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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

El día de la Madre



Me casaron con apenas 17 años y una panza de siete meses… preñada de mi hija Marcela, y sin apenas conocer al hombre que ha sido hasta hace dos años mi marido. Solo llevábamos tres meses de relaciones, de los cuales dos y medio fueron con sexo completo consentido sin tomar las debidas precauciones por parte alguna… sin duda me encoñé con aquel muchacho que portaba la verga más grande que jamás había soñado encontrarme en la vida, me dio tal gozo sentirme empotrada por su mostrenco que me quedé prendada y preñada. Ningún otro chico que me había follado pasaba de los quince cm de longitud, pero José Luis debía de sobrepasar los veinte y un grosor tremendo. Sabía que era de esos tipos canallas que se follan a todas las que se ponen a tiro, como fue mi caso, pero se hizo responsable de mi barriga y nos casamos… 

El tiempo todo lo cura y el roce hizo el cariño entre los dos, hasta llegarle a amar profundamente en ciertos momentos de la vida. También me puso los cuernos en más de una ocasión, pero los pollazos que me servía compensaban su infidelidad comprensible para un semental como él atada a una sola hembra. No se puede decir que nuestro matrimonio fuera perfecto, pero sí era lo suficientemente satisfactorio como para entregarme en cuerpo y alma a él con una actividad sexual abundante y plena, de ahí que desde el día que lo mataron durante una reyerta entre dos chavales cargados de alcohol y drogas, en donde salió a defender a la chica que agredía uno de ellos en la salida de una discoteca, llevándose la peor parte de un navajazo mortal... 

Caí en una profunda depresión. Por fortuna mi hijo Alex que por entonces ya cumplía 18 años, supo ser lo bastante maduro para hacerse cargo de supuestos masculinos en casa, así como de la protección de sus dos hermanas... Luisa de 12 y Marcela de 20 años. Con entereza, tomó las riendas del vacío creado por mi marido, en lo que yo me recuperaba con ayuda de los medicamentos indicados por el psiquiatra. Parecía que todo iba bien, pero al mes y medio de esto, tuve una fuerte recaída, por lo que el psiquiatra me cambio el tratamiento, este tuvo un efecto  extraño de insomnio, al tiempo que en algunos momento hacía que ardiera de apetito sexual. He de indicar que a veces he sopesado la idea de mi ninfomanía, tendiéndome que masturbar más de diez veces en un día, sospecha de mi ginecólogo, que en una ocasión me preguntó por ello al comprobar el enorme clítoris que tengo... avergonzada le di largas hasta que confesé. Un análisis detectó mi exceso de progestorona, una hormona esteroide femenina que nos superlativa las características sexuales...al principio un fármaco lo controlaba, pero desde hace unos años no lo tomo, siendo mi esposo el encargado de darme los pollazos suficientes para rebajar el nivel de progesterona, sin embargo con la ausencia de mi esposo, han vuelto a rebrotar mis ansias sexuales extremas, la hinchazón de mis mamas y el aumento de volumen y dureza del clítoris... <<las pajas ya no me hacen casi efecto>>

Esas noches febriles, despertaba y me levantaba a caminar como sonámbula, pero consciente de lo que hacía. Entraba al cuarto de mis niñas, las observaba dormir unos minutos y luego hacia lo mismo con mi niño. Ya era casi verano, hacía mucho calor, por lo que me cambié el pijama de entretiempo por un delgado camisón corto de tirantes. Al llegar al cuarto de mi hijo, pasé de contemplarlo mientras dormía a acariciarle la mejilla y luego el pecho, abrió los ojos, intercambiamos un par de miradas, y luego salí de ahí  hasta llegar casi a su entrepierna... ahí sentí arder mi interior, solo que en vez de ir a mi cuarto al fondo del pasillo bajé las escaleras a la sala, para luego salir al patio a tomar el fresco. A los pocos minutos noté a mi niño acercarse a mis espaldas, poniendo sus manos sobre mis hombros…

-“¿Estás bien?” Preguntó.

Asentí con un movimiento de cabeza, me abrazó tierno por la cintura. Pasados unos minutos sintiendo su hombría me calmé un poco, supe lo que necesitaba mi cuerpo. Nos marchábamos a acostarnos cada uno a su habitación…, esto me ocurría con frecuencia y en todas las ocasiones me reconfortaba tener a mi hijo abrazado sintiendo su masculinidad preservadora, alrededor de mi cuerpo anhelante de un hombre protector, de un macho que me hiciera sentir de nuevo HEMBRA, pero era mi hijo y eso no parecía que fuese moralmente correcto ¡¿O Sí?! Me sentía confusa con mi cuerpo y mente en contradicción permanente...debía retomar la ingesta del fármaco para contrarrestar mi ardor de coño o acabaría follándome a mi hijo cualquier día. 

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Durante las siguientes semanas solían ocurrir situaciones similares buscando ser abrazada por el hombre de la casa. Que él tuviese atenciones hacia mí, compartiendo aunque solo fuese la tarea de ir ayudarme en la preparación de la comida, fregar los platos o poner la mesa me sublimizaba y hasta me daban ganas de abandonar el tratamiento farmacológico, por no hacerme falta ese día. Esos detalles teniendo a mi hombrecito al lado me ayudaban mucho más que los medicamentos del psiquiatra, los cuales ya había comenzado a quitarme con la ayuda de una psicóloga que encaminaba mis pensamientos positivos y de futuro con y hacia mis hijos.

Por instinto, creo que la relación de complicidad con Alex superaba con creces la que pudiera tener con mis dos hijas, los acercamientos se llegaban a convertir algunas veces cuando estábamos solos en plena intimidad en casi obscenos, cargados de sensualidad buscada por ambos como si fuera un juego, unas veces, como si fuera una opción natural, otras. En más de una ocasión lo cacé pajeándose frente a su ordenador, o la sala viendo porno en la TV de las pelis bajadas de internet grabadas en el disco duro. En esas ocasiones me hacía la loca como si no hubiera visto nada, sin embargo me calentaba pensando en su premura sexual y la mía…, en su mazo presto a hacer feliz a una mujer y en mi chumino desesperado por sentir de nuevo un balano en su interior tan exorbitante como el de Alex. Aquellos pensamientos atoraban mi mente calenturienta sin razonar que era mi propio hijo, y sería incapaz de dar el paso para que nuestros sexos se aparearan en el más perfecto de los acoples, mitigando tanta ansiedad acumulada. En ninguna ocasión logré ver su polla al completo, pero sus dimensiones se intuían semejantes a la de su progenitor, así que si de tal palo tal astilla, mi Alex debía de tener una verga para hacer gozar a la hembra más necesitada y puta que se precie.

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El día de la madre...el día clave.

Me propuse hacer una reunión familiar para festejar el “Día de la Madre” con todas las madres de nuestra familia en la casa de mis padres. El 8 de mayo sería un día clave en mi nueva vida. Todos estuvieron de acuerdo, de tal forma que comencé a organizar la fiesta y ultimar detalles para reunir a todos en el pueblo de donde soy originaria, así lo hicimos con un poco de trabajo…, creo que todo salió muy bien. Comenzaron a llegar los invitados, todos agradecieron y alabaron mi labor. Aparte de los piropos que me llevé por parte de ellos, me hicieron sentir muy bien, presentía que los tiempos oscuros tenían sus días contados. Iniciada la reunión comimos y después se prolongó una sobremesa que se alargó más de la cuenta. Al principio tomamos dos o tres cervezas cada uno de nosotros, pasamos después a la comida y a la sobremesa, nos concentramos en el jardín hablando de nuestras vidas los que menos no veíamos poniéndonos a día. El jardín es bastante amplio e hicimos una rueda con todas las sillas, unos primos que se les da bien la música, tomaron sus guitarras y amenizaron la reunión… Conforme pasaba el tiempo iba oscureciendo, entonces nos ubicarnos en el gran salón de casa, el cual estaba a reventar… somos una familia verdaderamente numerosa. Salvo algunos, todos permanecieron hasta muy entrada la noche.

Las botellas espirituosas circulaban con gran alegría. Se comenzaba a notar en muchas caras la sensación de embriaguez y cansancio, al comprobar que mi hijo Alex, estaba muy integrado con los parientes cantando y festejando, le dije a mi madre que me iba a recostar un rato en mi habitación, estaba súper agotada y quería descansar. Por supuesto que aceptó gustosa ya que todo el trabajo, por lo menos de organización lo había hecho yo. Es más, mis tíos Vero y Ambrosio también habían decidido quedarse a dormir en la casa de mis padres y ello me situaba en tener que compartir habitación y cama con mi retoño esa noche y las niñas en la buhardilla juntas. Subí y me recosté en la pequeña cama de matrimonio de 1’35 metros de ancha, encendí la televisión con muy poco volumen, pero era tanto el sueño que tenía que me dormí con la tele encendida… me quedé boca abajo agotada en duerme vela.

Pasaron los minutos en dicha posición, realmente no me di cuenta del tiempo que habría dormido, creo que no fue mucho, cuando sentí que alguien abría la puerta tratando de no hacer ruido, pero no hice el menor intento de darme vuelta para ver quién era suponiendo ser mi hijo con toda seguridad. También escuché cerrarse la puerta del baño del cuarto, se oyó el chorro de una larga meada de tantas cervezas que se bebería en la fiesta. El sueño me tenía vencida cuando lo noté sentarse a mi costado, percibí las manos fuertes de Alex apoyarse en mis pantorrillas y acariciarlas…, primero fue una, después la otra. Iban desde mis tobillos hasta mis rodillas sin llegar más arriba. Me quedé completamente inmóvil, quieta y expectante gozando de sus caricias…, percibí ese tipo de nerviosismo que se confunde con excitación, pero no pasó de ahí pese a que me hubiese encantado que subiera por mis muslos y darle un merecido castigo a mi macizo clítoris tan abandonado por un macho. De golpe, la persona que estaba sentada a mi lado se levantó, y en unos segundos se escuchó abrirse la puerta cerrándose por fuera después. Dejó el aroma de su perfume impregnado en la habitación, sin duda alguna era mi hijo Alex, sobre todo por la forma de entrar a ese cuarto, así como la confianza de uso de ese baño…, cualquiera no lo hace, mi familia no permitiría el paso a cualquier persona a ese cuarto asignado a mi hijo y a mí…, mis padres para la intimidad son muy especiales.

Después de lo sucedido, pasaron muchas cosas por mi cabeza, pero la más importante fue la calentura que sentí cuando acarició mis pantorrillas, y la forma en que me las tocaba. Barruntaba que esa noche podría ser una oportunidad de oro para dar un paso que no nos atrevíamos a dar, pese a la fuerte tensión sexual que vivíamos mi hijo y Yo. Hacía meses que nos mostrábamos desnudos en el aseo sin ningún pudor como solo lo hacíamos cuando él era un niño inocente… en los cambios de turno de la ducha o a la hora de aliviar nuestras vejigas mientras el otro se cepillaba los diente, era natural compartir el aseo. Nuestros cuerpos no eran un secreto, y lo curioso del tema es que entre mis hijos tampoco. Ellos se mostraba impúdicos las más de las veces. En los días de verano podía encontrarme a las niñas con las tetas desnudas en su cuarto jugando a la “Play Station” con su hermano alrededor, sin el menor pudor… decían que hacía demasiado calor pese al ventilador. Estos últimos tres veranos están siendo bastante recios con temperaturas elevadas, no se puede negar…, como irrefutable que "Mi retoño" es de cuerpo atlético y nada feo, creo que parte de los problemas de infidelidad con sus novias son precisamente por eso, y sus hermanas como hembras que son una cierta atracción sienten por él dejándose ver tan desvergonzadamente..., si tenemos en cuanta que los niveles de progesterona alto lo han heredado de su madre, su necesidad sexual comienza a ser apremiante, incluso para la pequeña, que ya desarrolla un clítoris demasiado grande para su edad. Tal cual que Marcela.


Sé que muchas chicas andaban detrás de él, y por lo visto él responde a todas. Se puede decir que Alex es del tipo de hombre que toda mujer deseamos por ser un castigador, cuando más se resisten, más los deseamos a esos cabrones… nos gusta que nos follen a sabiendas que no se va a comprometer en la relación, sí, nos dejaran por la siguiente putita de turno pero que nos quiten lo bailado. Al final terminamos casadas con el formal Pagafantas, al que nunca le hemos dejado que nos folle para salvaguardar la falsa apariencia de chica decente, ese tipo de chicos que nos resuelve el mantenimiento de nuestra vida y de los hijos que parimos, sean suyos o de otro cabrón al que hemos permitido que nos preñe. "Mi Alex es como era su padre... un CANALLA". 

No pude dormir pensando en lo mismo, entonces decidí que si se volviera a dar la misma situación trataría de hacerme más accesible para llegar a disfrutarlo. Con esa idea en mi cabecita, me dispuse a esperar despierta, tarde o temprano volvería, esta vez solo a acostarse y descansar a mi lado. Creo que volví a cerrar los ojos y me ganó el sueño, pero el sonido de la puerta chirriando me hizo reaccionar otra vez, sentí que cerraban la puerta con el seguro interno…, nuevamente entró al baño, pero ahora dejando la puerta entreabierta iluminando el cuarto con la escasa luz que escapaba del aseo, entonces abrí un poco las piernas aun estando recostada en la misma posición. No tardó mucho cuando volví a sentir otra vez el movimiento de la cama de alguien a la hora de sentarse.

…Ahora esas manos fueron más atrevidas, se volvieron a posar en mis pantorrillas y comenzaron a acariciarme hacia arriba, llegando hasta mis nalgas y un poco más recorriendo la raja de mi culo. Cuando nuevamente regresaban a mis pantorrillas, estando a medio muslo me atreví a cerrarlas y esas manos quedaron quietas atrapadas entre mis piernas por un soplo de tiempo. Le aseguré mi desvelo sintiendo su atrevimiento gustosamente… poco a poco comencé a moverme para que aquellas manos osadas percibieran la tersura de mis muslos, y que su madre le ofertaba todo lo que él demandaba. Me apretaba poco a poco y mi excitación iba subiendo, nuevamente abrí el compás de mis muslos para soltar sus manos y que pudiera seguir acariciando lo que él quisiera, estaba a su merced entregada y calentísima como una perra en celo. No le puse ninguna objeción, todo lo contrario, dejé mi cuerpo a su entera disposición. Una vez más y de golpe, ese cuerpo se levantó de la cama, pero yo estaba decidida a no dejarlo ir sin mi recompensa… no escaparía de mí si no me satisfacía a plenitud.

