Todos los Relatos están Inspirados en Vidas Reales...

UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Una Putita de Vergas maduras. 3ª parte




El partido

Quisiera compartir nuevamente lo que me ocurría en mi moral distendida provocado por una desazón tremenda de mi cuerpo al pedirme macho de manera tan implacable. Todo ello lo inició mi entrenador de bádminton que me calentó hasta liberar la putita que tenía escondida en mí, para convertirme en cautiva de los falos viriles de gran tamaño. Luego el mismo hombre amañó mis entrenamientos de bádminton para que mi hermano y yo  termináramos follando como cerdos, ¡Que es un cabrón…! Para acabar ahora como Carne tierna para dos maduritos. Esa tarde me encontraba muy nerviosa porque terminó la sesión de entrenamiento. El Señor Ferrer, mi entrenador, me había dicho días atrás que pronto me metería tres dedos en el culito para seguir ensanchándolo y por fin hacerme debutar con su enorme tranca, pero la verdad es que ya había sido desvirgada por mi hermanito que me hizo  chillar y llorar al resultarme doloroso sin previa dilatación ¡Menudo Cabrón! Me ponía caliente la idea de volver a ser perforada por el culo sin tregua. Pensé que tal vez si le hacía un pajote tras los arbustos podría perdonarme por ese día.

Carolina, te puedes ir a tu casa, tengo que prepararme porque me voy a Getafe, me invitaron a un torneo Amateur que durará una semana. Creo que tengo condiciones para llegar mínimo a la final, ¿tú qué piensas?

– ¿Te vas para una semana? Ojalá tengas un accidente en el camino y así nunca más volvamos a vernos.

– Qué malvada eres. ¿Vas a extrañarme nena…?

– No soy tu nena. Debería darte vergüenza hablarle así a alguien que es alumna tuya

Claro que iba a extrañarlo.

Admitir que me gusta el contacto de su verga en mi coñito, de sus dientes en mis pezones, de sus orondos huevos en mi boquita. Admitir que me mojo toda cuando me ordena ir a su oficina para “jugar un rato” ¡Jamás! Tengo labrarme una buena imagen de chica decente y mantenerla. Me dio un beso en la mejilla y se alejó. Me hice la remolona y crucé mis brazos como si no me importara. ¿Una semana sin mí querido entrenador? Era una locura. Le seguí hasta su coche, a una distancia prudente sin que él me notara. Cuando se subió, me acerqué y golpeé la ventanilla insistentemente con mi raqueta…

– ¿Qué pasa, Carolina?

– ¿Ese torneo en Getafe no tendrá una sección femenina amateur para gente como yo?

– Sí, seguro que lo hay. ¿Y por qué quieres ir a ese torneo?

– Tú más que nadie has visto mi progreso en la cancha, creo que un torneo para medir mis capacidades sería perfecto, ¿no?

– A ver, Carolina, ese torneo es importante para mí, preferiría evitar cualquier tipo de distracción. Y tú, tu culito, tus tetas y tu coñito son una maldita distracción.

– ¿Qué te hace pensar que quiero estar con un maduro cabrón tan asqueroso como tú? Ya te he dicho  que quiero probar mis habilidades, apoyarme y ayudarme es su responsabilidad como mi entrenador. ¡Mi padre te paga para eso!

– Mira jovencita, si tanto quieres ir, voy a esperarte mañana aquí a las 9:00, pero iremos para JUGAR AL BÁDMINTON y nada más. Habla con tu padre, él confía en mí. Dile que te alojarás en mi Piso de Getafe.

– ¡No me haga llorar de la risa, Señor! ¿Realmente piensas que solo lo hago porque quiero follar contigo? Bájate esos humos, pero por favor.

– Mejor, así estaremos mejor preparados para el torneo…

…Yo estaba fuera del estudio de mi padre, esperando que terminara de hablar teléfono, pero parecía que nunca iba a terminar de discutir con su colega. Para esa ocasión solo llevaba una camiseta rosada que revelaba mi ombligo y una braguita blanca. Me había deshecho de la coleta y dejé que mi cabello lacio y mojado terminaran de darme la imagen ideal. Entré en su habitación. Él me miró fugazmente mientras hablaba, puso su mano en el móvil y me dijo…

– Carolina, ¿entras sin avisar?

– Perdón papi, quería pedirte un favor.

Me subí en su cama y a cuatro patas avancé lentamente hasta quedar encima de él. Su mirada era extraña, como si tratara de reconocerme. Aún no sabía que su hija se había convertido en una adicta al sexo duro con maduros y con su propio hermano de rebote. Me mordí el labio inferior como una sexy putita, y llevé un mechón tras mi oreja…

– Papi, hablemos un ratito.

– Te llamo luego, colgó su móvil. – Pero bueno cariño, mírate. Cada día estás más bonita Carolina. ¿Qué quieres?

– Voy a irme a Getafe para participar en un torneo amateur de bádminton. No te preocupes por mí, me alojaré en la casa del Señor Ferrer y su esposa, inventé lo de la esposa.

– Sigues viviendo bajo mi techo. Mi casa, mis normas, chica. No hay trato, te quedas aquí.

Me estaba poniendo de los nervios, sentía que la tranca venosa de mi entrenador se alejaba de mis manos. Volvió a coger su móvil para llamar a su colega pero yo no iba a dejarle, me abalancé para abrazarlo con brazos y piernas, mi manito disimuladamente lanzó el móvil fuera de su alcance sobre la cama…, llevé mi naricita hasta su oído y le susurré muy sexy como una gatita melosa…

– Por fiiiii papiii, no seas malo, te prometo que te traeré una medalla para que estés orgulloso de tu nenita. Mi entrenador dice que soy muy buena y un campeonato como este me reafirmará…

– Carolina… ¡Ufff! Pero qué te pasa nena…

Quiso apartarme pero yo me senté sobre él y apoyé mis manos en sus hombros. Gemí, el culo aún me dolía un poquito del desvirgue de mi hermano…, pero decidí aguantármelo, me reí y mordí la punta de mi lengua.

– No te soltaré hasta que me lo permitas, papi. Venga, solo serán unos días…, te llamaré todos las noches antes de “acostarme”, te lo juro.  – ¡Bufff… Carol no deberías…!

– No confías en el Señor Ferrer.

– Claro que sí, ha enderezado un montón a tu hermano. No se lo digas a nadie, pero el muchacho me dijo que está enamorado de una chica y que busca ponerse serio con ella.

– Y en los estudios ha mejorado bastante…

– Sí, sí, las notas son muy buenas…, lo que hace el deporte y la disciplina.

Pues claro que mi hermano estaba enamorado. Estaba enamorado de mí gracias a las clases de bádminton de mi entrenador, de mi culito y de mi coñito…lo tenía como un burro amaestrado detrás de mí. Pero él era de lo menos en ese momento, era evidente que mi padre no me veía como una mujer deseosa de carne, yo era simplemente su hijita, por más cortita de ropas que estuviera, por más que yo gimiera como una zorrita, y por más que me restregara contra su pelvis a modo de perra en celo, para él solo era su niñita pequeña.

– Papi no hablemos de Sebastián, hablemos del torneo de bádminton en Getafe.

– Ah, eso. No, lo siento Carolina.

Mandé mi rodilla en su entrepierna y golpeé ligeramente su bulto. Él quería acomodarse pero yo lo tenía bien sujeto, me acerqué más y más con una carita de gatita triste.

– ¿Me he portado mal alguna vez, papi? Siempre he sido una nena modélica.

– Ufff… Ro… Carolina, me estás aplastando ahí abajo. ¿Quieres quitarte de encima?

– No hasta que me des permiso, papi.

Dejé que mi coñito mojadito tras la braguita, se restregara contra su polla buscando dureza bajo el pantalón. Sonreí cuando sentí que poco a poco se empalmaba, él quería salirse obviamente pero yo no le iba a soltar, iba a calentarlo a tope…, poco me importaba ya si consumaba un fogoso polvo con mi propio padre, solo sería una muesca más ansiosa rajita tragona de pollas maduras… Era una oportunidad única, lo tenía entre las cuerdas.

¡Madre mía, niña…! ¡¿Puedes dejar de hacer eso?!

– ¿Hacer qué, papi? Besé la puntita de su nariz. – Te voy a comer a besos y no te soltaré hasta que me des permiso… ¡Sabes que te quiero mucho papi y yo soy tu nenita preferida!

Empecé a dar piquitos en su mejilla, luego fui hasta la comisura de sus labios de manera rápida. Él ladeaba su rostro con risas forzadas mientras su polla ya se ponía a pleno rendimiento. Me reí tan inocentemente pude, restregándome más y más, luchando ambos en la cama. Un libro cayó al suelo, una almohada también, y así, enredados los dos entre las sábanas, por fin habló…

– Me lo pensaré, primero hablaré con tu entrenador y después tomaré una decisión.

Estaba perdida, debía de hablar con el Señor Ferrer antes que mi padre. Y después trabajarme un poco más a  papá, después de estar divorciado tantos años y con un trabajo tan estresante, seguro que necesita unos cuantos mimos para tomar una decisión acertada. Con 17 años ya tenía suficiente experiencia sexual para saber manejar a un hombre maduro, por lo que sabía…los bultos que se les forman bajo el pantalón a los machos no son cosa de la casualidad, y con qué facilidad podemos hacer las chicas que se formen. Me gustaba jugar a eso con la hombría que me rondaban… no solo son las  hormonas en los adolescentes que están a flor de piel, sino también los maduros como mi padre. ¡A papá vaya si se le puso dura con mis restregones!

Con anterioridad había comprobado el excelente paquete que posee mi padre, pero nunca le había dado importancia ya que de siempre nos habíamos mostrado sin recato. Incluso se la había visto medio empalmada alguna vez cuando entraba estando él en plena ducha. Pero de igual manera, él me había visto empitonada con el biquini, o sin él… en más de una ocasión me ha visto afeitarme el vello del pubis en el aseo, incluso meando innumerables veces…era algo común sobre todo a primera hora de la mañana recién levantados cuando mear es un urgencia haya quien haya delante. Todo dentro de la normalidad de una casa en la que siempre se había actuado al respecto del naturismo con normalidad.

Pero un día no se qué cambio en él, no sé qué ocurrió. Yo creo que mi padre me vio con ojos distintos desde un día que me vio rasurándome los pelos del coño, como otras veces… esa vez no fue la única. Recuerdo que antes debido al calor del verano, me había metido en la ducha durante un largo rato, y entre tanto cayó una buena paja con el agua arrullándome el clítoris. Lo necesitaba. Me relajó un montón. Al salir me puse a depilarme, sobre el inodoro y con las piernas sobre una banqueta. Mi clítoris me lo notaba todavía latente, rosado asomándose hacia afuera bajo el capuchón…duro y espigado, muy hinchado de la extrema excitación que llevaba encima. Por entonces con 14 años ya pensaba en la necesidad de follar casi a diario, mis tetas estallaban de duras que las tenía, con unos pezones erguidos y desafiantes hacia arriba. En ese momento entró mi padre en el baño. Todo normal… Yo súper relajada con una sonrisa picara en mi boca haciéndome el coñito. Se estuvo mirando en el espejo del baño, pero también ocupaba su mirada en mi imagen reflejada más de lo normal. Supongo que me vería algo distinta, Supongo que se percató de mi clítoris inflamado y de mis tetas espectacularmente firmes.

Después de unos segundos oteando mis hechuras, se acercó a mi lado y se sentó frente a mí, quedándose observando cómo me rasuraba a conciencia todo el pubis, que es donde me crece el poco vello que poseo, en el resto de la entrepierna lo tengo depilado natural. Yo no me sentía mal, pues siempre lo hacía cuando quería hablar conmigo, solo que ahora me hallaba con el coño al aire. Me sacó el tema que ya no era una niña, de lo mucho había crecido en tan poco tiempo, que si quería hablar de algo que contara con él…. Yo seguía con mi labor y le contestaba a sus comentarios. Al final de la conversación, me levanté y me senté en sus rodillas, como hacia cuando era más pequeña, y le di un fuerte abrazo. Entonces noté una dureza enorme creces en mi muslo por la parte exterior, la parte que estaba en contacto con su polla súper erecta tras esos pantalones cortos de verano que llevaba. No le di importancia. Era normal que un macho se excite viendo un coñito, aunque sea el de su propia hija, más supongo yo, estando solo sin una mujer en donde meterla en caliente. Mis padres se divorciaron cuando mi hermano y yo teníamos 6 años, y papá aun era muy joven para aparcar su sexualidad…sabía que se follaba a alguna pava de vez en cuando, pero nunca la traía a casa.

Pero esa noche le empecé a dar vueltas a todo. Me empecé a imaginar escenas, situaciones,  momentos con él. Él era una persona que se conservaba muy bien, con sus 40 años recién cumplidos. Iba al gimnasio y salía a correr. Me empecé a tocar mientras mi imaginación volaba sin darme cuenta. Estaba en la cama con unos pantaloncitos cortos de pijama y nada más porque no me gusta dormir con bragas ni top… de esos que paran súper anchos por la zona de las piernas, por lo que me facilitaba mi labor. Las sábanas casi no me cubrían. Estaba volando cuando me di cuenta que mi hermano mellizo, se había despertado y estaba sentado en la cama de al lado, viéndome con una sonrisa en los labios. No había secretos entre nosotros, pues habíamos descubierto la sexualidad entre nosotros de forma inocente como si fuera un juego hacía ya muchos años.

Nos habíamos pajeado mutuamente revelando nuestro sexo, y hasta nos recreábamos con deliciosos 69. Siempre que se terciaba le hacía una buena  mamada, y él a mí también me comía el coñito para saber lo que se sentía y tomar prácticas sexuales para cuando llegase la ocasión con nuestras respectivas parejas. Pero sin que fuera a más…un juego más entre hermanos de aprendizaje entre los meandro de la vida. En esta ocasión me dijo… ¡Joder hermanita, como estás, ¿no?! Que no soy de piedra y me vas a poner a cien. A lo cual me reí y le dije que se hiciera un trabajo manual. Me di media la vuelta y me dormí, nunca dejé que Sebastián pasara de ahí, de buenas me hubiese follado a los 12 años o antes… a los 13 perdí la virginidad con aquel desconocido que me ayudó con la bicicleta. Aquel viejo No era el hombre ideal que toda adolescente sueña y para el que deseaba conservar su virginidad. Pero me sirvió para quitarme esa pesada carga del himen.


El príncipe azul nunca llegó, y aquel viejo con su grueso pollón era para mí lo más parecido que encontré en ese momento… ese cabrón estaba allí justo cuando lo necesité…, un maduro que me hiciera delirar con su experimentada verga, alguien que me rompiese el himen con amor o sin él, que me follara con  ímpetu sin ser egoísta en darme uno o más orgasmos, al contrario que los niñatos de mi edad, los cuales solo piensan en meterla y acabar a los pocos minutos sin pensar en una…, si es que llegaban al minuto de penetración… Yo necesitaba un macho que aguantase bastante haciéndome el amor, y no era mi hermano precisamente el que tenía en mi cabeza…Eso no quitaba que gozase y jugase al sexo con él a diario… Mi hermano y yo teníamos una gran complicidad después del divorcio de nuestros padres, hicimos piña entre nosotros, hasta el punto que nos lo contábamos todo.

