Todos los Relatos están Inspirados en Vidas Reales...

UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Una Enana en mi vida. Amando a Ximena





Los primeros encuentros con Ximena desde la segunda semana en mi nuevo destino fueron épicos. Como sabéis no estoy casado y vivo la vida tal como se me presenta, y últimamente he experimentado una sensación extraña hacia Ximena… Devoción. Si queridos, soy devoto de Ximena… que no es virgen precisamente. Pese a ser una mujer enana, tiene facciones que no delatan tal circunstancia, sin embargo su tamaño y tal condición siempre ha sido para ella un hándicap en sus relaciones sentimentales o simplemente sexuales. A sus 28 años no ha tenido novios formales, solo algún follamigo de talla reducida que no la satisfizo en absoluto… su gran experiencia la obtuvo primer lugar con su padre, en los tres últimos años de su vida en, y luego durante unos cinco años más con su tío, hasta que este cayó enfermo por un ictus provocado durante una de las folladas a Ximena, en aquella ocasión tenía a su sobrinita a cuatro patas como una perrita recibiendo verga, cuando al señor de 62 años colapso con el derrame cerebral que finalmente le dejó secuelas en el sistema nervioso derecho dejándole impotente. Desde entonces la chica apenas había follado un par de veces.

Entre Ximena y yo hubo química de inmediato, con lo que todo fue rodado hasta acabar encamados antes de los diez días en mi nueva ubicación laboral. Algo así como dos días después de nuestro último encuentro, fui al quiosco de Ximena. Pactamos dejar pasar mínimo 48 horas antes de vernos para ver qué pasaba por nuestras cabezas ante la vorágine sexual que nos consumía. Lo cierto es que tenía la sensación de que Ximena iba a pasar de mí, debido a que ni siquiera me saludaba cuando pasaba por acera camino del trabajo durante esos dos días de tregua. Siempre pensaba que me diría algo así como “cariño, fue realmente fantástico, pero ya está”. Gracias al cielo, a Dios, al Diablo o a lo que sea, mi diosa no pensaba de lejos decirme nada de eso…

– Hola Ximena, buenos días.

– Adrián… ¿qué tal?

La viejecita a la que Ximena estaba despachando se volvió, me miró y se marchó.

– Ximena… esto… – parecía que iba a confesar una travesura infantil a mis padres. – Me gustaría poder estar contigo a solas de nuevo

– Y a mí Adrián, y a mí, en estos últimos dos días no hago otra cosa más que pensar en ti, pero quiero dejarte clara una cosa… No quiero una relación donde haya sentimientos. No me voy a enamorar de ti, y no quiero que tú te enamores de mí. Deseo que entre los dos solo haya sexo. Me vuelve loca tu cuerpo, tu polla y la manera en la que la usas dentro de mí. Te permitiré que me folles por donde quieras… mi coño, mi boca y hasta mi culo los vas a tener disponible para que los uses cuando te apetezca.

– Claro Ximena. Sólo sexo como tú digas… yo tampoco estoy preparado para una relación, y me gusta esa nueva disponibilidad de todos los agujeros de tu cuerpo.

– Pues bien cariño solo otra cosa. Lo he pensado mucho, y si por mí fuera, tendría sexo contigo mil años Adrián, así que solo te exijo una cosa para seguir follándome. Debes serme “fiel”, fiel sexualmente digo. No quiero que andes por ahí follándote a cualquiera de la que te puedas contagiar cualquier cosa… me tienes las 24 horas disponible para que descargues tu tensión genital únicamente contigo. ¡Conmigo podrás hacer todas tus fantasías realidad! No busques más… haré el rol de ser tu amante, tu esposa, tu puta o tu hija. Podrás follarme como a una adulta pero si te pone más, seré tu hijita o sobrinita, una niña de cinco años que lo hace con su papi, que como ves doy bien la talla ¡¡Y sobre todo tu primera lechada la vaciarás dentro de mi coño!! ¿Estás de acuerdo?

Imagínate como me quedé. Fue un discurso irracional a la par de maduro… yo nunca he sido fiel a mi pareja cuando la tuve, no obstante estaba dispuesto a hacer una excepción con Ximena, nunca le seré mientras esté con ella. Así que contesté que estaba de acuerdo en todos los términos y que además debía de ser algo recíproco, por cuanto pudiera pasar con su tío… fue entonces cuando me contó de la impotencia e incluso de la infertilidad de su padre y su tío, los cuales sufrían una insuficiencia del páncreas al no generar insulina.

– Muy bien. Te espero en mi casa esta tarde a las seis… imagino que tendrás el almacén a tope de leche, porque te voy a ordeñar toda hasta la última gota.

– Bien, así es… los tengo repletos y reservados para ti. ¡Hasta luego, allí estaré!

Me fui a casa. Maquiné. Quería hacer algo especial esa tarde con Ximena… Me puse delante del ordenador y comencé a descargarme videos de mamadas, polvos, corridas… busqué videos de sexo con enanas, edité esos videos, y me dio como resultado un par de clips de más o menos 15 minutos de duración cada uno. Los pasé a una memoria USB y guardé el dispositivo. Cogí dos copas de cristal diez minutos antes de mi cita. Salí de casa, fui al supermercado y compré champán y un paquete de hielos. Llamé. Ximena abrió. Subí hasta el 4º piso. Salí del ascensor y me dirigí a la puerta. Estaba abierta, así que entré.

– ¿Ximena?

– Hola amor, pasa. Estoy acabando de maquillarme para ti ¡Quiero estar preciosa cuando me ames! Ya me he hecho las uñas rojo Rusia y estaba con mi carita de putita.

– Vale me gusta… Oye, ¿Dónde tienes un cubo o algo así? He traído hielo y quiero ponerlo.

– ¿Hielo? – Se extrañó Ximena – En la cocina hay uno. Debajo del fregadero. Ve al salón y siéntate mi semental, en dos minutitos estoy arreglada para seducirte.

