Todos los Relatos están Inspirados en Vidas Reales...

UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

La Iniciación con Mamá 4. Que no pare la fiesta

Que no pare la fiesta




¿Será verdad que todo esto no acaba más que empezar? Ya no sé si podré alucinar más… Mamá se acerca a mí, me retira la mano de mi bulto para proporcionarme placer directamente con la suya. Ya no se limita a pasar sus dedos por la largura, sino que se agarra a mi falo… lo soba y aprieta con todas las ganas comprobando su dureza. Después me besa de la misma forma que ha hecho con Carla, lascivamente. Casi me caigo de espaldas al notar su lengua invadiendo mi boca…, nuestras lenguas se cruzan, nuestros labios se persiguen y nuestras salivas se intercambian en un morreo delicioso…lujurioso e iniciático. Yo me tengo que agarrar a su culo y aprovecho también para amasar esas enormes tetas. Sin soltarnos del abrazo me dice…

- Ahora nos toca a nosotras descubrir nuestro regalo. Pásale la cámara a tu hermana.

Carla que continúa inmóvil y completamente desnuda en el centro de la habitación tarda en reaccionar, supongo que expectante a lo que va a descubrir si me desnudo como ellas. Mamá pone sus manos en mi bóxer dispuesta a bajarlo, como acabo de hacer yo hace unos minutos con sus respectivas braguitas y me echo involuntariamente hacia atrás, todavía ciertamente cortado. 

- Schssss.

Vuelve a ponerme su dedo adornado con una uña larguísima en el centro de mis labios y desde luego no acepta un NO por respuesta. En ese momento pasan un montón de pensamientos por mi cabeza, pero el más evidente es que mi madre va a dejarme en pelotas allí mismo, delante de ella y de mi hermana a quien observo y vuelvo admirar con ese cuerpo perfecto, la gran diferencia entre ellas y yo es que mi excitación se evidencia con una gran estaca que sobre sale de mi entrepierna unos 19 cm con un par de huevos que forma una gran pelota bajo ellos… y ellas solo una humedad notable impregnando sus labios vaginales. Carla está sonriente, sin duda quiere ver a mamá en acción y por supuesto, a mí despelotado. Miro a mi madre, desnuda frente a mí para admirar nuevamente esas curvas y ese cuerpo tan bien proporcionado y alucino una vez más. Igual que Carla que es impresionante vestida, pero desnuda es una diosa. Mamá agarra mi calzoncillo y lentamente lo va deslizando por mis caderas. Giro la cabeza de nuevo hacia Carla que está observando detenidamente toda la operación. Está intrigada por ver que se esconde bajo mi única prenda aunque lo cierto es que hay poco que ocultar. - ¡Joder!  Espeta mamá al ver que mi polla ha saltado frente a su nariz como un resorte

Está ciertamente dura, grande y más tiesa que nunca, por ello ha estado a punto de arrearle un pollazo en la misma cara. La visión de tener a mi madre ahí agachada, con sus muslos abiertos, su conejo tajado con su vello adornando con una pequeña mota bien recortada y esas tetas prominentes que rozan ligeramente mis muslos hacen que mi polla pegue un brinco ante su atenta mirada. Veo que Carla se ha quedado paralizada sin hacer fotos, se tapa la boca con su mano, supongo que nadie podría imaginar que llegara este momento, ni ellas tan siquiera, habiéndolo planeado con detalle. Ahora mamá se pone de pie y observa mi polla que apunta en casi cuarenta y cinco grados hacia esas preciosas ubres que me tienen alucinado. Se moja los labios sin dejar de mirar mi tieso cipote. Después gira a mí alrededor y hace un repaso por todo mi cuerpo fijándose en cada detalle, observando mis pectorales, mi culo, mi polla…

- ¿Has visto Carla lo bueno que está tu hermano?  ¡Lo grande que está! ¡¿No crees que sea para comérselo?! 

Le pregunta a su hija que responde con un movimiento de cabeza.

- ¡Vaya con el crío, lo bien desarrolladito que está YA!

Mamá se pone frente a mí y me lanza un pequeño resoplido de admiración sobre todo dirigido a mi verga palpitante. Se va acercando poco a poco. Primero sus tetas chocan contra mi pecho, después mi tieso rabo contra su ombligo y a continuación noto la mullida vulva de su chochito caliente más abajo, rozando la parte alta de mi muslo izquierdo. Me agarra por el cuello y me besa, como momentos antes hicimos, con toda la pasión desvergonzada que una tremenda hembra sabe hacer con un macho. Mi mano se va a su culo, me encanta estar así, es como estar en el cielo, estoy seguro. Mi verga palpita entre nuestros cuerpos y ella nota la dureza. La oigo ronronear mientras nuestras lenguas juegan dentro y fuera de nuestras bocas.

- ¡Hijo mío que polla tienes!, vas a volver loca a más de una. Me dice en un susurro al oído. No solo es bien larga y lo que le queda por crecer, sino que tienes una raíz recia, justo donde nos da placer a la mujeres… 

Luego mira hacia Carla, que está aguantando con una mano el móvil y haciendo un vídeo y con la otra tocándose ligeramente su rajita. Tiene que estar cachonda perdida, tanto como yo. El brillo de su coñito por los jugos la delata con toda normalidad.

- ¡Venga hija, acércate! 

Carla deja de nuevo apoyada la cámara y se acerca hacia nosotros. Mamá agarra mi polla con su mano, lo que provoca que lance un pequeño suspiro.

- ¿Has visto qué cosa más bonita, Carla?  Dice. Tiene una curva preciosa, perfectamente arqueada hacia arriba para darnos mayor placer cuando nos penetran encima de nosotras… así nos frotan mucho mejor el punto “G”, además de rozarnos el clítoris con mayor frecuencia. ¡Todo un alarde de la naturaleza esta polla divina!

- Sí. 

Responde mi hermana sin quitar ojo de mi rabo que está pletórico. 

- Por fin la ves en vivo y palpitante. ¿Es como la habías imaginado cariño…?  

- Creo que es más grande...

Añade mi hermana para después mirarme a los ojos mientras yo repaso toda su preciosa anatomía. 

- Mucho más grande y preciosa… sobre todo porque se le retira todo el prepucio dejando este gordo cabezón parecido a un enorme casco alemán…

Me siento dichoso de tenerlas, pero además orgulloso porque vean grande y hermoso mi orgullo varonil, muestra de la virilidad masculina… A mí siempre me ha parecido muy normal, pero el hecho de que dos mujeres tan especiales admiren tu miembro así, hacen que uno se sienta más que feliz.

