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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Profesoras y Compañeras





Sucedió el verano pasado. 

Aunque antes quiero presentarme y poneros en antecedentes y que conozcáis un poco a la gente… Me llamo Javi, actualmente tengo 33 años y soy profesor de Tecnología. En los últimos años había tenido todo tipo de trabajos, desde controlador de logística en hoteles, diseñador de producto en 3D o en cargado de una gran marca sueca de muebles… pero siempre era trabajos en los que aunque se ganaba bien se trabajan muchísimas horas, y ya con la edad que vamos cumpliendo me apetecía algo más estable, y más cómodo, aun renunciando a algo de dinero. Además estaba el tema de que tenía un niño de dos años y me apetecía disfrutarlo, al igual que de mi pareja, Sofía. Tengo una hermana catorce meses más mayor que yo, se llama Patricia, Patri es como la llamamos todos. Es PT en un instituto de secundaria de la zona norte de Madrid. Hizo allí las prácticas, fue cogiendo  nombre y lleva como trece años currando allí. 

Está casada con Carlos, un tipo agradable que conoció en el instituto y ahora ocupa la jefatura de estudios y puede que pronto sea director en la próxima convocatoria. Tienen dos niños. Carlos es un tipo normal, un poco “antiguo”. Para que me entendáis, algo machista, viste de manera muy formal, es serio… aunque hace feliz a mi hermana y eso es más que suficiente para mí. Voy a terminar con dos personas más que intervienen en la historia. Una de ellas es Diana, la mejor amiga de Patri y madrina de mi sobrina. Se conocieron en la universidad estudiando, entraron juntas en el colegio y siempre han estado muy unidas. Y ya la última es Lara, es la pareja de Diana. Empezó a trabajar en el instituto hace unos cinco años y rápidamente se fijó en Diana y a los pocos meses estaban saliendo. No quiero aburriros con las descripciones de cada uno de nosotros, pero creo que es necesario para entender el contexto de la historia.

Empecemos por Sofía, mi chica, mide sobre 1’70 metros, tiene un buen cuerpo, teniendo en cuenta que apenas hace ejercicio. Tiene unas tetas que son la perdición de cualquiera. Grandes aunque han perdido algo de firmeza tras el embarazo, pero siguen muy bien puestas, blancas, como el resto de su piel y coronadas por grandes pezones. Es morena con unos increíbles ojos verdes.

Mi hermana Patricia, Patri para los amigos, es más bajita que yo pero también medirá lo mismo que mi novia. Es castaña clara, aunque lo lleva “pintado” de rubio ceniza desde siempre. Tiene unos bonitos ojos color miel. La afición por el deporte viene de casa de mis padres, de manera que ella se mantiene bastante en forma también. Ahora le había dado por el crossfit, y estaba empezando a definirse un poco más. A mí siempre me pareció una chica muy guapa, y salvando las distancias se podría dar un aire a Kristen Bell. Es ese tipo de chica, sin muchas curvas, pero las que tiene están en su sitio, pero donde sobre todo destaca por su belleza.


Mi cuñado Carlos es un tipo tan alto como yo pero con fobia a los deportes. A pesar de tener 35 años tiene aspecto de persona más mayor. Tiene una pequeña barriga, es ancho de caderas, lo que le hace como un tronco. Y en nada ayuda a su aspecto la barba que tiene…es un tipo que le gusta cargase con responsabilidades.

Diana es el arquetipo de lesbiana. No quiero caer en tópicos, pero es poco femenina, brusca a la hora de hablar, siempre ha llevado el pelo corto, viste con ropa muy ancha… cumple todos los clichés. Debe medir como 1’65, delgada y sin mucho pecho. Castaña oscura, ojos marrones oscuro. Es una chica muy agradable, pero desde luego nada atractiva, por lo menor para mí.

Lara es todo lo contrario a Diana. Siempre pienso que Lara debe ser la “chica” de la relación… (Otro tópico más, perdón…) Mide aproximadamente sobre el 1’65 metros, rubia de piel blanca como la nácar  , es andaluza y eso lo lleva en los genes. Tiene los ojos oscuros, no sabría decir si marrones oscuro o negros. Tiene un culo normalito, pero tiene un buen pecho. Algo de lo que se encarga en mostrar continuamente con grandes escotes.


  



Y finalmente yo. Estoy bastante en forma, toda la vida haciendo deporte y dedicándome a ello con asiduidad, hace que esté muy fibroso, bien definido y bastante en forma en general. Soy castaño, ojos marrones claros y llevo un pendiente en la lengua. Mido aproximadamente 1’83 y os podría mentir diciendo que tengo un rabo enorme, pero la verdad que creo que es algo normal, ciertamente mayor que la media pero nada descomunal… medirá uno 18 cm cuando estoy empalmado y mis huevos son acordes a tal tamaño, quizás un poco más, los tengo colganderos y con dos bolas que se marcan bien dentro del escroto venoso.

Como os comentaba estaba cansado de trabajos donde la jornada laboral fuera eterna y estaba buscando un cambio. Un día hablando con Patri y Diana, sobre esto me comentaron que en el instituto se acababa de ir un profesor de Tecnología y que les diera el currículum que se lo dejaría al director y con la ayuda de Carlos seguro me daban el puesto. Dicho y hecho, ese mismo curso, en septiembre comencé a trabajar en el instituto concertado. La verdad es que fue un salto cualitativo. Tenía una jornada definida de máximo 27 horas semanales más otras 5 extraordinarias, festivos, vacaciones amplias y el sueldo estaba muy bien. Los compañeros eran en general gente joven, y había buen ambiente. Veía todos los días a mi hermana y nuestra relación, aunque siempre fue buena, ahora estábamos más unidos debido al tiempo que pasábamos juntos. En pocos meses mi calidad de vida había mejorado muchísimo. Tenía un trabajo más cómodo, paso más tiempo con Sofía y con el niño. Mi relación con mi hermana y por extensión con su ambiente había mejorado. Estaba en un gran momento. Follaba mucho más con Sofía y creo que la calidad del sexo aumentó mucho. Al hecho de hacerlo más a menudo estaba el hecho de tener menos estrés y más tiempo libre, y creo que volvimos a las grandes sesiones de sexo del comienzo de la relación.

Los días en el instituto pasaban rápido y sin darnos cuenta ya habíamos consumido el primer trimestre, la Navidad y estábamos llegando a las vacaciones de Semana Santa. Mi hermana propuso irnos a una casa rural a pasar unos días, un fin de semana largo y volvernos el miércoles antes de que empezara la “Semana Santa”, y así coger fuerza para afrontar el final de curso. Todos trabajamos en el instituto, con lo que teníamos vacaciones, la única que tuvo que pedir días fue Sofía, pero no la pusieron problemas…. Cogimos una casa rural en Málaga, creo que el pueblo era el chorro o algo así. Era una casa fantástica, para unas 10 personas, nosotros éramos 9 contando a los niños, con lo que había espacio de sobra. Tenía jardín, piscina, barbacoa y un jacuzzi en una de las habitaciones. Llegadas las vacaciones nos fuimos todos juntos. Sofía y yo con el niño y el coche alicatado hasta arriba. Patri, Carlos y mis sobrinos en su coche y Diana y Lara en la moto.

Tras llegar, descargar y repartirnos las habitaciones fuimos a hacer algo de compra. Me fui con Lara al pueblo cercano buscando un Carrefour o algo similar. Con Lara tenía una buena relación, era a la que menos conocía o con la que menos había tratado, pero desde que entré en el instituto nos habíamos unido mucho. Nunca me había fijado en ella de sesa manera, como haberla descubierto en el plano sexual, era consciente de que estaba buena y sus escotes no decían lo contrario. Incluso algún día llegué a escuchar a Diana como le contaba a Patri algunas cosillas que hacían… pero hasta ese momento no me di cuenta de lo verdaderamente buena que estaba, y que en esos días serían la primera vez desde que la conocía la iba a ver en bikini. Y sabiendo como viste imaginaba que no usaba grandes trozos de tela, de pronto un escalofrío recorrió mi espalda al imaginarla en la piscina, con la tela del bikini pegada al cuerpo… fue la propia Lara la que me sacó de mi ensoñación preguntándome si iba a seguir mirando la botella de ron o la iba a dejar en el carro…

Tras la compra, llegamos a casa, los niños ya habían cenado. Sofía es muy así y se trajo cena para ellos desde Madrid. Los acostamos pronto y nosotros preparamos unas ensaladas, algo de embutido, cervezas y mojitos y salimos a cenar al jardín. Es increíble comprobar el buen tiempo que hace en Málaga casi en cualquier época del año. Yo no paraba de darle vueltas al pensamiento que me había venido en el supermercado, el pensar ver a Lara dentro de unas horas en esa piscina me estaba calentando de mala manera. Ni que decir tiene que tras la cena y ya en la habitación Sofía y yo follamos como locos.

Tras unos preámbulos casi de cortesía, yo no los necesitaba puesto que iba muy caliente, Sofía se subió a horcajadas sobre mí y se puso a cabalgar como ella sabe hacer, tan bien. El bamboleo de sus grandes tetas es hipnótico. El clímax llega cuando sentaba sobre mí y completamente atravesada se endereza hasta quedarse erguida, la cabeza hacia atrás y con los brazos casi apoyados en mis piernas empieza un movimiento frenético de pelvis frotando su clítoris inflamado, bien lubricado por la cantidad de flujo y acompañados de pequeños y rítmicos gemidos. Yo en esa posición lo único que puedo hacer es disfrutar de la follada, recrearme de la visión de su culo y de cómo mi polla era tragada por su envolvente coño… y agarrar esas fantásticas tetas. Cuando Sofía se pone así sé que poco la queda para correrse, y normalmente oír como gime en su pre-orgasmo hace que un torrente de sangre hinche más mi polla y me corra de manera incontrolable, pero hoy no, hoy era diferente, estaba muy caliente pero necesitaba más, de manera que cuando Sofía comenzó a correrse solté sus tetas y agarrándola fuertemente de las caderas comencé a mover su cuerpo adelante y atrás, para incrementar la fricción de su babeante chocho. Pronto los espasmos se apoderaron de su cuerpo y poco a poco fuimos bajando el ritmo.

Cuando pudo recuperar el aliento se dejó caer sobre mí sin descabalgarme dándome un gran beso, a modo de agradecimiento por el orgasmo obtenido. Aunque pronto se dio cuenta de que seguía empalada y mi polla no había perdido ni un ápice de su vigor, fue entonces cuando cayó en la cuenta que yo aún no me había corrido. Sin decir nada me desmontó y fue bajando la cabeza hasta toparse con mi desafiante miembro viril bien musculado jalonado de venas hinchadas, el cual parecía observar de manera impaciente los próximos pasos de Sofía. Desde mi posición pude verme la polla viscosa, hinchada y con un amoratado capullo coronando el mástil. Sofía se giró tapándome la visión, pero ofreciéndome una mucho mejor, su culo y su coño hinchado me ofrecían un primero plano inmejorable.

Noté como comenzó lamiendo la base de la polla, donde se habían concentrado gran parte de nuestros flujos, poco a poco fue envolviendo la polla con su lengua limpiando todo a su paso hasta que finalmente coronó. Jugueteó un poco con el capullo dándole varias pasadas con su maestra lengua…su punta horadaba mi agujerito uretral y la zona del frenillo, el cual se disipa cuando queda descubierto el glande remangado todo el prepucio… y empezó a engullir. Poco a poco iba metiéndose un poco más de carne a la boca antes de retroceder hasta el capullo, marcando con saliva hasta donde mamaba. 

Repitió esta acción 3 o 4 veces más hasta que llegó a media polla y comenzó a chupar a buen ritmo. Con la mano derecha sujetaba la base de la polla, quizá algo más arriba, con ello se encargaba de hacer tope y aprovechaba para pajear un poco, con pequeños movimientos. Mientras la mano izquierda sobaba unos huevos muy hinchados debido a la excitación y al contenido seminal de varios días sin descarga. Yo por mi parte, antes de abandonarme al placer, estiré mi mano derecha hasta entrar en contacto con su coñito. Sofía nunca me dejaba follarla por el culo, pero no ponía impedimento en que la metiera algún dedo de vez en cuando, y yo lo hacía siempre que podía. Con mi dedo corazón recogí parte de los fluidos que aún brotaban de su coño y empecé a dibujar círculos alrededor de su culo, ejerciendo poco a poco más presión hasta poder introducir la primera falange.

En ese estado cerré los ojos para concentrarme lo máximo posible en la mamada y no pude evitar que la imagen de Lara volviera a mi mente, al principio intenté apartarla, pero pensar que era ella la que me la estaba comiendo, son sus grandes y morenas tetas fue el detonante para explotar en la boca Sofía, la cual aceptó de muy buen grado mi muestra de amor. Noté como se hinchaba mi polla y de pronto me recorrió todo un calambrazo que detonó en mi polla eyaculando un tremendo chorro de lefa. Mi esposa cerró los labios sobre mi glande hermetizándolo y seguido el segundo aldabonazo concatenados con otros tres o cuatro convulsiones que me vaciaron los cojones de una sola vez.

Tras asearnos un poco decidimos que era el momento de dormir. Sofía estaba radiante, siempre tenía ese brillo especial después de follar. Yo estaba algo raro por pensar en Lara mientras Sofía me la chupaba, pero la situación era algo morbosa, y mi polla aún morcillona así lo delataba. Antes de dormir quise beber algo de agua, tanta acción me había dejado seco y bajé a la cocina a por una botella. A la vez que salía yo, casualidades de la vida, salía Lara de su habitación, tenía el pelo algo alborotado y tenía ese halo brillante de después de follar. Llevaba un camisón azul muy cortito y suelto en la parte de arriba, donde se notaba el bote de sus tetas libres de sujeción, cosa que mi polla rápidamente notó. En la mano llevaba dos vasos con restos de hielo y una botella de ron medio vacía, y tras cerrar la puerta se la pudo apreciar algo tocadilla. Juntos bajamos la escalera y yo no podía quitar los ojos de sus tetas bamboleantes al bajar los escalones. Lara no me miraba, medio borracha como estaba y posiblemente recién follada caminaba en silencio en su mundo, feliz, pensando en sus cosas. Ya en la cocina dejó los vasos y guardó la botella, mientras yo cogía agua para subir a la habitación. De camino de vuelta y antes de salir de la cocina, entre risas Lara me dijo…

– ¿Te puedo contar un secreto?, Chiiiiiiisss! Pero no se lo puedes decir a nadie. 

Decía conteniendo una risa que denotaba algo de embriaguez.

– Claro, dime.

Yo tenía que hacer verdaderos esfuerzos para mirarla a la cara, porque puesta en la puerta de la cocina y con la luz por detrás se le transparentaba un poco el camisón y se dibujaba a la perfección su silueta. Desde nuestra habitación se oye la vuestra…

– ¿Y? Yo no ronco…

Concentrado en no mirarle las tetas, no había entendido a que se refería

– Me refiero a que se oye… ejem! Que hemos oído a Sofía gemir, nos habéis dado envidia imaginando lo que hacíais y Diana y yo nos hemos puesto a follar como hacía tiempo…

Sin tiempo a reaccionar, salvo mi polla que se puso firme, se dio la vuelta y subió las escaleras, yo comencé a andar tras ella, mirándola el culo y viendo el movimiento pendular que su culo hacía al subir. No la dije nada hasta llegar a la habitación, donde me despedí…. 

– Hasta mañana…

  Hasta mañana

Contestó ella, bajó su mirada, vio la erección que tenía, volvió a mirarme a la cara sonriendo y volvió a decirme…

– ¡Hasta mañana! Y a descansar…

Yo entré en la habitación algo turbado y nuevamente caliente. Cuando cerré la puerta confié en que Sofía siguiera despierta para poder calmarme con ella, pero para mí desgracia ya estaba dormida. Me acosté junto a ella, me acomodé la polla para que estuviera más cómoda y cerré los ojos tratando de dormir. Intentaba no pensar en Lara, porque si no mi polla no aflojaba y con la polla así no podría conciliar el sueño. Poco a poco lo fui logrando, Morfeo se iba apoderando de mí, y cuando estaba a punto de caer en sus brazos, me di cuenta que desde nuestra habitación también se escuchaban las demás cuando un leve gemido me sobresaltó. Rápidamente pensé en Lara, cabía la posibilidad de que hubiera sido Diana, pero en cualquier caso mi polla volvió a pedir guerra y con Sofía dormida no me quedaba más remedio que darme amor a mí mismo.

Me saqué la polla y empecé a pajearme suavemente, con los ojos cerrados, concentrado en los casi imperceptibles gemidos que recorrían la casa. Me imaginaba que era Lara la que gemía e inmediatamente la imagen de Diana se unió a la fiesta en mi cabeza. Nunca, jamás pensé en Diana en esos términos, no me parecía tan atractiva, y aunque era una gran persona, no era mi tipo ideal. Pero ahora la situación había cambiado, el contexto era diferente, e imaginar a Diana comiéndole el coño a Lara, o viceversa hizo que mi polla casi estallara. Tuve que parar para buscar algo donde descargar, y cogí las bragas de Sofía, que tras nuestra follada las había dejado para lavar. Nuevamente inicié mi tarea masturbadora, casi intuyendo los gemidos, ya que eran tan inaudibles que en ocasiones pensé que eran fruto de mi propia imaginación.

Subía y bajaba mi mano, recorría mi polla lentamente, gozando del momento. Producto de mi reciente eyaculación tenía un mayor aguante y esto hacía que pudiera recrearme en la paja. Tenía la mente desbordante de todo tipo de fantasías, hasta ahora latentes, imaginaba mil situaciones. Diana comiéndole el coño a Lara. Lara comiéndole el culo a Diana estando ésta a cuatro patas. Las dos haciendo tijeras. Las dos con un consolador doble penetrándose simultáneamente. Yo follando a Lara mientras le come el coño a Diana. Incluso fantaseé con la idea de follarme a Diana mientras esta le comía el culo a Lara…. 

