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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

La Congregación Pro Familia. Iniciación





Es algo súper excitante, erótico y morboso, sentir como se escurre el esperma 
por el conducto vaginal, del último amante, hasta que llega a salir rezumante por mi raja mientras estoy sentada junto a mi esposo e hijos desayunando. Estar charlando con ellos con mis bragas sustancialmente empapadas está siendo algo habitual en mi vida, y todo ello gracias a que nos sentimos muy integrados familiarmente en cuerpo y alma. 

Esa noche compartí la cama con Joel y, como siempre cumplió llenándome hasta tres veces…su virilidad, su juventud y lo mucho que le gusta follarse a su madre, hacen que mi útero acabe rebosante de semen. Aquella mañana mi esposo, Arturo, me preguntó si todavía estaba interesada en el trabajo que me había ofrecido Eugenio, le dije que sí, pues teníamos algunas necesidades que cubrir, que con su sueldo era imposible solventar… Debo remarcar que desde que ingresamos en la congregación no nos falta el trabajo en casa, nos ayudamos todos en comunidad e intentamos colocar a los nuestros con la influencia que tenemos dentro de las empresas, este era mi caso… me indicó que llamara a ver si seguía la vacante y que él me llevaría los primeros días para saber donde era. Llamé inmediatamente a Eugenio diciéndole que si seguía la vacante podría comenzar a trabajar ya… quedamos ipso facto que estaría en su oficina el mismo lunes.

Como cada sábado desde hace un año, nos acercábamos toda la familia al Centro de culto para participar en la ceremonia semanal. Se trata de una congregación cristiana escinda de la católica en la se practican las creencias más primitivas de los postulados cristianos en coalición con el Evangelio, tan  ancestrales como las coptas. Los “Seguidores de Florenz”, somos una organización que reivindica la vuelta a los orígenes de la vida justo después de ser expulsados del paraíso. De la misma manera que entonces sentían nuestros antepasados, vemos necesario y oportuno la procreación como principal mandato de Dios nuestro Señor, algo que esta sociedad moderna está dejando de lado en ciernes por el egoísmo personal, por el triunfo laboral y el bienestar social. Allí me encontré con Eugenio y hablamos sobre las condiciones, la cuales me parecían excelentes… 

El lunes me arreglé muy bien, me metí a bañar temprano, puse crema en todo mi cuerpo, me puse un coordinado negro de encaje, con el sujetador de media copa como me gusta usar, combinando con una blusa floreada azul y falda corta a juego, con zapatillas negras y mi bolso, me perfumé y salí a la sala donde ya me esperaba Arturo para llevarme en mi primer día de trabajo. Llegamos muy rápido pues estábamos relativamente cerca, hasta Arturo comentó… 

– El regreso te será fácil, aquí derecho serán como cinco paradas a lo sumo.

Me despedí de él con un beso en la boca, bajé del coche, se quedó un rato parado enfrente del edificio y después se arrancó camino a su curro.

Entré al despacho que estaba abierto y oí voces en la sala de juntas, al sentarme en mi lugar salió uno de los vendedores y me dijo que por favor pasara que el director me llamaba…, entré y me presentó con los vendedores, eran ocho, de los cuales solo dos mujeres, les indicó que cualquier cosa que requirieran me lo podían solicitar al igual que hacían con la anterior secretaria, me pidió que les llevara café y galletas que estaban en el office y así lo hice. Mientras estaban en la junta yo comencé a revisar las cosas del escritorio, agenda y demás cosas para irme poniendo al corriente en mi actividad. Encendí el ordenador… revisé las carpetas y archivos que había en ella para irme interiorizando con lo que tendría que hacer. Salieron de su junta, les di a los vendedores tanto volantes como solicitudes de compra y se fueron a sus respectivas guardias, quedándome a solas con Eugenio, estuvimos viendo mis archivos y me explicaba cada documento y situación con los clientes y como hacer la lista de prospectos y de ventas por cliente y vendedor…. 

Estaba muy contenta se me hacía muy interesante todo lo que manejaban en la oficina, me dijo que en la semana me llevaría a conocer el desarrollo, para que me identificara más con el producto. El sentirlo tan cerca de mí tomándome de los hombros o acercándose a mí al explicarme algo y percibir su aroma... me daba una excitación especial, cosa que para él no pasaba desapercibida ya que cuando se acercaba a ver la pantalla del PC, sentía el roce de su miembro viril en mi brazo. Al preguntarme si tenía alguna duda me giré hacia él y con una sonrisa le dije que solo tenía una... Y acariciándole su bulto por encima del pantalón le dije "que si era porque tenía un móvil muy grande o se alegraba de tenerme en la oficina". Aquel bulto iba creciendo a cada momento, él me sonrió y siguiendo el juego, me contestó que era un regalo de bienvenida que tenía guardado para mí… 

– ¿Quieres verlo?, cierra la puerta y pasa a mi despacho…

De inmediato se encaminó hacia allí y, me quedé mirando su porte… un cuarentón bien cuidado y con ocho hijos… tres legitimados por parte de su esposa, y el resto registrados extraoficialmente con varias de las integrantes de la congregación, a las que se tenía derecho a preñar en las convenciones celebradas para tal menester. 

Cuando entré a su despacho llevaba un lápiz en la boca, y con una sonrisa seductora le solicité mi regalo de bienvenida, él hizo su sillón hacia atrás y sin levantarse me mostró su grueso pollón de unos 18 o 20 cm y más de 6 cm de grosor completamente erecto y circuncidado. No era extraño que a tantas hembras les pareciera apetecible una suculenta caña de lomo embuchado como esa, y deseasen ser inseminadas por él. Le di la vuelta al escritorio encontrándome con que se había desnudado de la cintura hacia abajo, me quedé mirándole se veía exquisito su exuberante falo totalmente rígido, casi paralelo a su vientre quedando a mi vista sus gordos testículos reposando sobre el asiento. 

Sin más premura, me hinqué entre sus piernas y comencé a acariciar sus piernas hasta la ingle, haciéndole cosquillas con mis uñas. Saqué mi lengua y empecé a lamer el voluminoso escroto, jugando con sus testículos, bola a bola con mi lengua audaz, empujándolos hacia arriba y besándolos sonoramente. Metí en mi boca uno de sus huevones, oliendo el aroma a testosterona que me enloquecía y avivaba mis sentidos. Paseaba mi lengua desde su escroto hasta la punta de su glande metiendo en su orificio la punta de mi lengua, chupándole todo el tronco como si fuera una piruleta cálida y dura, por mis caricias su verga daba pequeños saltitos debido a las sensaciones que sentía por mis caricias linguales.

Así estuve lamiéndole completamente su miembro viril hasta meterlo en mi boca y masturbarlo con mis labios, subiendo y bajando mi cabeza, sosteniéndome en sus piernas, las cuales acariciaba con una de mis manos y con la otra sopesaba sus riquísimos y cargados testículos, acariciándolos como si fueran bolas chinas. Nuestras respiraciones se fueron acelerando, él metió sus manos en mi blusa y acariciaba mis pezones, apretándolos y sobando mis tetas, se sentó a la orilla de su sillón, me abrió la blusa y me acercó hacia él,  e hincada como estaba puso su tranca en medio de mis ubres quedando aprisionado por mi sostén de media copa. Junté mis tetas alrededor de su duro cipote mientras el movía su cadera follándose mis tetas. Me gustó muchísimo sentirlo así, sentir como palpitaba en medio de mis masas mamarias y sentirlo duro pasar por el canalillo de arriba abajo, topando su glande en mi barbilla. Incliné mi cabeza y sacando mi lengua se lo chupaba y lamía cada vez que sus movimientos hacían que el glande alcanzara mi labio inferior.

Así estuvimos un buen rato hasta que lo retiró de mis tetas, me quitó la blusa y sostén, me levantó y así de pie me quitó la falda, me abrazó haciendo que sintiera en mi vientre su turgente erección, metió sus manos entre mis bragas acariciando golosamente mis nalgas estrujándolas, acariciándolas y abriéndolas puso su dedo medio en la entrada de mi ano. Nos estuvimos besando y acariciando de pie, yo le cogía su grueso pollón palpitante, con la palma de mi mano, acariciándoselo en toda su dimensión y cosquilleando sus huevos con mis uñas, para luego apretárselos ligeramente haciendo respingar el erecto balano entre nuestros vientres. Nos fuimos tumbando lentamente sin dejar de besarnos y recostándome encima del escritorio, me despojó completamente de mis bragas, puso su polla en medio de mis labios vaginales y alzando mis piernas rectas en su pecho…, con movimientos de vaivén sobre mi vulva acariciaba la vagina a lo largo, con su duro miembro, mientras me quitaba las medias una por una besándome desde la planta de mis pies hasta la mitad de mis muslos.

De forma lenta posando sus labios en cada centímetro de mi pierna, entreteniéndose en la parte trasera de mis rodillas con lo que hacía que mi piel se erizara y mi coño se humedeciera bastante, sintiendo el roce de su bayoneta energizada. Era una sensación deliciosa como paseaba su miembro duro y erecto entre mis labios vaginales a todo lo largo de los mismos topando su glande con mi clítoris, me lo pajeo forzando su ariete contra la pepita, logando que en pocos segundos tuviera mi primer orgasmo, sin siquiera penetrarme. Movía mi cabeza de un lado a otro, gimiendo y chillando de placer, apreté sus nalgas fuertemente en el momento en que expulsaba mis jugos, mojando completamente el tronco de su venoso cipote, él siguió moviéndolo presionando mi clítoris hasta que mi respiración se fue normalizando haciéndome tener espasmos cada que rozaba mi irritado clítoris. 

Puso mis piernas alrededor de su cintura y guiando la polla a la entrada del coño, me fue penetrando lentamente. Aquello me enervaba electrificando mi cuerpo, de manera que sentía cada centímetro de su grueso falo entrar, distendiendo mis pliegues vaginales al máximo, haciéndome emitir un gemido tras otro de satisfacción y placer al notarme completamente llena. Cuando lo introdujo por completo topando sus testículos con mis nalgas, se quedó dentro haciendo movimientos circulares que me llevaban al quinto cielo, ¡Qué rico sentía tener su verga totalmente dentro de mí! Moviéndose de esa manera, ensanchando al máximo mi canal vaginal y tener pegados a mis nalgas su escroto, unos huevos enormes que parecían dos bolas de derribo. ¡¡Uufff!! Lo agarré de las nalgas apretándoselas y acompasando mis movimientos de cadera a los suyos, él besaba mis tetas, mis pezones eran de su propiedad entre los labios y dientes, mientras tanto y sujetándome del culo, apretó fuertemente y comenzó a darme unas deliciosas embestidas constantes, que me hacían volar de placer.

Besándonos apasionadamente continuamos con nuestros movimientos fornicadores…, nuestras respiraciones se aceleraron, me estaba dando a base de bien y duro durante unos largos minutos, nuestros cuerpos traspiraban sudando copiosamente, me hizo tener un orgasmo más con su tranca embutida en lo profundo de mi coño…él seguía dándome duro haciéndome sentir el choque de su glande con mi cuello uterino frecuentemente..., YO no paraba de gemir, chillar y emitir ligeros grititos diciéndole que ya terminara que quería sentirlo acabar dentro de mí… que me diera su esperma. 

Él aceleró aun mas sus movimientos y dándome unas embestidas tan fuertes que me desplazaba hacia arriba en cada empujón que me daba, veía como mi vientre se abultaba en cada penetración a fondo, al tiempo que percibía en cada una de esas estocadas, su glande incrustarse en mi matriz. Comenzó a aumentar el ritmo hasta parar casi en seco emitiendo un quejido de semental, justo en el momento de expulsar su esperma fuertemente en unos disparos potentes… los notaba con claridad estrellarse contra mi fondo vaginal inundando copiosamente mi útero.

Yo lo abrazaba fuertemente sintiendo su corrida invadir mi interior y, apretando mis piernas a su cintura tuve mi tercer orgasmo juntando mis fluidos a su caliente y espesa corrida, nos besábamos con pasión, nos colocamos de lado y continuamos con nuestros movimientos pélvicos ya mas cadenciosos pero infinitamente placenteros, hasta que terminó de depositar en mi útero hasta la última gota de su esperma. Seguimos besándonos y acariciándonos, yo besaba su cara, acariciaba sus mejillas y lo apretaba contra mi pecho mientras el acariciaba cariñosamente mis nalgas y mi pierna izquierda, recorriéndola desde mi nalga hasta la pantorrilla. Así nos quedamos un buen rato hasta que su magnífico falo disminuyó de tamaño y grosor saliendo lentamente de mi vagina.., emitiendo un ¡ups! 

