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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Conexión con mamá en un parchís





Haciendo un parchís se fueron perdiendo la vergüenzas al mismo tiempo que las prendas… todo ello conlleva que una madre e hijo sin pudores lleguen al punto de excitarse de tal manera que terminan dándose una fiesta fantástica sin el menor recato. ¡Parece que no fue algo completamente espontáneo! Estábamos en casa mi novia y su madre, mamá y yo, discutiendo los preparativos de las vacaciones, era la primera vez que nos íbamos de viaje mi novia y yo, los dos solitos, sin nadie que nos molestara, y eso a muy pesar nuestro no era del agrado de mi futura suegra, así que tomé como aliada a mi madre para que la convenciéramos y nos diera el visto bueno… 

y allí estábamos intentando convencer a Maritza, la madre de mi novia, que una semanita en Ibiza no nos haría daño, todo lo contrario, pues afianzaría mucho más la confianza entre las familias. Yo salgo con mi novia desde siempre, desde que tengo uso de razón, sus padres y los míos son amigos desde mucho antes de que naciéramos nosotros y se puede decir que nos hemos criado juntos, compartiendo parvulario, colegio e instituto… se puede decir de un noviazgo casi predestinado. Juntos descubrimos el sexo del otro y nos desvirgamos a la vez en una tarde de poco estudio y mucho flirteo… Ambos cumplimos los 19 años en el mismo mes y para celebrarlo pensamos en darnos un viaje de homenaje por los buenos resultados en nuestros respectivos estudios, ella en un ciclo de “Administración de empresas” y yo de “Automática y Robótica”. Desde hacía cuatro años éramos pareja estable con todos los privilegios de compartir todo incluso cama… no en vano mi madre me abastecía del avituallamiento necesario de condones con el beneplácito de Maritza…, pero en esta ocasión estábamos dispuestos a pasarnos una semanita sin controles de ningún tipo.

Mamá preparó café y estuvimos charlando del tema hasta dejarlo casi zanjado, finalmente nos iríamos de viaje, pero queríamos tranquilizar a nuestras madres de que no nos iba a pasar nada malo.

-“¡Venga un poco de champán para celebrarlo!” 
Insistí yo para quitarle importancia al asunto y descargarlo de hierro…

-“¡Venga Yago trae una botella de “Moët & Chandon” que yo pongo las copas!” Me dijo mamá.

A los minutos estábamos brindando, riendo y gastando bromas sobre un asunto la mar de estúpido que jamás llegaré a entender, pedirle permiso a nuestros padres a nuestra edad para marcharte de vacaciones, cuando ambas familias sabían que Sonia y yo teníamos ya relaciones completas continuas… pues caían dos o tres polvos semanales. Estuvimos charlando y tomando sidra casera de las destiladas por mis abuelos en Hernani. Mi suegra y su hija estaban a punto de marcharse, cuando de pronto se abrió el cielo y empezó a caer la de Dios es Cristo, imposible ver más allá de 50 metros con una granizada del copón. Era una de esas tormentas de verano que llaman gota fría, así que atrapadas en casa no sé muy bien como salió el tema de hacernos un parchís…, no era mala idea de jugar una partida los cuatro para hacer tiempo a que descampara. Maritza no tardó en saltar…

-“¡Venga que nos aportamos, que yo sin apostar no juego a nada!”

-“¡Eso, eso, cuánto dinero ponemos, cuanto nos jugamos!” Dijo a su vez mamá, pero Sonia tuvo que destacar…

-“No parece que con esta lluvia hace más calor… ¡¿Y si nos apostáramos las prendas?!”

Sonia me miraba picarona y sonreía, sabía que su madre no tiene pelos en la lengua y es una profesional dejando en ridículo a los hombres. Maritza se echó a reír…

-“¡Sí, mujer, para que Yago gane y nos vea a todas en pelotas!” Mi madre se reía muy divertida…

-“¡Es que aunque Yago pierda, seguro que en algo sale ganando! Con tres hembras aquí algo pilla seguro…”.Tuve que defenderme…

-“Pero que decís ¡Venga, venga que aunque os vea en bragas a las tres no va a pasar nada! Pues no os visto a las tres en bikini en la playa que casi lo mismo”.

-“¡Yaaaaa tú eres muy listo Yaguito! ¡No te gustaría a ti tenernos a las tres aquí contigo y con el culo y las tetas al aire!” Me espetó Maritza.
Entre tanto mi novia había traído el tablero y estaba repartiendo las fichas…el juego estaba a punto de empezar y eso hicimos. Nos colocamos enfrentados Sonia y yo, en contra mi madre y Maritza… al final se pagaría con prendas. Empezó tirando mi madre, después yo, luego Maritza y por ultimo Sonia, estábamos colocados de la misma manera y orden. Íbamos jugando mientras nos tomábamos la sidra de un 12% de alcohol. Nos reíamos de los comentarios sobre la pinta que tendríamos los cuatro desnudos y de la cara que pondría mi futuro suegro y mi padre sí en ese momento entraran en casa. Maritza tiró los dados y se comió una ficha de su hija, así pues Sonia tenía que pagar con la prenda y ni corta ni perezosa se quitó la camiseta de golpe, quedándose en sujetador, entre bromas empezamos a simular que nos lanzábamos sobre ella a meterle mano sobre sus tetas pero entonces mi madre propuso una NORMA…

-“¡No se puede tocar! Solo las partes descubiertas en un momento dado, las tapadas no… ¡Que yo sé de uno que tiene las manos muy largas!”

-“¡Joder mamá ni que fuera a pasarme con vosotras!” Dije muy mal encarado…

-“¡Uuuyyyyy yo no me fio de ti ni un pelo, a la que nos descuidamos seguro que nos estas tocando el culo, a tu madre y a mí no lo sé, pero a Sonia…anda que vas a tardar!” Se reía Maritza.

-“¡Venga…venga que ya será para menos!” Me quejé.

-“¡No sí al final, ya lo verás, vamos a ser nosotras quien le veamos en pelotas! ¡Al final te quedaras con la polla al aire…ya lo verás hijo! Me dijo mi madre sorprendiéndome que utilizara el término “POLLA”…

-“¡¿Y la tiene muy grande?!” Preguntó Maritza a mi madre

-“Buenos los condones que usa son los XL no te digo más, pero ¡Uuyyy hace ya mucho tiempo que no se la he visto, desde que era un niño… eso pregúntaselo a Sonia para saberlo con certeza!”