¡Me sentía súper cachonda! En el momento en el que se paró me di la vuelta sobre mi cuerpo quedando de cara hacia él, me sorprendí al verlo completamente desnudo en la penumbra del cuarto. ¡Joder qué pedazo de verga se gastaba mi niño! No cabía duda que era fiel heredero de las cualidades onerosas de la buena dotación genital de su padre. Solo tenía 18 años, pero aquella polla ya apuntaba a estar en lo mejor… gruesa y curvada como una daga árabe, sin olvidar el par de cojones que albergaba el estirado escroto colgante del mástil…una bolsa superlativa acorde al espectacular ariete del que formaba parte, en un conjunto perfecto propio de todo un gran semental. 

Sin dudar ni pensar mucho, lo tomé de las nalgas trayéndolo hacia mí, así el mostrenco de su tronco rígido y abrí mis labios metiendo toda su durísima verga en mi boca… se la mamé por un buen rato, la sacaba y la volvía a meter a mi boca. Entre ambos no hubo una sola palabra, solo acción. Sabía delicioso su capullo con ese sabor pre seminal casi olvidado ¡Trataba de exprimirlo! Después de besársela, mamársela y chupársela como una sedienta, le comí los huevos uno a uno, luego me tragué los dos y succioné jugando con ellos dentro de mi boca. Trataba de estimularlo para la siguiente fase. Acto seguido de haberme tragado su mastodonte cipote, me levanté poniéndome a cuatro patas como la perra en celo que me sentía, me subió la camiseta sin nada de trabajo, me bajó las bragas del tirón hasta medio muslo, que debían de estar empapadas a esas alturas. Mi embriaguez de estar en el dique seco, y la de mi hijo con las cervezas de la fiesta hicieron el coctel perfecto para entregarnos sin recato alguno.... <<Éramos dos animales en celo en plena berrea, buscando satisfacer los instintos más básicos>> 

Se acercó con cautela en donde la oscuridad nos mantenía en el anonimato simulado, pronto noté la punta caliente de su polla rastreando entre mis carnosos labios vaginales, justo en la entrada de la cueva de mi conejo hambriento. Enfilado, me dio con toda la verga una soberbia estocada, penetrándome un tercio del rabo endurecido cual fierro ardiente..., luego otra más y otra más expandiendo mis cerradas paredes vaginales, hasta que logró llegar al fondo enterrando todo el badajo, raíz incluida. No pude evitarlo al percibirlo entero dentro de mí, notando la presión de la gruesa polla llenándome… Pegué un grito por el placer de sentir otra vez una polla horadando mis entresijos, aunque no lo hice muy fuerte ahogándolo con las sábanas. Él trató de callarme en cada empellón, metiéndome dos dedos en la boca, no me quedó más que chupárselos también, sabían a mí coño. Después, bajó sus manos a mis tetas mientras me penetraba, las agarró como riendas atrayéndome hacia él, al tiempo que empujaba su pelvis con decisión hundiéndome toda la verga, haciéndome notar los golpeteos de sus huevos en mi vulva…pellizcaba mis pezones sacándome de mis casillas deleitándome como una zorra. Después de torturarme las ubres, sus manos no paraban de sobarme y pronto sentí como combinaba sus caricias en mis nalgas y espalda para volver a agarrar mi culo a la altura de las caderas. Yo no hablé ni dije nada sintiéndome poseída por mi macho, él tampoco pronunció palabra porque no era necesario comunicarnos más que con nuestros cuerpos… lo único que él susurró durante todo ese tiempo…

-“Eres una mujer muy hermosa que no se merece estar tan sola…,

-Contigo nunca me siento sola cariño... tus deseos me hacen feliz.

-Siempre te he deseado mamá. Desde hace años que te veo muy sexy... ¡Cómo me hubiera gustado desvirgarme contigo!”

-“Y a mí haber sido tú el primero en mi vida que yo desvirgara... esa vez hubiera sido muy especial y única para los dos.”

Argumentos tan cariñosos y lascivos que debió notarse en mi chocho al emanar más flujo de lo normal. No obstante me sorprendió al decirme…

-¡¿Qué pensaría de esto mi padre...?!

-“...Me gustaría que en este momento nos viera, para que comprobase como goza una hembra con su verdadero hombre... el mismo que engendré… y que es su sustituto natural” 

Porque así es como veía a mi hijo esa noche conmigoY probablemente tenía razón que era su hembra, o su zorra…, quizás la tiene por cómo me ofrecí al más puro incesto sin oposición alguna. Mis dedos frotaban mi endurecido clítoris, percibiendo los pollazos de m hombre. Después de dos o tres decenas de empujones tuve mi primer orgasmo convulsionando como no recordaba…, caí desplomada con mis tetas sobre las sábanas. En esa posición mi culo quedó más elevado con un acceso más favorable a mi coño, se montó sobre mi culo sin salirse del coño, y de inmediato arreció sus embestidas haciéndome notar sus huevos colganderos en aporreos continuos al llegar a enterrarme todo su mazo y la verga en el mismo estómago de lo profunda que la insertaba… En aquella locura me dejaba follar sin miramiento alguno, solo interiorizaba cada envión percibiendo el rígido cipote de Alex partiéndome en dos una y otra vez. Me sentía a rebosar de satisfacción notándome llena y completa otra vez por un hombre, poco importaba si era mi propio hijo, en esos instantes solo éramos un macho y una hembra en el más ancestro de los actos para el que la naturaleza nos ha dotado. Sentía frotar mis paredes vaginales sublimizando cada terminación nerviosa que sacudía mi cerebro con descargas continuas de placer. Era suya...deseaba ser sol suya y él solo mío.

Entregada cual perra en celo, era sujetada firmemente de los hombros, a fin de no dejarme desplazar en cada envión… me follaba a saco liberando toda su masculinidad en el coño de su madre, siendo consciente o no arremetía con fiereza con un ritmo viril digno del semental más adiestrado…, arreció las embestidas, y de pronto paró en seco con un gruñido desgarrador. No sé el tiempo que ya andaba machacándome el útero con su orondo capullo cual martillo pilón, pero aquel gemido simulaba a un venado en el mismo instante de correrse dentro de su hembra, de mí. La clavó a fondo en el preciso instante de convulsionar soltando el primer gran chorro de leche, se le inflamó la verga poniéndose más dura y tras el primero, no reparó en llenarme con un segundo y otros tantos más que eyaculaba sin miramiento alguno por mi fertilidad. 

Me electrizaba todo el cuerpo al notar el primer aldabonazo cálido y ardiente como la lava, el segundo también, los siguientes fueron rellenando mi cérvix dejándome inseminar como toda perra permite a su semental, no obstante los disfruté adulándome como mujer y hembra, abandonada a los instintos básicos de verme inundar a fondo de esperma espeso. Todas valoramos el esfuerzo del semental y el regalo que nos hace implantando su semen en nuestro útero. Fue increíble percibir los chorros de lefa quemándome las entrañas. Los últimos lo hizo con unos suaves mete saca facilitando la salida de la más abundante cantidad de leche que nunca sentí. Tal fue su fuerza que presentí su tibieza en las misma trompas de Falopio. Mi niño lanzaba sus aldabonazos de esperma rico de millones de bichitos prestos a fecundarme hasta cumplir con sus cinco o seis chorros de semen espeso. Se quedó quieto con todo el badajo dentro de mí, durante unos instantes vaciándose hasta la última gota de lefa fecundadora. No era algo que me preocupara en esos instantes pese a no tomar la píldora anticonceptiva… 

-“¡Por favor cariño termínate bien dentro de mamá…!” 

Fue lo único que logré decirle en todo el tiempo de la inseminación. Así lo hizo…Cuando salió de mí, se escurrió un poco de semen entre mis piernas… mi coño no pudo contener toda su copiosa descarga, así es que parte de mis muslos se mancharon, pero eso no me importó. Ya más relajada me levanté y en el aseo metí un dedo a mi coño y extraje un poco de su néctar dejando un dedo rebosante, lo chupé deleitándome con su sabor, me puse una compresa y me acomodé unas bragas limpias antes de salir, y también me reacomodé la camiseta de dormir. Me volví a acostar a su lado abrazada a su cuerpazo que olía a macho impregnándome las papilas gustativas de su sudor fuerte, y me quedé completamente dormida con un gustazo entre mis piernas sin una reclamación por parte de mi niño. Todo parecía tan natural que el amor compensaba cualquier acto impuro que se hubiera cometido.

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Cuando desperté eran ya las ocho de la mañana, los hombres de la familia ya se habían ido a trabajar y sólo estaba la muchacha que asistía la casa un par de horas al día. Cuando revisé mi ropa, las bragas tenían una mancha de mi excelsa lubricación y una blancuzca de esperma aun húmeda. Salí de la casa encontrándome a Alex tomando el sol de la mañana, le di un beso en la mejilla y otros dos a mis hijas. Con las maletas preparadas tomamos un taxi camino de nuestro dúplex en una urbanización a unos 80 km de la casa de mis tíos. Poco después de las 11 de la mañana me llamó mi jefa pidiéndome explicaciones de mi ausencia, como pude capeé la situación disculpándose por no haber podido ir al trabajo, lo entendió pero me costaría algún sacrificio compensarla, y no pasó nada más. Pero a quien no le perdonaría su desplante era a mi hijo Alex, que después de haberme follado, haberme y haberse complacido inseminándome, satisfaciendo sus más bajos instintos animales con su propia madre, ni siquiera me dio un beso de despedida cuando me marché. Mi venganza no tardaría en cumplirse, porque ese primer polvo "El día de la Madre", fue  el comienzo de una historia de sexo furioso y salvaje entre los dos, en un estado nada normal al de una madre e hijo…

Alex, de la noche a la mañana se había convertido en el macho que colmaría con creces mi pasión de hembra…el sustituto de la progesterona y de su padre..., con él me sentía plena y nada avergonzada…por nada del mundo iba a renunciar a él por una moral caduca de esta sociedad judío-cristiana anclada en la ambigüedad y la hipocresía. Sin embargo, lo ocurrido unos días después me sorprendió cambiando la perspectiva sobre mis hijos…, no por más que lo intuyera, lo esperaba ver realizado. Mi mundo se estaba convirtiendo en una montaña rusa de sensaciones. Las circunstancias me obligaron a ser una mujer incisiva, pero benevolente y compresiva con mis hijas, sobre la mayor, mas por otro lado, no estaba dispuesta a perder la última oportunidad de mi vida de ser una mujer amada por un hombre capaz de colmar mis necesidades carnales y  anímicas, sin dar de lado las filiales, de una sola vez y en una única persona… ¡¡Alex se había convertido en "El macho ideal" de mis oscuras fantasías!! En unos días, pasé de ser una madre protectora, a una hembra sometida, para llegar a ser una Madre sorprendida…






…Me quedé tan sorprendida de lo que veía, que ni moverme pude… Antes de seguir debería presentarme, mi nombre es Liliana y hoy día cuando cuento todo esto soy una joven viuda de 38 años con tres hijos y otro de camino. Marcela es la mayor, Alex y por último la pequeña Luisa. Me casé muy joven con José Luis que por entonces contaba con 25 años… ocho más que yo, un hombre que se dedicaba a las ventas por lo cual salía mucho de viaje y la mayor parte del tiempo estaba sola en casa ya que me dedicaba a atender a mis hijos y a un trabajo en una emisora de radio local a media jornada, el cual, junto con las atenciones de mi hombre me ayudan a salir de la depresión profunda surgida tras enviudar. Soy una mujer y madre moderna, no me asusta lo que en la actualidad pasa con los jóvenes pero esto que les voy a contar jamás pensé que pasaría en mi familia y mucho menos que lo esté contando…

…Es algo que necesito sacarlo de mí y déjenme que te diga que tanto mis hijas como yo, somos mujeres comunes... no somos unas modelos pero tenemos nuestros encantos con una particularidad de apetito sexual un tanto desbocado. 

Podríamos decir que todo había empezado en la fiesta que organicé en casa de mis tíos para el día de la madre, aunque la tensión entre mi hijo y yo venía de tiempo atrás. Compartir la misma cama, el grado de alcohol de su parte y mi calentura vaginal culminó en el mejor polvo de mi vida que recuerdo. Lo sucedido solo fue el punto de inflexión del resto de nuestra relación materno-filial, por lo que decidí un plan viable de vida en común para con mi hijo. Debo decir que la falta de mi marido hacía mella en mi realidad cotidiana, suplantándolo con el “Trankimazin” recetado por mi psiquiatra, gracias a que lo fui dejando volví a tener el control de mi vida. Con 38 años, aún me sentía muy joven, con ganas de vivirlo todo y las relaciones sexuales reducidas al ostracismo tras la muerte de mi esposo, se acabaron el día que mi hijo mancilló mi coño con aquel polvazo a traición con la invitación concupiscente de mi deseo voraz. En aquel momento no era yo, y gracias a ello se rompieron afortunadamente todas las líneas rojas entre ambos.

El sábado después del “día de la madre”, mi jefa me reclamó el favor que le debía por tomarme el día de la madre libre sin su permiso, decidí salir temprano. En casa se quedaron Marcela y Alex, mi otra hija se encontraba con una amiga y sus padres en una finca que su propiedad… se quedaría todo el fin de semana y no volvería hasta el domingo por la tarde. Les comento a mis dos hijos mayores que llegaría tarde, dado que en la redacción solo acudimos a trabajar los justos para hacer varias tareas cada uno, seguro que no daríamos a basto. A medio camino de la radio tuve un problema con el automóvil y me lo llevaron en grúa al taller mecánico, allí me dijeron que no estaría hasta el próximo día, entonces decidí regresar a casa a coger el coche de mi hija mayor. Al llegar y entrar a casa no escucho ningún ruido, así que pensé que estarían aún dormidos, cojo las llaves del armario, pero al llegar a la puerta de salida oigo un susurro, camino hacia el cuarto de mi hija Marcela. Al llegar al pasillo veo a mi hijo parado en la puerta entreabierta del cuarto de su hermana. Lo veo con tan solo los calzoncillos con la polla tiesa, me quedé helada. Él no me vio, me escabullí escondiéndome tras el mueble del pasillo, y sin saber qué hacer justo en el momento que escucho la voz de mi hija…

-“Pasa de una vez tonto… ¡¿O te vas a quedar ahí parado toda la mañana?! Te estoy esperando hace una hora...”