Sonriendo le decía lo que había sido maravilloso, porque para mí no había nada en el mundo más sensual y necesario, que recibir la esencia del semental. Él besaba mis ojos y mi frente, nos acostamos boca arriba reposando de nuestro exquisito encuentro acariciándonos mutuamente nuestros sexos. Le cogí la polla semi erecta, se lo meneé, besé la punta y le chupé todo el escroto a modo de lavado....y me metí al baño. cuando salí él ya estaba de pie con su mástil totalmente erecto, se veía majestuoso levantado hacia arriba dándome una excelente perspectiva de su escroto que veía como subían y bajaban sus testículos dentro de esa suculenta bolsa que los alberga. 

Me le quedé mirando y él solo me dijo… – Tienes que hacer algo con esto, pues así no puedo trabajar

Le dije que me iba a mi escritorio y, al inclinarme para levantar mi ropa de la alfombra, me toma de la cintura, poniendo su dura verga entre mis piernas y me empieza a acariciar la vulva, yo lo empujo haciendo mi cadera hacia atrás, me toma de las nalgas y me inclina sobre el escritorio y abriendo mis piernas con las suyas… ¡Zas! Me la incrusta vaginalmente de una sola estocada, prosigue ahondándome dando unas tres profundas estocadas lubricando su venoso falo, para después colocarlo en la entrada de mi culito y empezar a presionarlo con su glande hasta que logra meter unos cuantos centímetros de su grueso pene en mi ano, haciéndome suspirar de placer poniendo mi mano en su abdomen para regular en algo sus siguientes embestidas, que poco a poco hicieron que entrase su poderoso miembro viril por completo en mi culito que lo recibió con sumo agrado. 

Mientras penetraba yo movía mi cadera hacia atrás saliendo a su encuentro y, sintiendo así más profundas sus penetraciones, me recargué con los brazos sobre el escritorio, para poder aguantar más tiempo en esa posición. Sabía que cuando un semental te penetra por segunda vez, su resistencia es mayor y tarda mucho en correrse, lo que a mí me da una enorme felicidad porque sé que así conseguiré por lo menos dos orgasmos más. Se afianzó de mis tetas y no dejaba de invadirme a un ritmo pausado pero continuo, con lo que me hizo llegar en unos cuantos minutos a mi siguiente orgasmo. Sentía el mástil empalándome  mientras el magreaba mis tetas colganderas y besaba mis hombros y espalda, o acariciaba deliciosamente mis nalgas, apretándolas y abriéndolas para observar como entra y sale su exquisito vergazo en mi culito. 

Comienza nuevamente a acariciar mi clítoris acelerando sus embestidas, en cada empujón hacían rebotar mis piernas en el escritorio, haciéndolo sonar al unísono del choque de sus testículos en la base de mis nalgas y raja vaginal. Abrí mas mis piernas para sentirlo a plenitud entrar y salir dentro mí, yo estaba jadeando y gimiendo como una perra en celo en espera de alcanzar mi orgasmo, cuando él me dijo... "espérame y nos corremos juntos". Acelerando frenéticamente sus embestidas hasta que agarrándome fuertemente de las caderas, me atrajo hacia él metiéndomelo hasta el fondo y con un sonido gutural descargó su simiente en el fondo de mis intestinos, en dos fuertes disparos que inundaron mi conducto anal. Joder con el cabrón… así no me extraña que nos preñe tan fácilmente! Hice mis manos hacia atrás y lo agarre de sus piernas apretándolo fuertemente hacia mis nalgas, que el acariciaba y abría para colocarse por entero en mi trasero…, subía sus manos por mi espalda acariciándomela desde mis redondas nalgas hasta mis hombros una y otra vez mientras su hinchado y duro garrote seguía escupiendo esperma en mi interior. Cerré mis piernas para aprisionar ese maravilloso miembro viril, abriendo y cerrando mi esfínter con el fin de exprimirle hasta la última gota de su deliciosa savia.





Siguió meneándose dentro de mí cada vez más lentamente hasta que dejó sus huevos secos de lefa y poco a poco retiró el estoque un tanto reducido de tamaño, lo restregó con su mano en mi vulva, sacudiendo su glande rozando mi clítoris, haciéndome sentir una exquisita corriente eléctrica que iba desde mis genitales hasta mi cabeza. Estaba siendo un buen principio en mi nuevo trabajo, que de continuar así a ese ritmo… a fin de mes tendría una buena nómina y una incipiente panza de aquel macho, si no de mi hijo, el cual también procuraba unas descargas seminales dignas de elogios. Por ese día nos metimos al baño para asearnos y después de vestirnos en su despacho, y dándonos unos piquitos me fui a mi lugar para comenzar a trabajar…. Estuvimos actualizando los planos y el informe de ventas, y demás actividades propias del negocio…, Eugenio pidió comida japonesa que degustamos con una copa de vino que tenia él en la cantina de su librero. Por la tarde me llevó hasta mi casa. Al día siguiente sería otro día para aprender a manejar el negocio, pero antes siempre me hacía mis cinco kilómetros de running.

Esa mañana regresé a casa de mi rutina de correr varios kilómetros. Mientras recuperaba mi respiración, porque a los 38 años, una ya no tiene la condición física de antes, escuchaba el agradable sonido de las voces y risas de mis dos hijos… Joel nació el 16 de abril del 2003 y Úrsula el 21 de octubre del 2005…, esas fechas son de los días más memorables en mi vida. El gozo de poder sostenerlos en mis brazos se suma a la satisfacción de saber que Dios, en su misericordia, nos ha bendecido de esta forma. Como podrán notar, mis hijos se llevan dos  años y, conmigo el mayor, tan solo 19… ambos tienen mucha energía con una salud envidiable y, que Dios nos los guarde así por mucho tiempo. 

Mi esposo y yo estamos encantados con ellos pese a que… ¡Conlleva mucho trabajo criar hijos! Ellos demandan toda la atención posible, y en momentos puede sacar en tu vida, áreas de pecado que no sabías que existían. Pero todo el cansancio, el batallar con mi pecado o las noches sin dormir no se comparan con la increíble satisfacción de tener a mis hijos, gozar de ellos y que ellos vean en el amor familiar, el tótem de la felicidad, de poder amar tan profundamente como los amo, de ver a mi increíble esposo crecer dentro de mí ante mis ojos… en ser un padre entregado a su familia. 

La semana pasada, la portada de la revista Time capta la creciente cultura de personas que biológicamente pueden tener hijos pero determinan no tenerlos. Uno de los aspectos que el artículo presenta se puede apreciar fácilmente en nuestra cultura… por motivos de estilos de vidas, crecimiento profesional o mantener belleza física, un número creciente de mujeres deciden no procrear. En los últimos 30 años la cantidad de mujeres que deciden no tener hijos creció de 1 a 10.

Estos números no deben sorprendernos, y en cierta forma a los cristianos no nos debe asombrar que el mundo vea la maternidad de esta forma. Tener hijos no tiene por qué ser un sacrificio y hacer morir nuestras preferencias y comodidades. Pese a ir al matrimonio preñada de Joel, mi esposo y yo vivimos de luna de miel continuada gracias a nuestras creencias morales…, esto se ha incrementado más ahora con la incorporación de nuestros hijos a nuestra vida sexual. La expectativa de toda la sociedad hasta hace alrededor de 30 años era que todo hombre y mujer se casaban para tener hijos. El problema con esto es que la iglesia no se desarrolló en convicciones bíblicas al respecto y, los sacerdotes no enseñan sobre la llamada bíblica de procrear. Es mi pensar que en este tiempo es de extrema importancia que la iglesia enseñe a los jóvenes sobre la dignidad y hermosura de la llamada bíblica a procrear cuantos más hijos mejor, volver a implantar los roles que nos encomendó el Señor…macho y hembra, el ser fecundador encardado en el macho semental y, la hembra receptiva como sujeto que ha de dar vida a sus hijos dentro de su vientre. Así es la naturaleza y así debemos respetarla…sumisas y complacientes mientras los hombres expanden su bendita semilla fecundadora.

Desde muy joven, mis padres me inculcaron que la Biblia nos da un mandato a las hembras… “¡Que mientras sea posible, tengamos hijos!” Joel es fruto de esa prevalencia del padre de familia, siendo este y después mi esposo, los que experimentaron dentro de mí el reto de preñarme, hasta que por la misericordia de Dios pude concebir. Esto es diferente a creyentes que deciden no tener hijos por razones de crecimiento profesional, por temor a que sus vidas cambien, o por miedo a perder la libertad de poder salir a pasear a su conveniencia. En este mundo, la excusa económica es cada vez mayor…, incorporamos un estilo de vida con un estándar demasiado alto y cancelamos la idea de tener hijos porque afecta nuestro presupuesto. 

No me malinterpreten, no estoy diciendo que quizás algunas mujeres puedan esperar algún tiempo antes de tener hijos. Me refiero específicamente a tomar la decisión de no tenerlos nunca. Algunas mujeres no se casan, y para estas, la llamada a procrear cree que no se les aplica, y eso no es cierto…, vemos en el patrón bíblico, la importancia de la llamada de Dios a procrear descendencia…, como por ejemplo de las niñas de mi congregación… Sara, Ana y Elizabeth, que este año por primera vez han concebido…, y sus padres han dado las gracias, por el bien de la sociedad, de no ser preñadas arbitrariamente sin familia, y sí al ingresar en nuestro Centro espiritual con todos los controles de amor y paternidad. Clamaron al Señor que les diera hijos y ahora están llenas de gozo al recibir la bendición de poder ser madres. De igual manera que algunas de las madres de familia, han sido bendecidas con la preñez de nuevo, dado que sus úteros aún eran fértiles y los machos que las inseminan fecundos dentro de la diversidad. ¡¡Es una bendición ver a madres e hijas preñadas a la vez, por lo que glorificamos a Dios cada sábado en nuestras homilías!!

En la cultura en la que vivimos, no entienden el deseo que tenemos de ser madres sin importarnos quien nos fecunda. Recordemos que en tiempos bíblicos toda la esperanza de la familia estaba en el poder tener descendencia sana, con diversidad genética. En esa época los hijos se dedicaban a cuidar de sus padres en la vejez. Sin embargo, hoy en día no vemos esa necesidad de la provisión de Dios en nuestra vejez, ya que el mayor peso recae sobre los planes de retiro y seguro social. 

Les puedo asegurar algo, no es lo mismo a los 30 años decidir tener hijos, por eso formo parte de “Los seguidores de Florenz” ellos me han dado una nueva visión de la vida. La Biblia también apunta a que los hijos son un regalo de Dios. El salmo 127:3 dice… He aquí el fruto de tu vientre…el don del SEÑOR son los hijos…, y la recompensa es el fruto fecundo de la semilla del hombre”. 

Nos muestra que tener hijos es un don de Dios, una recompensa, es algo que debe verse como valioso, no obstante hemos dejado de ver los niños como esto, sino que los vemos como un problema o algo que me va a robar mi independencia…. Por último, voy a presentar lo que a mi entender es la razón principal por la cual los creyentes tienen hijos…. “Estamos llamados a esparcir la gloria de Dios”. 

¡Solo cumplimos la llamada de llenar la tierra para que Dios sea glorificado! Todos estos mandatos han sido interiorizados por los que formamos parte de esta congregación, y por ello se crearon unas jornadas de convivencia para aquellas familias que tienen hijas e hijos mayores de 15 años. Se trata de tutorías son los diversos temas que nos acucian en la vida, entre ellas se aborda la sexualidad de una manera abierta y consensuada como eje principal, dada la edad de los adolescentes, solo cuando cumplen los 18, se pasa al último nivel, de tal modo que cuando mi hija los cumplió, nos incorporamos a esas convivencias y, en una de las ocasiones uno de los tutores nos hizo partícipes de sus  experiencias y fantasías con sus hijas, después de la charla semanal…. Me vi tan integrada que le hice saber de las nuestras dentro de mi familia. Yo estoy casada, al igual que él, y todos los que acudimos a las tutorías.

Tengo ahora un hijo de 19 años y una hija de 18, y él me dijo que tenía dos niñas de 20 y 18. Me comentó sus experiencias en el mundo liberal de aquellas confraternidades y, como a partir de ahí se había introducido en círculos más cerrados, donde los intercambios eran ya familiares y participaban los hijos como centro de atención. Eso me causó mucho morbo, porque aunque nosotros habíamos tenido juegos con nuestros hijos desde muy pequeños, no habíamos llegado a gran cosa hasta hace poco tiempo, quizás todavía por la edad de ellos. desde el nacer de Joel, practicábamos nudismo en camping con otras parejas, y desde entonces era habitual cada vacaciones de verano pasar unas semanas naturistas. 