Puse el hielo y el champán. Fregué rápidamente las dos copas y fui al salón. Me senté. Saqué el USB y lo puse en la mesa

– Hola cariño mío, aquí me tienes.

No tienes ni idea de lo que apareció ante mí. De veras, una autentica diosa. Zapatos de cuero con al menos ¡¡10 cm de tacón!! Medias oscuras, tanga, sujetador, guantes de látex hasta el codo, una especie de collar de cuero al cuello simulando el de una perra… Sus labios perfectamente maquillados de rojo, una base de maquillaje en su rostro, cejas remarcadas con un gusto fuera de lo común, ojos maquillados turquesa putón, y un recogido tremendamente erótico en su pelo.

– He ido a la peluquería para ti, cariño – Dijo mi putita – ¿Das el visto bueno?

Pude haber reaccionado de mil maneras, de millones tal vez, pero reaccioné así… Me arrodillé frente a ella, y sin mediar palabra alguna, comencé a lamer sus brazos. El olor a cuero inundó la parte de mi cerebro más primitivo. Me volvió loco. Mi lengua iba arriba y abajo, despacito, saboreando cada milímetro del rechoncho brazo de la enana. Lamí sus dedos, los mordisqueé, pasé mi lengua hasta el hombro. Subí hacia arriba y abajo, y después de mordisquear la punta de sus dedos, lamí el brazo por el anverso hasta la axila de mi enana. Mordí sus mollas, pasé mi lengua una y otra vez por el depilado sobaco. Ximena ya comenzaba a gemir… sus diminutas manos masajeaban mi cabeza mientas le hacía el trabajo en cada uno de sus brazos, llegando a lamer la pate de sus tetas cercana a la axila.

Ximena no soportaba más mis lisonjas sin probarme… – Quiero tu polla en mi boca. Échate al suelo – Ordenó mi diminuta ama

Creo que superó a la primera mamada. Me bajé el pantalón. Fui a bajarme el slip, pero Ximena me detuvo con un suspiro gutural primitivo sexual, acompañado de unos ojos como platos y sus manitas en las mías retirándolas de – según lo llama ella – su manjar. Comenzó a mordisquear el slip, lamió la parte del slip donde estaba la polla de un extremo al otro. Gemía. Gemía como un zorrón, gozando del momento. Sus manos bajaron el slip, y agarraron mi polla. Sentí el látex de sus guantes. Comenzó a masturbarme, muy despacito, mientras pasaba su lengua por los labios rojos…Se quitó los guantes y apareció una magnífica obra de arte en forma de manicura francesa.

– Amor, mira mis uñitas… ¿te gustan? Las he perfilado solo para ti y tu verga.

– Son deliciosas, Zorra. Dámelas

– Sí…. Muerde mis uñas amor, mis dedos ¡Cómete la fresita madura!

Metió sus dedos en mi boca mientras seguía masturbándome con la otra mano. Se metió mi polla en la boca y succionó el glande, lengüeteó el orificio de mi capullo sonriéndome…

– ¡Qué capullo más gordo tienes cabrón! Me vuelve loca este pollón ¡¡Voy a sacarte hasta la última gota de leche que contengan tus huevazos! Ponte de pie mi semental. Desde la primera vez que me folló mi padre a los 11 años, nunca he tenido la sensación de tener el coño tan lleno de verga ¡Sin duda este cipote es el más enorme que me ha follado, mi vida! Y me encanta cuando me partes en dos por el coño sintiendo tu cabezón en el estómago.

Obedecí. La ayudé a levantarse, y se puso frente a mi polla. De pie los dos, comenzó a mamármela mientras sus pequeños brazos abarcaban mi cintura, mi culo. Metía la lengua en el glande, hurgando. Sopesó mis testículos, los masajeó y los apretaba mientras, su otra mano, sin poder resistirlo, tomó la base de mi polla, justo en el contacto con la pelvis, casi me hacía cosquillas. Ahora que la enana había empuñado correctamente el arma de su deseo, dejó que sus labios besaran la punta del glande y se puso a sorber. Pero aún debería hacer más para obtener el preciado líquido…

La lengua traviesa de Ximena salió a recorrer mi tronco. Y lo hizo rápidamente, casi sin yo darme cuenta recorrió el prepucio desde la punta hasta la base, dejando su saliva como huella. Rodeó hábilmente mi miembro con su lengua y volvió a recorrerla hasta la punta por el sentido opuesto. Estaba maravillado por la habilidad de su lengua, la igual que ella lo estaba de sentir esa carne varonil…

Sin más demora, Ximena abrió su tierna boquita y engulló el glande. Algo que había visto en mis ensoñaciones durante mi soledad en mis masturbaciones, ahora era realidad. La fina boca de la enana sí era capaz de introducirse el grosor de mi polla, aunque por poco margen, pues en los labios de ella se notaba que no podía abrirla mucho más. Lentamente, para mi asombro, Ximena empujó con la mano para irse metiendo el miembro dentro de su boca, de su garganta, centímetro a centímetro… Mi polla estaba cada vez más adentro de su garganta, de esos labios, pasando esos dientes y sintiendo su lengua, la cual jugaba conmigo desde su interior, impregnando de saliva fluida mi verga. Llegó un momento que ya, con un buen trozo de sexo masculino en su garganta, no daba para más, pero no la forcé. La dejé hacer, porque sabía muy bien lo que hacía.

La cabeza de la nena se empezó a mover hacia atrás, a rozar con fuerza mis carnes, y su lengua se volvía enloquecida en su cavidad bucal, humedeciendo mi sexo. Agarrada a mí con fuerza. Ximena tomó coraje y empezó a mover su cabeza a lo largo de la extensión de mi polla, frotándola a placer mientras hacía lo mismo con su mano en la base de mi miembro.

– Joder qué buena puta eres, me elevas al cielo con lo que me haces… ¡Vas hacer que me corra rápido! Si sigues mamándola de esa manera te voy a llenar el estómago de leche.

La desatada enana dejó de comer polla para chuparla, se la sacó de la boca, acompañada de una cantidad considerable de saliva, y dejó que su lengua me recorriese el sexo con fruición, con deseo… Sus ojos verdes me miraban con el mismo deseo, su mano agitaba con fuerza mi polla.

