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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Candidata electoral


 


Primera semana de campaña. Conforme avanza la noche el viento golpea con mayor virulencia y el frío se hace más intenso también en el interior del coche. Isabel se pone el abrigo y se acurruca haciéndose un ovillo con las piernas encima del asiento trasero. Está tiritando cuando por fin reconoce que ha sido una temeridad salir con semejante temporal. Si no hubiese tenido que esperar el vuelo de su marido habría podido ir en el autobús con todo su equipo, pero antes de iniciar su gira deseaba abrazar una vez más a su esposo, puesto que la campaña les iba a mantener separados por un tiempo.

Los medios ya alertaban de que el temporal podía ser importante, lo que no esperaba es que fuese tan inclemente como para que la nieve les impidiese la visibilidad y con ello la circulación, por no mencionar el hecho de no llevar cadenas << ¿No es cometido del chofer encargarse de eso?>> Ahora es fácil buscar culpables, piensa, y eso la hace reflexionar. Es cierto que él debería haber previsto llevar un juego de cadenas, pero también la obligación de ella era haber sido precavida y evitar viajar en coche teniendo información como la tenía que amenazaba temporal. Antepuso su primer mitin a la seguridad de ambos y, si iba a gobernar en la comunidad, ¿qué podía esperarse de ella tomando ese tipo de decisiones tan irreflexivas?

Isabel es cabeza de lista por su partido y candidata a la presidencia y casi todos los sondeos apuntan a ella como clara vencedora para las próximas elecciones, sin embargo ella nunca le ha prestado demasiada importancia a las encuestas porque por experiencia sabe que en el último momento las cosas pueden dar un giro inesperado. Tiene plena confianza en sus opciones como presidenta, sin embargo ahora sus preocupaciones son otras.

El temporal hace que las retenciones sean de varios kilómetros, y por orden suya, Hakim coge la primera salida para incorporarse a una comarcal y evitar así el atasco. Al abandonar la autovía desaparece la aglomeración y Isabel respira aliviada porque no hay nadie por la carretera, por lo que posiblemente se puedan incorporar unos kilómetros más adelante. El GPS les indica que sigan por la comarcal, pero con el temporal han cortado la carretera y el chofer tiene que tomar inevitablemente un desvío que les lleva por una carretera local que parece más un camino de cabras que una carretera.

El limpiaparabrisas no puede eliminar la nieve con la misma rapidez con la que cae sobre el cristal, de tal modo que apenas hay visibilidad y el camino, con toda la que ha caído, ha desaparecido como tal, con el agravante de que van sin cadenas, por tanto, lo sensato sería parar y llamar a emergencias. Isabel llama primero a algunos miembros de su equipo para comunicarles que probablemente se retrasará por el temporal, pero la cosa parece más seria que un simple retraso y se percata de ello cuando abre la puerta del coche y no ve nada. El viento trasporta la nieve a sesenta kilómetros por hora y ésta golpea su cara cuando asoma la nariz, por lo que vuelve a meter la cabeza como lo hace una tortuga cuando advierte un peligro.

Parece ser que no hay cobertura, no sabe si por la cercanía de las montañas o por el propio temporal. Lo intenta una y otra vez sin lograrlo y le ordena a Hakim que lo intente con su teléfono por ver si tiene más suerte, pero es más de lo mismo… nada. Ni siquiera tienen mantas para abrigarse, solo los abrigos y la temperatura empieza a bajar rápidamente dentro del coche, por lo que no les queda otra opción que encender el motor para que la calefacción los mantenga calientes, confiando en que no se queden también sin gasolina.

Tras la llamada a emergencias toman nota de su ubicación y le hacen saber que las urgencias están colapsadas en todo el centro del país, informándoles que mandarán a los cuerpos de seguridad para que acudan en su rescate a la mayor brevedad posible.

Transcurren los minutos y Hakim limpia el cristal empañado por sus respiraciones y por la diferencia de temperatura, alumbra con la linterna hacia el exterior percatándose de que todo es blanco. La carretera ha desaparecido y parece que estén en medio de la nada. Isabel tiene un nudo en el estómago y empieza a sentir un desasosiego ante el amenazante paisaje. A ella siempre le ha gustado tener todas las cosas bajo control y por primera vez en mucho tiempo, la situación se le escapa de las manos. Al ignorar el poder implacable de la naturaleza, ésta se ha vuelto contra ella, piensa.

Llevan dos horas esperando y nadie ha acudido en su rescate y queda muy poca gasolina, por lo que tienen que apagar el motor, y al hacerlo perciben como el termómetro desciende vertiginosamente. Isabel considera que si se sienta Hakim detrás con ella y se mantienen abrazados podrán mantener el calor, de no hacerlo, las consecuencias pueden ser funestas, de modo que se desabrochan los abrigos para que sus cuerpos permanezcan pegados el uno junto al otro.

Isabel tiene mucho frío y se abraza a Hakim rodeando con su brazo su pecho y espalda. Está tiritando. Hakim siente su contacto tan de cerca que no sabe muy bien qué hacer, ni cómo actuar. Él tan sólo es su chofer e invariablemente ha sabido siempre cuál es su cometido. Siempre ha admirado a su jefa y la ha tratado con sumo respeto y educación, por tanto, para él la situación es un tanto incómoda y, a pesar del frío empieza a sudar, ya que al fin y al cabo es un hombre y el hecho de sentir su contacto le provoca cierta inquietud y, como no, una evidente excitación que no sabe cómo disimular. Isabel está abrazada a él con la cabeza apoyada en su pecho y percibe el nerviosismo del chofer, en vista de que esta rígido y sin apenas moverse. Eso, y el hecho de percatarse (a pesar de la tenue luz del piloto) del sobresaliente bulto que está a cuarenta centímetros de su cara… y no es una erección, le llevan a entender su desazón.

Hakim es un hombre respetuoso y no hará nada que la pueda incomodar, no obstante la situación le desborda. Ella lo puede entender, aun así el frío la obliga a seguir aferrada a su torso para entrar en calor, pero también es cierto que su tacto le parece de lo más reconfortante. Es un hombre atlético, de eso no cabe duda, después de todo, nunca lo ha visto dese una perspectiva sexual como macho, entonces…  << ¿por qué entonces está evaluando su tren superior y lo atlético que es?>> Isabel es consciente de que Hakim no está cómodo con ella recostada sobre su pecho y de que su contacto es el que le inquieta y le ha provocado la excitación. Debería apartarse y normalizar el supuesto dilema, pero no quiere hacerlo. ¿Es por el frío o por otra cosa?

Es ella quien tiene el control y así le gusta que sea siempre, por tanto, Hakim carece de control alguno en ese escenario. Isabel tiene su mirada fija en el primer plano del anormal bulto que se le marca, incluso le parece ver como palpita… ahora sí que es una erección. Advierte que ya no tiene frío a pesar de que la temperatura no ha subido. Ahora es el calor el que invade la estancia, aunque ella no sabe si es que ha subido la temperatura del ambiente o la de ambos, prueba de ello es que Hakim está sudando e Isabel ha dejado de tiritar. Nota como la respiración del chófer se acelera, pero también como su sexo se humedece y se inquieta. No entiende muy bien su actitud, aunque debería, porque parece querer jugar a un juego arriesgado.

Por culpa de pretender ver a su esposo antes de marcharse se encuentra en esta situación y ahora él, parece haberse diluido entre la nieve y es el contacto del joven moreno, junto al montículo que tiene ante sus ojos, lo que acapara su atención.

Si van a morir, ¿qué mejor manera de que aquello sea la antesala el cielo o el infierno?

Hakim es de origen egipcio, pero ya lleva veinte años en el país y tiene doble nacionalidad, y una familia extensa con dos esposas y seis hijos. Es el chófer de Isabel, pero cuando no está a su servicio, permanece a disposición del partido de la calle Génova…. Ahora es otro el servicio que al parecer requiere de él la candidata, en un principio lo está consiguiendo. Sabe que lo que está a punto de hacer es una osadía y todos los años dedicados en cuerpo y alma a su carrera pueden irse al traste, al igual que su matrimonio si da un mal paso. En esos momentos valora si merece la pena dar el temerario paso, sin embargo, su mano obvia al sentido común y desciende lentamente por su pecho, hasta alcanzar la hinchazón deteniéndose a palparla. Por el volumen se advertía lo que escondía Hakim tan celosamente, y al cogerlo, sus sospechas se confirman.

Hakim no sabe qué hacer. Respira aceleradamente y siente la presión de la mano de la futura presidenta palpar su miembro todavía encerrado. Está muy excitado y no tiene más remedio que dejarse llevar por la sensación placentera que su jefa le está provocando con sus manoseos. Isabel le desabrocha los botones, le baja ligeramente el pantalón, ve el exagerado abultamiento de su slip y no duda en deslizarlo hacia abajo para observar que una fabulosa verga le da la bienvenida, le presenta sus respetos y se pone a su servicio.

