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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Lejos de la Ciudad





¡Odio a mi hermana! Por su culpa desde que nació me ha tocado hacer cosas que no quería. Hoy ha vuelto a suceder. Acompaño a mi abuela a un festival de baile que organiza el club cultural en el pueblecito al que pertenece nuestra finca. Mi abuela tiene buena movilidad, pero le gusta que siempre le acompañe alguien por su sufre algún trastorno. Naturalmente es ella quien conduce, y lo hace muy bien. Le acompaño al Centro Cultural donde se producen las actuaciones. No es la primera vez que vamos y sé que puede durar dos o tres horas pues actúan todos los grupos y varias veces. A mis dieciséis años me toca aguantar el tostón. Todo sea por complacer a mi abuela que me quiere mucho y sabe que yo también haré todo lo necesario para alegrar sus últimos días.

Hemos venido con tiempo y tenemos un buen sitio en uno de los compartimentos del primer piso del teatro, centrado y con buenos asientos. Caben otras tres personas, pero hay que colocarse bien para poder ver con comodidad el espectáculo. Estoy al lado del separador del compartimento y mi abuela a mi lado. Se apaga la luz y empiezan los bailes de los distintos grupos. ¡Empieza el aburrimiento!

Después de la primera actuación irrumpe en el compartimento una señora que apresuradamente busca su sitio para no perder detalle. Mi abuela abre hueco y me hace señas para que me pegue a la pared para abrir sitio para ella. Se quita la chaqueta, que dobla y se pone en la falda. Después de hablar unos instantes en voz baja con mi abuela ya se encuentra acomodada. Yo he quedado arrinconado, un poco apretujado entre la señora y la pared. Lo bueno es que cuando se mueve me da con el pecho en el brazo y eso me gusta. Noto como su teta se aplasta de forma distraída contra mi brazo. Tiene unas tetas generosas, hermosas y rotundas. La tela del sujetador y de la blusa es fina, tanto que me parece que puedo distinguir la punta de su pezón.

La mujer, de mediana edad… unos 50 años, gordibuena, elegantemente vestida…, parece tener buena sintonía con mi abuela y comenta todo lo que sucede en el escenario. No deja de moverse, con lo que frota una y otra vez sus tetas con mi brazo. Cruzo los brazos delante del pecho y dejo mi mano estratégicamente situada para que la próxima vez, su teta tropiece con mi mano. Se repiten los roces, ahora contra mis dedos, sin que cause ninguna alteración en la mujer… Me animo tanto que no espero a que sea ella la que se mueva y empiezo a mover muy lentamente la mano para deslizarla sobre la curva de la teta, contorneándola. Ayudado por la oscuridad de la sala puedo seguir con el juego llegando a acariciar toda la curva hasta encontrar la protuberancia del pezón, se lo sobo a placer. Me mira, suspira y respira inflando el pecho como diciendo… “aquí están mis tetas. ¿Te gusta tocarlas?”

Mi atrevimiento crece al mismo tiempo que la erección, con lo que aventuro a tocar con más descaro. Ella coge su chaqueta, la vuelve a doblar pero en vez de ponerla sobre la falda la coloca de forma que se interpone entre mi mano y alguna mirada indiscreta. Es una buena señal y me pongo a sobarle la teta como nunca hubiese imaginado. Se desabrocha un par de botones y ahora ya toco carne. ¡¡Uhmmm que tibieza más agradable!!!

Se levanta del asiento para aplaudir con entusiasmo una actuación. Al volver a sentarse se pone un poco de lado. Su muslo entra en contacto con toda mi pierna. El contacto es completo e íntimo. Se me ocurre que tocarle la pierna puede ser muy estimulante. Siguen las actuaciones y yo sigo sobándole la teta con más o menos descaro. Al final de cada actuación toda la gente aplaude y aprovecho esos instantes de ruido y agitación para llevar mi mano hasta la otra teta o meterla bajo la blusa para que el contacto sea aún más íntimo.

Después de una actuación especialmente brillante de las bailarinas, la mujer se levanta y se rompe las manos aplaudiendo. Al sentarse le comenta a mi abuela que la actuación ha estado sensacional. Para ello me da un poco la espalda y se sienta de medio lado con parte del trasero al aire, entrando en contacto con todo el lateral de mi muslo. Recoloco la chaqueta, dejándola sobre mi pierna y apoyada sobre su cadera. Metiendo la mano entre mis piernas la puedo llevar hasta alcanzar su muslo sin que nadie pueda ver nada. Disimuladamente acerco mi mano muy despacito hasta que noto el primer roce con la tela de su falda. Ella se revuelve un poco en el asiento pero enseguida se vuelve a acomodar manteniendo el contacto de mi mano con su muslo. Poco a poco voy progresando, le retiro un poco la falda buscando el contacto directo con la piel.

Tal como está sentada puedo pasar la mano desde la corva de la rodilla hasta coronar la curva de su culo. Estoy muy excitado por lo estimulante de la situación, así como por poder acariciar el culo de una mujer madura que me encantaría follar. Van pasando las actuaciones una tras otra, mucho más rápido de lo que quisiera, y llegamos al descanso. Se encienden las luces y la señora se levanta diciéndole a mi abuela que va a ver a su hija que está a punto de actuar. Tengo miedo que no vuelva o que si vuelve no quiera continuar con el juego, dejándose sobar por un jovenzuelo inexperto como yo. Para mí está siendo una tarde memorable en el teatro viendo actuar a mi hermana.

A mi hermana le encanta el espectáculo o mejor ser ella el centro del espectáculo, que la admiren y exhibirse de manera abierta a todo el mundo demostrando lo que sabe hacer y el buen tipo que tiene, y eso no hay que negárselo, buena está un rato.

Antes de que terminen de apagarse todas la luces, la señora vuelve a ocupar su puesto, no sin antes bromear con mi abuela sobre lo… “Bueno que soy”, al aceptar con paciencia estar allí viendo un espectáculo que no me gusta. Luego me dedica unos cuantos elogios sobre lo guapo que soy ahora y atractivo que seré cuando sea “mayor”. Mi abuela se siente muy orgullosa de mí, y yo estoy un poco sonrojado. Si ella supiera lo dura y gorda que se me ha puesto desde hace un buen rato.

Empieza la segunda parte. Estamos tal y como lo dejamos hace quince minutos. Después de la primera actuación y los primeros aplausos, vuelvo a la carga y empiezo a sobarle la teta. Ahora la noto más próxima y blanda, enseguida deduzco que el sujetador no se interpone, se lo ha quitado y ahora noto mucho mejor la forma de su pezón. El descubrimiento me anima extraordinariamente y me lanzo a desabrochar los botones justos de la blusa para colar mi mano dentro. Ufff, ufff que tetas más ricas estoy tocando. Ella se vuelve hacia mí y contempla en mi cara el efecto que produce su travesura.

Con su mirada me parece que me trasmite el mensaje: “Disfruta, disfruta… descubre las cosas buenas de la vida”. Después de sobarle las tetas con todo el disimulo posible, cambia de postura y me vuelve a ofrecer su pierna y nalgas para que las acaricie. Hasta allí llevo mi mano, le toco el cachete del culo y encuentro el borde de las bragas. Mantengo la mano por allí y percibo un ligero calorcillo que viene de algún sitio. Con la yema de los dedos rasco suavemente sobre la braga sin saber muy bien donde toco. Se deja acariciar un poco más y al final de una actuación se mueve en el asiento obligándome a sacar la mano a riesgos de que me la apretuje con su pierna.

Le dice algo a mi abuela al oído, ambas ríen, y al final de la actuación en curso aplauden con entusiasmo. Nada más empezar el baile siguiente noto como una mano atrevida se desliza sobre mi pierna, tapada por mi chaqueta, hasta que alcanza mi paquete. Lo rodea, lo apretuja y lo calibra, todo antes de bajar la cremallera y colarse dentro de mi entrepierna. Por encima del slip me masajea con destreza. Yo estoy paralizado y encantado. Nunca me había pasado algo igual. Acomodo la chaqueta para formar como una carpa donde esa mano maravillosa se pueda mover con facilidad. Me desabrochó el botón del pantalón y dejo que se saque la polla fuera. Esta gorda a punto de reventar, mi excitación es máxima y estoy deseando que la mano de esta maravillosa mujer se agarre al tronco y le de unas cuantas sacudidas fuertes e intensas hasta hacerme correr.

Por el contrario ella opta por rodear con su puño mi capullo. Lo aprieta y lo libera varias veces, luego pasa el dedo gordo por el borde del capullo sin soltarlo. El roce es muy intenso y me vuelve loco. Siento que mi polla empieza a segregar un líquido espeso que facilita el masaje. Luego pone sus dedos índice y medio en forma de uve, colocando mi verga en medio. Un sube y baja intenso sobre el capullo destruye cualquier capacidad de resistencia, una corrida violenta y abrupta hace que salgan varias andanadas de leche una tras otra. Se me escapa un grito de placer. Mi abuela me lo recrimina con un ¡!Chisssssttttt¡!

He tenido la corrida de mi vida. Al terminar el espectáculo la señora se despide de mi abuela y de mí como si no hubiese ocurrido nada, y nos emplazamos para el festival de fin de curso que ya será en verano. Creo que volveré… aunque no me gusta nada el baile.



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Lejos de cualquier población a más de 15 km, vivo con mi familia en una finca donde tenemos reses de lidia para fiesta de pueblo, vid, caza y una pequeña yeguada de 5 equinos tres yeguas y dos sementales. Guadalupe y yo nos relacionábamos con poca gente, casi en exclusiva cuando teníamos clase por la mañana… nos montábamos en el bus a las 7:15 horas y volvíamos a casa sobre 15:30, el resto del día lo pasábamos en la granja estudiando o haciendo las tareas que teníamos asignadas…ordenar los aperos de trabajo, cuidar de los caballos, limpiar la cocina…

Todo paso hace como tres meses atrás justo antes de que iniciara la cuarentena el martes 10 de marzo de 2020. Estaba muy caliente y el porno ya no me complacía, así que decidí salir a caminar haber si me calmaba, cuando pase por frente del establo y vi el gran coño de la yegua se me puso la verga como una roca así que planee volver por la noche. Trataba con los caballos desde que nací, y nunca se me había ocurrido tirarme a una yegua. Esperé a que todos se durmieran y me escape de casa, me metí al establo de la yegua e intente metérsela pero no me dejaba.

