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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Historia de una escalera. Ático B

CADENA INCESTUOSA



Vivo con mi madre y nuestras “hijas” en el ático B un barrio del centro de la ciudad muy cerca de plaza castilla en Chamartín, en un edificio de cuatro plantas de la calle “Pedro Muguruza”. Pero no siempre hemos vivido aquí, nos trasladamos hace unos diez años cuando mi hija mayor, Ariana pasó a formar parte del negocio familiar e instalamos la oficina en el edificio de Caja Madrid. Pero la historia de “incesto encadenado” se remonta a años atrás, concretamente 50, a principios de los setenta, sin embargo mi implicación llegaría en los años noventa, cuando me sumergí en el mundo del incesto al follarme a mi madre cumplidos los 16 años.

Mi madre me tuvo joven con veintiuno, entrando así, sin saberlo en un “juego” que ella había iniciado con su padre y que marcaría nuestra vida para siempre… Mis padres se habían divorciado hacía solo cinco años, debido a que a mi progenitor le habían ofrecido un importante puesto en la sede de Barcelona (Nosotros vivíamos en Coslada cerca de Madrid) y ni ella yo nos planteamos irnos… finalmente llegaron a un acuerdo amistoso de separación y él se marchó a su nuevo empleo como conductor de transporte especial internacional.

Quedé con mi madre por ser menor de edad y no era aconsejable mi desubicación, según la sentencia del juez. Mi padre encantado. Además, yo estaba muy enmadrado. Con mi padre, debido a su trabajo que lo mantenía mucho tiempo fuera de casa, nunca había llegado a tener la confianza que tenía con mi madre… además la diferencia de edad era abismal con papá, este tenía doce más que su esposa, esto no ayudaba, como tampoco sus gustos por la cultura...en todo ello me sentía más cerca de mi madre. Por otra parte, como hijo único que era, fui adquiriendo poco a poco “Complejo de Edipo”… Mi madre era mi referente sexual el ideal de mujer que yo soñaba tener para mí de mayor, tal vez por eso me gustaban las mujeres mayores que yo, no obstante tenía lo mío con las de mi edad.

El mismo día de cumplir los 16 años, al acabar de cenar nos liamos de conversación, mi madre y yo, tomando alguna bebida espiritosa para celebrar mi mayoría de edad… es cierto que en España es a los 18 años según un Real Decreto de 1978, pero en el mismo dice que… “Desde los 16 años, un individuo se puede casar de forma legal, abortar con la autorización de uno de los padres en un centro sanitario público o privado, obtener carnet de conducir para motos y trabajar” eso para mi madre era tener la mayoría de edad para casi todo en la vida, si tenemos en cuenta que esa misma ley indica que… “A partir de los 13 años, se tiene libertad legal para tener relaciones sexuales consentidas”.

Desde el principio mi madre le dio a eso de la “mayoría de edad” mucha importancia y me decía que ahora ya sí que era el hombre de la casa… La conversación se fue calentando con el tema de mis relaciones con las chicas, que era el tema favorito de mi madre siempre que estábamos en esas circunstancias. Llevas desde los trece años con libertad legal para follar, me recordaba de vez en cuando, con el fin de saber con cuantas niñas me acostaba…. Ciertamente había tonteado con varias chicas y en ese momento estaba liado con la profesora de refuerzo de lengua, diez años mayor que yo… esto a mi madre no le hacía mucha gracia, me decía medio en broma, medio en serio, que podía ser mi madre. Una mañana fue a verla, para comprobar si estaba buena o no, y quedó impresionada de Patricia, una morena de piel blanca con cierto parecido a mamá.

Los dos estábamos un poco perjudicados por la bebida, o al menos lo aparentábamos y nos toqueteábamos, con la confianza que siempre había habido entre nosotros, entre risas y bromas aparentemente sin ninguna mala intención. Ese día, empecé a calentarme, sin ninguna razón especial… Mi polla se me puso dura y como estaba en pijama y además estoy bien dotado, se me notaba mucho. Era evidente que mi madre se había dado cuenta al sentir mi verga presionar su cuerpo en varias posturas…, ella no dijo nada, pero yo me percaté que de vez en cuando inconscientemente se quedaba mirando fijamente mi bulto por unos segundos, como extasiada… analizándola y valorando no sé qué.

Finalmente decidimos irnos a acostar sin dejar de reírnos y bromear, hasta cuando estaba en nuestro baño aliviándome la vejiga antes de irnos a la cama. Yo tenía la polla tiesa y oriné más fuera que dentro del wáter, y entre risas se lo comunicaba a voces a mi madre, que a su vez me contestaba desde el cuarto entre risas que mañana lo tendría que limpiar… Cuando terminé y me iba a mi dormitorio, me acerqué a la puerta del dormitorio de mi madre que estaba abierta, para darle las buenas noches, y… allí estaba ella, solo con las bragas puestas, se había quitado la bata que usaba para estar por casa y estaba sentada en la cama, como si estuviera esperándome ¡¡Bufff!! Mis ojos se fueron directamente a sus tetas. No se las había visto nunca de esa manera tan explícita, aunque si las había tocado muchas veces en nuestros juegos de cosquillas. Con lo caliente que estaba, aquello fue definitivo, no me lo pensé dos veces.

Me lancé a por ella, como si fuera una broma, ella cayó debajo de mí riéndose, empecé a hacerle cosquillas y a besuquearla por todos sitios, diciéndole que era el lobo feroz y que me la iba a comer. Empezamos una especie de lucha toqueteándonos con más carga sexual que juego inocente… estaba claro que los dos queríamos lo mismo, sino ella hubiera puesto tierra de por medio parándome los pies, pero no lo hizo, así que fui directo al grano, con caricias muy explicitas en las zonas erógenas…, ya me dirán que no son lugares normales para acariciar a una madre, ella simplemente se dejaba hacer siguiéndome el juego sexual imparable. Le pegué un buen repaso a sus tetas y le toque el coño por encima de las bragas, ella por su parte me tocó de forma más que evidente varias veces mi cipote y la bolsa de los huevos… Me fui desnudando mientras “luchábamos” y cuando estuve en calzoncillos, encima de ella, los dos nos quedamos parados mirándonos en silencio. Sus ojos lo decían todo… Lo deseaba… Me deseaba.

Acerqué mis labios a los suyos y comenzamos a besarnos… Primero suavemente, ella entreabrió sus labios dándome permiso a entrar en su boca, yo introduje mi lengua dentro notando su humedad, sus dientes, su lengua en pugna con la mía…llegué al paladar y ella al mío. Cuando nuestras lenguas se encontraron se encontraron de nuevo, fue el detonante de la explosión de nuestros deseos contenidos… me mamó la lengua con lascivia, se le veía muy entregada a la mamada. Joder con la situación, todo pasó en segundos, de una forma rápida y precisa, como si lo hubiéramos ensayado cientos de veces.

Me deshice de mis calzoncillos en un abrir y cerrar de ojos, le saqué sus ajustadas bragas de su ancha cadera, ella levantó sus rodillas cuando yo ya estaba entre sus piernas. Punteé un par de veces erróneamente y ella tomó la iniciativa, agarró con una mano mi polla y la dirigió a su chorreante coño húmedo. De un solo empujón le metí mi enorme polla hasta la mitad… ¡Bufé como un toro bravo! Ella gimió al notarla entrar tan de golpe, entonces supe que debía ir poco más despacio, le fui dando estocadas cada vez más profundas hasta que la tuve completamente dentro de su coño… casi 20 cm de verga enterradas.

Era lo que los dos deseábamos en ese momento y ya estaba hecho. Por unos segundos nos quedamos los dos quietos, mirándonos… su cara reflejaba una sonrisa de satisfacción y deseo. Mi polla empezaba a palpitar envuelta por las paredes del coño de mi madre. En el lapso de tiempo de solo unos segundos, la vagina de mamá se acomodó al tamaño de mi verga. Cuando reaccioné, noté el calor de su coño en mi polla, solo acerté a pensar que estaba dentro de mi madre… eso me volvió loco de excitación y comencé a follármela como si me fuera en ello la vida y no hubiera un mañana. Me imagino que mi madre que sentiría algo parecido, la sensación única de tener “¡¡Por fin!!”, a su hijo dentro de ella, y digo “por fin”, por lo que sabría después.

Nos pusimos a follar como locos en modo conejo en celo. Mamá gritaba de placer diciéndome todo tipo de cosas… mientras tenía un orgasmo continuo… LA MUY PUTA ESTABA MÁS SALIDA QUE YO. No me corrí enseguida, pese al estado de excitación que tenía. ¡¡Ummm!! Era excesivamente hermosa y guapa, me encantan las mujeres exuberantes con ese toque de belleza aniñada como la suya ¡Me había puesto muy cachondo! Además de tener un color de piel que me llamaba mucho la atención y me atraía. Delicioso acariciar cada centímetro de su piel, su barriguita que aún no te había llenado con un bonito bebé mío, sus atributos erógenos perfectos para mí…abultados y llenos de sabrosa carne firme, especialmente la vulva que debía de ser una gozada comer, lamer, succionar su clítoris con mis labios, tragar cada gota de su fluido vaginal y follarme ese coñito con la lengua hasta que se corra como una puta.

Por otro lado, tenía la edad perfecta para darle verga hasta terminar exhaustos, un culo fabuloso con las nalgas bien respingonas, unas tetas enormes como rosetones de catedral y pezones carnosos prestos a comérselos con lujuria y un coño como esperaba de una madura  tremenda… moreno por fuera y rosadito por dentro. Siempre fantaseé que debía de ser una experiencia religiosa enterrar ahí la polla dejando que esa vagina la envuelva en su caliente y húmeda acogida, pero no esperaba que fuera tan maravilloso. Creo que entraron unas ganas locas de follarla hasta llenarte el útero de lefa espesa. “¡ME ENCATARÍA PREÑARLA!” Pensaba mientras empujaba a fondo mi estoque. Siempre me ha gustado follarme a una mujer casada con el coño tragón. ¡Follármela a pelo y llenarle el coño de leche es una idea que me excitaba en mi soledad onanista! Mamá lo daba todo y era el perfil de hembra que cubre mi mundo ideal se sexo sin paragón…ancha de caderas y guapa.

No paraba de follármela viendo sus convulsiones, su olor a hembra y a madre, su calor y caricias, provocaban que mi polla perdiera dureza en ningún momento. No sé cuánto tiempo estuvimos jodiendo sin salirme de ella. Me corrí y continué atravesándola con furor sin bajar un ápice de dureza venérea, hasta que volví a correrme otra vez y caí desmadejado encima de mi madre. Ella con suavidad me empujó hacia un lado y los dos quedamos tumbados de espalda, sudorosos y agotados, tratando de recuperar el aliento.