- Bueno, ¿Qué te parece?, ¿Es bonita entonces?

Le pregunta a mi hermana moviendo ligeramente la piel del prepucio hacia un poco más atrás y resaltando mucho más a la vista mi capullo.

- Sí. 

Responde Carla mojándose los labios, debe tener la boca reseca como yo.

- Además tu hermano parecía estar esperando el momento porque se ha afeitado todo, añade mientras acaricia con sus dedos mi pubis y mis huevos libres de vello haciéndome estremecer. - Cuanto nos gustan los hombres que se cuidan para sus mujeres…

Carla sonríe al ver mi apuro y mamá no deja de acariciar con mucha suavidad mi mástil inhiesto a más no poder. Es como una paja a cámara lenta que me vuelve loco. 

- ¿Es más grande que la de plástico, verdad…?

Dice de pronto mi madre sin soltar mi polla entre risas. 

- Sí, ¡mucho más!… afirma la otra.

- ¿De plástico? Pregunto confuso.

- Sí, cariño, Carla ha probado un consolador que le regalé.

Indica mamá con toda la naturalidad del mundo, es un falo que le viene perfecto a su coñito ceñido pero tu mostrenco es bastante más superior en largura y grosor… lo tuyo nene es un pollón en toda regla.

- ¿Un consolador? 

- Sí, añade mamá, sin dejar de acariciarme los huevos y la largura de mi polla que sigue dando espasmos lanzando sangre por su hinchada vena superior hasta el capullo inflado de tersa piel morada.

- Ella tuvo su regalo de cumpleaños, ese fue el adelanto, una polla de plástico, a la que ha cogido cariño… jajajaja.

- ¡Mamá! Protesta Carla avergonzada pero sin dejar de mirar mi polla en ristre.

- Es cierto, hija, al principio te costó un poco, pero desde que conseguimos desflorarte, ahora es tu juguete favorito, ¿O no?

No sé si mamá está algo bebida o el que está borracho soy yo, pues no doy crédito a lo que oigo de su boca ni de todo lo que está sucediendo en esta noche mágica. Luego miro a mi verga y veo que mamá sigue aferrada a ella, como si no la quisiera soltar nunca. Pero todavía me cuesta asimilar que Carla haya usado un consolador para perder su himen y que esté jugando con ese aparato desde hace un montón de tiempo, creo que mi polla me va a reventar en cualquier momento.

- ¿Quieres tocarla?  Ven y acaríciala un poco, tu hermano te lo agradecerá… es una polla formidable para tocar y bueno…

Dice mamá a Carla señalando hacia esa barra de carne que se mece entre sus dedos. Mi hermana me mira, como si estuviera pidiéndome permiso y yo parece que suplico a que lo haga cuanto antes, nada más me gustaría en ese preciso momento. Cuando mamá suelta mi polla esta rebota como si fuera una catapulta y Carla se queda perpleja por ese movimiento asimilando la extrema rigidez de mi falo. La veo desnuda delante de mí y sigo sin creérmelo. ¡Mi preciosa hermana va a pajearme!

- ¡Cógela! Anima a su hija que sigue indecisa. - Vas a notar una textura y calidez que no tiene tu polla de goma… por esta corre sangre de verdad. 

La orden de mamá no se hace esperar más y la mano de mi hermanita rodea por fin mi polla. ¡Joder qué sensación más alucinante! Me encanta sentir sus finos dedos atrapándola. Sin duda alguna que ella tiene que sentir la palpitación y yo quiero quedarme así siempre. Mi madre sonríe viendo mi cara y la de su hija que ahora mece suavemente mi rabo tieso arriba y abajo sobando mi tallo sobre el prepucio. Los dedos de Carla son más largos y finos que los de mi madre y me gusta ese calor que siento sobre mi cetro enhiesto.

- ¿Qué tal? Comenta mamá. No sé si la pregunta es a mí o a Carla, pero ambos respondemos al unísono. ¡Bien!

- Jajajaja… ya veo que no os disgusta a ninguno de los dos. Es maravilloso que congenies tan bien, me hace muy feliz que podáis disfrutar de vuestros cuerpos con toda libertad, añade nuestra improvisada maestra del sexo.






Los tres desnudos en medio del salón y el móvil grabando un vídeo apoyado sobre la mesa. Ya tengo ganas de verlo. Aunque no quiero moverme de esa posición. En ese momento mamá agarra la muñeca de Carla y empieza un movimiento oscilante que hace que mi polla se mueva en una paja monumental, proporcionada por mis dos chicas.

- ¿Ves cómo se mueve la piel del prepucio hacia atrás?  

Le indica instruyéndola en ese nuevo menester.

- Sí. Se pone más dura cuando la muevo, añade mi hermana.

- Claro, ya te dije que es lo que les excita a ellos. ¿Qué sientes masturbando tu primera polla? Le pregunta de sopetón.

- Me siento rara.

Yo también lo estoy, pero sin creerme que ambas me estén tocando. Mientras Carla me pajea lentamente con sus pequeños y finos dedos, la otra acaricia mis bolas y las soba con dulzura. ¡Si esto es un sueño no quiero despertar!

- Observa el glande, mira qué bonito, cómo brilla. A ellos les gusta que acaricies así con tus dedo y roces el frenillo de aquí ¿Ves? - Sí. - Luego, extiendes así los dedos por su largura y también deberás acariciar sus huevos, eso les encanta, ¿verdad, cariño?  

Me pregunta sin dejar de acariciarlos. - ¡Sí! Contesto a duras penas, extasiado al notar la mano de Carla acariciando las partes más sensibles de mi miembro. La miro y veo que tiene los carrillos encarnados y un brillo en los ojos que me encanta. Sus piernas juntas tan largas están tan cerca de mí… Su pecho se mueve agitadamente en una respiración acelerada. - ¡Ahhh! Digo en fuerte gemido cuando Carla ha cogido ritmo y me pajea con brío. Mi corazón se sale por la boca directamente al notar los primorosos dedos de mi hermana alrededor de mi polla y machándomela cada vez a más velocidad. Le está gustando ese movimiento y a mí, no digamos.

- Sube y baja, lentamente, ve más despacio o se te correrá en un abrir y cerrar de ojos, le concreta mamá.

Es cierto, si mi hermana continúa con ese ímpetu, me corro en un segundo. Entonces ella obedece, me mira a los ojos durante unos instantes y después sigue con la vista fija en esta herramienta mía que sigue pletórica. Vuelve a dirigir otra vez sus ojos a los míos y ambos disfrutamos de ese momento porque irremediablemente nos sonreímos. Mamá acaricia mis muslos mientras sigo siendo pajeado por mi otra chica que se afana en ello a pesar de no tener experiencia. Lo cierto es que nadie antes, salvo yo, había tocado mi verga. Ella lo hace despacio observando como aparece y desaparece mi glande en cada movimiento.

