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UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

El Harem familiar 2/3

 


Secuencia 5 :) No puedo dormir

 

Mi espalda descansaba sobre la sábana y mis pies colgaban por fuera, mi pecho subía y bajaba gran velocidad y necesite más de un minuto para recuperarme, parecía que había corrido una maratón. Mi tía sin embargo, al medio minuto ya se había puesto de lado mirándole con ternura y había comenzado a acariciarme el pecho.

¿Lo has pasado bien, mi niño? Me dijo con su ternura habitual.

Sus tetas colgaban de una forma majestuosa muy cerca de mi cara, era una visión maravillosa después de esa cabalgada que había dado sobre su grupa. Yo asentí con la cabeza y después pude balbucear.

¡Ha sido genial, tía Sole! Nunca pensé que follar fuera tan estupendo.

Ella parecía querer más, en sus ojos podía ver esa chispa de deseo que todavía le quedaba. Pasó sus hermosas tetas por mi pecho y mi cara, después me lamió mis tetillas con su lengua carnosa y húmeda haciendo que mi relajación fuera más placentera. El roce de su piel suave, la calidez de su lengua y sus delicadas manos estaban siendo un postre delicioso después de los dos consistentes platos. A los cinco minutos de las continuas caricias sentí que mi polla daba indicios de enderezarse, ya me había corrido cinco veces en lo que iba de día y pensaba que estaba al límite, pero mi mente perturbada y salida de los dieciocho años parecía inagotable. Sus tetas grandes rozándome el cuerpo y su lengua cálida empapándome de saliva parecían volver a recargar mi batería.

¡Sube las piernas y túmbate mejor cielo! Me dijo con su ternura habitual.

Me arrastré por la cama hasta dejar la cabeza sobre la almohada con las piernas abiertas y estiradas, ella se arrodilló entre ellas y agarrándose las tetas comenzó a masajearme la polla como si amasara una barra de pan. Habían pasado unos cinco minutos desde mi última corrida y esa sensual mujer me la había vuelto a poner tiesa. Parecía que venía lo inevitable cuando se interrumpió la música para dar paso a una llamada en su teléfono. Se levantó y miró quien era.

Lo siento cielo, pero vamos a tener que dejarlo. ¡Ya vienen! dijo con cierta pena.

Bajamos de nuevo al jardín y nos pusimos unos refrescos para esperarlos. Apenas nos sentamos en la mesa de hierro redonda del jardín llegaron mostrando su entusiasmo, habían comprado cosas y la alegría se reflejaba en sus caras.

Más tarde cenamos mientras mantenían una conversación que no había cesado desde su llegada. Al terminar recogimos los cacharros y mi hermana se fue a su habitación. Yo me tomé un ron corto y viendo que la charla continuaba decidí irme también a la mía. Me tumbé desnudo en la cama y me puse música en el teléfono. Eran las doce de la noche y seguía sin poder dormir, mi cabeza no paraba de dar vueltas a todo lo que había ocurrido desde la llegada, realmente había sido alucinante. En ese momento hoy que hablaban en el pasillo, se estaban despidiendo para irse a dormir.

Dejé pasar unos diez minutos y aposté por mi tía Soledad, se había quedado con ganas de probar mi semen y no os voy a engañar, yo también me había quedado con ganas de una buena mamada. Le envié un WhatsApp con cierto humor pero que definía muy bien lo que me apetecía.

“¿Te apetece probar la leche de la juventud?” Parecía que lo estaba esperando porque apenas tardó un par de segundos en contestar.

“Estoy sedienta y necesito un buen trago. ¿Crees que tendrás suficiente para calmar toda mi sed?”

Resultó ser más cachonda que yo en su respuesta y no me atreví a pronosticar lo que saldría.

“¡Espero poder satisfacer tu sed!” Contesté con algo de modestia. “Voy” fue su respuesta añadiendo un emoticono con la lengua fuera.

La verdad es que me reí un rato hasta que llegó. Apenas oí la puerta cuando la abrió, debía estar bien engrasada porque no emitió ningún sonido. Tenía la luz de la mesita de noche y pude ver su silueta difuminada al cerrar. Según se acercaba iba divisando su ropa, un camisón corto de color negro con algunos encajes que le quedaba de maravilla. Dejaba ver la mayor parte de sus grandes tetas y por debajo apenas tapaba su hermoso culo. Me pareció muy sexy y pensé que si ya estaría preparada por si la llamaba.

Se acercó con sigilo hasta llegar a los pies de la cama. Se colocó las tetas con las manos sabiendo que eso me iba a excitar, fue un manoseo de varios segundos que provocaron que mi polla se activara. Las acabó sacando por encima del camisón y vi como se apretaban con la presión que ejercía la tela bajo ellas, ahora la visión era despampanante. Se arrodilló sobre la cama y comenzó a caminar como un una leona sigilosa acercándose a su presa. Sentí el roce de sus tetas subiendo por mis piernas hasta llegar a mi polla que ya estaba como el mástil de un velero. Las movió, las frotó y las aplastó contra ella. Acercó su boca y sentí su primer lametazo subiendo desde mis huevos hasta la punta de mi capullo. Volvió a bajar por el mismo camino hasta los huevos de nuevo y noté como me succionaba uno de ellos hasta meterlo en su boca.

Todo mi cuerpo dio un respingo al sentir esa sensación. Lo sacó de su boca y repitió la misma succión con el otro, provocando el mismo calambrazo en mi cuerpo. Tenía una boca grande y desde luego que la manejaba de maravilla. En mi mente perturbada pensé que si sería capaz de tragarse los dos a la vez. Cogió mis piernas y comenzó a levantarlas, me quedé algo descolocado pues no sabía lo que pretendía. Se metió bajo ellas y de nuevo lamió mis huevos, pero ahora en vez de subir hacia mi polla bajo hacia mi culo que se había quedado algo levantado. Sentí su carnosa lengua acercarse hasta él buscando el oscuro agujero, creo que todo mi cuerpo se tensó al sentir la punta de su lengua intentando penetrarlo.

Lamió alrededor y volvió al centro para hacer que me relajara, y por supuesto que lo consiguió.

Sentí como jugaba con la lengua, metiendo la punta y proporcionándome un placer que hasta ese momento desconocía. Después de horadarme el culo un par de minutos, volvió a subir a mis huevos y dejó que mis piernas bajaran cayendo a ambos lados de su cuerpo. Subió de nuevo por el tronco de mi polla y lamió el capullo que estaba tan hinchado que parecía que iba a estallar. Abrió los labios y lo engulló provocando que todo mi cuerpo diera un respingo.

No me había recuperado de esa succión cuando empezó a chupar a gran velocidad, tan solo media polla pero suficiente para hacer que temblará y me encogiera. Paró de repente para sacársela casi entera de la boca, y antes de que saliera la engulló de nuevo hasta tragarse la entera. Pude sentir como mi capullo atravesaba su garganta, a la vez que podía oír los sonidos que emitía al tragar.

No sé cómo lo hizo, pero con toda la polla dentro de su boca sacó la lengua y lamió parte de mis huevos haciendo que mi laringe soltara un largo suspiro de placer. La sacó y la volvió a engullir, lo hizo varias veces provocando que me quedara al límite de correrme, pero sabía cuándo tenía que parar.

La sacó de la boca para dar unas lamidas al capullo y después lo succionó con extrema delicadeza. No pude evitar poner la mano sobre su cabeza y comenzar a moverla al ritmo que me pedía el cuerpo. Ella se dejó llevar por mi mano, incluso cuando presioné su cabeza haciendo que se tragara la polla entera, parecía estar esperando a que yo dirigiera esa rica mamada. Puse las dos manos para sujetar su cabeza y comencé a mover la pelvis a gran velocidad en un acto de follarle la boca, que es literalmente lo que pasó. Se la folle con las mismas ganas que si estuviera follándola el coño y en pocos segundos un chorro de semen saltó en su interior.

Seguí follándola sin parar, varios chorros de leche continuaron saliendo y sentí como su garganta tragaba cada chorretón. Yo bramaba como un toro enfurecido mientras la leche salía sin parar hasta que solté su cabeza y dejé la mía caer sobre la almohada.

Tenía la boca abierta intentando coger todo el aire que había en la habitación, fueron varios segundos hasta que mi alterada respiración se fue apagando. Ella continuó chupando sin dejar que se perdiera ni una sola gota hasta que noté como dejaba de chupar para respirar. Su respiración también era agitada y con mis ojos entrecerrados vi como me mostraba el contenido de su boca llena de semen, y luego se lo tragaba haciéndomelo ver como bajaba por su garganta, después se pasaba el dorso de la mano por sus labios .

No dijo nada, no quería romper ese momento de total satisfacción, tan solo se deslizó hasta bajar de la cama por donde había subido y se marchó tan sigilosamente como había llegado.

Cerré los ojos y disfrute de ese placer mientras todavía mi corazón latía con fuerza. Poco a poco mi cuerpo se fue relajando mientras mantenía en mi mente una sonrisa de plena felicidad.





Secuencia 6 :) Unos escarceos en la playa



Al día siguiente salimos relativamente temprano, todas querían tomar el primer sol de la mañana. Partimos de camino a una cala que estaba a unos ocho kilómetros y gracias al todo terreno pudimos bajar por un camino de cabras casi hasta la misma orilla. Todas llevaban ya el bikini puesto y con una camisola que les llegaba hasta la mitad de los muslos, algo práctico para ir a la playa. La cala no debía de tener más de cincuenta metros y de momento parecía que éramos los únicos bañistas.

¡A Pedrito no le importará que tomemos el sol en topless! Le sugirió Cándida a mi madre.

No creo, pero a mí no me digas nada, díselo a él, jajaja! Río mi madre.

¡Para nada tía, tomar el sol como queráis! Sonreí pensando en que ya me había comido esas tetas.

Extendimos las toallas cerca de donde llegaba el agua y rápidamente se quitaron las camisolas. Mi madre llevaba un bikini naranja que al verla casi me da algo. Sus bonitas tetas, de talla noventa, sobresalían entre la poca tela que tenía la parte de arriba, y el tanga era del mismo estilo al que les había visto a mis tías. Sus dos glúteos redondos respingones se veían desnudos y brillantes entre las cintas que se suponía que debía de ser el tanga.

Cuando se giró y la vi de frente pude contemplar las cintas que bajaban hasta el pubis donde formaban un pequeño triando naranja que tapaba mínimamente su intimidad y no disimulaba para nada el gran abultamiento de su vulva.

Mi hermana llevaba uno blanco con motas negras y era del mismo estilo. No le queda mal, pensé al verla, sobre todo su culo, que estaba prácticamente desnudo, tan solo se veía una parte de la tira del tanga, el resto se le había metido entre los dos glúteos. “¡Está para follárselo!” pensé al verla. Mi mente salida no podía salir del bucle en el que andaba casi de continuo. En la parte de arriba lo que más destacaba eran sus grandes pezones, herencia de familia, que se le marcaban escandalosamente sobre sus pequeñas tetas.

Mis tías también se habían puesto otros diferentes a los del día anterior, pero solo cambiaba el color, el estilo era el mismo dejando ver sus bonitas carnes, debían de haber sido ellas las que habían convencido a mi madre para que se comprará uno de su estilo.

Mis dos tías se destetaron de inmediato y mi mente perturbada y salida comenzó a trabajar sin que yo le diera permiso. Decidí irme al agua antes de que se me notara la erección que comenzaba a ejercer sus efectos de abultado. Me metí hasta algo más de la cintura y comencé a mecerme con las olas. El agua estaba fresca, algo que me vino bien para serenar el calentón de las hormonas efervescentes, me giré para mirar hacia la orilla y vi que mi madre se había metido en el agua y venía hacia mí. Su sonrisa era esplendida y sus tetas maravillosas, lo siento, pero no podía evitarlo, realmente mi madre es la que más me atraía de las cuatro mujeres.

¡Que fresquita está! Me dijo dando pequeños saltos a unos dos metros de mí.

¡Si mamá… a mí me gusta así! Dije alargando mi mano para que se cogiera a ella.

¡Ahí me debe de cubrir! Dijo alargando la suya. Mi madre era de la estatura de Cándida, y casi le sacaba la cabeza.

¡No te preocupes que yo te sostengo!

Cuando llegó con su mano a la mía tire de ella y se agarró con un brazo a mi cuello dejando el otro para sustentarse en el agua. Noté una de sus tetas en un lado de mi pecho y sentí algo especial, creo que lo que sentía era lo salido que estaba.

¡Ahh, que bien! Ahora me siento más segura. Se abrazó a mi cuerpo… ¿Te lo estás pasando bien, hijo? Preguntó manteniendo su esplendida sonrisa mirándome a los ojos.

- ¡De momento bien, pero acabamos de llegar! Dije intentando disimular lo encantado que estaba.

- ¡Las tías son estupendas, verdad!

- Recordaba lo bien que me trataban cuando era un niño, y no han cambiado. Mi respuesta hubiera sido “¡Son la leche!” Pero no era plan decirle eso a mí madre.

- Me encanta su casa y este sitio. Me pasaría los dos meses de verano aquí, pero en agosto tengo que trabajar. ¿Tú qué vas a hacer? Mi respuesta estaba clara pero no quería dejarlo tan claro.

- No sé, ya veré, depende como me lo esté pasando.

- Es una pena que tu padre no haya podido venir. Aunque cuando estamos en casa tampoco lo veo, vamos que cualquier día llega y no le conozco o incluso ya. Dijo al final con cierta tristeza de cuando algo se acaba.

- Ya sabes cómo es, él y su trabajo, y poco más. Pero bueno este sitio es estupendo y me alegro que estemos los tres. – dije para quitar hierro al asunto – Además, me tienes a mí, que voy a balancearte por encima de las olas.

Dije finalmente cogiéndola con las dos manos para subirla y bajarla según venían las olas.

