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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Mi padre


Mi Padre es mi referente. Siempre había sabido que entre él y yo había algo más que una sana relación Padre e Hija, y desde que mi cuerpo había comenzado a desarrollarse, mi Padre me miraba de ciertas formas que no dejaban dudas de su niña como mujer... y claro, yo le respondía de igual manera con las insinuaciones y coqueteos entre los dos ¡Era muy divertido jugar al retozo de la seducción con papá! Pero desde hacía unas semanas, la situación se había intensificado...




Esta es una historia acerca de Fernanda, una chica guapísima de tan solo 18 años que tiene una pequeña experiencia en el sexo. Desde hace unos años vive sola con su Padre… un hombre de éxito en el trabajo, con la damas, de físico espectacular y arrestos varoniles que me cautivan nada más verlo…, y claro, en plena pubertad de descubrimiento del sexo, creo estar perdidamente enamorada de él y totalmente dispuesta a tener sexo oral y vaginal consentido con juegos de dominación... 

Soy una chica malagueña de nacimiento, e hija única de padres divorciados. Vivo con mi padre de forma constante desde hace un año y medio, justo cuando me empezaron a interesar de forma seria, las relaciones de pareja. Antes de lanzarme a la aventura con mi padre ya había tenido un par de experiencias sexuales con dos de los tres únicos novios que he tenido… Nos ubicamos en una casa en las afueras de la ciudad, casi a medianoche… ¿Es tan malo que una se enamore de su Papa?” Me dije con una sonrisita coqueta, sosteniendo su foto mientras permanecía acostada en la cama, vestida solo con unos pantis blancos de corazoncitos y una coqueta blusita rosa. Y en la foto mi padre se veía con un porte masculino, vestido con un elegantísimo traje y finísima corbata lila, posando junto a varios de sus empleados de la fábrica y sonriendo de forma encantadora. Me mordí los labios con picardía y seguí embobada viendo la foto, admirando como a sus 40 años mi Padre era la imagen ideal de lo que toda mujer quiere… Atractivo, serio, elegante, refinado y con estampa muy varonil. 
Su rostro era francamente irresistible, ya que tenía una exótica mezcla de rasgos viriles pero coquetamente muy agradables y unos ojos negros seductores que transmitían la más absoluta sensualidad. Pero lo que me volvía loca era su cuerpo, fuerte y muscular, que al marcarse debajo de su camiseta, le daba una apariencia irresistiblemente erótica, y cada vez que lo tenía cerca sentía un latigazo de calor por todo mi cuerpo…Y malos pensamientos. No era de extrañar que de vez en cuando asomara con alguna amiguita por casa. Siempre me respetó y nunca se quedaba a follárselas estando yo dentro de la vivienda, pero sé que se la tiraba sin la menor de las dudas… y podríamos contar con una o dos chicas nuevas cada tres o cuatro meses a las que se trincaba muy a menudo…, y una vez acabada la aventura cada uno por su lado.
Alguna vez lo he visto repetir con la misma, pero eso era un poco raro, siempre mucho más jóvenes que él, con diferencia de hasta veinte años por el aspecto que se les veía en sus rostros. Claro, yo ya había tenido algún novio en este último pasado año, pero ninguno estaba a su altura. El primero solo llegamos a tonteos sobrándonos por encima de la ropa, con el segundo logré sobrepasar la barrera de mamarle la polla y con el tercero me desvirgué… una experiencia nada saludable para una chica. No le dejé siquiera que se corriera dentro de mí, a los pocos días cortamos. Ninguno me ha durado más de tres meses buscando a alguien que se pareciera a mi padre porque todos los chicos que he conocido hasta ahora ni siquiera se le acercaban. Simplemente, para mí no había otro hombre como mi Padre. Él es mi maestro, guía, confidente y mejor amigo. Y ansiaba con toda mi alma llegar a ser algo más en su vida que su niña mimada, deseaba en mi inconsciente ser suya en TODOS los sentidos posibles…Suspiré suavemente y me quedé pensativa, recordando cómo estas ideas "indecentes" habían comenzado. 
Hace cinco años mis padres se habían divorciado por unos cuernos que mi madre le puso a mi padre con uno de los mejores amigos de papá… no me dejaron decidir entonces y me marché con mi madre por orden del juez, pero mi madre ante su vida disoluta de sexo, fiestas y alcohol, no dudo en concederle la custodia a mi padre años después. Al principio estuvimos viviendo mi padre, su novia Andrea y yo, pero tras la marcha de su novia, nos quedamos solos los dos… desde entonces nos habíamos vuelto casi inseparables, al grado que en muchos sentidos, llegando a asumir muchas de las tareas de ama de casa casi al límite de volver como una esposa para él….
Mis responsabilidades eran muchas. Por las mañanas el me llevaba al instituto y se iba al trabajo. Yo regresaba en la tarde y me hacía algo de comer, luego limpiaba y ordenaba la casa, lavaba la ropa y hacía mi tarea escolar. Cuando por la noche él volvía a casa yo le preparaba la cena, y entonces nos quedábamos hablando hasta muy tarde. Y esos momentos eran los mejores de todo mi día, pues tenía muchas cosas que aprender de alguien con tan dilatada experiencia en todos los ámbitos de la vida…. Pero últimamente nuestra relación estaba tomando un rumbo peligroso. Siempre había sabido que entre él y yo había algo más que una sana relación Padre e Hija, y desde que mi cuerpo había comenzado a desarrollarse, Ricardo, mi padre miraba de cierta forma sin dejar duda que me veía como mujer. Y claro, yo le respondía de igual manera y las insinuaciones y coqueteos que me hacían ser mujer, las situaciones entre los dos eran muy divertidas. Sin embargo desde hace unas semanas la situación se había intensificado tomando un cariz de plena complicidad, con una consciente y clara intención más carnal de lo que hasta esos tiempos había significado nuestro juegos. Ahora era normal que él me agarrara las piernas a cada rato o que me acariciara la espalda de formas nada inocentes pasando su mano por toda mi espalda recorriendo mi columna vertebral sacándome unos escalofríos que no puede soportar sin lubricar mi coñito…, y hasta nos acomodábamos acurrucada a su cuerpo para ver la tele en su cuarto mientras dormimos la siesta.
Incluso cuando me iba a dejar en el instituto me da el beso de despedida en los labios, acercándose su cuerpo en contacto con mis pechitos prominentes, algo que cada día me gusta más… Pero ninguno de los dos se atrevía a ir más allá por aquello del los corsés sociales acerca del incesto, del que pensaba que es una relación de amor como cualquier otra, solo que una persona cercana y familiar…, y debido a eso la tensión sexual se estaba volviendo insoportable. "¿Y si él espera que yo de el primer paso?" Me dije mientras me asomaba por la ventana, esperando ver su coche llegar en cualquier momento. "Uff, ¿Pero… y si no? Me moriría de la vergüenza si mi Padre pensara que soy una pervertida." Me reí tontamente ante esa idea, pero justo entonces vi un par de luces avanzando entre los árboles y reconocí inmediatamente su Mercedes. "¡Ya llegó!" Dije saltando de la cama, y a toda velocidad bajé la escalera hacia la entrada de la casa, pero cuando abrí la puerta me quedé impactada…Ahí estaba mi Padre, tan guapo y perfecto, sonriéndome.
– "Hola Fernanda."
– "¡Ricardo!” Grité emocionada, colgándome de su cuello mientras lo llenaba de besos. 
¿Tienes hambre?"
Pero el sólo sonrió seductoramente y me apretó entre sus brazos, aunque sin disimular su interés en verme vestida con tan escasas prendas.
– "Estás muy hermosa, mi amor. Pero mejor preferiría que me llames Papá."
– "Ay Papá.” 
Le respondí con una mueca de juguetón reproche, ya que él nunca dejaba que lo llamara por su nombre. Con mucha emoción lo fui siguiendo mientras él caminaba hacia la sala y con un gesto cansado se quitaba el saco. 
– “¿Te hago algo de Cenar?"
– "No, no tengo hambre mi vida, ya he picado algo antes de llegar a casa con unos amigos.” Dijo con voz suave mientras se sentaba en su sillón favorito y encendía el televisor. – “Sólo quiero descansar un poco y disfrutar de tu compañía. Aunque un masaje  me encantaría."
– "Sí, ¡Lo que tu ordenes Papá!"
Le dije con una sonrisa traviesa mientras me arrodillaba frente a él y le quitaba los zapatos, arqueando provocativamente la espalda al hacerlo. 
– "¿Tuviste un día pesado?" 
Mi Padre cerró los ojos y se recostó en el sillón, con una expresión en el rostro de que estaba disfrutando el masaje.
– "Como casi todos los día mi amor, la prueba de la máquina con los compradores siempre es agotadora… quieren que reorganicemos algunas cosas en la fábrica. Pero no deseo aburrirte con eso."
– “No, Papa, tú nunca me aburres con tus cosas… son muy interesantes y creativas ¡Estoy muy orgullosa de lo que haces! Se lo comento a todos mis amigos…." Me apuré a contestar.
 El sonrió de forma encantadora y con voz baja me dijo…
– "¿Segura princesa?"
– "Sip, a ti nunca te mentiría."
– "Lo sé Fernanda, pero no creo que esos temas te interesen mucho. Mejor cuéntame algo, ¿Qué tal te fue en el instituto?" Puse una mueca traviesa.
– "Ufff, bien, aunque tengo mucha tarea de física y química. Pero tengo aun dos días para entregarla."
– "Así me gusta, sabes que no quiero que descuides tus estudios por atenderme, ¿Entendido? Ni con tus amigas en días laborables…"
– "Ay Papa,” Puse una carita de reproche. “Tú sabes que mis notas son excelentes, y con mis amigas solo me junto para salir los fines de semana…."
– "Y así quiero que te mantengas hasta final de curso. ¿Está claro, Fernanda? Tu futuro es muy importante para mí y es responsabilidad de los dos que puedas ser libre e independiente." Me reí tontamente y asentí.
En ese momento mi Padre deslizó sus dedos por mi cabello y comenzó a acariciármelo de atrás para adelante, en una cadencia que dejaba en evidencia la tensión sexual entre nosotros. Cerré los ojos y por instinto abrí lentamente la boca, pensando en lo fácil que sería para él someterme ahí mismo… Cualquiera de mis novios me hubiese arrastrado hacia él para que le practicase una felación sin más, pero mi Padre tenía estilo y amor hacia mí, no como todos esos degenerados cabrones… ¡Le hubiera hecho una mamada espectacular! Mi coñito mojaba solo de sentir sus caricias, de notar los dedos rozar mi piel ¡No imagino con su polla en mi boca!
Un instante después su voz me trajo de vuelta a la realidad. – "Fernanda, mejor háblame de otra cosa. Por ejemplo, el motivo de estar vestida de esa forma esta noche. Se te ve guapísima con la blusita de… los corazoncitos."
Bajé la mirada y me sonrojé visiblemente. – "¿Te gustan Papá?" 
La mirada de mi Padre estaba comiéndome con la prácticamente, de la misma forma que un Lobo vería a una indefensa corderita… me sentía como caperucita roja a punto de ser devorada por el lobo feroz.
– "Claro que sí, te ves preciosa así."
– "Uff, gracias papi… me agrada mucho que te guste." Me puse aún más roja.
– "Me gustaría que te levantes para verte mejor."
– "¡Sip!” 
Respondí mientras de un salto me ponía de pie, arqueando con picardía la espalda y jugando con mi cabello mientras esperaba más instrucciones de su parte. 
– “¿Así Papá?" 
Con total calma mi Padre juntó sus manos y se me quedó viendo con una expresión inconfundiblemente sexual, recorriendo con la mirada cada centímetro de mi cuerpo hasta que finalmente dijo…
– "Cada día que pasa te pones más hermosa, Fernanda. Eres igualita a tu Madre en lo físico. No me he dado casi cuenta de cómo has crecido y ya estás hecha toda una mujer…"
Tuve que apretar las manos para no gemir. – "Ay Papa gracias."
– "Ponte de perfil." Obedecí inmediatamente. – "Acércate”. Dijo con voz firme. – “Creo que falta algo."
Con timidez di un paso hacia él y quedé parada entre sus piernas, aún de perfil y temblando de nervios. Mi Padre me miró con una expresión traviesa y de repente agarró el borde posterior de mis leggins, jalándolas hacia arriba suavemente hasta que la delicada tela se metió entre mis nalgas y quedó ajustado en la raja de mi culo como una tanga.
– "¿No es más cómodo así?" Le di un tierno empujoncito y me volví a sonrojar de forma obvia.
– "¡Papa!" El puso una expresión simpática al ver mi reacción, pero inmediatamente apuntó…
– "¿Ah sí? Creo que tendré que castigarte por eso, Fer."
– "¡Papá, noooooooo…!"
Grite muy divertida mientras trataba de "escapar", pero él fue más rápido y sin darme tiempo a nada me tomó de la cintura y me apretó contra él. Entonces comenzamos a "luchar" juguetonamente, y sus poderosos brazos me apretaban y zarandeaban de un lado al otro, llenándome de cosquillas mientras yo gruñía tiernamente dejándome tocar y frotándome contra él adrede mientras me retorcía como gata en celo, besándolo en cada oportunidad.
– "Shhhh, quietecita”. Dijo él mientras trataba de someterme, sonriendo de forma encantadora. –“Solo ríndete."
Pero yo seguía riéndome como tonta, tratando de agarrarle la manos con las mías para detenerlo. – "Ay ay, ¡Papa! Me da… mucha risa, ¡Papa! ¡D.deten…te!"
– "Ah, ¿Te resistes?" Me susurró sensualmente al oído, pero entre nuestras respiraciones agitadas y el forcejeo la situación se fue poniendo al rojo vivo.
Poco a poco las cosquillas fueron transformándose en indecentes apretones, y sus manos comenzaron a deslizarse lujuriosamente por mis piernas y espalda, incluso atreviéndose a apretarme las nalgas de la forma más sexual posible, sin dejar de apretujar mis tetitas empitonadas de pezones hinchados. Mis reacciones eran primitivas y descaradas, jadeando mientras las poderosas manos de mi Padre iban y venían por todo mi cuerpo, a la vez que mi boca nunca paraba de darle juguetones besos en el cuello y mejillas. Pero entre tantos esfuerzos mi respiración se estaba poniendo agitadísima, y con angustia vi que las fuerzas comenzaban a fallarme. No podría aguantar mucho más. Haciendo un último esfuerzo le di a mi Padre un fuerte empujón y caí rendida entre sus brazos. En ese momento él me dio un sonoro beso en el cuello que casi me hace un cardenal del chupetón recibido…