Desde luego estaba que no cabía en mí, entre los pensamientos, mi mano subiendo y bajando por mi polla cada vez más rápido y que ahora los gemidos se oían con más claridad notaba que no tardaría nada en volver a correrme. Preparé las bragas de Sofía para que recogieran lo poco o mucho que fuera capaz de expulsar, y me dispuse a disfrutar del momento. Aceleré el ritmo al tiempo que los gemidos se incrementaron, estaba claro que tanto ella con su follada como yo con mi paja estábamos a puntito de terminar, intenté aguantar lo posible para sincronizar el orgasmo, y justo en el momento que ella se corrió aceleré el ritmo a un nivel frenético, puse las bragas sobre mi polla y cuando iba a soltar el primer chorro de leche, oí como ella por fin hablaba y la pude identificar…

– Carlos, hacía tiempo que no me follabas así, ¿Te ha calentado oír a tu cuñada?

Le dijo mi hermana Patri a su marido. Mi cabeza explotó, al igual que mi polla. Varios chorros de leche impregnaron las bragas de Sofía mientras en mi cabeza solo existía el pensamiento de haberme pajeado oyendo a mi propia hermana follar con su marido y corrernos casi al mismo tiempo. Tras limpiarme, tiré las bragas al rincón de la habitación, me tumbé pensando en todo lo sucedido y poco a poco el sueño se apoderó de mí, hasta quedar completamente dormido. Me desperté intranquilo, revuelto, incómodo pero a la vez con un punto de morbo que me pellizcaba en el estómago, aunque sobre todo me desperté muy tarde… abrí los ojos porque la penetrante luz de la mañana entraba por la ventana, que intencionadamente Sofía había dejado descubierta. Fuera se escuchaban los gritos de los niños jugando y el murmullo de las conversaciones.

Antes de levantarme de la cama hice un repaso mental de lo acontecido el día anterior. Me había calentado pensando en Lara, había follado de manera increíble con Sofía, me había vuelto a calentar con Lara, masturbándome mientras fantaseaba con ella y con Diana y me corrí sobre las bragas de Sofía escuchando como mi hermana Patri se corría después de lo que pareció ser un polvo antológico por el calentón que le produjo a Carlos oírnos follar a Sofía y a mi… La cabeza me iba a explotar, y no solo la cabeza pensante, puesto que la polla se había puesto nuevamente en pie de guerra rememorándolo….Me levanté y me asomé por la ventana, pude contemplar a mis sobrinos jugando con mi hijo en una pequeña piscina hinchable. Vi a mi cuñado Carlos con el móvil, posiblemente leyendo el Marca, y se le veía de buen humor. “Es lo que tiene estar bien follado”, pensé mientras me reía. Rápidamente vi a mi hermana Patri, y un escalofrío recorrió mi espalda y mis vacíos huevos. Nunca la había mirado de otra manera que como mi hermana mayor, mi amiga, incluso mi confidente. Nunca la miré como mujer, y menos como mujer sexualmente activa. “¡Claro, ha tenido dos hijos por osmosis, no te jode!”, pensé y solté una carcajada. Ahora la miraba con otros ojos, seguía siendo mi hermana mayor, pero también una atractiva mujer, y en bañador las horas de crossfit dejaban ver los resultados. Brazos y piernas definidos, vientre plano y un culo prieto que luchaba por escapar de la cárcel que era la braga del bikini. Un bikini amarillo que la hacía llamar la atención.


A su lado estaba Diana, como siempre. Siempre estaban juntas, desde la universidad. Desde el principio todos supimos la orientación sexual de Diana, y nunca tuvimos problema con ello, aunque yo en mi fuero interno siempre pensé que Diana estaba detrás de Patri y eso forjó la gran amistad que tienen. Ahora a Diana también la veía con otros ojos, el hecho haber fantaseado con ella la noche anterior imaginando las mil posturas con Lara hicieron que la viera incluso apetecible. Llevaba un discreto bikini color verde, muy sobrio, lo normal en ella. En la mesa desayunando estaban Sofía con un bikini azul, que resaltaba sus grandes tetas y se la veía muy distraída hablando con Lara, la cual no podía ver desde la ventana sin ser visto pero a la cual si oía. Me decidí a bajar no sin antes percatarme de como mi cuñado Carlos les hacía un escáner a todas las mujeres cada vez que levanta la vista del teléfono. Me puse un bañador tipo bermuda, puesto que mi polla seguía henchida desde la noche y era la mejor manera de disimularlo. Bajé las escaleras y me encontré de frente a Sofía, que iba a la cocina a por más café. Me vio, me dio un acalorado beso de buenos días y me agarró el paquete por encima del bañador.

– ¿Esto es por mí... o que vas armado? 

Dijo con sonrisa pícara mientras me sobaba la polla con más vehemencia.

– Por supuesto que es por ti.

Mentí a medias mientras tiraba del sujetador del bikini para arriba sacándole las tetas. Nos besamos nuevamente de manera acalorada mientras le dedicaba un buen magreo a esos pezones erguidos nada más tocarlos que eran mi perdición, mientras Sofía aprovechó para bajarme un poco el bañador y ya libre de impedimento comenzar una leve paja. Estábamos tan calientes e ensimismados, que no nos dimos cuenta de que estábamos metiéndonos mano en la puerta de la cocina hasta que un falso carraspeo nos devolvió a la realidad.

– Parejita, que hay niños en la casa…

Nos dijo Patri mientras se reía. Muertos de la vergüenza nos colocamos los bañadores, y mientras lo hacía no pude o no quise evitar mirar a Patri. Primero la vi mirando fijamente las tetas de Sofía, con cara de deseo, no sabría decir si de deseo de tenerlas así ella u otro tipo de deseo…, mi mente ya volaba muy alto. Luego la vi mirándome la polla mientras esta desaparecía dentro del bañador.

– Ejem, ejem, lo siento hermanita. 

Le dije intentando quitar hierro al asunto.

– Ha sido culpa mía, continuó Sofía. – Nos hemos dado un beso un poco más largo y… bueno…

– Tranquilos, conmigo no os tenéis que justificar, pero tener cuidado que no os vean mis niños dándoos esos “besos”… no están acostumbrados a verlo en casa.

Contestó Patricia con cara de complicidad y guiñando un ojo. Sofía cogió el café a por el que había entrado y yo iba a salir con ella cuando me paró nuevamente en la puerta de la cocina…. 

– ¿Tú dónde vas?

– Pues a la piscina a desayunar con vosotros…

– Sí claro, con la polla apuntando al cielo… anda espera que eso se baje y sales, que no te vean el resto salir empalmado ¡Chico que no tienes un micro-pene precisamente! Ese cañón se percibe enseguida ojo avizor.

Patricia contemplaba la escena divertida mientras cogía un poco de fruta de la nevera, lo que provocó que sus pezones se endurecieron efecto del cambio de temperatura.

– ¿Y me vas a dejar aquí solo? ¿Y así?, le dije a Sofía con cara de cordero.

– Solo, o que tu hermana te haga compañía, a ver si te da un poco de vergüenza y se te baja…me dijo tirándome un beso desde la puerta de salida.

Patri me miró, primero a los ojos, luego a la polla que seguía marcando la tela del bañador y luego nuevamente a los ojos… 

– A mí no me digas nada, yo no puedo ayudarte…Y menos así…

Dijo sin pensar mientras le miraba los pezones marcados en el amarillo bikini.

– Oyeeee!

Me increpó pero sin parecer molesta, más bien se la veía divertida. 

– Deja de mirarme las tetas que así no saldrás en todo el día a la piscina.

En ese momento entró Lara siguiendo el sonido de las risas de Patricia. “La que faltaba” pensé yo. Lara iba embutida en un bikini rojo, que hacía contraste con su morena piel y el cual apenas era capaz de contener las enormes tetas, las cuales luchaban por salir a respirar.

– ¿Qué hacéis aquí? Vamos a la piscina que hace un día fantástico.

– Ahora salimos, que Javi tiene un problema con el bañador, dijo Patricia riéndose.

– ¿Un problema? ¿Se te ha roto? 

Dijo Lara acercándose a mirar el bañador, hasta que se percató de mi erección. 

– ¡Vaya! Pues sí que tienes un problema… grande.

Y las dos comenzaron a reírse. A mí la verdad no me hacía ni puta gracia, y ver a Lara y Patricia en bañador no ayudaba calmarme. 

– Llamo a Sofía para que te ayude, sugirió divertida Lara.

– Que va, no le llames, si es ella quién lo ha dejado así, contestó Patricia sin perder detalle de mi cipote empalmado.

– Bueno, pero vosotras dos sois tontas o qué. 

Intente hacerme el enfadado, pero creo que mi tono no era muy convincente. 

– Entre que una me va a sacar un ojo con los pezones, dije mirando descaradamente a Patri, y la otra se ha puesto un bikini que parece tres tallas pequeño, ahora miraba con total descaro a Lara, aquí no hay quién se relaje…

Lara se acercó a Patri, le miró las tetas y le pegó un suave pellizco en el pezón izquierdo…

– Pues si están duros, sí.

Y Patri instintivamente se palpó el otro pezón…– Es del cambio de temperatura al abrir la nevera antes… dijo mientras no dejaba de sobarse el pezón.

– Bueno, ya está bien, queréis estaros quietas… les increpé más por postureo, porque la escena me estaba encantando.

– Que pasa hermanito, te pone nervioso esto.

Y cogiendo las dos manos de Lara las posó sobre sus tetas, a lo que Lara respondió rápido empezando a masajearlas.

– ¿Estáis flipando o qué?

Ellas no sé, pero yo estaba en la gloria. Ya con Lara manoseando las tetas de Patri de manera autónoma fue esta la que posó sus manos en los pechos de Lara y los empezó a sobar…. 

  Ostia puta, Lara, que tetas más increíbles tienes.

Jamás pensé oír a mi hermana decirle eso, ni a Lara ni a otra mujer. Yo estaba a punto de llevarme la mano a la polla y empezar a pajearme ahí mismo, cuando Lara me sacó de mi ensoñación…. 

  Venga Patri… Para, no empieces algo que no puedes terminar…





Ambas dejaron de manosearse mutuamente, sus tetas marcaban unos pezones bien duro y a Lara se la veía un poco de sofocada. Riendo se dirigieron a la puerta del patio, no sin antes girarse ambas a mirar “mi estado”. Y tras comprobar como estaba salieron descojonadas. Yo estaba caliente, no, lo siguiente, tenía la polla a reventar, pero no era como otras veces, estaba raro, excitado y con un morbo que no podía. Jamás pensé que mi hermana fuera tan liberal y que no la importara tocar y que la tocaran. Irremediablemente me subí de nuevo a la habitación a pajearme, ya que de otra manera no se me hubiera bajado nunca. No necesité mucho, dos o tras subidas y bajadas y un caliente chorro de leche salió disparada hacia la taza del váter. Aunque me hubiera corrido, la polla no volvió a su tamaño normal, se quedó morcillona, pero yo seguía caliente. Al bajar nuevamente ya pude salir a la terraza, Sofía me tiró un beso, Patri y Lara miraron mi bañador para comprobar el estado de mi polla, como el resto de gente me ignoraba, les hice un leve gesto indicando movimiento masturbador y ambas comenzaron a reír. Al verlas a las cuatro juntas, Sofía de azul, Patri de amarillo, Diana de verde y Lara de rojo, les dije en tono de broma.

– ¡Bueno, qué! ¿Cuándo empieza la partida de parchís? Estoy deseando ver qué color come más… piezas. 

¡Ostia! Lo dije sin pensar, la calentura hablaba por mí.

– Ganaría yo segurodijo Lara.

  Tú o Diana, contesté yo.   Porque las dos os corréis con el dedo… qué coño me pasaba, no podía parar…

Todos me miraron sorprendidos por el comentario que acababa de hacer, yo me quedé algo arrepentido pensando que me había pasado, hasta que oigo… 

– Claro, como que Sofía y Patri no se dan homenajes de vez en cuando…dijo Diana sacándome del aprieto y todos comenzamos a reír.

Pasamos una mañana muy agradable, tomando el sol, escuchando música, bañándonos, jugando con los niños. Yo intentaba tener la mente distraída, pero estaba turbado, no pensaba con claridad, y sobre todo estaba caliente, muy caliente, y no precisamente del sol malagueño. Intentaba no mirar a las mujeres de la casa, todas me ponían, incluso Diana la empezaba a mirar con otros ojos. Cada vez que me sorprendía mirando las tetas de una, el culo de la otra, el triángulo de otra más tenía que desviar la mirada y hacer algo rápidamente para evitar volver a empalmarme. Y en nada ayudaba ver a Sofía haciéndome ojitos, o las miradas indiscretas de Lara o incluso de Patricia hacia mi paquete. Comimos pronto para que los niños durmieran la siesta y Carlos se subió con ellos, si podía no perdonaba ni una siesta. Nosotros nos quedamos tomando un café y charlando. Era agradable estar con ellas, son buenas personas, inteligentes, ahora todas me parecían terriblemente atractivas y encima en bikini, pero con la conversación parece que me fui serenando y mi calentón se calmó. Cuando llevábamos un rato charlando le pregunté si quería unas copas de orujo o de pacharán para hacer la digestión. Me fui a la cocina y me entretuve buscando vasos anchos, poniendo hielo y en general preparando las bebidas cuando aparece Diana.

– Oye, gracias por sacarme del atolladero antes, quería hacer la gracia pero he quedado como el culo.

– No te preocupes, sé que no lo dijiste con mala intención, y creo que ya habías pasado antes un mal rato, no era plan de que siguieras pasándolo mal.

– ¿Un mal rato? le pregunté.

– Si, cuando te has quedado empalmado en la cocina y Patri y Lara te han estado calentando…

Mi cara era un poema, como sabía eso Diana, y porque no parecía molestarle que su pareja haya estado magreando a otra mujer… 

– ¡Ah! Lara me lo cuenta todo, me dijo al ver su cara.

– Qué vergüenza…

– No te preocupes, también me ha contado que te dijo anoche que os oímos follando y con el calentón nos pusimos nosotras a follar. 

Era de las cosas que me gustaban de Diana, y posiblemente también a Patri, lo sincera que era, y que siempre decía las cosas claras… 

– Ahora se han puesto a hablar de pollas y ese tema no me interesa demasiado…me dijo como el que habla del tiempo y me ayudó a preparar las copas

Salimos a la terraza nuevamente y las tres chicas se callaron de golpe. Sabiendo de lo que hablaban aproveche a lanzarlas una puya… 

– ¡Seguro que estabais hablando de pollas como tres zorras…! Y le guiñe un ojo a Diana.

– No, noooo estábamos hablando de vestidos, intentó disculparse Sofía.

– Si, de que vestido se la pone más gorda a Carlos, dijo Diana mirando a Patricia. Y todos comenzamos a reírnos.

Intentamos entablar alguna conversación, pero las chicas no estaban muy dispuestas a participar, parecía que les molestaba mi presencia… 

– Déjanos un rato solas, que hablemos de nuestras cosas y esta noche terminamos lo que hemos empezado en la cocina. Me dijo Sofía al oído.

Sin que me tuviera que insistir mucho, y con la excusa de dormir la siesta les dije que me retiraba “a mis aposentos”, me terminé la copa de pacharán de un trago y me subí a mi habitación. Tirado en la cama y con los ojos cerrado el pacharán empezó a hacer efecto y me quedé dormido, no un sueño muy profundo, más bien un duermevela. Las voces del jardín me despertaron, no habían pasado ni 20 minutos desde que subí, y decidí asomarme por la ventana. Como si estuviera haciendo algo malo, lo hice con cuidado, procurando que no me vieran, no sabía porque lo hacía, pero pronto me alegré de ello…. Al asomarme pude ver a Sofía, Patricia y Lara haciendo topless. ¡Joder! Que espectáculo, las teta de Sofía las conocía pero siempre que las veía me alegraban, pero los otros dos pares de tetas no los conocía. Las de Patricia era las más pequeñas, pero posiblemente las más firmes, incluso tumbada en la hamaca se mantenían firmes. Las tetas de Lara eran increíbles, tan grandes como las de Sofía, pero más firmes. Tenía las tetas del mismo color que el resto de la piel, morenas, y coronadas con unos pezones grandes, oscuros y desafiantes.

Con el día que llevaba mi polla no tardó en pedirme guerra, sin apartarme de la ventana me bajé el bañador y comencé una nueva paja, la tercera en menos de 24 horas, me deleitaba en cada teta, en cada curva, en cada pliegue, mientras mi mano subía y bajaba lentamente por mi polla. La tenía algo irritada, muchas pajas, pensé y me fui a buscar algo con lo que lubricarla. Para mi desgracia Sofía no había cogido el lubricante, el aceite de baño del niño estaban en la habitación de Patricia y Carlos, donde estaba este durmiendo con los niños. Capullo, que espectáculo que estás perdiendo, dije en voz baja, y sonreí. Solo quedaba buscar en la habitación de Diana y Lara, que seguro que ellas tenían. No lo pensé ni un momento, y con la seguridad que me daba saber que las chicas estaban abajo y los niños durmiendo con Carlos, me desplacé por el pasillo hasta la habitación contigua, con el bañador bajado y la polla atrapada por mi mano derecha. Al abrir la puerta casi me explota el cerebro, tierra trágame. Puta falsa sensación de confianza que se te tiene cuando estas salido como un perro. Carlos durmiendo con los niños y las chicas haciendo topless en el jardín… ¿todas?, mierda, me había olvidado de Diana…

Y si, ahí estaba Diana, dentro de la habitación, junto a la ventana. Se giró y al verme se sorprendió tanto como yo, su cara revelaba angustia, posiblemente la misma mueca de asombro que marcaba mi rostro. Nos miramos a los ojos y no fue hasta pasado unos instantes, los cuales parecieron horas, cuando ella bajó la mirada hasta encontrarme con mi polla sujeta por mi mano, algo más floja que cuando había entrado. En ese mismo momento la miré yo a ella y comprobé que estaba sin las bragas del bikini y con las tetas por fuera del bañador. Al momento comprendí que Diana también se estaba masturbando y ese pensamiento insufló sangre renovada en mi polla hasta hacerla alcanzar nuevamente todo su esplendor.

– ¿Qué coño haces aquí? ¿Por qué entras sin llamar a mi cuarto? ¿Por qué te estás haciendo una paja aquí?

Diana tartamudeaba, preguntaba, pero su voz temblaba.

– Es que… yooooo… estaba… bueno, ya sabes. 

y…No explica que haces aquí… y deja de mover la mano.

