Todos los Relatos están Inspirados en Vidas Reales...

UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Camping Familiar


Mi familia dispone de una bonita caravana, desde que mi hermana cumplió cuatro años. Con la que hemos pasado los mejores ratos de nuestra vida, y luego sabrán por qué. Era una alternativa a las vacaciones excesivamente caras en hotel, y mucho más aventureras que quedarse en el pueblo, de las que mis padres estaban hartos. Tenemos unos amigos, veteranos campistas, que nos animaron en la compra; de tal modo que desde que mi hermana vino al mundo, lo cual fue una bendición para todos, pasamos nuestras vacaciones cada año en un sitio distinto, viviendo mil aventuras, algunas de ellas merecedoras de ser contadas y narradas. 






Trataré de presentar sucintamente a mi familia, a fin de que nos vayamos situando.... Mi padre trabaja en una empresa de venta de automóviles, se llama Damián. Mi madre es Azucena de 42 años es administrativa de dirección en un hospital... mi hermana Penélope, es  una niña precisa, y por último, soy Ulises en segundo de un grado superior.

Como decía, nuestros veraneos se ceñían a localizar un lugar atractivo, dirigirnos a él con nuestra caravana, instalar nuestro avance y disfrutar las 3 o 4 semanas todos los años. Durante nuestros primeros años, los viajes resultaron fantásticos, pero los que vinieron cuando crecimos mi hermana y yo, fueron aún mejores. Nuestra caravana de 4,90 metros resultaba espaciosa para los cuatro, componiéndose los tres cuerpos interiores con un salón/dormitorio de mis padres, cocina/baño/armario ropero central y saloncito/cama doble en la trasera de la caravana. Ni qué decir tiene, que los tres compartimentos son relativamente independientes y se podían aislar del resto con puertas correderas que permitían cierta intimidad. 

Habitualmente las camas estaban hechas con rapidez, pues en el interior de la caravana no hacíamos más que dormir, siendo en el avance en donde hacíamos la vida, dentro de la caravana realizábamos la poca vida familiar que no deseábamos fuese pública, principalmente ir a acostarse... era una sencilla labor de entrar y descansar. 

Mi hermana y yo siempre hemos estado obligados a compartir el cuarto del fondo con cama doble en litera..., de igual manera que en nuestro piso compartimos la misma habitación por lo que estamos acostumbrados a vernos en prendas íntimas, sus tetas y culo no son un misterio para mí con los tangas que usa, y el coñito tampoco es algo que vea habitualmente, pero también lo conozco... en más de una ocasión me hecho una paja pensando en ella ¡¡Cada día se ha ido haciendo una chica más bonita y atractiva!!


La vida en la caravana propicia una intimidad especial, por sus reducidas dimensiones y el contacto permanente las 24 horas del día… de tal modo que hay ciertas actividades que conviene organizarse para llevarlas a cabo con la conveniente intimidad, especialmente el aseo personal en el pequeño wáter de la caravana. A pesar de todo, es inevitable el incurrir en algún desliz que nos pone en evidencia ante nuestra familia, lo cual es relativamente irrelevante dada la frecuencia a lo largo del día, queda como algo asumido. Así, suele ocurrir que cuando mi madre, padre o mi hermana, se están cambiando de bañador o vistiéndose para salir… todos solemos pasar sin mayores miramientos. Esto incurre en sorprendernos desnudos en más de una ocasión si no llamamos a la puerta desvaneciéndose la intimidad. Es parte normal de la convivencia de la caravana, por lo que tampoco le dábamos mayor importancia. Denota el grado de intimidad que compartimos en mi familia.

Aquel verano  llevaba varios años percibiendo lo que era notorio... En la relativa intimidad que puede proporcionar la caravana, mis padres casi todas las noches, se dedicaban a echar un polvo… o dos, hacia las dos o las tres de la mañana, cuando tenían la certeza de que nosotros ya dormíamos. Me solía despertar, sobre todo porque el movimiento de la caravana al vaivén de mis padres, que se hacía ligeramente sensible. Había días que tenía el sueño ligero por el calor, con lo que cualquier pequeño ruido o movimiento, eran suficientes para despertarme. De hecho, se llegan a escuchar con claridad los suspiros y gemidos de placer que emitían, especialmente mi madre, se notaba que disfrutaba cuando la follaban. A mí no me violentaba la situación, porque es una relación amorosa, cuyo fruto somos mi hermana y yo. Me colocaba mis cascos para oír música mientras duraba la "tormenta" o me pajeaba por la excitación cuando adquiría una erección notoria, pensando en el culo de mamá siendo penetrado por mi polla. Algunas veces mi pensamiento se desviaba hacia el cuerpo de Penélope…

La tercera noche en el camping y a la hora habitual, comenzó la fiesta de mis padres y yo, como venía haciendo, me puse mis casos para oír música. Pero algo distinto sucedió, y es que mi hermana también se despertó y dirigiéndose a mí para advertirme de la actividad sexual...

– "Oye Ulises, ¡Ya están follando papá y mamá...!"

Eludí la respuesta y traté de que volviese a dormir, pero ella insistió 

"Pues si tú no lo sabes, yo sí lo sé lo que hacen…".

Sorprendido de su interés, volví a evitar responder directamente y le dije que no me importaba lo que hiciesen. Nuevamente mi hermana volvió a la carga, esta vez para decirme que desde el armario se podía ver el habitáculo de nuestros padres por una grieta que tenía el panel de madera que lo separaba de su habitación y que ella iba a mirar, pues ya lo había hecho en otras ocasiones el año pasado. Yo le recriminé su actitud y le dije que si hacía eso se lo diría a mis padres, pero no sirvió de nada. Con sumo cuidado y en silencio, salió de nuestra habitación y se dirigió hacia el armario y, abriéndolo, se introdujo dentro. Yo vi esta maniobra desde nuestra habitación, cuya puerta había quedado abierta. Al cabo de unos minutos en los que yo estaba más que intranquilo, volvió mi hermana, y con una sonrisa maliciosa me dijo

– "¿De verdad que no quieres verlo? Lo están pasando en grande, ¡Venga, ven tonto! ¡Si no se van a enterar tal y como están!" Reía.

Yo, que no sabía qué hacer, al final cedí al requerimiento de mi hermana que tiraba de mi brazo. Ambos nos introdujimos en el armario, con cierta dificultad por sus reducidas dimensiones y nos aprestamos a mirar por una gran grieta que efectivamente había en la junta del panel de madera con la pared de la caravana. Yo por arriba y mi hermana desde algo más abajo, percibimos a mis padres, a pesar de la oscuridad; eran perfectamente visibles, pues la luz del camping se filtraba a través de los visillos de sus dos grandes ventanas y pude comprobar que efectivamente estaban haciendo el amor. Mi madre colocada a cuatro patas sobre la cama y mi padre, de rodillas tras ella, la penetraba desde atrás, la estaba follando a base de bien. Me sorprendió el vaivén de las tetas moviéndose al compás que marcaba mi padre. Me avergoncé de verles en esa posición y en esa situación, pero mantuve mi observación unos minutos, atraído y asombrado del espectáculo. Mi hermana, por el contrario, no solo no se le veía violenta viendo follar a sus padres, sino que parecía disfrutar del fornicio en la oscuridad del armario. Notaba por una gota de luz que nos entraba, que sonreía con los ojos muy abiertos. 

La escena avivó mis instintos básicos y noté que entraba en erección, haciéndole notar a mi hermana el hecho con la presión de mi creciente polla entre sus nalgas... ahí sobre su culito, por lo que llegado un momento de máxima extensión, de repente se volvió hacia mí y me preguntó en voz baja

– "¿Oye Ulises, te das cuenta cómo te estás poniendo al ver esto?

– "No es por eso, a los hombres se nos empalma cuatro o cinco veces todas las noches de manera natural...para el riego sanguíneo"

– "No seas tonto, no tienes porque avergonzarte, yo estoy igual que tú, aunque a mí no se me note ¿sabes? Es que no es para menos, verdad?" 

Mi turbación subió de nivel hasta el extremo que me retiré de ella y salí del armario hacia mi cama. Ella me siguió casi inmediatamente y tras cerrar nuestra puerta, me preguntó ya más tranquilos… 

“¡¡Joder nene, reconoce que te has excitado como yo!!” 

En fin, con esta primera afirmación rompimos el hielo confiándonos mutuamente nuestras inquietudes y mi hermana… Esa niña inocente que yo consideraba, me comenzó a contar que ella ya estaba bien informada desde hace tiempo lo que es echar un polvo aunque no la habían follado aún... Es más, su amiga Marta, que solía venir por casa con frecuencia, salía con un chico desde hace unos meses y ya habían follado varias veces, y excepto una vez las demás le había gustado mucho. Yo no salía de mi asombro escuchando a mi hermana, pues aunque yo estoy debidamente informado hace años, no contaba con que mi hermana estuviese tan al día y utilizando ese lenguaje. Ella, lejos de cortarse, me confirmó que no solo los chicos hablamos de sexo y que algunas de sus amigas ya lo habían follado desde los 15 años, casi todas con éxito. La pregunta era obligada, así es que le pregunté directamente si ella también había probado…

“No, no he tenido novio para follar...” Confirmándome que aún era virgen…

Ella me preguntó lo mismo y le dije que solo una chica en un juego de la botella me hizo una paja en el pueblo. A partir de ese momento ya mostró más interés por mi verga… 

“Sabes que he notado lo dura que se te ha puesto, y lo increíble es que al notarla ¡Me ha dado un escalofrío! Nunca había sentido algo así, tan cerca, a pesar de te visto muchas veces y he visto algunas  películas porno con mis amigas”.

Ella me confesó que viendo a nuestros padres, también había sentido una excitación especial, por lo cual, quizá, le impresionó más el contacto con mi miembro viril. A pesar de que nos teníamos bastante vistos, no completamente desnudos, pero casi, en casa y sobre todo en la caravana con más frecuencia. Yo solo había alcanzado a verla en bragas con las tetas al aire y ella en calzoncillos, por lo que mi hermana me pidió que le enseñase la polla. Tuve mis dudas, a lo mejor, en casa saliendo de la ducha o en otra circunstancia similar, no me hubiese importando que me viese desnudo o yo a ella, pero así, en estas circunstancias y sobre todo en plena erección, la verdad es que me cortaba un poco. Ella trató de tranquilizarme…

“Al menos déjame tocarla y te prometo que tú puedes acaríciame mi chocho si quieres, es como un favor mutuo...”

Ante mi indecisión ella tomó la iniciativa y sin responderle, dirigió su mano a mi entrepierna dándome un sobresalto su decisión. Posó su mano en mi cipote, noté la palma de la mano a través del bóxer, la única prenda que llevaba encima. Hizo una exclamación de sorpresa y admiración al comprobar la dureza y dimensiones del badajo que gasto a punto de reventar y con la misma libertad e iniciativa, metió su mano por la parte superior del calzoncillo y comenzó a tocar directamente con habilidad, en la carne trémula. El mástil quedó al descubierto al desplazar el bóxer hacia abajo. Mi corazón latía a 200 pulsaciones, por lo menos, mientras ella manoseaba mi polla y testículos con curiosidad, incluso mirando con descaro. 

Aunque yo traté de zafarme de su maniobra, ella me lo impedía con maestría, frotando y acariciando mi verga en sus zonas más sensibles. Sin contemplaciones se la metió en la boca para hacerme la primera mamada de mi vida. Su pequeña boca se ensanchó hasta poder engullirse mi verga casi hasta la mitad. Su torpeza en la succión no evitó mi excitación, a pesar que sus dientes se hacían notar en mi glande. El gusto por la mamada llegó hasta el punto que al cabo de tres minutos en semejante situación y sin poder remediarlo me corrí en la garganta de mi hermana en un orgasmo tan placentero como violento y expulsando mi semen en chorros a presión acumulado de varios días. 

Mi hermana dejó de chupar, sacándola para beberse la leche depositada en su boca. Con descaro me la enseñó para ver cuanta había acumulado y acto seguido se la zampó de un solo trago. Luego se limpió con la lengua el rebose de sus comisuras dejando que mi atolondramiento por el subidón de dopamina se pasase con unas caricias amistosas a mi falo.

“¿Te ha gustado como te lo he hecho, nene?” 

No cabía nada más que una respuesta... “Claro que sí, eres divina haciendo mamadas.” 

Mentí un poco pero la excitación junto al trabajo de ella no merecía la verdad.

“¿Cuántas pajas te haces a la semana?”

Le contesté que una al día por lo menos. 

