Todos los Relatos están Inspirados en Vidas Reales...

UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Mi esposa desea un HMH especial



El límite de innovación en el sexo, puede llegar a ser inabordable.

En primer lugar os diré que me llamo Jerónimo, de siempre me llaman Jero hasta mi mujer Claudia, tiene 40 años muy bien llevados. Es rellenita de 1,65 con muy buen tipo para su edad, sobre todo después de haber parido varios hijos. Tiene unas piernas muy bonitas, unas tetas no muy grandes y sabrosas de pezones respingones y areola enorme. Es cierto que le pesan un poco y las tiene algo estiradas…se nota haber amamantado a nuestros bebés, pero su gran masa desproporcional a su cuerpo hace que aún sean muy apetecibles. El culo lo tiene subido, aun no siendo tan respingón como a mí me gustaría, no obstante cualquiera que solo se fijase en él diría que es un culo de una mujer que no pasa de los 30 años. Lo mejor es un coñito de esos que al tener los muslos firmes queda perfilado entre ellos en un óvalo perfecto, con los labios menores saliéndole un poco fuera de los mayores cual dos pétalos cuando lo abres. En fin. Que está muy buena, perennemente dispuesta con unas ganas locas de follar, siempre a pelo…creo que con la edad le ha ido incrementado el morbo y la libido, buscando situaciones, juegos y juguetes para divertirnos jodiendo como conejos…. Aquí contaremos como la necesidad vital y la monotonía han hecho buscar otros horizontes sexuales.

Todo empezó cuando a finales de curso vino a pasar las últimas semanas antes de las vacaciones de verano a casa Arthur, un muchacho inglés de intercambio compañero de mi hijo mayor Samuel, gracias a una beca Erasmus. Un chico de 18 añitos y según mi mujer guapísimo…. 
– El chico más guapo que he visto en su vida…palabras textuales. 
Era por la mañana, sobre las 11. Yo a esa hora se suponía que debía estar en la oficina, pero me había dejado unos papeles importantes y había vuelto a recogerlos. Como vivimos en una casa unifamiliar con jardín y piscina, la habitación de invitados, que es donde dormía este inglés, está en la planta baja y al atravesar el jardín de delante, vi que la persiana estaba subida, así como a cinco centímetros de la parte superior del ventanal… me acerqué a ver si seguía durmiendo o ya se había despertado, vi que no estaba y aquí es en donde de verdad empieza la experiencia… rodeé la casa por la parte más frondosa del jardín y allí estaba en el chaise longue del chillout junto a la piscina. La puñetera casualidad hizo que en ese momento llegara mi mujer con una bandejita en la que traía un café, pues sabía que a los ingleses les gusta despertarse de esa manera… o al menos es lo que ella creía. Llevaba puesto un camisón que le llegaba como una cuarta por encima de las rodillas y que dejaba ver las bonitas piernas que tiene. El chico como dije antes, no solo estaba despierto sino disfrutando a todo tren de los placeres que le ofrecía la anfitriona… vi que mi mujer le hablaba. Quiero deciros que habla perfectamente inglés. Durante unos minutos estuvieron hablando sin que ella dejase de sostener la bandejita, hasta que él se deslizó al borde del chaise longue y se sentó con mi mujer justo delante. A él yo lo tenía casi de espadas y a mi mujer de lado, por lo que los veía los dos perfectamente.

No tengo ni idea de lo qué hablaban, pues a la distancia y entre el follaje no oía nada, pero de repente el inglés con sus dos manos empezó a acariciar las piernas de mi mujer, la abordó por las rodillas y luego las iba subiendo por el exterior de los muslos hasta su culito. Cada vez que las subía también se le subía el camisón, por lo que la visión de sus piernas cuando las manos estaban acariciando el culo era perfecta. Al cabo de unos minutos empezó a acariciarlas, pero ya por el interior de los muslos. Igualmente desde las rodillas hasta casi rozar su coñito… digo casi rozar, porque no llegaba a tocarlo. Quiero deciros como inciso que mi mujer en camisón no suele llevar ni braguitas ni sujetador, por lo que cuando digo casi rozarlo lo digo en toda la extensión de la palabra. A todas estas mi mujer seguía con la bandejita en las manos, vi que intentó dejarla sobre la mesita de centro, él le dijo algo y no lo hizo. La verdad es que no podía dar crédito a lo que estaba viendo. Ver a mi mujer con los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás, dejándose manosear y sobar de esa manera como una vulgar mujerzuela me parecía imposible pero era cierto… Lo estaba viendo en vivo y en directo. Quiero confesaros que me cuesta reconocerlo pero me estaba gustando ver a mi mujer en semejante situación. ¡Me estaba gustando ver a mi mujer con otro hombre!

Sigamos con los hechos. Al cabo de unos minutos de estar acariciando las piernas de mi mujer, empezó a meter sus manos por dentro del camisón. Primero hasta las caderas y las fue subiendo lentamente hasta agarrar sus colgadas tetas pellizcando los pezones, lentamente las volvía a bajar pero por su espalda hasta el culito, rodeaba las caderas y volvía a subirlas hasta agarrar las mamas. Así una y otra vez. Mi mujer se estaba poniendo con una calentura impresionante, respiraba entrecortadamente y no dejaba de mirar como las manos del chico la acariciaban. A Claudia le costaba el mantener la bandejita en las manos, pues cada vez que el inglés le agarraba las ubres y le pellizcaba sus pezones la bandeja se le movía hasta casi hacer que el café se derramase. Él supongo que al darse cuenta, mientras con la mano izquierda seguía acariciándola, con la derecha le cogió la bandeja y la puso sobre la mesilla de centro. Mi mujer en ese momento ya estaba fuera de sí. El sobeo que le estaba dando la había puesto a mil y no hacía más que mover sus caderas adelante y atrás. He de aclarar que mis hijos se encontraban en clase esa mañana y el mayor en York, de donde es originario Arthur. Él no tenía clases porque su grupo de bachiller ensayaba para la fiesta de final de curso del que él no era partícipe. Después de colocar la bandejita sobre la mesa, él le dijo algo y mi mujer agarró el camisón y se lo subió hasta la cintura por lo que el coñito quedó totalmente expuesto a mis ojos y también a los del chico.

Quiero deciros que no se lo depila de manera habitual, porque tiene de forma natural muy poco vello púbico, sin embargo desde que vino el inglesito se lo depila, por lo que la visión era perfecta. De esta forma empezó a acariciarle el coñito, pasando los dedos de la mano derecha todo a lo largo de sus labios vaginales. Él volvió a decirle algo y mi mujer abrió un poco las piernas, él volvió a decirle algo y se las abrió todavía más. De esta forma, el chico empezó a dedicarle todas sus atenciones al clítoris, pues al tener las piernas tan abiertas quedaba totalmente expuesto. Lo masajeaba unas veces con el dedo índice y medio haciendo círculos con las yemas de los dedos sobre él y otras con el índice y el pulgar se lo apretaba. Mi mujer no tardó ni cinco minutos en tener el primer orgasmo de esa mañana. Vi como todo su cuerpo se convulsionaba hasta el punto que tuvo que apoyarse en los hombros del inglesito para no caerse. Se le doblaban las rodillas y cerraba las piernas intentado apretar la mano de Arthur entre sus muslos. Yo apenas podía oírla pero me daba cuenta que estaba casi gritando de placer. Mientras ella estaba teniendo ese orgasmo, él no dejaba de frotar muy despacio sus dedos sobre el capuchón del clítoris. Aún no se había recuperado Claudia del orgasmo, cuando la levantó, con lo que la puso otra vez derecha, le abrió otra vez las piernas y mi mujer, volviendo a agarrar el camisón se lo volvió a poner en su cintura. 
Sin mediar palabra le metió dos dedos de golpe dentro de su coñito, otra vez el índice y el corazón. Los tuvo dentro sin sacarlos unos minutos. Por la forma en que movía la mano estaba claro que estaba jugando con ellos dentro del conejo de esa putita. Ella no dejaba de mover las caderas y bajaba las rodillas como intentando que esos dedos entrasen todavía más en su interior. Me di cuenta que él le pidió que se quitase ya el camisón, pues ella se lo sacó por la cabeza quedando totalmente desnuda. La visión era de lo más erótico que yo había visto en mi vida. Ver a mi mujer desnuda delante de otro hombre, totalmente abandonada y desinhibida, con las piernas abiertas, moviendo las caderas hacia delante y hacia atrás, acariciándose las flamantes tetas colgonas criadas a base de preñados, con sus manos y dejándose follar por los dedos de otro hombre. Lo que he dicho. Lo más erótico que había visto en mi vida.

Mientras jugaba con los dedos dentro del coñito de Claudia, con el pulgar frotaba su clítoris, lo que hacía que mi mujer volviese a ponerse a mil. Igual que antes así estuvo como otros tantos minutos hasta que empezó a sacar y a meter esos dos dedos muy lentamente de dentro del coño de mi mujer. De vez en cuando paraba cuando los tenía totalmente dentro jugando con sus dedos dentro de ella y con el pulgar volvía a frotar su clítoris. Otras veces le sacaba los dedos del coño totalmente mojados por los flujos vaginales y se lo acercaba a la boca para que ella se los chupase. De vez en cuando aumentaba el ritmo de ese mete y saca haciéndalo muy rápido, lo que hacía que mi mujer se pusiese de puntillas por la fuerza de esas embestidas. No exagero si estuvo haciendo eso más de un diez minutos poniendo a mi mujer al borde de la locura, pues no paraba de mover sus caderas, no dejaba de acariciarse las grandes masas mamarias, y de vez en cuando agarraba la muñeca del chico y era ella la que marcaba el ritmo de esos dedos fallándola. Digo diez minutos porque fue lo que tardó en tener otro orgasmo si cabe más fuerte e intenso que el anterior. Ya no parecía… de verdad gritaba de placer y agarraba al joven para que no parase de follarla con los dedos dentro de ella.

A todas estas, él seguía sentado en el chaise longue con el pantalón puesto, pues no se lo había sacado. Le había regalado mi mujer dos tremendos orgasmos sin ni siquiera sacarse la ropa. Mi mujer a duras penas podía mantenerse de pie pues no lo vais a creer, pero le temblaban las piernas y se le doblaban las rodillas, por lo que él se levantó y la sentó en la cama quedando el de pie delante de ella. Lentamente, como a una cuarta de su cara se quitó el pantalón dejando delante de Claudia su miembro viril súper erecto. No os voy a decir para que todo sea cierto, que era una polla enorme. Pues no. Era una polla de lo más normal. Debía medir unos 13 o 14 centímetros, nada que ver con la mía, solo que era más joven pero nada espectacular. Ella se quedó mirándola durante unos segundos y levantando la vista hacia el inglés la agarró y empezó a masturbarlo muy despacio como disfrutando del momento. Mientras lo hacía con la otra mano se acariciaba los pezones pellizcándoselos y no dejaba de mirar los gestos de su cara dándole el pajote. Ahora él tenía los ojos cerrados y también se movía al ritmo al que ella lo masturbaba.

