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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Madres Prematuras





¿Cómo un chico de 19 años acaba follándose a su madre y a su  abuela?

Empecemos por decir que mi madre es una mujer de 36 años no muy alta de unos 165 cm y unos 56 kilos. morena de pelo largo, cuidada sin ser una gran belleza, sí que tiene un gran morbo en sus curvas, en su barriguita y en ese culazo respingón al que le sienta bien casi todo lo que se pone. Y por el mismo precio también logré ser el semental de mi joven abuela… una señora de 53 años, 162 cm con 62 kg de peso algo rellenita pero con todo en su sitio, donde no falta ni sobra nada en cada una de ellas. Al igual que su hija luce un escote espectacular con unas tetazas para alimentar a una tropa. Ambas féminas se han mantenido solteras toda la vida… lo que las han convertido en mujeres de armas tomar… ¡Es lo que tiene ser madres prematuras! Tanto una como la otra  fueron precoces a la hora de probar el sexo y sus consecuencias… a temprana edad, a ambas hembras ya le picaba la pepita y comenzaron a tantear como quitarse ese ardor que le producía la hinchazón de sus conejitos aun impúber. Esa desazón las arrastró a despendolarse con algunos chicos mayores que ellas sin miramiento por su moralidad… así, sin tomar precaución alguna, follaron con uno o con otro noviete de turno, hasta que con tan solo 16 años a mi madre la dejaron preñada de mí… mi abuela aún fue más prematura, con 15 años ya lucía la hermosa panza con la que la preñaron de mi madre. No obstante, las andanzas de la abuela para sacar adelante a su hija, no le sirvió de lección a mamá y lejos de aprender las enseñanzas de su progenitora, cayó en su mismo error. Las promesas de amor eterno de un canalla seductor, su predisposición de hembras de calado, una familia desestructurada sin la figura de hombre, y un desarrollo físico más maduro de lo normal para niñas de su edad, fueron excelente caldo de cultivo para ello.


No hace mucho fue cuando descubrí que ambas fueron desvirgadas a los 12 y 13 años respectivamente, (ya hablamos abiertamente de todo) ¿Quién fue el afortunado en cada caso? no lo sé. Solo sé que el último novio de mamá le dejó hace más de tres años, desde entonces nada estable que yo sepa. En casa no hay muchos secretos en cuanto al sexo, los tabúes se consideran conceptos livianos a inexistentes, pues tanto a mi madre como a mi abuela se visten y desviste ante mi presencia sin pudor…les he visto en pelotas multitud de veces y ellas a mí también. En casa compartimos el espacio del único aseo con ducha, exponiéndonos en bolas si fuera el caso, en la habitación diariamente, y desde hace años cuando hacemos nudismo en verano si la pasta nos da para ir de vacaciones… sabemos lo que tenemos debajo de la ropa y nos mostramos impúdicos de manera natural sin melindres. 

No sé la razón, pero nunca tuve como objetivo sexual a ninguna de las dos, no es que no pensara en ello, solo que esa naturalidad en casa llegaba a ser tan cotidiana que no veía en ello ninguna invitación a perpetrar el coito o cualquier otro acto sexual aunque fuera sin penetración. Acariciar las tetas de mi madre o de la abuela, cuando les ponía el bronceador o simplemente recostados en el sofá bajo la manta de invierno viendo una peli, no era más que un acto de cariño o placer filial sin tintes sexuales pretensiosos de ir más allá, pese a que en el subconsciente sí eran cargados de morbo actuando ajeno a mi voluntad. 



Ambas féminas, gustan verse atractivas…

Mi abuela no se depila la frondosa vulva que posee, y mi madre solo se recorta el conejito, dejando una fina capa de vello aterciopelado en forma de triángulo indicando el lugar de inserción al macho despistado. El caso es que mientras doña Manuela se deja ver la amplia raja del coño muy bien marcada con labios vaginales hinchados y oscuros en una vulva mullida, mi madre lo tiene bien decorado de vello púbico. Desde siempre me han educado en un ambiente básicamente femenino de puertas abiertas, pasando a ser el sexo un factor fisiológico más de nuestra vida con total respeto a los demás…, mamá trajo algún que otro novio a su cama y tal vez me afectaba sin saberlo… a mi abuela no le conocí hombre alguno, pero sé que tiene sus afer por ahí. Como se puede ver mi abuela Manuela es una joven veterana en edad de merecer todavía, y seguro que algún polvo se agencia cuando sale con su grupo de amigos, y ni decir de Maite, mi madre con ese cuerpazo, lleva varios años en el dique seco con una abstinencia casi total. Este es el panorama en casa groso modo…

Yo me llamo Lorenzo, tengo 19 años 175 cm de altura y no paso de los 75 kg. Tengo el cuerpo trabajado en el deporte, fibroso y musculatura marcada. Estudio un módulo de automática y robótica que espero me dé una buena salida profesional. En cuanto a mi cuerpo, si bien me lo cuido junto con mi mente, de lo que más orgulloso estoy es de la herencia de mi desconocido progenitor masculino…, mi madre siempre me ha dicho que tengo los genitales de aquel tipo, que es de lo único que se acuerda pasados 20 años, de tal modo que tengo una polla de unos 22 cm y 5 de diámetro más o menos, un buen trabuco con el que disfrutar y hacer gozar a cualquier mujer que se precie de ser heterosexual. He tenido algunas novias de poca duración, el compromiso a largo plazo no es mi fuerte, pero mis necesidades básicas me gusta colmarlas con asiduidad, bien con alguna follamiga o como pajero solitario. Idéntica cuestión que ocurre con las mujeres de casa. 

Mamá se abastece de placer con un par de falos de silicona, uno del un tamaño es similar al mío, mientras el otro de color rosado es más chico. Mi abuela solo tiene uno, negro y vibratorio, en algunas ocasiones se lo lleva al aseo y se lo aplica en la ducha o sentada en la taza del váter, cuando no lo hace sobre la cama de su dormitorio. Nunca me planteé joder con ninguna de las dos en serio, eso no quita que más de una paja cayera pensando en sus cuerpos… y ante la relajación usual, en más de una ocasión me han pillado haciéndome una paja, pensando en ellas ¡Menudo morbo produce esa situación!, aliviarme con la imagen de sus cuerpos Sí, pero lo que es follar con ellas no me atrevía ni a planteárselo siquiera. Desde que nací hemos vivido los tres juntos. Mi abuela y mi madre son funcionarias, Maite es administrativa de la Seguridad Social, y mi abuela trabaja en correos, es decir, en casa tenemos una buena solvencia económica desde hace unos ocho años y ello nos permite disfrutar de vacaciones con cierto nivel desde entonces.

Siempre nos vamos los tres allá donde fuere, pero mi madre me invitó a un crucero para los dos solos, al que fui porque a ella le hacía mucha ilusión hacerlo…, las islas griegas, Malta y Sicilia…, diez días a todo tren. Fue una sorpresa, pues en tres días salíamos a un viaje que no estaba preparado, gracias a un chollo de última hora…, una oportunidad única en la vida según decía mi madre. Me convenció, no se lo podía negar ni quería hacerlo. Se tomó los días que le debían y nos marchamos de crucero.

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Amo a mi hijo. 


Soy una mujer madura con unos años muy bien llevados, ya que siempre he intentado cuidarme, practicando aeróbic en el gimnasio con un grupo de amigas, salir a pasear largas caminatas con mi madre entre otras cosas…, al final he logrado mantener un cuerpo más que apetecible ¡Ya me diréis! Soy madre soltera de un chico con 19 años, fruto de una locura de amor adolescente por un canalla mayor que yo que me abandonó a las primeras de cambio, no resulto ser todo lo bueno que yo hubiera querido. Mi madre me lo advirtió, pues ella cometió el mismo error en su adolescencia y quedó preñada de mí, pero en fin, ahora vivimos juntas las dos con mi hijo y soy la mujer más feliz del mundo ¡Somos una pequeña familia bien avenida y feliz! Sin embargo hasta que todo empezó llevaba más de tres años en el dique seco sin haber probado una polla, solo me mojaba con mis falos de goma.

Como digo todo comenzó cuando intentando buscar información sobre una empresa que se presentaba como candidata para ser proveedora de productos farmacéuticos (Trabajo en la Seguridad Social de administrativa). Mi trabajo lo llevé a casa con el fin de redactar un informe completo. Ya en casa me puse a buscar dicha información en el ordenador de mi hijo, introduje la palabra filial…, y antes de poder completar la siguiente palabra el buscador me dio varias respuestas encontradas de distintas páginas web que nada tenían que ver con lo que yo buscaba y sí con anteriores búsquedas de mi hijo. Entré a leerlas más bien por curiosidad que por otra cosa y me sorprendí, cuando leí todo lo que allí ponía, sobre todo en los relatos en los que los hijos se excitaban al ver a sus madres, no cabía en mi mente que un joven de 14,15…20 años se pusiera cachondo con una señora mayor y mucho menos con su madre, no solo excitarse sino que se las follaban, la mayoría de las veces a pelo. 

Al ir leyendo me fui calentado…, acabé por masturbarme frenéticamente frente al ordenador de mi hijo, terminé con un maravilloso orgasmo como hacía mucho que no tenía. Cuando terminé, me dirigí al baño y mientras me lavaba, seguía pensando en lo que acababa de leer y volví a masturbarme, estaba como histérica, con una calentura que jamás pensé llegaría a tener por esos motivos. Me sequé y me recosté vencida por el orgasmo en un relax soñoliento. En casa no teníamos miramientos de enseñar nuestros cuerpos, o de mostrarnos con naturalidad las formas desnudas de nuestro cuerpo, pero nunca reparé que Lorenzo ya no era un niño inocente, sino un adolescente casi adulto con 19 años… en más de una ocasión lo he visto pelándosela y el chaval gasta una polla nada despreciable, pero nunca pensé que le atrajesen las mujeres maduras, y sí es así como creo tal vez su abuela y yo hayamos sido el objetivo de sus pajas en más de una ocasión ¡las veces que nos habrá visto el coño a ambas! Barruntando llegué a una conclusión… “¡Debía de urdir un plan para ver hasta donde era capaz de llegar con mi hijo!”, y lo primero que hice fue ponerme una camiseta larga que apenas me quedaba como una minifalda, de una tela de algodón fina que dejaba entrever mis negros y puntiagudos pezones sin sujetador. 





Me miraba al espejo y me sentía como una zorra, pero a la vez estaba nerviosísima y un extraño cosquilleo recorría todo mi cuerpo. Llegaron las 18:30 y mi hijo apareció con su mochila de hacer deporte…, lo recibí con un beso como de costumbre, no parece que él se diera cuenta de la insinuante de mi ropa, ya que ni siquiera me miró a los pechos, tampoco era nada extraordinario que fuera por casa tan ligera de ropa, porque a veces solo iba en bragas y un top que apenas tapaban mis grandes mamas… a decir verdad era habitual la ligereza de ropa en verano por parte de los habitantes de esa casa, pero pensé que el modelito difería bastante de los pantaloncitos cortos y los top barrigueros…, en fin no se dio por aludido. 

Nos sentamos como todas las noches a cenar  en el salón con la abuela Manuela, mi madre, mientras conversábamos animadamente los tres. Me senté frente a él y charlamos de cosas banales, pero pude ver como mi hijo si se dio cuenta de que no llevaba sujetador. Por un momento clavó su mirada en mis tetas, yo me hice la distraída como la que está en la charla con mi madre. Era una sensación tan placentera que un chico tan joven y apuesto con mi Lorenzo me mirara con ansias de deseo que prolongué la cena por más de media hora. Llegó la hora de quitar la mesa y al levantarse él para retirar su plato vi como tenía su bulto entre las piernas… No es cosa de madre, pero mi hijo tiene un rabo bastante considerable para su edad, o para cualquier edad, pues a sus 19 años se puede decir que es un hombre adulto, no totalmente formado, pero sí en casi plena madurez física y mental. Que prendiera su deseo de la forma más sutil que supe, hizo que me mojara y llegara a un cuasi orgasmo sin ni siquiera tocarme. Nos sentamos a ver la tele, me senté de nuevo frente a él adrede, pero esta vez se tumbó en el sofá, y yo me senté en una mecedora que quedaba en la cabecera de donde se encontraba tumbado, así que su cara quedo poco más o menos a un metro de mi chochete. Mi madre tomó asiento en el sillón grande a juego.

Pasó un rato y por el rabillo del ojo pude verlo haciéndose el despistado..., observaba entre mis piernas para ver si lograba captar algo, al mismo tiempo que seguíamos el programa. La puta que está dentro de mí le facilitó la labor, abrí un poco las piernas y simulando que me ponía bien las braguitas tanga, las levanté un poco. Le dejé ver por un instante prolongado el pase mis piernas al estilo “Sara Stone”…, mi coñito lo llevo cuidado con el vello pubis recortado en forma de corazón y el resto perfectamente rasurado. No me gusta depilarme como mi madre, demasiado sacrificio si nadie puede disfrutar de ello, además lo tengo tan claro que apenas necesito mantenerlo rasurado, con una vez cada dos meses se me queda suavemente aterciopelado como un conejito de peluche…, muy similares a la zorras que tiene mi hijo en su colección guardadas en el ordenador.

Bueno al hacer yo esto se levantó como un resorte, echándose mano disimuladamente a su paquete. Sin mediar palabra se dirigió al baño…, sin duda alguna se iba a hacer una paja en mi honor ¡Cuánto me gustaría sentirlo dentro de mí, viéndolo correrse! Me hice la despistada y fui tras de él preguntándole que le ocurría, pero dijo que algo de la cena le había sentado mal…, me hice la crédula y lo dejé que se aliviara bien. Al tiempo que él lo hacía, me fui a mi habitación y me metí dos dedos del tirón en mi coño y otro en el clítoris…, ya que estaba totalmente empapado, seguidamente agarré mi gran falo de goma china, el más grande era un cipote de armas tomar. Me lo incrusté a media asta, frotando a la vez mi clítoris durante unos cinco minutos demenciales…, fue un orgasmo brutal pensando en la perversa joya que tiene mi hijo entre sus piernas, y el desperdicio de energía de ambos solitarios…. Ese día no hice nada más, dejé que transcurriera un tiempo para que mi hijo no notara que yo estaba mucho más cariñosa, o más salida de lo normal y me tomara por una zorra, ya que yo no sabía cómo reaccionaría a mis insinuaciones.

Los siguientes días pasaron lentamente, pero pude observar a Lorenzo masturbarse con mucha más frecuencia que antes ¡Yo también iba más destapada e insinúate que de  costumbre! Mi plan tomaba forma transigiendo la excitación de mi retoño, de ello me daba perfecta cuenta, “Ya que las madres, aunque algunas veces nos hagamos las tontas no lo somos, y sabemos perfectamente cuantas veces se pajean nuestros hijos”. A la mañana siguiente tras el paseo matutino con mi madre, entré en una página de viajes casi por aburrimiento y encontré una oferta de diez días en un crucero por el mediterráneo a un precio módico, últimas plazas para cubrir plazas de ultimísima hora… lo dudé unos minutos, pero pensé que era una buena oportunidad para intimar más con mi hijo, sería el viaje de nuestra vida… pulsé aceptar e introduje el número de mi tarjeta, y ¡Guala! En tres días nos iríamos los dos por el mediterráneo en un camarote compartido de matrimonio, en plan pareja de novios…



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Todo marchaba normal.

Mis impulsos azuzados por la testosterona no me dejaban otra opción que buscar una “salida” de emergencia… mi madre cada día más expuesta, me ponía súper cachondo y para colmo este viaje al que no pude decir que No de ninguna manera porque me gustaba entre otras cosas… ya para colmo teníamos que compartir la misma cama de matrimonio. En la primera noche, la chica pelirroja se puso a tiro, pero antes de eso entré a saco con ella en la piscina esa misma mañana, me la trabajé a fondo y durante buena parte de la tarde, pero lo que puso un punto de inflexión en nuestra relación filio maternal fue lo que sucedió tras esa noche. Lie a la chica para echar un polvo, una guapa catalana pelirroja que solo caldeó el asunto sin desear llegar más allá, baile y dos copas fueron suficientes para llevarla al camarote que compartía con mi madre…, ella se dio cuenta del asunto y me dio vía libre para follármela. Sin embargo a la hora de la verdad me dejó con el calentón. Todo iba bien hasta rebasar el umbral del camarote, la reserva con permiso de mamá, mis ganas de desfogar por todo lo alto y las ganas de copular con esa niña eran todo uno. Una vez sorteado el primer escollo cuando mi madre aceptó de buen grado, o eso me pareció a mí, solo quedaba el segundo, pero la pelirroja se asustó…, no quiso follar porque le di miedo…

-“No, no podemos hacerlo ¡¿Es que me piensas meter ese monstruo?! Tienes una polla enorme, me puedes hacer daño… ¡No, no quiero follar contigo!”

Se puso la ropa, se dio media vuelta dejándome allí en el camarote con un dolor de huevos del copón. Esperé un rato y al ver que mi madre no regresaba, fui a buscarla a la discoteca…, allí estaba ella. Así le dije al llegar junto a ella que si quería una copa…

-“Un cubata por favor”, después bailamos un rato haciéndose más de la una…

-“¡¿Dónde has dejado a esa pelirroja?!”

-“Se ha marchado con su familia, no nos hemos entendido…”, mi madre no quiso insistir más.

Algo cansados decidimos recogernos tras varias canciones bailando y contorneadnos, bastante sexy por cierto. Una vez ya en el nuestro camarote, después de ponernos cómodos, ella se puso una camiseta tipo top de tirantes sin nada debajo, donde se dejaban ver los pezones marcados y unas braguitas algo más grandes que un tanga que se ajustaban a su cuerpo como una segunda piel. Yo iba con un bóxer nada más…, nos tumbamos a hablar un rato en su cama y ella me preguntó sobre el caso de la noche…

-“¿Hijo qué ha pasado con la chica? Estas muy serio para ser una recién conocida”.

Le dije que lo de siempre, que mucho juego, excesivo tonteo y al final nada de nada… se ha hecho la estrecha al ver lo que le esperaba 

-“¡¿No entiendo por qué te ha pasado eso?!”

-“Mamá por lo siempre, a muchas chicas le impresiona…” le indiqué con la vista a mi entrepierna. “Ya sabes, cuando me desnudo…”

-“¡¿Debido a qué?! Eres bien guapo…” Se hizo la interesante inocente.