La candidata a la presidencia aferra la polla desde la base, hace una exclamación tan enorme de asombro y embebecimiento que se pone bizca contemplándola… había soñado encontrarse con un cipote de tales dimensiones. Desliza su mano a través del tronco negro una y otra vez, como si estuviese midiendo su envergadura. Su lengua empieza a tantear el erecto falo empezando por el glande y bajando por toda su extensión, dejando un reguero acaracolado de saliva. Se propicia ella misma unos golpes con la polla en la boca como si quisiera cerciorarse de que es auténtica, o se cerciore de su extrema dureza. Después sus labios se enroscan en el glande saboreando la impregnación de semen del cipote, que está enteramente a su disposición. Su boca intenta albergar toda su extensión en la boca, aun sabiendo que es imposible, y lo hace hasta la mitad, por lo que desiste de la impracticable proeza, decidiendo centrarse en la felación del primer cuarto de polla. Su cabeza sube y baja a un mismo compás y la mano de Hakim se posa tímidamente sobre su cabeza como si quisiera marcar él el ritmo de la mamada, sin embargo, Isabel acelera la cadencia y su mano se une aplicando movimientos circulares a través de la polla, a modo de rosca.

La respiración excesivamente acelerada de Hakim provoca que los cristales se empañen todavía más y goteen por la condensación acumulada. Sus gemidos sugieren que no aguantará mucho y no transcurren más de dos minutos mamando el garrote de Hakim cuando un grueso chorro de leche golpea en su garganta, haciendo que el chófer se retuerza de placer, aun puede con el siguiente y un tercer aldabonazo que le llena tanto la boca que decide retirar su boca y los dos siguientes latigazos golpean en su cara, y ya los último es un derraba lávico que emana del ojo de ese volcán endurecido…. Isabel levanta la cabeza para observarle, le abre la boca para que vea cuanto le ha dado, y acto seguido se traga el arsenal de lefa, luego pasea su lengua por el labio superior y junta los labios saboreando la amarga, salada y un tanto ácida sustancia blanquecina. Hakim la observa con cara de un adolescente que acaba de perder la virginidad. Es la primera vez que tiene sexo con una mujer de su nivel. Siempre ha pensado que las mujeres de las altas esferas son intocables e inalcanzables, pero al parecer se equivocaba, teniendo en cuenta que todas son de carne y hueso, aunque muestren la frialdad de un témpano y crean estar por encima del resto de mortales, son hembras con sus necesidades sexuales, anímicas y afectivas como cualquier otra.

Isabel le mira a los ojos y le sonríe con la cara bañada de esperma y sin dejar de aferrarse al madero de ébano, todavía erecto, sólo lo suelta para coger con sus dedos y chupeteárselos, limpiándose el semen de su rostro. Inmediatamente se desabrocha sus pantalones y se deshace tan sólo de un camal, después cruza la pierna por encima de las de Hakim, vuelve a coger el puntal de cabeza de ariete acerado, hace sus bragas a un lado y emboca el falo a la entrada de su coño, no sin antes darse un refriegue por entre sus labios vaginales y frotar el glande de la verga de Hakim con el de su clítoris… Tras unas pasadas con gemidos contenidos, y se sienta a horcajadas sobre él. Finalmente se deja caer despacio sintiendo cada centímetro como penetra por completo el pollón de Hakim en su angustiada raja… le sobrecoge como le produce la expansión tan extrema de sus carnes internas, y lo profundo que llega donde nadie estuvo antes.

Isabel no es una sex symbol. Su cuerpo dista mucho de serlo. Es una dama madura de cuarenta y dos años de anchas caderas que ya ha tenido dos hijos, y su útero es propio de una mujer que ha gestado en dos ocasiones. No es una fémina de gimnasio, ni muchísimo menos, pero es de las que saben sacarle partido a su cuerpo en su forma de vestir. Es una aristócrata muy elegante y distinguida y, sobre todo, muy valorada entre su equipo. Su personalidad y su talante, acostumbra, en no pocas ocasiones a intimidar a sus adversarios, sean o no de su partido. Habla cuatro idiomas, sin embargo el idioma que ahora maneja es el de los gemidos y jadeos que le produce el cabalgar sobre la verga de Hakim, quien poco a poco está perdiendo la timidez y se agarra a sus carnosas nalgas, mientras la noble dama monta al moreno egipcio, queriendo sentir todo el puntal en sus entrañas. En pocos minutos la candidata se corre entre jadeos en un orgasmo que parece interminable, los chorros de fluido embeben al tallo infinito del macho, hasta moja los orondos huevos y llaga hasta el asiento de cuero repujado beige, de ese elegante y caro coche blindado.

Cuando finalmente concluye, se queda quieta apoyada sobre él mientras valora lo ocurrido…. Podría decirse que acaba de echar su carrera por la borda. Es consciente de ello y está evaluando la situación, pero la polla palpitante que todavía alberga en su interior empieza a moverse y le recuerda que su lacayo está como un toro y también desea acabar, si bien todo indica que ella cree que ya es suficiente y que todo ha sido un error por su parte. Se lo hace saber a Hakim, por el contrario, antes de que se salga, él le da la vuelta sin sacársela y la coloca acostada en el asiento diciéndole que lo hubiese pensado antes de ser tan zorra.

Ahora quiere ser él quien controle la follada y empieza a embestir de menos a más, y tras unas cuantas exclamaciones de protesta, Isabel comienza a gozar de nuevo del garrote que quiere sacarle los higadillos por la boca. Vuelve a gozar de la estaca que incursiona una y otra vez en su coño y se deja llevar por el placer que le provoca una polla tan inconmensurable que la está partiendo en dos. Excitado como una coneja, se agarra a sus prietas nalgas y lo empuja hacia ella queriendo sentir todo su potencial…, Hakim se la embute entera y le hace sentir sus grandes y pesadas gónadas en su coño.

Se siente muy zorra como le ha hecho saber su chófer, pero ya pensará en eso más tarde. Ahora le importa más su goce y se abandona al placer que le está brindando el semental moreno, al tiempo que sus uñas se clavan en las nalgas del egipcio, siendo éstas un indicador de la intensidad de la cópula…. Él empuja, notando como su glande golpea una y otra vez la pared vaginal de la dama de alta sociedad… la marquesa.

Entre gritos y resoplidos de placer por parte de ambos amantes, es Isabel la primera que empieza a vislumbrar un nuevo orgasmo y sus pupilas desaparecen al mismo tiempo que el formidable clímax golpea sus entrañas. A sus gemidos desbocados se le unen los de Hakim. Ella comienza a convulsionar de nuevo, sus músculos vaginales se contraen y distienden de manera brusca mamando la verga exaltada, dura y venosa del moreno, lo cual le provoca una exaltación incontrolable a Hakim que acelera sus enviones hasta que de una, expide su ariete al fondo de la vagina de su jefa, comenzado a soltar lastre en su interior.

Los chorros de leche no son menos gruesos y potentes que los de la mamada, la cantidad es casi superior… uno, tras otro va rellenando el útero de Isabel durante casi medio minuto de eyaculaciones briosas. Cuando finaliza espera unos segundos dentro de ella, luego poco a poco con delicadeza, extrae la anaconda de la cavidad al mismo tiempo que los líquidos resbalan por su raja, descienden por el ano y se desparraman en el asiento, uniéndose a los anteriores de la corrida de la señora candidata.

Los dos amantes se incorporan y cada cual regresa a su asiento con sus respiraciones normalizándose poco a poco. Isabel está completamente despeinada y dista mucho de parecer la próxima presidenta. Hakim se encuentra exultante y siente que estalla de júbilo al haber tenido el placer de follársela, de tener algo cómplice con su jefa que le facture una estabilidad mayor en su puesto. En tanto, la política siente ahora que su coño es un bebedero de patos, y aunque ha disfrutado como una salvaje, es consciente de que su reputación pende de un hilo por su insensatez. Ahora sus aspiraciones a presidenta están en manos del egipcio, quien sostiene la “candidatura” y la zarandea ante sus ojos, mostrándole que aquello no ha hecho más que empezar.

La mandataria adivina, que si quiere ser presidenta tiene que esforzarse y repara en que ahora es ella la que tiene que obedecer las órdenes, al menos en la intimidad… este será el primer sapo que se tiene que tragar, de los muchos que vendrán.

 


 

Segunda semana de campaña. Tras la primera semana de campaña electoral, Isabel Ruiz, la número uno del partido conservador por la provincia de Albacete se distinguía como una de las mujeres más atractivas de la política del momento, el apoyo de su partido era total pese a había quien decía de ella que solo estaba porque su esposo era un peso pesado de la política nacional e internacional del partido conservador europeo y anterior presidente. Ahora se dedicaba a despotricar en las televisiones, en las conferencias de la fundación del partido y allí donde le llamasen… atendía a todo el mundo menos a las necesidades perentorias de su esposa, de modo que ella cayó con suma facilidad en las garras de tan soberano macho, como Hakim.

El sábado había comenzado con la asistencia al Congreso Mundial de la Familia donde el partido encontraba un gran nicho de votos. Por aclamación popular tuvo que subir al estrado y dirigir unas palabras a los asistentes. El director del acto acabó halagándola  como ejemplo de mujer trabajadora, familiar y católica…. Por la tarde estuvo en un mitin en la provincia de Guadalajara apoyando al candidato provincial. Aquí tuvo que defender las últimas medidas de ajuste económico llevadas a cabo por el gobierno autonómico de su partido. Dada la entrega que mostraba el auditorio, y su carácter, arremetió de manera vehemente contra la oposición a la que culpó de la herencia política recibida… en nada obvió todo el tema del agua del trasvase Tajo-Segura.

