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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Mi etapa de profesor Uterino





La edad de Oro como Profesor Interino… me llegó en ese período cuando tenía 30 años. Siempre he sido un hombre del montón, por ello me empecé a cuidar e ir al gimnasio… entonces todo cambió, la vida se mostraba esplendorosa tras un revés en el que di rienda suelta a mi “Arma secreta”. De noche iba a la universidad a estudiar el “Grado de Ingeniería mecánica”, y de día era profesor en un instituto de secundaría. En esa época me había separado de mi mujer y me había ido a vivir a una habitación que me alquiló una familia. Todo mi patrimonio era mis conocimientos y un coche con más años que yo en la que me movilizaba durante mis actividades diarias. Mi nueva vivienda estaba ubicada en un barrio más bien modesto, habitado por obreros y especialistas autónomos. La familia que me dio hospedaje era numerosa con hijos menores en plena adolescencia o entrando en ella. Provenían de un pueblo pequeño de la costa de donde habían salido en busca tal vez de mejores oportunidades en una ciudad más grande. Por entonces acaba las clases presenciales en la universidad a eso de las diez de la noche.

Algunas veces pasaba a visitar a mí ex mujer a la que trataba de recuperar, hasta que un día me la encontré con otro maromo que me quitó las esperanzas de reconquista. En otras me iba para mi hospedaje directamente o me tomaba algo en un bar de camino. Cuando llegaba, generalmente la gente de la casa ya se estaba yendo a dormir y solamente una de las hijas se quedaba en la mesa del comedor que al mismo tiempo era su mesa de estudio. La muchacha me saluda muy amablemente cuando llegaba y poco más…, fue cuando entonces empecé a notar que sonreía con miradas coquetas. Para estar en primero de carrera estaba más bien atrasada en sus estudios. Era una chica de buena estatura, de pelo negro rizado y unos ojos grandes también negros. De cara no era muy atractiva por los granos que le marcaban su piel, pero su sonrisa la mejoraba bastante dejándola en una carita aniñada que demandaba ternura.

Por el contrario se le notaba un buen cuerpo del que se destacaban unas nalgas preciosas redondas y respingonas, con una gran raja que diferenciaba claramente cada una de ellas. Sus tetas eran medianas, perfectas para su edad que ya copaban en el cuenco de mi mano. Su boca carnosa y sugestiva, y para acabar su piel trigueña clara que relucía en la oscuridad. Se llamaba Gloria. Pero lo que ha de pasar pasa y llegó el día en que las relaciones entre Gloria y yo empezaron a cambiar. Una vez después del saludo usual me hizo el comentario que tenía unos temas de Química que no entendía muy bien y que esto la estaba atrasando en sus estudios, porque su profesora no la atendía como ella necesitaba. Esto lo dijo con una mirada bastante coqueta que me puso en alerta de que ella quería algo más que mi ayuda como profesor. Me preguntó si yo le podía ayudar, y a pesar de no ser experto en química le eché una mano… De ahí en adelante comencé a ser más simpático con ella y me ofrecí a explicarle los temas de Química que necesitaba y algunos otros de Física y Matemáticas. Cabe decir que se encontraba en un curso de Refuerzo en estas materias.

Empecé a salir de la universidad directo para mi vivienda para darle clases de Química a Gloria, quien había aceptado mi ofrecimiento y sus padres encantados que no le cobrase nada, ni rebajase mi cuota mensual por el alquiler del cuarto. Sin embargo los padres se volcaron sobre mí en mayores atenciones, tratándome casi como a un hijo pese a tener casi la misma edad que ellos. A medida que fuimos entrando en confianza comencé a preguntarle si tenía novio… Me sorprendió que me dijera que no había tenido ninguno en toda su vida, si exceptuamos los tonteos de primaria. Le pregunté a donde le gustaba ir cuando salía, pero me confesó que no tenía amigos que la invitaran tampoco. Todas las preguntas que le fui formulando apuntaban a la misma conclusión… ¡A ESTA NENA NO SE LA HAN FOLLADO…ERA VIRGEN! Después de unas semanas de clases, noté como Gloria se sentaba a estudiar sin tanta ropa, sino con una camisa larga que le tapaba por debajo del culo a modo de bata, que era la misma con la que solía dormir.

Entonces empecé a hacer avances más bien lentos pero seguros. Yo le decía lo delicioso que sería darle un beso, insinuación que fue aceptando de buena gana y lo guapa que era, extrañándome que no tuviese mil chicos detrás. Luego noté que no usaba sujetado debajo del camisón cuando me esperaba para las clases, lo que me permitía verle muy bien las tetas cuando me acercaba a explicarle sobre el cuaderno de notas. Comencé entonces a acariciarle las tetas disimuladamente al principio por encima del camisón, como por casualidad al pasar mi mano para escribir o tomar algo del otro lado de la mesa…, no me rechazaba, más bien se pegaba más a mi mano y brazo para que notara sus pezones duros la bata. Aquello me animó a ir un poco más lejos, tomando completamente entre mis manos sus tetas…le pellizcaba los pezones grandes como de mujer negra o preñada, poniéndose duros. Días después cuando nos asegurábamos que todos se habían retirado a sus aposentos, nos íbamos a un pasillo que había entre el comedor y mi cuarto y ahí empecé a chuparle las tetas…

La siguiente vez fui más ufano y atrevido y ya me sacaba la verga, se la ponía en sus manos para que la acariciara y se la frotaba contra su cuerpo para que la sintiera. La primera vez se quedó boquiabierta al ver el pedazo de cipote que portaba ente mis piernas, creo que le animó mucho más a sobarla y sentir mi candente cipote entre sus manitas. Gloria me decía que nunca había estado con un hombre y que no quería correr ningún riesgo… Yo le decía que no se preocupara que hay maneras de gozar sin correr los riesgos de embarazo. Yo notaba como ella me miraba y se excitaba al ver mi verga bien empalmada como una lanza en ristre. La abracé con pasión y la besé mientras recorría su cuerpo con mis manos, y mi boca por sus tetas, cuello y labios húmedos prestos al beso francés que le enseñé. Suavemente palpé sus tetas mientras ella me abrazaba con gran excitación, dejando que le hiciera mis caricias por todas partes llegando a su culo. La amplitud de su camisón de dormir facilitó que mis manos llegaran hasta sus muslos y pudiera sobar enteramente esas nalgas espléndidas, que eran mejores de lo que me había imaginado. Levanté su camisón y puse mi verga directamente entre sus bragas y su culito para que se fuera acostumbrando. Mientras tanto mis manos buscaron sus labios vaginales por dentro de sus braguitas para llegar con mis dedos directamente a su raja y lograr meterle mi dedo índice dentro, sin olvidarme de frotar y masajear el estirado clítoris.
A veces nos sobresaltábamos cuando oíamos algún ruido y nos separábamos momentáneamente hasta comprobar que nadie venía… Sus padres trabajaban diez horas en una empresa de cerámica, en un trabajo agotador, de ahí que tras la cena de las diez de la noche cayeran rendidos en la cama hasta las siete de la mañana que sonaba el despertador para todos los habitantes de la casa. Y los dos hermanitos eran pequeños y dormían como ángeles. Otras veces, cuando presentíamos que estábamos en peligro de ser pillados, ella huía rápidamente y se metía a su habitación y yo a la mía, pero siempre con el deseo intacto para reanudar nuestra relación en la noche siguiente…. Día a día nuestras conversaciones se hacían más calientes y un día sin más rodeos le dije que quería que se metiera mi verga en su boca, deseaba con mucho que me hiciese una mamada. Ella aceptó y solo de pensarlo mi verga se puso tiesa como una daga árabe. Nos escondimos en mi cuarto, me saqué la verga y ella se arrodilló. Se le notaba nerviosa y curiosa a la vez. Mi verga apuntaba directamente a su boca. La cogió con su mano sin lograr circundarla con sus dedos de lo gruesa que es, y la subió para mirar por debajo y descubrir los grandes huevos que me colgaban llenos de leche por varios días sin eyacular. Los acarició mientras me miraba a los ojos. Se acercó a oler mis pelotas y finalmente me dio un beso en la punta del glande remangando el prepucio. Luego comenzó a lamerla y a humedecerla con su saliva. Siguió lamiendo de abajo a arriba, suavemente aprendiendo vez a vez.

Se  notaba la inexperiencia, pero ahí radicaba el morbo de aquella situación…, Luego empezó a concentrarse solo en la cabeza de mi verga, lamiéndola y succionándola con sus labios. Gloria empezó a mordisquear mi tranca suavemente, para más tarde centrarse en mis duras bolas rellenas de lefa. Las sacó bien de entre los calzoncillos y se puso a chuparlas mientras con su mano me masturbaba con suave entusiasmo. Todo aquello se repetía una y otra vez sin lograr meterse la polla más allá de un tercio, pajeando el resto con una mano y amasando mis huevos suspendidos con la otra. Después de tanto tiempo sin que una mujer me hiciese una felatio, aquella me pareció tan divina y morbosa que me excité como un toro bravo… Le dije entonces que estaba a punto de derramarme, que le iba a echar el polvo en su boca, y que debía aprender a tomárselo limpiando luego mi verga sin perder una sola gota…como es obligación de toda hembra que mama la polla de su semental.

Este comentario la excitó aún más y volvió a mamar con mucho entusiasmo mi cabezón. No pude contenerme más y un chorro descomunal espeso y caliente se derramó en su boca, seguido de otros dos más que le fueron atorando la boca y la garganta de engrudo recién ordeñado. Ella siguió chupando y tragando como si no hubiese mañana. Se lo tomó todo y me miró como buscando mi aprobación. Le acaricié la cara, le dije que lo había hecho muy bien pero que tenía que practicar más. Ella asintió con una sonrisa y me enseñó todo el contenido seminal que llenaba su boquita y con las mismas se lo tragó en dos batidas relamiéndose lo que quedaba. Me besó el capullo y luego mi boca, huyendo hacia su cuarto. Siguieron muchos días donde veía como Gloria se volvía una adicta a la lefa de mi verga, la buscaba en el aseo o una mirada furtiva, pero lo mejor eran nuestros momentos íntimos cuando todos dormían, y ella disfrutaba enormemente tomándose mi semen.

Comprendí que estaba lista para avanzar a otra experiencia superior. Mi objetivo fue entonces su culo. Le dije entonces que ya era hora de que aprendiera otras emociones sin correr ningún peligro de quedar preñada. Le pedí una noche que se subiera el camisón cuando nos quedamos solos y su madre se despidió de la niña entre tanto le indicaba como resolver el ajuste de una reacción química. Necesitaba verle bien su cuerpo y comprobar si era tan bonito como yo creía. El espectáculo que vi hizo que pensara que valía la pena seguir avanzando despacio como había planeado. Contemplé una figura escultural producida por una cintura estrecha y culo ancho con la forma de guitarra en proporción que hace a un cuerpo de hembra perfecta para ser candidata a ser follada sin contemplaciones…, además de un vientre plano y unas nalgas muy provocativas.

Hice que se quitara las braguitas y se pusiera de espaldas a mí, en tanto le cogía sus tetas con mis manos restregando mi endurecida y recia verga entre sus nalgas. Bajé una de mis manos hasta alcanzar su coñito, y noté una humedad creciente y viscosa. Comencé entonces a tocarle el clítoris y eso la aceleró con movimiento escalofriantes entre jadeos. Despacio le introduje un dedo en su conejito mientras ella gemía y se movía como si estuviera follando con mi dedo. Cuando se calmó un poco seguí besándola lamiendo sus tetas para luego bajar lamiendo sus muslos y el vello de su pubis, hasta que mi lengua llegó a sus labios vaginales. Subí un poquito y toque su clítoris con la punta de la lengua. Olía sabroso, sabía néctar de mil flores. Cuando lo hice, en Gloria se produjo un orgasmo que le hizo arquear de placer. Me llamó la atención que sus ojos estuvieran enrojecidos, pero entendí que por su cuerpo había pasado como una tormenta de lujuria.

Me puse de pie mientras ella buscaba afanosamente mi cipote enardecido, para metérselo en su boca. Era como si quisiera comérselo todo entero y alimentarse de él. Le dio un fuerte beso a la cabeza, me levantó los testículos y se introdujo los huevos en su boca, uno por uno con fuertes chupones succionándolos a pique de arrancarlos de cuajo de la vitalidad que le puso cargada de lujuria. Su lengua recorría toda mi verga, la llenaba de un reguero de saliva y volvía a acariciarme los huevos. Gloria lamía y me miraba profundo a los ojos, y volvía a lamer, pasaba una y otra vez su lengua de abajo arriba, y se tomaba cualquier chorrito de semen que tratara de escapar por el agujerito de mi glande. No aguanté más y moví mi verga follándome su boca, guiando la cabeza con mi mano puesta en su coronilla hasta descargarle un chorro tibio y espeso de leche blanca.

A la noche siguiente la oportunidad fue única, pues sus padres y sus hermanos se fueron a una fiesta familiar dejándome a la niña mayor a mi cargo. La besé en la boca y en sus tetas. Me arrodillé y le acaricié su clítoris con mi boca hasta que sus labios vaginales se inundaron de placer. Unté mi mano de sus abundantes líquidos que emanaban del coñito anhelante de placer. La giré un poco y se los unté entre sus nalgas. Le dije entonces que abriera las piernas, que se doblara por la cintura, estirara los brazos y se apoyara con las manos en la cama… El culito de Gloria era totalmente virgo, así que sintió algo de molestia cuando le metí primero un dedo y después de una larga dilatación un segundo estiró aún más su cerco anal. Pero vi que le gustó hasta llegar a un optimo ensanche… entonces puse mi polla en la entrada de su ano y empecé a penetrarlo muy despacio procurando que le entrase el cabezón de mi verga en forma de casco alemán, lo que conlleva un esfuerzo al ser bastante gordo. Pude ver la cara de ansiedad de Gloria, pensando que le iba a doler o que no podía entrar, pero seguí empujando porque no iba a parar hasta desvirgar su culo, me encontraba obnubilado cual semental ante una joven gacela. Empujé con fortaleza, y de pronto se coló la cabeza para alivio de la nena, el resto hasta la mitad de mi verga fue más fácil, estaba dentro de su culo y ella misma ayudaba con sus nalgas a que entrara más adentro, resistiendo estoicamente mis punzadas cada vez más profundas… hasta que noté que era el momento y la tomé de las caderas para metérsela de un solo golpe hasta los mismo huevos.

Gloria lanzó un grito por fortuna más bien sordo pues nadie pudo escucharlo… comencé a metérsela y a sacársela diluyéndose poco a poco el dolor, convirtiéndose en gozada de tener por primera vez a un macho dentro de ella. Me detuve y se la saqué lentamente. Ella en un gesto de ternura y como de agradecimiento, se giró, acercó mi verga a su cara y se puso a acariciarla con su boca. Le dio muchos besos y la lamió toda succionando con devoción mi gorda cabeza venérea. Le pregunté que donde quería que le echara el polvo y sin dudarlo respondió… "En el culo". Naturalmente que cumplí con sus deseos. Se colocó agachada formando 90 grados dándome todo su culito para que lo usase a mi antojo, y sin más preámbulos se la enchufé haciendo que mi cadera realizara el vaivén final del disfrute en aquel culito recién estrenado…cuando me vino el subidón arrecié las embestidas… se la metí hasta el fondo y eyaculé unos soberanos chorros de lefa en su esfínter que me supieron a “gloria”. Hacía meses que no descarga dentro del culo de una mujer, y me sobrepasó de gusto.

Caí rendido en las semanas siguientes… nos dedicamos a ensayar todo mi repertorio de sexo oral y anal. Gloria era una alumna muy competente de aprendizaje rápido con iniciativa propia, se estaba convertido en una pervertida putita con ganas de practicar más y más sexo. Nadie hubiera apostado por su conversión a PUTA en tan poco tiempo. Mi paso siguiente fue convencerla que debía visitarme en mi alcoba para poderle acariciar bien su raja, masturbarla y lograr finalmente romperle el virgo de ese coñito tan suculento. Al fin ese anhelado día llegó tras mi insistencia persuasión. Una noche también propicia ella accedió a entrar a mi cuarto, con la promesa que no la fuera a preñar. En verdad el calendario era propicio para follar sin gomita, pero yo estaba preparado con mis condones, pues era consciente que me podía meter en un problema. La desnudé y la metí a la cama. La acomodé de espaldas, me quité yo también la ropa y me acosté sobre ella. Se notaba nerviosa pero jadeante. Le puse mi verga en sus manos mientras le besaba las tetas y succionaba cada pezón. Luego uno de mis dedos comenzó a explorar su vaginita, a tocar su clítoris y a comprobar que estaba bien lubricada. Le dije que me la mamara antes de ponerme el condón. Le abrí y le flexioné las piernas para que su chochito quedara completamente expuesto y abierto para la primera y crucial hazaña de una mujer en su sexo.

De todas maneras no me pareció buena idea que la primera vez fuese con condón de por medio, y logré persuadirla para follar a pelo esa vez iniciática… Sumisa a mis deseos accedió complacida y sus labios vaginales se prestaron preciosos para el desvirgue… se veían rosados y húmedos, muy apetecibles para follárselo a saco. Coloqué la punta de mi polla en su raja totalmente mojada y caliente, lo noté enseguida al poner mi sensible glande entre ellos. Le froté el clítoris con el capullo duro durante uno segundos, haciéndola suspirar de gozo, y hasta casi logró correrla, eso proporcionó mayor lubricación al coñito aspirante. Entonces empecé a penetrarla sensiblemente en tanto ella me sujetaba de mis caderas, y con miedo de entrar demasiado fuerte, pero con decisión de empujarme hacia ella con su control. Estaba muy estrecha a pesar de estar bien lubricada. Tenía que actuar con delicadeza para no espantar a la liebre, la quería follar bien follada y ella se dejaba desvirgar casi desesperadamente. Aunque ella abría más las piernas y hacía movimientos para que se lo metiera más adentro, yo evitaba las ganas de metérsela de un solo tirón porque eso daría al traste con una experiencia bonita para ella. Así fui entrando y saliendo hasta que llegué a su himen. Ella lo notó y me lo comunicó con su mirada, cerrando los ojos y preparándose para la rajada de su telita de manera definitiva…su momento único.