Pasados unos minutos me acerqué a ella, la abracé y comencé a besarla en la cara… Noté su cara húmeda de las lágrimas que silenciosamente brotaban de sus ojos. Eso me dejó frío y hasta los efectos del alcohol desaparecieron de golpe de mi cabeza. Besándola y volviéndola a besar la dije que me perdonara, que todo había pasado muy deprisa, sin tiempo para pensar y por los efectos de la bebida, mi excitación, la hormonas adolescentes… mil cosas que excusaran mi acto impúdico. Ella, para mi sorpresa me dijo que no me preocupara, que estaba llorando de ternura, que no era por nada malo o negativo, que se sentía feliz, completa por la experiencia conmigo. Había sido algo muy bonito y deseado por los dos, por eso no era necesario arrepentirse o sentirse avergonzado. Que era una sensación de plenitud, como si algo en su interior le dijera que lo que ella sabía que iba a pasar y deseaba que pasara, por fin había pasado.

Se llevó una mano a su coño del que escurría la abundante leche de mis dos corridas, junto con los flujos de las suyas y la sacó totalmente empapada, se la acercó a la boca y se chupó los dedos… ¡¡Joderrr!! Era súper morboso, esos labios que tantos besos de amor me habían dado a lo largo de la vida, ahora eran pura lujuria. Asistía atónito a todo este sorprendente proceder de mi madre, para mí.  No entendía nada ni de lo que decía ni de lo que hacía, pero noté como mi polla comenzaba a recuperarse de su letargo.

– Se nota que estabas bien cargado. Te has aliviado con una cantidad muy grande de leche y además la tienes muy rica ¡Está my sabrosa cariño! ¡¿Alguna vez me dejarás beberla directamente de la fuente de donde mana?! ¡Ummm! Creo que sí, ja,ja,ja…

Mi madre, después de chuparse los dedos empapados de mi semen, continuó diciéndome que no solo no se arrepentía de nada, sino que había disfrutado como nunca de ese polvo, que había vivido uno de los momentos más intenso de su vida… Y además con la persona que más quería de este mundo, su hijo… Al sentirme dentro de ella había sido una sensación única, pero sobre todo lo mejor fue el sentir como inundaba sus entrañas con mi esperma espeso y caliente… ¡¡Buffff…!! Percibir los chorros salir y estrellarse contra su fondo vaginal era algo que no sabía cómo explicar esa maravillosa sensación vivida… su vagina oprimiendo el tronco endurecido… electrificaba todas las terminales nerviosas de sus paredes vaginales internas, en definitiva todo lo que había sentido follándola.

Y añadió lo que para ella se ve que era algo muy importante…

– ¡¡Hijo mío, ahora ya sí que eres el hombre de la casa de verdad y yo tu mujer…tu esposa!!

A mi todo eso no solo me tranquilizó, sino que me excitó muchísimo, poniéndoseme la polla tiesa y dura como un palo de manera instantánea. Mi madre al ver mi erección con toda la verga mirando al techo, ya totalmente desinhibida, entre risas…

– ¡Por Dios Santo, cariño! ¿Ya estas así de empalmado de nuevo…? ¡Juventud divino tesoro…! Dile a ese tronco duro que se tranquilice un momento, que voy a vaciarme para hacerle sitio…Jajaja. Si no meo, me voy a mear cuando me la vuelvas a hincar tan hondo como lo has hecho… ¡Ha estado divino sentirme clavada a fondo con todo tu ímpetu!

Yo también necesitaba aliviar mi vejiga… Ella, parada en el umbral de la puerta miró como forzaba mi polla para apuntar dentro de la taza del váter, se acercó pegándose a mi espalda y fue ella la que sujetó y forzó la verga.

– Vamos ahora es el momento de mear… se me cortó las ganas, entonces la otra mano me rodeó deslizándose a mis huevos… – A ver si así se te suelta la polla y puedes mear mejor.

Sorprendido, pero no más relajado me concentré. Con sus manos en mi polla y huevos se abrió la compuerta apuntando a la boca del váter en el que desalojé mi líquido amarillo... debieron ser unos segundos, que se sintieron eternos hasta el chorro se aventuró a salir. Tras unas sacudidas de rabo, ella bajó el aro del asiento y se sentó en el váter sin dejar de mirarme a los ojos y a mi verga de manera alternada como si viese algo natural. De alguna forma ver su enorme y blanco culo desnudo antes de que se sentara me calentó.

– Inclínate un poco si quieres ver como sale el chorro de pis de mi raja… Me indicó.

En cuclillas mirando a mi madre desnuda, se abrió de piernas y de pronto se abrieron los labios por el grueso chorro de líquido que se hacía paso al salir. Se oía la fuerte meada con un chorro múltiple que golpeaba contra la cerámica de manera ostentosa. En tanto orinaba con ese largo y pesado chorro que exasperaba no perdía detalle de su performance, masturbándome con la situación ajando de arriba abajo todo el tallo con mayor contundencia de cómo lo hacía habitualmente. Una vez aliviada, dejó que yo le secara el coño con un par de servicios de papel higiénico.

– ¡¿Qué te ha parecido el chochete de mamá meando?! ¡Parece haber estado interesante!

– Sí mucho, es algo que nunca había visto en vivo y en directo…

– Claro que sí mi amor, con tu madre vas a vivir muchas cosas que nunca imaginabas que disfrutarías en vivo y directamente en tu cuerpo. Sonreía de la ocurrencia de mi madre.

Nos dimos una ducha rápida para quitarnos la traspiración, me sequé y salí, ella se quedó un poco más en el aseo. Mientras mamá continuaba en el baño empecé a pensar en lo que había pasado, en lo que había dicho y en la extraña reacción de mi madre… Llegué a la conclusión de que ella había sido consciente todo el tiempo, no estaba tan bebida como yo creía, y lo había provocado expresamente. Por una razón u otra deseaba que pasara lo que pasó. Actuaba como si supiera que yo, su hijo, en algún momento acabaría follándomela, vamos, como si estuviera predestinada a ser follada por su hijo. Lo supe en la asimilación del deseo que ocurriera… y se sentía feliz de que por fin hubiera ocurrido. Cuando volvió con su coño bien aseado y la vejiga aliviada, se tumbó a mi lado y sin cortarse un pelo.

– Soy toda tuya hijo mío, puedes hacer con tu madre lo que quieras, porque a partir de ahora, sin dejar de ser tu madre, quiero asumir también el rol de tu mujer, tu esposa y amante… y que tú seas mi único hombre. Como mujer tengo mis necesidades y solo quiero que tú seas el semental que las sufrague por completo, dijo con una sonrisa cómplice.

Una vez superados todos mis prejuicios, me lancé en picado, metí mi cabeza entre sus piernas y comencé a comerme el coño de mi madre recién lavado. Ella tiró de mí,  comprendiendo lo que quería, rápidamente me giré y comenzamos a hacer un 69. Mi madre metió mi polla en su boca. Completamente acelerado, comencé a follármela por la boca a la vez que devoraba ansiosamente su coño… ¡¡Madre mía, Qué pasadaaaaa…!! No tarde mucho en recibir sus orgasmos en mi boca y a los pocos minutos yo también me corrí, llenando la suya con una corrida menos abundante que la primera, que mi madre tragó como pudo. Volvimos a la posición normal y comenzamos a besarnos con verdadera pasión. Los dos estábamos sobreexcitados, de nuestras mentes desaparecieron todas las inhibiciones, dejando de ser madre e hijo para transformarnos en dos animales en celo. Follamos durante horas como conejos. Me corrí un par de veces más, pero mi madre se deshidrató a base de orgasmos continuos, hasta que caímos extenuados quedando dormidos.

Al día siguiente hablamos todo lo que teníamos que hablar… Los dos lo teníamos claro. Ninguno lo habíamos buscado expresamente, pero evidentemente los dos lo deseábamos y una vez hecho no nos arrepentíamos de nada. Había sido una experiencia increíble que por instinto se fraguó y a la que no le pusimos cortapisas… Bueno también reconocimos que nos pasamos follando tan despiadadamente, pero el deseo era irrefrenable y ninguno de los dos supimos parar. Por eso debíamos dosificarnos y en adelante nos lo teníamos que tomar con más calma, porque los dos estaríamos ahí para el otro durante todo el tiempo y solo en exclusiva para nosotros…debíamos planificar nuestras folladas.

Yo simplemente asentía a todo lo que mi madre decía sin salir de mi asombro, porque desde el principio ella dio por sentado que continuaríamos follando de ahí en adelante, como si fuera la cosa más normal del mundo, lo más natural e irremediable. Y desde luego así fue, nos convertimos en amantes y nos hinchábamos a follar…Nos hicimos verdaderos adictos al sexo, esperábamos que llegase por la tarde del trabajo y caía uno, antes de dormir volvíamos a follar y por la mañana justo al despertar, nos marchábamos al instituto y a la oficina con las ganas resueltas… siempre lo hacíamos a pelo, por lo que pasaba el día con el semen de su hijo macerándose en su coño ¡Esa idea me gusta y excitaba! En clase me centraba más en las materias que en fijarme en una u otra chica, de hecho al poco tiempo, dejé de follar a la profe, porque solo me apetecía follar con mi madre sin ¡Todos estarán conmigo que al natural se siente todo mejor! A los pocos días de dejar a Patricia, mi madre, en uno de esos momentos de sobreexcitación suyos, que se habían vuelto más habituales desde que sabía que me tenía para ella sola, se la escapó una frase que me dejó intrigado…

Yo tengo una polla bastante grande y con una particularidad un tanto especial… Después de correrme, pierde rigidez, como es lógico, pero apenas pierde tamaño, se queda morcillona, pero casi del mismo tamaño que cuando esta dura…, esto es lo que me permite poder seguir follando después de correrme, sin sacarla, hasta que en pocos segundos recupera la rigidez, cosa que a mi profe le encantaba y a mi madre la vuelve loca que un macho se corra varias veces sin extraerla de su vagina, tal hecho me lo declaró cuando iba por el segundo…

– Nunca me ha pasado con ninguno de los que me han follado a lo largo de mi vida… eres un macho especial, un auténtico semental que subliman a la hembras cachondas como Yo ¡Me vuelves loca cuando te corres dos veces sin sacarla del coño ardiente de mamá!

Esa vez acababa de correrme dentro de ella con una larga e ingente eyaculación y, como hacia muchas veces, seguí bombeando el vástago sin sacársela, cosa que a mi madre, como ya he dicho, la vuelve loca, sobre todo cuando a los pocos segundos vuelve a sentirla dura, rozando de nuevo las paredes de su vagina frotando sus pliegues repletos de sensores nerviosos que le electrifican la vagina enervando el clítoris, se lo restriega con fruición al mismo tiempo dándose los orgasmos más contundentes del mundo. En esos momentos tiene orgasmos escandalosos, espetando todo tipo de soeces, esa vez le salió del alma…

– ¡¡Joderrrrr!! Que polla tiene mi niñooooo… Dios mío como me parte en dos el coño… ¡¡Buffff… nene!! ¡¡Tienes la misma polla que tu padreeeee…so cabrón!! Siiiiiiii… Ahahah… Ahahah… Igualitaaaaa que la de tu padreeeee… con largor y anchurosa como un tronco.

