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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Acosada 1/3

 


EL BARRIO. Por fuera parecían una de las típicas parejas que parece que todo les sale bien, Jorge tiene un cargo importante en una empresa de renombre, actualmente tiene una relación con Fabiola que es ocho años menor que él, la chica es muy hermosa y con una figura de envidia, pero a pesar de estar viviendo juntos un buen tiempo, a lo único que se dedicaba era a sus estudios universitarios y su creciente carrera en el mundo influencer mostrando trucos de belleza. Tenía un gran corazón para ayudar a los demás pero los quehaceres del hogar no se le daban muy bien, obviamente Jorge ya sabía cómo era ella y a él solo le bastaba con que su mujer se vea lo más atractiva posible para presumir de hembra en todo lugar, además que con lo que ganaba podía cubrir sus necesidades fácilmente.

Esta historia concurre en un barrio medio alto donde nunca ocurre nada extraordinario. Fabiola tiene 23 años, bendecida con un cuerpo espectacular a la que periódicamente se dedica a mantenerlo en el gimnasio, sus largas piernas y su bien trabajado trasero eran sus partes favoritas y con lo que conquistó a Jorge, pero sus demás atributos físicos no se quedaban atrás ya que era poseedora de un formidable par de tetas grandes y muy firmes, que bamboleaban majestuosamente cada vez que trotaba en la cinta del gimnasio, su piel era muy clara casi pálida, sus ojos de color azul claro y su largo cabello que le llegaba hasta el nacimiento de las tetas, la hacían ver como una modelo profesional de talla grande, de las llamadas “Curvy”, a pesar de que todavía era una novata en ese ámbito, su forma de ser coqueta y juguetona le resultaba de gran utilidad para salirse con la suya muchas veces, su bello rostro inocente hacía que muchos tipos tanto en el gimnasio como en la universidad quisieran algo con ella, pero a pesar de que su comportamiento diera la idea de que era una chica fácil, siempre se hizo respetar cuando la situación lo ameritaba.

Contrariamente a su apariencia y de sus increíbles atributos, cualquiera pensaría que su experiencia con los hombres era inmensa, pero en su caso era todo lo contrario, Fabiola era una principiante en el tema amoroso y mucho más en el sexual…, antes de Jorge solo había estado con un chico y fue una experiencia fugaz, así que básicamente, Jorge ha sido el hombre de su vida. Ya estaban cerca del cuarto año de relación y desde el primer año se fue a vivir con él a su chalet adosado, que si bien no era muy grande, era lo suficientemente acogedor para vivir en pareja. Lo que más llamó la atención al protagonista de la historia, es la ingenuidad de Fabiola.

Los primeros meses de convivencia fueron los más gratificantes para ambos, se vivió mucho amor y el sexo nunca faltó, pero conforme pasaba el tiempo Jorge iba escalando de posición en la empresa, en poco tiempo ya estaba a cargo de un grupo de personas y debido a eso tenía que hacer ciertos sacrificios en su tiempo libre, descuidando mucho a su despampanante novia, poco a poco las relaciones íntimas fueron disminuyendo y para una jovencita tan ardiente y curiosa como ella era algo frustrante no llegar a hacerlo mínimo una vez al día, ella de alguna manera entendía lo cansado que puede llegar a ser el trabajo de su querido, pero aun así quería poner de su parte para que regresen esas noches de pasión. Muchas veces intento animarlo esperándolo con provocativos conjuntos que le quedaban a la perfección y que vendía por YouTube…, si bien los primeros días funciono de maravilla, pronto se volvió algo rutinario…, el cansancio físico y sobre todo anímico de la responsabilidad laboral le dejaba muerto e iba a más, llegando a disculparse y decirle que tal vez mañana lo podrían hacer antes de caer rendido en la cama. Esa desatención permanente hería el orgullo de la jovencita, a la pobre nena no le quedaba otra que satisfacerse a sí misma su calentura.

**********

Los meses pasaban y parecía que la cosa no iba a mejorar, pronto autosatisfacerse con dildos de tamaño similar a la polla de su novio no era suficiente para ella, luego fue el Satisfyer combinando con la adicción a las paginas porno caseras… le gustaba ver como chicas normales que podrían ser tus vecinas, gozaban en los videos sin tener que aparentar nada como lo hacían las estrellas porno. Pronto descubrió lo cómodo de correrse cuando le venía el subidón, así que le agarró un gusto especial a los videos donde tipos sin nada de gracia entre maduros y viejos follaban a mujeres mucho más jóvenes y hermosas, cuyos cuerpos y rostros eran bastante parecidas a ella. Le gustaba ver esos semblantes de los viejos poco agraciados, disfrutar del momento…, las chicas jóvenes sin llegar a los 25 en su gran mayoría, gozaban sin ningún tapujo de la angulosas, tremendas y veteranas vergas que las follaban a saco…. En la gran mayoría de videos caseros no tenían idea de que había una cámara que las estaba grabando, dando veracidad a las ganas con que se desfogaban. Probablemente en su vida normal no tenían oportunidad de pasarlo tan bien como en ese momento.

Poco a poco Fabiola adquirió una adicción por este tipo de porno en particular, pensaba que las chicas de esos videos pasaban por lo mismo que ella con sus respectivas parejas, que tenían esposos muy ocupados dejándolas insatisfechas y solo un maduro con toda su experiencia podía llevarlas hasta ese éxtasis con tanto anhelaban… una de las cosas que más le excitaba, era ver cómo además de ponerle los cuernos a sus maridos con un viejo gordo y feo, este eyaculaba dentro de su coño.

La jovencita muchas veces se ponía a pensar si fuera ella la que estuviera en ese tipo de situaciones, ver a la cara a esos viejos tristes y solitarios, dándoles una alegría que nunca olvidaran de manera altruista y solidaria… << Sí somos tan acogedores con los emigrantes subsaharianos, por qué no serlo con tus vecinos tan necesitados de cariño y amor>> pensaba la joven esposa…, o por el contrario, ser sometida por esos “viejos maduros malotes” doblegándose a todo lo que le pidieran por una humillante lechada de rancia, que la hagan llegar hasta el más profundo orgasmo sintiendo su leche rellenarle el útero. Solo pensarlo le ponía la piel bastante sensible y sus pezones la delataban, sabía que con su físico podía hacer realidad todo eso, con su creciente popularidad mucho más, pero a la vez sentía remordimiento y algo de vergüenza en pesar esas cosas teniendo a su pareja que se mata por ella en el trabajo, pero su calentura era más fuerte, en muchas ocasiones perdía la cabeza sensata y ganaba su clítoris, llevándola a sus pensamientos más morbosos.

Una mañana, tras despedir a su novio y pasar varias horas en el portátil viendo porno, decidió caminar por la ciudad y despejar un poco su mente, se puso un polo de color celeste, el cual no era muy ajustado, pero dado sus encantos, era imposible esconder sus tetas copa C, un leggins de color negro que le resaltaba bastante sus largas piernas y su bien tonificado trasero, unas zapatillas blancas, gafas de sol enormes, se hizo una cola de caballo y se fue con dirección al centro de la ciudad…. la figura de la jovencita no pasaba desapercibido por las personas que le lanzaban silbidos, y hasta algún piropo subido de tono, algo a lo que ella ya estaba acostumbrada…solo tenía que ignorarlos.

Decidió desviarse un poco antes de llegar al centro, no paso mucho cuando empezó a caminar por un lugar no muy agradable a la vista, el típico aspecto de la ciudad pobre, sucia y llena de desigualdad que hay en toda gran ciudad, paso por la parte de atrás de un gran mercado de abastos, la triste vista junto al fuerte olor a basura y licor barato eran imposibles de ignorar, miraba en una esquina gente de malvivir jugando cartas en una mesa improvisada y bebiendo algún licor barato comprado en algún chino del barrio. La joven por su seguridad, decidió pasarse al otro lado de la acera pero aun así los chiflidos no se hicieron esperar, sus gafas de sol ayudaban a no delatar hacia donde dirigía su vista, miraba como los horribles sujetos se la devoraban con la mirada, la mayoría eran tipos de la calle que aparentaban no tener menos de 50 años, todos andrajosos y no hacía falta acercarse para percatarse de que no habían tomado un baño en semanas. Observaba a tipos tirados en la acera debido al exceso de alcohol, y uno que otro mendigando algunas monedas, en general una escena lamentable.

De pronto como una idea fugaz se le ocurrió que podría alegrarles la mañana a alguno de ellos, a pesar de que muchos aparentaban rudeza ella pensaba que también necesitaban recibir algo de afecto, y que mejor que ella para darle un poco de eso…, tal vez recibir algo delicioso a cambio de la buena acción de tanto tipos que recordaba en los videos de internet. Pensaba, que la mayoría de las chicas gozaban con encuentros casuales con tipos nada agraciados y bastante mayores como los que veía. Por un momento se imaginó estar sentada en las piernas de alguno de ellos recibiendo una que otra caricia descarada a la vista de todos los demás, mientras seguían con su juego de cartas. Un pequeño impulso le animaba a acercarse a esos tipos, tal vez preguntarles algo inocente, ganarse la confianza de alguno de ellos y ver que podía pasar luego, pero el miedo y la vergüenza eran más fuertes y solo siguió su camino.

Tras alejarse de ese lugar, siguió su paso firme hasta llegar al centro, trato de distraerse recorriendo los centros comerciales comprando algo de ropa y maquillaje que le ayudara a subir follower. Tras mucho caminar, decidió descansar un rato en una pequeña plazoleta antes de regresar a casa, se encontraba exhausta tras todo lo que había comprado. Antes de sentarse en los bancos se acercó al triciclo de un humilde vendedor de helados artesanales y le pidió que le diera un cono con dos bolas de chocolate, el heladero que era un hombre de rasgos agitanados bastante marcados, una piel morena producto del inclemente sol al que debido estar expuesto durante años y una estatura por debajo del promedio, no perdía de vista a la escultural jovencita. El viejo que debía rondar de entre los 65 y70 años daría lo que fuera por tenerla solo un par de horas para gozarla y volver a sentirse joven, por su parte Fabiola a pesar del cansancio y del calor sofocante se percató de las lascivas miradas hacia sus bien formadas tetas… se sentía muy caritativa ese día y dado que con los otros viejos no hizo nada por vergüenza y miedo ya que eran muchos y bastante más desarrapados con a saber cuántas enfermedades en sus cuerpos, ahora sentía que debía hacer algo ya que a comparación de los otros, este solo era un viejo inofensivo y limpio, pensaba, así que al momento de recibir el helado se inclinó lentamente de forma que el anciano tuviera una buena vista del nacimiento de sus firmes y grandes tetas.

