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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

El Harem familiar 3/3

 

 Secuencia 12 :) Desayuno y siesta



Llegamos a casa y nos fuimos cada uno a nuestra habitación. Mientras me dormía casi se me pone dura pensando en lo último que me había dicho mi hermana, “Eso parecía prometer mucho”.

A la mañana siguiente, me levanté y sin cortarme bajé a la cocina con los calzoncillos bóxer con los que había dormido y sin camiseta, me empezaba a dar igual que me vieran con cualquier cosa, incluso desnudo, pensé sonriendo. Me puse un café y me senté en la mesa que había algunos bollos y tostadas. Al momento llegó tía Soledad con su bata semitransparente a través de la cual se apreciaba su ropa interior.

- ¿Que tal lo pasasteis anoche? ¿Había ambiente?

- ¡No estaba mal! Lo pasamos bien.

- ¡Eché de menos algún achuchón nocturno! Me dijo con una sonrisa pícara a la vez que se movía sinuosamente.

- ¡Me hubiera encantado! Dije mirándola con sonrisa perversa.

Recordé de nuevo la última frase de mi hermana y sentí como se removía la polla bajo el bóxer. Ahora tenía a tía Soledad delante que parecía dispuesta a tomar un buen desayuno. No sabía dónde estaban las demás y pregunte, antes de decirle algo más insinuante.

- ¿Dónde están las demás?

- Cándida y tu madre se acaban de ir a dar un paseo y tú hermana no se ha levantado todavía.

- ¡Bonita ropa interior, tía Soledad! Le dije sin rodeos.

Ella sonrió y se abrió la bata para mostrarme la ropa interior que yo había insinuado. No era un tanga, pero eran unas pequeñas braguitas negras con un leve encaje que realizaban sus sensuales muslos. El sujetador era a juego, y dejaba ver una gran parte de sus voluminosas tetas.

- ¿Te gusta más así? Me preguntó contoneándose.

Dejó caer la bata al suelo y su sensual cuerpo quedó bañado por el brillante sol de la mañana que entraba por las ventanas. Se cogió las tetas con sus manos y las comprimió haciéndolas más apetecibles.

- ¿Quieres probar a ver si sale leche? Me dijo con su voz tierna y dulce.

Todavía me parecía raro que dijera ese tipo de cosas con su tierna voz. No tuvo que decirme más, me levanté como un resorte y me lancé sobre sus grandes tetas como una fiera. Mi mente, pervertida he insaciable, funcionaba desde primera hora de la mañana. Se las comí desaforadamente mientras ella metía su delicada mano bajo mi bóxer y sacaba mi miembro viril en plena erección. Parecía que ninguno de los dos teníamos tiempo para preámbulos, y se bajó las bragas subiéndose al taburete de la mesa central de la cocina, se puso a la altura suficientemente para orientar mi capullo en su suave vulva carnosa, refregó mi capullo entre sus labios, embebeciéndolos de flujo y se pajeó el clítoris un buen rato… glande con glande clitoriano, era muy gordo y duro, lo cual me sorprendía y me enloquecía. Luego embocó mi capullo a su boca hambrienta de carne, y de inmediato empujé varias veces agarrándola del culo…mi polla se introdujo hasta el fondo en un par de enviones. Empecé a bombear sin dejar de chuparle sus grandes pezones, ya me había dado cuenta que a todas les gustaba que los succionara con fuerza, y eso es lo que hice.

- ¡Ahhh! ¡Qué perra me pones Pedrito! ¡¡Me pones loca que me folles tan duro!! Susurró con su dulce voz.

Estaba de pie, en medio de la cocina, y no era la postura más cómoda por la inestabilidad del asiento. La cogí en volandas y la senté sobre la mesa, dejándole medio culo fuera, recostó la espalda a la vez que yo le levantaba las piernas y la sujetaba por los tobillos, volví a introducir la polla mirando cómo desaparecía entre los labios carnosos, húmedos y calientes de mi tía, me extasiaba toda esa masa de carne vaginal envolviendo mi tronco… comencé a bombear con ganas. Me apetecía oír su voz, esa voz tierna diciendo guarradas, y la provoqué.

- ¿Te gusta así, tía Sole?

Ya había empezado a jadear y me contestó con palabras entre cortadas.

- Ahhh, síii, me… Ahhh, encanta Pedrito! ¡Dame más polla… hasta el fondo! Quiero sentir tus huevos golpeándome el coño… eso me pone a mil, cabronazo ¡Joder, qué pedazo de pelotas tienes para fabricar leche!

Con las piernas levantadas sujetándola de los tobillos miré como sus tetas bailaban sobre su cuerpo tendido en la mesa. La miré a los ojos y vi que ella me miraba.

- ¿Te gusta más así, puta? Le dije para provocarla más.

Su mirada se fue transformando de tierna a felina, y su respuesta fue más contundente. Parecía saber lo que quería oír, y así me lo transmitió con una voz más profunda.

- No sabes – Ahhh – como me gusta – Ahhh – tu rabo duro y recio, diosss! Me pone- Ahhh – más calie…nte que una perraaa – Ahhh, Joderrrr…me corrooo!

Noté como temblaban sus piernas levantadas y al momento mi polla y mis huevos se empaparon con su flujo. Yo ya estaba muy excitado, casi salvaje, dándole pollazos y no me corté en mis comentarios.

- ¡Y a mí me encanta lo zorra que te pones, tía Sole! ¡Aghhh!

Y mi polla estalló soltándole varios y copiosos chorros de semen que acabaron chorreando entre sus labios hacia el culo, hasta mojar la mesa. Me retiré con la polla fuera, todavía algo dura y de inmediato ella se incorporó para bajarse de la mesa, y todavía con las bragas bajadas, se inclinó para chupar los restos de semen de mi polla. Comenzó a chuparla con ansia y pensé que si seguía volvería a ponerme la totalmente erecta. Eran unas chupadas deliciosas que me dejaron la polla bruñida como un espejo.

- Ufff! ¡Qué desayuno más rico! Dijo al ponerse de pie todavía con las bragas bajadas.

Oímos un ruido y los dos giramos la cabeza hacia la puerta, allí estaba mi hermana de pies, mirándonos con una sonrisa perversa.

- ¡Dios mío! ¡Qué vergüenza! Exclamó mi tía a la vez que se subía las bragas con las mejillas totalmente enrojecidas.

- ¡Tranquila tía Sole! ¡Me ha encantado veros follar! Dijo acercándose hasta ella y dándole un sonoro azote en su gran culo.

- ¡Por Dios, hija! Que tu madre no se entere de esto.

Pidió con dulzura mi tía Soledad mientras intentaba ponerse la bata sin atinar.

- ¡No se tiene porqué enterar! Contestó Sonia con cierta perversión.

- Sería muy desagradable para todos, sobre todo para ella. Volvió a implorar mi tía con cara se súplica.

- ¡Seguro que lo podremos arreglar! Continuó mi hermana sirviéndose un café.

Iba descalza, con una camiseta larga que cubría poco más que sus bragas que se veían tímidamente al andar. Sus grandes pezones se marcaban a través de la fina camiseta de algodón y sus largas piernas destacaban bajo la camiseta. El tono de la última frase, aunque no era amenazante, tenía tintes de chantaje. “Seguro que lo podremos arreglar”. Mi tía se debió dar cuenta de ello y no dudó en ofrecerle lo que quisiera.

- ¡Pídeme lo que quieras! Pero por dios, no le digas nada a tu madre.

- ¡Tranquila tía! – dijo acercándose hasta ella y dándole un beso en su enrojecida mejilla. – No le diré nada, pero pensaré en tu oferta – dijo irónicamente.

Tía Soledad acabó de ponerse la bata y subirse las bragas, con ella cubrió el goteo de semen que se destilaba por su raja… salió de la cocina algo alterada.

- ¡Que cabrona que eres! ¿Por qué has hecho eso?

- Quería ver su reacción, jajaja.

- Y encima la chantajeas.

- Todavía no le he pedido nada, pero lo pensaré, jajaja. Seguro que le sacó unos buenos vestidos de marca. Tienen dinero para aburrir, para ella no será nada.

- Es una buena persona, seguro que te los compraría sin necesidad de chantajearla.

- Ya… pero estoy pensando… en algo más ¡Jajaja! Dijo soltando otra carcajada.

Mi tía se había subido a su habitación y mi hermana salió al jardín para tumbarse. Subí y llamé a su puerta, cuando abrió la vi llorando. La tranquilicé asegurando que mi hermana no diría nada, también la advertí que su intención era sacarle algún vestido y poco más. Se tranquilizó bastante y me dijo que no le importaba, que le compraría todo lo que le pidiera.

La comida fue algo silenciosa de ese día, tan solo tía Cándida y mi madre hablaron. Tía Cándida dijo que tenía que bajar al pueblo para atender asuntos del negocio y tía Soledad le propuso a Sonia que bajarán también para ver algo de ropa, quería adelantarse a su petición. Mi madre y yo decidimos tumbarnos entre sol y la sobra, a esa hora el sol era demasiado intenso.

- ¡Voy a ponerme un bikini! Me dijo con su sonrisa encantadora.

Yo ya llevaba puesto uno de los varios bañadores que me había traído y extendí un par de toallas sobre el césped. Me tumbé sobre una de ellas boca abajo, con los brazos cruzados mirando en dirección a la puerta del salón. Al momento, mis dos tías y mi hermana se asomaron por la puerta para despedirse. Segundos más tarde oí el motor del todo terreno alejándose de la casa. Puse la cabeza sobre los brazos y cerré los ojos disfrutando del alborotado trinar de los pájaros. Pocos segundos más tarde noté la sombra de mi madre cercana a mi cabeza, levanté la vista y vi su hermoso cuerpo apenas cubierto por un pequeño y sexy bikini de color rojo intenso.

- ¿Te gusta, cariño? Me preguntó con su delicada voz.

- ¡Estás… preciosa mamá! Dije evitando la primera barbaridad que había pensado.

- ¡Gracias hijo! Un poco pequeño, pero tus tías se empeñaron y no pude decir que no.

Se tumbó sobre la otra toalla que había , a mi lado boca arriba y me giré poniéndome de lado admirando su cuerpo, para mi era un “pibón”. Miré sus redondas y bonitas tetas elevadas sobre su tórax, y como los grandes pezones se le marcaban bajo la fina tela del bikini. Continúe por las curvas que describía su cuerpo hasta llegar al pequeño tanga que apenas cubría el centro de sus bonitos muslos, unos muslos tersos de piel suave que desee sobar con impaciencia.

Se había puesto unas gafas de sol y no sabía si ella me miraba, estaba recordando la tarde anterior, esos maravillosos momentos que disfruté con intensidad, cuando su voz, como leyendo mis pensamientos, me volvió a la realidad.

- ¡Me encantó el paseo de ayer, fue muy delicioso!

- ¡Para mí también, mamá! Disfrute mucho de… tu compañía! Volví a medir mis palabras.

- ¡Yo también disfruté, sobre todo de tus caricias! Me dijo sonriendo con cierta picardía.

- Tu boca no estuvo mal…

- ¡¡A ti te encantó ver a tu madre mamándote la polla y tragándose tu leche!! No mientas, que verme chupando tu gorda verga fue lo que te encantó.

- Ciertamente, verte tan puta me excitó demasiado, pero no sé si te gustan mi caricias o solo fue ese momento…

Lo pensé unos segundos hasta que decidí acariciar su vientre, todavía no tenía claro lo que había ocurrido el día anterior, no sabía si había sido un desliz de mi madre, o realmente una apetencia madurada con un jovencito. Las caricias eran una cosa, pero de ahí a lo que habíamos llegado… no sé si era algo que se pudiera perpetuar en el tiempo.

- ¡Si, síii! Dijo con rapidez al notar mis dedos - ¡Me encanta mucho que me acaricies! Siempre he disfrutado contigo. Cuando eras un bebé y te ponías a mamar de mis tetas… eras un comilón y te tenía que dar de las dos ubres porque una no era suficiente. Después descubrir que tus llantos se calmaban cuando te acariciaba los testículos, que ya eran bastante gordos. Debo reconocer que también disfrutaba del tacto de tu virilidad, aún siendo un bebé.

- Y ahora ¿Te gusta mi virilidad?

- Estoy asombrada y embargada… estás muy bien dotado, mi amor.

Estuve unos segundos sobre su vientre hasta que me atreví a subir la mano hasta sus tetas, unas tetas que me volvían loco.

- El aroma de estas tetas me traen los mejores recuerdos de mi vida… cuando dependía del alimento de ellos para vivir. Quizás por eso me atraen tanto ¿No crees?

- Seguramente sea la razón… e inconscientemente desees algo más.

- ¡¿Como por ejemplo?!

- Meter tu gran verga dentro de mi útero y fecundarme con tu rica lefa… si me preñas, volveré a tener leche en mis tetas para recordar cuando eras un bebé.

- ¡¡No me importaría dejarte preñada!! ¡Y mamar la leche de tus tetas otra vez!

No dijo nada más, y comencé a sobarlas con suavidad, apreciando la tersura de su piel a la vez que rozaba los pezones con las yemas de los dedos, unos pezones que emergían intentando abrirse paso bajo la fina tela. Dio un largo suspiro y dejó los labios entreabiertos y acerqué, con delicada lentitud, mi boca hasta la suya dejándole ver mis intenciones, no quería que aquel momento se estropea por mi impaciencia. No puso objeciones a mis devaneos, y mis labios se posaron sobre los suyos sintiendo una sensación deliciosa al notar su carne húmeda y sensual, cálida y aromática.

Los acaricié con los míos y los degusté con mi lengua hasta sentirme embriagado con su aliento. Para mí, mi madre era una diosa, y pensaba tratarla como tal, metí la lengua en su boca con timidez, reprimiendo mis deseos de devorársela. Ella no solo la aceptó, sino que la degustó provocando que mis hormonas se alteran más de lo que ya estaban. Puso su mano tras mi cabeza y mi espalda… convirtió el beso tímido en un beso caliente y lascivo. Despegué los labios para mirarla, quería ver sus ojos, su cara, su preciosa sonrisa, y lo vi todo, el brillo de sus fulgurantes ojos y el deseo dibujado en sus labios.

- Te quiero mucho hijo, ¡¡Eres mi hombre… y yo necesito a mi hombre!!

Empujó mi nuca hasta hacer que mis labios se pegaran de nuevo a los suyos y ahora la pasión nos desbordó devorándonos como depredadores hambrientos. Mi mano recorrió sus maravillosas tetas de nuevo hasta liberar los pezones, y después de acariciar su dureza, bajé con mi boca por su cuello hasta llegar a ellos. Pasé la lengua notando como se endurecían aún más, mientras los embadurnada de saliva, los succioné lentamente, primero uno, después el otro, a la vez que lamía la deliciosa areola que los rodeaba.

Sus suspiros se hicieron más prolongados haciendo que su pecho subiera y bajara a gran velocidad. Mi mano sobre su vientre, comenzó a bajar a la vez que sobaba todo su contorno buscando la zona púbica. Mis dedos llegaron al borde de la tela y acaricié la tersa piel que la delimitaba. Noté como su mano apretaba mi cabeza contra sus tetas y chupé sus pezones con más ganas. Sus suspiros se convirtieron en gemidos. Mi mano percibía el candor de su ardorosa vagina tan desatendida.

Metí los dedos bajo la tela, notando los apenas escasos vellos púbicos que coronaba su coño, sentí su capuchón y metí los dedos en los abultados labios vaginales. Ya estaban algo mojados, y sentí como todo su cuerpo se removía. Mordisquee sus grandes pezones a la vez que introducía los dedos entre sus carnosidades, y sus gemidos se hicieron más patentes y sonoros. Yo mismo me estaba desesperando por mi propia lentitud, pero quería que aquel momento se alargara venciendo al deseo lujurioso y depravado de mi mente, deseaba darle un previo a mi madre como se merecía. Le follaba el coño y frotaba el clítoris, los chasquidos pronto aparecieron en escena, mientras mi boca iba de sus pezones a sus labios y lengua…la estaba masturbando y comiendo a la vez.

A los pocos segundos su cuerpo vibraba y mojaba mi dedo copiosamente mientras no cesaba de apretar mi cabeza contra sus tetas. Sus gemidos reprimidos me encantaron… sacarle un orgasmo a mi madre me sublimaba. Noté su otra mano buscando la entrada de mi bañador y no tardó en tocar mi polla, que parecía querer romper la tela. Lo palpó, lo sobó, y tiro del bañador hacia abajo haciendo que saliera como un resorte. Fui girando mi cuerpo hasta ponerme de rodillas y así poder bajar con mi lengua lamiendo su vientre. Ella tiró más de mi bañador hasta bajármelo por las rodillas, levanté una y después la otra, para ayudarla a quitármelo por completo. Ahora podía ver mi polla completamente erecta apuntando a su cara… la inclinación que alcanza es muy pronunciada cuando tiene máxima rigidez.

Tiré de su tanga con mis dedos descubriendo su gordo y maravilloso coño. Después de mirarlo con deseo, acerqué la boca hasta él. Lamí entre los gruesos labios forzándolos a que se abrieran, ella me ayudó expandiéndolos con sus dedos y yo penetré la lengua profundamente paladeando el sabor de su flujo. Sus jadeos aumentaron de nuevo mientras sentía como me agarraba la polla con deseo. No me costó encontrar su clítoris, grande y duro, y jugué con la lengua para después darle unas buenas succiones. Su cuerpo tembló con grandes estertores provocando que mi lujuria aumentara. Lo lamí como un perro y lo succioné como una aspiradora, hasta que sentí como temblaba estrepitosamente y se corría en mi boca. Notando como tiraba de mi polla, coloqué las rodillas a ambos lados de su cabeza y no tardé en notar como abrazaba mi capullo con sus sensuales labios mientras yo seguía lamiendo los jugos de su coño. Su lengua recorría una y otra vez todo mi tallo, desde los huevos al glande. Se entretenía en mis pelotas, mi cuerpo dio un latigazo al sentir ese placer inesperado, se metía testículo a testículo en la boca y lo lamía dentro con su lengua voraz… incluso noté como se tragó ambos huevos a la vez. Volvió a chuparme el tronco.

Metió media polla en su boca y la chupó con ganas, unas ganas que complacían mi lujuria haciendo hervir a mi cerebro. Dejó de chuparme la polla y comenzó con los huevos otra vez, sentí como succionaba uno hasta meterlo en su boca a la vez que lo lamía en el interior, y pasó al otro produciéndome el mismo efecto. Mis deseos de follarla ya eran desesperados, y lentamente comencé a girarme hasta ponerme frente a ella. No sabía cuál iba a ser su reacción, aunque al mirar su boca jadeante supe que lo deseaba. Tiré de su tanga hasta sacárselo por los pies y abrió las piernas de inmediato. Al ver su coño dispuesto a ser follado, me puso cardíaco, tuve un momento de duda, pero ella ante mi inactividad, agarró mi polla para colocarla entre los grandes labios de su coño…

- ¡¡Empuja hacia dentro, cariño!! ¡Hazme tuya! Quiero ser tu mujer…

Yo solo tuve que presionar con suavidad y su boca emitió un largo suspiro acompañando al viaje de mi glande por la expansión de apretada vagina. Mi polla penetró hasta el fondo, suavemente entre sus jugos, mientras miraba su boca jadeante y sus ojos tapados con las gafas de sol. Se las retire mara vérselos porque quería ver cómo brillaban de placer y no me decepcionó. El brillo era intenso y toda su cara emitía un deseo voraz. Acerqué mi boca hasta la suya y nos fundimos en un largo y lascivo beso húmedo. Sus manos abrazaban mi cuerpo sobando mi espalda y mi culo, acompañado mis lentos movimientos. Mi polla entraba y salía de su coño, despacio, disfrutando de cada penetración, sus uñas las sentía clavándose en mis nalgas. Dejaba de besarla para mirar su cara de placer y lamía su cuello y sus mejillas para sentir sus jadeos.

- ¡¿Te gusta ver a tu madre disfrutar de cómo te la follas…?!

No me dejó pronunciarme, y dirigió de nuevo mi boca hasta sus tetas deseando que se las comiera de nuevo mientras la follaba, y así lo hice, mi prioridad era culminar todos sus deseos. Le devoré las tetas con ansia, las lamí embadurnándolas con mi saliva, y succione los pezones como si fuera a sacarles la leche, noté que le gustaba como se lo hacía y eso me produjo más satisfacción.

- ¡¿Puedes darme más fuerte?! ¡Quiero sentir tus huevos golpeándome el coño!

Me puse a darle más duro sin dejar de mamar sus pezones… una de sus manos se despistó bajo su culo y me asió las pelotas, las dejaba sueltas para que le azotaran el coño y alternativamente me las agarraba para manosearla con sus dedos.

- ¡Diossss, cielo! ¡Cómo me gusta lo que me haces! ¡Me estás volviendo loca!

Dijo besándome la cabeza a la vez que imprimía más fuerza a mi culo con una mano y la otra en mis huevos, para sentir más profundamente la penetración. Me atreví a morder con cierta fuerza sus pezones, estaba tan salido que deseaba hacerle de todo y no me contuve en succionar con dureza y mordisquear los erectos pezones de mi madre.

