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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

La Delgada Línea Roja de mi familia

 


A mis 20 años sigo siendo hijo único, lo que no me explico a estas alturas de mi vida, porque mis padres son muy activos sexualmente y mi madre siempre ha tenido el deseo de tener más familia, o al menos esa ha sido siempre mi impresión leyendo entre líneas sus mensajes en muchas de las conversaciones que tenemos en casa al respecto. Sea el motivo que sea, mis padres no han engendrado ningún otro hijo y supongo que oportunidades habrán tenido a lo largo todas esas escapadas a playas y spas nudistas que han disfrutado juntos… supongo que ahí se anima hasta un muerto.

En casa no se puede decir que tengamos un comportamiento clásico en cuanto a costumbres estandarizadas de esta sociedad que nos toca vivir… más bien existe cierto liberalismo sexual con escasez de pudor. Mis padres vienen de un pensamiento abierto rozando el ideal hippy de “ama y no hagas la guerra” “Paz y amor”, en definitiva el “Power flower” de los años 70. No es que practiquen el nudismo directamente en casa en mi presencia, pero tampoco tienen reparos en follar haciéndoselo saber a los que están fuera de las cuatro paredes de su habitación. Solo con decir que mi madre es la encargada de proporcionarme los condones, y con eso ya os lo digo todo. 

Sería el verano del 2017 en una mañana calurosa de julio cuando…. “Imagino que cuando sales con tus amigas, tendrás relaciones sexuales con ellas”. Me dijo mi madre mientras hacía mis barquillos con las magdalenas dentro del bol de leche.

     Todavía no me he acostado con ninguna.

     Tal vez este verano lo hagas, he visto a esa tal Mónica que no te quita ojo…

     No sé mamá… ¿A qué viene ese interés?

     Pues simplemente a que ya tienes edad para follar y sin duda ya tendrás unas ganas locas de meterla en un coñito apretado, mojado y caliente, en vez de pajearte tanto… que por cierto me tienes todo perdido de chorretones de lefa… lleva más cuidado cuando la sueltes

     ¡¿Qué me quieres decir con todo ello…?!

    Solo te digo que este verano, será para ti un verano con tendencia a ponértelo fácil. Hijo tendrás que tomar tus precauciones para no preñar a ninguna putita de esas con las que vas… A tu edad no te conviene engancharte a ese tipo de responsabilidades, y ya te digo que follártelas puede ser cosa sencilla, soportarlas NO.

    Tengo muchas otras cosas en las que pensar, antes de preñar a mis amigas…

    Por eso mismo te lo digo. Tienes 18 años y no me hace ilusión ser abuela tan joven. Pienso que a sus padres tampoco les dará mucha alegría tener a su niña preñada por un picha brava como tú…

     No te preocupes mamá, que no va a pasar.

    Como no va a pasar si tomas precauciones, independiente si ellas toman sus medidas… tú nunca te fíes de una mujer, una vez que tu esperma esté en su coño ya no te pertenece, pero sí la panza con el hijo que le puedas hacer. Así que yo me encargaré de que no te falten condones en tu cartera, por si acaso te entra la pasión y quieres mojar tu polla en uno de esos coñito calientes…

     Pero mamá…

   Ni mamá ni mamó. Sería conveniente que me dijeras de qué envergadura de polla estamos hablando para no fallar con la compra.

    Pues… bueno… ahora así de sopetón de unos 18 cm de largo… creo yo…

     ¿Y de ancha?

     Pues no lo sé, ¿eso cómo se mide?

    Para medírtela bien deberás tener la polla completamente erecta y tener a mano tanto una regla como una cinta métrica. Con la regla mídela desde la base apoyándola en el pubis, hasta la punta. Y para medir el ancho, bueno en cuanto a la anchura, ve a la parte más ancha por debajo del glande y envuélvela con la cinta métrica para obtener el perímetro del mismo. Esta medida es importante porque permite elegir el condón adecuado que no quede holgado ni oprimiendo el tronco.

     Bueno te lo diré cuando lo haga. Aunque no veo la utilidad de la anchura.

     Pues preocúpate de ella ¡¡Es lo más importante!! A una mujer no nos interesa lo honda que nos metáis la polla en el coño, es más si es muy larga nos disgusta porque nos hacéis daño. Lo que nos importa es la anchura… es lo que nos da placer de verdad, al rozar con presión en la boca del coño que es más sensible.

    Entonces ya te diré cuando mide de ancha…

   Tu padre usa una talla L, es un buen cipote ya te digo y de larga estará en los 20 cm… los suyos te podrían valer por el largo, aunque no creo que a tu edad tengas ya un grosor tan recio como el suyo, pero mídetela e impresióname…

La cosa quedó ahí y me llamó la atención en cómo habría de medir mi polla para elegir el condón adecuado, esa misma tarde le dijo a mi madre que mi perímetro era de 132 mm, y eso correspondía a una talla XL, por tanto tendría que comprarme condones diferentes a los de mi progenitor. Esas vacaciones me estrené con la putita de Mónica como vaticinó mamá, y gracias a mi madre no me faltaron condones ese verano, ni en los siguientes años… ahora sigue comprándomelos, pero solo porque no me quiero gastar mi dinero, aun sabiendo que es un sistema de control de mis polvos por parte de mi madre.

Debo especificar que ya han pasado unos años, mi cuerpo se ha desarrollado hacia una  complexión fuerte, alto, con los ojos oscuros y el pelo moreno… mi rabo también ha incrementado su dimensión en largura y grosor…, con deciros que uso los que mi padre ya no utiliza con mi madre, os podéis hacer las cuentas de como la tengo ahora. Y os digo que usos los suyos, porque desde hace un año sé por mis padres follan a pelo. Leyendo entre líneas deduciremos que mi madre desea ser preñada otra vez a sus 42 años.

No os he dicho que se llama Sabina y mi padre Lucas. Ella es una mujer bajita de 163 cm rubia con todas sus carnes en su sitio, de tetas pequeñas nada caídas por la edad. Un culo grande, firme y respingón que se elevan ofreciendo un porte sexy a sus caderas anchas de las que pueden albergar grande pollas y parir sus hijos con facilidad. A mí me parece guapa con sus labios gruesos de cara preciosa aniñada, ojos claros de mirada sensual. Comienza a tener sus arruguitas, pero nadie diría que tiene la edad que dice su carnet de identidad, a veces parecemos de la misma edad cuando ella viste de sport… yo le saca más de veinte centímetros. Por otro lado, mi padre es bastante corpulento. Su partida de nacimiento indica tener poco más de 53 años. Es alto, con los ojos oscuros y moreno de pelo y de piel. Yo he heredado los ojos de mi madre y la piel morena de mi padre, además de su complexión física y el tamaño de su verga… de testículos no andamos nada mal ninguno de los dos, los tenemos grandes con un escroto alargado evidenciando lo pesados que son. Como nos cuelgan bastante, al follar se balancean golpeando el coño y el culo de la hembra, algo que más de una nos lo agradece por lo que les excita sentirlos, dado que no es frecuente encontrar a tipos con las pelotas de este tipo. Ya me he acostumbrado al dolorcillo que se produce con las arremetidas violentas, y hasta puedo decir que cada vez me gusta más y a ellas las vuelve locas… mi madre no iba ser una excepción.


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Aquella noche no me encontraba demasiado bien y por si fuese poco los colegas se habían decidido por acudir a un garito que a mí no me hacía ni pizca de gracia.

     Vamos tío, enróllate. ¿Nos vas a dejar colgados?

     Que va, que paso. Además, no me encuentro demasiado bien, creo que tengo algo de fiebre – mentí.

     Venga anímate, ya sabes que allí pillamos cacho fijo – dijo tratando de convencerme.

     Que no tíos, que esos cachos en el pueblo no son los que me interesan a mí, paso de ese ambiente. No entiendo que le veis a ese sitio.

     Nos ha salido un estirado el colega – dijo riendo – Pues tú te lo pierdes.

     Sí, seguro que mañana cuando contemos como hemos triunfado te arrepientes tío.

     Que va, yo me alegraré por vosotros, pero hoy me voy…. Que os lo paséis bien.

     Bueno tío, veo que no hay nada que hacer. Mañana te llamo ¿vale?

     Sí, venga mañana nos vemos, adiós.

     ¡Adiós muermo! – gritó mientras me daba la vuelta y emprendía el camino de vuelta

Volver a casa tan pronto un viernes por la noche no era lo más habitual en mí por aquella época, pera así se habían dado las cosas aquel día y tras media hora de caminata al fresco de la noche llegué al portal de casa a escasos minutos de la una de la madrugada. Tras subir en el ascensor abrí la puerta de casa con mucho cuidado y todavía con más cuidado la cerré sujetando el pestillo con la mano para no hacer ruido. Avancé lentamente y a oscuras por el pasillo evitando despertar a mis padres. Enseguida llegó hasta mis oídos ruido proveniente de su habitación, por lo que deduje que todavía estaban despiertos. A pesar de que no iba a despertar a nadie no cambie de actitud y continúe sigilosamente a oscuras el camino de mi habitación. La verdad es que no tenía ganas de tener que contestar a las típicas preguntas cotilla de mi madre y di por buena la posibilidad de acostarme antes de que nadie se diese cuenta de que estaba ya en casa.

El camino hacia mi habitación no pasaba por delante, pero me acerqué a la puerta al ver que se escapaba una luz tenue, que a buen seguro procedía de la televisión, aunque esta debía estar sin volumen ya que no se escuchaba nada. Al llegar a su altura la encontré entornada dejando una rendija entre la puerta y el marco por donde fue entonces cuando, justo estando tras la puerta y antes de llegar a la rendija que dejaba escapar la luz del interior, quedé congelado al escuchar la voz de mi madre…. – Pero que cabrón que eres.

     Buff, ha sido sin querer nena, no te enfades – Contesto mi padre de inmediato haciéndome sentir aliviado al saber que no había sido descubierto.

     Cada día aguantas menos y encima te corres sin avisar, ya te vale – dijo medio divertido, medio frustrada. – Estas hecho un abuelo.

     Joder Sabina, es que hacía tanto tiempo que no me hacías una mamada tan rica que no he podido contenerme y encima así sin pedirla ni esperármela ¡Compréndelo mujer, de "comepollas" no tienes precio…!

     Pues si ni la has tenido que pedir ni te lo esperabas ya puedes imaginar lo cachonda que estoy y las ganas que tengo de verga. Así que o haces que esto se vuelva a poner dura o te vas a acordar de mí si no me follas esta noche.

Estaba helado en estado de shock. Sí, ya sé que todos los padres follan y los míos más, también sé que no seré ni el primero ni el último que los pilla con las manos en la masa, pero de eso a saber que tu madre, que está en los cuarenta, acaba de comerle la polla a tu padre hasta que este se ha corrido después de más de veinte y dos años juntos (ve a saber tú como y donde) y encima escucharla seguir exigiendo polla va un trecho. Inmediatamente me embargó un sentimiento de culpabilidad por estar invadiendo su intimidad a escondidas, aunque de forma involuntaria, y sentí la necesidad de llegar a mi habitación lo antes posible y escuchar desde allí como de costumbre, eso me quitaba un poco de remordimiento de conciencia. Me armé de valor y retrocedí sobre mis pasos  con la esperanza de pasar desapercibido. Continué avanzando por el pasillo unos pasos.

     Uff, no te preocupes, tú sigue dándome lengua y limpiándomela así de bien y verás cómo revive – gimió.

     Más te vale por la cuenta que te trae… mi coño tiene más hambre de lo que te imaginas. ¡Mmm! tienes suerte de que me gusté tanto la leche de tu polla, cabrón.

Volví a quedarme petrificado en medio del pasillo. No sé muy bien cómo explicarlo, pero un sentimiento mezcla de curiosidad y morbo se apodero de mí y muy lentamente di media vuelta y me acerqué hasta el borde de la puerta. El corazón me latía fuertemente agolpando sangre en mi cabeza y consiguiendo que mis sienes le siguiesen el ritmo. Allí estaba yo, con todos mis sentidos agudizados y a escasos centímetros de la rendija de la puerta preguntándome si me atrevería a mirar o no. Con miedo de ser descubierto, pero sin saber controlar un deseo irrefrenable por ver lo que allí estaba pasando. Rápidamente evalué las posibilidades de ser descubierto y concluí que la forma menos arriesgada de poder mirar era hacerlo desde abajo, de tal forma que las posibilidades de cruzar la mirada con unos de mis padres fueran realmente bajas.

Me arrodillé y muy lentamente, a gatas, me asomé durante un segundo por la parte inferior del marco de la puerta para inmediatamente volver a mi escondite y evaluar la situación. No pude ver demasiado, pero con lo visto ya quedé totalmente impresionado. La luz del televisor que estaba situado junto a la puerta iluminaba el interior de la habitación y de forma muy especial el espectacular culo de mi madre que, totalmente desnuda, estaba a cuatro patas y con las piernas ligeramente separadas sobre la cama mientras le realizaba a mi padre lo que a buen seguro era una mamada deliciosa. Mí ángulo de visión solo me dejaba ver poco más que el culo de mi madre con todo su coño expuesto y parte de su cuerpo, el resto quedaba tapado por la cama ya que yo estaba mirando prácticamente desde a ras de suelo… por cierto mi madre tenía el chocho rasurado y se le veía frondoso, apetitoso y muy, muy follable ¡Era un coño bonito!

Aquella situación tenía su ventaja, no obstante, ya que me permitía asomarme tranquilamente para observar sin el riesgo de ser descubierto. Y así lo hice. Volví asomarme para, esta vez sí, deleitarme tranquilamente observando el tremendo culazo de mamá. La luz de la pantalla iluminaba su piel blanca ofreciéndome todo un espectáculo. Aquello era un culo tremendo, diferente y no tan firme que el de las chicas de mi edad a que estaba acostumbrado, pero a mi parecer mucho más suculento y con la voluptuosidad que solo una mujer madura puede ofrecer… era muy atractivo, sugerente y tremendamente sexy.

     ¡Oh sí, sí, sigue así, chúpame los huevos como lo hacen las perras! – gimió.