Os quiero confesar que en ese período de tiempo, viendo a mi mujer desnuda y masturbando a otro hombre, no me hacía sentir ningún tipo de rechazo a esa situación. De verdad que estaba disfrutando de lo que veía como un vulgar voyeur. No sé si es normal, pero es lo que sentía y os lo quiero decir. Tal vez porque llevo con Claudia cerca de 22 años y sinceramente la tengo muy vista, desde el punto de ser yo quien se la folla, esta nueva perspectiva la daba un aliciente a mi deseo por ella…. Sigamos con la historia. Pasados unos minutos, él mirando a mi mujer adelantó las dos manos y agarrándole la cabeza la fue acercando lentamente hasta su polla. A medida que se iba acercando ella iba abriéndola… y cuando la tuvo prácticamente junto a sus labios fue la puta quien adelantó la cabeza, se los mojó pasándose la lengua por ellos y cerrando los ojos degustó su glande. Primero empezó a chuparle el capullo muy lentamente, pasándole la lengua todo alrededor mientras que con la mano subía y bajaba el prepucio del chico, después jugueteaba con la punta de la lengua en el orificio uretral y el frenillo. Así, lamiéndole la polla estuvo unos minutos hasta que el nuevamente agarrándole la cabeza se la fue empujando haciendo que su verga fuese entrando dentro de la boca de mi mujer. En un principio ella no se movía solo era su mano la que subiendo y bajando lo masturbaba pero era claro que se la estaba succionando y se notaba que estaba usando su lengua para darle placer.

Así estuvo como un par de minutos hasta que empezó a meterla y sacarla de su boca, mientras que con la mano lo masturbaba, con la lengua le acariciaba el glande… Sé que era lo que estaba pasando porque es la forma en que se la chupa a este penitente. Pasados esos minutos el inglesito le apartó la mano de la polla y algo le dijo, porque mi mujer se colocó las dos manos sobre sus tetas, y empezó a acariciárselas sin sacársela de la boca. Él, adelantando las manos, le sujetó la cabeza y empezó a follarle la boca. Al principio se la metía lentamente y cuando la tenía toda dentro de su boca la mantenía sin moverse apretando. A mi mujer la primera vez le produjo un pequeño atoramiento fácil de superar sin que él dejara que se la sacase. Luego se la iba sacando lentamente hasta solo dejar el glande entre sus labios para volver a meterla entera. Así estuvo tres o cuatro minutos. Al cabo de ese tiempo empezó a aumentar el ritmo de entra y sale de la boca y ya no la mantenía quieta como cuando se la metía entera, sino que era un dentro y fuera de la boca constante y cada vez más rápido. Por las caras que ponía el joven me di cuenta que en breve se iba a correr dentro de la boca de Claudia. Ella mientras tanto había dejado de acariciarse las tetas y mientras con una mano se frotaba el clítoris, la otra la tenía apoyada en el pecho del inglés. Efectivamente no tardó mucho en correrse. 
Vi como empezaba a respirar entrecortadamente y por la comisura de los labios de mi mujer empezaron a salir unos chorretes de semen, a ella le gustaba tragarse su lefa porque no dejó de mamársela al notar su corrida…a pesar de que él ya se había vaciado totalmente mi mujer seguía chupándosela y succionándosela. De golpe y sin dejar de sujetarle la cabeza se la introdujo entera en su boca. Digo entera porque la nariz de mi mujer casi se aplastaba contra su vientre. A Claudia le encantaba tragárselas hasta la raíz, rara vez le daban arcadas con mis 22 cm de gruesa verga a la que mantengo en plena forma, menos con una picha inglesa como esa. A abrir la boca para respirar sí era necesario pasados unos segundos atorándole el galillo, le salía como a borbotones una mezcla de semen del chico y de su propia saliva que le chorreaba por la barbilla, goteando una parte en sus tetas y otra en la alfombra. De verdad verlo era la leche. Ver a mi esposa con la polla de otro hombre en la boca y expeliendo su semen por las comisuras, era para mí alucinante. Lo más increíble del caso es que mi mujer nunca me dejó que me corriese dentro de su boca. Cuando veía que yo me iba a correr se la sacaba y hacía que mi semen cayese sobre sus ubres amamantadoras… pero bueno, parece que yo soy yo y el yogurín era otra cosa.

De repente, sin dejar ni siquiera que se limpiase la cara, empujó a mi mujer y la puso acostada de espaldas en la cama. La sujetó por las caderas y atrayéndola hacia él le subió las rodillas para que apoyase las plantas de los pies en el chaise longue. Le separó las piernas y se arrodilló en el suelo. Con los dedos pulgares de cada mano le separó los inmensos labios vaginales y así con el coñito totalmente abierto y expuesto, empezó a comérselo. Básicamente lo que hacía por lo que podía ver era que con la lengua recorría toda su rajita. Cuando subía, con la lengua le frotaba el clítoris y se lo chupaba. Cuando bajaba, con su lengua de lamía tanto la entradita de la cueva como el ano. Así una y otra vez. Ver a mi mujer era todo un poema. Era ella la que acompasaba subiendo y bajando las caderas el rechupeteo que le estaban dando en su coñito. Se levantaba apoyándose en los pies y en los hombros como haciendo el túnel y no dejaba de moverse al compás de las lamidas y rechupeteo que le estaban dando. No quiero exagerar, pero fácilmente más de diez minutos estuvo el joven comiéndole el coño y ella ya no pudo aguantar más. Tuvo otro orgasmo bestial. Todo su cuerpo se agitaba y agarraba la cabeza del inglesito para que no dejase de chuparle el clítoris. Fue un orgasmo de esos largos como nunca yo le había visto tener. El chaval al ver el gran clítoris tan salido que posee ella se enzarzó. No sé si os habréis dado cuenta pero mi mujer había tenido tres espectaculares orgasmos sin todavía haber sido penetrada. Quiero decir que su coño aun era virgen…por decirlo de alguna manera, de la polla del yogurín. A todas estas debían ser ya las 11 de la mañana más o menos, con lo que el chico llevaba más de media hora… iba a decir follando a mi mujer, pero no puedo, pues follársela lo que se dice follársela, todavía no se la había follado.

En realidad lo único que había hecho era meterle los dedos, comerle el coño y hacerle tener a mi mujer tres increíbles orgasmos. Aun ella no se había recuperado de ese orgasmo, tendida en el chaise longue como estaba, con las piernas abiertas y los brazos extendidos en cruz, cuando él se levantó pues seguía arrodillado y agarrándola por los pezones empezó a tirar de ellos hasta que la sentó. Siguió tirando de ellos e hizo que se levantara. Cuando la tuvo de pie, siempre halando de ellos, condujo a mi esposa hasta un mueble, así como una cómoda o aparador que hay bajo la carpa. Soltándole los pezones hizo que se diese la vuelta y empujándole la espada la apoyó en la encimera del mueble. Es decir mi mujer estaba de pié pero con el tronco apoyado en ese mueble. Le fue abriendo las piernas de tal modo que su coñito iba bajando hasta que estuvo a la altura de su polla. En ese momento se adelantó y empezó a restregar su más que erecta polla todo a lo largo del coño de mi mujer. La visión que tenía era perfecta, pues los tenía prácticamente delante y veía como el pollón del chico, un chaval de la misma edad que nuestro hijo mayor, iba abriendo los labios vaginales de ella y estos lo iban como abrazando. Debido a los jugos vaginales que soltaba, pues el coñito lo tenía empapado, la polla del susodicho estaba también más que mojada. De vez en cuando él se paraba y era ella la que moviendo el culo adelante y hacia atrás se auto clavaba el coño. Con ese jueguecito estuvieron un buen rato, pero llegó un momento en que ella metiendo el brazo derecho ente las piernas le agarraba la polla e intentaba metérsela para que el la penetrase. En ese momento él se retiraba y como bien se dice, la dejaba con las ganas.

Cuando ella se la soltaba, él volvía a lo mismo. Esto se lo hizo como tres o cuatro veces, lo que hacía que mi mujer se volviese loca. Llegó un momento en que ella ya no podía, supongo que aguantar más y esta vez al girar ella la cabeza pude leerle en los labios que le decía… 
– “fuck me... please... fuck me“, o sea "Fóllame ya... por favor, fóllame ya". 
Él todavía estuvo durante unos segundos restregándole la polla pero al cabo de ese tiempo se la fue metiendo muy lentamente. Le metía el glande y se la sacaba, luego el glande y un poco mas y así hasta que de golpe se la metió entera. Hasta los huevos…no era mucho rabo, así que Claudia no se vio intimidada por la clava de ese muchacho. Sin moverse se la tuvo dentro unos segundos hasta que empezó a bombearla primero despacio pero cada vez el ritmo de las embestidas era mayor. Hay que reconocer que el chico sabía cómo follarse a una mujer para darle placer pese a lo corta de su verga y su edad. Cuando notaba que mi mujer se iba a correr, se la sacaba entera de la raja durante unos segundos y volvía a metérsela primero despacio y luego cada vez más rápido. Eso lo hizo un montón de veces. Digo un montón porque así de pie contra el mueble se la estuvo follando más de veinte minutos… la cuenta de las veces del gesto. Mi mujer estaba al borde de la locura. A veces y también perdí la cuenta, el dejaba de bombearla, es decir se paraba y era ella la que movía sus caderas hacia delante y hacia atrás y cada vez más rápido se metía y se sacaba le polla del coño. Es decir que no era él, el que se la follaba, sino Claudia quien se lo follaba a él. Cuando era ella la que se movía y el chico notaba que mi mujer se iba a correr, se la sacaba y esperaba unos segundos hasta volvérsela a meter. Eso exasperaba a mi esposa llenándola de tensión sexual. Cuando se la sustraía, ella intentaba metérsela pero él se retiraba aun más. Así como he dicho antes un mogollón de veces.