…y con un gesto dominante me sentó en sus piernas, colocándome de espaldas contra su pecho a la vez que sus poderosos brazos rodeaban mi cintura y me apretaban fuertemente contra él. Aquello era fascinante, porque al hacer eso sentí su imponente erección apretándose descaradamente en su pantalón contra mis nalgas, y sin poderlo evitar se me escapó un suave gemido. – "¡Ah, P…papá!"
En ese momento mis instintos tomaron el control, me encontraba salida perdida después de haber probado los néctares del sexo con Daniel hace más de cinco meses, y sabiendo que me gustaban tanto y los de mi padre debían de ser como cien elevado a la enésima potencia, comencé a mover muy suavemente las caderas de atrás para adelante de forma apenas perceptible, pero indudablemente sexual. Pude sentir como mi Padre se ponía cada vez más tenso, hasta que finalmente me dijo al oído… 
– "Has peleado bien Fernanda, pero lamento decirte que has perdido. No siempre las mejores luchadoras ganan a sus progenitores…"

Me reí tontamente y asentí con actitud infantil…  – "Ay Papa. ¡Es que no es justo! ¡Tú eres mucho más fuerte que yo!"

– "Bueno la naturaleza nos ha hecho a cada uno con un rol… y el hombre es más fuerte que la mujer, así es que es tu culpa entonces por no rendirte antes."

– "Ay Papaá…." Le respondí con expresión traviesa, arqueando la espalda contra su pecho. – "Bueno, la próxima me voy a rendir rápidamente y seré toda tuya."

Le dije con toda la doble intención que esa frase puede llevar… – "Así me gusta."

Dijo él con orgullo, pero en ese momento sentí que se acomodaba para darme un beso en la mejilla y por instinto giré la cabeza, y de golpe nuestros rostros quedaron frente a frente, con nuestras bocas a apenas un centímetro de encontrarse…Pero él se detuvo inmediatamente esta vez. Y yo no me atreví a acercarme más. Su boca seguía ahí, tentadora pero inalcanzable, tan cerca y tan lejos. Y solo nuestras respiraciones aceleradas rompían el estremecedor silencio en la habitación. “Bésalo, bésalo, bésalo”, retumbaba en mi cabeza una y otra vez mientras yo me deshacía en nervios, como aquella ovejita que tiene que besar al todopoderoso León, hasta que finalmente logré controlarme y haciendo acopio de todo mi valor me fui acercando a sus labios, pero…

Él recapacitó de inmediato, con una expresión de preocupación… –"Hija mía, esto no debería suceder."

– "¿Pero papá? Pero yo te amo, yo… yo no…" Traté de decir pese a que no me escuchaba.

Se levantó abruptamente del sillón… – "Cariño soy tu padre y NO puedo ser tan egoísta. No contigo."

– "Per… pero Papá…"

– "No, no digas nada”. Dijo mientras se daba vuelta y subía con prisa las escaleras hacia su estudio. – ”Vete a dormir, Fer, ¿Ok? Es muy tarde."

– "N…no, yo…" Pero el ya no me respondió, y unos segundos después oí su puerta cerrándose.

Sin poder evitarlo me puse en posición fetal sobre el sillón y comencé a llorar desconsoladamente, con mil pensamientos negativos en la cabeza. ¿Por qué me rechazó? ¡Qué hice mal! Oh Dios, ¡¿Qué hice?! Y así estuve casi media hora, hundida en la culpa, hasta que… "No, no debo rendirme”. Dije entre sollozos, limpiándome las lágrimas. “Debo pensar, Fernanda piensa. ¿Qué hago ahora?" Pero en ese momento supe que solo había un camino posible…Tomar al toro por los cuernos. Meterme en su cama y a ver qué pasa. Tendría que demostrarle a mi Padre que con nadie estaría mejor que conmigo, y que no se debería sentir mal por eso… "Si”, me dije para darme ánimos. “Eso es. Es ahora o nunca." 
Decidida me levanté del sillón y con mucho sigilo subí las escaleras en dirección a su cuarto, y cuando llegué me asomé con mucho cuidado por la puerta, atenta a cualquier ruido sospechoso. Y ahí estaba él, tan espectacularmente guapo como siempre, dormido profundamente con sólo unos calzoncillos azules mientras su magnífico cuerpo relucía con la tenue luz que entraba por la ventana. “Oh Dios, estoy loca”. Pensé angustiada mientras entraba gateando a su habitación y me dirigía al borde de su cama, hasta que finalmente me asomé con timidez entre sus poderosas piernas abiertas. Y casi inmediatamente mis ojos se clavaron en el tremendo bulto de su bóxer, y aunque me puse roja de la vergüenza no pude quitarle la vista de encima, si esa polla abultaba de esa manera sin estar empalmada, cómo será cuando lo esté. Y para empeorar las cosas…. Comencé a salivar. No podía engañarme a mí misma…Quería meterme eso en la boca. Es más, se estaba volviendo casi urgente. Pero mis nervios iban en aumento… "¡¡Vamos, Fer!! Tienes que hacerlo." Me dije una y otra vez en voz baja para darme ánimos, hasta que finalmente logré reunir las fuerzas y con un movimiento sutil apoyé mis manos en la cama y me coloqué entre las piernas de mi Padre, con mi boca justo sobre sus bóxeres.
Pero al hacerlo la cama se movió un poquito y asustadísima miré a ver si se había despertado, aunque mi corazón volvió a latir al ver que seguía durmiendo plácidamente, sin sospechar lo que estaba a punto de suceder. Pero yo estaba decidida. Con mucho cuidado metí mi mano en la rendija de sus calzoncillos y saqué de su escondite al imponente cipote que ahí dormía, pero de repente me di cuenta que ese poderoso rabo se hallaba hinchado sin estar erecto, ¡¡Era una polla enorme!! Una verga surcada de venas que la jalonaban en toda su orografía. Con mi tacto había iniciado una mayor rigidez desafiante en mi mano, con poderosas venas palpitando a todo lo largo, a la vez que el grueso glande se asomaba descaradamente por el prepucio que se deslizaba dejando ver dos zonas de su verga a diferente tono de piel… entre rosada en la zona del orondo capullo y oscura en su prepucio hacia abajo…, y todo fue creciendo y creciendo hasta que me quede con un cetro inmenso entre mis dedos…. ¡Me quedé boquiabierta…Y hambrienta! Era la polla más grande y recia que nunca había visto, era imposible cubrirla con ambas manos y mucho menos rodear su perímetro con los dedos del grosor espectacular de tamaña tranca… sin dejar atrás el par de huevos inmensos que colgaban de la raíz de dicho tronco, un par de pelotas como melocotones…
En aquella situación hipnotizadora debía tomar una decisión así que… "A la una…” Me dije para dame más valor. “A las dos… y a las…""…Tres." Con un movimiento firme abrí la boca y me metí la gruesa cabeza rosada hasta la garganta, apretando mis labios alrededor del venoso tallo mientras mi mano comenzaba a frotar suavemente desde la zona rosada a la recia base. Mis comisuras se estiraron para contener semejante glande como una ciruela madura. Entonces mis mejillas se hundieron en la más exquisita succión y comencé a MAMAR la verga de mi Padre vigorosamente, subiendo y bajando mi rostro a todo lo largo mientras un exquisito sabor salado con aroma intenso a macho, comenzaba a embriagar mis papilas. "MFFFMmmf… mfmfmffm… mfmfmfmfm… mfmfmfmf…" La reacción de mi Padre fue inmediata….

