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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

La calidez de Candela




Tener encuentros tórridos con tu hermana es una fantasía muy recurrente, si además está buena, mucho más y si es la chica más sexy que hayas podido ver en tu vida, entonces se convierte en tu centro de atención permanente… esta es Mi hermana Candela.

Soy un chico con un pasado interesante…, mi madre y mi padre son de aquellos hippies de antes que vivían en comuna alejados del mundanal ruido en un pueblo abandonado de Huesca, donde todo era sexo, naturaleza y nada serio en cuanto a compromiso personal. Libertad de pensamiento con una actitud abierta a todas las experiencias que el instinto animal recupera de nuestros genes…, la vuelta a lo elemental. De aquella aventura jipi mi madre quedó preñada a los pocos meses… del parto natural en medio de la naturaleza nací yo. Fue una gran alegría para la comuna mientras era un bebé, el alimento natural del pecho de mamá durante dos años fue suficiente, después los cultivos ecológicos, el aire libre, los juegos y la vida salvaje me venía de maravilla para mi desarrollo cognitivo. Ya contaba con cuatro años cuando mi madre se volvió a quedar preñada, se supone que de mi padre, porque la promiscuidad no se pude decir que no existiera… pero como todo el mundo sabe el conocimiento de la naturaleza comienza a quedarse corto a los cinco o seis años y fue cuando decidieron abolir el encuentro con la naturaleza, para incorporarnos a la civilización occidental.

Ante tal caso abandonaron la comuna y dado que mis padres no estaban casados, ni tampoco tenían donde caerse muertos, tomaron caminos diferentes refugiándose en sus respectivas familias…, yo me fui con mi padre y mi hermana se crio con mi madre, a ser más pequeña con apenas el destete. Mamá siempre fue una guapa con quien la genética ha sido generosa, dándole un cuerpo atractivo, mujer liberal que mostraba todo lo que hay que saber en la vida. Las más de las ocasiones íbamos desnudos por casa, incluso cuando recibía las visitas de las múltiples amigas que mi padre se tiraba, no le importaba que le viera follar con sus amistades. Según supe más tarde prácticamente ocurría lo mismo en casa de mi madre con mi hermana en casa. A temprana edad comenzó a enseñarle lo que debía saber sobre el sexo, para que fuera una mujer preparada en la vida y no tuviera desengaños sentimentales, ni tabúes, ni desencuentros con el sexo opuesto…, por eso con apenas 11 ó 12 años mi hermana fue adiestrada en cómo hacer una buena felación tragándose una buena polla por muy gorda que esta fuese, degustando el semen del macho… para ello aprendió cual era la mejor dieta para obtener un buen sabor del esperma.

En cuanto a cómo recibir placer anal, le enseñaron gran parte de los trucos del sexo…, aseo y relajación para recibir la polla por el culo. En fin eso fue al principio, con el tiempo se fue buscando la vida y creciendo sexualmente, pasando de todo en aquella casa naturista. Si bien a mi hermana no le profanaron el coño, ni el culo en ninguna ocasión por su corta edad bajo vigilancia de mamá…, esa práctica le fue adquirida presenciándolo en la persona de mi madre. Lo único que le permitió fue el francés, el cual lo dominaba con toda precisión a los doce años. En casa con mi padre la cosa era algo parecida, en las largas temporadas que pasaba con él, solo que mi habilidad llegaba a poco más que los toqueteos y el exhibicionismo con el personal que pululaba por casa. El aquel mundo de libertinaje familiar, mi hermana y yo nos solíamos ver todos los años dos o tres veces en vacaciones de Semana Santa, Navidad y algunos días en verano, hasta que mis abuelos maternos tomaron las riendas de su nieta sacándola de aquella casa de perversión indecente, para darle una educación normalizada en Zaragoza. Eso ocurrió al cumplir los 12 años al comenzar el curso de 1º de ESO. Por entonces mi madre volvió a la comuna y mi hermana se quedó a cago de mis abuelos maternos. Yo seguía con mi padre, que supo encauzar de mejor manera mi educación en Córdoba, así como su vida, con una profesión respetable en una consultoría. Lo que viene llamándose un pijo-jipi.

Reencuentro con mi hermana. 
Mis padres se distanciaron y a nosotros también cuando teníamos diez y catorce años. Mi hermana Candela en Zaragoza con los abuelos maternos y yo con papá. Todo lo unidos que estuvimos de pequeños se diluyó en los restantes seis años que no nos vimos. Después la separación definitiva de nuestros padres difuminó nuestra querencia. El enfrentamiento de ambas familias fue muy duro y mis padres nunca más quisieron volver a verse, tachando a mi madre de poco menos que Puta, lo que supuso que Candela y yo también nos separáramos definitivamente, desde entonces no nos hemos vuelto a ver…Pero el verano pasado, Candela y yo volvimos a vernos por casualidad. Ya teníamos dieciséis y veinte años, habían pasado seis años desde la última vez que nos habíamos visto en el verano del 2012. 
Todo dio un cambio drástico el pasado fin de curso…, terminados los estudios de Ingeniería, gran parte de la clase fuimos a Ibiza. Allí nos hospedamos en un hotel donde había un montón de gente joven de todas partes de España, que había ido a pasarlo bien…, el desparrame total. Nada más llegar a Ibiza, mis amigos y yo nos pusimos el bañador y derechos a la playa. Estuve un buen rato tomando el sol, hasta que decidí meterme en al agua. Mientras nadaba me di cuenta que a mi lado había una chica con unas enormes tetas junto a otras amigas suyas, que no cejaba de fijarse en mí sin parar de mirarme. Era una tía impresionante. Muy guapa, rubia, de pelo largo, y con un cuerpo asombroso. La verdad es que su cara me parecía algo familiar, pero no sabía por qué, ya se sabe que con la cabeza mojada la gente se desfigura un poco y más las chicas de cabello largo. Ella insistía mirándome, poniendo en evidencia mi pusilanimidad.

Así que yo sobreviniendo mi timidez, y pensando que estaba coqueteando conmigo me acerqué al grupo. No podía desaprovechar aquella oportunidad que me brindaba la chica, el NO ya lo tenía y el ridículo no era un concepto que existiese en mi vida. Cuando llegué hasta ella ocurrió lo que seguro que ya sospecháis… efectivamente, era mi hermana Candela. Ella me había reconocido enseguida, por eso me miraba alucinada sin creerse tal coincidencia. La verdad es que fue un encuentro muy bonito. Nos abrazamos, reímos, lloramos… fue un momento muy especial. Ella también estaba allí con el viaje de fin de curso de su instituto de Zaragoza por acabar el bachiller. No nos podíamos creer la suerte que habíamos tenido al coincidir allí en la misma playa. ¡Hace seis años que no nos veíamos! Nos despedimos y quedamos para después cenar juntos. Teníamos tantas cosas que contarnos… Pero esa tarde mientras me duchaba en el hotel antes de salir a cenar, pensé en el inesperado encuentro de la playa. Pensé en lo bella que me pareció mi hermana, en su pelo mojado sobre los hombros, en sus grandes y perfectas tetas, en sus puntiagudos pezones… y no pude evitar una increíble erección cuando vi la raja de su chochito perfilado sobre el biquini, haciendo bajo relieve. Mi polla se puso durísima, y acabé haciéndome una maravillosa paja bajo la ducha.

Estaba claro que la distancia había hecho mella en mi conducta, pues no veía a mi hermana como un familiar sino como mujer. Habíamos quedado a medianoche, en un chiringuito del malecón. Yo ya llevaba un buen rato esperando y ella aún no había llegado. La verdad es que estaba bastante nervioso. Por una parte, reencontrarme con Candela después de seis años había sido algo muy emocionante, pero también me inquietaba lo mucho que me había excitado estar junto a ella ¡Cuánto había cambiado mi hermanita!, posiblemente la chica más atractiva de todo el grupo que por allí observé. No me parecía nada normal masturbarme pensando en mi hermana, pero me gustó mucho la paja porque me corrí enseguida… estaba hecho un lio. De repente la vi, y me quedé con la boca abierta. Estaba guapísima. Vestía con un ceñidísimo top blanco y unos tejanos súper ajustados. Se adivinaban todas las curvas de su cuerpo como si estuviera desnuda. Muy sonriente, me dio dos besos con un fuerte y largo abrazo, y cuando sentí el roce de sus pezones temía volver a tener una erección, se me electrizó todo el cuerpo con tersura. Mi hermana parecía una de esas diosas de las que solo ves en el Playboy. Era demasiado para mí.

Candela propuso dar un paseo por la orilla del mar después de comer unos sándwiches, y así lo hicimos. Yo estaba confuso, nervioso y ofuscado por mi indomable lascivia. No conseguía ver a Candela como una hermana, y sólo pensaba en su culo, sus labios, sus tetas…, No podía apartar los ojos de las tetas que se sugerían bajo aquel top mientras ella no paraba de hablar de su vida con los abuelos en Zaragoza, en comparación con la total liberación de la vida anodina con mamá copada de perversión naturista. Al tiempo que ella relataba los detalles del día a día, mi entrepierna estaba a punto de estallar y no entendía como ella aún no se había dado cuenta. De repente se agachó para descalzarse y poder mojar sus pies en el agua. Y al agacharse sus tejanos dejaron al descubierto con el tiro muy bajo, toda la parte superior de su tanga, que apenas era un hilo de tela y poco más. La verdad es que aquello me excitó muchísimo, saber lo sexy que debía de ir con esa prenda…me quedé como pasmado. Y claro, ella se dio cuenta al darse la vuelta. Sonrió y me miró complacida ante mi cara de turulato. Es cierto que aquello me desconcertó aún más pues me dio pie a pensar que ella tampoco me veía demasiado familiar…

– No has parado de mirarme así desde que me viste llegar por el malecón…, bueno la misma de esta tarde en la playa.

– Yo… Candela perdona…como es así.
Indicando con la mirada a mi sexo sin dejar de dibujar una sonrisa en su boca me soltó a bocajarro…

– Y esa polla que calzas lleva bien grande un buen rato… parece más bien un bate de beisbol o es que te alegras mucho de verme, ¿Cuál crees que es la razón…?

No es por nada, es mi estado natural.
Dije sin pensar mucho lo que soltaba…Se acercó a unos centímetros de mi cara y con la mano derecha me palpó el paquete sobre el pantalón…

– ¿Tienes un estado natural tan apretado con todas las chicas que te cruzas?
– No, bueno No... no pienses que soy un mono salido... solo me ha paaasado contigo, quiero decir con chicas que están buenas y eso...
– Y eso... ya entiendo, yo no pienso nada excepto que con toda esa presión, habrá que hacer algo ¿No crees?

– Bueno es… No sabía cómo reaccionar.

– Si no hacemos algo te van a doler mucho los huevos… ¡¡Te van a doler mogollón!! Y eso no es lo que yo quiero para mi hermanito, ¿Desde cuándo estás así…? 
No supe que contestar, la miré confuso con un poco de intriga para ver hasta donde era capaz de llegar mi hermana con su seducción. 
– Me parece que demasiado tiempo...  y para un chico tan guapo como tú no debería ser así. Me extraña mucho que estés sin novia.

Me puse blanco al ver lo que sabía de los hombres…, completamente desconcertado por la soltura con que trataba mi erección, natural y armoniosa. Me cogió de la mano llevándome a un lugar de penumbra donde pudimos guardar mejor nuestra intimidad. Nada más llegar se pudo de rodillas sin dejar de mirarme a los ojos, me desabrochó el pantalón y liberó mi polla que estaba ya a punto de explotar…

– ¡¿Joder hermanito, menudo trabuco te gastas?! Es una polla muy bonita ¡Me encanta…! Tan limpia sin prepucio, tan grande y tan dura... ¡¿La tienes a sí por mí, verdad?!