“Pues yo llevo varios meses tocándome y aquí en el camping ya me he hecho dos pajas, incluso contigo en la habitación” 

Se rio como una descosida a ver mi cara de asombro por no haberla descubierto. No dejaba de asómbrame por su atrevimiento. Pronto comprendí que ella llevaba la iniciativa en todo, pues era mucho más atrevida y sabía más que yo sobre el sexo, seguramente. Me dijo que si quería yo ahora tocarle su chocho, hasta que se corriese ella también, y con un pudor incontenible, dirigí mi mano hacia su vulva con mucha precaución y cuidado. Ella recogió la mano y tirando de ella se la situó directamente en su vagina, pues el pantalón se lo había bajado ella con la otra mano. Me gustó  sentir su coñito con escaso vello y lo carnoso  y caliente que era su coño. Le pasaba la mano por su raja de arriba abajo e introducía mis dedos en su interior, tratando de localizar el clítoris bajo el capuchón, pero no lo localizaba con precisión. El impulso fue retirar la mano enseguida, pero ella la retenía mirándome a los ojos.

– “Un poco más arriba está el clítoris, vamos frótamelo, necesito que me hagas una buena paja. Méteme el dedo también en la raja... ¿Lo notas como lo tengo de mojado?”.

En verdad ella no se imaginaba cuando lo deseaba. Me ofreció que le tocase sus tetas, pues aunque no muy desarrolladas, ya tenían cuerpo y eran realmente atractivas. Con la otra mano, comencé a metérsela por debajo de su camiseta y comencé a manosear sus pezones. Me llamó la atención el pezón tan duro y erecto que tenía. Con estos tocamientos, mi hermana comenzó a suspirar profundamente y gemir ligeramente.

– “¡¡Por favor Penélope nos pueden oír!!” 

Se percató y bajó su tono.  Después se colocó de modo más cómodo para disfrutar de la masturbación a tope, a cuatro patas sobre mí. Sin el pantalón y la camisa, de tal modo que estaba totalmente desnuda en la cama dejándose arrastrar por la lujuria... yo no paraba de tocarle todo y me puso la teta en la boca para que se la mamara. Se amarró de nuevo a mi polla que seguía erecta mientras le masturbaba sin dilación siguiendo sus instrucciones. Me pidió que le chupase con fuerza las tetas, pues le daría mucho gusto y yo así lo hice. Realmente pareció gustarle, pues me sujetaba la cabeza para que no pudiese retirarme y yo también disfrutaba con la labor. 

Pero al rato, ya no pude más y me bajé a comerle el coño... eso nos gustó mucho más. En mi caso duré escasos minutos en correrme, pero lo de mi hermana era más lento, pues llevábamos más de cinco minutos y a pesar de su grado de excitación extrema y de moverse y retorcerse con ardor, no decía nada sobre si ya había alcanzado el clímax, por lo que yo continué con mi labor, lo que ocurría era que yo, ahora, también estaba comenzando a excitarme y me daban mil tentaciones de hacer con mi hermana un arreglo total, algo que veía del todo inevitable. Poco a poco fui acercando mi polla a ella, para conocer su reacción. Hacía rato que ella lo había cogido haciendo amagos de acercarlo a su sexo. Me dio un poco de reparo y paré lo que estaba haciendo…

– “Nena si seguimos te voy a tener que follar con toda sus consecuencia y demás.” 

Ella me dijo que siguiera con mi boca en su coño más rápidamente... que no parase por nada del mundo... y entre grandes convulsiones se corrió. Dejaríamos la follada para una ocasión futura. 

Tras descansar un poco a que decreciesen los latidos internos de su conejito, me pidió que la siguiese tocando suavemente. Yo me vi inmerso en una preocupación por lo que acababa de suceder y aquella noche no pude conciliar el sueño hasta ya entrada la mañana. A partir de ese momento, descansé algo mejor, pero cuando me desperté, solo en la caravana me embargó una sensación de culpa por haber arrastrado a mi hermana pequeña a hacer algo impropio, sin ser consciente que ella llevó la iniciativa en todo momento.

A la mañana siguiente me levanté y me fui a los aseos a darme una relajante ducha,  y me encontré con mi hermana, que venía de lo mismo. Con picardía, me sonrió cuando nos cruzamos, pero no nos dijimos nada. Después de pasar más de diez hora bajo una ducha fresca, regresé a la caravana con mis padres de vuelta del su paseo matutino. Nos tenían preparado el desayuno a mi hermana y a mí, que comí con apetito. Aquel día fue el mejor del resto de mi vida… la alegría de las vacaciones, el ambiente de alrededor y mi actividad constante, se complementaban con el acontecimiento desvelado entre mi hermana y yo, sin embargo procuramos no darle mayor importancia. 

Pensaba que era hasta normal que dos hermanos, en la edad de descubrir su propia sexualidad, tengan algún tipo de experiencia  dentro de la intimidad familiar. Mis padres, después de la cena, solían ir a la cafetería del camping a tomar unas copas con los amigos, en donde conversaban un rato en la terraza tomando el fresco, pero aquella noche, según supimos, se celebraba un espectáculo destinado a personas mayores. Daba comienzo a las doce de la noche cuando terminaban las actividades infantiles y juveniles, mostrando mis padres mucho interés en acudir. Mi hermana me planteó la posibilidad de pasar la tarde en la piscina del camping. Al anochecer acudimos a cenar al restaurante del camping, luego nos dejarían ir a la discoteca hasta la una, para  marcharnos a esa hora a la caravana a dormir. Ellos se quedarían a ver el espectáculo que duraba dos horas o más.

Ni qué decir tiene que mi hermana mostró de inmediato un entusiasmo especial, tanto que no se me pudo escapar su trasfondo de complicidad entre ella y yo, simplemente, di mi consentimiento asintiendo con la cabeza. Pues nada, tras una divertida tarde nadando y una agradable cena seguida de un rato en la discoteca, en la que mi hermana y yo nos lo pasamos en grande haciendo amigos y bailando, Penélope me propuso volver a la caravana a descansar. No le faltó tiempo para cogerse de mi mano y casi tirar de mí. Bueno, no es difícil imaginar que habría de ocurrir, pues el precedente de la noche anterior no dejaba lugar a dudas… "¿Al final echaríamos un polvo o nos haríamos un par de pajas como anoche?" Pronto lo descubriría, ella estaba muy excitada…

– “Me quiero ir a la cama de inmediato…” 

Obedecí, pues la verdad es que también estaba deseoso de repetir la experiencia, así es que en un momento ya estábamos en la cama en pelota picada. Ella me desvistió y yo lo hice con ella.

Desnudos, con mi verga al cien por cien y ella con su almejita palpitando por una sesión especial, tal vez la más especial de su vida y la mía. Pronto comenzamos a tocarnos y acariciarnos, nuestra temperatura empezó a subir. Ella se puso de nuevo a cuatro patas sobre mí, y se abrió de piernas para favorecer los tocamientos, y yo claro, me volqué en esta labor, a la par de le comía literalmente las tetas, al poco se puso para hacer un 69 y me comí el coño, mientas ella mamaba como una descosida. En esta actividad no se puede durar mucho tiempo sin sentir el deseo intenso de la penetración. de un giro me puse encima de ella y nos dimos el primer beso con lengua... aprendíamos a la misma vez por lo que casi era imperceptiblemente la inexperiencia del otro. Le puse mis huevos colganderos sobe su vulva con un acercamiento de mi polla sobre el vientre, que refregaba arriba y abajo de manera peligrosa. Creo que no éramos conscientes de nuestro descontrol.

En un momento determinado mi hermana me pidió una pausa e incorporándose, me indicó que me tumbase boca arriba, pues le tocaba a ella trabajarme un poquito. Yo me dejé llevar y ella se agachó sobre mi polla, que comenzó a chupar con un arte desconocido y, por supuesto, con unas consecuencias igualmente desconocidas pero completamente previstas. Comenzó a acariciarme, chuparme lea verga y los huevos, pasarme su lengua por todas partes y, claro, en pocos minutos un enorme chorro de esperma salió de mi verga alcanzado su boca y cara manchándola. Ella reía y me limpiaba con su lengua.

– “¿Te atreves a hacerme a mí los mismo? Me gustaría que me comieras el chocho y me corrieras con la boca”. 

Casi sin tiempo para reponerme, ya me vi sobre mi hermana, con la cabeza entre sus piernas y mi lengua, bueno, pues eso, donde ella quería. Se retorcía de gusto, duró mucho más tiempo que yo, pero en cinco minutos le despaché un orgasmo con intensidad increíble, se notaba su excitación. Sentí directamente en mi lengua su sabor, sus palpitaciones y espasmos eran visibles a simple vista y un flujo intenso le fluía de su interior y caía sobre sus muslos pasando por mi boca. Cuando me disponía a limpiarla, me pidió que aguantase, pues a las chicas les duraba mucho más que a nosotros el orgasmo, de modo que continué lamiendo suavemente su almejita sonrosada y palpitante hasta que ella dio un gran suspiro anunciando el final de esta mamada.

Ambos boca arriba y desnudos descansábamos de la labor, cuando mi hermana cayó en la cuenta de que eran tan solo las doce y cuarenta y cinco minutos, y me hizo la observación de que aún disponíamos de una hora y cuarto, por lo menos, para seguir disfrutando. Por no mencionar el tiempo que luego mis padres se dedicasen a follar, porque en tal labor no se percatarían de nada si nosotros lo hacíamos al tiempo. 

Yo asentí y, aunque mi boca estaba cansada, mi verga pedía mucha guerra, algo que no pasó desapercibido para mi hermana, que comenzó de manosear y frotar falo con entusiasmo, sin dejar abandonar los huevos. Yo me dejé llevar unos minutos, pero ella seguía insistiendo y claro, encendió de nuevo una pasión que tendría un final feliz. Me giré hacia ella para participar del juego, me lo impidió. Subiéndose sobre mí, cogió mi polla y comenzó a frotarse su coño lampiño, algo que me causó una gran sorpresa y admiración, a la par que un gusto terrible al notar el calor intenso de su rajita en la punta de mi capullo y todo el tronco, abrazando con sus labios vaginales mi polla. Le dije que eso no podíamos hacerlo sin condón, pues podríamos tener muchos problemas si se quedaba preñada. Ella me dijo totalmente resuelta…

– “No te preocupes, tengo controlada la ovulación... y además una vez que te has corrido en las siguientes no tienes semen para dejarme embarazada.” 

No me pareció extraña su explicación, pues, como digo, era evidente que sabía más que yo, así es que me dejé llevar.






Ella paró un poco la maniobra y cogiendo mi polla con una mano y con la otra abriéndose bien su vagina, comenzó a frotar de arriba abajo favoreciendo un flujo intenso que lubricaba todo su interior y poco a poco, conseguí una penetración más profunda entre agudos suspiros de mi hermana y un intenso placer de mi parte. El gusto de tener la polla dentro de una mujer no se parecía a nada que hubiese experimentado anteriormente. Navegaba mar adentro en aquella apretada vagina, cuyas paredes me oprimían el glande con una alta carga de sensibilidad, lo que auguraba que no aguantaría demasiado hasta descargar mi leche en su útero inmaculado. 

Llegué a estar como unos seis minutos a piñón fijo bombeando su coño hasta culminar con otro orgasmo, suministrándole varios chorros de esperma. Era la primera leche que inundaba el indómito coño de mi hermanita, razón que excitó su cuerpecito casi de inmediato, consiguiendo otro orgasmo intensísimo por su parte. En esta ocasión no necesitó frotarse el clítoris para correrse. No duró mucho esta primera experiencia plena, pero tampoco nuestra inactividad sexual. Como un vicio, a los pocos minutos de relax de nuestro sincronizado orgasmo, mi hermana me pidió que cambiásemos de postura, pues ahora le gustaría a ella llevar la iniciativa. Yo me pregunté si la había perdido en alguna ocasión, pero acepté.

En unos minutos más, ya estaba colocada sobre mí, Penélope, que me apretaba contra ella, invitándome a penetrarla y elevando su pelvis para favorecer la penetración… en fin, en breve ya tenía mi cipote tratando de atravesar a mi hermana…entrando y saliendo con facilidad, a pesar de su aparente pequeño tamaño, su dilatación y lubricación favorecía la follada. En esta ocasión nuestro polvo duró algo más, cerca de 15 minutos, en los que ambos tratamos de sincronizar de nuevo el orgasmo. Lo conseguimos gracias a ella, pues cuando notó que yo no podía aguantar más, ella aceleró su frotación sobre su clítoris, que era donde le gustaba que le rozase, y volvimos a coincidir en otro orgasmo largo e intenso, en el que nuestros gritos de placer se unieron. Así, unidos y muy abrazados, permanecimos varios minutos. Eran ya las dos menos cuarto y nuestros padres deberían estar a punto de regresar, por lo que me apresuré a ponerme los calzoncillos y le dije a mi hermana que hiciese lo propio con su pijama.  Ella me dijo que esperase un poco a ver regresar a nuestros padres a través de la ventana de la caravana, pues quería darles la bienvenida por la ventana mientras yo, tumbado, la penetraba...

