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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Disfrutando a Carmina... La amiga de mi madre




SEGUNDA VISITA AL CAMPING NUDISTA. 

Después de la primera visita de Carmina al camping nudista con su amiga, no podía quitarse de la cabeza todas las imágenes que había visto y las experiencias que había vivido. Como nos teníamos mucha confianza nos lo comentó. Mi madre y yo mostramos mucho interés en acompañarla a ese lugar en las próximas vacaciones, aunque lógicamente no contó todo, solo por encima, en parte porque supuso que no le creeríamos y por otro lado, por si nos escandalizamos demasiado, aunque sabía que nosotros habíamos ido en muchas ocasiones a playas nudistas, pero no tenían nada que ver con ese camping, así que prefirió dejar que nos fuéramos sorprendiendo de lo que íbamos a ver, sin que tuviéramos una idea premeditada de lo que allí había. Como somos madre e hijo bastante independientes en principio pensamos que sería raro, pero nada más lejos de la realidad. Sobre el mediodía llegamos los tres, nos acomodamos en una de las cabañas de madera y lo que más les sorprendió fue la cantidad de jóvenes que andaban por allí, por lo que les dije…

— Este parece ser un lugar ideal para que vengan familias con sus hijos, porque aquí los dejan en libertad sin problemas y los papás están muy tranquilos.

— Así es, los padres no temen por sus hijos y les dejan mucha libertad.
Estábamos sentados fuera de la cabaña y era un continuo desfile de grupitos de chicas y chicos de todas las edades me tenían absorto, veía como pasaban delante de mí jovencitas de largas piernas, con más culo, con menos, con más tetas o con los pezones incipientes, unas con el pubis rasurado, otras con más vello púbico, con menos, pero todas preciosas, sin que mis ojos dieran a basto a tanto ir y venir. No faltaban también sus padres y abuelos, pero en ellos me fijaba menos, por lo que mi madre me comentó…
  ¡Como te estás poniendo eh! Menudo desfile de coñitos jóvenes…
Pues tú no te quedas atrás, que ya me he fijado como miras a los chavales. Sobre todo los que portan unas buenas pijas
Como para no mirarlos, si algunos van hasta con la polla empalmada, jajaja. Intervino Carmina Ya os dije que esto era una especie de paraíso (Y lo que le faltaba por ver) Bueno, yo me voy a ir a dar una ducha a los vestuarios, dijo Carmina.
Te acompaño, añadió mi madre, así dejamos a mi hijo aquí que siga disfrutando.
Al llegar, en una de las cabinas, estaba un chico con tres chicas jovencitas de su misma edad o algo menos, con las mujeres es difícil calcular su edad… una de ellas se la estaba chupando mientras las otras miraban, y mi madre, sorprendida, pero sin poder ocultar una nerviosa sonrisa morbosa, me dijo…
¿Has visto eso?, pero si son unos críos y mira lo que están haciendo.
Bueno, mujer, déjalos... no son sus primeras experiencias, ya están bien creciditos. Lo que pasa es que aquí todo se ve al hacerlo sin ocultarse. Hoy día los jóvenes follan mucho más que nosotras a su edad… sobre todo estos universitarios.
Ya veo, me parece que me esperan muchas sorpresas aquí.
Al terminar de ducharnos, nos fuimos, sin que mamá reparara en otras escenas de las duchas, que a Carmina le resultaban ya familiares, pero ella, en su inocencia, no había acabado de fijarse en como alguna abuela duchaba a su nieto y en cómo les hacían una masturbación en toda regla con mamada incluida. Era bastante común aprovechar la ducha de la tarde noche para relajar a sus nietos con pajotes o mamadas completas tragándose la rica leche adolescente. Yo sabía que ella no estaba acostumbrada a estas cosas pese a que tuviese relaciones sexuales con su hijo desde hacía la tira de tiempo, pero yo era un adulto con 42 años, la diferencia era sustancial, así que ni nos imaginábamos que pudiera pasar… y volvían a la cabaña. En la entrada seguía yo viendo el espectáculo de ir y venir de cuerpecitos sugestivos, ahora hablando con otro hombre mayor con el que pronto congenié…, ellas se entretuvieron por el camino, seguía mi conversación…
Que delicia de niñas.
Algunas no son tan niñas, ya pasan de los 20 años. Están en la edad perfecta para tener esos cuerpos tan maravillosos. Fíjate en aquella, con esas tetas en punta y esas piernas interminables, parece una diosa con esos ojos tan azules. Se parece bastante a una de mis nietas…si supiera los gustos del abuelo me dejarían de hablar o ¡Se acostarían conmigo! Jajaja.
Son un encanto a estas edades y tienen algo especial. A mí la verdad, que últimamente cada vez me atraen más. Cuando las veo por la calle, con esa ropa tan provocativa, no puedo evitar mirarlas, aunque ya no disimulo cuando voy con otra mujer, antes cuando estaba casado si disimulaba con mi mujer para que no se diera cuenta, pero creo que algo se debe notar, porque a veces que me quedaba mirando como tonto y hasta alguna vez se me ha puesto dura.
Claro, hombre, esos nos pasa a todos, sobre todo al llegar a nuestra edad, estas nenas nos parecen de una belleza irresistible, añadido a eso que llaman la crisis de los cuarenta…
Desde luego, mira, el otro día iba en el autobús sentado al lado de una de estas, con una minifaldita cortita y las piernas cruzadas, y una camiseta dejando ver unos preciosos pechos, y yo no podía dejar de mirarla. No sé cómo puede aguantarme sin acariciarla esos muslos tan hermosos que daban ganas de comérselos a besos.
Uff, no me extraña, son toda una tentación, pero no tenías que haberte aguantado y podías haber intentado algo. Yo sé que muchas se ponen al lado de hombres mayores porque las gusta que las acaricien y los provocan, aunque hay otras, que lo hacen esperando sacar algo también, ya me entiendes. Yo mismo, en alguna ocasión, pude acariciarlas bien y manoseárselo todo sin que ellas protestaran ni dijeran nada, pero eso fue hace años, antes de que viniera aquí.
¿Quieres decir que aquí tienes oportunidad de hacer eso?
Eso y más. Se nota que eres nuevo. Ya lo irás viendo. Ven a mi cabaña, te invito a tomar algo allí. Y allí se nos fuimos los dos, pasando todo esto.
Nos sentamos en la mesa de afuera a beber unos botes de cerveza que sacó mi nuevo amigo y al lado de su cabaña estaba instalada una familia alemana, con la que tenía bastante amistad de años de convivencia en el camping, y una de las hijas se sentó al lado de nosotros aceptando la invitación de una cerveza que le había hecho Luis, mi nuevo amigo. Y yo no pude dejar de mirar esas piernas de piel morena y brillante de la chiquilla, que cruzadas una sobre la otra alcanzaban su máximo esplendor, se llamaba Sandra y le  preguntó…
¿A ti te dejan beber cerveza?
 Sí, si me invita el señor y a mí me gusta bastante. Diciéndome el señor al oído.
Tú déjala que beba, ya verás que caliente se pone. Dentro de un rato empieza a acariciarle las piernas y métela mano sin miedo, es un chiquilla muy cariñosa con las amistades…
Al cabo de un rato con mis dudas y cruzando mi mirada con la de ella, me atreví a poner su mano sobre esos muslos que tanto deseaba, pasando mi mano por ellos ante la sonrisa pícara de la chica, que se dejaba hacer.
Qué piel más suave tienes. 
Los tiene muy ricos, a mi me encanta sobárselos, dijo Luis.
Y poniéndonos uno a cada lado, le mandamos abrir las piernas, pudiendo contemplar una preciosa vagina con unos finos pelos circundando la rajita que ya empezaba a abrirse humedecida. Ante aquella maravilla solo me quedó una opción…pasar los dedos por la abertura, hasta que entró fácilmente en ella uno de los dedos, por lo que Luis espetó… me asombró lo fácil que aquella adolescente se entregaba a un desconocido como yo.
Anda, vamos dentro, que estaremos más tranquilos.
¿No dirá nada a sus padres?
No, qué va... por ellos no hay problema, ya hemos estado todos juntos aquí más de una alguna vez. Nos conocemos desde hace cinco años, cuando ella aun no tenía la regla…, y desde entonces ha visto de todo gozando con nosotros en los últimos años... a los 18 se ponen el diu... ¡Y les encanta follar con hombres maduros!

Ya dentro de la cabaña, la excitación era máxima… m
e acerqué a ella y la besé apasionadamente. Comencé a acariciarla, recorría cada milímetro de su cuerpo con mi mano derecha, mientras la izquierda sostenía su cabeza y mi lengua chocaba con la suya, frenéticamente. Sus pezones se estremecían cada vez que los rozaba, su vientre se tensaba, y finalmente llegué a su vagina… mojada, caliente y dispuesta a recibirme.

Sandra, me abrazaba con firmeza apretando muy fuerte cuando mis dedos rozaban su clítoris, como podía dejaba salir sus gemidos, dado que no paraba de besarla. Dejé su boca, para ir recorriendo su cuello con mis labios y lengua, fui bajando muy lentamente (ni yo, ahora, puedo creer la parsimonia que tuve en ese momento), me entretuve en su ombligo, provocándole algunos espasmos. Para cuando llegué a su vulva, esta estaba más mojada que sus jugos inundaron mi boca, y su clítoris vibraba al roce de mi lengua, mejor dicho… era toda ella quien vibraba. Sandra se retorcía de placer, gemía descontroladamente, me pedía que no me detuviera, comenzó a insultarme por provocarle tal goce… al llegar al orgasmo, me retire para verla, sabía que ese espectáculo era digno de ver y no quería perdérmelo. Y ahí me quedé mirándola, extasiado, quería fijar ese momento en mis retinas. Debían haber transcurrido casi media hora desde nuestro encuentro en el porche de la cabaña. Automáticamente me acorde de mi madre y Carmina… ¿Qué hora era?, Estarían por llegar…miré el reloj, todavía era temprano… no había problema… y sin decir nada, me recosté junto a Sandra, quien en ese momento giró acomodándose encima de mí. Me beso casi con furia y simultáneamente comenzó a refregar su vulva en mi endurecido cipote… Estaba muy húmeda, producto del orgasmo y mi saliva, caliente, dispuesta y entregada al placer que le proporcionaría un maduro cuarentón…
Oh, Dios, esto nunca me había pasado, no voy a poder aguantarme sin correrme.
Aguanta un poco, que luego te la tienes que follar.
¿También podré hacer eso?
Claro, no la vas a dejar a la cría sin disfrutar, después de lo que te está haciendo por ti.
Si, pero primero déjame chuparle ese coño que tiene una pinta exquisita.
¡Cómo lo sabes!, es un auténtico manjar.