-“¡Joder mamá hay que decírtelo todo, pues porqué va a ser… al tamaño de mi polla…!”, ella se empezó a reír como una descosida, me dijo…

-“¡Anda tonto no será para tanto! Gastas una buena talla, pero no tanto como para salir corriendo”. Viendo que yo me puse muy serio entonces…

-“¡Por eso suelo mojar tan poco…! Les impresiona tanto que solo alguna se atreve y la mayoría no pasa de una paja, un 69 o de mamármela…” puse cara de cordero degollado…

-“¡¿Pero qué les pasa a las chicas con las que sales?! ¡¿Les parece que la tienes muy grande, con lo que dilata una vagina…?! Hace tiempo que no te la veo empalmada… pero no la recuerdo tan descomunal como para hacerte huir o no la recuerdo muy bien, sin embargo si quieres mi opinión como mujer…” Aquello estaba tomando un cariz que me atraía, y me arrastraba llevado por el morbo.

 -“¡¿En serio quieres verla?! Ahora no la tengo en forma… solo que del apretón de huevos me duelen mogollón, sin embargo la polla no está a tono”

-“Bueno hijo, por favor vamos a ver, eso que tienes entre las piernas deberías mostrármelo como a ellas se lo presentas… y así te puedo dar mi veredicto con respecto a esas niñas estrechas con las que te andas…”. Seguidamente me animó a desnudarme… “¡Venga enséñamela a ver cuál es el problema! No creo mates a ninguna con ella…”.

Como no tenía nada que perder, ni vergüenza que ocultar a mi madre, me quite el bóxer o más bien me los bajó ella con cierta dificultar de saltar el elástico sobre mi virilidad, pues aun estando en estado de flacidez, su envergadura dejaba entrever que el tamaño sí importa. La cogió con su mano derecha para pajearla un poco, masajeó el tronco de arriba abajo dejando el glande libre de su prepucio, y así la calidez de sus yemas y la soltura con la que la agitaba, unido a mi necesidad, pronto alcanzó su volumen de crucero. Mis huevos comenzaron a dolerme un poco más otra vez, que tras el reposo se habían aliviado tímidamente… Maite al ver el tamaño y lo dura que se puso dijo con voz de feliz asombro…

-“¡Hijo vaya pollón tienes! Siempre me has asombrado lo grande que la tienes ¡Ya desde pequeño se te intuía que ibas a tener una verga enorme! ¡Estás muy bien armado!”

-“Y ahora no veas lo que me duelen los huevos mami…Después de una nochecita de calentamiento…”

-“Entonces cariño, por lo que veo te ha dejado con un buen calentón esa niña. Lo mejor va a ser que te des una ducha fría, ya verás cómo bajo el agua se te quitará… solo tienes que dejar de pensar en ella y notarás relajar todo tu cuerpo bajo el agua… con nada después puedes coger el sueño”.

Después de hablar un rato en tanto me masajeaba la polla acariciándola con ternura y vigor alternas nos dispusimos a dormir, pero no podía por lo empalmado que estaba con dos calienta pollas esa noche… la pelirroja y ahora mi madre, que tras su masaje se movía girando sobre mí misma buscando la postura adecuada, quedando yo recostado de espaldas con todo el badajo recostado sobre mi pubis y barriga. Al cabo de un rato al ver mi excitación sin signos de rebajarse, ante su inquietud dijo…

-“Mi vida por qué no vas al baño y te alivias. Si te haces una paja se te pasará…”. 

Sin duda era la mejor solución, a lo que le espeté espontáneamente…

-“Pues mira parece la mejor opción, y con lo cómodo que estoy aquí ya que tenemos suficiente confianza…, me la pienso hacer sobre la cama, así atrapo el sueño directamente sin moverme”.

-“¡Hijo no seas guarro! Lo vas a llenar todo de lefa…”

-“Es que en el aseo es muy cutre mamá… ¡Viéndote me inspiro mejor!”

-“¡Serás cabrón! ¡Mira… háztela como quieras nene! Si te apetece aquí en la cama…, pero no me chorrees de semen ¡Apunta para el otro lado y después te aseas!”.

Empecé a tocar mi verga mientras ella miraba como lo hacía. Con la poca luz se podía distinguir como se le empezaron a marcar los pezones…, no paraba de mover las piernas un poco inquieta. Su mano bajó a su conejo produciendo pequeños movimientos circulares casi inapreciables para mí, pero lo suficientemente significativos como para saber que ella también se estaba haciendo una paja. Sin escrúpulos le señalé…

-“¡Me parece que tú también necesitas aliviarte…! ¿Por qué no lo hacemos juntos mami?

Sin decir una sola palabra fue abriendo sus piernas se apartó las braguitas y empezó a tocarse ostensiblemente mirábamos mutuamente… 

-“¡Anda mamá enséñame las tetas!”

Dejó la tarea de su dedo en el clítoris para quitarse la camiseta, sin el menor rubor amparado por la penumbra de la noche clara…, y siguió metiendo los dedos en su coño. Abandonaba su pepita introducía un par de dedos en su chocho y vuelta al botoncito, mientras no paraba de friccionar mi cipote arriba abajo. Cuando ya no pude más, me lancé a comerle las tetas…

-“¡¡Pero hijo qué haces!! Esto no está bien soy tu madre…”

Poco mi importó su exclamación sin convicción alguna, pues en un gesto claro de sumisión, continuó sin oponer resistencia a mis lamidas…, no paré de chupar ese par de ubres que me dieron de comer de bebé. Un recuerdo marcado indeleble en la memoria me vino de sopetón al saborear ese aroma natural de su piel, la naturaleza es tan sabia, que después de 19 años podía reconocer a Maite, la mujer que me dio de mamar con tan solo chupar sus pezones duros. Dos minutos más tarde ella ya estaba fuera de sí cogiendo la polla endurecida de su hijo. Abundó en la paja que me estaba haciendo, agarrando fuertemente con una sola mano, la otra era para  mis condolidos cojones, en tanto yo le suministraba placer en esa vulva fogosa, un coño que cada vez lo veía más cercano a estrenarlo. Pasados unos minutos en una deliciosa posición donde me dejaba hacer por las buenas maneras de esa dama… 

Inició una sorpresiva mamada... Pasaba la lengua por toda mi polla dejando un reguero de saliva sobre el venoso rabo de su retoño, y al llegar a la punta se metió la mitad en la boca, más no le alcanzaba en su garganta tenía atorado mi gordo capullo al fondo. Empezó a follarme con esa boca que tantos besos me proporcionaba, su lengua contorneaba mi glande lamiéndolo y con la punta horadaba el agujerito de salida. Imbécil de mí o de cualquier hombre en situaciones comprometidas no sabemos qué decir ni pensar…

-“¡Así mamá que bien la chupas! ¡Uuhh!” 

Es lo único que me salió para congratularla, mientras ella seguía engulléndose el falo con religiosa devoción. Notaba no poder resistirme mucho más, como siguiera en sus trece me iba a correr…. La cogí, y tumbándola le abrí las piernas devolviéndola el deleite recibido. Inicié un cunnilingus demencial que me ayudara a retrasar mi corrida, a la par de hacer gozar a mi madre. Al comerle el coño noté que poseía un clítoris hinchado, grande como ninguna otra mujer, comencé a mamárselo “¡Mmmm! ¡Qué bueno estaba el sabor de su coño!” Húmedo y glorioso me lo zampaba cual rodaja de melón mezclando mi saliva con sus fluidos vaginales que se derretían en regueros directos a mojar su culo. Me comía toda esa carne mullida de su vulva, metía la lengua entre sus labios interiores hasta llegar a la zona rosada, ardiente y regada, encontrando el agujero por donde me parió para penetrar mi lengua audaz a modo de balano, se incrustaba lo más profundo que daba de sí. Con la comilona caníbal, ella no aguantó mucho, algo más de cinco minutos fueron suficientes ante su carestía abrumadora de orgasmos con un hombre, y empezó a gritar deshecha…

-“¡Sí hijo cómele el coño a mamá! ¡Uuhjjj! !Me voy a correr cariño ¡Uhjjjuhhmm! Cuando tiempo sin que me lo comieran… ¡Síii, me corroo cabrón! ¡Qué bien lo haces hijo mío…Tienes una lengua divina! ¡¡No pares por Dios Santo o te mato...!!”

De pronto convulsionó soltando un chorro de líquido que me lleno toda la cara con su corrida al no darme tiempo en la retirada. Se estremeció hasta caer desfallecida unos instantes. Me quedé en tierra de nadie sin saber muy bien qué hacer ante mi madre recién corrida…, con otra mujer comenzaría a follármela. La dama despatarrada, con todo el coño encharcado y con un orgasmo recién obtenido no era cualquier mujer, era Maite…, mi madre. Ella entonces me miró sonriente comprendiendo mi indecisión, avistó el gran badajo inhiesto a punto de reventar…, pensó en aliviar de una vez a su retoño del tormento de la presión de sus huevos…

-“¡Ven aquí y hazme el amor!” 

Me puse encima de su cuerpo impávido sin atender que me iba a follar a mi madre a pelo, no lo pensé dos veces y se la clavé sin condón. La sentí acalorada y sudorosa de donde su piel emanaba un aroma a hembra en celo difícil de contenerse. Cogiéndome la verga por debajo del glande con toda decisión, se la llevó al coño abriéndose la raja en su recorrido de abajo arriba mojando mi enardecido capullo morado y brillante presto cual ariete a partir el coño de mi madre en dos y vaciar el contenido seminal de mis huevos que en esos instantes me hervía…

-“¡Déjame a mí!” 

Una vez mi punta en la entrada a la gruta del placer empujé contra ella. El glande desapareció arropado por sus carnosos labios…, empezó a meterse cada vez más en cada empellón suave en el que se calaba buscando profundidad. Notaba la suavidad cálida del acogimiento de su vagina en perfecta expansión cuando mi glande invadía un centímetro más de la gruta del placer. Me sentía eufórico con una tensión en todo mi cuerpo propio de cuando estaba a punto de lograr un récord personal.

Los incrementos de mis movimientos se acentuaron… 

-“¡¡Hijo me vas a partir en dos…uhjjj!! ¡Qué grande es, pedazo de cabrito uhhjh!” 

Ella también comenzó a realizar círculos con su cadera con la mitad de la polla metida en el coño. Gemía, jadeaba y casi gritaba al volver a tener un pedazo de carne trémula dentro de ella… 

-“¡Mi vida fóllame fuerte…! ¡Ay hijo mío qué polla más buena tienes…! ¡Uhjjjuhhhh como me llena!”

Animado por su sensual invitación de señales obvias, sus palabras, su necesidad innegable…, me atreví a metérsela hasta las pelotas de una sola vez. Su coño se acomodó tan rápido que en menos de un minuto follándola, lograba enterrar todo el cipote aporreando mis huevos en su vulva una y otra vez. Percibir toda la calidez húmeda de su vagina en mi polla, traspasaba lo carnal para llegar a lo divino. Con un simple mohín me indicó que se quería poner encima de mí, no lo esperaba cuando se sentó arriba y con una agilidad de trapecista se metió todo el falo de su niño…, emprendió una cabalgada en la que se la embutía entera mientras decía mil y una frases que me calentaban, me hervía la sangre…

-“¡Nene que ganas tenía de que me follaras aunque me revientes el coño! ¡Así no pares de follarme uhhjhh! ¡¡Qué puta es tu madre verdad…!”! 

Me seguía animando en nuestra carrera vertiginosa… 

-“¡¿Has visto cómo tu madre no es tan estrecha como esas zorrillas con las que vas…?!” 

No paraba de empalarla con más ánimo si era posible… 

-“¡Así fóllate a mamá…métemela entera hijo!! ¡La quiero TODA dentro…toda! ¡Aaaagg! Soy tu puta cariño, la que te va hacer que te olvides de es zorra pelirroja”.

Le estaba dando a base de bien los pollazos que jamás pensé que pudiera soportar el coño de una mujer, máxime oyendo lo que nunca pensé que mi madre supiera pronunciar por esa boca de encantadora madre conciliadora, de la que solo oí las formas más correcta de expresión, las que me condujeron a mi educado vocabulario, pero aquella situación excepcional daba patente de corso para expresarnos abiertamente, groseramente, lasciva y lujuriosamente. De pronto se estremeció, convulsionó todo su cuerpo diciéndome…

-“¡Me corrorrrr uhjjj! ¡Te voy a mojar toda la polla con mi corrida cariño!”

-“No me importa mami… Dámela ¡Quiero que me bañes entero con tu corrida…!”

-“¡Entonces No pares…, siiiii fóllame fuerte! ¡Uhhjhh, vamos fóllate a tu puta madre como deseaba que la follaras!”

Gimió profundo tensando sus músculos vaginales que apretaban mi compungida verga con mis testículos ataviados en exceso de leche deseosa por desalojar del escroto… Precipitó su corrida sacando mi cipote que bloqueaba la salida de su comprometido flujo a chorros indomables que me bañaron la polla, huevos, muslos y vientre ¡Joder lo que soltaba mi madre por su chocho! Se curvo la espalda para dejarme ver como expelía los chorrito de flujo, una vez que acabó de expeler los ríos de flujo, me apuntó enfilándose de nuevo mi rabo en su conducto…

-“¡Hijo folla ahora a tu madre! No repares hasta llenarme de semen espeso!” 

Me agarró los huevos masajeándolos a modo de esponja que se ha de escurrir… 

-“Los tienes bien duros nene…Deben estar llenos de leche hasta los topes ¡¿Verdad?! ¡Vamos hijo métemela entera hasta los huevos… que no quede un solo centímetro fuera del coño de mamá ¡Así hasta la raíz! Quiero notar tus pelotas en mi coño…!”

Mientras pegaba sentones engulléndose todo el tramo, percibía la seductora desaparición del duro vástago, acogiéndolo en su agradable estuche…, su clítoris mojaba mi pubis dando un extra de delectación. No pude aguantar más, era demasiado la espera y mis huevos una caldera que estalló al correrme gritando juntos…, yo al expeler los gruesos y largos chorros de lefa que se descargaban en el fondo uterino de mi madre sin el menor recato, y ella al recibir esas andanadas de esperma que pudiera llenar su vientre de vida. La besé, buscando su lengua jugar con la mía en un lujurioso morreo sin paragón entre una madre y su hijo, me abrazaba sin dejar escaparme, al tiempo que mis convulsiones se concatenaban vaciando mis condolidos testículos en el más íntimo rincón de su útero… aliviados agradecían ser liberados de su carga, la cual era bien recibida por la dama que succionaba ese néctar como si fuera su salvación de por vida, me gritaba…

-“¡Asíiii toda, uhmm! Si hijo siiii…”

-“¡¡Toma mamá Ummmm!! ¡¡Me estoy corriendo dentro de ti!! ¡uhhjjj que puta estás hecha mamá!”

-“Soy solo tu PUTA hijo mío… ¡¿Te gusta que tu madre sea así contigo?!

-“Me encanta mamá… ¡¿Y a ti no te importa que te haya rellenado de leche la vagina?!

-“¡Hijo, Qué placer sentir de nuevo la leche caliente de un macho dentro de mi coño! Ya ni lo recordaba y mira por donde tenía al hombre adecuado para que me hiciera revivir el mejor de los gozos que pude sentir una mujer… Qué un macho se corra con todo su semen en lo más profundo e íntimo del coño”.

Después de corrernos se quedó encima de mí con todo el cipote enterrado en el coño dejando que la inseminación fuera completa. Aprovechamos para calmar nuestras ansias y alcanzar las pulsaciones normales de nuestros ajados corazones, a los que le dimos casi media hora de castigo por encima de las cien pulsaciones todo el tiempo. A la par que nos besábamos, nos dábamos la lengua en un juego divertido. Estaba claro que ya no nos veíamos como madre e hijo. Compartir nuestros fluidos nos había llevado a entregarnos sin pudores, a tratarnos como amantes ávidos del otro. Curiosamente tras cinco minutos en su interior tras la corrida, la polla no perdía su esplendor, por eso mi madre no cejaba en hacer pequeños movimientos de vaivén acariciando mi sensible glande con los suaves pliegues de sus paredes vaginales internas. En esas, en plena confidencia me confesó…

-“¡Hijo estaba deseando que me follaras! Tenía tantas ganas de probar la herencia de tu padre…, me moría por no ver como pedírtelo desde que te vi una noche hacerte una paja en el cuarto de baño. ¡¡Hijo lo que tienes entre las piernas es un portento que Dios te ha dado para hacer gozar a la mujer que lo tenga dentro de ella!! ¿Me lo darás más veces o te has saciado de mí?”

-“A partir de ahora la tengo a tu disposición mamá…”.

-“pues si es así, a partir ahora tienes en mamá a tu amante sumisa, tu puta si quieres verlo así. Quiero que me revientes con tu pollón cada día, cada noche o cuando te apetezca…” 

Desde ese día follamos a todas horas que nos calentábamos en el tiempo que nos restó de vacaciones en el mar. Al llegar a casa tendríamos que dar algunas explicaciones a la abuela Manuela si deseábamos compartir juntos la cama en pareja…






A Nuestra llegada a casa.

Intentamos comportarnos normalmente como lo habíamos hecho siempre, sin embargo algo no debía de ser igual porque la abuela percibió ciertos cambios en nuestra actitud para con nosotros…

-“Os veo muy raros, ¿Ha pasado algo que deba saber…?”

Fuera de mis oídos se quedaron sentadas en el sofá después de cenar y ver el último capítulo de nuestra serie favorita “La que se avecina” en Telecinco. Yo me marché a mi cuarto a mi ordenador, mientras ellas se quedaron charlando otro largo rato. A solas en mi habitación me gustaba leer relatos eróticos filiales de chichos que se follan a sus parientes más cercanos… madres, hermanas, tías y abuelas. Me ponía cachondo  para  terminar haciéndome una paja pensando que esas protagonistas podrían ser las mujeres que estaba en casa, uno de esos relatos ya se había hecho realidad ¡¿Se cumpliría con doña Manuela…?! Mi abuela comenzó el interrogatorio a mi madre, un tercer grado en toda regla. Mi madre un tanto hastiada por la rutina del trabajo fuera y dentro de casa, cambió a una alegría equilibradora de su ánimo, pasando a ser más jovial, como cuando era una chavala, con muchas ganas de disfrutar de la vida y de las pequeñas cosas que ésta te da. Todo esto se lo fue narrando mi abuela a mamá dándole a conocer que su cambio repentino era más que notable, dejándola a descubierto sin más remedio que decirle la verdad, pues de cualquier otra forma la pillaría en un renuncio sin sentido. Entonces le soltó el porqué de su dicha después del viaje en barco…

-“Mamá, es un poco duro pero me has llevado a un callejón sin salida”.

-“¿Entonces me vas a decir que pasó en esas vacaciones en el mar?”

-“Así es…, Lorenzo ligó con una chica pelirroja muy mona, y una noche me pidió que le permitiese llevársela a nuestro camarote. El caso es que la chica se asustó al ver a mi hijo desnudo, salió corriendo de allí dejándolo con un calentón del quince al pobre”.

