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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Una vida fuera de lo común…En familia






MI MADRE ME PONE MUY CALIENTE…eso es un hecho que vengo experimentando desde mi más tierno despertar a la sexualidad… ¡El gusto por la mujeres maduras! Me llamo Sancho, en honor al actor Sancho Gracia “Curro Giménez” que ejercía de Bandolero en Sierra Morena. Tengo 42 años actualmente, pero entonces me impactó bastante al principio, considerándome a mí mismo un degenerado pervertido…espiaba a mi madre, abuela o tía que se presentase la oportunidad, de ahí que la historia que os voy a relatar comienza en mi madura adolescencia, pero con visos recurrentes de fantasía incontroladas que se repetían a menudo… No sabía muy bien por qué tenía la misma fantasía litigante, pero en plena efervescencia adolescente no es necesaria una excusa para estar excitado y a Sancho le provocaba su propia madre. 

En verdad le atraían todas las mujeres de cualquier edad, sin embargo tenía predilección por las maduras bien formadas de curvas con enormes tetas y dentro de esas características estaba Sara… se despertó de golpe en plena canícula mientras dormía la siesta, un nuevo sueño fantasioso le hizo relajarse y quedar rendido al despertar ¿Cuál había sido esa fantasía…? La de tantos días a la que recurría para conciliar el sueño y luego se apoderaba de él…, en la fantasía su madre está muy caliente y quiere follar con su esposo, padre de Sancho, pero este está como siempre medio borracho y no se le pone dura… su esposa termina enfadándose pensando en buscar un Spa para relajarse ese fin de semana. Encuentra en internet una oferta súper económica para dos que no puede rechazar y compra una estancia en un Spa para tres días y dos noches con acompañante

Este relato está ligado con los... "Asuntos Familiares Reservados" que puedes ver en este Blog.

No se quiere ir con su marido claro está, pero tampoco le gustaría estar sola, no tiene claro con quién se va a ir…, pero por casualidad descubre por la ventana que da a la terraza a su hijo mayor haciéndose una paja, se asombra del pedazo de polla que su niño gasta y se queda hipnotizada viendo el sabroso pajote hasta que el chico eyacula una cantidad ingente de leche… desde ese momento Sara tiene claro quién va a ser su acompañante al Spa, y si todo sale tal como lo planea, tal vez Sancho tenga más de una alegría entrando en el interior de su madre… al chico le parece bien y se marchan conduciendo ella hasta el hotel. Una vez allí su hijo empieza comprender la agradable encerrona que le ha perpetrado su madre, justo en el momento que se entera en recepción que va a compartir la misma habitación. Lo curioso, es que es de una sola cama de matrimonio. Al poco de estar alojados, es cuando Sara comienza a seducir a su hijo… ropa ligera transparente, ducha con acceso libre sin cortinas ni puertas que impidan verse bajo la lluvia de la ducha, y unos buenos meneos de culo hacen que Sancho se empalme como nunca y no pueda bajar la hinchazón luchando por disimular su enorme erección.

Sara ve muy agobiado a su hijo, así que le sugiere un masaje fálico para aliviar la presión de su entrepierna, la abnegada madre comienza con unos suaves masajes, continúan con unas lamidas en el glande y finalmente culmina con una mamada a todo lo largo de su tallo. Lejos de acabar en solo una felación, ambos en pelotas hacen un 69 que los pone a tono para llegar fornicar sin miramiento alguno. Sara le comenta a su hijo que para eso le ha traído al Spa, necesitaba un macho de confianza con el que nadie pudiera sospechar pasar unos días en tan íntima situación, y tras valorar que los prejuicios sociales solo son una forma de coartar la libertad de elección, dado que un coño es un coño y una polla es una polla sea de quien sea y que ambos están hechos ser usados gozando mientras están es las mejores facultades…no como la impotente verga de su esposo. El chico no se cree la suerte que tiene, porque a su edad no hay prejuicios en casi ningún tema, mucho menos con lo salido que está, brindándole la oportunidad de follar con una madura de la calidad de su madre… así que se la folla hasta llenarle por completo el útero de esperma…sin paliativos, sin remisión y sin condón.

Como si se acabara el mundo, follan durante los tres días y sus noches. Alternan los placeres que ofrece el hotel con su Spa con el nuevo regodeo del incesto consentido y buscado por ambos. Lo que va a ocurrir en esos días es algo esperado por Sara y fantaseado por Sancho… No hay normas ni horarios, cualquier momento y lugar es idóneo para que el chico se meta dentro de ella calmando su calentura a base de pollazos y corridas escandalosas, donde afloran los deseos ocultos impúdicamente. Lo que no saben es que ese fulgor que ardía en su coño no era otra cosa que la necesidad de ser inseminada en sus días fértiles, unido a las ganas de volver a ser madre. Así que con tanto uso de su febril coño por parte de su hijo, el cual no repara en vaciar sus pelotas cada día en el mismo útero que lo engendró, finalmente se marchará del hotel sembrada por su propio hijo, quedando satisfecha la necesidad impérate de Sara de ser madre de nuevo, y de Sancho preñar a su amada Madre. 

En casa poco importa de quien es la paternidad del nuevo miembro de la familia, es más, Sara presume de su barriga orgullosa, cogida de la mano de su hijo Sancho cuando pasean por el barrio. Luce vanidosa a su macho, su semental y el único hombre capaz de hacerla disfrutar como una perra… Se ha convertido en la Puta de su retoño y el padre tiene que admitir la derrota por el nuevo macho alfa de la familia, Sin embargo que su madre esté preñada no es motivo para quitarle las ganas de follar al primogénito… aún panzona, Sara se deja follar por su hijo en diferentes posturas posibles para una preñada con una gran panza, los gemidos escandalosos de la hembra satisfecha recorren toda la casa, él la bombea insistente puesta a cuatro patas viendo su culo y como la dura pieza viril entra y sale del coño de su madre… 

¡Y de pronto se despierta! Justo antes de eyacular en el interior de su Madre, queda desconcertado por unos instantes y se queda sentado sobre el borde de la cama hasta que decide salir del cuarto darse una ducha para espabilarse.

Recién duchado se acerca a la cocina, donde su madre ya le tiene preparado una rica merienda de leche con magdalenas recién salidas del horno. Cuando acaba le pide que le ayude…

―Cariño te voy a necesitar para que me sujetes la escalera…necesito coger unas cosas del altillo…

Sara en lo alto de la escalera, pasaba las cajas a través de la pequeña abertura del techo, llevaba años almacenándolas en el altillo y pensaba que algún día tendría que sacarlas y revisarlas. Debajo de ella, sujetando la insegura escalera Sancho miraba hacia arriba, su madre tenía flexionada una pierna y la rodilla ligeramente abiertas, cuando se estiraba, la falda subía y él casi alcanzaba a ver la entrepierna de ella, su redondo y prominente culo le excitaba. Su polla vibraba dentro de los jeans y él se apretaba contra la escalera. Las piernas de su madre eran las más excitantes que había visto. Eran largas y esbeltas, de piel suave y satinada. La polla estaba tan dura que casi le dolía y aún se apretó más contra la escalera, notando la presión en sus pelotas.

¿Qué pasa cielo?  

Preguntó su madre, ella vio la extraña expresión en la cara del imberbe hijo… 

—Sancho basta.

 Aunque muy embelesado…

— Basta ¿Qué mamá?

— Basta de mirar debajo de mi vestido… no está nada bien cariño.

Los ojos de Sancho relucían vidriosos y una sonrisa de vergüenza apareció en su cara. Desde hacía rato la polla tensaba los pantalones vaqueros y él intentó cambiarla de posición para que su madre no se diera cuenta del bulto. Sara se había dado cuenta del enorme bulto que formaba la verga, fruto de la excitación al mirar debajo de su falda… y es que Sancho estaba en toda la edad de la mayor revolución hormonal de su vida, donde por poco comienzan a calentarse hasta hervir. Su propio hermano hacía ya muchos años solía llevarla a sitios oscuros e intentaba convencerla para que se quitase las braguitas ante él, rozarle su vulva con los dedos mientras ella manoseaba su estirado y duro cipote…entonces descubrió qué ocurría con la hombría si se masajeaba adecuadamente el prepucio, soltando chorros de lefa por el hinchado capullo, después el macho quedaba tranquilo y relajado mientras su virilidad retornaba a un estado natural de flacidez. Con aquellos recuerdos, la mirada de su madre se enterneció, sabedora que el chico no podía controla la erección, acto reflejo de su naturaleza animal de esparcir la semilla de producción constante por toda la vida, la cual comanda los deseos del macho ante la hembra accesible y fértil, preparada para engendrar los vástagos que perpetúen la especie.

Ella tampoco está exenta de los preparativos a la cópula con el semental, y sin conseguir sortear su necesidad, su cuerpo reaccionó empitonándose los pezones, endureciéndose vistosamente bajo la blusa, presionando el tejido ostensiblemente. La sensación de plenitud de sus tetas era muy agradable. En un impulso, ella simuló perder el equilibrio, echó la pierna hacia atrás y su hijo se atragantó durante unos segundos observando nítidamente las braguitas que usaba su madre…las cuales en su transparencia dejaba entrever una sombra de vello púbico que coronaba su apretada y carnosa vagina, un mullido cojín abultado, franqueado de carnosos labios vaginales. Al chico le hervían las pelotas tras su sueño y ahora esto…casi se corrió dentro de los pantalones. Todo quedó en una somera exhibición de la madre sin más…mientras terminaba de bajar, Sancho la sujetaba por las piernas. 

Las manos hacían que la falda de tela ligera y poco ajustada al cuerpo para comodidad de la señora, se remangara subiendo hasta el culo, dejando los muslos a la vista. Sara jadeo al notar los dedos de su chico tocar su culo…Ella se quedó a la espera de un nuevo avance, pero Sancho se quedó paralizado ante la insinuación materna sin saber bien qué hacer. Finalmente decidió sacar las manos de debajo de la falda tan excitado como un mandril con la polla al límite de reventar de dolor. Al llegar al suelo, a Sara le flaqueaban las piernas y sus jadeos producían un vaivén sensual de sus ubres excelsas, balanceándose bajo la blusa. En esos momentos se arrepentía de no haberse puesto sujetador con el fin gozar de la libertad que da no llevarlo cuando se está en casa, pero ese era el plan… Sancho ya era un hombrecito que se fijaba en sus curvas con un síntoma de Edipo muy marcado. Lo tenía completamente embobado en sus erectos pezones con la mirada fija en ellos como si pudiera verlos a través del vestido, el cual no dejaba demasiado a la imaginación dicho de paso. Algo debió sucederle a Sara, su mano como si de repente tuviese vida propia se posó sobre la vibrante erección del muchacho…presionaba con ternura y contundencia. Tanteó toda la orografía desde los testículos a la punta que cubría parte del muslo del chico. Sancho tragó saliva ruidosamente al esfuerzo de tener la garganta seca, con los ojos entrecerrados interiorizando la agradable sensación de esa caricia decisiva de su madre…le tembló todo el cuerpo con el más tierno estremecimiento fruto de su virginidad…

— Mamá, eso está muy bien.  — ¡Oh Sancho yo…!

Su hijo enlazó los brazos entorno a la cintura de su progenitora, apretándola firmemente contra su cuerpo convulso. Enterró la cara en las mamas sueltas notando la esponjosa suavidad en las mejillas. Sara también le abrazó, una mano en la cabeza y la otra deslizándose por la desnuda espalda del él, sintió el calor y sudor en la carne del chico e inhaló el fresco aroma de su pelo recién duchado. Sin  duda aquello era algo más que un simple abrazo filial…se estaba calentando con su hijo como hacía años no lo hacía su propio marido. Su coño se contrajo palpitando como una mariposa aletea e instintivamente se abrazó más fuertemente a su vástago buscando notar la dureza viril en aquella erección que excedía su entrepierna y jalonaba el muslo del muchacho. Cuando la mano de Sancho dejó la cintura de su madre, descendió por el culo. Sara no lo detuvo arrastrada por la lujuria que capitaneaba su cerebro de manera automática…contuvo la respiración un instante mientras le sobaba las nalgas, entonces ella reaccionó apretando más su pubis contra el rabo endurecido de su hijo. Cuanto más se restregaba, mucho más se excitaba como una perra en celo. Sentía como los dedos de su chico se apretujaban contra sus nalgas bien formadas aún de contornos redondeados digno de admiración…Sara percibió arder su coño, el clítoris presionaba bajo el capuchón notándose en la tela de algodón de las braguitas, queriendo ser soliviantado. 

Comenzaba a dejar un reguero lascivo de ardor que recorría todo su cuerpo con epicentro en su coño desatendido por tanto tiempo por su esposo. Sin saber desde cuándo ni cómo, ella notó que su falda estaba subida…totalmente remangada sobre su cintura por encima de las caderas, y la polla de su hijo fuera del pantalón donde se oteaba una verga hermosa de no menos de 18 centímetros con un grosor de unos cuatro a cinco centímetros en su base y un glande cabezón en forma de casco alemán totalmente despejado de prepucio. Era un gran falo plenamente sugestivo para una hembra con tal falta de macho, además había que sumarle la bolsa escrotal de dimensiones extraordinarias colgando por fuera a juego con su estoque.

El instinto básico de la madre solo le dejó pensar en el buen paquete que aquel semental portaba…un perforador perfecto para sembrar a una hembra el ingente contenido de esperma que aquellas dos fábricas debían producir. Se sintió orgullosa de ser su madre y anhelante de poder disfrutarlo. También sentía el calor al rozar su verga con la vulva hinchada repleta de humedad emanando de su rajita enjuta. Continuó jadeando en tanto su hijo frotaba la polla en el arco materno y las manos en el culo atrayéndola hacia él. 

El consentimiento de su madre ya era abierto, y las manos por si solas se fueron al elástico de sus braguitas sin dejar de apretar las firmes nalgas, cuando notó que el badajo se escabullía entre los muslos de Sara…los cerró apresando el duro mástil que recorría las mojadas bragas que envolvía un inflamado y caliente coñito. Sancho embelesado apretaba las cachas de su madre mientras metía y sacaba la polla de entre los muslos de ella…follándola. Los restregones sobre los húmedos labios de su encrespado coño exaltado, hicieron que la madre comenzara a gemir de placer no autorizado. Simplemente por ser la polla vibrante de su hijo, pero ella la necesitaba aunque fuera la de su propio hijo…Sara se sentía instantáneamente dispuesta. Junto los muslos atrapando con mayor fortaleza el rabo energizado de su retoño, haciendo notar el ir y venir más firmemente en sus carnes blandiendo su vulva con el mástil del chico. El fuego que prendía en su coño era clamoroso al incendiarse cual fósforo, nada más acercar un leve roce que la abrasó como a una zorra en celo…apretó la nalgas y adelantó las cadera ronroneado como una gatita pesarosa de no tener macho, al tiempo que atraía a su hijo agarrándolo con ambas manos…  

¡Oh nene, oh! ¡No te corras Sancho! ¡Por favor no te corras!

El chico no se resistía a esas inhóspitas sensaciones de notar la carne trémula de una hembra, el olor a su madre en celo y la enervación de las hormonas

 ¡Lo voy hacer mamá! No puedo contenerme más… 

Ella lo abraza con fortaleza hacia su cuerpo, al tiempo que la cadera de Sancho no dejaba de follarla. 

¡No por favor no te corras cielo! 

Sancho se notó más rápido y contundente gruñendo con la cabeza entre las tetas de su madre… 

¡Esto no está bien mi amor, soy tu madre! ¡Oh cielos, no por favor no… dentro de mí no podemos hacerlo...!