Satisfecha con el pequeño regalo que le había dado al viejo heladero, le regalo una tierna sonrisa, le pago y luego se alejó de él en dirección a un banco con sombra, moviendo sus caderas lo más provocativo que podía…. Una vez sentada por fin se dispuso a disfrutar de su helado, sentía que había hecho una buena acción hacia un viejo y humilde vendedor de helados. La juguetona jovencita sabía que había alborotado al viejo, cuando se dio cuenta que éste había movido su triciclo de helados al otro extremo de la pequeña plazoleta intentado actuar como si esperara más clientes, pero su intención era clara, el viejo quería seguir deleitándose con el cuerpazo de la universitaria y observaba no muy lejos de donde estaba ella. La necesidad de darle otra golosina al viejo comenzaba a encenderla y sacar su lado más juguetón, se percató que no hubiera nadie más cerca, entrecruzó sus piernas y comenzó a lamer el helado de una forma bastante erótica, como si se tratara del enorme glande de su vieja verga, el viejo miraba embobado como esa hermosa jovencita se acomodaba su cabello y ligeramente movía su boca de una forma bastante provocativa mirándolo y pasando su lengua por toda la bola de helado, embarrarse sus labios de rico chocolate

La cereza del pastel en el juguetón plan de la jovencita fue cuando a propósito hizo caer un poco de helado a la altura de sus tetas, escurriéndose un poco dentro del canalillo, haciendo que ella saque un pequeño pañuelo para limpiarse, primero la parte superior, luego estiro un poco el polo hacia abajo y empezó a limpiarse todo lo que se había derramado ente sus teas… sabía que el viejo la estaba mirando así que bajó un poco más de lo necesario su polo y se tomó su tiempo limpiándose.

Ahora si se encontraba satisfecha, sabía que su viejo pervertido lo había visto todo, así que como último regalo dejo el pañuelo con el que se había limpiado sus tetas en el asiento y se retiró de igual manera, moviendo rítmicamente esas caderas. Ahora podría tener algo en que pensar en las noches y recordarla siempre. Pasado unos minutos de que se fuera la sexy jovencita, el vejestorio fue hasta el asiento donde había estado su joven musa, tomo el pañuelo y antes de guardárselo le dio una gran aspirada a este sintiendo el aroma a rosas que seguramente usaba como perfume, luego de eso se lo metió al bolsillo y con una gran sonrisa se montó en su triciclo a seguir vendiendo sus helados.

Fabiola regreso a su casa y empezó a recordar la experiencia que había pasado con el viejo heladero, a pesar de sentir que había hecho algo bueno por un viejo de aspecto triste, sentía un poco de remordimiento por lo que le podría decir Jorge si se enteraba, sabía que no debía pensar en eso más, pero la idea y todo el porno que había visto las últimas semanas estaba metida en su subconsciente, y con un novio que no la satisfacía como antes, se le hacía difícil pensar con claridad. La universitaria decidió tomar un largo baño para meditar todo lo que había pasado, mientras se relajaba en la bañera escucho el timbre de la puerta, al principio no le dio importancia, pero era tanta la insistencia que tuvo que ponerse su bata y salir a ver quién era el que tocaba de esa manera. Para su sorpresa se trataba de Rómulo, el vecino más veterano de la urbanización.

 

EL VECINO. Rómulo era un viejo de 65 años a quien le encantaba ver por las tardes la serie de “Canción triste de Hill Street” donde se identificaba con el capitán Furillo, una serie que reponían en Antena 3 series. Era un tipo un poco más alto que Fabiola llegándole ella a la altura de los labios, su piel era cobriza con unas arrugas marcadas que le daban un aspecto viril al estilo de Clint Eastwood, se denotaban que había tenido una juventud bastante difícil…, según comentó, sufrió una infancia de precariedad que le llevó a dar los malos pasos por los que estuvo encaminado un tiempo en su juventud y adultez, su contextura era delgada, fibrosa, aunque ya se le estaba notando algo de barriga apenas apreciable con torso desnudo, solamente. Sus ropas consistían básicamente en una camisa de color blanco bastante deslucida la cual la tenía abierta enseñando pecho de lobo, y un pantalón de tela bastante usado y holgado. A pesar de su no buen aspecto y sus malos hábitos, el viejo aún tenía fuerza suficiente para joder a los demás vecinos con cualquier cosa, y eso me atraía de los hombres, esos que se imponen con dominancia…. Rómulo era el tradicional viejo gruñón de la urbanización, aunque su comportamiento cambiaba cuando se trataba de alguna chica bonita, comportándose de la mejor manera para ver si alguna caía en sus manos, cosa que no tenía mucho éxito por su apariencia, edad y su aparente escaso dinero.

Fabiola y su novio habían conocido al señor desde que se mudaron, en una época en donde los vecinos casi ni se saludan, él había sido uno de los vecinos que mejor la había tratado y la había ayudado a ella y a Jorge en más de una ocasión cuando la necesitaban a salir de embrollos en os que otros vecinos los metían por novato…, Rómulo no solo los defendía con manos y dientes, sino que les instruía para convivir en aquella jungla de malnacidos. Todos en el barrio sabían de su carácter, y de la recortada que aun guardaba en casa de sus tiempos de gasolineras y supermercados. El viejo, era un hombre hábil, ya que durante toda su vida ha tendido valerse y aprender muchas cosas para sobrevivir, para no regresar a la mala vida del robo, la extorsión y el trapicheo de drogas… y demás cosas.

Fabiola sentía que él era como un tío cercano para ella y amaba su naturaleza gentil, claro que esa gentileza que irradiaba Rómulo solo era hacía ella, ya que con su novio las cosas cambiaban y habían tenido más de una discusión por cosas triviales, más por hacerle entender a su novio que en ese entorno no valían las sutilezas, que por no caerle bien Jorge. El viejo vivía en una de las casas más humildes de la urbanización, la modesta casa perteneció en sí a su esposa que era la que trabajaba cuando aún estaba con vida, el por su parte siempre se la había pasado trapicheando desde que se casó. Ya habían pasado cerca de cinco años desde que su esposa falleció, su único hijo nunca tuvo buenos recuerdos de él y hace mucho que ya no lo visitaba. A estas alturas de su vida y debido a su forma de ser, prácticamente a nadie le importaba su situación, era solo un triste tipo solitario, que si algún día caía muerto a nadie le iba a importar.

Fabiola a pesar de estar solo en bata le dio una tierna sonrisa… preguntó qué deseaba, pero para su sorpresa, ese día el viejo se encontraba bastante ofuscado, quería desfogarse con Jorge ya que la mascota de la pareja tenía la fama de escaparse y en esa ocasión había dañado casi todas las plantas de su jardín, pero al estar solo la dulce joven, se tuvo que contener y tomar un tiempo para procesar la situación de ver a la joven ama de casa en bata de baño…, tras un momento fugaz de aclarar sus ideas, volvió a recordar su jardín y le explicó bastante irritado todo lo que había pasado. Una vez explicada la situación, la jovencita solo atino a disculparse y a ofrecerse para reponer todas las flores que había dañado su mascota, le pidió un momento para cambiarse e ir a revisar junto con el que tanto había sido el daño. Al rato, la tierna jovencita salió con un vestido floreado típico de verano que le llegaba un poco más arriba de la rodilla, unas sandalias blancas y un sombrero de paja  que solía usar en la playa, fueron sus acompañantes finales.

Al llegar a la casa del viejo notó que su perro había hecho realmente un desastre y esto no le llevaría solo un día, así que le prometió que vendría por las mañanas para reponer su jardín… y además le ayudaría con algunos quehaceres básicos domésticos, si a él no le importaba, ya que veía que la casa estaba bastante descuidada, en limpieza y orden…, por lo visto, su único pasatiempo era su jardín y nada más.

Dada su inexperiencia en jardinería a Fabiola le tomo varios días arreglar todo el desastre de su mascota, todos los días venía con ropa deportiva. Rómulo nunca perdía detalle del hermoso cuerpo de la jovencita, cada vez que ella llegaba a su casa este se echaba en su vieja hamaca y ayudado con unas gafas negras podía mirarla sin ningún problema de incomodarla, al terminar el trabajo del día, el viejo le ofrecía alguna bebida pero se negaba a ayudarla en el jardín ya que sentía que ese era el deber de ella. Cuando ya estaba a punto de irse se sentaban a charlar un momento, a Fabiola  le caía realmente bien el viejo…un poco machista, pero << ¡¿En el fondo a que hembra no le atraen los malotes dominantes?!>> pensaba la joven…. No le importaba que este no le ayudara ya que sentía que todo esto era su culpa por no controlar a su mascota, por lo que tampoco le dijo a Jorge lo que hacía en las mañanas. La joven estaba verdaderamente a gusto arreglando y aprendiendo sobre la jardinería, por su cabeza no pasaba usarlo para sus nuevos fetiches por miedo a destrozar esa bonita amistad…. Al tercer día el jardín estaba casi terminado y Rómulo le pidió que le ayudara a mover unas cajas.

-      No hay problema, señor Rómulo. Muéstreme el camino

Respondió Fabiola, y siguió a Rómulo por las escaleras, donde le señaló varias cajas cargadas de viejas posesiones. El hombre observó a la joven agarrar la primera caja y subir las escaleras. Él la miró por detrás mientras ella subía por la escalera. El surcado tipo notó lo grande y firme que era ese joven trasero cubierto por ese apretado leggins, mientras él se quedaba abajo, la observaba atentamente como esta subía a paso firme.