– “¡¡Quiero sentir el morbo de verles mientras me estás follando!!” 

Solo de pensarlo se estremecía terriblemente.

Pensé que estaba descontrolada, pero nuevamente me dejé llevar y consentí, de tal modo que comenzamos una nueva sesión de manoseos y caricias hasta que nuevamente estábamos a punto para echar otro polvo. Mi hermana abrió la ventana y la cortina de nuestro habitáculo en la caravana y sentándose sobre mi polla rolliza en plena erección de nuevo, comenzó a subir y bajar suavemente, mientras miraba por la ventana. Al cabo de unos minutos yo estaba ya a punto de correrme, cuando mi hermana paró de repente y me dijo…

"Creo que ya vienen por allí. Aguanta un poco nene, ¿vale…?"

Mi nivel de estrés se elevó entre el gusto que me subía y el miedo que sentía por si nos pillaban ¡¡sin ningún control de la situación!! Mi hermana suspendió unos momentos el mete saca y pronto la oí dirigirse a mis padres dándoles, en voz baja, las buenas noches. Ellos se acercaron a la ventana hasta el punto de oír perfectamente a mi madre preguntarle si yo estaba dormido, le preguntaron que por qué estaba despierta y ella, con toda naturalidad y con mi nabo clavado hasta el fondo de sus entrañas, les decía…

“Me he desvelado un poco y estaba haciendo un poco de ejercicio con flexiones de piernas y brazos con mucho cuidado para no despertarle” 

A pesar de ser una cama muy ancha. En ese momento comenzó a flexionarse de nuevo sobre mí y yo, sin poder controlarme, me corrí intensamente, emitiendo unos pequeños suspiros de placer que llegaron a oídos de mis padres, aunque no le dieron mayor importancia al pensar que estaba soñando. Mi hermana parecía disfrutar de la situación de tener a mis padres delante de ella y a la vez follándome.

Mi hermana les dijo… – “Me voy a ir a dormir enseguida” 

Nuestros  padres se fueron a su habitación. Luego, reímos con la ocurrencia y comentamos lo bien que lo habíamos pasado ambos y el gusto tan enorme que nos había dado. Decidimos seguir follando, pues mi hermana me informó que en esta última ocasión no se había corrido, así es que yo llevaba un polvo de ventaja y, aprovechando que nuestros padres aún tenían fuerza para echar su  polveta nocturno, procuramos coincidir en la faena para que nuestros movimientos y suspiros quedaran solapados con los suyos. Parecía que éste verano éramos cuatro los que íbamos a disfrutar del sexo de lo lindo.

*******************

Lo que ocurrió la noche siguiente no sé qué palabra ponerle. Eran la seis de la mañana cuando me levanté al aseo y me encontré con el espectáculo… mi padre sentado en el sillón sin bóxer dejando ver su fastuosa verga empalmada y mi madre desnuda con su culo abierto ante mí y su coño rasurado…, estaba mamándosela a mi padre con toda la polla metida hasta su garganta. Me quedé quieto viendo la escena, pero mi polla también reacciono por la acción, aunque no lo suficiente para notarse la erección, hasta que mi padre me miró y salí del trance de ver a mi madre engulléndose el falo paterno hasta los huevos con su asombroso culo abierto y su coño tantas veces imaginado en mis pajas. 

Me di media vuelta hacia el aseo “Pidiendo perdón por la injerencia”, y después en mi cuarto me quedé dormido tras hacerme una paja pensando en el enorme coño de mi madre visto desde atrás. A la mañana siguiente todo transcurrió normal, mi padre fue a hacer deporte, mi madre salió a las compras después de desayunar con nosotros, y mi hermana y yo nos quedamos a jugar a videojuegos como era habitual en aquellos días de asueto.

La sensación opuesta de culpa y de desear repetir para alcanzar el placer que sentí, no remitía. No quería estropear la felicidad de mi hermana con nuestros encuentros, estaba encantada desde la primera vez, porque deseaba comprobar por ella misma aquello que sus amigas ya le habían contado… ¡¡A mí me apetecía que lo descubriese conmigo!! Yo, por mi parte, no podía imaginar que el placer que obtendría sería de esa intensidad, comprendiendo ahora el vicio que tenían mis padres. Prácticamente todas las noches hacían el amor, aunque lo que vi la madrugada anterior más se parecía a puro vicio. Se lo conté a mi hermana cuando estábamos en plena intimidad, entonces ella mi pidió que le hiciese lo mismo yo. Tras chuparle y tocarle las tetas, además de su vulva rechoncha, ahora más abierta, enrojecida y ardiente que antes, o eso me pareció, me rogó por favor que la follase de nuevo... 

– “Vamos nene hazme lo mismo que papá a mamá… ¡Fóllame todos los días!” Algo que no dudé en ejecutar.

Confieso que me apetecía follarla aún totalmente exhausto si ella me lo solicitaba con esa voz de gatita susurrona. Ya alcanzaba la suficiente erección como para hacerla gozar un buen rato y su libido se encontraba disparada. Se puso a cuatro patas y pensando en el culo de mamá busqué con mi cabeza de turco la estrecha entrada de su conejito. Mi verga enhebró fácil el coño de Penélope. Sujetándola de las caderas me la fui follando cada vez a un ritmo mayor. Mi hermana alcanzó su orgasmo antes que yo y  tras el cual mis testículos no tardaron en descargar, dentro de su coño acogedor, hasta la última gota de leche que debía quedarme. En el silencio sudoroso de nuestra habitación, ahora llegaban los suaves quejidos de mis padres que debían estar terminando su función nocturna… por fin podríamos descansar… eran ya casi las tres de la madrugada cuando mi padre dejó bien servida a mamá de lefa y yo a mi hermana.

Creo que es de necesidad decir que nuestras avenidas nocturnas continuaron durante los días siguientes, fueron los días más inolvidables de mi vida, con los mejores orgasmos por ser los primeros en el interior de una mujer. Uno de esos días habíamos bajado la guardia aprovechando que mis padres estaban tomando café con los vecinos y en plena siesta mi hermana desnuda, se montó a horcajadas sobre mí, como tantas otras veces hacía de noche, y comenzamos a magrearnos en pelotas. Mi polla reaccionó rápidamente con una erección de caballo…, mi hermana me la amarró de su tronco enfilándosela en la estrecha raja y poco a poco se la enterró en su interior. Con el ímpetu que le ponemos los gemidos fueron creciendo convirtiendo la habitación en una locura de placer. No nos dimos cuenta de la presencia de mis padres que se quedaron mirando desde la puerta entornada cómo follábamos. Nuestros gritos y gemidos les llamaron la atención al volver de su visita. Le poníamos  toda la pasión y las maneras auto aprendidas juntos ese verano. No quisieron interrumpirnos, pues ellos también gozaron con la visión de dos adolescentes entregados al placer canal. Mi hermana se movía arriba y abajo ayudada por mí..., yo aprovechaba sus idas y venidas con mi pelvis para clavarla con más fuerza y profundidad, lo que le producía unos gritos que escandalizaban al más experimentado, pues mi polla entraba y salía de su chocho partiéndolo de forma sustancial por el tamaño de mi tronco. Ninguno sabíamos cómo era posible que le entrara tanta polla en un coño tan estrecho...para mí el secreto estaba en su lubricación…

En ese momento mis padres descubrieron las actividades sospechadas de la noche de la ventana y… ¡sucedió lo inesperado! Al cabo de diez minutos follando, la señal de la corrida me recorrió desde la cabeza a la polla en un relámpago soltando un gemido a la par que mi primer chorro de leche hacia presencia en el interior de su vaginita receptora. Mis padres esperaron la avenida de todo mi orgasmo y cuando mi polla salió del conejo de mi hermana, al descabalgarme nos dimos cuenta que ambos estaban presentes. Yo con toda la verga impregnada de flujo vaginal, y mi hermana con el coño chorreando de flujo mezclado con mi leche espesa. Ambos sudorosos, nos quedamos desconcertados…

– “Daros un ducha y descansar, ya hablaremos más tranquilamente de todo esto” 

Dijo mi madre con la complacencia de mi padre que no dejó de quitar ojo sobre su hija desnuda sobre la cama rezumando semen por su coño entreabierto. Mi hermana no bajó la mirada desafiante hacia ellos, la mía no resultaba tan altanera, más bien apocada. Mi madre habló con mi padre sobre el asunto y llegaron a la conclusión que nuestra relación sexual no se iba a detener por mucho control que ejercieran sobre nosotros, y mucho menos durmiendo en la misma habitación. Por lo que optaron a una política de acercamiento en vez de una de enfrentamiento en donde todos saliéramos ganando.


**********************


En la tarde-noche, cuando llegué estaban mis padres en la caravana con mi hermana. Me llamó la atención que estuvieran los tres de charla y me invitaron a sentarme con ellos... 

– “Oye hijo tenemos que hablar sobre lo que viste la pasada madrugada y lo vuestro de esta tarde…” dijo mi padre

– “Mirar hijos, lo de tener sexo es algo natural y saludable, pero quizás no fuimos lo suficientemente discretos y lo hicimos en el lugar menos adecuado….”

– “Oh no, mamá no te preocupes es normal si no ¿Cómo íbamos a ser concebidos mi hermana y  yo?”

– “Está bien que lo entiendas, tu hermana también lo ve así… la caravana es pequeña y tu madre y yo no podemos hacer otra cosa... hay que reconocer que a vuestros padres les gusta mucho follar” 

Hubo un silencio prolongado al oír hablar a si a mi padre…no estábamos acostumbrados a ese lenguaje.

– “Tu madre y yo queremos que tengáis una buena educación sexual, aunque creo que a estas alturas no podemos saltar la teoría…, así que lo vamos a hacer de una manera más extraordinaria... después de hablarlo tu madre y yo hemos decidido que queremos vuestra participación en esto….”

Mi sorpresa fue, que lejos de recriminarnos se ofrecieron inculcarnos una buena técnica con la práctica, de modo que mi padre se volcaría a ensenar a mi hermana y a mí dedicaría sus atenciones mi madre. No contesté me quedé impactado, soñaba con que mi madre entrara a mi cuarto y me introdujera al mundo del sexo. No pensé que llegara de esta manera.  Mi madre me tomó de la mano y me llevó hasta la salita donde se sentó sobre el sillón donde los vi, me sentó al lado de ella y mi hermana al otro. Franqueada por ambos hijos mi padre se puso enfrente con mi madre. Rápidamente comenzó a tocar la polla de mi padre sobre su pantalón…

– “Espero que os guste y nos podamos divertir mucho los cuatro” dijo mi madre. 

Le bajó el pantalón sin calzoncillos y la enorme polla de mi padre salió con fuerza, mi madre comenzó a mamarla. La verga de papá era un poco más grande que el mía pero en lo grueso andábamos a la par. Después de un rato mi padre me indicó que ocupara su posición y me puse enfrente de ella, que empezó igual que a él a sobarme el cipote por encima de mi short mi padre se sentó al lado de mi hermana e invitó a Penélope que continuase con el trabajo de nuestra madre masturbándolo y mamándosela. Mi madre a su vez me bajó el bañador y mi polla quedó fuera con una erección tremenda, que saltó como un resorte. Sin demorar un segundo mi madre la introdujo a su boca y comenzó a mamármela y masturbarme el resto del tronco libre…

– “¡Joder mamá... ummm!”

– “Ya no eres un niño mira lo enorme que tiene la polla tu hijo” dijo mi madre dirigiéndose a mi padre.

Mi madre se levantó y mi padre cogió a su hija desnuda, montándola sobre sus mulos a fin de posicionar su estoque a la entrada de su coño y penetrarla cabalgando sobre papá. 

– “¡Quítame la camisa!” me ordenó mi madre. 