Cuando lo encontré ya no lo pensé más y se la metí hasta lo más profundo de sus entrañas. Su grito ahogado e incontenible se expresó en un gemido que me turbó para ahondar más en su coño y follármela a saco sin contemplaciones… ese estaba gestando un polvo gigantesco se me venía desde la cabeza a mi capullo energizado de perforar sus entrañas de niña primeriza… agarré con las manos de sus hombros, como si fuera un naufrago y la apestillé con fortaleza para sintiera la firmeza de la masculinidad que la partía en dos como a un higo maduro. Continué un periodo de tiempo difuso, determinando un final apoteósico en que la corrida no tuvo parangón en los últimos años. El primer lechazo fue tremendo, noté como se abría el orificio uretral para dar cabida a tan grueso chorro de leche que eyaculé en primera instancia, el segundo no fue menor en tanto la clavaba una y otra vez. En cada convulsión se notaba la descarga de mis pelotas de todo su contenido seminal… poco a poco iban quedando completamente vacías y secas, en la misma medida que su vaginita se rellenaba de semen espeso y fértil con millones de Fernanditos locos por preñarla. Tras los seis o siete lefazos me quedé como dormido por un par de minutos y me bajé de mi potra zaina. Gloria mostraba una sonrisa espléndida al sentirse completa y llena de mi hombría…se pasaba los dedos por su raja untando sus dedos de mi rezumante lefa, los chupó y tragó parte de ese engrudo. Luego me besó en los labios, se puso su camisón de dormir y en puntillas regresó a su cuarto. Fueron como dos meses más de practicar un sexo delicioso, y tanto le gustó follar a pelo que solo una vez me puse el condón…no le agradó. 
Hacía como cuatro meses que había comenzado a darle a Gloria unas clases de Química y Matemáticas, de las que solo aprendió y con notable rapidez a manejar todas las fórmulas del sexo, posturas y reacciones, lo cual incrementaba el apetito sexual de Gloria, su lujuria estaba desbocada y presentí que su entusiasmo por mí podría conducir a compromisos que no me interesaban… la niña comenzó a buscarme más allá del simple placer de gozar de una buena follada por diversión, a un delirio de maridaje. Pocos días después de ver dichos signos incontestables hablé con su madre…, le dije que estaba precisamente cumpliendo el mes y que le desocupaba su cuarto. Ese mismo día empaqué mis pertenencias y me fui antes que Gloria regresara del instituto.

Ella me estuvo llamando después donde yo enseñaba, pero sé que pronto se olvidaría de un hombre mayor, y con su experiencia sexual encontraría un chico con el que intimar. Siempre inventé excusas para no verme más con ella…. Después de muchos intentos no volvió a llamar. Unos años después de dar muchas vueltas por diferentes institutos conseguí una plaza fija en la educación y me instalé a unos 50 kilómetros de donde vivía Gloria, y nos encontramos por casualidad en el centro comercial de la ciudad. Saludé y seguí de largo sin apenas detenerme observando que llevaba un carrito con un niño de unos 3 años, que no me atreví a preguntar de quién era, cuando a los pocos segundos se presentó un chico desgarbado con un piercing en la nariz que se presentó como Santi…su pareja. No veía parecido entre el padre y el crío, sin embargo su color de piel de un blanco especular y ser rubio frente a un individuo moreno de piel morena, no encajaba tanto como yo y mi genética. Supe que tenía un hijo con Gloria, pero no iba a romper esa bonita unión marital entre dos adolescentes bien avenidos. No volví a saber de ella. Mejor así, pues deseaba vivir mi vida de swinger follador….

Pasaron tres años desde mi affaire con Gloria hasta llegar al momento de este relato, solo que mi vida de interino itinerante se había acabado, pero para sufragar mis muchos gastos ese año decidí poner un anuncio en tablón del instituto para dar clases a domicilio ese verano. Tuve algunas respuestas y contesté a todas, una de ellas era una madre que deseaba que “le diese” sus dos hijas. Me presenté en la dirección que me dio, un octavo piso en una populosa barriada la ciudad costera. Me abrió la puerta la madre de las niñas, Laura… una guapísima morena de unos 36 años y un cuerpo de carnes macizas de la cual ya había disfrutado del bamboleo de sus caderas y de los encantos de sus curvas alguna vez que la vi por los pasillos del instituto. Llevaba una larga camisa, o camisón largo, bajo la cual tan solo se destacaban unas braguitas moradas tipo tanga. Se le veían con toda nitidez unas espectaculares tetas y unos pezones grandes y puntiagudos. Me invitó a pasar a su salón y con ambas niñas nos presentamos, naturalmente ellas me conocían, sin embargo yo solo reconocí Lorena, pero no me sonaba para nada Silvia. En esa primera entrevista acordamos metodología, horario, días y honorarios… además de las materias que abordaríamos a lo largo de las clases. Ese día me marché quedando para el primer día de clase con las niñas.


Como el calor apretaba de lo lindo, decidí ir a la playa tras la siesta… como nunca hube estado en una nudista tenía la curiosidad y aproveché la tarde libre. Cogí el coche y puse rumbo a la más cercana a donde vivo. Había poca gente y el sitio era paradisíaco. Me quité la ropa, y tan solo con la toalla me fui hacia la orilla. Había dos chicas de unos 18 o 20 años tomando el sol para tener sus cuerpecitos bronceados. No lo pensé dos veces y me coloqué muy cerca para alegrarme la vista. No fue lo único que me alegró. Estaban buenísimas, tumbadas boca arriba y mostrando sin ningún pudor sus preciosos conejitos. Mi polla se movió involuntariamente, y aunque no se empinó, sí que creció alcanzando un tamaño considerable si tenemos en cuenta que gasto un cipote de unos 21 cm y 6 de grosor en la raíz. Me eché sobre mi toalla boca abajo para que nadie notara mi excitación de neófito. Había una familia a unos metros que no reconocí a primera instancia, una pareja de unos treinta y tantos años con su hija adolescente…no presté mayor atención dado que me centraba en las niñas que tenía más cerca. Creo que las dos mujeres de la familia se dieron cuenta de lo que me pasaba porque no dejaban de mirarme. La niña le dijo algo a su madre, se levantó y dirigió sus pasos hacia donde yo me encontraba, esperaba que pasara de mí o me moriría de la vergüenza si era alguien conocido…


- Hola, me saludó pero aún no la conocí por el reflejo intenso sol a contraluz. - ¿No me conoces Fernando? Soy Lorena Sánchez, a quien vas a dar clases de matemáticas este verano…. 

Con eso sí que no contaba, solo hacía unas horas que había estado con ella en su casa tan normal y ahora ambos en pelotas…, Aunque no era mi alumna, me conocían de verme en los pasillos y algún día que estuve con ella de guardia. Como me levantara o me diera la vuelta me iba a ver aquello bien hinchado, y también sus padres. El caso es que la niña tenía un cuerpo fantástico, con unas tetitas muy bien puestas y unos pezones abultaditos de lo más excitante. El coñito lo tenía sin pelo alguno, parecía un bollito, y de su rajita le salía un clítoris que estaba diciendo "cómeme". Contemplando todo aquello, mi cipote ejerció mayor presión. La situación era de lo más embarazosa. No me quedó otra que incorporarme y saludarla. El cipote lo tenía casi erecto. Nos dimos dos besos de saludo, y al hacerlo toqué levemente su pubis con mi mástil, que dio un respingo y se puso más tieso todavía. Ella seguro que lo notó, pero se hizo la despistada sin querer mirar hacia mi flamante falo.


- ¿Vienes mucho por aquí? Mis padres y yo venimos casi todos los días. Nos gusta broncearnos por completo. Mira qué morenita estoy… y sin marcas.

- Sí, ya te veo, le contesté. - Se te ve un cuerpo muy bonito… Yo la verdad… es la primera vez que vengo a esta playa.

- Ya me lo imaginaba.

- ¿Y eso por qué? ¿Tanto se me nota que soy primerizo?

- Se te ve a un kilómetro, porque te has empalmado al ver a esas tías buenas ahí despelotadas. Suele ocurrir las primeras veces… los tíos os empalmáis y nosotras nos hacemos caldo, pero yo te voy a ayudar. Ven conmigo al agua. Me cogió la mano y me llevó con ella dentro del agua, hasta cubrirnos por debajo del pecho.

- Con el agua fría se te va a deshinchar en un momento, me explicó mientras me la cogía con su mano. Le aplicamos agüita y pronto se te bajará.

Al cabo de un rato se normalizó un poco la situación eréctil de mi badajo, salimos del agua. Su padre estaba echando un sueñecito en la tumbona, así que nos presentamos ante su madre. Desnuda por completo confirmaba que era una mujer deslumbrante, rellenita con todas sus curvas en el lugar que corresponde, guapa de cara aniñada y una cintura maravillosa contrapuesta a una cadera ancha en la proporción perfecta para engendrar…, con unas tetas preciosas y unos pezones erectos de un tamaño considerable que ocupaba todo el frontal de su globo mamario. El chochito lo tenía que daba gusto verlo…rasuradito, con un mostacho de vello fino que formaba un triángulo equilátero indicando con su vértice inferior donde entrar, era un coñito   hinchado el pubis como una almohadilla, marcados los labios vaginales con unos internos que sobresalían como pétalos de flor, y para acabar de mostrar un capuchón grande cubriendo un enorme y encrespado clítoris… Y otra vez se me empezó a recargar la verga de musculatura viril. No había manera de pararlo alzándose por su propia cuenta sin remisión. Se quedó tieso, apuntando directamente hacia ella totalmente desafiante, a modo de viga empotrada… ¿Qué le iba a hacer? Aguantaría la desazón estoicamente con máxima naturalidad.

- ¡Ja,ja,ja! Se rio Laura. Parece que está señalando a quien y dónde quiere meterse.

- ¡Vaya, qué vergüenza! Lo siento, No puedo controlarlo… Perdona, es que tienes un cuerpo de pecado, y este cacharro no tiene control remoto funcionando por su cuenta, me excusé como pude. - Es la primera vez que me encuentro en una situación como esta… me imagino qué pensaréis de mí…

- No tienes de qué avergonzarte, Fernando. Al contrario, deberías sentirte orgulloso de ese miembro descomunal que posees. Seguro que tienes un montón de chicas detrás de ti… y de tu polla ¡ja,ja,ja! Además no sé si te han dicho alguna vez que es muy bonita… ¡Te puedo asegurar que tienes un ejemplar poco habitual…! Me decía mirando mi polla como si fuera un pájaro raro y ella una botánica experta.

Su marido estaba roncando y no se enteraba de nada… su hija Lorena tras la presentación se había puesto los auriculares para escuchar música, y ni siquiera se había percatado de que mi estoque había vuelto a crecer poniéndose en posición de combate de nuevo, todo su esfuerzo echado a perder por culpa de su madre.

- Pues estás equivocada, le contesté. La verdad es que hace ya unos meses que no me como una rosca… y cómo puedes ver a este soldadito le hace falta entrar en batalla o no sé qué haré con él.

Laura se me acercó para hablarme al oído. Mientras lo hacía, mi polla entró en contacto con su panza, y la palma de la mano recorrió mi polla iniciando su recorrido en mis huevos colgantes hasta rematar el periplo con sus dedos contorneando mi glande, varias veces…, recreándose en la dureza del mástil y su desigual orografía venosa.

- Eso lo podemos solucionar ahora mismo, Fernando. ¿Ves aquellas dunas de arena de allí? Detrás no nos ve nadie. Ven conmigo y echamos un polvo. Que para serte sincera me caes muy bien y me has puesto bien cachonda con tu formidable verga…, y con las ganas que tiene de entrar en un coño, me vas a hacer gozar como una perra… ¡TENGO GANAS ENORMES QUE ME LLENE UN BUEN MACHO…!

- Pero tu marido está aquí…y tu hija Lorena…

- Por mi esposo No te preocupes, no se despertará en una hora… acaba de comer y la siesta la hace tan larga como la digestión. Es una pena, porque después de llenar mi estómago a mí siempre me apetece que me llenen el coñito, y mi esposo nunca lo tengo dispuesto… ¿Mírale como duerme el ceporro? Con todo esto… ¡¿Ya te imaginas como tengo ahora mismo el coño de preparado…?!

- Bueno tal vez tu marido no, pero la niña…

- Por ella preocúpate menos… ¿O crees que mi hija es virgen…? Ella sabe que su mamá folla. Si te apetece, y aún te quedan fuerzas después de terminar conmigo, tienes mi consentimiento para poder follártela, así a pelo sin condón, como harás conmigo… Gesticulé cobardía o pudor dando a entender que yo no lo haría con una menor y alumna mía… - ¡Pues lo mismo tendrás que hacerlo para callarla!

- Mira Laura estás muy buena y la oferta de follarme a tu hija es casi irrechazable… Pero no me concentraría teniendo a tu marido aquí ¿Y si se despierta con mi polla clavada en tu coño? No me parece bien romper un matrimonio con hijos…

Como su marido seguía dormido, Laura se dirigió hacia mí un poco enfadada. - Oye, guapo, seguro que no tienes trabas de follarte a media playa ¿Y a mí me vas a dejar con la miel en los labios? No puedo esperar a mañana, estoy demasiado caliente…, así que ven conmigo detrás de las dunas, No vaya a despertarse el cornudo este que tengo por marido y tengas razón…

Aquellas palabras terminaron por endurecer completamente mi espartana virilidad, que alcanzó también su máxima longitud. Laura estaba igual o más excitada que yo. Tenía el chochito chorreando. A unos 60 metros había unas dunas calientes y onduladitas como el cuerpo de esta tía tan sensual y cachonda. No fue difícil que se me mantuviese tiesa. Nos encaminamos tras las dunas bajo la atenta mirada de Lorena que con su indolencia permitía a su madre la insolencia de consumar adulterio al lado de su padre. Tendió la toalla, y ella se tumbó boca arriba sobre ella, me arrodillé entre sus piernas, y sin darnos cuenta, mi polla se deslizó hacia dentro con una suavidad pasmosa… Cerró los ojos en el momento de llegar a fondo cuando se coló en su vagina profunda, y con un movimiento lento e imperceptible comenzamos un coito que fue en incremento.

Era delicioso sentir con la punta de la verga cómo frotaba sus paredes, excitando cada terminación nerviosa de las mismas y mi sensible glande. Durante casi un cuarto de hora estuvimos follando en todas las posturas que podíamos… de lado, de espaldas, de frente, por detrás, por arriba... Laura se corrió lo menos dos veces. Gemía y gritaba sin miedo a ser escuchada y sin tapujos.

El marido seguía durmiendo y la hija escuchando música recostada asumiendo con naturalidad que su madre fuese follada por un hombre distinto a su padre, y que acaba de conocer unas horas antes…miraba de vez en cuando, y pasado un rato, dejó de estar sentada al darse cuenta de todo el buen meneo que su madre recibía de mi parte…se nos acercó. Pensé que nos iba a pregonar y le indiqué a su madre que Lorena venía hacia nosotros creyendo en la reprimenda con todo el escándalo de un marido cornudo, aún dormitando como cerril. Pero estaba equivocado.

- Chicos, nos dijo acercándose a nuestro lado. - Tened cuidado porque ese culo se ve subir y bajar desde allí…os puede ver papá si se despierta. Me pondré aquí delante como si estuviéramos hablando los tres… 

Lejos de cortarme me excité aún más al tener a dos mujeres calientes y tan putas como ellas solas…madre e hija. La chica, sin mucho disimulo alargó su mano a mi trasero…lo acariciaba lentamente acompañando a mis vaivenes empujando con dureza en las insertadas que le proporcionaba a la madura mamá de la chica.

Se ve que quería participar en el asunto, se notaba que tras percatarse del tamaño de mi hombría, pensó que tendría ración para ella también, y no solo para su madre. La otra mano la deslizó directamente sobre mis huevos que amasaba y pasaba con fortaleza comprobando el grosor del cipote en su base antes de entrar por completo en el coño de su progenitora, que gemía a cada empellón. Sin duda la niña había visto muchas veces follar a su madre, y la mamá a su hija en la misma situación para llegar a tener tal complicidad… yo me preguntaba ¡¿Cuántas orgías habrán compartido?! Tiempo después supe que esos tríos eran en su mayoría con el cabeza de familia. ¡Joder como se me puso de dura con ambas homenajeándome…! ¡Menuda follada brutal!

- ¡Coño! ¡Qué buena verga tienes profe, es bien grande… tan dura y suave al mismo tiempo!  Tienes a mi madre bien abierta…le vas hacer en el coño un bebedero de patos con ese grosor…

Susurró claramente agitada. Yo mientras tanto, seguía con el mismo movimiento. Laura aguantaba los gemidos a pesar de que se estaba corriendo, su chocho completamente mojado la delataba, en esas elevaba su culo para que el coño se encontrase con mi ariete frente a frente y se metiese lo más hondo posible sin dejar nada fuera.

-¡Sácala, Fernando, que no puedo aguantar más! Me pidió excitada al máximo Laura.

Su nena sacó mi polla de la vagina de Laura y la empezó a mamar cual experta profesional, en eso su madre se había puesto a cuatro patas sobre la toalla, y cuando la chica lo creyó conveniente la metió directamente en la vagina materna puesta en pompa solicita de verga…con un movimiento maestro la enchufé en la madura otra vez. No sé a qué edad tendría su primera experiencia Lorena, pero me parecía muy joven para tener tanta habilidad mamporrera, pero que mucha experiencia y maña en esto de sacar y meter falos en los coños hambrientos. Laura arqueaba su columna moviendo las caderas para refregar su coño con mi ariete sublimado… tenía la vagina muy apretada para dar la sensación de ser una gran folladora. En esa postura, por momentos, mi grueso rabo apenas podía moverse por dentro de su útero, topando con una dureza del fondo vaginal. La hembra hacía unas contracciones que me volvían loco succionándome la verga con su coño.

Tanto es así, que en apenas cinco minutos más follándomela como a una perra en celo, me corrí dentro de su coñito, a la vez que ella convulsionaba en la enésima corrida. Ayudaba su hija que me sobaba por el pecho, la espalda, el culo y asía las pelotas con decisión apretándolas al punto de reventármelas. Cuando el placer y el gusto eran tan intensos que no se podía soportar, me corrí dentro de su coño que la inundé de leche hirviendo. Me agité raudo buscando el orgasmo y lo encontré en una brutal corrida, con un chorro demencial que acabó en el fondo uterino de la señora esposa y madre. Tras la secuencia de seis convulsiones que me perturbaron todo el cuerpo con sus pertinentes lechazos que vaciaron el escroto, la saqué y nos fuimos los tres a refrescarnos en la aguas salinas del mar mediterráneo. Pero no pudo evitar que un poco de semen cayera en la arena rezumado de su coño… Lorena se acercó a su madre para acabar de limpiar el coño que le vio nacer, rebañando el semen retenido entre los labios de su madre con sus dedos, para probarlo libándolo cual néctar de flor. Tal era la magnitud del polvo, que cuando volvíamos, le salía semen del chocho y le chorreaba por las piernas.




- ¡Qué bien sabe mamá! Gimió la niña. ¡No he probado nunca algo tan pegajoso!  Nos metimos en el agua los tres para lavarnos bien Laura y yo… Lorena solo para refrescarse del calenturón que debió coger…

Dentro del agua su hija le preguntó… - Mamá, ¿Esto me lo tendré que callar de alguna manera? ¿No podré ocultar que has estado follando con el profesor por mucho tiempo si no me dejas probarlo a mí…?

- Vamos a hacer un trato nena…, tú no te callas la boquita con tu padre, sobre que he estado jodiendo con Fernando detrás de las dunas y yo no le digo que le has hecho una paja dentro del agua. Y si te portas bien, hasta nos lo podremos beneficiar cada día después de las clases particulares…

- ¡Ja,ja,ja! Esa idea me gusta mamá…piensas bien y rápido. No te has fijado bien, en verdad no le he hecho ninguna paja, pero ¡Trato hecho! Aunque Silvia también querrá su ración del pastel…

- Que le vamos a hacer…El profe tendrá que follarnos a las tres. Huevos no le faltan para cubrirnos.