Él afortunado se quedó mirando mientras ella ahora bajaba de nuevo, sus tetas rebotaban suavemente dentro de su camiseta deportiva con cada paso que daba demostrando que a pesar del buen tamaño que tenían se mantenían firmes producto de la juventud. Fabiola parecía ajena a la mirada de Rómulo, todavía lo veía como un viejo amigo y le prestó poca atención mientras ella volvía por otra caja. A medida que Fabiola avanzaba en la tarea, disminuyó un poco la velocidad, lo que le dio al viejo, tiempo extra para admirar ese gran y hermoso trasero moverse con cada peldaño que subía la jovencita…. Pronto, Fabiola movió todas las cajas. Un ligero sudor le cubría el rostro, levantó la parte inferior de su blusa para limpiarse la frente mientras Rómulo miraba. Su camiseta deportiva se levantó para revelar un estómago firme y plano. El polo deportivo fue levantado hasta el punto que mostraba los bordes del sujetador, luego regresó la prenda a su lugar y sonrió al encontrarse con los ojos del viejo.

-      ¡Vaya! Todo listo Sr. Rómulo. ¿Algo más que pueda hacer?

-      ¡Oh!, no querida, eso es todo. Qué placer verte trabajar. Quiero decir, bien ya sabes… umm

-      ¿Qué pasa, señor?

Preguntó la muchacha, intrigada por el entrecortado balbuceo del viejo.

-      Bueno, Fabiola, me disculpo si mis miradas te resultaron incomodas estos días, ha pasado tanto tiempo desde que vi el cuerpo de una mujer en mi casa, especialmente uno tan hermoso como el tuyo nunca lo hubo. Solo espero que no te moleste que te lo diga… eres realmente preciosa y extremadamente atractiva, eso lo debes saber, pero su corazón es mucho más hermoso.

-      ¿En serio, señor Rómulo? No, para nada… me encanta ayudar a la gente, y en este caso ha sido culpa mía por negligente. Pero de sus miradas… ¡Ni siquiera me di cuenta! Jajaja…esteee… ¡¿Verdaderamente cree que tengo un buen cuerpo?!

Subconscientemente hizo que pasara las manos por los costados recorriendo su contorno por las caderas y sobre su estómago.

-      ¡Oh sí… realmente eres muy hermosa! Me pregunto si podrías hacerme un pequeño favor. Umm, algo como… no olvídalo… ni siquiera debería preguntar… lo siento ya has sido demasiado amable con un viejo tan insufrible.

Fabiola hizo una pausa y observó al vecino desviar su mirada por un segundo, alejándose y murmurando un poco incómodo y avergonzado.

-      ¿Qué es señor Rómulo?, usted me ha ayudado tanto todo este tiempo, ¿qué tipo de favor puedo hacer por usted? Realmente le puedo intentar ayudar, créame.

-      No, Fabiola… no debería haber dicho nada… es solo que cuando te vi trabajando estos días, me di cuenta de cuánto tiempo había pasado desde que había visto a una mujer hermosa y poder admirar su cuerpo. Además me has hecho recapacitar y creo que desde ahora me voy a cuidar más y a mi hogar… lo dejaré todo listo para que una mujer como tú no se avergüence de un viejo como yo…

-      ¡Ay muchas gracias señor Rómulo por serle de inspiración tan positiva!, pero dígame, ¿qué favor me quería pedirme? dígamelo con confianza. Estoy dispuesta a hacer lo que sea por usted, no se me pasa que es la única persona que ha dado la cara por nosotros desde que llegamos a este barrio, y le debemos mucho.

-      Perdona pequeña, pero me siento como un imbécil ahora… es solo que estos días te he visto en ropa deportiva, que por cierto te queda muy bien, pero… pensaba si tal vez pudiera verte con otro tipo de ropa… ya sabes, algo más ligero, típico del verano y típico de una mujer tan joven y bella como tú, tal vez un pantaloncito… o una minifalda o algo así. Sería una forma de recordar y apreciar cómo se ve realmente una mujer…, como sabes mi esposa falleció hace ya cinco años y desde entonces no he estado con otra mujer… sí todos me dicen que para eso están las prostitutas, pero yo no ando con ese tipo de mujeres ya, mucho menos con mi economía paupérrima.

Fabiola se sorprendió un poco, no se había percatado de que el viejo la había estado mirando todo este tiempo y es que con las gafas de sol tan oscuras que usaba Rómulo, era difícil saber hacia dónde dirigía su mirada

-      ¡Guau!, señor Rómulo, no sé… eso es un favor tan diferente… se lo digo porque no creo que a mi novio le agrade la idea de que yo use ese tipo de ropa cuando no estoy con él.

-      No, está bien, ni siquiera debería haberlo preguntado. Por favor, olvida que incluso dije algo así… No quiero que pienses que soy un viejo pervertido e imbécil… lo siento.

-      ¡Oh!, no se preocupe. En realidad, su comentario no me molesta para nada, es solo que no tengo nada así, aunque supongo que no es muy diferente a las mallas deportivas que uso cuando voy al gimnasio…, empecé a usarlas este verano, pero fuera del gym no las uso.

-      Pequeña, tu cuerpo es espectacular, deberías comprar ropa que favorezcan a tus encantos… y olvidarte un poco lo que le agrada o no a tu novio, piensa con lo que tú estás a gusto… yo podría… ¿Quieres algunos atuendos bonitos? Te diré qué, por todo el trabajo que has hecho en el jardín y dentro de la casa, como agradecimiento puedo comprarte algunos de esos conjuntos para ti y puedes usarlos cuando quieras.

-      ¡Ummm!, bueno, supongo que no sería nada malo variar un poco mi ropa para no estar con lo mismo siempre, no es que me falte pero nunca me ha comprado nada un hombre y sería interesante saber lo que cree un hombre que me sienta bien… un conjunto nuevo de ropa nunca cae mal… jejeje, está bien acepto. Anotaré mis tallas para usted, para serle sincera, estaba pensando en comprar algunas ahora que empieza el verano.

-      Bueno, si te compro algo… ya sabes… de buen gusto, tal vez podrías probártelo aquí en mi casa, solo por unos minutos.

Sugirió con algo de miedo obteniendo la aprobación de la jovencita que movió la cabeza de forma positiva. << Realmente esto era un poco extraño, El viejo señor Rómulo acaba de pedirme que se pruebe alguna minifalda para que le recuerde cómo es una mujer joven, supongo que realmente debe estar solo y han pasado muchos años sin sexo, incluso estando su señora viva. Bueno, qué malo puede ser, estamos empezando el verano y lucir un poco las piernas no haría daño>> pensó la jovencita

-      Bueno, sería estupendo tener un atuendo o dos, así que… ¿por qué no?

-      Listo entonces, eso lo resuelve, elegiré algo más tarde en alguna tienda del centro y podrás tenerlo para ti muy pronto, ¡piénsalo como un regalo de mi parte para este verano! y también por ser una vecina responsable que se hace cargo de las travesuras de su mascota.

-      ¡De Acuerdo!

Declaró Fabiola, agarro un bolígrafo sobre la mesa y anotó las tallas que usualmente usa en ese tipo de prendas de vestir. El viejo miró el papel, se hizo una idea de las tallas, sonrió al imaginarse como se vería la jovencita con el tipo de ropa que el elegiría por ella y luego de un silencio incómodo el viejo volvió de sus pensamientos y le ofreció un poco de café.

-      No, está bien, señor Rómulo. Realmente debería irme

Fabiola se dirigió a la puerta de salida, el vejete la siguió de cerca, mirando aún más de cerca ese delicioso trasero, antes de irse la joven se acomodó una de las zapatillas en frente del viejo, mientras se agachaba, el anciano observó como la camiseta deportiva caía un poco dejándolo ver parte de esos hermosas tetas que se bamboleaban cuando se movía para abrocharse las zapatillas. Cuando la joven se puso de pie, el viejo desvió rápidamente la mirada y observó a la sonriente muchacha decirle adiós y salir.

 


 

Esa misma tarde Rómulo llego hasta una tienda de ropa juvenil, su nerviosismo era evidente, pero la vergüenza de entrar a esa tienda a ver ropa de mujer siendo tan mayor, sabía que iba a valer la pena, cuando entró, una joven detrás de la caja lo saludó calurosamente.

-      Hola señor, adelante ¿busca algo en especial para algún familiar?

-      Bueno, quisiera comprar unos regalos…para mi nieta.

Respondió el viejo y sacó la hoja de papel con las tallas de la joven

-      ¡Oh, sí, tenemos muchas cosas de esa talla!

La mujer le mostró un estante con todo tipo de ropa donde había desde la más mojigata hasta las más atrevidas.

-      Eche un vistazo y me avisa si necesita ayuda.

Dijo alegremente la vendedora y luego regresó a la caja.

El viejo examinó el estante y encontró algunas prendas que pensó que se verían geniales en la muchacha. Primero sacó una pequeña minifalda, combinado con una blusa de color negro con un generoso escote, también vio unos shorts bastante pequeños los cuales seguramente no llegarían a cubrir completamente las imponentes nalgas de la jovencita, el viejo no quería llevar las cosas demasiado lejos la primera vez, no quería parecer demasiado pervertido. Pero el solo imaginarla con alguna de esas prendas lo hacía babear. El viejo siguió buscando, ya tenía algunas prendas preseleccionadas, cuando le llamo la atención unas blusas ceñidas, notó que la tela blanca era un poco transparente a plena luz, sabía que tenía que llevar sí o sí esa prenda

Ya de noche en la casa de la jovencita, Jorge una vez más se había quedado dormido apenas había llegado del trabajo dejando a la pobre universitaria con ganas de un poco de sexo, ya en la cama la nena pensó en todo lo que había pasado en el día y lo que podría usar mañana, por un momento le vino a la mente esas imágenes de su ordenador, donde tipos vejados por la vida, disfrutan de cuerpos jóvenes como el suyo, a pesar de ellos se negaba a pensar que su buen vecino se prestara para esas cosas, que los videos solo eran películas hecha exprofeso para vender ese tipos de fantasías, a lo mucho pensaba que era un poco pervertido pero no lo culpaba, ya que había pasado mucho tiempo sin sexo real desde que su esposa falleció, pero de ahí a que se sobrepasara con ella era improbable…, de alguna manera estaba ansiosa de ver qué tipo de ropa le había comprado su viejo vecino.