Le levante la camisa dejando ver sus tetas, me parecían dos buenas ubres para mamárselas. Lo leyó en mis ojos porque me las ofreció a chupar… 

– “Anda, mámamelas como cuando eras un bebe” 

Me aferré a aquellas tetazas con grandes pezones duros como garbanzos. Con mis manos las recorría apretándolas, se recostó por completo, ahora sus pezones quedaron enfrente de mí. miré a la ora pareja y vi a hermana empalada por la polla de papá, yo mamando las tetas de mi madre y mis padres besándose con lujuria… a modo de celebración por el éxito del encuentro. Mi padre con mi hermana encima hacía lo propio justo a nuestro lado y lamia una teta y la otra viendo como gozaba mi hermana siendo penetrada por un trabuco mayor de casa, se movía como loca ahora. A mi madre le quité el pantalón y sus bragas recostándose en el sillón y abrió las piernas…

– “Mira hijo todo esto es para ti” 

Apareció un coño enorme de labios frondosos que tapaban por completo la raja de su vagina. ambas hembras tenía el mismo tipo de coño, en forma de bollo partido. Mi madre tomo mi polla guiándosela donde metérsela. Cuando mi capullo encontró el agujero arropado por sus labios vaginales por donde un día nací, comencé a embestir hacia dentro de mi madre que gemía de gusto, mientras mi hermana me comía la boca. Aprovechando la postura con el culo respingón se la clavó sin miramiento por detrás a su hija. Ambas féminas estaban siendo folladas por los machos de la casa, disfrutando de una noche de amor familiar; los gemidos de ambas se entrecruzaban sin saber cuál de las dos estaba más caliente. Mi madre me miró al verme inquieto con ansias de obtener otra perspectiva de su cuerpo…

– “¿Qué posición quieres hijo?” me preguntó.

Sin más le dije… – “A cuatro patas ¡Quiero ver tu culo y follarme tu coño”

– “Perfecto mi amor, así es como más me gusta y como os hemos engendrado a los dos

Desde aquella madrugada soñaba con volver a ver aquel culo abierto para mí. Mi madre su puso como una perra obediente y me ofreció su culo. Ahora embestí más duro sobre su coño, obligando a mi madre a gemir con mayor fuerza…sus jadeos entre cortados anunciaban el orgasmo. Mi padre sacó por un momento la polla del interior de mi su hija, y se la dio a mamar a su esposa, dejando a Penélope recostada en el sillón, un instante. Se la mamó con lujuria, me di cuenta que la pobre mujer estaba siendo follada por los dos hombres ocupando toda la atención, sin embargo no duró mucho porque mi él no dejaría de atender a su hija tan necesitada, por lo que mi padre dijo…

– “Ahora es el momento de dejar satisfechas a nuestras mujeres y no parar hasta el final, estas hembras necesitan lo que han venido a buscar….” 

Mi madre me agarró de los huevos para que no me escapara de su interior. Mientras la polla de mi padre comenzó a clavarse en el chocho de Penélope con avidez, en un mete saca que la hacía gritar cuando sus huevos chocaban en su vulva. El primero en acabar fui yo, me follaba a mamá como un conejo metiendo y sacando procurando que toda la polla frotase su coño, más que follar, frungía como un conejo. Notaba la experiencia de mamá al manipular mis gónadas con sus dedos, esa sensación de placer inédito me animaba a perforarla con todo el mástil, presionando mis pelotas en su chocho al alcanzar la máxima profundidad en su útero y de pronto me vino el subidón de adrenalina ante tanta gozada con una explosión de leche que descargué en el interior de mi madre. Ella cayó rendida con sus tetas sobre el sillón y durante unos segundos, casi un minuto, la mantuve empalada procurando que la descarga de semen fuese completa. Con mi cara desencajada de gusto, mi madre lamió mi polla para que quedara bien limpia.

Me senté enfrente como espectador del trío que se quedó en el sillón del amor. Ahora era el turno de mi padre y de mi hermana, que aún estaba siendo machacada a base de pollazos. Con las piernas levantadas y las rodillas a ambos lados de su cabeza, provocaba una posición especial del culo de mi hermanita; este se encontraba a meced de las embestidas de todo el falo paterno, haciendo golpear en cada clavada su pelotas en su culito de la niña mala. En dicho arrebato de pasión paternal mi madre se unió al evento frotando con su mano derecha los huevazos de papá desde atrás, mientras con la otra se acariciaba el clítoris. Se empezó a masturbar de una manera exquisita lamiéndole los huevos a su marido.

Con dos hembras acosándolo el hombre no tuvo más remedio, al igual que yo, que reventar en largos chorros de leche que cayeron dentro del conejito de Penélope. La pobre se encontraba con los ojos en blanco y exhausta, del polvo multi orgásmico. Mi padre procuró sacarla y mi madre la mantuvo masturbándosela hasta que le exprimió los últimos chorros de esperma que le quedaban. Estos cayeron sobre la cara y tetas de mi madre. Ya solo nos quedamos viendo el espectáculo de mi madre tomando mi semen de su coño y el de mi padre que recogía como helado derramado. También procuró que la polla de papá se quedara limpia, dándosela a chupar a la niña de sus ojos. Todos satisfechos, descansamos un rato y mi madre tan solo con sus bragas puestas, se puso a preparar la cena dentro de la caravana en la que milagrosamente nos pusimos a colaborar al unísono, ligeros de ropa.

Los días que nos quedaban de camping cambiaron nuestras relaciones, mi madre en la habitación de matrimonio y mi padre en la de mi hermana nos impartían las prácticas prometidas. En varias ocasiones jugamos al stripper póker con final feliz, follando en familia... Mi madre a sus 42 años, metro sesenta y dos. No es una mujer guapa pero tiene un cuerpo contoneado muy sexy y atractivo que invita a follársela de continuo, máximo con su voz susurrante de quinceañera. Tras tomar una copita de pacharán me cogió de la mano y me condujo al interior… en el compartimento su cuerpo quedó a mi vista cuando yo le retire el vestido ajustado, descubrí su desnudez con sus pechos grandes, barriguita y coño rasurado. Hasta esos días de camping, nunca la había visto totalmente desnuda y la verdad no estaba nada mal. Me hizo pasar a la cama sin ninguna condición, simplemente follar y cuando me fuera a correr le avisara para sentir más cercana los latigazos de mi eyaculación dentro de ella.

Nos tumbamos en la cama,  mi madre me acariciaba la cara como cuando era pequeño y me miraba diciéndome que me tranquilizara me empecé a masturbar para intentar animarme, entonces ella, como mujer experimentada cogió mi polla y empezó a meneármela, fue mano de santo, aquella situación provocó que mi polla se fuera poniendo dura hasta alcanzar el punto ideal para empezar la acción. Mi madre se tumbó y yo me coloqué encima de ella, me dijo que primero le metiera los dedos para abrir el camino y no fuera tan brusco. Metí mis dedos en su coño y lo noté húmedo, ¡mi madre estaba excitada!, le trabajé durante unos minutos su agujero con mis dedos hasta que ella me dijo que estaba preparada, entonces llegó el momento, abrí sus piernas y coloqué mi polla en la entrada de su vagina, la introduje en varias insertadas en profundidad poco a poco se le enterraba por el mismo lugar donde nací hace 20 años. Mi madre me acariciaba la cara...

“Ahora cariño ya me tienes bien abierta… ¡¿Te imaginabas que tu madre fuese tan PUTA?!” 

– Sí me lo imaginaba, pero nunca que lo fueras conmigo

Me sonrió alentándome que la diera duro, entonces empecé a bombear a mi madre viendo mi polla entrar y salir rítmicamente de su coño. El placer se iniciaba en mi glande recorriendo todo mi cuerpo. Mi madre me observaba con los ojos vidriosos del gusto que sentía escapándose gemidos más intensos, a cada embestida. Me apretaba del culo hacia dentro de su útero… Cambiamos de postura y retiré la polla de mi madre con un chapoteo, para ponerse a cuatro patas. La cogí por las nalgas y empujé mi cipote a su interior fácilmente, ahora dominaba por completo a mi madre, la follaba como si lo hubiéramos hecho toda la vida... excitado, observaba como sus tetas se movían para adelante y atrás según la penetraba. Así estuvimos largo rato hasta notar que me iba a correr, entonces le avisé de la situación y paramos. Fue entonces cuando mi madre se puso más nerviosa ya se acercaba el momento, levantó el culo de la cama para respirar bien profundamente, me agarró con las dos manos y se abrió de piernas. 

Le volví a hincar la verga de forma que ambos teníamos una visión perfecta de la unión de nuestros genitales. Entonces empecé a follármela… en unos minutos aceleré el ritmo en un mete saca brutal entrando y saliendo queriéndola atravesar por su coño. De pronto mi cuerpo notó un latigazo que me recorrió cada uno de mis rincones… me corrí de tal manera que mi leche comenzó a salir con chorros a una presión brutal… tenía toda la polla dentro de mi madre, hasta el estómago se la clavé, y aún así brotaba saliendo al exterior escurriendo por la raja hasta su ano. Di un gemido de placer y mi cabeza quedó atolondrada con mi cuerpo relajado como se había repetido con mi hermana. Mantenía la verga en las profundidades de su útero y ella me abrazaba fuertemente.

Retire mi miembro viril de su coño… en un susurro me dijo… 

– “Excelente hijo, me lo has hecho fenomenal. ¡¡Eres un buen follador y serás aún mejor cuando nos vayamos del camping!!”

Fuimos a comer algo a la cocina a reponernos en sólidos y líquidos. Eran las tres de la mañana cuando estábamos otra vez follando. En esta ocasión mi madre me dominaba a mi montándome… desde debajo la visión era de ella subiendo y bajando como quien monta a caballo…, entonces cogí sus tetas que se balanceaban como si quisieran irse y las apreté bien fuerte, ella seguía follándome y volví a correrme sin avisar. Era la segunda vez que le descargaba mi esperma en el fondo de su vagina esa noche, así hasta cuatro veces en diferentes posturas. Acabamos a las cinco de la mañana agotados y con un dolor de huevos impresionante. Estas sesiones se repetían tan a menudo que el coño de mamá y el de mi hermana no pararon de tragar lefa.

Mi madre comentó… “Si alguna de las dos nos quedamos preñadas no vamos a saber que semental es el padre….” 

Nos reímos y seguimos disfrutando de las vacaciones de vuelta a casa.


*********************




Después de las vacaciones en el Camping familiar. Nos sobrevino la vida cotidiana del día a día con los avatares diarios…  Las relaciones sexuales se comenzaron a mostrar abiertas, hasta el punto que se habían normalizado dentro de una actividad de responsabilidad familiar, de muestra de cariño y amor entre los miembros de la familia donde los padres permitían manifiestamente que los chicos follaran cual si fueran novios o esposos propiamente…“Preferimos que desahoguen sus instintos en casa, a que la niña busque a cualquier irresponsable que los haga desgraciada. Al menos controlan sus impulsos dentro de casa bajo nuestra supervisión”, es lo que el padre comentaba a su mujer ante el hecho irrefutable del deseo carnal imposible de contener en un adolescente. Y aprovechando la actitud relajada del ambiente doméstico continuaron las enseñanzas prácticas de los adultos a los jóvenes, de ahí que de vez en cuando se produjeran intercambios de parejas, consiguiendo no aburrirse nunca entre juegos eróticos padre e hija o madre e hijo, contando siempre con nuevas revelaciones, las cuales ofrecían una mayor complicidad filio-paternal. Según la madre comentaba… Los adolescentes son una pila de sorpresas.

En una ocasión mi marido se marchó una semana a una feria en Berlín y mis hijos se mudaron a dormir a mi cama con actividad sexual diaria hasta que llego mi esposo, lo que no evito que nos siguiéramos divirtiendo y durmiendo juntos por parejas o intercambiados…. Cualquier ausencia de Damián se traduce en una eternidad, dado que me ha acostumbrado a una actividad sexual casi diaria desde antes del matrimonio ¡¡Estoy muy satisfecha con mi hombre!! Tengo que decir que él es un tipo normal, pero cuando se ve a alguien con ojos de amor, es el esposo más guapo de todo el mundo a sus 48 años…. Damián es alto 1.75 moreno claro, ojos café, una pequeña barriga que lo hace muy sexy, cabello negro corto y un par de entradas de maduro interesante. Yo soy una mujer a la podemos calificar de resultona, no soy una belleza pero tengo eso que a los hombres les pone cachondos, mi mirada, mi forma de decir las cosas y mis posturas frente a ellos les hace fijarse en mí… y a mí me encanta contornear mi cuerpo para que los hombres se giren a mirarme, lo hago de manera natural resultando sexy. Tengo una buena delante de tetas medianas-grandes y un culo grande y terso, es muy firme para mi edad lo cual agradezco a la naturaleza habérmelo dado…, su redondez se parte en dos nalgas bien marcadas por una raja enorme entre ellas que facilita la subida y bajada alternativa de mis glúteos al andar. Con un poco de maquillaje, labios rojos “Red Russian” y las uña del mismo color soy capaz de levantar pasiones entre los hombre, sobre todo en los machos que tengo en casa.

