada incursión. Escuchaba los ruidos que hacía con cada succión que le daba y empecé a sentirme mareada por tanta excitación. Dejé de preocuparme por lo que hacía mi hijo y mi hermana…me dispuse a disfrutar del espectáculo que me ofrecían. Me recosté en el sofá, abrí mis piernas y empecé a tocarme el coño por encima de las mojadas bragas frotando con decisión sobre mi capuchón el clítoris enervado a tope.

- Mira Tita, mi madre está totalmente mojada. Liberia me miró el coño sin sacar aquella polla de su boca, sin dejar de chuparla. - ¡Deja qué yo te masturbe!

La mano de mi hijo apartó mi mano que cubría mi coño y empezó a frotarlo con sus dedos. Hundió su dedo índice dentro de mi coño empapado y lo sacó totalmente embadurnado de gelatinosos flujos. - ¡Mira tita, tu hermana está más mojada de lo que nunca he visto a una mujer! Se llevó el dedo a la boca y saboreó mis flujos chupando su dedo. - ¡Joder, qué rico está su coño! Miró a mi hermana…. - ¿Quieres probarlo?

Volvió a hundir su dedo en mi coño y de nuevo lo sacó empapado, lo llevó a la boca de mi hermana y está dejó de mamar el rígido rabo, para chupar su dedo. 
- ¡¿Te gusta?! Le preguntó a Liberia que asintió con la cabeza mientras volvía a tragarse su polla. - ¡Siempre has sido mi chica preferida!

Mi cuerpo se agitó al ver cómo mi hermana saboreaba los flujos de mi coño, pero eso de “¡Siempre has sido mi chica preferida!” me sonó a que ellos ya habían follado antes de ese día.

- ¡¿Vosotros… joder claro que sí vosotros ya lo habéis hecho?!

Pregunté sin querer aceptar lo que era evidente. - ¡Claro mamá! Me miró y me sonrió mientras su dedo empezaba a jugar con mi clítoris. - Hace más de un año. Un día que Liberia estaba demasiado caliente abandonada por mi tío en su cumplimiento marital… Bueno los dos solos en casa… En cuanto vio mi polla por casualidad, al rato se la estaba clavando hasta lo más hondo de su coño. 

- Marta, recuerdas el consolador que te regalé el otro día…, Liberia dejó de chupar su polla y la agitaba con la mano. Asentí con la cabeza. - Pues es una copia de la polla de tu hijo. Fuimos a varios sex-shop hasta que dimos con el consolador más parecido al molde que se hizo Julio… para que no olvidara nunca esta hermosura.

- ¿Pero cómo empezasteis vosotros…? Era una pregunta retórica a la que no hacía falta contestar…

En este contexto mi hermana se une a la orgía a tres. - ¡Mami! Me dijo Julio - ¿Te acuerdas que antes te pregunté qué estarías dispuesta a hacer por tenerme? Volví a asentir con la cabeza mientras empezaba a tener un primer orgasmo con las caricias de mi hijo… - ¡Vale, pues cambiamos de postura!

Me quedé a punto de tener el orgasmo, pero Julio me hizo levantarme sin rechistar y levantó a Liberia. Ella llevaba una falda a medio muslo y ajustada. Julio la hizo inclinarse y su culo quedó en pompa. Le levantó la falda y dejó al aire su redondo y hermoso trasero, lo manoseó y besó sus cachetes, su raja y llegó a lamer el ojete de mi hermana. Siempre solía llevar tangas, y aquella vez no iba a ser menos, así que la fina tela se colaba entre sus cachetes. Mi hijo agarró su tanga y se lo bajó hasta los tobillos hasta que ella sacó sus piernas.

- ¡Mira cómo huele el coño de la Tita Liberia! Me ofreció la prenda para que la oliera y yo rehusé hacerlo por pudor… - ¡Vamos mamá, me dijiste qué harías cualquier cosa por mí!

La forma de actuar de mi hijo y las cosas que decía, me causaban repulsa, oler las bragas de mi hermana no… pero sí deseaba su polla, debería hacer lo que me pidiera… Y en el fondo me sentía una perra excitada con todo aquello. Me las puso en mi nariz y recibí el aroma de ella.

- ¡Así mami, así!

- ¡Haz caso a tu hijo o no te follará! Se acercó a mí y me habló bajito al oído….

- ¿Quieres comerme la polla? Asentí con la cabeza. Julio cogió a Liberia y la giró, la hizo tumbarse en el sofá con su coño al aire. Lo tenía depilado, de la misma manera que yo, dado que ambas fuimos el mismo día a hacernos la depilación. Mi hijo se arrodilló junto a su tía y besó su boca, estuvieron unos segundos mientras yo los miraba. Decidí coger su cetro y masturbarlo, pero en cuando sintió mi mano, me detuvo.

- ¡No mamá, ven arrodíllate aquí! Me colocó entre las piernas de mi hermana mientras él sonreía. - Liberia, abre tus piernas, ella le hizo caso y yo quedé frente a su coño. - ¡Mira mamá, mira lo mojada qué está la Tita! Separó sus labios vaginales y me mostró su rosado y húmedo interior, podía ver el hoyuelo de su vagina acuoso… - ¡Empieza a comerte el coño de tu hermana y después continúas con la verga de tu hijo! 

- ¡Pero… pero! Intenté protestar.

- ¡Vamos mamá! Se levantó y le ofreció la polla a Liberia que la agarró con una mano y la llevó a su boca. - ¡Si quieres hacer lo que hace tu hermana conmigo…, lámele el coño hasta que se corra! ¡Te a gustar ya verás!

Delante de mi cara tenía el coño de mi hermana que chupaba la gran polla de mi hijo. Nunca había tenido sexo lésbico antes, no sabía si sería capaz de hacerlo con una mujer, porque lo del incesto ya estaba más que superado con mi Julio y sobre todo con mi hijo mayor Fran, que me folló en casa tras insinuarme en el coche tras la fiesta familiar de graduación de mi sobrina Sara en casa de mis cuñados… y otras dos veces más sin estar ebria. Iba algo bebida, es verdad pero la calentura de mi coño era mucho más fuerte que mi voluntad… necesitaba comerme a mi hijo. Sé que lo que ocurrió con Fran fue tremendo y espero que no me juzguen, pero pudo más la libido que la razón. Soy una mujer fogosa con unas ganas de follar permanente, madre de 41 años con dos hijos. No soy ni gorda ni delgada, pechos y culo generosos. Vivo en el este de España desde hace muchos años con mis hijos Fran y Julio, al que debemos a añadir a mi esposo... tenemos una vida normal, yo trabajo de enfermera en un centro clínico, voy al gimnasio dos veces por semana. Ahora mi hijo mayor está en Alemania desde hace casi dos años y el pequeño estudia bachiller y no me puedo quejar. Mi vida es la de una mujer que vive para su familia, pero de vez en cuando salgo a rumbear, necesito divertirme, desahogar mi cuerpo, pero jamás falto una noche a mi casa, he llegado a altas horas de madrugada cuando estuve con alguna amiga, pero siempre volví a dormir a casa a dormir la mona.

Ya hacía varias semanas que no salía y la fiesta de graduación de mi sobrina Sara era una excusa perfecta, solo que no tenía a nadie con quien ir a excepción de mi hijo mayor. Julio con sus exámenes finales y mi marido como siempre de viaje. Esa noche como tantas me hallaba cachonda, algo incomoda por ir a la fiesta y no quedarme en casa a desfógame con mis dildos…, porque lo voy a negar, necesitaba sexo, estaba muy inquieta, pasaba mi mano por mi coño  y la sentía caliente, mojado. A media noche terminamos la fiesta y los gin tónic cayeron a pares… condujo el chico y tonteando le sobaba el pecho, el muslo y hasta llegué a su polla sin acordarme, me lo contó él. Al llegar a casa me encontraba como una cafetera silbando de calienta que me hallaba. El pobre aguantó estoicamente las insinuaciones de su zorra madre…me acompañó a mi cuarto y él se fue a su habitación.

Encendí la tele y no me podía dormir de lo caliente que estaba, baje mi mano y me empecé a tocar la pepita despacio por sobre mi braga, fui metiendo mi mano buscando el botoncito del placer…, pasé mis dedos por los labios vaginales mojados, suspirando muy fuerte por el gusto que estaba sintiendo, me quité las bragas y sujetador. Tendida sobre mi cama, completamente desnuda, acariciaba mis tetas, las apretaba, yo misma me lamía los pezones, gimiendo, retorciendo mi cuerpo sobre las sábanas. Bajaba mi mano y pasando mis dedos por los labios empapados hasta que los metía dentro. Los movía dentro de mi vagina caliente, solo la luz de la tele alumbraba la habitación, estaba con mis piernas levantadas, metiendo y sacando mis dedos de dentro del ardiente chumino desangelado por mi hombre…, los gemidos que daba era más fuertes de lo que me imaginaba, estaba disfrutando, me olvidé que al otro lado estaba mi hijo Fran, yo seguía lamiendo mis pezones y metiendo mis dedos con fiereza, hasta que volví a la realidad cuando mi hijo enciende la luz de la habitación y me ve así, desnuda, de piernas en alto, con mis dedos dentro del coño, lamiendo mis pezones…

-  ¡¿Mamá, que haces?! Me preguntó viendo el espectáculo que estaba dando.

