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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Ser la Puta del Barrio



En el barrio me conocen como “La puta del Odiseo”, la barra americana que regenta mi suegro…todos me la quieren meter y yo encantada de darles lo que buscan cuando salen de caza. He de reconocer que soy presa fácil dando ambiente al tugurio cutre de viejos verdes sementales… un lugar plagado de machos cargados de testosterona del que salgo siempre llena de esperma… Le doy ambiente al lugar, me divierto con las atenciones de esos hombres y me saco una plata gansa que me viene muy bien para darles lo mejor a mis hijos y a mis caprichos. Vivo en un barrio obrero de los suburbios de Puebla, y allí hay que buscarse la vida, rodeados de delincuencia, drogas y mucha vida ociosa. Por suerte yo pertenezco a una familia con mucha gente "Respetable", y por mucho que YO putee nadie me obliga o abusa si yo no lo quiero…. Nací caliente, provocado por un gran vicio. ¡ME GUSTA FOLLAR! y lo más acertado era ¡HACERME PUTA DE BARRIO SUMISA A CUALQUIER VERGA...! 

Para continuar leyendo es aconsejable que hayas leído antes... "Soy la Puta de mi suegro", lo encontrarás en las páginas destacadas de este mismo blog. Lo entenderás todo mucho mejor.





¿Por qué soy al mismo tiempo, sumisa en la cama y feminista? Es muy sencillo, realmente es mi culpa. No soy como Anastasia, una chica inocente que se enamora accidentalmente de un hombre dominante. No, yo no soy así. Tengo los suficientes años como para saber que quiero y qué no. Sabía exactamente en lo que me estaba metiendo desde el momento en que me entregué a mi suegro, el hombre que me Domina. Es mi culpa. No soy como Anastasia, una chica inocente que se enamora accidentalmente de un hombre dominante. No, yo no soy así. Sabía exactamente en lo que me estaba metiendo desde el momento en que lo conocí. Puede que haya gritado ¡santo cielo! unas cuantas veces. Pero si tenía las mejillas rojas era porque él puso el color donde quería. No huía de su hombría, como Anastasia huyó en Cincuenta sombras de Grey

Y desde que lo conocí no hay día que no me ponga un bonito collar de perra para someterme. No hay día que pase sin que alguien me diga lo mono que es, y siempre que lo hacen, me paso los dedos por las tachuelas brillantes y sonrío. La gente cree que es bisutería, sin más, pero para mí es un bonito secreto. Cuando lo elogian, siento que me dicen que mi sometimiento es bello. Que mi compromiso también lo es. Por supuesto, la gente no sabe que se trata de mi collar de día y que me lo ha puesto mi suegro, el hombre que me Domina. 

Mi suegro tiene mucho en común con Christian Grey. No, él no es multimillonario, pero sabe lo que quiere de una mujer. Estas palabras que Christian le dice a Anastasia me las podría haber dicho perfectamente mí el semental del padre de mi esposo… 

– "No soy sádico, soy un hombre dominante. Quiero que tú quieras complacerme. Tengo reglas y quiero que tú las sigas y las acates. Son para tu beneficio y para mi placer. Si las cumples para satisfacerme, yo te recompenso. Si no, tendré que castigarte y aprenderás". 

Mis amigos no saben que ponerme el collar todas las mañanas me recuerda mi sumisión hacia él, el hombre que se mueve por todo el barrio, y que no es mío excepto por ese acuerdo que tenemos. No saben que todas las noches, cuando me lo quito antes de ir a dormir, mi mente reproduce trocitos de recuerdos de mis encuentros con él después del cierre, sentados en su bar “El Odiseo” con sus cuerdas atadas en un arnés bajo mi vestido. Su brazo alrededor de mí, dándome suaves tirones de la ropa. Mi cuerpo cediendo a sus tirones. El placer que siento en el cuerpo cuando le doy placer. Yo, boca abajo, atada a una cama de cuatro barrotes, completamente abierta para él. El collar me lo recuerda constantemente, desencadena recuerdos sensoriales que me alimentan durante los largos períodos de separación que hay entre nuestros encuentros. Los recuerdos pueden golpear como un suave remo de madera. Pueden darme flojo con una suave caricia o golpearme tan fuerte que llego a perder la respiración. Porque, para mí, estar con mi suegro significa todas estas cosas. 

Dominación y sumisión, poder y rendición, significan diferentes cosas para diferentes personas. Para algunas, consiste en tener la oportunidad de confiar en alguien para que tome el control. Para otros, es la sensación física pura… azotar, lamer, controlar que domina la mente, la antítesis de pensar en líneas generales…. Que alguien más fuerte que tú te sujete justo como necesitas en ese momento, que te diga lo que tienes que hacer en el contexto seguro de un acuerdo mutuo sobre un intercambio de poder es muy excitante. Esto es lo que Christian intentaba ofrecer a Anastasia. Pero ella se resistía demasiado a entender bien el regalo que le estaba haciendo. Para ella, era una aberración, le parecía mal. Para mí, no es nada más y nada menos que la perfección.

Nadie imaginaría que soy una mujer sumisa, que siento placer al servir. Al fin y al cabo, he pasado la mayor parte de mi vida dando órdenes o, al menos, haciéndome cargo de las cosas. Quizás por eso el sometimiento me llama la atención. Es un camino sin recorrer, o quizás es el camino que, como mujer estadounidense, me enseñaron que era indigno. Algo que evitar a toda costa. Aunque arriesgaría muchas cosas por tenerlo. En el sometimiento me invade una transformación. Se suaviza el duro intelecto y el pragmatismo que normalmente empleo en el mundo. Me encanta la parte de mí que cede. La encuentro cautivadora. El collar me lleva a ella. Hay un ritual que marca el tiempo de mi sumisión. Él siempre me ajusta mucho el collar al principio, y luego lo suelta un poco. 

Siempre me asusta y me sorprende tanto como verme de rodillas. Pero tengo tanta hambre de más de su recia polla, que me sonrojo. Soy muy consciente de mí misma cuando participo en este ritual. Imagina, yo de rodillas. Besándole las manos como muestra de gratitud por lo que me ofrece en ese momento. Mis ansias por hacerlo aunque tenga que arrodillarme son inquebrantables. La libertad que siento en esta expresión física de entregarme a este hombre tan lascivamente, el placer de mi sumisión impulsa mi cuerpo como un río que desborda un dique. Al mismo tiempo, sé que esta escena volvería locas a algunas feministas. ¿Mujeres que son azotadas y hombres que disfrutan haciéndolo? A mucha gente le da miedo. Anastasia Steele no está sola en su miedo. No es políticamente correcto, pero es mi deseo. Ahí es donde las décadas de feminismo nos deberían haber llevado… A que todas las mujeres sean capaces de hablar y de tener sus propios deseos. Y yo quiero el mío. 

Pese a todas las opciones que hay dentro del ámbito de la libertad sexual en las que la gente puede cumplir deseos, la mayor parte lleva una vida recta en la que todas estas historias oscuras y profundas quedan relegadas al porno, a la ficción, a la televisión o a los espectáculos raros. ¿Por qué? ¿Es porque asociamos el BDSM (Bondage, Disciplina y Sadismo Masoquismo) con el abuso? Por desgracia, hasta en Cincuenta sombras de Grey se hace la asociación... Y ahí es donde el libro se me quedó corto. De nuevo, estamos escondiendo el deseo y el instinto sexual bajo un velo. La historia de que, de algún modo, Christian se hizo un hombre dominante por el abuso es muy poco afortunada en el sentido de que perpetúa el mito de que el BDSM es un trastorno psicológico. Pero ésta no es mi experiencia con los hombres que dominan a las mujeres y las mujeres que disfrutan sometiéndose a ellos. BDSM y el abuso no son lo mismo, y no podemos intelectualizar el deseo sexual. El debate público de las personas sensatas atiende inevitablemente a lo que una mujer soportará por amor (sobre todo si el tío está forrado y es guapo y tiene un corazón roto que desea atención). 

Estoy harta de oír que las mujeres lo hacen para agradar a su hombre, que se someten por amor. Puede. Hacemos muchas cosas por amor. Pero creo que nos escondemos detrás del amor para no tener que responsabilizarnos de nuestro deseo, que puede que no tenga nada que ver con la emoción efusiva sino con el puro placer sexual. Ésta es la historia de Anastasia. No la mía. ¿Y qué hay de las muchas mujeres que quieren sentirse dominadas porque les gusta? Sin más. Yo estaba hace un momento de rodillas comiéndole la verga a mi suegro y a tres de sus amigos, me han rociado con su esperma espeso y me ha encantado sentirme su hembra, sobre la que eyaculan su más preciada esencia. Aunque estuviera reflexionando sobre mi derecho a estar de rodillas, en momentos como ese, mi placer procede de servir a este hombre. Pienso en cómo huyó Anastasia y cómo me quedo yo. Vale, ella es una chica que todavía no entiende bien sus deseos y grita "no" mientras huye de sí misma y de su amante. Yo soy una mujer y susurro… 

– "Sí, por favor. Gracias, señor"

Mientras aprendo a quedarme con todo su contingente seminal en mi cuerpo, sobre mi piel o dentro de mí. 



Hola chicos, me llamo VENUS y me he atrevido a narrar algunas de mis aventuras en el barrio donde vivo, fue una petición de mi amigo Fernando “Trovo” y se lo mandé para que me lo publicara en su web, espero les guste… como ya sabéis por mi correspondencia con mi querido Fer, soy la puta de mi suegro y sus amigos, pero sobre todo la puta del bar que dirige el padre de mi esposo… “mi maravilloso cornudo”. Dicho bar tiene una barra americana donde me doy al baile desinhibiéndome por completo, ese es en realidad el gancho para atraer clientes, con ello me llevo un poco de plata. Lo que comenzó con una diversión inocente ha ido derivando a mi puterio, porque cuando estoy tomada aprovecha cualquiera con la polla dura para darme tremendas folladas a pelo y sin compasión…, el caso es que siempre acabo follando con quien me apetece, me voy calentando a lo largo de la noche hasta que me hierve la sangre y no puedo más dejándome llevar por mis instintos de Zorra. Como todos sabéis imagino, y si no os lo comento…. 

Estoy casada desde hace cinco años con un cocinero marino que pasa largas temporadas fuera de casa desasistiéndome, antes trabajaba con su padre en el bar hasta decidió emanciparse y embarcase en un crucero, su nuevo trabajo le aleja de mí durante muchos días continuos, de ahí que me hiciese puta pseudo profesional…no puedo evitar tener el coño caliente de manera permanente y algún macho me lo tiene que regar… Si bien en el bar me lo monto con cualquiera que me guste, un día me planteé que podía sacar rédito a mi calentura… así comencé a ganarme una plata extra vendiendo mi coño. Con quien más me tiro por dinero es con el entorno familiar, estos en el barrio son muchos y a todos les apetece probar mis bondades, eso no quita que con otros lo haga por placer…me gusta y me lo como.

Como ya he dicho ejerzo de puta en el bar sacándome una buena plata en esas noches de farra, me encanta que me llamen puta o zorra, pues eso soy. Debo decir que soy muy sexi, con un cuerpo tallado a base de lo que gano, cuando tengo suficiente me arreglo esto o aquello…, todo comenzó con la liposucción de mis caderas hace dos años y quedé bien buena, después la nariz nalgas y por supuesto las tetas me las he rellenado un poco más. Me gustan los vestidos cortos me encanta la lencería, voy mucho al gimnasio para estar en forma y poder atraer a los hombres… me siento muy hembra gustando a los cabrones de los amigos de mi suegro que me dan a base de bien o los de mi hermano… 

En verdad me encanta follar con gente que la tenga grande y gruesa, ya que siento rico cuando me la meten abriéndome el coño…, en el bar suelo andar en lencería ya que se me hace fácil que me la metan sin tener que hacer mucho esfuerzo cuando encuentro a un buen semental… me siento en las piernas de esos clientes en la penumbra del tugurio, y sin más me deslizo a su mástil hasta que me la meten…, hago como que estoy bailando pero en realidad estoy follando. Algunas mujeres me entenderán lo rico que es follar con diferentes hombres…cuatro o cinco en una sola noche, probar vergas de todos los tamaños, que te hagan gritar de placer, que te llenen la boca de semen. Algunas tan zorras como yo, sabrán lo rico que es recibir una descarga de leche en la boca, o que te traten como una PUTA en la cama, a cuatro patas en el cubículo de un aseo o cabalgar una dura verga sobre el taburete del bar…eso es lo que más me excita de la gente… que me digan palabras gruesas en tanto te pasan la verga en las nalgas así bien rico, y notar cómo van metiendo la cabezona abriéndote la raja, hasta encontrar el hoyo e incrustarte el capullo despejado y a pelo.

Hace algunos meses, salí con una amiga que sabe bien cuáles son mis andanzas en el barrio, y cuanto me gusta fajar con uno y otro…, resulta que ella tiene un hijo de 17 años, es flaco y con cara de pervertido…, claro mi amiga sabe lo puta que soy y lo bien que se me dan los hombres, a los que no les pongo ninguna exigencia. El caso es que me dice mi amiga que con lo buena me veo, le gustaría le hiciera un mega favor. Sin dudarlo daría el culo por ella, es quien cuida de mis hijos cuando ando de puterío por las noches… así le dije cuál era el asunto…  

– Fíjate que mi hijo tiene 17 años y  aún nunca ha follado… lo haría yo misma porque el chico la tiene bien grande y se le pone dura enseguida, pero al ser su madre no me atrevo de entrarle y perder todo mi poca autoridad que tengo sobre él, por eso he pensado que seas tú quien lo estrene y me lo pongas fácil para seguir dándole yo. 

A mi amiga se le veía muy apurada, divorciada hace años, lo pobre no ha tenido suerte con los hombres, queriendo abusar de ella siempre. 

– Mi nene tiene buena verga así como a ti te gusta…bueno como nos gusta a las dos, así que lo vas a gozar.

Ese día llevaba una minifaldita muy corta que me veía bien puta, yo le dije que sí como es natural con las amigas no hay favores, por encima está la amistad, sin contar de mi afición por los machos, pues para eso estaba yo. De inmediato me dijo…

– ahí está solo en la casa, puedes llegar con la excusa de que me estás buscando. 

Ni corta ni perezosa llegué y salió el muchacho…se le fueron los ojos cuando me vio, me dijo… 

– Señora mi madre no está, seguramente llegará enseguida, pase y dígame si quiere tomar algo mientras espera.

Le dije que la esperaría en la sala con un ron, el chico atento

– Enseguida… ¡Es usted muy guapa! 

