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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

La insospechada carencia de mi madre



Mi madre me descubrió masturbándome y desde creo que se obsesionó conmigo, porque no dejó buscarme para tener sexo… 




De ahí se inició una relación más íntima que nos llevó a unos derroteros que nunca sospeché se pudieran llegar con mi inquisitorial progenitora, descubriendo en la carencia de mamá a mi verdadera madre. Doña María ordenaba sin pedir por favor desde que tengo memoria, mi padre lo aceptaba como un carzonazos dejando sin armas a su hijo, al darle un ejemplo tan sumiso ante la matriarca. Llegado a mi adolescencia descubrí una salida a su dominio y mal humor… masturbándome. Cómo casi todos los días por la tarde noche, estaba pajeándome frente el lavabo del baño. Me gustaba esa hora porque no están mis padres en casa, justo antes de la llegada de sus respectivos trabajos. 

En mi teléfono miraba un vídeo de una tetona madura montando una gran verga. Me excitan de manera extrema los vídeos de maduras con grandes tetas naturales fornicando como poseídas por el demonio, especialmente las rubias que se asemejaban a mi madre, y al menos en mis fantasías podría someterla a base de pollazos evadiendo su control…, esas hembras habían vendido su alma al diablo para obtener los mayores placeres terrenales. Las del vídeo eran exquisitas tetas grandes, blandas, algo caídas (las que más me calientan) y con grandes o pequeñas areolas oscuras de pezón espigado como una falange de un dedo…, ésta en concreto se hallaba culeando con un fontanero en la cocina. Culona y tetona follaba la verga joven abigarrado como experta. 

Apoyándome en el borde del lavabo con la base de mi polla y dejando mis pelotas apretadas debajo y mi falo arriba, hacía que se estirase hacia atrás el prepucio y tensara más la piel de mi miembro. Y con mi mano me pajeaba enérgicamente, absorto en el vídeo. Repentinamente, y justo en el momento en que estaba punto de explotar, abren la puerta de sopetón. ¡Era mi madre! Llegó antes de tiempo a casa con ganas de orinar y yo confiado no había cerrado con seguro la puerta… Ahí nos quedamos, unos segundos, mirándonos a los ojos…, Yo, con mi verga erecta en mi mano y mis pantalones en los tobillos, y los exagerados gemidos del vídeo sonando de fondo. Ella, parada en el umbral de la puerta con cara de sorprendida, con sus manos en el cierre posterior de su falda, abriéndola.

¡Debieron ser unos dos o tres segundos, que se sintieron eternos, los que pasaron antes de que ella hiciera algo! Sin hablar, cerró la puerta por dentro tras ella, se bajó los pantalones y las bragas, mostrándome descaradamente su culo respingándolo... lo hizo lo suficientemente lento para exhibirse, e incluso dejarme vislumbrar un poco la raja partiendo su vulva, sabiendo que me sugestionaría un poco más. Se sentó en el váter sin dejar de mirarme a los ojos y a mi verga de manera alternada como si viese algo natural y previsto. De alguna forma ver su enorme y blanco culo desnudo antes de que se sentara me calentó y sin poder controlarme seguí con mi paja mirándola, viendo a mi madre desnuda cintura para abajo oyendo la fuerte meada, con un chorro que golpeaba contra la cerámica de manera ostentosa. Después de orinar con ese largo y pesado chorro que exasperaba, secó su coño con un par de servicios de papel higiénico. Yo no perdí detalle de su "performance", masturbándome con la situación ajando de arriba abajo todo el tallo con mayor contundencia de cómo lo hacía antes de entrar ella… Y se fue sin decir nada cerrando la puerta tras ella. Los gemidos de la pérfida madura en el vídeo seguían sonando, eyaculando ostentosamente sobre el lavabo. Cerré el vídeo, limpié los chorretones de lefa y mi cipote y salí del baño. Mamá estaba tranquila en la cocina, me asomé no queriendo entrar a punto de marcharme cuando oí decirme…

– “Debiste haber cerrado con seguro”. 

Lo dijo mirándome fijamente a los ojos invitándome a entrar a la cocina a charlar un rato sobre la situación. Ella sabe de la cortedad de los adolescentes en estas cuestiones sobre sexo.

– “Si lo sé, fue un descuido, ¡Qué vergüenza mamá yo…!”

– “No te avergüences de tener el instinto de un macho, es algo normal. Además debes estar estresado por tus estudios, así que no hay problema que te hagas una paja para aliviar la tensión”.

– “Si ha estado pesado el trimestre, y los exámenes me han agobiado un poco”, dije tratando de justificar el tema.

– “Está bien que busques relajarte”, dijo sonriendo. “Ahora anda a comprar el pan para la cena, que en un rato llega tu Padre”.

– “Lo siento mamá... perdona” Dije mientras me marchaba.

– “No hay nada que perdonar cariño... en verdad debo agradecerte que estuviera abierta, porque venía que no aguantaba un segundo más la meada. Ya cruzaba la puerta cuando me soltó lo impensable... ¡Ah, por cierto, tienes una polla muy hermosa ¡¿Lo sabes?! ¡Ha crecido mucho desde la última vez que te la vi!

Tras el incidente no hablamos del tema, y en realidad, no hubo mayores cambios en lo cotidiano, salvo algunos momentos donde notaba actitudes nada habituales en mamá. Ciertas miradas a mi entrepierna, abrazos mucho más efusivos y prolongados, o palmadas en mi culo disimuladamente, con roces acompañados de apretones en mi paquete cuando estábamos demasiado cerca y lejos de miradas reprobatorias, a ratos se arrimaba hacia mí y me apoyaba sus tetas en el hombro sin motivo alguno cuando estudiaba con la excusa de ver que hacía. Siempre ha sido un poco distante e impetuosa y no tan cariñosa, por eso todo era extrañamente distinto… 

Mi madre es una mujer normal, no una MILF de porno, pero si tenía sus atractivos con algunas cualidades a destacar como su piel morena por exposición al sol de verano llenas de pecas, y no la típica de las mujeres pelirrojas blanca casi roja, sobre todo en las zonas más expuestas al sol… mejillas, frente, nariz, pecho, hombros y brazos. Sus ojos son azules, su pelo rubio y ondulado. Mide como 1,65 m. No tiene casi nada de barriga, solo un poco no tan grande que lo le afea, más bien es una barriguita apetecible de acariciar donde perderse. Sus tetas son una talla 100 con copa “C” muy bien puestos lo que da una idea que son grandes y con unos pezones medianos perfectos. Y su culo es ancho redondo y blanco. Era una mujer guapetona muy bien dotada en sus curvas…curvilínea diría yo de las que apetece montar por parte del macho porque son las mejores candidatas a ser buenas hembras y mejores madres.

******************

Pasaron los días sin mayores novedades, salvo algunos episodios de estos “acosos” de mamá. A mí no me molestaban los manoseos a mi paquete o agarrarme del culo a diario… Sus sobos a mis brazos cuando me hablaba eran extraños pero agradables… me tocaba siempre y este hecho me calentaba porque todo hay que decirlo, mi madre es una hembra madura con mucho morbo y en más de una ocasión he fantaseado follándomela…sus biquinis en la playa y los cambios de ropa desinhibida cuando estamos de vacaciones, en donde parece que todo vale, me ha puesto unas cuantas veces cachondo. Una tarde, estaba caliente, muy caliente. A mi edad tenía mis hormonas disparadas más salido que el rabo de un cazo. Tomé mi teléfono y me fui al baño. Quería pajearme. Busqué en internet alguno de mis vídeos recurrentes de maduras tetonas natural, quería una cabalgando, moviendo sus tetas y gimiendo como loca. No cerré la puerta, y la verdad, allí mismo quería que apareciera mamá con mi lanza en ristre. Una sensación de nervios también me invadía subiéndome la adrenalina aumentando aún más mi excitación…

Desenvainé mi lanza sentado sobre la tapa del váter, posicionándome de la forma que más me gusta. Y comencé a meneármela concentrado en la imágenes de la hermosa madura de ojos verdes claro y senos generosos que fornicaba en el vídeo. Era una paja lenta, como haciendo hora…esperando. Sentí la puerta del piso cerrarse, era mamá, siempre llega un par de horas antes que su marido. Subí el volumen del teléfono al máximo, quería que ella supiera que me está masturbando visionando un video porno. Pasaron unos segundos y se abrió lentamente la puerta. Nos miramos a los ojos, sin detener mi paja me levanté posicionándome sobre el lavabo que quedaba al lado de ella, quería verla reflejada en el espejo. Ella se acercó por detrás de mí, pasó su brazo derecho por debajo del mío, y con su mano me tomó el relevo haciéndome la soberana paja del siglo

A través del espejo nos mirábamos a los ojos fijamente, con su cabeza pegada a mi cara sobre mi hombro derecho y sus tetas en mi espalda, punzándome con sus duros pezones... su otra mano acariciaba mi abdomen bajo mi ropa. La paja se sentía exquisita, con la presión perfecta recogía mi prepucio con la experiencia que solo dan los años de dar placer a los machos. Imagino que mi madre no ha sido mujer de un solo hombre, y por su coño, pero más por sus manos habrán pasado unas cuantas pollas, porque la sensación de su cálida mano jalando el forro de mi verga una y otra vez, me estaba llevando al cielo. 

Mi falo como un fierro absorbía estoico los tirones que esa hermosa dama ejecutaba sin recato y contundentemente, aumentado la fuerza con delicadeza. Yo cerré los ojos y eché mi cabeza hacia atrás, entregándome a sus caricias machaconas. Ella aumentó la frecuencia y la presión en mi tronco, de manera maestra sabía lo que necesitaba y cuando. No fueron más de tres minutos lo que su maestría se volcó en mí placer, pero fueron los justos para colmarme en el orgasmo más fuerte de mi vida.

Mis testículos se retrajeron formando una pelota para eyacular, y mi verga comenzó con las contracciones propias de una pronta eyaculación. Mi madre muy acertada, tiró todo lo que pudo la piel de mi cipote, con la fuerza precisa aumentando el ritmo con mayor presión en sus dedos sobre mi tallo endurecido. Para luego soltar un primer gran chorro de leche, tras de ese un segundo y tercer caño de lefa espesa que acabó en el grifo, azulejos y espejo, los siguientes en eyacular ya eran más bien borbotones de semen que caían a plomo en el lavabo, o sea, tres disparos fuertes que impactaron en el cristal y el resto de lefa con chorros de menor intensidad que se fueron atenuando junto con mi orgasmo se acumulaban en el lavabo. Fue tan intenso que mis piernas flaqueaban. Abrí los ojos justo cuando ella soltó mi verga, observando cómo se llevó a su boca la mano impregnada con chorretones de semen tibia, y con las mismas comenzó a lamer sus dedos recogiendo todo los derramado sobre ella… mirándome a los ojos dijo…

– “Espero que te hayas podido relajar mucho mejor hoy mi amor... Solo deseo que te haya gustado más que las tuyas”. 

Me dijo chupeteando sus dedos impregnados de mi esperma. Tras decir eso, salió del baño sin decir más. Sin poder articular palabras, me quedé en silencio. Al rato la encontré en la cocina al salir del aseo, necesitaba hablar con ella por lo ocurrido algo confundido…

– “Oye mamá, encuentro oportuno que tenemos…”

– “…No te preocupes”, me interrumpió. “Dejemos las cosas como están… suceden así y ya. No hablemos de lo que está ocurriendo con nosotros...tú tienes tus necesidades y mamá te ayuda”. 

Dijo sin mirarme, enfocada en unos platos que lavaba.

– “¿Pero…Estás segura?”

– “Si”, giró su cara para mirarme con sus ojos vidriosos. – “Hijo mío, que seamos familia no es razón para que no nos mostremos como somos… Personas con sexo que necesitan desahogarte y tu madre…”

- “Pero tú eres mi madre y se supone que un hijo con su mad…” Me cortó bruscamente…

- “…Nene todos estos supuestos prejuicios impuestos por la sociedad, nunca tienen en cuenta las carestías de las personas… y yo antes de ser madre soy mujer y antes te puedo asegurar que soy hembra con unas necesidades iguales a todas las de este planeta, y no siempre me es fácil controlar los instintos básicos.... sobre todo cuando llevas mucha carencia”. 

No podía creer lo que estaba escuchando de una mujer con el carácter tan fuerte, una mujer que siempre me había tratado como un problema, y ahora me daba la sensación de ser una solución, o eran imaginaciones mías de adolescente pajillero salido.

 - “Yo nunca habría pensado que tuvieras carestías de ese tipo, te veo tan bien con papá, que creía…”

- “¡¿Por qué no?! Acaso piensas que las madres somos de piedra… Mira cariño, desde que te vi masturbándote con ese desparpajo sin recato alguno ante mí, supe que veías a tu madre más como mujer que como tu progenitora, y aunque por un momento pensé que eras un cabrón pervertido, pronto vi solo a un adolescente normal que tiene las hormonas exaltadas. Recordé cuando tenía tu edad y como los chicos me acosaban cumpliendo mis deseos… por eso no he dejado de pensar en mi enorme falta de… bueno en lo insatisfecha que estoy desde hace tiempo con tu padre y cómo tú te pareces tanto a esos chicos que andaban detrás de mí esperando que los complaciera…”.

– “Pero mamá no tienes por qué contarme nada…” Sus ojos vidriosos me llamaron la atención… “¿Estás bien?” 

Preocupado me acerqué a su lado, tomé su hombro.

– “¡No quiero hablar de esto, entiendes! Solo déjalo pasar, te has ganado una paja de mamá, con una enorme corrida por cierto…, y nada más. Espero que te haya servido para relajarte mucho mejor que contigo a solas” 

Lo último lo dijo con una sonrisa, disimulando el conflicto interno que tenía. 

– “Ahora anda a comprar al supermercado antes de que lo cierren”.

Era parte de la rutina que me mandara a comprar a esa hora. A la vuelta, ya estaba papá en casa y todo era normal. La conversación con mi madre me había dejado con un sentimiento de culpa. Por lo que solo me limité a hacer como que nada había pasado y me encerré en mi dormitorio temprano preocupado por mamá y su mala situación sexual, quizás tan mala como la mía. 

Al día siguiente llegó mi madre de su trabajo, una hora antes, como todos los viernes. Yo estaba en la sala de estar viendo la tele. Mamá llegó algo alterada, a juzgar por su respiración, y sus mejillas coloradas. Llegó con su cabello suelto y su blusa algo desabotonada, dejando ver el canal entre sus tetas.

– “Hola”, me dijo, dejando su cartera y chaqueta en una silla del comedor.

– “Hola”,

Le respondí indiferente, la verdad es que no sabía cómo reaccionar. Se sentó a mi derecha, con su escote apuntándole y abrazándome con su brazo izquierdo.

– “¿cómo te ha ido tu día cariño…?”

– “Bien, bien, sin mucho que contar”.

– “¡Pareces un poco estresado! O solo me lo parece a mí”, posó y cargo su mano sobre mi entrepierna.

– “¡¿Ehmm…Tú me encuentras así?!” 

Le pregunté inocente un tanto desconcertado por su atención hacia mí.

– “Uy siii… Se te nota en tu mirada amor mío. Creo que debería apuntarte a algún deporte para las tardes”. 

Su mano se deslizó a mi paquete sibilinamente sin querer… Mi rabo comenzó a reaccionar inmediatamente bajo su mano. Ella respondió a mi dureza cargando su mano con mayor fortaleza, restregando aún más fuerte mi tranca cada vez más dura.

– “Si mamá, tal vez sea buena ideas... necesito liberar tensiones por lo que parece ¡Tienes razón!” 

Entendí el juego y me dejé llevar.

- “¿Quieres que mami te ayude? Ahora sabe muy bien cómo hacerlo para que su pequeño se relaje…”

– “¡¡Lo necesito con urgencia!! No sabía con la urgencia que lo necesitaba, hasta que has llegado…”

Sin decir más me desabrochó el pantalón, apartó los calzoncillos y liberó mi verga para comenzar a meneármela. Mamá jugaba como experta con mi polla cada vez más dura, poniendo su escote cerca de mi cara. Yo metí mi rostro entre sus tetazas con ganas de besar la poca piel que mostraba, me la machacaba con ritmo y destreza bajando y subiendo mi prepucio… de vez en cuando posaba su dedo pulgar sobre el glande y lo acariciaba haciendo círculos sobre él deslizándolo con su yema ayudado por el lubricante natural de mi capullo endurecido…

– “Así me gusta mi niño, bien duro para su mami ¡Qué alegría me das! ¡Bendita juventud! He pensado mucho hoy en este momento madre e hijo”.

Yo no decía nada, solo me dejaba masturbar por mamá repantigado en el sillón con las piernas abiertas para que ella tuviese espacio y pudiera sobarme bien los huevos, y lo hacía de maravilla poniéndome el corazón a mil. 

– “Para tu edad, tienes una polla enorme… más larga y gorda que la de tu padre ya... ¿Cuánto te mide?”

– “No sé qué decirte… no sé cómo se debe medir, si por arriba o desde los huevos” Liberé un gemido. ¡Ahhhh…!” 

Ella mirando detenidamente mi cipote abriendo bien los ojos me suelta…

“Por lo que creo, debe cubrir casi 20 cm y unos 5 de gruesa… ¡Anda vamos al baño, que con lo que eyaculas, aquí vas a dejar todo manchado de chorretones de leche…! 

Mi polla se mostraba espléndida habiéndose despertado del letargo, estaba a medias cuando comenzaron los primeros movimientos de su mano y me bajó del todo la piel del prepucio que cubría el capullo, entonces acabó de coger su verdadera dimensión…

-“¡Joder nene ¡Qué barbaridad! Tienes una polla bien grande, dura y con un capullo mucho más ancho que el grosor del tronco de la verga! ¡Estás muy bien dotado hijo… vas a ser un buen semental! Superas con creces la media de los hombres… bueno de muchos machos adultos”. 

Me quedé con las ganas de preguntar a cuantos había conocido a lo largo de su vida. Por lo que insinuó de su juventud, debían haberla follado unos cuantos…solo pensar que por su coño han pasado diferentes pollas que han logrado correrse dentro dejándoles su lefa, me puso algo molesto e incluso celoso por no haber tenido dicho oportunidad.

Se levantó y comenzó a caminar moviendo su gran culo, la seguí raudo, en el pasillo ella se detuvo y se giró delante de mí dándome la espalda. Tomo mis manos y las cruzó delante de ella, para pegar su culo a mi falo. Acto seguido caminamos lentamente. Yo la besaba en su cuello, mientras ella levantaba su culo poniéndolo respingón buscando la dureza de mi polla. Subí una de mis manos para tomar una de sus tetas, lo evitó, reubicándola en su cadera. Agarrándola fuertemente de las caderas restregaba mi verga en su monumental y redondo culo mientras caminaba dándole empujones, a los cuales ella respondía levantando y cargando su trasero para atrás. Llegamos al baño y ella apoyó sus manos en el lavabo empinando su culazo. Entre punteadas y refregones, intenté subir su falda pero apartó mis manos como a un niño malo, con las ganas por las nubes de empalar a mi madre por su sabroso coño.






Repentinamente se enderezó me tomó la verga y me tironeo para acercarme a ella. Le pareció muy grande para un adolescente… pensé que ella nunca había visto ni tocado una como mi polla en su vida… en la realidad la mi padre no era tan grande en su opinión. Lo que más le llamo la atención fue su opinión sobre la bolsa de mis huevos, el escroto era enorme para ella, según me comentaba absorta en mis genitales, me colgaba ampliamente despegada del cuerpo como de costumbre y eso le encantaba, pues se marcaban claramente las dos bolas jalonadas de venas azuladas que subían y bajan a la par que su mano recorría a lo largo del tallo venoso, tenía una hinchazón morrocotuda y ella la aprovechaba para apretar sin miedo la dureza del estoque acariciando por momentos mi glande con el pulgar como tanto me gustaba.