- Apaga la luz, apaga la luz ¡Joder hijo apágala!, le grite, tratando de ponerme bien y que no me siga viendo el espectáculo de una borracha salida.

- ¡Que hermosa eres mamá!, me dijo, acercándose a la cama, mirando mi cuerpo desnudo que trataba de tapar con mis manos inútilmente

- Por favor Fran, apaga la luz, le dije muy avergonzada.

- Deja que te vea un poco más…, me dijo, sentándose en el borde de la cama y pasando una de sus manos por mi pierna  acariciando mi pie.

Yo no podía ni mirarlo de la vergüenza, se me había pasado la borrachera y ahora sí que sentía su mano pasar sobre mi pie e intentar abrir mis piernas para ver mi coño caliente

- ¿Qué haces?, le dije.

- Quiero verte, eres muy hermosa mamá, me dijo, abriendo mi pierna y mirado la raja del coño de su madre

Sentía su respiración alterada, su mano pasaba por mi pierna, subiendo despacio…, yo seguía caliente como una perra cada vez más necesitada que la follen. Casi grito de placer al sentir sus dedos pasar por los labios de mi chocho

- ¡Soy tu madre!, protesté sin mucha convicción propia, tal vez por eso igual abrí más mis piernas, dejando que me acariciase la entre pierna

- No solo eres mi madre, también eres una hermosa mujer, me dijo derritiendo mis pocas fuerzas de oposición metiendo un dedo dentro de la boca de m conejo hambriento… me hizo gritar

Rendida, bajé mi mano y le toqué su verga en estado de dureza pétrea, se la acariciaba mientras él metía otro dedo dentro de mi coño…tan mojado que me parecía mentira. Al rato de sentir mis jadeos, saca sus dedos y se pone en pie. Ante mis asombrado ojos se quita el pantalón de pijama, quedando desnudo frente mí, vi su verga, ni grande ni chica, normal para un chico de su edad de unos 15 a 16 cm como mucho, pero me pareció la verga más bien parecida del mundo. Lo agarré del brazo, obligándolo a que se suba en la cama al tiempo que me abría de piernas frente a mi chico… lo acomodé sobre mí y metiendo mi mano entre ambos cuerpo así su cipote y lo dirigí a mi coño. Levanté bien alto mis piernas, lo envolví con ellas e hice fuerza hacia mí atrayéndolo a la vez que le pedí que empujase hacia dentro de mi coño. Con ambos gestos, conseguimos que su verga se metiese dentro de mi vagina profunda de una sola inserción. En nada gritaba de placer al sentir como mi propio hijo me estaba follando, pero sobre todo que por fin después de tanto tiempo volvía a tener a un macho dentro de mí.

- ¡Qué rica verga tienes hijo, así, hazme sentir tu verga, que bien me follas cariño!, le decía moviendo mis caderas para percibir mejor la verga de mi hijo dentro de mí

- ¡Chupa mis tetas!, le dije, haciendo que se meta uno de mis pezones en su boca

Cuando lo sentí chupar gemí de placer, no me explico cómo me estaba dejando follar por mi propio hijo, pero ahí estábamos jodiendo los dos bien acoplados como dos viciosos animales fornicadores…, pero como estaba disfrutando de su verga, de su boca en mis tetas, de su aroma a macho febril. Lo agarre de su cintura y lo hacía mover hacia adelante y hacia atrás, haciendo que su estoque rígido entre y salga de mi conejo anhelante de macho.

- ¿Te gusta Fran, te gusta cómo te estás follando a tu madre? Le apunté, buscando su boca con la mía para besarlo por primera vez, pero no un beso de madre, un beso de mujer siendo follada por su hombre repleta de lujuria pervertida.

- ¡¡Siempre soñé este momento mamá!! No te imaginas las pajas que me he hecho pensando en ti…, me dijo sin dejar de hacer que su verga entre y salga de mi coño a un ritmo cadencioso sin pausas

Me quedé sorprendida con lo que me había dicho, “así que mi hijo me quería follar”, nunca me había insinuado nada, nunca me di cuenta, pero ahí estábamos follando como dos amantes. Debía de ser mi ingenuidad, porque me informé después que 2 de cada 3 hijos sueñan con follarse a su madre como primera opción, nada más entrar en la pubertad. Debían de haber sido muchas la pajas a mi salud, pero follar también sabía cómo me estaba demostrando, lo que quería decir que había practicado con sus amiguitas…




- ¿Hijo, tienes un condón?
Le pregunté imaginando que con su amigas de follar los utilizaba, ya que yo todavía menstruo y no quería correr riesgos de quedar preñada…, cuando me dijo que no tenía, le supliqué que no se corriera dentro de mi útero, aunque yo ya me había corrido un par de veces de lo que estaba disfrutando, de cómo me follaba Fran. Mi hijo se quedó quieto cuando le dije eso…

- ¡¿Y dónde quieres que me corra, mamá?! Quiero deslecharme dentro de ti…necesito correrme en tu coño o me quedará un dolor enorme de huevos si no lo hago ¡Tienes que dejarme! Estoy seguro que no te voy a preñar.  Me dijo mirándome a los ojos

Veía su cara de satisfacción, de cómo estaba disfrutando follándose a su madre, - ¡¿Entonces deseas correrte dentro de mi vagina?! Le repliqué moviendo mis caderas con su verga dentro de mi coño sediento como un náufrago hablando con la voz ronca de lo caliente que estaba.

- ¡Sí mamá, es mi sueño llenarte de lefa! Que sientas mi leche dentro de tu útero.

- Entonces mejor cambiemos de postura

Como pude, me puse en cuatro patas sobre la cama, agache bien mi cuerpo, pegue mi cara contra el colchón y levantando bien mi culo, abrí mis nalgas dejando que mi hijo me vea el ojete y el coño a la vez, que eligiese el agujero por donde me inseminaría sin pudor

- ¡Qué abierto lo tienes mamá!, me dijo, empezando a lamer mi ano.

Imagino que se refería mi coño, el caso que sentir su lengua en mi ceñido botón trasero, hizo que mordiese las sábanas para ahogar el grito de placer que di al sentir su lengua, 
- ¡Sí Fran, ahora soy solo tuya!, mete tu verga en mi culo o mi coño ¡La quiero YA!, le dije sin soltar mis nalgas, sintiendo como mi hijo se ubicaba detrás de mí

Pasando una mano por debajo de mi cuerpo entre mis piernas, le ayude a ubicar su verga contra mi coño, y una vez noté el glande en mi boca vaginal le espeté a que ejerciese de macho follador… 
- ¡Empuja, empuja cabrón y mete toda tu verga en mi coño!

Noté como Fran empujaba y su verga se iba metiendo en mi chocho abriéndome de nuevo las paredes vaginales, haciendo que gima de placer, la sentía entrar electrificando cada sensible pliegue de mi interior, pese a ser el tamaño de las vergas que estaba acostumbrada, no como las que a una le gustan gruesas, grandes, pero me deleitaba como mi hijo iba metiendo su verga toda dentro de mi coño, hasta que mis nalgas o mejor dicho mi vulva quedó pegada al cuerpo de mi hijo, metida toda su verga. Ya que tenía todo lo más que podía meterme, comenzó a follarme como una perra. Gemíamos como locos, era una locura como me estaba dejando follar por mi propio hijo, como disfrutaba siendo arrastrada a la lujuria inconfesable de Fran. Él me había metido toda la verga hasta los huevos y la extraía una y otra vez frotando en mi interior todo sus tranca…, pero cuando la empezó a sacar y meter con mayor ritmo, su calentura pudo más que la voluntad de aguantar, y se empezó a correr dentro de su madre…, lo escuchaba gemir de placer al estar eyaculando toda su rica leche en mis paredes vaginales. En cada convulsión soltaba un nuevo chorro de leche, creí contar al menos siete mientras nos movíamos los dos disfrutando del desove de su rica lefa.

Qué bien me había follado mi hijo, lo sentía en lo más honde de mi coño y de mi ser, percibía mover su verga dentro de mi cubículo del placer, haciéndome suspirar de placer, disfrutando hasta la última gota de su leche, convencida que al entregarme de esa manera, me había convertido en la mujer de mi hijo…, solo pensarlo me horrorizaba, ¿En qué clase de mujer me había convertido?, yo jamás había estado con hombres menores que yo, y menos con chicos de la edad de mi hijo, pero ahí estaba, con toda la verga de mi hijo dentro de mi coño eyaculando todo su contenido seminal generado en sus huevos. ¡Estaba llena de su leche! Nos recostamos en la cama, mi hijo me había abrazado, yo estaba muy pegada a él en un lazo de amor mutuo… ambos completamente desnudos sin hablar, sintiendo la respiración del otro. Nos quedamos dormimos y a la mañana hablamos de toda esa noche toledana…, le dije no se volvería a repetir, mentía porque volvió a ocurrir un par de veces más, pero cuando se marchó de Erasmus a Hamburgo todo se acabó. Yo ya tenía marido y no necesitaba otro reflejado en mi hijo mayor, debía evitar que Fran cayera en la creencia que follar dos o tres veces conmigo lo iba a convertir en algo parecido a un marido o mi amante, porque creo que en eso se iba a convertir sino se hubiera marchado.