Mi hijo entra en su cuarto, yo camino sin hacer ruido hacia la puerta, la cual se quedó a cuchillo tras ingresar mi Alex… lo que veo me dejo más congelada que al principio. Mi hija estaba con un short chiquitito que usa como pijama y un top de encaje…, le agarraba la verga a mi hijo, de veras que pensé entrar y regañarlos a los dos pero algo de culpabilidad me detuvo. Seguí viendo lo que perpetraban hacer, después de mi afer con Alex no iba a hacer de mi capa un sayo, debo reconocer que yo era tan puta como lo pudiera ser mi hija Marcela…, al fin y al cabo todo ello no era más que una parte de las relaciones que un hombre y una mujer pueden y deben tener, sean o no aceptadas socialmente por su moral… Mis hijos siempre se han llevado muy bien, me sorprendía que los hijos de mis amigas se llevaran a rabiar, cuando los míos era un ejemplo de colegas o amigos íntimos que iban a una en todas las ocasiones.

-“Ahí hermanito que rica la tienes, ya quería tenerla en mis manos desde hace mucho que sueño con ella, pero no se había presentado la oportunidad, así que ahora tenemos todo el día y no vamos a desperdiciar la oportunidad ¿Verdad?”.

-“Yo también nena, desde que te vi como se la mamabas a tu novio, quería verte así agarrándome la verga”. 

Le sonrió pícaramente como se ven en las zorras de las pelis porno…

-“No solo te la voy a agarrar también…, te la voy a mamar y después quiero que cumplas como lo hacen los buenos machos, metiéndomela ¡Quiero sentirla toda dentro de mi coño!”.

Sin dejar de agarrarle la maza, lo arrastró hacia su cama y comenzaron a besarse. Alex la acariciaba por todas partes le agarraba sus nalgas y le metía las manos por debajo del short subió sus manos y le quitó el top dejando al descubierto sus tetas, las cuales son apreciablemente grandes y con los pezones parados… las acariciaba con sus manos mientras tanto ella seguía masturbándolo.

-“¡¿Te gustan mis tetas?! Mira como me has puesto los pezones….”

-“Si, son preciosas”.

-“Pues son tuyas, acarícialas… mmahhh”.

Ella se acostó y Alex le comenzó a mamar las tetas mientas que con su mano le acariciaba sus piernas hasta llegar a su chumino aun cubierto por su pijama braguita, la cual ya se notaba húmeda de la excitación, pasaba de una teta a otra como no queriendo soltarlas nunca…. 

-“¡Mmm, ahhhhh nene qué rico.... sigue mmmmm así mi amor no pares!”

Él comenzó a quitarle las bragas para así poder acariciarle mejor su coñito totalmente afeitado como el de una niña impúber. Mi hijo pensaría estar follándose el coñito de la pequeña de doce años, me sentí algo desolada al no haber ofrecido mi coño arreglado aquella noche del día de la madre, entonces solo lo tenía recortado muy cortito con un pelo que cubría casi todo el conejo en la parte superior y pubis y nada de vello del perineo hacia abajo, una depilación natural que siempre he tenido, pero el resto lo tenía cubierto con vello aterciopelado.

-“¡Joder nena, que buen coño tienes y que bien hueles a hembra! ¡Está tan bueno como imaginaba!”

-“Si amor me preparé para ti, ¡¿Te gusta…?! ¡Ahhhhh, mámalo nene… mámame mi coño que hoy es solo para ti!” Al pasarle su lengua por la vulva, ella dio un grito de placer… “¡¡Oh joder qué bien lo haces!!” Le metió un dedo al mismo tiempo que le seguía mamando su clítoris poniéndola al borde de su orgasmo. -“¡Más amor, sigue, que bien sabes utilizar tu lengua masssssahhhhh!”

Marcela se hallaba al borde del abismo cuando le llegó su orgasmo, y por sus gritos fue casi un múltiple orgasmo o simplemente que duró más de lo normal, fue un buen rato de gemidos, hasta que abrió sus ojos y quedó tendida sin fuerzas en su cama…

-“Ahora voy a seguir yo… es mi turno de complacerte y de probar esa verga que tanto he deseado. ¡Menudo pollón tienes Alex, es la verga más gruesa y larga que jamás he probado…!”.

Por lo visto no era la única hembra que pensaba en el badajo de su entrepierna, lo acostó y se quitó su ropa quedando totalmente desnuda, se dedicó a recorrer su cuerpo con su lengua desde su boca hasta sus pies pero no deteniéndose en su verga ya ese era un plato aparte.

-“¡Disfrútalo cariño, porque en esto de mamar soy la mejor ya verás!”

Empezó con su lengua a recorrer sus huevos los cuales metía a su boca por un rato uno cada la vez, los succionaba tirando de ellos al borde de arrancárselos y soltarlos a modo de honda… una vez castigados los testículos de su hermano, comenzaba a recorrer todo el tronco con su lengua y beberse la gotita que estaba en la punta de la verga la cual saboreó como una zorra.

-“Si así está el aperitivo, como estará el banquete que me tienes preparado en ese par de huevos…”.

Alex solo se dedicaba a mirar a su hermana como devoraba el rígido falo. Marcela rubricó que era toda una experta cuando comenzó a tragarse toda tranca poco a poco hasta hacerla desaparecer casi por completo para después sacarla y volver a devorarla mientras con su mano derecha masajeaba sus huevos, los apretaba y los alternaba con la verga comiéndoselos, engulléndoselos uno a uno como caramelos en largos chupones que debían doler de lo recio por cómo se oían los chupones….

-“¡Ahhhhh cariño que bien me la estás mamando cabrona…!”

Él sabía que no aguantaría mucho si seguía con esa manera de comerse su trabuco y sus huevos, succionando el gordo glande con metida de la punta de la lengua en su agujerito uretral, como así ocurrió tras el castigo que le daban la muy zorra de mi hija…

-“¡¡Me voy a correr nena!!” Fue lo único que pudo soltar.

-“Si mi amor, hazlo en mi boca quiero saborear tu leche y tragármela entera ¡La necesito en mi estómago o en mi coño!”

-“¡Yaaaanena ya… ahhhhh!

En la cara de Marcela se marcó el gesto de sentir los chorros de semen llegarle a su garganta, la polla convulsionaba ostensiblemente, pero ella no cejó…la apretó con su boca para disfrutar más la corrida sin desperdiciar ni una gota de su engrudo. Mamaba todo cuanto podía tragando un poco mientras otro poco se salía por sus comisuras, pero se la bebió toda, tras los seis o siete lechazos del chico. La muy puta le ensenó toda la descarga de semen depositada sobre su legua justo antes de tragárselo, al terminar de engullir, se la limpio bien con boca y lengua y acto seguido subió a besarlo. Yo seguía impactada el pie de la puerta sin poder moverme ni hablar, no podía creer lo que estaba pasando, pero al mismo tiempo algo en mi lo había disfrutado y sentía una gran excitación de lo que había ocurriendo y lo que faltaba por pasar. Ellos permanecieron abrazados y besándose en la cama pero sin dejar de acariciarse, no transcurrieron ni dos minutos cuando ella ya estaba de nuevo mamándole la verga para tratar de hacerla revivir, para lo cual no batalló mucho, se mostraba como un gran semental, un macho capaz de conceder placer de continuo a la hembra de turno, lástima que no fuera yo la elegida en esta ocasión.

-“Quiero que me la metas amorcito, quiero sentirla toda, la necesito dentro de mí por favor. Hoy me siento esplendida… seré tu puta”. 

Se miraron a los ojos como si hubiera dicho una inconveniencia, sorprendiéndose ambos por las palabra de Marcela llenas de ímpetu, pero no se cortó o intentó romper el hielo siguiendo con… 

-“¡Haré todo lo que me pidas!”

Él sin decir ninguna palabra como de costumbre, se acomodó sobre ella, colocó su verga en la entrada pero sin meterla ejerciendo un poco de presión en la parte superior del tronco para poder enfilarlo debido a lo tiesa y dura que la tenía otra vez en ese instante.

-“Métela ya cariño”.

-“¡¡Pídemelo otra vez más hermanita! Dime que eres mi puta quiero escucharte pedirme que te la meta”.

Sin duda mi hijo era un castigador, ese tipo de hombre que las mujeres solo queremos para follar y él lo sabe, un follamigo que nada tiene que ver con esos chicos formales con los que nos casamos… Para estas ocasiones solo necesitamos a estos tipos, para el resto de la vida a los chicos juiciosos y responsables que se encargaran de mantener, educar y criar a nuestros hijos, mi Alex es del tipo que nos preña sin cargas, ni remordimientos…, lo peor es que nosotras nos dejamos llevar y montar por ellos sin recato alguno arrastradas por la lujuria, y allí estaba mi hija mayor con sus 19 años pidiendo ser follada e inseminada por su hermanito…

-“Si corazón soy tu puta… necesito tu verga en mi coño, pero ¡Métemela Ya!

Entonces Alex colocó su rollizo glande con el que se remata su larga y recia polla en la entrada del conejo hambriento de la putita de su hermana, le metió la mitad del mostrenco, y se salió de ella para de nuevo meterla, pero esta vez se le entró toda, con lo cual ella soltó un grito de placer arrollador. A la niña le iba la marcha porque se pegaba a él sujetándolo de las nalgas con ambas manos queriendo impedir que se la sacara o que la clavase más hondo de su coño…, estuvieron en esa posición varios minutos y después Alex le pidió que se pusiera a cuatro patas… Ella obedeció inmediatamente poniendo una almohada bajo su vientre y así poder empinar más el culo.

-“¡Métela cabrón… es todo tuyo!”  

El gesto en su cara era de una autentica zorra pidiendo su ración de verga, Alex se quedó un momento viendo las nalgas de su hermana que se movían ante él como implorándole ser incididas por un trozo de carne dura.

-“Esto me parece un alucinación nena, siempre soñé con este momento, tenerte empinada y poder meterte mi verga en tu coño viendo tu culo”.

-“Si amor métela por donde quieras lo tengo estrenado… pero si eliges el culo hazlo poco a poco, esa polla es muy gruesa para mí no haberme dilatado el ojete”.

Pero Alex quería disfrutarla más, sabía que tenía tiempo para darle por el culo más tarde, así que tomó su badajo y se la metió por el chumino que chorreaba baba por la cantidad de flujo que soltaba. Marcela al sentirla de nuevo dentro de ella no pudo evitar gemir como una perra… 

-“¡¡Que rica la tiene nene!! Dame más duro, más rápido por favor… ¡Hasta dentro del todo, Que no te quede nada fuera de mi coño!” 

Gritaba acariciando su clítoris con sus dedos, quería gozar lo más que se pudiera. Yo seguía en la puerta sin moverme pero sentía que mi chocho súper mojado y no pude evitar acariciármelo, meterme un dedo para después sacarlo empapado de mis jugos, y meterlo a mi boca quería saborear los jugos producto de lo que estaba viendo pensado que se hallaba colmado de la lefa de mi hijo. Ellos seguían follando como descosidos con todas sus fuerzas, como si en ello se les fuera la vida. Cambiaron de postura de costado con Alex detrás de Marcela, con la pierna sentada tras su hermano perniabierta, dejando que el gran rabo del chico la partiese en dos. Se la encauzó y con un buen juego de pelvis de Alex lograba enterrar todo el cipote hasta los mismos huevos una y otra vez… con una mano sobaba su teta izquierda y la otra se blandía a su boca de la cual mamaba al tiempo que no cejaba de follársela a todo trapo. Sus grandes bolas rebotaban en la vulva hundiéndole entera la dura carne trémula en el mismo útero de su hermana, entre gemidos de ésta. ¡Gozaban como cosacos! Y ya pasaban de largos minutos atorándose de sexo sin contemplaciones. Ver a dos jóvenes tan entregados a la lujuria, pese a ser hermanos me retrotraía a mis días de hormonas exaltadas en las que no pasaba un solo día sin hacerme una buena paja, años adolescentes arrebatados por mi marido tan temprano preñándome.






Mis chicos cambiaron de nuevo de posición, a la postura clásica del misionero, en esa compostura se contemplaba a mi Alex tenso en todo su esplendor, su fortaleza le permitía no postrarse sobre su hermana y follársela con la distancia justa para que ambos vieran como entraba y salía la polla de su coñito mojado y ardiente…su culo apretaba sacudiendo fuertes empujones, los que deseaba que fueran para mí notándolos sin llegar a acuchillar mi raja. Su hermana lo miraba fijamente con sus manos acariciándole el pecho, los brazos y la cara con cariño de hermana mayor, pero cargado de deseo de hembra. Le martilleaba el coño sin cesar extrayéndole grititos en cada empellón, hasta que después de varios minutos Alex le avisó muy atento con su hermana, ¡Estaba a punto de correrse! Ella le pidió que lo hiciese dentro de ella, que no se preocupara… que no parara de follársela porque ella también se encontraba al borde del orgasmo.

Él no dijo nada más, solo sonrió enardecido de saber que por primera vez llenaría el coño de su hermana mayor con su esperma y como de costumbre sería una eyaculación copiosa… se movió más fuerte, más rápido, sujetado por su hermana de las caderas para no escapar de su prisión…y en un momento dejó escapar toda su leche en el fondo uterino de su hermana. 

Me sentí escandalizada por lo irracional de follar a pelo con el consiguiente riesgo de quedar preñada si no tomaba anticonceptivos, recé por que se los hubiera tomado. Ella en ese mismo instante se unió también a la corrida entre convulsiones mientras su hermano no paraba de soltar chorros de lefa en lo profundo de su coño. Hincaba el ariete hasta las pelotas jadeando como un animal, al tiempo que soltaba chorro tras chorro de lefa en el útero de Marcela, a la par que ella gemía frotándose el clítoris sincronizando su orgasmo con el de él. Sin embargo al terminar, mi hija no le dejó recrearse como yo lo hice, ella fue más impetuosa sacándoselo y tomando su mástil aun erguido…, lo comenzó a chupar hasta lucrarse de su última gota y dejársela brillante y limpia. Una limpieza de polla en toda regla, Marcela se presentaba como una gran competidora en la carrera sexual con Alex. Se abrazaron y besaron ajenos a la familiaridad… se amaron sin pensar que pudieran estar cometiendo algo indecente, vicioso, amoral o pervertido…, para ellos simplemente fue un ejercicio de alivio sexual… tal vez prosiguiera por el resto de la mañana apaciguando su ímpetu hormonal… una salida natural a sus parvedades fisiológicas.