Lo vi muy decidido y mucho más yo. Cuando llegó con los tragos me le fui acercando poco a poco hasta estar cerca de él, el nene no se apartó cuando empecé a darle unos besos leves y con una mano le agarraba la verga por encima del pantalón… la tenía bien dura y grande ya. En nada le la empecé a sacar y al verla… 

– ¡Noooooo, joder esto está bien grande!

El chico orgulloso se quedó parado con ganas que tomase la iniciativa, yo sabía bien lo que tenía que hacer con ese mostrenco… ¡MAMÁRSELA! En nene tenía la Cabezona toda mojada de líquido pre seminal, era increíble ese glande.

Debo reconocer que el cabrón la tenía hermosa y gruesa… le empecé a dar besitos pero él me agarraba por el cabello y me empezaba a meter la verga por la boca, follándomela. Era tan gruesa y larga que no me cabía toda por lo grande, empecé a mamársela con ahínco, sin embargo apenas me duró un par de minutos, cuando dio un gemido, señal que no aguantó. ¡¡Me rebosó la boca de leche!! Yo la tenía adentro recibiendo todo esa descarga, y que rico era sentir esa leche calientita en mi boca recién ordeñada. El caso era que el chico la seguía teniendo dura pues era de esperar, a su edad solo quieren tirar leche y más leche sin Juan todo el día.

Me empiné en la cama…  

– ¡Ahora sí, métemela!, para que sientas lo que es follarse a una hembra. 

El chico estaba tan excitado que me la metió toda de un jalón, yo pegué un grito y empezó a follarme duro y duro. No paraba de darme seguido sin control con todo el cipote enterrado dándome una buena ensartada. Mientras me follaba duro, llamé a mi esposo…

– Amor, un chaval vergudo está follándose a tu mujercita

Mi marido como todo un “cornudo maravilloso”, me decía lejos en el mar… 

– ¡¡Gózalo mi amor, que para eso sirves…para ser puta!!

Colgué el teléfono y le decía al chico…

– Dame más duro cabrón, ¡¿O no piensas reventarme el coño esta noche?! 

Bendita juventud, me tiraba con muchas ganas y poca sapiencia. La follada del coño tampoco fue muy prolongada, la excitación del chico era magnánima, así que poco más de de tres minutos percibí la segunda descarga de leche, todo el resto de su lechada estaba en mi útero… que rico como si corrió el nene y sin más todo listo para él, no obstante, yo me quedé con ganas todavía, así que me vestí y me fui a casa con mi suegrito, que siempre que ando caliente me folla bien rico.

He decir que el viejo la tiene más grande que el hijo de mi amiga e incluso que mi esposo…. Llegué y le dije que estaba caliente, mi suegrito estaba viendo porno, con lo cual la tenía bien empalmada, me dio a mamar verga y mientras se la mamaba diciéndome lo putita y hermosa que soy… 

– Sigue así zorra, eres mi zorra.

Y yo le contestaba que era bien zorra pero, no solo de él, sino de todos, porque soy de todos los cabrones que gustan follarme. Mi suegro me levantó la faldita de puta que llevaba tapando casi nada, me hizo un lado mi hilo, y me la empezó a meter, ¡¡Woooow eso fue estar en la gloria!! Disfrutaba como me iba entrando esa descomunal verga. Yo le decía… 

– Así papi así fóllame más, mira que puta soy, mira que zorra me veo así abierta follando.

Sobre el sofá del salón, Él me tenía bien empinadita y dándome verga, la sacaba del coño para darme de mamar, y me la volvía a meter en mi rajita hambrienta de zorra, que la tenía bien mojada…mis gritos y gemidos despertaron a mi hija como en otras ocasiones que su abuelo me perforaba con ahínco. Vi a mi nena allí parada observando cómo se follaban a su madre, viendo esa verga grandiosa de su abuelo que me tocaba el punto “G” deleitándome con la follada brutal… No me importaba que mi hija participase de aquella visión, debía saber que el sexo es parte de la vida, algo natural que realizan los hombres con las mujeres, de ese pensamiento me enajenaba dejándome llevar…

– Dame más papi, mira que zorra tan buena te estás follando, él me decía…sí que puta eres nena, porque solo viniste a esto... ¡¡Toma más verga, Zorra!! 

Me daba unas buenas metidas agarrada de las caderas y me insertaba la tranca bien duro como sabe que me gusta, joder con el viejo… yo gemía de placer sumisa a las estocadas del semental de la casa, miraba a los ojos de mi hija notando su aprobación… de esta manera duró un buen tramo de tiempo hasta que sentí como fue llenándome de leche toda mi vagina hasta el útero ¡¡Wooow que rico!! Se dejó bien secas las bolas…. Ahora sí que mi viejito me quitó lo caliente que me hallaba. Me metí en la ducha para quitarme todo el esperma que cubría mi cuerpo, notando sobre todo el voluminoso contingente de semen que salía de mi coñito. Ya en mi cuarto llamé de nuevo a mi esposo que se hallaba en alta mar, y le digo a mi maridito consentidor… 

– Mira amor, vengo llena de leche.

Le dije metiendo un dedo que saqué lleno de lefa y se lo mandé por WhatsApp…

– ¡¡Mi amor te trataron como una zorra!!Yo le dije… – Claro que sí mi amor, ¿¡Eso te gusta no cornudo, que traten así a tu mujer, que la pongan a mamar verga y la rellenen de leche!? 

Él me contesto… – Sí amor, te quiero bien entrenada para cuando tome tierra…

El caso es que soy tan PUTA que no me conformo con dar ambiente al chiribitil de mi suegro y de dejarme follar por sus amigos, sino que además vi lo buena que era en el putiferio que pensé ir un poco más allá. Surgió por casualidad, pero ya se sabe que las casualidades no existen sin antes haber unos antecedentes. Les hablo de cómo me hice puta oficialmente... eso es cuando comienzas a cobrar por tus servicios, y en esto tiene mucha culpa la familia… ¡Sí me gusta serlo y mi esposo lo consiente! Como él bien dice... Por qué no ganarme mucho mejor la vida con mi coño, tragándome todas esas pollas que tanto desean follarme, si además me redime por mis deseos… 

- Si me vas a poner los "cuernos", mejor obteniendo beneficio.





Comencé siendo La puta de la familia…

Desde hace más de seis meses, que Antón mi marido, trabaja como cocinero en un barco de transporte transatlántico, y la verdad es que con tres semanas o más por mes fuera de casa, la única manera de que yo lo vea es a través de Skype o video llamadas por WhatsApp… que deje su trabajo lo veo un poco menos que imposible con lo que le gusta y la cantidad de pasta que se forra en cada travesía. Imagino que también se folla a toda zorra que se ponga, al menos sé de una, pero habrá muchas más…blancas, negras, mulatas o mestizas, que forman parte de la tripulación, ya que con los clientes se les está prohibido congeniar. Si bien algunas noches de jueves a domingo bailo en el “Odiseo”, los días se hacían muy largos, por eso comencé a arreglarme para salir a buscar trabajo, en algún restaurante de comida rápida. De una lado a otro me decían que era demasiado vieja para ello, sin embargo soy demasiado joven para jubilarme.

Ese día lo iba a volver a intentar, no soy una chica fácil de derrotar, aquella mañana fue cuando mi primo hermano, mi hermano de sangre Jesús, y Darío el hermano de Antón, o sea mi cuñado e hijo de mi suegro, pasaron a visitarme a casa… Yo andaba con unos pantaloncitos calientes, de esos que van muy recortados enseñando culo y además translúcido de tela fina casi transparente, sacando la ropa que me iba a poner. Cuando mi hermano, y los otros chicos llegaron. Preguntándome que pensaba hacer, y les dije que buscar un quehacer en un restaurante de comida rápida donde me había enterado que buscaban camareras, ya que ahí no piden mucha experiencia. Los tres me preguntaron por Antón, y cuando les dije de su nuevo empleo, me dijeron entre otras cosas…. 

– Él se jodió con ese empleo tan lejos de ti, y ahora te toca joderte a ti trabajando como una burra para mantener a sus hijos. 

Realmente el sueldo de Antón es bueno y sería suficiente para mantenernos a los tres, pero una tiene sus caprichos y también sus vicios, eso no se iba a comentar a los tres palurdos que tenía delante, inclusive mi querido y amado hermanito.

Objetivamente, en mi vida no me encontraba muy contenta en esos momentos, pues mi esposos me había dejado en manos de mi suegro y de sus pervertidos hijos de perra que tiene por amigos, así allí mismo les dije que se fueran para el coño de su madre y me dejaran en paz. Cuando mi hermano riéndose me soltó...

– Yo si me voy para el coño, y no de mamá, sino de una puta de la avenida, que me cobra barato, que me lo hace bien, y bien vale la pena pagar lo que me pide.

Yo no le presté mucha atención a las palabras de mi hermano, cuando mi cuñado continuó diciendo

– Loco, preséntamela, que la tipa con quien yo me acuesto, es muy cara.

Y para rematar, mi primo, que yo pensaba que era gay, les dijo a los dos… 

– Yo también me apunto con esa tipa.

Por curiosidad, más que todo cuando le pregunté a mi hermano cuanto iba a pagarle a esa puta, y cuando me dijo la cantidad. La verdad es que no le podía creer que le fueran a pagar tanto dinero, por acostarse con ellos, así que me quedé pensando. Si cada uno de ellos tres, me diera ese dinero a mí, no tendría que salir a joderme en la calle en un trabajo de mierda mal pagado y que no me gusta. Pero me tendría que acostar con ellos… ese era el coste. Pero para colmo el flaco… hermano, quizás no era del gusto de hacerlo conmigo. Por lo que me quedé callada. Ya estaban los tres por marcharse, a buscar a las putas, cuando el hermano de Antón, mi cuñado, me dijo como de broma… 

– ¿¡Qué te parece si te metes a puta…Nada más con los del barrio, de seguro te iría muy bien!? 

Mi hermano que sabe de mis andanzas con mi suegro y sus amigos… y lo que pasa en el bar con mis bailes le replicó… 

– Con la experiencia que tienes no te sería nada difícil sacarte un buen sueldo sin mucho esfuerzo…

Yo tomé sus palabras a tono de broma, cuando Ernesto mi primo, riéndose de la desfachatez de sus amigos me dijo… 

– La verdad es que yo si pagaría por acostarme contigo primita. 

Y lo que yo menos pensaba que mi hermano, me dijera algo como… 

– Bueno si te decides a putear, yo también me apuntaría contigo.

Yo la verdad es que después de volver a calcular cuánto me ganaría entre los tres, me les quedé viendo, al tiempo que jalaba la parte superior de mi blusa. Dejando que una de mis tetas quedase por fuera, y diciéndoles… 

– Saben cómo que no es mala idea, pero eso sí, si quieren acostarse conmigo me pagan por adelantado

Los tres se rieron, se miraron entre sí atónitos ante mi respuesta afirmativa y tan decidida. Darío el hermano de mi marido...

– Bueno y si ves que es buen negocio, creo que nada más con los de la familia no tendrías ni que salir hacer la calle.

Ya que resulta que el barrio donde vivimos, se encuentra la gran mayoría nuestros familiares. Tíos, abuelos, tíos abuelos, primos en todos los grados, desde primos hermanos, hasta primos cuartos, hasta quintos, además de un montón de compadres, y comadres. En fin ya que además de ser parientes, o mejor dicho familia, no todos, pero si algunos, como ellos tres, viven en la vagancia con el trapicheo de tráfico de estupefacientes y pequeños robos. Por lo que pensé, que tener una puta en el barrio, lejos de ser un problema es una solución… sí mi suegro me cuida pero con estos tres capullos me aseguro que nadie me tocará si yo no quiero. Así que extendiendo mi mano les dije a los tres… 

– Ok pero eso sí pagan por adelantado, o nada de nada. 

Casi de inmediato los tres sacaron unos buenos fajos de billetes, y de inmediato cada uno me dio la cantidad acordada. Así que tras guardar el dinero, Jesús mi hermano dijo… 

– Ok pero cuando voy de putas, es con ron, baile, fumada y de ser posible algo más. 

Yo lo primero que hice fue poner algo de música, y sacar unas botellas de Antón, algunas de ron otras de vodka, y hasta de tequila. Las dejé en la mesa, para que el que quisiera, se sirviera. Sonó la música y me puse a bailar, siguiendo el mismo protocolo que hacía cada noche en el bar, luego el Flaco o sea Jesús mi hermano, se puso a bailar conmigo, y a medida que lo fue haciendo mientras yo me daba un trago de ron, él comenzó a bajar mi blusa ligera para desnudarme, mientras que Ernesto mi primo, y Darío comenzaron a preparar unos cuantos petardos de maría. Yo al ver eso, supe de inmediato que en cualquier momento, alguno de ellos tres, más tarde, sacaría algo del polvito maravilla. Así que de lo más tranquila mientras, mi hermano me bajaba los pantaloncitos, comencé a darle varias chupadas a uno de los cigarrillos que ya habían encendido rulando entre ellos…, otra cosa segura era que a partir de esa noche, todos en el barrió me iban a conocer oficialmente por “La puta de la familia”.

Cuando Darío preguntó quién sería el primero, quizás por lo morbosa de la situación, a quien todos miramos fue al flaco o sea a Jesús, mi hermano. Lo cierto es que mi hermano no perdió un segundo, y allí mismo donde estábamos… el muy hijo de la gran puta, sin asomo de pudor se dedicó a besarme, al mismo tiempo que me enterraba su mano entre mis piernas metiendo sus dedos dentro de mi coño. La verdad es que se puso actuar como un verdadero loco, diciéndome… 

– Gordi, desde hace tiempo que te he tenido ganas, y el que seas mi hermana, como que me calienta mucho más. 

Yo la verdad es que ni cuenta me había dado del interés de mi propio hermano en mí, lo que él no sabía era que yo ocasionalmente, me ponía a pensar como sería hacerlo con él, por el solo hecho de ser hermanos compartiendo la convivencia hasta que me casé a los 18 años…él es mayor que yo y en más de una ocasión le espié, logrando verle la gran verga que se gasta el muy cabrón.

