Todos los Relatos están Inspirados en Vidas Reales...

UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Madre de un Macarra. Final

 


CAPÍTULO 6. Escapada a la costa.

Estaba con mi hijo en su cama, los dos desnudos con mi mano agarrando su polla mientras echaba los últimos restos de semen después de la paja que le había hecho. Me encantaba sobarle la polla y los huevos con mi mano llena de lefa, pero mucho más limpiarle toda su majestuosa hombría con mi boca, pasando la lengua por el tronco aun endurecido y lavarle los huevazos metiéndolos en la boca... jugar con ellos dentro chupeteándolos, era una de las cosas más excitantes que le solía hacer a mi joven y tirano macho. En tanto me comportaba como una perra con su cachorro, me dijo…

- Tengo una sorpresa para ti, mamá.

- ¿Ah, si? Dime.

- Borja me ha dejado la casa de vacaciones de sus padres, en Cádiz. Nos vamos a ir tú y yo quince días… a ver como se lo dirás a papá para que todo parezca normal.

Le había hecho varias pajas a Borja, el amigo pijo de mi hijo, durante las últimas semanas. Siempre venía a casa con su bolsa de marihuana, y yo me encargaba del pago haciendo que aquel chico inexperto se corriera en mi mano, y hasta me atreví una vez a beberme su lefa.

- No será problema, tu padre no tiene vacaciones hasta septiembre, le diré que nos la habían dejado a los tres y haré como que me entristece que no pueda venir.- Le decía mientras recogía con mi mano un rastro de semen de su tronco y jugueteaba con el.- ¿Y cómo es que te ha dejado su casa? ¿Y sus padres?

- Sus padres acaban de volver de allí y no van a ir más este verano, así que estaremos solos… A Borja, bueno, eso sí que ha sido parte del trato, te lo vas a tener que follar..., ya pasará un día por allí a que le ordeñes los huevos.

Me quedé mirando su polla y a mi mano jugando con ella impregnada de leche gelatinosa. Desde la vez de la orgía sado con máscara, había vuelto a follar con algún amigo de mi hijo siempre con la máscara para que no supieran quien era y siempre con condón, aunque yo casi no conocía a sus amigos. Me entristecía un poco que Simón me ofreciera para que me follaran. Solo lo compensaba, cuando le gustaba que lo hicieran más allá del dinero que pagaban por mí. Siempre se quedaba a mirar como se follaban a su madre, y cuando él me follaba sin sus amigos delante, me echaba los polvos más pasionales que cualquiera de los me daba. Sin duda le excitaba sobremanera entregarme y verme jodiendo con otros.

- Vale, ¿y cuándo nos vamos?

- ¿Qué te parece este fin de semana?

- ¿Y esto? ¿ Cómo es que quieres llevarme a allí… en casa me puedes follar igual?

- Porque aquí no puedo salir contigo. Quiero exhibirte por la calle, pavonearme con la hembra que llevo a mi lado… y follarte en algún sitio público que nos plazca.

Sinceramente ya no nos comportábamos como madre e hijo, sino como puta y proxeneta… y me gustaba, porque me sentía segura bajo su protección y mejor follada que nunca en mi vida… me gustaba esta forma de sensualismo que habíamos escogido mi hijo y yo, tanto era así, que solo saber sus planes, mi coño empezó a mojarse, mi imaginación empezó a volar y comencé a subirme sobre la polla de mi hijo… me puso caliente como una estufa de leña. Me lo follé a saco hasta que me llenó el coño de su rica leche… él era prácticamente, el único que me llenaba en las últimas semanas, mi marido un par de veces casi forzado, y los amigotes de Simón ninguno me llenaba la vagina de semen… él no se lo permitía y yo se lo agradecía. Si quedara preñada, quisiera que fuera de un Macho Alfa como es mi HIJO.

El viernes ya lo teníamos todo listo. Nos despedimos de mi marido en la estación de trenes. Subimos a nuestro vagón y fuimos a nuestros asientos. Estaban en la parte de atrás del vagón y no había mucha gente en él. Una pareja de ancianos, un hombre de mediana edad y dos adolescentes eran nuestros compañeros de viaje. Apenas el tren arrancó, mi hijo sentado frente a mi, empezó a agarrarse la polla y masajearla por encima del pantalón sin dejar de mirarme. Yo miré hacia el pasillo, me levanté y me moví a los asientos de al lado y que quedaban en la misma fila que la de la pareja de ancianos que eran los que más cerca estaban de nosotros.

Mi hijo me siguió y volvió a sentarse frente a mí. Llevaba mi vestido de tirantes verde con decoraciones blancas, comencé a acariciar mis piernas mientras veía el bulto de mi hijo formarse en su pantalón corto, abrí las piernas lentamente y comencé a subir el vestido hasta que mi coñito depilado quedó a la vista. Vi como mi hijo se relamía y se inclinó un poco hacia mí desde su asiento, para comenzar a meterme un dedo poco a poco. Me asomé al pasillo y todo el mundo seguía en su sitio, así que me acomodé y seguí disfrutando de la paja que me hacía mi hijo a la vez que me llenaba de morbo la situación de estar en un sitio público. Simón se levantó y se sentó al lado mío, me metió en dedo con mis flujos en la boca y comenzó a desabrochar el pantalón para liberar a willy… su tremenda polla. Era genial estar masturbando a mi hijo mientras miraba por el pasillo por si alguien se movía, volví a prestar mi atención a mi trabajo y vi su polla brillante resbalar por mi mano.

- Chúpamela, mamá. Date prisa.

Me incliné en el asiento hacia él y comencé a mamarle la polla. El sabor de su polla en mi lengua hizo que mi ya mojado coño se pusiera chorreando. Me dejé caer de rodilla frente a él y seguí chupando su polla y sus huevos mientras le miraba a los ojos. Mi hijo me dio unos golpecitos en la cabeza y sacó su polla de mi boca. Me senté en un asiento enfrente de él y me acomodé el vestido mientras miraba hacia atrás por encima de los asientos. Un revisor venía revisando los billetes. Me pasé la mano por la boca y la barbilla para recoger los restos de saliva y los primeros flujos de mi hijo… saqué los billetes del bolso. Se los tendí al revisor con mi mejor cara de inocencia y siguió su camino.

Cuando la puerta del vagón se cerró, mi hijo volvió a sacar su polla y empezó a pajearse delante de mi. Yo me volví a subir el vestido y empecé a follarme con mis dedos sin apartar la vista de su polla. Seguimos así un par de minutos hasta que me llevé una mano a la boca para ahogar los gemidos producidos por mi orgasmo. Después mi hijo se dejó caer de rodillas y acercó su polla a mi coño mojado, colocó su polla sobre mis labios vaginales y comenzó a frotar su polla entre su mano y mi coñito… la metió hasta los huevos y con cuatro meneos en profundidad, empezó a correrse en la misma cérvix, con ambos viendo mis labios se obturaban su tranca, la cual la notaba profundamente clavada por dentro hasta mi abdomen. Mi rajita abierta en público me sobrexcitaba mogollón. Cuando se sentó tras el vaciado de sus gordos cojones en la matriz de su madre, le limpié la polla y huevos con mi boca, luego saqué unos pañuelos de papel y me limpié el coño lechoso mientras él me observaba… el viaje continuó.

Cuando llegamos me quedé asombrada. Aquella casa era preciosa, entré al salón y dejé las maletas para asomarme a la puerta de atrás, que daba al jardín. Había una vista preciosa al mar. El salón era enorme y con un gusto exquisito para los muebles y la decoración. Iba hacia los dormitorios cuando mi hijo me sujetó del brazo y me abrazó fuerte desde atrás, pegando su dura polla sobre mi culo.

Puso sus manos sobre mis tetas, haciéndolas salir del vestido y comenzó a sobármelas y pellizcar mis pezones. Yo alargué mi mano hacia atrás y di con la polla de mi hijo y empecé a masajearsela sobre el pantalón. Me soltó las tetas para sacarme el vestido y darme la vuelta, me hizo agacharme y empecé a mamar su enorme polla venosa.

Se siguió desnudando mientras se follaba mi boquita y me cogió del brazo y subimos las escaleras buscando la habitación más grande.

Cuando la encontramos, mi hijo me metió dentro y me dejó en la mitad de la habitación frente a un espejo gigantesco que estaba frente a la cama.

- Quédate ahí quieta. Mira tu cuerpo. Eres una putita deliciosa, mamá. Me encanta tu cuerpo y voy a disfrutar de todos tus agujeros a mi antojo.

Me quedé mirándome en el espejo mientras notaba mi coño mojarse con las palabras de mi hijo. Se puso a mi lado y comenzó a acariciar mis tetas mientras yo veía nuestros reflejos en el cristal. Solté un pequeño gemido cuando mi hijo empezó a darme azotes en las tetas. Tras recibir el primero puse mis brazos cruzados en mi espalda, como él me había enseñado que debía ponerlos cuando iba a abusar de mí. Siguió golpeándome en las tetas mientras yo soltaba pequeños gritos de placer, hasta que estuvieron rojas y con los pezones durísimos.

Me percaté que mi hijo ya estaba completamente empalmado del placer que le daba azotar las tetas de mamá. Se colocó detrás de mí, colocando sus manos sobre mis tetas, agarró mis pezones y empezó a estirarlos. Los tenía durísimos de los azotes y estaban extremadamente sensibles en ese momento, por lo que empecé a gemir muy fuerte mientras notaba un reguero de mis flujos resbalando por la parte interior de mi muslo. Mi hijo soltó las tetas, me agarró de la nuca y comenzó a acercarme al espejo. Colocó una silla y me hizo poner a cuatro patas encima de ella… pegué la cara al frio cristal. Escupió en mi culo y pasó sus dedos por mi agujero, luego colocó su polla en la entrada y empezó a follarse analmente mientras sujetaba mi cara contra el cristal.

- Joder, como me gusta follarte el culo mamá. Me encanta como está ya adaptado a mi polla… aunque aún aprieta como el coñito de una nena virgen.

- Eso es, amor. Mi culo es para ti, para que tu polla me lo folle cuando quiera… igual que mi coño tragón, los tienes para que los sometas a pollazos y los colmes de lefa.

Hizo un puño en mi pelo y empezó a follarme con mucha fuerza, bajé una mano a mi coño y empecé a meter mis dedos mientras notaba sus huevos chocar contra mis nalgas. Sentía como la polla de mi hijo me atravesaba hasta lo más profundo de mis entrañas, al tiempo con mis dedos dentro de mi coño mojado, percibía la polla de mi hijo salir y entrar de mi ano a través de la tela de piel que separa el coño del esfínter.

- Joder, Simón, sigue follándome duro amor, ¡mamá va a correrse joder! ¡Vamos reviéntame con tu jodida polla dura! ¡Eres el mejor cabrón que me ha follado jamás!

Mi hijo agachó su cabeza y escupió sobre mi cara mientras yo no paraba de gritar presa de mi orgasmo. Miré el espejo y lamí los restos de saliva que no habían caído sobre mi cara mientras mi mano salía de mi coñito totalmente empapada. A la vez de lamer mis dedos impregnados, mi hijo se acercó y empezó a correrse sobre mi cara y el cristal. Dejé de lamer mis dedos y me dejé caer de rodillas al suelo, puse las manos en el cristal, pegué mis tetas a una zona con semen de mi hijo y comencé a lamer su corrida del cristal hasta que no quedó ni una gota.

- Ponme un whisky. Borja me ha dicho que hay un mueble-bar en el salón. También hay que colocar las cosas de nuestras maletas en este dormitorio.

Cuando terminé mis tareas, volví a la habitación. Mi hijo estaba mirando el móvil.

- Estoy preparando una cosa. Ven aquí y comeme la polla mientras termino.

Me subí a la cama a cuatro patas frente a él y empecé a pajear aquella rolliza polla deliciosa para que recuperar su tamaño. Cuando creció un poco bajé mi mano hasta sus huevos y comencé a lamer el tronco de su polla hasta terminar engulléndola completamente. Empecé a acariciarme el coño mientras se la mamaba hasta que mi hijo abrió las piernas y las levantó. Saqué los dedos de mi coñito y usé las dos manos para abrir su culo y comenzar a lamerlo.