La punta del glande estaba enfrentada a las bragas que cubría la vagina de Sara, y allí fue a parar la descarga seminal mezclándose con la humedad que ya había. Apretó el culo notando cómo él se corría chorro a chorro aventando semilla cálida…sintió el vivo semen filtrándose al interior de su coñito. En eso momentos tuvo la sensación de que los labios de su chumino parecía expandirse y contraerse al tiempo que el clítoris se endurecía bajo el capuchón sintiéndolo enervado. Una sensación tan placentera que humectaba aún más su conejo anhelante de macho… Ella en su interior luchaba ¡No quiero, no puede ser Sancho, mi vida…! Pero lo cierto era que la madre se colgó literalmente de su hijo viéndose estremecer de gozo al punto de correrse con el cuerpo tembloroso. Ella continuó abrazada y pronto fue consciente que la polla de su chaval seguía dura entre sus muslos. Poco más le hizo falta a la señora de cuerpo impresionante mal alimentado de placeres, cuya falta de orgasmos ya era histórica… así que dejó de regir el raciocinio de ser familia, para comandar el instinto animal hormonal de la procreación, haciendo uso de lo que la naturaleza les había otorgando.

Su subconsciente sabía que era el momento de reconquistar los placeres terrenales… un coño y una polla es eso nada más, con un uso concreto. Con los ojos vidriosos, apartó a su hijo empujándolo con tan mala o buena fortuna que cayó al suelo con toda la verga erecta, dura y flamante para la cópula apuntando hacia arriba desafiante. Sara fijó la vista en tamaña tranca y su cuerpo tomó la decisión por ella ¡Templó de emoción! Se colocó de pie con ambas piernas a cada costado de su chaval y con un suspiro se montó sobre él…, bajó lentamente poniéndose en cuclillas apartando sus bragas a un lado del generoso y mullido coño y acto seguido tomó la dura polla de Sancho enfilándola en su raja vaginal… se repasó los labios con el glande humedeciendo este con el flujo rezumante y se pajeó un rato la pepita usando el duro falo a modo de dildo. Satisfecha la primera operación estimulante buscó la entrada y se la metió en el coño bufando ruidosamente…, a modo de martillo pilón, la fue hincando en sus entrañas expandiendo las paredes del deseoso coño materno que se iba partiendo. En nada brincaba sobre la verga de Sancho casi con saltos violentos perforando más y más. Levantó las rodillas y se sujetó de los muslos para mantener bien abierta su vagina en cuclillas…, mientras cabalgaba a su propio hijo, este se hallaba envuelto en una nube irreal nada parecido a lo que solía fantasear con su madre… ­

― ¡Maldición Sancho, como me gusta esto! ¡Ooooh! 

Replicaba la madre fuera de sí agujereándose el conejo hambriento con el duro rabo filial.

Aunque embelesado de estar follándose a su madre, Sancho observaba la cara de puta de su progenitora con una expresión aturdida…, deseaba afianzarse entre las piernas de ella para mirar como entraba y salía su estoque del acogedor chocho de mamá, deseaba tocarla, sentir su excitante coño, sus grandes tetas, su rotundo culo abierto en tal posición…, no sabía si era conveniente hacerlo y estropear tal situación insólita. Se sentía atemorizado como nunca sometido por su madre, que se lo follaba sin compasión utilizándolo de pilón ¡Nunca había visto así a su madre! Tan entregada y conciliadora como debe ser toda una madre, aquella mujer era otra…una hembra dominadora buscando su propio placer a expensas del chico. Sara gemía follándose el coño totalmente desbocada, murmuraba mientras follaba y apenas era consciente que se estaba tirando a su propio hijo, solo sabía que tenía su entera disposición una verga dura insaciable que le partía en coño en dos y deseaba follar, follar salvaje y frenéticamente después de años sin obtener esa sensación de sentirse llena…

¡Oh que buena polla… tu hermosa polla dura! ¡Joder nene qué dura está! ¡Eso es mi niño, está en mi coño y te estoy follando Ooh! ¡Ummm! ¡Nene te estoy follando como tantas veces habrás soñado! ¡Necesito follarte cariño, necesito follar como no te imaginas…! ¡Aaaaggg… qué larga y grande la noto dentro de mí! ¡Uummm!

Sancho mira entre las piernas de su madre observando la follada como invitado especial, aunque su excitación le nublaba en parte la vista, sin embargo alcanzó a ver las bragas echadas a un lado y los húmedos vellos cortitos perfectamente recortados del coño de mamá que dejaban ver el coño en su totalidad con los grandes labios franqueando su energizado tallo. Sara seguía subiendo y bajado ágilmente jadeando, hiperventilando y gimiendo hipnotizada por la adrenalina que atravesaba todo su cuerpo en tal aventura, tiraba de los hombros hacia atrás agarrándose las henchidas tetas lecheras que se balanceaban al azar. Tal posición ayudaba mucho a mover el culo en círculos, a la vez que se clavaba el cipote del chico una y otra vez provocando un sonido obnubilante al chocar su carne húmeda con la del macho semental…

― ¡Madre mía hijo, qué dura…qué buena polla tienes cabrón! ¡Pero qué rica la tienes! ¡Y dentro de mí en lo más hondo! ¡Cómo necesitaba esto nene! 

Se la clavaba tanto que no quedaba nada fuera del coño tragón de su madre, aplastando sus pelotas contra el clítoris y labios vaginales a cada sentón. 

¡Qué gusto me da! ¡Quiero follar más… necesito tu polla en mi coño más seguido… Aaagg! ¡Ouuuggg, dámela entera nene! ¡Métemela y haz que me corra como una PUTA…Y córrete conmigo tú también! ¡Ooooh!  

Sara se dejó caer totalmente sobre la polla y huevos del chico gritando al notar las contracciones en convulsiones en forma de onda que le recorría el cuerpo, desde el coño al cerebro taladrándolo de delectaciones en un increíble orgasmo de su madre que le llegó a Sancho. Naturalmente, este nunca había sentido nada parecido, ni siquiera cuando se hacía las mejores pajas… ¡La sensación no era de este mundo! Su madre contraía y expandía sus músculos vaginales provocándole una sensación única que le succionaba la verga, tan fuerte que no pudo aguantar y el muchacho comenzó a expeler su esencia en fuertes chorros de lefa, increíblemente reservaba en sus huevos una acumulación de un par de días, así que la descarga fue tan potente que dejó caer la cabeza dándole vueltas del impasible atolondramiento del orgasmo, en tanto su polla no dejaba de eyacular chorros de leche en el fondo vaginal de su madre. El jugo se iba extendiendo por el hirviente chocho de la progenitora, que continuaba sobreexcitada gimiendo al notar los aldabonazos de lefa contra sus paredes uterinas, al tiempo que convulsionaba atravesada por su segundo orgasmo. El ardiente embeleso se extendía por todo su frágil cuerpo entregado a la lujuria, sintiendo de nuevo leche en el coño.

Sara machacaba locamente la chorreante y endurecida polla de su hijo, haciendo que cada lechazo entrase en su hambriento conejito lo más profundo posible. Después de muchos meses en el dique seco, por fin tenía su coño copado del néctar de un semental…de su nuevo y joven macho. Sancho se estiró en el suelo viendo como poco a poco la verga dejaba de eyacular dentro de su madre, cuando las sacudidas de ella cesaron, Sara se bajó de encima de su hijo para ir a sentarse en el suelo apoyada en los codos. Se quedó quieta un rato, lentamente como saliendo de un dulce sueño se dio cuenta que tenía la falda remangada en la cintura a modo de cinturón, con la bragas a un lado de su abultada vulva por donde manaba un borbotón de esperma que se convertía poco a poco en reguero…se enrojeció de vergüenza. Se bajó la falda y cerró los muslos mirando tímidamente a su retoño exhausto después de haber aventado su leche, sintiéndose embargada por el acto impúdico observando la expresión de su juvenil carácter reflejado en su cara de niño… ante ello su pensamiento era de clarividencia “Lo sabe mi hijo… sabe que su madre no se puede resistir ante una polla dura” Sara sintió una desazón en su vientre y al apartar la vista de su hijo advirtió la humedad que había en el todo el tronco de su masculinidad haciéndola relucir por los jugos de su coño y del semen que los impregnaba.

Ahora estaba menos duro sin llegar a estar flácida pero seguía siendo hermosa. Cuando se levantó la mirada de su retoño persiguiendo su culo bambolearse al moverse cada nalga en el compás del andar…se elevaba y volvía a bajar en cada paso cual péndulos hipnotizantes. Esa noche durante la cena volvió a ver esa mirada vidriosa en los ojos de su hijo, Sara estaba nerviosa esperando que él moviera ficha, se hallaba segura que su hijo intentaría volver a follarla antes de ir a dormir, porque dormía sola con su marido lejos de casa. Sancho en su inconsciencia se sentía seguro de poder hacer cualquier con ella creyéndose el macho alfa de la familia… con entera disposición del uso de su madre. Lo vio claro al observarle el bulto de su erección cuando se levantó de la mesa…, tragó saliva e intentó apartar los ojos enrojeciendo sus mejillas de la vergüenza. No podía quedarse quieta sintiendo flojedad en sus piernas y un familiar cosquilleo sugestivo en la entrepierna… El chico pronto comprendió el funcionamiento simple de la mente de su progenitora y tenía muy claro el dominio sobre la madura hembra de la casa, haciendo con su madre lo que le diese en gana. Sancho permanecía de pie junto a ella, la cual dejaba escapar su mirada flash a la grandiosa hombría que portaba el muchacho, aunque intentara entretenerse con la televisión. Antes que su madre pudiera reaccionar, alargó la mano hacia su pezón derecho y se lo pellizco con descaro…

― ¡Eh nene… ¿Qué crees que haces…?! Percibió el deseo febril de su hijo… ― ¡Sancho por favor, no… no lo comprendes cariño. No debes hacérmelo otra vez. ¡Soy tu madre! Y no es correcto que me folles.

El deseo se apoderaba de ella pero su boca decía lo contrario. –Pero si no te quiero hacer nada malo mamá… Solo quiero jugar contigo un poco.

Ella puso la mano de su hijo en el regazo, y de inmediato supo que era un error. Solo esa leve presión hizo que su coño palpitara soltando un chispazo por todo su cuerpo. Sara dejó caer la cabeza hacia atrás, mientras su hijo se colocaba detrás de ella, bajó por los hombros deslizando los tirantes de las hombreras desojando sus tetas de la fina tela que las cubría. Abarcó ambas tetas…las apretó y las manoseó a placer provocando el endurecimiento de los pezones cual si fueran pitones…ella con los ojos cerrados interiorizando la suavidad del masaje empezó a removerse en el asiento en tanto su hijo se hacía cargo de sobar sus ubres lecheras. Era tanto el placer que casi se desmalla de gusto…

― ¡Qué tetas más bonitas tienes mamá… bonitas y grandes como me gustan! Ella jadeaba inaudiblemente…

― ¡No Sancho…se supone que no debes ver así a tu propia madre… cielo por favor no me hagas esto!

 Es algo que nos gusta a los dos y nadie sabrá que te he hecho mía!

No digas eso cariño…no debemos repetirlo.

– ¡Son preciosas tus tetas, grandes y firmes aún. Tus pezones terriblemente largos mamá sobresalen como dos pequeñas pollas ¿No?

De repente tras unos minutos disfrutando de amasar las tetas de su madre, se dirigió al sofá del salón y ella como una perra en celo tras su macho lo acompañó, y nada más sentarse recordó la conducta inadecuada fruto de su más profunda naturaleza de hembra sumisa, ante lo que se sintió avergonzada…ella era así recatada y vergonzosa con sus instintos básicos, pero poco a poco se animaba convirtiéndose en una hembra descarada enardecida, y terminaba sintiendo un gran arrepentimiento al final. Sancho detectó un nuevo brillo en los ojos de su madre, pero al ser tan inexperto no estaba seguro de tales señales provenientes de una mujer, por lo que aún le parecían cosas misteriosas.

En su corta experiencia no sabía el protocolo de actuación de una hembra en celo… Solo sabía que su propia madre se lo había follado en el suelo en un arrebato de lujuria y había sido fantástico gozándolo sin atisbo de timidez de mostrar su polla erecta y plena para el coito, sin embargo ella sí, sí parecía pudorosa sin querer apenas mirarle su masculinidad en alza y dura por ella. 

En verdad el chico no tenía ni idea del control que poseía ahora sobre su madre, no comprendía el gran poder que ejercía su gran verga erecta sobre su dominada matrona, apenas pensaba en ello, solo era guiado en su entusiasmo por follarla, sentirse de nuevo dentro de su cuerpo húmedo y caliente, de sentir el roce su vagina succionando el glande, verla tragarse su falo con el rico coño aterciopelado por donde un día vio la luz por primera vez y correrse dentro vaciando por completo sus pelotas. Ahora era la imagen de su madre empalándose lo que dominaba su simple pensamiento de semental. Sancho creyó que su madre estaba esperando que él tomara la iniciativa, dijera algo, pero no sabiendo qué decir seguro de lo que deseaba, se levantó, Sara vio de inmediato el soberano bulto que marcaba su hijo con la polla empalmada y su respiración se paró…el pulso se disparó acerándose con un temblor lascivo intenso que se apoderó de todo su cuerpo provocando que sus tetas se bambolearan. De la vergüenza se al tapó.

– Cielo más no, por favor no te acerques más.

Sancho estaba tan excitado que no atendió a su protesta sonando a cantos de sirenas. Se acercó un poco más a su madre, los ojos se Sara seguían fijos en el excelente bulto de la erección de su hijo…Sara percibía que su coño se contraía y su clítoris se hinchaba sin control… con la boca y los labios resecos de la hiperventilación por la excitación se pasó la lengua para humedecerlos. El muchacho se arrodilló ante la madre y ella lo miró con recelo, juntó las manos presionándose las tetas, él colocó las palmas sobre las rodillas de ella moviéndose al notar el calor que emanaba de las manos de él…entonces Sancho empezó a deslizar los dedos por debajo de la corta falda de su madre…

― ¡¿Oh mi vida, por qué me haces esto…?!

Sara notó que la polla presionaba su pierna, justo por debajo de la rodilla, bajó las manos y las apoyó en los almohadones al lado de su cadera, el chico subió el vestido de su madre viendo aparecer las bragas…, entonces la agitación de la respiración le indicó a su madre el grado de excitación en que se hallaba. Ella intentó protestar cuando él agarró los muslos y los separó con decisión, pero la polla de su hijo la tenía completamente absorta, sin embargo se dio cuenta que sus piernas estaban al aire y el frontal de sus braguitas totalmente expuesto…

― ¡Oh Sancho, no por favor! 

― ¡Quiero verlo mamá! ¡Quiero ver tu coño!

Sancho empezó a bajar las bragas tirando de ellas, Sara intentó apretarse sobre los almohadones para evitarlo, pero no funcionó y se vio levantándose ayudando a que se las quitara. Y cuando levantó los pies para permitir que pasaran, ella creyó estar soñando. Sollozaba impotente de pura lujuria y la de su pequeño semental que la asía con firmeza camino de follarla sin remedio. En esos momentos la vergüenza de verse desnuda y entregada al sexo incestuoso, pasó a ser sustituida por una ardiente y urgente necesidad de sentir una verga dura dentro de ella.

– ¡Oh nene, Dios mío Síiii! Hazme tu puta otra vez.

Sancho miraba fijamente los muslos de su madre totalmente abiertos, el aterciopelado mantillo de vellos cortos que adornaban el pubis de su coño, dejando los labios y los flancos de estos completamente depilados e hinchados en una voluptuosa vulva. Se hallaba obnubilado al límite de la idiotez produciendo una insistente vibración en su polla debido a la gran tensión de la erección que rigidizaba el gran falo para un chico tan joven.

