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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

¡Uno rápido Mamá! La Pasión





25 de febrero de 2020. 19:35 horas

Ya no vamos al súper donde solíamos ir desde el incidente con los vigilantes, estamos en el nuevo donde vamos ahora a comprar ropa de baño para mí, el verano se acerca y de una año para otro mi cuerpo cambia. Le pedimos mi talla a la vendedora y esperamos, en eso pasan una pareja de chicos jóvenes a los probadores. Cuando llega la vendedora nos alcanza unas prendas y me indica el cubículo donde probármelo.

Escucho unos gemidos en el probador de al lado. Trato de ver que está pasando y encuentro un agujero de una percha rota…lo aprovecho. Me pongo a espiar y veo la parejita de jóvenes que están en plena faena, eso a mí me pone a mil y comienza a reaccionar mi querido amigo que ya estaba a full. Sin darme cuenta comencé a masturbarme. La hinchazón es potente, la tengo muy dura. Era la paja más buena en meses o años. Estaba tan caliente, tan excitado, tan concentrado que no me di cuenta cuando mi madre me llamó

– Borja, ¿Cómo te queda el bañador? Termina de decir eso y abre la puerta del probador. Su cara de asombro decía todo.  Perdonamm.....e no sabía que estabas así.

Yo no sabía qué hacer, trate de decir algo que me exculpara, pero era imposible ocultar la terrible erección que tenía y negarlo todo.

 ¿Por qué estás así Borja?

– Lo que pasa es que no pude evitar espiar a la pareja que está en el probador de al lado y bueno….

No termine de hablar cuando mi madre se agacha para ver por el agujero, se demora unos minutos, veo que sus pezones se empiezan a resaltar de la blusa, su cara estaba tomando el cariz de la felicidad como si hubiera cambiado de temperatura.

 Esto no es muy raro... ¿Lo ves cariño? No somos los únicos por este gusto de follar en lugares públicos, se gira vuelta y vuelve a mirar mi polla.

 Mamá perdóname que…pero...

 Shhh, no digas nada que eso es muy común a tu edad. Aparte el espectáculo que están haciendo estos chicos es una maravilla.

– Si eso es verdad.

 – Bueno ahora trata de esconder eso que tenemos que irnos

 Pero eso es imposible no puedo. Todo el mundo lo notará ¡Menudo corte!

– Tonto no te avergüences, que esto que tienes aquí es una preciosidad. Mi chico tiene la polla más encantadora del mundo…grande, gorda y potente

Diciendo esto mamá comienza a tocar el mástil, la temperatura continuaba creciendo mientras ella pega su tetamen a mi pecho. Restriega sus tetas contra mí. Yo no daba para más, necesitaba correrme pero no me animaba a decirle nada a mi madre, por si nos poníamos y nos pillaban otra vez.

 ¡Hijo no puedes más! Necesitas un alivio ¿No es cierto?

Comienza a besarme. Yo abro la boca y le correspondo a sus besos… fuertes, largos y profundos…muy húmedos. Sus ojos cerrados se entreabrían a veces, dejando verlos en blanco por la excitación. Yo la besaba con furia y con pasión. Mordía suavemente sus labios. Pude ver una mancha oscura en su entrepierna. Estaba tan excitada que ya se había mojado. Siempre pensé que mi madre valía para puta…le gusta mucho el sexo y darlo.

 ¡¡Mamá me duelen los huevos mogollón!!

 Pobrecito mi niño, esa huevada no puede sufrir por una cosa así ¡Hay que aliviarte cariño!

– No se preocupes, mamá le va aliviar ese dolor de huevos

Dijo obscenamente, luego ella se arrodilló en el piso entre mis piernas, cogió mi verga con las dos manos y su lengua comenzó a dar ligeras pasadas sobre el prepucio, muy suavemente, yo creía tocar el cielo con las manos, jamás había sentido unas sensaciones semejantes con nada que no fuese la boca de mi madre. La mejor llegó cuando su boca de terciopelo comenzó a tragarse poco a poco toda mi polla, yo la cogí de la cabeza y mi polla entraba y salía de boca con una suavidad increíble.

– ¡Mama! ¡Mama! No puedo más ¡Dios mío! Voy a correrme.

– ¡Córrete hijo, dale la leche a mami!

– Mamá no puedo más voy a acabar. Susurraba para contenerme las ganas y no gritar en aquellos probadores

Entonces aceleró sus movimientos, mi polla se deslizaba por su boca a una velocidad increíble y... la explosión llegó, comencé a correrme a borbotones, daba la sensación de que no terminaría nunca de salir leche. La vida se me escapaba pro mi glande a chorros.

– ¡Menuda lechada que has soltado hijo! ¡Qué bueno estuvo! Me enseño el contenido de su boca, y acto seguido se tragó el engrudo de una sola vez relamiéndose. – Acomódate la ropa que nos tenemos que ir.

Se paró pasando su mano por la boca para limpiar la baba y los restos de semen que no pudo tragar con una sonrisa de complacencia en su cara.

– Si mami estuvo muy bien y espero que se repita.

Ella dejó el probador con la sonrisa en los labios, sin decirme nada más. Me repuse como pude y salí con una sensación rara que no se puede olvidar en toda mi vida.