La asió con firmeza, tiró un poco más del prepucio, al tiempo que empezó a lamerme el glande despacio, empezando por el orificio y bajando hasta los huevos en largos lengüetazos con toda la extensión y anchura de su lengua. Sus lametazos me volvían loco por su templanza y maestría. Después empezó a metérsela en la boca, poco a poco, dándome un inmenso placer, hasta tragárselo casi todo…. No me lo podía ni creer. ¡Se la estaba tragando sin aspavientos! Era una chupapollas de campeonato… con el tiempo iba conquistando mayor longitud dentro de su garganta hasta que acabó metiéndosela entera en su boca muy despacito…aquello me volvía loco. Yo ya no podía más, la cadencia con que me la mamaba era genial, con momento lentos llegando a tocar mis huevos con su barbilla, a rápidos sobre mi glande pajeando el resto del tronco. Tampoco desatendía a mis pelotas que las manoseaba con sus dedos en un masaje demencia. No era posible una acumulación de tanto gozo en un solo instante provocado por una chica tan joven…. Parecía supiera exactamente cómo hacerlo para ponerme a mil, era evidente que no era la primera vez que realizaba una felación, nuestra madre la había instruido muy bien.


Mi hermana se pegaba a mi verga como si fuera la última que mamaría en su vida, haciéndome retorcer con semejantes lamidas, chupadas y succiones que le pegaba. Esta vez la nena sacaba su lengua para castigársela con mi polla, y de paso aprovechaba para azotarse su rostro de adolescente con la porra de su hermano. Parecía que quisiera derramarme rápidamente para así descongestionarme y poder continuar con una cita tranquila. En ello me miraba con carita tierna y mimosa mientras se metía la verga lo más que podía. Ni siquiera ella sabía por qué se había puesto a tal tarea…

– ¿Así te gusta nene...? ¿Te  lo hago bien...? 
Decía Candela sin poder explicarse el porqué de su actuar. Pensaría que esa verga no debía ser mamada por ninguna otra hembra que no fuera ella, se pegó al glande con los puros labios y comenzó a dar potentes succiones queriendo sacarme hasta la última gota de leche. Daba la sensación a la vista de lo ocurrido que la nena quería demostrarle a su macho que para mamar vergas nadie como ella, en verdad parecía una lactante con mi glande. Por momentos Candela tomaba el suculento falo de su base con una de sus manitas para proceder a mandarse ininterrumpidas chupadas…, llegando a realizar entre cuarenta y cincuenta repeticiones en un solo minuto sobre el capullo, para después parar un poco dándose un descanso, lamiendo el tronco y mis gordas pelotas colganderas, procurando que viera el fino movimiento labial que ella realizaba. Mientras tanto yo acariciaba su cara y la conducía sin dejar de sentir los exquisitos labios y lengua allá abajo haciéndome maravillas.

Por momentos movía la palanca para cambiar la velocidad y de paso aprovechaba para tallar la cabeza de mi hermana, de la misma manera que se le hace cariños a un perro, mientras ella sentía mi mano revolviéndole sus cabellos. No creo que pasara más de diez minutos jugando como mi polla y mis huevos aquella boca de ensueño, que pese a mi paja previa en la ducha no podría durar mucho más en correrme. Efectivamente, No me demoré mucho en tener mi primera corrida…, y sin avisar fue depositada completa dentro de la boquita de mi nena. Dictaminé que me enseñara su lengua llena de semen, antes de dejarle tragar el engrudo. Mi Candela no se opuso a tragarse toda la lefa de su querido hermanito, según ella copiosa y espesa, para después volver a limpiarle las últimas gotas que brotaban de mi capullo. Siguió un rato más sin que se desinflara, motivo suficiente para que su lengua siguiera recorriéndola. Fue tal la cantidad de semen ingerido por Candela, que el postre para ella fue un helado de turrón regado después de leche espesa con la nutritiva ración espermática. Lo más alucinante fue que ella ni se inmutó…. Pudo haberse alejado en el momento que aceleré su mete saca con mi cadera y los gemidos previos a mi vaciado, pero no se sacó mi polla de su boca ni un solo momento, al contrario. El primer chorro fue corto en advertencia del segundo y tercero más abundantes, y siguió mamando hasta tragarse toda la lefa eyaculada de mis pelotas en seis o siete chorros, con cierta ansia por saborearla. Candela sonrió satisfecha de su trabajo….

– ¿Te has quedado a gusto hermanito? 
– Me has dejado fenomenal... parece que tienes mucha habilidad mamando...
– Si insinúas que soy una puta come pollas, te estás equivocando conmigo.
– No yo...
– Cierto que no eres el primero... tuve un novio y practiqué lo que veía a mamá hacer tantas veces con sus amantes. ¡¿Solo por el hecho de que se me da bien, crees  que soy una puta?!
–  Nunca quise decir eso, perdona.
No dije nada más, simplemente caí rendido en la arena. La felación de mi hermana me había vaciado del todo. 
– No creas que hemos terminado guapo, ahora me toca a mí.

– Déjame que descanse un poco… 
Me sentía atontado del placer recibido, mi cabeza se hallaba en estado de shock y necesitaba asimilar todo aquellas sensaciones contradictorias de placer y culpabilidad. Recostado en la arena intentando recuperarme comencé a percibir el húmedo sabor de la brisa del mar mezclada con el aroma dulce de mujer, en nada ya sentía el calor apabullante de su cuerpo en mi cara. Abrí los ojos para encontrarme el abultado coñito de Candela cubierto por su braguita tanga. Desprendida de su ajustado pantalón blanco, sobaba su hinchada vulva por mis labios de arriba abajo denotando la humedad que empapaba aquella fina tela. El aroma a hembra se hizo más intenso…

– No piensas hacer algo con este coñito ¡¡Vamos nene cómemelo por favor!!

Como podéis imaginar aquello continuó apartando la tela para desvelar el chochito depilado de mi hermana, ¡¡Un coño Perfecto!! De labios apretados produciendo una raja bien marcada partiendo su chocho en dos. Se abrió los labios vaginales con el dedo índice y anular descubriendo el interior rosado de los labios inferiores…. Solo había una salida y mi lengua lo supo al instante. Inicié un lamido de abajo a arriba de toda su vulva, procurando abrir más la entreabierta rajita de Candela, desde el perineo hasta el clítoris. Mamé afanosamente su botón con mis labios, atreviéndome a lengüetear fuertemente el espigón duro de esa pepita grande como un garbanzo ¡Un asombroso descubrimiento más! Descansaba para horadar la entrada de su gruta de la fertilidad e introducir lo más que podía mi lengua en su interior, semejante a comerme una sandía roja y chorreante follándomela de manera lenguaraz. El flujo de mi hermana se tornaba cada vez más abundante y deliciosamente sabroso… en nada tenía reparo en beberme su jugo atiborrándome de coño, mordiendo su mullida vulva y tragándome cada gota de su corrida.

Acabé dándole el placer suficiente para que se corriese de gusto cuando ya mi quijada empezaba a pedir tiempo muerto, tras el largo rato de escarceo alrededor de aquel coñito divino. Noté sus convulsionados vaivenes precursores de su orgasmo y en un último esfuerzo final al esprín le comí el coño a toda velocidad, mamando su duro clítoris sin compasión hasta que salió de su vagina un chorro de líquido que me sorprendió gratamente. Si en un primer instante me impresioné, al segundo siguiente abrí la boca taponando su conejito lo más que pude para tragarme toda su corrida. No solo me la zampé, sino que la saboreé su emboque salino, ligeramente ácido y una textura muy acuosa un poco viscosa. Cuando se dio cuenta se tapó la boca pidiéndome perdón…

– Lo siento, no esperaba que saliera tanto fluido de mi chumino.¡¡Perdóname Cariño!!

– No importa has estado maravillosa.

– ¡¿De veras no te ha importunado mi corrida…?!

– No, para nada. Me ha gustado mucho

– ¡¡Eres un sol nene!! Quiero que sepas que es algo que no me suele ocurrir….

Nos  repusimos de aquella enajenada acción, hubiera sido demasiado llegar a más…, esa noche No follamos solo volvió a ponerse el pantalón y nos quedamos charlando sobre nuestra vida frente al mar negro que rompía interminablemente. Con dieciocho años recién cumplidos tenía una experiencia sexual nada habitual. La yonqui del sexo de mamá follaba sin ningún pudor con sus amigos y amantes en casa de manera abierta a la vista de ella…

– Jamás permitió mamá que me tocaran, sin embargo he visto en vivo y en directo como se follaban a mamá por el coño, el culo y las grandes mamadas que solicitaban sus amantes. De todo eso he aprendido mucho… y de que no la preñasen.

– Ya se nota... pero ¿Eso no te enervaba?

– ¿El qué, no ser yo la protagonista o ver lo que hacía mamá?

– Ver lo que hacían con ella.

– En absoluto, ella disfrutaba con todo ello y nadie tiene derecho a coartar la libertad de gozar del sexo a otra persona.

– En casa, papá también trae a muchas chicas, pero son bastante más discretos, eso no quita que se paseen en pelotas por casa.

– Son iguales, solo que mamá un poco menos responsable.

– Y promiscua.

– Sí, eso también.

– Ahora en la comuna se estará follando a todo lo que se menea.

– Lo mismo allí le hacen otra panza… y nos vemos a nuestra edad con otro hermanito.

Nos reímos y seguimos durante horas relatando estos años de vida separados. Ya serían cerca de las tres de la madrugada cuando propuse dormir juntos en mi Hotel, solo tendía que convencer a David que se marchara a la habitación de mi hermana, y eso no fue nada difícil, lo más complicado era convencer a María, la compañera de Candela, a compartir su cuarto con mi amigo…. No solo esa noche nos comimos, sino que pensábamos hacerlo el resto de las vacaciones que compartiríamos en Ibiza.


El fabuloso primer polvo con Candela. 
Cuando se lo propusimos a David nos acompañó presto al hotel de Candela para hablar con María… La propuesta pasó de la duda al encanto cuando montamos la trama para pasar inadvertidos el resto de días que nos quedaban por disfrutar, en nada se hizo un arreglo de intercambio de parejas… David con María y mi hermana Candela conmigo. Todo se confabuló al día siguiente, dejando por delante más de cinco días de vacaciones para compartir juntos. Allí se conjuró cómo me follé a mi hermana por primera vez.

Tengo veintidós años, bien formado por mi afición al Rugby amateur en conjunción con mi genética, entre guapo y atractivo, simpático y extrovertido… pero la característica que remata una buena conquista es mi asombroso buen cipote, muy superior a la media nacional…por desgracia lo uso poco, es más bien poco conocido entre la orbe femenina. Por otro lado está mi hermana Candela…, una adolescente de dieciocho años con un desarrollo corporal monumental. Ella mide 1.68 de tez blanca y cabello largo rubio claro. Está por demás decirles que tiene unas tetas firmes pese a su gran masa, y preciosas así como unas nalgas respingonas, ricas y carnosas. Las piernas de Candela son largas y torneadas que se le antojan a cualquiera cuando se pone minifalda…, y el remate es su belleza facial de rostro atractivo con unos ojos grandes y oscuros, con una boquita que te mata de suculenta. Debo confesarles que desde que la vi en la playa de Ibiza, no pude fijarme en ninguna otra chica, ya vestida de noche o de ordinario… posee un atractivo imposible de obviar.

Por las fotos supe que comenzó a ponerse, muy pero muy buena a partir de los quince años… a vestirse de una manera bastante provocativa que nada más con verla se te empalma la verga. Candela usaba faldas muy cortas, blusas pequeñas y pantalones entallados que dejaban ver todo lo hermoso de su costura, las nalgas son de locura. En aquellos días, cuando se bañaba después de un día de playa, me permitía que le frotándose con mis manos todo el cuerpo enjabonándola…ella hacía lo propio conmigo en una complicidad exuberante natural. Hasta el olor de su ropa usada me estremecía, todo en ella me excitaba sobremanera. Mi hermana acostumbra a usar sostenes de algodón y tangas muy pequeños cuando se pone ropa ajustada, unas bragas más cómodas cuando lleva vestido, pero tanto unas como otras son la mar de sexys. En nada nos cortamos en cambiarnos juntos, incluso hacemos bromas intercambiándonos la ropa interior, especialmente ella la mía porque no me permite probar sus bragas, no sea que las ceda por mi cintura mayor. En más de una ocasión su instinto seductor me provoca…, ahí sentaba abre las piernas a modo de descuido para que aproveche en vérselas por debajo de la falda. Su coquetería no tiene fin, yendo a provocarme insistente sin decir nada. Ella es sensual por naturaleza y no dudo que hubiera varios soñando follársela en ese viaje.

