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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Una jovencita con necesidad de atención




Vivir en una zona residencial aislada lejos de la ciudad, hace que una no tenga muchas oportunidades de conocer hombres, y los que pueda conocer en ocasiones están muy cerca de casa o no son los apropiados… Nací en una gran ciudad y vivo en una urbanización en medio de la nada, bosques y descampados. De los que tenemos cerca, solo tenemos relación con un matrimonio ya cuarentón, compuesto por una cántabra y un rubio grandote que parece un vikingo… recio y salvaje que trabaja en la construcción, gerente y trabajador de su pequeña empresa de restauración inmobiliaria, los demás viven de puertas adentro y poco conocemos, distantes en una sociedad casi deshumanizada. A minutos a pie te encuentras con la naturaleza, con plantaciones donde hay casas aisladas entre bosques y granjas para la cría de ganado que pasta libre… prácticamente se puede decir que es un medio rural al lado de una urbanización de alto standing copada de pijos desconocidos.

Yo me llamo pongamos que Paula, dicen que  tengo un cuerpo de escándalo pero yo pienso que solo soy bonita de ojos marrones. Pese a uno tener unas curvas perfectas, sí son muy distintivas llamando la atención de mis vecinos a los que pongo cachondos a mi paso por la calle. Mis tetas y culo, son mi mejor cartel y yo desde mi introversión los enseñaba con orgullo. Además en lo del sexo la verdad es que fui bastante precoz, tal vez por nacer en un medio cuasi rural, donde pronto empiezas a ser observadora de la naturaleza, y ves que eso del follar es casi pan de cada día… cada dos por tres te ves al toro montando a la vaca o al perro follándose a la perra… vamos que cuando no era el toro, era el caballo, cuando no eran folladas las perras. Pero lo que más te llama la atención es lo que ocurre de puertas adentro en tu propia casa, porque incluso mi madre antes de que mi padre montara su segundo negocio a cientos de kilómetros de aquí, era asaltada con cierta asiduidad por él en cualquier circunstancia y lo más revelador sobre la personalidad de mi madre era que tenía un amante a quien le facilitaba enseres a cambio de sexo con ella y eso solo tiene un nombre, mi madre era una PUTA.

*******************

Eran casi ya las 11 de la noche escuché que mi padre salió del baño, y eso me creo la necesidad de ir también solo de pensarlo, se te abren las ganas de orinar como si no hubiese un mañana. Mi madre que estaba en la cocina me dijo si no dormía ya, le solté lo de mis ganas de mear. En la cocina no solo se hallaba mi madre que bebía un refresco, sino mi padre la acompañaba, hablaban de cosas del negocio, tomé agua y me fui a mi cama tras soltar un pequeño chorrito en el aseo…me acosté. A los pocos minutos empecé a inquietarme pensando si sería esa noche cuando volverían a hacer el amor, me fijaba por debajo de la puerta y veía el reflejo que la luz de la cocina aún estaba encendida, vencía por momentos el sueño y cuando quise reaccionar miré debajo de la puerta y no ya había reflejo de luz de la cocina o sala. El reloj marcaba las 00:12 de la noche me levanté…, salí de mi cuarto y al llegar a la sala oí unos sonidos semejantes a golpes de madera muy lejos que venían de arriba.

Encaminé mis pasos por las escaleras y como la habitación de mis padres está al acabar las escaleras, conforme iba subiendo los ruidos eran más claros e intensos. Eran movimientos de cama con ritmo y murmullos, me fui acercando y con la poca luz de la lámpara de la estancia fijaba mis pasos para no tropezar, ya estando muy cerca a la puerta vi un poquito de luz por la rendija de la puerta entreabierta, por ella los ruidos eran más claros, siendo reconocibles los rechinidos y sonidos de los muelles del colchón al moverse y las respiraciones agitadas de los fornicadores...mi madre no gemía como en las pelis porno, follaba callada sin gritos. 

Oí la baja voz grave y agitada de mi padre…

-“siii siii asii asii mueveteee mi amor que bien te la estoy clavando…mmmm

En eso la voz también agitada y baja de mi madre  

–“¿TE GUSTA QUE ME MUEVA ASI? ¡¿TE GUSTA GORDO TE GUSTA FOLLARME CABRÓN…?!¡Mmmm!”

-“Siiii,siii” contestaba mi padre… “¡Sí nena así muévete… me encanta! ¡Hoy te siento muy Puta!”

Yo no podía creer lo que oía de mis padres, sentí un choque eléctrico en todo mi cuerpo llenando de morbo de oírlos con ese lenguaje soez, ¡A mí me lavarían la boca si dijera eso! Y entonces me escabullí en la rendija que formaba a cuchillo la puerta entornada para tratar de ver con la poca luz de su lámpara. Se apreciaba la cama de mis padres de lado no alcanzaba a ver a mi padre solamente veía a mi madre agitándose y moviéndose desnuda sus tetas colganderas como campanas moverse de arriba debajo de una lado a otro, además de las manos de mi padre asiéndola fuertemente de las caderas…, empujé un poco la puerta y la abertura se hizo mayor, entonces si logré ver a mi padre empujando contra su esposa insertándole la verga hasta los huevos… Tenía toda su pelvis pegada al culazo de mi madre, por lo que se intuía que la tenía entera alojada en el coño de mamá, la extraía hasta la punta y de nuevo la clavaba a fondo. Me asombré de lo larga y gruesa que se veía a contraluz, bien pareciera que a mi madre se la estaba follando un caballo y no su marido. La cama tronaba y sonaba que se iba a descuartizar… estuvieron así gimiendo y jadeando los dos como unos diez minutos, en eso mi madre se hizo a un lado y le dijo a mi padre…

-“Gordito ahora súbete encima de mí y clávame a fondo...”

Entonces pude ver a mi padre levantarse… ahí lo vi desnudo, era mi primera vez en ver un hombre totalmente en pelotas, y la verdad me causó mucha curiosidad. Mi madre se perdió de mi vista de repente pero veía el cipote de mi padre con toda claridad, mi vista se había adaptado a la penumbra, aquel falo me pareció  grande, grueso y muy hermoso así en vivo y directo, real e impresionante. En eso vi las piernas de mi madre al aire separadas completamente despatarrada y ofrecida al fornicio indiscriminado de su macho, se hallaba a meced de mi padre que se inclinó y se acomodó en medio de las piernas de su esposa. Empezaron con movimientos lentos, luego veía las manos de mi madre agarrando las nalgas de su hombre atrayéndolo hacia ella, buscando mayor profundidad en la follaba que mi padre le estaba practicando sin miramientos entre gemidos y palabras groseras de ella…

-“¡Mmmmm, aaaaajj, ssii, siii, assiii!  Muévete más cabrón… métela hasta adeeeentro, la quiero toda en mi coño ¡Muévete más rápido y fóllame como tú sabes…! ¡Vamos hijo de puta lléname de carne dura bien dentro de mi útero! ¡Me encanta como me follas cabronazo! No pares de follarme duro ¡Quiero sentir la leche como sale y me llena lo más hondo de mi coño!”

En eso vi como mi padre se movía más rápido. Desde mi posición los veía a los dos de cuerpo entero con mi padre sobre su mujer comiéndole la boca y las tetas desparramadas a cada lado de su cuerpo, sus tetas son fastuosas, pero no menos el par de cojones de mi padre, que hechos una pelota enorme se apretaban contra el coño de mi madre en cada inserción profunda que le daba…observaba el rabo paterno salir hasta el glande y de nuevo perforar la vagina de su esposa formando dos cachetes de carne mullida franqueando la entrada del cipote extremadamente duro, debido a que el conejo de mi madre es muy voluptuoso de labios hinchados. La puta empezó a jadear más fuerte…

-“¡Dame más hijo de puta…! No dejes nada fuera de mi coño la quiero toda bien adentro… vamos empuja con fuuueeerrza cabrón tu puedes reventarme el coño con ese pollón ¡Quiero sentirlo todo, más rápido vamos mueeeveteeee, así, así, más, más! ¡Qué bien me follas gordo qué gusto me das en el coño!”

-“¡¿Te gusta nena como te tengo ensartada, te gusta mi polla dura?!” Decía mi padre entre jadeos.

Otra vez la cama parecía que se desarmaba…, estuvieron así un rato y luego mi padre se detuvo y le dijo ponte empinada vamos, mi madre accedió sin rechistar como una perra en celo que necesita más verga. Vi a mi padre pararse en la orilla de la cama contemplando su falo exultante. Mi madre se acomodó rápido en la cama y pego su cara a las sábanas, ya perdí la visión de su cara, solo sus piernas y nalgas hacia mi padre eran visibles para mí… papá le acariciaba las nalgas a su amante diciéndole lo mucho que le encantan ese culo

-“¡Métemela ya cariño… no seas hijo de puta y no me desesperes! ¡Dame Verga!”

Ahí perdí la visión del cipote de mi padre que se perdía en el culo de mi madre  aguantando el envión como una perra veterana y salida, ambos inclinados hacia mí. Mi padre agarraba a mi madre de la cintura y se empezó a mover despacio en un folleteo demencial…

-“¡¿Te gusta cómo se siente mi polla en lo hondo de tu coño…Puta?!

Mi madre contestaba sí a todo…

-“¡Me entra muy bien cabrón, me abres el coño como solo tú sabes hacerlo! ¡Te amo gordito!” En eso mi padre…-“A ver, muévete… quiero que te ensartes tu sola”

Ahí vi como mi padre se quedaba quieto y las nalgas de mi madre empezaron a moverse estrellándose contra mi padre lento pero con fuerza. En esos momentos me confirmó lo puta que podía ser mi madre al empalarse ella solita oyendo los sonidos chasqueados que hacían sus nalgas al chocar contra mi padre ¡Plasplasplasss! Estuvieron así a ese ritmo un rato, la cama los acompañaba con los chirridos de los muelles y ruidos del cabezal de madera contra la pared. Yo ya estaba excitada a más no poder, mi vagina la sentía húmeda, todo eso era nuevo para mí… ese lenguaje de ellos y verlos en esa forma tan obscena y lujuriosa. De repente empezaron a moverse los dos… mi padre hacia delante y mi madre hacia atrás con un ritmo fuertísimo y sincronizado, los años de matrimonio se notaban en cada clavada. Mamá debía sentir el bálano de su esposo en la misma boca del estómago de lo profundo que se la metía sin recato alguno diciendo…

-“¡Así así gordito asiiii todaaaa para mí, mmm me encanta esto!¡No dejes nada fuera de mi coño Cabrón”

Mi padre le comentaba lo que le encantaba tenerla bien ensartada…

-“¡Sabes que te amo que me vuelves loco! Sobre todo cuando te portas tan zorra…”

En eso mi madre espetó… -“¡Me voy a correr cariño, métemela así! Sigue asi fuertteeee y me no me dejes ahora... no paresss.”

Ahí vi la cara de mi madre sudada al apoyarse con las manos en el colchón… 

-“Mmmmm, aaaaajj, aajj, ¡Muévete  más y no pares cabrón…así, así un poco más!¡ Dame, dame verga, dame duro, siiiiiiiii, fuerte, rápido, así, así hijo de puta me corro yaaaa! ¡Aaaaaggg! ¡Ummmm!

Se movían los dos con mucha velocidad yo la verdad estaba frotándome el coñito sin parar enervada de tanta excitación, ya comprenderán como me sentía al ver a un macho follándose a su hembra con todo hasta lo más hondo de su vagina. 

Mi padre le apuntaba… – “¡Siii puta, siii, dame tu corrida putita, siiii, toma mi verga, toma nena” Decía mi padre… ¡¿Te gusta mi verga… Dime te gusta, so PUTA?!”

-“Siiisiiii” decía mi madre fuera de sí en plena convulsión. – “Me encanta la verga sabes que soy tu puta y me encanta la verga que me das… tan dura y gorda ¡Vamos Párteme a pollazos cabrón!”

Yo no podía creer lo que oía esas frases que se decían, de mi padre tan serio y tan amoroso oírlo decirle eso a mi madre. La verdad no lo crearía si me lo hubieran contado alguien, pero lo cierto era que mi coñito rezumaba baboso de la excitación…, sin darme cuenta mi mano se había apoderado de mi clítoris y lo masajeaba con fruición viendo como follaban mis progenitores ¡Ver cómo me engendraron fue superior a mi voluntad de salir de allí! Me quedé un rato más notando el sofoco de mi orgasmo que me embargaba por completo desde la cabeza atolondrada a mi candente chochito mojado, justo cuando mi madre empezó a gritar fuertísimo juro que se oía en todo el vecindario… 

-“¡Sí sigue, me estoy corriendo cabronazo!”

-“¡Yo también! ¡ahí te va mi leche nena…Tómala entera!”

-“¡Qué leche más rica! Joder gordo la estoy sintiendo… noto como me queman tus lechazos de tu verga”

Yo la verdad no sabía ni que era eso de leche que mi padre le estaba descargando en lo profundo de su coño hasta después de probarlo, me toque mis bragas escurriendo casi. Se empezaron a mover muy lento acabando de inseminar a la hembra y disfrutando ambos de una corrida simultánea y yo me atrevería a decir que triple contando conmigo. Pasados unos segundos se separaron y vi la polla de papá aún fastuosamente gorda pero ya no con la rigidez de un cuerno de toro. 

