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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

La mala educación. 1ª parte




Mi hermano

Vi que la toalla no le ayudaba mucho a tapar el flamante cipote, que minutos antes había estado tocándose. En ese instante comenzó lo que hice y, ya no era hora de arrepentirme. Que te ha pasado Leo ¿Te has golpeado? Le dije muy sensual, me acerqué a él descaradamente, estaba muy excitada. El muchacho se puso tenso y temblaba. No sé qué paso en mí, sabía que estaba haciendo el ridículo por mi torpe sensualidad… aun así me acercaba con intención de tocarlo, no paré. Le destape la toalla y vi un precioso cipote semi erecto.

– No te preocupes nene, sé que has estado masturbándote, es algo normal, no te preocupes, pero alguien te tiene que terminar bien o tus testículos se van quedar condolidos.

Él se quedo callado, empecé a sentir placer al observar que tenía a mi disposición una polla de un tamaño nada normal para tener solo 17 años, bastante más que otros, por lo menos a la que tiene mi primo, que es de 16 cm. Una soberbia tranca blanca y gruesa que estaba tocando y que me provocaba mucho placer por lo prohibido y que nunca pensé hacer, más que en la imaginación, pero ya lo estaba haciendo pensé, y me disponía a disfrutar.

Lo masturbé más mientras Leo cerró los ojos… Era una Verga Muy dura, Algo tan duro que no sentía hacía mucho… caliente y brotaba excitación. Ni que decir de mí, que caían gotas de mi vagina. Lo que hice fue apretarlo fuerte, provocándole mayor excitación, lo masturbaba más y más, hasta que me acomodé a sus pies mientras él estaba sentado y se la empecé a mamar. Se la chupe como nunca antes había chupado nada… nunca antes lo hice como en esa ocasión.

De lo excitada que estaba, me empecé a tocar con unas de mis manos el chochito. La verga la introduje hasta mi garganta, y no sé si se imaginan lo rico que se siente tener una polla  viril dura y caliente de un chico de 21 años en la boca, que además es tu hermano para incrementar el morbo… es algo prohibido y muy apetitoso.

Estuve masturbándole como diez minutos, y diciéndole cosas obscenas al oído… se la mamé como unos diez minutos más, gracias a su gran aguante después de pajearse, su polla sabía a lefa y eso me ponía la piel de gallina de la excitación, vamos que tan solo de recordar me caliento el coñito. Lo mamé, lo chupé, sabía que era del hermano con quien competía en las notas, en el amor por los padres, en tener las mejores cosas en casa… ese chico que yo miraba sin ninguna pretensión sexual hasta aquel verano, el macho que me excitaba tan solo de mirarle ¡Ahora lo tenía  mi disposición!

Le mamé la gran polla a Leo lengüeteando todo el tronco, sobándole los huevos y chupándoselos. Bajaba por el cipote rígido hasta su escroto, tocaba cada huevo con mi lengua y luego ensalivaba el testículo, para a continuación succionarlo tragándome uno a uno. Jugaba con él dentro de la boca, tiraba y lo dejaba recuperar su posición, luego me enzarzaba con el otro. Una vez acabado el severo castigo a sus bolas, recorro el camino de vuela a su glande… lo chupé, succioné y repasé con la lengua el contorno de la visera del duro capullo

Percibí los temblores de mi hermano, esos gestos previos a la gran erupción…, me esmeré en darle un castigo más fuerte cerrando mi boca alrededor de su orondo glande…chupé, succioné y lamí el agujerito con la punta de la lengua esperando su gran avenida de lefa.

De pronto sentí su agradable primer gran chorro de semen llenarme la boca, mientras que yo tenía un orgasmo largo y rico como nunca tuve por mis misma a solas. El muchacho me dio su semen en la boca, un engrudo caliente y en abundancia para ser su segunda corrida por lo menos. Recibiendo la esencia de sus testículos llegué al orgasmo.

Me encanta mamarla, mamar vergas debería ser un oficio y yo forrarme con ello…su sabor, su textura, tener el poder de extraer la esencia de la vida de los huevos de los hombres es una cosa que me supera en mis deseos más íntimos. Desde aquel momento, cada vez que está solo, me dirijo a su cuarto para hacerle el sexo oral, solo eso el sexo oral…quiero ser su mejor felatriz para que llegue al orgasmo y yo también con ayuda de mis dedos. Me gusta chupársela.

En aquellos primero días, no me la metió en la vagina, ya que de esa manera evitamos que me pueda preñar y pareces que no comentemos nada malo, pero si sé que lo hacemos… es incesto…, no obstante es una manera de sentirme bien. Lo que hago con Leo es solo chupársela y él a mí. Nos comemos los sexo ricamente, se la chupo, el termina corriéndose y yo también…, claro que en mi caso con ayudita de mis dedos, el sentado y yo a sus pies.

Bueno así transcurrieron los primeros días de vacaciones de Navidad que nadie sabe. No sé cuanto más podré aguantar sin meterme ese rico rabo duro a mi vagina y que me haga suya desvirgándome. Se dice que el primero es el hombre que siempre recordarás, el resto solo serán hombres que irán pasando por tu coño sin pena ni gloria “El primero es quien te marca como su hembra” igual que se marcan a las reses. Yo quiero ser su yegua con la marca a fuego del emblema de mi hermano.  

Desde chica, mi familia ha estado muy unida, siempre estábamos junto a mis tíos y primos. He de destacar una curiosidad, y es que mis tíos eran por parte doble ya que el hermano de mi madre se casó con la hermana de mi padre. Yo tengo un hermano tres años mayor que yo de 21 años por entonces, que se llama Leonardo y tres primos en plena adolescencia… Fernando, Valeria  y Federico el más pequeño.

Todo se desencadenó en la primavera del 2015, en el que como de costumbre solían visitarnos nuestros tíos, solíamos estar tan unidos que íbamos juntas las dos familias de vacaciones juntos a Mar del Menor. Nuestra casa es de dos plantas, los dormitorios en la planta alta y abajo había una sala grande, una cocina comedor, un comedor enorme y el garaje para tres vehículos.

Una noche me desperté con muchas ganas de orinar, eran como las dos de la madrugada, me levante y fui al baño. Cuando salí del baño siento unos ruidos extraños en la planta baja. Despacito me acerco a la escalera y me asomo para ver qué pasaba. Lo que vi me dejó helada, en la sala estaban mis padres y mis tíos desnudos.

Mi madre (Aurora), estaba sentada en un sillón con las piernas abiertas y su cuñada (mi tía Lara), arrodillada delante de ella chupándole el coño mientras mi padre estaba detrás de su cuñada follándola como a una perra…imagino que por el chocho, por lo rápido que se agitaba su cadera. Mi tío Jorge, el hermano de mi madre, por su parte le metía la verga en la boca a mamá. Me quedé mirando sin poder dar crédito a mis ojos, era alucinante ver cómo estaban fornicando los cuatro en una orgía incestuosa. Tan absorta estaba mirando que no sentí que había alguien detrás de mí, cuando me di cuenta casi grito del susto, pero mi hermano me tapó la boca enseguida, para que no gritara…, haciéndome señas que guardara silencio.

Se arrodillo a mi lado y miro un rato lo que estaba pasando en la sala. En ese momento mi tía estaba siendo penetrada por mi padre y mi tío a la vez, mientras que mi madre besaba y acariciaba las tetas de mi tía. Leonardo me hizo señas para guardara silencio, no nos descubrieran espiándolos. Ahí me conto que él hacía más de un año que sabía lo que hacían nuestros padres con los tíos, y que eso sucedía casi todas las semanas. A él le encantaba espiar para después hacerse unas pajas de campeonato recordando lo que había visto. En eso noté un bulto prominente en el slip de mi hermano, él al notar que miraba hacia ese lugar…

– La tengo a reventar… ¿Quieres ver cómo me pajeo?

– Bueno, conteste más por curiosidad que por morbo.

Saco su polla que estaba muy dura y enorme, me sorprendió el tamaño de ese badajo, tanto que me llamaba la curiosidad por saber sus dimensiones…

– ¡Joder Leo, qué pollón tienes…! ¡¿Cuánto te mide…?! Nunca te la he visto así de grande…

Comenzó a pajearse, con fuerza, mientras yo miraba con los ojos como platos. Nunca había visto una polla de verdad empalmada tan cerca… su olor llegaba hasta mis papilas gustativas.

– De la raíz a la punta cuando la tengo así de tensa, me mide 22 cm y 5 de ancha. ¿Te gusta?

El al ver mi expresión me dijo que si no quería tocarla, sin responderle extendí mis manos y le tomé el miembro con ambas manos y lo acaricie suavemente, después de un rato lo comencé a pajear despacio como había visto en la pelis porno de internet y veía hacerlo a las mujeres abajo. Mi hermano y yo hasta hace poco más de un par de años acostumbrábamos a ducharnos juntos en algunas ocasiones, pero justo cuando me entre en la pubertad, me daba vergüenza mostrarme desnuda con él y dejamos de hacerlo, ahora pensaba que deberíamos retomar la costumbre ¡Ummm! Que gusto ponerle la polla gorda a mi hermano cada vez.

Poco a poco recorro con mis manos su vientre mientras voy arrodillándome. Me quedo parada con la cara frente a su polla y, sin soltarla con las manos, le miro y comienzo a besar el capullo con suavidad. La tenía muy recia y súper dura, y sin pensarlo envolví con mis labios el glande. Con cierta torpeza empecé a mamar la cabeza… me entretengo con él. Mi lengua recorre todo su perímetro mientras mis manos ahora acarician sus huevos. Abro un poco más la boca y me meto el glande, pegando mis labios a su borde y reteniéndolo dentro en tanto mi lengua juga con el cabezón. El olor a testosterona es embriagador, su polla sabe a semen, pero no tiene restos, la tiene limpia…, también noto el sabor un poco salado, debe ser porque acaba de mear y le ha quedado un poco en la punta, justo en el agujerito aún húmedo.

No me importa que se haya aliviado, deseo probar su garrote con todos sus sabores. Cojo el tronco con ambas manos y aún le sobra el glande descapullado… empiezo a moverlas arriba y abajo. El cuidado y el tiempo que estoy dedicando le indican que yo también quiero disfrutar el momento. Tras pocos minutos con su capullo en mi boca y mis manos masturbándole, empiezo a meterme más cipote en mi boca. Lo abarco hasta dónde puedo, como midiéndolo con la garganta y mis labios. Una vez dentro, me dedico a sacarlo y meterlo despacio, acompañándome de una mano. Mi hermano tiene una verga muy rígida, denota estar muy excitado con la situación. Aumento progresivamente mi ritmo y mis tetas empiezan a agitarse al mismo compás. La suavidad inicial se ha ido convirtiendo en fuerza y ansiedad.

Noto a Leo a punto de correrse. Percibo su gordo capullo en el interior de mi galillo en cada una de las embestidas. La intensidad de sus movimientos es tal que va a explotar en breve. Continúo succionando cada vez que la introduce en mi boca. Mis manos suben y bajan sobre la parte libre de mi verga, agarrando con fuerza… tampoco olvido sus largos y colgandero par de huevos, los cuales se sienten suaves libres de pelo y muy calientes. Sé que le queda poco. Potencio el movimiento de mis manos mientras mantengo el capullo en mi boca, esperando su gran avenida de rico esperma. Su respiración se hace más agitada, su pelvis me folla la boca de pronto ¡Zas!

Con un primer espasmo, explotó en mi boca llenándola de semen. Su ritmo empieza a bajar poco a poco, y yo también manteniendo el capullo atrapado en mi boca. En un segundo espasmo lanza otro gran chorro de lefa espesa. Mis manos vuelven a hacer movimientos suaves intentando animar a que siga eyaculando. Mi hermano continúa disfrutando del orgasmo. Yo también. Mi lengua recorre todo mi capullo invitándolo a vaciar más leche sobre ella. Un tercer chorro me atora por completo la boca llenándola de semen…, mis manos se paran, sin soltar su tranca. Espero a que termine de eyacular con las últimas tres o cuatro convulsiones, hasta que acabo la felación besando su glande, tal y como la empecé, solo que con la boca llena de esperma. Observo a Leo como va recuperando el aliento poco a poco.

Saco la polla de mi boca y le enseño la cantidad de leche que me ha dado, parte de lo ordeñado se me derrama por las comisuras de mis labios. Le aprieto un poco más a su polla y obtengo un poco más, se la observo chorreando leche en mi mano. Mirándole a los ojos abro la boca mostrándole su descarga y, la cierro para tragarme todo el contingente seminal. Acerco mi boca a su capullo para lamerla y dejársela bien limpia. El sabor del semen no me desagradó, más bien me incitó a volver a hacerlo cuando tuviese ocasión. Terminé mi trabajo, sin dejar rastros de semen sospechosos. Esto, si bien sorprendió a mi hermano, lo volvió a excitar y en pocos segundos volvió a estar con la polla bien dura.

