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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Roque ya no es un Muchacho

 


No era la primera vez que íbamos de vacaciones juntos, lo hacíamos casi todos los años…, este fuimos durante dos semanas a un lugar muy especial en mi honor, con motivo de cumplir mi mayoría de edad… “El Roque de los muchachos” en Canarias. La expedición la componíamos… mis padres y sus mejores amigos, Celso y su esposa Silvia, casados ​​desde hace 12 años y extrañamente para mí, sin hijos. Celso parece un poco friki, un gurú de la informática que posee una gran empresa relacionada con el “Big Data”, donde trabaja mi padre. Ambos estudiaron juntos informática. Por otro lado, mi madre y Silvia, también son amigas desde el instituto, y trabajan juntas en la empresa de mi abuela. Silvia ha sido mi devoción durante muchos años, ella es lo que llamarías una MILF. Tiene cabello rubio largo, ojos azules y un cuerpo realmente bueno, especialmente para una mujer de 36 años, una edad que no corresponde con su anatomía. Mientras que mi madre es la jefa de Administración, Silvia es la jefa del departamento químico…dos mujeres empoderadas, junto a mi abuela Amanda la jefa suprema. Otro dato coincidente es la edad que se llevan las esposas con sus maridos… en ambos casos nueve años, y otra casualidad es la pugna para llevarme con ellos, de tal modo que entre la empresa de Celso donde trabaja mi padre, y la de mi abuela Amanda, con mi madre y Silvia, me tuve que decantar a la hora de elegir carrera… Telecomunicaciones o Agrónomos…

**********

Mis padres y yo nos reuníamos con ellos en el aeropuerto un lunes por la mañana. Los estábamos esperando en la puerta por donde salía nuestro avión, cuando los vi venir hacia nosotros desde la distancia. – "Oye, mira, ahí están", – dijo mi madre, mientras los señalaba. Se estaban acercando, maldita sea, Silvia se veía incluso mejor de lo que recordaba. Llevaba unos vaqueros de color azul claro que estaban un poco rotos, tacones negros y una camiseta blanca con un estampado. Primero estaban saludando a mis padres, luego Celso me estrechó la mano y luego Silvia se acercó a mí. Ella puso su mano derecha en mi cadera, yo la imité poniendo mi mano derecha en la suya, mientras nos saludamos con dos besos en las mejillas.

"¿Cómo estás Roque?" – Me preguntó, mientras me daba un pequeño abrazo”.

– "Estoy genial. Estoy muy emocionado de irme de vacaciones. ¿Y tú qué tal?"

– "Muy bien guapo, también estoy muy emocionada, ¡va a ser divertido de nuevo!"

Mis padres saludaban a Celso, cuando nos dijeron que podíamos subir al avión. Me hallaba sentado junto a Celso y mi padre, mientras mi madre estaba sentada en otro lugar con Silvia. Cuando llegamos a nuestro destino, ya era de noche, así que miramos un poco a nuestro alrededor, hicimos nuestras camas y nos fuimos casi directamente a dormir. Dormíamos en una casita con piscina en el patio trasero. Yo dormía en una habitación de arriba, Celso y Silvia dormían en la habitación contigua a la mía con el aseo de por medio… mis padres se quedarían en una habitación de abajo… Mi nombre es Roque desde hace 18 años, y comenzaré mis estudios de grado en la facultad de Agrónomos en Orihuela, Alicante, al acabar las vacaciones y luego tal vez realice un grado superior de Gestión Empresarial… es lo que desea mi abuela, y ella tiene más poder que mi padre, sobre todo porque el patrimonio que me ofrece mi abuela Amanda es mil veces superior, al que pone sobre la mesa mi padre.

 

Segundo día

Cuando me desperté alrededor de las diez de la noche y bajé las escaleras, pude ver que la mesa ya estaba colocada. Mi padre y Celso ya fueron a buscar pan y otros víveres.

      "Buenos días Roque", dijo mi madre mientras bajaba las escaleras.

      "Buenos días", murmuré.

      "Hola", dijo Silvia dejando caer la o. Muy bien arreglada venía de afuera.

Me quedé atónita por un momento, ella solo estaba usando su bikini rojo que no daba mucho a la imaginación, y su largo cabello castaño colgaba sobre su hombro derecho. – "Hola," – tropecé. Sentí que mi polla se ponía semidura en mis pantalones de baño, así que rápidamente me senté a la mesa para esconderlo. Cuando mi padre y Celso regresaron, desayunamos juntos y hablamos sobre cómo han estado todos, qué ha cambiado y cosas así. Después de desayunar y limpiar, fuimos a explorar un poco los alrededores, y de compras. Cuando regresamos eran sobre la una del mediodía, y alrededor de treinta minutos después, mi madre y Silvia estaban cocinando juntas. Silvia tenía puesto un vestido blanco de verano estilo ibicenco, y no pude apartar los ojos de ella durante la cena. Unas cuantas veces me miró a los ojos y luego pude ver sus hermosos ojos azules. Por lo general, miro hacia otro lado cuando alguien mira hacia atrás, pero una vez nos encontramos las miradas, las mantuvimos durante unos segundos… pude sentir la mariposa en mi estómago. Ella era todo lo que quería en ese momento. Después de la cena, Silvia y yo decidimos lavar los platos. Yo lavaba los platos y ella los secaba.

      "¿Quizás terminemos más rápido si primero lavamos los platos juntos o si tú los lavas y yo los seco?"

Le sugerí a Silvia. Le dije esto porque tenía que esperar por los platos, debido a que los secaba mucho más rápido de lo que yo lavaba.

      "No importa, está bien. Pero puedo ayudarte con eso", dijo Silvia, tomó una taza y comenzó a lavarla.

Unas cuantas veces nuestras manos se tocaron en el agua, incluso una pequeña cosa como tocar su mano me volvió loco. Cuando terminamos de lavar y secar los platos juntos, Silvia tomó un vaso y lo llenó de agua. Bebió de una vez.

      "¡Un poco de sed parece que tenías!"

      "Sí, es por el calor. ¿Quieres un poco?" Me preguntó, mientras volvía a llenar su vaso.

      "Sí, claro, espera, conseguiré unos cubitos de hielo", – dije y comencé a caminar hacia el congelador.

Estaba mirando dentro del congelador cuando Silvia me llamó por mi nombre. – "¿Sí?"
Contesté y me di la vuelta. ¡Splash!, Silvia solo me tiró el agua fría, se rió y salió corriendo. Me sorprendí de esa actitud juvenil por un momento, pero comencé a correr tras ella. Salí corriendo y vi que mis padres y Celso sentados a la mesa jugando a las cartas, se estaban riendo un poco cuando me vieron todo mojado. Corría unos dos metros detrás de Silvia. Ella estaba girando a la derecha en la piscina y yo me acercaba. Ambos nos reímos. Probablemente se dio cuenta de que no era muy inteligente caminar cerca de la piscina, por lo que comenzó a huir de ella. Me estaba acercando y agarré su mano derecha.

       "¡Ahora te tengo!" – Grité y me reí.

La levanté abrazándola de las piernas y comencé a caminar hacia la piscina. Vi que mis padres y Celso también se reían. Éramos dos adolescentes juguetones que divertían a los demás…

      "¡No, la piscina no!"

Silvia gritó y trató de escapar pero no funcionó. Ahora estaba de pie junto a la piscina.

      "¿Tú también quieres un poco de agua?"

      "No, gracias, jaja"

Volví a poner los pies en el suelo después de que dijo eso y dijo… –  "Está bien, te dejaré por esta vez". Pude ver que se sintió aliviada. – "O no", le dije y la agarré por las caderas y salté a la piscina con ella. Los dos todavía nos estábamos riendo mucho y ella nadó más cerca de mí y puso su mano en la parte superior de mi cabeza y la empujó bajo el agua. Cuando subí, quería alejarse nadando otra vez. Celso y mis padres todavía se divertían con nuestros chapoteos, pero sin dejar de a jugar a las cartas. Nadé tras ella, me sumergí bajo el agua y agarré una de sus piernas. Empezó a patear un poco para salir, pero yo empecé a tirar de su pierna bajo el agua y me levanté de nuevo. Los dos estábamos salpicándonos agua el uno al otro ahora y esta vez ella se sumergió bajo el agua. Se acercó justo frente a mí y pude sentir sus tetas tocando mi pecho. Tenía sus brazos alrededor de mi cintura y podía sentir su vagina tocando mi erección…eso solo se hace adrede. Esto estaba tan caliente y me pregunté si ella sentía la dureza de mi polla. Nos miramos a los ojos y nuestros labios casi se tocaron. Me sonrió y me volvió a llevar bajo el agua. Después de tontear un poco más, decidimos hacer las paces. Esa noche tomé una ducha y Silvia tomó una después de mí. Todos jugamos algunos juegos juntos esa noche y nos fuimos a la cama alrededor de la madrugada.

 

Tercer día

A la mañana siguiente, estaba acostado en una cama de bronceado en el patio trasero cerca de la piscina. Mis padres también estaban sentados afuera.

      "Tu madre y yo vamos a hacer algunas compras, ¿hay algo que quieras?"

      "Uhm, bueno tal vez un poco de crema para tomar el sol. Olvidé la mía", respondí.

Silvia acaba de salir cuando dije eso, se veía increíble como siempre. Llevaba pantalones cortos vaqueros azules con una parte superior de bikini roja, chanclas rojas y llevaba el pelo recogido en una cola de caballo.

