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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

El Camino de Santiago

 

Prólogo.

El CAMINO DE SANTIAGO es la ruta de peregrinación más conocida e importante del mundo occidental, está compuesta por 3 grandes rutas… El camino Francés (es el más importante) La ruta de la plata, y la ruta del mar. La peregrinación a Santiago de Compostela se remonta al año 950 con la llegada a Santiago del Obispo Francés Godescalco de Puy considerado como el primer peregrino.

Soy un chico de 24 años, mi nombre es Mateo y natural de la ciudad de la cerámica, de complexión tirando a fuerte y robusto, estatura 1,75 metros. Mis complexiones faciales no son del agrado de todo el mundo pero tampoco me consideran feo (según me dicen), lo que no me falta es simpatía y labia para caer bien casi antes de hablar (en cuanto me conocen se prendan rápidamente de mí) Me gusta mucho el deporte no competitivo… sobre todo caminar por senderos y llegar a cimas donde se cubre el paisaje con la vista. Procedo de una familia de escalón bajo, con ciertas carencias económicas, sin embargo mi talento hizo que mis profesores se fijaran en mí y sacaran lo mejor de mis capacidades, eso unido a una beca que supe mantener a lo largo del tiempo me permitieron que estudiara la carrera de medicina, la cual acabo de terminar y con muy buenas notas.

No soy devoto de ninguna cofradía, ni siquiera creo en Dios, no obstante mi agnosticismo me lleva a pensar que una fuerza no terrenal impulsa al sistema universal a desarrollarse y a crear seres vivos, e incluso inteligentes como el ser humano… de modo que meditando mi existencialismo me dije que la mejor forma era caminar que es lo que más me gusta y meditar, y nada hay mejor para eso que el camino Jacobeo, por eso decidí realizar el CAMINO DE SANTIAGO lógicamente por la RUTA FRANCESA.

Hasta ahora he sido una persona que utilizó todas sus energías en estudiar, NO soy VIRGEN, pero al sexo mientras duraron mis estudios siempre lo dejé en segundo plano, pues mi objetivo prioritario era finalizar la carrera lo antes posible y mantener mi beca, por lo cual, actualmente tengo un hambre de sexo descomunal y cuando delante de mí pasa una señora o señorita (me da exactamente igual) sólo veo unos ojos, una boca, unas tetas y un coño insatisfechos, ya tenga 16 que 66 años. Creo que la sexualidad se bonita a cualquier edad y todas tienen su forma de tratarla. Cualquier mujer es digna de tener sexo, y por supuesto no hay ninguna que no sea tan hermosa como para no ser halagada con una formidable follada…. Si las amas mientras las follas, he comprobado que a ninguna le importa que le riegues el útero de lefa espesa, porque hacerles sentir los chorros de leche, les aporta fulgor y felicidad.

Antes de realizar el CAMINO DE SANTIAGO me tracé un plan…

1º Portaría solo una muy pequeña cantidad de dinero por si se presentaba una emergencia imposible de solventar, en concreto 120 € en billetes pequeños.

2º Realizar la peregrinación por etapas y tratar de aprovechar todo lo que se me presentase por el camino, prestar mis servicios como médico o cualquier otra cosa de manera altruista.

3º Focalizar mis amistades en la féminas del camino, a fin de compensar todos estos años de acumulación de testosterona, y con mi don de gentes, tratar de follarme a todas las que se me pusieran a tiro (Durante el trayecto ocurrió de todo, pero nunca pensé que fuera tan fácil follarme a tantas mujeres a pelo)

Trazado el plan, me vestí con la ropa reglamentaria del típico peregrino, me coloqué la mochila a la espalda, cogí el bastón y… a caminar. Era un 2 de Julio de un año Santo Compostelano.

 

ETAPA 1ª: de Burgos a Frómista.

Este recorrido consta de 60 Km. Y pasa por los pueblos de Tardajos, Hornillos, Castrogeriz e Itero del Castillo, pues bien, hasta Hornillos caminé más solo que la una, a la salida del pueblo, me encontré a dos chicas que también estaban en peregrinación, se presentamos como Elena, rubia de 34 años con un cuerpo macizo, muy buen culo y unas tetas tremendas, muy simpática y dicharachera, me dio la sensación de que era un poco calentona, unas horas más tarde me lo demostraría. La segunda, Sonia de 27 años, muy morena más bien bajita no tenía el cuerpo espectacular de Elena y a primera vista tampoco podría juzgarla pues en la forma que vestía no se podía apreciar absolutamente nada, muy seria y bastante distante, era la contra-moneda de su amiga. Ellas al conocer que era médico y que también estaba haciendo el camino, quedaron gratamente sorprendidas y me propusieron hacer algunos kilómetros juntos. 

 


 

Poco antes de llegar a Castrogeriz pasa un riachuelo llamado Garbanzuelo y a sus orillas están las ruinas del convento de San Antón, las cuales son impresionantes. Sonia dijo que quería hacer una inspección de las ruinas pues ella es arquitecta, mientras Elena y yo nos fuimos al riachuelo, al recorrer unos metros encontramos un pequeño ensanche el cual permitía darse un baño, todo el entorno estaba absolutamente desierto, por lo que Elena sin pensarlo dos veces se puso en pelotas y ¡zas! De cabeza al riachuelo. A pesar de estar a mediados de Julio y con un calor de justicia resulta que el agua estaba tremendamente fría y al ratito salió tiritando… me pidió le diera un masaje. A mí me cogió de sorpresa debido a que no me había enterado que se metiera al agua y menos en pelotas pues me había tumbado en la hierba y casi estaba dormido.

Al ver aquellas tremendas tetas delante de mi nariz, mi polla se puso a mil, ya había perdido la cuenta de las semanas que llevaba sin follar…, ella se tumbó en la hierba y me pidió le masajeara la espalda, yo solícito me coloqué sobre ella y comencé una fricción profunda sobre sus hombros y omóplatos, bajando muy despacio a lo largo de su espalda hasta el comienzo de las nalgas, luego fui subiendo lentamente por los costados con la idea evidente de tocar disimuladamente sus tetas, en cuanto llegué a ellas se las friccioné ligeramente por los laterales muy prudentemente, por si ella decía algo o se oponía, pero para mi sorpresa, se apoyó en los codos elevando el busto, dejando sus tetas a mi disposición…, sin pensarlo pasé mis manos hasta sus pezones, los cuales tenía duros como piedras, no sé si por lo fría del agua o por el masaje que le estaba propinando, al poco rato comenzó a emitir pequeños gemidos, lo que me animó a quitarme las bermudas que tenía puestas, y quedarme en pelotas al igual que ella. Ella se giró y me ofreció lo mejor de su humanidad. 

 



 

Sus tetas eran para volver loco a cualquiera, los pezones medían más de dos centímetros de largo y casi cuatro de diámetro con una aureola perfectamente proporcionada de un color marrón oscuro, su cintura de avispa, vientre totalmente plano, unas caderas rotundas y... en medio ¡Qué monte de Venus! Igualito a un bosque de sabana, que aun estando poblados el vello es tan diáfanos que pareciera tener un amantillo de pelo donde se divisaba cada pliegue de su entrepierna, un vello de color rubio suave que no sabría definirlo, sus labios vaginales estaban ligeramente abiertos e hinchados a modo de la flor “Psychotria elata”, la considerada flor del beso o beso de novia, y en la comisura superior asomaba desafiante el enorme glande de su clítoris. Por la abertura de su rajita ceñida, se empezaba a ver el brillo del flujo vaginal.

Después de esta contemplación puse mi boca sobre sus tetas y me dediqué a chupar como sí fuese un bebé, los pezones me volvían loco los rodeaba con mi lengua y le daba pequeños mordiscos, ella oprimía mi cabeza sobre sus tetas y se retorcía de placer, dejé sus tetas e inicié un largo paseo hacia el objetivo final, pasé mi lengua despacito por todo su vientre y se la metí en su ombligo que lo tenía como una pequeña almeja. Luego llegó el plato fuerte, cuando mis labios entraron en contacto con su coñito, éste estaba totalmente empapado, el olor que desprendía era sublime, fuerte y penetrante, los labios estaban totalmente abiertos y el clítoris enrojecido y duro como mi polla. Se lo cogí con mis labios y empecé a chupárselo suavemente, con la punta de mi lengua le daba pequeños toquecitos, mientras introducía en su interior uno de mis dedos, los cuales entraban y salían muy suavemente, ella comenzó a gemir mas elocuentemente y a convulsionarse, al punto que tuvo un orgasmo pasados unos minutos en mi afán de comerle el coño y follárselo con mis dedos… la dejo medio desmayada yo seguí acariciándola con mi lengua y dedos dulcemente y en cuanto reaccionó cogió mi polla y se la metió en su boca, me hizo una mamada ligera (sólo para tomarle el sabor)

La mamada me supo a poco, como era de imaginar…, dijo que no aguantaba más y la quería toda dentro de su chocho, yo como buen chico obedecí y aunque mi polla no es demasiado grande, sí tiene un grosor considerable que es mucho más efectivo en las sensaciones que se procuran en la vagina… lo sé por experiencia, porque cuando observan mi polla, les da la impresión, que los 16 cm no alcanzan a cubrir el coño de una hembra, dado que el diámetro del tronco es de unos 6 cm, más bien les parece pequeña hasta que entra en su coño.

Como ocurre siempre le causó asombro cómo se adaptó a ella al igual que un guante. Me es imposible describir el mecanismo de sus músculos vaginales, me producían una especie de succión hacia su interior y simultáneamente estos apretaban sobre ella en círculos, ahora arriba, ahora abajo, parecían coger la cabeza de mi polla y tirar de ella hacia su interior a tal punto que no pude más y en unos minutos emití un grito fenomenal, casi un rugido animalesco. Me corrí como un semental, le metí más semen en su interior que agua llevaba el riachuelo… el primer chorro pareciera que le costaba salir arrastrándose por el conducto uretral, de lo cerrado que se hallaba, fue potente y copioso, ya el segundo se disparó suave y potente contra su matriz, y a este aun le siguieron cuatro chorros más de lefa espesa, rellenándole la vagina de todo el contenido seminal que eyaculé… le cubrí todas las paredes de su conducto uterino con una cantidad desbordante de leche.

Además de tener la idiosincrasia venérea de tener una polla desproporcionada en cuanto a grosor y longitud, también poseo la característica de producir cantidades ingentes de esperma y de una recuperación de la leche de mis testículos, asombrosa. Sin embargo, tras semanas sin follar, a ese día había que añadir que a pesar de todo seguía tiesa como un poste de teléfono, ella al verla se asombró e inmediatamente giró sobre sí misma, se puso a cuatro patas y me pidió se la metiese por el culo, metí dos dedos en su coño y a continuación se los fui metiendo poco a poco en su culo el cual se dilató de inmediato, entonces apoyé la cabeza de mi polla en la entrada de su agujero y de un pequeño empujón de mis caderas le entró hasta los cojones, iniciamos un mete saca desenfrenado mientras mis dedos de la mano derecha masajeaban su clítoris y con la izquierda amasaba sus hermosas tetas. 

 

 

 

De unos matorrales cercanos me llegó un gemido apagado, era Sonia, estaba espatarrada en el suelo con dos dedos metidos dentro de su coño y corriéndose como una loca, yo al verla me excité tanto que de inmediato empecé a darle duro y con mis ganas atrasadas y lo apretado de su culo, en nada comencé a correrme de nuevo, y Elena al sentir mi semen caliente en su recto, empezó a correrse de una forma tan prolongada que momentáneamente perdió el conocimiento… lo que se llama “la muerte dulce”. La recosté suavemente sobre la hierba, levemente la besé en sus labios y ojos, ella los abrió y me besó, su sonrisa era encantadora y me dijo de la forma más dulce que se puede pronunciar las palabras…

- Creía que los hombres tenían que tener una polla bien larga, para hacer feliz a una mujer, me equivocada, que sea así, gorda y desproporcionada, sin ser muy larga, pueden hacer maravillas, sabiendo utilizarla. ¡Hoy me has hecho totalmente feliz!

- Y Sonia, le dije - ¿La viste?

- Sí, estaba entre los arbustos y se hizo una paja monumental la muy puta.

- ¿Es lesbiana?

- No, no, al contrario estoy segura que la harás muy feliz…, ella tiene pánico a los tíos con pollas grandes, porque tiene un conducto bastante corto. ¡La paja se la hizo a la salud de tu polla… a partir de ahora buscará la forma de follarte a ti!

Acordamos pasar la noche en las ruinas del Convento por lo cual preparamos el campamento y prepararon la cena para los tres. Mientras cenábamos yo miraba descaradamente a Sonia y ella se sonreía, estaba desconocida cambió de antipática a jovial y dicharachera, hablaba por los codos y por cualquier tontería se partía de risa. Se levantó a buscar no sé qué y Elena se me acercó y me dijo...

- ¿Cómo te encuentras? ¿Estas preparado para soportar otra función? Nunca vi a Sonia en el estado actual puedo asegurarte que está salida como una perra en celo.

- No te preocupes, puedo sorprenderos a ambas.

Llegó Sonia y me dijo...

- Oye Mateo ¿Podrías acompañarme al río? Quería lavarme un poco y tengo miedo yo sola.

- Ningún problema, le dije.

Elena me guiñó un ojo muy pícaramente y se sonrió maliciosamente, a mí me dio la risa y seguí a Sonia. En cuanto llegamos al río, Sonia muy parsimoniosamente comenzó a desnudarse (a pesar de ser de noche la temperatura era tremendamente agradable, la típica noche del mes de julio) cuando se quedó en bragas y sujetador yo alucinaba, ella era bajita, pero su cuerpo tenía unas curvas que mareaba sólo verlo. Era un cuerpo divino, totalmente proporcionado, sus tetas ni grandes ni pequeñas ¡Justas! La cintura de avispa y el culo respingón dentro de unas caderas como la panza de un ánfora. Cuando se sacó el sujetador y las braguitas aluciné de todo, los pezones los tenía totalmente erectos, preciosos, casi negros en el centro del redondel de sus tetas con el tamaño justo para mamar hasta el infinito y su coño un verdadero bollo suizo totalmente pelado con una raja que partía la frondosa vulva en dos, en una proporción envidiable y excitante.

