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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

La edad de la inocencia




Descubrí mi sexualidad por un descuido....  Os diré que mi nombre es Lara, podría deciros que por razones obvias es falso, pero sería mentira. Os digo que todo esto, desde mi nombre hasta el último punto, es real. ¿Por qué? fantaseo que algún día alguno de los que leen este relato me conozca en persona. De hecho, pensar que algún compañero de instituto, vecino o familiar me imagine haciendo lo que os voy a contar que hice, me pone a mil. Así que sí, soy Lara. Esa Lara que conoces, con la melena larga y castaña, ojos marrones oscuros casi negros que a veces brillan en tono azul cobalto y sí, ese par de tetas que parecieron brotar de un día para otro. Ojalá me conozcas y ojalá me imagines. Sentir el gusanillo cuando me cruce contigo y piense... "¿Por qué me mira así? ¿Habrá leído el relato? ¿Estará fantaseando con él...?" 

Bueno, volvamos al asunto. Ya os he dicho que actualmente soy estudiante y la historia que os voy a contar creo que empezó cuando rondaba el dos mil nueve o diez. Quizás no recuerde exactamente la fecha, pero la tarde en la que empezó todo jamás lo olvidaré. La tarde en la que mi sexualidad explotó. En la que comencé a ver la vida de forma completamente distinta y… divertida.

Papá se había marchado corriendo por asuntos de trabajo, y mamá no hacía mucho que había empezado su turno de tarde. Por lo tanto me había quedado a solas con mi hermano mayor, Darío. Estaba enfrascado en la consola, aporreando los botones de un juego de disparos y yo me aburría como una ostra. La lluvia escurría por las ventanas y me quedé mirando la puerta de casa por la que se había marchado papá. Sin nada mejor que ver, me fijé en el ordenador del salón, que papá se lo había dejado encendido. Y con su sesión abierta, que no tenía el dichoso “filtro parental”. Sabía que no tenía mucho tiempo, en cualquier momento se bloquearía por estar sin usar y no podía desaprovechar la oportunidad. Salté del sofá y corrí a mover el ratón. Con una sonrisa de malicia pensé que era mi oportunidad de aprovechar la ocasión para ver todo lo que tenía prohibido. Nerviosa miré a Darío, mi hermano, pero él seguía a lo suyo, y ni se había enterado de lo que estaba a punto de hacer. 
Recuerdo que lo primero que busqué fue directamente “sexo”. Me encontré con algunos resultados que hablaban de noticias acerca de sexo, así que probé a pinchar en “Imágenes”. Algo frustrada vi imágenes de parejas desnudas abrazándose y poco más. Aunque era jovencita ya sabía que el sexo iba por ahí. Quería más detalles. Con un cosquilleo de nerviosismo recordé una típica entre las tabúes… “Follar”. Cinco minutos después ya estaba roja como un tomate, mezcla de nervios y excitación, aunque en ese momento no sabía muy bien que me pasaba y me lo tomé como parte de la aventura. No tardé en acabar en una página de videos, alucinando con las imágenes que dejaban entrever lo que se vería. No me atrevía a abrir ningún, aunque la tentación era grande. Estuve durante varios minutos aprendiendo todo lo que se me ponía por delante, buscando palabras que no entendía, viendo imágenes explicitas y confirmando todo lo que creía saber. Pero había muchísimo más de lo que imaginaba. Gente que hacía sexo en la cama, en el sofá, en el jardín, con la boca, por el culo, de todas las posturas imaginadas, usando cosas que se metían, o con muchos a la vez… Sentí que mis partes íntimas estaban ardiendo, además de un cosquilleo que me hizo llevar mi mano izquierda dentro de mis braguitas, mientras con la derecha seguía navegando por todos esos sitios prohibidos.

– Lara ¿merendamos? 
Dijo de repente mi hermano, haciéndome botar del susto. Como un rayo cerré el navegador y me giré para ver si me había descubierto. Le encontré con la mirada fija en el televisor, con su interminable partida. Yo respiré aliviada, con el corazón a mil y me di cuenta que mi mano seguía dentro de mi braguita. Sentí que mis dedos estaban mojados y una hora antes pensé que me habría meado encima, pero ahora ya sabía que mi coñito se había mojado, como que una parte del sexo era correrme y expeler fluidos. Curioseé con mis dedos, notándolo pegajoso y muy suave. “Es para que entre mejor…” pensé para mí misma, sin dejar de mirar a mi hermano. Mi vista se centró en la entrepierna de Darío, imaginando qué polla podría tener. Sé que no era más que un chico como yo, aunque fuese mi hermano mayor, pero algo tendría que tener….

– Mira a ver si tenemos nocilla, anda.
Dijo otra vez, sacándome de mi turbación y esta vez sí, mirándome. Como estaba de espaldas, no me vio sacar la mano a toda prisa de dentro de mis braguitas… – ¡Voy! corrí nerviosa a la cocina, y a salvo, miré mis dedos empapados. Curiosa los olfateé, pues había oído a hombres diciendo que les encantaba el olor y el sabor del chocho…. No me desagradó, y con algo de reparo, pero llena de curiosidad, les pegué un pequeño lametón. Tampoco me disgustó, pero tampoco entendí la fogosidad con la que algunos hombres parecían lamer ahí abajo en el coño de esas mujeres. Sin darme cuenta, ya tenía otra mano metida dentro de las braguitas y volví a tocarme el coñito empapado, esta vez con dos dedos, imaginando que alguien estaba paseando su lengua por ahí, cosa que me excitó sobremanera y necesité investigar más… 
– Sí que hay, nene.... Voy al servicio.
Vociferé al abandonar la cocina, atravesar a toda velocidad el salón y encerrarme en el cuarto de baño. Me bajé los pantalones y las braguitas, y ya tenía otra vez mis manos hurgando mi chochete. Quería meterme los dedos dentro, pero no me atrevía. Además tampoco quería dejar de ser virgen por hacerlo... entonces no sabía apenas nada de la masturbación femenina.

Lo que sí hice fue terminar de desnudarme y mirarme al espejo. Aunque ya no era tan niña, mi cuerpo se había desarrollado anormalmente rápido, por lo que tenía unas tetas bastante crecidas y ya se me iba notando cada vez más las caderas con respecto a la cintura. Me tiré juguetona de los pocos pelitos que me habían salido en el pubis y, mirándome otra vez en el espejo, me pregunté si ya podría gustar a los chicos. Me sentía ansiosa por hacer todas esas cosas sucias que había visto, todas las chicas parecían disfrutar muchísimo, casi como si estuviesen muriendo. Y podía entenderlo, solo con acariciarme el coñito ya estaba viendo las estrellas. Me froté más y más rápido, y fantaseé aún más. Como era incapaz de imaginar a ningún hombre, pues no había visto a nadie fuera de mi familia. Intentando imaginar a alguno de los que había visto en internet, me encontré incapaz. De repente, me vi maginando a mi hermano en uno de los últimos baños que tomamos juntos…, por que hasta hacía menos de un par de años compartíamos la ducha y habitación. Y mi mente bulló de fantasías…recordaba que la polla de Darío no estaba mal, la medí mentalmente entre mis dos dedos índices y probablemente tuviese unos 10 cm en estado de letargo…, ahora mismo no sabía si era mucho o poco para una verga. No tardé en idear un plan para ver de nuevo su polla en vivo... sé que ahora la vería con otros ojos. Me froté intensamente el chochito por última vez y me vestí, ya tendría tiempo para acariciarme, ahora tenía que aprovechar la oportunidad.

Salí disparada al salón, rezando por que el ordenador no se hubiese bloqueado. Lo encontré tal cual lo había dejado, pero además un trozo de pan untado de nocilla al lado del teclado. A veces mi hermano era hasta buena persona, me sabía mal tenderle la trampa que había ideado… 
– Gracias nene.
Le dije al pegarle un bocado, a lo que él ni contestó de nuevo con la consola. Mordiéndome nerviosamente los labios, abrí un par de páginas guarras y por delante puse una ventana de YouTube con alguna tontería que me gustase en ese momento, ni recuerdo qué era. Solo que duraba lo suficiente para mi plan. Lo puse a un volumen considerable y mi hermano no tardó en quejarse… 
– ¿Ya estás con esa tontería? 
Me dijo, como si sus juegos de tiros fuesen música celestial. Le ignoré por un rato y seguí viendo distraída el video y terminándome el pan con chocolate. Cogí fuerzas y lo puse desde el principio, esperé un poco y me levanté. Cuando salía del salón, grité en voz alta… 
– ¡Me voy a bañar, nene!

– ¡Pero quita esa mierda!

– ¡Ay, lo siento! ¿Puedes apagar tú el ordenador? ¡Gracias!  
Y di un sonoro portazo al entrar al baño. Mi corazón latía a mil cuando abrí los grifos de la ducha, pero no me metí. Escuché maldecir a mi hermano al tener que levantarse. Después no escuché más que la música repetitiva de la pausa del juego. Con mucho cuidado salí y me asomé por el pasillo al salón. Mi plan había resultado. Vi a mi hermano sentado en el ordenador, quien había “descubierto” las páginas guarras al cerrar YouTube. También vi como su brazo se movía frenéticamente arriba y abajo, así que supuse que se estaba tocando haciéndose un pajote soberbio aprovechando que yo estaba en la ducha. Poco a poco me fui acercando por detrás, me moría de ganas por verle la polla, por ver cuánto había crecido desde la última vez que jugamos a enjabonarnos en la bañera. Por los nervios fui torpe y rocé con el pie una de las sillas, a lo que él saltó encrespado intentando guardarse el cipote y mirándome asustado. Yo por un segundo no supe qué hacer, mi plan había fallado y había perdido mi oportunidad de espiarle a escondidas, así que salí del paso haciéndome la tonta….

– ¿Qué hacías…?

– ¿Eh? ¿Yo? ¡Nada! 
Me contestó lleno de nervios, sintiendo que podía coger las riendas de la situación….

– Pues yo creo que sí. Te estabas pajeando viendo porno.
Le solté en un alarde de valentía, la palabra que suelen utilizar los chicos.
¿Eh?
Supongo que ver a su hermana hablando así le dejo mudo…. 
– Te he visto. Se lo voy a decir a papá o mamá que utilizas el ordenador para ver a esas zorras y pajearte… ¡Pobrecitos, ellos pensando que es lo quieres  para estudiar! ¡¿Qué van a pensar de ti?!

– ¡Lara! ¡No! Por favor, no se lo digas, yo… te juro que estaba abierto cuando fui a cerrarlo. Sería publicidad que salió sola, yo no estaba mirando porno.

– Pero te estabas pajeando viendo como se follaban a esas putas ¡¿No?!  Insistí apretando más a Darío….

Por favor, no se lo digas, rogó de nuevo. – Haré lo que quieras. 
Las palabras mágicas que deseaba oír. Me moría de ganas de decirle que se bajase los pantalones y me dejase ver, pero también me moría de vergüenza de tan solo pensarlo, sin embargo era ahora o nunca. Algunas cosas hay que hacerlas en caliente o jamás las harás y esta era esa ocasión para armarse de valor… 
– Vale… pues quiero ver lo que estabas viendo.

– Pero lo he cerrado, y te juro que estaba ya abierto…

– Bueno, pues vamos a buscar más porno.
Me acerqué a él y con todo mi desparpajo me senté en su rodilla. 
– ¡Venga nene anímate! 
Él estaba petrificado, sin saber qué hacer. 
– ¡Vamos, hombre! 
Le apremié y Darío cogió nervioso el ratón para abrir una nueva ventana. Nos quedamos un par de segundos viendo la página en blanco. 
– No… no sé donde entrar. 

– Ay chico, suspiré. Tecleando “ videos porno”.

Pronto entramos a la web de videos y mi corazón empezó a acelerarse otra vez, pero mi coñito no creo que hubiese dejado de estar mojado….
– Abre éste, le dije señalando uno que me llamó la atención.
Era una chica con unas tetas enormes encima de un chico, y en la pre-visualización se veía como tenía metida la polla hasta el fondo. Darío dio al play y nos quedamos mudos viendo las letras de presentación con las que empezaba. Hablaban en inglés y pronto me desesperé.  
– Dale para adelante.
Le ordené, y pronto la imagen se convirtió en algo mucho más interesante. Un primer plano de una polla enorme entraba y salía del coño de la chica, que estaba a cuatro patas y gritaba de placer como una loca. Miré a la cara de mi hermano y le encontré rojo como un tomate, cosa que por un momento me pareció adorable. Justo después miré a su entrepierna y encontré un bulto que delataba que la tenía bien dura, no calzaba mal el muchacho... nada mal. Pensando en cómo atreverme a decirle que me la enseñase, vi algo que me llamó la atención. En los videos relacionados, un título en español se me quedó grabado…. “Hermanita se folla a su hermano”. Fue leerlo y un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, encendiéndose aun más la excitación que tenía. Benditas casualidades…

– Mira este, le dije señalando el vídeo en cuestión.

– ¿Qué… qué pasa?

– Pone que son dos hermanos haciéndolo. Ábrelo.

– Pero eso es mentira Lara, son actores.

– Ábrelo, venga. 
El rechistó y cambió al otro video. Esta vez no había presentación, y la cámara estaba fija apuntando al chico y a la chica, que empezaron a besarse. 
– Mira, no son actores.... Son dos hermanos haciéndolo, insistí yo.

– Que no, Lara. Que eso no se puede hacer.

– ¿Por qué? Pregunté entre la malicia y la curiosidad.

– ¡Pues porque no! Esto no se hace entre hermanos.

– Ya, pero ¿por qué?

– Pues porque no.

– Pues vaya razones que das.

– Imagina que tienen un hijo, saldría con problemas.

– Pero mira, el chico se está poniendo un condón para no preñarla. Y tiene una buena polla ¿Verdad? Así sí se puede hacer 
Le dejé sin razones y estupefacto con mi lenguaje soez…, y el video avanzaba. Pronto estaban follando como locos y pasándoselo en grande.
– Y mira lo bien que se lo pasan. Ambos están disfrutando de la follada.

– Piensa lo que quieras Lara…, volví a mirarle la entrepierna y juraría que el bulto era más grande todavía….

– ¡Seguro que tienes ganas de pajearte ¡¿Verdad, nene?!