Por fin, después del duro día de trabajo salió del baño de la habitación de hotel donde se hospedaría esa noche. Estaba envuelta en un albornoz crema y su melena castaña caía mojada sobre sus hombros. La tenía alborotada dándole un toque de sensualidad. A sus cuarenta y dos años sus preciosos ojos marrones estaban delimitados por unas pequeñas una línea que se configuraba como un principio de patas de gallo y alrededor de su boca grande se marcaban unas líneas de expresión que imprimían carácter a su bonita cara, unas líneas forjadas por su facilidad de sonreír.

En la televisión sonaba la voz de la presentadora del informativo dando paso a la información donde se le veía a ella asistir al congreso matutino. Isabel sonrió y se encendió un Marlboro antes de sentarse en un pequeño sofá y coger el teléfono para llamar a su marido. Mientras oía los tonos telefónicos miraba al frente y sonreía. Con el cigarro entre los dedos se pasó el dedo corazón por la lengua, extrayendo una pequeña mota de tabaco, momento en el que su marido, Emiliano, descolgaba el teléfono…

    -      Hola cariño, ¿qué tal?

Preguntó ella de manera convincente.

-      ¡Ah, muy bien! Acabo de verte en el informativo, decía su marido – Vaya papelón te ha tocado en el mitin con lo de las medidas de ajustes…

-      Bueno ya sabíamos que nos iba a tocar defender esas medidas en los mítines. Pero tenemos que sonar convincentes y que la población no piense que nos gusta darles por culo…

Tras unos minutos de conversación la pareja se despidió con un beso hasta el día siguiente. Después de apurar el cigarro y apagarlo en el cenicero, Isabel se puso en pie, miró al frente y sonrió. Despacio fue hacia la cama dos por dos, lentamente. Allí, Hakim, el chofer que la seguía durante toda la campaña, estaba tumbado sobre la cama, totalmente desnudo, acariciando su impresionante cipote.

Éste, era un chico de treinta y dos años. Curiosamente pertenecía al movimiento 15M de Egipto, ligado a movimientos de izquierdas y casi anarquistas de su país, trabaja para la sede de Génova en esa campaña. Pero la gestora encargada de llevar la campaña electoral del partido de Isabel Ruiz le había contratado como chófer y guardaespaldas acreditado. El trabajo, aunque agotador, estaba muy bien remunerado. En el reparto de candidatos que la empresa de seguridad había presentado, tuvo la suerte de ser elegido personalmente por Isabel para que fuera su chófer.

Hakim tenía un cuerpo de surfista perfectamente esculpido. Desde su espalda y sobre su hombro llevaba un gran tatuaje tribal. Su cabello negro liso a lo James Boom, su piel morena y unos profundos ojos negros, observaban como la candidata se acercaba a él…

-      Así que ejemplo de mujer trabajadora, familiar y católica, ¿no?  

Preguntó Hakim haciendo referencia a la información que había dado el informativo. La mujer le miró levantando una ceja y media sonrisa…

-      ¿Qué pasa? ¿Qué vas a poner pegas?

Isabel hablaba en un tono muy bajo y sensual. Subió a la cama y se colocó sobre el chófer con una rodilla a cada lado de éste. Abrió el albornoz por delante mostrando un precioso sexo tapizado de finos vellos casi transparentes, sin deshacerse del albornoz se colocó en cuclillas, amarró el cipote negro y extenso del macho que tenía bajo su cuerpo, y lentamente se fue empalado con el obelisco de Hakim, dejándose caer. La mujer fue soltando un largo suspiro a medida que sentía como cada centímetro de carne horadaba su ser hasta llegar a aplastar los grandes huevos del chófer contra su esponjosa y bulbosa vulva. Una vez la notó toda dentro cerró los ojos, y echando la cabeza hacia atrás, dejó que la parte superior del albornoz se deslizase sobre sus hombros, mostrando a la vista de él, dos tetas a las que la gravedad ya reclamaba.

Una inmensa areola de un color marrón claro ocupaba buena parte del gran volumen de cada teta, un pezón a modo de chupete sobresalía erecto y sin pensarlo, Hakim se incorporó para chuparlo y luego besar a la mujer y recorrer con sus manos la fina piel de la política. Agarró con fuerza las anchas caderas de Isabel, macizas y firmes… se notaba que ambos acumulaban unas ganas tremendas del otro… se encajó el gran badajo en el coño de la candidata, perfectamente. Ella se agarró en los grandes hombros del chófer, quien había comenzado a mamar los gordos pezones haciéndole sentir un placer indescriptible. Comenzó un movimiento de sube y baja lento sobre el grandísimo falo el moreno egipcio, quién le retiró por completo la prenda, descubriendo un maravilloso desnudo pese a las imperfecciones que la edad dejaba tras de sí. Se adivinaba una pasada y joven belleza hoy un tanto desvanecida, pero que aun así resultaba tremendamente morbosa, excitante y muy atractiva sin ser perfecta.

En el centro de la cama King Size, Hakim servía de montura para Isabel Ruiz, la candidata conservadora más prometedora del país, quien comenzaba a cabalgar con ganas. Sintiendo como la cabeza de la polla de aquel “faraón”  le llegaba hasta la cerviz y provocaba calambres en su columna que nacían en el mismo clítoris. El hombre seguía recorriendo con la lengua desde su boca hasta sus tetas, quieto, sin moverse. Dejando que fuese la mujer quien recorriera su polla, con su coño en erupción.

Isabel sintió la necesidad de acelerar. Tumbó a Hakim y cabalgó con más ganas sobre el potente mostrenco, mientras se masturbaba presurosa de alcanzar el olimpo del placer. Comenzó a notar como una sensación de delectación la invadía y se concentraba en su clítoris, haciéndola estallar en un grito entre convulsiones extravagantes que le cortocircuitaba todo el cuerpo de pies a cabeza, que le sacudían el abdomen y la cadera no dejaba de frotar su coño contra el pubis y los huevazos del macho que se estaba tirando…, antes de que su cuerpo se aflojara por completo y cayese derrotada sobre el torso lampiño de su amante, totalmente abatida por el orgasmo y el cansancio del ejercicio sexual que nunca imaginas hacer, mientras te corre por las venas la adrenalina de alcanzar finalmente, el gran chupe de dopamina que buscas cuando estás echando el polvo del siglo.

El egipcio la abrazó y rodó con ella de manera que  la mujer era quien estaba ahora tumbada mirando al techo. No podía ser, pensaba para sí. Estaba demasiado cansada como para aguantar otro asalto, y el moreno estaba dispuesto a llegar al final, a su final feliz. Hakim volvió a recorrer el cuerpo de su jefa que, con los ojos cerrados y las piernas abiertas, la única resistencia que ofrecía eran unos pequeños gemidos. El chófer hundió su cabeza entre las piernas de la candidata y diputada por Albacete, y comenzó a lamer de manera lenta cada pliegue de aquella experta vagina inundada de flujos que le supieron a gloria.

A Hakim siempre le habían dicho, que las gallinas viejas, eran las que hacían mejor caldo, y por primera vez lo estaba comprobando, sus esposas no llegaban a penas a los veinticinco años una y a los veintitrés la otra. Tras unos minutos de movimientos de lengua consiguió que la mujer volviese a estar excitada, pese a su cansancio.

Isabel tiraba de la cabellera de aquel “puto moreno” diez años menor que ella, al tiempo que le pedía que se la follase con fuerza. El hombre sintiéndose provocado se colocó sobre ella medio de rodillas entre las piernas, ella elevó un poco su coño, y él dirigió la enorme polla a la hendidura vaginal de la política y comenzó a penetrar hasta el fondo. La mujer puso los ojos en blanco al sentirse totalmente atiborrada de carne trémula del pollón de Hakim, y se dispuso a recibir los empujones de su amante. Estos no se hicieron esperar y durante varios minutos estuvo sobre la mujer bombeando con violencia, empotrándola contra el colchón mientras ella intentaba rodear el cuerpo de su amante agresor con sus piernas. Su cabeza golpeaba la almohada con cada embestida de Hakim. Tras varios pollazos fuertes, y más diez minutos clavando a todo ritmo, él estaba a punto de correrse y así se lo anunció a la señora. Isabel respondió arañándole la espalda… le clavó las uñas al notar el primer chorro de semen caliente salir de su hinchado glande, hacia el interior de su vagina más profunda, donde nadie antes había dejado su leche. Eyaculaba como un caballo, sus aldabonazos eran grandiosos, crudos y gruesos chorros de lefa espesa que la rellenaban como a un pavo de Navidad… con toda la verga incrustada y tanta leche vaciada, no había espacio. De esta forma, lograba resbalar parte del fluido seminal por la junta de la vagina y el cipote, camino del sus nalgas, manchando las sábanas.