Me acerqué, la atraje hacia mí y la besé en sus labios, ella me devolvió el beso abrió su boca e introdujo su lengua en la mía, nos la chupamos mutuamente, la recosté suavemente sobre la hierba de la orilla del río y seguíamos besándonos, mis manos acariciaban todo su cuerpo, que gusto pasarlas sobre su culito respingón, qué gusto acariciar sus caderas de ánfora, pero qué gusto nos dio a ambos cuando con mi boca cogí uno de sus pezones, mis manos paseaban todo su cuerpo, acaricié dulcemente la parte interna de sus muslos (eran de terciopelo), ella suspiraba y gemía, cuando llegué a su chochito lo tenía totalmente encharcado, ella se giró, me quitó el pantalón y los calzoncillos y con su boca cogió mi polla, se la engulló de un bocado totalmente, al mismo tiempo yo metí su vulva partida por la gran raja en mi boca, mi lengua trataba de introducirse todo lo posible en su agujerito, chupé su clítoris con devoción y simultáneamente nos corrimos los dos al cabo de cinco minutos de empezar el 69. Con sus muslos me apretó la cabeza al punto que creí ahogarme, al mismo tiempo ella se atiborraba con mi semen. Dulcemente seguí acariciado su chochito y ella daba pequeñas lamidas a mi polla, que seguía igual de tiesa… (ese era mi secreto, podía correrme tres o cuatro veces sin bajar la bandera y rendirse) entonces dio un salto se puso a cuatro patas y me dijo…

- ¡Fóllame por el culo al igual que a la zorra de Elena!

 
 

No me hice de rogar se la enfilé y de un golpe certero toda adentro… (por la forma de mi verga en forma de pico, con un glande en punta que va ganando grosor a medida que llega a la raíz, es muy suave la penetración en los coños y también válido para el sexo anal) De modo que la clavé hasta los huevos de una, e iniciamos un mete saca delicioso, cuando estaba más calentita se la saqué y con otro golpe certero, toda dentro de su chochito, que noté muy cerrado… se lo abrí y cuando lo tuve amoldado a mi tranca, entonces inicié un intercambio de agujeros, un poco arriba, otro poco abajo, otra vez arriba y abajo hasta que ella empezó a jadear y a soplar, entonces me gritó…

- Por Dios córrete, córrete en mi culo ya ¡Te lo suplico!

La suerte o el azar hizo que me corriese dentro de su coño, de tal modo que cuando le largué los primeros tres chorros de leche en su útero, la saqué y acabé el resto de la corrida en su culo, pero ella aún no se había corrido…, me la seguí follando analmente hasta que se corrió como una cerda. Los dos gritábamos como condenados y caímos desmadejados. El polvo con Elena había sido formidable pero con Sonia fue superado con creces.

- Sonaron unos aplausos, era Elena…. En mi vida vi un polvazo semejante. ¡Tienes una polla corta pero es la mejor que he probado! ¡Tu aguante es de un campeón!

- ¡Nunca había conocido a un semental así! ¿Quieres unirte a nosotros?, dice Sonia

- Por qué no, estoy más caliente que una burra salida ¿Aguantaras un poco más Mateo?

- No imagináis hasta donde yo puedo aguantar.

- Lo mismo bates tu récord de polvos en un día…

- ¡¡Para eso tendría que echaros cuatro polvos a cada una!!

- ¡Pues a qué esperamos, campeón! ¡¡A joder y a follarnos como conejas salidas!!

Total que pasamos los tres follando toda la noche y no sé cuándo, me quedé dormido ni si batí mi récord de polvos. Me desperté por el calor del Sol era casi medio día y estaba solo, en principio pensé si todo lo que había pasado pudiera haber sido un sueño, más cuando cogí mi mochila de uno de sus bolsillos sobresalían dos billetes de 20€ cada una y una nota que decía…

“Te estamos agradecidísimas las dos y como los tres buscamos aventuras, algún día nos encontraremos. Chao Mateo. Muchos besitos de Elena y Sonia!

¡¡¡Pues no fue un sueño!!!”

Se pude decir que la primera etapa de mi peregrinación fue maravillosa ¿Qué pasará en las siguientes? Después de semanas sin follar, follarme a pelo a esas dos mujeronas me complació sobremanera… ahora tenía dinero fresco, hacía un agradable día sin lluvia y mi polla algo irritada estaba contenta con mis huevos relajados y secos… me picaban, señal que trabajaban.

 

ETAPA 2ª: de Frómista a Sahagún.

Este recorrido es de 55 Km…. Pasa por los pueblos de Carrión de los Condes, San Zoilo, Ledigos y Sahagún. Salí de Frómista bastante temprano, solo pero muy contento, en principio todo parecía marchar bien, más dinerillo en la mochila y el cuerpo más que satisfecho. A las 19 horas ya había rebasado el pueblo de Ledigos y me encontraba muy cansado, bajo un grupo de árboles me tumbé a descansar y me quedé dormido, de pronto me desperté debido a que alguien me estaba zarandeando y me decía algo. 

 


 

Abrí los ojos y vi a una señora de edad indefinida (parecía mayor) me decía que aquello era una propiedad privada y que allí no podía estar, luego de explicarle que yo era un peregrino haciendo el Camino de Santiago, buena persona y de profesión médico, la señora pareció meditar un rato y me preguntó si lo de medico podría demostrárselo, yo no tuve inconveniente alguno, le mostré mis papeles y la señora muy satisfecha me pidió la acompañase a su casa que estaba justo al otro lado de los árboles. Me dijo que era viuda desde hacía más de 5 años y tenía una hija de 17, la cual se encontraba un poquito indispuesta y si le podía echar un vistazo ya que me encontraba allí, por supuesto que no puse el menor inconveniente y además estaría encantado de ayudarlas. La casa era de construcción rústica pero bastante moderna se notaba que quienes allí vivían no eran ricos pero tampoco tendrían demasiados problemas con el dinero.

Llegamos a casa y me condujo a la habitación de su hija la cual estaba en cama y parecía dormida, no hizo el más mínimo movimiento.

- ¿Qué cree que tiene su hija señora y cuánto tiempo lleva así?

- Pues desde hace algunos días se marea por las mañanas, tiene fuertes sofocos, también algunos vómitos cuando prueba la leche de vaca del desayuno.

- Sufrió algún desmayo en este tiempo.

- Pues no, solo cansancio y por las tarde le sube la fiebre.

- Que carácter tiene ¿Es dulce? ¿Huraña? ¿Cómo es ella normalmente? (Esto me interesaba a mí especialmente)

- Ella es una niña normal, de carácter alegre y muy bulliciosa… no extrovertida, pero tampoco apocada se puede decir que sea…

- ¿Tiene novio o sale con algún chico?

- Pues no, los hombres que hay por estos alrededores son todos bastante mayores y ya no va al colegio… terminó la secundaria y trabaja conmigo en la quesería.

- Bien, dejémosla dormir con un antihistamínico y mañana con calma la veremos ¿Le parece señora?

- Sí desde luego doctor, ¿Quiere usted cenar...? ¡Seguro que tendrá un hambre voraz!

- Le estaría tremendamente agradecido, tengo un hambre feroz.

- Bien cenará usted conmigo y luego le mostraré la habitación que podrá ocupar hasta mañana ¿Le parece bien? No solemos alojar a peregrinos, pero usted es una persona excepcional, digamos.

- Muy bien señora. Mi nombre es Mateo.

- Soy Adela, aunque por aquí todos me llaman Adelita.

Adela preparó una cena ligera pero muy buena y abundante, tras cenar me mostró una habitación que casualmente estaba situada a dos metros más adelante de la de ella y en el lado contrario del pasillo, me acosté y dormí como un leño hasta que ella me despertó sobre las 9:30 horas. La habitación tenía un pequeño baño incorporado, después de asearme, me acerqué hasta la cocina para saludarla y desayunar.

Mi sorpresa fue mayúscula al ver a Laura, su hija, alta, tendría una estatura aproximada de 1,75 metros, muy morena con un pelo color caoba en una cara con unos ojos intensamente azules, vestía una camisa bastante ajustada donde resaltaban altaneros unas tetas impresionantes apuntando hacia delante como dos obuses, una cinturita estrecha y unas caderas anchas de las que tienen fácil parir a sus hijos. Su culo bien diáfano de ambas nalgas, cubiertos en ese momento por un pantalón de lycra vaquero ajustadísimo, que lo hacía resaltar de una forma impresionante, la fina tela del pantalón, conformaba y marcaba las piernas. Tendrían que ser como dos columnas griegas, pero lo que más me llamó la atención era cómo la dichosa tela elástica, se introducía en su rajita, la verdad es que tuve envidia del pantalón.

Ella se dio cuenta del examen al que en un momento la sometí y se sonreía con cierta picardía. Adela nos presentó y cuando su madre le dijo que yo era médico a ella le dio la risa y dijo que no podía ser, que no había médicos tan jóvenes y feos, yo con mucha sorna y muy serio le dije que los médicos feos, cuando somo jóvenes nos encargamos de las pacientes impertinentes. Por primera vez vi una ligera sonrisa en el rostro de Adela.

Por cierto que no describí a la Adela, como he dicho antes, parecía una señora mayor, pues bien, aparentaba más de 40 años, aunque en realidad tenía 35, por la forma de vestir y lo morena de su piel quemada por el sol, aunque esta mostraba unas facciones muy agradables y sus ojos también intensamente azules y bonitos, de una estatura igual o algo inferior a la de su hija, (yo al lado de ellas me sentía más bajo siendo de la misma altura) su ropa no decía nada en absoluto de su cuerpo, vestía una camisa holgada y larga sobre unas faldas también holgadas y largas casi hasta los pies, todo el conjunto de color grisáceo, en principio de ella no se podría decir nada más.

Adela, tras desayunar, me pidió que reconociese a su hija, tenía que ir al pueblo y de paso podría traer alguna medicina que pudiese necesitar. Nos fuimos a la salita y pedí a Laura que se recostara en el sofá que allí había. En mi mochila portaba lo imprescindible de cualquier médico para un reconocimiento de urgencias… un estetoscopio,un tensiómetro de muñeca y algunas cosas más para heridas o trastornos gástricos y mal cuerpo. Me coloqué el estetoscopio y procedí a tomarle la tensión la cual estaba bastante alta, delante de su madre le ordené que se quitara la camisa para poder realizar una exploración superficial (mi intención principal era verle las tetas pues no tenía puesto el sujetador).

Ella muy roja de vergüenza no se atrevía, su madre la animó diciéndole que yo no era más que el médico por lo que no debería sentir vergüenza, ella se quitó la camisa y yo tuve que hacer verdaderos esfuerzos y ejercicio mental para no descubrir que desde hacía mucho rato conocía la enfermedad de la niña. Ésta nena andaba más salida que una burra, y lo más interesante era que estaba ovulando, de ahí los sofocos, la fiebre vespertina y el cansancio de las pajas que la chica se hacía como una loca para aliviar su desenfreno hormonal transitorio. El caso era que delante de mí quedaron dos tremendas tetas apuntándome con sus pezones totalmente erectos. Delicadamente puse mi estetoscopio sobre el derecho pidiéndole que respirara profundo, que dijera 33 y toda esa parafernalia mientras disfrutaba del espectáculo de esas tetas y de su calor. Luego sobre el izquierdo y dando gracias a Dios porque, entre la dimensión de mi polla y los pantalones holgados que tenía puestos, no se notaba demasiado que estaba a mil, no obstante me dio la sensación de que Adela sí lo notó y en un descuido, su mano se posó sobre mi duro, “corto” y recio cipote. Le ordené darse la vuelta con la disculpa de explorar su espalda, (más bien era para tratar de calmarme) Ella apoyó su peso sobre la mano que posaba sobre mi polla y se giró alejándola. Le pregunté en un punto determinado si le dolía al presionar (yo sabía que al presionar en ese punto concretamente sí dolía, produce como un pinchazo) ella se retorció de dolor lo cual preocupó a su madre, y me preguntó si era grave a lo que contesté que no, sólo era un punto de frío que había cogido, claro dijo…

- La nena, estos días de verano con tanto calor, anda tan ligera de ropa que no me extraña que haya cogido enfriamiento en este cuerpo en desarrollo.

Le receté una crema antiinflamatoria para el dolor muscular, y una pastilla de paracetamol cada doce horas (que no tenían contraindicación de ningún tipo) diciéndole que las pastillas eran para hacer bajar la tensión y la crema para las contracciones su espalda por el enfriamiento. Adela muy satisfecha me dijo…

- ¿Doctor tiene Usted prisa por seguir el camino…? Me gustaría que se quedase con nosotras un par de días, si no le es demasiado molesto, de esa forma podrá descansar un poco más y egoístamente me vigila la evolución del tratamiento a la niña.

- Con una condición Adela... que deje de tratarme de usted, y que la niña no se burle de mí… tengo asumido no ser guapo, y solo tengo 24 años para ese trato tan cortes.

Adela acepto encantada de tutearle, y la niña partiéndose de risa me dice...

Ah, doctor eres feo pero encantador y simpático, te prometo que me portaré bien contigo y sin enterarse su madre, me guiñó un ojo pasando la lengua por los labios, de una forma tremendamente sensual, lo que me hizo saltar las alarmas de lo cachonda que andaba la adolescente, y con toda probabilidad no era tan inocente como su madre creía.

 



 

Adela se marchó al pueblo y nos quedamos solos Laura y yo, ella me propuso dar un paseo por la finca que poseían con varias vacas de donde sacaban la leche para los quesos que fabricaban, esta era enorme. En cuanto llegamos al grupo de árboles del día anterior, ella se sentó, dijo para descansar un rato, al sentarnos me dijo…

- Cuando estoy sola me quito el pantalón, no sabes cuánto me molesta… a veces incluso me desnudo y paseo por el prado con las vacas en pelotas, jajaja.

- Por mí te lo puedes quitar, recuerda que soy médico y no me va importar en absoluto.

- Pero ahora no me estas examinando… te veo más como hombre que como médico.

- Un médico lo hace siempre... (sobre todo yo, ya lo creo que sí… y no como médico)

Ella ni corta ni perezosa va y se lo quita quedándose en braguitas aunque semi tapadas por la camisa. Desde luego con sus piernas no me había equivocado, las tenía preciosas y muy morenas me dijo que como normalmente no había nadie por los alrededores acostumbraba a pasear en bragas por el campo en días cálidos como ese, ella se recostó hacia atrás y cerró los ojos, yo sin pensarlo y sin poder resistir la tentación voy y le doy un ligero beso en la comisura de sus labios, ella no reaccionó entonces la besé un poco más intensamente y ella dando un suspiro echó sus brazos a mi cuello, abrió la boca y por poco se come mi lengua por el chupón que en ella me propinó, nuestras lenguas se engancharon entre ellas y mi mano derecha ya no sabía a quién atender si a sus tetas o a su coño sobre las braguitas.