– Oh, Ximena, no aguantaré mucho más…¡Déjame follarte!

No me contestó con otra cosa que no fuera continuar con la mamada. Tras varios lametones que me pusieron a cien y me transmitían cientos de sensaciones, Ximena volvió a engullir la carne entre sus labios, ahora más adentro, ahora con más fuerza. Como una bruja hizo que mis testículos hirviesen casi al momento.

Sentir esa sensación ahora con mi enana haciéndome el mejor sexo oral de mi vida… Sentir el calor que emana de mi entrepierna, el semen produciéndose y queriendo salir, mientras ella como loca, sigue metiendo y sacando mi falo de su garganta… Los ojos de Ximena ya no tienen nada de compostura ni de chica decente, sólo de hembra en celo que reclama su premio. Se mueve sin parar, chupa, absorbe, engulle, frota…

No puedo más, hiervo, siento que me descontrolo, ella es la culpable. Y se lo digo, mientras ella no para de elevar la velocidad…

– ¡Ximena! ¡Me corro, Ximena!

Hace un gesto como si lo hubiese entendido, pero no cesa, sigue comiendo esa polla como si le fuese la vida en ello. Y creo que sabe cómo funciona, la comprende y la siente… Pues yo siento ya como el semen busca la salida y no puedo frenarlo, y la enana en ese momento vuelve a besar el glande con sus labios porque sabe que llega el húmedo final.

– Sí. Vamos sobre el sofá y fóllame allí ¡He notado que tienes los cojones a tope de lefa y a punto de reventar! Quiero que los vacíes dentro de mi coño.

La coloco en el filo del reposa brazos a cuatro patas, ella eleva el culazo, vista desde mi perspectiva es un culo enorme con la raja de su coño prensada como una hamburguesa y su ano en la misma disposición de recepción. Enfilo la polla a su coño y con poco la hundo de un solo envión ayudado por la alta lubricación de la vagina. Se la hago notar bien a fondo hasta que mis huevos golpean su vulva… grita o gime al sentirse invadida hasta el útero. Lo tiene tan apretado que exploto de locura, un placer indescriptible me viene y me va, sube y baja desde mi cabeza a los huevos al mismo ritmo que la meto y saco de su angosto estuche, siento como viene y pasa delante de mí una corrida bestial, el caudal caliente que sale de mi polla…Y Ximena lo está esperando, con el glande dentro de su fondo vaginal siente como el primer chorro sale disparado dentro de su útero y sus ojos se derriten al sentir la miel…la agarro de las tetas y la hinco más a fondo soltando otro buen chorro de leche bien dentro y hay más, el coño de la enana puede con todo mi contenido seminal ¡Sé que desea que la preñe y lo pienso hacer vaciando mis huevos y llenando su barriga! ¡LA QUIERO PREÑAR! Ximena será mi cuarta preñada, y la más especial.

Las paredes de su vagina siguen frotando mi glande mientras esta continua eyaculando impregnándolas de espeso semen. Ansiosa por más busca toda la penetración y llega el contingente de golpe, un torrente de semen hirviendo que se desliza por su conducto… Le quema el fondo vaginal, arden sus paredes… El semen es abundante e inunda a su cavidad, la enana es derrotada y el esperma viscoso la inunda por completo. Creo que el décimo aldabonazo es el último y caigo sobre los cojines del sofá con las piernas flojas. Ella se sube encima de mí y me come a besos, mete su lengua en pugna con la mía y luego se baja a chupar mi polla para dejarla bien limpia y lista para la segunda tanda de fornicio. Descansamos unos minutos, los cuales los dedica a masajearme los huevos y la polla, mamármela y llegar hasta el ano en un beso negro. Luego invade mi ano con uno de sus dedos en tanto se dedica a mamar el glande pajeando el resto de mi tallo, sus manejos me elevan de nuevo la moral, esa putita sabe cómo sugestionar a un macho.

– ¡Ya estás en forma cariño! Vamos a la cama…necesito que me folles otra vez y otra más.

Sus tacones resonaron en el suelo. Miré su culito o más bien su culazo si lo miramos desde el punto de vista de su cuerpecito. Sinceramente era rico como para comérselo por horas, terso con dos nalgas bien diáfanas en fiel conjunto con sus grandes tetas de pezones enormes… tenía lo que tiene que tener una hembra y en abundancia, incluida su fogosidad. Llegamos a su dormitorio e inmediatamente se elevó sobre la cama.

– ¡Ponte boca abajo, puta! – Le exigí – Quiero lamerte ese culo de zorra que tienes.

Le comencé a morder su culito. Fue un momento mágico, porque descubrimos que era una zona tremendamente erógena de Ximena… Nada más dar mi primer bocado, un largo gemido gutural salió de la garganta de Ximena, eso me invitó a continuar con ahínco.

– ¡¡Aaaaaaahhhhh…..!! ¡Dios mío Adrián, muerde más por lo que más quieras hijo de puta. Muérdeme, muerde, muerde…. Vamos!!!! ¡Cómeme el culo y no te dejes de comer el coño!

Mordí. Despacio primero, fuerte poco a poco después. Mis manos sobaban su delicioso culo mientras dejaba impresa mi moldura dental. Separé sus nalgas y lamí su ano. La punta de mi lengua inspeccionó su botoncito una y otra vez mientras Ximena gemía como la mejor puta profesional en un cuerpo de niña que aún no tuviese edad de tener la regla.

– Gírate… – Pedí – A veces pienso que me estoy follando a una niña con este cuerpecito…

– ¿Sí? Puedo ser lo que tú quieras me semental. ¡Ya no puedo más...Fóllame cabrón! ¡¿No te gustaría follarte a una nena de seis años…?! Aún no he hecho la comunión papi…

– Entonces es hora que pruebes ya el cuerpo del padre…

– Sí papi, dámelo todo

Y me lancé a follármela brutalmente. Agarré sus caderas mientras mi polla se enteraba en sus entrañas. Ximena masajeó sus tetas, sus pezones gimiendo al notar la intrusión de mi cipote en sus entrañas. Con ese cuerpo tan corto, el estómago debe estar muy cerca de la punta de mi polla, joder la ahondaba más para ver si llegaba.