Mi novia se sonrojó y todos acabamos riendo y bromeando y comentando la desnudez de uno y de otro, cierto descaro se debía sin duda alguna al fruto de la sidra que ya iban por dos botellas consumidas. Mi madre y Maritza se conocen desde jovencitas, desde mucho antes de casarse, salían juntas de adolescentes cuando conocieron a otros dos amigos íntimos con los que acabaron casándose muy pronto, casi a la par…, ambas tienen más o menos la misma edad, sobre los 40 años... se conservan muy bien las dos cuarentonas, están verdaderamente buenorras y no aparentan la edad que marca su DNI… gym, alimentación de dietista, y una genética que mi padre y mi suegro supieron reconocer aun cuando las madonas no cumplían los 16. 

Mi madre es alta con 1’68 m y guapa, ojos azules de pelo negro, una combinación muy atractiva... tiene un cuerpo muy bien formado, buenas piernas, un culo precioso y apetecible, redondo, duro y respingón y unas tetas que son una maravilla, grandes y algo colgantes, por su peso y la edad… esas ubres de infarto que de naturales son maravillosas, con unas aureolas grandes y rosadas de unos pezones que son una pasada de los gordos y duros que los tiene en su estado natural, imaginaos cuando se le empitonan por el frío o la excitación, entonces son grandiosos y se le notan muchísimo aunque lleve puestas varias prendas de vestir.





Maritza es parecida a mamá pero en versión morena, está algo más rellenita, más kilos en sus caderas y un tanto más bajita, no mucho, pero también presume de tener un buen par de tetas y un culazo de aúpa ancho de las que se puede decir que nos gusta a los hombres… vamos no hay más que verlas para darse cuenta que ambas están muy follables, las dos tienen ese morbo especial. Poseen esa complicidad para todo y por la facilidad que tienen en hablar y llamar las cosas por su nombre, aunque tengo que resaltar que mamá está mucho más buena que su amiga y futura consuegra. Yo me estaba poniendo cachondo ante aquellas tres hembras que poco a poco se me iban desnudando ante mis ojos, seguimos jugando y le tocó pagar prenda a mamá, se quitó la camiseta que llevaba de estar por casa, sus enormes tetas medio escondidas en el sujetador provocaron que mi polla comenzara a moverse, no sé sí fue a causa del alcohol o no, pero se respiraba cierto aire libertino…

-“¡Mira que ojos se le han puesto a tu hijo! Casi se le salen de las órbitas”. Dijo Maritza, mamá se echó a reír soltando…

-“¡Eso será porque ya hace tiempo que no me las ha visto!¡¿Eh Yago…?! ¡¿Cuánto años pasan ya que no me ves las tetas?!”
Yo me quedé perplejo ante un pregunta tan directa a la que  contesté…

-“No sé mamá… ¡Sí hace ya algunos años!” 
Mamá soltó entonces…

-“Bueno vernos en sujetador y bragas no es nada extraordinario…¡De todas formas es como sí nos vieras en bikini, no tiene la mayor importancia! En la playa no ponemos menos ropa”.

-“¡Mientras no nos  quedemos con el culo y las tetas al aire…!”

Sentenció finalmente Maritza riendo, la cosa se estaba poniendo caliente y mi polla entre tanta bromita y el tentador escote de mi madre y de Sonia se me estaba endureciendo. Mamá tiró los dados y me ganó una ficha, las tres mujeres empezaron a aplaudir y a gritarme cantando que me quitara los pantalones, mi madre es la que se veía más animada por aquello…

-“¡Los pantalones…los pantalones… los pantalones!”.

Entre palmas y risas como si se tratase del concurso de “la ruleta de la suerte”, vamos que me animé poniéndome de pie y en una especie de striptease me fui quitando los pantaloncillos de deporte, los arrojé al sillón que quedaba a mi izquierda y mamá entonó… 
-“¡Que siga…que siga…que siga…!”
Las tres mujeres gritaban al unísono lo mismo me pedían que me quitara los calzoncillos como locas en un “boys”, mamá aplaudía mientras cantaba y sus tetas rebotaban sobre su cuerpo, moviéndolas de un lado para otro, al final me corté de seguirles la corriente y me senté habiendo cumplido con mi prenda…

-“Esto es todo lo que corresponde por perder…”.

En esos momentos llamaron por teléfono, mamá se levantó y pude apreciar su culazo bien ajustado a un pantaloncillo corto tipo malla de esos de estar por casa, también deportivo,¡¡Cómo se movía mi madre, me la estaba poniendo dura!! Pero joder…era mi madre. La llamada resultó ser de mi futuro suegro y socio de papá y Maritza y Sonia se tenían que marchar, pero antes de irse Maritza me dijo…

-“¡No desesperes cariño que algún día acabaremos la partida y te veremos en pelotas! No va a ser mi hija la única que se alegre los ojos con este bellezón…”.

Todas comenzaron a reír inclusive mi novia más si cabe. La lluvia había amainado, ya no era la nube de agua y granizo, solo una llovizna que casi no mojaba… se marcharon, nos quedamos mamá y yo solos.

–“¡Bueno…tu suegro tiene hoy el turno doble…! Necesita a Maritza para hacer unos albaranes, ¡¿Pero nosotros qué?!”

Resulta que mi padre estaba en Navarra con la instalación de una maquinaria del negocio que llevan ambos socios y en donde mi madre y mi suegra también trabajan en la administración y gestión fiscal, así que el padre de Sonia estaba solo en el taller. Este mismo negocio que un día heredaremos Sonia y yo. Entonces mi madre prosiguió…

-“¡¡Me visto o seguimos jugando nene!” Dijo mamá, la miré con cara de pícaro y entre nuestras miradas se palpó una complicidad en un lenguaje universal sin palabras…

-“¡Anda siéntate que te voy a dejar desnuda!” Le dije yo…

-“¡Ja, ja, eso ya lo veremos ya! ¡Verás cómo este machito acaba enseñándome lo que guarda ahí dentro entre las piernas…!