Le quité la camisa, cogí sus pezones con mi boca y alternativamente pasaba de uno al otro sin transición, bajé con mi lengua por su plano vientre y le saqué las braguitas ¡Qué coño más delicioso! Un monte de venus regordete con un pelo negro solo en el pubis, el resto del coño pelado… el vello era muy fino, los labios vaginales gordezuelos y semiabiertos ya muy mojados. Pasé dulcemente mi lengua sobre ellos, ella, al sentirla dio un respingo, levantó las piernas y con sus manos me cogió por los pelos de la cabeza y se puede decir que me la incrustó totalmente en su coño ardiente casi me deja sin respiración, me solté un poco no sin esfuerzo y comencé a pasar mi lengua dulcemente por toda su rajita, ella mugía de placer pero en cuanto cogí su ardoroso y excitado clítoris entonces fue la hecatombe, empezó a dar rugidos y a correrse, pensé se moriría de placer, quedó medio atolondrada del orgasmo tan precoz. Yo seguí acariciando con mucho mimo su chochito, ella abrió los ojos y me dijo…

- Ven desnúdate (yo estaba todavía vestido, no había tenido tiempo de quitarme nada)

No me dio tiempo a desnudarme por mí mismo, se levantó como una flecha y desesperada me sacó la camisa, al pantalón poco le faltó de desgajarlo… me bajó los calzoncillos y de entrada la noté un poco decepcionada (el tamaño claro, 12 centímetros aunque más bien gordos aun sin estar erguida). De inmediato y sin pensárselo se la tragó totalmente, yo estaba de pie y ella de rodillas delante de mí estaba alucinado viendo a que velocidad mi polla entraba y salía de su boca… de vez en cuando paraba y daba unos lametones a mi glande que me ponía la piel de gallina. En pocos segundos la cosa cambió y ella se alegró de que pese a no ser una polla de caballo, sí la tenía igual de gorda.

- Esto parece otra cosa, ¡¡Prefiero siempre las pollas gordas, a las largas y delgadas!

Me entró un escalofrío a lo largo de mi espalda la sentir su chupón en mi glande y meterse toda la tranca hasta los huevos. Mamó como un fiera, con hambre atrasada de años sin probar una polla, se la deseaba comer entera. Elevaba la tranca y se comía mis huevos, esa nena sabía lo que se hacía y si todos por allí eran viejos, con esos habría aprendido a comer pollas así de bien. De improviso se metía un huevo en la boca, lo succionaba y lo soltaba tirado de él dentro de su boca, pasaba al otro con igual tratamiento, luego logró meterse ambos cojones a la vez. Completamente ensalivados mis huevos, volvió a comerme la polla y metérsela hasta el galillo, chupetear el glande y lamer la corona de mi capullo con todo el prepucio remangado, lamía el tronco desde los huevos a la punta y de nuevo una mamada a toda mecha.

No pude aguantar mucho más y sin previo aviso, le largué una descarga que le llegó directamente al estómago, le sujeté la cabeza, aunque tal vez no fuera necesario o sí. Como era la primera vez soltó mi polla a toda pastilla, pero como las descargas continuaban entre arcadas de ella al sentirse ahogada por los dos grandes chorros de leche que le eché, y la risa que a mí me dio. Le puse la cara perdida, toda llena de chorretones no le quedó nada sin crema, la frente, pelo, la boca y la barbilla, ojos y pómulos. Su cara era un Cristo de chorretones de lefa, más lo que se había tragado.

- Joder con el doctor, la leche que tira. Solo he visto a los caballos eyacular tanto.

- ¡¿Has visto a muchos sementales correrse?!

- A algunos… caballos y toros. Una vez le saqué la leche a un caballo percherón que nos dejó un vecino para cuidárselo, mientras él y su familia se ausentaron.

Diciéndome esto, cogí mi camisa y la limpié cuidadosamente llenándola al mismo tiempo de tiernos besitos. Sin mucha dilación, fui con mi boca glotona otra vez a su conejito y ella se fijó que mi polla seguía exactamente igual de empinada…

- Aun estás duro, menudo Cabrón estás hecho, doctor.

- La vergas cortas y recias son más fáciles de mantener erectas.

- ¡¿Y aguantas mucho tiempo empalmado?!

- Ni te imaginas cuantos polvos te podría echar sin que se me baje la erección.

- Entonces a qué esperas a follarme ¡Necesito que me inyecte sus vitaminas!

Entonces me pidió que se la metiera, me puse entre sus piernas, coloqué mi glande entre sus labios vaginales que ella misma me abrió, e inicié la penetración y ¡¡¡Oh, sorpresa!!! Me encontré una especie de tope ¡¡¡Era mi primer virgo!!! ¡¡¡No me lo podía creer!!! Me la quedé mirando a los ojos…

- ¡¿Me vas a desvirgar Doctor… o no lo vas hacer...¡?

Ante mis dudas de proseguir, ella tomó la iniciativa… cerró los ojos, cruzó de repente sus piernas sobre mi espalda, dio una especie de relincho y de un empujón de sus caderas se la incrustó de un golpe hasta que su vulva hinchada se estampó contra mis pelotas. Se quedó quietecita un rato y yo inicié un suave movimiento de mete y saca, al ratito empezó a gemir, inició un movimiento rápido con sus caderas, con sus pies apoyados en mi culo, apretaba contra mí de una forma tremenda, yo casi no podía moverme sólo se movía ella en una especie de rotación de su cintura, mi polla no creció más pero creo que su diámetro aumentó o al menos la dureza era máxima. Aflojó sus pies un poco y me pidió que la bombease fuerte, lo hice con desenfreno, los dos empezamos a gemir, ella lloraba de alegría y gusto, volvió a emitir el relincho corriéndose…, continué percibiendo que mi orgasmo anda cerca. Mis huevos rebotaban una y otra vez en su bollo suizo.

La fortaleza con que le daba mis más contundentes pollazos y su inexperta sexualidad se aliaron para que ella alcanzara una nueva corrida y yo la mía… los dos nos corrimos, no fue una corrida al uso, fue la apoteosis de todos los orgasmos, a pesar de haberme corrido hacía un rato, le llené su coño de semen extrayendo todo el contenido de mis ciclópeos huevos, tanto le descargué, que le salía a borbotones fuera de su estrecho coño. Los dos quedamos desmadejados el uno sobre el otro me retiré de ella y la limpié con cuidado todo el coñito y los muslos la besé por todos lados, ella decía estar soñando… cuando en verdad estaba atolondrada del subidón de adrenalina y de dopamina que recorría su cerebro.

- Cariño esto no puede terminar así… creo que por unos días voy a estar muy malita y necesito que me cuides ¿Lo harás amor?

- La ruta se puede hacer en uno, dos o tres meses, no te preocupes, te cuidaré y lo haré con mucho cariño y esmero. Lo mismo de este encuentro surge un angelito.

- Tal vez mi amor… me has llenado tanto con tu leche y teniendo mi coñito en estado de buena esperanza, que todo puede pasar… ¡¡Ya me imagino viéndome PANZONA!!

Nos vestimos a toda prisa pues su madre estaría a punto de regresar, por supuesto yo no podía ponerme la camisa, llegamos a casa y Adela no había regresado todavía, Laura lavó a toda prisa mi camisa y la puso a secar. Regresó Adela y se fijó en los dos botones rotos de mi camisa preguntándole a Laura que le había pasado, le dijo que me había enganchado en una rama y al romperse aprovechó para lavarla y luego coserle unos botones de una forma y color parecidos, los suyos no había forma de encontrarlos. Adela no dijo nada pero me di cuenta que en adelante no hacía más que mirarnos a ambos. Laura se tomó una pastilla para la tensión aunque seguro que a esas alturas la tendría normalita y su madre le extendió una generosa capa de crema por la espalda antiinflamatoria, (que tampoco le dolía, pero ella se quejaba mucho con intención de hacer la cama y convencer a su madre de quedarme un poco más).

Pasó el día sin novedad y cuando me disponía a acostarme oí como algo raro, entreabrí un poquito la puerta de mi habitación y al mirar hacia la habitación de Adela me quedé paralizado, ella estaba en medio de su habitación totalmente en pelotas ¡Qué cuerpo tan macizo! Era descomunal, unas piernas y un culo que sólo verlo mareaba, la cintura sin ser de ninfa no era exagerada y cuando más embebido estaba contemplando su culo se giró y a poco me muero de la impresión, su cuerpo visto de frente era realmente impresionante. Los muslos los tenía rellenos y se veía que la piel estaba totalmente tersa…, a la altura de su coño los muslos eran ligeramente ondulados que dejaban ver una vulva gorda de labios vaginales exuberantes… al igual que su hija, solo tenía vello en el pubis con una entrepierna pelada natural. Se notaba que la hinchazón de su coño rodeaba toda su raja y ascendía imparable formando su monte de Venus, que de monte tenía muy poco pues era una verdadera sabana de vello disperso y luego un hilo que llegaba a su ombligo. El vientre lo tenía ligeramente abombado, para a continuación llegar a unas tetas que podían dar de cabezadas a un santo, bastante erguidas para su edad, majestuosas, grandes ¡Enormes! Con unos pezones casi negros, preciosos… eran tan grandes que pareciera tenerlos erectos y eran como la falange de un dedo meñique, tamaño ideal para morir chupando de ellos. Me dio la impresión que estuvo en esa posición el tiempo justo para que yo la contemplara a placer, se giró y yo desaparecí antes… cerró la puerta de golpe y hasta mañana.

A las 8:30 me desperté me di una ducha y me dirigí a la cocina, al llegar escuché como Adela decía a su hija que era necesario ir a la ciudad de Burgos para arreglar no sé qué papeles, si se daba prisa a las 19:30 más o menos podría estar de vuelta en casa en el autobús de Burgos a Valladolid, ella desconsolada, decía a su madre si no podría ser otro día. Adela en un alarde de autoridad le ordenó que era imperativo solucionar ese problema que tenían pendiente, Laura resignada desayunó y partió hacia Burgos, en cuanto salió Adela se dirigió hacia mí...

- Mateo, tengo que realizar un trabajo en el campo que para mí sola es un poco pesado ¿Tendrías tú inconveniente en echarme una mano ahora que no está Laura?

- Por supuesto que no Adela, yo estoy totalmente a vuestra disposición, os estáis portando maravillosamente bien conmigo y es lo mínimo que debo hacer aquí.

- Hacemos lo que debemos Mateo, pues el que se está portando bien y sin pedir nada a cambio ese eres tú.

- El juramento hipocrático que hacemos los médicos nos obliga…

- No creo que ese juramento obligue a ser tan generoso con dos mujeres tan solas.

La mirada que me dirigió al pronunciar esas palabras eran para derretir a un santo, pero vestía como siempre y con un pañuelo sobre la cabeza que la hacía parecer aun más vieja, no le di mayor importancia. Nos dirigimos al campo y el trabajo a realizar yo no podría definirlo (de trabajos campestres yo no conocía absolutamente nada) pero sí que era muy pesado, como a las tres horas el calor era infernal yo sudaba a mares pero ella seguía, de pronto se paró y me dijo…

- Ay Mateo me encuentro muy mal, me estoy mareando, creo que voy a desmayar.

- Esto puede ser una bajada de tensión por el calor…

Se cayó al suelo al igual que un saco de patatas, me fui hacia ella corriendo y en efecto estaba bastante pálida y sin conocimiento, la cogí bajo sus brazos y la fui arrastrando hasta unos árboles cercanos y frondosos que producían una muy buena sombra, la estiré sobre la fresca hierba y comprobé su pulso me llamó la atención el que el ritmo cardíaco era excelente, sin pensarlo y como médico solté los botones superiores de su blusa para auscultarle directamente sobre el corazón y su ritmo cardíaco seguía siendo excelente, en todo caso su respiración un poquito más agitada, de pronto me di cuenta que sus espléndidas tetas estaban al descubierto, y sus más que espléndidos pezones me apuntaban directamente hacia mi boca... miré su cara y seguía inconsciente y a mi cabeza llegaron las imágenes de la noche anterior. De repente la vi toda desnuda, mi polla empezó a crecer y sin poder remediarlo comencé a tirar suavemente de su falda hacia arriba, según veía sus piernas de blanco impoluto y torneadas. Mi cabeza echaba humo, seguí subiendo su falda sus muslos eran divinos ¿Quién lo diría para una mujer de su edad y de campo? Pasé suavemente mis manos sobre ellos, tersos con la piel muy fina, ¡Eso sí, depilados y muy agradables al tacto…! ¡¡¡La apoteosis!!! ¡¡¡No sé había puesto bragas!!! ¡¡Qué coño!!! Aquello era el Olimpo de los dioses, un mollete carnosos con sus labios vaginales abultados y semi tapados los externos por su espléndidos labios internos. Quedé absorto mirando su espléndido coño y de repente me sobresalté cuando ella me dice…

- ¿Es que no vas hacer nada más, doctor?

Me incliné sobre él... parsimoniosamente separé los labios de su raja, con dos dedos separé eso carnosos labios vaginales y a continuación introduje de golpe mi lengua en el interior del agujero todo lo que pude, ella dio un respingo, elevó sus piernas sobre mi espalda y creí que metería toda mi cabeza en su vagina, afortunadamente sabía lo que se hacía…. Su presión era la justa, pasé mi lengua suavemente por toda la rajita, su clítoris era poco desarrollado y lo tenía durísimo, era como un guisante. Comencé a darle de lametones, ella se retorcía al igual que una lagarta, mis manos amasaban sus tetas y mis dedos oprimían dulcemente sus pezones. En un momento ella se soltó y dándome un gran beso empezó a desnudarme y al igual que su hija en cuanto llegó a mi polla se quedó un poco parada ¿Por qué todas piensan que las grandes son las mejores? 

 


 

Pasado el primer momento impresión, abrió la boca y se la engulló totalmente, subía y bajaba su cabeza a una velocidad desenfrenada, con sus dedos amasaba suavemente mis cojones y yo me veía venir arriba y cambió su gesto al ver que los 16 centímetros no eran nada despreciables teniendo en cuenta lo gorda que se me había puesto. Pasados unos segundos sin poder soportar más empecé a correrme, al igual que su hija para ella también era la primera vez y empezaron a darle arcadas (creí que vomitaría) La verga seguía largando semen y le puse la cara perdida del mismo modo que a su hija.

- Estoy sorprendida de lo gorda que tienes la polla, nunca había visto una tan recia, pero lo mejor es la cantidad de leche que sacas de tus huevazos… ¡Joder si pareces un toro semental! Con toda esta lefa, podrías preñar a cinco de mis vacas si fuera lo fueras ¡No te imaginas el dineral que me ahorraría en alquilárselo a Braulio!

- Mis lechadas son especiales para coños tragones...

Ella se repuso mirándome con picardía. Al final el sabor pareció gustarle pues empezó a relamerse los labios, no obstante me insultó por no haberla avisado. Cariñosamente empecé a limpiarle la cara mientras la llenaba de besos pero la notaba como un poco decepcionada, en eso ella se fijó en la verga, observó maravillada que seguía igual de dura que antes, la tocó con su mano como para comprobar que era cierto, se recortó hacia atrás y exclamó…

- Cariño, méteme eso que tienes entre tus piernas, aunque no es muy larga, con lo gorda que es y lo que eyacula, seguro que me va a satisfacer como a una perra.