Así que a medida que mi hermano me fue acariciando y besando por todas partes, de momento me dijo… 

– Bueno ya sabes esto es con derecho a los tres golpes, el coño, el culo, y una buena mamada

Nada de lo que me dijo me pareció raro, ya que por lo general cuando me acuesto con mi marido o mi suegro, es habitual que lo hagamos de esa manera por mi gusto y darles a ellos el placer de atemperar su verga poniéndosela bien dura para mi beneficio. Por lo que mi hermano, sin detenerse, separó mis piernas, tras una mamada que apenas duró dos minutos, me enterró sabrosamente toda su verga dentro de mí ya húmedo coño, de un solo viaje hasta el fondo. La verdad es que mi hermanito, se las traía de largo por las ganas que le puso jodiéndome tan brutalmente. Sentí como su verga entraba y salía una y otra vez de mi útero, al tiempo que yo disfrutaba moviendo mis caderas, restregando mi coño contra su cuerpo buscando mayor profundidad y rozar mi clítoris contra su pubis…mi pepita se pone dura y larga, tanto que con ella froto contra mi macho para quitarme la quemazón. Fue cuando me di cuenta de la situación de mi primo y Darío, el hermano de Antón…, se encontraban sentados observándonos con detenimiento, viendo cada detalle de los movimientos que Jesús mi hermano mayor, y yo hacíamos en el sofá ofreciéndoles un espectáculo impagable.

Bueno quizás fue eso de ser observada por dos machos mientras me tiraba a otro, que a su vez era mi propio hermano de sangre, lo que seguramente me excitó mucho más, y con mucha más fuerza movía mis caderas. Los dos estábamos disfrutando de lo lindo, cuando después de un buen rato, yo disfruté de un tremendo orgasmo, convulsioné de lo salida que me encontraba con muy pocas puntadas dentro de mi coño, lo atraía hacia mí, le agarraba del culo metiéndolo más dentro de mi vientre. Mi hermano respondía enterrando todo el cipote hasta los huevos, unas pelotas pesadas que golpeaban mi coño una y otra vez ¡Lo sentí muy rico! Su olor, su fortaleza tensa en cada músculo, la dureza de su verga y sus jadeos en cada estocada… me sentía llena de macho. Había estallado en un orgasmo espectacular dejándome llevar, pero mi hermano no era ajeno a todas esas sensaciones, y al poco de gozar de mi corrida, él me llenó todo el coño de leche…apretó profundo en mi coño y se fue deslechando.

Tras lo cual se levantó del sofá diciendo… 

– No te creas que se me haya olvidado nada, Así que ponte a mamar mi verga un poco más, para luego darte por el culo. 

Pero como Ernesto protestó, diciéndole… 

– ¡Vamos flaco danos cuartelillo…! 

Mi hermano se me quedó viendo a la boca, y luego les dijo… 

– Ok aprovéchenla. 

Yo de inmediato me fui al baño y me lavé el coño, así que el siguiente en la lista era Darío. Quien para mi sorpresa. Y luego que me lavé muy bien de la tremenda corrida de mí hermano ¡Joder como me lleno el coño el cabrón! Se notaba las ganas que tenía de follarme. 

–Prepara ese culo….

Y como ya les mencioné, eso más o menos era lo que a mi marido le gusta hacerme. Así que mientras, escuchábamos la música a todo volumen, los cuatro nos fuimos al patio trasero donde continuamos bebiendo, fumando en la cama chillout que tenemos para zorrear con mi suegro y sus amigos, también con mí esposo. Allí me puse al asunto… le mamaba la verga al Flaco, mientras que Darío comenzó a darme por el culo. Ya al poco rato, los cuatro seguimos bebe que bebe, fuma que fuma, completamente desnudos, todos ellos teniendo sexo conmigo.

Así que el resto de la tarde en medio del patio, cuando no estaba mamándole la verga a uno de ellos tres, alguno me daba por el culo, o por mi coño. Y en algunos momentos me tenían haciendo de todo al mismo tiempo, como una autentica PUTA. Me llenaron por completo de lefa los tres hoyos, y alguno en más de una vez… los 10.000 pesos me los gané a pulso. Cuando comenzó anochecer, mi hermano y Darío se vistieron y arrancaron, ya que los escuche decir, que tenían que dar una turné por lo lugares de consumo. Fue cuando aun estando completamente desnudo Ernesto mi primo, mientras nos metíamos unas líneas de coca, por la nariz, me dijo… 

– Venus, quiero que me hagas lo que le haces a Antón. Pero que los muchachos no se enteren. 

Yo me quedé boquiabierta, ya que no pensé que mi primo supiera que a mi marido le gustaba que yo le diera por el culo. Y antes de que dijera nada, continuó diciéndome. 

– En más de una ocasión los vi, aquí mismo en el patio, mientras que yo estaba recogiendo mangos de aquella rama

Bueno, la verdad es que, eso es algo que también me gusta hacerle a Antón, cuando está en casa. Así que sin perder tiempo, busqué mi juguete, me lo puse frente a mi coño sujeto a mi cintura, y en menos de lo que canta un gallo se lo estaba enterrando por el culo a mi primito. Quien movía sus caderas como toda una verdadera puta, de la misma manera, que seguramente Antón la debe estar moviendo en el barco… ahora mi confusión con mi primo se desató, este chico es bisexual y lo mismo le da ternera que boquerón. Aquellas orgías se repitieron con frecuencia hasta que llegó mi esposo, entonces me convertía en una “mujer del hogar”.


Casada y puta como ninguna. Que se puede decir me gusta ser puta. Estábamos en la casa de campo de unos amigos. Como Ana la pareja de unos de los amigos de mi marido no podía venir me lleve un DVD de la serie embrujadas para entretenerme mientras mi marido jugaba a las cartas con sus tres amigos y bebían unas copas para variar, cuando Ana o María podían venir me lo pasaba muy bien sino era más bien bastante más aburrido, yo soy Venus y tengo un bonito cuerpo esculpido con cirugía, soy morena y alta de un 1.75, pechos redondos preciosos con unos oscuros pezones pequeños y muy puntiagudos, unas piernas de infarto, y un culo algo respingón y muy firme, una autentica belleza de 24 años, bien diferenciada de la típica mujer mexicana achaparrada.

Tras estar viendo una par de episodios de la serie llegó mi marido ebrio, le reñí diciéndole que no debía beber tanto, él masculló algo inteligible, se dejó caer en el sofá y en el tiempo que me levanté para apagar la tele y sacar el DVD, ya se había dormido profundamente, menuda borrachera. Me acerqué a la habitación donde estaban Martín, Juanito y Esteban para decirles que nos íbamos ya, a recoger dinero del juego y que me ayudaran a llevar a mi marido hasta el coche… 

– Claro sin problemas, dijeron. 

Pero todavía está en juego la partida y Antón debería acabarla, ya había pasado alguna vez que alguno de ellos acabara muy borracho y alguna de nosotras finalizara la partida de póker por él. Me senté en la mesa se había apostado el todo por el todo e incluso mi marido había pedido cambiar una carta, la cogí y miré las cartas menudo farol pareja de 7, yo lo mato pensé, obviamente al descubrir las cartas no tuve ninguna opción de ganar, mi marido lo había perdido todo.

– ¿Qué te atreves a jugar otra partida? me dijo Esteban

– Que remedio pensé debía intentar recuperar al menos parte del dinero.

Saqué el dinero que tenia del bolso y lo cambie por fichas. Se repartieron las cartas las cosa no iba nada mal, las apuestas iban fuertes quizás iba a tener suerte, pedí una carta manteniendo la respiración y ahí estaba la J, Full de J y de 10 “Fantástico

Las apuestas siguieron subiendo hasta que quedamos sólo Esteban y yo. Él dijo de jugárselo todo, me quedé parada pensando no podía cubrir tanto dinero con mis fichas, finalmente me quité el anillo de casada y lo puse sobre la mesa diciendo…

– lo veo, Full de J y 10, dije. Póker de 7, dijo Esteban.

– Joder con los putos 7… – ¡Vaya mierda! En fin le dije a Esteban me devolverás el anillo y ya te daré el dinero verdad.

– No, no dijo Esteban. – De eso nada.

– Anda vamos no me hagas eso sabes que Antón me matara por una cosa así.

Se quedó callado un instante y finalmente dijo… Me lo juego a una sola carta la mayor gana el As como máxime.

– ¿Y la apuesta es? Le pregunté yo.

– Tu anillo por tu sujetador.

Contesto con una mirada pícara Esteban(Yo llevaba puesto una falda verde oscura de vuelo que me llegaba por los muslos y un top verde algo más clarito, tanga y sujetador negro)Hubo un silencio.

– Tu estas tonto, le dije.

– Como quieras, me contesto él llevándose el anillo hacia uno de sus bolsillos.

– Joder vale espera, acepto

(Necesitaba el anillo había sido una tonta apostándolo y he de admitir que también me dio algo de morbo la situación pude ver sus miradas lascivas cuando dije que aceptaba) Unos segundos después había perdido la apuesta, metí mis manos por debajo del top lo desabroché, saqué los tirantes y sin dejarles ver nada lo saque y lo tiré sobre la mesa. El top no era nada transparente pero al quedar mis pechos desnudos tocando el top se me endurecieron los pezones y se marcaban claramente, los miré pero no me miraban a la cara tenían sus ojos clavados en mis tetas, en ese momento me di cuenta de que estaba mojada.

– ¿Qué todo o nada? me dijo Esteban.

– ¿Cómo? Le dije yo.

– De nuevo la carta más alta. El anillo y el sujetador por tu tanga porque con esa mini falda que llevas lo de debajo tiene que ser un tanga sin duda.

El corazón me latía a toda velocidad, la necesidad de recuperar lo perdido y el morbo pudieron más que la cabeza y la razón… 

– De acuerdo. Acepto, dije. 

Mi coño se mojó aún más. Esteban me tiró una carta la recogí manteniendo la respiración, la miré despacio, 

– ¡Un As! 

Estaba salvada (como mucho sólo me podían empatar), Esteban tiró su carta sobre la mesa directamente boca arriba, una Q ¡Había ganado! Los miré a los 3, me sonreí y en ese instante el momento que iba a decir un As, cuando articulé la palabra lo que dije fue un… 

– No supero.

Al mismo tiempo que dejé la carta sin descubrirla sobre la mesa, tire la silla hacia atrás y me levanté, metí mis manos debajo de la mini falda y lentamente me bajé el tanga. Al agacharme para recogerlo pude oler mi coño que emitía el aroma de estar mojadito. Cuando me incorporé para dejarlo sobre la mesa me estaban comiendo con la mirada, me recorrían con sus ojos todo el cuerpo, yo no podía verles la polla pero sabía que los tres la tenían durísima. Esteban de nuevo fue a decir algo pero esta vez me anticipe a él, con un simple…

– Me retiro.

– Bueno venga que tenemos que llevar a Antón y meterlo en el coche, dijo Esteban.

Decepcionados se levantaron y fueron hacia el sofá mientras yo recogía mi bolso, entonces Esteban dio media vuelta y se acercó a mi… 

– Toma guárdalo, me dijo.

Y me dio mi tanga, el anillo y mi sujetador, al mismo tiempo que ponía la mano sobre mi carta y dándole la vuelta, vio el As me sonrió y susurrándome al oído, me dijo…

– Lo sabía, por tu cara estaba seguro, me ha encantado que hayas sido así de putita. 

Y me beso en la mejilla. Me sonroje. Y lo guarde todo dentro de mi bolso. Salimos de la casa, fuera a pesar de ser una noche de verano la oscuridad era casi total, llegamos al coche.

Donde lo ponemos a Antón, preguntaron.

– Detrás, les dije yo. – Delante igual en una curva se me cae encima.

Lo pusieron en el asiento trasero, el muy sinvergüenza llevaba tal borrachera que no se había ni siquiera despertado un poco. Me despedí de ellos dándole dos besos a cada uno, y me metí en el asiento de atrás para abrochar el cinturón de seguridad a mi marido, no veía casi nada porque la luz interior estaba fundida. Oí alejarse a los muchachos sendero arriba hacia la casa, mientras buscaba a tientas el enganché del cinturón. Me di cuenta de que en esa posición (estaba medio metida en el coche casi a cuatro patas apoyada para poder llegar hasta el otro lado donde estaba mi marido) si ellos seguía alguno parado, con solo agacharse un poco podía ver perfectamente mi coño desnudo, mi rajita aun mojada.

Fui a llevar mi mano a la mini falda para estirarla un poco por si acaso, pero antes de que llegara una lengua se clavó directamente en mi rajita y empezó comerme con fuerza todo el coño…, tuve que morderme el labio evitar para gemir con fuerza, la verdad fue una sensación riquísima, me gustó tanto que ni siquiera hacia nada por evitarlo sino que simplemente me limitaba a disfrutar de la comida de coño que me estaban haciendo, al introducir su lengua en mi vagina no pude aguantar y se me escapo un gemido, miré a mi marido pero no se enteraba de nada., estaba tan cachonda que incluso pensé en despertarlo o en sacarle la polla y chupársela, pero desistí porque aunque lo consiguiera despertar lo único que pasaría es que se cabrearía y lo de su polla con la borrachera que llevaba seguro que no se le pondría dura.

Deje de pensar y me entregué completamente al placer, una y otra vez, su lengua me entregaba placer, era bastante experto sabía perfectamente cómo y cuándo acelerar, parar etc. A esa lengua deberían ponerle un monumento. La forma de moverse unido a su rapidez hizo que me estremeciera como nunca lo había hecho con ningún otro hombre, mis flujos vaginales le inundaban la boca y el los saboreaban con voracidad, mi cuerpo se fue tensando ante la llegada del orgasmo mientras su lengua se centraba en mi clítoris y me hacía extasiar de placer, sentía cada uno de sus lengüetazos, mi cuerpo se estremecía y pedía más hasta que finalmente con un fuerte y único estremecimiento me corrí como una loca moviendo mi coño en su boca.

Estaba aún recuperando el aliento tras mi orgasmo cuando sus manos levantaron mi pequeña mini falda dejándola caer sobre mis espalda hasta ese momento no se había molestado en apartarla, y un segundo después, su polla se clavaba directamente en mi coño…, entró con mucha facilidad por lo mojado y caliente que lo tenía, su polla debía ser de buen tamaño por como la sentía expandiéndome la vagina, y no puede resistirme a decirle… 

– ¡Tienes una polla enorme!

Como una bestia en celo empezó a embestirme con tanta fuerza que hasta el coche se tambaleaba de lado a lado al ver eso, él se contuvo por no mover tanto el coche y despertar a mi marido pero su follada seguía rápida y fuerte con metidas contundentes haciéndome notar su bálano en mi entrañas y sus cojones golpeándome la raja…, bajó un poco más el ritmo, poco, como para recuperar el aliento. En ese instante de relajación caí en la cuenta de que no sabía quién de los tres machos era el que me estaba follando, no tenía ni idea, deseaba que fuese Esteban siempre me había gustado pero no había manera de saberlo y los otros dos que hacían ¿se habían ido? ¿Seguían allí? Parados sin hacer nada, ¿se masturbaban mirando como su amigo me follaba? 