Mi madre una vez llena y cubierta su necesidad de zorra cachonda, se dio la vuelta y se acostó, perdiéndoseme de la visión, solo veía sus rodillas. Mi padre se acostó hacia el otro lado y se me perdió bajo las sábanas, ahí me di cuenta que había terminado la función. Bajé a mi cuarto sin hacer ruido. Después de ese día los espiaba seguido cada vez que podía. Otra gran alegría que me dio mi padre fue a las pocas semanas, al cumplir mis dieciséis años, mi padre me regaló su moto Vespa, aprendí a conducir y me saqué el carnet ese mismo mes…, puede tener mi autonomía y movilidad para disfrutar de mis paseos con mis amigas. Meses después mi padre abrió un segundo negocio en otra ciudad, en el cual pasaba grandes temporadas de al menos tres semanas cada mes volviendo por casa la última, se volvía a ir de nuevo y así sucesivamente. La verdad que casi ya no los espiaba porque no follaban por las noches como antes lo hacían, atendía a sus movimientos en el cuarto y no se sospechaba nada, tal vez ahora se ocupaban de ello en mis horas de clase en el instituto.

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En ese tiempo mi madre empezó a salir con sus amigas a jugar al casino y al bingo…, la verdad pasó un año así haciéndoseme algo normal, luego empezó a salir por las noches a que esos lugares que cierran muy de madrugada, me dejaba sola algo en lo que yo tuve culpa, pues después de hablar todas las noches a eso de las 22:00 horas, tras colgar mi madre salía. Mi padre nunca supo que me dejaba sola toda la noche, la verdad para mí no era raro, pues ella se excusaba en que su marido no quería que jugara en el casino ni en el bingo. Pero algo que sí me llamo la atención era que hablaba por el móvil con alguien con voz muy baja…nunca la cuestioné. A veces entre semana, cuando la sirvienta hacía la casa en esos cuatro días de la semana, mi madre salía y llegaba anocheciendo…decía que había ido al centro comercial o a casa de una de sus amigas de la otra urbanización, o que había ido a la capital. Lo que si me pareció extraño también era que la llamaban al móvil, y por algún motivo no contestaba, ya muy después me devolvía la llamada o sino hasta que no la veía en la casa, eso sí se me hacía mucho más raro. Vivía muy a gusto, pues me la pasaba muy bien con mis amigas paseando en mi moto totalmente liberada de la atención materna.

Un sábado llegó una vecina de aquí, que era muy amiga de mamá, sabíamos que tenía los cascos ligeros por chismes que se decían de la señora Lola, por la noche mamá y Lola estuvieron tomando cerveza en el porche de la casa hasta tarde…, ya eran las 23:10 de la noche cuando se metieron a la cocina, yo estaba ya acostada, salí al baño y a su paso cerca de la cocina me detuve al llegar porque oí que le dijo la señora Lola…

-“¡¿Oye cómo te ha ido con tu querido?!

-“Bien la verdad me encanta el machote…”,contesto mi madre

-“¿Y qué tal?”

En eso mi madre le dijo… -“Si vieras su aguante y su pedazo de polla…más larga que la de mi marido,”

Mi madre marcó la medida entre las palmas de sus manos, y aquello debía de ser más de 20 cm.

-“¡En serioooo” 

Se sorprendió la señora Lola, mi madre le contesto que la dejaba bien llena de él como nadie lo había hecho hasta ese momento… 

-“Me encanta que me folle… si por mi fuera me iría a vivir con él”

-“¿Por qué no lo haces perra…?”

-“Tú sabes que no quiero renunciar a esta vida que me da mi marido… este es un pobre desgraciado que no tiene donde caerse muerto si no fuera por mi manutención…”.

-“Sí amiga, lo sé,” contesto Lola. “Tú lo que debes hacer es vivir de tu marido y seguir gozando de ese macho… Las mujeres necesitamos ser bien folladas por un canalla que nos preñe, y un marido que nos mantenga y crie los hijos que nos hacen esos cabrones…” 

Se empezaron a reír a carcajada las dos brujas conspiradoras… 

- “¡Oye ¿Y no sospecha nada tu marido?! ¡¿No nota que tienes el coño más cedido por el pollón de ese cabrón...?!”

Mi madre le contesto que no… -“ En absoluto....Él siempre que llega de viaje lo complazco con un par de grandes follada hasta que lo dejo sin fuerzas”

-“Carolina eres igual de golosa que yo. Ah oye cierra la puerta cuando te marches, estaba abierta cuando fui a la casita con el mío… la puerta se hallaba cerrada sin llave, me dije esta se fue de prisa…”

Explicó la señora Lola, se rio mamá.

-“Es que se nos hizo tarde... se estaba tan a gusto follando con ese tipo que se me fue el santo al cielo, y estaba Paula (se refería a mí) hablándome al móvil… ya tenía 10 llamadas perdidas de ella”

-“Con razón zorra, la niña ya es mayorcita y puede sospechar lo Puta que es su madre…”,apuntó la señora Lola.

-“¡¿Oye y tu marido que dice de la casita?! ¿No te preguntó quiénes eran los que la alquilaban?”

-“Inventé que era una pareja de recién casados y que la muchacha era hija de una amiga mía y por eso pagaban poco alquiler”, se rio mi madre…

-“Para todo te das astucia cabrona… le pones los cuernos y encima le engañas con el alquiler”

La verdad me dio coraje saber que mi madre engañaba a mi padre, quise entrar a la cocina y reclamárselo pero la verdad no pude, y mejor me fui a mi cuarto sin hacer ruido. Pasaron los días y la verdad me daba rabia no poder hacer nada, mucho más cuando veía a mi padre ver como se desvivía por su mujer, por sacarla a pasear y cenar, comprarle los mejores vestidos y darle una vida de lujo con un coche nuevo… un último modelo de mercedes…, me daban ganas de decirle lo que había oído, como esas dos brujas se dejaban follar por tipos menesterosos bien dotados, a cambio de dinero. Mi madre me leía el semblante diciéndome el porque me sentía molesta, yo le contestaba que nada tenía, que eran cosas mías de adolescente… Así llegó el día en que mi padre se fue de nuevo de viaje. Los días trascurrieron como siempre, pero un miércoles estaba haciendo mis deberes en la sala y escuché el timbre del móvil de mamá, ella corrió a contestar escaleras arriba a su cuarto… yo me acerqué y la oí

-“Sí, tengo ganas de verte…, ok mañana a las 3 y media nos vemos, no faltes bye”

Corrí hacia la sala y me hice la desentendida sabía que se iba a ver con su amante, le dije… 

-“Mamá voy a casa de Gaby no tardo” 

Salí a casa de mi amiga Gaby… -“Necesito que me dejes tu moto, yo te dejo la mía a cambio…”

-“¿Pero si la tuya está más nueva?”

-“Es que voy a seguir a Diego (era mi novio) porque creo sale con otra… vengo como a las dos de la tarde por ella”

-“Yo mañana voy a casa de Marta a estudiar, ahí estaré”

Me fui a mi casa, ver a la puta de mi madre arreglarse tan atractiva para quedar con un canalla, me daba coraje pero necesitaba estar segura que ella andaba con alguien. Regrese a casa y me metí en mi cuarto, solo salí a cenar… al día siguiente llegue del instituto y le dije a mi madre que iba a casa de una amiga a estudiar, ella contestó que haría unos recados de mi padre. Salí de la casa y me fui a la de Gaby a cambiar la moto por la de ella, paré en la esquina de mi casa, estuve ahí hasta que salió mi madre en el mercedes nuevo… la seguí discretamente hasta la urbanización que quedaba un poco lejos de aquí, una colonia tocada por la explosión de la burbuja inmobiliaria, casi todo a medio hacer con dúplex iguales adosados. Había muchas casas solas y ninguna tenia barandal en el frente, luego vi que mi madre se estacionó en una de ellas y yo me detuve antes, se bajó del vehículo para meterse en una casa. Ahí me quedé y pensé ya tiene que estar ahí el susodicho… me disponía a bajarme dela moto cuando vi que se paró un Opel Astra con matrícula de Barcelona, justo detrás del mercedes de mamá, se bajó un hombre de algunos 30 años cerró el coche y se metió a la casa donde se hallaba mi madre. La verdad no sabía qué hacer, si irme o bajarme a tocar la puerta y reclamarle explicaciones.





Estuve casi 20 minutos pensando que hacer, escondí la moto y me acerqué caminando, me asomé y vi que la casita ni tenía cortinas solo telas de colores como cortinas, se veía mal aspecto. Tenía pasillo, avancé hasta que oí algo en un cuarto con las luces encendidas, caminé despacio y me agaché pues las ventanas eran bajas. No había muchos muebles, camine hacia el fondo donde estaba un poco abierta la ventana, lo suficiente para ver que solo había una gran cama, y sobre ella mi madre en cueros besándose con el hombre recién llegado…, no era guapo pero su cuerpo era fuerte y muy fornido. Mi madre tenía en su mano asida con firmeza la verga de ese cabrón, y en verdad era un mostrenco enorme en grosor y largura, mamá se acercó al falo empalmado y puedo asegurar que era más larga que la de mi padre pero no más gruesa, se inclinó y se lo metió en la boca. Expandió todo lo pudo su boca al punto de dolerle las comisuras en tanto miraba que no le cabía pero continuaba intentando meterse toda la enorme verga en la boca. Él solo le acariciaba la cabeza y le decía…

-“Mámamela Carol… mámamela, así, así que bien te la comes cabrona ¡¿Esto también se lo haces a tu marido?!”.

Mientras ella le chupaba la verga, él con una manos en su cabeza la dirigía forzándola a tragar más y más hasta le llegase a esófago mofándose de mi padre y de los estúpida que era mi madre comportándose como una Puta… ella no ponía reparos mamando mientras la otra mano de él se entretenía en las tetas de mi madre. Me excité de tal manera que quería ser yo mi madre en ese momento. Sin separarse de la verga, mamá se hincó de lado para que quedar más cerca del macho chupándole el gran falo, lamiendo la oronda cabeza con toda la lengua, su orificio de nuevo todo el glande, mientras él le acariciaba la espalda y parte de sus nalgas. A los cuatro o cinco minutos le dijo a mi madre…

-“¡Déjame mamarte yo ahora!”

Y mi madre se puso encima quedando la vagina entreabierta de enormes labios vaginas plegados y retorcidos en un coño voluptuoso lleno de mogollón de carne sobre la cara del feo pero musculoso semental, en tanto mi madre volvió a su ataque frontal saboreando esa verga que le entraba hasta el galillo. En momentos dejaba de chuparla apretando sus huevos dando rienda suelta a jadeos persistentes y fuertes, alcance a escuchar…

-“¡Ahhggg mamas bien mi coñito…me encantas sigue así cabrón!¡Cómete mi chumino el clítoris”

Mi madre tenía su cara desencajada del gusto que le estaba dando en su pepita, un clítoris digna de una puta como mamá… convulsionó con fuertes gemidos pegando su coño con contundencia sobre la cara del susodicho al tiempo que se corría ostensiblemente. Luego tras unos segundos de orgasmo donde el cabrón se bebió los chorros que soltó mi madre…, la zorra volvió a mamar esa verga con muchísima desesperación como si fuera la última vez que tendría una a su alcance…, su dilatada boca emblanquecía las comisuras para abarcar todo el trabuco… lo volvía a mamar irrevocablemente tragándose casi la mitad del rabo de ese burro. Lo ensalivó desde el glande a su raíz, envalentonándose con el par de huevos grandes como bolas de derribo y una vez que las chupó, mordisqueó y tragó una a una estirando de ellas, se quito violentamente de encima de su amante giró la vista hacia la ventana y me agaché rápidamente, luego me volví a asomarme con cautela y vi a mi madre acostada boca arriba levantando las piernas al aire, con la piernas despatarras bien abiertas con todo el coño abierto cual boca de metro.

Él se levantó y se acomodó en medio de las piernas de mi madre hincado y sobándose su verga, el macho se la jalaba de extremo a extremo con una mano haciendo recorrido pausado… se veía fabulosa totalmente erecta, mi madre le sobaba los cojones jugando con sus bolas entre los dedos. La dama tenía cara de puta excitada e iracunda, deseando probar el pedazo de estaca con urgencia. Él empezó acomodando la verga entre los labios carnoso de la vagina de mamá dejándose caer, el falo se clavó franqueado por esos dos labios vaginales como orejones, y se empezaron a besar. Se movía lento hacia el cuerpo de mi madre, ella le acariciaba la espalda, los brazos… mientras que el amante comenzó a bombearla con un poco más de velocidad buscando profundidad dentro de mamá abriéndoles las carnes profundas. Ese tronco soberano le expandía el coño a cotas extremas, no era raro que costara tanto clavarla entera… pero al fin el verraco lo consiguió y mamá suspiró dejando de besarlo para expeler los primeros gritos de hembra partida con más de 20 cm de estoque alojados en su matriz…

-“¡Aayyyyygggg, aayyyggggg, Mmmmm! ¡Muévete más rápido cabrón! AsiiiiiiSiiiiiiiii… mi amor te amo te amooooo me encanta sentirte dentro de mí” le espetaba la salida de mi madre.

“Yo también te amo… sabes que me calientas me excitas hija de puta…¡Me encanta follarte!” 

Así siguieron y le dio unas diez bombeadas más y se detuvo… -

“Quiero follarte como a una perra”.

Mi madre se acomodó y pego su cara ala cama como le había visto hacer tantas veces con mi padre, abriéndose sus nalgas ofreciendo su culazo de zorra al señor semental… 

-“Anda méteme tu vergazo”

Él sonrió… -“Ahí te va mi putita”.