El trío se había formado como quien no quiere la cosa, y me estaba empezando a gustar aquella orgía familiar. Me incliné y saqué mi lengua. Rocé sus labios vaginales y Liberia dio un respingo al sentirme.

- ¡Bien mami, así, así! Me animó Julio. Deslicé mi lengua por su raja y ella se agitaba con mis caricias. - ¡Fóllala con tu lengua! me espetó el crío e intenté hacerle caso.

Saqué mi lengua y busqué la entrada de su chumino palpitante. Empujaba mi cara contra su coño y mi lengua entraba un poco en su vagina. Empecé a escuchar leves gemidos de Liberia, aquello le estaba gustando. Mi boca y mi cara estaban mojadas por los flujos que lanzaba mi hermana. Aquello no era lo que a mí me gustaba y Julio lo notó.

- ¡Anda mamá! Me separó de mi hermana. - Déjame a mí que le coma el coño y siéntate sobre ella para que ella pueda comerte el tuyo…

- ¡Sí nena, trae tu coño para que te lo coma!


*********************

Mi tía Liberia era una autentica PUTA de verdad, disfrutaba con todo aquello. No sabía que a mi hermana le gustara todo, comerse un buen rabo o comerse un coño…le daba igual pollo que ternera. Además de disfrutar del badajo de su sobrino, le iba a comer el coño de su hermana. Abrí mis piernas y le ofrecí mi coño a Liberia. Un tremendo calambre de placer recorrió mi espalda al sentir la lengua y las succiones que mi hermana me daba en el clítoris y en todos lados de mi raja…sinceramente mucho mejor que cualquier macho, la tías saben dónde pulsar en el placer de otra tía. Mis convulsiones no tardaron y conseguí un gran orgasmo en pocos minutos. Me separé un poco y pude ver la cara empapada de Liberia. Sus manos me frenaron y me empujaron contra su cara. Me lamió y me relamió hasta que su propio orgasmo le hizo detenerse. Me levanté y vi como Julio se afanaba en comerle el coño mientras ella se convulsionaba y gritaba de placer. Julio se levantó y dejó a su tía reposando y acabando de sentir el placer que le había dado masajeando el interior del coño ardiente de mi hermana. Cuando se recuperó, mi nene me cogió de la mano y me llevó al otro sofá, se sentó.

- ¡Vamos, arrodíllate, te has ganado tu premio…! Me arrodillé y él abrió sus piernas.

Allí tenía el objeto de mi deseo listo para que me lo tragara. Ya había practicado con el consolador que era una copia de su polla, así que sabía lo que tenía que hacer. La agarré con una mano y dirigí su glande hacia mi boca. ¡Qué maravilloso olor tenía a macho! Mi lengua empezó a lamerlo, haciendo círculos alrededor de su terso glande. Abrí mis labios en lo posible y su glande entró rotundo hasta el galillo. Mi lengua buscó la brecha por donde deseaba saliera toda la lefa contenida en sus huevos, lo acaricié y él resopló de placer, es un agujero amplio para lanzar gruesos chorros.

- ¡Joder mamá, me encanta verte hecha toda una puta mamando mi polla! ¡Sigue, no pares! Y seguí.

Sentí como su mano se posó en mi cabeza y me empujaba para que su polla entrara cada vez más en mi boca. Yo intentaba tragarme más de él. - ¡Sí mamá, intenta tragarte todo lo que puedas!

Casi se desencajó mi boca con dolor de mandíbulas, la hundí todo lo posible, sentí como su glande, redondo y grueso, llegaba al final de mi boca atorándome el galillo. Casi la saco cuando tocó mi campanilla y logró rebasarla al esófago, pero aguanté y sentí que se perdía en lo más profundo de mi garganta. Intenté aguantar unos segundos con su polla dentro de mi boca. Aquella polla de mi pequeño no era normal, ni parecida a la de su hermano Fran…siempre tuve mis dudas entre mi esposo o Lorenzo el anestesista…ahora viendo el gran cipote de Julio se me disipó tal duda, mi pequeño posee todos los genes de aquel embaucador Dios resucitador.

- ¡Eres la mejor! Me dijo mi hijo mientras tiraba de mi pelo para que sacara su polla de mi boca. - ¡Nunca antes otra mujer había conseguido eso! ¡Te la has tragado hasta mis huevos! Yo intentaba recobrar la respiración después de tener ese enorme rabo dentro del mismo esófago.

- Vaya eso sí que es amor de HIJO a una madre pero… ¡Yo necesito más! Dijo Liberia que se había levantado y estaba junto a nosotros abierta de piernas sobándose el coño, calentándolo para la intervención ofensiva de un implacable misil… - ¡Destrózame el coño con tu polla! Espetó Liberia. Julio y yo no nos movimos.

Mi hermana abrió sus piernas, dándole la espalda a mi hijo y se colocó a modo de sentadillas hasta que su coño estaba a la altura de la cipote energizado. 
- Marta, dirígela hacia el coño de la Tita. Y así lo hice.

A poca distancia de mi cara tenía el coño mojado de mi hermana y la verga empapada en mi saliva de mi hijo. La agarré con una mano y la sostuve mientras Liberia se agachaba calculando el acoplamiento como cuando dos aviones repostan en pleno vuelo, pero en esta ocasión era para llenar su vagina con aquel excelente pollón de mi Julio. El glande de mi hijo tocó en el abierto coño de mi hermana. El erecto clítoris de Liberia sobresalía de su raja y no lo pude evitar. Me acerqué y lo chupé o más bien lo mamé.

- ¡Qué puta eres Marta! Me dijo al sentirme. - ¡Hazme eso cuando me entre la polla de Julio y me correré rápido!

- Eso quiero hermana…, le dije desafiante. - Quiero que te corras rápido para metérmela en mi coño. 
La agarré por las caderas y la empujé con el fin que el inhiesto obelisco de mi hijo le entrara rápido hasta el fondo. El gemido de Liberia me excitó y llevé mi mano derecha a mi coño para tocarme mientras ellos follaban. Podía ver perfectamente como la verga venosa y lubricada de mi niño se perdía dentro de su tía, sus huevos se movían al ritmo de los movimientos de Liberia arriba y abajo. Julio agarró las caderas de su tía y la hizo subir hasta que su polla quedó libre. 
- ¡Vamos mamá, dame una mamada con sabor a tu hermana! No hizo falta su orden.

- ¡Sí cariño! ¡Ummm! 
Fui al cipote nada más verlo liberado del estuche de Liberia…Agarré aquel suvenir y la mamé, podía sentir el sabor mezclado de los flujos de mi hermana con la testosterona de Julio, ya no me importaba nada, ni que fuéramos familia, ni follar con mi hijo o mi hermana, ni pensar que me gustaban tanto los hombres como las mujeres. Mi excitación era tan grande que me hubiera follado cualquier cosa con una polla o un buen coño aunque fuese un perro o un caballo. Estaba tan caliente como una locomotora de vapor

- ¡Cabrona, devuélveme la polla, necesito que me folle para correrme! Protestó Liberia al ver que me excedía en mi tiempo de mamada.

La dirigí de nuevo a su coño y ella se sentó con más ganas, clavándosela totalmente y agitándose desesperadamente. No sé cuánto tiempo llevaría follando a mi hijo, pero su boca lanzó gemidos continuos, sus caderas se movían salvajemente y aquella polla entraba y salía enfurecida de un chumino que parecía haberse adaptado de inmediato al grosor y largura del cetro demencial de Julio. Se la clavó en lo más profundo de su coño, sus caderas se agitaban compulsivamente…. La terrible desesperación de Liberia le llevó a llegar al clímax en poco tiempo insertándose el falo de mi niño… 
- ¡Me corro, cariño, me corro! Gemía y se retorcía de placer.

- ¡Sí Tita, córrete que te vea tu hermana como gozas con su hijo! 
Mi hermana convulsionaba empalada con aquel semental dentro de ella, pero yo también lo necesitaba… la muy zorra de Liberia había alcanzado el orgasmo y se agitaba enloquecida frotándose el coño con delirio contorneado sus caderas para que toda la tranca frotase su vagina profunda…el flujo de la corrida resbalaba en regueros por la polla y huevos de mi crío. Finalmente acabó de correrse la muy PUTA, ahora era mi turno…gracia a que el semental aún tenía cuerda para rato, entonces espeté…

- Yo también necesito que me folles cariño…, 
Le supliqué a un hijo desconocido y dominador. Poniéndome en pie y mostrándole mi coño con los labios abiertos para que viera lo mojada que estaba…

- ¡Clávasela a tu madre! Pronunció relajada mi hermana.