En estas charlas participativas, no solo se educaba, sino también se educaba para la práctica sexual dentro de la familia, para más adelante formar parte de las convenciones mensuales donde se produce el intercambio con las otras familias, cuyo objetivo final es la convencía sin imposturas, crear lazos cómplices en la congregación y apoyarnos en la expansión por medio de la procreación cruzándonos en la alianza de Dios nuestro Señor…. Un dispendio mostrando la sexualidad como algo natural en todo su esplendor. Después de haber estado hablando de alguna de nuestras experiencias, a mí lógicamente, me resultaban mucho más interesantes las suyas, porque era un mundo nuevo para mí... Acabó confesándome la existencia de las convivencias, donde se reunían las familias de la congregación con sus hijos, en fiestas de lo más libertinas y excitantes. Siguió explicándome, un poco las normas que tenían entre ellos. Sólo se admitían familias y excepcionalmente había algún invitado que podía disfrutar de las mismas. En verdad el final implícito y último, no es otro que el de la procreación en la diversidad, de ahí que era preferible que las hembras quedaran preñadas de un macho sin lazos de sangre.

Este requisito era ampliado a todas las hembras en edad de procrear, tanto madres como hijas, así como instruir en el uso de su sexualidad a los chicos más jóvenes y noveles por parte de las mujeres maduras. Me comentó que las niñas quedaban clasificadas en varios grupos… las más jóvenes sin desvirgar las llamaban de “Vestas”, lo que quería decir que estaban para el disfrute visual o físico, pero sin llegar nunca a la fornicación, aunque confesó que en alguna ocasión, también había excepciones, porque las niñas ya venían folladas de casa. Las fiestas siempre se iniciaban con un desfile de “Vestas” en lencería donde era elegida la más guapa o sexy, para calentar el ambiente. A partir del desvirgue se las llamaban “Amazonas” y ya estaban dispuestas para ser iniciadas en la fornicación después del trauma que supone la desfloración o simplemente la penetración porque ya estaban desvirgadas en su hogar…, esto se hacía a través de varios juegos, uno se ganaba el privilegio de ser el primero. 

Lógicamente, al cabo de los primeros meses acababan quedándose preñadas y, aunque no era el objetivo sí creaba cierta perversión cuando acudían tan guapas con sus pancitas llenas… se convertían en las más deseadas por el morbo de disfrutar de una jovencita preñada. Al nacer la criatura, se analizaba el ADN para averiguar quién era el padre biológico y poder controlar los cruces dentro de la comunidad. Esto no impedía que se casara con otro hombre, incentivando a hacerlo dentro de la congregación, dado que compartíamos los mismos intereses y fundamentos morales. Por otro lado, los jóvenes candidatos a sementales, eran de libre elección para el disfrute, siendo los más buscados por las maduras de las familias, o alguna que había conseguido ser invitada, aparte del algún maduro vicioso, que también disfrutaba de su compañía, pero con las mismas restricciones que las niñas de “Vestas”.

Después de todo lo que me fue explicando, mi excitación me tenía al límite y por el morbo que me causaba estar en un sitio así, al final me convenció para ir de invitada con mi familia, dándome las instrucciones para presentarme en la próxima reunión, donde me dijo que iba a ser iniciada en la fornicación, su hija menor. 

Cuando se lo conté a mi marido, no se creía que pudiera ser así un lugar de culto al cuerpo y a la procreación dentro de nuestra confesión y, como es tan morboso como yo o más, dado que lleva varios meses follándose a la niña… y yo a mi hijo, todo hay que decirlo, decidió enseguida que fuéramos todos a esa reunión. Después de contárselo a nuestros hijos, que también se entusiasmaron con la idea, nos preparamos para la fecha prevista.

Llegamos al lugar indicado… una casa a las afueras, donde ya había varios coches aparcados en la entrada. Nos recibió una señora, que nos explicó los preparativos de la fiesta y nos dijo que se llevaba a la niña para que la prepararan para el desfile de “Vestas”, pasando nosotros a un salón grande, con varios sofás y también nos enseñaron las distintas estancias, algunas amplias con bastidores para hacer un poco más despachos los rincones, con colchones por las esquinas. Nos acomodamos en uno de los sofás donde nos sirvieron unas bebidas, y pudimos ver a todas las demás familias. Como éramos nuevos en la congregación, casi no conocíamos a nadie. A nuestro lado estaba otro matrimonio con una hija, la mujer nos preguntó si era nuestra primera vez, que nos lo pasaríamos estupendamente y que nos haríamos tan asiduos como ellos desde que empezaron a formar parte del concilio hace unos años… nos dijo, mientras empezaba a sonar una música que anunciaba el desfile de “Vestas”

Las niñas empezaron a salir una detrás de otra, muy arregladas y maquilladas. Eran seis preciosidades, todas ellas con distintos tipos de lencería de lo más sugerente y calzadas con unos tacones bajos que realzaban su figura, entre los aplausos de los mayores y las miradas libidinosas que ya se apreciaban en algunos. Detrás de ellas, salieron los chicos, que también despertaron el interés de las mujeres y de algún hombre aficionado a disfrutar de los placeres de efebo. Cuando subieron al escenario, se veían algunos empalmados, lo cual causaron el entusiasmo de las más maduras, que ya nos había dicho nuestra amiga que se peleaban por ellos, y hasta a alguna se le había escapado la mano cuando pasaban a su lado. A nuestra hija casi ni la reconocíamos, estaba preciosa desfilando con un desparpajo que parecía que llevaba toda la vida haciéndolo. Se colocaron todas en una especie de escenario donde iban presentándolas y, haciéndoles algunas preguntas un poco atrevidas sobre su vida sexual y lo que más les gustaba.

Nuestra nueva amiga animaba a su otra hija, que desfilaba con la nuestra y nos iba comentando alguna cosa sobre las niñas… 

 Aunque os hayan dicho que son todas vírgenes, no es cierto. Ya podéis suponer que algunos papás no pueden aguantarse al tenerlas en casa y muchos quieren asegurarse ser el primero, pero esto es una especie de ritual de la congregación, al ser la primera vez que se entregan a los designios del Señor en convivencia. Otras veces, aunque no lleguen a la edad mínima, si alguien te pide permiso para consumar el coito y, los padres se lo dan, también pueden llevársela a uno de los despachos para estar con ellas con más tranquilidad, que fue lo que pasó con la esta que tengo a mi lado en la última reunión, así que ya podéis suponer que no es virgen ya. ¿La vuestra lo es todavía?

 Si que lo es. Con su padre y su hermano sólo ha tenido juegos hasta ahora. 

Le mentí no sé porque razón, tal vez queriendo cuidar la dignidad de la familia.

 Seguro que hoy alguno se encapricha de ella y os la pide.

Nosotros la escuchábamos con la boca abierta, todos sorprendidos por lo que nos contaba, sin que mi marido se perdiera ojo del desfile, cuando anunciaron las ganadoras. La primera fue una niña mulata, muy desarrollada para su edad con unas formas que llamaban la atención, la segunda fue nuestra hija, que al ser la novedad, había despertado mucho interés, y la tercera, una niña rubita preciosa que sería de las más jóvenes. Ya en ese momento, nos avisaron que podíamos quedar desnudos, y la verdad que todos se pusieron al asunto despojándose de la vestimenta, por el calor que hacía y por cómo había subido la temperatura con el desfile, nadie quedó con ropa. Al terminar el concurso, a algunas las iban llamando desde los sofás, donde ya empezaban a ser acariciadas y disfrutadas por los hombres. El marido de nuestra amiga nos comentó que él las prefería un poco más hechas y nos señaló a una que tendría 22 años. El maduro portaba una verga bien enorme aún flácida, con todo el glande despejado y unos cojones voluminosos tal vez bien cargados para la ocasión…querría preñar a alguna y rabo con huevos no le faltaba, abría que ver la eyaculación

El hombre se dirigió hacia ella para llevársela a uno de los reservados, mientras su mujer nos comentaba… 

– ¡Te has fijado! Mi esposo está muy bien dotado, es algo que me atrajo desde la primera vez, y te puedo asegurar que a mis hijas también… en casa no tiene problema en llenarnos a lasa tres. 

No tenía palabras para responder a tanta sinceridad. 

– Sí mujer, mi marido a la pequeña no la hace mucho caso todavía, pero se pone loco con la mayor…, muchas noches me deja a mí por ella y cualquier día me la va a preñar, si no lo hace cualquiera de por aquí. A mi me encantan los jovencitos, por eso, en estas reuniones aprovecho para estar con algún crio que son una delicia. 

No daba crédito a mis oídos con aquella señora.

Por cierto, te habrás fijado como aquella mujer mira al tuyo. Es muy guapo y no le conocen, llama la atención…, aparte de estar bien armado ¡Seguro que con el tiempo preñará a más de una! Está predestinado a ser un buen semental. ¿Cuántos años tiene?

– Tiene 19. Gracias por tus halagos, que ya veo te gusta, si quieres, por mi no tengo ningún problema que te folle. Yo también me buscaré alguno. Nunca tuve una oportunidad como esta, y estoy muy caliente… ¡Se me está haciendo el coño agua desde hace un buen rato!

 Tú por lo menos tienes la suerte de tenerlo en casa. Yo sólo los cato cuando vengo aquí. En la última reunión llegué a tener a tres para mí y fue algo increíble, me dejaron agotada…no bajaron de dos polvos cada uno, llenándome todos los agujeros de mi cuerpo de sabrosa leche ¡¿Supongo que al tuyo le habrás sacado la leche ya alguna vez?!

 Si claro, si mi marido no tiene inconveniente de aventar su lefa con la niña, yo no me puedo quedar a dos velas. Nos dirigimos a mi hijo… – ¡Anda hijo, vete con esta señora al reservado!

– Con tu permiso me voy con él, a ver si me da un poquito a mí, antes de que una loba de estas venga a por él, jajaja… Hay que aprovechar ahora que tiene los huevos bien llenos y las fuerzas intactas.

Mientras tanto, mi marido ya estaba entreteniéndose con el esposo de mi amiga, los cuales habían escogido a dos Vestas que participaron en el desfile… 

 A mi cuando más me gustan es cuando les empiezan a salir los pelitos sobre la vaginita ¡Mira como ésta, para chupársela está deliciosa! Decía mi esposo.

 Si, yo ya lo comprobé con las mías, tienen un sabor que es un manjar y a mí me pone excitadísimo.

 ¿Y cómo has aguantado sin metérsela?

 A la mayor si la tengo bien follada, a la pequeña intento controlarme para no hacerle daño, pero hoy espero hacerlo con alguna de estas y, lo mismo me animo con la mía. No sé qué pensará mi esposa cuando tenga que repartirme entre las tres.

 La verdad es que yo si he probado a mi hija, y mi esposa a mi hijo, en eso no tenemos ningún pudor… tal vez por eso estamos en esta convención. 

Señaló con la mirada a la entre pierna de la chiquilla. 

– ¡Mira esta, como tiene la rajita ya completamente mojada!

– Póntela encima, a ver si le entra.... ¡Por qué tú ya tienes ganas! ¿Verdad cariño? Se dirigió a la cría.

 Pero no se puede ¿no? Hay que pedir permiso a sus padres.

 Por ésta nena, no te preocupes…, es hija de unos amigos. Ya nos la hemos follado varias veces y, a los padres no les importará. Buscan que aprenda y que podamos preñarla.

 Bueno, si es así, entonces ven cariño, ponte encima de mí.

La cría con todo el desparpajo que le daba la experiencia, se abrió de piernas sobre mi esposo. Desde mi posición parecía que la nena era una muñequita exigua ante el gran volumen corporal de mi hombre…su culito formándose se presentó ante el gran falo de más de 20 cm que cruzaba hasta la espalda de la cría, ella levantó su culo agarrando el mástil y se lo enfiló en la vaginita. La tranca abrió su coñito de manera espectacular. Yo miraba con curiosidad expectante como la rígida polla de mi marido entraba en el interior de aquella niña y como la cara de él mostraba el placer que le estaba dando los movimientos de la experimentada jovencita. 

La nena, se movía de arriba abajo con soltura tragándose cada vez un poco mas de rabo…, en pocos segundos los huevos de mi esposo eran aplastados por el culito de la nena. Ahora se la insertaba sin miramiento, su vagina se había amoldado a cipote del maduro y ella sin un mal gesto, gemía calladamente gozándolo. Las manos de mi esposo la recorrían toda y, le ayudaban a subir y bajar sobre el estoque con mayor facilidad, empalándola con su tremenda estaca… a los pocos minutos y no pudo evitar correrse. Las tetitas de la nena eran chupadas por mi esposo, le mordía los pezones sin dejar de follarla, del glande hasta las pelotas. Le cogió el gusto, sincronizándose a las mil maravillas...¡Como era posible que una mujercita tan enclenque tuviese una vagina tan profunda!