¡Hoy día, la contaminación de las redes sociales, con el excesivo bombardeo de información con publicidad cargada de erotismo, así como el fácil acceso al porno que consumen los adolescentes, los hacen inmunes a cualquier amoralidad y por supuesto al incesto! Para ellos follar es una actividad más en sus relaciones sociales, una forma de comunicarse y de expresar lo que desean o sienten, de la satisfacción inmediata sin esfuerzo de aquí y ahora, hasta el punto de pensar que es mejor follar sin condón. Y eso lo llegaba a entender como un avance en el la sociedad libre y un retroceso en los valores o un cambio de ellos. Así que yo sin pretensiones de entrometerme me retiré de la puerta rumbo a la calle sin hacer ningún ruido. Durante todo el día solo pasaba por mi mente que pasaría después de eso que había visto, se terminaría mi confianza para ellos… mi otra hija estará involucrada también bajo la influencia del magnetismo sexual de Alex, a pesar de tener solo 12 años. Puedo decir que deseaba como nunca ser atascada y partida en dos por el rabo de mi hijo…, el calentón que llevaba para el trabajo era de órdago, ese cabronazo me excitaba como una perra, y ahora al saber que tenía una competencia muy seria en casa, debía de ponerme las pilas si quería calzarme regularmente a ese bomboncito, a ese que una de las hembras de casa y algunas de fuera, parecía rifárselo.

No tenía fuerzas morales para enfrentarme a ellos, si lo hacía también quedaría expuesta y todo podría ir por unos derroteros indeseables perdiendo la confianza y cariño de mis hijos, lo único que más quería y tanto me ayudaban a salir de mí larga y profunda depresión. Fue la fortaleza de sacar adelante a mis hijos lo que me ayudó a salir del socavón en que me hundí con la muerte de su padre, sin embargo quien más puso de su parte fue mi hijo quien supo consolarme curándome mi penosa calentura e inoculándome la mejor medicina antidepresiva. 

*********************

Durante los siguientes dos años a la muerte de José Luis me diagnosticaron insomnio agudo, me despertaba y me levantaba a caminar como sonámbula, aunque más o menos consciente de lo que hacía entraba al cuarto de mis niñas, las observaba dormir unos minutos y luego hacia lo mismo con mi niño. Se convirtió en casi una costumbre. Una vez más esa noche de verano al llegar al cuarto de mi hijo me quedé contemplando a un adonis mientras dormía plácidamente, le acariciarle la mejilla y luego el pecho, abrió los ojos, intercambiamos un par de miradas y luego salí de ahí un poco avergonzada por haberle espiando mientras se follaba a su hermana mayor, aunque él no lo supiera, en mi cabeza retumba la culpabilidad de haber descubierto su secreto. En mi cabeza aun retumba la imagen de su ariete perforando a Marcela, y como sus bolas se agitaban aporreando el coñito de su hermana…sus jadeos y gemidos que se acompasaban a cada empellón, así como el deseo de ser yo la hembra follada por mi macho. El fresco de la noche en el balancín del patio aliviaba mis calenturientos pensamientos, me quedaba contemplando las estrellas de un cielo raso esperando llegase Morfeo a acurrucarme entre sus brazos y dejarme descansar…, sin embargo sentí a mi niño acercarse a mis espaldas, poniendo sus manos sobre mis hombros… 

-“¿Estás bien?” 

Preguntó como otras veces, me abrazó tierno. No puedo explicar porque lo hice… tomé sus manos con las mías, llevándolas a mis tetas… 

-“¿Te duelen…?” 

Preguntó inocentemente, suspire hondo por respuesta hinchando mi pecho a la vez que ejercitaba más presión. 

-“Tienes unos pechos preciosos mamá… son las tetas que más me gustan de todas las que conozco.”

Comenzó a la sazón a masajearlos suavemente henchida de orgullo por sus palabras… la sensación fue deliciosa, los sentí ponerse tensos como hacía mucho no pasaba, me recargué contra él unos instantes después a cada apretoncito en las tetas me hacía desear más el siguiente. Tomé el escote del camisón y lo bajé destapando mi buen par de mamas ligeramente caídas por su peso, pero tersas como globos hinchados, con unos pezones grandes y oscuros semejantes a dos ciruelas maduras…. La piel de sus manos sobre mis ubres desnudas transformó mi cuerpo en una antorcha, no nos mostrábamos como familia desde hace tiempo. Así continuó amasándolas un poco más hasta que de repente me pellizcó ambos pezones de tal forma que me hizo estremecer hasta los huesos arrancándome un largo gemido de placer doloroso, las piernas me flaquearon y habría terminado en el suelo de no ser que estaba sentada en el balancín firmemente agarrada por mi retoño…

-“¡¿Te gusta así mamá?!” 

Se atrevió a retarme apretando con firmeza.

Negué con un movimiento de cabeza afirmándole mi lascivia jadeando, repitió el pellizco en los pezones cimbrándome hasta el alma, una serie de gemidos entrecortados escaparon de mi garganta, mi cuerpo se volvió gelatina, sin poder sostener mis deseos resbalé al abismo del averno entre sus brazos, completamente rendida a mi macho. Mi Alex se posicionó delante de mí de rodillas, metió la cabeza entre mis piernas con mis muslos ligeramente ladeados y se inmiscuyó en el coño de su madre ladeando mis cómodas y desgastadas bragas blancas de algodón, para acto seguido hacerme un cunnilingus demencial. Recorría de abajo arriba la raja que procuraba abrirle para que su lengua saboreara el néctar rezumante de mi coño ardiente… su lengua jugaba con mi ano… me puso como una perra, luego fue subiendo por el perineo hasta alojarse en mi conducto follándome con toda ella, se atiborraba de mi sexo mientras le acariciaba la hermosa cabellera entrelazando mis dedos en su pelo. Su nariz golpeaba mi clítoris con toda la boca acoplada a mi boca vaginal…tal para cual. Al rato lamía mi interior hasta llegar al desvergonzado clítoris de su madre…duro y espigado, deseoso de ser mamado con la mejor de las torturas. Así lo hizo, el muy cabrón sabía bien como elevarme al cielo y sustraerme hasta el infierno en una montaña rusa de sensaciones impúdicas. Postrado entre mis piernas se hallaba el mismo ser humano que no hace muchos años era un niño que me pedía le comprase un chupa Chus, el tiempo había pasado tan deprisa que no me daba cuenta que ya era todo un macho. Hurgaba en mi coño dándome placer sin sucumbir en el cansancio, su mandíbula se agitaba golosa y la lengua más bien parecía la de un perro lamiendo desenfrenadamente… ¡Me estaba llevando al orgasmo! Le apreté con mayor contundencia, lo entendió rápidamente comiéndome la pepita con mayor fiereza ¡Y estallé! Él continuó entre mis convulsiones como un animal de presa ante su víctima que no suelta agotándolo al final de su “muerte dulce”.

Sus dedos se habían apoderado de mi conducto vaginal y su boca del clítoris, en el momento que solivianté mi chorro de fluido contra su cara. Me dejé caer sobre el respaldo del balancín extasiada en tanto él me comía el conejo y se bebía mi corrida. Nunca pensé que un hombre pudiera hacer eso, pero ahí tenía al mío. Finalizada la explosión de mi cachondo cuerpo, se sentó en el fresco césped sobando mis muslos entre tanto me recuperaba del sopor orgásmico, pero pasados unos minutos me afiancé contra él con el deseo propio de una zorra…deseaba besarle en agradecimiento a su excelente trabajo oral en mi chumino, y entonces comiéndonos la boca me desequilibré cayendo sobre él. Rodamos sobre la hierba como dos enamorados, riendo despreocupadamente del entorno…,tendidos nos volvimos a besar mientras nuestras manos nos palpaban toda la orografía de nuestro cuerpo. Sentí su hombría recia en todo lo alto, y a mi niño no lo dejaría condolido en sus testículos severamente cargados de leche urgente de expedir. Así que su madre se dispuso para aliviar la inflamación generosa del que se servía el muchacho… pegué mis tetas sobre el fresco césped y al segundo, mi hijo tras de mí levantó el camisón a la cintura bajando hasta mis nalgas con su lengua, las separó con las manos haciéndome notar su húmeda lengua. Se irguió y entonces sí, fue cuando sentí la punta de su virilidad buscar entre la raja…

-“¡¿Estás segura que lo quieres mamá…?!” Preguntó el cabrón como si fuera la sentencia de un juez….

-“No seas tonto y hazme tuya ¡Tómame! ¡Haz feliz a tu madre de una puta vez! ¡Fóllame como tú sabes y no me hagas esperar más…!” Musité calenturienta mi obscenidad.

La fue metiendo deliciosamente despacio, dejándome sentir como poco a poco se abría paso en mis entrañas, tuve que abrir grande la boca, como si me faltara el aire, dejando escapar un gemido tan largo como duró la incursión de esa penetración. Me la dejó completamente clavada unos segundos, y luego tomándome por las caderas inicio el sacarla casi toda, para enseguida volver a empujarla hasta dentro, con movimientos lentos pero firmes tomándose su tiempo y así dejarme gozarla más, sacándola y metiéndola una y otra vez…, dándome un placer que ya hacía mucho no sentía y tanta falta me hacía. <<¿Y qué si era mi propio hijo el que me estaba poseyendo? Es un hombre como cualquier otro, con la ventaja que me hará el amor>> pensaba apartándome los demonios de la mala conciencia. En ese momento en mente, cuerpo y alma… toda yo era simplemente una hembra en celo dichosa de entregarse a su semental, y lo demás no importaba. Solo quería sentirlo en lo más hondo de mi ser, y juro que aquel pedazo se notaba duró e inflamado en mis paredes vaginales.

Mi hijo me follaba delicioso, dilatando mi coño y estimulando cada terminación nerviosa de cada pliegue de mi vagina, provocándome en su mete saca más placer. Entremezclados con las inserciones cadenciosas, también estaban las arrebatadoras…con las manos firmemente sobre mi pelvis, me la ensartaba con rudeza con tres, cuatro o cinco pollazos, arrancándome una serie de jadeos y gemidos mezcla de una enorme delectación por lo profunda que la enterraba. Su grosor y largura hacían mella en mi ajado conejo desentrenado para una vigorosidad tan tremenda, y de pronto arremetió fuertemente a fondo llegando hasta la boca de mi estómago… ¡El muy animal...La dejó clavada por completo hasta los huevos! Sus frondosas pelotas calientes las podía sentir sacudiéndome el perineo, en tanto sus manos se apoderaban de mis tetas y nuestros cuerpos se acoplaban juntando su frente con mi espalda, me besaba el cuello y mi boca buscaba la suya con devoción notando como la dureza de mis pezones era calmada con sus dedos sin dejar de martillear con el fornido ariete en mi acogedor coño. Al rato de comernos las bocas se alzó sujetándome de los hombros y eso le daba mayor eficacia de penetración en el útero de su madre… la hundía sin remedio en lo más profundo a mayor cadencia, y eso solo significaba una cosa tratándose de un macho follándose a su hembra… así que me la saqué y me di la vuelta, esta maniobra retrasaría su corrida unos minutos más. Me despatarré de espalda a la fresca hierba y mi chico posó mis muslos sobre los suyos enfilándome el cipote en mi coño entreabierto…en esa postura cuasi de rodillas se volvió a follar a su madre dándome el mandoble recio de mandarme todo el rabo hasta el fondo de una sola estocada. 






Me sentí llena de nuevo, percibía su glande hinchado frotar mi interioridades más íntimas, las que solo dejaba para él…daba bien duro agitando mis carnes con mis tetas pesadas ligeramente caídas a cada lado de mi torso se movía como flanes, mientras la polla de mi hijo horadaba las profundidades de mi vientre notándose a la vista el abultamiento que producía al insertarla por completo. Me hallaba fuera de mí, en el séptimo cielo después de más de veinte minutos siendo follada por mi muchacho, entre penetraciones rápidas y otras más lentas notando sus genitales acoplados a los míos. Su aguante solo era fruto de haber follado antes o no se explicaba. Entonces se amoldó a mi cuerpo sobre mí, lo besé con devoción y lujuria, ¡Cómo deseaba tenerlo entre mis piernas! Su olor a macho me exacerbaba abrazándolo con locura, apretando de su culo contra mí para no dejarlo escapar del interior de su madre. Su juego de cadera decía todo lo buen follador que era…mientras nos comíamos la boca no cejaba de hundirse en mi coño, al que tenía mojado y ardiente como un volcán, después me mamaba las tetas succionando de mis pezones como un niño malo llevándome al dolor placentero de sus chupones. Mis manos no dejaban de recorrer toda su piel, sus músculos tensos y sudorosos tensándose y relajándose a cada envión…poco a poco iba en aumento su ritmo cardiaco, su cadencia de penetraciones y su urgencia…

…Percibí sus espasmos entre gemidos roncos, justo en el momento que una deliciosa calidez aparecía en lo profundo de mi vientre. Lo besé y nos unimos en un morreo lascivo entregándonos nuestras lenguas… entonces el conducto vaginal se apretó contra el enorme trozo de carne, como si quisiera ordeñarle hasta la última gota de semen. Era increíble como en más de media hora mi hijo me amó de una manera totalmente diferente a como lo hizo en casa de los tíos, nada comparable a lo sucedido con su hermana Marcela. Fue salvaje y amoroso, visceral y generoso en aquel polvo sobre la hierba recién cortada de esa tarde, me reconfortó como mujer, pues no me sentí para nada usada como desahogo del semental que necesita expeler su esperma en el interior de una hembra receptiva. Nada de eso, por el contrario me sentí amada, incluso cuando comencé a percibir la hinchazón de su verga entre mis paredes vaginales, advertencia de la venida del macho tras unos cuantos mete saca algo más imperiosos. En ese instante puede notar el primer chorro de leche derramado en la misma entrada de mi conducto uterino, colmándome de sensaciones extrañas, le siguieron concatenados otros tantos por las soliviantadas y contenidas ganas de poseerme.

"Me sentí una mujer completa en cuerpo y alma al sentirme amada e inseminada por mi adorado hijo, el cual se mantuvo unos segundos clavado a tope hasta a misma raíz haciéndome sentir sus liberados y agotados testículos, preparados para producir otra buena dosis de leche cuya dueña volvería a ser yo, de eso me encargaría seriamente con plena de seguridad…" 

En tanto perduró la inseminación nos recreábamos con nuestras bocas, mirándonos directamente a los ojos sin vergüenza alguna, sabiendo que todo aquello solo era amor sobre todas las cosas…una forma diferente de amarse una madre y su hijo, pero amor al fin y al cabo. Al terminar quedamos abrazos entre la hierba y el cielo estrellado, me sentía feliz y completa como mujer y madre…, sentí la buena sensación del trabajo bien hecho con mi hijo. Se paró frente a mí tendiéndome la mano, le di la mía ayudándome a incorporarme, me acomodé el escote en su lugar y esperé a que él me subiera las bragas por su propia iniciativa, luego abrazados de la cintura caminamos hacia dentro de la casa. Me ayudó a llegar a mi cuarto, ya que las piernas aún me flojeaban un poco, parecían no obedecerme bien. Mi hijo se esperó a que me acostara, me dio un tierno beso en la boca con un poquito de lengua, lo retuve unos instantes deseando se quedara custodiando mi sueño, pero se marchó a dormir a su cuarto… Por la razón que fuese no captó mi indirecta esperando con todo mi apetito que cambiase de opinión y se quedara a mi lado el resto de la noche.