- Aghhh! Siiii! Siiii! Diossss! Que guarr…

Se contuvo y no terminó la frase, aunque era fácil de deducir. Noté que se estaba reprimiendo, el pudor y una educación religiosa llevaban años ahogándola, y no se atrevía a descorchar la botella y dejar salir toda esa espuma contenida. No quise forzarla y dejé que decidiera el momento.

Metí una mano bajo su delicioso culo agarrándolo con fuerza para elevárselo y que sintiera más las penetraciones profundas. Giró levemente su cuerpo para dejar más espacio a mi mano y alcance el centro de su culo con uno de mis dedos. Su corrida había bajado hasta él y lo sentí mojado, eso facilitó que pudiera meterle la punta con suavidad.

- ¡Ufff! Diosss! ¡¿Que me haces?! ¡¡Me estás volviendo loca!! ¡Ahhh!

Se volvió a correr mientras clavaba sus uñas en mis glúteos.

- ¡Bésame! ¡Bésame y cómeme la boca, cabrón! Me gritó al ver que la miraba.

Ahora ya fue un beso lascivo, caliente y feroz, que nos envolvió en pura lujuria. Cuando despegamos los labios su mirada había cambiado, era la misma mirada felina que había visto en mis tías y mi hermana.

- ¡Sigue! Sigue! ¡No pares! ¡¡Necesito sentir como me llenas con tu leche!! Me dijo con la boca ligeramente torcida.

No sabía si se refería solo a mi polla o también a mi dedo y decidí seguir adelante con los dos. Seguí bombeando con mi polla, aumentando ligeramente el ritmo a la vez que introducía más profundamente el dedo en su culo.

- ¡Dios mío! ¡Cómo me gusta lo que me haces! Sigue! Muévelo! Muévelo!!

Me gritó a la vez que movía su culo intentando seguir el ritmo de mi dedo y mi verga.

- Ahhh! Siiii! Ahhh! Joder!

Percibí como su coño se contraía y se relajaba convulsionando todo su cuerpo.

- Joder! Ahhh sí… Mi amor, has hecho que me corra otra vez! Diosss! ¡Nunca nadie me había puesto tan guarra! Se atrevió a decir finalmente entre jadeos.

- ¡Me encanta ponerte así de cachonda y guarra! ¡Cuando os ponéis putas me excita mucho y me sugestionáis los huevos mogollón!

Le contesté para hacerle saber que me había gustado esa palabra de guarra y le añadí alguna más. Ahora sonrió de forma pícara y lasciva mientras sentía como seguía bombeando su coño.

- Vamos cariño, sigue follándome… sé que tengo muy mojado el coño y ya no te aprieta tanto, pero quiero sentir tu leche dentro de mí… ¡¡Relléname de vida mi amor…!! Dijo sin parar de moverse al ritmo de mis penetraciones. - ¡Vamos, suéltame un buen chorro de esperma, como el que me soltaste ayer en la boca! Con todo eso me dejarás bien preñada… como tú deseas ¿No es cierto?

Recordé la escena cuando me lo dijo y me puse más salido de lo que ya estaba, y comencé a empujar con más fuerza. Los jugos de su coño ya lo empapaban todo y mi polla chapoteaba dentro de su vagina como en una marisma.

- ¡Joder, no pares con el dedo! - Susurró al sentir que no lo movía – ¡Diosss! Diosss, como me gusta eso! ¡Vamos cielo! ¡Dame bien fuerte, entiérrame toda la polla en mi coño… que no te quede nada fuera de mi raja!

Me estaba encantando que me pidiera lo que le gustaba y arremetí como un animal salvaje, a punto de correrme, bombeando con fuerza a la vez que miraba como sus ojos brillaban vidriosos. Me agarró la cabeza y me besó mordiéndome los labios al sentir el primer chorretón de leche salir hacia su útero. Su cuerpo tembló intensamente a cada chorro que soltaba mi polla, me polla estaba durísima eyaculando potentes chorros.

- Ahhh! Siii! Que gusto! Masss! ¡Más leche para mi coño! No dejes una sola gota dentro de tus huevones. Gritaba contra mis labios con la cara casi desencajada.

Cuando solté la última gota, me quedé jadeante, casi exhausto. Mi boca estaba a escasos centímetros de la suya y las bocanadas de aire chocaban entre sí. Parecía no querer soltar mi cabeza, mirándome a los ojos con un deseo casi incontrolado.

- ¡Diosss, hijo, nunca había sentido tanto placer con la corrida de un macho!

Me besó de nuevo con lujuria. Cuando despegó sus labios pude ver su cara de satisfacción, adornada con una sonrisa esplendorosa. Me desplacé de su cuerpo para caer boca arriba sobre la toalla, ella se giró para ponerse de lado y acariciando mi mejilla

- ¡Cuánto me ha gustado, cielo! ¡Ha sido… fantástico sentirte! Me has hecho gozar del sexo como no recordaba. Buscó las palabras perfectas para describirlo.

- ¿Te ha gustado a ti? Me preguntó aparentando ingenuidad.

- ¡No sabes bien como lo deseaba! Y creo que nunca he soltado tanta leche de una sola vez

Le contesté cerrando los ojos a la vez que cogía aire. Miramos su entrepierna y comprobamos que efectivamente debía haber sido mucha… se la había enterrado entera y después de rellenarle el fondo de toda la vagina, aún salía bastante por su raja. Ella tenía ganas de hablar y continuó.

- Hace tiempo que me he dado cuenta como me miras, y por ello tenía esperanzas que ocurriera algo como esto, pero nunca sabía cómo llegar a ello sin causarnos un trauma familiar o romper nuestra relación madre e hijo. Dijo dándome un beso tierno en la boca.

Abrí los ojos y la miré sorprendido.

- ¿Ah, sí? ¿Tan mal lo disimulo?

- ¡Jajaja! ¡Si cielo, tus ojos te delatan! Pero es muy normal que una adolescente se pierda en sus miradas… también me he dado cuenta como lo haces con tu hermana, aunque te chinche tanto, sé que la deseas como me deseas a mí. ¡¡Pero tengo que confesarte una cosa!!

- ¿Cuál?

- Me da un poco de vergüenza, pero… tengo que decírtelo ahora que tenemos más confianza e intimidad…. Alguna vez me he masturbado pensando en que dormíamos juntos.

- ¡¡Entonces en tus sueños no solo dormíamos!!

- ¡Jajaja! ¡Qué malo que eres! Ya sabes a lo que me refiero. Rió dándome un cachete en el muslo. - Tu padre me ha tenido tan abandonada que he pensado mucho en ti y en cómo me follarías en la cama o en cualquier otro lugar… ¡Ahora ya lo sé… tengo tu fértil esperma dentro buscando como preñarme!

- ¿Y por qué no me lo cuentas con detalle cómo te masturbas…? Le pregunté para ver si era capaz de abrir más su mente. Quería oír el deseo a través de sus palabras. Estaba tan salido que pensaba volver a excitarme con solo escucharla.




Secuencia 13 :) Fiestón en la bodega

 

- Tal vez otro día… ¡Voy a darme un baño, estoy empapada! Debo de oler mogollón a semen, y tus tías tienen un olfato muy agudo, igual que su lengua.

Dijo cortando la conversación. Se metió en el agua lentamente bajando por los escalones y dio unas brazadas. Yo la miraba con deseo, mi estado mental de salido perpetuo parecía impedirme mirar de otra manera. Me metí también al agua y jugueteamos un rato hasta acabar abrazados. Sentir su cuerpo pegado al mío era delicioso y, cómo no, mi polla volvió a erguirse. Nos besamos de nuevo, era algo que deseábamos los dos, y disfrutábamos saboreando nuestras bocas. Le agarraba el culo con mis manos y se lo apretaba con deseo en un suave baile bajo el agua.

- ¡Si sigues así, me voy a excitar de nuevo! Rio abrazada a mí.

Tuvimos que interrumpir nuestros juegos al oír el motor del coche aparcando. Salimos del agua y nos sentamos alrededor de la mesa del jardín. Mi hermana estaba eufórica, se había comprado cuatro vestidos de marca y comenzó a mostrarlos con gran entusiasmo, parecía que había conseguido lo que se proponía.

Esa noche cenamos a la vez que hablábamos con gran animación, parecía que todos estábamos felices. Mi madre y yo nos echábamos miradas cómplices y a mis tías las veía más contentas de lo que esperaba después de la situación que mi hermana había creado, la verdad es que estaba algo desconcertado.

Después de recoger los cacharros mis tías sacaron una botella de ron y vasos con hielo, me dio la sensación que estábamos celebrando algo. Al rato mi madre dijo que estaba cansada y que se iba a dormir. Al poco de marcharse, mi hermana y mis tías seguían hablando y riendo algo alocadas y pensé que podía ser el ron. Las tres me miraron risueñas y pensé que me estaban vacilando.

- ¿De qué va la fiesta? ¿Hay algo que yo no sepa? Dije un poco mosqueado aunque sin perder la sonrisa.

- ¡Te tenemos una sorpresa preparada! Contestó Cándida.

- ¿Ah, sí?

- Si, pero nos tienes que dar unos minutos.

Ya quedaban pocas cosas con las que me podían sorprender, pero acepté el reto.

- De acuerdo, aquí os espero.

- Mejor coge el ron y esperamos en la bodega. Dijo Soledad.

Parecía que el tema se ponía interesante, por lo menos mis bajadas a la bodega lo habían sido hasta ahora. Sin perder la sonrisa, cogí la bandeja con el ron y los vasos y me levanté.

- ¡Pues allí os espero!

Las tres se levantaron y entramos al salón. Ellas se subieron hacia las habitaciones y yo bajé a la bodega. Puse música, me llené el vaso de ron y me espatarre en el sofá que había pegado a la pared. Mi mente calenturienta comenzó a trabajar, había pensado que en algún momento iba a estar con mis dos tías allí, pero ahora se había apuntado mi hermana. La curiosidad empezaba a correrme pensando que habían hablado durante las compras, pero estaba claro que mi hermana les había contado algo.

Al cabo de unos diez minutos las oí bajando las escaleras, giré la vista y vi a las tres subidas en unos altos tacones y ataviadas con sendas batas que llevaban abiertas y que dejaban ver la ropa interior que se habían puesto.

El corazón me dio un vuelco al verlas en bragas, sujetador y medias con ligueros. Estaban realmente despampanantes y dispararon mis hormonas como un cañón de confeti…. No sabría cómo describir sus sonrisas, pero me llegaron a dar algo de miedo. Se pasearon delante del sofá donde estaba sentado, a la vez que se deshacían de las batas. Mis ojos revoloteaban dentro de las cuencas recorriendo sus cuerpos semidesnudos. Mi mente perturbada había imaginado muchas cosas a lo largo de mi vida, pero nunca había llegado a esto. Esas medias sujetas con los ligueros y los diminutos tangas habían conseguido una erección instantánea de mi polla.

- ¿Te gusta la imagen? Preguntó Cándida mientras continuaban moviéndose sinuosamente.

Yo me había quedado con la boca abierta y la mandíbula caía de mi cara por pura gravedad. Asentí con la cabeza y pegue un buen trago al ron.

- ¡Pues sigue ahí sentado y no pierdas ojo, seguro que lo que viene te va a gustar más! Hoy hemos preparado esta fiesta para ti y tu hermanita…

Mi hermana se acercó hasta Soledad y comenzó a sobarle las tetas mientras Cándida se fue hasta el baúl que había en el rincón. Mi hermana actuaba como si yo no estuviera, al momento ya le había quitado el sujetador a Soledad y le chupaba los pezones como una perra salida.

Volvió Cándida con varias cosas en sus manos, un par de fustas, un satisfyer, unas bolas chinas y un par de pollas de silicona, muy bien conseguidas por cierto, y de un tamaño nada despreciable. Los dejó sobre la mesa que había delante del sofá donde estaba yo sentado y me dijo.

- ¡Ahora desnúdate que vas a disfrutar con la vista! ¡Espero que te guste!

Tía Soledad se sentó en un amplio sillón que había al otro lado de la mesa, frente a mí, y se despatarró de una forma grotesca dejando el culo casi fuera del asiento. Sus grandes tetas flotaban sobre su pecho con los pezones duros y amenazantes, y sus piernas abiertas dejaban ver una abultada vulva carnosa con unos labios muy marcados sobresalientes que apenas podía tapar el pequeño tanga a pique de reventar. Mi hermana se inclinó frente a ella mostrándome su hermoso culo, y sin demora comenzó a lamer alrededor del minúsculo triángulo de tela y el coño rebosante por los laterales. Tía Cándida cogió una de las fustas y se situó a un lado, y soltó un par de fustazos sobre el culo de mi hermana provocándole un leve gemido gutural.

Pude ver cómo la carne vibraba y su piel blanca y tersa enrojecía. Yo ya estaba desnudo, y mi polla surgía desde mi regazo como un mástil levemente torcido.

- ¿Quieres probar? Dale unos azotes a esta nena mala… Me dijo mirándome con ojos chispeantes.

- ¿No, no? ¡Sigue tú! Prefiero ver como las castigas con unos buenos azotes en ese culo tremendo…. Le contesté a la vez que masajeaba mi polla.

Le volvió a dar varios fustazos hasta ponerle el culo bien colorado. Me dio hasta miedo, pero mi hermana no decía nada, tan solo la sentía rugir sin parar de chuparle el coño a tía Soledad.

- ¡Vamos Pedrito! Fóllatela un poco para que se le ponga el coño jugoso. Luego le meteremos algo más gordo que tú rabo.

Los fustazos y las duras palabras de tía Cándida me habían descolocado un poco, estaba claro que en esa ocasión yo era un actor más dirigido por tía Cándida.

Dudé unos instantes antes de levantarme, pero el culo de mi hermana era uno de los tesoros más preciados en mi mente. Su cuerpo estaba inclinado con el culo más alto que su cabeza, y sus piernas se abrían de una forma grotesca que alimentaba mis instintos más básicos enturbiando mi mente de salido hasta límites insospechados.

Me puse tras ella con la polla en la mano mirando sus gruesos labios genitales que se abrían bajo sus nalgas entre los muslos. Nada más posar mi capullo entre ellos, se abrieron como la puerta automática de un garaje. Con una suave presión, mi polla se introdujo hasta la mitad, pude sentir la humedad y calidades que manaba de su coño. Tía Cándida agarró mi culo y lo empujó con fuerza haciendo que mi polla penetrara profundamente.

- ¡Vamos! ¡Dale fuerte, que está zorrita lo está deseando! Dijo sin soltarme el culo.

Tía Cándida seguía mandando y yo, obediente, comencé a bombear mi polla en esa cueva húmeda y caliente mientras tía Cándida se acoplaba detrás de mí. Noté como pegaba su coño a mi culo y se restregaban contra él.

Esto era demasiado hasta para un salido como yo. Agarré el culo de mi hermana y comencé a darle pollazos como si la vida me fuera en ello, la situación ya me desbordaba. Miré a tía Soledad y noté en su cara que se estaba corriendo, tenía las manos sobre la cabeza de mi hermana y la apretaba contra su coño de una forma que pensé que la dejaría sin respiración.

- ¡Mira la guarra de tu tía cómo disfruta! ¡¡Llénale el coño a tu hermana!!

Me susurró tía Cándida pegada a mi culo. Al momento metió la mano bajo mis piernas y comenzó a masajearme los huevos. Mi mente pervertida bullía como el agua hirviendo de una cazuela cuando noté cómo a mi hermana empezaban a temblar les las piernas, y se corría empapando mi polla copiosamente. Había retirado la cabeza de entre los grandes muslos de tía Soledad y jadeaba ansiosa cogiendo aire. Yo había dejado de embestir, también jadeante, cuando volví a oír a tía Cándida tras de mí.

- ¡Vamos Pedrito! ¡Ahora fóllatela por el culo, que sé que estás deseándolo!

No sé ya si leía mis pensamientos o era ella las que los dictaba, pero esto sí que no lo dudé, era un sueño que recorría mi mente desde hace tiempo “el culo de mi hermana” ¡ufff! De inmediato dirigí mi capullo impregnado de sus fluidos al centro de su hermoso culo. Mientras lo hacía, mis tías se cambiaron de posición, tía Soledad se puso tras de mí y comenzó a sobar sus tetas contra mi espalda, a la vez que notaba su coño empapado como si quisiera follarme el culo. Tía Cándida había agarrado una de las pollas de silicona y comenzaba a introducirla en el coño empapado de mi hermana.

- ¡Espera! ¡Esta guarrilla necesita calentarse un poco!

Dijo mientras intentaba insertarle ese enorme miembro por el coño. “¡¡Mas!!” Pensé yo totalmente obsesionado con metérsela. No sé cómo lo hizo, pero al momento ya había metido media verga dentro del coño de mi hermana y la oía jadear con estupor. Mi cabeza era como una grillera, pero en vez de sonar “gri – gri - gri” sonaba “métela – métela - métela”, y eso es lo que hice, apreté con suavidad, pero con diligencia, y mi capullo empapado se insertó en su maravilloso culo. La excitación saltaba por todos los poros de mi piel sintiendo como se abría, tan solo tuve que empujar un poco más y mi polla penetró por completo. Fue una sensación maravillosa ver a mi hermana con el culo en pompa y sentir mi polla dentro, creo que me llegó a temblar el cerebro dentro de su casco óseo. La saqué y la volví a introducir con lentitud, quería saborear ese momento. Mi tía Soledad estaba desatada sobándose contra mi espalda y mi culo, notaba su aliento sobre mi cuello en forma de jadeos, y también sus lengüetazos desaforados.

- ¡Vamos, dale fuerte, que es lo que le gusta! Nos ha pedido marcha, y le vamos a dar un tren entero.

Me susurró tía Soledad tras de mí. Podía notar como bajaba sobándole con sus grandes tetas por toda la espalda hasta llegar al culo, y una vez en él, sentía como la aplastaba hasta sentir su gordo pezón sobre mi agujero. Mi excitación ya era una constante, sentía mi polla como el mármol de dura y mi capullo era como la cabeza de un dragón a punto de soltar fuego.

Ya había comenzado a embestir con más fuerza, apretando mi mandíbula como si eso fuera a dar más potencia a mis embestidas. Mi hermana ya no jadeaba, emitía multitud de sonidos guturales que expresaban su alto grado de excitación. No sé cuánto tiempo estuve follando su precioso culo, pero se corrió una vez más antes de que yo lo hiciera. Yo seguí embistiendo como si quisiera atravesarla hasta que mi polla estalló en su interior. La leche comenzó a manar mientras sujetaba sus temblorosas piernas y su culo se desbordó haciendo que el blanco líquido corriera por su exterior. Noté como se empapaban mis huevos, y la mano de Soledad que los masajeaba sin parar.

Cuando solté el culo de mi hermana, se derrumbó cayendo de rodillas sobre el suelo, pude ver cómo parte de la gran verga de silicona se mantenía todavía dentro de su coño empapado. Me apoyé sobre tía Soledad buscando el sofá para no caerme. Mi cuerpo temblaba como un flan, y mi mente rebosaba de lujuria y satisfacción.

De haber sido creyente habría caído de rodillas y elevado plegarias de agradecimiento y entonado cánticos de alabanza al Señor, tía Soledad me calentaba horrores desde mi más tierna adolescencia, por ella me había reventado innumerables y sublimes pajas, es que tenía el mejor culo que jamás vi en mi vida y sus tetas eran dos maravillosas obras de arte. Cándida tiene cuerpo de adolescente, pero es más alta y tiene cuerpo de hembra más que de mujer, recuerdo que cuando íbamos de vacaciones los hombres miraban mis tías en la playa sin ningún disimulo es que, sin llegar a la exuberancia, tienen un cuerpazo tremendo.

Me quedé sin hablar durante unos minutos intentando comprender que no era un sueño lo que había escuchado, pero finalmente reaccioné y contesté…

Sois las dos personas que más amo en el mundo y vuestra felicidad es la mía… mi madre, mi hermana y vosotras mi queridas tías. A todas me sublima follaros, pero no solo me acostaré con ambas ahora, sino que lo haré de todo corazón y os follaré incansablemente como os merecéis, pero también disfrutaré de vuestro amor como privilegiado testigo, y os asistiré mientras me demostréis como se aman dos mujeres, a partir de estas vacaciones, seremos maravillosos y apasionados amantes…

Cándida, emocionada con las lágrimas por mi respuesta, intervino…

Hijo mío, no imaginas lo feliz que me hace escucharte, te prometo hacerte gozar lo indecible y con tía nos amaremos para que nos mires y disfrutes también viendo amarse a dos putas…, pero no hablemos más y vayamos a la cama a demostrarnos lo que estamos dispuestos a darnos. Entonces se pararon, me tomaron de las manos y nos dirigimos al camastro, en el corto camino les toqué el culo mientras me miraban sonriendo.

Al llegar, mientras Cándida retiraba las mantas de la cama, Soledad y yo ya nos besábamos frenéticamente. Mi tía soledad tenía una terrible calentura producto de la larga abstención de verga a la que se veía sometida, igual que su hermana. Nos quitábamos la poca ropa que nos quedaba, casi con desesperación. Mi hermana se quedó cerca viéndonos y tocándose sin participar activamente. Finalmente cuando la tuve completamente desnuda, no podía creer que ese tremendo pedazo de mujer estuviese temblando entre mis brazos mientras la apretaba y la besaba, caímos en la cama y nos revolcábamos enloquecidos hasta que la puse de espaldas y hundí mi boca en su chorreante vagina…le pegué una tremenda mamada de coño, ella se abría los labios carnosos y yo metía mi lengua por el húmedo y rosado interior…desde su agujero vaginal al clítoris, un espigón enorme que mamé sacándole calambrazos a todo su cuerpo. Su hermana le comía la boca y las tetas… entra ambos la llevamos al orgasmo.