Duró poco tiempo, por lo cargado que estaba y lo apretada de la nena, la clavó a fondo y comenzó a convulsionar con esténtores espasmódicos…su huevos se contrajeron al tiempo que eyaculaba en el fondo del útero de la niña… 

– ¡Dios mío, esto es el éxtasis! Me ha dejado vacío. 

La cría se la sacó, quedándole la raja chorreando el semen de mi marido, lo que aprovechó su compañero para metérsela él y con unos cuantos movimientos acabó también corriéndose dentro de ella. Mientras tanto, mi amiga salía ya de estar con mi hijo, diciéndome que la había encantado y que le había dejado dentro con otra señora y su hija, reforzando que mí Joel sería, sino es ya, un magnífico semental.

 ¿Y tú qué? ¿No te animas? Debes tener el coño ardiendo con tanta quemazón…

 Sí, es que estaba mirando a mi marido y al tuyo como disfrutaban de una de las niñas del desfile. Han dejado a la nena con el coñito bien lleno de lefa…los dos se han corrido en el mismo útero con lo enormes que tienen sus pollas, le ha cabido entera.... Porque se la han clavado a fondo al correrse.

– Si está en edad de criar y, de seguir así acabará preñada, jajaja. Seguro, cuando tenga al bebé sabremos quién es el padre… jajaja, lo mismo es uno de nuestros esposos. 

Miré su coño, y la raja entreabierta dejaba un rezume brillante de líquido grumoso. Por un momento pensé que esa leche era de mi hijo y esa mujer podría ser la madre de mi primer nieto. 

–  Pues ahora te toca dejar de mirar y que te follen a ti. Anda, dime quien te gusta y te lo traigo.

 Mira, aquel muchacho me está dando morbo, pero parece muy jovencito, no sé si atreverme.

 Claro mujer, aquí todos tienen más de dieciocho... además conozco a su madre. Ahora te lo traigo.

Enseguida vino y me lo puso a mi lado y con los toqueteos de mi amiga se le puso durita… 

 Que cosa más rica… me está recordando las primeras veces que empecé a chupársela al mío. La tenía así al pobre, entonces todavía no le salía semen. Dije excitada por la novedad.

 Pues aprovecha, la verdad es que está muy guapo el crío y apetece un montón al vérsela así. 

Me llevé a la boca aquella delicia y se la hice aumentar todavía más de tamaño, causándome un mayor placer lamérsela, mientras mi amiga comentaba… 

 Vaya, parece que tenías muchas ganas, menuda manera de comérsela. Con ese tamaño hasta te la puede meter bien honda…

 ¿Tú todavía no se la has metido a tu mamá? Le pregunté al chico.

 No, me dijo tímido. 

 Pues si tienes ganas, ven, pónmela aquí, en la entrada del coño y empuja hacia dentro... aprieta y piensa que te estás follando a tu madre.

El chaval ni tardo ni perezoso se montó sobre mí, le agarré la polla y la encaucé a mi conejo hambriento… 

 ¡Aaahh!, ya me entra, que rico, muévete hijo, que gusto me da el condenado. Madre mía, que morbazo tener al crío así encima. 

El chico empujaba con más ganas que destreza, así que yo comencé a mover mis caderas y sincronizarme con sus vaivenes follándomelo yo a él. En poco tiempo me había corrido cuando sentí los lechazos del chaval llenándome el coño con su leche. Continuó sin sacarla, pero lo tenía tan mojado, que casi no se la sentía ya. 

Al alcanzar su segunda eyaculación se salió de mi coño. 

– Me parece que voy a ir a buscar a unos chicos con un poco más de experiencia, para que me acaben la faena.

 Jajaja, claro, tú aprovecha, que aquí tienes de todo, mira como salen esas todas lechosas… de  tanto semen que le han dado en el reservado. Menuda fiesta habrán tenido con ellas. Ahí vienen las nuestras también.

Y la mía… – Mamá, un señor me preguntó que quien era mi madre, que quería hablar contigo.

 Ves, ya te dije que a alguno le iba a gustar, seguro que es para pedírtela, dijo mi amiga.

 Sí… quiere estar conmigo. El hombre ya habló con papá y como él está con su hija, dijo que te preguntara, porque a él no le importa. Es que papá continúa con su hija ahora en el reservado.

 Vaya con tu padre, se ve que le ha gustado esa nena… ¡Se parece tanto a ti! Que debe ser por eso que se la está follando otra vez. 

–  Venga mamá, que está el señor esperando.

–  Bueno hija, vamos para allá a ver que quiere ese señor.

Al entrar en los reservados, en el primer cuarto, vi como un señor como se la estaba metiendo por el culo a uno de los críos, mientras otro se la chupaba por delante. Me quedé unos segundos mirando hipnotizada, porque nunca había visto una relación sodomización entre hombres… era todo un espectáculo de lo más morboso, pero mi hija tiró de mi diciéndome…

–  No entretengas con esos tíos, o voy a perder la oportunidad con ese señor tan agradable...





Mi amiga riendo comentó… – Parece que tu hija tiene prisa, que rápido ha cogido el gusto a esto.

Después de pasar por varios de los reservados viendo las imágenes más excitantes de mi vida, ya un poco acalorada llegamos a donde estaba el señor… 

 Encantado de conocerla señora. He estado un rato con su hija y me encanta, además de ser una preciosidad es muy simpática y antes de llegar a mayores con ella, quería su consentimiento.

 Parece que mi marido está de acuerdo, ¿no? 

Miré su polla y no era ni por asomo tan grande como la de mi esposo, eso me tranquilizó, con esa verga no habría posibilidad que a mi hija la rompiera.

 Sí, él sí. Ahora está con la mía… va por su segunda, yo creo que ambos se han gustado mucho y viendo lo buena gente que es, yo también estoy encantado que la llene. 

– ¡!Vaya cómo aguanta mi esposo!! 

– En cuanto a su hija, no se preocupe, señora, la trataré con cuidado, estoy acostumbrado a estar con chiquillas sin experiencia, como comprenderá, en casa a mi hija no le falta amor paternal.

 Ya, bueno, pues nada, hija, si te gusta este señor quédate con él si quieres, que yo voy a echar un vistazo por aquí.

Después de dejar a mi niña allí y viendo lo poco que le importaba a su padre que un desconocido se la metiera, a riesgo que nos la preñaran cegado por la lujuria, como cuando te ponen ante un escaparate de pasteles y te entra la ansiedad por no poder comértelos todos…, mi amiga me dijo que nosotras siguiéramos a lo nuestro, y en uno de los reservados nos encontramos dos chicos veinteañeros con unos cuerpos de modelos… 

 ¿Qué hacéis aquí solitos?

– Descansando un poco, señora. Se acaban de marchar dos viejas que parecía que hacía mucho tiempo que no veían una polla.

 Pero os quedará un poquito en la reserva para nosotras, ¿no?

– Claro mujer, estos siempre tienen en reserva ¡No ves que almacén tienen!  Dijo mi amiga.

Y allí nos pusimos con ellos…, al poco rato de toqueteárselas ya las tenían duras otra vez. Por fin iba poder disfrutar de unas buenas pollas jóvenes. El caso es que a mí siempre me ha gustado el sexo oral y creo que esto es importante a la hora de practicarlo porque si quieres, como yo, hacer la mamada perfecta, te tiene que gustar lo que haces, si no ya te digo que va a ser un fracaso. Así que lo primero que hice fue ponerlo cómodo gracias al enorme sofá en el que estábamos, luego nos besamos largamente, yo estaba al borde del delirio, así que casi sin pensarlo, me arrellané de tal modo que su cipote quedó a la altura de mi mano, hecho que aproveché para el primer acercamiento. Noté un cierto respingo en él, supongo que por lo inesperado, y fue cuando decidí que la batuta la iba a llevar yo, así que me incorporé un poco y le besé de nuevo, necesitaba humedad en mi boca, la tenía realmente seca, y aproveché el desconcierto para calmarlo, animarlo o lo que fuese necesario. Estaba muy salida y ese muchacho tenía lo que yo necesitaba.


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Chicos, chicas… si queréis hacer esa felación perfecta de la que yo fui intérprete, os recomiendo que tengáis en cuenta algo primordial… ellos tienen tres zonas erógenas que van de la mano, no podría existir la perfección si no le dedicáis el tiempo necesario a cada una de ellas. Son la verga como bien sabéis, el escroto y el ano, y hay que estimularlo todo. Hacia eso iba yo porque estos chicos eran jóvenes, pero ya se habían vaciado al menos una vez. Él intentaba tocarme también pero yo me reconocía sin armas, y el hecho de que pudiera darme más placer del que ya estaba sintiendo me provocaría una caída al vacío en el que no me pensaba desplomar. Había decidido llevar la iniciativa y así lo haría, por lo que me centré en lo que estaba haciendo y busqué más placer en lo que hacía que en lo que recibía. 

Lo saboreé como nunca lo he saboreado, me centré plenamente en mis actos y olvidé todo lo demás. Mi único objetivo era que este pedazo de bombón no me olvidara nunca. En cuanto metí su enorme polla en mi boca, lo primero que hice fue usar esa técnica básica de la que hablan muchos sexólogos, tratando de empezar por el glande e ir lamiendo muy suavemente por la parte interna hasta llegar a la base para volver hacia arriba y repetir. Era pura vida sentir aquello. Él se dejaba hacer y yo me crecía agudizando mi pericia. Empecé a leerle, a ver sus reacciones y a interpretarlas, era la razón de mi vida, entendí que de aquello no podía salir algo mediocre, me estaba divirtiendo mucho y me gustaba, pero veía que a él le gustaba más aún.

Aceleré el ritmo, lo hice subir unas cuantas pulsaciones, empecé a jugar con él, lo frenaba cuando creía que sus latidos se descompasaban y me apresuraba cuando los notaba rítmicos. No quería que eso se acabara nunca así que modifiqué mi posición para poder liberar mis manos y centrarlas en tocamientos inesperados que dieron su fruto. Con una mano acariciaba la zona que hay desde de su ombligo hasta el nacimiento del vello y la otra la coloqué bajo su duro culito buscando el ángulo de acceso a su ano. Se dejó hacer y creo que ahí fue cuando empezó él a leer mis reacciones ya que modificó también su posición para darme libre acceso. 

Todo estaba resultando perfecto, pero noté que faltaba algo, una señal me advirtió de que era el momento de llegar al escroto y hacia allí se dirigió mi lengua, que por aquel entonces ya tenía vida propia. Mi posición junto a él en el sofá hacía que todo fuera más fácil, mi trayectoria más larga, y me dediqué en cuerpo y alma a dar placer a esa criatura que tenía bajo mi cuerpo de la mejor manera que supe. Desde la hendidura de su glande, hasta la base de su escroto, estuve recorriendo su polla durante el tiempo que estimé oportuno. No sabría decir cuánto. Hacía pequeños circulitos con mi lengua, le daba besitos, incluso algún suave mordisquito, me humedecía la boca a cada sacudida que daba y dejé volar mi imaginación. Sus ojos hacia rato que estaban cerrados, su respiración era agitada, las sacudidas de su cuerpo me decían que estaba disfrutando enormemente, y yo estaba a punto también, así que puse toda la carne en el asador y modifiqué mi cadencia y manera intentando metérmela toda en la boca hasta que hiciera tope con mi garganta. Solamente necesité unos cuantos movimientos salvajes para que fuera él, el que agarrándose fuertemente a mi cabeza, tomara la iniciativa de mis movimientos y cogiera las riendas.

El resultado estaba siendo perfecto. El fruto que se estaba macerando durante un rato, acabaría por estallar dentro de mi boca en forma de líquido caliente, y ver su carita de derrota sería lo más bonito que habría visto nunca, nada de amaneceres ni tonterías varias, eso era la cara del placer y la mía la de la satisfacción. Succionaba su polla como si del más delicioso manjar se tratase, apretaba mis labios contra ella, notando sus venas en ellos, mientras su capullo golpeaba contra mi paladar. Mi lengua acariciaba su frenillo, mientras mi mano deseosa meneaba semejante polla. Me sentía como una cerda, una puta, una esclava condenada al hambre y que su amo un buen día le ofrecía de comer. 

Cerraba los ojos sabiéndome que era follada por la boca por una de las mejores pollas que había visto esa tarde, la deseaba y estaba dispuesta a ser muy generosa con tal de que volviera ser mía. Oía sus jadeos, con cada estocada en mi boca, y mi entrepierna increíblemente empapada deseaba disfrutar tanto como mi boca, pero no la dejaba. A veces retenía su capullo en mi boca como si de un caramelo se tratase, saboreándolo pasando mis dientes por él, mi lengua lo recorría. Otras la tenían tan dentro que podía oler el aroma de su pubis, de sus huevos, y de su polla saliendo de mi boca. Sentía como las piernas me temblaban y entonces tuve que parar y ahogar el grito de mi orgasmo en la polla en lo profundo de mi garganta… ¡Aquello era demasiado! ¡Cómo aguantaba el cabrón!