- ¡Sí mamá, ahora te tocará a ti! Dijo el muchacho como quien da la vez en un reconocimiento médico.

Liberia quedó satisfecha con la follada de mi hijo, cayó hacia un lado y liberó la deseada estaca empaladora. Descansaba mientras mi hijo me cogió de la mano y me llevó al otro sofá. Me sentó y colocó su endurecida polla delante de mi boca. Aquel macho tenía un aguante descomunal, cualquier otro hombre que yo conociese, inclusive Lucas no hubiese durado la mitad del tiempo transcurrido y a mi Julio aún le quedaba carrete para dar.

- ¡Límpiala bien para que folle tu coño!

Agarré su vergazo y la lamí… la mamé hasta que apenas quedaba rastro de los flujos de mi hermana. Él me miraba como trabajaba su gran mostrenco y me acariciaba la cabeza. Cuando él pensó que estaba bien limpia, me levantó y me hizo girarme. 
- Mami, ponte a cuatro patas sobre el sofá…

Puse mis rodillas en el asiento y mi pecho lo apoyé sobre el respaldo. Miré hacia atrás y lo vi colocarse tras de mí con el ariete tan horizontal que no necesitaba ser guiado para realizar su función perforadora. ¡Por fin iba a clavarme su gruesa polla y mi vagina se dilataría como pocas veces antes! Sentí aporrear los glúteos con su polla a modo de látigo…la restregaba a lo largo de la amplia raja abierta de mi culo. Estaba jugando, entreteniéndose y haciéndome sufrir. Dejó de jugar con mi culo y sentí sus manos en mis nalgas, las separó y me preparé para recibir a mi hijo con mi vagina totalmente mojada y los labios abiertos como pétalos de una flor mañanera.

- ¡Dios, qué me estás haciendo! Sentí una caricia húmeda en mi ano.

- ¡Me encanta este agujerito tan apretadito!, sentí que me acariciaba con un dedo mientras me hablaba - ¿Te gusta?

Su lengua volvió a lamer mi culito… nunca había sentido ese placer tan extraño y delicioso, porque nadie fue tan atrevido como para hacerlo, estaba cada vez más claro que mi Julio era el hombre que iba a llevar más allá de mi aburrida vida sexual. Entonces su lengua bajó hasta mi coño y comenzó a lamérmelo también con una técnica envidiable. Yo ronroneaba de placer, agitando levemente mi culo por las caricias de mi hijo dando el visto bueno.

Con mi Julio sentí otro placer inédito. Mientras mi hijo lamía mi ano, sentí que otra boca lamía mi coño. Miré por debajo de mi cuerpo y descubrí a mi hermana sentada en el suelo, mirando mi coño y comiéndoselo. Sentir sus dos lenguas en mis agujeros me produjeron un orgasmo irreversible. Julio dejó de lamerme el ano, pero Liberia seguía comiéndome el coño mientras me convulsionaba de placer. 
- ¡Mamá, te quiero! Me dijo me hijo.

- ¡Y yo a ti! Dije con un gemido.

Entonces sentí el empuje de su orondo capullo en la boca de mi coño, mientras mi hermana aún seguía lamiéndome el clítoris. Era extraordinario sentir como su glande iba dilatando mi vagina y una lengua se ocupaba de la pepita, poco a poco me sentía llena con su pollón… duro, rígido, venoso, largo y recio. Miré por debajo de mi cuerpo y pude ver a mi hermana que aún lamía mi coño. Julio se agitaba levemente y lo sentía entrar cada vez más conquistando mi vagina centímetro a centímetro con delicadeza. Liberia abandonó mi vulva cuando mi hijo me había penetrado a tope… sentí como las manos de Julio en mis caderas, me atrajo hacia él y su descomunal cipote quedó completamente enterrado en mi coño hasta los mismo huevos. Liberia se dedicó a lamer y acariciar los testículos colgantes de su sobrino que le tendían como brevas maduras, del gran escroto de mí Julio no quedó un milímetro sin ensalivar, golpeaba con su lengua cada uno de sus huevos y hasta se los trago succionándolos como si de caramelos se trataran, mientras mi crío entraba y salía del coño de su madre, unas veces rápido y otra más lento donde daba tiempo a su tía a comerle los cojones debidamente….

No sé cuánto tiempo me estaría follando, no sé cuántas veces me corrí con su enorme polla incrustada dentro de mí o si me corrí o no con la confusión de sensaciones de lengua y verga follándome a la vez. Sentí mi vagina vacía cuando sacó su polla, quedé a cuatro patas en el sofá, intentando reponerme del placer que me había dado mi hijo. Mis flujos recorrían el interior de mis muslos, había sentido tanto placer que mi vagina se contraía espasmódicamente sin control. Mi hermana, sentada en el suelo tras de mí, mamaba de nuevo la polla de mi hijo. Liberia se colocó se colocó junto a mí, en la misma postura. Miré a mi hijo que acariciaba el culo de su tía y se colocaba tras ella. El movimiento de Julio y la pequeña queja de mi hermana me indicaron que la volvía a follar. La miré, su cara mostraba el placer de sentirse llena. Nunca hubiera imaginado que mi hermana fuera tan puta como para follar con mi hijo de esa forma tan entregada… Pero tampoco sabía lo puta que era yo misma hasta ese día.

Sentí una cachetada de Julio en mi culo, seguidamente su mano amasaba con ganas mis glúteos mientras daba fuertes envestidas a Liberia. Lo miré a la cara. Mi nene gozaba con sus dos PUTAS, dándole duro a sus maduros cuerpos a los que castigaba con su tremenda polla. En un movimiento rápido, sacó la polla de Liberia y sentí como de nuevo me penetraba por completo con una maniobra rápida y fuerte. Otra vez el placer de sentirlo dentro de mí. Y de igual modo, me abandonó y volvió al coño de su tía. Jugaba con nosotras, nos follaba y nos daba placer, pero no nos permitía llegar al orgasmo, ni él tampoco.

- ¡Vamos niño, folla a tu tía hasta que se corra! le suplicó Liberia.

- No Tita, ahora me correré yo…

- ¡Pues echa toda tu leche dentro de mi coño! Pidió Liberia aprovechando que la tenía bien incrustada.

- ¡No hijo, dásela a mamá! Le dije para provocarlo.

De nuevo volvió a follar frenéticamente mi coño, sentía en mi culo las duras acometidas de sus caderas, notaba como quería correrse dándome todo su fértil esperma. Aceleró las metidas modo conejo en plena euforia follándose a su conejita cachonda y de pronto dio un fuerte empujón a lo más profundo de mi coño y en un solo envión me dejó toda su polla clavada, al mismo tiempo que gruñía como un verraco inseminado a su cerda…. ¡Sentí en mi interior la cálida leche de mi hijo!, percibí el primer y segundo chorro de lefa como había notado ningún otro chorretazo a excepción de Lucas, pero rápidamente me abandonó y se clavó en Liberia para darle el resto de semen que brotaba de su fastuoso glande abierto como un surtidor. Después la sacó y la sacudió sobre los culos, regándonos en un rocío de semen restante en su escroto, con un gran pajote escurriendo el gran falo.

Era algo muy raro, pero mi Julio fue capaz de inseminarnos a las dos llenándonos de leche a tope, y aun le quedó leche para embadurnar nuestros culos… cualquier macho se hubiese corrido en un solo coño, pero mi hijo tiene un don especial para el sexo capaz de aguantar la eyaculación y proseguir unos segundos después. Julio, agotado y algo exhausto se marchó al otro sofá y se sentó. Corrí hacia él y me arrodillé a su lado, viendo como su polla daba pequeños botes convulsos tras la gran corrida. La cogí y empecé a limpiarla con mi boca. Liberia llegó y se colocó al otro lado para hacer lo mismo que yo. Entre las dos se la limpiamos dándole un tratamiento especial a su largo tallo nervado y a sus formidables huevos ahora más vacíos que nunca…. Los tres subimos al baño para darnos una ducha, totalmente desnudos e impúdicos.

Los tres desnudos dentro de la bañera casi sin espacio. Liberia y yo estábamos obsesionadas con lavar la polla de mi hijo. Él se retiró un poco y nos miró.

- Tengo que recuperar un poco de fuerza… ¡Pero no me importaría ver un poco de sexo entre vosotras!

- Hijo…, le dije sin saber bien qué hacer ante aquella situación. - Nunca he tenido sexo con otra mujer, salvo lo que antes me has hecho hacer…No pude hablar más.