Sucedió al día siguiente de reencontrarnos compartiendo habitación de hotel. Yo ya no aguantaba las ganas de al menos verla desnuda, por lo que aproveché el momento íntimo de la siesta para decírselo directamente. Candela se encontraba viendo la tele sobre la cama, por lo que me acerqué desde atrás y me senté envolviéndola con mis brazos y piernas…

Oye hermanita quiero contarte una cosa.

– De que se trata.

– Sucede que desde ayer para acá nada más estoy pensando en ti y en las ganas que tengo de estar contigo… 
Me miró con cara de interrogación… 
– Me apetece recuperar todos estos años que nos hemos perdido…fiestas y momentos íntimos. De compartir tantas cosas que no volverán pero podríamos compensar… 
Solo de sentir el calor con los efluvios dulces de Candela, se me estaba hinchando la verga, era imposible estar cerca de ella y no excitarme con una erección. Además estaba tan pegado que debía notarla.

– Bueno por tal y como se te está poniendo la polla, veo que estás recuperando todas las erecciones que no has tenido en seis años… o que tienes ganas de follar conmigo. 
El rostro de mi hermana se tornó seductor 
– ¡¿Pero qué te pasa, tanto te gustó mi mamada?! ¡Recuerda que soy tu hermana… deberías respetarme!

– ¡Trata de entenderme! Eres tan sensual y te has puesto tan buena… En tan solo un día me la he machacado cuatro veces pensando en ti. 
Para entonces la verga ya se me había puesto bien dura, cosa que mi hermana distinguía con intensidad…se lo hacía notar.

– Entiéndelo tú, somos hermanos y no podemos follar…juntos se entiende... Bueno poder podemos, pero no debemos.

–  ¿No quieres follar conmigo por eso o porque eres virgen? Seguro que estás esperando al hombre ideal...

– Sí que lo espero... mamá no permitió que me tocaran sus pervertidos amigos, pero eso no quiere decir que yo no tuviera novio e hiciera mis cosas con él.

– ¿Entonces ya lo has hecho con tu novio?

– Bueno ya no tengo novio, pero sí lo hicimos un par de veces y salió fatal… lo dejamos por eso entre otras cosas.

Sin dejar que terminara simplemente me abalancé sobre ella y la besé, para mi sorpresa me correspondió y comenzamos a besarnos poco a poco alcanzado un mayor nivel desde el modo labios prietos al morreo pasional francés metiendo lengua. Dejó que mis manos recorrieran sus tetazas debajo de su camiseta, notando que sus pezones se habían tensado, así que sin pensarlo se la quité pese a que ella intentaba oponer cierta resistencia…no llevaba sujetador.

– ¡¡Déjame!! No me puedes gustar... Me decía sin mucha convicción.

Sentía su excitación mayor a cada segundo que pasaba, por mucho que su boca decía lo contrario...no me fue difícil desabrocharle el pantaloncito, dejándole a ella que se deshacía del mismo, quedándose solo con su diminuto tanga blanco. El verla así casi desnuda frente a mí, tal y como lo había soñado hizo que mi verga se pusiera completamente dolorosamente dura. Mi hermana no se reprimió al darse cuenta de mi abultada tienda de campaña formada en mi entrepierna, y entonces para mi deleite me hurtó el bañador largo cual experta fajadora. Sin nada más de qué desprenderme apareció de nuevo ante ella mi verga vivaz e inhiesta mirándola a la cara…

– ¡¡Vaya si la tienes bien empalmada hermanito!! Tienes un cipote muy grande y precioso. En mi vida he visto uno tan bonito.

Dijo al momento de tomar mi verga con sus manos. Lentamente comenzó a sobármela de arriba hacia abajo un rato, después pasó a darle ligeros besitos a la punta. Su lengua jugaba con el agujerito de la uretra que forma un par de labios tiernos y suaves. Mirándome a los ojos me soltó con mucho vicio…

– ¡¿Verdad que te la chupo como nadie lo ha hecho jamás?!

– Anoche alguien me lo hizo muy bien.

– Sería muy buena, pero hoy será mucho mejor.

En esas se la metió de lleno en la boca buscando profundidad. La verdad que me sorprendía su forma de mamar tan escandalosamente bien ¡¿Cuántas pollas habrá mamado para alcanzar esa técnica?! Pensaba algo celoso. Si alguna pensé que a su edad las niñas no son nada experimentadas, con Candela me di cuenta de la equivocación en cuanto sentí los lametazos de su lengua alrededor de mis huevos, mientras me escupía la verga y me masturbaba. Si en la playa fue maravilloso, ahora me sentía en el paraíso terrenal con un ángel comiéndose mi polla…, cualquiera no puede presumir que su hermana sea una gran mamadora y haberlo comprobado. Estuve a punto de correrme cuando Candela comenzó a acelerar el movimiento de sus labios alrededor de mi glande mientras me observaba fijamente, así que mejor la detuve.

– Eres toda una experta hermanita.

– Pues ya ves soy igual de caliente que tu y me fascina tu verga, su olor, su dureza y la textura que le da estas venas hinchadas.

Bueno, pues ahora me toca a mí.

¡¿No quieres correrte en mi boca?!

– Hoy no, déjame hacerte a ti una buena comida de coño…

La recosté en la cama, le quité la tanga y comencé a mamarle su coñito ardiente. Tenía el sabor salado y juvenil que hay en una mujer de verdad, chupé su clítoris y su fino vello púbico que había dejado sin rasurar artísticamente, hasta que terminé por meterle la lengua en su apretado anillo. Sabía delicioso, alternar la follada vaginal con mi lengua y el beso negro con lamida en su ano. Aquello debió de ser una novedad pues se retorcía de gusto al comerle todo su sexo… ano, vagina y clítoris todo en uno de forma seguida sin parar como una máquina de demolición... entonces mi hermana obtuvo su primer orgasmo espectacular, brindándome una chorreada de jugos deliciosos. Después de bebérmelos y dejarle limpio su coño, me atrajo de los hombros hacia ella y nos besamos probando el sabor de nuestros sexos. Todo se enmarcaba en una locura sin control, y la nena estaba fuera de sí con la feromonas que supuraban por toda su piel sin dejar un solo poro, exaltada me expresó imperiosamente…

– ¡¡Métemela nene, que ya no aguanto más!! ¡Sé que es lo quieres porque yo lo deseo también! 
Lo pidió casi a gritos cuando minutos antes se negaba por completo a que la follara. Así son las mujeres, solo hay que tocar el botón adecuado para provocarles un cortocircuito, y nos tachan a los hombres de mentes simples. La puse de espaldas al colchón, y la tomé de las caderas atrayéndola hacia mí. Ella sin pedir permiso se hizo con el poder de mi masculinidad, asiéndola de la mitad del tronco para enfilarla en su entrada. Antes se frotó el capullo por toda la raja y se pajeo el clítoris con mi glande durante unos segundos. Dejé que se hiciera cargo de ese momento especial que me regaló, para seguidamente posicionar la punta del ariete en la entrada envuelta con sus finos labios vaginales…

– Empuja cariño, fóllame vamos ¡Empuja fuerte y fóllate a tu hermanita! ¡Ummmm aagggghhhh!

La fui penetrando poco a poco sintiendo como su vagina me recibía en una acalorada bienvenida húmeda, expandiendo por completo sus apretadas paredes. Me procuraba una sensación de dureza sin llegar al dolor… a ella tal vez también por los gestos que expresaba su carita de ángel. Se iba buscando profundidad con un suave mete saca entre gemidos y jadeos. Con más de media polla dentro empecé a bombear cada vez más rápido haciendo una pausa para aguantar el punto alto de correrme mientras besaba sus orejas y su cuello. Luego me tumbé en la cama, y mi hermana se montó intrépida sobre mi falo inhiesto dándose unos sentones bien fuertes a media altura del musculado tronco de su hermano.

– ¡¡Aaahh, hermanito!! Así, Así. Métemela toda hasta el fondo. 
Yo le plisaba el clítoris mientras ella se mecía llena de lujuria. 
– ¡¡Te quiero nene, como te quiero…!! ¡¡Joder la siento muy dentro de mi coño…Aaaggg!! Ahora toca meterla entera ¡Joder que no quede nada fuera de mi raja!

Le lubriqué el ano con su propia saliva y lentamente metí mi dedo anular en aquel orificio que hasta entonces creía era virgen según me juró ella. Poco a poco su esfínter le fue dando paso a casi medio dedo, sin dejar de follar su coñito dando saltos. El chapoteo se hacía intenso y su desvanecimiento sobre mi pecho lo aproveché para besarla e incrementar el mete saca sin compasión, elevando mi cadera, haciéndole golpear mis pelotas en su culito….

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Bañada en sudor y temblando de miedo, por lo recia de su verga, noté que esa musculada arma letal de mi hermano dejó de abrirse paso habiendo llegado hasta la raíz, y que sus huevos chocaban en mi culo… tenía toda su carne llenándome la vaginita. O mejor dicho, tenía una gran polla y un dedo mentido en el culo a modo de falo que casi podía sentirlas tocándose, acariciándose ambas dentro de mí, solo separadas por una fina tela de piel… una verga gruesa follándome con fuerza, la otra como en estado de reposo en territorio delicado.

Nena estamos sudados como pollos, pero me gusta, es la salsa que te hace más deliciosa.

– Es…estás tan adentro nene, con tu dedo en mi culito puedo sentirlos moviéndose… Mme encanta…

Mi hermano me la metía hasta el fondo con fuerza demencial arrastrando desde el capullo hasta las pelotas de un solo envión una y otra vez. Chillé a centímetros de su rostro viendo mis lágrimas escurriéndose bajo mis ojos conforme le decía palabras sin sentido. Me dio tan duro una y otra vez, sin piedad de mis lagrimones, que pensé que podría morirme y aún así seguiría penetrándome como un toro bravo. Por nada le hubiera dejado salir, esa es la verdad…nunca tuve a un macho tan impetuoso con una dotación tan extraordinaria follándome. Pese a todo eso, estaba tan enojada conmigo misma porque sí, lo confieso, me corrí varias veces con mi  hombre dentro de mí, tratándome de manera incansable. No sabría decir cuánto tiempo estuve así con la polla yendo y viniendo, ni cuántas lágrimas y sudor me saltaron, ni cómo era posible que pudiese chillar tanto sin que mi garganta se resintiera. Pero allí estaba yo con mi hermano recién encontrado que me cosía a vergazos, cegada, apresada, sin ninguna otra función más que la de darle placer y recibirlo de él…

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…Ya no podía más, mi estoque embutido completamente en el pequeño coñito de Candela me estaba pidiendo un final feliz. Comencé a sentir la inmensa necesidad de correrme ante los gritos extasiados de mi hermana…

– ¡¡Quiero todo tu semen!! ¡¡Córrete dentro de mí cariño!! No te importe llenarme… llevo tanto tiempo esperándote ¡Necesito tener tu leche en mi coño... deseo sentirme llena de ti!

Eso me decía en mi cara, mirándome fijamente a los ojos. Sin sacarla de la abrigada acogida de mi hermana, en tan húmeda y prieta hendidura fui convulsionando con fustigantes latigazos que producían mis chorros de leche al salir disparados al frente de su matriz. En pocos segundos me vacié descargando mis pesados huevos de todo el esperma producido desde la noche anterior… la sensación de notar mis chorros de lefa saliendo al fondo uterino de Candela era algo demencial, increíblemente excitante y morboso Pasados unos minutos, el cañón paró de disparar sus aldabonazos y quedamos fustigados recuperando el aliento, finalmente se produjo el desacople de nuestros genitales bastante más apaciguados. La saqué del conducto vaginal chorreante, y de facto mi hermana se arrodilló frente a mí, masturbándome con largas mamadas se hizo de nuevo con mi lujuria. El castigo duró cerca de un cuarto de hora hasta que abriendo la boca me volví a correr rociándole la cara de leche caliente licuada, menos espesa pero suficientemente cuantiosa como para ser la segunda vez en una hora. Mi hermana se tragó todo hasta dejarme completamente seco, lamiendo la última gota.