Entonces miré arriba, a los ojos del chico dueño de semejante armamento, tenía el pelo rubio algo largo, su cara era fina con los pómulos marcados, los labios de ser algo más gordos hubieran sido perfectos. Tenía cuerpo de nadador, totalmente depilado que a veces lamía mientras me excitaba nota como su polla acariciaba mi barbilla y llegaba casi hasta ese huequecito que hay al principio del cuello. Luego volvía a succionar su verga, mientras estratégicamente le colocaba delante de un espejo y veía así su culo contrayéndose al embestirme, mientras veía mi cuerpo reflejado bajo sus piernas, mis tetas rosaditas increíblemente duras con mis pezones pequeños apuntando al cielo. Mis piernas completamente abiertas con mi chocho depilado para la ocasión, para no desentonar con tanta nena adolescente… ¡Mi coño brillaba por la humedad del mismo! Otras veces le ponía de lado para ver como su polla entraba en mi boca, erecta era casi tan larga como mi cara. 

Al rato de estar chupándosela me dijo que se iba a correr, yo apreté mi boca a su glande como nunca, hasta que sentí como unos chorros de lefa golpeaban mi paladar y se introducían en mi boca. Pero al rato la saqué y dejé que me llenara de su jugo, los últimos chorros de semen cayeron sobre mi cara, mientras los primero resbalaban por mi garganta. Por fuera cayeron sobre mis tetas, y resbalaron hasta mi ombligo, incluso alguna gota se escondía traviesamente en mi rajita sazonando mis labios vaginales. Después de eso, limpie las gotas que quedaban en su polla y algunas que había caído sobre su pierna, las lamí como una perrita faldera. Entonces me vi de rodillas cubierta de su semen delante de ese chico y su polla aún rígida apuntándome, y me sentí la puta más sumisa del mundo, hasta hubiera pagado por follarme esa polla. De hecho mi coño casi sufre otro orgasmo, mi amiga dijo… 

– ¿Quieres follártela?

Yo sonriendo asentí con la cabeza y como una perra, me arrojé entre sus piernas a lanzar lametazos al aire, rozando la cabeza de su polla. Después de chupándoselas un poco a los dos en agradecimiento, le pedí al primero que me la metiera porque estaba ansiosa de sentirla dentro de mí. Me despatarré sobre el sofá y el muchacho con su cipote en ristre se montó encima de mí, me besó las tetas mientras su cadera jugaba a ensamblar la verga dentro de mí… y ¡Zas! La insertó con desaire y contundencia, como se trata a una PUTA…. Empezó a bombear con fuerza, con un vigor al que no estaba acostumbrada. De pronto exhalé uno de mis mejores gritos al percibir abriéndome la entrañas, cuando el otro chico me la metió por el culo a la vez que tenía la de su amigo en mi vagina, cumpliéndose uno de mis sueños de ser penetrada a la vez por dos pollas… Debieron de oírse en todo aquel Centro de lenocinio. La sensación fue indescriptible y creo que me produjeron el mayor orgasmo de mi vida, quedándome prácticamente desmayada, sin fuerzas para chupársela al chico que me la daba en la boca después de haberla tenido alojada en mi culo… no sabía cómo había llegado, pero me la dio a mamar y el rato se puso a follar a mi amiga, en tanto continuaba perforándome sin obstrucción, mi primer amante.

Si tenerla en la boca era increíble, en mi coño más, se ofreció a mí como una polla solo para mí, podía hacer lo que quisiera, y se lo recordaba gritándole imperiosamente… 

– ¡Fóllame, vamos fóllame duro!

Que un chico tan joven y viril te dedique tanto es fuerzo, me pone a mil, pero si encima tenía ese pedazo de polla dentro de mí era la maravilla. Nos cambiamos y ahora era yo quien saltaba sobre su polla, viendo como esa cara angelical se contraía de placer, el bamboleo de mis tetas me estimulaba aun más y el contacto de mi culo con sus muslos duros, era una delicia…. No sé el tiempo que estuve así, recuerdo incluso estar agarrada al cuello de ese muchacho, sintiendo como su polla me atravesaba, incluso lágrimas de placer corrían por mis mejillas. Desde donde estaba veía como salía de dentro de mi sin parecer tener fin y sin salir del todo volvía a entrar, mientras sus abdominales se contraían y brillaban por el sudor. 

Cada vez que notaba un orgasmo algo tiraba de mi estomago contrayéndolo, para luego sentir como me elevaba, dejando mi culo en el aíre. En uno de esos me lancé a su cuerpo pegando mis tetas a su pecho y comiéndole la boca… disfrute el orgasmo abrazada a él, mientras su polla sorprendentemente se corría también en el interior de mi útero tras más de quince minutos follándome en esa posición. Una vez más me volví a inundar y así seguí abrazada a él, con su polla en mi interior deslizada a lo largo de mi vagina, sintiendo como poco a poco perdía su dureza a medida que escupía el resto de lefa que le quedaba en sus bolas, disfrutándola ¡¡Era increíble!!

Al salir del reservado nos encontramos a mi marido con el de mi amiga, comentando este último, que no había visto a ninguna chica preñada, y otro que les oye, les dice… 

 Si, hay una. La tienen en un reservado para que no la vean mucho, porque no la iban a dejar descansar a la pobre. Venir que os la enseñe.

Vamos detrás de él y al fondo tras un biombo apareció una chica rubia de piel blanca, con las tetas hinchadas como balones y una barriga de unos 6 o 7 meses que estaba siendo follada por un hombre maduro que rondaría los 40 años. El señor se encontraba en las últimas a punto de correrse, se la sacó y le largó unos grandes chorretones de lefa encima de la barriga. Observamos sus pezones impregnadas de leche y, una señora a su lado que debía ser su madre nos dijo… 

 Es que tiene mucha leche ya y se le sale cuando se excita. Conviene sacársela de vez en cuando. Si gustan, pueden hacerle los honores…

Nuestros maridos no se lo pensaron dos veces, se pusieron a chuparle una teta cada uno sorbiendo los chorros de leche que iban saliendo de su hinchados pezones, pero poco pudieron aguantase sin metérsela. Aunque mi marido comentó que ya se había corrido cuatro veces en toda la noche, ver aquella preciosidad, se le había puesto dura otra vez y no iba dejar pasar la oportunidad de gozar con esa tan encantadora hembrita, pese a no salirme ya una sola gota de semen de lo secos que tenía los cojones. 

El marido de mi amiga sí que se corrió bastante todavía, y la madre de la chica, nos dijo que ya se iban a ir, porque había estado con cinco hombres y que estaba cansada la pobre… en su estado tenía que descansar, aunque el ginecólogo las había dicho que era bueno que siguiera teniendo relaciones sexuales vaginales durante el embarazo, ayudaba a dilatar el conducto para el parto. Al cabo de unas dos horas, parecía que la fiesta llegaba a su fin y la gente estaba marchándose, así que nos despedimos del coordinador que organizaba el encuentro, prometiendo que volveríamos en cuanto hubiera otra reunión. Durante el viaje de vuelta, nuestros hijos nos iban contando entusiasmados las experiencias que habían vivido, sobre todo mi hija era la más entusiasmada, por primera vez había probado otras pollas que no era la de su padre o su hermano…


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El despertar sexual de Úrsula. Tras la primera jornada de convivencia con mis padres, mi hermano y las otras familias, salí entusiasmada. En solo dos horas y media me llegaron a follar más hombres de los que nunca pensé iban a follarme en toda mi vida. Me gustó mucho porque todo me lo hicieron a pelo y pude sentir como se corrían dentro de mí sin problemas, no había problema de quedar preñada. Sin embargo como ya imagináis no era la primera vez que fornicaba…. Os voy a contar como fue mi despertar sexual, quizás similar al de otras muchas chicas de mi congregación, por lo que ya de mayor me fueron contando varias amigas con las que compartía confidencias en los cursos tutorados.

Muchas niñas tienen bonitos recuerdos de cuando compartían cama con sus padres desde muy pequeñas, y en mi caso no fue de distinta forma, ya que pronto me acostumbre a dormir muchas veces en la cama con mis padres. Cuando ya tuve una cierta edad, mi madre creyó conveniente que ya tenía que dormir sola, y me enviaba a mi habitación, a la que yo me iba de muy mala gana. Por eso muchas veces, en mitad de la noche, yo volvía a su habitación y me metía con ellos en la cama, poniéndome del lado de mi padre para que mi madre no se diera cuenta y otras veces mi madre cuando notaba que estaba en la cama, ya cansada de echarme de allí, me acababa dejando dormir con ellos.
De siempre mi padre ha sido un hombre muy fogoso, por eso solía dormir desnudo o en calzoncillos solamente, y yo al estar en medio de los dos, notaba plenamente el contacto con su cuerpo, y muchas veces acaba dormida abrazada a él. El caso es que no recuerdo cuando fue la primera vez, si fui yo la que inicie esto que les voy a contar o fue mi padre el que lo provocó, pero los recuerdos que tengo es que yo notaba su polla erecta y, se la agarraba con la mano acariciando su largo y recio troncho…también sus voluminosos testículos. Algo que me tenía fascinada, era sentir como palpitaba en mi mano, pareciera un pajarito de los que a veces él ponía en mi mano del nido del patio.

En otras ocasiones, me despertaba a media noche y, mi mano inconscientemente  siempre iba a parar al mismo sitio. Encontraba su polla relajada, pero era solo ponerla en mi mano y notar como empezaba a crecer y ponerse dura, hasta que no cabía entre mis dedos, estos no llegaban a abarcar todo su grosor. Creo que para mí, en aquel momento, eso era el juguete más interesante que podía tener y, acabó convirtiéndose en mi favorito, era como algo mágico todo lo que sentía al estar en contacto con eso que me resultaba tan desconocido para mi, el calor que sentía en mi cuerpo, los nervios, la excitación que cada vez iba a mas. Algunas veces, de tanto jugar con él, al cabo de un momento, notaba como se mojaba mi mano con la leche que eyaculaba, yo no sabía porque, pero luego aprendí que ese líquido caliente y pegajoso salía de su verga cuando yo se lo tocaba durante un rato.
Esta situación se prolongaba durante muchas noches, unas empezando yo y otras él. Se ponía a acariciarme y cuando sus dedos llegaban a mi vulva, no podía evitar lanzar unos gemidos, que hacían que mi padre me tapara la boca con la suya besándome y metiendo su lengua en mi paladar, para que no se despertara mi madre que dormía al lado. Entonces él me ponía en su lado de la cama para molestarla lo menos posible con nuestros movimientos. Sus dedos frotándome la rajita me llevaban a una sensación prácticamente de desmayo, que hacían que me quedara profundamente dormida y, cuando me despertaba por la mañana notaba que tenía las bragas mojadas, con todo mi cuerpo manchado y pegajoso…perfumada por el olor penetrante del semen de papá.
En alguna de estas ocasiones, creo que mi madre llegó a despertarse y medio en sueños, me decía que me fuera a mi cama y que no me moviera tanto, que no la dejaba dormir. Me asustaba un poco el que pudiera enterarse, porque en el fondo, yo sentía que lo que hacíamos a ella la iba a enfadar, pero cuando empezaba a escuchar sus ronquidos, mi padre me colocaba encima de él y con suaves movimientos me movía para rozarse su polla en mi desnuda vaginita. Cada vez se iba poniendo más mojada hasta que yo sentía tanta calentura que temblaba todo mi cuerpo y, mis gemidos se hacían tan fuertes que mi padre me ponía su boca en la mía para no que no se oyesen mis gemidos al correrme. Ciertamente no sabía muy bien que que eran los orgasmos, pero lo sentía igual de ricos que cuando supe qué eran. Ya llevábamos unos cuantos años haciendo eso, y yo lo buscaba cada noche en la que me metía en su cama a la hora que fuera, esperando a que se durmiera mi madre, o si fuera de las veces en que ella me dejaba allí ya por cansancio.
En una de esas ocasiones recuerdo que yo me había quedado en el lado de mi madre, estando ella en el medio de la cama y después de un rato en que parecía que ella estaba dormida, sentí la mano de mi padre como me acariciaba pasando la mano por encima de ella, y yo me puse muy nerviosa con mucho miedo de que ella se despertara y se diera cuenta, pero no podía evitar seguir gozando de sus dedos frotándome por toda la rajita, y yo creo que hasta empecé a gemir. De pronto sentí que mi madre se movía y me asusté bastante, pero ella me cogió con los brazos y me puso en el medio de la cama, dándose ella la vuelta para seguir durmiendo y dejándome ya totalmente a disposición de mi padre sin que la molestáramos. Me sorprendió porque no era posible que no supiera nada… mi madre se daba perfectamente cuenta de todo, y permitía que su esposo continuara dando placer a su hijita. En ese momento, me quedé más tranquila, al ver que ella seguía durmiendo y yo ya podía agarrársela a mi padre sin ningún impedimento para darnos gusto mutuamente una noche más.