-“¡Pero eso no es nada bueno…! Menuda calienta pollas ¿¡No!?”

-“Ya espera, se encontró conmigo en la sala de fiestas, tomamos unos cubatas y bailamos hasta cansarnos. Es caso es que en el camarote me lo contó, y queriendo aliviar a Lorenzo de su congestión, pues una cosa llevó a otra…”

-“¡No me digas que acabasteis follando…!” Espetó mi abuela.

Mi madre se quedó callada unos instantes, hasta que finalmente habló la abuela para darle su bendición. Aquella realidad no era una novedad para Manuela, de pequeña ya vivió el incesto en casa con su tío Amador y hermana mayor Carmen, pero ella misma tenía su secreto particular de amor filial con su hermano Sebas, quien la desvirgó a los 12 años. Como pudo comprobar en su hija y nieto la tradición no se perdía, por eso la comprensión era axiomática, directa, empatizaba con Maite en todo con unas vidas cuasi paralelas. Con la exposición de ambos casos familiares a mamá, la tensión del momento se relajó explicando muchas cosas que inconscientemente sucedían en casa perenemente. De esa manera mi madre y yo teníamos el visto bueno de la abuela para compartir la misma cama, y ¡Quien iba a evitar ahora afanar también en la de mi abuela! Todo lo que pareció una tragedia a primera instancia, no fue más que una sincera confesión entre una madre y su hija desvelando los más oscuros secretos de familia…, como venía siendo costumbre desde muchos años atrás. 

Después de lo dicho entre mi madre y la abuela, se trazó un plan para que yo también pudiera cumplir con doña Manuela, cerrando el reducido círculo familiar…, solo tenía que convencerme preparando una sencilla trampa donde todo hombre suele caer irremediablemente y de esa manera consagrarme en el macho alfa de ambas hembras… el hombre de la casa y semental de la pareja de féminas en estado de gracia por muchos años. Solo era necesario propiciar la situación para que me follara a su madre, mi abuela Manuela. Como ya he dicho una mujer tirando a rellenita de tan solo 52 años muy bien llevados…, morena con tetas grandes y una piernas de muslos duros contorneados y estilizados, rematado en un culazo así como el de mi madre…, firme con cierta piel de naranja, pero bien disimulada, pues salían cada día un rato a caminar, lo que les daba una agilidad vital encomiable. Ese mismo fin de semana mi madre me invitó a salir con ellas en el paseo vespertino…

-“Vente con nosotras y así vamos más protegidas con un hombre al lado…”.

Me caló la idea y comencé a salir con ellas a caminar una vez caído el sol el severo sol de la canícula. Tras una hora caminando a ritmo rápido volvíamos a casa los tres. Mi madre o mi abuela nos daban de beber cuando llegábamos, para posteriormente ponerse cómodas. No sabía el por qué, pero cada día que pasaba mamá se puso unas mallas más atrevidas. Dirigiéndose a mí mi madre me dijo…

-“Hoy cuando lleguemos quiero que me des tu opinión sobre una prenda que me agenciado en el mercadillo…”.

No pregunté el por qué le tenía que dar mi opinión, así que nada más llegar yo me fui a mi cuarto y ella a suyo a ponerse cómoda después de sacar algo de beber. Mi madre se puso unos leggins blancos para mostrarlo a mi abuela en primera instancia, y después sería yo quien diera mi opinión acerca de la prenda… se le marcaba el coño y cada una de sus curvas…

-“Mira mamá esto es para cuando llegue el invierno, con él pienso ir a caminar…”

Ambas empezaron reírse. Al oírlas salí a ver qué pasaba. Mi abuela soltó…

-“Mira tu madre, dice que saldrá así a caminar”.

-“Pues más de uno se pondrá burro…, se te marca todo”. 

Nos sentamos a tomarnos los tres el refrigerio que había sacado mi madre y entre risas Manuela le dijo a su hija…

-“Estas muy contenta hacía tiempo que no te veía así hija”.

Mi madre contestó como si de un guion se tratase… 

-“Sí es gracias a mi hijo que me hace muy feliz ahora”. 

Entre comentarios mi madre continuó con la apostilla que le hice sobre sus leggins… 

-“¡¿Hijo es verdad que se me marca mucho el coño…?”! Sin esperar mi respuesta. -“Te puedo comprar uno a ti, así marcas paquete y nos alegras la vista a las dos…”. Entre risas mi abuela…

-“Sí eso que nos alegre la vista el niño que estamos las dos bien escasas de esas alegrías…”.

-“Eso está hecho ahora mismo, por mi mujeres lo que haga falta…”. 

Fui a mi habitación y me puse un mallot corto de ciclismo, cuando llegué a su presencia… 

-“¿Así vale o no? Mi madre señaló…

-“Mira Manuela que paquete marca tu nieto”. 

Al tiempo que mamá acariciaba mi abultamiento sobre la tela…

-“¡Hija como se le ponga dura se le va a marcar más que a ti el coño!”, esbozó doña Manuela. 

Sentándome al lado de mi madre… -“A ver…”, se abrió de piernas.

-“Pues mira ahora ya se le está poniendo dura…”

Mi abuela miraba el show cuando expulsó… -“¡Vaya polla gasta el niño!” 

Y mi madre con un gesto de falsa vergüenza…

-“¡Anda disimula eso hijo, que la abuela se va a poner mala!”

-“Pues anda que tu no hija…”.

Y mi madre entonces sin ningún recato, una vez alcanzo el objetivo del plan…, ponérmela dura ante ellas, fue directa a mi entrepierna cogiéndome la polla sobre la tela, entonces mirando a su madre le apuntó a mi abuela Manuela…

-“¡Esto es lo que me tiene tan contenta madre!” 

Cogió el elástico del mallot y me los bajó sacándome la polla con una hinchazón prominente. Se puso a cuatro patas sobre el sofá, bajando la cabeza en mi entrepierna asiendo con firmeza mi estoque previa bajada del prepucio que cubría mi gordo glande…,empezó a chupármela con suavidad. Mi abuela miraba alucinada por la naturalidad del acto impúdico. Por mi parte me dejé llevar sin pudor ante las dos mujeres que acostumbraba tratar en las situaciones más diversas de la vida…, esta era casi nueva para los tres. Mi madre dejando de comerme el cipote miró su madre y le dijo…

-“¡Mamá no seas tonta y ven a ayudarme con esto! ¿Cuánto hace que no te follan…?”  

Poniéndose al otro lado la cogió y empezó a masajearme la polla. Aprehendiéndola de la cabeza hice que empezara a chuparla ¡Uuhmm! cómo se la comía mientras le lamía las tetas a mi madre 

-“Sí mamá cómesela bien el niño”

Después de la comilona de doña Manuela, mi madre quitó a la abuela guiándome sentado en el sofá, con la verga tan erecta que más bien parecía un mástil. Apartándose las bragas se sentó encima de mí metiéndose toda la polla de un solo envión de lo húmedo que lo tenía. Empezó a follarme…

-“¡Uuummm, si hijo qué cachonda estoy… esta erección es un pecado desperdiciarla! ¿Verdad mamá?”

-“Estás mojadísima mamá…” 

Sus tetazas se balanceaban delante de mi cara intentando atraparlos, finalmente conseguí hacerme con unos de sus pezones para succionarlos con vigor…

-“¡Mira como mama otra vez tu nieto!”

Sentí la mano de la abuela sobándome los huevos, todo un manjar para mis soliviantadas ansias, comencé a alternar los pezones erectos de mamá con los labios de mi abuela que me inició a besos por las mejillas y terminó en mis labios, mi lengua jugaba con la suya teniendo de espectadora a mamá empalándose mi rabo hasta las pelotas. Allí estábamos los tres apareándonos como animales salvajes en esa posición durante unos minutos. De pronto mi madre paró quedándose sentada con toda la polla dentro de su estuche para dirigirse a su madre…

-“¡Quítate la ropa que mi hijo te va a follar! ¡Vas a sentir lo que es una verdadera polla dura y salvaje!”

Y volvió a su cadencioso vaivén arriba y abajo recorriendo todo mi tronco en el caliente y mojado coño de mamá. Debo reconocer que el olor a hembras de esas dos señoras me embriagaba tanto que me creía el marajá de Brunei… 

-“¡Así es como mi hijo me llena el coño! ¡Uummm!” 

Cabalgaba sin parar como una amazona profesional…

-“¡Si hijo así, toda dentro! ¡Rómpeme el coño cariño! ¡Pártele el conejo en dos a tu madre…!”

En todo esto doña Manuela se estaba desnudando, se quitó la ropa, se sentó a mi lado observando cómo su hija era empalada por un cipote de 19 cm grueso y muy duro con las venas hinchadas bombeando sin parar sangre al orondo glande, veía como entraba y salí todo el cipote impregnado de fluido blanquecino de lo agitado de sus vaivenes y como mis bolas subían golpeando su coño y se relajaban alejándose para volver a pegarse al conejo de mamá con todo el falo embutido. Mientras mi madre me follaba a todo galope, la abuela acariciaba mis pelotas y el culo de mamá, así como la entrada de su coño abierto por mi tranca, al tiempo que ella se dedicaba también a hacerse una paja…

-“¡Qué grande tiene la polla mi nieto! Debe ser una gozada tenerla dentro…¡Y qué dura la tienes hijo!”

-“¡Ni que lo digas mamá, el nene es todo un MACHO con mayúsculas, Aaaggg!”  

Mamá ya fuera de sí aceleró sus sentones sobre mi endurecido falo… 

-“¡Uujjjj! ¡Sí fóllamelo bien fuerte cariño!” 

Mi madre gritando comenzó a estremecerse, a correrse…

-“¡Uuuummm! Si me corro hijo… ahhhhh siiiii ¡cómo la siento dentro de mí!” Dirigiéndose a la abuela… -“¡Mamá menudo descubrimiento con este niño! ¡Qué digo niño súper macho! Nada que ver con el falo de plástico que acostumbro a meterme ¡Esto es maravilloso!”.





Percibía cada contracción de sus paredes vaginales presionar mi cetro endurecido, su cuerpo convulsionando con los ojos cerrados interiorizando cada espasmo, tanto se deshacía por su coño encima de mí soltando un pequeño chorrito de fluido que recorría mi rabo, mis pelotas y finalmente a las sábanas. Se tendió sobre mí buscando mi boca para agradecerme el placer suministrado, mientras la abuela acariciaba su culo, su espalda y mis huevos en pequeños apretones, durante unos segundos atronadores. Una vez más espabilada se irguió, se sacó mi polla de su reducto encharcado y fue directa a mi abuela para abrirle las piernas… 

-“¡Venga hijo métesela a la abuela! Verás que chocho más bueno tiene ella también…”.

-“¡Ven aquí cariño… lo tengo muy caliente! ¡El conejo de la abuela también tiene mucha hambre…!”

-“Menudas par de putas os tengo hechas a las dos”. 

Pensé en voz alta, a la par que mi madre cogiéndome la polla la apuntó al coño de Manuela que se mostraba dispuesta con las piernas abiertas, completamente despatarrada para gozar de su exultante nieto, riendo desvergonzadas y muy animadas…

-“¡Métesela toda, que sepa lo que es una polla de verdad...! Me espetó mi madre.

Lo tenía enfilado en la raja rasurada de mi abuela…, un coño mullido como un cojín de labios frondosos, diáfanos con un interior rosado caliente y mojado pese a su edad, chorreaba como una puta salida con ganas de ser atravesada por mi pollón. No la iba a privar de ese placer, y mucho menos yo… con un empujón amarrado por la dulce mano de mamá encontré la boca de su coño. Fui clavándosela poco a poco para ensanchar el apretado conejo de la dama, largamente en estado de barbecho, no deseaba lastimarla por mi grosor y largura. Empecé a follármela… Ella gemía levemente, a poco se endureció su jadeo… 

-“¡Uuhhhh,  síii!” Decía ella “¡Qué polla tan buena… me está llenando todo el coño! ¡Cómo has crecido hijo y cuanto tiempo sin hacerte caso!”

Mi abuela cerraba los ojos interiorizando el deleite de sentir otra vez una dura polla en su interior después de muchos años en el dique seco… jadeaba y gemía moviendo sus manos en busca de mi cuerpo…, acariciaba mis muslos, caderas y pecho resistiendo me atenazando embate sobre aquel cuerpo anhelante de amor carnal. A nuestro lado por su parte mi madre animaba la incesante cópula del apareamiento animal entre una abuela necesitada y su pervertido nieto. Mi madre debía de ver en aquel acto el momento en que la engendraron a ella…

-“¡Fóllala fuerte hijo! La abuela tiene un buen coño para aguantar los pollazos que les puedes dar… ¡Vamos métesela hasta los huevos nene! ¡Hasta la raíz, que no te quede nada fuera de su conejo tragón… y chúpale las tetas! ¡Mira que pezones más buenos para un mamón como tú…!”

Viendo como me la follaba la pobre señora no dejaba de gemir y dar pequeño gritos cuando sentía mi capullo en lo más hondo de su chumino, alterada me indicaba… 

-¡¡Dame duro Lorenzo!! ¡Hasta adentro…Aaagg! Sí, así ¡Mámame las tetas y clávamela polla hasta el fondo cabrón…! 

Me decía a dulce señora convertida en una puta salvaje, deseosa de mis embestidas profundas y constantes.

Gemía al tiempo que mi madre me acariciaba y me besaba quitándome el aliento, humedecía mis resecos labios de la hiperventilación cuando no chupaba los pezones de su madre. Me sentía en una nube irrealista, donde las fantasías se encarnaban en la más excitante realidad, en la más nítida naturalidad de un acto tan impúdico y tarado de inmoral. Para ninguno de los tres ese acto nos parecía antinatural, más bien el culmen de una relación de convivencia estrecha plena de amor y alivio de los deseos más oscuros e intrincados que retenemos por pudor cuando es lo más natural entre un macho y una hembra, en este caso dos. Así sin dejar de perforar a mi abuela, ella me sujetaba del culo para no dejarme escapar de su acogedor agujero negro, un coño capaz de tragarse hasta la verga de un caballo si se lo propusiese…

-“¡Uuhm que pollón tiene mi nieto…! Me estás llegando donde nadie ha estado con su polla dándome todo este gusto que me entusiasma ¡¡Me haces tan feliz hijo, Uummm!! ¡Joder que dentro la noto!” 

Gritaba la señora mordiéndose el labio inferior deseosa de alcanzar su clímax. Tras más de quince minutos follándome a esas damas, mi fortaleza se rendía a tan inclemente arremetida. Todo mi cuerpo se estremeció, el rabo venoso se endureció como señal de la inminente corrida. Con el cambio de ritmo de mis inserciones, mis jadeos y el ensanchamiento endurecido de mi verga dentro de su vagina, mi abuela percibió lo que estaba por llegar, se empinó y me mamó un pezón mordisqueándolo de puro gozo…

-“¡¡Abuela me voy a correr!!” 

No hacía falta decírselo, ella no notaba sobradamente.

-“Sí hijo ya lo siento…se te ha puesto bien dura ¡Venga nene, dame más polla, dame tu leche sin miedo…! A ver si consigues preñar a tu abuela… ¡Aaggg!”

El hecho que me dijera que había una posibilidad de preñarla me excitó mucho más, aunque su edad no pensé que fuera posible. Arremetí con mayor contundencia, mayor ritmo para llegar al clímax en todo lo alto con la mejor eyaculación de toda mi vida… mi madre no dejaba de apretar y manosear mi culo, dejando deslizar su mano por debajo hasta llegar a mis huevos colganderos que aporreaban el sentido coño de su madre. El calor de ambas fémina, y lo excitante de tal situación me llevaban en volandas a la segura inseminación de Doña Manuela. Ya no podía más, solo quedaba expulsar mis largos chorros de leche espesa en el fondo de su coño. La metí tan dentro que vacié mis testículos en el mismo conducto uterino de mi abuela…

-“¡Uuhhjhhgh abuela qué bueno! ¡Uuummm!” 

El primer lechazo me abrió el orificio expeliendo con una dulce punzada…

-“¡Si hijo lléname de leche…! Que no pare...dame un poco más…” 

La abuela estaba también a punto de correrse, buscaba más penetración moviendo su cadera hacia mí en sincronía con mis metidas… Sin sacarla continué follándomela, mientras que su hija la pajeaba con movimientos contundentes sobre el capuchón de su clítoris. Entre ambos conducimos a la señora a su clímax… 

-“¡¡Ummmm! Me voy así de bien llena de leche de mi nieto… ¡Me corro nene, no pares de follarte a tu abuela… no pares por Dios Santo! ¡Qué Gusto… Ummm agghh!” 

Gemía retorciéndose de gozo corriéndose con mi estaca clavada al fondo. Nos corrimos casi juntos, dándonos un gustazo enorme… 

-“¡Gracias hijo por hacerme tan feliz!” 

Aún la mantenía en su interior. Mi madre me besaba en los labios sujetándome la cabeza con ambas manos, agradeciendo mi esfuerzo titánico de fallármelas a las dos y lograr correrme, algo que no sabía que todas las hembras agradecen y las hacen sentirse realizadas. Yo estaba orgulloso de haberles dado un orgasmo a cada una, aguantando mí corrida para ello casi veinte minutos. Finalmente la extraje impregnada de semen y fluidos espesos de mi abuela dejando un pequeño reguero se esperma entre sus labios que impregnaba de leche su ano y finalmente las sábanas. Nada más hacerlo, mamá me hizo una felatio para saborear esos jugos y dejármela limpia. Le di un beso a cada una en la boca, como corresponde a un semental caballeroso después de inseminar a sus damas. Nos marchamos juntos mi madre y yo a la ducha, porque los tres no cabíamos. De camino al aseo, antes de salir del salón dijo Manuela a su hija… 

-“¡Dale bien de comer a ese semental que nos tiene que alimentar el conejo a las dos todas las semanas por lo menos un par de veces a cada una…!” 

Se echaron a reír como dos brujas en el aquelarre donde yo era su víctima propiciatoria…


*********************




Al cabo de una semana. 

La normalidad reinaba en casa…, nos levantábamos los tres a eso de las 7:30, desayunábamos juntos durante más de media hora y después cada uno a su rutina diaria. La primera que llegaba era mi madre a eso de las 15:00, después mi hijo y finalmente sobre las 15:30 yo que aparcaba en la calle mi vehículo. La comida preparada del día anterior era recalentada y servida. Los tres colaborábamos dentro de nuestras capacidades, inclusive mi hijo desde que era niño…, poner y quitar la mesa era su tarea diaria, y desde hace unos años fregar los cacharros también algunas veces… preparar la comida nos la alternábamos mi madre y yo… Ese día de verano en septiembre aún hacía calor, doña Manuela se encargaba de preparar la cocina para el día siguiente, y mi yo me fui a su cuarto a dormir la siesta oyendo el tostón de peli que daban en tele por las tardes, una de serie B cuyo argumento siempre es el mismo y no apto para esa franja horaria infantil. 