Me incorporé, y arrodillado entre sus piernas, con la verga en la mano me dispuse a penetrarla, pero mi tía Soledad dijo las más maravillosas palabras que en mis ardientes sueños imaginé alguna vez escucharle…

¡Métemela toda por detrás!

Girando sobre sí misma me dio la espalda, la visión del tremendo culo me mareó. A todo esto Cándida estaba acostada a nuestro lado y había comenzado a masturbarse con entusiasmo junto con Sonia… ambas en una competición de quien era la que llevaba antes a correrse. Tragué saliva y me dije “Me voy a follar a follar a la hembra más puta que conozco, viendo el culo de mis sueños” Pero antes no pude contenerme y lo lamí largamente saboreándolo, era delicioso.

Cuando se la metí me sorprendió la facilidad como se deslizó dentro del húmedo conducto, mi tía apenas gimió, estaba muy acostumbrada a recibir por el coño a lo largo de esos locos días que llevaba por su casa…. Al ver su ano, no me esperé a meterle mi dedo pulgar hasta el nudillo, evidentemente se abrió con facilidad, gozando tanto por él como por la vagina. Apoyé mi otra mano en su hombro y empecé a bombear con todas mis fuerzas. Creo que perdí la cabeza por completo, es que estaba realizando la mayor de las fantasías de toda mi vida follando a mi hermana por el culo y a mi tía Soledad… aun quedaba para culminar el coño de Cándida. En tanto Cándida y mi hermana estaban presas de una cadena de orgasmos, se masturbaba sin cesar a dos manos entrecruzadas entre ellas, mientras miraban como mi verga entraba y salía del coño de su amante hermana de toda la vida. Cándida se incorporó y puso sus coño delante de Soledad….

Mi tía tenía la boca hundida en la vulva de Cándida, pero no podía evitar que sus gemidos se escuchasen como el rugido de una leona en celo, pronto iba a correrse. Me di cuenta por la forma en que sus nudillos se pusieron blancos de la fuerza con la que apretaban las sábanas…, tía Soledad se corría como una puta, y yo quería llegar con ella, así que redoble la velocidad de mi bombeo hasta que eyaculé como un caballo.

Aunque mordía el coño de su hermana con todas sus fuerzas… no pudo sofocar los gritos, ella también acababa como una yegua mientras yo le mordía la nuca apretando sus tetas y pellizcándole los pezones, en tanto Cándida levantaba las caderas de la cama contra la cara de su hermana en un último y brutal orgasmo, el dormitorio se llenó de gritos, gemidos y jadeos de las tres hembras corriéndose como locas, era lo mejor que había vivido en toda mi vida y posiblemente viviré. Todo el tiempo que tardé en eyacular dentro de su coño, continuaba mordiendo el cuello de mi tía, y al cabo de un rato me dijo…

¡¡Pedrito, me estás haciendo daño en el cuello tu mordisco!!

Solo entonces me di cuenta que seguía mordiéndola y le pedí perdón, tía contestó…

Está bien, me gusta que me poseas así… lo que no quiero es que me quedé la marca de tus dientes y la gente pregunte cuando me vea. Sonreí y besé el cuello de tía. – Esas marcas me las puedes dejar en el coño, que es solo tuyo…

Cuando se la saqué tía Soledad suspiró y le dijo a su hermana…

No mentiste, es un tremendo semental y está muy bien dotado. Cándida sonrió orgullosa.

Has visto que no exageré, te dije que mi sobrinito tiene un hermoso instrumento que sabe cómo usarlo con putas como nosotras…

Me sonrojé ante tantos elogios, pero ahora tenía una gran curiosidad que deseaba satisfacer

Cándida, tía Sole, ahora quiero veros… nunca estuve con dos tías comiéndose.

Y nosotras nunca habíamos estado juntas con un hombre. Contestó Cándida y agregó – Es tremendamente excitante ver a tu pareja ser penetrada. Déjame acostarme a su lado que me muero por besarla. Salté a un lado de la cama y mis tías se abrazaron y comenzaron a besarse jadeando de la calentura ¡Estaban que ardían!

Se revolcaban besándose, mordiéndose, metiéndose los dedos… A veces Cándida estaba abajo y otras arriba y de pronto estaban haciendo un 69 o una quedaba boca abajo y la otra le refregaba la vulva por el culo o se lo lamía. Yo me había excitado con tal calentura, que tenía una erección completa nuevamente, arrodillado al lado de ellas junto con mi hermana, ambos metiendo mano cuando podíamos. Me di cuenta que eso las excitaba mucho porque cada vez que le metía un dedo a alguna en algún agujero gemía y se besaban más furiosamente todavía, pero uno no es de piedra tampoco y en un momento que Cándida quedó arriba dándome la espalda no me pude contener.

Apretó muy fuerte los ojos y su cara se crispó en un gesto de placer que parecía dolor, aunado con un largo quejido se escapó de su boca cuando la empalé, Soledad me miró sonriendo… – ¡¡Espera cabrón, que yo le separo las nalgas para que veas bien su raja!!

La visión de las manos de Soledad aferrando las nalgas de su hermana y amante y abriéndolas, casi me hace eyacular. Luego Soledad me advirtió…

Despacio que tu tía dilata lentamente, dale tiempo a su coño para que se amolde a tu tranca.

Yo no podía creer que esto estaba sucediendo de verdad, esa mañana me había follado a mi madre, y ahora me acababa de follar a mi hermana y a mi tía Soledad, mi mayor fetiche sexual, y en esos instantes le estaba jodiendo el coño a mi otra tía… cuatro putas folladas en un solo día, esto era exagerado, si hace un mes me lo hubieran dicho no lo creería era casi milagroso.

Pero no quería distraerme porque mi tía Cándida también se merecía la mayor atención, ese culo era maravilloso y había comenzado a gozar como una perra, ambas hermanas se besaban y se mordían la boca mientras mi verga entraba y salía de ese volcán que parecía iba a entrar en erupción en cualquier momento. El coño de la madura se había dilatado y se veía enrojecido por la fricción, mi verga ahora entraba y salía a mayor velocidad y yo sabía que no podía durar mucho más. Mi estimulación no llegaba solo de la penetración, sino del ambiente de aquella orgía montada para nuestra delectación… follábamos sin pudor, sin contención y sin miramiento alguno por la fecundidad de sus úteros, deseaban mi leche y la querían bien dentro de sus úteros, sin lugar a dudas.

Mis embates eran cada vez más fuertes y el cuerpo de Cándida se sacudía con mis empujones y subía y bajaba flotando sobre las magníficas tetas de tía Soledad, de pronto los tres estábamos gritando porque el orgasmo avanzaba como una ola gigantesca que nos iba a arrasar. Finalmente la ola rompió y Cándida, apoyándose en las manos, se irguió y echando la cabeza hacia atrás gritó enloquecida mientras le enterraba la verga hasta las pelotas, y la mantenía fuertemente penetrada mientras eyaculaba fuertes chorros de leche caliente… le mordía el cuello con todas mis fuerzas. Mi tía levantó las caderas frotando su coño contra la boca de su hermana, Cándida se quedó apretada entre los dos cuerpos que más amaba en la vida, su sobrino y su hermana Soledad.

Descansamos abrazados, yo en el medio con mi hermana y Soledad con sus tetas grandes contra mi pecho, era un sueño ¡Cuatro tetas! Dos duras y jóvenes, dos maduras y carnosas, me besaban y acariciaban todo el tiempo, mientras que Cándida agasajaba a su hermana. Sus manos no me daban tregua y se repartían entre mi verga y mis pelotas mientras me daban alternadamente besos en la boca, era un momento mágico. Claro que con tantos estímulos era imposible mantenerse calmo mucho tiempo y mi juventud reaccionó rápidamente y ambas recibieron, reiteradamente, lo que les estaba faltando desde hacía tanto tiempo. Las había llenado a las tres, tres fuertes eyaculaciones y me volvieron a sacar otra más con sus bocas entre las tres…. Os diría que después de otro vaso de ron me follé a mis tías, pero realmente fueron ellas las que me follaron a mí junto a Sonia.

Era de media noche cuando se quedaron dormidas abrazadas y con la cara de felicidad más grande que les había visto nunca, yo me levanté a tomar agua, sediento y entonces me acordé de que mi madre había dormido sola, fui a su cuarto… ahora decidí terminar la noche acostado junto a mi madre, ahora tenía un final perfecto. No sé cuántas veces me correría esa noche, pero cuando llegué, caí como un edificio cuando se derrumba, y creo que me dormí antes de que mi cuerpo rozara las sábanas. Mi madre me acogió en su regazo. Con el aroma de su cuerpo, me embarqué en el sueño más placentero que tuve en siglos… si me lo hubiera pedido, no hubiera podido follármela…estaba muerto.


Secuencia 14 :) Mi madre abre su mente



Noté un suave roce en la mejilla y abrí los ojos, era mi madre con su sonrisa esplendida.

- ¡Hola hijo! ¡Son casi las dos de la tarde, dormilón! Me dijo con su voz cálida

- ¡Vaya! ¡Pues si que he dormido Anoche me pase con la bebida! Dije intentando justificarme.

- Por eso terminaste en mi cama… ¡Venga, levanta y vístete, que nos vamos a comer a Cap de Creus!

- ¿A Cap de Creus? Joder, no me dijeron nada anoche.

- Lo han preparado tus tías está mañana. Nos han reservado una mesa para los dos.

- ¿Para los dos? ¿Y ellas, donde están?

- Se han ido a la ciudad con tu hermana. Piensan pasar allí todo el día.

“¿Que estaba pasando?” Me pregunté todavía con la mente confusa pensando en lo que había ocurrido la noche anterior. Decidí levantarme y tomar un café con un calmante, uno pararía el leve dolor de cabeza, seguramente por el exceso de ron, y el otro me despejaría. Necesitaba aclarar mi mente y pensar, no sabía que estarían tramando las brujas de mis tías y mi hermana, pero seguro que algo se traían entre manos.

Me puse unos pantalones cortos y una camiseta y bajé a la cocina, donde ya estaba mi madre poniéndome el café.

- ¿Y cómo es que las tías nos han reservado una mesa?

- Pues no sé, solo me han dicho que se iban a pasar el día en la ciudad y que lo pasáramos bien, ¡que era un restaurante único…!

- ¡Voy a ponerme un vestido y nos vamos a comer! Añadió finalmente viendo que yo no decía nada.

Cuando bajó de nuevo a la cocina, abrí los ojos con excitación.

- ¡Vaya! ¡Estás guapísima, mamá! Expresé sin contemplaciones, haciendo un rápido examen de su bonito cuerpo.

Se había puesto un vestido corto de lycra, con unos tirantes que dejaban un generoso escote. El color beige la sentaba muy bien, marcando sus bonitas tetas de una forma sediciosa. Si siempre me había parecido que mi madre estaba buenísima, en este momento me deslumbraba.

- ¡Gracias hijo! ¿De verdad que te gusta? No sé, lo veo algo corto, pero tus tías se empeñaron en que me lo llevará y no pude decir que no.

- ¡Pues le daré las gracias a las tías! Creo que seré la envidia del restaurante.

- ¡Calla, calla adulador! ¡Vas a hacer que me ponga colorada! Venga, vámonos que se hace tarde… tenemos que conducir un rato si no nos perdemos.

Montamos en el coche y durante los cuatro kilómetros de camino para subir a lo más alto de la colina, mi vista parecía tener vida propia mirando los deliciosos muslos que mostraba sentada en el asiento de mi lado. El restaurante estaba en un acantilado con unas vistas preciosas y aparqué el coche entre unos árboles que llenaban de sombra la zona del parking. Atravesamos el umbral de una doble puerta y el metre nos condujo a una mesa de la terraza, y vi como miraba a mi madre, creo que puedo reconocer el deseo cuando es tan flagrante, sus ojos la habían desnudado de un solo vistazo.

Ya sentados alrededor de la mesa redonda, con un mantel blanco que nos cubría parte de las piernas, oí como se escuchaba el suave rumor de las olas cuando rompían contra las rocas, a unos cincuenta metros bajo nosotros, detrás el formidable faro de paredes blancas que sobresalía de entre las rocas. Había poca gente al ser un día de diario y el camarero nos atendió con prontitud. Cuando se fue, mi madre movió su silla para ponerse junto a mí, y mi estado de salido habitual volvió a regurgitar en mi mente, creo que, como había hecho el metre unos minutos antes, yo también la desnudé varias veces con la vista en el coche mientras yo conducía, y ahora mientras esperábamos las viandas también, era algo que me era imposible evitar.

- Sabes mi amor, anoche no podía dormir y me bajé al jardín a tomar el fresco, me encantan las noches en este lugar, creo que me podría quedar a vivir toda la vida…. Me dijo a mitad de la comida con una sonrisa que no supe descifrar.

- ¡¿Ah, sí?! A mí también me encanta…

- Sí, estoy seguro que vivir con tus tías ha sido todo un descubrimiento… te veo muy bien compenetrado con ellas y con tu hermana.

- ¡¡Nos llevamos muy bien, casi no me lo creo!!

- ¡Vaya, pues yo tampoco hubiera dado mucho por lo vuestro…! Pero mientras disfrutaba de la brisa, oí algo de ruido en la bodega.

Creo que todo el vello de mi cuerpo se erizó como las púas de un puerco-espín al oír esa frase. Las neuronas de mi cerebro comenzaron a galopar como caballos desbocados pensando en lo que podría decirme a continuación. La miré a sus preciosos ojos, intentando escudriñar en sus pensamientos, pero no pude ver nada. Mi mente promiscua fue más rápida, y acabé mirando a su generoso escote que dejaba ver gran parte de sus bonitas tetas, ella se dio cuente, no me recriminó nada en absoluto.

- Y cómo puedes imaginar, no puede evitar la tentación de asomarme. – continuó hablando mientras seguía comiendo – Y vi a tu hermana inclinada comiéndole el coño a mi hermana Soledad, y tú detrás de Sonia penetrándola duramente.

Se me hizo un nudo en la garganta. Solté los cubiertos y agarré la copa de vino y lo derramé por completo en mi garganta. Cuando la miré, ella me miraba con una sonrisa enigmática que seguía sin poder descifrar. Había colocado mis manos sobre la mesa, con los puños cerrados, mientras todo mi cuerpo se encrespaba. Ella puso su mano sobre una de las mías con ternura, notando mi grado de tensión.

- ¡Tranquilo hijo… no pasa nada mi amor! Tengo que decirte que en ese momento me llevé una gran sorpresa, pero al cabo de un rato sentí cierta excitación al veros así, tan volcados en daros placer ¡Te la follabas muy bien!

- ¿Seguro que quieres hablar de ello? Le dije mientras me sentía haciendo equilibrios en el filo de una navaja.

- Sí, no es que quiera, es que necesito hablar de ello y aclarar los términos antes de que hayan malentendidos. En primer lugar tengo que decirte que un poco os he mentido con respecto a tu padre, él no se ha quedado a trabajar… lleva unos cuantos meses engañándome y ha decidido irse con ella, de modo que me ha abandonado con vosotros.

- Vaya, no es que sea una sorpresa, pero tampoco me esperaba que fuera de esa forma. Le dije haciéndola comprender que yo ya lo veía venir.

- Parece que tú te diste cuenta antes que yo, pero deja que siga. En segundo término, estás tú… el haber estado contigo es algo que necesitaba, tanto por el cariño que das siempre, como por el sexo prodigioso tenido. Sin duda ha sido delicioso lo que he sentido cuando me follabas… ambas cosas me han subido mucho la autoestima… sobre todo, debo ser sincera, el haberme poseído de la manera que lo hiciste, con tal fulgor y deseo por mí…. Porque antes de ser madre soy mujer y hembra con mis necesidades fisiológicas al completo. Me sentía inactiva con tu padre… me quitó la ganas de tener sexo, mientras que tú me las has devuelto enteras, para vivir experiencias nuevas y morbosas.

Sentía que mi madre se estaba abriendo a mí como si yo fuera su confesor, y era algo que me agradaba, pero a la vez me sentía ciertamente incómodo, pero ella continuó hablando como si fuera una conversación normal.

- Lo de las tías, era algo que sospechaba desde el primer día, cuando te perdiste con Soledad por el jardín sabiendo lo necesitadas que están y contigo tan salido, pero lo de tu hermana me pilló más por sorpresa…. Siempre como el perro y el gato…

- Bueno nos pillaste haciéndole el perro…

- Sí eso parece, la montaba como a una perra ¡Y le gustaba lo que le hacía!

- Mamá, creo que debo contarte algo para que entiendas como Sonia y yo hemos llegado a follar. En mi caso porque soy pervertido salido y cualquier coño me vale para desahogarme, pero lo de ella tiene un motivo más anímico… el otro día me contó que había ha roto con su novio y hablando sobre el tema, una cosa nos llevó a otra… Empezó como un tonteo, que acabó follándomela.

- ¡Pero si no os reprocho nada! Sois jóvenes, os gustáis y necesitáis desfogaros con el sexo… es un método barato, eficiente y lo tenéis a mano en casa.

- Ya lo sé, pero deja que te lo cuente

- ¡Vale, vale!

- Después de hablar largo y tendido con ella, me hizo entender que tenía problemas con las relaciones sexuales con sus novios. Parece que le gusta el sexo… con ciertos matices.

- ¡Bueno, yo vi que se lo pasaba muy bien!

- Así es, las tías la entendieron de maravilla y le proporcionaron lo que deseaba.

- ¡De eso quería hablarte yo, de mis deseos!

La sangre de mi cuerpo comenzó a correr a gran velocidad, mi madre estaba dispuesta a abrirse por completo en sus deseos lujuriosos y lascivos. Mi mente promiscua, de salido incorregible, no lo podía creer. Me pareció que su cara resplandecía, aún más, bajo el sol de mediodía y no pude evitar mirarle sus hermosas tetas pensando en lanzarme sobre ellas como un depredador.

- Sé que eres muy cariñoso y tierno conmigo, y te lo agradezco porque me reconforta como no te imaginas… no quiero que nunca te olvides de darme cariño y ternura…, pero en el fondo quiero sentir lo que sentían ayer tu hermana y tus tías cuando te las follaste tan duro como debe hacerlo un semental dominante. Su mano me apretaba fuertemente la mía, sus ojos se clavaban con sinceridad en mis pupilas, y percibía que me estaba implorando que fuera su hombre o mejor pensar en su macho. – En estos días he sentido que me había perdido muchas sensaciones en mis años de casada con el soso de tu padre. Desde ayer, creo que hay muchas cosas que me gustaría experimentar, entre ellas el morbo, y no solo el de follar con mi propio hijo, y notar tu dureza dentro y como eyaculas en el fondo del coño llenándomelo de leche espesa y fértil, que es algo que me pone tan perra, sino algo más.

Me dijo finalmente con una sonrisa deliciosamente pícara, mientras ponía su mano sobre mi pierna bajo el mantel.

- Estas cosas que hacemos ahora, es decir, los toqueteos en sitios públicos, he notado que me ponen muy caliente con tan solo pensarlo.

- ¡Pero mamá! Le dije sorprendido.

- ¡Ni mamá, ni leches! ¡Necesito saber lo que se siente! ¡No creas que soy tan diferente a tus tías o tu hermana! ¡¿Te gustó follarme, verdad?! Pues a mí me encantó…me gustas como hombre, porque ya no te veo como hijo ni familiar cuando me arde el coño. Quiero que seas tú quien me posea, pero con morbo.

Intenté calmarme dando un rápido repaso a toda la situación que nos había llevado a este momento. Era mi madre, y la quería con locura, pero también entendía su razonamiento, para ella debía haber sido difícil la convivencia con mi padre, y ahora se veía libre para experimentar los deseos que guardaba celosamente en el fondo de su mente. Me relajé y con la sonrisa de picaruelo que sabía poner le pregunté.

- ¡Te entiendo mamá! Y le tendremos que dar solución… ¿Qué sugieres?

- Pues no sé… soy nueva en esto. Esperaba que tú me propusieras algo.

- ¡Joder, es que me ha pillado de sopetón! Tampoco soy un Casanova…

- ¡Anda, que seguro que se te ocurre algo con esa mente pervertida! Dijo con la misma sonrisa sobándome la polla por encima del pantalón.

- Creo que si sigues tocándome, no voy a poder pensar, me la estás poniendo como un tempano ¡Me apetece mucho follarte!

- ¡Pues tócame tú, creo que ya estoy mojada! Dijo con cara de niña traviesa. – Solo pensar lo que me puedes hacer, se me hace el coño agua. La imagen de tu polla entrando en el coño de tu hermana y tus tías, me tiene cachonda perdida.

La miré a sus ojos chispeantes llenos de vida, quizás una vida que nunca había tenido antes, y después miré a nuestro alrededor. Tan solo quedaba una mesa ocupada, algo alejada de la nuestra, en la que había una pareja de jóvenes hablando muy ensimismados en lo suyo.