A mí eso me dejó pensativo, porque mi madre, al principio de nuestra relación me había dicho que la encantaba mi polla, porque era mucho más grande y gorda que la de mi padre. Aquello no me encajaba. Nunca se la había visto a mi padre empalmado como es natural, pero sí muchas veces saliendo de la ducha o echando una meada… aquella picha era de lo más normalita, tirando a pequeña en estado de reposo, nada que ver con la mía en ese estado que duplicaba en longitud estando aletargada. Mi propio padre me comentó alguna vez cuando me veía en las mismas circunstancias que yo a él…

– ¡¡Joder…Hijo!! Qué envidia me das, vaya pedazo de polla que calzas… Jajaja… Vas a volver locas a las mujeres… Jajaja. Debes haberlo heredado de tu abuelo materno…

Así es que decidí preguntarle a mi madre sobre el tema, porque no tenía sentido. Dado que los dos sabíamos que mi polla no tenía nada que ver con la de mi padre, era evidentemente que en ese momento de euforia, ella me estaba comparando con alguien, el responsable de haberla preñado. Cuando se lo pregunté, vi enseguida que se sentía incomoda con la pregunta y trató de eludirla diciéndome que yo ya debía de saber que llegados esos orgasmos suyos tan intensos, decía muchas tonterías sin sentido. Yo la dije que solo era curiosidad por saber con quién me estaba comparando, pero que si la incomodaba mi pregunta, que lo dejábamos estar y ya está… Ella tragó saliva, me miró fijamente…

– Con mi padre, te comparaba con mi padre… era un hombre que la tenía bien puesta.

Suponiendo que le habría visto la polla a su padre casualmente alguna vez, como yo se la veía al mío y el a mí, me intriga que también la hubiese visto erecta.

– Bueno, pues ya está, era lo que me imaginaba ¿Ves como no ha sido tan difícil? Lo que pasa es que yo creí que te referías a MI padre, en vez de a TU padre… Jajaja

Ella muy seria, como se suele poner cuando iba a decir algo importante… – No cariño, no ha habido ningún malentendido, cuando dije que tienes una polla igual que la de tu padre era exactamente lo que quería decir…

Yo me quedé con cara de tonto…no entendía lo que mi madre trataba de decirme.

– A ver mamá, explícamelo bien porque no te entiendo…

– Es un secreto que había decidido no contarte nunca, pasara lo que pasara entre nosotros, pero cuando siento esa hermosa polla tuya dentro de mí, ¡¡Joder nene! Una multitud de buenos recuerdos invaden mi cabeza y las comparaciones son inevitables. Tu abuelo tenía una verga que puestos los huevazos bajo en mi barbilla, el glande sobrepasaba mi frente.

Yo totalmente perplejo, porque empezaba a comprender lo que mi madre, con tanto trabajo estaba intentando decirme la pregunté tragando saliva…

– ¿Me estás diciendo que follabas con tu padre?

Ella me miró con cara de indiferencia, pensando sin duda que porque me extrañaba tanto, cuando ahora era yo quien se follaba su propia mi madre…una misma relación filio-maternal.  

– Si mi amor, estuve follando con mi padre hasta poco tiempo antes de su muerte…

Mi abuelo había muerto joven con 62 años de un infarto, hacia tan solo seis meses, o sea sé que mi madre, prácticamente había dejado de ser follada por su padre y empezado a follar con su hijo… ¡Joderrrrrr qué fuerte! Claro, de ahí la “normalidad” con que ella afrontaba nuestra relación desde el primer momento… Mientras que para mí era toda una novedad, o más bien el acontecimiento más relevante de mi vida, para ella era algo habitual…, ella solo cambió de amante y además por lo que se ve, hasta calzando el mismo tamaño de polla ¡Súper Strong! Diferente perro con el mismo collar. No obstante mi asombro no había hecho más que empezar, porque había más sorpresas. Una vez asimilado el tema por mí parte, tratando de no incomodar a mi madre, que por otro lado, se le veía tan tranquila con ánimo campechano, le dije tratando de quitarle hierro al asunto y como en plan de broma…

– Bueno, se ve que lo de la polla grande, entonces, es cosa de la genética familiar… Jajaja. Y continué con lo que yo seguía pensando que era un error. – Pero a ver, mamá, hay algo que sigo sin entender, si según tú no fue un error, porque lo dijiste sabiendo lo que decías con intención de que yo lo captase…, pues aun estoy en el limbo sin entenderlo del todo… Es normal que un nieto herede los genes de su abuelo… ¿Dónde está el misterio?

Ella sonriendo, porque llegado donde habíamos llegado, relajada y creo que hasta disfrutando al quitarse de encima un secreto que debía agobiarla casi al tormento, al menos hasta que empezó a follar conmigo, puesto que a partir de ese momento los dos estábamos en un plano de igualdad en cuanto al incesto, dado que tanto ella había follado con su padre como yo estaba follando con mi madre, finalmente soltó la bomba de profundidad.

– Hijo es que no te enteras bien… ¡Tu polla es exactamente igual que la de tu verdadero padre, que no es otro que tu abuelo…! Entre mi padre y yo te engendramos ¡ME PREÑÓ!

Madre mía… Esto ya me dejó muerto… ¿Mi abuelo era mi verdadero padre?… mi padre biológico… o sea, sé que a mi madre la había preñado su padre y yo era el resultado de esa panza que le hizo mi abuelo. Ahora el incesto se encadenaba de padre a hijo, siendo ella el eslabón de enlace entre ambos ¡Ahora comprendo por qué no solía tener novios!





No me lo podía creer, pero claro, ahora si cuadraba todo y, todo tenía sentido y explicación, el puzle comenzaba a encajar. Totalmente desconcertado, mire a mi madre con los ojos abiertos como platos…Ella estaba tan tranquila, se ve que una vez decidida a contármelo todo, se relajó y dada la relación que manteníamos, sabía que mi reacción no sería la misma que si no hubiéramos sido amantes, de ahí que su objetivo desde un principio era seducirme y acabar en incesto con un coito completo y repetitivo para consolidar el maridaje sexual. Finalmente le expliqué que tenía que comprender mi sorpresa y que lo que lo único que deseaba en ese momento era que me contara como se inició la relación con su padre y todos los detalles que ella considerara que debía contarme… Si mi abuelo era mi padre y según contaba, han estado follando hasta poco tiempo antes de su muerte, quería decir que habían sido amantes durante más de dieciséis años… ¡¡Bufffff…!! ¡Qué pasada y qué morbo!

Mi madre empezó a contarme su historia, entrando y recreándose en los detalles que ella consideraba relevantes… Se casó a los 19 años con un hombre siete años mayor que ella, desde el primer momento intentaron tener familia, así es que no utilizaba ningún método anticonceptivo. Desde el principio pudo comprobar que su marido era sexualmente poco activo, siendo ella quien tomaba la iniciativa de iniciar las relaciones coitales. Esto, unido a que el estaba muchos días fuera, por su trabajo como chofer internacional, hacia que sus relaciones fueran escasas y espaciadas en el tiempo. Y por si esto fuera poco, las relaciones con su marido, eran además poco satisfactorias. Por una parte su picha apenas alcanzaba los 12 cm, como comprenderán es más bien pequeña y, por otra no tardaba en correrse, con lo que a pesar de alcanzar micro orgasmos con lo poco que la penetraba, si quería desahogarse con un orgasmo como Dios manda, debía termina proporcionándoselo por sí misma. Con 19 años y este panorama, se hallaba constantemente insatisfecha con deseos de tener sexo a todo momento, le ardía el coño y nadie se lo regaba como debía de ser.

Mis abuelos (Los padres de mi madre) Vivian en Leganés al sur de Madrid, a más de media hora en autobús urbano y, mi madre se iba a pasar los días con los abuelos cuando que su marido tenía viaje por más de dos días seguidos, por no estar sola en casa. En uno de esos viajes de más de una semana, siendo verano, después de comer todos se echaban la siesta y durante la misma a mi madre la entró ganas de hacer pis, así es que se levantó, fue al baño y al volver pasando por delante de la habitación de sus padres, (dejaban las puertas abiertas por el calor) miró hacia dentro en un gesto involuntario y siguió adelante, pero de pronto se paró y retrocedió, algo le llamó la atención.

Por una cortina translúcida de la ventana de madera cerrada, entraba en la habitación una luminosidad suficiente como para ver en el cuerpo desnudo de su padre. El hombre roncaba tendido sobre la cama con tan solo los calzoncillos… eso es lo que llamó su atención, y ahora, allí parada a tan solo dos metros, pudo percibir el enorme bulto que tenía su padre bajo la tela del bóxer. Eran de esos amplios de tela, con un botón y una gran abertura por delante… En eso su padre pegó un ronquido más alto y se movió para cambiar de posición.

Mi madre pegó un brinco de la sorpresa y se encaminó rápidamente hacia su dormitorio, pero algo en su cabeza le hizo detenerse y volver atrás, retrocedió y se asomó con mucho cuidado… lo que vio marcaría su vida para siempre. A su padre se le había salido la polla  por la abertura del calzoncillo y la tenía allí delante de sus narices en todo su esplendor. Por el calor los vasos carnosos venéreos se dilatan sin ser consciente de ello, y precisamente eso era lo que ocurría con el mostrenco del abuelo. Estaba a medio empalmar, enorme, grande y gordo. Mi madre tuvo uno de su micro-orgasmo nada más verlo, electrificándole todo el cuerpo desde la pepita a las sienes, su falta de polvos no le ayudaba razonar.

Con el hambre de verga que su coño pasaba recién esposado con una picha floja, tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para no lanzarse a por el mástil y devorárselo…comérselo a bocados y desde luego, si no hubiera estado su madre durmiendo al lado, lo hubiera hecho. Con un enorme calentón se fue disparada a su dormitorio, se metió en la cama, se llevó una mano a su chorreante chochete ardiente y con el mango del cepillo del pelo metido en la raja  y sus dedos en el clítoris, se follo desesperadamente hasta que alcanzó un orgasmo escandaloso, que tuvo que reprimir tapándose la boca con su otra mano no clitoriana.

A partir de ese día se marcó como objetivo conseguir que su padre metiera aquel enorme cipote en su infrautilizada y caliente vagina…se juró a si misma que no pararía hasta conseguirlo… Mi abuelo era profesor en un instituto de Coslada, muy cerca de la casa de su hija, el marido de mi madre era un gran profesional del volante de mercancías en una empresa que tenía su sede central en Barcelona. Mi madre era administrativa autónoma en una especie de gestoría y estudiaba en la universidad A.D.E. (Grado de Administración y Dirección de Empresas), tenía el despacho en casa y trabajaba casi en exclusiva haciendo informes para la empresa de su marido… También dominaba el inglés internacional y eso la capacitaba para estar trabajando todo el tiempo que ella quisiera sin nada de competencia.