Joder, el cabrón de mi padre está disfrutando de lo lindo con la come pollas de mi madre. Pensé. Yo, mientras, estaba extasiado completamente adaptadas mis pupilas a la escasez de luz para no perder detalle del espectáculo que mi madre me estaba ofreciendo. El culazo de mamá estaba sustentado por dos muslos imponentes, entre los cuales se mostraba un coño abultado, de labios hinchados y ligeramente separados que dejaban ver la humedad que se escondía en lo más hondo de aquella cueva. El chocho de mamá parecía estar bien arreglado sin nada de vello para impedir una clara visión de su coñazo, tan solo en su pubis se hacía realmente visible no era lo suficiente espeso como para ser desagradable, sino todo lo contrario. Sus labios mayores se adueñaban abrazando los interiores que sobresalían como dos alas de mariposa carnosas de color oscuro intenso y húmedo. El resto de su zona genital estaba también pelada sin nada de pelo inexistente en su perineo y alrededor de su ano… como digo, una mujer que cuidaba los detalles. Para entonces yo ya estaba totalmente empalmado y en un estado que podría definir de febril. Mi polla presionaba fuertemente contra mi pantalón con lo que opté por desabrocharlo y bajar la cremallera en busca de algo de alivio.

         ¡Joder sí, así nena, pásame la lengua por el ojete mientras me la meneas verás que rápido empalmo! – gemía.

         ¡¿No dirás que hoy no te estoy haciendo disfrutar, eh cabrón?! Te hago lo que pides. 

Mamá llevo entonces su mano derecha hacia atrás y pasándola entre sus piernas comenzó a acariciarse el coño deslizando sus dedos por la humedecida raja y separando los labios con los dedos…índice y anular, mientras que con el corazón alternaba las caricias en su tenso clítoris con pequeñas penetraciones ¡Me gustan los grandes clítoris!

     Joder, que cachonda estoy, tengo el coño hirviendo – Decía entre pausa y pausa del trabajito que le estaba realizando a papá. Las frotaciones vaginales eran rigurosas.

Mientras tanto ganando en confianza, ya me había sacado la polla y comenzado a pajearme disfrutando del espectáculo. Con la confianza de no ser descubierto también aumento mi grado de osadía. Retrocedí unos pasos, a gatas, y con mucho cuidado y pegado siempre a la pared me puse de pie para poder tener un mejor ángulo de visión. Muy lentamente me asomé de nuevo por el marco de la puerta obteniendo esta vez una visión completa del acto sexual de mis padres. Mi padre estaba tumbado boca arriba en la cama, con la cabeza sobre la almohada en el lado del cabecero y con las piernas flexionadas y abiertas ofreciéndole a mi madre un completo panorama de su polla, huevos y gran parte del culo.

Mientras mamá, inclinada frente a él, meneaba la sardina con la mano izquierda a la vez que le regalaba húmedos lengüetazos que iban desde el inicio de la raja del culo hasta su depilado escroto, el cual succionaba esporádicamente absorbiendo y soltando de forma sonoramente los testículos de papá. El aspecto de mamá era soberbio con su culo totalmente en pompa mientras se acariciaba el coño con la mano derecha y con sus colgantes tetas reposando sobre la cama rayando las sábanas con los enormes pezones erectos. Sus formas de mujer madura me parecían de lo más excitantes y los pocos kilos de más presentes en su cuerpo eran deliciosos por lo que poco a poco unas ganas locas de poder lamer y saborear aquellas curvas se fueron apoderando de mí.

     ¡Qué lástima nene que no tengas treinta años menos para que esta polla volviese a estar en forma tan solo unos minutos después de correrse! – Dijo tras un ruidoso chupetón a los huevos de papá – Recuerdo el primer año que salimos juntos… me llegaste a echar cinco polvos en la vieja cama de mis abuelos, y sin la pastilla azul.

     Yo creo que a ti hoy día, ya no te seguiría el ritmo ni un chaval de veinte años Sabina – dijo riendo – Tú sigue que ya parece que va poniéndose en forma.

     Uy, no te preocupes que ya me encargaría yo de sacarle todo el rendimiento a una polla así de joven, toda la noche lo iba a tener follándome. Con esa edad siempre están dispuestos a correrse unas cuantas veces seguidas.

Contestó mientras con su mano pajeaba ahora de una forma frentica la polla de papá que parecía comenzar a experimentar una erección.

     Joder que calentorra eres… esa es la edad de Saúl.

     ¿Quieres decir que tú hijo con veinte años no se estará follando esta noche unas cuantas veces a alguna niñata esta noche? ¿O a más de una…? – dijo morbosa –¿Y me dices a mi calentorra? Tú que no se te ocurre otra cosa que pensar en tu hijo precisamente ahora – Contesto levantando su cara y mirando a papá fijamente a la cara por un momento a la vez que frenaba en seco la paja que le estaba propinando.

     Vamos, vamos Sabina, ¿no me irás a decir que nunca has tenido curiosidad por saber qué tal se las gasta el niño en la cama? Venga que te conozco. Pero si le compras los condones… debes saber hasta cuantos polvos echa el chico.

Mamá dejó de mirar a papá y bajando su cara le propino un buen chupetón en el capullo de su cada vez más despierta polla, la lamió de arriba abajo llegando sus ciclópeos huevos donde se encarnizó en lamerlos y chupetearlos tragándoselos uno a uno tirando de ellos dentro de su boca. Subió de nuevo al glande con la punta de la lengua en el orificio le contorneó el capullo saboreando la piruleta como una niña viciosa.

     Joder, pues claro que tiene su morbo, ¿tú te has fijada el pedazo de hombre en que se ha convertido? – Contesto para acto seguido engullir la polla de papá hasta la mismísima base– Pero si ya usa el tamaño de tus condones… debe tener la polla como la tuya y con solo veinte años, ya me dirás con quién me quedaría para que me follara toda la noche y me quitase este ardor de coño que tengo.

     ¡Jaja! Lo sabía, sabía que ya le habías echado el ojo – rio morboso – Pues si nos ha salido la mitad de cachondo que su madre seguro que es todo un follador.

Mi padre comenzó a reírse a carcajada limpia y fue entonces cuando, levantando su cara, cruzamos nuestra vista por un segundo. Os podéis imaginar el susto. Mi padre retrocedió de un bote en la cama haciendo que su polla escapase de la boca de mamá sin que está pudiese hacer nada. Yo me escondí rápidamente tras la pared y totalmente pegado a esta me dispuse a ser descubierto y recibir la bronca de mi vida mientras sentía que el corazón se me iba a salir por la boca. Allí con los pantalones bajados y la polla en ristre espiándolos.

     Joder que susto, ¿Qué te pasa ahora? - Pregunto sobresaltada.

     No, nada… un calambre, sí, un calambre - Contesto mi padre disimulando.

     ¿Un calambre? ¿Dónde? No, si ya te digo yo que estás hecho un abuelo.

     En la pierna.

     A ver déjame que te frote un poco. Joder ahora que la tenías tiesa del todo y se vuelve a bajar – se quejó.

     No, déjalo no es nada. Tú sigue chupando, sigue antes de que se me baje del todo.

Respiré con alivio al saber que no iba a ser delatado gracias a la complicidad aparente de mi padre. En ese momento debía haber desistido y huido asustado a mi cuarto, pero el morbo que toda aquella situación me provocaba hizo que me quedara y tímidamente volví a asomarme por la puerta.

     Desde luego, esto seguro que a tu hijo no le pasa, seguro que a él no se le baja tan fácilmente por muchos calambrazos que sufra – dijo picándolo. Y sin esperar contestación mamá volvió a engullir la polla de papá.

Mi todavía ignorante madre lanzó este golpe bajo a papá sin saber que efectivamente a su hijo hacia un buen rato que no se le bajaba la polla y que la causa de aquella tremenda erección no era otra mujer que ella. Entonces papá volvió a mirar hacia el marco de la puerta encontrando mi sombreada silueta atenta a lo que allí sucedía sin que esta vez ninguno de los dos resultásemos asustados.

     ¿Sabes? Apostaría a que tienes razón y que la polla de tu hijo está siempre dispuesta para que disfruten de ella - Le contesto mirándome fijamente.

     ¡Mmm sí! Envidia me da la guarrilla que pueda disfrutarla esta noche – Dijo mamá sacase la polla de la boca y comenzando a menearla intensamente – Ya no me cuenta con quien sale o entra como antes.

Mi padre me señalo a mamá con la mirada en un gesto que interprete como una especie de… “Mira tu madre lo que dice y lo puta que es” Prácticamente me estaba invitando a participar en aquella lujuria frenética de mi madre, o esperaba que le echase un capote.

     Me parece a mí que para guarrilla ya está su madre – gimió morboso.

     Creo que tienes razón. Suerte tienes que no esté aquí, estoy tan cachonda que ahora mismo sería capaz de una locura ¡No me importaría que fuese mi propio hijo quien me quitase el ardor de coño! Al fin y al cabo una polla es una polla…

     ¿Sí? ¿Qué harías dime? – Preguntaba mi padre provocando.

     No sé, pero mi chico iba a saber lo que es un coño de verdad, el coño de la calentorra de su madre… sería igual que en aquel spa con la pareja de Logroño ¡Verías como se follan a tu esposa ante tus ojos! Pero esta vez la polla que me taladrase sería la de mi esposo en el cuerpo de nuestro hijo… ja, ja, ja.

     Me estas poniendo muy cachondo puta, sigue, sigue contándome – Le preguntaba papá mirándome con una sonrisa en la cara mientras ella alternaba lametones a su polla con los movimientos de su mano – ¿Qué le dirías? ¿Dime qué?

     Pero que cerdos somos Lucas – Le contesto mamá – Hay que ver cuánto hemos follado en estos veintidós años… juntos y por separado, y ahora me haces pensar en mi propio hijo… ¿Eso te la pone dura, verdad cabrón?

     Mucho Sabina, el morbo de ver a la puta de mi esposa follada por su hijo me pone.

     Pues mira Hijo de Puta, le diría que viniese aquí a probar lo mojado que tiene su madre el coño caliente. Le pediría que no dejase un centímetro de mi culo y de mi coño sin lamer, mientras yo le como la polla a su padre y se la pongo bien dura para que me folle como a una perra, para que luego me llene de lefa hasta el útero… A ver si demuestra ser más macho que su padre y consiguieses preñarme de una vez. ¡Porque seguro que tiene los bichitos bien potentes y revoltosos! Ja, ja.

Para entonces yo ya me había deshecho de mis zapatos, pantalones y calzoncillos que yacían en medio del pasillo. Las ganas de cumplir con los deseos de mamá se hacían cada vez más irrefrenables y pequeñas gotas de líquido pre seminal resbalaban por la punta de mi capullo… la dureza de mi rabo me producía dolor en el glande y huevos.

     ¡Vamos díselo! Díselo como si estuviese escuchándote ahora mismo, díselo como se lo dirías si estuviese viendo a la cachonda de su madre con el culo en pompa y mamando polla.

     Ven cariño, ven aquí a chupar el chumino de mamá..., ven a comerte el coño que te dio a luz hace veinte años – dijo morbosa– ¡Castígame el clítoris y hazme correr!

No pude resistir más y tomé la invitación de mamá al pie de la letra. Empujé la puerta con la mano e irrumpí en la habitación tan solo con la camiseta puesta y luciendo mi polla totalmente erecta. Mamá se sobresaltó y avanzo a gatas por la cama en dirección a mi padre, pero sin tapar su cuerpo, cosa que me excitó más, que la recibió con una carcajada.

     Parece que tus plegarias han sido escuchadas – rio – Aquí lo tienes y parece dispuesto a cumplir todas tus órdenes. ¡No me dirás que no está bien armado…!

     Eres un cabrón – Contesto a la vez que abofeteaba su cara – ¿Sabías que tu hijo estaba ahí? Y me has hecho decir todo eso para ponerte cachondo ¡¡Hijo de puta…!! ¡Mira lo que has provocado y te parecerá bonito… so cabrón!

     ¿Pero no es lo que querías, tonta? – Contesto llevándose la mano a su mejilla.

Mientras yo estaba como un pasmarote a los pies de la cama de mis padres con la polla apuntando al frente y sin decir palabra. Finalmente, mamá se volvió hacia mí y mirando a los ojos pregunto… – ¿Cuánto tiempo llevas espiando sinvergüenza…?

     Un rato – conteste bajando mi mirada en dirección al suelo y sin poder aguantarle la mirada.

     Mírame cuando te hablo. ¿Entonces has oído lo que estaba diciendo?

     Pero mírale Sabina, ¿A ti que te parece? – Interrumpió mi padre.

     No estoy hablando contigo, déjale que conteste que ya es grandecito – le dijo seria – Mírame cuando te hablo y contéstame a lo que te pregunto.

     Sí, sí lo he oído – Le conteste volviendo a mirarla a la cara – No he podido evitarlo.

     ¿Y qué piensas al respecto? – Pregunto entonces bajando su mirada en dirección a mi enhiesta polla.

     ¿Co… como que qué pienso? – dije algo cohibido.

     Joder, ¿no es evidente lo que piensa? – Volvió a interrumpirle – Solo tienes que fijarte en el pollón que tiene que no se le baja ni con la bronca que le estás pegando…

     ¡Que te calles coño! – Le ordeno ella a la vez que le propinaba un codazo – Sí, ¿Qué piensas de lo que he dicho? - volvió a preguntarme sin dejar de mirar mi entrepierna y mientras se mordía levemente el labio inferior.

     ¡¡Eh!! No, no creo haber pensado nada, solo he sentido muchas ganas de hacer lo que decías – me lancé al rio – Me ha excitado la idea que lanzabas al aire.

     ¿Te refieres a comerme el coño? – Me preguntó volviéndome a mirar a los ojos y con una sonrisa en la cara por primera vez desde que irrumpí en la habitación.

     Sí – dije más convencido mirándole las tetas.

     ¿Y tú qué opinas de todo esto? – Se dirigió a su esposo mirándole seriamente a los ojos – Tú has sido el provocador de esta situación…

     Qué quieres que te diga “De perdidos al rio” ¿No? Total, esto nunca saldrá de aquí ¿verdad? – dijo mirándome serio – Somos familia y no queremos escándalos…

     No, claro que no – Contesté al segundo.

Mamá miro entonces al techo y cerrando los ojos tomo aire profundamente para luego dejarlo escapar con un bufido.

     Siempre he sabido que en este matrimonio estábamos locos de remate, completamente locos, pero ahora sé que también se hereda, y me hace feliz esta locura ¡Va a ser la mayor de todas las que hemos cometido juntos! Le dijo a papá.

Volvió a mirarnos alternamente a ambos a la cara, antes de retroceder lentamente a gatas por la cama y detenerse al borde de esta. Su cabeza descendió entonces hasta el colchón a la vez que arqueaba su espalda haciendo que su culo se empinase y quedase totalmente expuesto. Con el culo respingado ofreciendo ambos agujeros a elegir, se portaba muy puta… verdaderamente mi madre estaba que ardía de ganas de ser follada.

     Está bien, si estamos todos trastornados en esta casa, haz que merezca la pena follarme – Me dijo mirando hacia atrás con su cara totalmente pegada al colchón.