– ¡¡Bájate las bragas!! Ordenó.

– ¿Qué me vas hacer? Pregunté asustada.

– ¡Te la voy a chupar el chochete!

Y sin decir más me acostó en el piso, me saco las braguitas y comenzó a chuparme el coñito con ansias. Me levantó las piernas y también me trabajo el ano. Chupaba alternativamente la vulva y el culo hasta que me arranco el primer orgasmo de mi vida, que me hizo temblar de placer.

Me coge de la mano y me levanta del suelo. Me abraza y me besa con intensidad. Nota la mezcla de sabores en mi boca. Me guía hasta la cama y me tumba en ella. Mis piernas quedan colgando del borde. Se tumba al lado y empieza a recorrer mi cuerpo con su boca. Empiezo jugando con uno de mis pezones, que apunta hacia el techo sobre el relieve de mi areola. Me relajo dejándome hacer. Con la boca recorre despacio toda mi teta derecha, mi escote y pasa a la otra, donde se entretiene también con su pezón. A la vez una de sus manos va acariciando el interior de mi pierna, subiendo desde la rodilla.

Su lengua pasa por mi vientre, mientras su mano ha llegado a la húmeda entrepierna. Cierro los ojos interiorizando cada caricia… mi respiración es más intensa. Despacio, su boca recorre una de las piernas por las que baja. Levanto mi pierna y comienza a besarla desde el pie hasta la corva. Continúa por el muslo. Exhala mi excitación. Se entretiene con el exterior de mi rajita. Pasa la lengua por mis labios. No lo puedo resistir, un calambrazo recorre mi columna vertebral, haciendo que arquee mi espalda, facilitándole el acceso. Recorre todo mi chochito interior. Por fin llega al botón del placer supremo…Juega con mi clítoris. Chupa, succiona mientras hago sonoros mis gemidos, suavemente.

Separa con dos dedos mis labios y aumenta la intensidad. Voy dejando escapar pequeños gritos de placer… me agarro a la cama estirando los brazos. Su atrevida lengua sigue jugando con mi clítoris y sus dedos ya están entrando y saliendo de mi rajita. Noto como voy a explotar en breve… él también lo registra en mi hiperventilación, mis ondulaciones corpóreas. Aumenta el ritmo. Jadeo con intensidad. Tiro de la sábana con ambas manos. Muevo la ingle para potenciar el contacto con su boca…quiero más comida de coño, me voy a correr como nunca le había hecho. Mis gemidos son cada vez más fuertes y alcanzo el orgasmo con un largo suspiro, dejándose caer sobre la cama vencida.

Mis fluidos le empapan la boca y los dedos. Recorre con la lengua mi rajita de nuevo sorbiendo mis fluidos íntimos. Se tumba a mi lado y mi besa de nuevo, compartiendo mis fluidos en su boca conmigo. Le agarro la cabeza con lujuria, le devuelvo el beso con mayor intensidad, me tiene loca…me ha vuelto loca con el cunnilingus jamás imaginado. Me abraza y apoyo mi cabeza sobre su torso, recuperando la respiración. Nos quedamos dormidos, no sé cuánto tiempo… la noche no parece haber terminado.

El se incorporo y se volvió a pajear mirándome y acariciando desde mis tetas hasta mi coñito. Le aumento la velocidad del meneo de la polla hasta que entre gemidos se corrió nuevamente, derramando su esperma sobre mi vientre y mi vulva. Luego me besó suavemente en la boca. Con una camiseta usada me limpió y luego me la dio para que le limpiara yo la paja a él. Salió de mi cuarto dejándome medio satisfecha y sola… oía como se metió en su dormitorio.


Al día siguiente me levante y fui a la cocina… estaban todos desayunando. Miré a mi hermano y él me sonrió con complicidad, actuando con normalidad al igual que mis padres y tíos. Se había decidió ir a la playa, por fin. Nada más montarnos en el coche le dije a mi padre ¡Arranca, que nos espera un largo viaje hasta Mil Palmeras! Pasaban los minutos y no sabía dónde estaba, hasta que de repente, entro una ola de brisa marina en el coche y vi palmeras por el camino, pensé “ya estamos en Murcia” y si exacto, ya habíamos llegado, el calor húmedo oliendo a salitres llenaba mis pulmones. Descargamos los enseres para disfrutar de un largo día de arena, agua de mar y tortillas… saludamos a todos los vecinos.

Ese día me olvidé completamente del calendario y del reloj. A los pocos minutos de instalarnos, nos fuimos directos al agua a darnos un buen baño, luego nos tendimos en las toallas a ponernos morenos. Mi prima y yo bajamos una colchoneta rosa fluorescente, que se nos veía desde lejos con ella. Nos volvimos a meter entre las olas del mar, era divertido sin pensar más que en gozar de las caricias del sol y el agua salada. Otra tarde pensábamos ir a Torrevieja, Y así poco a poco irían pasando los días entre playa, piscina, amigos, sexo y amor. Esa siesta permanecí despierta en la cama tratando de oír lo que pasaba en la casa, pero no oí nada. Al levantarme por dos horas después me tope con mi hermano en el pasillo…

– ¿Por qué no viniste? Te estuve esperando, no sabes lo que te perdiste, hicieron de todo y yo me pajeé dos veces. No daba crédito, estuve atenta pero no logré oír nada hasta que me venció el sueño…otra vez no me pasará. ¡Joder con los viejos… follan como conejos! Pensé.

– No quería volver a espiarlos, Leo. Lo que hicimos la otra noche está mal ¡Somos hermanos! Aunque ellos lo hagan, nosotros debemos ser más sensatos. Respondí, siguiendo mi camino.

Durante todo el día mi hermano, me estuvo persiguiendo por todos lados y cuando podía me tocaba el culo o las tetas, inclusive el coño…  apoyaba su verga dura en mi culo y se refregaba sobándome la raja sobre mis braguitas casi sin tela. Le dejaba hacer, no sé porque en eso no veía nada malo, me gustaba y nos quedábamos a gusto por un tiempo, corto pero me daba tregua a pensar.

Después de cenar me fui a costar muy cansada, me dormí casi de inmediato. Pero a la madrugada me desperté, me levanté sin hacer ruido y fui al baño. Cuando estaba por entrar siento ruido abajo y me acerco a la escalera, sabiendo lo que iba a ver… a mis padres follando con mis tíos. Miré durante un rato como mi tía era penetrada por mi padre y mi tío a la vez, en tanto mi madre, tirada en un sillón metiéndose un gran consolador por el coño. Esto me puso un poco caliente… mi meada apremiaba, fui al baño a aliviarme. Entre al baño, me desnudé de cintura para arriba sentándome en el inodoro…no lo puede evitar, comencé a masturbarme en tanto meaba saliéndome el chorro que golpeaba con fiereza contra la cerámica. La humedad del líquido amarillo ayudaba a frotar con mayor rapidez mi clítoris.

De pronto la cortina de la ducha se corre y aparece mi hermano totalmente desnudo y con la verga en ristre tiesa como un palo. Se acercó y sin decir nada me la pone al lado de la boca para que se la chupe. Yo sin protestar la tomé con mi mano libre y comencé a pajearlo mientras me la metía en la boca. Después de un rato, me la saco e indicó que me acostara en el piso boca arriba…, obedecí su orden y él se me puso encima para hacer un 69. Se empezó a mover como si estuviera follándome, llegándome a perforar la garganta con la verga, mientras me comía coño y el orto con ansias.

Después de un rato comenzó a masajearme el ano con un dedo, el cual fue metiendo despacito dentro de mi culito virgen, yo quise protestar pero no pude porque en ese momento me vino un orgasmo intenso. Cuando Leonardo se dio cuenta de esto, acelero el ritmo de la mamada, haciéndome llegar a la cima del placer. Convulsioné con esténtores que me tensaban todo el cuerpo. Un chupe de dopamina tras otro inundaban mi cuerpo de placer…al cabo de unos segundos terminó mi orgasmo.

Leonardo se levantó y me hizo poner en cuatro patas y me chupó el ojete…volvió a meter un dedo dentro moviéndolo adentro y afuera como si me estuviera follando por el culo, dilatando de esta manera mi orificio. Tomando un frasco de crema para el cuerpo, me unto el anillo y también su pollón duro y venoso, colocó la cabeza a la entrada de mi cueva, y presionó  despacio hasta que mi esfínter cedió dilatándose para dar cabida a su orondo glande y, comenzó a penetrarme despacio, ¡Solté un gemido de dolor! Lo ahogue mordiéndome el brazo… – No hagas ruido que nos van a descubrir, me regañó Leonardo, siguiendo la penetración despacio, pero sin parar a las profundidades de mi culo.

Cuando tuvo más de la mitad de su verga dentro de mi culo, empezó con el mete y saca lentamente desoyendo mis suplicas para que me la sacara, ya que me dolía un poco. A cada arremetida me la iba clavando más profundo hasta que la tuve toda a dentro, siendo el dolor un poco más insoportable. Se me caían las lágrimas del dolor, pero lo dejaba hacer ya que me estaba gustando a pesar de todo. Escupía en mi ano refrescándolo y lubricándolo a la vez, eso ayudaba a que cada vez el ardor anal fuese aliviándose.

No sé cuánto tiempo estuvo dándome por el culo, yo solo me centraba en sentir aquella dura bayoneta entrar y salir de mi culo follándome, pero a mí me pareció una eternidad hasta que por fin entre gemidos y convulsiones se acabo corriendo en mi interior. Percibí como su leche golpeaba dentro de mis intestinos inundándolos. Creía que me había desgarrado de la irritación anal que tenía cuando por fin la sacó. Me asusté y llevé mi mano a mi culito dolorido y comprobé que no sangraba. Leonardo me reviso y comprobó que todo estaba en orden, muy dilatada por el grosor de su polla, pero sin ninguna lastimadura, me hizo lavar bien y el también lavo su verga.

Luego me puse las bragas y cuando estaba por salir del baño, mi hermano me detiene y me besa en la boca con pasión mientras me acaricia el culo que acaba de romper. Apretada contra él, siento su verga dura contra mi vientre, la comienzo a tocar, mientras seguimos fundidos en un beso apasionado. Me separo de él y arrodillándome comienzo a chuparle nuevamente la verga mientras lo pajeo. Con esto lo puse a tope… en poco minutos me acaba en la boca sin hacer nada por evitarlo, y trago la mayor parte de su leche y el resto se me escapa por la comisura de la boca mezclada con la baba. Le mamo el glande, retirándole el resto de leche dejándosela totalmente limpia.

Después de enjuagarme la boca y un tierno beso en los labios nos vamos a dormir cada uno en su cama. Desde ese día y durante todo el tiempo de esas cortas vacaciones, casi todas las noches nos reuníamos en su cuarto o en mío para hacer un rico 69 y que Leonardo terminara follándome por el culo, ya que después de dos o tres veces lo empecé a disfrutar mucho, obteniendo orgasmos maravillosos.

 

Mis primos

Después de aquel descubrimiento entendimos muchas cosas, nosotros seguimos los encuentros sexuales nocturnos con Leonardo, mi amante hermano…le habíamos tomado el gusto a follar, por el culo porque me mantenía virgen con el himen intacto. A las pocas semanas me indispuse por primera vez, esto me puso más caliente en especial esos días que no podíamos hacer mucho, solo le chupaba la verga a Leo y me tragaba su leche.

Así pasaríamos varios meses…. Comenzamos las clases y las largas tardes a solas en casa estudiando, nos aburríamos y follábamos. Un día de principios de octubre, nuestros padres nos anuncian que el viernes siguiente íbamos a tener que quedarnos con nuestros primos, porque ellos y nuestros tíos tenían que ir a una fiesta de unos amigos, solo para adultos y no iban a regresar hasta el sábado por la tarde porque quedaba fuera de la ciudad y se quedaban a dormir allí…. Llego el día, y nos instalamos en casa de nuestros tíos. Después de cenar nos pusimos a ver la televisión, Federico, mi primo más chico, estaba aburrido y protestaba porque no nos habían llevado, a lo que Fernando, el mayor, le responde…

– ¡Como nos van a llevar! Ellos van a una orgia y a nosotros no nos dejan participar en eso.

Nos miramos sorprendidos mi hermano y yo al ver el lenguaje y el motivo de la fiesta…pero sobre todo porque mis primos estuvieran al tanto de las relaciones sexuales de sus padres y los míos de un modo cotidiano. Al notar nuestra cara de asombro, Fernando nos interrogó…

– ¿No sabíais que vuestros viejos y los nuestros follan entre ellos desde siempre… y además hacen intercambio de pareja con otros amigos?

– Sabíamos que follan entre ellos a pesar de que son hermanos, porque los vimos una noche en casa de madrugada. Pero no sabía que hacían intercambio de parejas, respondió Leonardo.