- Por fin tienes una polla palpitante en tu mano, ¿Qué te parece?  Le pregunta mamá a su hija.

- Me gusta… ¡mucho!  Responde nerviosa y ambas ríen.

Después mamá me mira con sus ojazos y su sonrisa con ese gesto de madre y al mismo tiempo con cara de deseo, al menos eso me parece… 

- ¿Sabes hijo? Tu hermana estaba deseando tanto este momento. Estaba nerviosa de que llegara que ahora parece que no se lo cree. Supongo que como tú.

- Sí, con la diferencia que yo no sabía que iba a ocurrir…

- La habrás notado rara estos días, bueno a mí también, porque estaba nerviosa con todo esto. Y ahora estás descubriendo lo que deben sentir un hombre y una mujer… bueno dos mujeres y un hombre, claro.

- Todavía no me lo creo. Respondo.

De nuevo ambas ríen y es que es la verdad, no me creo que esté en esa situación ni que estén tan excitadas y nerviosas como lo estoy yo en ese mismo momento. Me siento orgulloso, claro y como digo mi rabo no es nada del otro mundo, es solo un poco más grande de lo normal, pero supongo que para verlo por primera vez, ella tiene que alucinar, como yo viendo esos esculturales cuerpos desnudos a mi lado.

- Así, cielo, lentamente, lo haces muy bien, le va indicando nuestra profesora del placer a su hija.

Yo estoy en la gloria de tener a esas mujeres a mi lado participando de ese trío mágico, que jamás hubiera soñado vivirlo en realidad. De la punta de mi polla sale la primera gota de líquido pre seminal que Carla observa detenidamente algo asombrada, después mira a mamá que con toda la naturalidad acerca sus dedos a mi glande para apretar ligeramente y la gota va creciendo para convertirse en una buena porción de líquido transparente que ahora ha impregnado sus dedos. Carla sigue bajando y subiendo la piel de mi prepucio muy despacio sin dejar de mirar a mi polla y a los dedos impregnados de mamá.

- Mira, esto significa que el hombre está preparado y totalmente lubricado, como te pasa a ti cuando te excitas, le explica mamá.

Después pasa su pulgar por la punta y aprieta junto a la mano de Carla por debajo del glande lo que produce que salga mayor cantidad de ese líquido transparente. Mamá lo recoge con la punta de sus dedos y empieza a jugar con ese viscoso brebaje que pasa de un dedo a otro. Después, Carla suelta mi cipote de repente y este oscila arriba y abajo al dejar de sentir esa dulce mano. El motivo es que ella quiere compartir con mamá el líquido que ha salido segundos antes de mí. Ambas se lo pasaban entre los dedos. Esa visión, para mí, es maravillosa.

- ¿Ves que líquido? Luego la leche es más espesa, pruébalo, verás que rico. ¡Está cargado de testosterona…! Propone mi madre con naturalidad.

Mi hermana es remolona al principio, pero cuando mamá chupa uno de sus dedos y lo hace con tanto fervor, entiende que tiene que participar y probar ese flujo cristalino. Carla acerca la punta de su lengua hacia un dedo de mamá y lo chupa suavemente haciéndome estremecer al ver cómo estaban saboreándolo de aquella forma tan sensual. De pronto se abrazan y comparten ahora ese elixir entre sus bocas dejándome aun más pasmado. Se ponen muy cerca de mí, pudiendo notar su calor y continúan con sus lenguas jugando fuera de sus bocas y trasladar el líquido mezclado con su propia saliva, aquello me enloquece. Acaricio ambas cabezas en señal de agradecimiento.

Mamá sostiene entonces mi polla y se la ofrece a su hija, que coge el testigo con placer, mientras la primera acaricia mis testículos mirándome fijamente a los ojos. Acerco mi boca a la suya y vuelvo a sentir los labios de mamá, esta vez más calientes y con el sabor mezclado de su boca, la mía, la de mi hermana y el brebaje que segundos antes han compartido. Noto la tensión que indica que estoy demasiado excitado casi a punto de explotar. Mi madre, la experta profesora del sexo lo nota al instante y retira la mano de Carla de mi polla. Esta frunce el ceño como si le hubieran quitado un caramelo. Yo también me quedo con las ganas, evidentemente pues me hubiera gustado seguir notando los dedos de mi chica divina acariciándome sin parar.

- Debemos parar un instante, cariño, porque si no tu hermano se nos correrá de tanto gusto… lleva mucho tiempo excitado y con el pajote que le estamos dando va a empezar a soltar leche de un momento a otro y lo tenemos que aguantar un poco más, le indica mamá. - Mira como tiene los huevos de cargados, hija…

Me soba las pelotas sopesándolas. Joder, eso es lo que yo hubiera deseado, aunque parece que los planes de mamá son otros... 

- Tranquilo, hijo, luego podrás soltar todo lo que llevas aquí dentro, añade acariciando tiernamente mis huevos. - Los noto muy pesados… los debes estar muy llenos mi vida, además de tener la leche hirviendo ¡¿Verdad…?!  

Siento su boca una vez más contra la mía y me siento pletórico, esperando que ese momento se produzca cuanto antes… 

- Venid, sentémonos un momento en el sofá y tomemos otra copa, así nos relajamos un poco, entiendo que estéis confusos, excitados, raros… y de paso se va cargando la batería del móvil. El sexo reposado es mucho más placentero si se alarga la espera del acontecimiento final, la gracia de sentir al otro está en la durabilidad del acto procurando todo tipo de emociones diversas llenas de expectativas…

Carla va a la cocina a por otra botella, pues la anterior nos ha durado dos asaltos. Creo que hemos bebido demasiado. Verla caminar desnuda es todo un espectáculo y la música la pone el sonido de sus tacones en la madera del parqué. Se vuelve antes de entrar en la cocina. Parece que sepa que la estoy observando, sin duda sabe que mi mirada la sigue como un misil inteligente. Mamá se sienta a mi lado y observo aún más detenidamente su cuerpo. Esas tetas enormes, sus caderas armoniosas, el coño tan bonito. Sigo sin creerme todo lo que está pasando. A continuación ella acaricia suavemente la polla con la punta de sus dedos, desde mi glande hasta llegar al pubis depilado. Me parece oírla gemir… y yo por descontado sin poder  respirar.

- ¿Estás bien, cariño?  

Me pregunta esta vez acariciando mi pecho suavemente.