Pasada como dije esos veinte minutos, mi mujer rompió a suplicar y volviendo la cabeza hacia el chico como entre pucheros le hablaba. No sé lo que le decía, pero el caso es que él le sacó la polla y sujetándola por la melenita le dio la vuelta poniéndola de frente a él. Ella en ese momento, sin dejar de suplicar, se abrazó a su cuello y le seguía hablando. Él la besó en la boca y vi que le decía algo. Acto seguido ella levantó su pierna izquierda, él le puso el brazo derecho por debajo de la rodilla y se la levantó todo lo que podía. Es decir, mi mujer estaba suplicando abrazada al cuello del chico, con una pierna apoyada en el suelo y la otra subida aguantada por debajo de la rodilla por él. La visión que yo tenía del coño de mi mujer era perfecta. Lo tenía totalmente abierto, los labios vaginales totalmente separados y totalmente empapados casi diría que chorreando de lo mojada que estaba. Él, sin mediar palabra, colocó la punta del ariete en la bocana del coño de Claudia…y de golpe. Nada de lentamente como siempre lo hizo, de golpe, se la metió de una tacada hasta los huevos. Disfrutar de la cara de mi mujer cuando se la metió de golpe era digno de sentir. Cuando la tuvo toda dentro, la sacaba solo unos centímetros y se la volvía a meter de golpe. Os digo que mi mujer no aguantó ni diez segundos. Quiero decir que a la quinta o sexta vez que el chico la empalaba de esa forma tuvo otro orgasmo bestial. La pierna que tenía apoyada en el suelo empezó a temblarle y se caía, por lo que él, con el brazo izquierdo la abrazó por la cintura para sujetarla sin que ella dejase de abrazarse a su cuello. De esta forma, sujetándola no paraba de bombearla mientras ella se corría como una auténtica ZORRA.

Cuando ella dejó de correrse, le bajó al pierna y volviéndola a coger por los pezones empezó a tirar se ellos no hacia adelante, sino hacia arriba, con lo que obligó a mi mujer a ponerse de puntillas. De esa forma y siempre tirando de ellos la fue llevando hacia el borde de cama. Ver a mi mujer con los ojos vidriosos, no sé si de placer o de dolor, con los brazos caídos, caminando de puntillas y mirando como el chico la arrastraba tirándole de los pezones, era surrealista. Mientras la iba llevando por los pezones él le iba hablando. A ella, yo podía leerle los labios, pues a pesar jadear, le entendía perfectamente que le decía… – "Yes... yes... yes". Una vez llegaron a la cama, él le soltó los pezones y se acostó apoyando la cabeza en la almohada dejando a mi mujer de pie. Estuvo mirándola así de pie como estaba durante un minuto más o menos. Pasado ese tiempo, le habló y mi mujer se abrió las piernas y empezó a acariciarse su coñito. Con una mano se lo abría y con la otra se lo acariciaba. Él le volvió a hablar y ella se puso a acariciarse el clítoris. Joder. Mi mujer se estaba masturbando delante del inglesito. Pasados más o menos cinco minutos, él volvió a decirle algo y ella dejó de masturbarse y con una amplia sonrisa en la boca gateando por encima de la cama se colocó entre las piernas del chico. Se inclinó y empezó a hacerle una mamada. 
En realidad lo que hacía era que manteniendo media polla dentro de la boca, con la mano se la masturbaba. Lo que hacía era mover y jugar con su lengua sobre el glande del chico, mientras que con la mano le hacía una paja. Para abreviar, os diré que arrodillada entre las piernas del chico y chupándole la polla, no estuvo más de cinco minutos, pues el joven entre jadeos y moviendo la pelvis metiendo más a fondo su polla en la boca de mi mujer se empezó a correr. Ella mientras se corría, seguía chupándosela. Yo no creía lo que estaba viendo… se estaba tragando la lefa del chico, pues era muy claro lo que estaba haciendo. Cuando él dejó de moverse pues ya se había vaciado, ella no dejaba de seguir chupándosela a pesar de que empezaba a ponerse flácida. En ese momento me dije… ¡menuda mamada le había hecho! El chico acercando la mano a la mesa de centro cogió su móvil. Le estaban llamando y se puso a hablar. Mi mujer poniendo como una cara de pícara, mirándole, empezó a chupársela de nuevo a pesar de que él la tenía totalmente flácida. Estuvo hablando como cinco minutos sin que mi mujer dejase de chupársela. Dejó el móvil sobre la mesilla de noche y se dispuso a disfrutar con lo que mi mujer le estaba haciendo. No lo vais a creer, pero a los cinco minutos ese semental tenía la polla ya dura y tiesa como si nada hubiese pasado. Entonces Claudia se levantó y se puso justo de pie encima de la polla del yogurín.




Se fue bajando hasta tocar con las rodillas en la cama, se la agarró con su mano derecha y sentándose sobre ella, se la metió entera dentro de su coñito. Así sentada sin levantarse, empezó a mover sus caderas hacia delante y hacia atrás restregándosela en su vagina completamente enterrada. De vez en cuando, echando los brazos hacia atrás, se apoyaba en los muslos del muchacho, instante que el aprovechaba para frotarle el clítoris. Otras veces apoyando las plantas de los pies en la cama, se ponía las manos en los muslos y bajándose, la montaba como galopando sobre ella. Yo sabía que esa era la postura preferida de mi esposa…eran muchos años de follarla así. Era la postura con la que más le gustaba echar un polvo. También sabía que cuando ella se inclinase y empezase a besar al chico, era la antesala del orgasmo. Para abreviar y no hacerlo eterno, os diré que mi mujer se estuvo follando en esa postura al guaperas inglés más de media hora sin darse descanso. En ningún momento paró de moverse con la polla de él dentro de su útero. 

Al cabo de ese tiempo, ella se inclinó sobre el pecho del adolescente y empezó a besarlo en la boca. Él le puso las manos en las nalgas y empezó a follarla a un ritmo frenético. La polla entraba y salía del coño de mi mujer entera y se la veía totalmente humedecida y brillante. Pasados unos segundos, la puta de mi esposa, sin dejar de besarlo, tuvo otro tremendo orgasmo. Sin dejar de moverse, le daban como espasmos fruto de las oleadas de delectación que estaba sintiendo. Él no paraba de meterle y sacarle su polla hasta que empezó a correrse también dentro del útero de mi querida esposa Claudia. La visión era la leche, nunca mejor utilizado…. Los dos se estaban corriendo casi al mismo tiempo, percibiendo las andanadas de esperma al tiempo que ella apretaba y soltaba sus músculos vaginales succionándole el cipote al chaval.

Cuando terminaron de correrse, ninguno de los dos se movía. Se quedaron abrazados como un par de minutos. Entonces, mi mujer se enderezó y levantándose muy lentamente se la fue sacando. Cuando la tuvo fuera, un chorrete de semen salió de su coñito y fue a caer sobre el vientre del muchacho y adheridos a sus labios vaginales había también como unos pequeños colgajos de semen similar al engrudo. Ella se pasó dos dedos por el coño para limpiárselos y se los metió en la boca a modo de degustación del manjar que le había inseminado. Luego, con esos dos mismos dedos, recogió el semen del vientre del chico e igualmente se los metió en la boca. Se estaba tragando lo que había salido de su coño. Pero la cosa no acaba aquí. Ella, retrasando su cuerpo, se inclinó sobre la polla del chico y se la empezó a lamer limpiándola de los restos de semen y de sus propios jugos vaginales. Cuando creyó que ya estaba totalmente limpia, le besó la puntita y adelantándose con una sonrisa de oreja a oreja le dio un beso en la boca. Saltó del chaise longue y cogiendo el camisón, desnuda como estaba mirando hacia atrás y moviendo el culo súper sexy se marcho al interior de la vivienda. De pronto fija la mirada hacia los arbustos donde me hallaba atrincherado todo el tiempo, creo que no me vio, pero no lo puedo asegurar…aparece una mueca por sonrisa y se pierde por el umbral de la cocina al jardín.

Cuando mi mujer entró, me quedé sin saber qué hacer, ni qué pensar. Entrar en casa estaba claro que no podía, pues la pillaría in fraganti en su infidelidad. Ir a la oficina, tampoco, pues ya eran más de las doce del mediodía. Al ver la hora en ese momento me percaté de que el inglés se había estado follando a mi mujer durante hora y media más o menos, por lo que decidí ir a dar un paseo y darles tiempo a que todo volviese a la normalidad. Mientras iba paseando, no dejaba de quitarme de la cabeza las escenas que durante todo ese tiempo había estado viendo. Lo que en realidad me inquietaba, no era que se hubiesen follado a mi mujer. Eso en realidad puede pasarle a cualquiera. Lo que me preocupaba el hecho de que había disfrutado viendo como otro hombre se la follaba. Me preocupaba porque me había gustado verlo…esa “infidelidad” cambiaría nuestra percepción de la nueva etapa sexual entre mi esposa y yo. Durante los siguientes diez días que Arthur estuvo en casa Claudia y yo no hicimos el amor, la tensión entre ambos se mostraba latente entre ambos sin querer dar el paso de comunicar lo que sentíamos…seguro que ella continuó follándose al yogurín y yo lejos de sentirme un consentido cornudo, me hallaba contento que ella tuviese un desahogo sexual adecuado a sus deseos. Una noche en nuestro dormitorio se comenté que sabía lo de Arthur y ella, y que no me importaba, pero me hubiera gustado que me lo dijese. Mi mujer se sintió avergonzada de no ser sincera conmigo y de haberme puesto los cuernos con el chico… 
– Cariño quiero compensarte por lo que te he hecho y quiero que sea una sorpresa… estoy seguro que lo vas a disfrutar mucho. Te prometo que será mucho mejor que lo que ha ocurrido con Arthur. Me quedé intrigado y a la espera de noticias.

Mi hermana quiere ser preñada por mi Marido, esa será mi compensación sin él saberlo. Son las 8 de la mañana, es Domingo, cojo en mi mano la polla de mi esposo, ¡¡Qué gorda la tiene el cabrón, como siempre!! Me encanta, eternamente he estado enamorada de la polla de mi marido, de la que dice le mide 22 cm de largo por 7 de ancho, sus huevos son dos gordos y colgantes bolas de derribo como los de un burro. Siempre tiene todos sus genitales completamente depilados, sin un solo pelo, esto me pone caliente como una perra solo con verla…cada día me he vuelto más adicta a sus folladas…tras 22 años aún no me he cansado de tenerlo encima o debajo follándome. Lamo todo el tronco de su falo con mi lengua de arriba abajo, escucho como despierta, gimiendo, dándome a entender que le encanta lo que le estoy haciendo… Me pone muy cachonda sentir como la polla de mi marido se endurece dentro de mi boca, creciendo entre mis dedos, joder, mi coño está completamente mojado en este momento. Lamo sus huevos, esto le encanta y a mí mucho más poniéndome frenética.
 Miro la expresión de su cara, veo como disfruta aún al descubrir que tiene sus ojos cubiertos por la venda que le he colocado antes, nos pone mucho usar esa venda negra de seda, no ver lo que está pasando, no ver nada mientras tu cuerpo es lamido por una lengua es algo que solo se puede vivir. Sonrío, tengo su polla en mi mano, tengo un huevo dentro de mi boca y miro a mi hermana Lucía, está sentada a mi lado, la expresión de su cara lo dice todo, le da asco que su hermanita pequeña esté mamando de esta forma la polla a mi marido, como si de una actriz porno de una película estuviese recreando…, sigo lamiendo todo el tronco de la polla con la punta de mi lengua, mirándola atentamente con mis ojos, jodiéndola, haciéndola saber lo puta que soy, lo guarra que soy con mi esposo ¡Si además supiera que me he tirado a un yogurín de 18 añitos! Y que mi esposo lo sabe.