Mi hermana me empujó contra los fríos azulejos y separó un poco mis piernas. Al momento estaba de rodillas, con su boca en mi coño y lamiéndolo desesperada mis flujos y los restos de lefa que rezumaban por mis labios vaginales de la llenada de mi hijo. La boca de Liberia me estaba dando mucho placer, levanté mi pierna y la coloqué en el filo del poyete que teníamos en la ducha, y así poder acceder a cada rincón de mi coño. Nunca me habían dado tanto placer al comerme el coño, porque nadie puso tanta pasión en hacerlo. Julio se acercó a mí y empezó a besarme en la boca, con pasión, sus manos tocaban mis tetas y jugaban con mis erectos pezones… hacía tiempo que habíamos olvidado que somos madre e hijo y que mi hermana era su tía favorita.

Liberia seguía inmersa en mi coño, lamiendo mi raja y deleitándose en mi clítoris enervado y duro como pocas veces. Los lujuriosos labios de mi hijo se posaron en mis tetas y mamaron mis pezones con ganas, lamiéndolo y succionándolos con atrevimiento y pasión, no los mamaba como cuando era bebé, sino como un macho se come las tetas de su hembra. Sentir a los dos dándome placer consiguieron arrancarme un gran orgasmo y entre gemidos y gritos de placer, mi coño lanzó chorros de flujos que mi hermana tragaba con ganas.

- ¡Sí, córrete mamá! Me susurra Julio en el oído. - ¡Me encanta ver cómo gozas con mi polla dentro  de tu coño!

Tuve que empujar la cabeza de Liberia para que dejara de castigar con tanto placer mi coño que no soportaba tan incisiva comida. Besé a mi hijo y Liberia se levantó y se unió a nuestro beso, nuestras tres lenguas jugaban una contra las otras. Nos duchamos rápidamente y Julio nos llevó de la mano a las dos hasta mi habitación.

-  ¡Vamos, subiros en la cama que os voy a dar de comer! Se colocó de pie delante de la cama y nosotras nos subimos a cuatro patas hasta estar delante de su polla que aún no estaba completamente erecta. - ¡Comed putitas, haced que se me ponga bien dura!

Las dos empezamos a mamarle la verga, una lamía y tragaba su glande mientras la otras acariciaba y lamía sus huevos. A ratos cambiábamos y él nos acariciaba la cabeza. - Liberia, prepáramela…

No entendí en principio a qué se refería mi hijo, su complicidad me asombraba y eso denotaba la cantidad de folladas que llevaban a cumuladas esos dos pervertidos…Liberia me dejó sola para mamar la polla y se colocó tras de mí. Sentí sus manos que acariciaban y separaban mis nalgas. Nunca pensé que a ella le gustara tanto una mujer, pero me preparé para que de nuevo me comiera el coño mientras yo intentaba tragar la enorme polla de mi hijo. Cuando la lengua de Liberia acarició mi ano, un placer recorrió mi cuerpo. Había decidido cambiar de agujero. Pero cuando sentí uno de sus dedos presionar mi ano, me contraje involuntariamente.

- ¡Tranquila hermanita! Me dijo sensual y sin dejar de jugar con su dedo en mi culo. - ¡Tienes que preparar tu culito para nuestro macho! Ahora entendí lo que dijo mi hijo.

Liberia tenía que dilatar mi ano para que entrara la gruesa polla de mi hijo. Sentí miedo y quise negarme, pero Liberia sabía cómo hacerlo y poco a poco sentí aquel dedo entrar entre la saliva de su boca. 
- ¡¿Te gusta mami?!

- ¡Bueno, un dedo está bien, pero me da miedo tu polla! No será fácil que entre por algo tan estrecho…

- No te preocupes, estará preparado para cuando yo entre…, se inclinó y me besó en la boca para subirse después en la cama mientras Liberia seguía jugando con mi ano.

Permanecí inmóvil temerosa de que mi hijo metiera ya su polla, apenas había entrado el dedo de mi hijo, cómo soportaría la entrada de esa polla tan gruesa. 
- ¡Móntame! Me dijo mi hijo que estaba boca arriba en la cama con su polla erecta y esperándome. - Quiero ver cómo se mueven tus tetas mientras me follas.

Le hice caso. Me giré y gateé hasta llegar a él, nos besamos, abrí mis piernas y me senté sobre su polla, sin metérmela, sólo sentada encima con su tranca abriendo mis labios vaginales. Agité mis caderas y sentí mi clítoris rozar contra todo lo largo de su polla, podía sentir su dureza… en unos pocos minutos su erección era tan dura y rígida como si no se hubiese corrido. Julio agarró mis tetas y comenzó a lamerme los pezones, tenía agarrada cada teta con una mano y chupaba un pezón para al rato chupar el otro.

Agarró mis caderas, se movió bajo mi cuerpo y su glande se posicionó para penetrarme. Con un solo empujón me clavó por completo su hinchado capullo. Lancé un gemido de placer y dolor al dilatarme las paredes… a los pocos segundos empecé a moverme rápida y contundente para que aquella polla se agitara y se fuera clavando poco a poco más en mi útero… y me diera placer. Disfrutaba con cada centímetro de polla que entraba y salía de mi coño. Liberia salió de la habitación y volvió unos minutos después. De pie junto a la cama nos observaba.

- Cuando me digas… 
Le dijo a Julio que no paraba de follarme y disfrutar de mis pezones a mordiscos. Mi hijo me agarró la cabeza y me inclinó hacia delante para besarme. Me abrazó de forma que no podía moverme y mi culo quedó en pompa. Movía sus caderas y su polla entraba y salía de mi chocho tragón como un martillo pilón. Miré a un lado y vi a mi hermana que se subía en la cama de rodillas, colocándose tras de mí. Me asusté al ver en su mano un pene de goma no muy grueso color rosa.

- ¡Nena, esto te volverá loca! 
Me dijo en tanto chupaba esa polla falsa…después embadurnarlo de algo como gel de masaje erótico…. Reconozco que me puse algo tensa al sentir aquel dildo que tocaba mi ano, ya estaba llena con la polla de mi hijo y creía que no había más espacio en mi interior. Sentí un pequeño pinchazo cuando aquel artilugio forzó un poco mi esfínter. Liberia era delicada y sabía lo que hacía. Poco a poco iba empujando y cuando entró la protuberancia de la punta, sentí algo de dolor. Julio se agitaba suavemente en mi vagina y aliviaba un poco el escozor de mi ano. Liberia empujaba despacio y poco a poco entraba en mí. Cuando me di cuenta, los dos estaban completamente clavados en mi cuerpo. Julio se agitaba y me follaba rápidamente, mientras los movimientos de Liberia eran más lentos y cortos intentando sincronizar ambos vaivenes. Poco a poco el dolor desapareció y empecé a sentir placer. Miré al espejo que cubre las puertas del armario y podía verme insertada por mi hijo y mi hermana. Los miraba y aquello empezó a excitarme, del miedo pasé al placer y a la lujuria.

- ¡Liberia, dale más fuerte! Mi culo puede soportar más de rabo…, le grité a mi hermana cuando no podía aguantar el placer y estaba a punto de correrme.

Los dos me follaron rápido y fuerte…conseguí correrme al momento. Entre gemidos y con la respiración entre cortada, caí sobre el pecho de mi hijo. Sentí como mi hermana salía de mi culo, después mi hijo liberó mi vagina y me tumbé a recobrar aire junto a ellos. Sentía como mi ano se agitaba al ver sido dilatado más de lo que nunca pensé. Mi vagina también estaba dilatada por la polla de mi hijo y la sensación de aquellas dos cavidades llenas me producía una sensación de mujer completa como nunca antes había sentido. Julio me abrazó y me besó en la boca, con la lujuria de dos amantes, se olvidaba que era su querida madre, yo tampoco reconocía a mi bebé.

Después me giró para empezar a mordisquear mi cuello. Desde que empezamos a follar, sólo había sentido su dulzura en algunos besos, pero ahora me daba unos dulces bocados que me calentaban de nuevo. Del cuello pasó a los hombros, después recorrió mi espalda hasta llegar a mi culo donde me dio un bocado en cada nalga. Se subió encima de mi cuerpo, podía sentir sus dulces bocados en mi cuello y hombros, su pecho en mi espalda y su gruesa polla apoyada entre mis cachetes. Sus manos recorrieron mi cuerpo desde los hombros hasta mis caderas. Levantó un poco sus caderas y sus manos separaron los cachetes de mi culo. Dejó caer su cuerpo y sentí la punta de su glande en mi ano.

- ¡Despacio, por favor! Le supliqué.

- ¡Lo haré de forma que desees que te meta toda mi polla en tu culo! Y después querrás repetir…

Agitaba su cuerpo sobre el mío y sentía leves presiones de su polla en mi ano. No intentaba penetrarme, parecía como si jugara con mi ojal. Sus manos me acariciaban, me apartó el pelo húmedo de la nuca y sus dientes se aferraron a mi piel en un mordisco intenso pero que no hacía daño. Un calambre de placer recorrió toda mi espalda y entonces mí ya dilatado ano se aflojó. Casi sin darme cuenta, con placer para mi sorpresa, su glande empujó mi esfínter y lo dilató para introducirse dentro de mi culo. - ¡Dios, qué bueno! Suspiré y gemí mientras me retorcía bajo el cuerpo de mi hijo.

