Todos los Relatos están Inspirados en Vidas Reales...

UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

ÁNGELA


Casi pateando la puerta, sale de su casa Ángela. Está furiosa y no quiere que nadie se le cruce por delante. En el trayecto hasta el almacén no para de regañar y apenas toma en cuenta los piropos que lanzan algunos sujetos al pasar. Ángela está realmente enojada ya que sus padres le recortaron la paga por sus notas…, para la pelirroja es inaceptable algo así, pese a que muy en el fondo admite que tienen razón, pero ella jamás lo va a reconocer, simplemente es demasiado orgullosa. Cruzando la calle unos chicos que juegan futbol le dicen algunos cumplidos, Ángela se enfurece aún más y patea con fuerza el balón lanzándolo lejos con tan mala fortuna que golpea a un viejo que iba caminando por la acera de enfrente. Los chicos de inmediato salen corriendo y Ángela, para evitarse más problemas, decide dar la cara.

– Realmente lo siento

Se excusa la pelirroja ante el hombre que recoge su sombrero.

No salía a la calle en días y vaya recepción que recibo. Ángela lo mira a los ojos que son de un intenso color azul, así que fuiste tú chiquilla, no sabía que jugabas fútbol también.

– No juego, solo que de rabia lo pateé tan fuerte como pude.

Si noté que estabas enojada, lo que decías me llamo la atención y Ángela se avergüenza aún más. Decías algo de tu paga en medio de tus regaños, ella se encoje de hombros.

– Pues sí, me recortaron, o mejor dicho me cortaron la paga por mis notas.

– Oh ya veo, gran problema para ti. El viejo comienza a caminar alejándose de Ángela, si deseas ganarte unos euros yo te puedo ayudar le dice mientras camina, ella se pone suspicaz y lo sigue.

¿Y qué debo hacer? le pregunta con cierto sarcasmo.

No mucho, solo visitarme le dice él, Ángela lo mira extrañada, es en serio, solo visitarme y hacerle compañía a este pobre viejo, nada más…, obviamente si así lo quieres. Te pagaré por tu compañía…suele ser algo muy preciado que no se tiene en cuenta hoy en día le dice girándose para mirar sus hermosos ojos verdes.

– Lo pensare responde la pelirroja.

– Muy bien, me parece justo y se pone a caminar otra vez, puedes encontrarme en la casa señorial al fondo del pasaje le dice y Ángela retoma su camino aún pensativa acerca de tan extraño encuentro.

Pasan unos días y Ángela ya había olvidado el asunto cuando de nuevo comienza a tener problemas de dinero. Sus hermanos ya no están dispuestos a prestarle más y en el colegio les debe a algunos de sus amigos los cuales tratan de aprovecharse de ello pidiéndole algunos favores a cambio, situación que asquea a Ángela sintiendo que la están tratando de puta y no como una amiga. Regresando a su casa va cruzando la calle cuando mira a su izquierda y ve la mansión, imponente y con cierto aire tenebroso, al final del pasaje. Ángela recuerda la conversación con el viejo y decide dar un vistazo aunque con algunas dudas. Ángela se impresiona al ver el lugar de cerca, siendo niña siempre le tuvo miedo y aún recuerda las historias que se contaban de él. Golpea a la puerta y el eco que se siente la asusta un poco. Con un crujido la puerta se abre y una empleada la recibe.

Disculpe, el otro día hable con un caballero.

– Ah con don Agustín, claro pasa no hay problema. Ángela entra sintiéndose insegura de si está haciendo lo correcto al venir aquí, ven sígueme.

La empleada la conduce hasta el amplio salón de la mansión donde la pelirroja se maravilla por la decoración la cual, pese a los años, aun luce su opulencia y esplendor.

Vaya pero que sorpresa mi niña, me imagino que la crisis económica debe ser fuerte le dice don Agustín con una sonrisa y se sienta en su sillón favorito, vamos toma asiento le dice y Ángela se sienta en un sofá cruzando sus piernas, algo que no pasa inadvertido.

Si quiere mi compañía solo para mirarme las piernas se equivoca de compañía le dice Ángela.

Bah, no seas aguafiestas replica don Agustín, pero Ángela se queda.

¿Y bien, aquí estoy ahora qué? pregunta la pelirroja.

Pues empecemos por contarme algo de tile dice él.

¿Qué le cuente de mí?

– Pero claro, estoy seguro que una chiquilla tan guapa como tu debe tener mucho que contar.

Ángela sonríe, – veo que usted es bastante campechano.

– No que va, soy curioso, créeme, soy de confianza, todo lo que me digas te prometo que me lo llevare a la tumba, y eso será pronto le dice levantando una mano en forma de juramento.

Sorprendida, Ángela le cuenta algunas cosas de su familia, donde vive y del colegio al cual asiste.

¿Eres buena alumna?, Ángela se sonroja.

Si pretende avergonzarme con esa pregunta lo está consiguiendo le responde.

Oh ya veo, no era mi intención, ¿tienes novio? pregunta después.

¿Eso es importante?

–Pues para mi si contesta don Agustín mirando, con una sonrisa picaresca, a Ángela.

No, no tengo,

me lo imaginaba agrega él.

¿Por qué se lo imaginaba?,

Pues porque los compromisos no son lo tuyo.

–Soy irresponsable entonces.

– No, pero eres un espíritu libre que trata de disfrutar la vida, eres coqueta y te gusta lucir tu belleza, por algo realzas tu cabellera pelirroja, tus ojos verdes y tu hermosa figura sabiendo que eso te hace diferente a las demás chicas del instituto, se ve que tienes carácter, lo noté el otro día y también se ve que eres decidida a la hora de hacer las cosa. Ah y también no tienes pelos en la lengua a la hora de hablar… eres muy decidida y lo que tienes que hacer lo haces y punto.

Ángela guarda silencio, no sabe que responderle pues él la describió de una manera en la que ella misma jamás se había podido describir.

No te sorprendas de lo que te digo ni tomes a mal mis palabras, tu y yo tenemos mucho en común, guardando las proporciones.

– ¿Cómo es eso? pregunta Ángela con interés.

Pues cuando era joven era así como tú, atrevido, orgulloso, algo arrogante y quería conocer de todo, hacer de todo y vivir al máximo, también fui muy popular con las mujeres agrega sonriendo. follé con muchas, cambiaba cada poco y a veces tenía dos amantes a la vez

Ambos conversan largo rato y Ángela se siente extrañamente a gusto con él, es como si lo conociera de toda la vida y por primera vez tiene a alguien con quien conversar sin que sea por interés y sin el miedo de que salga contándole al resto, algo que ya le paso en una ocasión.

Mira la hora que es, mejor te vas antes que sea muy tarde y tengas problemas.

Ángela no se había percatado de la hora, realmente el tiempo se le paso volando y don Agustín le entrega una generosa suma de dinero, al punto que Ángela lo mira desconcertada.

¿Seguro de esto? le pregunta al ver los billetes.

Seguro, ya tengo todo arreglado y adonde iré, arriba o abajo, no lo voy a necesitar, Ángela se ríe, nos vemos mi niña.

– ¿y qué le hace pensar que voy a volver, ahora que tengo dinero?

Don Agustín la mira a los ojos, – volverás, porque tu forma de ser me lo sugiere. Tu espíritu aventurero  nunca hace nada por dinero.

Sin decir una sola palabra Ángela se retira pensando en lo de hoy. De nuevo pasan unos días y Ángela decide hacerle una visita, aunque ahora más que por dinero lo hace simplemente porque desea conversar con alguien. Pese a la tremenda diferencia de edad entre ambos, Ángela se siente cómoda con él, siente que es alguien de confianza y por ello recoge su chaqueta y sale de su casa caminando tranquilamente rumbo a la mansión de don Agustín que nuevamente la recibe con los brazos abiertos.

Estaba aburrida es todo responde Ángela ante la pregunta del motivo de su visita.

Ambos conversan cuando se oyen otras voces acercándose y Ángela nota de inmediato que la expresión en el rostro de don Agustín cambia rápidamente pasándose de su aspecto amable tiene a otro de enojo que Ángela jamás le había visto y ciertamente la intimida. Cuatro personas que nunca había visto entran al salón, y a juzgar por el rostro de don Agustín se le hace claro que no es gente bienvenida. La empleada aparece detrás tratando de explicar, pero don Agustín simplemente levanta la mano.

Ven, vamos a conversar a otro lugar le dice a Ángela que lo sigue.

Vaya tío veo que tiene buen gusto para la compañía, aunque parece muy joven para usted dice en voz alta alguien.

Ángela reacciona de inmediato y le lanza una dura mirada que le quita la estúpida sonrisa del rostro, lo único que la detiene de no hacer o decir algo más es que esta en una casa ajena. Luego de una tensa pausa Ángela sigue a don Agustín que la lleva a su estudio, el cual mantiene bajo siete llaves, muy literalmente.

– Que sujeto más idiota, comenta la pelirroja con rabia y don Agustín la mira, lo siento.

No te disculpes, es un consuelo saber que yo no soy el único que piensa lo mismo.

Hay un momento de silencio entre ambos, – ¿todos ellos son parientes suyos? pregunta de manera tentativa.

Por desgracia si, sobrinos todos, pero desafortunadamente no son los únicos. Todos son unos zánganos, verdaderos buitres que solo desean verme en el cajón para quedarse con mis cosas nada más, han intentado de todo para tratar de sacarme de aquí y llevarme a un asilo de ancianos o a un hospital, pero no les daré semejante gusto, el día que salga de aquí para no volver será cuando salga en un cajón y con los pies por delante, dice él.

Ángela siente curiosidad por las cosas de las que habla, pero decide no presionar. La empleada aparece trayendo café y algo de comer para ambos, afuera se ven a los mismos sujetos, pero no se atreven a poner un pie dentro.

Bueno mi niña dice don Agustín volviendo a su anterior y alegre carácter, el otro día te vi bajarte de un coche a unas calles de tu casa... ¡¿Eran amigos tuyos?!

Ángela de inmediato se ruboriza. – Nada de su incumbencia responde mientras se acomoda en la amplia silla que ocupa y que parece un trono.

Ya veo, entonces son amigos y muy especiales deben ser insiste.