2 de marzo de 2020. 8:22 horas

Nos dispusimos a ir con mi familia materna a la playa la semana blanca. Mi madre, y mis abuelos Hugo y Eugenia. Subimos al coche y nos fuimos a una playa de los Alcázares, nos queda a unos 70 Kilómetros de donde vivimos…, el agua no está del todo buena en esta época pero lo intentaré. Cuando íbamos en el coche mi madre le habla a su padre…

 Has visto papá el bañador que se compro Borja, y me mira con una sonrisa.

 No, no lo visto. ¿Le gustó lo que compró?

 Yo creo que sí, aunque le costó mucho elegir porque la verdad tardo bastante.   

Todo transcurría con normalidad. Llegamos, nos instalamos en la casa en la playa, cada uno tenía una habitación ya que la casa era inmensa. Como era el mediodía almorzamos algo y nos dispusimos a bajar a la playa.

 Me voy a dormir la siesta porque el viaje me cansó mucho, estoy un poco viejo.

 Yo también,  dijo la abuela.

Mamá se fue a cambiar indicándome que me ponga mi bañador. Estando ya en la playa los dos solos mamá comienza a ponerse bronceador en todo su cuerpo. Yo no paraba de mirarla.

 ¿Qué te pasa cariño? 

 Nada, mamá, ¿por qué? 

 Es que me estas mirando de una manera, que parece que nunca me hayas visto ponerme bronceador. 

 Sí, mamá, sí te he visto. Me siento un poco raro con los abuelos, tú y yo.  

 Entonces ¿Qué te pasa? ¿Quieres ayudarme? ¿Te gustaría ponérmelo tú?   

 Sí, mamá, me gustaría mucho. Me encana tocar tu piel, es tan suave y tan cálida.

Le hecho algunas gotas en la espalda y le refriego el bronceador por toda ella. Me gusta la idea de tocar un cuerpo de una mujer, mucho más el de mi madre.

 ¡Oye cariño!   

 Dime, mamá

 ¿Por qué estás tan preocupado?  

 No sé, mamá… no quiero meter la pata con los abuelos tan cerca…estoy nervioso.

 Venga, pues no te pongas nervioso, que no pasa nada, tranquilízate, ¿de acuerdo?   

 Sí.

– Solo tienes que actuar normal, como siempre Borja ¡Apenas llevamos follando tres meses!

Yo sigo con la tarea y eso me excita sobremanera. Trato de no mostrar la erección que tenía pero me era imposible, ya que se notaba mucho. Mi madre levanta un poco la cabeza y por sobre su brazo me mira, dándose cuenta que estaba a mil.

 ¿Hay alguna parejita en el probador de al lado?   

 ¿Por qué dices eso mamá…?   

 Porque estas como cuando estábamos en el probador ¡Empalmado!  

 Lo que pasa es que te ves divina y no puedo dejar de pensar en follarte.  

 ¿Estás arrepentido de lo que hacemos?   

 No para nada lo que pasa es que me gustas mucho y me da vueltas por la cabeza y no sé cómo vamos a hacer para tener un poco de intimidad, ya  me entiendes ¡Pronto necesitaré desfogar dentro de ti!  

 Bueno no te pongas mal, debes soportar el dolor de huevos si te viene. En cualquier momento mami te va a recompensar por pasarme bronceador.  

Después de cenar me fui a recostarme a mi cuarto, ya me estaba durmiendo cuando escucho el ronquido de mi abuelo. Miro el reloj y marcan las tres de la madrugada. Trato de conciliar el sueño cuando escucho unos pasos que se acercan a mi habitación. Me extraño mucho porque donde duermo se encuentra al final del pasillo y para ese lado queda solo mi habitación. A los pocos minutos escucho mi nombre…

 ¡¿Borja estás dormido?!  

Sin contestar me doy la vuelta para el lado de la puerta y veo a mamá con un camisón que le llega hasta las rodillas, estaba fascinante, se veía su silueta radiante y emanaba un aroma que desde la cama se podía apreciar.

 Creo que es hora que mi niño tenga su recompensa, dice mamá acercándose a mi cama.

Se sienta a mi lado, me sonríe y se inclina para besarme en la boca. Nos empezamos a comer de una forma frenética sintiendo como con su mano encontraba mi verga, fui abriendo su bata y sus hermosas tetas quedaron libres, empecé a mamárselas, pasaba mi lengua por sus pezones, los mordía, los chupaba y ella gemía del placer. Le quité el camisón por completo.

Empecé a recorrer todo su cuerpo con mi lengua, no sabía lo que hacía pero eran sus manos las que tenía en mi cabeza que me guiaban hasta su liviano triángulo, mis dedos seguían dándole masaje a sus pezones, ya no daba más se estaba corriendo de gusto

– ¡Vamos Borja…Métemela, FÓLLAME! Quiero sentir tu verga en lo profundo de mi coño.

Me tomo de mi mano e hizo que me subiera encima de ella, montándola. Me acomodé en la posición del misionero y, agarró mi verga para ponerla entre sus labios vaginales. No esperó a que yo empujase…ella de un fuerte empellón hizo que llegara al fondo de un solo viaje, dio un gemido del placer al sentirse penetrada.