– Valeria y yo lo sabemos desde hace cuatro años. Y este…, refiriéndose a Federico, lo supo hace unos meses, cuando nos descubrió a Valeria y a mí follando. Pero el tonto no quiere participar con lo bien que nos lo pasamos… y eso que Valeria aguanta los polvos que le eches. Ya ves, al imbécil no le gusta este tipo de relación, pero a nosotros nos encanta follar.

Nosotros lo miramos incrédulos ante la naturalidad de cómo trataban el tema del incesto…, para ellos era algo natural, tanto como practicar sexo a nuestra edad. Nuestra cara debía de ser un mapa de nuestros pensamientos, porque al ver nuestra expresión, Valeria…

– ¿Vosotros es que no folláis juntos…?

– Si, practicamos sexo oral y, follo analmente a Georgina con frecuencia, respondió Leo.

– Entonces eres virgen del coño, prima. Dijo Valeria entre risitas

– ¿Tú No lo eres…? Le pregunté.

– Pues la verdad es que No. Al principio empezamos como vosotros, pero hace más de un año Fede me desvirgó el coño. ¡Te aseguro que es mucho más bueno y placentero!

– Con la actividad de nuestras madres siendo folladas por uno u otro, no tengo muy claro que seamos hermanos de sangre o lo mismo somos todos hijos del mismo padre…

– Todo puede ser Fernando, pero eso nos importa bien poco. Lo importante es disfrutar juntos

– Eso es hermanita… ¿Por qué no hacemos intercambio de hermanas? Preguntó Fernando.

Nos miramos, Leo y yo nos comunicábamos con la mirada, dudando de la propuesta. Leo miro a Verónica que ya se estaba acariciando en forma muy sensual…solo tenía un año más que yo y ya era toda un zorra seductora. Es lo que daba haber sido desvirgada a los 16 años.

– Vale, vamos hacerlo, respondió Leo.

– ¿Tú vas a participar hoy…? Le preguntó Fernando a su hermano

– No, a mi no me gusta esto que hacéis.

– Bueno, entonces vete a dormir y deja solos a los mayores ¡Vete y no jodas más! Ah y ni una palabra a papá o mamá, porque te hundo en la miseria de por vida ¡¡Lárgate mamón!

Federico se levantó y se fue a su dormitorio, lejos de lo que se iba a cometer en aquellos momentos en el salón de las casa de mis tíos.

Antes de darme cuenta, Mi hermano ya se estaba besando a Valeria, mientras ella con una mano le acariciaba la entrepierna donde se notaba el bulto de su miembro hinchado.

Fernando me llevo a un sofá y empezó a calentarme a besándome, mientras me acariciaba las tetas y yo respondiendo a sus besos y caricias tocaba su bulto, notando que era bastante  grande… del mismo estilo que el de Leo. Después de un rato, Fernando fue bajando la mano hasta llegar a mi coñito, metió la mano bajo mi falda y lo acaricio… primero encima de mis braguitas, para luego separarlas y empezar a jugar con sus dedos en mis labios vaginales y clítoris. Mire hacia donde estaba la otra pareja y vi que Valeria le estaba chupando la verga a mi hermano ya, esto me excitó más aun ¡Joder con mi primita, lo salida que debería de estar para comerse el pollón de Leo en menos de dos minutos de haber empezado!

Fernando se paró, me hizo parar a mi también, y comenzó a desnudarme, cuando termino él también se sacó la ropa y pude apreciar en toda su magnitud la gran verga que mostraba… era tan grande y gruesa como la de mi hermano… parecían un calco una de la otra. Se trata de ese tipo de pollas cuyo glande es más ancho que el tronco. Aunque su forma es la preferida para practicar sexo oral, no es la más recomendable en cuestiones anales, os lo puedo asegurar, pero no está nada mal cuando el gordo capullo ha horadado el anillo. Sin duda, puedo asegurar que tiene la mejor forma para realizar todo tipo de jugueteos.

Sin que me dijera nada me arrodille comencé a chupársela con ansias, primero se la lamí desde la punta hasta los huevos, donde me entretuve chupándolos y dándoles pequeños mordiscos, para luego volver a la punta y empezar a tragarme ese fruto que me estaban ofreciendo, lo hice muy suavemente hasta que me toco la garganta, en ese momento comencé con un suave mete y saca.

Fernando me detuvo, hizo que me sentara en el sofá con las piernas abierta y arrodillándose entre ellas comenzó a chuparme el conejo y el orto, mientras tanto Leo y Valeria estaban desnudos haciendo un 69 sobre la alfombra.

Después de un rato Fernando me llevo hasta su dormitorio, donde nos tiramos en la cama y comenzamos a hacer el 69, el estaba sobre mi metiéndome al máximo su verga en la boca mientras me chupaba el chocho y metía dos dedos juntos en mi culito. Esto me puso al tope y al cabo de unos minutos comencé a temblar a causa del orgasmo que me estaba viniendo. Al darse cuenta de esto Fernando, empezó a chupar con más fuerza castigándome el clítoris con sus labios y largos chupetones, además de meter más rápido los dedos en mi culito. Cuando me llegó el orgasmo fue tremendo, saqué la verga de mi boca y grite como una poseída mientras él seguía comiéndome el coño con énfasis.

Cuando pasó la gran oleada del orgasmo nos separamos y Fernando se paro al lado de la cama, dándome verga para chupar. Me la metí en la boca y con la mano derecha comencé a masturbarlo, la izquierda la usaba para explorar sus huevazos ¡Me encanta tocas los huevos de los hombres…suaves y huidizos dentro del escroto! Estos dos machos poseían buenas fábricas de lefa. Mientras la metía y sacaba de mi boca, el estaba gimiendo de placer y no tardo mucho en correrse abundantemente dentro de mi boca, tanta fue la leche que derramó que no pude evitar que me chorreara por la comisura y cayera sobre mis tetas. Él esparció el semen por mis tetas y cara, mientras yo terminaba de limpiarle la verga a lengüetazos.

Se acostó nuevamente a mi lado y nos besamos nuevamente. Mientras él me acariciaba la vulva jugueteado con sus dedos en mis labios vaginales, separándolos e introduciendo un dedo dentro de mi vaginita virgen y muy lubricada. Viendo que yo no me resistía disfrutándolo, se animo a meter un segundo dedo, en tanto me apoderaba con una mano de su verga que estaba poniéndose nuevamente dura. Despees de pajearnos mutuamente un rato, Fernando saco de un cajón de la mesita de noche un tubo de vaselina, sacando un poco se lo puso en el glande y el resto del tronco. Se veía una tranca hermosa, descapullada con el prepucio invisible en plena erección, de lo estirado que lo tenía.

– ¿Qué me vas hacer? Pregunté sabiendo la repuesta.

– Voy a desvirgar tu hermosa vaginita… ese conejo está pidiendo que lo alimenten de nabo.

Dicho esto se tumbo encima de mí…, separando y levantando un poco mis piernas comenzó a penetrarme despacio, me quejé un poco pero no me resistía, no decía nada, cuando llego a la barrera que declaraba mi virginidad se detuvo para mirarme a los ojos, yo le sonreí y los cerré, esto lo tomó como un permiso de continuar… y sin más de un solo golpe me la clavo hasta el fondo. Un intenso dolor me recorrió todas mis entrañas, haciéndome gritar de dolor. Fernando se detuvo un momento para luego empezar con un mete y saca muy despacito…, en pocos minutos el dolor dejó paso al placer. Gemía de placer, esto lo animo y aumento el ritmo de su bombeo, levanté mas mis piernas y las crucé alrededor de su cintura, provocando que la penetración fuera más profunda, pudiendo enterrar su verga hasta la raíz…notaba su glande en lo más profundo de mi útero y sus huevos aporrear mi culo una y otra vez.

 No tarde en tener otro orgasmo, aun más intenso que el anterior, mientras el aceleraba sus arremetidas. Cuando se me pasó el primer trauma, me sacó su verga, haciéndome poner en cuatro patas… me volvió a penetrar por la coño, que ya chorreaba mis jugos mezclados con algo de sangre, mientras metía dos dedos en mi ano. Después de bombearme un rato con fuerza la sacó… apoyó la punta de su verga en la entrada de mi culito y con una leve presión me metió la cabeza de su hermosa verga, se detuvo un instante para que se dilatara un poco, y luego me la ensarto de golpe hasta que sus huevos chocaron con mis nalgas, haciéndome soltar un gemido de dolor, espero un rato hasta que se acostumbro mi culito a su ariete y empezó a bombear despacio mientras con una mano me masajeaba el clítoris. No tardó en venirme otro orgasmo, Fernando al notar que me venía la corrida, la extrajo y la volvió a alojar en mi coño… allí la embutió entera y aceleró el ritmo, hasta que el también se corrió dentro de mi útero, inundándolo con su semen.

Nos tumbamos uno al lado del otro abrazado, estamos agotados pero satisfechos, yo más que él, ya que había sido follada como nunca antes. Cuando nos recuperamos un poco, fuimos a lavarnos y después nos reunimos con Leo y Valeria.  Al entrar a la habitación, ellos estaban abrazados tirados en un sofá. Leo me miró como preguntándome si me habían desvirgado, yo con una sonrisa asentí. Valeria se levantó y acercándose a Fernando lo besó en la boca, yo hice lo mismo con Leo, pero él estaba algo distante conmigo no respondiendo a mis besos.

– ¿Qué te pasa? Pregunte.

– Es que quería ser yo el primero en metértela por coño…, me dijo señalando mi entrepierna.

– Bueno, pero las cosas se dieron así, piensa que tú desde ahora vas a disfrutar más que él de mi coñito. Él ha tenido que soportar la sangre de la rotura del himen, y eso es desagradable… a partir de ahora lo tengo expedito para que tú lo puedas usarlo cuando quieras dándomelo de sí, abriéndolo bien y llenándomelo de leche rica.

Lo consolé confesándole que sería su puta todas la veces que el mi solicitara…le volví a besar, y esta vez sí respondió a mis besos poniendo su mano entre mis piernas.

– Leo, acuéstate en el piso que Vale te quiera montar, dijo Fernando.

Leonardo se acostó. Valeria pasó una pierna por encima de mi  hermano quedando en cuclillas sobre el mástil que apuntaba al techo, se fue acercando bajando el coño en busca del cipote de Leo, abriéndose los labios vaginales. Se montó sobre su verga que ya estaba bien dura, por las caricias que yo le había hecho, enfiló el orondo glande a su entrada clavándose de golpe. Fernando se acercó a mí y de manera viril tomando mi cabeza, la guio a su verga para que la mamara. Mientras lo hacía no podía apartar la vista de la escena que estaban haciendo los otros dos. La puta de mi prima se metía los casi 20 cm de tallo en su coño como si nada, se le veía que su chocho estaba bien entrenado por su hermano.

Me gustaba sentir la dureza del un buen falo masculino en mi boca, su sabor y textura fibrosa llenando cada rincón hasta el esófago. Fernando se separo de mí y se dirigió a donde estaban follando su primo y su hermana, se arrodillo detrás de ella y sin mediar palabra la empezó a penetrar por el culo, sin antes forzar un poco la entrada en el esfínter, el cual cedió enseguida. Valeria se empezó a retorcer de gusto al sentir las dos vergas dentro de ella.

– ¿Te gusta? Preguntó Fernando.

– Siiiiiiiiii, respondio Vele entre gemidos.

Viendo eso me empecé a masturbar como loca, deseaba estar en lugar de mi prima, fui acelerando el rimo de mi paja a medida que ellos lo hacían hasta que sentí que me venía otro orgasmo, que me termino de llenar de placer y morbo…. Ambos chicos no tardaron en correrse dentro de Valeria, llenándole los dos orificios de abundante semen. Se separaron y Valeria gateando se dirigió hacia mí y abriéndome las piernas… comenzó a lamerme el coño, disfrutando de mis jugos, el siguiente que se acerco fue Fernando que le metió su tranca en el coño a su hermana Valeria y Leo me puso su verga en la boca para que yo lo mamara. Así estuvimos un largo rato, hasta que Leo, sacando su verga del mi boca…

– ¡¡Ahora te toca a ti nena!!

Se acostó en el piso y me monte en su verga, que la metí despacio dentro mi conejito, necesité varios empujones calándome más y más polla de mi hermano, hasta que estuvo toda adentro. Comencé a moverme despacio a la espera de que Fernán me la clavara por atrás, cosa que no se hizo esperar. Me recosté sobre mi hermano pivotando sobre su eje rígido y duro, ofrecía todo mi culo a Fernando, que se coloco detrás de mí y apoyando la cabeza de verga en la entrada de mi cueva, de varios golpes me la enterró, haciéndome gemir de placer y de dolor. Sentía como esas dos vergas entraban y salían en forma rítmica de mis dos agujeritos produciéndome más placer todavía, mientras Vale se estaba masturbando en el sofá mirando el panorama de los dos machos agasajando de verga a su primita.