- Ya ha entrado… ¡¿Te gusta?!

- ¡Sí, sigue así hijo!

No sé cómo lo hizo, pero mi ano se relajó lo suficiente para tragarse todo aquel cipote. Siguió mordiéndome y besándome mientras empujaba su polla para que fuera entrando más y más en mi culo. Espoleó suavemente pero con firmeza y sentí que había entrado por completo en mi ano cuando noté los huevos colganderos aporrearme el culo. Empezó a agitarse y su polla entraba y salía cada vez con más gana. Mi ano estaba totalmente dilatado y todo lo que sentía era placer, mi hijo me daba por el culo y yo no me parecía anormal… solo hacía más que gemir y gozar increíblemente, no me sentía desgarrada de lo progresivo del trabajo de ensanche previo ni ultrajada en mi dignidad…era una hembra abocada al orgasmo. Levanté un poco las caderas para que su polla entrara por completo, poniendo mi culo más respingón con mi hijo sobre mi trasero y cadera formando un arco del triunfo sobre mí con sus piernas firmemente apoyadas en el colchón a un lado y otro de mi culo…. Con aquel cimbel empalándome el culo, sentía una sensación un poco rara por ser diferente, sin embargo alcancé uno de los mejores orgasmos de mi vida. De mi coño volvían a brotar chorros de flujos que mojaban mi cama.

- Prepárate Julio.
Escuché a mi hermana que junto a nosotros se acercaba a comerme el coño y los cojones de su sobrino, que más bien parecían dos bolas de derribo golpeándome. Se subió en la cama y se colocó detrás de mi hijo. Este se detuvo y miré al espejo para comprobar que Liberia le iba a comer el culo a mi hijo, además de todo lo que pillase por delante… sus pelotas y mi coño también.

- ¡Sí Tita, qué gusto! Dijo Julio cuando su tía lo penetró con la lengua en su ano y después le comió los huevos como una auténtica devoradora de hombres. - ¡Follemos juntos!

Los dos se movían a la vez y mientras la lengua de Liberia entraba en Julio o en mi coño, su enorme polla traspasaba mi culo hasta lo más hondo. Julio gemía en mi oído como un verraco montando a su hembra y me aviva las ganas de recibirlo dentro de mí. Miraba el espejo y podía ver la escena de los tres en un trío incestuoso que nunca hubiera imaginado. Mi hijo me había pervertido hasta el punto de disfrutar del sexo lésbico con mi hermana, de haber mamado y tragado su gruesa polla hasta lo más hondo de mi garganta y esófago…, y a esa polla que acababa de reventar mi culo y me hacía gozar…, le había permitido que me llenase el útero consciente de poder fecundarme y dejarme bien PREÑADA.

No dijo nada. Se quedó clavado en mi culo tras un bufido animal, con todo lo que su polla podía entrar de larga aplastando contra mi culo su gran bola formada por sus huevos. Mientras mi hermana seguía lamiendo el ano y los testículos de mi hijo con su lengua en perversa vorágine incestuosa. De pronto percibí en mis entrañas las descargas de leche que Julio lanzaba a lo profundo de mi esfínter. Uno tras otro, los chorros de su lefa llenaron todo mi interior, notando el palpitar de tan tremenda tranca. Liberia se retiró y nos obs ervó mientras mi hijo aún permanecía con su estaca dentro de mi culo, mientras los dos respirábamos agitadamente por el esfuerzo de haber recibido una follada única. Al tiempo que entre mis piernas, sobre las sábanas, había una inmensa mancha de los flujos que mi vagina había lanzado por recibir por primera vez a mi hijo en mi virgen culo.

Esta fue la primera vez que tuvimos sexo. Tenía ganas de contárselo a alguien, pero en mi círculo de amigos y familiares no se pueden contar estas cosas, así que decidí tener mi gran secreto con mi hijo y mi hermana, con quienes disfruto del sexo más pervertido que nunca imaginé pudiera practicar…, tanto con hombres como con mujeres. Mi hermana Liberia es desde entonces mi gran confidente y sin el menor agravio compartimos al semental que tengo en casa, con la ventaja para mí de tenerlo más a mano cuando su padre no está cerca o disponible… y él encantado de tener una madre tan ZORRA, una zorra exclusiva para su delectación y el mío.
*****************

Una tarde de compras. Mi madre se compró lencería nueva, eso le ocurre cada vez que está ovulando. Nuestra vida se intercalaba entre la cotidianidad y los desenfrenos de pura lujuria. No entendí hasta que llegamos a la casa y me encerró en la habitación. Llegamos en coche al supermercado, y tras aparcar, cogimos un carro y entramos. Compramos de todo un poco, leche, pan, cereales, algo de carne y pescado y al acabar, nos fuimos a guardar todo en el coche. Mi madre me dijo que teníamos que comprar algo de ropa para ella, así que entramos en varias tiendas de la galería de boutiques del centro comercial. Cogió una camiseta y un pantalón y fue a probárselo. Me dijo que entrara con ella aunque a mí me daba un poco de corte con la atención de la dependientas por allí. Tras salir del probador, nos dirigimos a la zona de lencería y allí, se compró dos conjuntos bastante sexys. Tomamos unos aperitivos que nos sirvieron como cena y unos refrescos y volvimos. Llegamos a casa y yo me encargué de sacar las cosas del súper, mientras ella se iba a probar la lencería que se había comprado. Como no nos dejan probar la ropa interior, mi madre se lo probaba en casa. En esto estoy, cuando oigo que me llama.

- Hijo, ven a mi cuarto.

Llego y me la encuentro con la lencería puesta. Para sus 41 años, mi madre esta de muy buen ver. - ¿Qué te parece? Me pregunta.

- Te sienta muy bien, le digo. Se quita el que llevaba puesto y se va a probar el otro.

Se queda en pelotas delante de mí, termina de probárselos y a mí me ha dado un calentón. Me siento encantado de ver a mi madre desnuda… me ha excitado. Decido darme una ducha, a ver si así se me baja un poco la excitación. El agua cae sobre mi cabeza refrescándome e intentando olvidarme de lo que vi antes. Pero mi falo reacciona al contrario. Mi madre entra al poco al aseo a lavarse los dientes. Cuando creo que ya se ha ido, cierro el grifo y me dispongo a salir, pero resulta mi madre se ha puesto a mear y allí la tenía sentada en el váter. La verdad es que últimamente ya no era muy pudorosa cuando estábamos solos en casa…. El caso es que estoy empalmado y la taza del váter queda pegada a la ducha. Tras un par de segundos de duda de secarme o no dentro, salgo como puedo, mientras ella sigue sentada en el váter. Comienzo a secarme con mi erección jactanciosa… ella me sonríe al salir. Esa noche me cuesta dormir, oigo un ruido metálico, una especie de vibración. Pego el oído a la pared (nuestras habitaciones están pegadas) y escucho a mi madre gimiendo bajito. Esta masturbándose con un vibrador. Hasta ahí todo normal, solo que al poco, me parece oír que gime mi nombre.

- Ah, ah, ah, Julio ¡Juaaaan! 
No puedo creerlo, mi madre se está masturbando pensando en mí y ni siquiera me avisa, no quiero romper su intimidad y me hago el sueco… no puedo la erección no baja y termino por hacerme una soberana paja. Al día siguiente, me levanto tarde y cuando llego a la cocina, mi madre ya está desayunando. Lleva puesta una bata y debajo esta en ropa interior. Yo ahora mismo no tengo clases y nada que hacer en esos días de vacaciones. Ella se me queda mirando con cara picara y me pregunta…

- ¿Qué tal anoche?

- Me costó dormirme, hacía mucho calor.

- A mí también. La temperatura era muy elevada, se ríe y se muerde el labio. - ¿Y que, te corriste a gusto?

En ese momento me quedé sin palabras. - Mamá, que dices de correrme ¿De qué estás hablando? Yo…

- Que sí…, anoche te escuché hacerlo. Pero que dice mi madre…si gemí muy bajito. No pudo oírme. Ahora lo entendía, me calentó en la habitación con los modelitos y luego en la ducha y más tarde en la cama, tuve que confesar.

- Sí, me corrí a gusto. Muy a gusto.

- Espero que no dejaras las sábanas pringosas.

- No, mamá. Me limpié bien con mis calzoncillos que dejé en el cesto del baño. No hay ni rastro de semen en las sábanas.

- Así me gusta. Que disfrutes, pero que no seas un cochino. Y diciendo esto se reía. Terminamos de desayunar y recogiendo los platos me dice… - ¿Pensaste en mí, cuando te corrías… o en tu tía Liberia?

- Mamá, por favor. Eso no se pregunta. Eres mi madre y estás por delante de todas. La duda me ofende. Se acerca a mí y me roza con su teta izquierda. - ¡Mamá, por dios! A estas horas de mañana…

- ¿Qué pasa? ¿No te gusta? Mi polla estaba poniéndose dura.