- Seguro que sí querida, estoy seguro que incluso ni te acordarás de su largura, porque la anchura que tiene, te va abrir el coño como nunca lo ensancharon.

- ¡Pues a qué esperas para follármelo!

Me coloqué sobre ella, y ni corta ni perezosa asió mi polla y la enfiló a su raja, elevó un poco su culo y la embocó en la entrada… en el primer empellón se la tragó totalmente ( y más que hubiera) ella cruzó sus piernas sobre mí espalda (qué agilidad tenía) pero yo me quedé quieto esperando acontecimientos, ella un poco desconcertada comenzó a girar suavemente sus caderas, pero simultáneamente sus músculos vaginales que estaban muy distendidos por la excitación, comenzaron a acariciar mi tronco hinchado…, empezó a ser como un guante el interior de su vagina, sus músculos se acoplaron perfectamente a mi polla y entonces yo comencé una follada que siempre digo ¡La mejor de mi vida! Él mete y saca era muy acompasado… ella abajo y yo arriba, metiendo afondo mi pico como un martillo pilón, así durante mucho rato los dos estábamos disfrutando al cien por cien, a mí porque me gustaba follarme a este tipo de hembra solícitas, a ella porque hacía meses, tal vez años que lo añoraba. En un momento dado ella comenzó a acelerar sus movimientos, la presión de sus piernas sobre mis muslos y las dos manos en mi culo sobre ambas nalgas tirando hacia dentro, era convulsiva, aceleré él mete saca y por mi espina dorsal corría un verdadero hormiguero, de repente ambos y al unísono explotamos. Hundí toda mi verga hasta los huevos y comencé a eyacular como una bestia parda, empujaba más a fondo a cada chorro, y ella ayudaba clavándome las uñas en mis glúteos cada vez que percibía un chorro de leche. Correspondía con convulsiones, apretando y aflojando su vagina sobre mi tronco eyaculador incandescente, corriéndose, gimiendo y gritándome…

- ¡¡QUÉ CORRIDA ME ESTÁ DANDO, DOCTOR…!! ¡DEME TODA SU LECHE, TODAAA…!

Con mi semen y los flujos de ella podíamos regar el campo. ¡AH! Pero mi polla seguía igual de dura, el culo de ella lo tenía grabado en mi retina desde el día anterior. Gentilmente, besándola y haciéndole carantoñas le di la vuelta la coloqué a cuatro patas y venga adentro, como quien no quiere la cosa (son las ventajas de una polla pequeña con forma de pico o daga árabe) se la metí en todo el culo ella pegó un respingo de campeonato, podría ser la primera vez que por ese agujero se la metían, no obstante le cogió el gustirrinín rápidamente, acompasó sus movimientos a los míos, mis manos acariciaban sus tetazas y su coño… todo lo que podían pues me lo daba hecho. El cipote entraba y salía a toda velocidad, ella comenzó a hacer contracciones y a convulsionarse y… ¡La gloria bendita! Para qué contarles como me corrí dentro de su culo… con esa hembra cumplí un completo de boca, coño y culo. Más tarde de llenarle el culo de lefa y recuperar el aliento, ella se abrazó a mí y me dijo…

- Mateo, por favor dime con sinceridad... ¿Te gustó follarme? ¿No me viste vieja? Hace tanto que nadie me folla y tengo mis dudas aun gusto a los machos…

- ¿Qué dices Adela? Mira... eres preciosa, muy hermosa... tienes un cuerpo divino. Me encantan las maduras y más con unas tetas y un coño como el tuyo… tan carnoso.

- Entonces... ¿A quién te gustó más follarte… a mi hija o mí?

Me quedé de piedra... ¿Cómo sabía ella que me había follado a Laura? Entonces ella dijo…

- Mira Mateo ayer por las prisas Laura lavó mal tu camisa y la rotura de los botones me puso en alerta… en ella vi las manchas de tu semen. Después de tantos años sin follar, estaba desesperada al oler tu lefa, y la calentura que me entró fue enorme, tanto que tuve que urdir esta treta para poder satisfacerme. Es increíble, nunca pensé que una polla como la tuya hiciera tales maravillas… ¿Cómo te apañas para tenerla siempre tiesa? ¡¡Esa dureza que mantienes es impresionante y es lo mejor!!

- Compensación de la naturaleza, pienso yo… no es muy larga, pero el grosor permite que se sustente dura mucho más tiempo, sin contar con la excitación que me producís las hembras que están tan salidas como tú y la pequeña Laura…

- Me alegra mucho que la hayan desvirgado con tan cariñosamente. La has hecho muy feliz y de paso a mí. Mi hija es lo que más quiero en mi vida y me gustaría que encontrase un hombre como tú, que aunque te diga que eres feo, a mí no me lo pareces y creo que a ella tampoco, pero su timidez hace que se defienda así de tu atractivo. Gracias por hacernos felices a las dos…

Quedé un poco impactado con todo lo que me dijo mientra regresábamos a casa... no nos habíamos enterado de la hora... los dos ligeros de ropa... haciéndonos arrumacos mutuamente, realmente parecía que estábamos solos en el mudo, en eso escuchamos un grito y… era Laura, por su coño caliente había regresado antes de tiempo, sorprendiéndonos a su madre y a mí, en principio los tres quedamos un poco alelados pero Laura reaccionó y empezó a reírse…

- Vaya mamá parece que Mateo es la alegría de esta casa.

- Cariño… Ayer fue tu alegría y la cura de todos tus males... Hoy fue la mía ¿Qué te parece? Este hombre tan feo nos ha hecho felices a las dos… a ti te ha estrenado y a tu madre la ha reestrenado después de tantos años en el dique seco.

- Fenomenal mamá, sólo quiero que ahora las dos podamos compartirlo, al menos mientras él quiera o pueda resistirlo... ¿A ti qué te parece Mateo… te apetece follarte a las dos… a una madre cachonda y a su hija calentorra?

- A mí muy bien, pero no abusad demasiado de mí, que uno tiene sus límites.

Pasé en esa casa una semana más follando como conejos alternativamente a una y a otra, e incluso a las dos en la misma cama y a la vez. Me dejaron seco y con las fuerzas justas para reiniciar mi peregrinación, eso sí…. Con la solemne promesa de parar allí al regreso. Cosa que desde luego cumpliré de muy buena gana.

FIN DE LA 2ª ETAPA

 

ETAPA 3ª de Sahagún a León.

Este recorrido tiene 52 Km. Y pasa por los siguientes pueblos… Barcianos del Real, Villarmarco, Reliegos, Mansilla, Castro de los Judíos y por fin León. Salí de Sahagún a las 6 de la mañana del día 17 de julio, me puse a caminar de prisa pues mi objetivo era llegar a León sobre las 19 horas del mismo día. A las 18 horas llegué al pueblo de Castro de los Judíos, es un pueblecito pequeño sin mayor importancia, pero entre el calor que hacía y lo cansado que estaba me pareció de lo más acogedor, las casas estaban distribuidas a ambos lados de la carretera y muchas de ellas de moderna construcción.

Pregunté a una señora anciana si alguien en el pueblo podría darme alojamiento, debido a que me encontraba incapaz de proseguir el camino, ella muy amablemente me dirigió a la panadería del pueblo que se encuentra en las afueras del mismo y en la cual solían dar cobijo a algunos peregrinos, al llegar a dicha casa llamé a la puerta (a esas horas la panadería estaba cerrada) salió una chica de unos 20 años o eso aparentaba, y en cuanto le dije que era peregrino y médico me dijo que esperase, su marido estaba durmiendo (como buen panadero trabajaba de noche) y que en cuanto se despertase le preguntaría aunque creía que no habría ningún problema.

La chica me ofreció un gran vaso de refrescante agua y que esperase en el patio trasero de la casa donde se estaba maravillosamente bien debido a lo fresco que era, ella desapareció en el interior de la casa y al cabo de una hora volvió a aparecer con un señor más bien gordo de edad indefinida, lo mismo podría tener 20 que 30 años, bastante tosco pero tras hablar un rato con él resultó ser una muy buena persona, un poquito simple pero bonachón y amable. Quedó muy admirado cuando le dije que era médico y que solo tenía 24 años, no se lo creía, tuve necesidad de enseñarle mis papeles y en cuanto los vio llamó a su mujer y rápidamente le dijo que preparara cena para los tres y una habitación, ella sin decir palabra se dirigió al interior de la casa y Manuel, que así se llamaba el panadero me pidió la disculpara pues Graciela (la panadera) era muy tímida y un poco desconfiada con la gente extraña, que en cuanto me conociera un poquito ya vería lo simpática y graciosa que ella era.

 


 

Graciela en efecto tenía 22 años y lleva casada con Manuel tres, fue una boda de pueblo y conveniencia por cuestión de unión de herencias (los dos eran hijos únicos) y se convirtieron en los más ricos del pueblo, tiene una estatura aproximada de 1,65 metros, las tetas parecía tenerlas más bien grandes para un torso tan pequeño, sus piernas rollizas y fuertes seguidas de un culo y unas caderas para quitar el hipo, tenía muy poca cintura, no obstante se le apreciaba un poco de barriguita, su cara más bien pecosa con una nariz respingona bastante graciosa y un pelo muy frondoso del color de la paja seca, ni rubio ni negro.

Manuel y yo nos dimos un paseo por el pueblo y rápidamente se corrió el rumor de que un médico se encontraba por allí, enseguida un grupo de unas 8 o 10 personas entre ellas el alcalde, se me acercaron y me rogaron si podía echar un vistazo a las personas del pueblo que padecían algún problema, ellos pagarían mi alojamiento a Manuel y los pacientes me pagarían lo que pudiesen. La gente me cayó muy bien, parecían todos muy buenas personas y no puse ninguna objeción… mi peregrinación no tenía prisa y me estaba resultando más agradable de lo que pensé, de modo que le dije al alcalde que al contrario, les atendería con mucho gusto por lo que quedamos para el día siguiente en la Casa Consistorial en la cual montaría mi consultorio. Manuel y yo regresamos a casa y ya vi a Graciela más sonriente y dicharachera. Al terminar de cenar me acosté y quedé dormido como una piedra, me despertó Graciela a las 8 de la mañana, y tras el desayuno, me dirigí a mi clínica provisional.

Atendí a no sé cuántas personas del pueblo todas ellas maravillosas y amables y a las 13 horas me dirigí a casa de Manuel. Me llamó la atención un poco el atuendo de Graciela, vestía una especie de bata blanca bastante fina y cruzada sobre el pecho, sujeta a la cintura con una cinta, al caminar dejaba ver un poco de sus rollizos muslos, y yo comencé a ponerme nervioso, ella pareció darse cuenta de mi estado y la muy zorra se sonreía con picardía. Nos sentamos a comer y Manuel se moría de sueño no daba más que cabezadas. Graciela estaba sentada a mi lado y en un momento que vi hacia abajo me fijé que tenía la bata totalmente abierta sobre los muslos y se le veía el triangulito de sus braguitas, mi polla se puso a mil, como Manuel estaba más dormido que despierto, sin pensar en consecuencias bajé mi mano y la puse sobre sus muslos, ella dio un ligero respingo, no se lo esperaba pero no hizo absolutamente nada en contra, sino todo lo contrario, abrió ligeramente los muslos y me permitió poder acariciárselos por su parte interna. Fui subiendo con mi mano muy despacito hasta sus braguitas, tenía el coño totalmente empapado, pues sus bragas estaban ligeramente húmedas, con un dedo separé un poco el elástico de la pierna e hice a un lado de su coño la tela que cubría su triángulo de la lujuria… se lo introduje en todo el coño. Ella estaba totalmente colorada y sofocada, bajó su mano y retiró de golpe la mía, esto lo hizo mirando a Manuel y yo me quedé totalmente desconcertado, entonces ella cogió a Manuel y le ayudó a llegar a su dormitorio, acostándolo inmediatamente, en cuanto regresó al comedor me llamó descarado y sinvergüenza pero su riña parecía muy benigna puesto que estaba sonriendo y me dijo…

- Manuel duerme como una piedra hasta las nuevo o la diez de la noche (en ese momento eran las 15:30) y yo, voy a tumbarme un poco en el patio trasero que se está muy fresquito, tu puedes hacer lo que quieras, te aconsejo vayas a tu habitación y descanses.

Yo no dije nada y un poco mosqueado y bastante cabreado me metí en mi habitación, la ventana estaba abierta y precisamente daba al patio. El patio tenia un muro de cierre muy alto de unos tres metros era bastante amplio y tenia unos cinco árboles bastante frondosos una hierba bastante crecida, se conoce que era regada bastante a menudo con el agua del pozo que en el centro del patio había. Los árboles daban una sombra fenomenal y al rato llegó Graciela al patio, me di cuenta que me había visto en la ventana pero hizo como que no me vio, extendió una especie de manta sobre la hierba, soltó la cinta que sujetaba la bata a su cintura y ante mis ojos se la quitó quedándose solamente con las braguitas puestas. Sin mirarme ni un solo momento se acostó e inmediatamente se hizo la dormida.

Cerré con llave la puerta de mi habitación, de la ventana al patio sólo había un metro de altura por lo que no tuve dificultad alguna en salir y además era la única ventana de la casa que daba al patio, cerré con llave la puerta del patio por lo cual Graciela y yo quedamos totalmente aislados, me dirigí hacia ella y seguía haciéndose la dormida, en un santiamén me puse en pelotas, me tumbé a su lado y empecé a acariciar dulcemente sus tetas, las tenía grandes y colgonas, pero duras y redondas, sus pezones empezaron a reaccionar y empezaron a crecer, tenían poquito diámetro pues no llegarían a tres centímetros, pero en compensación tenían unos dos centímetros de largo. Me metí él más cercano en la boca y ella seguía simulando dormir, mi mano fue bajando suavemente sobre su abombada barriguita (que gusto acariciársela) hasta que llegué a sus bragas y empecé a acariciar su abultado chochito, entonces ella pareció despertar y sin decir palabra se apoderó de mi polla… y ¡OH! Maravilla no se extrañó en absoluto pues resulta que la de Manuel tiene el mismo tamaño… la única polla que ella conocía, lo que no esperaba que lo gorda que se ponía… empezó un sube y baja fenomenal ¡Qué paja tan sabrosa me estaba haciendo! Entonces me giré le quité las bragas y metí toda mi cara entre sus hermosos muslos. A ella nunca nadie le había hecho eso y en principio quedó desconcertada y me llamó cochino, pero en cuanto empecé a pasar mi lengua a todo lo largo de su rajita empezó a suspirar y a dar pequeños gritos…

- Más, cariño, más, lámeme más, ahí, sí, ahí, méteme más la lengua ¡ay qué rico! ¡queee... rico! Me estoy volviendo loca con tu boca, doctor.