Nuestra excitación era mayúscula por lo que nuestros movimientos eran frenéticos, gemíamos tapándonos nuestras bocas entre sí para que mi abuelo, ni mi abuela escucharan algo. Esto era lo máximo para un chaval de 16 años. No podía creer lo que estaba viviendo con mi madre, pero lo mejor todavía no llegaba.

 ¡Soy tuya, solo tuya mi amor! ¡No pares de follar a tu madre POR DIOS SANTO! No pares

Susurraba al tiempo que su cuerpo se convulsionaba, sentí una gran cantidad de liquido bañaba mi verga. La primera vez pensé que se había orinado, luego supe que eso era un orgasmo y ya no me sorprendía. No estábamos en un lugar público como para correrse así, pero tener a sus padres tan cerca la ponía muy PUTA. Dejó de convulsionar contorneado su pelvis acariciando mi rabo con la envoltura de las paredes cálidas y húmedas de su coño.

 ¡Que placer me das Borja! sigue moviéndote dentro de mamá. ¡Avísame cuando te falte poco! Quiero vivir tu eyaculación desde el primer chorro de lefa…

Aceleré, mi bayoneta bien calada se sentía muy dura y enorme. La metía hasta los huevos.

Sus manos eran dos plumas acariciando cada centímetro de mi piel…abrazos, acoplados y jadeantes notábamos nuestros corazones latir fuerte al unísono. Ella elevaba su cadera enfilando perfecto con mi ariete que entraba a saco en su vagina…sus labios vaginales blandían el falo dándole la bienvenida a la gruta del amor, dos alas de mariposa posadas sobre el tronco mimándolo en toda sus extensión.

 ¡Mamá estoy por correrme! Noté subidón de adrenalina  

– ¡Córrete en mi cara! Dame tu leche como a esas zorras del porno ¡Como un bukkake!  

Se la saco poniéndome encima de ella, los huevos los poso sobre sus tetas. Ella toma mi verga con su mano, sentía las primeras señales de mi orgasmo. Se lo hice saber con mis gestos.

 Así nene, así dámela toda aquí en la cara, en la boca. Quiero tragar toda tu rica leche.  

Ella aceleró su sube y baja del prepucio, se notaba que quería hacer un buen trabajo porque se veía que lo hacía con mucho entusiasmo.

 ¡Ummm! ¡Aaaggg! No aguanto más.  

 Si no esperes, dale todo a mami.  

 Sí, ¡¡ahí va mamá ahí vaaaa!! ¡¡Uufff!!

Yo me arqueaba del gusto lanzando los chorros de semen por toda la cara de mamá, ella seguía meneándola hasta sacar a última gota de mi leche. Se veía de maravilla, era para sacarle una foto. Se pasaba la lengua por toda la parte que llegaba de su cara, capturando lo que le cayó fuera de su boca.

 ¡Qué hermosa fue tu lechada! Cada día está más sabrosa

Recogió los restos de semen que le quedaron en su cara con los dedos y se los lleva a su lengua, luego empieza a limpiar mi verga hasta dejarla brillante con chupadas y succiones.

 Bueno hijo, no te puedes quejar por la recompensa que has tenido.   

– No mami, siempre y cuando me dejes seguir haciéndote favores para que luego me recompenses.  

Veo que mi madre se levanta, se pone el camisón y me da un beso en los labios que lo voy a recordar toda mi vida, porque sentí el sabor de mi propio esperma en sus labios y, el olor del semen que emanaba de su cara. ¡¡Ahora sí se podría decir que tenía cara de PUTA!

Transcurría el día y los favores surgirían…

 ¿Por qué no vas con Borja al Supermercado a comprar los comida, en tanto yo termino de arreglar el sifón del depósito del váter que tira un hilo de agua?  

 Bueno y aprovechamos a pasear un poco por el pueblo, agregó su hija.

Toma las llaves del coche y con una sonrisa me invita a subirme, quiere que yo conduzca. Como el camino es muy desolado no voy a tener problemas para conducir, tampoco hay policía que nos pueda detener. Cuando habíamos hecho unos cuantos minutos, mi madre me mira y exclama…

 ¡Qué bien que  mi nene me ayude a realizar los mandados!

 ¿Por qué lo dices?

 Porque te voy a tener que agradecer el favor.

Veo que se acerca hacia mí y pone su mano en mi muslo, yo comienzo a bajar la velocidad porque no puedo concentrarme en el camino. No sé que dice pero siento que su mano sube hasta agarrarme la tranca por encima del pantalón.

 Veo que a mi muchacho le gusta lo que le hace mamá.

 ¡¡Síii !! Pero no voy a poder controla el coche bien.  

 Solo mantenlo derecho que casi nadie anda por aquí.  

Me tenía excitadísimo, ella lo notó y empezó a acariciarlo, hasta que bajó el zipper y lo tuvo al descubierto. Se agachó y lo miraba como una niña mira una piruleta… le empezó a dar besos y a jugar con él. Me da un beso en la boca y se abalanza contra mi polla, se la metió en la boca. Mis gemidos no se hicieron esperar.