Fui por una silla para elevarme y poder controlarla mejor, la acomodé bien y se la metí. Nunca había sentido tanto placer… el coño de la yegua estaba apretando mi verga con fortaleza… joder la yegua se empezó a mojar así que supe que le gustaba, se la seguí metiendo entera hasta los huevos, como calzó bien unos 18 cm y de tallo ancho de unos 6 cm, la debía notar como una polla de caballo, porque en cada embestida la puta se mojaba más y más, yo por otra parte estaba en el cielo, el coño de la yegua era mi primer coño de carne que me follaba, antes solo era mi mano simulándola e imaginando a Elena de 3º o a mi hermanita Guadalupe, especialmente ellas dos eran las protagonistas de mis pajas.

Y lo disfrutaba mucho, la metía hasta la raíz golpeando mis pesados testículos en su vulva voluptuosa…la sacaba brillante de jugos vaginales equinos. Por su parte la hembra jugaba con sus músculos vaginales apretando y soltando mi tallo de manera convulsiva, muestra que le gustaba la follada que le estaba dando a la muy puta. Soporté todo aquel maremágnum de sensaciones en mi glande, hasta que no pude resistirme más y me corrí dentro de la yegua. Se me electrificó todo el cuerpo, y con un puntazo de mi polla llegaron a mis sienes envolviéndome de candor, justo cuando noté que me corría. Se la enchufé a fondo en el momento de eyacular el primer gran chorro de lefa. Me corría bien dentro del coño de la yegua que se retorcía de gusto emitiendo resoplidos tras ir recibiendo ese caliente semen.

Pero no fue suficiente para mí, aquello me excito en exceso, espere un rato hasta que se me puso de nuevo bien dura como una roca… y esta vez se la calé de una hasta los mismos huevos por lo lubricado que tenía el coño y mi rigidez venérea. Al ver su coño palpitante se lo meto con furia una y otra vez, ese chocho aún continuaba caliente apretándome muy fuerte. Después de unas cuantas metidas salvajes en las que mi pelvis azoaba el trasero del animal, la yegua se corrió bestialmente… me mojo entero de cintura para abajo. Me puse más caliente y se lo metía más duro hasta que nos corrimos juntos. Aquel coño tragón era extraordinario como era dominando por mi yegua, sus paredes musculadas me las hacía sentir, notaba las contracciones de la yegua corriéndose, en tanto yo me corría más y más. La saqué de su abertura y se escapó un reguero de leche y jugo vaginal de ambas corridas. Una vez quedé satisfecho y me fui.


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No tenía planeado regresar a mis andadas y, volver a follarme a la yegua, pero nos sobrevino la cuarentena y todo lo planeado con la putita de Elena se me fue al traste… así que asimilé que el coño de la equina podría ser un buen sustituto durante esos días, a no ser que me haga el loco y taladrase el coño de mi hermanita. Solo tiene doce años pero comienza a tener un culito respingón y la vulva se le ve bastante hinchada, lo que demuestra que su coñito debe estar también a punto de caramelo para recibir mi pollón.

No me podía arriesgar a ir a los establos para follarme a la yegua, mi abuela se encargaba durante todo el día de cuidar a los caballos con nuestra ayuda, de Guadalupe y mía. Me encontraba con ganas otra vez, la tenía bien dura de solo pensarlo, me fui a masturbar pero no era suficiente ya no me bastaba masturbarme necesitaba penetrar algo ya, seguía pensando y machacándome la verga. Ahora no era momento para follarme a la yegua, todo el mundo pululaba por todos lados y me podrían descubrir…, cuando mi hermanita toca la puerta y me pregunta si le puedo prestar mis auriculares. Joder mi cabeza se turbó, y en ese momento creo que tenía la oportunidad ideal para follarme a mi hermanita. No pensaba con la cabeza de arriba sino con el cabezón de mi polla. En ese momento mi casa estaba casi vacía, con mis padres trabajando en la finca con el tractor… solo estamos mi hermanita y yo…

– Está bien, solo si haces algo por mí.

Ella aceptó, la dejé pasar y se sorprendió al ver mi polla… – Solo te dejo los auriculares estéreo si me dejas jugar contigo. Metiendo un poco mi verga en tu coñito.

Se dio media vuelta y me dejó plantado. Era un día demasiado aburrido, sin wifi y solamente me quedaban unos pocos Mega Byte en mi tarjeta de prepago. Tengo a veces la mala costumbre de cuando no tengo nada que hacer ponerme a buscar cosas que me podrían animar por la casa, busco en cajones, encima de armarios, en cajas viejas…. Pero ese día pasé de buscar en mis propias cosas y me fui directamente en la habitación de mi hermana. Me escabullí en un descuido, y no me costó mucho entrar a su habitación y buscar alguna cosa que me entretengan un poco.

Aunque mis intenciones eran encontrar algún objeto sexual. Quizás un consolador o algo fálico con el que mi hermanita se aliviase, no sé algo que de vida a la teoría que tenía. Siempre he pensado que me escondía algo y que era un secreto gordo, algo que me haría quitarme la inocente imagen de mi hermana. Ella ha comenzado a ser una mujer, tiene un cuerpo hermoso con el que siempre he soñado hacer cosas guarras, me imaginaba como pondría esa cara tan sexy y tan inocente a la vez a hacerme una buena mamada.

En mis más oscuros sueños soñaba con ponerla encima de la mesa del comedor y hacerla sufrir, hacerla gemir y que se corriera a lo grande, ¡Sí, esa era completamente una fantasía!

Volviendo a lo anterior…la mañana estaba aburrida y me metí a la habitación a buscar algo con que demostrar lo puta que era mi hermana. Bien, ahí estaba yo emocionado de que por fin encontraría algo que la incriminaría, empecé buscando por una bolsa encima de una mesita al lado de su cama, por desgracia ahí solamente encontré cosas normales… unos cuantas compresas y productos para el cuidado de la piel. La sorpresa me la llevaría en el siguiente punto de búsqueda… el armario.

Escondido entre su ropa perfumada se encontraba una vieja cámara de fotos digital que ya no usábamos. Las fotos que encontré a continuación me dejaron impactado. No me lo podía creer… ¿acaso tenía alucinaciones o algo así? ¿Acaso era adivino o por el estilo? No lo sé pero lo cierto es que aquello hizo cambiar la forma de ver a mi hermana no tan pequeña.

Adivina… encontré fotos de mi hermana completamente desnuda, enseñando sus tetas perfectas, su cuerpo delicado y ese coño rosadito. Eran fotos muy, muy explicitas de ella tocándose, jugando con magos de madera a modo de dildos que nunca había visto. Pero eso no era nada aun y no demostraba nada…, lo que demostró que mi hermana era una puta fueron las siguientes imágenes. A la siguiente foto enseñando sus generosas nalgas, había una captura con una dirección web su nombre falso “Lorena” y su número de teléfono. No me di cuenta muy bien lo que era aquello hasta que accedí a la página.

En esa pagina cientos de mujeres vendiendo sus hermosos cuerpos en imágenes amateur,  entre ellas, unas cuantas fotos que vi en la cámara anteriormente. En ese momento estaba tan en shock, pero a la vez muy cachondo, mi polla ya estaba más que dura, se me notaba en los vaqueros azules que llevaba puestos.

¿Qué es lo que tenía que hacer a continuación? Le diría a mi hermana lo que vi y como si nada…ya no la podía ver igual. Necesitaba follármela, necesitaba que al menos me haga una paja necesitaba correrme en su hermosa cara. Sentía como se me ponía más dura aun pensando en esas cosas. En mi mente pensaba… en realidad estoy un paso por delante de ella porque tengo capturas y pruebas de que mi hermana era una puta.

En mi beneficio, todas esas capturas se podrían volver en su contra si ella no hace lo que yo quisiera, que pensaría la familia de ella si les mostraba las cosas que hace. Se me vino una idea genial en la mente… llamarla ahora y decirle que me sentía muy mal, que por favor venga a cuidar de su hermanito. Suena muy de pelis porno lo sé pero lo cierto es que funciono. Mi plan era chantajearla ahora mientras nadie estaba en casa… ese era el verdadero momento donde podría follármela.

Siguiendo mi plan me desnude y me puse en la cama y me empecé a tocar suave mientras mi hermana estaba de camino a la casa. Después de unos 15 minutos de tardanza llego y me dio a entender que entré cuando escuché un golpe seco en la puerta de la casa. Yo estaba en la habitación del fondo tocándome, ahora más fuerte para que mi hermana se sorprendiera. Abrió la puerta del cuarto medio abierto y se quedó con una cara de sorprendida…

– ¿Qué estás haciendo no te da vergüenza, cabrón?

– ¿Y a ti no te da vergüenza vender tu cuerpo puta? la dije muy seguro de mí mismo.

– ¿Qué dices, eres tonto o qué te ha dado ahora de repente?

– Encontré las fotos que cuelgas en internet… y te voy a ser claro. o haces lo que te digo o estas acabada ¿Me has entendido?

Se negó de primeras, diciéndome que estaba loco, que éramos hermanos y esas cosas…

– No me lo puedo creer… ¿Cómo me puedes hacer esto…? Soy tu hermana ¡Me deberías de tener respeto! Soltó muy enfadada.

– ¿Haberlo pensado antes, ahora dime harás lo que te diga o no?

– ¿Qué quieres de mí pervertido? Lo dice con cara de inocente.

– Ya lo sabes, te lo dije el otro día con mis auriculares, ¡¡Te quiero follar hermanita!! ¿Acaso no está claro? ¿Ves mi polla? La vas a tratar con mimo, y con ganas te la vas a meter en la boquita y me lo empezarás a mamar y, después te lo meteré por el coño hasta que te reviente a pollazos llenándotelo de leche.

Dudo por unos segundos…pero claro su reputación estaba en juego, así que me dio acceso a hacer lo que me daba la gana con su cuerpo. Le empecé a quitar la ropa con rapidez, intenté besarla, me hizo la cobra pero la sujeté de la nuca y le metí la lengua en su boca. Mientras mi lengua ya hacia contacto con la suya, le comía la boca, sentí su colaboración… estaba ya muy caliente, así que le hice que se arrodillara en el suelo ante mí y se la metí de golpe, sin importarme si le dolería… se lo hice llegar a su garganta. Esto le dio una arcada, pero al siguiente agarró mi miembro ella solita y lo empezó a lamer de arriba abajo no dejando de lado mis huevos que los chupaba con fuerza. Después de un buen rato de follada de boca…

– Oye… lo haces bien. La verdad es que ahora me has puesto cachonda… ¡¿Qué tal si ahora me follas el coño también, así disfrutamos los dos, hermanito?!