Su cuerpo se puso visiblemente tenso y un suave gemido escapó de sus labios. – "Ohh…Umm" Yo estaba aceleradísima y el pobre cansado de una día agotador…, ello me dio la oportunidad de devorar su falo con entusiasmo mientras mis pensamientos iban a mil por hora. "¡Dios mío, se la estoy mamando! A mi Padre… ¡Tengo su verga en la boca! Oh Dios, oh Dios, su enorme pollón ¡Se la estoy chupando y sabe muy rica…!" Mi cuerpo también estaba que ardía, y el delicado botoncito entre mis piernas se estaba volviendo loco de calentura, pulsando como nunca mientras una deliciosa capa de sudor comenzaba a cubrir todo mi cuerpo. Mi respiración se volvió descaradamente sexual, y entre tiernos gemiditos mis pezones se levantaron desafiantes y mi espalda se arqueó de formas físicamente imposibles. Pero en mi mente solo había un pensamiento….Mamar ese tremendo falo majestuoso. Y mi boca estaba resultando incansable, apretándose con fuerza alrededor de la deliciosa barra de dura carne una y otra vez, succionándolo como desesperada mientras la fricción de mis tiernos labios subiendo y bajando contra sus venas se volvía insoportable. "MFFFM… mfmfmf…" Notaba como crecía dentro de mi boca.

– "Oh Dios mío…" 
Dijo mi Papá con la voz entrecortada, jalando las sábanas con un gesto agresivo mientras poco a poco despertaba. Al verlo reaccionar así sentí un latigazo de placer por todo mi cuerpo, y casi me vengo en ese momento. Pero nada me detendría ahora que a cada segundo la hinchazón de su nabo me llenaba más y más la boca ¡No sabía cómo iba a poder trágame el pollón que me atoraba!, pero con desesperación mi boca volvió a llenarse de carne mientras mi saliva bajaba abundantemente por el miembro de MI PADRE, empapándole las colosales pelotas mientras mi lengua se retorcía como serpiente a su alrededor…, succionaba cada orondo testículo tragándomelo ávida de su néctar, lo lengüeteaba, lamía y los volvía a chupetear bañándolos de saliva espesa. Una vez habiéndole castigado sus huevos, inicié el camino de vuelta haciendo un reguero por todo el interminable tronco de su cipote hasta el mismo gordo capullo en forma de casco alemán ¡Precioso!, de reborde tan pronunciado que más parecía un arpón donde me recreaba realizando tirones a contrapelo con mis labios.

"Oh... Dios." 
Dijo mi Padre con un angustioso suspiro mientras inclinaba la cabeza a un lado, como si no quisiera darse cuenta de quién era la boca que le estaba mamando la verga. ¡Yo quería que él supiera! Que supiera lo zorra que puede ser su hija cuando está cachonda….

Me detuve inmediatamente, respirando agitadamente sobre la gruesa cabeza morada… – "¡¿Papá?!"

– "Oh Dios mío, Fernanda… no puede ser que hayamos llegado a esto."

Dijo mi Padre acariciándome la cara con sus manos, pero no lo dejé terminar. Mis hambrientos labios volvieron a aferrarse a su miembro y seguí mamando con voracidad tragando más allá de su prepucio con una maestría que mi progenitor no conocía y por su cara quedó asombrado…. "MFmm… mfmfmfm… mfmfmfm…" La reacción de mi Padre fue intimidante…. Apretó los puños y se puso increíblemente tenso, temblando ligeramente mientras ponía la más sexual cara de angustia que le hubiera visto jamás.

"No, F…. Fernanda, no… no me hagas esto por favor"

– "¡¿No…?! ¿Seguro que no lo quieres? Tu nena es tuya y esto es solo para ti…"

Le espeté con mi tierna boca colocada alrededor de la gruesa cabeza arponada pero sin tocarla, respirando agitadamente, joder que bien sabía, que bien olía a macho cargado de testosterona, qué gorda y tierna, tan suave que me moría por tenerla dentro de mi coñito. Sus dedos se deslizaron por mi cabello, temblando ligeramente, y entonces su poderosa mano derecha sujetó firmemente mi cabeza. ¿Estaban ahí para detenerme? ¿O para obligarme a seguir? La respuesta fue inmediata. Sus manos me empujaron firmemente hacia abajo, obligándome a comerme su verga hasta que tuve más de la mitad dentro atorándome el galillo… y cuando sentí la punta de su miembro presionando mi garganta pataleé ligeramente y puse una carita de angustia, ya que estaba a punto de ahogarme. "Ufff… ugh… ugh…" Aquello era el castigo por atreverme a cruzar la línea roja, ahora ya no había marcha atrás, debía gestionar su recio rabo en mi boca, como una vulgar PUTA, la putita de mi padre. Pero su voz fue directa…

"No luches. Ríndete nena ¡No puedes dejar a tu padre a medias…!"

Un par de lágrimas se resbalaron por mis mejillas al ser tratada tan "rudamente", pero la voz de mi Padre era sagrada y sus palabras retumbaron en mi mente…Ríndete… ríndete… ríndete…Y eso hice. Cerré los ojos y dejé de luchar, colocando mis manos a sus costados con actitud sumisa. Entonces mi Padre me tomó del cabello y con mucho cuidado sacó su miembro de mi boca, diciéndome con voz suave…

"Eso es Fernanda. Ahora, respira profundamente y vuelve a mamar la polla de papá ¡Tengo los huevos muy tensos y cargados! ¡¿Te quieres beber la leche que contienen?!"

– "Cof, cof…" Tosí un par de veces mientras llenaba mis pulmones, pero apenas un segundo después sentí el implacable apretón en mi cabello y la poderosa anaconda volvió a deslizarse brutalmente entre mis labios, hasta llenarme la boca por completo, a punto de percibir otra vez su grueso glande presionando mi garganta…. En ese momento mi Padre comenzó a mover suavemente sus caderas de arriba hacia abajo, follándome la boca en una exquisita cadencia sexual mientras sus onduladas venas se deslizaban una y otra vez contra mis delicados labios, abiertos de par en par y solo mis gemidos guturales rompían el silencio. "Ugh… ugh… uh… ugh…" Cerré los ojos y mi mundo se volvió subir y bajar a un ritmo hipnótico del que no quería salir nunca, percibiendo la dureza, el sabor y la fortaleza viril de mi padre acuchillándome la boca…

"Toc… tócate, Fernanda ¡Hazte una paja para papá!"

Con total descaro deslicé mis manos por debajo de mi cuerpo y comencé a frotar mi conejito de la forma más primitiva posible, arqueando la espalda y respingando el culito como la zorrita en celo que soy, en actitud claramente receptiva presionaba mi clítoris sobre mi capuchón…"Mgmg... mfffm... ugh... mgmg..."

Mi Padre vio mi reacción y se puso aún más tenso, jadeando de forma ruidosa mientras sus caderas follaban mi boca cada vez más rápido, a un ritmo que no dejaba dudas de que estaba a punto de eyacular…. Pero me equivocada, porque el dulce e incruento castigo duró un buen rato más, en los cuales mi boca fue horadada sin piedad una y otra vez, hasta que de repente mi Padre me apretó agresivamente contra su verga haciéndome sentir como se hinchaba su bálano, se inflamaban más sus venas y toda la polla endurecía como el acero… y dijo con voz firme….

"¡Tómatelo… todo! ¡Bébete la leche de papá!"

En ese momento un violentísimo primer chorro de leche espesa y salada impactó directamente contra mi garganta, me pareció tan increíble que solo me quedó aguantar la avalancha de esperma que contendrían sus pelotas, poniendo carita de angustia…, no pude pensar mucho pues inmediatamente llegaba otro más, y otro… una ingente cantidad de lefa propia de un caballo semental en diez o más chorros. Me pareció un litro de semen en largos y gruesos chorretones de engrudo vertidos en mi boca, en cantidades industriales, pensé yo. Era tanta que mi padre tuvo que sacar su orondo capullo para dejar espacio a su semilla, la cual se derramaba por mis comisuras sin poder remediarlo. Con mis dedos, recogía el reguero que se deslizaba y obedecí a mi padre… Recopilé todo y con un forzado primer trago el abundante esperma de mi Padre pasó por mi galillo, alivié en gran parte toda esa leche espesa entrando en mi estómago. Rebañé un poco más, a la par que toda esa carga seminal iba pegándose por todos lados mientras bajaba lentamente por mi garganta en otro trago y uno más. Mi lengua se retorcía en un mar blanco de intenso sabor salado a macho…, llenaba mis sentidos por completo avivando mi instinto animal de hembra engendradora deseosa de copular, apareándose con su macho alfa. Entonces tragué de nuevo, y luego otra vez…, así disfrute bebiendo su leche en el más absoluto frenesí, alimentándome vorazmente como si mi vida dependiera de eso.

Su polla no se había alejado de mi cara y me amorré otra vez a ella comiéndole el capullo impregnado de semen, lo lamí recreándome en el agujerito por donde había salido tal ingesta de lefa…. finalmente mi boca ganó la batalla y dejé a mi Padre COMPLETAMENTE seco, y entonces me quedé respirando tiernamente sobre la punta del gran rabo paternal, mientras él se hallaba aún muy agitado… Pensar que una vez una corrida como esa me engendró, me excitó sobremanera, era como volver a mis orígenes. Nos quedamos en silencio durante varios minutos sin que nadie se atreviera a nada, ni siquiera a mirar al otro. Al cabo de un rato me atreví a romper el silencio… – "¿P…papa?" llamé con voz tierna e inocente.