– Espero que esto se repita ¡¡Quién lo diría!! Eres todo un semental… En menos de 24 horas me has llenado tres veces de leche. ¡¡Claro con estos huevazos que se puede esperar!! ¡Son fábricas lecheras!  
Me dijo mi hermana cuando terminó con mi falo, riéndose de la barbaridad que acababa de soltar. Y desde entonces Candela, mi querida hermana y yo, follábamos cuando nos apetecía con la misma naturalidad que desayunamos compartiendo las galletas. ¿Cómo es eso? Pues bien sencillo… mis abuelos ya estaban muy viejos para controlar a una niña adolescente y mi padre accedió a que se viniera a Córdoba para comenzar a estudiar en la facultad de Farmacia, mientras yo terminaba el proyecto de fin la carrera.

Una nueva vida comenzó ese verano con mi hermanita Candela…
mi padre nos llevó a la casa de playa en isla Cristina, alquilada para celebrar que mi hermana estaba con nosotros. Con mucha alegría pudimos conocer mejor a mi hermana, y a la pareja de papá que a su vez nos esperaban con ansias. Tras instalarme en una habitación ya preparada para mí, procedimos a almorzar. Conversamos y reímos un rato en la comida… Candela se había convertido en una mujercita preciosa de cuerpo bien torneado unas tetas excesivamente desarrolladas que me volvían loco, y un culito de miedo. Habiéndonos instalado nos fuimos a pasar el resto de la tarde a la playa…, me entretuve mirando a mi nena sin mayores rollos, prestando atención por supuesto a su cuerpito de niña-mujer. Jugamos un rato al tenis playa y nos revolcamos en la arena… la enterré entera dejando constancia para la posteridad en varias fotos. Mientras la tapaba palpé su cuerpo en cada rincón dejándose hacer entre risas y toqueteos cómplices…nos gustábamos. Más tarde en el ocaso, al llegar a la casa comenzó algo peculiar, mi habitación situada al lado de suya, nos daba la posibilidad de compartir muchos momentos íntimos.

Preparado para la ducha, necesitaba quitarme la sal y la arena del cuerpo, cuando sentí un roce extraño en la pared de madera, como el resto de la vivienda rodante, pero no le di importancia me quité el bañador y sin taparme con una toalla entré en el baño, al salir y al pasar por la puerta de su habitación sentí unos susurros, pero seguí al baño si darle importancia. Esa misma noche mí padre y su pareja salieron quedándonos solos, al principio viendo un rato la tele…, vimos una película subida de tono de violencia y sexo por doquier. La tenía abrazada por los hombros tocando su teta derecha, por lo que de vez en cuando la acariciaba sobre la camiseta. Por su lado ella trataba de compensarme deslizando su mano bajo el pantaloncillo que llevaba puesto, hasta que en un salto salió para refugiarse en el baño. Algo paso por mi mente, pero seguí sin darle mucha importancia. Nos prometimos que nos comportaríamos como hermanos los días que pasáramos en Isla Cristina. Pero como se puede comprobar es una promesa rota de inicio, ¡Es posible que dos adolescentes que ya habían probado el veneno de una follada, se pudieran contener en un momento de intimidad como aquel! Tal vez un rato, pero no por mucho tiempo. La niña estaba salida perdidamente, tanto que se le hizo agua el chocho cuando la embadurné de arena en la playa, lo bruto que me hallaba.

¡Estaba fuera de mí con mi renovada hermana! Al llegar mi padre y julia (así se llama su pareja), charlamos un rato, tomamos cerveza y nos fuimos a dormir, como siempre abrí la ventana y comencé a desnudarme hasta quedar solo con mi slip negro, hice mis ejercicios de siempre, y volví a sentir el roce en la pared por mi mente paso la idea que ella me miraba, y con esa idea me desnudé entero y me recosté sobre la cama, sentí más susurros en la habitación de Candela y en eso me quedé dormido pensando una estrategia para follarme a mi nena sin llegar a escandalizar a mi padre… mucho menos a la nueva y formal pareja de mi padre. Solo era cuestión de encontrar el momento adecuado. Ya de mañana me levanté empalmado como es habitual en los hombres, dicen que es un acto reflejo que realiza el cuerpo automáticamente para irrigar de sangre el pene y mantenerlo en buenas condiciones de uso. Mi padre y Julia hicieron planes para ir a la ciudad de compras, y al verme dormido no quisieron despertarme dejándome una nota para cuidar de la casa y de Candela.

Mientras mi hermana se hallaba en el aseo, sentí la curiosidad de inspeccionar la pared falsa de madera que dividía el antiguo diván en dos pequeñas habitaciones, y hurgando descubrí un hoyito casi a la mitad de la pared y del ancho de un dedo más o menos justo entre dos fotos que hay colgadas, acerqué mi ojo al nudo roto de un tablero, descubriendo como se abría el panorama de buena parte de la habitación colindante. Quise fisgonear el comportamiento de la niña a la salida del baño, se me aceleró el pulso pese a conocer el cuerpecito de mi Candela casi al detalle, era la emoción de mi primera experiencia de voyeur… mi hermanita estaba solo con la toalla recién salida del baño, se dio la vuelta hacia donde estaba mirando y se la quitó dejando sus tetas al aire… duros, macizos y muy hermosos, con unos pezones hinchados como en una niña de su edad, ¡Sabía que la estaba observando!

El culito también redondito y apetecible, y su conejito casi sin bellos púbicos era para volver a hacerla la comida de la playa, comencé a calentarme muy rápido…la erección bajo el slip era total, quise bajar la calentura pero aguanté como un campeón. Ahí estaba ella, tenía puesto un culote negro de encajes bajo la mini falda y una camiseta. Fui a la cocina para encontrarme con Candela en el desayuno charlando de los planes para ese día, cuando de pronto se paró y buscó algo arriba del mueble dejando su culito a la vista. Lo hacía para provocarme, porque sabía que no podría dejar de mirarla. Entonces se giró y me sorprendió mirándola como un bobo, me hizo la pregunta retórica que se podía esperar para romper el hielo…

– ¿Te gusta, eh?

¿Qué me debe gustar?

– Te pregunto por mi culito, que es lo que miras ¿no? 
Me sentí turbado cual conejo con las luces largas, y no halle la respuesta adecuada para el momento. 
– ¿te gusta? Volvió a insistir…

– Esteeee….Sí, estás muy buena nena, pero nos prometimos que estos días serías mi hermana.

– ¡No! me espetó. – Hoy no quiero ser tu hermana, ¡¡Me tienes demasiado cachonda!! 
Me sorprendió y luego se sentó en mis piernas.
– ¡Yo! también te estuve mirando ¿sabes? Me gustas mucho. Eres tan varonil, guapo y cariñoso conmigo que me siento locamente atraída por ti. 
Quedé helado por la facilidad de palabra al expresar mis propios sentimientos… 
– Creo que no deberíamos demorar mucho más en echar el polvo que nos pide el cuerpo.

Por inercia la abracé de las caderas y ella se montó en una de mis piernas moviéndose suavemente atrás y adelante…, cerró sus ojos e instintivamente acaricie sus tetas. Su gemido fue largo y denso, se remangó la camiseta descaradamente, y me pidió que la besara en sus tetas… le chupara los pezones extremadamente excitados. Lo hice sin tardar. En tanto se los chupaba, deslice mi mano a su entrepierna que no dejaba de rozarse con mi muslo. Con cerca de diez días sin follar, la leche de mis huevos hervía y mi polla junto a su conejito era demasiado ¡¡La cosa ardía!! Ella por su parte deslizó su mano metiéndola bajo el bóxer, lanzando un ¡OH! de excitación…

– ¡Vamos a mi habitación nene! tenemos al menos una hora hasta que lleguen los viejos, dijo exaltada de emoción.

Fuimos sin demora, se tendió en su cama y me pidió que me desnudara. Lo hice de inmediato, se desvistió sobre la cama... se quitó la camiseta y el pantalón arqueándose sobre el colchón levantando el culo apoyándose en sus pies y en sus omoplatos. Mi polla antes de entrar en el cuarto estaba al máximo, así que comencé a besarla metiendo mi lengua en su boquita, ella no se cortó de recorrer con la suya mis dientes, mi paladar y luchar con mi lengua en un húmedo y ardiente morreo que propiciaba el desenlace final. La puse de espaldas para lamer su cuello, espalda hasta bajar a sus preciosas nalgas. Las separé con la lengua, era un placer indescriptible comer esa carne apretada que sabía y olía a gloria. Luego la giré e hice lo mismo desde su boca, para bajar a su cuello y tetas, en ellas me entretuve un buen rato chupando y mamando de sus pezones para llevarla a la locura total con mi mano hurgando en su coñito a la misma vez. Mientras me alimentaba de sus ubres, metía y sacaba un dedo anular en su vaginita pretendiendo hacerle una follada previa. Continué bajando por su barriga, pubis hasta llegar a su clítoris. Ella me susurraba entre jadeos y gemidos que no parase, a la par que se retorcía.

Llegado el momento ya solo me pedía que la penetrara, le dije que aún no. Seguí con mis lametones… subía a las tetas y luego bajaba a si chochito, hasta que logré alcanzar su primer orgasmo, ¡¡Guau!! Fue genial me tiro de los pelos entre esténtores, gimió se retorció hasta quedar quietecita sonriendo… Esa vez no salió casi nada de fluido de su vagina, fue una corrida limpia como digo yo, aunque un poco de rezume sí dejó sobre las sábanas. Me acerqué a su boca y nos acoplamos los labios mientras la nena se recuperaba del primer asalto. Su corazón latía fuerte yendo a pausarse poco a poco. De inmediato me dijo que quería hacer algo que había visto en una película… le dije que sí, conmigo podría realizar cualquier fantasía que deseara… y comenzó a besarme el pecho bajando paulatinamente hasta lograr hacerse con mi falo erecto, se lo metió en su boca sin la menor desazón, y comenzó a chuparlo suave y dulcemente tras despejar el glande de su prepucio. Ella se hallaba pegada a mí arrodillada paralela a mi cuerpo. Con un poco de su parte la hice girar hacia mí hasta quedar en un 69 perfecto. Nos comíamos los sexos con dedicación impertérrita, ella ya se había corrido y yo no quería hacerlo todavía por eso al cabo de un rato se dio la vuelta, se recostó de espaldas mirando hacia arriba a mi lado, a modo de súplica me pidió que la follara…

– ¡Vamos Noel móntame! ¡MÉTEMELA YA! ¡Hazlo, no digas nada solo métemela! No pienses que soy tu hermanita hoy, mañana quizás sí…Pero necesito tenerte dentro de mí y me calmes el calentón que tengo.

– No te preocupes que ahora mismo voy a regar tu coñito caliente para que no se queme.

– ¡¡Vamos hazlo ya, a qué esperas!! ¡Mójamelo bien con un buen lechazo! ¡Descárgame tanta leche que mi conejo se ahogue!

Me puse frente a ella de rodillas y le abrí sus piernas buscado la altura a mi ariete, le subí del culo con mi brazo rodeándola por la cintura y agarrando su culo. Ella colaboró despatarrándose deseosa de recibirme. Con mi cipote tieso como un estoque busqué la entrada de su coñito pasando el capullo por toda su raja asiendo con firmeza mi polla con la otra mano libre…, pajeé el erguido clítoris que apreté con fruición…

– No sigas más así y métemela por favor ¡Vamos folla de una vez a tu nena cachonda!