Siguiendo con la historia, una tarde estando sola en mi cuarto, aproveché que mi hija no regresaba hasta tarde, y Ulises estudiaba en su cuarto, por lo que me dediqué a masturbarme con un juguete que tengo, un dildo enorme y curvo del tamaño de la polla de mi Damián. Lo cogía de las pelotas con lubricación en su capullo y me lo insertaba a la vez que me frotaba el clítoris afanosamente. Me corrí un par de veces sobre mi cama, por lo que terminé con unas ganas enormes de orinar. Me dirigí al baño, con la casualidad que estaba mi hijo en la ducha. Presioné la maneta y se abrió la puerta…

– “Perdona hijo pero es que no puede aguantar, tengo muchas ganas de mear”

– “No te preocupes mamá puedes hacer lo que quieras, de todas forma ya he terminado, voy a secarme ya por si quieres entrar tú a darte una ducha.”

En ese momento escucho a mi hijo cerrar la llave del agua y se abre la cortina, que más bien está para que no salpique el agua. Apareció el desnudo integral de Ulises ante mí, sentada en el váter con las bragas bajadas y ni que decir lo caliente de mi chocho después de media hora de pajas con el “corsario negro.” Menuda sorpresa me llevé cuando abrió la cortina de la ducha para coger la toalla, pude ver su cuerpo completamente desnudo y mojado, cosa que me excitó de una manera increíble, por lo que instintivamente bajé la mirada a su miembro viril, un cipote que todavía me deja boquiabierta. Comencé a hacerle bromas al respecto del gran tamaño de su polla y cuanto había crecido en los últimos cinco años, en un devenir natural de la situación por lo que le dije…

“¡Vaya, no deja de sorprenderme cuanto crecido, hijo!”

– “Si mamá un poco”

– “Tu hermana ha de estar muy feliz contigo…

– “Pues no sé mamá, ella en estas últimas semanas se le ve un poco cortada… con decirte… que a ella…”

 – “¿A ella qué? Anda puedes contarme que os pasa

– “Bueno que a ella… no le apetece chupármela…”

Cuando mi hijo me dijo eso, sentí como agua helada recorría mi cuerpo ya que comencé a imaginar la verga de mi hijo en mis labios. Después de tres días de abstinencia, mi sexo y mente estaban a mil por hora. Algo en mí hizo pensar en voz alta y sin pensar 

– “¿Te gustaría que tu madre te lo hiciera ahora mismo?”

De pronto un silencio eterno hizo que recapacitara lo que había dicho y en mi cabeza escuchaba el eco de esa frase, pero se interrumpió al escuchar a mi hijo decir…  

– “De acuerdo, me harías un gran favor antes de salir de marcha, iría bien descargado…”

El chico se plantó ante su progenitora con la verga a medio camino de estar empalmada del todo… 

– “Lo de tu hermana es incomprensible... Lo primero es atender a su familia… y no comprendo porque a ella no le gusta hacerlo.”

– “Ya mamá, otras veces me lo ha hecho y yo a ella, en cantidad de ocasiones hemos hecho un 69…”

En ese momento Ulises, que se estaba secando el cuerpo, comenzó a secarse la cara. Sentada en la taza del váter, quedé hipnotizada de la verga de mi niño, por lo que un extraño impulso me llevó a tocarle. En el momento en que le sujeté el nabo, me transformé en una lasciva devoradora de su sexo, mientras que mi hijo miraba complacido. Comencé a acercarme a la boca el cipote hasta que mis labios la rozaron. Poco a poco, comencé a darle besos largos y suaves en el glande, luego fui recorriendo toda su verga, duré un par de minutos así cogido de sus pelotas hasta que la tranca se encontraba enorme y dura, cosa que me motivó a seguir adelante. 

¡¡He visto pollas de caballos más pequeñas… mis hombres las tienen para servir bien a sus dos hembras, con unos huevos colgantes a juego con la dimensión de la verga!!

De repente, saqué mi lengua y empecé a lamer todo el tallo desde los orondos huevos al capullo del fastuoso rabo de mi hijo, y seguí hasta dejarla brillando por toda mi saliva con la que la impregné. De pronto, no pude soportar más, y me metí el badajo completo haciendo tope en la campanilla. ¡¡Tenía tantas ganas de devorármela!! Comencé un mete y saca con tal desesperación que me olvidé de todo.
 



De momento abría mis ojos y alzaba la mirada para ver cómo disfrutaba Ulises, que estaba parado enfrente de mí, con los ojos cerrados, moviendo la cabeza en círculos en el séptimo cielo. Comencé a escuchar gemidos de mi hijo que cada vez iban en aumento… 

– “¡Oh, oh, siiiii! Mamá, eres increíble, Oh Sí, ah ah, así, me encanta, sigue másss”

Decidí acelerar el ritmo y apreté más la verga y de pronto, escuché el gemido de Ulises al mismo tiempo que el golpe en mi garganta y lengua del chorro de semen con la presión de un manguerazo. Lo amaba y lo deseaba tanto como a su padre, mi querido y fiel esposo que en ese día echaba de menos. La leche de Ulises poseía un sabor dulce, delicioso, espeso, a la par que abundante, parecía que no había tenido sexo en semanas. Era tanta la cantidad de esperma que parte se me escurrió cayendo en mi ropa y en mi escote llegando a mis muslos y piernas. 

Estuve un largo rato, lamiendo y succionando la verga de mi hijo, hasta que terminó limpiarla por completo. La felación apenas duró un par de minutos, el chico estaba muy cargado con una necesidad extrema. Me alegré que pudiera ver en su madre a una amiga en la que confiar tales intimidades, pero sobre todo desde las vacaciones en el camping me había convertido en su profesora sexual y en esos momentos me hallaba dispuesta ejercer como tal dándole unas clases magistrales…. Al incorporarme observé la cara de mi hijo, que me sonreía con la cara llena de felicidad y deseo…me dio mucha ternura verlo, mientras él acariciaba mi nuca y mi cabello.

– “Lo ves mi niño, es algo delicioso, que espero que te sirva para aprender cómo te deben de hacer una buena mamada… ¿Estás bien cariño…?” 

Le preguntó al observarle obnubilado por el orgasmo quizás…

“Si mamá, estupendamente, eres una profesora excelente conmigo.”

– “Ahora sécate y espérame en mi cuarto, allí me enseñaras lo que tú sabes de sexo oral.”

Al salir mi hijo del baño, me incorporé y me vi en el espejo, me dio mucha risa ver mi cara, con el pelo desarreglado, el semen de Ulises aún en mi barbilla y una cara de lujuria que desconocía en mí. Parecía una puta recién follada por la polla de un negro de enormes pelotas. En ese momento entendí, que tenía dos hermosas vergas a mi disposición, siempre que lo decidiera, así que me animé y salí del baño para encontrarme con mi crío, para lo que parecía una tarde de sexo incestuoso entre una madre hambrienta de sexo y un hijo necesitado de aprender las técnicas ancestrales del Kama Sutra. Esa noche mi hijo saldría de marcha con las bolas secas. Cuando llegué a mi cuarto, mi hijo ya me esperaba desnudo, y seco, con su toalla cubriendo su cintura y parte de sus piernas. Él me pidió que me acercara y me preguntó si podía abrazar a su madre, a lo que yo acepté gustosa, desnudándome poco a poco…

– “¿Oye mamá, cómo podré agradecerte lo que haces por mí?”

Me llamó poderosamente la atención esa pregunta… – “Sabes hijo, no tienes que agradecerme nada, solo con que me devuelvas el favor es más que suficiente, solo deseo tener un poco de sexo con el hombre que más amo en mi vida”

En cuanto termine de decir eso, mi hijo poco a poco, comenzó a besarme la boca con tanta efusividad, como queriendo comerme de un tajo. Poco a poco, su lengua comenzó a buscar la mía y a jugar con ella, duramos varios minutos en un beso húmedo donde nos mamamos las lenguas y nos acariciábamos todo el cuerpo, él me apretujaba las tetas y su mano se deslizaba a mi culo y entrepierna para frotarme con decisión mi coño, hasta que él se animó a besarme las mejillas y el cuello.

– “Vaya que mi hijo me salió un gran seductor”.

Mirándome a los ojos como pidiéndome perdón por todo me espetó… 

– “Mamá, eres la mejor del mundo. Eres hermosa, solo en sueños te podía tener, pero esto es increíble. Las veces que fantaseado contigo y las pajas que me he hecho pensando en ti.”

– “Lo sé mi niño, yo también estoy fascinada, no sabía que fueras así en la intimidad, de haberlo descubierto antes no habrías tenido necesidad de pajearte nunca. Abiertamente te hubiera dejado que me follases las veces que quisieras. Una madre está también para eso, no solo para lo demás.”

Al llegar a mis tetas de nuevo comenzó a tocarlos y a amasarlos de una forma increíble, al mismo tiempo que me besaba y lamía cada rincón de mis carnosas tetas, me lamía y succionaba cada pezón. Poco a poco sentí como mi tanga comenzaba a mojarse de la sensación y excitación. 

– “¡Tienes unas tetas muy firmes y deliciosas! me encanta su sabor...me traen muy buenos sentimientos”

– “Pues son todas tuyas mi pequeño, haz con ellas lo que te plazca. Cómetelas, chúpamelas y succiona hasta que consigas sacarme la leche por los pezones, que es lo que tu mente recuerda.”

Su lengua comenzó a jugar con mis pezones erectos lamiendo las aureolas que tengo como rosetones de iglesia, los mordisqueaba levemente chupando cada rincón de mis ubres de madona…, era una sensación única, siendo devorada  y poseída por mi propio hijo… No me di cuenta cuando mis gritos y gemidos eran tan grandes que podían escucharse en toda la casa. Mi nene siguió jugueteando con mis tetas mamando de los pezones, mientras que con sus manos me quitaba el pantalón malla y el tanga que escurría jugos de mi coño empapado. 

Siguió besándome hasta llegar a mi ombligo, así que lo tumbé en mi cama y de rodillas fue a pegarle mi coño a su cara para que siguiera su trabajo. Él me agarraba fuertemente mis nalgas y las magreaba con tanta fuerza y excitación que me volvía loca, mientras que con su lengua recorría cada rincón de mi vulva, al mismo tiempo que mordisqueaba mi clítoris y mis labios vaginales canosos, que abrí para darle un total acceso a mi pepita. Luchaba para tratar de meterme su lengua en mi raja chorreante y caliente, mientras que se tragaba mis jugos como podía. Al mismo tiempo yo me retorcía y lo ayudaba, gritaba y gemía como una golfa poseída, con mi mano le acariciaba su cabeza y lo acercaba más a mis entrañas, mientras que con la otra le daba a mis tetas un masaje delicioso.

– “Quiero estar dentro de ti mamá, no puedo soportar más, esto es delicioso.” 

Idos o poseídos por la lujuria, el peor de los pecados capitales que tanto nos gustaba cometer en familia.

– “¡¡Yo también te deseo hijo, ven y fóllate a tu madre que está deseosa de ti, esa polla tiene que darme mucho placer ya !!”

Se incorporó, yo acostada en mi cama y él sobre mí, decidí follármelo en ese preciso momento sin dilatar más el tiempo. Con una mano tomé su larga verga y la dirigí a mi coño, estaba tan húmedo que no fue difícil la entrada. Cada milímetro que recorría su badajo dentro de mí, era una descarga de emociones, placer, energía, deseo y excitación en desenfreno… di un enorme gemido de gusto al percibir un trozo de carne tan dura y caliente en mi chocho. Aquella verga joven y dura era mía por derecho, yo la parí por el mismo coño que ahora estaba perforando para joderlo como es debido, bien lleno a rebosar de leche. 

Mi nene comenzó el mete y saca de una forma cadenciosa, muy lenta, como si quisiera que ese momento durara para siempre. Al cabo de un buen rato la polla de mi hijo me estaba dando todo lo que le pedía, y la subida de la adrenalina comenzaba a hacer su efecto. Notaba cada frotación de su carne rígida en cada terminación nerviosa de mis paredes vaginales, me avivaba el ritmo cardiaco a mil por minuto…, su cadencia iba en aumento, me follaba a tramos rápido con tan solo medio rabo incrustado y otras veces más pausada insertando los 22 cm hasta las pelotas, en ese estado percibía su huevos aporreándome el coño y su bálano la pared vaginal a un mismo tiempo ¡Me estaba volviendo loca de gozo! Yo por mi parte me atormentaba el clítoris, me sobaba las tetas cuando no estaban en posesión de su boca mamándomelas, y lo asía del culo para que no se escapase de dentro de su madre. Aquello duraba una eternidad y yo me hallaba en la gloria recibiendo pollazo tras pollazo, pero mi libido se enervó y necesitaba más fuerza, más polla follándome sin compasión el hambriento conejo de su madre, le pedí que me jodiera más rápido…

– “No lo hagas lento mi niño, dame duro con ese mazo. Jódeme con más fuerza, quiero notar como tus pelotas me golpean el culo. ¡Vamos hijo estoy por acabar y quiero que lo hagamos juntos! Hazme notar tu corrida dentro de mi útero”

– Si mamá, yo también estoy a punto de correrme.”