- Jajaja, que bien! Como me gusta! Dijo abrazándose a mi cuello. – ¡¿Sabes hijo?! Realmente tú has sido y eres el único hombre de mi vida… Lo dijo con los ojos vidriosos

Ahora se había pegado a mí y casi me metía las tetas en la cara. Si se hubiera dado cuenta de lo salido que estaba creo que no lo hubiera hecho. Yo la tenía agarrada por la cintura y estaba disfrutando de ese momento como un niño cuando le dan el juguete que lleva tiempo esperando. Notaba sus tetas, su vientre casi plano y sus muslos enroscándose a mi cintura y por supuesto, sentía como mi polla me daba indicios de enderezarse. No sabía cuánto tiempo podría mantenerla tranquila, era algo que apenas podía controlar.

Mi madre seguía disfrutando abrazada a mí, supongo que ajena a lo que me estaba provocando. Yo estaba tan obsesionado con su cuerpo que no podía desaprovechar aquella oportunidad. Decidí bajar las manos para sujetarla del culo.

- ¡Ten cuidado que te escurres! Dije para disimular.

Mis dedos se clavaron suavemente en sus deliciosos glúteos desnudos y continúe empujándola hacia arriba cuando venían las olas. Ella no decía nada, tan solo reía y disfrutaba. Al cabo de un rato noté que mi erección ya era incontrolable y temía que lo notara. Me moví hacia la orilla con ella en brazos y cuando supe que hacía pie la solté suavemente.

¡Voy a nadar un rato!

¡Gracias hijo! Y me dio un sonoro beso en la mejilla. – ¡Me lo he pasado muy bien! Tenemos que repetirlo más veces.

Me deslice con rapidez hacia dentro y comencé a nadar con la polla totalmente tiesa. “¡Seguro que lo ha notado!” pensé mientras nadaba mar adentro. Cuando mi polla bajó, volví hacia la orilla y vi a las tres hermanas tumbadas boca arriba con las tetas al sol. “¡joder, que difícil va a ser esto!” Pensé al ver que mi madre también se había destetado. No sabía qué hacer, si me tumbaba al lado seguro que se me volvía a poner tiesa y eso iba a ser muy embarazoso. Decidí irme al lado de mi hermana que estaba algo más atrás. “Espero que no me dé un bufido” Pensé mientras me acercaba con la toalla en la mano.

- ¿Puedo tumbarme a tu lado?

- ¡Sí, claro! Me contestó con las gafas de sol puestas. Me extrañó su respuesta, fue afable y no me soltó ningún improperio.

- ¿Qué te parece este sitio? Le dije para entablar conversación.

- ¡Está bien! Sobre todo porque no hay gente.

La noté diferente, me dio la impresión que algo no iba bien.

- ¡Estás bien!

- ¿Sí, por qué me lo preguntas?

- No sé, no me has soltado ninguna de las tuyas.

- Quizás me haya cansado.

- ¿Así? ¡¿De una vez?! No me lo creo.

Tardó un rato en contestar mientras me tumbaba a su lado.

- ¡Bueno, te lo diré! Anoche discutí con Carlos. Se puso bastante idiota y le dije cuatro cosas y el muy capullo me dice que se ha acabo, que no me aguanta más. ¡Será gilipollas! ¡¡La que no le aguanto soy yo!!

Se dio la vuelta sobre la toalla y se puso boca abajo. Mi mente de salido no pudo evitar que mis ojos miraran su culo, creo que ya os he dicho que me flipaba. Sacudí la cabeza para quitarme esas ideas perversas e intenté escucharla.

- ¡Si le tenía que haber dejado hace tiempo, joder! Al final solo me quería para follarme.

Mi hermana seguía hablando, no sé si me lo contaba a mi o si se lo contaba a sí misma. No obstante, intenté consolarla.

- Relájate Sonia. Como bien dices, es un gilipollas. Seguro que conoces a alguien más majo… eres demasiado atractiva como para quedarte con un mindundi como Carlos.

Noté que rompía a llorar intentando que no se notara. Le puse la mano en la cabeza y la acaricie el pelo. Le duró pocos segundos, se levantó levemente las gafas y se limpió las lágrimas. No dije nada, esperé a que se serenata y dijera ella algo.

- ¡Gracias Pedrito!

Joder, me había dicho gracias, no recordaba si lo había hecho alguna vez en su vida.

- Bahh, no hecho nada.

- ¡Me has escuchado, y eso es mucho!

- Bueno, querida hermana, eso es que hablamos poco, quizás si habláramos más nos daría tiempo a escucharnos.

Giró su cabeza para mirarme como con asombro.

- ¡Anda, pero si ahora el salido resulta que va para filósofo! Me dijo riéndose.

Ahora parecía que volvía a ser ella.

- Pues no lo había pensado, pero lo pondré en la lista de posibles futuros.

- ¡Jajaja, anda tonto ven! Se incorporó un poco para darme un abrazo y después me besó la mejilla de manera prolongada.

- Me gusta meterme contigo, pero en el fondo te quiero, aunque me sea difícil demostrarlo te necesito a mi lado, o al menos saber que estás ahí.

Me dejó descolocado, sin saber qué hacer ni que decir. Se volvió a tumbar boca abajo.

- ¡Anda, dame crema en la espalda! ¡Seguro que con lo salido que estás hasta se te pone dura! Dijo riéndose al final.

- Pues no te asustes si la crema es un poco caliente, jajajaja!

- ¡¡No serías capaz de correrte encima de mí!! Porque te la corto.

Si me había descolocado antes, ahora lo había hecho más. Cogí la crema que la tenía en un lado y me unte las manos, las puse a unos centímetros de su espalda y dudé unos instantes. Finalmente las posé con suavidad, como esperando una reacción brusca pero no ocurrió. Comencé a pasar las manos impregnadas sobre su piel, estaba suave, casi sedosa, fui haciendo pequeños círculos y de repente me pidió que le desabrochara el bikini. Mi cabeza iba de sorpresa en sorpresa, pero no dude, se lo desabroché y continúe frotando. Subía hasta el cuello y después bajaba lentamente por la columna hasta su delicioso culo, mejor dicho, hasta la tira del tanga, no me atrevía a tocarla el culo.

- ¡La verdad es que no lo haces nada mal!

La relación con mi hermana parecía haber dado un vuelco en unos minutos y en el fondo me sentía bien, contento, diría que hasta feliz.

- ¡Dame también en las piernas!

Me puse más crema en las manos y comencé desde los tobillos, subiendo lentamente, pase por las corvas y continúe subiendo por la parte exterior de sus muslos. Estaba en el sitio que me flipaba, esos muslos que subían hasta su delicioso culo. Mi mente calenturienta volvió a indicarme que estaba en la postura ideal para follármela. Sacudí la cabeza de nuevo y continúe por el exterior hasta la tira del tanga y volví a bajar por el mismo sitio.

- ¡Sé que te gusta mucho mi culo y ahora que te dejo que me lo toques veo lo vas a dejar sin crema! ¡Venga, no te cortes que no quiero que se queme!

Esto ya era demasiado, estaba flipando en colores. Me entró una especie de escalofrío mirándole el culo y sabiendo que estaba a punto de sobárselo. Llegué con las manos hasta el y las moví en círculo, su deliciosa carne se movía levemente a la presión de mis manos y podía notar su balanceo y una agradable dureza firme.

Noté como mi polla hacia indicios de enderezarse y me mordí el labio sin saber qué hacer, si dejaba de sobarla quedaría como un gilipollas y si seguía seguro que mi polla acabaría dura. Intenté pensar con rapidez. “Bueno, pues si ella notaba que se ponía dura no pasaría nada, ya sabía que estaba más salido que el mango de una sartén, con lo cual no la extrañaría demasiado.”

Continúe sobándola el culo y bajé lentamente por el interior se sus muslos. Al notar mis dedos los abrió. Ufff, un calor intenso fue de los pies a mi cabeza, creo que debí ponerme más rojo que un tomate maduro. Metí mis dedos por el camino que había abierto y lo sobé con suma delicadeza. Hizo un leve movimiento, como para colocarse mejor y pude ver una parte de los labios abultados de su coño, esto también debía de ser cosa de familia. Mis dedos llegaron muy cerca, sumamente cerca, lo medí al milímetro para quedarme a punto de tocárselos, pero sin hacerlo.

Volvió a moverse levemente sin decir nada, llegue a pensar que quizás se estaba excitando. Cuando me di cuenta, mi bañador ya se había abultado. “¿Y ahora qué?” Pensé manteniendo mis manos en esos muslos deliciosos. Estaba arrodillado al lado de ella y su cabeza estaba de lado, reposando entre sus brazos, y no sabía si podía ver mi bañador. Continué bajando por el interior de los muslos y volví a subir casi al centro de nuevo. Ufff, me estaba poniendo demasiado caliente y no sabía qué hacer.

Había llegado un momento en que la situación comenzaba a ser insostenible y decidí dejarlo y tumbarme boca abajo. Al hacerlo me dio la impresión que mi hermana sonreía bajo sus gafas de sol. Al momento, ella se incorporó y volvió darme un beso en la mejilla que había dejado al descubierto.

¡Ahora te daré yo crema! Susurró a mi oído.

Noté el frio de la crema en mi espalda cuando posó sus delicadas y largas manos sobre ella. La recorrió lentamente y bajó hasta mis piernas. Yo estaba encantado, aunque si seguía así mi polla no iba a perder su consistencia y no me podría levantar. Noté como subía por mis muslos hasta meterse un poco bajo mi bañador bóxer hasta tocándome parte del culo.

“¡Joder, esto va a ir a peor!” Pensé notando la presión de mi miembro contra la toalla.

Rodeo los muslos hacia el interior llevando las puntas de los dedos por parte de mis glúteos llegando casi a mi polla. Lo hizo un par de veces y se inclinó para susurrarme.

¡Se te ha puesto dura, eh, mamón! Creo que me debí poner rojo de nuevo pero reaccioné rápido.

Y si sigues así se me va a partir contra la toalla.

Soltó una carcajada contenida que me hizo reír a mí también. Parecía que estaba saliendo bien de esa embarazosa situación y continúe.

Ahora no me voy a poder levantar de aquí en una hora. Volvió a reírse.

¡¿Qué pensarían mamá y las tías si te ven con el bañador abultado?! Me gustaría ver sus caras ¡Jajaja!

Parecía que ella si estaba disfrutando de la situación y continuó metiendo la mano entre mis bóxer tocándome claramente el culo.

¿De verdad que se te ha puesto tan dura? Me dijo bajando de nuevo la mano hasta cerca de la polla.

¡No lo sabes tú bien! Le contesté con la cabeza apoyada entre mis brazos ya mirando al suelo.

Noté como su mano se acercaba cada vez más a mi comprimida polla hasta que una de las veces la punta de sus dedos la tocaron. Cerré los ojos y apreté los labios.

“¡Joder, que me la está tocando!” Pensé nervioso a la vez que excitado.

Primero fueron la punta de sus dedos pero poco a poco fue a más. Instintivamente levante unos centímetros mi pelvis para dejarle espacio y sentí su mano entera agarrándome el miembro.

¡Joder, pues si que se te ha puesto bien dura! Dijo sin cortarse ni un poco.

Jamás hubiera pensado que mi hermana sostendría mi polla en su mano, y menos con ese descaro, pero ahora estaba ocurriendo, ahí, en la playa a unos metros de mi madre y mis tías. Ya no tenía claro si quería hacerme disfrutar o putearme. Noté como su mano masajeaba mi tranca rígida dentro del pequeño espacio que tenía y ya no pude más.

¡¡Para joder, que nos van a ver y yo no me levanto así!!

Volvió a reírse con ganas y sacó la mano, se tumbó de nuevo boca abajo con la cara hacía mi. No podía ver sus ojos protegidos por las gafas de sol pero la expresión de su cara era divertida.

¡Qué cabrona que eres!

- ¿No te ha gustado que te tocara la polla? Me dijo con cara de sorpresa fingida.

- Sí, claro, aquí, en medio de la playa, poniéndome en evidencia ante mamá y las tías… otra cosa hubiera sido donde solo estuviéramos tú y yo.

Dije con sorna acompañado de una media sonrisa. Ella se volvió a reír.

- Bueeeno, luego pensaré si te lo hago en privado. Dijo con cinismo. – Dicen que no soy buena ordeñando… jajajaja!!

No sé si vio que volvían a enrojecer mis mejillas. “¡Joder, no para de vacilarme!” Pensé mientras sentía que mi polla se aflojaba un poco, pero su siguiente frase me desconcertó.

- Vi lo bien que te lo pasabas ayer con tía Soledad en la piscina. Te pusiste morado tocándole las tetas a esa golfa…. Dijo de nuevo con cara de diversión.

- ¡Pero qué dices! Solo la daba vueltas en el agua.

- Jajaja, no me engañes, solo había que verte la cara de salido que ponías.

No sabía que decir. ¿Realmente me había visto? ¿O solo lo imaginaba? Un escalofrío recorrió mi cuerpo. ¿Lo habría notado también mi madre? Mi cabeza comenzó a calentarse dándole vueltas a aquella imagen.

- Venga, tranquilo, que no se lo voy a contar a nadie, además, me lo pasé bien viendo tu cara, y creo que tía Soledad también se lo estaba pasando bien. Jajaja!

Río de nuevo sabiendo lo mal que lo estaba pasando. Pero la siguiente pregunta si que me dejó pasmado.

- ¿Te tocó ella la polla también? ¡¡Porque tienes una verga asombrosa…!!

Su expresión era entre diabólica y divertida, joder con mi hermana, era más lista de lo que yo creía y ahora me tenía totalmente pillado. Mis pensamientos fluían a toda velocidad buscando respuestas que no encontraba pero me daba cuenta que ella parecía tener muy claro todo lo que había ocurrido. Al final decidí tirarme al río. ¿Qué podía pasar si lo admitía? Pensé que tampoco iría a contarle a mamá nada, sería muy embarazoso también para ella.