– Mmmmmmhhhh… Qué rico Papáaa. Más, más, másssss. ¡¡¡Joder que grandísima puta soy mi vida!!! Haremos siempre lo que quieras mi rey. Dame mássss ¡Fóllame más hasta que me revientes a pollazos! ¡Ummm! Eso es, hazme sentir tus huevos en mi coño, agítalos bien que hierva la leche que me vas a meter en mi útero… ¡PRÉÑAMELO! ¡Vamos hazme una pancita con tu bebé! ¡Encárgamelo ahora mismo…!

– Si mi cielo, me encanta. Joder, joderte es lo mejor del mundo ¡Dioss qué rico coño tienes!

Mi verga se deslizaba suavemente y sintiendo que llegaba al tope, bombeaba como un poseído. Mi enana se mordía los labios de placer y me animaba pidiendo más y más.

– Vamos cabrón dame más duro… La quiero toda dentro en mi coño.

– Ya la tienes toda dentro mi amor.

– Dame con fuerza que me gusta sentir tu glande en el fondo y tus pelotas azotándome.

– Te estoy dando con todo… ¡¡Me llega ZORRA, me llega la leche a la polla ya…!!Pronto te voy a llenar  con mi leche.

– Sí, sí. Quiero que acabes dentro de mí. Quiero todo tu esperma espeso, que es mío.

– Ya me corro Ximena, ya me corro PUTA, no puedo aguantar más ¡Ummm!

– Yo también me corro mi rey, esto que me haces es un sueño. No pares por favor… No te salgas de mi coño ¡Necesito que te corras todo dentro de mi útero y me lo PREÑES!

– Mis bichitos te van a hacer una bonita panza y tendrá una bonita enanita que amamantar.

– No me hagas una enana, hazme un semental como tú…grande, fuerte y potente.

– ¡¿Qué harás con un macho tan grande…?!

– Le enseñaré a follar como tú lo haces ¡Venga préñamelo por favor!

No pude aguantar un segundo más dilatando aquella tensión genital… solté toda mi descarga. De mi polla salieron los habituales seis o siete chorros de esperma que inundaron la cueva de mi enana, que las recibió encantada y apretando los músculos vaginales me ordeñaba más incluso. En suma, un polvo brutal por lo intenso y duradero. Irrepetible. La había follado durante más de veinte maravillosos minutos, casi cuarenta desde que iniciamos la follada con los previos, sin embargo con esta mujercita me ocurría algo increíble, me quedaban ganas de continuar. La polla continuaba dura mirando al techo y eso ella lo aprovechaba para hacerme la mamada que tanto le gustaba, y rematar la faena.


****************************


Volví de nuevo a su miembro y seguí jugando con las uñas en el glande. Lo volvía a besar y abrazar con los labios. Pasaba los dientes dando suaves mordisquitos… – ¡¡UMMMMM!!

Comenzaron a surgir sus primeros gemidos, señal de que le gustaba. No quise decirle nada para no distraerle. Proseguí con mis juegos mientras iba metiendo aquel ariete en la boca. No dejé de meterla hasta que tuve los testículos rozando mis labios. Fue el momento de sacarla y comenzar a meterla y sacarla de forma más ágil. Él seguía gimiendo y dando pequeñas sacudidas con las caderas, mientras su polla entraba y salía follándome la boca…, la acompañaba con la mano izquierda, al tiempo que con la derecha surcaba su vientre y llegaba hasta sus pezones. Sus movimientos eran más acelerados. Paré un par de segundos para ver su reacción. Como esperaba, protestó con un gruñido. Volví a introducirla del todo en la boca y comenzar de nuevo el mete saca, esta vez sin manos. Mientras lo hacía, recorría con las yemas de los dedos su vientre de arriba abajo, evitando arañarle, desviándome de vez en cuando a los costados. Lo hacía de forma muy fuerte, para que sintiera bien mis dedos, los diez, como si fuera un felino intentando desgarrarlo.

–  AHHHHHGGG, AHHHHGGGGGGG…

Volvió a gruñir, esta vez de forma más salvaje. Sin duda le estaba gustando mucho. De vez en cuando paraba, antes de que la polla saliera de mi boca y apretando bien los labios succionaba. Eso, sin duda alguna, le encantaba a tenor de sus gruñidos y de los movimientos de cadera cada vez más violentos. A pesar de todo parecía tranquilo y concentrado, esto jugaba a mi favor.

Ya era el momento de usar mi arma secreta, aquello con lo que pretendía sorprenderlo. Me separé un poco de su miembro viril enrojecido por el carmín de mis labios, y por la sangre que, sin duda, se acumulaba en los cuerpos cavernosos de éste, en especial del redondo y orondo glande. Pues bien, mi arma secreta era ni más ni menos que una piruleta de fresa. Para los que no seáis de España y posiblemente no sepáis qué es, os cuento… una piruleta es un caramelo de unos 3 cm de diámetro (con el paso de los años las hacen más pequeñas…¡Qué cabrones!!), de forma circular y aplanada, con un palito para poder cogerla.

La metí en la boca y chupé unos segundos para extraer su sabor y humedecerla. Mis labios quedaron impregnados de su sabor y muy pringosos, la saliva se fusionó con el caramelo haciéndose más liquida. Volví a tragar él cipote hasta la garganta y comencé de nuevo a subir y bajar por ella dándole la gran mamada. El placer que mi paladar sentía por la mixtura de sabores del caramelo y de su polla era indescriptible. Mis ganas de comerme aquel enorme caramelo aumentaron.

– No sé qué coño haces Ximena, pero me vuelve loco… ¡UMMMMMMMM!!