La tomó de la cintura y le pollón sin necesidad de guía se introdujo en el ancho agujero que mi madre presentaba, la zampó hasta los mismo huevos de una sola estocada ¡Me pareció increíble cómo le entró sin rechistar…! Enseguida le propinaba unas embestidas envidiables. El móvil de mi madre empezó a sonar pero élla hostigaba embistiéndola salvajemente gimiendo de placer…

-“Ummm, ufffff, que culazo tienes Carol… ¡Me fascina como se mueven tus nalgas! Y cómo traga tu coño mi verga…” 

A cada empujón los cachetes de mi madre formaban olas acompañados de los sonidos propios de cuando las carnes de uno y otro se golpean fieramente.

Ella le respondía… -“es tuyo”, “es tuyo FÓLLATELO BIEN HIJO DE PUTA”

Entre gritos de placer al notar como la reventaba metiéndosela hasta el mismo útero. El móvil seguía sonando y en eso él se detuvo… 

-” ¡Contesta o no va a dejar nunca de sonar!

Mi madre se arrastró hasta la orilla de la cama y el aparato dejó de sonar, mi madre lo tomo diciendo que era su marido, el le dijo si supiera tu marido como te tenía ensartada, la puta se rio…

-“Déjame le devuelvo la llamada”, dijo mi madre. 

Él se acostó bocarriba masajeando su verga, se me antojaba tenerla y me daba envidia de mi madre que disponía para ella aquel badajo descomunal, en eso oí a mi madre decir al móvil…

-“Hola amor ¿Cómo estás? No alcance a tu llamada porque lo tenía en el bolso… no lo oía bien y me costó encontrarlo. Ando aquí probándome unos vestidos” 

Mi madre con su mano empezó a acariciar la verga de su amante… 

“Sí, cuando acabe ya hablamos de acuerdo… Yo también te quiero mi amor un beso”

Su amante le apuntó… -“Anda, prueba esto puta, tu marido trabajando preocupado por ti y tu probándote mi polla por todos los agujeros…”, ella se rio.

-“Voy a ver su me si me entra todo este pollón en la boca y ya solo te faltará darme por el culo…”.

Se la tragó golosamente de manera frenética hasta que decidió llegar a hundirse la raíz, se esforzó un poco más dejando que el glande llegase al esófago. Mi madre ya tenía la cara como un tomate maduro, pero finalmente los huevos del semental llegaron a topar con la barbilla de mamá… unos segundos en lo más hondo y la sacó.

-“Lo has conseguido, te has metido todo el rabo entero en tu boca, ninguna zorra a la que haya follado lo ha conseguido, pero se ve que tú eres de otra pasta”.

Mi madre no contestó, le sonrió y se subió encima de su amante y ahí pude apreciar cómo se abría paso la verga de ese hombre dentro de su chumino empapado. Él le mamaba las tetas ensañándose en los ciclópeos pezones, mi madre muy despacio se movía hacia abajo y luego hacia arriba…cada vez le entraba más esa verga en su acogedora vagina…

-“Joder que gorda y larga la tienes cabrón, aayyygg. Me está entrando muy bien”, dijo mi madre. “Tienes un tronco que me encanta… me llega bien dentro, donde nadie ha podido alcanzar”

Lo cabalgaba cada vez más rápido, movía su cadera hacia los lados y hacia arriba y abajo y adelante y hacia atrás empezó a moverse rapidísimo se acercaba a besarlo y luego se enderezaba para empalarse de nuevo más reciamente el mástil. Mi cabeza era un caos, estaba excitadísima viendo follar a aquellos dos fornicadores tan experimentados, por otro lado tenia rabia de ver a mi madre revolcarse con ese hombre y engañar a mi padre. Mamá continuaba con su balanceo sobre el tieso cipote que la perforaba y esta se los tragaba con suma facilidad hasta pegar su clítoris contra los grandes huevos que formaban una rotunda pelota… duros y cargados de leche.

-“Qué rica polla tienes hijo de puta, me encanta esta verga que tieneeeesss. La siento toda en cada pliegue de mis sensible vagina… me tienes bien ensartada”

-¿Te gusta mi verga puta? Dime ¿Te gusta más que la de tu marido?”

-Siiisiii lo sabes que siiii mi amorrr sabes que te amoooo me voyyyyy a correr cabrón, me estoy corriendo no pares, no pares de follarme...”

-“¡Vamos córrete, siento que me aprietas más con o dura que se te ha puesto....vamos cabrón córrete dentro del coño de tu PUTA!”

mi madre jadeaba convulsionando sobre el pollón completamente empalada, succionaba el tronco del macho con sus músculos vaginales implementando mayor roce y placer muto, se clavaba giraba en círculos sobre la gran polla apretando con su vagina hasta que se quedó quieta encima de él…, le acariciaba las nalgas a mamá la espalda.

-“Noto como palpita tu coño”

-“Has sido demasiado bueno pero Quiero más hijo de puta, Fóllame y Lléname de una puta vez…”

Empezó a besarlo y moverse de nuevo así como estaba clavada, duró unos minutos y de repente paró para quitarse de encima de él…

-“¡Fóllame como a una perra que soy! ¡¿Te gusta el culo empinado solo para tu verga…?!”

El macho se hincó posicionándose detrás de ella, le acariciaba su vagina y las nalgas diciéndole el buen coño y culo que tenía mi madre, le encantaba. Yo me cambié de ventana para poder apreciar bien ya que por esa ventada se veían de espaldas a mí y de la otra se apreciaban de perfil, mi madre le indujo a que la penetrara ya, mientras que el varraco se acariciaba su miembro viril a todo lo largo, le echó un escupitajo y de esa manera se lo ensalivó al completo, sea comodó entre las piernas de mi madre y lentamente la enchufó encontrando el agujero de su coño entre las nalgas, le hundió el glande sin más dilación viendo la incrustación por completo. Inicio un mete saca incrementando la velocidad…volvía a jadear y gemir de placer mi madre.

-“Mi amor te amo te amooooo… me encanta sentirte dentro de mí así. Ese pedazo de pollón me va a destrozar de gusto…”

Follaban a pelo, no conocían el condón por lo visto… la llenaría bien de esperma.

-“Sí Carol, tu coño es la dueña de mi verga… ¡Sigue moviéndote más, así no te pares… ¡Me voy a correr!” l

e decía el follador deseando inseminarla sin compasión alguna. Se sincronizan sus movimiento, mi madre para atrás y para adelante y él igual, se oía los ¡Plas plas plas! de sus cuerpos desbocados en andanadas de carne en movimiento. Ya tardaban más de veinte minutos cuando de repente mi madre gritó entre sus gemidos…

-“Me voy a correr, sigue follándome”

-“Yo también perra, me voy a correr enseguida… noto como me viene la leche. Ahí te va para dentro toda mi lecheeeee. Así perrita exprímeme con tu coño ¡¿Sientes cómo te lleno puta?!”

-“Joder cabrón, la nota caliente” 

Mi madre succionando con su coño el badajo del hijo de puta que la estaba llenando de semen en lo más profundo de su útero, y la muy puta se lo embuchaba con sumo gusto.

-“Yo me corro con tu polla bien dentro, que gusto hijo de puta, que gustazo notar tu leche ¡Me vas a preñar CABRÓN!”

En su cara se percibía el sentir de cada lechazo que recibía. Y dejaron de moverse. Sin más él se tiró a un lado y mi madre se quedó así como estaba empinada a cuatro patas como una perra en celo que había recibido su dosis de lefa espesa, una perra inseminada por un cabrón que la había dejado bien llena. Yo tuve que quitarme de la ventana pues él quedaba con su cara frente a ella y me cambié de nuevo a la del pasillo… desde ahí observaba su verga brillante con algo blanco en la punta, era el último borbotón de semen y los fluidos de mi madre impregnando el resto del largo badajo. Mi madre así empinada al aire con su vagina toda abierta comenzaba a rezumar un reguero de esperma espeso que cubría la raja y comenzaba a formar un goterón enorme. Empezaron a hablar y decirse que se amaban y de repente… ya eran las 18:25 de la tarde, él se puso de pie y agarro un papel de baño y se limpió la polla. Luego le dio a mi madre un trozo también, y más o menos limpios se enderezo de la cama y le dijo que la pasara una bolsa…

-“Te he comparado unas camisas y estos pantalones… ojalá te gusten”

Se los empezó a probar los pantalones y las camisas… -“Qué bien sabes mi talla, me tienes tomada la medida”

Mi madre le señaló… “Claro mi vida si eres mi hombre… sabes, ayer ingresé 500 € en tu cuenta”

-“Gracias, sabes que me hacen falta, sigo buscando pero la puta crisis va acabar conmigo”.

-“Lo sé mi amor por eso lo hago cada vez que tengo un poco de remanente”.

-“Oye, pero tu marido no se da cuenta”

Mi madre le contesto… “Claro que no, yo soy la que me hago cargo de repartir los gastos”

-“Bueno no quiero que tengas problemas por eso lo digo”

-“Aunque los tuviera mi amor, tus polvos valen la pena…ya veré que le invento. Os necesito a los dos, a uno que me llene la cuenta de euros y a ti que me hagas millonaria con tu esperma y los millones de bichitos que siento ahora mismo trepar por mi coño hasta el útero.”

Me llené de rabia, había veces que le pedía a mi madre dinero y me decía que no había, que lo poco era para cubrir gastos con lo que mi padre le daba, ahí me di cuenta que le daba dinero a su amante en decremento del que yo necesitaba. Mi madre comenzó a vestirse y entonces me dispuse salir de ahí, fui a casa de Marta para cambiarle la moto… preguntó cómo me fue al traer la cara de enojada, y le dije que bien no eran mis sospechas… mi novio me es fiel, le dije a media voz, de ahí me fui a la casa diciéndole que me dolía el estómago… Llegué a la casa muy enojada, en todo el camino mil ideas pasaba por mi cabeza para reclamarle a mi madre lo que era mío, pero también pensaba lo rica que era polla de ese susodicho y lo bien que se folló a mi madre… iba bien excitada y enojada a la vez. Al entrar a casa la sirvienta se hallaba en la cocina… “Hola” me dijo María, hola le conteste y le pregunte por mi madre… me respondió pues fue a ver unos vestidos al centro comercial, la verdad la cara de María la delató, era cómplice y que sabía en realidad donde andaba mi madre porque la vi nerviosa..

-“María, pero se fue como a las 14:30 y ya son las casi las 19 horas”.

Dijo que sería por tráfico, si a lo mejor estaba muy complicado el tráfico le dije yo pero le puse acento a mi tono, la sirvienta se hizo loca, yo tomé un refresco y me fui mi cuarto… no cerré la puerta del todo para oír a mi madre llegar. A los 20 minutos entraba a la casa hablando con María, inmediatamente salí camino hacia la cocina, quería verle su cara y poder cuestionar de su tardanza, en eso le oí decir a mi madre…

-“Qué le dijiste” 

María le respondió que a lo mejor hubo mucho tráfico, buena respuesta le dijo mi madre si hubo mucho trafico uffff bastante lo dijo dando una risa y María al igual que mi madre se sonrió. Entré a la cocina y la cara de ellas de sorpresa al verme de repente

-“¡¿Dónde andabas mamá?!”

Ella me contesto… “Salí al centro comercial a ver unos vestidos”

-“Y que tal mamá, te gustó alguno” dije en tono pícaro.

Ella sonriendo… - Sí, escogí cuatro, después voy a recogerlos que me los van a arreglar de los bajos”

-“Ah ok”, le dije .“Bueno me los enseñas para ver si me gustan como te sientan”

En eso mi madre... ”Voy a bañarme, vengo sudada de probarme los vestidos y del insoportable tráfico.” 

Pensé entre mí… “Desgraciada vienes de follar como una Puta, engañando a mi padre” 


********************




Hasta la fecha de largarse de casa, mi madre se veía con ese hombre que se llama Raúl según supe, también adquirí una copia de la llave de la casa que utilizaban mi madre y Lola como picadero, la saqué sin que ella supiera un día que me envió a la farmacia a por unas medicinas y como me fui en moto que estaba en el garaje junto al coche de mamá, observé allí por su descuido la llave y aproveché la oportunidad en una cerrajería cercana a la farmacia.

Pero lo cierto es que no tenía novio y la urbanización escaseaba de chicos con los que coquetear y en esa soledad, y las malas pulgas de mi madre hizo que mis potenciales amantes no se atrevieran a tocarme un pelo y a veces ni acerarse a casa. Yo, tenía ganas de hombre, que me poseyera un buen macho… creo que lo llevo en la sangre, pues ya desde pequeña sentía picor en la almeja, y no dudaba en darme algunos frotes, para alboroto de los padres y de las profesoras de primaria… ahora era mucho más comedida en esas lides. Metida más allá de la adolescencia atesoraba cuantos CD porno podía robarle a mis padres y procuraba darme cuanta satisfacción podía, me servía igual la mano que las hortalizas….Pero necesitaba un hombre, quería saber qué se sentía cuando a una le introducen un buen rabo como el de Raúl o mi padre…, un cipote caliente y venoso que te parte en dos el coño, y a juzgar por las caras de las actrices porno, aquello debía ser grandioso. Pero la ocasión no se presentaba fácil y más desde no estaba mi padre en su negocio en la ciudad que me valía de excusa para ver a algunos chicos, ahora apenas si no me podía despistarme del chalet.