Pero el no dijo nada y de repente sus ojos encontraron los míos, y su mirada era inconfundible o era solo mi calentura, en ella reflejaba que “Quería poseerme, entrar en mi cuerpo y hacerme su mujer de una vez por todas”. Al ver eso me mordí los labios con expresión pícara e instantáneamente mis instintos de mujer tomaron el control…. De un salto me acosté boca abajo junto a él, dejando mi culito en la posición más vulnerable posible mientras mi respiración se aceleraba con cada segundo que pasaba. Sin que hiciera falta decir nada mi Padre supo lo que su hija deseaba, se subió encima de mí y dejó caer su poderoso cuerpo sobre el mío sin llegar a aplastarme, solo haciéndome sentir su calor, su tacto y su presencia varonil respirando agitadamente en mi oído. Sin darme casi cuenta con un suave tirón deslizó las bragas a las rodillas, dejando mis nalgas completamente indefensas para lo que vendría al no llevar ni bragas. Me mordí nuevamente los labios y cerré los ojos con ansiedad, sintiendo como mi Padre se acomodaba sobre mi espalda y apretaba agresivamente sus caderas contra mi culo, pero sin penetrarme, solo percibí su daga árabe por lo curvada y rígida que es. Entonces pasó un brazo por debajo de mi rostro y me hizo recargarme sobre él, a modo de almohada, y con voz suave me dijo al oído…

– "¿Estas preparada? Imagino que no eres virgen" Asentí débilmente. – "¡¿Han entrado muchos chicos por aquí?!" Negué con la cabeza…

– "No papá solo uno y ahora…" Y entonces sucedió.

Mi Padre agarró la punta de su verga y de forma piadosa la deslizó de arriba a abajo en la raja de entre mis firmes nalgas, presionando juguetonamente la entrada de mi ano y mi coño una y otra vez, hasta que finalmente la apuntó a la bocana de mi conejito caliente, y con un firme movimiento comenzó a enterrarme su carne. Inmediatamente me puse muy tensa y casi grito al sentir como el grueso animal de recia dureza estiraba mis labios y amenazaba con partirme en dos…

– "¡Ah! P…papa… desp…desp… despacio… ahhh…" La escena era primitiva y animal.

Ahí estaba un poderoso semental sometiendo a su pequeña y delicada hembra, preparándola para ser montada y recibir su semilla. Puse una carita de angustia al sentir como el pollón de mi Padre seguía entrando en mi cuerpo, centímetro a centímetro, y parecía que no se detendría nunca presionando mis paredes internas haciendo espacio en su estrechura. Mi vulva se expandía en dos molletes franqueando tan vasta masculinidad, al tiempo que su sudor caía en unas pequeñas gotas en mi espalda y su aliento quemaba mi nuca…, y solo pude quedarme quietecita dejando al gran gorila de espalda plateada hacer de mí su hembra gimiendo tiernamente, mientras la más exquisita impotencia me consumía…

– "P.papa… ahh… mmmmm… mmmm…"

– "Shhhh... quietecita, Fer… Ya casi." Me dijo mi Padre al oído, con la voz más seductora posible.

Finalmente las caderas de mi Padre dieron un poderoso empujón contra mis nalgas, y supe que me la había hundido TODA, creía sentirla cerca de mi estómago, sin duda hasta la misma matriz…. “Oh Dios, oh Dios. Me la metió toda con lo bestial que es”. TODO el gran cipote con lo larga y ancha que es la tengo alojada en mi coño, pensé febrilmente mientras mi Padre reacomodaba su cuerpo sobre mí, preparándome para lo “peor”. Trate débilmente de colocar mis manos en una almohada para sujetarme, pero de repente sentí como él me las agarraba y con un gesto dominante las ponía en mi espalda, cruzadas de la forma más sumisa posible. Me sonrojé muchísimo al sentirme tan sometida, y se me escapó un suave gemido. – "Ah." Entonces todo comenzó. Las caderas de mi Padre comenzaron a moverse suavemente de atrás para adelante, preparando mi indefenso cuerpo para el cruel castigo que estaba a punto de recibir…. – "Ah… mmmm… mmm… ahhh…"

Yo estaba volviéndome loca debajo de mi Padre recibiendo los potentes empujones a cada incursión hasta los huevos, gimiendo suavemente mientras mordía con ternura su brazo, pero él no decía nada. NADA, solo un breve gruñido cuando calaba el falo golpeándome con sus huevazos colganderos en mi coñito al enterrarla entera. Sus pelotas tenían un escroto muy estirado y se balanceaban como dos bolas de derribo aporrándome el coño. Metía su ariete cada vez con mayor cadencia, su ronco silencio era abrumador, y solo su respiración agitada me indicaba que estaba igual de excitado que yo o más.

De repente mi Padre me apretó fuertemente entre sus brazos, apenas dejándome respirar, e inmediatamente sus caderas aumentaron la velocidad, embistiendo mis nalgas una y otra vez mientras la cama temblaba violentamente oyéndose un ruido al chapoteo del contacto entre mi culo y sus muslos al insertarla sin compasión… 
– "¡Ahhh, mmmmm, aahhhhhh… P. papa!"

La sensación era exquisita, y yo me retorcía bajo su cuerpo mientras el fuego entre mis piernas quemaba todo mi ser, y el sentir sus poderosas embestidas contra mi tierno cuerpo mientras sus magnos huevos golpeaban una y otra vez mi perineo y ano… Me estaban volviendo loca notando el falo forzando mi vaginita y expandiéndola al máximo, intentando abrirme el coño partiéndolo en dos como a una zorra. Cerré los ojos y me mordí los labios, llena de felicidad, gozo y calentura. Había soñado tantas veces con este momento que ahora que sucedía parecía irreal, como si me fuera a despertar en cualquier momento. Por fin lo había logrado, ahora era su mujer, la hembra a la que le haría el amor todas las noches, la que ocuparía todos y cada uno de sus pensamientos. Pero en contraste, mi Padre no dejaba escapar una sola emoción, y solo respiraba en mi nuca como un toro semental follándose a su hembra a la que tiene sometida virilmente en tanto enterraba una y otra vez su poderosa lanza, manteniendo mis brazos en mi espalda. 
– "Ah... P. papa…"

 Dije con un tierno reproche, pero él al oído… – "No digas nada... es tu deber aguantar. Sé que es muy grande... tu vagina puede con ella"




Cerré los ojos y gemí cada vez más fuerte, arqueando mi cuerpo debajo del suyo mientras la fricción en mi sexo se volvía casi insoportable de tanto placer..., era como un taladro percutor que me estuviera alzando el vuelo, y supe que estaba a punto de correrme…, pero el latigazo orgásmico llegó de forma brutal, casi sádica, y solo atiné a morder el brazo de mi Padre sin intención de dañarle, solo deseaba aliviar mi desesperada excitación, mientras mi delicado cuerpo se estremecía violentamente. 
– "¡Pa... Papá! ¡AAAAAhhhhh!"

Pero también él ya estaba casi a punto, y de repente sus caderas tomaron un ritmo bestial y me follaron sin compasión, y después de algunos segundos punteando cual martillo pilón en mi coño, se apretaron violentamente contra mis nalgas y su leche comenzó a entrar en mí a chorros torrenciales… 
"Fer... Fernanda." Me dijo con voz entrecortada, temblando por el esfuerzo. 
Pero yo estaba exhausta debajo de él, respirando agitadamente mientras los últimos estertores orgásmicos recorrían mi cuerpo, y solo atiné a elevar un poco las nalgas y quedarme quietecita mientras su semilla entraba a en mi cuerpo cubriendo mi útero…. Percibía cada chorretón de lefa atorando mi cuello uterino, notaba la hinchazón de su polla eyaculando esperma como una bestia parda. Se estaba dejando secos sus cojones y cubierto mi chochito irreverente deseoso de su semen por tanto tiempo. Después de algunos agónicos segundos sentí como mi Padre me daba los últimos empujones y supe que todo había terminado y al macho de mi padre me había marcado como SUYA… nos quedamos quietecitos, sin que ninguno hiciera o dijera nada. Silencio. Los minutos pasaban y solo algunos sonidos sexuales rompían la monotonía. Casi se podían oír las gotas de sudor de mi Padre cayendo sobre mi espalda.

–"¿P.papa?" Quise preguntar con voz débil."

– No, Fer… no digas nada por favor. Cariño ahora No" Dijo él de forma apenas audible, casi como un susurro.

Entonces giró sobre su cuerpo en la cama pero sin soltarme, quedándonos de cucharita, y con un gesto dominante sus poderosos brazos me apretaron contra su cuerpo. Y así, sin decir nada…Me quedé dormida entre sus brazos….Me desperté muy temprano sintiéndome increíblemente feliz, pero cuando me giré para ver a mi Padre solo encontré su lugar vacío. – "¿¡Ricardo!?" Llamé con voz suave, cubriendo mi desnudez con las sabanas.

Pero no obtuve respuesta. Y otra cosa me trajo de vuelta a la realidad, porque apenas intenté sentarme sentí un delicioso dolor en el coñito irritado…, un ardor producido en la follada de mi progenitor, como nunca tuve antes… –"¡¡A.auch!!" Puse una carita simpática mientras me sobaba, pero en mi mente no había dudas…

¡Lo volvería a hacer! Cerré los ojos y emocionada reviví cada segundo de lo que había sucedido ayer… La cara de mi Padre cuando se la estaba mamando, los manoseos previos, el sentir su cuerpo sobre el mío mientras me montaba vigorosamente como un macho se folla a su hembra. – "Ufff..." Me mordí los labios con expresión coqueta, pero justo entonces oí pasos fuera de la habitación y de repente la puerta se abrió. Y ahí estaba el, impecablemente vestido con un traje azul marengo y corbata granete… elegantísimo, observándome con sus penetrantes ojos negros mientras una ligera sonrisa se asomaba en su rostro.

– "¿Has dormido bien, Fernanda?"

– "S...si, Papa." Respondí con ternura. – "A…anoche yo..."

– "No, no digas nada". Mi Padre bajó la mirada sutilmente. – "Aun no, ¿Ok?"

– "Pero..."

– "Aun no, Fernanda." 
Suspiré suave observándolo sin atreverme a nada. Lo que más quería en el mundo era saltar y abrazarlo, besarlo… hacer el amor por días enteros… pero su reacción me confundía. ¿Se estaba arrepintiendo? 
"¿Fer?"

– "¿Si, Papá?" Quedó en silencio unos segundos, hasta que finalmente dijo… – "Solo necesito que me digas si tienes dudas"

– "Ninguna." Respondí con seguridad. Nos quedamos en silencio. – "Bien". Dijo mi Padre con un suspiro, como si no se atreviera a hablar normalmente. – "Tengo que irme a trabajar ahora, pero..."