Sé que de niño le hicieron la circuncisión y eso le hizo faltar un par de semanas a la escuela, pero más que eso se le abrió todo un mundo nuevo de sensaciones donde quería tocar todo con su pene, algo que a mí me irritaba mucho. Decía sentir una agradable sensación de sus calzoncillos, el roce de las sábanas, el agua de la ducha, todo lo sentía de una forma nueva y le gustaba. Incluso le gustaba cubrirme con una manta cuando veía la tele y bajarse la ropa para sentir como su pequeño falo le rozaba y frotaba con todo. Esta precocidad suya pronto encontraría en mí a su mejor aliado en la pubertad, y ya para entonces se le había desarrollado una polla enorme, seguramente gracias a no tener frenillo en su glande, dejándole libertad de crecer a su máximo tamaño, sin duda se le pondría tan grande como la de papá, cercana a los 20 cm y ancha para abrir gustosamente las vaginas de tanta hembras como pensaba follarse.

Por entonces, mi hermano y yo compartíamos habitación y en las noches de frío nos acostábamos en la misma cama. También nos bañábamos juntos, la más de las veces solos y a veces con papá cuando nos quedamos a vivir con mi él…Total que pasábamos mucho tiempo juntos como lo harían los hermanos normalmente, con la diferencia de que a Sebas y a mí nos gustaba meternos en casa de mi abuela y ver las revistas porno de mi tío. Aunque éramos poco más que unos niños, devorábamos las fotos de las mujeres y hombres desnudos…, creo que sobre todo nos gustaba la emoción de hacer algo juntos sin que los adultos supieran. También a veces nos ayudábamos a enjabonarnos mutuamente en la ducha ofreciéndonos completamente desnudos, por lo que era más o menos normal tallarnos la espalda y ese tipo de cosas… hablamos que esto lo hacíamos a menudo hasta los 13 años, en donde se volvió algo más pudorosos, aunque no tanto como se podría pensar.

En casa nunca han habido cerrojos y nuestros cuerpos no eran secreto para nadie, y aunque desde hace cuatro años no compartimos la ducha habitualmente, en ocasiones le pido que me ayude con la espalda…el muy cabrón se toma libertad de llegar a mi culo y más allá… lo dejo complacida, la verdad, porque sus caricias con la espuma es algo placentero y estimulante. Una noche me desperté cuando sentí una mano que me acariciaba por encima de las sábanas, abrí despacio los ojos y con timidez miré a mi hermano acostado junto a mí…, Me puse algo nerviosa y no quise asustarlo así que fingí estar dormida. Sebastián me acariciaba la entrepierna y trataba de ver mi reacción pero yo aprovechaba la oscuridad de la noche para entrecerrar los ojos y hacer como que no me había despertado. 

Entonces, ya con más confianza se metió bajo de las sábanas y empezó a tocar mi rajita, me gustaba como se sentía y me dejé… preguntó si estaba despierta y no me quedó más remedió que responder en voz baja. Sebas me tomó de la mano y me la llevó hacia su polla, de inmediato me di cuenta que no tenía nada ropa y no pude aguantar la curiosidad de acariciarlo un poco, para sentir si en verdad estaba desnudo. No sabía cuáles eran sus intenciones, pero esto nuevo que estábamos haciendo era divertido y emocionante… a los 11 años todo lo relacionado con el sexo lo es.

Pude darme cuenta que su cipote se hallaba duro y mi pepita tiraba del capuchón con ganas de salirse, tenía una sensación placenteramente extraña. Lo acaricié calibrando su tamaño, era más pequeño que los de las revistas pero sin duda estábamos igual de excitados. Mi hermano me pidió que le mamara la polla, eso se me hizo raro y le dije que no… 

– ¿Si yo te chupo tu coñito, tú me comes la polla después…?

Preguntó decidido…, en verdad pensé que no se atrevería así que le dije que sí. Para mi sorpresa metió su cabeza bajo las sábanas y empezó a lengüetearme la rajita, yo casi grito de la sensación y él tuvo que silenciarme con una mano en mi boca. Luego empezó a chuparme la pepita que se me puso súper dura y en ese instante sentí algo que nunca olvidaré, era exactamente lo que estaba buscando, lo mismo que me confesó Sebas al tocar todo con la cabeza de su verga…, la sensación tibia y húmeda del interior de su boca, junto con su lengua rasposa y suave dándome vueltas por dentro y sus labios apretando todo, subiendo y bajando por mi raja hasta meter su lengua en mi agujerito virgen. 

Era una sensación que me gobernaba desde el coño hasta el cerebro, todo era completamente delicioso y yo no sabía si dejarme ir con el placer o seguir atento a lo que pasaba. ¡No era igual que cuando me tocaba a solas! De pronto mi hermano se despegó, dejándome con ganas de más y yo sabía que era mi momento de pagar la apuesta. Primero me quité el pijama para que ambos estuviéramos desnudos y luego me metí entre las sábanas. Al principio lamí tímidamente su polla y sus bolas como él había hecho conmigo en mi coñito….

La verdad no me gustó nada el sabor ni la sensación en primera instancia, pero las apuestas con mi hermano eran algo en serio y era mi hora de pagar. Así que sin darle más vueltas puse la puntita de mi lengua sobre su glande y me llegó un sabor salado fuerte pero agradable a macho. De pronto pensé que por aquel agujerito era por donde meaba y en más de una ocasión le había visto hacerlo, veía cómo se le abría para expulsar un buen chorro de pis…, pero también era el mismo agujero por donde eyaculaba su lefa. En pocos segundos cambió el sabor a uno más agradable, y menos intenso, mezcla de mi saliva con su almizclado aroma… se lo estaba chupeteando como si fuera un caramelo. No me lo pensé más y metí su polla en mi boca tratando de succionarlo con cuidado de no lastimarlo con los dientes. Mi hermano me agarró por la cabeza y empezó a moverme de arriba hacia abajo, después de unos cuando movimientos guiados por sus manos empecé a moverme sola degustando por primera vez el musculado miembro viril de un macho que se hinchaba dentro de mi boca.

La sensación de su verga entrando y saliendo era más deliciosa de lo que pude haber imaginado. Además el sabor del bálano me llenaba toda la cavidad bucal con una sensación acuosa por la tremenda salivación que experimentaba como nunca con otra cosa en mi boca. Mi hermano tuvo que detenerme y de pronto me dijo que ya se iba a su cama a "terminar". Yo sabía a lo que se refería, pero nunca lo había visto eyaculando, así que no tenía idea realmente como sería… lo dejé que se fuera y esa noche me esperé a que se me pasara la excitación para quedarme dormida. Así pasó varias noches en que mi hermano se metía en mi cama por las noches y nos chupábamos los dos hasta que él decidía irse a su cama a terminar haciéndose una paja para correrse... Yo me conformaba con chuparle la polla y dejarme comer el coñito lengüeteándome el clítoris hasta correrme con su lengua…, sin embargo él nunca me dejaba que yo le acabase la corrida en mi boca, me gustaba mucho hacerlo y no veía nada de malo en ello. Ya con 12 años sabía que las mujeres no se quedaban preñadas por beberse la leche de un semental. No recuerdo exactamente, pero supongo que pasaron unas semanas en que la cosa se pusiera más seria.

Una noche estábamos haciendo un 69 en mi cama, ya habíamos tomado más confianza con una mejor técnica para mamarle la verga, y él se recreaba estupendamente en mi coñito comiéndome el clítoris, los labios vaginales y follándome el coño con su lengua…hasta me llegaba a lamer el ano ¡Eso me estremecía! Yo también se lo hacía marcando un reguero de saliva desde su ano hasta el glande, pasando por una buena comida de huevos que succionaba tragándomelos uno a uno. Entonces mi hermano empezó a lamerme toda mi vulva juntando con mis labios vaginales, devora el coño como si de una tajada de sandía fuese. Entonces se fue yendo más abajo hasta el lugar entre la bocana de mi coño y el culo. Yo empecé a sentir unas cosquillas extrañas que no había sentido antes, solo sabría describirlas como cuando bajas muy rápido una montaña rusa.

De pronto mi cuerpo empezó a estremecerse y yo sentía que mis músculos se movían rítmicamente fuera de mi control como si hubiera choques eléctricos recorriendo mi cuerpo desde la entrepierna hasta mi ombligo. Perdí por unos segundos la sensación de mí, tanto así que no sabía más si estaba acostada, parada o dando vueltas. En unos segundos esa sensación tan intensa se terminó y solo pude notar que mi hermano estaba cubierto de un líquido que olía muy fuerte a mí, y que yo había eyaculado con fiereza. Me espanté y por curiosidad encendí la luz, por reacción traté de ver qué era ese líquido viscoso emanado de mi coño… no era nada que yo conociera, lo olí, probé un poco y todo era muy raro. Miré a mi hermano con un poco de miedo y él me dijo… 

– No te preocupes es normal, te acabas de correr.

Sebas se dio cuenta que yo no acababa de comprender lo que había pasado, así que se empezó a masturbar en frente de mí y en unos pocos segundos empezó a estremecerse, puso los ojos en blanco y de su polla salieron volando chorros de leche que acabaron en gotas de espesa lefa con olor fuerte a macho. Salieron expulsadas tan fuertes y fuera de control que unas me pegaron en el pecho, cara y cabello. Entonces entendí por primera vez como eyaculaban los hombres, y que yo había tenido un orgasmo igual que él, solo que mi coñito eyaculaba fluido acuoso en vez de espeso semen. En verdad había sido tan excitante, y me hallaba en una nube de placer tan agradable, que ni si quiera me di cuenta de cuánto esperma salió disparado de su hinchado glande directo a mi cara. Por curiosidad toqué el semen salpicado en mi cuerpo, lo olí y lo probé. Era el premio al buen trabajo que le hacía a mi hermano, su sabor no era como el mío, tenía un sabor algo diferente, sabía al olor que desprendía su verga. Preguntó si yo estaba bien y le dije que sí.

Se acercó a mí y empezó a lamerme el coñito aseando todo el fluido que lo empapaba, en mis muslos y en mi culo…Eso fue algo totalmente nuevo gozando de la sensación de su lengua recorriendo mi cuerpo, de la misma manera que siempre había hecho con sus manos… ¡Ahora lo realizaba con su lengua…me hacía estremecer! Me gustó tanto, que esa noche me fui a dormir más relajada que nunca, y a partir de ahí subió la intensidad de las cosas que hacíamos juntos para siempre, masturbándonos o comiéndonos los sexos cuando nos apetecía calmar nuestro fulgor, que dicho de paso, era casi todos los días después de la vuelta del instituto y antes de ponernos a estudiar. Aprovechábamos ese descanso en plena siesta para recrearnos en nuestro hallazgo sexual. Sucedió que estábamos solos en casa como todos los días… esto acaeció a nuestros con 14 navegando por internet, entonces no estaba jugando online, sino viendo pelis porno cuando de pronto entré.

Aún compartíamos cuarto y lo pillé con toda su tranca abrazada por la mano derecha…, sin más le dije 

– Eso no lo tienes que ver… tienes que hacerlo.

Sebas se quedó inmóvil mirándome impertérrito. Me agaché, le acabé de quitar su pantalón bermuda juntos con los calzoncillos, y comencé a mamarle la polla. Me apeteció darle el gusto y de paso a mí también… tenía la verga empalmada, pero poco me costó ponerla más dura. Con mi boca le trabajé el glande, con una mano su tronco hasta la base con sus pelotas, después subía lamiendo el tallo rígido mientras mi mano se quedaba masajeándole los huevos. Se hallaba sentado en el borde de la cama, y yo arrodillada delante de él agarrando firme su polla. Le pasaba mi lengua lentamente por su cabezón, me miraba mientras lo hacía, me metía la punta en la boca y después pasaba mi mano a lo largo del tronco bajando el prepucio y se la volvía a mamar más rápido, para llegar a hacerlo de forma casi agresiva con su duro capullo inflado en mi boca, dándole con la mano al resto del tronco venoso.





Después bajé a sus huevos colganderos otra vez, metiéndome sus testículos en su boca, succionándolos, los lamía, gemía de gusto cuando pasaba de nuevo la lengua a lo largo del tronco hasta llegar a la punta. Le masturbaba con la mano de forma enérgica mamándole el glande en mi boca. Gemía, con la otra mano le agarraba los testículos, sacaba la lengua… le hacía gemir de placer. Después empezó a meterme más  polla, un trozo, la mitad, hasta introducírmela entera, chocando mi nariz con su barriga. Era magnifico, esto me dejaba fuera de juego…, metía y sacaba entero su estoque como si nada. Él mientras no dejaba de amasarme las tetas. La verdad es que no me aguantó mucho y se corrió en mi boca. Sentí los latigazos de sus contundentes chorros de leche, los cuales me tragué hasta copar toda la corrida entera que no fue mucha ese día… 

– Eso es todo, le dije y me fui con mis amigas.

Al día siguiente me estaba bañando, mi hermano entró y se quedó mirándome. Me sentía coqueta cuando  lo vi observándome, así que le indiqué con el dedo que se acercase… 

– Ven nene tócame

Comenzó a sobarme el cuerpo embadurnado de espuma, restregándome con el gel mis enormes tetas. Me la enjuagué un poco por los pezones y el dije con una voz excitada que me las chupase. Sin demora comenzó a mamarme las tetas haciéndome gemir. Le ayudé a que me tocase la rajita abriéndome de piernas y encauzando su mano a mí coñito… me frotó el clítoris haciéndome gemir más fuerte a cada momento. Luego se bajó para comerme mi pepita, pero cuando no llevaba ni dos minutos, llegó mi padre y el chico salió corriendo del baño al cuarto, así que no tuve más remedio que quitarme las ganas con una paja bajo la ducha. Un poco más tarde antes de cenar, Sebas se hallaba sobre la cama escuchando música recostado boca arriba, cuando le cojo su cipote, que por entonces ya le debía medir sobre los 16 cm, le quito los pantalones de ir por casa…, yo en cambio llevaba puestos mis leggins cortos y un top…bueno empecé a mamarle su polla hasta que en unos minutos se corrió dentro de mi boquita golosa ¡Cada día me gustaba más el sabor de su leche!

