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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Las edades de Carol



Nos besábamos con pasión, como si fuera el último día de nuestras vidas. Me tenía cogida de la cintura mientras rodeaba su cuello con mis brazos. Su morreo intensificaba la calentura del momento, no podía soltarme, me sentía protegida en sus brazos. Mientras mi hermano dormía, yo me besuqueaba con mi padre en la sala, con la luz apagada y la TV encendida. Sus manos subían a mis costillas a la vez que las pasaba por mi espalda, apretando mi cuerpo contra el suyo, sentía mis tetas aplastarse contra su fornido cuerpo. Sus manos pasaron de mi espalda a mi trasero, sintiendo lo paradito que estaba, sintiendo cada una de las nalgas de su hija. Sus manos apretaba mi culo por encima de la camiseta morada que llevaba ese día, una mano en mi cintura y la otra en mi trasero, nada me ponía tan caliente como eso, sentir la varoniles manos de mi padre dominándome.

Yo bajaba mi mano lentamente, desde su cuello hasta su enorme bulto, pasando por sus pectorales y abdomen bien definido. Sentía como su entrepierna iba engordando a medida que los besos se intensificaban. Lentamente se endurecía, hasta sentir el pollón bien erecto a través del holgado pantalón. Podía acariciar el enorme glande, a la par que sobaba con delicadeza su enorme polla. Lentamente se fue sentando en el sillón detrás de mí, sin dejar de besarme y sin dejar de manosear a su hija. Al sentarse, estiró su brazo para coger una de mis piernas y poder empujarla hacía él, para sentarme sobre su regazo sin dejar de besarnos con lascivia pervertida. Al acercarme, abrí mis piernas para colocarme encima, al tiempo que dejando que mi camisón se alce un poco, le mostraba mi coñito y mis contorneadas largas piernas.

Mi padre, sin dejar de besarme, estando encima de él, sobaba mi pierna con una de sus manos mientras que con la otra me agarraba una nalga. Yo llevaba mis manos al comienzo de su polo para comenzar a quitárselo. Lentamente fui alzándolo, sintiendo su fornido cuerpo con la punta de mis dedos, al hacerlo. Cuando no podía subir más, él estiró sus brazos hacía arriba para poder quitárselo, para eso, dejamos de besarnos. Puede ver el cuerpo de mi padre, que a pesar de haberlo visto antes centenares de veces, con la luz tenue se veía muy sexi… me encantaba, era el maduro más atractivo que nunca soñé, de cuerpo corpulento y bien definido.

Al quitárselo, me miró directo a los ojos mientras llevaba sus manos al pantalón, bajándolo junto con su bóxer a un tiempo. Para facilitárselo, me paré un poco en su regazo, haciendo que mis tetas quedasen en su cara. A pesar de que mis pezones se podían ver duritos a través de la camiseta, se concentró tanto en mis ojos que no lo notó, pero eso no importaba, pues no pensaba follar con él con ropa, luego me lo quitaría para verlos mejor y gozar de ellos totalmente desnudos.

Al estar completamente denudo, me embelesé con la viga empotrada que portaba entre sus piernas, antes me asustaba que me la pudiese meter, ahora la deseo con excitación. Llevó sus manos a mis piernas, rozándolas suavemente mientras subía a mi trasero por dentro del camisón, para poder sentirlo al descubierto. Esa noche llevaba unas bragas rosadas con bordado de flores rojas y amarillas. Siguió besándome mientras masajeaba mi culo, haciendo a un lado mis bragas y lograr tocar mi rajita ya humedecida por lo caliente que estaba…. Cuando sintió la humedad en mi coñito, empezó a mover sus dedos de arriba abajo lentamente, empapándolos y haciendo que mi respiración sea más intensa. Al notar suficiente humedad, tanta que sus dedos chasqueaban encharcados, alzó hasta mi cintura la camiseta, y cogió su verga del tranco para ponerlo recta y directa a mi coño. Me arqueé a observar la maravilla que posee mi padre entre las piernas, lo vi apuntando a mi vagina, todo venoso y cabezón… rígido y repleto de venas hinchadas, con una anchura impresionante. Logré verlo gracias a la luz del televisor. Me extasiaba sentir la dilatación vaginal que me producía aquella arma letal que portaba mi padre.

Empezó a rozar la punta contra mi rajita, empando la cabeza de flujo vaginal chorreante e imparable, de esta forma lo estaba preparándolo para meterla. Cuando me dejó bien mojadita, dio un pequeño empujón con delicadeza, haciendo que la punta de la polla entre con lentitud, le era fácil por la forma puntiaguda de su glande. Fue expandiendo mis labios vaginales y la boca del coño hambrienta lo devoraba. Mientras lo hacía, me miraba a los ojos al igual que yo....nos gustaba vernos los gestos de placer, nos comunicábamos con los ojos, notando cada centímetro dentro ¡¡Era una delicia para mí, Sentir la verga de mi padre entrando en mi coño, es lo más sublime que haya sentido en mi vida!! Cuando embutió la tranca por completo, empezó con el mete saca, lento y sin prisas. Yo le elevaba más el trasero para que lo pudiera sentir mejor, sin embargo, pasó a quitarme la camiseta mientras mi coñito no tenía reparo en engullir la gran verga que me perforaba.

La cogió y la fue alzando mientras veía todo mi cuerpo brillar gracias a la luz del televisor. Estiré mis brazos para ayudarlo, eso hizo que viera mis tetas rebotar por tratar de quitarme la camiseta con cierta prisa. Sus ganas de querer apoderarse de ellos le ganaron, haciendo que mordiera mis pezones nada más estar a su disposición…. Agarraba una de mis tetas con una sus manos, mientras tenía la otra en mi cintura. Dejé que las cogiera con sus manos, yo llevaba mis brazos alrededor de su cuello asiéndome a la vida y poniéndoselos en su cara para que jugara con ellas y mis pezones espigados. Para no apartar su boca de mis tetas, le daba sentones tiernos y profundos, al tiempo que le gemía con cautela para no dejar de gozar de ambas cosas a la vez…su follada y su comida de tetas, sin despertar a Nacho. Todo esto iba a lograr que llegáramos juntos al momento del clímax. Mis sentones eran contundentes, notaba como se aplastaban sus huevazos contra mi vulva en cada tragada completa de pollón, me partía en dos con más ganas que yo le ponía.

Era tanta la calentura que mojaba toda su verga con mis jugos, haciendo que en cada penetrada se escuche, por la gran cantidad de humedad. Fue tal el punto, que incluso su verga resbalaba en mi coño con suma facilidad, pese a la estrechez y su gran volumen viril. No aguantaba más, me sentía correr sin remisión, al igual que él. Lo notaba eufórico, tenso y con todas las ganas de aventar en mi enjuto coñito, la inmensa cantidad de leche que albergan sus orondos cojones… nunca tenía reparos de llenarme el útero de esperma, y yo lo deseaba con devoción absoluta…. Aceleramos con las arremetidas, haciendo que mis tetas reboten de forma brusca, tetas que tenían las marcas de sus manos y sus mordidas por los fuertes chupones que me daba el cabrón…unas mamadas que me enloquecían y hacían gritar.





Mi gemir se intensificó junto con el suyo, pudiendo ver el sudor bajando por su sien con cada sentada que le daba…sabía que su calentura era de esfuerzo y excitación por follar con su hija. Ahora era demencia, elevé mi culo un poco más, para sentir sus enormes bolas chocar con mi ano por lo bruscos que estábamos siendo. Fue tanto el esfuerzo que le pusimos que terminamos por corrernos juntos, soltando un último aliento de cansancio. Percibía como su verga convulsionaba dentro de mi vagina con cada chorreada de semen. Era muy excitante notar el pulso de su corazón a través de la polla. Solo sentí cuatro de los borbotones de semen que eyaculó dentro de mí. Mi corrida no fue para menos…, empapé su verga con mis jugos, haciendo que resbale por sus bolas impregnándolas por completo, dejando regueros brillando en sus huevos gracias al flujo de su hija.

Durante la corrida, nos besábamos románticamente mientras nos acariciábamos la cara, nos mirábamos a los ojos y nos sentíamos unidos en aquel ritual ancestral. Nos quedamos así por un rato acoplados, mientras su verga se relajaba perdiendo rigidez. Luego me la sacó y, aun cansados, nos acostamos en el sofá, abrazándonos y haciéndonos mimos. Me rodeaba con sus brazos mientras yo estaba sobre él, acariciando sus pectorales y sintiendo su respiración cansada. Nos quedamos recostados por un rato, gozando de la satisfacción del otro, disfrutando del descanso antes de pararse e irse. A pesar de que quería quedarme con él para siempre, tenía que cambiarme las bragas, estaba toda mojada, dando una sensación extraña al tenerla puesta. En verdad tendría que ponerme una compresa de tanta leche que iría destilando mi coñito en los próximos minutos, a medida que fuera retomando su estrechez normal.

Lo miré y besé de forma tierna, diciéndole “te amo papá”, haciendo que me devuelva un “yo igual hija” con esa sonrisa adorable que tanto me encanta. Me paré y me puse el camisón que me cubría un poco por debajo del culo, caminé hacia las escaleras y las empecé a subir mientras veía como él se levantaba para subirse el pantalón sin dejar de mirarme. Me despedí alzando mi mano y moviendo mis dedos de atrás a delante, junto son una sonrisa tierna. Al llegar al segundo piso, donde se encuentran los cuartos de la nueva casa de papá, pasé por el cuarto de Nacho. Se encontraba semi abierto, con la luz de la luna entrando por la ventana. Me asomé un poco para ver si mi hermano escuchó lo que pasó, pero solo logré ver parte de sus pies sobre la cama. Poco me importaba, porque ya nos habíamos confesado que ambos follábamos con nuestros padres, pero eso papá y mamá no lo saben. Él me ha declarado que pretende preñar a mamá y yo quedar de papá, de lo contrario no cometeríamos estas locuras de follar sin condón, siempre que tenemos ocasión.

Tras inspeccionar, me dirigí a mi cuarto sigilosa para no hacer ruido, estando dentro, me comienzo a cambiar las bragas con una compresa, y me preparo para ir a dormir. Esos días que viene Nacho a estar con papá y conmigo, no dormimos juntos mi padre y yo, solo por respeto a la familia. Estando en la cama, sentí cierta culpa por lo que pasó esa noche, es como si le hubiera puesto los cuernos a alguien, aun no digería por completo lo que pasaba entre mi padre y yo, lo amaba, pero deseaba probar con chicos de mi edad, de hecho salía con uno de mi facultad, sin haber llegado a follar…tal vez no lo consiga si continúo a este ritmo con mi padre. Sin embargo, estar llena de papá me hacía sentir muy satisfecha. Era raro.

Creo que desde esa noche, las cosas cambiaron para siempre, supe que tarde o temprano me haría su mujer, que los chicos con quien había probado para enamorarme, era imposible quedarme con ellos…. Mi padre y yo, llevábamos ocho meses follando desde que me desvirgó y nunca me apeteció probar a otro, sinceramente. Pronto cumpliría los Diecinueve años. Tendríamos que esperar al próximo curso, para ver que nos deparaban los nuevos acontecimientos.

  

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Fui cumpliendo las edades de mi sexualidad de manera constante y moderada. A los ocho años ya sabía que debía cuidarme. Recuerdo el día que mi profesor de tercero de primaria nos explicó cómo era el proceso de procreación entre hombres y mujeres… Sudaba muchísimo, parecía un poco nervioso y dubitativo, buscando la mejor manera de explicarnos cómo sucedían las relaciones sexuales, de las cuales nosotros éramos el fruto. Escuchaba sobre el uso sobre los métodos anticonceptivos. Aunque no entendía muy bien el mecanismo de la seducción, sí sabía que debía cuidarme con las pastillas anticonceptivas y los chicos con condones, aunque poco me importaba porque aún era muy pequeña para esas cosas. Pero poco a poco el bombardeo crecía. Recuerdo que mi hermano mayor, Nacho (en sexto de primaria) tenía que hacer un trabajo extenso sobre los métodos anticonceptivos. Para su trabajo buscó muchos recortes y publicidad, e incluso le pidió a papá que le regalara un condón para pegarlo en su trabajo. Me hicieron creer que todo esto era tan sencillo y bueno como decirle “NO” a las drogas.

 

A los diez años, y sin aún entender bien esto de las relaciones sexuales, tenía muy claro que si no me “cuidaba” podía tomar una “pastilla del día siguiente”. De cualquier forma, no usar un condón multiplicaba la probabilidad de quedar preñada y con ello arruinaría mi vida. A los doce ya tenía muy claro que mi cuerpo hipaba tener relaciones sexuales. Finalmente, al entrar en la adolescencia, todo empezó a complicarse para mí. A los dieciséis, mis padres me permitían tener  relaciones sexuales con todas las precauciones, era algo muy natural, y me parecían sumamente estúpidas las chicas que salían preñadas de polvos inconscientes a pelo sin tomar medidas previsoras, cuando había tantas formas de impedirlo. También pensaba que los chicos no eran los adecuados para ello por su falta de responsabilidad. No cuidaban a la chica y poseían un egoísmo supremo en un acto rápido y sobrio.

 

Mis padres están de acuerdo con los métodos anticonceptivos y nos hablaban de ellos como algo positivo. Parecía que se sintieran  salvándonos la vida, por ello no reparaban en gastos en condones…, a mi hermano le regalaban cajas para que pudiera follar sin riesgos a los embarazos y las E.T.S. Conmigo, se mostraban un poco más recelosos por ser mujer. Lo cierto es que toda esta enseñanza recibida sobre los condones y anticonceptivos sembró en mí la idea de libertad sexual para la mujer, donde el sexo se había convertido en mero placer que la naturaleza nos brinda para disfrutarla sin contemplaciones, por eso el deseo sexual no tenía por qué avergonzarme si lo hacía a tan temprana edad. En el instituto, nos dieron una materia obligatoria en biología… “educación de la salud”. En ella nos explicaron sobre los métodos anticonceptivos, las enfermedades de transmisión sexual y lo malas que éstas podían ser si no nos protegíamos. Una manera de no llegar a esos extremos eran las relaciones de confianza en un círculo de personas en las que no hubiese riesgos, mucho mejor ser fiel a una sola persona a la vez.

 

Total, aunque yo pensaba que tener relaciones sexuales era algo natural y que en algún momento “iba a suceder”, me daba miedo contraer esas enfermedades o “quedar preñada” por un descuido o porque el condón fallara al amante de turno. Con eso comenzó un gran temor hacia el sexo con penetración. Lo veía como algo bueno, deseable y peligroso a la vez, si no se hacía con la persona adecuada. Comencé a sentir en mí misma el descontrol entre el miedo y el deseo, y tomaba mucho tiempo de mi día pensando en el placer que me podía proporcionar. 

 

De tanto buscarlo, tendría desde entonces tres novietes, todos los chicos fueron de mi misma edad. El primero a los doce años, fue prácticamente un tonteo. El segundo fue a mis catorce, le dejaba tocarme entera mientras le hacía sus pajas, y el siguiente a mis dieciséis años con el que no pasé de mamársela... con este comencé a tomarle el gusto a la lefa, tragándomela sin recato alguno. Nunca exigí que me comieran el coño, ni tampoco tuvieron la iniciativa de hacérmelo. Con estos dos últimos, el sexo era un tema común, pero no se hablaba de frente. En ninguno de los casos cedí a sus intentos de follarme, por no ser seria esa relación. Sin embargo, no sé cómo hubiera reaccionado si me lo hubieran pedido de frente, como sé que a algunas chicas de esa edad, sus novios se lo piden y se entregan abriéndose de piernas. Supongo que en mi caso se habría dado con el tiempo, pero en ese momento la lucha era solo conmigo misma, en mi mente y fantasía.

 

A los diecisiete comencé a entender que los cambios en nuestra actitud sexual, no estaba bien enfocado por las clases de religión, por eso opté por valores éticos. ¡Por primera vez escuchaba algo diferente, que me decía que no todo era tan bueno como me hacían creer mis padres y mis amigas! Fue entonces que decidí intentar controlar mis pensamientos y acciones, pero el solo deseo no era suficiente. Era una lucha diaria conmigo misma y con mi cuerpo, me pajeaba y me arrepentía casi de inmediato..., todo eso se enfrentaba con el ambiente que mis padres me ofrecían en casa. <<La castidad no era una opción para mis progenitores, ni para mí>> Nada bueno nos da abstenerse o reprimirse, debemos de vivir la grandiosidad que la naturaleza nos brinda con nuestro cuerpo. Es una sensación indescriptible donde solo cabe la idea de un amor puro y verdaderamente libre, tus pensamientos son diferentes porque de lo físico pasas a lo emocional y de nuevo al más puro placer corporal. Mi madre insistía sobre tener sexo en el noviazgo… 

 

<<Hija, aun siendo muy joven, el sexo no es algo que te pueda perjudicar, si es parte de una relación respetuosa entre ambos que os hace madurar…se puede tener novio follando y amando, pero siempre manteniendo la fidelidad, y sobre todo los cuidados higiénicos de vuestra intimidad por medio de profilácticos ¡Nunca te olvides de ponérselo!>> 

 

Me inculcó tales argumentos antes de verme con uno u otro chico llegar a casa. La excelsa educación sexual que me daban mis progenitores, causó en mí un efecto benevolente a temprana edad…, quedándome claro que tener relaciones sexuales es natural e inevitable, que se deben tener con la madurez suficiente y nunca olvidarse de los métodos anticonceptivos y “su uso imprescindible”. Estos tres preceptos eran vitales para tener una vida sexual plena, y no se entienda como un daño que nos puede causar a los adolescentes cuando se nos “informa” sobre estas cosas aun sin decir “ten sexo”. Debo decir que si la sexualidad es conveniente no menos es tener una orientación sexual adecuada, dado que los jóvenes vemos un camino fácil sin control en el sexo.