Me embriagó pasar la lengua por los rincones más profundos que podía de esa delicia que se le ofrecía y que nunca había probado algo así…mis sobrinas siempre habían sido mayores que ella cuando me las follé por primera vez. Aquel chochito sabía delicioso, empecé a jugar con mi lengua en su monte de Venus, para después bajar más abajo y chuparle su rajita, lamerla con gusto, sorbía la humedad de su coñito con mi lengua, recorría de arriba abajo su raja, con la yema de los dedos, acariciaba en círculos su clítoris, su cueva olía a excitación. Seguidamente, subí hasta el vientre, el cual besé, después acaricié su ombligo con mi lengua y bajé nuevamente hacia su monte de Venus trazando una línea con la saliva de mi lengua. A continuación, la giré y agarré con mis manos las nalgas, las juntaba y las separaba, introduciendo mi dedo índice entre ellas para recorrerla, le daba suaves mordiscos, arrastrando mis dientes por las nalgas, después colé mi lengua entre sus cachas, para terminar nuevamente en su coñito, bajo y subo varias veces más. La giro nuevamente y empiezo a besar y lamer sus muslos, sorbiendo su piel dándole pequeños mordiscos que la hacen gemir, después desciendo de sus sabrosos muslos hacia sus pies donde le dedico tiempo a cada uno de sus dedos que chupo y beso alternativamente.
Tras esto, subo nuevamente, Sandra separa sus labios mayores y yo empiezo a jugar con su sobresaliente clítoris, arquea su cuerpo, y mientras le chupo, introduzco dos dedos en su ya mojada vagina, los muevo a su ritmo, ella me presiona con sus manos, para que no pare, mi lengua hurgaba la entrada de su coñito. Pasado unos minutos, ella no aguanta más y se produjo el estallido de sus jugos en mi boca, yo seguí lamiendo, sin parar, Sandra tenía cara de satisfacción, la beso en su vientre, en sus tetitas y finalmente en los pezones que succiono y mamo con devoción. Tras un implas, ella agarró con fuerza mi polla erecta, yo estaba boca arriba sobre la cama, me besó y lamió el pecho, jugando con mis tetillas, después, ella llevó mis testículos a su boca y empezó a jugar con ellos con su lengua…, sonreía maliciosamente, hasta que con su mano dirigió mi cipote hacia su cavidad bucal, se lo metió un poco, moviendo su boca arriba y abajo del glande, hasta que se dejó caer por completó, y se metió toda la extensión que pudo hasta el galillo. La nena empezó a moverse con fuerza, haciendo llegar mi verga a la garganta una y otra vez…, me incorporé un poco, y clavó sus manos en sus nalgas, parecía poseída por el placer, estaba gozando y haciéndome gozar. Tras un tiempo así, la cogí y la puse boca arriba en la cama, ahora era yo el que estaba encima, agarré mi polla, y se la introduje en la boca, y empecé a follarme esa cavidad, ella solo tragaba y tragaba… pero de pronto oigo a Luis decirme…
—No te olvides que la te tienes que follar también… viéndome que me iba a correr rápido.
— Sí, Quiero que me folles, dijo la cría.  Rómpeme el coñito a ver si eres capaz con esa buena polla española… La deseo tener bien dentro y muy dura todo el tiempo…mucho tiempo ¡Vamos dale y clávamela…! ¡Fóllame duro! Puedes vaciar toda la leche de tus huevos en el fondo de mi coñito sin miedo! ¡Quiero comprobar lo hábil que eres para preñarme! Continuo la niña desafiante.