Entonces toqué su clítoris ahí fue la hecatombe empezó a retorcerse me aprisionó la cabeza con sus muslos y empezó a correrse a tan solo unos dos minutos de estar comiéndole la vulva y el clítoris…. Su coño era un verdadero manantial de flujos, estaba ardiendo y a mí por poco me arranca las orejas con sus muslos. La pobrecita en cuanto se espabiló un poco me cogió la cabeza y empezó a besarme con verdadera veneración y entonces le dije...

- Bueno te toca.

- Y ¿qué tengo que hacer?

Me puse de pie y acerqué mi polla a su boca, ella puso una cara de asco imposible de describir.

- No, yo eso no lo hago, yo no lo hice nunca ¡Jamás he chupado una polla!

- Tampoco nunca nadie te había hecho lo que yo te hice. Y te gustó.

Entonces con su mano muy tímidamente cogió mi polla y lentamente acercó sus labios, abrió un poquito la boca sacó su lengua y la paso sobre el glande, pareció gustarle y se la metió un poco en el interior solo la punta, pero su aliento quemaba, entonces cogí su cabeza con las dos manos y de un empellón se la metí casi hasta el fondo de la garganta, quiso gritar pero no pudo, entonces la retiré hacia atrás un poco y suavemente empecé un lento saca y mete follándome su boca, ella le cogió gusto a la cosa y terminó siendo una verdadera loca de la mamada, con sus uñas rascaba suavemente mis cojones y sus dedos los apretaban, su lengua se deslizaba a lo largo de mi polla mientras su mano le daba de arriba a bajo de improviso se la volvió a tragar, sin soltarme los huevos que los masajeaba con su mano izquierda.

Aquella mujer nunca había probado una polla y estaba descubriendo el sabor de una bien recia. Le puse los huevos en su boca y ella de inmediato entendió que debía chuparlos, comerlo y succionarlos… es increíble como por instinto sabemos lo que tenemos que hacer en cuanto al sexo, tal vez es lo que nos mantiene como especie. Continuó con la mamada, cada vez más entregada al ordeño de mi polla, me parecía demencial que la estuviera desvirgando oralmente, eso me estremeció, y sin poder evitarlo empecé a correrme a chorros. Ella no pareció inmutarse al notar el primer chorro de leche... (le gustó el semen a la muy zorra), se tragó todo lo que pudo lamiendo por todos lados para que nos se desperdiciara una sola gota… y tenía una cara de viciosa y putón que me dejó atónito, relamiéndose y tragándose mi lefa.

Al mismo tiempo y casi sin tocarla, solo acariciando sus tetas y otra mano en el coño... volvió a tener otro orgasmo que precipité clavándole dos dedos en lo profundo de su vagina. Mi polla para no variar, seguía tiesa como un palo…, la recosté sobre la manta, me introduje entre sus piernas, apoyé el glande entre los labios de su vagina y toda para adentro. Esa mujer nunca había mamado una polla y aprendió a tragarse la leche en tan solo una sesión, sin embargo la habían follado una buena cantidad de veces, porque la muy puta follaba de vicio desde el primer empellón ¡¡Cómo follaba la condenada!!, sus movimientos eran desconcertantes, un poco para los lados luego de abajo a arriba y allí se mantenía un rato como saboreando el trozo de carne trémula que tenía dentro. Después otra vez rotación y sin previo aviso comenzó a dar andanadas con su culo igual que una locomotora, buscaba correrse y lo encontró… lanzó un grito que yo creí que despertaría a Manuel y a la gente del pueblo, que en ese momento se estaba echando la siesta. Notaba como escurrían sus jugos a través de mi polla y se desbordaban pese a tener su coño sellado con el grosor de la verga.

 


 

La extraje a fin de drenar su coño, y de aquella raja salió un chorro que más parecía una meada, regándome la barriga, la polla y los huevos hasta los muslos. Se la volví a meter de un solo envió… sentí como mis huevos golpearon su coño y empecé a bombear a todo tren percibiendo que pronto iba subirme la leche…, un par de minutos más a todo trapo empecé a correrme bestialmente en lo profundo de su útero. Apreté a tope y eyaculé mi primer aldabonazo, rugí como un verraco y solté un segundo gran chorro de leche...clavaba a fondo y eyaculaba otro y otro chorro de lefa espesa en su conducto uterino. Ambos miramos el acoplamiento de nuestros sexos y observamos como mi semen salía por los costados de su vagina debido a la gran cantidad que le lancé, y la presión que se ejercía en su interior tan estrecho. Se veían los dos mofletes de su coño rodeando mi ancha tranca, rezumando leche.

Nos quedamos medio muertos de gusto y cansadísimos. Al poco me quedé medio dormido pero me despertó una sensación terriblemente agradable en mi polla…, Graciela con su boquita me estaba haciendo una mamada maravillosa, me giré un poco y metí mi boca en su todavía chorreante coño, localicé su clítoris y empecé a darle pequeñas chupadas, mientras introducía lentamente dos dedos dentro de su vagina, después de un buen rato solazándonos con el gustirrinín que nos estábamos prodigando, la cogí y le di la vuelta pues aquel culo tenía que desvirgarlo.

Graciela tenía un culo fabuloso… con un raja que lo partía en dos, blanco y ancho de nalgas nacaradas…, me situé detrás de su culo, y ella al darse cuenta de mi intención quiso escapar, pero la tenía muy bien cogida de las caderas. Como tenía el culo todo empapado de sus flujos y yo la polla empapada de su saliva en cuanto le apreté a duras penas ¡Zas! La cabeza se adentro en su esfínter, ella lo apretó sin conseguir que yo no me dejaba de avanzar, entonces opté por quedarme quieto, mientras con una mano acariciaba sus tetas. Empezó a relajarse y yo seguía acariciándola dulcemente, como ya no hacía nada por soltarse mi otra mano se introdujo en su coño, fue entonces cuando comencé a apretar y mi polla empezó a entrar en su interior sin dificultad de ningún tipo. Suspiraba y gritaba, yo inicié un mete saca desenfrenado…, le tapaba la boca para me chupara los dedos. Era súper increíble desvirgar a esa mujer, su anillo se ceñía y dilataba a un ritmo que mis fuerzas no soportaron por mucho tiempo, se estaba corriendo y yo no tardé en hacerlo… los dos empezamos a corrernos de nuevo como verdaderos animales… le volví a llenar el culo de leche y mis huevos quedaron listos de polvo y paja, sin una gota de leche más por ese día.

Nos abrazamos, nos besamos y nos dimos cuenta que pronto Manuel se despertaría, nos fuimos los dos al baño nos duchamos juntos y a toda prisa yo me metí en mi habitación…. Al poco rato alguien aporreaba la puerta, era Manuel para decirme de ir a tomar unos vinos mientras Graciela preparaba la cena, le dije que sí iría con él en un minuto. Cuando salíamos Manuel le dice a su esposa…

- Te noto como algo cambiada, estas muy guapa ¿Verdad Mateo que está muy guapa? Tienes los ojos más vivos y te brilla la cara ¡No sabes cuanto me alegro que seas feliz conmigo! Por fin te das cuenta con qué hombre te has casado…

- Pues sí que está guapa..., es que estuvo toda la tarde durmiendo la siesta y seguro que le sentó muy bien, no hay nada como un buen descanso para estar nuevo.

- ¿Y tú que hiciste?

- Pues dormir también estaba cansado de las consultas de esta mañana y del viaje.

Estuve casi diez días en casa de Manuel y Graciela, con la disculpa de atender a unos pacientes que lo requerían, la realidad era que mientras Manuel amasaba el pan yo amasaba el pandero y las tetas de Graciela. Estaba seguro que al igual que Laura, la hija de Adela, Graciela tuvo sus días de ovulación mientras estuve de invitado en su casa, si lo unimos a que todos los días me la follaba un par de veces y le llené el útero en toda ocasión, podemos estar seguros que dentro de 40 semanas, Manuel será muy feliz con el retoño que a bien seguro le dará Graciela.

FIN DE LA 3ª ETAPA



ETAPA 4ª de León a Rabanal del Camino.

Este recorrido es de 64 Km. Y pasa por los siguientes pueblos… Órbigo, Astorga y Rabanal. Salí de León muy temprano serían las 7 de la mañana del día 28 de Julio y me puse a camino, pasé el Órbigo entre las 8:30 o 9 horas, después de un breve descanso continué el camino sin encontrarme absolutamente a nadie, kilómetro tras kilómetro llegué a la ciudad de Astorga, me quedé a pasar la noche en un hostal para peregrinos sin que aconteciera nada reseñable por lo cual muy temprano el día 29 continué el camino hacía Rabanal y todo siguió igual ¡Nada a reseñar!

ETAPA 5ª de Rabanal del Camino a Villafranca.

Son 49 Kilómetros de recorrido… se pasa por Molinaseca, Ponferrada y Cacabelos, como en esta etapa tampoco ocurrió absolutamente nada, el caminar en solitario no era muy acogedor, seguía con mi peregrinación perdido por aquellos profundos parajes del corredor norteño, hasta llegué a la altura de la iglesia de Santa magdalena, cerca del arroyo del prado del mango… dejando atrás avatares de todo tipo y naturaleza, llegué al pie de una vieja torre circular de vetusta construcción donde recliné mis cansados huesos y trepidantes tripas que pedían algo de comida y con esas maquinaciones y el rugir de tripas me quedé dormido a cobijo de su claustro románico.

A la mañana siguiente subía a la hora prima, desde la pequeña meseta hasta mi atalaya sones musicales que me recordaron mi paupérrima situación de peregrino de los caminos de la cornisa cantábrica, y dado que la gazuza ya era una realidad más que imperante encaminé mis pasos hacia el poblamiento de donde provenía la jerinzonga musical, eso me llevaba fuera del camino de Santiago, pero necesitaba divertirme un poco y me fui hasta allí como las ratas de Jamelín. Llegado a tales predios me encontré ante una parroquia disminuida pero no por ella menos festiva, esta se quedó por unos momentos muda al ver aparecer ante ellos mi cansada figura de peregrino.

Si el menoscabo de la extrañeza de verse ante un peregrino despistado del camino verdadero, repuestos de la sorpresa todo siguió su ritmo, ante lo cual me fui a sentar al pequeño prado que tenía ante la iglesia a la sombra de un tilo, oyendo la zumbante música de ambiente festivo mientras contemplaba el barullo musical. No le quitaba ojo a una maciza aldeana de generosas formas que cuidaba de su musical arlequín, que jugaba al pie de unas latas en las cuales ensayaba el primogénito sus cualidades musicales de tamborilero.

Pronto un parroquiano me acercaba un buen zumo de cebada y algunas viandas y me preguntaba acerca de dónde venía y a donde encaminaba mis pasos, de ese modo nos fuimos enzarzando en la conversa, comentándole por mi parte mi vieja condición de médico en peregrinaje, ante lo cual me confesaron que algo habían llegado a sus oídos acerca de un médico de grandes cualidades, y por tanto se ponía a mi servicio, puesto que eran el alcalde y sacristán de la susodicha vieja iglesia parroquial, que en esta festividad no podía ser atendida por el viejo párroco que se encontraba indispuesto por un vahído de esa misma mañana, y no habían encontrado sustituto para la misa, para lo cual ya era tarde para celebrarla, aunque no tanto para el rezo de final de la jornada. Y yo como médico le vendría bien para los desmanes que se hacían con la bebida y para ver el estado en que se encontraba el cura. Algunos parroquianos que aprovechaban las fiestas para desfasase bebiendo, pretendían darme curro.

O sea que me vi comprometido para llevar adelante mi servicio de urgencias a los borrachos de la villa, mientras que el sacristán, se encargaría de dicho rezo patronal a eso de completas. Por el tiempo que estuviera y por tal servicio me pagarían unas perras a la vez que el buen sacristán me invitaba a disfrutar de la casa del buen cura que era atendida por él mismo y su señora, y ante cuya mesa se me convidaba para la hora de nona.

 


 

Como no queriendo la cosa no le quitaba ojo a la aldeana madre del retoño tamborilero, que pronto lo notó para su sonrojo, como la mano ruda del progenitor del vástago en medio de la una atufadas de alcohol, se perdía por entre sus ropas a la vez que la mordía en el cuello, acción por la cual la joven aldeana no parecía llevar las bragas puesto ante lo cual el aldeano quiso seguir con el juego , lo cual no pareció gustarle a la esposa, tal vez por las atufadas de alcohol del marido. Se separaron de mala manera y creo que dejó en cierto estado de ansiedad a la campesina.

Yo no le perdía ojo a la buena aldeana, y cuando la tuve a buen tino, le dejé mi buen trato y don de gentes que me gastaba y crucé con ella algunas palabras acerca de buen tamborilero que tenía en casa, lo cierto es que no sabía muy bien cómo llevármela al huerto y en esas cavilaciones estaba cuando apareció el buen sacristán para indicarme que me dejaba la llave de la iglesia para que allí dejara mis cosas por el momento, y me ofrecí como sólitas en tránsito si quería oír a alguien a que le hiciese una revisión o se encontraba mal por algo. Por allí aparecieron prestas un par de viejas aldeanas más interesadas en verme de cerca que en confesar los pecados de su alma, tras ellas vi acercarse tímidamente a la generosa parroquiana con su vástago en la cesta de mano, a este pronto lo puso a jugar con unas bolas en la zona del órgano, mientras me llevaba a su buena progenitora hacia un lugar más escondido de posibles miradas torvas.

Tras entrar en la sacristía, y hacer sentar a la parroquiana en un reclinatorio, me senté a auscultarla y a escucharla, la cual pronto me puso en órbita al oír que se acusaba de pensamientos y actos impíos sobre el sexto mandamiento, y de no atender a su marido como debiera a lo que ella se prestaba de buena razón, pero la presencia del alcohol lo repudiaba, por lo cual no pude por menos que susurrarle un consejo… que cerrara los ojos, y que pensara muy fuerte para poder ayudarla a echar fuera tales pensamientos, y que sintiera lo que sintiera, no dejara de pensar que era su esposo con sus derechos y deberes.

Me coloqué detrás de su trasero y cuando serenamente estaba dejándose revisar, le abrí un poco las piernas, ella no puso ningún impedimento, por cuyo motivo seguí avanzando metiéndole un par de dedos en su mojado chumino que pronto se abrió para solazarme en aquellas bajuras que empezaban a rezumar olorosos caldos, embebí mi cabeza entre sus mulos y llegué con mi boca a su coño, tapizado de vello corto. De sus labios vaginales sorbí a lengüetazos su jugo, lo cual hizo que la aldeana se abriera aún más, y sobre todo cuando mi pulgar se puso ensalivado sobre su ojete.