Me detuve un segundo y con la polla dentro de la boca, me introduje también la piruleta. Tenía su largo y duro caramelo junto con la piruleta dentro. A medida que chupaba la verga dura, deslizaba la piruleta por la zona venosa y llegaba hasta la puntita, justo en el orificio de salida de su meada y la lefa… curiosa que es la naturaleza en su ejercicio de diseño. Allí me detenía y jugaba con ella, impregnándola. Al mismo tiempo lamía la piruleta y el glande. De la uretra salían pequeñas gotas transparentes de líquido. La excitación que tenía debía ser extrema, en sus bolas se estaría cocinando una buena lechada que hervía en ese instante.

– ¡¡Sigue puta, sigue que me matas!! – Me suplicaba – ¿Dónde coño has aprendido tú a hacer estas cosas? – Preguntaba – Así solo lo hacen las putas profesionales.

Yo no decía nada. Notaba sus movimientos descontrolados y como le costaba respirar hiperventilando… sabía que estaba a punto de eyacular y que llagaba el momento como en tantas ocasiones vislumbré en mi padre y luego en mi tío. Aun así quise que lo deseara más. Si jugaba con su mente y la desesperación, estaba segura de conseguir mi meta. Entonces dejé de jugar con la boca, me separé y gateando llegué hasta su oreja izquierda, sin soltar y dejar de pajear la polla con la mano izquierda. Le chupé la oreja desde la cara de barba áspera… lijé mi lengua en su rostro viril, y por un instante pareció aspirar todo el aire de la habitación. Yo estaba que se me derretía el coño de sentirlo tan excitado.

– ¿Estás preparado para lo mejor? – le pregunté susurrando y con voz viciosa.

– ¡¡Síp, haz lo que quieras pero hazlo ya!! – Se quejó desesperado – Ya me contarás donde has aprendido todo esto, pero ahora sigue so puta, ni se te ocurra dejarme en este estado porque te mato a pollazos – terminó sentenciando.

– De acuerdo mi amor, solo quiero que goces de tu enana. Voy a hacer que te corras como nunca te lo han hecho gozar… y lo recuerdes por muchos años – respondí al tiempo que separaba mi boca de su oreja mirándole con lujuria a los ojos – ¡¡Te dejaré los cojones secos!!

Me acerqué a sus labios, los besé y los mordí un poco fuerte. Metí la lengua dentro de su boca y él me correspondió. Dejé de masajearle la polla, froté la piruleta en mi raja chorreante  y se la di a probar. Él sabía bien que era aquello que le excitaba tanto y que sabía tan dulce, no era la primera vez que se comía mi flujo vaginal y hasta mis corridas. La metí en su boca, para que la saboreara bien, al tiempo que introducía también mi lengua, nos comíamos con gula y lascivia incontrolables. Tras unos pocos segundos…

– Ese sabor que has notado, es el de tu juguetito húmedo y el dulce que está así por ti, mi amor – volví a susurrar mirándole a los ojos – Está deseoso que lo atranques con tu gorda y larga verga, que lo llenes de carne dura y luego lo riegues de leche…

Él me devolvió la mirada pero no dijo nada. Sin perder más tiempo abandoné su boca y fui descendiendo por su cuerpo, con la piruleta delante y lamiendo con la lengua detrás. Me detuve en los pezones y jugué con ellos unos segundos. Continué mi descenso hasta llegar al ariete que me esperaba ansioso y muy hinchado. Ahora sí había llegado el momento de la verdad. Lo tenía justo en el estado de deseo que yo quería. Tras deslizar la piruleta por todo el rabo, lo abracé con los labios y lo llené de besos. Acto seguido lo recorrí con las manos. Al llegar a la punta del ariete, jugué muy suave y despacito con yemas y labios.

– Te juro que hasta que no me cuentes dónde has aprendido todas estas cosas no pararé – dijo en tono exaltado y amenazador. – ¡¡UMMMMMMMMMMMM!! – gimió.

Este era mi momento, lo tenía donde yo quería. Sin perder más tiempo la engullí por completo y comencé a comérsela con ganas, sin intención de parar hasta que se corriera en mi garganta. Durante unos minutos no cesé en mi empeño por ordeñar aquello que me tenía loca de excitación día y noche… le sacaría hasta la última gota de leche. Sentía la mandíbula adormilada pero debía continuar dándole placer como un Puta… noté que podría correrse, me detuve abrazando fuerte la base dela polla dura, formando un anillo con el dedo pulgar e índice de ambas manos.

– ¡¡HIJA DE TU PUTA! ¡ESTO ES DE PUTA MADREEEEE!! – Gritó – ¿QUIERES TERMINAR DE UNA VEZ? – volvió a gritar excitado como un toro bravo, viril como me gustan los machos.

– Ya termino amor, pero cuando te vayas a correr, me lo dices sin perder tiempo – respondí a sus gritos.

– Síííííí… pero sigue – dijo accediendo a mi súplica.

Esta era la recta final, ahora o nunca, me dije. La tragué por última vez y no dejé de meterla y sacarla, sin dejar de presionar muy fuerte con los labios. Después de un par de minutos escuché sus gritos…

– YAAAAAAAA, ya me viene ZORRAAA… YAAAAAAAA.

Me detuve y abrazando el glande con los labios, sin dejar entrar o salir aire de la boca, comencé a succionarlo muy fuerte, creando una especie de vacío. Durante unos cinco segundos permanecí así, al tiempo que con la mano derecha no dejaba de acariciarlo, masajeé su prepucio… el semen no salía, estaba contenido dentro de su miembro viril. Pasados esos interminables segundos dejé de presionar con los labios, permitiendo que entrara un poco de aire. En ese momento, un chorro de semen inundó mi boca, llegando a chocar con el paladar, era un chorro enorme a toda presión que anegó por completo mi boca con ese único aldabonazo de esperma espeso, y había más, mucho más…

– ¡¡HIJA DE PUTA!! ¡¡ME CAGO EN TU PUÑETARA MADRE!! Me vas a matar de gusto.