      "Buenos días a todos", – dijo con su voz dulce y suave.

Todos la saludamos y mi madre le preguntó si necesitaba algo de la tienda, pero no necesitaba nada.

      "Entonces te conseguiremos un poco de crema para tomar el sol, Roque. Puedes tomar la nuestra mientras tanto o de lo contrario podrías quemarte", – me dijo mi madre, preocupada como siempre.

      "También puedes tomar mi crema para tomar el sol, está sobre la mesa. Espera, te la traeré",

Dijo Silvia y entró. Mis padres se despidieron de mí y entraron detrás de Silvia.

      "Aquí tienes", – dijo Silvia cuando regresó.

      "Gracias", respondí.

      "¿Quieres que te frote con eso?"

Me sorprendió mucho esto y se sintió como un sueño.

      "Sería genial…si a ti no te importa…"

Dije, tratando de mantener la calma.

      "Celso acaba de despertarse. Se va a dar una ducha y luego desayunar…es un remolón para salir a tomar el sol. Su rutina es leer “El marca” una hora al menos en la cocina, antes de hacer nada de provecho", – me dijo Silvia.

Parecía que me estaba diciendo que Celso no nos molestaría por un tiempo y que me estaba dando una pista de sus intenciones, pero pensé que probablemente solo estaba imaginando cosas, ella era una mujer madura y yo solo un crío. Sacudió la botella y exprimió un poco de crema, luego comenzó a frotar mi vientre, algo que podía hacer yo mismo pero no me importaba, por supuesto.

      "Parece que has estado haciendo ejercicio, ¿no? Realmente tienes un gran cuerpo",

Dijo Silvia mientras subía suavemente su mano hacia mi pecho y mis brazos. No supe qué decir a eso así que tropecé…

      "Gracias, suelo ir al gimnasio de mi abuela… y dos veces a la semana hago natación…"

Me sentí bastante nervioso y realmente no sabía qué hacer con el coqueteo, era solo un coqueteo inocente o ¿De verdad quería que hiciera algo? Podía sentir que mi polla creciendo por momentos. Ella estaba frotando suavemente mis bíceps y luego me dijo que me acostara boca abajo, para que pudiera frotarme la espalda. Así que lo hice y ella levantó su pierna derecha sobre mí. Ahora estaba sentada sobre mi trasero y empezó a frotarme la espalda.

      "Tú eres buena en esto de los masajes… deberías convertirte en masajista", le dije con una sonrisa en mi rostro.

      "Ja, ja, ja… gracias Roque. Si solo tuviera clientes como tú, probablemente lo haría… aunque no creo que tu abuela me permitiría marcharme sin más…"

Vaya, ahora estaba coqueteando conmigo de manera aún más obvia. No podía creer que esto estuviera sucediendo y comencé a sentirme un poco tímido. Se sentía increíble y mi polla endurecida presionaba contra la cama de bronceado.

      "Sin lugar a dudas, definitivamente sería tu mejor cliente si fueras masajista".

Sus manos ahora estaban masajeando lentamente mi espalda baja.

      "Ja, ja, eres muy dulce. Date la vuelta de nuevo, me olvidé de hacerte la cara ¡Eres realmente muy guapo! Seguro que las chicas te rifan ¿Verdad?".





Podía sentirla levantarse un poco, para que yo pudiera darme la vuelta. Debido a que tenía una erección por las sensaciones de sus manos y el coqueteo, no sabía si debería, pero era inevitables hacer lo que me pedía sin importarme lo que pensara sobre mi excitación, ella era quien lo había provocado y lo sabía. El bulto era considerable y para nada pasaba desapercibido, aun así se sentó sobre mí…, podía sentir mi polla dura tocando esponjoso coño a través de sus pantalones cortos. No hay vuelta atrás ahora, definitivamente podía notar que yo tenía una erección de caballo. Realmente esperaba que ella estuviera coqueteando conmigo y que no le importara. Pero ella hizo algo que no esperaba, comenzó a mover sus caderas hacia arriba y hacia abajo… a modo de amazona me montaba frotando su gorda vulva similar a una almohadilla, contra mi polla de manera muy suave. Puse mis manos en sus caderas, y ella bajó con su rostro cerca del mío. Me besó dulcemente en los labios poniendo la mano en la cara, cariñosamente.

      "Tengo muchas ganas de hacer esto”, susurró en mi oído

      “Pero Celso puede venir en cualquier momento".

      “¡Ya! Pero NO te imaginas las ganas que tengo que me folles… ya ni recuerdo la última vez que me follaron… y creo que mi coñito se me está cerrado ¡Necesito que me lo abras!”

Ahora tomó mi lóbulo de la oreja en su boca y comenzó a chuparlo, maldita sea, se sentía tan bien. Ella todavía estaba montando mi polla en plena tensión pero sacó el lóbulo de mi oreja de su boca. Agarré su cara y la besé en los labios de nuevo… entré en su boca con mi lengua. Ahora estábamos besándonos en un lascivo beso francés, podía sentir su suave lengua tocando suavemente la mía. Esto fue asombroso. Puse mi mano izquierda en la parte de atrás de su cabeza mientras nos besábamos, mi mano derecha subió lentamente desde su cadera hasta sus tetas. La toqué suavemente e hice movimientos circulares con mis dedos en su pezón, pude ver y sentir que se endurecían, ella gimió un poco en mi oído, diciéndome que los chicos de mi edad éramos tan potentes…. Sus tetas se sentían increíbles, probablemente una copa “D”. De repente escuchamos algunos pasos, tal vez era Celso bajando las escaleras. Así que tuvimos que parar… ella me susurró al oído…

      "Continuaremos con esto esta noche, iré a tu habitación cuando todos estén dormidos. Al menos, ¿si me quieres…? Te dejaré que me tomes entera".

      "Sí, por supuesto que quiero… aunque me has dejado con un dolor de huevos impresionante…" Le respondí y le di otro beso en los labios.

      "Siento mucho dejarte con ese dolor de huevos… ¡Me perdonas… ¿Verdad cariño?!"

Se puso de pie, caminó hacia la puerta trasera, pero Celso ya salió. Pff, estuvo cerca. ¿Y si no lo oímos bajar? – "¡Hola!" – Felizmente nos dijo. Si supiera lo que acabamos de hacer y peor aún, lo que planeamos hacer esta noche. Silvia y yo respondimos – "Hola" – y actuamos como si nada.

      "¿Dónde están tus padres?" Él me preguntó.

      "Están haciendo algunas compras para que podamos almorzar. Regresarán pronto".

      "Está bien, entonces pondré la mesa", dijo Celso y entró.

      "Yo te ayudaré", dijo Silvia.

Antes de que Silvia entrara después de Celso, me miró y me guiñó un ojo. Se giró poniendo el culo respingón como diciendo… “Esto es lo que te vas a follar esta noche”. Maldita sea, me estaba volviendo loco, pero tendría mi oportunidad. Sí, esta noche mi fantasía se haría realidad.

Más tarde, cuando mis padres regresaron, almorzamos juntos y fuimos a explorar los alrededores un poco más. Por la noche, paramos en un restaurante cerca de nuestra casa de vacaciones para cenar. Realmente ya no pasó nada entre Silvia y yo desde esa mañana. Necesitábamos ocultar nuestros sentimientos y teníamos que actuar como si nada. Pero estábamos sentados uno al lado del otro en la mesa, así que realmente tuve que controlarme. Todavía llevaba sus pantalones cortos que simulaba tela de vaqueros azules, pero era unos leggins de licra que se ajustaban a su figura como un guante de cirujano… ahora llevaba zapatillas Adidas y un top negro y su cabello ya no estaba recogido en una cola de caballo.

Incluso con zapatillas de deporte se veía muy sexy. Todos nos divertimos y nos reímos y bromeamos mucho durante la cena, mi papá y Celso bebieron mucha cerveza, así que ambos estaban un poco borrachos. Silvia y mi madre solo bebieron una copa de vino. Acabábamos de pedir nuestro postre, cuando de repente sentí unos dedos en mi pierna derecha. Miré hacia abajo y vi la mano de Silvia con sus uñas de color rojo en mi pierna y lentamente se acercó a mi polla. Comenzó a crecer de nuevo, estaba presionando contra mis pantalones, y antes que fuese demasiado tarde se me ocurrió solventar la situación…

      "Tengo que ir al baño, ya vuelvo".

Dije rápidamente y toqué la pierna de Silvia. Deseé que ella entendiera lo que quería. Tuve que ocultar mi erección cuando me levanté, pero creo que no se dieron cuenta.

      "Te acompaño Roque, tengo que ir al aseo a lavarme mis manos pringosas".

Estaba realmente emocionado de que ella acabara de decir eso y mi adrenalina comenzó a bombear. Caminamos juntos hacia los baños, pero la arrastré dentro del cuarto de caballeros. No había nadie adentro. Era un baño pequeño con solo un inodoro y un lavabo.

      "Lo siento, no pude contenerme más", – dijo Silvia y me quitó la camisa.

      "Yo tampoco, esperaba que entendieras que te quiero aquí", – le dije mientras le baja sus pantalones cortos.

Dejé caer al suelo mis pantalones tipo bermuda. Luego nos besamos sin quitarnos la camiseta. Teníamos que trabajar rápido o de lo contrario se darían cuenta de que nos habíamos ido por tanto tiempo. Le desabroché el sostén y miré sus hermosas grandes tetas.