- Valeee, algún roce me dio.

- ¿Solo un roce? Parecía muy contenta, casi más que tú ¡Jajaja!

Estaba siendo implacable con el interrogatorio y cada vez me sentía más acorralado y decidí soltarle la bomba.

- Pues sí, me agarró la polla varias veces y me dijo que la tenía muy dura y recia… como a ella le gustan, e imagino que a ti y a todas que sois tan putas.

- Vaya con el chico, qué lenguaje tan duro tiene… ¿Tú crees que tía Sole es una puta con esa voz tan dulce que tiene y lo picarona que es…? ¡Jajaja!

Sonia se lo estaba pasando en grande, podía ver en su cara como disfrutaba con la conversación. Por una parte me alegré, parecía haber olvidado al gilipollas de su novio, pero por otra pensé que tenía que tener cuidado con el tema de mis tías pues se daba cuenta de muchas cosas que yo pensaba que le pasaban desapercibidas. No quería que se me fastidiara la fiesta continua que prometían esas vacaciones. Debió de ver en mi cara cierta preocupación.

- ¡Tranquilo, no voy a decir nada, confía en mí! Dijo pasándome la mano por la cabeza y acariciándome el pelo. Parecía ser más amable que nunca intentando conseguir mi confianza. - ¡Tu pásatelo bien follándote a las tías… te estarán muy agradecidas! En el fondo, aunque me meta contigo, me encanta verte tan salido, ¡jaja! Sino a ver cómo vamos a gozar nosotras. Ahora rió más suavemente.

- ¡¿Sabes una cosa?! ¡Creo que me llegué a poner algo cachonda pensando cómo le metías mano a tía Sole!

Ahora sí que me dejó totalmente pasmado, me esperaba cualquier cosa por insólita que fuese menos eso. No supe que decir ni tampoco me apetecía decir nada. Mi mente ya era un carajal sin orden alguno pero no me dio tiempo a seguir pensando.

- Me encantaría que me contarás con detalle esas cosillas que percibo. Creo que me pondrían cachonda. A cambió, yo te contaré otras mías que seguro que le encantarán a tu mente de salido.

Como os decía, el verano había empezado con un cúmulo de sorpresas continuas y esta era una más. Mi hermana proponiéndome cosas para ponernos cachondos. No sé dónde podría llegar esto pero de momento iba en ascenso y a gran velocidad.

Pensé que la propuesta era interesante, siempre había pensado como follaría mi hermana, si la gustaba que la embistiesen en ese culo que me ponía tanto, vamos las cosas típicas de mi mente de salido. Me debió ver cara de duda y se adelantó en la propuesta para crear confianza.

- ¡Si quieres empiezo yo! ¡Te contaré la masturbación que me hice anoche después de romper con el gilipollas de mi… exnovio! Dijo poniendo cara diabólica.

- Vale! Vale! Pero en otro momento. Ahora voy a salir corriendo al agua para que no me vean, a ver si se me baja esto.





Secuencia 7 :) Algo de morbo… Un rato en la terraza.



Me levanté de la toalla y miré a mi madre y mis tías, se habían sentado de frente al agua y charlaban animadamente. Eche a correr mientras mi hermana se reía a mandíbula abierta y me lancé contra la primera ola. Note el frescor del agua y en unos segundos mi miembro volvió a su estado de hibernación. Di una brazadas hacia dentro y volví a la zona donde solo me cubría hasta el pecho. Mi mente giraba como una batidora donde el ingrediente principal era el sexo. Vi a mi madre que se metía en el agua de nuevo en dirección hacia mí. Cuando estaba cerca alargué mi mano como la vez anterior.

- ¿Que tal mamá? ¿Has tomado mucho el sol?

- ¡Sí, ya sentía bastante calor y necesitaba refrescarme!

Volvió a hacer la misma maniobra dando con sus tetas contra mi pecho.

- ¡Hay que bien! Súbeme como antes…

Volví va sentir como sus piernas se enroscaban en mi cintura y sus tetas se aplastaba cerca de mi cara. La subí varias veces aunque ahora las olas eran más suaves.

- ¡Te he visto hablando con tu hermana!

Sentí un latigazo que recorrió todo mi cuerpo. Pensé que podría haber visto nuestros manoseos.

- Me alegro de veros hablar con tranquilidad, sin tiraros los trastos a la cabeza. Me dijo con la mejilla pegada a la mía.

- ¡Pues si! La verdad es que nos hemos reído un rato contándonos cosas.

- Hasta os habéis dado crema, jajaja! Río alegremente.

- ¡Bueno, tampoco tenía a nadie más que se la diera! Ahora reímos a la vez.

- Pues sí, eso me pasa a mí. Dijo ahora algo compungida.

- ¡Yo te la daré si quieres!

- ¡Mejor las manos de un hombretón como tú que las de tus tías! Jajaja! Rió de nuevo y sentí que se abrazaba más a mí.

Creo que debió notar como se endurecía mi miembro bajo sus muslos pero no dijo nada.

Mis tías comenzaron a hacer señas para que regresáramos. Dejé a mi madre donde no le cubría y me fui a dar unas brazadas para que se me bajara la erección antes de salir.

Regresamos a casa de mis tías y prepararon la comida, yo parecía el rey de la casa pues apenas hacía nada, y si lo intentaba, ahí estaban ellas para pararme.

Comimos manteniendo una animada conversación, mis tías contaban cosas de cuando yo iba de pequeño y reíamos los cinco. Al terminar vi que mis tías estaban muy atentas mirándome, supongo que esperarían alguna señal por mi parte. Yo sonreía pero no hacía ninguna señal, creo que disfrutaba de esa situación. Recogimos los cacharros y en las idas y venidas aprovecharon las dos para darme algún azote en el culo cuando no las veían. Mi madre dijo que se iba a echar la siesta y mis tías decidieron hacer lo mismo. Yo ya me había preparado una copa y mi hermana me pidió que le preparara otra. Cuando llegue mi hermana me miraba con cara interrogante, me quedé mirándola…

¿Por qué no nos subimos a la terraza a tomarlas? Acepté de buen grado, me apetecía seguir la conversación que habíamos empezado en la playa y supuse que a ella también.

Nos sentamos en el amplio sofá que estaba cubierto por un toldo. Hacía calor, pero soportable. Me quite la camiseta y me quedé solo con el bañador. Mi hermana me imitó quitándose la camisola y volví a ver su delicioso y prieto culo mientras lo hacía. Se sentó a mi lado con su muslo pegado al mío y me miró como esperando algo. Yo también la miraba esperando algo pero parecía que ninguno nos decidíamos a hablar. Finalmente ella con sonrisa pícara dio el primer paso.

- ¿Por qué no me cuentas tu aventura en la caseta con tía Sole?

Me quedé algo pillado ¡Joder, también nos había visto! Pensé que era imposible, que tan solo lo debía de haber imaginado. Como veía que yo no contestaba decidió proseguir.

- Vi lo contenta que iba la tía tirando de tu mano. Estoy segura que allí pasó algo.

Me debí de empezar a poner colorado porque intentó tranquilizarme.

- Ya te he dicho que no le voy a decir nada a nadie, pero la curiosidad me corroe. Dijo con una leve sonrisa algo siniestra.

Yo seguía sin hablar, no sabía que decir, o mejor dicho, cómo decirlo. En ese momento puso una pierna sobre la mía y sentí su estilizado muslo posado sobre mi piel. Estaba sentada de lado, mirando hacia mí y se acercó a mi oído.

- ¡Venga cuenta, que quiero ponerme cachonda!

Y después de susurrarme me mordió el lóbulo de la oreja. Yo no necesitaba mucho para ponerme caliente y eso había sido suficiente. Noté como mi bañador, pegado a su muslo, comenzaba a aumentar de tamaño.

- ¡Bueno, pues sí, algo pasó! Pude decir intentando controlar la situación.

- ¡Seguro que le tocaste bien esas grandes tetas que tiene! Dijo volviendo a morderme la oreja.

- Me pidió que se las tocará y no me pude negar.

- ¿Negar? Jajaja, ¡pero si estarías deseando! Rio entre divertida y lasciva.

Comenzó a sobarme el pecho con su fina mano de largos dedos.

- ¡Te pondrías muy cachondo, ¿verdad?! ¡¡Se pondrían los huevos a producir leche como locos!!

- ¡Me puse como un verraco, sí! Contesté casi en automático.

- ¡Y seguro que ella te tocaría la polla a ver cómo se te había puesto! Dijo bajando su mano desde el pecho hasta mi bañador.

Sentí como me la sobaba por encima de la tela que ya formaba una tienda de campaña. Tardé unos segundos en contestar, pero viendo la situación, ya no me corté.

- ¡Se me había puesto más dura que una columna de mármol, y no te puedes imaginar con que ganas me la sobó!

Dije de corrido sin pensarlo demasiado. Sentí como mi hermana metía la mano bajo mi bañador y me agarraba el miembro ya muy endurecido.

- ¿Te la sobó así…? Dijo mientras subía y bajaba el terso prepucio de mi polla en plena erección.

Noté como apretaba sus muslos y me volvía a morder la oreja y opté por poner mi mano sobre uno de ellos, si ella me iba a pajear yo no me iba a quedar quieto. Comencé a acariciarle el muslo y continúe hablando.

- ¡No sólo me la sobó, se agachó y me la chupó con ansia! Le dije exagerando un poco, mejor dicho, no exageré casi nada.

- ¡Joder, que guarra la tía! Dijo pajeándome bajo el bañador con mayor vehemencia mordiéndose el labio inferior.

Notaba como se iba excitando a cada frase que le decía y eso me ponía más cachondo, si es que podía ponerme más. Decidí darle detalles para ver hasta dónde llegaba en su calentón.

- Me dijo que le encantaba mi polla y sobre todo mi gordo capullo, tan duro y brillante… le dio varios lametazos y acabó dándole unos buenos chupones.

Mi hermana subió su mano libre y pellizco uno de sus gordos pezones por encima del bikini.

- ¡Diosss! Sigue! Sigue, cabronazo! ¡¿La hiciste disfrutar de esta polla?!

- Después abrió su rica boca, con esos labios carnosos y sensuales que tiene y sorbió mi capullo como si fuera la bola de un helado, lengüeteando el orificio.

Mi hermana ya se había bajado el bikini y manoseaba su gordo pezón que había dejado a la vista. Yo tire de mi bañador hacia abajo y descubrí su mano agarrando mi polla con cierta presión… se veía una desproporción entre su manita y mi recio y largo cipote.

- ¡Madre mía qué pedazo de verga tienes! ¡No me extraña que se pusiera tan guarra la muy puta! Tienes un tronco centenario

- ¡Más que guarra! Contesté para aumentar su excitación.

- ¡¿No te vas a creer lo que vino después?!

- ¡Joder! Cuenta! Cuenta!

Miraba sus ojos y parecían saltar chispas de ellos, en un momento se había puesto más caliente que una estufa de leña. Miraba su pezón, tan grande y duro… sentí unas ganas feroces de comérmelo.

- ¡Qué bien sabe! Me dijo. Abrió la boca y se metió toda mi polla hasta los huevos. No sé cómo lo hizo, pero pude sentir como tragaba hasta hacer que atravesará su garganta.

- ¡Diosss, como me hubiera gustado haberlo visto! Casi gritó mi hermana con mirada endiablada.

Estaba tan excitada que decidí aprovechar el momento. Acerqué mi boca hasta su desnudo pezón y lo chupé con delicadeza. Ella retiró su mano y me dejó hacer.

- ¡Ufff, sí, sí!! ¡¡Chúpamelo fuerte!! Susurró apretando mi cabeza contra su teta.

Me dejó chupar unos segundos hasta que volvió a susurrar.

¡Joder chupa más! Más fuerte! ¡¡Sácame la leche de las tetas!!

Mi mano se había colado entre sus muslos y noté como los abría dejándome más espacio. Toqué con los dedos el pequeño triángulo de tela y su cuerpo dio un pequeño estertor. Retiré la tela mientras seguía chupando su gordo pezón y pasé dos dedos sobre los gruesos labios genitales perfectamente depilados, al sentirlos apretó todavía más mi cara contra su teta como si necesitara sentir más mis succiones. Mordisquee su duro y gordo pezón haciendo que su cuerpo temblará.

- ¡Qué bien lo haces cabrón! Susurró contra mi cabeza.

Uno de mis dedos se había colado entre sus labios vaginales, sintiendo la humedad y calidez que ya manaba de ellos. No me costó encontrar el clítoris, de buen tamaño y muy duro…me sorprendió que lo tuviese tan desarrollado a su edad, y eso provocó que sus piernas temblaran notoriamente. Tiró de mi pelo para separarme la boca de su pezón y jadeaba como una zorra salida…

- ¡Sigue contándome! Me dijo mientras movía su culo como para acoplarse mejor en el sofá.

Realmente ya no recordaba bien lo ocurrido y me limité a seguir contándole lo que se me iba ocurriendo, que se abalanzó a mi entrepierna y se hizo con mi verga en sus labios.

- Comenzó a chuparme la polla con grandes succiones como si fuera una aspiradora mientras masajeaba mis huevos… ¡No tardé en soltarle un buen chorro de leche! Y la muy puta se lo tragó entero. Después vino otro y otro.

- ¿Joder, y se lo tragó todo? ¡¡Se zampón toda tu leche la zorra!!

- ¡No dejó ni gota! Estuvo chupando y tragando hasta que me dejó la polla seca.

- ¡Ah! Ahhh! Sigue! ¡¡Méteme más los dedos en el coño!! Diosss! Ah!

Mi hermana se estaba corriendo y me estaba poniendo la mano pérdida de flujo, seguí moviendo dos de mis dedos en el interior de su vagina haciéndola temblar como un flan. Soltó mi polla para poner sus dos manos sobre la mía y apretármela con fuerza hasta que acabó de correrse. Entre estertores, su cuerpo fue dejando de temblar y su respiración amainó poco a poco.

