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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Un Hogar con AMOR



Cansado de oír a mi abuela quejarse del poco sexo que tiene con lo que ella ha sido..., hoy le he metido una follada que no olvidará durante un tiempo. La he tenido un cuarto de hora mordiendo las sábanas con mis embestidas y finalmente me he vaciado por completo dentro de ella…, llevaba los huevos muy cargados y ella lo ha notado, por eso ahora sólo espero que se pase una buena temporada sin llorar por lo poco que se la follan. Tal vez le procure una salida a su desesperación con más folladas seguidas... ciertamente la vieja tiene un coño tragón que recibe con firmeza un buen cipote, unido a lo desinhibidos que somos, todo cuaja.

Hay quienes encuentran mucho más placer en follarse a una mujer madura, que a jovencitas adolescentes o veinteañeras, este es sin duda mi caso, después están las más experimentadas rondando los 30 años, pero con ninguna es igual a la experiencia de tener sexo con una mujer mayor, es algo completamente diferente. La textura de su piel  los tiempos previo, durante y postcoital, son inconmensurablemente mejores, lo que hace que experimentemos nuevas sensaciones cercanas a lo onírico. La forma en la que se mueven es otra forma de revelar su sensualidad y entrega, así como las maneras de aguantar los empellones agradeciendo cada clavada.... El morbo de estar comiéndose a una mujer madura, que probablemente tenga hijos de tu edad o pueda ser tu propia abuela ya es lo suficientemente excitante…, pero a esto se le suman muchos otros detalles que lo hacen todo aún más fogoso, como es el llenarle el útero de semen de manera complaciente, sabiendo que podría ser el mismo que el de tu propia madre, o madre de tu madre… un coño ardiente, generoso, tragón y jugoso como pocos, una vagina que ha acumulado litros de esperma descargados en las profundidades de su útero, que acumula un largo recorrido de decenas de horas follando sumisa al macho de turno. 

Lo mejor de todo, es que muchas de estas mujeres disfrutan plenamente al follar con un chico más joven... gozan de nuestro vigor y pasión que su esposo o cualquiera de los hombres de su edad con quien se codea. Es fácil imaginar que con la artritis, hipertensión o diabetes, ya no están en condiciones físicas muy buenas. Por esta razón ellas echan de menos la potencia de una verga dura y recia, de modo que su entrega es total cuando tienen esa oportunidad…de ahí que sin duda follarse a una madura es más placentero dada la gran generosidad de estas señoras. 
En sus ojos y lenguaje corporal puedes ver como gozan cada segundo volviéndose locas de placer. Verlas sacándose las ganas de esa manera te pone aún más cachondo y el encuentro sexual se convierte en apasionante. En esta categoría de hembras siempre encuentras maduras desenfrenadas dejándose follar con pasión, permitiendo que todos los sementales se corran dentro de sus coños, aventando el ingente contenido de sus testículos atorados de esperma, eso hace que les queden los conejos chorreando de espeso semen, ¡¡Satisfechas y completas como hembras, es su premio!! La sensación de la lefa caliente corriendo por los labios carnosos y veteranos de sus coños, les da un sentimiento de complacencia incomparable, al volver a ser la inspiración de un orgasmo masculino dentro de su cuerpo… <<Sé a ciencia cierta y experimental, que a estas maduritas les encanta que se las follen duro y las acaben llenando de leche!>> Si te gustan las mujeres maduras y te excitan particularmente las corridas en el coño follando a pelo, te alegrará saber que las puedes encontrar en el sitio más inesperado..., sien embargo las hembras de la familia son las de mayor confianza…Tu madre, tu tía, tu abuela o tu tía abuela.

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Este relato posee tintes verídicos. Debido a mis estudios fuera de casa debía viajar a Sevilla y solía hacerlo de noche…en una ocasión me contada un compañero de viaje en el tren expreso “Picasso” de Barcelona-Málaga. Serían las 19:30 de una tarde fría de invierno del año 1988 camino de Andalucía, este tipo me narraba una historia de hacía unos años. Por lo que recuerdo de las normas aceptadas por su familia, ya debería haber debutado sexualmente e incluso ser padre… pero lamentablemente nuestro personaje era aún virgen. La causa seguramente habría que buscarla en su austera y severa educación en un colegio de monjes de los Jerónimos en el que fue sumergido por orden de su padre, que si bien no eran de clausura, por la apariencia y la rigidez de las reglas que allí se practicaban bien merecía serlo. Concretamente, era ya tiempo de descremarse de vez en cuando dentro de un coñito…, sus testículos hinchados y condolidos con facilidad, así como la verga fácilmente excitable, lo estaban reclamando a gritos.

Este muchacho, como premio a su buena actuación escolar, pasará sus vacaciones con su familia en la playa, donde su familia alquiló una casita. Cuando llega a ella, todos los demás miembros de la familia están instalados… madre, hermana menor y la abuela, el padre no está porque hacía años los abandonó. El caso es que justo había venido de vacaciones y se unió a su familia para tomar un poco de sol. En la primera noche ya hubo problemas, porque la niña de la casa, se sintió mal de golpe y consultado el médico de urgencias, diagnosticó una mononucleosis infecciosa conocida como “La enfermedad del beso”, por lo que su madre decidió trasladarla a Madrid para ingresarla de urgencia. Como la casa ya estaba pagada y la abuela junto con el muchacho, habían venido exprofeso, la madre decidió acompañar ella sola a la niña y que su madre y el chico se quedaran esperado novedades. Si no pasa nada raro, en una semana o diez días estarían todos de vuelta para terminar las vacaciones y la recuperación de la nena.

Partieron esa misma noche en la ambulancia y el chico se quedó con la abuela, ambos muy tristes y acongojados, porque a pesar de que la dolencia de la niña no era grave, separarse no les resultaba nada agradable. Cenaron algo frugalmente y decidieron acostarse para mañana tratar de empezar un nuevo día. El chico se fue a lavar los dientes y cuando se iba a acostar pensó en saludar a su abuela, pero cuando se acercó a su dormitorio pudo ver por la puerta entreabierta que su abuelita se estaba desvistiendo para irse a dormir. Se sacaba la camisa y las mallas ajustadas que tanto le marcaban el culo y la vulva partida de un voluptuoso coño que el chico no dejó de mirar y admirar, después le sucedió el sostén de las hermosas ubres que sujetaban unas tetas no excesivamente grandes, pero sí firmes para su avanzada edad.

Finalmente las bragas bastante sexys para una mujer de 56 años, quedando completamente desnuda a la tenue luz de la lámpara de la mesita de noche. La abuelita, varios años divorciada, se había casado con su abuelito muy joven, a la tierna edad de 17 años, fundamentalmente porque ya estaba en camino quien sería la madre de mi compañero de viaje, sin embargo el abuelo le llevaba más de 10 años a la tierna nena, ahora abuela del joven. Este desliz tan precoz se repitió en la propia madre del chico, quien antes de la mayoría de edad se quedó preñada de él... dentro de su barriga de la joven madres iba creciendo un hermoso y saludable muchachito. El mismo que ahora está absorto mirando por la rendija de la puerta a su espectacular abuela. 

La abuela era profesora de educación física en un instituto de Madrid, que unido a la genética, tenía un físico envidiable. Sólo tuvo una hija, la mamá del muchacho, y luego se cuidó mucho, estudió el profesorado con mucho esmero e incluso en su mejor momento integró el equipo olímpico de tiro con arco.

El chico quedó extasiado con la visión de su abuela, no sólo porque estaba muy bien físicamente, sino porque tras quitarse la ropa se tendió en la cama y comenzó una rutina que literalmente volvía loco al nieto. Empezó a acariciarse las tetas suavemente, delicadamente rodeaba los pezones sin tocarlos, con la punta de sus finos dedos, lenta, muy lentamente. Luego bajó por su vientre e hizo lo mismo con los muslos, acariciándolos suave, muy suavemente. Subía sus manos tan lentamente que casi no se notaba, pero cuando llegó a la liviana tira de vello recortado y diáfano fielmente cuidado del pubis, dejó escapar el primer gemido, muy suave, apagado, pero alargado, mezcla de quejido con suspiro.

Sus dedos no descansaban y mientras que con una mano se dedicaba a acariciar suavemente su clítoris con la otra pellizcaba sus pezones, pasaba de una teta a otra y a medida que su mano derecha se aceleraba entre sus piernas, la izquierda hacía lo propio con las ubres de la madura. De pronto emitió un grito sofocado, seguramente no quería que el inocente nieto se enterara desde su dormitorio, levantó un poco las caderas y a la vez que se apretaba la teta derecha, acabó corriéndose salvajemente con repetidos movimientos de sus dedos, casi totalmente dentro de su calenturiento conejo. Luego suspiró profundamente, se cubrió con la sábana, apagó la luz y se quedó dormida. El muchacho estaba totalmente excitado, mientras observaba a la abuela, se acariciaba sobre su pantalón, y casi sin darse cuenta tuvo una abundante eyaculación que le produjo una mancha húmeda en la ropa. Raudo, se fue a su dormitorio, se sacó la ropa y se metió en la cama. Antes de dormirse tuvo que masturbarse un par de veces más, porque la visión de la abuela gozando volvía a su cabeza a cada instante. Finalmente pudo dormirse, pero no llegó a descansar debido a la tensión que había acumulado. Soñó todo el tiempo que su abuela se despertaba en mitad de la noche y desnuda, entraba en su propio dormitorio, se metía debajo de sus sábanas y justo cuando comenzaba a acariciarlo se despertaba, se tenía que hacer una nueva paja y vuelta a empezar todo de nuevo.