Realmente las neuronas de mi cerebro que portaban los mensajes de lasciva y lujuria estaban ganando por goleada a las que portaban datos de hijo cariñoso y atento. Metí la mano bajo el mantel y busqué sus muslos que se abrieron nada más sentir el roce de mis dedos. El calor que desprendía el interior de esa deliciosa carne era arrollador, y percibí como mi polla comenzaba presionar bajo el pantalón con más fuerza, y en mis huevos se notaba ese dolor suave que los prepara para producir esperma. Las yemas de mis dedos avanzaron con lentitud entre la tersa piel, degustando cada centímetro que tocaban hasta que sentí una leve humedad que cubría parte de las pequeñas bragas.

- ¡¡Joder mamá!! ¡¿Ya estás mojada?!

- ¡Cariño, te lo acabo de decir! Es que esto me pone muy cachonda, me excita mucho! Sigue, sigue!

Me instó a la vez que se removía sobre la silla. Presioné con los dedos sobre la suave tela de las bragas y después la retiré hacia un lado para sentir sus gruesos labios genitales. Con delicada lentitud, introduje la primera falange del dedo y su cuerpo dio un leve estertor.

- ¡Dios mío…Cómo me estoy poniendo! No sabía que estoy podía excitar tanto.

Susurró sin dejar de mirar al camarero.

- ¿Crees que sabe lo que estamos haciendo?

Me preguntó con cierta ingenuidad. Yo sonreí encantado por la situación.

- Vernos no nos ve, pero seguro que se lo imagina. Le dije para aumentar su excitación.

- Ay, calla! No me digas eso que me voy a poner más nerviosa.

- ¿Solo nerviosa?

- ¡Calla sinvergüenza y sigue follándome con los dedos…!

Contestó abriendo más sus piernas para dejar más espacio a mi mano.

- ¡¿Te gusta que tu madre sea tan puta contigo?! No quiero saber lo que pensarás de mí, pero ya no hay mucho de qué excusarme ¿Verdad?

- Me encanta que no te reprimas y expreses tus deseos como quieras…

- Gracias hijo, no pares de masturbarme el clítoris… ¡Joder me voy a correrrr!

Metí el dedo profundamente y sentí como le temblaban las piernas. Estaba viviendo un momento de nerviosismo y a la vez de excitación que nunca había vivido antes. No tardó en mojarme el dedo copiosamente con su corrida

- ¡Diosss, hijo! ¡Creo que me he corrido de la extrema excitación que tengo!

- ¡¿Solo por el morbo de estar en público con tu hijo…?!

- ¡Bueno, la verdad es que estoy como una estufa! Pensar que el camarero se esté imaginando que me estás metiendo los dedos me ha puesto muy… guarra ¡Jajaja! ¡Tú tan joven y yo tan mayor… Rio nerviosa al haber soltado lo de “guarra”

- ¿Quiere que pare, señora mayor…?

- ¡No, no! Sigue, me está encantando! Ufff, voy a dejar un charco en la silla.

Me dijo sin ningún pudor. Yo la miraba y veía sus labios temblorosos llenos de excitación y sentí unas ganas tremendas de follármela. En ese momento me acordé de mi hermana, e imaginé a mi madre inclinada y yo dándole pollazos hasta reventarla. Mis neuronas de promiscuo y salido eran más poderosas que las que manejaban los datos de hijo cariñoso y complaciente. Ya no veía a mi madre, tan solo a una mujer hermosa, caliente y con un deseo desbordado, que me estaba procurando un latente dolor de huevos casi insoportable.

Penetré con dos dedos profundamente y todo su cuerpo se cimbreo como una anguila. Su vagina volvió a emanar otra bocanada de fluido caliente a la vez que su boca se abría para emitir un largo y apagado gemido de placer.

- ¡Ufff! El camarero no deja de mirarnos ¡Dios mío! ¡Qué morbo me está dando esto! No sabía que me podía gustar tanto que me mirarán.

Susurró llevándose la mano a la boca.

Su tremenda excitación estaba provocando la mía y mis pensamientos fluían a gran velocidad, como las aguas de un río embravecido. Mi mente salida y lujuriosa, ya solo pensaba en follarme a esa preciosa y delicada mujer. Realmente deseaba que se acabara la comida para volver a casa y follármela como un toro salvaje cuando volví a oír su voz con los labios pegados a mi oreja.

- ¡Ufff! Cariño, me he vuelto a mojar… ¡Esta vez ha sido una corrida copiosa!

- ¡A mí me lo vas a decir, que tengo los dedos empapados de flujo gelatinoso!

Podía sentir como sus labios rozaban mi oreja susurrando esas palabras y pensé en algo para aumentar más su excitación morbosa. Busqué el clítoris y lo tintinee con los dedos, al momento todo su cuerpo se removió tembloroso.

- ¡¿Que me estás haciendo en el clítoris, hijo?! ¡No paro de correrme!

- Seguro que deseas algo más, es lo que me has dicho antes… ¡¿Te gustaría que el camarero nos mirara mientras follamos?!

Le dije de improviso. Despegó sus labios de mi oreja para mirarme con los ojos como platos.

- ¡No sé! La verdad es que pensarlo me pone muy cachonda… al cabo de unos segundos me reclamó… - ¡¿Pero… como lo haríamos?!

Me preguntó con ojos chispeantes y sonrisa nerviosa.

- ¡Podemos ir al parking a follar mientras el camarero nos mira!

Le dije sin preámbulos. Ella me seguía mirando nerviosa.

- Ahí no sé si me atreveré!

Me contestó con morbosa ingenuidad.

- Querías probar cosas nuevas, y creo que es una buena oportunidad. El camarero no nos conoce, y posiblemente no volvamos a verle.

- ¡La verdad es que la sola idea me excita muchísimo, pero me da algo de vergüenza! ¡¿Y si descubre que somos madre e hijo…?!

- Eso nunca lo sabrá…. Solo te digo una cosa, a mí se me está poniendo es la polla más dura solo de pensarlo

- ¡Ummm! ¡Me dan ganas de ordeñártela aquí mismo, cabronazo! ¡Jajaja!

Volvió a reír por sus propias palabras.

- Pues deja de sobármela que no me voy a poder levantar. Tengo el pantalón que me estalla.

Le dije retirándole la mano.

- Bueno, cuando pague la cuenta hablo con él a ver si está por la labor. Le diré que esté algo alejado para que no te sientas mal. ¡Estoy seguro que estará encantado!

- Ufff, no sé si me atreveré!

- ¡Pero mamá, si estás más salida que yo! Y además apenas te verá desnuda.

- ¡Que bruto eres! ¡¡Me recuerdas tanto a un novio que tuve…!!

Nos acabamos el segundo plato y de inmediato nos llegó el postre…

- ¡Bueno ya me hablarás de él, ahora voy a hablar con el camarero!

Le dije sin darle más opciones. Me levanté y me fui a hablar con él con la excusa de pedirle la cuenta. Ya no quedaba nadie comiendo y suponía que nadie aparecería a esas horas por el parking. Le hice la proposición después de dar algunos rodeos con las palabras hasta que vi la sonrisa que ponía asintiendo a la proposición.

- ¡Vámonos! ¡Todo arreglado… además nos ha hecho un descuento! Me ha asegurado que no habrá nadie a estas horas y que estará encantado de mirar. Se quedará lejos para que no te sientas intimidada.

- ¡Ufff, vaya situación! ¡Estoy temblando!

Me contestó mi madre levantándose a la vez que se bajaba levemente el vestido de licra de una forma púdica.

Nada más atravesar la puerta de salida mi madre me agarró fuertemente del brazo subida en sus altos tacones.

- ¿Y dónde vamos?

- ¡Al coche! Nos pondremos en la parte de atrás por si sale alguien, en esa zona nadie nos verá.

- ¿Pero entonces… donde va a estar?

- Estará cerca, mirando desde los otros coches que hay aparcados, pero no dirá ni hará nada.

- ¡Joder, me estoy poniendo caliente solo con pensarlo! Dijo apretándome el brazo.

- ¡Pues a mí, está a punto de reventarme la cremallera del pantalón!

- De eso ya hace un tiempo, no mientas cariño.

Anduvimos entre los pocos coches que había hasta llegar al nuestro. Varios árboles lo flanqueaban y las hojas casi tocaban el techo. Ya no podía más y me desabroché el pantalón. Mi polla saltó como un resorte con una dureza que hasta a mí me impresionó.

- ¡Dios mío, hijo, como la tienes de rígida! Esa dureza es muy rara verla con frecuencia y tú la tienes así cada día, varias veces al día…

- ¡Anda, ven aquí y pon las manos sobre el coche! Vas sentir como te atravieso.

Le dije totalmente ofuscado. Mis neuronas ya no se conectaban, más bien saltaban como muelles chocando unas contra otras sumiéndome en un mar de lujuria. El deseo de follarme a mi madre en ese momento ya era un imperativo en mi mente. Mi madre puso las manos sobre la parte trasera del coche y preguntó nerviosa.

- ¿Dónde está ese tipo? ¡¿Dime dónde está?

- ¡Olvídate de él y céntrate en gozar de la follada que te voy a dar! Le dije agarrándola por la cintura para colocarla en la posición adecuada.

Bajé las manos y tire de su vestido hacia arriba hasta dejarle el culo al aire. Lo sobe mientras lo miraba con deseo, un deseo que no dejaba de arder en mi cuerpo. Era la segunda vez que me iba a follar a mi adorable madre, y ese deseo era mayor que la primera vez. Me estaba empezando a parecer como la adicción que crea una droga.

- ¡Me va a ver el culo! Dijo de repente.

- ¿Y qué quieres, que te folle con el vestido bajado? Le contesté cínicamente. – De todas maneras mi cuerpo lo tapará bastante, porque te la voy meter hasta los huevos.

Me acerqué a su cuello y lo lamí como un perro sediento de sexo.

- ¡¿Me vas morder el cuello como a mi hermana, cuando te corras dentro?!

- Puede ser, así sabrán que te he follado y llenado el coño.

- ¡Cómo me pones de cachonda, cabrón…! ¡Vamos, métela con fuerza!

Noté mi endurecida polla pegada a su culo, ese culo que siempre había deseado y que no paraba de llenar mi mente depravada. Le puse la mano sobre el cuello para hacer que se inclinara, abrió las piernas, y sus abultados y mojados labios genitales aparecieron majestuosos bajo sus nalgas entre los muslos como un bollo suizo, un coño pelado y hambriento de verga. La depravación y la lujuria me inundaron mirando esa deliciosa imagen de su culo respigón y la apretada raja que me iba a follar.

- ¡Mira! Mira! ¡Está ahí, mirando!

Volví la cabeza hacia donde me señalaba, y ahí estaba el camarero, dos coches más allá, con una sonrisa lasciva y penetrante. En ese momento solo le veíamos la cabeza por encima de los coches, pero se movía sigilosamente.

Presioné con mi polla, ya orientada al coño de mi madre, y sentí como atravesaba los jugosos labios. Ella dio un leve gemido al sentir la penetración sin dejar de mirar al camarero. El estar en plena descampado con el culo de mi madre en pompa, había desatado mis instintos más básicos. La agarré con fuerza de las caderas y comencé a embestir como si estuviera poseído follándome a una puta poligonera cualquiera. Mi polla atravesaba los gruesos y jugosos labios como si la hubieran engrasado con el mejor aceite del mercado.

- ¡¡Se ha sacado la polla!!

Casi gritó mi madre con una mezcla de nerviosismo y excitación. Miré, y así era, estaba a unos cinco o seis metros de nosotros. Se había dejado ver de cuerpo entero y mantenía el miembro agarrado con una mano, era un cipote bastante considerable que daba un poco de temor.

- Ahhh! Joder! Ahhh! ¡Qué grande la tiene el cabrón…!

Exclamó de nuevo mi madre jadeante y con una excitación que hacía temblar todo su cuerpo.

- ¡Diosss! Ahhh! Que caliente…ahhh… me está poniendo esto.

Volví la vista al culo de mi madre y seguí embistiendo, pero ella parecía no tener bastante. Me gustaba ver mi ancho tallo entre ambas nalgas respingonas entrando en su acogedor coño cálido y apretado, similar al de mi tía Cándida o mi hermana.

- ¡Masss! ¡Más deprisa! ¡¡Joder, dame más fuerte!! Gritó de nuevo.

- ¡Eso! Dale más fuerte. Gritó el camarero masturbándose a escasos dos metros de nosotros… se acercaba a cada manotazo de su mano en la polla.

- ¡Diosss! ¡Me dan ganas de chupártela, cabrón…! Dijo directamente al camarero.

- ¡Pero qué le dices, puta!

Sin más dilación, el camarero le enchufó la polla a mi madre por la boca, y ella se la comió con unas ganas desbordadas. Nos sincronizamos metiendo la polla al a vez en mi madre, yo por el coño y él por la boca. Mi madre le agarró los huevos y sin dejar de jalarse hasta media verga, tal vez no podía meterse más sin producirle arcadas. Al cabo de unos minutos, noté como el volcán de su coño volvía a lanzar una masa de fluido caliente muy liviano… ahora no era tan espeso. Yo ya no la embestía, prácticamente la empotrara contra el camarero de una manera salvaje. Mi polla penetraba profundamente y mis huevos aporreaban contra su henchida vulva, como bolas de cañón lanzadas para romper una muralla. No iba a soportarlo mucho más, todo el previo y la follada salvaje me terminaron por sacar lo mejor de mí, y m polla estalló repleta de semen soltando varios chorros en segundos. El ardiente coño de mi madre se desbordó mientras mi polla implacable chapoteaba dentro eyaculando como un toro bravo. El denso líquido salió de la cavidad para chorrear entre sus muslos llegando a caer al suelo.

El camarero no tardó mucho más en correrse, en ese momento soltó unos duros dardos de leche al fondo de la garganta de mi madre. Ambos sacamos la polla de la dama a la vez, cuando se la saqué, se hallaba empapada de semen y flujo, nos miramos el camarero y yo…, vi en su sonrisa de cierta satisfacción maléfica, y en la de mi madre una complacencia total tragándose la lefa que se acumuló en su boca.

- ¡Ha sido la ostia! ¡Cuando queráis estáis invitados a unas copas! Solemos tener unas fiestas nocturnas muy exclusivas, a la que estáis invitados…

Nos dijo antes de marcharse por donde había venido.

Mi madre jadeaba todavía inclinada mirándole con una sonrisa perversa. Sus piernas temblaban con fuertes espasmos, y parecía que no se podía incorporar inhalando aire con la boca totalmente abierta. Cuando se recuperó, se giró para abrazarme, todavía con las bragas bajadas, y me besó con una enorme pasión metiéndome la lengua y el sabor de la leche del camarero. Cuando se soltó por falta de respiración me dijo…

- ¡Joder hijo, ha sido genial! ¡Nunca pensé que me lo podría pasar tan bien follando! Y con dos hombres a la vez… Gracias por ser tan generoso con tu madre y darme este placer, por no ponerte celoso ¡¡Sabes que solo te amo a ti!!

Se fue hasta la puerta del coche, la abrió y sacó unos clínex del bolso para limpiar los chorretones de sus piernas. La escena me pareció tremendamente excitante mientras se subía las bragas que se empaparon de inmediato con el rezume continuo de la leche que le había metido en su coño… luego fueron los pantalones con unos pañuelos de papel de por medio a modo de compresa, con un sonrisa me dijo que era mucha leche…

- ¡Vamos hijo! ¡Estoy más excitada que toda en mi vida! A partir de ahora, quiero probar más cosas como esta… pero contigo a mi lado… con mi hombre.






Secuencia 15 :) Mi hermana me sonsaca



Conduje de vuelta a casa con entusiasmo, me madre me hacía sentir importante. La comida había salido mejor de lo que esperaba, de hecho mi madre me había hecho perder el poco control que tenía sobre mi estado de salidismo. La verdad es que estaba feliz de ver a mi madre tan resplandeciente y llena de vida, y con ganas de probarlo todo, como ella misma había dicho.

Al llegar a la casa ya habían vuelto mis tías y mi hermana.

- ¿Que tal lo habéis pasado? Pregunté.

- ¡Genial! Hemos visto un montón de tiendas y hemos comprado cantidad de cosas. Contestó mi hermana muy ilusionada.

- ¿Qué le pasa a tu madre? Preguntó Cándida al ver que solo había saludado con la mano con una sonrisa difícil de definir.

- ¡Nada! Contesté con rapidez algo nervioso. – Está bien, muy bien

Realmente estaba como ida, con una sonrisa de niña feliz, que no entendían ninguna de las tres.

Lo que quedaba de tarde fue tranquila, cada uno nos dedicamos a nuestras cosas y poco más. Yo procuré despistarme para evitar las preguntas de mis tías que seguían mosqueadas. Ya se estaba poniendo el sol cuando me metí a la piscina. Mis tías se habían ido a preparar la cena y mi madre y mi hermana permanecían tumbadas sobre el césped. Mi hermana, al cabo de un par de minutos, también se metió en la piscina acercándose hasta donde yo estaba.

- ¿Qué tal la comida? Me preguntó al llegar a mi lado.

- ¡Pues bien! El sitio era muy bonito y hemos disfrutado de las vistas del mar rompiendo en el acantilado. Contesté con poca elocuencia.

- ¡No sé, noto a mamá cómo si se hubiera fumado algo! Feliz pero ida. La miró y parece que está en una nube.

- ¡Ya sabes que no fuma, ni yo tampoco! Ni se nos ocurriría fumarnos un porro.

- ¡No seas gilipollas! ¡Sabes que la insinuación no es literal!

Mi hermana se acercó más pasando los brazos por mi cuello a la vez que pegaba su pelvis contra la parte baja de mi abdomen. Su cara estaba a escasos centímetros de la mía y pude ver cómo se dibujaba una sonrisa maléfica en sus labios.

- ¡Anda, hermanito! ¿No me vas a contar lo que ha pasado? Me dijo casi vomitando las palabras sobre mi boca.

Había notado lo que me gustaban sus besos, y se aprovechó de ello besándome como solo ella lo sabe hacer. Su lengua recorrió mi boca convirtiendo toda la humedad en lujuria, y pude sentir su coño restregándose contra mi polla que no tardó en crecer bajo el agua tibia.

- ¡Para, que nos va a ver mamá! Le dije intentando despegarme de ella, pero se había enrollado como una serpiente a mi cuerpo y fue inútil el intento.

- ¡Lleva toda la tarde en un mundo paralelo y no se entera de lo que pasa alrededor de su propia realidad! Y a mí me encanta como se te pone de dura tan rápido… eres un macho muy salido… como más me gustan. Contestó ella.

Yo me sentía atrapado, no solo de cuerpo, también de mente. Dudaba si contarle algo o simplemente no decirle absolutamente nada. Ya sabía lo cabrona que podía ser mi hermana, lo había visto cuando me pilló con mi tía Soledad y como la había puteado.

- ¡A lo mejor no está interesada en lo que ocurre a su alrededor! Tiene sus temas particulares que desea resolver ella solita…

- Anda hermanito, no me engañes. Sé que ha pasado algo en la comida… ¡Hacía tiempo que no la veía tan feliz! Si tenemos en cuenta los cuernos de papá, ya me dirás a qué viene esa felicidad rebosante de su cara…

Me dijo rebozando sus pequeñas tetas por mi pecho.

- ¡Te prometo una buena mamada! Me dijo sin darme opción a contestar, y volvió a besarme con esa lascivia que desprendía su boca.

- ¡Creo que en eso te supera tía Soledad! Le contesté con sonrisa cínica.

- Bueno, no voy a negarlo, vi con el ansia que te la chupaba anoche, y eso es difícil de superar, jajaja! Pero ¿y mi culo? ¡¿No te gustaría rompértelo cómo hiciste anoche?! Sentí cómo te empleaste a fondo con él… y cuanto lo has deseado durante tanto tiempo, ahora te lo doy para que hagas con él lo que desees. Me contestó rebozándose contra mi polla que ya se había estirado como la vara de un fresno.

Intenté alargar su juego para evitar que me siguiera preguntando.

- Tampoco puedo negar yo eso. Tienes un culo estupendo ¡Vamos, que me encantó reventártelo! Lo había deseado siempre, has sido mala conmigo toda la vida, pero me gustas mucho como mujer…siempre te he deseado y tu culo más.

- ¡Pues venga, cuéntame qué ha pasado en la comida y te lo dejo follármelo!

Su insistencia, llegando al acoso, era difícil de esquivar. Ya me había puesto la polla como una piedra restregando su coño contra ella y mi mente comenzaba a nublarse pensando en volverla a romper el culo. Ella seguía restregando sus tetas por mi pecho y no paraba de besarme la cara y el cuello. La verdad es que con lo salido que estaba eso era difícil de soportar sin hacer nada. Antes de que pudiera contestar, ella volvió a la carga, era complicado con el tacto de su gorda vulva frotándose en mi pollón erguido.

- ¡¡Vamos hermanito, sé que te la has follado a pelo, pero quiero saber cómo!! Venga, te estás hinchando a follar y yo también quiero excitarme y correrme.

Su afirmación me dejó atónito, en esta familia todo el mundo parecía leer mis pensamientos.

- ¡Vale, vale! Para ya, que me has puesto la polla como el martillo de un herrero, y no voy a poder salir de la piscina.

- ¡Pues cuéntamelo, joder… no seas más cabrón! Increpó con cara de depredadora.

- ¡De acuerdo! Pero aquí no. Esta noche te cuento tomando una copa en la terraza, y espero que no seas tan cabrona como lo fuiste con tía Soledad.