Estaba recibiendo la follada de mi vida, gozando a lo loco con dos vergas dentro, cuando un grito de Valeria me hace abrir los ojos y veo que Federico nos estaba mirando desde la puerta de su dormitorio, mientras se pajeaba. Valeria se acerco a él y sin decir nada se arrodilló frene a su hermanito y comenzó a chupársela, sin que el más pequeño de mis primos ofreciera algún tipo de resistencia, ni complejo de estar realizando lo que una hora antes le había ofrecido.

Entretanto a mi me estaban dando cada vez más fuerte y esperaba que en cualquier momento me llenaran las entrañas de leche, cosa que pasó a los pocos minutos, y cuando sentía los últimos chorros de leche que me inundaban, yo también tuve un orgasmo.

Mientras pasaba esto, Federico estaba follándose a su hermana mayor. Valeria estaba sobre el sofá a cuatro patas, el muy remilgado cabrón le daba sin asco como si la estuviera castigando…solo tenía 12 años, pero no estaba mal armado el susodicho primito, lo que le encantaba a la puta de mi primita, que gritaba y gemía de placer mientras lo insultaba animándolo a que la jodiera con mayor fuerza, en lo que era el desvirgue del nene.

Nosotros ya nos habíamos separado y mirábamos el show que nos mostraban esos dos hijos de puta sin escrúpulos fornicando a saco. Aquello fue bastante intenso, pero la inexperiencia de Federico no llevó a Valeria al orgasmo… tampoco logró sacar la verga del coñito de su hermana a tiempo, con lo cual se corrió dentro del chocho de Valeria, quedándose unos segundos dentro eyaculando todo lo que esos nuevos huevos producían para inseminar a las hembras que allí nos hallábamos.

Una vez que salió de la raja de su hermana, yo fuera de mí por lo que estaba pasado esa noche, me levante y corrí a chuparle la polla a Federico para no desperdiciar ni gota de su néctar. Una vez que se la deje bien limpia me dedique a lamer los restos de semen que rezumaban de la raja vaginal de Valeria, que seguía gimiendo tocándose el clítoris. Subí por su vientre hasta llegar a su cabeza y haciéndola girar hacia delante, le di un beso en la boca con los restos de leche que me quedaban de Fernando. Ella si bien se sorprendió de mi actitud, no ofreció resistencia y respondió a mis besos y caricias tocándome las tetas, el culo y terminando metiendo un dedo en mi coñito.

Deje de besarla en la boca y pase a besar sus tetas y chupar los pezones, luego su estomago hasta llegar a su coño de nuevo que se la chupe como ella me lo había hecho. Fernando aprovechando que yo estaba en cuatro patas, para ser ensartada por su verga en el culo, la cual entro con facilidad debido a lo dilatado y lubricado que estaba por el semen, mientras Leo le daba la suya a Valeria para que se la chupara y Federico se masturbaba.

Así estuvimos un largo rato, hasta que Valeria tuvo un fuerte orgasmo, casi de inmediato Leo se corrió en su boca y Fernando entre fuertes gemidos me lleno de leche. Federico se acercó a mí y puso su verga en mi boca para acabar en ella mientras yo también me corría. Nos quedamos tirados en el piso… completamente exhaustos, ambas chorreamos nuestros jugos mezclados con el semen de los chicos por todos nuestros orificios. Estábamos muy cansadas pero satisfechas de ser el receptáculo de toda la producción lechera de esos tres bastardos que nos follaban sin compasión. Desde esa noche estuvimos más unidos que nunca, realizando casi todas las semanas nuestras “fiestas privadas” al margen de nuestros progenitores…fueran quienes fueran. Aquellas fiestas se quedaron pequeñas para los cinco, pensamos en integrar a algunos amigos y amigas de confianza…




 El viaje

El círculo incestuoso se va abriendo, y como voy disfrutando con esto cada vez más haciéndome más adicta al incesto. Habían pasado unas semanas de la primera “fiesta” con nuestros primos, la cual repetimos en varias ocasiones. Estaba sola en mi casa con mi hermano, cuando llaman a la puerta, era Federico el más chico de mis primos y que en un principio se negaba a mantener sexo con la hermana y conmigo, pero una vez que le tomó el gusto a follar descubriendo lo rico que es aliviar su necesidad fisiológica, el sexo entre los primos se hizo adictivo para los cinco.

Nos contó que Valeria, mi prima, estaba con la regla y se acercaba el fin de semana y no iba a poder participar activamente en nuestro encuentro y para colmo el estaba caliente como lo estamos todos los adolescentes…hormonados y salidos como monos, más cuando tienes costumbre de tener un coño disponible para eyacular dentro de él a diario ¡Cuando a un macho le quitan el caramelo ya no se puede contener! El caso es que hacía un par de días que no podía follarse a su hermana, a lo que mi hermano Leonardo le propuso follarme entre los dos ahí mismo ya que estábamos solos y nuestros viejos no regresarían hasta la noche.

Así que nos fuimos al dormitorio de Leo y después de desnudarnos me acostaron boca arriba en la cama… me encaramé a la verga de Leo mamándosela con decisión, mientras Fede me mamaba el coñito. Hacíamos una cadena de mamadas. Después de un buen rato comiéndonos los sexos, me hicieron poner a cuatro patas, con el pequeño delante para chuparle la verga y mi hermano tomando posiciones en retaguardia detrás de mí. Restregó su polla por mi culo, la raja que me separa las nalgas, mi botoncito anal y finalmente lo frotó en mi rajita vaginal. Tras recoger la gelatina de mi secreción vaginal lubricando su glande, enfiló en la boca de mi vagina y me penetro de un solo golpe… – ¡Aaggg! ¡Ummm! La brutalidad de la inserción me hizo gemir y casi le muerdo la polla al pequeño Federico,

Así estuvimos un rato, hasta que después de mi primer orgasmo, Fede se acostó y me dijo que lo montara. Me posicioné mirando a sus pies, para darle el espectáculo de mi culo al nene, en cuclillas acerqué mi coño entreabierto a su buen falo, lo así de la base y fui  introduciéndome despacio su verga en mi interior. Federico tiene una polla de unos 16 cm, puede ser una normal, pero para un chico de 12 años es bastante larga…ahora desde el tiempo pasado lo puedo corroborar porque vi y probé unas cuantas de mis compañeros de clase con tan solo un año más, y nada comparable. Debe ser algo familiar, porque mi hermano supera los 20 cm y Fernando está por esas medidas también a sus 17 y 16 años respectivamente…calzan bien, que es como les gusta a las putas de sus hermanas.

Cuando la tuve toda adentro comencé a cabalgarlo mientras le chupaba la tranca a Leo, quien no tardo en dejar esa posición para colocarse detrás y penetrarme por el orto con suavidad…, con las dos vergas instaladas dentro de mi cuerpo, me movía follándome a Fede, mientras Leo nos acompañaba, era raro y difícil pero no era la primera vez que era empalada por ambos hoyos a la vez. Unos cinco minutos después el pequeño no soportó más la apretura de mi coño y se sacudió llenándome de semen… no me saqué su polla, porque mi hermano no duraría mucho más, así que aguantamos la posición, oyó Fede un ruido, yo no me percaté, no se escuchaba nada más que los embates de Leo en mi culo.. y de pronto se corrió por fin. Recuperándonos del esprín como estábamos en esa estábamos, sí sentimos que la puerta de calle se cerraba de golpe. Nos quedamos congelados y más al oír la voz de mi padre que nos llamaba.

De inmediato paramos sin armar demasiado escándalo. Leo y Fede se vistieron a toda prisa, y bajaron a la sala donde encontraron a mi viejo y mi tío Ricardo, el padre de Fede. Me excusaron de estar en el baño. Un rato después bajé y los saludé como si nada y entonces nos contaron que al día siguiente irían, hasta la costa para alquilar una casa grande para las vacaciones, ya que Jorge y su familia iban a pasarla con nosotros.

– ¡¿Georgina, por qué no te vienes con nosotros?! Así tenemos la opinión de una mujer.

Tanto mi madre como mi tía no podían ir porque trabajaban, de ahí que mi tío me lo propusiese a mí.

– Es que este fin de semana pensábamos ir a ver un concierto de Maluma con los chicos.

Pensando en que me iba a perder la orgía que habíamos preparado para ese fin de semana y que mi prima estaba con la regla y a los chicos les iba a fastidiar la diversión, además de aburrirme como loca con tres viejos.

– Necesitamos tu ayuda… ¡Anda ve preparando el bolso que mañana salimos a las 8 de la mañana! Me dijo en forma tajante mi padre, sin darme oportunidad a que protestara.

Al día siguiente Jorge nos pasó a buscar con su coche, era un viaje de seis horas, así que se iban a turnar para conducir. Yo sentada atrás con mi padre, fuimos hablando de las comodidades debía tener la casa que íbamos a alquilar. A media mañana paramos para desayunar y cambiar de conductor, cuando volvimos al coche, mi tío condujo y Jorge fue el que se sentó a mi lado, al rato de estar en marcha noté que estaba excitado y que aprovechaba cualquier ocasión para rozarme la pierna con la suya…, esto me llamó un poco la atención además de excitarme también un poco.

Nos volvimos a detener para almorzar, entramos a un bar y nos sentamos en una mesa redonda, quedé sentada entre ambos, aunque mi viejo estaba casi enfrente de mí. Durante todo el almuerzo, tanto mi tío como papá me rozaban las piernas con la de ellos como al descuido, yo no decía nada por temor a que me equivocara en sus intenciones y solo fuera casualidad.

De regreso al vehículo, mi viejo fue el conductor y mi tío se sentó a mi lado, así seguimos el resto del viaje charlando, haciendo bromas y los tres hombres contando chistes verdes o de doble sentido. A las 14:30 llegamos a destino, fuimos a un hotel y alquilamos un apartamento con dos dormitorios y una salita de estar. Uno de los dormitorios tenía una cama de dos plazas, la otra era de dos camas individuales… cada habitación tenía su baño.

– Nosotros vamos a usar el de cama de matrimonio, me dijo mi padre. – Tu tío que use la cama que quiera de las dos para dormir. Al ver que lo miraba desconcertada siguió explicando… – Cariño, yo no puedo dormir solo, tal vez mañana nos turnemos si quieres ¿Qué van a pensar los del hotel, si ven que duermen juntos dos hombretones…? Bromeó.

Después de desempacar, salimos a ver algunas inmobiliarias y hacer sitas para el día siguiente, de esta manera iríamos a lo seguro a ver las propiedades que se ofrecían. A eso de las 19:30 mi tío dice que tienen que ir a comprar unas cosas y mi viejo y yo vamos a recorrer el centro y tomar algo antes de volver al hotel.

De regreso al hotel nos encontramos que Jorge había regresado y estaban en su habitación. Mi padre me dijo que me refrescara en la ducha, que después iría él a darse otra antes de bajar al restaurante para cenar. Cuando salgo del baño, envuelta en un toallón, encuentro a mi viejo sentado en un sillón, desnudo tapado con una toalla y mi tío en bóxer apoyado en el marco de la puerta.

– Mira lo que te comprado este loco, dijo mi padre señalando hacia la cama.

En ella había un vestido negro de licra muy escotado, entallado al cuerpo hasta la cadera y con falda suelta, junto a él había una diminuta braguita negra casi transparente y un par de zapatos con una pequeña plataforma con tacones muy altos. Me incliné para verlos de cerca, este movimiento dejó al descubierto mis nalgas, cuando me di cuenta de esto me incorporé rápido tomando el vestidito, me di vuelta.

– Muchas gracias, es divino, me encanta.

Acercándome a mi tío le di un beso en la mejilla, notando que estaba con el soldado de acero duro…y lo mejor era que calzaba bien grande… bueno eso ya lo sabía.

– Ponte el conjunto esta noche para ir a cenar, me dijo mi padre. – Yo ahora me voy a duchar.

Se levantó y cuando pasó a mi lado me dio una palmada en el culo. Cuando salieron cerré la puerta y comencé a vestirme. El vestido era más corto de lo que creía, apenas unos centímetros por debajo de mis nalgas y cuando me sentaba se subía casi hasta el comienzo de la braguita… apenas tapaba nada.

Cuando salió mi padre del baño, envuelto en una toalla, se quedó mirándome, lanzó un silbido de aprobación, me levanté y le pregunté si no era muy corto.

– Está perfecto, te hace ver mayor y deja apreciar lo bien formada que estas. Los tipos no van a dejar de babearse al verte.

Cuando fui hasta el espejo para arreglarme el cabello y maquillarme, vi a mi padre que no me quitaba los ojos de encima mientras se frotaba su miembro a través de la toalla, la dejo caer y pude apreciar que la tenía semi dura y de buenas proporciones, más bien de inmensas proporciones para no estar erecta. Esto me calentó un poco, pero hice como que no había visto nada. Se vistió y cuando termino salimos al encuentro de su cuñado, que estaba en el bar del hotel tomando una copa.