Gritó sin dejar de follarme la boca y de soltar leche. Yo seguí succionando para ordeñar hasta la última gota de mi macho. Dentro de la boca, el semen que la inundaba como nunca, se mezclaba con la saliva. Yo no dejaba de subir y bajar apretando bien los labios en un sellado casi hermético. Sin duda el orgasmo que Adrián estaba teniendo era desconocido para mí… creo que para ambos. Mi padre jamás tuvo un orgasmo de ese nivel o al menos nunca me lo mostró, mi tío tampoco…, lo que era cierto en todo caso es que ni ellos ni mi amantes ocasionales tenían el potencial eyaculador de Adrián.

– Ximena, eres la mejor, te lo juro… nunca me la habían comido como tú lo has hecho – afirmó con rotundidad y más calmado.

Acabado de correrse, le enseñé todo el contenido de mi boca, el cual se derramaba por momentos de mi cavidad, no dejé que se escapara nada y terminé por tragar el néctar que como una abejita, había estado ansiando todo el tiempo. Lo metí todo en mi estómago, en el paladar me dejó un regusto a semen excitante… tal vez era eso lo que hacía excitarme. Sentí una sensación que no esperaba en mi entrepierna. No sabía si me estaba corriendo o que todo mi interior se estaba agitando. El caso es que el gusto que percibía, por la satisfacción de complacer a mi chico, era muy agradable… a mi macho le encantó mi tragada de lefa.

Cuando saqué la polla de la boca respiré aliviada. La mandíbula no daba para más. Necesitaba un descanso, me lo había ganado. Gateando de nuevo me acerqué a su boca y se la comí con ganas. Aun me quedaba algún resto de semen, pese a ello no me rechazó y yo se lo agradecí con un morreo lascivo a más no poder. Lo desaté y me tumbé a su lado, apoyado la cabeza en su pecho y me hice un ovillo en sus fuertes brazos, al ser tan pequeña siempre ha dado la sensación que soy una cría acurrucada por su amoroso padre. Él me rodeó con su brazo y permanecimos así un rato, sin decir palabra, mientras que con la otra mano acariciaba mi pelo y jugaba con él entre sus dedos, como si quisiera hacerme rizos. Pasado ese ratito rompió el silencio…

– Ximena, te juro que jamás me había corrido así con ninguna mujer… ni tanto ni tan intensamente, has logrado mantenerme excitado y hacerme explotar como un geiser. Cuando descansemos un rato te voy a dar gusto a ti. Voy a follarte hasta que te corras como una perra, te lo has ganado. Te voy a llenar el útero de leche, de la que aún quede.

– Veras Adrián, tengo algo que decirte. Lo cierto es que mi intención era gozar contigo, pero no creo que te apetezca follar mi coño con la regla…  Lo siento pero es así. Me da mucho apuro hacerlo en estas condiciones, me gusta mucho que me llenes la vagina de leche, que te corras dentro de mí pero estos días no va a poder ser…– me confesé mientras hacía círculos con el dedo índice en el pezón que le quedaba al descubierto.

– ¡No te preocupes, no pasa nada! – Exclamó – Tendremos muchos más días para follar…

– Así es. Sé que no me vas a dejar… te encanta follarme y llenarme, y a mí que lo hagas con furia y vacíes tus huevos en mi útero, pero hoy no me siento cómoda. – respondí triste.

– Vale, no pasa nada amor, olvida el tema. Lo cierto es que me has dejado para ir a urgencias. – me tranquilizó.

– Ok amor. De todas formas tienes que decirme quién coño te la ha chupado además de mí. Antes has dicho que nunca te la habían comido como yo. Eso lleva implícito que ha habido otra u otras.

– Bueno mi amor, es solo una forma de hablar. Es una frase hecha, no implica nada más… ha habido muchas de las que ya ni me acuerdo. Y tú… ¿Dónde o con quién has aprendido a chuparla así? – terminó llegando al tema que le interesaba.

– ¡¡No seas cabrón!! Sabes que antes de ti solo hubo un par de chicos enanos, mi tío y mi padre… Además, deberías tener claro que, estando contigo no ha habido otros. Te quiero a ti y solo a ti porque soy una chica fiel…en mí solo entra tu polla – respondí con un cierto enfado.

– ¡¡Vale, vale!! No vayamos a enfadarnos por una tontería. – terminó de forma conciliadora.

Por fin todo había salido bien y mis deseos se cumplieron. Conseguí que se corriera sin necesidad de follar. Él se mostró muy agradecido esa noche y durante varios días me lo recordó con palabras y hechos. Yo me sentía muy feliz y satisfecha por haber logrado proporcionarle “la mejor mamada de su vida”, según la llamaba él, sin embargo hubo unas cuantas más mientras no se me retiraba la regla.

A la mañana siguiente me levanté sobre la una. No quise despertarle pues estaba rendido y con cara de felicidad. Me duché, me arreglé, me vestí y me dispuse para irme a casa. Antes quise dejarle algo especial. Tomé una hoja de papel y un rotulador. Escribí una nota que pudiera leer al despertar que decía:

 

♥   -    -      P A R A  Ti     -    -   ♦

“Amor, te Quiero más de lo que puedo

Expresar con Simples Palabras.

Quiero que sepas que Anoche te di Algo Muy

Especial para Mí y deseo que

También para Ti.

Para que tengas un

Día Dulce te dejo un Regalo”

♂ ¡¡Te Amo!! Eres ♪♫♪ Para Mi ♥

Siempre Tuya... Ximena ♀

♠  -    -    K i S S   -    - ♣

 

************************






Esa misma semana continuamos con las mamadas… Saqué mi polla y tres segundos después chorros de semen salían dirigidos a la boca de mi enana, de mi puta. Atiné prácticamente de lleno. Ximena jugó con mi semen… hizo globitos con él, sacó la lengua y mojó sus labios. Babeó el semen para que corriese por su barbilla, su cuello… untó semen en una uña y se lo pasó por un pezón…

– Adrián, me vuelves loca

– Y tú a mí mi zorrita

Se duchó. Al salir, me dijo… – Adrián, ¿Qué te parece si… bueno… si me hago un implante de tetas…?