Mi coño se humedeció aún más ahora podía notar como mi corrida resbalaba por mis muslos…. Él seguía follándome despacito disfrutando de cada centímetro que me metía en mi vagina sacando de nuevo su polla de mi interior y volviéndola a meter despacio hasta el fondo, ¡OH Dios! Que caliente estaba, abrí los ojos y miré por la ventana del coche en el momento que se encendía la luz del comedor de la casa y vi aparecer a Martín con una copa en la mano y un segundo después aparecía también Juanito…. Oh si por fin lo sabía, el que me estaba follando era Esteban y por Dios menudo follador, con las ganas que le tenía me calenté aún más.

Mi coño volvió a inundarse de mis jugos y él dándose cuenta volvió a follarme con fuerza, notaba sus huevos chocando contra mí, eso me calentó aún más si cabe, cerré los ojos y me dejé llevar, ya no me importaba el poder despertar a mi marido, gemía una y otra vez. Él respondió dándome una palmada en el trasero y de nuevo me embestía con mucha fuerza y el coche volvía moverse como al principio pero ahora a él tampoco parecía importarle que mi marido se pudiese despertar, como un animal salvaje solo pensaba en él y en llenarme de lefa. Yo notaba mi vagina llena de su enorme polla y él con su manos agarraba fuertemente mi culo, mientras me clavaba su gran polla endurecida hasta el fondo de mi útero…, noté que su tranca se endurecía todavía más… joder se iba a correr ya sin duda, y yo me iba a correr en sintonía. Mi orgasmo estaba muy cerca como indicaban las convulsiones de placer que estaba teniendo y el orgasmo iba a ser brutal, noté como su polla se tensaba justo antes de soltar su primer chorro de semen dentro de mi coño, abrí los ojos esperando notar su corrida, al mismo tiempo mi orgasmo se acercaba, entonces fue cuando volví a ver la casa, la ventana y allí estaban Martín, Juanito y Esteban bebiendo tranquilamente.

Me quedé perpleja entonces quien era el que me estaba follando… ya era tarde para pensar en nada de todo eso, ya había eyaculado el primer chorro de su semen, lo percibí con notoria claridad, con lo cual ya estaba dentro de mi vagina sin remisión, y lo curioso era que follándome a pelo podría quedarme preñada de ese cabrón anónimo. Su calor hizo que mis uñas se clavaran al asiento del coche y mi cuerpo se tensara completamente, me estaba corriendo entre convulsiones de placer y mientras su polla seguía soltando chorretones y más chorretones de su caliente leche dentro de mi útero, mis uñas continuaban clavadas al asiento de cuero artificial del coche…. 

Jamás había tenido un orgasmo semejante… tan fuerte y tan prolongado notando los aldabonazo de esperma espeso que un semental me disparaba sin contemplaciones. Cuando acabó todo ese placer, me quede allí quieta, teniendo dentro de mí la polla de un desconocido por unos instantes más, no sabía qué hacer, entonces él saco despacio su tranca de mi coño. Nada más sacarla, los jugos mezclados de mi corrida y su semen resbalaban por mis piernas desde los muslos hasta las rodillas, él cogió su polla y golpeo con ella varias veces mi culo, soltando unos últimos pequeños chorretones de lefa sobre mi desnudo culo después de eso le oí alejarse a toda prisa. No me atrevía a girarme para desvelar su identidad, mejor dejarlo así como un gozoso polvo a traición, por un desconocido semental.

Salí del coche, me limpie como pude, me metí en el asiento del conductor, arranque el coche y me dirigí hacia nuestra casa. Por el camino recordaba todo lo sucedido como si hubiese pasado a cámara lenta, y eso me puso tan caliente que tuve que parar para masturbarme antes de llegar a mi casa. No sé porqué los amigos de mi esposo me respetaron, sabiendo lo caliente que soy, pero eso duraría poco…





Me la metieron los amigos de mi marido. 

Me tocaban el culo y me morreaban, mientras yo miraba a mi marido. Estaba rodeada por tres hombres manoseándome, pellizcándome, seis manos y tres bocas me buscaban ansiosos...mientras ponía cara de cachonda, aún más de lo que estaba, mientras miraba a mi marido, abriendo mi boquita y jadeando.

Aquel sábado, había quedado con mi marido para salir a cenar ya que hacía mucho que no salíamos a divertirnos, así que estuve todo el día animada e ilusionada con nuestra escapada, dediqué gran parte de la tarde a decidir que ponerme, al final opté por un conjunto algo atrevido, botines bajos de tacón de aguja, y vestido de licra negro a la altura del medio muslo, que aunque no era totalmente ceñido, si hacía que se marcara todas mis curvas, y medias negras con ligas, ya que esperaba que aquella salida terminara en una gran noche de sexo con mi marido, quise sorprenderlo con un tanga de hilo negro, que apenas tapaba mi pequeñito triangulito de vello.

En esas andaba cuando llego a eso de las ocho de la tarde, excusándose por no poder llevarme a cenar, me dijo que había olvidado que hoy había quedado con los amigos para ver el fútbol en casa y que ya lo tenía concertado con ellos desde hacía más de dos semanas, que aquel partido era muy importante, que su equipo se jugaba la liga, en fin, que se aguaron mis planes, después de la bronca que tuve con él, a la que el solo respondía con cara de cordero degollado y continuos "lo siento" y "te compensare", decidí irme a nuestra habitación, ahí me quede doblando ropa que había recogido de la lavadora, hasta que llegaron sus tres amigos, Esteban, Martín y Juan, fui yo quien les abrió la puerta, traían cerveza y algún que otro aperitivo, ni que decir tiene que no me había cambiado de ropa, así que la primera impresión de los tres fue mirarme de arriba abajo, a eso que apareció mi marido…

– Pasen, ya creí que no iban a llegar.

– Como nos vamos a perder el partido de hoy, ¿estás loco o qué?

Así los dejé mientras yo iba haciendo mis tareas del hogar…, desgraciadamente no vino María ni Ana, me puse de acá para allá, comenzó el partido y comenzaron a beber, les puse los aperitivos en platos…. notaba como sus miradas dejaban la pantalla para posarse en mi cuerpo, aquello debo decir que me agrada, y aunque una vocecita en mi conciencia me decía que no, no hacía más que pasar por delante, entrar en la cocina, salir, pasar con ropa, me sentía culpable pero por otro lado aquello me estaba excitando sobremanera, y que la puta que llevo dentro necesita expresarse a cada instante. Las veces que pasaba por allí no quise ni mirar a mi marido, no es que me avergonzara de mi aptitud, sino mi falta de voluntad teniendo cerca a esos machos fijándose en mí, es algo que siempre me ocurre. Como siempre aquello se me estaba yendo de las manos, no recordaba haber estado tan caliente desde hacía mucho tiempo. Es curioso como nuestro cuerpo llegado un momento no esperado explosiona bajo una atmósfera normal y común pero que a ojos de nuestra lívido es un filón. Bueno así transcurrió todo el partido, su equipo perdió, por lo que las caras de los cuatro eran de verdadera frustración y disgusto, yo aparecí por el salón otra vez y les quise dar ánimo…

– Venga hombre, es solo fútbol… un juego nada  más, les decía yo

– Si tú que sabrás, nos jugábamos la liga, dijo mi marido.

 Yo hoy no he salido a divertirme por ahí, por culpa de este maldito partido, y ahora resulta que no merecía la pena haberme quedado aquí.

En eso que Juan tenía una baraja de carta en las manos, barajándolas, sin prestarles atención, entonces Esteban, le quito la baraja y les espeto. 

– Bueno juguemos una partidita a ver si los desplumo y me saco unas perrillas.

– Jajaja, tú y quien más, pringado, dijo Martín.

– Venga anímense yo también jugaré con ustedes, les dije

– OK, pues vamos allá.

En eso nos pusimos a jugar en nuestra mesa circular, yo para animarlos y debo reconocer que para exhibirme más, les traje una botella de whisky, y unos chupitos, y nos dispusimos a jugar. Ya llevábamos más de una hora, jugando, y tal como había dicho Juan, estaba desplumando a los demás, debo decir que la atmósfera estaba bastante cargada, el whisky había ello efectos sobre mí y sobre ellos, la mezcla de cerveza y whisky los había vuelto sonrientes, y les había hecho olvidar el dichoso partido de fútbol. A eso que Antón dijo…

– Basta ya, nos vas a dejar sin dinero

– ¿Y? 

Dijo Juan, riendo y recogiendo el dinero que había sobre a la mesa de la apuesta anterior. 

– Si no quieres jugar tu dinero no juegues, sentencio.

Entonces Esteban entre risas e hipidos, ya que era el que más bebido estaba dijo… 

– Lo que teníamos que hacer es jugar a las prendas.

– Si hombre, como solo está mi mujer no te importa no, ¿cabronazo? Dijo Antón entre enfadado y cómplice con Esteban.

– Oye que yo ya soy mayorcita para cuidarme, y si quieres jugamos con prendas, yo tengo decidido que no voy a perder.

Dije desafiándolos y aparentando un aplomo inexistente pues debo decir que andaba súper excitadísima. Antón me miró a los ojos, y entonces dijo que por él, podían jugar, pero que cuidado con sobrepasarse conmigo. Entonces Martín repartió carta y nos pusimos a jugar, previamente decidimos que los dos que quedaran últimos en cada partida se quitaran una prenda, la primera ni decir tiene que la perdí yo y Esteban, él se desprendió de la camisa y entonces me hice de rogar, diciendo que no valía que yo apenas llevaba tres prendas y ellos muchas más… empezamos a porfiar, no me quedó otra que desprenderme de una prenda ¿y cuál elegí?, pues mi tanga, sentada como estaba me deslice el tanga dejando ante la visión de Esteban y Antón mis muslos y la medias con ligas, entonces puse el tanga en el centro de la mesa. Antón lo tomo y mirándome me dijo…

– No conozco yo este tanga.

– Es que me lo compré para darte una sorpresita esta noche después de la cena que tus amigos nos han fastidiado, ahora te aguantas.

Le espeté medio entre risas. Los demás reían, y no paraban de mirarme a mí y a mi tanga, cuando Antón lo dejo sobre la mesa, Juan lo tomo y riendo dijo… 

– ¡Antón que suerte tienes!

El muy cabrón estaba pasando los dedos por la parte que tapa mi rajita, y supuse que se estaba dando cuenta de que estaba muy húmeda. Así que seguimos jugando, mientras jugábamos dije que me estaba meando que a ver si terminábamos pronto esa partida que si no me iba a mear allí mismo, entonces el borracho de Esteban volvió a proponer… 

– Pues, para arriesgarnos más porque no, si tu pierdes esta partida nos deberías de dejar verte masturbar.

Me quedé con la boca abierta y mirando a Antón, no sabía que reacción podía llegar a tener, sabía de su temperamento, y por un momento pensé que lo iba a echar a patadas de casa, pero cuál fue mi sorpresa, cuando mirando a Esteban le dijo… 

– Tú estás loco, loco y muy borracho.

– ¿Porque, es un juego no?, aquí se apuestan cosas, en eso consiste, dijo entre oscilaciones de cabeza, su borrachera era de órdago.

– ¿Con que apuestas no? Vale, y si ella se juega eso ¿Tú que te juegas? Dijo mi marido.

– Pues no se tío.

– Que tal una considerable cantidad de dinero.

– Vale, ¿cuánto? Que te crees que me da miedo.

– 5.000 pesos, dijo Antón

– Por mi vale, no sé qué dirán estos, dijo Esteban.

Juan y Martín, asistían a la negociación entre Antón y Esteban expectantes y sorprendidos. Los dos también decidieron jugarse los 5.000 pesos, así que seguimos con la partida, y llego el desenlace, otra vez perdimos Esteban y yo. Entonces mi marido me miró y me dijo si quería hacerlo, que si no quería no pasaba nada que ellos se podían ir a la mierda. Dicho esto entre protestas de los demás, entonces puse la cara más inocente y comprometida que pude, aunque en mi interior solo hubiera una zorra muy caliente.

– Tengo que cumplir, esa ha sido la apuesta, además nosotros hemos ganado 5.000 pesos también ¿no?

– Vale, como tú quieras, pero antes de nada tienen que prometer que nada de esto saldrá de aquí nunca jamás, dijo Antón.

Todos estuvieron de acuerdo, y nos fuimos hacia el sillón, todos quedaron alrededor de mí, en ese momento me dio mucha vergüenza, aunque a la vez quería hacerlo, ver la impresión que causaba, así que me coloqué con las piernas separada para sentarme sobre el sillón, y me subí el vestido, quedando desnuda de cintura hacia abajo, me senté con las piernas abiertas mirando mi coño y sus caras y comencé a tocarme, se podía notar la erección de ellos en sus pantalones, los tenía con la boca abierta.

– Uaaauu vaya coño tienes Venus, dijo Juan.

– ¿Te gusta eh? Pues si vieras como folla, dijo mi marido, ya a esas alturas no me sorprendió su comentario, incluso le dije…

  Tu polla tampoco está nada mal.

– Jajaja, ¿Qué dices polla la de este? Eso es porque no has visto la mía.

Dijo Martín mientras se bajaba la cremallera y se la sacaba, era realmente inmensa.

Estaba muy cachonda, allí rodeada de cuatro tíos mirándome como me masturbaba con mis piernas abiertas y mi chorro cayendo, con una polla delante de mí, me sentía como una atracción, y eso me hacía sentir puta y realizada. Le dije a Martín, que el tamaño no importaba, que lo importante es lo que se sabía hacer con ella, y que Antón follaba muy bien. Intentaba quitarle ese ego que se pone al macho cuando muestra una súper verga de más de 20 cm. Entonces Esteban… 

– Míranos las pollas a los cuatros y nos dices sinceramente cuál te parece mejor. 

Se bajaron los pantalones y se sacaron las pollas, noté que Antón estaba excitadísimo y que sus ojos aprobaban todo aquello, yo ya estaba muy animada y me lance a tomar un poco la iniciativa ante la aprobación de Antón…

– Para dar mi veredicto debería tocar la mercancía digo yo. 

Todos estuvieron de acuerdo, y se acercaron, la cuatro pollas estaban durísimas, entonces mire a Antón y me dijo… 

– ¿Y tú qué dices…Qué polla te parece mejor?

Entonces dirigí mi mirada hacia la polla de Juan, tenía un pollón algo morcillón, puse mi mano debajo de sus huevos acariciándolos y luego con suavidad pase mi mano arriba y abajo por su polla, mientras me mordía el labio inferior muy puta.

– ¿Antón nos dejas que nos follemos a tu mujercita…? 

Dijo Juan mirándome con la cara llena de lujuria. Entonces me levante del sillón con el vestido por la cintura abierta de piernas y dije… 

– Aquí mi marido tiene poco que decidir, yo decidiré si me follan o no…quien lo va hacer y por donde me la vais a meter.