- Sí, pero estoy muy excitado… el dolor de huevos se está volviendo terrible si no alivio de una vez.

- Es normal mi amor... Pero no he querido que eyacularas todavía… una cosa que debes aprender desde el principio es a no correrte nunca antes que tu chica. Acuérdate que es ella la primera, ¿Entiendes lo importante que es? Eso denota una atención especial hacia ella, evitando el egoísmo innato del macho copulador insensible… La mujer de Hoy, aprecia mucho al un macho generoso hacia su hembra, ¡Ya verás lo espléndidas que podemos llegar a ser si nos tratas así!

- Claro, pero es que ahora mismo no sé si podré controlarme y… mi cuerpo va ya por su cuenta y no lo puedo controlar mentalmente… ¡¿no sé si me entiendes mamá?!

- Lo sé, vida mía. No digo que sea una tarea fácil, por eso quiero que vayas aprendiendo a controlarte. Es lógico que te desboques. Ahora tienes a dos mujeres a tu entera disposición para aprender la práctica amatoria que te podrá generar muchas satisfacciones y éxitos futuros….

- ¿Y ahora lo estoy haciendo bien?

- Lo haces genial, cariño, y quiero que esto sea muy especial para ti y Carla, con ella tienes que ser delicado, generoso y atento. Pero nunca, nunca olvides que primero debes excitar a tu pareja al máximo. Nunca debes dejar a una hembra con las ganas puestas o tendrá la peor imagen de ti. 

- Lo intento mamá... espero estar a la altura.

- Claros que sí, hoy quiero que aprendáis ambos a controlar vuestros cuerpos y a saber dar y recibir placer. Algún día me lo agradeceréis. Naturalmente que este día es especial, pero ¿se quedará solo en eso? A partir de hoy ninguno vamos a olvidar todo lo que está pasando y eso no sé si es bueno o malo, lo importante, viendo los ánimos de ella, es que lo disfrute.

Acariciando mi rostro y dándome un beso tierno en los labios intenta aliviar cual bálsamo mi necesidad imperiosa de follar. 

- Podrás aguantar ¿Verdad, mi amor? Verás como tu eyaculación será espectacular.

Vuelve a decirme acariciando suavemente mi polla con tan solo la punta de sus dedos. Me estremezco al notarlos en mi capullo. 

- No te prometo nada, mamá. Respondo entrecortadamente. - No depende todo de mi voluntad de querer hacerlo bien. 

Carla sale de nuevo de la cocina pero mi madre no retira su mano. Ella se nos queda mirando extasiada. Y yo al mismo tiempo viéndola acercarse. De nuevo puedo disfrutar del movimiento de esas caderas aproximándose, sonriente, con sus tetas bamboleándose y ese chochito rasurado viendo su rajita ceñida que me estremece de manera flamante. Joder, mi hermana es impresionante. ¡Vaya polvazo que tiene!

-Siéntate junto a tu hermano, cariño. Le manda mamá.

Tras servir las copas y dar un trago cada uno tras un brindis, quedo sentado en el sofá junto a esos dos bombones. Mamá deja la copa y habla con mi hermana mientras yo acaricio su pezón muy cerca de mi cara. 

- Le estaba contando a tu hermano, que es importante que sepa controlarse y que no llegue al orgasmo, si antes no ha conseguido que la hembra esté excitada. Por eso, creo que debe aprender a controlar su cuerpo lo primero

Añade haciendo dos o tres movimientos sobre mi verga acariciándola con la palma de la mano.

- Yo estoy excitada, bastante desde hace mucho rato…

Espeta Carla por si hubiera quedado alguna duda. Me fijo en su rajita y veo que brilla extraordinariamente lo que indica que es cierta su excitación. Me encanta verla así, con sus pezones duros, sus carrillos encarnados, sus ojos brillantes y su coño encharcado.

- Ahora hijo, vas a comprobarlo de cerca,  espeta mamá.

Aun quedándome con las ganas de que siguieran pajeándome no me disgusta la idea de admirar sus conejitos desde cerca. Ambas se sientan juntas en el sofá que está delante de la mesita de centro, y enfrente de mí abren sus piernas ofreciéndome la impactante imagen de dos lindos coñitos preciosos muy bien arreglados que me matan de ganas…

"¿Cuándo habría imaginado tener yo a dos bellezas, tan cerca, con sus piernas totalmente abiertas y tan sólo engalanadas con sus zapatos de tacón?" 





Mamá me invita a arrodillarme y observar cada uno de sus respectivos coños. Nunca he tenido la oportunidad de ver uno y menos dos desde tan cerca. Si soy sincero ahora mismo enfundaría mi cipote en cada uno de ellos para descargar toda la presión de mis huevos… seguro que los llenaría a ambos de leche a rebosar, pero mamá me quiere enseñar a algo más importante… hacer gozar a una hembra.

– Ven, acércate, cariño. Invita a empezar con el suyo. 

El chochete de mamá está abultado, un coño con una vulva mullida con unos cuantos pelitos recortados y los otros muy bien rasurados alrededor de su vulva o tal vez nunca haya tenido porque se le ve un coño depilado. Sus labios mayores se abren para dejar sobresalir los internos dejando a la vista unos pliegues que me recuerdan a los pétalos de una flor abierta, son unos labios enormes. 

– ¡Tócalo, mi vida!  Me incita.

Acerco mis dedos temblorosos ante esa impactante visión y los poso ligeramente sobre su pubis. Comienzo a acariciar esos labios que son blanditos, tiernos, calientes y húmedos. Miro a los ojos a mamá y ella corrobora afirmando con su cabeza que lo estoy haciendo bien. Entonces mi mano se abre paso en esa parte que oculta su rajita abriéndose como pétalos de flor… ella me ayuda abriéndolo más con sus dedos estirándolo a cada lado. Entonces emerge ante mi vista algo parecido a las puertas del cielo. Un coño rosado abierto, jugoso, con un brillo espectacular y un agujerito tentador. Mis dedos se posan ahí y al mirar hacia arriba mamá cierra los ojos ligeramente. Comienzo a aplicar toda mi sabiduría aprendida en los tutoriales de los videos porno…

Creo que le gusta. Entonces recuerdo lo del botoncito y lo busco acercando más mi cara a ese coño a tan solo unos diez centímetros, veo que en lo alto de sus labios se esconde una especie de tetón rosa y creo que ese es el detonante, porque en cuanto lo acaricio con la yema de los dedos, mamá empieza a gemir… la muy puta tiene el clítoris súper excitado… de pronto ella sostiene mi muñeca y con ese gesto indica que no siga tan directo o llegará al orgasmo enseguida. 