Como todo, mi hijo tenía un culo delicioso y bien depilado, la higiene también era una constante en nuestras relaciones. Empecé a escupir en su culo, dejándole su agujero bien lleno de saliva y empecé a meter mi lengua en aquel delicioso agujero mientras subía una mano para pajearlo mientras lo hacía. Noté sus manos agarrar mi pelo entre sus piernas y moverme la cabeza haciéndome restregar mi cara por su ojete para terminar presionándome con fuerza contra él con mi lengua bien dentro de su culo. En las lamidas a su ojal, las alargaba hasta llegar a sus huevos, los chupaba y jugaba con ellos, y finalmente me llevó la boca de nuevo hasta su polla y seguí mamándosela hasta que obtuve mi recompensa, llenándose del semen caliente y sabroso de mi amado y adorado hijo. Cuando tragué toda su corrida, subí hasta su cama y me acomodé al lado suyo.

- Mira- dijo enseñándome el móvil- Es un club de intercambio de parejas. Voy a llamar, mañana por la noche iremos allí a follar con unos desconocidos y vas a comerte tu primer coño… lo mismo tienes suerte y me ves follándome a otra puta.

Le besé en la boca mientras pensaba en lo que había dicho. Nunca había probado a estar con una mujer y no me interesaba mucho, pero no podía defraudar a mi amo, probar el sabor de un coño que no fuera el mío, sería interesante. Seguimos en la cama un rato, hasta que Simón me dijo que fuéramos un rato a la playa. Habíamos llegado tarde y además habíamos estado "ocupados" por lo que ya estaba anocheciendo pero no dije nada. Yo sólo era una puta para mi hijo, mi opinión no contaba allí demasiado o nada. Cogimos las cosas y nos pusimos los bañadores y salimos por la parte del jardín.

Serían sobre las ocho de la tarde y entre la hora y que en ese tramo de playa solían estar los propietarios de las casas de la urbanización, no había mucha gente en la playa. Sólo una pareja a nuestra izquierda y dos adolescentes a nuestra derecha eran las personas más próximas. Colocamos las toallas y nos echamos. Mi hijo me desanudó la parte de arriba del biquini y lo guardó en la bolsa mientras yo me reía tapando mis tetas.

- ¡¿En serio Amalia?! - habíamos acordado usar los nombres para que no se escapara un "mamá" al día siguiente en el club- Te han follado cinco tíos distintos en las últimas semanas, sin contar a tu hijo ¡¿y tú te tapas las tetas?! Vamos, enséñalas.

Me tumbé boca arriba con mis tetas bien a la vista haciendo topless, mi hijo me dio una suave caricia y se echó al lado mío. No se en que momento me quedé adormilada.

Me despertó un beso en los labios y un apretón en uno de mis pezones. Entreabrí los labios para dejar entrar la lengua y me dejé llevar por sus caricias. Levanté la vista sobre su hombro y vi que la pareja se había marchado. Miré sobre el mio y deshice el beso con mi hijo y me cubrí las tetas. Los dos adolescentes estaban prácticamente al lado nuestro sin dejar de mirar.

- Vamos, Amalia, esos son nuestros nuevos amigos.- Me decía Simón mientras metía su mano entre mis piernas.- No te van a hacer nada, sólo quieren mirar.

Me recosté en el suelo y solté mis tetas. Miré hacia los chicos que ya estaban masajeando sus pollas por encima del bañador observándome. Me encantaba la parte de mí, que mi hijo me había hecho descubrir. Ver como aquellos adolescentes se empalmaban mirando mi cuerpo maduro me ponía a mil. Miraba hacia el otro lado pero sólo veía sombras de personas a lo lejos… pensaba en que ojalá intuyeran algo y se acercaran a contemplarme en pleno puterío.

Mi hijo cogió mi mano y la llevó a su polla que ya había sacado del bañador. Comencé a tocar mis tetas con la mano libre mientras miraba la gran verga erguida de Simón crecer alrededor de mi mano, tan dura, tan venosa, tan bonita y grande. Poco después, me quitó la parte de abajo del bañador y se colocó entre mis piernas. Bajó su cabeza y comenzó a mamar mi coño. Miré hacia los chicos mientras lo hacía y vi sus ya crecidos bultos en el bañador sin parar de frotarse a un mayor ritmo… esos chicos se iban a correr en 0’0 segundos.

- Vamos, chicos. Quitaros los bañadores y pajearos bien, que no es bueno dejar la leche mucho tiempo dentro de los huevos…- Les dije sonriéndoles y apretando mis pezones… se colocaron a tan solo un metro de nosotros. - Disfrutar de como mi hombre me come el coño… este macho es el mejor semental que me ha follado.

Sus pollas saltaron como resortes de sus bañadores. Me quedé mirándoles como se pajeaban al lado nuestro, mientras yo soltaba gemidos por la comida de coño que mi hijo me proporcionaba. Uno de los chicos alargó su mano lentamente hacia mis tetas. Le di un golpe en la mano y le dije que no se toca, con un gesto. No sabía que les había dicho mi hijo a los chicos pero notaba que yo mandaba sobre lo que quería que ellos hicieran. Pronto, agarré la cabeza de mi hijo y empecé a mover las caderas mientras gemía intentando no hacer mucho ruido… cuando empecé a correrme en su boca. Mi hijo siguió lamiendo mi raja hasta que le solté y dejé caer mi cabeza en la arena…. Jamás en mi puta vida, hubiera soñado que yo en mi edad madura fuera el centro de atracción de chicos adolescentes en plena formación sexual.

Mi hijo enrolló su toalla y la colocó detrás de mi cabeza, puso sus rodillas a mis lados y acercó su polla a mi boca mientras sus huevos rozaban mis tetas. Abrí la boca y él me cogió del pelo y comenzó a follarme la boca delante de aquellos pajilleros.

- Joder, colega. Tenías razón, menuda zorra tienes.

- Menudo cuerpazo tiene, joder…. Está para follarla y no sacarla en una semana.

Seguía mamando su polla cuando noté unos dedos en mi coño, tenía los brazos aprisionados por las rodillas de mi hijo y no podía hacer nada. Además, no quería hacer nada. Aquellos dedos hurgando en mi coñito mientras mamaba la polla de mi hijo frente a unos desconocidos me estaban poniendo a cien. Poco después mi hijo sacó su polla de mi garganta y comenzó a pajearse.

- Hmmm, chicos ya llega mi premio. Id preparando vuestras pollas que esa leche también me la he ganado yo. Les dije agarrando los huevos de Simón, masajeándoselos con el fin de estimularlos lo suficiente para que la descarga seminal fuera copiosa, y mostrarme orgullosa de tener un gran semental como macho dominador.

 


 

A las pocas sacudidas, mi hijo comenzó a correrse sobre mi cara mientras miraba a los chicos pajearse con frenesí por el espectáculo. No separaban sus ojos de mi cara donde caían chorros y chorros de leche. Yo tragaba lo que caía dentro de mi boca y los miraba fijamente sin perder contacto visual a sus ojos y a sus pollas. Mi hijo me dio de nuevo su polla y la mamé para aprovechar toda su corrida, luego se levantó dejándome hacer con ese par de pajilleros adolescentes que no llegarían a los dieciséis… me puse de rodillas frente a los dos chicos.

- Vamos nenes. Mi cara esta llena de leche de mi macho semental, ahora quiero la vuestra en mis tetas.- Les dije, sujetándome ambas tetas para ofrecérselas.

Empecé a recibir los chorros de semen de uno de ellos, y del siguiente cuando el otro no había terminado. Miraba hacia abajo viendo como mis tetas se llenaban de lefa joven, mientras recibía algún que otro lefazo en la cara o en la barbilla sin importarme saborear sus leches.

Los chicos dejaron sus pollas quietas frente a mi, como esperando que se las limpiara como a mi hijo. Les di una sacudida a cada una sobre mis tetas, los dejé y volví a tumbarme. Mi hijo, estuvo hablando con ellos de cosas que dejaron de interesarme. Yo miraba, tumbada boca arriba, mi cuerpo lleno de semen juvenil mientras me masturbaba recibiendo la brisa cálida de la costa en mi húmedo coño. Cuando los chicos se fueron, mi hijo me dijo de volver a la casa. Me puse la parte de abajo del bikini y dejé la de arriba en la bolsa y nos dirigimos a la casa mientras pensaba que no iba a necesitar la parte de arriba de ningún bikini en el tiempo que estuviéramos allí.

- Menuda putita te has vuelto, mamá. Te dije que los chicos querían sólo mirar y no has podido resistirte a probar su lefas… ¡Te has vuelto una adicta a la leche de polla!

- Ya que lo iban a ver, mejor que lo disfrutaran y de paso yo también, porque he descubierto, que no hay nada mejor que el semen recién ordeñado de unos huevos adolescentes, y ver vuestras pollas llenas de vida y energía potencial ¡Es una locura!

- Pues vamos a cenar que voy a follarte de nuevo y pensar que hacemos mañana hasta que llegue la hora de ir al club.

Apreté la polla de mi hijo sobre el bañador y le besé con amor, libres por fin de poder follar y desatar nuestra pasión, donde y cuando quisiéramos.

- ¿Continuas tomando la pastilla anticonceptiva?

- Hace días que yo no la tomo, cariño… me siento tan segura contigo que la he dejado tomar… sé que no dejarás a nadie llenarme el útero de lefa, excepto tú ¿Verdad? ¡Solo mi amo tiene el derecho y deber de llenarme la panza con un hijo!

- ¡¿Quieres que te deje preñada?! ¡¿Deseas tener un hijo mío?!

- Más que nada en el mundo, por detrás de hacerte feliz cada momento del día… muchas veces me imagino panzona con tu hijo engendrado en mi barriga,



CAPÍTULO 7. El club de intercambio.

A la mañana siguiente, comencé a despertarme al notar a mi hijo abrir mis piernas. Sonreí mientras me desperezaba y esperaba los dedos o la lengua de Simón en mi rajita. Abrí los ojos de sorpresa cuando mi hijo me tapó la boca con su mano, y momentos después, ahogué un grito contra ella cuando su dura polla atravesó mi coño de un sólo empujón. Intentaba empujarlo con mis manos mientras él me embestía una vez detrás de otra hasta que, en cuestión de segundos, noté la tensión de su verga eyaculando y en medio minuto más mi coñito empezar a llenarse de semen de forma rauda.

Mi hijo se levantó sin decir nada y comenzó a vestirse mientras yo presionaba mi dolorida vagina aguantando las lágrimas. Era algo que Simón hacía de vez en cuando, él se masturbaba y de repente aparecía para meterme su polla por alguno de mis agujeros y descargar sus huevos tras unos segundos de enérgico mete saca con brío y dureza. Era algo doloroso ya que no me daba tiempo a lubricar antes de ser penetrada, pero el dolor y la humillación cuando me dejaba su corrida y se iba me ponían a mil, como lo demostraba el hecho de que ya tenía mis dedos dentro de mi coño jugueteando con su semen cuando él aún no había terminado de vestirse. Aunque las mujeres seamos usadas por nuestros machos, si nos llenan de leche queda todo compensado, al fin y al cabo, su esencia es el valor más preciado para nosotras.

Sin mirarme siquiera, cogió la toalla y se fue. Me quedé en la cama para terminar mi paja y más tarde me fui al salón. Me puse una copa y encendí el televisor mientras disfrutaba de la brisa de la mañana sobre mi cuerpo desnudo hasta que me quedé dormida.

Desperté al escuchar la puerta y vi a mi hijo llegar con una chica camino de la habitación. Me sonrió al pasar mientras sujetaba a la chica por la cintura desde atrás y ella no me vio. Empecé a escuchar los gemidos desde la habitación de abajo, sin duda había dejado la puerta abierta para que los oyera. Empecé a ponerme cachonda a pesar de los celos. Sería una tonta si pensara que mi hijo sólo me deseaba follar a mí… a los sementales no se les puede poner coto, y yo no nunca se lo pondría a mi macho, pero siempre había hecho como que ese era el caso. Comencé a escuchar los primeros gritos cuando empezaron a follar, mis pezones empezaron a humedecerse y comencé a meter un par de dedos en mi raja.

Cuando los gritos y gemidos cesaron, vi aparecer a mi hijo desnudo en el salón. Me cogió del brazo y prácticamente me arrastró por la casa hasta el dormitorio, me metió dentro y me dejó allí de pie. Vi a la chica soltar la toalla con la que se estaba limpiando el semen que rezumada de su coño, y coger una almohada para cubrirse el cuerpo. Era una chica rubia muy guapa, que no llegaría los veinte años, con un piercing en la nariz y unas tetas algo pequeñas.

- ¿Pero qué haces tío? ¿Quién coño es ésta?- preguntó la chica enfadada.