Mi abuelo iba y volvía todos los días y cuando tenía alguna reunión de departamento o un claustro extraordinario por la tarde en el instituto se quedaba a comer en casa de su hija. Su marido hacia jornada completa cuando no tenía ruta de largo recorrido, entonces esos días volvía a casa al final de la tarde, viajaba mucho a Barcelona, incluidos uno o dos fines de semana al mes. En este contexto mi madre obtenía muchas oportunidades para conseguir su objetivo, así que empezó a darle vueltas a su cabecita sobre cuál sería la mejor forma de conseguirlo. No obstante, dudaba entre hablar con su padre y decirle claramente lo que necesitaba o bien aprovechar uno de los días que se quedaba a comer y después se echaba la siesta en el sofá, para hacer lo que la hubiera gustado hacer el día que le vio la polla en su casa, por primera vez. Esta última opción era la que más le ponía, se corría solo de pensarlo. En ningún momento se le pasó por la cabeza que su padre la pudiera rechazar.

Ella siempre se llevó muy bien con su padre, mejor que con su madre, era su niña, su ojito derecho y la había dado siempre todos los caprichos. Por otra parte ella era una mujer espectacular…, ningún hombre, fuera su padre o fuera quien fuera (Excepto al parecer su marido), podría resistirse a ese cuerpazo desnudo pidiendo que la follasen. Finalmente se decidió por esta opción, así es que dicho y hecho un jueves que su padre tenía una reunión de profesores por la tarde y la había llamado para decirle que iba a ir a comer a su casa, lo preparó todo. Una comida no excesivamente abundante preferida de papá (Cocido madrileño) y una botella de vino del que le gustaba a su padre (un Blas Muñoz). Después de comer le ofreció un chupito de un aguardiente de hierbas para hacer la digestión…, su padre se tomó dos chupitos y después se fue a hacer su media horita de siesta.

Esperó a oír los ronquidos de su padre, que por la cantidad de alcohol ingerido eran más fuerte de lo habitual. Entró en el dormitorio y allí estaba tal cual lo vio en su casa, en paños menores. Su coño empezó a humedecérsele. Se desnudó completamente. Se subió a la cama y con mucho cuidado desabrochó el botón del calzoncillo. La enorme polla de su padre se abrió paso y salió completamente a tomar el aire. Las feromonas comandaban su instinto alejada del raciocinio de aquella acción que marcaría el resto de su vida. Allí estaba el objeto de su deseo, completamente a su disposición, enorme, grande y gordo tal y como ella lo recordaba. Olía bien a hombre, a macho con ese regusto entre dulzón y salado debido a la gotita que quedaría al final de la meada. No venteaba a semen, solo a testosterona madura.

Lo agarró con una mano, sin prestar la más mínima atención a la cara o los ronquidos de su padre, que al sentir el contacto, dio un ronquido más fuerte, para después seguir ensimismado en su dormitar relajado como antes. Enseguida notó como aquella cosa se empezaba a endurecer y en unos segundos adquirió una importante rigidez. Comenzó a moverlo lentamente descapullándole el prepucio, tirando hacia arriba y hacia abajo, hasta hacer aflorar todo el enorme y brillante glande. Era un cabezón con forma de casco alemán. Se agachó y comenzó a lamerlo con la lengua muy húmeda, para pasar a continuación a meter toda aquella enorme cabezota en su boca y empezar a chuparla como si fuera un rico caramelo…Y ahí fue donde su padre se despertó totalmente desconcertado.

Pero en cuanto tomo conciencia de lo que pasaba, permaneció quieto sin decir nada, dejando que su hija hiciera lo que estaba haciendo mientras el trataba de ordenar sus ideas. Luego le contaría a mi madre que siempre había soñado con que sucediera algo así, pero con pocas esperanzas de que se diera el caso… era una fantasía que había considerado inalcanzable. Le contó la cantidad de pajas que se había hecho pensando en tener a su hija como estaba en ese momento… Así es que no tardó mucho en reaccionar.

Separo a su hija de su tiesa polla, la tumbó de espalda, metió su cabeza entre sus piernas y comenzó a comerse aquel húmedo y caliente coño, con el que tantas veces había fantaseado…ahora lo tenía allí, entre sus fauces. Se lo comía con verdadera ansia. Mi madre empezó a gemir y gritar como una loca corriéndose como una fuente, llenado toda la cara de su padre con sus abundantes fluidos.

Una vez saciadas sus ansias, su padre trepo sobre su hija, se colocó entre sus piernas que previamente ella las hubo separado bien para que el padre tuviese acceso fácil, este cogió su enorme polla con una mano y la dirigió a la entrada del chorreante coño de su hija. Frotó el capullo por entre los labios vaginales y sin más dilación la embocó en la entrada vaginal, comenzando a deslizarla dentro de ella conquistando a fuerza de pequeños empujones, centímetro a centímetro dilatando el conducto al grosor paternal, hasta metérsela entera hasta los mismos cojones.

Mi madre en todo el trayecto al fondo vaginal que realizó el ariete de su padre, empalmaba los orgasmos uno con otro convulsionando de continuo… no dejaba de jadear y de gritar de placer… ¡¡Bufffff…!! Por fin tenía aquel enorme trozo de carne totalmente metido dentro de su cuerpo, alojado donde nunca pensó que podría llegar nadie. Siempre tuvo en mente que la profundidad de vagina no alcanza más de 14 centímetros, a lo sumo 16 forzándola, pero su padre le enterró de una los 25 centímetros de ancho tallo que albergaba entre sus piernas. Una vez todo dentro, el abuelo esperó unos segundos con un vaivén suave a fondo para que el coñito de su hija se amoldase al inquilino nuevo. Aquí fue donde los dos hablaron por primera vez…Mi madre entre jadeos le suplicó a su padre al verse preparada…

– ¡¡Fóllame papá, lo necesito!! ¡Necesito que me folles y que llenes el coño con toda la leche que tengas en tus gordos testículos…! ¡¡Hazlo, por favor papa hazlo…!!

– ¡Siiiii mi vida…! ¡¡Uummm…!! ¡No te preocupes! ¡Te voy a follar como no te han follado nunca! ¡Voy a dejarte el coño tan abierto que no vas a notar la picha de tu marido!

– ¡Eso es papi, ábreme bien el coño! ¡Joder papá, me llega hasta la boca del estómago!

Mi madre echó mano a su bolsa escrotal que zarandeaba dando golpes cada vez que se la hundía hasta la raíz, se la manoseaba con su dedos incitándole las bolas para fabricar más lefa… Sopesaba a su vez el par de enormes huevos colganderos de su padre.

– Los tienes muy llenos de leche ¿Verdad? Se notan pesados estos huevazos.

– No te imaginas nena como están de llenos y lo que son capaces de eyacular en una sola corrida… ¡Te voy a echar tanta leche que vas a notar el sabor de mi esperma en tu boca…!

Dicho y hecho, se puso a follársela como si no hubiera un mañana, durante más de media hora sin sacársela, se corrió al menos un par de veces y mi madre no sabe ni cuantos orgasmos tuvo… El mismo método usado instintivamente por mí, un reflejo heredado directamente de mi Padre Natural. Dicho esto se tumbo encima de ella…., separando y levantando un poco mis piernas comenzó a penetrarla despacio, se quejó un poco pero no se resistía, no decía nada, cuando llego a la barrera que declaraba su nueva virginidad se detuvo para mirarla a los ojos, ella le sonrió y los cerró, esto lo tomó como un permiso de continuar más hacia el fondo… y sin más de un solo golpe se la clavo un poco más donde nadie había estado alojado, hasta el fondo. Un intenso dolor recorrió todas sus entrañas, haciéndome gritar de dolor y placer. Se detuvo un momento para luego empezar con un mete y saca muy despacito…, en pocos minutos el dolor dejó paso al placer. Gemía de gusto, esto lo animo y aumento el ritmo de su bombeo, levantó más sus piernas y las cruzó alrededor de la cintura, provocando que la penetración fuera más profunda, pudiendo enterrar su verga hasta la raíz…notaba su glande en lo más profundo del útero y sus huevos aporrear el ano y boca del coño de mi madre  una y otra vez.

No tardó en tener otro orgasmo, aun más intenso que el anterior, mientras él aceleraba sus arremetidas. Cuando se me pasó el primer trauma, le sacó su verga, haciéndole poner a  cuatro patas… la volvió a penetrar por la coño, que ya chorreaba jugos a porrillo, mientras metía dos dedos en su ano. Después de bombearle un rato con fuerza la sacó… apoyó la punta de su verga en la entrada del culito y con una leve presión me metió la cabeza de su hermosa verga, se detuvo un instante para que se dilatara un poco, y luego la sacó al ver la extrema estrechez… se la ensarto de golpe hasta que sus huevos chocaron con mis nalgas, haciéndome soltar un gemido de dolor, espero un rato hasta que se acostumbro a su ariete y empezó a bombear despacio mientras con una mano me masajeaba el clítoris. No tardó en venirle otro orgasmo a  mi madre. El abuelo al notar que le venía la corrida, la hundió a fondo alojando todo el tallo en su coño… allí la embutió entera y aceleró el ritmo, hasta que el también se corrió dentro de mi útero, inundándolo con su semen.

No imaginaba cuanta lefa le proporcionó, solo sabe que percibió un primer lechazo y luego otros tres aldabonazos largos de que percibió con claridad, luego ya se fue aflojando en cada descarga. Lo que si sabe es que cuando se levantó para ir al baño, tuvo que taparse con una mano la raja del coño, porque la lechada que le había echado su padre brotaba y escurría por sus muslos como una fuente… Después hablaron…

Mi madre le contó la poca atención que le prestaba su marido, aparte de que por su trabajo pasaban poco tiempo juntos, así es que desde el día que vio su pollón (Le contó las circunstancias en que se lo había visto) supo que el era la solución a su problema, porque sabía que con el cariño que la tenía, no la rechazaría.

– ¿Rechazarte? La contestó su padre. – Si desde que te hiciste mujer has sido mi fantasía sexual.

Que él nunca se hubiera atrevido a tomar la iniciativa pero que ahora que ella se había decidido a dar el paso, la iba a dar todo el amor y el sexo que necesitará. Que la quería con locura y que solo con tenerla allí a su lado desnuda, ya era el hombre más feliz del mundo. Mi madre le dijo que ella también le quería muchísimo pero que curiosamente nunca había fantaseado con él, hasta el día que vio su verga y, que ahora que por fin lo había sentido dentro de ella, ya no podría vivir sin él, sin esa delicia de polla que también le había trabajado el coño llenándola como nadie, nunca lo hizo. En definitiva, mi madre deseaba que fueran amantes, y que él tenía patente de corso para usarla cuanto quisiera y como quisiera…follar a pelo era una condición indispensable y así lo acordaron…Le daría todo el sexo que necesitaba y que su marido no le daba.