Inconscientemente seguía con la paja, tenía la polla dura, a Diana sentada en una hamaca con las tetas fuera y las piernas abiertas mostrándome un chocho completamente pelado, mientras no dejaba ella tampoco de acariciarlo…

  Pues si te digo que venía buscando lubricante porque me escuece un poco te lo crees… dije sincero pero sin mucha fe en que me creyera.

– ¡Joder! No te va a escocer, si no paras de hacerte pajas. ¿No puedes llamar antes de entrar?, y estate quieto con la mano, que sigue pajeándote…

– Perdona, pensé que no habría nadie… y yo no soy el único que sigue con la paja…

En ese momento Diana se dio cuenta de que seguía acariciando su inflamado clítoris, y que tenía el chocho completamente mojado. Diría que intentando normalizar la situación, si eso era posible, cogió un bote de lubricante que tenía a mano y me lo tiró…. 

– ¡Toma! Ahí tienes, ya puedes irte, y de esto ni una palabra…

  Gracias

Cogí el bote con la izquierda sin dejar de pajearme, ahora mirando descaradamente a Diana tocarse. Estaba muy caliente, no podía pensar con claridad y comencé a hablar sin pensar. 

– Dianaaaaaa… puedo quedarme aquí contigooooo?

– ¡Pero estás gilipollas o qué te pasa, Joder!

– Yo te he visto a ti, tú me has visto a mí y por lo que creo los dos estábamos mirando lo mismo. 

Se ruborizó más al insinuarla que se estaba masturbando mirando a mi novia, mi hermana y a su pareja que cuando la pillé.

  Uffff! Está bien, cierra la puerta, que ya solo falta que venga Carlos. Pero como esto algún día se lo cuentes a alguien te mato. Dijo sin estar segura del todo.

Cerré la puerta, me terminé de quitar el bañador y tras derramar un poco de lubricante sobre mi amoratado capullo me senté a su lado, ambos mirando hacia la ventana. La situación era muy extraña, tanto, que desde que entré en la habitación era la primera vez que ambos habíamos dejado de masturbarnos. Titubeando comencé de nuevo el sube y baja, lo hacía muy despacio, quería prolongar esta situación lo máximo posible. Creo que para ello ayudaría las otras pajas ya hechas. Miré a Diana, la vi con la mirada perdida, la cara colorada, imagino que mezcla de excitación y nervios. La miraba de otra manera, no solo porque estaba semidesnuda, sino que la vi más vulnerable, como si al estar en esta situación se hubiera despojado de un escudo que usaba para hacerse sentir más fuerte. Yo apenas miraba por la ventana, recorría el cuerpo de Diana, no tenía las tetas de Sofía o Lara, tampoco las de Patricia, pero estaban ahí, a mi lado, pequeñas, con unas pequeñas aureolas rosadas y coronadas por pequeños pezones. El coño lo tenía completamente depilado, y de él sobresalía un gran clítoris, franqueado por unos abultados labios, todo aderezado de mucha lubricación. La verdad es que tenía un coño muy jugoso, y en ese momento hubiera vendido mi alma por llevármelo a la boca…. Al ver como la miraba comenzó nuevamente a masturbarse, recogió un poco de flujo del interior del coño y comenzó a hacer círculos sobre su inflamado clítoris.

Al momento la otra mano cogió uno de las pequeñas tetas y comenzó a aplastarlo y pellizcar el pezón. Leves gemidos es escapaban de su boca. Yo no podía dejar de mirarla, ver como cada poco tiempo introducía un dedo para recoger más flujo y seguir castigando su clítoris. Mi mano subía y bajaba al ritmo que ella se masturbaba. Al contrario que yo, Diana apenas me prestaba atención, bueno, a mí sí, pero mi polla pasaba desapercibida para ella, no mostraba ningún interés en ella, simplemente no le interesaba las pollas. Yo estaba muy caliente, y Diana también debía estarlo puesto que sus gemidos eran cada vez más altos y constantes. Se me pasó por la cabeza intentar algo con ella, no sé, follármela, que me la chupara o algo así, con lo cachondos que íbamos cualquier cosa era posible, pero descarté la idea viendo el total desinterés que despertaba mi polla en ella. Pero algo tenía que hacer, a mí no me quedaba mucho y por cómo se follaba con los dedos su empapado chocho a ella tampoco parecía quedarle demasiado y era una situación que no se volvería a repetir.

Sin pensarlo, solté mi babeante polla, me arrodillé frente a Diana y sin darla tiempo a reaccionar, le empecé a dar lengüetazos al coño mientras ella se castigaba el clítoris. Hizo un amago de levantarse y de apartarme la cara, pero en ese momento le metí la lengua en lo más profundo de su coño y empecé a moverla como si me fuera la vida. El pendiente de la lengua comenzó a golpear por todas partes. Con cuidado le quité su propia mano del clítoris y lo atrapé con mis labios, en ese momento la poca voluntad porque parará desapareció. Empecé a lamerle, succionarle y mordisquearle el clítoris como nunca lo había hecho. Con la mano derecha comencé a meterle dos dedos dentro del coño para ir masturbándola, la hija de puta estaba empapada.

Mientras Diana tenía sus manos masajeando sus pequeñas tetas, las movía rápido, las subía, las baja, las estrujaba y se pellizcaba los pezones. Los gemidos cada vez eran más altos, como pude, con la mano izquierda le intenté tapar la boca, lo que ella entendió como un gesto de empezar a lamerme los dedos. Los succionaba como si de una polla se tratara, no le gustarían las pollas, pero si las chupara como me estaba chupando los dedos sería una Diosa en la tierra. El coño lo tenía chorreando, le resbalaba el flujo por los muslos y se perdían en la hamaca, donde estaban empezando a hacer charco…. Una de las veces que saqué los dedos del coño, seguí el reguero del flujo, y no pude evitar comenzar a acariciar el ano. 

Esto le cogió por sorpresa, no se lo esperaba, y aunque al principio se la notaba tensa y apretaba el ojete, poco a poco fue cediendo y la presión que ejercía sobre su ano y toda la lubricación que caía me permitió meterle casi medio dedo de golpe. Mi boca era un no parar, iba de clítoris al interior del coño y vuelta al clítoris. En su ano ya tenía metidos dos dedos hasta la mitad y los movía haciendo círculos intentando dilatarlo para meter un tercero. Ella por su parte se sobaba las tetas y me apretaba la cabeza contra su coño para ejercer más fricción. Esta situación no se prolongó mucho, Diana se tensó un momento, hasta su respiración se paró, y de pronto empezó a convulsionarse con lo que entendí como un brutal orgasmo, abandoné su maltratado clítoris y me centré en recoger el abundante flujo que salía de su coño, mientras mi mano izquierda mantenía su posición con dos dedos en el ano, ahora sin moverse seguían dentro.

Poco a poco Diana fue recuperando la respiración y fui liberando todos sus orificios. Le mire a la cara, estaba roja, sudada y feliz. La hamaca empapada, mi cara empapada de flujo y polla apuntando al cielo, más grande, gorda y dura de lo que la había visto en la vida. Diana la miró y fue consciente que yo no me había corrido, ella había tenido un orgasmo brutal pero yo aún estaba “sin terminar”. Torpemente me cogió la polla con la mano y comenzó a subir y bajar la piel del prepucio, se la veía torpe, el ritmo era desacompasado, posiblemente era la primera paja que hacía, incluso es posible que fuera la primera polla que tocara. Aunque no me estaba disgustando su manera torpe de hacerlo necesitaba más, y no podía perder la oportunidad.

– Diana, estoy muy, muy, muy caliente y necesito follarte, necesito calmarme…

– Javi, no lo siento, eso no puede ser… te hago una paja, te la chupo, lo que quieras, pero follar no…

– Diana, por favor, te has pegado la corrida de tu vida, admítelo.

– ¡Sí!, dijo ella avergonzada mientras continuaba la torpe paja.

– No te voy a durar mucho, por favor, necesito follarte. Aunque sea solo la puntita…

– Javi, no, de verdad, no puedes metérmela, no tenemos ni siquiera condones… es mi coño y no te lo vas a follar, pídeme lo que quieras menos eso… ahí no ha entrado ninguna polla de carne y hoy tampoco.

– ¿Lo que quiera? ¿Y no te negarás?

– Lo que quieras, menos mi coño. ¿Quieres que te la chupe? ¡Correrte en mi boca¡

– ¡No! Quiero follarte el culo, y correrme dentro de ti…

– Joder Javi, sabes que nadie me ha follado por el coño, serías el primero ¿y sabes por qué? , porque no me gustan las pollas… ya no te digo darme por el culo.

– Eso es porque no has probado una como es debido, y la mía te aseguro que no es nada común…

Cuando se la puse en la cara, la olfateó como una gata curiosa, le cambió la cara, aterrada de lo grande que era tan de cerca, pero también se dio cuenta que no tenía escapatoria, había prometido hacer lo que quisiera menos follar por el coño… no obstante se ablandaba al saber que mi verga le haría demasiado daño en su cerrado culito, y el coño lo tendría más preparado, porque sabría tragase el mostrenco de una sola vez…al fin y al cabo qué más daba una polla de carne o de goma. Me miró con cara consternada y rápidamente se dio cuenta que no aceptaría otra negativa, además había que darse prisa porque ya casi era la hora de la merienda…

– Está bien, lo haremos por donde tú dices, pero ten mucho cuidado, nunca nadie, jamás, había jugado con mi coño hasta ahora…si hablamos de una polla de carne.

Me reconfortaba pensar que era la primera persona en disfrutar de dicho orificio, maldito orgullo masculino. La verdad es que no tenía muy claro cómo hacérselo a una lesbiana. Por otro lado me alegraba que Diana cambiase de opinión, porque Sofía nunca me había dejado follarla el culo y nunca lo había hecho con ninguna otra, tampoco me atraía demasiado, más bien nada solo era un farol para hacerle ceder. Subí a Diana a la cama, la puse a cuatro patas y ella escondió la cabeza en la almohada, quizá por vergüenza, quizá por sumisión. Vi su ojete pequeño, algo dilatado por los dedos que le había metido antes pero desde luego no lo suficiente para que entrara mi rabo, menos mal porque con el calibre que tenía en ese momento hubiera sido imposible. No quería hacerla daño, de manera que me agaché y sin ponerme a pensar en nada más comencé a lamerle el coño llenado hasta el mismo ojete. Le pilló desprevenida pero no se quejó, y al poco de estar lamiendo comenzó a jadear levemente…

– Serás cabrón, al final me voy a aficionar al sexo anal… esta noche le diré a Lara que chupe bien por ahí…

¡Puf! Se me puso aún más gorda imaginando a Lara comiéndose dentro de unas horas el ojete que me estaba comiendo yo ahora. En la postura en la que estaba, Diana bajo una mano hasta su coño y comenzó a jugar nuevamente con él, ayudaría a lubricarlo y que mi badajo entrase con mayor fluidez. Debe ser que lo que hacía no lo debía de estar haciendo mal porque ella comenzaba a disfrutar. Dejé de chupar y metí un primer dedo, entró sin dificultad, ya lo había hecho antes, metí un segundo dedo, y al igual que el anterior entró apenas sin resistencia. Poco a poco comencé a meter un tercer dedo. Diana ya se estaba frotando el clítoris con dos dedos sin piedad y sus jadeos era constantes. Eso me animó, saqué los dedos de su coño y aproximando mi polla la restregué por su empapada raja, con la intención de lubricarla un poco. Empecé a ejercer un poco de presión. Poco a poco la bocana de ese chochito sin estrenar debidamente de Diana fue relajándose y su vagina se fue abriendo. De un suave pero firme empujón le metí el capullo, Diana dejó de masturbarse… 

– Cabrón quema, quema, quema…

Yo no dije nada, simplemente dejé la punta dentro para que se fuera acostumbrando al tamaño y poco a poco comencé a ejercer más presión. Diana ya no se masturbaba, la oía quejarse y apretar los dientes, verdaderamente lo tenía estrecho la muy puta. Yo no quería hacerle daño e iba todo lo despacio que podía, pero la verdad, me daba igual si la dolía o no, quería meterle la polla hasta los huevos y empezar a follarla con fuerza. Poco a poco mi polla se iba perdiendo en su coño, cada pequeño empujón el chocho de Diana se tragaba unos centímetros de polla, hasta que ya no hubo más polla que meter. Cuando mis huevos chocaban contra su perineo y ano, me quedé quieto para que se habituara al tamaño.

– ¡Joder! Que gusto, que estrecho, que calentito. 

Le dije disfrutando de la penetración.

– Cabrón, sácala, duele tan profunda… no ves que tengo el coño muy pequeño.

– Diana tranquila que eso se arregla con dos pollazos, vuelve al clítoris, que ahora me toca a mí disfrutar.

Y tras decir esto comencé a sacar poco a poco la polla, hasta la mitad, cuando había sacado la mitad volví a empujar, ahora un poco más rápido, y otra vez a sacar… poco a poco fui cogiendo ritmo. Diana dejó de quejarse para comenzar a gemir nuevamente, sus dedos castigando un hinchado coño y que se habría acostumbrado al grosor de mi polla hacían el resto. Yo estaba en la gloria, era una sensación nueva, un espacio nuevo, estrecho, caliente. Con el morbo añadido de ser el primer macho en jugar con ese coño, y para colmo estar follándome a una lesbiana con CERO aprecio a las pollas. No podría aguantar mucho más y así se lo hice saber a Diana.

– Diana me corro, me voy a correr dentro de tu coño… ¡No te dejaré escapar…te voy a llenar PUTA!

– ¡Sí joder…LLÉNAME! Pero aguanta, aguanta un poco más que yo me corro otro vez, por favor, aguanta y mi coño será tuyo las veces que quieras… ¡Necesito correrme cabrón…sigue follándome!

Esa afirmación no pasó desapercibida para ninguno de los dos. Yo no sabía si lo decía en serio o era presa de la excitación, pero no iba a correr el riesgo…. 

  Aguantar un minuto, más imposible, pero te juro por lo que quieras que este coño me lo vuelvo a follar…

– Si, siiiii, siiii, aguanta y te lo follaras cuando quieras, te lo prometo ¡Me lo llenarás las veces que quieras!

Le metía lo dedos con tanta fuerza y de manera tan profunda en su ano que los notaba entrar golpeándome la polla. No sé si aguante un minuto, dos minutos o 30 segundos, lo que estaba claro es que iba a correrme ya follándomela por el coño y por el culo con mi pulgar entero…

– Diana me corrooooo, dioooos, que gusto….

– ¡Joder! Siiiii, me corroo ¡No pares Hijo de Puta! ¡Qué gusto! Dijo Diana al notar el primer lechazo en su útero.

Seguí bombeando un poco más hasta caer rendido sobre ella, aún con la polla en lo profundo de la vagina lesbiana de Diana. La saque y giré a su lado. Estábamos sudando, congestionados. El coño de Diana chorreando flujo, por su raja comenzaba a escurrirse un hilillo de esperma espeso. Yo estaba medio empalmado, con restos de semen por la polla, pero con una paz interior que no recordaba. Cuando salimos del trance nos dimos cuenta de todo lo que había sucedido. Nos prometimos que esto jamás saldría de ahí, evidentemente no se lo podría contar a Lara.

– Respecto a lo de que te folles mi coño… era solo por la situación. Dijo Diana, aunque no muy convencida.

  Sí, claro, es una locura. 

Contesté, aunque yo tampoco me lo creía del todo. Recogí mi ropa y con mucho cuidado salí de la habitación camino a la mía. Diana se quedó recogiendo todo el desastre y yo me fui a la ducha…, rápidamente me metí en la ducha, enjaboné todo mi cuerpo para quitarme esa capa de sudor y de “olor a Diana” que yo mismo notaba, y limpié a conciencia mí ya flácida verga. La verdad es que me importó poco que fuese lesbiana, era mujer con un coño y era suficiente…, estaba relajado, tranquilo y cansado y esos detalles poco me importaban ahora. Tras limpiarme a conciencia y estar seguro de no tener marcas, arañazos o algo que pudiera desvelar lo que acababa de pasar, me medio vestí y me tumbe en la cama. Estaba agotado y tranquilo y ahora que la sangre fluía a la cabeza de arriba empecé a pensar de manera más clara. De las cuatro mujeres, dos ya habían pasado por la piedra "¡¿Llegaría a follarme a todas las donas…!?"

Por un lado me sentía mal por haber engañado a Sofía, era consciente de quererla muchísimo y jamás querría hacerla daño, pero estaba claro que la situación me había superado. Aún con los remordimientos que tenía, no me arrepentía de haberme follado a Diana a pelo y haber corrido dentro de su útero, y tenía claro que si se me presentaba la oportunidad me lo follaría de nuevo. No pensé que al ser lesbiana no debía de tomar anticonceptivos. Una vez asumido eso pensé que si me había follado a Diana, tenía que follarme a Lara, Lara era bisexual, había estado con hombres, y en una situación similar a la que había tenido con Diana, quizá el resultado hubiera sido diferente, de manera que mi objetivo a corto plazo era follarme a Lara, y si podía ser ese fin de semana, mucho mejor…




Mientras pensaba en mis cosas oí pasos que subían a las habitaciones, imagino que a despertar a los niños y a nosotros. Por instinto cerré los ojos y me hice el dormido. Poco después entró Sofía con el pequeño a “despertarme” y nos quedamos un rato en la habitación jugando. En ese momento era feliz, tenía un niño que era mi locura, tenía a mi lado a una gran mujer, guapa, simpática, inteligente, sexualmente activa… en definitiva una vida perfecta, pero el infierno se me había despertado en el interior y tenía necesidad de apagar ese calor recién descubierto. La tarde la pasamos tranquilos jugando en el jardín y la piscina, los niños se divertían, jugábamos con ellos y lo pasamos en grande, pero yo no paraba de darle vueltas…cómo podría conseguir tener un acercamiento con Lara. Estaba claro que debía ser sutil y sobre todo intentar que la situación “saliera sola”, que no pareciera forzada, que fuera ella la que daba el primer paso. Lo único que se me ocurría era intentar tener algún descuido delante de ella, que me viera empalmado, intentar que me viera la polla, o provocar otra situación como la de la cocina con Patri.