 Ella me mira el paquete y se da cuenta. Me coge de la mano y me lleva a su habitación. Se quita la bata y se queda semi desnuda con tan solo lo que llevaba debajo, las bragas. 
- Hazme tuya, lo de anoche me resulta insulso, pero no quise molestarte, me dice. - ¡¿Sabes Desde que tu padre tiene el nuevo puesto, no he vuelto a probar una polla en condiciones si no es por ti?! Mi madre estaba desatada, salida como una quinceañera…. - El vibrador no me da el mismo placer que un buen rabo eso ya te lo imaginas. ¿Cariño, Te apetecería follarte a tu madre antes de ir al trabajo, Eh? Seguro que eres buen hijo y le haces ese favor a mamá.

- Mamá, por favor. Como puedes estar tan salida a estas horas de la mañana….

Mi rabo estaba a cien, ella lo estaba viendo. Se desnudó y se tumbó boca arriba, abriendo sus piernas y mostrándome su chocho. Ella me bajó los calzoncillos que se enganchó con mi polla tiesa. Por un lado, no quería hacerlo, pero por otro lo estaba deseando… entre mi madre y mi tía Liberia me estaba dejando seco de tanto follar. Ya no se cortaban un pelo en pedírmelo o simplemente abalanzarse sobre mi polla y comerme como hienas a su víctima. Después de un segundo de duda, no pude más y acabé tumbándome sobre ella. Ella me acogió entre sus piernas. Me dijo que ya no tenía la regla desde hacía un par de días y podíamos hacerlo sin condón…

Tanto ella como mi Tita controlaban los días fértiles por un método que no entré a entender y en esos días tocaba correrme en su coño sin miedo a fecundarlas, porque era difícil dejarlas preñadas. No necesité muchas excusas, cogí mi polla y la coloqué en su entrada. Le metí despacio el glande, pues al ser muy gordo le atormenta si no tiene el coño dilatada y luego toda de un tirón es mucho más fácil.

- Quédate dentro de mí un rato, me dijo. Quiero sentirte dentro. Así lo hice…

Cuando le pareció que estaba bien dilatada, me indicó que empezara a follármela. Obedecí como un legionario a bombearla… Dentro, fuera, dentro, fuera sin cesar incrementando la velocidad… la sensibilidad de mi glande me colmada de placer al rozar su apretado interior vaginal. La verdad es que lo había hecho ya tantas veces con ellas, que nuestra técnica era muy depurada con un movimiento de cadera preciso clavaba a fondo hasta los huevos y luego reculaba al punto de no sacar mi glande de su bocana, sincronizados ambos. Ella me acompañaba y sincronizada a mis empellones elevando su coño buscando una clavada enfilada y profunda. Mi madre gemía como una loca, mientras me agarraba el culo para empujarme más dentro de ella aún.

- ¡Ah, ah, ah! Hijo sigue así, ¡Qué me bien me follas! Sigue, sigue. Yo gemía, pero no me atrevía a decir su nombre, ni siquiera mamá. - ¿Qué te parece nene, te gusta? ¿Te gusta follarte a mamá? ¿Te…gusta cómo te la follas…? Así métela bien dentro…que no quede nada fuera de mi coño ¡Solo tus huevos!

Llevábamos no más de cinco minutos acoplados como animales y sorpresivamente no iba a aguantar mucho más, di un par más de empujones notando el subidón de adrenalina por el morbo de saber que voy a inseminar a mi madre una vez más… joder como me corrí…

- Me corro….me co…rro…, gemía desbocado notando el regusto de estar vaciándome los testículos dentro del útero de mamá.

- Sí, hijo, suéltame toda tu leche sin miedo. ¡Ahí dentro la quiere mamá…!

La hinqué hasta los mismos huevos y comencé a aliviar mi lefa descargando un buen chorro y otros tres concatenados sin dejar de bombear en las profundidades del útero de mi madre. Fueron largos y copiosos lo chorros de leche espesa eyaculados sin miramiento ni compasión…continué un poco más aliviando el resto, hasta marcar unos siete chorretazos de semen depositados en lo más profundo de su intimidad, en el mismo cérvix materno. Vaciado por completo, me quedé quieto unos segundos en tanto convulsionaba aún mi polla, y al cabo de un rato me salí de ella. Me tumbé boca arriba extasiado. Había sido rápido pero me pareció muy intenso saboreando a boca de mi madre conforme la fecundaba…No hay nada como sentir como salen los chorros de esperma espeso en el interior de una madre a la que te follando a placer con su lengua enredado en la tuya en un beso francés interminable y lascivo. Después me dediqué a sus tremendas tetas a la par que me la terminaba de follar, con mordiscos en sus pezones de pura lujuria. No era capaz de ver a mi padre en tal actitud con su esposa, sin embargo con su hijo era una Gran Zorra, con actitudes de Puta profesional.

- Ha sido muy rápido, pero intenso mamá. Sin embargo tú no te has corrido ¡¿Verdad?!

- Nada hijo. Por eso no te preocupes, tu madre necesitaba un polla caliente esta mañana y tú me la has dado… no te puedo pedir mucho más. Ahora me voy a gusto al trabajo…

- No puede ser, soy tu hijo y no tu marido… quiero que te corras conmigo. Él no te follará como yo cuando esté en casa ¡¿Verdad?! ¡O acaso te corres con él mientras te folla, mamá!

- ¡Alguna que otra vez ha ocurrido! Pero quiero que sepas que no me he corrido todavía con él como lo hago contigo, aunque hoy haya ocurrido… Pero te preocupes por mí, me conformo con este buen polvo.

- Gracias mamá…, quiero que sepas que entre tú y tu hermana me tenéis agotado.

- Eres joven y aguantas mucho. Me lo has demostrado. Ni siquiera tu padre podía hacérmelo durante horas cuando éramos novios, al igual que lo haces tú…¿Cuántas corridas has llegado a tener… cinco?! Tu padre apenas aguantaba media hora algunas veces, pero algo paso con el tiempo que se casó de mí.

- Eso es imposible, nadie puede cansarse de follar a una diosa como tú.

Entonces se agachó y empezó a chuparme la polla. Es muy morboso, ver como tu madre, la que te dio la vida, te mamá el rabo como si no hubiera un mañana. Enseguida estaba otra vez a tope y ya de perdidos, al río, pensé. Volví a follármela conmigo encima. Solo que esta vez, miraba a mi madre y a sus tetas rebotando mientras le ayudaba a subir y bajar a lo largo de mi mástil. Yo seguía dándole duro a mi madre, cuando oí que se abría la puerta de casa. Era mi tía Liberia, mi madre y ella quedaban por la mañana para pasear durante una hora, pero ese día llegaba hoy unos minutos antes. 
- No pares hijo, no te pares ahora. Quiero correrme.

Pero me preocupaba que  Tita oyera el traqueteo de la cama y se quisiera unir para rematarme allí entre las dos tigresas insaciables…entre ellas competían cuando teníamos orgías y yo era la víctima de sus batallas carnales a fuego. 
- ¡Marta! ¿Dónde estás? preguntó ella.

- Espérame en la cocina y tómate algo. Ahora mismo voy. Le dijo en voz alta para que la oyese… de nuevo conmigo me susurró… - Y a ti No se te ocurra parar hasta que me corra con tu polla dentro ¿eh? me dijo.

- Vale mamá… lo intentaré

Durante un rato más aguanté sin correrme, aunque ahora quería hacerlo para salir de esta situación, y que mi Tita no nos pillase y se uniese al fornicio. Al cabo de unos minutos mi madre comenzó a correrse, convulsionaba apretando y soltando mi polla con sus paredes vaginales… era demencial la succión que realizaba su coño en mi verga al punto que no pude aguantar mucho más y descargué de nuevo en el útero de mi madre. Di unos últimos espasmos más y terminé de echándole el resto de toda mi leche contenida en mis huevos. Se desacopló al instante que ya no eyaculaba más y le había dejado el coño bien relleno de lefa. Se puso las bragas sin sujetador y la bata encima, y se fue a la cocina. Yo me tumbé boca arriba, mientras recuperaba la respiración, el aliento y me regodeaba en el atolondramiento que da la dopamina que segrega tu cuerpo tras un polvo tan espectacular… oía como mi madre charlaba algo con su hermana.

No nos pilló porque a mi Tita le encanta el bizcocho que hace su hermana y estaba plantado en medio de la isla de la cocina para desayunar. Antes de marchase le dije a mi madre que teníamos que tener cuidado, hoy era mi tía pero otro día podría ser mi padre…. 
- ¿O sea, eso quiere decir que quieres repetir todas las mañana…?

- Mamá, tengo que confesarte, le dije. - Tienes un cuerpazo y que me pones mucho…, sabes que cuando te haga falta follar, aquí tienes a tu hijo para darte placer. Ella sonrió y me dijo que en cuanto volviera del paseo con su hermana, volveríamos a hacerlo, si no me importaba. - Claro que no mamá, me encantará volver a follarte.