- ¡Dios, que guarra me has puesto!

- ¡Pues tú a mí me has dejado la polla más dura que un poste de la luz!

- ¡Joder nene, ¡¿y qué quieres, te hago una paja y me pones perdida de lefa?!

- ¡Podrías chupármela!

- ¡Aquí! ¡Venga ya! ¿Estás loco? Imagina que sube mamá y nos ve, ¿qué podría pensar? ¡Que somos unos degenerados!

- Joder, pues no decías nada cuando te estaba pajeando.

- Es que… me has puesto muy cachonda y no podía parar.

- ¡Vale, vale! Pues ya me dirás qué te cuente más cosas, que te las va a contar la vecina.

- ¡Veeenga! No te pongas así. Te prometo que te compensaré con creces.





Secuencia 8 :) Buscando algo de morbo



Dicho esto, se marchó y se metió en su habitación. Yo esperé a que me disminuyera la erección y bajé hasta la cocina, estaba bastante cabreado y me apetecía un buen copazo, seguro que con eso se me pasaría. Según me lo estaba sirviendo apareció mi tía Cándida.

- ¿Te estás poniendo otra copa?

- Sí, hace algo de calor arriba y he bajado con sed.

- ¡Ponme a mí otra! Si te apetece que te acompañe.

- ¡Por supuesto tía! Como no me va a apetecer.

- ¿Quieres que salgamos al jardín? Por la puerta de la cocina hay una zona que ahora da la sombra y tenemos una mesa con un par de sillas.

- ¡Perfecto!

Salimos por donde había dicho, que era la pared lateral de la casa y había un árbol bastante frondoso que daba bastante sombra. Tan solo se veía una pequeña parte del jardín trasero. Nos sentamos y vi como miraba el bulto que todavía se notaba en mi bañador.

- ¿Qué tal en la terraza con tu hermana?

Me sorprendió la pregunta, no sabía si sospechaba algo de lo que había pasado pues su sonrisa era algo interrogante.

- Bien, hemos estado charlando un rato, es algo que no hacemos habitualmente.

- Me ha parecido verla algo preocupada durante la comida.

- Tengo confianza contigo, así que te lo contaré. Parece que lo ha dejado con su novio y está un poco jodida.

- ¡Vaya, a esa edad estas cosas pasan! Me dijo sonriendo, aunque la siguiente pregunta me desconcertó.

- ¿La has consolado?

La miré a sus ojos felinos intentando adivinar lo que pensaba. ¿Era una pregunta trampa? Tardé varios segundos en reaccionar pues no sabía que decir exactamente hasta que me decidí por una respuesta ambigua.

- ¡He hecho lo que he podido!

- ¡Estoy segura que te lo habrá agradecido! Dijo manteniendo esa mirada penetrante.

Sonreí pensando en lo que me había prometido mi hermana y contesté sin pensar.

- ¡Bueno, me ha dicho que me compensaría! Dije casi riéndome.

Mi tía era bastante lista, y supongo que algo se imaginaba. Parecía que daba por hecho que algo había pasado y estaba dispuesta a sonsacármelo.

- ¿Y crees que lo hará?

Su fina bata se había abierto y ahora podía ver parte de sus tetas desnudas. Tan solo llevaba puesto debajo un pequeño tanga azul, a juego con la bata, que apenas podía ver cuándo cruzó las piernas. Mis ojos miraron su cuerpo con deseo y a la vez volví la vista hacia el pequeño espacio que se veía del jardín trasero.

- ¡Tranquilo, esta parte del jardín no se ve desde la piscina! Me dijo con mirada felina y una sonrisa perversa.

Realmente yo llevaba con la polla dura desde por la mañana en la playa y todavía no había descargado una buena dosis de leche que se me acumulaba como el agua de una presa. Se levantó de la silla y ahora pude ver sus bonitas tetas al completo. Como de costumbre sus pezones destacaban duros y altivos, casi amenazantes. Se acercó hasta mí y mientras mantenía el vaso en una mano puso la otra sobre mi pecho y lo acarició por encima de la camiseta. Sus tetas estaban tan cerca que no pude reprimir levantar la mano y acariciarlas. Roce con mis dedos los grandes pezones sintiendo como se ponían más duros mientras los miraba ensimismado. Ella volvió al ataque.

- He visto como la miras el culo a tu hermana… y me da que ya te has hecho alguna paja soñando como la embestías por detrás. ¡¡Te encantaría follártela como a una perra!! Follarte a tu hermana o a tu madre debe ser de lo más excitante y morboso que hay en esta vida ¿Verdad, cariño?

¡Madre mía! Está mujer parecía una pitonisa, leía mi mente como el que lee un libro. Acercó más sus tetas a mi cara inclinándose levemente y reaccioné de inmediato llevando mi boca hasta uno de sus pezones. Comencé a chuparlo y a sorberlo con suavidad refrendando mis impulsos hormonales. Quería parecer tranquilo y controlado aunque mis deseos eran de follármela al instante. El comentario que había hecho era una afirmación que parecía no necesitar respuesta pero en el fondo me apetecía dársela.

- Pues sí, han caído unas cuantas pensando en su culo y en su coñito, a una media de seis pajas diarias me da para visualizar a muchas tías que pasan por mi vista.

Dije intentando parecer natural. Pero mi tía fue más allá.

- Ummmm ¡También pensando en el de tu madre! Está buena la condenada… y tiene unos buenos polvos, seguro que tu padre no le da lo que necesita. ¿Verdad?

- Joder tía, vaya pregunta!

- Bueno, yo soy tu tía, y me has follado con ganas y deseo. Tu madre está muy bien y en edad de poder preñarla… seguro que algún sueño has tenido con ella para llenarla, es lógico en un macho semental tan salido como eres tú.

Como os decía anteriormente, está mujer debía de ser vidente. Su mano libre ya acariciaba mi miembro por encima del bañador, se había endurecido totalmente y el bulto que formaba ya era apabullante. Dejó el vaso sobre la mesa y sin cortarse se arrodilló sobre el césped a la vez que sacaba mi polla del bañador. No tardé en sentir su larga lengua lamiendo mi capullo, ya estaba hinchado y duro como el pedernal, y sus labios lo envolvieron con rapidez. Mientras sentía como engullía mi capullo introduciéndolo en su cálida boca, decidí contestar a su pregunta morbosa.

- Pues sí, mi madre me parece una mujer estupenda y para mi gusto está buenísima, y sí, algunos sueños plácidos y mojados he tenido pensando en ella.

Noté como engullía mi polla avanzando con sus rojos labios por el duro y venoso tronco hasta que mi capullo chocó contra su garganta. Lo succionó varía veces haciendo que mi cuerpo se tensara y puse una mano sobre su cabeza para seguir el movimiento. ¡Qué manera de chupar, diossss! Era realmente delicioso. En ese momento oí hablar a mi madre y a mí otra tía.

- ¡Tía! Tía! Creo que han salido al jardín. Dije retirándome la cabeza de mi regazo. Ella levantó sus ojos con mirada felina y sonriendo me preguntó.

- ¿No te gusta el morbo?

- Joder, si, pero y si vienen para acá

- No lo creo. Soledad mantendrá a tu madre entretenida y aunque vaya a la cocina no nos verá. Y sin darme opciones volvió a engullir mi polla.

Ahora profundizó más y la introdujo en su garganta hasta tragársela entera. Mi cuerpo volvió a tensarse mientras escuchaba a mi tía y a mi madre hablar. Realmente ese morbo me empezaba a gustar y creo que aumentaba mi excitación. Volví a agarrar su cabeza y la moví al ritmo que me apetecía follándome su boca. Ella se dejaba llevar tragándose la polla a cada tirón que le daba.

- ¡Joder tía Cándida! ¡Cómo me la chupas de bien, dios! Le susurré mirando cómo se cimbreaba su cuerpo a cada chupada.

El morbo de oírlas tan cerca me había animado a susurrarle cosas. Estaba tan excitado que me apetecía decirle burradas.

- ¡Como me gusta follarte la boca! Me encanta que te pongas muy guarra para follarte por todos lados!

No sé si era morbo o nerviosismo pero parecía que me habían dado cuerda y no paraba de hablar.

- ¡Vamos perra! ¡Chupa, chupa! Que estás a punto de sacarme la leche ¡Te gusta mi leche, eh, cerda! ¡¡Te voy a llenar la boca con ella!!

Metí las manos por debajo y comencé a sobarle las tetas. Las amasaba, las apretaba y tiraba de los gordos pezones. Ella seguía chupando a la velocidad que le había marcado y mi cuerpo se tensó al sentir como llegaba el primer chorretón. Pude oír su garganta tragando cuando llegó el segundo y el tercero, supongo que salieron algunos más pero con menos cantidad… mi cabeza se quedaba atolondrada del gusto de correrme. Se lo intentó tragar todo aunque al final acabo rezumando entre sus rojos labios una leve cantidad. Mi cabeza estaba en dos sitios y el morbo y el nerviosismo se turnaban. Podía oír a mi madre y a mi tía, aunque no me llegaba con nitidez, y a la vez se mezclaba con las sonoras chupadas que me estaba dando tía Cándida, todo esto era algo nuevo para mí e intentaba asimilarlo aunque no podía, iba demasiado rápido.

Había sido mi primera corrida del día y tía Cándida parecía estar dispuesta a sacarme la segunda. Siguió chupando hasta dejar mi polla reluciente, además de mantenerla erguida. Levantó su mirada sin dejar de masajear con la mano y con sonrisa lasciva me preguntó.

- ¡¿No te gustaría follarme contra la pared mientras escuchas a Sole y a tu madre?!

Tía Cándida estaba dispuesta a introducir el morbo en mi mente, un aderezo más al traqueteo de mis hormonas. Para mi ese morbo real era nuevo, mi mente era morbosa pero tan solo en la imaginación, pero ahora estaba ocurriendo allí mismo. La ayudé a incorporarse y la puse contra la pared. Mi polla seguía en plena erección como un ariete a punto de derribar la puerta del castillo. La agarré con la mano y la orienté entre los húmedos labios genitales que asomaban entre sus bonitos muslos, y con una leve presión se introdujo hasta la mitad. El morbo se había apoderado de mi mente y mi madre apareció en mis depravados pensamientos. No pude evitar imaginar que era a ella a la que tenía contra esa pared blanca bañada por el sol, y comencé a bombear mi polla. El culo de tía Cándida se aplastaba contra la pared a cada una de mis embestidas y ella ahogaba sus gemidos aferrada a mi cuello.

- ¿Las oyes? ¡Están hablando de ti! Susurró con los labios pegados a mi oreja.

Yo las oía hablar aunque no percibía lo que decían, creo que tía Cándida tampoco podía entenderlas, pero sabía que eso era más condimento para la olla de morbo que hervía en mi cabeza. Puse mis manos bajo su culo y ella enroscó sus piernas en mi cuerpo. Se quedó en el aire, tan solo sujeta con la espalda contra la pared y comencé a bombear con más fuerza. Podía sentir sus jadeos contra mi oreja, eran unos jadeos sedientos de deseo y pasión. Mi polla entraba hasta el fondo de su vagina y volvía a salir como un pistón bien engrasado. Su culo se aplastaba contra la pared a cada empujón mientras mi mente divagaba mezclando a mi madre. A cada embestida aumentaba más el deseo de follarme a mi madre, podía verla en mis pensamientos con su delicioso cuerpo pegado al mío cómo había hecho en la playa a la vez que me repetía – Siiii! Siiii! ¡Más fuerte Pedrito! ¡Tú puedes atravesarme con tu polla hasta el estómago! Pero eso había sido la voz de tía Cándida que llenaba mi oído con sus deseos. Sus jadeos aumentaron y sentí como se corría a la vez que clavaba sus uñas en mi espalda. Seguí embistiendo y en pocos segundos volví a soltar una buena ración de semen. Mi mente estaba desquiciada y mi boca volvió a vomitar guarradas.

¡Toma perra! Tomaaa! ¡Te voy a llenar el coño de leche espesa! ¡Joder, te voy ya preñar, puta! Le grité en forma de susurro mientras me corría.

Solté una buena cantidad y comenzó a chorrear entre sus muslos.

- ¡Dios! ¡Qué corrida después de la corrida! ¡Cómo me gusta ver esa leche chorreando entre mis piernas! Me susurró con cara de satisfacción

- ¡Ufff! ¡Haces que me ponga como un toro cuando te follo!

- ¡Es lo que pretendo! Y que sepas… que me pone muy zorra que me digas todas esas guarradas. Me dijo con la lascivia dibujándose en su cara.

- Voy a limpiarme esta delicia, aunque me encantaría salir así y contárselo ¡Jajaja! Dijo riéndose y metiéndose en la cocina.



Secuencia 9 :) Un paseo con mi madre



Cuando entré en la cocina, tía Cándida ya se había subido a su habitación a cambiarse de bragas supongo, ya que las que llevaba se habían empapado de su corrida y de mi lefa. Salí por la puerta del salón al jardín con mi vaso de ron en la mano, apenas le había dado un trago. Mi madre y Soledad me recibieron sonrientes mirándome con ojos candorosos, me hubiera gustado leer sus pensamientos pero no tengo ese don como parecía tenerlo tía Cándida. Miré a mi madre y la vi esplendorosa, como siempre, y mi mente depravada volvió a pensar en cómo me gustaría follármela. Pensé que lo mejor sería refrescar cuerpo y mente, y solté el vaso y me metí en la piscina.

Tía Soledad se fue a la cocina a por bebidas y mi madre decidió darse un baño también. Se acercó al otro extremo donde estaba yo sumergido moviendo los brazos para mantener mi cuerpo flotando.

- ¿Por qué no me das vueltas como haces con tía Soledad? Me dijo con su deliciosa sonrisa.

- ¡Pues claro mamá!