Por la mañana desperté muy temprano, al principio supuse solo un sueño erótico, pero luego el discreto picor de mis labios vaginales y la pegajosa humedad de los mismos, me hizo comprender la realidad. Supe que había cometido de nuevo un escalofriante acto incestuoso, un chispazo recorrió todo mi cuerpo como un rayo, como respuesta a lo que se supone debería sentirme inmensamente culpable y llorar hasta quedarme sin lágrimas, no obstante me sentía todo lo contrario. Me hallaba plácidamente relajada y extrañamente feliz. Ese día, transcurrió como si nada, mi retoño se comportó igual que siempre, como si nada diferente hubiera sucedido en lo cotidiano de nuestra vida, me alegré que así fuera pero dudé de mi cordura, llegando a creer que efectivamente solo había sido un sueño. Por la noche ya estaba en mi cama y llegó a darme un beso de buenas noches como a veces acostumbraba. Antes de que se fuera le tomé la mano, y mirándolo fijamente le pregunté…

-“¿Qué paso anoche mi amor? No tengo claro todo lo ocurrido…” Bajo la mirada con cara de culpable…

-“¡¡ ¿No lo recuerdas?!!” Preguntó un tanto contrariado.

-“Solo dime si lo del jardín pasó o lo soñé, porque me parece tan irreal…”. Supliqué, suspirando confirmo.

-“No fue un sueño, mamá. Pasó, como pasó lo de la casa de los tíos. Tanto en aquella ocasión como en esta…, yo… yo no sé porque lo hice, perdóname mamá… todo fluyó tan normal que me dejé ir”. Terminó diciendo con los ojos vidriosos.

-“No tengo nada de perdonarte mi amor, de nada tienes la culpa”, le dije consolándolo. “Si de algo eres culpable es de hacerme feliz…, solo puedo darte las gracias por todo. Gracias a ti estoy mejor. Lo curioso es que ahora cada día necesito menos fármacos y mucha más de tú medicina”, dije al final…, esbozó una tenue sonrisa cómplice de alivio y se marchó.

…Durante semanas seguí con mi rutina medio en trance, de pasar por el cuarto de mis niñas e hijo, observarlos dormir y luego regresar a mi cama de nuevo. Una de esas tardes, antes de la ronda nocturna por el insomnio, me topé con mi niño que salía de bañarse, iba envuelto en una toalla en la cintura con el pecho descubierto. Me impactó de alguna manera verlo así, no sé porqué, pero creo que influyó para lo que pasó horas después. Igual que en otras ocasiones, desperté a media noche como hipnotizada, pasé sin entrar por el cuarto de las niñas y cerré la puerta, me dirigí al cuarto de mi retoño, sentándome en la orilla de la cama, lo observe dormir unos instantes. Era la viva imagen de su padre que tanto amé y extrañaba. Le hice una cariñosa caricia en la mejilla, luego casi sin darme cuenta lleve la mano a su pecho acariciándolo un  instante, luego hice lo mismo en su vientre y finalmente la mano se me escapó deslizándose bajo el bóxer. Encontré su virilidad dormida, pero al contacto con mi mano bajo su calor, en unos segundos creció a un tamaño y dureza increíbles. Medio sorprendida de inmediato me topé con la mirada de mi niño…

-“Disculpa mi vida no quise despertarte”, le dije, en verdad solo quería sentir su cuerpo.

Salí de su cuarto dispuesta a ponerme en manos de Morfeo, sin embargo me pies me llevaron escalera abajo a la cocina y finalmente al jardín, instintivamente mis pies guiados por la calentura me llevaron al lugar de apareamiento. En un par de minutos sentí a mi muchacho acercarse desde atrás, me abrazó por la cintura y preguntó… 

-“¿Te sientes bien?” Asentí moviendo la cabeza. “¿Te puedo ayudar en algo mamá?”

-“Sí mi amor acaríciame, abrázame y no me sueltes en toda la noche…”, respondí suspirando.

Subió las manos a mis pechos, apretándolos con suavidad, -“¡¿Así?!” 

No contesté, giré sobre mis talones quedando frente a él, levante la cara mirándolo a los ojos ofreciéndole los labios, me dio un besito en la boca, y luego otro más apasionado con lengua mientras sus manos me bajaron el escote, apoderándose de las mamas, amasándolas en un sobo descaradamente varonil. "Le correspondí al beso con otro más intenso, con una mano en su nuca atrayéndolo hacia mí, mientras la otra, encontró el mazo duro y caliente que le cuelga entre sus piernas". Soltó mis tetas entre besos ardientes, con una mano me abrazó por la cintura y la otra bajo le camisón se plantó entre mis muslos, frotó unos segundos la raja de mi coño depilado en exclusiva para él, de abajo arriba parándose en mi enervado clítoris, antes de insertar dos dedos en la cueva de mi conejo hambriento tetando las húmedas paredes. Por instinto separé las piernas dándole mayor libertad, mientras yo no soltaba el mostrenco de verga que ya mostraba… jugaba con ella recorriéndola a todo lo largo palpando su dureza, las rugosas venas hinchadas y nervios que irrigan de sangre el duro capullo de mi chico, solo lo soltaba para asirle la masa de sus cojones bien cargados de rica leche, y estrujárselos con desazón… no sé cómo no le hacía daño ¡Tenía unos huevos de toro bien duros! Llego el momento que ya no soporte la increíble gama de sensaciones, besos ardientes con lengua viperina explorándome la garganta, sus dedos hurgando dentro mi vagina follándomelo lascivamente, mi mano ansiosa apretando el virilidad de mi hijo hasta dolerme las falanges de prensarlo fuerte.

¡Joder no pude más! La fuerza abandono mis piernas, me dejé caer de espaldas al césped abierta de piernas, ofreciéndome impúdica completamente despatarrada…, ni un segundo tardó en caer sobre mí. No sé en qué lapso de tiempo se desprendió del bóxer por completo, pero su erguida hombría se alzaba musculosa hacia el techo, y en aquella posición frente a frente entrelazadas nuestras piernas y pegadas la caderas, el semental enfilada a la raja de su madre. El calor me sofocaba, su aroma a macho me sublimaban cortocircuitando mis sentidos y su polla  rígida me golpeaba el coño… le agarré la verga dura y me refregué su capullo endurecido por la raja, entre mis labios carnosos internos, para abordar el enorme clítoris que te poseo y lo exageradamente grande que se me pone cuando me excito. Tras el tercer intento que hizo mi hijo, arrebatándole la entrada en mi coño, dejé que la clavase apuntillando con tan solo su cadera, la punta de durísimo capullo dio en la diana de la entrada vaginal penetrándome al instante… 

-“¡Aayyyy!” 

Gemí al sentirlo llenándome más profundo de lo que podía aguantar el canal por donde un día le di a luz. Detuvo el embate… 

-“¡¿Te ha dolido mamá…?!” Preguntó preocupado el atento chaval…

-“No tanto como para quitarme las ganas de tenerte dentro de mí… ¡Sigue! ¡SIGUE CABRÓN!” 

Supliqué perdida en el más lujurioso de los deseos de sentir a mi hombre. Mi niño obediente, volvió  a la tarea, retirando el ariete casi completo de mi ardiente chumino para volverlo a empujar hasta la raíz haciéndome percibir todo el pasaje de su orondo capullo inflamado. Pronto el interior de mi útero se acostumbró al largo y grueso tronco que lo invadía, haciéndome gozar con cada avance al más profundo e íntimo rincón de mi feminidad. ¡¡Me volvía loca cada punzada, cada pollazo de mi muchacho!!Febril me vi moviendo la pelvis de arriba abajo apoyada en los pies, siguiéndolo al compás, para lograr tenerlo completo dentro de mí haciéndome notar el golpeteo del buen par de huevos cargados de la más rica leche potente y fecunda que un semental pude dar a su hembra. No conforme con eso, lo abracé por la cintura con las piernas clavándole los talones en las nalgas, como si quisiera, ya no solo su virilidad en los más profundo de mí ser, si no toda su humanidad en el interior de mi vientre… Su aroma a macho me llenaba las papilas gustativas, el calor y tacto de su cuerpo era una catapulta al gozo. Era maravilloso sentirme perforada por la juventud de Alex, la maestría de sus movimientos de cadera sin agitar todo su cuerpo, le dotaban de un talento innato para follar, y todo eso era algo más que subjetivo, lo veía y percibía en mis carnes, no eran sensaciones libidinosas en trance orgásmicas.

¡No niego que mi desesperación me llevase a desear que su lefa  fertilizara mi útero, haciéndome una panza! Llevada por una delectación cada vez más intensa, más desesperante, más inaguantable, me oía gemir, suspirar y jadear a cada ensartada, hasta que de repente aumentó los vaivenes al interior de mi barriga a través de mi acceso uterino, percibiendo un aumento del volumen de su mazo a la par de una sólida tenacidad vigorosa…, y de pronto se contuvo, se quedó muy dentro de mí gruñendo como animal herido, al tiempo que en lo profundo de mi vientre se iba llenando de un delicioso ardor producido por la lava que su pollón expelía. Imaginé la cabezota de su miembro lanzar abundantes chorros de tibio semen, inundando por completo la misma entrada de la matriz. Nos quedamos inmóviles unos minutos besándonos tiernamente por todos lados al alcance, pero sobre todo unimos las bocas jadeantes en tanto sus flamantes cojones desovaban a placer la última lefa en la necesitada vagina de su madre con nuestros sexos perfectamente acoplados…Esa noche todo ocurrió muy rápido, apenas eyaculó pasados los cinco minutos, no me corrí pero eso me dio igual, su contundencia y el apremio de vaciarse daban muestras claras de lo mucho que le gustaba follar con su madre, satisfaciendo mi ego de madre y hembra.

Algo más calmados, recuperado el pulso normal del agitado corazón pulsando a más de 150 ppm en el mismo instante de la inseminación, se elevó sobre sus robustos brazos a modo de flexión extrayendo todo el cipote embadurnado, tras ello mi raja escupió un reguero de esperma espeso en un borbotón seguido de otro más licuado por la mezcla con mis jugos vaginales en el momento de incorporarse. Seguido se acomodó los calzoncillos, y luego me ofreció su mano para ayudarme a levantarme. En eso acomodo el camisón y me encaminé a mi cuarto como en una nube debido a la extrema descarga de dopamina que mi cuerpo estaba adquiriendo…, apenas toqué mi cabeza en la almohada, quedé profundamente dormida una noche más. Al despertar por la mañana, nuevamente me invadió la duda de si habría sido un sueño o real,  puse un par de dedos sobre mi vulva, que se mancharon de la mezcla pegajosa de mis jugos sexuales y su semen, además de un ligero ardor por dentro. El intenso olor a macho se mantenía indeleble en mi conejo aun mojado…

Aquello me retrotrajo a la mañana siguiente de cuando me desfloraron y dejé de ser niña. En esa ocasión mi primo en el chalet de vacaciones de Águilas, Sebas de 25 años, armaba un cipote que me pareció enorme y me partió en dos con catorce años. Nunca se olvida tu desvirgue, y mucho menos el mío que duró cerca de media hora brutal, donde el chico me acuchilló sin raciocinio mi virgen y cerrado coñito corriéndose un par de veces dentro de mí sin sacarla…, me dejó traspuesta más de una hora hasta que recobré el control viéndome tirada en la cala de los cocedores, a las dos de la madrugada. Entonces era una mojigata inconsciente, pero ahora era bien consciente que estaba cometido incesto reiterado, nada comparable a cualquier otro buen sexo que hubiese tenido, pues lejos de sentir culpa alguna, me sentía de muy buen ánimo, porque poco a poco la depresión y tristeza se iban diluyendo con toda aquella nueva medicina que mi hijo me inoculaba vía vaginal. Sus atenciones hacia mí y cada gesto me servían de terapia, pese a que Alex se beneficiara de su hermana Marcela también.

Siempre creí ser una mujer celosa de mi hombre, pero con Alex no se mostraba en mí esa actitud… en un principio atribuí mi mala conducta al nuevo antidepresivo, y dejé de tomarlo para no volver a caer en tal inmoralidad, pero unos días después noté que aún los necesitaba, y no me quedó más remedio que volver con el tratamiento indicado por el psiquiatra, solo que opté por usar media dosis complementándola con la de mi hijo para dormir de un tirón toda la noche ¡Rellena de esperma mi vida se transformaba en un mundo más agradable! Me beneficiaba a mí y a mi hijo.







Pasaron solo un par de días, tras mi último encuentro con el muchacho, esa noche cayó un diluvio, los rayos y truenos no me dejaban dormir, casi como zombi me desnudé, caminé sigilosa por el pasillo, al llegar al cuarto de mis niñas, les cerré la puerta en completo silencio y continué al cuarto de mi crío cerrando la puerta tras de entrar. La oscuridad era casi total, rompiéndola de vez en cuando el destello de un rayo. Me senté en la orilla de la cama dispuesta a realizar todo el ritual de costumbre…, a tientas busqué su cara haciéndole algunos cariños en las mejillas, luego pase la mano al pecho palpando los pectorales firmes de suave piel. Alex encendió la tenue luz de la mesilla al tiempo que mi mano se deslizaba por su abdomen, apreciando su firmeza atlética haciéndola subir y bajar despacio mi mano lasciva al compás de su respiración. De ahí avancé un poco más abajo metiendo mi mano baso su bóxer y posándola sobre el aún adormecido apéndice que caracteriza la masculinidad…, bastó solo el roce de mis dedos para que en un instante aumentara su largura, su grosor a un tamaño descomunal, volviéndose duro como un tronco de roble.

