Todos los Relatos están Inspirados en Vidas Reales...

UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

¡Te tienes que follar a mi madre!




Hacía cuatro años que me había casado con Julia, apenas conocía a mis suegros de ahí que aprovecháramos las vacaciones para estar con ellos. Con ellos vivía aún el chico “pequeño”, mi cuñado Rafael estudiaba fuera y solo pasaba las vacaciones con sus padres… en esos días que convivía con ellos, la relación era muy especial, esencialmente con mi suegra, su madre… comentaba que el chico era su mayor apoyo en momentos de decaimiento y ahí quedaba sin llegar a entenderlo mucho. El caso era que siempre que nuestro trabajo nos lo permitía, íbamos a verlos, sobre todo en las fiestas y celebraciones más señaladas. Ese año alquilamos un chalecito a pie de playa en Guardamar del Segura, íbamos a estar un mes los cinco allí… Mi esposa, mis suegros, mi cuñado y yo. A mi suegra le gusta hacer ejercicio a primera hora, sobre todo andar, y con los primeros rayos de sol salía a hacerlo a la playa acompañada de su hijo. La playa era muy larga, varios Kilómetros, pasados los chalets había unas dunas y detrás un palmeral. A esa hora era un sitio solitario, solo unos cuantos paseantes con perros, corredores y algún que otro nadador. Nosotros nunca íbamos con ellos, somos muy perezosos para levantarnos tan temprano…. Pasados unos días de nuestra llegada, estando todos en la playa nos dijo…

– Me voy a hacer la paella, cuando esté lista os aviso.

– Me voy contigo, dijo mi mujer.

– No, tú quédate. Que se venga Rafa si quiere, siempre me dice que haber cuando le enseño a hacerla para cuando está fuera de casa…

– Ya era hora que me enseñaras, mamá. A los ingleses les encanta la paella.

Pasada media hora, tuve un apretón y tuve que salir disparado al chalet. Cuando llegue, pasé directamente al servicio que había a la entrada, después me acerqué a la cocina a ver cómo iba la paella. Había que cruzar toda la planta baja para llegar a ella. Conforme iba llegando, escuché música de la radio y a ellos hablando en la cocina.

– No cariño, ahora no. Podrían venir.

– Están tomando el sol, nunca vienen antes de que esté preparada la comida.

– ¿No tienes suficiente con lo de esta mañana?

– Tengo dieciocho años, siempre estoy dispuesto a un buen polvo.

Me  acerque lentamente, al lado de la puerta, había un ficus y me oculté tras él, podía  observar toda la escena sin ser visto. Aunque si se les ocurría salir de la cocina me pillarían espiando, pero por suerte no lo hicieron. Empezaron a besarse, mi suegra se había quitado el bañador mojado y se había puesto una bata, su hijo iba con unos pantaloncitos cortos que no ocultaban una tremenda erección. Rafa la quito la bata, dejando al aire unas enormes tetas y un coño depilado con una profunda y bien marcada raja, le dio la vuelta apoyándola contra la encimera, le puso la polla en la entrada y de un golpe de cadera la penetro…el chico la tenía bien tiesa. Ella dio un quejido, pero cuando empezó a bombear comenzó a gemir. Sus tetazas se movían rítmicamente, él las agarró y pellizcaba los pezones. Ella apoyaba la cara sobre sus brazos, acariciaba su cuerpo recorriendo cada músculo tenso del chico, se les veía muy bien compenetrados, ¡Aquello era lo más excitante y morboso que jamás había visto!

Sabía del gusto de mi suegra por los yogurines… en más de una ocasión me lo comentó mi esposa, pero nunca imaginé que se lo montara con su propio hijo…, hasta que dio un alarido, por fin había llegado al orgasmo la zorra en celo. El chico pletórico de energías a esas edades, siguió bombeando, y transcurridos unos instantes, sacó su tranca del coño y apoyándola entre los glúteos de su madre, de una manera descarada la frotó aprisionándola dentro de la gran raja del culo asiéndola de las tetas. Una vez dado el gusto la enfiló de nuevo al coño materno clavándola en el jugoso estuche que lo acogió de muy buenas ganas. Comenzó a follársela a saco, sin compasión, de tal forma que no quiso dejar prisioneros… un poco más chasqueando sus nalgas con su pelvis y de pronto la insertó hasta los huevos de un solo pollazo, comenzó a eyacular dentro de la madre… se corrió el hijo de puta rugiendo como un semental. Uno tras otro iba soltando los chorros de leche dentro de ella, la cual los recibía con gemidos y los ojos cerrados interiorizando cada aldabonazo de lefa inundando sus entrañas ¡Los dos estaban exhaustos! Yo decidí irme antes que me vieran. Regrese a la sombrilla y esperé junto a mi mujer a que nos llamaran para comer. Llegada la hora de la  comida, estuvimos departiendo amigablemente, como si no hubiera pasado nada. Mi mujer no sospechaba y mi suegra tampoco de mi espionaje casual. Después de comer, subimos a nuestra habitación follamos como locos, verdaderamente me la puso bien dura Mª Victoria y mi esposa pagó el abuso de confianza con su hijo… Nunca imaginé que esa señora tan rígida y poco familiar pudiera ser tan PUTA. Seguro que todos en la casa nos oyeron. Pero no me importaba, ellos eran los causantes de mi calentura.

Por la noche estuve dándole vueltas a las palabras de mi suegra, – “¿No tienes suficiente con lo de esta mañana?”, o sea, que además de andar, salían a follar. Al día siguiente, no salieron a “andar”, y durante ese día, estuve atento por si veía algo que me indicara que iban a darle gusto al cuerpo. Pero no, se pasaron toda la jornada tranquilos en la playa o en casa, imagino que un polvo con esa dama era capaz de dejarte aviado para una semana, con los cojones bien secos. Por la noche llegó el momento clave cuando mi cuñado le pregunto a su madre… – ¿Salimos mañana a pasear?

– De acuerdo. A vosotros no os preguntamos porque nunca venís.

– Se está demasiado a gusto en la cama a esas horas, contesto mi mujer, su padre ni se dignó a decir nada.

– Bien, pues nos vamos nosotros solitos.

Ala mañana siguiente cuando salieron, yo me levante deprisa, mi mujer seguía dormida. Desde lejos iba siguiéndolos, me hacía pasar por uno de los madrugadores que van a la playa a pasear. Cuando llegaron a la altura de unas rocas que había, se desviaron hacia ellas, el terreno se lo conocían mejor que yo. La luz del sol ya dejaba ver mejor el terreno. Con mucha precaución los seguí hasta las rocas y escuche la voz de mi suegra… – Vamos cariño, al tajo.

– Prepárate, me has tenidos varios días en secano. Hoy me tengo que desquitar.

Mi suegra se desnudó, se tumbó en el suelo y abrió las piernas. Rafa, se arrodillo y metió la cabeza entre sus piernas. Empezó a comerle el coño pasando la lengua por el clítoris, Julia se retorcía se placer.

–Túmbate ahora boca arriba, déjame hacer a mí. Dijo mi suegra

El obedeció, mi suegra se metió la polla en la boca y empezó a chupársela a buen ritmo. El respiraba fuertemente, cuando se cansó de chupar el buen cipote que gasta mi cuñado, mi suegra se puso encima de él y se introdujo la polla en su coño, se restregó el glande por toda la raja lubricando la cabeza y frotando su estirado clítoris y buscando la bocana se la tragó de un solo envión hasta las pelotas de chico. Empezó a cabalgarle como una amazona, daba gemidos moviendo sus tetas de manera alocada, la agilidad era pasmosa para una mujer de su edad. Su cadera haciendo círculos sobre el eje de su hijo era enloquecedor, después pegaba varios sentones aplastando su coño contra los huevos del chaval y de nuevo otro ajetreo de cadera con comida de boca de ambos lujuriosos…,hasta que tapándose la boca dio un alarido ahogado por el beso de su hijo al correrse. Como Rafa no se había corrido todavía, tras tomar un poco de aliento, siguió cabalgando hasta que el chaval lo hizo, se la insertó con furia contenida y comenzó a descargar la leche retenida en sus pelotas. Debieron de ser seis o siete lechazos lo que le proporcionó a su madre, y tras colmarla de semen, ella se incorporó y se puso de pie. Él continuaba tumbado con los ojos cerrados, y yo un poco descuidado al incorporarme para irme, hice un pequeño ruido, mi suegra miro hacia donde estaba y me vio, Rafa no se percató. Se tapó la boca para ahogar un grito mirándome con horror. Yo la hice un gesto con la mano queriéndola tranquilizar, me lleve el dedo índice a la boca y me fui  con mucho cuidado para que mi cuñado no me viese. Antes de llegar al chalet, me di un chapuzón. A continuación me dirigí al chalet, y mi mujer ya estaba levantada.

– ¿Dónde estabas?

– No podía dormir y fui a darme un baño.

– ¿Los has visto?

–No, estarán paseando por ahí.

– Bueno, ya vendrán.

Pasado un cuarto de hora, entraron por la puerta. Mi suegra con la cara descompuesta.

– ¿Qué te pasa mamá?

–Estoy mareada, voy a tumbarme un rato.

– Estaba tan tranquila, y de golpe se ha puesto así, dijo Rafa.

– Sera por andar tanto. Bueno, sube a acostarte que te ayudo, dijo mi mujer.

Al rato subí a su cuarto, mi mujer y su hermano estaban en la cocina desayunando.

–Toma, te traigo un poco de leche, tómatela que te sentara bien.

– Gracias hijo, se tomaba la leche que le ofrecí, notando su mano temblorosa.

– No te preocupes, Julia, tu hija no se va a enterar por mí. Sois libres de hacer lo que queráis.