La ocasión se llegó cuando a mi vecino Samuel se le murió su mujer, tras algunos meses en solitario atendiendo al negocio dejando de lado los cuidados de la casa, terminó acudiendo a mi madre para que nuestra sirvienta se acercara de vez en cuando a hacer lo más urgente de las tareas domésticas, mi madre trató con Samuel, que iría María dos veces a la semana, para darle una “vuelta” a la casa. María empezó a ir al chalet del vecino…, durante las primeras semanas veía que subía renegando y no deseando volver, luego observé que iba más veces de las concertadas haciendo horas extras, y que venía con cierta chispa en los ojos y que sus colorados mofletes de serrana cántabra siempre venían como encandilados de color. Así que intrigada por aquél cambio comencé a espiarla. Normalmente estaba sola en la casa del vecino, pero a media mañana aparecía éste y como que no quería la cosa, estaban su buen rato dentro los dos, lo que me hizo fantasear y sospechar.

No me equivocaba ni un pelo, María una mocetona de carnes macizas y bien puestas, con un par de tetas imponentes de grandioso volumen, que desde que había muerto su marido se encontraba cabizbaja y con tratamiento a base de pastillas para dormir, luego pasó a una fase donde andaba “salida perdida” y yo creo que se lo hacía con el perro de casa, porque sultán, un gran danés dormía todas las noche en la habitación de ella y en algunas ocasiones lo vi posado sobre las mantas al lado, y aunque nada de ello puedo asegurar, al animal se le veía muy contento y dócil en compañía de María, cuando siempre había sido el perro de compañía de mi padre y nada más, ahora tenía una nueva ama y tal vez una amante.

La verdad que el perro poseía una verga equiparable a la de un buen macho humano, yo diría que incluso mayor que muchos hombres, un rabo y grueso equiparable a algunos pepinos que se jala mi coñito a menudo. Aquel día comenzó a bajar a la Linde, como llamábamos la casa de Samuel, algo ocurrió para que María recobrara el color de su cara, eso era pura excitación de una perra en celo que quiere ser montada. Aquel martes, la sirvienta bajó bien de mañana, a eso de las once, hora del almuerzo, me acerqué hasta La Linde y desde el gran seto de cipreses vi que Samuel se dirigía también hacia la casa. Una vez ellos dentro, yo me dirigí a un ventanuco que daba al desván, desde donde podía ver parte de las casa por las distintas rendijas de la madera. 

La puta de mi María estaba haciendo la limpieza de las habitaciones y sacando las alfombras de debajo de la cama, en eso que llegó Samuel y como si fuera natural ya entre ellos, levantó la falda a la mi madre y le sobó largamente el culo, alabándola por no llevar las bragas puestas. La sirvienta se arrodilló y sacó de la bragueta del tipo robusto de brazos enormes y cuerpo como el de un armario empotrado, un gordo cipotón, no muy largo pero oscuro como el de un burro, que se puso a oler y a lamer desenfrenada. Samuel de piel más bien blanca hacía resaltar sus genitales morenos, y en especial sus dos orondos cojones casi negros que colgaban como dos brevas maduras, unas pelotas que apenas le cabían en una mano a María… le rebosaban al sopesarlas, tanteando su peso por la carga de leche que deberían llevar.

No tardaron en rodar juntos por la habitación desaparecían de mi campo de observación hasta que cayeron en la cama rodando pecho con pecho, ensartados sin que yo pudiera ver nada de la coyunda, aunque esta posición no parecía gustarles, a una invitación de la dama se deslió la madeja y ésta cogió por aquel hermoso nabo al vikingo…, un nabo como digo recio un tanto flácido que parecía darle mucho gusto a María con la lengua, recorría su glande desprovisto del prepucio y se deslizaba por todo el tallo hasta que su lengua lamía completamente extendida, todo el gran pelotón que formaban sus huevos ciclópeos. Los castigaba duramente, y Samuel no se inmutaba ante tal ataque salvaje sobre los delicados y sensible testículos del macho…, se los tragó uno a uno con glotonería, alternándoles chupones con fuertes succiones y de nuevo recorriendo todo el badajo hasta el gordo glande… circundó toda la corona del capullo un par de veces hasta que se lo introdujo todo lo que podía hasta el galillo y sacaba la polla impregnada de saliva gelatinosa. Era espectacular como le fue creciendo a un tamaño demencial,  que la zorra de la sirvienta no podía abrazar con sus dedos cerrándola mano sobre ella.

Una vez endurecida, la puta creyó que ya era el momento de la acción, así cogidos de tan peculiar manera ella se inclinó sobre el tablero trasero de la cama, levantó el culo del colchón dejando todo su fundamento a merced del semental, tanto su culo como la raja partida de su coño e invitó a Samuel a proceder con la inserción…un fuerte escupitajo entre aquellas dos moyas blanquecinas, un rasposo pase de mano, y aquél chochazo de madona tragona parecía estar en condiciones para darle el castigo torturador de aquel cipote, que más parecía un bote de cerveza por ser corto y de gran grosor, empalando a la señora “recatada y decente” de la resignada sirvienta. El vikingo levantó pues su gordo zurriagazo, le echó otro buen escupitajo, de buena gana yo se la hubiera lubricado. Enfiló el mazo para mi sorpresa y el de ella, no al coño sino a su ojete…, tras el primer sobresalto colaboró ésta, abriéndose las nalgas con ambas manos para que el señor rabo de Samuel, entrara en toda su anchura. Busqué pues un mejor punto de observación y fui a dar con uno justo encima del ariete que abría a la señora en dos, para goce de ella y de Samuel que se recreaba sacando todo aquel tronco de carne trémula, y cuando la rosada cabezota estaba a punto de salirse, empujaba con todo brío hasta el fondo otra vez hundiéndola de nuevo hasta que las grandes pelotas rebotaban en su coño…, la corrida de ambos aunque descompasada debía ser de órdago a la grande por el griterío y las obscenidades que allí se decían.

Tras ver aquella sesión, yo estaba empeñada que aquella polla tendría que probarla, aunque temía las reacciones de mi madre, María y del propio Samuel, y por tanto conociendo el carácter de ambos y la carencia mutua, me era difícil meterme en medio de aquel trío. Pero quiso pues la providencia que la sirvienta tuviera que bajar al médico a la capital y a realizar papeles de herencias. Entonces llegó a mi cuarto para decirme que tenía que limpiar la casa de Samuel porque María no podría hacerlo… me dejara al cargo de la casa de La Linde durante los días de esa semana que ella no podría, con la recomendación de “ojito con lo que hacía”. Estaba claro, mi madre en plan celosa era de temer la atracción que mis curvas podían hacer en el macho vikingo, al tener a una mujercita tan tierna con falta de afecto como era yo, con lo cual apenas si tenía confianza en mí y sobre todo en un hombre al que no le pondría ninguna pega de hacerme suya sin más. Un hombre acostumbrado a follarse semanalmente a la sirvienta, en complicidad con mi madre, dos o tres veces y esa semana se hallaba en plena abstinencia al no haber metido su orondo cipote en el conejo hambriento de “María la cachonda”.

Si a todo ello le añadimos las necesidades de mi coñito, que quería un disfrute largo para compensar así la falta de un macho de carne y hueso que me hiciera sentir de verdad una follada con un buen chorretón de leche que me llenase por completo y me hiciera una mujer completa por primera vez. Me fui a La Linde con el frasco de somníferos de mamá, y allá se los eché al Gin Tónic que solía tomar Samuel antes de almorzar, por aquello de tener tiempo y no se descubriera el pastel. Vino pues muy azorado el señor y se tomó casi de un trago la bebida y quedó viendo la tele un rato, cuando salió del baño, comentó que se sentía muy raro y que se iba a la cama que si veía que empeoraba, que avisara a su madre o al médico. Cuando llegué a la habitación, estaba ya completamente dormido y echado en la cama con la camiseta y los calzoncillos, no me atrevía acercarme pero el picor bajero era intenso, me acerqué mopa en mano como que no quiere la cosa, le hice medias cosquillas en los pies, pero aparte de babear no hacía otra cosa. Así lo quería, fui pues a por un trapo para vendarle los ojos, no fuera a abrirlos y se armara la gorda…,por primera vez en mi vida tendría para mí un hombre durante unas horas.

Centré aquel mostrenco vikingo en la cama y le saqué como pude la camiseta y los calzoncillos, allí apareció un tronco gordo oscuro a medio descapullar, cuando le tiré del pellejo hacia abajo, pronto vino un olor profundo a macho… me gustó aquél olor, me unté con él la cara y sobre las bragas, el sostén… Tenía por delante la tarea de poner aquella polla en condiciones, y dudaba si con aquella cantidad de somníferos que le había dado podría lograrse, lo cierto es que me quité las bragas y empecé a sobarme por encima del aquel pollón que daba respingos como de querer despertarse, aquello no iba como yo quería. Opté por reanimarlo a base de chupársela, parece que eso a los hombres les gusta no hay nada más que ver lo de la Lewinsky y el Clinton, no sé si al tal Samuel le gustaba o no pero a su polla pareció que sí pues se empezó a empinarse adquiriendo tamaño y grosor, la sangre comenzaba a bombear hinchando el bajado de aquel animal postrado dentro de lo que se puede hacer en estado casi inconsciente.

Aquél mástil cogió rigidez y anchura, seguí pajeándole con una mano a base de lengua en su capullo descomunal y frotarle los huevazos que no le cabían entre las piernas… también me atrevía a acercarle un dedito a su rosado ojete. Fue matemático, un fuerte espasmo fue la señal de que había acertado con el resorte, seguí pues bajando mi mano por el mango y absorbiendo cuanto podía aquella oblonga cabeza ya descapullada que apenas me cabía en mi boquita, quería una sensación mayor y para ello me subí encima de mi paciente amante, le enchufé el chumino directamente a la cara y seguí mamando mientras Samuel me babeaba y chupaba tontamente el coño, su polla pronto empezó a derramar un blanquecino líquido de sabor dulzón con tientes amargos, y que salía a pequeños borbotones, me levanté y restregué toda aquella especie de almizcle por el coño, pues me hacía mucha ilusión que aquél característico olor se quedara allí prendado en mi coñito anhelante.

Dejé pues descansar a mi querido amante, durante un buen rato, luego volví a las maniobras de levantar aquel vigoroso mástil de grosor y con una largura suficiente para darme mucho placer. Cuando lo tenía levantado me desnudé y le puse las manos al dócil Samuel en mis grandes tetas, me arrodille encima de él y me dispuse a auto clavarme todo aquel zurriagazo en mi querida almejita, enjuta y virgen, pese a que el himen ya me lo había roto con mis verduritas incansables… Era una delicia ver cómo me entraba poco a poco, como la ancha polla se hacía con mis curvas interiores y como aquella verga que comenzó con una medio flacidez, ahora era un tallo robusto y recio completamente tieso que me dada un gusto muy especial, sobremanera cuando la sacaba lentamente para volver a meterla expandiendo como nunca la boca de mi coñito. Me hallaba muy excitada, no razonaba con deseos de sentir aquel bálano en lo más profundo de mi ser… entonces me dejé caer y me ensarté hasta los mismos huevos, la sensación fue como si me hubieran taladrado con una barra de acero incandescente, y más cuando aquél vergajo chocó con algo en mi interior partiéndome en dos por dentro.

Samuel, se retorcía de dolor y de placer en su ensoñación, y llamaba casi sin entenderse a Fátima, su esposa fallecida. Recordando que ahora era yo quien le daba placer y no su esposa, me excitaba al extremo, en esto me acariciaba las tetas, sentía como de nuevo su cipote me iba adentrando, le acerqué a Samuel mis tetas que chupó goloso como un bebé, yo creo que estaba regresando a esa época por cómo se tomaba la mamada de su madre. Tenía pensado dejarlo descansar pero, aquellos chupetones y el flujo de mi coño bajándome a raudales, hicieron de mí una auténtica posesa, saqué aquel inmenso rabo poco a poco, para no perder tan bonita sensación y con todo aquel embadurnamiento lo dirigí a mi parte trasera, como había visto hacer a María en más de una ocasión…

Empujé pero aquel mostrenco se resistía a entrar, demasiado grueso para una agujerito tan ceñido… bajé a la cocina y busqué mantequilla y eché un buen montón al ojete, restregué y ablandé el agüerito de mi anillo. Luego me dirigí al zurriagazo que aún mostraba buen aspecto, y volví a intentarlo, ahora notaba como mi culito se abría para dejar paso aquella oronda cabezota, y el resto fue culebreando por mi conducto hasta no sé sabe dónde, pues perdía ya el sentido por el dolor y por el placer de notar como todo me inundaba, y así permanecí un buen rato sintiendo aquello crecer y decrecer. Samuel iba volviendo de su inconsciente viaje, y era hora de volver a la normalidad, fui sacando todo aquel mostrenco de polla de mi ahuecado agujerito, despacito para saborear cada centímetro y sentir como me inundaba el placer y el orgasmo de haberme sentida llena de carne humana. No había sido nada espectacular, pero para ser la primera vez que temía una polla en mi interior me sentí muy excitada y satisfecha…, limpie todo con buen cuidado y arropé al buenazo de Samuel… me fui dejándolo allí acurrucado en medio de sus sueños pidiendo más guerra a su Fátima. Yo había descubierto el sexo y había tomado una decisión, no podía perder más tiempo, los años pasaban en balde y yo era mujer de polla. No podía esperar a tener 20 años para dedicarme a la caza de pollas extraordinarias… las necesitaba ahora, creo que lo llevo en la sangre el carácter heredado de mi madre, ¡¡LA DE SER PUTA!!