No es asunto suyo responde Ángela tratando de hacerse la enojada aunque con poco convencimiento de sí misma, y muy especiales agrega él moviendo la cabeza sin sacar la vista de la pelirroja que acomoda su trasero en la silla como si este le picara.

– Son unos ex vecinos que se ofrecieron a dejarme cerca de la casa responde tratando de dar por terminado el tema.

Entiendo, o sea te dejaron cerca como a ocho calles de tu casa y si son solo vecinos para que te sulfuras tanto, tu cabello se puso más rojo aun.

Ángela de inmediato se percata que se dio un tiro en el pie, y cada vez que mira a don Agustín se topa con sus ojos intensamente azules clavados en ella, siente como si le hiciera rayos X.

Realmente detesto cuando hace esoreplica la pelirroja en referencia al hecho que él es capaz de leerla por completo, de arriba abajo.

¿Y bien?, debe ser algo muy importante lo que quieres decir pero no te atreves.

Nuevamente Ángela se incomoda ya que él dice la verdad. La pelirroja suspira profundamente y sus pechos se levantan de forma notoria bajo la blusa, la chaqueta la tiene colgada en el respaldo de la silla y se sienta cruzando sus piernas bien marcadas en los jeans que viste. Ella bebe un poco de café y la taza la desliza por sus carnosos labios con lentitud. En ningún momento mira a don Agustín. Deja la taza sobre el escritorio y levanta la mirada como si estuviera lista para hablar. Don Agustín entrecruza los dedos de sus manos y la mira fijamente.

No puedo creer que le vaya a contar esto, dice en voz baja. Ellos vivían al lado de mi casa hacia el patio trasero. Son una pareja, Esther y Ricardo, ambos hacían o mejor dicho hacen una buena pareja. Siempre eran motivo de comentario en el vecindario, se veían siempre felices juntos y compartían mucho, eran la pareja perfecta y Esther siempre comentaba que tenían una vida sexual muy activa lo que era la envidia entre las mujeres del barrio dice Ángela aun ruborizada. Ocasionalmente los veía y los saludaba, él me parecía sumamente atractivo y yo trataba de imitar un poco a su esposa en su forma de vestir, era muy inmadura aun, no ingenua, pero si inmadura.

Ángela guarda silencio, – ¿eras, virgen? pregunta don Agustín de forma tentativa y Ángela se sonroja de forma notable, pero sin enojarse ni nada ante semejante pregunta, es como si ella la hubiera estado esperando.

Sí, en ese tiempo lo era, pero el sexo no era algo extraño y no lo veía como algo morboso o prohibido responde ella con seguridad, sin demostrar timidez en sus palabras.

– Una noche salí al patio de mi casa a fumar un cigarro, si antes fumaba, lo hacía por idiota creía que me veía mayor solo por fumar. Me escondía cerca de un cobertizo en el fondo del patio y estaba con mi cigarro cuando empecé a escuchar voces que venían del otro lado del muro, al principio no preste mucha atención, pero cuando empecé a escuchar cosas como dame más duro y métela hasta el fondo quede atónita.

Al comienzo de su historia Ángela se mostró un poco tímida, sin embargo a medida que habla y pese a la pregunta de don Agustín se muestra más segura y con más confianza a cada momento.

Como pude trepé al techo del cobertizo, era muy tarde esa noche, y cuando miré por entre los árboles que habían ahí puede ver lo que sucedida. La escena era increíble por decir algo. Ricardo estaba recostado en una de esas sillas de playa o algo así dice Ángela sin mostrar la vergüenza de otras chicas de su edad al describir una escena así, lo más impresionante era ver a Esther que estaba en el suelo, recostada sobre una toalla follando con tres sujetos a la vez que le daban con todo y por todos lados dice la pelirroja con asombro. Yo quede casi en shock cuando los vi, su marido mirando plácidamente mientras tres desconocidos se follan a su esposa y él empalmado con su verga en la mano subiendo y bajando el prepucio.

Al decir esto se nota un brillo en sus ojos, don Agustín permanece impasible sin mover un musculo, pero muy atento a las palabras de Ángela, que describe muy bien la escena.

Como nunca, sentí mi cuerpo arder. Debo decir que a esas alturas yo ya me tocaba conocía el placer de frotar mi clítoris y correrme metiéndome los dedos y cosas así, pero esto era único. Quede escondida mirando toda la escena… las pollas de esos hombres eran tremendas y se la metía con dureza hasta el fondo. Desde mi posición a veces veía como le entraba el cipote hasta los huevos, y como estos se balanceaban golpeando su coño..., al mismo tiempo tenía a otro mamándole la verga. Todo eso alternándose los tres machos sobre la esposa, hasta que terminaron con ella y los tres se corrieron dentro de su coño o boca… la follaron a pelo, eso lo vi y me sorprendió porque era joven y la podían preñar. Acabaron y se vistieron. Ricardo les dio dinero, cuando volví a mi cama me empecé a tocar como no lo había hecho nunca y me corrí por lo menos dos veces con el mango del cepillo del pelo, que es suave sin aristas.

¿Y esto volvió a suceder? pregunta él.

Sí, varias veces, pero con otras mujeres, parejas y cosas así.

– ¿Y tú fantaseabas con ser parte de algo así?

Ángela demora en responder pero lo hace, – Sí.

– Una tarde llegué del colegio cuando vi que Esther estaba conversando con mi madre, ella dijo que quería pedirme un favor que les cuidara la casa esta noche, ya que ambos iban a ir a una fiesta, de inmediato me imaginé que fiesta sería, así que les dije que sí, y como a las nueve me fui a su casa. Ambos estaban arreglados bien formales, él con traje y corbata y ella con un vestido largo, pero bien ajustado a su cuerpo y abierto a un lado mostrando sus piernas, se veía increíble.

– En cuanto se fueron me puse a recorrer la casa, el dormitorio fue lo primero que vi y el solo imaginarme lo que ahí sucedía me puso a mil, me tiré en la cama y de inmediato metí una mano entre mis piernas, ese día usaba un chándal deportivo bien holgado. Recuerdo que revisé un mueble y habían varios juguetes, quede sorprendida de la vida sexual que ambos llevaban.

Ángela hace una pausa y bebe algo, el brillo en sus ojos demuestra lo excitada que esta por lo que le cuenta a don Agustín que está atento a las palabras de la pelirroja.

– Me fui al salón a ver tele, para variar tenían todos los canales porno disponible así que vi varias películas. Era pasada la medianoche cuando llegaron, me sorprendió un poco ya que pensé que la fiesta sería más larga. Les pregunte como les fue y Esther me dijo que la fiesta era de la oficina y muy aburrida. Yo me fui a recoger una cazadora para volver a mi casa cuando Ricardo me tomo de las caderas y me pegó a su cuerpo, yo quede desconcertada.

¿Cómo reaccionaste?

–  pues quedé estupefacta, no sabía si era en serio o me estaba jugando una broma, pero pronto me di cuenta que era en serio cuando puso sus manos en mis tetas y comenzó a besarme el cuello, nadie me había manoseado así antes, con tanta delicadeza, se notaba de inmediato que sabía lo que hacía.

Ángela juega un momento con su cabello y después sigue hablando.

– Él seguía adelante con sus caricias, tomaba mis tetas, que ya eran grandes en ese tiempo pese a tener solo 14 años, y me los estrujaba por encima de mi ropa. Me punteaba y seguía besándome en el cuello. Yo no sabía bien que hacer, por un lado me derretía con sus caricias y besos, pero me preocupaba lo que ella iba a hacer si nos veía.

¿Ella no estaba ahí?

– no, había ido a buscar mi paga. Yo forcejeaba un poco, pero mis fuerzas me fueron abandonando rápidamente ante semejante manoseo en especial metió una mano bajo mis pantalones y acaricio mi coño

– ¿El primero que lo hacía?

–  Eh, no, ya había tenido algunos encuentros con un novio que tuve antes, pero era muy bruto, a Ricardo se le notaba la experiencia. La chica esbozó una sonrisa de complacencia.

– En ese momento apareció Esther en la habitación, yo me quede helada, pero ella me sonrió, se me acercó y me dio un tremendo beso en la boca, con fuerza y presionando sus labios sobre los míos y con sus manos me fue subiendo mi camiseta buscando mis pezones nada mal, me dijo y después me besó nuevamente ahora metiendo su lengua en mi boca. Yo estaba atrapada entre ambos, me besaban y manoseaban como querían, yo me puse tan excitada que simplemente no oponía resistencia. Ahí me dijeron que se vinieron antes para tener una fiesta más privada conmigo… los vi muy dispuestos a follarme y pensé en cómo se la follaron a ella.

Un sonido tras la puerta los interrumpe un momento, don Agustín se pone de pie y cruza unas palabras regresa a su sillón.

– Comenzaron a desvestirme y a desvestirse ellos, pronto me vi con mis tetas al descubierto y entre ambos me los acariciaban y besaban, nunca me había besado las tetas antes y entre los dos me hacían gemir ya no podía controlarme. Esther descubrió los suyos y frotaba sus pezones con los míos. Ricardo me besaba y sobaba el culo, poco a poco me fueron despojando de mis ropas y entre los dos me recostaron sobre la alfombra. Ellos se desnudaron también y me besaron de arriba abajo. Ricardo me tomó de las manos y las extendió, Esther se metió entre mis piernas y comenzó a darme sexo oral, era algo indescriptible, la primera vez que me lo hacían y era una mujer mayor quien me comía coñito. Sentía su lengua deslizando en mis partes íntimas, la pasaba entre mis muslos, yo me retorcía y gemía desesperada, vaya que se sentía bien

Relata Ángela con lujo de detalles disfrutando la morbosidad de su historia y a quien se la está contando.– Esther se montó sobre mí, frotaba todo su cuerpo con el mío, sus tetazas y su vientre lo presionaba sobre mi pubis, se movía como si me estuviera follando. A esas alturas ya me había dejado llevar por todo y le seguía el ritmo, o al menos intentaba hacerlo. En ese momento Ricardo acercó su vega bien erecta y dura, a nosotras. Esther fue la primera en probarlo y le comenzó a hacer una mamada justo frente a mi rostro, yo aún estaba bajo ella. Lo chupaba y saboreaba mostrando lo bien que sabía hacerlo.

¿También algo nuevo para ti?