Esas palabras me hicieron enloquecer, mi hermosa hermana queriendo que se la meta ¡Uff! por fin un sueño hecho realidad. Sin más le hice levantarse del suelo y con fuerza la tumbé en la cama, me puse encima de su caliente cuerpo y le empecé a comer el coño con gran placer, para que se mojara y calentase más. Al cabo de unos minutos mi hermanita se estaba retorciendo de placer en mis sabanas blancas me gemía y se corría diciéndome que soy el mejor hermano del mundo.

Sus gemidos me enloquecían. Sin darle pausa tras un buen oral que le hice, la volteé y con mi ayuda se puso a cuatro patas sobre el colchón de una forma muy sensual arqueando la espalda y elevando el culo para que viese sus dos entradas. Humedecí un poco mi polla y se la comencé a meter poco a poco por la gran grieta hasta llegar a sentir su fondo. Cada vez con cada gemido aumentaba mi ritmo y se le veía en la cara a la perra que la estaba encantando lo que le hacia su hermano mayor. Le tiré del pelo muy fuerte de forma bastante brusca, empujando la cintura con todas mis fuerzas contra su culo abierto. Se estaba mojado mucho y sonaban enérgicos los golpes de cadera a sus nalgas bien hechas.

– Nene, no pensaba que iba decir esto en mi vida… ¡Me encanta como estás usando mi coño! Quiero que te corras bien dentro… ¡Esta primera vez hay que celebrarlo a lo grande así! Dijo mientras bajaba un poco el ritmo.

– Que así sea, ahora mismo me voy a correr en tu útero de PUTA. Le dije al oído ya con ganas de acabar en su preciosa vagina, húmeda y ardiente.

Con la cara sobre las sábanas abierta de piernas con las rodillas bien separada, el culo se dividía con una enorme raja por donde desfilaba mi perspectiva, observando moverse adentro y afuera mi vástago. Era una delicia ver como su coñito se tragaba mi rabo, se notaba que lo tenía bien entrenado con sus consoladores, y al cabo de un rato, su experiencia haciéndolo, pudo conmigo. Notaba la vagina pulsar en apretones al tiempo que penetraba y soltaba al salir, aquel apretado coñito y el masaje de sus musculadas paredes ejercitadas para dar placer, me hizo descargar hasta la última gota de mi leche en su fondo vaginal. Un subidón de adrenalina me llegó desde las sienes a la punta de la polla, habilitando la salida del primer gran chorro de lefa, el segundo no se hizo esperar y un tercer largo chorro de leche copó su cérvix. Cuando dejé de expulsar semen de mi polla, se lo metió a la boca para chuparlo por unos segundos y escurriendo los grumos retrasados que quedaban en el largo tallo. Empezó a extender con ella la leche por su frente en toda la cara. La metió de nuevo a la boca para chupar lo que se había manchado, y me dijo exhausta…

– Realmente ha sido un buen polvo. Sinceramente hacía mucho que yo quería hacer esto contigo, pero no sabía cómo pedírtelo… pensé que te lo ibas a tomar mal. El día de fiesta que no tuvimos que ir a clase, por Santo Tomás de Aquino, te vi en la cama masturbándote y fue cuando despertaste las ganas de follar a mi hermano mayor.

– ¿Así? Aquel día especialmente me corrí en tu nombre por la foto tan sexy que subiste a Instagram. Le confesé yo exhausto también.

– Habrá que repetirlo nene, pero por ahora tengo que volver al trabajo… Tengo toda la cocina manga por hombro y en una hora llegará mamá, papá y la abuela del campo.

– Esta bien, repetimos esta noche mismo si quieres… le dije excitado.

– ¡Tan pronto! Te crees tú que te recuperarás tan rápido… esperaremos a estar solo tonto.

Se fue por la puerta y yo me quede aun en la cama tumbado realizando que acabo de cogerme a mi hermana. Fue el mejor polvo que un chico de mi edad podría soñar.

Ella creía que no me iba a recuperar, pero a la media hora ya la tenía dispuesta. Llegó mi familia y cenamos. Mis padre y la abuela enseguida se fueron a dormir y nosotros detrás. Al cabo de una media hora, me levanté y comprobé que mi padre roncaba al lado de mamá que respiraba fuerte, ambos habían caído rendidos tras el duro trabajo del campo, después pasé por la habitación de mi abuela que también roncaba y eso me dio paso libre para entrar al cuarto de Guadalupe. Me desnudé y me tiré encima de cama y metí bajo las sábanas sobre ella antes que pudiera decir nada más, se quedó como paralizada y en eso aproveché para quitarle las bragas y subirle el camisón a la panza. Le abrí las piernas con las mías, y dado que soy mucho más corpulento que ella casi el doble, la franqueé inmovilizándola con mi cuerpo nada más, sin forzarla. Se la metí, ella gimió fuerte ahogando el grito contra mi hombro que mordió, la miré y vi el morbo en su rostro. La penetraba cada vez más duro, me abrazaba con sus brazos y sus piernas alrededor de mis muslos, nuestros jadeos de entre cruzaban, los alientos se mezclaban y mi boca acabó acoplándose a la suya. Las lenguas jugaban entre ellas divertidas y lujuriosas. Ella soltaba un gemido por cada empellón que arremetía hasta que se corrió…, sentí sus uñas clavándose en mi espalda mientras convulsionaba.

– Gracias por lubricar mi polla. Le dije sarcásticamente.

Se me puso más dura aun, y se la clavaba con más y más ímpetu. La giré, la puse de rodillas y asiéndola del pelo, le increpé diciéndole que se tragara mi leche. Ella muy sensualmente abrió la boca y comenzó a masturbarse al mismo tiempo que me la mamaba, me llegó el clímax y eyaculé… mi hermanita se lo trago todo. ¡Me corrí en su boca y ella se zampó todo mi lefa! Mi polla daba para más, aún tenía ganas. Puso su culo en mi cara y me dijo que le comiera la almeja, en tanto ella se apuró en comerme la polla. Su coño olía a semen y flujo vaginal, no se había aseado la muy guarra, bueno mi polla debía tener el mismo sabor ahora mismo.

Seguido de eso se puso a cuatro patas y abrió su culo, me  suplico que le rompiera el culo. Mi polla se paseó de nuevo por su coño y culo… estaba durísimo otra vez. Enfilé el glande en su pequeño ojal y poco a poco fui presionando hasta que se lo metí. Ella evitaba gritar, suplicaba que se la sacara

– Sí esto es lo que querías, te lo daré

Empecé a moverme más rápido a medida que su esfínter se acomodaba mi tranca, en tanto ella gemía de gusto y pronunciaba cosas como… “Sí, sí  dame más soy tu perra”Yo me ponía más caliente con cada gemido. La penetraba muy duro y llegaba a tocar el fondo de su ano ya casi llegando a su estomago, se hinchaba un poco en cada embate, le dije que parecía que la preñaba y ella se rio gimiendo sin cesar… “Soy tu puta dame más” Me hallaba en el cielo, no podía creer esto mi hermanita era una pervertida del sexo igual que yo.

– ¡Maldita perra sucia! Me voy a correr dentro de ti para que tengas a mis hijos, le decía entrando en el juego sexual.

Ella se lo tomo enserio… – ¡¡Siiii córrete dentro de mí!! Quiero tener a tus hijos y luego cuando crezcan todos ellos me follaran también.

La follé unos diez minutos hasta que sentí que mi verga iba a explotar, le espeté que se lo metería todo dentro, ella dijo que sí,  y así que se lo solté todo. Me di una ducha tras follarme a mi hermana, ella me reclamó un poco más pero le dije que NO, ya no podía, no me quedaba semen. Se molesto y me fui.


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Un caballo follándose a una yegua que se confundía con mi hermanita… “Me sentía excitado... tanto era así que fui a despertar a mi hermanita para escaparnos. La llevé al establo de la mano. Mientras corríamos le dije que sería penetrada por ese caballo que se presentaba ante nosotros. Ella al ver ese cipote salido más de 40 cm se moja y me dice que mis deseos son órdenes. Ella va y se pone sobre una gran alpaca de paja, pronto el semental se monta sobre ella quedando mi hermanita debajo del caballo. Se le empina la polla y de una sola embestida se la metió tan fuerte por su coño, que  mi hermanita gritó como nunca antes. El caballo la follaba a duros golpes y ella gemía. Apareció una yegua a mi lado, me subí a la alpaca, le aparto la cola y empiezo a frotar mi glande en la carnosa vulva de la hembra... de un golpe de ariete se la meto muy profundo hasta los huevos mirando a mi hermanita. Siegue perforada por el semental y observo como su barriga se hincha en cada clavada del semental... le llega al estómago el cipote. La yegua se mantiene en su lugar recibiendo mi follada, le gusta que la follen. Instintivamente sabe que esta hecha para que la perforen los machos. Noto como maneja los músculos de su coño masajeándome la verga, resopla y yo estoy a punto con los apretones de las paredes vaginales en mi tronco...nos corrimos ambos de manera animalesca...veo escurrir un chorro de lefa del coño de la yegua y me voy a ver cómo es follada mi hermanita… ella estaba en el cielo recibiendo duros pollazos, hasta que el caballo se corre dentro de su vientre. Se corrió tanto que el estomago de mi hermanita se hinchó… parecía preñada por el equino instantáneamente. Ella se intenta sentar, le duele el coño y el vientre... se puso a cuatro patas y presiono la barriga para vaciarla… le salen chorros y chorros de semen de su coño, uno de ellos me salpica directo a mi rostro”. De la impresión me despierto del sueño...


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… Cuando me desperté sudaba y la erección continuaba ahí, fui hasta la puerta de la habitación de mi hermana y la observé durante un rato. Evacué mi vejiga en el aseo y miré el reloj del salón, marcaban las 4:35 de la mañana.