Una vez que Sebas se halló relajado, me acosté a su lado y le pedí que me acariciase, me encantaba sentir sus dedos recorrer mi piel, me electrificaba cada centímetro de mi piel. No lo dudé por más tiempo porque deseaba sentir sus manos por cada poro de mi dermis, me despojé del top y del leggins quedando solo en unas braguitas minúsculas tipo tanga. Mi hermano comenzó a recorrer con sus dedos mi orografía al tiempo que se centró en chuparme las tetas… yo gemía deseando que me penetrase por primera vez, no obstante no le dije nada, de lo contrario se me hubiese montado encima y me hubiera follado sin miramiento alguno…pero ese acto lo tenía reservado. 

Se le puso dura, le así la verga remangando el prepucio y le hice una buena paja recostada sobre mi espalda en tanto él me agasajaba con sus mimos recorriendo toda mi dermis y chupándome las tetas. Empecé a un ritmo suave, él gemía cada vez más rápido, al rato me pidió más duro y se la agarré como si estuviese en uno de mis agujeros, ahora le tenía la polla bien apretada, tanto que le dolía me dijo. 

Entonces lubriqué su badajo con un escupitajo, para continuar incluso con mayor fortaleza y más rápido hasta que le vino un orgasmo soltado un reguero de esperma que lo esparció por todas partes. Soltó varios chorros que embadurnaron mi barriga, su pubis, sus muslos y mi mano quedaron repletos de leche espesa. Al cabo de unos minutos, el cabrón se recuperó y me dijo que deseaba que le hiciese una paja cubana con mis tetas que eran bastante grandes… le agarré su tranca en mi canalillo, él comenzó a mover su polla durante un buen rato hasta que volvió a correrse en mi propia cara. Qué decir que cada vez que no estaba mi padre me lo follaba de todas las manera, menos por mi coñito o mi culo que lo dejaba para viejas y maduras vergas grandes y experimentadas en mil folladas.

****************************

Pero volviendo a mi escarceo con papá, no iba a dejar que el entrenador se marchase solo y tenía que convencer primero a mi padre que me dejase ir al campeonato. Al cabo de unas horas papá se encontraba en la piscina, se había dejado los negocios y lo tenía todo para mí… la piscina está en un lugar protegido del exterior y nos solíamos bañar desnudos o con biquini, en topless o bañador…como ya dije, en casa teníamos ciertas libertades que en otras familias no existe. Esa tarde iba en biquini sin la parte de arriba. Jugué en el agua con mi padre. Como otras veces, pero esta vez deseaba provocarle y le noté más manoseador que nunca, aunque no le dije nada porque en el fondo me gustaba para tenerlo a mi merced, que era lo que me apetecía. Estábamos solos en la casa, mi hermano se había largado con sus amigos.

Al rato de jugar en el agua, salimos para tomar el sol, nos quitamos el bañador y el biquini para coger un bronceado integral. Me encantaba el gran falo que gastaba papá, a pesar de que lo tenía medio erecto como cuando ha estado empalmado y te está bajando… ¡Joder lo bonito que es…y como apetecía probarlo! Yo me había quedado súper excitada, tenía el coño húmedo y los pezones a reventar. Me subía un pequeño aroma a sexo fruto de los flujos que me salían. Nos tumbamos uno al lado del otro en tumbonas separada por tan solo 30 cm, y no sé si fueron las feromonas o las hormonas o lo que sea, que mientras le estaba poniendo crema en la espalda, vi como entre sus piernas, sobre la toalla se estaba empalmando de forma que la veía incluso latir. Acabé y le dije que se diera la vuelta, para ponerle en el pecho. Me dijo que ya se la ponía el. No le dejé, porque no me lo podía perder. Se dio la vuelta y la vi majestuosa. Debía medirme sobre los 20 cm, y más gorda que nunca la había visto.

Le hice un comentario jocoso… - Parece que se te está levantando el mástil de la bandera, papá… y le empecé a untar.

Él cerró los ojos sin tomarlo a cuenta, no era la primera vez que su polla se empalmaba conmigo. Cuando llegué a las piernas, la rodeé y la así con el beneplácito de papá… no me pude resistir y me la introduje en la boca, hasta la garganta… mirándole a los ojos. Él ni los abrió. Emitió un suspiro y me dejó hacer. Al minuto me dijo que para mi edad ya era muy puta…eso cómo podía ser. No le contesté, ni tampoco le hice demasiado caso, ese macho necesitaba desahogarse con una hembra y tenía a su niña para eso. Me puse haciendo un 69 encima de él, mostrándole frente a él mi clítoris palpitante y rasurado, con el que tantas veces se deleitaba mirar como lo hacía. Sin pudores, ni controversias me lo comió como nunca me lo habían hecho

¡Qué placer indescriptible! Fue verdaderamente increíble. Me corrí por lo menos dos veces seguidas. ¡Qué gozo! Yo mientras le agarraba su polla junto con los huevos que manoseaba con fruición, al tiempo que se la apretaba entre mis labios rozando firmemente la musculosa hombría de mi progenitor. ¡Como me gustaba su sabor, su textura, su gordura, dureza y rigidez! Las venas se le hincharon. Y como notaba que le gustaba. Me quedé mirando su cabezota, la misma que un día estuvo en el útero de mi madre eyaculando los espermatozoides que me dieron la vida fecundando a mi madre. ¡Por aquel mismo agujero salió la mitad de mí ser! Lo lengüetee agradeciéndole la vida, abrí su orificio uretral y le introduce la punta de mi lengua… le gustó mi iniciativa a papá, porque estampó toda su boca en mi coño comiéndome el clítoris con los labios ansiosamente.

Continué mamándole la verga con afición…Cuando estaba llegando mi tercer orgasmo y mis gemidos eran considerables, noté como su glande se hacía más grueso si cabe y palpitante…como se inflaban más las venas que surcaban su tranca. Sabía que me iba a regar con su semen toda mi boca. Comenzó a mover su cadera follándome la boca, la introduje hasta la garganta una vez más y cuando noté que iba a salir mi manjar la tomé con los labios hasta la base del glande, agarrándola con las dos manos el resto de polla y pasándole la lengua repetidas veces con la punta, notando un sinfín de chorros que me llenaban la boca y no me daba casi tiempo a tragármelos. Mientras me venía un orgasmo increíble, e incluso creo que le regué toda su cara con flujos míos de la corrida. Perdí la cuenta de los chorros de lefa que salieron de su gran polla, el se retorcía de placer, mientras yo no podía dejar de hacer movimientos casi espasmódicos de mi cadera mientras me agarraba con sus fuertes manos del culo, y me seguía comiendo el coño mientras me corría bebiéndose todo lo de mi coño. Entonces me di cuenta que me había metido un dedo en el culo, y que toda esa situación me hacia ponerme más y más caliente, si cabe.

Cuando terminamos de eyacular me dediqué todavía un minuto a lamer su glande híper sensible, lo cual le hacía retorcerse de placer. Me incorporé y lo vi tumbado sobre la toalla, con los ojos cerrados y con la respiración todavía fuerte, como la mía y el corazón a doscientas pulsaciones. Su masculinidad seguía poderosa y enorme, ese macho aún no lo había dado todo… lo sé por mi hermano que suele eyacular en dos etapas con un lapso de tiempo de poco más de dos minutos entre corridas. Me coloqué sobre él y fui bajando hasta enfilar su capullo en mi rajita. Abrí mis dos pétalos con los dedos de mi mano derecha y con la izquierda guie el falo empalador al agujero de mi febril coño. Que placer, increíble. Como necesitaba su polla dentro de mí con el calentón que todavía tenía. Entonces abrió los ojos y se sonrió y me dijo…

– Pequeña, que seguramente necesite un descanso. 

Me llamó pequeña como es habitual en él conmigo, pero dentro de este contexto se me hizo raro.

Le miré diciéndole… – Eso habrá que verlo… aún la tienes muy dura y tus huevos no se han descargado del todo. Y mi papi no querrá dejarme sin el primer premio…

Estaba sentada sobre él, con las piernas arrodilladas paralelas a su cuerpo apoyadas en el suelo, y me recosté hacia atrás, a apoyándome las manos en sus tobillos por detrás de mi espalda. En esa posición se me introducía toda su polla hasta el interior de mi útero…y la notaba muchísimo.

Empecé a hacer movimientos de pelvis mientras tiraba la cabeza hacia atrás. Yo sabía que él contemplaba como entraba y salía toda la tranca del coñito de su nena, veía mis tetas gelatinosas moverse, pese a las duras que están a esas edades, y con los pezones a reventar. Me los acarició y me dieron casi calambres por el cuerpo cuando los pellizcó como a una puta. Era una gozada…ya no éramos padre e hija, sino dos amantes perdidos en la lujuria del placer ancestral. Su polla no perdió ni un ápice de dureza, más al contrario se volvió más venosa. Y lo mejor, ¡Noté como empezó a latir dentro de mí!, tanto que le podía tomar el pulso con mi sensible coño…, y mi padre no podía dejar de gemir. Fue increíble. En un momento tomó él el mando de la situación.

Me puso a cuatro patas sobre la tumbona para estar más cómodas mis rodillas, y tras darle un lametón a mi coño, desde el clítoris hasta el mismo agujerito de mi ceñido ano recreándose unos segundo en mi raja, ¡Que me supo a gloria!, enfiló su dura polla en la bocana del conejito hambriento de su zorra hija, noté como me abría la raja y se incrustaba poco a poco expandiéndome las paredes vaginales…me la introdujo toda hasta la raíz mientras me agarraba por la cintura y me acercaba hacia él casi brutalmente cuando llegó a calarla entera ¡Noté el golpeteo de sus cojones en mi coño!. Aquello me ponía a mil. Era un momento para que me llamara puta, zorra, y cualquier frase guarra que nos hace excitarnos tantos a las hembras en estas situaciones que estamos bien clavadas. Pero no, él no… Me dijo muy suavemente si estaba disfrutando tanto como él, volviendo a emplear la palabra pequeña. Mientras me metía su dedo pulgar en el ano. Todo aquello junto, hizo que me pegara una corrida vaginal impresionante teniendo su pedazo duro y largo atorándome el coño. No podía contener mis espasmos. Me llevé mi mano a la boca y me chupé dos dedos. Acto seguido me los acerqué a mi clítoris, previo a tocar la verga y los huevazos de mi padre mientras me penetraba sin descanso, notándolos húmedos de mi corrida.

No llevaba ni un minuto tocándome el clítoris y alrededores cuando me vino una corrida clitoriana en toda regla. Increíble. Todo ello, más con mis gemidos supongo, hizo que mi padre se pusiera a mil, atizándome sin paliativos a un ritmo frenético, donde su gran falo entraba y salía de mi coño a una cadencia espectacular anunciando la llegada de la gran aventada de lefa… se presumía una descarga en mi coño de más leche que antes, si cabe. Bufó como un animal clavándola a fondo y descargó tres o cuatro veces en cada clavada que me asentía, o esas fueron las que noté yo como lava caliente en el fondo vaginal. Una vez atorado el conducto uterino, se salió de mí e inmediatamente introduje su polla en mi boca nuevamente. Aún pude llenármela de su semen con los últimos esténtores de su eyaculación. ¡¡¡Cómo me gustaba!!! No pararía de chupar y de tragar leche de macho semental.

Nos tumbamos uno al lado del otro, lamentándose de haberse corrido dentro de mí. Decía que no pudo pensar en más y descargó en mi interior. Sé que le apetecía hacerlo y se lo permití gustosa…Le tranquilicé diciéndole que estaba en uno de esos días fuera de riesgo para las mujeres. No era cierto, pero lo serené su mala conciencia. Comentamos si había o no estado bien. Y llegamos a la conclusión que nos apetecía en ese momento y que era una tontería lamentarse. A partir de cuando tuvimos el primer encuentro era fácil ese día hubiera sido fácil repetir nuestras sabrosas folladas, buscarnos en las penumbras o tocarnos a escondidas…. No ocurrió por casualidad nada más, supongo que sabíamos que fue algo esporádico que se había engendrado durante años por la total disipación de pudores, y además lo recordaba como una la situación única, excepcional e impresionantemente placentera. Con el coño chorreante de esperma me tumbé encima de él para recordarle que deseaba competir en el campeonato de Getafe, como fémina amateur… él no estaba aún seguro y menos sabiendo lo guapo que es mi entrenador, su fama de follador de la pradera. La follada recibida en esos momentos no me ayudó demasiado a convencerle que sería buena chica…Es lo que tiene ser tan puta.

– Todos vamos a competir por ser los mejores, estaremos muy concentrados en nuestros partidos. Te prometo traerte un trofeo.

No sabía cómo decirle que solo a jugar y no a follar como lo había hecho con él… hasta que se me ocurrió decirle que él siempre fue mi referente en la vida, mi modelo de lucha para conseguir todos mis propósitos, aquello lo ablandó, unido a que solo serían cuatro días y tres noches a lo sumo…

– ¡Bufff!… Suficiente, Carolina… ¡Basta!, la verdad es que nunca me has fallado. Vale, puedes irte. ¡Simplemente sal de encima!

– Eres el mejor papi del mundo. ¡Bueno eres el mejor en todo! Sabía cómo camelármelo bien.

– Sí, claro hija ya eres mayor de edad, espero seas responsable. Recuerda llamarme todos los días.

No tenía los 18 años, pero solo me faltaban unas semanas… mi padre siempre confiaba en mi buen hacer, así que me fui con una sonrisa de punta a punta pero con unas ganas terribles también de volver a follármelo, cogí mis braguitas de biquini y me marché toda mojadita. Obviamente no iba a follar con mi papá otra vez, el pobre estaba exhausto después de correrse dos veces, pero me sentía muy guarra con un buen calenturón. Por eso fui a la habitación de mi hermano Sebastián, que con él sí podría descargarme la calentura, no lo encontré… pateé su puerta violentamente de pura lujuria y me di una ducha aseándome el coñito…después me puse a preparar mis cosas para el viaje. Sin darme cuenta Sebas volvió y me lo encontré escuchando música sobre su cama, tenía puesta una camiseta del Barça nada más, se podía apreciar su pija morcillona reposando entre sus piernas. Con la mirada enojada le pedí que levantara sus brazos. Cuando lo hizo le quité su camiseta y lo tiré al suelo.

Flaca, ¿estás con hambre, no?

– Imbécil, no soporto esa camiseta y lo sabes, solo te la he quitado porque no la quiero ver, mentí, evidentemente quería deleitarme con la vista de su fornido cuerpo… me sentía eufórica y mi coño pedía follar.

¿A qué se debe esta visita inesperada, Carolina?

– Mañana me voy a Getafe para jugar un torneo. Estaré fuera unos días.

Vaya mierda, flaca, ¿ahora a quién le pediré una mamada matutina?

– Pues te buscas una novia y listo.

No quiero una novia, te quiero a ti.

Me puse un poco más cachonda pero tenía que ser firme…– Se ve que cuando eras bebé te caíste de cabeza, nene. Por nuestro bien será mejor que te consigas una chica que te permita follártela…, y te dejes de tonterías conmigo, ¡Joder vas a conseguir Preñarme…!