Me miro con cara agradecida y empezó a sollozar, yo la di un beso en la frente y me agarró de la mano con fortaleza… – Gracias Fernando, mi hijo me hace mucha compañía, esa compañía especial que necesita una mujer y que debería darme mi esposo…, pero él no está por la labor, ya lo conocesme despedí, pero antes me dijo… – Mi hija sabe que su hermano se acuesta conmigo, pero mejor no le digas nada de lo que ha ocurrido, le guiñé un ojo de complicidad y me marché.

Estuvieron unos días sin salir, pero cuando mi suegra vio que cumplía con mi palabra y todo se normalizó en su conciencia…, volviendo a las andadas. Cuando las ganas de joder aprietan, no hay coño que no busque una buena polla dentro de una bragueta. Mi suegro desde hacía años tenía un grave problema eréctil debido al azúcar en la sangre, las dosis de insulina eran altas y su polla dejó de bombear a los cuarenta y pocos, de ahí que el coño ardiente de mi suegra buscase quien la follara, encontrado a su hijo en estos últimos años…, antes por ese veterano coño ya habían pasado algunos jovencitos, entre ellos dos amigos de pandilla de Julia. Por entonces se enfadó al enterarse que follaba con ellos, pero comprendió el problema que tenía sin su padre activo y ella tan fogosa. Todo se solucionó cuando entré yo en juego como amigo y posterior novio de Julia, haciéndose cómplices al permitirme follármela en casa bajo el amparo de la señora M.ª Victoria… ya se sabe que entre bomberos no hay que pisarse la manguera. De esta manera, madre e hija equilibraban sus fuerzas y sus necesidades de macho.

Sin embargo todo se acaba y el chico tenía perspectiva de desarrollarse como profesional fuera de España, así que Rafa tuvo que abandonar durante un tiempo a sus padres, en especial a su madre, por un trabajo que repondría un buen dato en su currículum…, de ese modo la señora se quedó sola sin su hijo y desde años sin su marido, un hombre aun estando vivo no cumplía sus deberes de esposo en la cama, como a una hembra del calibre de Mª Victoria exigía… Ciertamente jamás imaginé lo que una mujer madura puede estar necesitada de que la follen, mucho menos cuando se está cerca de cumplir los 50 años. La falta de su hijo hizo mella en su carácter, agriándolo un poco más si cabe con la repentina muerte de su esposo por la disfunción orgánica de sus riñones, tras veinte días ingresado en la UCI. Hacía pocos días que enterraron a mi suegro, pero eso no impidió que su hija, le propusiese un trato, en cierto modo aprovechando la ausencia de su hermano Rafa y la necesidad que tenía que la follase. Julia me comentó que su madre tenía unos buenos ahorros propios de los que disponía al quedar viuda, además de un sueldo que sobrepasaba los 2.500 € mensuales, a diferencia de nosotros que entre ambos apenas llegábamos a los 1.700 €, y la hipoteca nos comía por los pies…, así que ni tonta ni perezosa echó valor y fue a hablar con doña M.ª Victoria sobre una ayuda a fondo perdido. Siempre supe de la apertura de mente de mi esposa…, pero que llegase a tanto No…

¡Te tienes que follar a mi madre! Que tu mujer te exhorte con este imperativo es al menos extraño por no decir rarísimo y más aún cuando la relación no era tan cercana, aunque se incrementaba de manera pasmosa en las últimas semanas, más desde que se vino a vivir con nosotros. Desde que nos casamos solo había coincidido con esa bruja en vacaciones…, repentinamente esa mujer cambió…, no supe a qué se debía su cambio de actitud hasta que la vi follando con su propio hijo, y al parecer no era un secreto dentro de la familia, porque mi esposa estaba al tanto de los gustos de su madre por los jovencitos, y por lo visto el más a mano que tenía era su hijo, hermano de mi esposa. Efectivamente la madre de ambos se follaba a placer a mi cuñadito y por lo que supe después, siempre por alguna causa mayor… La primera fue por el ardiente coño que tiene pese a su edad y la segunda al quedarse viuda tras la muerte de su segundo marido. Durante todos estos años, mi suegra era un ser inexistente que hacía su vida al margen de la nuestra. Profundamente ególatra, creía que todos le debían rendir pleitesía y como su hija algo asqueada, quizás por la forma en que la educó,  se negaban a reírle sus gracias, había decidido dejarlas a un lado y seguir con su vida. En los seis años que llevaba sin tener a su esposo dentro de ella, había tenido media docena de “amantes”…, si es que se le puede llamar así a los jovencitos que remolinaban a su alrededor. Decidida a no envejecer, a mi suegra le gustaba follarse a chicos veinteañeros rozando la edad legal, y cuando su hija le echaba en cara ese comportamiento, la jodida siempre contestaba… 

– Son buenos en la cama… incluso a tu hermano le gusta follarse a su madre. Mi niño es el mejor sin duda ¡Es el único que me ama y me amará!

Siempre supuse que esa contestación era una forma de autodefensa pero la vida me demostró que estaba equivocado… “¡Mi suegra andaba con jóvenes para que se la follaran!” y que yo lo descubriera, ahora pienso que no fue casualidad, tenía pinta de haber sido planeado pensando en la inminente marcha de su hijo al extranjero por mucho tiempo. Os preguntareis como llegué a esa conclusión… Muy fácil, ¡Yo fui uno de los que llego a tirársela! Y no estoy dentro de la horquilla que ella se maneja con los hombres.




Aunque nunca en mi vida me había sentido atraído por M.ª Victoria, sí tenía un tipazo para sus años, una MILF en toda regla. Su carácter conmigo nunca fue afable conmigo desde el primer día, aun así tengo que reconocer que mi suegra es una casi cincuentona de buen ver. Dotada por la naturaleza de unas buenas tetas y un buen culo puesto en su sitio…grande, redondo y con unas nalgas diáfanas gracias a una tremenda raja que las parte por donde da gusto posar y entrar con el ariete bien rígido. Todo ese cuerpo tonificado no era fruto solo del azar o la genética, esa zorra se había preocupado de hacer ejercicio para que la gravedad y los años no hicieran estragos en su anatomía. Todas las mañanas, invierte un par de horas en el gimnasio, para al terminar salir a correr por los parques de la zona. Tanto deporte, ha conseguido que su cuerpo no parezca el de una mujer de cinco décadas sino el de una hembra de al menos veinte años menos. Más de una vez mi subconsciente me ha dicho mientras le daba un repaso con la vista…

– Está buena mi suegra. Yo le echaba un buen polvo y se le quitaba todo esa mala leche. Y siempre me había animado a intentarlo, diciéndome… – Le harías un favor si te la follaras y le llenases el coño.

Desgraciadamente no le hacía caso a mi mala conciencia, en principio creyendo que era una señora, después por su desprecio menoscabando mi ego, pasé de echarle los tejos. La realidad es que la madre de mi mujer era, es y será siempre una zorra. Le gusta que le dé caña una cosa fina y está siempre dispuesta a meterse en la cama con un desconocido con el pretexto de ser una pobre viuda y que no responde ante nadie. Pero volviendo a cómo llegué yo a ser uno de sus amantes y que encima fuera mi mujer quien me lo pidiera es otra historia. Todo empezó el día en que Julia, su hija, le pidió ayuda. La crisis había provocado que ella se quedase sin trabajo y al no ser capaces de llegar a fin de mes, mi esposa pensó que su madre nos ayudaría. ¡Qué equivocada estaba! No solo se negó a ayudarnos sino que le echó en cara el haberse casado con un vago como yo. Al escucharla, mi mujer totalmente fuera de sí le contestó que podría ser un inútil pero que al menos la dejaba satisfecha en la cama y no como los eunucos con los que mi suegra solía rodearse…, y eso incluía a su hermano Rafa. El insulto hizo mella en la cincuentona y cabreada hasta la medula, le soltó…

– ¡Eso habría que verlo! Tu marido sería incapaz de satisfacer a una mujer como yo. Hace falta mucho macho para cubrir a una hembra que sabe usar el coño que tiene entre las piernas…

Ya metida en faena y sin prever hasta donde llegaría esa discusión, mi esposa la miró sonriendo y le respondió… – No solo es capaz de complacerme a mí. Si yo se lo pidiera, te haría gozar como la puta que eres.

Fue entonces cuando su madre la contestó con otro órdago, diciendo… – Ya que estás tan segura que es tan macho. Si deseas mi ayuda, el imbécil de tu marido deberá hacerme gozar como bien dices…

Alucinada, mi mujer se le quedó mirando sin saber que decir.  La zorra de mi suegra creyendo que había vencido, soltó una carcajada mientras disfrutaba de su victoria. El menosprecio fue tan brutal que sin recapacitar en sus palabras, hizo que le contestara… – ¡Está bien! Si para ayudarnos, exiges que Javi te folle, solo dime cuando quieres que venga y te reviente a pollazos.

Como dos gallos de pelea enzarzados en la arena, ninguna de las dos mujeres dio su brazo a torcer y por eso tras pensarlo durante unos segundos, su madre le respondió… – El viernes en mi casa, a la hora de cenar.

No quedándose callada, mi esposa le contestó… – ¡Allí estará! Prepárate bien el coño porque te lo va a dejar como un bebedero de patos.

Julia, una vez fuera de la casa de su madre y sin la adrenalina de la discusión, llegó a casa destrozada y me contó lo ocurrido.  Al irme explicando lo que pasó, mi mujer se volvió a enfadar y por eso al terminar, me preguntó… – ¿Qué te parece?

Como era su madre, no le respondí lo que realmente pensaba de esa Puta y tratando de no entrometerme en una pelea familiar, le solté… – Ni se lo tomes en cuanta. Tu vieja estaba picándote.

Mis palabras lejos de calmarla, la encabronaron aún más y con los ojos impregnados de odio… – Pero ¿Te follarías a mi madre?