      "Wow, realmente eres perfecta"

Le espeté, después de desabrochar su sostén.

      "Eres dulce y tampoco eres tan malo", – dijo – "¡¡Siempre he dado con un tanto canalla!!"

Me miró a los ojos y ahora se lamió la mano derecha, se veía increíblemente sexy. Dejo caer mis bóxer

      "Bueno, es una agradable sorpresa", dijo.

Tomó mi polla en plena erección que se reventaba, la sopesó y apretó fuete con su mano derecha húmeda y comenzó a masturbarme. No pude contenerme más y después de apartar su tanga negro, la levanté y la presioné contra la pared, sus piernas engarzadas en mi cintura con una mano colgada de mi cuello. Ella lamió su mano libre de nuevo y tomó mi polla con ella…la encauzó entre los labios vaginales, y dejándose caer, se la metió en su coño húmedo, apretado y calvo. Entré solo con mi glande y poco más de la parte superior de mi verga, se sentía muy bien, estaba caliente y húmedo. Ella gimió un poco…

      "¡¡Ahh, mm, fóllame Roque, fóllame fuerte y rápido!! ¡Métemela entera hasta los huevos!"

      “¡No me he puesto condón!”

      “¡¿Para qué?! Conmigo no te hace falta ¡¿Acaso dudas que me puedes llenar sin miedo…?! ¡¡Cariño, te puedes correr dentro de mí…Necesito que me llenes el coño de leche!!”

      “¡Quieres tu premio!”

      “Sí, mi vida… prémiame con una buena follada… Seguro que tienes mucha leche contenida en tus huevos, solo para dámela a mí ¡¿Verdad, verdad que me vas a llenar?!”

De una estocada, entré más profundo y ella estaba respirando más fuerte cerca de mi oído, sujeta por mis brazos por sus nalgas y colgada de mi cuello, le enfundé por completo. Subí y bajé lentamente al principio, pero elevé el ritmo, hasta que se escuchaba el chapoteo de nuestros cuerpos húmedos. Ella estaba gimiendo tan sexy y excitante en mi oído que me puso aún más cachondo, al tiempo que percibía el candor de la envoltura de su coño en mi polla rígida.

      "¡Ah, ah, esto es tan bueno Roque! – susurró Silvia en mi oído. – ¡Qué bien follas!”

Ahora la estaba follando rápido y duro, con sus tetas rebotando hacia arriba y hacia abajo. Lamí su pezón derecho mientras la follaba contra la pared, sus pezones se endurecieron. La besé en los labios mientras todavía la estaba follando, ambos estábamos sin aliento.

       "Hmm, sigue cariño, sigue follándome duro… estoy a punto de correrme, Roque", – susurró en mi oído. – "No pares por Dios… hace tanto que no me corro tan rápido ¡Joder como me excitas cabrón! ¡No imaginé nunca que tuvieras una polla tan buena y que supieras usarla tan bien dentro de mi coño…! ¡¡Eres una máquina de FOLLAR!!"

      "A mí también me llega… no voy a poder aguantar mucho más…", respondí casi sin aliento.

Fui más fuerte y más rápido… solo pasaban un par de minutos desde que se la metí hasta que me corrí dentro de ella, sentí golpes en todo mi cuerpo… la clavé a fondo y solté el primer chorro de lefa, me miró agradecida en tanto eyaculaba un segundo y otro chorro más, atravesándola con toda la polla en su útero…Silvia gemía a cada empellón acompañado de un latigazo de semen…  

      "Ahhh, sí joder que bien me lo has hecho, cariño…. ¡Ummm, aaagggg!"

Tal vez fue un poco demasiado fuerte, alguien podría haberla escuchado. Ella también se sorprendió un poco y yo subí y bajé un par de veces con mi polla gozando de los últimos clavados en su coño, mientras se corría casi a la vez que mis lechazos rellenaban su útero.

      "Eso fue increíble", – dijo Silvia bajándose de mis caderas.

      "Sí, realmente lo fue", respondí, todavía jadeando un poco, echando mano del bóxer para ponérmelos. –"¿Mantenemos todavía lo de esta noche?" – le pregunté dubitativo.

      "Diablos, sí", – respondió ella. – "Por supuesto… esto solo ha sido el aperitivo. Llevo demasiado tiempo esperando a un hombre que me folle como “Dios Manda”…, y a ti, seguro que aun te quedan muchas fuerzas para follarme a base de bien… ¿Vedad…?"

Al bajarse continuó hasta ponerse en cuclillas frotando su cara con todo mi cuerpo, y tomó mi polla en su boca, todavía había un poco de semen en ella… simplemente la lamió entera limpiando mi lefa postrera y la impronta de su corrida. Mi polla se suele poner muy sensible tan correrme, así que me sentí muy bien con sus lamidas. Ella tomó mi bóxer del suelo y lo volvió a levantar.

      "Tenemos que darnos prisa o de lo contrario probablemente se darán cuenta", – me dijo Silvia.

Así que nos dimos prisa y cuando regresamos ni se dieron cuenta, al menos no dijeron nada al respecto. Todavía excitados un poco. Eran las once de la noche cuando regresamos a nuestra casa, primero bebimos algo y luego nos acostamos.

 

Cuarto día

Eran pasadas las doce de la noche cuando me fui a la cama. Tenía dos camas en mi habitación, ambas para una persona, pero las había colocado una al lado de la otra, para tener una cama doble de matrimonio. Estaba acostado en la oscuridad preguntándome sobre algunas cosas… ¿Vendría Silvia a mi habitación esta noche? Si ella vendrá, ¿qué tan tarde llegará? ¿Volveremos a tener sexo? ¿Y si mis padres y Celso se enteraran? Me quedé dormido al cabo de un rato y me desperté cuando sentí que alguien venía debajo de mis sábanas, sentí una mano apoyada en mi costado.

      "Roque, despierta cariño"

Susurró en mi oído. Me desperté de inmediato cuando la escuché decir eso. Me sonreí…

      "Oye, me alegro de que estés aquí", le susurré y la besé en los labios.

Silvia encendió la lámpara que estaba en la mesita de noche. La luz no era muy brillante, pero lo suficientemente para ver a Silvia claramente ahora. Se veía sexy como siempre. Ella vestía con camisón corto negro y un tanga a juego.

      "Quiero verte cuando lo hagamos…sobre todo ver tu cara cuando te corras dentro de mí" Susurró Silvia en mi oído.

      "Yo también quiero verte, te ves increíble", le susurré al oído.

Con mi boca todavía cerca de su oreja, le chupé el lóbulo de la oreja. – "Ahh", gimió en voz baja mientras levantaba un poco su cuerpo porque disfrutaba la sensación.

Levanté mi pierna izquierda sobre su cuerpo y me acosté encima de ella. Puse mi mano derecha en su mejilla y susurré…

      "Eres tan malditamente hermosa". – Nos miramos a los ojos y ella sonrió después de que dije eso.

      ¡¿Te gusto mucho Roque?! Sé que atraigo a muchos hombres, y a veces me cuesta quitármelos de encima, pero contigo es diferente…contigo deseo algo más.

Me agarró por el cuello con su mano derecha, me empujó la cabeza hacia abajo y empezamos a besarnos. Sentí su lengua entrar en mi boca y tocar mi lengua. Nos besamos apasionadamente en un largo beso francés durante un tiempo.




Mientras nos besábamos, le levanté la espalda, le desabroché el sujetador y le dejé caer lentamente los hilos del sujetador por los hombros. Apreté suavemente sus suaves tetas y la besé en la boca. Bajé lentamente. Primero la besé en el cuello, luego la besé por encima del ombligo y luego por debajo. Lentamente le quité el tanga y lo tiré. Ahora besé su tobillo derecho, subí a su espinilla, su muslo y luego besé su clítoris… ella previamente había retirado el capuchón dejando el enorme apéndice duro a mi disposición ¡Era enorme! Gemía y su trasero se levantaba un poco. Ahora comencé a chupar su clítoris con mayor ansia con circulares movimientos con mi lengua y apretones con los labios, se sentía como un garbanzo tierno y suave. Su coño se estaba poniendo más húmedo con cada segundo y pude ver que realmente le gustaba… continué comiéndole el coño sin dejar de horadar su vagina con la lengua dura y mis labios respondiendo en su pepita tan dura y salida que me entusiasmaba. La comilona era demencial, y el sabor de su coño me obnubilaba dando sabor a mi boca y rigidez a mi verga. No duró mucho aquella dulce tortura, cuando sentí a la madura gemir y convulsionar, exigiéndome más…

      "Hmm, no pares mi amor… ahora no pares un segundo ¡Me corro Yaaaaa!", – susurró Silvia. – ¡Sí, sí, síiiii Ummm Aaaaggg,  mi – a – mor, eres in-creíble… no pares de follarme!  

Su cuerpo se sorprendió un poco y gimió un poco más. De pronto convulsionó y soltó un latigazo todo su cuerpo con réplicas muy seguidas, en tanto chorreaba su coño un poco en mi cara. Intenté beber de su esencia, de su cáliz de pecado carnal…todo ese jugo era por mí y para mí. De pronto llegó la calma, sin embargo aún respiraba muy rápido y lo único que dijo fue…

      "Wow… ¡Sacas lo mejor de mí… lo haces tan rápido que me da vergüenza a mi edad…"

La besé en los labios y ella puso sus manos en mi espalda y me dio la vuelta.