– Ya, ya… supongo que tienes razón. Es una pena, flaquita, porque creo que tenemos mucha química en la cama. Digo, en la mesa, el sofá en la encimera de la cocina…

– ¿Ves cómo eres subnormal, Sebastián? Si tú quieres puedes seguir como perrito faldero detrás de mí. Evidentemente no conseguirás nada, pero bueno, eso ya es tu problema.

– Claro, claro, “yo jamás me rebajaré a follar contigo” y tal.

 Cerré su puerta y puse el seguro, me mordí el labio inferior, avancé hacia él y me quité el top que cubría mis tetas. Él sonreía como un tarado porque le encantan mis pezones, pero yo iba a borrar esa sonrisa muy rápido…

– Sebastián, he grabado cuando follamos.

– ¿Eh? ¿Qué qué has hecho? … ¿QUÉ ME ESTÁS DICIENDO?

– Se lo mostraré a papá a menos que hagas algo por mí.

– No te atreverías. ¡¿Cómo eres tan puta?! ¿A qué no?

– He visto el vídeo solo una vez y se nota que eres tú el que insiste en follarme…, la verdad es que me he hecho un montón de pajas muy ricas viendo varias veces ese video, en donde me obligas a follar…me violas. Se ve como me llenas del coño de leche ¿Qué va a pensar papá cuando se entere?

– ¿Quieres dinero, eso quieres maldita zorra?

– ¡Qué va! Solo quiero que seas mi esclavo, Sebastián. Y la única orden es que sientes tu puta cabeza. Que elijas una chica decente y te pongas serio. Y si quieres montar a tu nueva novia, lo harás LEJOS de aquí. No pienso volver a soportar tus griteríos tras la pared de mi habitación.

– ¿En serio? ¿Es todo? Creo que puedo hacerlo.

– Te recomiendo que busques novia ya, que de mí no volverás a obtener carne…. Me quité la braguita y la tiré en su cara. ¡Jaja! Flaca, si no existieras te inventaría, dijo oliéndola.

Me arrodillé frente a su imponente polla. No tardó mucho en ponerse a tope gracias a mis manitas y lengua vivaz, que si algo he aprendido desde que me he convertido en una ninfómana es mamar pollas. Puse la puntita de mi lengua en el glande y jugué un poco con ese agujerito en el centro, eso lo volvió loco y quiso salirse de encima porque se ve que aún no se acostumbra a mis mañas. Pero no pudo escaparse porque yo atajaba fuerte su tronco con ambas manos. Empecé a mordisquear la cabezona de su enorme verga, mirándolo y contemplando cómo ponía una cara retorcida de gozo. Envié una mano entre sus huevos y su culo, ahí donde es tan sensible y empecé a acariciarlo con mi dedo corazón. Eso lo puso más loco y tuvo que morder una almohada. Yo estoy acostumbrada a que me tomen del cabello para que me follen la boca, pero como mi hermano es algo lerdo yo tuve que hacer todo el trabajo.

Metí su tranca hasta el fondo de mi garganta, hasta que ya no pude respirar, luego lo retiré un poco y seguí ensalivando. Sebastián gemía demasiado pero por suerte su música estaba un poquito fuerte, pero si aumentaba sus gritos papá podría pillarnos. Eso me puso a cien, así que lamí con mucha fuerza ese pollón y acaricié esos huevos para verlo sufrir de placer. Me metía cada uno en la boca como si fueran caramelos, succionándolos alternativamente, después volvía a su glande lamiendo golosamente todo el tronco venoso. Mis labios cerraban sobre el capullo henchido y volvía en engullirme su polla mamando a tope, sin dejar de pajear el resto del mástil inhiesto y masajear con fruición sus pelotas cargadas de leche. Le dediqué no menos de diez minutos a tal tarea, la técnica la tenía bien cogida dejando descansar sutilmente mi boquita a fin que la quijada no se cansara de tanta mamada. Noté un ligero endurecimiento de su hombría, síntoma de la inminente eyaculación…, Puso sus ojos en blanco y con una cara horrible se corrió en mi boca.

Soltó varios chorros de esperma espeso colmando mi garganta. Me aseguré de succionar muy fuerte y exprimirlo bien, que por la experiencia sé que a veces quedan gotitas que les cuesta salir de la uretra. Quería obtener toda su lefa sin remilgos para tragarla, su sabor, su aroma a testosterona me sublimizaba a cotas de putón. Hice un revoltijo en mi boca engulléndome todo el bolo de semen, menos un poco que resbaló por las comisuras, entonces cogí su camiseta del Barça para limpiarme con mucho cariño, los restos de su lefa caliente. No lo vio pues se tiró en su cama para descansar. Me reí y me subí encima de él, más le valía al cabroncete volver a poner a tope ese cipote, que yo no me iría de su habitación sin una buena ración de carne…, el pobrecito de mi padre me había dejado cachondísima y eso que me sacó tres orgasmos. Mi padre y mi hermano eran de la misma especie, gustos similares y reacciones iguales…se recuperaban del primer polvo en apenas un par de minutos, como si la primera eyaculación fuese un aviso, así tomé la costumbre de mamársela en la primera ocasión y follármelos en la segunda.

– ¡Ufff… flaquita! Pensé que nunca te subirías a mi cama… ¡¿Qué haces?!

se bastante haciéndome el amor.Te voy a besar, Sebastián.

– Ni lo pienses, ¡aléjate! Eso es asqueroso, tienes los labios repletos de semen, ¡Aggg, Cabrona!

– Eres mi esclavo ahora, toca complacer a tu dueña.

– Estás loca, Carolina.

– Sí, porque me eches un buen polvazo y me vuelvas los ojos del revés poniéndomelos en blanco…

Me acarició la mejilla y me miró muy tierno. Yo me mordí la lengua porque sabía que la noche solo comenzaba para nosotros… Ocasionalmente había días que mi padre desaparecía de casa, así que decidida a disfrutar con mi hermano cuando nos quedábamos a solas como esa noche “dormimos” en la misma cama. Las veces que era follada por los moros o por mi entrenador, yo quedaba satisfecha, entonces nada más le permitía que me lamiera divinamente el coño, tras lo cual me duchaba con agua fría profusamente, para evitar cualquier tipo tentación vaginal. Como parte de mi rutina también estaba el leer los relatos rosas de amoríos románticos donde las relaciones sexuales que daban relegadas al más puro amor. Mi hermano como un perrito faldero llegaba a mi cama rogándome sexo cuando mi coño ya se hallaba atorado de la leche de esos tres cabrones….Pero a pesar de ello me apiadaba permitiéndole que me comiese el coño, no me atrevía a dejar que me montase por si notaba mi chumino lleno de esperma…, desde luego que ganas no le faltaban al mamón, la cosa es que yo no se lo permitía, por miedo a que descubriera mis devaneos.

Cierto día leí un capítulo de la novela “Bienvenidas al Club” de Megan Maxwell, que me dejó bastante caliente… No solo cachonda, sino deseosa de experimentar un buen apareamiento con mi Sebas, por lo que tras quedarnos solos en casa como de costumbre, me despoje de toda mi ropa superflua, Sebas como que si supiese lo que le esperaba se veía ese día mucho más contento cuando me miró de reojo. Él estaba en el salón jugando a la play…, y al punto tuve que llamarle la atención para que se fijara en mí con bastante carácter, luego me senté en el sillón donde regularmente lo hacíamos… deseaba que mi hermano me lamiera el chocho. Mi única preocupación en esos momentos era como lo haríamos esa vez…, si me ponía a cuatro patas o sentada, pero por aquello de tener algo de mayor control opté por quedarme sentada. Aparté mis braguitas a un lado mostrándole mi chochito mojado…,  como de rutina dejé que mi hermano se acercara y comenzara a lamerme el coño. Ese día en particular lo hizo de manera más intensa, yo ocasionalmente le manoseaba su verga por encima del pantaloncito…

¡Vamos nene quítate los pantalones! Quiero ver esa polla dura que tienes para mí.

La así con decisión bajándole el prepucio, observaba como sobresalía de su piel el gran capullo rojo que me iba a perforar. Primero le empecé a  masturbar, en otras ocasiones me daba cuenta de cómo antes de correrse se endurecía ese grueso bulto entre mis dedos, tenía esa sensación que si lo mantenía apretado con la fuerza suficiente terminaba por acabar con eyaculaciones potentes, que unidas a su copiosidad me ofrecía un espectáculo glorioso. Me halagaba ver esa transformación masculina y viril. Más de una vez su polla se iba hinchando entre mis dedos hasta alcanzar un tamaño bastante grande o mejor dicho grueso y largo, desde un tamaño flácido…, me siento muy puta entonces. Ya había tomado la decisión de que Sebas me montase, pero casi hasta última hora no sabía cómo, tras esa buena lamida de mi coño, él creo que de manera instintiva buscaba penetrarme mientras me besaba con fulgor…, lo que hasta ese día no se lo había permitido.

Se levantó apoyándose en sus brazos sobre el sofá sin poner el peso sobre mí. Por lo general en esos momentos yo levantaba el culo y le pedía que se quedase quieto, pero esa vez no lo hice. Mantuve mis piernas bien abiertas observando como la punta de su verga se acercaba a mi coño, el que desde hacía tiempo me depilo con bastante regularidad para mantenerlo como el de una niña virgen de ocho añitos, como tanto le gusta a mi mellizo…follarse a niñas pequeñas o que lo parezcan, por eso todas sus novias son de cara aniñada. Sus brazos trataron de abrazarme agarrándome del culo, me coloqué en todo el borde del sillón para facilitarle el contacto conmigo. Pude ver como su miembro viril inhiesto y presto a la batalla, comenzaba a penetrar mí depilada vulva abriéndose paso entre mis labios vaginales, yo trataba de mantener agarrada la base de su verga por aquello de controlar una inserción suave, no me fuera a penetrar como esos salvajes de moros inmisericordes, pero apenas comencé a sentir su cipote dentro de mí, me olvidé de todo lo que había a mi alrededor.

Es delicioso el instante antes de que te penetren, se siente desesperación porque ya esté adentro y cuando te penetra es riquísimo sentir moverse dentro de ti a tu macho semental…con sus gordas pollas venosas tocando una infinidad de terminales nerviosas, se siente escalofríos, calor, y si quieres a esta persona como me  ocurre con mi hermano y papá, sientes un infinito amor cuando te miran a los ojos mientras te penetran… es lo mas placentero… muchas veces no es necesario llegar al orgasmo o estar interminables horas follando para llegar al limbo del placer, simplemente con que este adentro de ti y se mueva suavemente es sencillamente estremecedor…Es como tocar el cielo. El momento de la penetración es lo más excitante para la mujer… el sentir que está entrando el cipote rígido de tu hombre excitado por ti, en tu vagina… es tocar el cielo. Al principio cuando está entrando la polla, sientes un pequeño dolorcito muy rico y placentero que desearía que no acabara nunca, luego escalofríos, placer, mucho morbo y excitación. Finalmente te sientes poseída y deseada, súper erótica y apasionada. Y ves a tu macho ahí todo estimulado, empujándote una y otra vez hacia dentro con fuerza, ¡Puf… qué bueno! Luego, cuando ya lleva un ratito de follada profunda disminuye la sensibilidad un poco por la lubricación y el roce, pero es único… en mi opinión es mucho mejor que el sexo oral.






Mi hermano comenzaba a introducir y sacar su rabo de mi cuerpo de tal forma y manera, que realmente dejé de pensar, y me tiré totalmente sobre el sillón empujando mi coño contra su polla. En cierta manera esperaba que esa barra de carne se comenzara a hinchar divinamente dentro de mí. Así que cuando comencé a sentirlo, fue el mayor placer que creo haber sentido. Lo más raro de todo era que en esos momentos mi Sebas me hablaba, pero yo no entendía nada…, solo me dejaba hacer. Recuerdo que una de las primeras veces que me dio por el coño, en medio de la locura que me embargaba, le dije que se lo mamaría y que si hasta quería me dejaba dar por el culo. Hasta ese punto de delirio me llevaba mi hermano con su cipote follándome a discreción, me sentía tan puta que estaba a su completa merced.

Follábamos a pelo como siempre y como siempre se vaciaría sus testículos dentro de mi útero. Me encontraba acostada boca arriba, mientras que él sabrosamente me clavaba irracionalmente, podía ver su falo entrar y salir en mi estrecha raja partida, tentándome a agarrarle los huevos como si de unas riendas fuera. El me besaba buscando mi lengua, luchando con ella, mamándomela, provocando de su experta boca gotas de baba caían sobre mi cuerpo y algunas hasta en mi cara, y al tiempo que disfrutaba de su verga me acordaba de las muy buenas folladas que ya me habían dado en innumerables ocasiones y de cuanto me resistí a que me follara…, desde aquel viejo cabrón con su ancha tranca que me desvirgó han entrado unos cuantos en mi coño en los últimos cuatro años… Mi padre, mi hermano, el vecino cincuentón, los moros, el entrenador y hasta mi novio, ahí es nada.

Realmente la posición se estaba convirtiendo en algo incomoda, pero aun y así era una sabrosa experiencia joder con mi Sebas en casa, a la hora que me apetecía lo tenía dispuesto…, calentar y listo como una pizza. El chaval aguantaba de lo lindo, otra de sus virtudes, desde luego que tuve que esperar un buen rato. Ya pasarían de los diez minutos percibiendo a cada intrusión, sus pelotas golpearme sin cesar, eso era otro aliciente…, me mataba a pollazos y a huevazos, el caso es que siempre termina llena de su semen toda mi vulva. Comenzó a acelerar, me colgué de su cuello para comerle los labios, tomar de nuestros alientos jadeantes y finalmente acabar derramando su leche dentro de mí. Sus esténtores se hicieron patentes, y la fortaleza de su cipote musculado dentro de mi vagina, tensándose todos sus músculos cuando finalmente noté el primer gran chorro de esperma, seguidos de otros que anegaban mi conductor uterino…

Sentir el roce de su glande en mis pliegues vaginales, el calor húmedo de su lefa, su esfuerzo muscular para darme el gozo de tener entre mis piernas a un macho semental, su transpiración y ese aroma masculino que desprende su piel…, era demasiado para mis sentidos como para soportar no tener el orgasmo que me provocaba al tiempo que se vaciaban sus testículos dentro de mi coño. Estuvimos no menos de un minuto acoplados nuestros sexos atemperando la efusión sentida… Nos separamos con dificultad, al estar pegadas nuestras pieles sudadas. Cual posesa me puse sobre él realizando un 69, para dejarle bien limpio el vástago percutor impregnado de semen y fluidos vaginales. Él sabía lo que deseaba de inmediato me dio unas cuantas sabrosas y profundas lengüeteadas, hasta disfrutar de otro pasmoso orgasmo comiéndome el clítoris…, mi vulva se encontraba súper sensible…, el menor roce lo sentía en todo mi ser. Desde ese día, creo que me convertí en adicta a la gran verga de mi Sebas también… ya no solo de esos viejos verdes de pollas gordas.