Embocada en su entrada, noté el pequeño esfuerzo que tuve que hacer para abrir su vaginita de lo apretada que la tenía, pero mi capullo estaba lo suficientemente duro como para penetrarla suavemente haciendo sitió entre sus paredes que en cada inserción cobijaban una mayor parte de mi tronco, logrando meter todo hasta los huevos en sucesivas embestidas… y comenzó el bombeo que nos llevaría a la triunfo del placer. La nena no tardó en correrse otra vez con mi verga en su interior. Comenzaba a sospechar que mi niña era una golfilla multiorgásmica, que le encanta la follarse una buena verga… acabó dos veces antes que yo, y es que después de lo del baño y de la conversación en la cocina estábamos fuera de sí los dos. La extraje y se la puse en la boca posicionado sobre sus tetas mis pelotas colgando. Por un lado mis huevos acariciaban sus tetas y por otra la punta de mi polla entre sus labios… comenzó a chuparlo de nuevo hasta endurecerlo a reventar…, estaba como loca por comerse mi cipote enardecido…

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…Ahí pude ver a tan poca distancia, como la tenía mi hermano de grande frente a mi cara, una arma letal que daba miedo al sentirla tan cerca y amenazante. La agarre y comencé a masturbarlo como había visto  a mi madre multitud de veces. En nada también a chupárselo, no sé si era la sensación o a cada segundo que pasaba se le ponía más dura en mi boca. Se lo chupé como unos cinco minutos sincronizado con el movimiento de su pelvis, y de pronto se tensó agilizando la cadencia pélvica, mi hermano estaba a punto de correrse y no iba a desperdicia su simiente. Me lo metí todo en mi boca y comenzó a soltar unos buenos chorreones de semen en el galillo, casi mi ahogo si no la saca a tiempo, se lo agradecí, mientras el macho, sin el menor escrúpulo seguía soltando su leche en mi lengua y paladar dejándome un engrudo viscoso que me atoraba la tráquea. No lo voy a negar, su esperma es muy rico gracias a una dieta rica en vitaminas e hidratos de carbono y baja en grasas. Por supuesto me lo tome todo para no dejar huella de tan impúdico acto ¡Me gusta el semen de Noel…! Todo lo que tiene esa verga es para comérselo…
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…La mamada se enmarcaba entre las apoteósicas, pero mi necesidad de hembra no estaba diluida por completo… dispuesto a penetrarla de nuevo. Ella iba ganando dos a uno, aunque en orgasmos los hombres siempre llevamos las de perder, o tal vez no…, así que le pedí que se pusiera en cuatro patas sobre la cama, empapé mi polla en su chochito colaborando con ella, al tiempo horadaba su ano con mi pulgar. No la hice esperar afirmando mi dura tranca en su coño y apretando su ano a la vez… se la calé al completo deslizándose como un cuchillo en mantequilla. Comencé a empujar, al principio costo por lo estrecho del coñito en esa nueva posición, pero lo mojada y haber sido follada unos minutos antes en su conducto de la fertilidad, ayudó bastante y fue cediendo a la presión. Tenía súper dura mi polla, me puse sobre ella entre sus piernas que abrió despatarrándose en clara invitación a follarla sin pudor, y empecé a apoyarla…, pero empinó tanto su culo ofreciéndomelo que la verga por sí sola se metió en su vaginita. Ni supe cuando le tenía puesta la verga en la entrada de su conejito.

Follándola a pelo, se podía sentir como tenía su coñito bien caliente, ajustado y apretado, percibiendo cada pliegue de sus paredes internas. Lentamente empecé a introducirle mi glande en lo más profundo de su útero, fue tan placentero en la primera embestida, que respondió moviéndose a mi son, clavándola más y más sin remisión. En esa nueva posición el rabo le llegó algo más adentro, justo hasta la barriga, que junto a lo  apretadita de su vagina produjo una leve queja de su parte. Sentí su dolor, mas no me pronuncié continuando con el bombeo despacio al principio. Ella también se movía, cada vez pechaba más su culo contra mi polla, para sentirla bien dentro. En un momento nos sincronizamos, ella empujaba contra mí, y yo le empujaba la verga logrando un gozoso tintilíneo de mis huevos contra su vulva una y otra vez. Recuerdo que ya no me pude controlar, los sentimientos de culpa y traición se fueron con esos empujones desesperantes que yo le daba a mi hermana… 
¡En esos momentos ya solo éramos una hembra y un macho satisfaciendo sus instintos básicos de procreación cual animales salvajes!

Agarrada de la cintura para arremeter con más firmeza, la calzaba al completo en tanto ella se movía para sentir más polla en su interior. Estuvimos unos minutos desenfrenados jodiendo como conejos, sudorosos y jadeantes entre sus gritos y mis gemidos de verraco con las pulsaciones a mil por minuto…, hasta que me pegué una acabada espectacular, me acuerdo que no paraba de eyacular. Me debió de salir una abundante cantidad de leche, pues tuve al menos seis o siete convulsiones fuertes, donde los chorros fueron lanzados a presión contra su acogedor útero, cubriendo la entrada de su fértil matriz. En los últimos latigazos, cuando estaba acabando, se la metí bien hasta el fondo a mi hermana, quien también empujó para que no saliera nada de ahí. Vacié mis huevos de una forma tan intensa, que sentí un placer estremecedor. Mi hermana estaba tensa y agitada… ambos transpirábamos cantidad. La nena inspiraba con más fuerza y yo también con mi cuerpo contra suyo. La penetré a tope para dejarle hasta la última gota de esperma dentro del fondo de su coñito.

Fue un orgasmo fuertísimo, casi global, (bueno como todos), ella acabó también corriéndose justo al eyacular al follarla en su conejito desde atrás y mi dedo entraba y salía de su anillo follándome su culo. Fue inevitable que se mancharan las sabanas, con un hilo de esperma mezclado con su jugo vaginal que estalló cual geiser al extraer mi cipote de su angosto coño. Me quedé unos segundos sobre de ella manteniendo los genitales acoplados…, reposaba asegurando el vaciado de mis huevos al completo… Allí estábamos como dos perros fornicadores en una cópula demencial. Nada más extraer mi rabo me hice a un costado exhausto tal como ella estaba. El atolondramiento nos hizo dormir desnudos un buen rato como Dios nos trajo al mundo. Al rato la vi salir del baño tras lavarse la leche que le escurría por sus piernas, habiendo rezumado una parte por su maravillosa raja vaginal. Obvio esa tarde después de eso, me asaltaron varios pensamientos de pertenencia, amor o enamoramiento. Durante todo el día mi hermana se comportó como si nada, como diciendo no hay nada de qué hablar ni arrepentirse. Pero no todo termino ahí…. Quedamos aliviados de la intensa tensión sexual y eso me relajaba mucho. Después del baño nos vestimos y prometimos no ser hermanos por lo menos durante ese verano. Por demás está decir que fueron unas vacaciones inolvidables…

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…A partir de ese día mi vida dio un nuevo giro en aquella incestuosa convivencia. Comencé a usar tangas dentro de casa andando casi medio desnuda, e incluso observa la forma en que me mi padre me miraba cuando me ponía solo un polo largo que me llegaba a la mitad de los muslos, encima de mis braguitas sin sujetador… un sábado fue uno de los mejores de esos días de verano. No había nadie en casa, estaba sola y me despendolé quedándome en pelota picada… me encontraba desnuda limpiado la casa, los baños y demás estancias, totalmente desinhibida. Cuando me encontraba en el aseo me di una buena masturbada de lo excitada que me ponía encontrarme en esa situación como ama de casa, me sentí una maruja porno chacha. Después de auto satisfacerme me tiré sobre la cama de mi cuarto…. Una vez que se me pasó el atontamiento del orgasmo, me puse a terminar la tarea en el baño y justo en ese momento mi hermano me dio un susto de miedo, pues no lo oí al llevar los cascos puestos oyendo música. Al darme la vuelta me lo encuentro desnudo con toda su verga empalmada amenazándome con darme un buen pollazo. Nos quedamos con la boca abierta ambos porque yo estaba desnuda de la cabeza a los pies, y él lo mismo solo que su polla  extendía su cuerpo casi veinte centímetros por delante.

Noel solo atinó a cogerme de la cintura para abrazarme, percutiendo su barra acerada en mi barriga y aplastando contra su pecho mis tetas. Si bien venía bien duro, al contacto conmigo debió de aumentar. No te digo como se me puso a mí el chumino de húmedo y los pezones de duros. Con su mirada invitó a mis instintos a darle placer con mi boca, y allí en cuclillas trinqué con firmeza el rabo pleno de virilidad, para castigarlo con una formidable mamada. Me puse loca a entrar y sacar el pollón de mi lujuriosa boca, notándolo excitadísimo. Todo el gran mostrenco se lo impregné de saliva, agarrando fuertemente de sus huevos, ¡¡Las felaciones se me dan de Puta Madre!! Y en más de una ocasión se lo había demostrado a mi hermanito del alma. Ese día no quería un castigo oral completo, por eso cogiéndome de los hombros me levantó y me puso sobre el váter del baño, me abrió las piernas y comenzó a comerse mi coño desde atrás, lengüeteando también mi ano ¡Algo que solo él me ha hecho y me vuelve loca! Yo deliraba de gozo al sentir su lengua humedeciendo el perineo, el ano y mi vulva hinchada de caliente que estaba. Así que me chupó un buen rato toda la zona genital, tocando cada unos de los puntos erógenos más sensible…, hasta que me corrí soltado de mi boca un grito desolador con varios chorritos de fluido licuado, expulsados con fiereza por mi rajita hambrienta.

Grité de la extrema excitación de tener a un hombre que le dedicaba tanto tiempo a mi placer, estaba súper empapada, con mi vagina en estado perfecto para la invasión de su dura masculinidad, retenida largo rato. Tal como estaba, me levantó un poco más el culo colocándome cual una perra cachonda apoyando mis manos en el váter buscando la altura adecuada. Se puso detrás de mí enfilando en mi conejito, su cabeza de martillo pilón endurecida y templada…, en menos que lo pensé empujó contra mi cuerpecito bien sujeto de mis hombros… y ¡Zas! Todo para dentro. De esa manera me atrajo hacia él, a la par que su cintura apretaba contra mi culo, empalándome todo el cipote en mi coño. Exclamé con grito de dolor placentero y gusto compartido, y ya iniciada la penetración comenzó a empujar suave su verga en mi vagina… fue ahondando poco a poco hasta que vio el instante en el que de un solo golpe pudo meter todo el badajo, haciéndome gemir como una cerda en el matadero. Iba de fuertes estocadas a leves bombeos e iba subiendo a más. Gemía como una perra en celo bien agarrada de las tetas por sus maravillosas manos gigantes mientras su polla entraba y salía a placer en mi coñito anhelante de una copiosa regada de leche tibia.

En un momento dado gritaba mucho, acompasado con los sonidos del chapoteo de nuestros cuerpos rebotando uno contra el otro. Mi culo impedía que sus pelotas se colaran en mi coño, porque a cada arremetida las aplastaba contra mi entrada vaginal mojándolos del flujo que lograba salir por la presión ejercida de tan gordo trabuco horadando mi pequeño chochito. El muy cabrón iba cada vez más rápido bombeando a toda máquina, de pronto me arreó dos empujones con su verga que me la hundió hasta el estómago sacándome un grito desolador. Ese día me follaba como un animal salvaje ¡Era un toro enfurecido! De inmediato se sentó en la taza del váter apartándome de ella, y me hizo sentarme sobre su mástil. En nada lo guie fácilmente a su lugar natural, se coló hasta las entrañas de un solo envión, y comencé a cabalgarlo rapidísimamente de lo excitada que me encontraba. Con mis tetas sobre su cara, mi cadera movía ágilmente mi culo logrando hacer todo el recorrido de su tallo, desde la punta hasta las mismas pelotas… se apretaban contra mi coño con buenos sentones. Esas dos hermosas bolas debían de estar a punto de reventar por lo duras que se habían puesto. Estaba hecha una sola pelota con todo el escroto cubierto de pliegues de color mucho más oscuro que el resto de su piel.

Mi cadera balanceaba mi culo tratando de tragarse aquel cipote en mi coñito… Percibía en su recorrido interno, el gordo capullo estimulando cada terminación nerviosa, a la vez que notaba sus venas hinchadas rozar mi entrada vaginal volviéndome loca. Sus jadeos y el ímpetu que le ponía a su cadera aumentando la cadencia de la embestida no daban lugar a dudas…, el semental alcanzaba su clímax dando la orden de sembrar a la hembra. Noté cuando comenzó a correrse. En mi fuero interno me sentía plena de felicidad… (La hembra se siente realizada sabiendo que el macho logra inseminarte)Sin decir una sola palabra le dejé que descargara su deseada leche lo más dentro de mí que pudiera. Poco me importaba con ese grado de excitación que me preñara un ejemplar tan macho como era mi hermano… se paró dejando su polla convulsionarse, en la suelta de los diferentes chorros de lefa que iban vaciando sus onerosos testículos adorados por mí. Todo el semen acumulado me lo regaló rellanando mi cavidad uterina, notando los blanquecinos aldabonazos de esperma tibio copar mi fondo y paredes vaginales.