– Si tú me lo pides, ¡Sí!
Quedamos para el siguiente viernes en casa de mi suegra. Una vez me había sacado la promesa que me tiraría a mi suegra, mi mujer se comportó como un hembra en celo y durante toda la noche no hicimos otra cosa que follar. Os reconozco que esa mañana cuando me levanté, pensaba que con la luz del día Julia se olvidaría de esa locura y por eso no volví a hacer mención alguna sobre el tema. Curiosamente, mi esposa no lo volvió a tocar hasta ese viernes, tampoco follamos en varios días…todo entraba en el plan de esas dos locas. Acababa de llegar a casa cuando me dijo que me tenía que dar prisa.

– ¿Para qué? pregunté.

– Has quedado con mi madre, contestó y al ver mi cara de alucine, me besó en los labios y entornando sus ojos, me soltó… – Necesitamos ese dinero.

Sin llegarme a creer que me estaba pidiendo que me tirara a su vieja, me vestí y antes de salir, insistí… – En serio, ¿Quieres que me tire a tu madre?

Recalcando sus intenciones, contestó… – Hasta por las orejas. ¡Qué se entere lo que es un hombre!

No pudiendo negarme y no solo porque nos urgía la pasta sino porque lo reconociera o no, me daba morbo el follarme a su vieja, salí rumbo a donde vivía esa mujer. Al llegar a casa de mi suegra, esta me recibió vestida con un conjunto de raso negro que lejos de esconder sus curvas, no hacía otra cosa que magnificar la  rotundidad de sus formas. Nada más abrir la puerta y con su mala leche habitual, me soltó… – ¿A qué vienes?

 Su suficiencia me caló hondo y dotando a mi voz de todo el desprecio que pude… – A follarme a la puta de mi suegra. Indignada por mi respuesta, me abofeteó con fuerza. El dolor provocado por su ruda caricia, sumado a mi propia rabia hizo que cogiéndola del brazo se lo retorciera y dándole la vuelta la empujara contra el sofá.

– ¿Qué vas a hacer, cabrón? ¡¿Crees que es tan fácil follarme?! Espetó ya no tan segura.

Viendo que no se esperaba una reacción como la mía, la cogí del pelo y bajando su cabeza a la altura de mi entrepierna, contesté… – Por supuesto… Yo voy hacer nada, pero tú ¡Vas a comerte mi polla!

Y antes de que pudiera reaccionar, me bajé la bragueta y sacando mi cipote de su encierro, lo puse a su disposición. Sorprendida, no pudo negarse a obedecer y tras obligarla a arrodillarse ante mí, abrió su boca  engullendo toda mi extensión… – Así me gusta, zorra, grité mientras me terminaba de quitar el pantalón.

Tener a la madre de mi mujer arrodillada ante mí mientras me hacía una mamada era algo sumamente excitante pero más aún que lo estuviera haciendo a regañadientes. Reconozco que me encantó verla descompuesta mientras sus manos me bajaban la bragueta y más aún cuando esos labios acostumbrados mandar, se tuvieron que rebajar y abrirse para recibir en el interior de su boca el pene erecto del vago de su yerno… – Así me gusta, ¡Perra! ¡Métela hasta dentro!

Tremendamente asustada y con su piel erizada cual si fuera de gallina, mi pobre suegra se metió mi falo hasta el fondo de la garganta. Sin quejarse empezó a meter y sacar mi extensión mientras gruesos lagrimones recorrían sus mejillas. Tratando de reforzar mi dominio pero sobre todo su humillación, le ordené que se masturbara al hacerlo. Sumisamente, observé como esa zorra madura separaba sus rodillas y llevando una de sus manos a su entrepierna, se empezaba a tocar.

– Mi querido "suegro" siempre se vanagloriaba de la puta con la que se casó pero nunca le creí hasta ahora, le solté para seguir rebajando su autoestima y cogiendo su cabeza entre mis manos, la forcé.

Disfrutando de su miedo, usé su boca como si de su sexo se tratara y metiendo y sacando mi miembro de su interior, empecé a follármela. Mi suegra habituada a llevar la voz cantante, colaboró conmigo y abriendo su garganta de par en par, permitió que hundiera mi extensión en su interior sin importarle que al hacerlo, mi glande rozara su campanilla y temiendo contrariarme, se abstuvo de vomitar al sentir las arcadas. Su completa sumisión, me terminó de calentar y derramando mi simiente en su boca, me corrí gritándole…

– ¡Trágate todo!

La madre de mi esposa, obedeciendo, no solo se bebió toda mi corrida sino que cuando mi glande ya no escupía más, se dedicó a limpiarlo con la lengua. Viendo su entrega, la obligué a ponerse a cuatro patas en la cama y entonces, mientras le quitaba las bragas,  le pregunté si alguno de sus amantes la había follado por el culo. Totalmente avergonzada, me contesto no. Su respuesta me satisfizo y separándole las dos nalgas, disfruté por primera vez del rosado ojete que escondían. Pasando mis dedos por su sexo, recogí parte del flujo que anegaba su cueva y untando su esfínter, metí uno de ellos en su interior…

– Eres una guarra, ¡Tienes los pezones duros como piedras! Recalcando mis palabras, pellizqué sus aureolas.

Mi suegra gimió al sentir mi caricia y acomodándose sobre el sofá, permitió que mi glande jugueteara con su entrada trasera, la puta estaba caliente como una cafetera deseosa de envolver con su coño el flamante falo de su yerno… – ¡¡Fóllate a la puta de tu suegra!! Espetó con fiereza queriendo tener de nuevo a un macho en su vientre.

Si de por sí estaba excitado por la facilidad con la que se estaba desarrollando los acontecimientos, oírla reconocerme que era una PUTA, me terminó de calentar y casi gritando le dije que se empezara a masturbar. No tuve que repetir mi orden, Mª Victoria apoyando su cabeza en uno de los brazos del sillón, llevó su mano a su conejo hambriento, y recogiendo entre sus dedos su clítoris, lo empezó a toquetear mientras no paraba de gemir… – ¡¡Fóllame!! ¡No aguanto más!

Su sumisión me dio alas y presionando con mi capullo su esfínter, conseguí romper su resistencia mientras mi querida suegra pegaba un alarido de dolor. Obviando su sufrimiento, empecé a sacar y meter mi mostrenco en su interior…, la veterana se había preparado bien, y tanto su coño depilado como su culito dilatado y en su punto para recibir visita me congratularon. Con todo ello en mi mente arreciaba con pundonor chasqueando nuestras carnes al chocar….Los chillidos de la madre de mi mujer fueron in crescendo hasta que desplomada sobre el sofá, se quedó callada temblando al sentir que el dolor se iba transformado en placer. Alternando mis incursiones con insultos, la fui llevando a un estado de calentura tal que olvidándose que el hombre que le estaba rompiendo el culo era su yerno, esa cerda me chilló…

– ¡No pares, Cabrón! Así es como se trata a una hembra… ¡Joder que pollazos más buenos me estás dando Hijo de Puta!

Aunque no lo dijera, sabía que esa madura estaba al borde del orgasmo y previendo lo inevitable, forcé su ano hasta el límite con una profunda penetración. M.ª Victoria se corrió al sentir mis huevos rebotando contra su coño mullido mientras mi extensión desaparecía una y otra vez en sus intestinos. Solté una carcajada al escuchar su clímax y dándole un fuerte azote en su culo, le pregunté donde quería que me corriese… culo o boca. Elevando su voz, gritó…

– ¡Joder Javi en mi culo! ¡Lléname de leche de una puta vez! ¡Quiero sentirla!

Como era allí donde deseaba hacerlo, de un solo empujón le clavé mi extensión hasta el fondo mientras la informaba… – Te haré caso pero luego me tendrás que limpiar la polla con tu lengua.

– Ahh, gritó al sentir su intestino completamente relleno. Al hacerlo llevé mi mano hasta su coño para descubrir que esa zorra estaba empapada y por eso sin dejar que se acostumbrase, imprimí a mis incursiones de una velocidad endiablada… – ¡Dios! Gritó al pensar que la partía en dos.

Sin darle tiempo a reaccionar, cogí entre mis dedos sus pezones y presionándolos, ordené a mi suegra que se moviera. Para el aquel entonces, M.ª Victoria estaba totalmente dominada por la pasión y retorciéndose entre mis piernas me rogó que la siguiera haciendo mía llena de lujuria. ¡Cómo había cambiado tan solo por unos cuantos pollazos! Recordando el modo en que esa zorra trataba a su hija, reinicié las nalgadas mientras no cejaba en forzar su trasero con mi verga… – Sí, gritó con sus últimas fuerzas antes de caer agotada.



Su entrega era total y como todavía no me había corrido, la obligué a incorporarse y a colocarse nuevamente a cuatro patas. Mi suegra con lágrimas en los ojos, se dejó poner en esa posición aunque en su interior estaba ya saciada. Con el ojete tan dilatado como lo tenía, no me costó horadar por enésima vez esa hasta hace unos minutos virginal entrada. Curiosamente, mi nueva incursión no tardó en rendir sus frutos y comportándose como multiorgásmica, mi suegra berreó de placer al sentir que le clavaba mi extensión hasta la base… – ¡Que gusto! Aulló sin darse cuenta que estaba aceptando ser nuevamente sodomizada como una perra en celo…, y como si fuera un hábito aprendido, empezó a moverse como una loca. Olvidándose de que su cuerpo estaba soportando un castigo infernal, sus gemidos fueron aumentando su volumen mientras mi víctima sentía que su esfínter se había convertido en una extensión de su coño. En un momento dado, M.ª Victoria aulló como si la estuviera matando al ser desbordada por el cúmulo de sensaciones que iba experimentando… – ¡Me corro! Chilló mientras convulsionaba jadeando faltándole el aire.