Isabel permaneció tumbada boca arriba relajada con la intención de levantarse al baño para limpiarse pero incapaz de ejecutar la idea. Notó como Hakim se levantó de la cama y le oyó encender un cigarro. De repente una agradable sensación de cosquilleo sobre sus pezones la traían de nuevo de su duermevela. Con un suspiro y una sonrisa le hizo saber a su amante que agradecía sus caricias y temió que la recuperación de éste se consumase de nuevo.

El chófer comenzó a recorrer con besos la fina piel de la política de alta alcurnia, desde su cuello hasta sus ingles provocando el aumento de temperatura de ella, que luchaba inútilmente por no volver a encenderse dado el cansancio que tenía. Hakim le pidió que se girase, cosa que Isabel hizo sin resistirse, el semental siguió besando cada centímetro de piel ahora desde la nuca hasta su culo blanco donde se entretuvo. La diputada se estremeció al pensar en la posibilidad de ser sodomizada, pero esta idea de inmediato le provocó una excitación que su amante captó enseguida.

Le comió el culo, lamió su ojal y trató de dilatárselo con la lengua, para entonces Isabel se había ido colocando en posición. Dejando su cabeza sobre el colchón, había subido sus piernas dejando el culo a merced de Hakim, para que lo usase como mejor quisiera, << en eso los machos son lo que siempre mandan>>, pensaba la candidata mientras ella comenzaba a acariciarse el clítoris. El chófer se situó justo detrás de su jefa y comenzó a untarse la pollón en un gel que previamente había tomado de su maleta. Luego hizo lo mismo en la entrada del ano de Isabel. Ésta notó una sensación de frescura, al tiempo que notaba como se le dilataba el esfínter con los dedos gruesos del egipcio…. Respiraba muy fuerte con los ojos cerrados y la cabeza apoyada en la cama esperando la entrada del glande de Hakim. Con mucho cuidado, el moreno fue introduciendo su polla en el ceñido agujero trasero de Isabel que con la cara constreñida por el esfuerzo comenzaba a gemir mitad dolor mitad placer.

Durante unos segundos, Hakim permaneció estancado con la cabeza de su polla a medio entrar hasta que por fin comenzó a franquear la entrada de aquel culo… ¡¡Aaaaagggggg…!! Isabel se quejaba sintiendo como cada centímetro de aquel tremendo falo invadía su entrada trasera hasta muy dentro. La mujer notó como los vellos púbicos del hombre topaban con su grupa, eso le indicaba que los casi veinticinco centímetros de polla, ya los tenía alojados en su esfínter… ¡Nunca había permitido que su esposo o cualquier otro amante con menos verga, le follase por el culo!

-      Cabrón me la has metido hasta el fondo… la has metido entera... te noto hasta los huevos…

Decía excitada la mujer preparada para el castigo anal al que sin duda la iba a someter aquel descendiente de los faraones. El hombre no se hizo esperar y comenzó un mete y saca agarrado a las caderas de la política ejemplo de mujer familiar y católica, cosa que le producía un morbo especial. Sin previo aviso propinó un palmetazo en una de las nalgas antes de tirarle del pelo y seguir sodomizándola ahora con más violencia…

-      Sigue cabrón, sigue joder… no pares de follarme ¡Dame duro por el culo!

Exigía la política deseosa de un sexo violento.

-      Toma puta, te voy a reventar el culo.

Insultaba Hakim con la imagen en la cabeza de la mujer candidata de los informativos.

Le excitaba comparar la imagen de mujer recta en los mítines, con la de viciosa sexual que tenía ante sí, eran dos versiones de la misma dama… la vendedora de humo y la intransigente hembra en la más ancestral misión de toda que le corresponde como mujer engendradora y sumisa al macho que la ha de preñar. Al rato de estar jodiéndola, no pudo controlar más y después de un duro castigo anal, se corrió con un gruñido de verraco, en los intestinos de Isabel, que esta vez ya no resistió más el cansancio y cayó sobre la cama casi inconsciente. Sentía como le ardía el culo y lo imaginaba totalmente enrojecido. De él salían borbotones de engrudo blanco, que recién había producido Hakim en exclusiva para su jefa… Del reguero grumoso de lefa que descendía por su culo y coño hasta la cama, no se preocupó en eliminar. Así cayó en un profundo sueño.

A las siete de la mañana sonó el teléfono de la habitación. Como pudo alargó un brazo hasta la mesita de noche y descolgó. Era el servicio despertador. Al girarse para levantarse se sintió dolorida por la sesión de sexo de la noche anterior… ya no solo al follada por el culo, sino el remate de haberle llenado también la vagina de leche procedente de los inagotables huevos de Hakim. Estaba sola, no había oído a Hakim cuando abandonó la habitación. Pudo comprobar que entre los restos de fluidos que se depositaban, ya resecos, en las sabanas había algo engrudo aun fresco, tanta había sido la cantidad. Sin duda, había salido de su pobre culo y coño, ambos ajados e inseminado a conciencia. Con mucho esfuerzo pasó al baño para arreglarse.

A las nueve de la mañana, en una mesa del restaurante del hotel junto a su hombre de confianza del partido y con cara ojerosa, preparaban el trabajo del día ante el desayuno. Un par de mesas a su izquierda Hakim desayunaba y reía junto con otros compañeros chóferes y técnicos de protocolo que seguían la campaña del partido. Tras apurar el desayuno, sobre las diez de la mañana el chófer estaba estratégicamente situado en el coche oficial para llevar a Isabel Ruiz a la misa con la que se cerraba el Congreso Mundial de la Familia. Antes de entrar en el A8 negro blindado, la diputada echó una mirada a su chófer y él la miró por el retrovisor con media sonrisa…, un flash perturbó el momento, lo que sería la imagen que se mandaría ese fotógrafo a la agencia EFE, del último día de campaña.

Emiliano, había sido el presidente autonómico durante los últimos ocho años, tras el discurso de despedida, fue felicitado doblemente por todos, una por su gran gestión en la presidencia y la otra por su futura paternidad. Ya que su mujer estaba preñada… por fin. Su esposo no dejaría la política activa, pero ya no estaría en primera línea, dando paso a una nueva generación encarnada en su esposa, a quien le cedió el bastón de mando. Bajo el aval del partido y el de su esposo. Isabel se había presentado y arrollado al partido opositor progresista, era la nueva presidencia de la comunidad, tras los ocho años de mandato de Emiliano.

Isabel Ruiz Aguirre, ganó por mayoría absoluta la presidencia de la comunidad autónoma, lo que ella no sabía era que además de los desvelos que conlleva la consabida responsabilidad del cargo, se unirían los de su preñado y crianza durante el mandato de su primer hijo… una niño de piel demasiado oscura como para que fuese engendrado por su marido, un hombre, hoy canoso que en su día fue un rubio de armas tomar. Emiliano, No tardó mucho en darse cuenta de que este nuevo hijo suyo no lo había engendrado él…, no era la primera vez que su esposa paría un hijo que él no había engendrado, a Darío lo quiso tanto que no le importó que no fuese hijo biológico, pero en esta ocasión no cargaría con el retoño desde el principio… ni siquiera le pondría sus apellidos.

De la manera más velada posible, sin que trascendiera el motivo de su divorcio, ambos tomaron caminos distintos en la vida, bien asesorados por el partido…. Tal vez te preguntas como llegaron a conocerse, dos personas con gustos tan dispares en el sexo o por sus aficiones y que se llevaban más de 15 años, evidentemente sus intereses por el poder dentro del partido conservador español les llevó a aguantar hasta ese término. Más que un matrimonio, eran una asociación, asesorado por el partido, Emiliano necesitaba dar una imagen de familia tradicional e Isabel pasaba por allí, sin embargo la mosquita muerta no pasó por casualidad, su intención era trepar lo más alto posible y lograr el poder dentro del partido lo antes posible, y Emiliano era un perfecto trampolín para ello.




El amigo de mi hijastro. Quince años antes de la campaña que le subió al poder autonómico y casi nacional, Isabel formaba parte de la delegación organizadora del congreso. Pertenecía al grupo joven del partido desde hacía tres años. Ahora a sus veintiséis recién cumplidos y con la carrera de derecho terminada estaba convencida de sus ideales políticos. El plato fuerte del fin de semana era la presencia del secretario general del partido en la comunidad.

Emiliano era el futuro candidato a las elecciones. El tipo tenía cuarenta y un años y una imagen muy del partido. De complexión fuerte y rasgos marcados no era tan atractivo como carismático dado su don de palabra. Entre los jóvenes gozaba de gran tirón. En parte debido a su edad y en parte debido a su discurso moderado dentro de un partido tan conservador. Sin salirse del guion marcado por la dirección sí mantenía una línea menos radical, y aunque en su día se opuso a la ley socialista sobre el divorcio,  ahora él lo estaba…. Tenía un hijo de doce años de su primer matrimonio, había quien decía que ilegitimo, por unos cuernos de su esposa.

Desde el primer día Isabel había ocupado una de las primeras filas del auditorio muy cerca del candidato y demás personajes importantes… era la mano izquierda de la actual presidenta del gobierno autonómico. Isabel era una chica para todo, una de sus misiones había sido la de ser cuidadora y paseadora del perro de la lideresa.