Soltó y ensalivó su palma de la mano para continuar pajeándome…, notaba la calidez de su mano y la rugosidad de mi cipote sobre su la suave dermis de su palma y dedos… No fueron necesarios más de cinco minutos ajando mi falo para que liberara borbotones de semen en el artefacto de aseo. Arriba y abajo chasqueando por la lubricidad natural de la verga y la incrementada por su saliva ¡Chas, chas! Era tremendo el gozo de sentir los resaltes de mis venas hinchadas en sus dedos, el calor de su cuerpo pegado al mío, su olor dulce a hembra me atiborraba los sentidos. Mi mente deambulaba por los mundos etéreos del placer notando cada pasada sobre mi tronco, mientras la otra mano me acariciaba mi vientre plano, mis mulos y finalmente mis pelotas atiborradas de leche, las apretaba y masajeaba con sus dedos jugando con las bolas que se movían dentro del escroto, cuando de pronto se me puso mucho más dura, jadeaba hiperventilando y ella arreció las pasadas con más contundencia hasta que de una saltó el primer gran chorro de leche a toda presión, seguido de otros más cada vez menos fortalecidos. Buena parte del semen se desvaneció sobre la mano de mamá, y ver su mano pringada de lefa era emocionante…, mucho más verla lamer cada dedo sin dejar sombra de los restos de lefa en ella. Besó mi mejilla dejándome solo. Lo ocurrido después fue lo mismo, como si nada hubiese pasado.

**********

…No sé qué me pasaba por la cabeza, era su madre pero en cuanto me fui a la cama a pensar lo que sucedía, puede comprobar que me había mojado… no le di más importancia, de verdad. Empecé a pensar en su fastuoso falo, lo que me gustaba de él sin poder remediar compararlo con el que conocía mejor… el de mi marido. Era más grande y más ancho (pensé que si mi marido lo tuviera así lo notaria más, y que al metérmela por detrás me la “clavaría” bien llegando adentro de mi anhelante vagina, y que como los huevos eran también más grandes los notaria contra mis nalgas. Pensé en el capullo, tan ancho y con forma de “seta”, lo bien que sería si mi marido la tuviera así, para usar ese reborde como tope para mis labios al chupársela, apretarlos bien apretados alrededor de ese contorno, asegurar de esa manera que es solo el capullo lo que tengo en la boca, y jugar con mi lengua alrededor del glande hasta que se hinchara bien como le había pasado a mi hijo. 

También pensé la cantidad de semen que le había salido a mi hijo en comparación con las eyaculaciones de mi marido, es verdad que antes a mi marido le salía mucho semen como de novios, eso al menos lo había heredado de su padre, pero cada vez va a menos, es normal, y como a mí me gusta su sabor, “el trago” que me echaría sería espectacular. Me considero una gran felatriz y no tengo el mínimo reparo en jugar con el esperma en mi boca antes de tragarlo a mi estómago. También pensé, aunque que nunca lo he hecho pero es algo que está en la cabeza, en esa anchura de glande metido en el agujero de mi culo, y con ese capullo tan excelso notando cuando sale del agujero de mi culo a contrapelo, y como me lo abriría al volver a entrar. Todos esos pensamientos me tenían consternada, excitada y extrañada. Mis polvos con mi marido no eran los mismos a cuando nos enamoramos, aquellos años de vino y rosas en donde podíamos estar días follando como locos, ahora no tiene edad ni tantas ganas, también la rutina y no ser una novedad para él, hace que follemos lo habitual en una pareja como nosotros con casi 20 años casados…

**********

Eran las tres de la madrugada, y unos ruidos guturales me despertaron. Provenían del dormitorio de mis padres. Era obvio, estaban follando, y a juzgar con la claridad con que se escuchaba, había dejado la puerta abierta, no era normal, por ello no lo iba a desaprovechar. Antes los había escuchado, pero no me había despertado la curiosidad. En cambio, con los últimos acontecimientos, quería ver a mi madre siendo follada por su esposo. "¡Ojalá pudiera ver sus tetas saltando mientras se la mete!" Me levanté en silencio y caminé como un ninja por el pasillo oscuro. La luz tenue de la tele iluminaba la alcoba de mis padres y salía un poco de luz por la puerta a medio cerrar. Agazapado en el pasillo me asomé apenas para evitar ser detectado… 

¡Y ahí la vi! Montada sobre mi padre, dándole la espalda, subiendo y bajando en la verga de mi progenitor. El lecho nupcial estaba orientado con sus pies hacia la puerta. Por lo que, la vista de mi madre era frontal. Ella con sus rodillas a ambos lados de la cadera de mi padre, con su culo respingón apuntando a la cara de papá y sus manos apoyadas en las rodillas de él. Sus enormes tetas se bamboleaban alborotadas con cada movimiento colgadas como dos campanas…me avivaron sofocándome tanto que elevó mi fiebre cinco grados. La luz del televisor era la precisa para distinguir sus delicados pezones erectos rodeados por unas anchas aureolas oscuras. ¡No había imaginado así las gordas tetas de mamá! Y la verdad, es que al verlas en plena faena coital apareándose como una yegua, se convirtieron en el mayor fetiche para mí a partir de ese momento. Ella gemía despavorida con cada estocada como una puta, con su cabeza hacia atrás que con cada uno de sus movimientos, ¡Era una fiera montando!

Tras unos minutos ella se giró volviéndose hacia él y brindándome una completa vista de sus carnosas nalgas, que se movían adaptándose al cuerpo de mi afortunado padre. El catre sonaba víctima de la dinámica amatoria chirriando en sus juntas y en los resortes del colchón. Yo estaba asomado solo mi cabeza, en un ángulo preciso para que mi padre no pudiera verme. Me pajeaba furiosamente ante el espectáculo curioso de mamá, como la más caliente actriz porno. Entre esas blancas masas, su raja, subía y bajaba engullendo esa verga erecta cual mástil de un velero. Yo lo seguían sin perder detalle. Coordine mi paja al ritmo de ella, así que cada vez que ella se tragaba la tranca de papá, yo tiraba mi prepucio lo más atrás. Al cabo de unos cuantos tirones, estaba sumido en un éxtasis exquisito y morboso. Ella comenzó a acelerar el ritmo, y yo con ella. Sus gemidos aumentaban y yo comenzaba a sentir mi corrida acercarse. 

Al instante ella cambio a penetraciones lentas, profundas y fuertes. Yo la seguí en mi paja. A la primera casi me corrí, resistí la segunda con un hormigueo en mis testículos, a la cuarta sentía que mis huevos estaban a punto de reventar. Y a la cuarta exploté al mismo momento en sus nalgas aterrizaban en mi padre percibiendo como la rellenaba su esposo, engullendo al máximo su badajo con ella gritando un largo gemido que se fue apagando lentamente. El nivel de calentura fue tan alto que los primeros dos disparos no vi donde quedaron, los siguientes los sentí caer en mi mano. Seguí meneándomela mientras miraba ese culo, objeto de deseo. Ella seguía moviéndose sobre la verga de papá, lenta y suavemente reclinada sobre él extrayéndole hasta la última gota de lefa de sus cojones…Antes de que detuvieran el coito o se levantarán, volví a mi habitación silencioso, me limpié con un bóxer usado y me dormí.

Desperté como a eso de la nueve de la mañana, con algo de sed. Así que fui a la cocina a buscar algo para beber. Gran sorpresa fue la mía al ver a mi madre en el pasillo limpiando unas manchas en la pared del pasillo junto a la puerta de su cuarto. Solo llevaba un camisón de dormir algo traslúcida y muy corto, que apenas alcanzaba a tapar su frondoso culazo. Al verme se me acercó decidida y muy seria. Me empujó hacia una pared del pasillo y mirándome a los ojos…

– “Supongo que disfrutaste mucho del show de anoche ¡¿Te gusta ver como se follan a tu madre…?!”. 

Cambiando su expresión seria a una de calentura con voz susurrante, se acercó la boca a mi oído...

– “Te lo dediqué a ti corazón… me follaba tu padre pero tu verga era la que sentía en mi coño entrar y salir… ¡¿Te hubiera gustado ser tú…?! Me miró a los ojos con una distancia entre ellos de menos de 20 cm – “¡Seguro que tienes ganas de follarme... quieres follarte a tu madre y llenarla con tanta leche que me salga por la boca!

Yo estaba callado y asombrado, casi temerosos...entre asustado y caliente. Su poca ropa, la situación y sus pezones marcados me tenían desconcertado. Metió su mano bajo el pantalón de mi pijama y me agarró el falo en estado erecto. Comenzó a jugar con mi prepucio, deslizó su mano a mis testículos colganderos y los apretó masajeándolos con desparpajo, mientras me decía al oído…

– “¿Que te parecieron las carnes de tu mami…? 

– “Yo no sé que decirte mamá, yo...

Me agarraba la polla comprobando la dureza, sin dejar de mirarme la los ojos...la recorría de principio a fin para volver a sopesarme los huevos.

– “Al parecer te calientas mucho viendo el culo y las tetas de mamá ¡eh…! ¡Eres un Hijo de puta con unos huevos bien gordos y muchas ganas de probarle el coño…, por lo que veo! Seguro que no tienes prejuicios de follártela y rellenarla de lefa ¡Joder, con lo que eyaculas me dejaría bien llena más de una vez!”

Con su mano izquierda quitaba mi camiseta, y con la derecha no soltaba mi verga bajo el pijama. Yo seguía callado disfrutando sus caricias como un cabrón que aprovecha su posición desvalida para sacar partido de ello.

– “Así me gusta, entregado a los cariños de mamá ¡Eres un buen chico que sabe lo que le conviene! Un cabroncete salido con ganas de follarse a mamá. Conozco muy bien a los machos como tú…callados y dóciles, pero llegado el momento de la verdad son capaces de soltar toda su rabia por esa polla que tienen como si fuese un martillo pilón…”. 

Liberó mi verga para seguir pajeándola cuando escuchamos.

–“¿Mari…Dónde estás?” 

Mari, es como la llama mi padre y los amigos de confianza. Desde el dormitorio, era papá que había despertado.

– “Aquí en el pasillo, voy enseguida”.

Contestó sin soltar su presa ni dejar de mirarme a los ojos entornados de fiera que se sabe ganadora de un juego que no ha hecho nada más que empezar.

– “¿Vas a traerme el desayuno?”

–“¡No se te ocurra meterla!” 

Me susurró al oído, dándose la vuelta, apoyando sus manos al otro lado del pasillo y levantando su prenda junto con su culo. 

– “¡¡VOY PARA LA COCINA AHORA!! No te impacientes…,” respondió a papá. – “Tú padre es igual de rápido y exigente para todo… y las cosas tienen sus tempos” 

Me dijo soplando literalmente en mi oreja, notaba cada aliento que exhalaba su boca amenazadora con comerme si delataba aquello… era su víctima y su premiado a la misma vez. Cargó su culo desnudo sobre mi polla inhiesta, dejando el glande apuntando para arriba entre sus nalgas. Y comenzó a restregar su raja en mi rabo empujándose con sus manos desde la otra pared del estrecho pasillo. Aproveché de meter mis manos por debajo de su camisón de dormir para llegar a sus tetas. En el instante en que mis manos sintieron la suave y caliente piel de sus pesadas ubres sentí un subidón de adrenalina. Se restregaba con fortaleza mi ancho glande entre sus labios que los abría inmensos hasta llegar en su pepita, y tras un buen rato me desplazó y se puso frente a mí…se arrodilló justo cuando creí que todo estaba perdido y nada más iba a suceder…, finalmente tomó con su mano derecha mi polla en la raíz, y con una sonrisa me dio a entender que ya había comprendido mis intenciones. Sin decir absolutamente nada se acercó la cara hacia mi verga inhiesta, que ya estaba empezando a dolerme del bombeo de llenarse de sangre más y más…

-“¡¿Quieres que te la chupe, cabronazo?”! 

No dije nada, simplemente asentí con mi cabeza. Introdujo su mano muy suavemente en mi entrepierna sopesando mis cojones con la mano izquierda y con la otra enfiló el cipote a su boca que ya se encontraba muy cerca de su máxima expresión para albergar mi gran capullo, descubrió mi glande con sus labios despejando el prepucio, y se la metió poco a poco hasta quedar íntegramente en la boca. Mi reacción fue inmediata, sentí un calor repentino que me atravesó todo el cuerpo, una sacudida que tan intensa que nunca había sentido antes. Inmediatamente comenzó a masajear mis huevos a la misma vez que me pajeaba la parte libre que no cubría su boca, al tiempo de succionar mi polla tal cual como lo había visto cientos de veces en los videos porno. No podía creer lo que me estaba pasando.

-“¿Te gusta cómo te la chupa mamá…? ¿Piensas que tu madre no puede ser tan puta como esas zorras que te gusta ver…?”

-“Sí, me encanta, pero no pienso que seas una Puta… ¿Y a ti te gusta la polla de tu hijo?”

-“Huele muy bien, es suave y gorda... bastante grande para un chico de tu edad, por eso  no he podido esperar a que tú tomaras la iniciativa… ¡Aunque no lo creas, me encanta lo salido que estás! Y con mis ganas atrasadas, lo vamos a pasar muy bien”

Mi pecho que latía con fuerza, aquella sensación de sentir los labios de mi madre sobre mi polla, sus manos haciéndose con todo lo que su boca no tragaba era superior a mis fuerzas. Me mantenía pensando en otra cosa que no fuese a mi madre arrodillada mamándome el rabo, lo cual no daba demasiado efecto. El sonido de su garganta por el efecto del cipote ahondando en su garganta, la suavidad su paladar y lengua apretando el duro tallo estaba siendo superior a cualquier otra sensación antes vivida. Por primera vez percibía lo que sentían esos actores porno que eran mamados por chicas tan exuberantes, pero no tan morbosas como mi propia madre. De pronto todo se desvanecía, mis muros se comenzaban a derrumbar cuando vi la mano de mamá apoyarse en mi corazón y el primer orgasmo llegó.

Mi verga insaciable comenzó a bombear semen en su boca por primera vez, mis sentidos agudizados captaban todo en un plano dimensional distinto, ralentizado, mi respiración acelerada, mis pulsaciones, los roces desesperados de la mano de mamá en mi pecho, mis caricias en sus tetas, las palpitaciones de mi polla inmersa en el calor abrasante de la garganta de la madre que me parió, mis testículos inflamados tomados con suavidad por su mano izquierda, los suaves sonidos de su voz, gimientes exclamando placer y dándomelo, la pausa corta para terminar de tragar el espesos esperma que llenaba su boca, el comentario que salió de sus labios sobre la cantidad de semen que le estaba dando y que le sorprendió nuevamente mientras volvía a adentrarse en su garganta ardiente abrazando mi pedazo de carne latiente, la vista de su rostro con sus cejas arqueadas en un gesto de pasión, la de su boca esforzándose al máximo para poder abarcar la exigente circunferencia de mi diámetro fálico, y la de sus ojos encontrándose con los míos en una nueva pausa respiratoria en la que aprovechaba para digerir la inmensa cantidad de leche eyaculada en más de cinco descargabas incansables con los orgasmos encadenados que provocaban las constantes eyaculaciones que ofrecía a su boca. Las sujeté con fuerza dejando sus duros pezones aprisionados contra mis palmas y mis dedos enterrándose en su blanda anatomía. Mi corrida abundante terminó, extrajo el falo de su boca y me enseñó la cantidad de leche sobre tu lengua, luego se tragó el semen depositado sobre su lengua como hacen las putas, se relamió y chupeteó mi glande acabando de limpiar el último borbotón de engrudo remanente… lo hizo mirándome a los ojos con esa expresión de fiera y tierna madre que cuida de su hijito.

Ya cuando relajé mi cuerpo solté sus tetas, ella se reincorporó y se fue a la cocina a preparar el desayuno, mirándome y haciendo una señal de silencio con uno de sus dedos en la boca. Cuando llegué a la cocina, era como si nada hubiese pasado. Entendí su juego así que solo tomé un vaso, lo llené de agua y volví a mi habitación. 

Luego todo volvió a la normalidad a casa. Mamá era la misma de siempre, su relación con papá era la acostumbrada. Al menos por ese día. Esa tarde, salí con un amigo y llegué de madrugada algo tomado. No escuché ruidos en la alcoba de mis padres, ni tampoco vi nada sospechoso. Por lo que solo me acosté... era verdad que no follaban tanto. Con lo bebido que estaba no demoré en dormirme. 

Con una jaqueca terrible desperté temprano. Con una sed extrema. Pensé en ir a la cocina, y junto con eso, comencé a recordar la escena de la mañana anterior. Mi erección no demoró en manifestarse. Por lo que cruce los dedos y me animé a salir… Quería encontrarme con la hembra caliente de la casa para jugar con ella.

Eran las ocho de la mañana aproximadamente. Solo se escuchaban los ronquidos de mi padre y la puerta del dormitorio la tenían abierta. Me asomé y solo vi a mi padre durmiendo, ella no estaba. Caminé hacia la sala de estar, tampoco la vi, miré en el baño, no estaba. La busqué en la cocina, tampoco. Pero escucho movimientos en la lavandería. Me acerco lentamente y la veo metiendo ropa en la lavadora, agachada con su culo en pompa y sin nada que lo tapara, ya que su camisón de dormir es demasiado corto para cubrir el culo estando estirada, mucho menos agachada a noventa grado. No llevaba bragas… Me fascinó la vista, por lo me quedé inmóvil admirándola en silencio. Salvo por mi mano derecha que tenía a mi verga fuera de mi pantalón, pajeándome lentamente. De la nada se quedó quieta ofreciéndome la vista posterior de su raja, agachada sin flectar las rodillas. Luego tomo uno de mis calzoncillos cubierto con una gran macha de semen, con el que me había limpiado la corrida la noche en que la espié. Se dio la vuelta con la prenda usada en su nariz… lamió los restos de semen y se me acercó lentamente…, la muy zorra sabía que me hallaba mirándola detrás y se recreó mostrándome el culo sin bragas y ya de paso su abultado conejo de enormes labios jugosos plagado de pliegues.

En su caminar trataba de mover lo más posible sus carnes para provocarme. Y claro que lo lograba, mi verga estaba como un mástil y yo no paraba de cascármela. Sus pezones eran apenas tapados por su prenda de tirantes de tela delgada. Sus tetas bamboleaban amenazaban con salirse de la prenda en cualquier momento, ya que tan solo una pequeña parte de ellas estaba tapada. Solté mi verga para que ella tomara el relevo, y así lo hizo. La asió como una experta dándome par de sacudidas dejando mi glande lo más expuesto. Dirigió la cabeza que forma el ariete de mi polla, hacia su ingle para darle refregones suavemente. Luego levantó su ropa y se dio la vuelta para volver a agacharse sin doblar las piernas. Llevo la punta de mi falo a su raja y comenzó a rozarla sin penetrar recorriendo de extremo a extremo mi cabeza, entreteniéndose un poco más en su pepita que se sentía dura en mi sensible capullo. Movía su culo acompañado con el recorrido de mi glande por su húmedo canal, las veces que fueron suficientes para que todo quedara empapado con sus jugos. 

Acomodó mi verga entre sus labios vaginales, sin metérsela ¡No sé qué fuerza me contenía para no empujar y enterrarla en su sabroso coño de labios carnosos! Estos abrazaban la parte superior de mi mazo. Tomo mis manos y las llevo a sus caderas. Entendí su intención provocadora, por lo que la tomé fuerte y comencé a rozar mi verga en su raja lentamente. Más tarde comprendí que en realidad solo deseaba estimular su clítoris, en este tipo de sexo sin consumar la penetración. Mis manos se hundían en su hermoso y curvilíneo cuerpo como asegurando fuertemente cada empellón de mi bálano. Así fueron varios minutos de roces constantes. Donde sentía el calor de nuestros genitales mezclarse, sin ser algo completo.