Espetó señalando mi paquete, ya que yo estaba en calzoncillos, aunque ahora no la tenía dura ni mucho menos. Mamá se sentó y sus enormes tetas botaron sobre ella, eran dos masas bamboleantes que me tenía casi hipnotizado…. Tiré los dados y me encasillé una ficha nada más empezar…

-“¡Toma ya…a pagar mami…a pagar con una prenda…!”

Mi madre se quedó mirando como incrédula el tablero y mirándome a los ojos se echó las manos a la espalda y se quitó el sujetador, las tetazas de Aura cayeron bailando hacia los lados, enormes, grandes, gordas y muy apetitosas, se balanceaban con los gruesos pezones erectos apuntando hacia mi cara, mi polla adquirió dimensiones bárbaras, tenía el escote muy moreno debido al sol de la playa, con pecas oscuritas y la punta de las tetas completamente blancas, en la pudorosa al sol.

Se me arqueó el slip dibujando un levantamiento con la tela muy sustancial, entonces me levanté y me dirigí hacia ella… 
-“¡¿Qué pretendes granuja…?!” Apuntó mamá.

-“¡Tú dijiste que solo podíamos tocar las zonas descubiertas y yo voy a cumplir tus normas!” Comencé a tocar las impresionantes tetazas a mi madre….¡Hacía tiempo que no te las veía, es cierto! ¡Ya no recordaba lo hermosas que las tienes…son muy bonitas mamá!” Mi madre se reía mientras me decía…

-“¡¡ ¿Te gustan las tetas de mamá?!!¡Tú lo que tienes es una cara muy dura sinvergüenza…mira que manosearle las tetas a tu madre!”

Eran impresionantes y no me cansaré de decirlo una y otra vez, espectaculares, grandes y rellenas, se las toqué con delicadeza, acariciándolas primero y pellizcando suavemente los pezones que crecieron como mi polla, duros y tiesos, una tentación. Mamá dejó escapar un suspiro y su respiración empezó a acelerarse, le gustaba que le tocara las tetas porque independientemente de lo que decía su boca su cuerpo se dejaba hacer complaciente mostrándomela para que me fuese más accesible…

-“¡Joder mamá…vaya tetas tienes…son preciosas IM-PRESIONANTES!”

Mi palabras el relegaban los oídos, porque ella también me acariciaba la cabeza, entrelazando en sus dedos en mi cabello mostrando total conformidad…

-“Entonces ¿te gustan mis tetas?, pues más te gustaban cuando eras un crío, sí no estabas mamando a cada hora te ponías a llorar…¡Estabas hecho un granujilla! O cuando os tenía a Sonia y a ti uno en cada teta…”
Me dijo mi madre dejándose tocar a mi antojo…

-“¿Y cómo te las mamaba… así?”

Y diciendo esto acerqué mis labios a un pezón y comencé a chupárselo, levantándolo con la lengua y ensalivándole toda la rosada y amplia aureola, comencé a chupar concienzudamente, mamá cerró los ojos y empezó a suspirar y mover la cabeza de un lado a otro, yo me estaba volviendo loco, mi lujuria abarcó las dos tetas y con las manos y la boca chupaba y tocaba libremente las ubres de aquella increíble madona. Se las pellizcaba y se las agarraba llenándome las manos de teta materna, mamá soltó un gemido y me dijo…

-“¡Nene…para! ¡¿No sabes que así no le chupa las tetas un hijo a su madre…?! ¡Anda párate cariño…que me estas poniendo muy rara!”

-“¿Entonces mamá como te las estoy chupando yo sino no es como un hijo?”

–“¡Calla truhan, esto no está bien…hijo…me las estas endureciendo…! ¡Aaahhh….me están poniendo muy duros lo pezones… me las endureces mucho hijo…párate nene…para ya!”

Mamá no quiso que siguiera chupándoselas, me incorporé y mi paquete llamó la atención de una manera sobrenatural. Era fácil que mi madre se diera por enterada de mi excitación con un empalme de campeonato… no apartó la vista de él hasta que me senté…

-“¿Seguimos jugando?”
Le dije, creyendo que no jugaríamos más después de mi desfachatez de sobar y mamar las mamas de ese magnífico ejemplar de hembra, pero para mi sorpresa…

-“¡Me toca tirar a mí!” agregó mamá.

Cogió los dados y comenzó a menearlos como si estuviera haciéndome una paja, me miraba y se reía haciendo el gesto tan erótico. Sacó un cinco, después yo saqué un ocho, las fichas se iban acercando y la cosa se ponía muy interesante, de un momento a otro uno de los dos pagaría prenda y fui yo, mamá encasilló una ficha y me mandó pagar prenda, me quité la camiseta. Sorpresivamente mamá se levantó dejando balancear su dos moles de tetas de un lado a otro…, empezó a tocarme el pecho y a besarlo, me acarició la espalda y dejó caer sus pechos mojados por mi saliva sobre ella, me estuvo acariciando el vientre y llegó al slip totalmente levantado por la erección de mi polla, se quedó mirándolo….

-“¡Madre mía hijo, estás muy empalmado… mira que al final te la voy a ver hasta crecidita del todo ya lo verás!” Y volvió a su sitio.





Lancé los dados y moví una ficha inútil para alargar más la partida, mamá tiró otra vez y no pasó nada, pero a la siguiente tirada logré encasillar una ficha, mamá pagaría prenda otra vez. Se levantó muy decidida y se desabrochó los pantaloncillos muy poco a poco mirándome a los ojos, se los fue bajando contorneando la cintura como si fuese un baile exótico y se quedó en bragas, unas bragas blancas, apretadas a su coño y a su culo, mojadas en una tira larga que coincidía con sus raja vaginal… una tela mancillada justo en la zona donde me gustaría volver a estar. Se reía y se dio la vuelta mostrándome su culazo que no estaba tapado ni mucho menos por las bragas, las nalgas las tenía medio al aire, mi polla gritaba por salir y por penetrar aquel cuerpazo que tenía delante…

-“¡Hostia mamá que uno no es de piedra joder!” 
Le dije señalándome la tienda de campaña que formaba mi polla en mis calzoncillos…

-“De esto trata este juego niño… ¿O acaso te crees que yo sí lo soy? Soy tu madre pero antes soy mujer y hembra, así que nada… te toca sufrir…, y si lo ves muy mal, en un momento dado ¡¡UNA DUCHA FRÍA!! O una…

-“Una paja de consolación…”

-“Eso una buena paja para quitarte los ardores”.