– ¿Te gusta mi clítoris, Nacho?  Me pregunta.

– Mucho, mamá. Es precioso, tan duro, tan grande… todo tu chocho es un espectáculo digno de gozar eternamente.

– Gracias hijo porque lo vas a gozar TÚ. Recuerda que el clítoris es la parte más sensible de nuestro coñito y debes ir poco a poco, primero sabiendo que la mujer en cuestión esté excitada.

– Pero vosotras lo estáis… afirmo seguro. – Claro, pero aun así debes ir lento, nunca adelantarte, hasta que prácticamente ella muestre todas las señales de estar preparada. Debes asegurarte. ¿Ves como está de hinchado?, ¿Lo notas? Se nos pone muy duro cuando se excita.

A continuación agarra mi mano y la lleva de nuevo a su abultada vulva.

– Sí, está hinchado. Mucho.

– Esa es la primera evidencia. Luego los pezones, asegúrate que están duros, incluso rugosos, con los pezones como escarpias. Como los nuestros que parecen timbres de un castillo. ¡Estamos preparadas para tus estimulaciones, como dos perras en celo! El coño acuoso y el clítoris y los pezones erectos.

Es una invitación para que los pellizque y están realmente rígidos. Me encanta sobarlos y que esa dureza se meta entre mis dedos. Por un momento miro a Carla que está sentada al lado de mamá y noto su respiración agitada. Sin duda está súper cachonda esperando su momento, es una adolescente como yo y debe estar muy salida con ganas que le toque a ella gozar.

– Luego debes pasar el dedo por la rajita y comprobar que está lubricada. ¿Lo notas?  Continúa con sus explicaciones mi madre. – Siempre se nos moja el coño automáticamente, si deseamos que nos follen, cualquier polla ha de entrar con lubricación vaginal.

– ¿Así? 

Pregunto pasando mi dedo por el suave chochito haciendo que suelte un suspiro…su vocabulario me excita.

– Así, mi amor, lo haces muy bien. Ahora toca por todas partes menos aquí en el clítoris, añade señalando.

– ¿Lo hago bien? 

Vuelvo a preguntar alucinado mientras acaricio sus labios y toda su rajita empapada.

– Sí hijo, así, pero muy suave, no aprietes… Ahora acércate a olerlo.

– Huele de maravilla, mamá. 

Digo cuando percibo ese aroma con mi cara a pocos centímetros de ese lugar.

– Recuérdalo, cariño ese es el olor de una mujer excitada… preparada para follarla.

– Sí, es muy penetrante.

– Claro, nosotras desprendemos ese olor tan característico al estar cachondas perdidas desprendiendo feromonas, lo que os pone a tono a los hombres. Ahora, ¿Estás preparado para chuparlo?

– Sí, digo abriendo los ojos como platos, sin acabármelo de creer.

– Adelante, mi amor. Hazlo. ¡Cómele el coñito a mamá! ¡Todo entero!

Entonces me envalentono y acerco mi cara aun más. El olor vuelve a embriagarme, tal y como dice mamá, es un aroma indescriptible, a mar, a paraíso, a hembra… Mi lengua se acerca y le doy la primera lamida a ese chochito que mamá recibe con otro gemido más intenso de lo normal y acariciando mi pelo en señal de aprobación. Levanto la vista para mirar a mi hermana y está con una mano acariciándose su propio chochito y con la otra en una de sus tetas. En ese momento me gustaría tener cuatro manos, dos bocas, dos lenguas, para satisfacer a ambas. Mamá aprieta de nuevo mi cabeza para que no me distraiga y me meto de lleno en lamer otra vez la largura de esos labios menores, también los mayores, y mis dedos juegan en entrar y salir de esa gruta tan francamente apetitosa. 

Oírla gemir a cada una de mis lamidas es el mejor regalo que puedo recibir, pues entiendo que lo estoy haciendo de maravilla. Sus jugos se mezclan con mi saliva y noto que mamá está cada vez más empapada, mas cachonda. El sabor va cambiando, además de caliente lo noto ligeramente salado y muy espeso en mi lengua, en el paladar. Otra lamida muy cerca del espigado clítoris, y un segundo después un roce directo a ese apéndice que la lleva a la gloria, dócil al contacto con mi lengua. Continúo comiéndole el coño lengüeteando el clítoris un rato y volviendo a su agujero donde inserto mi lengua a modo de polla…toda mi boca se une a la boca de su conejo. Parece que estuviera comiendo una tajada de sandía donde mi boca no alcanza a abarcar entera ese coño jugoso. Lamo de abajo a arriba una y otra vez, e incluso se me escapa la lengua y rozo su ano. Con todo ello se sobresalta en un respingo al notar la humedad de mi lengua en su anito cerrado. ¡Me atiborro de su sabor a hembra! Continúo como perro lamiendo más y más, su conducto y su clítoris…en él me enzarzo, entonces mamá no puede aguantar más, aprisiona sus piernas contra mi cara y se corre entre jadeos, gemidos y una respiración entrecortada.

– Pareces un experto en comer coños, ¡¿Quién te ha enseñado a hacerlo tan bien…?! Aprieta más fuerte. – ¡¡Mete un dedo dentro cariño!! Le hago caso e introduzco un el corazón en su gruta. – ¡Más dentro!,  ¡¡FÓLLAME el coño hijo con tu dedo!!

Comienzo a darle un mete saca rápido y de pronto noto que sin dejar de comerle el clítoris sale un chorro de fluidos al mismo tiempo que convulsa…, mi madre entre esténtores que no puede ni quiere contenerse apretando mi cabeza contra su coño, de esta forma me obliga a comerme su vulva sin dejar una gota de la corrida fuera de mi boca… Unos segundos después relaja su presión aliviando mi dificultosa respiración.

– ¡Qué bien hijo, lo has hecho de maravilla! Hace siglos que no me corro tan rápido... me tenías como una perra en celo.  

Dice al fin, tras reponerse y sin dejar de acariciar mi cabello.

– ¿En serio lo hice bien?  

Pregunto, aunque en el fondo sé la respuesta.

– De cine. Has aprendido prodigiosamente. Ahora te toca practicar con tu hermana, tal y como has hecho conmigo. ¡Hazla disfrutar, cariño! ¡Sácale una buena corrida a Carla!