– “¡¡Pues entonces no te detengas y LLÉNAME!! 

Mi nene comenzó a moverse cada vez más rápido, sentía como todo su mástil me recorría con su glande gordo y duro rozando mis paredes internas; una descarga de electricidad sentí desde mi vientre…

–“Aaaaaagggggg Ulises, ahahaha, siiiguesii Oh oh Oh, ssii, HIJO MÍO fóllate a tu madre, aaaggahh, sí, sí…aaagggSíii ¡¡Entiérramela hasta los huevos… joder HIJO fóllame fuerte hasta el fondo… que no quede nada de tu pollón fuera!!”

– “¡¡Qué puta te pones mamá!! Voy correrme enseguida, no aguanto minuto más.”





Fueron sus últimas palabras justo antes de percibir como su leche espesa llenaba mi vagina, al mismo tiempo que mis jugos le empapaban escurriendo por sus huevos rechonchos y duros. Jadeaba y empujaba en convulsiones asíncronas expulsando chorros de leche hacia mi útero. El primer chorro de lefa fue corto, pero el segundo y el tercero debieron de ser copiosos porque los llegué a percibir con suma claridad golpeándome en las trompas de Falopio.

¡¡Sentir como mi propio hijo se vaciaba en el fondo de mi vagina resultaba una sensación increíble... al tiempo que observaba su semblante de placer eyaculando, eso me excitaba sobremanera!! 

Lo había parido, criado y ahora enseñado a follar para disfrutar de estos grandes momentos de amor y pasión filial. Siguió moviéndose por unos segundos, mientras que yo estaba casi inconsciente con mi cadera buscando la profundidad de su verga en mi coño. No la sacó de inmediato, poco a poco su estoque fue perdiendo rigidez hasta alcanzar la flacidez con un tamaño considerable por la dilatación venosa del pene. Llegado el momento salió por sí sola de mi coño. Yo creo que me quedé dormida un par de horas. Cuando desperté mi niño seguía dormido a mí lado con sus manos en mis nalgas, ese culo que solo había disfrutado mi marido y mi hijo. Me relajaba mucho cuando en el sofá o en la cama mis hombres me lo acariciaban, sin despreciar las caricias de Penélope. Le comencé a besar en la boca hasta que despertó.

– “Mami, dime que esto no es un sueño”

– “Claro que no mi niño, pero así lo parece, eres un muchacho muy ardiente. Me halaga que digas eso por significa que te ha gustado mucho y me siento muy orgullosa de ti.”

Bromeaba con él mientras lo acariciaba y besaba. Los días sin mi esposo ya no son aburridos después de las “Vacaciones en el camping” y el descubrimiento de la sexualidad imperativa de mis hijos.  Con ellos aprovecho los momentos de intimidad para hacer locuras. Mi hija tiene un papel muy claro en casa y él comprende su rol… sabe que pueden divertirse teniendo sexo completo con penetración y corrida interna… tienen permitido follar entre hermanos bajo unas reglas básicas de higiene, respeto e infertilidad para con ella, ahora que le ha venido la menstruación. Mi hija está bajo las mismas reglas en casa que su hermano. En algunas ocasiones, cuando su padre sale de viaje durante más de tres días, si hay ocasión lo permite por los estudios, se marcha con él. De esa forma le enseña mundo, aprende idiomas y se mantienen los niveles equilibrado de apetito sexual por parte de todos. En casa mi hijo en esos casos se dedica a tiempo completo a satisfacerme, dejándole que me haga casi todo lo que su testosterona le pide, pero también nos divertimos con otras cosas….

Salimos al cine, a cenar, vemos TV juntos, como un par de adolescentes que se quieren y respetan. Cuando estamos solos en casa y sobre todo andamos mucho más desinhibidos que cuando estamos todos en familia, es muy fácil de notar y prefiero que siga siendo así, porque mi primer hombre continua siendo mi esposo y yo para él su primera mujer. La educación de mis hijos no coarta que ame y desee a mi marido, él lo sabe porque tiene la misma filosofía de vida que yo, de ahí que congeniemos tan bien en todos los aspectos y hayamos llegado a donde casi ningún progenitor llega con sus hijos en el adiestramiento amatorio.

Desperté recostada en el pecho de mi esposomiré a su sexo y me encontré con su polla flácida, la misma que había estado entre los labios de mi coño dura y viril. A los que seguís este relato os debo revelar que me considero una mujer muy apetecible para los hombres, por lo que llego a comprobar día a día en la calle, el trabajo y sobre todo en casa. Después de las vacaciones en el camping cambiaron muchas cosas… me quedó un cabello de puntas abiertas y decolorado, que acondicioné y di un tinte negro. Mis hijos son un encanto y una bendición para mi hogar… ya sabéis que son Ulises y Penélope como la Odisea de Homero...se parecen más a mí que a mi esposo, pero nunca le he puesto los cuernos a Damián, estos dos críos has salido de sus genes, porque nunca he tenido la necesidad de buscar otra cosa fuera de nuestra cama, con el brío de mi hombre me llena y a veces me sobrepasa. 

Uno de esos días lluviosos de Septiembre, eran como las tres de la mañana cuando desperté por los relámpagos y vi que mi marido dormía desnudo muy plácidamente sobre las sábanas. Salí de mi habitación matrimonial y entré a la habitación de mis hijos. Esa noche Ulises y su hermana dormían juntos. De vuelta a casa mantuvimos la rutina del camping, alternándonos en las prácticas sexuales, esa noche follé con mi marido… En un arrebato de lujuria, más bien como un juego erótico pensé en mi hijo, así que entré a despertarlo con una mamada, como a él le gustaba. Le quité su bóxer con el que dormía y empecé mi trabajo. Cuando estuvo lo suficientemente erecto, me quité mi short pijama e hice a un lado mi tanga, me subí a la cama e introduje el pollón de mi retoño en la raja de mamá precisada de macho. Me movía suavemente procurando no molestar a mi hija que dormía plácidamente a su lado y seguramente con el chocho encharcado de esperma filial.

Mi hijo, no me rechazó con el despertar que llegan a tener los adolescentes siempre empalmados…, al contrario me asió del culo acompañándome en el mete saca, notando en él sus ganas de follar a mamá

“ Hola mi Amor, ¡¿Qué tal estas…?!”

– “Mamá ¿Qué haces aquí a estas horas…?” Dijo, soltando gruñidos de placer.

– “Tú padre se ha quedado dormido, está cansado del viaje y no ha llegado a cumplir con todo su cometido, me sentía falta y algo vacía, necesito que me levantes  ánimo esta noche”

“Pero mamá,  mi hermana se puede despertar al escucharnos.”

– “No importa hijo, necesito una polla dura… la deseaba conseguir a toda costa. Tu padre a veces no está cien por cien cuando viene de un viaje tan largo, le pone empeño pero yo quiero hacer el amor ya…, por eso no lo desperté a él.”

Tan pronto Ulises dejó de hablar me empujó con más fuerza clavándola hasta el fondo de mi coño. Emití un grito de gusto ante la sorpresa de su inserción que despertó a mi hija al escucharlo. Al girarse nos vio follando, yo sobre él y pronto se percató de lo que estaba pasando.  A esas horas solo éramos siluetas en la oscuridad, ¡¡¡Allí estaba mi hija que se había quitado el short utilizado como pijama, durmiendo desnuda!!!

– “Mamá, ¿Qué haces aquí  follando con mi hermano a estas horas de la noche? ¡Necesito descansar un poco por favor!”

– “Perdona hija, me podía el insomnio por alguna razón, y necesitaba venir a esta hora a que tu hermano me terminara” dirigiéndose a mí… – “Hijo sé que esta noche te has follado a tu hermana, pero a mamá no la puedes dejar así….”

– “Mamá, aunque no lo creas puedo satisfaceros a las dos y ya he descansado suficiente para empezar de nuevo…”

Sin más dilación le di un sentón profundo empalándome más su mástil…

– “Pues vamos hijo a por ello, si se despierta tu papá, que se una a nosotros si quiere…”

– “¡¡Hay que ver lo que nos gustamos!! Aun sabiendo lo prohibido que es follar padres con hijos, un INCESTO con mayúsculas, no lo podemos evitar…”

En un momento de lucidez dijo mi hija y yo seguí diciendo… 

– “La verdad es que desde que follamos en familia se han acabado las peleas, discusiones y todos somos más conscientes de ir a una en casa. Ayudáis en todo, ¡¡no puede ser tan malo cuando nos va tan bien… ¿No?!!” Y mi crío se movía agitando sus caderas acompañando a mis movimientos arriba y abajo cuando soltó lo de…

– “¡Y el gusto que nos damos descargando el estrés…!”

– “Bueno, pues Ulises, Penélope, no nos podemos reprochar nada, porque nuestros coitos nos han unido más aún si cabe. En adelante, la única condición es que lo mantengamos para nosotros, nada ha de salir de casa sobre esto, es nuestro SECRETO del que solo nosotros sabemos gozar”

– “Claro mamá, ¿pero en un principio a qué has venido?” 

Dijo Penélope con ironía, entre tanto discurso se me había olvidado que estaba siendo penetrada por mi hijo.

– “Vine principalmente por una polla dura... ¿Y tú mi niña, que quieres?”

– “Creo que ahora, lo mismo que tú mamá.” 

Mirándole a los ojos adaptados a la semi oscuridad, los rostros se perfilaba perfectamente hasta destacar los gestos de la cara.

“Bueno ¿Vas a darle a tu madre lo que ha venido a buscar? Mi coño no esperará mucho sin algo dentro moviéndose.”

– “¿Cómo lo vamos a hacer, Ulises no puede partir en dos su polla para hacerlo?, Creo que tengo una idea, voy un momento a la sala, necesito algo.” 

Después de dos minutos Penélope llegó con un dildo mío de un tamaño similar a la polla de papá y otro más pequeño.

– “Este es de cuando vuestro padre me faltaba, tiene las mismas dimensiones que cuando está en todo su esplendor.”

Después de diez minutos follando con mi hijo me bajé y empecé a meter dos dedos en mi coño, y mi hija se besaba con mi hijo mientras se masturbaban mutuamente. Me sentía tan caliente que me metí el consolador en mi coño. Lo embadurné de lubricante natural y lo saqué de mi vagina para introducirlo en la de mi hija poco a poco. Mientras yo hacía esto mi hijo se acomodaba en la cama para que su hermana se la chupara, pronto la cabalgaría y así se produjo. Mi niña se montó en la verga de Ulises de cara a mí y dando la espalda a su hermano. 

Después de unos minutos se dio la vuelta para estar más cómoda; aproveché la posición cabalgando a su hermano cuando mi hija se sorprendió al percibir la presión de mi consolador pequeño en el agujero anal. Intentaba introducirlo; ella tan solo cerró los ojos por la presión que sentía en su culito, después de varios intentos su ano no cedía así que decidimos intercambiar posiciones. Me puse cabalgando a mi hijo y ella intentando introducir el consolador por mi culo, después que lo logramos hicimos esto por un buen rato en varias de posiciones. La última fue la del misionero, me tumbé sobre la cama despatarrada, mi Ulises se colocó entre mis piernas; su hermana le amarró el cipote y los encaminó a mi raja hambrienta que entró de una sola vez hasta el fondo. 





Una vez allí el muchacho apoyado en sus brazos a ambos lado de mi cabeza para no hacerme padecer su peso y tan solo hacerme sentir su estocada, comenzó el ataque final bombeando a un ritmo animal. No aguantó más de cinco minutos perforándome totalmente sumida a su placer, hasta que vació su leche en mi coño… yo le acompañaba con mis caderas enterrándome a tope su rabo inhiesto y venoso, me hacía sentir sus huevos colganderos en su balanceo estrepitoso semejante a las bolas de derribo. Su hermana con la lección bien aprendida se encargó de frotárselos por detrás y lamerlos con fuertes lengüetazos, el chico no era de piedra y como era natural al tenerme ofrecida partiéndome en dos como a una perra y a su hermana chupándole los testículos con grandes chupones en cada huevo, al final de la corrida masculina se presentó con fuertes aldabonazos de lefa que me inundaron el útero por completo… mi chico se vació a gusto dentro de su madre y una vez acabó la faena, Penélope lo remató mamándole el capullo y el tronco dejándoselos impolutos. Después nos quedamos dormidos. Mi hijo y yo juntos en su cuarto y mi hija se marchó con su padre, el cual se llevaría una sorpresa agradable al despertar… no dudo que tuvieran sexo mañanero.   