- Tranquila, esta es mi putita, se llama Amalia.- Decía mi hijo mientras me sobaba una teta.- Putita, ella es Alba. Saluda, putita.

- Hola Alba, encantada.

- Yo me piro de aquí.

- Espera Alba, no seas aburrida. A mi putita le gusta mirar como me follo a otras mujeres y tú estás buenísima y le gustas mucho, ¿verdad?

- Me encanta ver a mi chico con otras mujeres… me demuestra que es un buen macho y un semental que puede con todas la putas que se tira.

Mi hijo fue hacia la cama, se sentó al lado de Alba y le pasó la mano por los hombros para juguetear con su pequeña teta.

- ¿Ves?, no pasa nada. Anda, coge mi polla. Que mi putita vea como me masturbas con esas manitas.

Alba hizo lo que dijo. Empecé a mojarme al ver el efecto de la delicada y pequeña mano adolescente pajeando la enorme polla de mi hijo, necesitó las dos para abarcar todo el tallo como es debido. Yo seguía allí de pie sin decir ni hacer nada. Sabía muy bien cual era mi papel.

- Muy bien, ahora túmbate a mi lado para que mi putita te prepare para mí.

Alba se tumbó en la cama y abrió las piernas algo nerviosa mientras seguía masturbando a mi hijo con su polla a escasos centímetros de su cara.

- Vamos putita, prepara bien a Alba para mí.

Me subí a la cama y me tumbé boca abajo entre las piernas de Alba. Acerqué la mano y comencé a acariciar su coñito adolescente y mientras la miraba a los ojos, ella entreabrió la boca y tembló cuando empecé a pasar mis dedos por su coño. La verdad es que era un coñito muy bonito, con los labios rosados y una mata de vello rubio bien cuidado en la parte de arriba. La primera vez en mi vida que daba un lametón a un coño… y me supo a gloria. El sabor de aquella niña era delicioso, tal vez porque sabía a la leche de Simón. Seguí pasando mi lengua por su rajita mientras ella daba pequeños gemidos, sin dejar de pajear a mi hijo. Cuando su coño estaba muy húmedo, acerqué mi nariz y aspiré profundamente, con mi mano buscaba meter los dedos en mi coño. El olor a la mezcla de su dulce coño y la testosterona de mi hijo, era casi tan bueno como el sabor, volví a meter mi lengua en su raja cuando vi a mi hijo meterle la polla en la boca. Mi lengua rebuscaba flujos por todos los rincones de su coñito mientras me masturbaba mirando la tremenda mamada que le estaba dando a Simón. Era joven pero no inexperta mamando vergas, incluso tan recias como esa… se le daba bien.

- Muy bien putita, es suficiente.- Me dijo Simón.

Saqué mi lengua del coño y me levanté de la cama, quedándome de pie al lado de ellos mientras miraba como la polla de mi hijo ocupaba el lugar que ocupaba antes mi lengua. Comenzó a follarse a Alba como a mi me gustaba, con fiereza y destrozando su coñito a base d duros pollazos a fondo, donde no dejaba nada de su verga fuera de la raja de esa adolescente. Ella tenía las piernas abiertas al máximo mientras gritaba sin parar. Poco después, Alba me miró y se relamió los labios mientras se agarraba una de sus tetas invitándome a probarla. Me quedé mirando con ganas de mamar de aquella adolescente pero sin saber si lo tenía permitido. Alba estaba excitadísima de recibir los pollazos de mi hijo y gemía sin parar.

- Vamos, Amalia. ¿No quieres probar mis tetas? ¡Tu macho me folla de puta madre!

- Venga, putita. Haz lo que te dice.- Dijo mi hijo.

Feliz con mi permiso, me arrodillé al lado de la cama y metí aquella teta pequeña entera en mi boca. Cerré mis labios y succioné mientras notaba la mano de Alba sujetando mi cabeza. Mi hijo no paraba de reventar a Alba a pollazos, y yo intentaba no perder aquel delicioso manjar. Lamía, chupaba y mordisqueaba sus pezones, mientras ella gritaba hasta que arqueó la espalda y empezó a correrse a lo bestia. Mi hijo sacó la polla de su encharcado coñito y se levantó de la cama poniéndose a mi lado.

- Alba, ven a darle tu lefa a mi putita.

Alba se colocó al lado de mi hijo, agarró su polla con su manita y empezó a pajearlo frente a mi cara mientras yo esperaba recibir la corrida que no tardó en llegar. Los chorros de lefa empezaron a caer sobre mi cara y mi boca mientras Alba miraba sin perder detalle y sin parar de pajear a Simón. Cuando la corrida terminó, ella se arrodilló frente a mí y empezó a pasar sus dedos por mi cara, dándome de comer la leche de mi hijo. Después me dio un beso en los labios y comenzó a ponerse su bikini.

- Bueno, Amalia, nosotros nos volvemos a la playa.- Dijo mi hijo.

- Ha sido un placer, putita.- Se despidió Alba sonriéndome.

Los vi marcharse dejándome sola. Me senté en el mismo suelo, abrí mis piernas y comencé a masturbarme furiosamente mientras lamentaba no tener la polla de Simón para saciarme.

Mi hijo no volvió hasta la hora de comer. Pasamos una tarde tranquila los dos juntos hasta que llegó la tarde y nos empezamos a preparar para ir al club de intercambio. Me puse un vestido negro con tirantes bastante corto, sin ningún tipo de ropa interior, y unos tacones también negros. Salimos de casa y mi hijo sacó de su bolsillo unas llaves de coche y me las dio. Supuse que Borja se las había dado o les había dicho donde estaban las llaves. Nos subimos al Citroën ë C4” prácticamente nuevo, que tenía allí aquella familia y nos dirigimos al sitio.

Al entrar nos abordó una chica preciosa. Era una de las empleadas encargada de recibir a los clientes. Nos preguntó si era nuestra primera vez y si preferíamos movernos nosotros por allí o que ella se encargara de buscarnos una pareja acorde. Simón le dijo que se encargara ella y nos preguntó varias cosas, entre ellas nuestras preferencias sexuales. Simón le dijo que yo era bisexual y que preferíamos conocer a una pareja en la que ella también lo fuera. La joven iba apuntando algunas cosas en una tarjeta y nos acompañó a una mesa. Poco después apareció un camarero y nos sirvió unas bebidas. Era un local bastante grande y muy bonito. Estaba bastante lleno de parejas y el ambiente era muy agradable. Estuvimos allí un rato hablando y poniéndonos un poco a tono, cuando la chica volvió con una pareja.

Ella se llamaba Teresa, era una mujer morena de ojos negros, guapísima, rondando los 30 años. Tenía unas tetas espectacularmente grandes y un culo también bastante grande y redondeado. Su figura era espectacular debido a su delgada cintura. Llevaba un vestido azul oscuro con un escotazo y corto en la parte de abajo.

Él se llamaba Bruno, de la misma edad que su pareja, un chico moreno, de ojos negros y afeitado. Llevaba una camisa bajo la que se intuía un torso bien definido. La verdad es que casi me relamía pensando en lo que podríamos hacer.

No saludamos todos y nos sentamos a hablar. Nos contaron que ellos ya habían ido una vez a otro local de intercambio y que lo pasaron muy bien. Seguimos hablando, preguntándonos por nuestras cosas mientras la conversación subía de tono poco a poco. Al rato, los chicos fueron a por más copas y Teresa aprovechó para sentarse a mi lado. Comenzó a acariciarme el pelo y el cuello con la excusa de mirar mis pendientes y se acercó y me besó en los labios. Fue un simple pico, que seguido de algunos más cambió a una buena comida de boca. Fue extraño recibir en mi boca la lengua de una desconocida, pero pronto la excitación me hizo desearla muchísimo. Deseaba sacar sus enormes tetas allí mismo y devorarlas cuando noté su mano acariciando mi pierna. Nos separamos riendo cuando vol3vieron los chicos y se les veía muy contentos de lo que habían visto. Seguimos allí un rato más, lo justo para bebernos la copa, les hablamos de "nuestra" casa y aceptaron venir a seguir conociéndonos allí.

Me puse al volante y Bruno subió conmigo. Mi hijo y Teresa iban en el coche de ellos. Mientras hablábamos durante el viaje, Bruno comenzó a acariciar mi muslo.

- Bueno, Amalia, ¿cómo te gusta follar?- Me preguntó mientras subía su mano por mi pierna.

- Pues me gusta que me follen bien fuerte. Soy una buena sumisa. Que sea a cuatro patas es una de mis favoritas… es como me siento más perra y sometida.

- ¿Ah si? Nos vamos a entender bien tú y yo entonces.

Siguió subiendo su mano hasta comenzar a acariciar mi coñito mientras se bajaba la cremallera de su pantalón de traje y sacaba a relucir una buena polla totalmente erecta muy parecida en tamaño a la de mi hijo. Me mordí el labio mientras la miraba y mi coño se humedecía. Bruno se inclinó sobre mí y agarró mis tetas, sacándolas por el escote de una en una. Comenzó a pellizcar mis pezones mientras se masturbaba lentamente y yo soltaba pequeños gemidos mientras miraba como su cipote se iba poniendo brillante.

- Y dime, ¿qué es lo que más te pone que te hagan?

- Pues lo que estás haciendo está muy bien, cielo. Pero lo que más cachonda me pone es que me azoten las tetas.- Le respondí mirándole y poniendo mi mejor cara de puta.

- Hmmm, ya estoy deseando llegar y ponerme a ello.

Agarró mi mano de la palanca de cambios y la llevó a su polla. Lo masturbé durante un rato mientras seguíamos hablando para ponernos cachondos, hasta que tuve que cambiar de marcha, acaricié con mis dedos su glande para recoger algo de sus flujos, me lamí los dedos mientras me miraba y seguí conduciendo hasta llegar a casa.

Entramos en casa y los chicos fueron a preparar unas copas…, Teresa y yo fuimos a enseñarle la casa y después al salón a poner música. Los chicos volvieron y se sentaron en el sofá mientras nosotras empezamos a bailar muy pegadas mientras los mirábamos y les sonreíamos picantonas. Me estaba volviendo loca rozar mis tetas con las suyas, notando que no llevaba sujetador y deseando desnudarla y frotar mis pezones contra los suyos. Me susurró al oído y miramos a los chicos mientras subíamos la parte de abajo de los vestidos hasta la cintura… ellos se acariciaban las pollas por encima del pantalón. Cuando tuvimos los vestidos liados en la cintura, vi el tanga blanco de Teresa y ella miraba mi coñito sonriendome.

- Vaya, vaya, que ligerita viene Amalia.- Dijo mientras pasaba su mano por mi coño haciéndome estremecer.- Y yo aquí aguantando esta telita en mi coñito.

Se quitó el tanga, dejando a la vista un coño bien depilado como el mio. Me agarró de la cintura y volvió a bailar pegada a mi, haciendo que nuestros coñitos se rozaran, besándome en la boca y haciéndome humedecer muchísimo. Poco después, me volvió a susurrar y fuimos con los chicos. Me senté bien abierta sobre las piernas de Bruno, mientras Teresa hacía lo mismo con mi hijo.

Empecé a comerle la boca a Bruno moviendo las caderas y restregando mi coñito sobre el bulto de su pantalón. Bruno agarró mi vestido por la cintura y me lo sacó por la cabeza, me dio un buen pellizco en mis pezones y se lanzó a devorar mis tetas. Miré hacia el lado mientras gemía y vi a Teresa arrodillada frente a mi hijo tragándose su polla. Bruno me dio un mordisco en un pezón, retiró su boca y me dio dos buenos azotes en cada teta y me hizo ponerme igual que a su mujer. Se desnudó entero y pude apreciar por fin su torso definido y sus abdominales. Cogió el cinturón de su pantalón y me lo ató al cuello como una correa, cogió el extremo y se sentó dejando delante de mi su polla dura.

- Vamos, perra, cómeme la polla.

Acerqué la cabeza y empecé a lamer su tronco dejándolo bien ensalivado para terminar metiéndome aquel trozo de carne hasta la garganta. Sobaba sus huevos con una mano y me tocaba el coño con la otra mientras dejaba mi boca abierta y Bruno me follaba la garganta. Después de un rato me cogió del pelo y dio un tirón de la correa para hacerme mirar hacia mi hijo y Teresa. Me encontré con Simón sujetando de la cabeza a Teresa haciéndola mirar hacia mi. Casi me corro al ver su barbilla y sus tetazas llenas de saliva. Bruno me empujó ligeramente y Teresa y yo empezamos a comernos la boca y a lamer nuestras caras, labios y lengua.