El caso es que casi adormilada llegó Lorenzo tras realizar su tarea, nos encontrábamos en mi cama de matrimonio mi hijo y yo viendo ese bodrio en plena siesta cayendo a pleno la canícula…, hacía un calor horrible, como sé que no le importaría a mi hijo que me quitara la camiseta larga que llevaba para quedarme con un top de algodón deportivo que apenas me cubría las tetas y en bragas, así lo hice ya que estaba asada. La emoción o lo ordinario le impidió decir nada, solo hizo con un leve movimiento de cabeza en forma afirmativa…

-“Si quieres pongo el ventilador…”.

-“Si ponlo cariño, porque esto de hoy es insoportable”, le dije al tiempo que me levantaba de la cama.

Me quité la camisa larga de estar por casa, cosa que hice muy lentamente para que mi hijo me pudiera observar bien mientras me sacaba esta prenda exponiendo mis ubres a su recreo visual, un estriptis en toda regla. Llevaba puesto un tanga ancho, que dejaba asomar aun algún que otro pelillo rebelde por los lados de mi pubis, pero lo que más erotizo a mi hijo fue el sujetador deportivo de fina tela cubriendo lo justo de mi pecho, marcando mis pezones erectos. Se perfilaban bien, ya que son de un diámetro considerable y un tetón pronunciado cuando se espiga. En nada pude observar la reacción de testosterona de mi niño, el paquete de mi hijo, que él intentaba disimular crecía a pasos agigantados…, le gustó este conjunto de ropa íntima, tanto que casi ya se le salía el pollón que se gasta por encima de los slips que llevaba sujetando ese mostrenco ansioso por encontrar el acogimiento del candente y húmedo chumino de mamá. Continuamos viendo la peli como si tal cosa, aunque Lorenzo no me quitaba ojo de las tetas…, empezamos a comentar de las tonterías que acontecían en cada escena, casi desatendiéndola comenzamos a jugar a haciéndonos cosquillas, de las cuales yo tengo muchísimas. Se encontraba mi hijo haciéndome cosquillas, cuando me giré bruscamente y las grandes mamas que tengo por pechos, se postraron sobre mi nene por completo. Lorenzo se quedó suspenso en su juego de alto contenido sexual sin duda, siguiendo la broma…

-“¡¿Lorenzo, ¿Qué te pasa…?! ¡Parece como si nunca hubieras visto las tetas a tu madre…!” 

Emitiendo una sonrisa de complicidad sensual invitándolo a que diera el paso definitivo al acoplamiento de nuestros sexos ¡Estaba súper cachonda! Y predispuesta a hacer la locura más grande que puede realizar una madre con su hijo. Que desde unas semanas a esta parte follar con él fuera habitual, no dejaba de ser una novedad introducida en nuestra vida cotidiana con la emoción que ello conlleva. Embobado en mi pezón me dijo…

-“Perdona mami pero es que nunca he visto ningunas tan bonitas, tan excitantes y tan mías. Solo penar que me dieron de comer me pone a mil…”.

-“¡¿Entonces eso es que te gusta lo que ves?!”

-“Me encanta… me gustas mucho.”

-“Ya veo que te gusta”.

Conforme le decía esto sobé su paquete a punto de reventar, yo seguía sentada en la cama con las tetas a un palmo de su cara… la situación me tenía a mil por hora. Al sobarle el bulto de su animal salvaje enjaulado se ruborizo el muy tonto, casi bajó la cabeza por ello… Su ternura me emocionó sobremanera.

-“Hey ¿por qué pones esa cara? Para mí es un orgullo que mi hijo sea tan macho… además me halaga que un joven como tú, le guste una vieja como yo… se emocione y se excite hasta lograr correrse…”.

-“No eres nada vieja mamá y por mí puedes mirarla, tocarla y abusar de mi polla todo lo que quieras, a mí también me gusta que me acaricies…”. 

Dicho esto, levanto la cara y comenzó a otear las tetas otra vez…

-“¿Te gusta mi top?” 

Le pregunté mientras me comencé a tocar el pezón con los dedos, me estaba volviendo loca porque me follara, me mamara las tetas y los pezones por donde solo salió leche para alimentarlo…

-“Si me prometes no contarle a la abuela, y por supuesto a nadie lo que te dejo hacerme, te permitiré me folles siempre sin condón. Te consentiré correrte dentro de mí las veces que desees, pero ya sabes que será nuestro secreto más íntimo…”

-“Pero si a ella también me la he follado a pelo… y me he corrido dentro de su coño”

-“Ya hijo, pero ella no es tan fértil como yo…Es mi madre y no le hace gracia verme otra vez preñada”.

-“Vale mamá, te lo juro por lo más sagrado… será nuestro secreto…”

-“Así me gusta, que mi niño sea bueno y complaciente… ¡Vas a disfrutar mucho de tus dos putitas sin preservativos de por medio, cabronazo…! ¡No hay nada como llenar de leche el coño de una mujer para un macho como tú! ¿Verdad? ¡¿Te sientes muy macho cuando estás eyaculando dentro de nosotras?!”

No dijo nada, solo se quedó como un marajá observando a su madre como se contorneaba para deshacerse de la ropa que tanto me pesaba por el sofocante calor de la habitación. Me senté sobre la cama para quitarme el sujetador muy lentamente, lo deje caer al suelo, pero me tapé los pechos con los brazos, y le dije sensualmente como una niña caprichosa…

-“Si quieres que me quite los brazos de los pechos y me baje las braguitas, tu también te tienes que desnudar, así me dará menos vergüenza mí”.

¡Pero si tú y yo ya no tenemos vergüenza de nada…! Yo aún sí, y si no te desnudas, tu tampoco veras nada…”

-“Vale trato hecho…”.

El juego de seducción de roles entre dos encontradizos amantes pudorosos le daba ese punto de morbo a una relación impúdica de hecho "¡¿Qué puede ser más morboso que una madre y su hijo follen juntos a pelo y con corrida interna completa…?!" Pensaba dejarle que me llenase todas las veces que me follase, y con lo larga que tiene la verga, la eyaculación será profunda y muy efectiva… Se tumbó boca arriba y levantó el culito fibroso apretándolo dejándome ver esos glúteos bien formados de tanto deporte, con su hoyuelos tan excitantes formándose al tensar sus músculos para bajarse los slips, casi no pudo de tieso que tenía su cipote, pese a que no era todo su volumen aún…

-“Ahora no te quedes mirándome a mí, sigue desnudándote nena”.

Me dijo mi hijo en un trato de tú a tú cuando ya comenzaba a impacientarse… Me gustaba ese tratamiento descarado. Ahora no lo veía como a mi hijo. Bajé los brazos hasta el elástico de las bragas y lentamente me las fui sacando de espaldas él. Tenía mi culo a pocos centímetros de su cara, casi me caigo de lo nerviosa que estaba con aquel excítate previo calentándome como una estufa, me di la vuelta levante los brazos y ¡Tachan! allí esta yo totalmente desnuda frente a mi hijo, y este con su enorme verga en ristre sujetada con su mano mientras me miraba con ojos de volverse loco…

-“¿Te ha gustado el striptease de mamá? ¡Ahora la putita de tu madre te va a llevar al éxtasis”

-“Eres increíble mamá, nunca he visto una mujer con un cuerpo como el tuyo…, ni en las películas”. 

Sé que mentía, pero sus mentiras piadosas me avivan mucho más haciendo de mi comportamiento una conducta sumisa y lasciva para mi macho.

 -“¿A qué tipo de películas te refieres…?”

No me contestó, su silencio disparaba mi imaginación en esos videos porno donde una madura se trinca a un jovencito en edad de ser su hijo. Me tumbe a su lado y él seguía mirándome a las tetas, el culo y mi aterciopelado chumino tan mojado como desesperado por albergar su enorme falo… pasó sus dedos por mi raja mojada y se paró un poco en mi clítoris masajeándolo un poco electrificándome todo el cuerpo como a una adolescente virgen.

-“¡Acaríciame las tetas mi vida!”

-“Sí mami”, sin embargo su mano se deslizó a mi chocho y su boca a mi pezón izquierdo… “Te prometo no contárselo a nadie”.

-“¡¿Contarle el qué…?!

-“Que tienes unas tetas sabrosísimas…” Me hizo reír el muy holgazán.

-“Está bien, pero tienes que hacerlo despacito, con tu lengua y tus labios, como cuando eras niño ¡Saborea los pezones de mamá como un bebé grande! Así como si pudieras sacarme leche del pezón”.

Comenzó a rodear mi aureola con un dedo cada vez más y más cerca del pezón hasta que llego a este y empezó a pegarle pequeños pellizquitos, yo instintivamente lleve mi mano a mi coño y me introduje un dedo, mientras él me masturbaba con una mano. Yo le correspondí con mi derecha, me aproximé a Lorenzo para amasar suavemente sus frondosos testículos colgando de su polla, bien cargados de la simiente que me fecundaría algún día si no me cuidada como en los últimos días. De ahí pase mi dedo por todo su tronco venoso arriba hasta que llegué al capullo que tenía muy hinchado, y completamente despojado de su prepucio…

-“¡Por favor hijo, chúpame los pezones teta…succiónalos para sacarme la leche de mis tetas!”

Me miró con una sonrisa ante mi rogatoria, y así lo hizo tragándose todo lo que pudo con la boca abierta sobre mi pezón erecto. Se notaba que no era la primera vez que lo hacía, su experiencia le dotaba de la ternura en sus labios, lo ejecutaba con una maestría que volvía loca a cualquier mujer. No podía creerlo, hace unas semanas solo éramos madre e hijo con afanes reprimidos hacia el otro y ahora totalmente desinhibida estaba en la cama con mi hijo y mientras este me mamaba una teta y yo le masturbaba a él, haciendo lo propio conmigo en mi enajenado coño. Mis embates en su largo tallo se los ejecutaba con fuerza a largo de todo su recorrido impregnándola de saliva de vez en cuando para suavizar la fricción. Él alternaba una teta con la otra sin dejar de succionar con vehemencia ambos pezones, lamerlas y besarnos con lujuria mamando nuestras lenguas…

-“Espera un momento nene, lo vamos a hacer más divertido”.

Saqué mi consolador pequeño del cajón, se lo dejé para que me lo introdujera en el coño al tiempo que yo me castigaba el clítoris con fruición. Tanto placer abotagaba mi ser, mis ansias de alcanzar el clímax del orgasmo iban “in crescendo”. Mi niño metía y sacaba el artefacto con rapidez y destreza a la par que chupaba mis tetas dejándolas completamente empapadas de saliva ¡Joder con el chaval! ¡Qué bien me lo hacía! Era evidente que no nos comportábamos como madre e hijo, sino como dos amantes desconocidos, a los que solo separaba una edad no tan grande de 19 años. Se han visto matrimonios con más diferencia y no pasa nada. Al cabo de un rato comencé a convulsionar como una perra salida. Movía mis caderas sincronizando con sus vaivenes y las buenas chupadas de pezón que me agenciaba y de pronto comencé a convulsionar… Mi hijo extrajo el apéndice de goma china de mi interior y solté un largo chorro de fluido mientras me desgañitaba de gusto. Caí atolondrada de gusto, mi cuerpo se rindió al placer onanista complacido por mi retoño ¡Aquello era una locura maravillosa!

-“¡Hijo qué gozada me has hecho pasar…!” Pude soltar entre jadeos.

Por unos instantes abandoné la paja que le estaba realizando a Lorenzo para deleitarme en mi corrida, pero una vez de vuelta de mi congestión, volví a retomarla. Esta vez ya no era solo mi mano la que se manejaba, mi boca se dedicó a darle placer a ese glande abandonado por mis dedos. Lamía su agujerito con la punta de mi lengua, lamía todo su tronco hasta llegar a sus huevos masajeados sin cesar por mi mano, los sopesaba y finalmente me los tragaba uno a uno como caramelos, tirando de ellos haciendo el amago de arrancárselos. Aquello le entusiasmó a Lorenzo entregado a mis caricias de puta vieja y sabia. Levantando un poco el culo lograba lamer su perineo y casi llegar a su ano, después extendiendo toda la lengua subía impregnando de saliva sus huevos y todo el recorrido del duro tallo hasta llegar de nuevo a su gordo capullo para zamparme su polla. Se me introducía al galillo, la sacaba a media polla y volvía a mamársela con devoción pajeando el resto de su badajo, sin olvidarme de sus pelotas repletas de la leche que estaba dispuesta a beberme. El balano de mi niño se endureció entre jadeos hiperventilados de su boca, su cadera acompañaba mi agitación entorno al duro mástil en claro signo de la inminente corrida de Lorenzo…

-“¡Mami me corro!” Dejó escapar jadeante…

-“¡No por favor cariño, espérame!”

Le puse en la cama boca arriba, dirigí mi cabeza a su entrepierna, y de un golpe clavé su verga en mi boca, justo en el momento de atorarme el galillo, un torrente cálido de leche corrió por mi garganta mientras escuchaba suspiros de placer de mi hijo. Le masajeaba sin parar sus testículos animándolos a que descargara todo su riquísimo cargamento de esperma que me atoraba el gaznate con la ingente cantidad… Sus lechazos fueron decayendo de los largos chorros de leche espesa a los menos cuantiosos de semen licuado, para acabar en unos borbotones anidados en su orondo capullo. Lo lamí dejándole limpio todo aquel instrumento de placer, para dejarme yacer a su lado. Caímos los dos rendidos en la cama, extasiados tras habernos corrido mutuamente. Mi Lorenzo y yo atolondrados por el deleite de dopamina chutado en nuestro torrente sanguíneo, directo al cerebelo.

Al poco rato quedamos plácidamente dormidos al calor de la siesta y la brisa del ventilador susurrante a los oídos. Fue una de las tantas tardes maravillosas de esa nueva vida compartida con mi retoño, un hombretón divido para dos hembras hambrientas de la masculinidad ofertada por tan bravío semental. Sus casi veinte años eran una garantía de potencia física, testosterona a rebosar y esperma motivado para fecundar cualquier coño que se le pusiese a tiro hecho. Tras media hora lo dejé tumbado, era una gozada verle reposar desnudo… su verga lánguida aún era preciosa, y sus cojones tan hermosos como enormes.


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Tras la siesta las ganas de sexo no se extinguieron. 

Mi madre se había marchado cuando desperté del plácido sueño de la siesta por el golpe de cierre de la puerta principal. Recuerdo que debía de hacer unas compras en el centro comercial, y no esperó a mi despertar. Debían de ser la seis de la tarde…, como todo el mundo sabe, conocemos la salía de una mujer cuando va de compras, pero nunca la hora de llegada. Me metí en el aseo a darme una ducha. Al pasar por el pasillo no oí la tele del salón donde suele estar mi abuela a esas hora, me asomé y no estaba, hoy no deseaba ver uno de esos programas donde despellejan a la gente…, un “Sálvame de Lux” u otro parecido. Puse la música a todo volumen para poder escucharla desde la ducha y me metí para quitarme el sudor pegajoso de mi transpiración. 

Me miré en el espejo con una erección de caballo, me había despertado de la siesta con muchas más ganas al iniciarla junto a mamá. Me senté en la taza del váter al ritmo de la música de “David Guetta… Dangerous”, el sonido era envolvente, ayudándome a concentrarme en el coño de mi abuela. Lo depilado, con la raja abierta, partida en dos por mi rabo que lo perforaba de continuo. Joder estaba en el baño masturbándome bien caliente con toda la polla tiesa mirando al techo, ahí sentado cuando de repente abrieron la puerta…, en casa no se estilaba ponerle seguro a las puertas ¡Era ella! Se presentó en mínima ropa con la intención de refrescarse. Cuando me vio exclamó…

-“¡Uy, mi amor! Pensaba que estabas en tu cuarto oyendo música ¡Eh! Continua…, yo me voy a bañar”.

-“No sé si podré seguir contigo en la ducha… No te vi en casa al salir de mi siesta…”

-“Solo fui a devolverle las especias que me prestó Adelina”, (la vecina de enfrente).

Toda esta conversación se realizaba conmigo sentado sobre la tapa del váter, con mi verga apuntando a la cara de doña Manuela y los huevos posados en la plataforma cual si fuera un estado cotidiano en total naturalidad, mientras ella se iba quitando la poca la ropa que traía. Se quedó en pelotas ante mí, mostrándome frente a mi cipote, esa raja profundamente marcada en su coño, la misma con la que me imaginaba la paja de esos instantes…, antes de meterse a la ducha escrutaba mi cuerpo ofrecido a su entera disposición con ojos vidriosos, solo con haberse montado sobre mí me hubiera cabalgado sin rechistar, no lo hizo. Sin embargo comenzamos a hablar, no recuerdo qué temas tocamos, pero la música acompasaba a su tono de voz meloso. Seguimos hablando largo rato en el que no pasó nada, yo sentado sin mastúrbame ya, y ella metida bajo el agua de la ducha…

-“Por lo que veo no te has desahogado bien con tu madre… ¿Verdad?” Afirmó con descaro.

-“No ha estado nada mal abuela, pero siempre se puede mejorar todo… hay días que me apetece un poco más… solo me ha hecho una mamada y me ha sabido a poco…”.

-“Sobre todo Lorenzo de mi vida, en verano donde el calor nos pone tan cachondos… ¡¿No?!”

-“Debe de ser eso abuela”. Creo que me lo puso a huevo.

Me levanté con la dura intención de follármela, así que lo que no acabó bien mi madre, lo pagaría por terminar la madre de mi madre. Abrí la cortina encontrando el desnudo de Manuela cubierto de gotas agua fresca, nos quedamos viéndonos como por unos segundos…

-“¡¿Te quieres refrescar conmigo?! Es estrecho pero cabemos perfectamente, a no ser que quieras que salga para que te puedas duchar tú…”

Respondí con un… -“Prefiero compartir contigo el agua de la ducha…”

Me metí, cerré la cortina, y nos turnamos el jabón, el champú y la alcachofa de la ducha. Estaba que hervía y tenía la polla sumamente erecta, al punto de dolerme de lo dura de su estado. El largo rabo no podía hacer otra cosa que rozarle su culo a cada movimiento. Doña Manuela me sujetó el estoque, y lo masajeó a todo lo largo con unas suaves pasadas que me pusieron más a tono, en tato pasaba mis manos por toda su dermis, en especial por sus tetazas. Al poco de estarse enjabonando se hizo para atrás y recibió una punteada, se viró diciéndome…

-“¿Quieres ayudarme con la espalda?”