- Ummm, creo que me estoy poniendo más cachonda con solo pensarlo. ¡Y tranquilo, a mamá nunca la putearía! Ella es tan divina para mí como para ti.

Finalmente logré que se despegara. Su cara de vicio, lascivo y perverso, casi me asustaba. La inflamación bajó algo, pero no del todo. Salí y me senté con rapidez en la mesa para que no se notara, pero aquello era imposible. Mis tías se habían sentado enfrente, con sus vestidos veraniegos tremendamente escotados, y con sus grandes pezones apuntándome bajo la tela…, así era imposible que mi miembro se relajara. Mi hermana se había sentado a mi lado y mi madre presidía la mesa todavía con sonrisa de fumada. Apenas habían pasado unos minutos cuando tía Cándida volvió a provocarme un sobresalto.

- ¿Habéis comido bien? Seguro que Esteban, el camarero, os ha atendido fenomenal.

Yo no paraba de alucinar, “¿también sospecha algo tía Cándida?” Por un momento pensé que el que no se enteraba de nada era yo.

- ¿El alto y moreno que está de muy buen ver? De repente preguntó mi madre.

- ¡Ese!

- ¡Pues sí, ha sido muy majo!

Contestó de nuevo mi madre casi relamiéndose los labios.

Casi me atraganto con la comida que tenía en la boca al oírla y ver cómo su cara adquiría signos de lascivia. Me vino a la cabeza esa frase que dijo… “¡Diosss! ¡Me dan ganas de chupársela! Y se la mamó hasta tragarse su leche…” No sabía qué hacer o decir, la conversación se podía complicar y no sabía que podría soltar mi madre por su boca.

- ¡Es muuuy majo! – constató tía Cándida – Le dije que erais mi hermana y su hijo cuando reservé la mesa, y que os tratará bien!

Estaba dando un trago de cerveza cuando oí a tía Cándida, y sentí como la epiglotis se cerraba y solté la cerveza por la nariz como si fuera un aspersor, rociando parte de las tetas de mis dos tías. Todos me miraron y tan solo pude decir.

- ¡Lo siento, se me ha ido la cerveza por el otro lado!

El mamón del camarero sabía quiénes éramos y no dijo nada, y encima le proporcionamos la imagen porno follando madre e hijo con su participación en el parking. “¡¿Qué pensaría el muy cabrón?!” Es la frase que se me pasó por la cabeza mientras intentaba limpiarme la nariz. Mi hermana se había percatado de la situación y no dudó en ponerme más nervioso.

- ¡Tranquilo hermanito, no te vayas a atragantar! Dijo metiendo la mano bajo la mesa y dando un apretón a mi polla.

Parece que la conversación se relajó yéndose por derroteros más banales. Recogimos los platos y mi hermana no quiso perder el tiempo.

- ¿Preparas unas copas y nos las tomamos en la terraza? Preguntó conociendo mi respuesta por anticipado.

Temía dejar a mi madre sola con mis tías por si acababa soltando algo, pero no tenía opciones. Preparé dos copas y nos subimos en bañador a la terraza.

La noche era algo calurosa y la luna iluminaba con potencia. No encendimos ni la luz y nos sentamos en el cómodo sofá donde habíamos tenido los primeros toqueteos. Yo me espatarre dando un largo soplido para relajarme, había estado demasiado tensó durante la cena.

- ¡Vamos, quiero conocer todos los detalles! ¡Ah, Y no te olvides del camarero!

Dijo mi hermana poniéndose de lado junto a mí.

- ¿Qué dices del camarero? Le pregunté haciéndome el loco.

- ¡A mí no me engañas! Casi se te sale la cerveza por los ojos cuando lo ha nombrado tía Cándida.

Volví a resoplar sintiéndome totalmente pillado. No sabía ni por dónde empezar y lo único que se me ocurrió fue una tontería.

- Pues cuando nos sentamos vimos que las vistas eran muy bonitas.

Mi hermana ya me había sacado la polla del bañador y la masajeaba con suavidad. Al oír mi primera frase, le dio un apretón.

- Venga capullo, que no hemos venido a que me cuentes cómo era el restaurante… necesito información privilegiada y morbosa…

- Lo decía porque desde aquí no hay vistas, quizás las echo de menos.

Ella sonrió y al momento se quitó el sujetador del bikini. Sus pequeñas tetas saltaron como muelles en la penumbra y sus poderosos pezones me apuntaron amenazantes cual ojivas de misil tierra aire.

- ¿Te parece bien esta vista nocturna…? No sé por qué me encante enseñarte las tetas, denudarme delante de ti y que me disfrutes con la mirada.

- ¡¿Ya no me consideras un salido o es por eso mismo?!

- Te veo diferente, pero me encanta provocarte tus tremendas erecciones y que estés muy salido cuando me miras ¡A las hembras como yo nos gustan la vergas cuando están duras, y los huevos bien pertrechados de leche para follarnos!

Me dijo con una mueca de lujuria.

- ¡¿Entonces no te molesta que me empalme cuando estamos cerca?!

- Al contrario, me domina… ¡Venga, ven y chúpame los pezones, hermanito! Seguro que te ayudará a comenzar.

Me lancé sobre ellos como un cazador furtivo en la noche, y se los devoré sin piedad, las firmes tetas de mi hermana son duras y suaves, esponjosas y deliciosas…. A los pocos segundos ya gemía, pero me retiró la cabeza.

- ¡Vamos! No me hagas esperar más… ¡mama las tetas sin dejar de contarme!

Y comencé a contarle.

- Al poco de sentarnos me dijo que se le habían humedecido las bragas.

- ¿Tan rápido? ¡Joder, que es lo que tienes que se nos hace el coño agua…!

- ¡Calla, déjame que siga! Hizo que metiera mi mano bajo la mesa y que se las tocara. Realmente comprobé lo húmedas que las tenía, y comencé a pasar mis dedos sobre su hinchado coño, percibía la humedad en los labios gruesos, los tiene como todas vosotras

- Es cosa de familia, como los pezones. ¡Imagino que somos atractivas para ti!

- Mucho, pero te sigo contando…. No sé por qué, pero parecía que ya iba caliente desde casa. A los pocos segundos inserté los dedos entre la tela y penetré la apretada raja de su vagina con uno de ellos. Ahora ya no era humedad, me lo empapó de inmediato atrapándolo con presión…noté como ejercía esa fuerza.

- Joder, no me esperaba que mamá fuera así de puta.

- ¡Pues espera que esto no es nada! Me dijo que le estaba poniendo cachonda, el que la estuviera tocando en un sitio publico!

- ¡A mí sí que me estás poniendo cachonda, cabronazo! ¡Vamos, sigue!

Los acontecimientos en el restaurante habían ido tan deprisa que no los recordaba bien, pero ver así de cachonda a mi hermana era la ostia y decidí improvisar.

- Me dijo que la metiera dos dedos, parece que uno le sabía a poco.

- ¡Joder, que guarra! ¡Está igual de salida que yo…Métemelos a mí!

- ¡Vaya, la llamas y me pides lo mismo!

- ¡Lo de guarra es un cumplido, podría haber dicho perra salida, que es como yo estoy ahora! ¡Venga, méteme los dedos bien dentro y pajeame como un cabrón!

- Cada día estás más puta… nunca te imaginé tan salida con hambre de polla.

Mi hermana se había bajado las bragas y me mostraba sus poderosos muslos abiertos, y entremedias su coño perfecto de labios sobresalientes y carnosos, abiertos como dos alas de mariposa, húmedas y cálidas…aquel coño pedía otra cosa.

- ¿No prefieres que te folle? Tienes el coño mojado y ardiendo…

- Cuando acabes de contarme todo me dejas bien follada ¡Te voy a ordeñar hasta la última gota de leche de tus huevos! ¡Ahora vamos nene, necesito que me masturbes como se lo hacías a la perra de mamá!

- Pues le metí dos dedos así – susurré a la vez que mordisqueaba uno de sus grandes pezones – ¡Hasta el fondo, y comencé a moverlos dentro! Le dije haciéndola a ella lo mismo.

Mi hermana me agarró la mano y la apretó con fuerza contra su coño.

- ¡Sigue cabrón! ¡Quiero saber cómo te la follaste!

- Me dijo que la excitaba mucho que nos miraran, y le sugerí que podíamos invitar al camarero a que lo presenciara…

- ¡No me jodas! ¿Y lo hiciste?

- ¡Claro que lo hice!

- ¡Menudo cabrón estás hecho!

- Solo hice lo que ella quería…

- ¿Y dónde lo hicisteis?

- En el parking… detrás de nuestro coche aparcado entre una arboleda espesa.

- ¿Cómo…?

- Nos fuimos detrás del coche y se apoyó en la parte trasera. Se inclinó, le subí el vestido y le bajé las bragas. ¡Sabes que mamá tiene una vista espectacular por detrás! Su culo es redondo y precioso, y los labios de su coño carnosos y abundantes como los tuyos… ya sabes cosa de familia.

- ¡Calla y sigue, joder!

- Me saqué la polla que la tenía a reventar desde hacía una hora, y se la metí hasta el fondo de un solo envión de lo rígida que estaba mi verga y lo lubricada de su vagina. ¡Nada más comenzar a embestir vimos al camarero a pocos metros con la polla fuera pajeándose!

- ¡¿Y no se cortó mamá?!

- ¡Qué va! ¡Se puso más cachonda y me llegó a decir que hasta le apetecía chupársela! Eso lo oyó el camarero que estaba a so lodos metros de nosotros y se la metió en la boca mientras yo la enchufaba por detrás

- ¡La madre que la parió! ¡Qué bien follas hermanito, para no importarle que la mirasen follada como una perra en un parking…! Y luego comerse la polla del tipo… con los dos follándola, uno por cada lado… ¡Joder, joder! Casi gritó mi hermana moviéndome la mano contra su coño.

A los pocos segundos me agarró de la mano y me llevó hasta la barandilla de la terraza, se aferró a la barra inclinándose y me jadeó.

- ¡Fóllame como te la follaste a ella! ¡¡Quiero sentir lo que mamá gozó…!!

Tenía la polla más dura que el yunque de un herrero, y no me anduve con remilgos. Me quité el bañador por completo mirando el bonito y gran culo de mi hermana, me agarré a él con las dos manos, y como si fuera un ariete, lo empujé con mi polla contra los abundantes labios de su coño a modo de ariete, como si fuera a derribar la puerta de un castillo. Lo tenía empapado y entró profundamente provocando que su espalda se arqueara…. La saqué y volvía embestir con fuerza, mi propia oratoria, me había puesto más salido que el mango de una sartén. Embestí una y otra vez viendo como su culo se expandía a cada choque. Me sentía como un animal, como si quisiera partirla por la mitad a base de pollazos. A cada pollazo le sacaba el aire de los pulmones con gemidos que más bien parecían suspiros.

- ¡¿Así te follabas a tu madre, cabrón?! Gritó entre jadeos incontrolados.

- ¡Sí! Grité – Y el camarero se pajeaba como un punto salido a un par de metros… Añadí para aumentar su morbo.

- Diosss! ¡Eres un punto cerdo! Aghhh! AghHh! Gritó corriéndose como una fuente.

- Lo mejor fue cuando los dos se la metíamos a la vez en su cuerpo…él por la boca y yo por el coño… parecía una cerda empalada en un asado.

Recordé que me había prometido su culo y sacando la polla empapada de su coño, le volví a gritar.

- ¡Lo prometido es deuda! Y apreté mi capullo empapado contra su culo semi abierto provocando que gritara de nuevo.

- ¡Cabroooon! ¡¡Síiii, dame por el culo, hijo de la gran puta!!

Mi polla lo atravesó ingresando en lo más profundo de sus anchas nalgas, y comenta embestir de nuevo. Su culo es hermoso, y aún más cuando me lo follo, y eso provocó que me corriera soltando abundante leche en su interior, la empalé y con toda la polla dentro de su esfínter, eyaculé como un animal salvaje rugiendo y atravesándola.

Cuando la saqué, chorreaba mi polla y sus piernas, no sé si se había llegado a mear levemente, pues había un charco en el suelo. Todavía entre jadeos, se dio la vuelta con las bragas bajadas y con ojos llameantes me susurró.

- ¡Tengo una idea! Me has hecho gozar como una ramera poligonera y mamá merece gozar de su sexualidad cercenada por papá… y con nosotros.

Me quedé algo confuso, todavía no llegaba suficiente sangre a mi cerebro.

- ¿Qué idea es esa…?

- Haremos que venga el camarero a casa y nos montaremos una orgía.



Secuencia 16 :) En espera de la fiesta



- ¡Tú estás loca!

- ¡Para nada! Creo que a mamá le gustará, y a ti… también, jajaja

- ¡Creo que el polvo te ha sentado mal!

- Me has dicho que mamá se quedó con ganas de algo más…

- Bueno, solo dijo que en ese momento le apetecía algo más que chupársela.

- Pues a eso me refiero. ¿No te apetece darle ese gusto?

- Joder, pero aquí, en casa de las tías… no sé, lo veo complicado.

- De las tías me encargo yo. Lo que tengo que saber es si tú estás dispuesto.

- ¿Dispuesto a qué exactamente?

- ¡Pues a que se la folle mientras te la chupa! Un intercambio de papeles.

Me quedé mirando al firmamento, quería imaginar la escena, pero mi cerebro no era capaz. Pensar en ver a mi madre follándola por un tío era algo que mi subconsciente rechazaba, pero mi hermana fue muy insistente.

- Ya verás cómo se lo pasa de vicio, los dos sabemos que necesita una buena sesión de sexo después de estos últimos aburridos años.

Al final acepté y ella me dijo que se encargaría de todo.

Al día siguiente me levanté tarde. Cuando llegué a la cocina para desayunar estaba tía Soledad con una camiseta que apenas le tapaba las bragas. La verdad es que el despertar cada día en esa casa era un desayuno fantástico para los ojos, y por su puesto para el estómago. En la mesa había bollos, tostadas, fruta, vamos, ya les gustaría a algunos hoteles ofrecer algo así.

- ¡Hola tía!

- ¡Hola Pedrito! Me contestó con su voz dulce y encantadora.

- ¿Y las demás, donde están?

Mi tía sonrió de una forma extremadamente pícara.

- Se han ido a tomar algo, y de paso a preparar una pequeña fiesta.

- ¿Una fiesta?

- ¡Sí cariño! – Me dijo acercándose para acariciarme el pelo – ¡Aunque creo que tú ya sabes algo!

Joder, mi hermana no había perdido el tiempo, la muy zorra ya se lo había contado todo nada más levantarse. Mi mente daba vueltas pensando en mil cosas, pero mi tía me había puesto sus grandes tetas pegadas a mi cara y ante ese hecho, mi mente se negaba a cualquier pensamiento coordinado. Las tetas parecían querer reventar la ajustada camiseta y los pezones se marcaban queriendo atravesarla. Al instante mi polla se activó como si le hubieran puesto pilas nuevas y la neurona de salido que gobernaba mi cabeza dirigió mis palabras.

- ¿Hoy no llevas sujetador, verdad? Dije sin ningún control en mi vocabulario.

- ¡Pues no cielo! Buena observación… ¡Lo he hecho por si te apetecía chupar un poquito! Contestó con su voz dulce y candorosa.

Al momento bajó sus manos y comenzó a subírsela lentamente. Su tanga negro con unos livianos encajes apareció entre sus contorneados muslos tapando el adorable bulto de su vulva cubierto su centro. Siguió subiendo y afloraron las dos hermosas tetas totalmente desnudas iluminadas por los fulgurantes rayos de luz que entraban por la ventana.

No tuve que hacer nada, tan solo abrir la boca y con un pecaminoso movimiento uno de sus grandes pezones quedó envuelto por mis labios. Comencé a chuparlo con suavidad a la vez que aplastaba mi cara contra las tetas. Mis manos se abalanzaron hacia su culo para abrazarlo y apretarlo mientras su cuerpo comenzaba una danza sensual y afrodisíaca. No tardé en levantarme de la silla para abrazarla y restregarse contra su hermoso cuerpo. Su mano bajó para meterse en el bóxer y agarrarme la estaca en la que se había convertido mi polla.

- ¡Uy, cómo se ha puesto esto! Dijo tirando de mis calzoncillos para sacar la polla erecta y dura. – Cada día me gusta más que seas tan promiscuo y tan macho…

- ¡Ummm, como me apetece chuparla! Susurró agachándose para metérsela en su dulce boca y comenzar a devorarla como si fuera un jugoso manjar.

Noté como la engullía con habilidad haciendo que atravesará su garganta para comérsela entera. Lo hizo varias veces provocando que mis neuronas se descontrolaran y dejará de funcionar el ser racional que llevaba dentro. Tiré de sus brazos hacia arriba para ponerla de pies contra la encimera, le bajé las bragas de un tirón y con la polla en mi mano busqué su deliciosa raja. Ya estaba jugosa cuando coloqué el capullo contra ella y de un empujón le inserté mi polla que parecía vivir en una perpetua dureza. Comencé a arremeter con ganas, esas ganas constantes que nunca me faltaban, sintiendo como mi estaca se hundía una y otra vez en lo más profundo de su vagina. Había abierto sus piernas subidas en unas sandalias de tacón y apretaba mi culo contra ella a cada empujón, clavándome las uñas en mis nalgas al sentirme en lo profundo de su coño.

- ¡Diosss, cielo! ¡Cómo me gusta que me des estos pollazos así! ¡¿Dónde has estado tanto tiempo sin follarme…?!

La oí decir entre jadeos mientras me comía sus tetas como un hambriento depredador.

- ¡Siii, síii! Ahhh! Sigue! ¡Sigue, no pares de joderme el coño… me quiero correr! Intentó gritar, aunque su dulce voz se lo impedía.

Diez o quince clavada más hasta su útero y sentí como una bocanada de flujo caliente empapando mi polla y mis huevos. Me sentía impotente para darle más fuerte en esa posición, y la subí a la encimera dejando medio de su abundante culo fuera. Le puse las piernas sobre mis hombros y comencé a embestir de nuevo mirando la expresión de su cara. Me encantaba ver el gesto de su rostro cuando la follaba a lo bestia, con una mezcla de dulzura felina, y sentí de nuevo sus jadeos sobre mi boca.

Su culo se balanceaba al borde de la encimera mientras le daba pollazos como un energúmeno.

- ¡Joder Pedrito, cómo estás de fiera esta mañana! Susurró jadeante. - ¡Me encanta! Dame más! ¡Vas a hacer que me corra otra vez antes que tú, cabrón!

Yo no decía nada, tan solo apretaba los dientes y embestía sintiendo como mi polla abría las carnes de su vagina abrazando mi sensible glande… con tanto frote estaba a punto de explotar en una boqueada de leche mañanera.

- ¡Ahggg! Ahhhg!

Fueron mis únicos sonidos, agarrado a sus muslos cuando mi polla comenzó a soltar leche como una manguera de bombero. Era primera hora de la mañana y le solté leche para llenar un tazón.

- ¡Ufff, que despertar más delicioso tienes, hijo! Ojala mi ex me hubiese tratado la mitad de bien que lo haces tú… Me dijo con su voz cándida antes de ponerse las bragas para que su coño no goteara más sobre el pavimento.

Se empezó a preparar el café con leche y unos bollos. Yo salí al jardín y me tumbé en el césped sobre una toalla sintiéndome dueño de la situación más deseada por un hombre…tener a cuatro hembras a disposición de follarlas y que te mantengan. Al momento llegó tía Cándida.

- ¿Vienes sola? Le pregunté al verla en la puerta del salón que daba al jardín.

- Sí, he dejado a tu madre y a tu hermana con Esteban para que se conocieran mejor. Tenían que tratar algo especial de lo que debes saber algo ¿No?

Dijo con sonrisa perversa mientras yo miraba su cuerpo marcado por un vestido ceñido que dejaba ver sus bonitos muslos estilizados por unos altos tacones.

Yo estaba más salido que nunca. Ese primer polvo mañanero con tía Soledad parecía haberme activado como si me hubieran puesto pilas nuevas. La miré con deseo, vamos, con ganas de desayunar por segunda vez.

- ¡Joder, estás para comerte, tía! Le dije sin cortarme tumbado de lado sobre la toalla.

- ¡¿Y qué es lo que te lo impide, y no me comes?! Me gritó desde lo alto de las escaleras.

- ¡Porque estás muy lejos!

Se deshizo de los altos tacones y bajó los escalones con movimientos ondulantes. Se acercó lentamente para que pudiera ver cada curva de su cuerpo que exhibía con sensualidad. Se tumbó a mi lado y me susurró sobre mi boca.

- ¡¿Estoy ya suficientemente cerca?!

Sus palabras atravesaron mis labios como un vendaval de lujuria y no pude reprimir besarla lamiendo el interior de su boca y mordiendo sus sensuales labios.

- ¡Estáis locas haciendo caso a mi hermana!

Le dije al despegar mis labios.

- Conocemos a Esteban, y sé que tu madre se lo pasará bien. Aunque no creo que tú hermana se quede atrás… Es un buen chico y no pretende ser competencia tuya. Tú tía y yo lo conocemos a fondo.

- No, si no me importa… solo que temo su indiscreción.

- Por eso no te preocupes…está casado, pero le gusta echar una cana al aire. Susurró con sonrisa felina mientras tocaba mi polla por encima del bóxer. - ¡Vaya, como tienes esto de crecidito y bien caliente!

- ¡Ha sido al verte! Estás imponente con ese vestido.

