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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Acosada 3/3

 


EL TRAYECTO AL ASILO. A la mañana siguiente Jorge salió apurado como todos los días, hoy tendría que trabajar otra vez el doble y esperar que ningún contratiempo se le aparezca para poder estar en casa para su pequeña fiesta privada, no sin antes darle un tierno beso en la mejilla a su hermosa novia que aun dormía placenteramente luego de la agitada noche que había tenido el día anterior.

La fiesta de su novio iba a empezar alrededor de las 4 de la tarde, por lo que la visita del amigo de don Rómulo tenía que ser rápido para llegar a más tardar a las doce o una y tener algo de tiempo en los preparativos finales.

A pesar de que ayer se había duchado después de terminar de limpiar, decidió hacerlo de nuevo una vez más con agua fría para aclarar su mente y mantenerse firme contra ese viejo astuto, tenía que encontrar una manera de revertir la situación, sabía que no debía llevar nada demasiado provocativo, pero en un cuerpo tan candente como el suyo, esa tarea era imposible, aun así las minifaldas y escotes pronunciados estaban prohibidos ese día para ella, así que se decidió por una blusa negra con botones en la parte del escote y mangas transparentes, además agarró un jean de color azul el cual se apegaba muy bien a su anatomía, estas prendas  “normales”  al ser usadas por la jovencita, sin duda cambiaban la percepción ya que el jean moldeaba muy bien sus piernas y la blusa por más que se la abotono hasta arriba, marcaba de manera espectacular esos bien dotadas tetas copa C, acompaño su conjunto con unas balerinas de color negro de tacón medio, un sombrero de ala grande tipo veraniego  y un bolso de color perla.

Fabiola se encontraba lista, quería acabar con esto de una vez para concentrarse en el cumple de su novio, eran las 6:30, cuando escucho su timbre, la joven sacó la cabeza por la ventana para corroborar que era Rómulo, el tipo sin duda era puntual y para su sorpresa, esta era la segunda vez que lo veía arreglado…, tal vez su influencia  hacía mella en el cuidado de ese viejo, al menos hasta donde se podía. Antes de abrir la puerta inconscientemente se puso perfume y se arregló un poco el cabello como si de una cita se tratara, cuando por fin abrió la puerta el viejo estaba maravillado por el bombón de mujer que era la jovencita.

-      ¡Wow! si no fuera por la promesa que le hice a mi compadre, creo que me quedaría contigo a pasarlo bien hasta el cumple de tu novio, pero bueno que se le va a hacer, ¿nos vamos preciosa?

-      Está bien Rómulo, pero ya sabe bien en qué quedamos, por cierto, me sorprende que este tan elegante hoy… últimamente se cuida mucho ¡¿Es por mí…?!

-      Así es, con una mujer como tú no es para menos, técnicamente esta es nuestra primera cita y quise estar a la altura de tu belleza, para no desentonar.

-      Entiendo…

La joven trataba de comportarse lo más fría posible para no darle alas al viejo aprovechado

-      ¿Y dónde está su coche?

-      ¿Mi coche? Nahhh esa chatarra del siglo pasado no es digno de llevarte, tú te mereces algo mejor y hasta donde sé, tú tienes tu propio coche… ¡Vamos dame las llaves yo conduciré, hoy seré tu chofer personal con privilegios!

A la universitaria solo se asombraba como el viejo le hablaba con tanta confianza impune, pero no le quedaba de otra más que aceptar e irse ambos en su nuevo Kia Kona del año, el moderno automóvil había sido un regalo de su novio cuando cumplieron dos años de relación y lo usaba ocasionalmente para la universidad o para salir a algún lugar con sus amigas, siempre era ella la que conducía, incluso cuando salía con su novio, ella prefería tomar el volante y dejar a Jorge de copiloto, era la primera vez que cedería su asiento para que otra persona conduzca, pero como no quería empezar con el pie izquierdo el día, accedió a darle las llave y salir de la urbanización lo antes posible. El asilo se encontraba a 15 minutos en coche, por lo que tenían que darse prisa, como en la mayoría de ciudades, siempre que había un semáforo, se encontraban con gente ambulante que hacían malabares, limpiaban los parabrisas, vendían agua o cualquier cosa aprovechando la luz roja, algunos eran simples mochileros y otros eran los típicos fumetas que querían algunas monedas para su droga barata, pero lo que tenían en común ambos era que cuando pasaban por el lado del copiloto para pedir unas monedas, se quedaban embobados con la belleza de Fabiola, algunos disimulaban su vista y otros simplemente eran descarados en su forma de mirar.

Esto hizo que al viejo aprovechado, le surja la idea de jugar un poco con Fabiola, para ver como era su reacción, ya que hoy la sentía bastante hermética y tal vez con esto la podía hacer soltar un poco.

-      Oye preciosa, ¿has visto como todos esos inútiles que pasan al lado tuyo se quedan embobados en tus tetas cuando te ven?

-      No sé de qué habla, hoy tengo mi blusa abotonada hasta arriba

-      Pues sí, pero por más que te abotones y trates de esconderlas, esos bonitos melones jamás pasan desapercibidos, que te parece si les das una alegría a los próximos miserables que veamos y te desabotonas un par de botones

-      No lo creo posible, no me gusta hacer eso.

-      Vaaa, no te hagas la inocente que tú misma me confesaste que te gusta que te miren.

-      Invenciones suyas, yo jamás le dije eso.

-      Así que ahora lo niegas, pues yo me acuerdo muy claro cómo me lo decías ayer cuando te las manoseaba, también me acuerdo muy bien el color de las sábanas y el piso, será interesante ver la reacción del cornudo de tu novio si le contara todo eso, ¿Qué te parece?

-      ¡Oiga! No sea así

-      Pues tú decides bombón, ya estamos bastante lejos de nuestra urbanización, aquí nadie nos conoce, puedes soltarte un poco con esas sucias fantasías que me comentaste ayer

-      Pe…pero usted prometió que se iba a comportar si yo accedía a acompañarlo donde su amigo. 

-      Es cierto, pero hoy te noto muy rara y no me gusta eso, si no actúas como quiero, tal vez me retracte de esa promesa y me aparezca en el cumpleaños, ¿no quieres eso verdad?, además solo es observar, no es como si te dijera que te acuestes con ellos, ese privilegio solo será mío

Sin más que decir la nena de mala gana accedió, liberó dos de los botones, dejando una buena vista del inicio del canalillo de sus tetas si se mirara desde arriba, cuando llegaron a otro semáforo, divisaron a un tipo bastante sucio y con pinta de ser adicto a alguna droga, Rómulo lo llamo para que limpiara el parabrisas y cuando tenía que pagarle, el viejo le dijo que su mujer se encargaría de eso…. El fumeta fue hasta el asiento del copiloto y cuando se acercó para que le pagaran, se quedó embobado con la hermosura de mujer que tenía enfrente, Fabiola tímidamente alargo su mano para darle unas monedas y el tipo no perdió detalle de ese hermoso par de montañas blancas que resaltaban enormemente en aquella blusa negra.

-      Gracias jefe y gracias a usted señorita.

Dijo de forma cortes el fumeta mirando de reojo aquel inicio de escote

-      ¿Lo ves?, le acabas de alegrar el día a ese pobre infeliz, ¿te gustó como se quedó embobado mirándote las tetas?

Fabiola solo permaneció callada, a lo largo del trayecto Rómulo hizo un par de paradas para preguntar alguna dirección, siempre llamaba a la gente desde la ventana del copiloto para que de esta manera todos vean a la dulce jovencita, todas las personas que se acercaron por la llamada del viejo se perdían en ese bello rostro y esas montañas de carne blanca, algunos eran discretos en su mirar y otros clavaban sus ojos sin ningún tipo de vergüenza. Rómulo por su parte se sentía orgulloso, jamás había conducido un coche tan elegante en su vida, no por falta de dinero, sino para no destacar y llamar la atención de compañeros del gremio y policía, el mejor salvoconducto en su vida era la discreción, sacar el dinero poco a poco para vivir bien sin presumir de ello…, a todo eso sumaba que su acompañante era una hermosa aspirante a modelo, se sentía todo un ganador y con más confianza  le pidió que se soltara un botón más, Fabiola sabía que si hacia eso, lo más seguro es que ya se empiecen a notar los bordes de su sujetador de color negro, pero de momento no le quedaba otra que obedecer por lo que accedió a la petición.

A pesar de su negativa al principio, todas esas miradas lujuriosas de los ambulantes y personas que pasaban al lado de ella, le estaba empezando a gustar, ya que ahora con tres botones sueltos, las vistas se clavaban directamente en sus tetas, sin duda provocar desde el asiento de su coche con una blusa con algunos botones abiertos a personas nada agraciadas había sido una de sus fantasías de exhibicionismo que había descubierto hace pocas semanas, el sentirse deseada por otros hombres que jamás podrían estar con ella le gustaba demasiado, por un momento recordó a ese heladero con el que jugueteo un poco en aquella plaza, sin duda le hubiera gustado encontrarse con el nuevamente y regalarle otro pequeño espectáculo.

Al pervertido Rómulo también le gustaba ver cómo era exhibida la jovencita, de rato en rato alargaba su mano para apoderarse de esas imponentes piernas y darles un buen apretón, pero estas eran rápidamente retiradas por la nena.

Llego el momento en que por petición del viejo nuevamente, se tuvo que deshacer de un cuarto botón y ahora si su sujetador de color negro se notaba con total claridad, ya se encontraban a 5 minutos de su destino, la jovencita había exhibido sus agradables atributos a varias personas afortunadas, pero hace rato que ya no habían visto a ningún limpiador callejero, ni ninguna persona solitaria que este caminando por la calle, así que antes de llegar a su destino, el viejo hizo una parada en un pequeño puesto de periódicos que era atendido por un tipo de tez oscura, de estatura más baja del promedio. Rómulo creyéndose todo un tipo ganador,  le dio un grito para que despertara y se acercara, este despertó de su ligero sueño y se acercó al coche por el lado del copiloto…, sin duda la vida no la había tratado bien ya que a pesar de estar a la mitad, al tipo apenas le quedaba pelo, su sobrepeso era evidente, seguramente por los litros de cerveza que tomaba todos los días como única alegría a su aburrida vida, tenía unas chancletas polvorientas junto a un mono desgastado, una camisa abierta y un sombrero de paja para cubrirse del sol, aunque se notaba que ya estaba bastante quemado, lo más resaltante en su rostro sin duda era su gran nariz chata de grandes fosas nasales, típica de una persona afroamericana, aunque él era una persona de raza blanca, solo que bastante quemado.

Apenas el señor se acercó al coche por el lado del copiloto, sus ojos se desviaron a la hermosa  figura de la jovencita y sus hermoso par de tetas descubiertos dejando ver con bastante facilidad casi todo su sujetador de color negro, Rómulo se percató al instante de lo salido que era ese vendedor de periódicos y le daba gracia como la jovencita no sabía para donde mirar, ya que si bien le gustaba que la mirasen, era la primera vez que cumplía esta fantasía y no se había preparado mentalmente para ello por lo que no sabía bien cómo actuar, sobre todo cuando tenía a un vejete mirón tan cerca de ella.

-      ¡Ey! Dame un periódico y unas 5 de esas mierdas de lotería para rascar.

Dijo don Rómulo para romper la tensión del momento. Evaristo, que era el nombre de este viejo vendedor de periódicos, solo atino a mover la cabeza de forma positiva y procedió a alejarse guardando en su memoria esa bella escena que había presenciado y entrando a su vieja casa para buscar más billetes de lotería de rasca y gana de la ONCE.

-      ¿Oye has visto cómo has dejado a ese pobre tipo con tus ubres?

-      Aja — solo atinaba a decir en voz baja la avergonzada jovencita.

-      Así me dejaste la primera vez que te vi llegar a la urbanización, ese día te veías hermosa bajando las cajas de la mudanza.

-      ¿De… de verdad?