A la mañana, bien temprano, sintió unos suaves golpes en la puerta de su cuarto y se despertó. Era la abuela, con una bandeja de cama, un vaso con leche fresca, un par de tostadas, manteca y mermelada de fresa, su preferida. Estaba ya vestida con su bata de casa azul… y le dijo que desayunara rápido que el sol estaba estupendo y debían aprovechar antes que calentase tanto que fuera insoportable…lo esperaba en la puerta de la casa para bajar rápido a la playa. Entró y salió tan veloz del dormitorio, que no se dio cuenta del fuerte olor a semen que lo inundaba todo, sábanas, ropa. El chico desayunó, se puso su bañador largo y puso en la lavadora toda la ropa de cama y la suya propia. Salieron juntos para la playa y al llegar pronto encontraron unas rocas bastante solitarias y se acomodaron en ellas. El chico se sentó de frente al mar mientras que la abuela se sacó el camisón, luciendo un espectacular tanga amarillo que dejaba todo su culo al descubierto y cuya parte de arriba apenas alcanzaba para cubrir la mitad de sus bellas mamas. El chico de inmediato sintió una tajante erección que lo obligó a tenderse boca abajo en la roca mientras que la abuelita disponía una toalla para tumbarse a tomar sol. Él miraba por el rabillo del ojo como su abuela se desabrochaba el sostén y se acostaba igual que él, boca abajo con la cabeza hacia el mar. No quería ni mirar para el lado de ella, así se fue calmando y lentamente su erección fue cediendo. Al rato la señora dijo que no soportaba el calor y lo invitó al agua, a lo que el nieto accedió gustoso porque también se sentía acalorado. Por un momento mi acompañante pensó que su abuela se olvidaría de abrochar su sostén y podría verle de nuevo sus hermosas tetas, pero no fue posible porque antes de levantarse se ató las cintas y no pudo ver nada. Pero esta decepción se vio compensada cuando entraron al agua, porque los pezones de la señora se abultaron tanto, pero tanto, que hasta ella misma se sorprendió y le dijo al nieto…

- ¡¡Pero qué fría está hoy el agua!!

Se bañaron un rato y la abuela sugirió volver a la casa para almorzar algo y protegerse de las horas más fuertes de sol. Estuvieron de acuerdo y cuando llegaron ella pasó primero al baño a ducharse, porque el salitre del mar le haría daño en la piel. Al poco rato llamó a su nieto desde la ducha y cuando éste concurrió… 

- Me he olvidado de una toalla, ¿me alcanzas una por favor?

El chico accedió y cuando le llevó la toalla pasó al baño creyendo que la abuela lo esperaba tras la mampara del baño, pero en realidad estaba ya fuera de la ducha y tocándose entre las piernas suavemente, mientras se miraba al espejo, por lo que quedaron frente a frente, ella totalmente desnuda, mojada y él con el bañador puesto y la toalla en la mano. Por un instante sólo se miraron a los ojos y la primera que reaccionó era la abuela, pidiéndole disculpas… 

– Es que hace tanto que no tengo ningún contacto con hombres que la necesidad es mucha y ya no sé cómo calmarla.





El chico no respondía y la abuela por un momento olvidó sus roles y por primera vez percibió al hombre que veía en su nieto. ¡Era espectacular! Observaba en su entrepierna crecer bajo el pañalón pirata, formando una tienda de campaña enorme… fue fulminante <<¡Bendita juventud!>> Pensó la vieja sazonada de una perturbable la necesidad. Sin lugar a dudas pudo más su lujuria que los roles sociales y sin pensar tomó a su nieto de ambas manos y las dirigió a sus tetas húmedas aún por la ducha. Mientras el chico tocaba ambas tetas amasando de manera febril e inexperta, con mucho cuidado ella le bajaba el pantalón, descubriendo un cipote vertiginosamente erecto…largo y grueso, demasiado grande para su edad pensó la señora. Literalmente se le hacía agua la boca por semejante bocado y agachándose levemente lo besó y lamió con cariño. 

El chico casi se muere ante semejante sensación, la abuela se la estaba mamando y él se sentía en el cielo dueño del mundo. Breves instantes después la dama mamadora sintió el semen de su nieto en forma de catarata del Niágara, todo una cantidad ingente de esperma se volcaba en su boca…, pero no detuvo sus besos y sus lamidas ni un instante, estaba tan excitada que siguió chupando todo lo que pudo y afortunadamente la ayudaron la juventud de su tierno nieto, porque la erección no bajó ni un centímetro tras eyacular. Ante tal demanda, la abuela se puso de pie y se recostó en la encimera del baño, abriendo sus piernas para recibir en su interior aquello que hace tanto tiempo no tenía, no hacía falta hablar mucho para saber que la tensión sexual se cortaba en el ambiente, y que lo más sensato para no dejar de ser ellos mismos, era fornicar como conejos como si no hubiese un mañana.

El chico entendió todo el movimiento, se acercó poniéndose entre las piernas despatarras de su querida y amada abuela, enfiló en su bocana observando aquellos hermosos labios vaginales internos, por donde asomaba la gran pepita hinchada de la señora… tenía el clítoris a reventar de dolor por ser masajeado. El adolescente penetró a la bella mujer que se le ofrecía ante sí sin mirar que fuese casi 40 años mayor que él y su propia abuela. Su polla excelsa entró en la carne de la madura raja excelsamente húmeda, como un cuchillo en la mantequilla, y empezó a moverse acompasadamente hacia adentro y hacia afuera, dirigido por la experimentada mujer que tomaba las nalgas del chico y empujaba y tiraba modulando la velocidad de acuerdo a sus apetencias, al tiempo que ella ejercitaba los vaivenes sincronizados de cadera, con su nieto. Ella no gimió como cuando se masturbaba, sino que gritaba de puro placer al sentir el bálano en lo más recóndito de vagina… esa veterana gozó cada embestida de su nieto como si fuera la última de su vida, lo besaba en cada parte del cuerpo que podía, le acariciaba desde el cuello al culo donde apretaba atrayéndolo hacia dentro de su conejo hambriento. Esa señora tenía mucha falta y su nieto adolescente apagaría el fuego interminable que llevaba dentro por tantos años.

El chico no aflojaba en el ritmo, se balanceaba tensando el culo en cada ensartada, aquello le parecía irreal estando en las nubes… nada semejante a cuando se la pelaba en su solitaria habitación pensando en la abuela..., ahora era el coño real de esa mujer el que arropaba envolviendo su gran falo en una cálida y húmeda funda, al tiempo que sus pelotas aporreaban el culo blanco de su amante. Pese a haber eyaculado al menos tres veces en menos de 24 horas, el chaval aún tenía reservas para más, pero su inexperiencia junto a la novedad de estrenarse en el sexo real follando a una hembra, no le dejaron aguantar mucho. Cuando la abuela sintió que en su interior se derramaba el amado nieto, se afirmó con sus piernas en la cintura del chico y con un aullido tuvo el orgasmo más intenso de los últimos años. Fue tan impresionante como largo, porque el chico no se detuvo dándole sin compasión viendo convulsionar a su abuela, continúo más allá buscando una segunda tanda de lechazos hasta alcanzar la sublime eyaculación, corriéndose a chorros sin cesar… todo ello en esta oportunidad dentro de ella, muy dentro de su propia abuela y sin sacarla. Para esa señora veterana era una novedad, jamás ningún amante pudo realizar tan gesta de correrse dos vences sin extraer la polla de su coño, un coño por donde habían pasado más vergas de las que nadie en la familia podía imaginar, solo ella lo tenía como sumo secreto.

Tras tan intensa actividad, quedaron ambos abrazados muy fuertemente, besándose los labios y el cuello mutuamente. El chico aprovechó para saborear los pezones de su abuela, los que le supieron salados por la transpiración de tanto movimiento. Como aún tenía su polla dentro de la vagina, y aprovechando que no se le había bajado del todo la tremenda erección que ella misma le había provocado, la veterana un poco más calmada sexualmente, pero aún distante de ponerse al día con sus necesidades atrasadas, resolvió tumbar al chico en el piso del baño y dedicarse a cabalgarlo. Lo hacía tan concentrada que no advirtió como el chico le tomaba ambas nalgas y las sobaba fuertemente, tampoco advirtió cuando él se derramó en su interior jadeando con los ojos desorbitados. 

Sólo lo cabalgaba persiguiendo su propio placer, frotando el duro y crecido clítoris contra la enorme vara de carne de su nieto, buscando en su interior el orgasmo profundo que tanto le hacía falta. Cuando sintió que no podía contenerse más, con un movimiento de caderas se enterró aún más el musculado cetro que estaba disfrutando y acabó corriéndose a gritos, como ocurrió en sus mejores épocas de adolescencia y juventud en los primeros años de casada, cuando su esposo atendía sus requerimientos a diario.

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El caso es que se repitió día tras día de manera similar… paseo por la playa, tomar el sol con baños refrescantes hasta la 12:00 del mediodía y vuelta a casa con ducha conjunta donde solía caer la primera follada a la señora, solía ser rápido para ponernos en la cocina. Entre los dos preparábamos la comida para almorzar, me enseñaba como hacer bien las cosas… ensaladas, pelar tomates y patatas, cuáles eran los ingredientes de un morteruelo o el gazpacho. Después no hacíamos la siesta. Nada más acabar las tareas de la cocina, mi abuela se giró quedando frente a mí. Aquella mirada era de lascivia, esa madura sabía cómo su nieto debía actuar y acto seguido besé a mi abuela…, metió su lengua en mi boca y la movía con maestría, me mordía los labios e intencionalmente me llenaba la boca de saliva, se despegó por un instante para ordenarme que tragara. Abrí la boca…ella lamía la lengua mamándomela… babeaba, mientras mis manos comenzaron a sobarle el culo percibiendo sus tetas y los pezones erectos.