Al día siguiente, Fabiola se presentó de manera puntual como todos los días, llevaba una vez más sus leggins negros, pero ahora tenía un pequeño polo ceñido escotado de color rosado, como hoy no iba a trabajar en el jardín, pensó que podría usarla y ver la reacción de los tipos que pasaban por su lado hasta llegar a la casa del viejo dándose un paseo largo alrededor del barrio. Era un cálido día y la joven se preguntaba qué tipo de ropa habría comprado el viejo para ella. Apenas estuvo en la puerta, Rómulo le abrió. El viejo la estaba esperando ansioso desde las primeras horas de la mañana, el anciano había separado los conjuntos que había escogido y los tenía en bolsitas sobre la mesa del comedor. La casa olía a limpia, un aroma de flores inundaba el ambiente y todo ordenado.

Una vez que la jovencita estuvo dentro, el viejo se ocupó de preparar algo de café y de escuchar todo lo que había hecho la jovencita durante la tarde de ayer.

Habían pasado unos cuantos minutos, el viejo no prestaba atención a la historia de Fabiola, solo quería llegar al momento donde ella se fuera a cambiar, apenas podía contenerse, así que le empezó a cambiar la conversación poco a poco hasta llegar a la parte de los regalos. Le dio la bolsa que contenía un pequeño short corto de vaquero de cintura baja de color blanco junto a una blusa veraniega con un generoso escote, vio la marca y noto que era de una tienda reconocida por lo tanto no era nada barato lo que tenía en sus manos, se sintió algo culpable ya que sabía que su vecino no contaba con mucho efectivo y encima le había comprado ropa de marca, lo mínimo que podía hacer era exhibirla en primer lugar en exclusiva para él y agradecerle el gesto.

-      ¡Oh, qué bonito, gracias don!

Ella vio el atuendo y lo sostuvo contra sí misma. Pensó que no sería tan revelador cuando lo usara, de hecho, estaba un poco decepcionada, ya que pensaba usarlo algún día para provocar otra vez a esos viejos ebrios del mercado, aun así, estaba muy entusiasmada con el atuendo.

La jovencita llevó la bolsa con ella al baño y se puso el atuendo nuevo. Le gustó cómo se veía y notó como ese escote resaltaba sus tetas, luego siguió con el pequeño y bastante ajustado short el cual no le llamo mucho la atención al principio, pero a la hora de ponérsela notó que era mucho más pequeño y llamativo de lo que había pensado, se dio varias vueltas en el espejo del baño antes de salir, la primera impresión que tuvo de la ropa la había parecido normal, pero una vez puesta ,se veía realmente espectacular en ella, le sorprendía lo bien ajustado que le quedaba, y es que lo que no sabía, es que el viejo había recibido ayuda de la recepcionista de la tienda para escoger la mejor prenda, de acuerdo a las medidas anotadas por ella, solo había un detalle y es que sentía que sus zapatillas no combinaban con la ropa, luego de meditarlo por un momento decidió quitárselas así como sus medias y salir así, le gustaba más salir descalza que salir con unas zapatillas que no combinaran con la bonita ropa que le había comprado su viejo vecino.

El vejete esperó impacientemente en su sofá, apenas capaz de contenerse…, empezaba a imaginarse la escena de la universitaria cambiándose, finalmente oyó la puerta del baño abrirse y la cabeza de Fabiola se asomó por la esquina.

-      Sr. Rómulo…. No estoy muy segura de esto… es solo que yo mmm… ya sabe.

-      Tranquila niña, está bien, estoy muy seguro de que te ves hermosa, me tomé el tiempo para asegurarme de que fuera de la talla que me anotaste en el papel, pero si aun así no te queda me dijeron que podían cambiármelo, pero no creo que sea el caso, estoy seguro de que atiné y que te ves genial.

-      Bueno, está bien, supongo… la joven universitaria pensó que tal vez todo esto no era una buena idea, pero, aun así, Rómulo era un tipo tan gentil con ella y realmente parecía tan inofensivo que, si alguien debería verla usando esos pequeños shorts aparte de su novio, debería ser su viejo vecino… salió del baño y entró a la sala

El entusiasmado vecino vio a la jovencita salir tímidamente del baño vistiendo el atuendo. El pervertido no podía creer lo que veía. El escote era más grande de lo que había previsto y le daba una buena vista de esas amamantables tetas sin que ella se agachara, lentamente bajó la vista y pudo ver esas bien torneadas piernas totalmente depiladas, el detalle de estar descalza le había gustado ya que resaltaba aún más sus largas piernas. El viejo se quedó embobado unos segundos admirando a la jovencita, fue entonces cuando se percató que se estaba creando un silencio incómodo y miró a Fabiola, notó que ella tímidamente desvió la vista hacia abajo y con sus manos hacia atrás como si esperara su aprobación.

-      ¡Oh por Dios!, ¡eres toda una hermosura!, …es, es… wow, ese atuendo te queda fantástico. Es perfecto… Creo que nadie en este mundo podría lucirlo mejor que tú, está hecho en exclusiva para tu cuerpo.

-      Gracias, le confieso que no estaba muy segura al principio, hace mucho que no me ponía un short tan pequeño y apretado.

-      Fue hecha para ti Fabiola, vamos regálame una vuelta.

-      La joven lo dudo un segundo, pero gracias a los ánimos del viejo, se dio la vuelta lentamente, como si lo estuviera en una pasarela de moda.

-      Bueno, Señorita Fabiola, se ve genial. Estoy seguro de que volverá loco a su novio cuando la vea usando esa ropa, será el chico más feliz del mundo.

-      Gracias, señor, realmente me gusta el conjunto que eligió. Tiene muy buen gusto.

-      Bueno, no estés tan tensa niña, suéltate un poco, camina de un extremo al otro. Intenta dar una vuelta o dos como si fuera la pasarela de modas a la que estas acostumbrada

Sugirió el viejo queriendo que la jovencita gane mucha más confianza. Fabiola sabía que el viejo exageraba ya que aún era una novata en el tema de desfiles y solo había hecho muestras en su canal de YouTube, pero aun así se sintió envalentonada por el halago y se volvió más segura al momento de modelarle. El viejo apenas apartó los ojos de ella en todo ese tiempo, no quería incomodarla mirándola fijamente, pero era imposible apartar la miraba de ese gran trasero cuando la chica le daba la espalda, pronto comenzó a aplaudir para darle ritmo a la caminata, ella reaccionó poniendo un poco de influencia en sus pasos, contorneaba sus anchas caderas como si realmente estuviera desfilando en unos de esos concursos de belleza, Ella siguió ganando confianza deteniéndose un poco más cerca de él cada vez hasta que casi rozó su trasero contra el afortunado pervertido que se encontraba sentado en el sofá.

-      Bueno, Fabiola. Creo que con ese conjunto serás la envidia de todas las chicas.

Fabiola le respondió con una leve sonrisa, un poco sonrojada por sus movimientos, pero dándole a entender que se estaba divirtiendo

-      Esto…Fabiola. Conseguí un par de atuendos más para ti, quizás también te guste este de aquí es un poco más de verano, así que puedes probarlo ahora o más tarde, pero creo que te hará lucir realmente sexy, toma la bolsa, depende de ti ponértelo o no… si quieres probártelo, le harías un gran favor a este viejo viudo.

Fabiola tomó la bolsa y miró dentro para encontrar una minifalda de esas que con un leve movimiento no te aseguran que te vaya a cubrir el trasero por completo y una blusa bastante curiosa. Este era el tipo de ropa que realmente había pensado ayer, pero parecía demasiado atrevido para desfilar, por fin entendió que el viejo no era tan inocente como pensaba, pero no podía culparlo, hacía mucho que su mujer había fallecido, así que alegrarle un poco la vista no haría daño a nadie… además que poco a poco esta situación se estaba pareciendo a los videos que le gustaba ver. Por un momento le dio un poco de vergüenza continuar, al rato decidió seguir con el juego que hasta esos instantes solo era inocente y divertido, donde no se hacía mal a nadie.

Una vez dentro del baño procedió a cambiarse, empezó con esa minifalda de color negro, le tomo algo de esfuerzo ponérsela y ajustarse bien el cierre, notó que a las justas y le cubría todo su imponente y bien trabajado trasero, pero al inclinarse solo un poco ya empezaba a mostrar más de la cuenta, luego procedió con la blusa que le había llamado la atención cuando lo vio en la bolsa y ahora que se lo había puesto, notó que no se había equivocado, la tela era levemente transparente y para su mala suerte ese día llevaba un sujetado negro de media copa el cual resaltaba bastante con esa blusa…, miró de nuevo todo el conjunto, posó unas cuantas veces en el espejo contemplando la naturaleza reveladora de las prendas, por un momento se imaginó pasando con esa ropa cerca de los vagos que jugaban a las cartas, o provocando otra vez al viejo heladero del triciclo…, su mente comenzaba a volar aunque sabía que Jorge nunca le iba a permitir salir sola con ese tipo de atuendos tan “vulgares”, por lo que tendría que ingeniárselas para salirse con la suya.

Cuando la jovencita dejó de imaginarse cosas que no debería, se volvió a preguntar si debería desfilar con ese atuendo, de pronto escuchó al viejo preguntar si todo encajaba bien.

-      Sí, señor Rómulo, bueno…eso creo.

-      Vamos preciosa sal y lo comprobaremos con seguridad.

El tono amable del viejo hizo que la jovencita encontrara el valor para salir del baño. << Supongo que no hay nada malo en mostrarle mis dotes de pasarela. Sin duda es más revelador que el otro atuendo, pero es solo el Sr. Rómulo, así que no puede ser tan malo que se gane un poco este viejito pervertido>> Pensaba la sexy jovencita que no se daba cuenta de lo excitado que se encontraba el vecino en esos momentos solo de esperarla

-      Ok, señor Rómulo, supongo que puede echar un vistazo

Ella abrió la puerta lentamente, nuevamente, con una leve vacilación, la universitaria cruzó la puerta y encontró al viejo de pie esperándola. Ella notó como se le abrieron los ojos cuando salió y la vio con ese diminuto atuendo, la vista era impresionante, el viejo tuvo que sentarse un momento, no podía creer su suerte mientras veía a Fabiola salir del baño con el atuendo más sexy que podía imaginar. El conjunto resaltaba a la perfección las curvas de la nena, cuando entró en la sala, la blusa transparente mostró ese sujetador de media copa que sostenía esas tetas llenas de vida. Con cada paso de la sexy universitaria se podía notar el ligero balanceo de sus mamas, y unas pequeñas protuberancias que sobresalían producto de todo lo que había estado pensando Fabiola antes de salir del baño, y que no se había percatado. Cuando ella se acercó más, vio que los ojos del viejo se perdían en sus tetas, es cuando se dio cuenta de que sus pezones se habían puesto duros y estos se notaban claramente a través de la prenda, por lo que cruzó sus brazos tratando de taparlos.