La madre no podía aguantar más, se tenía que desnudar para aliviar el sofoco intenso de su exaltación y para exhibirse ante su hijo, su macho y amante. Se quitó por la cabeza el vestido que la arropaba livianamente, en un segundo, pero continuó sentada lascivamente expuesta al dominio del hombre de la casa y la mirada refulgiendo por el deseo voraz, y los labios de su coño entreabiertos hirviendo a la espera de ser franqueados por la venosa tranca de su retoño, en tanto destilaban jugos preparatorios escurriendo reguero abajo hasta su culo, de manera que el cipote no tuviese demasiado obstáculo de lubricación, y pudiera deslizarse de una sola acometida desde el glande cabezón, hasta las raíz de la que colgaban unos soberanos par de testículos cargados de leche entera para ella. En tales circunstancias se venció a la cópula impepinable abriendo las piernas y adelantando el coño más allá del borde del asiento del sofá… 

― ¡Hazlo Sancho! ¡Fóllate a tu madre! Hazle sentir de nuevo tu polla a pelo dentro de ella hasta el final y rellénala de lefa… Ya has hecho de mí a una Puta deseosa de tu verga de venas hinchadas y dura. ¡¿Qué más quieres?!

Sin rechistar, el adolescente deslizó la mano sobre el suave interior de los muslo de su progenitora, tocando la vagina con la punta de los dedos, Sara gimió y sus caderas brincaron al notar frotar su clítoris con la yema del dedo índice, enviando un rayo de placer a través del cuerpo de ella…entonces alternó metiéndoselo hasta el nudillo en el coño de mamá…

―Oh Sancho, sí nene qué bueno ¡Hazle eso otra vez a mamá, nene ¡Hazlo más fuerte…!

Con los ojos como platos, el chaval metía y sacaba el dedo que luego fueron dos en el adornado conejo de su madre, las cadera de ella se sacudían al tiempo que los dedos producían un sonido acuoso entrando y saliendo de la húmeda y febril raja que un día se dilató para sacar su cabeza, ahora embozada de lujuria al notar que los rosados labios absorbían sus dedos adentrándose más en más…

― ¡Oh Dios mío! Joder qué gusto nene, ¡Qué maravilla de sensaciones! ¿Seguro que es la primera vez…? Sancho sacó los dedos del chumino materno, lo miró por un momento y se los limpió chupándose el néctar del que quedaron impregnados… ―Dios mío cariño, qué bien lo haces, qué gustazo… continúa dame más ni vida…

Sara dejó de mover las caderas de lado a lado, ahora las hacía subir y bajar…sus ojos estaba encendido de lujuria, la lengua se retorcía entre sus labios humedeciéndolos y saboreando la rica tranca que estaba por probar. Aquella hembra miraba famélica la polla de su hijo, regocijándose en la gruesa cabeza en forma de casco alemán, con bordes tan pronunciados que pareciese un champiñón que taponaría su cérvix arrastrando el placer por cada pliegue de sus paredes vaginales antes de ocluir el fondo uterino, y en el borde del abismo pronunció las palabras mágicas…

―¡Métemela! ¡Vamos cabrón, no me desesperes más…Clávame la polla hasta los huevos nene! ¡FÓLLAME SANCHO!

El chico aún con el bóxer puesto, pero con la verga y las pelotas por fuera fue increpado por su madre… 

― ¡Quítatelos! ¡Bájate los calzoncillos y FÓLLAME, Sancho! ¡Date prisa Hijo de Puta… me tienes muy caliente! ¡FÓLLATE A TU MADRE de una puta vez… no me dejes así! 

Ella comenzaba a estar fuera de sí al ver todo el cipote enervado, duro y tan rígido como una viga empotrada presto a partirla en dos. 

― ¡Me arde el coño joder, necesito tu polla dentro de mí YA! ¡Sancho el coño de tu madre necesita tu dura verga en el fondo! ¿A qué estás esperando para follarte mi coño?

Sancho dejó caer del todo el bóxer y lanzó las caderas hacia adelante, Sara asió el largo rabo venoso notando la temible dureza, cerró la mano y la pajeo unas cuantas sacudidas remangándole del todo el prepucio. Luego dirigió la punta cabezona de aquella daga hacia la entrada del paraíso, poniendo el glande sobre sus ardientes labios carnosos…contuvo la respiración mientras el cabrón de su hijo empujaba sin compasión hacia delante haciendo desaparecer la tranca en el interior de la madre…

― ¡Oh Dios mío nene, qué bueno! ¡Síii, sigue Hijo de Puta…No pares Ya!

Sara movió las caderas acomodándose al ritmo del chico, quedando ambos sincronizados, hundiendo todo el vástago hasta la base haciéndole notar el golpeteo de los huevos colganderos frondosos cual si fueran de un toro bravo. La señora jadeaba, bufaba a cada envión al fondo uterino…sollozaba según la intensidad de su placer. El acogedor coño estaba tan sensible que lograba percibir la rugosidad venosa del erecto mástil de su chaval, la cual enviaba escalofríos a todo su cuerpo con epicentro en el mismo clítoris…

― ¡Ooooh fóllame fuerte nene! ¡Folla a tu madre Sancho…Qué dura la tienes como le gusta a mamá! ¡Me encanta las pollas duras y venosas como la tuya cabronazo! ¡Adoro notar que me folla una verga bien viva y pertinaz! Sancho gruñía extasiado.

Él solo se dedicaba a notar como entraba y salía del conejo hambriento de su madre totalmente abierto con los labios frotando el tronco como dos cortinillas que se remangaban al empujar y se blandían al tronco al sacar. Oía los acuosos sonidos producidos por el ir y venir de su badajo en la encarnizada follada a su progenitora excitándolo, al tiempo que notaba como sus bolas se balanceaban atrás y adelante chocando en la vulva y perineo de ella en cada arremetida…parecía egoísta y así lo era como son todos los machos excitados en la cópula, mucho más en plena adolescencia…

― Apriétame las tetas, aprieta las tetas de tu zorra madre mientras la follas como un cabrón se folla a su perra en celo. Juega con mis tetas… nene me encanta que juegues con mis pezones mientras tengo tu polla dura perforándome el coño ¡Vamos estira y pellizca mis duros pezones Hijo de puta! No me dejes sin ese placer ¡Ooooh! 

Entre tanto Sara hacía subir y bajar su coño, cabalgando la polla de su hijo con vigorosos empujones… La señora gemía de éxtasis con la vagina ardiendo y las tetas sensibles por el fuerte sobo…atraía para su cuerpo a su hijo, y levantaba el culo para enfilar mejor el acceso a su chumino.

Abría y cerraba los muslos como unas tijeras aventando el placer de sentirse atravesada por su hijo…en aquel momento todo su cuerpo se agitaba incontroladamente… ― ¡Estás haciendo que… ooooh! ¡Sancho me arde el coño! Vas a hacer que me corra enseguida cabrón. ¡Joder nene, fóllame más duro… más fuerte y más profundo! Hazme notar ese par de cojones duros llenos de leche que tienes para dársela a mamá. ¡Me encanta lo dura que la tienes por mí! ¡Mi coño está a punto… Ummmm! ¡Sigue y no pares CABRÓN!

El grito ardiente salió de su garganta cuando el orgasmo explotó en su interior, los espasmos surgían de sus entrañas y llegaban a sus labios vaginales. El conejo hambriento de places terrenales, se contraía en torno de la vigorosa verga de su muchacho, y el clítoris latía locamente. Gritó una y otra vez con su vagina funcionando briosa en la succión, absorbiendo el falo de Sancho. La señora no atendía a razones, agarraba a su hijo del culo con ambas manos atrayéndolo hacia la hondonada de su vagina, al tiempo que ella se adelantaba hacia su chico formalizando un acople pleno de ambos genitales sin dejar un milímetro entre ambos pubis y enredando los vellos cada vez más familiares. La madre desencajada de placer por el incontenible orgasmo, exigía más polla dentro en su coño chorreante del squirt que salió pese al ajuste que cegaba su vagina, regando su culo y los huevos del chico… Los gritos y el olor a sexo que colmaba toda la estancia no hacían más que avivar las ganas de correrse el incontenible adolescente, tras más de diez minutos gozando de la vagina de su madre…

― Me corro mamá me voy a correr Ya…

― ¡Córrete conmigo Sancho! ¡Siembra el útero de tu madre con tu esperma fértil! ¡Vamos nene, llena de lefa el coño de mamá! Dámelo… lo deseo tanto como vivir… ¡Córrete dentro de mí… en el mismo útero de donde naciste… y PRÉÑAME! 

De pronto notó el primer aldabonazo de leche… un chorro contundente. 

–Así cariño, asíiii ¿No te gustaría hacerle una panza enorme a tu madre… ¡Hazme un Hijo?  ¡QUIERO QUE ME PREÑES!

Sancho no pudo detener por más tiempo la descarga seminal, gruñó como un verraco amasando fuertemente las tetas con sus manos y con el segundo lechazo se amorró a la boca de su madre intercambiando los fluidos de su boca también, en lucha ambas lenguas perdidos por la lujuria al sentir como se esparcía el semen filial por las sedosas paredes vaginales rellenado el sediento cubículo uterino materno. Al notar el jugoso esperma empapando su coño, Sara lanzó un grito extático que sacudió a Sancho. Ambos abrazados se presionaban entre sí formando un solo ser enganchados por sus genitales…ella sollozaba embelesada con el coño lleno de leche espesa percibiendo cada chorro de lefa atorarle la entrada de las trompas de Falopio, al mismo tiempo que se corría contrayendo los músculos vaginales sobre la endereza verga de su retoño, aun chorreante eyaculando uno tras otro aldabonazo de fértil esencia testicular que aliviaba de testosterona al pobre chaval, como si deseara vaciar por completo sus pelotas dentro de ella, cual si no hubiera un mañana cada vez más trabado por el placer que obtenía del coño que le vio nacer. Aquella eyaculación feroz acabó con una ingente cantidad de semen inaudita para su madura vagina, tanta que no pudo contener ni la mitad dentro de su angosto conejo tragón, ya rellenado por la anterior descarga… dos en menos de una hora.

Ahora Sancho sí estaba seguro que podía hacer lo que deseara con su madre, y Sara que él lo sabía. Se echó en la cama hecha un ovillo llorando desconsoladamente por la fragilidad de su voluntad de soportar la tentación de volver a caer en las garras de su dominante macho alfa. Esa escasa fuerza se la recordaba el ligero escozor en su coño, de sugestiva sensación agradable. Hacía mucho tiempo que no tenía ese gusto en su vagina fruto de haber gozado como una perra con un verdadero semental. Al terminar de follar, se sentía de nuevo catatónica, su propio hijo al que alimentó en sus pechos de bebé, al que ayudó a aprender a sumar y restar, al que le mostraba como era la vida y lo llevó durante nueve meses en su vientre… le había abierto de piernas para examinar su rajita enjuta del poco uso en los últimos tiempos, observando y tocando cada milímetro para después enchufarla con su soberana empalmada de verga, y hundirla a lo más hondo para hacerla gozar como una Puta, tras tanto tiempo en el dique seco.

Ella se había desplomado en la cama ruborizada y chorreante su coñito que destilaba por cuenta propia ante la presencia de la erecta verga amenazadora de su chico, mientras él la exploraba cual pionero en la jungla del placer sexual. Fue entonces cuando Sancho se dio cuenta del poder fálico que ejercía sobre su necesitada y sumisa madre, una mujer necesitada de ser dominada por la vara mágica que un macho posee entre sus piernas, un poder mayor a mayor fuese el grosor y largura del cipote. Ella yacía de cara a la ventana escuchando los ruidos nocturnos, eso siempre la había tranquilizado, pero hoy era diferente, había un nuevo ambiente en la casa, una tensión erótica que había llegado para no irse en mucho tiempo. Un leve ruido detrás de ella la sobresaltó, se giró y vio a Sancho parado en el umbral compuesto con tan solo su bóxer ceñido que resaltaban notablemente el gran bulto de sus genitales aún sin estar alzados, se marcaba su polla caía hacia su izquierda y el escroto resaltando sus dos bolas.

Ella notó que el calor brotaba en su interior de nuevo a sabiendas que un adolescente es una máquina continua de follar imparable. 

–Tenemos que hablar mamá.

― ¿De qué cariño?

– De lo que ha ocurrido hoy.

– No quiero hablar de eso…

― ¿Por qué no? 

―Sancho ¡No me hables así, sabes… Todavía soy tu madre!

– Pero ¡¿Por qué no mamá?!

– Sancho NO.. N―O.

– No lo puedes negar, sé que te gusta mi polla, te excita vérmela… te pones muy cachonda cuando la tengo tiesa así que nada de juegos tontos… ¿Vale…?

– Cariño yo no juego a nada.

–Entonces ¿Por qué me follaste la primera vez, mamá?  Si no te gusta gozar de mi polla dentro de tu coño… ¿A qué vino todo?

– Hijo me gusta follar contigo.

– Mamá… Nunca había tenido un coño para gozarlo como tú me lo has dado, tan apretado, tan entrenado para follar y además sin condón… me dejaste correrme dentro de ti… eso fue una pasada en la que no dejo de pensar constantemente ¡Eres genial! Tienes todo lo que un hombre busca en una mujer…

En todo este discurso el chico intentaba quitarle la poca ropa que llevaba encima su madre. Su madre le escuchó notando su mano sobre las tetas, por su tono dedujo la gran seguridad que tenía en sí mismo y que ella no protestaría. Sobó un rato las ubres maternas y tiró del sujetador. Cuando él la tumbó de espaldas la madre se dejó hacer complaciente con los ojos vidriosos fruto del deseo lascivo que le provocaba su adolescente hijo…

― Hijo creo que no debamos continuar follando…

― No seas recatada, quítate la ropa mamá, ¡Te deseo!

― Sancho yo…

Ella levantó el culo y deslizó las braguitas por los muslos, al doblar las rodillas mostró brevemente su aterciopelado conejito de vellos perfectamente diseminados formando una bello dibujo floral semejante a la hierba recién cortada de un cuidado jardín…

― ¿Ahora qué?

― Quiero ver tu coño, tienes una vulva preciosa…hinchada con una rajita franqueada por unos labios carnosos preciosos… Tienes uno coñito divino. Que sabe a gloria…

– ¿Como lo sabes? ¿Cuántos más has visto y disfrutado como lo has hecho con el mío…?

–Solo los de las revistas porno, mamá, pero el tuyo es mucho más bonito que las de esas zorras.

– ¿Qué revistas ves… me gustaría verlas?

– ¿Para qué?

– ¿Para saber tus gustos… nada más?

–Las que más visito son… “PRIVATE” “PENTHOUSE” Y “SEX ORGIES”. En esta última hacen de todo con todos, follando y todo eso…por el coño, el culo y la boca.

– Me gustaría ver lo que te excita, seguro que lo que más te pone… son de hijos follándose a sus madres.

– Pues la verdad es que son mis favoritas, ver a las madres metiéndose la polla de sus hijos en la boca, chicos usando sus lenguas en el coño de sus madres… ¿Quieres verlas?

Sancho salió rebuscó entre sus libros y volvió con varias… – ¡Qué obscenas! 

Sara ya había visto todo eso en revistas más antiguas, pero esas en color eran muy diferentes y sin duda era mucho más fascinante, porque se mostraba en fotonovelas como un tutorial, de lo que un hombre pueden hacer con una mujer y viceversa, además también en grupos formando orgías de todo tipo… las fotos eran obscenas y ella comprendía que Sancho se excitara viendo a una madura en el papel de madre, follando y dejándose inseminar por un jovencito que podría ser su hijo.