- ¿No te gusta más, lo que hay debajo? Dijo meneando su cuerpo de forma sexy.

- ¡Me encantan esas tetas y ese coño ardiente que tienes!

- ¿Quieres verlos?

- ¡Por supuesto! Nunca diría que no a algo así.

- Subamos a mi habitación. No quiero que Soledad se ponga celosa cuando me oiga gritar como una perra cuando me folles duro…

- Creo que no lo hará, ya ha tenido un buen desayuno mañanero…

- Vaya, no se pierde una, jajaja! ¡Ya te han ordeñado una vez hoy!

Subimos a su habitación y se quitó el bonito vestido para dejarme ver su carne enfundada en la deliciosa ropa interior.

- ¿Sigo?

- Sigue, pero no te quites las medias ni el liguero.

- Te gusta que tu tía parezca una PUTA cara… eres un cabronazo!!

Se había puesto medias y un ligero muy sexy… me apetecía follarla con ello puesto. Se quitó las bragas y el sujetador y comencé a babear, sus duros y turgentes muslos adornados con sus precisos labios genitales me ponían cardíaco. Me acerqué hasta ella y después de besarla con algo de exceso de furia comencé a comerle las tetas mordisqueando sus duros y grandes pezones. Ella tiró de mi bañador hacia abajo cayendo a mis pies. Mi polla ya se había erguido preparada como un cañón para la batalla. Me fui agachado a la vez que lamía su cuerpo en mi camino hasta llegar al centro de sus muslos. Sentí ese olor especial al sexo de familiar de las maduras de la casa, y pasé mi lengua entre los deliciosos labios carnosos. Sentí como se iban abriendo a la vez que vislumbraba el abultado clítoris, ella se ayudó con dos dedos a despegar los labios en forma de alas de mariposa. Pasé la lengua por el interior hasta lengüetear el clítoris con la punta… emitió un leve jadeó a la vez que se abría más el coño con sus propios dedos. Comencé a lamerlo y a succionarlo con ganas y sus rodillas se doblaron levemente cuando un rezume de flujo mojó mi boca.

- ¡Qué bien lo haces cabrón! Eres un vaginariano enloquecedor…

- ¡He tenido buenas maestras últimamente!

- ¡Quiero chuparte la polla y los huevos antes que me revientes el coño con ella!

Dijo tirando de mi cabeza hacia arriba para después inclinarse ella. Si, no se agachó, la muy guarra se inclinó para que viera su culo mientras me la chupaba, era una verdadera maestra. Fueron unas chupadas sensacionales. Después de lamer mi capullo como si fuera un helado, se la metió en la boca y avanzó hasta tragársela entera. La sacó hasta el capullo y volvió a hacer que penetrara varias veces llegando a hacer que mi boca jadeara. Se la metía hasta la raíz agarrándome de los huevos desde abajo y subiéndolos para que se pegaran a sus labios cuando tenía toda la tranca metida en la garganta.

- ¡Joder tía, si sigues así te voy a llenar la boca de leche antes de lo esperado!

Creo que llegó a sonreír con toda la polla dentro, a mi tía Cándida la creía capaz de eso y más. Sacó la polla de su boca con lentitud dejándome ver cómo pasaba cada centímetro entre sus labios rojos. No sé que me pasaba, pero cuanto más follaba más quería follármelas. Llegué a pensar si mis tías me habían dado alguna pócima, seguro que algo de brujas tenían, de natural yo andaba excitado todo el día, pero con follar una o dos veces ya me calmaba, sin embargo en esa casa con las cuatro en danza, siempre andaba con ganas. Tras varias semanas comencé a sospechar que pudieran echarme vinagra dulcificada con la comida, porque aquello no era normal… y me producción de leche tampoco, porque debían de sacarme una media diaria de 50 cm3 lo menos.

Me besó mordiéndome el labio inferior con verdadera lujuria y después se giró para inclinarse apoyando sus manos sobre la cómoda. El espejo estaba delante y ella misma veía su cara de puro deseo. Me coloqué tras ella admirando sus poderosos muslos adornados con el liguero, realmente estaba para echarle un polvo bestial

- ¡Vamos cabroncete, métemela bien a fondo! ¡Quiero sentir como me la sacas por la boca y terminas llenando el útero de lefa bien espesa! ¡PREÑAME, cabrón!

Mi tía Cándida sabía cómo provocarme, aunque yo tampoco necesitaba mucho. Puse una mano sobre su duro culo mientras con la otra dirigía mi polla hasta los labios mojados de su coño. Mi capullo hinchado penetró con facilidad, los cuatro coños ya estaban amoldados a mi anchura venérea…. Empujé hasta que toda mi polla desapareció dentro de su coño sintiendo como abría esa deliciosa carne trémula.

- ¡Diosss hijo mío, qué buena polla tienes! Gritó mirándome a través del espejo.

Me agarré con las dos manos a sus caderas y comencé a bombear apretando mis dientes, esa bruja había despertado toda mi furia. El sonido de nuestras carnes envolvían el ambiente de la estancia, a lo que se unía el chasqueo de su coño húmedo.

- ¿Te gusta que tu sobrinito te folle así, tía? Le dije enfatizando en el parentesco s la vez que embestía con ganas.

- ¡Me encanta, sobrino! ¡Pero dame bien fuerte y no pares de darme pollazos hasta que me lo revientes y llegues al estómago! Quiero que mi coño chorree.

La visión de sus piernas abiertas subida en los altos tacones, las medias sujetas por el liguero hasta la mitad de sus muslos y su coño abriéndose y cerrándose me habían puesto frenético. Embestí con más ganas y no tardó en jadear.

- ¡Me voy a correr, hijo! ¡¡No paresss por Diosss Santo!! ¡¡Sigue follándome!!

Me pidió con la cara desencajada. Jadeaba como una posesa cuando sentí como su coño se empapaba a la vez que su cuerpo daba fuertes estertores.

- ¡Sigue! Sigue! ¡Quiero más verga! ¡Sácamela por la boca, hijo de puta…!

Me increpó moviendo su duro culo. Nunca la había visto tan ansiosa y mis embestidas eran tan brutales que prácticamente la levantaba del suelo a cada pollazo. Le salivé el culo y le metí un dedo hasta el fondo. Me sorprendió con la facilidad que se le había abierto pareciendo que el dedo le sabría a poco.

- ¡Diosss, si, síii! Mete más dedos! Ábremelo bien!

Efectivamente le había sabido a poco. Le metí dos y el delicioso agujero los encajó como un guante. Después de follarle el culo varios segundos con dos dedos me pidió más.

- ¡Más dedos joder! ¡Quiero sentirme llena por ambos agujeros…!

Cada una de sus frases hacia crecer mi excitación, junté los cuatro dedos y comencé a penetrar en su culo pensando que no pasaría de las primeras falanges.

- Síii! Sigueee! Más adentró!

Para mi sorpresa entraron los cuatro dedos apiñados abriéndole el culo de una manera espectacular.

- ¡Te gusta verme tan guarra, ehh, cabrón! ¡Solo tú consigues que me ponga tan puta cuando me follas… eres un semental de primera y un cabrón sin igual…!

Me gritó mirando mi cara a través del espejo. La miré y vi como resoplaba empañando el cristal.

- ¡Diosss mío nene, me voy a correr otra vez! Gritó mientras todo su cuerpo empezaba a temblar estrepitosamente, mientras sus dedos no dejaban de frotar el clítoris como loca.

Volví a sentir un torrente de flujo caliente que desbordó su coño y comenzó a chorrear entre sus potentes muslos.

- ¡Para! Para, cabronazo! ¡¡Me vas a matar a pollazos, joder!! Gritó de nuevo al ver que no paraba de embestir como un animal.

Paré pensando que le pasaba algo dados sus fuertes temblores. Para mi sorpresa se dio la vuelta jadeante y pudo decirme.

- ¡Quiero ver tu cara cuando empieces a eyacular dentro de mi coño, vamos fóllamelo y cómeme los pezones!

Entró sin ayuda de enfilarla y comencé a follarla. Saboreaba sus tetas mientras mi cadera hacía su trabajo de vaivén, su mano se despistó asiéndome las pelotas y con su estimulación testicular, el émbolo entraba y salía con mayor énfasis y dureza. Comencé a notar la subida de la leche y se la clavé a fondo para derramar todo el contenido en su fondo vaginal…

- ¡Aaaggg! Toma mi leche, cabrona… ¡Al final te voy a dejar bien preñada!

- ¡Ummm! Espero que lo consigas… porque lefa no te falta en cada corrida

Se la extraje aún dura.

- Esto no está desechable, la tienes demasiado dura como para haber acabado… ¡Ahora quiero que me folles la boca y la llenes de leche! ¡Quiero mi desayuno!

Mi polla chorreaba flujo y esperma grumosos como una esponja cuando se la había sacado, era un verdadero cuadro verme así. Se fue hacia la cama y se tumbó boca arriba dejando la cabeza cayendo fuera de la cama por la parte de los pies. Me quedé mirándola con cara de despistado, me enfrentaba a algo que no conocía.

- ¡No te sorprendas! ¡Esta es la mejor forma para que entre entera en mi garganta y te parezca que es un coño tragón! Mi dijo con naturalidad. – ¡Con Esteban funciona!

Me molestó que nombrara al camarero. Me acerqué con la polla todavía como un mástil y abrió su boca. La polla comenzó a penetrar y pude ver cómo llenaba su garganta que se hinchaba al paso de mi dura estaca y se le abultó el esófago cuando estaba toda dentro. Fue una sensación deliciosa. Puse las manos bajo su cabeza y comencé a bombear con suavidad experimentando una sensación acojonante. Me quitó las manos de su cabeza y las llevó hasta sus tetas y aprovechó cuando la polla salía para decir.

- ¡Apriétamelas con ganas! ¡Quiero que te corras como un cerdo!

Solo me faltaba oír algo así. Dios, si que se las apreté con ganas mientras bombeaba su garganta. Nunca había follado una boca de esa manera y estaba a punto de correrme pero me aguanté para continuar sintiendo esa sensación.

Después de más de diez minutos ya no pude más y mi polla explotó como un volcán en una segundo corrida. La primera sacudida paso directamente a su estómago, en la segunda, estaba mi polla saliendo y lleno su boca pero fue capaz de tragársela. La tercera se desbordó saliendo entre sus labios y cayendo por las mejillas. La cuarta le hizo toser y le encharco toda la cara. Sus arcadas provocaron que mi polla saliera chorreando semen y parte de él se esparció por su bonito pelo.

Busqué la cama y me tumbé a su lado jadeante para tomar aire. Pasaron un par de minutos en silencio, las respiraciones agitadas y el olor a sexo llenaban la habitación. Ya cuando me sentí con fuerzas para hablar, susurré.

- ¡Joder, tía Cándida, que alto has puesto el listón! ¡¿Supongo que tomáis anticonceptivos…?!

- Después de más de dos semanas follándonos a pelo, te preocupas si nos vas a dejar preñadas… ¡¿No crees que es un poquito tarde para eso, cariño?!

- Lo siento, yo…

- No te disculpes mi amor…, somos mayorcitas para saber lo que hacemos.

 





Secuencia 17 :) Disfrutando los cuatro



Yo estaba recostado en una cama semi abrazado de frente a Sonia y recién terminábamos de una sesión de sexo intensa y rica. Nos besábamos, mientras ella tocaba mi polla y la ponía erecta de nuevo embarrando nuestros jugos a lo largo, mientras yo acariciaba su cuerpo, sus tetas y pezones duros que apuntaban hacia mí, retadores, del mismo modo así le tocaba su entrepierna para mojar mis dedos en su raja recién inseminada, para dárselos a probar. Ella los lamía con lascivia y deseo como si de mi verga se tratara. Escuchábamos la acción que se daba en la cama de al lado.

Los gemidos y crujir del colchón provocados por ambos, evidenciaban una buena e intensa follada entre mi madre y el camarero. Sonia me señalaba que guardara silencio para escucharles y, mientras nos besábamos suavemente, se acercaba a mi oído para decirme casi en susurro, frases apenas audibles… "escucha como Esteban se la folla duro", "me encanta como ella está de excitada con su verga dentro ¡uff! qué cachonda", "¡¡Qué intensos están los dos!!", "Se ve excitante como le entierra su dura verga en el coño encharcado" y "Por como se la folla, se ve que lo excitó cañón", entre otras cosas.

Escuchábamos como le hacía gemir con sus arremetidas, y la humedad de tu sexo era evidente por el sonido chasqueante que nos llegaba, por como sonaba cada embestida del camarero… mi madre también colaboraba culeando contra el chico…la quería toda dentro de su vagina. Nos giramos a verlos y te tenía a cuatro patas a modo perro, muy inclinada con el culo elevado y su cara descansando sobre la cama, mirando hacia nosotros. En cada embestida, se restregaba en las sábanas con la mejilla, unido a un gemido profundo con cada empuje de su verga. Aunque los ojos los mantenía cerrados de la excitación, cuando llegaba un pollazo duro, los abría y allí nos encontraba como espectadores a sus dos hijos.

Su cara denotaba el deseo y satisfacción que le producía su invasión continúa, profunda, intensa… hasta los huevos pronunciaron sus labios al cruzar sus ojos con los míos. Sus muy atractivas nalgas, motivo de admiración y miradas al caminar en las calles, junto con sus tetas, se las entregaba levantadas sujeta con sus fuertes manos por las caderas, enterrando esa verga dura y larga que Esteban empujaba dentro de mi madre con mucha intensidad a ritmo variado. En diez minutos le contamos dos orgasmos, más uno final muy intenso, que mojó aún más todo y que se cimbró con espasmos continuos de su cuerpo al percibir una corrida copiosa de Esteban, de estocada profunda de su viril miembro, que le disparó su último orgasmo.

Al terminar de vaciarse en dentro de ella, se reclina sobre su espalda, besando su cuello y acto seguido se saca la polla semi erecta, mojada de los jugos mezclados de ambos…semen y flujo vaginal espeso. Se vuelve hacia él, lo toma con una mano y lo lleva a tu boca, lamiéndolo con su boca y lengua… saboreando cada parte embarrada de jugos hasta succionar sus testículos con la boca bien abierta. El camarero gime al trabajo en sus pelotas, el cipote no llega a desfallecer y se lo pone erecto de nuevo… con la presión de la mano de mi madre, llega a salir unas gotas más de semen, que apura para embarrar en sus labios rojo intenso, pintados a mi gusto.

Se incorporan abrazados y se acercan a la cama donde estamos nosotros. Mi madre se acuesta a mi lado, me abraza restregando sus tetas en mi cuerpo y me besa en la boca con el sabor de los sexos recién desacoplados. Su cuerpo suda por todos tus poros de lo intenso de la follada veraniega. Mi madre se ve hermosa. Él da la vuelta a la cama y se acuesta detrás de mi hermana, pegando su cuerpo y abrazándola para besarse tiernamente, mientras que con una mano le toma una de sus tetas, apretando el pezón… hace que Sonia se estremezca, mientras le dice lo mucho que disfrutó follándose a nuestra madre y sobre todo corriéndose dentro de su vagina caliente y receptiva.

A mis caricias, mamá gime de lo excitada que está todavía tras la intensa follada… me dice que está llena de semen, llevándome la mano a su vagina para que la sienta. Mete dos dedos en la raja y los saca chorreando… me da a probar, embarrándolos en mis labios para besarme y lamer mi boca, saboreándolos, mientras que con su mano alcanza mi polla erguida como un obelisco, allí donde se encuentra con la mano de Sonia recorriéndolo…ciertamente tengo el tronco suficientemente largo como para que ambas manos tengan recorrido en una paja a dúo.

- ¡Me gusta que la tengas así de dura para cogerla fuerte y darte placer!

Sin hacer a un lado la mano de ella, te levantas, pasas una pierna sobre mi cuerpo y tomas mi polla para llevarlo a tu entrada rezuma aún por el copioso polvo anterior con Esteban. Asiendo mi verga, roza la punta en su húmeda vulva entre los labios carnosos y encharcados. Mi hermana ya ha retirado la mano y ella hace lo mismo para llevarla a mis testículos, mientras se monta en mi polla erecta. Se va dejando caer en cuclillas, mostrándome la entrada de mi polla en su raja hambrienta…poco a poco se va perdiendo en su rellenado interior, hasta consumir todo el cipote menos las pelotas, que se quedan aplastadas contra su vulva y clítoris.

Se inclina hacia mí para besarme y preguntarme si siento lo mojado que tiene su coño lleno del semen de Esteban y el producto de su propia excitación.

- Esteban se ha encargado de lubricármelo bien para que tu ancha verga entre de un solo golpe hasta mis entrañas ¡¿Te gusta como follamos, mi amor?!

No puedo ni hablar, es una sensación especial más. Mientras toca a Sonia y le pide a él que se acerque para poder chuparle su verga. Abrazada a mí, le chupaba la polla a Esteban, saboreando su recién corrida dentro de ella, lo hace saboreando la estaca que vuelve a estar dura de nuevo. Él la tenía ya muy dura por el trabajo oral de Sonia… es una verga ancha de venas muy marcabas en varias partes. Mi madre no dejaba de decirme cuanto le había gustado la forma de follar por parte del camarero, mientras seguía lamiendo su tronco que ya sacaba gotas de engrudo en su punta. A Sonia la estaba masturbando con tu mano a su vez. Mi hermana nos observaba siendo follada por los dedos de mi madre, y él acariciaba su espalda, hasta llegar a la cadera y meterte un dedo en su culito.

- Ahora está jugando con mi culito y tú con mi coñito ¡Ummm!

Mamá se acercaba a nosotros, para unirse a Sonia y lamerle la polla a Esteban, besando ambas el mismo trabuco del camarero. Mi madre le chupaba sus testículos, mientras ella la punta del duro cipote. Todo esto, mientras seguía follándose mi verga desde la punta a los mismos huevos, donde se restregaba ella, corriéndose y mojándome con frecuencia. Se incorporó un poco y así se metió toda la verga de Esteban en la boca. Sonia y yo nos besábamos.

Le sujetaba a Esteban por sus testículos y llevaba el glande hasta lo profundo de su garganta, metiendo todo su largo y duro tronco venoso en su boca. Yo sentía en mi polla las contracciones de su cuerpo al sentir pasar su verga por la garganta. Lo deseaba mucho. Mientras hacías eso, mi hermana se levantó y se prendió a mamar las tetas de su madre, mamá la sujetaba la cabeza para que se metiera todo el pezón y dirigir su boca hacia el otro. Me mojaba mucho con tus continuas corridas. Se le iba la vida en chuparle la polla al camarero y follarse su coño con mi verga.

Sonia la abrazaba y con una mano ahora ella le metía sus dedos en el culito. Buscaba mi hermana la boca de mamá, y le compartía la verga de Esteban. Yo las veía acostado boca arriba, y era muy excitante observar la forma que le chupaban el tronco rígido de Esteban, se besaban entre ellas dos y volvían a comerse ese duro miembro viril. Sonia regresó a chupar las tetas de mi madre, y entonces tiraba del camarero hacia ella para besarle y pedirle que se la follara junto a mí, por la vagina. Sigues montada en mí dándome sentones contundentes, y le pides que te la meta junto a la mía.

- ¡Vamos, métemela junto a la de mi hijo! Os quiero a los dos follándome el coño y a ti, cariño, comiéndoles los huevos a los dos sementales.

Se recostó sobre mí, Sonia se hizo a un lado y Esteban se pasó detrás de mi madre. Se acerca detrás de ella, acomodamos las piernas, se pega a su espalda y va encaminando su dura verga para unirla a la mía en esa perforación continua a su vagina. Él se ubicó y empezó a rozar tanto mi verga, como su culito y vagina con la punta de su polla. Sonia se incorporó para verlo todo y mientras acariciaba la espalda de la madura, tocaba una de sus tetas, le pegaba las suyas y veía como él frotaba su duro cipote sobre mi madre a lo largo de la línea que divide sus nalgas. Mi madre y yo nos besábamos.



De repente puso más presión en tu vagina, junto a mi polla y empezó a meter la punta, al sentirlo en la entrada, mi madre se excita y un orgasmo suyo se expresa de nueva cuenta, lo que te generó un sobresalto especial de su parte, que ya he visto antes, avanzando su grueso miembro dentro de mi madre. La penetra con cierta facilidad y va realizando un movimiento que sube de intensidad frotando ambas pollas dentro del expandido coño de mi madre. Yo sentía más comprimido el espacio, y se detuvo un poco. Mi madre respiraba agitada, pero a la vez muy excitada, sintiendo lo rico de tener dos vergas en tu vagina. Es increíble lo que está pasando, e inevitable que nos podemos correr de nuevo dentro de ella.

Su cara era de disfrute total y empezaba Esteban a empujar y a moverse con facilidad. Ya no supimos nada de Sonia. Le excitaba tanto sentirse llena que se corría continuamente y él empujaba más dentro de la vagina de mi madre. Durante la follada, ella se moja incontables veces con sus corridas, al menos tres que me diera cuenta durante esos minutos que duró la penetración de ambos en su útero. Extendió sus brazos para apoyarse en mis hombros y poder empezar a empujar tu cadera hacia nuestras pollas, era evidente que lo gozaba como nada en el mundo.