– Joder Lara…

– Yo si tengo, no podía creerme lo que estaba diciendo. – Estoy muy mojada y me suben las ganas desde el chocho a la cabeza.
Le dejé sin palabras, e hizo un amago de tocarme por encima del pantalón. – Si quieres…

– No, contestó rápido él.  – ¡Pero si no he dicho nada!

– Ya, pero esto no está bien, paró el video e intentó quitarme de encima de él.

– ¡Eh, para! Suéltame o a papá que vas por usar su ordenador.

– ¡Pero si todo esto es idea tuya!

– Ya, ¿pero a quién va a creer? 
Él me miró incrédulo, como incapaz de creer que su hermanita fuese tan cabrona. 
– ¡Jo Darío! ¡¿Por qué eres así de terco?! Solo estamos pasándolo bien un poco. Estamos aprendiendo. ¿Tú habías visto porno antes?

– Bueno… algo. En el móvil…

– ¿Y ya te habías pajeado muchas veces? 
Darío se quedó mudo, sin atreverse a contestar. – Pues yo sí…. Me las di de listilla marcándome un farol. – A mí me gusta mucho tocarme.... Además no está mal hacerlo, es normal y nos ayuda a conocernos, dije recordando un pequeño artículo que había leído antes acerca de masturbarse.

– Ya sé que es normal… pero es algo privado.

– ¿Entonces lo has hecho mucho pensando en alguien en particular?

– Sí, alguna vez.

– ¿Quieres hacerlo ahora delante de mí y conmigo? Casi me atraganté yo misma diciéndolo.

– ¡No! ¡Ya te he dicho que es algo privado!

– Somos hermanos, nene, y ya nos hemos visto desnudos muchas veces…. Yo no se lo diré a nadie… nuestras cosas son solo nuestras y no salen de casa, intenté convencerlo.

– Te he dicho que no.

– Venga, hazlo o se lo digo a papá. ¡Si quieres lo hacemos juntos a la vez!

– Pues díselo, me da igual, estás loca. No voy a hacerlo contigo aquí... ni me interesa ver como te haces una paja delante de mí.
Rabiosa por no conseguir convencerle, le di al “play” del video para que siguiese.

– Pues yo si lo voy a hacer aunque tú no quieras.
No podía creerme a dónde me estaba llevando todo esto. ¿Tan caliente estaba? ¿Tantas ganas tenía de verle la polla?

– Pues haz lo que quieras.
Dijo él, terco como una mula, mirando para otro lado. Y para terca, yo. Me sujeté con la mano derecha a la mesa y con la otra encontré mi chochito totalmente empapado bajo mis braguitas. Al primer roce sentí una corriente eléctrica que me hizo suspirar y soltar un pequeño gemido. Incrédulo, Darío se volvió y me miró a los ojos y a mi mano escondida.

– Y será verdad, hizo el amago de levantarse, a lo que yo me recosté sobre su pecho y me agarré a su pijama.

– No… no por favor… no te levantes, dije entre suspiros y gemidos.

De reojo veía el video, aunque apenas era lo que me importaba en ese momento. No podía creer que me estaba tocando sentada encima de mi hermano, en el cual estaba apoyada y muriéndome de placer. Seguí jugando con mis dedos por encima de mi coñito, rozándolos por todas partes y encontrando los lugares que más placer me daban. Justo cuando creía que iba a llegar lo mejor, escuchamos las llaves de casa en la puerta…. Entramos en pánico y yo salté de encima suyo corriendo al baño, donde escuché que aún seguía el agua corriendo. Escuché a Darío maldecir mil insultos mientras cerraba todo y supongo intentaba disimular lo que estaba sucediendo. Apoyé la espalda en la puerta con el corazón a mil por hora y el chochito palpitando. Corrí a desnudarme y a meterme en la ducha, donde terminé la primera paja de mi vida pensando en mi hermano, y ahogué el orgasmo entre gemidos bajo la cortina de agua. Me quedé de rodillas, con mi mano aun sintiendo palpitar mi conejito, maldiciendo la oportunidad perdida y en cómo sería mi siguiente asalto…. Mientras pensaba en algo necesitaba comprarme ropa y quedé con mamá para ir al centro comercial ese fin de semana…

**********************

Me tocó ir de compras con mi hermana. Hasta el día de la paja que se hizo mi hermana delante de mí solo la veía como una hermana fastidiosa, caí en cuenta de que no le observaba el cuerpo, eso ocurre cuando ves crecer a alguien día a día, año a año y en nuestro caso hasta hace bien poco nos solíamos duchar juntos…. De inmediato se me puso tiesa la polla con la imagen de Lara tocándose su coñito impúber, y me senté para disimular mi erección, mientras ella servía la mesa, le miraba el tremendo culo respingón que tiene, de repente mi mirada se perdió y ella me dio un grito...
– ¡HEY, ¿Qué es lo miras tanto?! 
Yo solo dije… – Ni que estuvieras tan buena como para mirarte…

Era el último día de clases, mis amigos y yo, habíamos decidido ir a celebrar el término de las mismas, en el pueblo hay una tienda de bocatas con juegos recreativos en la parte trasera del antro. Pedro el encargado era muy amigo nuestro, incluso nos servía cervezas. Ya en la cantina, Pedro nos colocó en una mesa al final del salón y nos dijo que no quería alboroto y si pasaba algo que saliéramos por una puerta trasera que tenía colindante con su casa. En aquella tasca de vez en cuando se liaba gorda con los borrachos de turno o entraba a inspeccionar la policía municipal. Las cervezas llegaban y los cartones se llenaban de las botellas vacías. Al paso de la tarde noche, nos disponíamos a salir de la cantina, Joel (amigo de la escuela) y yo, salimos abrazados, ya que nos íbamos de lado a lado por la borrachera, él me comento que se la había pasado de maravilla con la pandilla y que me acompañaría hasta mi casa, tocamos la puerta y salió Lara (mi hermana), empezó a regañarme por la condición en que estaba, le dije que dejara de molestar, se metió enojada y me quedé riendo con mi amigo Joel, ya cuando se despedía me dijo, Darío...
  Tu hermana está más que buena, se ve que tiene buenas tetas… ¿nunca se las has visto?
En el momento le conteste que no y me eche a reír como un tonto medio ebrio. Ya en mi cuarto, después de haber vomitado en el baño, me puse a pensar en lo que me dijo mi amigo Joel en relación a mi Lara, nunca la había visto con pensamiento morboso y la niña se le veía caliente después del numerito de los videos porno y su paja. Aquello cambió mi concepto de Lara, la cual solo la veía como una hermana latosa, caí en cuenta que nunca observaba su cuerpo con determinación, simplemente pasaba desapercibida para mí como suele pasar con los hermanos…. 
Los días pasaron y empecé a ver a Lara de otra manera, me di cuenta que Joel tenía razón, la niña poseía buenas tetas y no solo eso, tenía buen culo sabroso, grande y respingón. Lara es una chica morena clara, de cabello castaño oscuro casi negro, ojos cafés oscuros, delgada y muy deportista, le gustaba mucho la bicicleta al igual que a mi madre, pero con quién más sale es conmigo, más bien por no dejarla ir sola por esas rutas que pueden llegar a ser peligrosas para una niña solitaria, yo siempre estaba disponible para Lara de una manera inconsciente.



Un día Lara planeo con mamá ir de compras, ellas quería comprar ropa (leggins, camisetas, zapatilla entre otras…) pero a mi padre, lo invitaron a una comida por lo que mi madre tendría que acompañarle. El sábado era el único día bueno y además estaba de oferta en la tienda de deportes, Lara se enfadó muchísimo y al ver mamá como estaba le comenta…

– Bueno Lara, no te pongas así, iremos otro día o te puede acompañar tu hermano…, cogéis el tranvía que os deja en el mismo centro comercial.

A Lara no le agradó la idea de cargar con las bolsas en un transporte público, pero como ya estaba emocionada por comprar, aceptó. Entramos a varias tiendas y no se decidía a comprar algo, yo me estaba aburriendo de ir de una tienda a otra, de repente entramos donde había una vendedora bastante buena, de hecho traía unos leggins que se le ajustaban muy bien, me quedé observándola y mi hermana me dijo…

– ¡Joder nene, se te van a salir los ojos!
A lo que yo le respondí… – Es que se le ven muy bien puestos los leggins a ella. 
Mi hermana me miró espoleada…. 
– ¡Eso es  porque no me los has visto puestos a mí!
Se puso a buscar varios modelos, mientras yo seguí mirando a esa chica. En una pasada de mi hermana, me da un empujón diciendo… 
– ¡Ya bájate de la nube no, te pasas mogollón!

En mi mente se barruntaban sus celos, no sé por qué, aunque era un chico bien formado y proporcionado. Estructuralmente me acompañaba el físico y hacer deporte con el futbol y la bici, destacaba con los otros chicos de mi edad, aun estando en la edad del crecimiento. En realidad no era nada del otro mundo, además de bastante poco lanzado con las chicas, pero pasó por mi cabeza un pensamiento hacia ella y le comenté…

– ¡Pues si quieres que no la mire, ponte los que te vas a comprar y sal a enseñármelos…!

Ella sonrió pícaramente y se metió al vestidor. Paso unos minutos y ella salió con el primer leggins puesto… 
– ¿Cómo se me ve este modelo?
Me quedé con la boca abierta, Lara estaba más que buena, buenísima, fue tanto mi cara de asombro que ella se dio cuenta y se echó a reír…

– ¡Ya ves que tenía razón, de que la mirabas a ella porque no me habías visto a mí! Yo tengo mejor culo que esa vieja.

Ella se puso varios modelos y salía para que se los viera, yo estaba encantado de verle como le quedaban. Sin darme cuenta, tenía el cipote embravecido, al paso de su pasarela mi hermana me dijo al oído susurrándome picaronamente… 
– ¡Darío si no es para tanto! ¡¿O es que siempre estás salido?!  

Y me giró a ver el bulto que ejercía mi polla, haciendo referencia a mi hinchazón, me percaté avergonzado de lo salido que estaba con Lara, por lo que me di la vuelta… 
– Escoge de una vez que no vamos ya a casa….

Cogimos el tranvía ataviados de bolsas y nos plantamos en casa en media hora…. Me pasé la tarde en mi cuarto masturbándome varias veces, tenía la imagen de mi hermana en leggins, con ese culo respingón, de repente tocan la puerta, era Lara. Pregunté lo que deseaba y me comento… 
– Voy a preparar la cena, ¿Quieres cenar algo? 
Le dije que de lo que ella hiciera para ella. Al paso de unos minutos me gritó desde la cocina, diciendo que ya estaba lista la cena, me puse una camiseta y un  bañador pues andaba en ropa interior para masturbarme más fácilmente. Al llegar a la cocina, me llevé una sorpresa, Lara estaba con solo una camiseta larga, blanca y se le transparentaba el bikini que llevaba puesto, por cierto de florecitas. De inmediato se me puso dura la verga y me senté para disimular mi erección, mientras ella servía, yo le veo el tremendo culo, de repente mi mirada se perdió y ella me dio un grito…

– ¡¿HEY me sigues mirando el culo…?!

– No es verdad, que ni que estuvieras tan buena como para ello.

– ¡Pues en la tienda se te puso dura…! Que sepas que me di cuenta que fue al verme a mí cuando más dura estaba… 
Después de la cena, le di las gracias y le dije que me iba a mi habitación a dormir, desde luego que iba a masturbarme en su honor. 
– De eso nada te toca lavar los platos. Yo he hecho la cena y a ti te toca fregar.

De ahí quería ver una película, me dijo que si la acompañaba después, ya que nuestros padres regresarían muy tarde. 
– Vale de acuerdo, pero que no sea una de esa ñoñas de amor.
– Avísame cuando termines de fregotear y acomodar los trastos….

Acabé pero no le dije nada, me marché a mi cuarto a darme un buen pajote… Lara toco la puerta justo cuando acababa de terminar de masturbarme, le dije que pasara, seguía solo con la camiseta blanca, me dijo de ver la película en el cuarto de nuestros padres, ya que era más grande y más cómodo, al tener una cama de dos metros de ancha.

– Está bien, ve poniéndola que yo llego en un minuto.

Cuando ella se dio vuelta, noté que ya no traía el bikini de florecitas, traía unas bragas culote de encaje, lo que me puso a mil saber que se había cambiado por alguna razón, espere a que se me bajara la tremenda erección y fui al cuarto de mis padres a ver la película con ella. De Lara me esperaba cualquier cosa y yo estaba muy salido con lo cual no controlaba una pizca…, pero demasiado tímido para hacer nada con ella, además de pensar que era mi propia hermanita pequeña. Ella había escogido una película española de entre la que tenían mis padres…“Lucia y el Sexo”, entré a la cama solo en calzoncillos sin camiseta y me puse una  pequeña mantita por si me empalmaba poder taparme, transcurrió la película y pasaron una escenas de sexo, mi polla se empezó a levantar y me coloqué la manta más ahuecada, ella miro de reojo y me comentó que no hacía tanto frío como para estar tan tapado…

– ¡¿Nene por qué te tapas así?! 
A lo cual respondí que yo sí tenía algo de fresco…

– ¡¿Por qué no vas a hacer unas palomitas para comer durante la película?!
Ella la puso en pausa y se fue a prepararlas, cuando salió caminando pude ver su hermoso culo moviendo se un lado a otro, levantando sus cachetes alternativamente. Mi hermana tiene un culo partido con una raja profunda que hace del mismo sea muy respingón, como a mí me gusta en verdad. Llegó con la bolsa de preparación rápida y seguimos viendo la peli con las palomitas, nuevamente apareció una escena de sexo y esta vez ella me pidió que si podía taparse con la misma mantita por que ya le había dado frío. Se metió y como no era grande se pegó a mí, el roce de su pierna con la mía, terminaron de ponerme más loco. Mi cipote estaba más que erecto, bravo y endurecido, ya no podía disimular, se me ocurrió apagar las luces para que no se notara tanto. En eso, sentí la mano de Lara acariciando mi pierna, pero ella seguía viendo la tele, como si no pasara nada, las escenas de la película fueron subiendo de tono…
noté que su respiración se agitaba cada vez más, sus manos ya estaban cerca de mi verga sin querer llegar me ponía frenético, ella esperaba una respuesta de aprobación y se la di mañosamente al girarme un poco para que la punta de mi polla inhiesta le llegara a los dedos. Ella cuando sintió la punta de mi rabo hizo una pausa con su mano, nos giramos sin decirnos una palabra. Al poco tiempo renovó su periplo de exploración volviendo con sus caricias, y esta vez sí fue más atrevida al acariciarme la punta del capullo hinchado como una pelota de pin pon. Yo comencé a acariciarle los cabellos, pasé mis dedos por su oreja, su cuello y nuca…, cuando realice ese movimiento, Lara apretó mi falo con fuerza, giró su cara buscando la mía…