Y cuando ya no pude más casi a punto de correrme realicé un coitus interruptus…, no lo pensé y le puse la verga en erección en la boca de su conejito, dejándome entusiasmado con la forma de mamar de aquella preciosidad, que parecía querer devorársela con cada lametón. Pero ahora había llegado el segundo momento glorioso…el de introducir mi polla en esa chorreante vaginita que parecía abrazar mi tranca según se iba introduciendo poco a poco, como con miedo que el buen tamaño pudiera hacer daño a la nena. La chiquilla hacía rato que no paraba de gemir, habiendo llegado al orgasmo con los juegos previos. Sus palabras eran el detonante para que mi verga empezara a recobrar vida dentro de su angosto coñito, y en esa posición comencé a ingresar en su ajustada rajita. Viendo como entraba y salía mi polla del coño de la nena, no me podía creer lo que estaba ocurriendo…disfrutaba como nunca en su vida. No sé cuanto iba a poder aguantar sin correrme sin pensar en nada más, con sus manos apretaba mi culo hacia ella queriendo más, aceleré, follándome bestialmente su útero. Sentí que estaba en las nubes. Ese calor era increíble.
El ritmo majestuoso se sincronizaba con el de su cadera que me acompañaba. Me rodeó con sus piernas, y brazos. Yo seguía con mis empujones cada vez más profundos, hechizado por la pasión de la nena que me abrazaba muy fuerte y llegó a un nuevo orgasmo, el cual me provoca que aceleré mis movimientos de penetración, ya eran con locura… se siente el golpe de nuestra piel, y nuestros jugos. Me abraza otra vez con mucha fuerza atrayéndome dentro de su coño. Y dicho esto abrió todo lo que pudo sus piernas y por mi parte la perforaba con suavidad, aun sin ser virgen, tampoco follaba desde hacia tiempo sin haberlo hecho muchas veces dada su extrema juventud. 
Nos movíamos  acompasadamente desde un ritmo suave al principio y algo más rápido en esos momentos… buscaba que llegáramos a corrernos los dos a la vez… llenándole su vagina de semen. Arrecié mis embestidas, notaba como su vagina aprisionaba mi verga de venas hinchadas, percibiendo cada pliegue de sus estrechas paredes en mi sensible glande, y de pronto me amorré a sus labios cuando siento como estallo dentro de ella llenándola de lefa, pero al momento me doy cuenta que podría preñarla…, miro con preocupación a mi amigo, se percibe de mi desasosiego casi sin solución más que terminar llenándola chorro a chorro…
No te preocupes, que toman sus medidas para que no haya ningún problema de preñarlas...
Menos mal, porque no puedo aguantarme más sin correrme dentro, por el placer tan increíble que se siente. ¡Joder ya me estoy corriendo! La clavo a fondo para deslecharme a gusto.
—Sí lléname el coñito de leche ¡No pares cabrón…! ¡Cuánta tienes! ¡Sí joder, cómo la siento en mi vagina llenándose!
Aprieto fuerte poniendo mi capullo en lo más hondo de su vaginita y comienzo a correrme como un toro desbocado berreado al sentirme aliviado de descargar mi abundante lechada que chorro a chorro rellena a la niña, cuyo coñito es incapaz de contener todo, saliendo por entre la polla y sus labios a cada movimiento gran cantidad de líquido pues sin duda, fue para mí como entrar en el paraíso, teniendo la corrida más salvaje que haya tenido en toda mi vida. Permanecí encima de ella y con la polla dentro bastante rato con la cabeza atolondrada del gustazo de dopamina que me inyectó en el cuerpo aquel polvo. Note como su vulva, se estremecía y se convulsionaba con pequeñas contracciones y acercándole su cabeza hacia mi pecho, la cobijé como si fura mi hija desvalida… permanecimos así, un buen rato. Después nos incorporamos riéndonos los tres del escándalo que habíamos montado comentando los momentos anteriores y fuimos a ducharnos. Si en la cama, momentos antes habíamos follado como locos y había alcanzado una eyaculación tan salvaje que creí haber vaciado para siempre los testículos, lo que me pasó en la ducha, supero con creces lo anterior. Nos besamos, nos enjabonamos y estuvimos jugando con nuestros sexos, hasta que no pudiendo más, le introduje de nuevo la verga en su chochito compartiéndolo con Luis, allí dentro de la ducha los tres, con el agua cayendo sobre nuestras cabezas, besándonos…una vez que nos corrimos los dos, él en su coño y yo en su boca nos marchamos a la cabaña. Allí dejamos a la niña en espera de la vuelta de sus padres como si hubiese pasado nada, tomando un refresco y jugando con el móvil.
Pues cuando te folles a su hermana, va a ser lo máximo.
¡Dios! ¿Pero su hermana también folla?
Sí, claro, empezó el año pasado y según me dijo ella yo fui el primero y fue algo increíble, vamos, que no aguanté casi nada dentro de ella. Aunque que para mí ya estaba estrenada por papá
Pues eso será otro día, porque ésta me ha dejado sin nada ya, y mi madre estará preguntándose donde estoy. Con tanto entretenimiento en este camping, lo mismo piensa que a la he abandonado.
Está bien, bueno amigo mío, ya nos vemos. Ha sido un placer conocerte. Haremos muchas cosas.
Regresé a la cabaña donde estaba mi madre y Carmina, todavía confundido por lo que acababa de pasar, sin saber muy bien que decirle cuando me preguntó al llegar…
Es que estuve con un tipo que he conocido en la cabaña del fondo, se llama Luis y es muy simpático. Me invitó a tomar algo y estoy algo mareado, tapándome con una toalla mis genitales para que su madre no notara nada raro después de la sesión de sexo.
Ya te veo. Estás un poco raro. ¡¿Seguro que estás bien…?!
Carmina imaginándose lo que había pasado conociendo al tal Luis, intentó echarme una mano.
Déjalo mujer, tiene que adaptarse a este lugar… conocer gente y relacionarse.
Al día siguiente, después de desayunar, Carmina vio pasar a uno de los chicos que había conocido la vez anterior y los saludó muy efusivamente, lo que entrañó a mi madre y a mí también pero menos después de lo de Sandra.
¿Conocías a ese chico?
Si, de la vez anterior.
Ah, es que como lo vi tan joven, me extrañaba.
Mira, aquí todo el mundo se relaciona sin importar la edad y sin problemas de ningún tipo ¿Verdad Fernando?
— Eso parece Carmina, eso mismo me contó Luis…
Es que era un descarado. Mientras estaba hablando contigo, se estaba tocando y se le puso dura ¿Te fijaste? Y la verdad que el chico no estaba mal armado.
Jajaja, claro, se estaría acordando de la otra vez y tendrá ganas…
¿Qué quieres decir, que tuviste algo con él?
Sí, te lo voy a confesar ahora que ya estáis aquí…, relacionarse libremente es una de las ventajas de este sitio. Te puedes liar con quien quieras sin que nadie te diga nada…desde los más viejos a los más jóvenes. ¡Yo te aconsejo que empieces con uno jovencito! Para viejo ya tienes a tu hijo, que sinceramente no sé si nos querrá follar con la cantidad de nenas que hay por aquí.
¿Cómo puede ser eso?, no me lo puedo creer. O sea, que yo también me puedo llegar a follar cualquiera… y con esos yogurines que aún no han salido de la adolescencia…
Si quieres sí, además, no me digas que no tienes ganas, mujer. Es obvio que Fernando te da lo tuyo y te lo pasas muy bien con tu hijo, pero probar un yogurín como esos, no tiene precio y quizás sea una de las últimas oportunidades que te dé la vida… ¡No creo que tu hijo se oponga a eso!
Yo me mantenía impasible ante la conversación, aunque no paraban de mirarme ante cada afirmación de Carmina buscando mi complicidad al saber por mi actitud que yo ya sabía de qué iba el tema en aquel camping tras haber probado las mieles de alguna niña. Mi madre me miraba y yo apoyaba lo que Carmina decía. De pronto se quedó meditando sus deseos antes de expresarlos, por si yo me los tomaba a mal.
— Anda Sara dile lo que piensas, tú hijo es mucho más abierto de lo que piensas…
Bueno ganas claro que tengo, pero nunca pude imaginar que pudiera tener oportunidad.
Mira, luego vamos a ir tú y yo solas por la playa a dar un paseo, a ver lo que hay. Será muy fácil.
Me dijeron que se marchaban al paseo prometido por la playa y que luego nos veíamos. Paseando por la orilla, sus miradas se cruzaban con los demás, mi madre le comentó a su amiga que los que más les miraban eran los más jovencitos, lo que llegó a ponerla un poco nerviosa. Había de todas las edades con buenas pollas
Oye, ¿Por qué nos miran así? ¿Se me nota mucho que soy nueva aquí?
— No mujer, es porque están esperando que les digamos algo. Ellos saben que las maduritas como nosotras les buscan para divertirse un rato. Nos ven como carne fácil con una gran necesidad de macho, y como somos muy experimentadas saben lo mucho que pueden obtener si nos sometemos a sus pollazos… Los hombres son muy simples, solo desean dos cosas… Meterla en un coño caliente y mojado, y después Correrse dentro para aventar su lefa. Y eso hasta dos veces al día.
No me puedo creer todo lo que me estás contando, pero me estoy excitando muchísimo. ¡¿De veras que aquí se folla tanto, libremente y con muchachos tan jóvenes?!
Por supuesto…solo que la mayoría prefiere follar sin condón. Ya imaginas cuantas hembras han salido preñadas de este camping… Mira, vamos a hablar con aquellos chicos que están allí sentados, los de las barbitas a lo hípster.
Al acercarnos a ellos, ya clavaron su mirada en nosotras y yo tuve que provocarles un poco.
¿Os gusta lo que veis chicos… o solo estáis por aquí para tomar el sol?
Sí, mucho, están muy macizas, señoras.
Pues vosotros no estáis nada mal tampoco, se nota que hacéis mucho deporte con esos cuerpos.
Mientras tanto, mi madre ya estaba toda avergonzada por la conversación y no sabía que decir, pero al sentarse al lado de ellos, no podía apartar la mirada de sus pollas en erección que mostraban orgullosos ante las damas, así que Carmina decidió echar mano de la que tenía más cerca iniciando un suave meneo, e indicando a mi madre que hiciera lo mismo con otro. Mamá, sin terminar de decidirse, mirando alrededor por si alguien las veía, agarró la del chico que tenía a su lado, acariciándosela de arriba abajo, notando como aumentaba todavía más de tamaño. Su excitación ya no tenía marcha atrás, movía arriba y abajo el prepucio, luego fue la otra mano la que masajeaba las pelotas del chaval. Aquello duró un rato, porque la tentación era demasiado grande y el tallo del chico sobresalía de su base unos 17 cm que no estaban mal. Así que dejándose llevar, agachándose se la introdujo en la boca, arrancándole los primeros gemidos con sus lametones, centrándose ya completamente en lo que estaba haciendo sin importarle si la veían tener sexo con un adolescente que podría ser su nieto. Las dos se pusieron en lo mismo… Así es como lo contó mi madre.
“…Al principio me miraba con cara suplicante, pero al ver que tiraba con fuerza de su rabo y liberaba su glande del prepucio, su rostro se transformó en una mueca de placer contenido. Me he acercado un poco, para que primero notara mi aliento sobre esa magnífica polla. Mirándole a los ojos, le he dado un lametón en el capullo. He visto que eso le gustaba. No me he aguantado más y me la he metido entera en la boca. Noté como estaba de dilatada, de dura, de deliciosa. Poco a poco me la he ido sacando de la boca, arrastrando mis labios por el pedazo de mástil que tenía ante mis ojos. Mi lengua se ha entretenido en su glande, rojo e hinchado como pocos he visto. He vuelto a bajar la cabeza, esta vez apretando más con mis labios, hasta que su capullo ha tocado mi campanilla. Una vez ahí, he sacado un poco la lengua y he empezado a lamerle un poco los huevos. Maniobra difícil con una polla tan grande, pero muy satisfactoria, a juzgar por la reacción. Le he lengüeteado los cojones con toda la lengua extendida saboreando su gran bolsa escrotal, y después me he mentido cada una de sus bolas en la boca chupeteándolas como caramelos.
Después he vuelto a su capullo, y el chico sin merma alguna, con un golpe de cadera me la ha metido aún más si cabe, haciéndome sentir una arcada. Ha seguido moviendo la cadera, arremetiendo una y otra vez con la polla en mi boca, y cuando ya no he podido respirar, me la he sacado de la boca. No he cerrado los labios. Me encanta ver como la saliva va desde mi boca hasta la punta, como va chorreando hacia las pelotas… Le he hecho abrirse todo lo que pudiera de piernas. Lo tenía frente a mí, con su polla alzada, los huevos colgando y su culo pidiendo atención. Le he ido lamiendo los testículos hasta llegar a su culo. He empezado a lamerlo, a pasear mi lengua en cada rincón de su ano y perineo, mientras mi mano movía rítmicamente su polla, que a estas alturas ya estaba durísima, faltaba muy poco para que se corriera. He vuelto a subir, lamiendo de nuevo sus huevos llenos de leche hirviendo, y he recorrido con la lengua su polla. Al llegar al capullo lo he rodeado con mi lengua varias veces y después me la he vuelto a meter hasta el fondo, la he sacado un poco y la he agarrado con la mano, apretando sus bolas con la otra. He comenzado a deslizar la mano y la cabeza a la vez… mano y labios al mismo ritmo. He empezado a apretar un poco más fuerte, tanto con los dedos como con la boca, y a acelerar el ritmo. Sus gemidos de placer eran excitantes.
Cuando he empezado a notar como sus piernas temblaban, ante el inminente orgasmo, me he sacado la polla desalojando el glande en mi galillo, y he continuado con la mano… apoyado mis labios y la punta de la lengua en el capullo abarcando todo el frente del glande, pidiéndole con la mirada que se corriera ahí, sobre mi lengua, mientras yo se la meneaba con la mano y succionaba todo el capullo lamiendo el orificio de salida de su leche con la punta de la lengua… No ha tardado mucho en correrse después que se lo haya pedido por segunda vez… 
— ¡Vamos nene, lléname la boca! ¡Córrete en mi lengua! 
Ha estallado. Lo he notado caer en mi lengua, en mi mentón, llenarme la boca que con esa lefa caliente que tanto me gusta. Me he tragado todo el engrudo eyaculado, y he empezado a lamerle un poco más, para terminar de sacar todo escurriéndole bien sus cojones. He seguido lamiendo hasta que se le ha aflojado en mi boca. Cuando se ha recuperado un poco de la corrida, me ha mirado y ha dicho no le importaba haber cambiado el cine por esto, porque le había hecho la mamada de su vida…”
Los chicos provocaron su primera corrida en su boca, que mi madre se tragó golosa, sorprendiéndome las ganas que había puesto en ello. Los otros dos chicos que estaban mirando esperando su turno… tomaron el relevo, pero esta vez, para ponerlas en la posición de follarlas como a unas perras. Mi madre debía de estar muy caliente… porque se tumbó sobre la arena con las piernas abiertas esperando la montase del chico que se había puesto encima, mientras Carmina prefirió sentarme sobre el otro para cabalgarle a su antojo, mientras él masajeaba sus enormes teta. Mi madre miró a su amiga avergonzada por lo que estaba haciendo, con la cara llena de baba con esperma, pero ella le dijo…
Tú no te preocupes por nada y disfruta, que ya sé que tenías ganas de esto.
Creí que nunca iba a poder cumplir esta fantasía secreta, es como un sueño follármelos.
Así es, déjate llevar, que te vas a correr como nunca.
Tomó su mano y la puso sobre su miembro. Sin más, me empezó a pajear.
— ¿Te gusta?, es todo tuyo, ¡quiero que te lo comas!, le dijo el chaval.
Ella continuó pajeándole un poco más, mientras lo miraba con toda la calentura de su rostro, que jamás imaginó… — Estamos locas, le dijo mi madre a su amiga. — Estos chavales son incansables. 
Mientras separaba su pierna derecha de la izquierda dejando todo al alcance del chico, este besó sus muslos, no tenía descripción para ese olor a sexo puro, olor fuerte a feromonas tan exquisito de los jugos de una hembra madura en celo. Pero oler no le bastó, pues como un animal mordió sus labios.
— Cálmate, loco… por favor… ¡Solo chúpame fuerrrrte!
Metió la nariz, hasta que no pudo más, dándole unas primeras succiones a su clítoris que no le costó nada encontrarlo. Ahí estaba, durito, mojado, rosado y disponible. No sabía a esas alturas si era el olor, el sabor o lo que estaba viendo, lo que le tenía transformado en un animal. Pero tenía unas ganas locas de apretarla, metérselo sin importar si ella estuviese preparada. Era una excitación acumulada en un adolescente salido. Acto seguido, metió su lengua en ese culo y vagina de vicio que tiene mi madre. Le pasó la lengua por su ano, mientras con sus manos separaba sus cachetes. Recorrió con su lengua desde sus muslos hasta su ano, varias veces, sentía sus jugos vaginales en la mejilla, su olor era un perfume de sexo maduro que le puso los huevos muy duros y condolidos. Los quejidos de Carmina eran intensos, los de mi madre también. Se movía sagaz…
— ¿Dónde aprendiste a hacer eso? Imagino que en el camping has tenido una buena escuela…
El chico no contestó, siguiendo en la faena, claro que se ayudó con dos dedos, quería por momentos hasta que le doliera. Uno se lo metió en su vagina, el otro, se encargó del ano. Ella gemía y exclamaba, con su cara perdida y su culo cada vez más expuesto, más mojado. Siguió con un mete saca con sus dedos, mientras con su otra mano buscó tomar una de sus grandes tetas, que ya se movían locas al compás de ese vaivén de entrega. Ella era el sentido de su vida en esos momentos que la testosterona no te deja razonar. Hasta que sintió el primer momento de su orgasmo, acompañado de quejidos y gritos cortos… — Ah… Ah… Ah… así…Sin esperar, recogió con su boca y manos, la mayor cantidad de sus jugos y se los llevó a sus labios, a sus tetas, la besó mientras le metía las manos en el pelo. Intentaron un breve reposo, pero la verga del muchacho pedía entrar en el cuerpo de mi madre. Le hizo caricias suaves en sus pezones, mientras se besaban con cierta ternura, pese a ser unos absolutos desconocidos. Mi madre miró a su amiga que era atravesada por el otro amigo, se cruzaron una mirada cómplice de esta gran atracción pecaminosa, desordenada, culpable pero inevitable, gozosa e incontestable.
A Carmina se la follaban bien masajeando sus nalgas, abriéndolas, buscando el hueso de su cadera con firmeza. El chico Mordió su cuello, y Carmina no se pudo resistir y apretó el culo del joven hacia dentro de su coño. En tanto el macho de mi madre se puso de pie, la contempló y acerco su verga a las tetas extraordinarias que tiene…, el glande se posicionó entre sus pezones. En tanto le pajeaba haciéndole una buena cubana, lo dirigía bruscamente a sus ubres, hasta que lo atrapó en su boca y fue el inicio de frases entrecortadas porque estaba con su verga en su juego fálico…
— Cada vez que te miraba el paquete, pensaba en chupártela. Me gusta el sabor de tu polla. No he dejado de pensar en ella desde que te vi en las duchas
Estuvo saboreando su golosina un buen rato, alternaba sus succiones con pequeños mordiscos en los testículos, hubo momentos en que creía que explotaba, pero hábilmente se dio cuenta y se levantó. 
— Quiero montarte, le dijo mi madre. 
Se inició una carrera loca de lujuria, ella arriba, con sus tetas moviéndose gelatinosas, y su pelo sobre cruzando la cara, sus ojos estaban blancos, le apretaba los hombros hasta provocarme dolor al afortunado chico, era un sube y baja violento, se tiraba los pezones y luego los acariciaba sin bajar el ritmo de su galope.
— ¡Joder nene, qué polla… qué polla… estás muy adentro… ahhhh…!
— ¡Te gusta, señora… ¡Estás caliente como una perra…igual que yo!
— ¡¡Siiií, muy caliente…no sabes cómo me ponen los yogurines como tú. ¡Vamos no pares de follarme el coño…Quiero tu leche dentro de mi útero! Espero que tengas mucha para llenármelo.
En ese momento, su cabeza comenzó a moverla de lado a lado, su pelo se movía como en un concierto de rock de “Offspring”y terminó con quejidos guturales, su cabeza hacia atrás y cayendo sobre el semental con su cuerpo mojado en sudor de hembra caliente, su respiración espasmódica casi asmática y un dedo pulgar metido en su boca mamándolo. Tras unos segundos, el chico inició nuevas caricias, eligiendo nuevamente sus hermosas mamas y su espalda, su cuello y besos franceses apasionados en lucha ambas bocas enfrentadas y lenguaraces. 
La cadera de aquella madura se agitaba endiabladamente bien, sometiendo al cipote joven, a recorrer todo el conducto vaginal con su glande desde la boca de carnosos labios vaginales, al mismo cérvix. Mi madre no le daba tregua, fue tan extremadamente buena follándoselo, que su polla se hinchó como nunca jamás pensaba que lo iba a hacer, especialmente en compañía de los ricos lengüetazos y más soberbios chupones que le permitía mi madre en los pezones erectos de esas tetas flamantes que portaba, para regocijo de quien se la follara. Una mirada de entrega al macho que le empalaba fue el detonante…el chico sintió un escalofrío en su espalda que le electrizó el cuerpo… y no pudo soportar más la inmensa presión en sus huevos, prestos a aventar todas su lefa.
 — ¡Ya viene…y es para ti…todo para ti…! ¡Te voy  a llenar de leche todo el útero, PUTA!
No pudo más… su semen saltó, caliente y espeso, con olor a hormonas de la impepinable hombría del muchacho que no paraba de soltar chorros de lefa en el fondo uterino de la señora desconocida que lo sedujo. La expresión sobre su rostro de mi madre, denotaba que percibía cada lechazo atorar las trompas de Falopio. Su pecho henchido hacía subir y bajar las flamantes tetas con los mismos jadeos que la llevaban al orgasmo, usaron manos y bocas para combatir el desenfreno del arrogante río de leche que la inundaba en aquella relación clandestina. 
Al poco rato, los gritos de Carmina demostraron el intenso orgasmo que estaba teniendo también, en tanto mi madre y su affaire se estaban relajado una sobre el otro. Con los otros dos chicos masturbándose sobre ellas, finalmente les echaron lo que les quedaba de lefa, añadida a la descarga de los otros en lo más profundo de sus coños. La cara, pelo y tetas de ambas quedaron embadurnados de esperma. Las señoras bien cubiertas de leche de semental, tanto por fuera y como por dentro de sus cuerpos, oliendo a testosterona, terminaron por irse a bañar para quitar de encima toda aquella cantidad ingente de semen…, entrando en razones al salir del agua, viendo el panorama de lo que había hecho con aquellos muchachos, mi madre se preocupaba porque no me enterara de la aventura.
— Esto es una locura. Nunca le había puesto lo cuernos a mi hijo y tengo miedo de que se me note.
— Al fin y al cabo es tu hijo, no tu esposo… y a saber donde la estará metiendo él…
— Bueno Carmina a los dos.
— Te recuerdo que Fernando se tira a sus follamigas teniéndote a ti para ese menester…
  No es lo mismo, un hombre siempre necesita desfogarse a menudo y con variedad… nosotras no tenernos la misma naturaleza, somos más conservadoras y se supone que menos promiscuas. Los machos están para usarnos y aquí ha ocurrido lo contrario… ¡Me siento un poco culpable!
No te preocupes mujer, que me parece que él también debe estar entretenido en otras chicas más jóvenes como para fijarse en ti. Habéis venido a disfrutar y tener un recuerdo único e imborrable para toda la vida. Olvidaros de prejuicios y gozar de vuestro cuerpo en estado de salud.
Tienes razón, igual que lo hicimos nosotras, él también va a tener oportunidad y no le voy a poder decir nada, aunque en realidad me daría morbo estar los dos juntos disfrutando de esto.
Durante la ausencia de mi madre y su amiga Carmina, aproveché para volver a visitar a mi amigo Luis.
Buenos días. Mi mujer se ha ido a la playa y tengo un rato libre, se ha marchado con su amiga…
Pues qué bien, porque estos vecinos de aquí se han ido al supermercado de compras y han dejado esta vez a la pequeña sola. Es un encanto de niña, está terminando el bachiller y tiene que estudiar mucho. No será muy inteligente pero tiene un cuerpecito de escándalo.
Ah, qué bien. ¿Está dentro?
Si, vamos a entrar. Hola, pequeña, ¿no vas a la playa hoy?
Sí, cuando vuelvan nos vamos todos.
Bueno, mira este es mi amigo que ha venido a visitarme y me ha dicho que le gustabas mucho.
¿Es el hombre que se folló a mi hermana mayor? 
– Sí, el mismo, ¿Te gustaría proba con él?
— Lo del otro día estuvo espectacular con tu hermana… no pensé que fuera a entrar toda en su coñito y mucho menos que tuvieses tanta soltura follando… ¡Seguro que Tú follas mejor que ella!
La nena se quedó mirando con una sonrisa, orgullosa de lo que le habían dicho, mostrándose ante los dos hombres. Era una chica pelirroja con algunas pecas en la cara y una piel muy blanca, cercana al nácar.
— Veo que todavía no te han salido muchos pelitos en tu coñito. ¡Qué rica vaginita tienes así! Es un encanto ¿Seguro que no te depilas…?
— No es natural de las pelirrojas, no solemos tener casi nada de vello en el pubis. ¡¿Así es como os gusta a los hombres?! Me lo ha dicho mi madre, bueno mi padre también cuando quiere follar.
— Como lo sabes zorrita, se ve que te lo han dicho muchos además de tus padres…
Le decía mi amigo tocándosela ligeramente con los dedos y haciéndome una seña para que se la tocara también. Y así lo hice abriéndosela con los dedos dejando ver su rosado interior, advirtiendo ya los jugos que empezaba a destilar.
La tienes mojadita ya.
— Es que me dan gusto con los dedos.
¿Te gustó lo del otro día, lo que hicimos?
— Sí que me gustó mucho, fue muy rico. Los hombres maduros sabéis usarnos muy bien a las chicas como yo. Menos mal que papá no se enteró porque quería ser él, el primero en probarme.
— Toma, agárrasela a mi amigo, mira que gorda la tiene…, guiándole la mano hasta mi endurecida polla. Estas son como las que te gustan… y unos huevos grandes con mucha leche para ti.
¿Has tenido ya muchas en la mano como esta?
No, sólo cuando vengo al camping… y aquí tampoco es que me permitan follar mucho.
Madre mía, deben estar todos detrás de ti. Dije notando como me jalaba la polla de arriba abajo.