Cerré el puño en su contorno, aunque fuera difícil abarcarlo en lo ancho. Lo fui recorriendo a todo lo largo hasta la roja cabeza en forma de casco alemán totalmente desprotegido de su prepucio, y de ahí a la empuñadura, repitiendo el paseo de mi mano continuamente durante unos minutos, para luego recostarme en la cama entre sus piernas, abrí la boca tanto como me fue posible, comiéndome el mostrenco pollón de macho que tiene Alex. No dudé en empujarlo hasta el fondo de mi garganta, para luego aprisionándolo entre mis labios, sacármelo lentamente unas cuantas veces, y con la lengua explorar el tronco a todo lo largo, rematando en el soberbio glande inflamado y brillante, lamiéndolo como si de una bola de helado derritiéndose se tratara. Lengüeteaba saboreándolo como una puta, después lamía con toda la lengua extendida para sentir en mi sensible lengua las rugosidades de sus venas hinchadas y una vez recorrida toda la orografía de su tronco llegar a las fastuosas pelotas de mi chico. Se asemejaban a dos bolas de derribo…hermosas, ovales y pesadas en un escroto suculentamente estirado que ante mis arremetidas se apelotonaban en una gran bola lapidariamente dura por la gran cantidad de esperma contenida. Los lamí ensalivándolos a conciencia, después me tragué huevo a huevo enviciada en ellos oliéndolos y chupándolos engolosinada ¡Ese gran escroto armado de los mejores testículos soñados me volvía loca! Después de castigarlos un buen rato volvía a su tallo mamando el glande, pajeando el resto del tronco y sobando con premura sus huevos… 

Esto lo hice varias veces notando como la respiración de mi niño se fue volviendo más profunda, con suspiros ocasionales. Me lo comí tanto como me lo permitió la garganta, apretando los labios al tronco me lo fui sacando, ya cuando solo tenía la punta dentro, el chico puso las manos atrás de mi cabeza empujándola suave, para hacerme comerlo de nuevo, lo que se repitió durante varios minutos, hasta presentir que pronto soltaría copiosos y caudalosos chorros indómitos de rica semilla varonil. Traté de quitarme, pero con las manos firmes sobre mi cabeza lo impidió, sus manos me amordazaron empujando hacia abajo logrando tocar con mi barbilla sus huevos, pues a la misma vez elevó su pelvis follándose la boca de su madre arreciendo sus idas y venidas… me trataba como a una puta y así me sentía yo envalentonada cuando una oleada de leche caliente brotó del miembro viril de mi amado hijo, sentirla en la garganta me produjo un instantáneo deseo de alimentarme de ella, como hambrienta tragué toda la que tenía en la boca.

Después, aferrada a su verga con una mano y la otra apretando sus testículos queriéndolos escurrir como a una esponja, comencé a recorrerla frenéticamente deseando ordeñarle sedienta hasta la última gota de esperma. Sin dejar de chupar y tragar el viscoso engrudo, cuando ya apenas salía un borbotón, pasé la lengua por todo el garrote lamiendo la que no logré mantener en la boca al expulsar los primeros chorros de lefa. Le lamí ensimismada todo el mástil, haciéndole un trabajo meticuloso de limpieza fálica hasta no dejar rastro de semen. Con un beso en los labios le hice saborear su aroma y regresé a mi cuarto quedando plácidamente dormida, mientras pasaba la lengua por los labios, saboreándolo. Me conformaba con ese poco pero generosa atención hacia mí, sabiendo que no tenía más remedio que compartirlo con otras mujeres, entre ellas mi hija Marcela. Esta salía con un chico demasiado formal para ella…, viendo en Alex la misma tabla de salvación que yo, para cubrir necesidades fisiológicas básicas, a falta de un agente externo a la familia que fuera presentable en la vida social en mi caso. Ese hombre cada vez se me resistía menos, quizás porque no se follaba con demasiada frecuencia a su hermana, claro que Marcela tenía a Guzmán comiendo de su mano, cuando no de su coño y por eso usaba poco a Alex… eso me daba ventaja de beneficiármelo con mayor frecuencia, si no entraba en el juego mi pequeña Cristina, rezaba porque la hubiese tomado ya a sus 12 añitos. Sin embargo me preguntaba cómo llegó Marcela al extremo de follar con su hermano, por muy soso que fuese Guzmán, sé que se la follaba con regularidad, por los condones que de vez en cuando encontraba en el cubo de la basura cuando se quedaban solos algunas tardes…


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…La historia filial incestuosa con mi hermano Alex comenzó al quedarme con su ordenador. Al abrir unas carpetas encontré unas fotos y pelis caseras donde estaba follándose a un par de sus amigas… ¡Me quedé perpleja! ¡Hasta donde era capaz de llegar mi hermanito! Mi Alex es un chico normal lejos de alardear de sus éxitos o conquistas en la vida, es generoso, amable y más que un hermano lo considero un amigo con quien cuento en todo momento, por eso al descubrir la faceta impúdica de realizar sesiones de fotos mientras se tiraba a esas zorras sonrientes frente a la cámara aluciné en colores. No digamos que yo no sospechaba que follara a sus amigas, incluso en casa, ¡Sino  que además las fotografiara y filmara para tener un recuerdo de cómo se las trincaba! Solo había dos protagonistas en aquella carpeta, una chica que llegué a conocer y con la que más llegó a follar con diferencia. Era una chica rubia mayor que él, seguramente de mi edad. ¡¡A Alex le van la mayorcitas!!Eso me puso cachonda, sin embargo lo más impactante para mí fue el tamaño de su verga…

Mi hermanito calzaba de lo lindo, poseía una tranca mucho mayor que la de mi novio actual, Guzmán, o de cualquier otro con el que hubiera estado…, aquello provocó deseos instintivos animalescos. Me puse como una perra en celo cuyo fin abrigaba la esperanza de meterme todo ese cipote en mi coño algún día. ¡¡Para cualquier mujer es fácil seducir a un hombre!! Pero en este caso estábamos hablando de incesto ¡De follarme a mi propio hermanito! 

Vivimos en un dúplex a las afueras de la ciudad, en una urbanización alejada de mundanal ruido de la cuidad. Soy una chica de 20 años, morena clara de 1.69 de estatura, hago bastante ejercicio por lo que mis piernas y mi culo se mantienen firmes y duras. Trabajo de cajera y reponedora de una tienda de ropa del centro comercial “Thader,” cerca de casa. Suelo tener mucho éxito con el género masculino, eso debe principalmente a que soy extrovertida, me gustan las relaciones sociales y sobre todo mi encanta FOLLAR. De cómo empecé a follarme a mi hermano… fue la casualidad, la calentura, la combinación de todo un poco, sucedió una vez que mi novio me consiguió un trabajo extra llegando unas contabilidades en casa. Él trabaja de contable en una asesoría y no pudo con toda esa tarea, necesitaba subir puntos en su puesto de trabajo y yo me presté a echarle una mano. Estudié un grado medio de administración de empresas y de eso sé algo. En casa tenemos un ordenador en buenas condiciones que solo lo usa mi hermano para sus tareas, cuando Alex se enteró que iban a utilizar esa máquina para instalar los programas de contabilidad dio el grito en el cielo, pero mi madre decidió comprarle al chico otro. ¡Últimamente lo tenía muy mimado!

El mamón tuvo suerte y le agenciaron un portátil nuevo a cambio de quedarme yo con la torre vieja de casa. Al ser el único hombre de casa, mamá lo tiene a mil atenciones. Bueno el caso es que hizo sus copias de seguridad y eliminó su información o casi toda… A los dos días empecé a ayudar a mi novio a registrar las pólizas en el sistema, de cuando en cuando navegaba por internet y abría las diferentes carpetas que habían en el ordenador… cual va siendo mi sorpresa que al abrir una carpeta veo fotos de mi hermano completamente desnudo y ¡Con una verga…Dios mío! ¡¡Era más grande que la de mi novio y un poco más gruesa!! 

Mi hermano tiene solo 18 años es alto como de 1.75 hace bastante ejercicio pero nunca sospeché del tamaño de sus genitales… Cuando juagábamos a la “Play Station” en bragas y calzoncillos aliviándonos del calor pese al ventilador, su bulto no daba a entender la grandeza de cuando la tenía empalmada, también es verdad que usaba bóxer que no dan muchas pistas sobre el tamaño, pero es que sus huevos también son descomunales y esos poco aumentan o disminuyen su tamaño. Continué hurgando en la carpeta de la rubia de mi edad, y ahora encontré otras fotos de Alex follándose a una señora como de la edad de mamá. Al parecer había contactado a una pareja swinger y ahí estaba toda la evidencia…. Mi hermano follándose a la señora en todas las posiciones imaginables, el ver la cara de placer de la señora al tener la verga de mi Alex dentro de ella empezó  excitarme y comencé a imaginarme lo rico que sería sentir algo así de largo y grueso en mis entrañas… mi cabeza aún no sabía lo que mi cuerpo comenzó a demandar “LA POLLA DE MI HERMANO”. Esa misma noche salí con Guzmán, mi novio, fuimos a cenar a su apartamento y cuando terminamos de cenar sobre el sofá viendo la TV le comencé a acariciar su verga, se extrañó de sentirme tan caliente…fue entonces que le comenté lo que había visto en el ordenador.

-“A ver enséñame las fotos…”

Y los dos nos recreamos en ellas. Igualmente mi novio se excitó al ver lo cachonda y rica que estaba la señora que se había follado mi hermano. Regresamos al salón y en nada dejamos de ver la tele porque Guzmán ya me tenía a cuatro patas follándome desde atrás cuando me soltó a bocajarro la pregunta…

-“¡¿Te imaginas a Alex teniendo a tu madre igual que a la señora de las fotos…?!” 

No esperaba esa pregunta descarada e incestuosa de parte del Guzmán y mucho menos follándome ¡¿Acaso deseaba a mi madre?! En verdad no lo pensaba en manos de mamá sino entre mis piernas, de ahí que mi vagina comenzó a responder por mí. Empecé a lubricarme más y a moverme. Tardé un poco en responder, pero no dudé en darle mi sincera opinión contrarrestándole

-“Claro que sí me los imagino… mi madre aun es joven y debe echar mucho de menos a un hombre sin haberla follado desde su viudez… ¡Y si quien la consuela es su propio hijo, Qué más da! ¡¿No crees que la gente que se ama debería darse todo tipo de amor…?!”   

En eso se lo explicaba mientras me ensartaba su nabo a tope sin llenar toda mi cavidad vaginal, continuó dándome un poco más de polla hasta que se corrió. En el depósito del condón apareció una cantidad no muy grande de semen… era lo normal. Se levantó desnudo hacia la cocina y allí tiró el preservativo al cubo de la basura. 

A partir de ese día veía con ojos distintos a mi hermanito pequeño, tenía el deseo de ver en vivo y a todo color su pollón. Diariamente veía las fotos y las pelis caseras donde se estaba follando a la señora e imaginaba ser yo la protagonista…, las imprimí para tocarme cuando estaba cachonda fuera de casa y las veía en el ordenador encerraba en mi cuarto para masturbarme compulsivamente…, a veces llegaba a tener el clítoris irritado de frotarlo para obtener mis dos o tres orgasmos diarios, imaginando que mi nene me estaba follando. Por otro lado lo que dijo mi novio podría tener sentido, si vemos que últimamente mamá está mejor, en nada vería mal que mi madre y Alex tuvieran relaciones sexuales si ello aliviaba la depre de mamá.

Sucedió que mi novio lo mandaron unas dos semanas fuera del país, a Portugal, así que me quedé sola con mi calentura… por una parte ya no aguantaba las ganas de poder disfrutar de la verga de mi Alex, pero por otro lado tenía el remordimiento de que no era algo normal que una hermana le quisiera dar el culito a su propio hermano de sangre…, era la lucha interna entre el deseo y la razón pero pudo más mi calentura y el fin de semana, el sábado en la tarde le pregunté si saldría con sus amigos…, me comentó que llegaría por ahí pasada la media noche. Le pedí permiso para salir con él, sin embargo se excusó diciéndome que todos iban emparejados, vamos sería un calcetín de color diferente. Solo se me ocurrió comentarle que por favor cuando llegara entrara a mi cuarto a verme ya que cuando salía a veces volvía entraba directo a su habitación y no me enteraba de su regreso. Se extrañó un poco, pero su talante y el buen rollo de amigos que nos traemos hicieron que pareciese natural mi petición…

-“No te preocupes en cuanto esté en casa iré a darte las buenas noches hermanita…”

Hasta ese momento yo no había pensado en nada, así que toda la tarde me quedé sola volviendo a ver las fotos… era ya mucha la calentura, me puse a pensar cuando tendría la oportunidad de poder estar a solas con Alex, lo veía complicado con mi hermana y mamá en casa, así que me decidí… me puse un camisón rosa que realmente solo me cubría por debajo del culito sin nada abajo, ni sujetador ni bragas. Eran las 1:30 AM de la madrugada cuando me mandó un WhatsApp al móvil, mi hermano ya venía de camino. Era el momento, en escasos quince minutos tenía que decidirme si me lanzaba a seducirlo o no, así que calculando que iba a llegar me acosté en su cama de frente dejando el culo a la vista ligeramente levantado como una perra celo apuntando mi culo hacia la puerta del cuarto…, mi corazón empezó a latir a mil por hora cuando escuché que abrían la puerta de la reja del patio. Tenía las imágenes de Alex follándose a pelo a esa señora que bien podría ser nuestra madre, ¡¡Seguro que yo debo de gustarle mucho más!! Luego oí cerrar la puerta de casa…, mis manos sudaban. Mi corazón palpitaba a mil por hora ante la incertidumbre. Me tumbé con el culo un poco en pompa, sería menos obsceno e igual de sugestivo para el macho de casa. Se abrió la puerta de la habitación y escuché la expresión de mi hermano…

-“¡¡Perdón Marcela!! No sabía que estuvieras aquí… ¿Qué haces así…?”

Iba a salirse y giré sobre mi misma con las fotos en la mano le dije…

-“¡No te vayas corazón, quiero me hagas lo que le hiciste a esta señora…!” 

Alex se quedo sin saber que decir… Por una parte no apartaba la vista de mi culo, seguido más debajo de mi coño que ya estaba más que lubricado por la calentura y por otra la sorpresa…. 

–“¡Ven anda! Cómeme bien rico así como te comiste a esta puta. He visto como te la follabas y a las otras chicas ¡¿No le quieres dar un poco de eso a tu hermanita?!”.

Ya no insistí más, mi hermano no aguantó ni diez segundos y comenzó a desvestirse mientras yo metía mi mano por en medio de mis piernas y me abría los labios de mi vagina regalándole la vista de lo que era para él. Me posicioné de nuevo de espaldas con el culo empinado abriéndome el conejo lo más que podía con mis dedos…, le mostraba el rosado intenso de mi coño interno debido a la calentura de mi coño, excitándolo como una moto. Se subió a la cama y comenzó a besar mis nalgas… a lamerlas pasando la lengua por cada uno de mis cachetes como todo un macho experto, no dudó instante en realizarme lo que nadie en mi vida se atrevió, y ganas de sentirlo no me faltaban, un sabroso y escandaloso beso negro. Introdujo su lengua entre mis nalgas dando toquecitos en mi ano lenguaraz, tratando de meterla en él, me pareció sublime recorriéndome todo un escalofrío por el cuerpo…su poco pudor me perturbaba. Después comenzó a meter su lengua en mi vagina… su boca se llenaba del coñito de su hermana, lo hacía más que bien sorbiendo mis fluidos, lengüeteando mi clítoris e insertando la lengua en mi hoyito del amor… fue tanta la emoción sobrellevada que no aguanté un minuto más llevándome al orgasmo animal. Solté un chorrito de mis fluidos en una incontenible convulsión orgásmica. Aquel macho era todo un sabio del placer femenino, ya me había corrido con los preliminares y aún no había intentado agredirme el coño o el culo con su falo…, esperaba dejarme aviada antes de atender a sus necesidades animales. 