En un momento me retraje un poco más y mi glande se acomodó en la entrada de su lubricada cueva. Al reincorporarme comencé a penetrarla suavemente. Pese a no ser virgen pues ya me había follado a más de una choni de turno del instituto, como a la tal Jésica, puta como ella sola, aquel acto impúdico en ese instante fue un descubrimiento. La sensación más placentera de mi vida, fue la que sentí al notar como su cavidad ardiente me recibía acomodándose a la forma de mi cipote. Sus labios menores me envolvieron con la mayor de las suavidades en un cálido abrazo, casi quemando a mi ansioso ariete en la parte inicial de glande y poco más. Su hambrienta vagina, completamente lubricada no estaba poniendo resistencias a mi incestuosa internación en su misterioso interior. 

Por primera vez invadía el coño de una verdadera hembra y este era de mi propia madre. La penetré lentamente, un poco temeroso al no poder asimilar en ese momento con claridad los nuevos sentires que estaba viviendo al entrar en la vagina por donde salí a la luz del este mundo. Tras la incursión de mi glande en su acogedora vagina, continúe entrando unos centímetros con mi excitación a los más altos niveles. Mi verga comenzó con los espasmos como los previos a la eyaculación, sin llegar a serlo, solo era pura excitación extrema promovida por parte psíquica más que por la física. Las cosquillas, la presión entre mis testículos y el retraimiento de estos daban signos de correrme, mi madre se percató, y se dio la vuelta sacándome de su interior… sabía cómo calentar a un macho, una autentica zorra calienta pollas. Me dolían los huevos una barbaridad y me dejó sin aliviarlos cuando…

-”Eso ha sido solo un adelanto… Tendrás que ganarte ser mi nuevo semental”, dijo victoriosa mirándome. “Pero no voy a ser tan mala… quiero que sepas que tu mami te quiere y no desea que sufran tus huevos condolidos ¿Verdad que te duelen bastante? Pues ahora tu mami lo va a remediar…”.

Se agachó delante de mí y comenzó a pajearme rápidamente apuntando a su cara, se sacó sus tetas por el escote y me cascó la verga ensalivando su palma derecha… me dio palique muy seguido con contundencia hasta que en un escaso minuto comencé a eyacular sobre ella en apenas poder reprimirme. El primero gran chorro de leche se encrespó sobre su ojo derecho, ceja y cabello, los segundos apunto a su boca como solo saben hacer las putas golosas, llegándole al mismo galillo… los otros con menos presión fueron derramándose en sus tetas y las últimas gotas de semen las tomó directamente con su lengua desde mi glande con la punta, justo en el agujerito de salida de mi uretra con su mirada clavada en mi verga regocijándose de su nuevo éxito. Siguió unos segundos más meneando mi estoque erecto y rígido hasta que ya no salió más dejándolo fielmente escurrido. Con uno de sus índices tomo el semen que estaba en su cara, ojo y ceja… se los llevó a la boca, chupándose el dedo se los trago, hizo lo mismo con contenido espermático que quedó en sus tetas. Yo estaba fascinado mirando como rebañaba mi lefa, ¡Disfrutaba de la morbosa situación! Luego se limpió más a fondo con mis calzoncillos usados que había tomado del canasto y lo metió en la lavadora. Ya compuesta, arregló su camisón de dormir, programó la lavadora… 

-“¡Ya está todo y la lavadora andando!” 

Con una sonrisa y mirada coqueta se fue de ahí, bamboleando sus curvas y dejándome solo. Me quedé pegado mirando su culo cuando se alejaba con mi polla aún tiesa cual viga empotrada. Tomé un vaso de agua en la cocina y volví a acostarme. Desperté solo para almorzar. Todo normal, como acostumbraba a disimular mamá tras de cualquier morbosidad aventurera conmigo, se portaba como una bruja teniéndome en vilo. Y volví a mi dormitorio a estudiar, era domingo y se venía encima una semana de exámenes. Tengo un escritorio en mi dormitorio donde suelo estudiar, y es en ese lugar precisamente donde estaba en la tarde del lunes siguiente al episodio de la lavandería…

*************

Eran las siete de la tarde hora en la que mamá llegada regularmente, algo de ansiedad comenzó a apoderarse de mí. Los recuerdos de nuestras últimas aventuras afloraban entre los textos de las materias que estudiaba. Mi polla se estaba poniendo dura con los flashes hacia la suculenta anatomía de mamá. Quería que llegara luego y me masturbara y/o jugará con mi polla. Pero más que eso, la verdad es que deseaba penetrarla completamente, y llenar su interior de esperma hasta lograr vaciarme mis huevos. La sola idea me excitó tanto que tuve que liberar mi mostrenco y comenzar a pajearme lentamente, estimulaba mi glande recorriendo el prepucio en esa área, con movimientos cortos con mi pulgar derecho. Trataba de hacerlo mientras leía, pero la concentración en los textos se estaba tornando esquiva….La puerta se abrió, era ella.

– “Hola”, dijo contenta.

– “Hola”.

– “¡Estudiando! ¡ah, Qué bien mi amor!, me alegro que estés tan aplicado…”.

–“Si mañana tengo una prueba importante de Tecnología Industrial”. 

Se adentró en el cuarto y se puso al lado de mi mesa. 

– “Te veo un poco estresado...”

Sabiendo sus pretensiones y mi necesidad flagrante…

– “No imaginas cuánto”. 

Se acercó lentamente sonriendo con ternura y acariciando mis hombros y mi pecho…

– “Parece que necesitas ayuda de mamá hoy también ¡Y no voy a permitir que suspendas por falta de concentración en los estudios! Mamá hará lo que tiene que hacer con su nene…”.

– “La verdad es que estoy muy tenso, es mucha la responsabilidad de este examen”.

– “¡¿En serio?!” Decía coqueta arrodillándose entre mis piernas haciéndose con mi verga. – “Entonces estamos tardando en darle una solución a este problemita tan rico”. 

Sacó mi mano de mi verga y comenzó con sus caricias ajándolo con fortaleza queriéndola estrangular. Empezó con una paja cadenciosa poniendo su cara a escasos centímetros de mi falo.

– “Espera un momento, mejor si lo desmarcáramos del todo”.

Me bajé los pantalones para dejar despejados mis huevos también. Al volver a sentarme ella retomó su labor masturbadora con su mano derecha y con su pulgar izquierdo presionaba mi escroto hacia abajo entre mis testículos. Estirando aún más la piel de mi rabo. No fue necesario mucho rato para hacer que mi estoque llegará a sus dimensiones máximas. Tras lograr una erección completa, tiro del prepucio para dejar descubierto mi tenso, rosado y brillante glande. Para proseguir con pequeños besos en la punta, muchos y suaves, provocándome pequeñas cosquillas con lamidas cortas y suaves, para continuar con unas más largas y cargadas de lengua y fortaleza, hasta lograr lamerlo en toda su extensión, soltando su mano derecha. Besó mis bolas, las lamió y succionó cada unas tragándoselas una a una. Tras el castigo de jugar con ellas dentro de su boca con la lengua, volvió lamiendo mi tallo desde la base hasta la punta. Para engullirlo finalmente en un ritmo frenético, profesional, con sus manos en mis caderas en mamada libre. Lo tragaba como una Puta experta. Mis manos estaban en los brazos de la silla. Extasiado miraba como se perdía mi verga en su boca con cada engullida. Su lengua envolvía cálidamente mi cetro endurecido dentro de su boca. Sus labios daban  la presión justa a mi rabo, adaptándose en su recorrido a la forma de éste ensalivándolo por completo. A pesar de lo placentero de su actuar no estaba logrando hacerme correrme con tanta facilidad como otras veces, porque mi cuerpo comenzaba a aprender las maneras de proceder de mi madre y no pararía hasta obtener su preciado néctar. Así comprendí que mi madre gozaba con las felaciones tragándose la leche del macho.

–“Mamá… Necesito algo más de ti, con lo de ayer… No puedo sacar de mi cabeza lo que sentí…al momento en que entré en tu vagina… ¡Joder eso fue para morirse de gusto y me dejaste....”. 

Dije entre jadeos. Ella sacó mi falo de su boca y sonriendo dijo…

– “¿A sí…? ¡Parece que te estás poniendo muy exigente, ¡Te estás convirtiendo en un jodido cabrón que quiere follarse a su madre!

– “Tal vez solucione mucho mejor nuestro problema....

– “Y si me dejo, también querrás preñarme ¡¿No?! ¡Porque no te importará un carajo, rellanarme con un buen surtido de semen...

– “Si tú lo deseas, por mí no hay ningún inconveniente

– “¡Hay que reconocer que tus huevos producen bastante leche!”

– “No se trata de eso, es que quiero sentir el placer que significa follar un coño.... de penetrar tu coño y gozarlo como mi padre...”

– “¡Mmmm…! ¡¿Seguro que No quieres decir que quieres follarme para usarme como cualquier otro cabrón…?!

– “No es eso o sí no sé...estoy bastante confuso con todo esto ¡Yo te quiero mamá!

– “Bueno nene y yo a ti. No descarto nada porque aún soy bastante joven y puedo ser madre otra vez, pero aun así creo que es muy atrevido… Pero puedo ofrecerte otras cosas a cambio”.

Se puso de pie y desabrochó su blusa, dejándola caer al piso. Dejando a la altura de mi cara sus rebosantes tetas atrapadas en su sostén. 

– “¿Te gustan?”

– “Me encantan ¡Son las mejores que he visto en mi vida!”.

– “¡¿Y cómo sabes que te encantan si aún no las has probado como debes, atontado?! Además cuantas has visto en tu vida… ningunas como la de tu madre” 

Y en verdad era así, mucho menos con estos pezones tan duros. Llevo sus manos al broche en su espalda para soltar su sostén. Apenas soltó la prenda sus ubres se descolgaron pesadas según su caída natural, tras las copas del sujetador. Mi ansiedad hizo que por mi cuenta soltara los breteles moviéndola por encima de sus hombros para que cayeran hacia los lados. Y sus tetazas maravillosas quedaron al descubierto. Eran hermosas, gigantes, blancas, con unas areolas rosadas y unos pezones grandes y erectos. No aguanté y con una en cada mano las tomé desde abajo sintiendo su peso reposar en las palmas de esas enormes masas, a medida que las levantaba. Las junté en el centro y me acerqué a besarlas con hambre. Sus pezones apuntaban a mí llamándome a chuparlos, lamer y succionar como un mamón pervertido. Disfruté del contacto cálido de sus tetazas con mi cara, el sabor de su piel y su suavidad al colarse entre mis dedos. La abracé con mi brazo izquierdo, atrayéndola con fuerza mientras mamaba su pezón izquierdo y amasaba su otra teta. Ella se sentó encima de mis piernas con un brazo en mi cuello, su otra mano se deslizó bajando para seguir ordeñando mi verga. La sujeté del culazo mientras seguía chupando golosamente sus tetas y ella continuaba con la paja.

– “Tu polla aun sabe a la leche cuajada... Ummmm ¡Avísame cuando estés a punto de correrte otra vez!” 

Dijo en plena machacada, y así continuamos un buen rato hasta que me vino el subidón de adrenalina y le avisé con un...“¡¡Ahora me corro!!”





Se bajó y volvió a arrodillarse entre mis piernas. Para volver a engullir mi falo mucho más endurecido con la venas a punto de estallarme. Mamó un par de veces y esperó chupando el glande como si fuera un sorbete. Con una de sus manos tiraba de mi prepucio y con la otra mi escroto era amasado y escurrido como sí así lograse extraer más leche de ellos ordeñándome los cojones. Sentía como dentro de su boca masajeaba con la punta de su lengua la parte inferior del glande, donde está el frenillo, y la otra parte de mi bálano se frotaba apretando y soltando contra su paladar. Tanto estímulo focalizado me hizo acabar de manera rotunda en su boca. Noté como salió el primer chorro de leche y como lo recibió sorpresivamente, en cambio los siguientes los acogió con mayor agrado. Todo lo liberado fue tragado por ella, sin dejar una sola gota. Jugó con su lengua y mi glande hasta terminar de eyacular. Y volvió a mamar un par de veces sin perder la erección, todo mi engrudo se hallaba en su boca y me lo enseñó en señal de su hazaña, con un gesto coqueto se los engulló directo a su estómago. Cuando lo hacía relamiendo su boca, aún me pajeaba con la verga casi erecta, se hallaba brillante y limpia, solo mojada con su saliva.

–“Ya, ahora que estás más relajado espero que puedas concentrarte en tus estudios…”.

–“Lo intentaré mamá, pero queda una cuenta pendiente por saldar”.

–“¡De eso hablaremos más adelante! ¡Ah...! Ya he pasado por el supermercado a comprar, así que no tienes que salir…”

Hablaba mientras se ordenaba sus mamas dentro del sostén.

–“¡Qué bien, gracias mamá! ¡Siempre pensado en mí!”

–“No te preocupes por nada hoy… ¡Ya sabes que lo hago todo por ti, mi amor! Tu padre y yo nos preocupamos porque estés bien y consigas aprender mucho y obtengas una buena carrera”.

Abotonado su blusa y guiñándome un ojo… Se fue cerrando la puerta tras ella. La verdad es que su intervención sirvió bastante para relajarme, y lograr enfocarme en lo que tenía que hacer pese a su cinismo.

Al día siguiente rendí en mi prueba lo que esperaba de ella. La tarde del día siguiente también la destiné a estudiar. Solo con el detalle de que mi madre llegó tarde junto con papá, por lo que no pude disfrutar de sus “atenciones”. Lo mismo pasó el día del miércoles y el jueves. Las cosas se pusieron complejas. Por un lado tenía la presión de mis estudios y por el otro sentía la presión de desahogar mis ganas con mis testículos cada vez más cargados. He de reconocer que después de los acontecimientos descritos, la idea de solo masturbarme ya no me era llamativa. Lo intenté durante esos días donde no tuve “encuentros” con mi madre, y la verdad es que sí lograba terminar, pero ya no eran tan placenteras las pajas solitarias, sentía que algo me faltaba. Quería seguir experimentando con ella, llegar más allá… Y por fin fue el viernes cuando mamá apareció temprano por casa y sola. Yo estudiaba para el lunes siguiente sin prisas ni mucha presión, lo tenía todo bien organizado. Apareció en mi habitación muy sonriente.

– “Así me gusta mi chico… tan estudioso y aplicado en su tarea. Me han alegrado mucho ver tus buenas notas...

– “Gracias mamá, todo te o debo a tu ayuda...

– “¡¿De veras mi vida?!  ¿Me has extrañado estos días…?”

– “¿Tu qué crees? Me tienes abandonado como un perro en medio de la lluvia”.

– “¡Ahí pobrecito mi nene! Solo lo hago por tu bien”. 

Me besó en la frente en un acto maternal. 

– “Además es bueno dosificar, cariño. No podemos ser tan golosos. Un descanso con expectativas hace bien al cuerpo y al alma por eso es recomendable parar un poco la euforia”.

– “Mmmm… puede ser, aunque el stress me tiene atenazado. Necesito relajarme un poco y la verdad es que las pajas en solitario ya no me ayudan tanto como lo hacían antes de que tú me las hicieras…”.

– “¡Ah! ¡¿Qué problema hay con eso…?! Mami está aquí para ayudarte... Sabes cariño, yo también te he extrañado mucho”

Se acercó a mí desabotonando su blusa hasta la mitad, dejando al descubierto su sostén color burdeos con encajes y transparencias, muy erótico. Por el tipo de prenda, lo tenía planeado. Tras eso, me dio la espalda y abrió el cierre de su falda, para luego bajársela regalándome una vista en todo esplendor de su culo a unos escasos 30 cm de mi cara ¡Todo un estriptis! Llevaba puesto unas bragas del mismo tono de su sostén, que se perdía entre sus contundentes nalgas. Se giró hacia mí y me dijo…

– “Tengo una idea”, sentándose en mis piernas. – “Muéstrame uno de esos videos que te gustan tanto, de esos de mamás maduras que les gustan follar con jovencitos”.

– “¿Porno…?”

– “Sí claro ¿Hay de otro tipo? Muéstrame cuales son las mujeres con las que te haces tus mejores pajas…”

– “¿Estás segura…? ¿Te gusta ver ese tipo de videos?”

– “Nene, a tu madre le gusta el sexo como a todo el mundo y siempre estoy abierta a aprender algo más”.

Mi verga ya estaba como el acero con la situación. Por lo que, fue difícil para ella saber dónde tenía que apoyar su raja. Y aprovechando le pedí que se levantara un poco para “acomodarme”. Así que apenas se levantó bajé mi pantalón y calzoncillos a la vez, quedando desnudo desde la cintura para abajo. Mi verga saltó como un resorte bien tiesa mirando al techo, pero ella la acomodó en su raja al volver a posar su ardiente conejo en mi verga, el contacto fue casi directo entre nuestros genitales, claro que solo separados por la delgada tela de su ropa interior.

– “Me gustan voluptuosas, maduras, con grandes tetas y culonas. Así como tú. Mujeres con las carnes abundantes y macizas con todo en su sitio”. 

Le comentaba mientras buscada la página de internet.

– “Jajajaja ¡Qué pervertido eres cariño! ¡Me encantas precioso!”

Rio mirándome hacia atrás y restregándome su raja sobre mi verga en movimientos cortitos, a un ritmo suave y constante. Busque un video donde saliera una mujer con proporciones y color de piel similares a ella, encontré uno titulado "Encuentro matutino de una madre y su hijo" 

– “¿Y dices que es como yo…?”  

– “Bueno si, encuentro que tienen un físico parecido”.

– “Pero es más joven y un poco más morena”.

– “No tienes nada que envidiarle mamá, además tú tienes mucho más morbo”. 

Se rio a carcajadas mientras me besaba y me acariciaba todo el cuerpo en regocijo a mis palabras…

– “Mmm… así que te gustan rellenitas, con buenas tetas y culonas… ¡Hembras que tengan carne donde agarrar!”

– “Me gusta tener donde agarrarme, sí”.

Le dije tomándola de las tetas sobre su sujetador, y luego pasé la mano por su culo aprontándole la nalga.

– “Adelántalo un poco que hablan mucho… ponlo donde empieza la acción, porque si al menos supiera inglés”.

Llegamos a la parte donde ella se desnuda mostrando su apetitoso cuerpo. Mi madre miraba el video concentrada, restregando su mullida vulva vaginal contra mi polla. Seguimos avanzando hasta la parte en que la actriz estaba sobre el mueble de la cocina con el tipo comiéndole el coño como un caníbal, yo también lo haría con gusto.

– “Uyyyy eso me encanta, que me coman el coño, tu padre ya no me hace esas cosas y eso que tengo un coño sabroso, gordo y siempre mojado”. 

Siguió concentrada en el video, sin parar de moverse sobre mí.

–“Me dio un poco de calor ver como selo montan”.

Se sacó la blusa y aproveché para besarla en el cuello y hombros mientras que con mis manos la acariciaba por donde más pudiese. Ella no perdía detalle del cunnilingus. Así que aproveché para desabrochar su sostén. No dijo nada, solo lo arrojó a un costado cuando lo sintió suelto. Comencé a amasar sus tetas desde atrás, ella soltó un gemido suave cuando mis manos entraron en contacto con sus fastuosas mamas. Bajé con mi mano derecha hasta su vagina, metiéndome en sus bragas, ya mojadas por sus jugos, para estimular su clítoris, trate de seguir el ritmo del actor mientras jugaba con el clítoris de “Katie” en el video. Ella comenzó a gemir, primero suave y luego fuerte, acompasada por mis caricias.

Todo cambio en el instante en que el actor deja de comerle el chocho a la actriz y se pone de pie para penetrarla. En ese momento mamá cambio de su actitud pasiva a amazona. Se levantó para poder bajarse las bragas que cayeron a plomo a sus tobillos y luego se desentendió de ellas con un juego de pies… se volvió a subir sobre mí, ahora de frente. Agarró mi tranca agarrándola de medio palo y se comenzó a restregar mi glande completamente hinchado por toda su raja, se encarnizó en el clítoris pajeándose… posaba su vulva sobre mi polla endurecida, haciendo que su labios envolvieran el tallo humedeciéndolo. 