*********************

Ya eran seis meses de relaciones orales, vaginales y anales con mi hijo, con toda la discreción e intimidad de casa. Mi esposo viaja a menudo para compra y venta de grandes lotes de vehículos y en una de esas ausencias de mi esposo, mi hijo comenzó con un tonteo y terminó follándome por detrás, poniéndome recostada en la mesa de la cocina. Mi hija Penélope acababa de salir de casa con sus amigas ese sábado y al olvidar su teléfono móvil regresó al poco rato. Se presentó en la cocina, llamándome y buscándome… la imagen que vio fue a su hermano Ulises con los pantalones bajados dándole verga a su madre por el culo…

– “¿Pero qué diablos hacéis?  No tenéis hartura… ¿Es que acaso estáis locos? con todas la ventanas abiertas, no tenéis pudor… Os pueden ver desde fuera” echando cortinas se marchó– “Anda seguir con lo vuestro, ¡Por favor que bobos sois…!”

Con mi esposo en casa se comportaba mucho más zalamera, tal vez para demostrarle a su padre lo buena hembra que podía ser. El caso es que se marchó enfada y mi hijo y yo nos reímos ante tal situación, recostada en la mesa, con la picha de mi hijo clavada por detrás y la niña recriminándonos por nuestra insensatez. Ulises continuó hasta que terminó de joderme por el culo vaciándome su carga reproductora.

En la tranquilidad de la noche…­ – “Ulises, ¿Estás aquí? ¿Podemos hablar…?”

– “Claro pasa, ¿De qué quieres hablar?”

– “Mira, sé que deseas mucho a mamá, es evidente que no la dejas, como has demostrado con lo que vi en la cocina. Con ello muchas ideas han estado pasando por mi mente.”

“¿A sí? ¿Cómo cuáles?”

– “Pues no lo sé, muchas veces pienso en nuestras relaciones familiares y no puedo evitar excitarme al imaginar lo que se siente al tener dentro de mí a ti o papá, supongo que algo parecido te pasará a ti conmigo y mamá.”

Ulises aprovechó y comenzó a contarle todas nuestras historias de los encuentros, logrando excitar sobremanera a mi niña. Penélope, excitada comenzó a sujetar a su hermano del cuerpo y poco a poco empezaron a acariciarse. Llegaron a desnudarse, Penélope comenzó a gemir tanto, que la escuché desde mi cuarto. Fui a asomarme, y no pude perder detalle de todo lo que pasaba. 

Ulises y su hermana estaban besándose de una manera tan suave y sensual digna de una película de amor. El poco a poco comenzó a desnudarla y a besarla por todo el cuerpo. Ella se dejaba querer y también desnudaba a su hermano con una desesperación increíble. Tras la puerta solo pedía ver a mi hijo lamiéndole el coño a su hermanita, mi hija empezó a gemir tan fuerte como si no le importara lo que yo lo oyera. ¡No pude evitar excitarme! Cuando mi nene se incorporó, Penélope comenzó a mamarle la verga a su hermano. Mi Ulises elevó su mirada pudiendo verme escondida, a lo que solo atinó a hacerme una ligera sonrisa de complicidad. Ulises tomó la iniciativa y se acomodó para meterle de un golpe su verga en el coñito depilado y casi infantil de su hermana, y así lo hizo, empujó tan fuerte que Penélope dio un grito enorme al sentir tanta carne de una sola vez dentro de sus entrañas.

Empezaron el mete y saca de una forma brutal con zambullidas hasta los cojones, sin dejar nada de su verga fuera del coño de la nena, no tardaron mucho tiempo en correrse; primero mi hija que no solo era arremetida por su hermano bombeando su coño, sino que además con su mano derecha le frotaba el clítoris amasándolo compulsivamente y la izquierda la sujetaba de la teta para que no se escapase del embate que tan masculina polla se brindaba. 

¡¡Quedé muy sorprendida y preocupada cuando vi que Ulises se corrió dentro de su hermana!!

No estaba segura que se tomara la pastilla anticonceptiva, pensé que se preocuparían por un embarazo no planeado, pero no fue así. En último empujón mi hijo agarró a su hermana fuertemente para aumentar la velocidad de penetración y llenarla de semen recién producido por sus hermosas gónadas incasables. Dio dos bufidos y entre jadeos y gemidos de ambos explotaron de placer. Mi hijo no hizo ni siquiera el amago de sacarla, al contrario, se la clavó más al fondo hasta llegarle a la barriga y desovar su carga seminal. La dejó insertada varios segundos, para tumbarse sobre la cama con el atontamiento del orgasmo. Los dejé descansar unos minutos, y me arme de valor para entrar al cuarto y ver la cara de mi hija recién inseminada por su hermano; la cantidad fue considerable pues le brotaba un rezume de leche por la rajita entreabierta, fruto de la dilatación producida por el grosor de tan buena polla. Y así lo hice, cuando entré solo pude decir…

– “Veo que os habéis montado una pequeña fiesta ¿Verdad?” 

Ambos no se alteraron al verme entrar, me recibieron con una sonrisa de felicidad completa. 

– “¿Cómo estás mi niña…?  No me molesta en absoluto que os deis placer y amor, que disfrutes follando con tu hermano ¡¿Comprendes ahora por qué no podemos resistirnos a los deseos de los hombres de esta casa?!”

– “Pero mama… yo… ¡lo siento! lamento mucho haberme enfado, pero no era porque follarais, sino en donde y a la vista de personas ajenas. La verdad veros me puso muy cachonda y me dio un poco de envidia con ganas de quedarme para gozar con vosotros…”

– “Espero que esto se repita más frecuentemente y que disfrutemos siempre los tres con papá.” 

Le dije a mi hija que estuviera tranquila, que no nos molestaba… La vida son dos días y hay que buscar el lado más divertido. En ese momento, me senté en la orilla de la cama para abrazar a mis hijos. Ulises inmediatamente me plantó un beso en la boca y me abrazo, pero Penélope aún estaba un poco cortada así que la abracé yo y le besé la frente. Ella elevo su mirada y tuve una extraña sensación…le bese la mejilla y fue allí cuando mi hija me abrazo y se aferró a mí con mucho amor… 

“¡Te quiero mucho mamá! ¿Yo también puedo besarte como Ulises?”

Esa pregunta me dejo fría, no por el hecho de que me desagradara la idea, al contrario me gustó ¿Por qué una hija y su madre no se pueden besar en la boca? En eso mi hija cerró sus ojos y elevo sus labios queriéndome besar, no sé que me sucedió que respondí con mis instintos y me acerqué a ella, besándole sus pequeños labios. Mientras mi hijo no perdía detalle de lo que pasaba delante de él. Mi hija bajaba su cara para seguirme besando hasta llegar a mis tetas, los cuales agarró con mucha delicadeza y jugueteando con mis pezones, siguió varios minutos mordisqueándome suavemente, mientras que yo comenzaba a tomarle el gusto a aquella sensación fuera de control.





Ella se detuvo un momento para tomar aire, por lo que decidí devolverle  el favor y comenzar a besarle su cuello y acariciarle sus pequeños y firmes senos. Baje hasta que me topé con sus pequeños pezones rosados, y logré hacer que mi hija diera un ligero respingón. Ulises por su parte se acercó a besarla en la boca. Seguí mi camino de besos hasta llegar a su pubis todo depilado y suave, tome aire y me zambullí en su sexo, el cual estaba empapado por todas las sensaciones adquiridas manifestadas en su flujo vaginal y en la leche de mi hijo. Ulises estrujaba y mordía los senos de su hermana mientras que yo, jugueteaba con su clítoris. Penélope comenzó a gritar y gemir tan fuerte que pensé que los vecinos escucharían. 

Estuve varios minutos comiéndome el conejito de mi pequeña mientras ella le hacía una mamada a su hermano, cuando sentí las contracciones de mi hija y escuche los gemidos de mi hijo. Penélope terminó en mi boca soltando gran cantidad de jugos vaginales deliciosos, mientras que mi hijo le llenaba su boca de semen brotando en chorros arrolladores, que su hermana no pudo contener por la cantidad que aún fue capaz de eyacular. Penélope dejó escurrirse por sus labios una amalgama de saliva y esperma. Dejamos que descansara y Ulises se acostó al lado de su hermana quedando relajado. 

Tuve la tentación de acercarme a la boca de mi hija para ayudarle a terminar con el semen de mi hijo y ya de paso saborear el delicioso néctar de nuestro macho. Momentos después ella quedó tendida al estar exhausta; los dejé dormidos hasta la mañana siguiente. Durante la ausencia de mi esposo seguimos teniendo encuentros casi a diario, tanto yo sola con mi hijo y sola con mi hija, así como ellos al dormir juntos, en ocasiones haciendo tríos. Pero lo más escandaloso era cuando nos uníamos los cuatro en una bacanal familiar donde los machos terminaban desfallecidos completamente con dolor de huevos y de polla durante días, al tenerla tanto tiempo empalmada, con tanto roce y la leche que expulsaban. Nosotras no éramos para menos, corríamos el riesgo de una vaginitis, especialmente mi dulce y tierna niña que tenía el coño menos hecho a los pollazos de vergas tan gordas. 

Una tarde Penélope me comentó que había hablado con su hermano sobre las prácticas sexuales.

– “Mi hermano tiene más ventaja que yo porque papá está tiempo fuera y Ulises puede follar más, me gustaría…eehh… que papá y yo…”

– “¿A caso es lo que estoy pensando?”

– “¡Lo siento! si te he molestado con la sugerencia…”

– “No te preocupes mi niña, es normal en una adolescente tan activa como tú... A ti te pone mucho papá, así como a tu hermano le excito yo. Tú sabes que tu padre trabajar mejor en la cama que Ulises, por ser menos impulsivo y más experto”

– “¿Pero crees que papá querrá estar más tiempo conmigo?”

– “Ya veremos… ya veremos mi niña, procuraremos que tengáis los dos las mismas oportunidades de aprender bien. Ten en cuenta que los hombres necesitan más práctica…”

Su mirada me decía que mi argumento no le caló, sin embargo cuando mi hija habló sobre su sentir, no pude evitar excitarme. A mi niña le ponía cachonda la polla de su padre, al igual que a mí ¡¡Quería tener mucho más sexo con su papá!! A mi esposo desde que nos conocimos le han calentado las niñas adolescentes e incluso menores. Hacerlo con una de ella será algo que planeaba su fantasía, sin embargo mis buenas formas en el sexo y su fidelidad han frustrado toda esperanza de cumplir sus deseos más íntimos, ni siquiera en el viaje a Tailandia. Cuando descubrimos el sexo con mis hijos nuestra vida marital cambió a mejor, esa misma noche aguantó más polvos, excitado al ver el cuerpo de su hija desnudo y recién follado… ¿Y quién mejor para cumplirle esa fantasía que mi niña? Así consumaría la necesidad de ambos al mismo tiempo. Con mi esposo en casa nada es monótono; nuestra vida familiar ha adquirido una mayor complicidad y unión, con un rumbo nada comprendido fuera de nuestro hogar.

Un consejo que le di a mi hija fue que cuando follara con Ulises, pensara que era papá el que la estaba penetrando y así lograría arrancar orgasmos más intensos, porque el sexo está en la cabeza en un 90%. Para ella el deseo de hacerlo con su padre iba en aumento desde que vinimos de las formidables vacaciones en el camping. A pesar de todo, follaban una vez a la semana, por el estrés, el horario de trabajo y el cansancio diario…no lo hacían más. Por mi parte hasta entonces hacia lo posible para que su padre pensara que yo era una adolescente y que me enseñara cosas de sexo. Para lo cual me comportaba como una novata aumentando su excitación. En ocasiones le pregunté que si no prefería hacerlo con su hija…

– “Damián tu hija te adora y yo por supuesto sabes que no me enojaría, porque prefiero que aprenda contigo a que otro hombre abuse de su inocencia y le haga daño, físico y psíquico” 

– “Me gustaría mucho, adoro a mi hija, pero tú también tienes que estar atendida y dudo que a Penélope le gusté follar con su padre…” 

– “Por mí no te preocupes, a Ulises lo estoy enseñando muy bien, pero la niña creo que está esperando que tú te acerques a ella con más frecuencia, le gusta hacerlo contigo…”

El viernes noche Damián llegó temprano con toda la tarde libre; nos esperaba un fin de semana relajado, perfecto para disfrutar de las cosas sencillas y del amor familiar, por supuesto. Después de cenar los chicos se marcharon a casa de un vecino y volvieron a eso de las doce de la noche. Mi esposo y yo nos metimos en la cama, él quería follarme pero conseguí calentarlo sin quemar los barcos que deberían zarpar con otro rumbo. Le hice una mamada y le dejé que me masturbara, finalmente nos hicimos un 69 al uso, conteniéndole su eyaculación. Yo no me reprimí consiguiendo mi orgasmo. A eso de la doce llegaron mis hijos y se metieron en su cuarto a dormir. Mi marido y yo planeamos compartir una aventura nocturna con ellos por sorpresa, a mi hija le agradaría y mi hijo no se opondría si su madre está dispuesta a satisfacer todos y cada uno de sus deseos carnales con la postura que más le ponga.