Se quedó con la boca abierta al verme y me llenó de piropos, después de un rato salimos rumbo al restaurante. Fuimos a uno muy elegante y discreto, con mesas redondas con largos manteles que la cubrían hasta la mitad y un sillón semicircular de respaldo alto que la rodeaba…. Yo me senté entre mi padre y su cuñado. Después de pedir la cena y mientras esperábamos charlamos de lo que íbamos hacer al día siguiente. Durante la charla noté el roce de las piernas de mi tío y mi padre contra la mía, las cuales junté lo más posible para evitar esto, pero ellos las acercaron más, siguiendo su juego. Después de cenar decidieron esperar un rato para pedir el postre y seguimos charlando sobre cosas triviales, ellos sabían que en mi presencia podía hablarse de todo, tenía suficiente madurez para ello.

De pronto siento una mano que me acaricia una pierna, era la mano de mi padre, intento sacarla pero él se acerca a mi oído… – ¡Sabemos lo que haces con tu hermano y Fernando! Os vimos lo ajetreados que estabais ayer. Tampoco sois muy buenos ocultando pistas… que si tus bragas con lefa, o las de Valeria en casa o calzoncillos de tus primos, todo revuelto sin orden… hemos visto que os gusta jugar los papás en el dormitorio de Leo o en tuyo.

Entrada en shock, no le respondí y el volvió a poner su mano en mi pierna y la empezó acariciar, lo mismo hizo mi tío. Sus caricias iban recorriendo mis muslos desde la rodilla hacia arriba, acercándose cada vez más a mi coñito que se estaba empando. Mi tío fue el primero en tocar mi vagina, que ya estaba bastante húmeda, yo para facilitar su trabajo abrí un poco las piernas, mientras sucedió esto ellos no dejaban de charlar como si nada sucediera 
Después de un rato así Ricardo, mi tío, se levantó con la excusa de ir al baño.

– ¿Te gusta lo que te estamos haciendo? Preguntó mi padre condescendiente.

Yo asentí con la cabeza, pero sin pronunciar palabra. – Esto es el comienzo, después en el hotel te vamos hacer disfrutar como loca… este fin de semana vas a ser nuestra putita y te va a gustar.

Mientras decía esto no dejaba de tocarme el coñito que ya estaba totalmente mojado. Cuando regresó Jorge, este se sentó en el lugar de mi padre, y de inmediato comenzó a tocarme la pierna subiendo rápidamente a mi conejito, el cual acaricio a través del tanguita. Después de comer el postre, salimos del restaurante, y nos dirigimos al hotel, en el coche  me senté atrás junto a mi padre, que de inmediato puso su mano entre mis piernas y comenzó a sobarme la vulva besándome en la boca. Separó la tela de mi tanga y con un dedo me masajeo el clítoris, bajando por la rajita hasta llegar al agujerito, y tras jugar un poco en él me introdujo el dedo, comenzando a moverlo lentamente.

Esto me puso a mil, arrancándome pequeños gemidos de excitación…, mi tío Jorge, que iba conduciendo, detuvo el vehículo y cambio el lugar con mi viejo, de inmediato metió su mano en mi coñito, masajeando el clítoris con fuerza, se abrió la bragueta y saco con dificultad su verga que estaba durísima… un buen pedazo de anaconda de más de 25 cm. Se la agarré y empecé a meneársela con suavidad. El gemía mientras me metía un dedo en culito, que ya estaba medio lubricado con los jugos que chorreaban de mi chocho.

Cuando llegamos al hotel, los tres estábamos súper excitados, se les notaba mucho la erección que tenían y yo chorreando completamente derretido el coño. Así que nos quedamos un rato tranquilos en el coche hasta que se les bajo un poco la hinchazón tratando de que sus mentes se evadieran de lo bien que se lo iban a pasar con la nena bien puta….

Como a mi padre se le notaba menos, fuimos a pedir las llaves de la habitación, mientras Jorge esperaba dentro del coche a que se les terminara de bajar el trancazo. Subimos los tres en el ascensor y, sin más preámbulos mi tío me empezó a besar con pasión en la boca mientras con sus manos me tocaba el culo pegándome las tetas contra su fornido cuerpo. Entramos en la habitación y ahí seguimos besándonos mientras metía mano por todos lados. Detrás llegaba mi padre para unirse a nosotros, quedando rodeada de dos hombres muy machos, que me besaban y me manoseaban como pulpos. Me sacaron el vestido y quedé solo con el tanguita puesto…, así me llevaron hasta la cama y me acostaron en ella boca arriba.

Ricardo se arrodillo entre mis piernas y sacándome el tanga empapado, hundió su cara en mi coñito chupándolo con maestría… metía la lengua y después mordía con suavidad chupando el clítoris. Durante el recorrido, lo alargaba hasta mi ano para darle también el mismo tratamiento. Mientras mi tío estaba en esta tarea, papá se apodero de mis tetas lamiéndolas, chupándolas y estrujándolas con sus manos en forma alternativa… cuando dejaba de hacerlo  me daba su considerable tranca para que se la chupara.

Al rato tuve el primer orgasmo, cuando se percataron de esto cambiaron de lugar, pasando ambos por chupar por mis tetas, mi coño… también por mi boca pasaron las dos vergas. Ambos me regalaron un orgasmo cada uno.

Los dos ya estaban desnudos y pude apreciar bien sus formidables vergas bien erectas, duras y curvadas. Mi tío la tiene enorme, larga y con un grosor normal para esa longitud, pero que mis dedos apenas podían circundarla, pero sobre todo cabezona…, en tanto la mi padre es de ese tipo de pollas muy gruesas de base enorme, un poco más corta que la de su cuñado pero sobradamente de ancha con unos huevones escandalosamente colosales…en huevos también le ganaba papá al tío Jorge. Me imaginaba la cantidad de leche que producen unos  testículos tan grandes.

Jorge se acostó en la cama boca arriba y a mí me pusieron en cuatro entre sus piernas frente al fastuoso falo para que lo mamara, mientras mi padre tomó posición tras de mí. Se ofrecía mis dos hoyitos dispuestos a ser horadados, él comenzó a tocar un poco mi coñito con su glande… y sin más miramiento me ensartó la gorda bayoneta lentamente. Percibía como iba conquistando centímetro a centímetro dentro de su hija, me cuidaba sabiendo que mi vagina debía dilatar bastante para amoldarse a tamaña tranca. Ya cuando estuvo toda adentro comenzó el movimiento de mete y saca, al principio despacio parando  haciendo que mi fondo vaginal se ensanchase… fue acelerando a medida que se iba calentando cada vez más.

Yo le estaba chupando el gran mástil a Jorge muy lentamente, a su pedido, así no se acababa correr muy pronto… su excitación era enorme con una nena de 13 años. No era lo mismo que con la viejas de sus esposas, como decían…conmigo estaban mucho más duros y excitados.

Mi padre aumento el ritmo de sus embestidas, preámbulo de que se iba a correr, yo también estaba casi a punto, cuando de repente me la clava a fondo alojándola en mi mismos útero. Siento como se le hincha el glande, gime y toda su lefa se dirige a atorar mi cérvix, donde vertió todo su néctar. Mi coñito tragó todo lo más que pudo de la cantidad ingente de leche eyaculada, la gran parte salió tras desabotonarme el coño con tan gordo trabuco… pero no llegué al orgasmo, porque el hijo de puta de mi padre no aguantó un poco más y me lo cortó.

Cuando le dejé la verga limpia a papá, Jorge ocupó el lugar de papá y este me la ensartó muy despacio, hasta el fondo, bombeando lenta y acompasadamente, mientras mi viejo nos miraba desde un sillón masturbándose. Cuando Jorge, se estaba por acabar, me la sacó y la  metió en la boca, llenándomela de leche. Dejándome otra vez al borde del orgasmo.

Volvieron a cambiar, siendo mi padre el que ocupo el lugar de mi tío, y él colocándose detrás de mí, la volvió a insertar de un solo golpe hasta el fondo, haciendo que me tragara la verga de mi viejo casi por completo, ahogando mi gemido de dolor. Me follaba con fuerza, casi como si me estuviera violando, pero a pesar de la violencia de sus arremetidas me estaba excitando cada vez mas, arrancándome gemidos de placer en modo PUTA.

¡Ahora sí! Con esos puntillazos de verga, no tarde en llegar a un orgasmo muy intenso, que estremeció todo mi cuerpo, mientras él seguía con sus arremetidas cada vez más fuertes, hasta que por fin empezó a gemir como un toro bravo… el semental de mi padre, acto seguido, se estremeció corriéndose correr dentro de mi conejito una vez más, que a esas alturas, mi vaginita pedía que la dejaran en paz. Sin embargo esos verracos no paraban de anegarla con rico esperma espeso y viril…no contemplaban mi fecundación con sus millones de fértiles espermatozoides, como una posibilidad o les daba igual llenarme y preñarme.

Cuando termino de derramar su semen, la sacó todavía muy dura. Me la hizo chupar para que probara su néctar y le limpiara la verga de mis jugos mezclados con lefa. Quedé tendida en la cama agotada de la tremenda follada recibida por esos dos machos. Nada más recuperarme, fui al baño a orinar y levarme el coño y la boca saciados de esperma.

A mi regreso, los encontré tomando un whisky, mi padre me dio uno, diciendo que si era mayor para follar como una puta, también para beber como una y así recuperarme el ánimo mucho más rápido.  Tomamos nuestras copas, los dos me dieron el visto bueno… coincidieron en lo bien que follaba y mamaba, ¡Tal como una putita hecha y derecha! Y otras barbaridades por el estilo.

Cuando terminamos el whisky, mi tío se me puso detrás, apoyando su verga en mi culo, mientras me sobaba las tetas, después se arrodilló y separándome las nalgas comenzó a chuparme el orto, mi padre empezó a besarme en la boca y el cuello mientras sus manos me masajeaban el clítoris, después su boca se apoderaba de mis tetas. Así estuvimos un rato hasta que Jorge se levanta y me lleva hasta el sillón, me hace poner de espalda a él arrodillada en los apoyabrazos y los codos apoyados en el respaldo. En esta posición me chuparon el ojete los dos alternativamente, hasta que mi tío colocó la punta de su bayoneta en la entrada de mi culito…, notaba la presión y poco a poco la expansión del anillo era más grande, hasta que mi agujerito cedió. De ahí en adelante todo era más fácil, introduciendo por completo la cabeza de su gran verga.

De lo cedido que lo suelo tener por las dos o tres folladas por el culo que recibo semanalmente, esto no me dolió, aun así mi tío Jorge muy caballeroso se quedó un momento quieto para que mi ano se acostumbrara a semejante intruso. Cuando se adaptó, de una feroz arremetida me la metió toda sujetándome de las nalgas para que no me escapara del duro empujón a las profundidades de mi esfínter…, haciéndome dar un grito el muy cabrón.

Sin miramientos y entre risas y comentarios soeces de los dos sementales, comenzó un mete y saca violento mientras que con sus manos me agarraba por las caderas para que no me apartara, mi padre se acerco y metiendo la mano entre mis piernas me masajeo el clítoris y Jorge las tetas a modo de riendas de yegua desbocada. El masaje de papá en mi chocho, compensaba el cierto dolor anal de la porculada sin paragón de mi tío…, me gustaba lo que me estaban haciendo, no lo voy a negar, porque a una hembra cuando nos hierve la sangre, le entra todo por todos lados. Empecé a gemir de placer como una zorra, y en pocos minutos me vino un orgasmo bastante intenso. Jorge siguió con sus arremetidas durante varios minutos más que se me hicieron eternos, hasta que al fin entre gemidos y convulsiones se corrió dentro de mi maltrecho culito. Cuando me la saco, su lugar fue ocupado por mi padre, que me la metió con mas suavidad pero también de un solo golpe… el hueco ya estaba ensanchado, pero al tener una verga más ancha lo aumentó un poco más, pese a ello no me dolió tanto porque mi ano estaba dilatado.

Jorge seguía masajeando y chupando mis tetas… también masajeaba el clítoris. Mi viejo no tardo mucho en correrse emitiendo fuertes gemidos, llenándome los intestinos con más leche. Cuando se sació descargando el contenido de su escroto, me la sacó y la refregó por las nalgas, dejándolas pegajosas con su semen.

Caí agotada en el sillón, mientras sentía como se deslizaba por mis piernas el semen de mis amantes que salía de mi culito. Mi tío entre sus brazos, me llevo al baño, diciéndome que me iban a bañar entre los dos. Abrieron la ducha y nos metimos los tres, yo estaba emparedada en medio de ellos. Comenzaron a enjabonarme todo el cuerpo, mientras me acariciaban mis partes más intimas. Una vez que terminaron de enjabonarme me pidieron que yo hiciera lo mismo con ellos

Inicié con mi tío Jorge, después a mi padre, cuando termine note que los dos estaban empalmados nuevamente, nos terminamos de duchar y sin secarnos nos dirigimos nuevamente al dormitorio. Estaba bastante asombrada, porque tras más de una hora follando y esos sementales eyaculando, aún se le ponía dura, tuve curiosidad…

– ¡¿Cómo es posible que después de estar tanto tiempo follando, aún se os ponga dura…?!