Al día siguiente esperé a mi entrenador en el predio. Me fui con una camiseta femenina de mi querido Real Madrid y unos leggins ajustados de color blanco, lo elegí adrede para que se vieran bien mis labios vaginales, que a esa altura ya estaban bien voluminosos debido a la succión matutina que me regaló mi hermano a modo de despedida. Básicamente, quería mostrarle a mi entrenador que mi chumino tenía ganas de recibir pollas. Vino puntual pero no quiso bajarse del coche para abrirme la puerta. Me enojé un poco, ya podría haberse puesto caballeroso pero qué se puede esperar de alguien cuya meta en la vida es follarme el culito con su puño. Llegamos a Getafe… al “Sector III” cerca de las dos de la tarde. Casi cuatro horas de viaje en donde traté de calentarlo en vano, desde luego era verdad eso de que él quería evitar tentaciones. Incluso cuando hicimos una parada para cargar combustible, me salí del coche, levanté un poquito mi camiseta y le mostré mi culito para preguntarle si mi leggins tenía alguna hendedura. El cabrón soportó mis embistes, pero yo no me iba a rendir. Llegamos al recinto para inscribirnos en nuestras respectivas modalidades. Luego de comer en ese hermoso lugar, nos fuimos al piso del Señor Ferrer. No estaba muy lejos del complejo deportivo, era un piso dúplex bastante grande, y me dijo que vivía allí antes de separarse de su ex. Mi habitación está arriba, a la izquierda.

– ¿Y cuál es la mía, profe?

  Al otro extremo, allá a la derecha.

– Joder, me ha puesto muy lejos de usted.

– Mira, Carolina, en mi grupo está Guillermo Peralta. Desde chiquillos siempre hemos sido muy enemigos y competitivos…antes en tenis y ahora en bádminton. Voy a enfrentarme a él mañana, y lo último que necesito es desconcentrarme. Así que por esta noche necesito que estés lejos de mí.

– Lo dice como si yo quisiera dormir contigo so pervertido. ¡Ni que me alimentara de su leche para vivir! Que sepa que tengo quien me dé verga y hoy no la necesito y mucho menos la de usted.

Cerca de las nueve de la noche me fui a su habitación para golpear su puerta. Me puse un camisón sexy y trasparente que revelaba que yo no tenía braguitas puestas. Toqué un montón de veces y parecía que no me iba a abrir, pero lo hizo al decimoprimer intento. El madurito puso una cara de perros y se recostó en el marco de la puerta…

– Carolina… ¿Qué haces aquí a estas horas?

– Sr. Ferrer, esta casa es enorme. La mía es pequeña y estoy muy acostumbrada a dormir con gente cerca de mí. Más allá de que las paredes me separan a mí de mi hermano y mi padre, siento que están cerca para protegerme.

– ¡Ajá…!

– Voy a entrar en su habitación para dormir. Agradecería que no hicieras nada obsceno conmigo. Verás, yo también tengo un partido de bádminton importante mañana.

– No entrarás, Carolina, me va a ganar la tentación. Además no hay lugar en mi cama, tal vez si hubieras traído tu colchón o un saco de dormir, jaja…

– Resulta que sí he traído mi colchón, mi querido entrenador, le señalé el pasillo en donde se quedó trancado. – Y así pude descansar más tranquila sabiendo que estaba cerca de alguien

El colchón lo acomodé al lado de su cama, pero no podía dejar de pensar en el macho que dormía a un paso de mí. Me levanté y subí en su lecho. Me arrodillé y puse mis manos en mi regazo, mi boquita estaba levemente abierta, mi respiración entrecortada.

– Carolina, ¿Qué desfachatez tienes metida en la cabeza? 

Me preguntó cuándo estiré su frazada y la tiré al suelo. Su deliciosa polla se podía apreciar bajo el slip, si era por mí me abalanzaba y le metía mi lengua hasta la uretra. Pero me atajé.

– Acompáñame hasta la cocina, quiero tomar agua.

Mi cara estaba colorada. Mi camisón no podía disimular mis pezones excitados y mi chumino húmedo. El señor Ferrer me vio la cara desesperada, toda calentita y cabreada a la vez porque no podía tranquilizar mi calentura

– ¿Y por qué no vas tú sola?

– Tengo miedo, es todo. No te molestaría si realmente no tuviera sed.

No me hizo caso, buscó su manta y se arropó de nuevo. Con mucho cabreo y muy cachonda, dormí a su lado pegando mis tetas contra su espalda, restregando mis piernas por las suyas. Reposé mi nariz cerca de su oído para que escuchara mi respiración, y hasta fingí tener pesadillas para que escuchara mis gemidos de perrita en celo, pero el desgraciado no me prestaba atención. Ambos teníamos prioridades, él ganarle a su enemigo de toda la vida, y yo ganar una medalla para mi padre. Se ve que el único con fuerza de voluntad para alcanzarlas era él… El día siguiente estaba bastante nublado. Por las duda llevé una sombrilla de su casa antes de irnos al predio. Su partido era bien temprano y desde luego estaba concentrado al cien por cien, evitándome y dejándome con muchísima ganas de follar ¡Joder tenía el coño calentorro a más no poder! Y eso que yo lucía bastante apetecible con mi faldita deportiva y mi camiseta ajustadita, lista para jugar…, logró salvar la tentación de clavarme como una anchoa la noche anterior. Eso sí, se sentía raro usar bragas tras tanto tiempo sin ellas.

Su juego fue el primero. Le acompañé hasta su cancha y me senté en una paupérrima gradería, con la increíble cantidad de más de trescientas personas más. Por lo visto mi entrenador es famoso. Saludó y charló con su rival, calentaron un rato para después empezar el juego que consistía en tres sets. El Señor Ferrer peleó duro en la primera tanda de manera increíble, eran idénticos en habilidades. Yo me enojé porque toda esa energía la podría usar mejor conmigo. Ganó el primer set a duras penas, pero lamentablemente para él, no pudo comenzar el segundo set porque la lluvia se hizo presente. Vino junto a mí para resguardarse bajo mi sombrilla. Yo estaba cabreadísima, ¿he viajado cuatro horas para nada? Por un instante pensé que hubiera sido mejor haberme quedado con mi hermano Sebastián en casita apareándonos como animales ahora le había cogido el gusto a su polla, de igual modo que lo hicimos la noche antes de salir de casa…

– Señor Ferrer, estuvo usted muy bien. Se ha defendido como un coloso y le ha machacado después.

– Gracias Carolina, ¡la verdad es que no pude haber comenzado mejor! El segundo set será muy duro pero tengo energía a tope, esto de no follar me devuelve mucha vitalidad, seguro que gracias a eso tú también ganarás fácil, chica.

Me levanté bastante enojada. Se suponía que había viajado hasta Getafe para comer carne madura, pero no la estaba obteniendo. Le tiré la sombrilla y me fui a por una caminata bajo la lluvia esperando que mi calentura y cabreo se calmaran un poquito. Mi entrenador quiso detenerme pero yo no quería saber nada de él. Durante mi caminar vi que el Juez de silla y el Juez de línea del partido me llamaron a lo lejos. Ellos estaban fuera de una pequeña oficina. Eran dos hombres de la misma edad a mi entrenador, unos cuarentones… uno de ellos canoso muy sexi y con un poquito de pancita, pero se les veían muy felices. Me acerqué a ellos, toda mojada y con la cara de pocos amigos… pensé que lo mismo obtenía algún halago por parte de eso dos maduritos interesantes, quién sabe lo que puede durar una tormenta como aquella.

– Oye, niña, ¿por qué caminas por ahí sin una sombrilla? Vas a pescar un resfriado, ven un rato, entremos hasta que pare la lluvia. ¡Hay toallas y café!

– Eso, no aceptaremos un no por respuesta.

– Por cierto, tú estabas en las graderías mirando el juego, ¿no?

– Sí así es, estaba mirando el juego entre el Señor Ferrer y un tal Peralta. Como sea, aburrido a más no poder.

– ¡Ja! Qué graciosa, vamos adentro. Cuando entré en la pequeña oficina, me senté y crucé mis brazos.

Ellos notaron que yo estaba visiblemente molesta, por lo que me tiraban muchas bromas para levantarme el ánimo sin éxito. Me pasaron una toalla y posteriormente una taza de café. Fue cuando le di un sorbo que se prendió un foco dentro de mi cabeza, los dos árbitros me miraron con sonrisas amistosas. Desde luego no sabían lo que les tenía preparado…

– Mi novio me ha dejado, señores árbitros, mentí.

– ¡Oh, ya veo niña! Pues lo lamento mucho, así que por eso estabas con esa carita tan mal. Nosotros hemos pasado mucho por esa clase de situaciones cuando teníamos tu edad, chica, y míranos ahora, sonriendo y pasándola bien. Lo que te quiero decir es que todo termina superándose

– No sé, es que lo amaba mucho, pero resulta que es un cobarde porque de un día para otro decidió cortar conmigo por WhatsApp.

– Mira, tú eres una chica muy bonita, en serio, no vas a tardar en encontrar a un chico que te sepa apreciar.

Empezaron a salir mis lágrimas de cocodrilo. Puse la taza en una mesa y me levanté como para irme del lugar. No tardó uno de ellos en soltar su mano para rodear su brazo en mis hombros y zarandearme amistosamente.

– ¡Ánimo, chica! ¿Cómo te llamas? Te pareces un poquito a mi sobrina por lo tremendista que eres.

– Carolina, me llamo Carolina, señor árbitro.

– Llámame Jorge. Y mi amigo allí es Alberto. Venga, no nos gusta ver una carita tan bonita así de triste.

Como el señor no planeaba abrazarme a pleno, lo hice yo. Puse mi cabeza bajo su mentón y restregué un poco mi cuerpo contra él, gimiendo muy sutilmente. Sentí su mano acariciando mi cabello y aproveché para rozar un poco mis piernitas contra su bulto.

– ¡Nadie nunca más me querrá, Jorge!

– No digas eso, me voy a cansar de decirte que eres una chica muy hermosa. Si tuviera veinte, ten por seguro que estaría detrás de ti todo el rato.

– ¡Y yo también chiquilla! Te daría lo que me pidieras! Te aseguro que ese culito no pasaría hambre ¡ja, ja! Dijo Alberto, levantando su café. 

– Tranquilo Alberto, no te pases y controla tu lengua, que ella tiene la edad de tu sobrina Sofía.

– ¿Qué me tranquilice yo? Eres tú el que la está abrazando demasiado apretado, hombre. Además, para mí que tiene un aire a Rosa, tu sobrina….

La verdad es que me estaba cabreando un poco que solo fueran capaces de pensar en sus malditas y tiernas sobrinas, así que decidí seguir estirando la situación hacia donde yo quería.

– ¿Qué clase de cosas me darías para mi culito, Alberto? Le miré con mis acuosos ojitos.

– Niña, tengo un montón en mi repertorio pero no te los voy a decir, ¡que no quiero corromperte!

Sonreí un poco. Me di cuenta que hasta ese momento Jorge no me soltaba de sus brazos, le miré y le di un beso en la mejilla para susurrarle… 

– Muchas gracias por levantarme el ánimo.

Me abrazó muy fuerte con una gran sonrisa mientras ya podía sentir poco a poco su pollón erecto bajo su pantalón, rozándose contra mi muslo juguetón. Me salí del abrazo y me acerqué a Alberto. Como él estaba sentado, aproveché y me senté en sus piernas. Me gustaba mucho ese olor pesado a café, aunque fuera de su aliento.

– Ojalá consiga un novio como vosotros dos, tan atentos con las chicas… tan cariñosos. Los chicos de mi edad no son como las personas maduras, ustedes tienen un saber estar que a las mujeres nos encanta. Por eso las mujeres nos enamoramos de machos mayores que nosotras.

– ¡¡Carolina, ya quisiera que mi esposa fuera tan coqueta como tú!!

A él también le besé su mejilla, no sin antes gemir levemente a centímetros de su oído. En cuestión de segundos su tranca se podía sentir bajo mis muslos. Y así, sonriente, llevé accidentalmente mi mano en su entrepierna y puse cara de sorprendida haciendo una O con mi boca. Los maduritos me miraban con asombro lo resuelta que era con ellos.

– Lo… Lo siento, Carolina, por favor mejor te quitas de encima, ¡Qué vergüenza chiquilla!  ¡Vaya no sé cómo me ha podido ocurrir…!

– No te avergüences, Alberto. Me sorprende y me halaga, no sabía una chiquilla como yo pudiera levantar tan firme al soldadito de un macho maduro como usted.

– Te equivocas Carolina, claro que puedes. Y con la experiencia que tenemos, podemos hacerlo de las maneras que tu ex novio nunca imagina.

Jorge se acercó a nosotros y me tomó de la otra mano. Me la llevó hasta su enorme erección…, fingí asombrarme, luego agarré esa enorme tranca que parecía iba a reventar de su pantalón… 

– Pues sí, niña, ¿o crees que tener algunas canas y un poco de barriga cervecera nos quita el deseo sexual? Los sementales siempre estamos dispuestos a cubrir a cualquier hembra que se tercie…

– ¡Dios mío…!¡Vaya, Jorge! Tiene una polla TREMENDA. ¡Ufff…! Siento envidia de vuestras esposas.

– ¡Bah! No hables de esa vieja testaruda que vas a bajarme la erección.

– Perdón, realmente se están perdiendo grandes cosas.

Estaba empezando a acariciar lentamente ambas trancas sobre los pantalones. Alberto me invitó a probar una bocanada de su aliento dándome un beso lascivo, la verdad es que me sentí brutal porque me estaban poniendo perdidamente cachonda con aquellos dos veteranos de mil batallas. Se sonrieron los dos un rato, pero fue Jorge el que me acarició la mejilla y me dijo… 

– ¿Quieres olvidarte para siempre de ese ex novio, Carolina?

No recuerdo en mi vida haber estado tan caliente. Ya estaba harta de ir tirando balones fuera, por mí, que entraran todos los balones de una puta vez. Así que le sonreí y le respondí… – ¡Sí! Dije rotundamente…, fui tomada de los brazos hasta el escritorio en donde estaban las inscripciones y algunas medallas. Me hicieron acostar allí, con mis tetas aplastándose contra los papeles. Uno de ellos remangó mi faldita y el otro bajó las bragas hasta las rodillas, y juntos empezaron a sobar mi culito con sus rugosas manos.

– Qué precioso culo, mira Alberto, carne magra, ¿hace cuánto que no vemos algo así?

Me dieron unas cuantas nalgadas y apretaron mucho, me dolió un poco pero me dejé hacer porque aún me faltaba recorrer un largo camino para concretar mi plan maestro. Sentí las gruesas manos de uno restregarse por coñito, separando hábilmente mis pequeños labios vaginales. Di un respingo cuando sentí su tibia lengua recorrerme mis carnes inferiores.