Luego a continuación le comentó algo significativo… – A ver papá, tengo que comentarte algo muy importante que quiero que sepas…

Y ahí le dijo que ella no estaba tomando ningún tipo de precauciones, porque quería quedarse preñada…ser madre cuanto antes, para cuidar de su hijo siendo joven aún. Hasta ahora no se había quedado por lo poco y mal que la follaba su marido o porque su esperma tenía algún tipo de incompatibilidad con fecundarla…, claro, ahora con la cantidad de esperma que le iba a meter para el cuerpo en cada eyaculación que se le suministraba, lo más seguro era dejarla preñada más pronto que tarde.

Y es que le deponía la lefa en la misma boca del útero. Eso en principio preocupó a su padre, que se quedó pensativo unos segundos, pero luego enseguida reaccionó.

– Hija que le vamos a hacer, si eso es lo que deseas, estaré encantado de ser el padre de tus hijos, inundaré tu útero una y mil veces con mi esperma… mis soldaditos se encargaran de hacerte una buena panza ¡Cariño, te preñaré tantas veces como tú quieras, hija mía!

Buffffffff… Estas palabras fueron un detonante para mi madre y de pronto le salió la hembra deseosa de ser preñada que llevaba dentro y junto con el morbo de que el que la preñara fuera su propio padre, al que admiraba cual tótem imperturbable por el tiempo, la convirtió en una fiera en celo, deseosa de ser poseída… Se lanzó a por su padre, se montó encima, cogió su polla la dirigió a su palpitante coño y se sentó sobre ella clavándosela hasta dentro, su padre comprendiendo su rebeldía, la agarró con las dos manos del culo y comenzó a darle la follada que ella necesitaba para calmar sus ansias… Mi madre comenzó a gritar como una loca.

– ¡¡Preñame papá…!! ¡Preña a tu niña…! Inunda mi útero con tu potente semen… Siiiiiiiiiii… Quiero tener un hijo tuyooooo… Ahahah… Ahahah… ¡Hazme una panza enorme!

Estaba como poseída… Su padre trato de irla calmando desacelerando sus penetraciones, que en esa posición eran muy profundas y con su enorme polla podía llegar a hacerle daño, pero daño no parecía que le hiciera, porque entre frase y frase gritaba de placer teniendo un orgasmo intenso y continuo. Y cuando su padre inundó sus entrañas de espeso esperma, la perra en celo en que se había convertido mi madre, fue consciente que en ese momento su padre la acababa de preñar… como así debió ser, porque en ese momento estaba en sus días fértiles y ya no volvió a ver su regla hasta diez meses después.

Sintió el latigazo de la primera convulsión del abuelo, se hinchó el glande y disparó un potente chorro de leche contras las paredes vaginales de su hija. Mi madre se percató del trancazo y un segundo seguido a este con la misma o más fortaleza que anegaba todo el cubículo de su fondo vaginal. Ella arqueaba su espalda insertándose más se cabe el inyector paternal hasta frotarse con firmeza su vulva y clítoris contra la gran pelota formada por los testículos de su padre, luego los masajeaba para que le diese todo producto seminal en tanto expelía chorro a chorro todo el semen que la preñaba en esos instantes.

Como era consciente de que las probabilidades de haber quedado preñada su padre eran muchas, el siguiente fin de semana consiguió que su marido la follara un par de veces para poder justificar su más que probable fecundación paterno-filial… Afectivamente, a los nueve y tres días tuvo un hermoso niño… Yo.


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¡Joder…! La había escuchado atentamente y su historia me había dejado atónito y súper excitado. La historia rebosaba morbo por todos lados, y ahora, ese niño, el hijo que tuvo con su padre era el que se la estaba follando, ocupando el puesto vacante de amante dejado el padre de ambos. Mi madre había estado follando con su padre durante 16 años y ahora estaba follando con su hijo… ¡Que pasada! Pero, por si todo esto fuera poco, mi madre me tenía reservada otra sorpresa aun mayor y visto lo visto, creyó que ese era el momento más oportuno para dármela…

– Bueno mi amor, pues ahora ya conoces la historia de cómo y por quien fuiste concebido… Con mucho amor y consentimiento mutuo por parte de padre e hija. Y continuó diciendo tras una breve parada reflexiva. – Mi padre me preñó porque yo le busqué y así lo quise y de esa decisión propia naciste tú, mi queridísimo hijo, lo que más quiero de este mundo, mi amor, mi vida y ahora también mi joven amante… Pues bien, de la misma manera y también porque ese es mi deseo, ahora quiero que me preñes tú ¡¡ He tenido un hijo con mi padre y ahora quiero tener un hijo con mi hijo!!

Joder… Joder, aquello sí que no me lo esperaba, yo siempre había pensando que mi madre tomaría algún tipo de precauciones anticonceptivas, más si somos familia. Sin embargo… ¿por qué no había vuelto a quedarse preñada desde que me tuvo a mí? Y por tanto nunca me había preocupado de ese tema, ni habíamos comentado nada al respecto desde que habíamos empezado a follar hacía ya más de dos meses, tiempo en el cual ella había tenido sus correspondientes reglas, durante las que lógicamente no teníamos coitos, pero sí sexo…

Una vez superados los primeros momentos de sorpresa, la idea de preñar o fecundar a mi madre metió una sobrecarga de morbo en mi cabeza que hizo que mi polla diera un salto y que mente aceptara el deseo de mi madre como suyo propio… ¡Vaya, preñara a mi propia madre a mis 16 años…! ¡Qué morboso todo!

Cuando conseguí controlar mis emociones la contesté rápidamente… – Si ese es tu deseo mamá, por mi encantado, supongo que ya lo tendrás todo bien pensado.

– Gracias mi vida, sabía que podía contar contigo y… Sí, efectivamente lo tengo todo bien pensado. Dentro de un par de días me tiene que venir la regla y tendría que empezar a tomarme la píldora, que es el método anticonceptivo que uso. Como puedes imaginar No me la tomaré y diez días después empezaremos a “Escribirle a la cigüeña”… Jajaja

Reí la ocurrencia de mi madre también. Es una organizadora nata, lo piensa y planifica todo con total precisión y en algo tan importante para ella no iba a ser menos. Efectivamente, dos días después le vino la regla y pasados diez días empezamos los “trabajos” para tratar de cumplir los deseos de mi madre, que además me puntualizó que quería que fuera una niña, para tener la parejita ¡No sé cómo le iba a decir a mi polla que solo le hiciera la panza de niña! A partir de ese día fallábamos siempre en la posición del misionero, manteniéndome dentro de ella sin salirme, hasta que me corría mis dos veces correspondiente en cada follada, según tradición familiar.

Me escurría a fondo los huevos…Mi madre quería todo el semen dentro de su útero, todo y más del que mis testículos pudieran producir diariamente. Cada vez que follábamos se repetía el mismo repertorio, con pocas variaciones… Mi madre, cada vez que percibía los chorretazos de lefa inundando sus entrañas, se volvía loca de placer y gritaba como si la estuvieran matando…

– Siiiiiiiii… Asiiiiii… Asiiiiii… Mi vidaaaaa lléname con tu lecheeee… Preñameeeeee… Preña a tu madreeeeee… Bufffff Ummmm

Y otras veces…

– Siiiiiiii…. Hijo miooooo… Preña a tu madreeeee… Quiero una hija de mi hijooooooo… Dame todo tu esperma… Lo quiero todo dentro de miiiiiiii… Ahahah… Ahahah… ¡Qué bien me llenas! Me recuerdas tanto a nuestro padre…

Yo cuando la oía decir estas cosas me ponía como una moto y también me despachaba a gusto dándole pollazos profundos, hincándome con dureza enterrandola en profundidad…

– Siiiiii… Mamaaa… Te voy a preñar… Buffffff… Toma toda mi polla. Ya me llega la leche  Bufffff… Ummmm Aaaggg… Estoy inundando tus entrañas con mi leche calentitaaaaa… Bufffff… Joderrrrrrrr… Que pasadaa… Ahahah…

Yo creo que nunca tuve unas corridas más intensas y abundantes. Cuando terminábamos y mi madre se levantaba para ir al baño, chorreaba semen por sus labios vaginales, con el coño entreabierto del boquete que le dejaba con mi ancha verga. A pesar de taparse el coño con sus manos, el continente vaginal no era suficiente para mis exasperadas y voluminosas corridas. Ciertamente pese a mis 16 años, mi producción de semen era mucho más grande de lo normal, también lo producía mi Padre y por eso no nos extrañamos que de un día para otros vuelva a tener disponible entre 15 y 20 cm3 de esperma, lo que supone al menos cuatro o cinco grandes chorros de lefa espesa, y otros tantos de menor envergadura. De igual manera que mi madre era capaz de soportar la verga de nuestro Padre que superaba los 25 cm, y eso es debido a una cadera ancha con el canal del parto muy grande, propio de la evolución en buenas hembras progenitoras que ha dado la raza humana… mujeres seleccionadas para engendrar muchos hijos y parirlos con facilidad en pro de la repoblación

Pasaron los días y ya no volvió a ver la regla, quedó preñada a la primera… Estuvimos follando intensamente hasta la semana 33 con una enorme panza y tetas hinchadas, con unos pezones oscuros que me encantaba chupar… Ummmmmm. A las casi 37 semanas  parió una preciosa niña, vivo retrato de su madre, nuestra madre. Mamá consiguió su reto y su más íntimo deseo a los 35 años… ¡Ya tenía la parejita! Y yo, con 18 años tenía una hija y una hermanita con la que entretenerme… Jajaja. No había más que empezado el bachiller y ya era padre y por supuesto el que más follaba del instituto, con diferencia.

De puertas adentro, para nosotros era nuestra hija, obstante legalmente y socialmente, era mi hermana pequeña Ariana. Terminé el bachiller humanístico y me gradué en la carrera de derecho mercantil en la Universidad Rey Juan Carlos I y abrí un bufete junto con mi madre. Socialmente éramos madre e hijo, con todo tipo de comentarios y habladurías, porque siempre íbamos juntos a todas partes y no se me conocía novia alguna… Enmadrado o marica era lo que opinaban de mí, porque no había tenido ninguna relación de pareja desde que mi partner era mamá… ni ella tampoco y ofertas no nos faltaban de todo tipo.

En nuestra intimidad hacíamos vida matrimonial, al principio dormíamos juntos, pero cuando nuestra hija fue haciendo años, comenzamos a dormir separados y de cara a ella, siempre la tratamos como mi hermanita pequeña. Pero los genes eran los genes y en nuestra familia el incesto lo llevábamos en la sangre formando parte de la cadena de ADN. Enseguida mi madre y yo nos dimos cuenta que mi hermanita poseía una predilección por estar siempre cerca de mí, ser su valor máximo en todo… guapo, alto, fuerte, inteligente y todo lo que se le podía pasar a una niña de 6 años, 7, 8 y hasta de 10 años, pero mucho más desde que se hizo mujer, comenzó a sentir una irresistible atracción por mí (Para ella su hermano mayor y su ídolo) También era su único referente masculino y ejercía de padre, era innegable.