 

<<Era evidente que mis padres al darnos la opción del condón o la pastilla anticonceptiva, no nos estaban diciendo “espera”, sino… “ten sexo sin esperar, folla cuando te apetezca, porque si tu cuerpo lo desea, es el momento. ¡¿Para qué retrasarlo si te apetece y tienes la oportunidad…?! ¡¡Solo cuídate y folla!!>>

 



Ante este condicionamiento paterno, a mi hermano y a mí, nos daban la verdadera perspectiva de la sexualidad en casa, ayudándonos a amar de verdad incluyendo al sexo en ese amor… Para mí, mi madre es el ejemplo a seguir como mujer sexual devota a su esposo toda la vida hasta que algo ocurrió en su relación. Mi padre también es un hombre puro, un macho fiel a su esposa que supo amar y respetar a mamá follando solo con ella sin engaños, de él hemos podido conseguir mucha ayuda mi hermano e incluso yo, porque la castidad no se vislumbraba en casa como una posibilidad clemente, mis padres siempre están animándonos a ser libres de la mano de su ejemplo, y de los medios anticonceptivos que nos ponen a nuestra disposición, así de cómo nos posibilitan poder follar con nuestras parejas en la intimidad de nuestro hogar. No obstante, estar tan bien informada y formada en sexualidad, retrasó mi estreno hasta que llegó la persona adecuada...por entonces ya había cumplido la mayoría de edad y sabía lo que quería y a quien deseaba tener como mi primer hombre. Sus charlas dejan claro que somos los responsables últimos de nuestras acciones y nadie debería cerciorarnos nuestros deseos, por ello si tengo dudas pensando que estoy haciendo la tonta con un chico, pido consejo a mamá o papá que me dan fortaleza y conocimiento certero sobre lo que debo hacer…, ellos siempre está ahí para las buenas y sobre todo para las malas rachas. 

 

Sé que si por casualidad me quedase preñada se harían cargo de todo, nunca me dejarían en la estacada, porque ellos me aman tanto que me acompañan en este camino de la vida en lo que sea necesario. Pero me llevé una decepción cuando mis padres decidieron separarse una temporada, necesitaban abrir sus relaciones… sé que fue una iniciativa de mi madre muy fuera de los convencionalismos. Papá lo aceptó indulgentemente, y se marchó a un piso no muy lejos de casa. Nosotros, mi hermano Nacho y yo, nos quedamos con mamá en casa, pero muchos días me quedaba toda la tarde con papá y a la noche me devolvía a casa cuando mamá llegaba de su trabajo cerca de las 21:15 horas.

 

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Una de las estas tardes cumplidos los dieciocho, estaba muy picada con Carlota, mi nueva amiga de la facultad. No hacía mucho, que medio borrachas, acabamos por confesarnos esa noche de farra, cuanto nos gustaban los hombres maduros, muy por encima de los jóvenes... en ninguna ocasión le confesé quien me ponía como una perra caliente. Sin embargo ella sí..., contaba como se lo hacía con un vecino de casi 70 años regordete, canoso y calvo, pero muy bien armado, amigo de su familia. Yo nunca pensé en alguien así tan viejo para mí, más si lo comparaba con quien tenía en casa... Mi padre que es un Adonis. 

 

Como de costumbre aquella tarde volvía a tener el coñito caliente tanto que hipaba de ganas, fantaseaba con que mojara su tremendo cipote en mi encharcado chochito y me calmase el ardor con mil grados de calentura y me partiese la virginidad de una puñetera vez. Pienso que la separación de mis padres, avivó la idea de estar más tiempo con mi padre, me excusaba para ir con él, sin levantar sospechas de la inclinación lasciva hacia mi progenitor. Cuando entró a ducharse tuve la iniciativa de entrar… recuerdo perfectamente la impresión de cuando lo tuve desnudo con su enorme verga al aire por primera. Él nunca ponía ningún impedimento de mostrase en pelotas con su niña, ni yo de  halagar su fornida hechura... ¡Me parecía el macho perfecto! Nuestro pudor se había disipado por completo sintiéndonos desinhibidos mutuamente en la intimidad de casa desde que recuerdo.

Me acerqué en tanto se afeitaba, era una visión muy varonil... me encanta ver como se rasura la barba. Me acoplé tras de él asiéndole con una mano su pollón reposando flácido con cierto volumen… con la otra sopesaba sus testículos frondosos que casi no caben en mi mano. Se la masajeé un rato mientras él se rasuraba su tupida barba que le daba ese aire tan masculino, aflojando todo raciocinio…se la meneaba adelante y atrás despejando su glande del prepucio, notándonos relajados en un estado natural en aquel acto impúdico. De vez en cuando me miraba con media sonrisa de canalla…sin dejar de admirar y sentir en mis manos su hombría. Era muy bella tanta confianza de amor íntimo entre ambos.

 

Lo primero que se me ocurrió cuando su estaca se perfiló horizontal, fue besar esa enorme y bella verga, para después tratar de meterla en mi boca…, aunque no podía con toda la tranca, su cabezota si la tuve en mi boca y me deleité, chupándola y lamiéndola con toda la extensión de la lengua recreándome en el orificio de la punta. Seguido bajaba por el angosto tronco venoso para deleitarme de sus gordos testículos colganderos copados de venas azuladas, ¡Creo que a él le encantaba lo que hacía! Pues nada más me miraba y volvía sus ojos al techo escuchando sus gemidos. Así tardamos como un cuarto de hora, no lograba engullirme por completo su fabulosa polla, pero sí lograba cubrir la tercera parte sin problema. Mi ritmo era bueno pero mis mandíbulas se agarrotaban de tanto mamar con la boca tan abierta, sin embargo las ganas de sentirlo eran superiores a mi cansancio por el entumecimiento de boca. La baba se recalaba por su falo hasta los cojones, que se balanceaban al ritmo de mis acometidas, y no dejaba de sobar para obtener más de su néctar.

 

No puedo explicar por qué me gusta tanto la lefa de mi padre, su sabor salado y acido, su aroma penetrante como a mar o saber que es la leche de me engendró, y yo he conseguido extraerla como premio… no sé, lo cierto es que su textura gelatinosa me enloquece cuando se enreda entre mis dientes y el paladar llenándome toda la boca de esperma. Todo aquel tiempo mamando, chupando y succionando su cabezota con los apretones de huevos resultó positivo…sentí como se hinchaba, se endurecía y palpitaba ese pedazo de carne candente en mi boca. Los jadeos de papá se incrementaban alertándome de su inminente corrida, hasta que al fin logró echarme los chorros de lefa sobre la lengua… uno tras otro se concatenaron atorándome el galillo con su glande hinchado dentro, parte de su engrudo se derramaba por las comisuras, sin dejar de saborear lo que tenía en la boca embelesándome con su grandiosa venida. 

 



Acabadas sus seis o siete chorreadas la extrajo, y tras mostrarle todo el cargamento de semen depositado en mi boca, me lo tragué directo a mi estómago, relamiendo mis labios de aquella lefa que pretendía huir. Después le limpie con mis labios y lengua todo ese garrote hasta dejarlo muy limpio con lamidas y chupones en su capullo aún inflamado y rojo, del que borboteaba un poco de leche rezagada, que uní a resto en mi barriga. Con Papá no pasaba de mamadas, pero yo deseaba algo más e insistí, insistí tanto que pasados unos días fue cuando decidió hacerme suya definitivamente, después de que me desvirgó, cubrimos otra de mis edades inolvidables para mí y creo que también para mi padre…

 

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¡¿Cómo fueron mis inicios en el sexo?! Comentaré que mi despertar al sexo… se inauguró a finales de mi etapa en primaria, tenía una muy amiga que era con la que más hablaba y tenía mis confidencias, mi compañera de todo, Lourdes Parra, con la que me llevaba muy bien, ella un día me besó en la boca, pero pensé que se le había pasado y que había sido una equivocación por parte de ella, más sin embargo me gustó el cómo me había besado, fue un beso rápido pero con mucha ternura. Hablábamos de todo, pero salió el tema entre nosotras del sexo, y me preguntó que si ya sabía lo que se siente al tocar tus partes íntimas. Le contesté que no, que no sabía nada, ella me recomendó que me tocara el coñito en un punto en concreto que iba a sentir lo bien que se sentía… algunos cosquilleos muy ricos y demás. En una ocasión estando en casa y a solas en mi cuarto, recordé lo que me había dicho Lourdes y comencé a tocarme…, en realidad me di cuenta que ciertamente se me sentía muy bien y las sensaciones eran escabrosamente perturbadoras. Al día siguiente se lo comenté en clase.

-“En un rato pides permiso para ir a los aseos, te quitas tus braguitas y me esperas, no tardare”, así lo hice.

Al llegar al baño me quite las braguitas y esperé no mucho… ella llegó instándome a sentarme en el inodoro, así lo hice, ella se arrodillo me abrió las piernas y después de olerme mi coñito metida su cabeza entre mis piernas, metió su boca y su lengua en mi rajita. Creo que ella ya había hecho antes, pues supo exactamente dónde poner su lengua. Fue algo maravilloso, sentí que las piernas me temblaban al notar lo agradable de su comida de coño. Este momento se hizo cada vez más constante dejándome subliminar de placer inédito en mi cuerpo, hasta que un día me invito a ir a su casa. Al salir de la escuela nos fuimos a su casa, encontrándonos a solas, ahí me sentó, me subió la falda me bajo mis bragas y comenzó a lamerme muy rico el coñito alterado sabiendo que pronto me vendría una oleada de placer que recorría todo mi cuerpo como un tsunami…, tan rico lo sentía, que mi corazón se me salía por mi conejito sin estrenar. Para desgracia de todo terminamos primaria y ella tuvo que irse a otra ciudad. Fue una época muy hermosa, con muy gratos recuerdos y muchas satisfacciones sexuales tanto con mi amiga, como conmigo misma descubriendo mi cuerpo, mi sexualidad y lo caliente que sería el resto de mi vida. Una edad preciosa de mi vida. 


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Yo seguía masturbándome en casa, pero algo que cambio por completo mi vida fue un día que salí temprano del instituto y me fui a casa, por entonces mamá y papá, aún no se hallaban separados…, en aquella ocasión estaba sola, o al menos eso creía. A los pocos minutos comencé a escuchar gemidos en la habitación de matrimonio, salí de mi cuarto y vi a papá y a mamá practicando sus deberes maritales. Mi padre en pie y su esposa arrodillada entre las piernas de mi progenitor. Mi madre tenía la boca llena de la abigarrada verga de su marido, la cual agarraba a mi papá de sus piernas empujándolo hacia ella buscando mayor profunda y contundencia en sus enviones al fondo de su garganta. Cuando vi lo que mamá sacaba de su boca me quedé asombrada de la cantidad de rabo que extraía… 

Vi un gran trozo de carne recia y dura, para mí era enorme e imposible de alojar en una boca, sin embargo ella lo saboreaba y levantaba sus ojos hacia papá suplicando su beneplácito por el trabajo que le estaba haciendo a modo de PUTA… ella con voz susurrante de perra en celo le decía que estaba muy rico su cipote, que le encantaba, y acto seguido volvía a metérselo a la boca despacio saboreando cada centímetro de sus escarpada y dura orografía venérea sin dejar de comérselo como una puta salida, hasta que se zampaba todo. Para mí se me hacía imposible ver el tamaño que mamá se comía sin el menor espasmo, atragantamiento o ahogamiento, pues era realmente un badajo bastante grande…, ciertamente me excite muchísimo ver cómo le hacían la felación a mi padre teniendo sometida a su esposa, sumisa y complaciente. Me fui a mi habitación para masturbarme como loca, necesitaba sentir lo mismo que ellos disfrutaban con tanto deleite, inspirándome en papá, que se retorcía de tanto de gozo con ella y mi madre al ser penetrada... con aquellas pajas empatizaba con mamá, visualizando la polla y la cara de mi padre.

Desde aquella aparición, comencé a espiar a papá más a menudo, especialmente cuando iba al baño, entrando en el aseo con cualquier excusa para ver el gran trozo de carne que tan soberbio macho tenía entre sus piernas, y aunque no estuviera erecto, se veía enorme, eso me dejaba muy excitada animada por saber lo larga y gorda que llega a estar en plena erección…, así que con muchas ideas excitantes y muy estimulantes me recreaba observándolo y tonteando con papá desnudo. En casa jamás nos habíamos ocultado la desnudez, pero en plena adolescencia, ya había despertado en mí algo que no dejaría de estar en mi mente el resto de mi vida…tener sexo y placer. En clase y en casa me había explicado de la “A” a la “Z” todo el proceso de la procreación, las enfermedades venéreas y los pros y contra de follar sin protección.

No obstante ante el Adonis de papá, todo lo aprendido se disipaba revolucionando mis hormonas dejando a flor de piel mis ganas de ser mujer. Un día decidí enfrentarme a papá cuando le vi entrar al baño, me esperé un poco sabiendo que la puerta del baño estaría abierta, pues en casa no existen los seguros. Entré y no le vi a primeras, oyendo la ducha me di cuenta que se estaba bañando, con mucho cuidado hice a un lado la cortina que separaba a papa del resto del cuarto de baño, y lo vi con toda el agua recorriendo su cuerpo, las chorreras de agua tibia entre su vello lo convertía en más oscuro dándole un tono más varonil a su cuerpo. De pronto, así como al descuido haciendo a un lado la cortina estando él de espaldas lo contemplé, su culo fibroso sin apenas vello me extasiaba. Se giró encontrándome en un sobresalto…no me esperaba.

-“Cariño ¿Qué haces ahí?

-“Nada especial.... solo deseaba verte desnudo, papá ¡Eres muy hermoso!”

Al principio fue una bronca por entrar sin avisar, no por sabotear su intimidad en la ducha vespertina encontrándomelo en pelotas…, el pudor no era motivo de regañina en casa. Le hice saber lo que había visto en su cuarto, en el momento de la gran mamada con mamá arrodillada comiéndose todo su trozo de carne. También le dije que yo quería hacer lo mismo solo para saber cómo sabía una verga y como era eso de comérsela a un hombre…, en esos momentos me trató de loca al recordarme que éramos familia…pero le insistí porque era algo que no me importaba mucho que fuese mi Padre. Me preguntó que si mamá sabía lo que pretendía, y le dije que ella no sabía nada y No tenía por qué saberlo nunca, solo necesitaba averiguar lo que se percibía al chuparle la polla a un hombre, mi única intención era besársela y mamarle la cabeza de su verga…, en ese momento me dijo que NO... << ¡¿Qué podía esperar con tan poca seducción?! Debía trabajarme más a papá. >>

Así paso algún tiempo en el que rondaba a mi padre cuando tenía ocasión insistiendo en mamarle la polla, saborear la virilidad de un macho y sentir en mi boca la hombría de un hombre de verdad, pero en cada ocasión el volvía a decirme que no, que no estaba bien lo que le pedía. Después de ser lo suficientemente sobona, zalamera y cariñosa con mi papi derribé todas sus barreras dejando caer el último muro. Cuando persigo algo es difícil que se me resista si se puede conseguir con armas de mujer. Así que después de tanta insistencia me dijo que no fuera a decir nada y que me dejaría besárselo, pero nada más besárselo.

-“Solo me lo besarás un poco y cuando mamá no esté en casa”.

Ese día llegó aquella misma semana…, mamá volvía más tarde de trabajar de cuando solía acabar papá, se metió a bañar y detrás de él entré al baño, ya estando el bajo el agua hice a un lado la cortina y él preguntó por mi insistencia en saborear su masculinidad. Tumbé su oposición casi infranqueable…

-“Anda ven y bésalo, sino no me dejarás en paz nunca… eres muy tenaz en tus deseos…”

Sentí que mi sangre corría mucho más veloz de lo normal, entré a la pieza del pie de ducha y me arrodillé frente al monumento de papá entre sus dos fuertes y tensas piernas. Tal vez por el agua cálida o por que le apetecía que se la mamase, el caso es que mi padre se excitó logrando plantar ante mí una arrogante erección de caballo. No tardé mucho en besar su enorme pedazo de carne, estaba fresco y comenzó a moverse con palpitaciones a medida que se le elevaba aun más… le besé el capullo en el mismo orificio de la uretra, y luego metí su cabezota en mi boca. En esos instantes se le puso muy tiesa y enorme de plano, seguí chupándole el glande hinchado como una ciruela tersa, y por más que quería no podía meterme a la boca gran cosa… tanto como mi madre, pero así estuve una eternidad. Dice papá que fueron como poco más de diez  minutos, pero para mí fue una flash hasta atorándome la garganta de un mogollón de leche… la verdad me sentí en la gloria. Me hizo salir del baño prometiéndome que al día siguiente lo volveríamos a hacer.

Manteníamos el secreto muy bien llevado, con lo cual esta situación de felaciones y enlechadas orales se hizo continua, queriendo comer más y más de esa carne arrogante que papá ofrecía entre sus piernas, y lo iba logrando derrumbando sus defensas arrodillaba a merced del deleite del macho en una sumisa demanda de virilidad. Empezaba a saber manejar el mostrenco gozándolo, en tanto mamaba su tronco venoso con una mano pajeaba el resto libre hasta los huevos y con la otra mano agarraba esas bolas que tenía cargadas de lefa a diario. Comenzaba por besarlo para después comerlo poco a poco con chupadas y lengüetazos…, papá me decía que lo hiciera despacio, que utilizara mi lengua sobre su polla recorriéndola desde los cojones a la punta cabezona, y así lo hacía castigando sus flamantes pelotas una a una que succionaba y las envolvía dentro de mi boca tirando de ellas como si de caramelos se tratasen. A papá le gustaba como lo se hacía, como iba comiendo su vergazo poco a poco dejándole salivado todo el rabo para que resbalara más fácilmente en mi boca y así poder comer más carne dejándome follar como a una zorra hambrienta de polla, me encantaba hacerlo.

El macho solía durar bastantecon lo cual, mis mandíbulas fueron cogiendo destreza y hábito al cansancio… debía mamar hasta que se corriese, ese era mi cometido en cada felación y, me gustaba cumplir con un trabajo bien hecho. Aun con todo ello, papá era muy gentil conmigo avisándome de su eyaculación, me acariciaba la cabeza y yo asentía tras el aviso de que se iba a derramar y con todo nunca sacaba su polla de mi boca esperando vaciara sus huevos del preciado néctar espeso en el fondo de mi galillo. Siempre me pedía que no lo tragase para mostrárselo y así lo hacía como la putita obediente de papá. Saqué su mazo de mi boca copada de leja y se la abrí para que viera todo su esperma llenando mi boquita de PUTA.

-“¿Te lo vas a tragar cariño?” 