– ¡Bésame nene…! Me estoy poniendo muy cachonda. Y tú la tienes muy dura joder ¡¿Cuánto te mide?! ¡Porque tienes una polla grande! Mucho más de lo que recordaba…

No le contesté, solo comenzamos a besarnos con timidez poco a poco hasta acabar como locos, mientras ella no soltaba su presa sosteniéndola vigorosamente, como si me lo quisiera arrancar. Luego le subí la camiseta, dándome cuenta que no llevaba sujetador ni lo necesitaba, pues sus tetas desafiaban a la gravedad en cualquier postura. Le empecé a besar los pezones erectos sobre una areola rosada muy hinchada que bien parecía otra teta sobre su teta formando dos ojivas. Ella se retorcía de placer cuando hacía eso, luego le agarré las manos, empecé a besarla por todo el cuerpo, del pezón me pasé a su panza haciendo un reguero de saliva con mis lamidas hasta llegar a su entrepierna abriéndose las rodillas, notaba como tenía la vagina de jugosa. Sus bragas estaban más que mojadas, pasé mi lengua por su chochete abultado sobre las braguitas puestas, y después le hice a un lado la prenda íntima para pasar la lengua directamente por su perlado coñito enjuto lleno de flujo vaginal. Tomé un poco con mi lengua mamándole el coño que le hizo gemir y casi gritar, al verse en esa por primera vez, también la mía ¡No éramos nosotros! (Las pelis porno nos ayudan mucho para estos momentos…son auténticos tutoriales del sexo) Después de empaparme de su flujo la llevé a su boca, para compartir su sabor…,  ella se excitó demasiado, nos besábamos comiéndonos la boca, introduciendo mi lengua en su paladar entre los dientes y jugando con su lengua que también chupé y dejé que me la mamara como si de mi polla se tratase. Mis dedos dentro de sus bragas acariciaban el clítoris a la vez que nos comíamos a besos…, y de repente tuvo un gran orgasmo. No paraba de moverse, de convulsionar jadeando y gimiendo entre esténtores…

– No pares nene, no pares de tocarme ¡Por Dios te lo pido!, ¡Umm, Aaaggg! Cómeme el coño hasta que me corra del todo ¡Joder que gusto da correrse así, nene…! 
Mi boca volvió su coñito y mi lengua a castigar la pepita. Fue un orgasmo largo y fuerte, cuando volvió en sí, me besó mirándome a la cara con las manos en la misma, como diciendo… 
– ¡Qué locura más buena Darío! ¡Ahora te toca a ti…!

Se inclinó ágilmente doblando su cuerpo y ella empezó a chuparme la polla muy suave, solo lamía y mamaba el glande con todo su prepucio…, lo llenaba de saliva, hacía movimientos muy ricos. Después se animó a bajarme el prepucio haciendo aparecer el capullo gordo e hinchado con un brillo especular y volvió a metérselo en la boca buscando más cantidad. Así me dio unas cuantas mamadas calándose más de la mitad de mi rabo en su boquita de niña mala, la sacó y lamió el tallo respirando tras el esprín…, me lamía hasta los huevos, ¡Qué gustazo notar sus lamidas, su húmeda lengua en mis cojones! Mientras lengüeteaba testículo por testículo me miró a los ojos haciéndome la confesión que por defecto imaginaba…

– ¡Darío aun soy virgen! Y me he guardado el himen intacto sin meterme nada en el coño solo para que tú me lo rompas y desvirgues como Dios manda… ¡¿Deseas desvirgarme?!

Oír la confesión y petición de que yo la desvirgara y saber que estaba muy caliente me dejó perplejo, si tenemos en cuenta que tan solo éramos unos adolescentes y nunca había estado con una chica en un trance semejante… 
– ¡Lara, yo…bueno yo Lara…También soy virgen! Nunca me he follado a ninguna chica….

– Ya lo sé tonto, por eso es tan bonito que lo hagamos por primera vez los dos juntos… ¡¡Aprenderemos a follar juntos!! ¿¡No te parece romántico y emocionante!? 
– Hemos hecho tantas cosas juntos que solo nos falta follar...
– Así es Darío, ¡FÓLLAME Y DESVÍRGAME EL COÑITO!
Su sonrisa me invitó a proseguir, le bajé las bragas muy suavemente y le comí el coñito sin pelo como el de una muñeca, sin un solo vello, los labios apretados y rezumante de fluidos le chupaba el clítoris, metía mi lengua en los labios mayores y menores, de repente subía con sus fluidos en mi boca para besar la de ella… 
– ¡Qué bien saben tu chupadas en mi chocho con tus labios! Si sigues así me voy a correr otra vez y tú aun no te has corrido ni una sola vez….

– ¡Quiero que te corras todas la veces que quieras nena…!

Y cuando se hallaba a punto de correrse nuevamente… – ¡Métemela Darío! ¡¡Fóllate a tu hermanita...!!

– Así sin nada… ¡A pelo… sin condón! ¡Te puedo preñar si me corro dentro…!

– La primera vez nunca ocurre, además Yo no tengo condones y creo que tú tampoco, así es que debes follarme a pelo porque no lo podemos dejar… 
– ¡¿Y si busco en la habitación de los papás?!
– NO nene, no te vayas es mejor así... ¡Es más bonito sentirlo la primera vez de esta forma! Me decía, – ¡Hazme tuya, nene, quiero sentirte adentro, quiero que me enseñes lo que tú quieras! ¡Párteme mi coñito y llénamelo de tu leche por favor...!

Bajé hasta su virginal cuevecita y le di unas lamidas en su clítoris, le metía toda la lengua para saborear ese agujerito dulce y virgen… 
– ¡Asiiii, aaaassi, aaahhhhh! 
Metía mi lengua por el anito sagrado y llegaba a su clítoris, chupaba y mordía con gran placer, lamiendo y ensalivando todo su entrepierna… tuvo un nuevo orgasmo, el cual recibí en mi lengua. 
– ¡¡Aahhhh ya, me corro!! 
Ya había dejado de contar sus corridas, falta la mía… Me paré y al quitarme el bóxer, lanzó un grito de admiración… 
– ¿¡Todo eso me vas a meter Darío!? 
Regresé a besar sus labios y como traía falda empecé a acariciar su entrepierna, fue solo cuestión de minutos para subir a su coño con mi mano y comenzar a acariciarlo con mano, cuando lanzo un suspiro profundo supe que era momento de bajar y acariciar su vulva con mis manos y mi lengua, la metí y saque por unos minutos. Masajee su coño con mi miembro pero sin penetrarla, aquel masaje le estaba encantando, al poco tiempo con suavidad comencé a penetrarla. Ella estaba entre preocupada y excitada mirando la maniobra de incursión en su raja.

– Si en algún momento te duele, házmelo saber…

– Por el momento va bien... Sigue abriéndomelo con tu polla...

– No tengas miedo, lo estoy haciendo con cuidado…, solo relájate y siéntelo como entra y te abre la vagina, le conteste.




Se abrió un poco más de piernas, sin pensarlo un momento más, coloqué mis dedos en la rajita abriéndole los labios, le froté la pepita de arriba abajo hasta que me paré el boca de su vagina, la posicioné mejor metiéndola poco a poco, solo la punta…se quejó apenas, penetré algo más notando la membrana que quedaría rajada de por vida, la saqué casi toda y de pronto la hundí con firmeza rompiendo el himen de un envión…, con lo excitado de mi verga y la lubricación excesiva de su coñito no le dolió mucho cuando atravesé la membrana rompiendo definitivamente su himen…viví con miedo y excitación el instante.

– ¡Ahora estoy desvirgada nene, ahora sí!
Mi hermana se sentía feliz de quedar desflorada, indicaba que le dolía un poco… 
– ¡Pero ahora no te salgas por Dios! 
Gritó pero para aliviarle le empecé a besar los pezoncitos y a chupar sus tetas en tanto voy adentrándome en su coñito.

– Ya te entra Lara…no te preocupes, ¡Todo va bien! 
Le enterré la mitad y me quedé quieto por un rato

– Duele un poco nene, pero quiero que me la metas toda… ¡La quiero toda dentro, hazme tuya Darío aunque me duela! 
A cada pequeña embestida un poco más que entraba, ya había conseguido meter la punta, ahora solo era empujar…. 
– Me está gustando, dijo ella.

Ya tenía un tercio de mi miembro adentro, solo era cuestión de tiempo y paciencia el que entrara entera, decidí tumbarme por completo encima de ella y lamer sus senos mientras la seguía penetrando. Aquello la excitaba sobremanera y se abrazaba con fuerza a mí. Empezamos a gemir juntos, salían lágrimas de sus ojos y le pregunte:

– ¿Te estoy lastimando?  
Aun con lágrimas en sus ojos, pero sonriendo me dijo… 
– Un poco, pero me gusta y es como debe ser, no te preocupes y sigue follándome.

Empecé mi mete y saca, y poco a poco le metía más el ariete de carne endurecida, cuando comenzó con otro orgasmo… 
– ¡¡Me corro cabrón! Ni se te ocurra parar ahoraa...!!
Hice más rápidos mis movimientos, le sacaba casi toda la verga y se la hundía hasta que las pelotas rebotaban en su coño. Cada vez le molestaba menos mi polla en su coño y a mí en exacerbaba tenerla aprisionada en su estuche tan cerrado como acogedor… 
– No pares hasta que te corras dentro de mí…. Deseo notar los chorros de leche en el fondo de mi coño… quiero sentir tu leche llenándolo…. ¡Hazme una mujer! ¡Hazme gozar como las putas de la pelis porno que ves!

Hacíamos un misionero más o menos perfecto dándome unas buenas embestidas. No llevaría ni veinte segundos con el mete saca, y su orgasmo iniciado con la excitación de mi lengua, lo acabó mi cipote en el fondo de su útero. Se corría en fuertes convulsiones, mientras le empujaba moviendo su cuerpo con más ímpetu…, notaba como el coño apretujándome  la polla y soltando presión. Sus tetas y la cama entera de lo fuerte que le arreaba…, para estas alturas ya no me cuestionaba nada, estaba sumamente excitada se notaba en su respiración, yo disfrutaba acariciando aquellas vírgenes tetas. Cuando paró, la extraje y comencé a besarla desde la punta de los dedos de los pies subiendo hacia su entrepierna, seguí por el ombligo hasta llegar a las tetas, aquella forma de besar la estaba excitando locamente, bajando hacia su entrepierna donde me detuve pasándole la lengua por el coño y el clítoris, de nuevo comenzaba a estremecerse pero no la dejé llegar al orgasmo. Con un rítmico mete saca muy suave, comenzaba a gozar de aquella embestida, poco a poco fui creciendo en intensidad mis embestidas hasta que aquel coño ya estaba totalmente dilatado, ahora era el momento de las embestidas más rápidas y con un recorrido mayor y así comenzó una acelerada penetración. Sus gritos de placer crecían en intensidad…, seguimos haciendo el amor con pasión y ella gimió con mucha fuerza después de una gloriosa penetración, era su primer orgasmo con una verga dentro de su coñito, lo mostró al poner sus piernas erectas y tensas. Me encanto sentir todos aquellos fluidos 

– ¿Te ha gustado?

– ¿Qué si me ha gustado?... ¡Nunca creí que se pudiese sentir tanto placer!

– Pues no hemos hecho más que empezar, aun tendrás algún orgasmo más... 

– Wow... Si gozo más creo que me desmayaré de placer. Dijo muy feliz

Me puse de rodillas en el suelo y me la acerqué por las piernas y comencé a chuparle el coño. Mientras con ambas manos le acariciaba sus tetas. Comenzó a gemir de forma continua y en voz alta no era capaz de contenerse, solo podía mover la cabeza de lado a lado aquello que estaba sintiendo era una experiencia increíble. No podía más, iba a tener un intenso y largo orgasmo. No pudo aguantar más entre alaridos de placer tuvo el mayor orgasmo que jamás había tenido, creyó por un instante desmayarse de placer. Retire mi cabeza de entre sus piernas y observaba la respiración continua de esta justo con unas convulsiones en las piernas. Aún seguía en aquel largo orgasmo… Me acomodé chupándole los pezones, intente seguir masajeándole el coño, pero ella me paro con su mano, no podía resistirlo, el simple hecho de tocarle el coño hacia que le volviesen las convulsiones. Sin ayuda, la polla se enfiló de nuevo a su entrada y la clavé hasta los huevos de un solo golpe.
las batidas eran a lo largo de toda la polla, sacándola hasta el glande y enterrándola entera.... A los dos minutos comencé a sentir un escalofrío por todo mi cuerpo, flojeando mis piernas de la excitación Noté que yo no aguantaría mucho, pues me parecía mágico estar follando con mi hermosa hermana dándomelo todo. Miraba entrar mi polla en su coño, era demencial el gusto que se trasladaba a mis huevos, noté el subidón sin poder aguantar un minuto más… y de pronto me corrí dentro de su vagina, soltando chorros de leche sin remisión…. La penetre hasta el fondo, con ganas de tener mi rabo más largo para llegarle más adentro, mientras ella se retorcía en otra gran corrida al percibir mi lefa. Uno chorro tras otro le fui vaciando mis testículos mientras nos besábamos sintiendo el placer completo del amor… Nos quedamos abrazados un rato adormilados…pasé un dedo por su rajita llena de esperma borboteando. Gozamos con caricias por todo nuestro cuerpo, nos besábamos con lengua esnifando el olor a sexo…, hasta que escuchamos ruidos en la casa, eran mis padres que habían llegado un poco ebrios…, corrimos a nuestro cuarto arreglando aquello, nos dimos un beso prolongado…

– ¡Esto lo tenemos que repetir más a menudo! Me lo has hecho muy bien… ¡Y no veas lo loca que me has puesto! Ahora que ya no tengo himen seguro que es más fácil y me das mucho más placer ¡Solo tenemos que controlar mi regla y follar a tope!