– "¿Pero...?" Le respondí con actitud tierna, sonriendo.
Mi Padre no pudo evitar sonreír sensualmente ante mi actitud, y su respuesta aceleró a mil mi corazón

– "...Pero te veré esta noche." 
Me sonroje de forma obvia y con actitud coqueta asentí, mordiéndome los labios. Sin duda, esta noche sería especial…, sin embargo no fue así y mi desesperación llegó a límites que no concebía mi cabeza. Durante varios días no ocurrió nada y eso no podía ser…. Durante aquella tarde recordaba cómo había sido nuestra relación a lo largo de mi corta vida con él… Ahora sabía que era el Conejito caliente, Conejito de papá. Nunca me atrajo tanto el sexo hasta que probé el semen de mi tercer novio, el cual solo logró eso de mí…, el primero no llegó más allá de sobrarme las tetas por encima de la blusa, al segundo no más de hacerle unas pajas y pringarme toda la mano, y ya al tercero a mamarle su picha, me pilló por sorpresa el muy capullo cuando se corrió… me tragué su leche. El sabor no me pareció tan malo como el pasmo de sentir el chorro de lefa, creo que me aficioné al sabor de macho entonces…, por eso en mi escalada hacia el sexo total comencé a buscar al hombre que me hiciese mujer, pese a que yo misma me desvirgué rompiéndome el himen con un sabroso pepino, dado que mi último novio poseía una picha corta y muy delgada. 
Mi padre es un reconocido ingeniero de producción en una gran empresa de la comarca con proyección a nivel mundial, lo que le ha proporcionado prestigio y en un puesto de renombre…. A sus 40 años es un tipo realmente guapo…,de él he heredado sus oscuros ojazos y su tez morena, así como la altura y el desparpajo, de mi madre el cabello rubio y un par de buenas tetas, además de su belleza, ya que ella  llegó a ser miss Málaga. Desde que recuerdo…mi padre ha sido y es para mí, mi príncipe azul, el amor de mi vida, mi sueño, mi vida, mi desvelo. Cuando yo tenía 9 años mis padres se separaron compartiendo mí custodia. Fue un  divorcio amistoso y civilizado…, la relación que mantienen es tan buena que de vez en cuando aun comparten… ¡No solo hija, si no, también cama! En más de una ocasión mi madre ha venido a cenar a casa algunas de las especialidades de papá, y entre copa y copa acabaron follando como dos buenos amigos que quedan para salir.

De mi madre oí en una ocasión dándome explicaciones del porqué seguían acostándose, que para ellos era como tomar un café o compartir una copa… Hija somos personas amigables con necesidades sociales y fisiológicas, y follar es una forma como cualquier otra de relacionarnos y mitigarlas. ¡Y con quién mejor que con tu padre! Al hombre que tanto conozco y nunca me defrauda en la cama. Después cada uno a su casa…”. 
Desde entonces comparto mis días con ambos…, quince en cada casa. Nunca tuve problemas de adaptación, ni traumas ni gaitas, más aún si aclaro que ambos viven en el mismo barrio, a tan solo cinco calles de diferencia entre el piso de mi madre y el apartamento de mi padre. Papá ha sido y es la envidia de mis amigas pues ¡Realmente parece un galán de cine! Sonrisa blanca y encantadora, rasgos típicamente masculinos, complexión atlética, tripa templada, alto y delgado…Desde que recuerdo, cuidaba con celo que ninguna de mis amiguitas se acercase mucho a papá, por temor a que “me lo robaran”, algo que nunca iba a ocurrir, pues a mi padre le van mucho más la veinteañeras con buenas tetas que suelo ver de vez en cando con él. No siempre la trae a casa cuando estoy yo, pero alguna que otra vez sí por eso sé que se folla a unas cuantas al año. Pero en cuanto a mis amiguitas, era capaz de echar de casa sin miramientos a toda lagarta que quisiera llamar su atención o que me diera indicios de cualquier tipo de coqueteo. A papá esa reacción le divertía, por lo que alimentaba mis celos siempre que podía, para después presumir del cariño de la niña de sus ojos. Yo me enfadaba si dispensaba demasiadas atenciones a mis amigas y dejaba de hablarle durante días… ¡Pero no parecía afectarle mis reacciones caprichosas! Pasados los años, fui controlándome, pero no por ello me molestaba menos. A los doce años, presumía de ser la novia de mi papá.

Solía llevarme a restaurantes los fines de semana me presentaba como “su chica”, o su novia con una amplia sonrisa que a mí me llenaba de amor y orgullo. A los catorce años supe que estaba locamente enamorada de él y que jamás podría mirarlo como padre, ya que la atracción que sentía era casi enfermiza…. Entendía que esto que me sucedía no era algo normal o lógico entre una hija y su padre, pero… ¡Solo podía mirarlo con admiración de mujer! Comencé a espiar a papá en todos sus movimientos…, cuando se afeitaba…cuando se duchaba entraba con cualquier excusa para admirar su cuerpazo… admiraba el impresionante pendolón que portaban entre sus piernas. Cuando traía conquistas a casa a escondidas de su hija, y las metía en su cama… yo enfermaba de celos y ganas disimulando no saber nada de la chica que muy de mañana se marchaba de su cama. Cuando hacía el amor con alguna mujer, me las ingeniaba para no perder detalle. El cuerpo desnudo de mi padre era un templo bendito para mí…, bien formado y bien dotado, despertaba febriles sueños en mi mente y mi cuerpo reaccionaba como era de esperar. Imaginar mi cuerpecito bajo el cuerpo de papá, imaginar su boca lamiendo mis los brotes de mis tetas igual que chupaba las de sus conquistas, arañar su espalda como la arañaban otras, ofrecerle mi coñito ceñido para que saboreando mi clítoris me llevara al éxtasis como le veía hacer en otras ocasiones, no solo me llevaba a masturbarme después, si no a urdir un plan para hacerme notar, para hacerle entender que bajo la etiqueta de “hija”, existía una aun más poderosa… la de “mujer”.

Comencé a acercarme más a él…a compartir películas y sofá bien pegado a su cuerpo…, a compartir espacio en su cama, con la excusa de contarle batallas juveniles que con frecuencia tenía que inventar para quedarme allí. Muchas veces aparecía en su habitación con un sugerente camisón o un minúsculo pijama, comprado a escondidas, bien a través de Internet o bien en alguna tienda de lencería, con la excusa de hacerle un regalo a mamá. Mi cuerpo estaba totalmente formado y lleno de insinuantes curvas. Yo sabía cómo sacarle partido, por supuesto, con la malicia que dan los años de pubertad y tras mucho observar a papá en sus putitas. Así pues, me di cuenta que papá siempre ligaba con mujeres de cara limpia, cabello suelto y pechos grandes. Las mujeres de papá siempre eran tremendamente sexys y jóvenes…, en la cama le gustaba tomar las riendas y hacer gozar a la mujer e incluso sabía, que le encantaba escuchar guarradas mientras las follaba. Con todo ello, decidí que ya era hora de tentar a papá y hacerle ver que su niñita estaba dispuesta a cualquier cosa por hacerlo feliz… ¡A cualquier cosa que el deseara!...

– ¡Te estás haciendo una muchacha muy bonita!

Solía decirme cuando asomaba en su habitación con cualquier excusa, en camisón o pijamita "¡Quería gritarle a la cara que se fijara bien!" Que ya no era una muchachita solamente, si no toda una mujer de curvas perfectas. Como la estrategia de utilizar la sutileza no daba resultado, comencé a ser más descarada…a dejarme ver sin ropa o a quitármela delante de él sin motivo aparente. Comencé a estudiar sus horarios, de manera que cuando el llegara a casa, yo saliera recién duchada y  completamente mojada y desnuda. Le pedía consejo sobre mi ropa interior enseñándole el que tenía puesto (que siempre era muy sugerente y atrevido), y otro que colocaba por encima, para preguntar cual le gustaría más a mi supuesto novio ficticio. Yo me giraba con mi larguísima melena suelta agitándola, a sabiendas de lo mucho que le gustaban las mujeres con el pelo largo. A veces, me parecía vislumbrar cierto brillo malicioso en sus ojos e incluso cierta hinchazón en su miembro en esos desfiles tan íntimos, ¡¡Jamás movía un dedo… me desesperaba!! 
Sin embargo sucedió…ese fue el comienzo… ¡El día más feliz de mi vida! Yo salía de la ducha, a sabiendas de que él había llegado a casa recientemente… estaba en el sofá. Acababa de rasurarme todo el poquito vello de mi coño. Absolutamente todo. Por vestido solo llevaba un atrevidísimo y transparente conjunto rojo pasión de sujetador y tanga, dos gotitas de un perfume que papá me había regalado por mi décimo octavo cumpleaños y unas sandalias rojas con un poco tacón que me había regalado mamá… Me aceité todo el cuerpo y pellizqué mis rosados pezones para no pasar desapercibidos cuando saliera hacia la sala.

– ¡Hola papi…! 
Dije con total naturalidad cuando llegué hacia él para darle un beso, siempre lo más cercano a la comisura de sus labios… 
– llegas temprano…me estoy preparando para salir. 
Pude sentir como se turbaba medio minuto y me devoraba con los ojos…Con normalidad, le cogí la cerveza de sus manos, me recosté en el sofá apoyando mis pies en sus rodillas y comencé a dar un sorbo… 
– ¡Estoy esperando a que la piel absorba el aceite corporal…! He quedado con Maya…iremos a comer algo y después del cine… a saber donde me llevará…, dije con cierto tono pícaro.

Maya es una amiga dos años mayor que yo a la que recurría para aconsejarme cuando mis calentones me desvelaban. Sorprendentemente, papá comenzó a pasar su mano por mis piernas con calma…y tras varias caricias me dijo mientras apartaba mis piernas de las suyas… 
– ¡Ya está… estás hidratada!

– ¿Te gusta este conjunto, papá? 
Poniéndome en su frente girando lentamente para no perder ocasión de devorarme con los ojos. ¡¡Tal y como abrió sus ojos creo que le gustó!! Si algo le excita a papá es la ropa interior roja con tacones, y yo que soy muy puta lo sé. Soy consciente que se debate entre lo que desea… A la mujer que tiene delante, y lo que ve… A su niñita en ropa interior. Sospecho además que papá desea encontrarme en casa a su llegada, porque sabe que siempre me las ingenio para que me pille en alguna de esas cosas que tanto le gustan…Y además, he comprobado…que cuando le hablo de chicos y la posibilidad de mantener relaciones sexuales con ellos, no le hace ni un poquito de gracia, así que, se lo escupo siempre que puedo, en revancha a las que me hacía pasar de cría con mis amigas. Lo dejé allí, sopesando sus ganas de mí y entré a vestirme…, no tardé en escuchar unos ruiditos sospechosos, por lo que asomé de nuevo. 
Papá estaba en el baño, con la puerta semi abierta y su enorme polla en la mano. Resoplaba y gemía discretamente mientras olía las braguitas usadas que cuidadosamente coloqué estratégicamente para que pudiera verlas…. ¡¡Eso casi me hizo saltar hasta él y comérmelo allí mismo de alegría!! Pero me quedé clavada discretamente, intentando no delatar mi presencia mientras lo observaba con los ojos entornados, agitando esa polla que tanto anhelaba, dura, enorme…gruesa. Un gran cipote de macho semental que no cabría de una en mi estrecho y virgen coñito…. ¡Lo que daría yo por ser la mano que le proporcionaba ese placer! ¡Lo que me hubiera gustado meter su polla en mi boca y no dejar derramar ni una gota de semen!, pero temí estropear lo que tanto trabajo me estaba costando, y decidí esperar y seguir tentándolo hasta que cayese por su propio pie. Eso sí, una  vez en mi habitación no pude evitar masturbarme con furia, excitada ante el logro obtenido con papá y la visión de su preciosa polla eyaculando unos chorros de leche gruesos y espesos. ¡Joder era un espectáculo!