Nos mantuvimos un largo rato abrazado con besos y caricias sobre nuestros cuerpos sudorosos viciados de feromonas y testosterona agradeciéndonos tanto amor. Nos dábamos besos y caricias por todo nuestro cuerpo viendo calmar las pulsaciones de nuestro corazón. Cuando me desacoplé se lo limpie con mi boca hasta dejársela bien limpia…. El muy payaso solo atino a decirme…

– ¡Buenos días hermanita…! 
Nos dimos una ducha rápida que nos quitara un poco el calor y la sudoración, aunque después seguí transpirando un rato más del sofocado polvazo que me echó. Dado que todo estaba limpio, inclusive el falo de mi hermanito, me cambié y fui a ayudar a Julia a cocinar tras su regreso con mi padre. Me puse un leggins ceñido blanco con una compresa al no llevar bragas, por las humedades imprevistas siempre me las ponía, con o sin bragas menos con el biquini claro… y un top pegadito que llamase la atención a los machos de la casa. Mi padre me felicitó por el trabajo bien hecho dentro de casa, y a mi hermano por haber arreglado el pequeño jardín de la entrada, que estaba yermo y comenzaba a brotar naturaleza indefinida…. Comimos los cuatro juntos en paz y armonía.

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Nada había sido tan apasionante como follar con mi hermana. 
El sexo siempre me ha fascinado, me despertó curiosidad, quería descubrir que era lo que producía ese placer indescriptible del que todos hablan…, el cual te hace sentir que pasas a través de la mujer y ella se apodera de ti, donde los cuerpos se hacen uno, llegando a un cumulo de sensaciones que te llega a marear, hipnotizar y esclavizar de por vida. Resolví ese misterio de la vida de confabulada compenetración junto a Candela. Con mi hermana cada día me llevaba mejor, ¡Cómo no, si éramos cómplices de uno de los mayores secretos que se pueden tener! Sin embargo eso no evitaba que tuviéramos nuestros piques pese a llevarnos bien, rivalizando como todos los hermanos. Casi todas las noches veíamos la tele en mi habitación, quedándose adormilada a mi lado. Apiadándome de despertarla, le hacía un lado en la cama…, así dormíamos juntos mi hermana y yo. Para conseguirlo, obviaba que era la chica más bella del mundo, con el culo más sugerente, las más piernas mejor perfiladas y las tetas más provocativas de cuantas conocía… que solo era una cría y compartíamos la misma cama como inocentes hermanos…

Si bien en aquella casita de Isla Cristina, en cuanto se terciaba mi padre y su pareja se mostraban naturistas un día sí y otro no, por no contar que jodían a pulmón abierto sin pudor alguno con o sin las puertas cerradas, poco importaba en una vivienda artificial donde se oía cada crujido que se producía dentro de ella con nitidez…, todo se translucía de una estancia a otra. Mi hermana cansada de soportar la terrible canícula recalentando la pared de su cuarto, que hacía imposible conciliar el sueño en la siesta y la noche… propuso juntarnos en mi habitación más resguarda de las inclemencias, y de los ruidos por las arremetidas de la pareja de adultos follando a pijo sacado. Unimos las dos camas en mi cuarto más protegido del acoso libidinoso al que eran sometidos los genitales de los cuarentones, y del aplastante calor veraniego. Los primeros días dormía con ropa íntima…, con bragas y con un top ceñido o sin él algunas veces. Sus minifaldas no ayudan a calmar mi carencia hacia ella, sumado a que hacía deporte conmigo corriendo por la orilla de la playa, el físico lo estaba mejorando a ojos vista.

Una mañana no deseaba molestarla recostado de lado, dándome la espalda. Le bajé la braguitas y con aquel espectáculo me hice una paja que me supo a gloria. Me acuerdo que acabe de una forma muy placentera…, si se enteró del asunto por supuesto no dijo nada haciéndose la dormida. Inmejorable la noche que se acostó con las minúscula braguitas blancas muy bonitas tipo tanga que a veces usaba y una camiseta corta tipo top. Se quedó de espalda dándome el culo. Empecé a acariciarle el culo, se dejó mimar animándome a llegar a su coñito por encima de sus bragas. Me agradó cuando note que apretaba su culo contra mi polla mientras le acariciaba la vulva sobre la tela, de repente lentamente se puso boca abajo mientras le friccionaba el cipote… no daba más de la calentura. Le empecé a bajar la braguita lentamente hasta que le dejé su culo desnudo, ella lo empinó mostrando su raja vaginal un poco húmeda…

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… Dormía con mi hermano compartiendo el único cuarto con aire acondicionado, y a veces cama. Esa noche tenía puesto un top muy cortito que apenas me tapaban las tetas, las noches de verano se tornaban sofocantes. Noel metió su mano tirando del elástico desnudando mi culo hasta bajarme las braguitas. Me empezó a acariciar la espalda como tanto me gustaba, sus caricias desde niña me relajaban y me tranquilizaban como ninguna otra cosa…su voz me arropaba dejándome elevar a las nubes… 
No tengas miedo de nada, yo te voy a cuidar toda la vida mi pequeña…mi vida.... mi amor.

Electrizaba mi cuerpo encrespando cada poro, poniéndome la piel de gallina…le levanté el culo para que viera cómo me tenía e impasible dejé que siguiera. Lentamente me empezó a acariciar, yo estaba abrazada por un oso que mide 1,85 frente a mi altura de 1,68. A medida que me acariciaba se pegaba más a mí, notando su tremenda estaca de carne dura de entre mis nalgas. Su verga crecía cada vez más, al mismo tiempo que aumentaba mi excitación. Mis hormonas me estaban diciendo que lo que tenía entre sus piernas era para mí, lo quisiera o no, mi coño se lo iba a tragar una vez más. Con su fortaleza me elevó hasta ponerme encima de él para poder acaríciame mejor. Me quedé acostada sobre su pecho con sus manos recorriendo todo mi cuerpo. Tomó mis tetas jugando con mis pezones se los metió en la boca y empezó a chuparlos a la par que sus manos exploraban mi culo, mi ano, mis nalgas abiertas por la posición que estaban. 

Uno de sus dedos los fue introduciéndose lentamente hasta que el cerco de mi anillo se dilató. Su porra, un mástil de bandera se hallaba atrapada entre mi barriga y la suya…no bajó ni un ápice de dureza. Después su lengua fue entrando en mi boca llenándola de lascivia cuando encontró la mía, me hizo incorporar un poco para poder acariciar mis masas mamarias con pezones erguidos como nunca. Derretida a los encantos de mi nene yo no sabía de dónde venía el placer que sentía. Me senté sobre sus muslos, trinqué aquel troncho sin miedo de apretarlo con fuerza, y le corrí el prepucio liberando la cabeza con forma de casco alemán. En verdad parece más impresionante con las dos manos masajeándola de arriba abajo. Al poco me incliné para metérmela en la boca en la medida que podía, además de lamerla en todo su largo, sin olvidarme de mamar succionadle los huevos…

– Algún día me los vas a arrancar de la fuerza con que me los chupas princesa, eso me decía.

Bien tallada y erguida a más no poder frente a mí, con esa verga descomunal tiesa como un garrote, empezó a lamerme la vulva. Eso es algo que nadie en mi vida había hecho y si lo cuento no me creen… metió su lengua dentro de mi coño, lamiéndomelo de tal modo que obtuve un orgasmo en dos minutos. Lo agarré de los pelos para que no se retirara mientras me corría entre convulsiones espasmódicas… deseaba que nunca saliera de entre mis muslos. Pero todo tiene su fin y comienza otra etapa, sí era el mi hermano calentándome para  follar. Al principio solo imaginar que me metiera toda esa verga dentro me asustaba, sin embargo tras haberla probado en tantas ocasiones, ese susto se ha transformado en deseo voraz. Mi hermano  jamás me lastimó, se tomaba muy en serio hacerme el amor con delicadeza, nunca hubo un polvo que no me tratara con la necesaria preparación, y claro con ello me lubricaba más que suficiente logrando algún orgasmo extra. La gran follada no tenía marcha atrás…

Me levantó las piernas, las puso sobre sus hombros agarrándome con ambas manos el respaldo de la cama para tomar impulso contra él (yo no tenía forma de moverme entre la espada y la pared), apoyó su enorme cabeza en la boca de mi conejito e hizo un poco de fuerza, dado que al principio no es fácil hacerla entrar…, empujo, y empujo, hasta que de un severo golpe ¡Zas! entró el cabezón de su glande, cuando me la metió sentí estar partida en dos. Su hinchado capullo se abría paso lentamente pero sin pausa por las apretadas paredes de mi vagina. Dolor y goce… no sabía cuál era mayor. Cuando su rígida masculinidad se atinaba embutida al completo dentro de mí, sentí un alivio y a su vez alegría de albergarlo otra vez solo para mí. Estaba al cabo de la calle de las chicas que lo deseaban, pero sin duda YO era la más follada. Al terminar de metérmela se preocupó por mi estado…

– Estoy muy Bien… me duele un poco como siempre pero pronto se me pasará.

– Pues entonces vamos a empezar a gozar, y así fue…

Rítmicamente iba metiendo y sacando el pistón, la sacaba hasta que la cabeza estaba por salir de mi chumino, y volvía a meter hasta el fondo lo largo de su verga, y vinieron unas cuantas veces, no sé cuantos orgasmos tuve. De esos momentos me queda un recuerdo de placer imborrable. En ocasiones le pedía que me acabara para poder descansar después de minutos y minutos follándome sin parar. Noel se convertía en un martillo pilón el muy hijo puta. Unos pocos minutos después aceleró la penetración, se volvía como loco por alcanzar su clímax orgásmico mientras yo le solicitaba que se corriera dentro de mi coño, que me diera su leche… "¡¡Préñame!!"  Salía de mi boca sin pensar en su significado real con sus consecuencias, solo para que sus testículos se incitaran aún más, y me regara con una abundante chorreada de leche. Masajeaba sus huevos con afición para estimularlos…

En pocos minutos más, adentrando todo su tallo a fondo de mi útero, se tomó al pie de la letra lo de vaciarse entre esténtores pegando sus pelotas a mi coño, lo que beneficiaba la descarga de su semen en las puertas de mi cérvix. Cuando me acabó sentí dentro de mí la lefa caliente que me llenaba…, su semilla acuosa con borbotones espesos eran demasiado abundante para mi pequeño coñito rezumando y expulsando parte de la lefa derramada. En esta ocasión la sacó rápido para mostrármela. Su verga aún estaba erguida eyaculando cuando me la metió en la boca haciéndome sentir todavía los últimos chorros de leche espesa que aún quedaban por brotar. Por mi conejito al tiempo notaba correr un hilo grueso de esperma mezclados con mis jugos vaginales. Debo admitir que cada follada de mi hermano parecía un desvirgue, por su desproporcionaba polla frente a mi coñito tan estrecho, más pequeño de lo normal para una nena de mi edad…, y en cada pollazo recibido se hacía notar, sin embargo la estrechura se compensaba con la gran profundidad.