Hoy está cabreada más que nunca, está jodida porque le he obligado a que se dejase depilar su coño del todo, le he depilado por completo su velludo pubis, me odia porque tiene ahora mismo su coño como cuando éramos adolescentes, siendo esto ridículo e inmoral para ella. Sigue teniendo la mentalidad retrógrada y casta en la que nos habían inculcado en casa, siempre me ha odiado porque he cambiado por completo desde que conocí al que ahora es mi marido, me he transformado, liberado, siendo ahora una chica NORMAL. Ha sido ella la que ha elegido su camino en esta vida, casándose virgen con un compañero funcionario, viviendo cómodamente la vida, chalet, coche de lujo, viajes todos los años pero no teniendo lo más importante… ¡Tener un hombre que te desee! Así es su vida, como me confesó todo hace tres días, pidiéndome ayuda, con 43 años y no pudiendo tener hijos porque su marido con más de 50 años ahora no puede… falta de esperma fértil y haciendo el amor con él una vez cada tres meses al estilo misionero y punto, no es muy halagüeño lo que los dos conocen, sin preliminares, sin sexo oral por ninguna de las dos partes, una vida sexual muy pobre como yo le digo…. Me ha pedido ayuda, llorando, después de haberse cabreado conmigo por tener celos porque he tenido dos varones y tres preciosas niñas en diez años, celosa por ver que las miradas cómplices que mi marido me echa en todo momento siguen siendo las mismas que desde el día que nos conocimos. Hoy me vengaré, es mi día, ahora ella se ha quedado horrorizada viendo como he escupido saliva en el glande de mi esposo, delante de ella, viéndome sonreír mientras le digo que se prepare con un gesto. Está muy violentada, lo sé, está jodida porque le he ordenado que se ponga a cuatro patas, en la posición del perrito… quiero que se porte como una puta perra de una vez y se desinhiba rompiendo los corchetes de su frigidez, siendo esto para ella una de las cosas más humillantes que una mujer pueda hacer, considerándolo ella una BAJEZA total siendo SODOMIZADA por un hombre, sin comentarios, ¡¿No crees?! Es lo que tiene la educación en una familia ultra católica.

Mi esposo tiene la polla preparada, tiesa como un mástil, agarro fuerte su polla y le obligo a levantarse, tirando de ella, obedeciéndome como un corderito. Coloco su glande en la raja del coño de mi hermana, él posa sus fuertes manos en el culazo gordo de su cuñadita, sin saberlo, a la que tanto critica desde hace años por su forma de vivir tan mojigata, sin llegar al odio. Me coloco a cuatro patas delante de la cara de Lucía, frente a frente, mirándonos, mi hermana está jodida a rabiar, sintiéndose humillada, siendo contemplada atentamente por su hermanita pequeña. Mi esposo coloca su polla en la raja del coño, mi hermana cierra sus ojos, un enorme gemido se escapa de su boca al sentir la dureza y grosor de la polla de mi chico, rozando su coño, sintiendo la polla de OTRO hombre que no es su marido tocando su coño, ahora recién depilado al cero por primera vez en su vida. Mi hermana abre los ojos, su mirada se ha transformado, tiene la expresión de una yonqui, drogada, notando como su coño se humedece, se excita sintiendo como mi hombre restriega toda su enorme polla recorriendo la raja de su coñito, sabiendo en este momento lo que son los preliminares, no siendo penetrada directamente como su marido lo hace cada tres meses, no puedo creerlo, mi hermana está corriéndose ya, por primera vez en su vida, sin haber sido penetrada, su mente explota, su sexo explota, los flujos de su coño han empapado el glande de mi marido, ¡¡Será guarra la tía!! ¡¿Dónde coño está la mujer CASTA que siempre ha sido?!

Mi esposo coloca su orondo glande en la entrada de la vagina de mi hermanita, Lucía abre del todo sus ojos, casi se le salen de las cuencas, mirándome, dándose cuenta de que su vagina va a ser penetrado por la polla de su odiado cuñado, sintiendo el enorme grosor del glande de esa polla que va a entrar dentro de ella, su vagina no para emanar flujos como si de un grifo mal cerrado se tratase, está lubricándose a toda prisa. Mi esposo intenta introducir centímetro a centímetro la cabeza de su polla en la vagina de Lucía, encontrándose que esta hoy, está cerrada, clavando un poco más, notando como su capullo va abriendo en dos la vagina, como un cuchillo de untar mantequilla, excitándolo mucho sintiendo esta sensación, como cuando desvirgó mi propio coño de novios a los 18 años recién cumplidos. El rostro de mi hermana no tiene descripción alguna, está paralizada por completo, sintiendo como el mostrenco de polla de mi esposo está partiendo en dos su conejo feliz dueño de un solo hombre, introduciéndose poco a poco dentro de ella, notando como su vagina está siendo desvirgada por segunda vez, sabiendo ahora que la verga de su marido es pequeña, delgada y pequeñita, lo está notando, se está corriendo de nuevo sintiendo esta nueva sensación, le mata que su cuñado esté haciendo fuerza empujando al fondo de su útero, sintiendo sus dos manos clavadas en sus nalgas totalmente sumisa…. ¡¡ Mi coño no te cuento como lo tengo!! He empapado todo el colchón de la cama, mi venganza ha sido recompensada, viendo la cara de mi hermana mayor… y mi desliz compensado a mi esposo.

Jerónimo está taladrando muy lentamente el coño de Lucía, gozándolo…, está notando que no solo la entrada de la vagina estaba muy prieta, está encontrándose como el tronco de su polla está abriendo en canal, centímetro a centímetro la vagina de mi hermana, dilatándola para siempre, disfrutando de esta maravillosa sensación que los hombres sienten en sus pollas al penetrar un coño o un culo que nunca han sido penetrados, adaptándose estos al grosor de su polla, como haciendo un molde a medida… Mi hermana sigue corriéndose, con la cabeza agachada, sintiendo como la polla sigue taladrándola por dentro, es más bien una corrida continua notando como una barra de carne gorda y caliente la abre en dos, para siempre, lo sabe, lo nota, lo siente. ¡Lucía no para de gritar, de gemir sintiendo esto! Mi chico está mosca, lleva una de sus manos a los pechos de Lucía, encontrándose que son pequeños, no mis 100 copa E que gasto, sabiendo en ese momento que NO soy yo, quedándose parado, teniendo solo 12 cm de estaca clavada dentro de ese coño, mirando hacia adelante sin ver nada, sin saber qué hacer, sigue teniendo su mano en la teta de mi hermana, Lucía sigue corriéndose, gimiendo al saber, notar que su cuñado le está apretando su casi virgen teta, el que nunca ha visto ni la luz en una playa en la que siempre ha usado bañador largo, el mismo que nunca ni su marido ha tocado ni lamido por considerarlo esto de depravados… porque él también ha sido educado de la misma forma retrógrada que nosotras lo habíamos sido, notando esta nueva sensación mientras que dentro de su coño tiene clavado el cipote enervado de mi macho con esa retorcida curva hacia arriba coronado por la vena dorsal más hinchada que nadie ha podido ver en una verga. Le quité la venda a mi esposo, se quedó de piedra al ver mis ojos al lado de los suyos, sonriéndole, pudiendo comprender que tenía su recio rabo dentro del coño de OTRA mujer pero no viendo quien era, volviendo su mirada a mis ojos, hinchándose su polla de todo involuntariamente al verle sonriente, feliz, siendo esta el primer trío MHM que estábamos haciendo, estando en nuestra cama, en nuestra casa, de esa forma.

Le besé, con RABIA, con DESEO, mordiendo fuerte con mis dientes sus labios, colocando mi boca en su oído, diciéndole que era el REGALO que tanto él ansiaba tener y probar… le dije que deseaba que penetrase ese coñito y que se corriese dentro de él con todas sus ganas hasta dejar sus cojones secos de lefa. Lucía comenzó a gemir, sintiendo como la polla de mi marido se hinchaba dentro de ella, de su coño, teniéndolo aprisionado por completo, escuchando esto de mi boca, sabiendo ahora su cuñado que tenía su polla dentro del coño de OTRA. Mi chico se quedó perplejo, pensó por un momento que era una prueba, un juego, su glande comenzó a endurecerse una burrada en el momento que puse su mano en mi coño, notándolo caliente, ardiente, empapado, siendo esto la PRUEBA de que aquello me excitaba y sobre todo, colocándome detrás de su precioso culo, empujándolo, dándole a mi semental la aceptación TOTAL a que continuase follando a mi hermana Lucía…le agarré sus preciosos y orondos huevos, se los masajeé para activarlos bien estimulándolos al máximo y que  produjeran la mayor cantidad de esperma posible, que suele ser mucha.  Mi hermana explotó, gritó, lloró, la polla de mi esposo estaba ahora enterándola en una zona donde nunca antes ni su marido había llegado, 12…,14... 16…18 y los 19 cm de duro tallo dentro de ella, mi hermana se cayó hacia delante, tenía su rostro en el colchón de la cama, su coño había sido desvirgado en la misma entrada de su útero, expandiéndolo del todo por la polla de mi esposo. Lucía notaba como no podía ni respirar, su coño se transformó en ese momento, sintiéndose clavada, empalada y perforada del todo teniéndola dentro sin moverse pero otra nueva sensación hizo que su mente explotase, hizo que su coño le lubricase como un volcán en erupción, disparando litros de flujo desde dentro de sus entrañas empapando toda la polla de mi esposo y sus mulos cuando extrajo el cipote para desahogar y…