Es cierto que desde entonces, papá estaba más esquivo, más nervioso e incluso en alguna ocasión me pareció que me observaba a escondidas, lo que aprovechaba para que mis movimientos se volvieran sensuales o directamente más eróticos. Hace muy poco, teniendo la certeza de que me espiaba, comencé a desnudarme muy lentamente y a tocarme frente al espejo. La idea de saberme observada por él, me excitaba con locura. Acariciaba mis pezones, duros por el contacto y humedecía mis labios, después bajaba hasta mi coñito y comenzaba a jugar con el clítoris. Ponía cara de viciosa sabiendo que no perdería detalle de mis gestos y movimientos… gemía con exageración y dejaba escapar de mi boca… – ¡Uuhhhhh…papi…ahhhhhh…. ¡Fóllame, papi!, lo suficientemente alto como para que pudiera escucharlo tras la puerta.

El muy bobo comenzó a evitar meterse en la cama estando yo en ella, con la excusa de que ya me estaba haciendo mujer y que no estaba bien…, eso me apenaba mucho, pero yo seguía tentándolo cada noche…, y las más veces el pobre cedía y dormíamos juntos. A veces a media noche, sentía pegar su cuerpo al mío, yo me hacía la dormida y entonces el metía su mano bajo la tela del pijama y con delicadeza frotaba mi chochito o mis tetas, sintiendo a su vez su duro falo en mi trasero. Yo me empapaba dejándome sobar y comencé a responder a sus caricias con leves gemidos o movimientos adormilados, pero en cuanto veía posibilidad de “despertarme”, el se giraba y me dejaba con el calentón. La gota que me ha colmado de calentura ha sido este fin de semana en el que he insistido en coquetear con papá, en seducirlo como una mujer de verdad, en provocarlo con verdadero interés, pero él sigue sin decidirse a actuar a pesar de saber que a estas alturas yo le excito y la certeza de saber que lo deseo… 
¡Madre como me ardía el conejo YA…! Estaba caliente, muy, muy caliente como una perra en celo. ¡¿El motivo?! ¡Papá, cómo no! Había pasado todo el fin de semana con él en su apartamento, pero mis jueguecitos no dieron sus frutos y comenzaba a desesperarme. Sin embargo, a la menor ocasión, creyéndome dormida, me  manoseaba y terminaba masturbándose incluso en la misma cama…Cuando se negaba en redondo en permitirme dormir en su cama, lo sentía pasearse nervioso por el apartamento para terminar metiéndose sigilosamente en mi habitación  y masturbarse mientras yo fingía destaparme y dormir, enseñándole mi cuerpo totalmente desnudo. Pero ya no podía más….necesitaba follar, necesitaba su polla,  ¡Necesitaba llenarme el coño con su leche!

Esa tarde sabía que papá estaría en casa, por lo que me preparé a conciencia….Me rasuré el cuerpo y lo unté en aceite aromático…me dejé el cabello suelto, me puse un ajustadísimo leggins rojo de licra y las sandalias que unos meses atrás me regaló mamá… naturalmente no llevaba sostén, dejando que la ajustada tela aplastase ligeramente mis tetas, y marcando descaradamente mis pezones, la tela marcaba mi culo y el chocho perfilaba mi raja en las mallas, quería conseguir que papi se volviese loco al verme. Pongo carita de disgusto con el teléfono en la oreja, respiro hondo y… ¡Comienza la función! Discuto con mi amiga dando a entender que me ha dejado tirada recién arreglada…. Me dejo ver colocándome frente a papá con carita afligida y haciendo pucheros. Sé que el leggins marca mi culito de una manera… que vaya, quita el hipo. Se lo muestro a mi padre girándome ante é…, el tacón delinean mis piernas definiéndolas de un modo muy femenino. Mis pezones parecen retar a la tela del vestido marcándose descaradamente en ella. Mientras finjo hablar por teléfono, papá no me quita ojo, me recorre enterita, de arriba a  abajo y yo me dejo recorrer mientras me prendo por dentro, me empapo…me excito 
– ¡Sabes qué te digo nena! ¡Que te den! Esta noche contigo o sin ti, lo pasaré bien. 
Fingiendo estar apenada, me tumbo en el sofá, con la cabeza apoyada en los muslos de papá…

– ¡¿Qué sucede, cariño?! Me pregunta entrando al trapo.

Acaricia mi oreja y mis mejillas… – La boba de Maya  me había prometido salir esta noche…, me pongo monísima de la muerte y ahora me dice que le ha surgido un tema y que no podemos quedar.

– Con lo hermosa que te has puesto…Sé que cualquier hombre lo dejaría todo  para estar contigo esta noche…

¡¿Tú crees, papi…?! Dije ingenuamente mirándolo a los ojos.

¡Nenita…no hay hombre que pueda resistirse viéndote así de sexi! Lo decía algo cortado mientras miraba mis pezones endurecidos bajo la tela.

Mi chochito estaba realmente húmedo. Con fingida inocencia levanté una pierna y pasé mis manos por ella, de manera que la escasa tela que cubría mi pubis quedó a la altura de mi vientre, dejando así, a la vista, un minúsculo tanga de gasa negra transparente. Bajo mi cabeza, podía sentir como el bulto de mi papi crecía y se endurecía a cada instante. Pícaramente, me coloqué de lado, dejando a la vista mi coqueto culito y poniéndome el paquete de papá a la altura de mi boca. El paseaba su mano por todo el costado sin atreverse a acariciarme el culo, pero bajo mi cara era evidente la erección de su polla. Coloqué maliciosamente mi mano en su paquete, a modo de almohada entre él y mi mejilla…quería comprobar lo que su dureza me confirmaba ¡Que  estaba tan caliente como lo estaba yo!

– ¡Me ha chafado el plan de esta noche…¿Y los tuyos, papá? Dios…cuando papi me sonríe, me derrito entera…

Hoy no tenía plan…, se me ocurre que podría cocinar algo y pasar la noche aquí contigo…, si te apetece. O bien podríamos salir a bailar y a tomar algo… ¡Tú decides!

– ¡Umm…que te parece….! Dije yo inocentemente. – Si cenamos y después ponemos música  y bailamos…se me han ido las ganas de salir.

Me dio pena que papá se incorporara para ir a la cocina…, pero era evidente, que tenía una buena erección, por lo que podía verse bajo el pantalón… dio un poco de aliento para seguir jugando… – ¡¿Realmente crees que estoy sexy, papi?! Dije colocándome frente a él.

Él, me miró embelesado unos segundos y después dijo algo cortado… – No es que estés sexy “conejito”, es el apodo que usaba para mí desde  niña. – Tú eres sexy… y hoy estas especialmente impresionante…

Con toda la picardía disimulada, me acerqué y le di un beso en la comisura de los labios y un abrazo, pegándome tanto, que por fuerza tuvo que sentir mis pezones rozando la tela de su camisa… 
– ¡cuidado nena… harás que me corte un dedo…!

Cenamos ligero y papá no me quitó ojo de encima, lo que aproveché para enseñar lo poco que ya ocultaba la tela. Tomamos café y un licor que papá había traído de su último viaje… 
– ¡Uufff! Esto está muy fuerte, dije en el primer trago. – ¡Acaso quieres emborracharme y tenerme bajo tu control, canalla!

– ¡Créeme, conejito…que si no fueses mi hija…yo…!

– ¿Si, papi… tu…qué…?

– Nada…nada, cariño…, dio un solo trago y se sirvió otro más… – ¡Eres una mujer tremendamente sexy y hermosa…! Tengo miedo que te enamores de cualquier descerebrado que te lleve a su cama y te haga una desgraciada… que te rompan el corazón.

Mi corazón latía a mil. Me levanté y lentamente puse un DVD con las mejores baladas de los años 80. Sonaba la música y las luces ambientaban el espacio dándole un toque muy romántico. Me acerqué a mi padre con cierta coquetería…. 
– ¡¿Bailas con tu niña, papi….o prefieres bailar con la mujer?! Usé un tono muy íntimo y sensual en la pregunta, lo que hizo que se atragantara.

Se puso en pie y me agarró de la cintura atrayéndome hacia su cuerpo. Mantenía pegado mi cuerpo al suyo y podía notar su polla en mi entrepierna, e instintivamente aun me pegaba más a él. Su mejilla pegada a la mía…su mano agarrando la mía… – ¡Qué bien hueles, preciosa…! Susurraba casi en mi oído.

Me separé unos milímetros de su cara y saqué valor para decirle… – ¡Bésame…! Pareció titubear un segundo y temí asustarlo…pero por respuesta, unió su boca  a la mía dulcemente primero, y después ya con urgencia. Se la entregué entera, abriendo la mía y dejando que jugara con su lengua en mi boca en pugna con mi lengua.

Tenía tanta hambre de él, que no pude evitar gemir mientras lo saboreaba. Su mano descendió hasta mi trasero y comenzó a masajearlo y a pegar mi pubis en su paquete. Estaba tremendamente abultado, deslicé la mano que comenzaba a ascender y descender presionando con mis dedos. Creo que entonces se volvió loco de lujuria y sus gemidos se intensificaron junto a sus caricias en mi cuerpo y su boca devorándome el cuello…el escote…. Pero paró de pronto, se llevó los dedos al cabello y afligido y avergonzado me separó…

– ¡No puedo mi vida…no puede ser…eres mi hija….no puede ser…!

– ¡Ricardo! Contesté yo, llamándolo por su nombre. – Ya soy una mujer…. una mujer con necesidades… Se quedó mirándome sin decir nada… – Papi eres un hombre y así es como te veo ahora… y tu hija desea a un hombre… desde hace tiempo te deseo a ti… y sé que tú también me deseas…quiero que me hagas siempre tuya… ¡¿Acaso no deseas lo mismo?! Ya lo hemos hecho una vez… Te necesito papi ¡¿No lo entiendes?!
Mis palabras lo derrumbaron, me acerqué nuevamente a él, seduciéndolo  con la mirada, y comencé a  desabrocharle uno a uno los botones de la camisa, dejando su torso desnudo frente a mí…

– ¡Pero no te das cuenta… que si alguien llega a saber…si alguien se entera…! Decía el dejándose hacer.

– ¡¿Quién va a enterarse papá, si estamos solos tú y yo?! ¡Ummm! Comencé a lamer su pecho…a jugar con mi lengua en sus pezones como una de sus jóvenes zorras que se tiraba… – ¡Quiero que me folles…que me des esa polla que tanto anhelo…que me llenes de leche todo el coñito…quiero ser tuya enteramente…!