Según fueron pasando los años, el vínculo con Ariana era mayor, no teníamos secretos en casa con respecto al sexo, nos mostrábamos impúdicos los tres desde bien pequeña y llegado a los momentos de la pubertad, todo atisbo de pudor no existía, simplemente porque en el fondo la atracción se fue haciendo cada vez más evidente y deseada por ambos. Mi madre y yo lo comentamos y los dos coincidimos en que en algún momento ella iba a atravesar, la cada vez más delgada línea roja que la separaba del incesto con el que ella creía que era su hermano mayor…Mi madre me preguntó que cual sería mi reacción si ella se decidía a dar el paso, porque sabíamos que la nena ya conocía que su madre y su hermano eran algo más que eso cuando definitivamente nos cazó follando aquella tarde….


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Mi mamá es una cuarentona muy sexy, digamos que se puso en forma para que los hombres la mirasen y darle en la cara a mi padre que nos había dejado tirados hacía mucho tiempo, aunque en verdad tenía otro sentido mucho más cercano. De por sí mi madre ya se cargaba unas grandes tetas bien firmes y un culo de ensueño, se le formaban unas curvas deliciosas con su cinturita que marcaba el gran culo respingón que tiene, acentuando sus cadera anchas de Madona, las mismas que he heredado. No parecía una puta, porque no se vestía como tal, solo que en la casa se paseaba en bragas y largos camisones, la más de las veces si sujetador, dejando que se marcasen los pezones. Fuera de casa siempre era una mujer formal que emanaba respeto y profesionalidad.

Mi Hermano mayor no solo se preocupa por sus músculos y mujeres, está muy marcado del abdomen, pecho y brazos, le encanta presumirlo… sin embargo es inteligente. Es el hombre de mis sueños…Guapo, inteligente, vigoroso y muy bien dotado para follar. Un día que salí mucho más temprano del colegio me dirigí a casa y al llegar entré sin ruido, serví un vaso de agua en la cocina, cuando escuché una conversación que venía del cuarto de mamá. Se me hizo raro porque a esta hora del día normalmente la casa estaba sola, me acerqué sigilosamente y vi que la puerta estaba entre abierta, me asomé y vi a mi hermano solo con una toalla, parado enfrente de la cama, y mamá sentada a un costado de esta.

– Te lo dije, lo que hacemos está mal, ya no se puede repetir. La niña sabe cosas y en algún momento tendremos que decirle la verdad… ¡¡Follar como animales no me ayuda a pensar!!

– ¡Vamos, sé que te gusta porque sé que disfrutas! Aparte solo es un juego, ¡Vamos mamá!

– Ay Dios esté Niño, un juego. ¿¡Llamas un juego a preñarme?! Puso la mano en la frente.

– ¡Por favor, estamos solos!

Dejó caer la toalla y vi algo me intimidó, unos 20 cm o más de verga muy gruesa con un capullo blanco descapullada al tener el prepucio retraído.

– ¡Eres un cabroncete! ¡Sabes que no puedo decir que no a esto! Mamá agarró su verga y se la empezó a menear, su blanca cabeza se descubría y cubría con el prepucio.

– ¡Vamos, mámala! Mi hermano agarró del cabello a mamá y tiró hacia su verga.

Mamá la empezó a chupar como si no hubiera un mañana, demonios se la tragaba muy bien, seguro ya lo habían hecho varías veces por lo bien que se compaginaban. Me entró un enojo enorme, quería darle un puñetazo a mi hermano en la cara por follarse a mamá, pero era tan excitante verles me calentaba el coño como nunca imaginé. Mi madre solo estaba con una camiseta de tirantes muy holgada que él levantó para amasar sus tetas, son grandes y hermosas… las moldeaba y apretaba su hijo sacándole gemidos de puta.

Mamá se estaba ahogando en la polla de mi hermano y él solo la empujaba más follándole la boca…, parece que le entró toda. Cuando la sacó estaba muy ensalivado y quedo un hilo de baba desde la boca de mi madre a esa verga.

– Sí, qué bien la chupas, ya extrañaba a mi perra favorita y su garganta profunda.

– Hazme tuya Hijo, me tienes como a una perra en celo ¡Necesito que me folles y me folles bien! Acaba con todo este arsenal dentro de mí, dijo con saliva escurriendo de su boca

Mi mamá se levanto y mi hermano le quitó la camiseta por completo y le bajó sus bragas rápidamente, luego la empujó a la cama, mamá cayó y él se agachó entre sus piernas para comerle el coño a su madre. Era rosadito y muy bonito con labios internos salidos… unos del tipo “La caperucita roja”, se llama así por la forma que dibuja su contorno: la zona del, capuchón,  allí dónde se juntan los labios menores, es ligeramente más grande y, como consecuencia, ¡esconde al clítoris! Le empezó a lamer, la lamía y escupía, los gemidos de mi mamá eran muy fuertes cuando le chupaba el clítoris o le metía la lengua en su coño.

– ¡¡Lo haces tan bien hijo!! ¡¡Aaaah!!

Mi hermano la lamía mientras le metía los dedos, entraron fácilmente y la empezó a masturbar, unos minutos después. Él se paró y levanto las piernas de mamá poniéndolas en sus hombros, luego acercó su verga a la entrada y la fue metiendo poco a poco. Esa posición me daba una muy buena vista… esos 20 cm desaparecieron por completo. Empezó a embestir fuertemente contra su vagina acompañada de los gritos de placer de mamá, estuvo así por unos minutos hasta que le dio la vuelta a mamá poniéndola como a si fuera una puta perra a cuatro patas.

– Ya extrañaba este gran culo, ¿es solo mío me oíste? Siempre vas a ser mi puta.

– ¡¡Sí mi amor siii!!

Le empezó a lamer el culo, lo abría con ansias y pasaba su lengua por ahí dejando mucha saliva, no puedo creerlo. Admito que le he dedicado muchas pajas a mi hermano pero mi madre ya se lo estaba follando… que enojo y que ganas de hacerlo mío y yo su puta también Mi hermano le estaba restregando la verga en su ano, pero eligió meterla por la grieta vaginal, y así acoplados como perros, mi hermano se follaba a su nuestra madre durante diez minutos, el sonido de sus jadeos y gemidos, unidos a los choques de sus carnes en un chapoteo interminable. De vez en cuando mi hermano se elevaba follándosela desde arriba, y era el momento que me ofrecía la mejor panorámica de la verga entrando en el coño de mamá, sus grandes huevazos agitándose y el tramo robusto del perineo con claridad nítida. Se la hincaba duro hasta el fondo a un buen ritmo, hasta que se corrió dentro de ella, a pelo, lo cual quiere decir que no le importaba que la preñase otra vez.

Cuando todo se hubo calmado me alejé de la puerta rápidamente, creo que mi hermano me vio, pues era el único que me podía ver desde su posición reflejada en el gran espejo de la cómoda. A pesar de ello, simulé entrar dando gritos de advertencia, para no arriesgar. Oí movimiento vertiginosos, creo que los dos dieron un brinco… luego escuché la puerta del cuarto cerrarse rápidamente y todo se calmó.

– Hola, hoy he salido temprano, ¿no hay nadie? Gritaba sin contestación. Me encerré en mi cuarto y me hice una mega paja llenando de fluidos las sábanas. No me importaba, que la lavara la puta de mi madre. Ella no tenía derecho a robarme a mi amor. Durante una semana no les dirigí la palabra y fue entonces cuando me contaron “LA VERDAD FAMILIAR”


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Contesté a mi madre que cuál querría ella que fuera mi reacción…Y claro, mi madre me contestó lo que dada su experiencia, sabía que me iba a contestar. Que mi actitud debía ser la misma que tuvo su padre cuando ella traspasó la línea roja del incesto y me pidió que la prometiera que así lo haría si se presentaba la ocasión. Evidentemente yo se lo prometí, y así quedó la cosa, sabiendo los dos que los genes terminarían empujando a nuestra hija hacia el incesto. Tras pillarnos follando y una semana de rebeldía, le adelantamos parte de la verdad familiar… que yo era hijo del abuelo y el incesto era nuestra Cruz y Secreto.

Mi hermanita cumplió la mayoría de edad para nuestra familia en cuestiones de sexo total y había sido fiel custodio de nuestro secreto familiar. Mamá cumplía ese año los 50 años y le sobrevino la menopausia, lo que le dio un nuevo giro a su vida y a la nuestra, ahora solo era posible mantener la estirpe con nuestra hija, creo que esa posibilidad nos unió aun más a mi “hermanita” y a mí.  

Una noche estando durmiendo, algo me despertó súbitamente y cuando reaccioné vi como mi hija chupaba la polla y me miraba con ojos de niña pícara, atrevida y juguetona… Lo que mi madre y yo sabíamos que iba a pasar, estaba pasando y además de la misma forma que había empezado mi madre la historia incestuosa de nuestra familia… estoy seguro que bien aleccionada por la madona de la familia…. Yo por supuesto me dispuse a cumplir la promesa a mi madre y además la iba a cumplir con muchísimo gusto, faltaría más.

Mi madre le había dado el relevo a la pequeña con el consentimiento total para que la hiciese mía, mi nueva esposa y tenerlas a las dos a mi entera disposición de uso y disfrute. Era mi pequeño Harem de hembras gustosas por satisfacer al varón en todo, especialmente en engendrar retoños que se uniesen al “Incesto encadenado” familiar. Aquella preciosidad que era mi hija, en nada cumplió la edad, me la beneficiaba a mi entera disposición, con un cuerpo perfecto, lleno de curvas sinuosas, unas tetas increíbles, cintura estrecha, anchas caderas como nuestra madre para ser una perfecta madona…, vientre plano y culo redondito en dos nalgas diáfanas por una profunda raja.

Pero, consideré que antes de dejarla dar ese importantísimo paso para su vida, mi “hermanita” tenía que conocer toda la verdad, para que fuera realmente consciente de que lo que iba a hacer, no lo iba a hacer con su idolatrado hermano mayor, sino con su Padre. Así es que tomé con mis manos su cabeza y la separe con suavidad de mi polla. Ella me miró sorprendida y disgustada, pensando que no iba a entrar en su juego, que la iba a rechazar. Mirándola con cara de comprensión y amor…

– Espera un momento, cariño, porque antes de que sigas tengo que contarte algo muy importante…

Ella, comprendiendo en ese momento porque la había parado, esbozó una sonrisa de alivio.

– No te preocupes Papá, porque lo sé todo… mamá hace años me lo explicó.

Joder, me quedé de piedra… Mi hija me contó que su madre, nuestra madre, se lo había contado todo, también le contó que, dada la evidente pasión que sentía por mí, quería que supiera que si en algún momento se decidía a dar el mismo paso que ella dio en su día con su padre, yo no la rechazaría. Nuestra madre, la maravillosa mujer practica y eficiente, lo había dejado todo encauzado antes de que la nena cumpliese los 16 años, que cuando comenzó a tener esos picores de coño sin saber muy bien a qué se deben. Los dos nos fundimos en un abrazo, la besé en los labios tiernamente y le miré a los ojos directamente…

– ¡¿Estás segura que quieres hacerlo?!