No se le veía ningún pelillo salir de las bragas, probablemente estuviese rasurado todo su coño como en mis fantasías. Mamá volvió a tirar y encasilló una ficha con una tirada doble, me tocaba a mi pagar con mis calzoncillos, mamá aplaudía y gritaba de júbilo…

-“¡He ganado…he ganado!”

Yo no me lo pensé dos veces y me levanté, me dirigí al sitio de mi madre y me acerqué a ella, poniéndole el paquete levantado a la altura de su cabeza… 
-“¡Vas a tener que quitármelos tú!” Le dije

-“¡Pero bueno…tu eres un cara dura… eso no vale, tienes que quitártelos tú mismo, yo no puedo tocarte!”

-“¡Mamá la partida ya se ha acabado…has ganado…y el premio bien podría ser este…sí me la quieres ver vas a tener que quitarme tu misma los calzoncillos!” Mi madre se echó a reír…
eres u
-“¡Vaya con mi Yago…n caradura!” Se quedó mirando el formidable bulto a punto de reventar…“¡Hijo mío…en serio que así te la pongo yo de grande…¡¿Pues si me quitase las bragas qué pasaría?! Nunca pensé que una vieja como yo, más siendo tu propia madre te pudiera excitar a este nivel o a ninguno…”

-“Ya ves mamá, a veces los hombres solo vemos a una mujer cuando es tan hermosa y atractiva como tú… Para mí hace rato que dejaste se ser mi madre en esta partida…”

Mirándome a los ojos, mamá cogió la goma de mis slips y los fue bajando poco a poco hasta dejar totalmente al aire los 21 cm de mi larga y recia polla. Mamá gritó con una exclamación cuando me la vio…

-“¡Qué barbaridad hijo mío…! Que grande la tienes…pero qué barbaridad…uuuhhhh…vaya cipote que te escondes granuja… ¿y todo esto lo he sacado yo, así te la he puesto yo…? ¡Qué barbaridad… es preciosidad hijo!”

-“¡Te gusta mamá!”

-“Ahora me alegro mucho que de niño te cortásemos el frenillo… por eso te ha crecido tanto. Lo hicimos para que el prepucio se bajara y poder asearte la picha mejor…. Sin embargo además has echado una verga preciosa que se ve deliciosa”. Me acerqué más a ella y se la puse a pocos centímetros de su cara… “¡Oye Yago…eres un granuja… un cabroncete…!¿Lo sabías? ¡¡Te pareces demasiado a mi… y eso me da miedo!?”

Mamá me la cogió, agarró la polla por la base apretándola hacia mis huevos, poniéndomela tensa y con todas las venas a punto de reventar…

-“¡Vaya polla hijo mío…vaya polla! Contenta tendrás a Sonia”, me dijo mamá…, me miró a los ojos y… “¡Mira que eres cabrón! No te importa que sea tu madre, que sea la boca de tu madre la que tantos besos de amor te ha dado ¡¿Verdad?!”

Y sin esperar respuesta alguna le metió un par de besos en el capullo que hicieron que mi polla vibrara, después con sus labios abiertos se engulló el capullo y este desapareció entre su boca, comenzó a chupármela poco a poco, succionando todo mi glande, brillante y dispuesto a lo que sea, aunque sea mi propia madre, lo lamía y lengüeteaba con la punta el orificio de mi uretra…, mi madre se hallaba más perdida en la lujuria que yo y eso era mucho, porque ver a mi madre mamar mi capullo condolido de lo hinchado que estaba, me volvía loco al sentir su humedad y calor en tan sensible parte. Solo le dio por chupar la cabeza recreándose muy afanosamente teniendo asido todo el tallo con una mano y después con las dos, solo que la derecha iba y venía del tronco a los huevos que también recibían el sobo de sus dedos delicados, sopesándolos y jugando con las bolas entre sus dedos….

…Le agarro ese falo majestuoso con la mano y comienzo a sacudir su pollón con virulencia. La sensación es increíble… una mujer madura como yo le está comiendo la verga a su propio hijo, mientras un dedo deslizó mis bragas a un lado de mi vulva y dos dedos entran en mi vagina, penetrada en un tándem incestuoso increíble… le agito con ganas el juvenil miembro viril. El coño me quema y Yago sustituye mis dedos por los suyos embistiendo con suma violencia una y otra vez clavándolos incansable, haciendo que yo tiemble con cada acometida. El ritmo es frenético y esos dedos irrumpen veloces en mi coño y se cuela hasta lo más hondo de mí con suma maestría.






La experiencia de mi hijo es indudable. Los labios de mi boca aprietan más y más y van y vienen como posesos por toda la enorme extensión de la polla de mi hijo, cuyos gemidos son ya atronadores. Se va a correr, lo sé de sobra… siempre gime así justo antes de eyacular, lo sé porque le escuchado cuando folla con Sonia y mucho antes de follar con ella cuando se mataba a pajas. Machaco en un par de ocasiones más la verga de mi retoño que no deja de meterme su dedos en mi chocho follándomelo sin cesar… y un chorro de fluidos vaginal sale de mi chumino en una corrida demencial, noto mi coñito lleno hasta los topes de sus dedos, que me penetran… y no aguanto más….me corro como una perra en celo. Sigo mamando su bálano, al tiempo que estoy disfrutando del placer del calor líquido de mi flujo sobre mi vulva ardiente….

Mi hijo emite un último gemido y comienza a regar el interior de mi boca con su semen. Suelta un chorro de leche que impacta en mi paladar y otro más en el galillo… a estos le siguen otros más cortos que se van depositando en mi lengua gustosa de receptarlos…. Como una chica obediente me voy tragando todo el blanco néctar filial que sirve también para calmar mi sed. Cuando mi niño todavía no ha terminado de eyacular, y al tiempo que continúo bebiéndome su leche directo a mi estómago, estoy recibiendo de forma simultánea las descargas convulsionantes de mi corrida sincronizadas con las de mi hijo. Ninguno de los dos hacemos por sacar su falo de mi boca, hasta que no suelta la última gota. Una vez vaciado, me la extrae y yo me tumbo boca arriba, extasiada y saciada, completamente abierta de piernas, cosa que aprovecha a mi hijo para meter su cara entre mis piernas y empezar a comerme el coño como preludio a que me lo folle magistralmente como sólo él sabe. Unos segundos antes de comenzar a sentir la enorme mole de carne dura de mi hijo dentro de mi vagina, y mientras su boca succiona mi vulva, labios vaginales y clítoris…,contemplo cómo tiene los huevos colgantes desde atrás formado una cascada…, son dos hermosos testículos que mi mano apenas puede abarcar.