– Buenos nena, tenemos una receta mágica, dijo mi padre.

– ¿y se puede saber cual es…?

Mi tío tomó la palabra… – Cariño, cuando juntas dos componentes, ocurre el milagro. ¿Recuerdas ese pegamento súper fuerte que tiene dos componentes?

– Sí claro, con el que me arreglaste el sillín de mi bicicleta.

– Exacto, por sí solos no hacen nada, pero cuando los juntas en su proporción se pone muy duro. Pues uno de esos componentes eres tú y el otro la pasilla azul que nos tomamos en el almuerzo… sin viagra no aguantaríamos con la polla rígida tanto tiempo, y sin ti tampoco.

– Bueno, ahora te vamos a dejar descansar, me dijo benevolente mi padre

Tras darme un profundo beso en la boca se fue a su dormitorio, mi tío también me besó y nos acostamos. Tenía el cuerpo dolorido por las folladas continuas que me dieron…me quedé adormecida enseguida, no obstante antes de coger el sueño, noté de pronto la verga de mi padre apoyada contra mis nalgas, y su mano que acariciaba mis tetas. Me gustaba el tacto de las manos de un hombre en la cama, me hacía sentir más mujer. Con suavidad quedé boca arriba y, él se subió encima, abriendo mis piernas con las suyas. Su falo continuaba muy rígido, tanto que no necesitó guiarlo con la mano, solo manejando las caderas me penetro suave sin pausa alguna. El mete y saca iba de menos a más, papá fue acelerando a medida que se iba calentando. Percibía su cabezón en mis entrañas y los grandes huevones aporrando mi culo una y otra vez. Me toqué la pepita, a la vez que su enorme base fálica abriéndome como una boca de tren, tragando semejante convoy. Me daba más y más durante un largo rato. Nos comíamos las bocas, su lengua entrelazada con la mía, me hacía el amor sin lugar a dudas, no hubo violencia en sus arremetidas, solo penetraciones cariñosas en mí ajada vagina. Lo miraba, desasociando a mi padre de mi amante…, en su cara era mi padre en mi vagina mi amante. Era extraño a la par que morboso. Nos comíamos la boca, y luego me comía las tetas sin dejar de perforarme con su martillo pilón, una tras otra incursión.

Perdí la noción del tiempo y el espacio, estaba tan agotada que era una muñeca usada para saciar a ambos machos en sus más extremas fantasías. Nos dábamos de besitos tiernos cuando su gesto cambió a más duro, sus empujones eran más continuos, evidencia de lo que iba acontecer de inmediato, tras un quejido, no tardo en correrse sin miramiento alguno en mi interior, dentro de mí, muy dentro de mí. Fingí unos gemidos de placer para agradecer a papá el esfuerzo de hacerme suya una vez más, pero no sentía nada de tan cansada que estaba.

Después de este polvo tardío, que no me dio placer me quedé profundamente dormida. Me despertaron unas caricias, era mi tío, que sentado al borde la cama me estaba tocando suavemente las tetas y el culo…le sonreí y lo deje hacer.

– Levántate, que tenemos que ir a ver las casas para alquilar, dijo después de un rato.

– ¿Qué hora es?

– Las 9, a las 10 nos esperan en la inmobiliaria.

– Ponte este vestido, pero sin nada abajo, ordenó dándome un vestido de algodón corto y ceñido a la cintura.

Me levante y después de asearme, me vestí y me reuní con ellos en al bar del hotel para desayunar. Una vez en el coche, Jorge que estaba sentado a mi lado me metió la mano debajo de la falda, para comprobar si realmente no llevaba nada debajo, comprobado la ausencia de mi tanguita, se entretuvo un rato acariciando mi clítoris.

Pasamos a recoger al dueño de la inmobiliaria y fuimos a ver tres chalet, en dos que había escaleras, subí corriendo delante de ellos y bajé dando saltos cuando ellos estaban a los pies de la escalera, haciendo flamear mi falda con estos movimientos y dejando ver que no llevaba nada debajo. Esto hizo que a Alberto, el de la inmobiliaria, se le notara un bulto considerable debajo del pantalón al poco tiempo de haberme observado. Dejamos a Alberto en la inmobiliaria y nos fuimos a almorzar, durante la comida nos reíamos de cómo estaba de caliente Alberto y lo bien que me había portado haciéndolo calentar.

Despees de comer nos fuimos al hotel, a “descansar” un poco, ya que a las 17 horas teníamos que ver otras casas. Una vez en la habitación me llevaron al dormitorio donde nos desnudamos, y después de chuparle la verga a los dos, Jorge se acostó boca arriba y me hicieron que lo montara. Me puse sobre él y fui introduciendo su miembro viril despacio en mi coñito. Una vez embutido hasta los huevos, comencé a cabalgar muy lentamente. Mi padre acerco su mazo a mi boca para que lo mamara, mientras mi tío me lamía las tetas como podía e introduciendo dos dedos por mi agujerito trasero. Yo estaba a mil de excitación, cuando siento la cabeza de la verga de mi tío salir y frotarse en mi culito, buscando la entrada

– No me la metas por favor, lo tengo ardiendo…

Le suplique, pero él no me hizo caso y haciendo un poco de fuerza metió la punta dentro de mi orto, se quedo quieto un momento y de otro golpe de cadera me penetro hasta el fondo, haciéndome gritar como  una puta. Mi padre volvió a meterme su tranca en la boca y tomándome de la cabeza comenzó a follarme por la boca, mientras mi tío Jorge hacía lo mismo por mis otros dos agujeros alternadamente. La sacaba de mi culo y la enterraba mí en coño, tras varias sacudidas, la volvía a retornar a mi culo y así una y otra vez.

A pesar del dolor que sentía en el culo, estaba gozando con la doble o triple penetración, según se mire, a la que estaba siendo sometida, no tardé mucho en tener un orgasmo muy intenso. Ellos siguieron follándome así durante un buen rato, hasta que decidieron intercambiarse los lugares…, mi padre se acostó para que lo montara y Jorge me penetro por la boca para que se la chupara.

Después de un rato y otro orgasmo, sucedió lo que tanto temía… mi padre me iba a ensartar por el coño y su cuñado por el culo, me iban a penetrar a la vez las dos vergas más gruesas que nunca he conocido… las más grandes que había probado hasta ese momento, y a la vez.

Cuando estaba sobre mi padre, con su verga en la puerta de mi vagina, tomándome de la cintura me hizo bajar de golpe, clavándomela muy profundo, sin dejar que la sacara un poco, mi tío coloca la suya en la entrada de mi culito… también la metió de un solo golpe. Grité por el dolor que me estaba produciendo semejantes vergas dentro mí a un mismo tiempo. Jorge sin miramientos metió su verga en lo profundo, llegando al mismo estómago, llenándome de lágrimas los ojos. Tanto mi padre como mi tío empezaron a follarme fuerte, metiendo y sacando sin compasión a los quejidos que yo emitía.

Me estuvieron follando durante unos quince minutos más, que se me hicieron eternos, hasta que Jorge entre gemidos comenzó a correrse en mis intestinos, inundándola con su jugo, casi enseguida lo hizo mi padre llenándome el útero de semen…, pero antes me hacia cabalgar rápidamente hasta que llegué a un nuevo orgasmo y minutos después, él se derramo en el interior de mi fértil útero.

Caí en la cama agotada y sentía como el semen salía de mis partes íntimas y se deslizaban por mis muslos. Me estuvieron follando a la vez durante casi una hora, dejándome dolorida y exhausta… y muy satisfecha. Dejaron descansar un rato a la nena y, después de darme una ducha me vestí como a por la mañana y salimos a ver más casas.

Llegamos a la inmobiliaria, el dueño ya nos estaba esperando en la puerta, se acerco al coche para decirnos donde íbamos a ir, y de paso ver hasta donde podía ver de mi entrepierna. Le invitaron a subirse detrás, quedando sentado a mi lado. Todo el tiempo que duro el viaje, me rocé la pierna con la de él, como si fuera en forma accidental, prestándome al juego de mis “progenitores” para con el de la inmobiliaria…si era su puta, debía de hacer bien el papel.

Fuimos a visitar dos casas más, y en varias oportunidades me metió mano por el culo, como por accidente, y yo le roce con la mano  el bulto, que lo tenía como una piedra. Esto no escapaba a las miradas de mis dos cabrones amantes, que me utilizaban pero también estaban duros… de buenas me hubieran vuelto a follar allí mismo otra vez ¡INSACIABLES!

Mi tío llevándome aparte me preguntó… – ¿Quieres que te dejemos sola con ese durante un rato? 
Me quedé pensando un momento, sopesando al tipo. Tendría unos 50 años, algo gordito, mediana estatura, poco atractivo, pero parecía que tenía un buen trozo de rabo.

– Si vosotros que sois mi responsables queréis, por mí Sí.

Te dejamos sola durante unos 20 minutos, pero no dejes que te folle, solo chúpasela. Cuando volvimos junto al de la inmobiliaria, mi viejo no estaban, el viejo dijo que se habían ido a comprar cigarrillos, entonces mi tío dijo que el también necesitaba y los iba a buscar, que los esperáramos ahí que regresarían enseguida. Cuando salió me senté en un sillón, y abrí un poco las piernas, para que el viejo viera mi conejito. Sin disimulo clavó la vista en mi entrepierna masajeándose el bulto por encima del pantalón. Lo miré a los ojos y le brinde una sonrisa muy picara, a la vez que abría más mis piernas, dejando ver por completo mi coñito ardiente. Se acerco al sillón, y acariciándome la cabeza, me preguntó mi edad. Le contesté 16 aunque ya sabéis que llegaba a los 19, a la vez que le empecé a acariciar el bulto en toda su longitud, tanteado sus huevos también.

El no tardo en abrirse la bragueta y sacar su polla… era de un tamaño medio, de medias similares a la de Federico o algo menos, acerqué mi boca a ella y comencé a mamar. Sabía a hombre mayor, aseado sí, pero la testosterona era rancia... A estas alturas, no me disgustaba ninguna polla, era una adicta en los pocos meses que llevaba follando y probándolas. Desde que estrené con mi hermano, ya han pasado cinco meses y no han pasado tres días seguidos sin que haya probado una verga por mi boca o por mi coño, sin olvidar mi ojete.

El poniendo su mano en mi nuca atrajo mas mi cabeza a su cuerpo haciéndome tragar toda la tranca. Así estuve unos minutos, hasta que me hizo arrodillar en el sillón, de espaldas a él, colocándose de rodillas detrás de mí, me levanto el vestido hasta la cintura y comenzó a chuparme la rajita y el agujerito del culo, metiéndome los dedos en ambos hoyos alternativamente. Despees de un rato se levanto y apoyo su verga en la entrada de mi culo, yo quise apartarme, pero me inmovilizo tomándome de las caderas con fuerza, y de un golpe me penetro haciéndome dar un gemido.

Me bombeó con fuerza durante unos cinco minutos hasta que derramó su semen en mis intestinos, quedando apretado contra mis nalgas mientras su verga se iba deshinchando rápido. Cuando la sacó, no noté lo que acostumbra a ver cuando me daban por el culo los semanales de mi familia, los únicos que me han follado, ese tipo fue el primero ajeno a mi estirpe que me había follado… quiero decir que no me chorreaba su semen por las piernas, y eso debió de ser por la poca cantidad de lefa que fue capaz de extraer de sus cojones.

Luego fui a terminar de aséame al baño, a mi regreso ya estaba mi padre, mi tío se había quedado fuera para hacer unas compras y que nos encontraríamos con ellos en el hotel. Llevamos al tipo a su negocio y fuimos a tomar un refresco con mi padre, ninguno de los dos dijo nada de lo sucedido, pero por la manera en que mi padre me miraba sabía que estaba al tanto de por lo menos la orden que me había dado mi tío. Después de dejar al de la inmobiliaria, fuimos comprar unos regalos, para llevar a casa y de regreso al hotel.

Al entrar en la habitación, nos encontramos con Jorge, que había regresado. Tras charlar un rato, mi tío me llevo al dormitorio y desnudándome me puso a cuatro patas sobre la cama y me penetro fuerte por el ano, dándome sin compasión durante casi veinte minutos hasta que nos corrimos  casi al mismo tiempo. Luego entró papá, que me folló por adelante. Ya comenzaba a estar acostumbrada a verle la cara a mi padre como mi amante, el macho que me follaba y no como el hombre que me amaba como hija, sin que me produjera ningún orgasmo durante diez minutos nos comíamos percibiendo su ariete abrirme la vagina como ninguna otra polla lo conseguía. Papá deseaba terminar y que yo disfrutara de un orgasmo con él, así que recostada y él arrodillando entre mis piernas, elevó mi culo a la altura justa entre mi coñito y su mostrenco y me apuñalo con energía masturbándome el clítoris con vehemencia. En pocos minutos a todo trapo, mi padre que también me dio una fenomenal corrida por el coño y él eyaculó como solo un semental sabe hacerlo ¡Me llenó a tope de lefa!