Ella sin dejar de abrazarme y besarme, totalmente sobreexcitada.

– Si Papá… Quiero hacerlo, que seas mi primer hombre, quiero perder mi virginidad contigo, que me hagas el amor y también me folles… ¡Quiero que me preñes como a mamá!

Me puso como una moto la chiquilla, comencé a besar sus labios con pasión y su boca, luego la tumbé, y la seguí besando, bajé hasta sus tetas y comencé a comérmelas, a chupar sus pequeños y rosados pezoncitos, seguí bajando, besando su barriguita, esa barriguita, ahora tersa y plana, que ella quería que yo le engordara con mi simiente. Continué bajando, metí mi cabeza entre sus muslos y comencé a comerme aquel precioso chochito… ¡Ummm! era perfecto. Entreabrí sus sonrosados labios menores, introduciendo mi lengua en la entrada de su lubricada vagina, busqué su escondido y diminuto clítoris con mi lengua, lo encontré y comencé a chupárselo, succionándolo y masajeándoselo con mi lengua. Mi hija se retorcía de placer y al igual que su madre tenía micro orgasmos que inundaban mi boca con los jugos que dichos orgasmos producían.

Una vez satisfechas mis ansias de coñito, trepé entre sus piernas, apunté mi verga a la entrada de su virginal vagina y comencé a meter mi enorme estoque… en esos momentos alcanzó su máximo esplendor dentro del lubricadísimo chochito de la nena. Pensé que sería imposible que cosa tan monstruosa pudiera entrar en aquel pequeño agujero y como no quería hacer ningún daño a mi queridísima hija, comencé a introducírselo despacito, avanzando centímetro a centímetro dentro del estrecho y suave conducto, expidiéndolo con delicadeza… no noté el himen, o se lo rompí sin darme cuenta.

Todo hay que decirlo… Entraba muy ajustado, pero resbalaba suavemente, debido a la buena lubricación expelida por tan sabroso coñito…, hasta que por fin, entró por completo, sin ningún impedimento ni gesto de dolor de mi hija (Mi hija hacia mucho deporte, incluido bicicleta de montaña y en algún momento debía habérsele roto el precinto de desvirgado. Mejor de esa manera la desfloración no tendría el desagradable sangrado). Parecía increíble que la virginal vagina de mi hija pudiera haberse tragado los 26 cm de rabo…Dentro de mi hija y percibía las contracciones de su vagina, que trataba de adaptarse a lo que le acababa de invadir en sus entrañas. La cría asistió  tensa y expectante al proceso de penetración como la polla de su papá desaparecía por su rajita poco a poco…

– ¿Estas dentro papi…? ¿Está toda dentro de mí? Mamá me dijo que con mis caderas anchas tengo un coño profundo que pueden tragar vergas tan grandes como la tuya…

Yo mirando aquella preciosa cara con sus ojos abiertos expectantes, esperando mi respuesta… – Si mi vida, si hija mía, estoy dentro de ti, totalmente dentro de ti y ahora voy a follarte con todo mi amor y pasión, voy a inundar tus entrañas con mi semen y voy a preñarte, ¡¿Que es lo que tu deseas… verdad?!

Comencé a moverme, sacando y metiendo mi polla en el coño de mi hija, despacito, suavemente, disfrutando del placer que me proporcionaba el roce con la suave y lubricada piel de su estrecha vagina. Ella respingaba con la sensación del roce de mi orondo glande en sus paredes, convulsionaba entre jadeos, gemidos de placer…

– Siiiiiii… Papaaaaa… Follameeeee… Folla a tu hijaaaa… Llename con tu lecheeeeee… Preñameeeee… Preñameeeee… Ahahahah… Ahahahhhh

Mientras se retorcía de placer, su vagina se contraía en una especie de orgasmo continuo y movía sus caderas buscando instintivamente una mayor penetración y roce para duro. Acelere mis penetraciones, haciéndolas más rápidas y profundas cuando aquel coño se ensanchó dando cabida a mi mazo, sentí como una descarga eléctrica detonaba en mis testículos, metí mi polla hasta el fondo y me quedé quieto unos segundos, después agité la cadera con pequeños vaivenes en lo profundo de su vagina, justo antes de comenzar a eyacular. Le inyecté tres buenas descargas de semen en lo más profundo del cuerpo de mi hija que se las hice notar…, nada más percibirlas ella abrió los ojos de gusto o sorpresa…

– Ahora sí papi, ¡He notado tu leche saliendo fuerte! Gritaba mi hija. ¡Ummm! Síiii papi más.

– Cariño me estoy corriendo dentro de tiiiiiiii… Ahahah… Estoy inundando tus entrañas con mi primera descarga de leche… Ahahah… Te estoy preñandoooooo… Lo notas… ¡Estoy preñando a mi hijaaaaaaaa…! Ahahah… Ahahah…

Mi hija se volvió como loca, clavó sus uñas en mi espalda, me rodeo con sus piernas y me apretó contra ella, como si me quisiera meter entero dentro de su cuerpo, mientras tenía un húmedo y escandaloso orgasmo y gritaba entre suspiros y jadeos. La besaba con lujuria en tanto soltaba chorro a chorro todo mi contenido seminal. Nos comíamos las bocas, la legua de ella luchaba con la mía, me la mamaba y yo a ella entre cortes orgásmicos.

– Siiiiiiii…. Ahahah… Siiiiiiii… Lo estoy sintiendooooo… ¡Bufffffff! Siento como tu leche caliente inunda mis entrañas, papi… Siiiiiiii… Ahahah… ¡PRÉÑAME PAPÁ! Préñame… Quiero un hijo tuyoooooo… o dos. ¡¡Lo necesitoooooo… Lo necesitamoooo…!! Ahahah… Sí, sí, sí por favor quiero tener muchos bebé tuyos ¡Vamos papá…Hazme una gran Panza! ¡Saca toda leche de tus rollizos huevos y hazme una puta preñada bien panzona!

Cuando por fin terminé de inseminar a mi hija, dejando dentro de ella hasta la última gota de semen de mis testículos, los dos nos relajamos besándonos cariñosamente, nos  acariciábamos decidiéndonos cosas que nunca nos habíamos dicho y el momento lo pedía.

– Te quiero hija mía, eres maravillosa e increíble. Ha sido uno de los momentos más intensos y maravillosos de mi vida que nunca olvidaré… igual de emocionante que cuando penetré y me vacié dentro de mamá.

– Yo también te quiero papá, muchísimo. Para mí también ha sido algo maravilloso, me lo había imaginado muchas veces, pero la realidad ha superado cualquier cosa con la que hubiera fantaseado. Mamá ya me advirtió que era algo único, que solo se puede vivir para saber que se siente. Ahora sé que soy solo tuya ¡Te pertenezco en todos los sentidos! Sin ti no existiría y sin ti no gozaría de la vida como lo estoy haciendo.

– Tienes todos los ingredientes de la familia a la que pertenecemos. No somos capaces de gozar más de la vida, del sexo y de los sentimientos, si no es de esta manera entre nosotros.

– Tienes razón papá. Pensé que me dolería, que no podrías meter ese pedazo de polla dentro de mí, siempre pensé como sería, al menos la primera vez y… Cuando me dijiste que estaba toda dentro, casi me desmayo de la emoción. Es tan grande que me daba la impresión de desplazarme el estómago hacia arriba en cada empujón. Al mismo tiempo notaba tus huevos azotándome en mi coño y culo… ¡Eso también me estimuló mucho!

– Mi niña… Yo también empecé a metértela con miedo, pensaba que no entraría y no deseaba hacerte ningún daño, pero increíblemente se deslizó dentro de ti, muy ajustada, pero sin ningún problema, hasta que entró por completo… No te imaginas el placer que he sentido durante todos los segundos que duró el proceso de penetración y ensanchamiento vaginal…y el culmen la tremenda eyaculación. La primera que recibe mi niña en su útero.

– Siiiiiii, gracias papá… Y Sí que me imagino tu placer, porque yo, aunque estaba un poco tensa, también sentía ese mismo placer increíble, apreciando tu enorme verga larga y ancha, dura y firme abriéndose paso en mi estrecha gruta…, metiéndose cada vez más dentro de mí. Haciéndome una mujer… TU ESPOSA. Y luego sentir como entrabas y salías sin ningún problema, sin molestia pero bien apretada por mi coño… ¡Solo delectación con tus inserciones! Me has follado muy bien, papá… pero que muy bien.

– ¡Entonces te ha gustado la primera vez! Es la más difícil y la más traumática para la mujer.

– En absoluto papi, ha estado espectacular, sobre todo cuando te corriste dentro de mí, en lo más profundo de mi vientre. Notaba el calor de tu semen, a la vez imaginando como tus primeros espermatozoides buscaban ansiosos mi óvulo para fecundarlo… ¡¡Buffff…!! Ha sido increíble… Sin duda la mejor experiencia de mi vida. ¡¡Gracias papá…Te amo con locura!! Has sido el primer hombre que has entrado dentro de mi cuerpo y te prometo que por mi parte, desearía que fueras el único… el único quien me sembrara preñándome cuantas veces desees… Quiero ser tu hija, tu mujer, tu amante y tu puta ¡Todo en una!

A todo esto ella se había encaramado encima de mí hablándome tan cerca de mi cara que su aliento me rebozaba toda la faz. Con un gesto de su cadera consiguió meterse la polla en su coñito, y allí seguía con mi polla dentro de mi hija, escuchando entre ilusionado y sorprendido…

– Papá, no te salgas, ahora quiero que me vuelvas a follar con suavidad, sin prisas… Ahora que ya no estoy tensa y que sé que no me va a doler…, quiero disfrutar del suave roce de tu polla bien dura dentro de mi vagina cálida y húmeda. Papá deseo que me des un orgasmo largo e intenso, disfrutando cada segundo de placer, sin gritos, solo sentimientos profundos, siendo plenamente consciente que quien me está proporcionando ese inmenso placer es el hombre que me dio la vida, la persona que más quiero del mundo, mi Padre…

Esas palabras de mi hija hicieron que mi polla adquiriera inmediatamente toda su dureza y esplendor, al notarla rígida dentro de su coñito, comenzó a moverme dentro de ella me había sugerido… con penetraciones lentas pero profundas, disfrutando del roce de cada centímetro de su suave, caliente y palpitante vagina recién estrenada… un coñito que usaría durante años y años. Miraba la cara de mi hija…. Tenía los ojos cerrados y la boca abierta, inhalando aire con bocanadas profundas y soltando solo unos ligeros gemidos… Ah, Ah, Ah.

Cuando llevábamos así un rato, de pronto mi hija abrió sus ojos, como si se despertara de un sueño, ante la inminente llegada de su orgasmo y me dijo de forma apremiante…

– Papá no pares por nada del mundo… Me corrooo…Ummm sí me estoy corriendo ya papi Aaggg ¡Méteme tu lengua en la boca, déjame que chupe tu lengua…! Así como antes. Me gusta correrme mamándome tu boca húmeda.