– No contesta Ángela con seguridad, en una ocasión le había hecho una mamada a un chico, pero fue una tontería, nada en serio… se corrió muy rápido y me hizo tragar toda su leche el muy cabrón. Me sujetó fuerte de la cabeza justo antes de eyacular y no me dejó otra opción.

– Ricardo acercó su miembro y lo puso en mi boca, con timidez comencé a pasar mi lengua sobre la misma, a lo largo y en su roja cabeza, era gorda y bastante redonda…muy hinchada y dura. Esther me miraba y sonreía, ocasionalmente me hacia algún comentario acerca de cómo hacerlo mejor y yo le obedecía, ella sabe mucho de estas cosas.

Agrega Ángela con una sonrisa llena de coquetería, lujuria y algo de vergüenza.

Pronto le tomé el ritmo y ya lo ponía entero entre mis labios, lo frotaba con mis manos y con mis labios, realmente lo disfrutaba haciéndole la mamada, la primera en serio que le hacía a un hombre…sabía muy bien, a macho pero para nada desagradable. Esther al verme ya por mi cuenta se puso a jugar con mi cuerpo, besaba mis tetas y pronto se metió entre mis piernas para seguir con mi coño.

No sé cuánto rato estuvimos así, pero entre los dos me hicieron gozar como nunca hasta ese momento, yo también los hacía disfrutar como podía. Ricardo me mostró como debía comerle el coño a una mujer, eso lo pude hacer más fácil que la mamada…me ahogaba con arcadas frecuentes de lo honda que la metía. Nunca logró enterrarla entera en mi garganta, eso me libró de un mal peor. También me puso los huevazos en la cara y la boca, se los chupé y jugué con sus bolas, le gustó mucho como se lo hice y a mí sentirlas moverse dentro del escroto.

Los tres estaban ahí, tirados sobre la alfombra dándose sexo oral… y Ángela siendo el jamón del sándwich. La chica sigue su historia dando los detalles de todo, ella se muestra sin pelos en la lengua y contesta todas las preguntas sin inmutarse o sonrojarse en exceso, algo raro en una chica de su edad. Habla con seguridad y sin titubeos, como si siempre hubiese querido contarle esto a alguien y en don Agustín, encontró a alguien de confianza.

– Ambos me mostraron como follar, Ricardo tomo a su esposa y la puso a cuatro patas como si fuera una perra en celo y sin mucha espera, se la metió por la raja sin mesura dándole bien duro. Vaya que follan con todo esos dos, él es rudo y duro, como a su esposa le gusta, yo simplemente los miraba y disfrutaba metiendo una mano entre mis piernas. ¡¡Verdaderos profesionales!!

– Cuando Ricardo se tumbó de espaldas, Esther me hizo un gesto y entre ambas le hicimos una mamada, vaya dúo fue ese con besos y todo entre nosotras y con él metiéndonos la lengua. Incluso le atrapé su pollón entre mis tetas y le hice una paja cubana con ellos. Algo que siempre había querido hacer por lo grandes que tenía mis tetas, pero nunca encontré una polla suficientemente larga para hacerlo bien…, aunque ahora ya lo hago mucho mejor señala con orgullo aduciendo a que sus tetas son más grandes que muchas mujeres adultas.

Fue en ese instante en que decidí que era mi turno, de pasar de niña a mujer. Esther me dijo que yo me montara encima, que haría la penetración más cómoda ya que podría sentirla mejor y controlar la fuerza de la misma, la primera vez a veces es algo incomoda. Con expectación y temor me puse sobre él, Ricardo tomo mis tetas y me las masajeo delicadamente. Yo me puse tensa y nerviosa, pero Esther me dijo que me relajara con su esposo, el cual era un veterano desvirgando coñitos. Ella se ubicó detrás y me tomó de las caderas, me dio unos besos hasta que sintió que me relajaba. Ya no estaba tensa como hacía un rato antes. Me dio un gran beso y con una mano cogió el la tranca de su esposo guiándola hasta mi coño, yo casi di un brinco al sentir su cabezón rozando mis labios por primera vez, era algo increíble en ese instante sentir una gran verga de esa manera.

El juego duro un rato hasta que lentamente me fui dejando caer, ella me hablaba y me decía relájate, lo vas a gozar y cosas así. Poco a poco lo fui sintiendo como se hundía en mi cuerpo, Esther me guiaba hasta que entró lo suficiente y lo dejó alojado un instante, entonces sentí un poco de presión y dolor…. de repente, entró aún más sintiendo una sensación rara… era un desgarro suave expandiéndome por dentro con el recio grosor de su cipote, ahí deje de ser virgen…. El himen se dividió para dar paso al tronco de su endurecida verga.

– Entre ambos fueron muy delicados conmigo, me ayudaron y Ricardo en especial me trato bien sin ser rudo ni nada por estilo, querían hacerme gozar, no llorar y Esther me decía que me moviera despacio, a fin de habituarme a sentir un miembro viril en mi sexo, su polla no era pequeña. Al principio me dolió un poco, pero tomando el ritmo y le empecé a cabalgar despacio.

En sus ojos se nota lo excitada que esta, sus bellos ojos verdes brillan como esmeraldas mientras relata el día en que se convirtió en mujer según sus palabras, don Agustín la escucha atentamente, ya sin hacerle más preguntas, simplemente escuchándola.

– Una vez que me habitué comencé a hacerlo con más fuerza, entre ambos me hacían disfrutar, Ricardo tomaba mis tetas y Esther me daba unos besos y frotaba su pubis contra mi trasero, yo me sentía extasiada y gemía como loca, era increíble lo que yo sentía en ese instante. Tras un rato cambiamos de lugar, yo me recosté de espaldas y Ricardo me tomo de los muslos para follarme, ahora su penetración fue mucho más fluida.

– Esther se montó sobre mí para que le diera sexo oral y así lo hice, mamando su coño y siendo empalada por mi  chochito recién estrenado gozando por ambos extremos, hasta ese momento lo más loco que había hecho.

– Fue una noche intensa, aunque después las he tenido aún más, pero disfruté perder mi virginidad, pese a la molestia inicial. Esther me dijo, ya para hacerlo acabar, que nos cruzáramos de piernas atrapando su verga entre nosotras. Así lo hicimos y nos frotábamos entre todos hasta que finalmente me corrí. Fue una sensación difícil de describir, no era mi primer orgasmo, pero sí el más intenso hasta el momento, por lo morboso. Esther me hizo un gesto y con nuestras bocas sacamos hasta la última gota de leche de los ciclópeos huevos de su esposo, su sabor era intenso, pero no me produjo asco ni cosas así.

– Me costó un buen rato recuperarme. Después sentí algo de dolor, pero me dijeron que era normal. Mientras conversábamos me decían que desde que me vieron por primera vez se les clavo la idea de hacer un trío conmigo y estaban sorprendidos de saber que yo era virgen.

¿Y seguiste viéndolos después?, Ángela se ríe.

– ¡Oh vaya que sí! responde de forma picaresca, varias veces, aunque en algunas ocasiones era solo con Esther o Ricardo. De hecho en una ocasión me encontré con él cuando venía de regreso a casa y bueno, fue divertido en el coche.

Hay un momento de silencio entre ambos, Ángela sonríe de forma maliciosa y coqueta y en su camiseta se notan sus pezones erectos. En su rostro se nota que está sorprendida de sí misma por semejante historia que fue a alguien que apenas conoce.

Ya es tarde mi niña, es hora de irse.

– Tiene razón.

Dice Ángela viendo la hora y recoge una chaqueta, él le ofrece dinero y Ángela le recoge solo una parte, antes de irse la pelirroja se le acerca a darle un beso en la mejilla y mostrando, de paso, un poco de escote.

Nos vemos y quién sabe, a lo mejor le cuento alguna que otra historia agrega sonriendo.

Ángela sale rumbo a su casa moviendo la cabeza y sintiéndose bien, como si hubiera encontrado a alguien que ha buscado durante mucho tiempo.

Las visitas de Ángela a la casa de don Agustín se han vuelto algo muy habitual, casi todos los días pese a que en un comienzo sus padres no estaban muy de acuerdo. No les parecía una buena idea que su hija fuese a visitar a un extraño en una casa que no conocen, sin embargo pronto vieron el lado positivo de ello. Con sus años don Agustín es una persona bastante culta y si bien disfruta de la compañía de Ángela y su juvenil belleza, también le ayuda con sus estudios dándole clases de matemáticas y ciencias asignaturas donde Ángela siempre ha tenido problemas, o los mayores problemas.

¿Sabes que debes usar gafas cierto? le dice don Agustín a Ángela al notar que se queja un poco por la vista.

– Lo sé, lo sé, es solo que no me siento cómoda responde.

O mejor dicho no te quieres ver muy, como dicen los jóvenes, friqui.

Ángela lo mira fijamente y mueve la cabeza. Hay bastante confianza entre ambos y la pelirroja comparte con él sus problemas y preocupaciones. Don Agustín le corresponde dándole algunos consejos, que su edad y experiencia le permiten dar aunque en ocasiones se asombra de las historias que cuenta la voluble pelirroja que siempre añade algo de coquetería en ellas. Ángela disfruta el morbo de contarle cosas sumamente personales a él.

Ahora se ve mucho más animado le dice una empleada a Ángela mientras le sirve algo de comer. Don Agustín siempre ha sido buena persona, pero se le había visto muy deprimido y solitario agrega.

¿Y su familia? pregunta Ángela mientras se sirve un café.

No tiene, ha estado soltero toda su vida y nunca tuvo hijos, con sus sobrinos se lleva pésimo, son unos sujetos desagradables, ya viste algo el otro día, y Ángela recuerda muy bien aquel momento, hasta hace unos años ni siquiera se veían por aquí, pero basto que se supiera que estaba mostrando problemas por la edad y aparecieron todos.

– ¿y a que se debe ese amor tan repentino? pregunta Ángela con sarcasmo.

Pues, don Agustín tiene algunas cosas muy valiosas por ahí además de una fortuna en los bancos, hay una habitación a la cual solo él tiene acceso en la casa y esto despierta la curiosidad de Ángela.

¿Tan temprano por aquí mi niña? dice don Agustín al notar que Ángela aparece mucho antes de lo habitual.

Es que salimos temprano hoy responde ella, aunque la observa con cara de sospecha, además agrega la pelirroja, debo hacer un trabajo sobre Grecia y Roma antiguas, y como usted es la persona más antigua que conozco pensé que algo podría saber de la materia le dice con una sonrisa en su rostro.