– ¿Y qué dices entonces?

– Que aquí me tienes.

Dije mientras me abría el coño con las manos y me mostraba, mi marido alucinaba pero seguía callado mirando. 

– Así que a ver si no voy a tener que pensar que son unos maricas, incapaces de dar placer a una buena puta. 

Entonces Esteban mientras se masturbaba me había sacado una teta del vestido y pellizcaba mi pezón, mientras me hacía un poco de daño… 

– Ah, cabrón, me duele.

Le decía mientras me levantaba yo misma el vestido. Juan me pasaba la mano por el coño de arriba abajo, su mano corría por toda la raja de mi coñito todo mojado mezcla de mi lubricación y mi orina. Mi marido fue a colocarse a mi lado para tocar mi culo y buscar mi boca, entonces… 

– Tú no, tú mira como le dan gusto a la puta que está hecha tu mujer.

Entonces Martín lo apartó y ocupó su lugar, me tocaba el culo y me morreaba, mientras yo miraba a mi marido, estaba rodeada por tres hombres manoseándome, pellizcándome, seis manos y tres bocas me buscaban ansiosos. Martín me metió el dedo en el culo, yo me inclinaba y sacaba más mi culito para facilitarle la tarea, mientras ponía cara de cachonda, aún más de lo que estaba, mientras miraba a mi marido, abriendo mi boquita y jadeando. Martín había introducido su dedo en mi coño, entraba y salía a mucha velocidad, Esteban seguía ocupado en mis tetas, su rabo e intentando buscar mi boca, mientras yo miraba a mi marido.

– Mmmm, mmmm, mira lo que me hacen, le decía a mi marido con cara de chica inocente.

Entonces como si fuera una reina, con mi sequito, me tomaron de las manos y me llevaron al dormitorio, una vez dentro, tomé la iniciativa… 

– ¡¿Quién me lame mi culito?! 

Mientras lo sacaba hacia atrás y me abría las nalgas con las manos. Para entonces Esteban ya estaba de rodillas dando lametazos a mi ano, que gusto me daba, a veces se detenía y empujaba con la lengua penetrando un poco, yo me agaché y empecé a chupar la polla a Juan, Martín se metió por debajo lamiendo mi coño y mis tetas. Aquella comida de culo me recordaba a aquel desconocido en el chalet de Esteban, ¡Qué buena follada me dio el Hijo de Puta!

Mi marido estaba sentado mirando mientras se masturbaba frenéticamente, Esteban se había levantado e intentaba meter su polla por mi culito, al principio me dolió, ya que yo era virgen por ahí, pero lo tengo muy cerrado, tan estrecho que cuenta meter un cabezón como el de ese macho. Pensé que eso no le gustaría a mi marido ya que yo siempre me había negado, pero al mirarlo, respiraba entrecortadamente excitadísimo…eso me daba el visto bueno, aunque a esas altura poco me importaba lo que pensase el “cornudo maravilloso” de mi esposo. Entonces me llevaron a la cama, Juan se tumbó y yo me acomodé encima de él, de una vez entro toda su polla por mi coño, Esteban volvió a penétrame el ano, y no cabe decir que Martín no perdió el tiempo y me dio su polla para que la mamara, aquello era el cielo, tres pollas para mi sola y mi marido mirando…, notaba los huevos de Esteban y Juan cada vez que embestían, la polla de Martín casi no me dejaba respirar. 

Se fueron turnando cada uno por mis agujeritos, yo estaba encantada, Esteban se corrió en mi boca, jamás pensé que pudiera salir tanta leche de una vez, el chico estaba bien servido de unos enormes cojones pero aquella ingente cantidad de lefa era más propio de un caballo… me lleno toda la boca hasta el punto de caer por la comisura de mis labios. Martín fue el próximo, este me estaba jodiendo el culo en ese turno, y sin más reventó en un gruñido al tiempo que noté sus chorros dentro de mi culo, calentitos. Ya solo quedaba Juan que me tenía arriba galopando y desnuda para él, mientras los otros tres nos miraban. Su tranca me abría el coño hasta el mismo útero… Yo fuera de mí le suplicaba… 

– Mmmm, Juan, dame, follame, mmmmm, tienes la mejor polla, Aaaaagrggg, es una delicia, seré tu puta siempre.

Mis palabras de perra salida en celo causaron el efecto deseado y de pronto… 

– Mmm, me corrooooo,mmmmputaaaaa me corrooooooooo.

Fue lo último que dijo antes de notar cómo me quemaba mi coñito sus chorros de leche. Recupere el aliento sobre él con su polla bajando de tamaño dentro de mi coño, mientras lo besaba tiernamente por lo buen semental que había sido conmigo tras cabalgarle. Cuando acabé, miré a mi marido y le dije…

– ¡¡Ahora si quieres puedes follarme tú!!

Se acercó sin vacilar, enfiló su dura verga en mi coño y fue entonces él, el único que me empezó a follar, besándome, acariciándome el cuerpo, los chicos se fueron al salón dejando la puerta abierta, allí me quede follando con mi marido gimiendo y chillando durante más de diez minutos. Allí abierta de piernas, con el coño bien lubricado por mis flujos y el esperma espeso de Juan, mi esposo aguantó más de lo esperado… vino muy excitado pero lo abierto de mi coño le hizo retrasar sus corrida. Cuando se corrió en lo más hondo de mi coño, le dejé que vaciase todo su tremendo contingente… me besó en la boca, entonces un poco más en frío le comenté… 

– ¿Estas enfadado?

– No, me dijo con media sonrisa en la boca.  – Ha sido la experiencia más espectacular y gratificante de mi vida.

– Dímelo a mí, le dije mientras nos reíamos y nos besábamos. – En una hora me habéis follado y llenado de leche cuatro buenos sementales… cuatro cabrones. 

Los chicos se quedaron a dormir esa noche en casa, cuando mi marido se despertó por la mañana no me encontró en la cama, fue al baño y al abrir la puerta me encontró con Esteban follándome el coño desde atrás y a Martín enfrente comiéndole la verga y los huevos.

Soy una madura cachonda y muy puta, me encanta el sexo, me gusta que me traten como a una verdadera puta, me encanta que me la metan por el culo y me coman todo mi trasero… con 24 años estoy en la flor de mi vida, casada con un hombre que apenas me atiende del que tengo una hija, además de otro niño que me hizo mi suegro. No me considero fea, al contrario, me considero atractiva, mis tetas son un tamaño voluptuoso, con unas carnes de más sin llegar a ser gorda, cintura delgada, y lo que es mi más grande orgullo son mis nalgas, esas si las tengo enormes, ya no son tan firmes como antes pero con ellas les exprimo la verga a todos, incluso en mi recamara tengo un espejo grande porque me gusta ver como se mueven mis nalgas cada vez que me están jodiendo…mis medidas son perfectas, de la hembra que tanto gustan a los machos con una relación entre la cadera y la cintura de 7 a 10.

La verdad es que me encanta follar, no me importa quienes son, si son solteros o casados, ancianos o jóvenes, guapos o feos…, lo único que me importa es que me den una buena follada, pero claro, eso sí, siempre con protección cuando son completamente desconocidos, porque con los que ya conozco bien me gusta mejor a pelo…no hay nada mejor que te follen al natural, notando cada vena hinchada de la verga frotando las paredes internas del coño. No discrimino a nadie, a todos me los follo, pero no sé porque siempre me han gustado los hombres maduros de esos que tienen cara de pocos amigos, con barba de varios días sin afeitar, rudos y vigorosos…porque la mayoría de todos ellos son bien salvajes en la cama y es lo que me gusta, que me den duro follando fuerte, que se sientan dueños de mí, que me nalgueen, que me digan groserías, como que soy una puta, que me van a follar siempre hasta reventarme a pollazos… y cosas así. Pero también me gustan mucho los ancianitos, de hecho tengo un frasco con pastillas de viagra para aquellos, porque a veces no se les pone dura por muchas ganas que tengan, me gustan porque algunos son muy tiernos al follarme y otros muy, muy salvajes, pero como ya digo… YO NO DESPRECIO A NINGUNO, como es el caso de hacer unos días…

Venía de hacer el mandado y al ir caminando un madurito con pinta interesante me empezó a hacer señas, me decía que fuera y me señalaba su bulto, y al pasar junto a él me dijo…

– ¡Qué buen culo tienes mamacita, vamos para adentro de mi casa para hacerte gozar putita! 

Yo me detuve y me quede pensando… había salido esa misma noche del bar de mi suegro, y allí me habían dado a base de bien, pero no podía de ser compasiva con ese viejito… ¡Deja le doy gusto a este pobre, de seguro no tiene con quien desahogarse, que se dé gusto conmigo! Pensé siendo altruista con pobres necesitados que no tienen plata ni para ir de putas. Sin decir nada entré a su casa y puse mis bolsas del mandado sobre una mesa. Me empecé a desnudar en la sala y cuando estuve por completo desnuda, él se me echó encima, me besaba por todos lados, me lamía las tetas y me decía… 

– ¡Que rica está mamacita! 

Después me dio la vuelta y me puso en cuatro patas, pensé que ya me la iba a meter y no, empezó a meter su lengua en mi coñito, le daba lengüetazos…también a mi ano, se sentía tan rico y yo le decía… 

– ¡Siga, siga, no pare, cómase mi culito, mmmm, que rico, cómame!

Y él me decía… ¡Qué rica estas, ya sabía yo era que eras una putita! ¿Te encanta la verga verdad puta?

–Sí me encanta, soy muy puta y lo sabes muy bien viejito.

El maduro dejé de lamerme el culo y me dijo… Ahora te toca a ti, ven, comete mi caramelo.

Se sentó sobre el sillón y yo me fui hacia él gateando como si fuera una perra, me acerqué, le bajé su pantalón y sus calzoncillos, le saque la camisa y me acerqué a su verga a mamársela. La tenía un poco flácida y arrugada, aunque se mostraba en un tamaño descomunal, sí era grande. Le empiezo a dar lametones y después me la metí toda a la boca… me agarró del cabello y me la hundía hasta adentro, el muy cabrón me ahogaba. Tras unos cinco minutos que se la estuve mamando le dije… ¡Ya métamela por favor, quiero tener su verga en mi coñito! Se le había puesto bien dura, grande y venosa. El señor se levantó y me recargó en el mismo sillón que estaba el sentado y se puso detrás de mí…, de la calentura que traía casi se me olvida ponerle un condón, me levante y le dije… 

– ¡Espera! 

Saqué de mi bolso uno y se lo di. Me volví  a acomodar en el sillón en cuatro patas y una vez que él se puso el condón se puso detrás y me dijo… – Ahora si vas a saber lo que es un hombre de verdad, ni siquiera tuvo que dilatarme pues de tanto que me follaron esa misma noche…traía el coño bien abierto y tragón.





Me la empezó a meter despacio…al cabo de un unos minutos iba aumentando el ritmo, ya me daba muy duro, me tomaba de las caderas y me jalaba hacia él al tiempo que se dejaba caer encima de mí. Sentía que su verga como se iba hasta adentro en las profundidades de mi útero, aquellos más de 20 cm de rabo me llegaban al estómago, y sus huevos lacios muy estirados, me golpeaban sin cesar en el coño, una y otra vez, eso me excita sobremanera. Me estuvo follando salvajemente hasta que ya no pude más, ni él tampoco… en un orgasmo sincronizado nos corrimos juntos en un rico clímax. Se le veía que no estaba muy acostumbrado a follar, pese a que controló para darme el gusto de tener mi orgasmo…experimentado pero con poco uso de su bastón de mando, porque lo notaba bastante cansado y agitado por la emoción de follarse a una puta de esa manera tan fácil, eso unido al trabajo de la follada salvaje… el caso es que a los pocos minutos se quedó tirado sobre el sofá exhausto y al poco lo dejé prácticamente dormido…, le recosté en sillón grande. 

Yo me vestí tras salir del aseo de lavarme el coño, tomé mis cosas dejando atrás su casa como si nada hubiera pasado. Antes de abandonarla, observé su cartera y me dije que dado el buen servicio, ese tipo tendría que pagar un precio…, agarré el manojo de billetes y me marché…, al salir encontré a algunas viejas chismosas que se me quedaban viendo y murmuraban entre ellas… seguro no me bajaban de puta ¿pero qué tiene de malo? Eso es lo que soy y no me avergüenza, es una vida fácil y muy rentable, no pienso desperdiciar mi cuerpo en los mejores años… me encanta el sexo, y teniendo el coño dispuesto, aprovecho en sacarle rendimiento.

Desde la calle se veía la mesa del taller de Braulio, lo que no sabía en ese momento era que justamente ahí me iban a abrir de piernas para hacerme el culo…. Resulta que a dos casas de donde vivo hay un taller donde trabaja un hombre maduro… su nombre es Braulio. Se puede decir de él que es un hombre grande y fornido, de los que me encantan a mí…tendrá unos 45 años y la verdad me calienta mucho cuando lo veo…su virilidad, la hombría que se percata en su mirada, la estructura masculina de su cuerpo y facciones…, verdaderamente me pone al borde del orgasmo cuando me observa. Bueno, el taller está en una esquina donde está también la parada del bus, el cual siempre tomo para ir al centro. Todos los días me visto con leggins muy ajustados, sin ninguna arruguita en la lycra, como una segunda piel, pues así me gusta. 

En la parte de arriba si no hace mucho frío, alguna camiseta ajustada que me marca bien mi delantera, resaltando los pezones…todos se giran a admirarlos ¡Me encanta hipnotizar a los machos por la calle! Bueno, hablando del año pasado todas las tardes salía de mi casa con esta ropa y llegaba a la parada. La puerta enorme del taller justo daba hacia la parada y hacia mi presencia, por lo cual mientras Braulio trabajaba, creo que algo de metales como tornero y fresador, junto a otro compañero de seguro me observaba de arriba abajo, en especial mi culo al estar de espaldas. Hablando de eso, mi culo es mi más preciado orgullo, para mí y "otros" es lo más lindo que tengo…redondito, respingón y partido con una gran raja de tal modo que al andar sube y baja cada nalga de forma muy sexy y sugestiva…cuando me dan por detrás mi gran raja es un canal que desemboca en el coñito mojado pasando por mi cerrado ano casi inescrutable. El caso es como buena puta, Yo nunca me giro para ver si me observaban o no porque sé que SÍ. Me deleitaba con esa sensación enigmática. Yo solo imaginaba que sí lo hacían y con eso me era suficientemente excitante.