Su padre se despertó con las voces al entrar en el agua, y fue a ver con quien andaba su esposa y su hija. Al verlos retozar juntos pensó… ¿Quién es ese cabrón…?”  El marido nos esperó fuera del agua frente a nosotros en la orilla señalándome. Para entonces me había limpiado y su esposa también, lo importante era que mi erección había dejado de existir mientras salíamos del agua para intentar aclarar las cosas, Laura entró al quite sabiendo lo atolondrado que se levantaba tras la siesta, era un hombre fácil de confundir con palabras razonadas…

- Cariño, le dijo al marido. Este hombre es Fernando, y le he contratado para que les dé clases de matemáticas este verano… y mira qué casualidad que también le gusta hacer nudismo como a nosotros…  

Enseguida reconoció que era extraño ver a un profesor, pero lo asumió como algo natural. Avergonzado me chocó los cinco en son de paz, se disculpó por su mal comportamiento verbal y yo por abusar de la confianza de su esposa e hija…y diciéndome que esperaba de mí que “le metiera” bien las mates a sus hijas se volvió a su tumbona… Laura aprovechó la espalda de su esposo para decirme al oído al pasar por mi lado…

- Mañana nos veremos en casa o aquí a la misma hora, y nos vamos detrás de las dunas a repetir conmigo o con la nena…sé que te has quedado con las ganas de follártela. Pero por eso no te preocupes, oportunidades tendrás… mi esposo se marcha esta noche de crucero por el mediterráneo y ella con 19 añitos está que se tira a todo lo que se menea.

Laura me dejó esperanzado con su hija o tal vez con ambas, todo se vería. El caso es que yo volví a mi toalla a sentarme y tomar el sol admirando a las chicas que aún continuaban allí. A los pocos minutos la familia recogió sus bártulos y se marcharon despidiéndose de mí con un adiós y gesto a mano alzada. Creía que había tenido la follada de mi vida, incluso pensaba que todo había sido un sueño, una fantasía con una MILF y su hija adolescente, y lo que ahora tocaba era relajarme y tomar un poco la brisa en la caída de la tarde, pero me duró poco el descanso. Una de las chicas que se había coscado de toda la película, debía de estar cachonda perdida para ver en mí un semental de su talla. Era la que no dormitaba y estaba más cerca…se dirigió a mí…

- Oye, por favor, ¿puedes ponerme un poco de crema protectora por detrás? Mi amiga está dormida y no quiero despertarla.

La chica era una rubia de piel blanquita. Parecía la más jovencita de las dos. Tenía las tetitas algo pequeñas como ojivas de misil, la cuales aún tuvieran que crecer más, y el conejito lo tenía con muy pocos vellos muy cuidado. Se dio la vuelta y me dio la crema. Eché un poco en su espalda y me puse a extendérsela lo más uniformemente posible. No me atrevía a ponerle en el culo, así que cuando llegaba al inicio de la raja volvía hacia arriba otra vez. Entonces me lo pidió…

- Ponme en el culo también, que si no me lo voy a quemar. No te veo como un chico que se avergüence de tocar un culo… mucho menos después del espectáculo que has dando con esa señora y su hija delante del marido. La verdad que para hacer eso hay que tener muchos cojones…

- No tenía intención cuando llegué, pero la señora me propuso algo que no pude rechazar…

- Ya veo, eres de esos que se follan a las madres delante de las hijas para que aprendan, y como te digo no te faltan pelotas… ni en lo físico ni en lo retórico. ¡Te veo un macho muy bien armado…!

Dicho y hecho, le froté el culito con mi mano impregnada de crema. Lo puso respingón y desde mi posición le veía perfectamente el coño, con el clítoris asomando bajo el capuchón. Yo iba avanzando a ver hasta dónde me dejaba llegar, le pasaba mi mano descaradamente por la raja…no decía nada, llegué hasta el agujero y con el dedo índice fui hurgando hasta que entró dentro y un segundo también. Se le escapó un gemido de gusto. El agujero se ponía cada vez más grande, y con la cremita estaba la mar de lubrificado entrando y saliendo en una follada digital que avivó de nuevo mi lascivia ¡Esa semana iba bien cargado de testosterona! Con todo esto mi polla volvió a ponerse tiesa otra vez, me subí sobre sus muslos hincando mis rodillas a cada lado de su cuerpo, llegando la punta de mi polla a posarse en el ano. Justo un empujón y entraría. No me lo pensé dos veces. Comprobé que nadie nos estaba mirando. Cambié de orificio bajando un poco más e introduciendo el pulgar impregnado de crema en su culito, al poco le entraban dos y sin dilatar más el tiempo de espera, con un suave movimiento se le metí la verga el culo con una facilidad increíble. Unos cuantos vaivenes hicieron que ella recostada boca abajo con el culo respingón me facilitara el acceso total a su culo…solo le metí el glande nada más. Al poco, la extraje y sin dejar de masajear su espalda y con una mano guie mi maza a su coño.

Ella gozaba de su masaje con final feliz, se la introduje con mayor facilidad que por el culo hasta la mitad y en apenas tres minutos volví a correrme llenándole el coño de lefa… ¡Hay que joderse…dos meses en el dique seco y en apenas media hora dos polvos! Saqué mi polla del coñito enjuto, y sin volverse me dijo…

- ¡Ay, tío, vaya dedos que tienes! ¡Me has vuelto loca! Y el masaje también ha estado fenomenal ¿Tu te dedicas a esto o es solo afición? ¡Porque lo haces divino! No me atreví a decirle la verdad, que la había follado por detrás y tenía el coño lleno de esperma. - Oye, la interrumpí. - ¿Tu amiga no se despierta?

- Imposible, se acaba de fumar un porro y se ha bebido media talega de whisky y tiene un buen resacón en todo lo alto ¡Vamos ni una bomba las despertaría! No se enteraría si te la follas ahora mismo… Yo creo que te la podrías follar como me acabas de montar a mí y ni lo advertiría…

- ¿Tú crees…tan profundo duerme? Entonces si me la follo… ¿Te parece que no le importaría…? Porque he de decirte, que tiene un coño como para joderlo toda la tarde-noche y no cansarse…

- Haz la prueba, yo te doy permiso para que te la folles. A ella no le va a importar con lo puta que es…. Se folla todo lo que se mueve. Es más, lo voy a grabar con el móvil para que lo disfrute cuando esté serena… se lo voy a enseñar cuando se despierte ¡Va a ser genial cuando se vea follada por una polla como la tuya! Seguro que te busca para repetirlo, pero esa vez bien consciente de lo que entra…

No podía desaprovechar la ocasión. Las dos estaban buenísimas, una vez probado a la primera aunque ella no era muy consciente de con qué me la había follado, la segunda viene mejor. Su amiga, Jenny, una morenita con un conejo muy arregladito de vello corto recortado solo, unas tetas exuberantes y tiernamente pecaminosas de ensueño, grandes y con los pezones infladitos que no pude evitar succionarlos, ¡Me pusieron de nuevo la maquinaria a punto! Fue muy fácil metérsela, estaba bien lubrificada posiblemente por algún sueño erótico. Estuve follándola más de cinco minutos en la misma postura que tomaba el sol boca abajo… Fue delicioso. Decidí entonces cambiarla de posición, le saqué la polla de aquel coñito morenito y se la metí de lado con ambos recostados mirando a Amanda. Levantando levemente su pierna derecha se la clavé a fondo notando lo húmeda, consideraba que se daba cuenta de estar follando, porque algunos gestos lo hacían parecer. Otros cinco minutos en esa postura me dio para aguantar bastante tras dos desahogos con mis otras dos amantes… y fui a por la tercera corrida.

Al darle la vuelta dejándola boca arriba, me di cuenta que de todas las que me había follado esa tarde, era la más atractiva, guapísima, de labios carnosos en la boca y en el chocho, pubis con vello diáfano y unas tetitas desafiantes a la gravedad hechas a la medida de mis manos. Amanda gozaba con la follada que le daba a su amiga, tanto que se masturbaba a escasos centímetros de rostro. En esa postura, sin embargo, me costó trabajo metérsela, tuve que trabajar para penetrarla totalmente, eso sí, conforme pasaba el tiempo mi polla se deslizaba mejor al elevar sus piernas con mis brazos, ya entraba y salía de su coñito suave y placenteramente. Después de diez minutos de puro éxtasis no pude evitar que la bomba explotara. Amanda me había colocado su coño en mi boca y yo empujaba con desazón a Jenny, al tiempo que practicaba un cunnilingus a la rubia caliente como una cafetera. Creía que no me quedaba más esperma en el depósito y de allí salió leche caliente a borbotones eyaculando como un campeón. Vaya si tenía reservas, la inseminé a base de bien a la tercera después de casi media hora follándomela con la otra azuzándome su entrega de coño, el cual ella no sabía que también estaba lleno de mi leche. Caí rendido y exhausto hacia un lado de la chica, le saqué el cipote de la vagina y se lo metí en la boca de Jenny y después Amanda acabó por limpiarlo…lo grabó todo.

- ¡Ja, ja! ¡Ha sido genial! Cuando lo vea se van a partir de risa ¡Qué buen follador eres! Bueno, lo de limpiarte la polla en su boca ha sido demasiado... y me ha puesto muy cachonda y envidiosa…. Eso no creo que le guste, eh. Así que machote, ¿A mí cuando me vas a follar con ese pedazo de polla? ¿O me vas a dejar sin probarla…?

- ¡Ja,ja,ja! A ti ya te he follado por el culo con mis dedos, putilla. Y con esta verga por el coño…y tan a gusto que me has dejado las pelotas… ¡Ni te has enterado de bien que te ha entrado!

-¡Serás cabrón! Pues ahora quiero por delante…quiero una recompensa por Hijo de Puta violador.

- Pues vas a tener que esperar un rato. Soy muy macho, pero es que van tres seguidos…

Fue entonces cuando me di cuenta que mis folladas habían sido contempladas por media playa de alrededor menos por el cornudo del marido de Laura. Por fin, pude echarme en mi toalla a descansar. Me lo había merecido después de tantas penetraciones y tres polvos fabulosos. Bueno, al menos eso pensé, porque de repente Amanda desesperada, se me sentó encima con su chochito encima de mi polla restregándome su coño entre sus labios…

- Venga, machote, que mi coño quiere conocer a tu verga, ja, ja, ja… está deseando comérsela.

En apenas unos segundos mi polla se volvió a convertir en un palo tieso que se clavó como una estaca dentro del chumino de Amanda. Era una rubia no excesivamente guapa, pero lo suficientemente buena para enderezar más de una polla, y sus tetitas se movían excitantemente con el mete y saca del coito. La visión de esos flanes gelatinosos, unido al morbo de estar follando en público con una adolescente, el tiempo que no follaba y el ímpetu de la joven, haría que me corriese tarde o temprano…y claro, el palo se empezó a venir arriba. Ver como se movía aquella golfa, y como su coño se tragaba mi falo en toda su extensión hasta los huevos, como si tuviese un coño súper profundo, en un cuerpecito casi infantil, me ponía mil. Ahora comprendía por qué le entró tan fácil la mitad de mi estaca la primera vez, eso era muy poco para aquel conejo tragón. Su agilidad me maravillaba follándome en cuclillas con una agilidad atlética…

- Así cabrón métemela hasta el fondo… Que no te quede nada fuera de mi coño, la quiero toda dentro del útero. No paraba con sus manos apoyadas en mi pecho subía y bajaba frenéticamente. - ¡Tío no te irás a correr…, yo todavía no me he corrido, eh! Dijo como enfadada Amanda mientras continuaba empalándose.

-Lo siento, no sé cuánto voy a aguantar si continúas follándome así…me estás excitado mucho y la leche va a salir demasiado pronto. ¡No soy de piedra y estás muy buena cabrona!

-¡Pues haces una recarga y me follas otra vez! ¿Está claro? Dijo gritando nerviosa.

Al oír los gritos de la chica se despertó su amiga Jenny y le gritó… - ¿Qué estás haciendo con ese hombre, guarra? ¡Tendrá poca vergüenza la mocosa!

- ¡Pues follarme a este semental!

-¡Eh, gentuza, para hacer guarradas os vais detrás de las dunas! No delante de mí… ¿Cómo te puedes follar a un viejo… joder Amanda no tienes filtros…?

- Pues lo mismo que has hecho tú puta… FOLLÁRMELO. ¡Con esta polla lo vas a dejar pasar…!

- ¡Qué asco! Gritó Estela. - ¡Tengo la boca pastosa y sabe a semen!

- Claro, como que después de follarte se la ha limpiado en tu boca.

- ¡Será cerdo el tío! ¡Te la voy a cortar! Jenny desquiciada intervino enfadada en la follada empujando a su amiga que se desencajó de mi cipote, y viéndome liberado me levanté cogiendo mis cosas de una brazada. Debía salir corriendo antes de quedarme sin polla… Jenny, sacó una navaja que llevaba en la bolsa de playa. Viendo que las cosas se ponían muy negras, me largué rápidamente y eché a correr de allí. La chica me persiguió unos metros, pero afortunadamente, yo corría mucho. Cuando se dio cuenta que no podían alcanzarme me gritó…

- Hijo de puta, si me has preñado te buscaré hasta debajo de las piedras. Cuando llegó de nuevo donde estaba su amiga le pidió explicaciones de por qué le había permitido que la follara…

- Te vi muy necesitada y era un buen candidato ¡Pues antes se había follado a una mujer ahí mismo delante de su esposo! ¡Y su hija se la meneado dentro del agua y le ha ayudado a follar a su madre!

- ¡Te vas a enterar, hijo de puta! Gritó mientras cogía el palo de la sombrilla cuando yo ya había arrancando mi coche huyendo como un furtivo. – Después de pasar por dos coños me la ha mentido en la boca el cabrón…

Amanda divertida por la situación con el regusto aún de la verga que la tenía aprisionada en su vagina, y conmigo lejos de ellas camino de mi coche para largarme de allí, se puso a enseñarle el móvil a su amiga.

- ¡Mira lo que he grabado! Mientras dormías el muy cabrón te ha follado de todas las posturas…, te ha llenado el chocho y la boca de lefa. Y tú te movías gozando bien PUTA.


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La madre de Lorena, me pidió clases particulares para sus dos hijas. Se acababa el curso y durante el verano Lorena y su hermana tendrían que estudiar para los exámenes de Septiembre. Yo actualmente me encuentro en ese largo proceso de preparación de oposiciones por lo que, para poder sobrevivir doy clases particulares a domicilio en los meses de vacaciones. Hablamos y quedamos en su casa para conocernos mejor de manera normal. Cuando abrió la puerta me llevé una grata sorpresa, me pareció incluso más bella y atractiva que cuando me la follé en la playa…era una tía de unos 40 y tantos años (bastante mayor que yo, que tengo 32), pelo largo y guapa de cara aniñada.
Se notaba que hacía deporte, iba vestida con ropa deportiva y juvenil, me fijé especialmente en las mallas que llevaba, unas mallas deportivas bien ceñidas que, al girarse para dirigirme al salón, me dejaron ver ese culazo tremendo fruto de tantas horas de bici y gimnasio, se le marcaba el tanga exageradamente e, hipnotizado por ese culo tan bien puesto, le seguí hasta el salón. A ella también le gustó lo que vio en la playa, no tanto mi cara como mi dotación venérea, dado que mi careto no inspiraba masculinidad ya que no salí favorecido en ello.
Lo primero que dijo fue… ¡Ah Fernando, así vestido casi no te reconozco! jajaja…
En fin, que conocí a Lorena y a su hermana Silvia en su entorno familiar, y tras charlar un rato decidimos que empezaría a darle clases de mates de inmediato. Ya noté en ese momento que en esa casa no había mucha presencia masculina, más tarde me enteraría que su marido solía estar largas temporadas en alta mar como sobrecargo de un trasatlántico de lujo para vacaciones, o sea, podía llegar a estar hasta dos meses seguidos fuera de casa. De ahí que ella en su soledad acumulaba diferentes historias bastantes truculenta en su vida sentimental, aunque en los últimos tiempos su vida sexual estaba en estado de hibernación. Comenzamos a dar clases, poco a poco fuimos conociéndonos más. Ella, como es normal, estaba con ropa de andar por casa de aquí para allá en mallas que tanto le marcaban, leggins bien ceñidos, albornoz… Las camisetas que llevaba eran bastante anchas y cada vez que se acercaba a la mesa por cualquier razón, me dejaba ver esos sujetadores tan finos que llevaba, no tenía unas tetas gigantes, pero eran enormes, lo suficientes para que no quitara la vista de ellas cada vez que se acercaba. Lo mismo ocurría cuando se agachaba a recoger cualquier cosa, sus mallas se bajaban dejando a la vista esos tangas tan morbosos que llevaba…a pesar de ir vestida en plan casero, la ropa interior que usaba era de loba nocturna. Yo no perdía ocasión para mirar esos tangas tan provocativos que llevaba, incluso le pedía que buscara cualquier cosa con la excusa de verla agacharse y observarlas así, en cuclillas y mostrándome ese culazo con su tanga asomando.