Una vez había conseguido que esa zorra se corriese por tercera vez, me vi libre de hacerla gozar para buscar mi propio placer y cogiéndola de las tetas colgantes a modo de rienda de yegua desbocada…, esta vez fui yo quien aceleró las sacudidas. Al acrecentar tanto el ritmo como la profundidad de mis incursiones, prolongué su clímax de forma tan brutal que con la cara desencajada, la madura me rogó que parara. Todo su cuerpo vibraba con mis empellones, cual si fuera gelatina firme… – ¡No aguanto más! Me vas a matar a pollazos. 
Sus ruegos cayeron en el olvido y tirando de ella hacía mí, proseguí con mi mete saca particular sin importarme sus sentimientos, sus gestos o su estado con la moral por los suelo. La madre de mi esposa fue de un orgasmo a otro mientras su yerno seguía mancillando y destrozando su culo. Afortunadamente para ella, mi propia excitación hizo que explotara regando con mi semen sus adoloridos intestinos. Aun así seguí machacando su entrada trasera hasta que mi tranca dejó de rellenar su conducto y entonces y solo entonces, la liberé. Chorro a chorro iban quedándose vacíos mis huevos, aliviado y satisfechos por partida doble… por haberme descargado de tanta testosterona dentro de una hembra, y por ser esa hembra la Puta de mi suegra. La pobre y agotada mujer cayó sobre el sofá como desmayada. Al verla postrada de ese modo, supe que había vengado a su hija y orgulloso de mi desempeño, me levanté al baño a darme una refrescante ducha. Ya de vuelta a la habitación, mi suegra ni siquiera se había movido. Indefensa esperaba que en silencio. Nada más sentarme a su lado, le pregunté si su hija había exagerado cuando le dijo que era bueno follando. Avergonzada, me reconoció que no y poniendo cara de puta. 
Solo me preguntó cuánto dinero necesitáis al mes. Sabiendo a que se refería, contesté… – La letra de la hipoteca son unos mil euros. Levantándose del sofá, me cogió de la mano y llevándome hasta su habitación, abrió un cajón…

– Aquí tienes los dos primeros meses. Al ver los billetes, solté una carcajada y mientras la tumbaba a mi lado, le pregunté…

– ¿Cómo quieres que te lo paguemos?

Poniendo una sonrisa en sus labios, respondió mientras se agachaba a reanimar mi exhausta verga tras casi cuarenta minutos de castigo… – ¡Con más sexo! Mi coño necesita ser regado una o dos veces por semana… Me pareció un trato razonable, follarme a esa mujer me excitaba, más sabiendo que era con el consentimiento explícito de mi esposa, su propia hija.

Llegó un día que mi suegra me pide que le depile el coño…Mi mejor amiga ha llegado a ser mi esposa, nos conocemos desde hace mucho tiempo y hemos llegado a tener una confianza casi absoluta. Se parece mucho a mí, hasta en lo cachondo, pues ambos nos hemos “enganchado” a las páginas de sexo de Internet y comentamos entre los dos lo más excitante, nos enviamos las fotos que más nos han gustado y cosas así. Todo ello nos lleva a desinhibirnos con facilidad. Descubrí hace poco de donde le venía ese carácter tan abierto…cuando descubrí a la zorra de su madre, mi suegra M.ª Victoria viuda con un calenturón permanente. Julia es una delicia, para nada una mujer chapada a la antigua, encantadora, algo rellenita pero perfectamente proporcionada. Respecto a su madre mi esposa no permite la más ligera insinuación o comentario, sin embargo ella sí los hace y esto sé que me puede acarrear más de un problema. Claro que eso sólo si se entera. Resulta, que en una de nuestras charlas comentamos Julia y yo, después de ver una serie bastante amplia de fotos de tías y tíos bien dotados bajadas de Internet, todas ellas con los protagonistas depilados, especialmente las tías con el chochete perfectamente recortadito, que…¡Donde se ponga una mujer con el coño depilado, que se quiten los demás!

Ciertamente esto lo dijimos plenos de convencimiento porque, no sé si a todos los tíos, pero a mí y a mi mujer nos gusta así y a mí en concreto me vuelven locos. Las mujeres deberían ser conscientes de la diferencia que hay de cuando abren sus piernas y nos enseñan la raja envuelta en una mata de pelos, que ocultan lo más caliente de su anatomía, a la visión espléndida de un chochito carnoso, brillante, sin un solo pelo, que parece estar diciendo ¡CÓMEME! De veras, he tenido la fortuna de probarlo y la diferencia es abismal, en un caso estaba deseando terminar para escupir los pelos de la individua que se me quedaron en la garganta y que en alguna ocasión me han hecho incluso vomitar (¡qué apropiado para un momento así!) y en el otro, la misma tía pero esta vez “afeitadita”, me tuvo que separar la cabeza de entre sus piernas después de media hora y tres orgasmos sin cansarme de su almeja, que pese a conocerla como la palma de mi mano, parecía aquel día una desconocida para mí…, por eso Julia se lo deja tan pelado como una muñeca Nancy, a ella le encanta que le coma su coño durante minutos antes de follarlo y a mí sacarle un buen orgasmo antes de llenarla…eso produce un coño jugoso presto a arremeterlo con contundentes pollazos.

Pues bien, retomando el hilo de la historia, de aquella conversación sobre los chochetes afeitados, surgió otra más pícara con la que pretendí hacerle un favor a mi suegra. Mi mujer me había dicho que su madre era totalmente contraria a afeitarse los bajos fondos y que ella nunca le propondría a su madre, se dejara el coño como la hija, aquello me dio una buena idea pretendiendo darle una alegría a la vieja, así que una noche que habíamos cenado y nos habíamos tomado algunas copas (no sé si de más), fui poco a poco subiendo el tono de la charla entre los tres, mi esposa, mi suegra y yo, hasta llevarla al lugar que yo pretendía. Mi mujer sin saberlo colaboró mejor de lo que yo esperaba ya que estaba totalmente sin avisar de mis intenciones. El caso es que planteé la idea que ya he dicho de que las partes nobles tanto del hombre como de la mujer debían ser objeto de atentos cuidados, especialmente cuando se trata de mantener la pasión, a lo que mi mujer repuso, un tanto alegre por lo que había bebido.

Julia se afeita al punto de la depilación desde que la conozco y ahora tras compartirme con su madre, tal vez por higiene, me exigió que yo también lo hiciese, esa semana nos afeitamos los genitales, en ambos casos yo fui el ejecutor de la depilación tanto de ella como de la mía, además matizó casi entrando en detalles que yo tenía un pequeño cortapelos que era magnífico y no irritaba nada, dejando el pubis perfectamente delimitado y recortado, afeitando por completo el resto de los pelos hasta el final de la raja del culo. Ni que decir tiene que aquel día, entre la conversación y las copas todos nos pusimos tan cachondos que a punto estuve de enseñar la polla entera, porque me obligaron a enseñarle algo ante la incredulidad de mi suegra que yo estuviera afeitado y me quedé en el pubis y parte de un huevo por el lado de los calzoncillos. Cuando mi suegra vio el pubis rapado al 1,5 y perfectamente recortado, y el cuero de los cojones perfectamente afeitado, cambió la cara y lo que creían cachondeo, pasó a cachondez. Solo llevábamos unas semanas pagando la hipoteca a base de polvos, y ciertamente tuve que desprenderme de mi buena pelambrera.

La suerte estaba echada, quería sembrar en M.ª Victoria la idea de que aquello era una cosa normal y, conociéndola, no tardaría en llevarlo a cabo, con la consiguiente alegría para todos… sobre todo después de lo que había puesto en juego. Claro que aquella noche cayó un polvo de antología, con mi mujer que mi suegra debió de escuchar por los gemidos sin contención que procuró Julia al correrse dándole lo suyo. Después de aquello suponía que pasaría algo, pero lo que no esperaba es que un día Mª Victoria me llamara al móvil para que fuera a verla, con algo de urgencia. Por suerte o por desgracia yo estaba bastante desocupadoen el trabajo aquella mañana, y sin intuir nada fui a verla en un salto. Tras entrar a casa y saludarla se me echó encima a darme un par de besos en las mejillas casi pegados a los labios en la comisura, le pregunté sin ambages qué pasaba, a lo que con mucho misterio, cerró la puerta y casi susurrando me dijo que necesitaba que le hiciera un favor… y de debía de ser ahora que su hija se encontraba fuera de casa en el trabajo

– Lo que te haga falta, le dije, no sin cierta preocupación por el tono de la petición.

– Sé que puedo confiar en ti y quiero saber cómo se siente…comenzó, aquello me empezó a mosquear, no sabía por dónde saldría. Más tranquilo pensé que se trataba de buscarle o recomendarle algún regalo o prepararle una fiesta sorpresa, lo que justificaba en cierto modo el misterio. Pero…–…así que quisiera que me ayudaras con cierta operación que no me atrevo a hacer, además como tú tienes más experiencia, querría que me ayudaras a… a depilarme. Así de sopetón, se me tuvo que quedar una cara que no me atrevo a describir. Estúpidamente, dije…

– ¿Depilarte?, ¿¿¿el qué???Como si a esas alturas no lo supiera, además el color de mi cara lo revelaba a las claras.

– Mira, Javi, sé que puedo confiar en ti y que, conociéndote como te conozco, no te aprovecharás de la situación. Me ha costado mucho decidirme, pero es que me gustaría saber que se siente de nuevo tener todo coñito completamente pelado…y sabemos lo que te gusta. Quiero probar tu  habilidad, ya sabes a lo que me refiero, depilarme el Monte de Venus y más abajo… TODO… ¿lo harás por mí?