-      Claro que sí, esas tetas tuyas no serán grandotas, pero están en su punto, a las justas las pude abarcar con mi mano el día de ayer, cualquier escote te queda genial y esa primera vez que te vi tenías uno bastante pronunciado y ni hablar de ese culito rico que tienes, ese mismo día te dediqué dos pajas en tu honor.

Fabiola se sentía halagada, pero a la vez asqueada por lo que le decía, por más que se vistió de una forma elegante, no podía controlar su comportamiento ordinario y decía lo primero que se le venía a la mente, de pronto el viejo le agarró con total autoridad la pierna izquierda.

-      ¡Ufff que preciosas piernas! Todo el camino te has hecho la difícil sin dejarte acariciar, pero bien que ayer las tenía a mi antojo… solo acordarme de todo lo que hicimos ayer ¡Ummm…!

-      Por favor Rómulo, quedamos en que solo iríamos a visitar a su amigo

Decía la jovencita mientras trataba inútilmente de quitar esa mano de su muslo.

-      Tranquila nena, solo estoy recordando un poco todas esas cosas deliciosas que hicimos anoche

-      Yaaa Rómulo no sea así, ya va a venir el señor de los periódicos 

-      Ese tipo tenía bien clavado sus ojos en tus tetas, porque no le das a ese miserable un último buen regalo para que te recuerde siempre.

-      ¿A qué se refiere…? Ya estoy así de descubierta, creo que es más que suficiente.

-      ¡Nahh! Le falta algo más, ¡ya sé!  Rápido ricura pásame un billete antes de que venga

-      Pensé que usted iba a pagar

-      Se buena anfitriona y haz lo que te digo, recuerda que yo soy tu invitado el día de hoy…, además sé que ganas buen dinero en tu canal de YouTube.

Fabiola ya no le quiso contestar, simplemente saco de su cartera un billete y se lo entregó

-      Gracias ricura, me quedaré con el cambio también en caso de que haya otro afortunado limpia cristales, más adelante, aunque algo me dice que ese tipo no nos va a cobrar nada…

-      ¿Y porque dice eso?

-      Pues porque quiero que pongas este billete bien dentro entre tus ubres y animes al negro pese a que se cobre.

-      Nooo ¡qué le pasa!, eso ya es demasiado.

-      Lo harás porque yo lo digo.

-      Noo eso no, mire ya está viniendo.

El viejo Evaristo salió de su casucha con solo dos boletos de lotería extra que sumado a los que tenía en su puesto de periódicos eran cuatro, le faltaba uno, que por más que buscó no encontró. Fabiola observaba por la ventana la humilde casa del vendedor de periódicos, Rómulo aprovecho el momento de distracción de la jovencita y con rapidez le metió el billete bien dentro entre sus tetas, Fabiola se sorprendió por el movimiento y solo se giró para llamarle la atención pero con una voz apagada para que el otro tipo no se diera cuenta.

-      Sshhhh cállate que ya viene preciosa.

Fabiola movió sus ojos y se percató que el tipo ya casi estaba al lado suyo, así que ya era muy tarde para reaccionar y sacarse el billete.

-      Servido señor, solo encontré estos últimos cuatro billetes de lotería.

-      ¡Joder, quería cinco! Es mi número de la suerte, bueno ya no importa, mi mujer le pagará

El viejo Evaristo miro a la angelical jovencita que se encontraba callada y se le podía notar bastante nerviosa

-      Este…señorita son ocho euros por todo.

-      Parece que se quedó sin habla, cóbrate tú mismo…

Don Evaristo no entendía muy bien la situación, hasta que se percató que algo sobresalía entre las tetas de la jovencita.

-      ¿Se ven bien verdad?

Dijo don Rómulo con una voz altanera

-      ¿Eh? Disculpe ¿a qué se refiere?

Dijo el vendedor, tratando de hacerse el que no entendía.

-      ¡¿Qué va a ser… las tetas de mi mujer?!

-      ¡Ah! Pues si…son muy bonitas.

Dijo el viejo con cierto nerviosismo pensando que lo habían descubierto y que le iban a reprochar por haberse quedado viendo todo embobado.

-      El dinero se encuentra entre esas buenas tetas, vamos recoja el dinero y denos el cambio que llevamos prisa.

-      ¿Está usted seguro que puedo hacer eso?

-      ¡PUES SI CABRÓN! Sí que eres lento maldita sea

-      Oiga, yo no creo…

Murmuraba suave la jovencita

-      Ssshhhh tu callada, que el caballero y yo estamos hablando… y pues que dice, ¿lo hará? o asumiré que me está regalando el periódico y los billetes de lotería.

Evaristo se encontraba callado con sus ojos aun clavados en las tetas de la jovencita, por un momento pensó que le iban a llamar la atención, pero ahora le estaban pidiendo que meta sus manos entre esas suaves montañas de carne, sentía que la lotería se lo había  ganado el ya que no creía lo que estaba escuchando, y como toda oportunidad, esta tenía que ser aprovechada así que sin decir más palabras, alargó temerosamente su mano huesuda para acercarse a los jóvenes tetas de esa belleza de mujer, que trataba de mirar hacia otro lado por la vergüenza.

Después de unos segundos de incertidumbre que parecieron eternos, el anciano aun incrédulo comenzó a rozar su mano con aquella suave piel, aquella jovencita tenía unas tetas bastante hermosas y rebosantes de vida a comparación de su vieja mujer, podía sentir el calor juvenil que emanaba de ellas, y sin decir más trato de estirar su suerte metiendo su mano entre esos turgentes tetas como si realmente lo estuviera buscando, aun cuando solo tenía que haber tirado del papel, todo esto para sorpresa de Fabiola que no pensó lo pervertido que había resultado el tipo, pero la vergüenza para ella era más grande como para llamarle la atención así que solo miró hacia otro lado.

-      Disfrute el momento, que aunque esta yegua parezca callada, le gusta alegrar a gente miserable como usted.

El viejo kiosquero ni siquiera escuchaba lo que decía Rómulo, su mente estaba divagando en esos momentos, movía su mano como si de verdad buscara algo más que ese billete, la suavidad y textura de esos tetas era indescriptible para el tipo el cual con más confianza se dio a la tarea de apretarlos y sobarlos levemente para estimular mucho más a la muchacha.

-      ¿Qué tal? ¿Valió la pena regalarme estos billetes de lotería?

El sujeto estaba tan embobado moviendo su mano, que seguía sin escuchar lo que había dicho don Rómulo.

-      Parece que tomaré eso como un sí.

Dicho esto el mismo don Rómulo sacó la atrevida mano del tipo que estuvo a punto de llegar a los rígidos pezones de la caliente jovencita y sin decir más arrancó el coche.

-      Dentro de un par de horas estaremos de vuelta, si nos consigues otros boletos para entonces, te dejare que la disfrutes un poco más ¿entendido?

Gritó el viejo mientras el vehículo se alejaba. Fue entonces cuando el kiosquero se dio cuenta que no había llegado a agarrar el billete, pero a esas alturas era lo de menos, lo que había sentido no tenía precio, jamás imaginó tocar unos tetas tan perfectas a su avanzada edad y estaba agradecido por ello, por lo que solo atinó a mirar alejarse el coche y pensar donde más podría conseguir billetes de lotería para cuando regresen, tal vez hasta use uno ya que la suerte que había tenido el día de hoy no la había experimentado en años.

El trayecto hasta llegar al asilo fue de pura risa para el viejo por haberse quedado con los billetes de lotería y el dinero, en cambio la jovencita se encontraba en silencio ya que aún no terminaba de asimilar la situación en la había sido usada como cebo, cruzada de brazos intentaba ocultar sus rígidos pezones para que Rómulo no se diera cuenta…. La joven todavía se sentía confundida por su disfrute de estos encuentros, sabía que estaba mal y estaba  disgustada y avergonzada por lo que había hecho, pero la calentura del momento era innegable, recordar como esa mano negra del kiosquero, había estado entre sus blancos tetas rozándolos tímidamente por un buen rato, le había gustado, no lo podía negar y dentro de ella solo quería minimizar la situación pensando que no era la gran cosa, siempre y cuando permaneciera en secreto.

Tras esa experiencia, el viejo vecino se lo paso manoseando con su mano derecha las suaves piernas de esta y de rato en rato seguía hasta tocarle su zona íntima por encima de su jean, momento donde Fabiola le retiraba la mano.

   

 


EL ASILO. En un par de minutos por fin llegaron al asilo, allí Fabiola se llevaría la primera sorpresa ya que el viejo le dijo que no entraría a aquel lúgubre lugar junto con ella, en vez de eso usaría el coche de Fabiola para dirigirse a otra dirección por un par de horas mientras ella visita a su amigo, antes de que la nena bajase del coche, Rómulo le entregó un papel con el nombre de la persona que iba a visitar, todo esto resultaba sospechoso para Fabiola, pero no podía negar que estar alejada del viejo la tranquilizaba un poco, así que aceptó, estacionó el moderno vehículo en la parte de atrás del asilo, antes de bajarse Fabiola dio una mirada al lugar, sin duda era un complejo enorme pero estaba bastante descuidado y olvidado.

A Rómulo por su parte la situación no le gustaba mucho, él quería estar con su musa todo el tiempo que fuera posible, pero sabía que, si la acompañaba, seguramente solo iba a entorpecer a su colega que se encontraba dentro, además el día de ayer ya había hablado con su compañero y le había explicado la situación de él con la jovencita y su plan…. Este era muy simple, el día de ayer después de su inconclusa faena con Fabiola, había decidido partir hasta el asilo, el tipo que se encontraba en este lugar había sido una especie de jefe que regía el negocio de la droga, prostitución y el trapicheo en el antiguo barrio de Rómulo, cuando este era más joven y estaba en malas compañías, en su tiempo este sujeto era el más avezado delincuente y todos lo respetaban, su nombre era Mauro, pero como casi siempre pasa en este tipo de pandillas, el alcohol y las drogas consumieron su vida hasta postrarlo en una cama, con el tiempo se ha estado recuperando de su adicción aunque aún le faltaba muchas horas de terapia para superarlo totalmente.

Producto de estar en la cama la mayor parte del tiempo, había bajado varios kilos, su figura atlética y fuerte que tenía en su juventud, se había ido, ahora la mayoría de sus grandes músculos se encontraban caídos por falta de ejercicio, su tez era algo cobriza, ahora en su vejez tanto sus manos como su rostro estaban llenos de manchas, pero sin duda su rasgo más significativo es que tenía un cuadro de Parkinson en su mano derecha, producto de tanto golpe que había recibido de sus constantes peleas. Si bien su vida ahora era más tranquila y aburrida, la llamada de Rómulo uno de sus antiguos “perros” que siempre lo acompañaba a todos lados, le llamó mucho la atención, sobre todo por la descripción que le dio de la hermosa jovencita que se sentía insatisfecha sexualmente con su actual pareja y que le faltaba un leve empujón para entregarse a él.

Por eso el plan era que tenía que quedarse a solas con Fabiola y este tenía que encontrar alguna manera de convencer a la jovencita para que se dejara manosear un poco, para que en algún momento ella tome la iniciativa y todo esto quedara grabado en una cámara que había puesto Rómulo estratégicamente entre unos libros y que podía grabar toda la habitación, con este video fácilmente el viejo aprovechado, la podría chantajear a su antojo, hasta incluso podría amenazarla con denunciarla a las autoridades por actos contra la moral en una casa de reposo y hacerla conocida en toda internet.

Todo iba de acuerdo al plan, el único detalle es que Mauro pueda lograr algo con la jovencita para que quede grabado, pero esto no le preocupaba mucho a don Rómulo, él sabía que su exjefe tenía un montón de recursos para llevarse a mujeres a la cama hace años y ahora a pesar de que esta más viejo, aún le queda a talento para lograrlo, además sabía que Fabiola se calentaba rápido y se dejaba llevar por el momento, todas esas exhibiciones y que se dejara manosear por el tipo de los periódicos sin duda habían sido un pequeño preámbulo para hacerle más fácil el trabajo a su colega.