Puse mi mano bajo su nuca y la otra en su baja espalda, cerca del bonito tanga que llevaba. Con suavidad comencé a moverla girando sobre mi propio cuerpo. Para mí era una sensación deliciosa, además de deseada y ella mantenía su sonrisa esplendida.

- ¡Ummm, que bien se está así!

- ¿Te gusta? Puedo ir más deprisa.

- ¡No, no! Así está muy bien, aunque se me hunde un poco el culo ¡Jajaja!

Ufff, eso me había puesto nervioso, tendría que bajar más la mano y ponérsela en el culo, aunque no sabía cómo reaccionaría. Decidí ponérsela bajo el culo, ¿qué podría pasar?, como mucho que me la quitara. La bajé lentamente hasta situar la palma con los dedos abiertos bajo el centro de su precioso culo. Fue una sensación deliciosa, estimulante, y sobre todo morbosa para mi mente calenturienta. Ya se lo había tocado bien en la playa, aunque allí con el tema de las olas era como más disimulado. Su respuesta a mi maniobra me reconfortó.

- ¡Jajaja! Así ya no se me hunde. Dijo divertida.

Ahora podía ver sus tetas, apenas tapadas por el pequeño sujetador del bikini, y también el centro de sus muslos, tan solo cubiertos con el triángulo de fina tela. Era una visión maravillosa que alimentaba todavía más el morbo de mi calenturienta mente. Pareció darse cuenta de cómo la miraba.

- ¿No crees que es muy pequeño el bikini? No sé cómo me he dejado convencer por tus tías.

- ¡Que va mamá! Te queda muy bien. Tienes un cuerpo estupendo para lucirlo.

- ¡¿De verdad te parece que estoy bien?!

- ¡No bien… estás estupenda!

- ¡Gracias hijo! Aunque venga de ti, necesito oír esas cosas. Últimamente tu padre no me hace mucho caso y estos halagos siempre vienen bien a una mujer.

No pude evitar darle un apretón en su hermoso culo a la vez que decía sin pensar.

- ¡Pues no sabe lo que se pierde!

Mi madre se incorporó de un impulso y se abrazó a mí dándome un cálido beso en la boca sin que yo le dejase de volver a presionar con mis dedos sus nalgas.

- ¡No te imaginas lo bien que me sienta oír estas cosas! Susurró a mi oído mientras sentía como sus tetas se aplastaba contra mi pecho y su culo en mi mano.

Me puse algo nervioso, mi tía no había salido y estábamos solos. Por mi cabeza corrió el impulso de volver besarla en los labios y meterle la lengua, pude reprimirlo y tan solo le besé ligeramente sobre sus labios sin lengua, pero fue un beso lascivo del que manaba el deseo. Noté como se apretaba aún más contra mí y la volví a besar, aunque ahora fue más largo e impregnado con la misma lascivia que el primero… noté su lengua entrar.

- ¡Gracias por tu cariño, cielo! Me dijo respondiendo con el mismo tipo de beso. - Me han dicho las tías que hay un sendero que acaba en un acantilado con vistas muy bonitas al mar. ¿Te apetece darte un paseo conmigo?

- ¡Estaré encantado! Contesté sin dudarlo.

Los besos que nos habíamos dado me habían hecho soñar, y ahora me pedía dar un paseo como dos enamorados. Pensé que era un momento decisivo en la relación que tenía con mi madre y mi mente se nubló llenándose de pensamientos de todo tipo, bueno, más bien del tipo erótico y sexual.

Salimos del agua y nos secamos un poco con las toallas tendidas. Mi madre se puso una de las batas que se ha había comprado, del estilo a las de mis tías y yo me puse la camiseta. En ese momento salía Soledad con una bandeja con bebidas.

- Soledad, me voy con Pedrito a dar un paseo por el sendero que me dijiste. A ver si es tan bonito como me habéis contado. Dijo mi madre.

- ¡Es preciso! Sobre todo a estas horas que está el sol a punto de ponerse. Ya veréis como os gusta. Contestó Soledad.

- Son unos diez minutos hasta llegar al acantilado y seguro que llegáis a tiempo a la puesta de sol. Añadió con una gran sonrisa.

Mi madre se calzó unas sandalias con cierto tacón que la hacían más esbelta, yo me puse los náuticos de siempre y salimos de la casa. Caminamos unos cincuenta metros por la carretera que bordea la colina y desde allí salía el sendero. Mi madre me agarró de la mano y caminamos entre los árboles. Era bastante frondoso y se oían los trinos de los pájaros como música de fondo.

- ¡Qué bonito que esto, verdad! Me dijo pasando su mano por mi cintura.

- ¡Pues si! La verdad es que parece un bosque y no se ve a nadie. Contesté a la vez que le ponía mi brazo sobre sus hombros instintivamente.

- ¡Gracias por acompañarme! Me dijo con cierta tristeza.

- ¡Nada de gracias! Estoy encantado.

- Es que me siento algo sola y tu compañía me consuela mucho… ni te imaginas

- ¿Por qué dices que te sientes sola? Nos tienes a todos nosotros.

- Tengo que contarte algo. Como sabes, tu padre apenas está en casa y cuando viene, casi ni hablamos… nuestra relación se ha ido enfriando con el tiempo.

Apoyo la cabeza sobre mi hombro mientras caminábamos con lentitud, y sentí que me iba a contar algo muy íntimo. Decidí no decir nada y dejar que hablara.

- Llevamos dos años que no tenemos contacto físico. Cuando está en casa dormimos en la misma cama pero ni siquiera nos miramos, tan solo un beso de buenas noches y se apaga la luz… ya ni recuerdo como era sentirlo dentro de mí, ¡¿Me entiendes?! Y una es mujer con necesidades, antes que otra cosa.

En ese momento le di un beso tierno en su cabeza que reposaba sobre mi hombro y sentí como su brazo se aferraba más fuerte a mi cintura. Volví a besarla en la cabeza y la movió para mirarme a los ojos. Nos detuvimos y de una forma instintiva y nuestros labios se acercaron con lentitud hasta juntarse, esta vez de manera consciente del deseo sexual que manaba entre los dos. Fue un beso suave, sin lengua, y relativamente largo. Despegamos los labios y nos volvimos a mirar con intensidad. Pasaron unos segundos que se me hicieron eternos hasta que volvimos a juntar nuestros labios, ahora el beso fue más intenso y las lenguas salieron para enroscarse y fundirse en nuestras bocas. Sus brazos subieron a mi cuello y los míos bajaron a su cintura, mis manos buscaron su cuerpo tocando su deliciosa carne a través de la fina tela y bajaron lentamente hasta su maravilloso culo. Lo sentí entre mis dedos, lo sobé y lo apreté mientras mi mente viajaba en una blanca nube a través de un cielo de azul intenso. Ella se pegó más a mi cuerpo y puse sentir el roce de su pelvis contra mi miembro que comenzaba a coger dureza. No sé el tiempo que pasó, pero me pareció infinito.

- ¡Vamos a seguir que quiero ver esa puesta de sol! Dijo al despegar los labios.

Continuamos caminando agarrados sin decir nada hasta llegar donde acababa el sendero. Había una zona de hierba cercana al borde y nos sentamos mirando al mar. El sol comenzaba a tornarse rojo y las crestas de las olas desprendían destellos brillantes. Me senté con las piernas abiertas y ella se sentó delante de mí apoyando su espalda sobre mi pecho. Rodeé su cintura con mis brazos apoyando las manos sobre su vientre, dejando que sus grandes tetas se posaran en mis brazos… ella a la vez puso sus manos sobre las mías apretándolas contra su cuerpo.

- ¡Que atardecer más precioso! Dijo mi madre.

- ¡Es delicioso! Sobre todo estando a tu lado. Contesté sintiendo que la frase emanaba deseo. – ¡¡Eres la mujer más importante de mi vida, mamá!!

Ella apretó con más fuerza sus manos contra las mías, entrelazó sus dedos con los míos, que tenía mis manos cogidas con las suyas, tiró de ellas para ponérmelas sobre sus tetas. Un latigazo recorrió todo mi cuerpo al notar la dureza de sus pezones empitonados, eso que tanto había anhelado ahora me lo estaba ofreciendo ella. Fue un momento delicioso sentir como apretaba mis manos contra sus deliciosas tetas. Mi polla dio un respingo en un intento de enderezarse aunque no obedecía a mis esfuerzos para evitarlo. Soltó mis manos para dejar que yo las moviera y así lo hice. Comencé a sobarle las tetas lentamente sobre la tela, podía sentir sus pezones, esos pezones grandes que poseía toda la familia. Noté como cogían consistencia y se endurecían a la vez que ella emitía un largo suspiro de placer, al tiempo que me pegaba más para que notara le dureza consistente de mi verga rígida.

Mis hormonas eran un hervidero de hormigas recorriendo todo mi cuerpo y no dude en remangar su fina camisola veraniega descubriendo sus tetas, apenas tapadas por el pequeño sujetador del bikini. Volví a sobarlas y a tocar sus pezones con las yemas de mis dedos. Ella torció levemente la cabeza ofreciéndome su cuello que no dude en besarlo. Se ladeo un poco y yo en un alarde de contorsionista, me amorré a su teta.

Mi lengua lo recorrió dejando un rastro de saliva a la vez que bajaba la tela del bikini para descubrir los pezones. Los miré por encima de su hombro a la vez que los palpaba con los dedos. Podía ver sus piernas estiradas y el pequeño triángulo del bikini tapando el centro de sus muslos, en donde se marcaban sus labios genitales abultados y carnosos… mi madre también tiene una vulva depilada natural. Me entraron unas ganas incontroladas de tocarlo y bajé una de mis manos por su vientre, acaricié la parte alta de su zona púbica, justo al borde de la tela del tanga, y ella se abrió levemente de piernas.

Lo intérprete como una señal para que siguiera, y así lo hice. Pasé los dedos sobre el pequeño triángulo y sentí los abultados labios. El cuerpo de mi madre dio un suave estertor a la vez que su boca emitía un largo suspiro de placer. Mis dedos continuaron acariciando sobre la tela mientras notaba como su cuerpo se iba estremeciendo a cada roce. Ya no podía parar, mi mente calenturienta y salida ya solo pensaba en follarme a la madura de mi madre… ¡Había soñado tantas veces follarme a mi deliciosa madre!

Metí los dedos bajo la tela y acaricié el pequeño mechón suave de vello púbico que le adornaba sobre el alucinante capuchón clitoriano…, luego sentí la textura de su coño, su humedad y calor, el roce de los carnosos labios vaginales prohibidos. Todo me llevaba al límite de mi excitación… aquello era el sueño de todo Edipo que se apreciase de serlo.

- Ahhh! Siii! Siii!

Jamás imaginé que pudiera llegar a acariciar el coño de mi madre, mucho menos de esa manera tan lujuriosa y lasciva. Me notaba dominante ante la mujer que se suponía por encima de mí en la complacencia de mis actos…. Gimió mientras todo su cuerpo se removía buscando más mis dedos. Penetré con uno, sintiendo la intensa humedad que ya manaba de su interior mientras sobaba sus tetas con la otra mano. Penetré mi dedo hasta meterlo completamente y lo giré en el interior chasqueando en su gelatinosa vagina encharcada. Lo saqué para buscar el clítoris y me sorprendí al sentir lo grande que es. Jugué con él con las yemas de mis dedos y a los pocos segundos oí sus gemidos.

- Ahhh! Ahhh! Diosss! Sigue! Sigue! Ahhhh!

Giró más su cabeza buscando mi boca y devoró con un beso intenso y lascivo mientras la masturbaba…mis dedos pasaban de su clítoris a su conducto para follármelo con dos dedos, ella con los suyos me abría los carnosos labios vaginales, para que encontrase sus clítoris, luego me sobaba la polla y me dejó que yo me encargase del coño, de sus labios, de follarles el agujero vaginal y de frotarle la pepita, que le había puesto muy dura. Observé su coño y me quedé alucinado de lo húmedo que lo tenía, el calor que emanaba era tremendo y su clítoris sobresalía desafiante para que le diera un buen castigo con mis dedos…. La tortura duró unos cinco o seis minutos, el tiempo voló al sentirla como se corría temblando notoriamente, sus manos me apretaban clavándome las uñas, mientras que su coño empapó mis dedos notoriamente con una gran cantidad flujo. Se retorció y me besó con pasión… mordió mis labios hasta que dejó de temblar.

- ¡Ufff! ¡¡Qué delicia de orgasmo me has dado, hijo! ¡No sabes cuánto lo necesitaba! ¡Joder nene, me has dejado muerta de gusto! Susurró mirando de nuevo al sol que comenzaba a esconderse.

Quise entender mejor lo que me decía y pregunte abiertamente.

- ¿No te masturbas?

- Si, pero no es igual. Tus dedos están llenos de vida y esa vida me ha dado un gozo especial… ¡Necesito que me dé placer un hombre! ¡¿Lo comprendes?!

La notaba feliz y su cara expresaba una gran satisfacción, ahora el problema lo tenía yo, mi polla estaba más dura que el tronco de una encina y no tenía pinta de ablandarse.

- ¡No sé qué pensaras de mí, pero me he sentido muy feliz corriéndome!

- Pero mamá, ¡Yo estoy encantado de haberte hecho feliz! Y lo haría las veces que hiciera falta… Tocarte ha sido lo más excitante que me ha pasado en mi vida… ¡¿No te imaginas las veces que he pensado en algo así?!

Dije en un ataque de cínica generosidad, pues yo sí que estaba pletórico. Se movió para sentarse a mi lado derecho y noté como su culo rozaba mi duro miembro al moverse. Me volvió a besar los labios de forma cálida e intensa con la felicidad dibujada en su cara. Bajó la mirada y vio como se abultaba mi bañador. Retornó su mirada a mis ojos y pude ver esa mirada felina que solía ofrecerme tía Cándida.