      "Me encanta que te excite tanto…. Ahora es mi turno", – susurró Silvia.

Su mano entró lentamente dentro de mi bóxer y lentamente comenzó a acariciar mi polla, se puso más dura de inmediato. Se quitó mi bóxer y me acarició la polla de nuevo. Nos besamos y ella bajó la cabeza hasta alcanzarla, metiéndosela como un tren en un túnel, luego solo mamó la parte superior de mi polla en su boca y jugó con el glande, con su lengua y labios…metía la punta de la lengua en mi agujerito y me miraba. Nuestros ojos se intercambiaban lujuria mientras chupaba solo la parte primera y pajeaba el resto. Se puso el pelo detrás de las orejas para que yo pudiera ver su rostro con claridad, bajó suavemente y ahora tenía toda mi polla dentro de la boca otra vez. Subió y bajó un par de veces, sin dejar de mirarme mientras lo hacía.

Silvia dejó de chuparme la polla, me besó y susurró… – "Te quiero dentro de mí".

      “Antes quiero probar tu coño… Me gustaría verlo de cerca”.

Tenía muchas ganas de meterme dentro de ella de nuevo, pero antes hay que hacerle los honores a la dama, nunca se nos debe olvidar que ella también necesita que le comamos el coño. Ella, sin inmutarse y sin pensarlo, abrió las piernas, y separó con las manos los labios superiores, a la par que los internos hicieron lo propio.

      “No metas más que dos dedos, que ya os conozco… ¡Los tíos sois muy cabrones!”

Había algo que sabía, aunque no me lo había dicho específicamente. Le daba miedo perder la presión de las paredes de su vagina antes de que la penetraran, era algo que llevaba muy adentro. No quería que le metieran más dedos del grosor de la polla de su amante, jamás. Por eso me sorprendí tanto la vez anterior. No era solo meter el dedo, allí había algo más que tenía que descubrir. Le aparté la mano, y empecé a jugar con su vulva, y con la superficie de sus labios, los separé en unas cuantas ocasiones y pude ver la extraña estructura interna que tiene un coño. Y allí en medio sobre los labios bajo el capuchón, vi lo que debía tocar para hacerla gozar igual a la ocasión anterior. Sabía que era una orgásmica clitoriana, me habían hablado de ello, pero no de lo que pasaba si se tocaba con la lengua, y de su extraño comportamiento. Tenía información suficiente como para saber que podía hacer.

      “Cómeme los labios, tal como si fuera una boca o una tajada de melón... ¡¿Las bocas se besan no?! Sin olvidarte de mí clítoris… mira como me lo pones de duro, cabronazo”

No me lo pensé, le di un beso en los labios de entre las piernas. Un beso rápido, mientras ella hacia el gesto de querer cerrarlas, por la impresión del momento, convulsionó extrañamente.

      “Eres un marrano encantador… ¡Casi a ningún hombre le gusta comerse mi coño!”

      “¿Por? Creo que es algo normal, es un coño precioso y excitante ¡Me encanta! Sería una pena no disfrutar de una hermosura como tu coño…tan caliente y mojado”.

Aproveché que al acariciarle entre los labios con el dedo, se relajaba y le di otro beso. Esta vez no retire la cabeza y comencé a besarle una y otra vez.... ¿Qué pasaría si...? Alargué mi lengua y la metí entre sus labios subiendo hasta localizar su clítoris. No dejé que se escapara, hundí mi cabeza y comencé a chupar y morder los labios metiéndome el clítoris en la boca…lo agarraba con mis labios y le daba fuertes lengüetazos, una y otra vez. El gusto de su coño ya no me era extraño, pero tanto el olor como el sabor hacia que me pusiera a mil, provocando que mi polla se pusiera como un bate de béisbol. Ella comenzó a retorcerse, cogiéndome la cabeza y apretándosela ella misma contra su coño, gimiendo deforma callada. Al cabo de unos minutos, sentí como se estremecía, con un espasmo en el coño, y una nueva lubricación, con sabor diferente, llenó mi boca.

      “Vale, cariño… me has sacado una corrida muy rápida de las tuyas…. Ahora necesito que me folles como una cabrón, antes de que nos arrepintamos”.

      “¡¿Quieres que te vuelva a follar a pelo…?!”

      “¡Joder Roque…! ¡¿Acaso conoces otra forma mejor de follar a una Puta salida como Yo?!”

Observe sus muslos, mis dedos, y los restos de mi boca.... ¿aquello era un orgasmo femenino? No tenía ni idea que fuera tan fácil obtener uno, mucho menos de una mujer madura, pero era absolutamente extraño, y delicioso. Creo que el mayor orgasmo de mi vida lo tuve aquella noche, así que directamente la giré y la besé en el cuello, gimió. Ahora la besé en la boca, al tiempo que agarré sus dos piernas, levantándolas sobre mis hombros. Ahora entré lentamente, y poco a poco fui clavando más profundo cada vez, expandiendo su vagina. Percibía en mi glande un coño caliente y húmedo, que se sentía increíble. Subí y bajé acelerando el ritmo follándola cada vez más rápido.

      “Lo tengo apretado ¿Verdad Roque?”

      “Mucho, pero eso no es problema para mi polla… me la pones a reventar…”

      “Lo sé, la noto muy dura dentro de mi coño, mi amor”

Ella estaba jadeando, me encantaba verla respirar de esa manera. Sentí sus uñas en mi espalda, después de unos minutos lentamente tomé sus piernas de mis hombros y me acosté encima de ella sin someterla a mi peso, solo mi eje era el único contacto entre los dos perforando sin cesar su acogedora raja, besándola y todavía follándola bien duro hasta enterrar todo el tallo… me agarro de los huevos con una mano y con la otra agarró mi cuello y bajó mi cabeza junto a la de ella, podía sentir sus uñas y escucharla gemir en mi oído. Metía su lengua en mi boca y sus apretones de huevos me volvían loco…

      "¡Ahh, sí! eso es cabrón fóllame… soy tu puta… ¡Ahora date la vuelta!", susurró a mi oído.

Saqué mi polla y rodé hacia mi espalda, ella comenzó a sentarse sobre mí, tomó mi polla y sin mediar un segundo, se insertó mi dura verga en su vagina, como un cuchillo en mantequilla. Traté de acompañar con mi cadera, mientras ella subía y bajaba con su cuerpo moviendo solo su culo, a modo de perro. Se veía realmente hermosa y podía ver sus tetas rebotar cada vez que subía y bajaba. Remontó el ritmo e intentaba decir que estaba a punto de correrse. Íbamos cada vez más rápido y la volví a poner de espaldas y subí el ritmo aún más. Aguantábamos bastante, perdí la noción del tiempo en las diferentes posturas, en todas su vagina era acogedora. Pero todo tiene su fin, y mi excitación me dio el aviso, estaba a punto de recuperarme y sentí salir el semen, mientras ella gemía – "Ahhhh", – cerca de mi oído. Sé que lo hacía para excitarme más. Aumenté la cadencia de mis clavadas… hundí la verga hasta su útero unas cuantas veces más.  Mis huevos llamaban a las puertas de su coño sin cesar, y le susurré.

      "Esto es perfecto… me voy a correr Silvia…"

      “Si mi amor, te noto duro… ¡¡Siento como te vas a correr ya!!”

      “Creo que sí, no podré aguántame más… Ummm Aagggh”

La clavé a fondo, y ella me enmudeció con un beso de extra de lengua en mi boca, mientras le llenaba el útero con mi lefa. Mi cuerpo convulsionaba al unísono que su coño se estremecía, haciendo contraer y soltar los músculos de su vagina, dando un extra de placer a mi eyaculación. Con furia le metía la verga a cada chorro de leche que soltaba, como deseando llenarle todo el cubículo o dejarla bien preñada. Chorro tras chorro de leche me dejaba dopado, mis sienes se contraían y mi cuerpo se relajaba  a cada aldabonazo. Acabados los espasmos orgásmicos, saqué la polla de su raja encharcada de flujo vaginal y esperma enmarañados en un solo mejunje sexual. Caía acostado junto a ella en la cama.

      "Wow, sí lo fue cariño… ya no recordaba la última vez que alguien me follara de esta manera tan brutal… Me dejas el coño saciado en cada polvo" Susurró besándome.

      “Lo mismo te voy a dejar preñada, si seguimos a este ritmo”

      “No caerá esa breva… Celso nunca me folla con condón y jamás lo ha logrado…también es verdad que me folla de uvas a peras, y tan rápido que ni me entero que la ha metido”.

Nos acostamos uno al lado del otro por un rato, abrazándonos y besándonos un poco más. Estuvimos un minuto para recuperar el resuello.

      "Sé que no es bueno lo que siento, pero creo que realmente tengo fuertes sentimientos por ti desde hace tiempo. Sé que podrías ser mi hijo, pero a mi coño eso no le importa…tienes la fortaleza, potencia, energía y la verga que necesito… ¡Tengo mucha falta de sexo, Roque…Necesito que me folles más! Tú yo estamos llamados a formar algo bonito, una relación especial ¿No te parece a ti?" Me dijo Silvia después de un rato.

      “Realmente, tú me gustas mucho también…Desde que me interesa el sexo femenino, tú has estado la primera de la lista de mis pajas”.

      “No sabía que te gustara tanto… ¡¿Te has pajeado mucho pensando en mí…?!

      “Mogollón”

      “¿Te gustaría volver a follar conmigo en algún momento? Tal vez podríamos ser mi amantes, se te parece bien… Tengo mucho tiempo libre con Celso volcado en el trabajo".