Papá sonrió y me señalo el culo de mamá con la mirada invitándome a disfrutar de él. No tuvieron que insistir otra vez. Arrodillándome me lance a por el culo de mamá con toda mi ansia. Quería morder y lamer aquel tremendo culo sin dejar un solo centímetro de piel sin recorrer por mi lengua. Separé los cachetes de mamá y los mordí alternamente a la vez que sorbía toda la carne que podía llevar a mi boca. Deslicé mi lengua por la raja de su culo cubriéndola totalmente por la abundante saliva que manaba de mi boca mientras sus cachetes temblaban al ser estrujados por mis manos.

     ¡Sí, así nene, comete a tu madre, cómetela toda! – gemía –No te cortes y mete bien la lengua por todos los rincones… ¡Necesito un bombero que me refresque!

Retiré la cara del culo de mamá y contemple por unos instantes el impresiónate coño que tenía ante mí. Inundé mis fosas nasales por completo con el embriagador aroma que emanaba su humedecido coño antes de lanzarme a por él con la boca abierta, intentando devorar sus hinchados y apetecibles labios vaginales. Comencé a deslizar mi lengua por la raja de mamá que se abrió sin dificultad ante mis caricias para dejarme saborear la profundidad de su grieta. Me pareció estar comiéndome la más dulce y voluptuosa de las frutas. Su sabor inundó mis papilas gustativas al tiempo que, literalmente, bebía su zumo espeso y caliente ¡Me excitaba pensar que era el coño por donde nací hace casi 20 años!

     ¡Oh sí, así, así dame lengua cariño, comete el coño de mamá, es tuyo, hunde tu lengua tanto como puedas mi niño! – gemía teniendo un manantial chorreando por sus piernas. La muy zorra estaba más excitada que mi padre y yo juntos…

Mamá llevó una de sus manos hacia atrás entre sus piernas y comenzó a acariciar su clítoris mientras yo intentaba no dejar un milímetro de su gruta sin saborear. Mi lengua alternaba las lamidas a sus labios vaginales con penetraciones de mi lengua en su coño, tales incursiones me llevaban a hundir la cara tanto como la naturaleza me permitía en el conducto vaginal de mi madre. Por momentos me faltaba la respiración ante tal abundancia, pero os juro que no me hubiese importado terminar ahogado en el flujo de mamá que, a aquellas alturas, era ya tan abundante que descendía por sus mulos.

   ¿Está bueno verdad? – Me pregunto mi padre a la vez que tomando suavemente a mamá del pelo la invitaba a levantar la cabeza para plantarle su polla en los labios.

     Síp – Alcance a decir mientras tomaba aire.

   Métemela ya nene, métesela a mamá por favor – imploraba - llénale a tu madre el coño de polla, déjame sentir como invades mis entrañas – suplicó antes de engullir la polla de su marido.

     ¡¡No me he traído condones!!

     Ni falta te hace en mi coño… ¡A tu madre te la puedes follar a pelo hasta acabar!

Sorbí una última vez el sexo de mamá antes de incorporarme para acercar mi verga a su trasero. Al sentir el contacto de mi polla contra sus nalgas, alargó su mano y tomándola por el tronco comenzó a restregarse el capullo entre los labios mayores de su babeante coño. Rápidamente rodearon el glande dejándome sentir su caliente humedad, lo frotó enérgicamente contra su duro clítoris durante unos segundos y finalmente situó mi polla en la entrada del paraíso. Sentía lo mismo que debió sentir Alejandro Magno a las puertas de Persépolis, donde todos los años pasados de dura batalla, ahora daban su fruto con ese premio, de poder follarme a mi madre con permiso expreso de correrme dentro.

     Vamos, clávamela, clávamela hasta el fondo cariño, deseo sentir tu polla muy dentro de mí – gimió mirándome – Un macho expresa su potencia abriendo a una hembra… es ley de vida. Vosotros empujáis enérgicos y nosotras os soportamos.

Sujeté el culo de mamá con ambas manos y poco a poco comencé a empujar sintiendo como mi polla se veía envuelta por un calor y humedad indescriptibles a medida que atravesaba los pliegues del coño, hasta que finalmente, mi pubis termino por chocar con el culazo de mi madre. Se sentía tremendo ver cómo iba tragándose toda mi verga,

     ¡Oh sí, sí, por fin! – berreó antes de que papá volviese a ahogar su voz llenando su boca de polla, yo no dejé un solo centímetro sin calar dentro del coño de mi madre.

Aguanté sin moverme, allí clavado unos segundos, en lo más hondo del útero de mi madre, sintiendo como su sexo envolvía mi polla, apretándola a su voluntad antes de iniciar un lento mete y saca. Percibía sus paredes apretar y aflojar con una leve y cálida presión sobre el tallo endurecido de mi polla. Era una gozada sentir como cada centímetro de la misma se escurría lentamente y sin dificultad por su lubricado chocho mientras poco a poco comencé a tomar velocidad. Creía renacer volviendo a los orígenes de mi vida.

Cada vez que penetraba a mamá y la base de mi verga chocaba contra su cuerpo, se transmitía una onda por sus caderas que hacía temblar sus generosos glúteos y provocaba en mí un efecto casi hipnótico que me llevó a acelerar el ritmo más y más. El sonido de nuestros cuerpos chocando junto con sus gemidos era la banda sonora de la escena de sexo más morbosa que jamás hubiese imaginado. Aquel ritmo frenético junto a la excitación del momento nos arrastró a un punto en el que sabía que no iba a poder aguantar mucho. No quería correrme tan pronto, quería alargar aquellos instantes tanto como fuera posible por lo que me detuve a descansar intentando recobrar el control de mi cuerpo. Miré a mi padre, y me extrañó todo aquello aún más, le estaba poniendo los cuernos follándome a su esposa… y él los consentía con deportividad… creo que no era la primera vez que veía a su esposa siendo follada por otro.

     No, ¿Por qué te paras?  Exclamó suplicante.

     Creo que me iba a correr muy pronto… noté la subida de la leche ¡Creo que he estado a punto de correrme! – Conteste. 

     Dice que se corre dentro de su madre… – Repitió mi padre riendo.

     ¿Qué se corre? ¿Qué te corres? ¿Y a que se supone que estas esperando? ¡¿Acaso no es ese el propósito de follar?! – Espetó desesperada – ¡Follar, disfrutar y correrse! Es el encargo de un macho cuando se folla a una hembra… ¡JODER!

Y con toda su fuerza echó su tremendo culo hacia atrás clavándose mi polla tan profundamente como pudo y apretándose fuertemente contra mi cuerpo.

   Vamos mamón, lléname, lléname el coño con tu leche de una vez, ¡vamos! No te creas que vas a ser el primero que no sea tu padre, quien me llena el coño de lefa.

   Venga hijo, no te apures. El coño de tu madre está ardiendo y necesita que manguerazo de leche para quitarle el ardor…

Aquello fue demasiado. Sentí las contracciones del orgasmo apoderarse de mí, sentí como el semen presionaba la base de mi polla y pude notar todos y cada uno de los chorros de esperma recorriendo su tronco, a amarré con mis manos apretando fuertemente su culazo y percibí salir los chorros disparados al interior del coño de mamá en lo más profundo. Al mismo tiempo, la vagina de mamá llevada también por su propio clímax, comenzó a contraerse apretando mi miembro en un intento de ordeñar hasta la última gota de leche ¡¡Me sentía el rey del mundo inseminando a la puta de mi MADRE!!

   ¡Sí, sí, sí! – gritaba llevada también por el orgasmo– ¡Eso es, lléname! ¡Ya no recuerdo cuando me llenaron la última vez de leche tan joven! ¡HIJO ÚSAME BIEN!

Fue largo y fue muy intenso, un segundo chorro salió de inmediato y un tercero seguido del resto dejándome grogui. Cuando por fin recobré el control de mi cuerpo retrocedí con cuidado hasta que mi tranca abandonó el coño de mamá arrastrando consigo un hilo de esperma… una mezcla de semen y flujo materno muestra del mar de fluidos que inundaba en ese momento el sexo de mi madre. Pensé entonces que todo había acabado. Trataba de recobrar el aliento cuando mi padre se tumbó en la cama y deslizando sus pies por entre las piernas de mamá situó su polla a la altura del coño chorreante. Mamá no lo dudo un momento, tomo con su mano el rabo de mi padre y tras acomodarlo en la entrada de su inundada raja, brotando borbotones de lefa aún, se dejó caer sobre este hasta clavárselo por completo… le llenó los huevos del líquido gelatinoso.

     ¡Oh sí, lléname tú también, quiero que me llenéis el coño de leche hasta que rebose! – berreaba– Es excitante poder tener el esperma de padre e hijo mezclado.

     Joder Sabina… ¡Como se desliza en tu coño!

     Tu hijo lo ha dejado bien lubricado.

Estaba totalmente alucinado, con los ojos abiertos como platos y sin saber qué hacer ni qué decir. Pensé por un instante que sobraba en ese momento, pero de nuevo fue mamá quien tomó la iniciativa y girándose hacia mí me alargo su mano.

     Vamos ven aquí cariño, sube a la cama… te sigo necesitando.

Tomé su mano y me guio hasta situarme de pie en la cama, frente a ella, y con un pie a cada lado de mi padre que disfrutaba de la cabalgada que mamá le estaba regalando. Mi polla semi erecta y mojada por la mezcla de nuestros fluidos, colgaba a escasos centímetros de su cara.

     Déjame que te limpie hijo este desastre… ¡tu madre siempre ha cuidado tu aseo…!

Con los dedos pulgar e índice de su mano izquierda rodeo mi verga por su base apretándolo y provocando que este se levantase un poco, sacó su lengua y comenzó a deslizarse por el tronco hasta llegar al glande que rodeo y succiono con sus labios llevándose contigo los restos de semen que lo ensuciaban. Mientras mamá hacia esto no dejaba de mirar a mis ojos asombrados. Desde abajo a la vez, contoneaban sus caderas suavemente amasando la polla de papá en incursiones sonoras de su culo contra él.

     ¿Te gusta cariño? – dijo mirándole con cara de puta.

     Joder, sí, me gusta mucho mamá… ¡Esto es increíble! – gemí.

     Tu madre es la mejor folladora y mamadora que vas a encontrar en tu vida, hijo.

Tras decirme eso mi padre, ella me sonrió de una forma dulce y volviendo a rodear el capullo con los labios comenzó a engullir mi polla hasta llegar a la mismísima base, donde aguantó la respiración por unos segundos antes de retirarse dejándola totalmente ensalivada. No tuvo que repetir el gesto más de tres veces para que mi erección volviese a ser totalmente completa.

     Mira que polla tiene tu hijo - Dijo orgullosa - Acaba de correrse y en menos de un minuto vuelve a estar en forma…. ¡No me digas que no es un prodigio! Me recuerda tanto a ti en nuestros primero tiempos de novios…

     Joder con su edad cualquiera.

     Excusas, siempre excusas – Contesto en tono burlón mientras deslizaba su manos arriba y abajo por mi polla y tras propinarme un sonoro beso en el capullo – Corre hijo, abre el cajón de mi mesita.

     ¿Cómo?

     Mi mesita, que vayas y abras el cajón. Tienes que coger una cosa. ¡Vamos muévete!

 Rápidamente bajé de la cama y abrí el cajón tal y como me había pedido.

     Ya, ya está. ¿Qué busco?

Mamá se había inclinado hacia delante y cabalgaba a mi padre a buen ritmo haciendo que su polla entrase y saliese del lubricado coño con total facilidad. Mientras papá intentaba lamer sus tetas que colgaban balanceándose provocativamente frente a su cara.

     ¡Oh sí, sí! Un bote, un bote pequeño y rojo – Me contesto con voz entrecortada.

     No lo veo mamá.

     Busca joder, al fondo, debajo de mis braguitas – gimió.

     Sí, ya lo tengo.

 Se trataba de un pequeño bote de lubricante con sabor a fresa al parecer.

     Ven trae – Contesto deteniendo su cabalgada y volviendo a erguirse mientras papá intentaba desesperadamente que no se le escapase el pezón que por fin había conseguido atrapar con su boca… – Y tú estate quieto – Le dijo a él empujando con una mano y obligándolo a permanecer tumbado en la cama con lo que no le quedó más remedio que abandonar su recién conquistado tesoro.

Avancé de rodillas por la cama hasta la altura de mi madre que tomo rápidamente el pequeño bote de lubricante de mis manos. Apretó el dosificador un par de veces recogiendo el oleoso líquido con la palma de su mano y acto seguido lo extendió por mi tronco endurecido, deslizando su mano por toda su longitud y prestando especial atención al glande que quedo de lo más resbaladizo y brillante.

     Venga nene, échame tú a mí también.

     ¿Echarte dónde? – Pregunte sabiendo la respuesta, pero sin atreverme a creerla del todo.

     ¿Dónde va ser bobo? En el culo…lúbricamente el ano ¡Joder siempre eh querido hacer esto y hoy me lo vais a dar par de cabrones! – dijo morbosa y cachonda.

Una vez obtenida la carta blanca por parte de mamá, no tardé ni un segundo en colocarme detrás de ella. Mi madre volvió a inclinarse hacia delante dejando su culo bien expuesto, cosa que papá agradeció atrapando nuevamente su preciada teta. 

      ¡Trae aquí esa teta joder! – dijo antes de llenar su boca con la abundante carne de mamá– Te encantan que te llenen dos a la vez… ¡¿Nunca dejarás de ser tan PUTA?! ¡¿Ni siquiera con tu hijo…?!

     Ahora con mi hijo mucho más so cabrón… ¡¡SABES LO PUTA Y PERVERTIDA QUE SOY!! ¡Cómo no le voy a dar el gusto a mi pequeño que me use a placer…!

El panorama era verdaderamente increíble, lo que oía de mis padres aún más…. El culo de mamá se me ofrecía sin reparo mientras que algo más abajo, en su coño tenía atrapada la polla de papá en un mar de fluidos viscosos que escapaban mojándole los huevos. Dejé caer un par de dosis de lubricante en el culo de mamá y comencé a extenderlo deslizando mis dedos por toda la raja, al llegar a su ano comencé a acariciarlo con pequeños movimientos circulares que poco a poco fui acompañando con presión. Volví a depositar otra dosis de lubricante directamente sobre aquel botoncito y poco a poco apreté con mi pulgar que se deslizó sin dificultad hasta el interior del culo de mamá.

     Vamos, vamos. ¿A qué esperas? No lo vas a romper, no será la primera vez… por ahí han entrado bien gordas y de varios colores, ja, ja, ja.