Por fin llegó el momento que llevaba esperando desde que la conocí, cogí con mis manos las tetazas de Teresa y empecé a lamer la saliva que había caído sobre aquellas mazas de carne, no muy grandes pero muy firmes y desafiantes a la fuerza de la gravedad. Tenía unos pezones claros preciosos y empecé a metérmelos en la boca y a mamar de ellos, y miré hacia arriba al escuchar los sonidos de la garganta de Teresa que había vuelto a mamarle la polla a mi hijo. 

 


 

Seguí mamando sus tetas mientras Bruno me masturbaba y regueros de saliva mezclada con líquido preseminal iban cayendo sobre mi cara y mi cabeza. Teresa cogió mi cabeza y me levantó, me comió la boca dándome a probar el sabor a polla de Simón. Cuando creía que había perdido a Bruno, tiró de mi correa y me subí de nuevo encima de él, abriendo bien mis piernas y clavándome poco a poco su polla hasta el fondo. Antes de hacerlo, comprobé que se había puesto el condón, mi hombre se lo había impuesto como premisa para follarme por el coño. Empecé a cabalgarlo con sus manos en mi culo, mientras mi hijo se subía al sofá a mi lado, y metía su polla en mi boca. Luego me dijo que había hablado con Bruno mientras preparaban las copas para follar en plan orgía en vez de cada uno con la mujer de otro…

Estaba en la gloria, con la polla de bruno taladrando mi coño y la polla de mi hijo en mi boca. Teresa se puso detrás de mí y me agarró las tetas mientras cabalgaba a su marido, pellizcando mis pezones con fuerza y gimiendo en mi oído. Mi hijo volvió a sentarse y llamó a Teresa que se subió encima de él, y se clavó su enorme polla directamente en el culo. Bruno me azotaba las tetas con fuerza mientras yo gemía sin parar viendo la saliva de mis tetas saltar con cada golpe.

- Eso es, cabrón. Pégame como a la puta que soy, pégame en la cara, vamos pégame.

Bruno empezó a soltarme fuertes guantazos en la cara mientras yo me agarraba las tetas ensartándome con fuerza en su polla hasta los mismo huevos… arqueé mi espalda y solté un grito prolongado tras el último tortazo. Me corrí como una zorra, derramando mis flujos sobre su polla y sus huevos. Bruno sacó el fabuloso falo, y me echó a un lado para meterle la polla en la boca a Teresa mientras ella disfrutaba analmente de la polla de mi hijo. Yo los miraba mientras me recuperaba acariciando mi coño. Ver las tetazas de Teresa botando mientras mamaba la polla de su chico me puso a mil en un instante. Poco después, Teresa soltó la polla de Bruno y comenzó a gemir y a correrse con la polla de mi hijo clavada hasta el fondo de su culo. Mi hijo levantó a Teresa cuando terminó, me cogió el extremo del cinturón de Bruno y me levantó.

- Venid arriba, vamos a la habitación.

Seguí a mi hijo mientras tiraba de mi correa y llegamos a la habitación grande. Se tumbó en la cama y tiró de mí para que me subiera sobre su polla. Cuando tuve la polla de mi hijo clavada en el coño, Teresa se tumbó a nuestro lado mientras Bruno le mamaba el coño.

- Bruno, fóllale el culo a mi chica. Ya es hora de que pruebe su primera doble penetración.- Dijo mi hijo.

Bruno se puso detrás de mí, pero fue Teresa la que empezó a chuparme el culo para prepararme mientras mi hijo seguía follándome. Poco después, Simón paró y noté el cipote de Bruno en la entrada de mi ojete. Empezó a empujar penetrándome, mientras yo gruñía intentando acomodar dos pollas dentro de mi cuerpo, lo bueno era que la verga de Bruno era menos ancha que la de Simón. Teresa se acercó por el lado y empezó a masajear mis tetas y a besarme mientras su marido entraba hasta el fondo de mi culo. Solté un gran suspiro y Simón y Bruno empezaron a moverse, sacando y metiendo sus pollas dentro de mi. Pronto aceleraron el ritmo. La polla de Bruno me estaba destrozando, estaba acostumbrada al sexo anal pero aquello era diferente, era más larga y con condón el roce era menor y entraba más deslizante.

- Ahhhh. Joder, me cago en la puta.- Gritaba mientras me reventaban sin misericordia.- Me vais a partir en dos, hijos de puta. Jodeeeer.

- Teresa, pégale una hostia a esta puta para que se calle.- Dijo mi hijo entre jadeos.

Grité cuando recibí el golpe de Teresa en pleno rostro. Volvió a abofetearme y notaba la mejilla arder. Me agarró de la mandíbula para que mirar hacia ella y recibí un escupitajo abundante en la cara seguido de un tortazo aún más fuerte. Las lágrimas empezaron a surcar mi rostro mientras mis dos agujeros seguían siendo castigados por pollas descumunales.

- Pobre putita, como llora.- Decía Teresa mientras limpiaba mis lágrimas.- Seguro que te está gustando la follada que te están dando.

- ¡Sí, joder! Me encanta como me están reventando. Y me encanta como me castigas mientras lo hacen. Me vuelve loca que me llenen dos machos sementales como estos.

Poco después me hicieron dar la vuelta. Las piernas casi no me respondía de las veces que ya me había corrido. Me puse de espaldas a mi hijo sobre él, agarré su polla y empecé a clavármela en mi dolorido culo. En cuanto estuvo dentro, Bruno cogió su polla y me la clavó en el coño… volvieron a follarme. Teresa me sobaba las tetas con una mano mientras se masturbaba con la otra. Mi hijo me tiraba del pelo hacia atrás y Bruno me soltaba una bofetada en el rostro, de vez en cuando. Cuando terminaron conmigo me echaron a un lado y fue el turno de Teresa. Me quedé tumbada en la cama totalmente exhausta mientras miraba a Teresa en mi segunda posición, con la polla de mi hijo clavada en el culo de espaldas a él y su marido reventándole el coño a salvajes pollazos…, notaba su verga entrar a saco y su huevos azotarme el coño una y otra vez, lo que significaba que la metía hasta las trancas en mi coño.

- ¿Qué pasa Amalia?- Dijo Teresa entre jadeos.- ¿No vas a vengarte de mi?¿No vas a castigarme por ser una putita mala?

- Joder, cariño.- Le dijo Bruno entre bufidos.- No sabía que te iba eso de dominar.

- Bueno, ella se lo ha pasado muy bien y quiero probar.

Me senté en la cama cerca del trío, pellizqué y retorcí con fuerza un pezón de teresa, lo solté y le di un buen tortazo en la teta.

- Joder, puta! Dios, que bueno. Sigue Amalia.

La muy puta recibía las duras embestidas de aquellos dos machos sin quejarse, señal de que estaba acostumbrada. Volví a retorcer su pezón y abofetearle la teta mientras Teresa gemía sin parar. Cuando le solté el primer tortazo en el rostro lo hice con fuerza. Teresa gritó de sorpresa y me miró mordiéndose el labio con una cara de puta increíble. Después de un rato fue Bruno el que se tumbó boca arriba metiéndole la polla en el culo y mi hijo se puso frente a ella a reventarle el coño. La muy puta gemía sin parar con la cara llena de mi saliva y las tetas y la mejilla algo rojas. Entonces mi hijo entró en acción, y se empezó a correr dentro de Teresa, ella se encolerizó al sentir la hinchazón de su verga eyaculando… se empezó a mover con mayor rapidez para ordeñar a tope a mi hijo. Su esposo le dio una hostia por ser tan puta y dejarse inseminar por el primero que se la metía

- Me encanta que me llenen, cabrón. ¡El coño de tu esposa esta siendo llenado de lefa por este macho semental! ¡Ummm! Joder tiene los huevos llenos a rebosar y es toda para mi coño ¡¿Te gusta como te estoy poniendo los cuernos, cabrón, te gusta…?!

Le decía Teresa a Bruno y este le soltó una hostia que le cruzó la cara, al tiempo que mi hijo daba su último estertor llenándola de toda la leche que pudo sacar de sus huevos.

- ¿Así que te gusta que te castiguen putita? ¿Quieres recibir un buen castigo? Mi puta te puede decir que castigo muy bien.

- A mí me encanta como mi amo me castiga Teresa, a base de hostias y pollazos.

- Si, joder. Me encanta ser vuestra puta sumisa, castígame Bruno.- Gritaba entre embestidas.

Simón le soltó un bofetón en el rostro del calibre de los que yo suelo recibir, y continuaba sin sacarla después de correrse. La cara de Teresa se giró del impacto y volvió a mirar a mi hijo con ojos de miedo y sorpresa. Simón empezó a azotarle las tetas con fuerza mientras yo la cogía del cuello y le besaba la mejilla dolorida para que se relajara. Teresa gritaba, y yo veía sus tetas enrojecer muchísimo. Pronto, Teresa empezó a correrse, giró la cara para besarme. Cuando terminó, gemía en mi boca mientras temblaba… aun continuaron un buen rato follando y sodomizando a la pobre iniciada Teresa en el mundo del sado en una orgía.

- Venga putas, al suelo de rodillas.- Dijo Bruno completamente excitado a punto de reventar otra vez.- Joder cariño, vaya tetas te han dejado.

- Joder, amor ha sido increíble. Me corrido dos veces con su polla dentro y este semental se ha vaciado y luego a continuado follándome sin sacarla, eso nunca me lo has hecho tú, pedazo de cabrón… ¡Este hijo de la gran puta, te ha puesto los cuernos bien puestos! ¡¡Igual me ha dejado preñada…de tanta leche que ha me metido al útero!!

Bruno se soltó la mano y le dio un par de hostias a diestro y siniestro. Mi hijo la sacó del coño y ambas nos pusimos de rodillas. Se pusieron a nuestro lado a masturbarse, Bruno a mi lado. Casi inmediatamente, recibí el primer trallazo de lefa de Bruno en mi cara. Él movía su polla para llenarnos a las dos. Después de casi una hora follando y mamando, nos soltó una descargar increíblemente abundante. Cuando terminó, mi hijo se puso frente a nosotras y empezó a descargar sus huevos sobre nuestras caras también, no tanta porque ya se había aliviado en el coño de Teresa, pero lo suficiente para darnos a proba la lefa a ambas putas.

Cuando terminó, agarré la polla de Bruno, ya ha media asta, y empecé a mamársela para provechar hasta la última gota de leche, mientras Teresa se ocupaba de la polla de mi hijo. Después, ella me agarró del pelo y comenzó a lamer mi cara y a besarme mientras la lefa se mezclaba en nuestras bocas. Al final tragamos lo que teníamos y nos fuimos juntas a la ducha.

Bajo el agua caliente, me comí por segunda vez su coño. Fue delicioso saborear ese coño con sabor a polla y lefa de mi hijo, hasta que el sabor dulzón de su corrida inundó mi boca. Y después disfruté por primera vez de la comida de coño que me hacía una mujer. Desde luego, la muy puta era una experta y no tardé mucho en correrme de nuevo.

Salimos desnudas y les dijimos a los chicos que queríamos dormir juntas esa noche. Ellos aceptaron, nos besamos los cuatro y me fui con Teresa al dormitorio grande. Al entrar, el olor a sexo me hizo excitar un poco. Cerré la puerta y llevé a Teresa a la cama para follármela a mi antojo, mientras le daba las gracias a mi hijo en mi mente por haberme descubierto la gran puta que había escondida dentro de mi.



CAPÍTULO 8. El pago del alquiler.

Habían pasado 4 días desde nuestra visita al club. Teresa y yo habíamos intercambiado los teléfonos porque, ya que ellos eran de allí, pensamos en quedar una vez más. Abrí los ojos aquella mañana y acaricié mis doloridas tetas. La noche anterior había recibido una follada brutal por parte de Simón...cada día parecía que sacaba más esperma de sus pelotas o eso me parecía…, aun tenía leche fresca en mi coño. Miré hacia el lado preguntándome donde estaba mi hijo. Me levanté de la cama y admiré mi cuerpo desnudo en el espejo. Los días de playa le habían dado a mi piel un tono bronceado precioso. Llegué al salón y vi a mi hijo allí vestido y preparando una mochila.

- ¿Te vas?

- Sí. Anoche me llamó Borja y ya está de camino para cobrar el alquiler.

- ¿Y vas a dejarme sola con él?