      "Sinceramente no dejaría de hacerlo todos los días contigo, pero nos marchamos a casa en un par de días…y luego me macharé a la universidad. Será complicado volver a coincidir".

      "Realmente me gustaría que no pararas de follarme, me llenas de vida cuando me posees y me atiborras el coño con tu verga", respondió Silvia y la besé en los labios de nuevo.

Se nos acabaron las vacaciones de verano, fueron diez días inolvidables en los que Silvia me hizo sentir el rey del mundo. En ninguna de las ocasiones puso objeción a que la follase a pelo, me extrañó bastante tras descubrir por casualidad un condón en la basura durante el último fin de semana, idéntico a los primeros que vi al llegar de vacaciones… Con la curiosidad entre ceja y ceja, comprobé que eran del tipo que usaban mis padres. De tal modo que la bella Silvia, solo se daba el gusto de follarse al yogurín, mientras mi madre era jodida por su marido, que también se beneficiaba de los calentones de su dama…con la diferencia que yo llenaba a Silvia y mi padre no.

 

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Mis padres empezaban a trabajar en septiembre, pero a mí todavía me quedaba más de una semana de vacaciones antes de empezar el curso. Silvia y yo tuvimos varios encuentros más antes de marchame a la universidad y por Navidad, cuando volví a casa de mis padres, me dijeron que Silvia estaba esperando un bebé para mayo…me cuadraba, que Celso estaba muy feliz de poder ser padre al fin. Esos días que me follaba a Silvia, antes de que mis padres comenzaran a trabajar, me instalé en casa de mi abuela…, por comodidad para todos en cuanto a cuadrar horarios. Estuvimos una semana en su casa, de la que me escapaba por las tardes a ver a Silvia…, la siguiente mi abuela se la tomó de vacaciones y nos fuimos al chalet de la playa.

Siempre he sido el consentido de mi abuela, se podría decir que soy el regalón de ella. Tal vez por ser el primero de mis primos, mis padres vivieron un tiempo en la casa de mis abuelos, donde nací viví con ellos hasta mis siete años. Por lo mismo, la cercanía con mi abuela siempre fue más directa que con mis otros primos. Mi abuela me mudó, me llevó al colegio, me bañó, muchas veces me llevaba a su cama para dormir con ella y mi abuelo, me ayudaba hacer tareas… Mi madre al tenerme muy joven, fue mi abuela la que hacía las veces de madre responsable. Los hermanos de mi madre, siempre le reclamaban que hacía mucha diferencia con los demás nietos, pero a ella no le importaba. A todos les hacía un regalo para navidad, pero el mío era diez veces mejor… era y soy su ojito derecho y ella mi mayor pasión de amor.

Preocupada siempre por mi educación, ella pagaba los profesores particulares, salía con ella a comprarme ropa, me daba dinero para mis gastos y cosa que no conseguía con mis padres, era solo cosa de pedírselo a mi abuela, y ella me lo compraba. Nos llevábamos súper bien, ambos éramos muy cariñosos uno con el otro. De hecho desde siempre, el saludo a mi abuela fue con un beso en la boca, no en la cara como el resto de mis primos hacían. Era común que yo me fuera de vacaciones con ella y con mi abuelo, que también me tenía mucho cariño. Mi abuelo tenía una excelente situación económica, una casa enorme con piscina, más varias casas arrendadas y terrenos de cultivo… un terrateniente en toda regla, y una fábrica de esencia de alcachofa.

Pero un día, el abuelo falleció a mis 16 años. Mi abuela asumió el control de todos sus negocios y siguió manteniendo el patrimonio familiar. A mi madre le decía que yo tenía mi vida asegurada si estudiaba “Administración de empresas y Agrónomos", ambas carreras relacionadas con sus empresas, y que me dejaría a cargo de sus negocios. Yo siempre hice el esfuerzo de ser el mejor en los estudios. Mi buen rendimiento hacía feliz a mi abuela, lo cual nos unía más si cabe, por eso salí muchas veces de viaje con ella, incluso fuera del país. Conocí Disneyland París, viajé a Europa y Nueva Zelanda. Habitualmente íbamos a una de las casas de la playa con ella antes de empezar el curso…ella y yo solos, y cuando cumplí 18 años no fue diferente.

Tras venir del viaje con mis padres y sus amigos Celso y Silvia, la primera me seguí follando a Silvia y luego nos marchamos al chalet de la playa, pero justo el día en que nos marchábamos a la playa, mi abuela me regaló, nada ni nada menos que un mercedes GLA de 52.000€. La verdad que causó indignación entre mis tíos y molestias en mi padre, que decía que en la vida no todo tenía que ser tan fácil. Mi abuela no tenía límites para su nieto y yo se lo agradecía con mejores notas y más cariño, tanto que nos daba vértigo estar juntos.

      “Aquí tienes las llaves de tu coche, y quiero que pasees a tu abuela en él como si fuera tu novia, tu querida o tu mejor amante…deseo que te sientas especial y me hagas sentir igual de especial a tu lado…”

 

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En ese 1º carrera me iba ir relativamente bien, era una universidad internacional, con lo cual el inglés era básico para entender las clases. Cuando mi abuela me invito a su chalet de la playa, no tuve problemas en decirle que sí, ya que allí no tenía ninguna distracción, es más, estudiaba inglés mejor si estábamos los dos solos sin bulla, lejos de mis amigos. Era viernes en la noche y yo condiciendo el flamante coche, regalo de mi abuela, rumbo a la playa. Por la hora, llegamos a comer a su restaurante favorito con reserva previa y de ahí a la casa a dormir la siesta, era algo que mi abuela ni yo perdonábamos, a veces juntos y bien ligeros de ropa muchas veces. Ella solía ponerse cómoda con un camisón, y debajo solo las bragas que cubrían lo justo… ¡Es una mujer hermosa a sus 54 años! En más de una ocasión tuve pensamiento lascivos con ella, pero nunca me atrevería a proponerle ningún tocamiento indebido… ¡¡Es mi abuela!!

Al día siguiente, me levanté temprano y me coloqué a escuchar las clases de inglés, con los cascos. Mi abuela siempre preocupada de mis estudios, ni me molestaba, salió a caminar como siempre por la playa, y cerca del mediodía, se colocó a cocinar y luego de almorzar, mi abuela se dedicó a su jardín, mientras yo terminaba de estudiar.

Mi abuela es una mujer muy joven para ser abuela de un chico de 18… aun así no los representaba para nada, se veía regia, activa y despampanante para su edad. Mantenía una vida muy activa, iba al gimnasio regularmente, aparte de tener uno propio en su casa, donde yo también utilizaba ocasionalmente para ejercitarme. Tenía clases de baile, yoga, más sesiones de masajes…. Usaba un corte moderno, corto y rubio… a veces tan corto que era un corte a lo garçon. Es de tez blanca, ojos azules cielo, fue muy atractiva cuando jovencita, una maniquí de porcelana de la que se enamoró al instante mi abuelo, pero ahora se había convertido en una dama muy seductora de carácter, respetada y amada en sus negocios como no he visto en ningún lugar.

Conmigo es casi otra persona, cercana y tremendamente cariñosa. Siempre me enseña sus recuerdos en  fotos, pero ahora está mucho más sexy, solo que tiene algunas mancha propias de su edad. Es una mujer delgada, no muy alta, con un par de cirugías propias de la vanidad de cualquier mujer y su nivel económico, siempre vistiéndose muy juvenil, con jeans ajustados o vestidos ceñidos a su cuerpo. Sus tetas no son muy grandes, pero tampoco chicas, algo más caídas de cuando era una modelo. Su cintura demarcada de vientre plano para haber parido a tres hijos, y su trasero tan abultado como antaño, con sus piernas aun mantenidas muy bien. De hecho mi abuela tiene unas piernas muy atractivas.

Necesitaba un receso de los estudios, pusimos un documental de animales sobre costumbres de apareamiento, mientras decidimos preparar algo rico para la cena, a ambos nos gustaba cocinar juntos, acompañados de un aperitivo mientras lo hacíamos. Tras la cena nos dimos una vuelta por la orilla de la playa, tomados de la mano o abrazados de la cintura, como si fuéramos cualquier pareja de enamorados, escuchando las olas y mirando el cielo estrellado. Notaba algo extraño en mi abuela, más apegada a mí buscándome… buscando mi cercanía. Volvimos a la casa y nos sentamos en la terraza con vista al mar, ¡¡Fabulosa!! El chalet de mi abuela está sobre la ladera de un cerro, sin ningún vecino cerca.

Nos habíamos preparados unos tragos y no quedamos admirando el hermoso paisaje, disfrutando del ocaso hasta llegar la noche, en un cómodo sofá de cuero blanco. Tenía abrazada a mi abuela, la que descansaba en mi pecho, relajados olvidándonos del mundo. A ratos ella me daba un beso y se replegaba más contra mí, cariñosamente, mientras yo le acariciaba enredando mis dedos en su pelo. Siempre me decía lo mucho que me quería en cada uno, que era un gran apoyo para ella tras la muerte de Olegario, su esposo, y cuanto le recordaba a él cuando la enmaró en una de las fiestas que mi bisabuelo daba para amigos y conocidos…, y esa noche me lo volvió a decir con más sentimiento, que agradecía mucho que la acompañara en vez de estar disfrutando con mis amigos. Comenzaba a sentirme halagado… Todo era algo extraño en las últimas semanas, primero con Silvia tan entregada a mí, y ahora mi abuela, con signos muy parecidos.