A lo largo del fin de semana Emiliano había requerido su presencia varias veces, la presidenta la había puesto al servicio de la campaña. El último día y en medio de una euforia generalizada, el hombre hizo subir a Isabel al estrado donde alabó su buen hacer durante todo el fin de semana. La agarró por la cintura y la apretó contra él antes de plantarle dos besos y guiñarle un ojo. Ella le miró embobada a sus grandes ojos azules y su rubia melena pintando canas…. Se estremeció y se ruborizó.

Un mes después, Isabel recibió una llamada de su padre a su oficina en una gran empresa de telecomunicaciones. Le comentaba que requerían su presencia en la sede del partido a petición del candidato. Ella se quedó fría y sin reacción. Cuando llegó a la sede, la secretaria de Emiliano le estaba esperando. Isabel se sintió muy nerviosa. Lidia, la secretaria, le dio la buena noticia. El candidato había pedido expresamente que Isabel formara parte del equipo encargado de preparar las próximas elecciones. La chica se emocionó y abrazó a la secretaria.

Durante los siguientes meses Emiliano y su equipo trabajaron codo con codo preparando una campaña muy dura. La relación de amistad entre el candidato y la mujer fue estrechándose hasta terminar en relación de pareja, justo después de que perdieran las elecciones por escaso margen.

Siete años después de aquellas elecciones, la pareja vivía en una urbanización en La Moraleja. En un chalet de 250 metros cuadrados. El paso del tiempo había sentado de diferente manera a ambos. Mientras al político se le notaba el desgaste físico típico de todo aquel que lleva la gestión presidencial del partido regional, había engordado, las entradas en su frente pronto serían indisimulables y su cabello ya era totalmente canoso, Isabel era una guapa mujer de treinta y tres años. Con un buen cuerpo moldeado a base de ejercicio y una preciosa cara de piel blanca y suave donde destacaban sus ojos marrones y su rostro de niña imperturbable desde la adolescencia. El político se disponía a preparar otra campaña donde volvía a ser candidato, en cambio la mujer se había apartado de la política y vivía volcada en su trabajo.

Hacía tiempo que echaba en falta algo de acción en su matrimonio y sobre todo ser madre. Lo habían intentado desde siempre ya que nunca tomaban precauciones a la hora de hacerlo, pero ella empezaba a sospechar que a la edad de su marido sería muy difícil, o que simplemente ese ejemplar no era fértil… No preñó a su primera esposa y no lo estaba consiguiendo con ella.

Mario, el hijo de Emiliano vivía con su madre pero los fines de semana, se acercaba por la urbanización para estar con ellos. También porque en esta vivía su mejor amigo del instituto, Darío. Ambos tenían diecisiete años y estaban en el último curso del instituto para ir a la universidad. Un día Emiliano anunció a su mujer que el domingo irían a ver el partido de baloncesto del equipo de Mario y Darío. La importancia del parido era vital ya que si ganaban jugarían un playoff en el pabellón de la comunidad con los juveniles de los grandes equipos de la ciudad.

Llegado el domingo, en la grada de la pista estaban los padres de todos los jugadores. Incluidos ellos y los de Darío que eran buenos amigos del presidente y su ex mujer. Tras unos segundos finales apasionantes se llegó a una jugada definitiva. Mario penetró por la zona y luego sacó el balón a Darío que clavó un triple lateral sobre la bocina que les daba la victoria por un punto. El jolgorio en la grada y en la cancha era notable. Los jugadores se abrazaban mientras que las madres de los protagonistas lloraban de la emoción.

Cuando los jugadores se retiraron al vestuario Emiliano cogió de la mano a Isabel y tiró de ella rápido. Se dirigieron por los vomitorios de la grada hacia el pasillo de los vestuarios. El suelo estaba todo mojado y ella temió resbalar con sus tacones. Se detuvieron frente a una doble puerta metálica enorme donde un “segurata” impedía el paso. Dentro se oían gritos de júbilo y vítores a los héroes del partido. Tras negociar con el hombre de seguridad y éste reconocer al presidente del partido conservador de la comunidad autónoma, le dejó pasar. Abrió la puerta de par en par y se coló dentro, su mujer se quedó fuera esperando por respeto a los jugadores. Desde fuera miraba inocentemente al interior. En ese momento vio como Darío el hijo de sus amigos salí de la ducha desnudo camino de la sala para secarse y vestirse. Lo que vio le dejo estupefacta. El chico andaba mirando al suelo con todo su cuerpo mojado. Un cuerpo que con sus casi dieciocho años estaba completamente formado como el de un adulto… se le definía una buena musculatura. Pero sobre todo al andar se le balanceaba de un lado a otro un rabo exageradamente grande. Ella abrió los ojos impresionada, luego miro al hombre de seguridad que se había dado cuenta de todo y se ruborizó desviando la mirada. De repente la puerta se cerró de golpe.

Durante unos minutos que le parecieron eternos permanecieron en silencio los dos. Ella pensaba en la visión y en que podría pensar ese hombre. Cuando salió Emiliano fueron a buscar a sus amigos que les esperaban en la calle. Estuvieron comentado fases del partido hasta que llegaron los jugadores. Hubo felicitaciones y saludos. Pero cuando Isabel vio a Darío ya nada era igual. Le besó pero sin poder dejar de pensar en cómo y qué le había visto. Le miró a los ojos y el beso fue más lascivo que cariñoso.

Transcurrieron las semanas y el recuerdo de aquel chaval desnudo se había convertido en casi una obsesión. No le podía imaginar de ninguna otra manera que no fuera desnudo. La curiosidad de cómo sería aquel falo en estado de excitación le empezaba a dominar al punto de tener fantasías sexuales con él mientras lo hacía con su marido.

Un día en el club de golf donde se reunía con algunas vecinas entre las que se encontraba la madre de Darío, salió el tema de los estudios de los chicos. La madre comentó que Darío con el baloncesto había descuidado mucho el inglés y que si no aprobaba en septiembre tendría problemas para acceder a la universidad. Isabel casi de pasada comentó que ella hablaba perfectamente inglés, francés, alemán y árabe. Su amiga le miró y le propuso la posibilidad de que le echara una mano. Ella disimulando el entusiasmo aceptó.

Darío, era un chico de casi metro noventa. No era muy guapo, pero si apuntaba a tener un sexapil que le hacía muy atractivo y don de gentes, además de tener un buen cuerpo y estar muy bien “dotado”. No le hacía mucha gracia el hecho de que fuera Isabel la que le diese clases. Sí, estaba muy buena pero, joder era la madrastra de Mario…. Durante la primera semana de estudios la relación fue bastante buena. Isabel era una tía sencilla de muy buen carácter y Darío era un chico con mucho sentido del humor que le hacía reír con sus cosas. La química fue inmediata entre ellos. En la segunda semana, Isabel le recibía con ropa más informal sin la rectitud del principio y al empezar a hacer calor el chico también vestía menos ropas.

Una mañana Isabel se vistió con sus mallas y su top negro ajustado para ir a correr temprano alrededor de la urbanización antes de que llegara Darío a las doce. Su marido tenía una agenda muy apretada siempre, la mayoría de los días no venía a comer. Se puso una gorra y sacó su melena recogida en una cola a través de ella. Durante la carrera de cuarenta minutos no dejó de pensar en Darío y su tremendo cipote… esto, unido al tiempo que llevaba sin sexo debido a que a su esposo ya no se le ponía dura o no existía para satisfacerla, la estaba poniendo “muy burra”. Decidió acortar el camino y volver rápido a casa. Se desnudó frente al espejo del baño. Se miró, tenía un cuerpo realmente precioso. Se cogió las tetas con las manos y se las acarició. Sus pezones se endurecieron. Siguió mirándose al espejo, una fina capa de vellos diáfanos, cubrían la zona central de su monte de Venus. Cerró los ojos y se metió en la ducha.

El agua salía con fuerza. Era muy placentero notarla caer sobre la cabeza y la espalda. Con su melena mojada y echada hacia atrás se volvió a mirar. Pasó sus manos por sus tetas de nuevo mientras el potente chorro de agua golpeaba sobre ellos. Bajó su mano derecha y se palpó el coño. Tenía la vulva y su fino terciopelo mojados y la raja le ardía, tiró del capuchón y observó el glande de su clítoris duro y excitado. Cerró los ojos y pensó en Darío al tiempo que comenzaba a masturbarse. El agua caliente quemaba su piel mientras que sus dedos aceleraban el ritmo sobre su clítoris. Con la mano izquierda tomo la alcachofa de la ducha y la dirigió directamente hacia su vagina de manera que todo el caudal de agua que salía golpeaba directamente sobre su pepita. Sentía que se iba a correr. Le fallaban las piernas, se apoyó con la mano derecha en la pared y con la izquierda acercó más la ducha a su coño hasta que llegó al orgasmo pensando que era Darío quién le producía semejante placer.