Moví la cabeza diciéndole que sí me lo tragué. Su semen tiene un sabor entre ácido y salado muy agradable a mi paladar, en cierta forma sabe a mi padre… a su testosterona de macho semental. Me encantaba hacerlo y más me encantaba el saber que papá era feliz de llenarme la barriga de su leche. Iban pasando los meses y comencé a sentir en mis entrañas, que lo que más deseaba, era dar un paso más, y que la barriga la llenase de un bebé, para ello debía de atorarme la vagina de lefa convirtiendo mi útero en millonario con sus espermatozoides. El tiempo pasaba y lo nuestro continuaba con felaciones, yo tragándome cada vez más de su hermosa verga y papá disfrutando de lo que le hacía en cada mamada. 

Al cabo de unas semanas de duro entrenamiento como felatriz, ya tocaba mi garganta y pude soportar el hormigueo que sentía en mi galillo cuando su verga llegaba ahí, quiero decirte que logré metérmelo por completo en la boca hundiese hasta el esófago… tanto le agradaba a papá que no dudaba en descargarse en lo más profundo de mi garganta… Me acostumbré a mamarle el cipote duro y rígido, tragándome sus casi 20 cm con su recio grosor, tan grueso que mis dedos en su raíz, casi no se juntaban al circundarlo…

Creo que todos tenemos algunas fantasías y sobre todo nosotras queremos hacerlas realidad para nuestro semental. En una ocasión papá me dijo que quería ver mi cara llena con su semen, me pidió que le diera el gusto de hacerlo… un bukkake pero solo con su polla… así lo hicimos. Después de mamársela muy bien y a punto de explotar, me sacó el falo de mi boca y comenzó a descargar en mi cara. Un primer lechazo cayó en mi boca y nariz, el segundo más largo y copioso me cruzó la cara tapándome el ojo derecho alcanzando parte de mi frente y cabello… el resto menos enérgicos se derramaron sobre mis mejillas y barbilla mientras papá se machacaba el duro vástago escupiendo lefa sin parar. Nunca había visto de tan cerca expeler la leche que salía de su glande expandiendo el orificio uretral, era una maravilla como eyaculaba los gruesos chorros de esperma…lo recuerdo como si fuera ahora mismo dejándome la cara llena de semen.

Esa no noche no dormí con la imagen de su polla expeliendo caños que pintaban mi cara de puta barriobajera. Papá se veía contento de verme así y yo feliz por darle gusto, comencé a quitarlo de mi cara y todo lo que recogía lo llevaba a mi boca… lo tragaba como si de dulce leche condensada se tratase o mejor aún. Me preguntó porque hacia eso y le contesté que era un desperdicio no tragármelo ja ja ja ja, que era demasiado valioso. Todo esto duró como unos siete u ocho semanas. 

Todo esto ocurría al mismo tiempo que mi padre se follaba a su exigente esposa, así sucedió otro momento de los que me gustaban mucho. Mamá es muy PUTA cuando se pone cachonda… son palabras de papá, y la verdad es que le creo, porque así soy yo y esto que contaré lo corrobora. Por entonces me había fijado en uno de los empleados de papá, en Santiago, no era muy listo pero se le veía buena gente y con un cuerpo muy bien formado… en nada despreciaría que me pusiese fina filipina, pero en esos momentos de mi vida, mi objetivo era estar con papá.

Una de esas tardes de siesta tuve la ocasión de ver a papá jodiendo con mamá… ella de rodillas con el culo alzado a cuatro patas, y mi padre metiéndole con ímpetu esa tremenda tranca haciendo sonar las carnes en el instante de quedar acoplados con el cuerpo de hembra insertada, se escuchaba a mi madre suspirar, gemir y hasta gritarle entre jadeos… 

-“¡Aayyyyy me estas partiendo cabrón! ¡…Métemela massss!”

Se veía como papá sacaba casi por completo su gruesa verga de la vagina o el culo de mamá, realmente no se apreciaba donde la tenía atravesada con el falo, y de repente se lo dejaba ir de un solo golpe entrando hasta los huevos. Desde mi postura contemplaba como sus colganderos cojones se balanceaban aporreando a Mamá, que gritaba muy complacida queriendo más polla, más duro…más y más. Esas escenas de sexo explícito viendo a mis padres aparearse como animales salvajes me iban marcando la pauta a seguir, me calentaban como a una putita deseosa de ser yo la ensamblada con ese duro garrote paterno…, así que en la próxima oportunidad que tuviera le pediría a papá que me la metiera y ya adivinas cual fue la respuesta…

-“No cariño, eres mi hija, ¡¿Cuándo un padre se acuesta con su hija…?! 

-“Seguramente todos los padres que quieren a sus hijas…” 

Dije despechada con altanería, para acto seguido caer sumisa…

-“Además eres aún muy joven para soportar el tamaño de mi verga… ¡Tienes un coñito muy estrecho y te puedo partir…! ”

-“¡Papá métemela por favor! ¡No aguanto más siendo virgen! Tengo más de 18 años y aún no me han follado... ¡¿Dónde se ha visto eso?!”




Por fin derribé el muro de piedra infranqueable del castillo de mi padre, cuando me respondió seriamente…

-“A la vista de lo insistente que eres, te voy a complacer solo un poco… te meteré nada más la cabeza y me dirás si lo quieres o no… tú me dices en cuanto no desees más y la saco ¡¿Ok?”

Me sentó en la cama poniéndome el culo elevado sobre la misma, y él se puso de rodillas, me abrió de piernas previo sacarme las braguitas, metió su cabeza y empezó a lamer mi coñito con su lengua, permitiéndoselo descaradamente abierta de piernas totalmente ofrecida. Ahora estaba completamente despatarrada a merced de su rígido rabo que tornaba una curvatura de daga árabe…, al rato de sacarme unos escalofríos irradiantes en mi cara, elevó su cuerpazo y con todo el manubrio erecto restregó su glande hinchado por entre mis labios impregnándolo de mis fluidos exuberantes, encontró mi pepita y presionó sobre ella electrificándome todo el cuerpo y en esas se mantuvo durante un rato pajeándome el clítoris con su duro cabezón sin cejar, hasta que me desbordé en un orgasmo convulsionante y excelso. Me besó en la boquita con un tierno piquito al tiempo que notaba como se expandía mi rajita ante la incursión de su balano abriéndome la boca de mi vagina… Y así comencé a comerme la verga de papi por el chochito encharcado, y era muy cierto, cuando sentí es mostrenco partirme la raja, aun con toda la excitación que tenía y lo lubricada que estaba, entré en vértigo un poco, más adentro me enervó mucho más… no sé cuánto me metió, pero llegó el momento que me escuchó gritar…

-“¡Aaayyyyyy, me duele  papá! Cierto que lo tengo muy cerrado para una polla tan ancha.

La sacó, pensé que no era suficiente hembra para papá y no pasaría de las mamadas, no quedó más remedio que admitir que debía prepararlo más concienzudamente, porque tengo un coñito demasiado estrecho.

-“Lo siento papi, lo volveremos a intentar ¿Verdad?”

-“Por supuesto mi amor, tenemos dos hándicap que superar... uno que tienes la vaginita muy cerrada porque eres virgen, y otro que es bastante estrecha... Dos cosas que se arreglan con amor y paciencia para darle un buen uso ¡Ya verás como la lubricación y la dilatación nos ayudaran!”

Después de dos horas tumbada en la terraza recibiendo sus masajes, me había vuelto a calentar, me sentí acalorada y un poco sudada estando tanto tiempo en el sol estimulándome el coñito..., decidí meterme a la ducha, me dio permiso para que pasase a la de su cuarto. Bajo la lluvia de la ducha, recordé como me mamaba los pezoncitos incipientes, y como besaba y recorría con su lengua su piel en un juego que me gustaba a rabiar o como papá se rasuraba su tupida barba… salí a la habitación, y él se giró para verme con una toalla que me cubría por debajo de las rodillas, me puse coqueta… Le dije que lo intentáramos de nuevo, que estaba más preparada y ya no me importaba lo gorda y grande de su verga... quería gozar tal como lo hacía mamá, me dijo que me dolería un poco, le respondí que no me importaba, aguantaría como una buena hembra. <<Si voy a parir tus hijos, debo soportar que me metas la verga primero>> Pensé animándome al sacrificio del placer.

Seguí insistiendo y provocándolo muy sexual abrazada a su espalda, observando a través del espejo el rasurado que se había hecho esa mañana y ya era una lija su cara… se giró y puse mis manos en sus hombros mientras mi padre se amorró a mis tetas para chuparme los pezones… no dejaba de Chupar los pezones puntiagudos empitonados de lo excitada que me hallaba. Me besaba el cuello y me cogió en brazos para llevarme a la cama… allí se metió entre mis piernas y me comió el coño mejor que la vez anterior, si cabe. Solo habían pasado menos de dos horas. Hasta ese momento había sido yo quien se encargaba de comerle la polla cuando llegaba del trabajo…se sentaba en el sofá y yo aprovechaba para pasearme enfrente de él casi desnuda…, por supuesto se le empalmaba la polla, entonces sin mediar palabra me arrodillaba y se la mamaba, mientras él se bebía su cerveza gozando de mi labor. Solía hacérselo a imagen de como se lo hacía mamá. Buscando sus ojos…

-“Me encanta como sabe tu polla papá… y beberme tu leche…Me gustas mucho. Sé que es extraño porque soy tu hija, pero es la verdad.”

Él no dijo nada, me miró y sonrió, a los pocos minutos nos estábamos bañando y como siempre volví a arrodillarme para meterme la verga de papá en la boca chupándosela golosamente, una mano en su raíz despejando su prepucio y la otra masajeado sus bolas…, cuando la tuve bien dura me puse de pie para ofrecerle mi culo, el me preguntó por mi insistencia, y le contesté que le reclamaría hasta que me la pueda comer completa por mi coñito… y le exigía que él tenía la obligación de completarme sexualmente. Él nada más se reía… 

-“Eres tan caliente y tan terca como tu madre. Tal vez tengas razón cariño, lo volveremos a intentar o no saldremos de esta.”

Después de ensalivarle muy bien su verga comenzó por meterme un dedo en la vagina, después dos y al ver que ya no decía nada… 

-“¡Creo que los masajes han dado su fruto para que ya no te duela!”

Metió tres dedos y no me dolió nada. Me abrí de piernas, papá se posicionó entre ellas enfilando su ariete... comenzó a meterme su cabezón, y lo aguante muy bien, me excitaba demasiado  saber que papá me estaba desvirgando, me sentía muy satisfecha y muy ardiente para entregarle mi virginidad. Llegó el momento que sentí un poco de dolor, tenía la verga de papá dentro de mi vagina, yo no sabía que había topado con el himen y papá me lo dijo.

-“Hasta aquí he llegado fácil, lo que sigue te romperá el himen y dejarás de ser una niña. Rompértelo te dolerá un poco, aunque se te pasara y así podrás gozar mucho más el resto de tu vida”.

Me imaginaba, eso de “gozar mucho más” pues ¡¿Aún me falta algo por gozar?! Ni idea tenía de hasta donde se puede gozar en el sexo y mucho más si estas con la persona amada… amo a mi papi sobre todos lo demás hombre del planeta, me atraen los hombre mayores, pero amo solo a él…

-“¡Papá, rómpeme de una vez, creo que será lo mejor! Aguantaré muy bien la estocada…! ¡Libérame del peso del HIMEN!

El macho así lo hizo, me atizó con contundencia metiendo su enorme verga dentro de mí y cuando llego al punto, sentí una gran punzada en mi vagina…, yo misma me eche hacia atrás. Puf, un poco de dolor y miedo me hicieron reaccionar, pero me aguanté valorando las ventajas futuras e incluso las presentes, nos miramos a los ojos, papá la quiso sacar, me mordía el labio inferior soportándolo…

-“No lo hagas por favor, déjala que mi coñito... que se acostumbre a tenerlo bien dentro de mí”

Así estuvimos ensartados… bueno yo era la ensartada, y papá comenzó con un lento mete y saca, pero lo sacaba muy poco y lo metía un poco más, seguía con mi molestia, pero seguía aguantando porque cada vez era menos punzante, además de no ser hora de decir no, ahora ya estaba bien empalada y tenía que aguantar los embates del macho ¡Y lo sobrellevé! No cambiamos de posición, yo recostada y el en cuclillas sujetándome del culo, me hundía una y otra vez haciéndome notar cada centímetro de su verga entre mis apretadas paredes vaginales…, en cada envión me sacaba el aire y un gemido que se convertía en grito. Pero él continuaba insistiendo zambullendo su gran falo en lo angosto de mi coñito…me retorcía de gusto, y de vez en cuando me elevaba para observar la entrada y salida de su vástago del ceñido conejito recién desvirgado. Aquello era cierto, por fin mi padre me había quitado la carga que suponía tener himen, y lo curioso era que prácticamente se hubo disipado el dolor sintiendo muy rico la follada que me estaba arreando con amor inmisericorde. 

Me excitaba su cuerpo tenso apretando en cada metida expandiéndome por dentro sin llegar a enterrar toda la larga verga de mi progenitor, ese sería nuestro próximo objetivo…meter toda la tranca hasta los huevos como le hacía a mamá. En esos momentos hiperventilaba, la boca se me resecaba y el coño lo tenía cada vez más encharcado, toda mi humedad se destilaba por mi coñito hambriento gozando del gran rabo duro y venoso de papá, el cual de vez en cuando lo enviaba a fondo topando con mi pared vaginal percibiendo la dureza de su glande en mi útero “¡Nunca podré tener toda su polla enterrada hasta los huevos!” Pensé al tener un fondo vaginal tan escaso, en el que apenas entraban dos tercios de recia verga paterna. La follada comenzaba a durar más bastante con un mete y saca de papá imparable, hasta que me dijo que ya no aguantaba mucho más… que se iba a correr, le supliqué excitada con todas las ganas del mundo…

-“¡Hazlo papi, por Dios no la saques! Déjame todo tu semen... córrete dentro de tu nena”.

Y lo hizo. Sentí como su mazo se endurecía más de lo que estaba y de pronto percibí el primer gran chorro de leche atorarme la cérvix, después otro chorro tras otro dentro de mí, aunque me condolía un poco, se compensaba con creces al sentirme satisfecha de haberlo logrado su orgasmo dentro de mí, y de haberle dado mi virginidad a papá. Estuvimos un buen rato pegados en un acople perfecto, hasta que se le bajo la hinchazón de su verga en mi interior… la sacó y como estábamos en bolas nos fuimos al baño…, ahí mismo se la lavé. Su verga la tenía roja, roja como si le hubiera lastimado, me preocupé… 

-“No te preocupes nena, eso es normal porque eres muy estrecha aún, y tus paredes vaginales han presionado de lo lindo. ¡No recuerdo haberme follado un coñito tan prieto como el tuyo!”

Él tuvo que aguantar también, pues le dolía un poco sintiéndola irritada en su glande principalmente… comencé a masajearlo, lo besaba y lo metía a mi boca mimándola, nada más el cabezón para aliviarle la escocedura con mis lamidas, lo chupaba y lo lamía hasta que me dijo que ya era suficiente, porque si no se le iba a volver a poner tiesa con ganas de volverme a follar y nunca terminaríamos de joder. No me importaba, ahora que ya tenía mi coñito cedido, le sería más fácil entrar. Se tenía que ir a trabajar, así que lo tuve que dejar quedándome con las ganas de ponérsela dura de nuevo y me volviera a fornicar como una perra en celo, así me sentía. ¡Eso sí… se marchó con su verga muy limpia y los huevos vacíos de leche, por unas horas!


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Se fue haciendo costumbre chupársela, cuando venía del trabajo y le esperaba en su apartamento, ya se había separado de mamá... y después le exigía que me follara el coñito vaciándose por completo dentro de mí… yo estaba feliz y contenta, era la mujer más feliz y satisfecha aunque la primera vez no pude cerrar mis piernas por unos días, las siguientes fueron mejorando. Cuando estaba en clase sentía esa suave molestia de haber sido partida en dos por el mostrenco abigarrado del cipote de papá, solo saber que su leche estaba dentro me aliviaba y me hacía sentir una chica traviesa y completa. Hablaba con Lourdes de sus aventuras con el sesentón, el tipo también se la follaba a pelo. 

Veníamos de comer de un McDonald hablando de trivialidades cuando le dije… que no solo no era virgen, sino que me gustaba todo tipo de sexo, oral, anal… aquello le puso los pelos de punta a papá. Terminó diciendo que era muy precoz para algunas de esas prácticas sexuales, todo eso sin negar lo excitado que estaba… su miembro viril empezaba a destacarse debajo del pantalón y no sabía cómo ocultarlo bajo mi mirada. Para quitarle un poco de su pundonor por excitarse tan fácil conmigo, le espeté diciéndole cuanto me encantaba su polla, tener sexo con mi Padre o que los hombres mayores son los únicos que me excitaban. Aquello lo dejó helado, no estaba acostumbrado a ese tipo de lenguaje espontáneo sobre nuestros sexos, y mis gustos. 

No le di opción a replicar acercándome a su boca… comencé a besarle a la vez que sentía su dureza en mi mano en la entrepierna tocando el excitadísimo falo de papá. Al principio no respondió a mi beso, pero el sentir mi lengua dentro de la suya y mis manos manejando su entrepierna, le hice perder la cabeza. Me respondió al beso igual de apasionado, lo que ocurrió después fue la noche más caliente que habíamos vivido. Allí en el sofá, entre sus piernas empecé a hacerle una mamada que le recordó a las de mamá, no tenía nada que desmerece porque se le puso la polla al borde de reventar. Me pidió que parase, así que me separó para desnudarme. Pudo verme completamente desnuda… serían mis preciosas tetas las que estuvo un buen rato chupándolas, lamiéndolas y estrujándolas… 

-“Esto es lo he echado de menos desde que no estoy con mamá…”

-”Pues ahora las tienes para ti solito papá ¡Mámamelas como se lo hacías a ella!” 

Empecé a jadear como una perra en celo, le gritaba que me follase...que me clavase con su pollón, pero me  hizo esperar como a mi madre. Se metió entre mis piernas comiéndome el chochito, para entonces bastante húmedo. Me volvía loca al sentir su lengua dentro de mi coñito buscando como un perro de caza, tocando y alejándose de mi clítoris una y otra vez, allí no pude reprimirme y pobre de mí, me corrí en su boca entre alaridos. Aquel era el momento, así que me abrió de piernas y empezó a follarme. Hacía más de diez días que no lo hacíamos… desde que me desvirgó no hemos dejado de follar, y ahora sin mamá, soy la sustituta natural. Me tiene empotrada como a una zorra salida..., noto todo su ímpetu con el empuje de todas sus fuerzas de toro.