Rómulo esperaba que esto se acabe rápido para tener a Fabiola en sus manos para siempre, ya que si bien había quedado con Mauro en compartirla más adelante, este no tenía la menor intención de cumplir su palabra, una vez que tenga el video de prueba, desaparecerían de su vida para siempre… más allá de ese día no quería compartir a su “musa”, sobre todo porque le guardaba el rencor de haber sido solo el “perro” de Mauro, sin lograr escalar dentro de la organización, estaba tan escaldado con el tema que hasta llegó a pensar, que su fallecida mujer había follado con él a sus espaldas.

Todos estos recuerdos aun los tenía latentes, y para ser sincero Mauro no fue su primera opción para su plan del video, pero no conocía a otra persona y lugar mejor para que el plan funcione a la perfección, además dejar que su exjefe pruebe tan solo una pizca de tan hermosa jovencita, y luego dejarlo abandonado haciendo que este espere eternamente su turno en aquel lúgubre lugar, mientras el por fin se acuesta con ella, le parecía la mejor venganza que podría hacer en estas circunstancias.

Otra vez en el vehículo de Fabiola, mientras Rómulo la llenaba de mentiras a la jovencita sobre a donde se dirigía, no perdía el tiempo y con sus manos otra vez se acercaba al dulce cuerpo de esta, Fabiola al principio se negaba, pero luego de ser exhibida ante los vagos limpiacristales, ser tocada  por el kiosquero, y por ultimo ser manoseada por el viejo el resto del camino, dejaron a Fabiola bastante vulnerable, por lo que esas manos juguetonas otra vez se dirigieron a su trasero para apretarlo a su gusto.

-      ¡Uff nena, jamás me voy a casar de tocar ese rico culo tuyo!

-      Yaaa por favor Rómulo, no sea tan mamón, vaya hacer sus cosas y yo…yo voy a hablar un rato con su amigo, además alguien podría salir y vernos.

-      Se me hace difícil separarme de tu rico culo, pero supongo que te haré caso.

Fabiola bajó del vehículo, pero antes de retirarse, Rómulo, le dio una buena y sonora nalgada, sorprendiendo a Fabiola, la cual se alejó para que el viejo no la siguiera tocando. Tras su encuentro con Rómulo, Fabiola entró a la sala de espera del asilo, se acercó hasta la recepción para ser recibida por una enfermera.

-      ¿Puedo ayudarte?

-      Mmm sí, estoy buscando a este hombre

Respondió ella entregándole el papel. La enfermera miró el pedazo de hoja y se sorprendió por el nombre que tenía escrito, luego miró a Fabiola de arriba abajo.

-      ¿Quieres ver a Mauro?

-      Sí, por favor... ¿hay algún problema?

-      ¿Eres un pariente?

-      Erm, sí ... sí, lo soy

-      Bueno, tú eres el primer pariente femenino que hemos visto, por lo general solo tiene visitas de tipos con pinta de pandilleros que vienen una o dos veces al mes.

Fabiola se dio cuenta de que la enfermera sospechaba y por eso trató de explicarle que era un pariente lejano y que necesitaba hablar con él sobre algunos asuntos familiares. La enfermera aún tenía sus dudas, y es que ella llevaba un tiempo trabajando en ese asilo, y sabía cómo se ponía Mauro a veces, así que se sintió en obligación de advertirle de manera sutil lo que se iba a encontrar cuando entre a esa habitación.

-      Y señorita, le han hablado algo de él, quiero decir ¿Sabes cómo puede ser él?

-      ¿Cómo…? ¿qué quieres decir?

-      Bueno, digamos que le gustan mucho las señoritas... las enfermeras se niegan a cuidar de él, así que ahora queda a cargo del personal masculino, con esto quiero decir que puede estar postrado en la cama, pero esas manos suyas son propensas a deambular... Si sabes a lo que me refiero.

Fabiola comenzó a ponerse un poco nerviosa, pero ya estaba en el asilo, no podía retroceder ahora, parecería demasiado sospechoso.

-      Por cierto, mi nombre es Sofía, mucho gusto…, te guiaré hasta su cuarto, así que sígueme por favor.

El asilo era bastante grande, cubría toda una manzana, Mauro descansaba en las habitaciones al otro extremo de donde se encontraban, si era la primera vez que visitabas aquel lugar y si nadie te guiaba era difícil encontrar el dichoso cuarto, por eso es que la enfermera se ofreció a llevarla personalmente.

A lo largo del camino, mientras Fabiola seguía a la sensual enfermera, notó muchos rostros envejecidos que las seguían con la mirada a ambas mujeres, y es que no era para menos ya que Sofía era una hermosa madurita que estaba a mediados de sus cuarenta años, esta tenía el cabello rubio hasta la altura de sus hombros, aquel día llevaba su bata de enfermera abierta mostrando un vestido negro que le llegaba a la mitad de los muslos y en la parte de arriba se mostraba con un generoso escote en forma de “V” que dejaba ver el inicio de sus llamativos y suaves tetas los cuales eran un poco más pequeñas que las de Fabiola, pero aún se mantenían en su lugar haciendo que cualquier hombre se muriera de las ganas por meter su cara entre ellas, era una mujer hermosa con unos ojos grandes, labios carnosos y un coqueto caminar haciendo que sus caderas resalten con cada paso que daba, Fabiola se sorprendió ahora que la veía bien y sin duda esperaba estar así de buena cuando llegara a esa edad. Los mismos enfermeros y ayudantes del lugar de todas las edades también se quedaban atónitos, Fabiola solo los miraba y no podía ocultar sentirse un poco juguetona por toda la atención que estaba recibiendo, miró de reojo una vez más a la enfermera y el coqueto andar de esta sexy madurita la animo a hacer lo mismo, sentía que debía ayudarles a todos esos mirones dándoles alguna alegría a sus apagadas vidas, tal vez si terminaba rápido con Mauro, podría quedarse un ratito a “jugar” con ellos, por caridad, sin tener contacto físico, tal y como lo hizo con los vagos de los semáforos y el heladero.

Durante el trayecto hasta el otro extremo del asilo, Fabiola y Sofía charlaron amenamente y rápidamente se agarraron confianza para hablar de todo un poco mientras llegaban al lugar.

-      Bueno Fabiola es aquí, recuerda lo que te dije y si necesitas alguna ayuda no dudes en buscarme, me iré a ver a algunos pacientes…estaré por aquí cerca.

-      ¡Oh, descuide, estaré bien! Solo quiero tener una conversación rápida con él, eso es todo.

-      Bueno, de acuerdo, sin duda te deseará. Solo toca y entra.

Murmuro suavemente Sofía mientras miraba de arriba abajo a la encantadora joven que tenía delante por última vez. Parecía tan fuera de lugar en este asilo, aunque bueno ella también lo estaba, pero ya se había acostumbrado. Antes de irse la enfermera, notó la mirada un poco preocupada en la cara de Fabiola.

-      Continúa, él no muerde... Solo mantente fuera del alcance de esas manos traviesas ¿Ok?

-      O...ok, no se preocupe, estaré bien — respondió ella.

Cuando la enfermera se fue, Fabiola se quedó preguntándose que se encontraría al otro lado de la puerta, tuvo el fuerte impulso de darse la vuelta y marcharse, sabía que eso sería lo más inteligente. Pero había llegado tan lejos que sabía que tenía que entrar, después de todo, si no lo hacía, seguramente Rómulo se iba a vengar de alguna manera.

  

 


 

DON MAURO. La temerosa joven dio un ligero golpe a la puerta cuando sin querer se abrió lentamente y no le quedo más que entrar para que la enfermera no sospechara nada. Todo lo que había dentro era un par de sillas viejas, una mesita de noche, un armario al que le faltaban cajones, un viejo televisor y por supuesto, una cama.

Escuchó una tos que la hizo saltar, provenía de la dirección de la cama. Al acercarse vio que había un hombre… un hombre viejo bastante callado.

-      Hola, dijo nerviosamente. 

-      ¿Quién eres?

-       Yo... soy amiga de Rómulo, él me recomendó que viniera a visitarle para tratar de charlar un poco con usted y hacerle compañía... yo... ¿es un buen momento?

El viejo a estas alturas ya sabía hasta su nombre, pero por el bien del plan tenía que actuar como si no supiera nada.

-       ¿Una amiga de Rómulo? — preguntó mientras intentaba con gran esfuerzo levantarse un poco de la cama para verla mejor — ¿Y qué es lo que quieres?

-       Oh! Yo solo…, quería hacerle algo de compañía y conversar un poco con usted, me ayudaría mucho como parte de mi labor social...si le parece bien para usted claro. 

Sus nervios se calmaron cuando vio lo viejo y patético que era el hombre mientras buscaba en la mesita de noche sus gafas para verla con nitidez. Cuando la jovencita se acercó para verlo más a detalle, el tipo aún seguía tapado con su sábana, pero de la mitad para arriba solo tenía una camisa a cuadros abierta, se sorprendió al ver que aquel rostro no era tan demacrado como se imaginaba, pero si tenía bastantes manchas por toda la cara propias de la edad. Su cabeza estaba totalmente rapada, el único lugar donde había pelo era en su pecho, lo típico de un hombre de su edad.

Parecía respirar con cierta dificultad a través de su boca constantemente abierta. Un viejo triste, frágil y patético, que obviamente estaba llegando al final de sus días, no era ni la sombra de lo que algún día fue en su juventud para ser un capo de la mafia de una zona importante de la cuidad.

Después de estudiar la situación Fabiola no sentía ninguna amenaza por parte de él. No había forma a su edad y en su condición de obligarla a algo que ella no quisiera. Tas este breve análisis, la jovencita empezó a sentir lástima por el viejo indefenso, pero no podría estar más equivocada…la apariencia puede ser engañosa y aunque Mauro se veía débil y frágil, todavía tenía una parte de su anatomía que aún se negada a perecer…. El viejo Mauro ahora con sus gafas puestas le dijo que buscara una silla de la esquina para sentarse. Cuando ella fue a buscarlo, no pudo evitar ver el movimiento sexy de ese encantador y descarado trasero apretado por su jean. 

Por su parte la jovencita que aún se encontraba con ese pequeño picor de calentura después de ser exhibida y manoseada en su coche. Al no ver peligro alguno, sumado a la deplorable situación en la que se encontraba el viejo, le venía a la mente jugar un poco con él, al menos para que piense en ella en las frías noches de este horrible lugar, por lo que se sentó y cruzó una pierna sobre la otra, dándole una gran vista de sus largas y bien formada anatomía…. El tipo estaba que alucinaba por la belleza que se encontraba en su pequeño cuarto, la nena era mucho mejor de lo que le habían descrito…, al principio cuando Rómulo le hablo pensó que se trataría de una prostituta cualquiera, o una mujer sin gracia, pero ese bello e inocente rostro no tenía ningún indicio de ser de la calle. La joven no tenía idea de que debajo de aquellas sábanas una vieja verga se estaba endureciendo como en sus mejores años mientras hablaban. 

Tras sentarse y ponerse cómoda, ella se presentó formalmente como si de un proyecto universitario se tratara. Cuando Mauro comenzó a contarle un poco sobre su vida, pudo ver una mirada amable en el rostro de la universitaria y decidió empezar a jugar una de sus cartas. Siguió charlando durante unos minutos, incluso le contó su oscuro pasado junto a Rómulo cuando eran jóvenes y todas las cosas que habían logrado durante casi 30 años de delincuencia organizada. Sin querer ese tema le había llamado bastante la atención a la universitaria, ya que no se imaginó al temperamental Rómulo, siendo el perro fiel de Mauro en su juventud. El viejo siguió con sus historias hasta que llegó al punto en que le estaba diciendo cuánto tiempo había estado solo en esa habitación y que la única vez que lo dejaría probablemente sería en una caja de madera.