Sobre las doce del mediodía llegó Darío vestido con unos bermudas de baloncesto y una camiseta. Ella le recibió con un short muy pequeño y una camiseta muy amplia de Emiliano. Se saludaron con un beso e Isabel aprovechó para rozarle sus tetas. Darío la miró extrañado. A lo largo de toda la clase la mujer se arrimó mucho al chico. Y se apoyaba con sus codos en la mesa de manera que dejaba ver por el amplio escote sus preciosos senos. Todo esto estaba provocando en Darío una terrible erección. Una de las veces que se levantó para ir al buscar algo no pudo disimular el bulto de sus bermudas. La mujer se le quedó mirando…

-      Hijo de mi vida que… ¿qué tienes ahí? Que esté esto así tanto tiempo no puede ser nada bueno para un chico tan joven y deportista…

El chico sintió un poco de vergüenza, pero antes de que pudiera decir nada Isabel se había arrodillado ante él y le bajaba el pantalón. Ante ella se erguía una polla de proporciones descomunales. Gorda y dura como una barra de acero, al bajarle el prepucio quedó completamente descapullada, salió un cabezón en forma de arpón caliente que la excitó. Sin pensarlo, arrimó sus carnosos labios y comenzó a introducírsela a poco más de la mitad. Darío permanecía de pie con los bermudas en los tobillos y acariciando la cabeza de su profesora, mientras ella le pegaba una mamada que la firmaría una profesional. Tras unos minutos, Isabel, tuvo que parar para descansar los músculos de su cara, y seguir haciéndole una paja con la mano… le dolía la quijada y las comisuras de lo ancha que era esa verga.

-      ¡¡Joder, vaya pollón gastas, Darío!! Me duele la cara de mamarlo…

A lo que él solo podía contestar con gemidos. Volvió a chuparle la polla buscando que el hijo de sus amigos se corriera. Esto sucedió de manera abundante y sin previo aviso, con lo que parte del semen se esparcía por su boca, sus dientes y una buena cantidad cruzaba su cara. Se tragó la lefa que le llenó la boca, cual si fuera leche condensada. Tras limpiarse con la camiseta que tenía puesta se tumbó en el sofá esperando a su amante quién no se hizo esperar. Darío se arrodilló entre sus piernas y le quitó el pequeño short negro que llevaba puesto y que su fina tela dejaba marcar muy bien sus labios vaginales. Se sorprendió al comprobar que no llevaba bragas y disfrutó unos segundos de la visión de su coño cubierto de un fino vello aterciopelado recortado en forma de corazón sobre el pubis, apuntando a donde había que penetrar.

Isabel abrió las piernas dejándole ver una hendidura rosada y abundantemente inundada de fluidos. Darío procedió a un lento cunnilingus. Introduciendo la lengua muy despacio en aquella maravillosa raja caliente. Saboreando ese néctar dulzón que manaba de su interior a borbotones. Ella llegó a un escandaloso orgasmo al tiempo que presionaba la cabeza de su alumno contra su sexo. Quedó rendida sobre el sofá. Pero Darío con sus vigorosos diecinueve años estaba otra vez listo para la batalla. Cosa que ella agradeció.

El chico se puso sobre la mujer y le comenzó a comer los pezones. Con la mano fue acomodando su polla en la entrada del coño…

-      Con cuidado que la tienes muy grande… ¡¿No querrás reventarme el coño la primera vez…?! Tienes que conservar a tu hembra por mucho…

No analizó las palabras de la esposa del presidente, simplemente empezó a introducirla despacio. Isabel cerraba los ojos y gemía… “Aaahhh…” De un fuerte empujó se la calzó entera en aquel volcán hirviendo. La penetración se produjo sin esfuerzo debido a la abundante lubricación que la excitación le provocaba.

-      ¡¡La tienes enorme!! Siento como me abres las carnes, Darío… ¡Umm! Por favor, despacio…

Ella lo asió de las nalgas y lo atrajo controlando que no entrase muy rápido y duro en sus entrañas, deseaba disfrutarlo. Lo veía bastante entusiasmado, excitado y descontrolado como para que la follada durase lo que Isabel necesitaba de un macho.

-      Ve tranquilo, no te corras rápido, hace mucho que no me follan y te quiero gozar dentro de mí más tiempo… ¡Fóllame despacio y profundo!

Decía ella casi sin voz mientras él comenzaba un incesante movimiento de cadera sobre su amante. No le daba tregua y ella no la pedía. Abrazada a su cuello con los brazos y rodeando su cuerpo con sus piernas, recibía las terribles embestidas de su tremenda verga, de una se salió.

-      Quiero que la metas en mi útero, y no se ocurra sacarla…

El chico sintiéndose provocado se colocó sobre ella medio de rodillas entre las piernas, ella elevó un poco su coño, y él dirigió de nuevo la enorme polla a la hendidura vaginal y comenzó a penetrar hasta el fondo. La mujer puso los ojos en blanco al sentirse totalmente atiborrada de carne. Se dispuso a recibir los empujones de su joven amante. Estos no se hicieron esperar y durante varios minutos estuvo sobre la mujer bombeando con violencia, empotrándola contra el colchón mientras ella intentaba rodear el cuerpo de su amante agresor con sus piernas. Su cabeza golpeaba la almohada con cada embestida de Darío. Tras varios pollazos fuertes, y más diez minutos clavando a todo ritmo, él estaba a punto de correrse y así se lo anunció a la señora de la casa. Isabel respondió arañándole la espalda… le clavó las uñas al notar el primer chorro de semen caliente salir de su hinchado glande, hacia el interior de su vagina más profunda, donde nadie antes había dejado su leche. Eyaculaba como un caballo, sus aldabonazos eran grandiosos y gruesos chorros de lefa espesa que la rellenaban… con toda la verga incrustada y tanta leche vaciada, no había espacio. De esta forma, lograba resbalar parte del fluido seminal por la junta de la vagina y el cipote, camino del sus nalgas, manchando las sábanas. El chico continuaba con la polla dura y con ganas… siguió dándole un nueva follada sin sacarla… se la folló hasta volver a eyacular e inundar el interior de sus entrañas con su semen. Al sacársela restos de este cayeron sobre los labios vaginales encarnados de la dama. Mientras ella notaba como su vulva estaba totalmente abierta dado el tamaño de su invasor. De aquello ya habían pasado unos cuantos años, e Isabel Ruiz Casado, era otra mujer muy distinta…

  


Pandemia alcahueta de amores. Volviendo a la actualidad, las cosas habían cambiado bastante. Me había divorciado a los pocos meses de parir a mi hijo, y ocho meses antes me había convertido en la presidente autónoma más aguerrida del panorama político con miras de grandeza nacional. Sin embargo llegó un revés que nadie esperaba… la pandemia. Durante estos últimos dos años como presidenta de la comunidad autónoma, he estado viajando y gestionando millones de cosas sin pararme a ver cuáles eran mis necesidades, todo por los ciudadanos… mis estadías en la capital eran fugaces, hasta el que el 13 de marzo de 2020 estalla la pandemia del COVID-19. Ya solo me quedaba mi hijo Anás de 15 meses y Dante. Mi hijo se suelen quedar al cuidado de mi cuñada en casa de mi hermano caben todos, incluso mi otro amor, mi perro, al quien le tiene mucho cariño Tomás. En esa ocasión, los tuve en casa de mi hermano mientras no podía dedicarme a cuidarlos este par de semanas…, con esta pandemia endemoniada tuve que volver a quedarme encerrada con mis tesoros añorados, en un aparta hotel del centro de la capital. He decidido no tener contacto con nadie que no sea mi hijo y el perro…espero dirigir bien las riendas de mi Comunidad Autónoma desde aquí, mientras tengamos las restricciones de movilidad impuestas por el gobierno central.

Después de infinitas videoconferencias, acabó cansada. Solo les tengo a ellos… Mi hijo se dedica a comer, a jugar y a dormir doce horas…, sin embargo Dante y yo nos mantenemos activos casi todo el día, y entre recesos jugamos de manera muy pervertida con tanto amor que nos profesamos… sin duda se nos despertó a los dos la libido, esa carnalidad dormida, reprimida que no habíamos podido satisfacer en tanto tiempo, y que ninguno de los dos habíamos olvidado… todo fue un maremágnum de sensaciones tras el reencuentro de esas semanas ausente.

Regresé a España en un vuelo regular desde Italia justo antes del cierre del tráfico aéreo, todo fue muy traumático, pues la espera pareció eterna. Cuando llegué a Madrid, mi hermano salió al aeropuerto por mí, fue una dicha inenarrable, me puso al tanto de lo que había sucedido en mi ausencia con mi hijo y Dante, y así discurrió el camino a casa, primero pasaríamos por la de él a recoger a mi adorable pequeño, y al algo añorado amante de cuatro patas… Llegamos a la casa de Tomás, mi hermano, y oí el ladrido quejumbroso de Dante y sentimos cómo arañaba con desesperación la puerta de la casa, tras gritar su nombre…, una vez mi hermano abrió la puerta, salió Dante como un cohete y saltó sobre mí, tumbándome, soy de talla pequeña para ese “monstruo”, pero tuve la fortuna de caer sobre el sofá lo que atenuó el impacto.