…otra vez se la enterró a tope. Notó los gordos huevos de mi esposo rozando su culo teniéndolos detrás, sintiendo el enorme badajo colgante que pudo ver antes cuando yo se los lamí teniendo uno de ellos dentro de mi boca, en la boca de la guarra de su hermanita. Lucía estaba llorando, sollozando, corriéndose mientras se daba cuenta de que por primera vez de lo que es sentirse LLENA por completo por la polla de un tío, de porqué alimentaba la mente, la mirada morbosa de su cuñado cada día y lo peor, que se había corrido como nunca lo había hecho antes teniendo dentro de su coño casi virgen la polla de su propio cuñado…MI ESPOSO. El hombre se quedó de piedra al ver como el rostro de mi hermana se giró, mirando hacia atrás, mirándolo a él fijamente a sus ojos, descubriendo que tenía su polla clavada dentro de su estirada cuñada, viendo el rostro desencajado de mi hermana Lucía, quedándose a cuadros, mirándome a mí ahora como queriendo tener una respuesta ante tal acontecimiento. Vio mi sonrisa, escuchó alucinado como le decía que mi hermana me había pedido ayuda porque quería quedar preñada y que su casto marido no podía, pude ver en su mirada el fuego del morbo al decirle que quería que se corriese dentro de ella, en el coño de Lucía… 
Me coloqué delante de mi hermana, sentada hacia ella, con mis piernas abiertas, dejándole ver a mi hermana como mi coño depilado al cero como el suyo era masturbado por mis dedos, mirando y  sonriendo a mi marido, escuchando a mi hermana decirme que era una GUARRA por estar sentada de esa forma y más por masturbar mi coño, cosa que ella siempre ha considerado de PUTAS. La miré a sus ojos, sonreí, ella era hoy la guarra, hoy era ella la que estaba a cuatro patas, teniendo dentro de su coño la polla de mi esposo, no la del suyo, siendo ella la INFIEL, siendo su cuñado la que la iba a follar con una polla que ella jamás soñó tener dentro de su útero… una verga que la iba a inseminar a base de bien, PREÑÁNDOLA. Viendo a mi hermana comprendí que dentro de cada mujer a una puta que desea ser follada y preñada por un macho. Solo se me ocurrió una cosa, decirle…

– ¡¿Me lo DICES o me lo CUENTAS?! Ella comprendió en ese instante lo que quería decir, se calló, yo tenía toda la razón… – Cari, fóllate a mi hermana como tú sabes, que sepa lo que es FOLLAR de una puta vez teniendo una buena polla dentro de su coñito casi virgen
Mi hermana se puso roja como un tomate al escuchar estas palabras, sintiéndose avergonzada, escuchando a su hermanita pequeña decir tal cosa, viendo la sonrisa que mi cara le mostraba. 
– ¡Hermanita, no te vas a creer la cantidad de leche que ese par de cojones pueden llegar a fabricar! Le dije para que se preparase a un llenado total de su útero.

Mi esposo no lo dudo más, vio mi cara, mi sonrisa, su niña mala, clavó toda su polla en el coño de mi hermana Lucía y comenzó a bombear toda su polla dentro de ella, una tras otra, con dureza, con firmeza, haciendo que mi hermana sintiese como toda su polla rozaba las paredes de su vagina, sintiéndose completamente penetrada por la polla más grande que nunca pudo imaginar… 25 minutos de follada bestial, con RABIA de mi marido penetrando a su odiada cuñada, disfrutando por CASTIGAR de esta forma a la puta envidiosa funcionaria de la vida buena de mi hermana, mirándome a mí a mi cara, sonriendo los dos, follándola entre los dos, siendo UNO en ese momento los dos, golpeando con sus huevos el trasero de Lucía una y otra vez, escuchando todo el edificio los enormes gritos, gemidos de mi hermana corriéndose una y otra vez, sintiendo como la polla dura de mi esposo se le clavaba hasta llegar a su mente, a su cabeza con el capullo en el mismo útero. Mi hermana no pudo controlar lo que su mente estaba experimentando, después de más de veinte orgasmos logró llegar al ORGASMO de su vida, era la primera vez que sentía esto, su coño se dilató del todo, su mente se quedó en blanco, solo notaba como el glande de mi esposo tocaba una y otra vez el final de la pared de su vagina acertando siempre en su diana, en la diana de su útero donde reposaría todo el esperma.

Miré a mi marido, me reí pensando ahora quien era la guarra, estaba a punto de correrme viendo como mi hermanita mayor había tenido el primer gran orgasmo de su vida teniendo la polla de mi esposo dentro, aquello me puso a cien, a mil por hora, mi esposo comprendió lo que yo quería ahora que hiciese, alenté que lo hiciese, cogiendo la melena rubia de mi hermana Lucía y enterrándola directamente en mi coño mojado, viendo mi marido la expresión de mi rostro al sentir la nariz de mi propia hermana tocando la raja de mi coño. Mi esposo no pudo contenerse más, la visión de mi rostro siendo mi coño tocado por otra chica, como tanto ansió ver en estos años no tenía precio…. Mi esposo se corrió en ese momento, vació sus cargados testículos dentro del coño de mi hermana, Lucía abrió sus ojos en ese momento, solo pudo ver mi pelvis, supo que su cara estaba tocando y oliendo mi coño mientras su vagina era llenada hasta el extremo de la mayor cantidad de esperma caliente nunca antes sintió dentro de ella… 
Jero se hubo abstenido durante tres días solo para tener los huevos bien llenos, por petición mía. Lucía estaba siendo bombeada sin cesar la polla de su cuñado en su interior más profundo, ella gemía y gritaba de placer o dolor, poco importaba, lo trascendente era que mi hombre se portara como el buen semental que es. Observé la cara de mi marido, y como comenzaba a eyacular dentro de mi hermana, el gesto de ella no era para menos percibiendo los aldabonazos de lefa en su mismo útero. El macho la sujetó bien del culo para que no escapase y la apuntilló a fondo rugiendo como un animal herido…el rugido de cuando mi hombre me llena a placer. La inseminación es un momento álgido que todas las hembras deseamos en mayor o menor medida… y mi hermana lo deseaba con pasión. Él continuó clavando y eyaculando cinco, seis y hasta ocho lechazos en cada pollazo que le suministró para acabar. Quise ser mala, apreté con mis manos la cabeza de Lucía contra mi pubis, ella supo lo que en ese momento le estaba obligando a hacer, sacó su lengua de su boca y comenzó a lamer todo mi coño, siendo la más puta de todas… pero que decir si su propio cuñado se acababa de correr dentro de ella, quiso agradecer de alguna forma este regalo a su hermana, quedándose atónita al comprobar que el sabor y el olor a coño familiar y mojado…
 

Ese aroma de su propia hermana le gustaba, sintiéndose mal al pensarlo pero lamiendo a todo meter como solo un perro hace. Mi esposo siguió follando el coño de mi hermana Lucía. Siguió corriéndose varias veces disparando esperma dentro de ese coño por su gordo glande, exprimiendo sus huevos para asegurarse de castigar al máximo a su odiada cuñada jodiéndola y PREÑÁNDOLA estando cabreado. La clavaba a fondo mirándome a los ojos con inquina. Yo me corrí mientras la punta de la lengua de la casta de mi hermana rozaba mi clítoris hinchado, vacié mis flujos en su boca, apretando su cabeza contra mi coño, obligando a mi hermanita a que me comiese todos mis jugos, convirtiéndola en la más ZORRA del mundo en ese momento. Los tres nos quedamos exhaustos. La misma cita la tuvimos al día siguiente y al otro más antes de pasar ese momento fértil de Lucía.  Al cabo de 15 días mi hermana me confirmó que estaba preñada. No me extraña, no por la virilidad de mi marido que también, es que la muy ahora ZORRA quiso asegurarse de quedar preñada, follando con nosotros todos los días, durante una semana, día y noche, en nuestra casa aprovechando que su maridito estaba de visita en casa de sus padres porque los tenía algo pachuchos, mi hermana esa semana se convirtió en nuestra PERRA… La de los dos, porque acabé yo misma follando su coño teniendo un vibrador colocado en un arnés en mi cintura mientras mi marido le daba sus huevos a lamer. Han pasado otros 15 días, mi hermana Lucía está preñada de un mes y está pensado dejar a su marido, ¡Para alucinar! Se ha venido con nosotros, duerme con nosotros y seguimos FOLLANDO todos juntos cada día. Comprendo el MORBO que tiene para mi chico el follar a una chica que está preñada y más si sabe que la panza se la ha hecho el mismo. A mí no paró de follarme en todos mis preñados hasta 20 días antes de parir.

Durante las largas temporadas que mi cuñado se ausenta de casa, mi hermana se viene a vivir con nosotros…donde caben siete cabe otra más. Quien mejor se lo pasa es mi esposo que ahora tiene a dos hembras dispuestos para follar nuestros coños… uno tras otro comprobando lo que él ya había experimentado en su juventud con otras de sus EX, que el olor, sabor del coño de dos hermanas es el MISMO, esto te sobre excita hasta máximos nunca vividos. Mi hermana se ha transformado, ahora es una ZORRA que ansía comerse la polla de mi marido, de lamerla de igual forma lasciva como yo lo hago. No le dejo hacerlo, primero le castigo obligándole a lamer todo mi coño mientras mira a mi marido, me encanta ser MALA, como mi esposo. Es increíble el poder masturbar mi coño, viendo como la hija de perra preñada de 26 semanas de mi hermana Lucía, con ese enorme bombo, cabalga la polla de mi marido, sabiendo por fin lo que es ser penetrada, deseada por una buena polla larga y recia, aventada en mil batallas dentro de ti. Teníais que ver la cara de mi familia al nacer su bebé, clavado a mi esposo, todo el mundo callado. Creo que mi desliz con Arthur estaba más que compensado y Jero me lo agradecía con largas e increíbles folladas interminables…nada que ver la verga de mi esposo con la ese chico por muy bien que la utilizara.