Al cabo de un rato acomodó mi inflado capullo asiendo firme la polla, en la entrada de su cueva para bajar fuertemente en un primer envión a media tranca. Me puso las tetas en la cara, sus brazos alrededor de mi cuello y comenzó a cabalgarme como poseída buscando a cada clavada mayor profundidad. Mi gordo capullo comenzaba a conquistar la gruta prohibida sintiendo en ella sus paredes, plisándose con una maravillosa presión sobre mi sensible glande. Fascinado en sus carnes disfrutaba de sus asombrosas tetas golpeando mi cara, que campaneaban juntándose en su gran canalillo y contra mi cara. Sus deliciosos pezones eran el festín más sabroso que había probado. Pero el mayor placer estaba en cómo se sentía su vagina a través de mi sensible polla teniéndola completamente empalada dentro de su apretado conejo.

¡Una vez hubo conseguido pegar sus labios vaginales a mis huevos! Lo repetía una y otra vez en cada sentón. El calor de su sexo envolvió a mi miembro viril de manera total, con sus húmedas paredes de suavidad absoluta, me estaba llevando al séptimo cielo. Sus músculos vaginales recorrían la longitud de mi falo estimulándolo en toda su extensión.

Lo más delicioso era la sensación de mi glande, prisionero en lo más profundo de ella cada vez que bajaba con fuerza. Mis manos ayudaban a llevar el ritmo sujetándola desde sus nalgas inmensas. Sin dejar de mamarle las tetas, éstas chocaban con mi cara alternadamente dándome su aroma tan familiar que me recordaba a mi infancia…, por unos momentos sentí toda aquella felicidad infantil de cuando me alimentaba de ellas, lo debía de tener tan grabado en el subconsciente como mi instinto animal de fecundar a mi madre cual hembra. Estaba en el paraíso disfrutando uno de los mayores placeres que se nos ha regalado, el sexo ardiente, con una hembra caliente y hermosa. Me sentía envuelto por su cuerpo usándome como su objeto de placer, follando a pelo, sin condones de por medio que nos limitaran. Mi rabo entraba y salía de su vulva partiéndola por aquella raja de cremosos labios vaginales tan carnosos como envolventes empapados totalmente. Con empaladas más lentas y profundas siguió moviéndose, manteniéndose abajo apretando mi glande lo más adentro presionando con sus músculos internos. Yo sentía que acabaría en cualquier momento y la abracé, tomándola desde sus caderas para presionarla hacia abajo. Logré que me entendiera y se la enterró para mantenerse un rato ahí. Fue como presionar el botón rojo nuclear, en la punta de mi glande.

Ella se apoyaba en mi cuello y hombros, yo la sujetaba de las caderas, la acariciaba por la espalda y apretaba con ambas manos sus nalgas buscando el orificio de su ano, le clavé el dedo y ella dio un respingo pegando un sentón más duro, en respuesta a mi atrevimiento. Pese a ser una mujer madura, se mantenía en muy buena forma, porque con los pies en suelo no paraba de hacer sentadillas embutiéndose sin cesar mi falo hasta los mismos huevos una y otra vez, a ritmo rápido y otro más lento, haciendo contornear sus cintura que producía un roce sensacional por todo mi bálano…, sin duda mi madre era una experta folladora, se podría ganar muy bien la vida de Puta. 

Su olor dulce me embargaba y el calo me empezaba a subir, noté que mi cuerpo se tensaba y la gran corrida se avecinaba, fue entonces cuando me incorporé a su ritmo moviendo mis caderas sincronizadas con sus vaivenes, ella vio en mi actitud la que su hijo estaba a punto de correrse y ejecutó lo más increíble, además de meter y sacar con avidez, sus músculos vaginales comenzaron a trabajar succionando mi estoque..., así era la muerte dulce, percibiendo las contracciones de su vagina.

Apenas sentí como éste se apretaba en sus profundidades, mi miembro inició sus convulsiones para comenzar con la eyaculación. Mi orgasmo engatilló el primer disparo de lefa que salió de mi uretra con una presión incólume. La apreté fuertemente para que no se moviera. Ella apretó su abrazo en mi cuello y gritó gimiendo de placer… seguramente se escucharon en la calle...la clavaba y eyaculaba con una potencia que nunca imaginé. Ella me besó, se ciñó sobre mis labios, sellando aquel acto impúdico de placer morboso, al tiempo que sentía como liberaba litros de leche en las entrañas de mi madre... ella también notaba los disparos que no dejaban de salir de mi glande ¡¡Se estremecía con cada uno!! y sentía como temblaban sus carnes sobre mi cuerpo. 

Disparaba chorro tras chorro de esperma sin el menor recato, como si en ello me fuera la vida, o fuese el culmen de la misma, la punzaba con mi verga haciendo descargar toda la carga seminal en su misma cérvix, viviendo la sensación ancestral que todo macho siente al marcar a la hembra Preñándola. La presión de la sangre en mi cabeza me atolondraba disparando sin cesar mi lefa, donde me engendraron… 

Al cabo de un poco más de medio minuto, todo el furor se fue menguando pasados unos segundos dentro de ella, asegurando la inseminación completa, igual que hacen los perros con sus perras, pero ya no nos movíamos. Quizás temíamos lo que pudiera suceder después. Fornicar era algo que estábamos buscando ambos, sin duda. Pero una vez concluido eso no habíamos pensado en que consecuencias nos traería, tanto anímicas como físicas para ella. Mi verga ya cuasi rígida se salió de su vagina cuando ella se enderezó, me fijé en el reguero de leche que salió de su raja impregnándola y aún goteando. Pese haber descargado en lo más hondo de su útero, nos miramos a los ojos con amor y ternura, y ella viendo la lluvia de lefa que brotaba de su raja, me soltó que pocas veces nadie había eyaculado tanta leche dentro de su coño. Sin una palabra más nos besamos tiernamente por un tiempo prolongado, lo cual era un beso de mayor pasión que otras veces, no en vano habíamos realizado un acto especial, nada común entre una madre y su hijo, un acto ponderadamente íntimo entre un macho y su hembra... un acto ancestral e instintivo... un acto que nos hacía más cómplices y unidos familiarmente.

– “Tu padre llegará en un rato, no sería bueno que nos encontrará así enganchados como conejos fornicadores”.

Me sacó de pronto de mi sopor, trayéndome de nuevo a la realidad de mi vida familiar cotidiana y que nunca desearía abandonar.

– “Tienes razón mamá, ¡Ha sido tan espectacular que…! Además debo seguir estudiando”.

– “Bueno hijo, me voy de aquí para dejarte tranquilo… solo quiero que te concentres en estudiar y nada más... yo estoy por casa por si necesitas cualquier otra cosa, ¿de acuerdo mi amor?”

Se levantó y se fue desnuda, con su ropa en las manos. Lo último que vi fue su culo antes de que entornara la puerta tras ella. La escuché entrar al baño a ducharse, supuse. Pasada menos de una hora, llegó papá y las cosas siguieron como si nada hubiese pasado, solo que esa noche era diferente, ahora sabía que mi madre mientras charlaba con su marido, su coño más profundo albergaba bien caliente mi leche allí adentro. Había sido la mayor corrida de su hijo en sus cinco años de madurez sexual…, una vagina repleta con mis millones de bichitos trepando por sus trompas de Falopio… solo con pensar en el esperma que unas horas antes llenaban mis huevos, se encontraba rellenando el útero de mamá, me la ponía dura y sobreexcitado. Todo eso pasó a ser normal como antes… una madre inquisitorial y un padre ausente en cuerpo y espíritu. Lo único a lo que prestó atención mi madre fue a su estatus de mujer trabajadora y honrada, por eso me explicó categóricamente que nuestros encuentros permanecerían en secreto hasta la muerte, y que las sesiones las impondría ella a su libre albedrío sin previo acuerdo. Nuestros escenarios más recurrentes comenzaron a ser mi habitación, el aseo y alguna vez me atrevía a poseerla en la cama de matrimonio.

Tras unas semanas muy ocupadas con los exámenes, estaba nervioso por el momento en  que llegara la lavandería… ella sabía que un chico adolescente siempre está preparado, así que se servía de mí a su entera complacencia como quien va al supermercado a tomar lo que necesita y cuando lo necesita, estuviese mi padre o no en casa buscaba la instancia adecuada y se aprovechaba de mis candidez y excitación permanente. Sin embargo tenerme pendiente de sus deseos arbitrarios no me complacía del todo, como macho necesitaba tener a mi madre como hembra a mi disposición según mis apetencias, así que algo tendría que hacer… Lasitud

¡¡…Mi plan era convencer a mi madre para follar más seguido!!  

Un día llegué más temprano de lo habitual a casa, y saludé como siempre lo hacía con un… “¡Ya estoy aquí!”, pero esta vez no hubo respuesta. Extrañado un poco, fui directo a mi cuarto donde dejé mis libros, vi la puerta de mis padres entreabierta y caminé hacia allí, donde la puerta dejaba un palmo escaso de luz.... ¡Volví a ver, aquello que cambió para siempre mi vida! Bueno, no es que siendo un muchacho adolescente hubiera vivido mucho, pero con todas las hormonas a flor de piel más salido que el rabo de un cazo… aquello era increíble. ¡Mis padres desnudos! Y en ese momento mi padre se disponía a clavar a mi madre de frente. Me agazapé bien atrincherado acomodándome al lado de la puerta, para poder ver sin ser visto, en el caso que alguno de ellos mirase hacia donde yo me encontraba. Mi padre le chupaba las tetas con frenesí, y mi madre le decía a su marido…


-“¡¡Vamos por favor, clávamela ya!! ¡No me hagas esperar! Tanta abstinencia me está matando… de seguir así me tendré que buscar un amante o un buen consolador a pilas…”


Yo entraba en shock cada vez que veía a mi madre desnuda…, sobre todo tan dispuesta a entregarse al fornicio irracional con que se follaba a su marido impasible la más de las veces. Antes de tener relaciones con ella la había visto en pelotas cuando se duchaba sin pudor alguno con las cortinas recogidas, o en la playa con sus biquinis de escasa tela, donde su culo y sus tetazas se tragaban la prenda especialmente al salir del agua, pero no en una situación como esa en pleno acto coital… en algo tan íntimo como el culmen de la procreación... desde  hacía unos meses eran menos cautos conmigo a la hora de follar, como si no les importase que yo me enterase de sus folladas... seguro que era iniciativa de mi madre dejar la puerta entreabierta de manera descuidada. 
Era un subidón verla como una zorra cualquiera suplicando por una verga, eso era demasiado. Sin embargo, el morbo es descomunal. Un chico no se tiene la oportunidad todos los días de ver a sus padres teniendo sexo en vivo y en directo sin ningún pudor, mucho menos y a sólo unos pasos de distancia de mi habitación y gratis, en la intimidad de tu propia casa. Incluso aunque se tratase de mis padres, la situación es demasiado morbosa para cualquiera. 



El caso es que decidí quedarme a ver el espectáculo como hacía siempre, ¡Me sentía un poco celoso! Después de que mi madre le había pedido a mi padre que se la clavara, él la complació enfilando su ariete en ristre y sin ningún miramiento ¡¡La ensartó completamente!! Los ojos de mi madre se abrieron como platos al notar todo el invasor enterrado hasta las pelotas en su coño de un solo envión, mi padre le empezó a zumbar con duros embates, cada vez más fuertes y de mayor cadencia…, ella no paraba de gemir más afanosa a cada atracón de rabo. Empinó el culo buscando más profundidad o mejor acoplamiento, fue entonces cuando rodeó a su esposo con sus piernas, a fin de lograr el mejor acompasado del ritmo en las embestidas y yo observé el brillo de su coño por la gran humedad que desprendía. Era obvio que los años de follar juntos, los hacían compenetrarse de inmediato, todo iba muy bien, hasta que al cabo de no más de dos o tres minutos, mi padre empezó a resoplar más fuerte, sus embestidas se hicieron más rápidas y más enérgicas, y de pronto la clavó a fondo convulsionando entre jadeos becerriles, uno, dos, tres y hasta cinco espasmos estentóreos descargando toda su leche en el interior del coño de su mujer y todo terminó. Se desplomó encima de mi madre alterada por la rapidez de su marido…

-“¡No, no, no, por qué siempre es así, siempre me dejas caliente! ¡Sólo piensas en ti! ¡Te comportas como un cabrón egoísta… ¡Yo también tengo mi necesidad de correrme! ¡¿Cuándo me vas a dar el gusto de tener un orgasmo contigo, cabrón?!”

A lo que mi padre respondió… -“¡Lo siento cariño, estoy muy cansado! ¡Ya no soy un chaval de veinte años! Tienes que comprenderlo… ¿Qué quieres que haga a mis cincuenta años…?”

-“¡¿Cómo que qué quiero que hagas…?! Concéntrate en hacerme disfrutar, aguanta pensando en las musarañas o en lo que quieras… ¡Necesito al menos diez minutos de polla dura dentro de mi coño sin correrse…!”

-“¡Nena esto es lo que hay!”

-“¡¡Serás cabrón!! Acaso yo no trabajo todo el día como tú. Necesito desfogarme y que me follen como Dios manda. ¡Solo te pido un coito de duración razonable! Ya no que no me corres follándome, porque sé que eso ya no va a pasar…”.

Mi madre entonces, lo empujó hacia un lado y se levantó rápidamente en ese momento, yo salí disparado para la parte de enfrente de la casa, y haciendo como que estaba entrando en ese momento, grité mis habituales saludos. Mamá me respondió desde su cuarto…

-“¡Ya voy cariño! En la cocina tienes preparada la merienda si quieres tomar algo

La cogí y me dirigí hacia mi cuarto… no salí hasta que me llamaron para cenar. Tenía demasiado en mi cabeza. A esas alturas, las pocas experiencias sexuales que había tenido con mis amigas no habían sido todo lo placenteras que hubiera querido, además el problema de papá, parecía hereditario. Me propuse entonces vengarme de los dos… de papá por haberme dado esa inutilidad en el sexo con eyaculaciones precoces, (me obsesionaba aguantar 20 minutos, media hora o 40 minutos follando sin eyacular como esas estrellas del porno…) y de mamá por ese comportamiento tan inquisitorial que había mostrado conmigo desde pequeño, en contradicción a cuando está cachonda. 
Tal vez su trabajo le estresaba o le aburría, a saber qué, el caso era que los platos rotos los solía pagar su hijo riñéndome por diferentes cuestiones, pese a estos momentos “ayudándome” con mi estrés, no me libraba de alguna que alguna reprimenda cuando la mal follaba mi padre.

******************

¡Tenía un plan y lo pensaba poner en práctica esa misma semana…! Mi padre trabajaba los sábados por la mañana en la oficina, y regresaba entre las dos y tres de las tarde, por lo cual tenía suficiente tiempo en completar mi meta… ¡FOLLARME A MI MADRE COMO DIOS MANDA! Adquiriendo los mismos derechos que su esposo de trincarla como me diera en gana. No soy nada celoso, o eso creía, así que no me importaría compartirla con mi progenitor… Nos la follaríamos a dos pollas. Dado que acostumbramos desayunar juntos el sábado, ese día no me levanté de la cama estratégicamente. Esperé a que papá se fuera y cuando oí el ruido del coche alejarse, me desnudé por completo y me cubrí sólo con la sabana y esperé. Como a los veinte minutos, tal y como lo había imaginado, apareció mi madre en mi cuarto recién bañada y perfumada y una bata sencilla que usa ella para andar más cómoda en la casa. Me preguntó que si estaba bien, que por qué no había ido a desayunar con ellos, le dije que tenía un poco de sueño... que estaba algo cansado…

-“Sin embargo no te cansas de espiarnos cuando estamos follando tu padre y yo... ¿No te estarás pajeando dentro de la cama para ponerlo todo perdido de leche? Porque si es así no te pienso cambiar las sábanas en toda la semana…”

-“No mamá, es que me siento mal…pero no me vas a creer de qué se trata”.

-“Vamos, soy tu madre y ya no me sorprende nada de un hombre. Además últimamente nos tenemos más confianza… Se acerco a la cama y se sentó a mi lado. - ¡¿Anda cariño dime con franqueza qué tienes esta mañana como para quedarte en la cama?!”

-“Pero, prométeme que no te vas a reír”

-“¡Prometido!” 
Dijo, alzando su mano derecha y ese era el pistoletazo para mi dramatización…

-“Bueno, lo que pasa es que… hice una pausa, respiré hondo. Lo que pasa es que yo… volví a suspirar, ¡qué hijo deputa que soy! Y se lo solté de una sola vez…Mamá, creo que tengo problemas con el sexo, pues las veces que lo he hecho con mi novia, he durado tanto para correrme… mientras ella se corre varias veces, a mí no me da tiempo a terminar por que no pueden más. Siempre me deja empalmado diciéndome que eso no es natural. ¡¿Tú qué crees, mama?! ¿Crees que soy alguna clase de bicho raro?” 
Y al decir bicho, gemí un poco como queriendo llorar. Mi madre no sabía qué decir oyendo semejante milonga, y reaccionó…
-“¡Pero qué me estás contando! Conmigo has durado lo normal en un chico de tu edad…poco sí, pero suficiente ¡No esperaba mucho más de un adolescente salido con poca experiencia!”

-“¡¿Pues entonces porqué con ella aguanto tanto sin correrme?!”

-“Pues no sé… eso puede ser por muchos factores. Qué la chica no te gusta suficiente, que no lo hacéis en un lugar cómodo, que te estresas cuando la estás follando y no ves la forma de rematar o que los condones no son muy sensitivos… No sé hijo son muchos factores, yo no soy una experta sexóloga”.

-“Entonces tal vez tendré que probar con otra, a ver si mi gusta más y duro menos…”.

Y me preguntó por pura curiosidad o para ver a donde me llevaba la mentira… -“¡Oye hijo! ¿Y cómo cuánto duras tú… ya sabes, follando con esa niña…?”

Yo le traté de responder con la mayor naturalidad del mundo, como quien cuenta las noticias…
-“Mamá, duro en promedio una hora sin parar. A veces he durado menos, pero en promedio una hora”.

-“¡¿Una HORA?!” 
Se asombró de la trola, llevándose una mano a la boca por la fantasmada.
-“Sí, mamá, ¿es eso malo?”.
-¡Hijo, no creo que tengas nada de qué preocuparte, si es cierto…! Lo que no entiendo es cómo conmigo, lo máximo que has durado son diez minutos escasos…, incluso en las mamadas o en las pajas”.

-“Puede que fuera la ansiedad y el morbo de tenerte…”.

-“O la novedad… ¡Pero ahora ya no hay tanta novedad entre nosotros! ¡¿Verdad?!”

En ese momento advertí que había un cierto brillo en sus ojos, que nunca había visto antes, y al bajar la vista, me fijé en que sus pezones se marcaban totalmente en su bata, ¡Mi madre estaba excitada! ¡Y era por mí! Decidí ir al todo por el todo y agregué…

-“Sí, mamá, incluso eso me trae problemas, pues a veces cuando me levanto estoy empalmado y como duro tanto, tengo que esperarme mucho rato para poder bajar a desayunar… por vergüenza de presentarme con la tienda de campaña montada”.

-“Es normal que los jóvenes os levantéis erectos, es un recurso de la naturaleza para que la verga tenga un buen riego sanguíneo inflamando la masa cavernosa y esté bien preparada para el coito… Ahora mismo… ¿Estás excitado?” 
Me dijo con una mezcla de turbación y excitación que me terminó de decidir.