 “Vamos Damián, yo creo que ambos están metidos en su cama”

– “¡¡Espera, Espera que estoy desnudo!!”

– “¡¡ESO NO IMPORTA SON TUS HIJOS!! Nos han visto desnudos montones de veces.”

En eso aproveché para sujetarlo de la mano y no le di tiempo de vestirse... llegamos desnudos al cuarto de nuestros hijos… no podía aguantar mi sonrisa burlona por que al llegar mi esposo estaba aún con la verga tiesa y mojada, después de haberla mamado a placer, ensalivando desde el capullo hasta los enormes huevazos que le cuelgan. Encontramos a mi hijo desnudo con la verga en plena erección también igual que su padre y a mi hija acostada desnuda en la cama, dispuesta a ser follada por su hermano. Hizo un amago para taparse por la sorpresa. Para romper el hielo solté…

– “¡¡PERO QUE FIESTA OS ESTÁIS MONTANDO AQUÍ!!”

– “Y no estamos invitados, eso no está bien. Vuestros padres quieren unirse ¿Qué os parece, podemos?”

– “ESTOY MUY DESILUSIONADA… ¡¿Por qué no nos habéis invitado a algo así…?!” 

Todavía recuerdo las caras de incredulidad  e ilusión de mi hija y mucho más de Ulises, igual que cuando llegaban los reyes magos en Navidad y tan solo tenían cinco años.  Mi hija empezó a llorar… 

– “¿Que pasa chiquita, por qué lloras?”

– “Perdona mamá, es que no esperaba que vinierais y mi hermano y yo esta noche….”

– “No es nada…no te preocupes amor, es normal que sientas tanto cariño por tu hermano. Papá está aquí porque quiere compensarte tantos días sin él y demostrarte que te quiere mucho.  Abraza a tu hija que no ves ¿Qué necesita un abrazo tuyo?”

Di pequeños empujones a mi esposo que aún tenía su verga medio erecta, para que se acercara a su hija. Se sentó a la orilla de la cama abrazándola. Esa imagen de mi esposo y mi hija me provocó un morbo y una excitación que casi me hace tener un orgasmo allí mismo. Mi hijo me brindó un abrazo tan fuerte como el recibido por Penélope.

– “Misión cumplida hijo” Le susurré al oído.

– “Te amo papá”

– “Yo también te amo hijita” Cuando escuché eso me acerqué a ellos sentándome a un lado de mi hija…

– “¡Dale un beso a tu hija hombre!, no seas cortado.”

Pero como parecía que no se animaba, mi hija lo miró a los ojos le tomó la cara de su padre con sus dos manos y le dio un tierno beso en los labios, que prolongaron varios minutos. Así que decidí tomarle la verga a mi esposo y le empecé a masturbar suavemente con una mano y con la otra sobaba las tetas a mi hijita. Ulises se acercó y me metió su rica verga en la boca. Mi esposo se detuvo unos segundos y dijo…

– “¡¡Vaya, vaya!! ¡¡Menuda familia que tengo en casa!!”

Damián por su parte empezó a besar el cuerpo de su hija mientras que ella me tomó el relevo en la paja paterna. Mi hijo y yo empezamos un 69, pero no perdíamos detalle. Mi hija comenzó a hacerle una mamada a su padre que lo estaba haciendo volar. Me puse a cuatro patas para lamer el coñito mojado de mi hija por delante y mi hijo me diera por detrás con todo lo duro de su polla. Así estuvimos varios minutos hasta que decidí dejarlos solos, yo me fui a mi cama con mi hijo que me folló como loco. 

Mi niño follaba como un campeón, en algunos momentos me trataba de tal forma que hacía que me portara como una zorra, ya a esas alturas estaba muy empapada y escurriendo mis jugos por fuera del coño en hilos viscosos hacia las sábanas. Mi hijo consiguió ponerme de varias posturas clavándome sin compasión su duro vástago. Me penetraba a modo de martillo pilón dejando chocar sus pelotas en mi coño. Percibí como se ponían duras y todo el glande se endureció instantes antes de llenarme el coño de leche en una de sus descargas seminales sin medida ni control. Finalmente acabamos juntos metidos en la ducha y felicitándonos por lo bien que había resultado, al terminar nos fuimos a dormir a la cama de matrimonio. 






Mi hija mientras tanto estaba siendo poseída por su padre que la penetró por todos sus orificios, mi hija gritó tanto, esa noche que seguramente los vecinos la escucharon. Noté justo el instante en que mi marido desvirgó el culo a su hija, porque el grito fue desgarrador. La verga de Damián es desproporcionada a la estrecha y pequeña vagina de nuestra hija, mucho más su cerrado ano. Sin embargo a Penélope le encanta como se lo hace papá, debo reconocer que tiene un don para follar y ese don lo ha heredado su hijo Ulises, que cada día me folla con más pasión, estilo y generosidad. 

Su papá le vació toda la leche que durante varios días había acumulado por nuestra abstinencia sexual, se desfogó  con la pobre niña que debió recibir un chorro nada despreciable de esperma en su vagina. Por lo que me contó fue bien alimentada, primero llenando su vaginita, después por su boquita y finalmente su ano, hasta acabar agotados; durante toda la noche no pararon de fornicar como animales,  para quedarse dormidos casi al amanecer. Hasta Navidad estuvimos follando de modo mono parental, yo en exclusiva con mi hijo y mi marido con la niña. En ocasiones mi esposo se lleva a Penélope a sus eventos cuando duran varios días. La hacía pasar a veces como su pareja… así podíamos disfrutar de nuestros hijos más intensamente y extensamente.

En casa no nos falta un buen polvo que echar sin abandonar nuestros propios roles como padres e hijos. Cuando llego a casa, mi hijo me tiene preparada la ropa en la ducha, me da un masaje en los pies sobre la cama y me sirve con un polvazo que me deja a tono. En esos meses la niña pasó a ser mujer y le sobrevino la regla. A pesar de poner precauciones, lejos de quererla preñar su padre o mi hijo, quedó embarazada por un mal uso o el mal estado del preservativo. 

La sorpresa fue morrocotuda cuando mi esposo se enteró que su niña de 18 años gestaba un bebé… Nunca nos enojamos por eso, simplemente le echamos valor e hicimos frente a su maternidad. En casa sabemos que el hijo que espera tendrá los genes de uno de los dos machos, que al ser padre y hermano de ella serán casi los mismos. 

"Penélope está de cinco meses de embarazo a estas alturas aún folla con ellos tan apasionantemente o más que antes… A penas dar a luz una niña preciosa, nos enteramos que la ligadura de trompas no era tan efectiva…me quedé preñada de mis hombres. Con dos bebés en casa llegaría finalmente un tercero de mi hija, engendrado con su hermano, el único con “padre” reconocido de los tres bebés venidos a casa.


*********************


Penélope es una preciosa adolescente... una deliciosa chica, flaquita, esbelta... con unas tetitas formidables y un precioso y sabroso culito de nalgas redondas, paraditas y bien firmes, unas piernas esbeltas pero torneadas que le encanta lucir en jeans ajustados y faldas minis. Gana mucho cuando se maquilla y se arregla para salir a la calle, y causa sensación al verla salir bien arregladita, parece ser mucho mayor. 

No era la primera vez que estábamos en Copacabana, pero tenía prohibido salir del hotel. Como buena adolescente me había ignorado por completo, me tenía tomada la medida. Esa noche la esperaba furioso... sé que estaba dentro del complejo hotelero por eso tan solo me quedé esperando a ver a qué hora se le ocurría llegar a la habitación del hotel. Al verla me di cuenta que había bebido un poco, no se tambaleaba al caminar, pero su sonrisa delataba el punto ebrio… Dejé el regaño para otro día y la llevé a la cama compartida…. La recosté, le quité las zapatillas altísimas, de pronto...ver sus pequeños pies bien cuidados, sus uñas barnizadas y sentir la suavidad de su piel me provocó un deseo y un placer sexual que hacía tiempo no sentía, así los acaricie y mi hija se quedó relajada. Al respirar...sus tetas subían y bajaban deliciosas. El vestido ajustado a su cuerpo de un modo tan perfecto, que dibujaban la forma de sus muslos, su vientre y esas braguitas su pequeña y delicada vagina....No pude evitar desearla al ver ese cuerpo frágil y delicado pero a la vez tan provocativo. Le acaricie el vientre, la piel era firme, suave y tibia. Metí mis dedos bajo la falda y excitado recorrí el contorno del tanga, se lo aparté para ver su coño depilado otra vez. Acerqué mi boca a su vulva extasiándome del rico aroma que despedía su coño, un perfume natural a hembra que me excitó. Lamí su rajita hasta llegar a su clítoris mientras mis dedos apartaban sus labios vaginales e introducía uno en su cueva, extasiado con el sabor de sus jugos...

Mi hija se regodeaba sexy cuando la desnudé…le quité la ropa por completo. Me encontraba muy cachondo y deseaba follarme a mi hija. Quería follármela y meterle la verga en tan estrecho coño...ardía en deseos de montarla y hacerla mía. Medio adormilaba le acerqué mi polla a su boca y la agarró metiéndosela lo más que pude. Me la empecé a follar por la boca...Yo le amasaba las tetas lo que provocó un gemido explícito, aun así chupaba furiosa. Me puse sobre ella en un 69 comiéndole el coño y disfrutando de ese hermoso conejito. Tenía la verga muy dura y deseaba metérsela…, así que la sujeté de los tobillos y abriéndola se despatarró alzando el culo de las esbeltas piernas. Enfilé la cabeza de mi capullo a su raja y se la fui metiendo poco a poco… descubrí desenconado que mi hijita, se comenzaba a mover contorneándose para que su padre la penetrara más profundamente. ¡¡Metérsela por el coñito a mi propia hija era de lo más delicioso!! Mis fantasías de follar con una niña adolescente se me cumplían con Penélope de manera más que sustancial.

Estaba bombeando bien fuerte a mi niña, mientras ella empujaba jadeando y gimiendo medio adormilada. Veía mi tranca entrar y salir de su delicada y pequeña vagina; me volvía loco de deseo, lujuria. Por instinto animal y de manera muy irresponsable no usé condón para joderme a Penélope...ni se me ocurrió. La calentura no me dejó pensar con cordura. La estaba follando ya casi unos diez minutos a ritmo frenético con penetraciones muy profundas…, hasta chocar mis pelotas en su culo. En un momento eyaculé dentro de mi hija abundantemente. A mis 49 años mis huevos producen mucho esperma, y sin medir las consecuencias la vacié todo dentro de mi niña, dentro de mi Penélope. 

El placer es indescriptible al percibir salir el primer chorro de leche, que gustoso dejé emerger hacia su fondo vaginal…Copé la entrada uterina de mi hija y no la saqué de su intimidad hasta no haberle soltado la última gota de semen… Todavía durante la noche, antes de amanecer la hice mía un par de veces y de la misma manera descargué mi semilla bien dentro de ella. Le regalé mi semen a mi propia hija...En el desayuno la vi diferente a otros días, callada, obediente, seria...desconocía en ese momento que la sensación de haber sido follada era real y no imaginación debido su estado de ebriedad. 

Un mes después mi hija estaba preñada...la pobre no sabía de quien era, ni tampoco importaba mucho… presuponía fuera mío, y por ello estaba orgulloso de que mi semilla hubiera germinado en la matriz de mi hija y haberla preñado por primera vez...ser el que estrenara su panza sublimaba mi ego de macho semental. Sin embargo debo reconocer que con quien más follaba era con su hermano, por eso sé que la segunda vez que quedó preñada sin duda era de mi hijo, un par de meses después que mi esposa nos diera la noticia que se hallaba preñada de su tercer hijo. De este preñado no estoy muy seguro que fuese mi cuarto heredero, con las de veces que madre y primogénito copulan mientras estoy en mis viajes de negocios. Ellos no creen que estoy al tanto de sus infatigables folladas, pero es que con 20 años quién no ha estado en plena forma y más salido que un mono, más si tienes a tu entera disposición dos coños calientes. Sea como sea, pronto seremos dos adultos, dos adolescentes y tres bebés en casa, todo una caterva que alimentar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas más populares de la semana