Poco a poco fuimos tomando más confianza, había buen rollo entre nosotros y cada vez teníamos más contacto físico, nos acercábamos, nos tocábamos al hablar descaradamente rozándonos las manos, un agarrón en el brazo, una mano sobre el hombro con los cuerpos pegados al mirar cualquier cosa en el móvil. A mí, estas situaciones me ponían muy cachondo y cada vez hacía más por provocarlas…era algo recíproco. Ella se dejaba tocar y no hacía nada por apartarse, más bien al contrario. Todo esto ocurría después de las dos horas de clase con sus hijas…, se alargaba un poco más de charla con ella y me gustaba. Ese tonteo fue creciendo y creciendo, yo cada vez le echaba más piropos, si ella me decía que tenía que ir al gimnasio a bajar lo cogido en Navidad yo le respondía que no entendía el porqué, que cómo pretendía mejorar ese cuerpazo… si me pedía opinión sobre alguna foto nueva en el WhatsApp no tardaba en decirle lo guapa que salía, si se arreglaba el pelo, le hacía ver que me había fijado con lo bien que le quedaba…

Un día de esa primera semana, mientras yo les daba clases a Lorena y Silvia dijo que se iba a dar una ducha… Esa idea de imaginármela duchándose en el baño frente al salón, a solo unos metros de mí, me empezó a poner cachondo, de hecho, perdí la concentración de la clase totalmente así que decidí ponerle una aplicación de matemáticas en el ordenador a las chavalas, y le dije que iba un momento a la cocina a ponerme un café. Pero por supuesto ese no era el plan… Al pasar por delante del baño me fijé que la puerta se hallaba entreabierta. Sin dudarlo me lancé sobre esa rendija a mirar, y lo que vi me dejó loco. Tenía el agua de la ducha dada pero no estaba bajo el agua sino sentada sobre el wáter y con las piernas abiertas apoyadas en el bidé, desnuda completamente y con la mano izquierda pellizcándose los pezones mientras con la derecha se estaba dando dedo con una cara de lujuria impresionante. El agua ahogaba el sonido, pero aun así pude escucharla cómo gemía, se sacaba los dedos, los chupaba y volvía a meterlos en ese coño empapado.
A esas alturas mi polla estaba a punto de reventarme el pantalón, pero en ese momento no podía hacer nada para aliviarme. Justo en ese momento, con mi cara pegada en la puerta, me vibró el móvil y con el susto di un pequeño golpe en la puerta del baño, ella levantó la cabeza y miró directamente hacia la puerta donde yo tenía pegado el ojo. Ella sin mirar supo que yo estaba allí… sin dejar de posicionarse hacia la puerta y colocándose totalmente de frente hacia mí, volvió a abrir las piernas y me mostró todo su coño completamente abierto, se llevó los dedos a la boca y los dejó deslizar dentro de ese coñito rosado tan apetecible… ¡Empezó a masturbarse! Se le cerraban los ojos del placer y ahora podía escucharla jadear nítidamente. En ese momento yo ya estaba enajenado perdido, a punto de entrar a ese baño, sacarme la polla y follármela salvajemente. Pero justo ahí me llamó una de sus hijas reclamándome así que tuve que volver a la realidad e ir a atenderle antes de que viniera él a buscarme y me viera mirando como un voyeur salido se duchaba su madre… Así que seguí con la clase y al rato salió ella de la ducha, vino al salón con un albornoz muy corto, cruzamos nuestras miradas… nos dijimos sin palabras que queríamos follarnos. Nos dejó y se fue a la cocina a tomar un café. Yo no tardé en dejar a las chavalas entretenidas con unos ejercicios y me acerqué a la cocina con la excusa de decirle que Lorena tenía bien preparada la parte de trigonometría que tanto se le atragantaba. Ella estaba de pie, apoyada en la mesa de la cocina, empezamos a hablar uno frente al otro a unos escasos 30 centímetros, muy juntos.

Nuestros pies chocaban en el suelo, metí mi pie entre los suyos y, mirándole a los ojos le forcé lentamente a abrir las piernas, puse mi mano en el interior de sus muslos desnudos y comencé a subir hasta que mi mano desapareció bajo ese albornoz tan corto. Seguí subiendo y llegué a ese coño que tanto estaba deseando… ¡ESTABA EMPAPADO! Froté mis dedos sobre él sin llegar a penetrarle, los mojé bien y me los llevé a la boca… no pudo evitar emitir un – ¡Ufff…. me pones muy cachonda joder! Metiendo ahora mi mano por la parte de arriba, me acerqué hacia su oído a la vez que le pellizcaba un pezón y le susurré…

– ¡Quiero volver a follarte!, ¡y quiero follarte YA!

Ahora no podemos, están las niñas con sus clases en el salón, me respondió. – ¡No querrás ser un mal profesor!

Pues si quieres gozar como una perra, invéntate algo… Mi polla está pidiendo un coño a gritos y el tuyo es el primer candidato… el segundo ya imaginas cuales pueden ser…

–…Sabes que las niñas no son tan buena como la madre…

En ese momento se levantó y fue como desesperada al salón y le dijo a las hijas que por hoy habíamos terminado, que podía bajar a la piscina comunitaria con sus amigas. Las chavalas no lo dudaron, recogieron sus bártulos y en un momento estaban saliendo por la puerta, al pasar por delante de mí me miró Lorena con picardía, sabiendo que el arrebato de su madre por acabar las clases tenía un buen motivo entre mis piernas. Su madre las acompañó para asegurarse de cerrar la puerta y, justo en el momento en que estaba girando la llave, yo ya estaba detrás de ella agarrándole el culo por debajo del albornoz. Aplastándola contra la puerta le comencé a besar el cuello, subiendo hasta la oreja mientras volvía frotarle el coño metiéndole dos dedos y susurrándole nuevamente… 
Me gusta que seas así de obediente.
Eso le hizo resoplar inevitablemente, empezando a respirar muy entrecortada. Le di media vuelta, le comí la boca y fui bajando lentamente deteniéndome a lamerle los pezones, los succioné y los rocé con los dientes hasta ponérselos duros como piedras y seguí bajando hasta quedar arrodillado frente a ella. Metí mi cabeza entre sus piernas y subí por los muslos lamiéndole y dándole pequeños mordiscos a medida que me acercaba a ese coñito tan bien depilado con una fina línea de pelo únicamente. La muy puta se lo había arreglado con mesura sabiendo que iba a tener visita masculina. Le quité el nudo del albornoz, le pasé una pierna por encima de mi hombro y pasé mi lengua por toda su raja recorriéndola de abajo a arriba, saboreando su flujo y rozándole el clítoris estirado y duro como un pedernal, con la punta de mi lengua.

Ahí la tenía por fin, a esa madurita tan cachonda gimiendo y resoplando para mí, se notaba que hacía mucho que no tenía una aventura así porque estaba caliente y dejándose llevar como una loca. Le metía dos dedos mientras con mi lengua jugaba con su clítoris hinchado, pasaba mi lengua de abajo a arriba, hacia los lados, en círculos, apretándoselo… ella gemía y gemía sin parar tratando inútilmente de no hacer mucho ruido ya que estábamos en la puerta que daba hacia la escalera del edificio y no quería que se enteraran los vecinos de lo zorra que lograba ser, cuando se trataba de meterse en su cuerpo una enorme tranca. A mí esto me daba aún más morbo y le chupaba con más ganas haciendo que no pudiera reprimir sus gemidos. Comencé a follarla muy duro con mis dedos, moviéndolos adelante y atrás haciéndole encharcar en cuestión de segundos y le dije… 
– ¡Quiero que te corras en mi cara!
Fue decir eso y sus gemidos pasaron a ser jadeos ya sin miedo a que le escucharan los vecinos y su coño empezó a derretirse sobre mí. Le metía dos dedos y un tercer, el pulgar se encargaba del endurecido del clítoris… sabía que ese era el punto al encontrar una masa carnosa con cierta dureza en la parte interna superior de su coño, y allí me ensañé en darle placer aquella madura falta de polvos mágicos. Le había encontrado su punto “G”. Se retorcía de gusto, el gozo lo expresaba todo su cuerpo convulsionando y salpicando flujo sin parar hasta que lanzó un par de chorros sobre mi cara. Parecía una meada de lo grande y fuerte que los soltó. Lamí todo su flujo, chupé sus muslos empapados, lamiendo hasta la última gota como un goloso hambriento. Me levanté y la llevé a su habitación.

Le obligué a arrodillarse mientras me desabrochaba el pantalón ella misma, sacó la polla con cierta dificultad por el tamaño y el deseo de obtenerla rápidamente con impaciencia… se la metió entera en la boca. No tuve necesidad de forzarla para hacerlo, ella misma se lanzó a devorarme la verga, y yo en ningún momento me resistí… Se le veía como una perra sumisa y muy hambrienta tras su primer orgasmo. La chupaba disfrutándola, me lamía el tronco, los huevos, me hacía pequeños chupetones desde la base hasta el capullo y cuando llegaba a éste lo chupaba como una piruleta, recreándose en él, metiéndolo y sacándolo de su boca, jugando con mi glande con la punta de su lengua en el agujerito…, me estaba poniendo cardiaco de lo bien que lo hacía, mi polla palpitaba y se hinchaba por momentos dentro de su boca.

Le agarré con una mano del pelo y empecé a follarle la boca salvajemente…,su saliva le caía por los pezones bajando por su vientre hasta llegar a empaparle el coño. Saqué la polla de su boca y le di a lamer mis huevos mientras le restregaba la polla por toda la cara frotándome en sus pómulos, golpeándole en las mejillas, la frente… todo eso mientras ella me succionaba los huevos como una profesional tragándose uno a uno al límite de arrancármelos de cuajo… Si seguía chupándomela así no tardaría en correrme. Agarrándola por los pelos, la elevé subiéndola a la cama obligada a ponerse a cuatro patas. Era la posición que ella prefería a la hora de recibir los pollazos de su macho, y a mí no me desagradaba nada ver su culo y disfrutar del mismo mientras le daba de nalgadas y la sometía a inserciones profundas manteniendo el control sobre ella. Entonces me coloco detrás de ella y le froto el coño con mi polla, en su gran raja del culo abierta también, hasta le rozo con el glande su cerrado y estrellado ano, se encoge sobresaltada pensando le daría por el culo, pero no es así, le golpeo con ella sobre el clítoris y comienzo a jugar metiéndole solo la punta del rabo en su boca famélica de lefa, abriéndole el coño poco a poco como una flor formada por dos enormes pétalos con sus carnosos labios vaginales. Ella empieza a moverse suplicando más polla, la quiere toda dentro…me inclino sobre su espalda hasta poder decirle al oído… 
La necesitas toda dentro, ¿verdad…? ¡¡Pídemelo, dime qué quieres que te folle como una puta!!

Sí, dámela ya, necesito que me folles cabrón, necesito tu polla bien dentro de mi coño… ¡Estoy cachondísima! Me tienes como una perra en celo… ¡Joder FÓLLAME por favor! ¡Lléname de carne dura y de unos buenos chorros de leche espesa! No he dejado de pensar en tu polla desde lo de la playa.

En ese momento le muerdo la oreja posado sobre su espalda y con mi ariete enfrentado a su coño, en esos momentos solo tenía calada la punta con todo el prepucio remangado, pero aún me quedaban casi 15 cm más por meter en tu vagina acogedora, cálida y húmeda. ¡Zas! ¡Se la meto hasta el fondo, sin ningún cuidado! Noto como mi mostrenco se desliza dentro de su coño encharcado como un torpedo dentro del agua, y empiezo a bombear sin detenerme en ningún momento. Ella empieza a gemir y gritar de placer, sus gemidos me ponen más y más puto, más cabrón y cada vez le doy más duro hundiéndola entera hasta los huevos que rebota en su vulva y culo de los largos que los tengo, al estar colganderos y estirados de tanto peso. Su coño chapotea en cada pollazo que le doy y mis huevos casi me revientan al chocar contra su culo. Le agarro del pelo y le levanto hacia mí, magreándole las tetas sin parar de darle polla. Le agarro los pezones, estirándoselos y retorciéndoselos hasta hacerle gemir de dolor y placer. ¡Se los abofeteo hasta dejárselos duros como piedras y casi morados! Ella se pone cada vez más y más perra balanceándose hacia mí sincronizada con mis empellones, lo que se consigue una mayor rapidez y clavada en lo más hondo de su útero.

Al cabo de unos minutos follándomela como a una perra, vuelvo a tirarle contra la cama, me levanto sobre su culo y empiezo a machacarle con unas embestidas muy salvajes…le aplastó la cara contra la almohada y ella la muerde de placer entre jadeos muy primarios… en ese momento me grita… 
– ¡Me corro joderrrr… me corrooo hijo de puta!. 
Continué machacando su coño mientras convulsionaba la muy perra de tanto gozo como le daba.
Su cuerpo dejó de convulsionar al minuto con el orgasmo tan intenso, dejando un charco impresionante en el colchón. Le dejé respirar unos minutos sin dejar de apretar su cara contra la almohada y suavemente le di la vuelta… aun respiraba con dificultad, jadeaba y sonreía a la vez, le besé jugando con nuestras lenguas mientras frotábamos nuestros cuerpos lentamente, seguí besándole por el cuello y bajando hacia sus tetas. Le empecé a succionar por debajo del pecho haciéndole pequeños chupetones y mordiéndole suavemente. Con la punta de mi lengua le empecé a lamer la aureola, chupándola en círculos, pero sin tocarle el pezón que a estas alturas ya estaba afilado y duro como una roca. Rozándole con mi mentón empecé a jugar con él, presionándolo y moviéndolo en todas direcciones.

Con cuidado le agarré un pezón con los dientes y se lo estiré hasta hacerle daño… un daño que le encantó porque automáticamente giró su cuerpo para que lo repitiera en la otra teta. Así lo hice, le mordí el otro pezón y con él atrapado entre los dientes comencé a jugar con la punta de mi lengua dándole lametadas muy rápidas. Mientras le daba lengua, con la otra mano le agarraba la otra teta, jugando muy duro con el pezón, ella empezó a gemir de nuevo… le junté las tetas de manera que sus pezones casi se tocaban el uno con el otro y le lamía como un perro, pasando mi lengua de una teta a otra viendo su cara muriéndose de placer. Me metí una teta en la boca y le succioné muy fuerte, con mis labios apretaba el pezón succionándolo con rabia, apretaba y soltaba, apretaba y soltaba…

Ella me agarró del pelo tirándome fuerte y me gritó… ¡¡Hijo de puta… vas a hacer que me corra otra vez, Diossss!! Al tiempo que se mordía un labio con una cara de lujuria tremenda.

Sin dejar de morderle las tetas bajé mi mano a ese coño encharcado, se lo agarré con mi mano abierta, apretándolo y soltándolo, le di unos cuantos palmeos, ¡le abofeteaba el coño y le metí tres dedos! Le decía… ¡Voy a dejarte seca!

Tumbados ahora de lado, uno frente a otro, empecé a follarle el coño con mis dedos, muy duro, se acercaba la traca final…Su coño no tardó nada en encharcarse de nuevo, lo tenía muy hinchado y sentía su flujo a punto de reventar en todas direcciones… forcé el brazo un poco y en cuestión de segundos su coño ya estaba salpicando como una fuente…

–¡¡¡Ahhhhh joder, joder, joder, joderrr!!!,no acertó a decir más…

Se vació nuevamente dejando sus piernas y las mías chorreando de una corrida riquísima… Ahora me tocaba a mí, me puse de rodillas sobre la cama y la atraje hacia mí colocando su culo entre mis muslos, de manera tal que su coño quedó a la altura perfecta para meterle todo el badajo nuevamente, forcé mi empinado y tieso cipote para meterlo en su cueva, se caló la punta y en nada se la metía hasta la base sin preámbulos. Allí comencé a follármela con todo sin treguas. Le levanté los pies de la cama y empecé a bombear duro frente a su cara, ella me lamía los labios, nos morreábamos con lujuria como si no hubiese mañana en tanto mi cadera funcionaba automáticamente metiendo y sacando sin cesar desde la cabeza hasta huevos…estaba a punto de explotar, y ella me sintió…

– ¡Cúbreme de leche cabrón, córrete dentro de mí! ¡Dámela toda…dámela CABRÓN! ¡Alimenta mi coño de lefa!

Al oír esas palabras no aguanté más y un primer chorro de semen le cubrió la boca de sus trompas de Falopio. Sudábamos como cosacos, me encantaba ver como brillaba su piel y de mi frente resbalaban goterones sobre sus tetas y cara… nos besábamos comiéndonos las bocas, en tanto eyaculé un par de chorros más de espesa leche, cubriéndole el fondo uterino, también las tetas y el pelo con mi sudor que ella lamía como una perra sumisa que agradece a su amo ser tan bueno con ella. Extasiado y mirándole así de preciosa acabé con los últimos tres o cuatro chorros de leche que me quedaba para dejarle el coño bien cubierto de lefa. La saqué de su estuche, y con los goterones que quedaron de escurrirme el tallo, se los comió con su boquita golosa, no dejando nada de la corrida con su boca en la punta de mi polla. Ella sacaba la lengua y la saboreaba con una cara de viciosa increíble. Cogí la camiseta que ella usaba como pijama y limpié todo el sudor de mi pecho y después mi verga… finalmente me ocupé de su piel perlada de transpiración femenina…



¡Quiero que esta noche duermas oliendo a mí y a mi corrida y te pajees pensando en nuestro próximo polvo! Sólo me respondió…

¡Cabrón morboso… por supuesto que lo haré! Hoy te has puesto como un toro, seguro que de estar con las chicas… En ese momento llamaron Lorena y Silvia al timbre, tenían que subir porque se había puesto a llover. Nos vestimos dando por terminada “la clase”, y por supuesto, ¡le cobré la hora!

– Es que tienes unas hijas que están para untar pan, y además ellas lo saben. Recuerda que prometiste follármelas, al menos a la mayor… Necesito que me las prepares si quieres más de esto.

**********************

Confesión de Laura sobre cómo empezó sus prácticas nudistas. Yo nunca lo hubiera imaginado, pero mi marido sí. Él lo deseaba… Y lo consiguió. Consiguió que yo aceptara a acompañarle a una playa nudista. No me hacía mucha gracia, es cierto, pero tampoco me importaba mucho, ya que iba a estar con él. Por otra parte, todo el mundo, estaría en iguales condiciones que yo, desnudos. Lo que yo ignoraba era que en esa playa, el se encontraría con un amigo o con un conocido. Y de aquel encuentro, surgió esta historia.

Yo ya me había decidido, ante la insistencia de él. Pensé que no importaba mucho ir a una playa nudista. Al fin y al cabo, todos en pelotas, pensé. Las vacaciones estaban siendo todo lo hermosas que una desea y la verdad, tampoco quería estropearlas por tan poca cosa. Una playa nudista. No era para tanto, aunque no me hacía gracia. No pensaba que fuera tan malo dejarse ver desnuda. Nadie me conocería. Dejamos el coche aparcado en las inmediaciones de la playa a la que íbamos y nos dispusimos a caminar, por supuesto, vestidos. Hasta ahí, todo normal. Lo anormal o mejor dicho, lo normal, empezó al llegar a una especie de puerta, que no sé para que valdría, pues esa playa era de libre acceso, tal vez para delimitar la zona, y allí se encontraba un cartel que nos advertía que entrábamos en una playa nudista y que por favor, nos mostráramos a los demás con respeto y por supuesto, desnudos.

Después de tener unas palabrejas con mi marido, cruzamos la puerta y nos desnudamos al fin, y con nuestras ropas dentro de una bolsa, nos acercamos a la playa. Al principio vimos que había poca gente, pero todos desnudos. Nuestra presencia no importuno a nadie. Es más, nadie nos prestó la menor atención. No así mi marido, que no quitaba ojo a toda mujer que allí se encontraba. Yo, he de decir que tampoco me perdí ninguna polla de las allí presentes. Era curiosidad, pequeñas, grandes, medio empalmadas y retraídas a la mínima expresión…, me dio por pensar si cuando se le empalmara daría para meterla en un coño, es más, para darle placer a su hembra. No sé, el caso es que caminamos hasta un lugar relativamente alejado de los demás, pues nadie estaba apelotonado unos con otros, ya que había suficiente espacio, y dejamos nuestra bolsa. Luego nos dirigimos hacia una especie de pinar donde había unas mesas, que supuse serían para comer los allí desnudos.