La muy zorra manipulaba los tiempos calentando a su nieto ¡Hervía por clavársela! No se iba a escapar viva. Empecé a enjabonar su espalda y cada vez bajaba mas hasta que le puse una mano en su culo, luego puse las dos frotando ambas nalgas…

-“Abuela recuerdas lo bien que lo pasamos cuando follamos con mi madre…sois dos grandes hembras”.

Me confesó no haber dejado de pensar en eso desde ese día, habían pasado tantos años desde que se la follaron, que no recordaba cómo era sentir la verga dura de un macho dentro de ella…, posiblemente el mejor y más deseado orgasmo de su vida, quizás por el tiempo que no recibía unos buenos pollazos tan bárbaros.

-“Abuela no he dejado de desear repetirlo, de hecho me hacía la paja pensado en ti…y de pronto te has presentado por arte de magia”. Y ella con las manos hacia atrás sobándome el culo me apuntó…

-“¡Yo tampoco cariño! Ahora me tienes súper cachonda… ¡Estás haciendo de tu madre y de mí un par de putas calientes para una semental tan bien dotado!”

Se dio la vuelta y me besó en la boca mientras masturbaba suavemente mi falo inhiesto. Yo le sobaba el culo, lo apretaba atrayéndola hacia mí pegando sus tetas a mi pecho. Notaba sus pezones clavándose como dos punzones de ariete en mi pectoral. De repente se arrodilló sobre el plato de ducha, me cogió la polla y empezó a mamarme el cipote lamiendo todo el tallo desde los huevos hasta la punta regocijándose en cada vena hinchada…

-“Dale un besito a mi punta, abuela”

Me besó el glande con un beso ruidoso y succionador. Casi me corro. Me hacía gracia como prescindía por completo de mi opinión sabiendo lo que a un hombre le gusta que le haga una zorra salida y cachonda. Pronto estaban chupándomela tragándose más de la mitad entre sus dos labios entraba y salía maravillosamente. Su lengua contra sus labios lamía en torno a mi falo, percibía la rugosidad de su paladar sobre mi sensible capullo. En un momento dado mi abuela pasó a lamerme los huevos mientras la otra mano seguía la faena pajeándome, luego sus dedos volvieron a masajearme los huevos y su boca mi polla de venas inflamadas. Después se inclinó mirándome para decirme en susurros…

-“¿Te gusta cómo te la chupa la abuelita Manuela…?”

-“Eres imposible de superar abuela… eres una excelente felatriz”, le contesté.

-“¿Ves como no pasa nada? Igual mamá te hace una mamada y luego puedes tirarte a tu pobre abuela… ¡Tú das para eso y mucho más! ¡Estás muy bien dotado!”

No sé cómo mi abuela sabía cuál era el punto justo de presión de sus labios mamando, pero esa era la impresión que me daban sus chupadas. Le sujetaba la cabeza, era maravilloso sentir la lengua de aquel bombón en mis genitales. Me escupió sobre el glande y lo pajeó bajando y subiendo el prepucio con afición, entonces me propuso…

-“¿Por qué no terminamos la ducha y nos vamos a un lugar más cómodo a hacer feliz a tu abuela…?”

Ella terminó antes que yo, salió tras secarse groso modo y yo detrás sin toalla para secarme. Desnudo sin nada encima, descalzo me presenté en su cuarto donde ella ya estaba en pelotas sobre la cama. A medida que me iba acercando ella fue abriendo las piernas indicándome que también quería su oral con un buen cunnilingus, indicó…

-“Ahora te toca a ti deleitar a la abuela un poco…”. 

Se abrió el coño con dos dedos revelando su vivo interior. Le hice sexo oral, un cunnilingus brutal zampándome todo el conejo de mullida vulva sin dejar un centímetro sin saborear. Olía a la fragancia del gel mezclado con su aroma a hembra, pero su textura no dejaba de ser la misma, recorrí su raja una y otra vez buscando su clítoris. Cuando mi lengua lo descubrió bajo su capucha, y le di su merecido con la punta… Lo atormentaba con ganas, al tiempo que ella se recreaba en el disfrute que le otorgaba su nieto. Abandonado el botón bajaba al encuentro de su agujero insertando la lengua hasta el fondo, follándomela con ella. Mi labor de más de cinco minutos comiendo el coño de Manuela tuvo su resultado con un orgasmo compulsivo entre jadeos distorsionantes de los chapoteos surgidos entre su sexo y mi boca. No recuperada de su agitación, le puse la verga entre las tetas para hacerme una cubana, dejó caer su saliva aliviando la fricción y tras unos meneos no me lo pensé más…, fui directo a su chocho con todo. La abrí de par en par, no aguanté más y se lo metí en la vagina encontrándola bien mojada. Le sujetaba de la pierna para tenerla despatarrada, desde esa perspectiva veía como el tronco erecto hendía su rosada vulva, partiendo en dos aquel coño tan privado de verga. 

Entraba y salía sin censar percibiendo el calor húmedo de ese coño maduro…, Son los mejores coños que te puedes follar… acogedores, cariñosos, sumisos y tragones. Se dejaba follar a pelo sin condón… ¡¡Joder cómo es eso de ponerla y clavarla hasta dentro en tanto dé de sí haciendo tope en los huevos!!  Así estamos follando un buen rato mientras los grandes pechos de mi abuela botaban alocados hacia todos los lados. Son bastante grandes como suele ser habitual en muchas mujeres de su edad. Me tumbé sobre ella sin posar me peso, insertándole todo el cipote hasta los huevos… la mujer se dejaba hacer, permitiendo que su nieto la penetrase  a todo trapo, y cuando sentía que me venía cambiaba de posición prolongado el coito, retrasando mi corrida. La ponía encima de mí, joder que bien me cabalgaba y gritaba…

-“¡¡Sí mi amor así que bien me follas!! ¡Como siento tu polla nene, me llena entera hasta el estómago…!”

Tuvo un segundo orgasmo, la saqué y expulsó un chorrito de fluido como le ocurría a su hija Maite, mi madre. Después de eso se la volvía a meter por el coño, donde no faltaba lubricación, calándose hasta los huevos de un solo envión. Subiendo y bajando la pobre señora no aguantó mucho, su fondo era limitado, entonces le tome el relevo poniéndola de costado y metiéndosela desde atrás…Sin duda desde ese punto de vista también tenía un coño bonito, reflejándose un poco vello casi invisible de color rubio. La piel de todo su cuerpo era muy suave y especialmente la de sus piernas. Así permaneció un rato. Yo estaba excitado en extremo, deseaba meterle mi polla hasta el fondo, como así lo hacía cada tres o cuatro metidas… notábamos una dureza en el fondo sobre mi capullo, debía de ser el cérvix, pero ella no me permitía que lo aporreara muy seguido cuando mis pelotas se posaban sobre sus nalgas…No sé el motivo. Se masajeaba su clítoris con recreo hasta que tuvo otro orgasmo. Sentía como le corría su flujo por mi polla, estaba encharcada…

-“¡¡Cariño, mira cómo has puesto mi coñito de mojado…chorreando!! Ahora ya puedes meter tu pollón a tope, bien dentro de mi barriga, ¡Párteme en dos pero con suavidad! ¡No me hagas daño mi vida! Solo quiero que me la mentas bien dentro de mi útero…” Dijo con voz entrecortada de la excitación.

Con su mano acarició el tronco en la entrada de su coño, apreté suavemente. El estar tan lubricada permitió que el capullo entrase con exquisitez en aquella estrecha cavidad ¡No quedó un solo centímetro fuera de su coño! Fui apretando lentamente hasta que tuvo toda la polla en su interior aplastando mis huevos contra la vulva. Comencé a bombear en principio con delicadeza, después el ritmo fue feroz…, ella gemía de placer, me besaba el cuello y la boca mordiendo mis labios y apretando mi pecho arqueando su espalda dejando que yo le suministrara las estocadas que ajaban su vagina y agitaban mis pelotas de abajo arriba sin cesar…

-“Así amor, así muévete un poquito más rápido. ¡Ahh cómo me gusta! ¡Me voy a correr! Siento tu cipote como llena mi coño hasta el vientre. Muévete por favor más dentro del útero de tu abuela ¡Me corro, cabrón… me corro otro vez no pares!” 

Me decía gritando de placer como una golfa fuera de sí. El orgasmo fue inmediato. Yo no le avisé, simplemente me vino el chispazo recorriendo todo mi cuerpo, la abracé y nos giramos rodando sobre nuestros cuerpos queriendo prolongar lo inevitable. Parecíamos predestinados a corrernos al unísono, solo que ella ya llevaba dos orgasmos de ventaja… pero en el tercero los dos nos corrimos al mismo tiempo. Descargué toda mi leche en el interior de su coño. Mientras me corría dejé de moverme, pero ella cruzó sus piernas a mi espalda y apretó con fuerza su coño contra mi polla, consiguiendo una penetración profunda. Aumenté el ritmo teniendo la corrida a las puertas de mi polla, y de pronto comenzaron a salir como geiseres los chorros de leche que se concatenaron uno tras otro en fuertes aldabonazos en la pared de su veterana matriz sin uso desde hacía tanto tiempo y que nunca pensé que la pudiera fecundar…, pero sí era una de las mejores vaginas que me había follado, una vagina golosa para recibir la ingente cantidad de leche que su nieto tenía presta a descargarle. La clavaba a fondo dando con mi capullo en su pared vaginal al tiempo que los chorros de lefa brotaban…Me sentía en el séptimo cielo arropada por la calidez de una mujer tan veterana como nueva en follar con su amante nieto…

-“¡Para cariño, para que me matas! Me vas a hacer daño con lo duro que metes y tan seguida. ¡Joder Lorenzo, me llenas tanto, me siento tan llena de mi hombre…”

Me mantuve unos segundo a fin terminara la inseminación después me desacoplé de la abuela Manuela. Cuando terminé de venirme dentro de ella, tomó mi estoque y lo chupó un par de veces más, eso me hizo ver estrellas dejándome la herramienta limpia y casi nueva para otro embate. Descansé unos minutos antes de vestirme con una toalla que traje en la mano.

-“Voy a arreglarme que mis amigos me esperan… tengo fiesta esta noche.” Ya era de tarde por lo que me apuré…

-“¡Mi amor, necesito que vengas más seguido a visitarme! ¡Me siento muy sola!”

-“Lo haré abuela no te preocupes… sé que te he tenido un poco desatendida pero no ocurrirá más”.

-“Ven sin desatender a tu madre, ¡¿Entendido?! Necesito que me hagas compañía como hoy…”

Salí de la ducha con la toalla puesta, cogí un bóxer del armario para dirigirme a la sala de estar, donde mi abuela se me quedó mirando con satisfacción al ver mi torso desnudo, con un gesto despojé mi cuerpo del lienzo para ponerme la prenda enfrente de ella. Dejó de mirar el programa para observarme a mí cual si fuera un “boys”. La dama miraba rembolsada por su larga abstinencia, mientras me lo ponía. Deseaba que disfrutara de mi striptease antes de marcharme, nada costaba complacer a mi querida abuela que tantas alegrías me dio en la vida, tanta dedicación en cuidarme y educarme correctamente, y ahora también me instruía en el sexo a dúo con mamá. Tenía mucha suerte de poder gozar una sexualidad plena con dos mujeres encantadoras y maravillosas.





Era cierto que la diferencia de edad es notable, nos distanciaban 34 años pero en la cama todo se empareja, mucho más cuando me vacío en el interior de mi pobre y muy amada abuela, con toda la tranquilidad de saber de qué no voy a preñarla. Esta era la segunda vez que teníamos sexo en poco más de una semana. Nunca pensé que la fantasía de follarme a mi abuela y a su hija Maite, se cumpliera, pero allí estaba sentada en el sofá con millones de espermatozoides trepando por sus trompas de Falopio en busca de un óvulo perdido, y yo a punto de marcharme, cuando me sedujo diciendo…

-“Porque no te quedas un poco más, quizás te deje jugar a los papás un rato con la abuela ¡¿No te apetece?! O prefieres irte con tu amiguetes ya…” 

Acepté retrasar la cita con los amigos, la puta de mi abuela se había desatado… La esperé en la sala, la recibí en la mesa del comedor. Ella se quitó la blusa y se quedó en sostén de encaje precioso puesto solo para que lo viese unos segundos, me apuntó…

-“¡Porque no sacas tu hermoso pollón y le das a tu abuela un beso…! Me tienes muy cachonda rufián…”

Me acerqué con el rabo fuera y la besé en la boca mientas le acariciaba las ubres y ella masturbaba suavemente mi falo… 

-“¡Anda vamos a un lugar más cómodo cariño!” 

Sujeto del balano cruzamos el pasillo hasta al llegar al cuarto de ella, me senté en la cama diciéndome… 

-“Quédate ahí, déjame ponerme más cómoda”.  

Se despojó en un destape sensual a estilo de Rita Haibor. Al llegar a mí ya se hallaba en ropa interior, se me sentó encima del ariete erguido a más no poder, pero sin meterlo en su vagina, me recosté mientras le tocaba el culo y ella me besaba, me Levanté para decirle…

-“¡Quédate en esa posición a cuatro patas!”

Le saqué las bragas no muy grandes, cogí mi polla y le escupí para lubricarlo, comencé a frotárselo por el culo, el coño y el ano. Después de un rato se levantó sin dejar de estar arrodillada iniciando una felación sublime recreándose en el glande con su lengua, en mi orificio de escapatoria seminal, me empezó a chupar el cipote, a lamerlo a todo lo largo y ancho sin olvidar mis sufridos huevos. Pasado un rato donde el tiempo se detuvo dijo…

-“Mi vida te toca”, le lamí la vagina profusamente.

Le lamí el ano para volver a su coño en el clítoris que se mostraba excitado, duro y respingón. Una y otra vez le chupaba o más bien le comía el conejo desde su pepita hasta el ano pasando por los gruesos labios vaginales y el perineo. Mis manos no paraban de sobar su culo, alternándolo con sus grandes ubres colganderas de vaca lechera ¡Hermosísimas! Suaves y apasionantes de tacto lujoso. Los pezones oscuros se hallaban apuntando hacia afuera diseñados para ser una suprema madre amamantadora. 

La abuela tenía momentos que se comportaba como una puta necesitada de macho, gemía y jadeaba interiorizando el gozo del beso negro que le indujo el enésimo orgasmo esa tarde noche. Cogí mi verga revelada, presa cual garrote a indagar en la ardiente gruta de las delicias de esa dama…,se la metí hasta el fondo en su añorada vagina, ella gimió al sentirla perforar su intimidad permitiéndome un mejor acceso entre sus piernas levantando el culo y aplastando sus tetas contra el colchón…, aquella fue una clavada a palo seco hasta enterrar toda la polla en aquel estuche hecho a medida para mí. Cambiábamos de posiciones cada cierto tiempo para no dormir aquella partes de nuestro cuerpo sin actividad, y al final cuando sentía que me venía volvía a posicionarla…

-“Mi amor para la próxima que te corras avísame cuando lo hagas…, quiero sentir cada chorro de leche dentro de mi coño”.

-“No te preocupes mami, te avisaré en el momento que llene tu útero de esperma…”

No paraba de suministrarle pollazos sin cesar notando cada pliegue de su chumino friccionando con mi glande dándome un placer impagable… 

-“¡¡Así dame fuerte!! La abuela necesita un gran rabo como el de su nieto, ¡Dame unos buenos pollazos que me haga olvidar tantos años de barbecho!”

Le estaba dando con todo lo duro, logrando que mi glande visitara asiduamente la entrada uterina de Manuela notando esa dureza en lo más hondo de su vagina, al tiempo que observaba su cara aguantando estoicamente sin reclamar compasión, es más daba a entender que necesitaba más de lo suyo…

-“¡Así nene! Dame fuerte sin miedo, ¡Aaaggg! Joder cariño me vas a dejar sin poder ir a trabajar si continuas follándome así… ¡Uuummm! ¡Me llega al estómago!”  

Me la sacó para saborear mi polla, allí de rodillas selo metió en la boca y lo empezó a chupar como loca, casi me vine en su galillo, solo un poco de mi semen salió antes que ella retuviera la corrida apretando en anillo sobre la base de mi verga, evitando la escapada máxima de leche. Noté en su cara que le gustó mucho el sabor, pues mientras me miraba se lo trago todo lo brotado. Se levantó para recostarse en la cama desnuda con la prestancia de invitarme a aparearnos en la posición del misionero… me acosté sobre ella enfilando mi cipote a la abertura maternal sin guía, para cobijarla otra vez…

-“Mi amor me pones tan cachonda que cuando estoy sola me gusta estar desnuda por la casa pensando que en cualquier momento vas a venir para follarme…”, yo le seguí el juego…

-“¡¿Así como lo estoy haciendo ahora mismo o como una perrita cachonda…?!”

-“Así nene, así quiero que termines dentro de la abuela…, yo ya me he corrido, ahora te toca a ti mi vida”.

Aquello era un escape hacia el final, el calor me amenazaba con deshidratarme de la cantidad de sudor brotado de mi piel, el de ella no era menor. Ambos nos transferíamos la transpiración las ansias uniendo los alientos salidos de nuestras bocas. Una y otra vez arremetía empujando a mi abuela con sus manos en mi espalda y sus piernas atenazándome sobre mi culo. El subidón de adrenalina hizo su aparición dándome un chute que atravesó todo mi cuerpo desde la punta de mi polla a la cabeza. Salió disparado el primer chorro de leche buscando el fondo uterino de Manuela que lo percibió súbitamente emitiendo su gemido más frugal. La clavé al fondo realizando leves mete saca con las pelotas aplastadas en su vulva. Al tiempo que desovaba mi esperma ella acariciaba mi espalda, acostado, mi cuerpo entero envolviéndonos en una nube de regodeo de placer. Me dejé descansar empalándola con mi ariete completamente ensartado en su hospitalaria vagina mojada de mi semen y sus fluidos.

Tras unos minutos le desanclé el badajo del aquel cobijo del cual no deseaba salir en toda la noche. Pasó sus dedos por la raja de su chocho para recoger el semen que brotaba, se lo comió chupeteando sus dedos, después sin demora se amorró a mi verga para limpiarla poniéndose sobre mí, con lo cual me ofreció su conejo…, le besé las tetas antes de montar el 69 para gozar de otra sesión de sexo. Aquello acabó de nuevo en un orgasmo de mi abuela y otro mío en su boca tras un momento interminable donde casi se me desencaja la mandíbula de tan ávida comilona… Cuando volvió mamá, yo ya no estaba en casa, dejando a Manuela plácidamente rendida en el sofá viendo su programa favorito. A la vuelta me acosté en la cama de mi madre, un poco cansado de tanta marcha, ya eran cerca de las cuatro de la madrugada, ella ni se enteró cuando me metí en la cama. Ahora acostumbro a dormir en una cama o la otra, según me apetezca, ellas simplemente me hacen sitió a su lado o encima de ellas, porque la mayoría de las noches me follo a la señora de turno, así que elegir dormir en una cama o la otra es signo que esa noche duermen con el coño lleno de leche del macho de casa.