Deslizó su mano dentro del pantalón y comenzó a masturbarme besando mi cuello y repitiéndome… 

–¡Eres mío, tu semen me pertenece, no te follarás a más perras que a esta, tu abuela!

Yo creí que era cuestión de la excitación y le seguí el juego. Pensé que lo próximo sería mamarme la polla, pero no, sólo me pronunció… 

– Voy hacer de ti un buen semental. ¡¿Sabes?! No solo he estado con tu abuelo, sino con otros muchos que me han adiestrado a hacer feliz a un macho… sólo me casé con él porque se ganó el mérito de preñarme y su familia tenía buena posición. Tú no serás distinto, muéstrame que tienes lo que se requiere en un buen semental, y te lo mamaré como nunca te lo harán en tu vida.

Acto seguido me llevó al cuarto, se acostó, se quitó las bragas lentamente exhibiendo su striptease rozando con sus dedos el coño y abrió las piernas. Mi abuela tiene un coño muy bonito, como no había visto una ni siquiera en internet… 

– Te gusta, este es el coño de una hembra de verdad, mámamelo y, si lo haces bien, tendrás premio. 

Me acerqué y clavé mi cara en ese biscocho almohadillado que olía a hembra en celo. Largué mi lengua dentro de sus labios internos donde encontré un flujo espeso, y a cada pasada de mi lengua se hacía mayor la cantidad…me gustaba comerme el coño de mi abuela una locura 

– ¡Eso es nietecito, sustituye bien al macho de tu abuelo!

Gritaba mientras mi lengua se apoderó del clítoris, su inmenso espigón duro. Seguía así mientras, instintivamente, uno de mis dedos empezó a pasear por su ano, lo llené de flujo y de saliva con intención de metérselo, pero pensé que a lo mejor la lastimaría y le pedí lubricante. Sus palabras textuales fueron… 

– ¡Mételo, adentro lo encontrarás fácil de perforar! 

Dicho y hecho, metí el dedo con suma facilidad, se expandió rápido y por dentro se sentía caliente… seguí lamiéndole el clítoris con mayor rapidez mientras mi dedo entraba y salía de su ano. Ella comenzó a estremecerse y a gemir como una puta… 

– ¡No pares, hijo de puta, que ya casi llego! ¡Si te detienes te mato!

Seguí y seguí, no era fácil correr a un coño veterano, curtido en mil folladas, pero antes de tirar la toalla con la mandíbula condolida, ella comenzó a temblar, me tomó por la cabeza y la empujó hacia sí. Al momento de acabar corriéndose gimió como loca, mientras sus piernas temblaban incontrolablemente, pero nunca me soltó hasta que no me tragué su eyaculación… de esta manera descubrí dos cosas… una que la mujeres se corrían eyaculando fluidos y otra que no estaba nada mal <<¡Ya no me sorprendía lo salida que estaba mi abuela y lo necesitada de macho!>> 

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Aún he contado que mi abuela se llama OLGA y es demasiado joven para ser abuela, pero lo es. Sin saberlo yo, quedé sorprendido que a su edad todavía fuese fértil, por lo visto no ha llegado a la menopausia como la gran mayoría de las mujeres, tal vez sea el motivo que se sienta tan cachonda todavía. Bien mi abuela no aparenta su edad es una persona muy enérgica y en continua actividad, trabajo en un instituto como profesora de educación física y le gusta salir a bailar con sus amigas, a sitios de personas de su edad obvio, le gusta arreglarse y estar bien vestida y demás. Divorciada desde hace tiempo, ha tenido varios amores, para su edad tiene un cuerpo espectacular, es de estatura mediana con las arrugas justas que le dan madurez y belleza, características de su edad, de barriguita lisa y pechos medianos desafiantes a la gravedad todavía, y un culo hermosamente respingón. Hasta esas vacaciones nunca había visto a mi abuela de otra forma, ni tampoco había fantaseado, ERA MI ABUELA, pero esos días a solas las cosas cambiaron... como cuando se juntan el pan y las ganas de comer.

Mirando la tele tras la comida, como siempre, nos pusimos a ver una película, algo habitual, ya al mismo tiempo charlábamos un poco. En medio de la charla nota que le duele la espalda, así que me ofrezco a darle un masaje, a lo que ella responde que sí muy agradecida, de hecho yo soy muy bueno haciendo masajes. Comencé a masajear su espalda, mientras ella estaba sentada mirando la película. Se deshizo de la camiseta dejándome ver sus grandes tetas con estirados pezones casi completamente erectos y duros. No le di importancia, después de todo es mi abuela y ya me la había follado, no voy a tener vergüenza, pero uno no es de piedra y en ese momento comencé a tener una erección, era increíble, porque ver a mi abuela a mí aparentemente no me provocaba nada hasta esas vacaciones, pero al parecer mi cuerpo sí respondía. En fin mi abuela no lo notaba al mantener las distancias detrás de ella.

Tras mi indomable erección me salió algo de adentro, que lo dije sin pensar, casi como si fuera mi cuerpo el que hablaba… 

  Abuela, ¿Quieres que te haga unos masajes con crema?

– Sí mi amor, pero no quiero ser una molestia, estoy bien así ¡eh!

Insisto como buen nieto, fui a su habitación y tomé una de sus cremas, y regresé para continuar con los masajes. Ya con su espalda con crema, me facilito mucho los masajes. Tras un rato de masajearla y aun con una gran erección, aparece en la tele una película bastante picante. Mi abuela estaba disfrutando mucho del masaje, y yo ocupado haciéndolos. Al poco rato, todo se aceleraba, ella gemía del gusto que le daban mis friegas, nada pervertido, el clásico gemido de placer  de cuando nos hacen frotes. En fin de repente se nos da por charlar y sale el tema de la película que estaban pasando, sin ninguna inhibición nos pusimos a hablar de las escenas sexuales que se mostraban, a tono gracioso obviamente. Fui bajando un poco por su espalda, para poder abarcar más con los masajes, no tuvo ningún problema…, de repente la conversación se empezó a ir para otros derroteros me espetó seriamente… 

– Un buen hombre se merece que la atienda bien una mujer, porque así debe ser… ¡Y tú te mereces que te traten bien como yo hacía con tu abuelo! Una hembra está hecha para servir al macho de alivio, y cuando vuelve a casa, despojándole de toda la tensión que le produce la testosterona… y sé que los machos con los cojones tan gordos como los tuyos tenéis mucha tirantez.

Respondí con una risa, y sin darme cuenta, de manera tonta, a lo que mi abuela respondió con una sonrisa picara…. El siguiente tema de conversación fueron sus amantes, algo de lo que nunca habíamos hablado, me contó muchas cosas y concluyo diciendo… 

– ¡Ya nadie me atiende cariño… estoy muy sola! Y la cama se me hace ancha y las noches eternas…. y una aún tiene necesidades. 

Al mismo tiempo yo seguía con mis masajes, a esas alturas me hallaba bastante sumergido, sin darme cuenta, en el éxtasis del incesto y el morbo… 

– Pero abuela, ¡no me puedes decir que ya nadie te atiende, con la cantidad de amigos que tienes…! ¡¿No me digas que no follas con ninguno de ellos?! A más de uno sé que le caes muy bien...

– ¡Eso parece cariño, pero ninguno vale para follar como yo necesito… creo que ya eso para mí no va a ser lo mismo! Aun sintiéndome tan fogosa como has comprobado, a los que he probado no han dado la talla...¡¡YO NECESITO UN MACHO JOVEN!!

– Abuela, a mi me gusta que te sientas bien y haría lo que fuera por ti, con tal de que estés más contenta…, no solo ahora, sino cuando volvamos a casa, si crees que ese macho joven puedo ser yo, me tienes disponible al completo.

  Pero mi vida, ¡que encanto eres! pero tendrás muchas amigas de tu edad que solicitarán... No creo que te vayas a quedar con una vieja teniendo tantos bombocitos a tu alcance.

Ya sumergido y sin marcha atrás… – Abuela, no seas tonta, eres mucho mejor que la mayoría de esa niñas tontas que se hace la estrechas pensando que van a conseguir algo mejor... ¡Déjame que te haga sentir bien y nunca nos arrepentiremos!

Comencé a deslizar mis manos hacia sus esponjosas y firmes tetas, sin llegar a sus pezones, acariciando y pasando crema, luego de un impulso degenerado que salió de mi interior, metí mi mano en su canalillo envolviendo ambas masas mamarias sin dejar de masajear sus tetas y sus pezones, los cuales estaban bastante duros, mi abuela gemía del placer que le daban mis manos, y en un momento de calentón las exprimí con fortaleza, ella emitió un sonido que me enardeció… 

– ¡Ummm! Sigue mi amor, me encantan tus manos en mis tetas, ¡No te detengas! Eres magnífico masajeando a una mujer.

Cualquier pizca de razón que me quedaba se fue y seguí acariciando sus tetas. De pronto me da por ponerme de costado a ella, justo detrás. Al ponerme de costado el tremendo bulto, ya notable, queda muy cerca de su cara y mi abuela que estaba con los ojos cerrados disfrutando de todo, los abre y me mira… en su mirada pude notar el deseo y desesperación, a lo que solo pude responder con una acción… me bajé el pantalón sin bóxer, evidenciando mi polla más dura con el glande humedecido. La reacción de mi abuela fue de sorpresa agradable cuando dejó salir un suspiro de placer… 

– Pero mi amor, como te ha crecido la hombría… ¡Estos son los machos que me gustan! Hombres siempre dispuestos a satisfacer las ganas de una mujer, a quien se le pone dura tan rápido, dispuesta para empotrarme como a una puta.