La empleada que está ahí sonríe también, – vaya, veo que estas de buen humor hoy, pues veamos qué podemos hacer, cabecita de cobreresponde él y Ángela se pone seria, detesta que le digan así.

De manera bastante animada Ángela hace su trabajo, habla de todo y se le nota de muy buen humor, don Agustín sabe que ella esconde algo, Ángela aborrece los días lunes y hoy es lunes. Además la nota algo melancólica, y en ocasiones ella evita su mirada, definitivamente algo esconde la pelirroja.

¿Por qué te escapaste de clase? pregunta de manera directa y mirándola fijamente. Ángela se queda en silencio mientras escribe, pero al cabo de un momento se detiene, sabes bien que no debes hacer eso, puedes meterte en un serio problema agrega.

Ya lo sé, y en todo caso ya estoy metida en un lio por esto, pero hoy realmente debía hacerlo responde ella.

¿Y por qué precisamente hoy?

– Porque, debía despedirme de ella, responde Ángela con cierta pena en sus ojos.

Don Agustín se reclina en su sillón favorito y Ángela cuenta su historia.

Nos conocimos una tarde en la que también me había escapado de clase. Estaba harta y hastiada de todo y de todos, así que simplemente me escape y me fui al cine ahí conozco a un chico y tras coquetearle un poco me dejo pasar dice con una sonrisa.

– Me instale en la parte de atrás del cine, fuera de la vista de los pocos espectadores que había a esa hora, la película no era muy buena, pero peor era para mí seguir en clase, fue entonces que la conocí, por accidente, ella tropezó conmigo al pasar y entonces nos pusimos a charlar. Fue una conversación de lo más espontanea, fue algo que, no sé cómo explicarlo realmente.

Ángela mueve su cabeza y su cabello se agita vigorosamente. – La película paso por completo a segundo plano, conversamos de todo y ella me conto que también se había escapado de clase, aunque está en la universidad. Nos dimos cuenta que teníamos mucho en común.

¿Cómo es ella? pregunta don Agustín.

– Se llama Estefanía es de rostro más redondeado, ojos negros, pero grandes, cabello negro corto, boca pequeña de labios bien marcados, físicamente es esbelta y delgada, en contraste con mi cuerpo

Mientras la describe se puede notar que para Ángela es muy especial, en sus gestos, sus palabras y en su rostro se nota que es alguien realmente especial para ella.

– Tras salir del cine fuimos a comer algo y seguimos juntas toda la tarde hasta que nos dimos cuenta de la hora, entonces ella me dejo un número de teléfono y se fue diciéndome que la llamara. Pasaron unos días y no sabía si llamarla o no, hasta que al final me arme de valor y la llame una noche y nos pusimos de acuerdo para salir un fin de semana, esa fue la primera de varias citas que tuvimos.

¿Sentías ya algo por ella?, Ángela lo piensa un momento antes de responder.

si.

– ¿y creías que ella sentía algo por ti?

Hasta ese momento no lo sabía, pero cuando nos juntamos a mitad de semana en ese cine de nuevo, ahí me quedó muy en claro que sí.

La empleada los interrumpe y les deja algo de beber, don Agustín le entrega un sobre con dinero y ella se despide hasta mañana. Tras comer algo Ángela retoma su historia.

– Estaba en clases cuando sentí el timbre de mi móvil, el profe me llamo la atención de inmediato y al salir al recreo revise la llamada, era ella así que recogí mis cosas y chao, me escabullí por el gimnasio y salí  corriendo a juntarme con Estefanía. Tras charlar un rato fuimos al cine y nos sentamos de nuevo bien atrás, en eso la película empezó.

– Estábamos bien juntas y entonces Estefanía apoyo su cabeza en mi hombro, hasta ahí nada raro, pero al cabo de un instante apoyo una mano en mi falda, yo me quede quieta sin hacer ni decir mientras Estefanía me la empezó a subir, le dije que se detuviera y ella se rio, relata la pelirroja con una coqueta sonrisa.

Mientras estábamos ahí y pese a pedirle que se detuviera, seguía jugando con mis piernas.

¿y tú querías que se detuviera? pregunta don Agustín mirando a Ángela fijamente a los ojos,

– No, ya me estaba excitando y Estefanía se dio cuenta de inmediato.

– Se me acerco al oído y empezó a susurrarme cosas, me decía que yo la excitaba vestida así de colegiala y desde que me vio quedo prendada conmigo y que pensaba solo en follarme. Me sonrojé bastante y no sabía qué hacer, nunca alguien me había hablado así, de esa manera tan intensa y apasionada sin caer en la vulgaridad.

Ángela se queda pensativa y sonríe maliciosamente mientras relata lo que sucedió después.

– Estefanía siguió adelante, me empezó a subir la falda y se me fue acercando buscando mis labios, yo me quede quieta y comenzó a besarme, despacio al principio, y después con más fuerza e intensidad. Al cabo de un rato ya estaba totalmente entregada a sus caricias, nos habíamos olvidado de donde estábamos y nos besamos con todo, ella se puso encima y comenzó a meterme mano por todos lados sin pudor alguno. Estefanía usaba un shorts y cuando se montó sobre mi presionaba con su rodilla entre mis piernas además de masajear mis tetas y estrujarlos delicadamente, yo trataba de evitarlo pero unos gemidos se escaparon de mis labios mientras nos metíamos mano entre nosotras.

– Le subí su camisa y ella me empezó a abrir la blusa, acariciaba mis tetas de una manera increíble y abrió mi sostén sin problema alguno, no como otros que casi me lo rompían. Me derretí por completo cuando con su boca atrapo mis pezones y me los empezó a chupar y lamer con fuerza, una mano la metió bajo mi falda y frotaba mi coñito que lo tenía más mojado que nunca, era lo más increíble que había experimentado.

El brillo en los ojos de Ángela y la forma en que describe todo le dan la razón, ella no escatima en detalles para describir semejante experiencia mientras don Agustín la escucha con la atención e inexpresividad de siempre.

¿Alguien se dio cuenta de lo que ocurría?

Ángela se ríe, – pues sí, de pronto mire a mi alrededor y habían varios que se dieron cuenta, una pareja estaba empezando lo suyo y otra ya se la estaba mamando a un chico, otro tipo se hacía una paja mientras nos miraba y un sujeto quiso meterse, pero Estefanía le dejo claro que esto era solo entre nosotras.

En la butaca separé bien mis piernas y Estefanía rozaba mi chocho con su rostro, presionaba un dedo sobre mi ropa interior hundiéndolo justo en mi coño, me tenía en ascuas, me moría de ganas que hundiera su lengua en mí, que jugara con mi clítoris, que usara sus dedos lo quería todo y ya, ella lo sabía por eso me torturaba así. Apenas su rostro rozo contra mis bragas, casi me corrí de inmediato y dejé escapar un fuerte gemido, ella besaba mi entrepierna, Estefanía seguía jugando conmigo y eso le encantaba, pero poco a poco fue descubriendo mi coño y empecé a sentir su lengua en mis partes íntimas. 

– Yo no podía controlarme, me retorcía y gemía como loca, hasta ese momento lo había hecho con chicas en un par de ocasiones, pero nada más, con Estefanía era totalmente diferente, me hacía gozar como nunca. Yo me acaricia mis tetas y la presionaba contra mi coño, su lengua se movía hábilmente y usaba sus dedos metiéndolos bien adentro de mi raja, me daba bien duro y después se puso sobre mi besándome y frotando sus tetas, más pequeñas con los mías. Ella se quitó su shorts y presionaba su pubis contra mi coño, ambas gemíamos como locas y alrededor nuestro habían varias parejas que se lo estaban montando. Un tipo se hacía una paja mientras nos miraba y ella me dijo que se la mamara, yo me sorprendí, pero así lo hice.

– Se la empecé a chupar y ella se masturbaba viéndome, para después follarme el coño con los dedos, no supe quien rayos seria ese sujeto, pero vaya gusto que se dio.

Debió ser el mejor momento de su vida comenta don Agustín.

Ángela sonríe pícaramente y mira de reojo a don Agustín que esta, como de costumbre, impasible en su sillón.

– Cuando salimos todos nos miraban y sonreían, el chico que me dejaba entrar gratis me dijo que viniera cuando quisiera, yo sentía una mezcla de vergüenza y excitación, era lo más loco que había hecho, al menos hasta ese momento.

– ¿Y volvieron después?

Ángela se ríe.– si, y vaya que lo pasamos bien.

La pelirroja relata una serie de encuentros que tuvo con Estefanía, pero siempre deja en claro que había mucho más sexo entre ambas.


*************************


– Un fin de semana fui a su apartamento e hicimos de todo. Tenía unos juguetes que usó conmigo, le encantaba ponerse uno a la cintura y follarme el coño salvajemente, yo me montaba sobre ella y le cabalgaba firme para después pasarlo entre mis tetas. Fue sexo como no lo había tenido nunca. Incluso una vez conocí a dos de sus compañeras, también lesbianas, y les dijo a ellas que podían follarme. Yo me quede helada y entre ambas comenzaron a desvestirme y a manosearme en medio de unos besos. Estefanía se recostó en un sillón y comenzó a masturbarse mientras me jodían, eso me puso a mil. Entre las dos me empezaron a dar con todo y usaron varios juguetes conmigo, todo mientras Estefanía me miraba, siempre tenía un aire de voyerista.

Hay un momento de silencio y Ángela mira por la ventana hacia la calle, es un día algo nublado.

¿Por qué debiste despedirte?

– Porque ella completó sus estudios aquí, viene de otra ciudad y ahora debe volver responde Ángela con evidente pena.

¿Crees que volverás a verla?

– Eso espero responde Ángela, en todo caso por teléfono aún podemos mantenernos en contacto agrega la pelirroja, quien sabe, cuando venga de visita, podría traerla para presentársela dice después con una coqueta sonrisa en su rostro.