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La desgracia se ciñó en casa. Cuando a la llegada de mi padre sin avisar, se encontró con mi madre follando con su amante, María no quiso darle la explicaciones oportunas de donde se hallaba mi madre al comprobar que no estaba en casa cuando ella juraba estar, llamándola desde nuestra propia vivienda. Todo aquello liberó una cadena de mentiras que me salpicaron, teniendo que decir la verdad a mi padre, y entregando la llave del adosado donde mamá fue pillada por su marido. Entró con cautela, los amantes no se percataron del ruido al abrir la puerta principal al estar completamente entregados a la vorágine del sexo sin control, a base de pollazos profundos que tenían a ambos obnubilados en el frenesí orgásmico. Cuando mi padre se presentó ante ellos, se encontró a Raúl sobre su esposa clavándola hasta el corvejón… viendo como solo quedaban los huevos del susodicho fuera de coño de mamá, mi padre no pudo reprimirse y le agarró de las pelotas hasta ponérselas moradas y de un ostión lo mandó contra la pared, el individuo viéndose en desventaja, aprovechó un momento de discusión entre el matrimonio para salir por patas de allí. 

Cuando mi madre volvió a casa, se encontró con todas sus cosas fuera de casa y la sirvienta despedida. No he vuelto a saber de mi madre, ni yo he querido comunicarme con ella… aquello cambió por completo mi mundo poniéndolo a mi favor, olvidándome de marcharme de casa y centrándome en mi padre…


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Para cuando fui tomada por mi padre, no me sentí abusada por él, me encantó ser la mujer de mi padre y él, el hombre de mi vida. Yo siempre había estado enamorada de mi progenitor al verlo tratar a mi madre como la cuidaba, como la amaba…, lo quería incluso cuando llegué a descubrirlos teniendo sexo, deseaba a papá follándose a mi madre... deseaba ser yo la que recibía sus pollazos e imaginaba que era a mí a quien amaba así…. Mi padre y yo nos quedamos solos, mi madre nos abandonó para irse con su menesteroso amante, eso tentaba con acabar con mi padre y conmigo, estuvimos viviendo a medias en casa de mi abuela quien me cuidaba con mucho cariño pero mi padre se alejó mucho por el dolor. 

Debo decir que era muy joven cuando nací, él tenía por entonces solo 19 años, era y es un hombre guapísimo… alto, con pelo rizado, ojos miel cara nariz afilada y boca pequeña…, su cuerpo era delgado pero musculoso, pura fibra que la mantenía por el ejercicio y el trabajo. Pero al cabo de unos meses murió mi abuela no había más familia que una tía que vivía en otra provincia. Empezamos a adaptarnos, después de eso mi padre se centró más en su trabajo para olvidar la desazón de la traición de su esposa…, trabajaba mucho y yo casi tenía que valerme por mi misma, me hacia la comida y fue ahí donde ocurrió un accidente con el aceite que me quemó las manos y una pierna, eso hizo que mi padre se fijara en mí, es cuando se dio cuenta que su hija era "una jovencita con necesidad de atención". Debido al accidente tuvo que atenderme en todo por unos días mientras tuviera recientes las quemaduras, me dijo que jamás volvería a descuidarme y que él me cuidaría siempre, y lo cumplió. 





Me curaba las heridas tres veces al día, me daba de comer, me bañaba y vestía, nunca pensé que una quemadura me llevaría a un estado tan delicioso. La primera vez que tuvo que bañarme nos dio mucha vergüenza, estaba dentro de la bañera pero no podía agarrar nada, así que sostenía la esponja y yo me aseaba, pero no funcionaba así que tuvo que meterse al fin yo me di la vuelta hacia la pared y él empezó a lavarme el pelo… me puso demasiado mucho champú y me cayó en los ojos, tuve que darme la vuelta y dejar que me enjaguara y así me quedé. Sus manos pasaron por todo mi pelo y bajaron por el cuello, acarició mi espalda haciendo círculos hasta mis nalgas cuando tuvo que enjabonar mis pechos, pasó la esponja rápidamente, aunque sentí que sus dedos me rozaban lo cual me encantó, cuando tuvo que lavarme mis genitales puse una pierna levantada para que no se mojara la herida así que no le costó trabajo pasar el jabón por todos lados, iniciaba en mi vientre y corría su mano rápidamente hasta mis nalgas, lo hizo tres veces antes de dejarlo para terminar de enjabonar sobando mis piernas. ¡Estaba encantada, jamás me habían tocado así! Sentía esa electricidad que nos surge a las chicas desde la pepita y se extiende por todo el cuerpo, además de un delicioso nudo en el estómago…, me percaté del sofoco de mi padre acompañado de una tremenda erección que no podía disimular por más que quisiera, pues su cipote se confirmaba a primera vista. Comprobé de un vistazo que era un mazacote tremendo tal como había visto entrar y salir del coño de mi madre cuando les espiaba. Procuré no a tender mucho a su entrepierna pese a la atracción tan fulminante que tenía hacia esos tremendos genitales…, intentaba no mirar la erección mientras su mano enjabonada perfilaba mi regordete coñito... entonces se sobrepasó muy a mi gusto, un dedo se adentró en mi raja y frotó el clítoris denodadamente con toda intención de hacerme disfrutar. Moví mi cadera haciendo que el frotamiento fuese más intenso y acabó el baño por ese día, retirando su mano. Con paciencia me secó y me vistió, a lo cual, me quedé como una buena niña quietecita colaborando.

Me encantó ese tiempo que me trató como su bebé, consintiéndome y sobre todo mimándome, desde ese momento el baño fue mi lugar favorito, ya no tuvimos tanta cortedad segunda vez, hasta empecé a desearlo con mayor fulgor… y a mi papi también le notaba interesado en mí, porque le sentía más y más cariñoso, ahora pasaba más tiempo lavándome el cuerpo, especialmente dedicándose a mi sensible chochito, lo frotaba y frotaba una y otra vez excusándose en mis manos inhabilitadas por los vendajes…, mi coñito debía de ser aseado diariamente y mi papi lo hacía ricamente bien. 

En eso él tenía razón porque las infecciones venéreas son frecuentes en la mujeres, por ello nada más le decía que sí abriéndome de piernas y ofreciendo mi entrepierna y mi culito a los manejos febriles. Nunca lo dudaba, le miraba a los ojos cuando tocaba asear mi conejito le abría bien las piernas dejándolo a su entera disposición…, me encantaba sentir su mano enjabonada sobre mi clítoris sin cesar. No era necesario frotarlo tanto…Todo aquel manoseo no resultó ser gratis, él siempre terminaba con una erección muy notoria, dato inequívoco que le gustaba como mujer y en nada despreciaría follarme si el caso se diera con mi condescendencia y nuestras complicidad. Además cuando me vestía jugábamos…, le decía que no quería usar una ropa y corría desnuda por el cuarto hasta que me atrapaba, trataba de zafarme consiguiendo así frotar mi cuerpo junto al suyo un poco más, sus ojos quedaban hipnotizados con el balanceo de mis tetas y el corretear con el culo al aire.

Pasaron los días y las heridas se fueron fraguando, así es que me alivié de las quemaduras y con eso terminaron nuestros juegos, pasó un tiempo demasiado largo que me desesperada por continuar pero no había ningún pretexto para entrar en contacto físico con mi padre como antes, no se atrevía más que a abrazarme. Me sentí morir pensando que no había significado nada para él los frotamientos que me enervaban, sus erecciones de caballo al sentirme desnuda y acariciarme, pero no me iba a rendir. Un día me fijé que mientras estaba sentada haciendo mis tareas en el comedor, él se hallaba en la sala leyendo el periódico, me di cuenta que miraba mis piernas o más bien me veía mis bragas disimuladamente. Me emocioné mucho, poco a poco abrí más las piernas fingiendo rascarme subiéndome la falda. Mi papi no se movió ni dijo nada, pero una vez más noté como su pantalón crecía. Me dije a mí misma que tenía que hacer algo para conseguir ser la atención principal del mejor ejemplar de macho entre todos los que he visto follar a alguien de casa…, así que desde ese día empecé a pasarme en ropa interior por la casa, salía a buscar mi uniforme en bragas y con un camisón nada más.

Mi padre la primera vez que me vio no me dijo nada pero después me quiso regañar, al verme apartar las bragas y frotarme la raja con mis dedos... "yo solo le recordé que era su hija y ya me había visto desnuda desde pequeña hasta hoy… me bañó hasta hace poco, y era mi padre y no tenía nada de malo ir tan ligera de ropa por casa". Eso lo hizo quedarse callado, pero no intentó darme más explicaciones porque en fondo le extasiaba verme en braguitas danzando por casa como una pizpireta sabiendo de su observancia comiéndome con los ojos, más cuando me tocaba el coñito ante su mirada. Sin embargo el muy tonto no se enteraba de cuanto le necesitaba, así que tuve que pasar a más…,la primavera comenzó a ser calurosa, siendo una excusa perfecta para ahora pasear desnuda por la casa también. Cuando me decía algo simplemente le hacía pucheros y le decía que era mi papi favorito, que lo quería mucho, sobre todo que mi cuerpo no tenía ningún secreto para él.

No tardé mucho en buscar nuevos pretextos para mostrarme desnuda ante mi hombre, porque le dije que necesitaba comprar ropa íntima, le pedí que me llevara a la tienda del centro comercial ese fin de semana…, él aceptó muy gustosamente, pero fui y le dije que era cosa de mujeres, así que me esperara, cuando estuve ahí me compré ropa semejante a la usaba por mi madre, además me compré una pijama de dos piezas formado por un short muy pegadito de encaje, un camisón casi transparente y una bata que apenas me cubría debajo delas bragas y con unas cuantas medias y pantimedias. Mi padre pagó y fuimos a casa, me bañé y me probé toda la ropa escogiendo una en la cual él debería verme primero, pero era lógico que usaría el pijama, cuando me vio se quedó con la boca abierta y me dijo que no era apropiada para mi edad una ropa tan sexy, y mucho menos que no era una señorita de…, así que la devolvería mañana. Le lloriqueé diciéndole que solo la usaría cuando estuviera con él a solas, que ya no era una niña con 10 años, ya tenía gustos de mujer, además que la ropa interior no se devuelve y para completarlo le hice pucheritos de los que ya no pudo decir nada… 

Esa noche veríamos una película y me encargué de que fuera de acción para fingir cierto temor, estábamos en el sofá cuando empezó la película le abracé al instante y a cada escena lo apretujaba más, o metía la cara en su cuello, terminé por pegarme abrazada a su cuerpo, él me abrazaba pero yo buscaba cualquier pretexto para moverme y sentir su polla dura con mi brazo... él empezó a acariciarme las piernas y yo le seguía con mis manos en su pecho. Lo hicieron enloquecer porque ya no veía la película, solo tenía ojos para mí. Cuando acabó, me dijo que era hora de dormir y me despedí dándole un beso en la boca y fui a mi cuarto dejándolo perplejo por mi iniciativa tan seductora, él se fue al baño y luego a su cuarto. En cuanto apagó la luz me metí a su cuarto y le dije entre pucheros que estaba muy sugestionada por la peli y salté a su cama, ¡Aún no se enteraba de lo que su hija buscaba! Él también tuvo una vez 18 años, debía de percatarse cuales eran mis intenciones. Ni lo dejé pensar metiéndome bajo las sábanas, le sobresalté descubriéndole en pelotas, eso me entusiasmó demasiado

-“Espera cariño, voy a vestirme porque estoy desnudo.” 

No le dejé que se escapara y me colgué del cuello y le dije…

–“Papi a mí no me importaba, eres mi padre… y si así estás más cómodo no tienes por qué ponerte nada… Además así dormías con mamá ¡¿No?!”

-“Si hija pero tú no eres mamá…”

-“Pero puedes tener la misma confianza ¡Por favor papá no me dejes sola y olvídate de ponerte nada, te prefiero así y tú también… lo sé!”

Con todo desparpajo, me quité la bata y el top que cubría mis tetitas, y antes de subirme a la cama me deshice de las bragas tomándome mi tiempo para que deleitara con la vista, y me metí desnuda.

-“Yo también me acostaré desnuda para que no te sientas en desventaja”

Sin dejarle pensar ya estaba metida bajo las sábanas dándole calor a su cuerpo con el mío…Accedió a mi chantaje libidinoso, se acostó y me tapó, me abracé a él sintiéndolo muy agitado tanto como yo o más, notaba su respiración mientras mi cabeza descansaba en su pecho, me pegué totalmente a él y subí una pierna encima hasta rozar sus flamantes genitales… me estremecí cuando lo toqué con la pierna, y se giró quedando frente a mí. Me abrazó, fue cuando sentí de una manera fulminante como su endurecido mostrenco presionaba mi vientre, aquello me descolocaba, así que exigí mucho más pegándome un poco más, y empecé a moverme para jugar con él y él también empezó a moverse junto a mí hasta llegué a tener su verga entre las piernas tallándome el clítoris, la vulva, mis labios y hasta mi culito, yo me movía cada vez contorneado más mi cadera de manera más fuerte contra él, disfrutando cada contacto, apretando las piernas sobre su verga. Me movía adelante y atrás con mi cuerpo tenso, y a los pocos minutos jadeábamos juntos… No recuerdo quien empezó pero no me soltó, me levantó sobre él y empezó a moverse más y más, me agarraba del trasero y yo le apreté su polla contra mi culito a cada movimiento, me decía entre jadeos lo cual me encantó.