También observe en mi caminar hasta ese pinar, que todos los hombres se fijaban en mí y posaban sus miradas en mi culo, mis tetas y mis piernas, y el que podía, en mi triangulo dorado. Llegamos al pinar y estuvimos viéndolo. No había restaurante ni chiringuito como suponíamos. Decidimos que nos iríamos a comer fuera de esa playa y tal vez luego volveríamos. No habíamos llevado comida y no había nada por allí que nos permitiera comprarla. Fue justo ahí cuando apareció Ramón. Ramón era un conocido de mí marido. Yo no lo conocía de nada y dudo mucho que mi marido lo conociera en demasía, pues el saludo fue un poco frió a parte de la sorpresa que nos causo. Después de vencer el pudor de mi desnudez y después de reponerme, de la sensación de estar hablando con alguien a quien no conocía, pero mi marido sí, decidimos ir a bañarnos juntos los tres. No me gustaba la idea, pero me dije que así, no me observaría tan descaradamente, pues Ramón no me quitaba ojo y hasta cuando me besó en la presentación que hizo mi marido, parecía como si me oliese. Hasta creo que me rozó con su pene en el muslo. Pues le tiene largo y grueso.


Nos metimos los tres en el agua, el a cierta distancia de nosotros y aparte de algunas bromas y risas todo transcurrió normal, si exceptuamos las veces que mi marido me quiso tocar impúdicamente bajo el agua. Terminado nuestro baño, salimos del agua a tomar el sol. Nos quedamos en la orilla y he de decir que yo había vencido todo pudor de estar allí, de que me vieran desnuda. De que me viera desnuda Ramón. En verdad, ya no daba importancia a mi desnudez. Cierto es que no me gustaba que me vieran con dos hombres a mi lado. Podían pensar que era una puta cualquiera desvergonzada que se los tiraba a pares. Pero me sentía cómoda con ellos a mi lado… sobre todo con sus pollas cercanas, en especial la de Ramón que era tremenda. Aquella tranca copaba mi atención cuando la podía mirar sin ser vista por él. Ramón, muy amablemente nos invitó a compartir su comida con él. Tenía cantidad de sobra en una mochila térmica, al menos había comida para atiborrarse dos personas, yo creo que salió con la intención de ligar y terminar de convencerla con su menú. Según dijo, le apetecía estar con alguien conocido.

A mi marido la idea le gusto, ya que hizo lo posible por ponerme en evidencia, con lo cual yo tuve que aceptar el quedarnos a compartir su comida y pasar del tirón el día en la playa. En ese instante yo no sabía que también me iba a compartir a mí. Estábamos recién casados, pero ya llevábamos tres años viviendo juntos antes, en esos días había conseguido un puesto en un carguero y Ramón había sido unos de los que le impulsó a obtener dicho puesto dentro de la comisión de recursos humanos de la naviera…, por lo de la casualidad de su presencia en aquella recóndita playa nudista no debió ser así. Comimos ensalada, embutido y alas de pollo frías. Y bebimos. Bebimos y bebimos. Bebimos toda la sangría que se puede beber. El calor nos daba sed y tirábamos de sangría hasta el punto que nos mareaba, especialmente a mí por ser menos tolerante con el alcohol.

Estaba muy buena, todo hay que decirlo. Y estaba casi congelada, con lo que estaba fresca. Una vez hubimos terminado de comer, nos dispusimos a echarnos la siesta. A mí, me daba cosa, estar con dos hombres desnudos a mi lado, pero al final accedí a tumbarme cerca de ellos. Tanto Ramón como mi marido, se tumbaron boca arriba…podía ver sus pollas relajadas descansando sobre sus vientres. Yo me tumbe boca abajo, lo cual me permitía, cada vez que me incorporaba echar una miradita.

El calor empezaba a apretar y la sangría me adormilaba. Así, poco a poco me fui quedando dormida mientras pensaba en la buena pieza que era la polla de Ramón. Toda una señora polla, pensé, superior a la de mi esposo que apenas llega a los 16 cm o algo menos, no soy buena para las medidas. Todo fue muy lento y muy rápido a la vez. Mi marido empezó a acariciarme la espalda primero, después mis nalgas, mi surco del culo, y según lo hacía se iba empalmando. Yo mantenía los ojos cerrados y en verdad, no recordaba que estuviera allí, con nosotros Ramón… Me dejé llevar. Me estaba dando gusto su masaje manual. Él me dio la vuelta y me puso boca arriba y entonces fue cuando abrí los ojos y allí a mi lado izquierdo estaba Ramón, incorporado sobre su codo, viendo como mi marido me tocaba. Quise protestar ante la actitud de mi marido pero él me lo impidió con un beso que ahogo por entero mis quejas.

Oí a Ramón que decía algo como que al no le importaba, que él ya estaba acostumbrado, que no pasaba nada, y que no éramos los únicos en esas prácticas. Que en esa playa él había visto demasiado. Yo, ciertamente me había dormido, pero ya estaba despierta. No sé si hablaron algo entre ellos o todo fue el azar, pero los besos de mi marido me iban poniendo cachonda a medida que me besaba y me tocaba. Me ponía caliente el morbo de ver cómo nos miraba Ramón dándole el show. Pero también me daba vergüenza que viera a mi marido tocando mis tetas, mi pubis y mi coñito. Me sentía agitada y pudorosa al exhibirme descaradamente ante una persona ajena que acaba de conocer. Pero mi ardor entumecía mi decencia, y a poco que mi esposo me magreaba, ya hasta deseaba que me follara ante el cabrón de Ramón…, pero claro, tendríamos que irnos al pinar, lejos de la mirada de la gente y sobre todo de la de Ramón. Mientras yo pensaba en como acabaría aquello, Ramón me lo enseño en un segundo.

Los besos de mi marido, sus dedos pellizcándome los pezones y su mano acariciándome el vientre, y yo relajada por entero por el alcohol, el calor y las feromonas insuflando dopamina, sin importarme que Ramón nos estuviera viendo el espectáculo. Quizá le hicieron pensar a este último, que yo le abría la puerta de mi cuerpo. Confieso que me excitaba la idea de ver como Ramón miraba mi cuerpo. Con mis ojos cerrados, sentía las manos de mi marido, pero ponía la cara de Ramón en ellas… Mi marido se afanaba en besarme los pezones y tocarme el vientre, cuando una mano se poso encima de mi vello púbico, para sin dilación bajar hasta el comienzo de mi raja. Pensé que era mi marido quien me tocaba y me empapé más de lo que ya estaba. La sorpresa vino después, cuando mi marido, con sus manos sobre mis mamas, me beso ardientemente y otra boca se poso en mi raja.

“¿Qué estaba pasando?” Abrí los ojos y me encontré con los de mi marido que me miraba complacientemente. Dejó de besarme por un instante e incorporé mi cabeza ligeramente para, ante mi sorpresa, descubrir a su amigo Ramón, lamiéndome el coño por entero. Aturdida deje caer mi cabeza y miré otra vez a mi marido. Sostuvimos una mirada llena de lenguajes que hablaban de sexo consentido… El esbozó una sonrisa y me besó otra vez mientras yo permanecía con los labios cerrados recibiendo las lamidas de Ramón. Me sujetaba la cara con ambas manos como convenciéndome que lo que pasaba estaba bien y lo disfrutara. Ramón se afanaba por proporcionarme todo el placer del que era capaz. Lo tenía fácil en verdad. Yo estaba excitada y muy mojada como una perra en celo. Cuando abrí los labios y permití a mi marido penetrar en mi boca con su lengua, él creyó entender que yo estaba de acuerdo con lo que estaba sucediendo. Pensé que si a él no le importaba aquello, tal vez a mí tampoco debería importarme. Al fin y al cabo solo estaba haciéndome una lamida en toda regla con el permiso de mi esposo, eso no eran cuernos ni nada por el estilo, y yo era la más beneficiada.

Aquel hombre sólo estaba ayudando a mi marido a darme placer. Y de qué manera lo hacía. Me había entregado al juego. Ramón me lamía y mi marido me tocaba los pezones y me besaba. La lengua de Ramón penetraba en mi coño de arriba abajo y de abajo arriba y de vez en cuando me follaba metiéndola en mi agujero, atiborrándose de coño como si el mismo se tratase de una raja de sandía. Se cebaba en mi clítoris y aplicaba en él unos golpecitos con la punta de su lengua, que me hacían encoger las piernas lo que podía, pues el abrazaba mis muslos por delante. Mi marido se giró hacia mi lado y ahí empezó todo. Ramón se levanto y se tumbo encima de mí. El también quería besarme en la boca. Se lo permitió. ¿Por qué no?, si ya me había hurgado por entero en lo más íntimo, en aquel lugar que reserva una esposa para su marido y único hacedor del uso. Su beso prolongado, con lengua, fue el pistoletazo de salida de su penetración, el hijo de puta no se iba a conformar con hacerme una oral en toda regla, sino que se iba a cobrar el precio de la comilona y la sangría. Noté sobre mi vientre, su polla dura, tiesa y erguida cual daga árabe en perfecta curvatura para insertase en mi vagina.

Sin poder ni querer decir nada, Ramón acercó su polla a la raja, controlándola con su movimiento de pelvis, la paseó unas cuantas veces por la raja, dejando que su glande hiciera las veces de su lengua entre los labios vaginales humedecidos de baba de coño caliente. No resistí y gemí…aquello era demasiado para mí. Lo hice escandalosamente mientras miraba a mi marido que nunca supo hacerme suspirar de esa manera en los años que levaba follándome. El sonreía mientras me miraba como un bobo como otro macho estaba a punto de beneficiarse a su señora esposa. Ramón le miró y el devolvió la mirada a su conocido. Ambos cómplices, pensé. Ayudado por su mano, Ramón oriento su cipote hasta mi raja y me la metió poco a poco, a la vez que iniciaba una serie de vaivenes controlados llegando a embutirla por entero dentro de mi útero. Me liberó de su boca y miré a mi marido que asistía a la escena empalmadísimo con sus 16 cm de verga dura.

A poco del mete saca, comencé a notar placer, pues su pubis con enjambre de vellos rizados, restregándose contra mi clítoris me hizo sentir algún que otro espasmo electrificando mi coño. Mire otra vez a mi marido como asegurándome que consentía me follara Ramón. El cambio de verga, a mi chumino le pareció excelente por como lubricaba y el gozo que sentía al roce de su grandote y duro glande en las sensibles terminaciones nerviosas de mis paredes vaginales. ¡El gilipollas se la estaba meneando mientras veía como me follaba Ramón! Aquello parecía gustarle, ser un voyeur era una faceta que no sabía de mi esposo ¡Cuantas cosas una descubre después de casada! Seguro que lo planeo para verme empalada por Ramón, el cual debió ser elegido porque tiene un buen cipote y sabía usarlo como debe ser.

Envalentonado por estarse follando a la mujer de un conocido, en su presencia, y sin que este dijera lo más mínimo, y conmigo colaborando, arremetía contra mí más y más duro haciéndome gritar en gemidos elocuentes de mi disfrute sin paliativos. Yo levantaba el culo de la toalla para que él macho me penetrara más a fondo con su gran verga de no menos de 18 cm y gruesa como una maza. En una de esas pasó su mano bajo mi culo y con su dedo corazón presionó mi ano, introduciéndolo hasta la segunda falange ¡Vi estrellas! Vi luces de todos los colores. Empecé a sentir en demasía como golpeaba en la parte callosa del fondo de mi útero. En un alarde de complicidad, arrime mi cabeza a la polla de mi marido…, continuaba masturbándose delante de mi cara y entendió mi intención de agasajarle con una mamada…él la introdujo en mi boca. En ese mismo instante empecé a correrme. Ramón follándome, con su enorme lanza, con su dedo en mi ano, pugnando por meter la tercera falange dentro hasta el nudillo, y yo lamiendo la polla del cornudo de mi marido. Fue demasiado.

No pude controlar más y empecé a correrme, lo cual fue muy visible para los dos hombres, pues Ramón apretó con más ahínco empujando a tope, y mi marido no retiró su polla de mi boca hasta que se corrió en la garganta de su mujer…. Un desgarrador espasmo de Ramón avisaba que su leche comenzaba a subir desde sus orondos cojones camino de mi coño por aquel largo camino que era su duro y venoso falo… ¡Joder, este tampoco se alzo en retirada! Todo al contrario, la hundió más con un bufido de búfalo. Sin la retirada del estoque se corrió dentro de mí desovando toda la lefa acumulada en sus pelotas. Ni uno, ni el otro me avisó que se iba a correr. Al notarle la pronta avenida, quise agarrarlo para que no se saliera de dentro de mí, pero lo hizo falta porque él tampoco quiso escapar. Aunque no tomaba la píldora buscando mi primer hijo con Bernardo, poco importó la copiosa inseminación con el gran contingente de esperma en mi fértil útero. Tal vez de ese polvo me hubiera quedado preñada de mi hija Lorena, pero no lo sabremos sin nos hacemos test de ADN.

El caso es que, Ramón se corrió con extraños gestos en su cara vaciando hasta la última gota de leche de sus huevos, se quedó bien a gusto habiéndose ventilado a la esposa de su conocido en sus misma narices, solo por lo que vale una comida con sangría, y en todo eso además con la posibilidad de haberme preñado. Luego, los tres nos quedamos un rato en silencio, tumbados y nos fuimos quedando adormilados vencido por el aletargamiento  que produce la dopamina después de echar un buen polvo, un gran polvo. Sin decir palabra alguna que rompiera el encanto de lo que acababa de suceder, nos quedamos dormidos a la sombra de los pinos. Y después de media hora, nos fuimos a darnos un baño. Cuando acabamos el baño, Ramón insistió en que nos fuéramos a tomar algo con él. Así lo hicimos. No hablamos de lo que había pasado en la playa durante el resto de la tarde.

Yo estaba anonadada ante el silencio de todos, en especial de mi marido que había dejado que otro se la follase. Una vez que mi marido y yo nos quedamos solos en la terraza donde estábamos tomando unas copas, le pregunté que si se daba cuenta de lo que había pasado, pues me sentía como una puta. Él me miró y me sonrió a la vez que me decía que no me preocupase de nada, que todo lo que había pasado estaba bien y que nos había gustado a los tres. Me decía que había sido sólo un polvo. Y un polvo con alguien a quien probablemente, no volvería a ver, y al que le debíamos cierto agradecimiento por ser el voto decisivo en la entrada de la gran compañía naviera de recreo MSC. Ramón volvió del baño y después de dejar dinero en la mesa para pagar las consumiciones, nos levantamos y nos alejamos de allí. Caminamos un largo rato por el paseo de la playa en silencio. Yo iba pensando en lo que mi marido me había dicho. “Nos había gustado a los tres”. Nos sentíamos relajados, muy relajados y yo con el coño lleno de semen de un desconocido y ahora con menos sabor al semen de mi esposo en la boca, tras los dos mojitos que me gestioné en la terraza. Aunque yo estaba algo preocupada por la carencia de conversación sobre lo que había sucedido, aquello merecía un mayor debate. De vez en cuando cambiábamos impresiones sobre esto o lo otro, pero nada serio.

Al poco del paseo nos anocheció enfrente de la puerta del hotel donde se alojaba Ramón. Nos invitó a subir. Lo hicimos con agrado. En el fondo me empezó a caer bien el conocido de mi marido. Era una excelente persona y muy agradable, aunque no sé si esto último yo lo pensaba por el polvo que me había echado en la playa y tan satisfecha me había dejado el chocho. Una vez arriba, en su habitación, yo me senté en el sillón más grande y mi marido en el de al lado. Ramón puso la tele y se sentó a mi lado. Allí, empezó a besarme a la vez que me desabrochaba los botones de mi camisa dejando mis pechos al descubierto. Entonces fue cuando comprendí lo que se avecinaba. Mi marido se puso en pie y se desnudo a la vez que Ramón desabrochaba mi pantaloncito y tiraba de él hasta mis rodillas. Luego hasta mis tobillos y después me bajó las bragas y allí nos entregamos los tres a otra sesión de sexo en orgía, dos macho solo para mí. Estaba claro, ellos querían más sexo y mi coño estaba en oferta ese tarde noche. Después nos fuimos a la habitación y allí sobre la cama fui la mujer más saciada del mundo, al menos por aquella noche.

Los dos me tomaron de las formas que quisieron. Yo ignoraba el aguante de mi marido, aunque me sorprendieron los dos por igual. Pero la más sorprendida fui yo, que cada vez que uno se corría, buscaba al otro para que me poseyera con más violencia. Aquella noche, mi coño acabo irritado, porque fue quien recibió tres descargas de esos dos sementales, mi boca también acabó llena de lefa en un par de ocasiones y hasta mi culo sintió el placer de abrirse para Ramón sin llegar a llenarlo de semen. De regreso a Valencia, mi marido no ha vuelto a hablarme nada de lo que paso en la playa ni en el hotel… Aquello fue un pago por su puesto como 3er oficial del crucero “MSC Bellissima”. Ya no tuve la regla desde entonces, por lo que sé que aquella sesión múltiple de sexo sin control donde ambos machos me llenaron, quede preñada de Lorena, aunque no hubiera sido extraño, pues no tomaba la píldora con el fin de que mi Bernardo me preñase, sin embargo algo me dijo que el primero que llego a la meta de mis ovarios, fue el raudo espermatozoide de Ramón.

Nunca me ha vuelto a decir nada de aquello. Nunca. Parece que no ha pasado nada. Parece que ha sido un sueño, pues él me trata de la misma manera que antes, bueno, de la misma no, mejor. Yo tampoco he querido mencionar nada, no vaya a pensar que quiero repetir, aunque la verdad, no me importaría. Al principio me hubiera gustado hablar con él de eso, de lo que paso allí con su amigo, al cual no he vuelto a ver, aunque ellos sí porque suelen coincidir de vez en cuando en algún crucero de la compañía. Sé que a él le gusto la experiencia, pese a que no hablamos de ello. Quizá tenga temor a que le diga que me gusto mucho aquello, quizá tenga temor a que le diga que me lo pase mejor con Ramón que con él. Nada más lejos de la realidad, lo pase muy bien con los dos. A Ramón le disfruté sexualmente mientras me daba de pollazos hasta reventar dentro de mí con un aporte enorme de leche de sus cojones, y además hizo que me corriera como una salvaje varias veces en una sola batida…, y a mi marido le amé mientras me follaba y se vertía dentro de mí, aun siendo ya tarde.

Estuve pensado hablar con él de aquello y decirle que si estaba dispuesto, podríamos repetir la experiencia con su amigo Ramón o con quien él quiera, e incluso he pensado en premiarle con otra mujer. Las dos para él. Pero algo me impide hablar con claridad de ello. Aquello de dos hombres para mí, dos pollas desiguales, me gustó mucho y sinceramente soy una egoísta…Más de lo que me imaginaba. En realidad, antes nunca me había masturbado, pero a razón de no tener a mi esposo junto a mí de continuo, ahora lo hago a menudo con mis consoladores, alguno del tamaño de la de Ramón, recordando cómo se la chupe al susodicho y rememorando como me chupaba el coño para luego follarme, mientras mi marido me besaba ávidamente en la boca y me acariciaba los pezones o simplemente me los chupaba. Y aunque las dos pollas eran casi iguales en forma, no en tamaño, cada vez que siento deseos de sexo, la imagen de la polla erguida de Ramón colándose en mi coño, se me coloca en la frente como si fuera un estandarte de deseo. Quiero a mi marido, sin duda, pero el deseo de vivir aquello una y otra vez, me ha corroído muchas veces y por ello he tenido que sustituirle en sus largas ausencias con amantes oportunos y deleitarme con ello.