– Mira que polla más grande, mamá ¡Está follándole las tetas a esa madurita... 

– ¿Te gustaría follarte las tetas de tu madre…? Esa es una pregunta que nunca se debería hacer a un adolescente… Sabes que no podría impedírtelo, si deseas follarme las tetas…no hay nada que yo pueda hacer. Creía que lo sabías…

– Lo sé mamá.

Rápidamente, Sancho se quitó los calzoncillos, tumbó a su madre y se sentó sobre ella. Sara notó el calor del culo de su retoño sobre su piel, ella levantó la cabeza para ver el largo falo y el par de pelotas colgando que se presentaban excitantes. Todo el conjunto descansaba sobre su vientre y su calor aumentó. Sancho puso las manos sobre las ubres lecheras de mamá y las apretó, observando cómo se abultaban los pezones…, hizo avanzar el culo, deslizando los huevos sobre la dermis del vientre de su madre, Sara empezó a jadear de gozo. Él colocó la verga entre las tetas en tanto ella sintió una ardiente sensación en el coño que le hizo seguir jadeando.

– ¡Fóllame las tetas! ¡Vamos cabrón fóllate las tetas de la zorra de tu madre con esa estupenda erección!

Sancho movía el culo adelante y atrás, deslizando el cipote erecto y duro entre las frondosas mamas de la progenitora que con ellas le alimentó de bebé, mientras ellas las apretaba con fuerza haciendo más angosto el canalillo por donde el rabo del chico se escurría… al tiempo elevaba la cabeza para observar mejor la follada, viendo como por la punta goteaba levemente y eso ayudó a la lubricación…

– Mmm ¡Qué gusto! Noto tu polla dura y caliente entre mis tetas, querido ¿Vas a follarme las tetas hasta correrte sobre ellas?

–Eso te gustaría ¿No es así mamá?

– ¡Vamos  nene, sé un buen semental y córrete en mis tetas! Me encantará sentir tu caliente lefa sobre ellas…

El adolescente no tenía hartura en follarse a su madre, un filón al que le estaba sacando todo el rédito que su fantasía había predicho…, le restregaba la polla atrás y adelante por el pasillo entre sus prietas mamas. Sara puso las manos sobre ambas nalgas del muchacho empujando hacia adelante. La punta del rabo engreído y enervado le tocó la barbilla humedeciéndola con la punta de la lengua…gimió de deleite al saborear el glande con regusto a semen y a su propio coño, lo que le hacía hervir la vagina cada vez más. En todo ello no dejaba de empujar del culo de él hacia ella, deslizándose entre sus tetas y cuando se acercaba a su cara aprovechaba para lamer el capullo, Sancho gemía de gusto observando a su madre como una Puta alargando la lengua haciéndola revolotear en su glande mientras no paraba de follarle las tetas…

– ¡Sigue así follándome las tetas! ¡Folla a tu madre entre las tetas! Menuda cubana te estoy haciendo nene… No recuerdo cuando fue la última vez que me las follaron ¡Vamos córrete!

Sancho estaba completamente ido por la suavidad de las ubres que aprisionaban su badajo, y llegó el colmo cuando le lamió la cabezota de su virilidad, Sara seguía empujando del culo de su hijo pidiéndole más polla, más lefa incrementándolo con sus lengüetazos e incluso sus chupadas con succiones fuertes de sus cálidos labios, el cipote era lo suficientemente largo para una cubana, lo cual agradó sobradamente a su madre.

El calor de la polla entre sus tetas se esparció por todo su cuerpo llegando a su coño, notando en su abdomen también el frotar de los testículos rasurados de su chico…Sara supo entonces que se iba a correr y no lo retrasó más…

– Tengo el coño muy caliente y húmedo nene, y me encanta tener tu polla viril entre las tetas… ¡Creo que voy a correrme contigo cariño! El coño de tu madre se va a correr cuando tu verga estallé soltando leche sin parar ¡Vamos Sancho, eyacula todo tu esperma sobre las tetas de mamá!

Sancho bombeó más deprisa, signo de su inminente corrida, apretó las elásticas tetas tanto como pudo en torno a su endurecida y ahora más hinchada polla… 

– ¡Estoy a punto mamá! ¡Voy a correrme yaaa!

– ¡Córrete nene, córrete a placer sobre mis tetas!

– ¡Me corro mamá!

–Así es cariño, sobre mis tetas… las quiero bien pringadas de lefa de mi niño.

Lanzando un gruñido de verraco, el muchacho se corrió vaciando sus pelotas en cada chorro de lefa que disparaba indiscriminadamente sobre el lecho de aquel par de grandes tetas maternas. Los chorreos eran enviados en grandes chorretones de jugo blanco y espeso hacia la cara de su madre…uno de los chorretones cayó sobre su ojo cruzándole la cara y los labios, otro sobre la nariz hasta el flequillo, otro directo a la boca y el cuello…todo esto sintiendo contracciones en su pubis fruto de su propio orgasmo alimentado por el olor, sabor y textura de la leche de su hijo. Las contracciones eran tan poderosas que su culo se alzó sobre la cama en una revolución de sensaciones diversas con el mismo fin gozar del sexo. Sancho por su parte no paraba de lanzar chorros de lefa sobre la cara de su madre, que la cubrieron de semen desde el pelo hasta la barbilla pasando por los ojos, nariz, mejillas y boca. Sara gemía con placer al notar las convulsiones de su vientre y coño, recibiendo las descargas copiosas del nuevo semental de la casa en toda la jeta… observa en primer plano como nunca lo había hecho, como el orificio uretral del glande de su hijo se abría expeliendo largos chorros de esperma.

Las caderas de Sara se sacudían mientras ella se corría una y otra vez. Todo era un gran despropósito al percibir más orgasmos que nunca… los suyos y los de su propio hijo. Cuando la polla del inseminador se retiró de entre sus mamas, ella la dejó ir con desgana, le hubiera gustado sentirla toda la noche descansando sobre sus ubres lecheras, ahora en el más amplio sentido, dado que no solo hubieron tenido la leche que alimentó a su hijo, sino que ahora estaban cubiertas por la leche que producían las gónadas de su retoño, como devolución a lo que hubo obtenido de bebé al chupar de sus pezones. Cuando Sancho se desplomó a su lado sobre la cama de matrimonio, una cama diseñada para compartirla el macho y la hembra, fornicar y lograr el fruto de la fornicación… preñando el vientre de ella finalmente, se preguntó si se sentía humillada o degradada en cierto modo… NO, no se sentía de ninguna manera así, al contrario se sentía halagada que su hijo fuera capaz de tener tantas erecciones seguidas con ella y lograse correrse en su coño o tetas y cara. 

El muchacho estaba casi dormido, no era de extrañar que estuviese exhausto, así que ella aprovechó la oportunidad para recrearse observando atentamente la flamante enorme masculinidad que portaba su retoño entre las piernas, pese a estar blanda, se perfilaba todo un portento de gran verga acompañada de unos huevazos a juego con el conjunto que le daba tamaña virilidad al chaval con apenas edad para votar. Curiosamente no tenía vello, pese al nivel de testosterona que producía su par de magníficos testículos grandes casi como pelotas de golf, sin duda ya vacíos y volviendo a producir más leche fértil. Era la primera vez que se entretenía analizando cada detalle de sus genitales, pasó un brazo por sus caderas y le besó el estómago, lamió a su hijo y fue bajando hasta su polla y finalmente los huevos que lengüeteó para ayudarle a fabricar nuevo néctar que los rellenase y los pusiese bien duros otra vez.

Y así es como comenzó mi larga vida sexual, nunca estaré lo bastante agradecido a mi madre, también a mi padre por ser tan descuidado con su esposa. Nuestra situación familiar era como la de muchas familias, que con el tiempo se fue convirtiendo en complicidad entre mi madre y yo, después fue con mi hermana a medida que nuestro padre fue abandonado poco a poco los deberes maritales con su esposa. Además mi madre, maestra de escuela se hacía cargo de nosotros con el temple y el ímpetu que solo una madre como ella podría hacerlo. La relación que teníamos en casa era un tanto especial, ya que mi madre pasaba en el trabajo casi todo el día, donde entraba a trabajar a eso de las 9:00 y regresaba pasadas las 18 horas. Con mi padre no contábamos. Por nuestra parte mi hermana y yo nos dedicábamos a estudiar muchas veces juntos pese llevarnos tres años de diferencia…, lo que nos llevó a roces, que animaron a despertar nuestra libido y no cumplida la mayoría de edad, la desvirgue y continuamos follando hasta que se casó. Mientras Laura se dedicaba a realizar tareas encomendadas en casa, yo combinaba las mías con el deporte, el cual terminaba alrededor de las 18 horas, por lo que mamá aprovechaba para recogerme y volver juntos a casa. Con el tiempo mi hermana hizo la carrera de ADE, pero antes de acabar se me quedó preñada y se casó… hoy tiene 4 hijos.




DE LOS 4 HIJOS DE MI HERMANA…AL MENOS 2 SON MÍOS. 

Yo me casé años después que mi hermana lo hiciera preñada, de nuestro nunca confesado primer hijo… el segundo se lo encargué en unas vacaciones en el camping donde solemos ir con frecuencia…y tampoco confirmamos la paternidad. El caso es que tras diez años de matrimonio con Lucía y un hijo en común, me divorcié. Cuando independicé me liberé del jugo marital, planteándome la vida un poco mejor… compré un piso de soltero cerca de la casa paterna, en esta solemos confluir la familia con bastante frecuencia… mis sobrinas y mi hermana. Aquella tarde me encontré con Elena, la menor de mis sobrinas. Me quedé fijando en lo hermosa que se había desarrollado… Ese culito tan precioso y perfecto que tiene me recuerda tanto al que tenía su madre a los 14 años que me trae muy buenos recuerdos de antaño. Por entonces ya me follaba a mi hermana, antes que pasara uno de los más alucinantes episodios de mi vida sexual... Cuando mi Madre nos Enseñó a mi Hermana y a mí Como se debe de Follar e Incluso Hicimos Un Trío Sexual.

En Casa… Aquella tarde estábamos eufóricos y mi madre nos pilló…en vez de sorprenderse, empezó a dar consejos de cómo han de darse placer un hombre y una mujer. Era su forma de educarnos sexualmente… y una buena educación debe ir acompañada de unas mejores prácticas. ¡Mi madre siempre ha sido y es alucinante! Es lo que se dice una madre marchosa, de las que no paran quieta y sigue el lema de “A vivir, que son dos días”. Viste buena ropa moderna, va a la peluquería con frecuencia, y los fines de semana, sale con las amigas a lugares “de marcha” para gente de su edad o más jóvenes, en especial con su amiga Carmina, quien me tiene bastante interesado. En la ciudad, hay algunas discotecas para gente madurita, y mi madre con su grupo de follamigas eran bien conocida en todas las salas.

Volviendo a mi juventud, en casa, alguna vez me pilló ojeando alguna revista “porno”, ella ya sabía que las tenía al limpiar mi habitación, así que si se presentaba la ocasión encontrándome mientras me la pelaba en vez de estudiar… sin ningún problema y con toda naturalidad se sentaba a mi lado para echarle una ojeada conmigo, entonces no existía Internet y aquellas revistas se conseguían con dificultad, de ahí que mi madre me las respetara. Pegada a mí iba señalando a alguna de las tías buenas que salían, diciéndome… “Mira, este cuerpo… así lo tenía yo”, o comentarios como… “Quien pillara a un machote con una “tranca” como el de esta foto”. Yo me partía de risa al oírla. Al cabo del rato me dejaba solo… “Bueno hijo una paja y a estudiar…” Evidentemente hacía caso a mi Santa Madre. También a veces me paseaba en slip por casa y nos cruzamos, echado mano a mi paquete, diciéndome… “¡Buena dinamita hay aquí! Qué bien te he criado y lo grande que te has puesto hijo...” Desde los doce años quería follármela, pero eso no ocurrió hasta años después cuando sucedió el episodio de la escalera…, el día que demostró lo caliente que es mi madre.

Ahora que te he puesto en antecedentes de cómo es un poco lo que ocurría por entonces, te contaré lo que me ocurrió unos de esos fines de semana que nos quedábamos solos mi hermana y yo… Mi padre se solía ir a una casita de campo que tenemos en la sierra con sus amigos de caza a pasar todo el fin de semana de cacería al coto, a lo que no solemos ir mi madre, mi hermana ni yo. Preferimos salir con nuestros respectivos amigos en vez de ir al campo. A veces, me metía en la habitación de mi hermana, o ella en la mía, y nos pasábamos las horas jugando a juegos de mesa, cartas, parchís u oyendo los cotilleos sobre las amigas de mi hermana. Mi madre no solía llegar demasiado tarde y cuando duerme, no se entera de nada. Su habitación está alejada de la de mi hermana y la mía, por eso muchas veces nos encerrábamos durante horas y cuando nos aburríamos de todo solo nos quedaba una última salida… ¡Echamos un polvo! 

Mi madre ni se enteraba de lo que sus pervertidos hijos hacían. Y lo mejor o peor según se mire, es que mi hermana no ponía objeción a que folláramos a pelo… ella no se atrevía a ir a una farmacia a comprar condones y a mí también me daba un poco de vergüenza, así que solíamos practicar la marcha atrás con bastante frecuencia, unido a que a pelo da mucho más gusto al rozar mi capullo con las paredes internas tan apretada que tenía mi hermana. No obstante, esa tarde salimos a por condones, nos paramos frente a la farmacia pero no nos decidimos y finalmente volvimos a casa sin nada y con las ganas de follar por todo lo alto… estaba muy excitado con los huevos a punto de reventar, me dolían bastante. Aconsejé a mi hermana que nos volviéramos a casa.

He de decir que la nena era un bomboncito de niña y aún lo sigue siendo a sus casi 40 años con un cuerpo lleno de apretadas curvas… Y yo con casi 18 años por entonces le parecía un chico muy atractivo, hacía deporte, ligaba con bastantes chicas y a algunas me las follaba en casa, eso lo sabía mi hermana y también mi madre. Por aquellos momentos no tenía novia, ella vio la oportunidad y fue cuando Laura se me declaró. Yo comencé a verla de otra manera, más como mujer…pasábamos juntos más tiempo… estudiando, jugando y follando, y no precisamente en ese mismo orden siempre. Ya en el ascensor la había ido metiendo mano por debajo de la falda, nos morreamos y hasta le saqué las bragas para comerle el coño desde el culito y lamer su botoncito cerrado aún virgen… llegamos a nuestro piso, cuando entramos en casa, yo ya tenía sus braguitas en la mano oliendo muy rico a su coñito. Para todos los padres puede llegar a ser una pesadilla imaginar que sus hijos acaban todos los días haciendo incesto por el morbo de follar a pelo sabiendo que los pueden pillar, dos locos saciando la premura que se tiene en la adolescencia. En mi caso se me apareció la “Virgen” en forma de mi virginal hermana cuando acabé con mi última novia. Un día viéndome cabizbajo me confesó, para animarme, que estaba enamorada de mí y por eso no le importaba complacerme en todo, yo llevaba varios días sin follar, y ella sin pena alguna me dijo…

Sé que no tienes novia desde hace más de un mes… ¡Si quieres que te alivie…! 

Me quedé un poco parado sin saber qué hacer, sin embargo ella me bajó los pantalones y me empezó a lamer la polla.

La dejé hacer… en aquella ocasión le dije… ¡Una una simple mamada está bien Laura!