– ¡Ay! me gusta mucho ssseñor… qué ricoooo por dioooss…. ¡Me excito con hombre que dan duro!

– Oye Carolina, ¿Ya has practicado sexo anal? Seguro que Alberto va a follarte por tu coño, yo quiero usar este culito tierno que tienes con tu permiso…

– Nnnoooo… por favor noooo señor Jorge… solo me han follado por el coño…no aguantaría que me dieran por el culo… me dolerá mucho, lo tengo muy cerrado….

Eso es porque no te lo han sabido hacer bien.

Llevó sus manos hasta mi boca y me pidió que lo lamiera. Pasé mi lengua por y entre cada uno de sus arrugados dedos. Yo estaba demasiado caliente, pues su amigo Alberto chupaba y succionaba mis carnes tiernas, cuando él lamía mi clítoris, mordía los dedos de Jorge porque me volvía loquísima. Al terminar de humedecer sus dedos, me pidió que separara mis nalgas con mis manos. Cuando lo hice, sentí un cuajo caerse en mi ano y posteriormente su dedo se introdujo. A esas alturas yo podía aguantarlo bien. Me folló con su dedo un buen ratito, lento y tierno, no como esos moros cabrones o mi entrenador.

Los dos árbitros me hacían ver las estrellas, mi baba caía sobre las medallas y las hojas del escritorio de lo rico que se sentía. Mis piernas temblaban porque nunca en la vida pensé que existirían machos así de hábiles. Al meter su segundo dedo casi ni gemí del dolor, pero cuando vino el tercero volví a chillar y a quejarme mucho. Me dijo que me relajara, que aflojara la presión de mi culito, que era la única forma de avanzar. Su amigo Alberto le ayudó, empezó a estimular a mi chorreante clítoris con la puntita de su lengua. Yo quería morirme, era una puta delicia, sentía un poquito de vértigo por lo bien que lo hacía el mal nacido.

– Diossss… mmmmíooooo… me voy a volvvver… looocaaaa…

– Aguanta Carolina, siento que tu culito está cediendo.

– Ufff… pues sí, ya están entrando bien mis tres dedos.Métemeeee… másss… señoooorr…. másss dedosss…

– No, chica, por lo que veo, falta mucho para que puedas recibir una polla en tu culo. Pero oye, al menos he abierto un poquito más la brecha. Supongo que le dejaré el honor a algún otro afortunado.

EL HIJO DE LA GRANDÍSIMA PUTA quitó sus dedos y me dio un beso en el ano y lo lamió un rato. Fue la primera vez que alguien lo hizo, me corrí fuertísimo, berreé cual puta barata arqueando mi espalda. Fue demasiado rico para ser verdad, en serio esos maduritos me estaban haciendo gozar más de lo que yo creía posible, me iba a desmayar de la ricura, de la mamada que me hacía su amigo y de la lengua áspera que jugaba en mi culo.

– ¡¡Ayyyy diosssssss…. mbuffff… me vooyyyy a moooriiiiiiiirrrr de gusto cabronessss….!!

La lengua de Jorge abandonó mi culito y él se dirigió al otro lado del escritorio para ver mis vidriosos ojos. Yo estaba acalorada, muy sudada y con saliva colgándoseme de la boca, se suponía que yo era una puta con algo de experiencia pero esos maduros me demostraron que no. Jorge tomó de mi cabello y puso la punta de su polla en mi boca. Era un mástil enorme, restregó por mi carita sus huevos y su tranca. Yo abrí la boca y engullí como buena chica que soy. Alberto por su parte me tomó de la cintura y dispuso su tranca en mi humedecida e hinchada raja. Cuando la polla entró un poco, dio un empujón violento que me hizo ver estrellas al sentirla en lo hondo de mi coño de un solo envión… joder casi 20 cm de una sola atacada. Grité de dolor y gozo. El infeliz me atravesó toda, tocó lugares que solo los moros cabrones me descubrieron…, me removí cuando me abrieron las carnes. Lloré un poco, quise protestar, pero poco podía decir si la enorme verga del señor Jorge me llenaba la boquita hasta la garganta. No tenían piedad de mis gárgaras, apenas podía respirar y mi pequeño cuerpo era vilmente embestido por ambos frentes.

Alberto empezó a darme nalgadas dolorosas, yo arañaba la madera del escritorio como queriendo escaparme de esos dos monstruos sexuales, pero ellos eran muy fuertes y además la putita dentro de mí me exigía carne, pollas duras, más carne y su leche en mi coñito. Me dieron unos gloriosos segundos para descansar. Yo respiraba agitadamente y trataba de pensar con claridad, pero ellos aún querían darme duro y yo buscaba una banderita blanca. Y de nuevo, sin tregua, me pusieron boca arriba y se intercambiaron los roles. Fue el pollón de Alberto el que empezó a follarme violentamente la boquita al tiempo en que sus dedos estrujaban mis pezones. Mi boca se llenó de los jugos de él y los mi chochito calenturiento… me puse muy caliente al saborearlos. Por otro lado Jorge reventaba mi tierno conejito, me dolía mucho joder, parecía que iba a desgarrarme. Con mis últimas fuerzas, saqué el venoso rabo de mi boca y aproveché para rogarles…

– Piieedddaaaad… hijos de putassssss…. Ufff uffff… diosssss míooo… Piedaaaaddddd…

De poco sirvió, Alberto me quiso callar de un pollazo, pero yo cerré la boca porque en serio yo quería descansar un rato. El apretó mi naricita y, segundos después, no me quedó otra que abrir la boquita para respirar… el cabronazo aprovechó y me la metió hasta la campanilla. ¡Buen método el de ese cabrón! A esas alturas, los moros, el entrenador o mi hermanito ya se hubieran corrido. Yo estaba acostumbrada a ellos, pero no a esos maestros del sexo. Mi segundo orgasmo era inminente, pero los árbitros ni siquiera se habían corrido aún. Pensé por un momento que realmente iba a desmayarme porque no aflojaban el ritmo durante los veinte minutos jodiéndome, porque el aire no entraba correctamente en mi cuerpo y porque mis tetas y culo me dolían de tantos pellizcos, con mi coño bien abastecido a pollazos. Y cuando el eléctrico orgasmo me llegó, quedé ciega, sorda, muda, sin poder controlar brazos y piernas.

Me convertí en una muñequita de trapo vilmente follada por todos sus agujeritos. No sé si ellos llegaron a entender las palabras que yo decía, ni siquiera yo me entendía con tremendo pollón abarrotándome la boca, con mi carita sofocadísima y con los ojos en blanco. Antes de desmayarme del placer, traté de rogarles por última vez, pero no salió nada entendible de mi boca, solo se escapaba saliva endulzada de jugo seminal por la comisura de mis labios. No sé cuánto tiempo pasó, pero cuando me desperté, yo estaba sentada entre las piernas de Jorge, con mi rostro descansando en su pecho desnudo y peludo. Él estaba fumando su cigarro, acariciando mi cabello. Mi cabeza me dolía muchísimo y mis agujeros también.

– Carolina, ya te has despertado.

– ¡Ufff! Jorge, dime que estoy en el cielo, dije quitándome algunos pelillos púbicos que se quedaron pegados en mi lengua.

– ¡Jaja! Mejor vístete pequeña, que ya ha dejado de llover, tengo que ir a arbitrar el partido entre Ferrer y Peralta en unos minutos. Alberto ya se fue, pero tú quédate un rato aquí para recuperarte, si quieres.

– Necesitaré quedarme una semana para recuperarme, me habéis partido en dos.

Me invitó a otro café caliente. Yo lo probé pero realmente era difícil acostumbrarme a ese aroma tan fuerte…

– Eres una chica muy especial, Carolina. Te doy las gracias.

Tomó de mi barbilla y me metió lengua hasta donde se podía. A esa altura ya me daba igual el olor a su aliento cafetero, me dediqué a chuparla a modo de agradecimiento. Antes de que se levantara ejecuté el paso final de mi plan…

Jorge. El padre de mi ex novio es el señor Ferrer, el jugador que usted va a arbitrar.

– Vaya, no lo sabía.

– Sí, es verdad…, le dijo mentiras a su hijo para que termine conmigo. Dijo que soy una puta entre otras lindezas, que le engañaba con cualquiera y no era una mujer de fiar… a saber quien me preñaría.

¡Qué vergüenza! Hablar así de una chica tan honesta como tú… Carolina, no puedo expulsarle del torneo por algo como eso. Pero te prometo algo, vamos a hacer lo posible para arbitrar en contra de ese cabrón. Quedará eliminado en menos de lo que canta un gallo en esta fase.

– Gracias, me hará muy feliz si él se queda eliminado. Y por cierto, ¿puedo llevarme una medallita para mí? Cualquiera de esas que están en el suelo está bien. Se lo prometí a mi papi.

– Toma, preciosa, esta medalla dice “Primer Lugar Bádminton Junior Femenino”. Te lo has ganado.

Sonreí porque mi entrenador quedaría rápidamente eliminado con el arbitraje comprado a mi favor. De esa manera podríamos pasar una rica semana en Getafe sin necesidad de preocuparnos por el torneo. Y desde luego, a mí no me sentaría nada mal hacerles una visita a mis árbitros preferidos antes de volver a Málaga. Ellos nunca se corrieron en mi boca, nunca me bañaron la cara, solo se avenaron su lefa en mi coñito llenándomelo a gusto, y lo último que yo quiero es dejar a medias a un hombre. Dos, en este caso, por eso se correrían abasteciendo también a mi estómago antes de terminar el día. El Señor Ferrer vino hasta las graderías en donde yo estaba leyendo un mensaje raro de mi padre… “Carolina, cuando vuelvas quiero hablar en privado contigo…es un asunto serio”. Me pregunté qué quería de mí. Pero noté que el Señor Ferrer estaba muy cabizbajo y nervioso, pues perdió los juegos definitorios y quedó eliminado. Guardé mi móvil y le puse buena cara porque esa rabia y esa energía habría que aprovecharla en la cama. Cuando se sentó a mi lado, reposé mi cabeza en su hombro. Perdón por haberlo abandonado, Señor Ferrer. Ya estoy más tranquila.

– Carolina… este torneo es una mierda.

– Vamos afuera para merendar. Ya no tiene sentido estar aquí en el predio, después de todo a mí también me eliminaron por Jiménez. Tenemos seis maravillosos días por delante aquí en Madrid.

– Pues es verdad, pensando en frío, debo decir que no todo es malo. Me quedas tú… mi preciosa golfilla. Me alegró un montón que por fin haya vuelto a hablarme como a mí me gusta.

Eso sí, le di una bofetada… – No soy una golfilla, infeliz. Qué asqueroso eres cabrón, solo piensas en follarme. No cuente conmigo, contrata unas putas y a mí dejas tranquila.

– ¡Bah! Quién te entiende, muchacha, vámonos ya.

Nos levantamos para irnos a comer. Y mientras nos alejábamos, me preguntó… 

– Carolina, ¿por qué hueles a café…?

Aunque pareciese increíble nos marchamos de Madrid esa misma mañana, almorzamos por el camino y tras la vuelta del campeonato mi vida cambió definitivamente para siempre. Aquel viaje me hizo madurar y centrarme en mi familia, olvidándome de todos esos viejos vedes. Ahora No pasa un día en que no tenga un encuentro con mi hermano o con papi. Y cada vez el sexo es más intenso y placentero. Lo mejor es que me he olvidado de todos ellos y no los echo de menos desde que tengo a mis dos amores follándome. Cuando volvimos ese mismo día del campeonato de Getafe, tenía claro que mi hermano se había convertido en mi mejor pecado y mi padre el mejor aliado de mi sexo. Pero mi padre quería hablar seriamente conmigo ¿De qué…? Eso me intrigó todo el tiempo. En realidad no fue tan grave, solo quería disculparse por no confiar ciegamente en su responsable hija…, una mujer madura que pronto sería mayor de edad.

A veces me pregunto, ¿Qué pasaría si comienzo una nueva familia sin él? Porque hace años me prometió caminar a mi lado hasta el altar. Tengo solo 15 años le dije entonces, lo que no sabía mi padre era que el amor de mi vida es mucho mayor que yo. No fue amor a primera vista, sino de los que se hacen a fuego lento con los años, y no puedo dejar de amarlo. Hemos pasado los mejores días, incluso años juntos. Nos encanta viajar por el mundo y conocer nuevos lugares. Con él aprendí a amar, aprendí a perdonar, aprendí que la vida es para ser felices, pero no siempre es fácil, por eso me recuerda cuánto debo luchar por mis sueños hasta lograrlos. Odio sus vicios… Esos cigarros infinitos y ni hablar del café, he perdido la cuenta de cuántos se bebe durante el día. Por eso le hecho prometer que se moderaría en fumar y tomar cafeína. No obstante Amo su forma de ser, su liderazgo, sus detalles, su sarcasmo, su vitalidad, su forma de ver la vida y sus ganas de ayudar. 

25 años nos separan, ¿suena mucho, no? Pero sin importar los años él ha sido mi cómplice en todo momento, incluso en los momentos malos en los que he querido dejarlo e irme corriendo. Para ser sincera lo he abandonado alguna vez, le engañado y ya no tiene remedio, ¡Cuánto me hubiese gustado que me desvirgase y ser solo suya! Pero No, no llegó a tiempo a que aquel hijo de puta se sedujera a una niña indefensa de tan solo 13 añitos. Pero aquello ya da igual, al final del día siempre regreso a sus brazos, porque me conoce y yo a él.  Podemos pasar horas sin hablar o días hablando de cualquier tema y siempre me recuerda lo grandiosa que soy y que puedo llegar a ser, justo como lo es él, un ser maravilloso. A veces me pregunto, ¿Qué pasaría si lo perdiera, si no lo pudiera abrazar una vez más? ¿Qué pasaría si comienzo una nueva familia sin él o sin mí?

Hace muchos años me prometió caminar a mi lado para siempre. No sé qué vendrá para nosotros en un futuro ni cuántos años más lo tendré a mi lado. Lo único que sé es que él, a quien llamé papá desde el momento en el que aprendí a hablar, a quien festejo cada día del padre, a quien amo por sobre todas las cosas y seguiré amando, siempre será el amor de mi vida. Por eso ocurrió lo que compartiré con vosotros. Aquella fue mi primera vez con mi padre cuando solo contaba 13 años, una gran experiencia que en principio se me hizo devastadora por estar enmarcada entre los tabúes sociales, pero el tiempo me ha dado la certeza que fue un tanto aleccionadora y me ha dado a pensar que fue hasta necesaria… De alguna manera esto me ha servido como atenuante de culpas…de mis devaneos con señores mayores de todo tipo por mi afición a las grandes y viejas pollas veteranas. Mi padre divorciado desde hacía más de diez años, sé que sentía la falta de mamá o de una hembra permanente en su cama. Tras la separación cambio de carácter, callado y enojado con su propia sombra. Después se repuso haciendo frene a su responsabilidad con dos criaturas de apenas 6 años, porque la despendolada de su esposa se desentendió  de nosotros por completo, quedándose papá con la total patria potestad, nuestra educación y crianza.