Echaba ésta el culo atrás buscando un mayor contacto, ante lo cual… la madura me bajó los pantalones y calzoncillos sin contraindicantes. No se sorprendió de mi troncho corto y recio, y le fui acercando mi querido Armagedón que convenientemente ensalivado y lleno de sus lefas le encañoné sin más miramientos. Fue sentir el pollazo en todo su coño, y abrírsele la boca buscando aire, tras esto se echó atrás buscando más polla lo que obtuvo al instante con un intenso mete y saca en el cual nos caímos del reclinatorio uno dentro del otro… en poco la hembra se estaba corriendo, soltaba una buena andanada de flujo que me hacía deslizar con menor fricción mi badajo en su vagina. Apreté mis embestidas, haciendo que su cuerpo se balanceara como la gelatina, sus tetas, las lorzas de su barriga y su carnoso culo… al poco ya no lo soporté y le dejé ir todo el contenido de mis pelotas…, me empecé a correr en su útero como un animal salvaje, haciendo correr las lefas por entre nuestras piernas, aunque yo agarrado a sus buenas tetas que pedían más guerra, no dejaba de eyacular uno tras otro chorro de leche, miraba su cara de asombro a percibir como la llenaba como nunca nadie lo hizo ni imaginaba que se pudiera hacer por un hombre….

- Joder doctor, ¡¿Cuánta leche te sacas de una sola corrida…?!

- En mis huevos tengo una central lechera para mujeres necesitadas de engendrar…

- Parece que fuese un servicio que prestas a tus pacientes…

- Podríamos decir que sí…, no todas quieren curarse, alguna no queda preñada de sus maridos y me piden ayuda…

- ¡¿Y a cuantas has preñado ya…?!

- No llevo la cuenta, pero en este camino a Santiago ya debo llevar tres o cuatro.

- ¡¡Menudo semental está hecho, doctor… sembrando de panzonas el camino!

Estaba a punto de trajinarme su suculento ojete en medio de la conversación, mojado como estaba, de hecho estaba rebozando la cebolleta sobré él, cuando el vástago con una voz y lloro infernal reclamaba a su madre, que se levantó rauda y veloz en pos de su retoño, dejándome con la polla en la mano, y todos sus jugos rodando por mi polla hasta los huevos.

Volví al prado de la fiesta donde los parroquianos estaban solazándose con buenos tragos, me acerqué al sacristán para recordarle que la manduca nos esperaba, este no parecía muy inclinado a dejar tales actividades, pero me lo llevé un poco arrastras porque las tripas ya me pedían pitanza, y tal y como me había prometido el buen sacristán no era cosa de despreciar el estar sentado ante una mesa llena de condumios. Al llegar a casa me encontré con el ama de la casa y señora del sacristán totalmente enfurruñada por la tardanza de su señor y también por el estado de este. La calmé como pude, dejando al buen sacristán en la mesa, y ayudando a la buena mujer en las tareas de dar de comer a su buen sacristán y la prole de hijos que por allí pululaban, aunque para mi que allí había hijos de muy distinto padre.

La buena señora no dejó de tratarme con deferencia que debía a los sanadores, tan escasos por aquellos lares, pero me examinaba como los tratantes ven a sus animales, al menos así me sentí yo. En el trasiego de la cocina ya tuvimos cierto encontronazos físicos entre tanta prisas e idas y venidas, la tensión subió cuando nos sentamos a comer aquellas abundantes viandas patronales regadas de buen vino, que tanto Pedro como su señora trasegaban a buen ritmo, tras ello vinieron los dulces y los licores a cargo del buen párroco recluido en su cama ubicada en el piso del sótano, donde la sacristana le bajó las viandas y las medicinas recetadas y yo fui a visitarlo unos minutos para ver que en qué la podía ayudar como médico.

Cuando regresamos, Pedro ya estaba roncando sobre la mesa, por lo cual ayudé a la buena señora a recoger todo aquel maremágnum de platos y cacerolas en donde se situó la buena sacristana en cuclillas ante el barreño de fregado, dejando ver unos perlados muslos, tersos y depilados, y su abundante tetamen. Estas estampas me pusieron en tensión algo que la buena sacristana no perdió de vista…. No queriendo zaherir la hospitalidad brindada, le pedí a la buena señora que me indicara donde estaba mi camastro, pues me gustaría echar una cabezada antes de que los aldeanos se pusieran más beodos y tuviera que asistirlos.

Me indicó que en el primer piso estaban mis aposentos, y me pidió secando sus manos sobre su bata que le ayudara a llevar al sacristán a su cama, ubicada también el sótano de la casa, allí dejamos al aldeano que se agarraba a las pezoneras de su esposa intentando en su borrachera meterle mano al chocho, rauda ante el panorama pronto dejó en cueros al buen sacristán, aunque este no soltaba en su borrachera, las tetazas de su paisana, su polla ya no obedecía a ordenes, pues el vino ya había dado cuenta de sus cabales.

Me fui a la habitación indicada que en medio de aquella calorina de verano, y en lo que corría el fresco, no tardando mucho en llegar las ensoñaciones dado el alcohol trasegado y los meneos que le había dado a la aldeana y lo visto sobre sus carnes prietas, me puse en pelotas a gozar del aire fresco en medio de un profundo sueño lleno de todos los chuminos abiertos por mi polla a lo largo de lo que llevaba de camino. Nunca había follado tanto y de tanta calidad, como jamás se me pasó por la cabeza que hacer le camino solo, me llevaría a tales gozos, encalando de lefa a todas esas mujeres ocultas por las sombras de sus vidas anodinas.

En eso estaba cuando sentí que mi polla era succionada por la buena sacristana, que abriéndose la bata se echaba sobre mi después de mamarme el floripondio y ponerlo tieso. Trepó como digo sobre mí, y sin dilación alguna, su coño se tragó mi cipote, causando un intenso sube y baja sobre mi polla por la raja de su chumino, lo cual hizo que ese Armagedón se pusiese en prestancia de trabajo, y de paso darle la orden a mis fructíferos testículos.

La buena señora metió su mano derecha bajo su pernil para buscar mi cipote y encaramárselo ella misma en el chocho, su coño sin obstáculo alguno se tragó a Armagedón en un santiamén, estaba claro que estaba acostumbrada a las buenas pollas, tanto de su marido como del anciano cura párroco, (en ese momento no lo sabía, pero no tardó mucho en confesarme que se la trajinaban a placer… y ella encantada de tener dos pollas disponibles y discretas), por otra parte pude ver que estaba bastante bien armado el señor cura, cuando le revisé. Desde hacía tiempo, con los cuales mantenía relaciones sexuales completas, e incluso, en lo que podía desde hace años un menage a trois con ambos sacristán y cura, el cual los unió bajo su casa para poder fornicar más y cortar habladurías de las paternidades de sus cinco hijos.

Lo cierto es que una vez que las ropas de la señora Casilda se fueron por un lateral de la cama, he de decir que pese al intenso olor a hembra que despedía la buena señora, esta estaba jamona pero muy apetecible, eso sí, rellenita y fortachona.

La puse tras el buen trasiego que me endiñó al modo de los perros, y como tal la monté con Armagedón como bate, lo cual le gustó pues no parece que dicha postura la hubiera usado mucho, le cogió gusto y pedía que la fornicara más y más fuerte hasta que me corrí como un burro en su interior, hasta el mismo útero la rellené de leche. En esa posición y tras salirme de ella me entretuve en regarle el ojete con la lechada que aún andaba rodando por mi bálano. Eso pareció no disgustarla y pronto echó mano atrás para abrirse los cachetes de las nalgas, presentando un admirable canal por el cual hacer correr a mi espolón, que resbalaba cual jabón entre las manos mojadas. Se reía Casilda al sentir como el pollón se deslizaba y más cuando unos dedos gordos y largos se deslizaron por su chumino para ponerlos en su boca para el chupeteo, cosa que la satisfizo hasta al punto que ella misma colocó mi verga en sus labios, para que también probara esos caldos.

Ante tal oferta, no descuidé la tarea de abrirme paso por entre su dilatado ojete, la cual  pronto franqueó la entrada, y de una estocada le metí la cabezona a modo de ariete, y de otro pollazo uno le entró todo el eje hasta inundar el culo de Casilda, a la cual llevé al quinto cielo con el traqueteo del meter y sacar todo el mástil. Nos dimos un respiro cuando por la puerta asomó la parroquiana de la confesión del mediodía, la cual venía a traer a su vástago para que jugara con los de Casilda, y al oír jaleo en la recámara fue a buscar el origen.

 


 

Tan pronto ésta volvió de la encomienda, se unió al grupo tirando las ropas a un lado quedando en bragas, las cuales su amiga y amante Casilda se entretuvo en ir bajándoselas a la vez que le metía sus dedos en el culo y en el coño, pues la aldeana ya venía bien insuflada de sofocos febriles, pues no en vano su marido que le había echado un polvo en malas condiciones, y la hembra no venía satisfecha del legado conyugal, aunque sí traía bien colmado el coño de los restos de su lefa y jugos vaginales, los cuales se podían encontrar entre su amplia entrepierna en estado gelatinoso.

Tener aquellas dos jamonas refocilando por la cama, pendientes de mi potente rabo era algo así como un regalo de Dios por haber echo solo el bien durante todo el camino, lo que no desaproveché en toda su amplitud, dado que las dos hambrientas aldeanas pronto se encargaron del menú, pues cuando una se metía todo el espigón en el chumino bien a palo seco o con ayuda de una mamada bien cerda, la otra refocilaba por entre ambos en busca de chupar bien el culo de su amiga o mis henchidos huevos… todo a un tiempo también. Ambas eran unas adiestrada folladoras, como pude comprobar unas consumada amas del placer sexual e impúdicas, pues no solo se lo hacían entre ellas, sino que al pobre cura párroco lo tenían más que seco que el ojo de un tuerto, de tanto ir a la noria de su polla, sin olvidar sus respectivos y cornudos maridos… sacristán y alcalde de la aldea. Dos barraganas sedientas de verga para tres machos cómplices de engendrar en tales hembras más de nueves bastardos.

Lo cierto es que sus abultados chochos pelados de cualquier tipo de pelambrera, eran toda una golosina para mis deseosas papilas gustativas, de los cuales, ahora daba buena cuenta de ello. Puedo jurar ante Dios y el santo patrón Santiago apóstol que les iba que las enrabara por el chumino con mi corto pero eficaz gruesa tranca, ya no solo por el conducto uterino, sino que sin pudor alguno también por el culo, ambos se abrían como jazmines en primavera y cuyos agujeros fui regando con copiosas buenas corridas, con riegos de semen espeso que no dejaba de soltar en gruesos chorros y que ellas se encargaron de ordeñarme a base de bien.

Acabada la fiesta del folleteo, me fui a Vísperas, con los dos cornudos presentes, y para sonrisa de alguna que otra beata a las cuales ya debía de haberles llegado la noticia de que en la parroquia ya había un gran nabo para sus cazuelas. Solo tenían que pedir cita para una revisión médica en profundidad, y nuevo médico de paso, las auscultaría sin coste alguno… una bajo una condición, dejarse follar a pelo por el coño, pues sembrar el Camino era mi fin.

 

 

ETAPA 6ª Villafranca a Triacastela.

Son 47 Kilómetros pero dificilísimos, todo es pura montaña, pasa por los pueblos siguientes… Castro Sarracín, Cebreiro y Liñares do Rey. Es de resaltar en esta etapa el típico albergue de O Cebreiro, son las famosas PALLOZAS, esta es una especie de casa rural montañesa (más bien es una choza) pero que el peregrino aprecia considerablemente pues nos permite descansar a gusto y durante el tiempo que se necesite.

El día 3 de agosto llegué a Triacastela. Es el día 25 había sido el día de Santiago Apóstol, día de la comunidad Gallega y la verdad me hubiera gustado poder estar en Santiago ese día, pero en fin algún día llegaré, nunca pensé que mi programación iba a ser tan desplanificada.

Lógicamente en Triacastela estaban de fiestas y yo muy cansado pregunté a una buena señora de edad indefinida que se encontraba vareando a dos vacas, dónde podría encontrar un lugar para descansar, y ella muy campechana me dice…

- ¡Ay! Neniño pues no hay ya hostales por esta zona, pero si quieres te bienes con mi hermana y conmigo a nuestra casa, hay que caminar un par de Kilómetros pero como te queda en camino, es recorrido que ganas ¿Qué te parece?

- Por mi encantado señora, mire usted. Yo soy médico y si puedo prestar mis servicios mejor, si no usted me dirá lo que tengo que pagar.

- Bueno neniño tú no te preocupes por esos, ya veremos que es lo que puedes hacer como médico o lo que sea ¿De acuerdo? La mano de un hombre siempre viene bien a unas mujeres solas. ¡Anda, espera aquí mientras yo voy a buscar a mi hermana!

Como a la media hora llegó la señora y me dice que no encontró a su hermana, por lo cual nos dirigimos a su casa, por el camino nos presentamos, ella se llamaba María y tenía 43 años, era una persona bastante corpulenta sin ser gorda, ligeramente más baja que yo, calculo 1,70 metros, sus tetas debían de ser enormes, el culo bastante ampuloso dentro de unas caderas rotundas y en contraste con tetas y caderas, se apreciaba una cintura más bien estrecha, total que sus medidas aproximadas serían de 105 - 75 - 130, lo que se puede decir, una señora muy rolliza, era morena pero no pro estar quemada por el sol y la montaña, sino era su color natural… los andares y formas de la típica mujer aldeana que sin embargo no encajaban con su forma de tratarme. De su hermana me dijo que tenía 37 años y se llamaba Antonia, las dos eran solteras y vivían solas, hacía escasamente un año que habían muerto sus padres y ellas se volvieron de la ciudad para cuidarlos hacía ya unos diez años.

Llegamos a casa, era una típica casa de campo pero se apreciaba que económicamente era muy potente, más que casa era un PAZO perfectamente modernizado, allí no faltaba de nada. Yo estaba muy cansado y pedí poder acostarme, por lo cual María me preparó una habitación y me acosté de inmediato. Sobre las 10 de la mañana me desperté, cogí unas toallas que María me había dejado y me dirigí al cuarto de baño, justo en cuanto me estaba acercando se abrió la puerta del mismo y salió secándose la cabeza y totalmente en pelotas, la que me imaginé sería Antonia, yo me quedé de piedra pues el cuerpo de la Antonia era mareante, aquello no eran más que curvas, sus tetas grandes y muy bien formadas, algo caídas me imagino que por la edad y sobre todo el tremendo peso de sus mamas, sus pezones marrón oscuro eran grandes y gordos dentro de una areola también de color marrón oscuro bastante grande pero que hacían un conjunto precioso, la cintura estrecha, el culo respingón, unas piernas como columnas de mármol y en medio de ellas un coño que a primera vista era espectacular, sin tener demasiado pelo en su pubis, la vulva era abultada o más bien regordeta, en ese momento tenía los labios del coño totalmente cerrados pero se veía que también eran rechonchos y todo el conjunto en una estatura de 1,65 metros aproximadamente. 