Me la chupó con calma durante varios minutos hasta que acabé corriéndome en su boca, con algunos chorretones en la cara e incluso en sus tetas. Por lo visto lo había aprendido de ver mis revistas cuando yo no estaba en casa. Esa tarde tenía tal calentón que me tenía que follar a mi hermana sin más dilación. Di por hecho que a esa hora mi madre estaría ya en el tercer sueño y ni me paré a comprobarlo. Así, me llevé a Laura a mi habitación, y en menos de un minuto estábamos en mi cama los dos desnudos de cintura para abajo, metiéndonos mano y dándonos la paliza. Después de un rato de besos con caricias, intercambios de fluidos con nuestras lenguas luchando en un beso francés lujurioso, lametones con todo su cuerpo… cuello, tetas, pubis y coñito…, Laura, me había sentado en el borde de la cama arrodillándose delante de mí. Comenzó a lamerme la punta de la polla con sumisión absoluta a mi falo, lo rodeaba y lengüeteaba mi orificio dándose golpecitos en la lengua con el glande. Yo estaba concentrado en el placer que me provocaba, gimiendo levemente de la gozada de tener a mi hermanita entregada a mi regocijo, de tanto gusto giraba la cabeza a un lado y a otro, disfrutando lo bien que la nena estaba aprendiendo conmigo. Al volverla hacia la puerta, me la encontré entreabierta. La cara sonriente de mi madre aparecía por la abertura. La abrió del todo, soltando una sonrisilla

¡Ay, picarones, como os lo pasáis de bien! Esto es lo que hacéis en vez de estudiar.

Laura dio un brinco e hizo un gesto de taparse. Yo estaba paralizado, con los ojos muy abiertos, viendo como mi madre se acercaba a nosotros diciéndonos lo pervertidos que éramos en tono sarcástico. Estaba vestida con un camisón de ir por casa que le tapaba por debajo del culo, con lo que deduje que ese día había pensado retrasar su salida de casa con sus amigas. Se acercó a Laura y le dijo…

Preciosa, a los hombres les encanta que le chupen la polla, pero hay que hacerlo con arte. Observa cómo lo hace la mami ¡Una buena polla dura es una bendición para una mujer…!

Cuando me quise dar cuenta, mamá había ocupado el lugar de Laura y agarrando la base de mi polla con una mano, se introdujo el resto en la boca. Laura y yo nos miramos. Estábamos mudos. Laura sentada en una silla junto a mi cama y yo, recibiendo una mamada de mi madre enseñándole a su hija pequeña como hacerlo. Mis ojos abiertos, se empezaron a entrecerrar al notar las caricias que recibía en mi glande de la lengua de mi madre… "¡Síííií…!" Me escuché decir. Al cabo de unos segundos de indescriptible placer, mi madre, sonriente y con cara de vicio, se volvió nuevamente a su hija para decirle…

Otra cosa que les encanta es esto… las tetas y los coños depilados les vuelven locos…

Se desquitó el camisón, y ante mis ojos aparecieron sus grandes tetas con las que nos dio de mamar a los dos. Se desembarazó del sujetador y sus tetas se mostraron en todo su esplendor, con unas oscuras y grandes aureolas y largos y puntiagudos pezones. Nada que ver con las dos “manzanas” firmes y macizas de Laura, pero tanto o más excitantes. Ahí teníamos a una madre tetona la mar de deliciosa y el cabronazo de su hijo, la comencé a usarla como un juguete sexual, pero era normal joder… mi madre estaba buenísima y se dejaba hacer ¡Pues ya está todo dicho! Cualquiera en mi lugar haría lo mismo con esa madre para follarla, con esas tetas enormes y su buen culo… sobre todo porque estaba predispuesta a ser follada como una perra.

Pienso que una mujer pasados los 25 siempre está dispuesta a que la folle el macho, máxime si es tan caliente como mi madre con el coño ardiente y mojado preparado para darle guerra… Se cogió una ubre con cada mano y los colocó envolviendo mi polla. 

Esto es una cubana, chata, y les encanta a los machos.

Dijo mi madre dirigiéndose a Laura a la vez que empezaba a pajearme con sus tetas. Recuerda que no era la primera que me hacía, pero si en exhibición.

El placer era inmenso. La punta de mi polla rezumaba líquido pre-seminal que resbalaba hasta las tetas de mamá, que movía arriba y abajo, arriba y abajo. Al cabo de un rato dirigiéndose de nuevo a la pequeña Laura… 

Pero, como no”, dijo mi madre levantándose. Lo que más les gusta de todo sin lugar a dudas es…, añadió, levantándose del suelo y bajándose las bragas… ¡ES FOLLAR! Y a Sancho le encanta a pelo. 

Me empujó dejándome tendido en la cama, se puso sobre mí bajando poco a poco en cuclillas guiando el cipote en su gran raja…y se metió mi polla en su coño, comenzando a cabalgar, siempre sonriendo mirando a su hija para que viera como su coño se tragaba la polla de su hermano… 

Así mi niño, fóllate a tu querida mami… que vea tu hermana como se traga mi coño tu gorda verga…

Volví la cabeza hacia donde estaba Laura. La encontré con los ojos muy abiertos centrada en como el coño de mamá se embutía mi tranca, al tiempo que se acariciaba una tetita, mientras que dos dedos se perdían dentro de su coño, masturbándose con fruición. Al cabo de un rato de tener a mi madre subiendo y bajando sobre mí cabalgando como una amazona, con sus potentes pechos agitándose arriba y abajo... por entonces ella tenía 37 años con buena compostura física. No tardé mucho en llegar al orgasmo. La excitación previa con mi hermana y el morbo de estar follando con mi madre delante de Laura, no pude contenerme por mucho tiempo… sentí que me iba a correr y así lo dije… Mi madre poco caso me hizo y no se salió de mí…

Un buen semental debe cubrir a sus hembras… No tengas miedo de correrte dentro de mamá.

Pensé que querría recibir mi semen en cuerpo, pero no esperaba que me dijera que deseaba mi leche en su útero. Cuando acabé con cinco o seis chorro de lefa en el fondo de su vagina me dijo… 

¡Ponte de pie! Así lo hice. Laura, ven conmigo, Le dijo a su hija. Las dos se pusieron de rodillas delante de mí. Mi madre empezó a menearme la polla…— Tu hermano es muy macho y no es suficiente con una sola corrida… en tos huevazos tiene leche para rociarnos enteras a las dos. Me sujetó los huevos sopesándolos.

Tras un par de minutos pajeando, mamando y chupándome los huevos por ambas, me volvió el segundo orgasmo, que es como una segunda parte de la gran corrida…, es algo raro que solo conozco me pasa a mí. Así que de pronto estallé lanzando chorros de leche caliente sobre mi madre, me movió la polla de forma que el semen cayó sobre su cara y la de Laura también. Al terminar, vi como mi madre se relamía mi semen y su hija la imitó, no fue una corrida tan copiosa como la que se llevó mamá en su coño pero no estuvo mal. Se puso de pie y dirigiéndose a Laura le dijo…

Cariño, ya sabes qué puedes hacer para tener a tu hermano contento. 

Le dio un beso, me dio otro a mí y se retiró riéndose a su habitación.

—Y os tendré que comprar varias cajas de condones, no vaya a ser que este semental que deje preñada cualquier día de estos. 

Laura y yo, alucinados, acabamos riéndonos también. No he vuelto a follar con mi madre delante de Laura, pero cuando me quedaba a solas con ella, a veces “me la ligo” y acabo consiguiendo que me la chupe, me haga una paja o incluso sea yo el que le haga lo propio en su gran coño, el mismo por donde me parió… y acabamos follando las más de las veces. He de resolver que los coños de entre los doce a los veinte años están riquísimos, pero los de treinta y cuarenta son lo más, si es el de tu propia madre… jugoso, caliente y cariñoso con ganas de jugar y de tragar todo lo suministrable, aún más. Desde siempre mi madre me ponía caliente y ya ni me molestaba en ocultarlo. Nada más llegar a casa iba a buscarla y allí estaba la mujer, al verla intento abrazarla como haría cualquier otro hijo, sin embargo yo me fijo más en sus tetas que en otra cosa

Tras decirle lo caliente que estoy mi madre sonríe, no era la primera vez que follamos incestuosamente, y esta no iba a ser una excepción. Comenzamos a besarnos como si de dos amantes se tratase, y al poco nos estamos desnudando de cintura para abajo. Al final es precisamente la vieja la que busca con ganas la polla de su hijo, la cual se la metió en la boca sin pudor. Fue una buena mamada, bastante larga, y tras dejarlo le hago un cunnilingus a la madura. Tras el sexo oral mutuo ambos acabamos follando en la cocina. Relaja y da mucho placer después de una mañana de clase, penetrar su gordo y aterciopelado coño mientras ella disfruta como una PUTA. Al final me corro dentro del coño agarrándola de sus nalgas. A mi madre no logré preñarla, pero a mi hermana sí lo conseguí pasados sus 19 años, aun teniendo novio y actual marido.

PASARÍAN MÁS DE DIEZ AÑOS CASADO CON LUCÍA que no tuve más que algunos contactos esporádicos con las féminas de mi familia y uno fue el verano que mi sobrina mayor necesitaba clases de matemáticas para entrar con buen pie en la Universidad… Hacía tiempo que me había fijado en lo desarrollada que estaba mi sobrina Jésica. La he visto crecer, la he visto hacerse mujer, y ahora a sus 18 años compartía sus confidencias sobre sus primeros escarceos amorosos conmigo… pero no pude evitar la excitación que me producen sus formas de mujer, sus pechos, sus movimientos, sus palabras… Por su parte siempre parecían inocentes, hasta que un día me día cuenta que éstos y sus miradas se había convertido en algo más que un simple coqueteo… sabedora del poder que posee de excitar a un hombre… y disfrutar con ello. Aquel día de verano no dimos clases particulares de matemáticas, sino que fuimos a un hotelito de la playa que visité en muchas ocasiones con mi esposa y ahora con mis follamigas. Entonces viajamos solos. Hacía tiempo que no venía, y nos encontramos con la sorpresa que la tormenta del día anterior había revuelto la arena y el mar estaba enturbiado. Al llegar a la habitación de matrimonio, Jésica fue quien señaló nada más entrar…

— Hay dos camas Sancho… podemos dormir aquí mejor si las juntamos…

— ¿No te importa?

— Para nada.

La verdad es que estaba encantado de poder compartir el mismo espacio con ella. Quizás podía ver cómo se desnudaba… Después de ver la película de la tele, nos fuimos a acostar. La habitación era pequeña, con dos camas separadas. Hacía un calor horroroso

–Voy a ducharme, dijo Jésica. — Estoy muerta de cansancio

Mientras estaba en el baño, me desnude menos los calzoncillos… Me notaba nervioso. La tenía tan cerca… ahora estaría desnuda en la ducha… Notaba el inicio de una erección… Cuando volvió estaba envuelta en una toalla, que marcaba claramente sus pezones resueltos como ojivas de misil. Disimulé leyendo un libro, aunque casi no podía separar los ojos de ella. Mi vista permanecía clavada en su figura, mientras mi erección crecía por momentos. Notaba el fuerte golpeteo mi corazón

– Mírame… voy a ponerme solo un top, dijo, mientras se sentaba en el borde de su cama

– Si claro… y así lo hice pero mirando justo enfrente al gran espejo de la cómoda.

– ¿No te gusta lo que ves ahora? ¿Eh?

Sin darse cuenta del espejo Jésica se soltó la toalla dejando su figura desnuda, con unas fabulosas tetas que oscilaron levemente al moverse. Se colocó el top quedando en bragas diminutas. Me di cuenta de cómo sus tetitas se movían trémulas y oscilantes, como exquisitos flanes, bajo la tela

— Voy a dejar la toalla en el baño…

Cuando pasó junto a mí la cogí por la cintura y la senté a mi lado

– Cuéntame cosas de tus ligues… dije sonriendo, tratando de dar un aspecto confidencial a mis palabras

– Ehh… déjame…dijo con un leve acento de coqueteo.

Aunque se revolvió un poco, no hizo un intento serio de apartarse. Puse mi brazo alrededor de sus hombros, mientras me puso morritos como para comérselos. Entonces le hice cosquillas en un costado, mientras se retorcía

– ¿Qué haces?… suéltame… decía riendo con malicia

Mi erección crecía por momentos, sobresaliendo bajo el bóxer, entonces se dio cuenta de ello. Sus ojos se fijaron en mi abultamiento, y con una reacción de alarma, trató de zafase de mi abrazo

— ¿Qué te pasa? … Quita… déjame… Mi voz tembló

— No pasa nada… es que me he puesto algo nervioso… pero no solté mi abrazo de ella

Jésica trató de apartarse mientras miraba mi erección, no sé si con miedo o con asombro.

– No me lo puedo creer… ¡Te has empalmado! Acaso quieres follarme ¡Soy tu sobrina!

– Es un momento… ya sabes… es que estabas muy sexy…

– ¡Déjame! Eres mi tío… ¡estás empalmado! … anda déjame… parecía estar alarmada.

Era la primera vez que me veía con una erección, y seguramente también notó el brillo de mis ojos, y la ansiedad de mis movimientos… Cruzó los brazos sobre el pecho, tratando de mantener cerrado su cuerpo, pero yo no podía apartar la mirada de ellos, sin preocuparme ya de cómo mi erección crecía por momentos como un inmenso poste apuntado hacia ella bajo la tela del bóxer. Quería tocar sus tetas, quería gozar de su cuerpo… Sin hacer caso de sus intentos de librarse, la mantuve fuertemente asida, mientras mi mano cogía una de las suyas y trataba de apartarla de sus tetas. Ella se retorció, tumbándose de lado en la cama.

– Por favor… déjame… por favor…. no sigas… por favor… 

Dijo en voz baja, intentando librarse de mi abrazo mientras encogía su cuerpo. Me tumbé sobre ella y simulé unas cosquillas, aunque realmente le estaba tocando una teta. Sentí cómo una descarga eléctrica al notar la elasticidad firme del pecho, y la protuberancia de su pezón… Me tumbé junto a ella y me apreté a su cuerpo.

–Jésica… eres maravillosa…

La giré sobre su espalda y, con manos temblorosas comencé a meter mis manos bajo su top acariciando sus tetitas.

– ¿Qué…qué haces?… ¿Qué estás haciendo Sancho…? Decía nerviosa

Uno tras otro de mis sobos sus esfuerzos de oposición cedieron… Le cogí las manos y alzándolas, las apreté sobre el lecho. Despacio me deslicé sobre ella, apretando mi polla sobre su vientre, mientras mantenía la vista fija en la tela del topo que marcaba la morbidez de sus pezones duro y erectos…

– No…no… quítate de encima… no sigas… no quiero que sigas!!!

Mientras seguía presionando mi miembro sobre ella, abrí su top y dejé los pechos al descubierto. ¡Dios, qué maravilla! Se movían agitadamente con su respiración. Los pezones, coronando la redondez de sus mamas, estaban tiesos como imaginé… Avancé mi mano y le toqué un pezón suavemente, moviendo mis dedos en círculos alrededor del mismo.

– No…no…para… no sigas… no…

Sin dejar de acariciarlos, comencé a estrujarlos con suavidad, y noté que se ponían más rígidos. Mientras, mantuve la presión de mi polla sobre su bajo vientre…

– No puedes hacer esto… No puedes hacerme esto… decía intentando librarse de mí sin mucha convicción.

–Eres tan maravillosa… estás buenísima Jésica… Dios, ¡qué buena estás! Y lo mejor es que lo sabes y sabes a qué hemos venido aquí… 

Es lo único que podía decir, mientras me bajaba los calzoncillos.