El enorme culo que tiene mi madre me excita tanto o más que fabuloso clítoris que posee, es tan grande como mi dedo meñique. Una noche no me pude aguantar y tuvimos sexo sin tregua hasta el amanecer. Mi madre es una mujer excitante sin ser bella, delgada, morena, cabello largo liso, no es una auténtica belleza pero el morbo que desprende la hace parecer. Lo que más me llama la atención de ella, es quizás sus desproporcionales tetas grandes de pezones duros como piedras, también sus piernas y su culo, redondo y duro. Mi relación con ella era de lo más cordial, no solo como madre e hijo sino mucho más como dos buenos amigos, pero eso sí, hasta las vacaciones en el mar manteníamos las distancias y sobre todo el respeto. En casa los secretos de nuestros cuerpos no existían, estaba acostumbrado a verlas desnudas, algo que me excitaba a más no poder. Casi siempre me masturbaba pensando en ellas, en ocasiones tomaba ropa interior usada para hacerlo o en los momentos en los que ellas se bañaban con la excusa de arreglarme en el aseo. Pero como es la vida, un día ella mamá me descubrió masturbándome con una de sus bragas en mi habitación… entró sin haberla escuchado llegar para mi sorpresa… y con los pantalones abajo con una braguita en la mano y la otra mano en mi verga dura y roja machacándomela.

En aquella ocasión me explicó… -“Cariño ya sé que eres el hombre de la casa, pero eso no te da el derecho para que te hagas con mis prendas para hacerte una paja… ¡¿Es que acaso no te quedas satisfecho… no te gusto en persona…?!” 

La pregunta me pilló en una emboscada, no supe que contestar. Cambié de color en mi cara avergonzada hasta las trancas, cuando sabía de mi derecho de corso a follarme a ambas señoras de la casa sin el menor recato, les estaba engañando auto complaciéndome. Viéndome atormentado por el acto injustificable, se aproximó y me dio un beso, me dijo…

-“Deberías confiar más en mí, ¡Vamos no seas bobo! ¡¿Dime que te ha pasado por la cabeza para no pedirnos que folláramos contigo…?! ¿Acaso ya no te gustamos tu abuela o yo…?”

-“No es eso mamá… la abuela lleva toda la tarde fuera y tú… bueno tú…Sé que estás en tus días fértiles y no tengo condones ni quiero dejarte preñada…”

Mi confesión la recibió gratamente al ver que me fijaba en esos detalles, de los cuales ningún hombre tiene interés, porque poco nos importa que la hembra esté en sus días álgidos para ser fecundada. Aquel día tuvimos una charla interesante, le reconocí que no había perdido la mala costumbre de espiarla cuando se duchaba o iba a al baño, que también que me masturbaba pensando en ella, o con la abuela. Ella por su parte admitió que yo era muy macho con una potencia descomunal, un hombre que necesitaba desahogarme más de una vez al día, se mostró conforme en lo que hacía, que era normal si ellas no cubrían sus necesidades fisiológicas, pero que debía controlarlo para no convertirla en mi obsesión, a fin de cuentas ella era mi madre. 

Entonces llena de sensatez me ofreció dormir con la abuela sin deseaba desahogarme bien la congestión de mis testículos, pero yo le dije que prefería pasar la noche con ella en su cama, pues no quería que se considerara sola estando en ese estado tan sensible, dado que las mujeres cuando las hormonas se alteran en la época de celo aprecian tener a un macho a su lado que las lisonjee. Ya cansados del día tan ajetreado, nos fuimos a la cama con el beneplácito de la abuela. Me metí en bóxer, mi madre, se puso su camisón sin sujetador, solo una braguitas grandes de algodón muy suaves para dormir. Apagó la luz acostándose a mi lado como de costumbre. Sentirla junto a mí me excitó, mi verga se puso firme, erecta y dura. Intimidado, no quería que ella se diese cuenta de lo salido de su hijo tras la promesa de no follarla en su período ovulatorio…, me di la vuelta dándole la espalda…

-“¡Por favor no me des la espalda, anda, date la vuelta y abrázame pegado a mí!” 

Me espetó al ver mi intención. Ante su insistencia me di la vuelta, ella me rozó con su pierna dándose cuenta de lo me ocurría… 

-“¡Vaya hijo mío! ¡¿Qué te pasa mi vida, estas empalmado otra vez! ¡Creí que había quedado claro que respetarías estos días fértiles! ¡Vamos mi amor tienes que pensar, que soy tu madre, no una mujer cualquiera a la que puedas preñar sin más! ¡Imagínate que me haces una panza con tu hijo…!”

-“Pues tampoco estaría nada mal… no sería el primer hijo que preña a su madre”.

Puesta muy seria me ordenó… “Sí claro pero debemos tener cuidado… ¡¡Te prohíbo que vuelvas a excitarte así!!”Eso me dijo como si por una orden, mis hormonas hicieran caso, “¡Vamos, piensa en otra cosa e intenta dormir! O vente a la cama de la abuela… ella dejará que te la folles la veces que hagan falta”.

Para mí era imposible conciliar el sueño, solo con oler su cuerpo me excitaba. Se dio la vuelta dándome la espalda con la intención de dormir un tanto enfadada me pareció. Su cama no es excesivamente grande, 1’35 metros, y fue peor el remedio, pues al sentir sus nalgas frías, me estimulé aún más. Ella lo notó, no dijo nada, simplemente apretó su culo contra mis piernas, sintiendo mi verga dura pegada a su culo intentando calentárselo…

-“Niño, piensa en otra cosa o te dolerán los huevos mogollón si no sueltas tu leche. ¡Vamos no seas bobo!” 

Me dijo un poco molesta por su tono de voz. Pero era imposible, en lo único que podía pensar era en ella, como deseaba meter mi verga en su coño. Me moví dos o tres veces disimuladamente rozando mi tranca contra su culo, esperando que ella se enojara aún más, pero no dijo nada. Seguí con mi movimiento, como si estuviese haciéndole el amor, apretando la polla contra sus nalgas, pero ella siguió callada, sin decir nada. Por fin me decidí a abrazarla, sintiendo sus gordas tetas, y sobre todo sus pezones erectos y duros. Toqué suavemente su pezón con la yema de mi dedo notándola excitada…

-“¡Por favor nene estate quieto, que yo también soy una persona de carne y hueso…, no de piedra, además, mira como estas!” 

Expuso al tiempo que con su mano izquierda tocaba mi pollón garboso, remangó el prepucio y me pajeó durante unos segundos amenos, notaba su suave y cálida mano agasajar mi rabo endurecido.

-“Sigue mamá, lo estás haciendo muy bien…” me la soltó a modo de castigo.

-“Basta ya Lorenzo duérmete por favor, porque después de la paja de calentamiento querrás follarme… y eso me obligará a hacerte yo la paja o mamártela, ahora no me apetece, estoy muy cansada. Solo quiero que me des calor y mimos, no que te comportes como un sinvergüenza”. Largó ya un poco más calmada.

-“De acuerdo intentaré ser un chico bueno con mamá”.

Estuve rozándole el culo con mi estoque bastante tiempo, ella se dio por vencida sin decir nada. En verdad se le oía su respiración agitada. Era posible que la hubiese excitado. Claro que lo era, sus pezones estaban durísimos, y cuando retiré la mano de su teta, ella me la cogió y volvió a ponerla sobre sus ubres, haciendo que le masajease el pezón. Aquello me hizo reflexionar un poco por lo tanto me aparté ligeramente de ella, introduje mi mano por detrás entre sus piernas. Ella sumisa al principio, dio un ligero respingo a mis manejos, es más, ante mi insistencia abrió ligeramente las piernas permitiendo que mi mano atravesara sus bragas y se apropiase de su conejito aterciopelado. Tenía las bragas mojadas, estaba súper cachonda sin duda. Me retiró la mano de entre sus piernas con delicadeza, se dio la vuelta me dio un beso para decirme…

-“¡¡Por fa, ya no eres un niño, prácticamente eres un adulto y sabes lo que conlleva que te corras dentro de mí!! Expeles mucha leche, tu esperma es muy joven y prolífero y sin lugar a duda tus millones de bichitos buscarán preñarme”

-“Lo sé mamá te puedo preña…”

-“…Así es, por favor compórtate como un hombre responsable entonces”, me dio un beso cariñoso y acto seguido me levanté su cama sabiendo que no dormiría ni me la follaría…. “¿Te marchas cariño?”

-“Lo he pensado mejor…, creo que contigo no conseguiré conciliar el sueño en toda la noche…”

-“Como tu veas mi amor, la abuela también te estará esperando”.

Con las mismas salí de la habitación hacia el cuarto de Manuela…Mi abuela me acogería entre sus cálidos brazos para aliviar mi desazón. Entré, me quité los calzoncillos y lo dejé sobre la alfombra… me pegué a mi abuela por detrás y sin preámbulos la abracé comenzando a sobarle las tetas y el culo. Para mi desesperación, la mujer parecía no reaccionar. Su sueño era más pesado de lo que había imaginado una hora después de tomarse la pastilla de “Thermopure”. Me encogí de hombros e intenté sacarle las bragas desde atrás. Si no se giraba la iba a follar igual por detrás buscando su hermoso coño de labios enormes. Cuando me deshice de ellas empecé a meterle la polla entre las piernas buscando su coño y fue entonces cuando ella se percató de mi presencia…

-“¡Mmmm!, joder Lorenzo, siempre igual. Es muy tarde y no estoy para fiestas, ¡mmmm!” 

La maldije en silencio pero continué la invasión. Había venido dispuesto a follarla y sabía que podía hacerlo sin pagar peaje a cambio.

-“¡Mmm!, venga pesado está bien, qué inoportuno eres ¡Te dejo follarme pero acaba rápido!”

Se giró y se colocó boca arriba con las piernas abiertas. Ahora sí. Eso era lo que había esperado. Mientras ella aguardaba a que su nieto la montara. Aproveché para subir el camisón hasta el cuello y abrir un poco más sus piernas. La oscuridad impedía que mi abuela pudiera ver la sonrisa de hiena de su nieto como una alimaña que acecha a su presa en plena erección, sopesé la idea de lamer el coño desnudo que me encontraba acariciando. Sonreí para sus adentros y me lancé en busca del conejo mullido en la negrura.  Por el olor acerqué la lengua a los labios maternos, los besé y los recorrí con la punta de la lengua. Instantes después lamía con pasión abajo y arriba haciendo largas paradas en su clítoris que lengüeteaba con avidez, entretuve un buen rato lamiendo su coño. Le gustaba, lo deseaba. Le introduje la lengua follándoselo y atiborrándome de chocho maduro. Después fui besando su vientre y su cuerpo hasta llegar a sus tetas. Las besé con ganas y me regodeé en sus pezones.

Tanteé su coño con la punta de la polla sin encontrar la entrada, entonces fue ella la que me agarró el cipote y se lo enfiló en la entrada de la vagina…, yo solo tuve que empujar cuando sentí  mi glande cobijado por sus hermosos labios vaginales… se la fue metiendo poco a poco, notando que estaba un poco seca, pero la saliva había lubricado la zona lo suficiente como para que se colara sin mucha dificultad, pese a ello la orografía del tronco plagado de venas hinchadas, remetía los labios y ella los tuvo que estirar con los dedos para ofrecer una bocana con mejor acceso y más lubricada que facilitó meterla hasta dentro. Cuando la metí hasta el fondo tras varios empellones, empecé un mete y saca suave. Con cuidado de no despertar más de lo necesario a la abuela que continuaba adormilada ¡Aguantó al pesado de su nieto a que terminara de follarla! No tardaría en correrme dentro, estaba súper cachondo tras una tarde de espera a follar a mi madre y el rechazo de esta. Después la desmontaría escurriéndome hacia un costado dando la espalda a mi abuela, esperando que ella hiciera lo mismo. Estaba en la gloria, era un genio convencido de merecer lo que estaba haciendo con mi abuela castigando a mi madre del placer de follármela esa noche… esa era la suerte del castigador que siempre tiene donde meterla. 





Cada vez estaba más cachondo y la corrida estaba a punto de llegar, lo notaba en mis huevos a punto de reventar de lo que le hervían. Una de mis manos no paraba de sobar las tetas de la hembra receptora y sumisa, se coló bajo su culo tanteando la entrada de su ano. Jugueteó con él durante rato hasta que sentí una leve contracción involuntaria. La suave follada se estaba convirtiendo en una batería de empujones contundentes que hacían botar las gordas tetas de enormes pezones como rosetones de mi abuela, más de lo que sería prudente para que ella disfrutara sin llamarme la atención porque la inercia de sus masas mamarias le provocara dolor. Los vaivenes que le propinaba su nieto hacían que la mujer comenzara a emitir leves gemiditos por la compresión de su cuerpo. El dedo que le perforaba en su culo lo había penetrado por completo y me lo estaba follando sin compasión por ambos agujeros. 

El ano de la mujer se contraía y expandía sin cesar. Le estaba gustando la follada doble… no fui consciente de lo que estaba pasando hasta que las manos de Manuela se posaron en mi espalda y me aprisionaron contra ella instándome a seguir follándola más fuerte. Me sorprendió… eso no entraba en mis planes que una madura tan contenida como mi abuela colaborara tan activamente estando tan empastillada…, ella solo tenía que dejarse follar en duermevela. En un primer momento el reflejo hizo que disminuyera mi cadencia y la fuerza de los embates. Por desgracia para ella la situación había llegado a un punto sin retorno y los síntomas era que solo había una salida… la INSEMINACIÓN. Mi abuela me agarró del culo con más fuerza y lo empujó hacia ella, clavando sus uñas en él…

-“No pares. Sigue, sigue, fuerte. Como siempre haces cabrón ¡¿No habías venido a buscar un coño para follártelo?! Pues aquí lo tienes… ¡Vamos llénamelo!”

Ya no había vuelta atrás, a mi abuela se veía muy avivada con la posibilidad de que me pidiese de no parar hasta que ella se corriera y se quedara dormida con el polvo. La mala noticia era que yo ya estaba a punto de correrme. “Mierda” Pensé. No voy a aguantar con la polla dura hasta que ella se corra.

-“No pares de follarme el culo con el dedo”, instó Manuela. “Mételo otra vez, sigue, sigue, más”.

Esto no lo esperaba de mi abuela… ella no era de esas y menos drogada. No importa, lo que fuera con tal de no caerme con todo el equipo. Volví a meterle el dedo en el ano y acompasé mis embestidas anales, a las de mi polla contra su coño, en tanto ella continuaba amasando el culo de su nieto. Con cada embestida ella tiraba hacia sí de cada glúteo haciendo que el culo se me abriera, esto era algo incómodo pero nada parecido a lo que sintió cuando el dedo de su abuela se coló en mi ano y empezó a follarlo igual que yo hacía con el de ella. Mi abuela utilizó la otra mano para agarrarme de las pelotas. Esto no era bueno, me daba demasiado placer, no aguantaría más. "¡Córrete, joder, córrete!" imploraba mentalmente. "¡Por lo que más quieras córrete y duérmete…No voy a aguantar más!" Mis plegarias fueron oídas y mi abuela comenzó a alcanzar el éxtasis jadeando hondamente suspiros de placer mientras su nieto descargaba largos chorros de semen dentro de su coño. En el momento culmen de la follada, cuando me deslechaba salvajemente vaciando mis huevos a placer, la señora me empujó de la nuca con una mano y me propinó un profundo y húmedo beso ahogando sus gemidos conmigo mientras le seguía metiendo un dedo por el culo. 

Los chorros de leche continuaban inundado el fondo uterino de la madre de mi madre, mientras nos besábamos apasionadamente. Todo aquello duró un par de minutos en los que le enfundé la verga hasta los huevos dentro del coño dejando una buena inseminación, una inseminación total. Acabada la corrida, mi abuela se despatarró quedando su cuerpo inerte debajo de mí, apoyé mi cabeza en el cuello de Manuela mientras recuperaba el resuello. Oía latir con fuerza el corazón de la dama recién rellenada de lefa… La muy puta se había puesto a mil con la follada y había terminado follándome por el culo donde aún seguía su dedo. Por lo menos tenía dentro hasta la segunda falange. Era una sensación extraña sentir el dedo de mi abuela en ese lugar tan íntimo y virgen. Al cabo de unos segundos noté como extraía el dedo de su ano y se preparó para descabalgarla para quedar dormido a su lado durante el resto de la noche.


Al día siguiente me levanté para ir a estudiar encontrando únicamente el desayuno sobre la mesa y nada más, mi madre y mi abuela se habían ido a trabajar. Durante toda la mañana estuve pensando en mamá y en lo que había pasado y me sentía muy apenado dejándola sola para ir a follarme a su madre. En todo el día no pensaba ir a casa hasta una hora de la cena, pero llegué a las 15:15, sabía que mi madre llegaría tarde al ser esos días especiales de trabajo. Cenamos, aunque en toda la cena nunca la miré a la cara directamente para cruzarme con su mirada, solo entablaba conversación con mi abuela Manuela…

Tras mi segundo encuentro sexual con mi abuela Manuela, al llegar a casa comenzamos a hablar sobre lo sucedido, ella me decía en palabras más, palabras menos, lo bien que la había pasado, del placer que había sentido, que hacía mucho que no se la pasaban por la piedra, ni siquiera hacer una felación, pero sin embargo se sentía extraña por el hecho de acabar llena con el semen de su propio nieto, y la inmoralidad que supone una relación incestuosa… en ese momento mi abuela abrió todas sus confesiones íntimas, se sentía desinhibida hablándome de todas sus preocupaciones, yo por mi parte trataba de ser comprensivo y sensible sin que se notara demasiado que lo en realidad lo que quería en ese momento era metérsela otra vez, le dije…

-“Oye abuela, no tienes necesidad de reprimir tus deseos… eres una mujer bella y aún joven para jubilar su sexualidad, es normal que necesites calmar tus ardores… no te sientas culpable conmigo, de esto que ocurre en casa con vosotras conmigo no se tiene por qué enterar nadie y a mí me viene fenomenal… sexo seguro y garantizado todos los días con la mujeres que más amo en la vida”

Ella aceptando mi respuesta… -“Tienes razón, tu sabes que mis relaciones son vagas o casi nulas y como has podido comprobar añoraba un buen polvo. ¡No sabes cómo deseaba que me follaran!”