- ¡Creo que no podemos irnos con esto así! Creo justo devolverte el placer que me has regalado… Dijo poniendo su pequeña mano sobre mi bañador.

Tiro de la tela con suma facilidad, y mi polla saltó como un resorte tras un poco de esfuerzo de trabarse en el pantalón.

- ¡Ufff! ¡Madre mía! ¡Cómo está mi niño! No imaginé que te hubiera crecido tanto desde la última vez que te vi desnudo… ¡Ya eres todo un hombre, mi amor! Dijo abriendo aún más sus bonitos ojos.

Abrió la mano y enroscó los finos y largos dedos sobre la dura carne rígida. Tenía las venas hinchadas bombeando sangre a gran presión, y el capullo coronaba mi erguida verga deslumbrante, tersa y henchida. Su delicada mano hizo subir y bajar el terso y estirado prepucio que envolvía mi polla y sentí una sensación deliciosa. Miré al sol, que tan solo se veía ya su mitad de un rojo intenso cayendo en el largo horizonte del mar. No quise mirar hacia abajo, tan solo sentir sus labios cuando se posaron sobre mi capullo abrazándolo cálidamente.

- ¡Qué sabor más delicioso tiene, mi vida!

Su lengua lo envolvió con una gran lamida por todo el contorno haciendo que mi cuerpo se estremeciera electrificando el sensible glande. Se había inclinado sobre mi regazo y puse la mano sobre su espalda para acariciarla. Comenzó a succionar con delicadeza hasta hacer que media polla se introdujera en su cálida boca… bajé la mano lentamente hasta llegar a su culo. Levanté la camisola y lo dejé al aire, deleitando mi vista viendo cómo se movía al ritmo de sus inclinaciones. Me sublimaban las chupadas intensas con succiones que me daban estertores incontrolables, y ver su ancho culo con sus nalgas abiertas por la gran raja que las jalonaban.

Lo sobé de una parte a otra sintiendo todo su contorno bajo mis dedos, tan solo cubierto por la fina tira del tanga. Sus chupadas aumentaron haciéndose más sonoras para el deleite de mis oídos. Noté como su otra mano se metía bajo mis huevos sobándolos con delicadeza, sosteniéndolos y apretándolos a modo de escurrirlos… me los estaba sugestionando de manera brutal. Notaba mi polla plenamente endurecida y tersa con la sensación de que iba a reventar. Bajé con mi dedo hasta el centro de su culo. Comencé a pasar la punta del dedo por el comienzo de su esfínter sintiendo esa delicada piel.

Cambió su posición de sentada hasta ponerse de cuclillas, facilitándome el manoseo sobre su culo y su coño…, lo entendí como una señal de aceptación a mi manoseo. Contemplé la escena deleitándome en ella, algo que soñaba hace tiempo y que comenzaba a cumplirse. Sus chupadas se hicieron más profundas y pude sentir mi glande penetrando en su garganta, y aun le quedaba un tercio de verga por entrar. Cerré los ojos y penetré con la punta de mi dedo en su esfínter varias veces hasta notar cómo se abría el estrellado ano ceñido. Aumentó el ritmo de sus chupadas provocando que todo mi cuerpo se tensara. Impulsivamente le di un par de azotes sobre la carne dura y tersa del culo.

- ¡Me voy a correr mamá! ¡Joder, que me voy a correrrr!

Mi aviso, lejos de ser atendido para que se separase y me pajease y me corriese fuera, ella lo deseaba tragar, lo entendí de esa manera cuando ella se la metió más adentro y las chupadas se hicieron más fuertes. Sentir sus labios más prensados contra mi polla…. Jadee al sentir como llegaba una bocanada de semen recorría el interior de mi polla. Le di un manotazo en su nalga, fue algo instintivo, como un último aviso para que supiera lo que iba a suceder… pero continuó mamando con más dedicación, la deseaba toda.

La leche salto como una ráfaga en su boca, y para mi deleite comenzó a tragar sin dejar de chupar, no me creía lo que estaba sucediendo, no tuve que forzarla a tragase mi leche y eso me complacía sobremanera. Después llegó otro, y otro chorro de lefa espesa, y su maravillosa boca seguía tragando y chupando al mismo ritmo, acumulando esperma que salía directo de mis huevos a su boca. Noté varios estertores en mi cuerpo hasta que salió la última ráfaga de leche, las chupadas amainaron haciéndose cada vez más lentas hasta que cesaron. Sacó la polla de su boca y levantó la cabeza para mirarme mientras me enseñaba todo el contenido que le había vaciado… con una sonrisa cerró la boca y se tragó todo el contenido, luego se relamía los labios a modo de quien se ha comido algo delicioso y dulce.

- ¿Te ha gustado, hijo? Me dijo con una sonrisa encantadora.

- ¡Me ha encantado mamá! Ha sido delicioso e increíble

Cambió su sonrisa poniéndola muy pícara.

- ¡Sabes una cosa mi amor! Tienes una polla riquísima, una leche deliciosa y esos azotes en el culo me han gustado ¡Nunca me los habían dado teniendo sexo y me han encantado!

- ¡¡Para la próxima vez no se me olvidará dártelos!!

Me sujetó las mejillas con las dos manos y me besó en los labios con el sabor de mi semen. Cuando se separó vi en su cara, dibujado el entusiasmo aderezado con la felicidad.

- ¡Ufff, ha sido genial! Gracias hijo mío… me has hecho muy feliz compartiendo este momento conmigo… ¡Creo que habrá que repetir en algún sitio más cómodo, si lo deseas! ¡¡Estoy dispuesta a llegar a algo más…!!

Creo que desearlo era poco, más bien lo ansiaba.

- ¡Claro mamá…lo estoy deseando ya! Contesté con más entusiasmo que ella.





Secuencia 10 :) Una copa en el pueblo



Mi madre y yo nos levantamos y nos fuimos agarrados mirándonos y sonriendo hasta llegar a casa, le miraba la boca, y aun no me podía imaginar que sus labios mamaron mi polla y se impregnaron de mi leche… y que se la bebiera entera, eche un vistazo a su barriga y me dije que ahí debía de estar mi lefa, en su estómago… me preguntaba si la propuesta que me dejó caer al final iría en serio, de ser así ese semen la llenaría un poco más abajo en su vientre, en su útero. Si acariciar su coño había sido un viaje alucinante, no me figuraba como sería navegar con mi verga en el interior de su vagina profunda, y eyacular dentro de ella, todo el arsenal que producen mis huevos.

Durante la cena nos lanzamos miradas cómplices, incluso diría que lascivas pero escondidas para que el resto no se diera cuenta.

Después de recoger los platos mi hermana se empeñó en ir al pueblo a tomar una copa, yo no quería pero mi madre acabó convenciendo me para que la acompañara. Me dio las llaves del coche y un beso en la mejilla.

- Venga hijo, os vendrá bien tomar una copa rodeados de gente. Creo que estáis empezando a llevaros bien y necesitáis hablar más.

Ya no pude negarme y nos vestimos para bajar al pueblo. Ella se puso un vestido corto con un poco de vuelo y yo unos pantalones cortos y una camiseta. Aparqué el coche en el paseo de la palta que a esas horas estaba privación. El paseo marítimo, donde había algunos bares estaba a unos doscientos metros y nos dirigimos hasta esa zona de luces. Después de dar un paseo por la zona de bares decidimos entrar en el que más gente había, aunque no era mucha. La música estaba alta y nos sentamos en un rincón donde la luz era más tenue y el sonido no era tan fuerte. Pedimos unas copas y una chica de unos treinta años nos las sirvió con una amplia sonrisa. Me miró inquisitivamente.

¡Si necesitáis algo más me llamáis! Estaré muy atenta.

Se marchó y mi hermana se puso a reír.

- ¡Joder, acabamos de entrar y ya te han tirado los tejos!

- ¡Que va, tan solo ha sido amable!

- ¡Creo que sí le pides el teléfono no dudará en dártelo!

- ¡Anda, déjalo! Acabe diciendo.

- Ya me he dado cuenta que tienes mucho éxito con las mujeres, sobre todo con las de cierta edad…

- ¡Te he dicho que lo dejes!

- Ahora no hablo de la camarera, hablo de tía Cándida.

- ¿Y que tiene ella que ver en esto?

- En esto nada, tan solo he visto como te la follabas. Dijo con sonrisa perversa y continuó.

- A sí que ahora ya son las dos, me hablaste de tía Soledad pero no me dijiste nada de tía Cándida.

- ¡No me lo preguntaste!

- ¡Que cabrón que eres! Dijo con enfado.

- ¿Por qué? Han sido ellas las que me lo han pedido. Yo tan solo las he complacido. Dije con algo de irritación

Mi hermana parecía enfadada, aunque yo no entendía cual era el motivo. Tomo un sorbo de su copa y me miró a los ojos.

- ¿Qué te pasa? ¡No entiendo por qué te pones así!

- A veces me parece que no has crecido, tan solo tu cuerpo se ha hecho grande.

Cada palabra suya me descolocaba más, di un buen trago a mi copa y me puse a mirar a una pareja que se había puesto a bailar. Al cabo de un rato mi hermana volvió a hablar, pero ahora ya no parecía enfadada.

- ¡Lo siento Pedrito! Creo que me he pasado y tú no tienes la culpa. Puso una mano en mi pierna y acercó su cara más a la mía para bajar el tono de su voz – Se que no lo entiendes, pero estoy enfadada conmigo misma. Creo que me ha afectado la ruptura con Luis, y esta tarde cuando he visto como te follabas a la tía Cándida, y como disfrutaba, he sentido envidia. ¡En ese momento me hubiera gustado ser ella y sentir lo que ella sentía!

Se acercó más a mi cara y me besó en la mejilla. Fue un beso tierno y cálido que apenas noté pues no paraba de darle vueltas a todo lo que me había dicho. Le pregunté lo primero que se me pasó por la cabeza.

- ¿Y cómo nos has visto? Creía que estábamos bien resguardados.

- No me apetecía salir a la piscina y me fui al jardín de la entrada. Pensé que allí no iría nadie y podría estar sola. Mientras paseaba entre los arbustos oí murmullos y me asomé escondida tras uno de los matorrales. Tenías a tía Cándida contra la pared y vi como la embestías, ¡Y pensé que a mí nunca me habían follado así… con tanta intensidad y ganas!

Mi hermana puso una mano en mi mejilla y me giró la cabeza hacia ella, no me dio tiempo nada más que a sentir como se posaban sus labios sobre los míos. Noté su lengua penetrar en mi boca y me deje llevar. Puse una mano en su cintura y la atraje hacia mí, nuestros cuerpos se pegaron y el beso se hizo largo y lascivo.

Nunca hubiera pensado que besar a mi hermana me gustara, pero realmente me estaba gustando y no solo eso, realmente estaba disfrutando de ese beso. Cuando separamos los labios nos miramos en la penumbra del rincón donde nos habíamos sentado. El juego de luces del local emitía ráfagas intermitentes que a veces iluminaba nuestras caras y los dos vimos el brillo que desprendían nuestros ojos. Volvimos a juntar los labios y ahora la lascivia envolvió nuestros cuerpos.

Rodeé sus hombros con un brazo, y con la otra mano busqué sus tetas mientras ella escudriñó con su mano entre mis piernas hasta encontrar el abultamiento de mi pantalón. Como os he dicho, mi hermana tenía menos tetas que las maduras de mi madre y mis tías, pero eran perfectas… sus pezones son grandes como las del resto de mujeres de la familia. El vestido era bastante fino y parecía que no se había puesto sujetador pues podía sentirlos con mis dedos como si estuvieran al aire.

Sabía que se ponía bastante caliente tocándoselos, ya lo había comprobado en la terraza, y volví a notarlo de nuevo. El roce de mis dedos hizo que su cuerpo se retorciera levemente y noté como su boca me devoraba con ferocidad. Despegó de nuevo sus labios de los míos para decirme…

¡¡Qué caliente me pones, cabrón!! A la vez que me apretaba la polla por encima del pantalón. Me sentí alagado e intente hacerle una gracia.

- Me gusta más “cabrón” que “Pedrito”

Soltó una carcajada que quedó atenuada por el ruido de la música. Me desenganchó para coger su vaso y darle un buen trago sin dejar de sobarme la polla con la otra mano.

- ¡Pues a partir de ahora serás mi cabrón! Dijo soltando otra carcajada.

- ¿Te gusta que te toque la polla bajo la mesa?

- No te voy a decir que no, tiene su morbo.

- ¡Pues te la pienso estar sobando hasta que terminemos las copas! La tienes muy grande y eso me pone la pepita dura y el coño mojado como a una puta.

Me vine arriba y le contesté sin cortarme.

- ¡Sí haces eso, no me aguantaré y tendré que follarte cuando salgamos!

Pero ella se vino más arriba aún.

- ¡Eso espero, cabrón! ¡Y además que sean varias veces! ¡¡Ni te imaginas como tengo el coño de tragón con dos semanas de abstinencia!! Me replicó con la lujuria dibujada en su cara.

Su respuesta me dejó sin palabras y debí de quedarme con sonrisa de bobo pues volvió al ataque…

- ¡¿Crees que podrás echarme más de un polvo sin sacarla…, cabroncete?!

- ¡¿Que si podré?! ¡¡Te voy a reventar a pollazos si te pones bien puta!! Le dije intentando dominar la situación.

Volvió a soltar otra carcajada y me atornillo con otro beso caliente y lascivo ahogándome con su lengua metida en mi paladar y apretándome los huevos.

- ¡A ver si eres capaz de llenarme en una sola sesión tantas como mi ex! ¡¡Luis tiene el récord de echarme tres polvos en menos de dos horas!! Volvió a retarme apretando de nuevo mi polla a la vez que clavaba sus ojos en los míos, como los clava un felino en su presa.