Regresé a mi cuarto y dormí. Al día siguiente le conté mi sueño a Guadalupe, justo estaba por abandonar mi cuarto en el que nos encontrábamos, antes de salir dijo que ya que sabía la verdad no tenía porque esconderse más de mí. No le importaba si le creía o no solo esperaba que guardara silencio y que si lo deseaba podía acompañarla, nada había cambiado para ella respecto a mí, acto seguido salió rumbo al establo, mostrando tal seguridad lejos de los traspiés de la oscuridad… empecé a creer que era cierto lo del sueño.

Lentamente y a un par de metros de distancia la seguí, me detuve por unos minutos frente a la puerta, antes de cruzar y tratando de ordenar las ideas en mi cabeza pues no alcanzaba a entender la situación ni lo que estaba por presenciar. Finalmente abrí la puerta y busqué hacia el fondo del establo, justo donde acostumbraba dormir «Sandokán».

Lo que vi me dejo sorprendida por completo y creo hasta el día en que muera no podré olvidar jamás. El caballo se encontraba de lo más tranquilo como si se tratara de cualquier cosa o lo que era peor, como si fuera de todos los días para el que Guadalupe hincada a su costado, le masajeara con ambas manos la funda negra en la que se ocultaba su miembro y, que por lo que alcanzaba a ver empezaba a asomar.

Ella apenas me dirigió una mirada, sonriendo plácidamente mientras el miembro ahora fuera de la funda negra se mostraba rozado y colgante, seguramente era lo que ella estaba deseando desde hacía mucho pues apenas estuvo afuera lo suficiente lo tomo en su boca. No lo podía creer las imágenes se hacían nudo en mi cabeza, recordaba una cría de 12 años con riendo como cualquiera a su edad mientras que observaba a una mujer muy puta, mamándole el miembro a su caballo, totalmente feliz y resuelta.

El «espectáculo» siguió un rato mas, alternaba lamidas aquí y allá, besitos ocasionales en la punta para luego introducirlo hasta donde su garganta se lo permitía, una vez que pareció saciarse de miembro equino se lo saco de la boca reluciente de saliva y me lo ofreció. Verla ahí hincada debajo del caballo con el miembro apuntándome era una explosión de sexualidad que me tenía con las pantaletas encharcadas pero no estaba dispuesta a hacer nada más, rechace su ofrecimiento con la cabeza mientras ella se desnudaba, no sabía en ese momento que pretendía hacer pero deseaba verlo.

Dejando sus ropas en la paja se colocó nuevamente debajo de él y colocándose el miembro entre las tetas, lo apretó uno contra el otro dándose un masaje con él, al mismo tiempo que con los dedos se apretaba los pezones. No pude más y me bajé los pantalones y se la metí por el coño.  Me dediqué a follarla acariciándole las tetas observando cómo se lo hacía con el caballo. Después se metió la verga en a boca y con ambas manos pajeo una y otra vez el gran cipote del equino… chupaba, succionaba y lamía sin parar. Yo me la follaba con mayor ímpetu desde atrás, atravesándole el coño hasta el útero. Unos minutos más después logró el correr al caballo con una eyaculación enorme que no pudo tragar más que una pequeña parte quedando el resto de la lefa escurriendo por su cara y cuerpo. Parecía un surtido a presión soltado leche, casi de inmediato llegó su orgasmo y con tales contracciones apretando mi polla en su coño me corrí yo en el fondo de su vagina. Agotada cubierta de semen por todos lados se tendió en la paja para recuperar el aliento. Acarició por unos largos y tiernos momentos al caballo y preguntándome si me encontraba bien… abandonamos el establo.

Luego y ya más tranquilos confeso que, al principio lo hacía cuando le entraba el calentón y no se atrevía a pedirme que la follara por reparo al ser hermanos, luego ya era costumbre aunque me la follara, porque con el pasar del tiempo, el gusto le había entrado hasta los huesos y que ya no podía prescindir de saborear la polla de un caballo y su leche. Eventualmente a ese día le siguieron otros al principio solo como espectador pasivo, o también activo follándomela a ella, hasta que me atreví a decirle que me desvirgué con la yegua y me invitó a que me la follara delante de ella, así lo hice la primera vez mirándome, luego éramos los dos quienes nos follábamos cada uno a su pareja equina. Aunque los más revelador sobre mi hermana vino después, cuando más sosegadamente tras vaciar los testículos del caballo y llenar la vagina de la yegua me confesó quién la desvirgó…


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Me di un susto de muerte al creer que mi panza se hallaba preñada por haber follado con los perros… ¡¡El peor susto de mi vida!! Comenzó con su relato de los hechos acaecidos hacía tan solo unos meses y a los que ahora era adicta… adicta a que la follara el macho que fuese.

Todo empezó cuando un día al regresar del instituto, por el camino que va desde la parada del autobús en la carretera a la casa de la finca, encontré a un perro montándose a una perra, el cabrón le daba duro a la pobre perrita de mitad de tamaño que el semental, me dio lástima como la taladraba el asqueroso, sin embargo me quedé un buen rato para verlos… por un momento me empecé a excitar levemente. Justo estaba en mis días fértiles, por lo cual hacia que casi cualquier cosa me pusiese cachonda. Al final la inseminó y se fueron juntos.

Cuando llegue a casa mis dos perros vinieron a saludarme como siempre, uno es un Golden Retieber bastante grande ya que tenia con nosotros casi tres años de nombre Rocky y el otro era un perro mestizo negro de pelo corto que mi padre rescató y le puso Apolo (si, mi padre es fan de Rocky Balboa). Como siempre llegan moviendo la cola y tratando de jugar conmigo, y estuve un rato lanzándoles la pelota. Después de eso comí y me subí a mi cuarto para hacer la tarea... de un momento a otro recordé lo que paso con aquellos perros, me puse caliente y empecé ligeramente a frotar mi vagina por encima de las bragas pensando en ellos. Con el móvil me puse a buscar por la internet videos de zoofilia, pensé que no encontraría nada parecido a lo que me imaginaba, pero había montones de páginas del tema... uno de los videos que mas me impacto fue uno donde una chica joven (tal vez de unos 22) está en su cama con un suéter rojo mientras que un Rotwailer se la folla, aunque al principio trata de darle por la cara. Me calentó bastante… mi mano automáticamente se puso a masturbar mi pepita por debajo de mis bragas hasta correr en un orgasmo supra fenomenal… moje la silla donde estaba y mis bragas, así que me cambie por un pantalón de licra negro.

Pasaron algunas semanas después de aquel incidente y ya no volví a ver a ese par de canes, mi morbo de intentar hacerlo con mis perros crecía poco a poco, pero no podía ya que casi siempre había alguien en casa, así que solo me limitaba a imaginarme como me vería montada por Rocky o por Apolo... hasta que un día mis padres irían a una boda con la abuela y mi hermano se encargaba de cuidar de los caballos, algo que le suele llevar un par de horas o más… esa fue mi oportunidad perfecta para intentarlo aparte de que estaba en los días fértiles donde más caliente estoy, más receptiva y con más ganas que me follen o me preñen, no sé. Si bien me invitaron a ir con ellos me negué diciendo que tenía mucho que estudiar.

Tras dejarme de encargada de cosas pendientes de casa se marcharon a su destino... traté de esperar una media hora por si se les olvidara algo, no regresaran y me vieran en plena faena sexual montada por la compañía canina. Paso el tiempo y  mi hermano se fue a las cuadras, lo sentí algo eterno hasta que todos estaban en sus lugares y yo presta a hacer la artimaña... ya tenía el momento pero me faltaba como motivar a los perros…, fui a la cocina por unas salchichas y me dirigí a la sala, me desnudé completamente y me puse solo una camisa corta de tirantes para que no me rasguñaran con sus patas mi espalda.

Empecé a masturbarme normalmente y ya cuando tenía la vagina un poco mojada comencé a frotarme y metérmela un poco la salchicha para que quedaran impregnadas del olor, llame a los dos perros pero solo llegó Apolo, no le di importancia ya que mis deseos de ser montada hacían que quisiera cualquiera de las dos vergas... – "ten mira, toma pequeñín" le dije mientras le daba un poco, se  la empezó a comer y como que entendió lo que quería ya que se puso algo nervioso, tal como cuando entran en celo.

–  Toma, es toda es tuya, Apolo.

 Le acercaba a mi entrada mojadita, empezó a lamer y ¡¡Uff! Era un placer indescriptible como pasaba su lengua rasposa desde abajo casi mi ano hasta mi clítoris, me estimulaba de una forma tan intensa que no podía evitar dar  pequeños gemidos. El animal ya sabía a lo que iba, dado que su polla empezaba a salir de su funda y, al verlo empalmarse es porque deseaba preñar a su hembra. Me volteé boca abajo en posición a cuatro patas como una perra, mientras le daba el último pedazo de salchicha.

Al principio parecía no saber cómo montarme, pero después de darme unas nalgadas supo por donde entrar, aventó sus patas delanteras hacia mis pequeñas caderas y en movimientos frenéticos y erráticos trataba de penetrarme, yo ya estaba súper excitadísima y algo molesta ya que no atinaba… unos intentos fallidos más y entro. Sentí un dolor interno, nunca había tenido relaciones previas a mis doce años, por lo que me rompió la virginidad... estuvo unos segundos reconociendo terreno, después se puso a bombear rápidamente.

– ¡¡Aayyy eso, dame duro! ¡Fóllame Apolo...! ¡Enseña a esta perrita como se hace!

Le espetaba mientras estaba en sus embestidas. Al principio notaba su delgado cipote entrando y saliendo de mi útero, como tallaba mis paredes vaginales, se percibía muy bien, tanto que llegué a mi primer orgasmo con una polla dentro de mi coñito. Notaba como mis jugos vaginales y sangre, salían mojadme los muslos.

– ¡No pares, hazme correrme más, quiero más de ti!

Gemía ya excitada como una perra en celo, al sentir como poco a poco su verga empezaba a expandirse dentro de mí, fue algo que no tenía previsto, no sabía porque en los videos no se veía tal dilatación venérea… lo deje continuando con su follada bestial... – ¡Aayyy sí, alli fóllame duro, más... más... aaahhh!