— Por favor… no…no… tito ¡No me digas que me quieres follar! No pensaba que lo haríamos…

Mi polla apareció libre y rígida. Su mirada quedó fija en ella, mientras contemplaba sus movimientos oscilantes que delataban mi ansiedad sexual por poseerla.

— Por favor…no… tápate…tápate… Me estas asustando… ¡Oh, Dios mío es muy grande! Yo no pensaba que… La tienes muy gorda y yo tengo un coñito muy estrecho ¡Me vas a partir si me follas!

Seguí acariciándola los pezones con suavidad… sin hacerla daño… notando cómo se excitaba con ello

Cariño… solo quiero tocarte… no te voy a hacer nada de daño…. solo quiero tocarte y que disfrutes con tu tío favorito… dije suavemente, comenzando a frotar despacio mi polla sobre su cuerpo…

— No quiero…no quiero… Me gusta esto pero no debíamos hacerlo… por favor, por favor Sancho no me folles… 

Tenía que tranquilizarla.

– Solo quiero tocarte… solo acariciarte y que goces de mis manos… me vuelves loco… la besé con pasión en el cuello, y luego comencé a chuparle un pezón, notando su rigidez en mi boca.

–Ohhh…no…no lo hagas…. Nooo.

Con la experiencia de hombre maduro, deslizaba mi lengua sobre el pezón, acaricié la elástica carne de sus pechos, froté mi polla en su sexo…

— Ohhh… no…no…

Ahora su voz había cambiado, su lucha había cesado y relajaba su cuerpo. Seguí disfrutando de su maravilloso cuerpo desnudo, chupando los pezones, amasándole las tetas desafiantes a la fuerza de la gravedad. Sin saber cómo, en la locura de mi pasión cogí mi polla tiesa se la acerqué a su cara, Jésica la contempló fijamente con la boca entreabierta

–Eso no… Nunca lo he hecho… no creo que  me guste tío… y la apartó unos centímetros de su boca mientras sujetaba mi verga.

Despacio, pero con insistencia, ella comenzó a mover rítmicamente su mano sobre mi polla, con suavidad, desplazando toda la piel del prepucio hacia abajo y volviendo a subir, con un ritmo creciente… Me quedé quieto notando mis espasmos de placer ¡Dios, me estaba masturbando maravillosamente! ¡Me estaba haciendo una paja mientras le chupaba sus pezones!!

–Ohhh… me gusta tío, Sí me gusta así suave… sigue… sigue…

– ¿Así? ¿Te gusta así? ¿Te la estoy haciendo bien verdad? Dijo con la voz temblorosa

– Si sigue… sigue… ¡Joder!… ¡qué bueno!… ¡qué bueno!… sigue.

Ella siguió masturbándome con fuertes empujes, pero, a la vez, noté cómo movía las caderas e intentaba aproximar su pelvis hacia mi erección. Luego, ansiosamente me bajó la polla hacia su conejito hambriento… se abrió las piernas, y comenzó a golpear suavemente la punta de mi polla tiesa con la venas hinchadas sobre su clítoris. Era la sensación más excitante que podía notar…

– ¿Quieres hacerlo…? ¿Quieres que follemos como dos condenados…? 






Su mirada se clavó en mis ojos con extraña ansiedad. Sin responderme contestó afirmativamente con un suspiro, me coloqué sobre ella al mismo tiempo que se abrió de piernas dejándose follar imposible de resistirse a sus instintos de hembra en celo perpetuo… la iba a follar por primera vez, a pelo y sin hacer prisioneros. Entonces Jésica reaccionó tomando la iniciativa, dirigió mi polla hacia su coñito, sin detener el loco ritmo que mantenía sobre el rígido tallo tieso subiendo bajando el prepucio en una paja demencial.

– ¡Fóllame!… ¡Fóllame entera Papi! ¡Métemela mientras te quede tronco que embutir en mi coño…! Verás lo tragón que pude ser la vagina de tu sobrinita. 

Noté la humedad de su entrada, y cómo apretaba su coño hacia la punta de mi polla, no queriendo dejarme entrar. 

– Métemela… métemela ahora…métemela entera…. Métemela y  hazme tuya… ¡Márcame como tu putita! Igual que hizo mi padre… susurró

Me froté varias veces sobre ella, y apretando mi balano sobre sus labios, con una presión sostenida se introdujo dilatando su vagina y partiendo sus labios vaginales. Ya dentro de ella notaba cómo se abrían sus paredes para recibirme, arropando mi tronco con ellas en la presión justa y la intensa calidez húmeda de su interior. Uaaa…uaaaa….uaaaa… gimió retorciéndose de placer, mientras volvía la cabeza hacia atrás dejando la boca entreabierta Comencé a moverme, primero despacio, luego más rápido, con más fuerza con un ritmo loco, empitonándola cada vez más hondo

–Toma nena…toma toda la polla de tu tío…. ¡Uuaa…uaaa…! ¿Te gusta…? ¿Te gusta así putita…? 

Dije mientras mantenía mi ritmo cada vez con mayor fuerza. Jésica apretó sus muslos alrededor de mi cintura y movió rítmicamente la pelvis contra mí buscando mayor profundidad en las acometidas.

–Me gusta tío… tienes una polla muy dura. No puedes parar…no debes parar de follarme así de fuerte ¡Joder que buena follada me estás dando Sancho! …más…más… más…. uaaa… uaaa.

Ella mantenía un ritmo alocado, ajustándose a mis empaladas, apretando con más fuerza con cada una, estrujándome la polla en su interior, casi ordeñándome… – Oh…ouaa….ouaaa Decía mientras mantenía los ojos cerrados, apretando sus brazos en mi espalda. Mantuve mi ritmo con fuerza, mientras notaba cómo me aproximaba al orgasmo. Ella se retorcía con locura, envolviéndome con sus piernas.

– Mas…. uaa……dame más polla…..uaaaaa… así… ¡Como la siento en mi barriga! Yo ahondaba toda una vez y otra golpeando con mis huevos en su coño.

–Toma nena…toma putita mía… ¡Oh Dios! Voy a correrme Jésica… voy a correrme Ya ¡Aahhh…¡¡aaggg! 

Grité mientras con mi último empuje descargué todo mi semen en su interior, manteniéndome fuertemente apretado dentro de ella.

— UAAAAAA ¡Joder tío que lechazo! Nunca había sentido golpear un chorro de leche en mi coño ¡Uuaaaaa! 

Gimió prolongadamente mientras una oleada de espasmos cubrió todo su cuerpo que se apretaba contra el mío con fuertes convulsiones, al tiempo que no paraba de eyacular en su más profundo útero.

Aquella sensación de llenar a mi sobrina no tenía parangón con las corridas internas que mantenía con las putas de turno, solo era comparable a cuando me follé por primera vez a su madre, mi hermana Laura, y cuando lo  hice con mi madre aquella primera vez en la cocina de casa. Solo aquellas primeras veces desovando dentro de esos coños familiares se podría decir que han sido clímax de la fornicación en mi vida. Después de aquel primer encuentro no paramos de follar juntos, lo que nos quedó de verano… Clases particulares y polvos mágicos. Entre ardores con Jésica me sentía un poco celoso, porque ella se lo montaba con más de uno, aparte de su padre cuando realizaba algunos viajes cortos en el camión. Sin embargo más me gustaría fueras mía, le confesé… usarte a mi placer dándote verga en ese coñito tan enjuto que tienes. Saber que eres tan PUTA con todos esos sementales me pone a mil al querer sentir tu cuerpo y comerte enterita, con eso ya me podría morir después de haber logrado algo grande en esta vida.

Saborear tu coñito de miel y néctar libándolo como una abeja tu clítoris o lamerlo como un perro para dejarlo bien mojado, con la lubricación perfecta para follarte metiéndote la verga aporreando mis huevos en tu coño, mientras me como los sabrosos pezones de tus tetas… tu boca, tu lengua y tu cuello sin dejar de perforar tu útero una y otra vez.  No te imaginas como me tienes las pelotas de duras y condolidas solo de pensar que te pudiera tener a diario, que fueras mi PUTA SALVAJE…, una buena perra a la que follar cuando llego estresado del trabajo y una mejor amante morbosa predispuesta sumisamente para su macho... en mí tendrás para siempre a un BUEN CABRÓN SEMENTAL para darte lefa todos los días en tu coño y en tu boquita de pecadora, sin olvidarme de tu culito. Así es, tampoco dejaría tu culo sin empalar, sé que te encanta que te den por el culo y por eso no iba a esquivar darte el gusto de una buena porculada profunda arreciando tan duro como seas capaz de soportar metiéndotela hasta los mismos huevos incesantemente hasta llenarte de leche.

Continué diciéndole lo correcto que fue que se follase a su padre y lo siga haciendo… “Estarás de acuerdo que no podemos desperdiciar nuestra sexualidad y los años buenos en los que nos apetece tanto follar, en tu caso puedes usar a más de una recibiendo verga a tu entera disposición para darte jodienda sin parar ¡Debe ser una gozada yacer contigo como hembra tan deseada! Y tener el coño a todas horas satisfecho y colmado siendo el receptáculo donde desembocan las riadas de leche que producen los huevos de esos machos a los que tanto placer debes dar con esa hermosura de cuerpo y máxime siendo este es tu progenitor

Con lo guapa que eres y el cuerpazo que gastas, no me extraña en absoluto que apetezcas tanto al hombre de la familia que tienes tan cerca, que empezó a follarte tan chica porque tu cuerpo pide que te deje bien preñada con la panza más grande del mundo… una panza que sería enorme. Le pusiste la miel en los labios a tu padre y ya no te dejó el muy cabrón, marcándote como su hembra a base de pollazos hasta que te preñe, que es lo que debe hacer un buen macho con una hembra de tu categoría. Yo tampoco lo hubiese dudado, porque hay mujeres como tú nacidas para no parar de follarlas a diario y preñarlas, más sabiendo que eres como me gustan las mujeres… calientes, guapas, hermosas y sumisas al macho que le da jodienda sin parar hasta hacerla reventar de gusto. Ahora he comprobado que es una gozada meterla en tu coño hasta la base pegando las pelotas a tu vulva y hacerte gritar gozando con cada empellón… ponerte a cuatro patas y follarte hasta dejarte bien preñada como una perra”.

Después de aquel verano de hace cuatro años, no he vuelto a tener una afer tan íntimo con Jésica, pero eso poco importó porque tengo a mi madre y a mi gran descubrimiento de hace unos meses, Elena la hija pequeña de mi hermana Laura. Con ella se desató mi locura por las niñas que están en edad de merecer descubriendo su gran poder a través de su sexualidad…





UNA TARDE DE PISCINA de hace poco tiempo con mi sobrina, la hija menor de mi hermana. Te estoy hablando de una nena deliciosa, bellísima, morena clara, de aproximadamente 1.65 metros de estatura, de cabello negro, largo y lacio, carita de nena picara, hermosa, y un cuerpazo que siendo delgado, tiene las formas más exquisitas que se puedan imaginar a pesar de su corta edad… unas tetas medianas, carnosas, pero bien paradas y firmes, con pezones grandes, una cinturita muy delgadita, unas nalgas preciosas, redondas y respingonas rematadas con unas piernas firmes, torneadas, producto de ejercicio y deporte. Pues bien, resulta que se vino a pasar unos días por capricho con su abuela… mi madre. Es sin duda la más consentida de mi madre por ser la menor. De este modo, mi pequeña sobrinita es totalmente como mi hija, el trato entre ella y yo siempre es exactamente el de padre e hija, sin ninguna diferencia. 

Yo nunca la había visto de otro modo, pese haberme follado a su hermana mayor hace unos pocos años y a su madre cuando tenía su edad aproximadamente… Pues la verdad no la había visto de esa manera y mucho menos como mujer, pero  con el paso de los años, la niña se empezó a convertir en una deliciosa adolescente con las características antes mencionadas. Ella era como reducto sin explorar completamente aislado y virgen. El trato entre ella siempre fue muy amigable y respetuoso como de un padre e hija, a pesar de no existir ese parentesco que se sepa oficialmente, porque de unas vacaciones en el camping de la playa en la que me follé a mi hermana… a los nueve meses nació ella… al menos sospechas tengo. En muchas ocasiones hablamos de muchas cosas con un trato normal entre parientes al uso. Mi madre trabaja como maestra en un colegio de la ciudad, y su turno es de mañanas, pero al dar clase de preparación a opositores también trabaja los sábados, motivo por el cual mi sobrina y yo nos quedamos solos en casa esos días en total normalidad. Muchas veces hemos salido a pasear, al cine, a cenar… como lo haría un padre con su hija, además ella casi no sale sola por el pueblo por no tener allí a sus amigos…, En casa de la abuela es muy hogareña y le gusta pasar tiempo con nosotros. El evento motivó este relato que sucedió un sábado, estando solos en casa, como es normal… mi madre en la capital y mi padre en su negocio.

Ese día estaba yo en la sala, viendo una película y ella estaba arriba en su cuarto. En un momento dado la vi pasar corriendo para salir al jardín, donde está localizada la piscina, ya que para salir al jardín de la casa tiene que pasar por un extremo de la sala y el comedor, y salir a través de una puerta grande de cristaleras corredizas, con persianas verticales. No alcance a verla al detalle cuando paso para meterse en la piscina, pero alcance a distinguir que iba vestida con un bikini minúsculo de uso normal cuando no se quieren tener marcas de bronceado, así que no le di importancia al hecho. Pasaron varios minutos, después de los cuales me levanté para ir a la cocina a coger un refresco. Después de tomar la bebida del refrigerador, sin fijarme me paré en la puerta de grandes cristaleras, alcanzando a ver hacia afuera por entre las hojas de la persiana. En ese momento me di cuenta que ella estaba tranquilamente jugueteando alegre en el agua.

Estando donde yo estaba, se suponía que ella no alcanzaba a ver mi presencia ahí de pie mirándola, pero lo que hizo a continuación me hace aun pensar que si me vio y quiso provocarme, aunque hasta la fecha no estoy seguro de ello y no he tocado ese asunto con ella. Tranquilamente tomaba la bebida, viéndola jugar alegremente en el agua, cuando de repente hizo algo que me dejó impactado, y a continuación sabrás el por qué. Repentinamente ella se salió del agua, parándose a la orilla de la piscina para volverse a zambullir, pero al hacer esto, quedo completamente de espaldas a donde yo estaba…, ahí fue cuando me di cuenta que se había puesto un bikini demasiado pequeño, uno que ya no usa porque es de cuando tenía doce años y por lo tanto ya no le queda a la medida, dejando al descubierto más de lo debido, agregando a esto que al estar totalmente mojada la tela, la pieza de abajo del bikini se le metió por completo entre ese par de hermosas y carnosas nalgas, dejándolas totalmente al descubierto y a mi vista, sin ocuparse ella en lo más mínimo de sacarse la braguita y cubrirse el culito. Como te imaginarás, me quedé impactado ante tal visión, la cual duró poco, porque enseguida ella se lanzó al agua zambulléndose como una sirena.