Estábamos como locos, follando como dos animales, padre e hija… me retorcía entre sus brazos, y él no dejaba de tocar y besar todo mi cuerpo mientras me perforaba demencialmente hundiendo la polla. Al cabo de unos minutos no pudo aguantar más y se corrió como un loco inundando todo mi chochito… sentí cada chorro de leche llenar mi útero… su corrida fuerte y muy copiosa, me las hacer percibir con claridad. Al sacar su polla de mi conejito, como una puta empecé chupármela para succionar todo el semen que le quedaba, y no pudo resistir volver a empalmarse. Me di cuenta como se endurecía en mi boca… como una zorra se la mamaba. Al poco estaba otra vez completamente excitado y le dije que quería recibir esa polla en mi culito, así que me puse a cuatro patas. Lo cierto es que tengo un culito precioso, con un pequeño orificio, su polla abarcaba mi raja, su agujerito y mucho más…, empezó a perforar bien excitado y lubrificado con crema. No pude resistir gritar como loca, quería que me la metiera hasta el fondo, la verdad es que le costó horrores el poder enchufármela. Para alivio me masturbaba frenética mientras iba de un orgasmo a otro hasta que noté sus huevos en mi culo, por fin la tenía metida entera. Estaba enajenada, y eso le enloqueció a él también, así que me cabalgó tratándome como una vulgar perra, lo cual me excitó todavía más. Montaba a la puta de su hijita sodomizándome sin piedad, hasta que al final acabó llenándome otra vez de semen mientras no paraba de correrme. 

 

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Tarde o temprano tendría que admitir el AMOR por mi Hija. Una tarde de miércoles mi nena me buscó en el Trabajo, sobre 18:00 más o menos yo ya iba de salida del curro cuando mi cría llega diciendo que su madre la había regañado mucho solo porque necesitaba ropa nueva, queriéndola calmar le dije…

-“No le des tanta importancia Hija, ven vámonos a la casa y allí me cuentas Todo”.

Estaba sucio de todo el día en la obra. Llegamos a casa y mi hija se sienta en el sillón, yo voy por algo de agua fresca para tomar. Me desabroché un poco mi camisa del calor que hacía ¡Lo sudado que me hallaba! Me senté con mi nena…

-“No te preocupes hablaré con mamá y seguro que tendrás tu ropa”. 

Mi pequeña Carolina me regala una sonrisa encantadora. De inmediato...

-“¡Papá hueles muy fuerte a Sudor!”

Me dio un poco de vergüenza, me marché a rápido duchar…

-“Después descansaré un poco… estoy un poco agotado”.

-“Claro que sí papi…, y si quieres te doy un masaje para relajar tus músculos…”

-“Por favor pequeña”.

Me duché rápido con agua fría y salí del aseo solo con mi toalla enredada en mi cintura. Mi nena me mira detalladamente, lo hace desde un tiempo atrás haciéndome pensar que a Carolina le gusto como Hombre, y ahora que comenzamos a mantener una relación rebasando la línea roja que todo padre debe mantener con su hija, me ha confirmado mis sospechas. Es natural el deseo de descubrir del cuerpo masculino en plena efervescencia adolescente, y más con la educación sexual tan abierta que le hemos inculcado en casa. Yo creo que desde nena comenzó a desear experimentar el contacto físico conmigo cuando la acariciaba y le mamaba sus pezoncitos a modo de juego en la ducha cuando nos metíamos juntos… ella ya me sobaba el cipote erecto y sopesaba mis huevos entre risas. Entro a mi cuarto para vestirme y sin tocar la puerta Carol entra en la habitación encontrándome desnudo poniéndome los calzoncillos, nada que pudiera extrañar porque no sería la primera que me ve en dicha guisa en pelotas sin el menor pudor…, porque si mi cuerpo no es desconocido para ella, el suyo tampoco es un misterio para mí, dado que en casa es normal compartamos el baño desde que era un bebé y en casa no hay cerrojos…

-“¡Pasa cariño!” 

-“¡¿Papi, te sigue apeteciendo el masaje…?!” 

Mi nena me miraba el buen cacho de paquete que gasto, revisaba todo mi cuerpo fornido por el ejercicio que me obliga el oficio de la construcción.

-“No peque Gracias, otro día si eso”.

 

-“¡¡Dijiste que sí papá!!”  

 

En mi mente se barruntaba un no quiero que suceda lo del mal camino en una relación filio paternal que acaba en ruptura de las normas y el final de una familia bien avenida. Mi hija insistía… 

 

-“¡Anda papá déjame darte un masajito!” 

 

Cedí a sus encantos e insistencia. Con un gesto la invito a hacerlo, contenta se acerca a mí mientas yo me acuesto boca abajo, mi nena comienza a dar un suave masaje en la espalda… Sentía sus manitas tan suaves… 

 

-“¡Te quiero mi niña… te quiero mucho!”

 

-“Y Yo a ti papi. Te quiero tanto como un mundo”. 

 

Me decía mientras mi nena me daba el masaje la mar de relajante… Tocaron la puerta y le dije que fuera a ver quién era mientras me ponía un pantalón. Era Santiago, uno de mis empleados de más de 50 años que trabaja para mí como oficial de albañil, mi cría me grita diciendo…

 

-“Es tu amigo papá”.

 

Salgo como estaba solo en pantalón y sin camisa. Noto que la chica miraba mucho al hombre, creo que le era de su agrado, pues ese día Santiago llevaba puesta solo una camiseta de tirantes y vaquero a juego. Santiago tiene buen cuerpo, es alto, es algo musculoso y tiene bien definidos sus brazos y abdomen. Al parecer a mi nena le gustan así con cuerpo y sin cabeza...sobre todo maduros como me dijo. Yo soy muy parecido, pero con unos años menos y la cabeza amueblada…

 

-“Ella es mi hija Carolina... tiene 18 añitos”.

 

Solté para exhortar cualquier mal gesto hacia ella, dada la deferencia de edad entre ellos… mi nena se pone roja cuando me escuchó, sabiendo que le gustan los hombre mayores. Santiago se le acerca para saludarla y ella le salta con un beso en la mejilla de manera recatada…me mira y se marcha dejándonos solos. Tras una corta charla sobre el negocio se marchó por donde vino.

 

-“¿Quieres algo de comer cariño?”

 

-“No papi Gracias…” 

 

Ese día no pasó nada entre ella y yo. Pasaron los días. El Lunes como a las 14:00, vi de lejos a Santiago caminando con mi cría dirigiéndose hacia el edifico en obras donde yo estaba con más de 15 albañiles. Mi nena venía a su lado, mientras él le llevaba la mochila en bandolera. Se portó caballeroso con ella. Los dos venían Sonriendo y conversando… Al llegar…

 

-“Encontré a tu Hija en la parada del bus del campus universitario y la traje aquí...”

 

-“Gracias por acompañarla. Anda cariño siéntate por ahí, en unos minutos nos vamos para casa, es casi la hora de la comida”.

 

Al llegar a casa mi nena se sentía acalorada y un poco sudada de estar tanto tiempo en el sol… decidió meterse a ducha, le dije que pasase a la ducha de mi cuarto. Se desnudó en mi habitación y con una toalla se cubrió toda, se mete al baño. Mientras ella se bañaba sopesaba la posibilidad de compartir el baño con ella, pensaba en cómo estaría ahí desnuda y el agua recorriendo su cuerpecito de niña a mujer como hace tan solo unos años lo solíamos hacer a menudo compartiendo la ducha juntos. Recordé como jugábamos aseándonos uno al otro, como recorría su piel impúber dejando deslizar mis dedos por su espalda, su pecho… entre sus piernas, su culito y hasta por su coñito infantil. Notaba que sus pezones se excitaban quedando erectos, en unos pechitos que tornaban por brotar. Cuando ya contaba con doce años, ya eran dos pequeños montículos coronados por pezoncitos, a los que gustaba que su padre lamiera y chupeteara en un juego perverso y divertido…  le mamaba sus pezoncitos incipientes mientras ella reía y me acariciaba buscándome el cipote en un recreo travieso, yo la besaba, abrazaba y recorría con mis labios su piel en un juego que nos gustaba a ambos por diferentes razones. Era inevitable no obtener una excelsa erección…mi verga se extendían con el prepucio remangado, mostrando la gorda cabeza liberada, para admiración de Carol, que se regocijaba con su visión, textura y dureza cuando presionaba sus dedos entorno a ella. 

 

Siempre pretendí que esos momentos de jovialidad nunca dejasen de ser naturales, pese a que mi niña iba creciendo, ya que desde bebé compartíamos la ducha y el baño, convirtiéndose en el mejor argumento de nuestra complicidad y de consolidar una relación paterno-filial duradera. Tras veinte minutos seguía en la ducha y yo rasuraba mi súper tupida barba con mi cuchilla de cuatro hojas. Cuando mi nena salió de la ducha me giré para verla con una toalla que la cubría por debajo de las rodillas, ella se puso coqueta…

 

-“¡¿Qué tal el agua mi niña?!”

 

-“Muy rica papi”. 

 

Pasó a mi cuarto a vestirse y en unos segundos entré sin avisar, viendo a mi retoño solo en bragas…

 

-“Perdona nena, vengo por mi bóxer…, también me voy a duchar”. 

 

Ella ni se tapa con sus manos las pequeñas tetitas, como suele ser en acto reflejo. La desnudez ya no era un problema entre nosotros.

 

-“Vale papi”. 

 

Me acerqué a ella y le acaricié el cabello y su carita…

 

-“Me gusta que ya no te avergüences mi vida, soy tu padre y conozco tu cuerpo desde que naciste. Recuerdo que no hace mucho nos duchábamos juntos… te visto enteramente desnuda… he tocado tu vaginita, tu culito muchas veces, sobre todo cuando te aseaba siendo un bebé y después de más niña… 

 

Mi nena se queda agachadita…

 

-“Ya ves que no me da vergüenza papi, no me importa que me veas desnuda…, Yo también te he visto a ti. También me gustaba mucho cuando me chupas los pezoncitos haciéndome cosquillas con la lengua”. 

 



Con una sonrisa me invita a que lo haga… empiezo a tocarlos explicándole que se han desarrollado muy bien… que ya son de mujer y empiezan a gustarles a los hombres así. Le comencé a acariciar los pezones con dos dedos, sus tetas ya eran bastante grandes desafiantes a la gravedad, dos ojivas coronadas por unos pezones rosados hinchados formando un mismo perfil ovalado. Le sonreí y ella me dio el permiso para satisfacerla con un lametazo… no lo dudé, bajé mi boca a su pezón y lo mamé al tiempo que mi lengua lamía el erecto tetón que se le puso a Carol. Cerraba los ojos interiorizando cada chupón, desgraciadamente no sabía a ella, sino a lavanda…mordisqueaba y eso le agradaba más, cuando de pronto… Me dijo de seguido… 

 

-“¿Te gusto como mujer papi…? 

 

Me quedé pensativo ante ese tipo de pregunta trampa, pero que requerida por mi niña no lo parecía tanto… 

 

-“¡¿Acaso lo dudas, mi amor?!”

 

-“¡Me encanta cuando me la metes! ¡Cuando me haces tu mujer…! y deseo que estés orgulloso de mí y de haberme desvirgado. Ya soy mayor de edad y sé lo que quiero...” 

 

-“¿Y qué es lo quieres, mi amor?”

 

-“Estar contigo. Hacer el amor contigo todos los días y cuidarte.”

 

-“Me cuidas muy bien, soy yo quien más debo cuidar de ti, sobre todo cuando follamos...eres tan estrecha que me da miedo romperte.”

 

-“No deberías preocuparte. Si me lo haces despacio al principio como siempre, puedo aguantar que me folles todas la veces que desees, aunque la tengas tan gorda y se ponga tan grande y dura. En verdad me encanta que la tengas tan grande...que seas tan macho, me hace sentir que yo sea muy hembra también”

 

Entusiasmada de sus palabras, se sofocó y me abrazó correspondiéndole a su abrazo desnuda con tan solo las braguitas en mis brazos. Acariciaba su espalda, ella se aferraba a mí. También comencé a darle besos muy suaves en  sus hombros y cuello. No me controlé más y bajé mi boca hasta sus pezones de nuevo, ya no eran tan pequeños…, ella cerró sus ojos mientras besaba despacio y con cariño los pezones de mi nena. Ella tenía sus dos manos en mis hombros mientras yo no dejaba de Chupar sus tetitas de pezones puntiagudos empitonados, gesto inequívoco de que estaba excitada.

 

Después me quité la camiseta y también el pantalón… ambos en ropa interior nos echamos sobre la cama jugueteando en los juegos de la seducción. Nos pusimos cómodos recostados en la cama, le acaricié las piernas y pasé mis manos por sus nalgas apretándolas. De inmediato besé a mi cría en su rico cuello, le doy uno que otro beso en la cara buscando su boca, en tanto no dejaba de acariciar su cuerpo con mis manos recibiéndome con sus ojitos cerrados. Le quito lentamente las bragas y abrí sus piernas para ver su vagina húmeda, completamente apretada formando un rico bollito, con unos pocos vellos incipientes que cubrían su coñito impúber. Meto mi cabeza y empiezo a lamer su coñito con mi lengua sedienta, permitiéndomelo descaradamente abierta de piernas totalmente ofrecida. En esos momentos comprendo que Carolina ha interiorizado toda la filosofía de vida que su madre y yo, hemos cultivado en casa en cuanto a la libertad de expresarse con el pensamiento y el cuerpo. 

 

Mientras se lo mamo ricamente ella se retuerce en la cama…, al ver su comportamiento decido meter mi lengua lo más profundo que puedo en su vagina. Sentí el líquido de su chochito encharcado con un sabor delicioso. Después de dejar bien lubricado su conejito, me quito el bóxer, y paso por su entrada la gorda cabeza de mi polla entreabriendo sus pequeños y cerrados labios vaginales. Hay que reconocer que poseo un mostrenco considerable muy desproporcionado a su chochito efebo… lo bueno es la forma de mi glande en forma de punta de lanza que facilita la entrada, para luego expandir los coños al máximo cuando la clavo hasta los mismos huevos. Todo ello ayudó mucho a desvirgar a mi niña sin traumas vaginales… Nunca me falla, a todas le gusta como utilizo mi herramienta de fornicación. Hacía más de dos semanas que no estábamos juntos por los exámenes, de modo que su coñito debía estar muy cerrado. Abrí bien sus piernas y comenzó a meter mi cabeza lentamente, ella se balanceaba un poco no queriendo ser lastimera...

 

-“¡Ahí papi, poco a poco o me va doler!”

 

-“Tranquila peque, tu padre nunca te hará nada que te lastime…”

 

Con fuerza meto un poco más de mi polla en ella, mi nena suelta un gemido, aguanto para clavar un poco más despacio en mi mete saca regocijándome en ese momento único de abrirle la rajita y que siempre se repetía igual…, la nena tiene su vagina súper apretada y húmeda, su lubricación excelsa nos ayuda mucho. Decidí meter más abriéndose los labios con sus dedos, le inserto un poco más de mi verga percibiendo la enjuto de sus paredes, tan parecido a cuando haces tope en la telo de la virginidad…, solo hube roto uno hace tanto que no recordaba, el de mi hija fue el segundo. Sentía como la gordura de mi verga impedía el paso con facilidad…sin duda alguna era una combinación de su estrechez, mi dureza y grosor lo que impedía una primera penetración  suave. 

 

-“Argghhh, papaiitooo, hasta ahí nada más, te lo ruego, más ya no por hoy…”.

 

Para este momento llevaba apenas la mitad metido…habíamos hecho un pacto de hacer su vagina cada vez más tragona, ahondando un poco más en cada follada, hasta que cupiera le verga entera en su coño. 

 

-“Mi amor estoy a punto de llegar a tope, vas a sentir un poco de dolor como siempre, y como algo se te desgarra en tu coñito… pero no te preocupes”. 

 

En sus ojos se reflejaban la ansiedad de tenerme entero dentro, combinado al temor del dolor que ello conlleva…finalmente sus su mirada cedió al deseo voraz de la hembra que toda fémina lleva grabado en sus genes.

 

-“Papiii por favooor Sí ¡Métemela…Quiero sentirme tu mujer!”

 

-“Claro que lo eres mi vida… Hija, quiero que me mires a los ojos cuando mi glande tope con tu fondo vaginal”. 

 

Me excita ver el gesto de mi pequeña hembra en el instante de partirla y hacerla mía marcándola irreversiblemente.

 

-“Sí papi hazme tu mujer ¡Fóllame...fóllame duro como un macho se debe follar a su hembra!”

 

Le besé en los labios mirándonos a los ojos, y entonces sin pensarlo más empujé con contundencia unos centímetros más, logrando rompérselo. Del envión con el glande puntiagudo rompí su estrechez en el momento que ella vuelve a gritar un poco más fuerte, sentí que su vagina soltó un líquido llenando mi rabo, al notarlo decidí sacarlo un poco percibiéndome que era su corrida...

 

-“¡Arrrgh, papi! Me encanta... este dolor placentero me excita tanto que me corro enseguida ¡No la saques hasta que te corras, te lo ruego! ¡LA TIENES MUY GORDA Y DURA...ES SOLO PARA MÍ!”

 

Empezaron a salir lágrimas en sus ojos, yo ya estaba demasiado excitado para poder pensar, pero reacciono al verla desmantelada…

 

-“Mi amor, lo peor ya ha pasado. Ahora solo nos queda follar y disfrutar ¡Pronto se te aplacará el dolor!”

 

-“Ya no lo tengo papá, mi coñito se ha amoldado ya a tu polla”

 

Ella me decía que ya no le molestaba... que siguiera hasta el final, no lo dudé un segundo más y volvía a metérsela de nuevo en su oprimido chochito. Comencé muy despacio y con cuidado hasta lograr tener la más de la mitad de mi verga dentro de ella, donde decidí iniciar el primer mete y saca ayudado por la alta lubricación de su vaginita sobreexcitada que ayudaba a resbalar más rápido. Metía y sacaba muy despacio y con amor, oyéndola decir al tiempo cuanto le gustaba… me la follaba cadenciosamente notando en mi sensible glande cada roce sus paredes vaginales internas. 