No tenía miedo a romperlo, pero disfrutaba explorando el culo de mamá, estaba completamente absorto con aquello y tubo que insistir una segunda vez.

     No me hagas esperar más, fóllame el culo vamos, métemela, he soñado tantas veces sentirme totalmente llena y hoy me lo vais a dar, vais a llenarme completamente, quiero sentir vuestras pollas a la vez. Por favor hijo, dale este capricho a tu madre no la hagas esperar más – imploraba.

Sus suplicas me hicieron reaccionar y poniéndome en cuclillas comencé a restregar mi polla por su culo. El lubricante hacia bien su trabajo y mi capullo resbalaba con total facilidad recorriendo el canal entre sus glúteos. Finalmente fue ella quien alargando la mano, sujeto mi polla situándola en posición, y girando su cara hacía atrás…

      Vamos empuja cariño, empuja y clávate bien dentro de mamá – gimió.

Obedecí y con cuidado fui empujando aumentado la presión despacio, su ano no tardo en abrirse acogiendo mi glande con facilidad. No era ningún experto, pero di por buenas las palabras de mamá al respecto de que no era la primera vez que le follaban el culo, mi padre tenía que haberlo disfrutado muchas veces sin duda. Continúe avanzando notando como el interior de mi madre se abría a mi paso. Estaba claro que estaba acostumbrada a ello, era entrar en otro mundo…se sentía mucho más apretado que su coño.

     ¡Oh sí, sí! – berreó dejando escapar el aire una vez estuve totalmente dentro

     A tu madre le está gustando como nos la follamos… ja,ja,ja.

     ¡Joder, como me llenáis los dos, siento vuestras pollas, siento vuestras pollas apretarse en mi interior, joder que gusto! ¡Folladme, folladme hasta me llenéis de leche, quiero sentir como me rebosa! ¡Quiero morirme de gusto!

A decir verdad no hizo falta que ninguno de los dos fallásemos a mi madre. Fue ella misma la que comenzó a moverse hacia adelante y atrás follándose ella misma y a nosotros. Al principio fue despacio y poco a poco fue acelerando el ritmo. Podía sentir como el culo de mamá me apretaba cada vez que la polla de mi padre entraba en su caliente coño. Mamá respiraba entrecortadamente en un mar de gemidos disfrutando la sensación de sentirse totalmente llena por sus hombres. Compaginar los movimientos de los tres era difícil y varias veces la polla de papá se escapó de la grieta cuando fue él quien quiso marcar el ritmo, para mí era más fácil por la mayor libertad de movimiento.

Este inconveniente lo resolvíamos parando por unos momentos en los que mamá que tomaba rápidamente el cipote díscolo para volver a llevarlo al agujero adecuado. Finalmente, y sin alternar palabra llegamos a un acuerdo tácito por el que los tres nos alternábamos para llevar el ritmo. Cuando era mi padre quien follaba el coño de mamá yo aguantaba la posición, mientras que cuando era yo quien jodía el su culo, papá aguantaba sin moverse demasiado. De esta forma conseguimos mantener nuestras pollas enterradas dentro de mi madre sin mayor contratiempo y solo cuando era ella la que marcaba el ritmo nuestras vergas entraban y salían a un mismo tiempo.

Aquella debió ser la escena familiar más morbosa que jamás se haya dado. Nuestros gemidos se entremezclaban sin que ninguno intentásemos ahogarlos en ningún momento. Por mi parte follaba a mi madre al más puro estilo canino y a toda velocidad, mi padre también se aplicaba en lo que a velocidad se refiere mientras que mamá tenía un estilo más lento pero profundo. Fue durante mi turno cuando, follando su culo a toda pastilla y excitado por los continuos gemidos que escapaban de su boca mientras lo hacía, sentí que no podía más. Me corría y ni quería ni podía vitarlo.

     ¡Me voy a correr mamá, oh sí, me corro! – gemí.

     ¡Si nene, CÓRRETE! ¡lléname el culo de leche, llénamelo que me corro yo también, sí! – Gimió – ¡Sí te siento cariño, te siento, me corro me corro yo también!

Comencé a correrme con tanta fuerza dentro del culo de mamá que incluso sentí una pequeña punzada de dolor al salir el semen a borbotones por la punta de mi polla. Dicho y hecho, el culo de mamá comenzó a contraerse violentamente estrujando mi polla y sin duda su coño acompaño en la jugada pues papá se nos unió en pocos segundos.

     ¡Joder, tu coño, como me ordeña la polla, como me aprieta, me corro, me corro yo también! – gimió– ¡Madre mía! Jamás te he visto tan puta… Sabina.

Fue un auténtico concierto de gemidos en el que los tres perdimos cualquier tipo de control sobre nuestros cuerpos. Mamá cayó derrumbada entre temblores sobre el cuerpo de mi padre acompañándola yo detrás en lo que fue un abrazo a tres que perduro durante varios minutos en los que intentábamos recobrar la respiración. Finalmente rodé a un lado quedando tumbado boca arriba en la cama siguiéndome mamá algunos segundos después. Los tres estábamos tumbados en la cama boca arriba, mirando al techo con mi madre en el medio. Tras unos minutos me giré y la besé tiernamente en la mejilla, ella se volvió hacia mí correspondiendo el beso con otro, pero esta vez en la boca metiéndome la lengua al galillo durante unos veinte segundos, al acabar, mi padre hizo lo mismo y tras besarla también en la mejilla obtuvo igual respuesta por su parte. Todo la acción de hacía unos minutos había devenido en una calma total. Mi padre llevó su mano hasta el coño de mamá y tras introducir sus dedos y recoger la mezcla de sémenes que emanaba de él llevo su mano a la boca de mamá que comenzó a lamer y besar sus dedos hasta dejarlos totalmente limpios… – ¡¡Es la leche más rica que me han metido en el coño…!!

     ¿Eres feliz? – Le pregunto él con una sonrisa.

     Sí – contesto ella que poco después se giró en mi dirección y me ofreció su boca en un cálido beso que no pude rechazar.

     Os habéis portado como unos auténticos campeones sementales. Creo que soy la mujer más afortunada del mundo… Adoro a mis hombres y ellos me aman a mí.

No recuerdo mucho más, solo que una gran sensación de relax me invadió por completo. Ni tan solo se cuándo ni cómo me dormí. Al despertar por la mañana ninguno de los dos estaba ya en la cama conmigo…


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Tras una ducha a la mañana siguiente, llegué a la cocina, solo estaba mi madre preparando las tostadas, íbamos a desayunar solos, mi padre hacía una hora que se había marchado. Nada más verme me invitó a sentarme, se le veía muy feliz y servicial rozando lo ufano. Se sentó muy cerca de mí y fue cuando mi madre rompió el hielo….

…Soy una mujer madura y a tus 19 años creo que tú también lo eres, por eso a estas alturas tras lo de anoche no creo no te vayas a sorprender del secreto de tus padres. Hay cosas que nunca te hemos contado por miedo que tomaras el camino equivocado, porque en verdad tu padre y yo no somos ejemplo de personas modélicas en su comportamiento….Ambos hemos tenido ciertos vicios con las drogas, y no se puede decir que lo hayamos dejado, porque de vez en cuando nos ponemos. Otro gran vicio es el sexo. Sin ser demasiado arriesgados hemos tenidos nuestros aferes, solo lo justo para disfrutar en encuentros swinger. Con esto ya te digo que No hemos sido ni somos un modelo de padres, pero creo que al final todo se ha ido desenvolviendo bien.

Gracias a los juegos con tu padre, mi sexualidad ha ido ganando en morbo, fantasía y disfrute. Te cuento todo esto para que sepas que no siempre he sido así de entregada en el sexo, sin embargo me alegro de que mi marido me dejara desvelar mi lado oscuro, debido a ello he conocido nuevos placeres y me he desinhibido totalmente como ya viste. No se puede decir que soy una mujer viciosa, pero me encanta navegar por internet, ver todo ese mundo de posibilidades sexuales, tremendas pollas, orgías de ensueño y qué hablar de los chats, aunque no muy asidua a ellos. Te puedo confesar que en alguna ocasión he contactado con varios hombres que me han dado todo lo que he necesitado en las largas noches de ausencia de tu padre… pero de unos años acá he pensado en ti.

Tener sexo con otros hombres sin que tu padre se entere apenas ha ocurrido, tras la tercera vez, tomé miedo y nunca más lo repetí. Me animó a recaer gracias a que la primera vez me salió muy bien… en esa ocasión tuve una noche totalmente excitada, no sabía lo que hacer, no quería masturbarme como hacía por costumbre. Estaba tan cachonda que necesitaba al menos dos pollas enormes, necesitaba sentir el semen de dos machos encima de mí o dentro… es algo que me ha ido gustando cada vez más. Tu padre siempre lo ha permitido porque sabe que me cuido, nunca dejaría que ningún hombre eyacule dentro de mí si hubiese posibilidad de preñarme, sin embargo cuando me siento muy puta, necesito su néctar blanco, espeso y pegajoso, además de exquisito y excitante, dentro de mí e incluso me decanto más por tragarlo. Me encanta su textura en mi paladar y su temperatura recién ordeñado.

Saberme deseada es lo que me da la vida, me hace sentirme mujer y muy hembra… que eyaculen todos esos  machos gracias a su deseo por mí, es lo máximo a lo que aspiramos muchas mujeres, a riesgo de tacharnos de putas, yo lo considero que es por naturaleza… que nos tomen, nos dominen y nos usen, que tomen las decisiones y nos provean es a lo que toda mujer en el fondo aspira, fijándonos en machos bien armados con su arrogante penetrador del placer, simplemente porque nosotras estamos hechas para recibiros dentro de nuestro cuerpo… de natural ejercéis la parte activa y fuerte, nosotras la sumisa.

Pues Bien, esa noche me metí en un chat y encontré lo de siempre, «niñatos» que juegan a ser mayores y hombres que juegan a masturbase por chat, pero yo necesitaba más, así que cuando ya daba todo por perdido encontré a dos tipos de raza árabe, creo que eran marroquís… nunca supe sus nombres ni su nacionalidad. Fue tal la excitación que tenía y las ganas de tener dos pollas para mi sola que enseguida iniciamos la conversación, realmente eran lanzados y aunque con precaución, pero cegada por mi encharcado sexo, les pedí las medidas, por supuesto que me entendieron perfectamente y se apresuraron a contestar… 23 cm uno y 21 cm el otro, era algo que casi me hizo correr, enseguida me dieron su número de teléfono móvil y llamé sin reparos. Por entonces tú tenías solo diez añitos y ese fin de semana estabas en la casa de tu tía con tus primos.

Después de una charla… ellos hablaban perfectamente el español, quedamos en una no muy conocida cafetería de la ciudad debido a la poca afluencia de gente. Tras saludarnos y ellos ya totalmente enloquecidos por lo que sabían que ocurriría, decidimos irnos a otro lugar menos concurrido. Me llevaron con su coche hasta un parque bastante oscuro, salimos del coche y sin mediar palabra les hice apoyarse en el mismo, yo, que no podía ya con mi excitación, les bajé el pantalón y los slip de un golpe y dejé saltar sus dos enormes y endurecidas pollas al aire, tenían algo de aroma a polla sedienta, olían a sexo fuertemente, algo que no me hubiera agradado de no ser por mi tremenda excitación.

Sin dudarlo, me froté la cara con las dos pollas mientras respiraba fuerte y profundamente para excitarles más aún, les chupé las pollas alternativamente, sus enormes huevos y les masturbé mirándoles a la cara, muy viciosamente. De pronto, debido a su excitación hablaban entre ellos en árabe. Me levantaron de un golpe del suelo subiéndome al capó, sin apenas esfuerzo. El primero de ellos me penetró y empezó a bombear fuertemente, mi excitación era tan tremenda que no tardé en correrme dando unos alaridos que se podrían haber oído a kilómetros de distancia, les pedí por favor que me reservaran su semen, que quería que los dos a la vez se corrieran en mi boca y en mi coño, era algo que deseaba, era algo que continuaba con mi excitación a pesar de mi orgasmo.

El primero salió y me folló el segundo de la misma manera, hasta correrme otra vez, no podía casi aguantar sus embestidas, eran tremendos, los dos me follaron el coño y la boca como se les vino en gana, pero tenían un tremendo aguante… fueron caballerosos y reservaron su semen para mí. Cuando consideraron que ya no podrían aguantar más, me hicieron sentar sobre el más pollón frente al otro…. y uno a cada lado me hicieron chuparle la polla cabalgando su tranca. Le masturbaba, luchaba por deshacerse de sus manos que me sujetaba la cabeza uno y el otro de las caderas subiendo y bajando por todo aquel garrote… gemía como una perra y ellos seguían con su intensa actividad bucal y vaginal. Mi boca ardía y mi coño mucho más, hasta que sintiendo el líquido seminal en la punta de su enorme capullo, me percaté de que era el momento oportuno para masturbarle de forma furiosa y vital, en tanto el otro bombeaba con mayor intensidad llegando al punto de no retorno en la eyaculación feroz que me esperaba.

Eso fue el colofón, los dos casi al unísono empezaron a soltar tremendos chorros de semen, que se metían en mi boca y en mi útero… me regaban toda la garganta y el coño profundo al unísono, al sentirlos me empecé a correr de una manera nunca sentida, sus chorros no paraba de manar y me llenaban por completo. Los labios chorreaban cayendo en mi tetas, y por el coño… no cabía una gota más dentro de mi cuerpo, yo tragaba y me retorcía de placer con sus morenas vergas eyaculando como mangueras de riego.Cuando la fuente se fue secando, les limpié ávidamente sus medio flácidas pollas y me limpié el coño y la cara del semen. Una vez limpios un poco, me volvieron a dejar allí donde me habían recogido, pero a pesar de su insistencia, nunca más volví a verlos. Me dejaron la semilla del deseo de seguir indagando en ese mundo sin atarme a nadie porque amo a tu padre sobre todos los hombres, aunque nunca se sabe, quizás haya llegado esa persona que me llena el vientre de semen de tal manera, que no quiera nunca más probar platos nuevos.

             ¿Y quién puede ser ese hombre…?

        –     Ese hombre tal vez seas tú.

   Gracias mamá, eso me congratula… pero ¿Cómo empezaste a desear tener esas relaciones extramatrimoniales que te completaban en tu matrimonio?

Fue entonces cuando me contó como su marido la compartió con otro por primera vez… Lo que te cuento a continuación sucedió antes de lo anterior… fue la primera vez que papá me compartió con otro. Ocurrió hace unos años, cuando mi hijo era chiquito. Vino a visitarnos un amigo de él, de la infancia, al que hacía tiempo no veía. Estuvo unos días alojado en casa. Ya para entonces tu padre había dejado al descubierto su verdadera personalidad de pervertido y me insistía con hacer un trío.