No lo dudo ni un instante y después de abandonar los muslos de mamá, me arrodillo entre los de mi hermanita preciosa que parece expectante. Sus perfectas piernas están muy abiertas y algo temblonas, dispuestas a recibir mis caricias. Quiero vivir ese momento y hacerlo lo más largo posible, porque con mamá se me ha hecho excesivamente corto, lo que denotaba una falta de amor masculino largamente dilatado en el tiempo. Empiezo a acariciar sus muslos, esa tersura suave y delicada de su piel, para hacerlo por su parte interna después y entretenerme en sus ingles. Al levantar la vista veo el cuerpo desnudo de mamá, que en pie nos graba en vídeo con la cámara de alta resolución con una tarjeta de un Tera, eso quiere decir que tiene para horas de grabación a 760 ppm. Me sonríe y me guiña un ojo. Continúo animado en mi labor alargando mi mano derecha que sube por el vientre plano de Carla, jugando ligeramente con su ombligo y después atrapando uno de sus redondas tetitas para acariciarlas y sentir esa suavidad tan agradable. El pezón me roza duro entre los dedos, señal inequívoca de su excitación, como indicaba mamá y continúo jugando con mis yemas sintiendo esa tersura tan nueva para mí. Ella suspira.

Entonces mi otra mano descubre ese coño totalmente depilado, observando que está mucho más cerrado que el otro que acabo de devorarme. Su piel es mucho más suave todavía y libre de vello, la rajita se ve a la perfección completamente prieta. Observo que los labios internos apenas sobresalen como el de mamá y sin embargo la largura de su vulva también brilla en un color sonrosado. Abro algo más ese chochete tan bonito y descubro el agujero mucho más pequeño. Miro a Carla a los ojos y ella está observándome fijamente con un brillo fuera de lo normal. Sus manos se aferran a los cojines del sofá como queriendo no caerse ante lo que se le avecina. No puedo remediar acercar mi lengua para rozar esa preciosa rajita cerrada y al entrar en contacto mi hermanita da un largo suspiro. Yo no doy abasto, entre sus tetas, sus muslos, sus pantorrillas, sus caderas y afanado con mi lengua en buscar los pliegues desde sus ingles hasta ese agujerito tan estrecho que se asoma con cada lametada.

Apenas me centro en su clítoris, mucho más pequeño que el de mamá, Carla entra en éxtasis, acariciando mi pelo como hiciera antes mi madre y disfrutando un orgasmo que casi la pilla tan de sorpresa como a mí con tan solo un par de minutos de recreo en su clítoris y raja… ni siquiera he podido introducir mis dedos en su gruta del placer y a llegado a su clímax. Mi gozo en un pozo, pues aunque quise hacerlo perdurar por mucho tiempo, mi hermana se corre con mi cabeza aprisionada en sus muslos, mi lengua recibiendo todos sus jugos deliciosos mientras acaricio unas tetas que me parecen divinas. Ha soltado un néctar exquisito que no pierdo oportunidad de saborear lamiendo todo su coño…. Mi hermana está en trance, pues todo su cuerpo tiembla, su piel está erizada, sus pezones como piedras y su coño rezumando más y más líquidos que me apuro en relamer. Ese néctar sabe delicioso. Miro a mi polla que sigue cerril dura y tiesa… tan dúctil como un resorte. Ver a Carla que se ha tumbado en el sofá, todavía recibiendo los últimos coletazos del placer, es superior a cualquiera. ¡Me encantaría follármela ahora! Pero no sé si mi madre dará permiso para cruzar esa delicada línea roja…

En ese pensamiento estoy cuando mamá me invita a sentarme en el sofá junto a ella, observando como el cuerpo de Carla está tumbado sobre la mesa recuperándose de ese intenso orgasmo todavía llena de sacudidas. Es una imagen preciosa, orgulloso de haberle proporcionado tanto placer. 

– ¡Qué bien lo has hecho cariño! ¿Te ha gustado?, nos lo has sacado muy rápido de lo cachonda que estaba la nena… Se te da bien darnos placer... y estamos muy calientes hijo.

Dice mi madre acariciando de nuevo mi polla que se pone más tensa al notar sus dedos.

– Se os nota Mucho, mamá. Es lo mejor que me ha pasado en la vida. Solo que no sé si he sido muy directo porque apenas ha durado menos de la mitad que tú. ¡Me ha gustado mucho comerle el coñito!

– ¡Un sueño hecho realidad ¿Verdad?! No te preocupes por eso ella ha gozado como una perra… Me alegro mi vida que lo hayas hecho tan bien con ella…. Ahora esperemos que tu hermana se recupere. Nosotras solemos tardar más de lo que has visto ahora..., pero aun así, debes ser paciente y esperar nuestro orgasmo. ¡La paciencia te regalará más placer del que puedas imaginar!

Me encanta esa sabiduría de mi madre, pues parece toda una gran experta en el fornicio, conoce al hombre y sus debilidades, pero sobre todo conoce a la mujer…. Sirve otras dos copas y brindamos con el cava por esa hazaña de haberlas hecho gozar con maestría y eso se lo debo a mi madre, que siempre se ocupa de educarme en lo mejor.

– ¿Qué tal mi vida?  

Le pregunta a su hija mientras esta se sienta de nuevo en la mesa con su cuerpo brillante por el sudor.

– ¡De maravilla!, nunca había tenido un orgasmo así…, tan rápido y tan intenso,  añade mirándome a continuación a los ojos con su gran sonrisa.

– Eso es porque nunca te ha comido el coño un macho y eso es Genial, Carla. Nacho te ha hecho un buen trabajo… supongo que debemos darle su recompensa, ¿no crees?

Esa frase de mamá y la afirmación de mi hermana, no indican otra cosa que es mi momento…mi turno tan esperado en el que voy a recibir placer por esas dos bellezas que me vuelven loco. No soy consciente de lo que va a ocurrir, solo sé lo que es eso por las películas porno que devoro en mi ordenador, pero ahora… ¡Ahora soy yo el protagonista! 

– ¿Preparado? 

Pregunta mamá al tiempo que me invita a poner mi culo al borde del asiento del sofá y mi polla en ristre para ser atendida por ambas mujeres que se arrodillan a mis pies. Naturalmente que estoy preparado desde hace años, no hace falta ni que lo diga y es que estoy esperando toda la noche ese momento tan deseado que no consigo asimilar que se va producir de inmediato. La mano de mamá comienza a pajearme lentamente, haciendo que la rigidez se acrecenté entre sus dedos a medida que cada sacudida se hace más intensa.

– ¿Has visto que maravilla, Carla? No verás polla como esta frecuentemente… y aún le seguirá creciendo más. Acertamos cuando le cercenamos el frenillo… con ello les crece más la polla al quedar liberada de la tensión, explica mamá orgullosa meneando mi rabo.

– Si, está enorme… es una polla fastuosa recia y larga. 

Añade la otra dedicándome una pícara sonrisa.