Despees de ser follada por ambos Hijos de Puta, nos duchamos y vestimos para ir a cenar, sugirieron que vistiera como la noche anterior… como una puta. Vestido ceñido sin bragas sin sujetado, uñas rojas a juego con el “red russian” de los labios y una base de maquillaje que me daba una halito de chica mayor. Fuimos al mismo restaurante, ambos se turnaron para tocarme las piernas y la concha por debajo de la mesa, preámbulo de lo que me iban hacer después en el hotel con su putita de adolescente.

De regreso al hotel, me enviaron a la habitación a descansar, ya que al día siguiente nos teníamos que levantar temprano para regresar y ellos querían quedarse tomando unas copas en el bar del hotel. Una vez en la habitación me desnudé y me acosté, quedándome dormida casi de inmediato… se han hecho cuentas, ya me habían follado más de diez veces en menos de 36 horas, una media de un polvo cada cuatro horas… ¡Yo era muy puta, y estos cabrones habían sacado lo mejor de mí! Me sentía orgullosa y satisfecha de ser así. Ninguna compañera de 2º de la ESO me igualaba en el curriculum sexual, y mucho tenían que correr para alcanzarme… no iba a dejarlo ahora que estaba hecha a follar casi a diario.

No sé cuánto tiempo dormí, pero desperté sintiendo que alguien me abría las piernas y comenzaba a chuparme el coñito, abrí los ojos pero no veía nada,  todo se presentaba oscuro. Alguien puso su verga en mi boca, era mi tío, lo supe por el tamaño y forma de su glande, me los sabía todos de memoria. Mi padre subiéndose en la cama se apoderó de una de mis tetas, acariciándola y chupándola con gula.

Me sobresalte al sentir que mi otra teta era trabajada por otra persona… Los hijos de puta habían traído a otro tipo para follarme. Así estuvieron un rato hasta que alguien encendió la luz y al mirar a mi alrededor me llevé la mayor sorpresa… quien me estaba chupando la vulva, era una mujer de unos treinta años maciza de buen cuerpo, que había visto en alguna ocasión en el bar del hotel.

– Chicas, hacer un show para nosotros, dijo mi tío.

Se sentaron alrededor de la cama, mientras Nata, así se llamaba la chica, me besaba el vientre, subiendo lentamente hacia mis tetas. Al llegar a ellas se entretuvo chupándolas y mordisqueando un ratito mis pezones, para luego seguir hasta mi boca, donde me besó con pasión. Despees me dio sus tetas para que las chupara, eran grandes, en tanto ella acariciaba las mías. Pasado un rato se sentó sobre mi cara para que le chupara el coño, cosa que hice con gula de lo caliente que estaba, no me venía extraño, pues ya le había comido el coñito a mi prima en varias ocasiones para el gusto de nuestros hermanos.




Ella se tumbo encima mí para hacer un 69, mientras ella me jalaba el conejo y me iba metiendo un dedo en el ano, haciéndome gemir cada vez más. Yo le iba haciendo lo mismo que ella a mí imitándola en todo. Las dos gemíamos como locas, hasta que después de un buen rato llegamos a un espectacular orgasmo ambas, casi al mismo tiempo, Nata salió de encima de mí y me volvió a besar en la boca. Mi viejo se levantó e hizo que Nata se acostara boca arriba con las piernas abiertas y que yo me pusiera a cuatro patas entre ellas, para chuparle nuevamente el chocho. Jorge le ofreció, a Nata, su verga para que la chupara mientras se apoderaba de sus tetas y mi viejo se colocaba detrás de mí, para penetrarme por la vagina. Entonces reconocí que había un acuerdo tácito entre mi padre y mi tío, pues la mayoría de las veces que me follaban por el coño, era la verga de mi padre la que eyaculaba dentro de mi chochete… ¡No digo que no me gustase… yo prefería la lefa de papá!

Así estuvimos un largo rato hasta que cambiaron de posición… Jorge el que reemplazo a su cuñado, mi padre. Durante esta parte de la orgia me arrancaron dos fuertes orgasmos y Nata tuvo uno muy intenso. Ninguno de los hombres acabó de follarnos hasta que sus escrotos vaciaron su leche dentro de nosotras.

Jorge y papá se acostaron en la cama boca arriba, e hicieron que lo montáramos, Nata a mi tío y yo mi padre. Despees de un rato, cambiamos de vergas… me monte en mi tío y Nata en mi viejo… nos penetraron con furia, haciéndonos doler nuestros coños… yo lo tenía bastante cedido, pero el de Nata que acaba de llegar, lo tenía apretado y la trancas de esos cabrones eran de grandes dimensiones para atacar tan de golpe. Todavía ellos sin correrse, a esa alturas aguantaban media hora o más fornicándonos sin eyacular, me pusieron a cuatro patas y mientras volvía a chuparle el chumino a Nata, me fueron follando en turnos…  el primero fue mi tío Jorge que me la ensarto por el orto, mientras que con una mano me masajeaba el clítoris, después de unos minutos cambio de agujero y tras unas cuantas embestidas se corrió abundantemente en mi coñito. El que siguió fue mi viejo, que hizo lo mismo pero repartió su leche entre el interior de mi conejo y la entrada de mi culito, en el cual agotó todo su semen.

Luego le tocó el turno a Nata, pero a ella no le hicieron chuparme el coñito, sino que hicieron que me masturbase, cuando acababan me daban sus pollas para que les sacara los restos de leche que les quedaba y se las dejara limpias. Cuando terminaron con Nata, descansamos un rato y nos volvieron a follar a las dos por más de dos horas.

Perdí la cuenta de los orgasmos que tuve y de los polvos que me echaron en todos esos días. Cuando terminaron de usarnos como putas, quedé dormida casi de inmediato. Al despertar estaba sola en la cama, noté que tanto mi vagina como mi dolorido culito estaban pringosos de semen seco, al igual que mi cara, todo olía a sexo, a semen y a lujuria. Había sido un viaje sexual, donde mi padre y mi tío me follaron, me sodomizaron y me jodieron por la boca hasta que me acogotaron metiendo hasta la garganta con sus cabezones. No menos de un libro de leche me había zampado por los diferentes agujeros de mi cuerpo, y a ellos no le importunó lo más mínimo que quedase PREÑADA de sus ricas lechadas.

En la mesita de noche había una nota de mi viejo en la que me decía que me duchara y bajara a desayunar, que ellos estaban en el bar. Mientras desayunaba, no hicieron ningún comentario de la noche anterior como si toda aquella situación fuese natural entre ellos, solo me dijeron que al terminar el desayuno partíamos de regreso a casa. En el camino de regreso paramos a comer algo y follarme en un rincón de la zona de recreo al lado de la autovía A3… ¡Era su puta y lo sería hasta el final del viaje a casa! Pero no solo follamos y comimos, también charlamos mucho y me contaron muchas anécdotas que le habían ocurrido…, cuando de mi tío Jorge no relató la experiencia grupal de incestuosos anónimos que tuvo con su hija Valeria e invitó a mi padre a qué fuéramos también a modo de autoayuda…


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El club de la mala educación

Creía que me había perdido cuando llegué. El sitio era oscuro y húmedo. Incluso me pareció haber sentido pasar una rata bajo mis pies. Pero la sensación de lo prohibido, el morbo por la situación, me hizo tener una erección. Al final de aquel pasillo, vi una puerta con una marca pintada en ella. Toqué dos veces y luego una más, tal y como habíamos quedado. La puerta se abrió con un chirrido solo un poco y pude ver unos ojos que se asomaban desde dentro. 

– ¿Quién es?

– Soy la letra J. Acordamos llamarnos por letras. 

– No tengo ninguna letra J. Afirmó el hombre tras la puerta. 

– Déjale pasar. Oí una voz detrás de él.

Me dejó pasar y al principio no pude ver nada. La diferencia entre la oscuridad del pasillo y la claridad de dentro, no me dejó ver nada. 

– Habíamos quedado en que seríamos solo nueve. Oí que me iba explicando el hombre que me dejó pasar. Lo reconocí por la voz, porque aún no podía ver casi nada. 

– Yo recibí hace dos días la invitación, expliqué. – Recibí la letra J, como había elegido. 

– Si, es verdad. Pero luego decidieron que la reunión se haría solo con las letras de la “A” a la “I”. Y he pensado, qué más da. Cuantos más seamos contando nuestras experiencias, mucho mejor. ¿Cuántos años tiene tu niña?

– Aún no ha terminado el instituto, le dije con cierta ambigüedad. 

– Mucho mejor. A esa edad su coñito es de lo más apetecible. 

Iba a decir que sí, pero me interrumpió bruscamente evitando saltarme el protocolo. 

–…Mejor lo cuentas cuando estemos todos. 

Debido a que una afición como la nuestra no cuenta con buena aceptación en la sociedad,  varios padres incestuosos habían decidido fundar lo que llamaban…“El club de la mala educación” que, aunque no era tan rimbombante como “El club de la lucha” nos permitía desahogarnos en persona sobre las actividades que realizábamos con nuestras hijas, y así, evitábamos que internet y las redes sociales pudieran lincharnos socialmente.

El hombre que me había acompañado, debía de ser nuestro anfitrión, me hizo sentarme en una silla colocada en semicírculo, como si fuera una reunión de alcohólicos anónimos.  Recuerdo que dos meses antes había recibido una carta en mi buzón. No llevaba remitente y en su interior, escrita con letra tosca, había una nota bastante grande. Decía más o menos algo así como que si me sentía atraído por mi hija y si me había masturbado alguna vez con sus braguitas o pensando en ella, me invitaban a unirme al club. Un club que por entonces no me dijeron su nombre y que si quería participar en él, solo tenía que devolver un sí y escoger una letra de la “A” a la “J”. Solo seríamos diez miembros y que pronto tendría más noticias. 

Respondí pronto. Era verdad que me había sentido excitado por mi hija y en una ocasión me masturbe con sus braguitas. Es más, las había dejado pringadas con mi semen y tuve que lavarlas antes de que volviera del instituto. Estaba con estos pensamientos cuando el hombre, al que pasaba por ser el anfitrión, se acercó a mí con un pequeño papel con la letra J escrita. Me lo pegó en la solapa. Igual que en alcohólicos anónimos como os dije. 

Entonces, se encendieron unas luces detrás de nuestras sillas y pude ver al resto de padres, ya señalados de la “A” a la “I”. Había de todo, como en botica. El de la letra A era joven, no debía pasar de 35, así que imaginar la edad que debía tener su hija…casi preadolescente. El de la letra B era más mayor, tendría unos 45. Gordo, barrigón, con barba y con pinta de gustarle todas las jovencitas, no solo su hija bastante rellenita según contó. El de la C llevaba gafas de sol, pero por su aspecto debía de tener 55 años o incluso más. Con la D teníamos a un joven de unos 25, así que cosa extraña que tuviera una hija en edad de follarla. La letra E la tenía otro hombre de unos 40 con aspecto atlético. La F un hombre entrado en años. Unos 70 debía tener. Con la G un hombre entre los 35 y 40. Con la H y la I dos hombres, eran hermanos gemelos. Y con la J, por supuesto, yo. 

Eran todos bastantes parecidos dentro de la horquilla en la que se supone que tenemos hijas follables y jovencitas, salvo el hombre de 70 años y el joven de 25 que se salían del rango. Estaba pensado a quien debía de estar tirándose el de 25 años, cuando nuestro anfitrión nos invitó a participar en un sorteo. 

– Ahora señores, vamos a hacer un sorteo para saber quien empieza contando su historia. 

Llevaba una bolsa donde metió unas bolas como en el bingo, con nuestras letras impresas. De la nada apareció una joven, no tendría más de 18 años y el anfitrión le dio la bolsa. La chica agitó la mano dentro y extrajo una letra. Era la J. Me había tocado a mí comenzar con la historia. La chica nueva se puso al lado del anfitrión para escuchar y participar si fuese conveniente en la charla educacional. El anfitrión me hizo un gesto para que comenzase. Miré alrededor mío y vi como el resto de participantes me miraban impacientes porque comenzase a contar mi historia. Así lo hice. 

Mi hija tiene ahora 18 años, expliqué. Es una chica muy guapa, pero nunca la miré en plan sexual ni nada. Recuerdo una noche que estábamos mi mujer y yo haciendo el amor en nuestra habitación. Mi mujer estaba encima de mí y yo lo disfrutaba mucho. Ese día estábamos los dos muy excitados y nos fuimos directamente a la cama. Aunque mi mujer se movía deprisa, yo estaba aguantando bastante. 