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Fuimos con unos de sus amigos a la costa del lago a disfrutar de una tarde al aire libre, aunque ya al salir de casa yo sabía lo que iba a pasar… ¡Me iban a follar entre los dos! Porque así estaba decidido, y nada podía hacer para impedirlo. Llegamos al lago, dejamos el coche e hicimos el resto del camino andando a una playita por lo angosto que era. Había más personas, no muchas, que no nos prestaron atención. Nos sentamos a mirar el agua. Era una tarde cálida, bellísima. Nadie hablaba. Tu padre hizo un porro y me lo pasó. Sabe que tolero mejor la situación cuando estoy “colocada” con un poco de hierba. Fumé, sintiendo que poco a poco me sumergía en ese estado tan típico de estar volada. Papá me dijo en voz baja…

                 Quítate las bragas.

Miré a los costados, a las personas que estaban relativamente cerca.

                 ¡Hay gente!

            Sólo sácate las bragas nada más –insistió.

Yo llevaba puesto un vestido liviano y largo, y debajo sólo la tanga. Superando la vergüenza que me provocaba, y tratando de disimular mis movimientos lo más posible, me quité las bragas tipo tanga y se la pasé hecha un bollito, él sonrió y me dio un beso en la boca… Buena chica me dijo. Luego olió profundamente el tanga, y se la pasó a su amigo, que hizo lo mismo.

                 No hay nada más exquisito que el olor de tu coño –dijo sonriendo papá.

Su amigo también rio. Yo bajé la vista, avergonzada. Ellos disfrutaban de mi sumisión. Estuvimos un rato más en silencio, hasta que terminé el petardo. Entonces tu padre…

                 ¿Estás bien colocada mi amor?

Su voz me llegaba como de lejos, y tenía la mirada turbia.

                 Está bien puesta –escuché que dijo su amigo.

           Entonces vamos.

Se pusieron de pie de inmediato, luego me ayudaron a pararme y mantener el equilibrio, yo estaba muy colocada por el porro que debió cargarlo mucho. Nos adentramos en el tupido bosque que rodea al lago. Yo me dejaba llevar, como si fuera un sueño. Caminamos hasta que tu padre se detuvo junto a un añoso árbol de ancho tronco. Le pasó la palma de la mano para comprobar que no tuviera asperezas…

                 ¿Este te parece bien?

Estábamos lejos de los senderos que recorren los domingueros, y las voces de las personas que estaban junto al lago apenas se escuchaban. Sin decir nada, apoyé mi espalda contra el árbol, con las piernas ligeramente abiertas. Tu padre se vino sobre mí, me besó el cuello mientras se bajaba los pantalones. Pronto estaba en pelotas ante mí con una erección de caballo…, Ya sabes la verga que se gasta. La tenía muy tiesa mirando al cielo con esa curva similar a una daga árabe ¡La tenía muy dura ya sin haberme tocado! Cosas que hoy en día ya no ocurren con frecuencia, ya viste anoche…

                 Súbete el vestido puta –me dijo. Su poca cortesía me excitó aún más.

Apenas lo hice se recargó contra mí enfilando su ariete en mi coño, y nada más embocar en la entrada del chumino me penetró de un golpe hasta que sentí sus pelotas en mi chocho. A pesar de que yo estaba lubricada, porque la situación no dejaba de excitarme, lancé un quejido de dolor. Tu padre se aplicó a la tarea de follarme con embestidas enérgicas. Yo estaba como ida. Miré a su amigo. Se había bajado los pantalones y se sobaba el miembro erecto. No era más grande que el de papá, sin embargo poseía una muy abultada cabeza. Me miraba de manera lasciva, se relamía esperando su turno. Yo miraba sus ojos y su verga alternadamente. Es un hombre al que no le tenía especial aprecio y lo sabía, pero también sabe que no tenía escapatoria desde que mi marido decidió compartirme con él. Ese cabrón me iba a follar sin importarle lo que yo desease.

En eso escuchamos voces. Mi marido dejó de bombearme. Algunas personas estaban pasando cerca, aunque no podíamos verlas. Si no fuera por la espesura del bosque, esas personas me habrían visto de pie, recostada contra el árbol, siendo follada por un hombre y otro esperando turno, cual vulgar PUTA. Contuve la respiración hasta que las voces se fueron alejando hasta desaparecer. Tu padre retomó la follada… no más de dos minutos después sus gemidos hicieron evidente que estaba por eyacular, su amigo dijo que no se corriera dentro porque seguido la iba a meter él.

Entre jadeos, tu padre me espetó… – Súbete más el vestido, ¡¡Súbetela más…!!

Me lo subí casi hasta los tetas. Papá la clavó de golpe y dando gritos, lanzó su abundante descarga en lo profundo de mi coño. Uno tras otro los fue evacuando de sus pelotas directo a mi útero gruñéndome… “Toma puta, traga leche… toma más…toma”.

                 ¡Es mi esposa y tengo todos los derechos sobre ella! Así lo tendrás más lubricado ¿¡Ahora no te va a dar asco con lo que hemos pasado tu y yo!?– le dijo a su amigo en tanto me llenaba con largos y gruesos chorros de leche.

Se retiró y su amigo se plantó frente a mí. Con una mano se sujetaba su largo miembro viril por la base. Me miró a los ojos y yo le sostuve la mirada desafiante. Así, mirándonos fijamente, me hundió toda su verga en la raja de mi coño… Cuando llegó hasta el fondo gemí y entrecerré los ojos interiorizando el sabor de ese nuevo cipote. Él sonrió.

                 Sácate una teta afuera – me dijo.

Obedecí, abriendo el escote de mi vestido. Me chupó el pezón, me hizo gemir de placer. Gozaba más con él que con tu padre, tal vez por el morbo de la novedad, y eso me hacía sentir mal. Tan culpable me sentía de estar gozando que ni quise mirar a mi esposo. Sé que estaba allí, observando todo, viendo en detalle la follada que me estaba pegando su amigo. De pronto el tipo sacó su verga de mi coño y me giró. Quedé dándole la espalda.

            Por atrás no quiero –me apresuré a decir. Sonrió.

            ¿Cómo qué no? Con el culo hermoso que tienes hay que aprovecharlo.

           Por atrás no le gusta mucho –intervino tu padre– Se lo tuve que estrenar yo, ¿puedes creerlo?! Y todavía se queja, no le cogió el gusto.

Su amigo ya me había levantado el vestido y me frotaba la polla dura contra las nalgas.

             Conmigo te va a gustar para siempre. ¿No es cierto? ¿No te mueres de ganas de probar?

Se escupió en la mano, me ensalivó el ano, apoyó la ancha cabeza de su verga y empujó. Lancé un grito desgarrador y clavé las uñas contra el árbol. Era cierto, yo tenía experiencia en el sexo anal pero siempre sentía dolor, y más en esa ocasión por la cabeza tan abultada. Con paciencia, lentamente, pero sin ceder nunca, me hundió hasta el último centímetro su monstruosa polla ante la mirada atenta de tu padre. Yo gemía, jadeaba, me quejaba, gritaba, pero él no se detenía. Reía viéndose ganador.

                 Qué no le va a gustar… que no le va a gustar si le entró toda… ¿No es cierto que te gusta por el culo?

Con una mano me frotó el clítoris, sin dejar de bombearme por atrás. Mis gemidos aumentaron, la sumisión y el dolor, se mezclaban con el placer. Volvió a reír.

                  ¿Ves cómo está gozando la hija de puta? Es una zorra come polla… le gusta, hay que saber follársela, nada más.

Me tomó por la melena y empezó a clavar con toda la furia. Tuve un orgasmo bestial. Luego me obligó a girar la cabeza y me dio un largo beso, con mucha lengua. Me folló un rato más, disfrutándome a pleno. Sus pelotas eran una bola enorme pegada a la raíz de su tranca, y me azotaban el culo en cada incursión, eso también me excitaba. Se movió en círculos, agrandándome el agujero, estirándolo. Yo gemía con los dientes apretados, sintiendo su enorme herramienta, dolorida además por los tirones de pelo, con las tetas fuera balanceándose por los empujones.

De pronto él me la hundió hasta el fondo y me llenó los intestinos de leche, con la corrida más abundante que yo haya recibido jamás. Se retiró lentamente tras unos segundos de chorreo. Me temblaban las piernas, tuve que apoyarme contra el árbol para no caer. Cuando recuperé el aliento emprendimos el regreso sin decir una palabra. Caminamos hasta la playita, la gente que habíamos visto antes seguía allí. Nos miraron sin interés. “¿Se podrán imaginar lo que pasó en la espesura del bosque?” Me pregunté. Dos hombres me habían gozado, uno de ellos mi marido, primero uno, luego el otro. ¿Cuál sería el próximo paso? ¿Los dos a la vez? ¿Un tercero? Nos sentamos en la playita. Yo encendí otro cigarrillo. Necesitaba “colocarme otra vez”. Fumé con los ojos entrecerrados.

                   Bueno, nos vamos –dijo tu padre.

Mientras llegamos al coche, nos quedaba un largo camino por senderos de bosque antes de llegar a al aparcamiento, el amigo le dijo a tu padre…

                   Yo mañana me voy. Déjame echarle otro de despedida.

Ellos se sentaron adelante, yo atrás.

                   Bueno, dijo tu padre.

          Mientras llegamos a la casa me da tiempo… tú vas conduciendo ¡¿Te parece bien…!?

Tu padre largó una carcajada. Su amigo se pasó al asiento de atrás, me hizo recostar y me fue follando todo el camino. El hijo de puta lo hizo tan bien que me hizo correrme de nuevo un par de veces, y después más de veinte minutos, a punto de llegar a casa y casi sincronizado con la llegada al barrio antes de entrar en las calles con gente, me llenó el coño de leche. Desde entonces le perdí el respeto a tu padre buscando mi placer allí donde esté… Papá y yo llegamos a un acuerdo de buen entendimiento y desde ahí tenemos una relación abierta con la condición de usar condón fuera de nuestra relación y contarnos con quien lo hacemos por lo de los contagios de ETS. Lo que no teníamos previsto, era que tú te unieras a nuestro círculo “amoroso”. Follar contigo me ha declinado definitivamente a no tener más pareja que no sea tu padre y tú… Ya te he contado un poco la vida sexual tan desinhibida que hemos tenido, pero tú padre desde unos años  solo se lo monta con Irene y conmigo… confío en que es así.

              ¿Irene, su administrativa…?

         Sí, la misma… ya sé que tiene algunos años más que yo, pero a tu padre le pone duro.

          Bueno en cuanto a gustos no hay nada escrito.

         Así es, además es una mujer de fiar, está casada y no se oye que vaya por ahí follando con cualquiera que no sea su esposo y papá, aunque lo de tu padre solo lo sabemos los tres y ahora contigo, cuatro.

         ¡Madre mía! Habéis follado mucho con mogollón de gente diferente, y lo que no entiendo es cómo sigo siendo hijo único… ¡¿Cómo es posible que te hayan preñado solo una vez?!

          Una que siempre ha sabido cuidarse. Mi cuerpo y mi vida  siempre han sido míos y lo he utilizado a mi antojo. Cuando decidí tenerte, elegí el momento y al hombre adecuado… tal como he hecho ahora eligiéndote a ti. ¡Me gustaría tanto poder disfrutarte…!

          Es una pena mamá ahora que me voy a marchar a Sevilla…

          Cierto, pronto comenzarás la universidad y es probable que te vea muy poco,tal vez por este motivo me alegro que te hayas desinhibido con nosotros, ahora me siento un poco más liberada y feliz dentro de casa.

          ¿Cuál es el motivo de que estuvieras contraída?

          Siempre he temido que me juzgaras por cómo tu padre y yo nos tomamos el sexo, lo que nos decimos y nuestro comportamiento a la hora de follar… No deseaba que pensaras que tu madre es una puta. A tu madre le encanta el sexo, follar y que me follen duro.

          Joder mamá, yo nunca te juzgaría ni pensaría que fueses una puta porque te guste follar duro. Eso solo demuestra que eres una hembra como nos gustan a los machos…

          Gracias hijo. ¡¿Sabes una cosa…?!Estoy encantada de haber follado contigo, de que me hayas follado y llenado de semen demostrando que eres un gran semental, un semental fantástico… ¡¿Te ha gustado follarme?! No tienes por qué contestar si no quieres.

         Me ha gustado mucho, creo incluso que demasiado… tanto que me he corrido mucho antes y más cantidad de lo que suele ocurrir. Y además me has dejado correrme dentro de ti, eso ha sido el acabose. He sentido una emoción alucinante al eyacular en tu coño.

          Me alegro mucho, porque no va a ser la última vez que lo hagas si tú quieres…de ahora en adelante me puedes usar cuando te apetezca, estaré encantada de recibirte en mi coño.


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Como cada mañana, desde que nos mudamos a la capital de Sevilla, me despierta el olor a café que prepara mi madre. Nací en un pueblo a unos cien kilómetros de Sevilla, en la sierra sur. La razón del traslado fueron mis estudios. Matriculado en la Universidad, Facultad de Física en Reina Mercedes, analizamos el asunto en familia y decidimos que mi madre vendría conmigo y viviríamos en una casa de dos plantas, cerca de la Facultad, que heredó de sus padres, ya fallecidos. Mi padre es propietario de una tienda de fertilizantes y de tierras que explota con remolacha principalmente. Vivimos desahogadamente, de ahí que mi madre pueda dedicarse a ser Ama de Casa solamente. Cuando me vine para la capital, ella tuvo que decidir entre dejar solo a mi padre o mí…

Mi madre pensó en alquilar habitaciones a estudiantes, aprovechando que estamos aquí, pero se lo quité de la cabeza por el lío de tener a gente extraña…, prefiero la tranquilidad y tener gente desconocida en casa no me hace ninguna gracia. La mayoría de los fines de semana vamos al pueblo, pero otros es mi padre quien viene a Sevilla. Tengo tiempo, sigo la rutina diaria que me he impuesto. Mientras mi madre prepara el desayuno, me aseo, me visto, repaso algo del tema del día…

     Buenos días, dormilón. Anoche te quedaste hasta muy tarde en el ordenador…

     Si, mamá, tenía que terminar un trabajo para hoy, ya lo tengo listo. ¿Qué vas a hacer hoy?

     Saldré a dar una vuelta por el centro, a ver si encuentro algo de ropa.

     Vale, hoy salgo tarde, tengo que asistir a todas las clases. Sobre las dos estaré en casa.