Creo que el corazón se me salía por la boca en ese momento, ¡¿cómo iba a ser capaz de hacer eso con la Madre de mi esposa?!, además, con lo buena que estaba la jodida a pesar de su edad, y el hambre de su coño tras tanto tiempo sin que su hijo le dé verga… ¿cómo iba a mantener la sangre fría para no hacer algo que me costaría muy caro?, pero, con lo que me había dicho y tras el trabajo que le habría costado decidirse a pedírmelo, ¿cómo le iba a decir que no? Esa fue mi respuesta… – ¿Cómo le voy a decir que no a mi suegra? Con lo bien que cocina… y la hipoteca no se paga sola, dije con voz temblorosa.

– Pues vamos, no hay que perder el tiempo. Pero, una cosa… Nadie lo debe saber, ni tu mujer ni mi hijo… ¿estamos?

– Claro, claro…

Decidida se fue para el dormitorio y, haciendo caso a su indicación, la seguí. Lo tenía todo preparado, hasta se había comprado un pequeño cortapelos parecido al mío (supongo que le habría preguntado a su hija), una toalla encima de la cama, un barreño con agua caliente, espuma de afeitar, cuchillas nuevas, crema hidratante…Mientras miraba todo aquello me di cuenta que ella estaba también muy nerviosa quieta delante de mí sin saber qué decir o hacer…

– ¿Vamos nene…?

Haciendo un esfuerzo por dominarme… – Venga, lo primero es que te desnudes… (Como si no lo supiera)

Hubiera bastado que se desnudara de cintura para abajo, pero me hizo caso literalmente y se quedó completamente desnuda, mostrándome un cuerpo precioso, pero ese día no tocaba. Me obligué a no mirarla con lujuria, pero era prácticamente imposible, tenía las tetas impresionantes… con un tamaño grandote y rollizo, pero firmes y “desafiantes”, la exploración fue detenida por la cándida mirada de sus ojos color miel. No podía mirarla como lo estaba haciendo, se me encendió una luz en el cerebro. Después de haber doblado toda su ropa y dejarla delicadamente encima de una silla, volvía a quedarse mirándome con dulzura… Tenía que tomármelo como algo “profesional”… – Vale, échate en la toalla…

Se tumbó suavemente y pude ver que había intentado cortarse el pelo ella misma antes de llamarme. Comprendí entonces por qué me llamó. Lo había hecho fatal, dejándose unas calvas que iban a ser difíciles de arreglar.– Vaya, se ve que lo has intentado…,dije intentando dar un toque de serenidad al ambiente.

– Sí, pero ya ves lo mal que me ha quedado, lo que pasa es que me da más vergüenza ir a cualquier sitio de estética que decírtelo a ti, y no creas que no me da vergüenza estar así… pero tú ya me has visto en pelotas y me has follando... También podrás comparar a la madre con la hija…

Esta frase me dejó un tanto desconcertado por no saber muy bien a que se refería, sonaba tan ambigua que podía ser todo o nada, la dijo acompañada de una apertura de las piernas que dejó al descubierto toda su intimidad. Tenía unos labios rosados y perfectos y a mí me iba a dar algo. De pronto, me entró un arrebato de responsabilidad y le dije que aquello no entraba en ningún trato, yo debía estar allí de ese modo con la madre de mi mujer… todo había sido una equivocación. Me sentía engañando a mi esposa, pero no contaba con su talante. Era una mujer de las que cuando toma una decisión no hay en el mundo nadie que sea capaz de hacerla desistir y donde había llegado era una vía sin retorno. Así me lo hizo comprender.

– Mira, estoy tan inquieta como tú, pero tómalo de esta forma. No estamos haciendo nada malo, aunque mejor que no llegue a mi hija por si acaso, bastante es que sabe que me follas. Además entre nosotros hay confianza, ¿no?, hay cosas más comprometedoras que hemos vivido juntos, de las que hemos hablado y no ha pasado nada, así que manos a la obra que no tenemos todo el día.

Y tal como lo dijo me tomó la mano y la colocó en su vientre, dejándose caer hacia atrás, dándome a entender la única opción que tenía. Sin mediar más palabras, comencé a humedecerle toda la zona púbica y después separé sus piernas con mis manos para hacer lo mismo con el contorno de los labios y las ingles. Redescubrí un coñito bellísimo bien perfilado, una vulva bastante hinchada con un clítoris sobresaliente de su capucha que revelaba la notoria excitación que le provocaba, igual que a mí la situación…, pero sobre todo, lo que consiguió enardecerme hasta un grado casi insostenible fue el aroma que emanaba de esa raja, que llegó hasta mí nada más separarse mínimamente los labios de su coño. Seguía sin creer que me estuviera pasando aquello, pero no cabían más discusiones. Así que me dispuse a hacerle un buen trabajo y, ¡qué coño!, disfrutar de él.

Me dediqué a seguir humedeciendo con agua templada toda la zona, por supuesto con la mano desnuda, lo que puede decirse que era acariciarle todo el vientre, con dulzura, y las ingles, rozando levemente los labios de su coño que para entonces estaba entreabierto por culpa un poco de la postura, las caricias, los nervios y sobre todo las dimensiones que estaba tomando su clítoris… era exagerado, ya alcanzaba el tamaño de una falange de mi dedo meñique. Recorté todo el contorno con la cortapelos para dejar el pelo con el tamaño deseado. Aquello empezaba a arreglarse, tomando forma y quedaba francamente bien. Después rapé con la cuchilla de afeitar, poniendo algo de espuma, rasurando lo que sobraba hasta quedar totalmente liso y definido el triángulo “redondeado” de pelillos que había pensado para ella. Ahora venía lo difícil. Afeitar completamente los lados del coño, para lo que tenía que proteger las zonas más delicadas, así que con la mano entera tapé los labios del chochete, estirando la piel para poder afeitar la zona hasta la ingle. Mientras lo hacía le miré a la cara, la sensación de tocar su coño me estaba poniendo por las nubes la excitación. Por un momento pensaba, ¿¡Cuantas pollas habrán pasado por aquí partiéndolo a base de pollazos!? Sin duda ese coño tenía muchas horas de vuelo sin motor. El caso era que todo este tiempo habíamos estado muy callados y tensos… hasta casi me asusté cuando la vi que me miraba con unos ojos de infinita comprensión, tranquilidad… que aquella mirada con la media sonrisa que la acompañó, me terminó de relajar y pude decirle…
– ¿Todo bien?, ¿no te está molestando?, a lo que ella contestó.

– No lo puedes hacer mejor, cualquiera diría que me estás acariciando y la cosa es que no me disgusta del todo, ¡voy a tener que contratarte como mi peluquero personal!

– Ni se te ocurra, le dije y seguí afeitando. – La próxima vez se pides a tu hija.

Con un lado había acabado y levanté la mano para ver cómo quedaba… Perfecto. No pude evitar contemplar el coño que mi mano había estado tapando y cuya fragancia se habría quedado impregnada en mi piel. Mientras miraba el hilillo blanquecino que resbalaba hasta su ojete y que delataba su total excitación, me acerqué la mano a la cara simulando rascarme en la frente (porque ella, casi incorporada, no dejaba de mirarme) y aspiré el aroma intenso del coño de Mª Victoria. Aquello era un pecado, pero había llegado casi a marearme y a esas alturas por mi cabeza ya pasaba de todo.

– Terminé la obra, volviendo a tapar con la mano y rasurando la otra parte hasta que quedó verdaderamente perfecto y apetecible. Para terminar le hice ponerse en cuatro patas, con el culo muy abierto y le afeité todo el perímetro del ojete… – Ahora, te voy a dar con una crema hidratante para que no se te irrite, y acto seguido, la empecé a acariciar con la mano pringada de crema (y con lujuria, debo reconocerlo) por todas las partes que le había afeitado, comprobando que la excitación de ella, lejos de extinguirse, había aumentado soltando líquido de su interior hasta formar un cerco en la toalla sobre la que se había efectuado toda la operación. Ambos sabíamos que estaba ahí la humedad y porqué, así como que el otro lo sabía, pero nos hacíamos lo locos queriendo pasar página. Sin embargo yo tenía la polla a reventar con un dolor notable, tanto en el tallo como en los huevos. Al pasar poniéndole crema una de las veces por la ingle, con los sentidos ya trastornados, le rocé conscientemente el clítoris, notando un respingo y un audible aunque pequeño gemido de Mª Victoria (mentalmente la llamaba así para olvidar que era mi suegra).Lo volví a pasar una y otra vez y al notar su “colaboración”, sabiendo lo que iba a pasar, le dije…

– Mira, después de esto los dos tenemos un calenturón tremendo. Yo me haré un pajote y tú otro, pero creo que me gustaría ayudarte con lo tuyo. Como, total, nadie se va a enterar, ¿verdad?, yo no puedo resistirme a probarlo…

Mientras le decía aquello y después de decirlo no hacía falta que hablara, su mirada volvía a hacerlo por ella… así que me lancé y suavemente deposité la lengua en la entrada de su agujero, saboreando lentamente el líquido que emanaba. La excitación era tanta que tuve una pequeña eyaculación, un par de sacudidas, sólo lamiendo lentamente su chocho. Ella se dejaba hacer y, suave pero firmemente, se abandonó a mis manos. Mientras, yo le levantaba las piernas y dejaba aún más al descubierto toda su parte íntima. Estaba completamente abierta y además exponiendo su depilado ojete, al que también comencé a prestar atención. Las chupadas se hicieron más intensas penetrando con la lengua en sus dos orificios, hasta que cuando vi que comenzaba a estremecerse, a gustarle contorneando su cuerpo alrededor de mi boca… me dirigí directo al enorme clítoris, succionándolo frenéticamente, lo que le hizo terminar casi chillando. No había tardado mucho, pero la excitación del momento y el morbo, lo justificaba.