El viejo noto la expresión de la jovencita y pensó:… << Tengo que controlarme, si la sigo mirando de esa manera, esta zorra se pondrá incomoda y todo se ira a la mierda, ella no debe saber cuántas ganas tengo de follármela… tengo que aguantar, al menos hasta que tenga más confianza>>

-      Eeeepa señorita Fabiola, eres increíble, es un placer para un hombre mayor, tener la oportunidad de apreciar este hermoso espectáculo en exclusiva.

-      Sr. Rómulo, realmente no estoy muy cómoda con esta blusa transparente… lo siento… no estoy segura de esto.

-      Oh, está bien preciosa, solo quería ver cómo te quedaba y sin duda esas prendas están hechas para ti, vamos regálame otro paseíto como la anterior

La universitaria dudo un poco, pero aun así se puso a modelar aun con sus brazos entrecruzados, la transparencia de la prenda superior la tenía algo atontada de la vergüenza y se había olvidado de la pequeña minifalda que al inclinarse un poco le regalaba un espectáculo indescriptible al vecino, de sus increíbles y apetecibles nalgas. El veterano, no estaba preparado para tal acontecimiento, pero vio lo suficiente para darse cuenta de que acababa de ver el culo más hermoso de toda su puta vida y estaba solo a unos pocos metros de sus ojos y no era para menos, ya que el trasero de la jovencita era su mejor atributo… grande, redondo, respingón y de piel suave impoluta.

-      Fabiola, ¡te ves genial! No me extraña que tengas tanto éxito en las redes sociales.

Sin saber si Rómulo se refería al atuendo o a alguna parte de su cuerpo, se dio la vuelta para mirarlo, la sexy jovencita se quedó quieta mientras el viejo examinaba su cuerpo. Poco a poco se empezaba a relajar, << lo peor ya había pasado>> pensaba ella, mientras veía como el viejo la examinaba sentado en el sofá, sin duda Rómulo estaba disfrutando mucho de esto… bueno, ella también estaba empezando a gustarle el morbo ocasionado, al provocar de esa manera a un macho aguerrido.

<< “Esto no es tan malo… de alguna manera estoy ayudando a una persona solitaria>> pensaba ella, la jovencita estaba feliz de poder darle un poco de alegría a un viejo solitario.

-      Intenta caminar de nuevo como si fuera un desfile de modas, pero ahora sin las manos entrecruzadas, que se te vea suelta y natural.

La jovencita con más confianza de tener la situación controlada obedeció e hizo la misma caminata por el pasillo de la sala, dejando que sus tetonas se movieran libremente con cada contorneo que ella hacía, girando al final y regresando. El pervertido aprovechó al máximo esto y miró sus perfectas nalgas y el bamboleo de esas juveniles masas mamaria que rebotaban con cada paso mientras ella se acercaba. La joven ya más desinhibida escuchó nuevamente al viejo comenzar a aplaudir lentamente y después de un viaje por el pasillo, tomó el ritmo de los aplausos y volvió a mover sus caderas al ritmo de los aplausos. Pronto la situación le hizo recordar uno de los videos que había visto en su ordenador, donde una jovencita le regalaba un striptease a un tipo viejo que posteriormente la empotro y la llenó de leche rancia, la situación le estaba empezando a calentar.

“Uno, dos, tres y cuatro, Uno, dos, tres y…” le decía Rómulo muy animado entre aplausos, que eran de lo más sonoro para que Fabiola siguiera el ritmo. La jovencita continuó el acto del desfile y cada vez se acercaba al viejo que se encontraba parado. Luego comenzó a rozarse intencionalmente contra él mientras giraba, y como su trasero solo estaba cubierto por esa fina tela y sus pequeñas bragas de color negro, el vejete pudo sentir la suavidad de esas carnes cuando se acercaba.

El afortunado tipo vio a la universitaria, acercarse de nuevo levantando la mano, cuando se giró, esa juguetona mano rozó todo el ancho de esa vivida mejilla jalonada de rugosidades varoniles…. Un par de pasos más y la nena se detuvo, se giró para mirar al señor Rómulo, parecía estar esperando alguna instrucción, el viejo le pidió un desfile más…, ella asintió con una sonrisa y un leve movimiento afirmativo de su cabeza. Con cada viaje, parecía relajarse y disfrutar más de su exposición. Ni siquiera le importó que parte de su trasero era visible cuando hacia el giro. Orgullosa, podía ver el efecto que estaba teniendo en el viejo pervertido… le gustaba tener en esa situación a aquel tipo veterano en tantas batallas de mala vida en los que Rómulo estuvo involucrado… casos de corrupción, robos, peleas, homicidios y prostitución,  que nunca podría obtener en ningún otro lado  de una forma tan amable, sino con un simple espectáculo que le estaba regalando ella a su querido vecino. Tras un par de pasadas más, estaba frente al viejo otra vez, un poco fatigada por su desfile. Todo lo que había pasado el viejo hasta ahora era como un sueño, veía a Fabiola mucho más segura que antes, sentía que tal vez la jovencita podría estar dispuesta a mostrar más si se lo pedía de la forma correcta, era consciente que no era una de tantas putas fáciles con las que trató en el pasado.

-      Sabes pequeña, todo esto ha sido bonito, me has regalado un exquisito espectáculo… ¡Han pasado tantos años desde que vi un cuerpo tan perfecto y femenino como el tuyo! ¿Hay alguna manera de que te sientas cómoda mostrando…tal vez…un poco más? Prometo no hacer nada, es que tu cuerpo es tan… tan perfecto, que me haría soñar con lo más bello del mundo.

La atrevida proposición del maduro sorprendió a Fabiola, sabía que lo correcto hubiera sido negarse y salir de ahí, pero en ese momento recordó aquellos videos pornográficos donde muchas veces empezaban de esa forma y luego terminaban abruptamente en la mejor parte dejando con ganas de más a la pobre jovencita. Quedó congelada en el lugar, pensativa por unos segundos. ¿Cuánto de lejos podría llegar en esta situación?, Su situación era muy parecida a la de algunos videos que a ella le gustaba ver, ¿podría continuar?, Realmente esto había comenzado como un pequeño favor al probarse los atuendos que compró el “amable” viejo vecino, pero esto ya era un poco diferente

-      ¡Ummmh!, señor, ¿realmente quiere ver más? ¿Me refiero a mí en ropa interior?  ¡Ummm! Eso ya es un poco más atrevido… ¿no le parece?

-      No mi niña, está bien, lo siento, pregunté porque creo que cualquier hombre querría verte un poquito más descubierta si tuviera la oportunidad, eres tan hermosa… cualquier hombre caería a tus pies.

El viejo ahora sentado en el antiguo sillón de skay de la sala, se preocupó un poco por la forma como expresó su proposición, además tenía otro problema y es que su erección estaba en su punto más álgido, debido a todo el espectáculo recibido, afortunadamente la nena no se había dado cuenta ya que el hombre se sentó, disimulando su enorme erección.

-      Si… si pudieras hacerme este favor, estaría eternamente agradecido contigo Fabiola, imagina que fuera como si estuvieras probándote delante de tu abuelo un bikini antes de ir a la playa, es casi lo mismo, tal vez solo podría ser una prenda… ¿Tal vez solo tu parte superior?

Fabiola se encontraba pensativa, posar en bikini ya lo había hecho en alguna oportunidad para un concurso de belleza en la playa y para su novio, pero nunca para otra persona en particular, además sabía que los bikinis que había usado era de tamaño normal, en cambio su ropa interior era bastante más pequeña tanto en la parte superior como inferior, a pesar de eso su morbo de mostrarle a Rómulo su cuerpo, era mayor. Pronto empezó a encontrar más pros que contras al pedido del viejo, por su cabeza pensaba y sentía lastima de recordar que tal vez esta sería la última vez que podría ver a una jovencita en ropa interior.

-      Bueno, está bien…supongo.

Al viejo se le dibujo una sonrisa de oír esas mágicas palabras, dicho esto, la nena puso sus manos arriba y comenzó a quitarse aquella blusa transparente que ponía loco al viejo, de pronto esos ojos lagañosos se abrieron como platos cuando vio ese perfecto par de tetas caer al momento de que la nena se quitara la blusa, era increíble el bote que daban, se les notaban majestuosas, firmes y listas para ser chupadas…. A pesar de su duda inicial, pronto se dio cuenta de que estaba disfrutando la atención que el vejete le estaba dando. Ella observó esos ojos que miraban fijamente sus tetas.

-      ¡¡Dios mío…!! ¡¡Es imposible ver algo  más perfecto…!!

Jadeó el viejo, viendo como esta joven diosa había cumplido con su petición, y ahora vio esas esplendidas montañas de carne adornadas con ese pequeño sujetador en su propia sala de estar. Ella permaneció inmóvil, sintió que sus pezones una vez más se tensaban al saber que él los miraba fijamente. Nadie dijo nada por unos segundos. La nena se quedó quieta mientras el viejo verde la miraba sin pestañear, ahora sin esa blusa, pudo notar las pequeñas pecas que adornaban la parte superior de las tetas, le dijo un pequeño piropo referido a esas bellas pecas sorprendiendo a la jovencita lo observador que era el anciano y recordaba como su novio jamás le había dicho algo de sus tenues pecas… la joven universitaria se movió ligeramente y sus tetas gelatinosas temblaron. Rómulo finalmente rompió su mirada y miró a su musa que buscaba la reacción de él.

-      ¡Guau!, Dios mío, me he quedado sin palabras, son magníficas… digo, ummm, no puedo creer lo perfectas que son.

-      Veo que realmente le gusta la vista, señor pervertido, jajajaja

La joven un poco más calmada y caliente por la situación, tomó cada teta en su mano, levantándolos mientras el viejo lo seguía con la mirada, luego los dejó caer para que la fuerza de la gravedad hiciera su trabajo y el suertudo tipo pueda ver el bamboleo y la firmeza de esas juveniles mamas que volvían a su lugar, tras un par de rebotes.