Termino mi desayuno, doy un beso a mamá. Al salir a la calle hay un hombre, joven, trajeado, con un maletín en la mano, que iba a llamar al timbre.

     Hola, ¿desea algo?

     Hola, buenos días, ¿Doña Sabina…?

     Sí, es aquí. ¡Mamáaa! ¡Un señor te busca!

Mi madre se asoma, abrochándose la bata de casa.

     ¿Quién es?

     Soy yo, señora me envían de la agencia…

     ¡Ah, sí! Pase, pase usted.

     Bueno mamá, yo me voy.

     Si, Lorenzo, yo atiendo a este señor.

Voy casi corriendo, cruzo la avenida de la Palmera, por la calle Páez de Rivera y Reina Mercedes, me acerco al edificio de la Facultad. ¿Qué sucede? Hay gente en los vestíbulos... Me dirijo a un compañero de clase.

     Luis ¿Qué pasa?

     Joder, Lorenzo. Vaya despiste te gastas, tronco. ¡Estamos en huelga! ¡A que no te acordabas! Jajaja.

     Pues no tío, no me acordaba. Con el lote que me di anoche para terminar el trabajo. ¡Vaya putada! ¡Me voy a casa, joder, vaya mierda!

Tengo un cabreo tremendo, estuve hasta las tres de la mañana para terminar el trabajo y ahora, con la huelga de los cojones, no lo podré presentar hasta la semana que viene. Abro la puerta de casa, todo está en silencio, mamá se habrá ido al centro. Estoy solo. ¿Solo?...Oigo hablar arriba. Será mamá que aún no se ha ido, estará arreglándose en el cuarto. Mejor, así voy con ella de compras. Subo la escalera y al acercarme a la habitación de mamá oigo hablar, es la voz de un hombre. ¿En el dormitorio? La puerta está ligeramente entre abierta. La voz…

     ¡Ábrete más, Sabina!

     ¡Sí, mi amor! ¡Métemela toda!

Un escalofrió recorre mi espalda. Miro por la rendija de la puerta y lo que veo me deja sin respiración. Mi madre, totalmente desnuda, boca abajo, apoyada sobre sus rodillas y los hombros, sobre la cama, con una mano en cada nalga, abriendo el culo y ofreciéndoselo a un desconocido, desnudo, agarrándose la polla, apuntando al ano de mi madre y penetrándola, poco a poco, pero sin descanso. ¿Qué ocurre? ¿Sufro una alucinación? ¡Esto no puede estar pasando! Ella me prometió que ya había dejado estos rollos.

Se me aflojan las piernas y estoy a punto de caerme. Un temblor incontrolable, una opresión en el pecho, abro la boca para gritar, pero no sale ningún sonido de mi garganta. Me apoyo en la pared, para no caerme al suelo. Refriego los ojos con mis manos, deseo que todo haya sido una falsa imagen, una alucinación. Pero no, la realidad es tozuda. Miro de nuevo y allí estaba ese hijo puta follándole el culo a mi madre.

Pero que digo. ¡Si el hijo puta soy yo! Mi madre es una fulana. No quiero pensar más. Me retiro, cobardemente, a mi habitación, cierro la puerta y espero unos segundos escuchando. El corazón me late a mil, tengo la sensación de que se me va a salir por la boca. Me calmo un poco. Salgo de nuevo al pasillo y me acerco a ver qué hacen, siguen follando, se cambian de postura, mamá se traga la verga del desconocido por todos los agujeros de su cuerpo. Vuelvo a mi habitación. Poco después oigo voces que se acercan por el pasillo, la habitación de mi madre está al fondo y la mía al inicio de la escalera. Es la voz de mi madre.

     Bueno para otra vez ya lo sabes, llama al número móvil que te he dado y así no habrá sorpresas. Mi familia no sabe nada de esto y no deben enterarse.

     Lo siento, Sabina. Yo no sabía nada, en la agencia me dieron tu dirección y que estabas disponible de nueve a doce de la mañana, el fallo ha sido mío, por llegar antes de las nueve.

     Bueno, no te preocupes, no ha pasado nada. Y ya lo sabes, me llamas directamente. A través de la agencia te saldrá más caro. Un beso.

Todo esto lo he oído porque, inmediatamente después de pasar ellos ante mi puerta, la abrí, sigilosamente y bajé la escalera para ver cómo, antes de abrir la puerta de la calle, se comían la boca los dos. Me quedé sentado en el rellano de la escalera, estaba destrozado ante la evidencia. “¡Mi madre trabajaba como puta para una agencia!”

     ¡¡Ahhh!! ¡¡ ¿Lorenzo, qué haces aquí?!!

     ¡¿Tú qué crees?! ¡Ver como mi madre se deja follar el culo, por un tío, le pone los cuernos a mi padre y hace que me sienta como una mierda! ¡¡Eres una putaaaa!!

     ¡Hay señor, dios mío, que he hecho!

Cubre la cara con las manos y llora. La bata se le abre y puedo ver la raja de su coño, las tetas que me dieron de mamar, la parte interna de los muslos con restos de la corrida del tipo, supongo, porque parecen mojados. Retiro la mirada, no quiero ver más, pero la naturaleza, la curiosidad, me obliga a abrirlos y fijarme en el hermoso cuerpo de mi madre, que con los sollozos ha olvidado cubrir. Y me excito. Mi verga pugna por salir de su encierro. Mi mente no puede asimilarlo. “¡Joder, que es tu madre! ¡Estás mal! ¿Cómo puedes excitarte con ella en esta situación?” Pero ante el llanto convulso de esa persona a la que quiero, como mi madre que es, no puedo evitar acercarme a ella y darle un abrazo, tratando de calmarla.

     ¡Ya está, mamá, ya está bien!  No llores más. Vamos, te llevaré al baño, estás hecha un asco.

Ella se refugia en mi pecho, mido un metro ochenta y ella apenas uno sesenta y cinco.

     Te doy asco, ¿verdad?

     No, mamá. Tú no me das asco, es por como tienes la entrepierna…

     ¡Qué vergüenza! ¡Por lo que más quieras, Loren, no le digas nada a tu padre!

     No te preocupes, ahora cálmate. Dúchate y luego hablamos.

La llevo a la ducha y al quitarle el albornoz, se  mete bajo la ducha… admiro sus tetas y su carnoso coñazo por unos instantes. Abro el agua y espero un poco hasta que salga templada. Suavemente la empujo debajo del chorro, le derramo un poco de gel de baño por la espalda y con la esponja voy frotando su cuerpo…. Pretendo demostrarle mi cariño hacia ella aseándola con mis propias manos.

     Me gusta ver tu cuerpo hermoso, nunca me he podido entretener en admirarlo como ahora. Nunca te había visto desnuda de esta manera, hasta hoy, y si quieres que te diga la verdad, estas muy buena. No me importaría que fueras mi esposa.

     Pero ¿Qué dices? ¿Estás loco hijo? ¡Soy tu madre!

     ¡Sí, y yo tu hijo! Pero tienes que reconocer que ya no podremos vernos como antes, hemos follado y eso lo cambia todo, más con esto que ha ocurrido hoy… desde luego cambiará nuestra relación futura.

     Cambiará ¿En qué sentido? No querrás aprovecharte de lo que sabes ¿No?

     Y, ¿por qué no? Bueno, vamos a dejar eso. Ahora quiero que me cuentes cómo te metiste en esto. ¡Con pelos y señales!

Ya más limpia, la cubro con una toalla de baño y la voy secando. Desde atrás, paso mis brazos bajo los suyos y acaricio las mamas grandiosas. No trata de impedirlo, atrapo los pezones y los aprieto, hasta hacerla gemir.

     ¡¿Qué haces cariño?! Me duele.

     Más, mucho más me duele a mí, lo que he descubierto, lo que haces. Anda, vamos a tu cuarto tal como estás… te ves bien y quiero seguir contemplando tu belleza madura.

     ¿Así, desnuda?

     Sí, me gusta verte así, ya te he dicho. A partir de hoy, cuando estemos solos, estarás desnuda en casa. Me gusta verte en pelotas y ver cómo te mueves…

Por el pasillo voy tras ella, admiro su figura, la curva rotunda de sus caderas. Tiene unas piernas preciosas. La cintura estrecha seguida de una ancha cadera con gran suavidad de la espalda, conforma un cuerpo delicioso. Nunca había llamado mi atención de tal manera, pero después de   lo que ha ocurrido hoy, mi percepción ha cambiado. Ya no es solo mi madre. Ahora la veo como hembra… una mujer muy atractiva. En el dormitorio se sienta en la cama, la cabeza agachada, intenta que se vea lo menos posible de su chocho pelado, juntando los muslos pero no intenta cubrir los pechos. Con suavidad retiro sus manos y las coloco sobre la cama. Me siento más tranquilo, domino la situación. Al menos eso creo.

     Ahora, dime. ¿Cómo te metiste en este lio? – Respira profundamente.

     Lorenzo, ¿Porqué no olvidamos esto? ¡Déjalo estar así!

     ¡¿Cómo?! ¿Qué lo deje estar? Mamá, acabo de ver cómo te abrías las nalgas y un imbécil te metía la polla por todos tus agujeros. Te ha estado follando durante dos horas. ¡Esto no podré olvidarlo jamás, mamá! Mucho menos cuando había prometido haber dejado este tipo de rollos ¡Creía que tenías acordado hablar sobre este tema de follar con otros!

     Lo sé hijo, no he sido sincera con esto… era una espinita que tenía clavada desde hace mucho tiempo, eso de sentirme una puta ¡Quería probarlo nada más!

     ¿Y te ha gustado la experiencia?

     Bueno tiene su morbo, pero nada en especial.

     Creía que follar conmigo te levantaba ese morbo.

     Claro que sí hijo, pero para qué cerrarse puertas… ¿Qué quieres? ¿Follar conmigo? ¡Vamos! ¡Hazlo! ¿Sé que eres capaz después de verme follar con otro…? Tu padre y tú sois igualitos…

     Creo que sí, mamá ¡Cómo lo sabes…Mira como me tienes! Me siento como un cerdo, pero me he excitado viendo cómo te follaban.

Desabrochó el cinturón, el pantalón y salta mi verga, como impulsada por un resorte. Me mira encantada, su cara es un poema de desencante y lujuria…no deja de mirar mi falo.

     Lorenzo, no lo hagas, te lo suplico… ahora no

     No lo haré…Aún… Mamá. Ahora responde a mi pregunta

     Me subo el pantalón y encierro a la culebra. – Ella respira más tranquila.

     Pues, no sé cómo empezar. Es una historia muy larga.

     Empieza por el principio, o mejor dime… ¿Cuándo perdiste tu virginidad? Porque dudo que fuera con papá.

     No fue con él está claro. Cuando tu padre empezó a salir conmigo ya llevaba muchos polvos en mi cuerpo. Fue con mi primo Jesusete, que era monaguillo en el pueblo por aquel entonces. Yo tendría unos once o doce años, aún no tenía la regla. Durante los veranos no salíamos del pueblo, era entonces cuando mi padre más trabajaba en el campo. Vivíamos en una casa al lado de la de mi tío Luis. En la calle y el patio era nuestro lugar de juegos y allí empezamos a jugar a las casitas, a los papás y de juego en juego acabamos haciéndolo. Mi primo tenía 4 años más que yo, así que te podrás imaginar el resto… él ya sabía cómo follarme.

     O sea, pasabas los veranos follando con tu primo.

     Bueno, sí… básicamente todo el año cuando teníamos ocasión. Pero no solo con él. Tenía algunos amigos y nos íbamos al campo, entre los árboles, a jugar. Yo me colocaba en el hueco de un gran árbol, de pie. Los amigos de mi primo hacían un sorteo, con pajitas, a quien le tocara la más larga, podía follar conmigo. Eso duró hasta que tuve la primera menstruación. Entonces mi madre me aleccionó. Ya corría el peligro de quedarme preñada, así que dejé de jugar a que me follaran todos los chicos del arrabal.

     ¿Y luego?

     Después del colegio, ya en el instituto tuve rolletes con algunos chicos. No dejaba que me follaran por miedo a quedar preñada, hasta que mi madre, temiendo lo peor, me llevó al médico para que me recetara anticonceptivos. Tenía un medio novio que me prestaba a sus amigos, a mí me gustaba, luego supe que me vendía a cambio dinero por cada polvo.

     Ya era una puta con… ¿Con cuántos años…?

     Con 13. Nos reuníamos en casa de un amigo que le daba dinero a su madre viuda y a su hermana para que se fueran al cine y nos dejaran el piso. Yo entraba en una habitación, totalmente a oscuras, me tendía en la cama, desnuda, entraba uno, me la metía, se corría, salía, entraba otro, lo mismo. Así llegué a follar con cinco chicos, no sé cuántas veces.

     ¿Todos te follaban por el coño y se corrían dentro?

     La mayoría, aguantaban poco y se vaciaban dentro, pero Antoñito aguantaba mucho más lograba correrse en mis tetas o en mi cara. Los demás me follaban en la postura del misionero sin extravagancias… se deslechaban y el siguiente…, pero fue en el Ciclo Formativo de Cuidados Auxiliares de Enfermería, donde descubrí que tenía un cuerpo por el que pagaban los hombres. Una amiga mía se costeaba los estudios y algunos caprichos, con el alquiler de su cuerpo. Cuando lo descubrí me quede pasmada, pero luego me fue explicando cómo funcionaba la cosa y acabé viéndolo como una actividad más. Un trabajo bastante bien pagado y fácil. En verdad pensé que podía ser yo quien sacara rendimiento de mi cuerpo y no ningún cabrón como mis ex.

     Sigue, cuéntame cómo fueron tus primeros, trabajos como puta.

     Dicho así, resulta ofensivo hijo, pero no te culpo porque ese es el nombre correcto. Sí, era y soy una puta, no puedo negarlo. Y mucho menos a ti, que ya lo has visto.

     No puedes imaginar lo que he estado a punto de hacer. Mi primer impulso fue entrar, coger a ese mequetrefe por el cuello y cargármelo.  Pero pude contenerme y me marché a mi habitación a pensar en lo que había visto y oído. Y llegué a una conclusión. Soy un hijo de puta…..Y voy a ejercer como tal.

     Qué quieres decir. Me das miedo hijo.

     No te preocupes. Por mí nadie sabrá nada, si te portas bien, claro. Sigue con tu historia. Como fueron tus primeras veces como ramera.