Ángela está en su habitación escuchando música cuando nota varias llamadas perdidas en su móvil. De inmediato reconoce el número y realiza la rellamada. Tras charlar un par de minutos se le ve muy preocupada. Recoge su chaqueta y sale rauda de la casa sin dar mayores explicaciones. Toma un taxi y cruza la ciudad hasta llegar al hospital. La pelirroja mira hacia el edificio con algo de temor y respira hondo antes de entrar. Ahí se acerca a la recepción y hace algunas preguntas, pero solo obtiene evasivas de parte del encargado, lo cual le parece sumamente raro. Ángela se las arregla para hablar con una enfermera que al final le indica donde debe ir. A medida que camina por los pasillos Ángela se ve sumamente ansiosa y nerviosa, incluso cuando usa el ascensor sus manos le tiemblan al presionar el botón. Ella hace un gran esfuerzo por controlarse hasta que finalmente llega a la habitación que le dijeron.

Sobre una camilla esta don Agustín recostado con algunos instrumentos, –le digo que estoy bien, fue solo algo pasajero dice él, pero la enfermera parece no creerle mucho.

Ve, le dije que ya no estaba en edad de ver esa clase de revistas dice Ángela sonriendo, aliviada de verlo bien.

Él sonríe y la enfermera también aunque se muestra sorprendida de ver a Ángela, – es mi nieta miente él rápidamente.

O a lo mejor vio a alguna chica guapa por la ventana, eso le pasa por mirón agrega la pelirroja y la enfermera mueve la cabeza evitando soltar una carcajada.

Bueno que quieres que haga, a mi edad ya no tengo muchas distracciones responde tomándose con humor las palabras de Ángela.

Termina el chequeo y le dicen que lo mantendrá en observación un tiempo y se retira.

Vaya que me costó dar con usted, pregunte en recepción y no me dijeron nada.

–Es raro, mi empleada llamo a mi médico cuando me sentí mal y después me trajeron aquí. Estoy desde ayer por la tarde y aún no he recibido un diagnóstico. Fue simplemente un malestar, me sentí algo mareado y nada más agrega él.

Ángela lo acompaña un instante hasta que don Agustín le pide que lo saque afuera un momento.

¿seguro de ello?

– Muy seguro, necesito tomar algo de aire fuera de este lugar, me tiene hastiado.

Ángela se las arregla para desconectar los equipos y lo pone en una silla de ruedas cubriéndolo con una manta.

Usted no puede salir de aquí le dice la enfermera que lo sorprende, y lo conmina a volver a la cama.

Si alguien pregunta algo, cúlpeme a mí, responde Ángela que lo saca de todos modos ignorando a la enfermera.

En el trayecto don Agustín la nota nerviosa e incómoda. Ángela trata de disimular lo más posible, pero no puede y se muestra aliviada al salir al patio del hospital.

Vaya, necesitaba aire fresco comenta él cuando Ángela lo deja debajo de un árbol.

Es un día agradable con una leve brisa y no hace calor. Un día perfecto para salir a caminar. Ángela se sienta en el césped y mira de reojo hacia el hospital aun visiblemente incomoda.

A estas alturas te conozco lo suficiente para saber que algo te sucede le dice él.

Detesto este lugar, realmente lo aborrezco, responde Ángela. 

¿Algún familiar tuyo estuvo aquí, algo grave sucedió?

Pregunta mostrándose sorprendido por las palabras de Ángela. La pelirroja respira hondo y con una voz quebrada, algo que nunca había escuchado en ella.

Yo estuve internada aquí tres meses.

Cuando levanta su mirada se aprecian sus hermosos ojos verdes llenos de lágrimas que rápidamente seca.

Hace unos años yo era muy diferente cuenta Ángela con su cabeza baja y su voz temblorosa, era una completa idiota, me creía superior a los demás ya que me veía mayor por mi cuerpo y cuando estaba en otro colegio me hice amiga de un grupo bastante exclusivo. Comencé a salir con ellos a fiestas cada vez más salvajes y desmedidas, donde empezó a pasar de todo. Pero lo más grave es que yo empecé a beber y a fumar ahí, primero una cerveza y después licores y tragos mucho más fuertes, y no solo una copa, varias, en realidad muchas terminaban absolutamente ebria. También empecé a fumar, primero un cigarro, después ya fue marihuana y luego probaba drogas de todo tipo relata ella sin su sonrisa, ni picardía habitual en sus palabras.

¿Por qué lo hacías? Pregunta don Agustín que como nunca luce preocupado.

– Por idiota ya te he dicho… por estúpida, arrogante, inmadura, imbécil que se yo, simplemente me creí el cuento que era mayor por el solo hecho que me veía mayor nada más.

De inmediato le llama la atención los duros calificativos con que se refiere a sí misma.

– Si no quieres hablar, no lo hagas –le dice él – Pero si crees que contar esto te ayuda.

Ángela se limpia las lágrimas con una mano y lo mira, prefiero hablar responde y don Agustín se reclina y la escucha.

– Al cabo de un tiempo me drogaba con regularidad, iba a fiestas en las que sucedía de todo, fumaba, bebía y terminaba teniendo sexo con cuanto sujeto había ahí. Aún no me explico cómo no terminé preñada por algún imbécil a los 15 años, o con alguna enfermedad venérea… me follaban todos varias veces. En una de esas fiestas acaba llena de semen por todos mis agujeros, mi piel y cabello…drogada y desquiciada con la música house. Ya sabes una música muy sensual que te invita gozar de todo lo te ponen delante.

– En mi casa nadie lo notaba, me habían enseñado a disimular los efectos, pero mi hermano mayor sospechaba algo, aunque jamás llego a sospechar cuan grave era mi problema. Obviamente yo no creía que tuviera un problema, según yo esto lo podía dejar de la noche a la mañana, así de arrogante y estúpida era, pero al final me seguí hundiendo hasta que toqué fondo, y vaya fondo.

Ángela pausa un momento, saca un pañuelo y respira hondo tratando de controlarse, obviamente es algo muy penoso lo que está saliendo a la superficie.

– En ese tiempo yo estaba, obsesionada con mi padre… era mi tótem. Mis amigas lo encontraban muy guapo y atractivo, eso me enojaba… les decía que era solo mío. Claro ellas se reían pensaban que lo decía en broma, pero yo lo decía muy en serio. A veces me paseaba ligera de ropa en la casa cuando estábamos solos, como mostrándole que yo no era una niña y mi adicción a las drogas hacia todo más, real o no sé cómo explicarlo, quería  mostrarle que yo era una mujer y no una niña… que podía estar con él, que podía llevarme a la cama y follarme como más le apeteciera porque ya lo había probado por todos mis huecos. Las drogas me tenían completamente fuera de este mundo, simplemente no caía en cuenta en la estupidez que estaba cometiendo.

– Una noche llegue temprano de una fiesta, había sido más breve debido a una redada de la policía. Yo estaba drogaba, pero no muy drogada, lo suficiente para estar en el punto en el que te acuerdas de todo

Y Ángela dice esto como lamentando que aún recuerda lo sucedido.

– Mi padre estaba ahí y como hacía un calor insoportable esa noche, con un pantalón ligero y una camiseta…, se le  veía muy guapo y entonces se me ocurrió.  Él veía la televisión y le ofrecí un refresco. Como aceptó fui a la cocina y preparé un zumo de naranja al cual le puse un poco de polvo en la bebida mezclada con lo que llaman un vigorizante sexual que tomaban los chicos con los cuales salía, era una verdadera bomba ese coctel, pero él lo bebió sin sospechar nada hasta que empezó a sentirse mareado y desorientado.

Nuevamente la voz de Ángela se hace entrecortada y ella hace una pausa para poder recuperar su voz, se le veía afectada, sin embargo necesitaba sacar es acontecimiento que la marcó.

– Regrese a mi habitación y me cambié de ropa, me puse un conjunto de ropa interior negro, me maquille bien pintándome los labios, me puse gafas y una peluca rubia que era de una tía y había quedado en la casa. Espere un momento y cuando baje él estaba completamente bajo los efectos del alucinógeno reforzado por la bebida energética. El bulto en sus shorts así lo decía.

– Cuando me vio no me reconoció, que era lo que buscaba y trataba de enfocar la mirada, entonces empecé mi show.

– Comencé a moverme frente a él, haciéndole un baile erótico moviendo mis caderas al tiempo que empecé a quitarme la ropa, honestamente no sabía bien lo que hacía, solo pensaba en excitarlo, en excitarme. Me senté sobre él restregando mi trasero sobre su bulto que estaba más duro que nunca y después se lo empecé sobar. Él, drogado y todo, me tomo de la cabeza empujándome sobre su verga, yo accedí de inmediato y me arreglé la peluca para que no se me cayera. No tardé ni diez segundos en bajarles los pantalones, para mi sorpresa no llevaba calzoncillos y saltó ante mí su cipote como un resorte, que casi me sacude en la cara

– No lo pensé un segundo…. En ese momento cumplí, el sueño de mi vida, le estaba haciendo una mamada a mi padre, jugaba con su verga y se la chupaba como una zorra. Jugaba en mi boca con la bola de su glande, la punta de la lengua en su agujerito uretral por donde salí la lefa que me engendró, luego le hice un reguero de saliva por todo el tronco duro y venoso hasta sus grandes testículos…. Se lo lamí, chupé y comí tragándomelos uno a uno. Luego volví a mamársela como solo saben hacerlo las putas. Y así un buen rato.

– Luego decidí que era el momento de empalarme sobre él, en ese momento deseaba que estuviera normal para que viera a quien se estaba follando y lo que podíamos hacer juntos, padre e hija. Él tomaba mis tetas y me los chupaba mientras jodíamos como unos bestias en el día del fin del mundo, él creía que esto era un sueño o algo así, lo cual precisamente yo esperaba que creyera.

– Estuvimos así un buen rato, ambos drogados y con ese vigorizante que le di aguantó bastante antes de correrse dentro de mí, en realidad follamos de tal manera que se corrió varias veces con apenas diez minutos de intervalo entre corridas. Sentía su verga de muy buen tamaño y gorda como algo excepcional. Me electrificaba todo el cuerpo abriéndome la vagina hasta el fondo, notaba sus huevos contra mi coño y el glande en el mismo estómago. Me follaba duro tirando su cadera hacia arriba en cada uno de mis sentones. Estábamos muy bien sincronizados.