Si que lo están Fernando, por eso la dejan pocas veces sola. Dijo mi amigo contestando por ella.
Vaya, que suerte hemos tenido. Toma, chúpala un poco antes de que vengan tus papás. Mmmm, que rico la chupas, qué maravilla. Ponte así, bien abierta, que yo también te lo quiero comer a ti.
Después de un rato chupándose mutuamente, Luis aprovecha la ocasión y pone en posición a la niña. A Sandra no se la folló dejándome a mí el placer del estreno en aquel paraíso. Anna era una niña encantadora por la que cualquiera diera un potosí, y sin embargo Luis y yo la teníamos a nuestro completo uso y disfrute.
Ya se la has puesto muy jugosa la vaginita…, mira como le entra mi polla.
Que maravilla, como se le resbala toda dentro tan ajustadita.
Empezó con sus tetas, a chuparlas cuidadosamente, y a masajearlas, rozaba mi polla con ellas y las juntaba para hacerme una cubana. Luego bajó a su coño, empezó a comérmelo, estaba tan delicioso que metió su lengua dentro de su agujerito, y con ansia chupaba su clítoris. No esperó mucho más, con toda la verga enderezada se la enchufó en el coño y comenzó a follarla primero despacio y luego aumentando el ritmo hasta que se notó a punto de correrse, no lo hizo dentro de la niña, los motivos no lo supe hasta después… no se fiaba que tomasen todas las precauciones y no deseaba dejar preñada a ninguna que le pudiese reclamar parte de su herencia, la cual formaba parte de un imperio de la porcelana en Valencia. Pero cuando los gritos de la niña atestiguaban el gozo que estaba teniendo, Luis la extrajo y se la dio a mamar.
Él se paró en frente de ella, la niña se arrodillo, abrió la boca y suavemente me fue tragando toda su verga, era tierna y dura a la vez, no era larga pero sí muy ancha porque le cubría toda la boca, al punto de asfixiarla, succionaba, movía su lengua por toda su verga, él gemía de placer. Y a mí me encantaba ver eso, pero algo que me gusto de verdad fue cuando él le puso sus dos manos en la nuca y la  acariciaba lentamente, le hacía sentir como si fuera su novia y cada vez se la metía más en la garganta, hasta que de repente la niña notó algo calentito dentro de su boca, él se había corrido sin hacer ningún espasmo... en silencio. Anna empezó a tragarme toda su leche, y mientras tragaba él seguía llenándole la boca. Después comentó que le encantaba el sabor de la leche de un hombre, cuando al fin terminó, lo mire la miré y les vi con cara de satisfacción, se recostó en seguida. Luis mi invitó a follarla…
— ¡Vamos amigo! La niña te está esperando que la folles como el otro día… Son los mejores coños, se siente como si te exprimieran la polla. Tómala, póntela tú ahora encima y verás.
Me senté y la chiquilla se puso encima, estiró sus labios vaginales enfilándose con mi polla que agarraba con la otra mano y empezó a sentar embutiéndose todo el badajo. Cuando ya la tenía toda calada hasta los huevos, empezó a mover la cadera a su antojo haciéndome sentir como entraba y salía mi verga de la caliente y angosta vagina de Sandra. Se quedó sobre mí besándome como si fuera su amante perpetuo, pasando la lengua y lamiendo sus propios jugos, tomó mi verga y se la acomodó de nuevo en la entrada de su vaginita, mirándome y diciendo que se lo hiciera despacio, como si fuera la primera vez. Ella bajó lentamente hundiendo sus uñas en mi pecho, y poco a poco fue clavándose el mástil…sudábamos, su sudor escurría por entre sus tetas quedando todo su torso empapado. Succionaba sus pezones salados al alcance de mis labios, hasta que por fin entró todo el badajo entero en ella aplastando mis huevos.

Se quedó quieta besándome para empezar a mover su cadera lentamente, suave poco a poco tornando a un mayor ritmo a medida que su vaginita se acomodaba al grosor de mi tronco. Gemíamos juntos y el sonido acuoso del mete saca era delirante. Nos besamos con lengua, mamaba sus pezones y después de un buen rato nos giramos. Quedé sobre ella y levanté sus largas piernas finas y blancas…sin necesidad de guiar mi falo encontró la entrada de su conejito hambriento, empalándola duro. Ella se mordía los labios, se retorcía al notar mi glande en su estómago de lo profundo que me la follaba en esa postura…yo como loco la hundía una y otra vez sin cesar ni compasión dándole toda la verga. Se la saqué y volví a lamer su vagina un rato. Nos mudamos a un sillón, se sentó clavándose de nuevo todo el cipote hasta las bolas de un solo sentón. Se movía fenomenal para su juventud, utilizaba su agilidad como ninguna otra mujer a la que me he follado…gemía, se agitaba, gritaba y sudaba amontones, el sudor escurría por todo su cuerpo y yo me saciaba lamiéndolo. 

Después de un buen rato comenzó a convulsionar en la llegada de su orgasmo en la que estalló. Nos volvimos a cambiar quedando ella sentada en el sillón… volví a comérmela mientras se retorcía en el orgasmo que aún le duraba y yo prolongué comiéndome su pepita sin hartazgo. Mi hinqué alzando sus piernas, acomodé el glande en su coñito, se mordió el labio inferior y de una estocada se la hundí fieramente. Empujaba sin raciocinio, del gusto ahogó los gritos mordiéndose la mano para no gritar y su otra mano clavó las uñas en mi pecho al mismo tiempo que mi rabo endurecido a más no poder se abría paso en su estrecho conducto vaginal. Ella gemía con gesto de placer doloroso, no la dejé escapar metiendo sin cesar desde la punta a la raíz mamándole los pezones, moviéndonos síncronamente por otros diez minutos o más hasta que estallamos en un orgasmo mutuo aventando chorros de lefa sin cesar de lo excitado que me hallaba con aquella chiquilla… notaba lo relajados que comenzaban a estar mi par de pelotas, corriéndose abundantemente desbordándola con mi semen y saliendo al exterior…produciendo un llenado completo.
Buffff, menuda corrida, tenías razón, nunca había disfrutado tanto. Cuando me vaya de aquí no sé cómo voy a hacer para repetir esto… mi mujer no sé si llegará a estar a la altura y mis sobrinas también…tienen más o menos la misma edad pero Sandra y Anna se mueven de locura y se traga toda la leche que eyaculo sin ninguna traba. ¡Tienes un coñito muy tragón! ¡¿Lo sabes…?! Le dije digiriéndome a ella.
Ese es el problema, si no tienes a ninguna hembra cerca para aventarla bien de leche, tendrás que aguantarte hasta el año que viene, como me pasa a mí. Ahora es mejor que nos vayamos y le demos un beso a esta preciosidad. Por lo bien que se ha portado con nosotros.