Hemos tenido que trasladarnos a una casa a las afueras de la ciudad, el piso de 140 m2era demasiado pequeño, más pensando en que mi hermana Lucía anda de nuevo caliente, quiere tener otro niño, vuelve a despertar a mi marido lamiendo su polla, siendo guarra, la guarra que todo marido desea tener en su cama, en su casa.  Finalmente se ha separado de su marido y se ha instalado definitivamente con nosotros, es nuestra nueva “Toygirl”…. Lo que no sea haga por una hermana… Por la FAMILIA…. ¡¿No?! Tendríais que ver la cara de mi esposo al vernos depilar los coños una a la otra, mirándolo, viendo el empitonamiento de su polla mientras lo hacemos, siendo malas, riendo, sabiendo que eso lo jode a morir subiéndole la testosterona. En la intimidad del aseo, se desviste para que nos acompañe en esa locura teniendo a su esposa y cuñada en pelotas… lo bueno de ello es que utilizamos su polla para localizar el más mínimo pelo que haya quedado sin depilar, refregamos su polla por nuestros pubis para comprobar si el estado de nuestra depilación es la óptima… Siempre se corre, no se contiene, llena nuestros recién depilados coños de esperma, es incluible. Luego refregamos nuestros coños con su semen, lo usamos como CREMA. Después nos regala el gusto de hacer la comida para los 8 de la familia, mientras nosotras nos tocamos nuestros coñitos, besándonos, mirándonos, sonriendo. Como NO regalar esto a mi esposo si él durante años me ha regalado por nuestro aniversario el haber sido penetrada por la polla de OTRO, de un desconocido, teniendo solo esto para mí, recibiendo solo yo este PLACER que no tiene precio, haciéndome sentir mal por no atreverme a regalar lo mismo entregándole el coño de otra chica por miedo, por CELOS de que se enamorase de ella, de perderlo. Con mi hermana es distinto, todo queda en FAMILIA, más ahora que tiene un niño de mi esposo y está preñada del segundo, ¿no crees? ¿Compartirías a tu marido, con tu hermana, si esto NO hace peligrar tu relación?

************************

De vacaciones en Tarragona, nos fuimos a la playa, Claudia y yo con las dos pequeñas y el mayor, Samuel…los otros dos se quedaron con Lucía en el piso. Era al mediodía y apenas había gente. El caso es que cuando mi esposa se sacó la ropa y quedó en bikini, noté que mi chico se quedaba mirando a su madre como un bobo, más bien de una forma descarada. No dije nada, porque a mí esta situación me excitó al momento (siempre me ha excitado la idea de ver a mi mujer coqueteando con otro, ya sea por foto, Cam o real, aunque antes nunca se me ha complacido esta fantasía, ahora desde lo del inglesito y el regalo de follarme a Lucía todo ha cambiado en nuestra relación, quedando más abierta…incluso dentro de la familia cercana). Nos fuimos al agua, y allí constaté que el chico seguía mirando. Yo, excitado como estaba, no dejaba de manosear a mi hembra en el agua, y hasta llegué a penetrarla, con un poco de resistencia por parte de ella al tener a los niños en la playa a pocos metros. Todo esto en mi esperanza de que mi chaval se diera cuenta de lo que estábamos haciendo su madre y yo, y estuviera disfrutando del espectáculo. ¡Aquello me ponía los huevos duros!

Salimos, y el chico se había puesto boca abajo. Quise pensar que era porque la erección que debía tener ya era más que evidente. En ese momento ya no miraba a su madre, en especial a sus tremendas tetas, pero estaba seguro que volvería a hacerlo en cuanto se tranquilizara un poco. Y así fue. Al rato se dio la vuelta y volvió a mirarla. Mi mujer se había quitado la parte de arriba del bikini para tomar el sol, con la confianza que da estar en familia sin mirones por los alrededores… se había colocado boca arriba y se había puesto una de gafitas de plástico casi opacas para tomar el sol. Por los movimientos acompasados de sus pechos, me pareció que se había quedado dormida. El caso es que el Samuel no paraba de mirarla, y forzaba su posición sentado para intentar admirar las tetas de su madre, ya que le quedaban ocultos tras la bolsa de mimbre que llevábamos. Ante tal insistencia, quise ser generoso, y aparté la bolsa para que la viera sin restricciones en toda su plenitud, las ubres que le dieron de mamar, (usa una 100E, o sea que imaginaba el espectáculo). Tras esto le miré, le dediqué una amplia sonrisa que él me devolvió, asintió con la cabeza y se colocó cómoda y descaradamente sentado en nuestra dirección para mirarla sin problemas, con las piernas flexionadas y abiertas, enseñándome el notable bulto que le había producido ese regalito mío. Yo también estaba excitadísimo, y no tuve más remedio que ponerme boca abajo para intentar paliar el dolor presionando contra el suelo. Yo no hacía más que mirarle a él, cómo se acariciaba ocasionalmente por encima del bañador, y a ella, e imaginarme todo lo que podía estar pasando por su cabeza de un adolescente salido como mi hijo.

El culmen llegó cuando me hizo un gesto, cogió su teléfono móvil y me dedicó una sonrisa inocente y señaló a su madre… le entendí enseguida. Quería sacarle una foto, y asentí con la cabeza. Me aparté totalmente para que ella saliera sola en las fotos. Y observé la escena. Mi polla estaba a punto de explotar de la excitación, y se me ocurrió elevar la temperatura un grado más. Rezando para que mi mujer estuviera realmente dormida, le indiqué con una seña que se acercara para sacar fotos de más de cerca, de cuerpo entero y desde enfrente. El pobre se quedó helado en ese momento, miró como su propio padre permitía tener esa desinhibición tan abierta…, se levantó como pudo y se plantó delante de mi mujer, le sacó unas cuantas fotos (no sé cuantas, pues yo solo podía mirar el bulto que sobresalía presionando totalmente el bañador de mi hijo) y enseguida fue corriendo a su toalla sobre la arena. Se sentó tal como estaba antes, y no dejó de pasar las fotos en su móvil mientras se apretaba fuerte el paquete, mirándome y dedicándome amplias sonrisas que más que de agradecimiento eran de puro vicio. Yo hice lo mío, que fue tumbarme boca abajo y presionar fuerte mi cadera contra el suelo. Así pasó la tarde, mi mujer al rato se puso boca abajo. Luego tomamos el sol con las niñas y Samuel y la mayor de las niñas se fueron. Ni nos dijimos nada, ni nos miramos a la cara mi hijo y yo, ni nada para despedirnos. 
Esa noche tuve una sesión de sexo fantástica con mi esposa… por la excitación que tenía de imaginarme a mi chaval haciendo lo propio con su madre, siendo yo el mejor espectador de la fornicación filial. Seguro que tendría una buena erección recordando el cuerpo de mi hembra, captado en las fotos, o simplemente masturbándose como un loco a la vez que las veía. Desde entonces, y ya han pasado un par semanas y la excitación no se ha disipado ni un ápice… he tenido unas fabulosas sesiones de sexo apasionadas y salvajes con Claudia…ya sea acompañado por ella o solo, masturbándome imaginando a mi hijo follándose a su madre. El caso es que un día lo comenté con Claudia recordando lo que pasó con el chico inglés y lo mucho que le gustan los jovencitos. Mi mujer no puso objeción si lo hablábamos con Samuel, acordando que todo quedaría en casa. En una conversación relajada entre adultos quedó claro que a mi hijo le gustaba la idea de follar con su madre, a Claudia le ponía cachonda la idea de hacérselo con su hijo mayor…cada día más salida con los yogurines…, y finalmente yo veía en todo ello una renovación de nuestra sexualidad familiar, introduciendo a un nuevo miembro al círculo familiar como una preciosa salida a la monotonía a la que nos habían arrastrado esos 22 años de matrimonio. Lo lógico es tener una paridad en las relaciones, y con Samuel se completaba entre su madre, Lucía y yo….

Quedamos en hacerlo cuando los otros cuatro chicos no estuvieran en casa. Debo apuntar que no es mi primer trío, es el cuarto, y es la sexta verga que me penetra en menos de un año, pero la verdad es hasta ahora la que más me ha gustado, en los tríos anteriores lo he pasado bien, me han hecho cosas ricas pero ninguno de los “Toys” me agrada físicamente y anímicamente tanto como con mi hijo y su padre… la apetitosa experiencia. Samuel ya pasa de los 18 años y se acerca a los 19, mide más de 180 y tiene un cuerpo delgado y fibroso… es guapo y atractivo, y aunque esté mal que lo diga su madre, el chico tiene un buen polvo. Desde un principio hubo mucha empatía entre los tres compartiendo un buen rato de relax, unas copitas, y por supuesto dejamos los problemas normales de todas las familias, en donde nos apoyamos mutuamente tanto moral como económicamente. Dentro de los muchos temas que se pueden tocar con tu marido, hace algún tiempo, más de un año, le comenté a Jero de los deseos de entrar en el mundo swinger, de verme con otro hombre, algo que para esos días él rechazaba enfáticamente… con los meses ha ido cambiando y cuando volvimos a hablar del tema se limitó a comentar que eso era algo que él no desaprobaba del todo…y que cada cual era libre de hacerlo si le gustaba. Nos apuntamos a un Club y no hemos hecho asiduos formando cuartetos, pero lo mejor lo  gozamos en casa con el trío de MHM con Lucía. En cuanto a lo de Samuel, no se volvió a tocar hasta este verano… mi esposo me recordó lo del chico inglés en la piscina. Lo vi agazapado y sin querer violentarlo lo comentamos tranquilamente cuando se produjo el momento adecuado. La propuesta de hacer un trío con mi hijo mayor y él no me cogió por sorpresa pero tampoco la esperaba tan inminente. 






La atracción con mi hijo Samuel es mutua y evidente desde su despertar sexual, Jero lo sabe hace tiempo, y aunque algunas veces estamos a solas muchas veces y permanecemos a solas charlando y tomado el desayuno o un café durante largos ratos de sobremesa, él nunca tratado de sobrepasar los límites de un hijo con su madre. Como les contaba ya he tenido experiencias con otros hombres después de haber ingresado en este increíble mundo de los tríos y cuartetos Swinger, pero la verdad, la idea de estar con Samuel siempre me rondaba la cabeza, mi esposo lo sabía y tras los días de playa lo comentábamos. Así que un día en una de nuestras charlas con Jero llegamos a la conclusión que había llegado el momento de “comernos” a nuestro hijo Samuel. No había opción, tocaba proponérselo de frente, de cómo reaccionaría era algo que nos producía muchos interrogantes. El día había llegado, hoy o nunca. Samuel llegó a casa por la tarde después de estar con sus amigos… lo recibimos en nuestra oficina de casa, charlamos un rato los tres de temas intrascendentes, en algún momento se presentó algo que Jero tuvo que atender en casa y se ausentó de la oficina. Habíamos quedado solos, el seguía hablando de cosas a las que yo solo respondía con monosílabos, mi corazón latía más rápido y mi chochito se calentaba, la verdad no le prestaba atención, solo estaba esperando para dar el zarpazo y proponerle a mi querido hijo el “sucio” plan. En algún momento la charla pasó por el tema del sexo a lo que yo me dije “ahora”, le pregunté si recordaba lo que me había propuesto su padre de estar con otro hombre, el me dijo que sí, que lo recordaba. Fue entonces cuando le dije…

– Pues he decidido aceptarle la propuesta, quiero estar con otro hombre…. El se quedó pasmado y solo atinó a responder con un “aja”, seguí con mi ataque… – E imaginas que ya tengo un candidato, nuevamente “aja”.