-“Paula, eres preciosa mi vida, no te imaginas cuanto te quiero”.

Solo conseguí articular las palabras…-“Sí papi quiéreme por favor ¡Yo también te quiero papi, te amo mucho!

Me invadió un choque total, empecé a temblar como nunca y tuve la sensación más dulce hasta ese momento, no pude más, por primera vez en mi vida tenía en ese momento un orgasmo con un macho, ya no era la verdura o fruta de turno… era mi padre quien me lo dio. Pero él no terminaba y me siguió tallando con lo que me seguí frotando hasta que me empezó a doler el clítoris…, no estaba dispuesta a dejar a mi padre sin su corrida, vaciándole los enormes testículos de donde un día salió el esperma que me engendró…, así que mientras me frotaba su pollón entre mis labios vaginales y mi culito de lo larga que es, le amarré con una mano sus orondos cojones sin dejar de rozarse con esmero contra mi coñito. Tenía el clítoris espigado percibiendo la dureza del mástil paterno y la orografía venosa de todo el tallo, no me penetraba pero me estaba follando y yo a él…, pegaba con fortaleza mi chocho mojado contra su verga y con mi cadera presionaba sobre ella para que me abriese bien la raja. Alternativamente me tallaba la raja del culo cuando yo la presionaba con una mano, para posterior tallar la raja de mi coñito postrada sobre él.

Estuvimos unos dos o tres minutos, y el pobre en su larga abstinencia terminó con ella en ese instante mojando mi entrepierna con su lechada generosa, tan copiosa que parecía bañarme en ríos de leche. Comenzó a soltar largos chorros de lefa a cada convulsión con la respiración agitada, dejándose toda su semilla en vulva copando mis labios vaginales, mi culito y hasta mi espalda, algo llegó a mis omoplatos tras seis o siete aldabonazos…, me encantó, parecía no tener fin la eyaculación de papá dejándoles secos los huevos. Seguimos en esa posición acostada sobre él frente a frente jadeando con mis tetas pegadas a su pecho…, me acariciaba la espalda, pronto me pasó a su lado y yo me acurruqué en sus brazos embarrada de semen espeso y pegajoso cubriendo mi entrepierna y mi culito sobre todo…su calor me sofocaba pero no quería separarme, me dio un beso y me dijo que durmiera y así lo hice, me dormí en sus brazos permitiéndome no quitarme la esencia masculina que su polla había derramado sobre mi cuerpo. Era la primera de muchas noches que soñé estar en sus brazos, oliendo su aroma a macho y el calor de su varonil cuerpo, aunque es cierto que hasta ese momento aún no me había hecho suya totalmente, eso tendría remedio una vez dado el primer paso…vendría después a su tiempo.

A la mañana siguiente al despertar me quedé algo asustada porque no sabía dónde estaba pero no tarde mucho en recordar todo lo que pasó y en bajar mis manos para tocar mi coñito, disfrutaba el olor de la cama, olía a mi padre, ¡Mmmm! podría quedarme ahí para siempre saboreando el aroma a macho. Escuché ruidos de trastos en la cocina, allí abajo debía estar preparando el desayuno, me levanté inmediatamente, tomé mi batita y fui a bañarme, mi papi me escuchó y gritó que el desayuno estaría listo, que me apurara, o llegaría tarde al instituto… le dije que no quería ir, que mejor nos quedáramos en la casa, pero me dijo que no, que tenía que salir al trabajo. Salí del baño camino a la cocina pero mi padre se había marchado ya, dejándome el desayuno servido, no quise comer nada, estaba muy enojada y triste por el plantón de mi hombre que no se despidió siquiera con un beso…, tomé mi mochila y me fui al instituto pensando que habría pasado para que me tratara de esa manera. Por la tarde esperé desesperada y expectante a papá, pero no llegó hasta la noche…

Cuando me vio me dio las buenas noches y se fue a su cuarto, no sabía qué hacer me quería morir, así que fui a su habitación y quise entrar pero no me contestó, tenía la puerta cerrada, se me llenaron los ojos de lagrimas y corrí a mi cuarto, lloré hasta quedarme dormida, lo único que sentía era que mi gran amor ya no me quería, me despreciaba por lo que había pasado, por no haber sido más atrevida y haberle permitido que su rabo ajase mi anhelante coñito partiéndolo en dos, dejándole acabar su ostentosa lechada en lo más hondo de mi útero. Quise comportarme como una niña buena y no asemejarme a la puta de mi madre, temía que un comportamiento análogo al de mamá lo apartase de mí y me reprobara… Desperté en mi cama con una manta cubriéndome el cuerpo…mi padre me había tapado, me quedé acostada un rato, hasta que me llamó para que me duchara para ir a clase, yo obedecí por rutina porque estaba muy deprimida, me bañé y salí, no quería verlo así que me encaminé a la puerta sin desear verle la cara…

-“No, tengo hambre ya me voy o llegaré tarde…”

-“Paula, ven aquí”, respondió en un medio grito.

Regresé con la cara agachada a punto de llorar, él me agarró de la mano se hincó… 

-“Perdóname Paula, no quise hacerte daño… eres lo que más amo y lo que hice no es correcto… ¡Eres mi hija! Eres mucho más que una simple mujer”

-“Por favor, papá”, le dije abrazándolo. “Yo te amo mucho y lo que pasó me gustó… ya no soy una niña tonta, sé lo que quiero”

Toda mi depresión la solté de golpe al tenerlo a tan solo unos centímetros de mi boca…lo besé en la cara en los ojos en las mejillas, luego nuestras bocas se encontraron en la euforia del deseo contenido, sentir sus labios era una delicia…el estaba ahí dándome un beso tierno suave llenándome de felicidad, lo miré a los ojos y seguimos ahí riendo y besándonos sin decir nada, el claxon del transporte sonó y me dijo que sería mejor que me fuera al instituto…, le di un último beso que se escapó contra sus tiernos labios, solo fueron tres segundos, pero pareció una eternidad. Salí corriendo y saltando despreocupada, si me quería, era todo lo que gritaba por dentro mi cabeza, me ama, me ama…papá me ama y me desea.





Se me hizo eterno el día en clase en la facultad, por suerte era viernes y no regresaría hasta el lunes, al llegar noté que el coche mi papa estaba estacionado en la casa, corrí y entré para encontrarlo sentado en la sala, me le lancé inmediatamente me senté de frente a él con mis piernas rodeando su cuerpo y mis brazos acariciándole el pelo, antes de que dijera algo lo besé desesperadamente, él me correspondió abrazándome fuerte, solo la mujer que haya tenido la suerte de estar con el hombre que más ama y quien más la ama, el hombre con el que soñó, que la protege y que daría la vida por ti… sabe lo que sentía cuando estaba en sus brazos, o lo que disfrutaba cada caricia que quema, cuando se sabe que no se debe, todo era delicioso… cada pecado, cada beso te salvaba y te condenaba. Mi papi no dejaba de besarme y de acariciarme haciéndose cada vez más atrevido, me acariciaba desde las piernas hasta la espalda, se quedó acariciándome mi culito respingón, redondo y atrevido… pasando sus manos desde mis caderasy siguiendo el contorno del elástico de mis bragas hasta el frente para acariciarme de pleno la mullida almohadilla que forma mi vulva… al principio tan delicado solo rozándome aire pero luego me tocaba tan fuerte que me causo tremendos jadeos, mojé toda la tela de las braguitas. Me movía al ritmo de su caricia, adelante y atrás, terminé por sentarme sobre él con las piernas en su espalda mi pancita pegada a su verga dura que se sentía sobre su pantalón, en cuanto estuve encima… empezó a moverme empujándola y yo presionaba con fuerza.

No aguante más y bajé mis manos para tocarle su falo erecto ¡Era muy hermoso!, mis manos temblaron al sentir su dureza sobre su pantalón, el me miró en mi desesperación y se abrió el pantalón saliendo el gran cipote paterno como si hubiera estado atrapado en una incontenible prisión, saltó a modo de resorte de su bóxer asomando la cabeza radiante y húmeda, al tocarla se movió como si estuviera viva, yo misma le bajé el bóxer hasta donde pude y saqué ese hermoso pedazo de verga acariciándola de la punta a los huevos que estaban muy arriba, la agarré con mis dos manos y empecé a apretarla muy fuerte para que fuera mía. Mi padre empezó a moverse y la verga salía y entraba de mis dedos… bajaba el prepucio y lo elevaba en un largo recorrido. Me encantaba la sensación de dureza y ternura que tiene su polla, su grosor para mis deditos era casi inabarcable sin poder cercarlo con ellos. Tomé su verga muy decidida, y la atraje en dirección a mi clítoris labrando a través de mis braguitas la raja con su glande fastuoso. No tuve que tallar mucho, el mismo tomó su verga y la frotó duro, yo me aparté la bragas para que rozase su glande con mi raja mojada y hambrienta…

-“¡Oh papi que delicia!... ¡Hoy quiero que entres dentro de mí! ¡Hazme tuya por favor!”.

Mi respiración era agitada y cada nuevo roce me daba más y más placer, con una mano me siguió tocando en pequeños círculos mientras que con la otra el mismo se masturbaba… ¡Mmmm! Mi boca buscó sus labios, me lo quería comer, su legua jugaba dentro de mi boca con mi paladar, mis dientes y mi lengua… yo se la mordía y chupaba como si de su polla se tratase. Cuando papá se hallaba de lo más excitado cerró los ojos y exclamó un quejido que me invadió, lo atraje a mi cuerpo y volví a darle un beso de lengua, correspondió a la mía, de repente el cabrón se incoó a besarme sin tener en cuenta el parentesco, sentí su mano debajo de mis bragas, abrí las piernas para facilitar que me tocara, empezó a meterme un dedo, yo estaba caliente como una zorra sedienta de sexo mientras me besaba el cuello, saco mis tetas, empezó a besarlas como loco, succionaba mis pezones, lamia todos mis ojivas mamarias apretándolo con una mano y con la otra sin dejar de meterme el dedo como loco, así siguió, yo estaba a mil, pero quería más…

-“Mira papi como tengo el coñito… es tuyo, solo tuyo papi.” 

Aparté mis bragas levantando mi vestido, abrí más mis piernas, lo tomé de la cabeza…. 

–“Bésame aquí amor… como hacías a mamá ¡Quiero que me comas el coñito! ¡¿No te apetece, papi?!”.

Con mi otra mano mostré mi clítoris bajo mi de la capucha y sin dilación se enzarzó a lamerlo, solo gemía de placer, eso lo encendió más, siguió lamiendo mi clítoris como loco, yo sentía riquísimo aquellos lengüetazos de mi padre, porque no solo lamía mi clítoris, sino que seguía metiendo su dedo, yo ya no podía esperar más, tenía esa imagen perpetua del recio pollón en mi cabeza y ya lo quería dentro con urgencia…, de tan solo pensarlo sentía arder mi conejito… no pude parar agarrando la cabeza de mi padre, necesitaba que me acabara, necesitaba correrme…

-“No lo dejes ahora papi, ahora no… me corro. Aaagggg ¡Uumm!”, 

Solo pegué un grito de placer, tuve mi primer orgasmo. Convulsionaba de esa corrida demencial observando al macho sorprendido y entusiasmado de ver que su niña ya no era tan niña sino una putita con hambre de verga…, al punto excitado se sacó sus calzoncillos, apareciendo totalmente en pelotas con el fabuloso mostrenco en plena erección entre las piernas… estaba impresionante el cipote de papá, era enorme, grueso y largo… muy firme, con una venas gruesas que lo jalonaban, sobre todo la vena dorsal superior, gorda y palpitante bombeando a su gran capullo para endurecerlo mucho más. Apuntillo entre mis labios, frotó la cabeza ardiente en mi clítoris enervado, espaciando el momento de penetrarme "¡Me quería matar de desesperación o qué! ¡Clávate ya cabrón! Pensaba.

-“¡Vamos papá no tengas miedo, ya no soy Virgen…!”

Mi padre quedó con cara sobrecogida tornando a rabiosa y excitada, no lo pensó mucho entrando a matar… y me la dejo ir toda hasta más de la mitad del badajo de un solo envión, Yo solo exclamé…¡DIOS MÍO! Empezó a bombear como loco despatarrándome un poco más e intentando llegar más hondo en cada estocada ¡Estaba poseído!, allí me tenía con las piernas bien abiertas recibiendo esa polla dura y caliente como fierro. Siguió bombeando más y más, yo solo gozaba de tener semejante falo bien dentro de mi estrecha vagina. Notaba como me abría las carnes internas de mi coño, percibía expandirse mis paredes para poder alojar semejante ejemplar de semental, no paraba, me daba con una fuerza contundente parando un segundo dentro y salir rápido sin llegar a ver el glande fuera de mis labios vaginales. 

Por momentos ya llegaba a hundirla entera hasta los huevos… estos los percibía golpear en mi coño una y otra vez como bolas de derribo deseando entrar, ¡¡Yo estaba totalmente entregada, mojada, soliviantada!!, en esos aumentos el ritmo ya era al galope complemente desenfrenado. A sottovoce entre jadeos conseguía entender si me gustaba como me follaba. Yo me hallaba prácticamente obnubilada por la tremenda follada que me suministraba mi amado y juicioso padre… Me follaba como un animal y me gustaba al extremo que lo asía de las caderas hacia mí para que entrase más en su hija y no se escapase nunca. ¡Cuánto me recodaba a lo que veía cuando se follaba a mi madre! Y ahora era yo quien estaba en su lugar recibiendo los pollazos del macho de casa.