Llevé su mano a mi conejo, para confirmar mí deseo de él. Comenzó a acariciármelo con dulzura, como si temiera dañarme… 
– ¡Joder nena…no sabes cómo he deseo hacer esto…como he llegado a enloquecer de deseo por ti….! ¡Estas empapada!

– Por eso solo traes a jovencitas a casa para follártelas... ¡¿Acaso piensas que no puedes hacerlo con tu nena?!

– Así es cariño…, solo eran sustitutos de la verdadera hembra que deseaba… A TI. 
Abrí mis piernas para que pudiera acceder mejor,  y comenzó a introducirme varios dedos….

– ¡Lo…sa…bía…pa…pi! Decía entre suspiros de deleite. – También yo…ohhhhhhh… te deseo… desde….siempre… Uuumm! No quiero que traigas más sustitutas...tienes aquí a la auténtica titular.

Me desprendió de los leggins sin dificultad y se quitó sus prendas, quedándose desnudo frente a mí. Su polla apuntaba al cielo, con la cabeza lisa, brillante, húmeda…Era una hermosísima verga que pedía a gritos ser comida. Nos acomodamos sobre el gran sofá “chaise longue” de la sala mientras seguíamos jugando con nuestras bocas y manos. Sus pulgares acariciaban sin descanso mis duros pezones y mis manos masajeaban su polla y sus grades huevos de donde procedían mis genes… 
– ¡Voy a ser tu puta… tu zorra… tu viciosilla, papá voy a comerte tu recio cipote hasta que no me quede aliento…!

Giré mi cuerpo, de manera que mi coño quedaba a la altura de su boca y su polla a la altura de la mía y comencé a tragar con hambre atrasada y glotonería. Lamía su tronco y su glande, mientras arrancaba gemidos de su garganta…, sentí su boca jugando en mi conejito, su lengua lamiéndome, succionando, chupando…. Su cálido aliento que inundando mi sexo me encendía aún más, sus dedos introduciéndose en mi agujerito me estaba enloqueciendo…
– ¡Papá… que rico! ¡Qué ganas te tenía! Decía jadeando.

Mi chochito estaba empapado, fruto de excitación y de la saliva de mi papi… – ¡Oh Conejito… voy a follarte toda la noche! Quiero que seas mi niña viciosa.

Con una cachetada en la nalga, me pidió que me colocara a cuatro patas y después, separándome un poco las piernas comenzó a lamerme ambos agujeros…nunca pensé que alguien se atreviese a lamer mi ano, mi padre lo hizo con descaro electrizándome todo el cuerpo. Yo resoplaba y me relamía ante el placer que estaba sintiendo en mi anito y el coño con toda la extensión de su lengua voraz. Papá usaba su boca con mucha destreza y me estaba volviendo loca de placer… 
– ¡Voy a clavártela toda, mi amor…! ¡¡No sabes cuantas veces he imaginado que te follo!!

– ¡¡Pues ahora no la saques hasta que acabes dentro de mí…!! 
Le espeté con lujuria. Alzó una de mis piernas dejándola apoyada en el sofá y comenzó a jugar con su polla en mi raja, frotándomela y haciéndome delirar y suplicar que me follara. Frotó con su duro capullo mi clítoris, me pajeo desesperándome sentirla dentro… Comenzó a introducir el glande en mi agujerito. Entraba y salía poco a poco acomodando su tranca a mi ceñido conejito, pero yo necesitaba más… ¡mucho más…todo! Y después, de unas sibilinas estocadas me lleno de polla como nadie me atestó mi vagina…

– ¡Aaahhh….papiiiiii… así, dámela toda,siiiiiii! 
Casi me muero del zarpazo en mi cabeza por el gozo de sentir toda su hombría en mi más íntima oquedad. Papá bombeaba y pellizcaba mis pezones y yo me estimulaba el clítoris con los dedos…
– ¡Que rica estás mi niña…! ¡Toma… toma un poco más de tu padre! ¡Joder Fernanda tienes un coñito muy prieto! ¡Ahhhhh…que bueno, que mojada estas mi vida.

Sentía sus bolas golpeándome el culo y sus grandes manos sujetarme las tetas…era un momento sublime. Mi papá…mi amor…mi delirio…por fin era mío y solo para mí. Y yo era suya… totalmente entregada a él… para él.

– ¡¡Dame fuerte papá…!! Así, así papi ¡Ohh… que gusto me estás dando!

Papá me hacía sentir como una perra en celo… su conejito caliente…su putita particular…su niña salida y perversa…! Y que lo supiera me ponía muy cachonda. Sentí como jugaba con sus dedos en mi culo…primero estimulando la zona con sus dedos húmedos de saliva, y después, metiéndomelos en el… – ¡Sí, uhhmmm, voy a correrme  papá! Agghh! Mis ganas de él eran tantas que apenas si pude aguantar un poco más. Sentí como una oleada de calor invadía todo mi cuerpo, mis músculos se tensaron al máximo y estallé en uno de los mejores orgasmos de mi vida… – ¡Uffff, jodeerrr… que fuerte! Atiné a decir mientras caía rendida.

Papi seguía con una erección de caballo y verlo tan excitado me encendió de nuevo. Me tumbé boca arriba y abrí mis piernas invitándole a ser invadida de nuevo, pero él me asombró cuando acercó su badajo a mi cara… Papá se colocó de pie conmigo tumbada entre sus piernas y comencé a meneársela…

– ¡Quien es mi niña buena! ¡Quien es mi conejito caliente! Anda nena amásate las tetitas, preciosa… así eres una niña muy obediente…. Yo lo hacía deleitándome en su reacción.

Me acariciaba el clítoris y pellizcaba mis grandes pezones…verlo de pie, allí, masturbándose deseoso de llenarme de leche, era un sueño hecho realidad…Abrí mi boquita desmesuradamente mientras él se arrodillaba a su altura… Llegaba nuevamente al clímax, me corría mientras papá inundaba mi boca de su inmenso rabo hinchado. De pronto lo extrajo de mi boca para volver a calarlo en mi coñito ardiente, en verdad fui yo quien me lo metí follándomelo. El hombre se quedó quieto mientras no me balanceaba insertándome todo el tallo hasta los huevos una y otra vez, me follaba a mi padre percibiendo cada centímetro de su tranca calarse hasta el fondo de mi útero… ansiosa buscaba más y más verga completamente dilatada albergando al macho de papá… 
– ¡Eso es mi vida!  Quiero que tu coñito se lo trague todo el trozo de papá…hazlo por papi, ¡¿sí?!

Mi vaginita se engullía obediente la estaca empaladora paterna completamente maravillada, mientras observaba a papá delirando de placer. Entre tanto a los pocos segundos percibí como comenzó a correrse dentro de mi útero, sentí como escupía leche de su polla en la misma entrada de mi cuello uterino o en mi estómago de lo profunda que la metió. Con desesperación y ganas de tener todo ese néctar precioso de sus cojones, agarré sus bolas y las apreté entre mis dedos y un generoso chorro de leche tras otro iba rellenado el chochito ardiente de su conejito….

– ¡Dios mío qué locura nena…! ¡Qué corrida más buena! Y te la he metido toda en tu coño.

Decía papá aun convulsionando dentro de mí, haciéndome sentir sus latidos a través de su polla conmigo allí tumbada y él sobre mí empalándome hasta dejarme bien inseminada. Yo le miraba enamorada mientras relamía mis labios recogiendo los últimos vestigios de locura… Nos comimos la boca al tiempo que eyaculaba dentro de su hija, después supe que eso le excitaba sobremanera, y a partir de entonces nos comíamos en el momento justo de eyacular dentro de mi coñito…. 
– ¡Papá…te amo…! Dije por respuesta…

– ¡Conejito…mi dulce y caliente conejito….te amo con locura….! Me contestó mientras volvían sus dedos a mi raja….




SEXO ADULTO CON MI PADRE. Necesito decirles que con mi padre comencé a tener sexo "bien hardcore", a mis incipientes 18 añitos, parece poca edad para follar con una adulto, pero mi cuerpo más desarrollado que el de otras chicas de mi edad y la calentura que me quemaba por dentro eran un volcán a punto de estallar, al que tuve que dar rienda suelta, pues creía tener la edad suficiente para decidir qué hacer con mi cuerpo y a quien entregárselo…. La atracción hacia mi padre ejercida desde pequeña se reconvirtió en pasional gracias al cambio hormonal en mi pubertad, y ya pasaban tres años de contención en los que jamás habíamos tenido relaciones sexuales, por ser yo menor de edad o demasiada niña, cuando ya me picaba con desazón y me prodigaba en eternas pajas pensado en chicos y sobre todo en el cuerpo de mi padre. Pese a ello ninguno de los dos nos imaginábamos compartir juntos la cama matrimonial, sentir acoplado su cipote en mi conejito me parecía de ciencia ficción…. Sin embargo, a los 18 años ambos nos descubrimos tal como éramos en la piscina de casa, mirándonos a los ojos, mimándonos, acariciándonos y hasta dándonos algún beso.
Yo, les confieso que estaba lo bastante seductora con un mini tanga blanco que hacia juego con mi top de algodón que solo cubría a duras penas mis tetas. Estuvimos en la piscina hasta la noche por lo que decidimos entrar a casa y ahí continuamos con la seducción en un precalentamiento que me enervaba a la locura. Uno de los dos baños con toilette de casa estaba en desuso y mi padre me apuraba para que yo terminara de bañarme. Yo, ya estaba decida a matar o morir por un poco de más de nuestro sexo prohibido, así decidí engañar a mi padre, diciéndole que pasara porque ya había terminado de bañarme…él tenía solo la bata puesta. Cuando mi padre entro al aseo me vio totalmente desnuda, pero nada hizo para impedir que yo me abalanzara sobre él y lo apretara contra su cuerpo como una ninfómana. Necesitaba percibir su largo rabo en mis entrañas, notar como su pollón acaricia mis paredes internas alborozándolas de lujuria, expandiéndola y contrayéndolas en un mete saca tan incestuoso como demencial al que yo estaba enganchada a tope ¡Su ariete me volvía majara en cuanto me empala! Lo mejor es no usar condón, sé que follar a pelo es una afición arriesgada pero le da morbo a la aventura de ser jodida por tan salvaje macho. Me domina ser inseminada por un semental que no discute si correrse o no dentro de mí, del mismo modo que nuestros ancestros primitivos….