Inmediatamente acerqué mi boca a la suya e introduje mi lengua dentro…Mi hija empezó a chupármela con pasión, al tiempo que convulsionaba en un orgasmo intenso, provocando con las fuertes contracciones de su vagina, su vientre y todo su cuerpo. Más calmada, volvió a cabalgarme… – Ahora te toca a ti papá…. Se movía con fiereza, sus cadera habían aprendido a moverse por pura intuición. Perreaba con su padre de tal forma que me hacía dudar si era la primera vez que follaba esta niña.

– Deseo que tú también te corras de nuevo papi. Vamos dámelo otra vez ¡Se que tienes una abundante segunda ración de papitos para metérmelos bien dentro del útero! ¡PRÉÑAME!

Joder, que efecto me causó la forma en que mi hija chupaba mi lengua… En los besos húmedos con lengua normalmente se dan algunos chupetones, pero a mí nunca me la había chupado mi madre así y fue una experiencia muy agradable, que se quedaría para siempre en nuestras relaciones futuras.

Más tarde, una vez que nos duchamos, hablamos sobre todo lo que había pasado, porque había pasado y lo que ambos queríamos que pasara en el futuro. A partir de ese día vivimos una verdadera luna de miel, incluso nos fuimos de vacaciones a la playa los tres, como un trío de enamorados cualquiera que aparentaba ser una familia feliz y armonizada. Nos organizamos para repartir mi amor a las dos, más a la pequeña que a mamá si deseábamos obtener el objetivo de hacer extensa nuestra familia….Tardamos cuatro meses en que se quedara preñada…, ya empezábamos a estar un poco mosqueados, porque no tenía mucho sentido que no se quedara preñada con la jarta a follar que nos pegábamos, dándole a su coñito la mejor ración de esperma.

Ella quería un niño (Me imagino porque), pero tuvimos una preciosa niña, que hizo a mi hija madre con 17 años, los mismos que yo tenía cuando nació ella. Mi nena me hizo padre por segunda vez, pero también “abuelo” (Con tan solo 34 años) al ser hija de mi hija, pero sobre todo, legalmente y de cara a la sociedad, “tío”, porque era la hija de mi “hermana” y por lo tanto mi “sobrina”. Es un poco lío, y realmente no están inventados los verdaderos nombres para asignar el parentesco en los casos de incesto encadenado como el nuestro.

Mi hija estudió también una carrera vinculada a la empresa, gestión y administración. Al finalizar el Grado de Derecho Empresarial, comenzó a trabajar con nosotros en la gestora como socia de pleno derecho desde el primer día.

Yo tenía como primer apellido el de mi padre y como segundo el de mi madre (Como era lo normal) pero mi “hermana” al nacer de madre divorciada, tenía los dos apellidos de nuestra madre, por lo que solo coincidía mi segundo apellido con el primero de mi “hermana”. Creamos una nueva empresa S.A.S. (Sociedad de Acciones Simplificada) en la que como era habitual en otras de carácter familiar la llamamos con el primer apellido de cada socio, resultó que llevaba mis dos apellidos con el anglicismo “&” en medio… (Garbo & Díaz consultores)

Mi padre legal, que nunca supo que yo no era hijo biológico suyo, murió con 70 años y como único heredero suyo que era legalmente, me dejó una cuantiosa herencia, con la que aproveché para montar un pequeño holding en una de las mejores zonas de negocios de Madrid, yéndonos a vivir también por esa misma zona muy cerca de nuestras oficinas centrales.

En nuestra vida social nosotros mantuvimos siempre el estatus de hermanos y de cara a nuestra hija también, pero además el de “pareja” compartida con mamá, puesto que dormíamos juntos indistintamente e incluso los tres, cosa que para ellas resultó totalmente normal, porque era lo que había visto desde siempre…

Siendo como somos gestores de activos empresariales de PYMES nos rodeamos de abogados, entre ellos de penales y según nos avalan, nosotros tenemos muy claro que en España el incesto no es ningún delito, por lo que, aunque evidentemente no lo vamos pregonando, tampoco tratamos de ocultar nuestra relación a toda costa, además mantenemos una vida social muy reducida, muy ligada a nuestro trabajo y viajamos mucho (Todos los fines de semana los pasamos normalmente fuera de Madrid)

Esta vida con marcada diferencia entre la vida social y la laboral, hace que muy pocas personas conozcan nuestra relación como pareja…. Con quien nos relacionamos ocasionalmente como trío liberal, no saben que yo soy hijo y hermano de mi madre y padre y hermano de mi hija, todos creen que tengo un idilio swinger con una madre y su hija.

Recientemente mi “sobrina-hija” ha cumplido los 6 años, y comienza a hacerse preguntas… creemos que ha llegado el momento de desvelarle la verdad familiar. Mi “hermana” y yo decidimos que era el momento de contar a nuestra hija toda la historia de nuestra familia y así lo hicimos un sábado por la noche, después de cenar. La niña, después de la sorpresa inicial, como es normal, nos cosió a preguntas, algunas muy íntimas, quería saber todos los detalles, sobre todo en lo relativo a su madre, su abuela, su bisabuelo… y a mí.

Se lo contamos todo y con el nivel de detalle que ella nos requería demasiado tiempo, iba observando su reacción a cada respuesta a sus preguntas y me di cuenta que la niña se no extrañaba la situación, es más parecía excitada con los detalles que su madre la daba con el  primer encuentro…Su cara se había enrojecido mirándome, de la misma forma que me miraba su madre a su edad, cuando estaba enamorada de su “hermano” mayor…

Ella siempre sentía pasión por su “tío”, lo demostraba muchas veces en plan de broma y además, lógicamente pensaría que si siendo hermanos su madre y yo, manteníamos relaciones sexuales, no había ninguna razón para que no las pudiera mantener también con su “sobrina” en el futuro. Ahora comprendía porque me acostaba con su madre o con la abuela, para ella todo encajaba… Así que al saber ahora que en realidad era su padre y que su madre era también mi hija, que la había preñado a los 16 años, y así de este modo le fuimos desvelando toda la sucesión de incestos encadenados de nuestra estirpe. Ahora en su cabeza encajaba mejor porque además dormía con ella desde siempre.

Pasaban los años y la nena crecía, pero a mis dos hembras nos las dejaba nunca de suministrar su correspondiente dosis de amor y sexo. Creo que sería a eso de llega a los 18 años cuando realmente comprendió que ella también llevaba el ADN del incesto… su cuerpo empezó a reaccionar como cabe esperar en una joven de su edad, sus hormonas y el morbo la estaban produciendo el efecto “marca de la casa”. Ciertamente era más joven que su madre y su abuela cuando se iniciaron, pero esta niña estaba muy adelantada por el contexto familiar en que vivía desde que nació, viendo como su madre era follada por mí ante su presencia, o bien me empotraba a la abuela en el sofá mientras ella veía los dibujos animados sentada en la alfombra del salón.

Era un sábado de invierno en casa, los cinco alrededor de la chimenea y la curiosidad de Natalia sobre sus antecedentes familiares. Mi madre le narraba cosas de antaño con todo lujo de detalles… como era la verga del bisabuelo, como follaba con la bisabuela y el sabor del glande al lamerlo la primera vez, entre otras cosas. De pronto estaba teniendo uno de esos micros orgasmos característicos de su madre y de su abuela… Comprendiendo su estado de excitación dije que consideraba que de momento ya era suficiente y que lo mejor era que siguiéramos en otro momento…

Su madre me miró, le hice una seña a mi madre y mirando a nuestra hija-nieta, enseguida comprendieron. Lo mejor era que nos fuéramos a dormir y que ya continuaríamos en otro momento con la historia incestuosa de la familia, porque lo más importante ya estaba contado. La nena también estuvo de acuerdo, me imagino que porque estaba deseando ir a desahogarse a su dormitorio, así que nos despedimos y nos fuimos a acostar.

Al día siguiente, domingo, yo me fui a jugar un partido de tenis y cuando volví la niña no estaba, porque se había ido a patinar con sus amigas… Mi “hermana” me dijo que habían estado hablando y que no sabía si habíamos hecho bien en contarle todo a nuestra hija siendo aún tan jovencita, porque se le había metido en la cabeza que quería acostarse conmigo, con su padre, como había hecho ella y nuestra madre…¡¡Vamos, que estaba loca por seguir la tradición familiar…!! Que ella trató de persuadirla a que acabase la secundaria, como costumbre… que debería esperar a terminar los estudios de la ESO (Se iba a marchar a estudiar a Inglaterra el bachiller), y le contestó que para quedar preñada del hombre de la casa, no le importaba esperar a tener los 16 años correspondientes, pero que para sentirme dentro de vagina no está dispuesta a esperar tanto… le asustaba un poco verse tan panzona como su madre, pero su instinto no lo podía remediar y necesitaba que la llenasen la barriga de verga, de esperma y de una precioso bebé como era tradición en la familia.





Ese día después de comer volvimos a hablar los tres con ella, para hacerle razonar que a sus 15 años era muy precipitado estrenarse con una polla tan tremenda como la de su padre…Yo le dije que la quería muchísimo, que era mi niña predilecta entre todas las joyas que había en aquella casa, pero no deseaba  hacerle daño (Su cuerpo no se hallaba aún completamente desarrollado como el de su madre o la abuela) Que era mejor esperar a que su cuerpo estuviera más preparado y aunque muy a regañadientes parece que la convencimos y aceptó esperar, aunque no muy convencida... a modo de rebeldía se pajeaba delante de nosotros tendiendo unos sonoros orgasmos con bastantes fluidos ¡Eran unas corridas tremendas que despertaban el animal que llevaba dentro de mí!

Todo esto pasó un mes antes del comienzo de la cuarentena por el coronavirus… Ahora nos encontramos los cuatro encerrados en casa y no sé cómo va a acabar esto, pero me temo que todo el día aquí, toda la familia encerrada no va a traer nada bueno… o sí. De momento me entretengo bastante con el teletrabajo y me desahogo con las dos hembras maduras… mi madre que intenta echarle un capote a su hija preñada de 22 semanas, y la nieta que no se corta haciéndose sus ricas pajas delante de todos. Tener a las tres en pelotas de aquí para allá me desconcierta bastante, así que apestillo a la abuela y luego a la preñada de mi hija mayor. Con todo el trabajo acumulado, tampoco es que esté para muchos trotes, pero al menos un polvo o dos caen a diario con las hembras en ropa mínima. La pequeña es una delicia cuando se sienta sobre mis piernas y charlamos sobre sus cosas preguntándome sin pudor alguno… – ¡¿Papá cuando me vas a PREÑAR a mí?! ¡Ya tengo once años y me arde mucho el chochete! Al menos riégamelo de leche como a la abuela y a mamá. Dice sobándose el coñito frente a mí ¡Estas PUTAS acaban conmigo!




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