-“Sí papi”, le contestaba. -“Sigue dame más… tu niña puede aguantar tus pollazos ¡Por favor no dejes nada fuera de mi coño… dámela todo hasta los huevos ¡Métemela entera!”.

Sentía que ese cabrón en el que se había convertido mi padre me iba desbaratar. Empujaba con mucha fuerza y sin parar, se escuchaba el sonido de su pelvis chocar contra mis nalgas, como una tormenta de lluvia intensa que me iba a inundar. En eso, noté que aumentaba el ritmo… yo estaba por tener un segundo orgasmo, mis ojos lagrimeaban de placer, de locura, de un orgasmo que me estremecía el cuerpo como una descarga eléctrica desde la cabeza a mi coño, pasando por mis tetas, estómago y vientre donde tenía alojado el pollón más duro y tieso que una mujer jamás hubiera disfrutado. Cuando de repente…

-“Te voy a dejar llena de semen mi niña… la leche de papá te va a llenar tu coñito tan precioso”

Le agarré de sus nalgas con ambas manos y lo atraje contra mí para que entrase más dentro y no se saliese de mi coño por nada del mundo.

-“¡Sí papá, lléname de leche… de tu leche! La quiero sentir toda dentro de mi útero… ¡Hazme una mujer completa!”

Me penetró con mucha fuerza y se quedó haciendo presión, como queriendo correrse bien adentro en el mismo cérvix o dentro del útero quizás…, lo cual logró, eso me excitó mucho más en ese momento empecé a percibir sus chorros de semen caliente dentro de mí, aquello era increíble porque el vikingo no se corrió, solo fui yo la receptora del placer…entonces solo percibí su dureza, pero con papá además de la rigidez del rabo fastuoso justo en el momento de eyacular, noté palmariamente los aldabonazos de lefa espesa que pretendían preñarme…, uno, dos, tres y hasta seis chorros de leche se me hicieron notar y no pude más, tuve mi segundo orgasmo, fue un gemido intenso y prolongado. Ese condenado hijo de puta de mi padre, me bombeo en el fondo uterino una buena cantidad de esperma muy caliente dentro de mí, nos quedamos abrazados como un minuto con todo el zurriagazo sumergido en el mar de fluidos de mi chochito inseminado, yo no quería que se despegara, quería que todo ese primer néctar caliente que probaba mi vaginita, no se saliera, sin embargo cuando lo extrajo, tras su glande un reguero de leche mezclada con mi flujo vaginal calaba mis labios, mi culito y finalmente las sábanas… ¡Qué hermoso se veía mi padre cuando tenía se corría!, y saber que yo lo había hecho tan feliz me hacía muy dichosa.

Me quedé abrazada encima de él, yo me movía al mismo ritmo de su respiración, cuando por fin me levanté me vio con tal deseo que desde ese momento era suya mi voluntad, me dijo que tenía mucha sed y yo quise traerle algo de la cocina pero me detuvo me sentó me dio un beso y me dijo que desde ese momento yo era su princesa consentida y que no debía mover un dedo, se paró completamente en bolas sin recato alguno de mostrase desnudo ante su hija. Fue por un refresco, mientras podría arreglarme, tenía las bragas y las sábanas encharcadas con una gran mancha de humedad por mis corridas y el semen de papá, sobre todo mi coñito… con los dedos lo limpié y lo junté y lo lamí, el gran borbotón de esperma me supo raro pero me lo tragué, el segundo trago de una posterior recogida me supo mejor, creo que le podía tomar el gusto a beberme la leche de su polla directamente. Cuando regresó mi padre me vio que estaba untando su semen y me preguntó por qué hacia eso y le respondí que ese era su lugar.

-“Lo que no ha cabido en mi estrecho coñito, me lo tengo que comer para que no se desperdicie”.

Se rio y me dio el refresco, se sentó junto a mí, solo me miraba ambos uno al lado del otro en cueros como nos trajo Dios al mundo.

-“Esto no lo puede saber nadie Paula ¿lo entiendes verdad?”

-“Claro papa, esto es entre nosotros y jamás se lo diremos a nadie, te amo mucho papi y no permitiré que nadie nos haga daño”.

Por supuesto sabía lo que acababa de pasar… una cosa era follar con el vecino con el que no tenía lazos de sangre y otra con mi progenitor con el que comparto la mitad de mis genes. Cuantas veces nos habían dicho en la escuela y el instituto que nunca dejáramos que nos tocaran si no nos gustaba, pero a mí me gustaba mucho que me tocaran así y tener sexo mucho más, para mis adentros pensaba que debía de ser la herencia genética de mi madre la que sobresalía sobre todas las demás…, si ella era una Puta y lo gozaba sin avergonzarse, yo debía hacer lo mismo. Sabía que nunca un padre debía tocar así a una hija y sabia que no debía pensar en mi padre como hombre, pero por quien más podía entregarme, dejar que me hiciera suya, hacerme sentir el enorme espolón que posee entre las piernas. Si un macho como él se excitaba logrando tan tremenda erección y yo me colmaba de exaltación cuando me acariciaba deseándolo con locura en espera de ser follada, quién éramos nosotros para poner barreras a tal hecho…papá realmente me amaba y me deseaba y yo a él, ¡¿No es esto la máxima expresión del verdadero amor?! Lo amaba y le permitiría que me follase las veces que él quisiera, incluso que me preñase, que me follase preñada y como a él le apeteciese hasta quedar plenamente satisfecho como macho y semental dentro de su niña consentida.

-“Paula, tienes que poner toda tu ropa en el canasto de la ropa usada, para que se lave, las manchas de semen no se quitan tan fácil debes de ponerle un poco de detergente especial para manchas rebeldes”

Me vi y si tenía toda ropa salpicada de manchas y con los dedos solo la había regado, me paré y me fui a las escaleras el me dijo que iría por algo para cenar, algo especial, que regresaría pronto. Le di un último beso y corrí a mi cuarto desnuda con toda la ropa y las sábanas que dejé en el lavadero… me metí a bañar, no podía creerlo, estaba muy emocionada, y cada vez que me acordaba sentía otra vez como mi coñito se humedecía, miré mi rajita rezumando semen todavía, logró salir del ceñido conejito que papá había sobrealimentado. Al terminar busqué entre la ropa que había comprado la más apropiada, sabía que esa noche era especial y que debería buscar algo realmente bonito, me probé como cinco diferentes conjuntos de ropa interior y ninguno me gustó, no eran especialmente bonitos, probé unas medias que me compré también y me encanto, pero aun no encontraba las bragas adecuadas, así que me acosté para pensar totalmente desnuda boca abajo únicamente con las medias puestas, no sé cuando pasó pero termine quedándome dormida.

Cuando desperté tenia junto a mi cama la batita transparente que use la noche anterior colgada de una silla y un coordinado rosita con moñitos, no podía ser más claro, me los puse enseguida y me vi al espejo, mi pelo suelto me llegaba hasta la mitad de la espalda, cubría tan poco como la noche anterior pero ahora las medias me daban un aspecto muy atractivo. Cuando bajé vi todas las cortinas corridas, y las lámparas de luz cálida ya estaban encendidas, perfecto en total intimidad, mi padre estaba en la cocina, el comedor estaba listo con mantel y vajilla…, estaba sirviendo todo, se había bañado y se puso una pijama azul, con zapatillas de casa, pero perfectamente peinado y perfumado, al verme sus ojos recorrieron mi cuerpo, yo me quedé en la puerta y comencé a girar lentamente con las manos levantadas, luego giré más rápido sabiendo que se me levantaría… me di vuelta mostrando lo que sería suyo, en eso siento como me agarró por detrás y empezó a pegarme su bulto, dios podía sentirlo todo, me mordía el cuello, me apretaba las tetitas, solo decía que rico culito tienes cariño…, me limite a decir hoy serán tuyas papá.

-“Estás muy hermosa siéntate que ahora te sirvo”.

-“Yo te ayudo déjame llevar algo…,”

-“No Paula siéntate yo llevaré todo”.

Me fui al comedor mientras mi padre empezó a llevar todo, recuerdo que jugamos con los pies y hablamos todo el tiempo ya estábamos siendo una pareja y me sentía su mujer. Al terminar nos fuimos a la sala pero no llegamos nos abrazamos y besamos, me cargó y me subió a su cuarto de matrimonio… ¡Esa noche sería suya totalmente! Me llevó a su cama y me acostó muy dulcemente, se hincó a mi lado y comenzó a besarme, sus besos eran muy tiernos y luego poco a poco fueron más profundos, me dejaba sin aire mientras sus labios recorrían mi cuello, sentí como con la boca fue apartando cada prenda, primero soltó mi bata luego el sostén, los bajó hasta la cintura, me besaba y lamía mis tetas, me volvía loca a cada beso y apretón cuando mordió dulcemente mis pezones di un grito de placer que hizo que mi papi chupara más fuerte. Sus besos bajaron por mi vientre, lamiendo mi ombligo y bajando hasta llegar a mi vientre, con cuidado levanté mi cadera para que pudiera sacarme la bata y las braguitas minúsculas, lo hizo lentamente levantando mis piernas, yo me cubrí mi coñito no sé por qué, pero al verlo empezó a besarme los pies sobre las medias mientras bajaba, cuando llegó a mi entrepierna me quitó las manos lentamente y hundió su cabeza.

Cubría de besos mi coño perfumado para su uso, su lengua la pasaba de arriba abajo yo estaba enloquecida, pero realmente grité cuando metió su lengua en mi vagina abriendo mis labios que la franqueaban sin mucha fortaleza…me hizo retorcer de placer mientras entraba y salía su lengua de mi conducto, se puso de pie frente a mí y se desnudó por completo sin el menor complejo enseñándome todo el mandado que pensaba volver a alojar en lo más íntimo de mi ser. En ese momento aquella polla me pareció más descomunal que por la tarde, y es que al bajarse los pantalones sin calzoncillos, salió un cipote erecto tan poderoso y grande como un mástil de un bergantín…, brillaba, estaba húmedo y se movía al acecho de la víctima mojada que era mi conejito enjuto. De contrapeso colgaban el par de testículos ciclópeos, eran fastuosos y quizás aún guardaran una buena cantidad de leche, me gustaba mucho el conjunto, ver esos huevos coronados de venas azuladas e hinchadas semejantes a los de los caballos o los toros bravos. Se hincó frente a mí, tomó una almohada y la colocó bajo mis caderas, me cargó totalmente, yo lo rodeé con mis piernas, al tiempo que él tomó su verga con la mano y la talló en mi clítoris.

Tras unos segundos pajeándonos el clítoris con su glande, lo bajó y cuando estaba en la entrada presionó poco a poco, yo me movía como loca arañando las sabanas. Poco le costó entrar hasta el fondo por lo lubricada de mi vagina, cuando entró totalmente en mi sentía que me estaba partiendo en dos un gozo indescriptible me invadía por completo cubierto de placer que se fundían en mi cuerpo y alma. Tras la hondonada, dejó que mi vagina se acostumbrara al grosor y largura desmedida… en esta ocasión el placer venció al dolor sin ninguna duda. Comenzó a entrar y salir de mí, yo me entregué totalmente al placer, me enloqueció, no importó nada más que él. ¡Le observaba lo hermoso que era disfrutando conmigo! Terminé teniendo un orgasmo que me entumeció el cuerpo en una ola de electricidad que invadió cada célula en tan solo un minuto…. La sacó para prolongar el acto al infinito, su polla estaba como un poste de luz, totalmente erecto, firme, caliente como un fierro incandescente. En eso empezó a besarme como loco, mordía mi cuello, mis senos, fue bajando hasta llegar a mi clítoris, pude sentir su lengua húmeda y caliente empezando a besar mi clítoris, estaba yo súper mojada, caliente, sedienta de ser tomada por ese macho admirable, en eso me fue girando hasta quedar en posición de 69…

-“Hoy aprenderás cosas diferentes cariño”

Me metí sus 18 cm a la boca, lo devoré con todo, lo lamía de arriba abajo, lo ensalivé todo, en eso bajé a besar sus testículos, los hice míos, los lamí devorándolos por completo… los succionaba, pude sentir su excitación ya que él no dejaba de darme lengüetazos en mi clítoris y mi entrada de la vagina, estaba súper excitada, en eso empecé a besar sus nalgas, poco a poco fui metiendo mi lengua caliente y húmeda dentro de ellas, hasta llegar a su orificio, al inicio intento apretar pero mi lengua ya lo había tocado y mi lengua lo lamía como loca, él dejo de resistirse, aflojó allí era mío…, así seguí lamiendo su ano, presionaba con mi lengua, podía sentir su excitación, en eso pude sentir como él hizo lo mismo, metió su lengua en mi anito ¡Uufffff! En ese momento nos encendimos más. Allí estábamos como locos en un 69 con nuestras lenguas jugando en nuestros anos hacia mi vagina y yo a sus huevos súper caliente y él también, en eso se detuvo y preguntó…

-“¿Me das tu culito?”

Solo le dije… -“Es tuyo, solo tienes que tomarlo”

-“Te pondré un poquito de crema…”, dijo la voz de papá.

-“Si, gracias…”, respondía, “Pero antes, caliéntala con las manos”

Oí cómo se echaba la crema en las palmas y las frotaba. Me estaba poniendo muy tensa. Intentó abrirme las nalgas y deseé sentir su lengua en mi ano, pero sabía que con la crema, la penetración sería más fácil y me quedé con las ganas de sentir su lengua en mi culo.