-“Sí, lo noté enseguida pese a que te hallabas adormilada… no quería abusar de ti, pero mi madre me dejó muy cachondo y necesitaba aliviarme como fuese…”

-“Bueno hijo, No quisiera que pensaras mal de tu abuela aunque me haya comportado como una puta”.

-“No lo pienso abuela en absoluto”.

-“Mira cariño necesito que comprendas que cuando las mujeres estamos en celo no respondemos como madres o abuelas, sino como hembras sedientas de sexo. Además tú eres mi nieto y te amo como a un hijo o más… pero soy mujer y hembra antes que madre y abuela”.

-“Yo solo veo en ti y en mi madre a dos mujeres normales con necesidades normales… y como único hombre de esta casa mi deber es comportarme como tal”.

-“Así es mi amor, pero también es justo reconocer que posees un miembro viril digno de un dios, ¡Como hembra esa polla me vuelve loca y es una lástima desperdiciarla…!”.

-“La tienes a tu disposición… ¡Mis erecciones ya solo os las dedico a ti a y a mi madre…!” En esas estábamos poniéndonos muy calientes de nuevo, ¡Teníamos que follar!  Mi madre tardaría varias horas en llegar, tenía que cumplir con el nuevo horario en donde los jueves trabajaba hasta las 19:00 horas.

-“Me voy a poner más cómoda… no te vayas que tenemos muchas cosas de qué hablar tú y yo”

-“Te espero en…”

Ella así lo hizo, se puso un bata color celeste muy corto que apenas cubría sus preciosas nalgas, debajo unas bragas negras muy chicas y las tetas descubiertas, yo por mi parte yacía desnudo sobre el sofá contemplando el cuerpo desbordante de mi abuela. Le dije entonces que se tirara a todo lo largo del sofá…, comencé meterle mano en las piernas y en el culo, ya su respiración era notoria, empecé a subirle la bata hasta dejarla delante de mí solo en bragas, ella se abrió de piernas, ahí eche hacia un lado sus braguitas y comencé a lamerle el chocho, con mi mano acariciaba con movimientos circulares sus clítoris, ella jadeaba y en susurros…

-“¡Oh así Lorenzo, hace mucho que nadie come mi flor, sigue que ricooo, ahh”

Su chocho es rosadito, y a medida que lamia se iba humedeciendo y hasta se le inflamaba. Sus jugos fluían por su gran raja abierta, el clítoris enorme endurecido era torturado por mi lengua, chupado y hasta mordido con lujuria. Le comí el coño de arriba abajo, penetrando su vagina con mi lengua todo lo que podía follármela, quedando mi boca y su boca vaginal completamente acoplada. Así estuve un buen rato hasta que conseguí sacarle un orgasmo y mi polla ya estaba totalmente erecta, y se la puse en la boca, ella me hizo una felación increíble, los movimientos de su cabeza mamando eran de una verdadera golfa, mamaba a un ritmo infernal, en su cara veía su rostro de puta, sus ojos se perdían entre mamada y sacada, fueron tan violentas sus mamadas que la clavaba hasta la raíz y no producía ni siquiera una arcada con la gorda verga en su esófago. La saliva espesa se derramaba por sus comisuras impregnando mi tallo enardecido y las pelotas. Con la abundancia de su saliva desbordando su boca, mi vello púbico le acariciaba la nariz y mis los huevos golpeando la barbilla de mi abuela… aquello tenía visos de terminar con mi semen en su estómago, hasta en su pelo, sus cejas, incluso en sus ojos si se terciaba la gran corrida que suelo tener, llenándola totalmente de mi leche caliente, ella procuraba con sus dedos horadar profundamente su coño, mientras yo dirigía su boca para tragarse la verga de su nieto como una zorra debe comerse un buen rabo, en ese momento le dije…

-“¡Manuela qué bien la chupas, como se ve que tienes experiencia zorra! ¡Cómo te gusta mi leche! ¡¿Eh golfa?! Desde que has descubierto lo cabrón que es tu nieto no quieres otra cosa que follar…”

A ella parecía que mis insultos la ponían mas cachonda, tras terminar de relamer mi glande, continuaba metiéndose un par de dedos en su chocho, fue en ese momento que aproveché para comenzar a explorar por primera vez su ano a plenitud, comencé a acariciárselo, pensando en una posible penetración anal, mientras mi polla se ponía dura de nuevo, cuando llego el momento me empine y le dije…

-“¡Putita ahora si te voy a penetrar! Este coño está pidiendo a gritos que me lo folle…”

-“SÍ, métemela hijo penétrame bien duro ¡FÓLLATE A LA PUTA DE TU POBRE ABUELA”

La puse delante de mí, le quite las bragas, y de frente comencé a acariciar la entrada de su vulva con mi verga, tome uno de sus pies y comencé a chupárselo, dedo por dedo, eso parecía ponerla a mil entre jadeo y gemidos. Sin más enfilé mi tranca y le penetre su hermosa vagina, fusionándose nuestros genitales por completo. Le entró entera de una sola estocada, de ahí comencé un mete saca tremendo entre tanto ella decía…

-“Ohh asiii, ahhh que ricooo, maas maaas, mas rapido, ohh no te detengas nene sigue”

Yo como endemoniado, seguía chupándole el pie, y con mis manos sus tetas, al cabo de unos minutos la muy zorra se volvió a correr… era increíble como siendo tan madura aún se corría como una adolescente salida. Su segundo orgasmo de la tarde lo noté en mi polla… sentía sus espasmos vaginales apretar y aflojar el tallo endurecido, se retorcía de placer entre gemidos y chillidos, de igual manera que se corría su hija. En ese momento lo considere oportuno, saque mi verga y la dirigí hacia su precioso ano, cuando ella sintió que yo intentaba encularla, rápidamente cerró sus piernas cruzándolas y me dijo ya un poco más calmada…

-“No Lorenzo por el culo no, yo no te he dado permiso para eso. Tienes una polla muy gorda y larga ¡Me da miedo que me partas el culo! ¡Me lo vas a romper y no podré sentarme en dos días o más!”

Para no arruinar el momento simplemente desistí y se la volví a mater en el chocho… aquello ya tenía avisos de la llegada de mi leche, así que arrecié la embestidas oyendo sus gemidos casi gritos de gusto cuando por fin descargué toda mi lefa dentro de su útero. Era una locura de lujuria incestuosa, era increíble tocar su limpia piel blanca y sudada… era como tocar el cielo, sus poderosas carnes como algodones de azúcar suaves para comer, toda una preciosidad de mujer, y a la vez tan viciosa y complaciente como la hija y madre de un servidor. Nos dimos una ducha compartiendo juntos el agua que nos refrescaba, después esperamos hasta la hora de llegada de mi madre preparando la cena y algo más en la cocina. Cuando llegó mamá, ni siquiera hablamos. Cuando terminé en la cocina, fui a mi habitación y me puse un pantalón corto de pijama. Mi madre se entretuvo un buen rato en la ducha. 

Ese día no intenté verla, estaba contrariado por lo que había sucedido la noche anterior y lo desahogado que mi abuela me había dejado una hora antes. Estuvo más tiempo de lo habitual en el baño, por fin salió envuelta en una toalla y entró en su habitación. Yo me estiré en el sofá para ver la tele. Cuando ella entró en el salón, no daba crédito a mis ojos, allí estaba con un vestido con un top casi transparente le dejaban libre el vientre, con un pantaloncito de algodón ajustado muy corto que solo con agacharse se le notaria todo, además se le alcanzaba a percibir un tanga muy excitante. Era increíble. No podía articular palabra. Me limité a mirarla. Mi polla estaba a punto de reventar. Ella me miró, se aproximó a mí…

-“Cariño, lo he pensado mucho durante todo el día por mi comportamiento contigo ayer en la cama, y además lo he consultado con la abuela. 

Le había contado las ganas que le puse y la follada contundente que le suministré, la misma que ella se perdió… 

-“Ambas hemos llegando a la conclusión que si eres el hombre de la casa, y eso implica que debes serlo todo a todas horas”. 

No entendía muy bien a donde quería ir a parar pero prosiguió… 

-“¡¿No era esto lo que querías, pues aquí me tienes?! ¡¿Te gusto con esto?!” Me dijo señalando con la mano todo su cuerpo. 



No sabía que decir, afirmé con la cabeza sin apartar la mirada de sus tetas, de sus piernas. Sin duda mi madre estaba celosa de la abuela, al haber sido la agraciada con mi virilidad, quizás no sopesó su palabras al negarme meterme dentro de ella y pensó que me quedaría acurrucado a ella pese a no dejarme follarla… Y se equivocó. Cuando un macho está muy salido, como lo estaba yo anoche, la alternativa de dar cariño nunca supera a la de otra hembra dispuesta a recibirte con la piernas abiertas, hasta dejar aliviado tu libido. Mi madre se sentó junto a mí en el sofá y me abrazó, comenzó por besarme suavemente en los labios…

-“Tengo que enseñarte a besar, a ver si aprendes…”

Al mismo tiempo que me besaba, su mano derecha frotó sobre el pantalón mi polla erecta y dura como una piedra… 

-“¡Vamos a mi cama, estaremos más cómodos!” 

Mientras me tomaba de la mano. Íbamos a follar en sus días fértiles, las posibilidades de hacerle una barriga era muchas, pero mi cabeza no estaba para esas cosas… Una vez en la cama, me quitó el pantalón del pijama dejando mi verga erecta al aire, no lo dudó un segundo, la acarició con sus dedos, entreteniéndose especialmente en el glande y muy sensualmente dijo…

-“Tienes una buena dureza de polla pese a haberte follado ayer a la abuela. Este capullo es enorme y se le ve con ganas de entrar en mi coñito, pero primero te la voy a comer bien para que se te ponga mucho más reluciente. Solo te pido que tengas cuidado de no saciarte si te corres en mi boca, necesito tu leche también en mi chochito…” 

soltó de su boquita sonriendo y con cara de puta. Yo alucinaba, estaba a punto de reventar. Cuando apretó el capullo con sus labios estuve a punto de correrme en su boca, pero ella lo impidió. Aquello era alucinante, me sentía en el Olimpo de los dioses, ella se comía mi polla con devoción, como sí solo existiese mi verga para alimentarse. Se fue quitando el pantaloncito, dejando ver sus braguitas que eran comidas por esas enormes nalgas, soltó mi verga y se acomodó sus bragas hacia un lado, luego abrió las piernas al tiempo que me hacia subir acoplándome entre ellas. Cogió mi polla con su mano y la aproximó a su vagina acomodando el glande entre sus grandes labios vaginales internos, pasándose el capullo por su clítoris que ya estaba muy abultado, duro y blanquecino de lo espigado que se hallaba.

Mamá tiene un coño bonito, con poco vello de color oscuro. La piel de todo su cuerpo era muy suave y especialmente la de sus piernas. Así permaneció un rato pajeándose con mi glande…Yo estaba excitado en extremo, deseaba meterle mi balano, pero ella no lo permitía, siguió masajeando su clítoris haciéndose una soberana paja con él, se amasaba una teta y yo la otra… nos besamos comiéndonos las bocas y mamándonos las lenguas como lujuriosos pervertidos hasta que tuvo un orgasmo. En ese momento me di cuenta que tanto mi madre como la abuela poseían una gran facilidad para contraer un orgasmo o varios en el mismo acto. Sentía como le corría su flujo por mi polla, estaba encharcada…

-“¡Cariño, mira cómo le has puesto el conejo de mojado a mamá! ¡¡Eso no se le hace a tu querida mami!!” 

Recriminaba pícaramente sabiendo que con ello envolvía el ambiente entre ambos de un morbo intenso… 

-“¡Venga, ahora méteme ese pollón con suavidad, no me hagas daño mi vida…! Lo tienes muy gordo y duro…” Me dijo con voz entrecortada de la excitación.

Hay que ver lo que son los genes, mi madre y mi abuela poseen las mismas posturas y formas de hacer las cosas sin habérselas enseñado una a la otra… Al igual que la noche anterior con mi abuela, mamá con su mano colocó mi capullo en la entrada de su coño, apreté suavemente con un suave empujón. El estar tan lubricada permitió que el capullo deslizase en aquella estrecha cavidad, en eso hubo una diferencia. Fui apretando lentamente hasta que tuvo toda la verga enterrada en su interior. Percibía como se abrían sus paredes haciendo frotar sus pliegues suaves en mi sensible glande a medida que horadaba su intimidad…, es una sensación casi indescriptible que me electrizaba todo el cuerpo, casi tan placentero como la eyaculación en sus úteros. Poco a poco alcanzaba una mayor cota de profundidad a cada empellón. Comencé a bombear en principio con exquisitez partiéndola con amor y sin premura. Deseaba que viera en mí a su amante perfecto…cariñoso y canalla a la vez, para darle lo mejor del sexo. Ella gemía, de placer, me besaba el cuello y la boca mordiendo mis labios y apretando mi espalda…

-“Así amor, así, muévete un poquito más rápido. ¡¡Ahgg cómo me gusta!! Me voy a correr otra vez con esta polla perforándome. ¡Hijo mío, siento como tu cipote llena mi coño  hasta el útero! Muévete por favor, esto es una locura”. 

Mi madre se sentía fuera de sí gozando de cada puyazo de mi enérgico ariete… 

-“Sentirte, compensa años de espera sin macho, sin un semental tan bueno como tú… ¡Ummm! Me corro…, Gritaba.

El orgasmo fue inmediato y el mío no se hizo esperar al ver como los músculos de su vagina se contraían constriñendo mi falo. Tanta fricción a un músculo tan sensibilizado lo enardeció, pues sus paredes masajeaban de tal modo que parecía fuera su boca húmeda. No tuve más remedio que dejarme llevar para que la naturaleza realizara su trabajo…, los dos nos corrimos al mismo tiempo. Nos besamos en el momento que descargué toda mi leche en el interior de su coño a base de largos y espesos chorros de esperma concebido para su fecundo útero. Mientras me corría dejé de moverme bruscamente para acompañar a cada lechazo un pequeño empellón en lo más hondo de su coño, percibiendo tan solo los aldabonazos de lefa directamente al conducto uterino. Al notar la calidez de mi semilla en el fondo de su coño, ella cruzó sus piernas a mi espalda y apretó con fuerza su chocho contra mi polla, consiguiendo una penetración profunda al elevar su culo y conseguir un enfilado perfecto para una clavada hasta las misma pelotas. Con el escroto aplastado contra su vulva vaciaba con sumo gusto mis huevos, a la par que la dopamina se apoderó de todo mi cuerpo, concediéndome la relajación y atolondramiento postcoital que todo macho busca al inseminar a su hembra. Yo estaba en esas trajinándomela bien adentro sin percatarme del bienestar de la dama que tenía debajo soportando mi desahogo…

-“¡¡Para cariño para, que me matas!! ¡Me haces una mujer completa cada vez que me clavas con tu polla de lo profunda que me hundes…! ¡Me siento llena, mi vida!” 

Fue en ese instante en el que un poco asustado le pregunté… 

-“¡Mamá me he corrido dentro de tu coño, echándote toda la leche en tu útero…! ¡¿Qué tal si te quedas preñada?!”  Ella sonriente… -“Tranquilo nene, tu madre sabe cómo cuidarse…”

-“¡¿Acaso te has operado o te has puesto un diú para no poder tener más hijos?!”

-“No cariño, simplemente que no me importaría tener otro hijo tan morboso como tú, pese que al único que quiero es a ti…, eso me excito aún más. “Después de lo ocurrido anoche comprendí que si soy tu mujer… tu hembra, lo soy con todas las consecuencias”. Lo que no me dijo era que buscaba que la preñase.

-“Pero mamá, yo quiero follaros pero no deseo perjudicaros… Si os preño no sé que podría pasar…”

-“Ya lo sé mi amor, pero una mujer también sabe lo que tiene que hacer con su hombre… y te aseguro que no pasará nada que no queramos que pase” 

Estuvimos abrazados por un buen tiempo me preguntó… -“¿Te gusta cuando me comporto como una puta para ti…?”

En mi excitación al ver cómo le quedaba ese top remangado y las finas bragas llenas de leche hacia un lado de su coño me excité de nuevo… 

-“Claro mamá que me gustas, mira como se pone la polla cuando te miro”, le respondí inmediatamente.

Le dije que se tendiera en la cama y comencé a besarle por todo el cuerpo. Ella estaba tan excitada como yo. Cuando llegué pasándole mi lengua a la altura de su ombligo, jadeaba y se movía, tal era su excitación. Separé sus piernas y comencé a comerme su coño…

-“¡Déjame nene, vamos a hacer un 69!” Me dijo.

Me di la vuelta y metí mi polla en su boca. Comí despacio con suavidad su rajita de color rosado, introduciendo mi lengua en ella. Al momento reventaba de gozo en un orgasmo descomunal o algo parecido para ser tan rápido. Su flujo vaginal con lefa mezclados caía sobre mi lengua. Limpié bien su vagina haciendo que se prolongara más su deleite. Me aparté y la abracé…

-“Déjame que te la chupe Lorenzo. Quiero que te corras en mi boca, me voy a comer toda la leche que te quede por salir en tus huevos hasta dejarlos secos…” Le respondí inmediatamente…

-“No, déjame, quiero correrme en tu culo”. Ella contestó un poco alterada… “¡¡Estás loco, como vas a meterme esa verga tan grande en el culo!! Es imposible, no entrará sin partírmelo. Además me vas a hacer daño abriéndome en dos…  ¡Vamos hijo no me seas cabrón…! ¡Cómo me le vas a dar por el culo a tu madre!”

Ante mi insistencia, y a base de pasar mis dedos por su coño y su ano, accedió a que la penetrase por detrás, pero en su coño otra vez. Se puso en la posición del perrito y separó sus nalgas mostrándome su agujerito de color más oscuro que el resto de la piel de su culo…

-“Ni se te ocurra darme por el culo nene… no conseguirías meterme todo eso por más que me gustase que me lo hicieras…”, me dijo un poco preocupada.

Estuve un rato introduciéndole un dedo en su ano, unté un poco mi pulgar en sus fluidos para más tarde apoyarlo en su agujero. Apreté un poquito, tímidamente se abrió y penetró un poco la primera falange, pero comenzó a quejarse como que le dolía, por lo que lo retiré y le di más lubricante natural. Así estuve bastante rato, hasta que conseguí introducir mi dedo al completo. Ella se quejó un poco, pero yo me paré hasta que el estrecho orificio se acostumbró a lo que tenía dentro. Con suavidad, paciencia y flujo vaginal con crema de manos conseguí penetrarla, llegando a introducir el pulgar entero. A la par le introduje mi rabo por el coño, viéndose penetrada por ambos agujeros, ella gemía y se quejaba de placer, pero cuando hube bombeado unas cuantas veces los grititos de dolor cambiaron a…

-“¡¡Así, así, fóllame bien!! ¡Me gusta tu polla, siento mi coño y mi culo lleno de ti! ¡Fóllame el coño, me gusta nene! ¡Eres mi macho y quiero que me revientes el culo!” Gritaba que se iba a correr.