-      ¡¡Ufff, sí que son perfectas Fabiola!! Cualquier hombre moriría por tenerlas en sus manos, por disfrutarlas cada día con sus labios, y lengua… por mamarlas hasta la extenuación y sacarte con ellas un orgasmo, el mejor orgasmo que hayas tenido.

A pesar de la tensa situación y de que el viejo cada vez se soltaba más en sus palabras, Fabiola se acostumbraba rápidamente a la situación. Por su parte al viejo ya en estos momentos poco le importaba esconder su erección, solo quería seguir viendo esa perfectas formas de hembra. La situación se ponía cada vez más favorable para el viejo vecino, ya que sin mucho esfuerzo había logrado que la joven universitaria YouTuber y ama de casa, se encuentre frente a él con una pequeña minifalda y con su sujetador negro de media copa, viendo su suerte decidió estirarla un poco mas

-      Pequeña, realmente eres un ángel caído del cielo, estoy muy feliz con todo lo que has hecho por este pobre viejo solitario, pero…

-      …No me diga, ahora quiere que me quite la falda ¿verdad?

La respuesta sorprendió al veterano tipo que solo asintió con la cabeza. Fabiola miró los ojos suplicantes del señor Rómulo. No estaba segura de poder llegar tan lejos. Su firme trasero era lo que más anhelaban los hombres en ella, pero ya se encontraba envuelta en el contexto íntimo con su amigo y vecino, un pequeño impulso dentro de sí le insistió a que continuara, ya que con este morbo seguramente tendría mucho en que pensar en las frías noches en las que Jorge no la tocaba, así que sin más se bajó el cierre y empezó a quitarse lentamente aquella apretada minifalda, se le hizo algo difícil hacerlo ya que realmente se encontraba bastante ajustada y sus caderas son anchas… con cada movimiento que hacía, no se daba cuenta que sus tetas se movían alegremente frente a los ojos de aquel viejo lujurioso. 

Rómulo apenas podía creer su suerte, esta vez la chiquilla había dado el primer paso, sus ojos se abrieron cuando las finas manos de la nena se iban a los lados de su cintura y comenzó a bajar poco a poco la minifalda, para luego darle la espalda e inclinarse levemente mostrándole la parte favorita de su cuerpo, la parte que la había hecho famosa en la universidad, su enorme y bien formado trasero que lo había trabajado por años en el gimnasio. Una fina prenda interior de color negro que se asemejaba a un tanga completo el espectáculo.

-      Oh por Dios…

El viejo Rómulo jadeó porque apenas podía hablar.

-      -¿Le gusta, señor Rómulo? Preguntó. Coquetamente Fabiola. - Nunca había estado a si frente a otra persona que no sea mi novio, pero esto solo lo hago por usted ya que siempre ha sido bueno conmigo y será nuestro secreto.

-      Sí si lo que tú digas preciosa será nuestro secreto, ¡Ufff eres toda una diosa, me estas volviendo loco nena, ese trasero es perfecto!

-      Gracias, me han gustado mucho ambos conjuntos, desgraciadamente no creo que los pueda usar en la calle, la gente fuera no es tan educada como usted, además mi novio nunca me dejaría usarlos.

-      Pero que tonterías dices preciosa, todo te queda tan bien y sería una pena que no lo vuelvas a usar

-      ¡Umm! Bueno si usted se sigue portando tan bien conmigo, tal vez y solo taaal vez pueda venir a visitarlo uno que otro día y volver a ponerme la ropa que me compro, pero solo eso ¡Eh!, lo de hoy es un regalo especial.

-      Siempre te trataré como una reina nenita y bueno ya que hoy es un día especial como tú lo has dicho… que tal ¿un abrazo?

-      ¡Uy! Señor Rómulo que atrevido se ha vuelto usted, no lo conocía así, pero creo que me negare a su petición… ¡¡Hoy se puede mirar, pero no tocar!!

-      ¡Vamos Fabiola, solo por hoy que es un día especial, tú mismo lo dijiste!

 


 

LAS MANOS DEL VIEJO. La nena pronto se dio cuenta que no debería hablar demás ya que cualquier cosa podría ser usada en su contra más adelante

-      ¡Mmm! Bueno está bien, pero solo por hoy que es especial y ha tenido un detalle.

Dicho esto abrió los brazos y espero que el viejo se parara del sillón para que se acerque a ella, el viejo Rómulo se paró como si fuera un resorte y prácticamente se abalanzo hacia ella para darle su mejor abrazo, la nena pudo sentir su olor a macho que le penetró por la nariz hasta la papilas gustativas… se daba cuenta que su vecino no era de esos tipos que encontró en la calle que no frecuentaba mucho la ducha hasta que era realmente necesario o tenían oportunidad, pero lo que más le sorprendió es que sintió la dureza de su polla en la pierna derecha, era imposible no saber qué era eso, y era desconcertante para la chica comprobar que su edad se endureciera de esa forma… pero lo más asombroso, era que se intuía un tamaño descomunal.

-      Gracias por todo preciosa, este fue el mejor día de mi vida, tienes un cuerpo realmente exquisito, cualquier hombre mataría por estar en mi lugar.

La nena correspondió al abrazo durante unos segundos, pero esa cosa dura que sentía en su pierna la ponía nerviosa así, que después de unos segundos ella misma rompió el abrazo y retrocedió.

-      Ok señor Rómulo, creo es suficiente… parece que ha sido mucho abrazo este.

-      Bueno pequeña Fabiola, realmente me has hecho muy feliz, pero como todo hombre al ver tremendo monumento de mujer que estas hecha, siempre quiere más así que… ¿hay alguna forma de que me dejes…?

-      ¡Señor Rómulo, por favor no sea tan atrevido y descarado…!

La sexy nena se rio tras la llamada de atención. Le sorprendía como el viejo cachondo quería más.

-      ¿Qué más podría pedirme?, Quiero decir, estoy en su sala solo en ropa interior y le he ofrecido un pase de modelos todas las veces que ha querido, ¿qué más podría pedirme? Dijo en un tono coqueto a la expectativa.

El viejo notó el tono de voz con el que hablo su musa y sabía que tenía luz verde para seguir y lanzarse con todo, era ahora o nunca.

-      Fabiola, si no te has dado cuenta, tengo la erección más grande que he tenido en muchos años y es gracias a ti y te lo agradezco, ha pasado mucho tiempo desde que se me ponía así sin necesidad de Viagra, y muchos más años desde que alguien me hiciera sentir bien. Creo que tu podrías hacer ese último trabajito para calmar a mi Rómulo Jr. Que tanta falta de hembra lleva pasando…

-      ¡Señor Rómulo! ¿Me está pidiendo que los masturbe? ¡En serio!

El tono de la nena ahora si cambio de coqueto a serio y es que Fabiola no pensó que el viejo se atrevería a tanto, a lo mucho pensaba que le pediría que le modele una vez más, pero masturbarlo ya era pasarse de los límites que ella había creado.

-      Por favor bombón no te molestes, pero es algo que no he sentido en mucho tiempo y me gustaría volver a experimentarlo una vez más antes de que me vaya de este mundo… sé que tal vez no  lo merezca, que soy un viejo cascarrabias malcarado.

-      Usted es un exagerado, no está en las últimas como para decirme eso, además usted mismo puede hacerse eso y sentirse bien con todo lo que le he enseñado hoy.

-      No es lo mismo, no se siente tan bien como que te lo haga otra persona, por eso te lo pido, solo una única vez y estaré tranquilo

El viejo intento poner su cara más patética para tratar de llegar al corazón de la joven

-      Lamento que no haya podido sentir esa sensación en mucho tiempo, sin embargo, eso es realmente demasiado lejos para mí… lo siento. No me atrevo a hacerle una paja y sacarle la leche de sus huevos… ¡Qué pensaría de mí después de hacerlo!

Ella se moría por tener sexo, un cipote es un cipote sea de quien sea, y el del viejo se apreciaba escandalosamente suculento, pero ante la negativa de la nena el viejo se desilusiono totalmente. Hasta ahí llegó su buena suerte, pero pensó que debería seguir el impulso que tenía ahora, así que tiró de su cinturón y dejó caer sus pantalones. Fabiola no se dio cuenta de lo que había pasado, estaba buscando sus prendas con las que vino para vestirse nuevamente y salir, ya que pensaba que esto se le estaba yendo de las manos, ni siquiera se dio cuenta de lo que había sucedido cuando el Sr. Rómulo de repente sacó su verga totalmente erecta de sus calzoncillos. Ella se congeló en su sitio cuando el Sr. Rómulo se empezaba a acercar a ella con aquella gran estaca, apuntándola.

-      Oiga señor, no se comporte como un ordinario, por favor guarde su polla… yo ya me tengo que ir… ¡¡Se puede quedar con sus prendas, ya no las quiero!!

A pesar de ponerse firme, el viejo la empezó a ignorar, en su mente solo estaba sentir esas jóvenes carnes en sus veteranas manos, la jovencita no sabía cómo reaccionar, le debía tanto al viejo por su defensa e integración en aquel ambiente, que sin pensarlo mucho más se acercó a ella y la abrazó una vez más, ahora si podía sentir con total lujo de detalle aquella dura y venosa arma de destrucción masiva puntear su pierna desnuda, el viejo la empujo hasta la pared para tener en donde apoyarse y dejarle menos salidas de escape.

-      ¡Vamos culona!, solo este último favor, mira como la tengo, esto no bajara nunca si tus manitas no me ayudan…

 


 

Fabiola no podía moverse, una sola mirada bastó para ver que ese cobrizo falo tenía dimensiones más favorables que la de su novio, sus manos permanecían inmóviles, el viejo seguía presionando la pierna derecha de la jovencita. Al ver que la nena no hacía ni decía nada, el viejo tomó la mano de ella y trato de ponérselo en su verga, cosa que se negó a hacer la dulce universitaria… detuvo su mano a centímetros de ese endurecido mástil de bergantín.

-      ¡Vamos preciosa, solo un poquito!, haz que me corra y todo esto acabará…, no querrás que los demás vecinos se enteren de todo lo que ha pasado en esta sala ¿verdad?, hazlo solo por esta vez tan especial.