– El ritmo era frenético, mi padre aguantaba como ninguno de mis amantes, 15 o 20 minutos, no tenía ni idea del tiempo que estábamos fornicando y papá no daba avisos de querer correrse. Yo cada vez estaba más excitada y se la notaba más dura. Sus huevos formaban una pelota golpeándome el clítoris, yo le besaba y él me respondía metiéndome la lengua hasta el galillo. Vivía en un sueño hecho realidad… aquel hombre con quien tantas veces soñé estar, que tantos orgasmos me había regalado tocándome en soledad en mi cuarto, ahora me follaba como a un perra en celo.

– Cuando lo noté en el tramo final, aceleré, él me acompañó en las arremetidas y finalmente me la clavó a fondo eyaculando como un toro. Percibí cada chorro de leche disparándose contra las paredes de mi profunda vagina…sentía como me rellenaba de leche, de ese esperma que un día me engendro y ahora estaba dispuesto a preñarme a mí. Al final quedó exhausto en el sillón y yo comencé a alejarme, gustosa por lo que había hecho y planeando como volver a repetirlo, pero algo salió mal.

– En el momento en que le di la espalda, él avanzo sobre mí con fuerza y me puso de cara contra el sillón, lo miré a los ojos y estaba fuera de sí, como si hubiera dado rienda suelta a sus instintos. Y empezó a follarme de nuevo, o mejor dicho a violarme… a aquel macho aun le quedaba mucha fortaleza en su verga y sus cojones no habían soltado toda la testosterona.

Ángela cierra los ojos, es evidente el tremendo dolor que esto le produce y don Agustín se ve incapaz de encontrar algo que decirle, pero Ángela saca fuerzas de la nada y sigue adelante.

– Fue algo muy rápido, no tuve ni tiempo de reaccionar cuando sentí como me penetraba con toda su fuerza, fue algo doloroso, me dolió mucho. Me clavaba su polla con fuerza, la tenía muy dura y no tiene un tamaño despreciable, si bien una polla de ese tamaño y tiesa duele cuando te rajan el coño. Sin embargo lo que más me dolía era que no apreciara ser su hija. En su ímpetu me penetraba muy adentro, comencé a decirle que parara que no fuera brusco, pero pareció tener el efecto contrario, se puso más violento con una serie de fuertes nalgadas, y aun había más.

– Yo no tenía fuerza para poder defenderme y alejarlo, entonces me puso contra el respaldo del sillón y con una mano me tomo ambas y usaba su cuerpo para inmovilizarme, yo le pedía que me dejara pero nada, no me oía. Entonces empezó a meter sus dedos en mi trasero y supe lo que me iba a hacer, entonces empecé a llorar a decirle que me dejara que no lo hiciera, pero él me respondió que yo solo decía esto porque lo deseaba y que me iba a romper el culo, lo que fue exactamente lo que hizo, que mis provocaciones tenía este efecto y consecuencias.

– Antes que me diera cuenta me penetró en mi trasero, era la primera vez que tenía sexo anal pese a mis desfases sexuales… y su verga era muy grande. No me tuvo compasión y pese a mis gritos y que le pedía que se detuviera, no me oyó. Me la hundió toda de una vez hasta que sentí sus testículos en mis nalgas y comenzó a follarme con absolutamente toda la fuerza que tenía. Yo gritaba de dolor, era lo más espantoso que me había pasado. Yo gritaba, pataleaba, suplicaba y gritaba para que me dejara, que me dolía pero según él yo lo deseaba. Me estaba destrozando y no se detenía, incluso cuando le empecé a gritar que era su hija y me quite la peluca, pero nada, no se detuvo.

– Fueron unos instantes que me parecieron una eternidad, rogaba que algo pasara, que se cansara o incluso que llegara alguien. Me daba con todo y me seguía dando nalgadas mientras yo gritaba de dolor y de vergüenza y de no sé qué más. Al final se corrió en mi culo. Aguantó una eternidad, la irritación de mi ano era sustancial. Manoseaba mis tetas, me daba nalgadas y la clavaba con fiereza hasta la raíz. Los 18 o 20 centímetros de su gorda verga me abrieron el culo destrozándomelo, pero ya no sentía tanto dolor cuando al cabo de un buen rato comenzó a correrse en mi culo… pero si eso no fuera suficiente

– Después me giró hundiendo su pollón en mi boca casi ahogándome. Me obligó a comerle la polla. Esta vez fue rápido, con apenas cinco minutos se corrió en mí llenándome la garganta de semen. Solo entonces se calmó y cayó sentado en el sofá agotado. Me costó unos minutos calmarme y entonces limpie todo y me aproveché que se había quedado dormido para dejar todo en orden, fui al baño me di una ducha y me encerré en mi cuarto.

Ángela respira hondo varias veces para calmarse, sus lágrimas aun caen por su rostro después de haber relatado semejante historia, pero ciertamente aún hay más veneno que ella desea extraer. Se sentía culpable de todo, por haberle provocado sexualmente y por drogarlo engañándolo con sus vestimentas para que creyera que era otra mujer diferente a su hija.

En un comienzo traté de convencerme que no había sido nada grave, que nada malo ocurrió y que al final me salí con la mía, típica arrogancia de mi parte. Que él se olvidaría de todo y nada más, simple y sencillo. Sin embargo me seguía sintiendo como escoria y aborrecía cada vez que él me miraba y me mimaba como su hija, me sentía podrida por dentro y esto se ponía peor cada día hasta que en un asado con amigos, mientras se bebían unas cervezas mi padre les contó un entretenido sueño que tuvo… De cómo una zorra se le apareció  para tener sexo y después la ultrajó violándola y rompiéndole el culo, vaya zorra esa mujer, dijo entre carcajadas con sus amigos. Yo me di media vuelta y fui al baño, me sentí tan asqueada conmigo misma que al ver mi rostro en el espejo vomité y después me fui a mi habitación encerrándome por completo y me puse a llorar, si antes me sentía mal en ese momento me sentía como la peor basura del mundo.

¿Qué hiciste? pregunta don Agustín

– Me quedé en mi dormitorio y seguí drogándome, al menos me hacia olvidar un poco todo lo que había pasado, pero al cabo de un tiempo ya no servía, me sentía en un hoyo sin salida, así que decidí, una tarde sola en casa, aliviar mis problemas.

Ángela se levanta las mangas de su chaqueta y le muestra las muñecas sin las pulseras que normalmente usa, dos cicatrices se ven ahí, ambas bastante claras…

– Traté de suicidarme, me quité la ropa, bajé a la cocina, tomé un cuchillo y me corté las venas, después sangrando subí al baño y me encerré ahí tirada en la bañera.

Don Agustín se muestra totalmente impactado por lo que Ángela cuenta, y por primera vez su actitud impasible se rompe.

– Fueron mis hermanos quienes me salvaron, recién habían salido, pero olvidaron unos libros cuando regresaron vieron la sangre y siguieron las huellas, a patadas tumbaron la puerta del baño y como pudieron vendaron mis heridas y llamaron una ambulancia. Cuando desperté estaba en el hospital, un médico hablaba con mis padres y ellos lloraban, cuando vi a mi padre me puse histérica y debieron sedarme. Me tuvieron sedada varios días hasta que hablé con una psicóloga y le conté lo sucedido, aunque obviamente no todo. Lo que ocurrió esa noche jamás se lo había contado a alguien, hasta ahora.

Estuve tres meses en el hospital, primero aquí y después en la otra ala, donde hacen los tratamientos de rehabilitación a alcohólicos y drogadictos, ahí expié todo lo malo que había hecho, pagué mis culpas y al final pude rehabilitarme, aunque lo más difícil fue volver a mirar a mi padre en los ojos y no llorar, aun así todavía me siento terriblemente avergonzada por todo ello y aún me duele cuando mi padre habla bien de mí.

Ángela se seca sus lágrimas y don Agustín la toma del rostro dándole una amable sonrisa. Ángela trata de sonreír pero no puede, aun.

– Por eso detesto este lugar, me trae todos estos recuerdos del porque llegue aquí y cosas que desearía olvidar que ocurrían cuando estaba internada aquí.

– ¿A qué te refieres?

Ángela mueve la cabeza, en los primeros días aquí debían amarrarme en la cama para poder controlarme, la ansiedad por la falta de drogas es horrible, así que unos doctores venían a, visitarme ocasionalmente y eso me sirvió de recordatorio del porque estaba aquí y también para pagar deudas por lo que hice, don Agustín no comparte esto

– Ser abusada es pagar tus deudas, debiste hablar y denunciarlos le dice con firmeza

– Lo pensé, pero tuve miedo que si me empezaban a interrogar, podrían terminar sabiendo lo que hice aquella noche, por eso guarde silencio.

Al ver la hora don Agustín le pide a Ángela que lo regrese a su habitación, pero la deja hasta que recupere su compostura. En el camino él pago un soborno para que la enfermera guardara silencio, él nunca salió y Ángela nunca estuvo aquí, aunque aun se pregunta quien lo mando a este lugar y porque no lo dan de alta. Ángela decide ir a buscar a la doctora que lo estaba viendo cuando recorriendo los pasillos por un momento cree ver a alguien conocido. De inmediato se oculta y se asoma tras una esquina y ve a los sobrinos de don Agustín hablando con la doctora…

– Solo manténgalo aquí el mayor tiempo posible, no lo den de alta por ningún motivo dice uno de ellos y le entrega un sobre bien grueso que ella revisa discretamente.

– Vaya perra,  murmura Ángela que la observa dejar la carpeta con los antecedentes de don Agustín en una mesita y luego se aleja con ellos.

De inmediato la pelirroja se acerca a la mesita y saca la carpeta. Ahí se percata que pidieron una serie de exámenes innecesarios solo para demorarlo y que todo habría sido una simple insolación dado que él estuvo en el jardín ese día mucho tiempo. Así que Ángela va con él a contarle lo que está sucediendo. Camina rápidamente por los pasillos poniendo atención por si los ve, pero en lugar de ellos se encuentra con dos tipos que ciertamente la ponen nerviosa. Son los doctores que la visitaban en las noches cuando estuvo en rehabilitación.

Ángela se desconcierta y pierde el paso, pero al final decide seguir adelante y enfrentar la situación. Lo hecho, hecho esta piensa ella. Los sujetos la reconocen de inmediato y Ángela los mira a los ojos, controlando sus nervios los ignora por completo y pasa a su lado. Aun así escucha unos comentarios desagradables e incluso uno de ellos llega al punto de ofrecerle recordar los viejos tiempos. Ángela no los mira y sigue hasta que se encuentra con la enfermera y le muestra la carpeta, pidiéndole que lo den de alta.