Cuando mi madre y Carmina volvían a la cabaña casi coincidimos con su llegada y les hizo gracia ver a los amigos tratando de disimular lo que había pasado por cada parte… ni siquiera nos atrevimos a preguntar cómo nos había ido a cada uno. Ya por la tarde estando a solas con mi madre y Carmina pudimos charlar de una forma más sincera, adelantándome…
— Es un sitio increíble y maravilloso este al que nos has traído, nunca creí que existiera algo así.
— Eso lo dices tú por algo. Ya te has dado cuenta, ¿no?
— Si, tú ya sabías que pasaban estas cosas y no nos dijiste nada, dije yo.
— Es que no quise deciros algo que no sabía cómo os lo ibais a tomar, vosotros nunca me habíais contado nada de que buscarais este tipo de cosas.
— Es que estas cosas no se pueden decir, pero ya puedes imaginar que son fantasías que todos tenemos, pero nunca pensamos que podamos cumplirlas. Yo siempre he tenido sexo normal con mi marido, y ahora con mi hijo es bastante especial, pero tanto como lo que se practica aquí no…
— Pues ya ves que sí, y por lo que dices me parece que te ha encantado. Anda Fernando, dinos a tu madre y a mí lo que has probado. Con Luis seguro que las dos alemanitas han caído
— Has acertado Carmina, este amigo que me he echado me llevó con las dos nenas pelirrojas de la familia alemana que tiene al lado de su cabaña y ha sido increíble como he disfrutado con ellas.
— Son muy guapas, y seguro que no les faltará experiencia a pesar de ser tan crías. Aquí son todas así. Me alegro de que te haya gustado. Aquí esas nenas adquieren muchas tablas en el arte de follar… siempre tiene un macho que desea usarlas, desde su propio padre a cualquier vecino. Son atractivas y muy calientes…parece que les falte una verga para llevarse a su coñito todo el año.
— Oye, mi madre también ha probado cosas ¿no? Dime la verdad.
— Si, hoy en la playa hemos estado con un grupo de chicos jovencitos y ya puedes imaginar cómo nos hemos puesto…ellos con la testosterona por todo lo alto y nosotras con ganas de probar yogurines. Y la verdad nos lo hemos pasado muy bien, porque los chavales estaban amaestrados.
— Al principio me he sentido un poco cohibida hijo, pero luego al ver la soltura de Carmina yo también me he animado y después me he desatado… La vedad que los chicos se han portado muy bien haciéndonoslo muy agradable y fogoso. Se les notaba una gran experiencia follando.
— Vaya, ¿sabes? Me da morbo pensar que mi madre haya gozado con ellos. ¡Me pondré celoso!
— Pues sí y mucho. Se notaba que ella tenía ganas de probar algo así, que no te parezca mal. Al menos una vez en la vida deberíamos cumplir con alguna de nuestras fantasías.
— Hijo compréndeme, si a una le ponen una delicatesen de 20 añitos ¡¿Cómo podría rechazarlo…?!
— No. Lo entiendo mamá. A mí me pasaba igual, pero no podíamos hablar de estas cosas, claro. Las niñas que andan por aquí te lo ponen tan fácil que es imposible resistirse follarlas sin más…
— Mira, ahora creo que lo mejor es que os sinceréis uno con el otro y así podréis disfrutar mucho más. Mañana hay una fiesta que organizan en la carpa principal y suele ir bastante gente del camping para conocerse y pasarlo bien comiendo paella y otras cosas… ¡Ya te puedes imaginar como suele acabar eso…! ¡En una orgía total! Así que será una buena oportunidad para que habléis los dos de todas estas cosas de dejaros llevar por vuestros instintos…comer y follar a todo tren.
— Que bueno, Aquí cada día hay una sorpresa ¿Verdad hijo? Ya me he excitado sólo de pensarlo
Al día siguiente fuimos la fiesta y después de presentarnos con alguna gente, nos quedamos charlando con una familia que tenían dos hijas y un hijo y estaban con la abuela también allí, se estaban terminando unos buenos platos de paella. El padre tenía sentada sobre él a la más pequeña de sus hijas, con la espalda recostada sobre su pecho y las piernas abiertas a los lados y mientras hablaba con nosotros, con sus dedos masajeaba la vagina de la niña, notando como se le humedecía con los toqueteos de su padre…
— Oye, estás poniendo cachonda a la chica.
— Si, ya ves como la gusta ya, pero de momento sólo tenemos estos juegos con ella.
En ese momento, vemos a su hermano, algo mayor que ella, que deja el planto y se pone a chuparle el coñito, luego se levanta y se pone con su polla en erección haciendo intención como intentándosela meter, por lo que es frenado por su padre. — No, ya te dije que todavía no, es muy pequeña todavía…
— Eso decías también con mi hermana mayor y acabaste metiéndosela tú.
— Eso fue porque vi que estaba preparada y suficientemente madura. Además el desvirgue en esta familia es cosa de tu madre y mía… en el caso de tus hermanas mía porque yo soy su padre.
En eso interviene su abuela. — Tú padre tiene razón, él es el encargado de desflorarla, tú ya lo harás cuando tengas a tus hijas… Anda semental…, deja tranquila a tu hermana y ven aquí. 
Esperándole con las piernas abiertas y poniéndoselo sobre ella para follárselo. 
—Ahora que no está tu madre tienes que desahogarte con la abuela. Que mira que rico coñito tengo…, peladito para que mi nieto lo disfrute. ¡Qué buena polla tienes y qué dura! Si tu abuelo levantara la cabeza y te viera follarme…
Nosotros mirábamos atónitos la escena, pero mi excitación era tremebunda…muy evidente ya, aunque no me decidían a tomar la iniciativa, y viendo que cada uno tomaba su posición, una mirada cómplice entre mi madre y yo nos hace dar rienda suelta a nuestros impulsos, buscando cada uno lo que más les atrae, dirigiéndonos juntos a una señora con un muchacho adolescente muy guapo y su hermana un poco menor que él, que parecían asustados sin querer separarse de su madre, diciéndole mi madre.
— Hola, este es nuestro primer año en venir aquí y todavía no conocemos a mucha gente. Contestando la madre.
— Nosotros también es nuestra primera vez. Hace unos meses que me he separado y como me hablaron de este sitio, me decidí a traerlos. Me gustaría que aprendiesen a desinhibirse en las relaciones sexuales, que no lo vean como algo malo, sino natural con derecho a disfrutarlo en todo su sentido.
— Pues parece que no están muy acostumbrados a esto. Les hace falta un “empujón”.
— Sí que les hace falta. Esto no lo habían visto nunca y es nuevo para ellos, pero me venís muy bien si queréis estar con ellos… se os ve muy compenetrados y agradables. Y al ser maduros sois lo que había venido a buscar aquí para ellos. Sentaros a comer la paella con nosotros.
— ¡Por mí de acuerdo! Este es mi hijo, y nos hemos embarcado en esta aventura por una amiga mía que ha estado aquí en otras ocasiones. Mirando al horizonte indica… Mira es aquella morena que se lo está montando con ese muchacho de rubio de pelo largo con un moño y barbita a los hípster.
— Me viene muy bien que se entretengan un poco con vosotros y así me dejan un poco libre para irme con alguno de estos que me encantan, y ya me han solicitado relaciones…
— Claro mujer, no te preocupes, déjalos con nosotros en confianza cuando acabes tu paella.
— Gracias, pareja…, se llaman Adrián y Cristina. Son muy buenos chicos y me hacen muy feliz…
Al cabo de un rato, la madre se machó, y tras un rato de conversación con ellos mientras nos terminábamos los platos, allí nos pusimos mamá y yo a compartir por primera vez secretas fantasías poniéndonos a acariciar a los dos hermanos para que tomaran confianza, diciendo mi madre al chico…
— No tengas miedo, ya verás que bien lo vas a pasar conmigo. Dame un beso en la boca cariño. Voy a ser una buena mami para ti…, verás cómo se te va a poner durita enseguida. Y yo a la niña.
— Que guapa eres, Cristina, con lo rica que estás, ¿Cómo es posible que nadie te ha metido mano todavía? En casa mi madre y yo gozamos mucho follando juntos y no pasa nada, porque es lo mejor del mundo…compartimos muchas cosas y hacer el amor es una de tantas de las que hacemos, es muy divertido cuando dos personas se quieren y se desean… y todos tenemos deseos ¿Verdad?
— Sí me gusta mucho, tengo deseos de follar muchas veces, pero los chicos se quieren aprovechar tocándome el culo a veces y algún señor por la calle me ha llegado a decir que me lo va a comer todo. Pero mi hermano y yo sí que hemos follado, sin que lo sepa mamá.
— Pues a lo mejor vuestra madre le gustaría saberlo, porque la tenéis un poco preocupada… de todas formas Yo sí que te lo voy a comer todo, ya verás que gusto sientes.
Me puse a besarla con templanza, bajando de su boca hacia sus tetas, para continuar hasta su vagina por su vientre lamiendo cada centímetro de su joven dermis. Ya con la cría tumbada con las piernas abiertas, empezando a gemir más fuerte con las lamidas expertas del hombre que se deleitaba con sus jugos. También mi madre al lado mío, saboreaba la primera corrida del chico, tragándose toda su lefa…el pobre no había podido aguantar mucho el tenerla metida hasta su garganta. No me extrañaba nada en absoluto, porque mi madre ha nacido para mamar pollas. Mientras la madre de los chicos, no muy lejos de allí, se la estaban montando como una perra, dejándose follar duro por un muchacho de edad cercana a la de su hijo, tal vez le gustaría follárselo pero por tabú al incesto no se atrevía. Ante tal panorama mi madre le dice a él…
— Mira tu madre como disfruta. Anda, hazme a mí lo mismo. No me puedo creer que tu madre no te haya catado todavía con la verga tan rica que tienes…Tienes que pedírselo la próxima vez…
— No quiere que se la meta…, sólo me hizo algunas pajas, pero yo tenía ganas de follarla, y ella no me dejaba porque no tenía suficiente edad, pero este año ya soy mayor y nos ha traído aquí... Así que al final me tuve que montar a mi hermana en casa… a ella sí me la follo casi todas las noches sin que mamá sepa nada, lo mismo ahora que ya soy mayor me permite montarla a ella…
— Vaya un pillines, que bien escondido se lo tenéis a vuestra madre. La pobre inocente piensa que sois vírgenes aún… y mira el chico, estás ya harto de llenarle el coñito a tu hermana de leche…
— Bueno tampoco es tanto, solo llevamos unos meses y solo cuando no hay peligro de preñarla…
— Pues fóllame a mí pensando que soy tu madre. Me da mucho morbo también pensar en eso. Mira, ¿Así por detrás como le están dando a ella, te gusta? Fóllame a pelo…Puedes correrte dentro.
— Sí, que bueno, que coño más caliente tiene, señora.
— Eso dice mi hijo también… Anda Dale fuerte al coño de tu mami…, haz que me corra, cariño.
Inició un mete saca a un fuerte ritmo, que sólo podría seguir un chico de su edad, y los orgasmos de mi madre se encadenaban, llamando la atención del resto de los presentes cercanos con sus gritos. En tanto yo, ya tenía dispuesta a su hermana para su primera penetración con una verga madura y mucho más grande que la de su amante habitual…su hermano. A ver el cipote que se me había puesto enfrentado a su estrecho coñito puso gesto de desasosiego, así que fui intentando tranquilizarla.
— Te lo voy a hacer muy despacio para que no te duela… las vaginas suelen dilatar mucho y te puedo asegurar que la tuya va poder tragarse mi polla entera sin dificultades…
Así fui introduciendo poco a poco el ariete nervado que la naturaleza me otorgó para bien hacer a mis hembras, hasta que el glande quedó dentro de ella…del gusto que estaba sintiendo apreté con más fuerza, no pudiendo hacer caso de las quejas de la chiquilla… sabía que pronto se convertirían en gritos de placer. Al poco de estar follándomela, su lubricación permitió la entrada completa de mi polla en ese coñito supuestamente virgen, pero que enseguida no me lo pareció tanto, pues presentía que no era su primera experiencia en disfrutar de algo así. Su madre, después de haberse follado a aquel hípster de muy buen ver, se acordó de sus hijos y se acercó de la mano de otro muchacho parecido…, deseaba comprobar si lo estaban pasando bien sus hijos, comprobando como su hija gozaba por primera vez de una vigorosa polla madura en su coño, sintiéndose feliz por ello y pensando en los muchos momentos de placer que tendría a partir de ahora. Yo también pude gozar como nunca de aquella iniciada niña en las artes de la seducción, se movía bastante bien y el hermano no lo hacía tan mal como se esperaba en un principio…, montado sobre mi madre fielmente clavado, arremetía con rigor ante el asombro de su propia madre… Verla empalaba por un jovenzuelo de edad similar a cuando me la follé yo por primera vez, me dio muchísimo morbo nostálgico, al reverdecer aquellas primeras sensaciones de mi polla dentro del cálido y húmedo interior de la vagina de mi madre… acogiendo por primera vez mi polla…, punto de partida de una nueva etapa en mi vida, ya sin secretos y en libertad, esperando grandes momentos juntos… mamá se dirigió a mí…
— Cariño, el año que viene tenemos que volver…muchos jóvenes como estos necesitan experimentar. Y mirando a su madre – Mira como me está follando tu hijo, tienes que dejarle probar.
— Claro que volveremos, esto es lo mejor que nos ha pasado en la vida…y lo nuestro es instruir.