Le juraba que yo también la quería mucho, y que disfrutaba mucho estando con ella, incluso más que con los amigotes. Nos dimos un beso cariñoso en los labios, cortísimo, como siempre, seguimos abrazados mirándonos, surgiendo otro beso y luego otro siempre en un ambiente juguetón entre abuela y nieto. El último fue algo más largo, permaneciendo con nuestros labios pegados un poco más. Hasta ese momento solo eran besos familiares, de quienes se querían mucho nada más, sin embargo los besos largos sin separar nuestros labios se concatenaron. No abríamos la boca, aun así era algo extraño, demasiado largo, demasiado cariñosos, demasiado agradable. Continuamos con unas caricias y otro beso prolongado de labios muy apretados, hasta que mi abuela abre un poco los labios, perfilando la punta de la lengua. Instintivamente hago lo mismo al sentir la humedad, y nos dimos un pequeño beso francés ligeramente húmedo… no me desagradó para nada sentir la lengua de mi abuela, y a ella tampoco se le veía violentada por la fogosidad que desprendía el morreo.




Quedamos abrazados sin decir nada y luego repetimos el beso, esta vez un poco más largo, que a diferencia de los otros, fue con la boca más abierta y la lengua en evidente pugna con la del contrario. Sentí la suave lengua de mi abuela refregase en mi boca, chocando con la mía, pensé que no era casualidad al percibir como recorría su lengua mi cavidad bucal, hasta el punto de succionándome los labios con lascivia. Ya no eran los besos cortos de antaño, ahora nos comenzábamos a comer, al seguir con otro más de inmediato y otro de la misma forma. Luego uno más largo donde nuestras lenguas se encontraron por varios segundos, traspasando la saliva, de boca a boca. Luego otro y otro, hasta quedarnos en un largo y suave beso que duro un minuto, saboreando su boca y en donde mi lengua entraba al cielo del paladar, recorriendo sus dientes… ambos furiosos y entregados con todas las ganas de penetrar en la boca del otro,  mamándonos las lenguas. La simulación de estar follando era muy clara. Ya no solo eran las bocas, las manos se deslizaban por los cuerpos, en tanto la verga pugnaba por reventar los pantalones. Ella se encontraba igual o más cachonda que yo, retorciéndose contra mi cuerpo, abrazándome y comiéndome literalmente, emitiendo leves gemidos de placer.

Con la vista del mar como testigo, seguí besando con mi abuela, besos suaves, con cariño, regocijándose su lengua suavemente dentro de mi boca, que luego se recogía, para que acto seguido fuera la mía que entraba en su boca acariciando su lengua, su paladar y sus dientes. Pasamos mucho rato comiéndonos suavemente con lascivia contenida, sin decir nada, allí en nuestro refugio del amor, oculto de la mirada de cualquier persona. Imaginaba que mi abuela no había tenido sexo en años. Se acomodaba más entre mis brazos y nos besamos por mucho rato, aumentando poco a poco la intensidad de nuestra excitación, llevando la lengua cada vez más adentro, devorándonos literalmente. Era una sensación extraña, pero muy agradable.

A ratos pensaba que era otra mujer, no mi amorosa y cándida abuela. Una hermosa mujer madura, deseable que daba unos besos deliciosos y que causaba sensaciones en mi cuerpo electrificándolo. Apoyó su cara en mi cuello, sin mirarme e inconscientemente le di un beso suave detrás de la oreja, mientras mi mano acariciaba sus tetas directamente sobre la piel. El contacto de mis labios y mis manos contra esa parte de su cuerpo, la hizo estremecer y al repetirlo, sentí un suave mordisco en mi cuello. Estábamos jugando con fuego, nos estábamos excitando mutuamente, eso lo sabíamos y al menos a mí, me encantaba. Deseaba comprobar lo mojado que debía tener su coño… pero no veía el instante de meterle mano a su coño.

Se subió a horcajadas sobre mí, nos besábamos en el cuello, detrás de las orejas, en los labios, con ansiedad descontrolada y sintiendo una electricidad fluir por nuestros cuerpos, siempre con besos suaves. Con sus manos apoyadas en mi pecho o en mis hombros, acomodándose cada vez más, ahora con las mías en su cintura y nalgas, apretándola más contra mi cuerpo y ella misma apegándose más y más, restregándose la vulva suavemente contra mi dura erección. Sentía implacable su respiración agitada, hasta que se separó arqueándose y colocó sus manos en el botón de mi pantalón. Yo por mi parte en tanto abrazo, había corrido un poco su blusa y mis manos dentro de ella, tocaban la parte baja de su espalda, con suaves caricias con la punta de mis dedos. Un nuevo beso, largo y delicioso, un poco más fuerte que los anteriores, con nuestras lenguas acariciándose mutuamente y las manos de mi abuela manejando el cierre del pantalón, empujándolo hacia abajo, como si solo esta prenda la detuvieran para seguir más abajo, mientras mi mano acariciaban toda su espalda por debajo de la blusa y al llegar a sus caderas…finalmente tenía en mis manos sus nalgas, la apegaba más contra mí. Sin querer nos estábamos excitando y quemando en el infierno del incesto más desbarbado.

Un nuevo beso en el cuello de mi abuela, hace que emita un suave gemido de placer, sintiendo sus uñas enterrarse suavemente en mis brazos, como señal evidente de que estaba excitada. Era el mismo gesto que el de Silvia en plena lujuria, lo que me demostraba que todas las mujeres son iguales y necesitan lo mismo…. Sentí a mi abuela como mujer antes que mi familiar, porque la tenía caliente como una perra con mis besos y por mi parte, con mi verga durísima, acusaba el placer que esta mujer perpetraba en mí. Mi abuela estaba necesitada de lo que su nieto tenía de sobra para ella. Mi mano en su pierna, apretándosela suavemente, hasta que decidiéndome de una vez, le doy una tímida y suave caricia por su culo, luego un azote más contundente, haciendo resonar su nalga. Ella no dijo nada, acariciando mi pecho… pasándome las uñas suavemente, cosa que me excitaba aún más y que me daba autorización para volver a azotar sus nalgas, esta vez un poco más fuerte, sintiendo una aprobación de su parte al enterrarme más las uñas. ¡A la abuela le gustaban los azotes en el culo! Le iba la marcha y su nieto la iba a satisfacer al máximo.

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Sabía muy bien, que la vida sexual de mi abuela no había quedado estancada con la muerte de mi abuelo. Por comentarios entre mis padres, había tenido más de un amigo por ahí, aunque de forma muy discreta, incluso se rumoreaba de un gerente de la empresa de mi abuelo, por lo que demostraba que su libido aún estaba vivo. Aparte que siempre me apuntaba que tenía que disfrutar mi juventud, que el sexo era divino, que había que tener cuidado de no dejar preñada a ninguna, que las mujeres por asegurarse un buen partido, pueden dejarse hacer una panza para amarrarme…, que disfrutara del sexo y me tirase a cuantas más putitas mejor… a las hembras les gustan los machos con experiencia, me decía, pero que tuviera a los hijos con la mujer adecuada. Putas hay muchas… mujeres que valgan la pena muy pocas, me inculcaba a menudo.

En definitiva que era lo mejor de la vida si se hacía con responsabilidad y otras cosas más en las que siempre hacía hincapié. Todo eso ella lo sabía de primera mano, primero porque así cazó al abuelo, hijo de un terrateniente y del mismo modo que mi padre pilló a mi madre, siendo este solo un empleado de telecomunicaciones, que en una ocasión conoció a mi madre, el día que instaló todo el sistema que le encargó mi abuelo en la nueva empresa de esencias… sí mi padre es nueve años mayor que mi madre, y eso le dio ventaja a la hora de enamorarla. Aparte que mi abuela salía con sus amigas, iban a casinos, o a fiestas de postín en los viajes de solteros en cruceros y todo ese tipo de eventos, solo para gente pudiente. Seguro que en alguna de esas, con su forma de ser y su agraciado físico, había tenido algo por ahí. Mi madre tenía en quien fijarse bien para ir de fiesta en fiesta y de hombre en hombre.

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Una y otra vez, mis manos acariciaban el culo de mi abuela, suave, muy suavemente, la mujer desconocida que me besaba sin parar, jugando con mi lengua y colocando nuevamente sus manos en mi pantalón tirándolo hacia fuera. Mi verga estaba despierta y sentía la presión de mi bóxer, con las manos de mi abuela tocándome. Ambos nos moríamos de ganas de seguir, de eso estaba seguro, pero la poca moral que nos quedaba nos detenía, hasta que un chupetón en las tetas de mi abuela, le extrajeron un fuerte suspiro, y sus manos se sueltan para bajarme los calzoncillos de un tirón. Veo como su mano se apoyan sobre mi verga erecta, apretándola en un puño. Un gemido de mi parte y mi mano dentro debajo de su blusa sube, tocando parte de su vientre y el comienzo de sus tetas. Mi abuela se apega más contra mí, me besa fuertemente, y su mano se abre y me aprisiona la verga de nuevo, diciéndome lo dura que la tengo…y cuanto le gusta que esté así.