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Unas cortas vacaciones con mis primos. Durante unos días vacaciones y de forma fortuita compartimos cama poco después de nuestro desvirgue. Ella comienza masturbarse a medianoche, me despierto y terminamos gozando mutuamente….Sucedió de la manera menos esperada por mí. 

Cuando llegaron las vacaciones de Semana Santa, mi hermana  y yo habíamos normalizado nuestra relación con encuentros asiduos. Eso no quitaba que ambos nos lleváramos como cualquier par de hermanos, con pleitos y demás cosas normales. Como dije, nunca ocurrió nada extraño entre nosotros e incluso, nunca había prestado atención a la belleza de mi hermana y a sus atributos de mujer… sus caderas, culo y tetas, eran resaltables en una hembra muy apetecible, y es que debió de producirse su cambio tan rápido en nuestra adolescencia, que no me di ni cuenta. Tener un rostro de niña, yo diría infantil, y gustarle el uso de zapatos con un poco de tacón, la hacía muy sexy…, sé que no le faltaban pretendientes de mayor edad que la confundían con una chica veinteañera…. 

Entre nosotros siempre hubo mucha confianza aséptica como hermanos, pero nunca tratamos cosas de sexo hasta el día de los videos porno en el ordenador de papá…, ahora lo afrontamos del modo más natural con su morbo comentando situaciones sin provocarnos rubor o incomodidad. En los últimos tiempos mantuvimos una sana distancia en cuanto a nuestra intimidad, en plena pubertad me veía contrariado desnudo ante Lara por pudor, así que dejamos de mostrarnos desnudos frente al otro. Después de desvirgarla, ya no era como cuando nos desnudábamos juntos en el aseo o dormíamos en la misma cama, habíamos cruzado la línea roja del incesto y nos gustó…nos deseábamos intensamente, y cada vez estábamos más desatados follando.  

En esa Semana Santa, nuestros tíos que viven en la costa de Huelva nos invitaron a visitarlos durante esos días. Ellos tienen una hija y un hijo, unos primos que veíamos muy poco, así que no podíamos dejar pasar la oportunidad de visitarlos. Acudimos a la invitación y los primeros días allí fueron muy divertidos, mi hermana y mi prima tomaban su rumbo, mientras mi primo y yo nos divertíamos por nuestra parte. De vez en cuando nos encontrábamos en la playa o en la plaza, pero solo era para saludarnos. Una noche, mi tía nos dijo que le habían dado los tres días libres en su trabajo desde el Miércoles Santo en adelante.

Aprovecharía para llevarnos a conocer una pequeña isla que está un poco mar adentro, la cual se puede alquilar, así que hicimos los preparativos y zarpamos hacia aquella isla, donde por cierto, sólo había dos pequeñas cabañas para pasar la noche. Dado que llegamos muy de mañana, tuvimos todo el día para disfrutar de aquella isla que era para nosotros solos…, nos divertíamos todos juntos y la pasamos de lo más normal. Cuando llegó la noche, mi tía sugirió que mi primo y yo durmiéramos en una cabaña que contaba sólo con una pequeña cama individual, mientras que ella, mi prima y mi hermana, dormirían en la otra que tenía una litera rústica hecha de bambúes y madera. Todos estábamos de acuerdo, sin embargo, ya entrada la noche, nos divertíamos tanto y comíamos y bebíamos tanto que no teníamos nada de sueño, sino por el contrarío, deseos de seguir en la bulla.

Mi tía que ya estaba muy cansada, prefirió irse a dormir sola a la cabaña donde estaba la cama sola, dejándonos solos a los cuatro jóvenes. Cuando nos llegó el sueño a todos, las mujeres pidieron dormir en la parte baja de la litera, así que mi primo y yo nos acostamos en la parte superior. Dormíamos tranquilamente hasta que desperté por alguna razón y noté que mi primo ya no estaba, habían pasado ya cerca de cuatro horas desde que nos habíamos acostado y me bajé de la litera para ver dónde estaba, mi hermana despertó y dijo que hacía como dos horas que se había ido a la cabaña con mi tía, aunque no sabía porqué.


Volví a acostarme, y comenzaba a dormirme cuando mi hermana subió a mi cama y me pidió que la dejara un sitio junto a mí, pues mi prima se movía mucho, yo sólo le dije que se acomodara como pudiera y seguí durmiendo. Ella se acostó en sentido opuesto a mí, quedando sus piernas a mis espaldas y mis piernas a sus espaldas…Ambos estábamos en calzoncillos y bragas, ella usaba sólo el top de su traje de baño, mientras yo tenía el torso desnudo, pues el calor era casi insoportable para ser finales de Abril. No recuerdo cuánto tiempo pasó desde entonces, pero volvía a despertar levemente y escuché una respiración agitada e intensa, no presté mucha atención dado que aún estaba medio dormido, fue hasta que escuché un leve gemido salir de mi hermana cuando abrí los ojos por completo, pero no me moví, estaba acostado boca arriba y podía ver a mi hermana con el short y las bragas hasta las rodillas, mientras ella se acariciaba su vagina lentamente…. Tenía los ojos puestos en el techo de caña, y jadeaba profundamente, yo sólo la observaba, tocarse y mecerse suavemente, advertí que estaba a punto de girar hacia mí y cerré los ojos, ella me observó un rato mientras se seguía masturbando, y volvía su vista hacia el techo, y así repetidas veces, su cuerpo se estremecía a ratos y sus piernas temblaban por momentos, arqueaba la espalda y no dejaba de mecerse, a veces lento, a veces más y más rápido. Poco a poco fue bajando su ritmo hasta que sólo se acariciaba suavemente entre los muslos. 

En ese momento yo estaba fuera de mí, por la excitación que me había provocado el ver a mi hermana de esa forma, y de manera impulsiva, me incorporé casi de súbito y me coloqué entre la piernas de Lara, la sujeté de los muslos y me detuve... ella me miraba con los ojos bien abiertos y una expresión de complicidad y excitación que jamás había visto en ella. En esos momentos no la veía como a mi hermana, sino como a una hermosa mujer, que había despertado en mis deseos tan grandes como nunca había sentido. Nos miramos por unos segundos y sin decir ninguna palabra, ella bajó las tiras de su top dejando al descubierto sus hermosas tetas que se veían con unos pezones más erguidos que de costumbre, yo terminé de quitarle las bragas, extendió por completo sus piernas y trató de bajarme el bóxer, haciéndolo sólo hasta los muslos, y así quedamos los dos, iluminados con la luz de la luna que resplandecía en plenilunio.


Nuestros cuerpos lucían de un tono marrón encendido, y en nuestros ojos había un brillo que nos hacía mantener la mirada fija uno en el otro. Mis manos ya acariciaban sus caderas y sus muslos y ella acariciaba mi pecho y mi cara, estaba arrodillado y ella recostada con las piernas totalmente abiertas ofreciéndome su cuerpo una vez más. Me acerqué a besarle las tetas de pezones hinchados que tanto me ponían, mientras lo hacía, ella acariciaba mis cabellos, hasta que levantó mi rostro y me dio un largo y suave beso en la boca, provocándome aún más excitación de la que ya sentía, la besé una y otra vez metiéndole la lengua…, ella me abrazaba con fuerza hacia ella, con lo que logró recargar mi polla contra su vagina, e instintivamente comencé a mecerme rozándola en los labios y el pubis con el capullo endurecido, ella jadeaba agitadamente, y balbuceaba palabras que no terminaba de entender…, yo la besaba y la acariciaba por todo el cuerpo hasta que ya no pude más, me incorporé y sujeté mi cipote para apoyarlo sobre la entrada de su vagina, ella se quedó inmóvil levantando ligeramente su culo para que pudiera enfilar más fácilmente en su coño…, se mantuvo unos segundos tensando sus piernas sólo esperando el momento de clavarla. Me incliné sobre ella haciendo presión, y comencé a invadirla lentamente. 
Su interior no oponía demasiada resistencia, sin embargo ella se estremeció toda conforme le iba enterrando por completo mi verga de buen grosor y dureza, completamente excitada y con los huevos bien cargado de lefa. Comencé a mecerme suavemente mientras ella me tomaba de la cintura y me detenía controlando así la incursión, yo aumentaba cada vez más y más la velocidad, ella jadeaba y cerraba sus ojos por momentos, no paraba de acariciarme lo que tenía al alcance de mi cuerpo, como la cintura y las nalgas, el pecho y los brazos recargados en la cama. Mis ansias crecían y la sujeté envolviéndola con mis manos de su culo hacia mí para poder metérsela más profundo haciendo chocar mis huevos en su vulva una y otra vez. Pero ella se sujetaba de la cama y resistía mis embates tragándose los gemidos y los gritos, que en otro lugar sin nuestra prima no se reprimiría.

Me sujetaba del cuello buscando que la besara en la boca, que me la comiese, por lo que perdía el apoyo momentáneamente, pero no cesé en mi intento y constantemente me pegaba más a ella tratando de poder estar en mejor posición, pero ella se hacía hacia atrás a no tener mucho agarre y tan solo pesar 50 kg…, hasta que topó su cabeza con la cabecera de la cama y no tuvo más salida que aguantar mis empujones. Yo me acerqué lo más que pude y logré con dificultad apoyar su trasero sobre mis piernas, levantándola levemente, y así pude metérsela toda, ella comenzó a gemir y a retorcerse pero yo no cesaba de empujar, mi hermana se sujetó de la cama y empezó a temblar mientras nos mecíamos cada vez con más rapidez, al poco tiempo se relajó y volvieron los jadeos profundos y suaves de su boca, apoyó sus pies sobre la cama y comenzó a mecerse ella misma de manera casi frenética a mi compás completamente sincronizados en un follada fantástica. 
Observaba mi falo introduciéndose agitado y profundamente hasta la raíz en el coñito caliente y cerrado de mi hermana. Sus hermosas piernas se tensaban a cada penetración y sus tetas bailar agitadas como gelatina con el vaivén de nuestros cuerpos…, esa visión me excitó muchísimo más, pues por primera vez durante la fornicación, la vi como a mi hermana al mismo tiempo que como a una mujer. La sujeté de las pantorrillas y las coloqué sobre mis hombros, sin dejar de bombear en su coño en ningún momento, luego me incliné hacia ella hasta tocar con mi boca su boca y ella se sujetó de mi cuello dándome boca y lengua, comenzando así un nuevo mete saca más intenso y más prolongado, entre morreo y morreo, ella no podía evitar jadear tan fuerte que ya se escuchaban claramente sus pequeños gritos, yo trataba de tapar su boca, o besarla, pero no podía impedir que salieran esos ruidos…, mordió mi hombro y ahogó un orgasmo brutal…. 
Yo continuaba follándomela mientras ella se tensaba convulsionando en su corrida, apretando sus músculos vaginales contra mi tronco en una succión que me sobrexcitaba…, la litera se mecía cada vez más y comenzaba a golpear contra la pared, yo mismo no podía controlar mi respiración que cada vez se escuchaba más, pero no nos importó hasta que escuchamos un leve ruido en la cama de abajo, acordándonos de mi prima que estaba ahí, por inercia nos separamos uno de otro y en un instante volvimos a extremos opuestos de la cama.

Estuvimos unos segundos así y nos asomamos para ver si había despertado la prima… estaba a punto de despertar con los ojos entreabiertos y en constante movimiento. Lara y yo nos quedamos observándonos, masturbándonos en silencio y sin decir nada, más que lo que nuestras miradas insinuaban. El ritmo de nuestros cuerpos disminuyó y el sueño volvió a hacerse cargo de mi prima. Con mi hermana habiendo logrado su clímax y yo a punto de caramelo, con un poco de cansancio por la dura sesión que habíamos tenido, Lara vino a sentarse sobre mi polla y ambos sentados nos acoplamos una vez más, dejando deslizar mi verga en su ceñido coñito, procurando no mover en exceso la litera…, comenzamos a follar de nuevo. 
Ahora ambos apoyábamos las manos en el colchón tras de nosotros, mientras nuestros genitales se apareaban a la vista de ambos y con toda la profundidad sin dejar de mirarnos y de observar tan gozoso ensamblaje de mi polla en tu conejito acogedor. Las metidas eran pausadas desde el glande sin sacarlo hasta la misma raíz del tallo de mi polla, mi hermana parecía una experta moviendo sus caderas a un ritmo que no incidía en el vaivén de la cama, solo percibía como mi glande abría sus paredes rozando cada extremo de sus pliegues internos electrificando mi verga a límites que no pude aguantar más y solté toda mi leche en lo profundo de su coño…, ella me miró y se la clavó hasta las pelotas haciendo círculos sin sacarla del fondo de su vagina. Con las miradas cruzadas nos leíamos la mente confabulados en complicidad…

…Percibía cada chorro de lefa espesa descargarse en su fondo uterino, sin condón, sin anticonceptivos nos dejábamos ir con toda el esperma en su cuello uterino una y otra vez. Nos salvaba que solo lo hacíamos de vez en cuando los días no fértiles según el método Ogino que descubrimos en internet. Ninguno de los dos teníamos edad para darnos la soltura de comprar condones en la tienda o la farmacia, así que lo hacíamos por este método o por la marcha atrás si nos daba tiempo…. Era una locura excitante llena de adrenalina. Jamás ningún placer era comparable al de follar con Lara y culminar corriéndome en su útero, nos hacía más cercanos, más cómplices, más enamorados y sobre todo más pertenecientes el uno al otro, más allá de ser hermanos. Tras eyacular una ingente cantidad de lefa en su vagina profunda, me besaba como loca agradeciendo mi entrega corriéndome dentro de ella, la extraje y así desnudos nos fuimos quedando dormidos cuando comenzaba a verse la luz del sol. 
Ya entrada la mañana nuestra prima nos despertó de la forma más normal, y al parecer no puso mucha atención a la escena, pues tanto mi hermana como yo seguíamos desnudos, ella salió un momento de la cabaña y aprovechamos para vestirnos presurosamente, al poco tiempo volvieron mi tía y mi primo, y nos dispusimos a desayunar todos juntos. Las cosas transcurrieron sin que nadie se enterara, y mi hermana y yo no mencionamos nada al respecto. 
Los días siguientes transcurrieron de lo más normal, aunque yo seguía desconcertado por lo ocurrido, no solo porque folláramos en la misma litera donde dormía mi prima, sino por lo que pudo ocurrir con mi primo y su madre en la otra cabaña cuando durmieron a solas…, vinieron muy felices y cogidos de la mano…, no sabía qué pensar, los recuerdos me daban vueltas en la mente y no dejaba de sentir excitación recordando lo ocurrido, y la intriga de la relación entre mi tía y su hijo. 
Pasaban los meses, pero mantuvimos nuestras relaciones sexuales cuando nos venía en gana, o sea cinco o seis veces a la semana, aunque por mi Darío todos los días echaríamos un polvo. Unos meses después de desvirgarme, ese mismo verano se echó novia, los celos me comían aunque no mucho, porque los calentones de su amiga los pagaba yo, de esa forma tenía controlado al semental de mi hermano comiendo de mi mano si quería follarme.