El me miraba de forma desconcertada, no podía creer que yo le estuviera diciendo eso, me imagino que pensaría “como su propia madre si es toda una señora casada y respetable está dispuesta a hacer una cosa de esas” (si supiera mi hijo que su querida mamá y papá ya he hecho de la suyas y siguen haciéndolas). Después del “aja” y de salir un poco del asombro por fin atino a decirme…

– ¿Quién es el candidato, si se puede saber? 
Sin dejar de mirarlo a los ojos, con mi corazón latiendo a toda marcha, mi vagina caliente de zorra y mi voz algo entrecortada le respondí…

– ¡Tú hijo, tú eres mi candidato!

¡Plop! Después de asimilar el “golpe” y retomando su habitual compostura me respondió… – Pues de una vez te digo mamá que sí, no sé cómo me sentiré estando papá en esa situación, pero sí, y siguió diciéndome. – Tú sabes que me gustas mucho, te he imaginado muchas veces desnuda y en otras tantas te he hecho el amor.

Para mí la respuesta no podía ser mejor, me sentí halagada y por supuesto mi vagina no fue indiferente… dejó escapar algo de fluido lubricante. Fue entonces cuando sonó el móvil de Samuel, no podía ser más oportuno, ya le había echado el cuento y no sabía si la conversación podía tomar un rumbo indeseado. Respondió la llamada, era algo que requería de su presencia. Me ofreció disculpas por tener que salir tan precipitadamente. Las cosas siguieron su curso normal, la única diferencia es que yo andaba con calentura todo el tiempo, y mi mente fantaseaba. Samuel no volvió a sacar el tema y yo seguí con mi vida normal. El lunes en la mañana y después de organizar las cosas para buscar un espacio de tiempo en nuestras labores decidimos con Jero que el mejor día era el miércoles en la tarde, se lo dijimos a nuestro hijo y se lo propusimos e inmediatamente aceptó. Samuel llegó muy puntual a la 16:30, hacía esfuerzos por ocultar los nervios pero le era imposible, cruzamos alguna palabras de temas triviales pero el parecía no estar presente, contestaba con monosílabos, pidió prestado el baño, regresó un poco más relajado, fue entonces cuando tocamos el tema del sexo y por qué pensábamos hacer esto, le dijimos que era puro sexo y diversión… y que esto no tenía porque cambiar nuestro estatus familiar, que igual él podía seguir sus amistades y que eso no implicaba tener sexo de manera continuada, solo acordada. 
Puestas las cartas sobre la mesa, le contamos nuestra afición por las fotos y que algunas veces lo hacíamos en sitios prohibidos o públicos, Jero le dijo que si quería ver algunas a lo que inmediatamente dijo que sí. Fue entonces cuando yo me retiré y los dejé embelesados viendo las fotos de nuestras aventuras Swinger. Hace unos días Jero Hizo una compra de juguetes sexuales entre los que se encontraba un Camisón negro y no lo había estrenado, pues este era el momento. En la soledad de mi habitación me desnudé, me miré en el espejo, me imaginé todo lo que estaba por pasar, mi chochete se calentaba y palpitaba mientras cuidadosamente me ponía mi Camisón nuevo con unas medias que me regaló Jero y unos zapatos rojos. Mi corazón estaba a mil, por fin iba a estar con mi hombre especial a quien deseaba hace tiempo.

Samuel y Jero seguían absortos mirando las fotos, ellos estaban de espaldas a la puerta y no se percataron que yo me aproximaba hacia ellos, cuando notaron mi presencia yo estaba de pie junto a Samuel, se giró a mirar. Los ojos casi se le salen, e inmediatamente metió sus manos entre mis piernas, algo más arriba de las rodillas y comenzó a acariciarme entrando pronto en situación, como si no fuese su madre. Jero solo miraba. Samuel se puso de pie y nos besamos muy apasionados, era algo que deseábamos hace tiempo los dos… no era el típico beso de saludo entre una madre y su hijo, pese a que siempre lo hacíamos en la boca, ahora era completamente diferente, sus labios y su forma de besar me parecieron deliciosos, me acarició las tetas carnosas que un día le alimentaron…, bajó su mano hasta mi vagina y la acarició por encima de las bragas. Yo no podía ser indiferente quería sentir, saber que había debajo de ese jean, también bajé mi mano y pude sentir ese enorme bulto, lo palpé lo recorrí de abajo hacia arriba, mi coño estaba hirviendo y húmedo listo para recibir al invitado. Mientras, su padre nos seguía observando y tomando algunas fotos. Fue entonces cuando Samuel dijo que por qué no pasábamos a la habitación que él en la sala se sentía incomodo y nervioso pues la cortina es de velo y podrían vernos desde la calle. Jero y yo estábamos bien allí en la sala, y aunque no lo habíamos planeado si pensábamos alargar un poco el juego allí en ese lugar antes de pasar a la habitación, pero en este caso había que darle gusto a nuestro hijo…nuestro nuevo “Toyboy”, así pues que vamos pa’la cama. Jero se retrasó un poco, tal vez haciéndose con algo de bebida. En días pasados Jero dijo que no pensaba tomar fotos en esta ocasión pero yo le insistí en que lo hiciera. Me senté en la cama con mi excitante camisón y pude ver que algo de humedad ya había traspasado la tela de mis bragas… Samuel me empujó y se acostó a mi lado, él aún vestido, me besó apasionadamente metiendo su lengua en mi boca en pugna con la mía, bajo mi camisón dejando mis tetas al aire, las acarició y muy rápidamente, bajó su mano hasta mi chochito, hizo a las bragas a un lado y palpó mi humedad con sus dedos sin introducirlos.

Sus dedos me penetraban muy ricamente, como queriendo comprobar mi grado de calentura, solo se me escapo un leve gemido que por supuesto el escucho ya que no dejaba de besarme. De un momento a otro se detuvo, se puso de pie y por supuesto yo también me incorporé quedando sentada en la cama, Samuel estaba muy cerca de mí, el cinturón de su pantalón a la altura de mi boca, podía ver el bulto, el plato que me iba a comer, y si la cena está servida pues comamos. Sin más espera y con la ayuda de él desabroché su cinturón, el botón, la cremallera, bajé el pantalón, todavía me faltaba un obstáculo, su bóxer azul, con prisa los bajé y por fin… ahí estaba lo que tanto había deseado por años, no me defraudó para nada, era un verga preciosa, no muy grande de unos 18 cm y gruesa sin exagerar, y una bella cabeza, (la de Jero es más gruesa y un poco más larga) pero de tal palo tal astilla y pronto superará a su padre. Por fin ¡mía!, la tomé con mi mano… y a la boca. Que delicia, la mamaba con todo mi gusto, como hacía mucho tiempo no lo hacía, estaba embelesada cuando subí los ojos y note que mi esposo estaba allí, la verdad no se hacía cuanto tiempo, me detuve y lo mire a los ojos como la niña que es pillada comiéndose el postre prohibido, el me sonrió, traía la cámara en la mano y al parecer ya había tomado algunas fotos. Ese momento lo aprovechó mi hijo para desnudarse por completo…, él ignoró totalmente a su padre. Me volvió a tender sobre la cama, se acostó sobre mí, me besaba como loco y sus manos subían y bajaban por todo mi cuerpo, yo lo disfrutaba mucho, me gustaba, sentir su piel sobre la mía, se detuvo estando arrodillado entre mis piernas me quitó las bragas, apuntó su verga hacia mi chochito y se dispuso a clavarme, cuando vi sus intenciones lo detuve… 
– ¿Ya me vas a clavar?

Respondió que Sí, la verdad me pareció un poco rápido para la clavada pues estoy acostumbrada tener más juegos antes de que me penetren, pero en fin es un adolescente y como tal impetuoso por probar a su madre… comámonos el postre de una vez. Mi hijo se hallaba muy deseoso de metérmela y lo tuve que detener un poco para enseñarle a dosificar… no quería que se vaciara tan rápido, pues aunque mi chochito se moja con la suma facilidad con chicos tan jóvenes, eso no es suficiente y tengo que usar un lubricante para acondicionar mi estrecho coñito a tan bastas pollas. Buscamos el lubricante en la mesa de noche, con la ayuda de Jero, quién se había limitado a mirar y tomar fotos. Así todo listo, chochito lubricado acostada boca arriba y con las piernas en lo alto totalmente despatarrada, mi hijo se acercó y muy lentamente pero sin detenerse me introdujo todos sus 18 cm de un solo envión… ¡¡Hasta los mismos huevos… fue delicioso!! Me transporté a otro planeta, a partir de ese momento empezó un delicioso mete y saca muy suave, definitivamente la mejor yogurín que me he comido era mi propio hijo mayor. Algunos pensarán que omití el momento de ponerle el condón pero no, Samuel me estaba follando así como decimos los españoles “a pelo” piel a piel…al natural. Yo no dejaba de gemir con cada embate, el me subía las piernas, después me las bajaba y me seguía clavando, siempre estando yo boca arriba. Después de unos tres o cuatro minutos así entonces decidí que era hora de pasar al ataque….

– ¡Cómele el coño a tu mami! Le dije mientras el aún estaba clavándome.

Muy obediente mi hijo se deslizó hacia abajo y empezó a darme lengua en el conejito hambriento…, carajo que cosa más rica, yo mientras me frotaba mi clítoris, pero yo no estaba conforme quería más así que le dije que se acostara bocarriba, me ubiqué a sus pies y empecé a subir con mi lengua desde sus rodillas, cuando llegué a su polla me di un banquete lamiéndole desde las bolas hasta la punta en reiteradas ocasiones y algunas veces terminaba mi recorrido introduciéndome su cipote hasta lo más profundo de mi garganta y casi sintiendo arcadas, el solo emitía algunos sonidos guturales cuando sentía su verga en el fondo de mi boca, eso me hacía sentir feliz, pero la verdad es que yo solo estaba preparando el terreno para mi ataque final. Todo aquello en presencia de mi esposo y padre de la criatura, tomando fotos y videos de lo acontecido. Ahora yo cobraría esa mamada, después de metérmela por última vez hasta lo más profundo que pude y notando la gran excitación, empecé mi recorrido de lengua hacia su ombligo, su pecho, sus tetillas, ahí me enteré que le fascinaba que le besaran los pezones, su cuello, su boca, y cuando menos lo esperaba… y tal vez esperando que me volviera a meter su verga en mi chochito que ese momento estaba rozando su rígido falo, fue cuando en dos tiempos me desplacé con su cuerpo entre mis piernas y quedé sentada en su boca. Ahora yo me estaba cobrando la mamada. No sé qué pensaría ni si le gustaba, pero no dijo nada y yo estaba feliz. 
El empezó a darme fuerte con la lengua, a introducirla en mi vagina y yo a tocarme la pepita con mi mano. Fue cuando bajé un poco de mi nube y vi a Jero, estaba desnudo, con la cámara en una mano y la verga en la otra con una tremenda erección, yo disfrutaba de mi refriega de coño, y cuando se cansaba le insistía en que no se detuviera, pero ahora era más bueno. Samuel me daba lengua sin cesar, no muy experimentado pero sabroso… yo me tocaba el clítoris y al tiempo miraba como el padre se masturbaba y me daba de mamar. Aquello era insólito, pues el que primero reventó increíblemente, fue Jero. Se sentó clavó ante mi cara, y no aguantó más dejando escapar toda la leche que tenia acumulada hacia días, el disparo me llegó desde la boca al cuello y a mi cabello…, de inmediato me la metió en la boca y se la mamé al tiempo que eyaculaba largos y espesos chorros de lefa. Me lleno la boca a rebosar y tras limpiarle bien el glande succionando el último borbotón, jugué con su néctar y me lo tragué haciendo ver a mi hijo lo puta que podía ser su madre. Yo casi al tiempo y viéndome dominante de estos dos machos también estallé en un formidable e increíble orgasmo en la boca de mi hijo. Esto tampoco lo sabía mi hijo…cómo puede correrse una hembra con grandes chorros.