Pensando y jugando llegó la noche, les dimos la cena a los niños, y los subimos a las habitaciones a dormir. Luego cenamos nosotros, la conversación me pareció intrascendente sobre trabajo, política… desde luego yo estaba algo ausente, pensaba y pensaba, pero no se me ocurría nada con claridad. Diana estaba tan tranquila, feliz, sonriente y como si nada hubiera pasado, de vez en cuando me miraba, me sonreía y seguía a lo suyo. Lara con un vestido azul, escotado, sin sujetador lo que nos dejó claro a todos cuando tras una leve brisa, sus pezones se quedaron marcados, era ajena a toda la situación, al igual que el resto de los comensales. Cuanto más miraba ese escote más convencido estaba que me tenía que comer esas tetas. Tras la cena, Carlos se subió a dormir, decía que estaba cansado… y no había hecho ni el huevo… todo el día tirado en la cama o en la hamaca… Patri se subió con él, imagino que le apetecería estar un rato con su marido. Por el contrario nosotros nos quedamos tomando unas copas. Hacía una temperatura agradable e invitaba a ello.

Me fui a la cocina a preparar unos mojitos. Sofía se vino a ayudarme, aunque realmente era una excusa para vernos a solas…  

  Uf! Llevo desde esta mañana con el chocho empapado, sino no nos interrumpen en la cocina te hubiera follado allí mismo, me dijo mientras agarraba mi flácido rabo sobre el pantalón.

  Sofi, no empieces… no me dejes a medias como me has hecho esta mañana, que he tenido que subir a pajearme para quitarme el calentón… le contesté mientras su mano ya se perdía dentro del pantalón y agarraba directamente mi polla.

– ¿¡Te has hecho una pajita!?Dijo poniendo cara de niña buena y en un tono meloso. – ¿¡Pensando en estas!?

Mientras decía esto se sacaba las tetas por el escote del vestido y las comenzaba a amasar. 

– ¿O pensando en los otros tres pares de tetas que hay en la casa…? 

Su insinuación me cogió desprevenido, ¿sabría algo? ¿Diana habría contado algo? ¡Joder! Me sigue tocando la polla mientras con una mano se pellizcaba los pezones…. 

– No te pongas rojo, es normal que las mires, todas tienen cuerpazo y Lara tiene unas tetas que quitan el hipo, soltó con total naturalidad…

– Yo… esto… no están mal, pero me quedo con las tuyas…

  ¡Ains! O estas muy ciego o muy enamorado…

Al terminar la frase se arrodilló, me sacó la polla ya tiesa y comenzó a chuparla, en medio de la cocina. Yo estaba en la gloria hasta que de pronto paró…

– ¡Pero qué coño! ¿Por qué paras? Pregunté con cara de incrédulo.

– Es mi castigo por mirar tetas ajenas… ahora termina con los mojitos y vamos a la terraza, luego seguimos… me vuelvo a la terraza.

Definitivamente cada día entiendo menos a las tías, primero me dice que es normal que las mire, para cinco minutos después dejarme a media mamada por castigo… pues esta era mi oportunidad, con la excusa de hacerla pasar vergüenza a ella iba a iniciar mi plan. Preparé rápidamente los mojitos, antes de que me bajara la erección y salí a la terraza con la polla bien marcada en los pantalones cortos. Las tres chicas dejaron de hablar al verme aparecer de esa manera. Sofía me miró extrañada, Lara tenía sus ojos clavados en mi polla,l o que la insufló un nuevo torrente de sangre y la infló aún más y Diana miró mi polla, me miró y sonrió, imagino que recordando donde había estado metida hacía unas horas. Repartí lo mojitos y me quedé de pie junto a Sofía, para que todas pudieran verme bien, ellas aún no decían nada y me miraban extrañadas. Ante esta situación me sinceré.

– ¿Esto? Es culpa de Sofía…

– ¿Mía? Que va a ser mía, dijo riendo.

– Otro besito acalorado en la cocina, dijo Lara.

– Que va, me ha empezado a manosear, me la pone gorda, se la mete en la boca y a los dos minutos me castiga parando… joder que no me acaba nunca y me deja con el calentón y los huevos condolidos un mogollón.

Sofía no se podría creer que se lo estuviera contando… 

– ¿Castigo? ¿Por qué? 

Pregunto Diana, posiblemente no le interesaba el estado de mi polla, pero la situación le divertía.

– Porque le he dicho que esta mañana tras el calentón me he subido a hacerme una paja.

En ese momento miré a Lara y la vi humedecerse lo labios mientras pronunciaba la palabra paja, más sangre al glande… 

– Y tras sacarse las tetas me ha preguntado si pensando en sus tetas o en las vuestras…

Sofía estaba muerta de vergüenza, roja como un tomate, ya me había vengado de ella y de paso había iniciado mi plan de exhibirme frente a Lara. Las otras tres chicas comenzaron a reírse, y Sofía muerta de vergüenza comprendió que ya estábamos en paz, no puedes calentar a alguien de esa manera y dejarlo así… lo que ella no sabía era que el trasfondo era provocar a Lara además de la venganza. Tras esto, la situación se normalizó y pudimos disfrutar de una velada entretenida terminando las copas y charlando, aunque sin extendernos demasiado porque el día siguiente tocaba ya recoger para volver a la realidad. Después de recoger las cosas nos subimos a nuestras habitaciones, todo menos Patri, que se puso otra copa y se quedó disfrutando de la noche.

– Patri, ¿no subes? Le pregunto Diana, siempre muy pendiente de mi hermana.

– Si, ahora en un rato… ir subiendo, no os preocupéis…

– ¿Pasa algo?

Prosiguió Diana mientras todo esperamos alguna respuesta por su parte.

– No, no pasa nada, solo que ahora vamos a subir, os vais a poner a follar y con estas paredes de mierda que se oye todo…y el cabrón de Carlos estará durmiendo y si se me ocurre despertarle me dirá que está cansado… y ¡joder! Me quedo luego con unos calentones que no veas. ¡Y te aseguro que hoy con los dedos no es suficiente!

Yo estaba flipando, es cierto que este viaje había liberalizado bastante nuestras relaciones, pero una cosa era eso y otra enterarme así que mi hermana era un frustrada sexualmente hablando, cosa que no entenderé jamás con lo rica que ella está y más comparada con mi cuñado.

– No te preocupes, si quieres nosotras te dejamos algún juguete que hemos traído, y si te entran ganas de jugar, pues juegas tú sola

Continúo Lara como toda la naturalidad del mundo. Y sin esperar respuesta la cogió de la mano y tiró de ella para dentro de la casa.

Lara y Patri subían las primeras, seguidas por Diana, y Sofía y yo íbamos detrás. Las tres primeras se metieron en la habitación y cuando yo iba a seguirlas, Sofía tiró de mí hacia dentro de la nuestra… 

– ¿Dónde crees que vas? Me dijo con tono lascivo.

– Pues yo iba a ver… quería saber…

– ¿Querías ver qué polla de goma le iban a dejar a tu hermanita?

– Si, digo no… bueno… tenía curiosidad…

– Anda entra que tú y yo tenemos unos asuntos pendientes… que lo mismo eres capaz de follarte a tu nena.

Y dando un nuevo tirón me metió hasta dentro de la habitación y nos fundimos en un largo beso. Se la notaba caliente, y también algo bebida. Yo también estaba empezando a entonarme y mi polla ya empezar a buscar guerra. Pero era inevitable agudizar el oído intentado escuchar la habitación donde se habían metido las tres chicas, de la cual provenía una animada conversación y muchas risas. Sofía me tiró a la cama y rápidamente fue a por mis pantalones, deshaciéndose de ellos con suma facilidad, tras ellos mis calzoncillos salieron volando dejando vía libre a mi polla al 90% de su potencial, la cual introdujo en su boca con ansia. Tirado en la cama, con una Sofía ardiente como hacía tiempo comiendo mi cansada polla pude cerrar los ojos y disfrutar de las sensaciones a la vez que me concentraba en la otra habitación.

Momentos después pude oír claramente cómo se abría la puerta y un clarificador “disfrútalo, es de nuestros favoritos, con este no echarás de menos a Carlos”unas risillas y ruidos de puerta. Tan esclarecedor sonó que Sofía parando la mamada me dijo bueno, pues parece que todos vamos a disfrutar esta noche para acto seguido volver a introducirse mi tranca, esta vez sí al 100% dentro de su lujuriosa boca. Yo ya estaba encendido, más imaginando a mi hermana con un consolador de sus amigas masturbándose a la par que nos oye follar. Aparté a Sofía de mi polla, y la comencé a desnudar mientras ella me quitaba la camiseta que era lo único que me quedaba. La tiré sobre la cama, me tumbé sobre ella y comencé a besarla apasionadamente, mientras de manera intencionada frotaba mi cipote enervado por la entrada de su coño.

Bajé hasta su cuello, y me recreé besando y lamiendo cada poro de su piel, y mientras con la mano derecha agarré el ariete musculado para dirigir mejor el movimiento, lo frotaba por todo su coño, el cual ya estaba húmedo y facilitaba la tarea. Ejercía presión pero sin intención de penetrarla, quería volverla loca, calentarla al máximo como a una perra en celo, que gritara y con ello provocar a Patri…Sofía empezaba a jadear muy puta, pedía que la clavase, estaba realmente caliente. Yo seguía con mi juego, besaba todo su cuello, bajé a sus tetas, y mientras con la mano izquierda magreaba un pecho, pellizcando un pezón, con la boca atrapaba el otro. Mi polla, al servicio de mi mano derecha continuaba torturando el abultado coño de Sofía.

– ¡¡Métemela, métemela, métemela…!! Rogaba Sofía

– No te oigo bien, ¿Qué dices?

  ¡¡¡Métemela ya, vamos métela!!!Imploraba casi desesperada.

– No tengo claro que dices ¿Qué es lo que quieres?

– ¡Que me folles, coño! Que me la claves hasta los huevos, y si puedes los metes también, pero mete la polla de una puta vez hasta el útero. Dijo Sofía casi gritando.

Eso se debió de oír en toda la casa, estaba seguro que Patri, Lara y Diana lo habrían escuchado, incluso el bobo de Carlos, si no estuviera dormido como un oso…

– Está bien, haré lo que quieres, le dije mintiendo.

Y separándome un poco de ella para coger espacio me desplacé hasta abajo hasta poner mi cara a la altura de su coño, y antes de que ella pudiera darse cuenta del engaño, atrapé su clítoris con mis labios lo que la provocó un grito mitad sorpresa mitad placer…

– ¡¡Aaaaah! Cabrón!! Me has dicho que me ibas a follar… ¿¡Para cuando dejas esa verga así de dura!?

– Y te voy a follar, pero no por ahora…

Y sin darle tiempo a reaccionar volví a meter mi lengua en su encharcado coño, Sofía no pudo retener un alarido de placer, arqueando su espalda para después caer desplomada sobre la cama. En ese momento le metí dos dedos, los cuales entraron sin problemas a la vez que castigaba su abultado clítoris. Mientras ella comenzó a acariciar sus grandes tetas de pezones erectos… centrándose más en sus duros pezones. Los jadeos eran constantes, rítmicos e iban ganando en intensidad. Sabía que a ese ritmo Sofía no duraría mucho y quería hacerle sufrir un poco. No sin mucho sufrimiento me despegué del coño de Sofía, quedándose huérfano también de mis dedos, y la pedí que se pusiera a cuatro patas. No lo dudo y obedeció pensando que por fin la follaría, pero nada más lejos de la realidad. Puesta es esa postura aproximé mi cara a su ano y le di una lengüetada que pilló por sorpresa a Sofía, para acto seguido darle otra y otra hasta meter mi lengua en su culo. Para evitar que se escapara, comencé a masturbarla nuevamente y Sofía ya sin fuerza y dominada por el placer simplemente se dejó hacer….





Desde la habitación de Lara y Diana hacía un rato que se oían quejidos y gemidos, lo que sumado a los de Sofía debían de estar haciendo las delicias de Patricia. La cual estaba sola en su habitación puesto que Carlos se quedó dormido en la habitación con los niños, la más alejada de la casa, quizá por eso, los gemidos emitidos desde las dos habitaciones, no era tan disimulados como las noches anteriores. Los gemidos de Sofía iban subiendo de intensidad, parecía que se había olvidado de que teníamos a gente cerca, le daba igual, estaba abandonada al placer y comenzó a balbucear…

– ¡¡Métemela, por favor, metemelaaaaaaa!!

– ¿Quieres que te folle? 

Contesté dejando de lamer aquel precioso agujero negro, el cual ocupe con dos dedos.

– Siiiii, ¡¡Por favor, fóllame!!

– ¿Me vas a volver a calentar para dejarme luego a medias? Era mi pequeña venganza.

– Nooo, nooo, no lo volveré hacer, lo prometo… Aprenderé a ser tu putita sumisa.

– Y qué quieres que te folle, ¿el coño o el culo?

– ¡¡El coño, el coño, fóllame el coño y luego te dejaré hacerme lo que quieras, pero métela ya!!

Era mi momento, me había vengado por el calentón y si era capaz de hacer que se corriera sin hacerlo yo, le follaría el culo. De manera que sin posponerlo más me incorporé y de una sola embestida se la metí hasta los huevos apuñalando su raja que se abrió en canal al darle la estocada. Tenía la polla babeante mezcla de la saliva de Sofía y de líquido pre-seminal y ella el coño encharcado, de manera que entró sin problemas. La base de la polla chapoteaba contra el cuerpo de Sofía, las embestidas iban ganando en intensidad al igual que nuestros alaridos en una sonata lujuriosa que pondría a más de uno cardiaco. La tenía ofrecida completamente despatarrada dejándome que la enterrase a fondo haciendo tope con los huevos una y otra vez…, de cada inserción emitía un alarido de placer doloroso. El chapoteo era demencial, y ella me agarraba atrayéndome hacia su interior queriéndola toda… 

– ¡Fóllame bien follada! ¡Que no quede nada de tu polla fuera de mi coño, cabrón!

Llegados a este punto, ya no había vergüenza, ni pudor, solamente placer. De nuestra habitación salían todo tipo de quejidos, pero la habitación de las chicas no se quedaba atrás, parecía una competición de gemidos, más bien parecía una orgía. A Patri no la escuchábamos, pero estaba claro que ella a nosotros sí. A los pocos minutos de estar follando con Sofía, esta se corrió como no lo hacía en años, empezó con pequeños espasmos que fueron incrementando, al igual que sus quejidos, que fueron incrementando hasta finalizar en un grito y ya no pudo articular más ruido. Su cuerpo espasmódico se movía incontrolablemente, de su coño brotaba flujo a chorros en un squirt como si estuviera meándose, así estuvo hasta que me pidió que parara… poco a poco fui bajando el ritmo… me detuve. De la habitación de las chicas se oyeron hasta aplausos, desde luego el espectáculo que había dado Sofía no era para menos, y desde la habitación de Patri comenzaron a oírse pequeños suspiros. La dejé reponerse unos minutos, para que recuperara el aliento, y cuando parecía recuperada me miró a los ojos, luego observó mi rabo apuntando al cielo e inmediatamente supo lo que tocaba…

– ¿¡El culo, verdad…!?

Dijo con una cara entre “venga vamos a por todas” y “no me apetece que me petes el culo”

– El culo, sí… ¡Siempre que tú también quieras! le conteste al ver su gesto un trato es un trato…

Y si tiempo de contestar se volvió a posicionar a cuatro patas mostrando su babeante coño bajo el pequeño agujero expuesto. Me acerqué a ella, comencé a acariciarle la espalda, poco a poco fui bajando mi mano, empecé a acariciarle los glúteos, las piernas y fui acercando mi boca. Un pequeño beso aquí, un pequeño beso allí y cuando se quiso dar cuenta mi lengua estaba dentro de su pequeño agujero. Estuve tentado meter mi mano en su coño, pero tras el orgasmo que había tenido pensé que quizá le resultara molesto, de manera que opté por lo único que se me ocurrió, que fue con las dos manos separarle los glúteos para poder acceder mejor y más profundo con la lengua.

Pronto los jadeos de Sofía volvieron a la habitación, no eran grande gritos, simplemente pequeños jadeos al descubrir un nuevo placer. Los que desde luego se oían mejor eran lo que provenían de la habitación de Patri. Ésta ya sin pudor se estaba dejando llevar por el placer, y después del fin de semana que llevábamos, el simple hecho de imaginarla me estaba calentando sobremanera, al igual que pensar en cómo Lara y Diana estarían disfrutando de sus cuerpos. Tras unos minutos de lamer, chupar y jugar con mi lengua con el ano de Sofía, me dispuse a penetrarla. Lubricada estaba de sobra, de manera que el primer dedo, y el segundo que inmediatamente le introduje lo hicieron sin esfuerzo. El tercero costó algo más, pero apenas opuso resistencia. Con los tres dedos en su interior fue Sofía la que comenzó a estimularse el chocho otra vez, metió dos dedos, los cuales notaba desde el interior de su ano.

La situación ya me sobrepasaba, saqué los tres dedos de su culo, me coloqué tras ella y enfilé con mi babeante capullo la entrada de su ano. En ese momento ella paró de masturbarse y quedó a la espera como buena hembra que va a ser montada por su semental. Poco a poco mi capullo ejerció presión sobre su ya dilatado ano y sin apenas resistencia se fue introduciendo. Cuando llevaba menos de la mitad de la polla dentro paré, para que se acostumbrara al diámetro, momento que Sofía aprovechó para reanudar su masturbación…. Poco a poco empecé a introducir lo que quedaba de polla, hasta notar las manos de Sofía frotándose el clítoris y golpeándome los huevos. La situación era increíble, con toda la polla metida podía notar como Sofía se metía hasta tres dedos en el coño. Empecé un suave mete-saca, para poco a poco coger ritmo. El ojete de Sofía era mucho más estrecho que su coño, y la presión sobre mi polla era mucho más placentera.

– ¡Bufff! bufó Sofía. – Esto es una pasada.

– ¡Sí de verdad te gusta, lo repetiremos más a menudo, no te preocupes! No quería dejar pasar mi oportunidad de volver a follarla el culo.