– ¿La quieres abuela? ¡Es toda tuya! Mis erecciones son par ti.

– ¡¡Y la leche de tus cojones también la quiero dentro de mí!! Me hace muy feliz sentirme llena de tu semen...me encanta verte y sentirte cuando te corres en mi útero.

Ella sin inmutarse y de un solo movimiento la introdujo completamente en su boca, era increíble, comenzó a mamarla como toda una experta, en mi vida me habían hecho una mamada hasta que lo hizo  mi abuela Olga, y creo que jamás nadie me hará una de tal magnitud. La metía y la sacaba con gran velocidad, al mismo tiempo que masajeaba mis testículos. Era una sensación inexplicable <<¡¡Mi tierna abuela, resultaba ser una puta en la cama con toda la experiencia!!>> Naturalmente que en la vida cotidiana era toda una dama. Me la estuvo mamando un rato hasta que acabó sacándome toda la leche o al menos gran parte…, sin repulsa alguna se tragó cada chorro de lefa que yo eyaculada, que por cierto fue muy abundante, no dejó una sola gota y bien limpia lamiendo y relamiendo mi cabezota. Al terminar la sacó de su boca. Sin embargo como era costumbre ya, mi verga aun estaba bien erecta, como si no me hubiese corrido… 

– Pero mi cariño, eres insaciable, ¡¡me encantas!!

– Abuela, ¿la quieres sentir dentro?

A lo que ella, en tono de máxima excitación me responde… 

– Como no nene,¡¿Acaso lo dudas, cabrón?! Es obvio que me tienes que follar, no me puedes dejar con las ganas. ¡Anda ven y haz conmigo lo que quieras!

A esas alturas mi abuela solo llevaba un tanga, el cual la hacía aún más puta para alguien de su edad. No me resistí y se la bajé, me agaché y comencé a mamarla… ella se retorcía de placer y gemía a los gritos, mientras yo lamía todo coño acabando en el castigo bucal de su clítoris, que estaba en las mejores condiciones que puede estar una pepita… dura, larga y sabrosa ¡¡Era algo muy rico!! Se lo mamaba, y mordisqueaba para volver a lamer su raja entre los labios internos y follarme con la lengua su coño…así una y otra vez. Conseguí al cabo de diez minutos que se corriera la muy zorra, bebiéndome todo su eyaculación, y una vez acabadas sus convulsiones fue cuando me paré y la recosté sobre la cama, elevó su cadera y nuestros sexos quedaron a la altura pertinente… sin vencerme sobre ella, enfilé mi polla en su raja, y de un solo golpe se la metí toda en la vagina húmeda y chorreante. Follarme a aquella señora, con su coño tragón, cálido y esponjoso, era una sensación exquisita, su conejo era el culmen de un semental, la cosa más rica que se puede catar…, de repente me dice…  

– ¡Métemela hasta el fondo, hazme tuya nene! ¡Házmela sentir bien dentro de mi útero! ¡Hazme ser una hembra completa!

Sin duda, esta era una abuela totalmente diferente a la que yo conocía antes de las vacaciones, pero sin más empecé a follármela como un degenerado vicioso. Se la metía toda hasta adentro haciendo tope en mis huevos que golpeaban en su mullida vulva y ano…la escuchaba gritar como una puta adolescente. Continué con mis insertadas profundas un buen rato, recreándome en ver como entraba y salía mi estoque de entre aquellos carnosos labios vaginales, dos cortinas que masajeaban mi tronco venoso. Sentía su olor impregnando mis fosas nasales, me avivaba ese aroma a hembra emanando de su coño, de su piel y de sus labios cuando se los comía… las lenguas en dura pugna sin dejar de empujar clavando duro mi estoque en su útero. Nos besábamos con lujuria sin perder el ritmo de la follada, nos compenetrábamos tan bien como sin fuéramos amantes desde largo tiempo

Ella me abrazaba con piernas y manos, atrapándome en una arrastre demencial a la locura del incesto más pertinaz…, no paraba de arremeter cuando de repente me doy cuenta de la llegada de su clímax, así que comencé a bombear lo más rápido posible, buscando también mi orgasmo. ¡¡Joder aquello si fue sincronización!!, porque terminamos en un orgasmo espectacular entre esténtores, gritos y gemidos por ambas partes. Noté como se me inflamó la verga, se endureció y comenzó a expulsar chorros de leche sin cesar, en tanto ella se balanceaba corriéndose con mi polla clavada a fondo… 

¡¡Sí así es!! Así es como se folla a una puta. Así es como se llena a una hembra y se PREÑA a la perra de tu abuela.

Acabamos al mismo tiempo con cantidades de fluidos por ambas partes, no me percaté bien del sentido de sus palabras, no me encontraba en un estado favorable para analizarlas. Tras sacarla, increíblemente, no solo mi polla seguía tan erecta como antes, sino que a mi abuela no se le bajaron las ganas de más, me dice con tono de puta… 

– ¡Fóllame desde atrás a cuatro patas, cariño, dámela toda por el agujero que te apetezca follarte! ¡Ahí tienes el culo y el coño para ti.. y los dos los tengo muy apretados!




Ya metido en el incesto y el morbo, le metí un beso con lengua, ¡¡el cual fue uno más de esos ricos que acababa de aprender para el resto de mi vida!! La giré, era un espectáculo el culo en pompa de mi abuela…, posó sus tetas en el colchón respingó el culo elevándolo a la par que arqueaba la espalda y allí estaba el coño tragón de esa madura bajo el estrellado orificio anal. Guie el glande al más cerrado de los agujeros, presioné y pudo abrirse superando la peor parte… de ahí continué empujando hasta que se la metí de una por el culo… ¡Fue mucho más fácil de lo que esperaba! El ano se dilató tragándose mi glande y detrás todo el tronco con bastante facilidad. Fui ahondando mientras la tomaba de las caderas follándomela con todo, al mismo tiempo me decía la vieja… 

– ¡¡Sí mi vida, más adentro!! ¡¡Soy tu puta cariño!! ¡Dame una buena poculada... que no me pueda sentar en días!

Sus palabras y la sumisión al macho solo lograban que me calentase más si cabe… estaba enviciado con ese culo de la señora respetable, duro de tanto ejercicio. ¡¡Le la estaba dando como nunca soñé que se podía dar por el culo a una puta!! Ella gemía contorneando sus caderas en la mejor sincronización con mi embestidas… era de lo más excitante ver sus grandes tetas moverse en un balanceo tremendo al ritmo de mis empellones, y ella en esa pose inclinada, recibiendo toda mi verga. Ya lograba enterrarla hasta los huevos. Era increíble sentir mis pelotas caladas del fluido que le salía del coño, le chasqueaban al rebotar en cada envión de mi balano a lo profundo del esfínter de mi abuela. Lo apretado de su culo debió ser el revulsivo de mi pronta excitación… ¡Joder porque no era capaz de aguantar un rato más estar en aquel deleite glorioso! El caso era que no lo soportaba más, ver a mi abuela tan entregada dejándome follarla a mi antojo era demasiado para mis 18 años y salido como un mono… y recién estrenada mi virginidad. Creo que me estaba enamorando de mi abuela, la amaba y al follaba con la misma intensidad.

El subidón de adrenalina me turbaba, le dije que estaba a punto de correrme, a lo que ella contesto… 

– ¡Córrete del todo dentro de tu puta abuela! ¡¡Quiero que me llenes el culo con tu leche!! Hoy me vas hacer un completo llenándome de lefa la boca, culo y coño. 

Continuó diciéndome que no recordaba cuando un hombre la había hecho un tres en uno, que yo era su chico especial o que no entendía como habíamos pasado tanto tiempo sin follar. Ciertamente cuando uno es un adolescente está que se sube por las paredes por tener sexo, pero lo de mi abuela era de traca, a su edad y tan PUTA. A su petición fui muy obediente, y me corrí un montón de leche haciéndosela notar, dado que ella soltó un grito de satisfacción al sentir mi leche calentita brotar en su culo. Tras la última convulsión con chorreada, retiré mi polla de su ano, y esto ya era asombroso o para hacérmelo mirar por un médico… mi cipote continuaba muy erecto y con ganas de más…, nada que decir que a mi abuela esto le encantaba…

- ¡Bendita juventud! ¡Ummm, mi nieto es todo un macho semental! ¡Tómame de nuevo si quieres…nada te detiene!

Se agachó y empezó a mamarme de nuevo, esta vez fue mucho más placentera que la primera, no me hizo llegar muy rápido y se tuvo que esmerar con mis huevos también. cuando acabé corriéndome por cuarta y última vez no se lo trago todo, dejo salir un poco y lo paso por sus tetas, al mismo tiempo que yo le acariciaba su cabeza a modo de agradecimiento…, ahora sí que mis huevos ya no tenían ni una gota de leche, me los había secado todo. Al sacarlo me sonrió recostándose a mi lado, me dio un beso en la boca, acaricio mi exhausta verga diciéndome…

– Te has portado como un fantástico semental… ¡Gracias mi vida! Creo que ya te he dejado los huevos bien secos.... Hace años que no gozaba tanto, quédate tranquilo que nadie se va a enterar de esto, ¡cuando quieras lo repetimos las veces que desees!

Comprendí que mi abuela es de ese tipo de mujeres muy hembras, que siempre tienen el coño caliente, prácticamente insaciables, lo que no me explicaba era mi aguante…, yo creo que fue ese preparado de fruta en batido que me dio mi abuela antes del almuerzo, aquel brebaje debía tener algún afrodisiaco y efectivamente debió llevarlo. Doña Olga se ofreció a ser mi vertedero de esperma, y que me olvidara de hacerme más pajas, que para eso ya estaba ella disponible las veinticuatro horas.