Era la señal que necesitaba, ella había dado el paso que nos faltaba, y mi mano completamente extendida, sube más y le toma una de sus tetas, acariciándosela suavemente, sintiendo su pezón duro, al contacto de mis dedos. En la oscuridad del balcón, nieto y abuela se acarician suavemente, en una mezcla de amor y deseo, descubriéndose de una manera completamente distinta. Esas tetas que de niño había acariciado solo como juego o en busca de cariño, hoy las tocaba con deseos de hombre, con ganas de disfrutarlas lascivamente, besarlas y chuparlas con lujuria, mientras que ella sentía a su pequeño nieto, convertido en un atractivo joven macho, con las hormonas revolucionadas, acariciando el veterano cuerpo que pedía a gritos ese tipo de caricias, de atrevimientos y satisfacciones…demasiado tiempo sin ser deseada, amada y follada.

Fue ella la que, tras mucho rato de estar tocándonos suavemente, tomó la iniciativa de levantarse y tomar a su nieto de la mano. Entramos a la casa, solo pudimos llegar al medio del salón, y de pie nos volvimos a besar con pasión. Ya no podíamos ocultar nuestros deseos e intenciones, nos tocábamos por todos lados, hasta que poco a poco fuimos deshaciéndonos del resto de nuestras prendas, desvistiéndonos mutuamente. No lo podía creer, tras haberle quitado la blusa, y desabrochar su falda, esta cae al piso, dejando a mi abuela con una sensual ropa interior, muy distinta a lo que había pensado. Su cuerpo me excitaba, sus tetas blancas se veían deliciosas, con el corte del bronceado que el  sujetador del biquini había impedido colorear. Mis manos acariciando directamente su hermoso y suave culo, sintiendo el contacto de su piel tersa como no se podría uno imaginar de una mujer de su edad, mientras ella terminaba por hacer lo mismo con mi camiseta. Quedamos ambos solo con ropa interior, besándonos y tocándonos.

Se da media vuelta y acopla su espalda contra mí, dejándome apretarle las tetas a mi antojo y bajando mi mano hasta tocar el comienzo de sus bragas. Mi abuela se restregaba contra mi verga deseando sentirla entre sus nalgas, la aprisionada en mis calzoncillos que ya formaba un tremendo bulto endurecido. Solo teníamos la tenue luz de una lámpara de pedestal, la que alumbra la espalda de mi abuela, sus nalgas y me permitió desabrochar el sostén. Liberadas sus tetas, mis manos los abarcaron en su totalidad, apretándolos suavemente, sintiendo los pezones duros de esa mujer entregada a su semental… me encantaba jugar con ellas. Se notaban macizas y prestas al desenfreno sexual, con pezones duros y salidos cual timbres de castillo.

Aún no podía creer que en tan solo un mes dos maduras se me estregasen con tanta pasión. Ella se dejaba tocar y disfrutaba al máximo de esas caricias, se da media vuelta y me deja mirarlos, luego me besa y aprovecho para bajar la última prenda que le quedaba en su cuerpo…sus bragas. Me sorprende el coño de mi abuela, era precioso completamente pelado con una mota de vello en el pubis… unos labios pequeños y estrechos que más bien parecían los de una nena adolescente. Yo esperaba un coño de labios carnosos con los labios internos salidos como pétalos de orquídea, pero era de rosa de pitiminí, un coñito cerrado de labios finos y vagina muy apretada.

Ya completamente desnuda, fue ella la que me desprendió de mi última prenda a duras penas, al encontrándose con mi verga durísima, excitada, ansiosa de acción. Abrazados mi verga chocaba contra su cuerpo desnudo, haciéndome estremecer. Me dio a entender que era más grande de lo que había imaginado, y que albergaba dudas si sería capaz de poderla meter en la ceñida vagina de doña Amanda. Mi dotación no podía ser por parte de madre, porque el abuelo no pasaba de lo normal, mientras que la mía sobrepasaba los 20 centímetros, y de un grosor considerable.

Me sienta en el sofá y se sube sobre mí, pasado una pierna a cada lado, besándome suavemente, acariciándome el cabello, mientras yo acariciaba su hermoso cuerpo suavemente, apretándoselo, atrayéndola hacia mí. Se levanta un poco, colocándome sus tetas en mi cara y mientras se las beso y mamo los pezones, mi verga siente la mano de la veterana y como la va guiando a su entrepierna… por primera vez, la humedad de su coño ansioso de cariño empapa mi glande.

Mi abuela se acomoda apartándose un poco para mostrarme mi polla acuchillando su raja… sabe que ver la penetración primera, nos excita a todos los hombres, y comienza a bajar muy lentamente, enterrándose mi virilidad en las entrañas de su útero…, lo hace poco a poco gozando de cada centímetro que la va horadando… cierra los ojos e interioriza el sentir de mi verga abriéndola en canal. Las paredes húmedas de su sexo ayudan a expandir la ceñida vagina de la veterana… deliciosamente se abrían al paso de mi dura carne, sintiendo sus gemidos, hasta que a mitad de camino, ella vuelve a subir lentamente casi sacándola, para luego volver a bajar enterrándose un poco más de cipote… ahora sí comenzaba a meterse el ariete con decisión, cada vez llegando más abajo, hasta que al fin mi verga estuvo por completo dentro de su coño.

Permaneció unos instantes, permitiendo que su vagina se fuera acomodando a la totalidad de la barra canal del nieto, llenándola por completo. Moviéndose suavemente de adelante hacia atrás, pegando sus tetas contra mi cara. Una y otra vez repitió esta operación, moviéndose de una forma exquisita, demostrándome todos sus años de experiencia… y no creo que fuesen con el abuelo únicamente. Era una diva al momento de hacer el amor, o más bien llamarlo por su nombre…. FOLLANDO. Su rostro delicado denotaba lo que su coño percibía sintiéndose penetrada, sus movimientos suaves y elegantes quejidos, me excitaban sobremanera. Ella me follaba mientras yo permanecía sentado, con mi verga erecta, atendida por ella. Me encantaba ver como su coño aún era capaz de lubricar tanto, como para impregnar el tronco de regueros lechosos.

Se pone de pie, observo su cuerpo completamente desnudo, elegante, refinado, su piel bronceada de tetas y cadera blanca…, las tetas de pezones empitonados solo algo caídas, del tamaño ideal, su ombligo pequeño y casi insignificante, en un vientre casi plano, sus caderas anchas demostrando sus buenas hechuras para ser preñada y parir los hijos con facilidad, su bajo vientre y su zona genital perfectamente bien cuidada, donde a veces se dejaba una franja delgada de vello claro en el pubis, que coquetea con su coñito, pero esa vez completamente depilada toda la vulva…más abajo sus estilizadas piernas lisas, era un majar de mujer considerando su edad.

Atendiéndome sentado en el sofá y colocando un cojín en el piso, se arrodilla ante mí. Su mirada seria, sus ojos admirando el largo miembro viril de su nieto, grueso y venoso, acariciándolo de principio a fin, hasta que su cabeza se agacha y lo mete en su boca. Con una suavidad y destreza de sus años de experiencia, comienza a besármela de una forma exquisita, suavemente, sintiendo su lengua, sus suaves gemidos de placer al sentir ese pedazo de carne en su boca. Su pelo rubio con un corte causal, subía y bajaba, se lo acariciaba nuevamente agradeciéndole el placer que me estaba haciendo sentir. El tiempo pareció detenerse y me quedé en esa posición sintiendo un mar de sensaciones que me entregaba la madre de mi madre. Ella estaba embelesada con el mostrenco en su boca, los disfrutaba y jugaba con él, sacándolo y restregándolo contra sus mejillas, por sus tetas, sus pezones, para luego volver a introducirlo a su boca y succionármelo una y otra vez. Pareciera que sintiera adoración fálica y luego supe que sí. Permanecí entregado a los deseos de mi abuela.

Quise levantarme y devolverle el placer que me estaba entregando, pero no me dejó, me dijo que me relajara, que no quería detenerse y continuó por un rato más. Casi me hace acabar dos veces. Tuve que pensar en cualquier cosa por no correrme dentro de la boca de mi abuela, hasta que al fin me deja, levantándose. Se apoya contra la mesa, y colocándome detrás de ella, enfilo en su coño jugando con la cadera… se la metí de un solo golpe hasta hacerle notar mis huevos. Aferrado a sus caderas una y otra vez, mi verga se sumergía en ese delicioso coño, haciéndola gemir de placer cuando poseía toda la empuñadura embutida en su coño tragón. A pesar de estar muy excitado trataba de no hacérselo muy fuerte, ya que al fin y al cabo, era mi abuela… una mujer de 54 años, no fuera que al recibir toda mi calentura, tuviéramos un susto cardiaco. Sin embargo permanecí dándole y dándole por mucho rato, a veces dejándosela enterrada hasta el fondo, solo para oírla gemir… me la protegía clavada en el útero, donde mi abuela aprovechaba para moverse de lado a lado, frotando mi dureza entre sus paredes vaginales. Deseaba estimular todas y cada una de las terminaciones sensitivas de su vagina, desde la boca al útero, al mismo clítoris. Me mantuve fijo, en tanto la vieja se follaba mi polla a modo perreo.





      “Noto tus huevos aporreándome el coño, me decía. – ¡Eso me excita mogollón, cariño!”

El tiempo pareció detenerse, mientras abuela y nieto disfrutaban del placer de sus cuerpos. Me toma de la mano y me lleva hasta su cuarto. Nos besamos durante todo el camino, tocándonos y abrazándonos, alargando el tiempo de llegar. Se acuesta en la cama, mirándome y sonriéndome.