Lo curioso es que mi hija ha sido y es cómplice de mis folladas clandestinas, a cambio somos más amigas que madre e hija, y cuando ella me pidió follar con un hombre no me pude negar. Con Lorena me siento extraña de vez en cuando como madre, y todo comenzó con aquel polvo en la playa del Saler… Sé que es por el simple hecho de no haber hablado con mi marido de aquello en su momento. Durante años he recapacitado mucho en ello, y no sé cómo Bernardo lo consintió para llegar a esa situación, en donde vendió como a una puta a su esposa. Sé que se lo he hecho pagar con creces follándome a una buena cantidad de machos, no podría decirte cuantas vergas han pasado por mis labios vaginales, pero en un principio me sorprendió la entrega de mi cuerpo como botín a Ramón. Ya sé que luego me involucré en la contienda de la gran follada y me gusto, me gusto tanto, que la disfruté, pero no justifica a mi marido la acción cometida.

Sé que ellos también disfrutaron con mi cuerpo. Han pasado 20 años desde aquello y no me corto en follarme al macho que deseo, aunque esté cerca mi esposo…, es una impronta que me inoculó y tiene que pagar con ello. Aunque voy algo más allá y pienso que él también se beneficia a alguna puta en las travesías durante los cruceros, sino no tendría sentido que sabiendo que le pongo los cuernos, no proteste o no desdeñe mi actitud. Así que como me gusta tanto follar, y que me follen, las pollas enormes No me las puedo quitar de la cabeza y he meditado mucho, mucho sobre mi obsesión… nada más verte en la playa, con tu larga verga bamboleándose me dije que esa tenía que ser mía. Porque hace tiempo que he llegado a una conclusión… Decididamente, con mi marido o sin él, he de repetir esa experiencia de Ramón cuantas más veces mejor y siempre con buenas pollas que sepan darme placer sin prejuicios. Y es más, creo que todas las mujeres, deberían probar una gran verga y un trío, pues no hay nada mejor que sentirte saciada por una buena polla y que cuanto esta abandone tu coño después de anegarte con su leche, otra tome su lugar para acompañarte en tus contracciones de placer.

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Para las clases de matemáticas, llegaba a la hora acordada y Laura me recibía de la misma manera que la primera vez, pero las cosas ya habían cambiando mucho después del affaire imprevisto en la playa nudista, y la follada en casa, comenzábamos a tener una enorme complicidad… entre nosotros se notaba la gran confianza al tener gustos comunes, como los nudistas, la música y la manera de divertirnos… y lo mejor era que mi petición sobre prepararme a las chicas, atendiendo a su promesa calenturienta en la playa surtió efecto, ahí comprendí el nivel de sumisión a mi falo por parte de aquella madura esplendorosa y posteriormente de sus niñas.

– Hola, Fernando, pasa, las niñas te están esperando en su cuarto. Ya lo tienen todo preparado para la clase de hoy. Como ya te imaginas, estamos solitas con mi marido de viaje por las islas griegas otra vez como de costumbre… Lo dijo con ese deje de “Estamos esperando a un buen macho que nos cubra”

Al entrar en la habitación me quedé completamente pillado al descubrir que lo que Laura me ofreció en la playa no era un farol, sino toda una realidad… Ese día mis dos alumnas estaban semidesnudas, una con un pequeño pantaloncito de pijama y un top que solo le cubría las tetas a duras penas y otra con tan solo unas minúsculas braguitas tipo tanga sin nada que cubriese sus tetas.

– En este piso hace mucho calor y no tenemos aire acondicionado para toda la casa, por eso vamos así, me aclaró Laura. – Si quieres puedes ponerte fresquito tú también, eh. Ahí tienes una silla donde puedes poner tu ropa y de esa manera nos vemos todos igualados…os dejo ya solos. Yo estoy dándome una duchita mientras y preparando algo en la cocina. Si necesitas algo no dudes en venir a decírmelo. 

Laura se marchó del cuarto y las dos chicas se acercaron a mí para saludarme con un beso. Estaba claro que su filosofía del nudismo lo llevaban a buen término en todos los aspectos de su vida privada y encontrar un profesor al uso de esas costumbres les vino como anillo al dedo, era su profe ideal…de matemáticas y aficionado al naturismo, así que no tendrían que ocultar su forma de vida ni dando clases.

– Hola, profesor. Ya conocía a Lorena, sin embargo no conocía a su hermana antes del primer día… ni siquiera me sonaba de haberla visto por los pasillos del instituto.

– Hola profe, dijo Silvia, una niña de 18 años que ha terminado 2º debachiller, pero la mates no le dan muy bien.

Las dos tenían un cuerpo sensacional dignas de su madre… sensuales adolescentes que cuando las ves piensas que siempre están calientes. Lorena era morena y guapísima, tenía unos pechos ya formados y muy levantaditos, con unos pezones redondos y sonrosados. Llevaba un pantaloncito corto de pijama muy bajado, tanto que se le veían algunos pelitos del coño. Silvia era rubia, con unas tetas pequeñas todavía en formación, con unos pezones pequeños e infladitos. Llevaba unas braguitas pequeñas y apretadas que resaltaban su culito respingón y su pubis hinchadito. No podía evitar mirarlas y admirarlas.

– Bueno, Fernando, ponte fresquito y vamos a empezar, que tenemos ganas de que nos enseñes muchas cosas, dijo Lorena no sé si con doble sentido.

Silvia se sonrió con la picardía de quien va a hacer una travesura y no a estudiar la sobrias matemáticas. Con tanta insistencia no me quedó más remedio que quitarme la ropa y quedarme en bóxer, y justo ese día llevaba unos blancos de esos que marcan paquete. Las dos niñas clavaron su mirada en él. Al principio estaba cortado, pero poco después no le di importancia, al menos Lorena ya había gozado con la vista de mi verga en la playa nudista. Lo malo vino cuando Lorena se sentó abierta de piernas, de tal manera que se le veía completamente el coñito aterciopelado. Eso, unido a que Silvia no paraba de tocarse las tetitas, hizo que mi verga aumentara de tamaño, y las dos miraban asombradas el fenómeno. Silvia acercó su mano y la puso sobre mi bulto crecido sin cortarse lo más mínimo.

– ¡Uauuu! Esto es la primera vez que lo veo. Se te nota grande y suculenta… ¡y sigue aumentando! Ya me habían a hablado muy bien de ella… jajaja. En efecto, mi polla no dejaba de crecer, ya casi no podía retenerla dentro del bóxer, cuando se me empalma me cubre hasta el muslo y me es difícil disimularlo.

– ¡Sácala que la veamos! Pedía desesperadamente Lorena. Y nosotras te enseñamos nuestros chochitos.

– Pensaba que lo dejaríamos para después de estudiar las ecuaciones de primer grado, pero veo qué vais al grano de primeras. Vuestra madre es muy incauta al dejaros solas…

En vista de la situación, opté por salir del cuarto a ver si se calmaba la cosa. Aproveché para ir al cuarto de baño, y al abrir la puerta vi a Laura saliendo de la ducha, toda desnuda con el cuerpo mojado, lo que me excitó más todavía. 

– Perdona Laura, me excusé. No me acordaba de que estabas aquí.

No pasa nada, Fernando, contestó mientras se percataba del tamaño de mi paquete que todavía pugnaba por liberarse. – Pero ya que estás aquí pasa y me ayudas a secarme la espalda y a echarme crema. Ah, por cierto, has manchado un poco el bóxer. Quítatelo, anda.

Efectivamente, con tanta excitación se me había escapado un poco de líquido seminal. Me quité el bóxer y al fin liberé mi verga de tanta apretura, de todos modos esa familia hacía nudismo y por lo que veía en casa el naturismo lo tenían muy asumido todos y en especial las hembras por tanto tiempo abandonadas por el cabeza de familia. Le sequé la espalda a Laura y también las nalgas, duritas y riquísimas. Me dio crema para extenderla por su espalda, lo que hice con suavidad. Ella daba respingos de gusto. Luego le froté bien el culo sin dejar ningún hueco por acariciar. Finalmente llegué al mismísimo agujero, que lo tenía dilatado. Le metí el dedo y ella se sometió echándose hacia delante y ofreciendo su intimidad para que yo hiciese lo que quisiera. Como la tenía completamente dura y erecta no me lo pensé y se la metí en el coño. Gracias a la crema entró fácilmente. Mientras la penetraba le acariciaba el clítoris por delante para que disfrutara aún más…

Laura tiene la misma rutina en esos días tan calurosos de verano… Ha llegado a casa, cansada del trabajo, pero se ducha dejando que el agua recorra su cuerpo, durante un rato, se deja caer hacia la pared, y se va acariciando suavemente, mientras se pone un aceite de esencia que hace que sus manos se deslicen mejor, y se deja llevar por tu fantasía. Sigue en la ducha, está tan bien acariciándose que pierde la noción del tiempo, tiene ganas de estar con alguien y piensa en un hombre que le atrae, que desea pero no puede tener… o tal vez sí, porque Fernando ha entrado en su vida como un torbellino y tiene que hacer lo que sea por retenerle.

Laura está dispuesta a ofrecer a sus dos hijas en prenda, a cambio de obtener de mí su ración de rabo…son dos niñas pero ya han tenido su experiencia sexual en familia, su esposo se encargó de hacerlas mujeres y ahora ya están preparadas para gozar del sexo abiertamente, sabe que si tengo a Lorena y Silvia a ella tampoco la dejaré. Había salido de ese cuarto donde dos gatas en celo me acorralaron para algo que no estaba previamente preparado… follarme a esas dos niñas me parecía casi surrealista, necesitaba aire fresco y pensar un poco en la situación, solo era un profesor de matemáticas sin mucho sexapil que disponía de tres hembras solo para mí. Salí al aseo para refrescarme, entonces fue cuando me encontré con Laura…

En esos momentos estás muy, muy excitado, piensas en ellas pero te encuentras con su madre dentro del aseo, ya no puedes más y buscas su boca en sus labios, tu lengua sobre la suya… le pasas suavemente tu boca por su cuello…mientras estas teniendo una erección vital, brutal… Sigues bajando hacia sus tetas y te detienes, vas mordisqueando sus pezones, succionando apretando…con tu lengua… Escuchas sus gemidos de placer…eso te excita más, recorres su cuerpo con tu lengua…acaricias con tus dedos jugueteas con su clítoris…ella está mojada…tus dedos resbalan entre su vagina, estas que no puedes más… deseas penetrarla con fuerza, pero prefieres esperar a que ella te lo pida…

Sin darme cuenta mi polla se había puesto tremenda en pocos segundos, yo mantenía la distancia, pero sin poder remediarlo la punta de mi capullo tocaba su cuerpo. Estaba muy apurado pensando que ella se volviese y me dijese algo sobre mi verga tiesa. Estaba muy excitado ante un cuerpo tan sensual, con unas tetas maravillosas, un coño depilado con los labios abiertos mostrando impúdicamente el clítoris, un vientre  cuasi liso, una cintura estrecha, unas caderas exuberantes, un culito respingón y unas piernas largas, delgadas y sedosas. Yo le frotaba el trasero, manoseando delicadamente y jugando con sus nalgas…, las frotaba y amasaba a la par. Como estaba un poco abierta de piernas, pude llegar hasta su chumino, me pareció apasionante.

- La esponja está áspera cariño, ¿por qué no me frotas con tu mano?

- Como tú quieras nena, así mejor”.

- Mucho mejor mi cariño.

Cuando le acariciaba el culo, ella se abría más de piernas y se inclinaba hacia delante…, no podía creerlo, cada día era más puta… me estaba ofreciendo descaradamente sus agujeros. Mi polla lo sabía, por eso estaba cada vez más duro. Mi mano se adentro en un territorio indómito pero no menos deseado, recorrí la raja del culo hasta su ano que presioné. Entraba en su raja vaginal mientras ella daba pequeños gemidos de gusto. Como el que no quiere la cosa le metí un dedo en su orificio anal…, le tuvo que gustar mucho, porque se retorcía. En un acto reflejo se llevó la mano a su vulva para masturbarse, encontró su clítoris y se friccionaba con decisión. Ninguno de los dos decíamos nada, nos dejábamos llevar deslizándonos sobre nuestros deseos como si nada pasara más allá y todo fuera normal. Sucedió tan rápido que no me dio tiempo a pensar, un ataque por sorpresa o simplemente un acto casual dentro de la convivencia familiar ¡No lo puedo definir! Antes de que mediera cuenta me agarró la verga, bajo el prepucio liberando el glande y se puso a mamarla mirándome a los ojos. Me ensalivaba desde el capullo a las pelotas, hasta que decidió metérsela dentro…, me dedicó una chupada a mi glande pajeando el resto del tronco durante dos minutos. Se elevó y se dio media vuelta sin soltar mi polla que atrajo hacia su culito, yo solo tuve que empujar un poco y gracias al gel mi rabo entró fácilmente, poniéndome a cabalgarla con frenesí. Los jadeos eran cada vez más fuertes y no pensábamos que pudiesen escucharnos. Cuando estaba con la verga a punto de reventar.

Laura me pidió excitadísima… - ¡Sácala, sácala!

Pensé que se había dado cuenta de lo que estábamos haciendo y quería terminar con aquello, sin embargo lejos de eso lo que quería era terminar de follar en otra posición. - ¡Métemela por delante! ¡Quiero que me folles el coño! ¡Quiero ver tu cara cuando te corras dentro de mi útero!

Sus palabras llenas de lujuria eran órdenes para mí…, la saqué del culo me la limpió con gel y agua y se la enchufé por la vagina abriendo sus calientes labios rosados. Cara a cara, aprovechamos para chuparnos la boca y restregarnos las lenguas metiéndolas hasta el paladar ¡Nunca pensé que una madre de familia fuera tan puta! La contemplación de aquel cuerpo prohibido, me excitaba tanto que me puse frenético. Yo no paraba de meter y sacar mi largo estoque, aplastando mis huevos contra sus labios vaginales. Ella no paraba de segregar líquido vaginal, más y más. Al cabo de unos minutos no pude retener más la eyaculación. Me corrí de forma bestial dentro de ella, ni siquiera fui capaz de sacarla y correrme fuera…, ella tampoco lo quiso evitar pegándose a mi pelvis. Durante años había deseado llenarle el coño a una zorra tan maciza, esta ocasión se llevó una abundante chorreada de lefa. Nos abrazamos, besamos y acariciamos, con la verga aún dura en su intimidad, ella misma se la sacó como si no hubiese entrado. Nos terminamos de duchar y nos secamos. No tardamos en corrernos, las niñas estaban esperándome en el cuarto. Le puse el coñito lleno de esperma a rebosar mientras jadeábamos de gusto. Rápidamente y volví de nuevo a la habitación de las chicas y con la prisa de la excitación no me di cuenta de que estaba completamente desnudo.

¡Qué guay! Fernando nos ha hecho caso. Ahora nosotras tenemos que cumplir nuestra parte del trato. Se quedaron las dos completamente desnudas.

Tenían sus chuminos idénticos, afeitaditos y muy cuidados, con unos pelitos por la parte superior del pubis. Me empujaron a la cama y antes de que pudiera reaccionar Silvia cogió mi verga y se la metió en su boca. Me la chupó como no lo había hecho nunca antes ninguna otra chica. Con su lengua hacía maravillas. Entre tanto, Lorena se sentó a horcajadas sobre mi boca para que le lamiera el chochito. No quise contrariarla y le chupé el pubis, los labios vaginales, el clítoris y finalmente le metí la lengua en la vagina follándomela con la lengua. No sé que se echaba ahí dentro pero estaba riquísimo. Así estuvimos un buen rato.


Bueno, fin de los preliminares. Ahora te vamos a follar. Dijo la pequeña como si aquello fuera lo habitual.


Se pusieron las dos a cuatro patas encima de la cama delante de mi verga erecta. Lorena la cogió guiándola a su coñito, en nada se la metió abriéndose los labios vaginales con dos dedos a modo de apartarlo y no estorbasen para que el buque de gran calado entrase en su dársena encharcada para que la follarse a todo trapo. Luego se comenzó a mover para que la polla entrara y saliera bien lubricada y cada vez alcanzar mayor profundidad. No duré mucho dentro de Lorena, me hubiera gustado estar al menos un cuarto de hora horadando ese coñito tan angosto y placentero con la panorámica del culo moreno, con unos ligeros tonos más claros debido al corte del bañador, aún le faltaban horas de exposición en la playa nudista. Era una gozada ver como mi ancho y largo cipote salía y entraba en la apretada vagina de Lorena. Quien me iba a decir a mí que esa chiquilla que apenas pasaba desapercibida a mis ojos, sería tan puta y caliente follando… que ese verano me la follaría junto a su hermana menor con el consentimiento explícito de la madre…, una mamá a la que también le daría lo suyo y bien dado. El caso es que no pasaban diez minutos cuando vi a la pequeña desesperada por probar mi verga. Se acercó acariciando mi cuerpo, mi culo y hasta me agarraba de los huevos dándole un buen sobo, en tanto la polla entraba y salía desde la punta a las pelotas una y otra vez en el útero de Lorena.

–Creo que ya me toca, dijo Silvia porque también quería probar mi verga.


Con un empujón, la sacó del coño de su hermana, y me puso tendido boca arriba. Antes de decir nada, la niña con su juventud, tenía una habilidad sexual pasmosa… se acopló a mi cuerpo sentándose en cuclillas sobre mi mástil amarrado con su manita derecha. Poco a poco se fue sentando metiéndose mi musculada polla dentro de su coñito abriéndose los labios de igual manera que hizo su hermana. Aquello era para reventar de gusto al sentir el conejito de una niña tan apretada e impúber, y nunca mejor dicho, porque después de cinco minutos de fornicación, percibía que el semen se me escapaba a borbotones. Veía como su coñito se tragaba cada centímetro de mi tranca con todo el desparpajo de una madura experimentada en mil folladas, solo que esta hembra apenas poseía 18 primaveras. Descubría cada pliegue de sus paredes y los gemidos consternados en jadeos de la chiquilla.

Me sentía el marajá de Brunei con tres hembras dispuestas a dármelo todo, dejándose follar a pelo sin el menor recato. Después de la follada a Lorena, aquello me excitó sobremanera con una complicada capacidad de retención por mi parte para no acabar en una gran lechada dentro de ese coñito enjuto. Sus tetitas temblorosas, sus agilidad para subir y bajar de manera portentosa, sus jadeos con pequeños gritos al notar mi glande aporrear el fondo vaginal en su pared sin llegar a poder contener toda la longitud de mi polla, el olor a sexo femenino dulce empapando mi sentido gustativo y la entrega sin compasión de esas niñas con su vaginita succionándome la verga, se perfilaron como los detonante de mi segunda corrida de la tarde. Y no lo avisé, solo agarré a Silvia de las caderas y la mía comenzó a apuntalar contra su coño en arremetidas cada vez más rápidas. Aquello la niña sabía de qué se trababa porque gemía sin suprimir mis embates hasta que finalmente me derramé en largos y cuantiosos chorros de leche, no tan espesa como la que inoculé a su madre media hora antes dentro de su abnegado coño.