La madre sin el menor recato, se tumbó abierta de piernas cerca de sus hijos, para que la tuvieran bien presente cuando el chico que la acompañaba la comenzó a montar como a una perra, mostrándole a su hijo como tendría que hacerlo él en casa todos los días a partir de entonces, con su madre y su hermana. Las tres parejas nos unimos en una sola orgía familiar, tres machos para tres hembras de diferentes edades… Adrián aguantaba bastante…luego supe por mi madre que se debía a que ya se había corrido dentro del su coño, y le estaba asestando un segundo polvo sin sacarla. Por mi parte continuaba follándome a la niña que cada vez pedía más polla dentro de su vaginita. Su madre me había desconcentrado un poco a su llegada, pero ya estaba tan caliente como al principio… decidí penetrarla con dureza, pero otra vez el diablo intervino en mi mente diciendo que la cogiera por el culo, que no importara que le doliera que a ella le iba a gustar, al instante le pedí que volteara que la clavaría por detrás, ella puso resistencia un poco. Su madre me rogó que se lo hiciera bien despacio pues mi verga es muy gorda y una embestida violenta a su pobre culito no resistiría. No sé porque al final me apiadé pese a ver un culito fascinante y virgen sin duda. Se la volví a enchufar a su coño bien despacio, en esa nueva postura se le cerraba su angosto conejito más de lo necesario… fue entrando casi toda, sentí que era mucho más de su agrado por ahí, así que también decidí jugar con su anito metiendo un poco mi dedo pulgar y con la otra mano en su clítoris.
La cara de su madre era de agradecimiento y ella se animó moviéndose con desenfreno, no le importo en ese momento que tan partido le quedaría el coño. Al cabo de 15 minutos aproximadamente de jadeantes movimientos, ella me pidió que le diese más fuerte dentro de su coño… arrecié los empujones enterrándosela entera hasta los cojones sin compasión…desde el glande a la raíz una y otra vez endiabladamente de un solo golpe cada vez, ella entre suspiro y suspiro profundo solo podía gemir sin articular palabra, parecía como si se fuera a desmayar cuando al instante aceleré el ritmo de las inserciones, ya me imagino yo como se me vería como un semental enorme perforando a una tierna gacela que apenas me contenía dentro. 
Me corrí resoplando, imposible de poderme aguantar más…, se mi infló la verga antes de estallar y de pronto percibí los chorros de leche salir como aldabonazos al fondo uterino de la niña. Uno tras otro coparon de lefa fértil la enjuta vaginita, rezumando parte de la incontenible descarga…pero mi machismo fue más fuerte, porque seguí el movimiento sin parar hasta que ella se corriera, pasó un buen rato. Noté doblarse mi verga dentro de su coño y como me molestaba, pero quería hacerle alcanzar su orgasmo…y llegó el glorioso momento entre jadeos y pequeñas convulsiones, mientras le besaba toda la cara, sus tetas y cuello, relajándola y mimándola. 
Ya había acabado Adrián con mi madre y esperamos a que la madre de los chicos fuera fielmente inseminada por el mozalbete que la tenía empalada a buen ritmo. Una vez acabado todos nos dispusimos a comer algo en el bufé libre dispuesto para la fiesta, allí intimamos un poco más sobre nuestra vida ordinaria, trabajos estudios y pretensiones vitales…naturalmente de fantasías. Nos despedimos amistosamente y a mi madre, Carmina y a mi aún nos dio tiempo durante la larga noche de “fomentar nuevas amistades”. Acabamos exhaustos y completamente rendidos. A mi madre y a Carmina se la follaron una vez más unos nuevos amigos, para finalizar la noche follándome en la cabaña antes de caer rendidos en nuestra cama. 



Faltaba muy poco PARA FINALIZAR NUESTRAS VACACIONES…
Pasaron los días y llegué a la cabaña, al abrir la puerta vi que no estaba cerrada  del todo, supuse que mi madre estaría allí. Nada más entrar oí los ruidos característicos de dos personas haciendo el amor, o mejor decir en este caso… FOLLANDO. Cerré con sigilo la puerta y me acerqué a nuestra alcoba, allí vi un espectáculo que me había perdido en todo este tiempo en el camping… ver a mi madre siendo follada por un hombre maduro. Por supuesto no era mi padre precisamente el que estaba sobre ella. Yo miraba desde la puerta como el tío la embestía sin piedad, mi madre  gritaba “más, más” “no te pares cabrón”, el tío resoplaba por el esfuerzo de mantener el ritmo. ¡Mi madre es mucha hembra!
— Date la vuelta, dijo él.
— Despacio, no seas tan brusco como la última vez.
— Si en el fondo te gusta…
Mi madre se puso a cuatro patas, viendo a mi madre completamente desinhibida no siendo yo quien la follara, a su edad todavía tenía un cuerpo magnífico, sus tetas un poco caídas pero preciosas, no pude evitar la erección. Él cogió su polla y se la puso en la entrada de su culo. Y suavemente la penetró, se quedó unos instantes sin moverse y entonces inició un suave movimiento de caderas. Mi madre se quejaba suavemente, pero poco a poco los quejidos dieron paso a gemidos hasta que tuvo un orgasmo, el aumentó el ritmo hasta que se corrió dentro de ella pasados unos pocos minutos…se quedó rendido sobre mi madre. Me retiré de la puerta lentamente para irme de la cabaña, no quería que mi madre se enterase que la había descubierto, y no sé bien cuál era la razón si ambos sabíamos que nos follábamos con otras personas. Cuando en ese preciso momento sonó mi móvil…