– ¿En serio? Sería fabuloso vida mía… pero no crees que serán demasiadas pesadas. Siendo tan bajita, las que tienes son fabulosas, proporcionadas y muy excitantes...

– Entonces, no lo haré si me ves sexy así… ¡¡Eres un primor!!

 

***************************************


Le comenté que estaba un poco aburrido, y la invité si quería más tarde a tomarse un trago a mi apartamento. A ella le pareció muy buena la idea. Me dijo que ya estaban por cerrar, se tomaría una ducha, se cambiaría ropa y que subiría a charlar un rato conmigo, le guiñé un ojo y ella me puso morritos… nos despedimos.

Llegué a mi piso, ordené un poco, me di un baño y me quedé viendo la tele a la espera de mi visita. Cerca de una hora después siento que tocan a la puerta. Era mi pequeña invitada. Venía con unos jeans azules y una camiseta blanca. La verdad la enanita estaba bastante buena, tenía unas grandes y redondas tetas, un tremendo culo y una carita de niña picantona de lo más normal… a diferencia de otras enanas, Ximena no tenía grande y desproporcionaba su cabeza, si solo miraba del pecho hacia arriba podría pasar por normal.

La salude con un beso en la boca y la invité a pasar. Encontró bien ordenado el apartamento, se paseó por cada estancia… Pasamos a la cocina y me alabó el orden y limpieza de esta. Luego al baño, también muy ordenado, entramos a la habitación, donde solo tenía una cama, un televisor y un taburete.

Todo le pareció muy bonito y ordenado. Me invitó a salir al balcón a fumarnos un cigarro. Ella todo el tiempo caminaba delante de mí y mientras yo hablaba, mis ojos no perdían de vista ese tremendo culo, sostenido por dos gordas pero cortas piernas. Me parecía graciosa y sensual su forma de caminar, pero me excitaba siempre la idea de poder llegar a esta íntimamente con Ximena follando como conejos…. Serví dos tragos y los tomamos en el mismo balcón.

Ella se sentó en la baranda y yo le encendí su cigarro. Conversamos sobre muchas cosas, de la vista, nuestras edades, el trabajo y un poco el futuro…Luego volví a llenar los vasos.

– Me preocupa que te vayas a emborrachar y te caigas del balcón

– Ja jaja, si me embriago, es otra cosa la que debe preocuparte

– ¿Sí…? ¿Qué cosa?

– Que me ponga calentona…

– ¿A sí…? Bueno, ¿y qué haces cuando te pones calentona?

– ¡Uuuuuu! Muchas cosas, te sorprenderías

– ¡¡Qué interesante!!

– Ya lo creo.... ¡Uy! Tengo ganas de ir al baño

 La enanita se bajó del balcón y entró al baño. Se demoró un poco. A mí me dio un poco de frío y entré a mi habitación a busca un chaquetón o algo para ponerme. Justo en ese momento, ella salió del baño y entró a mi habitación.

– ¿Te ha dado frío…?

– Sé, un poco, me estaba helando ahí afuera

– Si quieres yo te lo quito

– ¡¿Tú me vas a quitar el frío?!

– Si tú me dejas…y se subió sobre la cama y abrazándome comenzó a besarme.

Mis manos la tomaron de la cintura y comenzamos a besarnos, mas su beso era con tanta pasión que al poco rato me fui apoderando de su gran culo, sin encontrar ninguna resistencia por parte de ella como era de esperar, ya nos teníamos bastante confianza.

La diferencia de altura era notable, ella aun arriba de la cama quedaba más baja que yo. Mi verga estaba completamente dura, pero a ella le quedaba a la altura de sus rodillas, sin embargo, las movía dándome la señal que la sentía. Mis besos pasaron a su cuello y luego comencé a besar sus tetas por sobre la tela de su camiseta. Aun con esta más su sostén, podía sentir como sus pezones se habían puesto duros al contacto de mis labios y ella emitía pequeños gemidos en señal de estar disfrutándolo.

De pie no podríamos hacer mucho, así que la tomé y la recosté en la cama. Seguimos besándonos y yo manoseando sus tetas, ahora subiendo la camiseta y tocándoselas por encima del sostén de encaje de un bonito acabado que antes no había visto. Le pedí que se lo quitara y me dejó hacerlo a mí. En un movimiento ella quedó sobre mí y aproveché para desabrochar su sostén por detrás, liberando dos hermosas tetazas coronadas con dos grandes y duros pezones negros.

Me apoderé de esas tetas y comencé a chupárselas desesperadamente mientras ella me decía que le encantaba que le chuparan las tetas fuertemente. Yo con esto me animé a darle más fuerte, succionándoselas y  haciendo que ella gimiera de placer.

Ella desesperada y rápidamente, comenzó a desabrochar mi camisa, luego me besó el pecho y rápidamente desabrochó mis pantalones buscando mi verga. Yo la ayudé bajándome los pantalones hasta los muslos. Ella como desesperada, me sacó la verga del pantalón y se la metió toda a su boca como si le faltara para respirar bajo el agua. Las chupadas que me daba la enana eran increíbles, la succión que me aplicaba sobre la punta de mi verga era sensacional como nunca nadie antes me lo había hecho. Realmente esta enanita sabía lo que era chupar una verga, lo que era darle gusto a un hombre con la lengua, experiencia no le faltaba con años habiendo follando con su padre y luego muchos más con su tío.

Mientras lo hacía yo terminé de desnudarme. La recosté de espaldas y desabrochándole sus jeans comencé la difícil tarea de sacárselos, ya que su exagerado trasero al parecer había entrado a presión en esas generosas caderas. Al fin con ayuda de ella pude sacárselos, junto con sus braguitas minúsculas las mirase por donde las mirase, se las saqué después de desembarazarla de los jeans.