-“Sí, mamá, ¡Mírame!” 
Al decir esto, aparté la sabana que me cubría… Dejé al descubierto mi polla al máximo de rigidez… imponente, majestuosa e incluso tenía el glande humedecido con líquido pre-seminal. Cuando volví a mirar a mi madre, ella me miraba con semblante casi indiferente con un tono de morbosidad… suavemente dirigió su mano hacia mi rabo, ella no lo dudó un segundo, creo también le excitaba la idea de quitarle el estrés mañanero a su hijo. Lentamente empezó a subir y bajar su mano a lo largo de mi tronco, lo miraba fijamente, con placer alternando su mirada entre mi cipote y mis ojos con una media sonrisa pícara. Yo por mi parte, en un dos por tres le quité la bata que tenía puesta, y sin darle tiempo a reaccionar le empecé a chupar las tetas. ¡Qué tetas más ricas las de mi madre! Y ella empezó a gemir…, yo le apretaba las tetas, se las sobaba, se las chupaba y mordisqueaba un poco, me di cuenta que eso la ponía a mil.

-“Te estás viciando con lo de espiar a tus padres detrás de la puerta cuando follamos ¡Eres un voyeur incansable que le gusta ver como se follan a su madre! Un hijo de puta sin vergüenza sin escrúpulos ni pudor alguno”.

Paré de mamar su pezón derecho y la miré a los ojos avergonzado… 
-“Os llamé y no me contestasteis… pensé que estaba solo en casa”. 

-“Ya lo sé. Te oí pero tu padre no… Estábamos a otras cosas más urgentes, sobre todo él intentando correrse. 
-“Y de pronto os encontré dale que te pego…no pude hacer la vista gorda a eso... ¡¿Quien reniega a ver una peli porno en casa en vivo y en  directo, cuya protagonista es la mujer más sexy que conozco?”.
-“¡Gracias hijo por el piropo! Pero ya vistes que me folló poco como siempre. Él se quedó a gusto corriéndose dentro de tu madre… ¡Como siempre! Sin embargo, yo caliente como una perra ¡Por cierto...tú descargas mucha más leche que tu padre!”.

-“Sí ya me di cuenta, lo de tu enfado. Te disgustaste mucho... ¡¿Por eso estás enfadada con él, y la pagas conmigo...?! Siempre lo pagas conmigo ¡No lo entiendo!”

-“No, contigo no… mi vida ¡Siento que lo veas así! Solo estoy cabreada con el cabrón de tu padre ¡No es para menos…! ¡¿Tu sabes los años que hace que no me da un orgasmo como Dios manda?!”.

Al oír eso no quise entretenerme más en preliminares, debía poseer a mi madre de una buena vez, no quería dejarla pensar y jugarme el riesgo que se arrepintiera. Bajé mi cabeza aún más y le besé el vientre, a la par que me inclinaba sobre su cuerpo le separé las piernas y ella se tumbó sobre la cama, sobre su bata abierta ofreciéndose sumisa inesperadamente. Se empezó a oír como suspiraba y jadeaba algo bajito pero constante, ella por su parte me abrazaba y me sobaba la espalda, sin hacer nada más, yo seguía en lo mío, volví a subir hasta su cuello…la besaba más, bajé a sus tetas tomando uno de sus pezones con mi boca y me prendí a él, se lo besaba, chupaba y hasta pequeñas mordidas le daba, y luego el otro y de regreso, con esto mamá jadeaba con más fuerza pegándome su pubis a mi pierna y me seguía abrazando más fuerte y me revolvía el pelo. Bajé otra vez por su abdomen, y le extraje las braguitas, me fije que si bien no se había depilado el coñito, si se lo había arreglado, ya que se le veía poco pelo y bien recortado. Traté de mamarle su vagina pero se hizo a un lado…

-“No cariño, eso hoy no es lo más adecuado…ayer tu padre se corrió dentro y aún estará su leche ahí ”.

Sin entrar en polémicas con ella, le empecé a meter uno y luego dos dedos por su caliente y mojada vagina un tanto dilatada. Ella subió el volumen de sus jadeos cuando me encarnicé en frotar su punto “G” en la parte superior de su entrada vaginal interna, me mantuve firme estimulándole esa zona con contundencia y delicadeza por no menos de cinco tres minutos…, hasta que de pronto convulsionó apretándome muy fuerte los brazos. Se comenzó a retorcer corriéndose muy abundantemente bañándome la mano con sus jugos, los cuales olían bien, sin tener un olor muy penetrante, con esos mismos jugos entre mis dedos, le fui acercando uno a la entrada de su culito, el cual a decir por ella conservaba virginal, y realmente lo sentí muy apretado y pequeñito, comencé poquito a poquito a deslizar un dedo hasta la base y de regreso…, primero mamá apretó mucho el culo cerrando con fortaleza el ano, pero hablándole quedo empezó a aflojarse y así se lo pude meter sin problemas. Al mismo tiempo con la otra mano le metí dos dedos por su vagina y al poco tiempo se corrió con más ruidoso orgasmo…

-“¡Ya cariño, por favor métamela! ¡La quiero sentir bien dentro! ¡FÓLLATE A TU MADRE! ¡Métemela tan adentro que no quede nada de tu polla fuera de mi coño! 

-“¡¿La quieres toda mamá?!

-“TODA ¡CLÁVALA HASTA LOS MISMOS HUEVOS! Me gusta notar como me aporrean en el coño, las pelotas de mi macho”.

Bastante empalmado y muy seguro de poder durar un buen rato follando antes de correrme, procedí a otro de mis fantasías pendientes con mamá, que me mamara la verga antes de follármela, como hacían todas las putas porno. Acerque mi verga a su boca, ella no se negó pero solamente le dio un pequeño beso en la punta, le dije…

-“Anda mamá, empieza poco a poco metiéndotela en tu boca”

A abrió un poco más y quizá se metió la mitad de la verga y la sacaba, sin ponerle mucho ritmo ni nada, así que le empecé a hablar y a acariciarle su vulva jugando con los pliegues de sus carnosos labios vaginales con mis dedos… 

-“Venga mami, pónmela bien dura ¡ Después te la voy a meter entera sin dejar nada fuera…! ¡El cabrón de tu hijo sí te va a hacer que te corras, con toda la polla bien dentro de útero! ¡Te voy a follar, como ningún otro hijo de puta de ha follado!”

Ella muy obediente puso su mejor empeño en darme la mejor mamada…, se metía casi toda mi verga y regresaba hasta la punta, con esto y mis dedos que la seguían acariciando en el interior de su vagina, no paraba de jadear. Torturó ricamente mi falo y mis huevos como ya me había hecho en más de una ocasión una vez extremadamente duro. Se notaba el placer que sentía al ver como crecía y se endurecía la polla dentro de su boca. Volví a acomodarme arriba para seguir chupándole las tetas, pero en realidad lo que estaba haciendo era acomodándome mejor para clavársela al estilo misionero. Mientras chupaba sus pezones erguidos y duros con más fuerza y le daba pequeños mordiscos.

Con las manos le indiqué que separase las piernas, ella no se opuso en absoluto despatarrándose a placer en sutil movimiento de abertura… no se quiso dar cuenta que la follada era inminente. Con mi mano derecha guie la punta de mi glande hacia esa fuente de calor que me llamaba, que pedía ser llenada, y cuando dejé de jugar con sus ubres, la miré fijamente a sus ojos, ella abrió sus ojos escrutando mi pensamiento perverso de follarse a su propia madre, la misma que le dio la vida, sin saber si era como premio o castigo… Me miró extrañada espetándome con la mirada “¡¿Por qué me había detenido?!” No hubo más tregua, y en ese instante empujé con fuerza hasta el fondo, como si la vida se me fuera en ese esfuerzo. Ella abrió más sus ojos, al igual que hiciera con papá, me abrazó, y empezó a darme besos en toda la cara. Ahora me sentía ambiguo en mis sentimientos por ella, ver que siendo severa conmigo se volcaba cariñosamente cuando le hacía el amor, cuando nos hacíamos el amor o fornicábamos como animales salvajes.

Al fin estaba adentro de su cálida y húmeda cueva otra vez y siendo yo el que había tomado la iniciativa, ¡Cuánto tiempo había esperado ese maravilloso momento! Había fuego en la mirada de mi madre, se pasaba la lengua por los labios, pensando en el banquete que se iba a dar. Por fin podría dar rienda suelta a todos mis deseos reprimidos y sentirme libre al fin follando con tanto deseaba a la mujer que me quitaba el sueño muchas noches. Yo aproveché y empecé el mete saca, primero muy rápido (estaba muy excitado) y después un poco más lento, tratando de controlar y alargar al máximo el placer de la penetración. Con el cuerpo apoyado sobre mis codos sin hacer peso sobre ella, aun notado presión con sus tetas, la hincaba desde el capullo hinchado a la base apretando mis huevos contra su esponjosa vulva una y otra vez…, al llegar a fondo soltaba el aire comprimido en sus pulmones un gemido tras otro. Sus manos recorrían todo el cuerpo a donde podían llegar, desde la espalda a mi culo…sus piernas encorvadas totalmente despatarradas me daban acceso a la perforación extrema. 
Mi polla se deslizaba dentro de su cuerpo como un cuchillo en mantequilla, notaba cada pliegue de sus paredes vaginales en mi sensible glande y como éste llega a su pared vaginal donde notaba una agradable dureza. Me fijé aporrar de continuo ese bulto carnoso con mi capullo, y así al cabo de cinco minutos, creo que no llegaron ni a cumplirse, le di dos violentas embestidas cuando mi cuerpo se tensó electrizándome por completo con unas descargas iniciadas desde mi cabeza a mis huevos. Se inició un derramé sin contención de toda mi leche en su interior. El esperma en ingentes chorros de lefa se acumulaba en su fondo uterino… no fueron menos de seis los aldabonazos que me dejaban derrengado. Cuando ocurrió ella comenzaba a disfrutar más intensamente, me miró extrañada, y me reclamó…

-“¿Qué es esto? ¿No me has dicho que durabas una hora?”

A lo que contesté mientras sacaba mi cipote chorreante de su acogedora gruta…
–“Es que las ganas me han podido mamá… yo creía que sí… pajeándome aguanto mucho pero no sé qué ha pasado…”

–“No esperaba que duraras tanto pero al menos que me corriese yo sí… ¡¿O es que tu madre no tiene derecho a un buen orgasmo?! Estoy apañada con estos hombres ¡Solo sabéis llenarme…!”

– “Lo siento mama, creo que es un problema de herencia, me tienes que aceptar como soy ¡Aunque el que goce sea sólo para mí! ¡Yo Te amo, mama!”

– “Eres un Hijo de Puta”, dijo resignada. “Lo que tienes que hacer es espabilarte y buscar la forma de aguantar más o se te acaba el chollo… A tu padre lo tendré que seguir soportando el poco rato que me folla, pero a ti te quito el privilegio de follar con tu madre sin no tienes más correa”.

-“Al menos que quieras que papá se dé cuenta de esto, creo que no te queda más remedio que aceptarme como tu amante… Además ¡Qué puedes esperar de un adolescente salido como Yo!”.

-“No me amenaces porque os mando a tomar por el culo a los dos. Mira cariño… esta casa es mía, tu padre y yo tenemos separación de bienes y tú no tienes donde caerte muerto… ¡¿Te gustaría quedarte en la puta calle con una mano delante y otra detrás o viviendo con el capullo de tu padre?! Piensa bien lo que deseas, porque se puede cumplir…”

Aquella amenaza me puso muy burro, yo continuaba empalmado y las ganas no se habían diluido, así que me fui a por mi madre, la enganché de la cintura y poniéndola de espaldas sobre la cama, me subí sobre ella, le enfile la verga a la entrada de su vagina. Mi bálano se rozaba con la misma vulva que chorreaba mi leche, en tanto ella buscaba mi polla contorneado la cadera y elevando el culo… se la quería meter. 

-“¡¡Esto ya parece otra cosa...!!”

-“¡¡Tu hijo va a conseguir que corras como una PUTA!!”

Se alegró que aquello no hubiera concluido..., dilaté un poco más el tiempo hasta que le metí la mitad, paré y la saqué hasta la punta y de nuevo hasta la mitad, así unas cuantas veces hasta que ella al sentirla entrando empujo hacia mí y se la empaló completa, me abrazo la espalda con sus piernas y comenzamos el vaivén. Notaba deslizar mi polla agradablemente dentro de su vagina acogedora…, en esa postura del misionero aguantamos como cinco o seis minutos, cuando le noto que se pone muy tensa, me apretó muy fuerte con sus piernas y sus manos en mi espalda para que no me saliera, algo que no pensaba hacer. Ella me atrapaba en su cepo y hasta un poco de dolor sentí a la altura de los riñones, entonces se corrió descontroladamente, se sacudía sin parar convulsionando sin sacársela del fondo. Yo dejé de moverme hasta que acabó de temblar, y luego volví a moverme con un movimiento cadente dentro de ella… me abrazaba y seguía como sollozando bajito. 






Pregunté cómo se sentía y me dijo que nunca había sentido tanto, que con su marido si llego a tener alguna vez orgasmos siendo novios, pero no tan ostentosos… Quizá serían ya como las diez de la mañana, metía mi polla hasta las mismas pelotas dentro de su vagina bien húmeda y encharcada de mi leche añadida a la de mi padre de la noche anterior y de los fluidos de sus dos corridas. El tronco venoso de mi verga resbalaba fácilmente hasta el fondo… ella se acariciaba el clítoris, que se ponía un poco duro y respingón, y así seguí por un rato frotando nuestros pubis de arriba abajo, pero aunque ella me pedía que se la metiera más fuerte, decidí cambiar de postura. La giré acostándola boca abajo y le metí una almohada por el abdomen para poner su culo en pompa…, sin reparos así, se empinó el culo y le comencé a poner la verga en la entrada del culito, y poco a poco empecé a empujar, su ano fue cediendo y pude meter la mitad, hasta ponerse muy tiesa y dura…

-“Cariño, por favor... por el culo puede doler mucho ¡No seas brusco cabronazo! Al final vas a conseguir darle por el culo a tu madre. ¡Eres un pervertido Hijo de la Gran Puta… pero no pares de meterla...con cuidado!”

Sin querer forzar más, dejé de bombear y permanecí con la mitad de la verga en su culo sin moverme, con las manos por debajo de su abdomen alcance su vagina y le metí dos dedos… empezó a jadear fuerte, al poco tiempo se tensó, la arrastré a la orilla de la cama conmigo parado enfrente de ella… Se la empecé a meter poco a poco hasta el fondo. Con esta posición, le abrí bien sus piernas colocando sus tobillos entre mi cuello y mis orejas…, así seguimos por un buen rato, se la dejaba enterrar hasta el fondo de su dilatado esfínter, paraba y de nuevo hasta afuera la extraía entera. Con mi mano la guiaba a su coño y otra vez al fondo, debía de gustarle el juego combinatorio, porque su coño no paraba de lubricar y manar fluidos… sus jugos me llegaban hasta mis huevos y se escurrían por mis muslos, no paré de disponer de su ano y coño hasta que me quedé permanente en su vagina. 

Mamá en un estado de casi inconsciente solamente actuaba abriendo las piernas y empujaba su pubis para encontrarse con mi verga, se la metí al fondo, me quedé sin moverme, hasta que la propia señora empezó con un vaivén suavecito, pero su vagina me tenía bien apretada la verga, como que tenía vida propia y me la exprimía riquísimo. No sé cuánto duramos, pero sinceramente pienso que pocas veces he durado tanto follando sin parar ni correrme en mi corta vida sexual. Por su parte mi madre no abría los ojos, simplemente sollozaba de emoción, se corría, parábamos el ritmo, de nuevo continuábamos y así por lo que sentí mucho pero mucho rato, luego noté que ya no aguantaba más, sentía que mi verga estaba por expulsar el resto de la leche que me quedaba en mis huevos…,y entonces paramos el ritmo. Mamá apretaba la verga con las paredes vaginales, era increíble como sentir una mano alrededor de mi verga, luego aflojaba y de nuevo a follar.

Le di la vuelta, dejándose poner a cuatro patas como una perra obediente… Era increíble como esa mujer inquisidora que tenía por madre, podía cambiar tan drásticamente cuando obtenía su dosis de sexo, convirtiéndose en una perrita obediente y sumisa deseosa de ser penetrada hasta ser reventada a pollazos, aunque este fuera su propio hijo… así que se la metí otra vez hasta el fondo del coño, al mismo tiempo que mi pulgar mojado con sus jugos se lo metía hasta el nudillo por el culito poniéndose súper cachonda. Ya durábamos poco más de media hora sin dejar de follar hasta que me empezaron a temblar las piernas, ya no admitía más dilaciones pero ella no estaba dispuesta a renunciar a mi estoque viril y exaltado… me acosté de espaldas en la cama y ella misma trepó sobre mi verga y frente a mí se la metió hasta el fondo, unos pocos minutos después, se sacudió como muñeca de trapo y por fin se dejó caer en mi pecho, yo no aguanté más… No sé cuándo pero ya me fue imposible detener la corrida, la cual solamente he experimentado un par de veces más por la cantidad de esperma eyaculado.

Noté el subidón de marea y comencé a soltar mi lefa en tu coño otra vez. El primer chorro fue largo y cuantioso, después se concatenaron otros tres o cuatro chorros de leche más en su interior, hasta se noté cómo quedaba completamente seca la verga dentro de ella todavía dura unos minutos más, los cuales seguía bombeándose como ida. Finalmente nos quedamos sin mover, la verga no se me bajaba, pero ya no hacíamos nada más, esto duro algunos segundos hasta desenchufarnos, no encuentro expresión más atinada. Quedamos laxos, sin fuerzas para nada y en un éxtasis total. Ella se quedó sin moverse en mi pecho como cinco minutos más, cuando se me encogió la verga y se salió de la vagina ella sola, se giró abrazándome de costado y no dejaba de decirme que le había dado el mejor desayuno de su vida. Yo le insistía para que me diera más detalles, hasta que terminó reconociendo lo desesperada que estaba por mi verga, y que siempre estaría a mi disposición hasta que yo quisiera…, entendía que era muy vieja para mí y que seguramente pronto me fijaría en una chica más adecuada para pero que sin condiciones estaba a mi disposición como madre y putita de su hijo.

Ya sin mucho afán de mi parte, quedamos en esa posición un rato más hasta que me acordé que no había desayunado todavía y me hallaba famélico. Me paré a orinar sin hacer ruido, me vi al espejo como un conseguidor exitoso, un macho que había marcado a su hembra, una yegua rebelde y desbocada. Ella entró y se quedó observando como salía el caño de mi polla, luego cuando me a aseaba en el lavabo… sentó en el váter para aliviar su vejiga, me giré observando su entrepierna y ella automáticamente, abrió las piernas para que tuviese una buena panorámica de su coño meando un chorro contundentemente grueso. Al final se mezclaba el último chorrito con el semen supurando de su raja, limpió el coño con un servicio de papel y luego se metió un dedo en la vagina para extraer un poco de mi leche...se chupó el dedo y nos fuimos del aseo a la cocina a desayunar. 

Orgulloso de mí mismo, pensaba que había valido la pena la espera y la estrategia…, sinceramente había tenido un despertar excelente con una mujer que se me entregó sin condiciones y que pese a su edad se conservaba muy buena. Su temperamento pasional que tanto me hostigaba ahora lo reconducía hacia mis intereses…supe despertar para que se entregara sin trabas a mis deseos. Después fui a la cocina con mi madre, me preparó el desayuno y se quedó viendo como lo tomaba dándome conversación insustancial… ya había pasado casi media hora del último coito, y antes de darme cuenta, sin más se arrodilló a un lado de la silla y acercó su boca a mi verga, la empezó a ensalivar y se la fue metiendo poco a poco se endurecía y creía en su boca hasta quedar rígida cual mástil,  aunque debo decir que sin la fuerza  de antes, pero ella no paró mamármela y comerse mis huevos hasta que logró mi corrida, poca pero algo de lefa licuada consiguió extraerme… ella tragó hasta la última gota y siguió chupándome la verga por unos segundos dejándola impoluta y ella finalmente satisfecha de su dosis seminal…

-“¡¿Te ha gustado cariño…?! No sé qué pensar por la cantidad de leche que me has dado esta mañana… Ya nunca dudaré de tu palabra…, has demostrado que eres un semental como no imaginé fueras, hijo”.