Tiempo después descubrí el tarrito de pastillas azules que mi abuela tenía guardado en su neceser de viaje, supuestamente para levantar el ánimo a sus amantes…es la única explicación a que lograse tener mi verga dura durante más de dos horas eyaculando ingentes cantidades de semen. El caso fue que esa noche se fue a dormir, yo igual, al día siguiente todo estaba como si nada hubiese pasado, lo que me puso muy contento…, deseaba que mi vida fuese en todo de la misma manera, con la diferencia añadida que desde ese día mi abuela esta siempre mucho más feliz y de buen humor. Ver feliz a mi abuela es parte de mi felicidad.

Se acabaron las vacaciones y mi hermana se había recuperado, pero aún estaba convaleciente. Ya en casa las cosas no fueron iguales, porque ahora cuando tenemos oportunidad continuamos follando, en más de una ocasión tras esas vacaciones…en sus cumpleaños, ¡¡vuelvo a darle este regalo por ser tan buena conmigo!! Pero nunca se olvida el día en que la aparentemente tierna y dulce mujer que era mi abuelita, la vi convertida en toda una puta experta.


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El mejor trío, con mi abuela y mi madre. Tenemos una casa lo suficientemente grande para que cuando quiera mi abuela pase con nosotros algún tiempo o cualquier miembro de la familia de mi madre, pero sobre todo mi abuela materna que es propensa a enfadarse con sus hijas, y como en casa no se la controla tanto, pasa largas temporadas con nosotros. Mi abuela tuvo a mi madre siendo muy joven, que es la hija mayor, y tengo que decir que es muy joven para ser abuela, incluso podría ser mi propia madre, por eso nos entendemos muy bien… y sobre todo mantiene conmigo una total comunicación y entendimiento…, es una abuela que si tiene que fumarse un porro con su nieto, se lo fuma. Cualquiera que la viera nunca diría que tiene la edad que tiene, mantiene una figura atractiva, tiene unas tetas con las carnes tersas, no está gorda, suele vestir bien, dado nuestra posición no se priva de potingues para la piel y de ropa cara y se mantiene en forma. Mi madre es una calcomanía de ella.

Este verano pasado descubrió la novela erótica de Megan Maxwell gracias a mí… y la edición de la sonrisa vertical, y desde ese momento fue una distracción más para ella…, pronto se aficionó a las páginas eróticas con sus relatos calientes de sexo. Una noche, estaba cansado y como tengo la biblioteca en mi dormitorio ella se vino a él para leer. Estaba casi dormido sin prestarle atención cuando sentí que ella se levantaba y salía de la habitación sin hacer apenas ruido, vi que se había dejado el libro marcado por una página, y mi primera intención fue levantarme a ponerlo en la estantería, pensando que se había cansado marchándose a dormir, pero cuando me acerqué pude ver que había una página marcada donde un chico joven, más o menos de mi edad, con el torso descubierto, y la conversación versaba que él quería disfrutar con ella, la conversación me puso cachondo y me di cuenta que mi abuela no tardaría en volver, así que sin más volví a la cama y me hice el dormido para que ella no sospechara.

No tardó en volver a entrar y ahora en vez de vestida con la ropa de calle, traía un camisón que apenas tapaba nada y debajo se podía ver un sujetador y una braguita de encajes que la hacían muy atractiva, se había recogido el pelo en un moño encima de la cabeza, se acercó a mí, para comprobar que yo estaba dormido y volvió a la silla delante de libro, por encima del escritorio tengo un gran espejo cosa que me facilitó poder verla a ella sentada de frente, no podía ver el libro, pero la veía a ella perfectamente, vi que se acomodó en una posición y como se levantaba el pequeño camisón mostrando su braguita, la pequeña lámpara me dejaba verla perfectamente y a la vez dejaba el resto del dormitorio en penumbra por lo que ella no me veía, mi polla se había puesto completamente dura. Hacía tiempo que dejé de verla como mi abuela y la veía como una mujer, y me gustaba lo que estaba viendo.





No tardó en bajarse las tirantas del camisón dejando que este quedara en su vientre, se apartó la braguita y me dejó a la vista una visión de sus vellos perfectamente negros en una tira que daban continuidad a la raja de su coño. Con sus dedos se apartó los labios… son grandes, carnosos y muy oscuros, me estaba pajeando y para mi pensaba cuando le pediría que se quitara el sujetador y me dejara ver sus grandes tetas, pensado y hecho, hábilmente tiró de las tirantas y se bajó el sujetador, dos grandes tetas, con unas aureolas grandes y unos pezones oscuros quedaron a la vista del sujeto, podía verla como se masajeaba las tetas consiguiendo que sus pezones se pusieran duros en unos momentos, podía ver como se chupaba los dedos y se los metía en el coño, era una pasada, yo estaba a punto de correrme cuando ella se levantó de la silla, no me prestaba atención, yo podía ver sus tetas bailando delante de ella, se bajó las bragas y con sus manos abrió sus tremendas nalgas, fue una pasada, desde mi posición no podía ver bien su agujero, pero solo de imaginarme como sería las ganas de correrme volvieron, sobre todo porque la tenía de frente a mí, y podía ver como ella estaba disfrutando metiéndose los dedos en el coño y frotándose el clítoris, la habitación olía a sexo, cuando yo estaba a punto de correrme sentí a mi abuela hablando y se me heló la sangre al verme descubierto…

– Manu, ¿por qué no vienes aquí y le regalas a tu abuelita un poco de amor del tuyo, y de paso rebajas el nivel de presión de leche caliente a tus gordos huevos?

Que decir tiene que tardé unos segundos en asimilar esas palabras, pero como si mi cuerpo fuera un muelle salté de la cama y quedé ante mi abuela con la polla delante de su cara, ella se tragó literalmente mi polla y comenzó a mamármela como una posesa. Podía ver por encima de ella como me la estaba machacando sin contemplaciones, mi corrida no tardó en llegar... mi abuela se metía los dedos en el coño, sus gemidos eran intensos mientras soltaba toda mi leche en su boca. Ella se fue tragando con deleite y como siguió chupando mi polla consiguiendo con la ayuda de uno de sus dedos en mi culo, que mi polla en poco tiempo volviera a estar dispuesta para una segunda descarga. Me cogió de la mano y me llevó hasta la cama, me tendió y se subió encima de mí, cogió mi polla y se la pasó por su coño estaba completamente mojado y despacio se fue sentando encima soltando un hondo gemido, mi polla quedó enterrada dentro de ella, sus muslos me aprisionaban, podía sentir su peso, y mis manos y mi boca no tardaron en buscar esas grandes tetas que bailaban delante de mi cara, chupé, mordí y lamí sus pezones hasta conseguir que alcanzaran un tamaño sorprendente, estaban duros como piedras, ella gemía, mis manos recorrían todo su cuerpo, acabando en su culo... había follado con dos tías de mi edad después de estrenarme con mi abuela Olga… pero recorrer el cuerpo de una mujer madura como mi ella era una pasada. 

Era una mujer especial, y muy sabia...una vez me explicó la importancia de tener los testículos grandes, ello se debía a la competencia espermática que proviene de nuestros ancestros, cuando una hembra solía ser inseminada por varios machos del clan y solo quien vertía más cantidad de esperma fértil, desplazando al que hubiese dentro de la vagina, conseguía fecundar y perpetuar sus genes...,y que yo era heredero de esos machos que producen gran cantidad de semen para servir bien a la hembra y perpetuar la especie humana con la mejor genética.

Lejos de tener flácidas las carnes mi abuela, se notaban macizas y bien puestas ¡Una delicia!, el peso de sus tetas en mi cara me gustaba…un grato recuerdo que tenía de mi infancia, cuando jugaba con las tetas de mi madre. A los pocos minutos había sentido correrse a mi abuela, diciéndome los años que no sentía una polla como la mía. A ratos me llegaba el orgasmo, pensaba en otra cosa tenía una tregua de varios minutos más para continuar follándome a esa puta vieja, asimilé una técnica que me ayudaba a aguantar hasta media hora follando sin correrme, de ello me siento muy orgulloso. El caso es que tras aplicar mi técnica de distracción orgásmica con contención de la respiración, se me habían pasado las ganas de correrme, sin dejar de sentir mi polla tremendamente dura dentro de ella, podía percibir como recorría su interior, como notaba cada pliegue reverberando el placer en mi sensible glande, y como me había mojado por completo, sentía un líquido caliente que me llegaba hasta el culo.