Mi delirio siempre fue comerme los coños de mis amantes, no hay nada como un rico chocho de mujer, para mi es una fascinación. Sin pensarlo dos veces, me perdí entre sus piernas devorando su mojada entrepierna. La enana me envolvió con sus cortas piernas y apretándome con ella se dejó consumir. Comenzamos a girar sobre la cama, yo siempre con mi lengua dentro de su coño, hasta que de repente quedé de espaldas y ella prácticamente sentada sobre mi boca.

Continúe saboreándola una y otra vez. Ella estuvo a punto de alcanzar el orgasmo, pero se detuvo, y dándose vuelta en una posición 69, comenzó nuevamente a chupármela con la misma voracidad anterior. Yo quería acabar de correrla comiéndole el coñito, pero por su porte, me era imposible, así que me conformé con admirar su tremendo culo y tocárselo una y otra vez, jugando con mis dedos en su gran raja, su duro clítoris y la entrada de su ano… Me mojé un dedo y comencé a metérselo. Ella al mismo tiempo me hizo lo mismo, le pedí que no me lo hiciera, que no me gustaba eso, pero ella me dijo que si yo se lo hacía, ella me respondía con lo mismo.

Mientras ella seguía chupándomela, nuevamente comencé a jugar con su ano. Ella dándose vuelta me preguntó si le gustaba su culo, mientras con sus manos se abría sus nalgas, para mostrármelo completamente, yo le dije que era exquisito. Me dijo que me dejaría metérselo ahí a cambio que yo me dejara meter un dedo en el mío. Al fin accedo. Esta vez me relajé un poco y seguí metiéndole el dedo en el ano. La enana sin dejar de chupármela, se mojó su dedo y también me lo comenzó a meter. Esa experiencia era completamente nueva para mí, pero debo reconocer que comenzó a gustar.

Pasó bastante rato y ya su dedo entraba y salía de mi ano, al igual que del de ella sin ninguna dificultad. Ella se dio la vuelta, puso una pierna a cada lado de mi cintura completamente de pie y se fue sentando sobre mi verga… la sujetó con firmeza y la encauzó a la entrada del coño… se la fue metiendo hasta el fondo de la muy humedecida vagina, una vagina nada enana por otro lado. Como era muy liviana, podía hacer con ella lo que quisiera… y llegaba a levantarla de cada arremetida que le pegaba, azotándola con mis pelotas en cada incursión a fondo. Elle gemía de gusto apuntando cuanto le gustaba sentir mis huevos golpeándola.

Mi verga entraba y salía de ella. No sé si eran ideas mías, pero no tenía un ápice de pudor… al parecer debido a su mucha experiencia. Su vagina estaba muy usada, sin embargo no tanto como para estar demasiado dilatada, dado que me apretaba con cerrazón en su interior percibiendo cada pliegue vaginal con un extremo roce en mi glande y todo el tallo… de todas formas y posturas mi amante follaba de maravilla. Apoyaba sus brazos en mi pecho y se movía de una forma sensacional, de atrás a adelante, de lado a lado, en círculos, se la sacaba toda y se la volvía a meter de golpe hasta aplastarme las pelotas contra su coño.

Le pedí que me la dejara metérsela por el culo, y no lo dudó un solo segundo…, se puso a cuatro patas dándome su ojete. Me bajé de la cama y la agarré de su cintura, la acomodé a mi antojo enfilando debidamente mi estoque en su culo. Le apunté la verga a la entrada del ojal de su ano, y lentamente se la fui introduciendo hasta meter una parte considerable.

Comencé al principio lentamente mientras su ano se acostumbraba y moldeaba sus entrañas con mi cipote. Ella me decía lo bien que sentía sentir mi verga abriéndose camino en su culo, era la primera vez que le daban por el culo y le estaba gustando. Mis manos aferradas a esas grandes carnes, punteaban una y otra vez con mi ariete.

Me pidió que me sentara en una silla y colocándose de espaldas a mí, con sus pies en mis piernas nuevamente se la fue enterrando por el culo. Luego se dejó caer enterrándosela por completo. Dio un grito mezcla de placer y dolor, y comenzó a moverse en círculos. Mis manos aferradas a sus ricas tetas las tocaban fuertemente, tirando de sus pezones hasta causarle dolor placentero exigente… a ella le gustaba así, duro y lujurioso.

La pasión estaba al límite, me levante de la silla afirmándola de sus piernas y me paseé por toda estancia con ella en brazos sin dejar de metérsela, sin dejar de follármela como a una puta. Caímos en la cama con ella de boca, colocándole una almohada en su vientre, para levantarle más el culo. Se la extraje del culo antes de derramarme y la introduje de nuevo en su coño…, se la metí apoyando mis brazos a su lado.

En esa posición, y entre gritos y gemidos, comencé a llenarle el coño de caliente semen, justo en el momento que ella comenzaba un fuerte esténtor por el orgasmo que tenía… fue esplendoroso que nos sincronizáramos en mi corrida y en su último orgasmo. Tras derramar más de seis lechazos, dos grandes chorros de lefa y unos menos cuantiosos, me quedé un rato ahí inseminándola a conciencia. Luego me levanté sin alejarme de ella, admirando su diminuto cuerpo tendido desnudo sobre mi cama, sus gordas y cortitas piernas, acariciando su gran culo y su raja entreabierta por mi polla, ahora mojada por mi leche que chorreaba en un lánguido reguero de esperma espeso.

Esa noche se quedó a dormir en mi cama, y todo lo que duró el fin de semana… no me atreví a decirle que el lunes me marchaba. Ya cuando me quisiera ver no estaría. No me gustan las despedidas y aquella era una anunciada desde el primer día en que nos conocimos. Lo que nunca supe fue que ella quedó muy desolada por un tiempo, pero pasadas tres o semanas comenzó a ocurrir lo que ella tanto había buscado y la tristeza por mi abandono se torno en gozo, al notar que no le llegaba la regla y ahí fue cuando su vida cambió para siempre… le había dejado el mejor regalo de despedida que le podía hacer. Ximena estaba preñada de mí por fin, y ya no me echaría tanto de menos, tras haber conseguido su primer objetivo, el segundo no lo pudo tener… el tenerme para ella durante el resto de su vida.






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas más populares de la semana