Avanzó hacia mi rápidamente mientras yo me encogía temerosa de lo que me pudiera hacer. Me cogió de la mandíbula y me retorció un pezón con fuerza.

- Sí. Te vas a quedar con ese pringado a solas. Así que sé una buena puta, mamá. Más te vale que se quede encantado con el pago, que quiero volver a venir en cuanto podamos…. Tienes una caja de condones de su tamaño ¡No quiero que te preñe!

- Sí, hijo. Seré una buena puta con Borja. Quedará muy complacido sin preñarme, para eso ya está mi amor… el mejor semental que me puede follar y hacer panzona.

- Muy bien. Esta noche nos vemos.

Cuando me quedé sola volví a la habitación. Me puse un tanga blanco y una camiseta bastante ceñida. Me eché en la cama para esperar a Borja y cogí el móvil para mirar unas fotos que Teresa me mandó unos días atrás. Sólo ver sus tetazas bastó para que mi mano se deslizara hasta mi coñito. Cerré los ojos y rememoré la noche que pasamos juntas mientras mis dedos se movían en mi interior… volvía a hacerme una paja dulce y gloriosa pesando en ella…

***********

Cerré la puerta y empujé a Teresa sobre la cama. Me subí encima de ella con las piernas abiertas, rozando mi coñito con el suyo y le comí la boca. El sabor de su lengua era delicioso, la atrapa entre mis labios y la chupaba, lamía sus labios y enterraba mi lengua en su boca. Bajé por su cuello hasta sus grandes tetazas, sostuve con mis manos aquellas grandes masas de carne y comencé a mamar de sus pezones con ansia. Chupaba y mordía sus pezones mientras ella gemía y lamía sus enormes tetas dejándolas brillantes de saliva. Me senté sobre ella y miré desde arriba el efecto maravilloso de sus tetazas brillantes, su pelo revuelto y su carita sonrosada y jadeante. Alcé la mano y empecé a azotar sus tetas.

Cada guantazo iba acompañado de un gemido por su parte…

- Veo que le estás cogiendo el gusto a ser una putita sumisa.

- Me encanta, amor. Recibir golpes en mis tetas me pone a mil.

- Ya lo estoy notando.- Le dije al bajar una mano hacia su húmedo coño mientras seguía azotándola.

Volví a dejarme caer sobre ella y bajé por su cuerpo pasando mi lengua hasta llegar a su coñito. Coloqué la nariz en su rajita notando la humedad de los flujos que habían empezado a salir y aspiré profundamente su embriagador olor a hembra. Mi coñito palpitó del placer de tan dulce aroma, saqué mi lengua y di un lametón recorriendo toda su raja mientras las piernas de Teresa temblaban. Coloqué mis manos alrededor y abrí su coño todo lo que pude y empecé a chupar y lamer su deliciosa raja llena de flujos… el mismo lugar donde Simón depositó su lefa.

- ¡Oh, joder Amalia! Sigue así puta, sigue.

Enterré mi lengua en su coño y empecé a moverla saboreando todo lo que podía y rozando todo lo que podía, mientras miraba a Teresa entre sus piernas. Seguí comiéndole el coño enzarzándome en castigarle el clítoris sin compasión, hasta que me cogió de la cabeza y me apretó contra su raja para empezar a correrse en mi boca entre jadeos. Yo seguía pasando mi lengua con la boca abierta para recibir todos su jugos. Levanté mi cabeza y volví a subir por su cuerpo con mis labios y barbilla llenos de flujos y empecé a besarla. Teresa me sujetó la cabeza y lamió mi cara para limpiarme.

- Joder Amalia, que buena eres comiendo coños… ni que fueras vaginariana.

- Pues es el primero que me como jajaja… eso sí, la segunda vez.

- Pues yo me he comido unos cuantos más.

- ¿Ah, si? Pues vamos a comprobarlo, zorrita.

Me sujeté al respaldo de la cama y coloqué mi coño con las piernas bien abiertas en su cara de puta. Teresa me agarró del culo y noté su lengua empezar a entrar en mi coñito mientras yo soltaba un gemido. Solté el respaldo y me agarré las tetas con fuerza mientras movía mis caderas, haciendo que mi coño se restregara arriba y abajo por la cara de Teresa, que movía su lengua frenéticamente intentando volver a meterla en mi interior. Agarré su pelo y cumplí su deseo apretando su boca contra mi raja mientras gemía.

- Eso es zorra, sigue chupando. Voy a correrme en tu cara de puta ¡Abre bien la boca!

Mis piernas empezaron a temblar mientras las uñas de Teresa se clavaban en mi culo y el orgasmo me llegaba. Notaba la lengua de Teresa recorriendo toda mi raja, chupándome el clítoris justo antes de salir una bocanada de flujos. Se puso con la boca bien abierta para recibirlos dentro, sin embargo los chorros salían a borbotones… caían sobre su cara o boca de manera indeterminada, y ella intentando cazarlos al vuelo. Bajé de nuevo y empecé a lamer su bonito rostro y volvimos a besarnos gimiendo la una en la boca de la otra.

************

Abrí los ojos después de correrme con tan bonito recuerdo. El tanga estaba chorreando, así que me levanté a ponerme uno nuevo. Me estaba poniendo unas braguitas negras cuando escuché un coche llegar y poco después el timbre de la puerta. Fui rápido a abrir mientras miraba hacia abajo para ver mis tetas meneándose dentro de mi camiseta y sonreí. Abrí la puerta y allí estaba Borja.

- ¡Hola, Borja! Bienvenido a tu casa… - Y le di un suave beso en los labios.

- Hola Amalia. ¿Está Simón?

- No. Ha salido. Pero pasa y lo esperas conmigo.

- Emm, sí, bueno.

Le seguí por el pasillo mientras pensaba como podía seguir tan cortado conmigo después de haber recibido cuatro pajas de mi propia mano. Soltó una bolsa de viaje y se sentó en el sofá. Yo me quedé de pie a su lado con mis manos a mi espalda y sacando pecho sonriéndole.

- ¿Quieres tomar algo, Borja?.- Le dije moviendo mi cuerpo a los lados para que mis tetas se mecieran ante sus ojos bajo mi camiseta.

- Emm, si claro. Un ron con cola estaría bien.

Fui al minibar, lo abrí y me agaché exageradamente para que Borja admirar mi culo bronceado mientras yo fingía que no veía la botella de ron. Cuando le puse la copa me senté a su lado.

- Muchas gracias por dejarnos la casa Borja. Eres un cielo.- Apoyé mi mano en su pierna y me incliné para darle un beso en la mejilla.

- No es nada, Amalia.

- Claro que sí. Eres un chico muy bueno y dulce. Me encanta que seas amigo de mi hijo. Y me gusta muchísimo cuando vienes a visitarnos a casa, eres quien más me gusta que esté con mi hijo.

Subí mi mano por su pierna mientras le hablaba hasta que le agarré la polla por encima de su pantalón corto de pijo. Borja dio un respingo y se quedó mirándome.

- ¿Que pasa, cielo? ¿No es esto a lo que has venido? ¿A cobrar el alquiler?

- Bueno..yo, pensaba que... Simón me dijo...

- Tranquilo, Borja. Yo me encargaré de pagarte por ser tan buen amigo.

Metí mi mano por dentro de su pantalón y agarré su polla desnuda mientras me inclinaba hacia él y le metía la lengua en la boca. Raúl me devolvió el beso mientras forcejeaba para bajarse los pantalones. Poco después su polla adolescente quedó libre firmemente agarrada por mi mano. Empecé a pajearlo lentamente mirándole a los ojos, mirando su boca entreabierta de placer…. Solté la polla y me subí encima él, rozando mi coñito cubierto por las braguitas, a lo largo de toda su dura polla.

- ¿Eso quieres como pago? ¿Vuelvo a masturbarte o quieres algo más de la puta calientapollas de la madre de tu amigo?

 


 

Sin decirme nada, metió las manos bajo mi camiseta y me la sacó por la cabeza. Se quedó mirando mis tetas mientras yo le sonreía. Cogí sus manos y las llevé a mis tetas y empezó a apretarlas y sobarlas. Yo gemía mientras movía mis caderas sobre su polla y Borja me pellizcaba los pezones. Le cogí la cara y le besé con pasión.

- Dime lo que quieres que haga Borja. Soy tu puta, amor. Cóbrate bien el alquiler de la casa… me puedes hacer lo que desees, cualquier fantasía que tengas en mente...

- Quiero que me chupes la polla.- Me dijo tímidamente, sin siquiera mirarme.

Sonriéndole, me dejé caer por su cuerpo hasta quedar de rodillas frente a él. Agarré su polla pajeándole y acerqué mi boquita a su mástil. Empecé a gemir cerca de su capullo para que mi aliento le rozara, mientras veía la cara de Borja deseando que mis labios entraran en contacto con su carne. No le hice sufrir más y engullí su capullo. Era bastante más pequeña que la de mi hijo, por lo que podía tragármela hasta el fondo sin problemas. Empecé a subir y a bajar mi cabeza realizándole una buena mamada al amigo de mi hijo, el pobre estaba muy salido. En un par de minutos noté los chorros de semen caliente llenando mi boca y resbalando por mi garganta. Lo tragué toda la leche al sacarme la polla, mirando a Borja mientras le sonreía.

- Joder, perdón Amalia. No he podido aguantar.

- No pidas perdón, amor. Mi cuerpo es tuyo para hacer lo que quieras hoy conmigo… ya has visto que soy una gran tragadora de lefa, me encanta la leche de los machos. Saber que la han producido tus huevos solo para mí, me pone cachonda perdida.

Me limpié la boca con el dorso de la mano y me senté a su lado acariciando sus huevos.

- ¿Nunca te habían comido la polla antes, Borja?

- No. Tampoco me habían hecho una paja antes. Ha sido genial, de verdad.

- ¿Así que todo lo que has hecho con una mujer ha sido conmigo?

- Sí.- Dijo Borja, bajando su cabeza avergonzado.

- No pasa nada, amor. Yo estoy encantada. Ven conmigo.

Le cogí la mano y lo llevé escaleras arriba. En cuanto entramos a la habitación le desnudé completamente y empecé a besarle mientras acariciaba su polla. Me puse de espaldas a él y me incliné para quitarme las bragas mientras mi culo golpeaba en su entrepierna. Me quedé un rato así rozándome y agarró mis caderas con dos manos mientras frotaba su polla, que ya estaba recuperando fuerzas, contra mi coñito y mi culo.

Me subí en la cama y me tumbé boca arriba con las piernas bien abiertas, agarrando mis tetas y sonriendo a Borja. El chico captó bien la indirecta y se subió, colocando su cabeza entre mis piernas y empecé a notar su lengua recorriendo mi coñito. Se notaba que era la primera vez que lo hacía. Me incliné y con una mano abrí mi coño y con la otra le agarré la cabeza y le fui guiando por las zonas que más placer me daban. Pronto su lengua empezó a hacerme gemir, solté su cabeza y volví a tumbarme mientras gozaba de la comida de coño.

- Chúpame más arriba, amor… en el clítoris, y méteme dos dedos mientras lo haces.

Poco después comencé a correrme en su boca adolescente. El chico lamió y chupó todo lo que salía como un profesional mientras mis piernas no paraban de temblar y mis gemidos se escuchaban por toda la casa.

- ¿Te ha gustado, cielo? Coños como el mío no los vas a encontrar a menudo, gózalo.

- Ha sido delicioso, Amalia. Me encantas.

Le sonreí mientras le hacía subir a la cama, lo tumbé boca arriba y me subí encima de él besándole para saborear mi coño directamente de su boca. Me giré sobre su cuerpo y volví a colocar mi coño en su boca mientras agarraba su polla con mis labios en un delicioso 69. Cuando tuve aquella polla de nuevo dura y preparada, cogí un condón y se lo puse…

- Mucho mejor con precauciones… este coño solo lo llena mi amo. ¡¿No querrás problemas, vedad Borjita?!

- No, claro… mejor con condón que a pelo, Amalia.

Mientras le deslizaba el el preservativo le chupaba la cabeza hinchada y dura. Volví a girarme, me senté sobre sus caderas con las piernas bien abiertas y agarrando su polla empecé a bajar clavándome su miembro viril completamente erguido, en mi coñito.