¡Ay qué rico! ¡Cómo siento la leche calentita en mi chocho! ¡Dámela como se la das a mamá…! ¡Umm que buena! ¡¡No sabes cuánto me gusta sentir la lefa en mi coño!!


Tras acabar de convulsionar mis cinco o seis lechazos en buenos chorros dentro de su útero, la extraje y ambas se volcaron en limpiar la polla con sus lenguas. Me la dejaron baldeada y reluciente. Fue la clase de "Mates" más excitante y divertida que había dado en muchos años… y recibido también.


Mañana me toca a mí la lección… ¡Quiero que me inundes el coño de leche, como a mi hermana! Me susurró Lorena al oído mientras me agarraba la polla.


Era ya la hora de terminar la clase. Me puse mi ropa y me despedí de las chicas hasta el siguiente día. Fuera estaba Laura con su camisón de ir por casa. – Ya has acabado con la clase a las niñas… Espero que tengan sus frutos para el curso que viene, dijo la madre sin saber muy bien en qué sentido lo decía.


Si siguen a ese mismo ritmo e interés puede que ambas saquen algo bueno de dentro de ellas.


– Eso espero. Sin embargo no te cebes demasiado con las nenas…, son muy jóvenes e impulsivas y dale algo de cuartel entre rapapolvo y rapapolvo, no me las vayas a traumatizar con tanta integración y derivación. Ya en la puerta se despidió de mí acabando de decir… – Bueno el próximo día toca por delante. Quiero sentir tu leche dentro de mi coño otra vez. ¡Está tan rica!


Cuando al fin me fui, no sabía si volver… parecían ninfómanas insaciables. Pero el morbo era mucho. Y volvería a cumplir con mi trabajo docente, estaba dispuesto a obviar las insinuaciones de esas niñas calientes y su madre. La cabeza de mi polla ganó a la cabeza del raciocinio…pero me tomé un par de jornadas relajadas para asimilar aquello que me estaba pasando. Nunca me ha visto como un ganador, pero me lo estaba creyendo. Comencé a ver fotos desde que era adolescente hasta hoy…las comparaba para ver las 7 diferencias y al cabo de un buen rato analizándolas, descubrí que con los años había adquirido cierto sexapil con algunas canas y una barba de varios días, dándome un aire de malote castigador. Ahí debía de estar la diferencia y en mi gran badajo la clave para esclavizar a todas esas zorras ninfómanas… Arranqué mi viejo coche y me fui a la playa nudista a relajarme.


Ese día coincidí con una compañera en la playa, tuve un affaire inesperado un día como otro cualquiera…Mi trabajo como profesor me permite tener un horario bastante flexible, especialmente cuando llega final de curso con el calorcito, así que me gusta cogerme un rato por la tarde después de comer y desconectar antes de volver a la vorágine de mi estudio con mis tareas de preparatorias. Una de las opciones para ese rato es acercarme a la playa nudista del Saler, que está escasamente a 10 minutos en coche de donde vivo, y tumbarme a tomar el sol bajo una carpa que filtra los rayos UVA tan perjudiciales para la piel, y allí en pelotas me tumbo escuchando música. Normalmente me pongo alejado de la orilla, tras las dunas, porque se está más tranquilo, además de protegido del viento que normalmente a esa hora suele girar y se vuelve un poco más incómodo. Pues bien, aquel llegué como de costumbre y me puse en el sitio de hábito. Me desnudé, monté la carpa tipo iglú en cero coma segundos y me tumbé sobre la toalla con los cascos para escuchar música, sin ninguna otra intención que pasar el rato tranquilo hasta que se hiciera la hora de volver a trabajar en casa. A los diez minutos de estar allí una sombra sobre mi cara que me tapó el sol me hizo abrir los ojos.


– ¡Hola! me dijo alguien… Se trataba de Clara, una compañera de trabajo. Clara es pelirroja, con el pelo rizado, no muy alta ni muy agraciada, pero simpática como un cascabel con buen polvo. Con poco pecho, no obstante siempre me había fijado en ella porque tiene un culo respingón y precioso, que normalmente acompaña con unos vaqueros ajustados y unos tacones altísimos. – Hola, contesté. Mi primera reacción fue taparme instintivamente, reacción absurda porque se trata de una playa nudista.

– ¡No te tapes, hombre! ¡Que ya te he visto de sobra!!!! Jajajaja

– Pues tienes razón, contesté.

– ¿Qué haces por aquí?

– Esta tarde me he propuesto ponerme moreno donde nunca me da el sol… por eso he venido a pasar la tarde a la playa.

– He visto tu coche aparcado allá, dijo, señalando hacia la zona de parking disuasorio.

– ¡¿Conoces mi coche?! Pregunté un tanto incrédulo.

– ¡¡Pues claro!! ¿Tú no conoces los de tus amigos…? Y también sé que vienes muchas tardes a esta playa... ¿Te importa si me pongo aquí?

Extendió la toalla, dejó la bolsa que llevaba en el suelo y comenzó a quitarse la ropa. Se quedó enfundada en un bikini de color ocre, con la parte de abajo muy pequeña tipo tanga, y se sentó en su toalla. Ahí iniciamos una conversación de lo más banal que incluyó trabajo, hábitos a la hora de comer, estado meteorológico, sequía y lluvias previsibles…. Al rato se levantó.

– Me voy a bañar. ¿Estoy muerta de calor, Vienes?

– Creo que no, gracias. No me apetece, contesté

– Está bien, como quieras. Me voy al agua.

Se quitó el bikini y lo dejó en la toalla. Pude ver sus tetas pequeñas, con pezones pequeños y el coño depilado con una fina hilera de vello en vertical. Y efectivamente, el culo era perfecto. Respingón, grande, yo diría desproporcionado para su cadera de avispa… como a mí me gustan, y con un poco de celulitis. Vamos, cuasi perfecto. Mi polla empezó a animarse y comenzó a adquirir tamaño, pero decidí volver a la toalla porque no quería que me viera en ese estado cuando volviera del agua. Al poco rato volvió. Se sentó en la toalla y, con descaro, me dijo…

– ¡Parece que se te ha animado! Ja,ja. Efectivamente, mi polla aún estaba grande, no con una gran erección pero sí grande. – ¿Eso no será porque me he quitado el bikini, verdad?– No creas, suele pasarme con frecuencia, mi polla tiene su vida propia independiente de mí, contesté. “No poco”, pensé yo.

– ¡¡Oh vaya!! Dijo riendo. – Tu verga te ha hecho una DUI (Declaración Unilateral de Independencia)

– Sí algo así

– Seguramente no me esperabas ver en esta playa, pero me enteré de tus hábitos y me animé a venir yo también…hace tiempo hice nudismo cuanto tenía un novio muy animado, medio hippy. Fue mi época rebelde y libertina.  

– Se ve que has tenido una vida muy intensa…

Se tumbó en la toalla boca abajo, pero mientras lo hacía se puso a cuatro patas durante tres o cuatro segundos buscando las gafas de sol en su bolsa de la playa. La vista de su coño y su culo por detrás fue lo que necesitaba para que mi polla volviera a crecer un poco más, adquiriendo mayor dureza y llegara a una buena erección. Volví a tumbarme y a ponerme la música cerrando los ojos intentando llevarlo con normalidad. La verga con una buena extensión se posaba en mi pubis llegando al ombligo. Eso debió de ser el detonante que le llamó la atención y al poco rato noté como ella se movía en la toalla y abrí los ojos. Se había puesto de rodillas a mi lado y miraba mi polla. Alargó la mano y la puso encima de ella.

– Me gusta la buena polla que tienes, es muy grande. Nunca pensé que tuvieras un cipote tan recio, dijo. ¡Se te ve tan normal! Ninguna de las profes hubiéramos a posado por ti, y ya ves tiene la polla más enorme que he visto en mi vida…Jamás había tenido tan cerca una de este calibre.

– Pues que sepas que ahora sí que es por tu culpa, contesté. Me estás poniendo muy cachondo despertando a la  bestia. ¡Te advierto que llevo semanas sin follar…!

Mirándome coqueta y lasciva empezó masajear mi polla, primero con una mano un largo rato, luego con las dos, subiendo y bajando mientras aquello ya se me había puesto como una piedra y hasta doloroso. La moví con el fin de colocar su coño encima de mi cara para empezar un 69…, ella me ayudó facilitando la posición y en un instante su coño sabía rico en mi boca, salado por el mar, y rezumando flujo, lo cual denotaba lo salida que se hallaba Clara. Mi polla se hundía en su boca mientras yo le lamía el coño y subía hasta mojarle con la lengua el culo centrándome en su cerrado anito que electrificaba su cuerpo por las convulsiones que le notaba. Aquello me gustó, y a ella mucho más de ahí que me levanté y le pedí que se pusiera a cuatro patas con las piernas separadas…, no opuso resistencia ni tiempo alguno en pedirme explicaciones, simplemente lo hizo a la velocidad del rayo hincando sus rodillas en la arena bajo el palio de mi carpa que nos daba cierta intimidad.

Me puse detrás y empecé a chupar su ano, que recibía mi lengua contorneándolo e incluso entrando y saliendo levemente con la punta de mi lengua. Me levanté y se la enfilé abriéndole los labios carnosos de su vagina, encontré la boca de su conejo hambriento y se la metí muy despacio por el coño notando como se expandían las paredes vaginales al paso de mi glande en el empapado, caliente y angosto conducto uterino. Poco a poco fui aumentando la intensidad de las embestidas asumiendo mayor profundidad a cada acometida. Tenía el coño pequeño y mi polla no le cabía bien por longitud, habría que comprobarlo y por anchura esparciendo su vulva de manera sustancial, pero ella se movía y empujaba buscándola toda cada vez con más energía y decisión, se encontraba loca por zamparse todo el trozo musculado de mi cipote venosamente endurecido. Yo estaba detrás de ella empujando con contundencia, con las rodillas hundidas en la arena follándomela por el coño gozando de su coño. Varios minutos estuvimos así hasta que empezó a gritar…

– Me corro!!!!! Tuvo espasmos en el coño que se transfirieron a todo su cuerpo, agitaba las caderas frotando con fortaleza sus paredes dilatándose y contrayéndose de manera frenética, a la vez que soltaba chorros de flujo salpicándome mi entrepierna con la pujanza que salían. En todo ese tiempo no la solté, bien agarrada del culo la embutí más dentro dándole duro como ha de darse a una perra en celo, porque eso era Clara en esos instantes que rozaba el paraíso del placer. Al cabo de su orgasmo, se dio la vuelta y dijo…

 – ¿Seguimos? Me has puesto muy cachonda. Ahora sí que me has puesto bien PUTA.

En ese momento se dirigió a su bolsa y sacó un bote de lubricante (el Durex del envase color naranja con efecto calor). Puso una buena cantidad en su mano y me la extendió por toda la polla. Luego cogió más y esta vez se puso de nuevo a cuatro patas y se lo extendió por el coño a la vez que se metía un poco con dos dedos por dentro impregnándolo de una buena cantidad. Me arrodillé detrás y acerqué mi polla a su culo, ella lo puso en pompa poniéndolo respingó con ambos aguajeros con total acceso a su macho, Clara estaba desconocida completamente ofrecida y sumisa a que la empalase como fuera, pero bien duro. Empecé a empujar despacio pero el lubricante hizo efecto y aquello hizo que fácilmente entrase mi polla hasta la raíz pegándole mis huevos a su vulva. Le entraba con facilidad pese al tamaño de 21 cm de larga y 6 de anchura, se movía bien para encajársela y sus gritos de placer eran cada vez más fuertes se perdían en la inmensidad de las dunas. Durante un rato estuve metiéndola y sacándola del todo de su coño profundo, haciendo que mis bolas rebotasen sin cesar…cada vez que volvía a entrar, ella daba un grito de placer hasta que volvió a anunciar que se corría. ¡Joder con Clarita doña orgasmos! Hacía varios días que no eyaculaba, y mis pelotas se hallaban repletas de esperma ansioso por aventarse, y eso iba a ser rápido con las contracciones vaginales de mi puta compañera…

– Sííííííííííí´!!!!!! Me corro otra vez!!!!!!  ¡Cabrón que buen polla tienes y qué bien me follas! Dame duro y fóllame como a una puta…

Esta vez no hubo el chorro de flujo tan enorme de la anterior pero sus espasmos fueron igualmente intensos. No pude contenerme y arrecié las embestidas duras y profundas, mis ganas de correrme me anestesiaban todo el cuerpo y el cerebro dio la orden de abrir las compuertas… la hundí hasta su pared vaginal sintiendo la dureza de su fondo y allí mismo se contrajo la próstata soltando un largo chorro de leche que inundó su cérvix, después un segundo aún de mayor grosor, seguidos de hasta cinco chorros más de lefa que lograron llenar la angosta cavidad vaginal de Clara… ¡Era increíble la cantidad de semen eyaculado dentro de su coño! Pocas veces había visto antes una corrida tan copiosa y con tantas ganas de inseminar a una hembra como en esa ocasión. Caímos los dos sobre la toalla, exhaustos y satisfechos. Su vagina entreabierta por mi gorda polla, destilaba un pequeño reguero de la llenada de mi leche y su culo se veía impregnado con lefa circulando despacio como lava. Estuvimos sin hablar un buen rato hasta que miré el reloj y vi que era la hora de volver a casa a iniciar mi trabajo vespertino.

– Me voy. ¿Te quedas o quieres que te acerque a algún sitio?

– No gracias, voy a tomar un rato el sol, que al fin y al cabo es a lo que he venido, jajaja! Este polvo ha sido muy terapéutico y relajante… me va a venir muy bien para echar una buena siesta en la playa. Cuando me alejaba me dijo… – ¿Repetiremos verdad…?

– Claro que sí, es una gozada follar con una hembra como tú… Me encanta follar a pelo con una tía tan buena… Y hemos repetido, ¡Ya lo creo que sí! En verdad me sorprendió tremendamente, porque nunca imaginé que una mujer tan recatada como Clara fuera tan efusiva y abierta en el sexo… mucho menos que se hubiera fijado en un “Don nadie” del montón como yo. Empecé a convencerme que eso es lo que piensan todas, hasta que descubren el ariete que tengo entre las piernas y se aficionan a tratar con ÉL.

Pasados dos días volví a casa de mis alumnas veraniegas, para intentar enseñarles algo provechoso para septiembre. Volvió a abrirme Laura, la madre de las niñas, que esta vez iba prácticamente desnuda, con tan solo un tanguita y unas sandalias de dedo. Cada día más atrevidas e insinuantes


- Pasa, Fernando, las niñas están deseando empezar la clase, no sé cómo lo has hecho, pero dicen que les encanta que les enseñes matemáticas. Por cierto, cuando quieras descansar cinco minutos, dejas a las niñas y me buscas…voy a estar por aquí… me dijo indicando la puesta de la habitación de matrimonio.- ¡No te imaginas lo que mi coñito necesita alimentarse de tu leche! Me espetó al oído como si fuese un secreto en aquella casa.




-Será un placer, Laura, con ese cuerpazo que tienes estoy deseando clavarte mi estaca si las niñas me dejan respirar hoy.


- Pues no les dejen que te avasallen, ponles ejercicios y vente conmigo a relajarnos poco, ¡¿No…?!


Entré en la habitación de las chicas. Lorena estaba completamente desnuda, echada en la cama y dándose gusto con un consolador. Silvia estaba sentada junto al ordenador, con tan solo unas braguitas verdes preciosas con los libros de matemáticas preparados haciendo un repaso.


- Hola, guapísimas, las saludé. Hoy vamos a intentar aprovechar la hora…Espero que seáis buenas conmigo.


- Sí, sí, por supuesto que seremos muy buenas…, me contestó Lorena. Pero primero quítate la ropa rápido y ven a sustituir a este cacharro de goma china, por tu verga de caballo semental.


- Ya te vale Lorena, ese no era el trato. Me miró con carita de niña pervertida necesitada de cariño de papá y no lo pude resistir. ¡Te echo un polvo rápido que te debo, y luego nos ponemos a estudiar!


- Por supuesto profe no queremos suspender tu materia en septiembre…Con lo buen profe que eres.


Nada más despelotarme, la verga cogió la forma idónea para penetrar chochitos adolescente presto a ser invadidos por trancas tan robustas como la mía. Me eché en la cama haciendo rebotar los muelles y su inquilina de manera divertida…Silvia se nos quedó mirando cómo se producía la acción. En nada Lorena se abrió de piernas completamente despatarrada y yo me subí encima de ella, arqueé mi cuerpo dejando que ella me amarrase la polla y se la enchufase en su coñito mojado tras la sesión de consolado que se había dado previamente…y se la metí a Lorena bien adentro de un solo envión. La chica emitió un gemido al sentir mi bálano en lo más hondo de su vagina…me puso bien duro plenamente dispuesto a que se corriera como una perra, así que se la metía y sacaba frotando bien sus finos labios vaginales con toda la longitud de la orografía irregular por lo infladas de mis venas. Entre tanto ella se masajeaba su clítoris, y toda su vagina era colmada de placeres, mientras le acariciaba el pubis con mi vello al insertarla a fondo. Por si era poco, también lamía sus preciosos pezones succionándolos viciosamente queriendo sacarle la leche que aún no tenían. Silvia dejó sus tareas al ver que la follada a su hermana era un entretenimiento mejor y quiso pillar algo. Se me pegó por detrás, frotando su almejita contra mi culo y sobándome los testículos y el cipote cuando salía del coño de su hermana. Una de las veces se salió, circunstancia que aprovechó la putilla pequeña para cogerlo y metérselo en la boca para chuparlo.


- ¡Oye, lista! Le increpó Lorena. Que el profesor me estaba follando a mí, así que ya estás sacándotela de la boca y me la vuelves a meter, ¡Eh!


 -Vale, vale, te la enchufo otra vez, egoísta.


La excitación fue en aumento. Mientras follaba a Lorena, le frotaba el coñito a Silvia. En poco tiempo nos íbamos a correr los tres a la vez. Lorena, ella misma puso su cara sobre la almohada para que no se oyeran los gritos de placer que estaba profiriendo. Yo aguantaba los jadeos y la cabalgaba con mis manos puestas en su cintura. Tenía un cuerpo suave y tierno, apenas le metí poco más de mi glande donde mi polla cambia de rosado a más oscuro…, su ano no aguantaría una dilatación tan grande como el grosor de mi verga. Al poco de estar jodiéndola por detrás me pidió, igual que su madre que se la metiese por delante. Me eché de espaldas y senté a Lorena  encima de mi verga, que estaba dura como un martillo pilón. De lo mojada que estaba le entró fácilmente. Como esperaba, ya no era virgen, seguro que se la había ventilado algún cabrón salido adolescente. Intrigado por su prematuro desvirgue le pregunté mientras fornicábamos… - ¿Cuándo perdiste la virginidad? ¿Has follado con muchos tíos? la respuesta me sorprendió…


- Hace varios años…, pero solo he follado con un hombre… bueno mejor decir hemos follado Silvia y yo… nuestro padre. Una tarde noche me metí en su cama cuando no estaba mamá y una cosa nos llevó a otra y follamos. Él no estaba muy convencido pero soy muy persuasiva cuando quiero algo.