Sentía mil destellos en mi útero al notar crecer descomunalmente dentro de mí, dilataba mi vaginita a tamaños que podía parir a sus cachorros... me mojaba más y más entre embestidas. Se escuchaba el chapoteo de la humedad vaginal acoplada a su gran cipote engordado. De pronto se detuvo un instante, pensé que su bombeo impetuoso ya había acabado y se saldría de mí, pero no fue así, todo lo contrario… noté una fuerza que pujaba por ensanchar más aún mi coño, se trataba de una bola enorme que me atoraba dejándome abotonada al can por medio de nuestros sexos. Como si me entendiera o pudiera hacerme caso, le recriminaba… – ¡¡Aaarggh, cabrón, me duele ay ay, bájate!!

Naturalmente me hizo caso y siguió con lo suyo. Yo ya estaba en éxtasis, el dolor se fue cambiando a placer y deje que siguiera… – ¡Vamos perrito, así, córrete, relléname con tu leche! ¡Hazme tu perrita! ¡Ayy ahhh agghgh!

Otro orgasmo me llegaba, sentí una fuerte corriente por todo el cuerpo... al mismo tiempo que Apolo, tras abotonarme con su bola no paraba de correrse dentro de mí, notaba los chorros calientes de semen llenando cada centímetro de mí cubículo vaginal, incluso saliendo de la apretada gruta y su ya ensanchado cipote palpitando dentro en cada eyaculación... Percibía como me estaba preñado mi perro, y con ello habíamos llegado al clímax ambos.

Mi fantasía había sido cumplida, así que traté de zafarme, pero cuál fue mi sorpresa que estaba abotonada con él de manera firme, al principio me asusté pero luego recordé que eso pasaba con las perras, Estas y las yeguas están a merced del semental como la naturaleza ordena… ¡¡Ellos son los que nos preñan, ellos son los que mandan!! Son los que tienen el falo a modo de Cetro de Poder para dominarnos y hacernos sumisas a sus deseos. Con sus vergas erectas nos inseminan con el néctar de la vida macerado en sus hermosos testículos, completándonos como hembras al preñarnos para engendrar a sus hijos, los cuales serán a su vez sementales dominadores o sumisas hembras engendradoras. Rezaba para que no se moviera y me lastimara con sus 20 cm de verga, esta debía haber entrado en él sin lugar a dudas, de lo profundo que me arreaba el muy cabrón. Sus babas caían sobre mi cuello, el calor de su panza me cubría la espada y el culo, en tanto el muy cruel tiraba para todos lados haciéndome sentir su dura verga en mi interior, que deformaba mi vientre hinchándolo.




Dolía bastante si me resistía, así que solo lo seguí como una perra obediente a su semental... me arrastro por toda la sala hasta llegar a la entrada del patio donde me opuse resistencia, sabía que si salía de casa me podrían descubrir más fácilmente. Porque ya que no habría una pared que me cubriera. Fue un lucha un poco intensa, dolía la vulva por el forcejeo hasta que decidió quedarse en la entrada… ¡Ahí, no te muevas mas por favor que me duele! Decía tirada en el suelo

Pasaron no más de 10 minutos y su polla se desinflaba y de un ¡Plop! Salió de mí. Noté los chorros de semen canino salir de mi dilatada vagina. Quedé en esa posición con mi cara y tetas pegadas al piso mientras mi culo estaba en lo alto apoyado de mis rodillas recuperándome de lo sucedido. De pronto veo llegar a Rocky, empieza a lamerme la cara y los hombros como tratando de consolarme por el rato de dolor, no tenía fuerza para quitármelo, se apreciaba bienestar en la calma tras la tormenta... ¿Qué tormenta? El olor de mi coño tal vez lo enceló, ya que en corto empezó a tratar de montarme.

–  ¿Tú tambien Rocky? Espera que aun no puedo... aaaahhh, ayyyy... bájate... no, me duele... aaaggh.

No tardo en poner su buen cipote dentro de mi mojada y chorreante vagina, pero esta vez fue diferente, si bien me estaba penetrando no lo hizo con la violencia que lo hizo Apolo, lo más seguro es que ya tenía experiencia con perras callejeras.

– ¡Ay sí, qué rico masaje ¡Hazme tuya Rocky! ¡Aahhh... sí! ¡Vamos perrito mío, déjame llena tú también! ¡Hazme tener cachorritos tuyos...! ¡Préñame…. Aagggahhh!

Le espetaba entre embestida y embestida. Lo notaba delicioso tal como lo hacía, tal que si supiera por donde darme placer... otro orgasmo me invadió y otro y otro más... me sentía en las nubes en comparación del primero que sirvió de desfloramiento salvaje.

– ¡Vamos Rocky, córrete y lléname entera! Quiero que me bañes en leche también... quiero ser la madre de tus cachorros...! ¡Aahhhgg! Eres un buen semental y vas a PREÑARME.

En eso me metió su bola, ahora sabía que también quedaría abotonada pero el placer a este punto era tan grande que ya ni me importaba... percibía chorros y chorros saliendo de su grueso y enorme falo llenándome con su leche, más cuantiosa y espesa que la de Apolo… esta lefa llegaba hasta mis ovarios para fecundar todos mis óvulos a la vez. A diferencia de Apolo, Rocky solo giro sobre su pata y quedamos culo con culo, él no se movió ni un centímetro, quedó parado eyaculando chorritos sin parar dentro de mi profunda vagina, esperando a que su verga se saliera sola mientras disfrutaba con toda la calma de haberlo hecho no una, sino dos veces en mi desvirgue.

Una vez que Rocky extrajo su gran tranca de mí, quedé tirada en el piso mirando cómo escurría la raja de mi coño un gran reguero de semen junto a mis jugos. Tras la batalla, quedé dormida y semidesnuda allí  mismo, sin importarme que alguien me viese como una perra recién follada y bien inseminada por los dos sementales. A la media hora desperté por unos golpes, asustada por si habían llegado mis padres que para mi suerte aun no, era mi hermano trasteando fuera de casa. Me levante limpié el piso de los charcos de lefa, para evitar que quedaran residuos en el suelo y me dirigí a mi cuarto en la segunda planta

Durante la subida de las escaleras, percibía como mi útero aun conservaba semen de los dos canes (algo parecido a cuando llevas una botella de agua en la mano y los líquidos se mueven de un lado a otro). Llegué a mi habitación y solo me puse las primeras bragas que encontré en el cajón y me recosté cansada.

Al día siguiente me desperté normalmente y me fui a duchar para ir al instituto. Así pasaron mis días normalmente, hasta que note algo raro, no había menstruado con cuatro días de retaso, no le di importancia ya que había durado hasta cinco días  el retraso en otras ocasiones, porque a esa edad mi periodo era bastante irregular a ser mis primeros mese de regla en mi vida. Pasaron 6 días mas sin tener la regla y fue cuando me empezó a preocupar, aparte de que un día anterior había tenido bastantes nauseas y vomite en los baños del instituto... ¡¿estaba embarazada?! Fue lo primero a lo que reaccione ¿pero cómo? Solo lo había hecho con mis perros ¿acaso me han preñado de ellos?

Todo me daba vueltas y tenía miedo de contárselo a mi familia, me matarían al saberlo y peor aun si les digo que el responsable de mi preñez es una de nuestras mascotas. Estaba atónita y confundida... para sacarme la duda le pedí a una amiga que si su hermana mayor podía comprar una prueba de embarazo, le inventé el cuento que era para otra amiga de una casa de campo cercana a la mía, acepto y la compro. Llegando a casa me dio miedo saber que diera positivo, así que tomando valor la use a pie de letra y espere el tiempo… … …quedé congelada, quería llorar, gritar o terminar con mi vida al dar positivo al embarazo, no lo podía creer seria madre de cachorritos que ya se formaban en mi vientre. Quedé en shock al no saber cómo tendría que explicárselo a mis padres.

Me dio una depresión bastante grande durante los siguientes días, me quería morir no saber nada mas, tanto mis amigas como mi familia preguntaban que si me pasaba algo, si estaba enferma al verme tan deprimida. Solo les decía que eran cosas sin importancia propias de la edad. Llegó la noche y estaba decidida a quitarme la vida cuando unos espasmos me empezaron a dar fuertemente en mi zona baja del vientre era un dolor intenso que no dejaba ponerme en pie... en eso sentí como un liquido salía de mi vagina, era mi menstruación que regresaba con fuerza ya que baño mis bragas y jeans que tenía puestos. Me vino una marea de felicidad, tristeza e incomodidad al saber que solo fue un retraso... el peor retraso de mi vida. Tiempo después descubrí que es imposible quedar preñada de animales, los test de embarazo pueden fallar, y tal vez las nauseas fueron por algún alimento en mal estado.


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La ausencia de mis padres durante unos días en casa provocó un hecho que jamás podremos olvidar mi hermana y yo. Un día llevábamos solos en casa Guadalupe y yo con la abuela. Aprovechando la oportunidad de la ausencia de nuestros padres, nos montamos una pequeña fiesta cuando la abuela se acostó. Nos dispusimos a tomar una copas, ella se bebía dos cuando yo me apuraba una… en media hora no estaba bien, mostraba un estado "alegre" debido a las cuatro  o cinco chupitos que había ingerido.

Durante la tanda de chupitos pusimos un DVD antiguo en el reproductor, resultó ser una película porno de mis padres titulada… “Viaje a la Alcarria”, nos pensamos que era la novela de Camilo José Cela en película. Como buen adolescente apreté el "play" del reproductor y apareció la imagen de dos jóvenes follando en la pantalla. El estado de embriaguez que presentaba mi hermana impidió que me arrebatase el mando a distancia de aquel reproductor, en cualquier caso ella decidió quedarse allí sentada mientras el video seguía su curso, la presencia de mi hermana animó a mi polla a que comenzase a cobrar una dura erección por la imágenes que estaba viendo…Se me notaba bastante la erección escondida tras mi fino pijama, las risas de mi hermana comenzaron a sentirse cuando observó el estado que presentaba mi cipote.

– Jajajaja, pero ¿Qué te ha pasado?  ¿Te has puesto cachondo?, haber enséñame lo que tienes escondido ahí.

Sin duda ninguna el estado de calentura en el que me encontraba era obvio, con algo de forcejeo mi hermana con su alterado estado consiguió bajar mi pijama y dejar al descubierto mi erección. Me levanté enseguida del sofá para huir de esa situación, pero mi hermana creo que estaba más caliente que yo aún…

 – ¿Quieres que te enseñe mis tetas?, Yo ya he visto tu picha, si quieres te enseño lo mío.