Borja no paraba de gemir mientras yo lo cabalgaba con pasión. Agarré sus manos y las coloqué en mis tetas. El pobre chico estaba con la boca entreabierta y los ojos como platos gozando de una buena puta madura con experiencia, cabalgándole. Poco después, empezó a bufar… solo cinco minutos más, y sentí los chorros de lefa inundar el condón dentro de mi coño. Seguí follándome a aquel joven sin compasión y, sonriendo, conseguí que su polla no decayera tras la corrida. Seguí clavándome en aquella polla dura y empecé a dejar caer saliva sobre mis tetas.

Borja restregaba la saliva que iba cayendo con sus manos, dejando mis tetas brillantes dándole un efecto espectacular sobre mi cuerpo moreno. Aceleré aún más la follada y Borja arqueó la espalda para volver a correrse dentro del ya empachado condón… lo rellenó un poco más, aunque mi cabeza me hacía sentir que se producía la mezcla de su lefa con mis flujos, me retorcí los pezones y empecé a gritar y a correrme con él. Me dejé caer en su pecho y besé sus labios, sacando su polla de mi interior y dejándome caer tumbada a su lado.

- ¿Qué tal Borja?

- Ha sido espectacular, Amalia. Me va el corazón a mil.

- Te ha debido de gustar mucho, porque has llenado el condón a tope...

Reí mientras volvía a besarle. Raúl se levantó y fue a coger su camiseta.

- ¿Te vas?

- Bueno..sí...yo pensaba que...

- Cielo, si acabo de empezar a pagarte el alquiler. Vamos a comer algo y seguimos jugando… aun quedan algunos agujeros que rellenar.

Después de comer, estábamos en el sofá hablando distraídamente de la casa de Cádiz y de otras cosas mientras Borja jugaba con mis tetas y yo veía como su polla comenzaba a endurecerse de nuevo. Volvimos a subir arriba para la segunda parte del pago. Me puse de rodillas enfrente de él, cuando entramos en la habitación y empecé a mamarle la polla para ir preparándolo cuando sonó el timbre de la puerta.

- Que raro.- Dije sacando su polla de la boca.- Simón tiene las llaves. Túmbate en la cama que ahora vuelvo.

Bajé desnuda a la puerta y miré por la mira. Era Alba. Sonreí mientras la miraba y me acariciaba el coño. El pago del alquiler iba a ser inolvidable. Abrí la puerta completamente desnuda y la saludé.

- Hola Alba!- Le dije dándole dos besos.

- Vaya... Hola Amalia.- Me dijo mirando mi cuerpo desnudo.- Estaba buscando a Simón.

- Pues ha salido, cielo. Pasa no te quedes ahí.

- No, da igual. Luego me paso en un rato.

- No seas tonta.- Le dije cogiéndola del brazo y metiéndola en casa.- Quédate con nosotros.

- ¿Nosotros?- Dijo Alba algo nerviosa.

- Si. Estoy con un amigo arriba. ¿No has venido buscando la polla de Simón? Pues ven conmigo que tengo una buena polla y no me importa compartirla contigo.

- No... Amalia, yo...

- Venga no me engañes. Que llevo con él todo el día y me apetece un poco de coñito adolescente. He pensado mucho en ti ¿Sabes? Y más de una paja ha caído contigo...

La sujeté de la nuca y pegué mis labios a los suyos. La pillé por sorpresa, pero pronto entreabrió los labios dejando entrar a mi lengua empezamos a comernos la boca mientras sus manos agarraba mi culo desnudo.

- Venga, vamos arriba. Estoy con el dueño de la casa, agradeciéndole el alquiler. A ver si me ayudas a que nos la deje más a menudo y podamos venir a verte. Seguro que eso te gusta… bueno te gusta Simón que es lo mismo.

Cuando entramos a la habitación, vi a Borja masturbándose con su polla totalmente a punto. Rápidamente se tapó con una almohada mientras nos miraba con cara de susto y se puso completamente rojo.

- Borja, ella es Alba una amiga de Simón y mía.- Le dije a Borja mientras notaba la pequeña mano de Alba recorriendo mi culo.- Alba, él es Borja, el dueño de la casa. Estoy pagándole el alquiler… y ya llevo dos pagos hechos hasta ahora.

Alba se rio mientras empezaba a desnudarse. Sonreí mientras la miraba recordando que unos días atrás era ella la que se tapaba con la almohada cuando yo entré…, y ahora Borja se tapaba mientras ella se desnudaba completamente sin ningún pudor. Cuando estuvo desnuda la besé en la boca mientras acariciaba su prieto culito adolescente, después bajé a lamer y chupar sus pequeñas tetas mientras miraba hacia la cama y vi a Borja pajeándose de nuevo después de apartar la almohada. Alba me dio un besito en los labios y empezó a andar hacia la cama. Se subió a cuatro patas y agarró la polla de Borja.

- Bueno Borja, tendré que pagar también mi parte por haber usado la casa ¿no?

- Lo que tú veas… yo…

- Shsss no digas nada, le dimos muy buen uso y probablemente hasta me preñaron… ¡¿No te gustaría follarte a una recién preñadita, Borja?! Le dijo Alba muy sensual.

Borja ni siquiera respondió cuando esa pequeña zorra bajó la cabeza y comenzó a mamarle la polla. Yo me quedé allí mirando mientras acariciaba mi, luego reaccioné y fui a colocarme tras Alba. Agarré su culito y lo abrí bien para deslizar mi lengua desde su culo hasta su coñito. Empecé a mamar su raja con ansia mientras escuchaba los sonidos acuosos de su garganta recibiendo la polla de Borja. Dejé su coño chorreando de flujos y saliva y me subí a la cama, colocándome de frente a Alba y poniendo mi coño sobre la boca de Borja, que no tardó en sacar su lengua para lamer bien mi ofrecimiento, pellizcándome los pezones y mirando la mamada de Alba. Poco después, Alba se subió, clavándose la polla de Borja hasta el fondo de su coñito a pelo, mientras se agarraba a mis tetas y botaba sobre él. La expresión del adolescente era indescriptible con notó la calidez de la vagina de Alba. Agarré su pelo rubio y acerqué mi boca a la suya para besarnos a la par que pegaba sentones fuertes hasta hundir toda la polla en su coñito… me puse a mil al notar los gemidos de aquella niña preciosa en mi boca, al mismo tiempo que la lengua de Borja en mi coño… le estampé mi coño de nuevo en la cara a ese suertudo niño pijo.

- Bueno putita, déjame un poco esa polla ¿no?- Le dije bajándome de la cara de Borja y poniéndome a cuatro patas a su lado…

No me iba a importar que no llevase condón, por no discriminar, pero el chico temeroso de las amenazas del macarra de mi hijo…

- Con el condón aguantaré más, seguro… estoy muy salido y quiero follaros bien.

Alba se bajó de encima de Borja y este echó mano de un condón, Alba se lo arrebató a Borja que no sabía muy bien que hacer con él, el chico dejó que a ella se lo pusiese, sabía que a mí solo me llenaba Simón e introdujo el profiláctico en la rígida vera del niño pijo. Alba se puso detrás mí a lamerme el coño, mientras Borja se colocaba a su lado pajeándose mirándonos la comida de coño. Miré hacia atrás al notar la lengua de Alba dejar de chuparme, cogía la polla enfundada de Borja y la dirigió hacia mi coño. Solté un gran gemido al notar el cipote de Borja atravesar mi coño húmedo y empezar a embestirme con fuerza. Escuchaba los huevos de Borja chocar contra mi coño y el sonido de Alba y Borja besándose. Alba se movió y se colocó frente a mi. Metió sus piernas bajo mi cuerpo y me agarró la cabeza para que chupara sus tetas de pezones claros. Borja seguía embistiéndome con fuerza al estilo perro sujetándome del culo para dominar la follada, hasta que sacó su polla de mí y se la clavó a Alba en su coñito mientras yo le mordía los pezones. Ambas a cuatro patas, estuvimos recibiendo los pollazos de Borja en esa posición de manera alterna en ambos coños, hasta que anunció que no aguantaba más…. El chico aguantó de lo lindo tras las dos corridas previas y el condón puesto.

- ¿Dónde quiere correrse mi casero? Los cuerpos de estas dos putitas están a tu disposición.

Sacó su polla de mi coño y la colocó a la altura de nuestras caras.

- Seguid besándoos.

Alba y yo nos comíamos la boca a lo bestia, con nuestras lenguas chupando nuestros labios de la manera más cerda que podíamos. Pronto recibí el primer chorro de semen caliente en un lado de mi cara. Alba seguía besándome mientras gemía cuando el segundo chorro de lefa cayó sobre sus labios y yo empecé a sacar la lengua para lamerlo todo mientras Borja seguía regándonos con su semen nuestros rostros.

- Joder, esto ha sido la ostia.- Dijo Borja. - La verdad es que no se me ocurría mejor forma de perder la virginidad.

- Bueno, casero. ¿Le dejarás tu casa de nuevo a mi amiga?- Dijo Alba lamiendo semen de mi boca.

- Bufff, por supuesto. Cuando ella quiera… si me paga de esta manera no puedo decir que no… ha sido lo más demencial de mi vida ¡Me corrido tres veces con dos putas!

Metió la polla entre nuestras bocas y la lamimos y chupamos para dejársela bien limpia. Después nos duchamos los tres juntos y Alba le pidió a Borja si la podía acercar a casa. Yo bajé con ellos a la puerta, les besé a los dos y me fui al salón a esperar a mi hijo.

Abrí los ojos cuando escuché el sonido de la puerta. Vi por la ventana que estaba anocheciendo y me incorporé para esperarle.

- Mamá, ven aquí.

Me levanté de un salto y fui a su encuentro.

- Hola, cielo.

- He llamado a Borja para que me contara como te habías portado.- Me dijo mientras yo le sonreía.

- Ha quedado muy satisfecho, amor. Alba ha venido y...

La bofetada me alcanzó de pleno en el rostro. Me tambaleé y coloqué mi mano en mi mejilla dolorida. Miré a mi hijo con miedo.

- Esa por usar a mis putas a tu antojo. Baja la mano. Ya me ha contado Borja todo lo que habéis hecho, pero se le ha olvidado contarme como te ha follado el culo.

- Am no, él no me ha pedido foll… no me lo ha follado… solo el coño y con condón.

Recibí la segunda y tercera bofetada. Una del derecho en la misma mejilla y otra del revés en la otra.

- ¿Porqué cojones no le has ofrecido tu culo, maldita puta? ¿No te dije que quería que lo dejaras bien satisfecho?

- Pero, Simón...yo...me ha dicho que había quedado muy satisfecho...que le había gustado mucho...- Le dije con lágrimas en los ojos.

- ¿Porqué ostias me estás discutiendo?

Volvió a abofetearme y me agarró del pelo haciéndome caer al suelo de rodillas. Me quedé en la postura en que me dejó para no enfadarle más y empezó a escupirme en la cara repetidamente.

- Maldita puta. Sólo tenías que hacer una cosa. ¿Qué pasa que no te gusta de repente que te jodan por el culo o qué?

Se colocó detrás de mí y me empujó en la espalda haciéndome ponerme a cuatro patas. Empezó a pasar y meter los dedos por mi coño, mientras la humillación empezaba a hacer efecto en mi cuerpo. La cara me ardía y la notaba hinchada y llena de saliva, y los dedos de mi hijo me estaban haciendo humedecer entera. Miré hacia atrás mientras empezaba a jadear y vi a mi hijo desnudándose. Vi aparecer su polla dura como una piedra tan enorme como el obelisco de luxor, y sonreí de ver como el someter a su madre le ponía tan cachondo, tan viril subiéndole la testosterona al máximo… como a mí me gusta gozar de un macho. 

 


 

Volví a mirar al frente mientras jadeaba y disfrutaba de los dedos de mi hijo y deseando interiormente que volviera a golpearme en mi cara de zorra o en mis gordas tetas. Pronto su mano se apartó de mi coño y empecé a recibir unos azotes contundente en mis nalgas. Yo gritaba sin parar con cada azotazo y mentalmente suplicaba por recibir uno más cada vez que la mano de mi hijo impactaba en mi culo.

- Se ve que no te he abierto bastante ese culo de zorra y tienes miedo de que te la metan. Voy a ponerle remedio a eso.

Colocó sus piernas a mis costados manteniéndose de pie medio en cuclillas, y noté su cipote acomodarse en mi entrada. Solté un grito bestial cuando el muy hijo de puta me atravesó el culo de golpe de una sola embestida. El dolor de mi cara enrojecida hinchada a ostias desapareció mientras la apoyaba en el suelo para tener libres las manos y abrirme el culo antes de que mi hijo me lo destrozara.