Todo quedó zanjado y bien zanjado entre mi madre yo, pero el matriarcado no lo iba a ceder fácilmente…, ella era quien disponía de sus dos machos al libre albedrío, de los plazos y momentos adecuados…nosotros encantados que nos eligiera para follar con ella ¡Un método barato y simple de acabar con el estrés de cada día!

*******************

Fue esa tarde como podía haber sido otra cualquiera, cuando conocí a mi nueva madre, a pesar de ser una madura entrada en carnes, sabía cómo moverse en la cama y lo ejercía muy bien. Nunca hubiera imaginado a mi madre follar con tanta agilidad y versatilidad. Deseaba volver a tener un afer con mamá. No quería decepcionar a mi madre, así que me puse a leer consejos en diversas webs, una cosa llevó a la otra y acabé viendo porno como siempre. En media paja, sonó la puerta de casa y por esa hora debía de ser mi madre que llegaba del trabajo, sin embargo algo me hizo desconectar manteniéndome en lo mío totalmente concentrado…. En cuanto abrió la puerta para saludarme, encontré una madura increíble, mi progenitora me pareció más guapa de lo habitual…su cara era de por sí una delicia con sus ojos verdes y labios carnosos. No pude evitar fijarme también en sus tetas presionando por salir de un ajustado vestido de flores. Ella debió fijarse en mi erección, que se disimulaba mal por culpa de la vista sorpresa. Mantenía mi falo agarrado por debajo del glande mirándonos como cuando a un conejo le das las largas en medio de la carretera de noche, no era la primera vez que me veía en semejante actitud, pero esta vez no esperaba que me cazara.


– “Vaya cariño, Supongo que te pillo en tu momento de auto-placer…”

– “¿El auto-placer? ¿El momento…?”
La sangre no me llegaba al cerebro, así que no entendí bien la situación, estaba tan ensimismado que todo me sobrepasó quedando en evidencia ante ella.

– “Perdona cariño, creo que vamos a tener una charla muy seria… No te molesto más y te dejo continuar con lo que haces” rió “Ya iremos viendo”.

Se dio la vuelta y subió por las escaleras mientras me fijaba en su culo contonearse a través de la puerta medio entornada. No me esperé y acabé mi paja pensando en ella. Al cabo de unos minutos la encontré picando a mi puerta justo cuando salí de buscar en internet, me dijo que me traía un plato con pastelitos que había comprado al salir del trabajo.

-“Te van hacer falta, el azúcar es lo mejor para alimentar el cerebro”.

Le agradecí el gesto y la invité a que los disfrutara conmigo, pero dijo que tenía prisa y les iban a engordar más de lo que estaba. Volvió a subir por las escaleras y me deleité de nuevo con los gestos de su cadera en unos apretados leggins. Aquello parecía un pulso entre la hembra matriarcal y el nuevo macho… Estuve pensando todo el día en ella, no podía quitármela de la cabeza. Bajé a comprar el pan, lavé el plato que me trajo con los dulces e hice un poco de ejercicio saliendo a correr por el parque de al lado… y me aseé listo para atacar a esa mujer que me estaba pidiendo guerra. La casualidad de estar en la cocina me adelantó la estrategia de mi ataque al encontrarla vestida con una de su fina bata de casa.

– “Ya he lavado el plato de los dulces… estaban deliciosos mamá, tienes muy buen gusto”.

– “Gracias cariño. ¿Quieres que te ponga otro trozo? Los tengo en el frigo por si quieres tomar más”.

– “No quiero, solo te quería explicar lo que estaba haciendo en mi cuarto cuando has llegado…”

– ¡No hace falta cariño! Ya sé lo que hacías y No me ha molestado, anda pasa de ello...es algo que hemos hablado y lo acepto de una manera muy natural, así es como deben ser la cosas”.

– “Es que me interesaba saber más sobre nuestro tipo de relación, ya sabes entre un hijo y su madre y lo que opinan otras personas, consecuencias y todo ese tipo de cosas, y claro algunas de las cosas que comentaban me han calentado justo en el instante que tú has llegado…”

-“¿Y has sacado alguna conclusión positiva?”

-“Bueno hay opiniones para todos los gustos pero…

-“A ver, cuéntame”

Comencé a narrar… Si recordamos épocas más antiguas las familias preservaban sus riquezas casando a los hijos con parientes cercanos, de esa forma ninguna otra familia accedía a las herencias. En principio era como una estrategia de origen económico donde no se inculcaba el tabú o el miedo a casarse entre parientes, después llegaron los prejuicios sociales denigrándolo para que la riqueza no quedara en unas cuantas familias y así se distribuyera de mejor manera y hasta hoy. Pero aún existen civilizaciones donde la palabra incesto no se conoce, es decir, para ellos no existe porque pueden relacionarse entre hermanos, primos, madres e hijos o padres e hijas y tener descendencia sin mayor problema. 

-“¿Entonces estás de acuerdo que los progenitores follen con los hijos, y que los machos dejen preñadas las mujeres de su familia…?

Yo no estoy de acuerdo con las relaciones entre niños menores y adultos, porque son relaciones de abuso sean o no parientes, pero si dos personas en plena capacidad de decisión se gustan y son parientes, el único limitante es el prejuicio social. Otro claro ejemplo son los clanes, ahí todos se vinculaban eróticamente con todos y socialmente funcionaban. 
Dicen que en la propia biblia encontramos como al morir el esposo de una mujer el hermano la tomaba como esposa. Yo pienso que el repudio hacia las relaciones eróticas en familia es un aprendizaje social lleno de prejuicios…, y estas relaciones entre familiares se da con mucha más frecuencia de lo que creemos. Por lo que he podido leer hay muchos padres que follan con sus hijos y las mujeres quedan preñadas sin problemas… Es un tema de controversia porque muchas personas tienen miedo de quedarse preñadas por si el bebé sufre algún trastorno, pero los médicos dicen que hay una baja posibilidad de malformaciones contrario a lo que muchos piensan. 
El incesto solo lo puedes ver como cualquier otro deseo sexual, hay muchas personas que optan por tener relaciones sexuales o sentimentales con una persona de su mismo sexo, pero no aceptan el hecho de que sean con algún familiar como que una madre y su hijo puedan llegar a tener coitos completos y además tener hijos por ello. Creo que toda persona tiene derecho a obtener placer con cualquiera mientras no haga daño a los demás, y si es dentro de la intimidad de la casa propia con mayor razón…
- “¡Así..., que no pienso renunciar a follar contigo…!”

Mi madre quedó paralizada de mi debate sobre el incesto y lo bien que me salió de un tirón atemperando total seguridad en lo que decía… Me hizo sentar en el sofá que teníamos en el rincón de la amplia cocina mientras traía más pastelitos y los dejaba encima de la mesa comedor. Dejamos de hablar de trivialidades comentando mis argumentos, hasta que me preguntó por mi novia y le conté cómo nos habíamos distanciado…

- “…Me has hecho ver otra perspectiva de la vida y aunque tengas la cuarentena, me gustas más que esas niñas”.

-“¿No crees que soy muy vieja para ti…?”

–“Para nada mamá…estás muy bien con esas tetas impresionantes y nunca pensé que te pudieras mover así cuando follas para…” Me cortó de repente.

– “¿…Tener mi edad? Eres patético nene. ¡¿Me desnudas con la mirada todo el rato, te hago la mejores pajas de tu vida y hasta te dejo entrar en mi coño… y no se te ocurre nada mejor que hablar de mis tetas y que soy vieja para follar…?!”

– “Perdona mamá, yo no quería…”

– “¿No querías, que? ¿No querías decirme que me ves vieja para adularme o para follarme? Tu madre puede llegar a ser más puta que esas guarras que ves en las pelis porno y mucho más zorra que esas niñatas que te follas…. Que yo me mueva así cuando me follan No es por casualidad, me mantengo en forma para disfrutar de todas las cosas que me ofrece la vida… Pero tú ¿Quieres hacerme una pregunta de verdad o vas a ser un niño que no da la talla?”

Estuve unos segundos en silencio, me había roto todos los esquemas, pero si quería ser directa, lo sería… 
– “Tus tetas. ¿Son de verdad?”

– “Sí hijo, ya veo que te siguen obsesionando mi tetas. Mira cuando era niña tenía complejo porque las tenía más grandes que el resto de mis amigas... me desarrollé antes de lo normal, cuando algunas aún no tenían, las mías eran enormes a los 12 años, pero pronto me lo quité de la cabeza cuando comprobé los beneficios que tenía que fueran grandes…los chicos me valoraban más a mí que al resto llevándolos como babosos detrás, luego me arrepentí de todos aquellos devaneos”.

-“¿Y por qué? A las chicas os gusta que vayamos detrás de vosotras, y a ti te encanta controlarnos…”.

-“Pero hay que pagar el precio de la mala fama… Bueno pero dejémoslo, todo eso ya pasó. Ahora me toca. Eres el típico que cree que lo sabe todo sobre sexo cuando se ha tirado a un par de chiquillas, pero descubriste que nunca has tenido sexo de verdad hasta que has probado a una madura experta como mamá. Te crees que lo sabes todo por haber hecho sexo anal o un trío con la Jennifer y el Richard cuando no puedes hacer que una hembra se corra con un buen cunnilingus”.
Volvió a dejarme mudo, me dejó pensando que le apetecía que le comiese el coño.

– “¿Y cuál es la pregunta? ¡Eh…! Que sepas que sí que he probado el coño de una mujer… en más de una ocasión y creo que se han corrido haciéndoselo. En dos ocasiones he hecho el 69 hasta correrme…”

– “¡Uy!, perdone, ha probado el coñito de una niña… La pregunta es si tú tienes la boca para algo más que para decir estupideces… o estamos perdiendo el tiempo”. 
Mi madre necesitaba que le comiesen el coño y yo no había comido uno mejor en mi vida, esa era la verdad, pero no podía renunciar a mi posición de macho predominante, ¿o sí? Aquella era una buena oportunidad para saboreárselo…

– “Está bien. Dices que no sé comerme un coño. Pues aquí me tienes, ¡Enséñame!”

– “Joder, por fin despiertas… al final no vas a ser tan atontado”, rio. “Pero vamos a ir más despacio”.

Mamá se sentó sobre mí a horcajadas. Puso mis manos en su pelo y nuestras bocas se comenzaron a fusionar en pequeños picos arreciando a besos llenos de lujuria. Se restregaba sobre mi entrepierna poniéndome a mil mientras sus manos levantaban poco a poco mi camiseta. Al mismo lento ritmo, yo posé mis manos en su culo y una vez allí, apreté fuerte pegando su cuerpo contra el mío, quedando sus tetazas a la altura de mi boca. Los empecé a devorar por encima de la ropa como un caníbal hambriento. Ella aprovechó para deshacerse de su bata y el top que llevaba para tumbarse en el sofá con las piernas abiertas. Me acabé de quitar la camiseta mientras me invitaba moviendo su dedo índice, pero cuando me dirigí a su chumino…, al clítoris, me detuvo con un pie en mi hombro.

– “Primer fallo, empieza desde abajo y luego sube… mis piernas y después mi ano también tiene derecho a ser lamido”.
Me atoré al pensar que mi lengua debía pasar por su ojete antes de llegar al coño… Le hice caso y volví desde sus labios vaginales sus piernas para recorrerlas con la lengua, saboreé sus muslos mientras le miraba desafiante a los ojos hasta llegar a su estrellado agujero, ella pensaba que no me atrevería pero lo hice con decisión. Me enzarcé un rato en su ano, al contrario de lo que me parecía al principio, aquel lugar me gustó y me excitó sobremanera, su piel y las rugosidades jugaban con mi sensitiva punta lingual… tras darle unas cuantas lamidas más con el extremo de mi lengua fui subiendo lentamente recorriendo el carnoso coño de mamá entre los pliegues de sus labios… chupándolos y separándolos para degustar el interior rosado, caliente y jugoso. Introduje mi lengua en su vagina follándomela y atiborrándome de coño, cuando de pronto noté su mano me empujándome contra su vagina. Empecé a devorarla con más ahínco, su olor y sabor eran extremadamente excitantes y me envalentoné casi al límite de morderlo, fue entonces cuando me paró.

-“No tienes que ir a lo loco como un perro hambriento, tómate tu tiempo y disfruta de cada parte”.

Le hice caso y comencé de nuevo una comida de coño en aquella madura que se ofrecía despatarrada ante su hijo con la necesidad de sexo por la nubes. Nunca pasó por mi cabeza que una mujer de su edad, vamos que mi madre tuviese tantas ganas de ser follada y que estando casada tuviese esas "Carestías insospechadas". Mi madre gemía y se retorcía como una puta hasta que me pidió que escribiese su nombre con mi lengua en su interior, a la vez que bajó su mano para ayudarme, abriéndose los labios como una flor hace por la mañana. De nuevo obedecí trazando cada letra en su coño trastornando su clítoris… una vez acabado lo volví a repetir con apellidos y así hasta que mi madre explotó eyaculando sobre mi cara con mis dedos metidos en su punto “G” follándomela. No esperaba aquello tan rápido, así que me retiré un poco mientras ella se empezó a reír… eso no evitó que me empapase la cara y me tragase buena parte de su chorro fluido.

– “¡Sorpresa! ¿Nunca habías visto un squirt hasta que te lo ha enseñado tu madre…?”

– “Joder, no me lo esperaba tan rápido, la otra vez te costó más… Nunca lo había provocado en una mujer”.

– “No lo hacen todas, pero ya te iré ayudando a reconocer cuando me voy a correr. Ahora que ya me has hecho disfrutar de verdad, mucho más que la otra vez, porque además de tus penetraciones me has comido muy bien la pepita… ¡Ahora te toca a ti y te haré llorar de placer!”.

Mamá me desabrochó los pantalones y bajó los calzoncillos de un tirón…, admiró mi polla unos segundos acariciándola de arriba abajo como el que mira una joya, escupió en ella, restregando su saliva con una paja lenta embadurnando todo el tallo desde la punta a las pelotas.

– “No me quiero arriesgar ya que es muy tentador, ¿Pero últimamente has tenido algún problema en esta preciosidad con la precocidad…?”

– “Nunca me va a ocurrir más, estoy aprendiendo a durar más sin problemas”.

– “¿De veras? Lo vamos a comprobar, a ver si mi niño está aprendiendo a follar con Dios manda ¡Tu madre te va a enseñar a ser un buen semental…! Día para ello no nos van a faltar y tiempo tenemos todo el que me permite mi trabajo por las tardes…”

Ella se sentó sobre el reposa cabezas del sofá y llevó mi verga hacia su coño. Yo la miré extrañado ya que pensaba que me tocaría disfrutar como un cosaco con mi verga en su boca, pero no fue así, ella lo leyó en mis ojos…

– “Cariño, si me la meto en la boca, no me aguantas ni dos minutos. Deja que haga para que me puedas hacer gozar lo que tu padre no me consiente ni aguanta”.

Se abrazó a mi cuello y me rodeó con sus piernas y en ese mismo gesto mi capullo en forma de seta expandió la bocana de su vagina forzando un poco la expansión de su coño, y consiguiendo que entrase mi falo sin problemas gracias a su lubricación y la rigidez encomiable de mi rabo. Directamente empecé fuerte, no quería esperar, pues si es cierto que no usábamos condón nunca, tampoco era normal que una mujer sensata se dejara inseminar con tanta frecuencia si no tomaba precauciones anticonceptivas, de ahí que lo diera por hecho. Yo no podía dejar aquellos labios carnosos cargados de lujuria, una lascivia impropia de una madre con su hijo, pero en esos trances no éramos más que un macho y una hembra que fornicaban como animales irracionales…, nos mordíamos los labios y nos besábamos sin parar paladeando nuestra fogosidad. La levanté del sofá girándola ante la posición un poco incómoda, allí se puso a cuatro patas empinando su culo que ahora sí igualaba en altura a mi cipote… Sin ayuda de enfilar, su chumino se trago mi bálano sin comedimiento hasta las mismas pelotas, y de ahí continúe mis embestidas mientras azotaba su culo.

– “¡Avísame! Lo quiero en la boca”.

– “Pues no creo que aguante mucho más joder”.

Ella se puso boca arriba, dejando caer su cabeza. Me agarré a sus tetas y llené su boca con mi polla. Ella se agarró a mis nalgas, llevando el ritmo. Podía ver y notar como su garganta daba paso a mi verga. Mi madre comenzó a darme besos por el pecho mientras usaba sus manos para recorrer todo mi cuerpo. -“Te deseo”, exclamé excitado creyendo que era el mejor de mis sueños, pero era mi madre la que en ese momento se deslizaba por mi cuerpo.

-“Lo sé, mi amor”

Contestó una voz cargada de pasión que no reconocí como suya…, abriendo los ojos descubrí a una hembra completamente desnuda, la que me estaba besando la polla. Mamá me miró satisfecha la erección de mi verga y levantando su mirada, contestó:

-“Tienes la polla más hermosa que jamás me he comido…”

No supe o no pude reaccionar para expresarle lo que sentía al tenerla sometida a mis deseos habiéndose comportado tan seca conmigo durante toda la vida, y por eso  me quedé mirando mientras ella profundizaba sus caricias. La lujuria que vi en los ojos de mi madre era tan inmensa que quise detenerla diciendo…

-“No es el momento”, por qué no lo sé. Al oírme, paró un segundo y poniendo tono de puta, susurró en voz baja…

-“No sabes cómo he soñado que me dejaras hacerte una mamada sin que huyeras de mí. Sé que me he portado muy mal contigo, pero quiero compensarte permitiéndote que me hagas tuya…”

Dando por sentado que yo lo deseaba como ella, se deslizó hasta mi verga y con una dulzura sin par, se apoderó del pedazo que andaba empalmado al límite del dolor, y usando sus labios comenzó a besarme el capullo, a chuparlo y succionarlo jurando con mi orificio uretral.

-“¡Mamá!”





Mi chillido de auxilio para mi madre la confirmación verbal de mi deseo y sacando su lengua recorrió con ella todo mi estoque y mientras con una mano lo agarraba fuertemente y con la otra me acariciaba con ternura los testículos. Ese triple tratamiento y muy a mi pesar, consiguió su objetivo que no era otro que excitarme al punto de la locura.

-“La tienes muy hermosa, mi amor. Tiene el sabor dulce y brioso de un gran macho”

Dijo satisfecha al ver que mi miembro viril llevaba más de 20 minutos alcanzado su tamaño máximo y dureza extrema. Tras lo cual empezó a lamerlo de arriba abajo sin dejar de masturbarme lentamente. Aunque resulte difícil de creer, en ese momento me embargaban dos sentimientos contrapuestos. Por un lado, estaba totalmente excitado pero por otro, estaba destrozado por no haber conseguido evitar que esa madura cumpliera sus deseos y no los míos dejándome dominar una vez más por el temperamento de mamá.

-“¿Me amas?” 

Preguntó con una sonrisa mientras me daba otro lametón. Tardé en contestar porque no podía decirle que mi amor por ella era de otro tipo y no fue hasta que sentí que de sus ojos surgían vidriosos rogándome una respuesta afirmativa justificando todo aquella relación incestuosa donde tanto se jugaba sentimentalmente…

-“Sí, mamá te amo con toda mis fuerzas, te deseo y te quiero hacer mía… ¡Quiero PREÑARTE mamá!”.

Mi respuesta no era cien por cien mentira y no siendo tan juiciosa, dudé que deseara seguir follando con su pervertido hijo sabiendo la intenciones de preñarla, sin embargo no necesité más explicación de mamá al oírla pegar un gemido de alegría y abriendo su boca, comenzó a meterse en su boca alternativamente cada uno de mis huevos sin dejar de masturbarme. Para entonces mi excitación era brutal. Deseaba que mi madre culminara su felación, metiendo todo el tallo hasta el fondo de su garganta pero incapaz de exteriorizar mi deseo, la madura siguió jugando con mi mostrenco con sus manos y mamando con su boca solo el primer tercio del bálano y roscando el resto con su mano derecha y con la izquierda sopesando y jugando con mis huevos febriles.