Todo pasó un día que mi hermano se marchó a casa de la abuela durante unos días, solo habían pasado unas semanas de cuando me desvirgaron, me atraían los hombres mayores y papá lo era. No tenía filtros, así que no lo discriminé, simplemente mi subconsciente aprovechó para tratar de estar más tiempo con papá. Acordamos ver una película en Netfix, dejé que él escogiera la película, le gustan las de género de acción. No le di la contra para que no se molestara… Pidió que la viéramos en su cuarto para estar recostados en la cama los dos… A la media hora caí adormecida acurrucada a su pecho… Continuamos viendo el film y no sé en qué momento me quedé totalmente dormida… Desperté cuando sentí entre mis muslos lo que al parecer era el gran pollón erecto de mi padre, su brazo estaba sobre mi cintura… Sorprendida tomo su brazo para retirarlo e irme, lo siento literalmente muerto, o sea que estaba en un profundo sueño erótico… Por mi cabeza pasaron pensamientos uno tras otro sin orden, más bien confusos… Que debía despertarlo o simplemente retirarme, y otro donde recordé que una ocasión mi madre me comentó que papá la despertaba en plena madrugada para hacer el amor obligándola a follar para desahogar su furia cargada de testosterona… Esta última me llenó de sentimientos encontrados, por un lado papá debe tener enormes deseos de fornicar con tanta abstinencia, sabiendo que cada pocos días se les llenan los huevos de leche a los hombres… por otra mi pasión por los maduros y para colmar las contrariedades era mi padre y lo amaba sobre todas las cosas.

Lógicamente no está bien que permita eso por mucho que me gusten los maduros o los viejos pollones… Finalmente decidí por lo primero, lo dejaría dormir como esta al fin que solo era contacto entre las telas de nuestros pijamas. Terminaba de pensar esto, cuando siento que empuja suavemente como si lo estuviera haciendo…, en sueños mi padre me estaba follando. Me enterneció tanto y a la vez se me hacía cómico lo que estaba pasando. Mi padre era aún joven, tenía treinta y ocho años, es guapo y tiene cuerpo espigado y fuerte, además de una voz muy varonil. Esto lo menciono porque sé que debe tener su "pegue" pero también puedo pensar que no ha estado con muchas mujeres desde su divorcio, ninguna por casa.

Sus movimientos eran de unos dos o tres empellones y luego duraba estático algunos minutos y luego repetía nuevamente. Mis discretas sonrisas de lo que pasaba, se transformaron en un mar de lágrimas al pensar de su gran sequía sexual, me apenaba su extrema necesidad y no poder darle mi coño para que se desfogara cada día con su nena. De pronto retira su brazo de mi cintura y la dirige a desabrocharse las cintillas de su pijama, para luego bajarme todo, inclusive mis bragas… Nuevamente su mano la lleva a tomarse su virilidad y la pasa varias veces por los labios vaginales que ya empezaban a mostrar una gran humedad. ¡Estaba excitada!, si debo confesar que mi pensamiento no reparaba de conciliar que aquella gran vera era de mi padre. Poco a poco fue penetrando, dejándome hacer permitiendo que entrase sin dificultad, hasta sentir su vello púbico en mi trasero, lo sentía enorme y grueso el falo dentro de mis entrañas.


Los movimientos que hacia eran lentos y suaves, que me hacían retumbar todos mis sentidos… Yo misma arqueaba mis caderas y empujaba al punto contrario de sus embestidas clavándomelo más dentro con ganas y deseos inconfesables de que vaciase sus ganas en mí… Su mano izquierda estacionada sobre mi cintura, la deslizó bajo mi camiseta holgada para masajear mis tetas, mis pezones reaccionaron de inmediato al endurecerse. A esas alturas, tenía la certeza de que papá estaba despierto, porque luego le dio más velocidad a las estocadas manejando sus caderas diestramente… todo un formidable follador. Mi excitación se elevó exponencialmente sabiendo de su consciencia al follarme, mis quejidos reprimidos, se ahogaban en mi garganta con sonidos casi inaudibles, la respiración de papá era acelerada, como sus empellones…. En esos momentos solo pensaba dejar que disfrutara y que se “corriera dentro de su niña”. Pero era imposible hacerlo, ya que yo también lo estaba disfrutando en demasía, así es que era un gozo mutuo.

Mi vista se nublaba por la gran sensación experimentada… era mi segunda follada vaginal, y este era mi propio padre. Por instinto me acomodó en forma fetal, para dar mayor presión a mi clítoris con mis piernas y disfrutar más aún del mete y saca brutal de aquel macho, que al hacerlo su gran verga rozaba mi "Perlita del Placer" cuando no pude más y de mi garganta salió un gemido portentoso de gran placer, al experimentar un prolongado orgasmo… Mis contracciones vulvares atenazando el duro falo de papá, y la gran carestía de orgasmos de su parte, provocan en segundos que el semental inunde mis entrañas con interminables chorros hirvientes de semen, acompañado de resoplidos de aire que emanaban de su boca como un búfalo…Noto como clava su tranca acompañando a cada chorretón de espeso esperma, ahonda y eyacula en el mismo conducto uterino de su hija…cinco y seis chorros de lefa se contaron dentro de mi vagina. Después un silencio total, como la noche. Baja su mano nuevamente a mi cintura y se queda inmóvil, sin sacar su falo…Sin saber el tiempo que transcurrió, el sueño me venció llena de carne paterna y su gran lechada, después de estar a la espera que la sacara y se reacomodara. Por la mañana desperté cuando la luz del sol iluminaba mi cara, papá se había ido a trabajar… Pensé que había sido un sueño, pero al ir al baño me di cuenta de que todo fue real… aun tenía la muestra espermática de la enorme y copiosa corrida de mi padre dentro de mi coño.

Bajé a la cocina y en la cafetera había un recado de mi padre…

Perdón por lo sucedido, sé que será difícil de persuadirlo, pero usemos el (No pasó nada), pero también podemos hablarlo, porque ya no te seguiré viendo solo como mi hija. No te envuelvas en culpas, el único responsable soy yo. Si no te apetece hablar de ello Jamás tocaré el tema”.

En los días subsecuentes, me daba vergüenza estar frente a él, no nos vimos por mucho tiempo… Después de varios días nos invitó a mi hermano y a mí, salimos a comer la familia y sentí a mi papá súper relajado y bromista conmigo y Sebas… En un momento de descuido de Sebastián, me acerqué al oído de mi padre y le dije que me había complacido hacer el amor con él, que por favor se volviera a repetir muchas más veces, y que no tuviese pena por mí ¡Me había encantado! Lo deseaba más que nada en mi vida. A él se le dibujó una sonrisa permanente y a partir de ese día siempre encontrábamos la manera de follar como posesos ¡Me enamoré de mi padre como hombre...y de su verga! Era lo único que me falta de amar de mi padre.

Ya había tomado una determinación con respecto a mis sementalestodos esos viejos que me acosaban serían ignorados por mí quedándome con el material que tenía en casa. Como ya sabéis mi hermano y yo nos tenemos una confianza grandísima, aunque a mis amigas se les hacia extraño mi cercanía con él, la verdad es que nunca habíamos pensado o imaginado que tanta confianza nos pondría en la situación que ahora estamos viviendo…, y no es porque sea su hermana, pero es un chico muy apuesto, tanto es así que son muchas las chicas que andan detrás de él. Pero el es muy selectivo en cuanto a sus conquistas, nos contamos todo. 

Multitud de veces nos hemos visto semi desnudos y en pelotas desde que éramos bebés hasta hace bien poco de manera natural y habitual, y no solo con él me prestaba natural, con papá ocurría lo mismo… o sea, muchas veces les he podido ver su polla en diferentes estados de erección, ellos mi trasero, mis tetas y mi caliente coñito también han tenido la oportunidad de verlo cuando me ducho, me rasuro o me baño en la piscina en pelotas. Dormimos en la misma habitación y no es porque no hayan más dormitorios sino porque tenemos costumbre desde siempre y nos gusta dormimos contándonos nuestras cosas y muchas otras bobadas. Pero a pesar de todo esto jamás en la vida llegué a tener algún pensamiento con él hasta que me empezó a picar con los viejos y maduros.

Desde hace poco tiempo soy modelo juvenil y me encanta tomarme fotografías y mi hermano es un buen fotógrafo amateur con pensamiento de ser profesional, o por lo menos eso es lo que él quiere dedicarse,  así que siempre nos ayudamos mutuamente en ese aspecto, sin contar que compartimos mi deporte favorito en el que mi padre lo incluyó con calzador… el bádminton. Con tantas cosas en común estamos juntos muchas horas, desde las clases del instituto a compartir habitación, pasando por nuestras aficiones. Mis amigas siempre me dicen que tanta confianza con mi hermano iba a terminar en algo incestuoso, pero yo jamás le hice caso a sus palabras proféticas. Y es que no teníamos otros ojos para vernos entre los dos. Es más él muchas veces me había tomado fotografías semidesnuda y alguna que otra vez estando eufórica y muy cachonda me deje fotografiar desnuda por él. Pero entre risas y burlas no pasaba más nada sin no contamos con alguna paja o mamada. Hasta que una vez tanta confianza iba a terminar por jugarnos una mala pasada incentivados por el cabrón de nuestro entrenador. Mi facilidad por dejarme convencer hizo que ocurriera, como ya sabéis acabé follándome a mi hermano e incluso a mi padre, de ahí que me considera a mí misma una Ninfómana.

Una mañana de domingo estaba en mi cuarto en una facha casera normal. Estaba recién levantada así que llevaba puesto mis braguitas blancas y una especie de camisón largo, aunque no lo es en el sentido estricto de la palabra porque más bien es una camiseta de baloncesto. Estaba chateando con una amiga la cual me contaba su faena de la noche anterior lo cual me hizo excitar como una perra. Ella que es bien putona me decía todo con pelos y señales a sabiendas que eso me ponía a mil a mí también. No podía resistir tanta excitación por lo que me empecé a masturbar. Mis dedos se abrían paso en mi rajita increíblemente húmeda. Uno que otro gemido se me escapaba, saque mis tetas de la camiseta dejándolos al aire libre. Mis pezones estaban durísimos completamente empitonados. Me los pellizcaba mientras con la otra mano jugaba con mi coñito con un exceso de frotación sobre el capuchón de mi clítoris. Cuando de repente veo a mi hermano parado en la puerta de la habitación con la verga en la mano mirándome.

- ¿Qué haces ahí…?  - Viéndote hermanita. ¿Necesitas ayuda?

Era tanta las ganas de sentir un hombre dentro de mí, que no me importó que fuera mi propio hermano el que relajara mi tensión sexual… si hubiera sido mi padre mejor, pero me tendría que conformar con un adolescente a cambio de una buena verga dura de un veterano semental.

­- No te quedes ahí parado… anda pasa y quítame este ardor ¡VEN Y FÓLLAME!

Estaba perdida de la excitación. Mi hermano estaba igual, algo normal en un macho tan salido con las hormonas a flor de piel… parecía que su glande estallaría. Estaba rojo como una manzana. Pero lo que más me sorprendía era el tamaño que cada vez era mayor. Era inmensa o eso me lo parecía de mente nublada por la excitación. Me tomó de los hombros haciéndome arrodillar. Sabiendo sus intenciones le agarro su enorme falo por la base y con mi lengua empiezo a lamerlo de raíz hasta la cabeza. Luego lo tomé firmemente metiéndolo en mi boca la cual estaba hecha aguas. Con mi otra mano seguía frotando mi coño encharcado, incidiendo en mi pepita erecta. Él acariciaba mi cabello y me decía…

­- Esto es una locura Sebas. 

Lo sé mi amor. Pero no pensemos en eso. Las palabras sobraban, no quería hablar. Después de algunos segundo me levanté y acostándome en la cama. 

­- Hermanito quiero que me comas.

- Claro nena. Prepárate para sentir mi verga. Hoy tengo los huevos bien cargados y es todo para ti.

Abriéndome las piernas lo suficiente se monta encima de mí para poquito a poco meterme su enorme verga sin necesidad de guiarla, solo con su cadera y la rigidez de la tranca me la enfila a la boca de mi conejito hambriento y todo para adentro…entró fácil por mi excesiva lubricación y su musculosa virilidad indómita. Lo miraba a los ojos y no podía dejar de ver en sus ojos la lujuria de follarse cual fuese la primera vez a su hermana melliza, a la PUTA ninfómana de su hermanita. Lo besé y le dije que no tenia porque preocuparse por nada, quería que se corriese bien hondo de mi útero, y me hiciese sentir lo zorra que soy. En estado de transcendencia solo somos un hombre y una mujer hambrientos de sexo del que nadie sabrá jamás. Empezó las embestidas con fuertes y duros empujones de su cadera contra mi entrepierna despatarrada, dándole todo el acceso para que entrase los más profundo y fuerte posible.

¡¡Wow qué pollazo!! Más demoró él en acomodarse sobre mí apuntalándose todo el cuerpo con sus fuertes brazos que yo en tener un orgasmo súper agresivo. Froté duro mi clítoris…Solté un chorro de mis jugos casi como cuando un semental eyacula. ¡Fue tremendo! Su estomago estaba empapado al igual que casi todo su pecho, pero el apenas se detuvo en las embestidas metiendo hasta la raíz, sin dejar nada fuera de mi coño, a excepción de su gloriosas pelotas que rebotaban en mi coño cual si fuera la pared de un frontón.

Se separó elevándose de mi cuerpo y estirándome por completo en la cama se acostó sobre mí dándome un beso que me hizo temblar. Solamente movía su parte pélvica mientras nos acompañábamos por unos gemidos súper intensos, los míos eran gritos en cada punzada en mi fondo vaginal. Era divino, como divinas eran las sensaciones que me colmaba… su olor, su fortaleza, su tacto muscular, su agresividad y su conocimiento de mi cuerpo… lo tenía a punto, se lo notaba. Entonces noté su hinchazón y endurecimiento venéreo, justo cuando me lo hizo saber…que se corría.

- Hermanita me voy a correr ya… joder estoy a punto y no lo puedo retrasar más. ¡Te voy a preñar!

- No importa dale Sebas, dámelo todo en mi coño que yo me cuido. ¡Quiero sentir tu lefa en mi útero! ¡LLÉNAME! Cada día me estremecía más notar los aldabonazos de leche en mi coño.

A penas terminé de decírselo cuando siento que me vagina se inunda de un espeso y caliente semen. Me miraba y sonreíamos al compás de cada movimiento de él, cada convulsión un chorro de leche, cada esténtor una clava profunda vaciándose los huevos, mandando su esperma directamente de sus testículos a mi cérvix. Debieron ser cinco o seis lechazos, pero yo sabía que solo era la primera parte de la gran follada que me suele dar mi hermano, y ese día lo veía muy inspirado…Después de el esfuerzo se separo de mí y me dijo que habíamos hecho algo fantástico, que era la más sexy y puta de todas la que se había follado en su vida, pero se preocupaba por si me dejaba preñada….