En esos momentos me siento embriagada saboreando el aroma a macho de mi fruto y notando como me come el coño encarnizándose en mi clítoris, totalmente sugestionada me retuerzo hasta lograr llegar a su entrepierna y comienzo a comerle los cojones, lamiéndolos…chupándolos y succionándolos para que me fabriquen más leche. Tras un buen tratamiento oval me derrito por lamer la extensa verga dándole una limpieza total hasta consumir los últimos restos de lefa de su gordo capullo, el cual muestra un borbotón de engrudo espeso. No recordaba cuando estuve con ese sabor en la boca, mucho menos de un remanente aroma a semen olorosamente joven y viril…, me trae recuerdos de adolescencia cuando mamar la polla de mi novio, hoy mi esposo era casi diario….

Me levantó el culo de mamá ligeramente sobre la cama y me dijo…
-“Pues ya le has visto la polla a tu Yago, ¿me dejas que te vea yo a ti el conejito?”

Me empecé a reír mientras nos pegábamos uno al otro, bajado se frotaba contra mis bragas y sus manos me sobaba todo el culo por entre las bragas, me separaba las nalgas y me metía los dedos hacia el coño por la raja del culo, mientras me besaba por el cuello, cara y boca, para luego sobarme las tetas, la cuales terminaba por mamarlas. Me hallaba como una perra muy caliente y su cipote presionaba contra mis bragas mojadas…, me dejaba hacer todo lo que él quería, es el macho y tiene su derecho…más sobre su propia madre. Metió la mano en mi conejito suavemente mientras nos besábamos… me masturbaba sintiendo todo el coño mojadísimo, caliente y con mis labios expuestos pidiendo guerra…

-“¡Mamá necesito que te olvides que soy tu hijo!”  dijo envalentonado…

-“¡De eso nada…! ¡No cariño, quiero follar contigo sabiendo que eres mi HIJO! Quiero que entres al lugar donde estuviste nueve meses… en el fondo de mi útero ¡Anda vamos a mi cama y demuéstrame lo que vale esta polla!”

Me quité las bragas y se comió el conejito de mamá, su polla totalmente tiesa no podía esperar. Me zampaba es coño mullido, mis labios como orejones que estiraba con sus labios y finalmente llegó a endurecerme clítoris tanto que me dolía…lo destapó bajo el capuchón. Aquella pepita era enorme, dura y deliciosa… disfruté de esa comida de coño como nunca lo he hecho en mi vida. Pegaba unas voces tremendas en tanto me follaba el coño con su lengua, unos gritos y gemidos que son un verdadero escándalo. La fragancia a sexo inundaba toda la habitación jadeando con ajetreos alocados frotándole el chocho por toda su cara ¡Me retorcía como culebra queriendo follar! Deseaba comerme a mi niño y zamparme su par de huevos que me atraían como una osa a la miel…. 
De pronto me pongo debajo de sus pelotas y se las empieza a chupar… Joder el toqueteo con la punta de la lengua acompañadas de lamidas húmedas ponen ese mostrenco de badajo en todo lo alto con una dureza increíble. Me los meto uno a uno en la boca, tragando sus huevos enteros en la boca, eso a Sonia jamás se le ocurriría hacerle con lo mojigata que debe ser follando con un semental como mi crío. Después le ensalivo el tronco y le mamo el capullo a conciencia, es increíble todo lo que puede hacer una madre con los genitales de su macho ¡Sé recupero enseguida, en menos de cinco minutos!¡Bendita juventud!

Intenté forzar mis pensamientos y abrir mi cabeza al límite. Miré otra vez esa verga, me hallaba tan cachonda como podría estar mi chico…en una situación normal no me resistiría a semejante pedazo de carne. Me lo montaría sin dudarlo y saltaría como una loca, tragué saliva y me dije a mí misma que si cerraba los ojos podía pensar que se trataba de otra persona. Está bien, lo voy a hacer ¿Qué estaría pasando por su cabecita con empezamos este juego…? ¡¿Qué no acabaría con lo que estamos haciendo…?!No hay diferencia entre un strip-póker a un strip-parchís… más bien no, con mi consuegra y su novia, mi hijo jamás lo hubiese visto entre mis piernas pero solo con mi calentura y su inexistente pudor iba a acabar así. Para no estirar mucho la situación moví la almohada y la puse bajo mis riñones, y así levanté las piernas quedando bien abierta, completamente despatarra para que el cabrón de mi hijo me follase a placer. De mi rajita fluía mucho jugo y mi blanca piel brillaba por el sudor. En cuanto Yago se paró delante de mí, cerré los ojos, yo no debía hacer nada, solo recibirla y tolerarlo durante los largos minutos que pudiera aguantar en su segunda corrida.

Se colocó encima de mí…su madre con las piernas abiertas expuesta a ser bien follada por su primogénito. Sentí el glande introduciéndose en mi agujerito, me estremecí un poco al sentirlo dilatado por ese orondo capullo que se gasta el sinvergüenza, ya que pensaba que por algún motivo divino lograría evitar que me la metiera, pero no era así, realmente estaba entrando y lo hacía lentamente sin pausa, como un torpedo deslizándose en el agua. Mi coñito se abría más y más y podía sentir esa carne fluir hacia mis profundidades mientras el contorno de mi vagina se estiraba para amoldarse al diámetro. ¿Por qué la debía de tener tan grande? ¿De quién ha heredado semejantes genitales? De su padre NO…. Hasta me dolía mientras me clavaba, por suerte lo hacía de forma suave y delicada. ¡Espera, esto no es propio de Yago! Él hace todo a lo bestia, en ese momento me percaté que me penetraría lentamente para poder tenerla más tiempo dentro de mi conejo anhelante. Con tanta hambre de parte de mi coño no podía ser, así que para acelerar me vi obligada a abrazarlo con fuerza. Lo atenacé con mis piernas haciendo que la verga entrara completa de una vez. Solté un grito, no es que me doliera mucho, era sólo una reacción involuntaria, pero ya estaba dentro, bien adentro de mis entrañas. Ahora sólo debía esperar. En eso escucho la voz de mi hijo cerca de mi oreja izquierda.