Esta forma de expresarse se le hacía muy familiar a Fabiola, ya que fue así como Rómulo la engatuso con sus mentiras, pero a diferencia de este, el viejo Mauro parecía que si decía la verdad ya que la situación entre ambos viejos era totalmente diferente…, Rómulo al menos tenía una casa y una pensión que cobraba de su difunta esposa, mientras que Mauro literalmente no tenía nada, dado que aquel asilo de mala muerte la pagan mensualmente, sus antiguos acólitos. Su noble corazón se rompía en tristeza por él, << pobrecito>>, pensó por la triste historia que escuchaba, en ese momento solo quería acercarse y darle un fuerte abrazo. 

El viejo Mauro siguió a la ofensiva, contó que Rómulo y uno que otro conocido del barrio eran los únicos visitantes que tenía y lo agradable que era ver a alguien nuevo. Esto hizo que Fabiola se sintiera un poco emocional, haciendo que olvide la advertencia de la enfermera.

La sexy jovencita empezó a darle palabras de ánimo, ella lo miraba con bastante ternura y pensó que el viejo también hacia lo mismo ya que se estaba abriendo al contarle su dura historia… La realidad era bastante diferente, la mente de Mauro estaba interesada, pero no en lo que ella decía… era lo más sexy que había visto desde Dios sabe cuándo y quería desesperadamente sentir esos hermosas tetas, descubrir qué secretos estaban escondidos debajo de ese apretado jean, pensar en esas cosas lo estaba volviendo loco, ¡Habría dado todo lo que tenía!, incluso el tiempo que le quedaba en la tierra solo para tenerla y gozarla durante unos minutos. 

A medida que la conversación comenzó a secarse y las pausas silenciosas se hicieron más largas, el único ruido que se podía escuchar era el silbido del aliento de Mauro. Entonces la jovencita pensó que tal vez debería irse para que él pudiera descansar un poco, incluso sus deseos de jugar se habían esfumado con tan triste historia que le contó, aun así, su calentura seguía intacta y solo deseaba irse para jugar un poco con los viejos que la habían devorado con la mirada hace poco.

-      Realmente ha sido agradable charlar con usted, le prometo que volveré a visitarlo pronto, pero creo que es hora de que me vaya retirando para que usted descanse.

Dijo Fabiola mientras el silencio se volvía más incómodo. 

-      Oh no... no, por favor, todavía no… ya descanso demasiado

Suplicó patéticamente cuando ella se puso de pie. 

-       Bueno... está bien, tal vez pueda quedarme un poco más.

Dijo mientras miraba su reloj. Aprovechando que estaba de pie, caminó lentamente hacia la ventana para abrir las cortinas y comentarle el hecho de que al menos él tenía una vista bastante agradable del bosque que rodeaba el lúgubre paisaje del asilo.

-       Sí, es un hermoso paisaje.

Dijo Mauro, mientras su vista se clavaba en ese bien formado trasero. Después de unos momentos, ella se enderezó y se volvió hacia él, con los brazos cruzados bajo sus suaves tetas. Ella todavía no estaba al tanto de los pensamientos del viejo, la verga de este ahora estaba dura como una roca y necesitaba desesperadamente un poco de atención, fue entonces cuando el pervertido zorro jugo otra carta.

-      ¿Hija podrías traerme otra almohada?

Pidió con voz frágil

-       Claro

Dijo mientras se dirigía al armario y sacaba uno. 

-       Eeeste... sí pudieras deslizarlo debajo de mi cabeza, verás tengo el cuello algo rígido.

Olvidando lo que la enfermera le había advertido, fue y se paró junto a él con la almohada en la mano. Al verlo luchar para levantar la cabeza, supo que tenía que poner de su parte, así que puso su mano libre detrás para ayudarlo, mientras hacía esto, trató de deslizar la almohada detrás de él, lo que no fue tan fácil como pensó. Fue entonces cuando sintió algo, sintió una mano detrás de ella, descansando en su cintura, al principio pensó que lo hacía para sostenerse. Esto no fue un problema para ella hasta que sintió que lo movía hacia abajo y en dirección hacia su trasero. << ¡Viejo pervertido!>> pensó. Incapaz de moverse sin dejar caer la cabeza y tal vez lastimar al frágil vejestorio. Ella decidió aguantarlo mientras luchaba por acomodar la almohada extra debajo de su cabeza. Sus maravillosas tetas rebotaban justo en frente de su cara, mientras ella ponía la almohada en su lugar. Mauro trato de acercar su rostro pero la nena se percató de ello y no lo dejo llegar, cuando finalmente puso la almohada en su lugar, rápidamente se alejó de su alcance, estaba sorprendida por el abrupto cambio del vejete, la enfermera tenía razón, era un viejo mano larga y si bien ella quería jugar un poco con él, no tenía la intención en ningún momento de hacer contacto físico.

-      ¡Preferiría que mantuviese sus manos calmadas! — dijo la sorprendida jovencita con una voz bastante firme y autoritaria — Creo que mejor me voy, ¿no?

Cuando dijo eso vio una gran tristeza en el rostro del viejo, tenía los ojos cristalinos como si estuviera a punto de llorar, enseguida la nena sintió la necesidad de disculparse.

-      Ha pasado tanto tiempo desde que estuve en compañía de una mujer tan hermosa... lo siento mucho... no te culpo si quieres irte. 

Fabiola aún estaba un poco molesta por el atrevimiento de ese anciano, pero por otro lado esta era la tercera persona que la había manoseado en lo que va del día, primero fue Rómulo, luego el tipo de los periódicos y ahora él, eso sin contar a todas las personas a la que les había enseñado partes de sus tetas desde su coche. Hasta hace poco Fabiola solo quería retirarse del cuarto para juguetear un poco con los otros residentes del lugar que la habían mirado con deseo durante su trayecto con la enfermera, pero ahora su idea había cambiado de rumbo ya que tal vez podría hacer eso con Mauro ya que detrás de esa apariencia tranquila, el tipo era un viejo verde tal y como le había advertido la enfermera…, tras meditarlo por unos segundos, decidió quedarse, hacerse como si no se diera cuenta de nada y ver si el viejo se atrevía a algo más.

-       Vamos, no se ponga así, no voy a ir a ningún lado, lo siento, me sorprendió un poco eso es todo, olvidemos que sucedió, ¿está bien?

El viejo aun con actitud lastimera, movió la cabeza de forma afirmativa, ella por su parte dejó la silla a un lado y sentó en el borde de la cama.

-      Soy tan inútil ahora, no hay nada para mí en este mundo, les haría un favor a todos en este asilo si me quito la vida y dejo de molestarlos.

-      No diga eso, aún tiene mucho por vivir, solo debe pensar en algo que lo motive.

-      No... no hay nada, ya no veo ningún motivo. 

-      Por favor, no se ponga así, debe haber algo que le ayude a sentirse mejor.

La habitación se quedó en silencio por unos segundos.

-      Bueno, siempre hay algo, pero cuando eres un viejo como yo, esos deseos ya son casi imposibles de alcanzar. 

-      ¿Qué es?, por favor dígame. 

-       No puedo.

Dijo mientras se cubría los ojos con la mano temblorosa, parecía avergonzado y derrotado 

-      Vamos, solo dígalo ... por favor…por mi

-      Bueno, ver a tan hermosa jovencita entrar a mi humilde cuarto sin duda me sorprendió, lo que te hice hace poco fue porque ya casi no recuerdo cómo se siente tocar a una mujer, volver a sentir esas sensaciones en mis manos sería algo reconfortante, pero para alguien de mi edad esos deseos son prácticamente imposibles de conseguir.

La sexy jovencita realmente sentía un déjàvu, recordaba un gran parecido a la primera vez que estuvo con Rómulo, pero esta vez , el viejo que tenía enfrente no tenía fuerzas como para hostigarla, ahora que ella tenía todas las de ganar, sentía que debía aprovechar esta situación, no solo para calmar su calentura que se había despertado tras ese leve manoseo que sintió hace unos momentos, sino también que realmente sentía lástima por él y si esto era lo que tenía que hacer para hacer feliz a un anciano en sus últimos días, ¿cómo podía ser tan egoísta como para no concederle su deseo?.

-      Pues si eso es lo que quiere, yo…le ayudaré.

-      ¿Qué dices muchacha?

-      Que puede tocar un poco... yo... no me enfadaré…

-      ¿Me lo dices en serio preciosa?

El movimiento afirmativo de la nena con la cabeza, daba por sentado el hecho, el viejo aun con la boca abierta pareció temblar y sus manos temblorosas comenzaban a sudar por las bellas palabras que había escuchado.

-      ¿Estás... estás segura? Mmmm... ¿puedo… ya sabes... por favor?

Preguntó mientras sus ojos y sus manos se dirigían directamente a las tetas de la joven. Ya a estas alturas con un viejo completamente animado, la hermosa jovencita no podía dar marcha atrás, así que simplemente volvió a mover su cabeza de forma positiva. La expresión del viejo Mauro era para enmarcar, cuando colocó sus manos sobre sus hermosas montañas de carne, lentamente comenzó a hundir sus viejos y gordos dedos en ellas, el pervertido se quedó asombrado de lo increíblemente suaves y firmes que se sentían. Sus ojos parecían casi salirse de sus cuencas mientras veía sus manos sentir y apretar este magnífico y hermoso par de tetas a través de la delgada blusa oscura.

Fabiola lo encontró todo esto un poco espeluznante así que giro la cabeza hacia un lado. Sentir aquellos dedos que no eran los de su novio recorrer todo su pecho sin duda era una sensación especial, esta vez no era contra su voluntad como con Rómulo o con el tipo de los periódicos, esta vez estaba siendo tocada con su completo consentimiento además que ella estaba al mando de la situación…. El viejo Mauro Estaba en el cielo mientras masajeaba aquellas firmes y deseables tetas, recorriéndolas de arriba abajo y apretándolas cada vez más fuerte, la mano temblorosa producto del párkinson era un buen estimulante para los sensibles tetas de Fabiola, el viejo observando que no tenía ningún reproche, quiso aventurarse más, así que bajó las manos hasta su cintura y comenzó a levantar la blusa hacia arriba. Tan pronto como se dio cuenta de lo que estaba haciendo, Fabiola le tomó las manos para pararlo en seco.

-      No, no creo que sea una buena idea abuelo…

Mauro al darse cuenta de que no podía llevar su suerte demasiado lejos, se detuvo y continuo con su manoseo, pero esta vez sus temblorosas manos se dirigieron sobre el abdomen de la bella joven, este era muy tonificado y suave. Ella al ver que ya no había peligro de que le levantara la blusa, apartó sus manos y miró hacia un lado otra vez, lo que para él viejo era una señal de que esto estaba permitido, por lo que sus manos se arrastraron muy suavemente hacia arriba para apoderarse nuevamente de esas tetas sobre la fina blusa. Pronto las puntas de sus dedos sintieron un pequeño bulto en ambas mamas, señal inequívoca de que esos ricos pezones se encontraban ya bastante estimulados con todo el morbo que había sentido este día…, al notar esto no perdió tiempo y empezó a pellizcar esos pequeños bultos y hacer pequeños círculos alrededor.

-      ¡Ooh, gracias!, — susurró el pervertido sujeto —   Muchas gracias, esto es justo lo que necesitaba.

Fabiola no respondió nada solo se dejaba manosear, aunque no podía negar que el viejo sabía muy bien cómo debía tratar unas tetas y esto poco a poco la estaba calentando más…. Mauro seguía en su labor de estimularla cada vez más, para su suerte la blusa y el sujetador de encaje eran bastantes finos, así realmente podía sentir la forma y firmeza de estos duros pezones, es como si Fabiola no tuviera nada puesto y el viejo lo aprovechaba llevando sus manos desde el principio de sus tetas, hasta la base de estos recorriéndolo todo y de rato en rato subiéndolos y dejándolos caer para ver como la gravedad actuaba sobre ellos.