 

Cuando su vagina daba muestras de estar más abierta, más expandida y acogedora, metí un poco más de verga pese que en cada incursión ganábamos en grosor y a ella le turbaba un poco el ensanchamiento que mi cipote le producía. Su cuerpecito al lado del mío era como comparar una perrita pequinesa con un dogo danés, el gran semental de la jauría que ha de cubrir a todas las hembras en celo. De igual forma la naturaleza me ha posibilitado de un órgano genital abrumador, donde a modo de ejemplo mis pelotas no caben en una sola mano de mi niña, por eso cuando observaba mi rabo enterrado en su conejito partido en dos con su vulva hinchada a cada lado de mi tronco, daba la sensación que la estaba empalando, sin embargo me la follaba súper bien sintiendo a mi propia Hija como Mujer, poniéndome extremadamente cachondo, o más bien súper caliente… Lo hacía a un ritmo suave y delicioso, disfrutándonos, mientras ella resistía con jadeos y algunos que otros gemidos, los empujones sobre su cadera que la hundían en el colchón. Había aprendido rápido a follar, levantando su culo dejando la responsabilidad de su peso, y de la fuerza de mis acometidas, en su espalda.

 

La profundidad de mis inserciones lograron al fin, enterrar toda la verga hasta los mismos huevos al cabo de largos minutos de mini perforaciones en cada empellón. Ya la enterraba entera una y otra vez, percibiendo los quejidos cuando mi capullo topaba con su pared vaginal, aporreando su culito con mis bolas cargadas de una gran cantidad de material seminal acumulado de varios días. Por mi excitación y por cómo veía venir mi corrida, sospechaba que sería de campeonato, tal y como mi hija se merecía ser inseminada como Mujer.

 

-“Me vas a dar mucha leche después de dos semanas sin follarme”

 

-“Mucha y espesa....solo para mi nena”

 

De arriba abajo casi en vertical machacaba su ajado coñito con suavidad, templanza y mucho amor, una, dos y tres veces sin pausa, me estaba volviendo loco de placer… no besábamos en la boca transfiriendo además de nuestra saliva y lujuria, el amor y templanza de la complicidad entre los dos. Todo mi cuerpo se hallaba en un estado catatónico de gozo y justo cuando mi voluntad de aguantar se quebró sin más remedio, viendo como su coñito impregnaba cada centímetro de mi falo venoso, hinchado y duro como el pedernal. Sus manos acariciándome el pecho, abdomen y brazos buscando donde asirse en cada clavada entre gemidos casi gritos en el instante de atorarla con todo el badajo hasta los huevos en aquella estrecha gruta del placer. Me hacía sentir sus uñas en mi piel, mientras su padre la empotraba inmisericorde.

 

Llevábamos dos semanas sin follar, y las ganas de hacerlo me perturbaron para acabar jodiendo con mi niña, usándola para mi desahogo, pero eso no fue inconveniente para ella porque también lo buscaba y lo deseaba más que yo. A esas altura de la follada, la penetraba severamente hundiéndola en el colchón a cada envión, ella aguantaba estoicamente las incursiones de la verga inhiesta de su padre, una tranca que no paraba de expandir sus paredes vaginales en su trayecto al fondo del coñito. Percibía su agradable su estrechez aprisionando mi balano como ninguna otra mujer lo había logrado, en un roce bestial sobre la sensibilidad de mi glande. 

 

Todo ello solo me excitaba más y más... ya comenzaba a llega al límite y solo me quedaba dejarme ir…, La sujeté de las caderas y me folle con un ritmo frenético hasta que me corrí dentro de ella, siempre eyaculaba una cuantiosa cantidad de esperma, demasiado voluminosa para su pequeña cavidad. Percibí como mi polla se endureció, ella no fue ajena a ello también, me atrajo de mi cadera hacia ella, y de pronto solté el primer chorro de leche embutiendo toda la verga hasta los huevos. Al primer gran chorro de leche, le siguió un segundo igual de cuantioso. Este suele ser el más largo y copioso de todos, tanto que parte comenzó a salir fuera de su conejito pese a estar atorado por mi cipote… la clavaba a fondo vaciándome en lo más profundo de su coño en el mismo cérvix. 

 

Los siguientes chorros de lefa fueron igualmente vaciados en el fondo de su vagina entre esténtores y gruñidos de placer… en el mismo conducto uterino de mi niña, pero al tener toda su vagina llena de polla, cualquier desove de semen apenas era retenido en su interior, en consecuencia solo parte del engrudo depositado quedó retenido en su chochito en el momento que extraje mi falo de su vagina, dejándola que se le escurriera un poco. Es realmente excitante y muy intensa la manera de follar que tenemos, tanto que quedamos exhaustos.

 

Necesitado de una tregua, nos quedamos boca arriba, yo con mi cipote aun endurecido y ella despatarrada con toda la entrepierna chorreado leche como un manantial, las sábanas quedaron perdidas del enorme flujo vaginal y del copioso desove de leche paterna…, no menos de 20 cm debieron de ser. Si observamos las estadísticas, lo normal son de 4 a 6 cm3, pero yo eyaculo desde adolescente unos 12 cmUna hora después la llevé a casa de su madre,  vivimos separados pese a estar bien avenidos con la educación y mantenimiento de nuestros hijos, la verdad me encantaría que viviera conmigo, como es evidente, pero un acuerdo entre mi esposa hizo que se quedara con la casa, y es donde están mejor nuestros hijos  

 

Esta fue una de tantas veces que lo hacía con mi nena Carol, por suerte no estaba en sus días fértiles y en nada hubo problema de follar a pelo y correrme dentro de ella…, yo no tenía ninguna E.T.S. y ella no iba a quedarse preñada todavía ¡Todo perfecto para seguir intentándolo! Después de ocho meses de mi separación, he tenidos desfogues puntuales, pero has sido con mi hija con quien he encontrado mi nuevo equilibrio..., ambos hemos encontrado una salida a nuestras inquietudes y necesidades fisiológicas, totalmente compatibles con nuestros roles vitales de padre e hija. No ha sido cosa de un día, sino de la educación sexual que su madre y yo les hemos inculcado a nuestros hijos desde muy pequeños, y ahora rotas todas las líneas rojas entre mi hija y yo, se nos abrió el campo de nuestra relación abierta y sexualmente activa. 

 

Acabados los exámenes, Carol tenía más tiempo libre para mí, así que lo volvimos a hacer en los días siguientes cada tarde…ocurriendo lo mismo.

 



<<Mi polla se sentía en su estrecha cueva y me impulsaba penetrarla con más intensidad. Luego Carol comenzó entre temblores a experimentar otro de sus mejores orgasmos de su vida, yo la acompañé y empecé a eyacular dentro de ella. Al sentir esto ella apretó con más fuerza sus piernas contra mi cintura y durante unos segundos nos fundimos en uno, en el clímax del mejor sexo de nuestras vidas.>>

 

 

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Por entonces tenía dos hijos… Nacho de 20 años y Carolina de 18. Carol es delgada como su madre, posee unos senos perfectos por su edad y genética, con un culo bien duro proporcionado. Es muy guapa, yo diría que preciosa. Tiene la sonrisa más bella del planeta, enmarcada en su carita infantil, lo que le hace ser extremadamente atractiva sexualmente. Posee una cintura estrecha frente y un culito partido en dos hermosas nalgas proporcionadas a su cuerpo. Mi esposa es una mujer igual de atractiva que lo es su hija, durante sus 43 años se ha conservado muy bien, pero cuando notó cierto desgaste en la relación, dejando de disfrutar del sexo como antes, me propuso una separación temporal, imagino que buscando a un chico más joven y mucho más activo. Mi hija pasa ahora grandes temporadas en el apartamento conmigo, y Nacho, nuestro hijo, prefiere convivir con su madre, de tal modo que mis hijos se reparten el tiempo, el espacio y el amor de sus padres.

 

Como ya saben, desde hace unas semanas, hay un poco más de vida que de costumbre, en mi piso de soltero. Aquella tarde estábamos solos, porque algunas veces tengo a mis dos hijos en casa, sin embargo es Carol quien viene todos días e incluso se queda varios días a vivir. En aquel momento me encontraba revisando las cuentas en mi ordenador, en tanto se duchaba mi cría, de repente oí que me llamaba desde el baño…

 

-“¡Papa!, ¿Me traes una toalla? No hay ninguna en el aseo” 

 

Un poco disgustado por estar algo cansado del trabajo y por la desconcentración en algo tan delicado como son los números de comparas,  fui al armario y se la alcancé. Cuando llegué la encontré desnuda en la puerta del baño, toda mojada esperando su toalla. <<Inmediatamente me percaté de que mi hija ya no era la niña de entonces, sino toda una mujer>>. Su cuerpo estaba mojado y quizás por efecto de la ducha sus pezones arrugados completamente empitonados y firmes. Se podía ver entre sus piernas una pequeña tira de vello muy corto muy bien afeitado, excitante a la vista, que decoraba  la rajita de su casi inmaculada vaginita… Me quedé embelesado un momento contemplándola, pero ella pareció no darse por enterada, tras tomar la toalla de mis manos se metió en mi cuarto para vestirse. Esto me dejó con unas cuantas ideas excitantes en la cabeza. Al principio intenté olvidarlo pensando que siempre había sido así en casa, nada de pudores ni tabúes. Tras haberla desvirgado, ya nunca más nos tratábamos de igual manera, éramos más igualitarios en el trato en casa. Aquello se asemejaba a una locura por haber tenido sexo explícito y coital con mi propia hija, pero con el paso de los días comencé a pensar cada vez más en ella, en su bienestar y en el propio acto, como uno más de amor entre Padre e Hija, un paso que de no controlarlo bien, podría llevarnos al punto de la obsesión. 

 

Finalmente decidí ser coherente concibiendo un plan para poder gozar con mi hija de todos los aspectos de la vida, dado que no tenía a mi disposición a su madre, ella era una sustituta válida para lograr complacer ese deseo incontrolable que tenemos los machos, máxime si hemos nacido para sementales. Solo me tomó unas horas pensar todo, y luego me dispuse a llevarlo a cabo. Tendría que acordarlo con ella, cumpliendo con mi papel de padre y mi nuevo papel de amante. Sí ella iba ser mi nueva compañera, debíamos planearlo a medio y largo plazo. Lo mejor de todo era que llevábamos mucho adelantado... dieciocho años juntos conociéndonos al detalle, y haber follado unas cuantas veces. Nos gustamos y nos amamos con locura. Nos gustan las mismas pelis de ciencia ficción y la música de Whitney Houston ¡¿Qué puede salir mal?!

 

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El sábado de esa semana mi esposa y mi hijo Nacho decidieron ir al pueblo de sus abuelos maternos, Carol desdeñó la invitación por no llevarse bien con una de sus primas que tendría que ver irremediablemente…, se quedó conmigo bien acompañada y pienso que mi esposa también lo iba... a mi chico se le veía una sonrisa especial de felicidad al volante cuando se marchaban..., imaginé porqué y en absoluto me importaba, porque el amor es lo esencial en la familia. 

 

Tras cenar decidimos a ver la televisión en el sofá los dos juntos. Carol llevaba una camiseta larga de fino algodón, la cual me permitía darme cuenta que no llevaba sujetador contribuyendo a aumentar mi excitación. No llevar sujetador era costumbre dado que sus tetas son firmes, pero sí llevaba unas braguitas que apenas le cubría la entrepierna. En sus movimientos se le perfilaba la bonita raja del culo en el momento que su camiseta se ajustaba realzando su hermoso y firme culo… Nos sentamos en el sofá, ella se acurrucó a mi lado poniendo su cabeza en mi pierna, lo que me ocasionó una monumental excitación que recorría todo mi ser, por suerte no llegó a plasmarse en mi exagerada erección, ella no descubrió mi estado de ánimo en esos instantes. Decidí preguntándole si quería ver otra película a lo que ella respondió afirmativamente y me preguntó que podíamos ver…

 

-“Bueno conmigo tienes libertad de elección, como no está tu madre puedes optar por lo que tú quieras, a condición de que quede entre nosotros dos”.

 

-“¿Podemos ver lo que sea?” 

 

Dijo ella con una sonrisa pícara en el rostro.

 

-“Si, lo que tú quieras”.

 

-“Bueno, entonces me gustaría ver una porno de esa que tienes en tu ordenador…”

 

No tuve ningún inconveniente de compartir mis debilidades con mi Hija, mi nueva amante. Por otro lado agradecí la buena suerte de tener una niña tan decidida y desinhibida, su inteligencia lo hacía todo mucho más fácil. Procedí a poner la película y al poco rato ella comenzó a excitarse tanto que se metió una mano en sus braguitas, encontró el botoncito y empezó a masturbarse, me miró el paquete y no lo dudó mucho, también metió mano bajo mi bóxer haciéndome una paja divina. Aun flácida la fue agitando poniéndoseme dura entre sus dedos, que se me hinchara tan rápido la sugestionó machacando más duramente. En nada perdió el tiempo mi niña bajándome el pantalón y el calzoncillo casi a la vez, dejando al aire mi durísima verga en todo su esplendor. En el momento que la vio ella me dijo que era la polla más grande que había visto en vivo y en directo…

 

-“La de mi hermano es más pequeña y en nada tienen que ver estos huevazos con los suyos…, Estos huevos hacen más leche ¡¿Verdad?! ¡Me encantan los machos que producen mucha leche!”

 

No hizo falta contestarle, ella misma lo había comprobado el día de su estreno como Mujer. Me hallaba loco de deseo y me fue muy difícil mantener la cabeza fría y continuar respetando a mi niña como Hija…, le dije si quería tocarla y ver como se sentía, a lo que ella respondió tomando mi cipote con sus dos manos masajeando suavemente de arriba abajo una vez liberado mi capullo de su prepucio…

 

-“¡Papi enséñame a masturbarte! Quiero aprender a hacerte las pajas…”

 

Le respondí que lo hiciera igual que en la película con una o con las dos manos. Ella comenzó a masturbarme lentamente mientras me miraba con cara de traviesa fijándose en la actriz con el cipote de un macho calzando una monstruosidad de verga. Al rato paró de pajearme con sus manos y se metió la polla en su boca imitando a la chica generosa del video, y comenzó a hacerme una estupenda mamada…, a pesar de ser tan jovencita, ya era una experta, no lo hacía mal desde los catorce y ahora sabía cómo darme placer en cada poro de mi polla. Pasado un buen rato haciéndome la felación, cuando le vi algo agotada… le pedí que se quitara las braguitas y se pusiera sobre mí en el sofá haciendo un 69. 

 

Lo hizo en el acto dejándome a mí que se las quitara… y allí comenzamos una espectacular sesión de sexo oral. Mientras ella devoraba toda mi falo con gran avidez nada más que la cuarta parte de su largura, algo más allá del glande donde cambia de color el tronco…, por mi parte iba recorriendo con mi lengua todos los rincones de su impúber coñito, que despedía un aroma a gata en celo que solo aumentaba mi excitación. Es tierno, sabroso, incontenible y comenzaba a ser insaciable…

 

Su boquita envolvía deliciosamente el glande con pequeñas y lustrosas chupadas como cuando era un bebé en las tetas de su madre, acompañando a tal tarea su mano apretando fuertemente sobre las hinchadas venas. En los descansos se erguía un poco para sostenerse con sus piernas y continuaba con ambas manos masajeando el duro cipote y mis gónadas a punto de detonar. De repente sentí una segunda convulsión, ésta era más fuerte que la primera queriendo escapar de mi boca no la dejé separarse dándole más lengua, más fuerte, más profundamente abrazando su cintura para sumergir su coñito y su culo en mi cara y boca anhelante. Tras el trasiego del segundo orgasmo de mi niña, reinició la marcha sobre el mástil de su padre…

 

-“¡Vamos mi niña a papi le falta muy poco!” 

 

Se amorró de nuevo a nabo paterno a darle de sí. Comenzaba a notar que la eyaculación andaba cercana y sin avisarle explícitamente entendió haber llegado mi momento, ella se metió todo mi verga en su boca succionando con mayor ahínco si cabe y con la ayuda de mi mano sobre su cabecita, no fuera que me dejara a medias en el instante álgido, se hizo con toda mi leche de una manera que solo su madre me lo había hecho. Al percibir el primer chorro que suele ser de aviso a navegantes, el segundo es el más grueso, así fue en esta ocasión también. Le llenaba su garganta de lefa soltando chorro tras chorro de esperma espeso macerado largo tiempo en mis congestionados testículos, pero pese a su cuantiosidad y sin lugar a dudas varonil sabor a macho de mi semen, mi cría no dejó una sola gota por derramar fuera de su boca. 

 

Se lo tragó y seguidamente lamió el capullo puntiagudo de su padre por donde aún brotaba un último borbotón de engrudo. Tras de eso se recostó a mi lado dejándome que le acariciara sus flamantes tetas de pezones puntiagudos como ojivas de misil, mientras ella sobaba mi polla cayendo de su dureza a una flacidez relativamente gruesa. Mis manos deslizaron a su entrepierna buscando su clítoris no tan chiquitín como era de esperar en una niña casi mujer, reconfortándole con un nuevo orgasmo para mi chiquilla, al tiempo que ella se metía dos dedos en su vagina para continuar lo que yo había empezado con mi lengua sin dejar de presionar vigorosamente mi falo y pelotas ofrecidas para mi niña sobre la cama.

 

Después de un rato de pajearnos hice que se abriera de las piernas, me situé entre sus muslos e enfilando, la nena asió el falo de su padre y los embocó a su coñito... comencé a penetrarla lentamente. Ella comenzó a gemir agarrada a mis brazos a cada centímetro que conquistaba dentro de ella, me rodeó la cintura con sus piernas empujándose más dentro mi verga, a la vez que mi hija se pegaba a mí elevando la cintura haciendo que el acoplamiento fuese de una vez hasta los mismos huevos. Antes de darme cuenta todo el rabo ensanchaba su pequeña rajita vaginal, e increíblemente desaparecía dentro de ella. Pese a parecerlo por la estrechez vaginal, su himen ya solo quedaba en el recuerdo y lo que fue una experiencia dolosa se había convertido en la más placentera de las relaciones amorosas entre un padre y su hija. 