Terminó por dejarse caer a mi lado, cuando quedó sin fuerzas, y me dejó salir de debajo de ella, yo la besaba y jugaba con su lengua, apretaba sus tetas, y con mi mano buscaba su coño, cuando encontraba su clítoris, la sentía como se retorcía…, señaló que estaba demasiado sensible para que pudiera seguir pero que me iba a dejar hacer una cosa que me iba a encantar. Me pidió que me levantara de la cama y se colocó a cuatro patas al filo de la cama…, llamó mi atención para que me acercara y con su mano cogió mi polla por entre sus piernas y se la pasó de nuevo por el coño, podía sentir mojar mi polla con sus jugos emanando de su fuente interminable, y con su mano se la acercó a la entrada de su culo, ¡No era la primera vez que sentía es sensación! No obstante me encantaba tener a mi abuela así… caliente y PUTA. Al notar mi capullo en su anillo, se produjo una descarga que recorrió todo mi cuerpo. El calor que desprendía el agujero de su culo fue el detonante…, agarré con fuerza sus sabrosas  nalgas y con la ayuda de su mano que guiaba la entrada empujé despacio, fue como meter mi polla en un sitio ardiendo. Cuando mi capullo desapareció dentro de su culo, me quedé inmóvil y podía sentir el esfínter de mi abuela apretando mi capullo…, suplicó que empujara para adentro, y la metiera varias veces antes de meterla completa. Así lo hice dilatando su esfínter, cada vez era menos la resistencia que ofrecía, por ello su culo tragaba un centímetro más a cada bombeada, y cuando la tuve bien abierta, se la clavé entera. El calor era aun más intenso, podía sentir como mis huevos habían llegado hasta su coño, solté un poco sus nalgas y comencé a sacarla y meterla con brío… Si al principio despacio percibiendo como calaba el rabo desde el capullo a las pelotas, después fue más contundente…

Al cabo de un rato, ella me pedía más rapidez, hasta conseguir que sus nalgas resonaran en un chapoteo incesante. Cada vez que la tenía completamente dentro de ella emitía un gemido excitante para mis oídos, al poco ya la embestía con fuerza notando su anillo circundar con presión por todo mi tranca, me encantaba esa sensación prieta, tanto que no iba a poder despistar a mi orgasmo durante mucho tiempo. La sujetaba de sus caderas, luego mis manos se deslizaban a sus pesadas y colgantes tetas que se balanceaban como campanas llamando a arrebato, y para finalizar sujeta de los hombros para clavar bien a fondo mi larga lanza… Fue cuando sentí la descargaba de mis huevos, la inserté a fondo sin dejar nada de mi verga fuera, toda por completo dentro de ella, y me vacié a chorros…uno tras otro me fui corriendo dejándole toda le lefa espesa de su pervertido nieto. Fue la corrida más larga y más intensa de mi vida, me temblaban las piernas y tuve que sentarme al filo de la cama, dejando que mi abuela con un suspiro de aceptación se tendiera, mi polla para nada había bajado su dureza, el culo de mi abuela había sido un buen afrodisíaco que ni siquiera lo que vi ante mí, consiguió que me la bajara… ¡Menuda sorpresa!

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Mi madre, completamente en pelotas estaba en el quicio de la puerta, se había propinado una tremenda paja mirándonos, aún continuaba, seguro que con nuestros gemidos se había despertado de la siesta…, no hubo palabras, ella miraba mi polla que palpitaba, apoyé mis manos en la cama y eché mi cuerpo hacía atrás hasta quedar con mi cabeza en el vientre de mi abuela y mi madre sin decir nada se acercó, se inclinó y me la mamó un par de minutos. No me lo podía creer, o sí, me dejé hacer sin más salida que la de continuar…la tarde tendríamos que amortizarla. Al cabo de ese tiempo mamándomela, se montó encima de mí, cogió mi polla con su mano y la guio por sus labios rozándole el clítoris, estaba tan mojada como su madre o más, con la única diferencia que mi madre mantenía la piel más tersa en algunas zonas. Fue una pasada sentir como se iba sentando sobre mi polla hasta hacer tope con mis pelotas, y de ahí comenzar a brincar sobre ella, no reprimía sus gemidos que ahora eran muchos más sonoros, creo que estaba tan excitada que le daba igual que fuera su hijo y su madre los que estuviéramos allí.


El caso era que con los pies en el suelo y yo en el filo del colchón, veía el culo de mi madre subir y bajar con premura…sinceramente mi madre tiene un culo perfecto a sus 35 años, en nada le sobra un pizca de carne…tersa, armónica, fibrosa y tetuda, meneaba su culo a modo de Perreo o Twerking haciendo deslizar todo el tallo de mi mástil por su vagina. Tampoco le sobre puterío. Era impresionante su vulva partida en dos mofletes envolviendo mi tranca…, el líquido se transformaba en gel viscoso y blanquecino, lo que demostraba el grado de calentura de esa zorra cachonda. Al cabo de cinco minutos follándome como una amazona, se levantó y tendió en la cama al lado de su madre y tiró de mi hasta conseguir que me montara sobre ella, deseaba ver de primera mano como follaban la abuela y el nieto. Con sus piernas un poco flexionada me permitió clavarla hasta los huevos, esa posición del misionero parecía gustarle más a ella, al menos era más cómoda, ya que era su hijo el que realizaba el trabajo duro de perforar, algo que se nos da mejor a los machos.

Mi abuela jugaba con sus tetas y podía sentir como también recorría con sus manos el coño de mi madre, aprovechando para atraparme de los huevos en un manoseo de mis bolas que me llevaba al infierno. Yo chupaba y mordía sus tetas y mi madre gemía hasta conseguir que se arqueara llegando incluso a levantarme con ella, yo seguía embistiéndola con fuerza, una vez pasado el corte de saber quiénes eran las dos mujeres que había tenido la suerte de follarme esa noche. Mamá me abrazaba y sujetaba del culo para que entrase más hondo si era posible…elevaba el culo y me atraía hacia ella en el instante que yo empujaba para adentro de su vagina, completamente sincronizados. Aquello era bestial, el olor a hembras en celo y sus gemidos ahora más elocuentes e intensos me parecieron que se iba a correr. Efectivamente, contrajo su cuerpo y entre esténtores convulsiona en un orgasmo que mi madre no oculto…






…Supuse no había sido el primero de la noche porque este la dejó rendida. Pero ahora era yo el que quería probar como era lo de correrme en el mismo útero que me trajo al mundo, en el de mi madre. Ciertamente tras más de una hora follando con una y otra, sentía que la polla me dolía al roce, pero no quería quedarme con las ganas de sentir como era eyacular en el coño de mi madre tras follármelo a saco. Así que me levanté de la cama y mi abuela con una sonrisa le dijo a su hija que me diera el culo, desde atrás me encanta follarlas como perras. Las dos se pusieron a gatas al filo de la cama, me coloqué detrás de ellas y volví a metérsela a mi madre en el coño, tras unas cuantas acometidas la extraía y la insertaba de un solo envión con fiereza, en el coño de mi abuela… había diferencias entre uno y otro… el de mi madre era más apretado y el de la abuela estaba repleto de fluidos entre los suyos y mi semen notándose más deslizante…, por ello chorreaba jugos. Permitía hacerle un clavando hasta los huevos una y otra vez. Cambiaba de un coño al otro cada ocho o diez metidas sin su ayuda, mi verga erecta encontraba las entradas de los coños sin problema, las únicas palabras que salieron de la boca de mamá fueron…

– Despacio hijo, despacio, que nunca me han hecho esto.

Imagino que estaba muy ofrecida, para que le entrase la polla de un macho hasta los mismo huevos con suma facilidad…. Pero era demasiado tarde, mi polla encontraba la pared vaginal desapareciendo toda la tranca hasta la raíz de un solo golpe de cadera…, soltó un tremendo grito e intentó que me saliera, pero apresándola por la cintura comencé a sacarla y meterla con rapidez, mi abuela ayudaba apagando sus gritos besándola, hasta conseguir que los gritos se convirtieran en pequeños gemidos por la hiperventilación…respirar y gritar era casi un problema, cuando se hubo acostumbrado a mi polla en lo más profundo de su útero, tras unas cuantas embestidas la saqué, y busqué el coño de mi abuela, lleno de mi corrida anterior y se injería perfectamente todo el cipote…, era alucinante, metía mis dedos en el culo y coño de mi madre y me follaba el coño de mi abuela, sacaba la polla del coño de la abuela Olga y se la metía a mi madre con los dedos en el culo de mi abuela, así estuve un buen rato hasta que no pude más…en ese momento me tocó follarme el coño de la abuela, pero la extraje y se la volví a meter a mamá, no debía dejarla sin sus buenos chorros de leche cremosa…, así que en nada  disfrutaba del acogedor abrazo de mi verga con la vagina materna... el roce de sus paredes, sus terminaciones nerviosas dándole placer a mamá reflejado en su rostro, me envalentonaban en acuchillar con más donaire a aquella hembra...arrecié las batidas hasta que logré correrme en el coño de mi madre consiguiendo que ella lo hiciera conmigo después, follándomela un poco más, habiéndome corrido ya.

No fue como la primera vez, pero esta conseguí que fuera más larga, notaba recorrer los chorros de lefa por mi tronco hasta eyacular en la misma cérvix materna…un primer gran chorro y el segundo más intenso hasta contar seis convulsiones de mi verga dentro de mamá. Cuando se la saqué, estaba rendido con la polla irritada…no era la primera ni la segunda vez, lo normal era echarle dos o tres pinchitos, pero cuando se encontraba muy caliente, la muy zorra me dopaba con viagra para que alcanzara al menos dos horas empalmado follándola…, en ese periodo caían cinco polvos, como así había ocurrido con ambas hembras, en este caso fueron seis. El dolor de polla y huevos me duraría un par de días más, pero sin lugar a dudas valía la pena follar con aquellas dos Señoras.

Nos tendimos los tres y yo quedé entre las dos, boca arriba y ellas tendidas casi sobre mí a cada lado. Sentir esos cuerpos sobre el mío, conseguían que mi polla palpitara, pero ahora sabía que había descubierto algo nuevo y sabía con toda seguridad que ya no volvería a dormir solo ninguna noche más.