Al terminar, abrió los preciosos ojos que tanta confusión me causaban ese día y con ternura me dijo que me merecía un premio, por lo bien que lo había hecho TODO (remarcando aquel “todo”) y era necesario recompensarme…. Le dije que no hacía falta nada más, que me había gustado tanto como a ella y que podíamos dejarlo así, pero ella no quiso y me acarició por encima de los pantalones el tremendo bulto de una polla inflamada y deseosa de calmarse dentro de un coño…como el de mi suegra, por ejemplo. M.ª Victoria fue soltando poco a poco la ropa hasta dejar mi nabo al descubierto. Sin decir más nada, comenzó a chupármela muy despacio, tanto como yo lo había hecho con ella y sin dejar de mirarme a la cara. De vez en cuando la sacaba de su boca y la restregaba sobre su lengua, pasando a continuación la mano por todo el humedecido glande. Al poco se introdujo todo lo que pudo en la boca y me agarró por los cachetes del culo, abriéndolos y cerrándolos al mismo compás que la metía y sacaba de su cavidad bucal empujándome hacia ella. En una de las veces, con la misma suavidad me empezó a acariciar el ojo del culo con la yema de un dedo, y no sé si fue esa inesperada caricia.

Al rato solo era una mano puesta en mi culo la que trabajaba allí, y la otra se encontraba sopesando mis pelotas, manoseándolas, apretándolas y jugando con ambas bolas, mientras su galillo frotaba mi capullo una y otra vez. Su lengua no dejaba de lamer para poder respirar y vuelta de nuevo a tragarse mi falo atorando su garganta…, en la siguiente salida fue directa a comerme los huevos. Los torturó uno a uno chupando tirando de ellos, tragándoselos en pugna con su lengua llenando toda su boca con ellos… y vuelta a mamarme la polla de nuevo. Todo aquello con la excitación del afeitado de su coño, solo produjo una imposibilidad de esperar un poco más…noté que iba a explotar y se lo indiqué. Ella me miró una vez más indicándome que no importaba, por lo que me dejé llevar, le agarré de la cabeza por si cambiaba de opinión y eyaculé un primer chorro largo y espeso, seguido de otro casi más grandes hasta que terminé soltando cinco chorros de leche blanca y espesa a su boca que seguía mamando con el mismo ritmo hasta que posando una mano en su mejilla le hice saber que debía parar. Una vez toda mi polla aliviada fuera de su boca, como muy puta me enseñó todo el engrudo acumulado dentro y de un trago y otro más de rebaño con la lengua se zampó toda mi leche.

Todo lo que tenía en la boca se lo había tragado, y eso me gustó, pues me indicó que lo dejó caer en su boca para que yo no parara de disfrutar la mamada, que ha sido una de las mejores que me han hecho en mi vida y así la recordaré. Me vestí mientras ella miraba en el espejo cómo había quedado su depilado y precioso coño, mientras me decía que se quedaban con las ganas de que se la metiera…

– Pero esas ganas te las va a mitigar con creces Rafa cuando llegue… prefiero que las cosas se queden así, porque esto no ha pasado…

– Sí que ha pasado, Javi, aunque nadie lo sepa y nunca ni se repita. Quiero que sepas que me has hecho recordar a mi amor de juventud, al primer novio en mi adolescencia que me comió el coño. Eres un encanto. Y la verdad que me dejas con muchas ganas de ser follada ¡Te permitiría que te corrieses dentro! Me encantaría follar a pelo y que me llenases. Pero no te quiero forzar y seré paciente a mi día de turno…Y me dio un suave beso en los labios.

Recuerdan que invité a mi esposo a que se follase a mi madre, y con mi marido follándose a su suegra, nos dimos cuenta que nos gusta lo morboso, por eso me deje chupar el coño por una señora mayor…mi propia madre. Fue mi primera vez y me encantó. Bueno después de aquella primera experiencia de Javi con mi madre, nuestra vida sexual dio un cambio radical, en la misma medida que nuestros ingresos económicos. Éramos felices más despreocupados por no llegar a fin de mes… ¡Volvimos a tener sexo a diario! Veíamos porno y comentábamos nuestras fantasías. Lo bueno era que Javi me daba lo mío y seguía follándose a mi madura y calenturienta madre dos veces a la semana. El muy cabrón, había descubierto un filón reverdeciendo su añoranza de gozar de una mujer mayor… en ellas veía reflejada el deseo frustrado que tuvo por su propia madre, de ahí que deseara tanto resarcirse con la mía. Por otro lado yo tenía los mismos genes de mi madre, abocada a los mismos gustos… ¡Javi quería hacerme feliz viéndome con un jovencito! Debido a eso me permitía vestir con ropas ajustada de moda adolescente, me gustaba ver como los hombres se giraban para observarme poniéndoles calientes…, la verdad que yo también sentía mucho morbo de verme deseada por tíos de todas las edades. Por esta época deje de usar sujetador y solo usaba tangas como ropa interior y muchas veces ni eso.

Aquel sábado mi madre nos invitó a cenar a su casa, llegamos a las  20:15 minutos… mi madre estaba poniendo la mesa mientras mi hermano veía el fútbol en el canal de pago… nos saludamos y fuimos a saludar a mi madre, lo hicimos pero no como siempre, Javi le dio un beso a mi madre en la mejilla, cerca de la comisura, casi le come la boca delante de mí sin pudor alguno, a lo que ella respondió… 
– esta cariñoso Javi hoy, y se rio. Javi le dijo que nunca estaba demás besar a una mujer guapa.– Guapa esta mi hija que desde que se viste así, los niñatos y los no tan niñatos la miran locos de deseo, ¡Ten cuidado no te salgan protuberancias en la frente! A este comentario nos reímos los tres.

– Si me visto de esta manera es porque a mi esposo le gusta que les provoque… ¡Yo también me caliento! Al final es él quien se beneficia con una buena follada.

– Ya ves Vicky, tu hija cada día está más puta…espetó mi marido siguiéndome la corriente.

– Será que le gustan los hombres tanto como a su madre…

Con este comentario nos sentamos en la mesa y fuimos cenando hablando de temas sin importancia, después del postre mi hermano se levantó y se fue a ver la TV otra vez… no paraba de poner partidos de fútbol, mi madre comentó este chico solo vive para el fútbol, Javi con ironía le dijo… – Algo más hará que ver fútbol y mamá le respondió…

– Desde que ha vuelto, solo dormir. Apenas atiende a su madre ¡Yo creo que se ha echado novia!

– Mamá es joven y tiene derecho a buscarse una niña… Debes divertirte por tu cuenta, solo haces más que quejarte, y ella sin cortarse me respondió…

– Eso lo dices tú que tienes asegurado un buen trozo de carne que llevarte a la boca todos los días, pero una lleva años teniendo que arreglarse con vegetales que hasta el frutero esta mosqueado de que coma tantos pepinos y calabacines, Javi se rio…

Le comentó que no sería porque no le abastecía semanalmente carne, pero de necesitar más debería hacerse más amiga de un buen carnicero, estará encantado de regalársela, nos volvimos a reír. Mamá se acercó más a mi esposo, vi como posaba su mano sobre la de Javi, lo que dejaba claro la complicidad entre ellos y mi abierto consentimiento para Javi disfrutara follándose los dos coños…lo teníamos seco con los cuatro o cinco polvos a la semana ¡Su vigor era impresionante y lo fácil que recuperaba su verga! La noche empezaba a ponerse interesante sabiendo que Javi deseaba a mi madre… ella no dejaba de hacer manitas con él. Pasé la mano debajo del mantel y cuando toqué la entrepierna de Javi noté que estaba empalmado el muy cabrón, lo miré y se encogió de hombros, me levante y serví unos chupitos de crema de orujo, cuando volví a sentarme la mano derecha de mi madre estaba bajo el mantel, tomando el chupito de un trago con la izquierda, Javi le dijo…
 Cuidado señora que esa bebida es muy fuerte y no está acostumbrada, mientras me guiñaba un ojo y me indicaba que mi madre le estaba cogiendo el paquete, eso hizo que mis bragas se empaparan al momento y cogiendo la mano de Javi se la llevé a mi entrepierna. Mi esposo al ver como estaba comento…

– Bueno Vicky creo que tenemos que irnos se nos hace tarde, y mamá sacando la mano de debajo de la mesa dijo…

– Es una pena que os marchéis, Javi espero que vuelvas pronto a verme.

Les dije que iba un momento al servicio y mi madre me acompañó. En el baño le recriminé a mi madre que le metiera mano a mi marido delante de mí, que una cosa era el pacto de follársela de vez en cuando, pero que no abusara por lo que le comenté de que a él le gustaban maduras por esa frustración de no haber podido follarse a su madre… que la deseaba, era un valor seguro, que consentía compartirlo con ella, también pero otra cosa era querer tirárselo delante de mí. Mamá me pidió disculpas… comentó que Javi estaba a punto de correrse… – Dos minutos más y se hubiera derramado en mi mano.

  Mira que eres puta… yo también soy como tú. Viendo como lo masturbabas me he puesto muy perra. ¡Mira mi tanga!

Me lo quité empapado, mamá me dijo que ella estaba súper caliente, abandonada por su hijo, su coño se derretía con tan solo la tocase un macho. Me recriminó, que mientras yo disfrutaba con Javi a diario ella se tendría que consolar con un pepino de semana a semana, nos reímos y salimos del baño, Javi estaba con mi hermano, nos despedimos de él y mamá nos acompañó a la puerta…, la muy zorra despidió a Javi con un piquito en los labios al tiempo que le decía que volviera pronto, sopesando el voluptuoso paquete de mi esposo, el cabrón se dejaba hacer. Entonces se me ocurrió que esa noche podría ser especial, y darle el gusto a mi marido de follarse a madre e hija a la vez en una orgía HMH… 
– Bueno creo que esta noche no tiene por qué acabar así para ti mamá. Como os veo tan cariñosos y todos estamos muy calientes, puede ser justo quitarnos juntos la calentura ¿¡Qué os parece!?