Le rodeó el cuerpo más firmemente, y las cierro a la altura de sus riñones, y él se sostiene con los brazos extendidos como si fuese a hacer flexiones, mis manos las tenía a la altura de sus orejas.

-“¿Qué pasa si acabo corriéndome dentro de ti mamá…?”

-“¡Cállate cabronazo, no hables!” Le clamé exasperada “¡Y no pares de moverte dentro de mí!”

Lo cierto es que no quería que hablara porque eso me haría las cosas mucho más difíciles. Intenté relajarme, pensar en él como si fuera otro hombre. Su pecho estaba pegado a mis tetas con mis pezones erizados como era costumbre cuando me excitaba tanto. Su aliento llegaba a mi cuello produciéndome un extraño hormigueo. Hacía tanto que no tenía a un macho dentro de mí que creía por momentos que me estaban desvirgando, que aquella era mi primera vez y no anda muy alejado de lo cierto, porque los más de 20 cm de verga lograban alcanzar lugares vírgenes aún. Mi hijo tenía la espalda fuerte, se la acaricié suavemente con ambas manos. Mi chumino estaba de fiesta, soltaba jugos sin cesar a cada rato. Escuché el sonido de su corazón latiendo con rapidez, el mío estaba igual. Aspiraba profundo por la nariz inhalando su aroma a macho y disfrutar de ese olor varonil… en unos segundos me permití incomunicarme de todo el universo, gracias a esos músculos firmes y tersos que franqueaba con mis uñas, al tiempo que notaba contra mi clítoris el leve roce de su vello púbico recortado. A pesar de la cadencia suave y deliciosa de penetración profunda sin violentarme el coño, había cierto movimiento en sus empujes zarandeando mis tetas. No me sentí orgullosa de mis ubres tan sueltas y esponjosas…, hace tan solo cinco años era bastante más firmes, pero al chico parecía que le gustaban….

…Mis tetas bailaban al ritmo de la follada y nos agitábamos sincronizados, las incursiones se hacían cada vez más rápidas cogiendo ritmo a medida que mi vagina se acomodaba a su grosor y largura de verga. Al cabo de cinco minutos follábamos como desesperados, saltando sobre la cama, gritando y sudando. Yo ya estaba roja del sofoco sudando como una diablesa, gritaba agarrada a sus brazos o su espalda, a veces le asía del culo atrayéndolo hacia mí haciéndome calar todo el badajo, a la par le seguía con mis caderas todas las embestidas que me propinaba…, la cama chirriaba a nuestros embistes. Me follaba penetrándome con lujuria al mismo tiempo que mamaba de mis empitonados pezones, le sentía que deseaba que yo alcanzase el máximo placer posible para mí y para él, así que me golpeaba todos los rincones de mi vagina entre mis paredes apretadas notando cada pliegue de ellos, con su glande sacudiendo una y otra vez la pared vaginal buscando más fondo… lo quería todo, lo quería hurgar todo en mi coño por dentro, nos estábamos volviendo locos, gozábamos como animales ¡Deseaba demostrarle que su madre era una autentica folladora! Me encanta follar con mi hijo… empinaba el culo haciendo círculos, buscando su badajo y acompañando a sus arremetidas indiscriminadas ¡Menudo goce!

Podía sentir toda la extensión de su enorme verga en mi interior, nunca me había metido algo de ese tamaño y tuve que reconocer que se sentía morbosamente bien… la de su padre apenas superaba los 15 cm y no tan gorda… ¡¿Sería este hijo de su padre…?! Mejor no pensar ahora en eso. Apoyé mis labios contra su cuello y respiré por la nariz, estaba borracha de gozo y muy excitada inhalando su aroma de semental. ¿Qué importaba si era la verga de mi hijo o de mi esposo? Era la mejor verga que me habían metido en mi vida. Apreté más las piernas para atraerlo más hacia mí y noté que se me clavaba un poco más adentro en cada empellón en donde mi coño buscaba una penetración más profunda yendo hacia él. Los músculos de mi vagina se contrarían y expandían constantemente, un fuerte gemido se escapó de mi boca al notar como sus huevos me aporreaban sin cesar el coño ¡Joder con los cojones del niño! Seguro que los tiene bien lleno de esperma otra vez y no va parar hasta llenarme de leche a rebosar.







Al tener los ojos cerrados el resto de mis sentidos estaban potenciados. Aflojé un poco las piernas y sentí que la verga salía un poquito en el vaivén, pero enseguida él volvió a meter en sus acometidas hasta el fondo, agradecí que hubiera hecho eso y gemí una vez más porque me sentía llena y completa a fin una vez en la vida. No tenía noción del tiempo. El gran cipote de Yago retrocedía una y dos veces más para volver a entrar de un solo envión a la boca de mi útero e instalado allí, follarme con toda la polla enterrada dándome clavadas inopinadas. Lo supuse cansado en un momento dado al sacarla, me no más lejos de la realidad…sólo intentaba acomodarse y aproveché la ocasión para menearme un poco. Cuando él inició un súbito vaivén haciéndome tragar todo el badajo, otro quejido estalló en mi garganta, solté un poco más mis piernas como para permitirle batir mejor aquel émbolo en mi vagina y pude sentir cómo bombeaba mi lujurioso conejo hambriento de semanas sin probar polla alguna, con buena parte de su verga. Mi mente se fue a otra parte y allí sólo quedó el placer físico de tener sexo y nada más que placer en mi chocho con un inaudito semental del tal calibre.