Mi amante canino, movía arrebatadamente su cola, me lengüeteaba por todas partes, la cara mis piernas, llevaba puesta una minifalda bastante corta y mis piernas estaban desnudas, no llevaba medias. Poco a poco fue disminuyendo su efusividad y recordó lo que más le gustaba y comenzó a buscar mi flor sexual, en un momento se puso bastante húmeda, pues durante el recorrido mientras conversaba con mi hermano no dejaba de pensar en esas experiencias morbosas con mi perro y la necesidad que debía tener el pobre… mucho más las mías sin ser penetrada y rellenada de lefa tantos días. Mi tanga era la única barrera que separaba mi coñito de la lengua insistente de Dante.

Una vez recuperada la compostura, pues mi hermano nos miraba curiosamente intentando infructuosamente, controlar al mastín, hasta que, como dije anteriormente, su ímpetu fue disminuyendo para concentrarse en su objetivo principal, mi vagina o la que él creía suya, por apropiación ganada con creces al hacerme una hembra feliz cada vez que me poseía… ese macho tenía bien ganada esa propiedad. Recogimos las cosas de mi hijo, y de mi amante con todos los utensilios, los acomodamos en el coche oficial y nos dispusimos rumbo a una aparta hotel, desde donde retomaría la gobernanza de la Autonomía, la cual añoraba locamente. Tenía que guardar la consabida cuarentena impuesta por el gobierno, imposición que jugaba a favor de Dante y de mí, pues nos aseguraba intimidad durante muchas horas, blindada por la norma gubernamental.

Una vez llegamos a nuestro destino, mi hermano se apresuró a dejarnos, tenía compromisos por atender, nos despedimos, asegurándome que me dejaría hasta completar la cuarentena, pues había que seguir los protocolos de seguridad. Preguntó lo de rigor… que si se me ofrecía algo estaba a mi disposición, acto seguido nos despedimos…. Intenté irme a recostar, pero el diablillo del morbo, me asaltó, diciéndome… << Vas a dejar a tu amante excitado y te vas a privar de una buena sesión de travesuras desmandadas, cargadas de lujuria…, lujuria que iba “in crescendo”>>

Comenzaba a hacerme palpitar mi clítoris, el cual se puso erecto y turgente, alcanzaba a sentir cómo trepidaba. Toqué con uno de mis dedos ese gallito que reclamaba a gritos atención, lo hice por debajo de mi falda, pero por encima de la tanga y se sentía rígido, como rogando ser atendido, le di una sobada fugaz, suficiente para arrancarle a mi vagina unas gotitas de flujo espeso que humedeció inmediatamente mis bragas, y sin dudarlo llevé mis dedos a mi boca para probar el precioso jugo que emanaba tímidamente de mis entrañas. Fui de prisa al baño para hacer un pis, mi guardián no se despintaba de mi lado, lo dejé, muy a su pesar afuera del aseo esperando con la puerta abierta… se fijaba como de mi coño salía el chorro de la meda. Sentía que ese macho acudía a la llamada de la naturaleza y para satisfacer mi necesidad fisiológica.

Mientras meaba, me tocaba el clítoris aprovechando la sensación del chorro salir, sentía cómo tenía descargas y luego observe salir un tímido flujo gelatinoso y espeso, que hacía hilos y se negaba a caer en el agua del excusado…, miraba cómo ese flujo se alargaba lentamente y se iba engrosando en el extremo hasta que la ley de la gravedad lo arrebataba de su fuente, eso sucedió dos veces la primera vez era de color lechoso, la segunda vez era cristalino. Sabía lo que significaba para mis amantes incluyendo a Dante, ese flujo, era apetecido y les provocaba embeleso a algunos hasta casi la enajenación, lo que se reflejaba en las erecciones de mis fornicadores humanos. Para Dante era un delicioso jugo que lamía con avidez como si se lo fueran a quitar.

Cuando terminé de mear, llamé a mi perro abriéndome las piernas un poco más con las bragas en los tobillos y se acercó a la vulva para que me hiciera una limpieza, retirando los vestigios de esos momentos fogosos o de “arrebato calenturiento”. Tuve que empujar con delicadeza a Dante pues no daba muestras de querer hacerlo a voluntad, en cambio sí trataba de abrazarme con sus patas delanteras o manos, para asegurarse un buen polvo, pero todavía no era oportuno, pues quería ponerme más cómoda, en mi habitación y sin ropa, no sobre la taza del váter.

Tuve que volver a dejar a Dante a cierta distancia en la estancia, pues estaba como loco queriéndome poseer, llegando a hacerme pensar que inclusive en su imaginario quería preñarme. Yo no iba a permitir su dominio en mi persona, que de pronto fuera a hacerme sufrir alguna lesión innecesaria, por lo tanto me tomé un tiempo prudencial, aunque oía cómo rasguñaba el suelo de parqué, tuve que darle una orden con mucho temperamento, para que no continuara dañando la madera…, me hizo caso, se sentó muy nervioso y lloriqueo, me despojé de la ropa la dejé a un lado, desnudándome poco a poco para contener su euforia y comprendió, llegó despacio, me hinqué a su lado, le acaricié su cabeza, sus orejas, me fascina tocárselas, él inmediatamente comenzó su ritual de lametazos, intentando meter su hocico entre mis piernas, lo contuve y tomé su cabeza, la puse frente a mí para poder ofrecerle mi lengua… nos intercambiábamos lengüetazos, besos con lengua como debe tratarse a un verdadero amante y eso era  justamente mi Dante, mi galán, mi novio, mi esposo, con el que jodía o le era infiel a todo hombre.

Muchas veces, mis amantes humanos tuvieron que follarme después de Dante, inclusive, teniendo aún en mi vagina leche canina… lo hice varias veces de forma perversa y malvada, pues eso me excitaba y aún me excita sobremanera. Imagínate follar con tus amigos, novios o marido pensando en el amante de cuatro patas de verga descomunal. Bueno eso le habrá pasado a muchas personas, pero muy pocas, pensando en un amante canino, que inclusive vive bajo el mismo techo del cornudo y para colmo, el cornudo ayuda a su manutención y lo mima con mucha dedicación…,  créeme, esas situaciones tienen una carga emocional intensa que me hacen tener extensos orgasmos al ver la candidez de mi pobre esposo, eso no significa que no lo ame, pero es que en materia de folleteo, nada ni nadie, ningún humano iguala a mi Dante, ¡Es que posee una verga inmensa e incasable!, me hace sentir como nadie con ese nudo hinchado de color nacarado entre rojo, blanco y fucsia, ese tamaño y el continuo chisgueteo de semen que dura minutos y minutos eyaculando, son inigualables e insuperables. Ningún amante humano ha sido capaz de estar follándome durante ocho horas, echándome un polvo tras otro, cada media o veinte minutos.

 


Mientras nos dábamos besos con lengua, yo simultáneamente, le frotaba el prepucio de piel suave y delicada, que protegía mi tesoro… poco a poco iba asomándose la punta de rojo intenso y húmeda, goteando los líquidos que facilitan la penetración, esa aportación extra a la que las hembras ofrecemos lubricando el receptáculo de su semen, nuestro conducto vaginal, que más tarde hospedaría ese miembro que nos proporciona tanto placer. De repente Dante saltó liberando su cabeza de mis manos, inmediatamente se ubicó detrás de mí para montarme, pero yo aún no estaba preparada, entonces me enderecé y el quedó sin soporte, aunque no renunció al intento y me empujó para que yo quedara otra vez a cuatro patas como lo haría una hembra receptiva. Intentó agarrarme con sus patas delanteras o manos apretándolas en mi cintura pero yo logré zafar una a tiempo que me tendí y quedó desubicado una vez más, lloriqueaba y me embestía, incluso intentó montarme por la cabeza, casi me mete su falo por la boca…, yo corregí mi posición para facilitarle el trabajo, él se dio la vuelta y se ubicó sobre mí… comenzó a mover desesperadamente su cadera buscando atinar la verga en su blanco… la raja de mi ardiente coño.

Para ese momento ardía en deseos y estaba completamente mojada por los fluidos que no paraban de producirse, hizo uno, dos, tres intentos, yo miraba nuestra imagen en un espejo de cuerpo completo que tenía la habitación, regalo que me hizo mi esposo en un cumpleaños, a petición mía, lo que él no sabía es que se lo iba a poder disfrutar visualmente con mis orgías zoofóricas, nadie sabe para quién uno trabaja, como dice el adagio popular. Dante me montó teniendo la cola levantada, cuando logró penetrarme, inmediatamente bajó la cola y comenzó a moverse frenéticamente, bombeando su duro  miembro dentro de mí…, lancé un grito de dicha y algo de dolor cuando introdujo su tremendo aparejo, yo hacía movimientos síncronos a los suyos…, literalmente nos estrellábamos uno contra el otro, algo que yo hacía a adrede buscando una penetración lo más profunda posible, mis piernas se abrían al máximo para facilitarle su labor sin perder el ritmo.