      “Aquí me han follado muchas veces, pero tú serás quien me eche los mejores polvos…”

      “Te voy a follar como nadie te lo ha hecho en la vida… abuela”

      “¡¡Espero que me folles mucho mejor que a la puta de Silvia!!”

      “¡¿Cómo sabes….?!”

      “Tu abuela sabe muchas cosas, te consiente demasiadas y te dará lo que ninguna de esas putas te ha dado…Amor, posición social y mucho sexo”

      “Yo solo te quiero a ti, abuela…y creo que me estoy enamorando como un loco”.

      “Entonces… demuéstramelo corriéndote dentro de mí, tantas o más veces que en su coño”

      “No he traído condones… nunca pensé que podría pasar esto…”

      “¡¿No me has escuchado?! Con tu abuela nunca te harán falta…Te puedes correr dentro de mi coño sin problema… ¡¡Necesito que me atiborres del útero de tu semen!! Es más, deseo que no dejes de hacerlo jamás ¡Toda tu leche, la deseo para mí… lo mismo me dejas preñada! ¿No te parece una buena idea?

      “¡Aún te puedes quedar preñada….!”

      “No lo sabremos hasta que me folles… ¡Estar preñada de mi nieto me parecería exquisito!”

Me meto entre sus piernas y tras besar un poco sus tetas apretándolas sacando sus pezones contra mu boca, bajo hasta sus piernas, besándole su intimidad… el coñito más rico y precioso que jamás había visto y veré. Fue ahí donde por primera vez mi abuela se descontrola y comienza a gemir mucho más fuerte y a contorsionarse mientras mi lengua fisgoneando su raja vaginal. Sentía sus empujones contra mi boca y sus manos tirándome de los cabello ejerciendo más fuerza. Tal como ella, permanecí mucho rato saboreándole el coño, devolviéndole todo el placer que me había hecho disfrutar.

Ya de ahí, nos soltamos dejándonos llevar. La recosté, puse sus muslos sobre los míos arrodillado como estaba sobre la cama y la penetre lo más fuerte que pude… el estoque se zambulló de una hasta la raíz, apenas gemía ni se quejaba de mis pollazos. Mi abuela resistía cada una de mis embestidas, moviendo su pelvis contra mi cuerpo, mientras mis manos aferradas a su culo la atraían fuertemente hacia mí. La coloqué de lado penetrándola mientras le amasaba sus tetas. Luego de boca elevando su culo y yo picando casi en vertical, tratando de que el peso de mi cuerpo no cayera sobre ella, sino en mis brazos, y la polla se hincara por completo, aplastando mis pelotas contra la almohadilla de su vulva. Era una armonía de movimientos coordinados, ambos disfrutando del cuerpo del otro como amantes veteranos nos entendíamos a la perfección, besándonos y chupándonos cada vez que podíamos, sin dejar ni un momento de tocar el cuerpo del otro, en un vaivén de nuestras caderas bombeando sin cesar dentro de su coño.

No sé cuánto rato estuvimos teniendo relaciones de dureza casi extrema, pero fue mucho. Era sorprendente el aguante de mi abuela que no paraba de gozar, la colocara como la posicionara, la penetración en su coño era perfecta. A las finales termino de espaldas en la cama y mi abuela sentada sobre mí, con toda mi verga dentro de su cuerpo moviéndose de lado a lado en movimientos circulares, de adelante atrás, cada vez más rápido hasta que lanza un enorme grito de placer, noto la convulsión de todo su cuerpo, y como la vagina se contrae y relaja en un orgasmo demencial… al rato de sobreponerse, me exige que acabe dentro de su útero, que le llene el coño de todo esperma espeso que llevo almacenando varios días. Pero la instrucción estaba de más, sus sentones me iban a extraer toda la leche de mis huevos sin reparo, mi cuerpo no resistía un segundo más y cuando escuché su gemido teniendo el orgasmo, y noté escurrir el flujo por mi verga, sin poder aguantarme descargue mi lefa caliente en su interior de la acogedora vagina maternal de mi abuela Amanda. Levantando mi pelvis, procuraba metérsela hasta el fondo en cada eyaculación, como deseando que entrase directamente en su útero, en cada estocada gimiendo igual que ella con cada chorro de semen, en un tremendo orgasmo de ambos por un par de minutos. Fue la mejor y más larga eyaculación de mi vida. También creo que la más esperada y en consecuencia deseada por ella.

Mi abuela cae extenuada sobre mí, apoyándome sus tetas en mi pecho, tratando de recuperar el aliento, mientras yo le acariciaba el culo, con cariño. Jamás por mi mente pasó la idea de estar así con ella…follándomela, pero lo habíamos hecho y al menos por mi parte no estaba para nada arrepentido de habérmela follado y llenado el coño de semen fértil… todavía no daba crédito a que ella lo pudiera ser también. Abrazados como dos enamorados, acariciándonos y besándonos, expresándonos nuestro amor, nos quedamos finalmente dormidos.

***********

Al día siguiente ya se había levantado y estaba trasteando en la cocina preparando el desayuno. No tuvimos que decir nada, ni disculpas ni explicaciones, ambos sabíamos que había ocurrido porque los dos lo deseábamos y lo necesitábamos del otro. Creo que a partir de esa noche, mi abuela y yo nos enamoramos de una manera especial, no como dos desconocidos sino como dos amigos íntimos que se han encontrado teniéndose toda la vida uno junto al otro. Lo que nos restaba de semana fue muy similar, compartiendo sensaciones y follando como conejos en la intimidad de nuestro hogar, su cama fue el campo de batalla por excelencia, la hicimos nuestra en adelante. En aquella habitación se respiraba sexo a raudales, fuese la hora que fuese.

La prueba inicial de inglés, para la entrada a la universidad, no salió muy bien y mi abuela me recriminó mi mal resultado quitándome las llaves del coche con un beso extenso en los labios. Tocaba ir en bus y metro de cercanías durante una temporada hasta que superase la prueba.

Estaba siendo un fin de año 2015 demasiado ajetreado, aunque en el 2016 acabaría el curso más centrado, con premio al mejor de la promoción. De momento, las prácticas desde ese primer curso, las haría donde más me interesaban… en la empresa central de conservas “Joyas de la huerta” de mi abuela, dedicada a la alcachofa infinidad de productos en conserva y al natural, además de destilar la cinarina y la luteolina.

Cuando entré acompañado de mi abuela, todos supieron de inmediato quien era yo y cuál era la posición dentro de la empresa… operarios, administrativos e investigadores del laboratorio donde harías mis prácticas se pusieron a mi disposición, sabían que en breve sería la mano derecha de la jefa, y algún día el gran jefe de aquella próspera empresa multifuncional. La sorpresa más importe de esa mañana, fue encontrarme a quien me esperaba en el laboratorio, en estado de buena esperanza. Silvia me dio un gran abrazo extra largo, nada más verme entrar. Justo allí, en el mismo espacio y lugar se hallaban las dos mujeres a las que más había amado y follado en toda en corta mi vida… y a ambas dejé preñadas en un intervalo de tiempo de menos de un mes.

      “Solo nos llevamos tres semanas”

Me aclaró mi abuela poniendo una mano en la panza de Silvia y otra en la propia, dando a entender que sabía que el estado de gestación de Silvia y de ella,  era responsabilidad solo mía, tras haberlas dejado preñadas en las últimas vacaciones…, porque Celso no era muy probable que fuera el padre del bebé de Silvia, si no lo había conseguido en años…

      “Celso está muy contento, aunque no se explica cómo pudo ocurrir pese a que follamos solo una vez…. Creemos que el ambiente de las Canarias nos favoreció para engendrar, animando a sus bichitos a ser más activos y mi útero más receptivo”, – explicó Silvia.

      “Son cosas que pasan cuando se usa el sexo sin medida, aun sin amor… los hombres no se dan cuenta de esas cosas, por eso nos quedamos preñadas con tanta facilidad”. – Apuntó mi abuela. “Aunque entre nosotras, sabemos que para preñarnos a nuestra edad, se necesita más de una vez y la calidad de un semental potente…”

      “No te podría quitar la razón… Mirándome ambas como brujas a su reo se sonreían… Por lo que veo, me traes a mi nuevo compañero de trabajo… ¡¡Más guapo no lo has podido encontrar, Amanda!! ¡Estaré encantada de enseñarle todo…!”

      “Cuídamelo y sé duro con él… debe aprender a obedecer a una mujer… y como es el negocio, claro. Está predestinado a ser mi sustituto muy pronto, pero dependerá de él”.

      “Está claro que debe aprender mucho… no le será tan fácil como sustituir a nuestros esposos dentro de nosotras… Aquí sudará mucho más que con esos ejercicios de cadera… jajajaja”




Las dos me miraban cómplices hablando de mí, y soltaron una carcajada al unísono, observando mi cara de pasmo. En verdad solo deseaba que me tragase la tierra, ante aquellas dos tigresas que sabían y me presentaba a mis dos hijos… en cada una de sus panzas. Me hablan de sustituir a sus esposos, frotándose las barrigas llenas de mis hijos, como dos brujas, dos mujeres de armas tomar… ¡Me daba la sensación de meterme en un avispero sin opciones! Pero eran tan hermosas que sería un placer morir entre sus aguijonazos de amor, mientras yo me encargaría de inocular mi néctar dentro de ellas. ¡¡Hermosas y valientes madres de mis hijos!!

 

 

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