– Ahora es cuando tienes que notar que está preparado.

Dice de pronto mamá, que tiene el cuerpo de su hija desnuda pegada al suyo muy atenta a cada una de sus indicaciones. 

– Comprueba lo duro que está, si lo aprietas más gusto le da, eso es que está en su punto álgido. Observa lo hinchada de la vena superior… está bombeando sin parar al glande para mantenerlo terso, duro y sensible. En el capullo es donde más goza un semental como tu hermano…. pero nunca te olvides de lamerle los huevos.

La mano de Carla es la que toma el mando y vuelvo a notar la tersura de sus finos dedos, acabados en largas uñas, que están atrapando con firmeza mi duro mástil. Me siento en el cielo.

– ¿Notas la tensión y los espasmos que da? son los bombeos de pura excitación. Nuestro hombre tiene un portento entre sus piernas, añade nuestra profesora experta.

– Sí mamá, Nacho está a tope… es un pedazo de hierro candente.

– Pues es el momento exacto para que reciba tu boca.

No puedo creer lo que estoy oyendo de boca de nuestra madre. Le está diciendo a Carla que me coma la polla allí y en ese mismo instante, no es una broma, no es un sueño, es totalmente real… ¡Wow, qué momento! Mi hermana sonríe y se la ve ilusionada con esa idea. En ese momento agacha su cabeza, dispuesta a comerse mi rabo, pero justo en el momento en el que sus labios van a impactar contra la cabeza dura de mi glande, mamá la detiene… ¡Noooo….! Grito para mis adentro preso de una tensión acumulada. 

– Espera cariño, primero, dale besitos en la punta, en toda su longitud, sino se te correrá en un segundo y no es lo que queremos, añade la instructora. – Es importante que hagas un buen trabajo, como ha hecho él con nosotras.

Carla obedece de nuevo y siento sus labios posarse en la punta de mi glande, esta vez sin freno, aquello es supremo, divino, maravilloso, luego su lengua recorre todo el falo hasta llegar a mis huevos. Lo hace como las chicas que veo en internet, en esos videos que tanto me gustan, pero la realidad supera a la ficción, no solo porque mi hermana esté besando y lamiendo mi polla sintiendo el calor y la humedad de sus labios y lengua, sino porque la imagen es mucho más impresionante que cualquier película. ¡Quiero que el mundo se pare en ese instante! Los ojos de las dos chicas se miran en algo que parece pactado y Carla se mete uno de mis huevos en su boca mientras sostiene mi polla entre sus dedos mirándome fijamente a los ojos esperando ver mis reacciones. Nunca hubiera imaginado eso y la sensación es todavía más alucinante. Los hermosos ojos de Carla me miran brillantes mientras su boca tiene atrapado mi huevo izquierdo. ¡Qué pasada!  Ya no sé si esto lo digo en mi cabeza o sale por mi boca, casi no consigo coordinar mis movimientos, mis sensaciones… Luego su lengua va subiendo por el tronco hasta depositarse en el glande sin dejar de mirarme fijamente a los ojos, en unas instrucciones que parece tener bien aprendidas…






…Después abre su boca y mete todo el capullo entre sus labios. La lengua de mi hermana juega con mi polla, esmerándose en el corte del frenillo, dando lamidas por doquier e introduciendo la punta de su lengua en el agujero uretral. Mamá sonríe orgullosa viendo que la nena sabe qué hacer con un gran falo…todavía tiene tiempo de hacerle alguna foto de la punta de mi polla metida en la boca de su hija. Después suelta el móvil y acariciando la cabeza de su pupila, hace que esta deje por un momento de chuparme, lo que quiere decir que es ella la que toma el relevo, aprovechando para dar indicaciones de dónde poner los dedos, cómo colocar los labios, cómo trabajar con la lengua… La boca de mamá es tan experta que noto enseguida esa diferencia con su hija y no es que esta lo hiciera mal, pero es que mamá consigue darme todavía más placer en cada lamida, como continúe así, con ese brío y ese arte, explotaré en poco tiempo. Ella nota claramente la cercanía a ese orgasmo y saca mi polla de su boca, guiñándome un ojo, para indicarle a su hija como tiene que continuar.  

– Mira, aparte de lubricar él mismo, deberás aportar más con tu saliva, ¿ves? ¡Es una verga deliciosa!

A continuación mamá suelta un hilillo con una buena porción de su saliva que cae como una suave cascada sobre mi glande para a continuación extenderlo con su lengua. ¡Dios! Mi hermana copia a su madre, haciendo exactamente lo mismo y me mira juguetona al tiempo que noto también su saliva tibia caer de sus labios hasta la punta de mi cipote que está a punto de reventar. Carla chupetea la punta y después mamá le sostiene el mentón para intercambiar saliva, mis propios fluidos y un beso intenso que se dan ambas arrodilladas a mis pies. Mamá besa a su hija sin dejar de pajearme, pero consigue mantenerme en esa tensión a la perfección sabiendo cómo tenerme a tope sin que explote. Ver besar a dos preciosidades mientras a uno se la están meneando no tiene precio. Pero si eso ya era sublime, el hecho que en un guiño programado ambas se llenen de saliva las lenguas y las pasen por los costados de mi polla, desde la punta hasta la base y viceversa, es algo muy difícil de describir.

Luego se van alternando y mientras una se mete la punta en la boca, la otra me lame los huevos o al tiempo que una da mordisquitos por toda la largura, la otra juega con su lengua en la base del glande donde una vez estuvo mi frenillo. ¡Qué maravilla! Si alguna vez soñé que dos mujeres me comen la polla a la vez, nunca pensé que fuera a pasarme en el día de mi cumpleaños y mucho menos que ellas fueran mi madre y mi hermana. Las dos mujeres se enfrascan en mi polla y siguen chupando desenfrenadamente, ¡Qué imagen! Sus dos caras ahí abajo, tan guapas, con sus labios inflamados, sus ojos brillantes, desnudas… Esto es la bomba. Me fijo en la mesa y veo que la cámara sigue grabando, sin duda esto va a ser la mejor película de mi vida. Mi madre se separa un instante y acaricia mi pecho, mirándome a la cara que debe estar desencajada mientras Carla sigue chupando y chupando mi polla sin descanso…

– Nacho, cariño, intenta no correrte todavía, aguanta, campeón. Sé lo difícil que supone, pero solo es por tú bien… ¡¡Gozaras de nosotras mucho más si dilatas la eyaculación!!  Me incita la profe.

No sé si resistiré mucho, hace rato que he perdido el control de la nave…, respondo entre hipidos.