Me di la vuelta y recosté a mi hermano, nos pusimos en la pose del 69, yo encima de él poniendo mi coño mojado y ardiente en su cara para que me lo chupara irrevocablemente. Poco a poco comencé a frotar su verga, a chuparla, a mamarla, a saborear ese pedazo de mostrenco duro y grueso más parecido a una colaña que a los genitales de un hombre…, me sentía como niña con juguete nuevo al saber que era la verga de mi amado nene, además no era nada comparable lo que sentía con mi novio ausente, o de cualquier otro conocido que le hubiese tocado la polla, saber que estábamos cometiendo algo prohibido por la moral social al ser puro y duro incesto, lo hacía más excitante si cabe. Estuve un buen rato mamándosela hasta tenerla completamente dura, fue entonces cuando bien salivada de mis babas con todas sus venas inflamadas y el capullo reluciente remangado del prepucio, me levanté inaguantable para mí esperar un segundo más. Me alcé poniéndome a horcajadas sobre él y comencé a enterrarme poco a poco su verga en mi hoyito calenturiento… 

¡Ese momento fue único! Saber que estaba follando con alguien que no era mi novio, por el contrario no era cualquiera sino mi propio hermanito al que había visto crecer a mi lado, me hizo ponerme a mil…, me clavé en su verga notando ensanchar mis paredes internas, percibía expandir mi vagina como no recordaba y a base de pequeños empellones entre gemidos logré metérmela hasta el corvejón, haciéndola desaparecer en mi coño, solo dejé los huevazos fuera de mí ¡Joder con esa polla, me llevaba hasta el estómago! Comencé a mover mis caderas hacia adelante y hacia atrás frenética fuera de mí.

-“¡Joder nena, siempre soñé que un día te follaría así! No esperaba que fuera hoy…”

-“¡¿Entonces también tenías deseos de follarme?!” 

Me contestó jadeando con la voz entre cortada, por la posición recostada y por la hiperventilación que realizaba con su corazón a mil… 

-“¡¡Si nena…, desde que entré en la adolescencia has sido mi imposible!! Todos mis amigos no paran de comentar lo buena que estás, así que hoy cuando me has invitado a darte la buenas noches comencé a imaginarme lo delicioso que sería meterte la verga en tu rajita pelada y alucinante”.

-“¡¡O sea que a tus amigos les gusto!! ¡¿Cuántos me quieren follar?!”

-“Todos princesa… y no sabes cuánto lo desean. Me tienen hasta los huevos sus comentarios, en especial Ernesto, lo traes loco a pajas cuando te ve por casa con tus pantaloncitos…”.

-“¡¿Y qué tal la tiene Ernesto?!” 

Un tanto enfado arreció sus embestidas haciéndome gritar…

-“Mucho más corta que la mía y menos gorda…. No es por nada pero soy el que mejor pollón tengo de todos, de ahí mi gran éxito con los swinger y en especial con las mujeres mayores”. 

Para picarlo continué con el tal Ernesto…

-“¡¿Tú crees que me lo podré tirar..?!” 

Como disgustado me replicó…

-“No voy a permitir que te folle ese subnormal…, de ahora en adelante serás solo mía y ni se te ocurra calentarlo porque le rompo la cara a ostias…”.

-“Pero nene tengo a mi novio Guzmán que me folla bastante… ¿Qué piensas hacer con él?”

Mi hermano en respuesta, me tomó de las caderas y comenzó a embestirme extrayendo casi todo el mazo y volviéndolo a enterrar hasta la raíz, notaba sus huevos aporrearme con fiereza en mi perineo y ano a la vez, mientras por dentro su gordo capullo se abría paso hasta el mismo conducto uterino, sentía como su verga golpeaba mi útero una y otra vez donde nadie logró llegar antes, aquel lugar había sido virgen hasta esa noche…, tuve un orgasmo riquísimo, mis piernas me temblaban…

-“Pero esto nunca te lo ha dado él ¡¿O me vas a decir que te corres así con ese picha corta…?!”.

Su desfachatez me enervaba sublimando mis hormonas… <<¡Como me gustan los machos Dominantes que saben lo que nos gusta!>> Me desmonté de él y me coloqué a cuatro patas con el culo elevado, en esa pose de perra folladora, veía por el espejo del tocador la mirada de lujuria de mi Alex, sentí como colocaba su verga en la entrada de mi ano…. Hacía tiempo que practicaba sexo anal con Guzmán, porque decía que no era el momento de tener hijos…, así que no me pareció nada mal darle mi culo a mi hermanito también, pese al mazo que portaba… Colocó bien la punta de su verga y comenzó a empujar tratando de abrir el ceñido anillo, no le costó demasiado contrariamente a tener un glande enorme al tenerla bien dura y rígida, así como lo acostumbrado de mi ojete a expandirse con facilidad. Una vez introdujo su cabezón comenzó a moverse lentamente hacia atrás y hacia adelante. Su verga fue ganando espacio dentro de mí, sentía como poco a poco iba abriéndome centímetro a centímetro produciendo una dilatación extrema en mi esfínter. Así estuvo hasta que sentir chocar sus orondos testículos cargados de leche contra mis nalgas, extasiada le decía…

-“¡¿Cariño te gusta lo que ves?! ¡¿Te gusta darle por el culo a tu hermanita mayor…?!”

Contestó eufórico… -“Sí nena, tienes un culo impresionante ¡No sabes cuantas veces me he pajeado pensando en él!  Es increíble tenerte así a cuatro patas dándote por el culo… ¡Me parece irreal!”

Mi hermanito disfrutaba ciertamente como me tenía…, metía despacio su verga hasta el fondo… yo pasaba mi mano por en medio de mis muslos y le acariciaba los gordos huevos colganderos que se gasta, ese par de pelotas apenas me cabían en una mano, envueltas en mis dedos las apretaba tirando de ellas hacia mí como si fuesen las riendas de un caballo desbocado, las sugestionaba para que produjeran una buena cantidad de lefa espesa.

-“Pues ya no vas a tener que soñar más conmigo… ¡Me vas a poder follar cuando quieras! No tu pedazo de polla me tienes disponible las 24 horas del día para que me folles bien duro”

En eso mi semental volvía a sacar y volvía a meterla… poco a poco fue agarrando más fuerza hasta golpear su vientre contra mis nalgas rebotando como una pelota en un frontón. Percibía el glande frotar mis interioridades… era hermoso y morboso, notaba su tensión y dureza rígida del gran cipote que me invadía…gemía, jadeaba y casi gritaba hiperventilando con mi corazón a mil del placer sin paragón que aquel chiquillo me daba dejándome gozar de todo el esplendor del sexo sin tapujos. A cada rato me miraba en el espejo empotrada como una puta perdida en el abismo de la lujuria y al cabo de un diez minutos pude ver cómo empezó su cara a tensarse…, su verga se puso más dura y el ritmo del mete saca se incrementó sustancialmente, apretó mis caderas con sus fuertes manos a fin no me fuera a estampar contra el cabezal de la cama en uno de sus enviones…, de pronto oí rugir a mi animal como un verraco en el matadero justo en el punto que percibí los chorros de leche me inundaban. Apreté mi culo para exprimirlo por completo, no quería que se quedara ni una sola gota en sus cojones….

Él continuaba en lo profundo de mi esfínter hasta que acabó de correrse, me hizo notar su convulsiones, el palpitar el gran falo que me rompía el culo. Se paró unos segundos regocijándose en esa pausa en donde la dopamina nos invade todo el cuerpo, nuestro ritmo cardiaco se fue normalizando con la boca reseca. Pese a haber desovado todo su esperma, su verga seguía brincando dentro de mi ano en pequeños vaivenes hasta su total relajación. Me tumbé sobre la cama aplastando mis tetas, y él me siguió sin dejar de empalarme…, estuvimos varios minutos así, nos veíamos por el espejo y él no paraba de acariciarme las nalgas… Pasaron como unos cinco minutos, su tranca empezó a hacerse más blanda…, así que le dije que nos fuéramos a dar un baño porque la fiesta estaba comenzada. Nos metimos a bañar, nos acariciábamos, nos besábamos y me decía que nunca pensó que se haría realidad su sueño. Preguntó que cómo fue que me animé a entregarme a él…, le dije que había visto las fotos cuando se estaba follando a esa señora de la edad de mamá. Me explicó que entraba a las páginas de swinger, y que ahí fue donde contactó con una pareja muy liberal… si mucho más se citaron y resulto una experiencia total.

Terminamos en la ducha… y desnudos nos fuimos a dar nueva cuenta de nuestro deseo lujurioso e incestuoso en su cama. Por suerte no soy de ese tipo de chicas que escandalizan cuando se las follan a base de gritos, soy bastante silenciosa. Que sea discreta en mis orgasmos y cuando me arremeten con potencia en mi coño o culo, facilita que pueda follármelos cautelosamente en casa. Nada más llegar a su cuarto comencé a mamársela despacio, frotándosela lentamente hasta que comenzó a ponerse de firme el falo con un grosor que no bajaría de 5 cm de diámetro, me costaba apretarla con pujanza. Mientras se lo mamaba el me acariciaba mi culo, mi coño y mi clítoris afanosamente…, me decía que no dejaría que nadie más gozara de ese culo tan rico. Otra vez la tenía rígida presta para la batalla, ¡Joder con la juventud! A mi hermano le gustaba follarme y se empalmaba muy rápido. 

Me recostó en la cama y coloqué mis piernas en sus hombros y comenzó a follarme deliciosamente…, tierno y contundente hasta la misma bolas con caídas en vertical haciéndome ver todo el recorrido y suspirar en tremendo gemidos ahogados por sus dedos metidos en mi boca a los cuales mamaba con deseos impúdicos y lascivos que me llevarían al infierno de cabeza. Sentía como golpeaban sus testículos en mis nalgas como bolas de derribo, sorprendida de que no le dolieran de lo enérgico que me daban…, debían de ser muy duros, lo comprobaría más tarde comiéndomelos de nuevo. En eso estaba mi afanado hermanito mientras yo lo abrazaba y lo besaba metiéndole la lengua hasta el galillo, ¡¡Estaba fuera de mi totalmente entregada a mi nuevo macho!! Mis brazos y mis piernas nos envolvían en el trance de engullirme todo su badajo hasta la misma base, porque sus huevazos no podían entrar sino también lo acogería dentro de mi coño con sumo gusto…

-“¡Vamos nene… métemela entera! No quiero que quede nada fuera de mi coño… ¡La quiero hasta los huevos!” 

Le replicaba en mi lujuriosa osadía.

-“¡Ahora quiero que me llenes el útero de leche!” 

De todas formas parte del contenido de su escroto sí llegaría a mi fecundo útero en esta ocasión… Tras no menos de quince minutos en diferentes posturas…, arriba, debajo, de lado, desde atrás de nuevo sin dejar de horadar mi ajado y calenturiento coñito, el semental de mi Alex se volvió a correr, esta vez en el fondo de la vagina. Le dejé descargar toda su semilla o lo quedase de ella, rogando no me fecundara, caso improbable por el diú que llevo puesto, que esperaba fuera lo bastante seguro como para fiarse al 100% de ello. Lo curioso del momento fue el sonido de la presencia de alguien en el pasillo que solo noté yo. Si era mi madre junto a la puerta, a esa distancia debió de escuchar que dos personas estaban follando pese a nuestra discreción, los susurros, el balanceo de la cama con su leve chirriar y los gemidos de mi hermano al correrse serían fácilmente oíbles tras la madera. Cuando me asomé al pasillo no había nadie, pero si vi apagarse una luz del cuarto de mamá.


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Fueron dos semanas que estuvimos follando día y noche a pelo, como tanto nos gusta a los dos. Cuando regresaba del instituto de sus clases de Grado en Sistemas Electrónicos, yo ya lo estaba esperando en ropa ligera en casa si ese día no trabajaba por la tarde. Mi hermana suele tener casi todos los días actividades extraescolares con la música y el deporte, y mi madre suele trabajar a jornada partida casi todos los días, inclusive algunos sábados, lo que nos da rienda suelta a fornicar libremente. Algunas mañanas se salta las clases cuando no trabajo y nos recreamos en aparearnos como animales salvajes… <<¡¡creo que desde los 14 años que tengo relaciones sexuales completas, no había follado tan bien y tan seguido!!>> Volviendo a sus relaciones con esa pareja de swinger me comentó que no lo habían dejado, solo lo hacían durante una corta temporada de vacaciones de invierno cuando se vienen a España desde Alemania donde residen…, una cosa nos llevó a hablar de otra, hasta que me confesó lo más increíble que mis oídos podía escuchar de su boca…, no me lo podía creer, era el marido el que lo buscó, y el que fotografiaba a su espesa follada por mi hermano, no tenía ningún pudor ni celos en grabar a su mujer, para después excitarse viéndolas a solas.

Eso no fue lo más recio que me confesó Alex, llegando a un grado de mayor confianza me confesó la relación íntima que mantenía con mamá desde hacía unos meses. Aquello confirmó quien era la espía de la primera noche que follamos en su cuarto, y de la gran mejoría de su salud experimentada en este tramo por mamá, tras años tomando unas medicinas que la tenían dopada y fuera de toda relación social y laboral compleja. Una de esas noches de jardín, como bien me comentó Alex que acostumbran a tener en los días calurosos de verano, comprobé con mis propios ojos lo cierto de su confesión. Yo nunca sería un problema para la salud de mamá, mi hermano era su medicina y Alex era suficiente macho para darnos placer de vez en cuando a mi madre, a su amiga de turno y a mí. El problema era con mi novio, lo quiero pero me es imposible no compararlo con Alex, sin embargo me sentía feliz y más completa que nunca. Con Guzmán mantenía una relación formal sabiendo que llegado el momento se hará cargo de mis hijos, y con Alex desparramaba mi lado salvaje dejándome llevar al lado oscuro. Siempre sabe trasladarme al séptimo cielo cuando necesito a un macho que me haga sentirme una hembra plena, y en una de esa locuras donde Alex me hinchó a pollazos, debió de ocurrir algo imprevisto con el diú, porque pasadas dos semanas la regla se me retiró… Pensarán que estaba loca dejándole follarme a pelo, pero si no sientes esa polla al completo no tiene sentido follar con un macho tan bien dotado como Alex. Mi madre entró de improviso en el aseo, y casi no me da a esconder el test de fertilidad…

-“¿Marcela vendrás a la boda de tu prima?” 