 

En el momento que el coñito de Carolina se adaptaba al grosor de la verga de su padre nuevamente excitado al máximo, comencé un aumento del mete y saca, mientras ella me besaba, se desgañitaba y me abrazaba arañando mis brazos…, yo le correspondía intensificando mi ritmo y apretándola con más fuerza contra mi cuerpo en el abrazo del oso, a la vez que la hundía sin miramiento contra el colchón haciéndole tragar toda la polla hasta la base sin reparar que era mi niña con su recién estrenado conejito casi infantil de muñeca cachonda…

 

Mi balano se sentía especial dentro de una cálida, húmeda y sobre todo estrecha cueva, lo que encendía aún más y me impulsaba a incrustársela con más intensidad, sabiendo que su deseo también lo enfocaba en follarse al estúpido de Santiago. Todo ello ya duraba un prolongado tiempo febril, que tras continuar gozando así por un buen rato más, Carol emprendió entre temblores la experiencia saludable de otro orgasmo, los primeros de su larga vida sexual. 

 

Decidí acompañarla y antes que rematara su extraño clímax, mi sexo iniciaba la segunda y definitiva eyaculación...esta vez dentro de ella. Al sentir el primer chorro de leche, ella apretó con más fuerza sus piernas contra mi cintura y durante unos segundos nos fundimos uno con el otro en un acople perfecto del tremendo apareamiento animal, en el clímax del mejor sexo que un hombre puede tener, pues nada es semejante a correrse en el mismo útero de la persona que tantas alegrías me había dado en la vida, y ahora ella hecha toda una hembra me recibía como hombre, dejándose sembrar su vaginita del semen que por el momento no geminaría por la barrera anticonceptiva. Después de terminar nos quedamos desnudos, exhaustos y felices abrazados sobre la sábanas blancas de mi cama, que un día fue de matrimonio, allí mismo tuvo fuerza para preguntarme…

 

-“¿Podremos repetirlo todos los días papi?”

 

-“¡Claro que sí mi vida, todas las veces que quieras!”

 

-“Presiento que me haces gozar más cada vez, ¿lo harás?”

 

-“Claro, lo que tú quieras. A cambio solo te pido una cosa… Quiero que te olvides de Santiago, es demasiado mayor para ti… no te conviene”.

 

-“No estoy de acuerdo contigo papi. Sé que no te gusta verme con él, pero es muy amable conmigo, y me gusta mucho como me trata… ¡¿Acaso no quieres que me enamore…?!”

 

-“No es eso mi vida, es que eres demasiado joven para él. No puedes enamorarte de un hombre que podría ser tu abuelo”.

 

-“¡¡Pero sí tengo edad suficiente para follar con mi padre que me lleva más de 24 años de diferencia!!”.

 

-“No quiero decir que….”.

 

-“¡Sssshh! ¡Papá, puedo enamorarme de cualquier persona! Pienso que el amor no tiene edad, y que el corazón puede trastornarse por cualquiera…” 

 

-“No tengo ninguna duda en eso pero....” 

 

-“¡¡Calla papi…!! Pienso que no debemos ponerle barreras al amor... Sin embargo no debes preocuparte, Yo solo te amo a ti, Santiago solo es un juguete que nunca me poseerá mi cuerpo, ni mi corazón.” 

 

Al final tenía razón y uno por muy padre que sea no puede evitar que sus hijas se enamoren de cualquiera, pero mientras llegaba ese momento de no poder retenerla a mi lado, Carol y yo continuábamos amándonos, de igual manera que mis esposa ama a Nacho. <<Algún día lo hablaré con Carol>>

 

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La gota fría nos calentó. Sucedió en uno de los días del mes de septiembre que estuvo lloviendo varios días. Venía del trabajo, ya por la tarde, serian como las 18:30. Llovía tibiamente, venía en mi furgoneta cuando miré hacia la acera a una bella y escultural silueta de aquella chica… para mis adentros pensé en lo exquisita que se veía empapada. Pero al irme acercando me di cuenta que aquella chica era Carol que se acercaba a casa después de las clases. A sus diecinueve años, era la chica más bella que nunca he conocido. Sin pensarlo me orillé, bajé la ventanilla y le pedí que se subiera. Pude apreciar a través de la camiseta y de sus leggings, lo esbelta de su figura lo que me provocó cierta excitación que pronto se bajó al pensar que cualquier otro podría haberla montado en su coche… iba hablando de un sinfín de cosas que le había sucedido esa tarde, lo que confirma lo extrovertida que es cuando tenía confianza con alguien. Enfilamos por la costa hacia la urbanización, pero al llegar a la entrada nos topamos con patrullas que tapaban el paso hacia las brisas. Paré el coche, me bajé para preguntar al oficial qué pasaba. Me contestó que había derrumbes, por lo que estaba bloqueada la carretera y que la otra ruta también estaba igual, aparte de estar inundada así como el bulevar, entrada de la urbanización “Las Brisas”. Había arreciado por allí bastante ese tipo de gota fría de verano.

Me metí a la camioneta y le dije a Carol lo sucedido, me pidió mi móvil para llamar a su madre y decirle que estaba bien, en eso estaba cuando se cortó la llamada justo al decirle que se quedaría conmigo hasta que se calmara la tormenta. Esos días iba quedarse en casa de su madre para poder estar más tiempo con su hermano recién llegado de Irlanda. Enfilé hacia el farallón, metiéndome por la zona norte y llegamos a casa tras veinte minutos de una travesía de cinco. Mi niña empapada iba titiritando de frío sin abrigo. Subió las escaleras por delante de mí, mire sus bellas, redondas y bien formadas nalgas, así como sus mallas azules, su estrecha cintura y sus torneadas piernas, al mismo tiempo que pensé en mi buen gusto por las mujeres bellas con mi hija y su madre…Ya dentro de casa le dije que tendría que bañarse con agua caliente. Tras un minuto de silencio vi que no me hacía caso, por lo que me acerque a ella…

-“Anda niña a bañarse”

Le dije mientras la tomaba por los hombros, ella en silencio agacho la cabeza. Se metió al baño tardando un poco. Cuando por fin término, salió envuelta en una toalla, la cual apenas si podía cubrirle sus bellas nalgas, sus piernas y sus hermosas tetas. Traté de disimular mi interés por observarla, por lo que enseguida me metí a ducharme yo… al entrar al baño, miré tendida sobre el toallero su ropa…

-“Te he elegido tu pijama de “hello kity” de cuando eras una niña, para que te pongas seca”. 

Cuando terminé de bañarme, al salir envuelto en una toalla de la cintura hacia abajo, Carol estaba sentada en la cama viendo la tele.

-“¿Tienes frío?” 

Le pregunté mientras miraba buscando su toalla para echarla al cesto. Sentado a su lado, la abracé para darle calor.

-“¡Sí!” 

Me contestó agradeciendo mi calor extra.

-“¡Anda acuéstate y arrópate bien!” 

Trataba de disimular mis ganas de hacerle el amor con mi erección que amenazaba con asomarse a través de la toalla. Dándole la espalda me dirigí a la cocina a preparar algo de cenar que llevaría al sofá. Así lo hicimos en menos de media hora estábamos acurrucados bajo la mantita, apagué la luz y nos quedamos viendo una película un rato más hasta que nos venciera el sueño. Mi niña tenía frío, se notaba, decidí acercarme para abrazarla…, le dije que siguiéramos viendo la tele en mi cuarto, en la cama. El delicioso aroma de su piel me estaba embriagando, mis deseos en aumento. Es toda una mujer, mi novia pensaba, pero por otro lado, era una pequeña hembra deliciosa y bella, desnuda bajo esa tela de algodón de su infantil pijama favorito. Allí estábamos mi hija y yo solos en total intimidad bajo las sábana de la misma cama… ¿Quién podría enterarse de lo que pudiera suceder bajo las sábanas de esa cama?

“¡Perdona mi niña! ¿Te molesta?”

Le pregunto mientras la abrazaba.

-“¡No papi! Al contrario me gusta mucho, me encanta sentir tu calor y tu fortaleza… siempre me haces sentir protegida”

Contestaba aferrándose más a mí. La acomodé sobre mí, y la abrazaba para darle más calor, solo que mi verga empujaba sus nalgas al estar ella de espaldas a mí. Su cabello húmedo y largo, olía a perfume así como el aroma de su piel joven. Ya no titiritaba de frío y a su vez oía su respiración fuerte y agitada. Ninguno de los dos decía nada…, fuera la fuerte lluvia lo decía todo arreciando sobre el cristal de la ventana, estaríamos ahí toda esa noche que había helado un día cálido de otoño. Diablos, estaba enloqueciendo al estar embriagado por ella. Era lo mejor que me pasaba en el día… Carol era lo mejor que me había pasado en toda mi vida…

<<¿Qué podría pasar con esa relación? ¿Qué se quedase preñada, que hicieran de ello un escándalo o que terminara pidiéndole perdón…?>> 

La suerte ya estaba echada desde hacía semanas, porque ambos lo deseábamos con fiereza.

Di un beso a su cabeza y lo aspiré suavemente, Carol lo pudo sentir cerrando los ojos sin decir nada. Mi nariz busco la piel de su cuello entre sus cabellos, la aspiré y le di un beso en su cuello cálido y aterciopelado, siguió callada sumida a su padre, solo un suave y apenas audible suspiro se oyó. Sentí como giró un poco su cuello cuando volvía a darle otro beso para darme más campo donde besar, con mi mano comencé a acariciarle su hombro derecho, fui bajando por su brazo despacio hacia su cadera, la acaricié hasta su muslo, luego su nalguita sin que ella se opusiera, como bien esperaba… Me despojé de los calzoncillos y los arrojé al piso, levanté la colcha y me tapé con ella. Abracé despacio a mi cría, acercándole mi erecta y dura verga entre sus nalguitas donde de inmediato se acomodó. “Mi pequeña mujercita” seguía callada recibiéndome en su cuerpo como buena anfitriona, mientras yo disfrutaba el contacto con su aterciopelada y cálida piel.

Deposité un beso en su hombro, luego otro, seguí besándolo despacio así como su espalda, mientras mi mano acariciaba su brazo, su estrecha cintura, su cadera…su barriguita. Sus gemidos empezaron a oírse con más claridad cuando subió hacia sus duras y puntiagudas tetas… las acaricié suavemente con la punta de los dedos todo su contorno llegando a su pequeño pezón al que apreté despacio y suavemente, ella gimió con más fuerza terminando en un largo suspiro. Pase a su otra teta igual de hermosa e igualmente disfrute en cada centímetro. Carol no decía nada, no se oponía, sino que facilitaba mi periplo por su cuerpo. Poco a poco iba aflojando su escasa resistencia.

Con mis besos recorriendo su espalda fui bajando y metiéndome entre las sabanas hasta llegar a sus caderas, la coloqué casi boca abajo, para poder besar sus nalgas duras y aterciopeladas que eran un manjar. Lamí cada milímetro de ellas, besándolas y chupándolas. <<Se notaba que ya había estado con un hombre, y ya no era una niña virgen… ¿Y lo sabría su madre…?>> Pensaba para mis adentros, mientras no dejaba de recorrer aquella exquisita y tierna fruta que no presentaba ya resistencia alguna dejándose comer madura. Bajé mis manos y acaricie sus redondas y duras nalgas en todo su contorno, sus piernas de arriba abajo. Apreté sus nalgas, las separé y lamí por toda su rajita, “mi pequeña niña” ya no disimuló su excitación al gemir con fuerza cuando lamí su apretado anillo. Separó ella misma un poco las piernas, dándome más libertad de poder disfrutar de ella, y ella para disfrutar de mis caricias. Con mí lengua recorrí todo tu ceñido coñito… de arriba abajo, una y otra vez y justo cuando con la punta hacia presión en la entrada de su culito un fuerte gemido escapo de sus labios, levantando más sus caderas hacia mi cara. Una, dos, tres veces más presione su culito y cada vez gemía con mayor ansia así mismo separando ella más sus piernas.

Bajé un poco más y besé sus muslos, uno, luego el otro para termina dándole una comida con toda la boca en su conejito hambriento tan ajustado… llegando hasta su clítoris que lamí con más fuerza al regresar. “Mi pequeña cría” gimió con fuerza restregándose el coño contra mi boca, entonces la tomé de la cintura y la gire boca arriba, al hacerlo, sus brazos quedaron separados de su cuerpo, arqueaba su espalda y gemía dulcemente. Me incliné y besé sus tetitas una a una. Primero el derecho luego el izquierdo, recorriéndolos centímetro a centímetro, chupando sus grandes pezones de diminutos pitones y arrancándole a cada caricia mía un suave gemido. Bajé besando su abdomen, lamiéndolo despacio, llegué a sus caderas, las besé mientras sus manos agarraban mi cabeza y la acariciaban. Quería comerme su tierna fruta, olía riquísima por los efluvios que emanaban de su rajita, pero deseaba hacerlo despacio, disfrutarla y que ella gozara. 

Lánguidamente me acerqué a su monte de Venus, lo aspiré perezosamente, Carol levantó las caderas al momento que gemía suavemente. Lamí sus delicados y escasos vellos púbicos una, dos veces, después bajé un poco más y lamí de abajo hacia arriba todo su conejito caliente que derramaba toda su dulce miel. Estaba empapada la vaginita Carol, brotaba su excitación por cada uno de sus poros.

Seguí lamiendo, presionando cada vez más entre sus íntimos labios, hasta que encontré su delicado botoncito que jugueteé una y otra vez, haciéndole que empujara mi cabeza con más fuerza entre sus piernas mientras no para de gemir y jadear. Chupé su botoncito del placer, lo succione despacio, lo presioné, era delicioso. Bajé un poco más y metí contundente mi lengua en su estrechura, estaba apretada, caliente y empapada, ¡¡Qué delicioso manjar!!, se la metí hasta donde podía llegar, hasta donde podía alcanzar a disfrutar de aquella cueva de mi desahogo carnal, el recreo de mi nueva juventud. Pero ya no aguantaba más, era el momento de follármela, pues estaba en el punto de caramelo esa noche.

Dejé de comerme esa fruta cándida, subí lamiendo y besando su abdomen, volví a chupar sus tetas y por primera vez en todo el previo, bese sus labios, esos dulces labios sabor a fresa. Carol denotaba ansiedad en ese beso tierno convertido en pasional, lujurioso…, me metió la lengua y se enfrentaron ambas en una lucha húmeda fratricida. Nos comíamos literalmente. Tomé mi erecta y dura verga pasándola varias veces de arriba debajo de la raja de su coñito hasta que la centré en la bocana de su caliente cueva y bonitamente fui empujando, subí mi mano y la abracé con fuerza, así como ella a mí, di unos cortos pero contundentes empujones y entró casi la mitad de lo lubricada que se hallaba la vagina, y lo dura de mi polla.

En ese momento un fuerte gemido escapó de los dulces labios de Carol, quien enterró las uñas en mi espalda como queriendo arrancarme la piel, sus labios se aferraron a los míos, entonces di un segundo conjunto de pequeños empujones y terminó por entrar toda mi verga en su enjuto conducto genital, tocando por fin el fondo de ella, en ese momento sentí como rasgaba con fuerza mi espalda al notar mi punzante capullo aporrear su pared vaginal.

Me quedé quieto por un momento, estaba dulcemente apretada su vaginita y yo súper excitado por la salvaje acción de ella. Subió sus piernas y rodearon mis muslos, entonces despacio comencé a bombearla mientras no parábamos de besarnos, poco a poco arreciaba en mis embestidas percibiendo más dilatada la vaginita acomodándose al falo paterno. Quise levantarme y para cambiar de posición pero ella no quiso, así que seguí embistiéndola con más fuerza mientras ella no paraba de gemir, de gritar y de contorneándose buscando más profundidad en el apareamiento. Durante el tiempo que subsistió la frenética ofensiva, no me permitió mudar mi posición, a excepción de cambiar desde casi la verticalidad a la horizontalidad. Nuestros pechos pegados sudorosos, nuestras bocas delirantes y húmedas comiéndose sin cesar, nos embriagaban y por ello nos deseaba que me cambiase a cuatro patas, deseaba como yo sentirnos frente a frente.

Mi verga se enterraba siendo succionada por su pequeño coñito, como si de un polo derritiéndose se tratase, y cuando me separaba de ella con las piernas sujetas por los tobillos dejaba ver su chochito abultado dejando paso a mi traca que entraba y salía de la gloria de manera triunfal. Ella se asomaba, jadeaba y volvía a sumirse en el deleite de gozar de los ricos pollazos recibidos de su padre. Mi polla comenzó a endurecerse, a hincharse dentro de ella más si cabe, y finalmente llegó el clímax, y al mismo tiempo culminamos ambos. Sin el menor recato llené su rica vaginita con mi semen mientras ella jadeaba por el final de su tercer orgasmo.

Noté abrirse el orificio de mi uretra, para dejar paso al primer chorro de leche, seguido del más caudaloso de los chorros, debía de ser engrudo puro y espeso, casi grumoso, tras varios días en abstinencia. Mis vaivenes animaron a salir los siguientes tres o cuatro chorretones de lefa que inundaron su pequeña cavidad uterina, haciéndola rebosar escandalosamente fuera de su infantil chochito. Tanta excitación acabaron por llegar a dolerme los testículos cuando quedaron vacíos de su contenido seminal. Así nos quedamos por un rato acoplados en una total clavada de nuestros genitales, abrazados y besándonos, hasta que le dije que habría que lavarnos, entonces la levanté y cargué hacia el baño. 

Bañándonos vimos cómo se desprendían hilitos de acuosa leche bajando por sus piernas, la miré y ella agacho la cara, comenzó a llorar despacio de pura alegría. La abracé, la lavé y finalmente la sequé de regreso a la cama. Ninguno de los dos dijo nada más, nos comunicábamos por los gestos corporales. Nos acostamos y abrazados nos dormimos.