Simplemente follar, dominar a la hembra y hacerla suya para siempre con su tremenda descarga seminal, llenándome el útero de esperma colmado de millones de papaítos deseosos de preñarme. En ese juego morboso, e inconsciente de ello, yo me dejaba llenar de tan fértil néctar, el cual probablemente me engendrara una gran panza el día menos esperado. Creo que es tal nuestra entrega que no somos juiciosos de tal hecho, nos dejamos llevar por la lujuria pasional con nuestros cuerpos ardientes y deseosos del otro…. En tal estado de calentura, mi padre propuso ir a su habitación para "charlar…" y allí después de mirarnos fijamente a los ojos nos acabamos de desnudar para compartir cama y descubrir el sexo filial una vez más. Él me tocaba suavemente las tetas y el culo mientras, yo le acariciaba la verga inhiesta con la mano derecha produciendo un cerco con mis dedos alrededor de su grueso tronco hasta que se le pusiera bien dura… descubrí su glande orondo en forma de casco alemán, partido en dos en su punta por el agujero uretral de tan grandes dimensiones como el gran capullo al que pertenece, el lugar por donde expelió la lefa que me engendró y ahora salen los enormes chorros de leche que me riegan a mí y me podrían preñar. 
Con su prepucio retraído le pajeaba intentando recorrer todo el gran tallo, desde el bajo glande a sus mofletudos cojones saturados de semen. Mientras le trabaja el pollón con mi manita de niña calenturienta, sus labios se acercaban a los míos, le sacaba la lengua para recibir su morreo húmedo y lascivo tan impropio de una hija con su padre… y todo fue tan rápido que sentía que cuando nos besábamos perdidamente, su gruesa polla entraba en un estado de endurecimiento tan rígida cual barra de acero adornada de gruesas venas bombeando sangre a tan vasto cetro viril. El ardor y congoja que poseía yo entre mis muslos estaban a punto de provocarme un tremendo orgasmo que se entremezclaba con el placer de los dioses del Olimpo. Me fue posicionando sin dejar de comerme las tetas, me abrí de piernas y su daga encontró mí ceñida rajita dividiéndola desmesuradamente por los cinco cm de diámetro de falo paterno. Poco a poco iba expandiendo mi vagina a la vez que conquistaba más y más hondura dentro de ella, me mataba de placer tonificando mi pasión por sentirlo flamante en mi intimidad. Él me seguía besando para amortiguar el dolor placentero de abrirme y luego me de llegar al fondo me mantuvo penetrada a fondo no sin besarme y decirme cosas bonitas… mis labios, mis tetas, todo era besado mojándolo con sus salivas e introducirme su filosa lengua hasta lo más profundo de mi ardiente agujero cuando la extrajo de improviso y se bajó a comerme el coño en una alarde de presurosa liviandad. 
De nuevo me penetró por el coño entreabierto sin ningún sentimiento de culpa dejándose caer desde el capullo hasta las pelotas enterrando todo el sublime rabo que me tenía atenazada de gozo, sentía como me acababa de  correr sin que él soltase una sola gota de  su leche. Le  había mojado toda la polla y sus huevos con mi corrida, me dio la vuelta para decirme…
– ¡Nena, si quieres puedes chupármela, sino no te importa! 
Yo me acerque tímidamente y se la chupe toda, mamando de su cabeza y luego, introduciendo toda mi boca en ese tremendo pedazo de carne. Me la introduje hasta la garganta, mientras con la otra mano le masajeaba las pelotas hasta que unas gotas de su leche se impregnaron en mi boca…. Solo era una lefa pre-seminal, nada que ver con lo que sus testículos acumulaban para dármelo de un momento a otro. Lamí como una loca todo el tallo, su capullo lo succioné engolosinada en él y no dejé para luego un centímetro de su escroto mamando cada huevo por separado y tragándomelo como si de un caramelo gigante se tratase…. Cuando deje de chuparle la verga a mi padre, me pidió que me abriera bien de piernas y viendo tan inmenso rabo, solo deseaba que entrara todo en mi vagina hasta reventar. Me abrí el coñito con la mano separando todo lo que pude mis labios vaginales, el macho puso la gran bola de su capullo en mi bocana ardiente, roja y bien dilatada para que entrara toda esa gruesa mole como era la de mi amado padre. El glande se deslizó como un pez entre las manos, y cuando entro todo ese pedazo de carne me volví loca de nuevo, a tal punto que le sostenía toda esa inmensa tranca de papa con mis manos para calentarlo más y sentir esa respiración varonil en mis oídos. ¡¡Follar a pelo sin trabas ni prejuicios era lo que más deseábamos!! Así comenzaba a sentir como su salvajismo sexual me hacía pedazos el himen que faltaba por romper y la vagina de apretadas pareces que se ceñía alrededor del largo y rollizo badajo de papá.

De repente, mi padre y yo, habíamos descubierto que nos queríamos en medio del fuego y la pasión como nunca antes lo habíamos experimentado… no solo era deseo frugal sino verdadero amor entre un hombre y una mujer. Mi padre había sacado su polla, la había puesto a la altura de mi boca para que yo se la volviera a chupar, pero yo la tome con mis manos y me la puse entre medio de mis tetas para apretarla, masturbarla y poder sentir como su cálida envergadura impregnada de mis fluidos que a la vez mojaba mis pezones. Ricardo (mi padre), se acercó a mis tetas con su boca mojada y con su lengua, comenzó a mamar de mis pezones como un desquiciado sexual cual niño tragando y queriendo beberse una leche que aún no tenían mis dulces tetas. A la vez que me las chupaba todas, me daba cálidos besos en la boca y yo lo abrazaba y lo besaba con toda mi fuerza, y de pronto sentí como me entraba su cipote en mi coño sin reparos. Comenzó a darme un mete saca de menos a más, se notaba que aquella era la traca final y mi padre no iba volver a salirse de mi coño sin dejarlo bien repleto de su esperma. Me agarraba de las caderas, me trataba como una puta penetrando a un ritmo frenético casi insoportable que me hacía gritar, jadear y gemir como una zorra pidiendo más y más polla. Era su momento y no dejaría a medias, yo ya me había corrido un par de veces, y como buena hembra debía de rendirme a los agasajos de semental de mi padre…follábamos a pelo, al natural sin condones de por medio, yo no tomaba pastillas anticonceptiva ni tenía ningún otro medio que impidiese quedar bien preñada de Papá.

Me punteaba sin parar con toda a verga enterrada en mi coñito cuando de pronto emitió un sonido sordo, noté su bálano endurecerse dentro de mí y tras ello percibir el gran chorro de leche que me cubrió el fondo uterino, seguido de otro más mientras se deslechaba en sus tremendos lechazos me besaba comiéndome la lengua y yo le abraza con mis manos y mis piernas en una trampa mortal de la que no podía escapar sin dejarme bien preñada. Debieron de ser seis o siete buenos chorros de lefa los que me colmaron la vagina, cuando la extrajo un pequeño reguero de esperma se deslizó a mi culo y finalmente a las sábanas, no cupo tanto semen en mi angosto útero. Esta segunda tanda fue muy rápida, apenas en cinco minutos se deslechó… era una forma particular de mi padre, eyacula en dos etapas…una larga y otra de reserva algo más corta. Aun así se la mamé dejándosela limpia y lista para dormir esa corta e intensa noche… ambos habíamos perdido la vergüenza de tener el sexo más apasionado y atrevido en familia. En las sucesivas noches de placer prohibido nos revolcábamos en la cama con mi padre hasta la última gota de la transpiración de nuestros cuerpos. Follar y compartir las más oscuras intimidades empezaba a ser algo habitual entre mi padre y yo…me gustaba saber sus preferencias, yo le contaba cuales eran las mías en total sinceridad…, sabía que en la confianza estaba la estabilidad de una relación prolongada, y yo deseaba que aquella no acabase nunca.

Era 17 de abril de 2018 y la regla no me llegó como era su costumbre, me puse nerviosa, eufórica, triste y perdida en cómo podía haber pasado. Temía la respuesta de mi padre si se confirmaba me preñez y me armé de valor para derrumbarme al instante…, decidí esperar un poco más por si simplemente era una desajuste. Pasadas las semanas se evidenciaba cada vez más que estaba preñada, continué follando con mi padre con la misma fortaleza y vitalidad de siempre, no deseaba que sospechase nada, algo que solo era aplazar lo inevitable, así que pasados unos tres meses cuando en poco tiempo mi barriguita comenzaría a ser evidente le confesé mi estado de gestación… 
– Papá tenemos que hablar.

– Tú me dirás cariño.

– ¡Estoy preñada! Estoy de tres meses
Le solté sin andarme por las ramas, de sopetón. Él quedó paralizado unos instantes, me sonrió como el que espera un resultado positivo, y luego me besó aliviando me tensión.

Todo irá bien, me dijo. – Todo irá bien mi vida, me volvió a repetir.

La naturalidad de su aceptación me hizo sentirme muy segura de mi padre, ahora mi hombre. La conversación fue tan corta como necesaria, todo lo dijimos con gestos de amor… ¡Él esperaba preñarme! Nunca puso impedimento en correrse dentro de mí, cuando sabía que no tomaba anticonceptivos y él nunca se puso condón alguno para follarme. ¡Mi papi me hizo una panza muy hermosa! Y la niña nació por Navidad, el regalo de fin de año. Mi padre es el mejor para mi criatura y a mí me falta mucho por aprender a ser una buena madre y esposa, algo que sin duda conseguiré con el tiempo…, ahora solo tengo 19 años cumplidos. Ya solo convivo con mi padre… mi esposo, mi hombre, mi macho y mi semental sin paliativos. Compartimos cama, hogar e hija… ya no le niego que me folle cuando quiera, en verdad yo estoy más salida que él por la explosividad de mis hormonas… me riega el coño cuatro o cinco veces a la semana ¡Es un macho alfa! Quiero terminar mis estudios  en un ciclo formativo Sanitario…. En esas horas de clase mi padre se encarga de la niña tras pedirse turno de tarde y así nos turnamos en casa con el cuidado de Ainhoa. La niña, los estudios y el trabajo, no han podido mermar las ganas ni la pasión de tenernos, siempre estoy preparada para darle una sesión de sexo antes de caer rendidos en la cama. Una y otra vez volvemos a sentirnos uno solo en un sublime acoplamiento ¡Gozo al estar empalada de su tranca…! Él jamás me niega todo el fornicio que le exijo como una zorra en una inusitada actividad sexual… siempre me apetece que me folle, sea la hora que sea. Solo me planteo quedar preñada de nuevo… ¿Cómo podremos explicarlo a los amigos y familiares…? Porque estoy dispuesta a quedarme preñada tantas veces como mi padre desee… tendré tantos hijos como quiera darme mi macho…¡¡FOLLAR Y ENGENGRAR SUS HIJOS!! Esa mi misión principal en esta vida ¡Amo a mi PADRE!
Continúa en "De niña a mujer"

2 comentarios:

  1. Excelente, eres uno de los mejores para narrar el incesto

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  2. Muy buen relato muy especifico eso lo hace excelente gustan la historias como estas

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