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Conseguimos ser una buena pareja de folla hermanos…, tan discretos, cómplices y enrollados que en casa no sospechan nada pensando que éramos la pareja de hermanos mejor avenida conocida. En las clases casi ni nos relacionábamos, solo al salir, el goce de follar con Darío se lo llevaba mi chochito. Un poco harta de que tonteara con una o con otra, cambiando de novia cada dos por tres, yo también decidí echarme novio, Santi, con él no follaba ni nada de eso…, todas  mis amigas y muchos más los chicos ya lo habían hecho, y follaban con asiduidad, al menos que yo supiera…, pero a Santi solo le dejaba que me metiese mano dejándole los huevos condolidos…, algunas pocas veces era buena y le hacía una paja para aliviar su hinchazón, pero nada de meter su polla en mi coño, eso solo era patrimonio de mi hermano hasta ese momento... naturalmente aquello desembocó en nuestra separación a las pocas semanas. 



Nos fue tan bien en Semana Santa, que tras el curso, las vacaciones de verano también las pasábamos con mis primos de Huelva, y por fin descubrimos el gran secreto familiar… ¡¡Nos gustaba las relaciones carnales entre miembros de nuestra propia familia!! Parecía un secreto a voces, pero nadie lo daba a las claras, sin embargo, fue en ese mismo verano, cuando ocurrió el gran desvelo…, simplemente porque durante el verano, es cuando mi familia más disfruta del sexo incestuoso. He de decir que mi hermano y yo también tuvimos una experiencia única en nuestra libidinosa vida.

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Una familia muy bien avenida, disfruta en las vacaciones de verano, del mar, la naturaleza y el sexo en grupo. Creo que es necesario poner en situación a mi familia, la cual constaba en aquel entonces de mi padre Francisco, Paco para los amigos, mi madre Luisa, mi hermana Lara y yo, Darío. Nuestra posición social era acomodada, y la de mis tíos mucho mejor con un buen chalet, buen colegio de pago, buen coche y un barco de cinco metros de eslora donde paseábamos en vacaciones, y ellos los fines de semana también. Precisamente en las vacaciones del verano de 2010 es donde se ubica mi relato…, después de haber aprobado mi hermana y yo el curso con buenas notas, y mi padre ser merecedor de las mejores vacaciones de su vida, nos fuimos toda la familia al sur de España, a la isla Saltés en Huelva con mis tíos y su barco.
Nos acomodamos en su casa con nuestros enseres, y nos preparamos para estar dos meses de verano disfrutando del mar, las playas y del sol. Un día decidió mi primo Lucas pasar un día en una de las calas de difícil acceso de la isla y hasta allí fuimos, al ser entre semana la cala estaba vacía, no había absolutamente nadie, solamente se accedía a ella por mar y quedaba algo lejos del último puerto náutico, por lo que sólo era para barcos de pocos metros de eslora como el nuestro. Mi primo es patrón de barco de bajo calado y se manejaba muy bien con esa pequeña Veleta, fondeó el barco y bajamos nuestra tienda iglú y la montamos.

Por la mañana el sol era impresionante e iluminaba todo, daba vida a la cala, tomamos sol y nos bañábamos a ratos. En una de esas mi prima Melisa, hermana de Lucas, se bañó con él desnudos en el mar, al llegar a nosotros y ver que les mirábamos nos dijeron que estábamos todos mucho mejor desnudos, que se disfruta mucho mejor de la naturaleza. Mi hermana y yo dudamos qué hacer pero tal era la confianza que nos dieron en una cala desierta, que nos desnudamos y nos tumbamos en nuestras toallas. Mi primo tomó el protector solar y se lo empezó a untar por la espalda a su hermana, pero ella dijo… 
– Pónselo a ellos que acabarán quemándose. 
Así fue, escogió a Lara para ponerle la crema solar, y mi prima con otro bote se dirigió a mí, primero me lo puso boca arriba y luego me viró y me lo untó en la espalda y el culo. Al llegar a él, me lo abrió un poco y me acarició el ano con el dedo lleno de crema llegando incluso a rozarme los huevos desde atrás sin el menor pudor…, pero no se detuvo en ellos para continuar por las piernas. Una vez acabaron con nosotros, Lucas invitó a su hermana a que se tumbara…

– ¡Vamos Melisa déjame que te cubra de crema!

Al ponérselo a mi prima sí se detuvo en el culo dándole unos buenos refriegues, luego le abrió las piernas y durante un rato le acarició la rajita impregnando de crema toda su vulva…, mi hermana no se daba cuenta pero yo los tenía al lado y lo veía todo, por momentos me excitaba y de pronto Melisa giró la cabeza y me pilló observado, con una sonrisa me envió un beso mientras cerraba los ojos deleitándose del masaje vaginal que Lucas se gestionaba. Prosiguió por su barriga y finalmente a sus tetas que modelaba como si de un artesano del barro se tratase…, a mi prima se le pusieron los pezones erectos gozando con cada pasada por su dermis. Después le tocó el turno a mi prima, ella sí que le daba un reconfortante masaje a su hermano, empezó por su espalda, pasando por su culo…, en él se entretuvo como lo hizo ella conmigo frotando el ano y las pelotas que asomaban por detrás. 
Más tarde se detuvo un buen rato en sus piernas para acabar en sus pies, él parecía dormido disfrutando de la friega de pies, de cada dedo, de cada punto sensible del mismo. Acabada la parte de la espalda le volteó para masajear el pecho…, mi primo es robusto y había mucha superficie, le extendió toda la crema por sus pectorales, y abdominales para llegar luego hasta su verga. La masajeó suavemente, continuó haciéndolo y la polla se le puso a cien, era chica pero muy gruesa, mi primo soltaba algún jadeo mientras ella seguía masajeando suavemente el cipote de Lucas. Yo miraba y me excitaba, en eso mi prima alzó la vista y sonrió…

– Te gusta, ¿eh?, Mi hermana sabe hacerlo muy bien, es una maestra de los masajes con final feliz…

Lara nos escuchó y giró la cabeza hacia nosotros. – Melisa ¡¿Qué le haces masajes con...?!  

– Tranquila prima, solo es un masaje feliz…, deja que el chico disfrute un poco, es nuestro capitán del barco y habernos traído hasta aquí sanos y salvos se lo merece…. Esto es lo que hemos hablado cuando te he dicho que iba a ser un viaje de “placer”, Lara. ¡Seguro que tu hermano no se las hace él solito…!

– Bueno no era precisamente ese tipo de placer el que pensaba.

Mi primo gemía con mayor asiduidad al tiempo que Melisa arreciaba la paja agarrando con fuerza el tallo corto de gran grosor de su hermano y sin la menor clemencia…, Melisa sin ningún pudor le hacia un gran paja a su hermano delante de nosotros, nos miraba sin dejar de observar como su mano subía y baja por la gran polla de Lucas. Al cabo de tres minutos, Melisa arreció con tal furor que su mano golpeaba los huevos de su hermano, y Lucas soltó un chorretón de semen muy potente…, luego eyaculó dos grandes chorros de leche espesa más, y otros tantos más pequeños con un borbotón final de lefa que se le quedó en el capullo. Algo de semen cayó en el pelo de mi prima, su mano y la barriga, en la entrepierna de Lucas, y el resto entre la arena y su pecho se hacía con la copiosa corrida de mi primo.

– ¡Madre mía Lucas, cómo estabas de cargado!, le dijo Melisa a su hermano.  – Tenías los huevos a tope de leche…. Con todo eso e llenas la barriga.
Sin esperar un segundo más, se puso a mamársela, limpiándole toda la polla, y por todo su cuerpo donde cayeron los chorros de lefa y pudo lamer. De esa manera tan exhibicionista nos demostró como se comía le che de su hermano.

Él se levantó se empezó a reír al ver la glotonería de Melisa, se levantaron del suelo y se fue al agua con ella. Aquella escena me había dejado perplejo, me había excitado, pero no participar me dejó demasiado caliente y sin descargar…. Poseía una erección de mil demonios, imposible de ocultar completamente desnudos sobre la arena, a mi hermana le pasó algo parecido, me comentó lo gorda que Lucas tenía la vega y lo impúdico de hacerle una paja Melisa a su hermano, delante de nosotros con total naturalidad…

– Aunque la suya sea gorda, la tuya es mucho más larga y no está mal de grosor…, me dijo queriendo excusarse por su excitación al ver la polla de nuestro primo.– Si tú tuvieses el grosor de la de Lucas, sería la polla de un burro… por lo gruesa y larga que es…. 
Mi hermana se echó a reír y yo también me vi contagiado por la ocurrencia. Minutos después de aquello continuábamos en la playa desnudos. Mi primo me pidió que me acercara con mi prima a por las bebidas al barco, esa noche haríamos una hoguera y beberíamos a placer. Así lo hice y cogí el bote a motor fuera borda y la llevé, la ayudé a subir y desde arriba ella a mí. Empezó a coger cosas de los roperos bajos y me dejó a la vista y casi delante de la cara a su raja, con unos enormes labios, sinceramente era maravilloso, cuando ella se volvió...  

– Pero Darío ¡Te has excitado viéndome!, mira qué cosa más rica tienes, ¡eh!, estaba excitado con toda la polla erecta.

No es para menos…, tienes un coño precioso y no digamos ese culo que gastas…

– ¡¿Quieres descargar verdad?!

– Después de lo visto como le hacías la paja a Lucas….

– Si quieres te puedes hacer una paja, no te preocupes por mí... me puedes mirar el coño mientras te pajeas ¡Tómate tu tiempo! 
Yo no respondí estaba quieto, en eso Melisa paró de hacer sus cosas y me dijo….  
– Pero ¿Qué te pasa, Darío? Ah claro, con esa enorme polla necesitas dos manos…

– No, no es eso es que no puedo hacerlo así mirándome, algunos pueden sí, pero yo no.

– Bueno no te preocupes ya hablaremos de eso, no es problema ¡Vamos a ver si llegamos a tiempo de cenar! Lo dejó y salimos al bote.

Al llegar a la orilla, colocó Melisa las cosas y nos tumbamos todos, luego nos dimos crema, pero mi primo le dijo a mi hermana que la tenía mal puesta y le empezó a masajear por todo el cuerpo, ella estaba boca arriba y con los ojos cerrados, mientras Lucas se estaba entreteniendo en sus tetas y ella tenía los pezones erguidos, no decía nada, de vez en cuando sacaba la lengua y se mojaba los labios. Mi prima se incorporó para acariciar la espalda de su hermano, y él bajó su mano masajeando su vientre y llegó al pubis de mi hermana. En eso Melisa dejó de acariciar a Lucas y separó las piernas de mi hermana y le dijo…

– Así gozarás más, relájate nena. Mi hermanito tiene manos de santo.

La raja la tenía toda a la vista con un de poco pelo que coronaba su coño. Yo no hacía nada, solo ver como Lara se dejaba hacer, como mis primos se encargaban de dar gusto a mi hermanita, así fui a colocarme bien para ver el espectáculo. Mi prima se percató y me invitó a que me acercara, me situé con todos ellos y disfruté de lo que veía, era una visión maravillosa, mi hermana gozaba en silencio, Lucas estaba otra vez excitado con todo su polla gruesa durísima y yo estaba igual completamente con la verga inhiesta a más no poder…, las chicas debía de estar disfrutando de lo lindo viendo como ambos machos nos empalmábamos con suma prontitud. Melisa empezó a acariciarme a mí también, yo no quitaba la vista de la rajita de mi hermana y en un momento mi prima me agarró el cipote y empezó a frotármelo de arriba abajo bajándome el prepucio y liberando el glande de su capucha. Me estaba masturbando comentando… 
– ¿Ves lo fácil que es?, así debería hacerlo tu, Lara, cuando estéis en casa a solas…, a este ritmo sin prisas. Te gusta tu hermana ¿verdad?

– Sí, es muy guapa.

– No solo es guapa está muy buena… ¿Igual de buena que yo?
– Tú eres muy atractiva, sí estás muy buena...
– Por supuesto... a mi hermano le gusto mucho y él a mí, por eso, no solo nos pajeamos, también follamos bastante…. Bueno Lucas es todo un semental en casa… 
– ¿¡A qué te refieres con lo de en casa…!? 
Dijo mi hermana llamada por la curiosidad.

– Pues… bueno, mamá tiene sus necesidades y papá no le da todo para cubrirlas.
– ¡¿Os folla a las dos...?! Espetó Lara desconcertada. 
– ...Es con quien mejor he follado en toda mi vida, y además tenemos la confianza de estar sanos sin ETS, sin contar que siempre lo tenemos a mano en casa, cuando nos apetece desfogarnos. ¡Él siempre está listo para jodernos! 
– ¡¿Y no tiene novias con las que...?!
De pronto cortó a mi hermana... – ¡¡NO, tenemos un pacto de fidelidad entre los tres!!
Dijo Melisa para sorpresa de mi hermana y mía, sin embargo le salió del tirón como si lo dieran por sabido por nosotros.
– ¡Vamos que también se folla a vuestra madre como si tal cosas fuera lo más normal! Dijo mi hermana
– No os acordáis en estas vacaciones de Semana Santa en la cabaña, cuando vosotros echasteis el polvo en la litera encima de mí…, pues este cabrón se estuve follando a nuestra madre toda esa noche, echándole dos o tres polvos. ¡¡Un día de estos nos la va a preñar!!
En ese momento mi primo se apartó dejando que su hermana dejara de hacerle la paja, privando a mi hermana de seguir gozando un poco más. Pero en ese momento Melisa se dirigió a mí… 
– ¡Ven, ponte aquí que la vas a hacer gozar tú! Mi primita necesita una polla dentro de su chochito...queremos ver como os lo montáis

– Ánimo Darío... demuéstrale a mi hermana como se folla 
Dijo Lucas riéndose a carcajada, y se apartó un poco, mi prima me indicó que me pusiera sobre mi hermana y me dijo…

– ¡Ten cuidado, no seas bestia y métela suavecito hasta que lo tenga bien dilatado, y luego la follas bien duro! Con ritmo, que queremos verlo todo bien.