Al amanecer, no sabíamos qué hora era, aun llovía…, se veía hermosa. Abrió sus ojos, me miró y nos besamos dulcemente hasta encenderse nuevamente y terminamos por follar una vez más. A la tarde ya había pasado toda la tormenta con dificultades, por fin la llevé a su casa, entre lágrimas se abrazó a su hermano Nacho. Carol les dijo que gracias a que pasé a tiempo no cogió una pulmonía…, mi nena nunca diría nuestro secreto. Su madre me dio las gracias y al irme, Carol se acercó y me dio un beso en la mejilla. Durante varios días no supe nada de mi hija, ni siquiera de mi hijo, tampoco quise llamar para no inmiscuirme en sus vidas… y justo una semana después me llamó la mañana de sábado, dijo que me extrañaba y que me necesitaba, nos quedamos de ver por la tarde. Al final la recogí y esa misma tarde nos entregamos a la lujuria. Cenando me dijo que su hermano y su madre se iban a mudar a Madrid el domingo, pero que deseaba seguir viéndolos. Acordamos que cada pocas semanas iríamos a verlos. Sin embargo las cosas no iba a ocurrir así.


 

Un día ordinario, llegué del tajo antes de lo normal por problemas con un proveedor, me encontré con la casa sola, así que iba a tener la casa para mí solo toda la tarde. Decidí aprovecharlo para andar desnudo, como a mí me gusta estar, me di un baño y salí con tan solo la bata. Sin nada abajo estuve en la sala y me dispuse a ver una película X de las mías. Repentinamente llegó Carol…, vestía demasiado sexy para ir a la facultad a estudiar, con una faldita liviana a cuadros de color turquesa que le llega un poco más arriba de la rodilla, también con su camiseta blanca que hacía que sus tetas se vieran muy apetecibles. Al verla apagué rápidamente la tele, al verme se acercó y me saludó como cualquier hija saluda a su padre…

 

-“¡Hola hija cómo te fue!”

 

-“Muy bien papi, bien…”

 

Se sentó a mi lado, no lo había notado, pero al no tener ropa interior y después de ver un poco de pornografía mi polla obviamente tuvo su reacción y Carol lo notó al instante… 

 

-“Bueno papi, quizás sea mejor que te deje solo con lo que estabas haciendo, a no ser que desees que me quede”

 

-“¿Por qué lo dices hija?”

 

-“Eh, que bueno no era mi intención interrumpirte, pero me he fijado en tu entrepierna y… tienes una erección de las buenas…”

 

Al principio me sentí fatal, pero al ver en ella su aire picaresco me di valor y decidí sacar provecho con la situación, al fin y al cabo ya había estrenado a la niña y yo me hallaba excitado predispuesto… 

 

-“Disculpa cariño, no quería que me vieras en esta situación… no pensaba que ibas a llegar tan pronto”

 

-“¡¿Y por qué estás tan excitado papi?!” 

 

Al oír esta pregunta sabía que estaba acorralado, así que le eché pelotas…

-“Bueno hija es que un hombre cuando ve a una chica tan bella como tú, pues se excita sin querer”.

 

-“¡…ahh no sé qué decir! Gracias por decirme que soy bella y excitante”.

 

Y en medio de esta situación noté cómo en sus pezones respondían a mis palabras poniéndose duros, tal como me gustan.

 

-“Hija dime ahora qué sabes tanto de sexualidad… ¿Cuánto te han enseñado en el colegio y cuanto has aprendido de tus padres…?”

 

-“Bueno en el colegio no me han enseñado tanto como vosotros, especialmente tú, solo lo básico en teoría… en cambio en casa es diferente y complementario a  la vez ¡Gracias a vuestros consejos he sabido cuidarme! Por eso llegué virgen a la mayoría de edad, para hacerlo con el hombre que deseaba que me rompiese definitivamente…”

 

Mi hija me dejó impresionada por su discurso a favor de la sexualidad que recibía en casa. Con lo que ya habíamos follado, se suponía superados los conocimientos que la capacitaban para ser engendradora de vida. Lo bueno es que Carol eligió quedarse conmigo a marcharse con su madre, y el motivo era nuestro amor. Así que me decidí a dar el siguiente paso… conquistar su corazón definitivamente.

 

-“Hija sabes, eres muy guapa, cualquier hombre daría la vida por tenerte a su lado, incluso yo, sabes me gustaría poder ser yo el hombre que buscas para caminar en la vida y del sexo”.

 

Al decir esto mi mano se posó sobre sus piernas, se me acercó más y más hasta que por fin la besé tiernamente en la boca sin resistencia, aunque ella se hacía la interesante…

 

-“¡Mmm, ah papi! Eso está muy bien, siempre he querido que fueras el primer hombre que entrara dentro de mí… que me educaras sexualmente, es más, que fueras el único en toda mi vida”.

 

-“Claro que sí mi amor, quién más te puede enseñar cómo es el sexo sin que te lastimen o abusen de ti”.

 

-“Sí papi ¿Engañarías a mamá si estuvierais juntos…?”

 

-“Sabes que no hija, no la engañaría. Mi deber como padre es ayudarte y enseñarte las cosas de la vida, pero si estuviera con mamá, todo lo nuestro sería bajo su consentimiento”.

 

Al terminar de decirle esto la volví a besar en la boca, no se resistió por lo que empecé a cambiar mi beso sin lengua a un beso francés, mientras que mi mano subía de sus piernas a sus ricos muslos… me estaban poniendo el cipote en toda su erección máxima de caballo. Agarraba sus muslos fuertemente y fui accediendo a la cueva jamás explorada por otro hombre. Sobre sus braguitas, le fui acariciando suavemente, a lo que ella respondía con gemidos. Mi polla se salía de la bata lista para penetrar su apretujada rajita vaginal de mi niña una vez más en esos días.

 

-“Carol mi vida, sabes me tienes a mil, mira cómo me tienes la polla…”

 

-“¡Ay papi!, ¡¿Yo te he provocado tal cosa?!

 

-¿Quién va a ser si no…?

 

-Está muy grande y gorda… No entiendo cómo puede caber en mi coño. Ya sabes que lo tengo muy apretado para ser forzado con esa tranca”.

 

-“Ambos sabemos cómo te entra entera y hasta pedirás más como siempre… Vente conmigo a nuestra cama”.

 

La cargué en brazos como si fuéramos recién casados y le di un beso muy tierno en su boquita, ella trató de meter su lengua y le dejé… mientras mi lengua también se metía en su boca ella la mamaba entrelazando ambas lenguas. Nos comíamos con mucha lujuria cada vez que posábamos nuestros labios en los del otro. Tras llegar a la habitación, la dejé parada a un lado de la cama, y me quité la bata quedando todo mi cuerpo bien conservado expuesto a su mirada escudriñadora.

 

-“Papi, ¿Sabes que eres el mejor hombre que he visto desnudo…? Y tu polla parece como así fuera una lanza de lo tiesa que está”.

 

-“¡Quítate la ropa de manera sexy…!”

 

-“¡¿Es que te excita verme haciéndote striptease, papi?!” 

 

Se  puso la mano en la boca ocultando su risa traviesa.

 

-“¡¡No tienes idea nena cómo me pones…!!”

 

“Soy tu putita consentida papi. No sabes las ganas que tengo que me folles desde esta mañana en clase… Sueño con que me llenes el útero de tu rica leche… ¡Te voy a poner bien caliente para que me jodas duro!”

 

Así que se empezó a desabrochar su camisa y al hacerlo se acariciaba las tetas tan ricas por encima de ese sostén que mostraban sus ya excitados pezones, finalmente se quitó la camisa que cayó al suelo, luego se desabrochó esa faldita y se la fue bajando lentamente acariciándose su bello culito. Aprecié sus bragas  mojadas por la excitación, así que se quitó el sostén contorneándose para su padre.  Movió las tetas de izquierda a derecho entre risas. Para terminar con sus bragas, cayendo a los tobillos, engarzó el elástico y mostrándome el culo, se la bajó, dejándose solo sus calcetas y sus zapatillas. Luego de pie como estaba, le empecé a besar chupar esas tetas que tanto había anhelado todo el día y que ahora eran mías. Le iba mordiendo sus erectos pezones… a cada mordisco ella gemía más y más. Ella se acariciaba la vagina con la mano desocupada, frotándose la raja y el clítoris, mientras la otra sopesaba mis orondos huevos llenos de leche. Ya casi no pude contenerme y la acuesto en la cama, le abrí sus piernas y comencé a comerme su conejito embaucador…, ese olor a hembra en celo me excitaba más y más…

 

-“Hija ahora ya toca metértela… Te voy a partir tu coñito en dos con la verga de papá…pero antes debo prepararte el coño y para que pueda deslizar suave todo el tronco, hasta los mismo huevos”

 

-“¡¿Estos tan gordos que tengo en mi mano?! ”  

 

-“Sí esos mismos…”

 

-“Sí papi pero por favor…se te notan muy duros de lo llenos que están. ¡Vamos papi… que no me duela sí…! Métemela despacito y luego bien duro como siempre… ¡Hazme sentirte bien dentro de mi coño!”

 

-“No pienso hacértelo de otra manera que no disfrutes conmigo…”

 

-“Te quiero papi. ¡Qué bien que seas el hombre que me haya hecho mujer! ¡Si mamá se enterase se daría un buen disgusto…! Y si me preñas… no te digo cómo se pondría”.

 

-“¿Quieres que papá te preñe? ¿Deseas tener un hijo mío…?”

 

-“Soy tuya… puedes hacer conmigo lo que desees, soy tu hembra y te pertenezco desde el día que nací, por eso no me importaría estar preñada del hombre que más amo y amaré”.

 

Con tales palabras ya no me contuve…, le abrí y acomodé sus piernas al lado mío y coloqué mi polla tiesa en su rajita y fui introduciendo poco a poco el glande viendo cómo se esparcían sus labios vaginales. A cada centímetro de mi incursión ella se quejaba un poco, así iba introduciendo empujón a empujón calando cada vez un poco más. Su coñito se iba acomodando muy rápido envolviendo mi tranca entre sus paredes prensoras. Gracias a la lubricación de su vagina y la buena rigidez de mi polla, logré topar con lo más hermoso en el mundo… su entrada uterina en la pared vaginal. Con mi cabezón taponaba su cérvix, justo cuando se enterraba toda.

 

Con la última estocada, de una sola embestida se lo metí hasta el fondo, a lo que ella reaccionó con un grito de placer… de sus ojos salieron unas lágrimas a medida que su coño se acomodaba al intruso. Para calmar la situación me quedé quieto dentro de su vaginita oprimida, y comencé a besarla en la boca y le acariciaba sus tetas en espera de que estuviera lista para empezar a bombear con mayor rudeza…

 

-“Ya pa, ya se me quitó el dolor, plis… métela y sácala como lo hacen en las pelis porno”.

 

-“¡Vaya nena! Te has vuelto una zorrita…”

 

-“Sí papi, me he visto todas las películas que tienes con mamá y las otras… ¡¡sí másssss!! Necesitaba aprender para darte todo el placer que mereces”

 

No terminó de decir eso cuando empecé a bombear entrando y saliendo de manera ascendente a cada embestida, sus tetas se movían como si fuera una maravillosa gelatina haciendo círculos con sus pezones. 

-“¡¡Sí papi dale más duro al coño de tu hija!! ¡¡Más, hazme lo que quieras!! ¡Ayyyyyyy soy sólo tuya papi!”

 

-“¡Vamos mi zorrita muévete! ¡Lo haces bien! Has aprendido rápido la práctica sin mucha teoría”

 

-“Es porque me gussstaa más la prácticaaaa y másssss dándomela tu papiiii” 

 

Eso me decía cuando le llegó su primer orgasmo muy rápidamente, fue tal su placer que dio un grito con esa sensación llena de delectación total.

 

-“¡No puedo más, papá! Me corro joderrrr”

 

La follé con ahínco hasta que dejó de convulsionar. Al segundo se puso encima de mí y rozaba su vagina con mi glande, que casi entraba solo.

 

-“¡Carol eres preciosa! Te mereces un hombre que te quiera y te desee como yo….”

 

-“Ya te tengo a ti… eres mi macho predilecto ¡No necesito ningún otro!” 

 

-“Te voy amar siempre pequeña…” 

 

Ella no dijo nada pero su mirada me decía que estaba en lo cierto, su madre a penas se preocupó por sus sentimientos, pese a ser una formidable amante. Allí estaba mi niña con sus tetas en vaivén al ritmo de mis acometidas, se las volví a mamar dirigiendo sus gestos, hasta que conseguí metérsela del todo comiéndonos las bocas y alternando con chupones en sus tetas…

 

-“¡Papá me los estás haciendo formidable! Vamos relájate y disfruta de tu hija…quiero correrme otra vez ¡Por favor aguanta, no te vayas enseguida!”

 

Mi estoque entraba y salía sin problema en su estuche, encajaba a la perfección con mi hija que lo envolvía absorbiéndolo como un sorbete. La agarré de los hombros y la atraje hacia mí. Nos unimos del todo y nos fundimos en un morreo tremendo intercambiando la saliva, mientras sobaba con fuertes apretones su culo imponiendo mi ritmo… mis pelotas azotaban su culo sin cesar.

 

-“¡Aaahh, sigue papi por favor! ¡Sigue! Así, bésame el cuello… ¡Me vuelve loca sentir tus huevos golpeándome el culo! ¡Te los voy a vaciar, papá… te los voy a dejar secos de leche y me coño repleto de semen… te quiero!”

 

-“Hija, te quiero mucho ¡Ummmm!

 

Jadeaba uniéndome a sus gemidos cada vez más ostentosos. Mi cadera implementaba mi cipote como un pistón ingresando en su chocho y surgiendo de nuevo a la luz a una velocidad imperante, tal celeridad le imprimía que los huevos por inercia aporreaban sin cesar la vulva esponjosa de mi cría…, los chasquidos se unía a la sinfonía de nuestros gemidos. Con mi Carol apoyada sobre mí percibía su transpiración, su aroma embaucador a hembra cubría el sentido del olor, y de igual manera el tacto de mis dedos con su piel, el sabor de su lengua y su boca por completo y por último la visión de su cuerpo contorsionarse a cada empellón a que era sometida. Aquella posición nos gustaba sobremanera porque nos alternábamos en el trabajo del vaivén sin necesidad de hablar una sola palabra, sincronizados en tiempos irregulares en la penetración mutua. Me volvía loco saber que nos entendíamos a la perfección en el acto más primitivo. 

 

Me miró a los ojos y se abalanzó a darme un beso a pique de querer ahogarme con él…, era el típico arrebato de mi hija cuando estaba a punto de correrse, y así fue. Una convulsión tras otra le hizo clavarse con toda agilidad mi rabo hasta las misma pelotas, y una vez allí contornearse soltando su fuerza pélvica al tiempo que eyaculaba su corrida casi imposible de salir, por ello extraje mi badajo facilitando la avenida de su orgasmo. A los cinco segundos la polla se incrustó en el conducto vaginal sin necesidad de ayuda…, ya conocía su camino, y de nuevo me estaba follando a mi pequeña en una sucesión de clavadas casi sin orden ni concierto buscando mi esprín final, y de repente, la abracé con más fuerza hacia mí.

 

Una mano sobre su espalda y la otra en su hermoso culo hicieron presa a la niña que tan generosamente me dio su virgo, y ahora gustosamente me la follaba de forma brutal… iba a recibir mi semilla… Por mi parte ya presentía que me iba a correr, así que sin sacarla de su apretado coñito, inicié el principio del fin en un arrebato de meter y sacar enloquecido donde su lubricación y me rigidez ayudaron a culminar en un clímax apócrifo. En un instante ya tenía la leche lanzándose al fondo de su útero llenando una cavidad tan ínfima. Dejé caer toda mi leche sobre ese acogedor receptáculo presto a germinar, su cara lo decía todo sin palabras, mientras su cadera se contorneaba extrayendo el néctar de mis huevos.

 

Los chorros de lefa se agolpaban sin caber dentro de su cuerpecito, desperdiciando casi la mitad del contenido seminal. Eyaculé con todas mis fuerzas dentro de su útero, mientras me cubría su melena y me besaba otra vez en mis labios. La hincaba a fondo emitiendo rugidos de venado en celo en el instante que soltaba mi lefa espesa en su interior. Como de costumbre le solté mis cinco o seis chorros de leche enteran sirviéndole de alimento a su impúber coñito.

 

No sabía porque me permitía correrme dentro de ella sin condón, tampoco nunca pregunté por si al contrariarla me privaba de ese placer extra de follármela a pelo, así que la hundí a fondo para vaciar mis huevos de su esencia, quedándome allí por unos minutos hasta notar el primer atisbo de reacción. Quedé alojado en su interior hasta recuperar el aliento y las ganas de salir de su calenturiento y encharcado chochito. Mientras tanto ella se hallaba recostada sobre mi cuerpo aplastando sus tetas en mi pecho dándome pequeños besos cariñosos en mi cara, cuello y pecho…

 

-“¿Qué tal te lo he hecho, papá?” Me sonrió diciéndomelo.

 

-“Mira, si tu madre aprendiera a besarme así, a amarme así, sería mucho más feliz y tal vez seguiríamos juntos. Pero seguiré soportando las formas de tu madre y lo nuestro seguirá siendo nuestro secreto, ¿Vale?”

 

Ambos cansados pero satisfechos nos abrazamos…

 

-“¡¡Gracias papi!! No creo que debamos preocuparnos mucho por mamá y Nacho…. Yo creo que ellos ya saben que somos marido y mujer”.

 

-“¿Tú crees que ellos saben lo nuestro…?!”

 

-“Por supuesto que lo saben… igual que sabemos que ellos follan todos los días… No te hagas el desentendido.

 

-“No si yo, bueno no me importa…”

 

-“Papá, os habéis repartido a los hijos, y habéis hecho el mejor reparto posible. Debemos seguir adelante con nuestra vida, y como agradecimiento por haberme follado tan bien, haciéndome toda una mujer completa de una manera esplendorosa ¡No me separaré de ti jamás!”

 

-“No podré vivir sin ti en adelante”

 

-“Ni yo sin ti papá, por eso cada vez que quieras que hagamos el amor sólo pídemelo porque siempre estaré dispuesta para ti,¡¡¡SOY TUYA!!!” 

 

Dicho aquello por Carolina se grabó en mi subconsciente a fuego.

 

 

***************************

 

 

A los diecinueve años, las relaciones sexuales con papá eran de manera regular. Aparentemente, estaba enamorada de él desde que le espiaba follando con mamá, pero nunca hice un movimiento cercano hasta los doce, cuando supe que sucedía con mi cuerpo y mente ante sus caricias y mimos. A los dieciocho, papá me desvirgó y después de esa noche, continuamos teniendo sexo de forma regular. Dos años después, Simplemente NO éramos exclusivos el uno del otro ¡¿O sí?!