Ahora sabía por los cabrones de mi hermano y sus amigos, entre ellos mi cuñado, que ese tipo era peligroso, que en tiempos atrás en su juventud, había estado en prisión…. Pero lo que más me llamo la atención fue que mi cuñado me hizo saber un apodo que muy pocos sabían en el barrio…Le decían "Abre Culos". ¡Wooooww!, y yo que se lo había estado mostrando descaradamente embutido en mis mallas ajustadas…, ese apodo venía de la trena, allí durante su estancia se folló a unos cuantos chavales a los que los sodomizó a base de bien. Yo imaginé que sería marica, pero me dijeron que no, solo que en la cárcel era lo que tenía a mano…solo se follaba a los jovencitos que tenía culito de nena. Ese comentario de mi cuñado me dejo perpleja y con algo de miedo, pero algo me hacía seguir con este "jueguito", la intriga, la calentura y el morbo me taladraban la cabeza. Además la hombría de Braulio me gustaba mogollón y la decisión de mi calentura fue que debía seguir, ver hasta donde llegaría todo esto. Es más, estaba pensando en hacer algunas pequeñas provocaciones pues la suma de ese apodo más mi perfecto culito y las mallas no eran pura coincidencia, me entienden, era el destino, ¿no creen?

Pues así empezó, recuerdo que algunos días mientras esperaba el bus, siempre de espaldas al taller, me inclinaba hacia delante sin flexionar las rodillas, sacando el culo hacia fuera disimulando atarme los cordones de las zapatillas o acomodarme las polainas que han vuelto a estar moda. Otra cosa por ejemplo era hacerme la distraída y tocarme los muslos o el culo deslizándola sobre la suave tela de lycra. Todo esto siempre sin girarme, imaginando como me estaría observando Braulio y tal vez su compañero. Así fueron pasando algunos días hasta que llego el día de lo sucedido… Recuerdo que era martes casi al anochecer… la vestimenta que usé fue una camiseta ajustada de lycra, y sobre esta un buzo deportivo también algo apretadito y cortito. 

Unas braga bastantes chiquitas, casi sin culote y sobre esta unas calzas largas de color azul algo brillante muy ajustadas, demasiado, parecía como una segunda piel. En los tobillos para estar a la moda me calcé un par de polainas hasta media pantorrilla color blanco y finalmente mis zapatillas blancas casi nuevas. Me miré al espejo un tiempo largo, me gustaba como me veía, todo apretadito a mi cuerpo, sin dejar nada a la imaginación. Finalmente tomé mi bolso y a las 18:00 horas salí hacia la parada. Al pasar vi que el taller aún estaba abierto, pero no se veía a nadie. Estaba esperando el bus que no venía más cuando siento que el taller se empezaba a cerrar, la cortina principal estaba bajando. Se estaba haciendo tarde, una persona que también esperaba se marchó.

Estaba sola y eran casi las 18:45. Una vez la cortina bajada apareció Braulio saliendo de una puerta trasera al lado del taller. Lo miré a los ojos mientras se acercaba, él me miró también, pero al rato fijó sus ojos a mi entrepierna. Desvié la mirada hacia delante y noté que estaba a mi lado. Estábamos en silencio mientras esperábamos el bus, sola la perra junto al macho semental “parte culos”. Sentí que se alejó hacia atrás un poco, lo típico de todos los hombres que quieren recrearse observando el culo de las mujeres…yo estaba algo nerviosa y no por ello menos gustosa de ser su foco de atención, o sea, mi culo. Se me vino a la cabeza todo eso que dijo mi cuñado, lo de que estuvo preso, su fuerte apodo, además que me impresiono el tamaño de su físico estando tan cerca de él… me sentía totalmente observada… seguro tenía su vista fija en mi trasero.

No viene más el bus ¿no? 

De repente habló dirigiéndose a mí, era la única ahí. Me puse nerviosa. Tartamudeé un poco devolviéndole una respuesta. 

– Sí, bastante. 

Que me pasaba, parecía una nena de 13 añitos, inexperta y asustada. Se dio cuenta de eso y me dijo con esa voz ronca y gruesa… 

– Me parece, no estoy seguro, que hoy había paro de transporte urbano, ven que lo averiguamos por teléfono.

Juro que me quedé de piedra…quería que yo lo siguiera adentro de su taller, me quedé pensando unos instantes, indecisa. Me decía a mí misma que era una estúpida si lo seguía pero algo en mí se contradecía. Y fue más fuerte el lado oscuro que el raciocinio. Lo seguí mientras tomaba sus llaves y abría la puerta de al lado del taller. Yo sabía que habida paro pero pensé que era dentro de dos días. Mientras abría decía que tenía un amigo conductor de la línea 75, la que pasa por el barrio, y que lo iba a llamar para averiguar. Entró primero dándome paso caballerosamente. Mis piernas actuaban haciendo que lo siguiera, íbamos por un pasillo largo. 

Entramos al taller, era bastante amplio llenos de cosas y algo mugriento… era de esperar en un taller de mecanizado. El nerviosismo se había apoderado de mí, era esa sensación entre el miedo de estar sola ante un hombre con sus antecedentes y la intriga de la situación… era verdad que no me asustaba estar con un macho fornido, ya tenía mucha experiencia en el bar y con los amigos de mi suegro y mi esposo, sin contar con los de mi hermano, delincuentes de andar por casa, pero el lugar y la vigorosidad del tipo me hacía reflexionar si estaba haciéndolo bien o no. Él se fue hacia una parte visible y tomó un teléfono. Me di la vuelta y me quedé mirando el lugar, había una amplia mesa de trabajo que empecé a observar, era una mesa casi improvisada, con un duro tablón de madera como base y de unos cuatro cajones robustos como patas, sobre la misma habían bastante herramientas de todo tipo bastante raras para mí, propias de su oficio de fresador…. Lo que no sabía en ese momento, era que justamente ahí me iba a abrir de piernas para hacerme el culo.

Estaba mi vista fija en esa mesa, era la mesa en donde trabajaba Braulio vista desde afuera, la mesa en donde hacia sus cosas mientras me miraba cuando esperaba el bus. De repente sentí que me tomó de un brazo tirando mi bolso y me agarró quedándonos frente a frente mirándome fijamente a los ojos. Me acarició con ternura una mejilla y luego el cabello pero de repente me dio la vuelta quedando de espaldas a él, me rodeó con sus brazos por la cintura y me apretó contra él tratando de levantarme un poco como empujándome hacia donde estaba la mesa…, se quedó parado allí sujetándome de mi cintura y aprisionando fuertemente mi trasero contra su pelvis, yo podía sentir claramente el bulto de su miembro viril en mi culo…, era un gran paquete aun blando pero notablemente voluminoso. Después de unos momentos me soltó, empezó a mirarme de arriba abajo y sonriendo lujuriosamente me dijo… 

– Escúchame nena tú ya sabes porque estás aquí, todos en el barrio sabemos lo puta que eres en el bar de tu suegro “El Odiseo”. Lo bien que te lo montas con todos esos borrachos, follando con ellos y con tu suegro…, así que vas a tener que portarte muy bien conmigo y obedecerme en todo. ¡Tú solo déjate llevar que yo me encargo de lo demás! 

Pensé en que me había metido, allí sola no era lo mismo que el bar donde siempre hay alguien que te rescata de un abusón…en aquel taller solo estábamos Braulio y yo…la bestia y la bella, poco podía hacer más que entregarme a sus deseos más perversos, así que me calmé y me dispuse a hacer lo que él quería disfrutándolo, no podía ser muy diferente a lo que otros muchos cabrones me hacían.

Tomó una silla y se sentó tras de mí de modo que mi culito quedaba frente a él, comenzó a acariciar mis piernas sobre las mallas, al ver que yo no decía nada subió sus manos y acarició mis nalgas, las apretó y las estrujó, como vio que yo no oponía la menor resistencia se levantó y empezó a frotarme su polla que ya se encontraba erecta, contra mi trasero…, entonces bajó sus manos para acariciarme las piernas y las subió a mi entrepierna. Me empezó a pajear con sus dedos sobre las bragas mientras mis primeros gemidos se hacían presentes y mis piernas se abrían solo un poco más. Entonces me dijo con voz profunda… 

– ¡Vaya!, te está gustando no puta, pues empezar a disfrutarlo porque a ti te tengo preparado algo muy especial ¿sabes? 

Su mano volvió atrás y empezó a acariciarme el contorno de mi culo mientras me decía… 

– Perfecto, es perfecto, debes tener el culo tan estrecho como el de un maricón ¿no es así?, pues eso lo vamos a arreglar. Ya te estarás imaginando lo que te espera ¿no es cierto?, voy a romperte el culo y a convertirte en toda una PUTA.

Me quedé perpleja por todo lo que me estaba diciendo pero igual lo quería, perseguía que continuase y recordé su apodo, realmente iba a dar crédito al mismo. Mi silencio sepulcral lo motivo así que me tomo de la cabeza y me inclinó sobre la mesa y lo ajustada de mis leggins dejaba ver la marca de mi tanga, lo cual seguramente lo excitó aún más. De nuevo frotó su verga contra mi trasero, se aflojó el cinto, bajo sus pantalones y siguió frotándome con su enorme tranca que aun guardaba en sus calzoncillos por muy poco…, la punta libre de prepucio asomaba imposible de retener dentro de la tela ¡Joder menudo pollón se gastaba el cabrón! Entonces se arrodilló tras de mí y acariciando mis nalgas bajo mis mallas hasta el final de mis nalgas y corrió a un costado mi tanga con rudeza, casi rompiéndolo. 

Yo estaba totalmente sumisa a sus quehaceres, pues no podía creer lo que me estaba pasando, de pronto sentí su rostro en mi culo besándome las nalgas, me las abrió y empezó a besarme el culito, lo chupo, lo lamió, lo succionó, pasaba su lengua por toda la raja y la metía en mi pequeño orificio horadándolo, yo jadeaba y gemía inevitablemente, sentí mi cara muy caliente…me ardía de excitación, todo me daba vueltas, nunca me habían dado tan rica comida de culo.

Entonces se levantó e hizo que cambiáramos de posición, ahora yo me encontraba entada frente a él con su enorme y flamante polla tiesa en mi cara, un mostrenco asombroso y moreno, grande, grueso, venoso y con el glande muy hinchado de excitación, completamente libre de prepucio ¡Umm una muy rica verga cabezona! Me tomó de la nuca trincándome de los cabellos y comenzó a frotarme su rabo entre mis labios, su piel era suave, brillante y caliente, ésa sensación no me disgusta para nada. Su olor era fuerte a macho, pero tampoco me repugna en absoluto ese detalle en un semental… adiviné lo que quería que hiciera y abrí mi boca, él lo introdujo un poco, al sentirlo entre mis labios me gustó mucho la sensación e instintivamente empecé a chuparlo girando mi boca alrededor del capullo, lengüeteándolo sabrosamente, al ver que yo misma se lo mamaba voluntariamente dejó de tirarme del cabello y de pronto ya no podía parar, se lo mamaba ávidamente aunque no cabía más de la mitad en mi boca.

Después de hacerme que se lo chupara por un buen rato me retiró y volvió a inclinarme sobre la mesa, ésta vez ensalivo mi culo para lubricarlo, ya estaba dispuesta a recibir el tremendo ataque un poco temerosa, pues acababa de probar el tamaño de su cipote y me preguntaba si todo eso podía entrar en mi pequeño anito, pero ¡cómo lo deseaba!, ya no me importaba nada, solo quería sentir esa tremendo pollón penetrando el hoyo de mi hermoso culito…. Sentí su enorme cabezón a la entrada de mi ano, me tenía empinada frente a él con mis piernas algo abiertas, mis leggins a medio bajar en mis rodillas y mi culo bien respingón... 

– ¡Ahora sí puta, te voy a romper el culo como tu querías o acaso crees que no te he visto provocándome ahí afuera mostrándome tu trasero día tras día…pues ahora si vas a sentir una verdadera polla bien musculada dentro, te advierto que esto te va a doler pero también te va a gustar y después hasta me pedirás que no te la saque. 

Comenzó a abrirse paso entre mis nalgas… ¡WOOOOW!, ¡ERA ENOOORME!, sentí que me partiría en dos, movía mi cabeza incontrolablemente mientras le suplicaba…. 

– ¡NO! ¡NO!, ¡MEJOR NO!, ¡POR FAVOR, MEJOR NO!

Traté de zafarme echándome para delante pero fue inútil…

Me sujetaba por los hombros y me aprisionaba fuertemente contra la mesa, mientras seguía empujando su cadera contra mi culo con mucha fuerza, creí que me desmayaría, al ver que no estaba dispuesto a soltarme le suplicaba…

– ¡DESPACITO POR FAVOR!, ¡ME DUELE!, ¡DESPACITO, BRAULIO POR FAVOR, PORQUE ME DUELE MUCHO! ¡POR FAVOR!, BRAULIO ¡POR FAVOOOR!

Pero él seguía metiendo poco a poco ese enorme trabuco y no se detuvo hasta que lo introdujo completamente dentro de mí culo…joder lo noté entero dentro hasta la raíz. Grité y lagrimeé…me regañó por gritar como una zorra salida, así que me mordí los labios para no gritar pues el dolor que sentía era muy intenso…glorioso pero intenso. A pesar de todo él tenía razón, ya no quería que me la sacara… ¡Eso solo le puede pasar a una con gusto por las vergas, a una hembra bien PUTA como yo!

De pronto empezó a sacarlo y sentí un poco de alivio, pero de nuevo lo introdujo con fuerza, enviándola adentro de un solo empujón…ese tío era un gran rompe culos y sabía tratar a las bien putas. Siguió repitiendo ése movimiento haciéndolo cada vez más rápido, así continuó bombeándome y escupiendo para lubricar la inserción del vergazo, hasta que el dolor fue cediendo y poco a poco comencé a disfrutarlo, después de violarme por un buen rato, el hombre ya lograba que yo me arqueara de placer buscándolo…, parecía una gatita en celo retorciéndome de gusto con su verga dentro de mí, pues nunca había experimentado ésa sensación tan intensa entre el dolor y el placer con tanta excitación, con tanta pasión. 

Ese cabrón arremetía sin compasión a la par de tener mucha falta de aventar su lefa… solo duro cinco minutos que para mí no era tanto sexo. Cuando me sentía mejor recibiéndole sus estocadas, entonces él se estremeció haciéndome sentir como soltaba su lefa corriéndose dentro de mí…se estaba chorreando toda su leche caliente dentro de mí, ¡Que ricura, que delicia!, en ése momento presentí estar completamente invadida, poseída y sometida por un rudo mecánico que me doblaba la edad, que me estaba follando en su propio taller y me había sodomizado a su gusto. Pareciera que mi culo había sido estrenado y desvirgado por Braulio alias el "Abre Culos". Ni se imaginan que situación me produjo tan diferente a lo que había vivido, por morbo y un alto placer indescriptible.