 


 

Para Fabiola esta era una experiencia totalmente nueva, esta vez no había insultos ni uso de fuerza mayor como paso con don Rómulo, esta vez solo se trataba de una obra de caridad para alegrarle la vida a un anciano indefenso, aunque un poco pervertido que había llevado una vida disoluta y estaba en las última…, si bien en algún momento le gusto ser sometida en su propia casa, ahora manejar la situación a su gusto también la estaba emocionando, sentía el impulso de ver hasta dónde podría molestar a aquel anciano. De pronto Fabiola sintió como el viejo intentaba atraerla hacia él, para que se acueste en la cama, ella simplemente se dejó llevar y notó como intentó plantarle un beso, cosa que ella rechazo.

-      No sea tan vivo, limítese solo a tocar.

Respondía coquetamente la jovencita. El viejo se quedó con las ganas, pero no había tiempo para lamentarse, así que aprovechando que la bella universitaria ahora se encontraba echada al lado suyo, se fue contra ella y la abrazó, Fabiola podía sentir esa rasposa piel acariciando sus brazos y lentamente irse a sus nalgas temerosamente, la nena simplemente se dejó y se acomodó para que la tarea le sea más fácil al viejo. Mauro con toda la habilidad de sus manos empezó a tentar esas enormes nalgas con toda la fuerza que pudo, y mientras lo hacía, trataba de pegarse más a ese joven cuerpo. Olfateaba el cuello de Fabiola, cosa que a ella la volvía loca más aun cuando sentía que el viejo sabía lo que hacía, por eso lo dejo que siguiera olfateándola sintiendo el aliente tan cerca, la calentura aumentaba cada vez más en ella, su caliente cuerpo empezaba a retorcerse por las caricias que estaba sintiendo, y los agasajos de un macho, del que imaginó duro en sus tiempos.

Dejándose llevar un poco por el momento fue la misma Fabiola la que empezó a abrazar al viejo e instintivamente lo estaba empujando hacia abajo para que los labios del envejecido rostro empezar a rozar con sus juveniles tetas. Mauro no vaciló y poco a poco empezaba a acariciar su cara entre esas dos bellezas, a pesar de tener la blusa y sujetador puestos, el viejo podía sentir una punción clara, señal de que el pezón de la jovencita se encontraba bastante estimulado, sin pensarlo dos veces abrió su boca y trato de darle una leve mordida haciendo que Fabiola lance un pequeño suspiro y lo abrace con más fuerza, hundiendo totalmente la cara del viejo con sus tetas aun por encima de la blusa.

A unos cuantos metros de aquel cuarto,  se encontraba la hermosa enfermera madurita, que tras hacer su rutina mañanera tenía curiosidad por saber si aquella sexy jovencita que había acompañado, aún seguía con Mauro o ya se había ido, decidió ir hasta aquel cuarto y antes de que tocara, escuchó algunos sonidos raros lo cual hizo alterarse…, con bastante cuidado puso su oído cerca a la puerta para corroborar que sus oídos no la engañaban y después de un rato pudo reafirmar lo que había estado sospechando…. Sofía se quedó un rato más atenta para ver que más podía oír, la curiosidad era grande en ella, quería ver exactamente lo que estaba sucediendo, por lo que recordó que el cuarto de al lado era usado como trastero, y este tenía una pequeña rejilla en la parte de arriba que conectaba con ese cuarto a modo de respiradero.

Rápidamente  se dirigió a ese pequeño cuarto, tomo una escalera en forma de V y lo que vio le dejó sin palabras, aquella hermosa jovencita con la que había charlado hace alguno minutos, se encontraba echada abrazando a ese vejete, con toda su cara entre esas suaves tetas y esas arrugadas manos se apoderaban con bastante autoridad de aquel monumental trasero, sin duda era una escena bastante peculiar, pero no muy bizarra para aquella experimentada enfermera ya que ella había vivido algo muy parecido…

…hace algunos años su marido tenía un tío de 70 años en una residencia parecida a la que se encontraba actualmente. Este se encontraba en silla de ruedas, las pocas veces que lo visitaban, ella había notado que la miraba fijamente y siempre que estaba ella, él se ponía de buen humor, por lo que se ganó la confianza y en algunas ocasiones gracias a su grado de enfermería, iba sola a visitarlo para hacerle su chequeo médico rápido. Obviamente aquellas miradas lascivas no pasaron por alto para la enfermera ya que cada vez que visitaba a aquel tío de su marido se vestía con ropa provocativa, aunque holgada para pasar discreta a la vista de los demás.

Hubo un día donde como todas las tardes, Sofía llegó con su chaquetón lago hasta el cuarto de ese afortunado viejo que al quitársela, reveló una camisa pegadita y una pequeña falda que mostraban muy bien sus curvas, pero cuando llego encontró al tipo desanimado por los nuevos y desalentadores resultados médicos que le habían llegado producto de su ultimo chequeo, por lo que para animarlo no se le ocurrió mejor idea que echarlo a la cama, darle el baile erótico de su vida y empezar a masturbarlo…, al principio por más que lo estimulaba, no lograba ponerlo rígido, así que para animarlo se abrió su camisa dejando totalmente a la vista sus enormes y amamantables tetas, así mismo se subió su pequeña falda para que también tuviera una buena vista de ese delicioso trasero. Tras unos intentos y del tremendo espectáculo que le estaba dando, logró su cometido y tenía esa verga de tamaño respetable, totalmente a su disposición para poder masturbarlo a su antojo.

Aquel día fue memorable para ella y aquellas visitas se hicieron regulares, apenas Sofía llegaba se quitaba todo y empezaba a masturbarlo… unas veces acaba en su boca con toda la leche, pero otras en las que Sofía se encontraba más caliente, se metía la verga sentándose encima del anciano y se lo follaba hasta que conseguía ordeñarle los huevos con su coño… así siguieron por varios meses hasta que en una oportunidad un celador los descubrió, pero lejos de atemorizarse, esto solo la calentó más y dejo que el tipo se uniera a ellos dejándose penetrar por este sujeto de complexión gruesa, mientras ella seguía en su labor masturbadora a aquel viejo…, siguieron así por un buen tiempo formando un trío, en donde uno u otro se corrían en su boca y coño, a veces los dos en el mismo receptáculo, hasta que aquel tío falleció… ya no pudo regresar a ese lugar. Solo una semana después supo que estaba preñada de uno de los dos sementales que le llenaban semanalmente.

Debido a esa rica experiencia que experimento se dedicó a tiempo completo a trabajar en una residencia para ancianos, ahora en la actual, solo ha hecho un par de trabajos manuales a unos cuantos afortunados, pero más allá de eso nunca se había atrevido a más, no desea volver a quedar preñada y soltera con otro hijo al que sacar adelante sola…, pero ahora, al ver a esa hermosa joven estar echada con el viejo Mauro aun cuando ella se lo había advertido, la estaba empezando a calentar, la jovencita no parecía una puta y el viejo Mauro tampoco tenía dinero como para costearse una de tan alto nivel, si es que de verdad lo fuera, por lo que le llamó la atención cual sería el motivo para dejarse manosear por aquel desahuciado vejete, aun así no despegaba los ojos de la escena y poco a poco empezó a llevar su mano a su entrepierna para darse algo de cariño mientras observaba.

Otra vez en el cuarto del viejo Mauro, este no daba tregua, mientras continuaba masajeando ese duro trasero, seguía en su labor de mordisquear por encima de la ropa y llenar de baba la blusa de Fabiola, la nena solo cerraba los ojos de rato en rato y respiraba pesadamente, le encantaba sentirse así, le gustaba ser buena farisea con aquel viejo dándole tremendo regalo de sus tetas, levemente abrió los ojos para ver el rostro de ese agradecido hombre, cuando noto que su blusa se estaba mojando producto de las babas de ese maduro.

-      ¡uffff oiga no haga eso!

-       Ppe…pero por qué nena, si la estamos pasando muy bien…

-      Sí, pero me está dejando perdida toda mi blusa

-      No importa, nos quedamos hasta que se seque

-      No señor, dentro de poco me tengo que ir, hoy es el cumpleaños de mi novi…

Fue entonces cuando Fabiola por fin recordó el evento importante que iba a pasar hoy, se sintió con ganas de irse, pero el solo pensar en su novio mientras ella se estaba dejando manosear por aquel desconocido viejo en las últimas de su vida, le llenó de remordimiento, pero a la vez la excitó más, maldecía el momento en que fue a la casa de Rómulo por que fue ahí donde empezó todo, pero sabía que no podía dejar así su calentura.

<< Tal vez solo un rato más>>, pensaba, ya que ver a ese anciano seguir en su faena de manosearla con todas sus fuerzas, le provocaba no pensar con claridad y sentía que antes de irse debía darle algo más a su afortunado acompañante.

-      ¡Ufff se…señor me está mojando toda la blusa, espérese un rato le daré un último regalo para que me recuerde.

Con esto dicho, se alejó y se paró al lado suyo empezando a desabotonar su blusa contorneando sus caderas como si de un striptease se tratara, dándole el mayor espectáculo de su final de vida, tras unos segundos por fin había acabado con el quinto y último botón, se le podría apreciar esos juveniles tetas adornados por ese fino sujetador de color negro en todo su esplendor. Cuando acabó de desabotonarse, regreso a la cama, al estar echada de lado sin duda los hacían parecer aún más grandes de lo que eran. Fabiola al terminar de desabotonarse miró con gesto coqueto al viejo que se le caía la baba.

-      Está bien ahora si puede continua…

Ni siquiera termino su frase cuando el viejo volvió a hundir su rostro en esas montañas de carne, para ahora sentir a gran detalle ese calor juvenil que emanaba de ese joven pecho.

-      ¡Uuy que desesperado está usted! Hágalo con cuidado si no me voy, ya sabe.

<< Mientras no haya penetración, no hay infidelidad>>, Trataba de mentirse ella en sus pensamientos para minimizar el hecho y así no sentirse culpable mientras disfrutaba más el momento

El viejo, a pesar de solo usar su rostro, este viajaba por todo el pecho moviéndose con desesperación, la jovencita podía sentir esa juguetona lengua recorrer sus zonas más sensibles y como hacia esfuerzo para tratar de alcanzar el premio mayor que era su jugoso pezón, y es que el sujetador de Fabiola estaba tan ajustado que por más que el viejo trataba de empujar con su boca a las tetas, le era imposible empujar el sujetador, trato de usar sus manos para retirarlo un poco, pero estas fueron tomadas por Fabiola y llevadas nuevamente a su trasero.

-      No, no, no, si quieres llegar al premio, tendrá que hacerlo solo con su boca.

Dijo juguetonamente Fabiola, que se sentía poderosa haciendo sufrir a ese pobre vejete desesperado por tratar de apoderarse del rígido pezón, por su parte el viejo trataba de estirar su lengua sin éxito alguno e intento chupar por encima del sujetador haciendo que Fabiola se retuerza del gusto, pero no era lo mismo.

-      ¡Ahhhh ufff si tan desesperado esta, le daré una oportunidad más…! si puede desabrocharme el sujetador mis tetas serán suyas, ¿eso es lo que quiere verdad? Tener ambas tetas en su sucia boca ¿no?

El viejo solo movía su cabeza, en su juventud él siempre era el que mandaba en el sexo, era la primera vez que se sentía sumiso ante una mujer, pero en estos momentos eso ya ni le interesaba, seguramente estaba ante la mujer inaccesible de toda su vida y solo eso le importaba. Mauro dejé de amasar el trasero de Fabiola e intento desabrochar el sujetador, una tarea fácil para alguien tan zorro como el, pero con su mano derecha con Parkinson esto realmente era una enorme proeza, para su mala suerte esa era su mano hábil, y solo con la izquierda no podía desabrochar el ajustado sujetador, Fabiola se percató de este hecho, realmente le daba pena como el pobre miserable trataba sin éxito su labor, pero lejos de ayudar solo se limitó a decirle unas cuantas palabras de ánimo al oído, alentándolo a seguir intentándolo.