De repente vi como la puerta de nuestra habitación se abría un poco. Como yo estaba debajo, tenía la puerta enfrente de mí y pude ver una melena previa a unos ojos que se asomaban. Sin duda, era mi hija, y el hecho de verla así, espiándonos, hizo que me excitara mucho más y que en ese instante, acabara corriéndome dentro de mi mujer…. Di un gemido fuerte en tanto en cuanto me corría en el fondo de mi esposa, cerré los ojos interiorizando el orgasmo y en ese intervalo de tiempo mi hija desapareció de mi vista. Se había marchado. Mi mujer se quejó porque ella no se había corrido aún, pero le dije que no importaba, que ahora la iba a compensar. 

La puse a cuatro patas y me la follé así, en esa postura. Solo que en mi cabeza sola aparecía la cara de mi hija mientras me follaba a mi mujer. Cuando mi esposa se corrió, con unos gemidos bastante fuertes, por cierto, yo seguía empujando, pero solo veía el recuerdo de la cara de mi hija. Ahí empezó todo. Al correrme pensando en la cara y cuerpo de mi Valeria.

Recuerdo que una semana después, mi mujer estaba en un viaje de trabajo. Yo me había levantado pronto, serían las 8 o así, cuando bajé a preparar el desayuno. Después de desayunar, me extrañó que mi hija no bajara, por lo que subí a su habitación. Me la encontré dormida en su cama. Estaba acostada de lado y con sus piernas un poco abiertas. Podía ver sus muslos y sus braguitas que dejaban adivinar el bulto de su chochito. Me senté en la cama a su lado. No sé porqué me chupé un dedo y lo puse en su braguita. Acaricié su chochito y comencé a masturbarla. Mi hija se giró dormida, como poniéndose más a mi alcance. Seguí moviendo mi dedo con más ímpetu, ahora bajo las bragas directamente en su clítoris y labios vaginales, era exquisito notar aquel coñito pelado. Me atreví a meter un dedo en su agujero vaginal y con el pulgar el clítoris… Entonces empezó a gemir. 

Aceleré al máximo la masturbación, mientras yo también me excitaba. Mi polla se puso dura mientras mi hija llegaba al orgasmo. Gemía como una loca y tuve que taparla la boca porque podrían oírla su hermano que dormía en el cuarto de al lado. Después de provocar que se corriese, no sé porqué me sentí mal y salí de su habitación apesadumbrado. Me metí en el baño y puse la cabeza bajo el grifo para refrescarme de la calentura que me había entrado. Me secaba la cara con la toalla, cuando vi que mi hija estaba frente a mí en el umbral de la puerta completamente desnuda. 

Nos quedamos los dos parados ahí mirándonos. Yo no sabía qué hacer, pero mi polla continuaba erecta y mi hija sabía exactamente que la deseaba. Fue ella la que tomó la iniciativa y se fue hacia mí. Con gracias antes de acercar su boca a la mía, nos besamos apasionadamente. Abrí el grifo de la ducha, me quité los calzoncillos y ayudé a mi hija a entrar. El agua caía sobre nosotros. Me pareció oír un rumor tal vez de mi hijo Fernando, pero no le presté más atención. Bajé hasta su coño y se lo comí como se lo hacía a su madre y mi hija se volvió loca. 

Antes de follar, me di cuenta de que iba a necesitar protección. Mi hija podría quedarse preñada aunque sabía que entre mis hijos había una relación incestuosa que duraba varios meses y lo hacían a pelo…Valeria ya no fuera virgen y eso me envalentó a continuar. No me atreví a preguntarle por su periodo, tampoco era plan de ponerse en ese momento a hacer cálculos, de haber necesitado un preservativo, posiblemente no lo hubiese encontrado, porque mi esposa y yo por entonces siempre lo hacíamos a pelo.  

Sin más dilación penetré a mi hija. No era virgen y Fernando calza bastante bien, por lo tanto no le dolió…No puede evitar correrme dentro de ella antes de que ella empezara a disfrutar. La saqué y me tumbé un momento en el suelo de la ducha para recuperarme. Mi niña necesita de nuevo mi polla y la volví a penetrar con el coñito lleno de semen y así me la volví a follar. Duré un poco más que antes y mi hija tuvo por lo menos su orgasmo follando con papá. Así empezamos a follar. 

Cuando acabé el relato, noté la cara de salidos que mostraban todos y me fijé en que algunos estaban empalmados.  El anfitrión me dio las gracias y todos aplaudieron. Hizo un gesto y la chica del sorteo me cogió de la mano y me llevó con ella a otro cuarto. No sabía que iba a hacer. Me sentó en una silla y me bajó los pantalones y los calzoncillos. Cogió gel lubricante y lo untó por mi polla y empezó a meneármela hasta que se puso dura totalmente dura, ya estaba excitado contando mi historia y aquella niña acabó por ponérmela firme. 

Al verme así, empezó a chupármela. Yo me dejé hacer. Supongo que era el premio por contar mi historia. Más tarde me dijo que le dijese donde quería correrme. No sé por qué le solté que en su coño, y ella obediente, sacó mi polla de su boca, se puso apoyada al respaldo del sofá dándome el culo y sin espera alguna busqué su rajita. La clavé un poco, en la primera inserción, luego de tres o cuatro vaivenes de cadera se la enterré entera y tras unos minutos follándomela, avisé que estaba a punto de correrme, ella se acopló más a mí copiando mi saca y mete hasta que me corrí en su mismo útero. Ella misma se sentó en mi pelvis para que toda mi verga le entrase en su intimidad, y así ocurrió… solté un primer chorro largo, pero el segundo fue más largo y grueso, en él suele ir la mitad de mi corrida, luego los chorros más leves hasta acabar. Tras eyacular me limpió la polla con su boca y luego ella con unas toallitas húmedas el coñito, se puso las bragas con un compresa para recoger el semen que le escurría de su raja, se limpió bien y a mí, devolviéndome a la sala justo cuando acababa de hablar el más joven… se disponían a hacer otro sorteo sin las dos letras.

El resultado del sorteo hizo que le tocara al hombre de unos 70 años, tenía la letra F. El hombre hizo un gesto para levantarse, pero el anfitrión le hizo sentarse con otro gesto. Comenzó a hablar…

– Hola, me llamo...

– Nada de nombres, por favor. 

– Ah, sí. Soy la letra F. Tengo 70 años y mi mujer tiene 45. Enviudé hace poco y mi mujer tiene una hija de 20 años. 

Con mi mujer he tenido que tomar siempre Viagra o Cialis, o alguna pastilla así. Pero fue conocerla a ella y no necesito nada. Bueno, me estoy apresurando. Ahora contaré la historia desde el principio…. La hija de mi mujer tiene 20 años y es una joven muy guapa. A mi edad me gustan maduras, pero tampoco le hago ascos a una joven. Así que cuando estoy sobre todo en la playa me gusta mirar a las jóvenes, pero nunca había tenido una erección mirando a una desde que cumplí los 60. 

Mi hija un día estaba tumbada en la hamaca tomando el sol, tenemos una piscina en la comunidad, cuando la vi así tan hermosa, mi polla volvió a despertar. Cuando subí a casa a mi mujer le apeteció hacerlo a la hora de la siesta, una media hora antes me tomé la pastilla y enseguida estaba a punto. 

Estaba encima de ella, moviéndome despacio, hay veces que al follar creo que me va a dar un infarto, je, je, je. Oí música que venía de la habitación de mi hija y me desconcentré un poco. Al poco dejó de sonar, imagino que se puso los cascos y entonces empecé a moverme más fuerte y así seguimos follando un rato más, hasta que acabamos. Nos duchamos y terminamos por echarnos la siesta. 

Al día siguiente me levanté pronto y fui a mear. Estaba empalmado, por lo que no atinaba a mear en la taza. La puerta abierta y justo en ese momento, la hija de mi mujer me pilló así. No sé que me pasó pero se cortó el chorro y seguido volvió a surgir justo delante de ella. Vamos que meé tranquilamente en su presencia, pero el chorro cayó entremedio del suelo y la taza.

– Le has dado duro a mamá… ¿No vas a dejar nada para mí? Oí que me dijo. 

Yo no sabía dónde meterme. ¿De verdad estaba oyendo lo que está diciendo? ¿Me estaba volviendo loco? ¿Una joven de 20 años se había excitado con un viejo como yo? La miré y le dije que volviera a la cama, que era pronto aún para estar levantado. Me dijo que nos había oído hacerlo, que en realidad había conectado los cascos para que pareciera que escuchaba la música, pero, en realidad, nos espiaba. 

– Parece que follas bien para tu edad, me dijo. – Quiero probarte. 

– Eres mi hija, le contesté. 

– Qué va, hombre. Soy la hija de tu mujer, que es distinto. A ti no te toco nada aunque me hayas adoptado… genéticamente no somos parientes. 

La verdad es que como le pasó al señor de la letra J, dijo señalándome, mi polla se puso dura, sin necesitar Viagra ni nada por el estilo. 

– ¿Y dónde vamos a hacerlo? Le dije. – Tu madre está en casa

– Si, pero está durmiendo y no se enterará de nada. Vamos a la piscina.

Estaba loca pensé, en la piscina aunque era temprano, podía vernos cualquiera. No hizo caso a mis advertencias y cogiendo un bikini rojo… me arrastró a la piscina. Bajamos al jardín y solo vimos a una mujer con dos niños que chapoteaban con los flotadores puestos. Mi hija, bueno mi hija es un decir, se tumbó con el bikini a tomar el sol. Yo me senté en la tumbona y le hice gracias a los niños que estaban enfrente. Después de chapotear un poco la madre con los pequeños, decidieron salir del agua. Se secaron y se fueron. La chica, no diré su nombre, claro, se levantó de la tumbona y me cogió de la mano y me llevó a la parte de atrás de la piscina donde guardaban las sombrillas y tumbonas durante el invierno entre el follaje, nombre nunca mejor puesto. 

– ¿Lo has hecho alguna vez con una jovencita?

– Sí, claro, le dije. Cuando era joven.

– ¿Y después no?

– No. A mis años ¿Qué joven va a querer hacerlo con un viejo como yo?

– No eres tan viejo. Me dijo. 

Me tumbó en una hamaca y ella se subió encima. Se quitó la parte de arriba del bikini…

– ¿Cuánto hace que no ves unas tetas así?

– Demasiado. Contesté.

Para entonces mi polla estaba erecta como nunca notaba las gotitas del líquido pre– seminal que salían de mi glande y ella solo se frotaba sobre mí. Me estaba poniendo a cien. Se la metió de una hasta los huevos, y en nada subía y bajaba sobre mi rabo. Entonces me di cuenta de algo y me estaba sintiendo mal por abusar de ella. Pero bueno era ella la que había empezado.

– No tenemos...protección, le dije.

– Yo no me quemo al sol. Contestó picara.

– No, tonta, me refiero a condones. 

– Lo haremos a pelo. Nunca he sentido una polla madura de un hombre mayor dentro. Vamos, no te ofendas, es que eres mayor. 

– Ya lo sé. Podría ser tu padre. O incluso tu abuelo, pensé, pero enseguida me olvidé. Diciendo esto se quitó la braga del bikini y se quedó desnuda. 

Cogió mi polla y se la metió despacio, como si fuera a romper. Comenzó a botar. 

– Joder, joder, que gusto, decía. Ah, ah, ah, papá. ¿Puedo agh, agh, llamarte papá?

– Como quieras. Estaba disfrutando tanto, que como si me llama Ernesto, me daba igual.

Seguimos un rato más así, ella sobre mí y yo no podía más, iba a echárselo todo. Pero entonces decidí parar. Cogí la braga del bikini y se la puse. La deslicé de un lado y se la volví a meter como en un video porno que vi hacia tiempo, donde una pareja follaba igual. Subía y bajaba acompasada perfectamente conmigo. Aunque llevábamos tiempo casados, nunca había follado con su madre como ahora lo estábamos haciendo. Más tarde, y ya al borde del orgasmo, la giré y la puse a cuatro patas sobre la hamaca conmigo de pie. Se puso a gemir como una loca. 

– ¡Papá, papá, papá! Me corrooooooooo......

El rol de ser su padre, daba ese plus de más gozada y a ella la hacía disfrutar como una loca. Noté que eyaculaba justo cuando ella tuvo su orgasmo, porqué noté como su coño de 20 años me apretaba la polla y en ese momento no pude más. Me quedé dentro empujando mi pelvis contra su culo mientras la agarraba fuerte por las muñecas y me descargaba todo entero dentro de su coño. Fue lo más. No recordaba haber tenido un orgasmo tan intenso.

El hombre se quedó callado un momento. Luego dijo… – Bueno, follamos todas las semanas. Cuando su madre no está, claro. Ella toma la píldora y deja que me corra dentro.

Todos aplaudimos de nuevo y la chica se lo llevó también. De esta manera fuimos pasando todos por sorteo contando nuestra historia y el final feliz de la chica que nos recibía en el backstage.

CONTINÚA...


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