Ese momento de confusión donde debes de tomar una decisión en décimas de segundo se me presentó en aquel momento otra vez más… – Bueno... sí tú quieres… enséñamelas.

Con firme decisión mi hermana se quitó por completo la parte de arriba de su vestuario dejando al desnudo sus grandes tetas con sus dos grandes pezones. Me gustó y me calentó aún más de lo que estaba ese pedazo de par de tetas que mi hermana me mostraba al desnudo. En cualquier caso ella seguía sentada en el sofá y yo de pié justo a su lado con mi erección aún presente, con la desnudez de sus pechos alargó sus brazos a mi pijama y bajó mis pantalones… – ¡Ven acércate!

Colocando mi verga erecta entre sus tetas comenzó a moverlas con sus manos tratando de masturbarme con sus no muy grandes pechos, había dado paso a la pasión y el deseo.

 Guadalupe movía sus tetas de manera continua mientras mi polla se encontraba abrazada por ellas. Conforme mi hermana masturbaba el miembro comenzó a bajar su cabeza hasta que su lengua hizo contacto con la punta de mi miembro, entonces fue cuando quitó sus manos de sus tetas y agarró con ansias mi verga con sus  manos introduciéndoselo por completo en su boca.

Guadalupe sacaba una y otra vez su lengua lamiendo por completo el erecto falo, lo chupaba y lamía con ganas, con deseo, debido a su apreciable embriaguez, no superada por su calenturiento estado de perra en celo. Guadalupe disfrutaba de lo lindo con mi polla dentro de su boca, su lengua se pegaba al glande como una ventosa y la pasaba desde su base hasta la punta del capullo, allí en el capullo se detenía y trataba de succionar como queriendo exprimir mis huevos y sacarme la leche a sorbos…, eso hacía que mis ganas de correrme fueran apareciendo de manera rápida, pero finalmente Guadalupe decidió cambiar su postura. Retirando su boca del miembro Guadalupe aún con una falda puesta y con grandes botas que le llegaban a las rodillas se tumbó en el sofá no sin antes quitarse las bragas, abrió sus piernas y me invitó a que me pusiera encima de ella.

– Túmbate encima de mí, y méteme solo la puntita pero no empujes. ¡No quiero que me folles! Hoy no te puedes correr dentro de mi coño ¿Entiendes?

Haciéndole caso nuestros sexos acoplados comenzaron a rozarse cuidadosamente, mi mazo solo se quedaba en la entrada de su orificio vaginal…, podía sentir el húmedo calor que proporcionaba sus labios vaginales en la punta de mi glande. Guadalupe sostenía con su mano mi tranca para que no se introdujese dentro de ella más que el glande, al mismo tiempo lo manejaba haciéndose rozar la punta del capullo por donde más le gustaba a ella y por donde más placer sentía… en su duro y espigado clítoris. Comenzó a entorpecer su respiración y pequeños gemidos y jadeos comenzaron a ser presentes en aquel salón.

Los jadeos y gemidos de Guadalupe me estaban excitando aún más de lo que estaba, Guadalupe presentaba ya un extasiado estado de placer cuando quitó sus manos de mi polla y allí tumbada debajo de mí y con sus botas puestas en sus piernas al vuelo clavó sus manos en mi culo, sin nada que me lo impidiese mi polla se colocó justo en la entrada de su vagina. Haciéndole caso, solo tenía mi puntita dentro de ella, pero sus manos apretando mi culo sumado al calentón del momento hicieron que en un momento de empujé toda la bayoneta hacia dentro de ella.

– ¡Aaaaggg! Cabrón me la has metido entera ¡La noto en mi estómago!

Intenté sacar mi polla de su caliente y húmedo coño, pero sus manos clavadas en mi culo lo impidieron, no solo no quiso que me saliese de ella, además apretó con más fuerzas sus manos en mi culo y comenzó a gemir y jadear de manera más sonora y constante. Comencé  a acelerar mis movimientos de pelvis y sin sacar mi polla de su cuevecita ella adaptó su ritmo pélvico al mío, su respiración jadeante, su estado de embriaguez, el morbo de follar con su hermano…comenzó a gritar fuerte.

– ¡¡Me corroo, me corrooo!! ¡Aaaggghhh!

 Al mismo tiempo que decía esas jadeantes frases mi polla comenzó a escupir su leche dentro del caliente coño de mi hermana, ella no se daba cuenta de que me estaba corriendo hasta que mi última gota de leche no inundó por completo el interior de su cuerpo, el caso es que mientras me corría ella parecía perder el conocimiento con sus gemidos e incesantes jadeos, que fue en definitiva el detonante de mi corrida. Por unos segundos Guadalupe me abrazó cuando terminó su orgasmo con mi polla aún dentro de ella, pero como un rayo se levantó cuando notó el calor de mi leche queriendo salir de su vagina…

– ¡¿Pero qué has hecho  hijo deputa?!  ¡Te has corrido dentro!

Como si la borrachera hubiese desaparecido de repente Guadalupe corrió al cuarto de baño a lavarse cualquier resto de leche que yo le había depositado en su interior. Sin decirnos nada más me fui directo a mi habitación sorprendido por lo que había pasado, Guadalupe y yo no volvimos a hablar de aquella noche hasta que su test de embarazo resultó sorprenderla con un incestuoso positivo. Aquello tuvo repercusiones sin lugar a dudas, las cuales supimos afrontar y remediar en este caso como verdaderos hermanos de sangre... Mis padres comprendieron que alejados del mundo solos, era normal que tuvieran esas tentaciones y la posibilidad de que ocurriera. Cuando después de Navidad, se le empezó a notar la barriga, dejó de ir al instituto hasta el curso siguiente en el que se matricularía de nuevo en 2º de ESO. Para la primavera del 2021 seré padre y mi hermana madre de nuestro primer hijo, pero eso solo lo sabemos en casa.


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Para que no sugieran más tentaciones entre hermanos, más estando preñada la niña, mis padre decidieron que era mejor poner tierra de por medio. Es ese curso empezaría el bachiller y por mediación de mi abuela, me alojé en casa de su amiga Araceli, la misma que me pajeó en el teatro, tenía un nieto que estudiaba conmigo y creo que encajé bien en su casa. La excusa era que en la granja no tenía los medios para poder seguir con éxito el bachiller y en el pueblo había más posibilidades con la biblioteca, actividades extraescolares, compañeros para estudiar juntos y unas cuantas ventajas más. Mi amigo también vivía con la abuela por tales motivos, ya que sus padres vivían en un pueblo casi deshabitado, y el padre trabajaba de guarda forestal en aquella zona. Cuando llegue a la casa de él, me presentó a su abuela. Una señora de unos 56 años, con ojos color miel, pelirroja de unos 1,55 m, un par de tetas bien grandes que ya había probado con mis dedos, pero algo caídas, una cintura con algunas lorzas que la hacían ver buena, y lo mejor de todo, unas nalgas levantadas que se conservaban algo duras.

Estuvimos charlando de todo lo que habíamos hecho después que terminar la secuandaria, de las fiestas que hacíamos en vacaciones, en fin, de todo un poco. Llegamos a su casa, su abuela estaba viendo TV en la sala…

– Abuela, te presento a mi amigo. Estudiamos en el mismo instituto…

– Hola, soy Araceli, ¿y tú?

– Mucho gusto, soy Agustín, un placer.

Ese día estaba vestida con un leggings color azul, con diseño de jean, un suéter blanco y un saco color negro, estaba haciendo mucho frío. Mi amigo me enseño el cuarto donde me iba a quedar. Antes que anda, le di algo de dinero, pero lo rechazo, diciendo que yo era su invitado y que no tenía que darle nada, que la casa estaba a mi entera disposición. La señora Araceli estuvo de acuerdo, ya que mi amigo le había contado como era yo.

Al día siguiente, mi amigo salió. Me quedé en mi cuarto revisando los mensajes de mi correo, cuando escucho que llaman a la puerta…

  Agustín, soy yo Araceli. ¿Puedo pasar?

– Si claro señora Araceli, adelante.

– Te traigo un zumo de moras con leche, espero te guste.

– Muchas gracias señora.

– No me digas señora, no me gusta que me digan así

– Pero porque no. Lo hago porque la respeto mucho.

– Sí, pero quiero que nos tratemos de tu… después de lo del teatro creo que podemos tener un poco más de confianza. ¿Te gustaría que fuéramos amigos?

– Sí claro, no hay problema. Si gusta, podemos hablar en la sala, debemos tener cuidado con lo que hacemos, mi nieto siempre está por aquí y por allá. ¡Y tiene muy buena imagen de mí!

– Claro que sí, no hay problema Araceli. Yo la respetaré en todo señ… Araceli.

Termine de revisar el correo, luego tomé el vaso con el zumo, y me dirigí a la sala. Araceli y yo nos sentamos en el sofá y conversamos como si fuéramos los mejores amigos. Me contó todo lo que había hecho en su adolescencia, sobre cómo había criado junto a su esposo, cinco hijos y los años que paso en el colegio como docente (era jubilada)…, y también me conto cuando su esposo murió en un trágico accidente de coche.

Durante la charla, llevo a la mesita, dos vasos con hielo y una botella de Cola. Nos tomamos esa botella entera. Nos fuimos conociendo mejor, hasta que me preguntó que si tenía novia. Yo le dije que no, que no tenía, y me preguntó por qué. Yo le comenté, que solo me gustaban las mujeres mayores que yo. No era verdad pero es lo que me salió de pronto, como para no disgustarla o desentonar con respeto al incidente del teatro.

– ¡¡Wow, en serio!!

– Sí Araceli, solo mayores que yo.

– Eso está bien, cada quien tiene gustos diferentes, y para gustos están los colores.

– Así es Araceli. Y hay que respetarlos.

– En eso estoy de acuerdo Agus. ¿Te disgusta que te llame Agus…?

– Nooo, claro que no. Me halagas, así me llamaba también mi madre de manera cariñosa.

– ¡¿Ves, por qué te decía que no me gustaba que me dijeras señora?!

– Sí, ahora comprendo.

– Y dime, pero dime la verdad. Para sí ¿soy atractiva? ¿Con mi edad crees que apetezco…?

– Siii claro, para mi eres atractiva. Si no fuera porque eres familia de mi amigo, te hubiese tratado de conquistar… no me importaría que fueses mi novia, no para salir y eso, sino para follar, lo viene a ser una follamiga con derechos.