Una mañana de domingo, nos despertamos nuevamente durmiendo en la misma cama. Mi madre se levantó y nos dijo que nos quedáramos un poco más, mientras ella hacía los desayunos. Era verano y yo había pasado mucho calor esa noche a pesar de haber dormido casi desnuda, y me notaba sudorosa y con las manos y el cuerpo impregnado de esperma como me despertaba muchos días. Le dije a mi padre que me iba a duchar, me pidió que me quedara un poco más, y me abrazó para retenerme allí. El también estaba sudando a pesar de estar desnudo y al estar en contacto nuestros cuerpos, ya empecé a notar como se le ponía dura. Una vez más empezamos con nuestros juegos, él me pedía que le diera besos, me metía la lengua en la boca y nuevamente empezaba a excitarme y no podía evitar frotarme con su cuerpo notando su polla entre mis piernas y siguiendo el juego de otras veces me ponía encima de él moviéndome, pero esta vez con el sudor de los la sensación era aún más placentera… prácticamente su verga parecía entrar en mi vagina, como nunca sentí antes.

A él lo noté más excitado que otras veces también, sujetaba mis caderas para no perder el contacto, la presión era cada vez más fuerte, yo ya abría las piernas para sentirlo más hasta que en un momento determinado, se acabó introduciendo un poco, escapándoseme un gemido y al instante, los labios de mi padre me taparon la boca con miedo de que me hubiera oído mi madre. Era la primera vez que había conseguido penetrarme y, yo seguí moviéndome con la punta de su polla dentro de mí, sintiendo un placer como nunca había tenido. Entre el sudor y los fluidos que salían de mi vagina, encharcamos las sábanas, papá continuó metiendo su glande sin llegar a romperme el himen… en pocos minutos había  tenido mi orgasmo y, poco después llego su corrida llenando mi vagina externa, mi vulva y el culo. Ya con nuestros cuerpos separados acabamos complacidos bañados en sudor. Mi madre entró en la habitación para avisarnos de que ya estaba listo el desayuno, diciéndonos que vaya calor que había hecho esta noche, que mira como estábamos sudando, que fuéramos a la ducha y a desayunar.

Otras noches, ya antes de dormirnos, mi madre me decía que me pusiera yo en el medio o si estaba al lado de mi padre, no me decía nada. Cuando me fui haciendo más mayor, empecé a pensar que mi madre estaba enterada de todo y que había estado consintiéndolo, no sé porque razón, si era porque ella se conformaba con el sexo que le daba mi padre, o deseaba tener tanto como él necesitaba y, estando yo allí, a ella la dejaba en paz y no la molestaba tanto. Aunque yo creo que era por algún pacto que habían hecho entre ellos…, el caso es que me lo pregunté muchas veces, sin que nunca llegase a enterarme de lo que pasaba en realidad entre mis padres, hasta que en una ocasión escuché una conversación que me sacó de todas las dudas, aunque nunca me atreví a peguntarle a mi madre directamente sobre ello y fue la siguiente… Mi madre estaba en la cocina hablando con una amiga de la familia y, al pasar me dio curiosidad por la conversación que estaban teniendo y me quedé en el pasillo escuchando como la vecina la preguntaba a mi madre…

   ¿Qué tal te va ahora que el médico te quitó el sexo por una temporada? 

 –  Bueno, me voy aguantando, la verdad es que con las molestias que tengo, no me apetece nada. 

  Pero me habías dicho que ahora teníais a la nena durmiendo con vosotros todas las noches. ¿No te da pena que tu marido se descargue con ella? 

  No, porque veo que ella está encantada también, y así yo puedo descansar un poco. La primera vez que mi padre me la puso en la mano, era todavía más pequeña que ella y ya me gustaba. 

  Pero tu caso fue un poco distinto. 

  Si, ya te dije, que mi madre tenía muchos hijos ya y, para que mi padre no se montara encima de ella y le hiciera un hijo cada año, me ponía allí en el medio para darle respeto. 

  Jajajaja, te usaba de método anticonceptivo. 

  Pues sí, lo que pasa es que fue peor el remedio que la enfermedad, porque mi padre, al final acabó poniéndose encima de mí follándome cada día…, suerte que tuve de no quedarme preñada. Aunque la verdad es que él me respetaba y siempre que estaba en los días de riesgo lo echaba fuera haciendo la marcha atrás. 

 Y tú madre tan contenta…

  Si, aunque alguna vez la oí recriminarle a mi padre que me follaba demasiado y, que no se ocurriera correrse dentro de mi coño…que se mi lo echaba dentro me preñaría y eso era lo que le faltaba a la familia. Era lo único que le preocupaba a mi madre, una boca más que alimentar, jajaja. Que tuviese una panza tan joven era lo de menos para ella. 

  Bueno, no te creas, que yo tuve que pasar lo mío también. Como me salieron las tetas antes que a mis hermanas, tenía a mi padre todo el día detrás de mi sobándomelas. ¡Me gustaba, Eh!

  ¿Y qué quieres? Todas pasamos por eso, ya lo sabes. Mis amigas me contaban lo mismo, y muchas acabaron como yo…folladas por sus padres o por los hermanos mayores. 

  Ya lo sé, ahora el problema lo tengo yo, que mi cría se empeña en seguir durmiendo con su hermano, y ya no tienen edad para juegos. ¡Cualquier día el polla brava me la preña! 

  Ya te avisé de que no la dejaras, que le iba a coger gusto y luego para quitarle eso, te iba a costar trabajo. Cuando una descubre el gusto que da una polla en el coño, ya es de por vida. 

  Es que era muy pequeña y creía que no iba a pasar nada. En fin, no sé que voy a hacer, esperemos que su hermano que ya es mayor, sea un poco responsable y tome medidas

 ¿Y tú marido que dice? Tiene que colaborar, o si no será mejor que lo habléis con ellos y le pongas una caja de condones en la mesita de noche…

  Pues que si hubiera hecho como vosotros, tenerla en nuestra cama, ahora no pasaría esto. 

  Claro, míralo que listo, así la tenía él. 

  Es que estos hombres, ya sabes, no se puede con ellos y hay que hacer de todo para tenerlos contentos. Pero no creas que no la disfruta, sí mujer, su padre también se la clava, pero ellos creen que no me entero…sinceramente no tengo queja con mi esposo porque cumple conmigo. 

  Es que ya no sabe una que hacer. Yo por suerte que tuve esta hija, porque en estas circunstancias, seguro que él andaría con otras por ahí para desahogarse, es su naturaleza. Ya se sabe que los sementales si no se alivian andan de muy mal humor, y yo prefiero que esté contento. 

  Bueno, es que llegamos a una edad, que ya empiezan a cansarse de nosotras, y las que tenemos el remedio en casa, lo llevamos mejor que otras que no pueden atenderles como quisieran y tienen que ir a buscarlo fuera. 

  Ya te digo, con decirte que hay noches que el mío llega está deseando meterse en la cama. 

  Si, es una suerte, porque ya ves lo que dice Luisa, que el suyo no llega hasta las tantas, y que a ver lo que estará haciendo por ahí en esos bares. 

  Pues andará por la calle Maldonado, que por la noche se llena de crías que tienen que sacar algo de dinero para que viva la familia. 

  Si, es una desgracia, al final somos afortunadas y todo de tener a nuestras niñas en casa, disponibles para contentar a nuestros hombres. 

Después de estar todo el tiempo escuchando en el pasillo, estaba como paralizada, sorprendida de todo lo que acababa de oír. Acababa de recibir una de las lecciones de la vida que van pasando de madres a hijas. Ahora recuerdo toda esa situación con mucha excitación y no sé si serían los orgasmos más fuertes que he tenido en mi vida, pero si los que más me marcaron y los que me abrieron las puertas de algo tan maravilloso de lo que disfrutar toda la vida. Aun me excito con los recuerdos de mi niñez descubriendo el sexo en familia. Después de mi aventura con papá, mamá regresó a cumplir como hembra de su esposo. El paso de niña a mujer a veces sucede de una forma paulatina según vas creciendo y, te vas interesando en temas de sexo, unas antes y otras después, y en otras ocasiones se produce de forma repentina, de un segundo para otro como una especie de sorpresa.




Este último caso creo que fue como a mí me pasó, era todavía muy inocente y todo lo relacionado con el sexo no me interesaba mucho, ni tan siquiera recuerdo haberme tocado como habían hecho otras amigas mías, según decían ellas todas alteradas, pero yo no prestaba mucha atención a lo que decían. En verdad probé antes el orgasmo con la polla de papá que el de una paja con mis dedos. Una noche yo dormía como otra cualquiera, cuando de pronto me desperté oyendo una especie de gritos o gemidos que me pareció venían de la habitación de mis padres, que quizás hubiera oído en otras ocasiones, pero esta vez, no sé por qué, me dieron curiosidad, lo que me hizo levantarme de la cama y salir al pasillo para oír mejor lo que pasaba.

Al salir, vi a mi hermano Joel, que estaba escuchando arrimado a la puerta de la habitación de mis padres. Debido a la oscuridad él no se dio cuenta de que me acercaba a él y le pregunté… 
  ¿Qué estás haciendo…?
Él se asuntó un poco al verse sorprendido por mí y después de un momento de duda, me mandó callar y me hizo mirar por la rendija de la puerta de la habitación de mis padres. Allí estaba mi madre desnuda montada sobre mi padre, moviéndose como si estuviera subida en un caballo, mientras no dejaba de gemir y yo me quedé mirando con la boca abierta, sin entender muy bien lo que estaban haciendo, sin atreverme siquiera a preguntarle a mi hermano, paralizada por la impresión. Luego cambiaron de postura y mi madre se puso de rodillas en la cama y mi padre se colocó detrás de ella mientras mi madre le pedía que se la metiera. Así pude ver la polla de mi padre, esa verga que en hasta hace poco había sentido. Era un tremendo garrote toda empalmada, según me decía mi hermano, que estaba detrás de mí tocándose el suyo, según pude ver y también la tenía así.

Yo estaba muy confundida por lo que estaba descubriendo, sin que nunca me hubiera imaginado que mis padres hicieran esas cosas todavía, dentro de mi ingenuidad, y un poco asustada porque los gritos de mi madre eran mayores ahora, cuando mi padre empujaba fuerte por detrás y mi hermano seguía diciéndome al oído… 
– Mira, está metiéndosela por el coño. ¿Ves cómo la gusta a mama?
Se notaba que a mi madre, la follada le estaba dando mucho placer y yo por primera vez sentí como unas cosquillas en mi vagina sin tener la polla de papá frotándome. Al tocarme, noté que estaba muy mojada, como si me hubiera meado, pero era agradable tocármela mientras estaba viendo a mis padres haciendo fornicando como salvajes. Mi hermano seguía tocándose su cipote, moviéndolo por fuera del pijama, por lo que yo la veía perfectamente con los huevos también por fuera de la bragueta. Me llamaba la atención lo dura e hinchada que la tenía, era grande, aunque no tanto como la de nuestro padre. No me importaba, porque en el camping nudista nos veíamos desnudos, y ya estaba acostumbrada, pero nunca había visto follar a mis padres. Mi hermano se la frotaba con mayor ritmo  hasta que le salió la leche… se fue para el baño.

Mis padres habían terminado y estaban tumbados en la cama, así que yo también me fui a mi habitación, pero no podía quitarme esas imágenes de mi cabeza…seguía muy excitada, y por primera vez me puse a tocarme la pepita y la raja, que estaba toda mojada, dándome mucho placer al hacerlo y así estuve un rato, frotándola con los dedos, cada vez más fuerte buscando el punto de mi pepita, hasta que me vino un gusto muy fuerte que me hizo gritar alcanzar el orgasmo y me quedé temblando en la cama, con los ojos cerrados, agotada del placer que había sentido. Había conseguido mi primer orgasmo con mis dedos, de lo que en ese momento, no era muy consciente todavía que eso me acompañaría toda la vida. 
Al día siguiente, cuando vi a mi hermano, sentí un poco de vergüenza, pero no le dije nada ni él me lo dijo a mí, actuando con normalidad. Al ver a mis padres por la mañana, tampoco me atrevía a mirarles a cara, avergonzada por haberlos espiado y con miedo de que se hubieran dado cuenta, así que me fui lo más rápido posible al cole, para no estar con ellos. En el colegio, estuve toda la mañana un poco despistada, todavía con la cabeza pensando en lo que había visto esa noche y poco habladora en casa después, notando como mi madre me miraba no sabiendo lo que me pasaba, pero intenté disimular para que no diera cuenta.