Después de unos instantes Dante dejó de moverse y simultáneamente sentí cómo su nudo se expandía produciéndome un agradable dolor, mezclado con excitación máxima. De pronto se quedó quieto y yo me movía desaforadamente, de adelante hacia atrás y contrayendo los músculos vaginales que apretaban esa soberana verga, como queriéndola arrancar, engullir, exprimir, vaciar, arrebatarle hasta la última gota de semen, yo gemía como una perra en celo, como una puta cargada de placer, me movía y apretaba, soltaba y volvía a apretar. El can impávido, quieto, hacía un pequeño ruidito cuando le prensaba con mi vagina su miembro viril,  sentía lo que le estaba haciendo, quise comprobar cómo reaccionaba al dejar de comprimirlo… se movió reclamando más masaje, entonces volvía a sujetarlo. Deslizaba su tronco dentro de mi coño alternadamente… de adelante hacia atrás y haciendo círculos. Estaba como loca, sometida a los pollazos del perro oía palpitar mi corazón y sentía desfallecer.

Aquello es el culmen de la dicha, mientras Dante no dejaba de eyacular su leche dentro de mi coño a modo de bomba de achique rellenándome, se percibía ese líquido llenándomelo con potentes chorros… debía de eyacular medio libro de esperma en cada follada, pero está tan bien sellado por el nudo, que no se escapa ni una gota. Concebía esa leche llenando todos los espacios vaginales, penetrando a mi cavidad uterina, buscando garantizar que llegara a las trompas de Falopio con el fin de intentar, infructuosamente, fecundarme mis óvulos fértiles. Mi cabeza pensaba en eso y otras cosas como mi imagen abotonada un perro de cara a mi imagen pública.

Yo, una mujer cristiana defensora acérrima de los valores católicos y decentes de una familia tradicional, notaba la verga de un perro enorme, frotando el interior de mi vagina, era montada por mi brioso can, gozando de sus inagotables ganas de tener sexo conmigo y yo de él. Me recorrían corrientes de excitación con las palpitaciones de sus lechazos. Con las convulsiones venéreas de Dante… tuve varios orgasmos pues mi cuerpo sufría estertores y contracciones espasmódicas al sentirlo eyacular.

El perro comenzó a moverse para ponerse para ubicarse culo con culo, con el nudo presionando mi vagina cada ven más dentro, es esos intentos me maltrataba un poco, incluso sufrí tirones en mi vagina interna… le pedí que por favor no se moviera bruscamente, como si el me entendiera, algunas lágrimas se me escurrieron, hacía mucho tiempo no tenía ese jaleo, añadido a mi abstinencia prolongada que producía que la vagina estuviera muy cerrada. Finalmente logró pasar  una de sus patas sobre mi grupa y quedamos perfectamente alineados. Veía esa imagen en el espejo… la intachable presidenta del gobierno autonómico follada por un Gran Danés… me desmayaba de la dicha calenturienta. Él quieto y yo no paraba de moverme follándome con su falo, ahora con más suavidad… encima de puta le hacía el trabajo de bombeo y extracción de su leche, hasta dejarle los cojones bien secos.

Le tomé sus dos patas traseras con mis manos para garantizar que no se me escapara… esa agitación duró varios minutos, me gusta cronometrar las culadas, sobre todo el tiempo que duramos pegados, entre 8 y 10 minutos, pero con ese mostrenco de verga y su enorme bola expandiéndome la vagina como para parir a un bebé de 5 kilos, parecen una eternidad. Las folladas con Dante se eternizan, llegamos a estar enganchados hasta tres horas en varias etapas… un tiempo para pensar muchas morbosidades, hay tiempo para poner a divagar la mente.

Volví súbitamente a la realidad cuando sentí que el nudo salió intempestivamente al moverse Dante y tirar, también se escuchó el ruido típico de cuando se destapona una botella de vino y sale un líquido a presión. Nada más extraer toda la manguera que me llegaba a la cerviz, comienza a fluir la leche a borbotones haciendo burbujas, un reguero cuantioso de semen licuado que no era capaz de contener en mi útero. Yo brinqué rápidamente para capturar esa verga empapada en una mezcla de licores de él y míos. Es gigante y de color morado y seguía emitiendo chorritos intermitentes de líquido seminal… de un bocado estaba dentro de mis fauces llegando a mi garganta, empecé a succionarlo con avidez para no desperdiciar ni una gota del valioso licor producido por sus huevos para mí… de sabor y textura inigualable.

Se la mamaba y me tragaba sin ningún recato lo que despedía bombeándolo de sus huevos, a los que acariciaba con mis manos con masajes cálidos, como si así los pudiera escurrir bien… mis mejillas se encogían en cada succión y mi respiración se paraba  esporádicamente. Dante me miraba con esos ojitos tiernos y completamente sometido a mis devaneos sexuales que iban aumentando de intensidad hasta llegar a un clímax y luego me relajaba, para tomar aliento y seguir abusando de mi amante… ¡Ahora yo lo dominaba con mi boca! El olor de su sexo a macho me estremecía cada neurona de mi cerebro, el tacto de su polla y de las gónadas aterciopeladas tan suaves. Después de otro lapso de tiempo me dejé caer en mi cama, cómplice de esa aventura y él empezó a lamerme la vulva para tragar lo que de ella se dejaba escapar. Así pasamos un rato hasta que mi novio hermoso, mi amante vigoroso, se echó y comenzó a lamerse su verga, como preparándose para otra faena, me uní a sus lametones… de vez en vez se nos pegaban las lenguas chupando ambos su enorme cipote y huevos.

No sé cuánto tiempo habría transcurrido desde ese polvazo de reencuentro, me había recostado desnuda al lado de mi hijo, un angelito que aun dormía placido en su cama, cuando un lengüetazo de mi fornicador me sacó del sopor en que había caído, si allí estaba mi desvergonzado, insaciable y persistente amante canino, iba por lo suyo, quería recuperar el tiempo perdido y encontró en mí una cómplice dispuesta a satisfacerle sus instintos primitivos, mejor había encontrado a la compinche perfecta para poder solazarnos en la lujuria y carnalidad, en la lascivia que volvía a poseernos y de la cual no íbamos a renunciar.

Lo dejé que me lamiera hasta que comenzó a encaramarse sobre mí… ahora yo quería probar la posición de misionero, si, quería tratarlo como un hombre y no como a perro, el solo pensarlo volvió a detonar el deseo imparable por poseerlo por comerme ese pedazo de carne gordo con mi chocho ávido por sensaciones perversas, que invocaba de solo ver su verga dispuesta a darme placer, pues sí, me acosté de espaldas en el sillón, abrí mis piernas, las separé tanto como pude para poder acogerlo cuando sentí su cálida barriga aterciopelada contra la mía, con mi mano derecha, a tientas busqué su polla, y la confronté contra mi coño, que para esos momentos estaba hecho un río de fluidos remanentes del pasado polvo y de los recién secretados por mi excitación de volver a recibir a mi amante pertinaz.

Tenía su cara frente a la mía comencé a ofrecerle mi lengua y me correspondió, lo traté como a un macho humano, cuando sentí la penetración le solté la verga y le crucé mis piernas sobre su lomo como solía hacer con todos mi amantes que poseen un falo digno de mi total disponibilidad, como asegurándolo y comenzó la hermosa función del apareamiento… su cadera con un mete y saca frenético, y la mía del sube y baja, para estrellarnos los cuerpos en la cópula y sentir lo indescriptible. De un solo golpe, hundió su gran verga en mi coño que ardía en deseos, y comencé a sentir su metamorfosis dentro de mí, cuando ellos se excitan y comienzan a eyacular, ese nudo crece y crece asegurando que toda la leche se quedará dentro del útero de la hembra a la que desea preñar… dolía con un padecimiento rico, que me hacía querer más, me meneaba como desquiciada, descruzaba las pierna para abrirlas y tragarme ese manjar con mi irritada flor sexual, pero volvía a abrazarlo con piernas y manos…, mi boca contra la suya robándole besos con lengua.

Mi cuerpo sudaba como nunca lo había hecho, estaba emparamada de pies a cabeza y él seguía proveyéndome de sus orgasmos interminables eyaculando su néctar testicular en mi cubículo engendrador. Yo le correspondía con los míos, allá abajo dentro de mi coño sentía que todo resbalaba en ese mar de leche de mi amante y mi flujo vaginal. Tras un arrebato de unos  minutos, volvía a dejar de cañonear, y yo seguía martilleándolo queriendo amputarla su cipote en el interior del útero. Drenaba sus huevos a base de bien… me volvió a llenar de leche con tal cantidad que un humano no lo lograría hacer en una semana follándome a diario dejándole secos sus testículos. Lo seguí amando hasta que las fuerzas me abandonaron y él también… 

 


 

Esa cuarentena, esa “PANDEMIA ALCAHUETA DE AMORES CANINOS” comenzó a hacer de las suyas mientras mi can y yo nos hinchábamos a fornicar como locos todos los días, de ahí que no me afectara en nada el confinamiento, y todas me vieran feliz y enérgica gestionando los intereses públicos de los ciudadanos desde la atalaya de mi aparta hotel, con mis dos amores encerrados conmigo… lo que no sabían era que mi  vida sexual estaba completa y tan llena como mi vagina de esperma, y mi corazón henchido con mi hijo a mi lado… ese niño moreno que Hakim encargó en mi panza.

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