De pronto noté como sacó casi toda su verga y me clavó con fuerza hasta el estómago el muy cabrón, me descargué dando un agónico grito de placer, me embistió una y otra vez más empalándome sin descanso. Me estaba volviendo loca de gozo… me agradó la sensación de su falo con su tremenda rigidez en mi interior, la forma en que mis labios internos se adaptaban a ese cilindro venoso de hinchadas venas que bombeaban sangre para endurecer más y más la desmedida tranca de mi hijo embutida en mi profunda y tragona vagina. La agradable sensación que me producía que la clavase hasta el fondo me sacaba de mi raciocinio, especialmente al percibir el ¡Chof, chof! De sus pesados testículos sonando en cada golpeteo en mi vulva y perineo. ¡Debían de ser de acero para no dolerle con esos golpes secos y rápidos! Todo ello junto con la última oleada de placer de este encuentro INCESTUOSO con Yago me estaba inundando… mis manos acariciaban ahora su espalda con dulzura y notaban como el mismo se crispaba, sus músculos se volvían cada vez más duros inclusive su pollón, más rígido y más gordo… entonces me vino a la memoria la imagen de su padre, me acordé del torpe de mi cornudo esposo cuando mi hijo se agitaba con mayor ímpetu entrando en mi coño con suma facilidad, clara manifestación del culmen de su orgasmo….

¡¡Joder como percibí el primer y gran chorro de semen que me inundó por dentro!! Jamás había sentido el chorretón de leche de ninguno de mis amantes, sin embargo el de mi hijo se sentía en la misma entrada de mi útero. Uno más largo y espeso se hizo notar a continuación, saliendo a presión de su orondo capullo y así hasta cuatro chorros de caliente leche blanca y espesa me llenaba la misma cérvix, a la vez que su polla descargaba toda la tensión que había acumulado dándome tanto placer. Cuando sentí su último espasmo, Yago se quedó dentro de mí resoplando como un toro mientras empujaba con fuerza tratando de atravesar mi cuerpo… La típica reacción del semental que desea inseminar a conciencia a su hembra con el fin de dejarla bien preñada. Ese Adonis que tenía por hijo mío, de labios carnosos y cálidos me estaba saciando de todo lo que no había conocido con el insulso de su “padre”, si verdaderamente mi esposo era su padre. Ese líquido tibio inundando mis entrañas me hacía más mujer, más hembra… ¡¿líquido tibio?! ¡Joder con el cabroncete! Se había corrido en lo más hondo de mi vagina…, yo hace tiempo que dejé de tomar la pastilla anticonceptiva por razones de peso y obligaba a Juanma a ponerse condón…. Grité volviendo de golpe a la realidad…. 

-“¿Qué pasa mamá….?”Preguntó ingenuo mi hijo…

-“¡¿Cómo que qué pasa…?! Te has corrido dentro de tu madre… ¡Hijo de puta! ¡¿Cómo has podido ser tan desconsiderado…?! ¡¿No sabes que no tomo anticonceptivos y con lo que te has corrido dentro me puedes haber dejado preñada…?! Joder con el nene, menudas corridas te gastas ¡Me has llenado a base de bien!”.

-“Cómo lo voy a saber mamá yo…”.

Con movimientos dignos de un felino de la selva se separó de mi sin perder del todo el contacto con mi cuerpo y sin dejar de mirarme, que escalofríos sentía cuando esos ojos me penetraban…

-“Lo siento mamá, no sabía nada… ¡Te he notado tan entregada que no lo pensé…!”

Se hizo el silencio por unos minutos, me tranquilicé y no dejé que se marchara de mi lado, le obligué a que me abrazara…, mis manos le acariciaban todo el cuerpo y mis labios picoteaban sin cesar su boca…
-“¡Déjalo es culpa mía cariño!”
Le besé en los labios y él me respondió con un morreo casi lascivo metiendo su lengua con timidez…
-“Mi vida te quiero mucho… ¡Perdóname! Solo es culpa de tu madre… pero no va a pasar nada. Tranquilo, que de esta no vas a dejar preñada a tu madre… aunque esperma hay de sobra.”

Sonriendo volvió a acariciarme y besándome puso la palma de su mano sobre mi ardiente y mojado sexo…empapando su mano me sonrió y yo le confirmé el placer recibido, realmente me había tendido un par de orgasmos. Empapada en sudor, y llena de esperma en mi conejo y estómago me sentí completa, y toda la indignación del instante de lucidez tras la corrida de mi retoño en mi útero se disipó… cabía la posibilidad de que mi hijo lograse preñarme, pero tal vez no fuese tan mala idea…, mi marido me tendría mayor atención si fuera así, la cara mala del asunto es como convencer a mi marido que el preñado es suyo, si siempre usa condón. Todo es cuestión de engañar una vez más al cornudo y si quedo preñada de mi hijo, pinchar un condón después de follar y dárselo a conocer a mi esposo, simulando un accidente ¡Simples y Puras armas de mujer!

Discretamente se levantó y se dirigió al aseo, pensaba que me iba a dejar en la cama para que disfrutara de lo que habíamos hecho juntos pero me tomó de la mano y me llevó a horcajas hasta la ducha con él mientras su lengua volvía a meterse dentro de mí. Lo que hicimos jamás pasó por mi perversa imaginación… pero que sepáis que un agujero que nunca pensé que pudiera penetrarse con semejante falo fue desvirgado. Mi ano fue dulcemente penetrado por un miembro digno de un museo y con la destreza de los que saben meterla.

Tras sáciame, se duchó y se marchó, yo me quedé en la bañera rememorando aquella tarde de lujuria… “Percibía el agua caliente, recordando lo que había hecho unos minutos antes con mi hijo. No pude evitarlo volví a correrme”. El agua se deslizaba caliente por mi piel dándole un tono rojizo. El vapor envolvía la estancia y junto a la luz de las velas hacia que mi cuerpo se relajase poco a poco. La espuma del jabón se escurría empujada por el agua. En mi mente se repetían las escenas que esa tarde habían surgido sin esperarlo, recordaba como las manos de Yago acariciaban mis piernas, haciendo círculos con el dedo detrás de las rodillas, la palma de su suave mano, rozaba la piel de mi espalda mientras las manos de él presionaban los muslos y subían ardientes y resbaladizas por el aceite de aloe vera. Sin darme cuenta empecé a notar como mi coñito se iba humedeciendo, podía imaginar sus manos en mis glúteos apretando. Por un momento pensé que hacía tiempo que no sentía un orgasmo descontrolado, que desde que le había parido su padre nunca me dio una follada salvaje como antes….