– Sí, sí, sí, te dejaré que me folles el culo las veces que quieras. Ahora dame fuerte, fuerte ¡Vamos cariño desquítate…desahógate en mi culo! 

Y hundió la cara en la almohada intentando ocultar sus gemidos. Yo estaba como poseído, oía gemidos en todas las direcciones, Sofía pidiéndome que le diera más fuerte por culo, la habitación de las chicas era como una peli porno mal doblada, gemidos, gritos y cachetadas, desde la habitación de Patri suspiros que se habían convertido en verdaderos gritos de placer. Con esta situación fui consciente de que ya no aguantaría mucho más, así se lo hice saber a Sofía, antes de cogerla con fuerza de las caderas y empezar a follarla el culo a una velocidad que no conocía. Ver como mi polla se perdía en su culo, para volver a salir y desaparecer nuevamente mientras ella castigaba su empapado coño fue mucho para mí.

– Sofi, me corro, me corro.

– ¡Vamos! Cabrón, lléname el culo de leche, quiero que me riegues los intestinos…

– ¿Te gusta, eh? pues toma leche para tu culo

Me agarré fuerte de las caderas y me quedé clavado disparando tantos chorros de leche como me fue posible, no me preocupe de esconder mis gemidos. Sofía volvió a convulsionarse y a correrse, no tan intenso como el otro, pero sí muy placentero por los gritos que daba. A la vez que nosotros oímos a Patri jadear con fuerza, después un ¡Diooooos! ¡Siiiii! ¡Joooooderqué bueno!y quedarse en silencio. Y desde la habitación de las chicas hacía unos minutos que solo se escuchaba susurros y murmullos. Nunca supe si Sofía se corrió por el sexo anal, porque ella misma se estaba masturbando, por oír a sus amigas gemir o por un cúmulo de todo, en realidad poco me importaba. Estaba más que satisfecho y en ese momento era lo único que me importaba. Bueno eso y poder follarme a Lara…Después de recuperarnos de nuestras corridas, nos besamos y nos fuimos juntos a la ducha, había que limpiarnos de todo este “desastre”. Sofía llena de su flujo, goteando semen por el culo y yo aun chorreando leche. Nos dimos una reconfortante ducha y nos fuimos a dormir, que a la mañana siguiente tocaba volver a casa. Por la mañana, en el desayuno, todo eran sonrisas de complicidad, menos el empanado de mi cuñado que no se enteraba de nada. Tras el desayuno, recogimos las cosas y volvimos a casa, vuelta a la realidad.


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Tras esta Semana Santa, las relaciones habían mejorado bastante, todos éramos más cómplices con todo, incluso con Carlos, y en el ambiente había una tensión sexual muy palpable, desde luego todos íbamos calientes casi siempre y nos contábamos nuestras relaciones sin tapujos, aunque eran mucho más explícitas cuando Carlos no estaba delante. Así fuimos pasando los días y las semanas del tercer trimestre, hasta que llegamos al verano. El curso estaba por acabar y nosotros, bueno casi todos, a punto de coger las deseadas vacaciones. Para finales de Junio se celebraba la fiesta de verano en el instituto. Es como la fiesta de fin de curso, pero solo para profesores y trabajadores del centro.

Llegada la fecha nos preparamos para ir. La fiesta comenzaba sobre las 19:00, ya que para mejorar las relaciones en la empresa habría juegos, bailes y actividades en equipos, las cosas de los coaching… Sofía iba a venir conmigo, pero se le complicó la tarde en el trabajo y al día siguiente, aun siendo sábado, la tocaba ir a la oficina a terminar un marrón que le había caído. El niño estaba con los suegros, de manera que mañana podría descansar si llegaba muy perjudicado. Me puse mi bañador azul, una camiseta y las zapatillas. Ya estaba preparado para ir a la fiesta. ¿Un bañador? ¡Sí! el instituto tiene al lado la piscina municipal a la que teníamos acceso y usufructo… en la fiesta la íbamos a liar…Por temas de logística, y sobre todo para evitar problemas me vino a buscar a casa Patri, ella vive al lado del instituto, aparcamos en su casa y así no había lío de coches y menos si bebíamos de más, que lo haríamos. Iba vestida con unos pantalones vaqueros cortos, muy cortos, una camiseta de tirantes blanca y debajo se la marcaba la parte de arriba del biquini. Entre lo feliz que se la veía, el moreno que ya tenía y lo buena que estaba no pude evitar ruborizarme al verla. El trayecto de mi casa al instituto no era largo, unos 15 a 20 minutos. Cuando me monté en el coche, bajó un poco la música y comenzamos a hablar. Nos habíamos visto por la mañana en el instituto, con lo que poco nuevo nos teníamos que contar… 

– Que tal Patri, ¿Qué tal todo?, dije por iniciar la conversación

– Bueno… normal… bien…

– ¿Seguro? no lo dices muy convencida, ¿Pasa algo?

– ¡No! estoy bien…

– Venga Patri, que nos conocemos ¿Qué pasa?

Sin darme cuenta le puse la mano en la pierna, que con esos mini pantalones fue justo ahí, en la pierna, piel con piel. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, pero no la quité.

– ¡Nada, de verdad, estoy un poco así…Carlos, tal… va! nada no te preocupes.

– Venga, cuenta, que algo es, y si lo dejas salir será mejor, ya verás. 

Mi mano seguía posada en su pierna, si moverse, lejos de todas partes, pero ese contacto de su piel me turbaba.

– Nada, es Carlos, en general estamos muy bien, la relación es muy buena, pero ya apenas me toca… hace un par de meses que no follamos… sé que está estresado con el curro, ya le han dicho que va a ascender… ¡pero joder! ¡63 días sin follar son muchos!

Yo me quedé algo sorprendido por su confesión, es verdad que desde semana santa habían mejorado nuestras relaciones, y eso que siempre habían sido buena, pero no hasta el punto de contarme así de sopetón que no follaba, y más estando los dos solos… 

– A ver, entiéndeme, sé que el sexo no lo es todo en una relación, pero ¡joder! una necesita de vez en cuando tema. Tengo ya los consoladores desgastados…y se rio.

– ¿Y has hablado con él de esto?, intentaba poner coherencia a la conversación.

– ¡Que va! ¿Qué quieres que le diga? “¡Oye Carlos! tengo el chocho que da palmas, me lo calmas un poco…”

– ¡Que bruta! la dije sin salir de mi asombro antes tal expresión.

– Es difícil, yo entiendo que está cansado, pero para ver el fútbol o irse a jugar al pádel con vosotros si tiene tiempo, ¡y coño! mira que me insinúo, me he comprado modelitos nuevos, unos tangas que flipas, me paseo por la habitación como una gata en celo, pero ni por esas…

Joder, me estaba empezando a poner malo solo de pensar en Patri con un tanga y un sujetado a juego ronroneando por la habitación, y el capullo de mi cuñado sin hacerla caso, anda que si no fuera mi hermana…

– No te agobies, el curso va a terminar ya, ahora en las vacaciones estará más descansado, este verano cogéis ritmo y ya verás cómo espabila… y sino, pues hablas con él.

– Tienes razón, cuando acabe el curso me lo voy a follar de las 1000 maneras, a ver si la abstinencia le hace aguantar un poco más, que luego el cabrón tres sacudidas y se corre…

– ¡Patriiiii!

– ¡Joder! es verdad…quizá no tres empujones…pero ni tres minutos! y antes pensaba que eso era lo normal, pero desde que…y se cayó.

– Desde que…. venga, termina…

– No, no…

– Vaaaamos,le insistí.

– ¡Joder! Desde que os oí a Sofía a ti en Semana Santa follar, que estuvisteis más de 50 minutos… que me dio tiempo a hacerme tres pajas… nene que me corrí tres veces en lo que tu una…y se puso roja.

– ¡Coño! Patri, que bruta eres… pues que decir, unos aguantan más otros menos…

– Y me tiene que tocar a mí el capullo que menos…

– No me has dejado terminar, y unas veces se aguanta más y otras menos, creo que esa era mi tercera corrida del día, por eso aguante más.

Mi mano seguía en su pierna y sin ser consciente había ascendido un poco, y con la yema de los dedos las estaba acariciando la pierna… 

– ¡Qué dices! TRES polvos en un día… Eso Carlos ni de novios…

– Bueno, un par de polvos con alguna pajilla para quitar el calentón…

– Pero tío, que Carlos no puede ni dos por todo el día, y de vez en cuando. ¡Puta Sofía, así está siempre de contenta, si te la follas dos veces al día cada día…!

– ¡Cuidado! que no es así, no siempre son dos… a veces son tres ¡jajajajaja! No en serio, son etapas, tú no te preocupes… unas veces se folla más y otras menos, y es como salir a correr, cuando más lo haces, más te apetece hacerlo y más aguantas.

– ¡Cabrón! Sabes que esta conversación me ha calentado…ahora estoy deseando llegar a casa a ver si pillo a Carlos tocadillo y me lo follo, que estoy que hecho humo… y tú en cuando pilles a Sofía. Dijo mirando hacia mi paquete.

¡Coño! ni darme cuenta con la conversación, mi mano sobaba su pierna, y con ello se me había puesto henchida… con el bañador se notaba demasiado, por supuesto que mi hermana se dio cuenta… 

– Bueno, ya tu sabes… dije para quitar hierro al asunto… – Hace unos tres días que no follo y así con la conversación…

– Cabrón, encima restregándomelo…me dice mientras yo pienso, si te la restriego ya no paro… – Tú tres días y yo más de dos meses…

En esta situación yo ya no era dueño de mi polla, la cual había decidido “embrutecerse”. Con tanta charla ni darnos cuenta de que ya estábamos llegando al instituto. Entramos en el garaje de su casa y aparcamos. Patri se bajó del coche y desde fuera me dijo… 

– Vamos ¿a qué esperas?

– Esto… un momento ya bajo

– ¿Qué pasa?

– ¡Joder! que con este bañador se me nota un poco…

– Se te nota ¿el qué?

– Coño, Patri, que va a ser… y le señalé la tienda de campaña que formaban mi polla y el bañador.

– ¡jajajaja! Es por eso, venga no seas tonto y baja. ¿Te has puesto tonto por hablar con tu hermana?

– ¡Que no! Que no puedo ir así al instituto, espera un poco a ver si se baja…

Patri se estaba divirtiendo con la situación, de manera que cerró su puerta por fuera y se fue hacia mi ventanilla, la cual estaba subida, miró hacia adentro, se empezó a reír y aplastando sus tetas contra el cristal empezó a moverlas. El espectáculo era increíble a la vez que surrealista. Yo sentado en el coche de mi hermana, aparcado en el parking casi a oscuras, empalmado como un burro mientras ella me provocaba desde fuera.

– ¡Patri, coño! ¡No ayudas! así no se me baja en toda la tarde.

– ¡jajajaja! ¿Qué pasa, te gusta lo que ves? Contestaba desde fuera del coche.

– ¿Y a ti…?la reté sacando la cadera hacia afuera haciendo más visible mi erección.

Sin contestar, tras quedarse unos segundos mirando dentro y comprobar que en el garaje no había nadie, se quita la camiseta y quedándose solo con el bikini vuelve a acercar sus tetas a la ventanilla. Los pezones se apreciaban duros, las tetas firmes luchando por salir del bikini, se acercan más a la ventanilla y me dice ¡jaque! a la vez que empieza a manosearse las tetas sobre la tela. Yo no sé si estoy más caliente o flipado, e instintivamente llevo la mano a mi polla y empiezo a tocar por encima del bañador, sin perder detalle de los movimientos que Patricia hace fuera del coche. Sus manos aprietan sus tetas, pellizca sus pezones erectos, pero lo mejor es su cara, los ojos abiertos como platos mirando cómo me toco la polla, la boca entre abierta y la lengua algo fuera humedeciendo de vez en cuando sus labios. La situación se está descontrolando y ya estoy perdiendo la cordura. Sin pensarlo me levanto un poco y en un rápido movimiento bajo lo justo mi bañador para liberar mi polla, la cual cabecea como si intentara coger aire. Y ahora estando libre de impedimentos empiezo a masturbarme parsimoniosamente. Patricia no separa los ojos de mi polla, inconscientemente mueve la cabeza al ritmo de mi mano. Una mano se aleja de las tetas y se pierde bajo el pequeño pantalón, su gesto cambia al momento, ya ha comenzado a explorarse el coño.

Yo la miro a ella y ella me mira a mí, nos miramos fijamente a los ojos, y acto seguimos recorremos el cuerpo del otro, para volver a mirarnos fijamente. La situación es extraña, pero muy muy morbosa. En un momento dado, Patricia para en seco, yo temo pensando que todo ha finalizado, la veo que se dirige hacia la puerta de atrás, la abre y entra dentro del coche, se sienta detrás del conductor, con la espalda apoyada en la puerta y los pies sobre los asientos traseros, se desabrocha el pantalón y en un movimiento se lo baja junto a las bragas del bañador, ya acomodada y con las piernas abiertas vuelve a masturbarse, esta vez sin el impedimento de la ropa…. Yo lo veo todo desde el asiento delantero, flipar se queda corto para describir lo que siento. En el asiento de atrás del coche, está mi hermana Patricia, que está buenísima, metiéndose dos dedos en un coño completamente depilado y rezumante de flujo. Se nota el corte del moreno en la línea del bikini, lo que hace que llame más la atención su coño inflamado. Yo la veo desde delante, embobado mientras sigo acariciando mi polla. El ritmo ha aumentado, al tiempo que la situación se calentaba.

– Javi, ven al asiento de atrás, que no te veo bien…

me dice con una voz melosa, mientras sigue castigándose el coño sin piedad con una mano, mientras con la otra sigue sobándose las tetas

Como un autómata me bajo del coche para irme a la parte de atrás, antes de entrar me quito el bañador, así estaré más a gusto. Entro, cierro la puerta y veo que no queda mucho espacio en la parte trasera, ya que las piernas de Patria, aún abiertas ocupan mucho espacio. Me coloco de rodillas entre ellas y vuelvo a acariciarme el rabo, de manera delicada, despacio, queriendo alargar el momento lo máximo posible. No hablamos, no decimos nada, cada uno está pendiente de los movimientos del otro mientras su mano recorre su propio coñito impúber. La temperatura en el interior del coche ha subido varios grados, y eso se aprecia en los cristales empañados y en las primeras gotas de sudor que empiezan a aparecer en nuestros cuerpos.

– ¡Quítate la parte de arriba…! digo de pronto, sin pensar. – ¡Quiero verte las tetas!





Con la mano que tiene sobre las tetas, desata el nudo de la espalda y tira del bikini hasta quitarlo por completo. Ante mi aparecen un par de tetas bien puestas, firmes y morenas, morenas del todo, producto del topless que practica. Ya sin impedimento de tela Patricia vuelve a sobarse las tetas, ahora pasando de una a otra. La mano que tiene en el coño está metiendo tres dedos, se la oye chapotear, desde luego está muy caliente. Por mi mente pasa lanzarme a lamer ese coño, o incluso a follármelo, que por mi hermana que fuera, en ese momento solamente era una pedazo de tía pidiendo guerra, pero me contuve, pensando en posibles consecuencias. Patricia baja la mano con la que se sobaba las tetas, mientras con una mano se mete tres dedos, la otra empieza a castigar su inflamado clítoris, empieza a gemir y de su coño comienza a salir abundante líquido. El vaivén de sus tetas es hipnótico, y sin pensarlo estiro la mano izquierda y cojo una de sus  tetas. El tacto es suave, la teta está caliente, como lo estamos los dos y el pezón está durísimo, con sumo cuidado lo pellizco. En ese momento Patri comienza a tener espasmos, empieza a jadear y a gritar… 

– ¡Me corro, me corrooooo, me corroooooooo! ¡Joder nene qué bueno! Tienes un pollón cojonudo hijo de puta. ¡Métemela, vamos joder! ¡MÉTEMELA EN ELCOÑO!

Mientras sus manos no paran de masturbarla y mi mano sigue en su teta izquierda. Veo hipnotizado como se corre…, entonces me poso sobre ella mientras me la agarra para guiarla a su bocana. Estoy flipando, porque todo me parece tan irreal que no sé dónde estoy….comienzo a notar el calor de tu coño, empujo y se cala más de la mitad del falo, es cuando ella se mueve follándome, realizando los vaivenes que no ejerzo como macho…mi hermana me está follando dejándome hacer por ella me mantengo tenso. De pronto son mis huevos los que golpean su coño, animado me sincronizo con ella volviéndose de locura. La abstinencia de ella, pero sobre todo la mía me hacen no poder esperar un poco más, y en ese momento soy consciente de que mi propio orgasmo asoma a las puertas, una oleada de placer recorre mi cuerpo, y sin tiempo de pensar nada apunto mi polla hacia su útero enterrándola a tope en la vagina de Patricia donde descargo toda mi leche caliente. Percibe el primer aldabonazo gimiendo mezclándose con ni ronquido de semental. Para estar seguro de no fallar la hundo más, todo lo más que puedo. El primero chorro impacta contra la pared vaginal, el segundo no se hace esperar y también llega bien cargado de leche espesa y grueso, y los siguientes, ya con menos fuerza en las paredes de su conducto vaginal se van acumulando llenando su vientre. Al sacarla, un hilillo de esperma recorre su conducto hasta alcanzar la entrada de su coño, apareciendo un borbotón. Patricia lo recoge con el dedo de la mano que estaba sobre su clítoris y se lo lleva a la boca.

– ¡Uuuuum! delicioso, pero me has puesto perdida… ¡Me has llenado a base de bien! Esperemos no tener consecuencias, si me preñas a Carlos le da algo si se entera que va a ser padre por tercera vez…

– Lo siento, no quería manchar el coche. Mentira, quería llenarla de leche todo lo que pudiera. – ¡Joder! Si me he corrido a gusto, le digo mientras recupero el aliento.

– ¡Joder! y yo, me has puesto cachondísima cuando te has empezado a tocar la polla, porque eres mi hermano, sino te hubiera follado como una loba montándote, pero este polvo no ha estado nada mal… ¡Eyaculas mucho!

– Yo sí que te hubiera reventado si no es porque me urgía correrme… me da igual que seas mi hermana, ¿pero has visto lo buena que estas?

– Sí, ¿de verdad te lo parece?