 No te preocupes Melisa sabe lo que se hace…, te puedo jurar que no es la primera vez, ni la segunda que lo hace…

– ¡Ummm! Qué ilusión que compartamos gustos… ¡Mis primitos también follan juntos! Esto si que es una hallazgo.
Me situé encima y mi prima me colocó la punta del ariete en la rajita de mi hermana, buscó y encontró la puerta con el glande, estaba toda mojada que con tan solo empujar abrí la boca de su coño… seguí empujando y entró un poco más. Lara dio un gemido pero no abrió los ojos cuando expandí las paredes de su vagina, empujé varias veces buscando cada vez un poco más de calado. Mis primos nos animaban con frases como…. 
"¡Qué bien lo haces! ¡Vamos campeón! ¡Tienes la polla perfecta para tu hermanita! ¡Hazla disfrutar como a una perra!" 
Y tras varias caladas suaves, arremetí de un solo envión, que la metí toda hasta los huevos, en eso me empecé a mover cadenciosamente intentando acomodar mi verga a su ceñida vagina metiéndola y sacándola casi entera. Impúdicamente me estaba follando a Lara delante de mis primos. Los golpes de cadera se hicieron ostensibles, la mano de mi prima se deslizó entre mis piernas, acarició mi culo y con los dedos resbalando por el canal, llegó desde detrás agarrando mis testículos. Y mientras me apareaba una vez más con Lara de aquella manera tan inusual, mi primo le sobaba las tetas a mi hermana, al tiempo que Melisa amasaba mis pelotas con demasía hasta que no pude más y en menos de cinco minutos me corrí. Tal era mi excitación por todo lo ocurrido que no soporté como quien dice el primer asalto…, eché toda la leche que tuve almacenada durante tres días. Noté como salía el primer chorro de leche al fondo del coño de Lara…

– Así es como se folla a una hermanita… ¡No pares de follártela hasta llenarle el coñito de leche!  Nos encanta que nuestros machos acaben dentro de nosotras ¿Verdad, primita?
Decía Melisa sin dejar de sobar mis huevos, escurriéndolo diría yo. El segundo chorretón también fue grueso y los siguientes se unieron a las convulsiones de mi hermana que tuvo su orgasmo, aun no siendo tan fuerte como en otras ocasiones. Me sentí como nunca, genial, llenando el útero de Lara esa especie de orgía entre primos…, me aparté quedando boca arriba en la arena. Lara fue la única vez que abrió los ojos y mi prima le comentó…

– Muy rápido tu hermano, ¿verdad nena? 
– Es que lo teníamos muy excitado.
– ¡¡Demasiado!! 
– ¡Ay sí, prima! quiero más, me siento con falta de más…. 
Mi primo y su hermana se miraron y Melisa cogió el falo de Lucas masajeándolo masajeó un poco diciendo…

– ¡Tranquila que con esta no te vas a quedar mal! 
Mi primo se colocó en mi lugar y mi prima tomó las piernas de Lara situándolas sobre el tórax de Lucas. 
– Tranquila Lara, le dijo mi prima.

– Melisa eso es muy gordo, no me va a caber.

– Relájate y disfruta como lo hago yo, mi amor. Nuestros coños dilatan bastante, sino a ver como sacaremos a los cabezones de nuestros hijos. Además una polla ancha es mejor que una larga, te lo aseguro…. 
En eso mi prima colocó aquella maza en la entrada de la rajita de mi hermana, y mi primo con la otra mano aprovechó para abrirle un poco la rajita a Lara. Era toda rosadita y estaba muy mojada. 
– Empuja un poco Lucas, dijo mi prima.

– No te preocupes Melisa que le entra, le dolerá algo pero al minuto la haré gozar. 
En eso, hace fuerza mi primo y mi hermana grita, veo que la cabeza del mostrenco ya la tiene dentro.

– Melisa me duele.
Decía Lara en el instante de estar dilatando su conejito con tan vasta verga, mientras mi prima le frotaba el abdomen….

– Tranquila que ya está casi toda, es muy corta, no te preocupes.

Otro empujón y se la colocó toda dentro, en ese momento mi primo la agarró por las rodillas y empujaba dentro y fuera con mucha velocidad en tramos muy cortos para que no se le saliera…, nada que ver de cómo yo me follaba a Lara. Al cabo de un rato consiguió que Lara gritara de placer, aunque más gritaba él, mi prima sólo decía…

– ¡Dale duro Lucas, dale duro que le encanta como a mí! ¡Esta nena es tan putita como yo! 
Me parecía increíble que le entrará aquel cipote tan grueso…, me puse con ellos disfrutando de la vista. Así estuvo durante varios minutos sin agotarse y luego mi primo me dijo… 
– ¿Te gusta, Darío?

– Sí, es sorprendente. 
En eso la sacó un poco del agujero de mi hermana y le dijo que se la cogiera para que viera lo dura que estaba. La agarró con una mano...
– Está durísimo Lucas.

– Te gusta, ¿eh?, me dijo Melisa a Lara…. – Claro que te gusta
Mientras mi primo se la metía otra vez a Lara se dirigió a mí.... – Antes no dejabas de mirar mientras le hice la paja a mi hermano…, seguro que te hubiese gustado que te la hiciera a ti… ¿Qué dices Darío... me dejas probar tu polla?

– No sé, yo nunca había visto nada de esto…

– ¡Pero si la tienes dura otra vez cariño!, me dijo mi prima.





Melisa me tomó por el brazo y me tendió en una toalla, cogió el bote de crema y se puso un montón en su mano, me lo puso en el pecho sentada sobre mi cipote y empezó a darme un suave masaje que me relajaba. 
En eso le dijo a su hermano… – ¡No te corras dentro de ella! ¡Anda ve despacio con la niña! Su conejito ya tiene el alimento lácteo que necesitaba…, cuando te vayas a correr, dámela que te la chupo, o me la metes por el coño, lo que prefieras.

Continuó el masaje dándome la vuelta, me frotaba las nalgas y al momento me estaba acariciando con crema en el agujerito anal. Lo hacía suavemente, con ternura, lo tocaba y me abría las nalgas, volvía a poner crema y me lo tocaba, luego ponía un dedo en el hoyito y lo metía, lo sacaba y así. Se acercó al oído y me preguntó si me gustaba y le dije que sí, y volvió a la faena. Cuando miró mi primo se había sacado la polla de la rajita de mi hermana y se lo dio para que Lara la chupara. Yo seguía disfrutando, cuando noto horadado mi ano. 
– ¡Uy!, ¡Melisa!

– Quieto, no te muevas, te estoy metiendo solo un dedito, ves ya no te duele tranquilo. Lo tienes más grande de lo que yo pensaba. 
Continué mirando cómo Lara se la chupaba a Lucas, pero en un momento mi primo se convulsionó y emitió un rugido corriéndose esta vez en la boca de ella. Mi hermana, se levantó y se acercó a mí acomodándose a mi lado mientras mi prima Melisa se puso mi polla en su boca. 
Chúpala despacito nena, decía Lucas a su hermana. – Verás qué maravilla. Mi hermana es una experta mamadora…, así, así es como hay que hacerlo sí.

Melisa chupaba sin parar dándome placer, entonces se paró y dijo…
– ¡Vamos Darío ya la tienes preparada! 
No sabía a qué se refería, se puso a mi lado de espaldas a cuatro patas, me levanté poniéndome detrás de ese culo respingón elevado presto a ser follado.
– ¡Vamos nene a qué esperas…, FÓLLAME! 
Me coloqué detrás con todo el mazo tieso. La agarré por la cintura e intenté metérmela sin ayudar a enfilarla, pero no atiné a la primera lo intenté de nuevo guiándola y a la segunda se perdía en el anillo de mi prima… 
– Por ahí no Darío, más abajo…, mi culo lo dejo para Lucas….

Yo estaba inquieto sin decir nada esperando ver qué sucedía cuando tomé mi verga y la guie a su coño…. Y de pronto me entró todo el badajo en el estuche cerrado de Melisa. Dándome sensaciones muy extrañas, pero no sabría decir todavía si me gustaba o no, aquel polvo exhibicionista con todos mirando cómo me follaba a mi prima Melisa. Pero me animé… 
– Aquí tienes lo que querías. Vamos muévete tú también, le decía a la zorra de mi prima.

Sacudía y oscilaba…disfrutaba bastante, era un atleta, no se cansaba en aquella postura, con sus rodillas en la arena clavadas, y cogiéndole por la cintura golpeándole mi pubis contra su culo, era tremendo como me la beneficiaba viendo como mi polla se perdía entre la raja de sus nalgas, donde se notaba el corte del bikini. Melisa gemía a cada empujón, y decidí tomarla como a una yegua salvaje haciendo de sus tetas mis riendas. Mi primo se acostó bajo su hermana y esta le comenzó a comer la boca mientras yo la sometía a bravas clavadas con furia hasta el fondo. Mi hermana se quedó a mi lado acariciando mi pecho, besándome y mirándome con condescendencia a la par que me trincaba a nuestra prima. Entre ellas se llevaban cinco años, pero eran iguales de activas en el sexo, tal para cual…, en verdad éramos cuatro folladores pervertidos que no mirábamos más allá de nuestra propia delectación. 
Comenzaba a sudar, la gota se resbalaba por mi mejilla y Lara la lamió antes de caer en la arena, me chupaba un pezón y después me daba a mamar de los suyos. Entre tanto mi capullo se electrificaba apretado en tan enjuto conejo hambriento de Melisa. Cambié de posición subiéndome sobre su culo y produciéndose la incrustación hasta las mismas pelotas de mi verga, haciendo de su coño un frontón. Mi hermana al verme en tal postura con todos mis huevos colganderos completamente accesibles se puso detrás como una perra y me los comenzó a chupar, dándome lamidas en cada uno de los testículos y relamiendo mi perineo hasta llegar al ano que lengüeteaba con la punta de su lengua caprichosa. ¡Me sentía en la gloria! Jamás en la vida estaría en una posición tan preponderante con dos mujeres dándome placer y aquello acabó con todas mis defensas al cabo de más de diez minutos jodiendo con mi querida prima Melisa, sentí un estupor, un calentón en todo mi cuerpo subiéndome la adrenalina al máximo…, y la clavé a fondo aplastando mis pelotas contra su coño. Dejé de moverme por un instante cuando percibí la salida del primer chorro de leche que inundaba su fondo uterino, yendo a parar todo el lechazo a su pared vaginal. Entonces le hice un meta saca corto ordeñando mis huevos dentro de Melisa hasta que se lo llené todo de mi lefa, me vació por completo y una vez descargado me tiré para atrás cayendo en la arena exhausto…  

– ¡Ven para que te relajes nene!, me dijo mi hermana.

Me tomó el cipote y se lo llevó a la boca dándome una limpieza de verga digna de una profesional, no tardé nada en volver a estar como nuevo. Quedamos todos rendidos en la arena, sobre todo yo con dos corridas… una cada coño y mi primo habiéndole llenado la boca de lefa a mi hermana. Luego nos dimos un baño en la playa todos juntos, y nos reíamos pero no comentamos nada de lo que había pasado. Disfrutamos el resto de las vacaciones en el barco y la playa al lado del chalet, pero no tuvimos Lara ni yo más sexo de penetración con nuestros primos, si es cierto que Melisa me la chupó alguna vez y nada más, solo porque decía que mi rabo se prestaba más a mamarlo que el de su hermano por ser tan corto el suyo, y tan ancho que las comisuras de su boca se resentían. 
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Con mi hermana sí mantuve unos cuantos encuentros más con penetración e inseminación total con regada de conejo en los últimos dos o tres chorritos de lefa de cada corrida…, el resto fue todo oral. Lo que sí hacían mis padres es el amor un par de veces al día, les encantaba no sólo hacerlo sino que supiéramos que lo hacían, pienso yo, porque no ponían ningún impedimento de poder observarlos, si pasábamos por la puerta entreabierta, sus gemidos ostentosos y pasearse en pelotas. Ya sabíamos de donde nos venía la tendencia sexual de la familia, y es que mi padre viajaba mucho como técnico montador disfrutando muy poco de su mujer. 
Acabado el verano y posteriores vacaciones, se consolidó nuestra convivencia con relaciones sexuales entre nosotros pese a que teníamos nuestras parejas, novios y posteriormente conyugues…, mi hermana y yo follábamos sin ningún género dudas en casa, pero también con nuestros primos sin pudores en momentos de encuentros familiares como Navidad o Semana Santa y sobre todo en la vacaciones de verano que las hacíamos coincidir para pasarlas justos en familia. No mantuve ninguna relación con otra persona que no fuese mi hermana y mi prima en esas vacaciones en "la edad de la inocencia". Siempre me viene a la cabeza muchas veces lo ocurrido con mis primos la primera vez en aquella playa paradisiaca…Nos llevamos muy bien y de vez en cuando nos vemos…, pero en ningún caso sale a colación lo ocurrido en esas largas vacaciones locas de adolescentes, ni lo que ocurrido en la playa donde me follé a mi hermana y a mi prima…. Solo decimos lo bien que nos lo pasamos juntos en vacaciones…, y era cierto.