 


 

Ella al oír mis pasos un poco sorprendida se sacó la toalla de la cara y al verme lanzó un grito de espanto, yo estaba alelado, llegó María corriendo, ella al vernos a su hermana y a mí que seguramente teníamos una cara de tontos difícil de describir. Ella al ver a un extraño en su casa y yo al contemplarla en pelotas. María se reía como una loca. Antonia se puso rápidamente la toalla delante de su coño (no le daba para nada más) y María en cuanto paró de reírse nos presentó, le dijo que me llamaba Mateo, que era médico y peregrino e iba camino de Santiago que trató de localizarla el día anterior para presentarnos y que le fue imposible. Luego me enteré que entre ellas no solían dar explicaciones de sus andanzas, motivo por el cual el día anterior María no había localizado a la Antonia.

Con muchísima naturalidad Antonia me dio dos besos, me dio la bienvenida y me dijo que podía pasar al baño que luego nos veríamos en la cocina, María bastante sorprendida…

- Neniño le caíste mejor a la Antonia que a mí y ya es decir, sobre todo por lo rara que ella es… además pocos la han visto desnuda como tú.

Al poco rato me dirigí a la cocina y allí estaban las dos hermanas esperándome para desayunar, Antonia con una sonrisa muy irónica me dice…

- Bueno doctor ¿Qué le pareció el examen al que me sometió hace un rato?

Muy desconcertado y rojo como un tomate fui incapaz de decir algo que fuera coherente, las dos hermanas viendo mi desconcierto se tronchaban de risa y me di cuenta que ambas eran un par de cachondas muy calenturosas. Desayunamos de una forma deliciosa y luego Antonia me pidió si la acompañaba al pueblo, si su hermana no tenía nada que oponer, por supuesto, María dijo que no había problema alguno. Cogió el Land Rover y nos dirigimos al pueblo, a la gente no les extrañaba en absoluto ver a cualquiera de ellas con un extraño, tenían muchas amistades y todo el mundo sabía que acostumbraban a dar alojamiento a muchos peregrinos, por otro lado eran personas muy queridas y sobre todo respetadas, por lo cual todo el mundo se cuidaba muy mucho realizar cualquier comentario. En el pueblo realizó una serie de compras para a continuación regresar a casa, como era muy temprano (las 11:30) y no se comía hasta las 14:30, me dijo si me gustaría ver la finca, a lo que respondí que sí, ella metió el vehículo por un camino muy tortuoso e inició la subida a la montaña (me dijo que se veía un paisaje maravilloso desde la cima) yo en lo que me estaba fijando era que su falda cada vez se subía más pues ya podía verle los bordes de las bragas de color negro, ella se dio cuenta que no hacía más que mirarle las piernas…

- ¿Qué pasa nene te gusta lo que ves?

- Por Dios que ya no soy tan nene.

- Es que te veo tan embelesado mirándome las piernas...

- Bueno es que tienes unas piernas preciosas, y cuerpo que estremece.

- Esto es pura magra, cariño… dijo mostrándome más los mulos y sus bragas.

Dicho esto ni corto ni perezoso deposité mi mano sobre el muslo que me mostraba tan expresiva, ella lanzó una sonrisa y no dijo nada, siguió conduciendo y como quien calla otorga, inicié una suave caricia por el interior de sus muslos subiendo poco a poco hacia el triangulo negro. En cuanto llegué a él, pasé uno de mis dedos por la raja sobre sus bragas, y ella empezó a gemir quedamente sin dejar de mirar al frente. Poco más adelante, bajo unos árboles paró el coche y me ordenó bajar de inmediato. Con aquella orden pensaba que la había pifiado y me dejaría tirando en medio de los monte galaicos. Ella también se bajó de un salto, y ya en tierra fue hacia mí y me atrajo hacia ella. Supe que no me dejaría tirando en el campo.

Me besó con desesperación, yo me apoderé de sus tetas sobre su camisa y sujetador (que duras las tenía) solté los botones de la camisa y sus pezones parecían querer romper el sujetador de tiesos y duros que los tenía, inicié una serie de mordiscos sobre ellos mientras soltaba su falda y terminaba de quitarle la camisa. Su cuerpo volvió a sorprenderme, tenía puesto un conjunto de bragas y sujetador negro con encajes que realmente ensalzaba su divino cuerpo, mientras yo me moría de éxtasis en la contemplación de su cuerpo ella en un santiamén me puso en pelotas y… ¡Otra vez! Aún no me había excitado lo suficiente.

- ¡Ay nene qué corta la tienes!

- Olvídate de la longitud, el tamaño no solo se ve por los centímetro de polla, sino por los de grosor ¡Estoy seguro que terminarás tan sorprendida que querrás más!

- Eso espero. Porque en mi cobijo hace mucho que nadie entra a llenármelo.

- Si a este coño, le dije palpando con toda la mano abierta en su coño – Le gusta la leche, va a irse de aquí bien satisfecho y atiborrado de lefa, pero antes me la tienes que engordar y poner bien dura.

Dicho esto, sin pensarlo se la metió toda en su boca, nos habíamos tumbado sobre la hierba, le quité las bragas y metí mi boca en su coño, iniciamos un 69 perfecto, ella chupaba mi polla y suavemente estrujaba mis cojones, yo inicié un mete saca de mi lengua en el interior de su vagina, luego mis labios buscaron su clítoris e inicié una chupada sobre él tan intensa que en pocos minutos, ella no resistiendo los espasmos de placer que la embargaba… soltó mi polla y empezó a correrse como una condenada, en un momento volvió a retomar mi polla y se la metió hasta la garganta y ahí fue la mía..., le empecé a dar pollazos elevando mi cintura a la vez que ella se tragaba el cipote hasta los huevos. Se oían los sonidos guturales de mis pollazos en su boca, ella asió mis cojones y los masajeó con fruición buscando el ordeñe de mi huevos… empecé a tirar tanta leche que a poco le sale por las orejas, la condenada no dejó escapar una sola gota, cuando vi su cara era de puro vicio y se relamía los labios con verdadero deleite, me giré hacia ella y la besé con toda la pasión del mundo.

Le quité el sujetador y empecé a mamar de sus grandes tetas al igual que un niño de pecho, ella tenía los ojos cerrados. Echado sobre ella, nuestro cuerpo desnudos se frotaban, mientras iba de una teta a la otra, de chupar un pezón a tirar con mordiscos del otro. Entre tanto mi cadera jugaba a frotar mi cipote contra su entrepierna…, ella se abrió de piernas y el acoplamiento estaba siendo el idóneo… y de repente abrió los ojos al notar que mi polla se estaba introduciendo en el interior de su coño (no se lo podía creer después de la corrida que había tenido) elevó sus piernas y las cruzó sobre mi espalda.

- Joder nene, sí que la tienes dura después de haberte corrido como un toro…

- Es una de las particularidades que tengo… la verga me dura, dura y dura.

Nuestros movimientos era cadenciosos, sin prisa, saboreando cada milímetro de nuestros respectivos sexos, sus tetas me quedaban a la altura de mi boca por lo que no tenía dificultad alguna para chupárselas a placer (tenía unos pezones riquísimos) ella empezó a suspirar y a gemir…

- Sí, mi niño, sigue mi nene, pero qué bien lo haces, me estas matando de gusto cariño mío, me estoy corriendo, me corro otra vez ¡Qué rico!

Y en efecto, empezó a dar sacudidas con su culo y a gritar, su corrida no la superan ni en los San Fermines de Pamplona. Esperé a que acabara de convulsionar y sin sacarle la polla del coño le bombee a toda mecha. La lubricación ayudaba a meter y sacar la polla en modo pistón hasta que pegué un rugido animalesco simultáneamente a mi primera eyaculación… empecé a correrme con largos y copiosos chorros de lefa espesa, si antes descargué un vaso de leche ahora debía de ser medio litro, no paraba de salirme chorros y chorros de semen…, le dejé el coño totalmente inundado como ella no se pensaba que se podía dejar tras una corrida. Quedó asombrada, tanto que al ponerse de pie le bajaba el semen muslos abajo, ella no salía de su asombro al ver los regueros de leche como lava recorrer sus piernas.

Eran las 14 horas, se nos había pasado el tiempo en un soplo, cuando llegamos a casa, María se nos quedó mirando, se fijó en las piernas de hermana y empezó a reír como una loca…

- ¡Antoñita¡ ¿Qué tal se portó el menino? ¿Es bueno dándole al trabuco?

- ¿Por qué lo preguntas?

- Fíjate que chorretones de semen traes por las piernas.

- ¡Ay María! El neniño tiene la gaita corta, pero no encontré a nadie que la haga sonar como él, es una alegría sentirla y ni te imaginas lo que puede hacer una polla bien gruesa como un carvallo (un roble).

Con los comentarios de ellas yo me moría de risa, María puso la comida y después de comer Antonia dijo que se iba a dar un baño, María que se iba a echar un rato la siesta pero conmigo en su cama, por lo cual me cogió de la mano y me condujo a su habitación, en cuanto llegamos parsimoniosamente comenzó a desnudarse.

- Que lo disfrutes María, aunque no sé si le quedará leche que sacar de sus huevos.

- Ahora lo vamos a comprobar…

Al quitarse el vestido yo babeaba (me encantan las tetas gordas y grandes pero mucho más los coños carnosos) lo que estaba mirando colmaba todas mis ilusiones, por los lados de sus bragas salían dos mofletes de tanta carne que albergan, aunque sus bragas no eran cortas precisamente... por la parte superior se intuía el vello corto que adornaba su gran coño (ella se reía por mi cara de tonto). Se quitó el sujetador y sus enormes tetas quedaron al descubierto, grandes, gordas e increíblemente casi totalmente derechas, aquello era un milagro de la naturaleza, al quitarse las bragas por poco me caigo de culo, con las piernas juntas sólo se veía un montículo de carne ajada por unos labios que brotaban de su coño… ni rastro de vello en toda la vulva.

Se tumbó sobre la cama sin decir nada, mi falo estaba a mil, y en una exhalación me desnudé y me tiré sobre ella como un cohete, amorosamente me colocó sobre ella y me dijo que chupara de sus pezones y acariciara sus tetas con mis manos, le gustaba muchísimo el frote mamario y que se las mamaran, yo despacito con mi lengua rodeaba sus pezones, mis manos apretaban aquel par de montañas, después de un buen rato intenté bajar por su vientre y no me lo permitió, me dijo que no le gustaba. Me imagino sería por la gran cantidad de carnes que afloraba de su raja, era tanta que aunque estaba totalmente empalmada y mi picha a la altura de su raja no le facilitaba la penetración. De pronto flexionó sus piernas, bajó sus manos, separó los labios frondosos de su coño y mi polla encontró el camino… penetró en su interior como cuchillo en mantequilla, lo tenía ardiendo, colocó sus manos sobre mi culo y me dijo que no me moviera…, ella realizaba ligeros movimientos con su cadera moviendo el culo y sus músculos vaginales chupaban mi polla. La madura jadeaba quedamente y aunque yo quería moverme no me dejaba, sus músculos seguían trabajando. Fueron cinco minutos con aquella mamada de mi polla con su coño, y no me pude aguantar más, empecé a correrme a borbotones. Lloraba de gusto, era la primera vez que alguien me echaba un polvo semejante, fue ella la que me folló a mí. Entonces ella aflojó sus manos y dijo…

- ¡Ahora! ¡dale duro! Espero que no me engañara mi hermana y que no se te afloje. 

 


 

Su hermana no la engaño, mi herramienta empezó a entrar y salir de su coño de una manera vertiginosa gracias a su lubricación y a la de mi leche…, ella empezó a gemir y gritar, sus manos de pronto apretaron mi culo contra ella, frenó todo tipo de movimiento y en mi vida vi a una mujer correrse de aquella forma, se quedó totalmente desmadejada… pero continué follándola aun con estertores sublimes, y yo estaba cansadísimo tras el día de follada en follada, me necesitaba rematar la faena con una nueva corrida a favor de mis empellones, como así logré más de un cuarto de hora después que ella se corriera por primera vez y llegó a correrse una segunda. Le vacié todo el contingente que me quedaba en las reservas de mis gónadas y nada más salirme de su coño me quedé dormido entre el cansancio y el sofoco de la tarde de verano. A la hora me desperté con una sensación maravillosa, estaba en la gloria, alguien me estaba besando dulcemente, pero al mismo tiempo otra persona daba lametones a mi polla. María y Antonia se sonrieron…

- A ver, bello durmiente… hora de trabajar, en este lugar está prohibido haraganear.

Me lo decían con mucho cariño, y yo animadamente puse mi boca sobre uno de los pezones de María y comencé a darle chupadas como a ella le gustaba, mientras tanto la Antoñita perecía estar pidiendo la merienda y desde luego no la hice esperar demasiado, cuando empezó a salir mi leche… la muy glotona se la tragó toda y decía a su hermana…

- ¡Ay María qué leche tan rica tiene nuestro nene!

María se debatía entre oleadas de placer, pues mientras mamaba de sus tetas, Antonia chupaba mi polla y tenía tres dedos metidos dentro del coño a su hermana. Antonia estaba a cuatro patas, me situé detrás de ella, la aferré bien por las caderas y sin previo aviso se la ensarté de golpe en todo el culo, ella dio un grito de dolor y me largó una hostia que si me coge me mata pero como la tenía bien sujeta y no aflojé ella se fue calmando pero soltando barbaridades (María se moría de risa), Antonia de pronto se quedó quietecita, empecé a moverme suavemente, mi polla se deslizaba por su recto con toda suavidad, ella comenzó a gemir y a retorcerse y de pronto ambos empezamos a corrernos como animales, ella daba alaridos de gusto y se dejó caer en la cama medio muerta de placer…

- Hermana, dijo a Maria Ha sido el mejor polvo de mi vida, este niño es un ángel.

- Esto no me lo puedo perder todavía estoy alucinada, Mateo descansas un poco y después me das mí ¿Vale?

Las dos se acostaron y me situaron en medio de ambas, me hallaba en la gloria, me acariciaban por todos lados y yo hacía lo que podía y repartía caricias a ambas hermanas, era un verdadero placer acariciar aquellos hermosos cuerpos. Antonia se bajó a los pies de la cama y cómo no, mi polla a su boca y en un par de segundos me la puso a reventar, y le dice a su hermana...