- Eso ni hablar, mamá. Tengo que abrirte bien el culo para que esto no vuelva a pasar.

Cogió mis dos manos con una de las suyas, más grande y más fuerte, y las colocó en mi cintura sujetándolas mientras seguía embistiéndome como una bestia. Las lágrimas recorrían mi cara mientras gritaba sin parar percibiendo el cilindro percutor ahondándose en mi esfínter una y otra vez… era atravesada y empalada notando los gordos cojones de mi hijo golpearme el culo sin cesar. Simón siguió follándome salvajemente sin compasión hasta que escuchó mis gritos transformarse en gemidos. De nuevo mi maestro había conseguido que el dolor y la humillación se transformaran en placer y ya notaba mis flujos resbalando por mis piernas.

Poco después noté mi culo llenarse de leche mientras mi hijo bufaba sin parar. Apenas acabó, sacó su polla de mi culo, me cogió del pelo y me hizo sentarme contra la pared. Acercó su polla a mi boca y yo la abrí sin pensármelo dos veces para que mi hijo me follara la boca a placer mientras yo me pajeaba el coño con mis dedos. En apenas unos minutos sacó su polla dejando caer un reguero de saliva sobre mis tetas y mi coño y empezó a pajearse delante de mi cara. Estaba claro que un día entero sin la puta de su madre lo tenía muy cachondo. Abrí la boca y saqué la lengua y empecé a correrme mientras seguía pajeándome. Mis piernas y mi coño seguían temblando cuando se puso de rodillas entre mis piernas empecé a recibir la corrida de mi hijo en mi cara y en mi boca. No hacía ni diez minutos me había llenado el culo de lefa y la corrida en mi cara fue brutal.

- Espero que hayas aprendido la lección y de aquí en adelante sepas satisfacer a Borja. Quiero venir a esta casa siempre que me salga de la polla. Más te vale no haberlo estropeado.- Y volvió a abofetearme haciendo salpicar el semen caliente de mi cara.- Y ahora ve a preparar la cena, estoy famélico… tengo que reponerme las fuerza para seguir follándote estos días que nos quedan- Y se fue al salón dejándome allí tirada.

Fui a la cocina andando despacio mientras mi cara goteaba semen. Cada paso me provocaba un dolorcito placentero en el culito. Abrí el frigorífico y me puse una compresa fría en el culito que tenía en el congelador, mientras suspiraba y agradecía una vez más, un nuevo día en manos de mi hombre y sus atentos amigos.

**********

No tenía idea de lo que estaba haciendo en mi cocina porque estaba pensando en lo que sucedió anoche entre mi hijo y yo. ¿Cómo podía follarme? Y lo más importante, ¿cómo podría dejar que me follara? Definitivamente iba a hablar con mi hijo sobre todo esto. Estaba mal. No era la forma de disculparme con mi hijo…. Salí de mis pensamientos cuando un par de manos agarraron mis tetas por detrás. Me sorprendió, y antes de que pudiera pedirle a mi hijo que se alejara de mí, comenzó a susurrarme al oído diciendo lo hermosa que me veía, qué culo tan increíble tenía y cuánto amaba chuparme las tetas. Suaves besos en mi cuello me hacían perder el control.

- Simón, por favor… Me giré para mirarlo, pero él no se quitó las manos de mis senos. - No me apetece a estas horas…, le dije.

- No dijiste nada anoche, mamá, dijo.

- Traté de detenerte, pero… le estaba recordando cuánto intenté resistirlo anoche.

- Pero no te esforzaste, no me echaste de tu cama porque lo disfrutaste, tenía razón, lo disfruté.

- Todavía puedo oírte pedirme que te folle, mamá, dijo.

- Detente, Simón, solo quiero que te olvides de lo que pasó anoche, le dije empujándolo.

- Ahora me estás alejando, pero anoche… anoche estabas listo para ser mi puta otra vez, me recordó lo sucio que estaba hablando con él cuando me estaba follando a cuatro patas como a una perra, su perra en celo.

Simón volvió a acercarse a mí. Sus manos nuevamente sentían mis tetas susurrando cosas traviesas en mi oído, se estaba volviendo más cariños de unas semanas ahora, me gustaba su faceta de macarra y hombre tierno. Seguía diciendo que no acercándome para besarlo, él en un juego de seducción no dejaba que nuestros labios se encontraran.

Sus manos habían comenzado a apretar mis tetas, y había dejado de resistirme. Envolví mi mano alrededor de su cuello y lo atraje más cerca. Lo besé, y después de eso no pude detenerme. Mis manos se agacharon para sentir su gran polla a través de los pantalones, al tiempo que me sacó mis tetas del la bata de ir por casa. Estaba apretando mis pezones con fuerza entre sus dedos, mis pezones se erguían y movía sus dedos alrededor de ellos.

Nuevamente me di cuenta de lo que estaba haciendo, y pensé en pedirle que se detuviera… que no eran horas de volver a empezar a follar, pero él bajó a chuparme las tetas y el pensamiento se desvaneció.

- ¡¡Hmm… sí, chúpame las tetas!!, gemí.

Simón me miró con una gran sonrisa y luego continuó chupando mis tetas soportándolas con sus manos y elevándolas a sus labios, apretaba los pezones como deseando ordeñarme. Saqué mi otra teta de la bata, y le hice chuparlo también. Su mano se deslizó dentro de mis bragas para tocar y acariciar el pubis y todo mi coño.

Estaba mojado Sí, estaba mojado porque mi hijo estaba haciendo maravillas con su madre… lo sentía más cariñoso pero igual de viril y dominante conmigo. Mis deseos nuevamente claudicaban a su polla, la misma verga dura y bonita con la que me folló anoche en nuestra habitación, la misma que me esclavizaba desde hace semanas sin tregua. Estaba apretando su polla a través de sus pantalones… gemí cuando deslizó mis bragas a un lado e insertó un dedo en mi coño.

- ¡¡Fóllame mi amor!!, gemí, - Sí, fóllame, no me hagas esperar más…, le dije otra vez y me volví.

Simón se desprendió de mi bata, bajó las bragas hasta las rodillas. Escupió en sus dedos y luego lubricó mi coño, mi clítoris y clavó su dedo corazón en la vagina. Me tocó un momento calentándome como a una zorra, luego se bajó rápidamente los pantalones del pijama.

Su dura y bonita polla rozaba mis muslos internos… mi cuerpo le reclamaba con vehemencia queriendo solo ser follada. Simón restregó su glande a lo largo de la raja, me frotó su capullo con el glande hinchado del clítoris y me hizo ver las estrellas… supo darme el punto de excitación para seguidamente empujar su polla dentro de mi coño. Me incliné totalmente sobre el mostrador de la cocina, sosteniéndome sobre mis codos con fuerza… con sus manos en mi trasero, la hincó hasta el útero de un solo envió… me folló duro.

Me pegó un fuerte azote en mis nalgas preguntando si estaba listo para ser su puta o no.

- Sí. Sí, estoy listo para ser tu puta, hijo mío, ¡¡Siempre lo estoy, cabrón!! grité mientras me acercaba a mi orgasmo.

- Dilo fuerte, mamá, me pegó otros palmazos en la otra nalga, - ¿Serás mi puta perra siempre?

- Sí, fóllame más fuerte, sí más, gemí y él siguió follándome.

Su polla se mojó totalmente con los jugos de mi coño, que gotearon en el piso de la cocina. Estaba jodidamente mojado y excitada por su trato tan viril. Él comenzó a follarme más rápido.

- Sí, sí, sí… oh, joderme sí, grité cuando empezaba a tener mi gran orgasmo.

Respiraba agitado convulsionando, en tanto mi hijo todavía me follaba más rápido, el muy macho aguantaba de lo lindo dentro de mi coño aguachado. Podía sentir mis rodillas temblar y su polla abriéndome hasta el fondo de mi coño y luego hacia afuera arrastrando mis carnes vaginales con la corona de su glande.

- ¡¡Ponte de rodillas, mamá!! Me voy a correr, dijo y me arrodillé frente a él.

Lo miré. Me di cuenta de que no era mi hijo parado frente a mí, sino mi macho acariciando su gran polla frente a mi cara… miraba a sus ojos y luego al ojo de su glande, y justo antes de que pudiera retroceder, disparó su semen contra mi cara, entrando el primer chorro en gran medida en mi boca, detrás de ese chorro el siguiente, abrí más si cabe la boca queriendo amparar toda su leche en ella. Cerré la boca para tragarme la lefa, y él extendió el semen que le quedaba y el que impactó en mi cara por toda la barbilla y los labios.

- ¡Joder, mamá, tu coño se moja demasiado para mi polla!, Se subió los pantalones.

Salió de la cocina y seguí medio sentada sobre mis rodillas en el suelo. Ni siquiera me di cuenta cuando me tragué su semen. Me ajusté la baja a mi cuerpo, me puse de pie y me subí las bragas. Allí pensativa sentada en la silla con tantas emociones en mi mente.

Hace una hora había decidido hablar con mi hijo sobre lo que sucedió anoche, y ahora me acaba de follar de nuevo… el sabor de su semen aun lo tenía en mi boca, y el olor me impregnaba la nariz. Pasaron unos minutos y nuevamente me puse de pie para preparar la cena. Después de preparar la cena, la serví en dos platos y fui a la habitación de mi hijo. "Cena", eso fue todo lo que dije después de llamar a su puerta y dejar un plato en la puerta. Con otro plato fui a mi habitación. Cené pensando en cómo mi hijo me follaba por el coño, cómo me pegó en el culo y cómo me hizo correrme tan fuerte… su leche podía tener causas….

Después de terminar la cena, puse el plato sobre una mesa y me miré en el espejo. Me volví un poco, levanté mi vestido y vi mi trasero que todavía estaba rojo debido a esos duros azotes. No sabía por qué, pero una sonrisa apareció en mi rostro. Estaba sexualmente satisfecha pero emocionalmente estaban pasando muchas cosas en mi mente… en cuanto me gustaba ser dominada por un hombre y nunca lo supe hasta que Simón me lo demostró.

Me fui a dormir y no me molesté en cerrar la puerta de la habitación. Esperaba que mi hijo viniera a preguntarme si me gustaba ser su puta o no. No vino y no me molestó en la noche. A la mañana siguiente me desperté y fui a ducharme. Abrí la ducha y escuché un sonido…. Evité lo pudiera ser metiéndome debajo de la ducha. Dejé que el agua caliente golpeara mi cuerpo sexy, respiré hondo. No me di cuenta cuando Simón vino detrás de mí después de quitarse la ropa. Nuevamente envolvió sus manos alrededor de mis tetas, y su polla dura en mi trasero.

- ¡Simón! Grité y me giré para mirarlo, pero me di cuenta de que no había nadie en la ducha conmigo. Era solo mi imaginación.

Después de la ducha, preparé el desayuno y me fui al trabajo dejando una nota para mi hijo sobre la mesa. En la nota le dije que desayunara y cerrara la puerta cuando se fuera. Una llave duplicada de mi casa también estaba al lado de la nota sobre la mesa. Después de eso, nada sucedió entre nosotros durante tres días. Él miraba mi escote todo el tiempo, miraba mis piernas mientras miraba la televisión conmigo en la sala de estar. También rozó su mano sobre mi trasero a veces…, no sabía si lo hizo intencionalmente o simplemente sucedió.

Pero no pasó nada más entre nosotros. Una noche, estábamos nuevamente viendo la televisión, juntos. Simón estaba acostado en un sofá frente al televisor y yo estaba acostada en otro adyacente a su sofá. Él miraba la pantalla del televisor y yo lo miraba a él. “¿Qué le había pasado? ¿Por qué no me estaba follando?” no dejaba de pensar en ello. Después de ser follada decenas de veces por su pollón duro, de postrarme sumisa ante sus perversiones sadomasoquistas… ahora me sentía atraída por él, mucho más que por nadie me había sentido en mi vida. Quería que me follara fuerte, volvería a fingir que lo evitaba haciéndome la estrecha para que me dominase, para acabar sucumbida a sus pollazos y terminando con su semen en mi boca, en mi culo o mejor en el fondo de mi coño.