-“¿Quieres sentirla en mi boca?” Insistió con lujuria en sus ojos.

No esperó mi respuesta y sin previo aviso, abrió sus labios y se la metió hasta el galillo. El ritmo que imprimió a su mamada fue lento pero constante. Buscando maximizar mi locura, cuando veía que estaba muy excitado paraba durante unos instantes para acto seguido reiniciar la felación con mayor ardor. 

-“¡Me encanta!” 

Reconocí derrotado mientras usando mis manos presionaba su cabeza contra mi rabo energizado. Para mi madre, el hecho que encajara toda mi extensión en su boca fue el banderazo de salida e incrustándosela por entera hasta el fondo de su garganta, empezó a sacar y a meter mi verga sin quejarse. Era increíble como desaparecía por completo hasta que los huevos le golpeaban en la barbilla, sin duda el capullo hinchado debía de llegarle al mismo esófago. La precisión que demostró al hacerlo así como el calor y humedad de su boca, me hicieron temer que no tardaría en correrme. «¡Esto no está bien!», pensé mientras hacía acopio de toda mi fuerza de voluntad para no derramar mi simiente. Mamá cada vez más segura de lo que estaba haciendo, aceleró la velocidad de su mamada y llevando una de sus manos a su coño abriéndose de piernas para palmar con toda la mano el frondoso chumino que posee, se empezó a masturbar mientras me preguntaba excitada…

-“¿Te gusta cómo te la mamo… te gusta ver a tu madre chupándote la polla como una zorra salida?”

Confirmé con la cabeza, imposibilitado de hacerlo con la voz, totalmente rendido y dispuesto a mi claudicación. Mi entrega lejos de satisfacerla, la azuzó y sin dejar de acariciar su clítoris con los ojos inyectados de deseo, me soltó algo que jamás hubiera jurado iba a oír de su boca…

-“Te prometo que a partir de hoy serás mi niño mimado y no tendrás queja de mamá. Seré tuya cuando, donde y cuantas veces quieras…si lo deseas… ¡TE DEJARÉ QUE ME PREÑES!”.

Tras lo cual me invitó a sentarme en el sillón, izando su cuerpo asió el cipote procurando ponerlo lo más vertical posible enfilando con su coño que esperaba altivo con sus grandes orejones entreabiertos para embutirse mi badajo…, puso mi polla entre sus pliegues y dejándose caer, se empaló con ella lentamente. La nueva postura me permitió observarle de cara y descubrir tanto la dulce expresión de su rostro como sus tetazas de grandes rosetones coronados por unos pezones erguidos, y sin pensar en lo que estaba haciendo, con mi lengua empecé a recorrer sus pezones y masticándolos con mis labios.

-“Siempre he sabido que te volvían loco mis tetas… cuando me cambio o cuando llevo ropa ligera con escote no paras de fijarte en ellas…pero sobre todo en la playa no dejabas de observarlas como un idiota para reparar si se salían del biquini”.

Gimió al sentirlo y terminando de llenar su conducto con mi ariete, clavó sus uñas en mis hombros y me pidió que la amara, que la follara y que la empalara hasta el estómago. No tardé en sentir que mi madre empezaba a moverse sobre mí jugando con su cadera de una manera tan puta que me dejaba asombrado, se metía la polla hasta los huevos presionando su clítoris contra mi pubis y de retrocedía extrayendo todo el rabo hasta justo dejar su cabeza oronda, entre sus labios vaginales, y aunque me no me avergüenzo, reconozco que en esos instantes impropios olvidaba nuestro parentesco para disfrutar de esa madura notando su vagina húmeda y caliente con mamá sobreexcitada. Sus gemidos se acuciaron mientras ella incrementaba el compás de sus arremetidas soportando mis pollazos sin recato alguno, con el que usando mi verga acuchillaba su interior hasta convertirlo en vertiginoso mete saca de sonidos atronadores con nuestros cuerpos chocando y los chasquidos de nuestros genitales acoplados en un mar de lubricación… ¡Ver como se enterraba toda la verga en su vagina era demencial!

-“¡Me corro!” 

Aulló teniendo la polla de su reconciliado hijo lo más dentro que podía del coño. La presión que sus músculos ejercieron en mi miembro viril un tormentoso placer, tocando cada terminación nerviosa que me enervaba al término de la locura y los jadeos que salían de su garganta fueron la gota que derramó mi vaso y sin poder aguantar más exploté sembrando su interior. Una oleada de calor recorrió en un instante mi cuerpo al mismo tiempo que mamá convulsionaba en un orgasmo espectacular e insólito. Apreté sus pezones justo cuando noté que ya no aguantaba más, descargando todo dentro de ella. Me apoyé exhausto mientras ella me relamía la boca conjugando todos los deseos en uno. 

Se incorporó con sus piernas abiertas para enseñarme como mi verga totalmente empotrada eyaculaban en su interior dando espasmos que solo ella y yo percibíamos. Los chorros de leche brotaban como un geiser en el fondo del útero de mi madre, sus gemidos se rimaban con cada aldabonazo de blanca leche y espesa que se estrellaba contra su pared vaginal rellenado el cérvix de mi progenitora. Ella apretaba deseosa de ser la mejor anfitriona y hospitalaria de mis millones de bichitos que se amontonaban en el fondo vaginal para iniciar raudos su carrera final por las trompas de Falopio y conquistar el vientre de mamá. ¡No tendrían miramientos de preñarla! Tras los dos primeros lechazos, le siguieron otros tres o cuatro menos cuantiosos menguado la presión paulatinamente, hasta quedarnos agotados pero felices…, cayó sobre mí mientras su cuerpo sufría los últimos embates de su orgasmo y yo acaba de inseminar a conciencia la vagina por donde hace casi 17 años vi la luz de este mundo, fue entonces cuando sin levantar su cara de mi pecho, confesó…

-“¡No sabes cómo necesitaba que me hicieran el amor! Me haces muy feliz cubriendo mi carencias, esas que tu padre no me satisface desde hace mucho tiempo como mi cuerpo necesita…”

Desgraciadamente, sí lo sabía pero también que al acceder a ello, unía amor filial e instinto animal en un solo acto cuyo destino era unirnos y ser cómplices de por vida. Aunque mamá tenía todo lo que me resultaba enloquecedor en una mujer… firmeza, personalidad, un cuerpo hecho para follarlo de madona y deseos incontenibles de follar, no podía olvidar que era mi madre y esposa de mi padre. Estaba todavía pensando en ello cuando abrazándome escuché que me decía…

– “No creas que esto ha acabado, tienes que hacerme disfrutar el doble la próxima vez”.

– “Dame un rato que me recupere y te volveré a ensartar como te mereces…”
Le espeté envalentonado con unas ganas tremendas de volver a empezar pese a que mis piernas flojeaban del descomunal orgasmo.

– “¡Te voy a enseñar a usar los dedos! Ven aquí mientras se recupera tu soldado de acero.”.

Mamá cogió mi maño y me chupó dos dedos. Luego me miró y los introdujo hasta su garganta. Entendí el mensaje y repetí lo mismo. Llevé los mismos dedos a su coño y sin dejar de mirarla a los ojos, empecé a masturbarla. Ella levantaba un poco su culo y gemía más que antes. Fue a llevar una mano a su tesoro, pero la agarré y se la coloqué detrás de su cabeza. Aumenté mi ritmo frotando con fortaleza la zona superior de su entrada vaginal donde descubrí su punto “G”, notando como me ardían mis dedos impregnados del flujo y mi esperma recién descargado en su coño. Le mamaba las ubres y le propinaba un mete saca al ritmo que ella me indicaba con el lenguaje de su cuerpo…, chupaba y succionaba sus pezones alternándolos con su boca que se me ofrecía divina y jugosa. Eran besos de desquiciados amantes que se comían los labios luchando con las lenguas mamándoselas deseosos de más placer que nunca era suficiente… no cedía en meter y sacar mis falanges de su chumino encharcado produciendo grande alboroto de chasquidos hasta que finalmente ella volvió a correrse en una súbita e incontenible corrida expulsado varios chorritos de flujo que me empaparon entera la mano…

– “Esto te lo tenías escondido ladrón… Se te da mucho mejor de lo que imaginé. A partir de ahora me follaras y me sacarás un squirt cada día… Hacía tantos años que no tenía uno que se me había olvidado lo que se siente al tenerlos. ¡Ahora no voy a poder vivir sin ellos! Sabiendo que sabes sacármelos tan bien”.

– “Te los haré si me prometes que me la mamarás como solo tú sabes hasta hacerme reventar dentro de tu garganta…y después me dejes follarte por el coño hasta vaciarme del todo los huevos”.

-“Quizás sea mejor invertir la secuencia.... y ahora a estudiar canalla, ¡Tu mami necesita descansar!”

Agradecí sus palabras y mientras el enanito bueno que todos tenemos dentro me echaba en cara el haber disfrutado de esa manera tan obscena con mi propia madre, el contrario saltaba de alegría soñando con preñarla si no la pifiaba antes. Mi madre y yo nos fundimos en otro increíble beso y finalmente ella se quedó dormida desnuda entre las sábanas de su cama de matrimonio hasta la hora de cenar, mientras a mí me hubiera gustado fuera entre mis brazos… Aquella tarde mamá me enseñó unas cuantas lecciones prometiéndome que sería mi profesora por mucho tiempo y la acogedora de todas mis fantasías, siempre y cuando yo cumpliera con las suyas. Mamá se estaba alejando de su marido y acercándose peligrosamente a su hijo… sin embargo no es de la que deja escapar un pájaro si puede retener a dos, y les puedo asegurar que es una mujer capaz de manejarse a dos machos a la vez. 

¡Fornicábamos sin recato fundiéndonos los genitales en acoples feroces sin paragón...una auténtica tigresa follando!

No obstante, los encuentros cada vez más frecuentes e intensos entre mi madre y yo, No fueron suficientes. Mamá estaba estancando su relación con papá, y aquello no iba a permitir la matriarca que fuera óbice de disfrutar del sexo en familia, así que se concibió el gran plan para hacer cómplice de nuestro arrebato irracional a mi padre. A diferencia de muchas historias que había leído, el sexo entre mi madre y yo no ha surgido de sugerentes palabras o indiscretos roces en ausencia de mi padre, sino en un desafío a la naturaleza de dos animales con las mismas necesidades por estar carentes de ellas. Nuestra pasión y placer instintivo, surgió de un cruce de miradas en plena exaltación onanista, donde mi entusiasmo pidió ser devorado con una simple mirada y la de mi madre suplicó hacerlo. Después un afán masturbador que se quedaba corto para complementarlo con un beso lascivo en el que la saliva regó nuestros labios cayendo nuestra moral hacía el vacío, si es que esta existió alguna vez en casa. Más tarde una mano furtiva recorriendo la ropa sin pararse un segundo, y por último una invitación a deshacernos del último resquicio de razón que quedaba en nosotros, uniendo nuestros sexos duramente en un acoplamiento genital sin dejar nada fuera de ella, tarde tras tarde.

Desde ese preciso momento, jamás volvimos a ser madre e hijo aunque nunca nos vimos como amantes o como enamorados…, mi madre ya había tenido suficientes en su vida, ahora buscaba un copulador para su fin último… ¡QUEDARSE PREÑADA! Pero eso solo lo sabía ella. Utilizó mi juventud, fortaleza, potencia y mi estado permanente de erección en mis 18 cm de cipote, para solucionar su entelequia maternal. De esta forma se fortaleció una relación, que aun siendo muy usual de puertas adentro en esta sociedad no tiene nombre popular y deberíamos de acuñar con un nuevo término a tal hecho denodado… “FOLLA-FILIA”. Desde entonces, mi madre era para mí una hembra con la que aparearme salvajemente, para aliviar mi perpetuo estado de fogosidad, por esa indeleble urgencia que posee todo macho de inseminar a toda hembra…, yo para ella era un simple semental al que manejar a su entera voluntad a través de procurarme sexo sin remilgos.

Nunca sentimos nada el uno por el otro en ese período comatoso de obtener sexo a cambio de sexo con más sexo…, no existe cariño en esos actos impúdicos de desobediencia social a los cánones impuestos respecto al incesto, pero sí existe complicidad entre ambos colaborando para obtener el máximo beneficio mutuo soliviantando toda la posible acritud y estrés acumulados en nuestros respectivos cometidos diarios…, solo fornicación sin compasión y deseos incontenibles de llenar y ser llenada…colmada. Jamás nos paramos a analizar las razones de nuestro comportamiento animal, nunca supe qué nos llevó a hacerlo…simplemente ocurría, lo buscamos y follamos enloquecidos hasta calmar la bestia irracional que llevamos dentro… Después de la tormenta llega la calma y somos madre e hijo tan social y cariñoso como cualquier hijo de vecino.

Al principio buscábamos las ausencias de mi padre para entregarnos a la pasión. Cada vez que él cruzaba la puerta para marchar al trabajo, nosotros abríamos las nuestras para dar rienda suelta a nuestro placer. Si a la vuelta del instituto o ella del trabajo vespertino, él no había vuelto, nos devorábamos de nuevo hasta su regreso… Pero pronto aquello fue insuficiente, pronto supimos que necesitábamos más, queríamos más y buscábamos más. Y así conocimos en los aseos de restaurantes o cines oscuros y solitarios en horarios inmundos, también en lugares abarrotados. Conocimos el sabor del peligro, el morbo de la presencia ajena sin saber muy bien que lo estábamos haciendo. Todo era válido si tenía su final feliz en casa en plena intimidad hogareña dado rienda suelta a nuestros bajos instintos copuladores de por medio, todo era excitante si incluía sus piernas abiertas ante mí, su coño tragón engulléndose mi falo ante su atenta mirada de deseo en mi cipote sagaz, sus manos sobre mi cuerpo recorriendo cada detalle de mi dermis y las mías sobre sus tetas, su culazo abierto viendo entrar mi estoque a través de la raja vaginal materna, sus caderas y su misma alma vendida el diablo para obtener los placeres terrenales.

Pero llegó el momento que aquello también fue insuficiente, pronto supimos que requeríamos algo más allá y atrevido que no dejamos de buscar desde el primer momento en que su mano se posó en mi verga para soliviantar mis enérgicas ganas de aliviar mis testículos de su presión seminal adolescente. Y así decidimos fijar nuestra mirada en aquello que aún no habíamos experimentado, aquello que por obvio habíamos olvidado en nuestra vorágine de sexo enfermizo y pervertido que nos henchía de gozo y placeres… “La familia”, nuestra familia la formamos ambos con mi padre. No hizo falta hacerlo verbo, pues un par de expresiones bastaron para comprender que nuestra alocada ruleta del sexo compulsivo iba a girarse en favor al patriarca, el cual hacía tiempo que no daba la talla que mi madre exigía en la cópula, así que nos propusimos rescatarlo y conseguir poseerlo para la causa dentro de la espiral de lujuria, abriendo así un nuevo mundo de posibilidades… 

La vida que viajaba en la maleta de mi padre estaba anquilosada, aburrida y envejeciendo. Debo recordar que mi padre es nueve años mayor que mamá y aunque a sus 47 años se mantiene ágil mentalmente como un chaval de veinte, su cuerpo hace tiempo que llegó a la jubilación. Desde que comenzaron nuestros encuentros, desde que el coño de mi madre, y sobre todo su vagina más profunda se convirtió en el alojamiento habitual de mi polla y de mis más abundantes eyaculaciones, mi madre dejó de sentir la pasión de su marido sobre su cuerpo, dado que él dejó de montarla para ser ella quien tomase la iniciativa en cada polvo. Hacía meses que su lecho no era un lugar común sino dos partes diferenciadas, hacía meses que la soledad arropaban sus sueños, que las caricias habían terminado…jamás dijo nada, jamás dijo una sola palabra…

Papá guardó los recuerdos del buen y abundante sexo de antaño en la maleta donde guardaba la vida y se resignó a vivir sin ellos, dedicándose de pleno a su trabajo que le envolvía día y noche abandonando sus deberes conyugales más placenteros, solo atendidos por solicitación de mamá y de manera rápida con poco entusiasmo…cargado de egoísmo… El plan era tan sencillo como seguro. Mi padre se sentaría en el sillón para ver la televisión, como cada noche de los últimos dos siglos. Entonces mi madre aparecería en el salón con la luz tenue, comenzaría un striptease rescatado de sus años de vino y rosas, dejaría caer su camisón despojándose de toda tela menos de unas braguitas tanga, se arrodillaría ante él y devoraría su polla con una pasión que este era incapaz de recordar, aquello lo bloquearía en su pudor. Al cabo de unos minutos de ahí, aparecería yo ligero de ropa y me quedaría en observancia con la excusa de aprender de mis padres como parte de mi educación. Mi padre no tendría recursos para contrarrestar dicha obviedad cuando mamá le dijera que mejor en casa que por algún polígono infestado con cualquier puta barata.

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Estaba masturbándome frente al cuerpo casi desnudo de mi madre… frente a mi padre detrás de la señora de la casa, viendo el panorama de su tremendo culo con todo el coño depilado a la vista de su salido hijo, aquel hilo de su tanga no ocultaba nada con lo que no me hubiera regocijado antes. No intervine en primera instancia, solo miraba a la pareja imbuidos en la extraordinaria felación de mamá, pero sobre todo a nuestra mujer, nuestro cuerpo del deseo, una hembra capaz de darnos placer a la vez y por tiempo indefinido… Me masturbaba frente a ellos impertérritos en su delectación…, el pobre lanzaba miradas enloquecidas de pasión a aquella mujer que se comía el badajo y los huevos sin recato alguno.

Mientras se ejecutaba la felación lasciva, decidíamos qué hacer a continuación, como continuar. Mi padre solo se dejaba hacer impasible y egoístamente, pero mi madre y yo pensábamos, dábamos vueltas a lo que deseábamos hacer con ese hombre al que habíamos robado la voluntad. Abandoné el sillón en el que estaba y me dirigí hacia mi madre, tras mirarla a los ojos entregué mis dedos índice y corazón a sus labios. Deseaba que los humedeciera, tal y como lo hizo aquella tarde en el cine, y como hice entonces se lo introduje lentamente entre sus piernas. Mi madre dejó que su lengua, la misma que durante tantas veces había recorrido mi cuerpo, mi polla y huevos inclusive el ano, mojará los dedos impregnándolos de saliva hasta los nudillos, y mientras mirábamos la expresión de mi padre como la puta de mi madre mama mis dedos libidinosamente. Comencé a metérselo lentamente, pero sin descanso. Entraron fáciles, y una vez dentro comencé a moverlo en círculos mientras el pulgar penetraba en su culo… no sé cuanto duró aquello, pero si se que duró más que ninguna otra vez porque mi padre deseó hacerlo también, y entablamos una furiosa competición que consistía en follar a la madre y esposa, con nuestros dedos estimulando su punto “G” en la zona superior interna de la vagina… competición que culminó con varios chorros de fluido que nos empapó y mojó la alfombra en una mancha excelsa. Mamá aun se hallaba incólume cuando decidió ofrecernos su coño y su boca para colaborar en lugar de competir, así que ambos machos nos repartimos su cuerpo en “fair play”.

Me posicioné por la espalda de mi madre colocada a cuatro patas como una perra que dominaría el cipote de su esposo con manos y boca… a su vez sería dominada por su hijo ensartándola desde su culo. Le quité las bragas ante la atenta mirada del padre de familia sin decir palabra, colocaría mis manos en el anchas nalgas de mi madre, y dejaría que mi verga se introdujera por la sabrosa raja de su coño, no lo dudé al enfilar mi orondo glande a su bocana y deslizándose adentro en solo dos golpes dada su fabulosa lubricación a esas alturas… meterla a fondo de una sola embestida más. Lo que ocurriría después era tan impredecible como arriesgado, pero sobre todo era… infinitamente morboso. Todo sucedía tal y como habíamos planeado. El sillón, la televisión, el striptease, los labios de mi madre mamando la polla de su esposo, y su follada perruna por el coño perforado como tantas otras veces por mi endurecida verga, sin que el viejo reclamase lo que era suyo por ley.