Los deseos eran incontenibles de probar por el culo. Tras descansar me refresqué todo el cuerpo con una ducha ligera, ya serían la tres de la mañana cuando me hizo apoyar las piernas en un mueble que había…

Abre bien que lo que te voy a hacer, no lo vas a olvidar jamás.
Siempre hablaba así jactándose de lo buen semental que es, sin duda puedo dar fe de ello, pero luego era un buen polvo nada más, como tantos otros que me echaba, no me quejo solo que vendía lo cotidiano como algo extraordinario. Tuve las piernas bien abiertas se puso de rodillas delante de mí, en esa posición mi coño le quedaba todo expuesto junto con mi culo. Empezó con la lengua a lamerme el chocho, creo morirme de gozo cuando me practicaba el beso negro, unido a que tengo el clítoris muy desarrollado y él lo aprovecha para castigarlo con sus labios chupándolo. Metía la lengua dentro de mi conejito mientras me incrustaba un dedo en el ano despacio hasta que el esfínter se dilató sustancialmente, luego fueron dos. Estaba tan salida que no me importaba lo que me hacía arrodillado en el borde de la cama, con él detrás de mí se preparó con su verga cual  lanza lista para el ataque. Ya estaba más que acostumbrada a sus duras fornicaciones placenteras, por lo que me relajé para recibirlo…Apoyó la cabeza de la verga en el apretado anillo, no me lo podía creer pero Sí, empujó apretando con firmeza procurando expandir el cerco de mi ano con la cabeza buque de su polla, aquello no era mi vagina y me dolió su entrada. Después fue metiendo y sacando al estilo conejo para lograr llegar al fondo con su ariete. Sentí como si mis caderas se fueran a partir, grité contra la almohada ahogando el sonido, pero fue  inútil como otras veces, él empujó y empujó constantemente hasta que por fin entró toda.

Delicadamente, su mano acariciaba mi chumino poniéndome más caliente. Le imploraba que siguiera… quería sentir esa enorme verga dentro de mi culito por largo tiempo a medida que mi esfínter se fue dilatando. Veía de reojo por un espejo la verga entrar y salir poniéndome súper cachonda. Parecía otra a la que estuvieran sodomizando, como una película, a diferencia que además sentía el gusto de ser empalada. Agarró mis tetas mientras me apretaba los pezones, yo le pedí con mis gestos que acabara con aquel martirio de placer para sentir su esperma dentro de mi culo. Debió de ser lo apretado de mi culito, las ganas de desvírgame el único agujero inédito de mi cuerpo o qué sé yo de sus ganas de follarme, el caso es que con tan solo cinco minutos dándome por el culo, mi hermano se corrió dentro de mí esfínter… desahogó todo su fortaleza en largos chorro de leche apretándome fuerte hacia dentro, chorro tras chorro me los hizo sentir, sintiéndome una gran ZORRA. Siempre pensé que quien se deja follar por el culo era una PUTA, y así me sentía en esos momentos… una zorra domesticada por mi Noel. Agotados nos recostamos unos minutos y después nos metimos los dos juntos a la ducha y acto seguido me acosté a agotada con un resquemor en mi coño y sobre todo en mi culito que me duraría varios días. Aquel verano del 2018 estaba siendo de lo más insólito, descubriendo los puntos de inflexión que marcarían el resto de mi vida. Dormía con mi hermano y follábamos a pelo diariamente como esposos con el consentimiento explícito de mi padre…, me sentía atraída por él y Noel por mí, le permití desvirgarme el culo, y no teníamos el más mínimo pudor de comernos enteros…

El accidente
Eran las diez de la mañana cuando ya volvía de correr por el malecón y decidí cruzar por un paso de peatones sin asegurarme de la circulación de vehículos que pasaban por allí. Imprudentemente llevaba los cascos a todo volumen, y no oí ni vi el coche que se me echó encima. Me elevó dos metros cayendo sobre el parabrisas… dos costillas rotas y la tibia fisurada. Se me fastidiaron los veinte días de vacaciones que me quedaban, menos mal que tenía a mi hermana Candela para echarme una mano.  Me tenía que asear, Candela me llevó con sumo cuidado al baño, seguía riéndose de mí por los movimientos tan torpes ¡¡Nunca más iría con cascos!! Aunque era una burla condescendiente y comprensiva. Una vez dentro del cuarto de aseo, me desvistió y me metió en la bañera, solo me había dejado el bóxer. Miró y me preguntó si me lo dejaba o me lo quitaba… 
– Mejor si me lo quitas, pero déjalo si quieres, me da igual.
- Bueno, te lo quito. 
Respondió ella, y así lo hizo sin apenas fijarse en mi miembro flácido por aquella situación. Abrió la ducha y una vez comprobada que el agua estaba templada, comenzó a rociarme, con delicadeza para no mojarme las escayolas, a partir del abdomen hasta abajo, pasando su mano sobre mi piel, piel que no sentía nada ya que mi cabeza seguía pensando en el vuelo sobre el coche. Como peatón me crucé  sin mirar, hasta que mi cuerpo empezó a sentir, miré hacia abajo y allí observé a mi hermana disfrutando absorta, mirando mi inerte miembro… 
– ¡bufff!, dijo. ¡Es muy grande aun estando flácido!
Y ciertamente lo era, en estado flácido me alcanzaba los 13 cm, ella lo agarro fielmente con su mirada fija en él. Empezó a manosearlo, mientras seguía diciendo… 
– ¡Es enorme nene! a nadie he visto un cipote como este ¡¿Sabes?!
Esos comentarios despertaron a la bestia… poco a poco empezó a tomar vigor, Candela seguía medio hipnotizado y sus primeros manoseos palpando aquel músculo que no se hallaba convaleciente, se convirtieron en un candente movimiento de idas y venidas que hacía que mi polla fuese creciendo tanto a lo largo como a lo ancho...

 ¡Madre mía, no para de crecer, es enorme, joder! ¡Qué polla tan buena tienes!
Mientras sus movimientos se iban acelerando al mismo ritmo que su mano me iba masturbando.
– ¡Joder que dura se está poniendo!, seguía diciendo. ¡Madre mía, se ha despertado la bestia!
Casi sin darse cuenta e hipnotizada por el tamaño de mi verga. Ella seguía pajeándome, sin percatarse de lo que estaba haciendo y olvidándose de mi aseo personal…, solo veía aquel enorme falo que hinchado ante ella la tenía absorta en una sensación indescriptible de sorpresa y placer. Su mano había acelerado el ritmo, noté como sus pezones marcaban la ajustada camiseta que llevaba, y como mi tranca hinchada, se erguía altiva ante ella. Tampoco pensaba en la situación, solo la veía con una mirada perdida ante mi enorme y dura polla, una mano que apenas podía abarcarla masturbándome, mientras en el baño solo se oía, un incesante… 
– ¡Qué grande! ¡No para de crecer, es enorme nene! ¡¡Dios mío que hermosa polla!! Su mano subía y bajaba por aquel trozo de carne.

En ese momento solo existía para ella eso en el mundo, concentrada seguía sin parar, yo estaba a punto de correrme tras más de cinco días sin follar deseaba hacerlo, me dolía del placer que me estaba proporcionando y ni siquiera la avisé. El primer chorro de semen alcanzo su cara, ella seguía concentrada en la paja intentando ordeñarme a conciencia, y ni siquiera el segundo chorro que alcanzó su pelo la sacó de aquel trance, continuó con sus movimientos. Mi miembro seguía rociándola, ella cambió el que grande por el… 
¡Cuánta leche, madre mía, que exageración! ¡Pareces un toro!

Tenía las piernas temblando de tantas sensaciones, ella seguía exprimiéndome, vaciándome por completo. Así, toda bañada de esperma, se bajó los leggins cortos sin bragas y sentó en la taza del váter, se abrió de piernas enseñándome su conejo caliente y metió su mano entre las piernas para darse un homenaje con una buena masturbada. Yo seguía de pie dentro de la bañera observando como mi hermana bañada con mi semen se masturbaba frenéticamente, su mano se movía rápidamente de arriba abajo haciendo hincapié en su clítoris mirándome a los ojos, mientras con la otra mano rebañaba los chorros de lefa que cubrían en su cara y los introducía con sus dedos dentro de su boca, saboreando la leche que poco antes me había sacado. Desnuda de cintura para abajo y desinhibida por completo, esa niña se me metía los dedos y frotaba la espigada pepitilla sin cesar despatarrada ante mí dándose fuerte. La polla se me puso de nuevo tiesa al ver como se zampaba mi semen acariciándose su hinchado clítoris, para luego introducir sus dedos en su más que mojado sexo, intentando apagar el fuego que la tenía hirviendo.

La sensación de excitación y de placer se juntaban y ella quería acabar con esa excitación lo antes posible, para alcanzar su placer inmediatamente, sus "aggghhhh, sus diosssss", acabaron con un "me cooorro", que se hizo eterno, teniéndome totalmente desconcertado. A los pocos minutos unos violentos espasmos me confirmaban que estaba alcanzando un orgasmo, su mano dejó de moverse, resopló varias veces, y supongo que con cada soplo de aire se iba percatando de todo lo que había ocurrido. Entonces me miró detenidamente, desnudo en la bañera. De pronto su mirada se clavó en mi badajo inhiesto mirando al techo, con alguna gota de semen. Se miró las manos, la camiseta manchada, se tocó la cara y el pelo embadurnados de lefa…
– ¡Qué locura hemos hecho!, ¡perdóname, cariño! ¡Dios mío que salida estoy!
– Solo tenía que asearme, nada más…
– Lo que ocurre es que me vuelves loca cabrón, eso es lo que me pasa.
Con los ojos vidriosos se desnudo completamente, dejándome relajado sin comprender aún todo lo que en ese momento había acontecido en su cabeza. Me enjabonó y me enjuagó todo mi cuerpo y el suyo. En un estado casi de catarsis ensimismada en sus pensamientos tuve que llamarle la atención…
– ¡Candela, Candela, ayúdame, no puedo salir!
Sin mirarme a la cara, sin decir nada, todavía desconcertada, me secó todo el cuerpo y me colocó el bóxer, ayudándome a llegar de nuevo a la cama. 
– Tenemos que hablar, le dije.
– Sí, pero no ahora, me contestó.
Se alejó de mi habitación sin mirarme, pensaba en todo aquello que nos estaba pasando. Por momentos me sentía culpable de arrastrar a la práctica de tanto sexo a una niña como mi hermana Candela, rompiendo con todas líneas rojas que marcan el tabú del incesto…, Joder éramos hermanos y desde hacía dos meses no habíamos parado de follar como monos. Como hermano mayor y mayor de edad debí de haberlo parado a tiempo, sin embargo a su lado sentía la inconfesable sensación de excitación y amor invadiéndome por completo… Entregábamos como amantes esposos, nos queríamos como hermanos y éramos cómplices como amigos íntimos. Todo eso junto tiene un nombre y es AMOR, sí estaba enamorado de mi hermanita, pero no me atrevía a reconocerlo. A ella también le gusto, eso se nota en la reciprocidad en los comportamientos.

Un ejemplo acababa de ocurrir, con toda naturalidad me había hecho un pajote sabiendo que me aliviaría sobremanera, al no poder hacer el esfuerzo de follar con ella, y por otro lado mi hermana se había masturbado en mi presencia sin tapujos. ¡¡Y cómo se lo había hecho!! Allí mismo, poseída por una lujuria desinhibida y con toda la confianza desahogó su frustrada ansiedad. Se podía haber tirado a cualquier chico, pero aquel acto significaba mucho más…, la fidelidad hacia mí. He de confesar que desde el primer polvo en Ibiza con Candela, no he vuelto a probar el coño de otra, no he deseado a otra y creo que le seguiré siendo fiel. Todo aquello me llevaban a desear a mi hermana como nunca antes había deseado a nadie, al amaba y tenía que decírselo.

Mi hermana acabó preñada. 
Ya en Córdoba las radiografías del hospital “Reina Sofía” nos indicaban la buena fusión de mi tibia y la excelente curación de mis costillas. Era mediado de septiembre en la madrugada, el calor seguía siendo infernal, el segundero marca con pauta perfecta el paso del tiempo. Estamos mi hermana y yo solos en casa. Mi padre y Julia han salido en una de esas noches que festejan algún aniversario. Mi hermana y yo esa misma noche nos recogimos temprano, sobre las once de la noche después de haber salido de fiesta juntos. Les presenté a mis amigos que todavía no conocía del viaje a Ibiza para que se integrara… le cayeron bien. De más está decir que ella dio el bombazo con el sexo femenino. Gracias a que todos ya estaban emparejados menos yo no tuvo que quitarse a ningún moscón. Candela es delgada y lo bastante bonita para que la asedien los chicos. Voy a la cocina por una botella de agua, paso por el cuarto de ella con la puerta a cuchillo creyendo que mi hermana estaba dormida, cuando escucho un sollozo muy débil. La sensación de curiosidad recorre mi pensamiento y accedo a su cuarto. Y la veo allí como una muñequita dando la espalda a la puerta, me siento a su lado en el filo de la cama.