En ese momento salió el tipo de la habitación, era Antonio, el vecino que pajeaba a su hija e impidió al hijo se la follara, y al final este obtuvo su recompensa con la abuela, sustituyendo a la madre… Casado y con dos niños. Salió por la puerta como una exhalación sin despedirse y los dos le seguimos con la mirada. Mi madre me miró tapándose la boca empezó a reírse…la abracé y ella a mí, siguió descojonándose de la ridícula situación. Acariciaba su pelo. Sin Carmina por los alrededores, mi madre se puso a ordenar el desaguisado, y en tanto recogía la habitación y cambiaba las sábanas. Yo me quedaba embelesado observándola. Sus pechos se movían libremente, me miraba y al agacharse se le escapaba alguna teta del “redil”, como ella misma decía riéndose. Después se duchó y regresó a la cabaña. Un par de días después mamá se encontraba cabreada. 
— No dice el desgraciado de Antonio, que su mujer se siente celosa y que es mejor que lo dejásemos.
— Olvídate de él, es un capullo integral.
— Por mí se puede ir al infierno. Que se busque a otra para desahogarse… a la estrecha de su mujer, a la abuela o a la pequeña que la tiene aún sin estrenar el muy imbécil…
A medianoche, me desperté y vi que mi madre me tenía abrazado por la espalda. Sentía su respiración en mi nuca, sus grandes pechos presionaban contra mi espalda. Empecé a excitarme, noté que mi polla se estaba poniendo dura. Tardé en dormirme… a la mañana siguiente era domingo y mi madre no tuvo otra ocurrencia que subir a la churrería del camping y venir cargada con porras y chocolate.
— Eh, despierta dormilón, mira lo que te he traído.
— ¿Qué hora es?   
— Hora de desayunar…
Cuando logré abrir los ojos, pude verla en la puerta de la alcoba, llevaba puesto su pareo atado a sobre las tetas sujetando una gran bandeja con las porras y el chocolate.
— ¿Te acuerdas cuando eras pequeño y desayunábamos en la cama los domingos?
— Como no me voy a acordar, anda que no lo he echado de menos…
— Pues hala, coge la bandeja que me meto en la cama.
Cogí la bandeja y a continuación se quitó en el pareo que llevaba, quedándose en pelota picada como casi todo el tiempo que estábamos en aquel camping… delante de la puerta se contorneaba su cuerpo a contraluz.
— ¿Has bajado así?
— Si, no voy a vestirme para tener que desnudarme al rato y me puesto el pareo porque esta mañana refresca un poco. Además ¿Quién se va a fijar en una vieja?
— Tú no eres vieja, además ya quisieran muchas jovencitas de las que andan por aquí tener tu figura. Y no me digas nada porque entre tú y Carmina os habéis follado a medio camping…
— No es para tanto… y me gusta que te burles de tu pobre y anciana madre, y me dio un sonoro beso. Desayunamos y cuando mi madre hizo intención de levantarse para recoger los restos del desayuno, se lo impedí.
— Quédate en la cama, ya lo hago yo. Hoy las mujeres no se trabajan en esta cabaña.
— Vale, vale, haz lo que quieras
Regresé a la habitación y me metí en la cama, ella apoyó su cabeza contra mi pecho y me abrazó. Yo acariciaba sus cabellos, no hablamos nada en un buen rato. Su respiración era relajada, notaba su pecho moverse y presionar contra el mío.
— Si tu padre nos viera ahora, cualquiera sabe lo que se le pasaría por la cabeza.
— Por suerte no nos puede ver. Además, el se lo ha buscado con su comportamiento.
— Lo sé, cariño. Pronto tendré que volver a su lado y a la rutina con lo bien que me lo paso aquí.
— No tienes porqué, te puedes venir a mi piso y continuar con esta fiesta todos los días.
— Te cansarías de mí… Me dio un beso largo con lengua –Bueno, ya veremos qué sucede en el futuro.
El contacto con mi madre, me estaba excitando, no pude impedir tener una erección. Esperaba que mi madre se diera cuenta de mi estado y me quisiera aliviar para empezar bien la mañana… pronto nos marcharíamos de allí.
— Mama, ¿quieres que vayamos a pasar el día por ahí? Tú y yo solo, sin Carmina.
— Claro que sí ¿Dónde quieres ir?
— No sé, ya veremos.
— Por mí de acuerdo. Nos duchamos y nos vamos
— Vale. Dúchate tu primero mamá. – No mejor nos metemos los dos juntos y la compartimos.
No podía ser porque no había espacio suficiente en la ducha de la cabaña, así que me quedé reservándome para más tarde… Oía caer el agua y me la imaginaba cayéndole el agua por su cuerpo desnudo. Decidí entrar para aligerar mi aseo… la señora estaba lucida y dejaba entrever su sensualidad claramente, yo me hallaba ensimismado viéndola enjabonarse, se movía y acariciaba su cuerpo exhibiéndose muy puta… en tanto esperaba mi turno para ducharme. Salió con una toalla grande cubriendo su cuerpo secándose, a continuación me metí yo. Abrí el grifo dejando caer el agua fresca sobre mi cabeza, en nada me empalmé y aproveché para hacerme una buena paja pensando en su ella… eso parece extraño teniéndola al lado y totalmente disponible para follarla, a pelo y sin recato alguno… mi madre no se negaría a un polvo mañanero, pero la sensación del agua calando tu cuerpo con la imagen bucólica de ella, era casi más motivadora en la fantasía que en la cruda realidad en esos momentos. 
Tardé poco en correrme, y tal fue la excitación interiorizando el placer de inseminarla a fondo, que salió una gran cantidad de semen disparando dos chorros largos y otros borbotones que me impregnaron la mano…, abrí los ojos y me encontré a mi madre observándome sin decir palabra…dejó la toalla en el soporte y salió. Qué pavor, mi madre me había pillado “in fraganti”, cuando salí de la ducha mi madre me esperaba… ya se había vestido para salir con mi ropa encima de la cama.
— Anda, vístete y nos vamos. — Si, enseguida. Se acercó acariciándome la cara y me besó con lengua.
— Si necesitabas aliviarte…tu madre te lo hubiera hecho encantada con la boca o con el coño. ¡No olvides que puedo ser  tu puta cuando quieras! Y además me encanta el rico sabor de una polla. Me sonrió y nos marchamos.
Pasamos un día fantástico, hacía tiempo que no veía a mi madre tan feliz. Regresamos ya anochecido, nos despojamos de la ropa para estar más cómodos. Mi madre se puso a recoger un poco la cabaña, cuando pasó por delante a mí, la agarré de la mano y la atraje hasta mí. La senté sobre mis piernas y la abracé.
— Anda, siéntate ¿No estás cansada?
— Todo está manga por hombro
— Ya lo harás mañana, ahora quédate aquí sentada conmigo
— Déjame que me siente bien, te voy a hacer daño con mi peso.
— No te preocupes, soy fuerte. Y le di un beso, ella me respondió calando su lengua en mi boca…
— Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien, con tu padre es imposible salir a divertirse, por eso tengo a mis amigas con las que me lo paso muy bien, pero son mujeres y yo necesito que me achuche un hombre de vez en cuando, un macho con quien sentirme segura, sentirme hembra.  
— Pues a partir de ahora lo repetiremos más menudo. Me gusta salir contigo.
Mientras hablábamos, la acariciaba… ya no llevábamos nada de ropa. Armándome de valor, introduje la mano entre sus muslos y acaricié su pubis. No hizo ademán de apartarme la mano, solo ronroneaba como una gata.
— Cariño, tienes que echarte novia… pero no una de esas follamigas que tienes, una mujer que te quiera.
— ¿Por qué?   — Tienes que formar una familia, tener hijos, vamos lo que hace todo el mundo.
— Mamá, ya tengo un hijo y no necesito una familia… tu eres toda la familia que necesito.
— No es lo mismo, una madre no puede suplir a una esposa en todo.
— No es cierto, tú la suples y con creces…me amas, me deseas y follamos con frecuencia y a pelo que es lo mejor del mundo. Además podemos tener nuestras aventurillas, disfrutar de unas vacaciones en un camping como este… ¿Qué más quiero? Ya tengo una ex y no busco tener otra…
Mi madre se quedó sorprendida, lo noté en su mirada. Me acarició la cara y me dio un beso en la mejilla.
— No digas esas cosas, si alguien te escuchase pensaría…
— Pensaría bien… que tengo la mejor madre del mundo a la no me importaría preñar y tener esos hijos que me dices ¿Tú me dejarías preñarte una o dos veces…?
— Si lo haría, pero ya no soy fértil. Me gustaría que me preñases si es lo que te hace feliz como yo lo soy contigo… Me imagino panzona con tu hijo y amamantando al primero mientras me follas.
 — Eso sería ideal… ¡Anda, échate a dormir la siesta…debes estar agotada! Yo voy a trabajar un rato con el ordenador.
Se acostó y yo me quedé en el porche de la cabaña con el ordenador, cuando entré a por un refresco oí su respiración rápida con ligeras convulsiones me hizo sospechar que se estaba masturbando. Unos instantes después oí un pequeño gemido y todo cesó. El resto de la siesta se la paso callada. Al rato me uní con ella a pasar la canícula, mi madre se pegó a mí con su brazo sobre mi pecho. Sin pensármelo, bajé la mano y toqué su muslo, ella dio un ligero vaivén pero no se movió. Fui subiendo la mano, hasta llegar a su coñito y acaricié su vello púbico, introduje suavemente un dedo en su vagina y empecé a masturbarla. Su respiración fue haciéndose más fuerte hasta convertirse en gemidos, tenía los ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás. Cuando llegó al orgasmo, arqueó la espalda y se quedó quieta. Su respiración fue calmándose poco a poco. Se giró hacia a mí y metió su mano en la entrepierna agarró mi polla y empezó a jalarla suavemente. Movía la mano con frenesí…
— Te quiero, mamá. Eres una mujer maravillosa. — Yo también te quiero, vida mía.
Se levantó de la cama y se fue al baño, yo la seguí y me quedé en la puerta, oía el agua del lavabo correr, observaba un tremendo culo…me gustaba lo que veía, lo bien que nos lo estábamos pasando y lo extraño de la situación, después de diez días en el paraíso del fornicio, mi madre y yo no habíamos follado bien aún. Nos habíamos apareado con más gente que en todo un año, pero ella y yo no habíamos jodido con Dios manda… sin duda era porque entre mi madre y yo había algo más que sexo por sexo, y el polvo en la fiesta so fue una consecuencia del jolgorio. Al  rato salió, me miró sonriente y me cogió de la mano para que la acompañase, la seguí como un perrillo sin hablarla. Se sentó en el sofá y yo a su lado. Cogidos de la mano…
— Ya sabes que una madre no puede suplir a una esposa, y lo sigo creyendo.
— Si fueses mi esposa, sería el hombre más afortunado del mundo.
— Pero no lo soy, es imposible. Tampoco te puedo dar hijos por mucho que me llenes de leche.
— Casarnos es imposible pero tú y yo no lo necesitamos para vivir como esposos.
— Estás loco… nadie entendería que dejase a tu padre para irme a vivir contigo. Tú padre no me folla es verdad, pero es lo único que le puedo reprochar…y ahora no me hace falta teniéndote a ti.
— Es nuestro secreto de madre e hijo para el resto del mundo y vivir como matrimonio entre nuestras cuatro paredes. Lo tengo todo de ti y no tengo porque quejarme, solo que te echo de menos algunas noches…sentir tu calor a mi lado, tu olor y follarte a cualquier hora cuando me apetece. Algunos días me despierto a media noche con ganas follar y no tengo a nadie…
Nos besamos apasionadamente y así, abrazados y desnudos tumbamos en la cama, empecé a lamer su cuerpo empezando por su cara, recreándome en sus enormes tetas hasta que llegué a su pubis. Le comí los labios carnosos y su clítoris mientras gemía de placer… su coño es voluptuoso y me encanta encarnizarme.
— Amor mío, decía mi madre entre suspiros. No hay nadie me haga gozar como tú lo haces…
— Y hace mucho que no disfrutas conmigo… Ella me sorprende con otra pregunta.
¿Te parezco atractiva? Crees que soy suficiente mujer para hacerte gozar como te mereces. Sin pensarlo le digo que es hermosa, siempre me pareció hermosa. Y me sorprende otra vez
– Anoche te vi mi amor, cómo te follabas a Carmina, me puso un poco celosa pero me encantó como le arremetías como un toro… me sentí orgullosa como madre y estoy orgullosa de nosotros porque nos amamos y nos respetamos dejándonos disfrutar de lo que nos ofrece la vida…ya te puedes imaginar que con tu padre esta situación sería imposible, por eso te amo con locura ¡Te necesito! Sé que te tengo a cualquier hora de cualquier día, eso me reconforta el alma.
Mientras tanto me seguía acariciando pero ahora la pierna. Y le contesto… 
— Pues yo he visto cómo te masturbabas y no voy a permitir que te falte un buen orgasmo. Se detuvo. ¡¡¡Me viste!!! 
Aclamó sorprendida, y después de unos segundos me preguntó… 
¿Qué te pareció? Me gusto mucho el sexo…
— Estás siempre encantadora… No podía creer lo excitado que estaba mamá ¡Me encantó!
Ella sin pensarlo dirigió su mano a mi cipote, el cual era bastante visible por la buena erección que mantenía desde hacía rato. Al tocarme ella, me recorrió tu terrible escalofrío. Pero yo no dudé, en dirigir mis manos a sus tetas. Ella me masturbaba. Yo acariciaba sus pezones. Lentamente corrí las aureolas con la punta de mis dedos y se le pusieron los pezones erectos… era todo un sueño. Sin pensarlo dirigí mi boca a ellos. Antes de rozarlos con mi boca, ella ya estaba gimiendo. Al tocarlos con mis labios, me abrazó, y se dejó caer sobre la cama. Ahí comenzaría todo. Me acomodé sobre ella. No dejaba de besar sus grandes ubres, morderlos, pellizcarlos… ella ya había buscado mi polla entre ambos cuerpos. Sus palabras eran…
— ¡No pares mi amor, sigue, soy toda tuya…!
Me volvía loco sentir una oleada de perfume de mujer excitada. Fui directamente a su boca. Nos besamos como nunca lo había hecho con alguien. Mientras frotaba mi cipote sobre su vagina húmeda, ella movía sus caderas con las piernas abiertas completamente ofrecida al sacrificio del amor. La miré a los ojos, y dirigí mis manos a su centro de placer, y llegué a sentir su calor con mis dedos, la penetré con mi dedo.
¿Así lo hacías anoche? O mejor, ella no dejaba de gemir.
La masturbé por unos minutos. Hasta que le saqué mis dedos y los coloqué en su boca. Me los limpió con una buena perra en celo, me encanta cuando se pone PUTA. Y lentamente fui con mi boca, a su centro de pasión. El aroma era penetrante. Pero sin pensarlo, comencé a lamer su vagina sin ningún pudor, aun sabiendo que durante esos diez días habían pasado por ese coño bastantes pollas y vaciado en él litros de esperma. Mi lengua la estaba violando metiéndola lo más profundamente que daba con mi boca cubriendo toda la boca de su chumino. Y no dejaba de gemir al notar cómo me dedicaba a torturar su clítoris, hasta que llegó a un orgasmo, sentí todos sus jugos en mi boca. Rogándome, pide que la penetre…

— ¡Fóllame hijo, fóllate de una vez a tu Puta madre! Me tienes hirviendo el coño.