- A mí me pasó algo parecido, pero en presencia de mamá y de mi hermana… esa tarde fuimos tres mujeres para un solo hombre. ¡Pero papá no tiene una polla tan grande com la tuya!


- Sois unas niñas muy perversas y merecéis un buen castigo por ser tan putitas…


A pesar del estupor que sentí, no podía dejar de clavarla, incluso me aumentó el morbo imaginando la escena con su propio padre. Siguió diciendo… - Al final me echó dos polvos, lo pasamos fenomenal desde entonces prefiero que me follen a masturbarme…Sobre todo si son hombre mayores que saben follar.


- Entonces ¿Te gusta cómo te estoy follando? Me miró mordiéndose el labio inferior, esos gestos que las adolescentes aprenden en las revistas “Súper Pop” o “Cosmopolitan”, para estar más sexis cuando follan…


- ¡Me encanta como me lo haces! estoy pensando que tú follas mejor que mi padre, tu polla es más grande y más gorda. ¡Sabes! Cuando está de permiso, mamá nos deja solas con él una noche por semana y nos llega a echar un par de polvos por lo menos a cada una.


- ¿Y os folla a pelo como lo estamos haciendo ahora?


- ¡Siempre!, no nos gustan los condones, se quedan por ahí y alguien los puede ver. Mientras la empalaba mi nabo fue cogiendo profundidad, llegando a golpear con mis pelotas en su culito. Ella proseguía charlando entre jadeos y gemidos diciendo…


- Podría pedirle a mamá que te quedaras un poco más de tiempo dándonos clases…seguro que aprenderíamos mucho más… ¡Estás muy bueno y nos encanta follar contigo…! La muy zorrilla le había cogido el gusto a follar en una familia tan abierta de nudistas, mi presencia era un aliciente al fornicio constante. Me hubiera encantado quedarme mucho más tiempo pero el verano pude llegar a ser corto…


- La verdad es que tenéis un cuerpo precioso y me volvéis loco…, os estaría follando todas los días, pero no va poder ser por mi salud… y ya no pudimos seguir hablando.





Llevaba diez minutos clavándola y el ardor llegaba a su clímax, era tal que casi perdimos el sentido. Finalmente, Lorena se corrió como una perra en celo y yo no pude aguantar mucho más. Me vino un aluvión de semen que descargué en su interior sin miramientos…, poco me afectaba que se quedara preñada mi alumna, si a su padre no le importaba preñarla, ¡¿por qué a mí?¡Tanta era la cantidad que le rebosaba por su estrecha vagina, resbalando por sus preciosos muslos mezclado con los jugos vaginales del orgasmo. Pegué un bufido y comenzaron a salir chorros de leche sin parar al fondo de su útero, y ella encontrando su clímax gritaba de puro gozo convulsionando como loca, en un orgasmo compartido… No pudimos evitar gritar de placer, tanto que sobrepasando las paredes de aquella habitación. Al escucharnos, la madre de las niñas entró en el cuarto, y con simulada indignación nos espetó…

- ¿Qué ocurre aquí? ¿Qué estáis haciendo los tres ahí desnudos…? Fernando, ¿no te habrás follado a mis hijas? El trato era darles clase de matemáticas nada más…


- Lo siento, Laura, ha sido todo muy rápido. Me pusieron muy cachondo con sus cuerpos adolescentes y no he sabido sostener la polla. Pero solo se la he metido a Lorena.


-¡Ja,ja,ja! Se rio Silvia. Eso es porque se lo debía… ¡A mí me folló ayer!


- Deberías avergonzarte al follártelas antes de cumplir con tus objetivos como profesor, continuó Laura. Un hombre de tu edad follando con dos niñas inocentes, en especial Silvia que acaba de empezar secundaria.


 - De inocentes nada, repliqué. Que tus dos hijas son unas putonas de cuidado. Han salido a su madre de quien han tenido de aprender a follar tan bien. Además a Lorena me la ofreciste en la playa ¡¿o se te ha olvidado?!


- ¡Encima nos faltas al respeto! Pues te vamos a dar un escarmiento pervertido, por llamarnos PUTAS, amenazó Laura. – Vas a empezar a follarte a la madre y después con las nenas si te quedan fuerzas…


Y antes de que pudiera reaccionar me cogieron atenazándome sobre el colchón y me ataron con sus pies y manos a la cama como si yo quisiera escapar de aquella prisión dorada de la lujuria. Quise impedirlo mentalmente, pero mi afición a la hembras pudo conmigo. Entonces la madre se quitó las braguitas que llevaba y hábilmente se colocó sobre mi verga.


- Ahora niñas, os voy a enseñar lo que es follar de verdad a un semental. ¡A este aún le queda leche!


Ella enredó sus manos con mi cabello y nos besamos apasionadamente. De nuevo me empalmé, al verla con una sonrisa pintada en su cara…llevó su mano a mi cipote, yo le correspondí zambullendo mi mano entre sus piernas. Comprobé que efectivamente estaba bien mojada, retomé su culo y le metí un dedo en su ano, después de follarle el culo con mi dedo índice mientras ella me bajaba y subía el prepucio, pase a acariciar enérgicamente su culo y luego deslicé mi mano hacia su coño otra vez. Acaricié su monte de Venus despoblado de vellos y enseguida metí un par de dedos dentro de su raja…, estaba muy, muy mojada, y me empapé los dedos de sus jugos vaginales para llevármelos rápidamente a la boca. Mientras los estaba saboreando me di cuenta que ella no había perdido el tiempo y se estaba ya metiendo mi polla erecta dentro de la boca enseñando a sus niñas como debía de ser mamada una verga de este tamaño.


Su lengua juguetona untó toda mi polla de saliva, y mientras yo le acariciaba la cabeza ella empezó a moverla hacia adelante y hacia atrás mientras miraba mi cara de placer. Al cabo de un rato se montó sobre mí con los pies encima de la cama y agachada en cuclillas, con su mano cogió mi polla y la condujo hasta su coño, entonces apretó con fuerza y se la empaló en el acogedor, cálido y acuoso coño de la Madonna. Laura cerró los ojos y suspiró profundamente. La agarré de las caderas y le ayudaba a  subir para empujarla después hacia abajo. Una y otra vez y cada vez más rápido. Sus suspiros se convirtieron en una respiración fuerte y acelerada. Sus tetas botaban alocadamente. Tenía unas tetas grandes y preciosas. Las agarré con las dos  manos y las aprisioné, notando los pezones erectos que se le pusieron a la puta de la madre por la excitación. Las nenas solo miraban sin apenas participar, donde su madre y yo éramos el centro de atención de aquella lección de sexo. Acerqué mi cabeza para lamer los empitonados pezones, y luego mordisquearlos ligeramente. Ahora Laura estaba más dilatada y ya la podía meter hasta el fondo aprisionando mis pelotas contra su culo. Ella tenía los ojos cerrados y empezó a gemir a la vez que empujaba contra mí más rápido y más fuerte, yo en cambio, no podía dejar de mirar ni un segundo su cara de placer y las de las niñas a ver a su madre follando como una ramera. La madre parecía absorta pensando en lo que tenía metido entre las piernas, así que la agarré de nuevo de las caderas para ayudarla a conseguir su objetivo a la vez que arqueaba mi cuerpo tanto como podía que entrara aún mejor.


Me agarraba fuerte a ella para intentar contener mi placer que pronto sería irremediable reprimirlo. Cerré los ojos y noté como todo mi cuerpo vibraba. Ella me susurró que quería que me corriera dentro de ella. Empezó a agitar su culo hacia un lado y hacia otro, haciendo que las paredes cavernosas de su coño acariciaran el glande de mi polla de una forma deliciosa. Su cuerpo se contorneaba encima de mí de manera demencial que me estaba llevando al Olimpo de los dioses… me provocaba un placer muy intenso. Le advertí que no tardaría en correrme, que mis pelotas estaban hirviendo a punto de explotar, y ella me dijo que también ella estaba a punto, que aguantase como un buen cabrón. Apoyé mis manos contra el colchón agarrando de las sábanas para poder impulsarme y tirar hacia arriba a la vez que ella bajaba con fuerza…pensaba en otra cosa que no fuera correrme. Cada vez que chocábamos nuestros cuerpos, los dos soltábamos un grito conjunto que cada vez se volvía más fuerte y continuó, entonces yo cerré los ojos y grité…


- ¡Me coorrrrroooo! Entonces ella se aferró a mí posando sus tetas sobre mi pecho e hincando todo el falo dentro de sus entrañas…


Mientras eyaculaba toda mi leche dentro de ella notaba como succionaba con su coño mi endurecida y musculada polla. Nos quedamos unos segundos abrazados y sin movernos dejándome de acabar la corrida y ella la suya, yo metido dentro de ella disfrutando del calor que sentía en sus entrañas. Fueron diez minutos de movimientos frenéticos y lujuriosos en los que estuvimos fornicando duramente en aquella cabalgada. Laura se levantó y salió del cuarto. Mientras, las chicas me chupaban los restos de semen que quedaban en mi verga. En eso entró de nuevo Laura con un pequeño látigo en la mano.


- ¿Alguna se lo quiere follar por última vez antes de darle su merecido?


Al escuchar esto me acojoné. Me iba a azotar con un látigo… Silvia se colocó encima, pero mi polla no respondía por cuestiones obvias…el temor y las dos lechadas en menos de media hora.


- No voy a poder follármela ya, necesito un receso de unos minutos ¡Joder no soy una máquina!


- Lo tú necesitas es una de estas pastillita azules que le van tan bien a mi esposo cuando nos tiene que follar a las tres… ¡Quítate Silvia y tráele un vaso de Jack Honey! Le ordenó su madre. Verás cómo se le pone dura con un severo correctivo de alcohol y química azul. Y la tía se lio a darme latigazos. Menos mal que no eran muy fuertes. - ¡Te voy a dejar en carne viva, cabrón!


Luego de darme unos cuantos le dejó el látigo a Lorena para que siguiera… era más un simulacro que una realidad y yo le seguí el juego. Silvia trajo un vado de whisky y me tomé la pastilla… no tardé más de quince minutos en estar de nuevo en forma…


- Pero, Lorena, le decía yo. Si yo no te hecho nada que no quisieras. Te he follado porque tú me lo has pedido… y a tus hijas, tendrías que haberlas visto como se han insinuado desde el primer día…


- Ya, pero es que me gusta el rollo este del sadomasoquismo, ja, ja, ja. Y les tengo que enseñar…


Lo cierto es que a mí también me excitaba todo aquello, y la verga se me puso tiesa de nuevo. Me soltaron para tomarme la pastilla con whisky, y nada más tomar el brebaje le ofrecí a la niña ducharse y ella me lo agradeció con un beso…nos metimos juntos en la ducha. Con tanto ajetreo y frenesí no había podido contemplar detenidamente el cuerpo que tanto deseaba follarme, solo era cuestión de darle al cuerpo un poco de tiempo de recuperación y asimilación de la química del amor. Me quedé absorto mirándola mientras se enjabonaba y se me empalmó la verga de nuevo. Ella ahora también parecía complacida al contemplarme empalmado, y me dijo que si aguantaba el tipo, ella tenía cuerda para rato. Salimos de la ducha, y sin apenas secarnos, nos dirigimos a la habitación de sus padres. Silvia se tumbó en la cama y yo me puse de rodillas a su lado. Empecé a besarle en el cuello y subí después hasta la oreja y le lamí el lóbulo. Me tumbé encima de ella mientras ella recorría todo mi cuerpo con sus manos y me lo acariciaba. Ella me dijo entre suspiros que estaba muy excitada…, le metí la lengua dentro de la oreja y empecé a contornearla para lamerle todo su interior, entonces gimió. Le susurré en la oreja si quería que la follara yo esta vez… se mostró sumisa a mis decisiones… - ¡Siii, Siii, fóllame lo quiero! Su madre y su hermana eran ahora las meras espectadoras del show con la nena pequeña. Me puse de rodillas enfrente de ella, separó ligeramente las piernas y me puso a mi entre ellas yo la agarré por la parte superior de los muslos y le levanté un poco las piernas. Contemplé su precioso conejito abierto. Arrastré su cuerpo hasta pegarlo a mí, entonces puse mi polla erecta y caliente entre los labios de su coño. Empecé a menearme hacia adelante y hacia atrás, acariciando su clítoris con el glande y todo el prepucio remangado. Daba mucho gusto notar como mi polla se deslizaba y resbalaba por su húmedo coño y los labios acariciaban el glande de mi polla.


Noté como se le hinchaba el clítoris y se hacía grande, y entonces me ayudé con dos dedos para acariciarlo más  deprisa, ella mientras no dejaba de mirarme mientras se acariciaba los pezones y soltaba resoplidos. Su coño estaba a punto de caramelo y estaba todo empapado, entonces le eché las piernas un poco adelante y la penetré hasta el fondo de golpe. Ella soltó un gemido y contrajo todos sus músculos, y yo sacudía mis caderas adelante y atrás, adelante y atrás, adelante y atrás… No era fácil llegar hasta el fondo porqué ella cerraba mucho sus piernas, pero daba muchísimo placer, además ella cada vez gemía más y más fuerte…me rodeó con sus piernas y me apretaba contra ella, entonces yo levanté las rodillas de la cama para poder empujar con más fuerza, en un alarde gimnástico de flexiones calando todo el rabo hasta los huevos una y otra vez, ante la atenta mirada de su madre que me acariciaba el culo y Lorena las tetas de su hermana en alivio a mi perforación vertical. Se oía un chasquido cada vez que la penetraba porqué chocaban con fuerza mis huevos colgandero con sus nalgas.

Entonces su coño empezó a palpitar… - ¡¡OOohhh, cielo. Me corrooooooo!!! Y luego soltó un grito apasionado.

Yo me tumbé encima de ella y nos abrazamos fuertemente. Su cuerpo se estremecía y temblaba, y su coño seguía palpitando todavía más fuerte con mi polla dentro. Yo no paraba de bombear con mi pistón acerado para compensar su convulsión, mientras su madre me decía… - Sigue papi, sigue… ¡No te pares de follártela! Ahora es cuando más te necesita… ¡Fóllatela fuerte y llénala!

Sin parar ni un segundo, alenté el ritmo para besarla y hacerle arrumacos. Silvia me sonrió complacida y me dijo que era increíble. Su cuerpo dejó de estremecerse y yo volví a incorporarme para poder metérsela mejor. Ahora mi polla se deslizaba muy suavemente por dentro de la vaginita de la niña…, yo me moría de placer sin creerme lo suertudo que era… ¡¡Follar con estas increíbles hembras y a pelo!! Notaba que aguantaría mucho más con las anteriores descargas y el endurecimiento de la viagra haciendo su efecto en todo su esplendor…aceleré de nuevo el ritmo condicionado por mi excitación. La agarraba por la cintura y la empujaba fuertemente contra mí, entonces Silvia volvió a resoplar pasado no más de cinco minutos, y a gemir mientras Lorena animaba diciendo…

- ¡¡Más, más rápido...Más rápido!!!!!

Seguidamente cerró los ojos y soltó un gemido eterno y profundo, mientras su coño volvía a palpitar enérgicamente en un orgasmo brutal… ya iban dos corridas en menos de cinco diez minutos. Yo empujaba fuertemente entre sus paredes cavernosas que se contraían fuertemente para correrme a la vez que ella en la siguiente vez, y lo hice. Le empujaba con contundencia, a la niña la desplazaba por completo en cada inserción de lo pequeña que era, como si un toro se follase a una tierna ternerita.Su madre la alentaba procurando que aguantara las embestidas abriendo bien las piernas y que dejará mi verga se hundiese a fondo en su coñito impúber. La complicidad de las tres hembras atentas a mi hazaña con la nena pequeña me ponía súper cachondo. Y le llegó el tercer orgasmo, y en medio del mismo no pude aguántame, ni quise hacerlo…derramé todo mi semen dentro de ella fieramente, con las mismas ganas de un semental con su hembra queriéndola preñar. Me tumbé encima de ella y nos abrazamos fuertemente mientras nos revolcábamos hacia un lado y otro de la cama inmersos de placer. Percibía cada contracción con cada chorro de lefa que descargaba en el fondo uterino de la pequeña…La corrida fue apoteósica. Los gritos de los dos debieron escucharse en todo el edificio. Me limpiaron las tres con sus lenguas, sin que mi verga dejase de estar rígida, joder con la pastilla azul, su efecto perduraba y me tuve que volver a follar a la madre con la intervención más explícita de las hijas, a las que también penetraba alternativamente. Nunca me había visto en una orgía tan brutal… Terminé con la polla encarnecida de tanto follarme los tres coños.

Tras el último polvo, y debía de ser el quinto de la tarde caí exhausto sobre la cama, creía morir en una nube de placer… Nos pasamos algunos minutos tumbados en la cama los cuatro haciéndonos arrumacos y caricias. Todos coincidimos en que había estado genial, a los que se unió la madre y la hija mayor en tal afirmación, y después ella me confesó que la primera vez, a pesar de haber estado muy bien, ella no había llegado a sentir lo mismo pese a haber disfrutado mucho, pero a partir de la segunda tanda fue con creces uno de los mejores polvos de su vida, o al menos que ella pudiera recordar. Yo también admití que no había sentido lo mismo con ninguna de mis amantes y mucho menos en un trío de putitas tan lujurioso y morboso como ese. Durante esos los dos meses de verano que restaron sin el patriarca, Laura y sus hijas nos hicimos nos lo pasamos flipante follando a lo grande siempre en una relación de respeto, pasión y cariño. Y si una cosa me enseñó Laura, es que el sexo entre una mujer madura con sus hijas y un semental, puede ser la cosa más grande y placentera si se está bien organizado. 






El caso es que verano terminó y en menos de lo que nos dimos cuenta llegó a Navidad, y a la vuelta me fijé en mi amante de verano... cuando vi a Lorena la noté un poquito rellenita, la aparté en el departamento y le pregunté por ella, su madre y por Silvia. Tras varios minutos de interrogatorio me confesó que tanto ella, su hermana y su madre estaban preñadas, pero que no quería que su madre lo supiera yo… un preñado es algo difícil de ocultar y tarde o temprano se sabría, así que las tres arpías lograron convencer al pobre incauto de su padre que su abuso incestuoso logró preñar a las niñas y de rebote también a la madre y esposa. Como pueden comprender, No deseaba hacerme cargo de sus panzas y me desentendí. No dándome por enterado acabado el curso pedí el traslado lejos de allí, prosiguiendo con mi vida de vividor-follador, en tanto esas tres hembras gestaban y parían a mis hijos haciéndose cargo de ellos el cornudo de papá, que tan feliz era creyéndose un macho fuera de serie habiendo preñado a tres mujeres con tan solo unas semanas de diferencia.



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