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Mi hermano y mis primos... No creo ser la única mujer en situación similar, soy simplemente una mujer de las que la sociedad identifica como madre soltera. Si bien mi caso es un poco especial, dado que mi curiosidad por el sexo viene de bien pequeña. Nunca tuve pareja distinta a mi hermano con la que follar… Solo tuve novios con derecho a roce, a paja y poco más…, porque mi hermano y yo mantenemos relaciones carnales que nos satisfacen sin necesidad de buscar otra cosa fuera…, todo el mundo cree que fue uno de mis amigos, pero mi hermano y yo sabemos que es hijo suyo. En fin, dejémonos de esquivar el tema, no tengo pareja estable y un hijo cuyo padre secreto para todos, es mi hermano mayor, con el que follo desde el día que me desvirgó, sin que ninguno de los dos hayamos tenido nunca la intención de dejarlo. Todo el círculo se cerró un buen día en una playa de la isla Salés de Huelva, a la que habíamos ido en parejas mi hermano y yo, con mi prima Melisa y su hermano Lucas. Si bien ambos desconocían que mi hermano y yo fuéramos amantes, o eso creíamos, porque en aquel lugar Melisa nos desveló saber que Darío y yo follamos, tras el arrebato en la cabaña en Semana Santa del 2010. Antes del show entre mi hermano yo delante de mis primos…

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…El día era espléndido, estábamos alegres, el agua deliciosa, mis primos jugaban con descaro, besos apasionados, caricias atrevidas, mientras nosotros tratábamos de disimular como si simplemente fuéramos amigos…, tan solo dentro del agua y sin que nos viesen, se sucedía un beso, una mano bajo el bikini, un contacto más intimo. Pronto comenzaron a bromear con nosotros, a provocarnos hasta que harta de ello, me abrazo fuertemente a Darío dándome un beso en la boca. Por supuesto mis primos se quedaron encantados, hasta que reaccionaron riendo a carcajadas diciendo que les habíamos tomado el pelo, y después de cinco años aún no lo habíamos dejado…, a partir de ese momento y puesto que no había ya razón para secretos, los juegos eróticos fueron evidentes, las dos parejas nos fuimos calentando para terminar folladas sobre la arena ambas chicas por ambos chicos…, hermanos y primos como la primera vez. 
Así pasamos la mayor parte del día hasta que los juegos nos llevaron a que Lucas, bromeando, le preguntó a mi hermano si quería cambiar de pareja, y para aumentar la broma, me empujó contra él cuando los cuatro estábamos desnudos. No contento con ello, cuando más tarde ya me habían follado ambos y estábamos en la arena tendidos, mis primos acabaron haciendo el amor de nuevo. Yo tomé la mano de mi hermano para llevarla hasta mis tetas, sentí su tacto crispándome y la situación se hizo tensa al ver que Lucas y Melisa eran una pareja más que consolidada, y que nosotros no éramos tan abiertos como ellos pese a llevar un tiempos fornicando juntos…
Nadie dijo palabra tras acabar Lucas dentro de Melisa. A los pocos minutos nos vestimos una vez se recuperaron del polvo y regresamos al barco…, en una hora estábamos en el chalet. A Nosotros nos alojaron en una casa móvil de madera anexa a la principal…, pero no había nadie en casa cuando llegamos y directamente fui a sentarme en el salón, con el biquini puesto. Mi hermano se sentó en el sofá, frente a mí, rehuyendo mi mirada, así es que directamente comencé a hablarle de lo que había sentido en el polvo con Lucas…, de improviso le cuestioné por su actitud en la playa y me confesó su incomodidad y turbación cuando vio como Lucas me follaba y después le mamé la polla hasta tragarme su leche…, cuando puso su mano sobre mis tetas. Mientras me hablaba estaba rehuyendo mi mirada, pero yo sentía como si sus ojos perforasen la tela del biquini, los sentía ardientes en mis tetas, y en su bañador se marcaba una más que evidente erección, aún le quedaban ganas de follarme….

Pese a ello me levanté de mi butaca para sentarme en el sofá, junto a él, por lo que tuvo que cambiar su postura y volverse hacia mí. Estábamos muy cerca y mirándole fijamente me acerqué más y le besé en la boca, respondió a mi beso casi con furia, me apresó en sus brazos y su lengua encontró el camino de la mía penetrando en mi boca, se había sentido provocado y respondiendo arrancó el sostén de mi bikini y de nuevo sentí sus manos en mis mamas. ¡Esta vez eran posesivas, ansiosas, hambrientas! Se levantó del sofá llevándome en sus brazos a su cuarto y dejarme en su cama, en segundos me había y se había desnudado, tomándome por los tobillos y rompiendo todos encorsetamientos se arrojó sobre mí, me arrastró al filo del sofá y sin necesidad de guiar su pollón fue clavándome su verga dura como la piedra. Con las piernas levantadas y todo el coño ofrecido a mi hermano, solo se oían mis gemidos y los chasquidos de los golpes de nuestros cuerpos cada vez que me enterraba hasta la raíz todo su rabo, haciendo me mi culo un frontón con sus pelotas. 
No cambiamos de posición en los diez minutos que me folló enérgicamente mi hermano Darío. ¡Ya se había corrido dentro de mí y quería repetir la experiencia! Yo solo cerraba los ojos y me dejaba manejar por el macho…, mi  hermano se estaba licenciando con el Título de Semental en esas vacaciones de locura. De pronto arremetía con más energía, sus pulsaciones y jadeos se incrementaron evidenciando la venida del semental copulador…, no tardó en correrse en mi interior, sentí ríos de semen golpeando en mi fondo vaginal, y no se retiraba, seguía bombeando con furia, sin pronunciar palabra, delirante, enérgico y tremendo macho marcado la diferencia con nuestro primo, por si me cabía algún ápice de cordura. No contento con vaciarse sus testículos por segunda vez, me dio la vuelta poniéndome a cuatro patas y metió su polla en mi coño a tope…. Sin miramientos, de un solo golpe y sin preocuparse de mis gritos, y así continuó unas benditas horas más en diferentes posturas, sacándome infinidad orgasmos hasta bien entrada la medianoche. Ese día quedamos desgarrados, agotados y secos su par de cojones, con mi útero atiborrado de leche. Nos despertamos como a eso de las 11:30 de la mañana, telefonearon mis primos para que fuéramos a la casa principal a tomar café, sin dar muchas más explicaciones.

Cuando llegamos, estaban vestidos en apariencia… que yo no llevaba nada debajo de mi camisa larga. Mi hermano nada más llegar al salón besó a Melisa apasionadamente recorriendo con sus manos cada rincón de su cuerpo, la dejó desnuda en un momento. Lucas al verles, procedió de la misma manera conmigo, y se sorprendió al reparar que no portaba nada debajo de la bata, quiso tumbarme en la alfombra, pero ahí fue mi hermano quien me arrebató de las manos de Lucas y envió a Melisca contra su hermano…, a mí me arrastró al pie del sofá. Mientras Lucas, repuesto de la sorpresa inicial, se la metía a su hermana por la boca, no tardó en acoplarla en su coño… mi hermano me besaba perforando mi boca con intención de hincarse en el mío. 
Darío se veía fácil de seducir, me basta con mojar un poco la camiseta y marcar mis pezones para no perder detalle de mis tetas, y cuando me inclino hacia él para hablarle, sus ojos casi se le salen de las orbitas cuando alcanza a ver mis pezones y siente mi mano apoyada en su pierna. Por descontado pego mi cuerpo contra el suyo, busca mi boca para besarme y la abro para sentir el paso de su lengua en lucha con la mía. Sus manos se vuelvan ansiosas y tengo que calmarle para que ambos disfrutemos más despacio, pero lo que no puedo hacer es detener sus besos, ni el empuje de su polla haciendo presión sobre mi vulva hinchada, dilatándola, abriéndola, penetrándome para después vaciar su semen en mi interior. Había sido delicado, agradable, así es que me volqué sobre él y me dispuse a hacer que reviviera lo de la noche anterior…, cuatro polvos y aun estaba en forma mi Darío.

Acaricie su verga con mis manos y lo llevé hasta mi boca para saborearla. En pocos minutos había llegado al punto de disparo, pero no por ello me retiré, sino que lo recibí en mi boca lo poco que sus testículos habían producido en esas seis horas de descanso, pese a ello se la mamé cerrando mis labios sobre su glande y succioné sin dejar que ni una gota escapara. Al levantar los ojos, me encontré con mi prima que nos observaba enviándome por el aire un beso de complicidad. Ese día y para él, no solo le gané la confianza de acostarse con mi amante hermano, sino también el cheque en blanco para compartir la experiencia con mis queridos primos. 
Cuando terminamos más tarde, mi hermano se mostró muy contento de mi intervención, y se instauró entre nosotros otra manera de lenguaje corporal cada vez que se le abrían las ansias de follarme, cada vez que necesitaba conseguir su orgasmo…, como aquella vez en medio de la sierra en un bosque donde estaba proporcionándome uno de los orgasmos más intensos de toda mi vida, pese a que estaba sobre el capot del coche al borde de un camino, semi desnuda de cintura para abajo y con mi hermano encima, metiéndome su verga hasta lo más profundo.  No salimos de allí en toda la tarde hasta la llegada de nuestros padres…, bailando, bebiendo y follando como locos cada uno con su respectivo filial menos una vez que hubo un cambio de pareja entre medias. Aquello se repetiría una vez más con la misma intensidad. Pero mi hermano me tenía reservada una sorpresa para aquellas vacaciones, se le había metido en la cabeza que sería estupendo si teníamos un hijo juntos, por esa razón había planeado estas vacaciones…, su plan era follar a tope hasta conseguirlo, y yo como tonta, estaba empezando a aceptar su idea, y así lo hablamos una vez que nuestros primos se hubieron marchado y recobramos un poco la calma, porque si eso sucedía, yo tendría que dar no pocas explicaciones, tanto a mi novio Santi como a nuestros padres…. Ni que decir que mi prima y yo, éramos unas mujeres muy calientes y con mucha carrera entre nuestras piernas para ser tan jóvenes, pero a la vez desaprensivas e incautas al dejarnos follar con tanta frecuencia sin tomar la precauciones debidas….  Cuando lo hicimos, fue para darnos cuenta que las dos mujeres estábamos preñadas.

Sin que pudiéramos saber a ciencia cierta cuál de los dos podía ser el padre…, bueno yo sí, porque Darío fue mi único inseminador… En septiembre mi hermano se marchó a Europa a un Erasmus y yo continué en casa mal terminando el bachiller. Ya pasaban mes y medio de estar preñada y decidí comunicarlo en casa, justo cuando acabé mi relación con Santi mi actual pareja tapadera. El shock impresionó a mis padres, estaba sola sin el apoyo de Darío, y mi padre se puso hecho una furia queriendo hacer responsable a Santi, pero les quité la idea de involucrar al chico cuando ni siquiera me había follado. 
Culpé a un desconocido de una fiesta loca de alcohol en la playa de Huelva en la que me enrollé con varios…. Mi madre lo calmó pero me sentía mal sin mi hermano a mi lado, vulnerable y sintiéndome una zorra a ojos de mis padres. Fueron pasando los días y asumiendo por parte de todos la venida del nuevo miembro de la familia, solo deseaba que llegara el puente de la Purísima y Constitución para pasarlo con mi Darío en una piso de Rosas en Gerona. En realidad mi hermano y yo habíamos planeado en secreto pasar juntos ese fin de semana largo, y así lo preparamos para que nadie lo supiera. Habíamos alquilado una habitación de hotel en este pueblo playero, y allí llegamos, cada uno por nuestro lado, dispuestos a pasar unas vacaciones de sexo a jornada completa y en la más absoluta discreción, pero sobre todo necesitaba sentirme arropada por el responsable de mi barriga. 
Fui la primera en llegar, así que pensé en darle una especial bienvenida, y por ello me puse a preparar la casa y, por supuesto a prepararme yo…, baño de sales, cuidadosa depilación, la elección del perfume apropiado. Desde luego la vestimenta más adecuada al caso, un sencillo delantal, sin nada debajo. Pasaron horas, había preparado la comida que más le gustaba, pero su retraso en llegar era ya evidente y comenzaba a sentirme preocupada, así es que puse música y comencé a bailar sola en el saloncito, para entretenerme, la música me envolvía y mis manos comenzaron a recorrer mi propio cuerpo que sentía cada vez más ardiente. Me interrumpió el timbre de la puerta, hacia la cual corrí ansiosa por encontrar a mi hermano, a cuyo cuello me colgué besándole apasionadamente.

Llevábamos meses sin vernos y estaba ansiosa de él, tanto que ni me había dado cuenta de lo guapo que era en realidad. Sus ojos casi estaban fuera de las orbitas, no perdían detalle de mi desnudez…, al notar mi sorpresa, mi hermano se rio a carcajadas, comentándome que desde cuando sentía vergüenza por verme desnuda ante él. Tenía razón y solo entonces me di cuenta de que estaba desatando el lazo de mi delantal y este caía al suelo, me aferré a él arrastrándole conmigo al sofá del salón y ante la atónita mirada de mi hermano, conseguí que sacara su verga y me la metiera de inmediato.
Sentí sus manos ansiosas recorriéndome, apretando mis tetas, mis pezones, buscando y descubriendo mi chocho, largo tiempo sin ser ocupado por la verga de Darío, y que ahora era él quien trataba de ocupar la plaza abandonada descubriendo la humedecida entrada y meterse hasta que no pudo más. Le cabalgué sentada sobre su mástil, mientras mi hermano me calaba un dedo en mi ano…, me empujaba hasta hacerme quedar tumbada encima de él, después sentí sus manos separando mis nalgas, su polla buscando llegar hasta el estómago con el dedo follando mi esfínter analmente, su lenta pero constante penetración hasta pegar sus testículos a mis nalgas cuando la metió entera. Otra vez tenía su maza alojada en mi interior y como desde hacia tiempo no sucedía, otra vez llegábamos a un orgasmo simultaneo. Estábamos desnudos sobre la cama, cuando se incorporó para colocarse sobre mí, separando mis piernas, no hubo preliminares, simplemente apuntó con su verga y se dejó caer sobre mí metiéndomela entera, como si con ello quisiera demostrarme que seguía siendo la hembra seductora de ese verano. 
No fue más que el preludio, en esos cinco días no hubo un solo momento en que parásemos de follar, no puedo recordar las veces que me llenó de esperma, ni la cantidad de orgasmos que tuvimos. Efectivamente, mi hermano se confirmaba como el hombre de mi vida del cual me hallaba preñada y así se lo hice saber unos minutos antes de llegado el momento de preparar mi viaje de regreso y toda la comedia que había que montar para dar la noticia. El plan era regresar a casa, y esperarle unos meses hasta terminar su Erasmus en Libreville y meterles en la cabeza la idea de tener un nieto, a mis padres….