Me la chupó tratando de succionar toda mi leche. Puse mis manos sobre su cabeza y la empujaba suavemente hacia mí. Empecé a meter toda mi verga en la boca. Me miró a los ojos, me di cuenta que lo quería todo.

 ¡Dámelo todo Borja!  No termino de decir eso que metí todo mi pedazo en su boca.

Noto que estoy a punto de correrme, siempre con el vehículo en movimiento, a poca velocidad claro. No se ve nadie por el camino mal asfaltado.

 ¡Sí nene, dámela ya! Dijo excitada.

Aceleró la mamada con el sube y baja de su cabeza en mi polla, notaba como el glande se alojaba en su garganta…y de pronto se pone tensa y con un fuerte gemido aviso que estoy en el final. Me arqueo un poco, el coche se detiene por completo y acabo en su boca llenándola de leche que bebió con desesperación. – ¡¡Ahhhhh... joder mamá! 

 Sí cariño, ¡Qué rica que esta, cada vez es más sabrosa y sueltas más cantidad!

 ¡¡Uff!!!, no podía seguir con esta tensión.

Mi madre se incorpora con restos de mi semen en la barbilla, la miro y le paso un dedo recogiéndolos. Ella sin titubear lo captura chupándome el dedo muy sensual como una zorra.

 No hay que perder nada, sonríe.

Seguimos camino al supermercado, no sin antes acomodar mi ropa. Cuando terminamos de hacer las compras pusimos todas las bolsas en el maletero y regresamos a casa. En el camino mi madre comienza a subirse el vestido.

 ¡¿Te molesta si me masturbo mientras conduces?!  

 No para nada mamá, sigue sin problemas.

 Sabes Borja, lo que pasa es que voy como una moto después de habértela mamado...

 Te puedes hacer la paja sin inconvenientes.  

– ¡Tu padre nunca hizo el esfuerzo de entenderme como lo haces tú! Era bastante cuadrado y egoísta. Muy machista por qué no decirlo…No es que tenga nada en contra del machismo, todo lo contrario siempre me han atraído más los machos dominantes que los blandos, siempre me he caído en la manos de los canallas…Los que te follan bien y luego se olvida de una. No tengo que contártelo… yo creo que por eso me enamoré de tu padre, ¡Es un macho dominante, un canalla y un cabrón! El mismo camino que está tomando tú

– ¡Te gustan los hombre agresivos mamá!

– No lo sé cariño, a tu madre le gusta que las cosas sean como dicta la identidad de cada ser. A los hombres os han dado músculos, fortaleza y potencia, a nosotras dulzura, compresión y talante para empatizar. Por eso nosotras somos mejores educando a los hijos, y vosotros sois mejores peleando y defendiendo a la familia.

– Por eso me quedé contigo y no con papá.

– Por eso y porque yo no puedo vivir sin ti. La cabeza está para cavilar, conmigo siempre ibas a estar mejor que con tu padre… yo soy más tranquila y fría. Si nos hubieran dado una polla para penetraros y hundirla en vuestras entrañas este mundo no sería lo mismo. Para equilibrar somos más receptivas, de ahí que tengamos el cubículo donde germinar la simiente que nos sembráis…tenemos feromonas y no testosterona.

– No todas tenéis un carácter afable… también sois una brujas.

– Podemos ser malas, pero no violentas… no va con nosotras. Para que la especie no se extinga, no debemos maltratar el templo de la procreación, dejando para vosotros el ímpetu, el vigor y el dominio que os emana de vuestras gónadas. De manera permanente producís testosterona hasta bien viejos, porque tenéis en unos testículos inagotables listos para PREÑARNOS siempre, en cambio nuestra capacidad de procrear caduca antes que no podamos parir hijos sanos y fuertes. Sin embargo gozamos de la paciencia afectiva de poder llevar algo tan delicado como un bebé en la panza durante 9 meses, por más de 40 años


A todo esto, mi madre estaba con sus bragas en las rodillas metiéndose mano a más no poder…le entraban dos dedos y se frotaba con la palma de la mano todo el chocho mojado.

 ¡¡AHH!!! ¡Joder qué quemazón de coño tengo hijo! ¡Qué gusto Ummmm!

Miro el camino y a mi madre cada tanto, se veía preciosa. Tenía una mano en su vulva y la otra se masajeaba los pezones tirando de ellos y pellizcándolos. Estaba a mil, mi polla estaba de nuevo a tope, la saco y me empiezo a masturbar conduciendo con una sola mano.

– ¡Veo que te has puesto al asunto! ¡¿Quieres pasarlo también?! Dice mi madre, estirando su mano hacia mi verga.

Detengo el coche y lo pongo a un lateral del camino bajo la sombra de unos pinos, entre arbustos. Es difícil que nos detecten desde la carretera, pero estamos expuestos igual.

 Sí mami continúa…

 Nada de pajas… ¡Vamos a disfrutarlo al máximo! Tal y como la naturaleza manda.

Nos besamos con pasión y deseo. Su lengua entraba en mi boca al igual que la mía en la suya, abrazados y desenfrenados. De repente tenía el vestido hecho un cinturón en su barriga, aún con el sujetador y el tanga, aunque el sostén duró bien poco. Le mordía y chupaba los pezones. Baja el pantalón corto sin dificultad, y empezamos a besarnos de nuevo aproveché para quitarle el sujetador y dejar sus grandes tetas al aire, se incorporó levantó su culo y se quitó las brasileñas negras. Quedó desnuda con el vestido de faja.