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Mi primer trío y había sido con mi abuela y mi madre. Pero eso se quedó corto pese que en la vacaciones de Navidad no perdíamos la oportunidad cuando nos encontrábamos los tres, en verdad no eran muchas porque mi hermana siempre andaba por casa, de todas formas incluso con Naira en casa nos recluíamos en la habitación de mi abuela y follábamos durante horas. No voy a negar que los gritos y gemidos no se oyeran en todas las estancias del hogar dulce hogar, y obviamente mi hermana lo tenía que escuchar, pero ella nunca dijo nada, asumiendo esas relaciones incestuosas como normales dentro de una situación familiar anormal, donde el único macho disponible es su propio hermano. Mi madre y mi abuela se encargaron de explicarle bien la situación y que un chico de 18 años con muchas ganas de follar debe ser ayudado… no deseaban que ocurriese lo mismo que otras familias obstinadas en ver las relaciones sexuales como un tabú.

Sé que mi hermana, desde hace unos años me ha pillado varias veces pajeándome, e innumerables veces mi madre y abuela... y lo mejor es que todas se ha quedado mirándome hasta que he acabado con mi lechada fuera, saber que me observaban me excitaba, y ellas como si tal cosa se daba la vuelta y continuaba con sus cosas, de ahí que el paso siguiente era evidente que fuese follarme a mamá o a la abuela…mejor a ambas gracias a mi resistencia follando y al modo especial de mis orgasmos…. Tras el primero un 2º al minuto de seguir clavando a la hembra mientras llega, y para el 3º solo necesitaba un receso de cinco minutos…lo cual me disponía poder follarme a dos hembras a la vez.

…Como es natural el último es mucho más prolongado, no bajando nunca de los 20 minutos, y para rematar en alguna ocasión puedo llegar al cuarto sin pastillas azules. Sin embargo a mi abuela y a mi madre no es solo mi aguante y mis ganas de copular con ella, sino la dureza que alcanza mi verga con sus casi veinte centímetros y un considerable grosor, de la que dice mi abuela que es la polla perfecta para usar a diario, naturalmente muy por encima de la media de las pijas que se han encontrado en su vida. Así que dado que en casa era el único macho que convivía con ellas, no era extraño para ninguna que compartiera sus camas… Tras una agradable charla lo cuatro juntos en el sofá, a mi hermana no le parecía mal, tal vez con la esperanza de que un día sea ella la afortunada y me meta en su cama con o sin permiso de las señoras de la casa…. Yo creo que con todo el permiso de las maduras.


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HERMANA, MADRE Y ABUELA, en un solo lote "Cuando Manuel se alzó como el macho alfa de casa, cambiaron nuestras vidas"…. Esto empezó cuando yo tenía unos dieciséis años, sin embargo llevaba espiando a mi hermano unos años atrás, viendo cómo se hacías sus pajas, y sinceramente a mí también me comenzó a picar el coñito…, mientras observo me toco la pepita sintiendo un acaloramiento extraño y extremo por todo mi cuerpo. Desde hace poco todo ha ido en aumento, sobre todo desde que sé que Manu se folla a mi madre y a la abuela… y a mí me gustaría sentir lo que sienten ellas, que por lo visto debe ser muy bueno por como gritan y gimen de placer con Daniel. Como ya saben, vivo con mi madre, y con mi abuela en una ciudad pequeña de la meseta ibérica. Como suele ocurrir con mujeres tan calientes como mi madre, que follan con uno y otro canalla, al final quedó preñada de Manu y aun siendo madre soltera, supuestamente el mismo hijo de puta la volvió a preñar de mí... aunque a día de hoy tengo mis dudas. Nuestro supuesto mi padre no quiso saber nada de criar a sus hijos, por eso nos fuimos a vivir con mis abuelos, la pena fue que se divorciaron, de ahí que ahora las tres vivimos con mi hermano. Él se veía empoderado al poder tirarse a las dos hembra maduras de casa a su antojo, por eso un día propuso que yo también participase en sus orgías…

– La condición que os pongo a las tres es dormir con vosotras, una noche en cada cama. Y no solo quiero dormir con las tres. Quiero follaros a la tres, y que me hagáis lo mismo.

Mi madre estaba estupefacta, yo era para mamá aún muy niña o más bien deseaba protegerme de su pasado siendo follada desde los catorce años y preñada a los dieciséis, sin embargo a mí no me parecía mala idea, ya me picaba el coño bastante, y me tocaba hasta correrme cuando les oía follar, gritar y gemir cuando se corría en la habitación de al lado. Mamá no daba crédito lo buen follador que era Manu… jamás se habría imaginado eso de su primogénito. El cabrón, se veía poderoso con su enorme cetro dando verga a ambas putas. No tengo palabras para describirlo. En cambio, mi abuela Olga lo miraba con ojillos brillantes, le emocionaba ese atrevimiento de Manu y lo mucho que había madurado en pocos meses. Ciertamente, yo creo que jamás se habría imaginado a su edad, volver a tener tanto sexo como le daba mi hermano, y menos con alguien tan joven…, por eso, ella al menos estaba dispuesta a compartirlo con la nena de la familia en casa. Mi madre miró a mi abuela y a Manu de seguido. Si, dijo el con un gesto. Y después muy despacio, me miro a mí… 

– ¡¿Ella también?!

– Si, pero solo cuando esté preparada y me lo pida. Sino, no pienso tocarla. Ya hemos tenido dos experiencias de preñado prematuro con vosotras.

Sonaba extraña tanta delicadeza de alguien que nos había hecho semejante propuesta. Pero cada uno tiene sus principios, eso lo he aprendido con el tiempo. Nos dijo que teníamos tiempo de pensarlo y hablar entre nosotras. Mi madre y mi abuela se pasaron toda la semana discutiendo a cada ocasión. A mí nadie me pregunto, aunque Manu me tenía fascinada. Guapo, bien educado, fibroso y me trataba con cariño y respeto. Mi abuela estaba encantada con la propuesta… tenía buen sexo después de tantos años sin probar a un semental con tan buenas cualidades, y además viviría acomodada. Mi madre estaba como loca. Deseaba a su hijo, pero para ella sola, claro, no quería que me pusiera la mano encima, ya bastante era compartirlo con su madre, mi abuela. Al final, llegó el día y a regañadientes mi madre aceptó por nosotras dos, mi abuela se puso las mejores galas para dar la noticia y festejar con una buena cena elegante… Manu no se dejó impresionar y le dijo sin preámbulos a la zorra de mi caliente abuelita…

- Abuela, no necesitas llevar tantos abalorios. Prefiero ver tu cuerpo desnudo. Es mucho más deseable….con la calentura que tienes en el coño, seguro que lo pasaremos bien.

Esa primera noche fue muy tensa. Mi madre estaba furiosa y nada apetecible para un hombre, así que Manu se dedicó a la abuela. No necesite oírla. Las luces estaban encendidas a media luz, suficiente para darnos intimidad y no quedaran expuestas todas las inseguridades físicas. Les mirábamos sentadas en los sillones anexos al gran sofá donde mi hermano ponía bien fina a pollazos…, ella se movía como una jovenzuela y Manu se las ingenió para volverla loca de placer. No dejaba de gritar y gemir. Se pasaron follando casi una hora sin parar, en diferentes posturas a la vista de mamá y mía. Ella lleva corrector de dentadura, pero se los quitó esa noche para poder chupársela a gusto, sabiendo lo que le venía. La primera mamada se corrió casi al principio y mi madre pasó del enfado a la curiosidad. 

Ver a su hijo follando como loco con su propia madre la ponía cachonda. Tenía los pezones enormes mientras Manu enculaba a la abuela. La pobre casi no se sostenía a cuatro patas pero aguantó como una valiente todas las embestidas. Mi madre no dejaba de acariciarse mientras los miraba y por fin se decidió. Si no hacía nada, su propia madre le iba a robar a su amante definitivamente. Así que cuando mi hermano se corrió por primera vez dentro del coño de la abuela, ella se la cogió y se la metió dentro de la boca, para que se corriera dentro de su garganta con los últimos esténtores del orgasmo. Y no dejó caer ni una gota, se la tragó sin paliativos. 

Mi hermano tiene esa particularidad de correrse en dos fases con un intervalo de un par de minutos entre ambas corridas. Yo, por mi parte, sin haberte tenido de sexo con penetración en mi vida, me notaba muy húmeda con el coñito chorreando y un ardor por dentro que me corroía de ganas de probarlo ¡¡Tenía mis pequeños pezones doloridos de estar tan duros!! Sabía que lo que hacían era solo para ellos. Daniel había prometido no tocarme y estaba cumpliendo. Solo me miraba y sonreía.

Después de aquella noche, mi madre estaba más relajada y mi abuela no se levantó durante todo el día de dolorida que le había dejado el coño y el culo a la vieja. Decía que le ardía de lo escocida de tanto follar… inclusive el coño veterano y tragón, no solo el culo. Así que Manu se dedicaba solo a mi madre, con alguna caricia pasajera a mí y a mi abuela. Hicieron de todo. Aquellas debían de ser unas orgías preparatorias para mí, ver tocar y disfrutar sin ser mancillada.... Mi madre se la chupaba con violencia. Casi se ahogaba con la polla en su boca. La montaba como una bestia. Casi siempre la follaba por el coño y la pobre casi no podía ni andar cuando la enchufaba por el culo, pero no dejaba de hacerlo. No sé si era pasión o miedo a verse apartada, el caso era que el chico gozaba de ambas perras… y Yo ya estaba cansada de tanto mirar y por fin me decidí una tarde que estaba viendo la televisión…. Me senté a su lado y sin pensarlo le cogí la polla con la mano. De inmediato se puso dura como una piedra dentro de mi boca... se la mamana mirándole a los ojos sin decir media palabra de su parte. Me dio un poco de miedo pensar que me pudiera meter eso dentro del útero. Pero estaba decidida a empezar a follar por el coño. Mi madre estaba sentada al otro lado en el sillón contiguo, Manu la miró pidiendo su consentimiento. Y ella entornó los ojos con un gesto de cabeza de afirmación, creo que de puro agotamiento o simplemente no veía tan mal que dos hermanos retozaran y disfrutaran de algo tan divino con lo que la naturaleza nos ha dotado. Él le dijo algo al oído, y ella le miró sorprendida.