Me quedé ahí de pie sin atinar a reaccionar, la verdad me dejó impresionado la visión de su cuerpo casi desnudo, y más la vista de sus nalgas descubiertas, y viéndola así de espaldas, era como ver el cuerpo de otra mujer y no el de mi sobrinita “casi hija”. Repito, creo que lo hizo con esa intención, porque enseguida empezó a repetir la misma acción varias veces, dejándome ver semejante espectáculo cada vez que se salía del agua y se ponía de pie dándome la espalda. Repitió esto unas cinco veces, hasta que atine a reaccionar y me retiré de ahí, pero sintiéndome verdaderamente perturbado ante la perspectiva de ese cuerpo de mujer totalmente hecha y derecha. Empecé a caminar como león enjaulado por la sala, hasta que mi razonamiento se nubló y decidí tener algún acercamiento con ella, para satisfacer el morbo de verla casi desnuda, aunque hasta ese momento aun no pensaba en follármela, en verdad con mi madre y desde hace unos meses Carmina, la amiga especial de mi madre, me sentía bastante satisfecho como macho, pero un incentivo juvenil como ella no es para desperdiciar… Me cambié y me puse un pequeño bañador para meterme a la piscina. Salí al jardín y la miré contenta en el agua, preguntándole que tal estaba la temperatura. Me contesta que estaba muy rica y enseguida me metí, quedando en la orilla opuesta a donde estaba ella. Empezamos a hablar primero y después se inició el jugueteo, como es normal en estas situaciones, aunque esta vez el ambiente estaba cargado de tensión sexual por la actitud provocativa de ella, o al menos así lo percibía después de los hechos.

El juego se limitaba al principio a estar arrojándonos agua y riéndonos, como tanteando nuestras reacciones, para después pasar al juego de contacto, haciendo ella como que se escapaba de mí, y yo la alcanzaba para atraparla en medio del alboroto del agua. Inevitablemente empezamos a tener contacto físico total, estando así los dos casi desnudos, tocando nuestros cuerpos al estar forcejeando y riéndonos divertidamente, hasta que poco a poco los roces se empezaron a volver más prolongados y más cercanos, llegando a rozarnos con nuestras partes íntimas como por accidente, aunque no lo era, al menos por mi parte… cosa que hacía que ella se riera más de nervios que por diversión cuando sucedía. Este juego lujurioso se prolongó por unos minutos, sin saber ninguno de los dos como reaccionaria el otro si se hacía notar abiertamente la excitación que ya nos poseía, lo cual podía yo notar en ella por su mirada con ojos entrecerrados y mirada vidriosa por la excitación. Hasta que en una de esas que la abracé por detrás para sujetarla, no pude evitar apretarla contra mí, tomándola de su cinturita deliciosa, con mis manos muy cerca de su vientre, dejándole sentir la enorme erección que tenía en ese momento. Me lancé sin paracaídas pensando si me había follado a su madre cuando tenía su edad y a su hermana mayor antes de cumplir los 19 años, Elena debía de tener los mismos genes calenturientos que su familia directa y más con el antecedente de PUTA que es mi madre. ¡Así que esta niña no podría ser menos putita que todas ellas!

Ella se quedó como petrificada al sentir eso y dejo de reírse de golpe, pero sentí que ella misma se pego más sus tremendas nalgas contra mi cuerpo, quedando el bulto de mi erección justo entre sus nalgas descubiertas, con su bikini metido entre ellas, de una manera deliciosa. Al hacer esto, ella giró la cabeza para mirarme con sus ojos nublados por el deseo y su boquita entreabierta, la cual busque para besar, sin pensar mucho en lo que estaba haciendo, dejándome llevar por los acontecimientos… En ese momento perdimos la cabeza y dejamos de ser como sobrina y tío o como padre e hija, para pasar a ser solo un hombre y una mujer increíblemente hermosa, deseando tener sexo completo. Empezamos a besarnos con toda la desesperación del deseo contenido, de tal vez tiempo atrás sin darnos cuenta de la atracción física que existía. No eran besos románticos, eran besos de pasión desenfrenada entregándonos nuestras lenguas en un beso francés sin término, como queriendo comernos a besos uno al otro, enredando nuestras lenguas de una manera deliciosa dentro de una boca y después la otra, en tremenda lucha de placer, mientras nuestras manos volaron, acariciando nuestros cuerpos semidesnudos sumergidos en el agua hasta la cintura. 

Como ocultos bajo el agua, todo era más fácil y mucho menos desinhibido, por eso nos entregamos tan rápido. Sin poder contenerme, fulminante le deshice el nudo de la pieza de arriba que ocultaban solo los pezones de sus maravillosas tetas, dejándolas al descubierto. Eran unas rotundas tetas de jovencita, totalmente firmes, erguidas, con unos pezones bien erectos de aureola hinchada…perfectos para mamar, los cuales empecé a besar y succionar sin pensarlo, arrancando de ella tremendos gemidos de excitación que no se esforzaba en callar, a pesar de estar en el jardín de casa y que mi padre podría volver en cualquier momento, habiendo más casas alrededor y con riesgo de ser escuchados, aunque usualmente nadie se mete en la vida de los vecinos. No sé si alguien atraído por los gemidos de ella, nos habrá espiado en esa piscina esa tarde.

Continuamos con desenfreno besándonos como locos, nuestras lenguas se enredaban en caliente lucha, pasando de una boca a la otra, mientras nuestros cuerpos se frotaban uno contra otro ardiendo de deseo… yo me daba un banquete con esas deliciosas tetas y mis manos acariciaban el resto de su cuerpo, en especial su cintura y sus nalgas, llegando hasta su coñito por encima de su enjuta braguita que apenas tapaba nada. Ya para entonces mi verga estaba al tope, durísima, gruesa y lista para invadir aquel cuerpo virginal, aunque en ese momento yo no estaba enterado de su virginidad, y mucho menos teniendo ese cuerpazo de locura, ¡Quien iba a dejarla escapar a esas alturas! Seguí besándola metiéndole los dedos en su rajita apretada para excitarla y prepararla bien. Le besaba su cuello, pasaba a sus pechos firmes, duros, besando y succionando fuerte sus pezones, arrancándole gemidos de placer mientras inconscientemente ella empezaba a menear sus caderas. 

Ella me bajo el bañador de un tirón torpemente y desesperada, saltando mi verga durísima entre sus manos. Ella al sentirla, empezó a agarrarla entre sus manos, con poca maestría, tratando de frotarla, haciéndome sentir la gloria. Era una situación exageradamente excitante, más por el morbo del contexto al ser la más pequeña de la familia y de estar fuera en el jardín. Totalmente fuera de nuestro raciocinio, sin darnos cuenta realmente de lo que iba a suceder. Ya desesperado, le agarré de los pequeños nudos de los lados de la braguita y se la quité perdiéndose entre sus piernas dejando que se lo llevara el agua, ¡Quedó íntegramente desnuda! Como yo, pegada a mi cuerpo, cosa que nos hizo gemir profundamente al hacer contacto total su coñito depilado con mi verga erecta, mirándome ella con su cara muy cerca de la mía, con su mirada totalmente perdida y vidriosa excitada. Por instinto, ella empezó a frotarse contra mi cuerpo, meneándose riquísimo y apretando tanto sus nalgas que se le ponían más duras de lo que las tiene, mientras yo se las sujetaba con ambas manos, flotábamos magreándonos como animales previo al apareamiento. Así abrazados, la llevé hacia una de las orillas de la piscina, poniéndola recargada de espaldas a la orilla, con sus codos apoyados en el borde me ofrecía su coñito despatarrada frente a mí. Le aparté sujetándola un poco de las piernas con mis brazos, para colocarme bien entre sus carnosos muslos y coloqué la punta de mi verga justo entre los pétalos de su coñito, sintiendo el calor que emanaba del delicioso manjar.

A pesar de estar metidos en el agua fresca se percibía la tibieza de su coño ardiente… Era evidente la enorme excitación que en ambos se estaba produciendo. En ese momento acomodé bien sus piernas en mis brazos, mientras con mis manos la sostenía elevándola de sus nalgas, y empecé a empujar mi polla contra su coño para clavársela de una vez por todas, esperando que se le deslizara completa hasta el fondo. Mientras la empecé a partir en dos, ella abrió enormes ojos al sentirla justo en su entrada, pero apenas había entrado un poco la punta de la cabeza, cuando sentí el choque en su virginidad y ella hizo gesto de dolor. Pensé que la había colocado mal y me reacomodé para volver a empujársela, volviendo a pasar lo mismo. ¡Ahí fue cuando me di cuenta de lo que pasaba en realidad…! No podía creer que mi hermosa sobrinita aún fuera virgen a su edad con semejante cuerpazo, cuando a los 16 años no queda una niña virgen, sin embargo ella siendo mayor aún lo era, y yo el afortunado que la estrenaría. 

Todo eso me hizo enloquecer y enseguida la sujeté más seguro de sus nalgas, para empezar a empujar duro tras romper su virgo. En principio noté como su chochito virgen iba retrayendo el prepucio hacia atrás por lo ajustado de esa vaginita, ella hacia gesto de dolor y gemía en un dolor placentero. Sentía que mi verga iba entrando en una cueva demasiado estrecha, tenía que sostenerla fortísimo de sus nalgas para seguir avanzando, despacio pero firme y constante gracias a mi enérgica rigidez viril. Era un espectáculo digno de una película pornográfica, ella recargada con sus codos apoyados en la orilla y sus piernas alzadas en mis brazos, totalmente desnuda, con su deliciosa piel morena perlada de gotas de agua, su cabeza extendida hacia atrás con su larga y negra cabellera chorreando agua, mientras emitía profundos y largos gemidos colocado entre sus muslos penetrándola sin compasión, en el instante que le rompí el himen.

En ese momento noté que el avance se atoró, y sin pensarlo más, le di un fuerte empujón, ella pegó tremendo grito cuando le abrí el virgo rompiendo el Himen y el coño de manera definitiva… mi verga resbaló de golpe hasta el fondo de manera deliciosa, haciéndome sentir que me iba al cielo… a medida que mis huevos le aporreaban en su recién coñito desvirgado ¡Había convertido en mujer a mi sobrina ahí mismo en la piscina de casa! Ya con mi verga completamente dentro de su coño, y mis testículos pegando en sus nalgas, nos quedamos quietos unos momentos para que ella se recuperara del dolor, gimiendo y jadeando, mirándonos de cerca, con su mirada perdida, sintiendo su delicioso aliento en mi boca y besándonos apasionadamente. Luego espontáneamente ella sola empezó a menearse poco a poco, aumentando gradualmente la velocidad y sus gemidos también, por lo que supe que ya no le dolía. 

Empecé a embestirla primero despacio y después sin piedad aumentando de manera paulatina… ella se movía en forma increíble, mucho mejor que muchas mujeres más experimentadas que conozco…, lo hacía en círculos, delante y atrás, arriba y abajo. Era increíble sentir ese cuerpo delicioso entre mis manos meneándose así, escucharla gemir y gritar de placer mostrándome lo mucho que le gustaba… me pedía que diera más, que la volvía loca desde hace mucho tiempo esperando que la desvirgara. Yo le acariciaba las tetas con una mano y con la otra la sujetaba de las nalgas sin dejar de martillear su coñito con mi martillo pilón. Estábamos completamente enloquecidos follando como animales llenos de lujuria, solo se escuchaban los gritos y gemidos de ambos, el chapoteo del agua y el ruido de los cuerpos chocando fuerte a cada embestida.

Después de rato la cambié de posición levantando más sus riquísimas piernas sobre mis hombros y penetrándola profundamente. Luego la giré de espaldas a mí, agachándola sobre el borde de la piscina y sujetándola con mis manos de su cintura, para ensartarla en el agua como a una perra. Después acostada con sus nalgas en el borde de la piscina y más tarde cargada en mis brazos con sus piernas alrededor de mi cintura… Estábamos tan enloquecidos de lujuria y morbo, que queríamos gozarnos al máximo, sin saber si sería la única vez que follaríamos así. Al final volvimos a terminar con ella apoyada de codos en el borde y fue entonces que sentí que se corría. Empezó a moverse muy rápido, apretándome muy fuerte, los gemidos se volvieron gritos descontrolados de placer, sus tetas saltaban de locura y de repente su cuerpo se tenso al máximo, grito muy ronco y sentí que su coño apretaba mi verga como queriéndola arrancar en sus succiones, mientras le salía abundante liquido caliente bañando mi verga. En ese momento ya no pude mas y empecé a taladrarla fuerte, más y más hondo. Ella se quedó suelta abrazada a mí gimiendo, pero en ningún instante dejé de follarla durísimo. Yo no soy de piedra, y tras más de 15 minutos jodiéndola con el espectáculo de su corrida, no pude resistir mucho más. 

Ella de pronto se dio cuenta que iba a correrme. Me pidió y suplicó al oído que la sacara, que no terminara con mi leche dentro de su útero, pero en esos momentos un macho semental se siente obnubilado por la situación enfermiza de cubrir a la hembra, y poco importaba preñarla o no. Solo necesitaba vaciar mi leche en lo más hondo de su coño, así que la sujeté fuerte de sus duras y preciosas nalgas y seguí dándole hasta que mi verga se endureció hinchándose dentro de ese chochito inflamado, en un flash, mi polla se estaba poniendo dura y gorda al límite de reventar. Ella gritó una vez más al sentirme explotar en una eyaculación feroz disparando chorros de lefa caliente dentro de su más íntimo conejito recién desflorado, inundándola completamente de esperma. Terminamos en medio de convulsiones de placer con tremendos orgasmos y dejándole no menos de siete u ocho lechazos de rico semen. Nos quedamos unos momentos así relajándonos, pero después de unos minutos, cuando mi verga se aflojo y empezaron a salírsele los fluidos de ambos, ella reacciono de una manera inesperada.

Al pasar la fiebre de la lujuria, se dio cuenta de la gravedad del asunto, se despegó de mí de repente, sacando mi verga de su coñito y retirándose espantada, me miró con los ojos desorbitados gritándome…

- ¡QUE ME HAS HECHO CABRÓN…! ¡SEGURO QUE ME VAS HA DEJAR PREÑADA! 

Yo solo pensé que tampoco sería la primera de la familia a la que le hiciera un hijo, la niña no sabe que su hermano mayor es hijo mío… y tal vez ella también. Me quedé relajado sobre el agua de la piscina, en tanto ella salió avergonzada, así desnuda cubriéndose sus tetas y su coñito con las manos, corriendo hacia dentro de la casa. Yo me quede ahí en el agua totalmente concentrado imaginando lo que podría pasar. Pensé que ella le diría a su hermana acusándome de abusar de ella, éstas a su madre y finalmente a la abuela. Me deduzco la reacción cuando una a una le digan que todas han probado de mi néctar y que poco les importa si de ese polvo sale preñada, puesto que no usamos condón dado que la goma le quita la esencia de follar, por eso mi madre, mi hermana y mi sobrina mayor saben lo mucho que me encanta follar a pelo y correrme dentro de ellas. Con esas mismas mi cuñado se ha hecho cargo de dos de los hijos con los que he preñado a mi hermana.

Al cabo de un buen rato salí de la piscina y me cambié de ropa. Subí a buscarla encontrándome acostada en su cama, boca abajo, llorando desconsoladamente. Me senté junto a ella y le acaricie su cabeza, empecé a hablar con ella, diciéndole que no se sintiera mal, que no fue culpa de ninguno de los dos, que todo paso por la situación y que no pudimos evitarlo, que nos dejamos llevar por lo que tal vez sentíamos desde antes… Ella me pregunta angustiada que va a suceder si sale preñada porque le eché todo el semen de mis huevos bien adentro, y no fue poco la verdad. Ahí le explique acerca de la pastilla del día después. Ya con eso se empezó a calmar un poco y el alma me empezó volver al cuerpo. A la vuelta de la farmacia con la milagrosa pastilla, la encontré un poco más calmada… menos nerviosa. Después de tomar la pastilla continuamos hablando de lo mismo y empezó a hacerme ciertas preguntas de cosas que ella no sabía en cuanto al sexo. Más relajados, y le dije que si no lo deseaba…nunca más iba a repetirse. Ella iba seguiría siendo como mi hija y que todo sería igual que siempre.