De repente sus manos empezaron a presionar mis glúteos como me lo estaba imaginando y mi vulva comenzó a inflamarse entre mis piernas, sus manos se deslizaron entre ellas como si hubiese notado mi deseo silencioso y comenzaron a acariciar los labios depilados y suaves. Fueron adentrándose ávidos de provocar esos espasmos que tanto le gustaba observar, empecé a apretar las piernas hundiendo su mano más si podía en mi vagina. Mientras estaba absorta en saborear el gusto que me provocaba sus dedos dibujando espirales dentro de mí, noté como sus dientes se hundían en una de mis nalgas. Sacó los dedos de mi interior, me tomó por las caderas y me obligó a levantarlas quedando de rodillas delante de él, expuesta como estaba abierta, empecé a mojarme más si podía. La situación me podía, me sentía sumisa ante él. Yo, la mujer de haz esto y lo otro. Yo, la que mandaba a todo el mundo, la que no soportaba un NO. 
Sentí la humedad de sus labios, intenté girarme pero él ya se había colocado detrás de mí y apretaba con una mano mi espalda para aprisionarme el pecho contra sus manos. Noté como su polla me penetraba poco a poco. Quería gritar, moverme, estremecerme, pero estaba totalmente a su merced, a la marea de sus embestidas que salían de mí entraban de una sola vez. De repente note un líquido frío en mi ano, debía de ser algún tipo de lubricante…y su dedo moviéndolo en círculos y penetrándome poco a poco. Los movimientos se iban haciendo más rápidos y fuertes, tanto con su falo como su dedo, en un momento sentía me penetrada por los dos orificios a la vez haciendo que me estremeciera como hacía tiempo que no lo hacía nadie.

Cuando ya pensaba que no podía aguantar más salió de mí y puso su rabo en mi boca. Me sentía tan puta, tan viva… absorbí mi sabor mezclado con el suyo, deslicé mi lengua por sus testículos y acaricié sus glúteos mientras me hundía el glande en mi boca lo más hondo posible, parecía que él lo disfrutaba porque echaba las cadera hacía delante como queriendo adentrarse más así que abrí más los labios y gire un poco la cabeza hasta que su glande rozaba mi garganta y mi nariz se golpeaba con su vientre, al tiempo que sus huevazos me golpeaban la barbilla. Al sentir que estaba a punto de correrse me agarro del pelo y saco su polla de mi boca. Se sentó en la taza del váter sobre la tapa, y me obligo a sentarme a horcajadas sobre su bálano, me acarició las caderas y las forzó para que se movieran en círculos. De repente se rompió el silencio que había reinado hasta ese momento, salvando el de gemido y susurros que podían haber hecho sonrojar a cualquiera, me miró a los ojos, me besó en los labios y al oído susurro…

-“Necesito irme dentro de ti ya. Quiero llenarte ese tercer agujero que me falta”.

No necesité más incentivos, esas palabras hicieron arder mis oídos y mi sexo al máximo. Empecé a moverme rápido de arriba abajo mientras él pasaba de un pezón a otro besándolos y mordiéndolos. Y entre esa furia nos fuimos en un orgasmo que yo al menos había intentado controlar, al sentir su deseo desesperado me dejé llevar y al notar el calor de su semen abriéndose paso por las paredes de mi culo recién desvirgado y chorreando metí la mano entre su cuerpo y el mío y empecé a acariciar en círculos mi clítoris y entre las pequeñas descargas de espasmos que me llegaban a través de su pollón enervado. El líquido caliente que invadía todo mi esfínter, los dientes de él que hacían retorcer mis pezones y mis dedos que sabían perfectamente lo que mi cuerpo buscaba y quería, los espasmos empezaron a sobrevenir, tantos y tan rápidos que me quedé recta y quieta, él apartó mi mamo y comenzó a apretar mi clítoris lo justo para terminar el trabajo. Eché la espalda hacía detrás, mis ojos se cerraron y mi boca se abrió casi desencajada.

-“Te quiero, no te puedes imaginar lo que me gusta verte disfrutar corriéndote dentro de mí”

-“Te quiero, te necesito, eres mi todo.

Mientras me reponía del orgasmo mi hijo no hacía más que repetir esas palabras. Y abrazados una encima del otro nos dormimos unos minutos hasta que se marchó. No sé el rato que estuve sumergida en el agua recordando cada detalle, pero lo suficiente como volver a sentirme húmeda así que dirigí el chorro de agua caliente al rincón de mis excitaciones y ahí, sola, rodeada de vapor y volví a correrme, pero esta vez solo para mí…. No pasó ni una hora de la segunda follada en la que me desvirgó el culo y su tercera eyaculación, cuando ya estábamos fornicando en el sofá del comedor, esta vez fui yo sobre él, le cabalgaba como una amazona para que pensara de su madre… “¡¡Joder con mi madre, como se mueve y como folla, es impresionante…vaya mujer…vaya pedazo de mujer!!” Aquella noche comenzaría un nuevo ciclo de mi vida sexual, desde entonces me follo a mi hijo día sí y día también, no me molesto en llevar bragas por casa, en cualquier sitio me la mete o yo se la agarro para metérmela. Sexo indiscriminado por toda la casa es una pasada…, mi hijo confiesa que goza más con su madre que con su novia…es impresionante. Hemos hecho de todo y me he vuelto una escandalosa de mucho cuidado…, tengo orgasmos impresionantes corriéndome a gritos como histérica mientras me folla a todo galope el muy cabrón. Con Yago me corro con una facilidad asombrosa, y eso debe ser al 

tremendo tronco de carne dura que me inserta mi retoño…, vamos no me corto ni un pelo en hacer según qué cosas me pide, pero eso ya os lo contaré en otra ocasión…palabra. En el trabajo de la empresa soy su jefa, me impongo y mando sobre él y todos los demás disponiendo lo que hay que hacer…, pero cuando me tiene entregada, desnuda y cachonda… él es que tiene el cetro de mando, un poderío de más de 20 cm de largo, recio y venoso que se pierde dentro de su madre, dejándome sucumbir sumisa como una puta ante los embates de mi hijo. Después de esa tarde de lujuria irracional nos dimos un receso… llegó su padre, el trabajo se amontonaba y no tuvimos tiempo para nosotros hasta que surgió un viaje especial a China… Esta historia continua en “Conexión con mi hijo en Shanghái”.





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