– Hazte con el timón cariño, cuanto más lo controles, más gusto recibirás después. Comprendo que nunca habrás imaginado tener a dos mujeres comiéndote la polla así… Lo dice o lo piensa

…pero debes intentar dominarte, piensa en otra cosa y después el placer se multiplicará… lanzarás toda tu lefa de una andanada, como nunca antes te has corrido.

¿Pero cómo demonios voy a pensar en otra cosa si estoy viendo a Carla lamiendo mi glande, mis huevos y con su lengua toda la largura de mi polla, mientras mamá va alternándose con ella, en chupeteos, mordisquitos, lengüetadas, succiones…? Yo solo puedo repetir…

– ¡Dios, Dios, Dios mío! No puede ser ¡Madre mía me voy a morir, Joder!

Ellas se besan de vez en cuando para relajarme sin perderme de vista, y vuelven al ataque sobre mi polla alterándose en las chupadas o intercambiando sus bocas. Mientras una me come mi verga, la otra me muerde en un pezón, luego cuando una lame toda la largura de mi rabo, la otra pasa la lengua en círculos por la punta y la anterior me come los huevos al llegar al final de mi tallo

– Pobrecito, creo que no puede más.

Dice Carla de pronto cuando ve mi cara desencajada intentando no soltar allí toda la presión acumulada.

– Tiene que aguantar, un buen semental debe controlar sus eyaculaciones, así serán más copiosas y llenarán bien el útero para preñarnos, insiste mamá convencida. Ahora, hija, intenta tragártela entera.

– Pero… le interrumpe la otra. – ¡Es muy grande! 

– Abre lentamente la boca y adapta toda tu boca y la garganta, suavemente e imagina que tragas algo suavemente, como hicimos el otro día con el plátano. ¿Recuerdas?

Me vuelven a sorprender pues han ensayado hasta una mamada con un plátano. Estoy flipando por momentos. Mamá después de pronunciar esas palabras pone en práctica sus teorías y se mete mi polla en la boca, poniendo su lengua por debajo, a continuación va deslizando sus labios hasta que todo mi miembro se mete en su garganta, joder hasta la raíz. Sus labios están tensados abriéndose en mi gran trozo de carne. "¡No puedo creérmelo!, ¡Mi polla ha desaparecido dentro de la boca de mamá!, ¡Está completamente adentro!" Noto mi glande en el mismo esófago de mamá.  Suspiro, cuando mamá saca su boca de pronto y un gran hilo de saliva acompaña esa salida de su garganta, mezclado con mis propios flujos.

– Ahora tú, cariño, a ver hasta dónde te cabe una gran polla como la de Nacho.

Invita a mi hermana jadeando y sacando una buena porción de su saliva. Como no, ella sigue sus pasos, primero realizando varias chupadas seguidas, haciéndome ver el cielo. Después se introduce el glande y una buena porción de mi polla, viendo como su boca se va abriendo lentamente, tal y como le han indicado. Sus labios se vuelven más finos adaptándose a esa nueva anchura. Retira la boca un momento, toma una buena bocanada de aire y vuelve a intentarlo. Otra vez su boca se aferra y ahora va avanzando más, casi tres cuartos. Saca su boca y un hilo de saliva se une a mi glande. Me mira… es maravilloso ver esa sonrisa y esa boca que me está mamando como los ángeles. Tercer intento y ahora hasta que de su nariz sale un gran suspiro para tomar aire y después se la mete casi por entero, a pesar de no haber conseguido igualar a su profesora, yo veo las estrellas mientras ella retira la boca entre arcadas.

– Despacio, hija…le orienta su mentora. – No te obsesiones, eso es cuestión de práctica, cada vez te llegará más adentro, y un día conseguirás tragártela entera sin arcadas. ¡Se que eres una garganta profunda como lo soy yo! Has heredado eso de mí…

Eso y mucho más pienso yo, Carla se limpia la saliva de los labios, me sonríe de nuevo y vuelve tragarse mi polla, al tiempo que mamá se ocupa de mis condolidos testículos, cuando ambas me miran yo quiero morirme de placer, esa imagen de sus ojos clavados en los míos, que yo a veces no puedo evitar cerrar, pero quiero seguir mirando como comparten mi polla, aun sabiendo que no podré aguantar por más tiempo a pesar de intentar en todo lo posible retrasar mi descarga…

– No puedo más.

Digo entre bufidos…mamá me chupa toda la punta metiéndosela con avidez y rauda, mientras el resto lo pajea con movimientos enroscados de su muñeca, como una auténtica profesional. Mamá separa la boca de Carla de mi polla, pero el primer lechazo ha ido a parar a su galillo, nada más hacerlo ese miembro rígido se tensa aún más y el orgasmo continua con largos chorretones de lefa espesa contenida a presión en mis pelotas, todo ello me llega casi sin poderlo controlar. El segundo chorro sale disparado a la cara de mi hermana chocando contra una de sus cejas y parte de su frente que se acerca expeditiva a comerse mi polla, el tercero va directamente a su barbilla muy cerca de su boca, el cuarto chorro lo orienta mamá hacia su propia boca entrando dentro gran parte del espeso líquido blanco que se posa sobre su lengua. Los últimos van hacia sus enormes tetas dejándolas bien pringadas. Se nota que están entre nerviosas y eufóricas por haberme hecho correr de esa manera. 

– ¡Qué cantidad…! 

Dice Carla eufórica recogiendo con sus dedos el lechazo que ha caído ya sobre su párpado izquierdo guiñando el ojo y notando cierta molestia, sin más se lo chupetea saboreando mi semen. Mamá está saboreando el semen que había caído en sus labios y lengua. Me quedo flipado pues se lo traga sin rechistar, a continuación recoge con su propia lengua la gran cantidad de semen que ha caído en la ceja de mi hermana. El de la barbilla lo recoge con sus dedos y se lo ofrece a Carla que se me queda mirando. Yo estoy feliz de ver esa escena, pero cuando agarra la muñeca de mamá y le empieza a chupar los dedos de forma tan lasciva, eso hace que mi polla de un pequeño respingo y mi corazón vuelva a latir con fuerza. Ambas se lo tragan todo sin dejar nada. Casi me muero de ver aquello, mis dos chicas adoradas, tras haberme hecho la mamada de mis sueños, están devorando mi espesa lefa caliente recién ordeñada… la están compartiéndolo y disfrutándolo. Me tiro en sofá recibiendo las caricias de mis dos chicas por todo mi cuerpo. Cierro los ojos asimilando al completo esa maravilla que estoy viviendo y que sigo sin creerme.

1 comentario:

Entradas más populares de la semana