– ¿Y eso que tiene que ver? Él tiene su vida, y yo tengo la mía. Él no se mete en mis asuntos, ni yo en los de él.

– ¡Ah ya! Menos mal.

– Entonces dime Agus, ¿yo te gusto?

– Si Araceli, me gustas. Me gustas mucho. Estas buenísima… realmente estás muy buena, tienes lo que una mujer ha de tener… una sonrisa preciosa, una gran belleza en su rostro y en sus manos, calidez den la voz, un buen culo grande y tetas enormes de pezones muy salidos.

– Ay Agus, eres un embaucador, galán…

No resistí más la tentación, me acerqué tímidamente a su boca, ella ya había realizado el acercamiento previo dándome pie a que terminamos besándonos. Un beso tan apasionado e intenso, que se volvió una eternidad. Chupaba desesperado sus labios, mientras que ella me abrazaba suavemente. Introducía mi lengua en su boca, y ella me la chupaba buscando mi lengua para mamarla. Durante unos minutos nos comimos las bocas con lujuria, Instintivamente, ella, dirigió su mano izquierda a mi pantalón. Desabrochó el botón, bajó la cremallera de este, y la introdujo dentro haciéndose con mi verga mientras duraba el beso, esta cobraba vida y se ponía bien dura y erecta.

Me pajeaba suavemente, mientras yo introducía debajo de su suéter, mi mano derecha para alcanzar sus enormes y sabrosas tetas. Noté con mi mano, que sus pezones estaban erectos y duros… joder eran enormes. En eso, nos dejamos de besar, me pidió que me pusiera de pie quedándose sentada en el sofá delante de mí, bajo mis pantalones y mi bóxer, terminando de dejar al descubierto mi verga.

– Ay Dios mío. Nunca había visto una así. La tienes más grande que la de mi esposo…más de un palmo. ¡¡Se ve muy rica! ¡Ummm! Y huele divinamente a ese dulce sabor de una polla joven, como el de mi nieto, pero con él no he atrevido a hacerlo… ¿Y a ti, te la puedo mamar?

– Claro que si Araceli, es toda tuya.

– ¿Toda mía? ¿De nadie más?

– Sí preciosa, de nadie más. Disfrútala.

Como toda una putita, comenzó a chuparla. Primero, le dio sendos lengüetazos al glande, como si estuviese saboreando una piruleta o un caramelo. Luego se la fue introduciendo dentro de su boca, chupándola suavemente y rápidamente. Mientras la chupaba, ella agarraba y amasaba suavemente, mis testículos con su mano derecha. Pasaba su lengua alrededor de mi verga. Me pajeaba y al mismo tiempo, chupaba cada uno de mis huevos, hasta paso su lengua por mi perineo. Eso hizo que me excitara aún más. Siguió pajeándome y al mismo tiempo me la chupaba. Ya no podía aguantar más. Le dije que me iba a correr…

– Preciosa, ya me voy a correr….

– Sí Agus, córrete dentro de mi boca. Dámelo amor mío, dale ese néctar a la abuelita….

– Ya me voy a correr, me corro, me corrooo…

Ella se metió mi verga dentro de su boca, y acabé dentro de ella con una extraordinaria corrida. Se tragó todo el semen que tenía acumulado. Ella siguió ordeñándome, recogía con su lengua la lefa que quedaba. Un poco cayó en sus labios, pasó su lengua por sus labios, como si fuera toda una actriz porno.

– Me gustas, me encantas. Me gusta el sabor de tu lechada ¡Es maravillosa! ¡Cuántos recuerdos de cuando era una nena inocente!

– Preciosa, ¿te gusta mucho chupar?

– Sí Agus. Mucho amor, en mi juventud probé de todos los tipos y tamaños, con mejor y peor sabor, pero mi esposo no me dejaba que se la mamara, y eso que me gusta casi más que a ser follada. Follar es un acto varonil, duro… donde el macho cornea a la hembra hasta que la deja preñada, sin embargo mamar es más un acto de amor de la hembra hacia el macho dejándose querer en espera del regalo final… vuestra la esencia más varonil.

– ¿Por qué no te dejaba que se la mamases?

– Porque él decía que era desagradable, que eso solo lo hacían las PUTAS. ¡¡No sabes lo mucho que deseaba chuparle la polla a mi pareja!! Se ve que se lo hacían otras putas.

– Bueno preciosa, ya cumpliste tu fantasía. Además, soy una persona de mente abierta.

– Así es amor. ¿De veras, eres de mente abierta?

– Si preciosa. Lo soy

– Ah bueno. Si quieres, mañana cuando mi nieto se vaya a su entrenamiento con el equipo de futbol, te tendré una gran sorpresa.

– ¿Por qué no me la das hoy?

– Porque mi nieto llega en unos instantes.

Ella limpio mi verga con una chupada más dejándola reluciente y se acomodó el suéter los leggings. Yo me subí el bóxer y los pantalones. Me senté en el sofá, ella recogió los vasos, y la botella vacía de Cola. Encendí el televisor, para ver si había algo bueno. Me puse a ver a los Simpson en Neox, mientras que ella, preparaba una ensalada con pollo desmenuzado. A los 15 minutos, llego mi amigo. Me preguntó que como me había ido, y que si me había entendido con su abuela. Yo le dije que sí, que no había ningún problema. Luego cenamos, y después, cada quien se fue para su cuarto. Esa noche, no pude dormir bien, ya que estaba pensando en la sorpresa que tenía.

Al día siguiente, no tuve la cabeza en las clases, ya que había quedado intrigado sobre que era la sorpresa que me tenía. Al llegar a la casa, a eso de las 14:45 de la tarde, mi amigo, previamente, me dejó un duplicado de las llaves, observé un pequeño papel en la nevera, ya que fui a la cocina a tomar algo refrescante. La nota decía… “te espero en mi habitación. Ven por tu sorpresa”. No lo dude un instante. Subí las escaleras tan rápido como pude. Toque a la puerta, seguí a su cuarto. Cual fue la sorpresa… ¡había otra abuelita con ella!, dándose besos y calentándose las dos antes que yo llegara.

– Amor, ¿te gusta mi sorpresa?

– ¡Oh Dios! Esto no me lo esperaba.

– Es una amiga compañera de trabajo (También era profesora de primaria). Somos muy buenas amigas. Hemos tenido las mismas fantasías, pero nuestros esposos nunca estuvieron de acuerdo en satisfacernos como queríamos. Ella está divorciada y hace mucho que no…

– Bueno preciosa, por mí no hay problema. Mucho gusto. ¿Cómo te llamas?

– Rocío, ¿y tú guapo?

– Agustín. Le he comentado a Rocío que amas a las mujeres maduras, y que eres de mente abierta. Eso le gusta... y como una de mis fantasías era hacer un trío... Cualquiera de los dos.

– ¿En serio? Dijo Rocío. – Pues ahora la puedes hacer realidad. Dirigiéndose a mí… – Ven acuéstate con nosotras, aquí en medio… ¡¡Queremos saborear tu rica y jugosa verga!!

Ni corto ni perezoso, fui a su encuentro. Las dos comenzaron a besarme y a quitarme la camiseta. Mientras Araceli me besaba, Rocío, termino de quitarme la camiseta, y comenzó a chuparme y a lamerme las tetillas. Eso me comenzó a excitar, de tal forma que Araceli se dio cuenta de ello, ya que el bulto del pantalón comenzó a crecer. Araceli me besaba apasionadamente, su lengua se metía dentro de mi boca y yo se la chupaba… chupaba, y lamía sus labios carnosos y deliciosos. Rocío termina con mis tetillas, y procede a desabrocharme el pantalón, me baja la cremallera, mete su mano a mi entrepierna, y saca mi verga, que por los besos de Araceli, y la chupada de tetillas que me propino Rocío, estaba a cien. Luego termina de bajar mis pantalones y el bóxer, para más comodidad.

Rocío fue la primera en chupar mi verga…. Disfrutaba dándome lengüetazos suaves en el glande, mientras que Araceli, chupaba mis tetillas, para darme más excitación. Después de que Araceli terminó de nuevo con mis tetillas, ella bajó también. Ambas le daban sendos lengüetazos al glande de mi verga repartiéndose el trozo de carne, la cual sentía que iba a estallar. Las vi dándose besos también entre ellas, mientras que Rocío me pajeaba con la mano derecha, besaba a Araceli, tomando su rostro con la mano izquierda, al mismo tiempo que Araceli con su mano derecha, le agarraba una de las tetas a Rocío, y su otra mano, iba directo a estimular el clítoris de Rocío. Luego, cambiaron rol.

Después de eso, Rocío se mete mi verga en su boca, y me da una mamada, igual a la que me dio Araceli la noche anterior, cuando estábamos en la sala. Mientras que eso pasaba, Araceli, le chupaba el clítoris a Rocío, besaba y chupaba los labios mayores de la vagina de s amiga. Cada vez que eso pasaba, Rocío se colocaba más tremenda y cachonda, como toda una puta…chupaba mi verga cada vez más rápido, y se la metía completa, tipo garganta profunda.

Después de eso, puse en la cama a Araceli, para hacerle sexo oral, se había aseado a conciencia y su coño sabía muy bien, pero comenzaba a estar muy húmedo y el sabor salado de su flujo me entusiasmaba más que el aroma a rosas. Mientras hacia mi trabajo, Rocío la besaba apasionadamente, y también le chupaba sus grandes pezones duros y erectos. Rocío se puso en una posición, donde Araceli le chupaba también las tetas a Rocío. Escuchaba sus gemidos, lo que ocasionaba que aumentara mis besos en la vagina de Araceli… pasaba mi lengua alrededor de su frondosa vulva carnosa, introducía mi lengua dentro de ella chupando y lamiendo sus labios mayores y menores, mordisqueándolos. Le di un beso largo a su vagina, hasta que subí con mi lengua a su clítoris… eso hizo que se estremeciera, al tal punto, que besaba más apasionadamente a Rocío restregando su coño contra mi cara.

Cuando note que Araceli, se aproximaba al orgasmo… – Ay amor, ya voy a terminar, no aguanto más, estoy muy cachonda… cariño no pares que me corro, ya ¡Me corro nene, sigue!

– ¡¡Vamos córrete en mi boca preciosa!! ¡Quiero probarte!

– ¡Ay, no aguanto más! ¡Ay, ay… ahhhh! ¡Ouuuuuu, ahhhhhhhhh!