Me miró las piernas, pero luego volvió a mirar la televisión. Estaba pensando en su polla, pensaba si él tenía una erección para ver mis piernas sexy o no, si se iba a masturbar en su habitación pensando en mí o no ¿Habría pensado en follar a su madre por el culo? No se acercó a mí, así que vine a mi habitación. Dejé la puerta abierta para él, pero luego lo escuché ir directamente a su habitación. Me sentía sucia con todos los pensamientos sobre mi hijo y la forma en que me había follado tantas veces, sin embargo la dos últimas habían sido con amor… me sentía bastante extraña. Traté de deslizar mi mano en mis bragas y frotar mi clítoris, pero no me ayudó mucho.

Mi hijo ya me había follado dos veces dándome una versión cariñosa, así que si lo volviéramos a hacer de igual forma, no sería un gran problema para ninguno de los dos, ¿verdad? Me levanté y me dirigí a la habitación de mi hijo abrí la puerta esperando atraparlo masturbándose y luego echarle una mano. Estaba parado cerca de una limpieza de su cámara.

- Hola mamá, dijo sin mirarme, solo con sentir mi presencia en la habitación.

- Hola, respondí lentamente.

- ¿Qué deseas?

Hace unos días era una mujer de vida anodina, ahora una puta zorra y cachonda de mi propio hijo, pero follar a su propia madre me convirtió en una mujer muy viciada.

- Tu polla… tu follada… tus pollazos y tu sometimiento…, le respondí.

- ¡¿Te refieres a la gran polla dura de tu hijo en tu dulce y húmedo coño, mamá?! supongo que follar con una MILF siempre había sido su fantasía como la de tantos adolescentes. - Creo que me he enamorado… eso no quita que quiera follarte duro…

- Sí, por favor… quiero que mi hijo me folle duro, le respondí acercándome a él acariciándole el pecho.

Simón me puso contra la pared y me quitó las cintas del camisón de los hombros, me lo bajó revelando mis buenas y firmes tetas, y comenzó a rodearme con los dedos por los pezones. Me encantaba volver a sentir a mi hombre… ser poseída por mi amor. Me estaba poniendo caliente. Simón bajó sus manos hacia mis bragas, tocó el coño, mi coño mi húmedo y caliente.

- ¡Hmmm… realmente quieres que tu hijo te folle!!, comentó sintiendo mi coño mojado e insertando un dedo entero.

Cerré los ojos mientras me perforando con un toque lento, y luego comencé a chuparme los pezones. Después de un minuto dejó de complacerme, me quitó la ropa por completo y luego me inclinó sobre la cama…, golpeó mi trasero con fuerza y luego bajó sus pantalones cortos para golpear su polla dura en mi trasero desnudo.

- ¡Fóllame con esa gran polla tan dura! Le rogué.

- Te has convertido en una mami pervertida… quieres que tu hijo te folle muy fuerte.

- Sí, soy una madre muy sucia, por favor fóllame duro… ¡¡Quiero tener tu gorda verga en mi coño y toda la leche que tienen tus huevos en mi útero!!

- Eso es, me gusta que te comportes como mi puta perra en celo, respondió e insertó su polla en mi coño.

No mostró piedad al empujarme hacia la cama y follarme duro por la espalda. Luego me hizo acostarme de espaldas y con mis dos piernas sobre sus caderas, su polla volvió a entrar en mi coño… me despatarré bien para entrase a tope y me hiciera sentir su polla en lo más hondo y sus huevos golpeando en mi vulva. Me encantó esta postura sujeta por sus fuertes brazos… me folló más fuerte. Estaba cerca de mi orgasmo.

- ¡¡Joder, sí, sí!!, gemía más fuerte, - ¡Jódeme por favor, por Diosss no pares hasta que tu polla reviente en unos buenos chorros de lefa en mi interior!

- Eres una puta tan pervertida, que mereces que te follen así, dijo, y seguí gimiendo.

Simón disminuyó la velocidad por un tiempo y me chupó las tetas, luego volvió a acelerar y me jodió tragándome toda su polla en mi hambrienta vagina… la tiene larga y ancha, pero cupo con suma facilidad, ya me había hecho el coño a su moldura.

Mi cuerpo temblaba y respiraba más rápido hiperventilando… el corazón a mil. No dejó de follarme, sino que se tumbó boca arriba y me llevó sobre él. Comencé a montar su polla antes de que él pudiera pedirme que lo hiciera.

- ¡Joder, sí, eres tan buena montando mi polla, mamá, soltó cuando sintió mis habilidades. Actuando como una orgullosa mamá salida, miraba su rostro sonriendo de felicidad de volver a estar follándomelo… mi coño se movía arriba y abajo sobre su polla.

- Oh, joder, sí… dame duro en ese punto con tu duro glande ¡Fóllamelo por favor!, gemí más fuerte cuando su polla golpeó un punto sensible dentro de mi coño, ese lugar duro que tengo en la pared vaginal, entrada de mis trompas de Falopio… el mis cérvix.

- ¿Te gusta eso? Mamá, preguntó.

- Sí, amo tu duro pollónamo tu cuerpo viril, amo tus deseos pervertidos hacia tu madre, amo que me llenes de esperma espeso, amo cuanto haces conmigo, respondí.

- Joder, mamá, me voy a correr, gimió. - Y llego los huevos muy cargados….

- Corre dentro de mí, hijo mío… ¡¡PRÉÑAMEEEE…!! le exigí atraiéndolo de su culo a mí.

Su cuerpo pegó un latigazo a la vez que de su boca salía un rugido animalesco soltando el primer chorro de leche, siendo el segundo aun más grueso y sentido en mi vagina profunda. Percibía la tensión y convulsión de cada eyaculación expulsando leche a raudales. Notar como te llena un macho semental, es algo que me sublima, si además es uno tan potente y viril como mi hijo, mucho más, y si lo hace con el amor y pasión que le pone Simón en cada follada que me da, ya no tengo palabras para describir lo feliz que podía estar recibiendo su néctar…. Lo más grande que le puede pasar a una hembra es estar llena de su macho, eso pienso yo.

Tras haberse corrido bien a gusto dentro de su madre, se paró frente a mí y comenzó a acariciar su polla… no le baja la rigidez y observaba que tendría otro orgasmo. Sus ojos miraban fijos a mis grandes tetas. Me amorré a su verga, lamiendo la cabeza de su miembro deseaba excitarlo más.

- Sí, mi amor… ¡Correte otra vez en las grandes tetas de tu madre! ¡Qué orgullosa!

Simón disparó una nueva gran carga de esperma por todas mis tetas tras unos cinco minutos de paja con mamada y sobo de sus colgaderos huevos. Roció mi cara y mis tetas, la lefa se disparaba a discreción… nada más acabar de llenarme, lamí su polla para limpiarla. Se sentó en la cama y yo seguí sentada en el suelo un rato recogiendo su leche y bebiéndomela. Ahora no me sentía mal, porque simplemente amaba a mi hijo y su semen en mis tetas y útero.

- Vamos a ducharnos juntos mamá… ¡¿Sabes que te quiero?! dijo, y lo seguí en el baño.

- Lo sé mi vida… Lo sé porque somos iguales, ambos amamos el sexo duro y de en estas folladas nos lo damos, pero sobre todo lo sé porque deseas dejarme preñada.

- Así es… ¡Quiero preñarte, mamá! Quiero tener mis hijos contigo… en tu vientre.

- Gracias hijo… me siento muy joven a tu lado y aún soy muy fértil… solo necesitaba a un macho que me sepa sembrar, y tú lo podrás hacer la veces que quieras. ¡¡Quiero parir a todos tus hijos!! Estaré muy orgullosa de lucirme panzona de tu mano.

- ¡¿Estás enamorada de mí?!

- Ni te imaginas cuanto, mi amor… ¡¡No he sido tan sumisa con ningún hombre!! Soy tuya y nada más que tuya, y quiero que me poseas todos los días… y me azotes bien.

Nos besamos en la ducha y él también me chupó las tetas, me las azotó al igual que mis nalgas. Después de la ducha, regresé a mi habitación con una gran sonrisa en mi rostro de satisfacción.

Después de mi claudicación como mujer y hembra a los brazos de mi hijo, nuestra relación cambió de roles, ya no era mi hijo sino mi hombre, mi esposo, mi semental, mi amo y señor…. Follamos mucho todos los días, mientras él no tuviera hartura… su verga era quien imponía cuando parar de joder, cuanto y donde. A veces era tan pervertida que le chupaba la polla mientras desayunaba, bebiéndome su leche antes de mi café… en alguna ocasión se la mamaba tomando su lefa en mi boca, para luego verterla en mi café y hacerme un café con leche de macho… otras veces cocinaba desnuda solo con el delantal para que me pudiera follar por la espalda, al mismo tiempo que le preparaba su comida preferida.

Una tarde en nuestra habitación, inclinada sobre la cama, él me estaba jodiendo por detrás, agarrándome las manos con fuerza. Mi trasero se había puesto rojo por las duras nalgadas… nos observábamos reflejados en el gran espejo de la cómoda…

- ¡Hmmm… joder sí, hijo mío, jodes tan bien!, gemía como puta. - No pares de darme azotes en las nalgas y de follarme con fuertes pollazos ¡Hazme sentir tus huevos!

De repente se detuvo por un momento y me escupió en el culo. Me frotó el culo con sus dedos y los introdujo… primero uno, después otro más… al rato de estar abriéndome el ojete para dejarlo bien dilatado, sacó su polla de mi coño.

- ¿Que pasó? Pregunté un poco desubicada sin saber que ocurría…

- No pasa nada… solo es que voy a follarte el culo, mamá.

Me sorprendió porque no habíamos probado a hacerlo analmente desde que me trataba como su esposa y futura madre de sus hijos…

- Relájate, mamá, seré amable con tu culo apretado, dijo y le creí.

Sentí su polla metiéndose dentro de mi trasero, y agarré las sábanas y las almohadas con fuerza. - Oh Dios… grité al notar como mi agujero se expandía para dar cabida a esa tranca.

- Joder, mamá, qué culo tan apretado tienes… parece un coñito virgen

Metió su polla dentro de mi culo y luego comenzó a follarme. Durante el primer minuto fue un poco doloroso, pero pronto lo disfruté mucho y él sabía como ir lubricándolo a base de escupitajos, de sacarla y meterla en mi coño mojado y volverla a meter en mi culo. Metí la mano debajo de mí entre mis piernas y comencé a frotar mi clítoris.

- Joder, sí, esto es tan caliente, tan jodidamente excitante, gemí. - ¡Qué bien sabes sacar a la puta que hay dentro de tu madre…!

El tiempo se hacía indefinido obturando mi culo con tan basta verga, - ¡Oh, joderrr!, dijo al sentir su polla llenando mi culo con su semen. Me puse aún más cachonda.

Cuando sacó su polla de mi trasero, me giré para mirarlo. Nos besamos y caímos en la cama.

- ¡Oh, mi mi nene…, sí, chupa esas tetas. Pronto las tendré llenas de leche para tu hijo y tu maméis de ellas, yo gemía solo de pensarlo.

Seguimos acostados en mi cama durante la siguiente hora, después de eso fui al baño. Al regreso tras unos minutos, vi a mi hijo de pie junto a la ventana.

- Primero te jodí porque me dejaste, ahora te hago el amor porque te quiero, mamá. Le abracé poniéndome detrás de él. - Pero… quería confesar lo que estaba sintiendo en este momento.

- Dejé a todos los hombres que he tenido en mi vida porque ninguno me amó, le dije interrumpiéndolo.

Simón se volvió y me miró… - Lo siento, mamá. No lo sabía, dijo, - Yo te amo. 

 


 

Se dio la vuelta y lo abracé presionando mis tetas con mis pezones rígidos con fuerza contra su pecho y le dije con la mayor ternura del mundo…

- Yo también te amo, hijo mío… mi esposo ¡Te seré fiel hasta el final de todo!

Lo besé en sus labios, y mi mano alcanzó su suave pollón. De repente sonó su teléfono móvil.

- Sí, papá, dijo por teléfono. - No, continuó, - No, estoy pensando en quedarme en casa por un tiempo y empezar el curso Online, dijo sonriendo y mirándome.- No, no te preocupes por mí. Mamá está conmigo aquí… yo cuido de ella, no te preocupes... Después de colgar, vino a mí, me miró a los ojos y me agarró la mano.

- Veamos cómo le das placer a tu nuevo esposo…, dijo con una sonrisa traviesa, y me llevó a la cama. - Tenemos que asegurarnos de encargar bien a nuestro primer hijo…

- Sí mi amor… deseo ver cómo dejas bien preñada a tu hembra, y le pones los cuernos a lo grande a tu padre, otra vez. Le solté muy puta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas más populares de la semana