-      ¡Aaahmmmf! Señor realmente me ha puesto muy caliente con sus manoseos, apúrese y quíteme el sujetador para que tenga su premio uffff

Decía Fabiola con una voz bastante pesada producto de tanto manoseo. El viejo seguía inútilmente intentando, pero su mano derecha no paraba de temblar.

-      ¡Vamos hágalo!, ¿no quiere llevárselos a la boca y morderlos? Serán suyos si lo logra

Fabiola se divertía haciendo sufrir al pobre viejo, pero de pronto escuchó un “click” y su sujetador se abrió, el viejo a puro intento lo había logrado con su mano menos hábil, Fabiola no creyó que el viejo podría hacerlo, pero ya era demasiado tarde para arrepentirse… justo cuando creyó que el viejo se abalanzaría sobre ellos, vio como este se quedó maravillado con aquellas preciosidades, sin duda eran los mejores tetas que había visto en su vida, tenía el impulso de irse sobre ellas y comportarse como una bestia, pero sorprendentemente se acercó suavemente y empezó a llenar de besos todo el contorno alrededor del pezón, respirando pesadamente y estimulando aún más a la ya caliente, jovencita que solo esperaba el momento en que esa boca se apoderara completamente de su teta para volverse loca.

Se acomodó para darle todas las facilidades al viejo de poseerlas como si de verdad estuviera amamantando a un bebé al acomodarse en esa posición pudo observar el gran bulto que sobresalía del pantalón pijama del viejo, realmente le daba ganas de tomarlo y sentirlo como se debe. Para su sorpresa el viejo le agarro la muñeca y despacio la estaba llevando hacia aquel bulto. Ella sabía lo que él quería, pero no deseaba darle esa satisfacción aun, quería seguir teniendo el control y humillarlo un poco más, esa era su intención, pero lo pensó tanto que no se dio cuenta que ya tenía su mano sobre el paquete, el viejo había logrado su cometido…. Fabiola, aun sorprendida, quería retirar su mano e idear algo para humillar a ese viejo atrevido, pero esto le era imposible, el bulto que sentía tenía un considerable tamaño, entonces apretó un poco más para corroborar que tranquilamente estaba bastante cercana a la vera de Rómulo en cuanto a grosor, sin duda le sorprendía como estos viejos podían tener sus vergas aun tan funcionales a pesar de los años.

Tras corroborar el tamaño, Fabiola quitó su mano antes de que las cosas lleguen más lejos, cuando sin esperarlo sintió como su pezón derecho era devorado totalmente por el viejo zorro haciendo que se está lance un fuerte gemido aferrándose con fuerza de la verga del viejo. Mauro se daba un verdadero festín con las tetas de la jovencita, había pasado de acariciar a atacar directamente, por su parte Fabiola sentía muy ricas sensaciones, este viejo era incluso mejor que Rómulo cuando de devorar tetas se trataba, instintivamente y por el gusto empezó a mover su mano de arriba abajo sobre aquel bulto, una leve mordida a su pezón fue el detonante para que por fin metiese la mano debajo del pijama y agarre aquella oscuro cipote, directamente.

-      ¡Uffff siiiii usted sí que sabe cómo chuparlas!

Decía mientras empezaba a mover su mano sintiendo esas grandes pelotas que le colgaban al viejo antes de empezar a masturbarlo, sin duda esto último no estaba dentro de sus planes, pero sentía tan ricas sensaciones en sus tetas, que le llevaba la necesidad de hacer algo por él para corresponderle el buen trato que estaba recibiendo.

-      Sigue así nena, ¿te gusta lo que tocas?

Por fin hablo el viejo después de mucho calenturón.

-      ¡Ahh siiiiiii, la tiene bien gruesa y bien dura

-      Es toda para ti hermosa.

Dijo el viejo y se volvió a apoderar de uno de sus tetas. El viejo zorro sabía que tenía a Fabiola en sus manos así que quiso avanzar un poco más, con su mano izquierda se deshizo del botón del jean de la jovencita, bajó con cuidado el cierre e intento tirar para bajarle aquel apretado pantalón tan ajustado, cosa que era demasiado difícil ya que se encontraba bastante pegado a Fabiola y bajarlo se necesitaba mucha más fuerza, aun así, el viejo no se rendía y poco a poco trataba de bajárselo.

-      Noouu Señor Mauro, no me baje los pantalones…

-      Vamos preciosa solo un poquito, seré muy delicado con tu coñito y te haré sentir muy bien, ya verás

-      ¡Ammffff! No lo seeeee

Hablaba en voz baja la cachonda jovencita. En ese momento ante la indecisión de Fabiola, el viejo le dio una pequeña mordida al pezón izquierdo, haciendo que esta lance un nuevo gemido mucho más audible desde fuera de la habitación, por su parte la sexy enfermera miraba desde la rejilla masturbándose con bastante energía ante la escena que estaba presenciando.

-      Ah, está bien, pero solo un poquito ¿vale?

Dicho esto, la misma jovencita fue la que soltó un rato aquella mojada verga, para empezar a bajar poco a poco su apretado jean, dejando ver el principio de su ropa interior de color negro, llegando a bajarlo hasta la mitad de sus poderosas nalgas para el deleite de aquel afortunado viejo.

-      Solo hasta aquí lo bajare

Mauro no perdió tiempo y al ver ese pequeño triangulo que tenía por ropa interior la nena, sabía que tenía que hacer, así que llevo su mano izquierda hacia aquel deseado lugar para empezar a sobar los alrededores a aquella ropa interior que poco a poco se encontraba mojándose más y más.

-      ¡¡Uffff siiii señoooor Mauro siga asiiiiii no pare, no ¡¡pareee!!

-      ¡Amfffff slurrrrp tienes unas ricas tetas, bonita, como para quedarse prendidos de ellas todo el día dejándose amamantar.

-      ¡Ahhhhyyyyy siii hágalo, me gusta como las chupa, yo lo amamantaré todo lo que quiera!

El viejo empezaba poco a poco a realizar círculos por toda la zona íntima de la nena, sin duda todo lo que le había pasado el día de hoy la había estimulado bastante y sentir dos dedos estimularle el clítoris por encima de su fina ropa interior la estaban volviendo loca…. Poco a poco sus hábiles dedos se metían por debajo de aquella ropa interior que al principio fue detenido por Fabiola, pero Mauro empezó a mover sus dedos de lado a lado hasta el punto que fue la misma jovencita la que retiró sus manos y agarró con fuerza las sábanas de aquella cutre cama para dejarle total libertad al pervertido sujeto, cosa que aprovechó y suavemente empezó a meter su mano para tocarla directamente.

El aroma que emanaba la joven, producto de la excitación era embriagante, el viejo sabía que ella estaba lista para una inminente penetración con lo lubricada que estaba, pero antes de eso sabía que tenía que llevarla a más. Sacó un momento su mano de aquel lugar para llevarse un par de dedos a la boca de Fabiola que con gusto los recibió y los chupó como si de una verga se tratase, todo esto con los ojos cerrados, ya que por más excitada que estaba aún le daba vergüenza que la vieran haciendo esas cosas.

Tras chupar por un buen rato aquellos dedos, el viejo volvió a bajar su mano para meterse nuevamente debajo de la ropa interior de la jovencita y poco a poco empezó a hurgar en aquella zona que era tan deseada por muchos hombres. Empezó primero metiendo su dedo medio en esa cálida entrada, metiéndolo y sacándolo suavemente. Fabiola por su parte se dejaba hacer con sus ojos cerrados y mordiéndose el labio inferior, sus inquietas manos no podían quedarse sujetando las sábanas, así que, en un impulso de ella, metió otra vez sus manos en el pantalón del viejo para apoderarse del mostrenco enorme que poseía el viejo, un mástil rígido, y comenzar a pajearlo de nuevo… sin previo aviso, un segundo dedo del viejo empezó a entrar dentro de ella.

-      ¡Aahhhhhh...! siiiiiiiiiii...!!! Aahhh...!!! Aahhh...!!! m... me... encantaaaa...!!!

-      Que rico coñito tienes muchacha, se siente bastante apretado, pero con lo lubricado que estas tranquilamente podrás con mi verga muy pronto, ya verás

-      ¡Uffffff ¡¡Mauro nos van a escuchar desde afuera!!

-      No te preocupes por eso, hoy no es día de control médico, así que nadie nos va a molestar, sigamos en lo nuestro, ¿quieres que te siga metiendo los dedos o prefieres que pase mi lengua por esa rajita?

-      ¡Aahhhh sig…siga con sus dedos y luego dejaré que me lo chupe si es lo que quiere, ahh es que sus de…dedos se sienten tan bien dentro de mí!!!!

-      Como quieras muchacha, pero si quieres que te siga acariciando, sácate los pantalones por completo

-      Ahmmmm noooo, alguien puede entrar y vernos

-       ¡Ya te dije que hoy no vendrá nadie!, hazlo rápido o sacare mis dedos

-      Noooo no haga eso porfiiiis… ¡Mmmm está bien lo haré!

Fabiola no quería dejar de sentir aquellos traviesos dedos dentro de ella, así que con un rápido movimiento se deshizo de su jean y de su ropa interior tirándolos a un lado del cuarto. Le daba un gran espectáculo al viejo, que miraba lujuriosamente a tan tremenda belleza totalmente desnuda de la mitad para abajo… y lo mejor es que todo era para él solo. En un pequeño impulso de decencia Fabiola agarró las sabanas y se tapó con ellas para que el viejo siguiera con su labor masturbadora, pero ahora tapados por si alguien venía.

Mauro aún no se creía, tener en su cama a tan hermosa jovencita semidesnuda. Sin perder tiempo unos furiosos dedos se metieron dentro de Fabiola una vez más haciendo que esta diese un grito por la sorpresa y la calentura que sentía. El viejo enviciado, tenía dos dedos dentro de ella entrando y saliendo con mayor rapidez, a la vez que sus dedos presionaban la pared vaginal superior, para estimular mucho más el punto G de la jovencita, mientras que con su dedo pulgar masajeaba suavemente haciendo círculos en la zona del clítoris con una ligera presión, la justa y necesaria…. A esas alturas, a Fabiola no le importaban que la escuchasen…, los gemidos tranquilamente se podían escuchar desde fuera de la habitación, el trato que estaba recibiendo en su vagina era único, ni siquiera Rómulo había sido tan detallista con ella en su zona íntima

La misma Fabiola ayudaba a Don Mauro haciendo movimientos coitales con sus caderas para que el viejo llegara más al fondo de la vagina, se embutía todos los dedos, notando la mano pegada en la vulva… se restregaba con lascivia calenturienta incontenible.

-      ¡¡Ahhhh…!!! siiiiii…!!! Así papiiiiiii…!!! Ohhhhh…!!! Que bien lo  hace…!!! Mmmmm…!!!! más dentroooo…!!! meta sus dedos más dentro ahhhhhhh!!!!

-      Eres una nena insaciable, se nota que no la pasas muy bien con tu novio, por eso tienes tanto fuego en tu interior ¡¡Ese imbécil no sabe lo que tiene en casa!

-      ¡Ohhhhh uffff… síii tiene razón Mauro, él no lo sabe qué hacer con mi coño, como lo sabe hacer usted, el cornudo no me c… ca… calieeeenta así…!!!! Ohhhh…síiii!!!

-      Eso es porque los maduros tenemos harta experiencia en esto, sabemos dónde debemos tocar para llevar al cielo a muchachitas calenturientas como tú

Decía el tipo mientras se volvía a engullir todo el pezón derecho de Fabiola, dándole leves mordidas.

-      ¡Ufff siiiii!!! Por eso los amo…. ¡¡Amo a los maduros!!  ¡¡¡Me calientan demasiado!!!