Pero al seguir hablando del mismo tema, nos empezamos a calentar otra vez, concluyendo en el asunto que ella ya estaba protegida por la pastilla que acababa de tomar. Así que lo usamos como pretexto para volver a la carga, máxime cuando su coñito ya no era novato en tales lides… íbamos a volver a repetir lo mismo, para decirnos que lo haríamos como despedida para siempre. Ambos nos engañábamos para quedarnos tranquilos, sabiendo que solo era solo un pretexto para fornicar y darnos de nuevo el gran gustazo de aparearnos como animales. De esa manera nos pusimos follar a en la cama, un lugar completamente distinto… más seco donde la fuerza de la gravedad ejerce su ley rigurosamente. Follamos otra vez ya sin complejos y de manera desinhibida varias veces durante la larga tarde, lo cual fue nuestro mejor día conociéndonos íntimamente…, gozamos como locos de su iniciación a la vida sexual. Hay que mencionar que tuvimos que lavar las sabanas llenas de líquidos de ambos, y también tuvimos que revisar la piscina, para sacar del agua los bañadores para asegurarnos de que no se notaran rastros de lo que ahí había sucedido esa tarde. 

Afortunadamente nadie se enteró y ella quedó satisfecha, lo que a día de hoy no sabemos si está preñada o no (pues en verdad yo no estoy seguro si la pastilla funciona al 100%) De lo que sí estoy completamente seguro es que la nena logró ser desvirgada por alguien con experiencia y disfrutar al máximo de su cuerpo y de su primera práctica coital, no como ocurre en la gran mayoría de las chicas, que hablan de una nefasta primera vez con alguien egoísta y bruto… mi sobrinita me confesó que fue muchísimo más bueno de lo que ella esperaba, que no se imaginaba que el sexo fuera así de bueno, lo cual quiere decir que lo tengo bastante fácil para follármela una próxima vez… ¿O a ti que te parece? Pues así ocurrió hace unos días el fin de semana antes de Semana Santa, el “Domingo de Ramos”.





EN LA PUESTA DE LARGO EN “LA SOCIEDAD” pasó algo insólito fuera de lo común. Quisiera contarte lo sucedido esta semana pasada en la fiesta de “La Sociedad”, donde entran a formar parte de ella nuestros hijos, y por supuesto este año le tocó el turno a mi sobrinita Elena. Después de haberla desvirgado rompiéndole el himen en la piscina, ahora coincidimos para que le rompiese el culito… debo decir que la niña tiene 27 años menos que yo ¡A mi sobrina le encantan los hombres maduros!, según deduzco por sus maneras de relacionarse con todo ese mundo de hombres mayores, muy diferente a como lo hace con los de su edad. Es una chica alta con un culito que muchas de sus amigas morirían por tener y eso le hace sentir muy bien y segura de sí misma. Pues bien, El Domingo de Ramos su padre la invitó a esa fiesta anual donde los padres presentan a sus hijos para que estos se relacionen y formen parte del elenco de nuestra sociedad…yo iba a llevar a mi hijo pero por razones que no vienen al caso se marchó con su madre dejándome solo. 

El evento comenzó con una comida, justo cuando comienzan las vacaciones de Semana Santa…, ese Domingo su padre decidió que era el momento de la más pequeña de la casa… mi cuñado siempre se preocupa por su familia y la proyección de todos y cada unos de los miembros. Cansada de ir de allá para acá con chicos que avergonzados no le dirigían siguiera la mirada se acercó a mí y le prometí a su padre que la llevaría a casa pronto. Me dijo que la fiesta era tal y como le había dicho su padre, pero un poco más patética al no haber ningún chico de su edad que le atrajese…, como ya he dicho los integrantes de “La Sociedad” llevan a sus hijos e hijas, y había varios chicos de su edad que más bien parecía catetos retraídos, nada que estuviese al nivel de lo extrovertida que es Elena… así que no se sintió para nada incomoda a mi lado disfrutando de mi humor y agradable conversación.

Vestía con unos pantalones ajustados que resaltaban a la perfección sus nalgas y una camiseta de tirantes ya que hacía calor. De inmediato noté que la gente bebía mucho vino y todos estaban entrando en ambiente, además a lo lejos la vi extremadamente atractiva. Inmediatamente comencé a lanzarle miraditas, a lo que ella me respondía de una manera coqueta e insinuante. De pronto su padre se le acerca y le dice que le va a presentar a unos amigos con los que dura más bien poco y menos con los chicos que acompañaban a sus padres… para mi sorpresa llega hasta mí un poco hastiada de entre mis amigos. Le dije que estaba muy guapa y que hoy no iba a poder venir su primo, así que estaba solo en la fiesta de “La Sociedad”, se quedó a hablar conmigo sobre lo bien que le iba el curso y su proyección para el siguiente, de sus amigos y cosas así, aunque de vez en cuando notaba que se me perdía la mirada viendo con disimulo el culo y las tetas de mi sobrina…ella lo captó.

La invité a una cerveza, pero ella no estaba segura que a su padre le agradara que estuviera tomando alcohol, así que le preguntó para obtener su consentimiento si era sin alcohol… tomó una. La charla seguía y seguía y en el transcurso ya hubo tomado tres cervezas dos sin y la tercera normal para las seis de la tarde (comenzó la fiesta como a las tres) en ese momento se acerca su padre y como él tenía otras cosas que hacer se tenían que retirar ya. Yo estaba allí escuchando la conversación y me ofrecí a dejarla en casa ya que a la fiesta había llegado un grupo musical e íbamos todos a bailar…, mi cuñado pero al ser su tío pensó que la dejaba en buenas manos y que la trataría como a su hija. Para redondear la convicción de su padre, ella le insistió en quedarme y yo le prometí que a las ocho de la noche la dejaría en casa a lo más tardar a las nueve como prometió a mi hermana antes de salir. Así que se quedó en la fiesta y entonces sucedió… le sugerí que nos sentáramos en una mesa aparte para hablar, ella encantada ya que le gustaban los maduros de conversación agradable…, hablamos de muchas cosas cuando toqué el tema de lo guapa que se veía, que seguramente debería tener muchos novios, a lo que respondió que no tenia novio pero que los chicos de su edad no le interesaban mucho ya que los consideraba inmaduros y que no sabían tratar a una mujer. Comencé a mostrar mayor curiosidad y fui llevando el tema hasta preguntarle si a había estado con alguno de sus amigos o novios anteriores así íntimamente después de que la desflorara en la piscina. Me contestó que no, que después de haber estado con un hombre mayor tan macho como yo, era difícil que buscara algo en los imberbes de su edad…

Se nota a la legua la diferencia, me dijo.

Aquello me emocionó y excito sobremanera, así que manteniendo el tema seguí preguntando sobre esto, hasta que me confesó que tuvo un polvillo con un profesor para subir nota en el segundo trimestre. Esa confesión, sinceramente me puso un tanto nervioso pero siguió mi juego, así que sin miramientos le propuse que fuéramos a otro lugar, le confesé que desde que entró al salón llamó mi atención y quería estar a solas con ella. Pensé que se negaría pero me dijo 

—"Mientras lleguemos a mi casa a las 9" 

Me despedí con la excusa de que tenía que llevarla a su casa temprano y salimos de ahí como a las seis de la tarde, en el coche le fui diciendo que si se sentía cómoda con la situación, ella me dijo que a ella también le había gustado verme en la fiesta…y sin más ni más le puse una mano en su entrepierna buscando el coñito caliente de mi sobrina… comencé a tocar su muslo por encima del pantalón, como ya estaba oscureciendo, aproveché la luz roja del semáforo para desabrocharle el botón del pañalón y tocarle por encima de su braguita tanga, a mi eso me ponía muy excitado y creo que a ella también. Con su mano acarició por encima de mi pantalón, ¡¡¡Dios!!!! Sentía mi verga durísima debajo y yo un chochito caliente enjuto…eso me calentó mucho, así que le dije que en la calle no era buen lugar para estos toqueteos. Nos dirigimos entonces a mi piso, ella nunca había estado aún, la trataba como a una amante más…

— Tío contigo no me da nada de vergüenza… me encanta que me sobes el coñito… solo el hecho de pensar ser penetrada por ese miembro me excita como una perra. Lo único que quiero es estar aquí

Le sobaba la rajita notando como se iba mojando de solo pensarlo, al bajarnos entrando en el portal, inmediatamente le di un beso intenso, y nada más traspasar la puerta comencé a desvestirme poco a poco, primero quité su camiseta y besé sus tetitas, chupándolas tan rico que quería que no se acabara ni ella que yo me detuviera. Se recostó en la cama todavía con el pantalón puesto y me abalancé sobre ella besándola toda y deteniéndose en su ombligo, con cuidado desabroché su pantalón y se lo quité tirándolo hacia un lado de la cama, al ver su tanga parecía me volviera loco y comencé a besarle su coñito sobre las bragas, comiéndole todo de abajo arriba acariciándole las nalgas, apachurrándolas fuerte. Me dijo que le quitara la tanga y cuando lo hice me sorprendió al no ver un solo vellito en su pubis…

— La verdad es que me encanta tenerlo así, a los hombre maduros sé que os gusta follaros los coñitos que parezcan de niñas pequeñas…limpios y bien rasuraditos, me dijo al ver mi cara emocionada o sorprendida… y la verdad que es así como ella dice, porque parecía el chochito de una muñeca.

No lo pensé más y metí mi lengua en mi rajita chupando su clítoris muy rico, sentía sus esténtores de excitación, pensé que en esos dos o tres minutos había conseguido su orgasmo y me detuve, bajé mis pantalones y me quité el bóxer. Al ver esa verga que gasto dura mirándole a los ojos, alargó sus mano y la abarcó manoseándola desde la raíz al glande remándolo del arrastrando el prepucio hacia abajo. Con el capullo libre empezó a darle chupeteos con la lengua, que buenas mamadas me daba y que gusto tenerla chupándome la polla con su boquita, apretando con sus labios poniéndomela aún más dura, tan dura como una piedra, tan grande, tan caliente…, dudaba si le cabria dentro hasta la raíz en su garganta, porque en su coño si le entró pese a ser un poco estrechita. Rebusqué en mi mesilla un condón pero me dijo que no hacía falta, que la follara como la primera vez… igual que me follaba a su abuela y a su madre…que se la metiera al natural, deseaba sentirlo de nuevo, no importaba si la preñaba…podía correrme dentro de ella las veces que deseara, porque era su putita…

— Soy tu puta, me gusta serlo no lo niego y sentir tu verga de macho dominante. Me gustan los sementales que saben cómo sodomizar a la mujer, que saben cómo hacerme sumisas para obedecerte. Joder tío como tienes esa verga, es una barra de carne tan dura y mágica que me domina. Desde que me desfloraste acepto todo lo que te guste y desees, porque para eso somos las mujeres para diversión de los machos como tú.

Después la recosté en la cama y le abrí las piernas, mi cipote estaba tan rígido que no hubo que guiarlo para ir directamente a penetrarla. Lo hice poquito a poco, suave, ella solo soltaba gemidos al notar su ano dilatarse por mi cabezota dura y deslizante. Iba ganando centímetros en su culo haciéndole tragar un tercio del rabo. Esperé a que su anillo se adaptara al grosor del febril falo y tras unos segundos, de pronto le dije…

Ya no aguanto más Elenita, te la voy a meter hasta los huevos…

Y se le clavé todo el pedazo que restaba de un solo golpe haciéndola desaparecer…fue doloroso al principio para ambos pero después comenzó el vaivén con deslizamiento apretado. Entraba y salía tan bien que ya no se quejaba, sino que todo lo contrario lo gozaba como una perra sodomizada, la cual apretaba las nalgas con sus manos buscando la sincronía con mis empujones. La estaba partiendo de todo gusto viendo como culo se tragaba los 18 centímetros de tranca sin recato alguno… estuvimos así unos diez minutos y entonces…

—Quiero follarte por el culo viéndotelo, mi amor, date la vuelta.

Obedeció ipso facto, poniéndose a cuatro patas, observé lo abierto de su ano justo al sacarla, pero mágicamente se cerró a su estado natural…me sorprendió la facilidad de recuperación de sus esfínter, pero poco le duró, porque sin más ayuda que la rigidez del cipote la penetré desde atrás tomando sus nalgas con fuerza empujándola hacia mi verga... ¡Qué bien sentía el culo de mi puta sobrina adaptándose a mi grosor! Siempre pensé que Jésica sería una gran zorra desorejada, puta de mil machos, pero resultó que con 21 años era una chica formal con novio para toda la vida, sin embargo ese puesto vacante lo ocupó la sensible y mojigata Elenita, que se me desveló como una magnífica folladora sin pudor. Al lado derecho había un espejo y podía verla a gatas siendo penetrada por ese hombre 27 años mayor que ella, que casi le doblaba en envergadura…, al ver la imagen me excite más porque se veía delgadita y culona de nalgas respingonas dándome una mejor embocadura a su culito, a fin de dar buena cuenta de la hincada…, por otra parte Yo me veía fuerte y maduro, ¡¡Qué sensación!! Era como si un gorila de espalda plateada se follara a una monita, mi ancha polla era desproporcional al abierto culito de Elena. Me avivaba al ver como entraba y salía de su agujerito ensanchado a través de la expedita raja de su culo. De pronto las embestidas fueron más fuertes y ella solo repetía mi nombre como si aun fuera una niña pequeña llamando asustada a su papi…

— Tito, tito ¡Mmmmmm me corro amor! 

Yo continué ahondando en su interior sin compasión, forzando toda la verga gruesa y venosa en su esfínter queriendo llegar al estómago. Mientras ella se corría por segunda vez convulsionando y gritando como una perra en celo… No pude más y mis pelotas acabaron por abrir las compuestas en un estallido de leche, al mismo tiempo que berreaba cual si fuera un semental en celo expulsando todo el aire de mis pulmones, al tiempo que los largos chorros de lefa llenaban de esperma caliente el culito de mi sobrina, quien hacía rato tenía una mano en su coño tocándose el clítoris para intensificar el orgasmos al máximo… Qué bien estuvo el rompimiento de su culo, el segundo desvirgue que le hice a mi sobrina. Nos acostamos rendidos y exhaustos acariciándole el  cabello y su culo redondeado y firme. Unos minutos después comencé a tocarle la vaginita sin pelitos diciéndole que me encantaba y besándola con la lengua que ella no me rehusó dándome sin comedimiento. Como ya eran casi las nueve nos duchamos juntos en mi baño y nos vestimos, la llevé a su casa…

Llegó a la hora indicada, más tarde como a las 9:30 le llamó su padre al fijo de casa para verificar que ya estaba allí, así que le dijo que sí, que su tío Sancho se había portado muy bien con ella toda la noche y me había divertido de lo lindo antes de llevarla a casa. Nada más colgar me envió una mensaje de voz por WhatsApp diciéndome que la vaginita le ardía de solo recordar nuestro encuentro... desde ahora en adelante era solo mía por ser quien la había desvirgado por ambos agujero… de ahí, solo quedaba que la preñase para tener de mí todo. Esta Semana Santa ya no lo he visto pero hemos quedado para la próxima en repetirlo en la habitación de hotel frente al mar, donde llevé a su hermana hacía unos años… ya te contaré como me fue, mientras estoy pensando en ese coñito de Jésica que me hizo gozar tanto, atravesado por mi verga… Pero hay algo que se salió de madre, fue lo que ocurrió el verano pasado… y esto nos lleva a la íntima amiga de mi madre Carmina, esta historia está contada en… “Reventando a Carmina”.










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