Se abrió de piernas, una colgaba de la ventana, la otra sobre el salpicadero…yo en medio me arrodillado frente a ella, nuestros pechos pegados se rozaban, nuestras bocas se devoraban mordiendo labios. Sintió mi mano en su entrepierna acariciándole el coño súper excitado, al igual que toda ella. Mi dedo entrando en su coño, si, lo introduje hasta donde daba, lo sacaba y lo metía…luego fueron dos. Le estaba follando el coño y con la boca mordía las tetas de una a otra. ¡Sabía deliciosa a hembra! Besaba su cuello, ella jadeaba…

– Por Dios Borja tócame la pepitilla. ¡Mi clítoris pide atención inmediata! ¡¡Está que revienta!!

Su culo se movía para que el coño se follara mi mano, sacaba el dedo del coño y se lo metía en su boca chupando así su flujo… lo volvía a meter y me lo daba a mí para que lo chupara de sus dedos. Mis dedeos, índice y corazón horadan su coño, mientras el pulgar le trabaja el clítoris y le proporcionó un orgasmo en poco más de dos minutos. Se corrió soltando un buen chorretón de fluidos. Corrí el asiento a tope para atrás y volqué el respaldo un poco más…, me bajé al pilón a saborear y comer ese coño recién corrido y así poder aprovechar el placer acumulado, llevándola al Olimpo de los orgasmos…continuándolo lo más posible.

 ¡Móntame! ¡Métemela entera hasta los huevos! ¡Házmelos sentir en mi coño!  

Me eché hacia atrás, casi recostándome sobre el salpicadero, dejándole ver orgulloso mi pedazo de polla, mostrándole con lo que estaba dispuesto a taladrar a mi madre.

– ¡Ummm hijo, tienes un pollón enorme!, seguro que el más grande de todos los chicos de tu curso… ¡No solo es larga, sino menudo grosor! No sé a quién habrás salido, porque a tu padre NO.

Se la veía decidida a dejarse llevar y disfrutar por mi mostrenco, a sentirse deseada por su chico, en tanto me ponía sobre mi madre y llevaba con mis fuertes manos las piernas de ella a ambos lados de su cintura al tiempo que mi madre me agarraba de los huevos sopesándolos…

¡Vaya si que pesan! Si los tienes otra vez a tope de leche… metes el triple de esperma de la que tu padre metió cuando me preñó. Estoy desando recibir la ingente cantidad de semen que tienes preparado…

– Prepárate para gozar mamá... me muero por probar tu chochito y reventártelo bien…

– Vamos a qué esperas cariño, súbete encima de tu madre y hazme tuya…! ¡Sí, Borja métemela bien dentro! ¡Hazme gozar como una puta perra!

Decía al tiempo que me miraba y cogía con una mano a mi madre de la cadera y con la otra guiaba el mazo hasta su chocho calando mí hinchado glande entre los labios vaginales de mi madre…, y empezaba a presionar…

– ¡Gmmmm! Consiguió articular mi madre al notar la polla pugnando para abrirse paso. Lentamente traté de introducir la punta, para traspasar la entrada de su vagina cerrada sin dañarl. Parecía que no quería acabar de entrar pero de improviso, el gordo capullo la atravesó de golpe.

– ¡Gmmmm! Protestó. – ¡Joder, no seas bruto Borja… me ha dolido un poco!

Es curioso con las pollas que se ha metido, y lo estrecha que es. A partir de ahí entró con una suavidad exquisita, pese a que se la metí de un solo empujón mi verga…mis testículos chocaron con sus nalgas dando un fuerte gemido de placer, ella empezó a mover todo su cuerpo. Las paredes vaginales se ensanchaban palpitando con leves convulsiones prensiles.

 Así nene, así se folla a una puta ¡Méteme toda tu tranca! ¡Hazme disfrutar de ti como nunca! ¡Qué buen macho he parido…! ¡Jamás imaginé que pudiera alcanzar algo tan maravilloso! ¡Ummm Aaaag ¡ ¡Vamos cariño, fóllate duro a tu madre… SOY TU PUTA!

Gritaba. La presión que ejercía parecía que comenzaba a transformarse en una sensación verdaderamente placentera para mamá. Comencé con un lento vaivén en su interior, veía como poco a poco se introducía más y más polla en mi madre… Agarrándose fuertemente a mi culo, me atraía hacia ella y comenzaba a moverse adelante y atrás acompañándome.

– Joder, como sabía que me iba a gustar que me follaras en el coche. Hace más de veinte años que nadie me follaba en el asiento delantero. ¿No es tan incómodo, verdad? – No, le dije con dificultad con la boca ocupada en su pezón derecho.  

– ¿Disfrutas de tu madre más que ninguno de tus amigos…, eh? ¡Eres un suertudo mamón!

– Tienes un conejo increíble mamá, voy a tener que follármelo más veces si quieres dejar de tenerlo así de apretado. Parece mentira que habiendo parido sigas así de estrecha.

– Es ceñido para que te de gusto follarlo, como al de una cría adolescente… y dilata mucho.