-“Abre un poco las piernas cariño…”

Obedecí y separé mis rodillas. Me sentía como una mujer de los relatos de Sade, sumisa, expectante. Mi trasero en pompa expuesto y dispuesto a recibir una rica verga que lo abriera completamente. De pronto sentí su dedo embadurnado de crema sobre el borde de mi ano, estaba tibio…, así que mi culo se contrajo un poco, y debido a la impresión, lancé un quejido pero no quería parar. Empezó a embadurnar las rugosidades de mi ano, mientras yo movía el trasero al compás de las caricias. Era una sensación dulce muy agradable, y creo que empecé a mojarme.

-“Méteme el dedo hasta el fondo”, le espeté a mi padre

Poco a poco su dedo avanzaba hacia el centro, todavía con mimo. Tratando mi culito con mucha delicadeza, por eso mi esfínter empezó a relajarse. Él se dio cuenta y comenzó a presionar ligeramente. Por fin mi culo empezaba a ser perforado. Estaba mereciendo la pena, ya lo creo. Metió hasta la segunda falange y musité algo.

-“¿Qué…?” preguntó él.

-“Que lo muevas en círculos…”

Así hizo y me relajé. Sentía cómo el borde de mi recto rozaba con la suave piel de su dedo. Era dulce, muy dulce. Entonces apretó más, firme aunque lentamente. Por fin metió enterró su dedo hasta el fondo de mi culo. ¡No podía creerlo!, nunca me lo había ni tocado para excitarme y ahora tenía metido el dedo de mi padre mientras le miraba hacer. Lo movió más rápidamente y nuestras respiraciones se lanzaron a la carrera.

-“¡Qué rico, qué rico!… ¡Mmm!…” dije.

-“¿Te gusta…?”

-“Mucho… ¿Y a ti…?”

-“¡Me enloqueces nada más de ver como lo meneas, mi amor!… ¡Estás muy excitante!” 

Noté entonces que su voz cambiaba, se excitaba muy violentamente.

-“¡Ya lo tienes a punto cariño…!”

-“¡Pues entonces fóllatelo ya!” agregué con urgencia.

Acepté remisa. Ya no tenía tanta prisa, pero di por hecho que él sabía más que yo de aquello. Porque antes de esa tarde sólo sabía lo que había visto en las pelis porno. Me posó a cuatro patas sobre colchón como una perra pensaba follarme, y yo me dejaría gustosa. Me facilitó un lubricante que tenía cerca, listo para el momento, se unto en su cipote y yo en mi anillo

–“mételo papaíto”. 

De inmediato escuché el sonido de su verga mientras se la meneaba. Siempre me ha llamado la atención ese sonido acuoso, de hecho no he tenido reticencia a tocarlas para sacarles yo ese chasqueo y ya no digamos mamarlas para saborearlas e impregnarme del aroma a macho. Aquel sonido me resultaba sencillamente delicioso, por fortuna estaba muy excitado y tardó poco en conseguir una erección aceptable. De buenas a primeras sentí algo plano y duro sobre mis nalgas, era su glande. Mi culito era muy sensible y distinguí perfectamente apuntillarme en mi anillo. Me asusté, pues no creía que eso fuera a entrarme. Papá empezó a empujar. Dolor, era algo así como cuando tomas mucho aire y no puedes soltarlo. Me sentí presionada, me dolía.

-“¡Espérate, me lastimas!” Dije asustada.

-“Tranquila, siempre es así al principio”, decía mi padre entre jadeos. -“Ya te acostumbrarás…”

Lo di por bueno dando debido a mi ignorancia, pero me dolía. Hundí mi cara en la almohada, con lo que quedé más empinada y mordí el visco látex y el sabor era propio del suavizante que utilizaba para lavar la ropa, y sabía seco mientras, sentía cómo su reata entraba poco a poco en mi cerrado anillo. Sentí como colocó el glande en mi ano, empezó a empujar poco a poco, cuando de repente entró la cabeza, yo pegué un grito muy fuerte al sentirlo expandir mi anillo ceñido, no es fácil, en eso por su experiencia sin desear nada malo me la empujó calando solo su cabeza. Esperó a que acomodara al diámetro, en un primer instante sentí el dolor más grande que jamás había sentido, me súper abrió el culo como nunca había sentido en mi vida si exceptuaba lo del vikingo, pensé que me iba a romper el culo por semanas sin sentarme, pero era más la excitación de tener ese macho dándome por detrás que el dolor anal. La mantuvo unos segundos dejando que se amoldara mi ano a grosor de su tallo dilatándose poco a poco, y al rato empezó a meter y sacar aumentando el ritmo cadenciosamente buscando más profundidad. Me la metió hasta la mitad y se quedó quieto, esperando a que yo me acostumbrara de nuevo a su grosor… Me acordé de la primera vez que me metí una polla, el vikingo la tenía mucho más gruesa y creí morir hasta que me la encajé toda, solo que la de papá además de recia era mucho más larga. Esta vez era igual pero la presión era mayor. Le pedí un respiro y aceptó.

Los músculos de mi ano estaban tensos y necesitaban relajarse, él pareció darse cuenta y aplicó más crema, se lo agradecí desde lo más profundo de mi alma pues sentía que su lanza me quemaba, y de veras que fue un respiro para mi culito que ardía. Después empezó a sacarla y meterla hasta donde la mitad y aquel vaivén me parecieron de lo más delicioso. ¡Al fin me estaba culeando, me sodomizaba, o como dicen algunos, me estaba dando por culo y me gustaba!… Comencé a jadear y a retorcerme a cada empellón de verga y sintiendo que lo peor había pasado, seguimos cogiendo unos cinco minutos. El dolor desapareció pero el placer era indescriptible, yo no gemía de placer gritaba de placer y gusto, estaba como poseída, solo quería más, le empecé a decir…

-“Así, así rómpeme el culo, rómpelo sin lastima papá… tu niña lo puede aguantar bien”

A él eso lo encendió y podía sentir como lo metía con fuerza mientras mi mano se deslizaba por debajo entre mis piernas y le asía los cojones que se balanceaban golpeándome el coño, seguro que me harían uno buen moratón de lo fuerte que los sentía, entonces se los amarré con fortaleza como si de unas riendas se tratasen atrayéndolo hacia mí buscando que no se escapara. Al mismo tiempo rebotaba su pelvis con mis nalgas y me alternaba masajeando mi clítoris, fue tanta la excitación que llego el primer orgasmo, me vine a chorros, pero el cabrón de papá no paraba de clavarme su enorme y duro cuerno hasta la raíz…

-“Sigue dándome durísimo papá ¡No pares!”

-“Te gusta que te folle como a una perra… eres igual de puta que tu madre”

Me soltaba las mismas lindezas que decía cuando se follaba a mi madre, las que le espetaba en plena lujuria afrodisiaca durante más de cinco minutos sin parar y a todo tren sentía su pollón batirse dentro de mi esfínter llevándome a la locura.

-“Si papá, soy tu puta… Pero para, papá, para, te quiero montar y darte de sentones ¡Te voy a demostrar que tu puta joven es mejor que la vieja!” le dije en mi defensa.

 de seguir dándome esos pollazos acabaría partiéndome en dos como una sandía por un cuchillo sutil. Eso le gustó y paró la masacre clavándome casi verticalmente dando a mi ano, en eso lo saco, ufff, me sentí súper abierta y así estaba con mi culo igual a un bebedero de patos…, lo acosté sobre la cama y me fui sentando poco a poco de igual manera que procuré con la gruesa cepa del vecino. Podía sentir como ese trozo de carne se hundía dentro de mí, su cara era de excitación, así me senté hasta desaparecerlo todo en mi culo, lo tenía todo a dentro, él solo dijo…

-“Ahora si nena…dale”

Empecé a moverme como loca, el placer inmenso regreso, no podía parar, me daba de sentones, me movía de adelante hacia atrás, hacia círculos sentada, él solo se entretenía con mis tetas y mis pezones los apretaba y sobaba con firmeza y locura…como ido me apretaba fuerte pero la excitación bloqueaba todo posible dolor. Sentí que la verga de papá crecía dentro de mi culito, ¡iba a disparar su leche dentro de mi ano! Entonces pasó lo inevitable, el macho tomó aire, se afianzó a mis ancas y empujó su fierro dentro de mis entrañas, muy, muy adentro, tanto que tocó mi vagina con sus testículos. Eso me dolió mucho, muchísimo y ahogué un grito y empecé a chillar, pero mi padre obnubilado por el frenesí de la lujuria no cejaba. El problema era que yo no era capaz de decir nada, sólo lloraba y él seguía arponeando mi culo, sin escuchar mis lamentos… la tenía muy grande y de lo profundo que la hundía  me dolía.

Me agarré con ambas manos al colchón y las cerré con fuerza, mientras mis piernas temblaban al sentir los zarandeos de mi progenitor clavarme sin compasión. Estaba confundida, pues sentía dolor y placer supremo, me sentía violada pero no era verdad, simplemente mi amante estaba siendo demasiado efusivo…, así estuvimos hasta que no pude más y pude sentir como venía mi nuevo orgasmo, en eso observé que él también empezó a tener espasmos, la respiración agitada y su cadera se sincronizó con mis sentones, solo dijo me corro nena…aceleró y terminó dentro de mí, sentí su semen invadirme por dentro refrescando mi esfínter que se contraía frenéticamente tragándose toda la carga espermática que eyaculaba…de pronto se detuvo, ¡se había corrido!… ¡Uf!

Lo mejor fue que llegamos los dos juntos, sentía como esa semejante verga me bombeaba muy dentro soltando nuevamente los chorros de leche que faltaron por salir en la anterior ocasión, esta vez me llenó el culito, el culito de su niña atraviesa y complaciente. Quedamos allí tirados unos minutos, totalmente empalada por un cuerno que se debilitaba poco a poco hasta que sentí como fue perdiendo rigidez su polla, se quiso desprender de mí, pero lo paré…

-“¡Así lo exprimo bien para que todo dentro!”, entonces me oyó llorar.

-“¿Estás bien…?” Dijo con voz de preocupación sincera.

-“Creo que sí… Sólo que has ido tan fuerte y la tienes tan gorda papá, y ahora me duele un poco”

Con las lágrimas corriendo por mis mejillas me recosté de lado… Me ardía el culo y me sentí mareada de la hiperventilación. Solo sonreí y él se relajo…unos instantes después el balano salió solito de mí. Nos recostamos sobre el colchón unos minutos para posteriormente levantarnos, él se fue a la ducha. Yo me tomé una taza de leche caliente y me metí en la bañera. Seguía dolorida, escocida, el agua me aliviaba bastante el esfínter, pues lo tenía irritado…, pero aproveché para enjabonarlo, lo limpié a conciencia y luego me puse cremita. Después de secarme. Como estaba segura de que esa noche me rozaría al dormir cogí una compresa y la puse entre mis nalgas cubriendo mi desvirgado trasero. Era bastante agradable, sentir entre mis nalguitas esa frescura y así pude dormir esa noche. Esa noche se acostó a mi lado agitados disfrutando cada segundo, nos miramos a los ojos y ahí mismo supe que seriamos uno para el otro siempre. 





Lloré de felicidad y reía al mismo tiempo nos besamos y me abracé a él hasta quedarme dormida. Desde ese día ya era su mujer. Por la mañana de camino al instituto no paraba de darle vueltas. Mientras caminaba sentía cómo mi ano se retorcía, me costaba caminar a buen ritmo, tenía un gran escozor y me dolía. Entonces me dije a mí misma. Es cierto, es real. ¡Me han dado por el culo, me la han metido por detrás y he satisfecho mi fantasía y me siento súper bien! Además tengo la gran lechada de papá todavía en mi vagina y estaré en clase con ella sabiendo que sus Fernanditos están trepando por mi trompa de Falopio para llegar a mi útero y preñarme, sabía que no volvería nunca a ser la misma.

Las dudas me corroían: « ¿Habré hecho bien?… ¿Soy una puta? ¿Pensará que su hija es una puta como su madre…? » Pese a todo había gozado mientras aquel macho me clavaba por ambos orificios dejándome derrengada con el coño lleno y por el culo sodomizaba. Y luego pensé «Aún tengo ganas de más» El caso es que aquella fue la primera vez de muchas más veces. Nos adaptamos a la nueva situación, dejó el segundo negocio que montó lejos de casa y me mudé a su habitación comportándonos como marido y mujer en ocasiones, como padre e hija en otras, y siempre guardando las apariencias de puertas afuera. Follábamos mucho y muy seguido, y pocas veces su leche acababa fuera de mi cuerpo… mi coño, mi boca o mi culito eran el albergue final de su esperma espeso y copioso como ninguno. 

Había visto muchas eyaculaciones en los videos porno, pero pocos superaban a las de mi padre en volumen, y claro tanto ir con el cántaro a la fuente que ocurrió lo esperado… Aún no había llegado a la ser una veinteañera y ya estaba preñada de mi padre. En él hubo una mezcla de preocupación y regocijo, pero pronto se alegró tanto o más que yo… acabé el instituto y me inscribiría en otro cerca de su centro de trabajo para hacer bachiller hasta dar a luz teniéndome a tan solo unos minutos de él. Mantuvimos la impronta de nuestro amor y sacamos adelante mis estudios y al bebé fruto de nuestro amor… No sería el último, porque pronto me volvería a preñar del segundo. Acabé mi segundo año de ADE, quería trabajar a su lado y heredar el negocio que tanto esfuerzo le había costado mantener a flote.






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