Tuvimos una buena conexión mental porque sin decirnos nada apuramos los vasos y salimos del bar. Era una noche bastante cálida, pero el calor de nuestros cuerpos superaba con creces la temperatura ambiente… sobre todo por el morbo de poder follarme a mi propia hermana “¡¿Cuántos tíos podrían decir lo mismo de sus hermanas?!”. Nos fuimos alejando de las luces hasta llegar al coche, donde tan solo la luna en cuarto menguante, apenas iluminaba nuestros cuerpos. No se veía a nadie cuando entramos y antes de arrancar nos besamos de nuevo. Cada beso que nos dábamos provocaba un torrente de lujuria recorriendo nuestros cuerpos, y busqué con mis manos el cuerpo de mi hermana a la vez que sus manos buscaban el mío.

No nos conocíamos, y yo vivía en un mundo paralelo con la buenorra de Sonia, un sueño o una fantasía a punto de realizarse… pensaba que en cualquier momento se reiría en mi cara diciéndome que todo era una broma. Palpé de nuevo sus abigarradas tetas para aferrarme a la realidad, mientras con la otra mano sobaba sus potentes muslos. Los abrió de inmediato al sentir mi mano y avancé con ansiedad hasta tocar su abultada vulva sobre sus bragas. Me sorprendió que ya estuvieran mojadas pero eso no impidió que buscara bajo ellas el tacto de su coño caliente. Sentí los carnosos labios genitales mojados, como sus bragas, y esa sensación produjo palpitaciones en mi polla que mi hermana pudo sentir al rodearla con su mano.

Ya me la había sacado del bañador y la sobaba con la misma ansiedad que sentía yo. Bajó los tirantes de su vestido con la otra mano para ofrecerme sus grandes y duros pezones que aparecieron erguidos rodeados de una preciosa areola marrón. En ese momento la miraba a los ojos y pude ver el deseo desbordante que manaba de ellos… entonces supe que aquello iba en serio y no se reiría de mí ¡Deseaba follar conmigo!

Comencé a chupárselos, primero uno, después el otro, los metía en mi boca y los succionaba con fuerza como si fuera a sacarles leche. Ya me había hecho saber cómo le gustaba que se los chuparan el día anterior en la terraza, esa explicación no había sido por casualidad, y no dude en demostrarle que había tomado buenas notas.

Siiii! Así! Asiiii!

Afirmó ella al sentir las potentes chupadas. Mis dedos ya habían penetrado entre sus labios genitales y los movía con suavidad en el interior de la vagina. Comencé a mordisquearle los pezones y sentí sus gemidos mientras se agarraba a mi cabeza… el tacto de sus pliegues internos, acariciando las paredes vaginales, me sublimaban

Diosss! Espera, nene! Espera! ¡Vamos al asiento de atrás!

Me dijo sin darme opciones. Con rapidez salimos del coche y volvimos a entrar a la zona trasera, dejó que me sentara en el centro y tiro de mi bañador hasta sacármelo por los pies, después hizo lo mismo con mi camiseta sacándome por la cabeza. Ella subió su vestido hasta la cintura y se montó encima de mis piernas clavando sus rodillas en el asiento. Noté como mi polla se aplastaba entre sus muslos contra su coño, mientras sujetaba mi cara para besarme de nuevo. Sus besos eran deliciosos, sensuales, lascivos y húmedos, y cada vez me gustaban más… ¡¡Me iba a follar a mi hermana a pelo!! Mientras lo hacía, bajo sus manos buscando mi polla y la colocó entre los labios de su mojado coño, abrió la boca mostrándome la sensación de placer y me miró a los ojos con intensidad mientras flexionaba las rodillas haciendo que la estaca penetrara en su suave coño. Dio un largo suspiro mientras lo hacía hasta que la sintió toda dentro.

- ¡Ufff! Que ganas tenía de sentir tu polla, cabronazo! Me susurró con mirada felina y una mueca lujuriosa.

- ¿Desde que me viste con las tías…?

- ¡Qué va! Mucho antes… incluso antes de verte soltar aquel montón de leche en la paja que te hiciste delante de mí… la de después fue mucho mejor como ya sabes.



*******************



Recuerdo aquel día cuando me pilló por primera vez haciéndome una paja en mi cama… digo la primera vez porque es lo que creo sin estar en lo cierto… ella entró de improviso, nos quedamos mirando, como ella no se marchaba, yo continué hasta eyaculé unos buenos chorros de leche. Sin embargo la mejor paja no fue esa, sino la que nos hicimos juntos unos días después… y pienso ahora, que nada de lo que ocurrió fue casual.

Antes de contaros como fue esa vertiginosa segunda vez que me hice una paja delante de mi hermana con final feliz, os describiré un poco como somos… Yo no tengo unos músculos apabullantes, decir que sí que estoy bastante bien proporcionado pero sin estar fibroso, debido a que hago bastante natación…, no soy un adonis. Tengo la piel morena y los ojos azueles, y bueno aunque suene mal tengo cierto éxito con las féminas sin ser guapo solo por la mirada… tal vez tenga cierto atractivo por ello.

Mi madre nos tuvo a mí y a mi hermana bastante joven, sin embargo no le afectó en nada en su cuerpo, genética familiar sin duda, el cual mantiene incluso en la actualidad con 40 años, al igual que sus hermanas… mis tías Soledad y Cándida, todas en una línea perfecta dentro de su madurez. Todas poseen con unas tetas que sin ser muy grandes, si lo son lo bastante como para que te cueste cogerlas completamente con una mano, vamos para resumir… que te puedes hacer una cubana perfectamente con ellos, más con los de mi tía Cándida, que es quien más tetas tiene. Mamá es rubia como casi todas de su familia, de ojos azules y desde siempre lleva melena hasta un poco por debajo de los hombros.

Mi hermana es un bomboncito de verdad… si bien mi madre esta buena y es muy guapa, mi hermana, bueno solo con una foto podríais entenderme. Desde siempre he dicho en casa, que mi hermana se ha desaprovechado en cuanto a trabajo/futuro, porque realmente podría haber sido actriz o mejor modelo, porque en cuanto hiciera un casting os aseguro que no pasa desapercibida. Actualmente está con estudios de filología inglesa y alemana. Bueno como iba diciendo, aunque no se pueda explicar bien, intentaré que os hagáis una idea. De cuerpo es "perfecta", en cuanto a sus pechos son muy parecidos a los de mi madre de un tamaño menor, mientras que los de mi madre tienen caída por su peso, los de Sonia son desafiantes a la gravedad, sin embargo los pezones son iguales. Para rematar, deciros que tiene una melena completamente rubia platino brillante, que le llega a media espalda con ojos verdosos y una cara de porcelana que realmente parece una princesita inocente de Disney… Pienso que el ser tan espectacular y de creérselo ha hecho que me castigue desde bien pequeño, y más durante mi adolescencia, abusando de mí y riéndose de mi estado de salido permanente.

Después de haberos comentado cómo es mi hermana, como comprenderéis que casi siempre me masturbaba pensando en ella y eso que después de terminar me sentaba algo mal, no sé cómo definirlo, porque me daba cosa utilizarla de esa manera, pese a que se portaba tirana conmigo… la típica hermana con la que estás siempre peleando. A veces me daba vergüenza mirarle a los ojos directamente, sabiendo todas las fantasías que había tenido en mi imaginación con ella, también me ocurría con mi madre.

La cuestión es que mis padres ese día se habían ido a la casa que mis tías tienen en la playa… y tanto yo como mi hermana les dijimos que preferíamos no ir y que ya comeríamos algo en la casa.

Desde por la mañana, había estado viendo tanto a mi madre como a mi hermana en ropa íntima por la casa, y bueno ya os digo que quizás a vosotros, que leéis, no os parezca normal, no sé, pero vamos solo os puedo decir que solía estar en estado empalmado todo el día viéndolas, y lo peor es que con un pantalón corto deportivo solo, tengo que estar ocultando mi "bulto" todo el día como puedo, por lo que cuando mi hermana me dijo de ir a la piscina comunitaria, le dije que fuera ella sola, que prefería ponerme a jugar a la "súper nintendo", pero lo que realmente quería era quedarme solo para poderme una paja a gusto y si pudiera ser dos veces seguidas mejor, porque el tema de estar empalmado allí todo el día, excitado de ver a mi madre y a mi hermana con poca ropa, era un problema gordo y más cuando con el calor yo solo solía llevar un pantalón tipo. Con todo ese panorama, mi media era de entre cuatro a seis pajas diarias, y mi récord, nueve en un solo día desde la mañana a la noche.

Mi hermana entonces decidió irse a la piscina de la comunidad de vecinos, y bueno qué deciros…, ella llevaba un bañador negro de cuerpo entero que dejaba solo la espalda descubierta, ya sabéis, al estar tan ajustado, no podía parar de mirarle a las tetas y al culo, eso sí, siempre muy preocupado de que ella no se diera cuenta. En cuanto salió por la puerta, fui a mi cuarto y cogí el disco duro lleno de pelis porno, que siempre escondía al fondo de mi cajón desastre, y la puse en el USB de la tele de mi dormitorio.

Al poco de poner la película me puse a masturbarme, pensando en mi hermana elegí una de “Mia Malkova” por el gran parecido. El método que usaba entonces para masturbarme, era ponerme sentado con la espalda en pegada al cabezal de la cama con la almohada en los riñones, mientras veía la película, ponía mis dos manos alrededor de la polla, y las apretaba, después, sacaba la polla de las manos y las unía un poco más sin la verga dentro, con lo que me aseguraba que cuando fuera a presionar estuviera muy estrecho y me costara meterla, y después cuando ya la tenía entre las manos, empezaba a subir y bajar mis caderas como si me follara un coñito apretado, (sin mover las manos solo mis caderas), a la vez que miraba la película e intentando seguir el ritmo que seguían los actores, eso sí, sin mirar mucho la cara de la actriz, para imaginarme que a quien me estaba follando era a mi madre o a mi hermana, aunque en este caso como ya digo la fantasía era con mi hermana por el parecido con la actriz escogida.

A todo esto, mi hermana que estaba de camino a la piscina, se dio la vuelta para coger dinero tras pensar en traer unos helados para el almuerzo, porque hacía mucho calor, la cuestión es que como pensaba que yo iba a estar jugando a la súper nintendo en la sala de estar, tras entrar en el jardín de la casa y no verme allí, en vez de irse a la puerta principal, se fue a la ventana de mi cuarto que da a la parte de atrás. Allí cuando llegó abrió la cortina de la ventana desde fuera, para pedirme dinero… me encontró masturbándome de la manera que os he dicho, y para colmo diciendo entrecortadamente, mientras follaba a mis manos, "guarradas" sobre ella…"¿Sonia te gusta cómo te folla tu hermanito?" "Sonitaaa! como me gusta sentir tu coñito apretado" entre otras cosas, entonces ella emitió un "¡Qué!" como medio gritando desconcertada y se fue de la ventana. Inmediatamente al darme cuenta de lo que había pasado fui corriendo a la puerta principal, aterrorizado y avergonzado, de que fuera a contárselo a mis padres, y allí la encontré esperando.

Como ya os digo la situación además de extraña era aun peor, porque yo estaba a mil con la polla totalmente empalmada debajo del pantalón, y encima la tenía enfrente de mí con ese cuerpazo, esas tetas, y como ya os digo esa carita que Sonia tiene y lo que es peor, me excitó mucho más, al ver que lo primero que miró cuando abrí la puerta, fue al bulto de mi polla, sabiendo que mi hermana sabía que yo había estado pensando en que me la follaba para ponerme así de excitado.

Entonces me puse a intentar calmarla…

- Sonia, perdona por lo que has visto, pero es que después de tantos días viendo mujeres en biquini por la piscina, como comprenderás uno no es de piedra y necesitaba masturbarme.

- Si claro, pero es que estabas diciendo mi nombre mientras lo hacías, a saber en que estabas pensando entonces….

- Bueno, tú sabes en quien estaba pensando, pero es normal fantasear en cosas mientras te masturbas… solo son fantasías.

- Si pero yo soy tu hermana, como voy a seguir pasando por casa como lo hago en ropa interior o en bañador sabiendo en lo que piensas mientras me ves.

Todo esto me lo decía de forma muy dulce y calmada, no lo entendía porque debía de estar enfadada y no lo estaba…, si dije que parecía muy inocente es por cosas como estas, en la que aun después de lo que había visto, mantenía la calma, y esto aun me ponía mas cachondo (ya sé que alguno dirá "que era mala persona el Pedrito", pero no lo podía evitar).

- No es eso, yo pienso en muchas mujeres mientras me masturbo, en la vecina, incluso en follarme a mamá… ¿y si no porque iba a ver mujeres follar en una película si solo quisiera pensar en ti? Claro está, no le dije que no miraba a sus caras, para pensar que a quien me follaba era a ella.

Todo esto pareció calmarla algo, y bueno aunque os suene increíble, lo único que se me ocurrió fue intentar que ella pensara que el ver películas porno mientras uno se masturbaba, era de lo más normal que lo es, pero estaba seguro que ella ya no pensaba así, así que  le dije…

- Mira no te enfades, pero ya te digo que esto es normal, lo hace todo el mundo, todos mis amigos lo hacen, es más, "Juan" (un amigo mío), se pone a ver películas porno con su hermana y no pasa nada por ello, no estás cometiendo ningún crimen ni nada… y se hacen sus pajas juntos, y luego a estudiar ¡jajaja!

- Me hablas de Juan “el pecas…”

- Sí el mismo.

- ¡¡Pero si su hermana no tendrá más de trece años!!

- Pues ven juntos la pelis casi todos los días y se masturban juntos viéndola… ¡Si quieres podemos ver una porno juntos, tengo varias Teras de grabaciones, con cientos de pelis de todos los estilos y gustos!

- ¡Joder qué dices, menudo asco! Mira no te voy a engañar, ya he visto varias películas porno con mis amigas y mis novios… pero no me voy a poner a ver una con mi hermano para que se pajee delante de mí.

- Tampoco sería la primera vez que me ves haciéndome una paja… y te gustó.