– Es increíble con la cantidad de pollas que han pasado por aquí ¡Y algunas bien gordas!

– ¡Aaaggghh! Siempre ha sido así. En el parto no me costó nada lograr dilatar para sacar al cabezón de mi hijo. Mi cuerpo tiene la genética de recuperar la figura enseguida… En dos meses tenía la misma talla y el chochito cerrado como una adolescente virgen.

 Acertó a decir mi madre entre gemidos…

– Joder mamá, eres una mujer única con el coñito de una cría de quince años. ¡Qué conejito! Necesitas es un entrenamiento más constante a base de polla… verás si dilatas bien.

– ¡¿Supongo que vas a ser tú quien me folle…?! ¡No voy a permitir que entre otro macho!

– ¡Uff, calentona…! ¡Vaya coñito más caliente y estrecho que tienes, joder…! ¡Y menudas tetas! ¡Te voy a arrancar los pezones a chupadas mamá! Gritaba extasiado, mientras le succionaba los pezones con tal pasión que parecía que se los iba a arrancar de verdad.

– Mis tetas son tuyas mi rey… ¡Uummm! Nunca he sentido algo igual, me corro de nuevo cabronazo…, dijo mi madre. – ¡¡No pares de chuparme las tetas y de follarme!!

Después de estar bombeando durante un buen rato mama convulsionó su cuerpo. Dio un fuerte alarido y una gran cantidad de sus fluidos salieron mojando mis testículos…este sí que era el gran orgasmo. Antes pensaba que una mujer al metérsela no lograba correrse, sin embargo con mamá sentí como se corre una mujer de verdad... El chocho de mi madre, que estaba temblando, se cerró y apretó mi polla, se abrió y expulsó flujo, se volvió a cerrar, apretó mi polla, se abrió y expulsó flujo, se cerró, apretó mi polla relajándose.

– Tú disfrútala mamá, que la tengo prácticamente toda dentro. Sólo falta un poco más. Eres una puta de primera. Goza con ella, sigue corriéndote…

– No pares. Dale tu leche a mamá… ¡Te lo suplico Borja, mi amor…!

Eso me calentaba más y subía el ritmo. Entre gemidos le recordaba a mi madre lo guarra y lo zorra que era, que era una "calentorra" como todas, y que gracias a ella me perdían las maduras por lo bien que se dejan follar por chavales jóvenes.

– ¡¡Oohhh, siiiií!! ¡¡FÓLLAME MÁS FUERTE!! Somos madres, pero antes somos HEMBRAS.

Respondió mi madre dejándose llevar. Encadenó ese orgasmo con otro aún más intenso. No podía dejar de correrse perdiendo toda compostura ante su amado hijo. Me envalentoné en plena cópula y le di una estocada mucho más enérgica y profunda. El gemido que dio mi madre me asustó. Le tapé la boca con una la mano forzando el apareamiento del semental a la hembra…, no era la primera vez que la trataba como a una puta, no sería la última.

– ¡Ooohhh, mami! Has podido con toda… Tienes toda la verga completamente dentro. Es el coño más cojonudo que probaré en mi vida. Tan estrecho y tan tragón al tiempo. ¡¡Oh siiií!!

– ¡¿Cuándo piensas acabar…?!  ¡¡Me estás matando a pollazos, Borja!!

– Me falta poco… ¡Qué gustazo me está dando metértela entera mamá…! Goza de ella y sigue corriéndote, que ahora sí que tienes el coño bien abierto y listo para complacerme.

– Aaahhh, la siento en el cuello del útero…, noto todo el glande hinchado en mi vientre ¡Joder ahí nadie ha llegado!

La posición era la ideal para la penetración total, su culo elevado a diez centímetros del asiento y yo metiéndosela en frontal sin que sus muslos pusieran impedimento a pegar mi pelvis a su vulva hinchada, mojada y ardiente.




– ¿Seguro que nadie… ni el aquel negro que te folló en la cocina? No me importa que me mientas en esto…tranquila y disfruta con mis pollazos sin preocuparte por nada.

– ¡Fóllame duro, así…siento tus pelotas golpeando mi culo! Eso me pone muy puta ¿No te duelen? Se sienten dando fuerte… cariño te dolerán un montón, no seas tan bruto.

– Me encanta que notes mis huevos. El dolor de pelotas me recuerda lo bien que lo hemos pasado.

Le dije que pensara sólo en su coño, en la polla que la estaba atravesando y en ella, mirándome a mí fijamente a los ojos. Que lo que tenía que hacer es gozar como una puta salida, nacida para ser montada…

– Hijo te lo juro por lo que más quiero… ¡En mi vida he sentido nada igual! Con ninguno de esos cabrones que me han follado, ninguno ha conseguido sacarme unos orgasmos como lo haces tú…, muchas veces he tenido que acabarme sola, pero tú me corres una o dos veces en cada polvo.

– Siempre he pensado en ti… me jodía verte follar con todos esos tíos, pero nunca pensé que iba a conseguir que te me abrieras de piernas para mí.

– Ahora solo soy tuya… ¡Espero que te haya merecido la espera, cariño!