Ahora la estaban chantajeando, la nena se arrepentía de haber dejado que las cosas llegaran hasta este punto por ponerse juguetona y creer que tenía el control de la situación, sabía que no le quedaba otra, el viejo a pesar de su edad, conservaba mucha fuerza para contrarrestarla y saber lo que este maldito diría a los vecinos le empezaba a preocupar. Sus opciones se acababan, así que sin ninguna otra alternativa empezó a bajar su mano hasta la altura de la verga del viejo que estaba rodeada por una abundante mata de pelo, algunos canosos, la mayoría en su estado de color juvenil.

Tímidamente su mano sintió los hinchados testículos del viejo, aún tenía miedo de tocar la verga así que empezó sintiendo esos huevazos que le colgaban al viejo vecino… la tocarlos, notó que se encontraban bastante sensibles, tal vez al recibir de nuevo, la caricia de una mujer en mucho tiempo.

-      ¡Uffff ohhh esooo sigueee masajea mis huevos, vamos sigue así uffff!

La jovencita comenzó a jugar suavemente con aquellos gordos y duros testículos dándoles suaves masajes y apretándolos suavemente al punto que hacían jadear al viejo, a pesar de sentirse forzada a hacerlo, la nena sentía curiosidad ya que las pelotas de su vecino eran más grandes, hermosas y probablemente produjeran más leche que los de su novio. Al viejo le gustaba la sensación de tener a una joven mano agarrándole las bolas, pero quería de una vez que la jovencita le diera una buena masturbada, así que guio su mano hasta el cabezón de su verga y dejo ahí su mano para que la universitaria empiece a sobarlo de arriba abajo, arrastrando el prepucio.

Los dedos de la joven por fin estaban en esa infame pero formidable verga, con mucho cuidado empezó a dar unos leves círculos con su dedo pulgar por el hinchado glande, ya escupía algo de líquido preseminal. Los movimientos fueron suaves y poco a poco empezó a bajar por el tronco de ese venoso mástil de carne trémula…, sentía como palpitaba, trataba de recordar la polla de su novio, pero la diferencia era notable, ya que si bien de gruesa era solo un poco mayor, lo que no entraba en discusión era en la largura… la del viejo ganaba, dado que casi la doblaba

Poco a poco empezó a subir y bajar su mano por aquella barra de carne, mientras el viejo solo jadeaba como un animal. Después de muchos años una mujer lo estaba masturbando, se sentía tan bien que empezó el mismo a mover las caderas como si se estuviera follando la mano de la joven. El movimiento poco a poco empezó a aumentar, la nena sabía que cuanto más rápido acabara con esto, más temprano se podría ir a casa, así que movió su mano tal y como le gustaba a su novio…, pero a pesar de que ya había pasado unos cuantos minutos, el viejo no eyaculaba, a la nena le parecía raro, ya que siempre se la movía de esa manera a Jorge, y a esa velocidad y nunca aguantaba más allá de un par de minutos.

-      Viejo asqueroso ya… ¡¿ya estás a punto de correrte…?!

-      ¡Uummff nooo nena, tus manos son divinas, pero aún estoy lejos de eso! ¡Uffff creo…creo que necesito un poco más de estímulo!

-      ¿Más estímulo…?

-      Sí señorita calientapollas, tal vez si toco tu cuerpazo, pueda acabar más rápido ufff

La joven mujer no podía creer lo que escuchaba, ahora el viejo quería que ella se dejara manosear, la idea le repugnaba y le alteraba el raciocinio. El amable vejestorio que conocía había muerto para ella, este viejo era un total desconocido que la estaba empezando a tratar como un pedazo de carne por su forma como se estaba expresando, entonces recordó que ese tipo había sido un maleante y que había estado una temporada en la trena, pero a pesar de todo la jovencita estaba empezando a sentir cositas extrañas, sensaciones que nunca había vivido con esa intensidad.

La situación en la que estaba, estando sometida solo en ropa interior haciéndole la paja de su vida a un viejo verde ordinario, y ver que ahora no era ella la que tenía el control de la situación sino que era el viejo el que le estaba empezando a controlar a su antojo, pensar en eso, en toda esa situación le estaba empezando a calentar, nunca antes había sido sometida de esa manera por un macho de los malotes de verdad, nada de postureo…, era un experiencia nueva para ella y poco a poco se dejaba llevar por el frenesí de verse arrastrada a un sexo salvaje y temperamental.

-      ¡Ummm! Señor Rómulo… sí… si cree que eso le ayudara…, supongo que está bien que me toque… pero solo un poquito y solo será para ayudarlo a que se corra.

-      ¡Pequeña zorra! ¡Ufff! ¡¿Qué conste que me estás dando permiso para agarrarte ese culazo que te manejas?!

La nena mordiéndose el labio inferior miro el suelo y movió su cabeza de forma afirmativa, el vecino con el permiso inesperado otorgado, no perdió el tiempo y extendió sus ásperas manos para ir directo al gran trasero de la nena, el cual solo estaba protegido por la minúscula prenda de color negro que tenía la jovencita. Por fin sus manos callosas de apoderaron de ese par de monumentales y firmes nalgas que siempre hay soñado tener desde que la vio por primera vez.

-      ¡Pero qué hermoso culo tienes!, Fabiola, nunca había tocado un trasero tan firme y grande como el tuyo, es tal cual como siempre me lo imaginaba.

Esa última parte retumbo hondo en la mente de la universitaria, el viejo vecino que siempre fue amable, estaba loco por su trasero y ella nunca lo había sospechado, siempre lo vio como un tipo solitario que vivía en su mundo apartado del mundanal ruido de su alrededor, hasta que le tocaban los huevos y saltaba con su carácter nada amable, pero de normal era una buena persona para ella…, sin embargo ahora le estaba dando el manoseo de su vida a su trasero, invadida por la curiosidad solo atino a preguntar…

-      ¿Desde cuándo…?

-      ¡¿Ehh?!

El viejo recorría con sus manos toda la parte baja de la nena, sentía desde los suaves muslos hasta la firmeza de ese imponente trasero, sentía como esa pequeña ropa interior poco a poco se metía entre sus enormes nalgas por tan intenso manoseo, le faltaba manos para deleitarse con tan imponente culazo de la jovencita, apenas podía escuchar la débil voz de Fabiola que hacía esfuerzo para dejar de respirar pesado y tratar de vocalizar lo que le iba a decir…

-      Señor Rómulo, dígame ufff… dígame ¿desde cuándo siente esa atracción por mí?

-      Desde la primera vez que te mudaste con ese petulante y engreído de tu novio, aún recuerdo ese jean apretado que te pusiste, sentía un fuerte impulso de darte unas fuertes nalgadas.

De pronto, dos fuertes nalgadas retumbaron por toda la sala haciendo que la jovencita se queje y deje de masturbar al viejo

-      ¡Aaaay! Nooooooo no haga eso por favor, Rómulo.

Fabiola adolorida y algo asustada llevo sus manos a su trasero y trato de alejarse, pero debido a que el viejo la tenía contra la pared, no logro su propósito

-      Siempre quise hacer esto. Desde el primer día que te vi quise agarrarte a nalgas.

El viejo Rómulo se pegó nuevamente a la joven y volvió a poner sus fuertes manos en las firmes nalgas de la chica

-      Rómulo, esto fue suficiente, permítame que me vaya, le prometo que no le diré a nadie lo que paso hoy, puede quedarse con la ropa, ¡esto fue un error!

-      No cariño, no fue ningún error, te estoy siendo sincero, te estoy expresando mis sentimientos, tú sabes que siempre me he portado bien contigo a pesar de estar con ese hijo de mamá de tu novio… al quien también he defendido por ti.

-      Pe…pero ¿porque dice eso?, si usted siempre se llevó bien con él.

-      Baghh, fue pura actuación, solo cuando estabas tú aparentaba llevarme bien con ese inútil, nunca me agrado ese tipo, desde que se mudó siempre fue un cretino insoportable con aires de superioridad disfrazado de bondad… pero ahora es un secreto suyo

-      ¡¿Cuál…?!

-      Pues que es un inútil en la cama que no sabe satisfacer a su hembra.

-      ¡Eso no es verdad! Por favor no se refiera a él de esa manera… trabaja mucho.

-      Yo sé que es así, le veo irse y llegar cada día, pero también sé que una hembra bien follada nunca estaría en manoseos con otro hombre si no fuera porque esta insatisfecha sexualmente, pero descuida, estás en las mejores manos… yo si soy un verdadero macho que te hará sentir cosas que el inútil de tu novio nunca podrá.

-      ¡Cállese! él lo hace bien… solo que últimamente ha estado ocupado en su trabajo… eso es todo. Necesita ganar mucho dinero para sacarnos de este barrio inmundo.

-      ¡Uy pobrecita… el tarado ese trabajando como burro por unos duros más, mientras que su yegua se queda solita en casa y frustrada sexualmente, jajaja Te digo algo jovencita, ¿sabes por qué mi mujer nunca me echó de casa a pesar mi mala vida?

-      No…

-      Es bastante sencillo, ¡la tenía bien follada con esta traca que Dios me ha dado¡, es por eso que siempre me mantenía a su lado, a pesar de que le era infiel con sus amigas o me gastaba todo su dinero que ganaba en cerveza o putas, a ella poco le importaba, lo único que quería era terminar bien follada al finalizar el día y yo siempre cumplía de la mejor manera, así que déjate llevar nenita a pesar de tener casi 65 años sigo manteniendo mi virilidad intacta, y pronto sabrás lo que es gozar como una verdadera perra, pronto me rogaras que te dé más y más verga, ya verás cómo cruzarás la calle a diario a por tu ración de rabo…, así que ahora olvídate de todo y deja que mi verga haga todo el trabajo que no sabe hacerte tu novio.

Dicho esto, el Rómulo volvió a agarrar la mano de la joven y se la llevo nuevamente a su miembro, Fabiola intentaba sacar su mano, pero el viejo se mantenía firme y no la iba a soltar hasta que vuelva a su labor masturbadora.

-      Vamos perra, ¡Termina tu trabajo!

-      No señor Rómulo, yo…yooooo… est…esto es un error, amo a mi novio, no puedo hacerle…no puedo hacerle esto

El viejo noto que la nena aún no estaba totalmente entregada y se había pasado con todo lo que había dicho, por lo que trato de apaciguar las aguas.

-      No seas así nenita, mira lo bien que lo estamos pasando, vamos discúlpame por ponerme así de idiota, compréndeme que hace muchos años que no tenía una experiencia como esta y verte con tan poca ropa me descontroló un poco.