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Mañana es sábado y mi hermano regresa de viaje, me preñez es ostensible pero me siento como si no lo estuviera, estoy ágil, resuelta y con apetencias sexuales, no es normal pero es mi caso. Quiero darle una sorpresa y indica que coja un taxi en el aeropuerto de Barcelona de dirija al hostal “Calabria”, yo llegaría como una hora más tarde. Cuando llego a la habitación, lo hago vistiendo de una vieja gabardina oscura, de inmediato me da un beso que dura una eternidad…, me invita a tomar asiento. Lo hago sobre un cómodo sillón de cuero, para lo cual retiro mi gabardina, bajo la cual visto una mini de cuero y una camisa de gasa completamente transparente, entre las flores que estampan el tejido, pueden verse con toda claridad hasta los menores detalles de mis tetas… al chico casi se le salen los ojos al verme. 
Por supuesto su actitud es toda amabilidad, me invita a tomar una copa sin alcohol que me acerca y aprovecha para mirarme desde más cerca, mientras retoma su asiento aprovecho para soltar un par de botones de mi blusa, así es que cuando se volvió hacia mí, tenía ante su vista un amplio panorama de mis tetas, ni siquiera toma asiento, regresa a mi lado y me tiende la mano para que me levante mientras que con la otra descubre enteramente una de mis ubres de futura mamá, haciéndome una leve caricia sobre mi pancita, después y sin soltarme la mano, me conduce a una amplia cama y con toda parsimonia me desnuda. 
No me besa, recorre mi cuerpo con sus manos, pellizca suavemente mis pezones y desliza sus dedos en la línea de vello que recubre mi sexo, busca mi clítoris y comienza a acariciarlo suavemente. Provoca que yo comience a humedecerme, mete uno de sus dedos, un segundo, otro más, y de pronto es su enorme polla monstruosa, la que trata de penetrarme, y lo hace despacio pero firmemente, hasta llenarme por completo. Le atrapo con  mis piernas en torno a sus caderas y juntos iniciamos una feroz carrera en busca del orgasmo, que me sobreviene rápido por mi ardiente deseo. Se sale de mi coñito y lo lame culminando mi clímax con su lengua en mi clítoris, labios vaginales y sus manos acariciando mi pancita. Desnuda sobre la cama, presta a darle “su recompensa” por el buen trabajo realizado….

– ¡Cariño quiero que me folles! Lo necesito….
De modo que en menos de un minuto estaba con mi hermano entre las piernas con su gran cipote clavado en mi vagina mientras me hablaba de su “primer trabajo”. La posición del misionero no era la más adecuada para mi estado de preñez, así que Darío combinaba sus caricias en mis piernas y muslos para volver a agarrar mi culo por las caderas. Yo no hablé ni dije nada, lo único que él susurró durante todo ese tiempo, es que yo era una mujer hermosa que no se merecía estar tan sola…, que había añorado estos meses, argumentos tan cariñosos y lascivos que debió notarse en mi chocho al emanar más flujo de lo normal. Me sorprendió cuando me dijo…. 
"Que le gustaría que en ese momento estuviera mi padre para que disfrutara viéndonos gozar como una verdadera hembra con un hombre como él, porque eso era lo que veía en mí esa noche!
Y probablemente tenía razón que era su hembra, o su zorra…, quizás la tiene por cómo me ofrecí al más puro incesto sin oposición alguna. Después de dos o tres decenas de empujones tuve mi segundo  orgasmo convulsionando como no recordaba…, caí desplomada con mis tetas sobre las sábanas. En esa posición mi culo quedó más elevado con un acceso más favorable a mi coño, y de inmediato arreció sus embestidas haciéndome notar sus huevos colganderos en aporreos continuos al llegar a enterrarme todo su mazo.

Sujetada firmemente de las caderas a fin de no dejarme desplazar en cada envión, liberó toda su masculinidad con un ritmo viril digno del semental más adiestrado…, y de pronto paró en seco con un gruñido desgarrado…, simulaba a un venado en el mismo instante de correrse dentro de mí. No reparó en llenarme con toda con su leche, la cual me inundó a fondo. Cuando percibí el primer chorro de lefa me quemó las entrañas, hizo unos suaves mete saca excitando la salida del segundo y más abundante chorro de leche que nunca percibí, tal fue su fuerza que presentí su tibieza en las misma trompas de Falopio. Mi Darío lanzaba sus aldabonazos de esperma rico de millones de bichitos como lo que me fecundaron, hasta cumplir con sus cinco o seis chorros de semen espeso. Se quedó quieto con todo el badajo dentro de mí durante unos instantes vaciándose hasta la última gota de lefa viril. No era algo que me preocupara en esos instantes, pues en el horno ya se cocinaba un gran bollo…

– ¡Por favor cariño termínate bien…! 
Fue lo único que logramos decirnos…, y así lo hizo. Cuando salió de mí, se escurrió un poco de su semen entre mis piernas, y aunque corrí al baño a por un papel, no pude detener todo su copiosa descarga. En el aseo metí un dedo a mi coño y extraje un poco de su néctar dejando un dedo rebosante, lo chupé deleitándome con su sabor, me puse una compresa y me acomodé unas bragas antes de salir, y también me reacomodé la camiseta de dormir. Me volví a acostar a su lado abrazada a su cuerpazo que olía a macho impregnándome las papilas gustativas de su sudor fuerte, y me quedé completamente dormida con un gustazo entre mis piernas sin una reclamación por parte de mi hermano ¡Me lo hizo bien! Teniendo en cuenta mi barriga preñada de 28 semanas…. 
Cuando desperté eran ya las nueve de la mañana, tendidos sobre la cama, tuvimos una larga conversación sobre las intenciones de mi hermano conmigo, intenciones que él había captado perfectamente desde su llegada. Volvimos a casa con el acuerdo deseado de formar una pareja y cuidar juntos del bebé. Ya lo habían fichado para trabajar en una compañía en Figueras…me marcharía con él. Sin embargo las cosas han cambiado, consecuencia de la nueva situación no voy a dejar de ser su mujer, es más quiero ser su esposa aunque no podamos formalizarlo, pero a partir de ahora voy a cuidar también mis propios intereses, y hoy he visto un precioso collar de plata con un elefante, que me sentaría maravillosamente….

Anoche fui yo la organizadora, invité a mi hermano… mi esposo, no había más pretexto para ello que una sencilla cena, si bien encargué todo a un catering. Cuando llegó se quedó deslumbrado, me había vestido con un vestido chino, de seda natural y casi enteramente transparente, largo y cerrado hasta el cuello, pero maliciosa y ampliamente abierto por ambos costados, de modo que en realidad solo pendía de los hombros, y que al menor movimiento dejaba ver que mi cuerpo estaba completamente desnudo bajo él. Sentía sus ojos clavados en mi cuerpo a cada uno de mis movimientos, más todavía cuando bajo la influencia del abundante vino que acompañó a la cena, pusimos música y me pidió bailar. 
Primero lo hice sola, poniendo en cada movimiento la mayor sensualidad posible y haciendo que en cada giro, el vestido al abrirse dejara ver mi cuerpo. No tardó en dejar su asiento y avanzar hacia mí, y fueron primero las manos de mi hermano las que sentí sobre mis tetas, después su trabuco amenazando mi culo alojándolo en la raja formada por mis nalgas. De inmediato me despojó del vestido para después tomarme en sus brazos y acostarme sobre el sofá poniéndose a mi lado acomodando me panza de treinta semanas. Aparté el portátil y pasó del “stand by” a funcionamiento abriéndose una carpeta llamada “Fotos familiares verano 2010”,me rogó se las enseñara, accedí… Le recordé que la condición de que ser su mujer implicaba hacer todo lo que le pidiese.

– No tengo ningún inconveniente cariño….

Se sentó junto a mí frente al ordenador y vio lo que esa tarde estaba repasando. Le conté que tenía un montón de fotos nuestras, de nuestros padres y primos, me pidió verlas. Mientras iba pasando las fotos empezó a acariciar mis tetas por encima de la blusa que traía puesta, hasta que decidí quitármela para darle más libertad. Siempre me ha gustado la ropa una talla menos de la que necesito y la ropa me quedaba ajustada marcando mis formas. Llevaba unas mallas que dejaban adivinar que llevaba tanga y que me marcaba todo el enorme coño que tengo ahora, mis formas no son las mismas, mi cuerpo delgado ha desaparecido pero aun preñada tengo un cuerpazo…

¡Acaba de desnudarme nena! 
Y así lo hice, apareció ante mí su tremenda polla, para quedar gratamente satisfecha. Yo por mi estado de preñez tenía una inmensa vulva inflamada, que debía de excitar a mi macho al ver el coñazo de su hermana. Puso una toalla sobre el sofá y me sentó a su lado. Abrí mis piernas y empezó a acariciar mi coño por dentro y por fuera de mis labios vaginales notando como chorreaban mis jugos. Se bajó al pilón y me comió el coño dándome un buen castigo a mis clítoris espigado, sensible y duro, hasta que me corrí en su boca….

– Ahora me toca a mí, le dije.

Nos levantamos y comencé a desnudarle por completo con sensualidad, mientras él acariciaba mis tetas y mi culo. Me puso en cuclillas, le cogí la polla y empecé a menearla con dos manos, me la llevé a la boca zampándome su gordo e hinchado glande. Pasaba mi lengua por todo su badajo erguido haciendo un reguero de saliva, y me la metía cada vez más hasta que sus huevos rozaban sus labios, cuando me agotaba el aire la sacaba y lamía desde el capullo a sus testículos…, uno a uno me los metía en la boca succionándoos con delirio. Tras una mamada de no más de cinco minutos, le senté en el sofá y me subí sobre él para cabalgarle. Cogí su polla por debajo del capullo bajándole el prepucio a tope, y la coloqué en la entrada de mi coño. Poco a poco me fui dejando caer hasta que la tuve toda dentro con mi panza rozando la suya y sus pelotas apretando mi chumino. Empecé el sube y baja mientras me comía las tetas y mordía mis pezones hinchados y tiesos. Sus manos recorriendo toda mis dermis, su boca comiéndome los labios, la lengua y los pezones de mis tetas que mamaba como un niño me hicieron trasladarme a otro estado hasta que sentí un espasmo…, me corrí deliciosamente en una corrida tranquila muy placentera.  Cuando terminé, me eché boca abajo en el brazo del sofá sobre mi cara recostada dejando descansar mis tetas en el cojín…, separé mis cachas ofreciéndole el culo. Se agachó tras de mí y empezó a lamer mi sensible ano, lubricándolo con su saliva ¡Enloquecí de gusto! Luego me metió la falange de su dedo índice, gemía de puro placer….

– ¡Por Dios méteme la polla YA! 
Le supliqué, no resistía un instante más. No se hizo de rogar. Cogió su polla colocando la punta en mi entrada vaginal y empezó a empujar despacio para darle tiempo a que mi conejo se acostumbrase al volumen desplazado en esa posición donde los músculos que juegan son otros. Cuando entró el capullo me dio un pequeño respiro. Se agarró a mis tetas y se dejó caer entero sobre mí culo con pequeñas clavadas donde notaba su glande conquistar cada pliegue se mi vagina…, sus huevos chocaron con la entrada de mi coño sacándome un grito, mitad de dolor mitad de gusto y empecé a mover mi cadera sincronizado con sus movimiento de mete saca. Sentía su cipote atravesarme hasta las entrañas, temí que dañara al bebé y le rogué que aplacara sus impulsos…

– ¡Por favor no me folles tan fuerte! Piensa en nuestro bebé.

La verdad que el chico solo aguantó otros diez minutos en dicha posición, corriéndose dentro de mi coño ¡Menos mal! Me hizo sentir su leche candente chorro a chorro. ¡Era maravilloso notar su hombría derramarse en mi interior haciéndome su mujer! Al tiempo que soltaba sus lefa espesa en la entrada de mi cuello uterino, pellizcaba mis pezones que parecían pequeños dedos meñiques. No podía imaginarme que yo pudiera emitir esos gemidos de placer que no parecían humanos. Siguió dentro de mi coño un rato más hasta que su polla aflojó saliendo de su escondrijo. Me acompañó al baño para asearnos, yo sentada en el bidé para lavarme y él en el lavabo…, al ver su polla a la altura de mi cara le inicié una comilona de verga otra vez, él no tardó en meterme su verga en la boca… ¡Me encanta sentirla crecer y endurecerse dentro de mí! Y así seguí hasta que vacié de por completo sus huevos dentro de mi garganta. No dejé que se perdiera ni una gota. Me tragué el lechazo entero, no siendo de gran mérito, pues ya no quedó mucho que extraer. Terminó de asearse, y se marchó prometiéndome muchas ocasiones más. Una vez secos su par de cojones nos recostamos…, esa noche dormimos agotados. Huelga decir que, al día siguiente pude estrenar el maravilloso collar de perlas y pasear orgullosa con mi amante hermano y mi preñez más que evidente….

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Iniciamos una vida en común, en un piso de una sola habitación manteniéndonos del trabajo de Darío y de una pensión que mis padres nos pasaban cada mes. Con mi ya notable bombo, nuestros progenitores vieron en nuestra convivencia una buena oportunidad para alejarme del barrio donde nacimos donde todos no conocían, para ocultar la vergüenza de tener a una hija, aún menor de edad preñada. Estaría cuidada por mi hermano del que no sospechan fuera el padre mi hijo, solo un hermano entregado y generoso que se hace cargo de una disoluta hermana dispersa que necesita quien la guie, la quiera y la cuide lejos de la vecindad que nos vio crecer. 
Hacemos una vida de pareja, más bien parecemos esposos con nuestras riñas fatuas, polémicas con los distintos pareceres y reencuentros fogosos que acaban con una buena regada de leche en mi boca o en mi coño…. Y seguimos follando hasta la última quincena de preñez por no ser nada aconsejable. Nació nuestro hijo catalán al que le pusimos Jordi y nuestros dos apellidos cambiados de posición. Mis padres se alegraron, pero eso no hizo que nos aceptaran en casa. No dieron a entender que dejáramos pasar varios años hasta que se calmaran las aguas, cinco años sería oportuno, dijo mi madre… En ese tiempo mi hermano y yo consolidaríamos nuestra relación y seguramente me preñaría más de una vez más.




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