Cuando me fui a la cama no podía dormir, y estuve esperando para ver si volvía a escuchar los gemidos de mi madre, y así fue, como tarde ya, volví a escucharlos, me levanté de la cama y cuando salí al pasillo, ya estaba otra vez mi hermano allí detrás de la puerta mirando y cuando me vio me puso delante suyo, para ver mejor los dos. En esta ocasión, mi madre estaba sentada en la cama con la polla de mi padre en su boca chupándosela. Al verlo, sentí un poco de asco, porque no sabía que eso se metiera en la boca y que fuera rico chuparlo, pero a mi madre parecía que la estaba gustando mucho hacerlo y a mí papá también que se la chupara metiéndosela toda dentro de la boca. Asombrándome un poco de que pudiera caber entera, pero al verlo, a mí me estaban dando ganas también de chupar eso y sin darme cuenta, me había metido un dedo en la boca chupándomelo.

Mi hermano me tenía abrazada detrás de mí y, su mano se metió dentro de mi pijama para tocarme la vagina. Quise quitarle la mano de ahí, pero él no me dejó y con sus dedos empezó a masajeármela haciéndome estremecer otra vez como cuando me la había tocado yo la noche anterior. No sé si él había tocado la vagina de otras chicas, pero sabía cómo hacerlo para hacerme gemir, por lo que tuve que taparme la boca para que no me oyeran mis padres, hasta que finalmente llegué al segundo orgasmo de mi vida con el frote de mi clítoris, mientras mi hermano había puesto mi mano en su verga y así por primera vez pude agarrársela y ver lo que se sentía al moverla. 
Mi padre se había puesto encima de mi madre que estaba con las piernas abiertas esperando que la clavasen…, completamente despatarra dejando que él se la metiera y se la follara sobre ella. Yo mientras tanto, estaba masturbando por primera vez a un chico, que además era mi hermano, y aunque era algo que mis padre mi dijeron que no debía de hacerlo, en ese momento sólo pensaba en lo rico que era agarrársela y lo grande que se le había puesto en mi mano. Se la meneaba con dureza, y él movía las caderas como se me estuviera follando la mano…de pronto volvió a echar su buena dosis de lefa, que me mandó a la mano. Fui enseguida al baño a limpiarme y luego a mi habitación, antes de que mis padres pudieran verme si salían al baño.

A la vuelta a mi cuarto, aún quedaba algo de esperma de en mi mano, me acerqué a olerla pasando por mi cabeza mil cosas, pero una que me llevó a sacar la lengua y lengüetear mis dedos para probar el sabor del semen. Ya en mi cama, otra vez tuve la necesidad de volverme a tocar y volver a sentir lo rico que era eso hasta que tuve otro orgasmo provocado por mis dedos y el olor a lefa de mi otra mano. En alguna ocasión también sucedía de que después de tener sexo mis padres, mi madre le pedía que siguiera, pero a mi padre ya no se levantaba más, a pesar de que lo intentaba y mi madre tuviera que decirle… 
  Déjalo, que no puedes ya. 
Entonces ella sacaba del cajón un cipote de plástico y se lo metía o la ayudaba mi padre para que tuviera un nuevo orgasmo. Entonces me di cuenta de lo ardiente que era mamá en la cama y, sumisa y complaciente con su hombre y, de como la gustaba tenerlo dentro para correrse muchas veces, ya sea con la carne o la de plástico.

Pasaron las siguientes noches y esto se había convertido en un vicio para mí. Había días que tenía que masturbarme varias veces y por las noches ya había visto hacer de todo a mis padres, hasta que una de esas noches, cuando volví a mi habitación, mi hermano vino detrás y se metió conmigo diciéndome que se la chupara a él. A pesar de las ganas que yo tenía de hacer eso, en un principio no quise hacerlo porque creía que eso estaba muy mal hacérselo a un hermano, pero él me dijo que muchas chicas se lo hacían a sus hermanos en secreto y que por eso no se sabía, pero que alguna chica se lo había dicho a él. Un poco más convencida, dejé que me la pusiera en la boca y le di algunas lamidas con la lengua, notando que estaba rico hacerlo y ya me la empecé a meter en la boca para chuparla como había visto hacer a mi madre, haciéndoselo a mi hermano, cada vez con más ganas y con menos vergüenza, porque me estaba gustando mucho chupársela y mi vagina se estaba mojando otra vez…

  Enséñame tu coñito a ver como lo tienes. 
A mí no me daba vergüenza enseñárselo, porque ya nos teníamos muy vistos, lo que él no tuvo que insistir, más si cabe que yo estaba cachonda perdida y era lo que más me apetecía hacer, o al menos eso creía, porque si me hubiera follado le hubiera dejado que lo hiciese sin dudarlo… 
  Ponte en la cama con las piernas abiertas, como mamá.

Le hice caso y abrí las piernas dejando a su vista mi rajita que estaba sonrojada por habérmela tocado tantas veces últimamente. Mi hermano la miraba con mucha atención, tocando con sus dedos y separándome los labios para ver en su interior y fue acercando su boca hasta que empezó a lamerme y ya le dejé hacer todo lo que quisiera. Nos tumbamos en la cama dejándome sus polla en mi boca y él con la cabeza entre mis piernas para chuparme la vagina. Era la primera vez que sentía una lengua ahí y lo que imaginaba al ver a mi madre como se la chupaban, empecé a sentirlo, teniendo que parar de chuparle la tranca a mi hermano, por el placer que su lengua me hacía sentir entre mis piernas. Los dos nos acabamos corriendo haciendo nuestro primer 69 y, le dije a mi hermano que saliera de la habitación, no nos fueran a encontrar allí juntos.

De esta forma fueron pasando las noches, viendo a nuestros padres como tenían sexo y continuando luego nosotros en mi habitación, masturbándonos y chupándonos mutuamente en ricos 69’s, hasta que en una ocasión, él quiso metérmela. La verdad es que yo tenía muchas ganas de que lo hiciera, pero tenía miedo de lo que pudiera pasar, de que me hiciera daño o de que me preñara, pero él me dijo…

  ¿Pero qué dices? Si todavía no tienes la regla, no te puedes quedar preñada por más leche que te meta. No te preocupes, la meto un poquito solo y despacio.

Me puso la cabeza de su polla en la entrada de mi vagina y empezó a frotármela por toda la rajita, introduciendo su glande dentro, pero cuando lo hacía gemía de gusto… Él la sacaba pero la volvía a meter y cada vez me iba gustando más, porque estaba más mojada y mi vagina se iba abriendo cada vez más y él la metía cada vez un poco más adentro hasta tener casi la mitad de su bayoneta dentro de mí, pero si apretaba más, ahí sí que me dolía, pero a la vez, cada vez iba sintiendo más placer y me encantaba sentir como se deslizaba dentro sintiendo mucho calor hasta que no pude más y le pedí que empujara más fuerte. 
De pronto, mi hermano la metió de repente y me hizo gritar de dolor, pero él también estaba sintiendo mucho placer y continuó follándome fuerte hasta que ya no sentí dolor, solo placer y él siguió empujando como un conejo. Sus vaivenes eran rápidos, y mi corazón se aceleraba al mismo ritmo, me había desvirgado y lo sentía fenomenal…percibía su tranca deslizándose entre mis paredes vaginales, hasta que sentí como me echaba unos largos y calientes chorros de leche recién salida de sus huevos…esa sensación nueva y extravagante dentro de mi útero me sublimizó e hizo que yo también llegara al orgasmo. Me asusté un poco al ver que me había metido todo el semen dentro en lo más profundo de mi vagina, pero él siguió tranquilizándome.

  Que no pasa nada, hermanita, que hay una chica en el instituto que se la metemos todos y, se lo echamos dentro porque no tiene la regla todavía… Todos quieren hacerlo con ella.

  ¿Y te gustó más con ella que conmigo…?

  No, contigo me gustó mucho más, porque a ella se la meto cuando ya se la metieron los demás. Tú eres solo mía

  ¡¡Es muy puta esa niña!!

  Sí, los chicos se la llevan a la parte de atrás del patio del instituto para hacérselo. Ella hace de todo, chupa pijas y se deja meter la polla en su coño hasta que se lo llenan. Vuelve a clase con la vagina llena de leche de uno o varios chicos…

Al mes siguiente de esa primera vez, me vino mi primera menstruación y yo me asuste bastante, porque creía que me salía sangre por haber estado haciéndolo con mi hermano todos esos días, pero mi madre me tranquilizó con la típica charla de las mamás a sus hijas cuando ven que ya están en situación de poder quedar preñadas…

  Mira, ahora ya eres una mujercita y tienes que tener cuidado con los chicos. Van a querer follarte, pero tú no tienes que dejarte porque te pueden preñar.

Poco se imaginaba mi madre que ya me la estaban metiendo, además en mi propia casa, pero sí que debió de notar mi cara de preocupación, penando en como lo haría ahora con mi hermano lo que recién había empezado y que tanto me gustaba, pero ella añadió… 
– Cuando tengas un novio tienes que cuidarte y hacer que se ponga el condón, pero tú todavía eres chica para eso, ya tendrás tiempo de tener novios más adelante y cuando te pase ya te los compraré para que no tengas peligro. 
Mi hermano estaba delante escuchando dirigiéndose a él… 
  Ahora tienes que cuidar a tu hermana, para que no se vaya con chicos y la hagan lo que les hacen a alguna desvergonzada.

  Sí mamá, la cuidaré. (Mirando para mí sonriendo).

Luego, cuando nos quedamos solos mi hermano…   No te preocupes, yo tengo condones, de los que tiene papá en el cajón, que ya ves que muchas veces ni los usa con mamá.

Así que en las siguientes ocasiones que estábamos juntos, mi hermano se ponía el condón, pero a mí me gustaba más cuando me lo hacía a pelo, sin él puesto, y a él también, así que a veces me follaba sin él… unas veces se corría fuera de mí, pero otras me llenaba la vagina de esperma bien espeso. Cuando una vez estábamos más confiados, haciéndolo sin miedo de que nos pillaran, fue una noche que se levantó mi madre para ir al baño, debió de oír ruido en mi habitación y abrió la puerta…. Allí nos descubrió metidos en la cama, pero sin ver exactamente lo que estábamos haciendo, solo se lo imaginaba si tenemos en cuenta que Joel estaba encima de mí bajo las sábanas y ambos en pelotas…

  ¿Qué hacéis? Desgraciado, ¿no te estarás follado a tu hermana? Y tú, tonta, ¿por qué te dejas? Madre mía, sal de aquí ahora mismo, que me la vas a desgraciar cabeza hueca. 
Nos dijo mamá sin alterar su voz de manera exasperada. Mi hermano salió de la habitación y allí se quedó mi madre conmigo, siguiendo echándome la bronca, diciéndome de todo… 
– A ver, enséñame el coño, para ver como lo tienes. 
No tuve más remedio que abrirme de piernas para mi madre para que me revisara con los dedos… 
– Esto lo tienes muy abierto ya, ni siquiera eres virgen. ¿Desde cuándo lo estáis haciendo?

La engañé… – Desde hace poco, mamá.

  ¿Y te gusta, no? Sí, claro, yo que preguntas te hago. Pero con tu hermano no está bien, hija…y además a pelo sin condón ¡Joder en qué estabais pensando! Si tienes ganas debes conformarte con tocarte tú misma, porque tampoco tienes edad para echarte novio y, así no andas con todos, como una golfilla.

– Pero mamá solo lo hemos hec… me cortó de repente un poco alterada.

– ¡Anda cállate niña! No sé que voy a hacer con vosotros ahora, tendré que estar vigilándoos. Tendré que decírselo a vuestro padre porque al fin y al cabo es él quien tiene más culpa, al haberte viciado cuando te metías en nuestra cama.

Al día siguiente tuvimos reunión familiar intentando arreglar las cosas de la mejor manera posible, diciéndonos nuestros padres… 
  No podéis seguir así. Hacer esto entre hermanos no podemos decir que está del todo mal, pero tampoco está bien, debéis de respetar ciertas normas de convivencia en casa. Dijo mi padre.

– Vamos a hacer una cosa. Saltó diciendo mamá. 
– Tú dormirás en nuestra habitación hasta que tu hermano tenga una novia y se le pase la calentura.