Y así Continuó follándome durante un largo rato, al tipo no se le bajaba la empalmada, lo debemos añadir a sus dotaciones el de potente, al tiempo que él seguía, yo convulsionada con ésa dulce mezcla de placer y dolor al tener el ojete dilatado y lleno de una cantidad de leche considerable. Claro que después de aguantar largamente tan violentas embestidas, no podía que menos sentir dolor en mi pequeño ojal, sin embargo él era implacable conmigo. Cuando intentaba soltarme o hacia algún gesto de dolor o se me escapa algún grito, me apretaba más fuerte enterrándome toda la verga hasta los huevos diciéndome…

– Quieta nena, querías probar una buena polla por atrás ¿no es así?, Pues seguirás comiendo verga hasta que me harte, que te voy a seguir abriendo el culo ¿sabes? 

Al tiempo que me la empujaba con fuerza me decía… – Come verga, vamos, cómetela toda grandísima putita. 

Y así continuó follándome y eyaculando dentro de mí, no recuerdo cuantas veces. Cuando al fin quedó satisfecho, se salió de mí, se subió los pantalones y después de darme una fuerte nalgada... 

– ¡Pues ahora sí nena, ya eres toda una mujer y además tienes un culito ¡delicioso!, eres muy dulce y te has portado como una nena buena, ya se notaba que eras toda una puta. Desde ahora tu culo me pertenece, para que te lo folle cada vez que yo quiera, aunque ya verás que tu solita regresarás a pedirme polla todos los días y yo estaré aquí esperándote para follarte a diario, perrita.

Se retiró hacia otro cuarto y me dejó allí tendida sobre la mesa, donde permanecí por varios minutos, realmente estaba exhausta y completamente llena de leche, con el ano tan dilatado como un bebedero de patos…, incluso podía sentir como escurría entre mis nalgas y corría por mis piernas, me toque el culito y pude sentir que aún lo tenía muy abierto, pero también se sació en mi coño, dejándome una gran cantidad de esperma en lo profundo de mi útero en una de las ocasiones. Me reincorporé y me vestí rápidamente saliendo por la puerta del costado. Llegué caminando a casa con gran dificultad, fui al baño para darme una ducha y al quitarme la ropa noté mis bragas impregnadas de mucha leche espesa, incluso grumosa.

Esa noche sufrí de fiebre, incluso al día siguiente pensé que estaba enferma, tardé varios días para recuperarme, sin embargo en todos esos días no pude apartar de mi mente lo sucedido, sabía que era una zorra porque me encantó. Imaginaba una y otra vez la escena…,empinada sobre la mesa del taller, con mis mallas abajo, mi tanga de lado y Braulio tras de mí, con su enorme verga penetrándome violentamente haciéndome un ciclópeo boquete en mi culo. ¡Cómo deseaba volver a sentir ése enorme falo dentro de mí! Era cierto lo que él me había dicho, yo misma quería regresar y pedirle que por favor me follara otra vez. Me excitaba mucho la idea de volver a tener su musculada verga en mi boca, pero ésta vez no pensaba conformarme solo con chupársela, quería mamársela hasta que se chorreara en mi boca y saborear su semen escurriendo entre mis labios. 

Pero sobre todo quería volver a tener ésa tremenda verga dentro de mí, ¡Tan grande, tan gruesa, tan dura y tan deliciosa!, ¡ésa verga me había vuelto loca! Paso una semana, cuando volví a encontrarme con Braulio en la parada del bus, yo andaba con mi ropa habitual para ir al centro, cuando lo vi en el taller no supe cómo reaccionaría pero él me saludo desde adentro sonriendo, como si nada hubiera sucedido, salió afuera, se acercó y paso su brazo por encima de mi hombro e intercambiamos saludos… 

– Hola Venus ¿Cómo estás?, yo le respondí que estaba bien.

– Que bueno que estés bien, la verdad estaba un poco preocupado porque no te veía desde hace varios días, y bajando la voz me dijo… – Espero no haberte lastimado.

Yo me quedé helada al oír esas palabras, no estaba fingiendo nada, me estaba hablando abiertamente de lo que había ocurrido entre nosotros, le respondí un poco nerviosa.. 

– No Braulio, no me lastimó mucho, no se preocupe estoy muy bien, gracias por preguntar

Se quedó un ratito callado y luego de mirarme de arriba abajo, me dijo que le daba mucho gusto saber que estaba bien y acariciando mi mejilla en forma paternal se inclinó para despedirse dándome un beso en la mejilla y me susurró… 

– Espero que te haya gustado lo que hicimos, te espero cuando vuelvas en la tarde, mira que te voy a estar esperando, no faltes nena.

Y al retirarse me guiñó un ojo, yo no pude evitar sonrojarme, agaché la cabeza avergonzada como una enamorada, vaya con el tipo, sabía seducir a una mujer… mirándolo de reojo le sonreí pícaramente mientras le respondía… 

– Sí Braulio, gracias, aquí estaré’.

Estaba totalmente emocionada, no lo podía creer, el hombre me estaba citando para follarme otra vez, y yo encantada de someterme a sus abusos placenteros, eso significaba que yo le gustaba…pienso que al igual que mi suegro y el resto de cabrones que prueban mi cuerpo, me quería hacerme también su puta, ¡Wow! Me sentí muy halagada y muy excitada al saber que ese señor rudo tan bien dotado, todo un macho tan respetable en el barrio por damas y caballeros, pese a su oscuro pasado y forjado en mil batallas, habiendo pasado por su recia verga todo tipo de coños y culos a lo largo de su dilatada vida, quisiera volver a sodomizarme otra vez. Pero que me pasaba, estaba actuando como una chiquilina sin experiencia. 

Estuve toda la tarde distraída, no podía apartar de mi mente lo que seguramente iba a suceder con Braulio. Así que antes de llegar a destino llamé a mi suegro por el móvil diciéndole que no me esperara a la hora de siempre y se encargara de los niños, que me iba a quedar en el centro de la ciudad un poco más de lo previsto. Una vez bajé del bus, crucé la calle y me dirigí a la puerta trasera del taller de “Braulio el semental”, que estaba cerrado. Recuerdo la vestimenta que traía puesta, un mono gris con capucha, una de mis camisetas preferidas rosada ajustada, unas mallas de lycra que eran nuevas en ese momento, recuerdo que eran negras con un azul a los costados y mi otro par de zapatillas blancas, unas botitas converse all star. Así que me dispuse a entrar por donde lo hicimos antes, fui por el pasillo y vi que la puerta estaba entre abierta y se veía luz, entré y allí estaba él tomándose una cerveza mientras me esperaba, cuando me vio entrar sonrió y acercándose… 

– ¿Cómo estas Venus?, me abrazó y acariciándome el culo. – Sabía que volverías nena, te gustó mucho mi verga, ¿verdad?, estoy seguro que te fascinó…como a todas.

Entonces me giró, empezó a acariciarme las piernas sobre mis leggins para luego seguir con mis muslos, frotándome su polla en mi trasero...

– Mira nada más como me pones, me tienes la polla bien empalmada, ahora tendrás que comértela hasta que me saques toda la leche, así que prepárate putita, porque te voy a follar toda la noche.

Me mantuvo un tiempo ahí acariciándome el culo y metiendo sus dedos entre mis nalgas para frotarme el culito por sobre la lycra, al mismo tiempo me besaba el cuello, mordisqueaba mi oreja, me besaba en la boca, la recorría con su lengua y chupaba la mía, me mordisqueaba los labios… yo solo cerraba mis ojos interiorizando los sabores de un macho acosándote ¡Me dejaba hacer todo lo que él quisiera!, pues me excitaba muchísimo. Me llevó hacia su mesa de trabajo y me recostó boca abajo levantando mi culo, se arrodilló y empezó a besarme las nalgas dándome pequeños mordiscos, arrastró mis mallas hacia abajo y después el tanga dejándome el culo a su uso. 

Comenzó a besarme el culito, lo lamía y lo chupaba con fervor, introducía su lengua en mi orificio jugueteando con él y arrancándome gemidos de placer. Se notaba ser un gran ferviente de los culos. Después se levantó, se soltó los pantalones, deshaciéndose de los calzoncillos, liberó el animal salvaje completamente erecto ya, me tomó de la cintura, me hizo abrir un poco las piernas y apuntó contra mi entrada vaginal, su enorme bestia hambrienta de coño… y de un solo golpe ¡Me la enterró completita! Me sorprendió, pues la esperaba en mi culo, sin embargo comenzó por mi coño insertándola hasta los huevos… sentí golpear mi coño al llegar a fondo…grité dolorosamente aferrándome a la mesa, pero nunca intenté zafarme aguantando como una buena PUTA. Para silenciarme se inclinó y me tapó la boca con su mano, empezó a mecerse lentamente haciéndome un mete saca muy sabroso susurrándome al oído… 

– Ya nena, ya lo tienes bien dentro como deseabas, PUTA. No sabes cuánto me gustas…tu culito y tu coño, me pone como loco y no me puedo controlar, ¡tú coño es mío! Y me encanta que seas tan puta, para meter mi polla en tu hermoso y fértil útero. ¡HOY VAS ACABAR BIEN PREÑADA!

La forma en que me hablaba me excitaba mucho y me hacía sentir totalmente dominada, esa sumisión le permitía a ese cabrón poder follarme a pelo y poder dejarme un regalito en mi vientre…podría ser perfectamente el tercer macho que me preñase y si lo paría varón, lo mismo estaría tan bien dotado como su padre… ¡De polla recia y buen follador! Poco a poco fue acelerando hasta llevarme a un ritmo verdaderamente delirante…, cada embestida de su tranca gruesa y venosa, la recibía hasta adentro de mí y podía sentir sus orondos huevos colgados, chocando contra mis nalgas. Instintivamente fui apretando mi coñito en fuertes contracciones, eso lo enloqueció al verse con su verga hinchada ceñida por mis paredes vaginales…, el cerdo gruñía de placer mientras me bombeaba a más no poder. 

A mí me tenía jadeando y con mi respiración muy agitada, hiperventilaba tanto que casi estaba mareada, con la boca seca y gustosa de notar como me abarcaba todo el cuerpo atrayéndolo hacia él cada vez que introducía todo el badajo hasta el corvejón. Así me tuvo más de diez minutos, contabilizar el tiempo no es mi fuerte en esas circunstancias…arreció las embestidas con una cadencia mayor hasta que de pronto empezó a estremecerse, emitió un ronquido salvaje en mismo momento que se estaba corriendo dentro de mí. El cabrón se chorreando todo su espeso semen mientras exclamaba… 

– Así, así nena, que bueno. Sigue moviendo tu culito, así mami, apriétame con tu coño y sácame toda la lefa. ¡Te lo voy a llenar de leche caliente hasta atiborrarte el útero! ¡Aahh, ahh, que coño tienes puta! Y como te la comes.

Hincaba el falo bien dentro a cada aldabonazo, a la vez que rugía el semental eyaculando ingentes cantidades de esperma por cada chorro…, Yo la percibía ardiente como lava al llenarme el cubículo vaginal, gemía al sentirla…eso es lo que hace a una mujer, lo que te marca como hembra por la naturaleza. Cuando terminó de vaciar sus orondos cojones, se salió de mí y me tomó del cabello para arrodillarme frente a él. Sin pensar sabía lo que quería… lo que todos quieren. Tomé su enorme verga entre mis manos y lo metí en mi boca, no quería desperdiciar ni una gota de su semen y se la chupé dulcemente hasta dejársela completamente limpia. El sentir su espeso semen en mi boca me gustó mucho, su sabor me pareció deliciosamente salado y único entre los tantos que pruebo habitualmente, entre tanto me decía… 

– ¡Vaya si te gusta la polla putita! Eres una puta golosa. 

Después se acercó una silla para descansar un momento, le dio unos sorbos a su cerveza y me convidó a otra, me dijo que me sacara los pantalones, refiriéndose a mis leggins y luego me colocó sobre él con mis piernas abiertas, me arrancó las bragas diciéndome que la conservaría como recuerdo y cogiéndome de mis nalgas me sentó sobre su mástil, con una nueva erección.





Ni tonta ni perezosa, rodeé su cuello con mis brazos, el semental apuntó su estaca en mi agujero anal, poco a poco comencé a encajarme lentamente en ésa gran estaca de nuevo, pero ahora por el culo otra vez ¡Me la comí toda! Ya lo tenía entrenado, y se expandió con facilidad. Me tomo de la cintura y comenzó a subirme y bajarme lentamente, yo volvía a estar muy excitada y lo disfrutaba como loca. Entonces me agarró de las nalgas y al bajarme me las abría para meterme su verga tan adentro como pudiera, y cuando me levantaba las apretaba con fuerza aprisionando su enorme falo succionándolo, deseaba gritar, pero a cambio mordía su hombro para evitarlo. Joder, una cosa era mi coño tragón, pero otra era mi ojete cerrado, cuyo uso era menor y con pollas más finas. Que yo me dejase llevar y supiera contenerme los gritos, lo excitó muchísimo por verme sumisa a sus deseos de semental. 

Pronto me estaba dando de sentadas en su verga ¡frenéticamente¡ Se volvió a correr dentro de mí con abundancia y los dos quedamos totalmente batidos de semen. El caso fue que continuó follándome todo lo que quedaba de tarde y noche, en todas las posiciones que se le ocurrieron, me folló cuanto quiso hasta que los dos quedamos exhaustos y claro hasta que volvió a dejarme el culito enrojecido, dolorido y palpitante, y No solo me folló el culo, sino el coño y la boca…todos los agujeros quedaron repleto de esperma, ¡Me encantaba lo que me hacía ése hombre!

No os he dicho que vivía en un edificio de aquellos que tienen cuatro plantas con bajo comercial, un día que iba saliendo me dirigí al ascensor lo llamé, paró y en cuanto la puerta se abrió vi a mi nuevo vecino… Braulio. Ese día estaba especialmente guapo, cada día le veía con mejor cuerpo… más atractivo ¡Nada más verle me hizo cosquillas en la barriga y mi coño quería! hablar jejejeje, me saludo cortésmente. No sabía el motivo de su aparición en mi edificio, resultó que se había mudado, por ello empezamos a coincidir más seguido. Ya no era solo mi semental follamigo, sino casi me colega… era lindo para los detalle. Un Domingo pasados unas dos semanas de aquello me llamó y me dijo que si podía ir a su piso que iba a cocinar y que me invitaba a comer, acepté…. Yo en el fondo sabía lo que iba a pasar así que me duché, me puse crema corporal y los labios rojo púrpura…, me vestí con unos shorts y una blusa amarilla iba sexy. Le dije a mi suegro que iba a dar una vuelta con mis amigas… que cuidase de los niños. Salí de casa y tomé el ascensor dos plantas más arriba, donde vivía Braulio, llamé a su puerta y en cuanto abrió, se me quedó mirando de arriba abajo hipnotizado.