La fricción de su verga contra la mía, lo excitante del momento, su forma de sentirse invadida por dos vergas a la vez en su coño…, todo era delicioso, sensual, súper intenso. Él empezó a acelerar sus empujones. En pocos momentos, a cada empujón venía una corrida de mi madre, que le hacía gemir sensual Era electrizante.

El ritmo que le iba poniendo Esteban era más intenso. Su cuerpo temblaba, se estremecía todo. Sus tetas turgentes, llenas de transpiración, sus pezones erectos y duros como timbres de castillo. En su interior yo lo sentía entrar y salir a todo lo largo... Era una sensación de deseo, total, intensa. Esteban la sujetaba de tus caderas y empezó a follarla con mayor intensidad, precediendo a su corrida un esprín endiablado. Entonces él le preguntó que si así era como querías hace rato, cuando te estaba follando él y que le contestó que quería esa doble penetración… mi madre sólo asentía estremeciéndose todo su cuerpo en corrida tras corrida.

Se veía bella, intensa, plena, gozando de tener las dos vergas en su ardiente vagina a la vez. Se agachó a besarme como buscando aire de mi boca. Eran besos muy especiales, de deseo, de gusto, de lujuria. Mi verga se desplazaba dentro de ella por los empujones que Esteban te daba y nuestros huevos se golpeaban mutuamente cuando la penetración era completa en el interior del útero de mi madre. Me acercaba a su oído y te preguntaba si lo disfrutaba y por respuesta me besaba diciendo entre jadeos que sí. Que lo deseaba mucho y que lo estaba gozando enormidades. Se incorporó otro poco, Esteban subía y bajaba el ritmo. Sus orgasmos se repetían uno tras otro, mojándonos, los espasmos de su cuerpo eran más intensos cada vez.

Yo aprovechaba para tocar sus tetas, apretarlas y mamar de los pezones, todo te generaba más descargas. Él te sacudía con cada embestida de su verga que estaba cada vez más dura. La sensación de estar dentro de ti y mientras que te follara otra verga era deliciosa y súper excitante. Entonces, regresó Sonia, se subió a la cama por nuestras cabezas, acercó un consolador a su boca. Mi madre tenía los ojos cerrados, al sentir la punta, los abrió y vimos que tenía puesto un arnés con el consolador montado. Entonces abrió los labios para recibirlo y devorarlo todo.

Podía sentir su excitación en aumento. Verla así, sentir todo sus estertores, me hizo eyacular dentro de ella sin poder remediarlo. Su vagina se contraía acompañando otro más de sus orgasmos. Mientras Esteban la follaba intensamente por su vagina y ahora Sonia lo hacía con el consolador por su boca. Mi verga iba perdiendo tensión y tamaño, al contrario que la de Esteban, que se iba hinchando, anunciado su corrida.

Le tocó la cadera, se giró para mirarle sin soltar la punta del consolador con sus labios, le preguntó que si se corría adentro otra vez…, asentiste y empezó a correrse en lo más profundo de tu vagina, lo que le provocó otro orgasmo más, que le dobló los brazos y le hizo caer sobre mi cuerpo, mientras seguía con los estertores de la corrida intensa y siendo penetrada a fondo por Esteban en plena eyaculación

Respiraba con intensidad, gemía a más no poder y me daba ligeros besos susurrando algo que no alcanzaba a escuchar. La verga de Esteban no se rendía y volvió a empujar, mi madre se dejabas hacer y mi polla se salió mojada de nuestras corridas. Él levantaba su cadera y se agachó a lamerle el coño chorreando de leche de ambos. Le lamía toda la raja, incluso hasta tu culito, lo que le hacía reaccionar un poco, ya que le gusta que le hagan el beso negro desde que yo la inicié. Mi hermana le separaba las nalgas con las manos para que pudiera hacerlo mejor el camarero, una colaboración a tres.

Me besaba y me decía lo bien que le estaba lamiendo el coño y el culo, y lo mucho que te hacía gozar con su verga. Le pregunté que si más que yo, y después de un suspiro profundo y un "uffff" me dijo que diferente.

Me comentaba que le estaba tocando de nuevo además de lamerle toda. Él se acostó sobre la espalda de mi madre, llevó sus dedos mojados de ella a su boca y se los dio a probar. Lo hizo con intensidad y deseo, me estaba dando un beso en la boca para compartir conmigo el sabor de la corrida.

Esteban se levantó y de un solo golpe le volvió a ensartar su polla tiesa por tu vagina.

Se dejó hacer todo, él la follaba fuerte, intensamente como al terminar de follarla al principio. Se sujetaba a mí y se empezó a correr de nuevo. Sus tetas se frotaban con mi cuerpo en cada embestida. Su dura verga le taladraba toda la vagina hasta el estómago y la hacía correrse de nuevo intensamente. En un momento, él empujó profundamente sin preguntar… volvió a descargar su semen en la intimidad de la vagina de mi madre, con un fuerte alarido de esta última corrida.

Se salió, se abrazó a Sonia y se acostaron a nuestro lado.

Mi madre sudaba copiosamente, descansando sobre mi cuerpo. Follada intensamente había sido llenada de semen varias veces en su coño. Descansaba tratando de recuperar su respiración mientras Sonia le acariciaba la espalda. El camarero se calzó la ropa y se marchó dejándonos a los tres familiares en aquella cama de hotel.

Las vacaciones daban sus últimos coletazos desgraciadamente, y nos tuvimos que marchar del paraíso. Si bien nos fuimos, otras cosas estaban por venir, entre otras cosas las cuatro panzas que salieron de tanto sexo que practicamos desde el primer día hasta el último… mamá, Sonia y mis tías parirían a mis hijos en las próximas 38 semanas.

 

 Secuencia post vacacional. La vida familiar

Solo deciros que después de esas vacaciones de incesto en mi familia se instaló definitivamente como una forma de relación habitual. En los siguientes años, no hemos parado de follar entre nosotros, nos hinchamos a follar como conejos, aunque sobre todo con mi hermana, la cual me reconoció, que si ese primer día ocurrió lo que ocurrió, fue porque ella desde siempre también se había sentido atraída por mí y vio la oportunidad que había estado esperando, aunque después se sintiera culpable y por eso lo contara a mi madre. Lo de la casa en mis tías no fue más que una consecuencia de mi descubrimiento como macho alfa y por la oportuna ruptura con su impresentable novio.

Con mi padre fuera de nuestra vida cotidiana y familiar, me había convertido de manera inapelable en el hombre de la casa…, era más joven, más activo sexualmente, más divertido y mucho más potente que mi padre, un recambio para mi madre que no tenía parangón. El cambio en nuestra convencía se hizo radical, no parábamos de hacer planes juntos, viajes, excursiones y salidas de fiesta los días de asueto, por supuesto nos gustaba hacer juegos de rol entre mi madre, mi hermana y yo, para dar variedad a nuestras relaciones sexuales, desde cubrirme los ojos y averiguar quién me estaba haciendo una cubana, si mi madre o mi hermana, hasta mil usos de juguetes sexuales o disfraces comprados en Sex-shop… y como es de esperar el nudismo casero.

Sin embargo, una cosa que nos gusta también mucho es el "exhibicionismo", pero entre gente conocida, y si lo pongo entre comillas es porque tampoco es que vayamos descarado a que nos vean, pero sí lo hacemos con el suficiente riesgo para provocar morbo, sobre todo sabiendo que quienes pueden vernos generalmente son gente conocida, que saben que somos familiares. Que conozcamos en dos ocasiones nos han pillado, aunque quizás lo hayan hecho en alguna más y no lo sepamos.

Infraganti en el restaurante

Una de las veces, ocurrió con mi madre, en un restaurante, en el que estábamos cenando con una amiga y compañera del trabajo de mi madre. Mi madre y su amiga se conocían desde que cursaban estudios de formación profesional, se contaban todo porque se conocían solo con la mirada, había compartido de todo en sus años de fiestas universitarias a las que se apuntaban sin serlo, y de aquellas aventuras repletas de secretos lujuriosos, llegaron a entablar una amistad que iba mucho más allá de una simple confianza de conocidas…, hasta el punto que sabía lo que pasaba en nuestra casa sin mi padre… ella también tenía su afer con un hermano que tras la pandemia se había cobijado en su casa tras arruinarse con su negocio y divorciarse. Así que mientras volvía a remontar, su hermana de buen corazón lo acogió y se daban todo tipo satisfacciones.

La cuestión es que en cierto momento, tanto yo, como mi madre, dijimos que teníamos que ir al servicio, sabiendo que seguramente la amiga de mi madre, iría al pronto a qué ocurría. La cuestión es que al ir a los servicios, me metí en los de señoras con mi madre, y nos metimos en un cubículo con puerta…, era un servicio muy cuidado. Allí estando de pie, desabroché la falda de mi madre, que cayó al suelo, y tras bajarme mis pantalones, levanté una de las piernas de mi madre y la sostuve levantada con mi brazo, mientras que con la otra mano, como a mí me gusta, puse las bragas de mi madre hacia un lado, y tras inclinar un pocos mis rodillas para poder encajar mi polla en el coño de mi madre, simplemente entró de una casi toda de lo húmeda que tenía el coño… empecé a follármela allí de pie.

La vagina de mi madre estaba ya completamente húmeda, ya que cuando hacemos esto, generalmente lo dejamos preparado desde casa, donde nos masturbamos antes de salir, para que no tardemos mucho en corrernos, ya que si no, llamaríamos demasiado la atención y más estando el restaurante lleno de gente que puede que nos conozca.

- ¡Uffff arggg mi niñoooo ahhhhhh!

- ¡Aahhh mamita!, ¿te gusta que te folle ugggg mientras nos esperan afuera?

Conforme mi madre empezó a gemir, sentimos desde fuera como la amiga de mi madre la llamaba conforme abría la puerta del cuarto de baño, seguramente deseosa de contarle cualquier tontería, pero en el momento en que entró y escuchó a mi madre gemir no habló más. Esto no hacía más que excitarnos a los dos, y dentro de nuestro estado de euforia, ya no nos cortábamos… a mi madre le encantaba el exhibicionismo más de lo que me pareció aquella primera vez con el camarero Esteban en Cap de Creus.

- ¡Mamá qué prieto tienes el coño, con lo mojada que estas y aún así me cuesta clavártela!

- Sigue mi niño argggg sigueeee, folla con esa hermosa polla a tu madre, fóllame más fuerte, mas por favor! ¡¡ARGGGGHHH!

Con esto, nos aseguramos de que la amiga de mi madre, supiera qué era lo que estaba pasando. Conforme mi madre me dijo que me la follara más fuerte, empecé a darle embestidas descomunales, que hacía que la espalda de mi madre, diera un golpe en seco, en la puerta del váter, retumbando en todo el cuarto de baño cada vez que incrustaba mi polla dentro del coño de mi madre.

En ese momento, pudimos oír como la amiga de mi madre, que estaba justo al otro lado de la puerta del váter, donde golpeaba la espalda de mi madre con mis embestidas y que no daría crédito a lo que oía, se quitaba sus zapatos de tacón para poder agacharse y así mirar por debajo de la puerta, que eran de las que tenían un hueco más o menos grande por abajo. Así, que estábamos seguros de que la amiga de mi madre, vio como la falda de mi madre andaba por el suelo, y mis pantalones bajados al igual que mis calzoncillos, solo se perfilaba una pierna de mi madre, con lo que podía imaginar perfectamente, cómo me la estaba follando al estilo perro con la otra pierna subida.

Durante todo este rato, no paramos de follar, golpeando la puerta con cada embestida, gimiendo los dos y respirando sofocadamente. Entonces, oímos como la amiga se ponía los zapatos y salía del servicio. Los dos no podíamos estar más cachondos, en ese momento, y mi madre que ya venía preparada desde casa me dijo…

- ¡Aahhhh mi niño, ya es la hora!

- ¡De acuerdo!

Yo ya sabía qué es lo que quería mi madre, pronto me puse a penetrarla con mucha fuerza y a un ritmo altísimo…, el sonido de nuestras carnes golpeándose era descomunal en aquel pequeño recinto. A los pocos minutos del ataque brutal a su útero, pude sentir como mi madre empezaba a sentir el orgasmo, por lo que ya no contuve más el mío y fui buscando mi mejor corrida. Mi madre, en cuanto sintió su orgasmo venir, dio una pirueta, para abrazar mi cintura con sus dos piernas y quedarse colgada de mi cuello y cintura con sus piernas, con lo que yo la sostuve agarrándola por el culo, a la vez que sentía mi subida de leche venir también… ambos orgasmos a un tiempo, como tanto nos gustaba…. Empecé a mirarla a sus ojos azules verdosos, a la vez que ella miraba a los míos, echándonos los alientos mutuamente con el corazón a mil, escuchando los gemidos y latidos del corazón del otro, solo a unos pocos centímetros se hallaban nuestra bocas, la juntamos y nos comimos después de confesarle mi estado…

- ¡Joder mamá, ughhh me voy a correr en tu coño, mi rubitaaaa!

Al oír esto, mi madre me empezó a besar a tornillo, pasándonos de uno a otro toda la saliva que podíamos, tras esto, mi madre empezó a acariciarme la cara con una de sus manos, sin parar de mirarme ni de gemir, mientras yo seguía metiéndole mi polla hasta el fondo de su vagina, una vez tras otra, sintiendo los primeros espasmos de sus paredes vaginales alrededor de mi polla y dentro de lo profundo de ella también… a punto de correrme no iba esperar mucho más, porque mi polla no me obedecía.

Por último mi madre volvió a poner su mano en mi espalda, para tenerme bien cerca de ella pegando sus tetas a mi pecho y clavándose en mi dura y rígida verga hasta los mismos huevos, para poder sentir nuestros orgasmos al completo y dejarla bien llena.

- ¡Dame tu semen, cariño! ¡Por favor, córrete bien dentro de mí! ¡Aahhh! ¡Joder Pedritoooo mee ahhh meee corroooo! ¡Suelta toooda tu leche en mi úteroooo!

Al hacer coincidir los dos orgasmos era maravilloso porque tanto uno como otro quería sentir más y más del otro, con lo que nos presionábamos como lapas perfectamente acoplados, mientras yo sentía como mis chorros de lefa espesa golpeaban el fondo de la vagina de mi madre, y ella percibía cada aldabonazo poniéndola a full, al tiempo que convulsionaba con su orgasmo implementándolo. No paraba de convulsionar, pero eso sí, no dejó que me separara gracias a que sus piernas me tenía atenazado fuertemente contra su cuerpo…, con lo que de forma involuntaria mientras nos corríamos los dos, mi madre empezó a golpear de forma compulsiva la puerta del váter con su espalda, mientras yo la mantenía en volandas, con mi polla echando leche a borbotones dentro de ella… fue una de tantas folladas míticas, que solo nos llevaban al éxtasis por el solo hecho de estar en un lugar público y en este caso a sabiendas de su amiga, lo que le daba el morbo suficiente para llegar a un nivel superior de placer, siendo madre e hijo.

En esta posición, aunque como siempre la mayor parte de la corrida de esperma se quedaba dentro del útero de mi madre, salía más semen que de costumbre al ir sacando la polla de su vagina, por lo que teniendo que salir pronto a la mesa del restaurante, conforme terminé de sacar mi polla, me agaché allí mismo y empecé a chupar el coño de mi madre, incluso metiendo mi lengua un poco dentro de su raja entreabierta, para intentar chupar todo el semen mezclado con sus jugos que iba saliendo. Tras esto, fue mi madre quien me chupó la polla, que aunque ya hacía minutos que me había corrido, aún temblaba, porque la excitación no se solía ir tan fácil en aquellas circunstancias, menos aún al estar chupándole el coño a mi madre. Con mi boca llena de sus jugos vaginales y ella de mi sabor, nos besamos comiéndonos la boca lascivamente en el aseo.

Al salir del servicio, tras asearnos un poco en el lavabo, la amiga de mi madre tenía una cara como de alucinada, mi madre era muy amiga de ella, así que sabía que no había peligro de que se lo contara a nadie, pero nunca dijo nada, ni siquiera a mi madre porque en cierta forma ya la había preparado y entre bromas su amiga la retó a hacerlo… como ya he relatado, mi madre ganó la apuesta.

 

 

 

 

Una follada filial en el coche

En esta ocasión ocurrió con mi hermana, como fiesta de aniversario de nuestro primer polvo… como imagináis, ya habíamos echado cientos desde entonces. Pasaba alrededor de un año después de nuestro primer encuentro antes de las vacaciones,

Mi hermana tiene su hermosa cabellera platino que me encanta, sé que no es natural, pero la cuida permanentemente solo porque a mí me gusta.

Esto ocurrió en mi coche. Detrás del bloque de casa, hay un sitio para aparcar, y allí aparcan todos los vecinos de los bloques colindantes y de las urbanizaciones. A este aparcamiento dan todas las ventanas de las cocinas, y bastantes de cuartos de los bloques de alrededor, pero al ser una parte posterior a los bloques no pasa casi nadie, solo quien vaya a salir o entrar en coche, o sea los vecinos de allí. Decir que esto lo hemos hecho ya varias veces mi hermana y yo, así que seguramente más de un vecino lo sabe ya, aunque solo tenemos constancia de uno. Solo aclarar que si hacemos esto, es simplemente porque mientras que ganamos un gran morbo haciéndolo, realmente si nos ven nos da lo mismo, ya que la única preocupación que podíamos tener sería que se enterara mi padre, y ya daba igual tras su dejadez de “Pater famlias”, porque si no se hubo enterado de que me follaba a su esposa, mi madre, menos de todo lo que ocurría ahora en casa con ellas dos y yo donde manteníamos relaciones sexuales completas y de lo más morbosas. En cuanto a las exhibiciones, siempre planeamos esto de antemano también, para no estar tampoco mucho tiempo follando en medio de la calle, así que generalmente antes de salir de casa, nos masturbamos, chupamos, masajeamos e incluso follamos un poco, para ir totalmente a tono y que el desfogue fuese rápido y placentero a una vez.

Generalmente mi hermana baja con una minifalda, de esas típicas de cuadritos que se usan en los colegios, pero como ya digo más corta, sin bragas ni sujetador, y yo simplemente con un pantalón deportivo sin calzoncillos.

Lo que hacemos es simple, nos ponemos en la parte trasera del coche, yo con el pantalón bajado, sentado casi en la punta del asiento, para permitir el sitio suficiente para que mi hermana se pueda sentar encima de mi polla. Tras esto, Sonia solo tiene que ponerse de rodillas en el asiento mirando hacia mí, con mis piernas y mi polla entre sus muslos, o sea sería algo como follar estando el macho echado bocarriba, mientras que la hembra se lo folla cabalgándolo, pero en este caso, estando el macho sentado.

Algunos días subimos los cristales del coche, y así como esta insonorizado, tampoco llamamos mucho la atención, pero aun así seguimos corriendo el riesgo de que alguien del vecindario que nos conozca, pase por la calle y nos vea. Sin embargo este día como algún que otro más, decidimos dejar las ventanillas de atrás bajadas. Andábamos muy excitados… para preparar ese encuentro exhibicionista habíamos estado follando casi hasta corrernos, como un hora antes de ir hacia el coche, con lo que simplemente llegamos, me senté y mi hermana se puso de rodillas en el asiento con mis piernas entre las suyas.

Conforme ella hizo esto colocándose delante de mí, metí las manos debajo de su minifalda para cogerla del culo prieto…, después de estar apretando sus nalgas durante algunos segundos la levanté para poner su coño más o menos a la altura de mi cipote erguido a modo de obelisco de Luxor, tras esto ella generalmente tiene que regular sus rodillas un poco más hacia mí, para que cuando follemos, ella pueda botar bien sobre mi polla y la pueda meter hasta el fondo de su vagina…, de esa manera podemos sentir cómo mis huevos macizos llenos de leche, chocan con sus labios vaginales y clítoris, cada vez la clava entera y los aplasta sentándose sobre la polla… ella adora esto de tenerla entera metida en su útero, sobre todo cuando estoy eyaculando. Tras esto, ella simplemente se levanta un poco sobre sus rodillas, y yo dirijo mi polla hasta la entrada de la carnosa raja que ya está húmeda y candente, con lo que cuando ella vuelve a bajar, el efecto que ocurre es que mi polla la penetra hasta el fondo en su vagina bien lubricada y apretada, arrastrando sus carnes internas con mi glande henchido de fulgor.

En cuanto puse la polla en la boca de su coño, Sonia la sintió, se impulsó con fuerza hacia abajo en un sentón duro, su conducto vaginal ya lo tenía dócil tras la follada de una hora antes. Al momento mi hermana estaba sentada en sobre huevos, aplastándolos, ya que el ariete la taladró de una vez hasta el fondo, por lo bien lubricado que su coño estaba, de haberla llevado casi al orgasmo hacía una hora en mi casa. Debido a lo excitada que estaba mi hermana, conforme se sentó en mi polla, empezó a temblar todo su cuerpo, tengo comprobado que esto le ocurre cuando me la he estado follando y la dejo a punto de correrse, para continuar al rato el coito interruptus…, eso mismo es lo que había ocurrido ahora, aunque esto no funcionaba con mi madre…, la cuestión es que cuando pasa con Sonia, produce una mezcla de excitación y ternura, así que siempre la atraigo hacia mí con amor, la abrazo sintiendo sus temblores y la beso con el cariño de un padre o hermano. Así estuvimos abrazados, con todo su cuerpo temblando mientras estaba sentada con mi polla dentro sintiendo el orgasmo del que le había privado una hora antes.