- Anda María ponte a cuatro patas y levanta bien el culo, que este macho te va a follar como a una perra...

Ella hizo lo que le mandó su hermana y me dijo…

- Métemela despacito que por ese agujero todavía soy casi virgen, de los siglos que hace que me lo abrieron la primera vez…

- No te preocupes, le dije, - Ya verás como te gusta… mi polla está hecha para profanar culos, con la punta suave y la raíz recia.

- Verdaderamente tienes una herramienta perfecta para follar… en forma y tamaño.

La muy zorra de Antonia me hizo una seña para que se la endilgara de golpe como hice con ella, a mí me dio la risa, me situé bien detrás del culo de María ¡Qué maravilla! Parecía un coñito de nena de ocho años, pelado y liso… eso me puso a mil, su hermana le largó un escupitajo en el botón para lubricarlo, luego me la mamó para lubricar mi glande, apoyé la cabeza de mi polla en la entrada del culo y con un golpe seco de caderas ¡Zas! Toda dentro en tres etapas… costó un poco abrirle el ojete y se notaba como arrastraba las carnes hacia adentro a la vez que veíamos como se expandía el anillo. María no gritó pues parecía esperarlo pero entre dientes y bufando me llamó hijo de puta, yo iba a moverme y ella me grito…

- ¡No te muevas cabrón! ¡Me duele mucho! ¡Joder como quema el pollazo que me has dado, hijo de la gran puta! Espera un poco… cuando te diga me sigues follando.

Me quedé quieto y Antonia suavemente aparto los labios carnosos, de la vagina de su hermana, le remangó el pliegue del capuchón sacando el capullo, y empezó a estimularle el clítoris, yo alargué una mano bajo ella y le acaricié las tetas, con estos estímulos ella solita empezó a menear el culo, yo al mismo tiempo inicié el movimiento de mete saca muy suave, ella cada vez meneaba más el culo… a los pocos minutos el vaivén era como el de un coño y los orgasmos del mismo modo… empezó a convulsionares a gemir y luego a gritar que pensamos le iba a dar algo, a mí me empezaron a dar escalofríos por la espalda, en mis huevos sentía ese regusto de cuando vas a empezar a expulsar un río de semen. Intentaba pensar en otras cosas menos estimulantes, pero Antonia me sobaba los testículos que me colgaban como un badajo de campana… todo era imposible de ignorar y ese par de zorras me llevaron al Olimpo del placar en tan poco tiempo que no me dio a reaccionar (no me explico cómo podía fabricar tanta lefa) pero así era, me corrí como un toro dentro del culo y María tuvo el orgasmo de su vida al sentir cada chorro de leche en su esfínter, cuando se repuso me dio un cachetazo en el hombro con su puño, pero a continuación me llenó de besos llorando de alegría, de felicidad pura al sentir que su culo seguí intacto y lleno de masculinidad.

Toda esta historia ocurrió el Lunes día 3 de agosto, María y Antonia me rogaron pasara unos días con ellas, los tres lo pasaríamos muy bien y a mí no me iba a pesar retrasarme en mi plan de peregrinación, luego de meditarlo un minuto accedí con la condición de que pasara lo que pasara invariablemente el próximo domingo día 10 de agosto partiría hacia Santiago, ellas encantadas estuvieron de acuerdo, ni que decir tiene que nuestra diversión diurna y nocturna era follar de todas las maneras posibles, excepto con María, seguí sin dejarme que acercara mi cara a su chocho. Antonia era una tigresa, ella y yo hacíamos virguerías, los dos éramos igualitos, una tarde a mí me provocó seis orgasmos y ella tuvo no menos de diez según me confesó, pensarán que a ese ritmo tendría que estar destrozado, ni mucho menos, me cuidaban a cuerpo de rey, lo único que hicimos durante mi estancia fue… dormir cuando nos apetecía y normalmente era por puro cansancio y comer…las dos eran cocineras excepcionales.

El jueves después de comer (habían preparado un cordero al horno que estaba delicioso), surgió una discusión entre nosotros, la cuestión era quien follaba mejor y tenía más aguante, Antonia dijo que como ella nadie, podría pasarse follando 24 horas sin cansarse, yo dije que ese no era el mérito que la cuestión aparte del aguante era sobre todo satisfacer a la pareja plenamente, las dos estuvieron de acuerdo conmigo, entonces María sorprendió a ambos, nos aseguró que ella con sus músculos vaginales era capaz de resistir por tiempo indefinido, y al mismo tiempo ordeñar materialmente a su macho, por mucha resistencia que éste tuviera, los dos nos quedamos mirándola y la pérfida de Antonia mirándome directamente a los ojos desafiante como una tigresa con hambre de verga, me dice…

- Serías capaz de hacer una apuesta.

- Por supuesto dije ¿De qué se trata?

- ¿Cuánto tiempo crees tu que aguantarías a María sin que se te baje la dureza?

- Mínimo Hora y media.

- ¿En ese tiempo cuantos orgasmos crees que podrías tener?

- Tres o cuatro.

Bien, si lo consigues tendrás el dinero necesario para montar tu clínica y si no, tendrás que permanecer, follándonos, hasta el día primero de Septiembre ¿Aceptas?

Yo un poco preocupado desde luego acepté. No entraba dentro de mis planes demorarme tanto tiempo, había dejado por el camino algunas cosas que necesitaba no olvidar, pero como les había comentado de mi carencia económica para montar la clínica, ellas se aprovecharon para camelarme al mismo tiempo era la oportunidad de mi vida.

Antonia y María se sonrieron como dos verdaderas zorras…, mirándolas me sonreí también y me dije… “Bueno a ver qué pasa2. De todos modos al final saldré ganando, estaré bien alimentado y follado todo el tiempo como un Maharajá. Acordamos la faena para esa misma noche, yo me había trazado un plan, este era que tenía que castigar y tratar de relajar los músculos vaginales de María todo lo posible por lo cual le dije…

- María, tienes que permitirme acariciarte donde yo quiera y el tiempo que quiera, si no, no hay trato.

Ellas aceptaron riéndose, yo me reía también, intuía que a María nunca nadie le había hecho un cunnilingus o bien porque el que veía su carnoso coño de labios exorbitantes de carne se asustaba o por vergüenza propia de ella, pues bien yo estaba dispuesto a hacérselo y vive Dios que ella sabría lo que es bueno. Inmediatamente nos fuimos a la cama (María y yo protagonistas, Antonia espectadora) enseguida nos despelotamos, me eché sobre las tetas de María y empecé a mamar como si nunca lo hubiera hecho, estoy seguro que a los pocos minutos tuvo un orgasmo mamario, inicié una bajada lenta de mi boca y lengua hacia su vientre, en cuanto llegué a su ombligo intentó impedirme el avance, yo miré a Antonia y esta le apartó las manos a su hermana para dejarme paso libre, María tenía los ojos cerrados y jadeaba, proseguí el avance hacia su monte de Venus ¡Qué cantidad de pliegues enmarañados!Y qué retorcidos, cada uno debía entrelazarse con el de enfrente varias veces, no me importó en absoluto, tenía la vulva gorda e hinchada los labios vaginales gruesos y la vagina cerrada pero en la cresta asomaba, como el pico de un gallo, un clítoris enorme, lo tenía muy desarrollado y en ese momento ya muy excitado.

Con mis dedos aparté delicadamente sus pliegues humedecidos y abrí sus labios vaginales, ella al notar mi boca sobre su raja dio un respingo y se quedó quieta, como esperando acontecimientos, empecé a pasar mi lengua muy suavemente de abajo arriba y de arriba abajo tocando con la punta el gran glande de su clítoris y llegando a la entrada vaginal. Empezó a agitarse y a doblar las rodillas hacia arriba como para facilitarme la faena, con mi lengua comencé a rodear su clítoris y a darle ligeros latigazos, ella se estremecía, fui introduciendo suavemente primero un dedo, luego dos y al final, tres dedos dentro de su coño, con ellos inicié el estímulo de sus músculos vaginales. Cuando sus músculos por inercia aprisionaron mis dedos, con mi boca aprisioné el clítoris e inicié una chupada intensa sobre él, ella empezó a tener orgasmos uno detrás de otro, mis dedos en su interior eran incansables, María berreaba de gusto, daba verdaderos alaridos, en su vida nadie le había proporcionado tanto placer, mientras tanto Antonia despatarrada a nuestro lado, se mataba a pajas ¡Yo estaba a mil!

Ordené a María que se pusiera de lado, me situé detrás de ella, elevé su pierna derecha, introduje la mía y mi polla quedó situada en la entrada de su hambriento coño, un pequeño empujón y toda adentro (Es mi postura favorita, permite muchas cosas en la posición de la cucharita) Pasé mi brazo derecho bajo su pierna derecha y la situé lo más posible sobre mi cadera, de esa forma tanto las tetas como su clítoris estaban al alcance de mi mano y esta iba de un lugar a otro sin transición. María se corría como una burra y yo ya llevaba dos orgasmos y seguía, al cabo de una hora más o menos Notaba que María estaba cansadísima, cualquier postura más de diez minutos cansaba mucho, más a ella que a mí. Pasados unos cinco minutos de un orgasmo mutuo María, me suplicó que la dejara, ya no podía más. Antonia estaba alucinada, no comprendía cómo yo podía haber hecho semejante faena y correrme tanto.

Finalizó la semana y entre muchos besos y abrazos por parte de ambas hermanas amén de alguna que otra lágrima me dispuse a proseguir el camino, entonces María me entregó un sobre cerrado diciéndome que lo abriera cuanto estuviese en el Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago, así me acordaría de sus buenas amigas. Antonia me rogó que al regreso pasara por casa a saludarlas, yo dije que sí pero no lo tenía muy claro, se me amontonaba el trabajo de tantas a las que había satisfizo y probablemente más de una quedase preñada.

 


 

FIN DE LA 6ª ETAPA

 

ETAPA 7ª De Triacastela a Palas de rey

Este recorrido es de 58 Km. Y pasa por los siguientes pueblos… Barbadelo, Portomarín y Sala de la Reina. Salí de Triacastela sobre las 9 de la mañana del día 10 de agosto y me puse a caminar, a 10 o 15 kilómetros de Triacastela me encontré con 5 peregrinos más y decidí seguir el camino con ellos, eran personas muy expertas, caminaban bastante rápido, tanto que a las 11 de la noche habíamos cubierto los 58 kilómetros de la ETAPA. Buscamos albergue y a las 9.30 de la mañana del día 2 emprendimos la…

ÚLTIMA ETAPA De Palas de rey a Santiago de Compostela hay una distancia de 63 Kilómetros y los lugares más señalables son… Leboreiro, Melide, Boente, Castañeda, Arzua Vilanova, Ferreiros, Lavacolla y por fin Santiago de Compostela. Nos pusimos de acuerdo para realizar este camino en dos etapas, la primera de Palas de rey a Arzua debido a que era la mitad del recorrido aproximadamente por lo cual llegamos a Santiago el día 15 de agosto, uno de los tres días más iluminados de la cristiandad, el día de Nuestras Señora de la Asunción, a las 18:30 horas. En cuanto puse mis pies en la explanada de la Catedral frente al Pórtico de la Gloria, lo primero que hice fue abrir el sobre que me había entregado María, con una nota escrita por ambas hermanas se encontraba un talón al portador por un importe de 10.000 € . La primera parte de la nota estaba escrita por María y decía…

“Querido Neniño Mateo…, no sé los años que pueda vivir, para mí tu recuerdo siempre será imborrable, tú eres la persona que ha conseguido hacerme vibrar de pasión a mis 43 años, la única persona que ha sido capaz de descubrir mi más recóndito secreto y hacerme la persona más feliz del mundo, ya no solo por las folladas tan buenas que me dabas, sino porque creo has podido sembrar mi panza. Mi pico de gallo se muere por tus labios y boca, solo de pensar en ti se me hace el coño agua. Mi querido Mateo te quiero y te querré siempre... María.

Las letras de Antonia... Querido Mateo…, en mis 37 años he conocido y follado con unos cuantos hombres de todo tipo y condición pero desde luego ninguno es comparable contigo, tú no follas a una hembra, TÚ AMAS A LA MUJER y esa cualidad prácticamente NO LA TIENE NINGÚN HOMBRE y muy pocas mujeres. Desde que saliste de nuestra casa María y yo nos matamos a pajas pensando en ti…, y al igual que a Antonia, creo que mí también me preñaste.

Querido nuestro esperamos de corazón nos hagas una visita para conocer a tus hijos, tal vez nos conozcas diferentes físicamente, porque es probable que nos hayas preñado, de ser cierto nos harías las más felices del planeta. María se desespera pensando en ti, tanto como que yo he tenido que meter mi lengua en su chocho para tratar de calmarla un poco, y la muy desgraciada después de correrse como una vaca, me dice que como tú no hay quien lo haga. Sin duda harás felices a muchas mujeres en tu vida, pero a ninguna como a nosotras en la madurez… cuando ya no teníamos esperanza de poseer a un macho de tu calibre. ¡OJALA EL APOSTOL NOS BENDIGA CON UN BUEN PAR DE PANZAS! Si así ocurriera, debes estar seguro que a tus hijos no les faltará amor y cariño infinitos… Muchos besitos de tus queridas y abnegadas amigas y amantes… María y Antonia de Triacastela.

 


Epílogo.

Tras unos días en Santiago de Compostela, tenía que terminar el camino de verdad y llegué a Muxía y Finisterre, donde se acababa la tierra para muchas civilizaciones y ahora para mi viaje introspectivo y tan saludable para mi alma y mi severa sexualidad.

El camino de vuelta lo puede hacer en tren recorriendo las etapas mucho más cómodo, pero sin duda pensaba en las mujeres que tanto me aportaron en mi reflexión a lo largo del camino… Adela, Laura, Antonia, María, Graciela, Casilda, Sonia, Elena y alguna aldeana de cuyo nombre no me acordaré…. Con Antonia y María mantuve una comunicación epistolar moderna por email, y con ello supe que ambas quedaron preñadas y tienen una pareja retoños que les dan la alegría que siempre les faltó en sus vidas. Con Laura y Adela logré contacta por facebook, y mantengo una relación estrecha con videoconferencias por WhatsApp… supe que Laura había parido una niña preciosa…, Laura y su madre están encantadas con la niña, les he prometido que iré a visitarlas cuanto antes, me adjudicaron una plaza de médico en Sahagún, muy cerca de Ledigos. La panza de la que tengo constancia es de Graciela, de su preñez me enteré a la vuelta en tren…, llamé a la panadería… confesó su gran felicidad y de su esposo.



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