- No te preocupes hermano, es mi responsabilidad si me preñas. Solo te puedo decir que me ha encantado y sé que a ti también por la cantidad que has eyaculado. Y no quiero que esta sea la última vez esta noche. Quiero que me sigas follando mientras te queden ganas de mí.

Le agarro su polla aún en un estado de semi erección y empiezo a lamerlo, cuando lo tenía entre mis manos pude sentir como nuevamente empezaba a crecer dentro de mi boca, a ponerse rugosa cuando estuvo erecta a plenitud… Me monte sobre él. Con mi mano derecha lo acomodaba entre mis labios vaginales mientras que con la mano izquierda le acariciaba su rostro, le costaba un poco, la solté y milagrosamente se mantuvo erguida con el capullo frente a mi coño, en tanto me abría los labios vaginales para que ese glande se enterrase en mi conejito anhelante. Cuando ya me pude sentar sobre su verga, y empezó a entrarme, puse mis dos manos sobre su pecho y empecé a cabalgar tragándome su mástil hasta los huevos.

Sus manos en mis tetas se desplazaban a su antojo apretando y pellizcando mis pezones empinados. Esa posición me gustaba mucho y nuestras miradas se cruzaban y solamente podíamos sonreír ante tanto placer. Subía y bajaba procurando que fueran solas las caderas bailándole una samba, mientras él inmóvil solo me acariciaba mis tetas y mi culo. Pero me cansé pronto así que le pedí que cambiáramos la pose. Él enseguida me puso a cuatro patas sobre la cama y colocándose detrás de mí me dio a pensar que quería follarme por el culo. Pero no fue así. Tomándome por las caderas me halaba hacia él y como un pez en el agua su gran verga corría deslizándose por la vagina. Sentía como entraba y salía esa enorme verga de mi vagina calenturienta con un ritmo infernal, vertiginoso… haciéndome correr nuevamente. Esta vez él acercó su boca a mi chocho y comenzó a chupármelo haciéndome ver estrellas, ¡Dios mío flotaba! Era el mejor sexo oral de mi vida, nadie me lo hacía a mitad de follarme, y este cabrón de mi hermano, sí que sabia como hacerlo. Luego de un rato volvió a poner su estoque en la entrada de mi coñito, y tomándome nuevamente por la cintura me halo hacia él y comenzó a invadirme. Luego me metió uno de sus dedos pulgares en mi culito haciéndome brincar de gozo.

- Hermanita quieres que te la meta por tu culito rico.

- Si hermano fóllame a tu gusto. ¡Escoge el agujero que quieras… fóllamelo!

- ¡Wow! sí que me sorprendes. Cada día estás más puta y cómo me gusta la idea…Nunca pensé que me dejarías follarte y ahora ya te ves…NO ME IMPIDES QUE ME CORRA DENTRO DE TU COÑO o te dé por el culo… ¿Quién te desvirgó para que haya convertido en tan zorra…?

- Sí hermanito, pero no me preguntes nada, solo hazme lo que se te antoje… ¡CALLA Y FOLLA!

Y es que cuando estoy follando no puedo pensar en otra cosa… no me gusta que me pregunten si pueden hacer cosas, solo que hagan lo que se les antoje con mi cuerpo, con cada uno de mis agujeros y los llenen de carne dura y semen. Sin esperas ni más dilaciones, me la sacó del estuche de mi conejo y empezó a meterla por mi culo. Se sorprendió que entrara tan fácilmente, y es que mi mellizo no sabe las trancas que suelo alojar en él casi a diario, de esos viejos con pollones anchos y duros a reventar.

- ¡Wow si lo tienes súper abierto! ¡Qué fácil te ha entrado zorra!

- Un poquito. Es que tengo el ano muy flexible…

- Lo que pasa es que a ti te gusta que te den por detrás…

- Toda la vida. Solo que tú nunca supiste ver mi necesidad y no te aprovechaste… Venga ahora es el momento que pruebes el culo de la puta zorra de tu melliza…

Mi hermano no podía creer que su hermanita fuera tan zorra, pero yo tampoco podía creer que él tuviera tanta resistencia, ya se había corrido y esperaba la segunda avenida de esperma recién fabricado de sus gónadas. Era por mucho el hombre que más tiempo había durado follándome sin venirse por segunda vez. Al rato cambiamos la pose. Los dos de pie, me levanta la pierna hasta el cabezal de la cama, dejándole una hermosa vista de mi culo el cual no dudo en seguir penetrando con la gran abertura que ya tenía. Me abrazaba por detrás y me sobaba las tetas mientras me besaba por el cuello con ternura, pero con mucha pasión… me la caló suave hasta notar su pubis contra mi culo, y de repente el sonido de mi móvil nos hace parar. Dios era mi padre quien llamaba.

-  Hola papi…

- Hola nena ¿Cómo estás… qué haces?

- Nada papi, aquí viendo la tele con mi hermano el tontaina…Entonces sentí una inserción que tuve que ahogar tapando el micrófono y empujé fuera de mi lado al follador de la pradera.

- Nena, siento que no pude comprar lo que me pediste, se me echó el tiempo encima en la reunión… se nos fue de las manos.

Mientras hablaba con mi mami mi hermano se hacia una paja tremenda ante mis ojos. Hablar con mi padre lo había puesto a mil y a mí también… el morbo de saber que sus dos hijitos mellizos se lo estaban montando mientras él se dejaba la piel trabajando. 

- Papi espérame un poco, aguanta al teléfono.

Tape el micrófono del teléfono de nuevo y le dije a mi hermano que se sentara sobre la cama. El muy obediente se sentó y luego yo de manera perversa me senté sobre su cipote, en tanto él los sujetaba por la base para que entrase dentro de mí. Era algo que siempre había querido hacer… FOLLAR mientras mi padre hablaba conmigo por el móvil. Pero jamás pensé que sería con mi hermano con quien iba a tener ese affaire. Empezaba a subir y bajar sobre ese trozo de carne increíblemente duro y caliente mientras continué con la llamada.

- Ya papi… ¿Decías?

- Nena le dices a tu hermano que lo que pidió por Amazon llega en una semana por agotamiento de stock.

- Ok papi yo le digo, pero si quieres hablar con mi hermano te lo paso…

- Si ponlo al teléfono por favor.

Era increíble la sensación, mi hermano solo sonreía ante mi hazaña. Me levanté desincrustándome su gran falo de mi coño calenturiento, para posicionarme de frente con él y me la volví a clavar. Lo miraba mientras le hablaba a mi padre. Le puse el teléfono a mi hermano mientras me acomodaba para hacerlo una mamada monumental, lengüeteaba todo el falo venoso. El trataba de hablar pero casi no podía hacerlo. La situación lo puso tan a punto que me lleno la boca de semen. Trataba de contener los gemidos mientras hablaba. Era súper jocoso, pero increíblemente excitante para ambos. Cuando corto la llamada solo pudimos reírnos como locos. Continuamos la mañana con mucho sexo hasta que ya no podíamos más por el cansancio y sus cojones quedaron exhaustos y secos. Nos acostamos abrazados hablando de lo que había ocurrido.

La monotonía en casa no se encontraba por ningún sitio, siempre tenía algo que hacer y a uno u otro para darme placer… os cuento como creo que me preñó papá. Yo ya contaba con 18 añitos y pensaba continuar con mis estudios, no muy bien tenía claro que especialidad concreta…, como podéis imaginar ya no era nada inocente, a esa edad con la carrera de sexo de cinco años atrás y mucho más años sin penetración. Papá era un hombre entrado en la cuarentena muy bien conservado, con quien no tenía pudor alguno de compartir mis baños. Así que comencé a desnudarme delante de él y me metí en la ducha, como noté que papá todavía continuaba arreglándose tras el afeitado, me di la vuelta para verlo y lo sorprendí mirándome el culito, (que por cierto lo tengo bien respingón y carnoso… la locura de los chicos de mi instituto, todos me querían sobar pero no los dejaba)

Se sonrío pidiéndome perdón… ¿por…? le dije yo, y sin decir nada salió del baño. Era temprano y nos habíamos quedado solos en casa…comencé a ayudarle con las cosas de la casa y le pregunté si no tenía que trabajar, contestó que se tomó unos días vacaciones. Bueno al rato terminamos y nos pusimos a leer… él sus libros y yo con el ordenador portátil…lo noté callado y pensativo, como afligido, me contó que extrañaba tener a una mujer en casa como a mamá… quise consolarlo… y esa fue mi perdición. Todo sucedió muy rápido, yo me acerqué y lo abracé. Él sentado en un sillón leyendo, como es muy grandote estando yo sentada en reposa brazo, mi cara quedaba a la altura de la suya, le di un beso en la mejilla y sentí su olor a colonia de después del afeitado.

Era un olor agradable y masculino, me dio las gracias por ser tan cariñosa con él y rodeo mi cintura con su fuerte brazo, pero al hacer eso, con su mano rozo mis nalgas y yo me estremecí, parece que se dio cuenta porque enseguida corrigió su mano y la apoyo directamente en mi culo, ¡Me encantó su iniciativa! Yo no decía nada pero tampoco lo soltaba. En esos momentos usaba un pantalón cortito con una camiseta barriguera de una tela muy finita que se me pegaba al cuerpo… sentía toda su mano acariciando mi culito. Me estaba excitando a esas horas de la mañana, así que le pregunté si quería que me lo bajara, no hubo respuesta oral, solo gesticular. Lo baje un poco, su mano pudo recorrer todo mi culo desnudo y con el dedo corazón recorría mi rajita y me tocaba mi agujerito…alternativamente amasaba las nalgas pero con ternura, yo lo dejaba hacer porque me encantaba lo que hacía sin premura, poco a poco con todo amor. Así eran los maduros y me encantaban como me hacen caldo a fuego lento.

Aproveche y le di otro beso en la mejilla junto a la comisura de sus labios, en la posición en que estaba podía ver como se frotaba la bragueta con la otra mano… me preguntó si quería ver como la que tenía, y como ya estaba loca por verle su cipote, dije que sí. Se bajo el pantalón deportivo y sacó su gorda polla y morena, es tan gruesa que al agarrarla con mi mano, los dedos de la misma no se tocaban al circundarla…. Entonces preguntó si quería probarla, afirme mis deseos lujuriosos. Me llevó hasta el sillón más grande y se recostó y me dijo que me subiera sobre él de forma que mi culo quedó a la altura de su cara y su polla a la altura de mi coñito en un excitante 69. Comencé a pasarle la lengua por su polla como si fuera un rico helado y trataba de comerla pese a no poder meterla entera en mi boca, mientras tanto el me mordía suavemente mis cachetes y exclamaba ¡Que hermoso culito tienes Carol! Pasaba su lengua tibia por toda mi rajita y la metía en mi agujerito, eso me enloquecía y más le mordisqueaba esa verga gorda morena, ¡Quiero que seas mi putita! Me decía y yo le contestaba ¡Sí papi, sí! A todo esto el me metía sus dedos en mi ano para dilatarlo y prepararlo para lo mejor. Notaba todo mi culito lleno de saliva tibia y notaba como sus dedos resbalaban con facilidad para el interior de mi ano.

Un momento después me bajó y se sentó con sus pies apoyados en el suelo y sus pantalones por los tobillos, yo ya no tenía el mío puesto, solo me quedaba la camiseta cortita puesta, me pidió que me acercara y que me sentara encima de su polla que palpitaba como si tuviera vida propia. Me coloqué dándole la espalda y con sus piernas entre las mías, comencé a bajar despacio, pero el cabronazo no espero mucho, me levantó con sus brazos y me fue ensartando en esa hermosa verga empujando hacia debajo de mi cintura. Al principio sentí un poquito de ardor, pero estaba tan caliente y dilatado que me entró toda la verga con cierta facilidad hasta los huevos, sentí toda su carne caliente dentro de mí, noté la musculada verga de papá llegar a mis entrañas de un solo envión… creí que me iba a desmayar de placer al percibir sus pelotas llenas de lefa frotar mi clítoris. 

Él me hablaba con ternura y me decía que mi culito era lo más rico que se había comido en años y me besaba el cuello y las orejas, eso hacía que yo me retorciera y más me ensartaba en su polla en mi útero. Con una de sus manos me agarraba mi clítoris que era muy chiquito pero poco a poco fue creciendo poniéndose duro…me masturbaba, eso era delicioso sentir la palma de su mano frotando suavemente mi coñito.

No sé cuánto tiempo pasamos así pero yo no me quería bajarme de su mástil por nada del mundo, y el parece que tampoco, ya que lo disfrutaba igual que yo, con uno de mis brazos le rodee el cuello de modo que mi espalda quedo pegada a su pecho, entonces por primera vez esa mañana, me besó en la boca como yo nunca había besado a nadie, así que me sorprendí cuando hundió su lengua en mi boca…, su boca sabia a menta y chocolate. Estaba a su merced, con su lengua penetraba mi boca y con su verga mi conejito hambriento, me levantaba suavecito y me bajaba de nuevo clavándome su duro ariete…, su verga era como un pistón que entraba y salía del coñito, ¡Qué rico papi! Le decía y eso más lo calentaba. Todo lo que me hacían sus manos sobre mi febril cuerpo me gustaba mucho…, sobre todo como me sobaba las tetas tirando de ellas para insertarme más hondo su badajo…y de pronto me dijo 

¡Carolina estoy a punto de correrme! 

Apreté muy fuerte contra él para que me llenase, arrecié los mete saca, no deseaba que se derramase fuera y un segundo después de un bufido de toro, pude sentir como inundaba mi interior con un líquido tibio.

Percibía cada espasmo de su verga en mis entrañas, me energicé con lo caliente que estaba también acabé con una buena corrida que le empapó su verga, y los huevazos que se vaciaban por momentos llenándome hasta las trompas de Falopio. Nos quedamos un rato así, él rodeándome con sus brazos y dándome besos en mi cuello y boca…, yo pretendía que ese momento no terminara nunca.

Me rogó no contar nada a mi hermano y a nadie. Papá era tan dulce conmigo que nunca podría romper eso tan bello que teníamos solo para nosotros. Como os podéis imaginar, sino era mi hermano era papá quien me llenaba de su copiosa lechada de rico semen, me encantaba recibir el néctar más preciado que un hombre posee, y por partida doble, así que no fue mucho de esperar que un día amaneciera con molestias estomacales, náuseas y vómitos, el malestar propio de quien está engendrando un bebé dentro de su vientre…nueve meses después nació Isabel la hija de cualquiera de mis hombres, mis amantes y sementales. 

Ahora vivimos felices los cuatro como dice la canción.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas más populares de la semana