Ambos se quedaron un poco parados ante mi propuesta de montar una orgía familiar, entonces ante un Javi atónito, mi madre respondió… 
– Si a vosotros no os importa, mucho menos me va a importar a mí, es más estoy encantada de ver como folláis y que mi hija vea a su marido jodiéndome va a ser muy morboso…

Una vez todos de acuerdo, Javi no dijo ni media palabra, tampoco hizo falta por la cara que puso al tener a las dos hembras dispuestas. Nada más subir al coche le dije a Javi… – Estarás contento, la tienes en el bote. Hay que ver como disfrutas poniéndome los cuernos con mi propia madre.

– No, creo que si me lo consientes no son realmente cuernos, de lo contrario sí podría ser así… mucho menos cuando tú también lo has gozado poniéndote como una perra en celo.

– Vale estoy de acuerdo, a mí también me puso muy cachonda ver cómo te masturbaba mi madre.

– Ya lo sé, noté bien como tienes el tanga empapado.

– Y también empapado, ha destilado por su coño como una zorra salida…Dijo mi madre desde el asiento de atrás

– Tenía, ahora ya no lo tengo se lo dejé a mi madre para que viera como me puso el verla metiéndote mano. A mí me encanta ver a mi marido gozando, y me pone cachonda que sea con la puta de mi madre…

– Oye un respeto, que aún soy tu madre… y antes de serlo soy mujer con mis necesidades.

Entre tanto Javi metió la mano debajo de la falda y vio que era cierto… – Pues mira cómo me dejó la señora M.ª Victoria a mí. Tenía el paquete hinchado a tope, su polla le cruzaba al muslo al no poder retenerla entre los calzoncillos bóxer que apenas la sujetaban…

– Chico, si así no aguantas hasta casa, vamos al antiguo autocine. Dijo mamá. Hace mil años que no me follan en el asiento trasero de un coche, desde aquel Renault 6 que tenía tu padre antes de casarnos.

El antiguo autocine era una explanada que muchos años atrás habilitaron con una pared blanca para la pantalla y fue durante la adolescencia de mis padres un autocine ahora en desuso, donde ahora iban las parejas a desahogarse al ser una explanada amplia con arbustos entremedias.

– De acuerdo vamos que me da mucho morbo follar donde nos puedan ver. Le espeté a la pareja.

Tenía mucha curiosidad de ver a mi esposo follarse a mi madre, observar y sentir como esa zorra pagaba la hipoteca siendo follada por el hijo de puta de Javi, el muy cabrón se desahogaba a gusto pagando la deuda. Al entrar en la explanada había dos coches ya, Javi apagó las luces y aparcó en la parte opuesta pero con el morro mirando a esos coches y hacia la entrada, como había luna se veía bastante bien.

– No bajes la ventanilla, deja que no se empañen los cristales. Les dije para poder respirar mejor.

– Qué más da, ¿No dices que te da morbo que te vean follar?

– Sí.

– Pues por eso. Javi soltó los botones de mi blusa y mis tetas quedaron al aire en el acto.– Reclina un poquito el asiento pero sin bajarlo del todo, que te puedan ver sin acercarse mucho.

– Que cabrón eres me estas poniendo muy cachonda, baja tú el tuyo que quiero tener buen acceso a ese paquete.

– Mira como zumban en el Ford Fiesta, ¡Joder cómo se menea el coche!

En ese momento entro en acción mi madre sobándome las tetas para que mi esposo viera que las hembras íbamos en serio, y de paso ponerlo bien duro para gozarlo, Mª Victoria miraba el cuerpo de su hija. Nunca se había sentido atraída por otra mujer, pero al verme así, deseando tanto gozar con el morbo de tener a Javi a nuestro lado, no lo pudo retrasar más y se lanzó hacia mí gimiendo con las piernas abiertas. Oliendo su coño, sentí deseos por ese cuerpo maduro… y ella por el de su hija. Miró mis tetas, que se movían acompasadas con la respiración. Sin dejar de mover sus dedos dentro de mi coño, agachó su cabeza y acercó sus labios a uno de los pezones. Lo besó, lo lamió, y finalmente, lo mordisqueó. Los dedos de mi madre pronto fueron sustituidos por los de mi esposo, los metía y sacaba con un chapoteo enorme de lo encharcado de mi chocho. Con ambos tocando tantas partes erógenas de mi cuerpo estallé en un explosivo orgasmo…me empecé a correr levantando y dejando caer el culo en el asiento reclinado del acompañante. Dando brincos, con los ojos cerrados…, aferrada a las argolla del coche me debatía entra la vida y la muerte dulce del placer que me solicitaban esos dos cabrones. Mi madre no dejó de mirarme como me retorcía de gusto como una perra. Cuando me sintió remitir de mis convulsiones dejó de mamar mis tetas y Javi sacó lentamente sus dedos de mi convulso coño.

Cuando abrí los ojos me encontré con los de mi madre. Nos sonreímos… – ¡Ummmm gracias mami!

– No sé si esto estará bien, Julia.

– ¿El qué?

– Esto que hacemos los tres en este coche… parecemos unos adolescentes pervertidos.

– ¿Por qué no?

– Soy tu madre. Eres mi hija y este hombre tu marido… tú esposo nada más y nada menos.

– Lo sé, sé a qué te refieres…la fidelidad, el matrimonio y todo eso. Javi y yo ya lo hemos hablado muchas veces, y si no me importa que te folle, tampoco tiene nada de anormal que lo hagamos juntos.

– Julia… Yo…

Me incorporé y abracé a mi madre, con fuerza… – Mami, yo te quiero… os quiero a los dos y sobre todo que seáis felices a mi lado. El dinero que nos prestas es importante, pero mucho más que Javi te haga sentirte mujer. ¿¡Mi esposo te hace sentirte mujer…te hace ser una Hembra!?

– Sí mucho… os quiero. Te quiero mi vida. Mucho. Para mí, mi madre comenzaba a ser una desconocida. Le di un beso en la cara, luego en el cuello, la ensalivé con deseo y amor… – Julia… No. Otro más. Besos tiernos. Hacía mucho que no la besaban así desde que era una niña… – Julia… ¡Ummmm!

Más besos. Acercándose a su boca. Mamá cerró los ojos. Su cuerpo temblaba, y se estremeció cuando los cálidos labios de su hija se posaron en los suyos. Labios que se entreabrieron, abriendo los suyos, y dieron paso a mi lengua. Yo ya había logrado deslizarme al asiento de atrás, quedando sobre esa madura que comenzaba a descubrir el lesbianismo. Nos besamos con ternura, con pasión. Me posé sobre mi madre, pegando mis desnudas tetas contra las suyas. Cuando M.ª Victoria notó como le acariciaba las tetas hermosas y carnosas, gimió con más fuerza… – Acaríciame, mami.

Ambas mujeres nos acariciamos las tetas de pezones empitonados, una a la otra. Mi madre las desnudas tetas de su hija, y yo metiendo mis manos por debajo dela falda de mi madre… a todo esto mi esposo solo era un convidado de piedra.  Los pezones fueron pellizcados. Nos chuparon las lenguas. Los cuellos, lamidos.

– Mami…. no puedo más…tócame.

– Lo estoy haciendo.

– No, tócame…el…coñito.

– Julia…

– Por favor…

La señora M.ª Victoria abandonó las tetas y lentamente bajó su mano hasta el coño de su hija, me abrí las piernas para recibirla. Sus dedos tocaron por primera vez los labios vaginales de otra mujer, que gemía en su boca. Estaban mojados. Recorrió los pliegues y encontró él clítoris… el cual frotó con delicadeza, haciendo que su hija se estremeciera aún más. No hay nadie mejor que una mujer para hacerte una paja… sabe cómo hacerlo, con la intensidad y la premura que nosotras sabemos y necesitamos. Con los ojos cerrados, gozaba de la íntima caricia de mi madre, y bajé una de sus manos hacia el coño materno, repitiendo en éste lo que mi madre hacía en el mío en efecto espejo. Ambas mujeres caímos sobre el asiento trasero sin dejar de besarnos, sin dejar de tocarnos. Sin dejar de suspirar, de gozar. Sentíamos los dedos de la otra frotar, acariciar. Introducirse en nuestras vaginas. Y ambas notamos como el orgasmo comenzaba en la otra. Como cada una gimió con más fuerza. Como cada una masturbó a la otra con más pasión, y como cada una se tensó en la cúspide del orgasmo. Las dos cerramos las piernas con fuerza, atrapando la mano de la otra. Las dos quedamos quietas, recorridas por espasmos de placer. Madre e hija abrimos los ojos. Nos miramos. Nos sonreímos y finalmente nos besamos con ternura, con amor.

– Estamos locas, Julia.

– Ummmm, sí, mami. Pero que locura más rica. Nos abrazamos un rato más. Dije muy convencida viendo que nos habíamos dado un homenaje mi madre y yo sin dejar participar a nuestro macho… – Mami, no puedo más. Necesito un hombre. Una polla dura y caliente que me parta el coño… y Tú también, que te has puesto muy puta con nuestro escarceo…

– Por supuesta nena, y no lo tenemos muy lejos. ¡Mira cómo tiene ya el estoque el cabrón, la tiene bien preparada para entrar a matar! Y nuestros coños jugosos para recibir una contundentes estocadas hasta el fondo ¡Seguro que nos hará sentir sus par de pelotas duras!

Javi encendió la luz interior… – Así podrán ver cómo me beneficio a mi suegra y a mi esposa yo solo.

– Vaya que sí cabrón, le toqué la polla y estaba súper rígida. ¿Esto es por mi madre o por mí?