 

Tengo veinte años y he probado a tener novio formal… en aquel momento, había terminado mi segundo año de carrera, y esas vacaciones las pasábamos solos en casa, me frustraba no poder salir lejos de la ciudad…, de todos modos, disfrutar de mi padre me fue suficiente. Mi hermano Nacho las pasaba con mamá como de costumbre…, no era la primera vez que estábamos separados con intereses iguales, él con mamá de vacaciones absolutas, y yo con mi padre a mi entera disposición. <<Algún día lo hablaré con mi padre>>

 

Al principio suponía que éramos el uno para el otro, ahora somos más como padre e hija con beneficios. Había visto a algunos chicos después de esa primera noche de desvirgue, pero nada serio salió de esas relaciones. Solo podía adivinar que a él no le gustaba que saliera con ellos, porque una noche me pareció que lo frotaba de la manera incorrecta. Sucedió cuando intentaba poner en marcha las cosas. Puse mi mano sobre su polla y comencé a besar su mejilla. Suspiró por un minuto, y me preguntó qué estaba mal.

 

-"¿Qué está pasando? Usualmente tienes madera cuando te beso, y pongo mi mano en tu coñito", mencioné.

 

-"Lo sé, simplemente no lo siento esta noche", confesó.

 

No pude recordar ni una sola vez, cuando él no estaba interesado.

 

-"¿Por qué, qué está pasando entre nosotros, papá?" Me preguntaba.

 

-"No lo sé, cariño. Supongo que no me gusta cuando tienes sexo con universitarios y luego solo quieres tener sexo conmigo. Me siento como si estuviera terminando lo que empezaron".

 

-"Bueno, parece que lo sabes", le hice saber.

 

Se quedó en silencio y bajó la cabeza. Solo se me ocurrió decir una cosa.

 

-"Papá, nunca tuve sexo con ninguno de ellos"

 

Levantó la cabeza gratamente sorprendido.

 

-"¿Qué quieres decir… saliste con ellos pero no hubo sexo…?"

 

-"Así es, que esté con ellos, no significa que deje que me hagan el amor. Solo tengo sexo con chicos que amo, como tú", confesé.

 

-"Oh," murmuró.

 

Le mentí, realmente no sabía que lo hice con esos tipos, me los follé unas cuantas veces, pero no me satisficieron ni la mitad que lo hacía mi padre. Tenía que probarlos para descartarlos y eso fue lo que ocurrió, lo descarté para siempre

 

-"¿No lo sabías?"

 

-"Por supuesto que no", respondió.

 

Le di un abrazo muy grande y le dije algo más que no sabía. Le besé durante unos segundos interminables y me lancé a darle la noticia bomba del siglo…

 

-"Papá, tengo que confesarte algo muy grande. Sabes que follamos mucho y nunca utilizamos condón…te corres cuantiosamente dentro de mí y eso me encanta… porque deseaba un hijo tuyo… ¡Papá, estoy preñada…i"

 

Le confesé, retrocedió un poco para ver el gesto de su cara mucho mejor. Se sorprendió mucho y me encantó verle sonreír con la noticia.

 

-"¿De verdad estás preñada?" Quería saber.

 

-"Sí, me hice la prueba hoy, y fue positiva", confesé.

 

-“Pesaba que tomabas la pastilla…”

 

-“Dejé de tomarla hace unas semanas…sé que debía haberte avisado, pero no podía obtener un No a mis deseos de estar preñada de ti… ¡Quiero tener un hijo tuyo…lo deseo más que nada en el mundo! Ahora algo tuyo crece en mi pancita, algo que hemos engendrado con amor… MUCHO AMOR.

 

Probablemente me dio el abrazo más grande que he recibido de él.

 

-"No te preocupes, cariño. Os cuidaré a los dos hasta el día de mi muerte. Ahora, seremos una verdadera pareja juntos…mi niña y mi esposa en una".

 

Solté algunas lágrimas y lo besé en los labios con fiereza.

 

-"¿De verdad quieres que seamos ser una pareja real?" Le preguntaba.

 

-"Sí, quiero estar ahí para ti, ser tu hombre", dejó constancia.

 

Nos acostamos y nos acurrucamos durante unos minutos. Me tocó el vientre varias veces y parecía muy feliz de haber dejado embarazada a su hija. Obviamente, fue una de esos polvos en los que al no usar condones, “se me olvidó” tomarme la píldora. Después de unos minutos de silencio, se puso encima de mí y me besó.

 

-"Te quiero muchísimo, Carol"

 

-"Yo también te amo, papi…por eso llevo tu fruto en mi vientre, le hice saber. Tengo veinte años y podré ser fértil treinta años más… igual que tú ¡Me harás muchas pancitas como esta ¿Verdad papá…?!"

 

Luego tuvo una mirada extraña.

 

-"Creo que vas a tener que dejar de llamarme así ahora. Realmente empieza a sonar raro con nuestro bebé aquí siendo tu padre y el él".

 

-"Está bien, papá… pero yo quiero seguir llamándote lo que eres para mí".

 

Le respondí. Ambos nos reímos por un minuto, y luego lentamente me quitó los pantalones cortos. Para entonces, sabía cómo complacerme. Se aseguró de que tuviera sexo y no solo me arrancara la ropa. Se inclinó y me levantó la camisa. Besó mi barriguita varias veces y eso me hizo un poco de cosquillas.

 

-"Oh, papi, basta", me reí.

 

-"Oye, ¿qué dije?"

 

-"Lo siento…pero me gusta tanto que me folle mi papá…"

 

Dije con la voz lastimera. Sabía que estaba bromeando, así que se puso encima de mí. Me hizo un poco de cosquillas y me besó varias veces. Me puso en los labios y en toda mi cara. Finalmente, me quitó la camisa y luego comenzamos a besarnos comiéndonos las bocas con la lujuria que nos caracterizaba…éramos caníbales cuando teníamos sexo, donde los roles de padre e hija se volatilizaban, para quedar solo un macho y su hembra dispuestos al fornicio irracional. Me quitó el sostén. Había admirado mucho mis tetas y casi parecía que se enamoraba de ellas. No me estaba quejando demasiado, sabía que me amaba y me dejé embarazar porque yo le amaba en exclusiva como a ninguno pudiera amar en mi vida.

 

Luego bajó lentamente hacia mis bragas, y muy lentamente me las quitó. También amaba mi sostén y mis bragas. Siempre que teníamos intimidad, no necesariamente preparándonos para tener sexo, jugaba un poco con ellos. A veces, simplemente me desnudó para poder jugar con mis tetas o mi coñito. No siempre conducía al sexo nuestros encuentros. Arregló mis bragas y finalmente las tiró al suelo. Mi sostén cayó al suelo y luego él también. Me agarró de las piernas y me movió un poco. Estaba justo enfrente de él y estaba completamente desnuda. Una cosa que habíamos hecho mucho desde bien jovencita, era el sexo oral. De hecho, quería darle una mamada a los diez años, pero él pensó que era demasiado extraño a esa edad, así que no fue hasta los doce cuando empecé a mamársela y beberme su leche. Podía chuparle la polla, pero no podía dejarme hacer el amor… eso lo dejaba para mi madre, su esposa. Aunque no tuvo ningún problema en quitarme la virginidad a los dieciocho, en realidad le encantó y desde entonces no hemos parado de follar.

 

Se inclinó hacia adelante y pasó justo entre mis piernas. Primero, puso sus manos sobre mis muslos y metió la lengua. No tenía idea de cómo eran sus habilidades antes de conectarnos, solo podía imaginar como lo hacía, pero sentirlo realmente las agudizó. La primera vez que me comió, me corrí en unos diez segundos. Supongo que ambos aprendimos a hacer que dure. Puse mis manos sobre su cabeza y luego comenzó la placentera búsqueda de mi punto G. Eso es lo que quise decir cuando dije que aprendimos a hacer que dure. Se aseguró de no encontrarlo demasiado rápido y me dejó disfrutar del viaje. Siempre me hacía gemir en voz alta.

 

-"¡Joder, papá! Eso se siente bien, no pares hasta que me corra en tu cara", grité. –“Eres un puto cabrón… me haces ser una puta contigo…”

 

Estaba sudando como una tormenta, y sentí que iba a gritar a gritos. Comencé a moverme frenéticamente, y era difícil para él mantener su boca en mi coño. Para tratar de sujetarme, puso sus manos sobre mis tetas. Me sujetó lo mejor que pudo, pero siguió follándome con su lengua en el clítoris, y sus dedos dentro del coño. Entonces, todavía era bastante difícil mantenerme deprimido. Me estaba acercando a un orgasmo gigante, e hice todo lo posible para no correrme como un rociador. Demostró que era una tarea muy difícil de realizar. Me miró y estaba seguro de que estaba tratando de sonreír. Supongo que fue la química lo que me sacó, y luego eso me envió al límite.

 

-"¡Joder, papi que bien me lo haces!¡No pares por Dios Santo!" Grité.

 

Salpiqué su rostro y se empapó en aproximadamente un segundo. Luego, inmediatamente se acercó a mí y puso sus labios sobre los míos. Nos besamos durante un minuto con toda mi corrida empapando su cara y sus labios, saboree mi propio flujo y se detuvo lentamente.

 

-"Déjame hacerte una mamada, papá", le espeté con decisión.

 

Le gustó eso, pero no estaba claro qué cambió exactamente. ¿Por qué me dejó? Esperaba más pelea. Aunque, se puso de pie y me dejó desabrochar sus pantalones. Cayeron al suelo y su polla se destacó. La tenía bastante larga y dura. Rogaba ser chupado por mí. Quería complacerlo, como él me complacía a mí. Luego agarré su polla primero, supongo que primero quería sentirlo. Le había dado trabajos manuales y orales, antes, pero todavía estaba un poco nerviosa. Quería asegurarme de estar preparada física y mentalmente. Puse ambas manos sobre su polla y la acaricié. Mantuve mis ojos en él y me preparé. Es un hombre paciente, pero aún lo deseaba más por cómo me ama y me respeta. ¿Por qué si no me dejaría acariciar su polla así? Entonces, finalmente me incliné hacia adelante y tomé su polla en mi boca. De inmediato dejó escapar un gran gemido, y parecía que se arrepintió de no haberme dejado mamarlo antes. Puso sus manos sobre mi cabeza y me hizo chupar su polla un poco más apasionadamente.

 

Respiraba constantemente por la nariz, pero aún me sentía genial. Me encantaba chuparle la polla hasta ahora, tal vez era porque era él. Comencé a retroceder a un cuarto de su tronco, y lanzaba un gemido con cada pase. Lo miré y tenía los ojos cerrados. Supongo que recibir una mamada de su hija realmente lo hizo sentir bien. Luego tomé sus manos entre las mías y él las apretó con mucha fuerza. Casi pensé que mis manos se iban a romper, pero estaba seguro de que ambos estábamos en el calor del momento. Luego hice todo lo posible para llevar toda su polla a mi garganta. Tampoco fue una tarea fácil lograr a ser una garganta profunda, pero hice lo mejor que pude. Definitivamente podría decir que solo tomaría algo de práctica, y definitivamente tendríamos tiempo para practicar. Tenía alrededor de tres cuartas partes de polla envueltas en mi boca, pero no podía conseguir más.

 

-"No lo intentes demasiado cariño…sé que es demasiado larga para tu garganta", me dijo.

 

Solo le dediqué una mirada agradecida que fuese tan compresivo. Aunque no podía ver mi rostro completo, sabía exactamente qué mirada tenía. Me miró directamente y articuló 'Te amo' varias veces. Entonces quise decirle realmente algunas palabras de amor directo desde el corazón. Me puse de pie y lo rodeé con mis brazos.

 

-"Yo también te amo, papá".

 

Nos besamos durante un par de minutos, mientras le acariciaba la polla. Estaba loco por mí, y no me di cuenta del todo, hasta que vi su cara mientras le soplaba. Sin embargo, no estaba muy seguro de estar tan loco por él. Solo podía pensar que tener un bebé con él cambiaría un poco las cosas. Tenía mis manos sobre su polla y decidió poner sus manos en pancita. Supongo que quería sentir su trabajo a mano, ahora que mi barriga también estaba llena de parte de él. Apoyé la cabeza en su hombro izquierdo y nos quedamos cerca. Luego, sin advertirle, salté a sus brazos. De hecho, me atrapó y luego me rodeó con los suyos. Primero nos besamos durante un par de minutos y luego me agaché. Agarré su polla y la guie hacia mi coño. Como estaba, comencé a montarlo en esa posición. Ambos lanzamos bastantes gemidos, y él parecía más listo para disparar su tremenda carga de semen, sus opulentas gónadas producen lefa a raudales. Tenía sus manos en mi trasero y yo junté mis manos hacia la parte superior de su espalda. Me sentía segura de que no me dejaría caer, aunque estábamos jodiendo como conejos…su mete saca ya era brutal en los primero segundos de la follada. Entonces, digamos que se estaba divirtiendo demasiado y comenzó a perderme el respeto un poco. Se las arregló para mantenerme ahí arriba por un tiempo, pero no pudo durar para siempre.

 

Ambos caímos al suelo, con él golpeando el suelo. Sabía que no habría sufrido en el golpe, porque es un hombre grande y fuerte, y no me iba a mostrar que sentía dolor, pero podía besarlo comiéndomelo sin raciocinio. Puse mis labios sobre los suyos por un minuto, mientras él estaba de espaldas.

 

-"Maldita sea, supongo que no puedo hacer tanto siendo tan mayor"

 

-"Bueno, no creo que seas tan viejo… sin duda eres lo suficientemente joven para follarme muy bien, y preñar a tu hija, eso es algo"

 

-"Es cierto, y todavía puedo hacerle el amor también", dejó constancia.

 

Luego nos hizo cambiar de posición y me hizo el amor. Comenzó a empujar su polla dentro y fuera de mi coño muy lentamente. Mantuvo su rostro a solo un par de centímetros del mío. Me plantó varios besos en la cara y, finalmente, puso su cabeza junto a la mía. Le hizo el amor con dulzura a su hija y yo no podría haber estado más feliz…nos besábamos con amor al tiempo que percibía el roce de su dura verga entre las paredes de mi vagina. De vez en cuando la clavaba duro hasta hacer golpear sus pelotas en mi culo, entonces era cuando realmente sentía el amor que tenía hacía mí… no iba a ser mamá con la única al que realmente amara.

 

Entre el hueco que procuraba mi padre entre nosotros dos, observaba su larga polla entrar y salir en mi raja, al mismo tiempo que la sentía abrirme las carnes. Las sensaciones de tener a mi macho dominándome me sublimizaba. Las gotas de sudor nos cubrían todo el cuerpo, y las perlas que brotaban de sus sienes, me bañaban en grandes goterones… en eso notaba el esfuerzo ímprobo que realizaba mi padre para hacerme sentir su hombría, su entrega al nuestro sexo era inconmensurable. Me follaba con contundencia y delicadeza haciendo deslizar todo el tallo en mi estrecha vaginita…mis gemidos se incrementaban al mismo ritmo que sus acometidas, y en poco tiempo, mi estómago y mi coño fueron agraciados de una cantidad ingente de semen. Percibí el primer chorro de leche con su gemido deshaciéndose de todo el aire de los pulmones, y tras ese el más largo y copioso de los chorros de esperma. La extrajo para que los siguientes fueran encima de mi coño y mi barriga. En realidad, no lo entregó antes de que sucediera, simplemente dejó que fluyera hacia dentro mí. Después de unos veinte segundos, dejó un pequeño espacio entre nosotros cayendo a un lado de mí. Miré mi coño y mi estómago, y quedé bastante impresionada del mogollón de leche derramada.

 

-"Bien, papá…has tenido leche para mi coño y mi barriga ¡¿Cómo no me vas a poder preñar con tal cantidad de lefa?!" mencioné mientras sonreía.

 

Es curioso que fuera mi papá el hombre de mi vida, pero supongo las cosas pasan por alguna razón, hay mujeres que esperan toda su vida la media naranja que las complemente, y sin embargo yo a los veinte años la tenía en casa. Me cuida muy bien, y cada vez mejor cuando mi barriga se iba agrandando.

 


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Dado mi amor por la niña de mis ojos, su madurez sexual y me necesidades fisiológicas sin cubrir, lo extraordinario se hizo cotidiano a lo largo de los siguientes meses. A los cinco meses comenzó a tener más barriguita, y aumentamos las precauciones para no dañarla. Los anticonceptivos no los descartamos, pero no siempre los usaba, de tal modo que los meses de descanso, no siendo de nuestro gusto usar condones, nos apuntamos a un método que vimos por internet, de los varios métodos, y decidimos aplicar el método Ogino…. Durante los días fértiles no follábamos, por lo contrario los no fértiles no hinchábamos a copular como animales, yo no sé cómo resistiría si no fuera por las bebidas energéticas, pero mi hija era toda una máquina apareándose. No es necesario decir que mis aun potentes espermatozoides, encontraron el conducto de sus tropas de Falopio hasta el lozano útero de mi hija, descubriendo el vergel perfecto donde sembrar la semilla de mis testículos. Los cálculos nos fallaron estrepitosamente al cabo de unos meses yaciendo convencidos de nuestro sistema infalible e indetectable, así es que finalmente mi hija quedó preñada. Carol me hará padre y abuelo con el fruto de su vientre.

 Lleva casi 30 semanas de embarazo y su panza es desmedida ya. Pronto dará a luz una niña a sus cumplidos los 20 años, solo temo por los problemas que puedan surgir en el parto, en nada por lo que digan de mi hija, mucho menos lo que venga de su madre, porque según me ha soplado mi hijo Nacho, la tiene preñada de tres meses…eso es complicado de ocultar con el tiempo. Ella quiere dar a entender a todo que fue por un encuentro desafortunado con un hombre casado, en un fin de semana sin tomar las debidas precauciones…, es algo que está al orden del día, de igual modo que un padre se haga cargo de su hija, y de su nieto de por vida. ¡Sé que es muy joven! Sin embargo, está entrando en la mejor edad para volverla a preñar. Lo hemos hablado, para que antes de los 25 años, me dé los tres hijos que tenemos planeado tener.



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