Estaba deseando que pasara el tiempo y llegara del paseo matutino para volver a tirarme a mi madre. El incesto no me importaba. Yo no tenía novia y ella tampoco follaba con su esposo, así que ¿qué mejor que nosotros dos para darnos placer? Llegó del paseo y se dio una ducha, era media mañana cuando mi madre y yo ya estábamos encima de su cama, toqueteándonos, sobándonos y besándonos apasionadamente. La quite el top de tela para besar sus tetas. Chupé sus pezones redonditos, duros y erectos… ella se moría de gusto. Bajé con mi mano hasta su ombligo y antes de llegar a su chocho, me paré en sus muslos. Quería retrasar su placer al máximo. Lamí la cara interna de sus muslos y para entonces ella estaba excitada a más no poder y me pedía que se la metiera ya…, notaba a mi madre un poco más salida de lo normal, me pedía y me exigía sexo apremiante. Mi polla también estaba a cien, así que no me hice de rogar más. Se la metí rápido y la bombeé bien fuerte. La cama temblaba con mis embestidas y ella gemía a grito pelado. Al rato, ella decidió cambiar la postura y ser ella quien se pusiera sobre mí cabalgándome. Botaba sobre mi polla y yo estaba disfrutando como un loco. Pero claro, nuestros gemidos fueron en aumento.

- ¡Ah,ah,ah! ¡Qué gusto, hijo! ¡Sigue así! ¡Así! ¡Asssssssiiiiiiiii!

La cama chirriaba como si fuera a romperse, pero ella seguía rebotando sobre mí aplastándome los huevos en cada sentón. No podía parar. Cuando vimos que esa postura la teníamos agotada, mi madre se salió de mí, se giró y me cabalgó de espaldas. Yo agarré sus caderas. La visión de su culo botando era increíble. Seguimos un rato más en esa postura, con mis manos en sus caderas. Ella con las manos libre se tocaba su pepita y me sobaba los cojones alternativamente… mi madre aun aguantaba y luego volvió a follarme de frente… al poco rato se corrió. Se agarró a mis hombros y se mordió los labios mientras explotó su orgasmo. Echó la cabeza hacia atrás al llegar al clímax. Aquello me elevó al séptimo cielo también y unos segundos más tarde me corrí yo. Nos quedamos tumbados mirando al techo agotados y exhaustos, pero satisfechos de cumplir como pareja, como follamigos o como cojones se pueda calificar nuestra relación incestuosa y amorosa a tres bandas.

Los tres continuábamos con nuestras discretas relaciones, dos mujeres calientes y un adolescente con la testosterona por las nueves con muchas tardes libres para disponerlas como mejor se lo propusieran. El caso era que las reuniones familiares resultaban mucho más divertidas con mi tía Liberia y su esposo, mi madre y mi padre, con los abuelos… nos lo pasábamos muy bien haciendo barbacoas y festejando cada evento familiar. No hacía falta decir el morbo de bailar con ambas hembras, con el cómplice secreto de nuestra incestuosa relación en ascuas. El sistema funcionaba, diez días al mes follábamos con condones o acaba en sus culos, boca o sobre su cuerpo con marcha atrás, pero los otros podía correrme libremente dentro de sus coños follando a pelo…

Acabar llenándoles el coño era como más nos gustaba a los tres. Lo más asombroso fue que ambas hermanas sincronizaron sus ovulaciones y me permitían descansar durante una semana, la cual me venía muy bien para recuperarme de tal abatida de folladas continuas con ambas hembras insaciables. Hasta que nos llegó la sorpresa… mi madre comenzó a sentirse mal por las mañanas con náuseas, pensamos en uno de esos virus estomacales, pero a los pocos días mi Tita notó los mismos síntomas. En un principio No cayeron que pudiera ser que estuvieran preñadas, hacía tanto tiempo que lo estuvieron, que ya no se acordaban de cómo eran esos primeros días de preñez. Nos encontrábamos de conversación sobre la mesa isla de la cocina, y al ver que ambas tenían síntomas parecidos, se me ocurrió decir…

- ¡A ver si estáis preñadas! Y no lo sabéis. 
Se quedaron perplejas con cara de asombro ante tal revelación, si era verdad había que montar una estrategia para convencer a sus esposos de que los hijos eran suyos… El método era sencillo, con un buen plan de lencería fina, una cena de parejas y un polvo a la vuelta en casa, una vez que los esposos se tomaban los Gin Tónic adulterados de viagra… y como quien no quiere la cosa un hijo ochomesino. El plan resultó muy bien con mi madre que nada más llegar a casa se pusieron a follar como almas que lleva el diablo. Con mi tía fue más dificultoso, teniendo en cuenta que a mi tío no se le ponía dura ya con tanta facilidad pese a la química, así que Liberia cogió al toro por los cuernos y pasados dos horas sin un resultado tomó el valor suficiente y volvió a darle otra pastilla poniendo al hombre al borde del infarto hasta que consiguió ponérsela dura y follárselo en una noche loca de fiesta con los amigos. Mi tía no paró de excitarlo, terminando por follar en el asiento trasero de su coche como adolescentes, y de ahí no hubo eyaculación, así que enfurecida por la impotencia de su marido, volvió a la fiesta con sus amigos y se marchó con un chico que no dejó mirarla en toda la noche… Le contó a su esposo que esa noche aquel canalla la “PREÑÓ”. A mi tío le sentó fatal el ataque de cuernos, pero montar un escándalo y revelar su impotencia era mucho más denigrante para él, teniendo en cuenta que no se trataba por la vergüenza de contárselo al médico. Así que soportó la cornamenta a cambio de no destapar su impotencia eréctil.

Y esta es la historia de cómo un chico que aún no tenía edad para mantener una familia, dejó a dos mujeres cuarentonas hechas y derechas, bien PREÑADAS. Me sentía el rey del mundo, algo similar a un macho alfa de espalda plateada, dueño y señor de dos damas la mar de zorras con las que continuaba follando pese a las panzas que estaban echando ambas. Pero no se acabaron las sorpresas ahí, unos meses después se reveló en las ecografías que mamá esperaba mellizos y acabó teniendo una panza enorme, como se puede ver en la foto. Llegó el día del parto y ambas mujeres se pusieron a parir con dos horas de diferencia… a las cuatro horas del ingreso del día 18 de febrero de 2018 a las 18 horas era PADRE de tres bebés… Nadia y Yago de mi madre y Zoe fue la niña que parió mi tía Liberia. Las tetas de mi madre eran enormes, y pese a tener que amamantar a dos criaturas, aún le quedaba un poco para que el padre de los gemelos gozara de la leche materna…nuestra relación se volvió pasional rompiendo momento de la rutina…





…Aquella tarde volvía del súper, mamá en casa sola cuando llegué de la compra- Hola cariño, me dijo mi madre mientras se acercó abriendo el carro de la compra. Me ayudó a organizar los armarios viendo su culo ir y venir sacando las cosas del carro y dándomelas. Imposible no fijarse en su gran culo bien proporcionado. Pese a ser mi madre, era una mujer y me sentía muy atraído por ella… cada vez más. Mamá no paraba de hablar y contarme cosas. A quien se había encontrado en el trabajo y demás. Me estaba mareando un poco con su cháchara…tocaba guardar las cosas en la nevera. Ella se echó un poco para atrás y ahora su culo rozaba mi polla medio erecta. No paraba de hablar y de rozarme las nalgas. Sin saber cómo, le puse un dedo en su boca obligándola a callarse. La incliné sobre la nevera y bajé su pantalón leggins y sus bragas con mi otra mano. Bajé mi pantalón sin darle tiempo a reaccionar… y mi rabo erecto se lo metí de un tirón. Sin goma ni nada. Comencé a follármela, ya no me planteaba siquiera que me tiraba a mi madre. Ella no hizo ningún gesto de protesta, sumisa como siempre… dejó de hablar y cambié mi dedo por mi boca metiéndole la lengua…se agarró a mi cuello espalda a la nevera. Sus tetas grandes llenas de leche se movían al ritmo de mis embestidas. Era maravilloso verlos botar contra mí en cada empujón. Mi madre gemía como loca y yo la empecé a acompañar en sus gruñidos en cada ensartada. Con mis calzoncillos por los tobillos y sus bragas igual, nuestra pinta era bastante peculiar de pervertidos incestuosos. Al poco se puso a acariciar el clítoris mientras seguíamos follando. ¡Mi madre gozaba volviéndose loca! Yo estaba al borde del orgasmo, y en un par de empujones más, la clavé entera y me corrí en su fondo vaginal llenándole el útero. Solté varios largos chorros de leche, hasta que me calmé. Pero me di cuenta que ella no se había corrido aún, continué pues no podía dejarla a dos velas como hace mi padre. Unas cuantas inserciones duras, y mi madre se corrió como una ZORRA rasgándome la espalda… clavó las uñas y espetó… 

¡¡Eres un canalla, estoy en los días fértiles y…!! ¡ME VAS A VOLVER A PREÑAR, hijo de la Gran Puta!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas más populares de la semana