No supe que decir sorprendida, creo que le dije que sí sin recordar que iríamos a las bodas de plata de los padres de Guzmán.


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Unos días después, fuimos todos a la boda de una sobrina, me divertí mucho bailando con mi chaval, incluso algunas baladas románticas, no sé cuánto tomé, pero fue más de la cuenta como es costumbre en estos eventos, pues al salir del salón mi hijo me llevé abrazada hasta el coche porque apenas mantenía en pie. Afortunadamente, mi hija pequeña se marchó con unas primas un poco antes y no vieron en espectáculo de su madre borracha, la mayor tenía otro evento de la familia de Guzmán. Ya en casa, como pude subí las escaleras y llegué a mi cuarto…, mi hijo un tanto molesto se fue a su cuarto. Tarde unos minutos tratando de bajar la cremallera del vestido, pero entre que estaba atorada y que yo me sentía muy mareada, no lo conseguí, así que le hable a mi niño…

-“¡Nooopueedooo con la creeemallera!” Le dije arrastrando la voz…

-“¡Voy y te ayudo!” 

Respondió secamente. De pie, le di la espalda y el sin la menor dificultad bajó el cierre… 

-“¡Ya está! ¿Quieres algo más?” 

Preguntó un poco impaciente, la honestidad mi hijo no estaba por la labor de abusar de su madre en ese estado de embriaguez…

-“¡¿Me…meeeayudasss a quitaaarmelo?!” Pregunté apenas susurrando.

Deslizo los tirantes por mis hombros, jalándolos poco a poco hacia abajo hasta que salieron por mis manos, luego lo tomó desde mi cintura bajándolo un poco más para dejarlo caer a la alfombra. Como el vestido era sin sujetador, quedé solo cubierta por una pequeño tanga…

-“¡grassciass hijo mío!” 

Agradecí tener a alguien tan atento y generoso a mi lado en tales circunstancias, me sentía segura en una nube donde mi retoño no me dejaría caer. Me abrazó con ternura por la cintura, para luego subir despacio las manos a mis tetas… apenas las tocó, fue como si una llamarada de apoderada de mi cuerpo, espabilándome. Las sentí ponerse firmes doliéndome, abajo la cueva de mi conejito palpitante se desarmaba en calentura sublime notando escurrir sus jugos, suspiré cachonda.

Me equivoqué con mi semental, pues respondió al instinto de la llamada de las hormonas en celo de su madre. Se puso tan cachondo como lo estaba YO, así que se dio a la tarea de juguetear con mis mamas sobándolas, masajeándolas y llevándome a la locura del deseo febril de mi amoral sexualidad. Giré sobre los talones, con las manos sobre el pecho lo fui guiando a la cama, para que se acostara de espaldas, de un tirón le bajé el pantalón del pijama que ya llevaba puesto, junto con los calzoncillos a la mitad de los muslos, descubriendo el viril miembro erguido e imponente, al que me aferré con ambas manos para comérmelo hasta donde la garganta me lo permitió. La adrenalina me despertó los instintos básicos de hembra rebajándome los niveles de atolondramiento. En esta nueva tesitura fui recorriendo su falo desde ahí, apretando los labios al tronco hasta la roja cabeza sin prepucio, chupándola, y nuevamente forcé hasta meterlo ocupando toda la capacidad de mi boca y un poco más que cubrió mi galillo, así varias veces lo oía suspirar excitándome aún más. Una vez llevada por un impulso casi brinqué, montándome en su pelvis, agarré el mazo por debajo de su glande ensartándomelo yo misma todo el poste hasta la raíz ¡Estaba súper rígido como era habitual!

Inicié un rítmico movimiento de mis caderas, de arriba, abajo, de adelante, atrás, como si fuera a todo galope en un brioso corcel, obligando a la estaca frotarse contra cada uno de los pliegues vaginales tan largo y profundo como era posible. Mi chico entre tanto, se divertía jugando con mis mullidas y frondosas tetas mamando sus magnánimos pezones un buen rato. Me jalo hacia él para chuparlos, mordisqueando los pezones, al tiempo que empujaba con todas sus fuerzas la pelvis hacia arriba, clavándome salvajemente el pollón enardecido hasta el fondo de mí, una y otra vez haciendo ascender y descender sus pelotas a la velocidad de la luz rebotando sin cesar en mi perineo y ano a la vez. Me estaba llevando a un estado que ya no pude soportar más…, fue como si mi ser y mi alma detonaran de placer hasta casi caer inconsciente. Me derrumbé sobre él en un orgasmo increíble, me convulsionó todo mi cuerpo en estallido que aflojó todo mi cuerpo, esto unido a mi embriaguez me dejó sin fuerzas. Rodé cayendo a su lado, pero mi niño aun quería más, no había soltado su carga seminal y los huevos debían están duros, si no los vaciaba le empezarían a doler horrores, y yo no permitiría nada de eso a mi amado Alex. Así que acomodándose encima de mí, tomó mis piernas poniéndolas sobre sus hombros y con los brazos en el colchón apoyándome en ellos por mis corvas me obligué a elevar la pelvis para darle el mejor de los acceso a mi coño…, me la dejó ir de golpe hundiéndola por completo, retirándola un tanto y empujándola entera otra vez, repitió la acción continuamente no se durante cuánto tiempo clavándome casi en vertical.

Al principio solo sentía en mi chumino una leve molestia, pero mi cuerpo no pudo permanecer inerme ante tales varoniles embestidas, reaccionando primero con una agradable sensación y de ahí al placer con cada ensartada más intensa que la anterior. En pocos minutos me llevo al clímax nuevamente, mis jugos se escurrían por toda la raja de mi coño embadurnando mi culo y las sábanas con todo aquel flujo que no empapaba las pelotas orondas de mi hijo cada vez que me aporreaban duramente en mi vulva, mi ano y en lo más profundo de mi lujuria. Mi hijo era insaciable, pero solo pasados unos instantes de haberme corrido por segunda vez, oí los bufidos del semental a punto de inseminarme por enésima vez. Arreció las idas y venidas a todo lo largo de su tronco desde el glande a la raíz y de pronto paró dándome dos clavadas profundas soltando todo el aire de sus pulmones… Entonces percibí el primer y gran primer chorro de leche contundente y espesa brotar de su pollón quemándome, como lava en la misma entrada del conducto uterino.

Su semen caliente me iba dejando una tibia y deliciosa sensación en lo profundo del vientre mientras se vaciaba en mis entrañas chorro tras chorro de fecunda lefa filial. Desde ahí, su esperma, iniciaría un periplo por el acogedor órgano engendrador femenino de su madre. Fue como un destello en mi mente, y luego solo oscuridad, silencio y total sosiego de esa sabrosa templanza que da saberse atractiva para tu hombre y una hembra completa recolectora de su semilla. De nuevo mi muchacho, me estaba llenando de la esencia, de la medicina sustitutoria que me estaba quitando la depresión, dándome cada día más ganas de vivir, de ser mujer, de ser más libre en mi pensamiento, y probablemente sin ser consciente… de querer volver a ser MADRE otra vez, a mis 38 años no era nada vieja para esos menesteres, pero pronto se pasaría el arroz.

Una delicada caricia en mi cintura me hizo despertar, abrí los ojos, la tenue penumbra previa al amanecer llenaba el cuarto sobre las 6:30 AM. Recostada de lado, percibí a mi niño a mi espalda, deslizó la manos hacia arriba, pasándola bajo la axila, descansándola sobre la teta que un día lo alimentó durante 18 meses, besándome en la nuca, el cuello y los hombros, ¡¡Provocándome!! Eché el culo hacia atrás, que se encontró con la hombría del chico, dura y caliente…. 

–“¡¿Quieres…?!” 

Preguntó escuetamente un poco inseguro, no lo dudé… 

-“¡TÓMAME”! 

Suspiré mientras me penetró lento, y cadenciosos fueron sus movimientos, explorando con su gordo capullo cada rincón en mi intimidad entre mis paredes vaginales donde mis pliegues eran regalados de sus caricias. Amodorrada, disfrutaba de ese sexo tranquilo, apacible…, le seguía rítmica moviendo la pelvis. Era un vaivén afrodisiaco de adelante, atrás y viceversa, siguiéndolo y dejándola  entrar y salir despacio gozando como nunca. Confundida entre realidad y sueño no sé por cuánto tiempo. Tampoco puedo decir que me llevara al orgasmo, pero la sensación de los chorros de semen caliente bañando lo profundo de la matriz que lo engendró fue fantástica…. Desde ese día, el declive de la ingesta de fármacos se agudizó sorprendiéndome a mí primero y después a mi psicólogo y psiquiatra como un caso especial y único. 

Lo que no sabían era que mi hijo es el mejor consuelo y antidepresivo que pueda necesitar, ¡¡Porque en verdad no echaba de menos solo a mi esposo, sino también a mis orgasmos!! En cuanto dejé de sentirme mal de cometer incesto…todo fue mejorando. Ahora agradezco haber dado el paso tan difícil de cometerlo, de ser abierta de mente en cuanto a las relaciones sexuales en familia, porque pienso que no hay nadie mejor para hacer el amor que aquella persona que te quiere y respeta, y yo sentía por mi retoño tanto amor como él hacia mí pleno respeto en cada gesto diario. Todo lo que yo le dado a Alex me ha sido devuelto con creces hasta convertirlo en una rutina en nuestra vida cotidiana. 

<<Muchas veces al sentirme penetrada, rellenada y finalmente inseminada con ingente lefa, siento en mi corazón que es el alma de su padre usando el cuerpo de nuestro hijo para poseerme y hacerme feliz. ¡Cada vez necesito más sentirme su HEMBRA>> 

Mi hijo y yo creamos las situaciones, aprovechamos cada oportunidad que las niñas no están o alguna noche en el jardín. Sé que me comparte con sus amigas y con mi hija Marcela, pero eso ha dejado de importarme al recibir de él la dosis generosa de amor precisa que me hace falta casi a diario.

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Sin embargo todo aquel mundo idílico que nos envolvía en casa, se turbó unos días después de la boda… nuestro espacio dio otro giro radical, cuando Marcela se quedó preñada de “Guzmán.” Primero me lo dijo a mí recomendándole que se lo dijera a su novio en un ambiente acogedor, así lo hizo… 

–“¡Cariño estoy preñada!” 

Le dijo a Guzmán cuando se vieron a la hora de la cena excelentemente preparada y posteriormente lo comunicaron a sus padres en la fiesta de las bodas de plata. De su preñez ya me percaté cuando la cacé en el aseo sorprendiéndola aquella mañana que el predictor le confirmo el embarazo. Finalmente todo acabó felizmente ¡Mi hija abandonó el nido y se fue a vivir con su novio! A Guzmán se le veía un hombre dichoso de ser padre en unos meses. Como no esperaba menos de él, se hizo cargo… Marcela se fui a vivir a su apartamento y ahora son una pareja esperando el nacimiento de su primer hijo. Mi hija, pese a su preñez, no ha renunciado a follar con el padre de su bebé, y mientras las circunstancias los permitan seguiremos siendo las hembras consentidas de nuestro semental...mi hijo Alex, y esa señora tan simpática teutona. 

Así es, mi hijo no dejaba de ser el otro hombre feliz gracias a las féminas de casa. Mi chico antes de los veinte, se ha graduado en la canallesca, teniendo a su hermana mayor para follársela a placer, siendo padre de mi primer nieto y mudándose a mi cama la más de las noches teniendo una relación de cuasi esposos, bien mirado solo nos faltaban las fotos de boda, por lo demás era idéntico a cuando vivía con su padre, con la sola diferencia que mi Alex y Yo éramos una mezcla sexual mucho más explosiva…, YO ponía la experiencia al servicio de su juventud, y ÉL la energía potencial de su hombría. Esa potencia núbil entraba y salía de mí casi a diario, obligándome a cambiar los antidepresivos, por los anticonceptivos rezando que ningún día dejaran de funcionar correctamente o mi pequeña se enteraría de todo el desaguisado de casa… si no se había enterado ya.

…Desde que Marcela se ha cambiado más cerca de casa, hemos incrementado nuestros encuentros fornicadores… su comportamiento no es el mismo, mucho más semejante al de un semental con su hembra que la de un hijo con su madre. Mi hija pequeña, gracias a Dios vive con nosotros aceptando el cambio de roles... tal vez admita a su hermano como mi esposo y macho de casa, pensando que en breve, será ella la siguiente a quien posea Alex... y no dudo que así sea. Por mi parte no habrá ningún impedimento para que forme parte de nuestro mundo sexual, es más pondré la diplomacia para que sea desvirgada por él.

¿Cuánto nos duró aquella aventura? Pues unos meses más, cuando se trastocó sin paliativos a los tres meses de estar preñada Marcela… Entonces fue cuando ¡La madre quedó preñada por su hijo! Como lo oyen, los potentes espermatozoides de Alex fueron capaces de traspasar el diú de Marcela, pero también fueron capaces de saltarse la barrera anticonceptiva de mis pastillas. Quizás a partir de ahora, vea su hermanas pequeña a mi  hijo como una auténtico semental, como lo fue su padre. Durante el almuerzo, mis hijas se han enterado que mamá va a volver a ser madre por cuarta vez... la clave de la sanación de mamá de una profunda depresión, en tiempo récord, no era solo por la alimentación rica en verduras, sino por la leche entera de mi Alex.





Con la panza de mi hija bastante abultada, pronto comenzará a ser visible para todos la mía, previsto para parir por "El día de la Madre". Me excuso con los amigos y compañeros, que me han preñado con un polvo ocasional en una de las salidas de fiesta. Aunque estoy más que segura que todos se tragan la trola, a mi pequeña le hemos dicho la verdad sobre la paternidad de Alex, no solo quien me ha preñado, sino también a su hermana mayor... con ella el secreto espero esté bien guardado, a cambio no me extrañaría que pida en breve parte del botín, como ya tiene su hermana mayor y su madre. <<¡¿Cómo conseguiremos que guarde nuestro secreto familiar?!>> Solo es cuestión que Alex haga mujer a la niña lo antes posible… de momento, ¡Será muy curioso ver al tío y la sobrina mamando juntos, jugar juntos y dormir en el mismo canasto, sabiendo que además son Hermanos del mismo padre!

¡Nunca me he sentido más feliz en mi vida¡ De mi vientre, nacerá  una hija para mi hijo y una nieta para mí, "El día de la Madre"



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