     No estoy acostumbrada a oírte con ese lenguaje tan duro, pero es lo que soy y no me importa lo utilices. Bueno sigo con mi historia… Mi amiga me llevó a una casa en el centro, cerca de la Plaza de la Encarnación. Era grande, tenía dos salones grandes, varias habitaciones con baño, incluso algunas con yacusi. Todo muy lujoso. Me presentó a una señora, Magda se llamaba, de unos cincuenta años, muy guapa y cuidada para su edad. Me explicaron cómo funcionaba el negocio. Me daban un número de teléfono, yo llamaba cuando quería y les decía los días y las horas que podía trabajar. Iba a la casa, me arreglaba para recibir a los visitantes, junto a las otras chicas. Antes de salir mirábamos por una ventanita a los clientes, por si alguno era conocido y así no tener problemas. Paseábamos ante ellos, y elegían a quien querían, pasábamos a la habitación y ofrecíamos los servicios que solicitaban. Pasado algún tiempo pasé a acompañar a clientes. Ella me concertaba las citas, en su casa o bien donde tenía que ir, normalmente hoteles.

     ¿Te llegaste a enamorar de algún cliente? ¿Hubo alguien especial?

     Si, en una ocasión me quedé enganchada con un hombre, repetía casi todas las semanas, hasta me propuso casarme con él. Pero al final lo pensé y me dio miedo. Era violento, NO me gustaba su modo de someterme. Era duro en ocasiones, pero otras veces muy tierno y cariñoso. Quiso obligarme a hacerme un tatuaje con su nombre en el pubis  y ponerme un piercing en el clítoris. Cuando me negué me dio una hostia, respondí con otra y me marché. No lo he vuelto a ver. Por lo demás, ¿Qué te puedo contar? Me daban la dirección iba, atendía los caprichos del cliente, trataba de satisfacerlo y nada más. Cuando disponía de tiempo los encuentros eran en la casa, allí estaba más protegida. Si algún cliente se pasaba lo ponían de patitas en la calle. Incluso se de alguna que otra paliza por agredir a una de nosotras. Nos llamábamos escorts, no nos gustaba que nos llamaran putas o prostitutas. Yo prefiero chica de compañía, de hecho así era. Los clientes pagaban por la compañía de una muchacha con quien hablar de cualquier tema, salir a cenar, tomar copas, bailar y después pasar un buen rato en la cama… esto no siempre, algunos clientes no quieren follar.





     ¿Durante cuánto tiempo? Por lo que he visto lo has hecho estando casada ¿No?

     No cariño. Estuve trabajando como escort un año. Cuando empecé a salir con tu padre lo dejé. Luego me quedé embarazada de ti, nos casamos y nos fuimos a vivir al pueblo. Allí no hubiera podido hacerlo aunque quisiera, tampoco quería. Después tu padre y yo entramos en la rutina del matrimonio y nos propusimos ser swinger en un crucero por el mediterráneo y los hemos mantenido durante muchos años este gusto de intercambio de parejas. Pero ahora a tu padre no se pone dura con facilidad y lo dejamos, aunque sigue beneficiándose a Irene…

     Ya no volviste a ejercer de PUTA…

     No, casada nunca. Creí haber sido feliz durante muchos años cuidando de mi familia, pero al venirnos aquí…

     Una mañana estaba sola, hace dos semanas, tú estabas en la facultad y me fui a dar una vuelta, mira por donde me encontré, por casualidad, en la puerta de la casa donde empezó todo. No pude evitar la tentación de entrar y ver si quedaba alguien conocido, y lo había. Una señora que mi edad entró antes, era la encargada de la limpieza y otras cosas, me reconoció porque habíamos sido escorts juntas, su cuerpo ya no se lo permitía pero continuó en el negocio. Nos saludamos y me estuvo contando lo que había pasado en todos estos años. La casa de citas, seguía funcionando, pero la dueña había fallecido cinco años atrás y ahora estaba regentada por un hijo suyo homosexual y su pareja. Me acompañó al despacho, donde me presentó a los nuevos dueños del negocio. Resultaron ser muy amables y simpáticos, recordamos viejos tiempos, charlando de unas cosas y otras me propusieron volver a trabajar para ellos, aunque no podía hacerlo en la casa, ya que no aceptaban chicas mayores de treinta y cinco años, pero sí podía hacerlo aquí en casa, ellos me enviarían los clientes en las horas que yo les indicara.

     Y aceptaste, por lo que he podido comprobar.

     Si, la verdad es que la invitación me produjo un extraño cosquilleo en el estómago…Y más abajo. Loren, tu padre hace tiempo no me presta toda la atención, yo lo he intentado todo para que nuestra relación mejorara. Pero era inútil… entre Irene y los gatillazos no tengo muchas satisfacciones. La idea de volver a sentirme deseada, la sensación que me producía saber que había hombres dispuestos a pagar por estar conmigo. No lo pensé. Acepté. Puse algunas condiciones, tratando de que esto no afectara a nuestra familia. Pero ya ves, no lo he logrado, al final me has descubierto.

     Entonces, ¿desde cuándo has vuelto a ejercer como PUTA?

     No me hables así, por favor hijo mío…. Es verdad que soy una puta, pero esa palabra en tus labios me duele mucho. Este hombre que has visto es el tercero, o sea han sido tres veces, pero eso creo que importa poco. Ahora tienes en tus manos el futuro de nuestra familia. De lo que hagas dependerá nuestra vida de ahora en adelante. Así que piénsatelo bien. He cometido errores, es cierto, pero si lo cometes tú, puedes destrozarnos. Yo quiero mucho a tu padre con sus fallos y a ti mucho más ¡No podría vivir sin vosotros!

     ¡Vaya! ¿Ahora resulta que si nos vamos al carajo es por mi culpa? De eso nada. La única responsable de este follón, nunca mejor dicho, eres tú y debes asumir las consecuencias.

     Cierto. Soy la responsable de todo. Pero si tú no me delatas, si no se entera nadie más, podemos seguir con nuestras vidas. No volveré a hacerlo. Te lo prometo. Lo dejaré todo de nuevo, lo olvidamos y seguimos adelante tú y yo solos.

     ¿Tú crees que será fácil olvidar lo que he visto? No, mamá. Esto ha sido muy fuerte. Cada vez que te mire, veré tus nalgas abiertas y la polla de ese tío entrando y saliendo de tu culo mientras gritabas. ¡Mas! ¡Mas! ¡No, no podré olvidarlo jamás!

     Pero debes intentarlo y pensar que ese mismo tipo podría haber sido tu padre…. Lorenzo, por tu bien y por el de todos.

     En verdad mamá ¡No puedo evitar excitarme con ese recuerdo! Con la imagen de tu cuerpo desnudo gozando como una perra. Te juro que siempre te he visto y querido como madre. Nunca me he fijado en ti como objeto sexual, pero ahora te veo diferente, como una mujer bella que me pone la polla muy dura. ¡Mírala!

Efectivamente tenía la verga enhiesta, la saqué y se la mostré. Ella estaba sentada en el borde de la cama y al ponerme de pie se la puse a la altura de su cara.

     ¡Joder, Lorenzo! ¡No es el momento…aparta eso, por lo que más quieras!

     No puedo mamá, entre otras cosas porque lo que más quiero ahora eres tú. Te deseo, quiero poseerte, sentirme dentro de ti, quiero que seas mi puta particular, que satisfaga mis deseos y me dejes satisfacer los tuyos.

     ¡Lorenzo, eres mi hijo! ¡No puedo comportarme de la misma manera que con cualquier tipo! ¡No está bien! Y no quiero que lo nuestro sea así, hijo.

     Pero yo sí, mamá. No voy a utilizar la violencia física, pero si me rechazas te descubriré y lo mandaré todo a la mierda. Tú decides.

Muy compungida, suspira profundamente, coge mi duro cipote con una mano y lo empieza a pajear durante un rato, se agacha y se lo lleva a la boca, mientras con la otra mano acaricia los testículos. Me sorprende su acción, apoyo mis manos en sus suaves hombros y atraigo su cuerpo. La excitación acumulada por los hechos de la mañana, más lo que estaba aconteciendo me llevó a un rápido orgasmo que me hizo templar al correrme. Ella se tragó toda mi lefa sin rechistar. Una vez limpia mi verga la ladeé de mí cayendo sobre ella en la cama, le besé en los labios durante unos segundos eternos y luego me deslicé lateralmente para quedar boca arriba junto a su cuerpo. Sentir el calor de la piel, la suavidad, el olor de su pelo, recién lavado me transportaron al paraíso, a mi madre. Esa mujer a la que acaba de vejar obligándola a mamar mi polla y tragarse me esperma, era la cariñosa y amada madre de mi infancia.

     ¿Era esto lo que querías? Ya puedes decir que soy tu puta. A cambio quiero que tú seas mi semental… ¡¡Quiero que estés dispuesto a llenarme cuando te lo pida…!!

Al oír esas palabras en boca de mi madre me invadió una extraña sensación de amargura. ¡¿Qué había hecho?! ¡Había obligado a mi madre a comportarse conmigo como con un cliente! ¡Yo no quería eso! Me giré de lado, dándole la espalda, encogí mis piernas, adoptando una postura fetal y lloré. Cubriendo la cara con las manos no pude evitar las lágrimas que corrían por mis mejillas. Sentía un profundo dolor por el terrible descubrimiento que había hecho… ¡Era un gran HIJO DE PUTA!  El sentimiento de culpa por haberme aprovechado de ese conocimiento, me hacía sentir fatal. Mi madre se mantuvo tendida, boca arriba, inmóvil. También lloraba. Poco después se levantó, se puso la bata de andar por casa y salió de la habitación. Yo me compuse el pantalón y bajé a la cocina. Ella estaba sentada ante la mesa, con la cabeza agachada, abatida por la tristeza. Me senté a su lado y rodee su cuerpo con mis brazos, recostando la cabeza sobre sus hombros. Nos miramos tiernamente, recordé esa mirada de mi infancia inocente.

     ¡Perdóname, mamá! Por favor, no te enfades conmigo.

     No, mi vida. No estoy enfadada contigo, es por lo que he hecho. Tú estás en tu derecho de echarme en cara mis errores, soy yo y solo yo, la culpable de todo. Quizá haya sido mejor así. Hablaré con tu padre y buscaremos una salida a esta situación, siempre he apelado a su comprensión y ahora no creo que sea diferente.

     ¡No, mamá! No tienes por qué hacerlo, dejaremos a papá la margen…, no tiene sentido hacernos daño por hacer. Yo no diré nada y tampoco te exigiré nada. Esto quedará entre nosotros. Solo te pido que no vuelvas a hacerlo con esos tipos desconocidos, que no vuelvas a ejercer… Me he sentido muy mal por obligarte a…

     No, cariño. No me has obligado a nada. Lo he hecho porque quería hacerlo y me ha gustado… en verdad me gustas mucho. Ahora que puedo hablar con total libertad contigo, el “cliente” me ha dejado caliente como una estufa… se ha corrido rápido después del tonteo previo… Así que puedes estar seguro que la excitación me ha impulsado a agarrarte la polla y chuparla por necesidad propia, y si a eso le añades que me tienes enamorada, ahí tienes el resultado.

     Entonces… ¿Sigues caliente, no?

     No puedes imaginarte cómo. Hacía años que no me sentía así de cachonda….

     ¿Lo harías ahora conmigo? Sin obligarte, solo si tú lo quieres.

Acariciaba mi cabeza, enredando los cabellos con sus dedos. Se inclinó hasta besarme la mejilla, me incorporé y, arrodillado como estaba, nos miramos a los ojos, no lloraba, su mirada era de deseo, pero era el mismo sentimiento que me embargaba, sentía arder mi pecho. No pude evitar acercar mi boca a la suya, ella aceptó, nuestros labios se acariciaron. Nos abrazamos, pasé una mano por su cabello, suave, aún húmedo. El calor, el aroma de su cuerpo invadió mis sentidos, cerré los ojos y me dejé, nos dejamos llevar por la vorágine de sensaciones que nos envolvían. Suspiró profundamente, con sus manos en mis mejillas seguimos besándonos. Ya los labios no eran suficientes, eran nuestras lenguas las que pujaban por penetrar la otra boca.

En el fondo de mi mente, una frase se repetía. ¡Es mi madre y no es una puta! Pero, esta idea, lejos de apagar el fuego de mis entrañas, lo avivaba. Mis manos se perdían bajo la bata, acariciaba su desnudo cuerpo, las enormes tetas de pezones inhiestos…duros y alargados. Sus tetas son unas grandes masas algo caídas por el peso ejercido de la gravedad universal… en mis manos, eran carbones encendidos los pezones, habían reaccionado al contacto de mis dedos endureciéndose, los besé, los chupé y mamé de ellos como cuando era un bebé.

             Chupa la teta de mamá, hijo. No imaginas el placer que me dabas al mamar cuando viniste al mundo. En el fondo he deseado siempre que esto ocurriera.

Dibujé las suaves curvas de las caderas, las sinuosas líneas de los muslos, el deseado triángulo entre las ingles cortado por la gran raja de su coño. Abría las piernas y ofrecía el sabroso fruto prohibido a mi concupiscencia. Enterré mi faz en aquella sinuosa oquedad, saboreé los jugos del amor más sublime que imaginar pudiera. Y de nuevo asomaron las lágrimas a sus ojos, pero estas no eran de culpa, sino de gozo, de pasión, de una inmensa sensación de felicidad mutua que nos abrumaba…

Mi madre, con sus delicadas manos sobre mi cabeza, me estrechaba contra su vientre, como queriendo introducirme en el seno materno de donde salí. Su respiración acelerada, el temblor de las piernas, los embates de sus caderas hacia adelante y atrás, anunciaban el inminente clímax…Un grito, un estertor y un tirón de pelo, fueron la culminación de este lance. Continué comiéndole el coño, metiendo la lengua en su conducto y lengüeteando sin cesar el endurecido clítoris. Ella convulsionaba apretando mi cabeza contra su vulva dándome de beber su corrida. Abrí la boca sellando su coño, en tanto ella no paró de expulsar su néctar directo a mi galillo…Gemía, Gritaba… SE CORRÍA. Soltado el último chorro, me incorporé y nuestras bocas se unieron de nuevo, saboreó sus propios jugos de mis labios, su lengua recorría mi cara limpiando su desaguisado en mi rostro, mis brazos la rodeaban con la fuerza de la pasión impura que inundaba nuestros corazones, que latían desbocados. Jamás había sentido tanto amor, tanta pasión por una mujer.

     Lorenzo, amor mío ¿Qué me has hecho? No recuerdo que me ocurriese algo así con nadie… me he corrido como una loca.

     Ha sido algo maravilloso, mamá, a juzgar por lo que siento. Vamos arriba, quiero amarte, poseerte, hacerte mía y ser enteramente tuyo. Te amo, Sabina. Ya se me hace difícil decirte mamá. Para mí, ahora, eres mi amada, mi esposa y también mi PUTA, si me permites que te lo diga con amor.