– ¡Ha merecido la pena esperar! Es una pena que papá no se entere de nada… Me gustaría que te viese así, despatarrada y con la estaca de su hijo dentro del coño de su esposa… ¡¡Joder que morbo que viese como le hago a mi madre una buena barriga PREÑÁNDOLA...!!

– ¿Tu padre nunca quiso tener más críos? Nunca pude darte un hermanito, luego fue tarde.

– Mamá dime que siiií… Te quiero preñar. Déjame que te haga un hijo… un hermanito.  

– ¡¡Estás loco, mi rey!! ¡¡Preñada de mi propio hijo… qué locura!!

– ¡No voy a poder aguantar mucho más! ¡Te voy a llenar entera de leche! ¡Que polvazo que tienes cabrona!  Gritaba clavándole la polla salvajemente.

  Sí mi amor… échame toda la leche bien adentro, siiiii ¡La necesito toda!

– ¡Prepara el coño mamá, que estoy hasta arriba de lefa de cinco días sin descargar…! La mamada no ha sido nada con lo que tengo en mis huevos…

– ¡Con tanta leche me vas hacer ese hermanito que quieres… ¡ Será tu primer hijo… Borja!

– ¡Aaahhh, qué gustazo me da correrme en el mismo útero… ¡Voy a preñarte Jimena!

– ¡Sí, por favor…! ¡Te lo ruego por Dios Santo…CÓRRETE dentro y PREÑA a tu madre!

– Ya me viene… ¡Ahhhh! ¡Estoy a punto de correrme, mamá! ¡¿Estás preparada?! ¡Toma!

Gritábamos clavándonos las miradas, al mismo tiempo que la insertaba con golpes cortos en el fondo vaginal soltando a cada convulsión un grueso chorro de semen que le atoraba las trompas de Falopio. Aumenté la fuerza de las embestidas arqueando la espalda hacia atrás y los músculos de mis nalgas tensos. Estaba empezando a depositar toda mi semilla hirviendo en el coño de mi madre al tiempo que daba un bufido como el de un toro bravo asilvestrado.

Mamá estaba pidiendo mi esperma… no podía creer lo que oía, mi mente alucinaba no podía ser que quisiera…sus manos engarfiadas en mi culo no me dejarían salirme de su coño. Sin más remisión vaciaría mis huevos en el útero de mi madre. ¡Bien a fondo!

  Ahí va todo…  ¡Ummm! Está acabando de salir el último chorro…

Sus manos cambiaron de mis nalgas a mi cara, mirándome a los ojos con ternura y amor.

– Por supuesto que sí, ¡¡Llena la panza de tu madre…!! ¡¡Noto como me PREÑAS Borja!!

Eran los más intensos, calientes e interminables chorros vertidos dentro de mi madre… comenzó aflojarse tras correrse de seguido con descontrol. Debía sentir cada uno de ellos, tres, cuatro, cinco chorros…, y así hasta ocho, a cada cual de menos intensidad, al tiempo que sentía mi majestuosa polla palpitar una vez y otra en su hambriento chocho…

– ¡Aaaahhhhh…siento tu leche hirviendo! Noto tu semen hijo mío…hasta percibo tus bichitos corriendo dentro de mí ¡Me has llenando por completo! ¡Cómo me corres de gusto cabrón…!

– ¡¿Dime cuanto te gusta tomarte mi lefa, reina?!

– Mucho mi REY… me gustaaaa mucho. Ya no puedo vivir sin sentirte dentro de mí.

– Jamás me he corrido tanto. Me estás sacando hasta la última gota tigresa. Tenía que verte papá aullar así y como traga tu coño… ¿Imaginas su cara al verte así, aquí conmigo en plena monta?

– Dios mío, la leche que me estás echando dentro… ¡¡De esta me preñas cabrón!!

– Sí, la has tragado toda directamente en el útero, a ver si te preño... Te hace falta mamá.

Aún se mueve mi pelvis a menor ritmo, ella me acompaña con un sube y baja de su pelvis, haciendo que el semen se aloje bien adentro.

– Las tías con conejos como el tuyo necesitan que las follen bien. ¡Voy a necesitar llenarte el coño de leche varias veces al día para dejarte satisfecha!

– No sé Borja…, me moriría si tus abuelos o tu padre se enterasen de lo nuestro…

– Tú tranquila que no tienen porque saber nada si vivimos juntos.

Nuestras corridas se mezclaron. Mi madre, con todo mi esperma dentro de su chocho, apretó mis manos con las suyas, acercó su cara a la mía, cerró los ojos y me besó metiendo su lengua haciendo vacío con nuestros labios.

Tras acabar de correrme dentro de ella, dejé caer mi cuerpo sobre mi madre. Ella seguía con las piernas alrededor de mis caderas y con la polla empalándola. Las manos buscaban sus la suavidad y carnosidad de sus tetas, jugaban con sus pezones, pellizcándolos y tirando de ellos, y su boca buscaba la de mía…me besaba con auténtica lascivia, ternura y agradecimiento. Después comenzó a besarme el cuello, a lamerlo, para enseguida bajar y chupar mis pezones.