-      Je,je,je… ¿así que amas a las viejas pollas…? ¡Demuéstramelo, puta!

Ante esas últimas palabras, la jovencita cegada por la calentura bajo su bello rostro y literalmente le devoro la boca al afortunado miserable, estos mantuvieron entrelazadas sus lenguas más de un minuto sin bajar la intensidad, mientras ambos se masturbaban con bastante energía, al igual que la enfermera que los miraba desde lejos que ya iba por su segunda corrida… Sofía tenía su coño encharcado, después del último novio gorrón, no tenía a nadie en casa que le quitara la quemazón de coño, así que se estaba volviendo a pensar lo de hacerse con algún viejo pollón para aliviarse.

-       ¡Ahhhh….do…don Mauro besa muy bien!!! Ahhh Maaauro creo...creo que me voy a correr!!!  No pare por el amor de Dios, ahora no se lo suplico… quiero correrrrme!!!

-      Venga preciosa, córrete todo lo que quieras… no te pienso dejar sin tu orgasmo…

-      ¡¡Más rápido!!!, mueva sus dedos mas ráaaapido!!!! Gritaba la jovencita

-      ¡¡Venga nena, córrete, córrete para tu madurito pollón!!

-      ¡¡A…AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH…MMMMMMMMM…AHHHHHHHHHHHH!!

Fabiola por fin se desahogaba como debía, desde el día de ayer cuando el lascivo de Rómulo la visitó, la había dejado con unas ganas tremendas y por más que se masturbaba no era lo mismo…necesitaba sentirlo con un macho. Tras tremenda descarga, ella dejo los labios de ese sujeto y se echó a un lado de la cama exhausta, pero feliz por el trato que había recibido.

 

 


 

LA TRAICION. Tras la corrida más grande de su vida, Fabiola empezaba a retomar la cordura, miro su reloj y ya eran las 11 de esa mañana especial…, sabía que tenía que estar en casa cuanto antes, a pesar de que el viejo le había dado el mejor orgasmo… debía recapacitar y saber que este hombre no podría obligarla a quedarse, por lo que sin decir nada, se puso en pie, y empezó a buscar su ropa interior y su jean.

-      ¿Qué haces preciosa?, esto es solo el preámbulo, el plato fuerte aún está por venir

-      Lo siento Mauro, realmente me tengo que ir, ya le dije que hoy es el cumpleaños de mi novio y aun me falta cosas por hacer en casa…

-      Pues vaya forma la tuya de hacer tiempo…

La jovencita no le respondió nada, solo trataba rápidamente de vestirse para salir del lugar antes de que el viejo se ponga problemático, pero grande fue su sorpresa al ver la pasividad de aquel vejestorio

-      Bueno, supongo que no hay nada que hacer, realmente le has dado una gran alegría a este viejo miserable, ¿abra la posibilidad de que me visites de nuevo pronto?

-      Lo pensaré…

-      Eso no me da muchas esperanzas, ¿al menos puedes ayudarme a correrme?

-      ¡Mmmm no lo sé, ya es tarde y tengo que irme cuanto antes!

-      Vamos cariño, yo te he hecho correr bastante, lo mínimo es que me devuelvas el favor, ¿no te parece?, no te tomara mucho tiempo, antes de que te corrieras,  estaba a punto… pero me he sacrificado para que tú gozaras.

Fabiola lo pensó por unos segundos, si cedía a todos los caprichos del viejo, seguramente perdería el control de la situación más adelante y no le quedaría más opción que obedecer todo lo que le digan cómo le estaba pasando con Rómulo, realmente le gustaba esta nueva faceta de disfrutar con personas maduras pero quería tener controlada la situación, ahora con su cabeza mucho más despejada tras la tremenda corrida, decidió seguir firme en su palabra para hacer sufrir al viejo y dejarlo con las ganas.

-      Ya le dije que no, por favor no insista o le aseguro que ni siquiera consideraré lo que me acaba de decir de volverle a ver.

-      Vaya, la niña tiene agallas…eso me gusta

Mauro estaba sorprendido, el comportamiento de Fabiola era algo que no le había advertido Rómulo, pero sin duda esa actitud le atraía bastante, haciéndole recordar sus años de juventud cuando le gustaba tomar algún reto con alguna mujer que parecía inalcanzable, su débil cuerpo parecía que recobraba las ganas de vivir, quería que esa nena sea suya, pero a su manera.

-      Sabes preciosa, no sé en qué lío te habrás metido con el perro de Rómulo o cual será el tipo de relación con él, pero si alguna vez necesitas ayuda varonil, solo dame una llamada ya sea si tienes problemas con el o con cualquier tipo que te moleste, yo podre estar viejo, pero aun muevo los hilos en la cada…conozco personas que pueden hacer el trabajo sucio si fuera necesario sin rechistar, solo decírselo.

Le dijo mientras le entregaba un papel con su número telefónico

-      Gracias, ¿pero por qué me dice eso?

-      Digamos que es mi forma de dar las gracias por revitalizar a este viejo y hacerle saber que aun esta en forma para hacer cosas que no pensaba que aun pudiera hacer, además, espero que con este favor consideres más venir a visitarme pronto.

Fabiola no esperaba recibir este tipo de respuesta de aquel viejo que hasta hace unos minutos solo pensaba en follársela, recibió el papel y lo guardo en su cartera, luego fue al baño a arreglarse y peinarse un poco. Antes de retirarse escuchó de nuevo al viejo para que considere visitarlo muy pronto o al menos que lo llame para que estén en comunicación. La respuesta de la bella jovencita solo fue un “gracias, lo voy a pensar estos días”, dicho esto contorneo sus caderas hasta la puerta de salida y se fue.

Apenas la bella jovencita se fue, Mauro hizo la rellamada al móvil de Rómulo

-      ¿Qué pasa Mauro? ¿Ya me despachaste a la zorrita esa?

-      Se acaba de ir de mi cuarto, sin duda es mucho más bella de lo que me describiste

-      Por supuesto y su cuerpo es mucho más rico, y dime ¿te la follaste…?

-      Pues no, esa niña tiene su carácter, es el tipo de mujer que me gusta.

Al viejo Rómulo se le dibujo una sonrisa en su rostro, sabía que su antiguo jefe había logrado algo con ella y seguramente esto estaba grabado, además de que no se la había follado, por lo que ese privilegio aun le correspondía a él, y ahora saber que su compadre se había enamorado de ella, era la mejor noticia para su venganza.

-      Vaya parece que alguien se ha encoñado…, pero como mínimo has logrado algo con ella para la videocámara que puse ¿verdad?

-      Sí logré un buen avance con ella y seguramente la cámara que pusiste logro capturar muy bien el momento, pero me temo que habrá un cambio de planes.

-      ¿Cambio de planes?  ¿De qué estás hablando?

-      Esa mujer es diferente a todas las putas baratas que conozco, así que he decidido que esa mujer será mía, pero no usare tus métodos de chantaje tan bajos, lo haré a mi manera y el video que se acaba de grabar lo tendré para mi disfrute personal hasta que me vuelva a encontrar con ella.

-      ¿Pero qué mierda estás hablando Mauro? Con ese video la podríamos tener todas las veces que quisiéramos sin necesidad de hacer alguna otra cosa más.

-      Te acabo de decir que no es mi estilo, además que la quiero como mi mujer.

-      ¡Pero tu estas bien imbécil!, esa nea está para disfrutarla y largarla, nada más.

-      Típico de ti Rómulo, por esa razón nunca llegaste a ser más , si no fuera porque engañaste y amenazaste a tu difunta mujer, hace rato que estarías en alguna zanja comido por los gusanos. Además te recuerdo que, aunque pasen los años sigo siendo tu jefe y lo seré siempre, así que me respetas ¡pedazo de mierda con patas!

-      No me puedes hacer eso Mauro…

-      A comparación de ti yo aún tengo un nombre respetable por la zona, además conservo mis contactos y sabes muy bien cómo actúan ellos con personas insolentes como tú que no saben cuál es su lugar.

Rómulo se había quedado sin palabras, las risas de hace unos momentos había desaparecido, todo el plan que había ideado se había derrumbado, porque Mauro se había enamorado de la bella jovencita.

-      Y te digo una cosa más “compadre”, le acabo de pasar mi número a mi futura hembra y le he dicho que si alguien la molesta con gusto me avise para actuar, así que más te vale que la lleves con cuidado a casa y no intentes nada pedazo de cabrón, o verás cómo esa vieja casa que tienes, la van a ocupar mis muchachos, además te digo qu….

El viejo Rómulo ya no aguanto tanta humillación y le corto el teléfono, no podía creer lo que le estaba pasando, estaba seguro de que esa jovencita seria suya desde el día de hoy, pero ahora veía lejana esa posibilidad, ahora, aunque le diera mucho coraje solo le quedaba obedecer lo que Mauro le decía, ya que si intentaba algo en estos momentos Fabiola seguramente lo acusaría y los matones de Mauro lo echarían de su propia casa, si no le metían fuego con él dentro.

Por otra parte, Fabiola ya se encontraba en la recepción, La enfermera Sofía que había sido testigo de todo lo que había pasado en el cuarto de Mauro, aun se encontraba sorprendida, se moría de ganas por preguntarle muchas cosas, pero la vio bastante apresurada por irse.

-      ¡Ojalá que su reunión con Mauro haya sido satisfactoria!

Le dijo con algo de malicia y doble sentido, afortunadamente para ella Fabiola no entendió la indirecta

-      Sí todo resulto con normalidad.

-      Sabes, últimamente el número de ancianos ha crecido bastante y si te interesa podrías ayudarnos como personal de apoyo, la paga no es mucha, pero como me dijiste que estabas en la universidad, este tipo de actos ayudan mucho en el curriculum una vez termines la carrera. Toma, aquí tiene mi número, si te interesa por favor mándame un mensaje.

-      Lo tendré en mente Sofía, muchas gracias.

Cuando Fabiola salió del lugar ya estaba Rómulo esperándola con una cara de pocos amigos, se subió al coche y se fueron rumbo a su casa. Al principio la bella jovencita pensó que el viejo la haría pasar nuevamente por todas aquellas exhibiciones, pero grande fue su sorpresa al notar que apenas le dirigía la palabra, incluso la ventana de su lado se encontraba cerrada, sin duda le había pasado algo al pervertido, sospechaba la jovencita, pero no tenía ganas de averiguar que era, ahora solo su mente estaba enfocada en tener todo preparado para la fiesta de su novio…. Al llegar a la casa, el viejo se despidió de Fabiola de una manera totalmente cortante y se dirigió a su casa, no sin antes darle un último vistazo al tremendo cuerpo que se manejaba la muchacha y que casi había sido suyo. Mientras Rómulo caminaba en dirección a su casa hacia memoria de todo lo que había experimentado con la jovencita estos últimos días.

-      Vaya sí que la he pasado bien con esa zorrita, a estas alturas de mi vida ya no me importa nada, será un gusto jugarme mi hogar y mi integridad física con tal de llevarte a la cama y hacerte mía.

Decía el viejo para sí mismo mientras pensaba en alguna manera de tener a la jovencita para él solo.

 



SOFÍA Y SUS ANCIANOS. Actualmente trabaja en un asilo de ancianos de segundo nivel, y tras ver a Fabiola con Mauro, la llevó a su pérdida de "autocontrol". Con 35 años era una mujerona de  buen cuerpo, tetas grandes y un culo bien redondo y firme. Su piel  blanca y cabello negro contrastaba con tanto delirio para muchos hombres, como su mirada azul. Siempre bien cuidada maquillada y arreglada, se le veía pasear por las estancias del lugar para admiración de algunos de aquellos machos aun con ojos en la cara para una hembra.