Con un gesto de sigilo, mamá me animó acercándose a la abuela que estaba dormitando en un sofá. Como estaba semi desnuda, fue sencillo despojarla de sus bragas y empezar a acariciarla, con mucha suavidad. La abuela empezó a gemir medio dormida sin saber quien la acariciaba. Sin pararse a pensarlo, mamá enterró su cabeza entre las piernas de su propia madre. Ella se despertó y apretó la cabeza de su hija contra el conejo sediento de lisonjas. Cuando se dio cuenta que no era Manu intento zafarse, pero justo en ese instante sintió una oleada de placer por la buena comida coño que su hija le hacía que se dejó hacer. Mientras mi hermano me estaba poniendo a cien acariciándome el coñito y me chupaba los pezones. Me dolían una barbaridad pero quería más. Casi sin darme cuenta tuve mi primer orgasmo de mi vida provocado por las manos de un hombre, fue una explosión de placer que aun recuerdo y seguidos tuve otros dos más intensos todavía. Me quedé casi sin aliento y sin darme cuenta me encontré con la polla de Manu delante de la cara… erecta, dura, larga y soportando el pesado lastre de sus dos bolas en un escroto muy estirado. Estaba claro lo que quería que hiciera. Yo la había visto muchas veces, pero aun me daba miedo de lo gorda y larga que la tenía. Me empujo la cabeza con fuerza adelante, no tuve más remedio que abrir la boca y volver a comérmela, estaba más larga, gruesa y dura que al principio. Me la metí, pero solo un poco menos de la mitad, aun así me golpeaba la garganta y me dolían los labios estirando las comisuras de tan abierta que la tenía.





Y el empujaba con fuerza follándome la boca como un cabrón, pareciera que mi garganta fuese el coño de mamá o la abuela que son bien tragones. Se me saltaban las lágrimas, pero no paraba. Y yo no quería que parara. Desea hacerle feliz igual que mi madre y mi abuela, era nuestro hombre y nosotras tenemos obligación como hembras de someternos a sus pretensiones…eso era algo que tanto mi madre, pero sobre todo mi abuela me había inculcado desde bien pequeña…, lo aceptaba ¡¡No quería estar fuera de los deseos familiares!! Así que no dejaba de empujar. Oía gemir y gritar de placer a mi abuela y a mi madre comiéndole el coño, enzarzada en el clítoris con descaro impúdico… eso me ponía caliente como una putita. Tenía el coño chorreando después de correrme. De repente y sin previo aviso se corrió en mi boca. Saco tanta leche de sus gónadas que me ahogué entera. Me dieron arcadas con ganas de vomitar, pero me aguanté aquella primera lechada de tantas otras venideras. Aun así derramé parte del semen por mi cuerpo, casi toda su leche me la fui tragando como una puta... y le mire con ojos culpables

– “No te preocupes, también me gusta regar vuestro cuerpo con mi leche. Ahora ponte a cuatro patas, quiero ver tu coñito y tu culo a la vez mientras te estoy follando”.

Me entró un pánico que me sentí temblar. Si me hacía daño en la boca, por el coñito virgen me partiría en dos este animal. Él se pensó que temblaba de placer, así que no dijo nada y me puso con el culo arriba. Sentí un momento su lengua en mi ano… me chupo toda la raja y llegó al clítoris castigándomelo ¡Joder, me hizo correr otra vez el Hijo de Puta! Al tiempo que Manu me comía el coñito, ahora era mi abuela quien se lo comía a su hija y viceversa en un 69 lésbico. Viendo el espectáculo de las veteranas, Daniel se posicionó tras de mí, abnegada a sus gustos me dejaba hacer, cuando de pronto algo muy duro empujo con fuerza en mi coño. Mi pobre conejito enjuto cedió con un dolor extraño, mucho menos terrible de lo que imaginé. No pude reprimir un gemido, miró pero mi madre no dijo nada. Las dos volvieron a enterrar sus cabezas en los coños respectivos de la otra, gimiendo de gusto en un 69, mientras sus hijos follaban como conejos degenerados. Volvió a empujar con fuerza y sentí que me moría de dolor placentero, al sentir romperme el himen… grité con desesperación, se me saltaban las lagrimas. ¡Qué demonios! Estaba llorando como una magdalena. Pero él ni se inmuto. No se detuvo ni un momento. Me estaba follando el coño sin piedad y delicadeza a un tiempo. El dolor era insoportable, pero al mismo tiempo, el rozar de su durísima polla dentro del útero me provocaba un placer irresistible.

Me metió toda la polla dentro, tras un buen rato percutiendo para expansionar mi coñito. Los veinte centímetros, de polla gruesa como mi brazo, me estaba taladrando hasta el estomago. En medio de tantas sensaciones adversas y delirante, me sentí correr con nunca lo haría después. Mi coño se estremecía de placer palpitando con el orgasmo que me estaba dando. Me cambió de postura para verlos las caras frente a frente, la enfiló y volvió a abrirme en canal por el coño. continuamos un tiempo indefinido follando, besándonos, comiéndonos las lengua y mis pezones... mi hermano me follaba divino y me sentía muy dichosa de ser su nueva hembra. De pronto siento que me empieza a dar más rápido, más duro y mucho más profundo en cada estocada... de inmediato percibí un gran aldabonazo en lo profundo de mi coño, la hincó y se comenzó a correr allí en la misma boca de mi trompa de Falopio…uno, dos y hasta cinco chorros de lefa me inundaron mi estrecha vaginita. Después de vaciarse continuó follándome un poco más y fue cuando se salió de mí y al mismo tiempo noté algo caliente en mi cabeza. Llevaba el pelo muy corto por el calor, y me echo toda su leche encima de mí. Y era mucha. Tanta que se me caía por la cara. Un segundo chorro de leche acabo en el mismo sitio y aprecié como resbalaba por la frente a la nariz, hasta que llegó a mis labios. Tenía toda la cara llena de la lefa de su segunda corrida, pero no me daba cuenta de nada, sin embargo mi rostro debía parecer el de una puta.

Por fin mi recién estrenada vagina estaba libre, pero la sentí abierta como si no hubiera salido aun. Cuando me soltó me caí desmayada. Al rato me desperté, y los tres estaban mirándome con una sonrisa. Sentía mi cara y mis tetas húmedas y pegajosas con un olor a semen que cubría toda la estancia, sin darme cuenta realmente que era por los espesos chorros de esperma que me cubrían la. Quería limpiarme, pero Manu me dijo que no lo hiciera, para que oliera a macho todo el tiempo posible. Mire a mi madre y asintió con una sonrisa. Claro que sonreía, Mi abuela estaba un poco alejada tras de ella y pude ver como la acariciaba el coño desde atrás. Por lo visto todos estaban felices por mí, así que me animé a cogerle la polla a mi hermano y llevármela a la boca de nuevo, deseaba demostrarle a las hembras maduras que la nueva no era peor hembra. Estaba decidida que tragarme toda su leche esta vez. De nuevo se volvió a correr en mi garganta y ya no me pareció tan mala la idea de beberme su lefa, de mamar su gran verga y de desinhibirme con la familia. Creo que a ninguna de las tres féminas nos importaba compartir al macho y formar su pequeño Harem familiar.

Me pasé dos horas sin lavarme con su leche de varios polvos en mi cuerpo. Durante una semana no pude caminar bien, al día siguiente tenía que comer recostada porque no solo fue mi coño el desvirgado y mi boca de puta, sino también me estrenó el culo…, así que sin haber acabado la secundaria, ya podía presumir de ser la más y mejor follada de mi clase y tal vez del instituto. En esos días, todo eran atenciones para mí, todos venían a ver como estaba, incluso a mi hermano se le veía preocupado. 

Dicen que la mejor receta para aliviar un desvirgue es mimar el coño de la desvirgada, y por ello de vez en cuando mi madre o mi abuela me lo comían con mucho cariño y delicadeza. Su placer me hacía sentirme mucho mejor, no así Manu, que solo quería mi coño recién estrenado para darme de pollazos, por tanto una vez pasado el dolor, me lo follo de nuevo varias veces los días siguientes. Y todas las veces me dolió un poco, cada vez menos… sin embargo iba a mejor mi vida sexual, yo no me contenía, con más facilidad me corría como loca con más gusto. Aun durante meses después, con mi abuela y mamá, continuamos follando  todos juntos en orgías de sesiones interminables. Manu se toma una pastilla azul para tener la polla dura durante horas y horas en favor de nuestro uso de ella, a placer.... Perder un poco de vida social con las amigas, merece la pena esos fines de semana de desparrame sexual en casa, pero todo tiene un coste, más follando a pelo. Con ninguna de las tres usa condón para correrse dentro de nosotras, y aunque tomamos precauciones mi madre y yo, principalmente, por arte de birlibirloque en el trascurso de diez semanas vamos a parir a sus hijos... dos niñas y un niño de la panza de mi abuela.

Ningún chico que he conocido tiene una polla como él, y aun hoy estando preñada, me duele gustosamente cuando me atraviesa con ganas…ninguno me ha hecho el amor, ni me folla como Manu, y creo que ningún hombre me amará tan intensamente como mi HERMANO. No solo a mí, sino a todas las mujeres de "EL HOGAR DEL AMOR"  ¡¡Cada día me gusta más… cada día lo deseo más!! Sin duda será el padre de todos mis hijos y de los que tengan mi madre y mi abuela.

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