– Delicioso preciosa. ¡Ummm! ¡Qué sabroso te sabe!

– Nene, Dijo Rocío ¡Quiero que me hagas lo mismo!

– Con mucho gusto abuelita…

Lo mismo que le hice a Araceli, también se lo hice a Rocío. Araceli nos observaba, ya que había quedado algo agotada por el orgasmo que había tenido. Araceli va hasta el aseo, y de ahí saca un consolador y un arnés…, Araceli se metía el consolador en la vagina, y al mismo tiempo se tocaba las tetas, y al tenerlas grandes y algo caídas, se chupaba sus propios pezones. Llevé a Rocío también al orgasmo. Luego les dije a las dos…

– Abuelitas… ¿Quién quiere que le meta mi verga en primer lugar…?

– A mí amor. Dijo Araceli. – Quiero probar tu rica verga dentro de mi vagina YA… no saques hasta llenarlo de lefa joven y potente. Descuida de vaciarte bien, a mí ya no me vas a preñar.

Le dije a Araceli que se pusiera a cuatro patas como una perra, y también le dije que cuando la penetre, que le chupe los pezones a Rocío y que le haga una buena comida de coño. Y así mismo, las dos obedecieron como unas putas sumisas. A esa edad, supe enseguida que las habían educado para complacer al macho, someterse a sus dominios en el sexo si querían conseguir algo de placer propio, de ahí que fueran como mi yegua… dóciles y fáciles de follar. Metí mi verga lentamente en la grieta de un coño de labios carnosos, húmedos y que en nada puso mi glande entre ellos, caliente, muy caliente. No tenía el chocho depilado, pero lo parecía. Araceli ya le estaba comiendo el coño a su amiga, y yo enfilé mi estoque a su raja, hundiéndosela de un solo envión hasta los huevos… el cuerpo de Araceli comenzó a temblar y al sentir una mi verga dentro de su vagina, le hizo gritar de gusto y placer. Mientras la penetraba, besaba a Rocío, le chupaba sus tetas, y le hacía sexo oral. En ese mete y saca en el cual tenía a Araceli, ella decía:

– ¡¡Amor, fóllame fuerte!! ¡Dame más, quiero más verga! ¡Métemela entera hasta los huevos! Venga nene ¡Fóllame, fóllate a tu abuelita! ¡Fóllate a tu abuelita sexy! ¡Dame duro, bien duro! Soy tuya, soy toda tuya. Puedes follarme y comerme cuando quieras. Dame más verga. ¡Oh oh! ¡Oh sí, oh sí! Dame más, dame más verga ah, ah, ha. Se siente muy bien… la noto dura dentro de mí.

Mientras la empalaba por el coño salvajemente, agarraba ese par de nalgas, a las cuales les daba palmadas de forma sutil. No aguantaba más, le dije a Araceli, que me iba a correr, pero Araceli saco mi verga de su vagina, se la ofreció a Rocío. Rocío, con su dedo pulgar e índice, bloqueo mi uretra, para evitar que yo eyaculara. Eso hizo que mi excitación aumentara cada vez más. Rocío retraso mi orgasmo…

– No cariño, aun no puedes correrte. Debes hacerme gozar a mí también.

Me acosté en la cama, boca arriba, y le dije a Rocío, que subiera encima de mí. Ella subió, y acomodo mi verga en la entrada de su vagina. Ella bajo lentamente hasta la base de mi verga tragándose todo el cipote con su coño, para que tanto ella como yo, sintiéramos lo mismo. Luego ella se inclinó, de tal forma que nos besáramos, y que yo al penetrarla pudiera agarrar de sus nalgas. No eran tan grandes como las de Araceli, pero costaba abarcarlas.

– ¡Sí, sí, sí, sí. Oh, oh, oh. Ay nene, mi precioso niño ¡Qué bien se siente! ¡Qué bien te noto tu verga dentro de mí! También soy toda tuya cuando quieras. Oh, oh si, oh si cabrón, ay sí nene dame, fóllame fuerte como a una de tus putitas.

Mientras me follaba a la amiga de Araceli, noté como esta, se colocaba el arnés con una verga de plástico, a la cual, Araceli, le puso un poco de vaselina. Observaba detenidamente, como Araceli avanzaba lentamente donde estaba Rocío. Rocío se puso en ángulo de 90°, para que Araceli la besara, y le agarrase sus tetas. Luego, le dijo que volviera a esta como estaba. Me dijo Araceli, que le abriera las nalgas a Rocío.

Araceli le susurró al oído… – Mientras que mi amor te folla por adelante, yo te joderé el ano.

Acto seguido, Araceli, metió esa verga de plástico por el ano de Rocío, a lo cual, la pobre de Rocío, emitió un grito, que retumbo en el cuarto. Al parecer, Rocío era virgen por ese orificio. Tanto Araceli como yo, nos la estábamos follando a nuestro antojo. Rocío estaba como toda una perrita en calor. Muy entregada y cachonda. Se movía frenéticamente, teniendo en cada uno de sus orificios, una verga.

– Au, au, au, me vais a matar, me vais a matar. Me estáis abriendo en canal partiendo en dos, Ah ah ah oh ou ou. Sí, sí, sí, sí, si. Ah ah. Oh Dios mío, oh Dios, oh no, oh no.

Sentí estremecer el cuerpo de Rocío, cuando Araceli y yo, nos la estábamos follando bien follada a esa vieja calentorra. Comencé a sospechar, que Rocío se aproximaba al orgasmo.

– ¡Por Dios Santo… no aguanto más! Me voy a correr ya. No puedo más, no puedo. Me corro, me corro, me corroooo ¡Ummmm! ¡Aaaaggg!




Chorros de sus fluidos, llegaban hasta mi entrepierna, está caliente y delicioso. Yo tampoco aguantaba más. Yo también me aproximaba al orgasmo. Sin más dilación eyaculé dentro del coño de Rocío, una y otra vez soltaba chorro de leche sin cesar en lo más profundo de su vagina, en el mismo útero. Cuando ella notó que ya no había más leche que extraer se levantó, y lo mismo hizo Araceli. Ambas se arrodillaron, esperando el resto de mi semen. Araceli, le permitió a Rocío que me chupara mi verga, para que eyaculara dentro de su boca. Y eso hice, aún consiguieron que continuara eyaculando. La boca de Rocío, recibió toda mi retaguardia lechera. Se tragó el poco que quedó, y otro poco lo compartió con Araceli, mediante un beso apasionado. Después que de eso; ambas me besaron apasionadamente.

Luego, las dos fueron a preparar algo de comida y bebida, mientras estaba acostado en cama, encendí el TV, y las esperé. Después de comer, seguimos la fiesta. La faena continuo hasta las 2 de la mañana. Estábamos cansados, y nos dormimos juntos. Yo en la mitad de esas dos abuelitas sexys, pero muy cachondas. Desperté a eso de las 10 de la mañana. Rocío, ya se había ido, y Araceli estaba organizando la casa. Aproveche para bañarme, cepillarme los dientes. Cuando bajé las escaleras para buscar mi ropa, vi que Araceli tenía puesto un top negro, una mini falda, como las que utilizan las colegialas, y unas botas negras. Dios mío, al verla así, inmediatamente, mi verga se puso dura. Ella me dijo que se había vestido así, porque mientras estuve dormido, reviso mi móvil, y una de las fotos, había una modelo así vestida como Araceli.

Ella, se dirigió a su cuarto, encendió el portátil, y se conectó a Skype, lógicamente, encendió la cámara… – Amor, quiero que me folles, mientras converso con un amigo chileno por Skype

– No hay problema, preciosa. Tus deseos son órdenes.

Ubique una silla tipo oficina, ella se quitó la tanga de hilo que tenía puesto, y se alzó un poco la falda, para que la pudiese penetrar. Mientras me la follaba, ella hablaba con su amigo por Skype. Este podía observar todo el panorama de cómo me la follaba, y él se masturbaba. Ella le dijo que si quería hacer un trio, contesté que no había problema. El siguió masturbándose, hasta que eyaculo. Yo seguía follándome a Araceli, hasta que eyaculé dentro de ella con unos buenos chorros de esperma recién producido esa noche. La conversación duro casi 45 minutos. Desafortunadamente, no pudimos hacer el trío, debido a que el amigo que había venido a Madrid de viaje de negocios se marchaba esa misma tarde a Chile.

Una semana después de aquello, hablando con mi amigo me comentó lo agradecido que estaba por hacer feliz a su abuela…

– Veo que le caíste bien a mi abuela. Hace tiempo no la veía tan alegre, tan contenta. Me dijo que tenía suerte al tener que quedarte todo el curso debido a lo de tu hermana.

– ¿Qué quieres decir con lo de mi hermana…?

– Nada son cosas que se hablan… como está preñada. Bueno lo importante es que a mi abuela la hiciste muy feliz. ¿Verdad?

– ¿A qué te refieres? Pregunté yo

– Hermano, sé que te follaste a mi abuela y a su amiga. Rocío me lo contó.

– ¡Joder, como se fue de la lengua!

– Tranqui, no te preocupes, yo sé que te gustan las mayores, y tú eres un buen partido para mi abuela. Mi abuela hace tiempo que necesita un amante, que le alegre el coño, y quien mejor que tú… te gusta y le gustas mucho como se lo haces. Por mí os dejaré más intimidad.

– Gracias hermano, gracias por entenderlo.

– Hey, relax tío, prefiero que tú seas el amante de mi abuela y no otro tipo que no conozca, y que no sea de confianza. Por mí creo que deberíais compartir la misma cama y dormir juntos.

Dicho y hecho, me pasé a la cama de la señora Araceli, ella encantada de tener a un semental dispuesto todos los días a follársela dándole mucha verga. Sus quejidos y gemidos se oían en toda la casa y su nieto debía de oírlos, por eso de vez en cuando nos visitaba Rocío y se queda a dormir, ¿Sola, conmigo? No, con mi amigo. De esa manera se mataban dos pájaros de un tiro, a mi amigo le vaciaban los huevos de todo ese contenido seminal que le apretaba y a la señora Rocío le daba la vida recibir todo el fulgor de una verga joven con mucho ímpetu. ¡Un negocio redondo semanal! Mientras mi hermana continuaba engordando por la buena panza que le había hecho... en unos meses estará a punto de parir.


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