– Ahora mismo por ti… pero la zorra de tu madre también tiene gran parte de la culpa

– Pero si a ti te gustan más las mayores que las jovencitas.

– Ya, sabes que los jovencitos lo dejo para ti…

– Entonces me toca solo mirar ¿Verdad?

– Ahora me follare a esta señora madura que me pone tanto.

La señora se quitó la camiseta y el sujetador dejando unas tetas enormes aunque caídas a la vista, Javi me dijo para compensarme… – ¡Las tuyas son mucho mejores! Queriendo subsanar mi frustración de no ser la elegida esa noche, mi cara al ver que iba directamente a follarse a mi madre sin pasar por taquilla era de lascivia. Retirando del todo mi blusa las dejó completamente a la vista al tiempo que me las acariciaba, mi madre hizo un gesto de aprobación y comenzó a tocárselas y pellizcarse los pezones por lo que inmediatamente estos se le pusieron erectos…mi esposo se inclinó amarrándose a sus tetas, se las chupaba con ganas y decisión. De los grandes que son, apenas podía tragárselas, así que jugaba a lamerlas y mordisquear los pezones… 
– Javi quítate el pantalón, quiero que esta vieja vea cómo te la chupo. Y que aprenda a mamártela.

– Tus deseos son órdenes.

Javi se bajó el pantalón y el bóxer dejando a la vista su tranca bien dura. Me tumbé hacia él y comencé a chupársela muy suavecito, en esta posición mi falda se levantó y dejaba a la vista mi culo y el coño. Entre tanto mi esposo y mi madre se besaban o él le comía las tetas. Mi madre se estaba relamiendo viendo cómo se la mamaba y mirando mi coño a escaso centímetros de sus caras ¡Déjala que disfrute! Me dije a mí misma, saboreando la hombría de mi hombre. Cuando ya creí conveniente dije…

– Creo que ahora le toca a mi madre trabajar a mi esposo…. Y quiero ver como os lo montáis.

Deje de chupársela a Javi y pude ver el gran falo que disfrutaría la puta de mi madre, estaba musculada y embrutecida esa gran verga, hasta me parecía extraña al verla con todas sus venas hinchadas como nunca…larga y recia con una cabezota muy gorda. La vieja le escupió la cabeza y se la cogió con la mano mientras con el dedo pulgar le acariciaba la cabezota. La verdad que el tallo no creció mucho más de los 20 cm aunque si endureció terriblemente. La cabeza es enorme… esa polla si es una auténtica seta del bosque perfecta para entrar a vivir una familia de nomos. Con ella bien dura la señora sacó medio el cuerpo por la parte de adelante del vehículo para dar espacio al macho, con ella arrodillada en el asiento y dándole a su entera disposición todas sus partes nobles a mi esposo, que pronto se colocó detrás y comenzó a clavársela. Javi se la estaba insertando suavecito en el coño de mi madre…, y me decía como lo percibía con esa cabezota frotando los pliegues de sus paredes vaginales.

– Pues sí que tiene un buen capullo tu marido, cariño, soltó mi madre mientras me hacía un dedito.

Mi señora madre me hizo un gesto para que le dejara pajearme, y Javi me dijo que la dejase… así lo hice. Ella metió una mano entre mis piernas y me toco el coño con suavidad al tiempo que me espetó ser bisexual y que le encantaba comer un coño mientras la follaban, mire a Javi y este me dio permiso para lo que quisiera hacer… el hijo de puta se moría de morbo por ver a una madre comerse el coño de su hija, en tanto él le embutía la polla a mi madre hasta los huevos. Javi tiene unas pelotas muy colgonas donde se pueden apreciar su par de bolas estirando el escroto tanto que parece el badajo de una campana, de tal modo que cuando te folla sus huevos te golpean una y otra vez como si fueran una bola de derribo. Sentir como te folla, con todo el nabo enterrado en tu útero al mismo tiempo que sus testículos te aporrean, es escandalosamente excitante. Me arrodillé en el asiento y puse mi culo y coño a favor de mi madre, aquella mujer sabía lo que hacía, no fue directa, comenzó a besarme los glúteos y se fue acercando poquito a poco a mi almeja, cuando llego se detuvo besándome como si me besara en la boca. A poquito con los besos iba dándome un poquito de lengua y así tuve mi primer orgasmo, ella se comió todo mi jugo y siguió con su comida, era algo fantástico.

– Aprende cabrón a comer un coño como se debe, mi madre me está volviendo loca, y diciéndole esto a Javi me volví a correr.

– Ya veo lo guarra que te pone que te coman el coño, ¡Te gusta cómo te lo come tu madre!

La vieja me seguía comiendo y yo disfrutando al sentir como las tetas golpeaban contra el mí debido a los empellones que le propinaba mi esposo. En eso que comenzó a subir por mi raja y llego a mi culo…, eso sí que era una sensación nueva para mí. Jugaba con su lengua alrededor de mi agujerito y ahora aquellas tetas golpeaban parte de mis muslos… un rato más así y un nuevo orgasmo se deslizaba por mis muslos. En esto Javi me dice que va reventar de gusto, se adelantó para garrarle las tetas y asirlas como a las riendas de una yegua desbocada.

– Adelante cariño hazla gozar tanto como ella me lo está haciendo a mí. ¡FÓLLATELA BIEN DURO! Demuéstrale como se folla a una PUTA. ¡Métesela bien hondo! ¡JODER NENE PRÉÑALA!

– Sí cabrón, vamos préñame. Quiero toda tu leche en mi útero ¡A ver tienes cojones de preñarme!

En este momento ella había vuelto a mi coño y ahora me estaba chupando la pepita, lo hacía con mucha fiereza unos momentos y con ahínco en otros, según lo fuerte que fueran los pollazos que le daba mi esposo. Se la estaba trajinando a placer, a esa vieja le faltaba una polla joven y tan dura con la habilidosa verga de mi marido… y eso me daba un gustito increíble y más cuando vi a Javi sobarle las tetas cogiéndoselas desde arriba lo que le permitía ver cómo me comía el clítoris. Con aquella succión en mi espiga, notaba como se inflamaba y aumentaba considerablemente de tamaño cosa que más tarde me corroboro Javi.

Creo que estuvimos así mucho tiempo, no lo sé decir, cerré los ojos y me dejé llevar en un orgasmo tras otro. Cuando abrí los ojos Javi, tenía plantada delante de mí aquella seta salvaje que me invitaba a comerla, no lo dude y aunque es muy grande, ya he mejorado la técnica de tragármela con suma facilidad. La metí entera en la boca y comencé a trabajar con mi lengua la cabezona tan rica, mi señora madre seguía comiéndome el coño…, tras unas cuantas chupadas saboreando el néctar lubricante de mi progenitora…, pronto noté como mi esposo dejaba escapar líquido pre-seminal por cierto muy rico, así que comencé a meterla y sacarla de la boca, es un placer sentir entrar y salir aquel reborde tan grande entre mis labios.

Antes de correrse, mi esposo volvió a la tarea de follarse a mi madre, se posicionó y de un solo envión se la incrustó hasta el estómago…, la vieja pegó un grito que debió oírse en el pueblo de al lado… yo aunque no podía verlo intuía que Javi la estaba follando con todo su potencial, pues notaba los empujones sobre ella en mi trasero mientras me metía la lengua hasta el fondo de mi conducto uterino. Las estocadas se hicieron más rítmicas, aumentó la cadencia, lo que denotaba que mi marido pronto se correría dentro de mi madre… no quise perderme la cara que pondrían los dos cuando el cabrón de mi marido se comenzara a deslechar y la otra a recibir la llenada de lefa en tu útero. Y de pronto Javi explotó en un rugido animalesco y se la clavó a fondo a su suegra, la vieja lo recibió con un alarido mientras el semental comenzó a bombear leche poniéndose tenso, las venas del cuello se le inflamaron como cuando tiene un formidable orgasmo y la salida de esperma es estrepitosa e ingente… la cara de mi madre era un poema, con los ojos en blanco gimiendo como una perra en celo siendo inseminada por puta. Chorro tras chorro de lefa atoraron la vagina de mi madre, tanta que no pudo tragarla toda aunque si la mayor parte…, me puse bajo las piernas de mi madre aún ensartada por la tranca de su yerno, y me dispuse a limpiar lo que caía por los huevos de aquel toro bravo, al tiempo que oía gemir a Javi corriéndose en el coño de la madura. Mientras notaba los lefazos en su coño, esta zorra que tengo por madre, ella hundía su cara en mi coño comiéndomelo, lo que me volvió a provocar otro enorme orgasmo que me dejó fundida.





Retire el trasero de la cara de mi madre y Javi volvió a la parte delantera del vehículo sin decir nada, mi señora madre y yo nos dimos un piquito, colocamos los asiento correctamente y nuestras ropas para salir del autocine que ya se había llenado de folladores sin vivienda habitual para tal acto. Conforme íbamos saliendo, me fijaba en los vaivenes de algunos de ellos y el ímpetu que le estaban poniendo en la follada esos adolescentes en su mayoría. Cuando miré el reloj comprobé que habíamos estado casi una hora follando. De regreso hablamos de lo sucedido…. Mi madre y yo recibíamos religiosamente un baño de semen semanal sin cortapisas, es decir a pelo. Siempre es de esperar en un matrimonio joven que busca descendencia, ser fielmente preñada por el semental con tal cadencia de polvos…, lo que nunca se pensó nadie, era que a una cincuentona se le podía llegar a preñar con esa misma facilidad, craso error…, a la señora M.ª Victoria y a mí, nos preñó mi esposo y ahora estamos las dos panzonas pidiendo hora para el ginecólogo. 

¡¡Sin embargo la preñez no nos ha quitado las ganas de macho y que nos siga follando como perra salida, hasta parir a sus hijos!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas más populares de la semana