– Yo no puedo hacer eso sin que me despidan, no importa lo que esté pasando, solo un doctor puede darlo de alta.

 Ángela se queda frustrada, conversa con el otro doctor de turno, pero este se rehúsa también.

– No es mi paciente – responde,

Al final Ángela tiene una idea, aunque demandara un sacrificio de su parte, pero tras pensarlo es lo menos que puede hacer por alguien que la ha escuchado, aconsejado y apoyado.

En una oficina en ala de rehabilitación ambos sujetos conversan cuando Ángela aparece parada en la puerta con una fría mirada en su rostro.

– Vaya, si es la zorrita drogadicta le dice uno, Ángela se muerde la lengua, ¿vienes a recordar viejos tiempos? añade el otro.

– Tal vez, – responde ella con dureza – Todo depende si me sirven de algo, – agrega.  Ambos se miran sorprendidos y Ángela les deja la carpeta en el escritorio, – Quiero que lo den de alta. Ambos se sorprenden y revisan los antecedentes.

Se ve todo normal, ¿pero porque lo quieres de alta?

– Eso no les interesa, quiero saber si es posible.

– ¿Y si así lo fuera, por que deberíamos ayudarte? le responden.

– ¿Acaso no querían recordar viejos tiempos conmigo?

Hay un momento de silencio, pero Ángela se mantiene firme. Esta dispuesta a llegar bien lejos en esto y no se va a retractar ahora. De un cajón uno de ellos saca un papel y llena los datos y lo pone en la carpeta que Ángela les pasó. Ella lo revisa y se muestra satisfecha, es el certificado de alta que necesita.

– Muy bien, donde quieren hacerlo – Pregunta.

Los tres salen de la oficina y se dirigen a una habitación aparte, muy similar a la que Ángela ocupo cuando estuvo aquí. Apenas se cierra la puerta le ponen las manos encima. Su chaqueta es lo primero que le quitan y la tiran al suelo mientras las manos de ambos recorren el cuerpo de Ángela, notando que los años que han pasado en ella han aumentado las curvas de su juvenil cuerpo de manera notable. Ángela viste una camiseta de tirantes blanca y con botones, así como ajustados jeans que marcan sus piernas y su trasero. Ella se entrega a ambos mientras le soban el culo y sus tetas además de tolerar sus besos algo bruscos. El que está detrás presiona sus dedos entre sus nalgas y Ángela va dejándose llevar por el momento.

Su camiseta se la abren descubriendo sus magníficas tetas firmes, grandes y sedadas, ella no usa sostén y entre los dos se los chupan y estrujan mientras le meten mano. Ángela se besa con uno y otro. Comienza a sobar sus bultos y estos se abren los pantalones mostrándole sus vergas. Ángela los pajea a ambos a la vez y después se inclina para mamar sus vergas bien duras y erectas, solo que ahora ella lo hace porque quiere y sino porque la obligan. La mamada que les hace es tan intensa que por poco los hace correrse, pero se detiene a tiempo y mientras uno se sienta en la camilla para que ella continúe mamando su verga, el otro le baja los jeans y hunde su rostro entre sus nalgas apartándole su ropa y lamiéndole su culo de arriba abajo.

Ángela se pasa el falo entre sus mamas, las cuales han crecido bastante desde la última vez que estuvo ahí. Ella continua mamando aquella tranca, mientras una lengua y dedos ansiosos se deslizan en sus partes intimas. El otro sujeto se la folla con los dedos metiéndoselos en su coño y en su culo también usando ambas manos. Ángela mueve sus caderas al ritmo de estas acometidas y sus gemidos se ven ahogados por la verga en su boca. El sujeto detrás de restriega su estoque inhiesto sobre sus nalgas pasándolo de arriba abajo para luego penetrarla de una vez empujando su miembro hasta el fondo de su coño. La toma de las manos hacia atrás y la bombea rápidamente, en tanto el que está en la camilla le guía la cabeza de arriba abajo metiéndole  su verga en la boca.

Ángela no ofrece ninguna resistencia y se deja follar apretando con sus labios el tallo inhiesto. Rápidamente le quitan los jeans y la recuestan en la camilla donde ambos se hincan a su lado poniendo sus vergas en su bello rostro. Ángela de nuevo juega con ambas y las degusta a placer, lamiéndolas y chupándolas ansiosamente. Uno de ellos se monta encima y desliza su polla entre los montículos mamarios de la pelirroja, los presiona contra su verga y se pajea con ellos mientras el otro se la hunde la boca. Ángela aún se acuerda de cómo le hacían esto cuando estuvo internada. Tomándola de sus piernas las apoya sobre sus hombros y de una acometida la empala de una vez presionando con fuerza.

Ángela se ve con sus rodillas en su pecho mientras la follan, es una pose algo incomoda pero siente mejor la penetración y es mucho más profunda. Con ambas manos le toma la verga al otro y se la frota casi estrujándola. Sus tetas se agitan vigorosamente y Ángela siente la polla persistentemente dura y venosa recorriéndola por dentro, acariciando todo su coño, eso la excita enormemente.

La pelirroja toma el control y hace que uno de ellos se ponga delante y Ángela se instala a cuatro patas sobre la camilla, nuevamente su boca acoge una verga vigorosa, pero esta vez el otro se adentra en su culo haciendo que ella libere un profundo gemido…

– ¡Cómo me encanta este trasero! Dice el tipo que la folla analmente.

Ángela siente como sus nalgas se abren y su apretado culito se va dilatando. Ella cierra sus ojos y gime sin parar mientras se la follan por ahí. Ángela los mira a ambos y atrapa con su boca una verga que esta frente a sus ojos, solo así sus ardientes gemidos se ven ahogados, pero el otro también le quiere dar por el culo, someterla y ultrajarla analmente.

El cuerpo de Ángela está sudado por tanto sexo, su camiseta se pega al mismo y ella se monta sobre un gran cipote que parece un verdadero mástil de carne. Nuevamente su trasero es el objetivo y ella se va dejando caer lentamente hasta enterársela por completo. Ángela sube y baja por aquella verga separando ampliamente sus piernas lo que permite ver como el pollón entra y sale de su esplendido trasero enjuto y acogedor. El otro doctor no se queda mirando por mucho rato y Ángela observa cómo lleva su verga hasta su raja vaginal…, donde se lo mete por completo haciendo golpear sus huevos en la vulva, ahora los tiene a los dos dentro.

Ambos doctores se follan a Ángela a la vez, ella reparte besos y lamidas con ellos al tiempo que sus pollones entran y salen de su juvenil cuerpo… – ¡¡Esto es lo mejor!! Dice uno en medio de los gemidos y jadeos de la pelirroja que se ve inmovilizada entre ambos que le dan con todo lo que tienen. Ella abraza al que tiene encima y este la penetra aun más adentro llenado por completo su coño, le hacer percibir su cabezón en el mismo útero. Los espasmos recorren los cuerpos de los tres y Ángela siente que ya no da más de sí y percibe que muy pronto se va a correr el que la está follando por el coño. Cosa que sucede en un instante sin compasión…

El semental empieza a soltar aldabonazos de leche a presión sin darle tiempo a sacarla. En mitad de la eyaculación, el doctor que esta frente a ella saca su verga y esparce el resto del semen que le sigue brotando a chorros, llenando el pubis y barriga de la pelirroja mientras el otro le deja el culo bien lleno. Ángela coge ambas vergas y de todas maneras les hace una mamada para asegurarse de dejarlos limpios y bien secos los huevos.

– Muy bien, fue divertido y espero que lo hayan gozado, – dice la pelirroja que con toda naturalidad se arregla.

– Admítelo, ¡Tú también has disfrutado, puta! Dice uno de ellos

Pero Ángela no se inmuta, es posible… – Tal vez par de Hijos de Puta… ¡¡Eso no significa que me podrán follar de nuevo!! ¡Adiós!

Cuando Ángela aparece en la habitación de don Agustín este se sorprende al verla algo desarreglada y sudada.

– Después le cuento, ahora nos vamos.

Le muestra los papeles a la enfermera que se muestra sospechosa, sin embargo todo está en orden y lo deja partir. Ángela ya había llamado un taxi que los está esperando afuera y salen raudos del hospital antes que alguien se dé cuenta. En el trayecto la pelirroja le cuenta lo sucedido y a quienes vio en el hospital.

– Vaya, no son tan estúpidos como parecen, tendré que ser más cuidadoso. Dice don Agustín.

Al llegar a la casa se escuchan algunas voces dentro, don Agustín entra acompañado de Ángela. La empleada y otras dos personas que trabajan con don Agustín discuten acaloradamente con los sobrinos de él, ya que estos pretenden despedirlos y hacerse de la casa.

– Los únicos que se van de aquí son ustedes, – dice él sacando una voz inusitadamente fuerte y clara. Todos brincan del susto y sus sobrinos se preguntan como hizo para salir del hospital – Solo fue una falsa alarma, nada grave, así lo dijeron los médicos responde don Agustín y Ángela sonríe maliciosamente.

Todos se retiran de inmediato, su personal le da la bienvenida a su hogar.

– Vaya quedé exhausta, dice Ángela que se deja caer en un sofá y toma un vaso de zumo que le ofrecen.

Cuando salen los empleados don Agustín la interroga… ¿Y bien, como lo hiciste para sacarme de ahí?

– Ah, pues, nada de otro mundo, solo algo de persuasión con la gente correcta y además recordar un poco los viejos tiempos, – responde ella sonriendo, y entonces comienza a relatar con lujo de detalles todo lo que sucedió.


*****************************


Las cosas entre Agustín y la pelirroja comienzan a ser mucho más cómplices de lo que jamás pudieran haber imaginado ninguno de los dos. El viejo se había recuperado muy bien del incidente, no haber tenido que trabajar duro físicamente pero, haber hecho deporte durante todas su vida, el cuerpo lo agradecía recuperándose rápidamente. Se puede decir que Agustín era un tipo bien conservado teniendo 65 años. Ese día la chica estaba destrozada por que no sabía cómo dar salida a una situación económica complicada en casa.

– Tranquila todo tiene solución, veamos una película para que te distraigas.