– Perdona es que estas muy hermosa, y no me acostumbro… le di las gracias y me invito a pasar.

Me senté y seguidamente… 

– ¿Quieres tomar algo?

– Una cerveza le dije. 

Fue a la nevera y saco dos, se sentó a mi lado y empezamos a charlar, reíamos y la verdad me lo estaba pasando muy bien, era un hombre muy divertido para su edad. Yo notaba como durante todo el momento no dejaba de desvestirme con sus ojos, seguimos así charlando y bebiendo cerveza, luego de unas cuantas, por fin se atrevió y me planto un beso súper tierno y largo en mi boca, al cual correspondí sin dudarlo…, estaba a esas alturas muy caliente. Él empezó a recorrerme la espalda con su mano y llego a mis nalgas ¡Waoo, qué rica sensación! las amasaba sobre mi ropa, pero mi coño se hallaba muy mojado. Se paró sin mediar palabra, me tomó de la mano y me llevo hasta su habitación, en cuanto entramos me hizo sentar en la cama, él empezó a desabrocharse la camisa, se la quitó, se quitó los pantalones y se quedó en calzoncillos.

Yo no dejaba de mirarlo, se sentó a mi lado me recostó en la cama, y empezó a besarme apasionadamente en la boca, cuello, orejas ¡¡Mmmn que sensación tan rica!, la calentura me iba subiendo y me bajé hasta su entrepierna, donde su bulto era bastante grande…, le baje los calzoncillos y apareció como un resorte por sorpresa. Su verga es súper larga y gruesa, y sin esperas se la empecé a mamar. Él cerraba sus ojos y gemía, su tranca se puso muy dura, tanto que parecía que iba a explotar… es blanquita, rugosa y venosa. Cuando dejé de mamársela me tomo y me beso en la boca…eso me puso cachonda perdida, me levanto los brazos, me quitó la blusa el sujetador, todo muy suave y tierno mientras me comía la boca y manoseaba las tetas.

Ese hombre era otro Braulio…, me las comenzó a chupar ¡Aasshhhhh que rico lo que me hacía sentir!, desabotonó mi short y me lo bajos dejándome solo con mi tanguita blanco, manoseo todo mi cuerpo como quiso. Finalmente me hizo recostar boca arriba, me bajo la tanga y comenzó a comerme el coño ¡Uufffff! eso fue alucinante me corrí en cero coma cero, pero lejos a aminorar sorbió mis jugos. Me colocó boca abajo y comenzó a besarme las nalgas, las lamia, y de pronto sentí su lengua en mi culito jugaba en círculos y la empujaba intentando entrar ¡Waoooo, gemía como una puta! 

Tras comerme el culo se recostó sobre mi espalda y sentía su pecho velludo y sudoroso, su respiración la notaba en mi nuca y me mordisqueaba las orejas…, entonces me puso boca arriba me beso se acomodó en mis piernas y empezó a penetrarme por la vagina. Como iba muy lubricada fue fácil y en pocos intentos lo sentí entrando todo hasta el corvejón…su bálano en mi cérvix y sus bolas pegadas a mi vulva… Me hizo virar los ojos y emprendió un bombeo cadencioso… yo gemía hiperventilando, y él me follaba y follaba muy despacio. Al cabo de un momento entraba y salía con suma facilidad de mi coño tragón… entonces aumento el ritmo de las embestidas… al poco notaba mi coño al filo de explotar y unas grandes ganas de gritar…, de pronto me temblaban las piernas con un hormigueo delicioso en el cuerpo y entonces ¡¡Bum!! Un orgasmo demencial.

Solo vi estrellas, parecía salir del mundo real durante unos segundos. Braulio se recostó y me abrazo, me besaba la boca tiernamente, me dijo que le había encantado lo que paso con mi corrida. Después de descansar unos minutos, comenzó a besarme nuevamente con ganas de follarme otra vez…, no dije nada era lo que deseaba, solo lo besé al tiempo que sus manos re corrían todo mi cuerpo, hubiese querido que tuviese más manos… todo igual. De pronto me dio la vuelta dejándome boca abajo y empezó a comerme el culito de nuevo…su lengua hacía presión en mi anillo mientras tanto metía sus dedos en mi vagina, ¡¡Uuffff eso fue increíble!!,me puso a cuatro patas como una perra en celo, me miraba y me acariciaba la espalda suavemente con su mano derecha… 

– Shhhh, me dijo. – Estoy feliz de haberte conocido, me puse roja y sonreí… – Eres esa puta que toda mi vida soñé y pensé no encontraría, te voy a follar el coñito y dejarte toda mi crema fértil ¡Quiero ser el próximo que te preñe! Sería un buen regalo de Navidad.

Le dije que me follara ya que lo estaba deseando… me encanta los hombres robustos bien dotados y Braulio era un gran semental… tanto debía de ser así por el gran tamaño de su verga capaz de ahondar hasta mi estómago como por sus grandes y orondos testículos, tan pesados como el de un caballo. 

– Tranquila te lo hare suave como una princesa, como te lo mereces

Estaba tan caliente que accedí a darle todo mi coño, sin embargo acercó su polla a mi boca…

– Trátala bien que ahora tendrá mucho trabajo dentro de tu chocho

Se la mamé bajo sus órdenes… primero el cabezón orondo, ahora los huevos ciclópeos y vuelta a su glande lamiendo el tronco desde la base a la cabeza del capullo. Después de una buena lavada de verga me puso a cuatro patas, levantó las nalgas y bajo mis tetas hasta hacerlas posar sobre el colchón…, en esa posición mi culo quedaba a su libre disposición, escupió el culito y empezó a penetrarme con el dedo pulgar al tiempo que enfilaba su pedazo de mostrenco musculado…duro y erecto como nunca. Al comienzo no entraba bien, mi coño lo empujaba para afuera, con lo cual solo podía puntearme, sentía gozo de la doble inserción. Se hizo para atrás y empezó a meterme un dedo ¡Waoooo sentí rico!, tras un momento me metió otro y escupía en mi culo para lubricar, los dos dedos empezaron a entrar y salir con facilidad, la misma con la que su tranca la enviaba al fondo de mi útero.

Lo notaba súper rico todo, giré a mirarlo empalada de polla bien dura acuchillando mi coño… percibía lo buena que era dilatando mi vagina…, es muy grande por eso no entra como la de los demás…, su grosor y la badana deforme por las venas hinchadas que lo jalonan me estimula cada terminación nerviosa de mi coño como ningún otro. La extrajo recorriendo todo el tallo entre mis labios internos… y una vez fuera sin guiarla, cuadró su glande nuevamente en mi agujero vaginal, y ¡¡Zas!! La envió adentro empujando como una bestia parda. Al notar su cabeza en las profundidades de mi coño, se quedó quieto diciéndome… 

– Tranquila, seré un caballero.

Pero no, me trató como la puta que soy jodiéndome a base de bien con pollazos duros…empezó a empujar con más fuerza asiéndome con fortaleza de mi culo, alternando con sujeciones de sus varoniles manos de mis hombros, con ello la calada de verga es más profunda y rotunda… ¡Percibí centímetro a centímetro su polla entrando y saliendo de mi útero! Para ser sincera, así me gustan los machos…duros, violentos, viriles y dominantes con las hembras deudoras de sumisión al semental, especialmente a los mejores dotados para engendrar en nuestras panzas, una selección de los mejores de nuestra especie. 

Por supuesto que follábamos a pelo, jamás uso condón con machos de tal calibre, deseo toda su esencia dentro de mí… tampoco utilizo anticonceptivos porque creo en la sabiduría de la naturaleza y esta me dará tantos hijos como merezca echar al mudo…con Braulio comenzaba a tener la sensación que sería el próximo fecundador de mi vientre, lo deseaba más que nada en el mundo, y si mi hijo nacía macho sería sublime. Braulio me follaba a saco, sin contemplaciones haciéndome retozar de gozo entre gritos salidos de mi garganta y jadeos ostensibles del verraco que me montaba como a una perra en celo.

El tiempo se dilataba en el momento que me corrí por segunda vez, ahora con su polla atravesada en mi coño. Convulsionaba con su garrote atravesándome hasta la barriga, él continuó balanceando su cadera con ritmo frenético hasta que… 

– ¡Listo preciosa! Aaaggg…. 

Me lo dejo todo adentro durante un minuto dejándome recuperar el aliento, ¡Todo un caballero! Ya recuperada empecé a moverme… 

– ¡Ya veo que vuelves a estar lista zorra!

Y empezó a bombear a ritmo medio ya que solo entraba la mitad el mango…me hacía virar los ojos y la sensación que sentía era de indescriptible placer muy rico. Gemía como las muchachas de las pelis porno. Aceleraba empujando más rápido hasta que mi coño era una boca de riego de lo bien dilatado que se hallaba… aquel cipote entraba y salía fácilmente... 

– ¡Qué buena puta eres!, ven te voy a enseñar a ser bien puta, yo solo escuchaba y gemía de sus embestidas.

Paró, me la saco del chocho que notaba caliente y adolorido, me contempló unos instantes… se acercó con la verga en ristre y nuevamente me la enchufó, solo que en esta vez no fue despacio, me la dejo ir toda de un solo golpe, ¡Waaoooo! Con tal envión casi me salen los ojos…, y salía suave y volvía a metérmela violentamente así unas cuantas de veces. El placer que sentía era más grande que ahogaba el cualquier dolor de abrirme la vagina profunda con tal arrebato. Una vez que jugó al meter y sacar todo el tramo total, empezó a bombearme a toda velocidad, ¡Mmmmm! Era estar en la gloria. Solo me quedaba aguantar sumisa las duras arremetidas con sus colgados cojones aporreando mi coño una y otra vez…abierta, mojada, caliente y gozando de la magnífica follada del mecánico…lo único que hice fue meterme la sabana en la boca y morder todo lo que pude mientras ese caballero me destrozaba el coño como nadie lo hizo…me follo como a una de esas putas del porno, y sentirme así como una puta me estaba gustando.

Tras unos veinte minutos de reventarme el coño, noté que el ritmo de sus ensartadas varió a una mayor cadencia, su cipote se endureció y todo ello presagiaba la gran corrida que me tenía prepara, con una ingente cantidad de esperma. Le supliqué que se corriese en mi boca, pero no debió de escuchar mis súplicas… poco me afectó, Yo estaba tan caliente que ya no me importaba nada…, a un macho así se le permite todo, así que le dejé que acabase donde quisiera. Me la metió a fondo justo cuando comenzó a eyacular, le agarré con fortaleza de sus huevos estirados, deseaba escurrírselos mientras se precipitó su eyaculación. Me tomó del cabello con toda la polla apuntalando bien profundo de mi útero, en la misma boca de mi trompa de Falopio…. Y se corrió de una forma espectacular casi me ahogaba por la hiperventilación de percibir cada chorro de leche en mi vientre. Me espetó con furia diciéndome… 

– ¡Trágalo, tienes un coño muy tragón PUTA! 

Mi conejo se lo tragó bien rico, chorro a chorro de esperma espeso sobre cargado de testosterona y de lefa tan espesa, que todos  sus bichitos son potenciales preñadores. 

Cuando acabó de inseminarme, la extraje y le limpié el gran cetro que posee como herramienta de placer, se lo hice muy bien con mi boquita. Cuando termine, me dijo lo buena hembra que era, que sin duda la mejor puta que se había follado…nos recostamos, nos besamos. Él deseaba que fuese su puta personal, sonreí…

– Después de todo lo que me he hecho por ti, viendo a vivir a tu edificio, es lo mínimo que puedes hacer por mí.

Se levantó me agarro entre sus brazos y me llevo a la ducha, nos asemos mutuamente… allí me follo el culo una vez más.

Tras de salir del baño me cambié con mi ropa de calle, él se quedó en bata, me abrazó y me besó dándome su lengua un buen rato…¡Es increíble como besan los maduros folladores! Esperé a que se me secara el pelo y bajé a mi piso… habían pasado unas tres horas. Mi suegro se manejaba regular con los niños, pero uno era su hijo y el otro su nieto…el pequeñín de seis meses no tiene padre reconocido… ni siquiera yo recuerdo quien me preñó. Nada más entrar, mi suegro preguntó cómo me fue con mis amigas. 

Creo que le contesté con un bien cuando me dirigía a ver al pequeño en la cuna. Entré a mi cuarto, me desnudé y mirándome al espejo pude observar cuanto hinchada tenía la vulva…, el culo me lo tocaba con un dedo y lo sentía enorme, me dolía un poco pero lo había pasado muy bien, y no era el dolor de la primera vez, comenzaba a tener el ojete bien entrado. Desde ese día creo me volví adicta al sexo anal, me sentaba tan bien como el vaginal y era la mejor opción a no quedarme preñada tan asiduamente, claro que sin descuidar el vaginal y el oral. Ese maduro me gustaba mucho, por eso nos veíamos dos veces por semana…una vez entre semana y el otro los domingos por la tarde, fui su puta en los siguientes seis meses, incluso estando panzona dejé que me follase, porque no cabe aclarar que fue él quien me preñó…, aquel voluminoso caudal de lefa que derramaba dentro de mi coño no podía caer en saco roto, por más que me resistiera en vano lo buscaba cuando me subía por las paredes de la quemazón de coño… 





me daba bien de lleno y así no podía espera más que quedar preñada de mi cuarto hijo de padre distinto a los otros… ¡Cuatro hijos, cuatro progenitores y aún no he cumplido los 25 años! La naturaleza me ha hecho una puta coneja a quien le encanta el sexo, los hombres, su crema rica de falo y que me follen hasta preñarme. Ya llevo unas semanas que no me follan, no les dejo con 34 semanas de embarazo, sin embargo, que estuviese preñada no quitó que continuase visitando “El Odiseo” marcándome algunos bailes y alegrando a uno u otro con mi boca o el coño según me apeteciese. Que le vamos a hacer soy de coño caliente y testa ligera, mi genética me ha confeccionado de tal manera, que aún preñada tengo muchas ganas que me follen mis amantes borrachines, no obstante ninguno me hace sentir tan mujer, tan hembra y tan puta como Braulio. Y no saben lo mejor… el bebé que me ha hecho ese semental será varón ¡Wauuu! Ya me lo imagino adolescente y tan bien dotado como su padre... ¡Solo de pensarlo se me hace el coño agua!




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