El viejo trató de usar otra vez palabras suaves, pero era demasiado tarde, ya había revelado su verdadera cara de depredador. Fabiola ya no quería creerle nada a ese viejo machista, quería irse de ese lugar pero su cuerpo no le hacía caso, había pasado un buen rato desde que el vecino había empezado a manosear su trasero, por más que quisiera, no podía negar que el viejo sabía muy bien cómo tratar a una mujer en celo y manosear su trasero con la rudeza exacta que a ella le gustara, y ahora con una mano poco a poco le empezaban a tallar su zona íntima con dos de sus dedos por encima de su pequeña ropa interior, la sensación fuerte con la que era sometido el lugar más preciado, le estaba empezando a gustar…, se retorcía con los manoseos y las palabras de grueso calibre que usaba el vejete, poniendo bastante excitada a la chica.

-      Yo…yo lo entiendo y acepto sus disculpas, por favor terminare de hacer esto, pero será lo último que haga ¿está bien?

El viejo asintió con la cabeza, sabía que poco a poco la escultural jovencita estaba cediendo y pronto la tendría ensartada llenándole todos sus agujeros con su leche.

-      Gracias por entenderlo ricura, gracias por entender a este solitario viejo.

Fabiola intuía que el viejo antes del altercado ya estaba pronto a llegar a su límite, por lo que volver a llevarlo a ese estado no le iba a llevar mucho tiempo, así que tras volver a masajear un poco las bolas del viejo, se puso a mover su mano mucho más rápido haciendo jadear al viejo como un animal en tiempos de la berrea, producto de eso el viejo dejo de acariciar su zona íntima y volvió a sujetarle fuerte las nalgas…. La jovencita observó como el aliento del viejo se volvía más rápido, sabía que era la señal inequívoca de que faltaba poco para que soltase sus lefa. Cada vez que su mano llegaba a la parte superior, su dedo pulgar masajeaba el cabezón terso y gordo para estimularlo cada vez más. El viejo por su parte trataba de aguantar, pero que una hermosa mujer te hiciera eso mientras le agarras el trasero a tu antojo era demasiado para él… poco a poco empezaba a perder la cabeza, lo apretones y las nalgueadas cada vez eran más fuertes. Fabiola lo dejaba hacer ya que sabía que esto pronto iba a acabar. Rómulo jadeante levantó su rostro para mirarla a la cara…

-      Eres tan encantadora, tan jodidamente encantadora.

Sus ojos se posaron en el siguiente premio

-      ¡Oooh!, esas grandes y ricas tetas, le susurró al oído… - ¿Qué grandes son? Mmmm ¿De qué tamaño es tu sostén?

Rómulo volvía a sonar como el viejo y sucio pervertido que realmente era. Fabiola no le hizo caso y evitaba mirarlo, seguía concentrada en su labor de pajear el cipote tan extenso del viejo, le impresionaba, que con la velocidad a la que lo estaba masturbando, aún no lograba que se corriera, peor aún, la que estaba volviendo a perder la cabeza era ella, debido al fuerte y estimulante manoseo al que era sometido su trasero, comprendió entonces que el viejo pervertido necesitaba un último estimulo.

-      Tú… viejo mañoso.

Dijo con un temblor en su voz cuando comenzó a perderse en el momento

-      ¡Oooooh, tú viejo mañoso!, ¿Te gustan mis grandes tetas, ¿no?, Eres un viejo pervertido, ¡¿apuesto a que nunca pensaste que las tendrías tan cerca a tu cara?! ¡Mmmm! ¡Apuesto a que piensas en ellas todo el tiempo!

-      ¡Oh, sí, sí, sí!

Dijo el vejete cuando la jovencita empezó a mover sus tetas descaradamente enfrente de sus ojos.

-      ¡Ahhh siempre piensas en mi culo y en mis tetas...! ¿eh?

-      Sí, sí, sí, todo el tiempo. Esas preciosas tetas, siempre las quise tener en mis manos.

-      Dime viejo maldito…que te gusta más ¿mis tetas o mi culazo?

-      ¡Uff! Es difícil decidirse… me gusta todo. Tienes un culo muy rico, pero tus tetas también son magníficas, son tan grandes y suaves… ¡Uufff!

-      Ya me has manoseado mucho el trasero, ¡mmmfff! ¡¿Por qué no te encargas ahora de mis niñas gemelas y de sus salidos pezones?!

-      Claro que sí, esas ubres merecen ser ordeñadas.

-      ¡Mmm ahhhh! así que ubres ¿no?, y si son ubres ¿no te gustaría chuparlas?

-      Mmmfff claro que sí, muero por chuparte esas ricas tetas y morderte los hinchados pezones hasta sacarte leche de ellos.

-      ¡Ahhhh mmmmff! ¿te tu gusta la lechecita una buena teta, sinvergüenza…? ¿Siii? Pues para tu mala suerte aun no puedo hacer eso porque no  me han preñado…, sin embargo igual chúpamelas para ver si sale algo, son todas tuyas maldito viejo con suerte. Yo trataré de sacarte tu lefa de tu verga también… con esos huevos seguro que cargas una cantidad ingente de leche dentro de ellos, ¿me equivoco…?

-      No nena, mis huevos son una central lechera, verás qué volumen de leche sacas.

El viejo ya invadido por la lujuria dejo caer su rostro justo en medio de ambas tetas, haciendo que Fabiola se muerda el labio inferior del placer, realmente lo estaba disfrutando, sentía como ese viejo lujurioso metía su rostro lo más dentro que podía, Fabiola sentía la babosa lengua recorriendo sus blancas y suaves carnes, sentía ese mal afeitado rostro hacerle cosquillas por sus masas mamarias, tan solo protegidas por el minúsculo sujetado de media copa.

-      ¡oh sí... que bien lo hace…ahhh… siiiiii!  Gemía suavemente en la oreja del viejo.

Por más que Rómulo hundía su cara, no podía bajar el sujetador de Fabiola, así que dejo un rato el manoseo al trasero de esta y con un fuerte tirón rompió el sujetador negro de media copa que tenía la nena haciendo que esta gima más fuerte por la rudeza de como se lo habían quitado.

-      ¡¡Ahhhhh siiiiii papiiii!!

Por fin fueron liberadas esas majestosas montañas de carne adornadas con un pezón de color café claro las cuales estaban listas para ser succionadas de la manera más salvaje posible. El viejo sentía que quería llorar por tan hermoso espectáculo, esos tetas que por tanto tiempo había soñado por fin estaban al alcance de su boca, así que sin pensarlo más, se apodero de la teta derecha de la joven succionando lo más fuerte que pudo.

-      ¡Aaay! No lo haga tan fuerte que me va a arrancar el pezón de la teta…

-      Tetas, ¡qué ricas ubres tienes, no me cansare de chuparlas hasta que me den leche!

El viejo se sentía en el cielo, chupaba, mordisqueaba, le lamía el pezón y todo el pecho derecho mientras que con su otra mano amasaba con fuerza el otro…, a todo ello la nena no cejaba de apretar y darle una fuerte masturbada, nunca se imaginó estar en esta situación con una joven tan bella como Fabiola.

-      -O... Oh... Ohhhhh...! A... Ah... Ahhhhhh...! Mmmmmm...!  Romulo...  q... que... ri...cooo... siga asi…ufff… aaaahmmm, ¡sí que le gustan!, ¿están buenas…?

-      Están muy sabrosas perra

-      Pues no se olvide de mi teta izquierda, también se merece un poco de su amor

El viejo no se hizo de rogar y pronto su boca se apodero de la teta izquierda para darle el mismo trato rudo que sufrió la derecha…, en tanto, la nena seguía masturbándolo, se estaba empezando a cansar de tanto apretar el duro cipote, venoso y enorme… no podía lograr que el viejo se corriera, ni siquiera con el enorme incentivo que le estaba dando. De pronto su mojada vagina, volvía a sentir unos dedos juguetones que intentaban abrirse paso de su pequeña ropa interior, y es que el viejo aún seguía chupando y perdiéndose en esos blancos montículos de carne, pero con la otra mano volvió a trabajar el sexo bastante lubricado de la nena…, por un momento quiso cerrar sus piernas, pero era inútil, el viejo le ganaba en fuerza y además ella realmente lo estaba disfrutando por lo que no ofreció mucha resistencia y dejó que esos veterano dedos jugueteen con su zona más íntima, zona que solo había tocado su novio.

 


 

Pronto lo dedos hábiles del lujurioso vecino movieron hacia un lado la pequeña ropa interior de Fabiola y sin previo aviso introdujo uno de sus dedos, y de una manera muy lenta comenzó a abrirse paso, haciendo gemir a una desinhibida jovencita que se estaba dejando llevar por el momento.

-      Estás bien apretada.

Decía el viejo, para luego llevarse sus dedos a su boca y lamerlos.

-      ¡Ahhhh ufff! sea gentil ahí abajo.

-      ¡Slurrp! Me gusta como tu mano juega con mi verga, yo también haré lo mismo con ese coñito tan rico que tienes. ¡Ufff! Mira lo mojada que estás y eso que solo he metido un dedo, imagínate cuando te meta por completo los más de veinte centímetros de mi verga…te hare gozar como la yegua que eres y pronto me rogarás más… ¡¡Por cierto no soy de usar esas tonterías de condón!! ¡Eh! A mí me gusta meterla a pelo y correrme dentro… y si te hago una panza, tendrás que tomar la carga y venirte a vivir conmigo como mi mujer para criar a nuestros hijos…

Le decía todo esto mientras seguía chupando las juveniles tetas de la nena. Fabiola sabía que a este paso era inevitable que el viejo le metiera su fastuosa verga, y probablemente la preñaría, dado que estaba en días fértiles, lo peor es que aún no lograba su cometido su  hacerlo correr…por primera vez sus manos le habían fallado, así que con la cabeza totalmente nublada por la situación pensó que la mejor solución era darle una mamada. Tomada la decisión Fabiola se dispuso a inclinarse de cuclillas para regalarle al viejo la mejor de las mamadas, pero este la detuvo

-      Me leíste la mente preciosa… justo te iba a pedir que me chuparas la verga ¡Mmmm!, pero tengo una mejor idea, ven cariño.

 

CONTINÚA...

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