– ¿Qué te pasa princesa?

– Noel te tengo que decir algo muy importante.

– Que no te gusta el alcohol.

– No tonto, claro que me gusta beberme una cerveza pero ahora no debo.

– ¿Qué me quieres decir?

– No sé a quién contárselo excepto a ti, y tengo mucho miedo que te enfades conmigo, que papá me eche de casa y que los abuelos no me admitan de nuevo en Zaragoza…

– Bueno si soy la única persona, cuéntamelo… no creo que sea para tanto.

Me dio una sensación de ternura y coraje que alguien pudiera hacerle daño a mi princesa. De repente se levanta me abraza y suelta un llanto mas desconsolador.

– Es que no entiendes cariño, hemos hecho el amor montones de veces y te has corrido dentro de mí tantas veces que…voy a ser mamá Noel ¡¡Estoy preñada de ti, al menos de dos meses!!

– Pero y tu diú, acaso no ha funcionado.

– No, porque no llevo puesto ninguno. Por eso me siento tan mal de haberte engañado. ¡¡Perdóname cariño, lo siento tanto!! 
Una sensación que me paralizo en el momento exacto de decir...

– ¿Ya lo sabe mamá?

– Tonto si lo supiera ya no viviría aquí. Si lo supiera mamá lo sabría todo el mundo.

– Ya veremos la manera de contárselo a todo el mundo, por eso no te preocupes. Yo me encargo.

– No quieres que aborte.

– No, de ninguna manera, tendremos ese niño si tú quieres tenerlo.

– Yo sí, es nuestro hijo y quiero tenerlo para criarlo junto a ti… ¡Eres la persona que más quiero!

Mientras decía eso mis manos acariciaban su cabello, su perfume hacia que la abrazara más intenso y el roce de sus tetas con la tela de la camisa gigante hacia que despertara en mí un deseo que no puedo describir, ella en lo suyo que yo era todo para ella. Que obviamente me lo había demostrado.

Mirándola a sus ojos llorosos me fui acercando cada vez más… – Nena no te preocupes yo sabré cuidarte.

Le di un beso en la boquita con la cara llena de lágrimas…le arranqué una sonrisa y me abrazó de la forma más tierna, y despertó al animal que llevaba dentro. Sin pensarlo le besé en los labios, ella me abrazó más fuerte.

– Me gustas mucho Candela, ¡¡Te amo con locura!! Me pareces la mujer más tierna y bella del mundo

Volví a tomarla y besarla más apasionadamente, ella creo que no pudo más y me devolvió el beso así que seguí tocando su cabello mientras mi polla se ponía erecta, no podía pensar en nada más que su sabor presente en mis papilas. Y decidido comencé a sobarle las tetas sobre la camiseta. Ella gemía intensamente mientras besaba su cuello. La tumbé en la cama con delicadeza esperando no se arrepintiera de lo que estábamos haciendo, sabiendo que estaba preñada. Ella me correspondía restregaba su pubis contra mi verga a punto de explotar. Le baje los leggins dejando ver su dulce vagina que ya reclamaba ser atendida. Bajé hasta ella y comencé a lamerla suavemente como a ella le vuelve loca… se revolcaba de placer con el beso negro. Desprendido de mis pantalones dejando ver mi tranca erguida. Con una leve sonrisa, Candela se llevo mi rabo a la boca a lamerlo suavemente con la cabeza ladeada. Deseaba que el placer fuera recíproco por lo que en mi frenesí la puse en una postura de 69.

Nos dábamos felicidad mutua, no paso ni cinco minutos cuando ella comenzó a sentir espasmos de placer, y en su coñito comenzaba a rezumar una cuantía de flujo abundante, tras bebérmelo afanosamente, noté un sabor diferente…tal vez por las feromonas de estar preñara…, la niña se relajó un tanto. Se posó de espaldas al colchón quedándome frente a ella viendo como estaba acostada con las piernas abiertas ofreciéndose para ser penetrada. Me arrodillé enfrente de ella poniendo una almohada bajo sus riñones que pudieran elevar su conejito a una altura perfecta para ser atravesada. La miré a los ojos que los había cambiado por los de felicidad y le volví a repetir… "Que no se preocupara que yo siempre me encargaría de ella" Mi espigón tieso y presto a la zambullida se fue introduciendo poco a poco en el coño de la futura madre. Ella cerró los ojos, dejó escapar una lágrima por el sentimiento de ser amada por el hombre que daría su vida por ella. Mis movimientos que antes eran tiernos se volvieron embates más pronunciados sin llegar a ser salvajes.

Desde el primer clavado de polla ella gemía de gozo, de igual forma que sentía como le penetraba y hundía la verga que la preñó, atravesando su cuerpecito de niña a mujer. Le apoyé la lengua en su boca, lentamente se la metí toda y ella me respondió con la suya abrazándome en la postura del misionero, me di cuenta que a pesar de su preñez lo íbamos a pasar muy bien. Mi hermana tendida a merced de su hombre quedó toda desnuda, creí morir al contemplarla toda bronceada excepto la parte blanca cubierta por el biquini de la playa. Le besaba por el cuello, los pechos. La desincrusté y bajé por su vientre hasta que llegué a su vulva que estaba empapada de jugos. Le metí la lengua lanzando un suspiro semejante a un orgasmo. Tras estar un rato  chupándosela y de meterle los dedos en el ano se preparó para volver a follármela por el coño…., ante mí apareció su vulva como recién desvirgada y su ano de color rosado, con mi lengua jugando con su clítoris, me tomó de los cabellos como queriendo que entrara dentro de su sexo, ¡¡Estar con mi niña haciendo el amor es como estar en el cielo!! Siempre me gustó Candela, deseaba conocerla desnuda y poder tocar todo su cuerpo y por fin en Ibiza se presentó la ocasión y aquello nos ha traído a este momento. Su piel de terciopelo con el bronceado era más atractiva sin cabe. Me dispuse a terminar de hacerle el amor a mi princesa…

**********************
…Eso era lo que yo quería ver, le abrí las piernas para que tuviera el acceso total a mi coño…, apoyó la verga que estaba enorme y en la boca de mi conejo hambriento, encontrado sin el menor esfuerzo, empujó, y empujó, cuando me entró la cabeza lancé un grito de gusto al ver como esa enorme verga se abría camino en mi coñito estrecho semejante a ser virgen. El sueño cumplido de todo macho con una hembra, poder desvirga a su hembra en cada polvo, sin himen, ni desgarros con sangre molesta. Yo que me estaba frotando el clítoris en una masturbada de locura, en ese momento acabe como una yegua. ¡Cómo deseaba tenerla dentro llenándome! Me hacía la mujer completa. Lentamente me la fue enterrando, cuando la  tuvo calzada entera, empezó el ir y venir, la sacaba casi toda y luego me la metía hasta el fondo. Mis brazos en cruz se agarraban de las sábanas con fuerza, mientras los huevos de mi hermano me golpeaban en las nalgas haciendo un ruido que me excitaba sobremanera. 
En una de su mete saca se le salió de mi conejo y cuando quiso volver se lo impedí dirigiendo su capullo a mi ano. Así lo hizo, ver mi culo franco le excitaba. Noel se arrodilló detrás de mí y empezó insértame pero algo lo paró cambiando de idea…, me la clavó de nuevo por el coño. Enfiló la cabeza de la verga y empezó a empujar, yo  gritaba pero ya era tarde mi hermano me tenía trabada de una forma que no me podía mover cuando la insertó. Lentamente me la fue sumergiendo en un bombeo cadencioso y gustoso, una y otra vez hasta que su esperma inundo mi interior. Le imité en sus mis movimientos, deseado acabase en una corrida copiosa a base de grandes chorros de leche espesa, cada día me gustaba más la lefa de Noel…. abundante, espesa, sabrosa y solo para mí.  Se quedó unos segundos vaciando sus huevos en su cubículo natural, MI VAGINA

Una vez descargada toda la semilla la sacó haciendo el típico chasquido de su gran cipote con mi coñito encharcado. No tengo ni idea lo que duró el polvo, lo que sí sé es lo desmadejada que me dejó. Me hizo abrirme de piernas para chuparme la vulva. El muy cabrón me logró sacar un orgasmo post polvazo. ¡¡Cómo no lo iba a amar!! ¡¿Qué hombre después de reventar a pollazos a su mujer, y vaciar toda su leche en el interior del coño, se lo come y le saca un orgasmo?! Nadie solo mi hermano a mí. Nos quedamos serios no más de un minuto, me giré dándome la espalda diciendo que necesitaba descansar… 
Tengo mucho sueño ¡Abrázame!
Así que él salió despacio de mi coño haciéndome sentir su cuerpo varonil contra el mío dejándome descansar y pensar en la estrategia de cómo dar la noticia… solo se me ocurrió una forma, la directa, así que largué la noticia en la sobremesa, con toda la seguridad que da la inconsciente adolescencia… mi hermano me apoyo al 100% ante el agobio que se percibía en la cara de mi padre y no menos en la de su pareja Julia…, más que la venida de un bebé parecía haber anunciado la llegada del demonio, pero ahí estaba mi héroe, mi amor, mi amante esposo…mi hermano.

– En un par de meses me pondré a trabajar en la empresa en la que estoy de prácticas. Para entonces me haré cargo de cuidar a mi hermana y al bebé.

La rotundidad con que sonó fue más que suficiente para zanjar el tema hasta el nacimiento de Elia, una niña preciosa que se convirtió en el centro de atención de nuestra vida. Años después, nuestra madre se conectó con la civilización…, por entonces ya contaba con cuarenta y cinco años. Nos presentó a nuestro nuevo hermanito Eros, de la misma edad que Elia. Mi madre a penas se sorprendió cuando se enteró de nuestra relación, todos de alguna manera se habían escandalizado, incluso mi abierto padre, sin embargo mamá lo asumió con total normalidad. Tanto a Candela como a mí nos llamó la atención su comportamiento.

************



Desarrollaba el puesto de encargado en logística de la producción de la importante empresa C.R.E.M. SA, dedicada a la fabricación de placas solares, lo que me permitía tener un buen sueldo y darle a mi mujer e hija una vida confortable… lo curioso del caso es que mi madre se vino a vivir con nosotros con Eros. La vida es como una tortilla que cuando menos te lo esperas se da la vuelta de manera radical…donde teníamos a un padre acogedor ya solo teníamos a un desconocido y nuestra madre se pasó al bando familiar con un hijo de padre desconocido…, eso importó poco porque no estaba seguro que fuera hijo de mi padre, eso me lo confirmó mamá aquella tarde nos encontrábamos en casa con los niños jugando por el jardín…, sentados en la cocina mi madre se pronunció diciendo…

– Es cierto que sois mis hijos, pero no compartís el padre… Candela eres muy posible hija de tu padre, pero tú Noel eres hijo de un hombre que murió dos años después de nacer tú.

– Y mi padre que sabe de eso.

– Vuestro padre y yo éramos pareja cuando me preñaron, e hizo de tripas corazón asumiéndolo. En la comuna pasaba de todo, y quedarse preñada era lo más probable... y que fuese de cualquiera que perteneciera a la comuna.

Ahora encajaba todo en nuestra vida…, el desapego de nuestros padres por nosotros, y la atracción “medio incestuosa” que sentíamos el uno por el otro. Poco nos importó todo aquello que nos dijo mamá, yo solo tenía ojos para Candela y ella para mí. A nuestra hija le pusimos los apellidos intercambiado la posición, continuando con nuestra vida cotidiana idílica sin asumir nunca los riesgos del parentesco, y por ello no dejamos de follar hasta que volví a preñar a mi Esposa Candela un par de veces más… su fértil útero solo me daba alegrías y ganas de vivir. Era un hogar repleto de alegría con los niños y con ambas mujeres en casa, en especial con mamá se continuó practicando el nudismo e inculcándoselo a todos mis hijos… el amor libre y la procreación de ambas hembras se vivió en cada rincón de casa, durante años en casa. Y cuando las cosas no se espera pero se buscan aparecen…Mi madre a sus 46 años quedó preñada de su cuarto hijo, y de todos es conocido quien es el padre, si el único semental que las cubre soy YO.

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