– En serio lo dudas, apuntito he estado de ponerte a cuatro patas y follarte como a una perra…, aún no sé cómo me he controlado.

– Pues si te hubieras lanzado, no sé yo si podría haberte dicho que no… entre lo cachonda que estoy, la abstinencia de meses, y la tremenda polla que tienes… ¡Joder! que de leche que descargas cabrón…parece que llevaras en esos huevos medio libro o más.

– ¡¡Lo cachondo que estaba…!! Al estilo perro te hubiera dejado mucho más….Le digo matizando.

– No, no, lo cachonda que estoy, que esto lo único que ha hecho ha sido que esté más perra. Y mientras decía esto continuaba masajeándose el coño. Esta noche Carlos no sale vivo, me lo follo sí o sí, bueno a él o a quién sea… me has dejado con las ganas justas y con tanta lefa que me has dejado, algo debo hacer con mi esposo.

Mi polla aun suelta pequeñas gotas que van resbalando por mis piernas, y cogiéndolas con un dedo directamente lo pasa recorriendo todo el tronco hasta el glande y luego se lo lleva a la boca chupeteándolo… toda la zona está pringosa. Similar acción hago yo con el coño de Patricia y lo saboreo… nos despertamos de tal deleite, pero sobre todo con su pecho y abdomen, empapado de leche, aun recogiéndolo está todo embadurnado y desde luego huele a macho…

– Son ya las 19:10… Carlos se iba pronto, los niños tampoco están con lo que vamos a subir a casa a ducharnos, así no podemos ir al instituto. Dice Patricia recobrando el sentido común.

– Tienes toda la razón, nos limpiamos aquí lo que podamos para por lo menos subir vestidos a tu casa, no vayamos a encontrarnos algún vecino.

Nos arreglamos como buenamente pudimos, salimos del coche, desde afuera se veía completamente empañado, por suerte no había vecinos cerca. Cogimos el ascensor y subimos directamente al tercero. Patricia metió la llave y al comprobar que estaba echada confirmó las sospechas de que Carlos ya se había marchado. Patricia se fue al baño principal, mientras yo me iba al aseo. En mi cabeza no paraba de darle vueltas a lo que acababa de pasar, me había corrido encima de mi hermana mientras ella se estaba corriendo, y ¡joder! como lo habíamos disfrutado. Un grito de Patricia me devuelve a la realidad…

– No vayas al baño de los niños que está lleno de juguetes, ven a este que está recogido.

– ¡Voooooy!

Y cuando llego a su baño me la encuentro ya desnuda dentro de la ducha, no la puedo ver perfectamente porque está tras la mampara, pero su silueta se aprecia claramente, al igual que sus curvas. ¡Joder! Sin lugar a dudas está buenísima esta Patricia, y que bien la sienta el crossfit.

– ¡Vamos nene! entraaaa…dice mientras comienza a mojar todo su cuerpo bajo el chorro de la ducha.

– ¿Cómo? ¿Qué nos duchemos juntos? mi polla se adelantó a mis palabras y empezó a llenarse de sangre.

– No me digas que te da vergüenza, ¿ahora te da corte?

– No, no, si no es corte lo que me da… digo entre dientes a la vez que entro en la ducha.

Cuando entro, Patricia está de espaldas, disfrutando del agua corriendo por su cuerpo, con la cabeza hacia atrás, posiblemente con los ojos cerrados. La observo, la marca del moreno en el culo es evidente, le resalta un culazo tonificado y duro, al igual que sus piernas. Subo por la espalda, donde no se aprecia ninguna marca de moreno, producto de su afición al topless. Sigo subiendo y descubro a Patricia mirando hacia mí, con la cabeza girada y una sonrisa divertida como mueca… 

– ¿Te gusta lo que ves? imagino que sí, porque estás embobao…

Dice sonriente, mientras se da la vuelta permitiéndole verla de frente.

– ¡Coño! es que estás buenísima…

– ¡Gracias! Contesta mientras se agarra los pechos como sopesándolos.

– Anda dame jabón y vamos a ducharnos, que si no nos liamos otra vez y no llegamos en toda la noche.

Le acerco el jabón, mientras pienso que tranquilamente me quedaba toda la noche disfrutando de ese cuerpo. Mi polla no es inmune a las vistas y ya está más grande que morcillona…Estiro la mano para dárselo…

– No, no he dicho que me des EL jabón, sino que me des jabón, tú me has manchado de lefa, tú me limpias…

¡Joder! Patricia estaba juguetona, yo ya estaba con el ariete listo para la batalla y tenía claro que no iba a ser yo quien diera un paso atrás. Me acerqué a ella y el agua empezó a mojarme a mí también, momento que Patricia aprovechó para girarse nuevamente. Eché jabón en mis manos y me puse a frotar su cuerpo. Empecé por el cuello, la espalda… me recreaba con los movimientos, hacia pequeños círculos sobre su piel, era suave, tersa, pero desprendía calor. Para poder “enjabonarla” mejor, di un par de pasos hacia delante, hasta que mi polla rozó su culo, fue como una descarga, algo sutil, pero intenso. Al ver que no había respuesta por su parte, me acerqué un poco más, y mi polla ya estaba junto a su culo, luego me acerqué un poco más, y bajando con una mano la polla la encajé entre sus glúteos. 

En esa posición comencé nuevamente a enjabonarla la espalda, los hombros, pasé las manos hacia delante, y ya sin ningún rubor comencé a acariciar sus pechos, los cuales reaccionaron endureciendo los pezones al paso de mis manos. La situación era maravillosa, por la sensación en sí, y por lo morbosa de la misma. Patricia no decía nada, no hacía nada, con los ojos cerrados, simplemente disfrutaba de la situación. Con todo el dolor de mi corazón (y de mis huevos) me separé de ella, quería amasar ese culo, con lo que puse una buena cantidad de jabón en él y comencé a magrearlo. Lo aplastaba, lo subía, lo bajaba, lo abría para ver su ano, aunque sin forzar la situación. Lo estaba gozando. Cuando empecé a acariciar por dentro del culo, con la clara intención de alcanzar el ojete, Patricia se dio la vuelta….

– Ahora le toca a la parte de delante. Y déjame el bote, que yo también te tengo que lavar…

Sin tiempo de reacción me quitó el bote de la mano, se puso una gran cantidad de jabón por las tetas, y lo dejó que resbalara, mi polla saltó recordando como mi leche seguía el mismo camino pocos minutos antes.

– Es todo el jabón que tienes, adminístralo bien…


Y sin tiempo a más, me puse a amasarle las tetas, las subía, las bajaba, le pellizcaba los pezones, las sopesaba… estaba disfrutando como un niño con un juguete nuevo, y así era el caso… Patricia no estaba quieta, se hizo con una buena cantidad de jabón y empezó a enjabonarme el torso, el pecho, los abdominales y fue bajando hasta aferrarse a mi duro mástil. Con la presión de su mano, lo notaba palpitar, estaba duro, caliente y con ganas de jugar….Patricia miraba mi rabo con cara lasciva, se lo comía con la mirada, y yo deseaba que lo hiciera también con la boca. Despacio empezó un sube-baja, recorrió con su mano todo mi falo, llegaba a la punta, cubriéndolo con su mano, y bajaba la mano, descapullándolo y deslizándose sobre el hasta llegar a los huevos. Era delicioso con que calma y suavidad lo hacía. Yo aproveché lo absorta que estaba con su tarea para bajar una de las manos hasta su coño. Estaba empapado, producto del agua y de su propia excitación. Ella colaboró abriendo ligeramente las piernas, y así tuve mejor acceso a su coño. Estaba caliente, muy caliente e internamente muy dilatado. Apenas me costó meter dos dedos, los cuales salieron empapados, comencé un mete-saca al ritmo de su paja, pero con el pulgar comencé a acariciar el clítoris, algo que pareció gustarle, por los gemidos que se escapaban de su boca. Mientras con la otra mano seguía acariciando sus pechos de manera alterna. Poco a poco fuimos acelerando el ritmo, en esa posición, los dos de pie en la ducha, era más sencillo para ella que para mí… 

– Patri, aaaah! Patri, para un momento, ven vamos afuera que así no puedo bien.

Sin soltar mi polla, cerró el grifo como pudo y me empujó hacia afuera de la ducha. Se sentó de mala manera sobre la encimera del lavabo y se abrió de piernas… 

– ¡Ale! todo tuyo…

Esa posición era peor para ella, llegaba más forzada a pajearme, y eso lo lamentó mi polla, pero yo tenía mucho mejor acceso a su coño, con lo que no perdí el tiempo y comencé a masturbarla de nuevo, un dedo, dos dedos, tres dedos… el ritmo era mucho más rápido y así no podría acariciarla el clítoris sin hacerla daño, con lo que tuve que abandonar sus tetas para con la otra mano, poder trabajar a gusto. La tela libre la ocupó la mano de Patricia, algo que agradecí, porque era genial verla sobándose…En más de una ocasión me vi tentado de zafarme de sus manos y clavarle de nuevo la polla hasta los huevos, pero no quería dar yo ese paso, prefería que fuera ella la responsable de tal acto.

– Uuuuuf! como sigas así me corro, me corro patas abajo, dijo Patri entre gemidos.

– Yo creo que aún aguanto un poco…

– ¿Sí? pues vamos a hacer una cosa, siéntate en el váter…

Rápidamente dejé de castigarla el coño con mis manos, y me senté raudo, pensé que había llegado el momento de follar… me senté en el borde, con la polla roja de la paja, y la cabeza babeante de líquido pre-seminal. Patricia se acercó a por mí, se situó a horcajadas aún de pie frente a mí…. 

– ¡Siéntate, siéntate y métetela! pero Patricia tenía otros planes.

– Javi, se nos ha ido la cabeza, y hemos llegado demasiado lejos, pero hay una barrera que no debimos  sobrepasar… Por eso ahora NO vamos a follar…

Y para qué coño se ha puesto así pensaba mientras no salí a de mi asombro, además ha remarcado tanto el NO… no la entiendo, ¡¡uf, mujeres!!! Decía para mis adentros… 

– Te diré lo que haremos, me voy a sentar sobre ti, y te haré una especie de cubana con el coño. Tu leche nos servirá de lubricante…

Mientras decía esto se iba bajando, y con las manos se abría los labios del coño, fue bajando, bajando hasta sentarse sobre mi polla, haciendo coincidir mi rabo en medio de los labios. Con la lubricación que había, no costó nada que empezara a mover las caderas… 

– Necesitaba sentir tu polla, pero no está bien que follemos dos veces tan seguidas, parecería que somos novios primerizos…, decía mientras movía las caderas a un ritmo frenético.

– ¡Uuuuf! Patri que rico, sigue así que así si me corro pronto

Me hubiera encantado metérsela, pero la verdad es que era muy placentero.

– Cómeme las tetas, lamelas, muérdelas, haz lo que quieras con ellas, pero pon tu boca en ellas…

Sin pensarlo me abalancé sobre sus pezones y los lamí como un lactante, estaban duros, y Patricia muy caliente, porque comenzó a gemir. A mi aún me quedaba, y quería alargar la situación lo máximo posible. Con las manos la agarré fuerte del culo y haciendo algo de fuerza la hice bajar el ritmo. No pareció gustarle mucho, pero la fui marcando un ritmo más lento, pero con movimientos más largos, para que recorriera toda la extensión de mi polla. Ella lo entendió y comenzó a llevar el ritmo ella sola. Ya de esa guisa, pocas cosas me importaban, de manera que separándole los cachetes del culo, comencé a juguetear con su ano, bajando la mano, cogía un poco de flujo de la zona y lo subía para lubricar bien dicho agujero. Empecé haciendo pequeños círculos, poco a poco círculos con más presión, para después, presionando el dedo índice, meter la primera falange. Desde que le follé el culo a Diana, tenía obsesión por los anos.

– Despacio que nunca nada ha entrado ahí…

– Tranquila iré despacio.

Le dije, Joder, saber que era el primero en cruzar esa barrera me envalentonó a un más. 

– Patri, dale duro, que me que queda poco

Dicho y hecho, empezó a acelerar el ritmo, no tan rápido como antes, porque mi mano en su culo se lo impedía, pero si más largo. Recorría toda mi polla, hasta el punto de golpear con la punta en la entrada, quedándose cerca de la penetración. Yo no podía ya más. Tenía el rabo al rojo vivo, Patricia gimiendo cual perra en celo, y dos dedos metido en su culo.

– Patri, me corro, me corrooooo.

– ¡No! aguanta, aguanta un poco y nos corremos juntos, aguantaaaaaa. 

De pronto mi hermana hizo algo que no esperaba, creo que fruto de la excitación que obnubila el raciocinio y se metió la polla en el coño otra vez.

– ¡¡No puedo, y ahora menos nena lo noto, noto como me sube la leche por el rabo!!

– Aguanta, un poco que ya lo tengo, que ya lo tengo….

No pude aguantar más y comencé a correrme como si nunca lo hubiera hecho, los primeros espasmos llegaron cuando Patricia estaba bajando tragándose todo el rabo con su coño, con lo que salieron disparados hacia su útero una vez más. Al nota el primer lechazo y el segundo, ya el tercero salió fuera de su vagina,  principalmente… salieron cuando el coño rozaba la punta, lo que hizo que además de lubricar más la zona, el contacto de la leche caliente directa en su coño provocara un orgasmo bestial a Patricia, que la paralizó de golpe. Temblaba, se convulsionaba y tensaba los músculos del cuerpo. Mis dedos atrapados en su culo, eran testigo de tal tensión. La situación era un poema, entre nuestros cuerpos había gran cantidad de flujos mezclado, los cuerpos sudados hacían que tuviéramos un brillo, lo que hacía que en el caso de ella se la viera aún más radiante.

– Joder, creo que puedo decir sin equivocarme que ha sido uno de mis mejores orgasmo, pero con diferencia. 

Y por primera vez me dio un beso, suave, furtivo, rápido.

– UUUUF! ha sido increíble, tú eres increíble.

Y esta vez fui yo quien la beso, un beso más largo, metiendo la lengua en su boca hasta encontrar la suya. Jugueteando un poco, hasta que se separó de mi boca, no sin esfuerzo por el gesto de su rostro.

– ¡Gracias, de verdad! ha sido genial, y necesitaba correrme así para liberar tensiones. Y sentir como se corre un macho dentro de mi coño…lo necesitaba con urgencia o me volvía loca.

– Gracias a ti, joder, han sido dos sesiones muy ricas.

– Evidentemente de esto ni una palabra a nadie, me dijo poniéndose seria. – Y esto termina aquí, ha sido un momento de locura, pero no se puede repetir. Ahora después de meterme tanta leche en mi coño, no me queda más remedio que follarme a Carlos como sea, no vaya a ser me hayas preñado pedazo de cabrón.

– Claro, claro… tranquila no se lo diré a nadie.

Yo solo la decía lo que quería oír, evidentemente no se lo iba a contar a nadie, pero que forzaría otra situación para, esta vez sí, follármela, lo tenía clarísimo.

Nos dimos una ducha rápida, juntos, pero esta vez sí que fue ducha, eran casi las 20:00 y no podíamos llegar más tarde. Nos dirigimos andando al instituto, apenas tardamos cinco minutos, y fuimos todo el recorrido sin comentar nada. La verdad es que Patricia estaba más relajada, se la veía menos tensa, más feliz. Yo por mi parte estaba caliente, muy caliente, aunque algo turbado, tenía claro que antes o después me la iba a follar de nuevo, todo lo ocurrido no era fruto de la casualidad, ella no deseaba y se dieron las circunstancias ideales… se volverían a dar sin duda, y creo que en su interior ella también lo sabía. Habíamos roto la línea roja del incesto por mucho que nos lo quisiéramos negar. Llegamos al instituto, me dio un beso en la mejilla y me volvió a dar las gracias. Se dirigió dónde estaba Carlos hablando y cuando la vio, este se acercó para darle un pico, aunque Patricia forzó la situación alargando el beso. A Carlos eso no le gustó demasiado, no le gustaban mucho las muestras de afecto en público, y menos en el instituto. ¡Valiente gilipollas con la mujer que tienes, y la tienes desatendida…! pensaba para mis adentros. Yo por mi parte necesitaba beber algo, y me dirigí a la barra a por una cerveza fría, la primera de la noche.

Rápidamente entré en el ambiente de la fiesta, juegos en equipo, en parejas, pruebas individuales, guerras de globos de agua, con pistolas nerf, era como volver a ser niños, pero todo aderezado con alcohol, y algun@s con alguna cosilla más. Entre el ambiente festivo y el alcohol en el cuerpo pronto me olvidé de las experiencias de la tarde y me centré en pasármelo bien. La cena era a cargo de un catering, y era en plan picoteo, lo que hacía que fuera muy dinámica, la música ayudaba pero lo que más hacía que el ambiente fuera relajado era el alcohol. Muchos hacía rato que habíamos dejado de lado la cerveza y/o el vino para centrarnos en los cubatas. En torno a las 23:00 de la noche ya estaba algo tocado, cansado de tanto bailar (o por lo menos intentarlo) y otra vez algo caliente, porque entre el calor y el alcohol, los bailes con muchas compañeras fueron algo subiditos de tono.

Buscando un poco de descanso me dirigí al pabellón cubierto, sabía que allí estaban algunos de mis amigos, incluida Patricia, que no la había vuelto a ver. A Lara y Diana que no las había visto apenas en toda la noche. Cuando llegué el ambiente era mucho más relajado, la música se oía de fondo, la luz era más tenue, y se podía hablar tranquilamente. Allí volví a ver a Patricia intentando estar a solas con Carlos, aunque él o no se enteraba o no le aparecía, porque apenas le prestaba atención. Vi a Diana y a Lara y me acerqué a hablar con ellas. Diana iba como siempre, zapatillas deportivas, vaquero largo y una camiseta larga y ancha. Todo lo contrario iba Lara, una faldita negra, cortita, y una camiseta de tirantes blanca la cual transparentaba claramente el bikini, marcando unas tetazas que luchaban por salir de su prisión de tela.

– Hello, chicas, ¿Qué tal? no os he visto en toda la noche.

– Hemos llegado algo tarde, teníamos lío en casa y nos hemos perdido los juegos, contestó Diana discretamente.