Las siguientes noches mis padres me tuvieron en su habitación, en una cama pequeña pegada a la suya. Ellos esperaban a que yo me durmiera para tener sexo como solían hacer antes, pero yo muchas veces me hacía la dormida y podía verlos, pero desde más cerca que detrás de la puerta, donde seguramente seguiría mi hermano viendo. Y lo único que podía hacer era masturbarme mientras los veía. En una noche de luna llena, la claridad en la habitación era enorme, mi padre se puso encima de su esposa y comenzó a follársela…y yo a masturbarme oyéndoles follar, de pronto mi mirada se cruzó con la de mi padre, nos quedamos observándonos sin dejar la tarea que manteníamos…él follándose a mamá y yo masturbándome frenéticamente. Se daba cuenta como gozaba yo y, a él le ponía que su niña le mirase cómo follaba, era puro morbo…, lo cual nos precipitó al orgasmo casi al mismo tiempo. Mi madre lo agarró de la cabeza al sentir lo chorros de leche llenarle el coño, y fue cuando se dio cuenta que yo estaba despierta haciéndome una paja viendo como mis ellos follaban y, su marido se excitaba más sabiendo que yo les observaba excitada también. Era lo más parecido a un trío, esa situación ocurrió más veces entre los tres y, nos hizo más cómplices. Una mañana que mi madre tuvo que levantarse temprano para hacer unos recados, nos dejó solos en la cama y papá soltó… 
– Debes de echar de menos cuando te follaba tu hermano.

Aunque no contesté nada, él se dio cuenta de que me pasaba eso…
– Ven, pásate a mi cama. Señalándose su polla y enseñándomela. 
– Esto es un vicio para las mujeres… ya la dije a tu madre que después de probarla, tendrás muchas ganas de seguir teniendo una. 
Yo creía que me estaba engañando… 
– Sabes cariño, convencí a tu madre para que te dejara estar conmigo en la cama…como cuando eras una chiquilla ¡¿Recuerdas?! Para que puedas satisfacerte con la mía y no te pegues tantas pajas.

No me creía lo que me estaba diciendo. Iba a poder tener de nuevo en mi mano esa polla tan gorda que tantas veces había deseado. Ante mis dudas él mismo me llevó la mano para que se la agarrara, se así con fortaleza midiendo su dureza, me pareció más rígida de cómo recordaba, más venosa y mucho más hermosa… 
– Chúpala si quieres, que ya sé que te gusta.

Yo, con las ganas que tenía de tener una polla de nuevo, incluso más grande y firme que ninguna otra, me la metí en la boca rápidamente, pero casi no me cabía, comparada con la de mi hermano y él tuvo que decirme por lo precipitada que fui… 
– Con calma, hija, hazlo despacio con la lengua.

Sentía unos picotazos deliciosos en mi vagina como si hubiera una conexión directa entre mis pezones y mi coñito que a cada lamida sentía esas sacudidas eléctricas, que lo único que anunciaban era mi proximidad al orgasmo. Sin dejar de besar mis tetas, me recostó en la cama boca arriba y el de lado succionando mi pezón derecho, acariciando mi vulva con dos de sus dedos sentía como su tranca  cubría todo mi monte de Venus. No dejaba mi vagina de fluir, haciendo a un lado mis braguitas introdujo su dedo corazón en mi rajita hasta el nudillo, sentía como sus dedos se resbalaban a mi interior con facilidad, tenía ahora dos de sus gruesos dedos dentro de mí y con su dedo pulgar presionaba en círculos mi clítoris, que sobresaliente exigía Atención. Sacaba y metía rítmicamente sus dedos de mi vagina sin dejar de besarme por todos lados…, me tenía ida, sentía sus labios en los míos en mi cuello, tetas y vientre. Tal como me besaba y acariciaba el clítoris no era dueña de mí.

Quedé con mis brazos en cruz disfrutando de tanto placer, hasta que aumentando el mete saca de sus dedos y presionando mi botón de placer, terminé en un orgasmo tan fuerte que solo apretaba mis piernas, agitaba mi cabeza de un lado a otro y mordía mi mano izquierda para que no se oyera tan fuerte el grito de gozo que di, ni los gemidos y chillidos posteriores que tuve al ligarse dos orgasmos más, pues él no dejaba de acariciar mi clítoris y de meter sus dedos follándome la raja del conejo hambriento. Que placer tan grande sentí que salían chorros de mí como si fuera una fuente ¡¡Pufff que delicia!! Este hombre me estaba satisfaciendo como nunca. 
Mi vagina empezaba a destilar fluido como una fuente, mientras él me la acariciaba metiendo los dedos suavemente, haciéndome sentir en la gloria. Yo no me atrevía a decirle que me la metiera, pero lo estaba deseando con todas mis ganas. Después de todo el tiempo que llevaba sin que me lo hicieran, y tras las continuas sesiones de verlos a ellos jodiendo ante mis narices, me tenían al borde del precipicio. Dejo sus dedos dentro de mí sin moverlos para que mi respiración se normalizara poco a poco, sentía su polla muy dura y caliente pulsando junto a mi pierna…, me giré para quedar frente a él y mirándole a los ojos. Con semblante de puta, empecé acariciarle la verga de arriba abajo en toda su extensión, hasta ese momento no fui consciente de cuan era de extensa…

Tenía mi mano a lo largo de su polla desde la base y su glande reposaba arriba de mi muñeca ocupando parte de mi antebrazo, ¡¡Era un cipote enorme y venoso!! Y tan grueso no podía cerrar mi mano circundándolo, empuñándolo cabían cómo tres dedos míos para cubrir toda su circunferencia. De solo estar acariciándoselo y sobando con mi otra mano sus cargados testículos, tuve otro orgasmo, más leve pero tan rico que inconscientemente apreté su escroto haciéndolo gemir y retroceder de lo fuerte que apreté… jajaja. Me entusiasmé tanto que no aprecié lo delicados que son los sensibles huevos, contrario al mástil duro jalonado de hinchadas venas bombeando, que esté sí que no tuve piedad en apretujar sin raciocinio. 
Tenía un escroto bastante holgado, ya que sus testículos uno más arriba que el otro, a pesar de su tamaño que cálculo como de 5 cm cada uno, sobraba un buen tanto que los hacía colgar excitantemente por su muslo. Era un deleite ver ese conjunto de órgano viril, potente en todo su esplendor, estaba fascinada con esta visión, empecé a masturbarlo, el se giró quedando su cabeza entre mis rodillas y su polla a la altura de mi cara…, yo seguí acariciándoselo, masturbándolo y jugando con sus enormes bolas con mi boca, y él empezó a quitarme las bragas. Al poco soplaba en mi vagina lo que me hacía cosquillas, yo seguía masturbándolo quería ver salir su esperma y que me bañara pero él tenía otra idea… follarme ya, me hizo bajar la velocidad de la paja.

Él se gira y al incorporarse veo colgar eróticamente esa pesada bolsa llena de esperma que me depositaría en breve en mis entrañas, pensé que hace 18 años, la mitad de mi ser, surgió de esos grandes cojones. Me encantaba ver también ese mástil turgente mirando al techo surcado por la vena dorsal deformando su espectacular verga. Entonces sin más, me colocó con las piernas abiertas, me comió el coñito durante un buen rato hasta rezumar fluido como en una destilería, cuando lo vio conveniente se colocó entre mis piernas haciéndome sentir el candor de su cuerpo viril, un macho que me doblaba en envergadura…era como si un robusto cabrío se fuera follar a una escuálida gacelita. 
Con una mano se la agarró para enfilar su orondo glande en mi coñito, lo restregó por toda la raja hasta que decidió enfrentarlo a mi entrada para penetrarme. Lo hizo poco a poco, como si tuviera miedo de hacerme daño y, cuando intentó meterlo un poco más me quejé porque la tenía muy gruesa y mi vaginita un muy cerrada. Poniendo mis piernas en sus hombros consiguió acomodar mucho mejor su polla dentro de mí…, y teniendo su cabezón en la entrada de mi vagina, de un solo envión me penetró dejándome sin aliento. Al dejar deslizar la gran barra de carne dura y venosa, mis pliegues se abrieron al máximo para dejar entrar la mitad de ese potente pedazo… me llena por completo y me hace gritar por tan fuerte inserción, mordiéndome los labios para no hacerlo tan ostentoso.




A los pocos segundos ya le decía que siguiera y así fue como consiguió incrustarla totalmente, sintiéndome como si me ahogara al estar tan llena ¡Me daba mucho más placer que mi hermano! Me parecía que me llegaba hasta el estómago ese tallo orondo, cuando logró embutirlo entero, sacándome unos gemidos placenteros, que más bien parecían de una putita. Por un instante la deja enterrada sin asomar nada fuera de mi coñito a excepción de los pesados huevos colganderos y, se queda inmóvil mirándome… yo solo le sonrío, asiento con mi cabeza, entonces empieza un leve movimiento circular, metiendo y sacando su enorme y precioso balano en mi profunda vaginita. Percibo como su glande topa en la entrada de mi útero, estoy completamente llena no cabe nada más, ajustando perfectamente bien en mi canal vaginal, ¡¡Pufff, que rico se siente ocupando todo espacio posible y palpitando dentro de mí! Bajo mis mano para comprobar lo abierta que me tiene la raja con tan exuberante embutido, llego al acoplamiento y cuál es mi sorpresa que sobran algunos centímetros ¡Joder… pedazo de miembro viril que tiene éste hombre! Y como sabe usarlo. 
Lentamente empieza con el mete saca y lo siento como sale casi por completo de mi rajita para nuevamente entrar hasta el fondo centímetro a centímetro me lo hace deslizar notándolo en cada terminal de mis sensible canal, que delicia esa es una cópula en toda la extensión de la palabra. Así me estuvo follándose a su querida hija como unos 15 minutos más, me hizo correrme dos veces cambiando de posición, me puso boca arriba, después de lado así sería como entran y golpeaban sus testículos mi pierna acariciando mis nalgas apretándolas y abriéndomelas. En eso cambió de posición poniéndose encima de mí y acelerando sus empujes entrando y saliendo en toda la longitud posible ¡Qué sabroso sentí al ser perforada por el gran cipote de papá!

Cuando se inflamó su pollón, me lo encajó hasta dentro sintiendo su cabezón metido en el mismo útero… esbozó un gruñido animalesco como si le clavasen un puñal por la espalda, de tal modo que se arqueó embutiendo toda la verga que en mi pequeña vagina cupo… justo entonces empezó a descargar esos grandes y hermosos testículos dentro de mí matriz. Percibía cada chorro de leche paterna, eran aldabonazos atorando mi vientre y, en ese momento también tuve un grandioso orgasmo…, tan fuerte que lo agarré fuertemente de sus nalgas apretándolo hacia mí. No quería que me lo sacará lo quería tener ahí hasta dentro de mí, notando su polla palpitar en cada eyaculación. El macho me llenó a base de bien…, aventó como cinco chorros potentes directos a mí matriz y, tres más no tan potentes que sentía inundado todo mi canal vaginal ¡¡La cantidad era ingente!! No pudiendo ser retenida en mi interior, comenzó a salir un hilillo de semen en dirección a mis nalgas ¡Ufff qué placer tan intenso! Nos puede dar temor quedarnos preñadas, pero debemos reconocer la inmensa satisfacción que nos produce saber que somos capaces de dar tanto placer a un hombre…ser su objeto de deseo es algo que toda mujer anhela en lo más profundo de su ser de hembra procreadora. Lo abracé y besé por toda su cara hasta llegar a su boca comiéndosela como una zorra libidinosa…, enlacé mis piernas alrededor de su cintura para que no saliera, así estuvimos un buen rato hasta que su magnífico falo perdió consistencia y, se fue saliendo lentamente dejando un buen charco de semen en la colcha ya que con la calentura ni la quitamos.

Esto se repitió en alguna ocasión más, hasta que una noche, mi madre nos dijo que nos dejaba dormir solos, y que ella dormiría con mi hermano, aquello fue una bendición… no era normal verla claudicar a mamá ante los deseos incestuosos de su familia. Al principio pensé que era muy generosa por dejarme a papá para mi sola, pero luego supe que ella quería irse con mi hermano porque se la estaba follando muy bien, cumpliendo una de sus fantasías eróticas…ser follada por un yogurín. Todo esto surgió y se consumó gracias a que mis padres comenzaron a asistir a una nueva iglesia llamada  “Seguidores de Florenz”, una organización cristiana que reivindica la vuelta a los orígenes de la vida justo después de ser expulsados del paraíso… por entonces dice la biblia que solo vivían Adán y Eva con sus hijos e hijas, así que la única forma de procrear era entre ellos, de ahí que desde entonces nadie en mi familia viese anormal tener relaciones sexuales entre hermanos, o padre e hijos…, con el tiempo acabamos haciéndolo los cuatro juntos, disfrutando de una familia muy unida ya que lo que significó el descubrimiento del sexo para mi hermano y para mí, también lo significó para nuestros padres en cierto modo. El descubrimiento del auténtico sexo total. Pero lo más genial fueron las convenciones con los parroquianos una vez cada mes…



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