Al inicio aquella residencia de mayores le pareció muy aburrida, y por ese motivo se quedó allí… no deseaba volver a tener ningún afer con algún toro viejo que le metiera el cuerno. Con las semanas observó que no había un solo anciano que estuviera en condiciones de tener una erección medianamente en condiciones, así que se empezó a despreocupar de la ropa, cada vez un poco más. No importaba que llevase escotes o faldas, no había problema de manoseos o llamadas de atención… ¿qué iban a sentir esos viejos sin testosterona, donde habían perdido toda la libido? Sus tiempos ya los vivieron y no tendrían interés de ese tipo (eso creía). Sofía se pasaba las tardes jugando ajedrez con ellos, llevándoles la comida a las 14:15, y dándoles la mano para que caminaran en el jardín. Todos rebasaban los 70 años, dormían casi todo el tiempo. Así que era un trabajo… aburrido pero nada difícil, y un lugar muy tranquilo. No eran tantos trabajadores, puesto que ninguno de los ancianos estaba enfermo más allá de lo común como diabetes o la hipertensión.

Una tarde después de la comida, eran cinco cuidadoras de los ancianos en su hora de siesta… pero como nunca sucedía nada, las demás chicas se salieron a escondidas de fiesta a fumar y tomar alcohol, al fin y al cabo prometieron volver enseguida. Sofía se quedó porque quería terminar de ver el programa que había dejado el abuelo que se quedó dormido y tampoco estaba para ese tipo de fiestas…cuando comenzó a escuchar ruidos…. Era Don Mauro, se asomó discretamente en su habitación, estaba asomado a la ventana masturbándose viendo un video que reproducía su televiso, observó que era él con la chica que le acompañó unos días, Fabiola… una grabación casera hecha en esa misma habitación, lo cual le espantó mucho que hubiese una cámara oculta. Sin querer al cerrar rápido la puerta se escuchó, y por consiguiente Mauro la localizó…

-      Sofía ven, pequeña.

Entró avergonzada y se disculpó y para no hacerlo sentir mal y por el temor que imprimía Mauro (Todos sabían a qué se había dedicado su vida) le dijo que sería un secreto. Se rio y le dijo que no le importaba, y que cómo no iba a decir nada, le confió que se masturbaba pensando en esa ricura que le dio la vida, a lo cual ya no supo qué decir. El anciano se levantó con los pantalones bajados.

-      ¡¿Por qué no me subes tú los pantalones, no alcanzo a subírmelos?!

Así que me agaché y al hacer el gesto, Mauro le restregó su pollón en su cara y lo aventó. Con descaro le dijo que se le había antojado, lo cual molestó a la chica… intentó salir de la habitación, pero la tiró sobe la cama, y sujeta de las piernas muy fuerte, metió su cara entre los muslos para olerle el coño… ella reclamaba que acabara con aquello con un ¡basta! pero él metía más su cara frotándole el coño con la boca sobre las bragas… no dejaba de lamer toda la vulva.

La verdad no le daba asco el señor, era viejo sí, pero aun denotaba su fortaleza en lo físico y sobre todo en lo sexual… aquella verga no era nada común y la tenía dura y enorme como un obelisco. Su aspecto no era de lo que se puede decir agradable, en definitiva era un viejo decrépito calvo de vello  blanco. Al mirar hacia abajo, lo único que veía era su cara clavada entre las piernas, notando como chupaba su coño, hizo a un lado de la raja sus bragas, y metió la ávida lengua en la vagina… lo más al fondo que pudo. Lamía de arriba abajo, en círculos, metió y sacó la lengua pasándola por los labios vaginales y acabar castigando duramente el clítoris… sus fluidos comenzaron a salir expeditos… ¡El maldito anciano le chupaba el coño tan bien como no recordaba a ningún otro de sus amantes!

Fingía que no le gustaba porque notaba que al viejo le excitaba que ella estuviera forzada por un  macho tan dominante… subyugada y finalmente sometida como tantas veces trató a la multitud de putas que había probado… le chupaba más duro al verla rebelde… la tomaba más a la fuerza. Lo echaba o al menos lo intentaba y el toro volvía a clavar su cara y lengua en la vagina. Luego la giró de espaldas arrojándola contra la pared… le dijo al oído que lo que ocurriera dentro de esa habituación se debía quedar ahí dentro, que sabía lo de las fiestas de sus compañeras con el alcohol y los porros en su horario de trabajo. Mauro necesitaba gozar así, desde que Fabiola le rescató del ostracismo sexual… hacía mucho que no gozaba así con una hembra…que disfrutara con él.

El maldito anciano estaba fuerte y con su tremendo cipote erecto. La inclinó, sobó su polla en la vulva, le hizo sentir su erección, sus gordos y colmados testículos, luego sintió sus manos meterse bajo el sujetador para pellizcarle los pezones, lo cual le hizo chillar. Introduce una mano en la entrepierna y le hizo notar un dedo que recorría los labios vaginales, entró en la vagina y se la folló un poco antes de comenzar a tallarle el clítoris. Sofía gemía, y cuando lo vio oportuno y bien húmedo, entonces fue cuando el viejo le puso el glande en la entrada y de una la penetró. La expansión de las paredes se hicieron notar, el badajo de Mauro volvía a abrir un coño y este a comprobar que esa polla era bien grande. Pasa placer o desgracia de Sofía, el desgraciado se sabía mover. Ella sentía el ariete del gran cabezón, expandirle interiormente la vagina desmesuradamente. La estrechez del conducto poco acostumbrado a una verga tan ancha y larga, producía un chupón con el tronco dentro de ella, además de que salía completamente para volverla a penetrar a un ritmo demencial… Sofía se dejaba hacer antes toda la avalancha de sensaciones… incluida la de sus huevazos pegando golpes en su coño y ano en cada arremetida profunda de la polla de Mauro, hasta el útero.

-      Me encanta como tienes el coño de bien arreglado… me gustan los chochos sin pelo.

-      Me lo dejo así porque sé que a los viejos os pone la polla dura follaros los coños de las nenas que se ofrecen a las duras y viejas pollas duras como la tuya…

-      Ni te imaginas cuantos coñitos me he follado en la vida sin un pelo, vírgenes y algunos sin tener la regla aún…, pequeñitos, apretados y buenos tragones de lefa.

-      Nunca he tenido un polla tan buena follándome… ¡Dame duro Cabronazo!

-      Me gusta tu coño, Sofía…me gusta ver como tus labios se tragan mi polla al completo.

Del coño le salían los fluidos, el señor tenía su verga llena de pelos canosos, pero cortos y los huevos pelados, pero en su pecho blandía una pequeña mata de vello, sin mucho en el resto del cuerpo. El anciano se veía bien entrenado, en sus tiempos debió hacerlo en un buen número de veces para probar a la nueva carne que le llegaba y otras por puro placer. Mauro se la metía en útero bien duro, y lo más al fondo que podía… luego supe que en su casa vivía con tres mujeres… suegra, esposa e hija y a las tres se la estuvo follando durante años, aunque solo logró preñar a su esposa e hija un par de veces… ahora los hijos de una u otra hembra, no querían saber nada de él.

El viejo o se lo creía… en una semana se había follado gratis a dos tía buenas de toma pan y moja. Miraba su cuerpo cachondo perdido, ya no se lo pensó mucho más, se tumbó encima de Sofía e intento envestirla con mayor ímpetu… agarró sus tetas y no paro de estrujarlas y menearlas sin cesar de empujar todo el cipote hasta las entrañas de la cuidadora. Esa obsesión de matarla a pollazos empezaba a cansarla, pero no le importaba, agarró los huevos del viejo en tanto él la metía bien dentro. Sofía lo azuzó diciéndole que si era un buen macho empezara a empujar como tal…, Mauro envalentonado y frenético le empezó a follar sacándole gritos de placer y dolor, la hembra empezaba a disfrutar de aquello como una loca, le encantaba que la empalaran con esa rudeza, pero justo cuando estaba empezando a ponerme cómoda en la cama, notó que el muy cabrón se corre… el viejo comienza a soltar unos largos y gruesos chorros de lefa en lo más íntimo del útero de la cuidadora. Vale, culpa mía, pensó Sofía, no debía haberle azuzado ni agarrado de los huevos, ya eso les da a los hombre mayor sensibilidad para correrse… ese viejo llevaba demasiado sin follar, también cuenta.

Ahora que Sofía se veía rellena de leche viejuna, se arrepintió de no haberle puesto un condón o avisarle antes de que la sacara, pero la cosa había ido tan rápida y calenturienta, que tampoco le dio tiempo, su semen ya estaba dentro de su vagina, solo esperaba que fuera semen de esos que no tienen espermatozoides por la vejez. Nada más sacarla del estuche, la polla se deshinchaba, el parecía contento y satisfecho de la faena, pero ella no estaba ni a medias y se cagaba en todo…, porque se había corrido dentro de y porque estaba a medias. Tras correrse, se notaba exhausto, como no… se acostó en su cama dejándola tirada con el semen chorreando entre sus labios vaginales, ya llegaba a sus muslos. La cantidad de leche eyaculada había sido tanta que también se asombró…

-      ¡Maldito anciano no me dejes así! aunque sea hazme acabar con un buen orgasmo.

-      No te preocupes, a mí me has dejado vacío ya, pero tengo a mi amigo Luis aquí.

Se rio de ella, he inmediatamente vio que tras de ella tenía al otro de abuelos amigo de Mauro, Luis, con la verga dura fuera del pantalón se acercó hasta la cama, a lo cual Sofía no le puso ningún reparo con el calentón en todo lo alto… ya no podía contenerse y le abrió las piernas, dejando que el nuevo cabrón se la metiera. Don Luis se la estaba follando también, mientras Don Mauro se sobaba  la polla al verlos. La hembra gemía estimulando al vejete con… - ¡¡Deme más, deme más!!

-      Claro que te doy, puta, estuve esperando mi turno viendo cómo te daba mi amigo… desde que oí tus gritos que te sacaba Mauro, pensé en follarte.

Mauro le quitó el resto de la ropa de Sofía que no le servía de nada, tenía las tetas al aire brincando con las embestidas del anciano y su vagina totalmente abierta para ver como su polla ennegrecida por el tiempo, la penetraba hasta los mismos huevos una y otra vez. Miraba a su primer macho como se pajeaba, Mauro volvía a tener la polla como un mástil de bergantín… viendo semejante espectáculo que les estaba dando, le dijo que podían follarla otra vez, con tal de que le hicieran alcanzar el orgasmo…, todo su “UTOCONTROL LO HABIA PERDIDO2. Sofía solo quería follar mucho, que la follaran sin darle importancia a su llenado de útero con sus leches fértiles o yermas… pronto tenía a ambos señores chupando sus tetas como bebés, mientras no dejaba de clavar su polla Don Luis, no paraba de penetrarla con dureza, haciendo que sus colganderas bolas lamiesen su coño a cada clavada. Mientras era follada y finalmente llenada con todo el contingente que retenía Don Luis en sus huevos, Mauro esperó a su lado masturbándose viendo como era montada. Tuvo 1,2 ,3 4… no recordaba cuantos orgasmos obtuvo en esas dos horas que ambos se la trincaron 

 


 

Al final tuvo que detenerlos porque sus compañeras volvían al trabajo… ahora no se cortaría en hacer revivir la vitalidad de los ancianos. De vez en cuando los torturaba semanas sin follar, para que cuando ella quisiera tenerlos bien burros y le den bien duro por la desesperación. Sin duda, para esos dos ancianos, se había convertido en la empleada del mes... recomendada esos abuelos del asilo feliz. Fabiola había cambiado algunas cosas, y en la vida de Sofía esos dos machos le dejaron una marca imborrable, tanto que le hicieron su segundo hijo… panzona se pasea por el asilo feliz y contenta…, cuando mira a Don Mauro o a Don Luis se acaricia la panza disimuladamente, ellos saben lo que significa y se siente orgullosos de haber servido tan fructíferamente a tan gran HEMBRA…. ¿De quién era el regalo de su vientre? No lo sabía con certeza, al igual que su primer retoño, este era hijo de dos padres… conjunción de mezclar en su coño a un tiempo las leches de dos sementales.

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