Hasta ese día no supe apreciar las tetas de mi madre en su valor y, ahí estaba disfrutando de ellas. Las chupaba y mordisqueaba…eran fantásticas. Pensaba en que yo era el único que las probó llenas de leche, y que volver a saborearlas así, deberían de ser la hostia. Qué cabrón, la sola idea de poder preñar a mi madre me volvía loco.

Nos arreglamos la ropa y retomamos el regreso a casa. A esas vacaciones cortas de la semana blanca no le faltaron emociones. Para mamá y para mí fue muy blanca… blanca como la leche.

Amaneció muy despejado, dijeron que la temperatura rozaría los 25 grados a la sombra y mi abuelo me retó a bañarme en el mar menor.

– Un viejo nunca podrá conmigo, abuelo.

– A quien llamas viejo, truhán…tu abuelo, aquí presente, se ha bañado en el mar del norte en pleno invierno.

– Tendrás que demostrármelo.

Ciertamente el abuelo fue parte de una tripulación de un barco de pesca de arrastre como maquinista durante cinco años… sus mejores años, según él. Durante meses navegaban y pescaban y cada cierto tiempo amarraban en algún puerto cercano para vender la pesca, en esos desembarcos el abuelo Hugo se folló a mujeres de toda índole.

– Era joven y sin nada que perder. Me gustaban todas y me siguen gustando. Además, falsa modestia aparte…, tu abuelo tiene una verga para dar y tomar.

– ¿La tienes muy grande abuelo?

Se baja los pantalones justo en la orilla de la playa desierta, y compruebo de donde proceden mis genes.

– Ahora está morcillona, en plena acción me sobrepasa el ombligo y eso son más de 25 cm.

Yo también le enseño la mía y nos reímos como dos tontos muy tontos.

– Esa es mi herencia Borja ¡Vamos mar adentro marinero ahora que está en calma chicha…! Metidos de una hasta el pecho. – ¿A cuántas niñas has perforado con tu barrena?

Nos lo pasamos bien esos cinco días de vacaciones en el mar… la vuelta se me hizo dura, mi abuelo era divertido y mi madre mucho más cariñosa que nunca…la abuela un encanto de señora a la que adoraba sobre todas las cosas…abnegada, comprensiva y sumisa. Mi abuelo me aconsejaba que debiera de cuidar a mi madre, de joven era muy pizpireta y pensaron en más de una ocasión que la niña no llagaría muy lejos, si no acababa muerta con alguna sobredosis de coca, la encontrarían ejerciendo de puta en un algún club de carretera, pero mira por donde se quedó preñada de tu padre, aunque no era el chico que ellos hubieran querido para la niña de sus ojos, la ayudó a salir del mal camino.



6 de abril de 2020. 18:35 horas

Mi madre estaba rara todo el día, el confinamiento del CoVID-19 parecía estar haciendo mella en su ánimo. Las tareas de mates, física y química, lengua y tecnología se hacían interminables, por momentos me estaba agobiando…mi madre lo notó y se sentó a mi lado.

– ¿Son muchas tareas o es que no sabes organizártelas? Son las mismas que en presencial

– Creo que las dos cosas, pero admito sugerencias mamá…

– Lo mejor para salir vivo de cualquier apretura es ir resolviendo las cosas una a una, de mayor importancia a menor. Lo primero catalogarlas por urgencia y después realizarlas con el tiempo suficiente sin agobios.

– Tú lo ves muy fácil, dime cómo tengo que hacerlo con todo este maremágnum de tareas…

– Vamos a ver… ¿Cuál de estas tareas crees que es la más urgente? Veamos, los ejercicios de Mates para mañana, los de Lengua para dentro de cinco días… Me miró a los ojos y me atravesó… – ¿O el nombre de tu hijo para dentro de ocho meses…?

No reaccioné de inmediato, pensaba en lo que tenía delante y no en mi madre. De pronto la miré con cara de estúpido, horror, alegría o qué sé yo…todo me daba vueltas.

– ¡Estoy PREÑADA de ti Borja! Vas a ser el primer papá de tu clase. ¡A los 16 años has conseguido preñar a una mujer!

– Una mujer muy especial, la mejor madre del mundo que puede tener un hijo.

– Mañana vendrás conmigo al ginecólogo a ver que nos dicen ¡Estoy muy emocionada! Hoy se cumplen seis semanas desde que me preñaste… aun recuerdo como subían tus espermatozoides por las trompas de Falopio hasta mi útero.

La ecografía confirmó que había una vida gestando en su interior. Se trató de un momento muy importante y emotivo porque fue una especie de presentación del bebé. Por fin lo conocimos… a través de la pantalla, ese primer contacto se hizo inolvidable. Apreté la mano de mi madre cuando aquellas sombras se movían. Se confirmó que el embrión se hallaba en el útero, con lo que se descartó un embarazo ectópico. Además, se observó el pliegue nucal, la circunferencia cefálica y se detectó no ser un embarazo múltiple. Lo más impactante, fue comprobar el latido del corazón de nuestro bebé. Escuchar por primera vez el latido fue una experiencia inolvidable porque en ese momento el vínculo entre madre e hijos se hizo indestructible. Besé a mi madre en los labios fuertemente… 
– Todo va a salir muy bien, ¡¡Antes que te nos demos cuenta estaremos echando...Uno rápido, mamá!!



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