     Por supuesto me puedes llamar PUTA. Creo que siento algo muy grande por ti mi amor…algo que solo he vivido cuando conocí a tu padre. ¡Me tienes embrujada!

     Lo que siento por ti es desconocido para mí, mamá. Nunca antes había experimentado nada parecido por nadie. Sabina, quiero satisfacer todos tus deseos, que no tengas que recurrir jamás a nadie. Me tienes a mí de fiel amante.

     No te equivoques hijo. Para mí serás siempre mi niño, el que parí, amamanté, cuidé y amé desde que sentí tu primera patadita en mi vientre. Pero tienes razón en algo, esto que nos ha ocurrido hoy, ha cambiado nuestra vida para siempre. Espero y deseo que para bien. No quiero dilatar más este deseo por ti… ¡Vamos arriba, yo también ardo por tenerte dentro de mí, hace mucho tiempo que no me sentía tan feliz! Ya no me importaba nada la falsa moral las prohibiciones y los tabúes… desde hoy mucho menos. Pero cuidado, esto que hacemos está muy castigado socialmente, debemos ser muy cautos, si queremos seguir amándonos…, especialmente si consigues preñarme.

     Hablas se serio… ¡Deseas que te preñe!

     Hijo se lo estoy pidiendo a tu padre desde  hace años, peo no me escucha. Quiero volver a ser madre antes de secarme…, creo que ahora lo deseo mucho más.

     Soy tu hijo, no tu marido

     Acaso eso importa mucho… eres mi hombre y nada más… ¡¡Quiero ser madre de tus hijos!! Creo que lo deseo desde la primera vez que me follaste, entonces percibí esa necesidad y ahora estoy convencida que elegí vivir contigo por esta razón… ¡ASÍ QUE…PRÉÑAME Y HAZME UNA BUENA PANZA! ¡¡Quiero parir a todos tus hijos! A todos… La cuestión es… ¡¿De cuántos hijos me vas a preñar…?!

Subimos de la mano, la escalera que nos transportaba al paraíso, caricias, besos, fuego en la piel. Al llegar al dormitorio se desprendió de la bata, me desnudé y abrazados nos dejamos caer en el tálamo.

     Sabina, amor mío, este se puede decir que es nuestro primer encuentro nupcial, somos un hombre y una mujer que se aman y están a punto de satisfacer sus deseos más primitivos.

     Sí, Lorenzo. Pero con el morbo añadido de ser madre e hijo que van  a consumar un incesto tan deseado por ambos… No lo olvides. Ahora, hazme tuya, penétrame bien duro, atraviésame con tu espada y hazme morir de gozo llenándome del rico esperma que acumulas en tus preciosos huevos…. Y fecúndame el útero.

Se tiende y la cubro con mi cuerpo, abre las rodillas para permitir mi incursión. La penetración es lenta, con parsimonia, sin dejar de acariciar sus tetas, besar los labios. Sus pantorrillas en mis nalgas, empujan para facilitar la entrada en la cavidad, cálida, húmeda, acogedora…Vivo un sueño, sus caderas inician un vaivén circular que me enloquece. Pienso en los cientos de veces que lo habrá practicado con todo tipo de hombres… No me importa. Pasó su mano por el coño mientras las iba metiendo lentamente y podía escuchar pequeños gemidos de mamá a medida que iba entrando

     ¡Aaaaah…! – Gimió en voz baja cuando entro toda mi verga

Comencé con penetraciones y profundas, fui aumentando poco a poco la intensidad. Iba tocando sus tetas, y escuchaba sus pequeños gemidos, hasta que me suplica…

     Quiero que me des con todo, hazme gozar como a una Zorra.

Comencé a penetrarle con toda mi fuerza, eran embestidas muy fuertes y muy profundas

     ¡¡Aaah siiiii, dame más!! Me vas a partir en dos aaaah!! ¡¡Quiero que me PARTAS!!

Daba fuertes gritos logrando excitarme más… la tomaba más fuertemente de la cintura para poder penetrarla más duro, enterrándole todo el tronco hasta los mismos huevos…

     No pares, Ummm, uffff que bueno eres follando Lorenzo!! ¡¡Harás que me corra!!

Yo seguía como mis brutales embestidas, hasta que de pronto noté como mi cuerpo se energizaba… sentí que me iba a correr sin poder evitarlo…Ella también la noté gemir más fuerte, sus caderas se agitaban y convulsionaba mordiéndome el hombro para ahogarlo…

     ¡Sabina… me voy a correr yaaa!

     Sí hijo, vamos ahora te toca a ti ¡Me has hecho correr maravillosamente!  ¡¡Vamos campeón…CÓRRETE DENTRO DE MÍ! ¡¡Quiero toda la leche de mi hijo dentro del coño de su madre…!! ¡¡Préñame mi vida, preña a tu madre por favor…!!

     ¡Entonces va en serio que quieres que te deje preñada…! 

     Que no te importe cariño, con tu padre lo he planeado durante años… y con lo idiota que es, no se va a dar cuenta que el hijo que me estás haciendo, no es de él.

Cuando percibí el punto de eyacular, la penetre lo más profundo que pude y la llene de lefa… noté como salían los chorros de semen y ella también los debía notar cómo reaccionaba a cada aldabonazo de blanca munición… ella terminó con un gran grito. Sabiamente me llevó, nos llevó a ambos a una vorágine descontrolada de sensaciones, de sentimientos, de placer jamás vivido, hasta culminar en un orgasmo brutal, por mi parte y una cadena de explosivos espasmos de mi amada madre, hasta quedar los dos exhaustos, derrotados, intentando normalizar la respiración, dando grandes boqueadas de aire

     Joder mi vida, ¡Dios mío que rico ha sido notar cómo me llenabas con tu amor! Que increíble follada me has dado hijo mío ¡Eh! Jamás esperé que mi propio hijo  estuviera tan bien dotado para el sexo…, y que tuviera la gran desfachatez de follarse a su madre como lo haces tú… mucho menos con esas ganas que le pones siempre. Me hace muy feliz que una mujer tan madura te excite de esa manera y me hagas vibrar como una nena adolescente.

Me susurraba estando todavía dentro de ella, sobre ella sintiendo su respiración agitada aún. Saqué mi polla de su vagina y me quedé recostado en la cama mientras mi polla perdía su erección.

     Mamá, ha sido genial. No me había pasado esto nunca. Hemos llegado los dos al mismo tiempo ¿No?

     Sí, mi vida. También yo hace años que no me corría así. Eres un gran amante, las chicas se volverán locas por ti.

     ¿Qué chicas mamá? La única chica que quiero está aquí, a mi lado. ¡Tú eres mi chica. No quiero otra.

     No Lorenzo. Esto que nos ha ocurrido no debe desviarte de tu senda. Encontraras una muchacha que te quiera y con la que formaras una familia. Lo que pase entre nosotros no debe alterar eso. Tú debes seguir tu camino, aunque yo te ayudaré cuando me necesites, mamá siempre estará allí a tu lado. Pero no para estorbar tus relaciones, sino para reforzarlas. Te aconsejaré y te apoyaré, pero esto terminará algún día, cuando te enamores de otra, entonces yo me retiraré y seré feliz de saber que has encontrado la mujer que te merezca. Quiero nietos, mi amor. Pero dejemos esto para más adelante. Lo primordial ahora es tu carrera, por eso no debes distraerte conmigo. Yo te relajaré, cuando lo necesites, para que tus horas de estudios sean más eficaces.

     Vaya, acabas de volver a ser mi madre, yo quiero a mi amante a quien acabo de preñar… Porque iba en serio que tú y yo tendremos un hijo ¿Verdad…?

     Sí, muy en serio. Ya no tomo medidas anticonceptivas y me has follado a pelo, y lo podrás hacer cuantas veces necesites…volveré a ser tu amante, siempre y cuando te lo ganes con tus triunfos académicos. Sé de algunos chicos que han perdido el rumbo al encoñarse con una chica. Lo he vivido en mis propias carnes. En mis años, tuve como cliente a un muchacho brillante, con un gran futuro, se encaprichó conmigo, se gastaba todo lo que le enviaba su familia, para costear sus estudios, por estar en mi compañía. Yo era muy joven, no me daba cuenta del daño que le hacía, que él se hacía. Acabó dejando la Universidad y desapareció. Por un amigo suyo supe que había vuelto a su pueblo y trabajaba como jornalero. No quiero que te ocurra nada de eso a ti, mi amor.

     ¿Y qué vamos a hacer con papá? Porque no pensaras dejarlo ¿No?

     No mi amor, seguiremos como hasta ahora, pero sin citas, para calmar mis ardores te tengo a ti. Tú me ayudas, yo te ayudo…Pero, dime… ¿Qué haces aquí? ¿No tenias que estar en la Facultad?

     Pues sí. Pero habían programado dos jornadas de huelga y no me acordaba, por eso me volví a casa y mira como te pillé in fraganti. Por cierto, yo no lo he probado nunca por el culo. ¿Puedo?

     No sé, ¿Puedes continuar…?

     Tú qué crees, mira como me tienes pedazo de golfa…

     Madre mía, ¡Bendita juventud! ¡Venga vamos al lio Lorenzo!

Mi verga estaba de nuevo en forma y dispuesta para la batalla. Sonreía, la acarició, acercó los labios a mi tranca y se la tragó, entera. Me dejó al alcance de mi mano su delicioso culito, me coloqué bajo ella y lamí su vulva mientras insertaba un dedo, dos, tres, en su ano. Entraban con suma facilidad. Con mi saliva y los fluidos de su vagina engrasé el orificio.

     Mamá. ¿Te gusta que te follen el culo?

     Si, corazón y si eres tú mucho más…. Tu padre no me lo ha hecho nunca, le parece desagradable. Se lo he comentado más de una vez, y ante su respuesta no insistí más. Yo he seguido haciéndomelo con dildos, era la única forma de satisfacerme… Anda, métela ya, lo estoy deseando. Hazlo despacio, yo te marcaré el ritmo. ¿Vale amor?

     ¡Ahhh! Qué delicia de culo, mamá, papá es bastante idiota… desperdiciar esto es imperdonable.

Agarrando sus caderas, presionando su esfínter que cede con facilidad, me muevo despacio, como ella me indica, hasta llegar al fondo de su intestino. Mueve sus caderas, de nuevo el movimiento enloquecedor, es como una batidora lenta, la compresión que ejerce sobre la verga es alucinante. Hoy llevo dos eyaculaciones, esta vez espero que se retrase para hacerla correr más veces. Pasa la mano entre los muslos y acaricia los testículos y su vagina, los movimientos se aceleran, grita.

     ¡Más, Más! ¡Más rápido! ¡Rómpeme el culo!

Empuja su cuerpo hacia mí para enterrar totalmente mi verga en su culo. Hay un momento que me da miedo. Tengo la sensación de que me puede arrancar la polla apretando con los músculos de su esfínter y tirando de mi. El grito es mayor que el de antes. El orgasmo es impresionante. Se deja caer sobre la cama, encogiendo y estirando las piernas, los ojos muy abiertos, la boca de par en par, temblando toda ella. Llega a asustarme, parece un ataque epiléptico. La acuno entre mis brazos cubriéndola de besos hasta tranquilizarla. Ya más calmada me mira, sonríe.

     Gracias, mi vida. Me haces gozar como nunca nadie. No te asustes. Mis orgasmos son así, explosivos, pero nunca me había dado tan fuerte.

Me invade una inmensa ternura. Estoy empezando a comprender a esta mujer. Mi madre y las cosas de mi madre. Consigo rehacerme volviendo a lo mío…me lleva cerca de veinte minutos volver a correrme, entre tanto ella se vuelve a correr ayudada por mis frotaciones en su coño y en especial el espigado clítoris. Con todo acabado, nos quedamos exhaustos sobre la cama, abrazados y besándonos como un par de enamorados nuevos.

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Sobre los acontecimientos que surgieron a las pocas semanas… charlábamos en una sobremesa larga, con unos chupitos de licor de hierbas. La bebida espirituosa nos ponía tono largando toda la sinceridad que llevábamos dentro…

     Solamente quise creer que todo había sido un sueño, una simple fantasía, era lo mejor que podía hacer, sin embargo al día siguiente supe que todo volvería a pasar de nuevo contigo, y comprendí que me estaba enamorando de mi propio hijo.

     Creo que a mí también me pasa lo mismo. Nos gustamos mucho como hombre y mujer y tenerte en todas las versiones… madre, amante y amiga me encanta.

Ya hacía tiempo que nos acostábamos… ya no la veía como una madre sino como una mujer. Solo un mes después ese sueño se convirtió en el milagro que prodiga la naturaleza en el vientre de una hembra, cuando su semental la siembra. Mamá descubrió que estaba preñada, le insistí en saber si yo era el padre de su nuevo hijo…

     Naturalmente que estoy segura que este bebé es tuyo y no es de tu padre. O te olvidas que he estado follando muchas más veces con mi hijo que con mi esposo en todo este tiempo atrás…. Cierto que cada vez que tengo oportunidad, volvemos estar juntos tu padre y yo… es mi marido, pero nunca lo hago en mis días fértiles. Compréndeme hijo que me hace bien estar a su lado, pese a los cuernos que le pones a tu padre. Aunque creo que lo sabe y que no son para nada ofensivos.

     ¿Te ha dicho algo sobre lo nuestro entonces?

     El hombre con el que estoy casada no comenta nada de esta relación extramatrimonial dentro de la familia, lo cual no la hace tan eruptiva en nuestra vida privada, dado que mi hijo es tan de la familia como su padre, así que no se puede decir que sea un engaño o falta al voto matrimonial de fidelidad.

     ¿Le vas a decir que mantienes una relación sexual continuada conmigo o no?

     Ya te he dicho que tiene más que sospechas. Yo creo que lo más sensato es no levantar lodos que no nos llevan a ninguna parte. En la próxima visita al pueblo, le diré que este pequeño que estoy engendrando en mi vientre es de él, y toda nuestra vida seguirá siendo perfecta. ¿No te parece?

Mi padre consintió el engaño sabiendo que quien había preñado a su esposa y sería el padre del nuevo miembro de la familia, era su primogénito, lo que nos lleva a la conclusión que unos cuernos que no se reconocen no existen. Mi madre está preñada de 32 semanas y la criatura llevará mis mismos apellidos como hijo de mi madre y mi padre, lo cual sería lo mismo que si le pusiéramos los de mi madre y los míos, en resumen los apellidos del bebé, le hace pertenecer tanto a mi padre como a mí indistintamente, porque al fin y al cabo no solo tenemos los mismos genes, sino el mismo primer apellido.  




 

 

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