Esa era la esencia de mi plan sabía que no le agradaba chillar fuerte mostrando su debilidad al ser perforada, por eso mordía la almohada. Desde esa posición veía su pequeño orificio anal, rosado, su esfínter arrugado como una estrella, era notable el tiempo que tenía sin ser enculada, y pensé es el momento, la saque de su vagina y la dirigí directamente hacia su ceñido botón censurado para mí hasta ahora. En un primer momento no pudo entrar mi cabeza, por lo grande que es respecto al orificio tan reducido de mi madre, al oír su chillido, la agarré con fortaleza  amarrándola del cuello un poco bruscamente y la estampé contra el colchón, y le dije…

-“¡Esto es para que no chilles perra, te voy a romper el culo ahora!”

Mi madre atragantada con la almohada no alcanzaba a pronunciar bien, no sabía qué decía pero yo ya estaba decidido a darle por el culo y llenárselo. Inmediatamente la saqué clavando tan solo mi glande en su ano que se dilató, pero no me atreví a meter más de un tercio de rabo… ella estiró sus piernas y durante cinco minutos me la follé metiendo solo la punta, la sacaba y la volvía a meter en gruta anal… Enculé fuerte a mi madre. Maite, mi madre, siempre ha sido una mujer tierna, nada tímida ni callada, pero sí sumisa a cualquier hombre por extraño que sea, siempre se ha rendido a un macho que le ofreciera su polla, esto podría y de hecho desencadena otra parte de la vida de mi madre, pero en esos momentos enculaba a la viciosa de mamá…

Me transformé en un sádico perforando el culo de mi madre, pensando que debía pagar por todos los cabrones a los que se había tirado en casa dejándoles gozar de su coño tragón, el coño que solo me pertenecía mí por derecho. Para facilitar la penetración, agarré la crema de manos que estaba en el cajón de la mesita de noche, y lo esparcí por todo su raja y ano, también me embadurné la polla con un poco de eso, y volví a embestirle el ano, la penetración era forzada, el tamaño de su botoncito es demasiado reducido, ¡Oh bueno por lo menos lo era antes de encularla!, pero entre sacada y embestida le fui rompiendo el culo, la estaba desflorando analmente, sentía como mi polla se abría paso entre las entrañas de mi madre, a mi me dolía, pero era tal la excitación que en lo único que pensaba y concentraba en ese momento era en terminar de rompérselo.

Se podrán imaginar a mi madre empalada por mi verga, veía su rostro a través del espejo del armario, su cara de congoja soportando la dilatación extrema de su ceñido ano, como mordía la almohada ahogando sus ganas de recibir todo el badajo filial… Sus chillidos se ahogaban, sus lágrimas vidriaban sus ojos y no tardaron en derramarse por sus delicadas mejillas, el maquillaje que con tanto esmero se había hecho se le corría y desdibujaba con regueros de rímel mi brutal penetración. Sus piernas se flexionaban hacia adentro tratando de sobrellevar el dolor cada vez más placentero tras la lubricación con la crema, ahora que lo pienso fue un poco despiadado de mi parte follarle su culo de esa forma. Al cabo de un par de minutos ya no gritaba de dolor sino que gemía de gozo, cuando por fin entre metida y sacada, le embutí hasta al último centímetro de mi descomunal polla. Su anillo estaba totalmente acomodado, circundado mi rabo erecto.

Vi en su expresión, como casi se salían sus ojos, se puso pálida, se retorcía de lujuria transformando el dolor en placer… ella empezó a mover su enorme trasero acompasado con el mete saca de mi verga. Observaba su expresión desmaquillada por las lágrimas en esa posición humillantemente de perra sumisa, ¡La verdad era muy excitante todo aquello! Mi madre en esas condiciones de depravación se realzaba como hembra dándolo todo, sin duda sabía que procurando placer al macho ella también lo recibiría en reciprocidad…metí mi verga para que me la terminara de engullir en su esfínter. Ahora tomé un ritmo cadencioso, y en nada tenía que envidiar su culo a como la sentía cuando la follaba por el coño.

-“¡Qué zorra te ves así mamá, tienes la cara como una verdadera puta! ¡Si viera como te he dejado el ojete! Se está tragando todo la verga de tu hijo como si de tu coño fuese…”

Mi madre no alcanzaba a decir nada, solo a jadear, sollozar soportando la embestidas…, muchos de ustedes os preguntaréis por qué es tan sumisa, es algo inevitable para ella, ser humillada por un hombre y su verga es su naturaleza, doy gracias a Dios que me tocó por suerte una madre que es mucha hembra y a quien le encanta serlo, teniendo en cuenta que la naturaleza nos ha dotado de un rol a cada uno y a ella le gusta ser una puta en casa y una señora en la calle. Todo eso me llevo a entender a ambas mujeres, adoptando el rol de macho alfa que ellas demandaban…, supe que debía de ser su referente como macho, a quien no dudaría en plegarse a sus deseos, aparte de lo cachondo que me pone hacerlo con ambas cuando saben que me estoy follando a la otra. 

Arremetía con fiereza clavándome hasta los huevos, la sujetaba de los hombros y la atraía hacia mí con su colaboración pegándose a mi pubis guardando toda la polla en su culo. Comenzaba a ser demencial, sentía lo apretado de su ano cerrando sobre mi tronco energizado, duro y venoso… el sonido chasqueante de mi pubis contra sus nalgas era demencial. Sus jadeos eran ostensibles y mis ganas de vaciarme en su culo iban en aumento, aumenté el ritmo de mi cadera en el mismo incremento que mis pulsaciones cardiacas… ¡De un envión la clavé a fondo!, justo en el momento de soltar el primer el aldabonazo de leche. Convulsionaba y eyaculaba un chorro tras otro rellenado el culo de mí madre de la lefa que aún quedaba almacenada en mis testículos… de repente le llene toda su cavidad anal de leche caliente…

-“¡Aah si, por fin me corro dentro de tu culo zorra que placer me das mamá! ¡Toma toda la leche de tu hijo! ¡Ahora sí me vas a dejar secos los huevos cabrona…!”

Ella no decía nada solo se hallaba sometida a la enculada recibiendo todo potencial de mi rabo e interiorizándolo como mejor pudo… al principio con dolor, después con deleite y finalmente con la satisfacción de saber que su ano le había respondido tan bien como si de su coño hubiese sido. Al cabo de unos segundos de mi quinto o sexto lechazo, me quedé acoplado hasta que mi polla, debido al decaimiento, salió del estrecho conducto de su esfínter. De alguna manera había dejado de ser virgen del culo, el cual estaba ligeramente dilatado. Salí del ano materno con una expresión de satisfacción tremenda… Acababa de rompérselo a mi madre, se lo había dilatado ostensiblemente pero en cuanto la extraje, su orificio que se triplicó en tamaño con mi polla dentro con respecto a cuando la follé con mi pulgar, no obstante la reacción de su ano fue impresionante… se cerró a su tamaño natural, en una recuperación pasmosa, eso sí, de tanta fricción estaba totalmente rojo, pensar que todo aquello ocurrió en algo más de 10 minutos siendo la segunda corrida para mamá y la tercera en menos de seis horas, después de habérmela follado por el coño, me producía una verdadera complacencia como macho de aquella hembra.





En estas dos últimas semanas me he follado a mi querida y amada madre unas seis veces, mientras que a mi abuela un par de días con tres polvos memorables, de muy distinta forma, pero con la misma intensidad, pues como ya os imagináis mis dos hembras se han vuelto adictas a mi polla, sin embargo mi mayor deseo todavía no lo había podido consumar hasta el día de hoy… darle bien duro por el culo a mi abuela y dejarla desflorada a sus 52 años… hasta ahora siempre se negado. Unos días después por fin logré acometer ese ardiente deseo…, el día que cumplía años, se decidió a celebrarlo en casa y para postre me dejó estrenarle el culo con la presencia en casa de mamá. Aquella mañana tras las tareas de la cocina terminando los preparativos del desayuno, mi abuela se fue a bañar, al verla la seguí, espere sentado en el ordenador a que terminara… le toqué la puerta intentando respetar su intimidad, pero antes que dijera nada entré cerrando a mis espaldas… necesitaba orinar le dije. 

Ella se estaba maquillando, totalmente desnuda recién bañada, con solo una toalla enrollada cubriendo su cuerpo, me saqué la verga semi erecta para orinar, ya para ella no era extraño verme la polla miccionando o duchándome compartiendo el aseo, por lo que siguió maquillándose como si nada echando un vistazo de reojo a mi manguera. Su actitud me puso cachondo, estar con la polla afuera y doña Manuela casi desnuda encerrados en el baño era una situación agradable y muy sugestiva, entonces pensé, es el momento de encularla, no se va a poder negar escabulléndose, la tengo acorralada. En ese momento comenzó mi eminente erección, al ver la fémina mi verga toda empalmada empezó a ponerse cachonda también haciendo alusión a mi semblante con toda la viga empotrada saliendo de mi entrepierna con tintes que amenazaban con follarla, ¡Era inevitable que se negase a mi polla erecta, está totalmente enviciada!, comenzó a tragar grueso haciéndose la inocente como un cervatillo encañonado por el perverso y desalmado cazador…

-“No me digas que me quieres a hacer tuya aquí y ahora a estas horas de la mañana…”

Sin decirle nada la tomé y la a recosté contra el lavamanos pegando sus tetas contra él, le quité la toalla que llevaba, y dejé todo su extenso culo recién bañado a mi merced…, primero, para que no sospechara de mis negras intenciones, le abrí las piernas montando uno de sus pies encima del retrete, apuntalé mi glande en su amplia raja buscando arriba y abajo impregnando de flujo mi capullo… también le repasé la oronda cabeza por su clítoris haciéndola templar de gozo. Mi abuela como una buena puta sumisa se dejó follar. Al cabo de un rato enfilé en su conducto vaginal y enterré mi rabo hasta casi la mitad de un solo empujón… comencé a metérsela en la vagina cada vez más hondo con el mete saca de costumbre al ritmo que a ella le gusta. Con el último intento de parar.

-“Mi amor no, ahora no. No has parado de follarme en estos dos días. Me tienes el coño lleno de leche permanentemente y estoy en mis mejores días como tu madre ¡¡ME VAS A PREÑAR CABRÓN!!” 

Me quedé un poco parado, perplejo al enterarme que aún no tenía la menopausia.

-“Acaso no es lo que quieres comportándote como Puta, me has buscado todos estos días poniendo celosa a mi madre cuando te follaba… ¡Ahora sé que esto es lo que quieres y te lo voy a dar!”

-“Joder nene, eyaculas mucho y siempre acabas dentro de mi útero”, me decía con toda la verga incrustada en su coño… 

-“Pues hoy no va a ser distinto, ¡Tengo los huevos a tope de leche!”

Se quejaba al tiempo que empujaba con decisión de metérsela entera hasta la raíz. Después de un buen tiempo de falsa súplica, ella empezó a correrse de nuevo con mi verga enterrada, la dama estaba tan salida a tal punto que al notar lo gordo y grueso de mi cipote no paraba de gemir como una vulgar zorra con hambre de verga. Tras en el momento álgido, retomó una venganza con una soberbia cabalgada. De repente me giró sobre mí mismo para sentarme en el váter tras bajar la tapa, se subió encima de mí y empezó a montarme, lo hacía tan rápido que yo bombeaba con satisfacción y muy ágil también, mientras se empalaba le besaba y mordisqueaba sus pezones tan erectos y duros como una piedra, además nos dábamos besos apasionados, solo lengua transfiriéndonos la lujuria y la saliva que salía y llegaba a sus mamas para dejarme que se las lamiera, succionara y mamara…

Ella gritaba emocionada… -“Así, así hijo, complace a tu abuela, llena el lugar por donde salió la madre que te parió… así, asiii… ¡Jódete a esta pobre vieja abuela tuya con muchas ganas de macho…!”

De pronto dejó de moverse y se paró, me preocupé y le pregunté qué pasaba, ella lo único que hizo fue darse la vuelta y empezar a meter mi verga por su culo. Asombrado por la acción tan despreocupada de doña Manuela, mi verga dura y gorda empezaba a entrar con facilidad en aquel virgen botón estrellado de piel arrugada y oscura. Debido a todos esos jugos que mi abuela soltaba cuando estábamos follando con tanta intensidad tenía todo el ano impregnado y lubricado, pero no lo suficiente, así que tomé el bote de hidratante corporal y pringué mi rabo inhiesto y su anillo constreñido. La volví a enfilar y fue cando entró con mayor facilidad. La dama no se quejaba, solo se le oía unos gruñidos soltando el aire con dificultad soportando el dolor de la abertura de su culo. En menos de un minuto, aquel cerrado agujero ya se había adaptado por completo y mi verga se enterraba en más de dos tercios del rabo que poseo, en ese culo rosa. Fue entonces que se empezó a mover más y más rápido, le gustaba que le metiera mi pollón por ese culo tan estrecho y bien lubricado. Intentaba mordisquear sus tetas, ella lo único que lograba pronunciar era…

-“¡¡Rómpeme el culo, párteme en dos y toca mi clítoris con tu mano sudorosa!!”

Emocionado a más no poder lo hacía hasta el punto en que ella lo empezó a hacer por sí misma. Gemía como una puta, hasta que no aguantó más y se corrió, eso fue lo más espectacular, cuando se corrió parecía un grifo de agua, fue uno de los mejores orgasmos que había tenido en su vida y por supuesto conmigo… ¡¡Ahora si estaba definitivamente bien desvirgada del culo!! Era un espectáculo ver como entraba y salía el trozo de carne de ese culazo que tantas veces soñé perforar. Le ayudaba a subir y bajar pero se las apañaba muy bien sujetándose del toallero para subir y dejarse caer con contundentes sentones que aplastaban mis pelotas una y otra vez. La muy puta gemía haciéndome disfrutar de largas y profundas incursiones en su esfínter con mi madre terminando de preparar el desayuno. Le agarré de las tetas que rebotaban locas de un lado a otro descontroladas, un par de masas mamarias que me hacían las delicias y no cabían en mis manos 

¡FOLLARSE A MI ABUELA ERA TODA UNA EXPERIENCIA MÍSTICA! 

A los pocos minutos fui yo quien estaba a punto de correrme…, el subidón de adrenalina se me iba a transformar en dopamina justo cuando comencé a eyacular en lo más profundo de su esfínter…, llené como nunca imaginé ese agujero tan delicioso. Los chorros de lefa se concatenaron uno tras otro ayudado por el leve movimiento de contorneo del culo de mi abuela ¡Se notaba lo buena folladora que es!  De repente se paró arrodillándose entre mis piernas, y sin esperar nada empezó a comerse mi verga, la comió tan bien que no dejó ni una sola gota de leche en ella y lo único que dijo al terminar fue…

-“¡Gracias cariño, eres lo mejor, no sabes cómo me alegro de ser tu abuela querida!”

Después de eso charlamos un poco y concluimos confesándole que ya no me masturbara sin estar ellas presente. Debía pensar que tanto ella como mi madre iban a estar ahí cuando la necesitara, y desde ese día cuando quiero una chica, un coño o un buen culo para vacíame tengo a mi buena madre y a mi abuela. Por cierto ahora cuando lo hacemos, siempre le gusta que le empiece rompiendo ese culo tan maravilloso, sin embargo doña Manuela que no se atrevía es su vicio. Es curioso que nadie se la follara por el culo, y que diera el paso de ser desvirgada por su nieto, ¡Vaya paradoja…Una abuela desvirgada por su propio nieto! Recompuestos de nuestra tropelía salimos del aseo a la cocina, donde estaba mi madre desayunando, nos miró con ojos sospechosos…

-“¿Dónde os habéis metido que se os ha enfriado el desayuno…?” Nos miramos cómplices mi abuela y yo confirmando las sospechas de mamá.


**********************





No pasaron muchos días....  mi madre nos dio la noticia de su embarazo.
Aquella semana de locura, con su útero en pleno apogeo de fertilidad, obtuvo el fruto que mis espermatozoides lograron con la conquista de sus maduros óvulos prestos a ser fecundados. Nuestro primer hijo colmó de alegría como de desasosiego el hogar en el que vivimos los tres amantes en esos días, pero no tardamos mucho más en saber que la abuela también estaba preñada. Como lo oyen la hija y la madre preñadas por el hijo y nieto de ambas. Se cerraba el círculo de su prematura maternidad con una preñez en el eclipse de su vida fértil, para la abuela Manuela. Durante el embarazo procuré no follármelas con demasiada frecuencia ni arrebato, lo hacía lo menos posible, aunque en eso se brindaba mi abuela para mi desahogo personal con más ímpetu que mamá pese a su mayor riesgo…, no menos de tres polvos gestionaba la sufrida abuela venidos de la descomunal polla insaciable de su nieto Lorenzo y unos dos semanales para mi madre. 

Les atoraba el coño, la boca o el culo sin el menor recato, pese a la familiaridad y recuerdos de ellas de cuando me cuidaba de pequeño. Ahora era un hombre adulto, padre de familia que había dejado de ser hijo y nieto para convertirme en el semental de dos hembras de necesidades fisiológicas encomiables colmadas por su nieto. Tan solo dos días después del parto de mamá cuando nació la pequeña Lucía, la abuela dio a luz al pequeño Gabriel. Ambas mujeres compartían algo más que la misma habitación de hospital… ¡¡Son madres de sus "NIETOS" marcadas de por vida por el mismo macho a quien pertenecían!!, y al que ya solo llamaban por su nombre…Lorenzo. 

A mi madre volví a dejarla preñada a los pocos años, antes de cumplir los 40, pero a mi abuela se le retiró la regla y ahora nos corremos sin riesgo de preñarla. Ambas son una bellezas sin paliativos.... En estos momento de contar la historia de mi vida, ya soy padre de tres hijos, dos niñas de mi madre y un niño de la abuela. Mis mujeres estaban muy orgullosas de posar con sus vientres llenos de vida con mis hijos en sus panzas, y ahora son unas madonas cuidándolos y educándolos en la seguridad de una casa feliz y estructurada como nunca tuvieron ambas madres prematuras... ¡¡CON HIJOS DE UN PADRE RECONOCIDO!!






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