Su mundo debió de quebrarse para mi padre, lo percibí en su mirada mientras me follaba a mi madre, su esposa. Era la mirada vencida de un hombre que comprende que la vida le ha superado, que la razón y cordura que una vez soñó para su existencia jamás volvería. Pudo haber evitado aquel acto atroz tan avieso saturado de lujuria, hubiese bastado un simple “basta” y un portazo a su espalda para no ser partícipe de tal depravación… pero le ablandaba sublimando su deleite dándole vida a su anquilosada vida sexual al ver como su esposa se comportaba por primera vez como a él le gustaba… como una zorra aviesa, pese a que su retoño se beneficiara de la vagina materna acoplándose a ella en un apareamiento perverso…, solo pudo comprobar que había crecido convirtiéndose en un flamante semental con un órgano fálico portentoso superior al suyo propio, razón sin duda por lo que había logrado tomar la alternativa natural al padre…, cerró los ojos y suplicó más y más, los volvía abrir para contemplar como la hembra era tomada sin miramientos con contundentes empellones desde el capullo hasta hacer tope en los fastuosos huevos del primogénito, clavándole el falo filial una y otra vez haciendo templar las carnes generosas de la madre que le trajo al mundo y ahora le hace transportar a otro más etéreo… 

Papá cerró su corazón al odio o los celos inútiles a sabiendas que su mujer ya no era tan suya y quisiera o no debía compartirla con el nuevo macho predominante, así solo le quedó una salida honrosa y abrió las puertas del sexo salvaje en aquella orgía donde la madre a cuatro patas completaba una felación entusiasta en los genitales de su esposo y el hijo la arremetía brutalmente con pollazos rotundos que le llegaban a los más hondo de su útero.

Sentí lastima por él, lastima por haberle involucrado en nuestra enfermiza sinrazón…y cerré los ojos mientras apreté mi polla dentro del acogedor coño de mi madre, empujando contra las nalgas voluptuosas de la señora inquisidora durante unos diez minutos más… Me jactaba de ser el que dominaba la situación observando mi polla entrar y salir entre la abertura de la raja de su culo coronado por el cerrado y estrellado ano que sodomizaba con mi pulgar hasta el nudillo. Mi verga se calaba chasqueante en la lubricada vagina materna, un chochito muy cálido...

"¡¿A acaso tú no has soñado con probar la calidez del coño de tu madre…?!" Son los mejores coños que te puedes follar… acogedores, cariñosos, sumisos y tragones. Aunque estén en edad fértil no hay problema que la puedas preñar si se cuidan, por eso se dejan follar sin condón que es como mejor se siente en la sensitiva dermis del glande y de su boca vaginal… pones el ariete enfilado en su bocana y la clavas a pelo hasta llegar a su cérvix. Ya imaginas que la sensación es única cuando la estás follando porque percibes toda la calidez de su esponjosa y lubricada vagina en tu capullo… se te pone a reventar dentro de ella sabiendo que es el coño más prohibido que te debes follar en la vida. Y Para acabar no hay nada como una buena lechada allá adentro, en lo más hondo de su útero para que no se saga una sola gota de esperma...

No me importaba hasta qué punto los ojos del mundo juzgarían aquel acto primitivo, más propio de otras etapas de la evolución humana… solo puedo decir a mi juicio, que el civismo ostentado en la sociedad actual solo es una cortina de humo que intenta tapar la esencia misma del animal que llevamos genéticamente. En ese momento mi sangre circulaba por mis venas como lava que arrasa la falda de un volcán en plena erupción, firme, caliente y segura, invadiendo cada parte de mi cuerpo con pasión y deseo desmedido. Mis manos apenas eran capaces de controlar el movimiento insensato de sus dedos, y mis ojos, esos malditos ojos que tantas veces miraron pero no vieron… ahora se negaban a abrirse mientras yo recorría mi estoque rígido y venoso con desmesurada furia entre las paredes impresionables de la vagina interna de mi madre, que continuaba incansable mamando la verga de su marido, con la esperanza de lograr su recompensa en estado gelatinoso salido de los mismos cojones de donde provienen la mitad de mis genes… ella esperaba el regalo lechoso en su boca acuchillándose la garganta, con refriegas en su paladar y lengua.

Alternaba coño, culo y vientre con mi polla y mis dedos. Las manos de mi padre se alternaba en cabeza, tetas y espalda de mi madre, y las mías que a veces coincidía en aquellas ubres colganderas que bailaban a son de mis enviones… y entonces el deseo de algo más, el deseo de llevar a ese hombre aún más lejos no embarcó en dar un paso más allá. Mi madre me miró, y comenzó a introducir rápidamente su índice en el culo de mi padre, tal y como solía hacer cada día conmigo buscándome el punto “G” ubicado en la próstata, más fácil de llegar desde el ano. Me percaté entonces de que nadie había dicho nada aún, de que ni una sola palabra había abandonado nuestros labios, y de que tampoco había sido necesario para que mi padre consintiera abiertamente follarme a quien había sido su esposa durante veinte años y madre del usurpador, mientras ella se lo follaba analmente con un dedo y le mamaba con desazón al límite de la locura sintiéndome mi final cerca…

Arrecié el vaivén con firmeza metiendo y sacando el mástil desde el glande a mis pelotas que rebotaban en la ostentosa vulva de mi madre, los chasquidos de mi pubis contra el culo carnoso de la progenitora y los rumores de su boca chupando, envolvía todo el salón. Mi padre abría los ojos para observar cómo se follaban duro a su cónyuge, y los volvía a cerrar interiorizando el deleite suministrado por la lengua y boca de mamá. En cada incursión sentía la dureza de su fondo vaginal, al percibir como golpeaba mi bálano contra su pared una y otra vez, así que cada vez que el demente de su hijo la penetraba a fondo, de su boca surgía un gemido ahogado por tener llena la boca de dura verga paterna. Por entonces Yo, ya comenzaba a sentir las más apabullantes oleadas cálidas del orgasmo inédito por lo insólito en esa situación, donde el cornudo de mi padre había claudicado, dejando al nuevo macho alfa de la familia, la tarea de inseminar a la hembra.


La rigidez de mi falo era inusual y mis ganas de descargar la pesada carga seminal sobrepasaban las anteriores ocasiones, solo comparable a la primera vez que eyaculé dentro de mi madre y mucho más que cuando me estrené en el coñito de “la Jennifer”, cuando solo tenía 15 años y la putita 13. Un chispazo en mi cabeza recorrió todo el cuerpo, y se produjo la detonación de mi orgasmo, expeliendo el primer chorro de leche en el mismo útero de mi madre, la clavé gritando como un verraco folla a su cerda…, lo hice porque ansiaba demostrar a ese hombre la magnitud del error que acababa de cometer, al cederme el testigo del sometimiento sobre la hembra. Aquella decisión no tenía vuelta atrás… 

Me la follé a pelo como siempre, inyectando todo mi esperma espeso en su vagina profunda, me lo follé sin piedad durante media hora, tal vez más, no permití que se librara de mí, pese a que se corrió varias veces siendo empotrada por mi rabo siempre en su coño sobre la alfombra y de rodillas a cuatro patas como una perra, mientras mi padre seguía despatarrado disfrutando de la mamada más prodigiosa que le vi dar a la puta de mi madre. Allí, dándome la espalda follándola desde su culo, la mataba a pollazos para emerger geiseres de lefa en fuertes y constantes chorros, que iban rellenando su cavidad vaginal, que aún siendo profunda, mi abundante cantidad de semen la rebosaba. Si bien los tres primeros chorros de leche fueron gruesos, los siguientes hasta cubrir el número de siente convulsiones eyaculando no eran menos, pese a que iban decayendo en intensidad y presión. Me sentía poderoso marcando a la hembra en presencia del anterior poseedor ¡Preñar a mi madre con consentimiento y presencia de mi padre era el sumun de la hombría!

A los veinte segundos de soltar el último lechazo lo más hondo posible, desencajé mi verga de su angosto estuche y tras mi glande se derramó un reguero de esperma mezclado con el flujo de sus corridas, en un engrudo gelatinoso cayendo entre los labios vaginales a la alfombra moteada y ahora esa zona rociada del producto de la locura y la lujuria incestuosa de mi familia. Mi madre continuó unos pocos segundos más sola con papá. Mi padre después de haber sido castigado severamente en su rabo por la boca, y sus testículos por la mano delicada y perentoria de mamá…, al ser consciente de mi corrida dentro de nuestra mujer, comenzó a correrse también. La hembra no dudó en tragarse todos y cada uno de los chorros de leche que surgían del orificio uretral de papá, cerrando herméticamente con sus labios el glande…lo engulló sin recato, acto seguido se puso en pie al tiempo que le lame aprovechando la dureza aún persistente de su falo, se lo empaló en su coño abriéndose de piernas frente a mí para que su hijo viese en primera línea como le entraba el cipote de su marido, en su ajada vagina partiendo la raja rezumante de semen filial en dos.

Se lo follaba haciendo sentadillas dándole el culo al padre y el coño al hijo… ¡No es demencial! Me puse frente a ella sabiendo lo que deseaba y necesitaba. Su boca cambió de dueño, de igual manera que el coño había dispuesto otro inquilino dentro de él, y así me generó una limpieza a fondo de todo mi tallo con los huevos aledaños incluidos. Mi padre, mi madre y yo no soltábamos una sola palabra, más bien era una coreografía afinada y estudiada para la ocasión…se intercambiaron los papales de los machos con la misma protagonista, su boca agasajaba a mi rabo y la verga de mi padre era demolida por el coño de mamá. Aquello después de los orgasmos de ambos hombres tenía tintes de durar mucho más de lo que ella pudiera resistir en la gimnástica posición abierta de piernas realizando sentadillas para follarse a su marido y mamarme la verga a mí sin poder respirar bien, solo por la nariz…iba a ser interminable, así que optó por sentarnos a los dos en el sofá y machacar nuestras pollas, una en cada mano.

Mamá quería algo más, como siempre, algo más para complacer a sus dos sementales, en agradecimiento a sus multiorgasmos. Y nos hizo reventar dentro de un vaso descargando todo lo que nos quedaba contenido en nuestros huevos, dejándolos secos…, dos pollas, semen a raudales mezclados de padre e hijo, y los labios de mi madre bebiendo de él… ¡Pasó a ser delirante! Con la boca llena fue dejándolo caer junto a su saliva en mi boca y en la de mi padre. Espeso, líquido, daba igual, era simplemente esperma que no fecundaría su vientre, pero que nos refundiría como una familia nueva envuelta en nuestro deseo morboso, y todos bebimos de él…todos compartimos la necesidad de sentirnos unidos…unidos por el líquido germen de la vida. La noche terminó y el día dio paso a un nuevo sol. Amanecimos desnudos, exhaustos y follados sobre la cama marital…y sin decir ni una sola palabra me desperecé camino de la cocina mientras el mundo aceptaba el nuevo “Status Quo”, yo me sentí feliz y coherente en mi vileza compartida con mis padres. Una certeza golpeó mi mente tal y como lo hizo la primera vez que poseí a mi madre. Pronto, aquello podría llegar a ser insuficiente…


Nunca sospeché que mis deseos se hicieran realidad, hasta anunciarnos que estaba preñada. Ipso facto supe que el padre era yo, aunque su esposo creyera ser valedor de dicho logro porque se habían incrementado los polvos completos dentro de la señora… si bien mi padre llenaba a mi madre dos veces por semana, su primogénito lo hacía de cinco a ocho veces, con cantidades ingentes de lefa y descarga más profunda, amén de la excepcional fertilidad de los espermatozoides de un adolescente, y la sublime movilidad para fecundar la matriz de mamá, frente a los escasos y perezosos bichitos del destronado macho alfa padre de familia. 

Sin lugar a dudas La panza de mi madre llevaba al hijo de su hijo y el patriarca se encargaría de mantenerlo y educarlo, mientras yo disfrutaba holgazanamente de mi hermano e hijo cuando me apetecía, montaba a la hembra a mi antojo, con o sin la presencia del patriarca y seguimos siendo una familia extrañamente feliz, donde hay un lema que siempre se cumple… ¡El canalla se encarga de preñar a las hembras, y el formal se casa con ellas y las mantiene con sus hijos! Así que en los siguientes cuatro años en los que estuve en casa hasta mi emancipación, continué compartiendo a mi madre con su marido y antes de cumplir los 21 años, ya había preñado a mi madre dos veces. Siendo padre de dos hijos que mamá parió sanos y salvos en el regazo de mi familia, me marché en busca de mi futuro cuando supe la verdadera razón de toda aquella relación incestuosa, no solo porque me molestara haber sido manipulado como un objeto sexual por mis padres, sino porque necesitaba formar mi propio hogar con Natalia, una chica que no merecía vivir en la perversión y el influjo de mi inquisitorial madre o de mi cornudo consentido padre huevón.

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EPÍLOGO

Hacía diez meses que María a sus más de 38 años sintió un deseo profundo de tener un nuevo hijo. Tras una serie de relaciones fallidas durante años con su marido sin dejarla preñada, tomó una decisión radical para cambiar su destino, se puso en total disponibilidad en buscar al futuro padre de su segundo hijo. Lo que encontró fue mucho más, y mejor de lo que esperaba. "Sexo seguro y sin protección para concebir un bebé", rezaba su nuevo lema que solo ella sabía, “engañando” a su esposo que tomaba sus correspondientes anticonceptivos. Para sus adentros veía con envidia como otras compañeras se felicitaban con los retoños que concebían y aquello le despertó la necesidad de volver a ser madre. 

"Tengo treinta y tantos años y ya me cansé de buscar en mi marido la pareja perfecta para engendrar sabiendo de su débil potencia espermática. Quiero un bebé".

El potencial padre debería tener más de 1,75 de estatura, menos de 40 años, y someterse a una prueba para comprobar que no padecía ninguna enfermedad de transmisión sexual. Sin embargo la vida le dio la mayor de las sorpresas el día que encontró a su hijo masturbándose en el lavabo un día que llegó con ganas de mear incontenibles, su pasividad siguiendo con su tarea mientras la madre que la trajo al mundo se aliviaba, y los tremendos genitales le indicó quien debía ser el semental que la haría madre de nuevo, y de esta forma encontró la pareja sexual ideal sin que lo supieran. Pero se topó con un problema, el tabú del incesto, si bien ella nunca lo consideró una decrepitud, la sociedad aún piensa que sí pese a que en España es uno de los pocos países del mundo, junto con Francia o Estados Unidos, que no ha establecido el incesto como delito en su código penal. Las relaciones sexuales de un adulto con las mujeres o los niños de la propia familia sólo son perseguibles si se consideran violación o, en el más improbable de los casos, abusos deshonestos. 

ella no tenía intención de abusar de su hijo, solo disfrutar del sexo con él.  El tabú considerado más universalmente aceptado es en España despreciado cuando éste es entre iguales, es decir entre adultos y su hijo lo era. Para María y otras muchas personas la imagen que tal palabra ofrece una mitificada y tentadora escena peliculera de hermanos, jóvenes y hermosos, en plenos escarceos sexuales o entre madre e hijo en la soledad de un paradisiaco lugar montañoso sin nadie más que ellos durante semanas o meses. ¿Con qué criterio se veía a sí misma como esos hombres que consienten con indiferencia, siendo padres, tíos o hermanos mayores, usen de su prepotencia familiar para satisfacer sus más oscuras tendencias animales para soliviantarse y mantener intacto el instinto de procreación con sus hijas y sobrinas o con sus propias madres, confiados a su educación y cuidado? Lo que le impulsó a someterse al hijo que hasta esa edad lo había tenido subordinado bajo un yugo de intolerancia, ahora veía en él la solución más plausible amparándose en la impunidad del acto incestuoso, aunque se tuviera que enfrentar a la incomprensión y a la vergüenza si se llegase a saber toda la verdad fuera de casa.

Al día siguiente de aquel acto impúdico de su hijo cascándosela ante ella en total confianza, buscó información y vio que en España y otros países, las relaciones sexuales consentidas entre hermanos adultos no constituyen delito, aunque no pueden casarse. En 2012 salieron a la luz dos casos similares en las que existía sexo consentido entre familiares con consecuencias jurídicas muy diferentes. En Alemania, un hombre que convivía desde hacía años con su hermana y tenía cuatro hijos con ella fue condenado a prisión. La sentencia se mantuvo pese a que el afectado recurrió a un tribunal europeo. En España dejó de ser delito en 1978, aunque se prohíbe el matrimonio…, en Suecia se permite casarse a los hermanastros de padre, en Francia está despenalizado desde Napoleón, y en algunos estados de EE. UU., las relaciones sexuales consanguíneas son legales con restricciones a la hora de contraer matrimonio. En cambio, los hermanos gallegos Daniel y Rosa Peña, con 35 años de relación "conyugal" a sus espaldas y dos descendientes en común completamente sanos, consiguieron legalizar su situación de incesto y la justicia les otorgó el libro de familia. Con ello, dejaron de figurar como tío y madre de sus hijos para convertirse, legalmente, en sus progenitores, pese a no poder casarse. 

Las relaciones madre e hijo continuaron con una intensidad frenética casi todos los días a la llegada de María a casa, su hijo la esperaba blandiendo su verga en ristre dispuesto a copular con su madre hasta la saciedad, así que de esta manera era casi seguro que conseguiría su objetivo de quedarse preñada. Aquellos devaneos se prodigaron durante semanas y meses con el conocimiento y consentimiento explícito de su marido. Formaban un buen trío incestuoso, fornicaban juntos o por separado teniendo a la madre como centro de sus delirios sexuales, y en quien volcaban sus incontenibles derrames de semen. 

Si bien ambos machos no sabía el plan oculto de María, creían a pies juntillas en el buen juicio de cuidarse con anticonceptivos, para que ellos pudieran inseminarla cada vez que la follaban a pelo llenándola sin contemplaciones. Pero aquel día de San José (Día del padre) fue bastante especial cuando en plena celebración del santo del patriarca, María anunció a su marido con el hijo en común presente, que se hallaba preñada de cinco semanas. La sonrisa del chico no pasó desapercibida para la madre, pero el padre quedó perplejo, porque ambos había discutido severamente sobre la escollo que suponía aumentar la familia… él se negaba con rotundidad sin cortase de eyacular dentro de ella. Pero los hechos no tenía enmienda y en menos de 30 semanas un nuevo retoño se uniría a la familia... esa no era razón para que mi hijo me empalase a placer estando bien panzona, la hijo de puta le gustaba llenarme el coño bien lleno de leche y saborear mis enormes tetas de pezones hinchados .

No tuvo más remedio que aceptar las consecuencias de follarse a su esposa sin condón, aunque no sospechaba lo más mínimo, que las posibilidades de ser él el progenitor eran más bien escasas. Los informes médicos dictaban baja movilidad y necropermia aguda cuando hace unos años deseaban darle a su primogénito otro hermanito, pero ello no impidió intentarlo solo de manera natural, porque la mentalidad de su esposo no le permitía la inseminación in-vitro. Era evidente que tras cinco años inseminando a pelo a su esposa sin éxito, renunciaron a un segundo hijo, así que ella comenzó a tomar anticonceptivos por si acaso, pero la relajación hacía olvidarse de tomarlos, hasta que por muto propio dejó de hacerlo ante la llamada de la maternidad. Ahora pasea radiante con su vientre lleno… pronto será una panza enorme que su propio hijo le ha regalado… lo mejor es que no pensaba quedarse ahí y tenía planeado continuar follando hasta conseguir que la volviese a PREÑAR su hijo antes de cumplir 40 años.


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