¡Como me gusta el polvo partido! ¡¡Cuando me corro es puro éxtasis… cariño!!

Al poco, conforme sus temblores iban desapareciendo recuperando la cordura, me besaba buscando mi boca, mi lengua y mi sabor, y lo obtenía en un beso de tornillo. Sé que quizás penséis que estoy chalado, primero parezco un salido con mis folladas a mi madre y hermana… y a mis tías, y ahora diciendo lo que voy a decir, la cuestión es que en esos momentos, sé que amo a mi hermana, que estoy completamente enamorado de ella, y que haría cualquier cosa por ella, pero no solo de Sonia, sino de mi amada Madre Natividad, son el sustento de mi corazón, no solo tenemos sexo en casa, sino amor y complicidad familiar como nunca imaginé que se pudiera tener y jamás he visto en casa ajena alguna. Conforme me besó, solo pude quedarme extasiado mirando la belleza de la naturaleza que tenía sentada sobre mí, no solo físicamente, si no como persona, como mujer, la sentía mía completamente y me sentía suyo completamente y sé que ella siente lo mismo por mí.

Mi hermana se puso erguida de nuevo, sentada sobre mi polla, con lo que yo ya sabía que ya estaba preparada para continuar. Mirándome fijamente con sus ojazos verdes, con su melena brillante, y esos carnosos labios rojos, lanzándome una sonrisa entre pícara e inocente, mientras movía circularmente su pelvis, haciendo que mi polla se moviera dando círculos dentro de su vagina… completamente en el fondo, y entonces, con lo estimulada que estaba, no aguantó más…se tuvo que poner a brincar sobre mi polla por la necesidad desesperada de sentirla recorrer repetidamente por su coño de angostas paredes vaginales constreñidas… sentía la presión en todo mi venoso tronco.

Conforme mi hermana empezó a dar sentones rítmicos sobre mí metiéndose la verga hasta el útero, gemía con su graznido característico que me pone a cien, un gemido/graznido/gutural, no sé cómo explicarlo y es típico de mi familia, mi tía es igual.

- ¡Aahhhh mi hermanito fóllame fuerte! ¡foooollameehhhh, cabronnnn!

- ¡Uummm!

- ¡Aaarrrgggghh! tengo el coñooo ardiendooohhh aun asii sieeeentooo eeel ufff arrgggh eelll caloorr de tu pollaaa recorriendooo  aaaahhhh ahhhh mii vaginaaahhh ahhrrr!

- ¡Ufff neeena ahhhh uffff sientooo laa humedaaahh ahhhh uffff dee tu coooono alrededor deee mi pollaaaa! uffff ahhhhh!

Pronto los gemidos de mi hermana empezaron a subir de tono, seguramente con las ventanillas cerradas, nadie hubiera escuchado nada, pero de repente un vecino se asomó un poco a escondidas, para ver qué pasaba, yo me di cuenta, pero me hice el tonto. Seguro que él ya sabía quién era la chica del coche, porque la melena de mi hermana es inconfundible, pero aún no estaba seguro de que supiera quién era yo.

Mi hermana al estar brincando encima de mí, de rodillas mirándome cara a cara, sus tetas pasaban continuamente arriba y abajo ante mi cara, así que decidí dar un paso más, y simplemente le quité la camiseta que llevaba, para dejar sus tetas al descubierto, conforme hice esto, empecé a chupárselas una tras otra, saboreando sus maravillosos pezones, esto realmente me puso a mil. Mi hermana me agarró de los pelos y empezó a frotármelos, empujándome la cabeza hacia sus tetas, a la vez que apretaba sus dientes y sus sonidos guturales empezaban a ser cada vez más ostensible, y todo esto, a la vez que yo la seguía empotrando con clavadas potentes, notando cada vez que mi hermana se elevaba, cómo la entrada de su vagina ejercía presión sobre cada centímetro de mi verga dura y rígida como el acero… como si de un chupón de tratase, para a continuación afirmarse sobre mí de nuevo a fondo, y sentir toda su vagina llena de mí.

- ¡Soniiii, el vecino de arriba nos está mirandooo aahhhhh uuuhhhhh!

Mi hermana tras saber esto, con el morbo que le da que nos miren, igualito a nuestra madre, se sintió preparada para correrse, y casi gritando me dijo entre gemidos…

- ¡Hermanitoooo argggg follammeeeeeee como tu sabeesshhh, hazzz ahhhh que tu hermanitaaahhggg se corraaaaa como unaaa Putaaaaa!

- Soniii qué prietooo tieness el coñoooorrgg, nooo te preocupesss que  voy a hacer que teee corrass arrhuuff

- Siiii sientooo aaarrrrgghhh! sieenntooo comooo me taladraaass, ahhh!, hazz queee me corraaaaaa!

Tras escuchar todo esto, mi vecino sabía perfectamente quién era yo, le empecé a mirar fijamente a la vez que mi hermanita y yo empezábamos a follarnos como bestias, cuando se di cuenta de que lo miraba, noté como se sobresaltaba a la vez que se dio la vuelta y se empezó a ir, seguramente oyendo los choques entre nuestros cuerpos, porque tal y como nos estábamos embistiendo el sonido era muy fuerte. Como siempre hago cuando voy a empezar a follar de esta manera a mi hermana, cogí su larga cabellera con mi mano y estiré de ella para atrás, es como un símbolo de dominio el que siento haciéndolo, y a mi hermana le gusta sentirse dominada por mí mientras me la follo para llevarla al orgasmo.

El coche estaba rebotando literalmente, a la vez que empezaba a dar a Sonia la follada que ella necesitaba para correrse…, conforme se iba acercando al orgasmo por mis embestidas, sus gemidos/rugidos cada vez eran más fuertes. Estoy seguro que más de una vez, algún vecino, después de escuchar a mi hermana en el coche, y ver el coche moverse, se ha quedado mirando y nos han visto salir a los dos de allí, con lo que seguro que más de uno ya sabe lo que pasa entre Sonia y yo.

- ¡¿Hermanitoooooo essesstoy preparraadaaaaa…, ¡Correteeee conmigoooo!

- ¡Ufff ufff! ¡Preparateeee paraaahhh recibirr mi lecheeee!

- ¡Ssiiii, arrgggghhhhhhh! ¡Preñameeee mia amorrr! ¡¡HAZME UN HIJO! ¡Ohhhh hermaniiitoooo aaargrggghhhh!

A mi hermana le gusta decirme eso siempre que me voy a correr dentro de ella, y aunque ya teníamos una niña juntos, en poco volvería a estar de nuevo preñada de mí… en un futuro no descartamos tener más, porque por ahora no piensa tomar la píldora anticonceptiva.

Poco a poco empecé a sentir como mi hermana empezaba a perder el ritmo de mis embestidas, cómo perdía el control de su cuerpo, era maravilloso verla, un cuerpo perfecto, con sus tetas botando de un lado a otro, a la vez que ella se contorneaba, esa maravillosa melena danzando de aquí para allá con sus espasmos involuntarios, y esos maravillosos ojos verdes fijado en mi mirada, en el momento en el que ella sentía que yo hacía que se corriera con mi propio orgasmo… en ese momento, le gusta percibir como mi polla le escupe el semen a chorros, directamente sobre el fondo de su vagina.

Levanté como pude mis caderas, para poder meterle la polla lo más dentro que daban mis casi 20 cm de verga, yo ya tenía cogido el truco, así que pronto empecé a golpearle en la dureza que mi glande notaba al final de su coño, el mismo cérvix, entrada directa a su conducto uterino… allí es donde vaciaba todo el arsenal de lefa de mis huevos. Ya estábamos los dos preparados para corrernos, buscándonos el punto de sincronía.

- ¡Uffffff! meeee cooorrrooooo mi ninfaaaa!

- ¡Arrrgghhhhh! ¡Yoo tammbiiieeenn cariñooo! ¡Aarrgghhhh!

En esa posición, es más difícil mantener mi polla en el fondo de la hembra, una práctica habitual con mi hermana y mi madre, aunque cuando ellas notan que no pueden mantenerla allí, hacen todo lo posible por acercarse a mí, aunque siempre no pueden por sus movimientos compulsivos incontrolados cuando se corren como dos perras en celo.

Al fin mi hermana empezó a correrse, y en cuanto sentí las convulsiones de la vagina en mi polla, no lo aguanté más y empecé a soltar semen en el interior de mi hermana como si de una manguera de bombero se tratase, lo que aumentó la fuerza de su corrida. Suelo soltar cantidades ingentes de leche, algo de lo que no encuentro explicación y a su vez me siento muy orgulloso, y lo mejor es que no solo con la primera corrida del día, sino en la segunda, e incluso quedan reservas para una buena tercera eyaculación, a partir de la cuarta son más escasas en lefa y nunca saco leche de la séptima corrida.

Dios, el haber estado a punto de corrernos hacía una hora y no conseguirlo hasta ahora, y claro añadiendo que durante esta hora, estábamos sugestionados con un magreo aquí y allá, hacía que la carga fuera grande y voluminosa, de tal manera que no parara de lanzar chorros de semen con mucha potencia, con lo que Sonia podía sentir un chorro tras otro golpeando su fondo vaginal.

En esos momentos, intento presionar mi polla, además de hacia el fondo del coño, un poco hacia su ano, o sea, aun estando metida en el conducto vaginal, presiono la polla, en dirección hacia el ano, de ese modo la hembra, puede sentir la parte inferior de la base de mi polla con más fuerza en la boca vaginal…, de esta forma los chorros de semen salen con mayor intensidad, al pasar primero por la parte inferior de la base de del cipote energizado y estar esta zona presionando fuertemente la entrada de su coño contrayéndose por el orgasmo de ella. Tanto mi hermana como mi madre, me comentan que perciben los chorros de semen recién salidos de mis huevos, como van pasando por la base del tronco, para alcanzar al final la cabeza endurecida, dándole salida vigorosa a los disparados hacia el interior de sus vaginas receptivas…y eso les excita sobremanera.

Como siempre, a mi hermana le gusta probar mi semen de su coño, en cuanto empezó a derramase el semen que iba saliendo de su raja… y en esta posición sale bastante más semen de su coño que tumbados, la recoge con sus dedos y se lo come. A veces incluso hemos llenado el sillón del coche, y nos ha costado una tarde de limpieza en seco… a mi madre no le gusta entrar a su coche y oler a nuestros sexos, ella tiene un olfato muy sensible para detectar el olor del esperma y flujo vaginal en los sillones.

La cosa es que conforme la cabeza de mi polla iba saliendo hacia la entrada vaginal de mi hermana, empezó a salir más y más fluido del coño de mi hermana, así que viendo que esta vez había sido una corrida muy grande, cogí con mis manos el culo de Sonia, y por sorpresa, a la vez que presionaba éste contra mi polla, levante mi cadera, para empalar a mi hermana de nuevo hasta el fondo…. Los dos sabíamos que estábamos preparados para follarnos de nuevo de lo salidos que nos hallábamos, no era la primera vez de echar dos polvos sin sacarla de otras veces que nos había pasado lo mismo en el coche. Sabíamos que ahora tocaba follarnos de continuo, y ya, una vez en casa tras un descanso e ingesta de alimentos, haríamos el amor de nuevo en nuestra cama conyugal.

Así que, cogiéndola en peso por el culo, la volteé, para ponerla bocarriba sobre el asiento, mientras que ella ponía sus piernas alrededor de mi cintura. En esa posición aunque aún salía semen de su angosto coñito, era bastante menos que con ella sentada sobre mí. Sonia iba cogiendo el semen que iba saliendo conforme goteaba, con uno de sus dedos aun teniendo la verga incrustada en su coño, y se lo iba tragando tras saborearlo en su boca. Por fin, la tuve completamente fuera de su coño, y viendo sus preciosas tetas, mirando hacia el cielo, completamente erguidas, y con sus pezones hinchados, decidí que quería chuparlos, con el condimento del sabor que le daba el flujo de su coñito mezclado con mi semen. Así, que decidí primero, impregnarme de toda la fragancia del coño, con lo que me coloqué entre las piernas de ella y me agaché para pasarle mi lengua por toda la longitud de sus labios vaginales, de abajo hacia arriba, con lo que fui tragando toda la efusión que estaba allí concentrada, hasta que mi lengua llegó a su clítoris, en el momento en que mi lengua lo rozó, mi hermana alzo sus caderas contra mi boca, totalmente excitada.

- ¡Mmmmmmm!

- ¡Joderr uufff, Sonia, terminemos aquí rápido y vayamos a nuestra cama, que se ve que lo necesitamos de nuevo!

Aunque en unos minutos en mi casa, podríamos hacer lo que quisiéramos de nuevo, no quería dejar el coche sin chuparle los pezones a mi hermana como ya tenía planea, así que me puse sobre la barriga de mi hermana, para a continuación, poner mi polla entre sus tetas, y tras esto coger sus tetas con mis manos para hacerme una cubana. No presioné, para que el semen que tenía en la parte superior de mi polla no se pegara a las tetas, ya que eso lo tenía reservado para ella. Cuando todo estaba preparado, me coloqué un poco más hacia abajo, para empezar a chuparle las tetas. Le fui limpiando toda la teta una a una, para después empezar a mamar como un niño hambriento de cada pezón intercambiando de uno a otro. Es lo mismo que me enseñó mi madre, de modo que lo practicaba con ambas… con mamá era más fácil por tener más volumen.

- ¡Me gusta mucho, nene!

Mientras le chupaba las tetas, ella recogía los pocos restos de semen que le quedaba entre los labios vaginales, pero con la excitación que le producía mamándole los pezones, sin darse cuenta tenía los dedos frotando su clítoris, a la vez que empezaba a mover las caderas ansiosa de más placer.

- ¡Mmm ahhh mmm ahhhhh!

- Mejor dejo de ponerte más cachonda aquí en el coche, mi niña.

Aunque quería que nos fuéramos a la casa, tras haber probado las tetas de mi hermana, me puse sobre sus tetas sin presionarlas para darle la ración que le había guardado en mi polla, así que se la metí en su boca, y ella empezó a chuparla como una niña hambrienta, al igual que yo hice con sus tetas. Su boca estaba ardiendo, y notaba como su aliento cálido rodeaba toda mi polla.

La verdad, es que si seguía haciendo nuevas con mi hermana en el coche, era porque yo también estaba muy excitado de nuevo, así que mientras mi mente me decía de irnos a casa para follarme a mi hembra en la cama, donde podríamos estar más a gusto, por otro lado no podía contenerme de seguir jugueteando en el coche con mi preciosa hermanita calenturienta… en verdad en el coche no nos molestaban los bebés que en esos momentos estaban a cargo de mamá… las dos niñas de once semanas que habían parido mi madre y mi hermana, tras las bacanales del verano de orgías y folladas que gozamos en casa de mis tías Soledad y Cándida… por cierto, ellas también parieron a mis hijos hace unas cuantas semanas, en su caso dos varones.

Tras dejarme la polla limpia, creí que lo mejor era parar ya, así que me coloqué encima de ella, para darle un beso a tornillo mientras sentía todo su cuerpo debajo del mío, y claro ocurrió lo que tenía que ocurrir, mi hermana tras sentir mi polla dura encima de su coño, con gran experiencia, y por sorpresa, en tan solo dos intentos sus caderas, consiguieron tener mi polla completamente incrustada dentro de su coño de nuevo. Percibí lo caliente y mojada que estaba de nuevo mi ninfa, además en mi sensible glande se notaba allí, todo el semen acumulado de mi corrida anterior.

Mi hermana entonces, con sonrisa picarona, me miró fijamente con sus perlas verdes.

- Mi amor, vamos ya arriba a nuestra cama… mi coño tiene un hambre feroz.

- Sí preciosa, ceo que necesitamos otra sesión de sexo intenso ¡jajaja!

- Estoy ovulando, ¡¿lo sabes?! ¡Y quiero que me dejes preñada de nuevo!

Conforme dijimos esto, saqué mi polla de la vagina de mi hermana, no sin soltar unos gemidos cómplices por partes de los dos. Realmente estábamos muy cachondos y queríamos llegar a nuestro cuarto cuanto antes con el permiso de mamá. Tras prepararnos para salir del coche, mi hermana pronunció la frase que sabía que me agradaba demasiado, y que solía decirme siempre después de haber hecho el amor.

- ¡Pedrito que bien me has follado!, ¡Aun noto la mayor parte de tu corrida en el fondo de mi coño… de lo caliente que está!

Yo sabía que era verdad, porque acababa de sentirlo en mi polla.

- Me gusta llenarte y hacerte mía…

- Lo soy mi amor… ¡Eres un caballo semental soltando esperma de tus huevazos! Nunca imaginé que fueras así, ni que encontraría a alguien tan bien dotado… ¡Te amo porque me das, amor, tranquilidad, deseo y sexo salvaje!

Después de esto, salimos del coche como si nada, sin prisas, para asegurarnos que si había algún vecino mirando supiera quiénes éramos por si tenían dudas.




FINAL



Como punto y final, solo deciros la situación actual en la que estamos y esperamos estar para siempre.

Desde los 18 años en adelante, hasta ahora que tengo 25 he tenido relaciones sexuales continuas con mi hermana y con mi madre, aunque siempre bastante más con mi hermana, que como ya os he dicho en mis experiencias es mi verdadera y única ninfa, pero mi madre no queda desabastecida de sexo, porque los dos o tres polvos semanales no se los quita nadie, y ella cree que tiene más de los que necesita para estar satisfecha.

Durante este periodo, quizás por machismo, no he permitido que mi hermana o mi madre tengan otras relaciones, ni por asomo hubiera permitido que mi hermana se acostara con otros hombres, por eso sé que me tengo que esforzar por mantenerlas satisfechas a las dos hembras, pero a ninguna les "importaba" que me acueste con la otra, de hecho dormimos los tres en la misma habitación con dos camas medianas de 135 centímetros cada una en donde follamos de manera individual o colectiva, a veces duermo con una o la otra, y otras solo porque son ellas las que se acuestan juntas. De los bebés son ellas las que se encargan de organizarse… ellas las parieron, ellas las amamantan y yo me encargo de labores de padre cuando estoy en casa…aseo, comida y juegos. No es fácil vivir con cuatro coños en casa, dos para follarlos y los otros dos para cuidarlos con los mejores mimos que se merecen los bebés preciosos que mis hembras me han regalado… casi siempre estoy más feliz con las niñas que con sus madres.

La cuestión es que tras aquellas vacaciones, tanto mi hermana, mi madre y yo hablamos de seguir nuestra relación como una sola pareja de tres, por lo que mi madre decidió divorciarse de mi padre definitivamente para poder mantener nuestras relaciones sexuales a lo largo de estos años. Yo estaba seguro, y así me lo han dicho ellas, que mi madre y mi hermana comprendieron que éramos inseparables tras quedar ambas preñadas de mí, y que yo suspiraba por ellas… mi madre y hermana, mis ninfas, mi elfas, mis dos amores.

La cuestión es que nunca hemos parado de seguir haciendo nuestros juegos y lo que nos queda, solo que ahora lo hacemos como una pareja formal y cerrada entre los tres, donde solo dejan que entren mis tías. Con la ayuda, nos fuimos a mudar a otro domicilio al lado la casa de mis tía, los dueños eran alemanes mayores y la mujer se quedó viuda…, la propuesta de formalidad de compra se hizo en breve, y con la venta del piso y la ayuda con un pequeño préstamos nos fuimos a vivir al paraíso de mi “HAREN FAMILIAR”. A pesar de tener cuatro hijos, uno de cada hembra, pronto vendrá el segundo que tendremos mi hermana y yo, y seguimos pensado en otro futuro hijo. Con mi madre y mis tías no volveré a tener más hijos, mis tías ya cumplieron con lo que buscaban en la vida y sus ex maridos fueron incapaces de darles, y mi madre con tres hijos cree haber aportado a la humanidad demasiadas bocas, pero nuestra niña Ainara fue muy deseada, porque necesitaba quedar preñada del hombre de su vida… YO.




ACLARACIÓN

Cualquiera pensaría, después de leer este relato, que somos unos antisociales o algo parecido… una familia endogámica que no se relaciona con nadie… que no nos importan los demás. Solo quería aclarar, que hacemos vida social, laboral y de amistad de manera cotidiana…, nuestros verdaderos amigos nos aceptan y comparten nuestra vida de manera natural, el resto no nos importa lo que piensen, somos una pareja estable de tres miembros más dos tías formidables, y es por esto, que realmente el que lo sepan los demás nos da lo mismo, es más, a quien no lo vea biné, más razón para importarnos menos aun. Y si en un principio teníamos miedo por el negocio de mis tías, al final el tiempo nos ha demostrado, que la gente es más abierta de mente de lo que creemos.

Por último aclarar, que si he escrito precisamente éstas experiencias, es porque he pensado que os gustaría conocer algunas de las más morbosas que hemos tenido, tendría para escribir un libro después de estos años y solo me salen unas cuantas páginas, pero esto, no quiere decir que toda nuestra relación sea igual, os aseguro que veo difícil, que haya una pareja doble que se lleve tan bien como nosotros que somos pareja triple, que se trate con tanta dulzura, respeto y amor, como lo hacemos nosotros y creo que el ser familia tan íntima, de hermanos e hijos ayuda mucho a esto, porque solo nos tenemos a nosotros y daríamos la vida por cualquiera de los otros, y a eso no están dispuestas todas las “parejas normales”.

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