Sin pensarlo, me pongo sobre ella… se me abre bien de piernas cuando me puse encima de ella y tomó mi verga dura y extremadamente rígida… se la frota intencionalmente sobre su vagina, hasta que ella misma me lo agarra de la base apretándome los huevos y se lo mete brutalmente. Sentí que estaba en las nubes. Ese calor era increíble. Yo no fui para menos y empujé con decisión hacia su interior, y sin nada de delicadeza la adentré con descaro, dio un gemido casi grito. Empecé a bombear lentamente, fui aumentando el ritmo paulatinamente notando el roce de su conducto en mi sensible glande…ella a su vez aumentaba el volumen de sus gemidos al sentirse llena de su retoño. Me apoyaba sobre mis brazos y nos mirábamos fijamente los dos. En su cara se reflejaba el placer que le proporcionaban mis clavadas profundas y majestuosas, era una reina madre en la cama. Yo la acompañaba. Me rodeó con sus piernas, y brazos. Yo seguía con mis empujones queriendo llegar a su útero hundiéndola entera hasta los huevos una y otra vez. Hechizado por la pasión de mi madre, su aroma a hembra en celo, sus caricias clavándome las uñas al sentir mi tranca en lo profundo de su útero, sus besos lascivos enredando su lengua con la mía y sus gemidos me embelesaban…
¡Te siento muy dentro de mí, cariño! ¡Eres el único macho que sabe sacar lo PUTA que soy!
Me abraza muy fuerte y llega a un hermoso orgasmo apuntillándola bien duro…, noto como su coño aprieta y vuelve a soltar sin dejarla de follarla, notando el roce intenso de sus paredes vaginales frotando mi glande y todo mi falo venoso cada vez más hinchado y duro. Ese roce electrifica mi cuerpo. Su corrida provoca que acelere mis movimientos de penetración, ya son con locura… se siente el golpe de nuestras carnes sudorosas y nuestros jugos. Hice que se pusiera encima de mí como tanto le gusta… ¡Para ella cabalgar una buena verga erecta es lo más! Sin demora cogió mi polla con una mano y con la otra se abrió los labios del coño para que no molestaran al deslizarse sobre mi ariete, encabezado por un glande duro e inflamado… se la introdujo de un golpe, comenzó a cabalgar, sus gritos de placer retumbaban en toda la cabaña y más allá, pero poco importaba porque en aquel lugar follar era lo más habitual. La cama sonaba como si se fuera a romper, sus mamas alborotadas se movían para todos los lados. Se estiraba y me abraza otra vez con mucha fuerza…, percibo que estoy a punto de estallar e incrementos mis arremetidas, más fuertes, más profundas…
— ¡Así hijo mío, fóllame bien duro! ¡Métemela entera, que no quede nada fuera del conejo hambriento de tu madre! 
Le agarraba de culo con ambas manos, en tanto pegaba fuertes sentones sobre mis pelotas tragándose la tranca completa. 
— ¡Vamos nene, vacíate dentro de tu madre! Quiero sacarte toda la leche de tus huevos…
Con afanosos ajetreos de culo, elevaba mi culo al compás que la señora se empalaba todo el falo hasta la raíz, lo que no me daba muchas opciones de elegir donde eyacular mi lefa…su olor, su arrebato, su piel sudorosa con esas enormes tetas balanceándose de un lado a otro entre gemidos, no hizo más que avivarme tanto que comencé a derramar todo mi néctar dentro de ella…
— ¡Así cariño, así es como te debes follar a mamá! ¡Qué gozo…Dios mío! ¡Qué hermoso eres, nene!
Noto como mi cuerpo se tensa, me recorre una corriente que me embarga desde la polla a la cabeza que se empieza a atolondrar del chute de dopamina, tras la salida del primer chorro de leche que inunda el fondo uterino de mi madre, un segundo aún más notable abre el orificio del glande eyaculando feroz en el cubículo materno, de ahí se concatenan otros cuatro o cinco cada vez menos fortalecidos, hasta que cae rendida sobre mi cuerpo desnudo, me abraza, besa mis labios resecos de la hiperventilación humedeciendo mi boca con su boca y lengua…nos mamamos las lenguas obteniendo la saliva igual que una madre alimenta a su cría en el nido… y finalmente se relaja. Me mira a los ojos y me dice…
—Eres soberbio follando, mi amor.
Antes que yo diga algo, me tapa la boca con sus dedos tiernamente. Me pide que no salga de su cuerpo… que me quede porque me quiere sentir un rato más hasta que se baje la hinchazón dentro de su coño…desea sentirla todo el rato. Realmente fue estupendo… Nos habíamos olvidado de todo, y de todos en esos minutos. 
— Mi vida…  ha sido… maravilloso. Y lo mejor es percibir la calidez de tu lefa recién eyaculada dentro mí, dijo recuperando el resuello. 
— Si  mama…lo ha sido
Permanecimos abrazados un buen rato, acariciándonos con ternura. Nuestros ojos reflejaban el amor que nos teníamos el uno al otro. Comienzo levantarme y me siento al costado de la cama. Y ella me acaricia y besa por toda la espalda…

Este es Mi Hombre, eres el macho que siempre había deseado fuese tu padre, y lo tengo en ti en una versión muy mejorada.

No le dije nada, tan sólo nos sonreímos con complicidad. Mis siguientes palabras fueron… 

— No me arrepiento de nada, a veces pienso que vivo en una fantasía cuando estoy contigo. 

Y me dirijo a buscar un beso que nos lleve al infinito.

— ¿Te apetece otro? Aún estoy muy receptiva…desde que estoy aquí me siento muy especial…
— ¿Otro… aun te quedan fuerzas?
— Tengo cincuenta y cinco años pero me siento como si tuviera veinticinco, lo que me sobra es energía cariño.
— De acuerdo, pero antes tendrás que volver a resucitar a mi ariete…
— Eso no será mucho problema… la boquita de mamá es milagrosa.
Ella apresurada hizo lo suyo sumisamente, me sorprendió verla agacharse sin preámbulos, sin decir palabra y engullir mi miembro con su brutal erección, al borde mismo del orgasmo. Agradecí poder palpar nuevamente sus pulposas ubres, recorrer con mis manos su espalda teniendo a mi madre en cuclillas oliendo y besando mi polla ¡Mamándomela como una autentica Puta! Mi pecho, que latía con fuerza otra vez, vio la mano de mamá apoyado en mi corazón sintiendo mis latidos. Sus sentidos femeninos agudizados, captaban todo en un plano dimensional distinto, ralentizada mi respiración aceleraba mis pulsaciones, los roces lujuriosos de la mano de mi madre en mi pecho, mis caricias en su nuca, hombre y cuello hasta sus tetas, las palpitaciones de mi polla inmersos en el calor abrasante de la garganta de mi madre, mis testículos nuevamente inflamados tomados con suavidad por su mano derecha, los suaves sonidos de su voz, gimientes exclamando placer y dándomelo, la pausa corta para terminar de tragar la saliva que llenaba su boca, el comentario que salió de sus labios sobre la cantidad de semen que deseaba producirme en las pelotas que masajeaba magistralmente.
Su lengua presionaba contra el paladar mi sensible glande que se deslizaba hasta su garganta impetuosamente abrazando mi pedazo de carne latiente, la vista de su rostro con sus cejas arqueadas en un gesto de ímpetu me calentaban mucho, la de su boca esforzándose al máximo para poder abarcar la exigente circunferencia de mi diámetro fálico, y la de sus ojos encontrándose con los míos en una nueva pausa respiratoria en la que aprovechaba para digerir la inmensa cantidad de polla y saliva que producía incansable su boca, que más bien parecieran constantes eyaculaciones. Minutos después, me encontraba excitado al máximo, su boca abandonó mi cabezota hinchada y se deslizó lamiendo con lengua y labios todo mi tronco hasta mis testículos, sin aun haber dicho palabra la asió masturbándola a la par que se tragaba uno a uno mis bolas como si fueran caramelos…
—Solo quiero que me prometas que siempre vamos a poder estar juntos.
Una vez puesta mi verga en lo más alto de su supremacía, no soportaba un instante más o mis huevos estallarían de tanta leche que volvía a hervir dentro del escroto…, la necesitaba follar YA. Ella me miraba y comprendía… lo sé, decían sus ojos, lo decían su gestos, lo dijeron sus manos. Sin hacerse esperar se levantó…
— Ven date la vuelta y ponte a cuatro patas que tu hijo te va a follar como se folla a una perra…
Puso su culo a mi disposición completamente subido y respingón con las tetas posando en las sábanas, la agarré por la cintura y de un golpe la invadí, dio un  grito, bombeé lentamente, no quería hacerla daño, ella daba gemidos de placer. Una de las puertas del armario era un espejo y los dos nos veíamos reflejados en él mientras follábamos. Sin dejar esa postura la penetré con vigor marcándola como a una hembra de ese calibre se merece, la nalgueaba y la clavaba afondo una y otra vez. Bien sujeta del culo, se la insertaba dejando fuera solo mis duras pelotas. Se agarraba a las sábanas blanqueando los nudillos de la presión de sus dedos por tanto placer. La agarré de los hombros y se la metí duro en su húmeda cueva.
Gimió de placer, atravesándola con mi dotado falo haciendo el resto. Mientras la estaba penetrando y sacudiéndome de gusto, me incliné la así de las tetas. Mi madre me acompañaba con el movimiento de las nalgas. Tras un rato, decidí cambiar de postura y al darle la vuelta volvió a ver aquella polla de su hijo, cayendo de nuevo en la trampa… me la volvió a chupar. Se sorprendió que aguantase tanto, dijo después de un cuarto de hora follándola como a una perra,  que no me hubiese corrido ya solo se debía al hecho de la gran descarga en la primera follada y debía de tener los huevos en reserva. Mejor. Después le dije que me esperase. Se tumbó en la mesa y abrió lentamente las piernas dejando entrever su afeitada vagina. Indicó con el dedo que la montase y la follase… allí la volví a penetrar, colocó sus piernas en mis hombros.
Noté que iba cogiendo ritmo el asunto.  — ¡¡¡Más, más, más!!! Me decía.
Seguía aguantando y mi madre fue a por mí, se propuso que aquel joven no podía aguantar más a una mujer como ella. Me asió del culo atrayéndome hacia dentro de ella desbocada como una yegua en celo mientras le besaba comiéndome su boca y agarrando de sus nalgas también. Mi madre y yo cada vez estábamos más salvajes y fuertes en las embestidas cuando el orgasmo vino hacia mí. Fue un inmenso placer, me encontraba en otro mundo, en un clímax cuando oí…
— ¡ASÍ NENE, SIEMBRA A TU MADRE DE UNA PUTA VEZ Y PRÉÑAME! ¡HAZME UNA BUENA PANZA!
Le aparté el pelo de su cara, mi lengua y mis labios comenzaron a hacer su trabajo y no tardó en sentir la recompensa de aquel líquido que le atoraba el cérvix. Ella gritó de placer y yo me sentí reconfortado eyaculando una vez más dentro de mi madre, no fue tan copioso pero hubo bastante leche por salir. Como vi que ella no había llegado al orgasmo continué con el bombeo hasta que dio un gemido que me indicó que ya había llegado. Al cabo de un rato allí seguía pegada después de correrme, comprobando como aquel heroico cipote se volvía a hacer pequeño dentro de su coño.
– ¡Has sido maravilloso…me follas espectacular mi vida!,  Dijo
 — Ha estado muy bien mamá. Aquí solo tú eres la que está estupenda
Repliqué yo quitándole hierro al asunto, aunque en realidad había disfrutado como hacía mucho. 
— Nunca había tenido dos orgasmos tan seguidos
— Pues vete acostumbrando, porque tu madre te los va a proporcionar dobles cada vez…
Pero en ese momento sentimos un ruido, de repente nos encontramos a Carmina en el umbral de la puerta observándonos con una sonrisa cómplice al encontrarnos aún acoplados, sin pudor alguno continuamos en dicha postura en tanto nuestra amiga nos invita pasar un día de playa antes de dejar aquel paraíso del placer. Mi madre miró la hora, se levantó de la cama.

— Voy a hacer el desayuno con Carmina… tú descansa.
— Sí, tengo que recuperar fuerzas para esta noche.
— ¿Esta noche también? Y se fue cantando a la cocina con Carmina.
A partir de ese día, nuestras sesiones de sexo eran casi a diario, y lo mejor era que algunas noches se quedaba a dormir en mi cama, abandonando a su marido. Mi padre aguantaba esas injerencias sin despecho, e incluso hacía la vista gorda sabiendo que su esposa follaba descaradamente con su hijo…, pero manteníamos las apariencias de puertas hacia fuera, lo que nos daba ese beneplácito paterno de vía libre si no se convertía en un escándalo público. Éramos madre e hijo, pero cuando estábamos en casa yacíamos cual joven matrimonio desinhibido…comíamos desnudos, follábamos en cualquier parte de la casa olvidándonos de comprar condones, nos mostrábamos tal como éramos en toda nuestra intimidad sin tapujos ni pudores, e incluso se podría decir que éramos un matrimonio a tres con la incorporación de Carmina algunos días entre semana.

Porque cuando mamá no ocupaba mi cama, era yo quién invadía la de Carmina dejando los fines de semana especiales solo para mamá. Por supuesto que las dos maestras de escuela mantenía el secreto muy bien guardado, mi padre nunca destaparía la aventura por vergüenza o porque simplemente se conformaba con que mamá regresara a casa de vez en cuando, aunque durmiesen en una cama de divorciados. El resto de la vida la vivíamos en común. Mi padre tampoco ha tenido un mal gesto de desplante, nos llevábamos bien admitiendo en silencio no ser el macho alfa de la madura y caliente madre que tengo. En cuanto a la conducta cotidiana, era una vida en común tan normal como lo había sido siempre, y en nada se filtraba lo que realmente ocurría. Pronto pasaría el invierno y la primavera para volver a tomarnos unas exuberantes vacaciones en el camping del amor y la amistad. 




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