– Ni caso, nos hemos puesto a follar como perras en celo y se nos ha ido la hora. Replicó Lara visiblemente bebida.

– True story, contestó Diana algo avergonzada.

– ¡Qué coño! hacéis bien, que la vida son dos días, contesté yo, que no iba mejor que Lara, mientras recordaba la tarde que había pasado. – Voy a por algo de beber, ¿Queréis algo?

– No gracias, voy a ver si hablo un poco con tu hermana, que tampoco la he visto en toda la noche.

Diana siempre estaba pendiente de Patricia, siempre he pensado que estaba enamorada de ella, aunque fuera de forma platónica.

– Yo voy contigo, que tengo ya la garganta seca, a Lara se la veía más que perjudicada.

Diana se fue con Patricia, a la que rescató de ser el perro faldero de Carlos, y se fueron a un lateral a hablar, yo confiaba que mantendría nuestro pequeño secreto, y Lara y yo nos fuimos a la barra. Nos preparamos unas copas.

– Vamos un poco fuera, a coger aire, que hace mucho calor aquí dentro.

Propuso Lara mientras una gota de sudor resbalando por su cuello se perdía bajo la camiseta.

– ¡Vamos!

Le conteste poniendo la mano algo más abajo de su cintura, invitándole a salir. No sé si era por el efecto del alcohol, o por el morbo que me provocaba Lara, o por lo vivido esa tarde, pero volvía a tener ganas de marcha y si podía iba a forzar la situación con Lara, lo que ella me dejara…Nos juntamos con unos compañeros a hablar, serían cinco o seis y de todas las edades, desde gente de primer año con 23 o 24 años, a compañer@s rondando los 50. La verdad es que no recuerdo el tema de conversación, pero sí que era muy animado y poco a poco se fue calentando. Decidimos seguir la conversación en los vestuarios del pabellón, que se encontraban al lado, no fuera que alguien nos oyera hablar y sacara las cosas de contexto. Los vestuarios no entraban dentro de los edificios para la fiesta, con lo que estaban cerrados con llave, afortunadamente yo tenía llaves. Entramos, dimos la luz y cerramos para que no se nos metiera más gente. Nos acomodamos en el suelo, formando un círculo y seguimos hablando. Ni que decir tiene que yo siempre iba al lado de Lara, y a la mínima aprovechaba para cogerla de la cintura, o rozarme con ella. En un momento dado Víctor, se pone de pie, se mete la mano en el bolsillo… 

– ¡Mirar lo que tengo! y saca de su bolsillo unos gramos de cocaína

– ¿Nos ponemos unos tirillos? ¡Yo invito! 

Por como hablaba se notaba que había más cantidad cuando entró ala fiesta.





Yo la verdad es que no era consumidor de cocaína, porro más a menudo, pero cada vez menos. Y la coca la había probado un par de veces, en días especiales tipo súper fiesta en Ibiza, boda de algún colega y cosas así, pero qué coño, ese día estaba siendo tan raro, que porque no… no siempre te follas a tu hermana dos veces tras 20 años siendo tú musa pajera. Cogió la bandeja donde habíamos traído algunas copas, le dio la vuelta y pintó unas cuantas rayas. Al final nos pusimos todos, volvió a repetir el proceso, y una vez más hasta que finalmente nos comimos todo lo que tenía. Al poco tiempo los efectos empezaron a notarse, creo que como yo, salvo Víctor no eran consumidores o por lo menos habituales. El pedo de alcohol fue bajando en detrimento de un subidón de energía. Alguien sacó el móvil para poner música y nos pusimos todos a bailar y a desparramar. Nos rozábamos todos con todos, yo ponía especial interés en Lara, pero no desperdiciaba la ocasión de hacerlo con Silvia, que a sus 24 años tenía todo muy firme, tampoco con Juani, que a sus 44 años tenía un cuerpo más que deseable.

La situación es empezaba a descontrolar un poco, algunos ya sin camiseta metía mano sin pudor a las compañeras, que sin quedarse atrás acariciaban los rabos visiblemente tiesos por encima del bañador. Yo estaba polla con culo con Silvia haciendo que bailábamos, pero era la excusa para magrearnos. Tenía la polla tiesa insertada entre los cachetes de su culo, y con el movimiento que ella hacía me estaba poniendo a mil. Giré mi cabeza buscando a Lara y la vi con Rubén, que es algo baboso, y Lara intentando librarse de él. Con la mayor de mis penas me separé de Silvia, no sin antes hacer un repaso a sus tetas y me fui a rescatar a Lara.

– Oye, Rubén, tío, estaba con Silvia y me ha preguntado por ti, aprovecha que te la he dejado calentita. 

Fue lo único que se me ocurrió.

– Gracias tío, a por ella que voy. ¡Esta noche triunfamos seguro!

Rápidamente ocupó mi lugar, de primeras a Silvia no le gustó mucho el cambio, no es por ser modesto, pero estoy mucho más bueno que Rubén, el cual a sus 30 años, es un “viejoven”. Pero cuando le puso la polla dura en el culo, se quedó contenta, y empezaron a bailar como antes estuviéramos nosotros…

– ¿Estás bien? le pregunté.

– Si, gracias, se estaba poniendo algo pesado, y con el calor que tengo por todo el cuerpo no sé cuánto tiempo podría haberme hecho la dura.

– Vámonos de aquí, que esto está muy caliente. Vamos a un sitio más tranquilo.

La cogí de la mano y sin pararnos a despedirnos, intentado ser discretos salimos de los vestuarios. Por el camino ya vimos a Juani en tetas retozando con Víctor, a Miguel con la polla fuera… si no hubiera sido porque quería a Lara para mí solo, hubiera estado divertido. Volvimos hacia el pabellón cogimos algo de beber rápidamente para que nadie nos viera pero nos subimos a la planta de arriba. Al igual que los vestuarios estaban cerrados con llave, menos mal que me las llevé. En la parte de arriba se guarda el material y hay un pequeño despacho. La música se oye igual que abajo pero estábamos solos. Tiré unas colchonetas en el suelo, y nos sentamos. Lara estaba radiante, borracha y colocada, lo que la hacía más atractiva y una presa fácil. El problema es que yo no iba mejor, aunque tenía un objetivo claro e intenté por todos los medios concentrarme en él.

– Menudo desmadre se ha montado en los vestuarios, no les he cerrado, como entre alguien se va a liar gorda.

– Si, menos mal que nos hemos ido, no me apetecía acabar follando con cualquiera de ellos…mientras lo decía me dedicaba una amplia sonrisa.

– ¿Y con quién te apetece acabar follando? Estaba jugándome un órdago, pero ya no tenía nada que perder y mucho que ganar.

– Pues con Diana, con quién va a ser…y otra sonrisa pícara.

– ¿Con nadie más? yo estaba desatado, quería lanzarme a su cuello, pero quería que ella estuviera tan comprometida como yo.

– ¡Uuuuummmm, creo que con nadie más!, aunque… seguro que a ti también te gustaría tirártela… 

Decía mientras se mesaba el pelo. Yo estaba embobado mirándole las tetas, deseando quitarle la ropa y metérmelas en la boca, y mientras calculando cual sería mi próximo paso… 

– Oye, que los ojos los tengo aquí arriba, dijo sonriendo y señalando la cara.

– ¡Eeeeeeh, siiiii, esque me empanado mirando…. la mancha que tienes en la camiseta, tiene forma de bicicleta.

Fue lo primero que se me ocurrió, mancha de alguna copa si tenía, de bicicleta ni de coña… 

– ¡Coño! es verdad, está manchada, no sé cuándo habrá sido.

– ¿Por qué has dicho eso de que me gustaría tirármela… es tu pareja y lesbiana puta, yo nunca…?

  No seas bobo, sé lo que pasó en la cabaña en Semana Santa… ¡Diana está preñada! Me lo confesó hace dos meses, cuando nada más supo su falta.

– Bueno no quise ofenderte, solo fue un calentón sin… bueno que no quiero a mi esposa. No sé qué decir, si el bebé es mío yo me…

– Tú nada, eso es cosa de Diana y mía… yo no te he dicho nada y tú solo has sido un donante anónimo. ¡¿Entendido!? Te la follaste por el calentón de Sofía y por el topless que os hicimos, pero ya. Tú no eres nada.

  De acuerdo con Diana no ha pasado nada y el padre es…. Es desconocido ¿Verdad?

– Así es, pero mira lo mismo vamos a por la parejita, estás dispuesto…

Y se quita la camiseta para examinarla mejor. Sus tetas se quedan rebotando como consecuencia del movimiento.

– Lara el bikini también está manchado. Mentí jugándome un all in…

– ¿A ver? y se quitó el la parte de arriba del bikini. – ¿No lo veo? ¿Dónde?

Ya era mía, en un movimiento me abalancé sobre ella, haciéndola tumbarse sobre la colchoneta y comenzando a lamer esos impresionante pechos que tanto tiempo llevaba deseando.

– ¡Jooooooder! que tetas, no sabes el tiempo que deseaba hacer esto.

– ¡Uuuuummmm!, pues seguro que no más que yo de que lo hicieras… Desde la casa rural me mojo cada vez que te veo, tengo el chocho que parece un pantano. Y si te soy sincera desde que sé que Diana está preñada me ha dado a mí el antojo de que un macho anónimo me insemine y me deje bien PREÑADA.

Y metiéndose una mano para después sacarla me muestra los dedos llenos de flujo. Mientras yo le comía las tetas ella se fue quitando la poca ropa que le quedaba…, estas tías estaban en toda la edad de querer ser mamás o se les pasaría el arroz. Cuando se bajó la braga del bikini me detuve a contemplar su coño. Lo llevaba muy arreglado, depilado menos por un pequeño triángulo invertido coronando su vagina, fabuloso indicando por donde hay que ir para follárselo. En menos de dos segundos me desnudé yo también, tenía la polla que me dolía de lo dura que estaba. Me amorré otra vez a las tetas de Lara mientras con la mano comencé a explorar su coño. Enredé los dedos entre sus pelillos y bajé mi mano hasta notar la humedad de sus labios. Ella hizo lo propio y estirando la mano alcanzó mi rabo sediento de sexo y comenzó a acariciarlo, con suavidad, como con miedo, como si se fuera a romper.

– ¡Joder que pollón tienes Javi! hacía años que no acariciaba uno de verdad, solo pollas de plástico, cuando lo echaba de menos. Espero que esos huevazos los tengas bien llenos de lefa. 

No le pensaba decir la verdad.

– Pues tranquila que hoy te vas a hartar, y cuando necesites polla, ya sabes donde esta…

– Te tomo la palabra, porque polla necesito unas cuantas veces al mes…

Joder, me iba a follar a Lara hoy, pero me la iba a follar más veces… y esa idea me producía más placer que cualquier otra…

– Anda ven, ponte encima. 

Le dije mientras me tumbaba boca arriba. No así no, tu coño a mi cara, que mi polla te quiere decir algo.

Entendió la sutileza y rápidamente nos acoplamos en un magnifico 69. Su chocho sabía a gloria bendita, y sus labios amarraban mi polla como me parecía que nunca lo habían hecho. Estaban tan concentrado intentado proporcionar el máximo placer posible, que trataba de no pensar en la mamada tan fabulosa que me estaba proporcionando Lara. Con mi lengua recorría todos los pliegues de aquel chorreante coño, introducía la lengua para después sacarla y volver a meterla, iniciando un pequeño mete-saca con ella, posteriormente me centraba en su clítoris, el cual atrapaba entre mis labios y succionaba como si me fuera la vida en ello. Esto volvía loca a Lara, que durante algunos momentos dejaba de lamerme la polla para centrarse en su propio placer.

Cuando mi comida de coño se lo permitía, Lara se dedicaba a fondo con mi polla, desde luego no era la primera que se comía. Recorría la base, chupaba el capullo para después bajar a los huevos y metérselos en la boca de manera alterna tirando de ellos queriéndolos arrancar de cuajo, y una vez saboreados, volver a subir por el tronco dirección al capullo. Si no fuera porque iba medio pedo y algo colocado, creo que la hubiera inundado la boca hacía un rato….Tan absortos estábamos en nuestros quehaceres, que no nos dimos cuenta de la presencia de una figura en la puerta, observándonos. Cuando me fijé casi me da un infarto, estaba jodido, buenos estábamos jodidos, nos habían pillado y sería nuestra perdición. Paré un instante, presa del pánico, y por fin pude enfocar y darme cuenta que quién estaba en la puerta era mi hermana Patricia. Se había sacado las tetas del bañador y la camiseta y con los pantalones medio bajados se estaba masturbando disfrutando del espectáculo.

Al reconocerla me medio tranquilicé, me guiño un ojo y con un gesto de lengua me animó a que continuara… Volví a meter mi cabeza entre las piernas de Lara y volví a disfrutar de su rico fruto. A los pocos segundos… 

– Lara no seas mal educada y saluda…

Sacándose la polla de la boca me dijo… – ¿Qué dices?, ¿a quién quieres que salude?

Y viendo hacia donde señalaba mi cara, se giró hasta encontrarse a Patricia en la puerta masturbándose… 

– Ostia puta, Patri…

E instintivamente se levantó de encima de mí y trato de cubrir su desnudez sin mucho éxito.

– Hola hermana…

  Patri, tía, esto no es lo que parece, bueno si, pero ya sabes, alcohol, noche… no le digas nada a Diana, porfa…dijo casi implorando.

– Lara, guapa, tranquila que no diré nada, total, que iba a decir, que os he pillado haciendo guarderías y por no interrumpir me he empezado a masturbar…

En ese momento Lara fue consciente de que Patricia enseñaba más de lo que tapaba y que estaba con el coño chorreando mientras su mano no paraba quieta.

– Joder Patri, que buena estas…

– Gracias…

– Eso le he dicho yo esta tardeeeee….

y un hilillo de voz terminó la frase. – ¡Gracias! Repitió Patricia cortando mi frase y evitando que Lara pensara en lo que yo había dicho.

  A ver ven, acércate un poco

Patricia dio unos pasos en dirección a Lara. Yo seguía tumbado en la colchoneta, aunque me había reclinado un poco para ver mejor, ostia, que espectáculo. Patricia se acercó a Lara y se giró para que esta la observara bien, sin mediar palabra Lara terminó de despojar a Patricia de sus mal puestas prendas dejándola completamente desnuda… 

– Bésame…le pidió Lara.

Bésala, repetí yo

– Yooo, estoooo, no seeee, Patricia no terminaba de decidirse.

  Está bien, te besaré yo.

Y Lara acercándose a Patricia la dio primero un pico, se separó y se volvió a cercar, dándola otro, esta vez mi hermana más receptiva, para seguir con otro donde las bocas ya estaban abiertas y las lenguas se entrelazaron en una danza diabólica. Lara comenzó a recorrer el cuerpo de Patricia, y esta algo más tímida tardó en reaccionar y hacer lo propio. Primero las caderas, luego el culo y finalmente las tetas. Patricia era como una sombra de Lara, donde ésta ponía las manos, la otra la imitaba. Un carraspeo intencionado por mi parte las sacó del trance.

– Holaaaa, sigo aquí…

– ¿Patri, te han gustado mis labios?

– Por supuesto, contestó Patricia sonrojándose.

– Pues tengo unos que aún saben mejor, insinuó Lara señalando su chorreante coño.

Yo por supuesto estaba flipando, al igual que Patricia, pero Lara que se la veía más experimentada en estos menesteres, no dejó qué pensará mucho, se tumbó junto a mí en la colchoneta arrastrando a Patricia con ella, se abrió las piernas y la señaló el camino… 

– ¡Eh, yo nunca me he comido… digo, no sé si sabré…

  Tranquila, seguro que sí, haz lo que te gusta que te hagan y sino ya te voy indicando yo.

Lara se terminó de recostar, mientras Patricia aproximaba su cara al chochete de esta, yo no me lo quería perder, con lo que me aproximé para verlo lo mejor posible. Patricia me miró y soltó una risa nerviosa, pero con un gesto de cabeza la indiqué que continuara. Se aproximó poco a poco al coño… 

– Empieza a dar besos por alrededores del chocho, despacio, no hay prisa, piensa en lo que a ti te gusta. Le indicaba Lara.

Mi hermana comenzó a dar besitos alrededor de los labios, las ingles, la cara interna de los muslos, y mal no lo debería estar haciendo porque Lara cerró los ojos y comenzó a suspirar. Poco a poco Patricia se fue aventurando más cerca del coño. Primero suaves besos, pequeñas lamidas por los labios, el clítoris, introducía un poco la lengua y volvía a lamer el clítoris. Lara comenzó a jadear, lo que animó a Patricia a continuar así. Como pudo Lara me dijo…

– Bueno, y tú qué, te vas a quedar ahí parado, y al ver que me acercaba a ella, saltó… – No, no, yo de momento estoy saciada, ve a por tu hermana y hazle alguna locura que se vuelva una perra en celo.

Dudé un poco peor al final me decidí, Lara no sabía la tarde que habíamos tenido, y a Patricia no le iba a importar. Con la postura que tenía no me resultaba cómodo, de manera que la pedí que se pusiera de rodillas con el culo en pompa, y las piernas abiertas, así podría llegar a su coño por detrás y también a su culo. Una vez posicionado, acerqué mi cara al coño de Patricia, olía a gloria, y rezumaba flujo. Di una primera lamida que recorrió su cuerpo con un escalofrío, recogí todo el flujo que pude en mi boca y se lo deposité en el agujero del culo. Menuda obsesión tenía con los culos, jodida Diana… Eso pilló por sorpresa a Patricia, aunque no pareció importarle. Empecé a lamer alrededor del anillo del ano, lubricando bien la zona. Poco a poco empecé a introducir mi lengua. Mi hermana bajó una mano hasta su coño y comenzó a masturbarse. Lara ya gemía sin control, Patricia no porque tenía la boca ocupada, pero el coño la chorreaba y no paraba de moverse, me costaba lamerle el ojete.





– ¡¡Patri no pares por Dios, me corro, me corroooo, me corrooooo!! Ahí, sigue ahí en mi pepita…

Gritaba Lara mientras comenzaba con los espasmos. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Patricia, y sin dejar de lamer y recoger hasta la última gota de flujo del coño de Lara, sin dejar de masturbarse y sin que yo sacara mi lengua de su culo, se corrió como una posesa.