Se puso un pijama para descansar, Agustín se quedó a su lado ojeando sus tetas en más de una ocasión… ella sólo estaba cubierta por un gran camisón bien tapada. Observaban una película de acción, terminó tarde. De pronto y muy de repente empezó una película erótica titulada “Adele”, en un principio no parecía más que una peli de problemática adolescente y ella no estaba muy por la labor de ver esa temática…, cuando le iba a decir que ya era hora de retirarse a su cuarto a dormir, descubrió que se hallaba profundamente dormido, lo dejó ahí ya que la cama es grande y a ella también le vencía el sueño, cuando siente que el señor de la casa se le abrazó poniendo su mano cerca de sus tetas, ella estaba de espaldas a él.

Agustín en verdad se hacía el dormido, dado que su polla se encontraba bastante despierta, la verdad es que hacía mucho del afer con los doctores calientes, y se veía muy necesitaba de  atenciones varoniles. Nunca se pasó por la cabeza que el refinado Don Agustín pudiera despertar algo en ella, pero su bulto seguía golpeando sus nalgas, un bonito y apetecible  trasero bastante bueno para hacer las mil y una delicias de un varón. Ángela pudo percibir como moja sus escasas braguitas de dormir al notar el cipote de su anfitrión. Empapada por sus jugos, el conejito respondía a las peticiones que exigía aquella verga endureciéndose.

– Agustín, esto puede que esté mal, como cree que se sentiría su familia si se entera…

Se levantó mirándole a la cara seriamente a la chica… – Sé cómo resolver tu problema financiero familiar – Ángela quedó  un poco estupefacta, pero para nada acongojada – Yo necesito un heredero para que los buitres de mi sobrinos no se queden con todo, si me das un hijo, tu vida, la del bebé e incluso la de tu familia se verá aliviada del peso económico… os puedo dejar buena parte de mi herencia si cuidas de mí y permites que te deje preñada.

Eso la confundió pero el deseo de ser madre quedó relegado al hecho de vivir en la miseria todo el resto de su vida, con solo una décima parte del patrimonio de Agustín bien gestionado, podrían vivir los hijos que le hiciera y ayudar a sus padres a salir del bache.

– No Agustín, usted cree que está bien pero no… con usted yo no.

– No pequeña… ¿entonces por qué tu coñito está chorreando…?

– La verdad no quiero un bebé siendo tan joven, pero sé que nunca tendré una oportunidad como esta en mi vida. Yo usted le quiero como a un abuelo aunque tengo que reconocer que no está mal…se cuida y tiene buen porte

– ¡El bebé nunca saldrá feo querida! Herede los genes de uno u otro y además será inteligente.

– De acuerdo… pero con una condición… ¡Esto será nuestro secreto de momento! Además firmará un escrito notarial en el que me ayudarás con él para que yo no tenga que trabajar…

– No hay problema, con lo que te corresponderá poniéndole mis apellidos, jamás tendrás más dedicación que a la cría a mis hijos…. Tampoco te daré mucha guerra, lo malo de nuestra relación lo harán las domésticas, tú solo calentarme la cama y engendrar mis hijos.

– Creo que estamos hablando de más… y para que vea que soy buena con usted, le daré un anticipo ahora mismo. ¡Quiero que me folle y acabe bien dentro! ¡Lléneme el útero con su lefa!

Él se puso contento, nada más quitarse la escasa ropa, apareció una increíble verga firme con el capullo babeante, su grosor superaba a cualquiera otra polla vista por la chica antes, sus venas eran enormes, hinchadas por el bombeo al cabezón que formaba en la punta una grandiosa bola. Todo ese cipote jalonado de protuberancias se parecía a algún consolador

– Don Agustín, joder… ¿Eso qué es?

– ¡¿Jamás habías visto nada parecido?! Verás que buena función hace dentro de tu coño…

Ángela se hallaba tremendamente caliente al verlo tan excitado, su tranca marcaba una curva ascendente de media luna con un grosor increíble, semejante a una viga empotrada. Para iniciar el cortejo, se empezó con rico 69 que la dejó a la mitad de su orgasmo. Ella se quejaba de lo imposible de meterse la gran bola de su glande, diciendo que se iba a correr sin que el viejo llegase a sentir casi nada por el dolor de mandíbula de la chica a mamar semejante tronco, duro y recio… era la primera vez que Ángela se notaba rara al mamar una verga. El señor dejó de comerle el coño…

– ¡Vas a hacerlo bien o me busco a otra…!

Él se tranquilizó, siguieron un rato más mamándose mutuamente, hasta que la chica dejó al semental listo para la fecundación. Su pollón se encontraba en todo lo alto, estaba rígido como piedra, sin importarle si había tomado Viagra para estar así de potente, el maldito viejo se las había ingeniado para que la adolescente cayera conociendo sus puntos débiles.

Situada sobre su ariete jalonado de protuberancias surgidas de la deformación que le producían las venas inflamadas, se dejó caer apartándose los labios para que cupiese el buque venéreo. Solo con las primera idas y venidas tragándose el rabo, le llevaron a corriese de gusto al notarse tan llena de polla… estaba a punto, cuando le la vuelta recostándola boca abajo mientras Ángela le suplicaba a Don Agustín… ¡¡Hazme él bebe!! El viejo no dejaba de ahondar en aquella estrecha gruta. La hinchazones de la polla sentía como un consolador deforme eso, le hizo tener un par de orgasmos antes de que los espermatozoides del viejo llamaran a arrebato… esa deformidad frotando las terminaciones nerviosas de sus paredes vaginales, le hacían disfrutar…  esas venas se sentían muy bien, en tanto su vulva se apartaba mejorando la entrada a puerto del submarino, cada vez más dentro… Y de pronto sintió que las orondas pelotas de Agustín llamaban para entrar dentro de ella. Ahora sí estaba segura que todo el inmenso falo lo tenía alojado en su vagina, se asomó para ver como se la follaba, y observó como su vientre se hincha cuando Agustín le enterraba la verga hasta la raíz.  

Se la alojaba en el mismo útero una y otra vez… incrementó la batida, signo inequívoco que la corrida del viejo estaba a punto de cumplirse, entonces fue cuando tras un gruñido animalesco, la fémina notó el potente chorro de semen entrando a raudales dentro de ella. Se la clavó duro en el segundo lance aún siendo un chorro de esperma más grueso, y un tercero largo y copioso. La estaba inseminando de manera eficiente con cantidades de leche que jamás pensó que pudiera contener los huevos de un hombre, pero Agustín no era un semental cualquiera, eyaculaba una cuantía semejante a la de un equino. Ella no solo se encontraba gozosa de haber sido follada por tal macho, sino que además la trató como a una buena hembra mientras notaba su coño expandido, pero relajado… era como un fuerte masaje vaginal por dentro, además de topar en el fondo aún virgen. Tanto sentir esas cosas, como saber que la estaba preñando del heredero de todo aquello, le provocaron otro orgasmo, mucho mejor que los condones con gotitas que le daban aspereza suave.

Ya estábamos bastante tiempo follando, lo cual gustó a Ángela y refrendó lo que se decía que los maduros aguantan más y dan un placer más prolongado. La chica ya no sufría con la perforación del martillo pilón de Agustín, gozaba de notarlo dentro de ella recreándose en sus tetas y pezones, en su boca en tanto eyaculaba… se le había esfumando el estrés esos días. La adolescente que se hallaba en sus das más fértiles, solo le recordaba y animaba a su anfitrión a que la llenase… ¡Vamos mi amor…LLÉNAME! Él continuaba eyaculando, y ella podía percibir de tanta sensibilidad que poseía su vagina, cada chorro de semen que tanto tiempo fue macerado en los testículos de tan admirable personaje, ahora se le sumaba el de imponderable semental. De esta manera quedó llena del Señor de la casa, Don Agustín, y sin más quedaron dormimos, uno adherido al otro notando las pelotas del viejo en su culo.

En la mañana, cuando Ángela despertó, pensó que todo había sido un sueño, pero su sorpresa fue ver que estaban pegados como perros, y con el coño pegajoso del rezume espermático que destiló su vagina, imposible de albergar tanta lefa que no cupo dentro de ella. Se despegó de él, y al levantase, notó como aún escurría semen sobre sus piernas. El despertó con la verga en erección mañanera, bien dura se la acarició la adolescente…

– Creo que usted no ha acabado de follarme… es hora de seguir haciéndome el hijo prometido… ¡Estoy deseando estar panzona, para que tus sobrinos me vean preñada de ti!

Tomó su polla y se puso a cabalgarlo, tenía ganas de sentir todo el cipote dentro hasta las bolas. La chica se hallaba tan ardiente que no le dio más importancia a su placer, solo era pertinente hacer feliz al semental, y lograr que se corriese rápido, ya que en poco tiempo llegaría el servicio y los pillaría en plena faena. En cinco minutos, su coño desayunó un buen tazón de leche entera recién ordeñada. A los pocos días el servicio de la casa ya se dio por enterado de lo que ocurría entre Ángela y Agustín, y fueron menos precavidos en la hora de levantarse de la cama…follaban y como si oían llover, incluso se alegraban por señor de la casa que también los había tratado y defendido en sus puestos durante muchos años. Cuando supieron que buscaban un heredero, el trato a Ángela mejoró si eso era ya posible a esas alturas en la que era tratada como una hija o mejor, señora del señor a quien bien servían.




Agustín no cejaba en follar a pelo de manera periódica y sistemática a la damisela, inseminándola a conciencia… aquello debía de dar sus frutos, como así ocurrió. El viejo aún tenía soldados poderosos que sabían conquistar plazas, más si eran tan accesibles como la del útero de una jovencita en plena efervescencia hormonal. Después no más de cinco semanas, no le bajaba la regla a Ángela, no le tomó mucha importancia había que recordar que el viejo no dejó de follarla inseminándole el útero en todas las ocasiones, con el fin de fecundar.  Se hizo la prueba con el test de la farmacia y luego uno clínico en un ginecólogo de confianza, amigo de Don Agustín, con él el secreto de su descendencia quedaría sellado. Finalmente resultó que sería madre del primer bebé, de los tres que le haría Don Agustín de Castellví de Gordon y Prendergast  descendiente de la familia de Antonio Nicolás de Castellví y Shelly casado con Mercedes Gordon Prendergast… un nombre aristocrático que heredarían para desazón de los sobrinos del viejo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas más populares de la semana