Pobrecito mi Samuel…, cuando estoy en esa posición por alcanzar mi orgasmo, pierdo el control y aprieto fuertemente mis piernas contra la cara del hombre, al tiempo que refriego mi chochito contra su boca, era algo que hasta el momento solo había hecho con mi esposo, para que se beba toda mi corrida. Estando Jero y yo satisfechos pues solo tocaba atender al chico nuevo… con gusto estaba dispuesta a hacerlo. Retiré mi chochito de su boca, escurría me imagino que saliva y los flujos de mi orgasmo, me desplacé hasta que mi chumino sintió nuevamente su verga y sin pensarlo me la metí hasta el fondo, otra vez esos deliciosos 18 recios y palpitantes centímetros de verga adentro. Samuel gimió de placer y por supuesto yo también, otra vez dentro de mí, sin condón piel a piel notando cada terminación nerviosa de mis paredes vaginales electrizarme, y el candor de su dura polla en mi útero. Él empezó un lento bombeo y al estar arrodillada a horcajadas, solo me limité a levantar un poco mi cuerpo para permitirle que el impusiera el ritmo y profundidad con el que quería clavarme, ¡Wauw que exquisito polvo!  Primero lento y profundo, después un poco más rápido, y para terminar los tres espasmos finales con los que los hombres alcanzan sus orgasmos, y en los que introducen su verga hasta lo más profundo… jadeaba de satisfacción y cansancio, yo no había tenido otro orgasmo pero la clavada me encantó, Jero miraba y ya estaba empalmado otra vez, y lo mejor fue sentir el esténtor de mi chico soltando todo el aire de una bocanada al mismo tiempo que eyaculaba… noté el primer chorro y el segundo grueso y largo de leche espesa, se estampó contra mi cérvix un tercero y cuatro aldabonazo.

A cada lechada me daba un pollazo profundo para que su lefa se quedara en lo más honde del coño de su madre… por instinto animal la metía bien hasta aplastar sus testículos con mi vulva, con intención de preñarme… cuando me levanté un poco más, había dejado de sentir los chorros de leche, y más calmado vi el momento de extraerla de mi coño. Cuando su verga salió de mi cueva pude ver como escurría su rico semen. Ahora un poco de relax, nos acostamos los tres en la cama, Jero ya había ubicado la cámara en un lugar estratégico y como ésta viene con un sistema de control remoto es muy práctica para estas ocasiones. Tomamos un refresco, reímos, abrí mi mesa de noche y le mostré a Samuel los juguetes que tengo, consoladores, bolitas y otros más. Esto nos dio tema para un rato. Samuel dijo que él se sentía incomodo estando desnudo en esa situación, así que se puso su bóxer, mientras Jero no dejaba de acariciarme y de meter sus dedos en mi chochito lleno de la leche de su propio hijo. Eso ya lo tenía excitado, yo aceptaba sus caricias pero no estaba caliente ni excitada, más bien estaba enfriándome, pues nuestro apartamento no es nada cálido y en Madrid estar en Camisón más de 15 minutos sin realizar ninguna actividad es una acto de heroísmo, así es que me pareció que ya estaba bien y era hora de aterrizar en la realidad, pero mi esposo tenía otros planes, cuando le dije que me iba a vestir…

– No, yo quiero jugar otro ratico.
Y en un tono muy cordial pero firme me ordenó que se la mamará a Samuel, bueno, eso tampoco es que me disgustara, pues manos a la obra o a la tranca filial de nuestro hijo. Bajé sus bóxer y su hermosa verga se encontraba en reposo, engrosada pero sin erección…, mi tarea era reanimarla y eso es algo que me fascina hacer, me puse a cuatro patas estando Samuel acostado boca arriba y comencé mi tarea de reanimación, no fue difícil, muy rápidamente empecé a sentir que se iba llenando mi boca, pero no era lo único que sentía, Jero estaba detrás de mi metiéndome la lengua por mi culito y en ocasiones hacia un recorrido desde mi conejo hasta mi botoncito anal, donde imagino saboreaba mi flujo revuelto con la lechita de Samuel, era delicioso…. La verga de Samuel ya estaba en todo su esplendor y yo me daba un banquete, de un momento a otro sentí que algo que no era una lengua rondaba mi culito, pues el padre del invitado, sin más ni más se disponía a follarme con una buena clavada desde atrás…, eso es algo que disfruto mucho, pues me encanta que me follen como a una perra. No obstante, en los momentos iníciales de la penetración de ese mostrenco son un poco dolorosos, él lo sabe y por eso lo hace lentamente. Efectivamente su verga empezó a entrar muy paulatinamente produciéndome gozo, mientras yo seguía sin soltar la verga de Samuel y aunque emitía mis quejidos no la sacaba de mi boca, sabía lo que me esperaba, poco a poco la fue metiendo en mi culito, pero de un momento a otro se detuvo, la sacó y sentí un alivio. Por ahora me había salvado, fue entonces cuando Jero me dio una nueva orden… 
– ¡Clávate en la verga de Samuel!

(Si todas las órdenes que hay que cumplir en esta vida fueran así…) no había terminado de decirlo cuando a horcajadas y dándole la espalda a Samuel de un solo golpe me la metí toda y hasta el fondo en mi coño. No soy de las que les gusta mucho el mete y saca, prefiero sentir las vergas muy adentro y refregarme contra el cuerpo del macho que me folla mientras me toco el clítoris, esta posición en especial me gusta porque tengo todo el control. Ya con la rica verga de Samuel metida hasta el fondo, sin dejar ni un milímetro por fuera, o como se dice vulgarmente “hasta los huevos”, entonces Jero me puso su verga en mi boca obligándome a tragarla hasta la garganta, me sentía bien, era toda una puta, una perra como me dice mi esposo cuando me quiere ver bien PUTA. Disfrutaba de estas dos vergas. Fue entonces cuando Jero se retiró para captar este momento con su cámara de video, yo gozaba y aullaba como una loba trataba de que la verga de Samuel entrará más pero era imposible todo ese banquete ya estaba adentro, me tocaba el clítoris con frenesí y me refregaba contra su cuerpo con desesperación, había perdido el control por completo, estallé en un orgasmo monumental, gemía como loca, mi cuerpo no dejaba de contraerse, fue realmente algo delicioso, si Samuel se había corrido o no, no me importaba en tanto notara su mástil rígido dentro de mi coño…, yo estaba en lo mío disfrutando el que en ese momento era mi macho semental. Ya completamente satisfecha me levanté un poco y entonces la verga de Samuel salió de mi chochito escurriendo leche y pude darme cuenta que el orgasmo lo habíamos alcanzado los dos al mismo tiempo.




– Y ¿¡Jero!? Mierrr… 

Otra vez lo había olvidado, vi que estaba dejando la cámara encima de la mesa de noche, había gravado todo y tenía una erección monumental. Nuevamente me dio una orden, que me acostara boca arriba y abriera las piernas, como su perra que soy lo obedecí mi chochito escurría leche de Samuel, poco le importó, entonces se aproximó hacia mí y me la metió de un solo golpe hasta el fondo causándome algo de dolor pues la tiene muy gruesa…, lo notó pero pareció no importarle, simplemente me clavó, me dio unas buenas embestidas que al momento ya disfrutaba, no tardó mucho en correrse de lo excitado que se encontraba. La eyaculación volvió a ser abundante para completar de llenar de esperma mi conejito. Ahora estaba bien llena de la lefa de estos dos machos que me habían hecho pasar tan buen rato y no sería el último. A mi hermana tampoco la abandonamos, todo lo contrario, ahora que se había unido un nuevo macho a nuestro círculo vicioso familiar…, mi hermana y yo disponíamos de dos sementales que nos llenaban a raudales casi a diario de rico esperma. Como ya dije antes, Lucía se encontraba de nuevo preñada de unas 18 semanas de Jero, pero eso no impedía que se la siguiera follando, ahora también Samuel se unió a nuestra manutención orgásmica… pero en mayor medida me follaban a mí como siempre… a pelo sin condón, eso podía tener y tuvo las consecuencias imaginadas… 

Uno de los dos machos me PREÑÓ. Al fin y al cabo la misión que nos ha encomendado el Señor es… ¡FORNICAR Y ENGENDRAR! Darle nuevos miembros al rebaño de nuestra comunidad. No vamos a determinar quién es el fecundador, pues en realidad a todos nos da lo mismo, solo podía decir que en la colectividad religiosa a la que pertenecemos, estaban muy contentos con mi sexto hijo y el segundo de mi hermana. Como todos los domingos por la tarde asistíamos a la iglesia con nuestros seis hijos, y ambas panzonas bien preñadas de nuestros sementales, recibiendo la enhorabuena por parte de todos los miembros. Por entonces nos planteamos no tener más hijos, creímos que ocho y a nuestra edad pasando de los cuarenta habíamos aportado miembros suficientes al rebaño del Señor. Enseguida le tocaría follar y parir como conejas a la siguiente generación… nuestras hijas, empezando por la mayor que ya entra en los 16 añitos y según nos ha comentado…está preparada para formar parte de las engendradoras de la congregación. Aún no ha encontrado a su semental, con lo guapa y buen tipo que tiene, no le faltarán pretendientes para PREÑARLA.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas más populares de la semana