– Para, para, saca la lengua de mi culo que me meo

Gritaba a la vez que sacaba tres dedos de su coño y se tumbaba junto a Lara…. las dos tumbadas, sudorosas, con la respiración agitada, pero una cara de felicidad indescriptible. Yo en cambio, caliente con la polla dolorida apuntándolas como decidiendo a cual me follaba.

– Ostia Javi, no te has corrido. Se percató Lara. – Anda Patri comete ese pollón verás que rico….

– Ni comer ni ostias, yo lo que quiero es follar, interrumpí enervado.

– Macho, pues fóllate a tu hermana, que está buena que se rompe.

– A mí que no se me acerque, contestó Patri aún con espasmos, si algo me roza el coño me meo encima…Yo me quedé algo así, me apetecía follármela…

– Pues Javi, móntame a mí que aún quiero guerra y se te ve una verga para delirar ¡Vamos joder, fóllame!

Sin dudarlo me acerqué a Lara, apartando un poco a Patricia para colocarme en buena posición. Acerqué mi amoratado capullo a la entrada de su coño, y sin apenas presión este se introdujo como un cuchillo caliente en mantequilla. Lara estaba chorreando, el coño se le veía rojo de la reciente comida, lleno de flujo y saliva. Me posicioné sobre ella en la típica posición del misionero y poco a poco fui introduciendo mi rabo hasta que los huevos hicieron tope, despacito lo saqué para posteriormente volver a introducirlo, quería disfrutar el momento, ese que tanto tiempo había deseado, fue fácil de lo encharcado que lo tenía la muy zorra.

Busqué la boca de Lara, quería besarla, sentirla, notarla, pero al intentarlo ella me rechazó haciéndome la cobra, me susurró al oído…

– Eso es más íntimo, no estamos haciendo el amor, ¡estamos follando, Cabrón…!

Al momento entendí a lo que se refería, pero no me gustó, solo quería disfrutar del polvo, de las sensaciones, no me planteaba ni sentimientos ni mierdas por el estilo, simplemente quería disfrutar. Eso me cabreó un poco, y abandoné mi actitud tranquila para ir acelerando el ritmo, mis huevos golpeaban sin piedad contra su culo, nuestros sexos alcanzaron temperaturas extremas y Lara comenzó a gritar como si la estuvieran matando.

– Así, cabrón, así, así es como quiero que me folles, duro, duro, más duro ¡Joder cómo te siento bien adentro!

– ¡¿Así te gusta perra?! Así, duro

– Siiiii, fóllame fuerte, méteme la polla hasta el fondo, ¡¡¡JODEEEEERR!!! ¡¡Como necesitaba una polla de verdad!!

Mis embestidas cada vez eran más fuertes. Para aumentar el rozamiento desplacé mi cuerpo unos centímetros más hacia arriba de manera que hacía más fricción con su clítoris.

– ¿Dónde vas? porque subeeeeesssss…Si, si, si, joder, si!!!

Gritó Lara cuando vio porque lo hacía. 

– No pares, no pares que me corro, que me corrooooooo!!!!

Y sin tiempo a más comenzó a correrse, gritaba, gemía, aullaba…No aflojé el ritmo, y continué follando duro, con penetraciones violentas, sabía que eso la molestaría al estar más sensible, pero era mi venganza…

– Para, para, para que me corro, que me meo si sigues así.

– ¡Joder! ahora todas os menáis… pues méate…pero yo voy a dejarte de follar…

Y seguí empujando tan profundo como Lara me lo permitía. Unos segundos después sacando fuerzas de flaqueza, Lara me empujó echándome a un lado y al momento comenzó a soltar chorros de fluido a toda presión. Su cara denotaba tanto o más placer que follando… fue un squirt abundante, lo suficiente para formar un charco bajo sus pies. Con todo el jaleo, yo aún seguía sin correrme, a Lara ya no me iba a poder acercar después de ese orgasmo brutal, ya estaba servida y no me dejaría continuar en su coño… esta noche seguro, y en el futuro no las tenía conmigo.

– Eres un cabrón, mira como me he puesto… voy a asearme un poco.

Y cogiendo su ropa, se adecentó a medias y se marchó. Nos quedamos Patricia y yo solos, nuevamente desnudos, uno frente al otro. Mi hermana se había sentado para estar más cómoda, y durante el polvo con Lara había comenzado a jugar nuevamente con su coño, se le notaban en sus mejillas coloradas… 

– Patri sabes lo que va a pasar ahora, ¿verdad? dije mientras me aproximaba a ella.

– ¡Nooooo! 

Dijo con voz de niña pequeña asustadiza a la vez que se comenzaba a acariciar una teta.

  ¿No lo sabes? pues te lo voy a decir. 

Ya estaba a pocos centímetros de ella… 

 Yo aún no me he corrido, y tú me vas a ayudar a que lo haga… la calienta pollas de Lara me ha dejado a medias…, y cogiendo su mano la puse sobre mi falo.

  ¿Así quieres que te ayude?

Dijo mientras comenzaba una suave paja. – ¿O así? 

y se inclinó hasta meterse la polla en la boca, para después sacársela y sonreírme.

– Ni una ni otra, lo que quiero es follarte, deseo follarte otra vez hoy te has convertido en mi obsesión y la de mi polla, así que ahora vas a ser mía. ¿Quieres que te folle hermanita…?

– ¡Ummm! Sí, sí quiero que me folles, llevo pensando en meterme esa polla desde que te he visto zafarte hasta aquí con Lara…esta tarde me he quedado con ganas pese a los dos polvos ¡Tengo mucha hambre atrasada!

Estando tan cerca el uno del otro, nos fundimos en un beso, nuestras lenguas se entrelazaron intentando conocer todos los rincones de la otra boca. Poco a poco nuestras manos comenzaron el mismo juego con el cuerpo ajeno, se agachó y comenzó a comerme el rabo lamiendo todo el tronco, llegaba a las bolas que chupeteaba y tragaba una a una para volver a mi glande, lo succionaba rápida y de golpe se tragaba hasta donde su garganta soportaba. Tras una mamada de endurecimiento que no necesitaba, Patricia me empujó hasta que quedé tumbado boca arriba, mientras seguíamos besándonos se colocó sobre mí a horcajadas. Con la mano agarró mi polla y se la puso en la entrada, en ese momento, mirándome a los ojos, como buscando mi afirmación. Yo la respondí con un acalorado beso manoseando sus tetas, gesto que ella comprendió y poco a poco se fue penetrando el mástil sin necesidad de guiando con su mano, me sentía de nuevo en la gloria divina percibiendo el coño acogedor de mi hermana en mi hinchadísimo rabo. Cuando ya hubo entrado más de la mitad, sacó la mano y las puso ambas en mis hombros, fue moviendo la cadera, en círculos, de manera lenta hasta que finalmente estuvo empalada.

La sensación era maravillosa, mi hermana, una Diosa puesta en la tierra, caliente como un volcán sentada sobre mí, con mi polla metida hasta los huevos y comenzando a follarme. Al principio la cadencia era suave, ella sentada sobre mí, erguida, mostrando todo su cuerpo. Yo aproveché la ocasión para comenzar a tocar y mamar sus tetas, son maravillosas. Esa postura era fantástica, la penetración era profunda, su abultado clítoris estaba siempre en fricción, y mi visión era increíble, además de que tenía fácil acceso a sus tetas. El único “pero” es que el ritmo era más lento. Pronto Patricia llegó a esa conclusión, ya estaba más que lubricada, cachonda como nunca y necesitaba más ritmo. Apoyó su cuerpo con el mío, nos volvimos a fundir en un beso con lengua, y comenzó a acelerar el ritmo sin dejar de mamarme la boca. La penetración era menos profunda, pero mucho más rápida.

Nuestras lenguas jugaban dentro de la boca del otro. Mis manos agarraron su culo, no lo apretaba, no quería parar el ritmo, solo quería acariciarla. Sobaba su culo, su piel era suave y respondía erizando el vello al paso de mis manos, su cuerpo se retorcía con cada gesto de mis manos. La tensión de nuestros cuerpos era máxima, el ritmo frenético y el sudor hacía brillar todo nuestro cuerpo. Era consciente de que mi orgasmo se acercaba, mucho estaba durando ya tras la sesión de la calienta polla de Lara y ahora con mi hermana. Gracias al alcohol, la coca y los dos encuentros previos con Patricia mi tolerancia era mayor, pero estaba llegando ya al límite. Con ambas manos separé los glúteos y con el dedo corazón comencé a hacer círculos en su ano. Estaba empapado, y no me costó meter la primera falange. Patricia lo aceptó de buen gusto, pues gimió al notarlo. Para facilitar mi tarea bajó algo el ritmo, sin cambiar de posición, me follaba más lento pero más profundo. Mi mano continuaba trabajando su culo, y poco después introduce un segundo dedo. Ya entraban dos dedos y dos falanges, y con la penetración vaginal Patricia estaba colmada. Yo notaba la presión de mi polla desde el otro orificio…Bufidos, jadeos, gruñidos, era todo lo que éramos capaces de articular. Nuestros cuerpos sudorosos se juntaban, nuestras lenguas bailaban al son de las embestidas. Mi polla estaba apunto de disparar y así se lo hice saber… 

– Patri, no aguantaré mucho más, me corro…

– Sí, córrete, córrete nene que yo también lo hago, córrete dentro de mí, dentroooooo y bien hooondo. ¡Joder vamos nene échame toda tu leche en mi útero, a ver si me preñas de una puta vez hoy!

No pude aguantar más, me tensé y un espeso chorro de esperma inundó el interior de coño de mi hermana por tercera vez en menos de cinco horas. Ciertamente era la tercera vez que me corría, pero la cantidad de leche que notaba salir de mi rabo era como si llevara semana sin eyacular. Tenso como estaba, disfrutando de mi orgasmo, con los dedos en el culo de Patricia. Ella al notar como me descargaba en su interior comenzó a correrse al percibir el primer lechazos llenar su cubículo, un orgasmo muy intenso, su cuerpo temblando, la mandíbula desencajada y la cantidad de flujo manando de su coño era muestra inequívoca de ello que le gusta follar con su hermano y la extrema excitación que nos llevaba a los dos al infierno. No paré de hincar mi falo a las profundidades de su útero, deseaba que gozara de su orgasmo sin restricciones…, mis lechazos era contenidos por su cubículo uno tras otro, pero se mezclaban tal sensación con las de sus contracciones orgásmicas, lo cual la llevaba a un estado de euforia y éxtasis que… 

– Joder nene, nadie me ha puesto tan frenética follándome en toda mi puta vida ¡Donde estabas cuando necesitaba un orgasmo como este! ¡JODER QUE BUEEEENO!

– Sí ¡Jooooooder! ¡¡¡Qué bien!!! Dioooooos…. grité sin poder contenerme. ¡Aaahh! aaaah! coño!aaaa!

Patricia jadeaba corriéndose sin cesar, ya no era capaz de articular palabra. La volví a besar mientras sacaba mis dedos de su culo, ella aún penetrada por mi polla, me devolvió encantada el beso que duró una eternidad, como dos naves repostando combustible en pleno vuelo, acoplados y dándonos todo…aquel era un final tremendamente feliz. Un minuto después, poco a poco se desacopló de encima de mí  y todos los flujos condensados en su interior comenzaron a resbalar por su coño embadurnándome. Era una imagen preciosa, se la veía genial, feliz y plena.

– ¡Coño! como me has puesto el susodicho de leche otra vez, ¡¿Pero tú que tienes en esos huevos… una fábrica lechera o qué?! 

Dijo al tiempo que recogía la mezcla de flujos del mismo.

– Pues tú no te has quedado corta. La base de mi polla y mis huevos rebosan todo tipo de fluidos corporales y la regada de mi vientre…pero ha merecido la pena.

– Muy mucho. Gracias hermanito por haberme quitado las telarañas del coño de una puñetera.

Y me dio un casto beso en los labios.

– Sabes una cosa… no hemos puesto ninguna barrera anticonceptiva, pero me ha gustado más así. Ahora ya no sé si me apetece calentar a mi esposo para que me folle… si me has preñado que cargue con las consecuencias el cornudo. Eres mi descubrimiento, nunca pensé que mi hermanito fuese tan bueno follando y un implacable semental. ¿Cuánta leche me has podido meter esta tarde noche en el coño…?

No contesté a tanta divagación y pregunta retórica, como mujer que es le encanta pensar en voz alta y que le escuchemos. Como buenamente pudimos, colocamos el sitio, nos limpiamos con clínex y nos compusimos la ropa. Salimos sin que nadie nos viera buscando un baño donde poder asearnos. La fiesta aún continuaba, pero ya estábamos muy cansados. Nos despedimos y nos dirigimos nuevamente a casa de Patricia. Durante el camino apenas hablamos. Posiblemente los dos íbamos pensando lo sucedido aquella tarde noche, una lucha interna entre lo moral y lo físico se debatía por dentro, desde luego sí que lo hacía en mi cabeza. Llegamos al portal y subimos al piso. Carlos ya estaba en casa. Patricia se dirigió a su habitación para irse a dormir.

– Javi, gracias por todo, ha sido uno de los mejores días que recuerdo en mi vida. Me has hecho sentir mujer.

– Gracias a ti… Te Quiero hermana… Y nos dimos un beso.

Ella se metió en su habitación y yo me fui al cuarto de invitados. Ya tumbado en la cama intenté poner en orden mis ideas, pero Morfeo me venció y caí rendido ante él. Por la mañana (casi medio día) cuando me desperté Patricia ya se había ido, iba a recoger a los niños. Desayuné manteniendo una conversación sin muchas ganas con Carlos y me fui a casa. Tardé varios días en volver a ver a Patricia, al principio la situación era algo incómoda, no por nosotros, sino porque había gente delante, y no podíamos hablar del asunto. Con Lara la situación era como siempre, quizá ella estaba más acostumbrada a este tipo de situaciones. 

– Patriiii, lo del otro día….

– Lo sé, a mí también me gustó mucho y no he dejado de pensar en ello. Tengo ganas de volver… ya repetiremos cuando tengamos ocasión, de momento tenemos que ser discretos…

Todo quedó ahí, porque por desgracia no nos pudimos ver en el resto de las vacaciones que cada familia hizo por su lado, sin embargo pasado más de un mes, se acercaba ya el final de las vacaciones y mi hermana nos convocó a todos en la barbacoa, tras un par de horas todo el grupo junto conseguimos quedarnos a solas y me dijo nada más llegar en el mismo saludo…

– Hoy creo que te sorprenderás de lo que va a ocurrir…

Me quedé muy intrigado, pero lo dejé pasar haciéndome el chef de aquella fiesta…, se presentaba una buena barbacoa, una deliciosa y bien nutrida de nuestros alimentos preferidos, carne, pollo, pescado, chorizo, chistorra, nada iguala el sabor que nos brindan los alimentos a la parrilla. Por eso antes de ponernos en acción, fue importante haber elegido bien los alimentos que vamos a preparar, buscando siempre la mejor calidad y frescura. Es fundamental tener los utensilios adecuados del perfecto parrillero: un buen set de barbacoa nos facilitó la tarea e impresionó a los invitados. La Carne fue sin duda uno de los productos estrella. Al estar en contacto directo con la parrilla y el humo de la madera o el carbón adquiere un sabor y olor irresistible. Yo siempre recomiendo dos distintos tipos de carnes para que nuestra barbacoa no se convierta en algo monótono y disfrutar de los diferentes sabores y texturas… El cerdo y el codero o pollo.




El Cerdo es uno de los grandes protagonistas, panceta, chorizo, morcilla, chistorra, costillas, chuletas… “Ya que del cerdo nos gustan hasta los andares”. No debemos olvidarnos de la presa y el secreto que hace de ellos un bocado exquisito y qué mejor que un chorizo fresco especial barbacoa o un pincho de chistorra para sorprender a tus comensales. El Cordero no debe faltar en una buena barbacoa, tanto el costillar como las ricas chuletillas deleitarán a los más exigentes paladares. ¡La apuesta segura! Y finalmente el pollo dio variedad a nuestra barbacoa, muslitos, alitas o el pollo entero quedan muy ricos a la parrilla.

Cuando todos estábamos muy animados, se levantó Lara de la mesa para hacer un brindis… 

– Creo que todos tenemos algo por lo que felicitarnos en  el día de hoy, en especial la hembras que están preñadas. Mi amor Diana en primer lugar por llevar en su vientre a un bebé de 16 semanas.

Que Diana estuviese preñada ya lo sabía pero la bomba fue cuando… 

– Patricia está preñada de 8 semanas.

Mi hermana me miró confirmándome mi paternidad y acto seguido, besó a Carlos, lo hizo en una reacción para disimular la mirada elocuente que me reservo… 

– Y por último a Sofía con una preñez de 4 semanas. Así que tenemos una avalancha de bebés a bordo.

Me quedé de piedra, ni siquiera sabía que mi esposa estuviese preñada, se abalanzó hacía mí estupefacto y con un sonrisa me comió la boca… 

– Esta vez seguro que me has hecho una niña.

– Solo sabemos que Diana tendrá un macho, con lo poco que le gustan las pollas. Todos nos pusimos a reír.

– No obstante no creo que haya sido el espíritu santo quien la ha preñado. Todas hemos tenido que probar una verga y el buen zumo que se exprime de ella.

Todo continuó entre chascarrillos de unos y de otros, menos yo que me suponía el progenitor de todas esas panzas. Poco a poco me fui reponiendo de todos esas sensaciones de agobio, porque solo las interesadas y yo sabíamos la verdad que quedaría sepultada en la memoria de todos, o eso al menos debía de ser sin no queríamos romper la piña, deshaciendo la amalgama que nos unía como amigos íntimos. En unos meses las tres se presentaban panzonas y orgullosas de ser madre de nuevo unas y primeriza otra, Diana, que nunca se hubiera imaginado ser madre natural de un bebé. Las miradas furtivas durante toda la fiesta y la pocas frases que nos dedicamos Lara y yo, me daban esperanzas… ciertamente ahora solo quedaba Lara, mi objetivo fallido, de momento…





1 comentario:

  1. En efecto, ojalá si haya una continuación, después de todo faltó una de quedar preñada.

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