Solo el hecho de escucharla decir que había visto películas porno me puso a mil, como ya digo NADIE se podría imaginar eso viendo a mi hermana, no porque pareciera la típica "niña mojigata" de cara a los demás fuera de casa, si no porque por su aspecto aniñado, no te lo podrías imaginar. Continué insistiendo en la levedad de ver una película porno, sin más pretensión que divertirnos juntos.

- Pero dará lo mismo verlo con amigos que entre hermanos, si los dos ya sabemos que el otro ha visto ese tipo de películas, ¿qué hay que ocultar?

- Bueno, si quieres, nos vemos una un rato… total no me apetecía mucho tomar el sol y tener que soportar a algunos mirones que tenemos de vecinos.

Después de escuchar a mi hermana decir eso, me quedé estupefacto, aunque había dudado un poco antes de acceder, no me esperaba que fuera a decir que sí. Tras llegar a mi cuarto, puse de nuevo la película, tras ello yo me senté en mi cama a la derecha, mientras que ella se sentó en el otro lado de la cama, justo enfrente de la televisión.

Allí empezamos a ver la película los dos, y bueno yo ya no intentaba disimular el bulto en mi pantalón, ella tenía que comprender como tenía que estar de caliente con ese tipo de películas…, además ya me había visto la polla empalmada antes.

De vez en cuando los protagonistas de la peli, cambiaban de posición y se mostraba en primer plano como el actor empezaba a penetrar poco a poco a la actriz, miraba a mi hermana y sonreía a lo que ella respondía con otra sonrisa. Conforme fue pasando el tiempo, un poco porque lo necesitaba y un poco queriendo, para demostrar a mi hermana que estaba a mil, el hacer que ella lo supiera me ponía aún mas excitado, empecé a resoplar a veces y decir algunas cosas…

- ¡Pufff..., joder como está la tía .... Bueno tú preferirás mirar al tío  jajaja.

Con la voz un poco entrecortada mi hermana respondió…

- Ese cabrón…, el actor sí que esta fuerte jajaja! Y no está mal armado… le está abriendo un buen boquete en el coño…. Me miró a la polla y luego a la cara - ¡Joder Pedrito, con los resoplidos que das, sí que te tiene que gustar esa puta! ¡jajaja!

Ya después de ver que ella entraba a la conversación, y tras la mañana deseoso de masturbarme, decidí lanzarme a hablar de forma directa, tenía la mente completamente dirigida solo a mi polla, obnubilado por completo y muy sobrexcitado… tenía que desfogarme de alguna manera aunque solo fuera hablando.

- No es solo por la tía, que está muy buena, es por todo, llevo varios días a tope… no paro de ver tías buenas por la piscina imaginando que me las follo, y después para colmo, en casa tampoco tengo descanso entre mamá y tú…

- ¡¿Cómo que mamá y yo…! ¡Joder que soy tu hermana como ya te dije antes!

- Mira Soni, sí, sois mi familia, pero eso no quita que seáis un par de tías buenorras, y bueno sería absurdo no decirlo, porque eso ya lo sabes, que además de mujeres, estáis como un cañón, y aunque sea tu hermano, no puedo evitar mirarte las tetas y el culo cada vez ¡Joder, que uno no es de piedra! ¡¡Perdona, no me creo que te haya dicho eso, lo siento aunque sea la verdad!!

Mi hermana se había quedado allí extasiada escuchándome, ya que no se esperaba que fuera a decir todo esto, pero claro, ella no sabía que tenía ya mi mente medio nublada solo pensando en el sexo, lo cual, me permitió lanzarme a decir todo esto.

Sin dejar que ella dijera nada, seguí diciendo…

- Mira Sonia, yo creo que ya no somos niños para andar escondiendo cosas, así que te lo voy a decir claro, necesito masturbarme, y por eso no quería ir a la piscina contigo… necesito desfogarme, y como antes ya me viste hacerlo, no me importa que me veas de nuevo. No te vayas a ir que no pasa nada, simplemente quédate a ver la película si quieres, pero yo voy a seguir haciéndome la paja que me has cortado, y lo voy hacer aquí porque es lo que necesito.

No sé cómo me atreví a decir todo esto, pero después de que mi hermana me viera pajeándome, y después de aceptar ver la película conmigo, aun después de saber que me hacía la paja pensando en ella, creí que ya tampoco iba a pasar nada "grave" por decirlo. Tras ello, me quite el pantalón completamente, con lo que mi polla que no es chica, se quedó completamente al aire erguida mirando al techo. Lo hice mirando la cara de mi hermana, que se había quedado embobada, no solo escuchándome, si no viendo que realmente iba a hacer lo que le había dicho, o que le parecía un gran polla.

- ¿¡Joder Pedrito, qué es lo que haces?! ¡Cómo te vas a hacer una paja delante de mí! ¿Qué estás haciendo pedazo de cabrón salido?

- Mira Soni, no pasa nada, ya me has visto antes y otras veces…esto es de lo más natural, simplemente sigue viendo la película como si nada. ¿Acaso tú no tienes necesidades sexuales como todo el mundo…?

Tras esto, empecé a masturbarme, esta vez de una forma más "normal", o sea con una mano hacia arriba y hacia abajo. De vez en cuando soltaba algún que otro gemido. A veces la miraba de reojo, y casi siempre veía a mi hermana mirarme más a mí, que a la película.

De repente, ocurrió algo que no me esperaba por nada en el mundo.

- ¡Joder Pedrito! Antes tu tanto decir que si tú no eras de piedra, ¡¿y yo qué?! Aquí viendo cómo te la pelas delante de mí… Yo tampoco soy de piedra ¿Sabes?

Tras escuchar esto, me excité mucho, mi preciosa hermana, mi hermanita que nunca podría pensar que se pudiera excitar conmigo, (si ya sé que es tonto pensar eso, pero es que por su aspecto y forma de ser, parecería que vivía en un amor platónico), y lo que es aun más excitante, que se estaba excitando al verme a mí con la polla fuera machacándomela impúdicamente. Sin darme tiempo a reponerme, ocurrió aun algo que me esperaba menos, mi hermana se echó el bañador hacia un lado de su coño, sin quitárselo, y a la vez que empezó a frotarse su clítoris, me dijo con voz entrecortada.

- Mira Pedrito, no sé ni que estoy haciendo, pero bueno que más da… te llevo viendo cómo te haces una soberana paja un rato, y con la peli me estoy poniendo mala, así que ya me da lo mismo que me veas cómo me toco el coño, al fin y al cabo todo el mundo se masturba ¿No? Tú y yo sabemos que nos hacemos nuestras pajas, o follamos con nuestros novietes. Si te da lo mismo que yo te vea, pues igual para mí, eso sí…, por favor, no me mires y sigue mirando a la película.

- ¡¡Pero tú has estado mirando todo el tiempo mi polla!! Tengo derecho a mirar cómo te tocas el coño, que por cierto es precioso…

No me podía creer lo que estaba viendo y escuchando, joder era mi hermana, con su aspecto angelical, su melena rubia cayéndole por sus hombros, sus preciosos ojos verdes mirándome, mientras con su mano izquierda mantenía hacia un lado el bañador por la parte de abajo y con la derecha se frotaba su clítoris. El coño lo tenía muy bien depilado, pero había los suficientes pelitos como para cubrirle la parte superior del pubis, adornando sus labios vaginales. Todo esto lo miré de refilón al principio, ya que hice lo que me dijo por miedo a que se marchara. Seguí mirando la película, y solo un poco de reojo la miraba a ella, sin embargo ella, más que mirar a la película, miraba la paja que le hacía a mi polla. De pronto le oí dar un pequeño gemido, y la miré, y después de verla claramente frotarse su clítoris, con un ritmo que iba cambiando cada poco tiempo de lento a frenético, empecé a mirarla ya fijamente sin complejos.

Después de dar el gemido y mirarla, ella tenía sus ojos cerrados, y su boca con sus labios carnosos abierta respirando entrecortadamente, era lo más maravilloso que se podía ver. Era una imagen inexplicable, por poner una comparación, imaginaros un cristal que se puede beber, por decir algo imposible, pues lo que veían mi ojos era lo mismo, mi hermanita, ese ángel que tenía enfrente de mí haciendo esa "guarrería"

Empecé descaradamente a masturbarme girado hacia ella, esperando a que abriera sus preciosos ojos, cuando los empezó a abrir apareció el verde esperanza en su cara, se dio cuenta que no miraba a la película y le pareció dar igual, se le veía muy excitada, y me empezó a mirar directamente a mis ojos después a mi polla, después a mis ojos de nuevo y así de un lado a otro de forma continuada frotándose el coño con fruición. Parecía que hubiese una conexión mental entre ambos, como folláramos sin tocarnos.

Tras verla tan excitada masturbándose mientras me miraba hacerme la paja del siglo, decidí hacerle ver lo excitado que estaba gracias a ella, así que cuando vi que me miraba, a los ojos, mojaba mis labios con mi lengua, a la vez que le hacía gestos con la cara de excitación, atrapando mi labio inferior entre los dientes, dando gemidos… y todo esto sin parar de masajear mi polla subiendo y bajando el prepucio. Entonces para mi asombro, aunque para ese entonces sabía que mi hermanita se hallaba cachonda perdida, me correspondió, y a la vez que gemía entrecortadamente, como si le faltara el aire…, se chupaba sus carnosos labios, me miraba a los ojos y a la polla de forma continuada, dándome a entender que la estaba poniendo a mil.

Su mano se agitaba más y yo no sabía cómo aguantaba tanto, empezando a dolerme un poco los huevos, lo que en ese momento me hubiera gustado hacer, aunque fuera a costa de lo que fuera, hubiera sido follármela, echarla en la cama sin quitarle el bañador, simplemente ladeándolo y follarla allí mismo sin condón Viendo lo excitada que estaba, no creo que hubiera puesto ninguna objeción, pero no tuve el valor suficiente, sobre todo, conociendo como me trataba de salido y poca cosa para ella, no estaba seguro de que quisiera follar conmigo. La imagen follándome a ese ángel, con esos ojos penetrantes como el mar y esa melena luminosa, me estaba volviendo loco. Por suerte no lo estaba tanto por muy excitado que estuviera. Seré un salido pero no un desalmado abusador… respeto mucho los deseos de las mujeres en el tema del sexo, y un NO es un NO, por tanto si ella no me diese pie o señal alguna nunca intentaría nada.

Todo esto que estaba imaginando me ponía frenético, y ya llegada la situación a donde nos hallábamos, nada me podía cortar… empecé a decir con voz entrecortada y desquiciada de excitación total…

- ¡Ahhh! Sonniiiaaa, ahhh mi nena , mmmmmm ah ah mmmmmm

Esto parece que era lo último que necesitaba mi hermanita para que se desatara, porque a continuación de verme así de salido, como un animal, como un macho que mira a su hembra, pero aun así lo suficiente humano como para no saltar sobre ella para follármela a lo bestia, sino conteniéndome civilizadamente, hizo que ella empezara a gemir más fuerte cada vez, y a continuación mirándome sensualmente, cogió un par de sus dedos y se lo llevo a su lengua…, tras chupárselos seguía mirándome como una perra en celo, y se los llevó a la entrada de su coño.

Después de todo lo que había pasado, comprenderéis como estaba yo…a mil por decir algo, sino era un millón. Lo que estaba a punto de ver me puso súper cachondo. Con el bañador a un lado aún, esto me excitaba mucho, con una mano se empezó a abrir los labios vaginales, hasta que pude ver claramente el interior… la abertura de su vagina el gran clítoris salido del capuchón. Ella me miró clavada a mis ojos, y a continuación empezó a meter sus dedos poco a poco dentro de su conducto vaginal, a la vez que gemía casi gritando y con su lengua chupándose los labios, y sacándola hacia fuera casi como si me la ofreciera.

Al poco, allí estaba yo con mi polla toda rígida enfrente de mi hermana, viendo esa hermosura, a veces cabeceando haciendo que su melena fuera delante de sus tetas y otras hacia atrás, con sus ojos cerrados y solo abriéndolos para mirarme fijamente a la polla…, se ve que ella ya solo quería tener en mente mi polla, para imaginar que era mi verga la que entraba en su coño, y no sus dedos quien la estaban follando.

Al cabo de unos minutos así, no me contuve más, y una de las veces que cerró sus ojos, mientras sacaba su lengua, me acerqué a ella y puse mi lengua sobre la suya. Ella al momento abrió los ojos, pero muy al contrario de intentar evitarlo, abrió su boca, y atrapó mi lengua entre sus labios, con lo que a los pocos segundos allí estábamos dándonos un beso a tornillo, pero no era un beso normal, porque por los gemidos que en nuestro estado ya eran totalmente incontrolables, y nuestras respiraciones calientes y entrecortadas, hacían que este fuera un beso a tornillo de dos personas sobrexcitadas. El sexo se olía en el ambiente y el calor "sexual" que había en la habitación era inmenso… provocado por mí y por mi “angelical” hermana.

Tras ver que mi hermana me correspondía, bajé mis manos hacia sus caderas, y busqué un hueco por donde meter mis manos para tocarle sus tetas, porque no quería quitarle aun el bañador, sin dejar de besarla (eso sí, teniendo que separar nuestros labios de cuando en cuando porque nos faltaba el aire), cogí una de sus tetas en mi mano, tras lo cual mi hermana me miró a los ojos, sin decir nada, pero como pensando que su hermano había logrado "domarla", ella ni por asomo podría haber pensado que esto podría ocurrir en la vida, pero allí estaba, con sus dedos incrustados en su coño, y su hermano magreándole las tetas mientras le daba un beso a tornillo.

- ¡Aahhh mmmm! Sonia tienes a tu hermano a mil, ¿Te gusta que tu hermano te manosee las tetas?

- ¡Mmmm ahhh ahhhh! Lleee llevoo pensando haacee un raaato quee eres tuuu ahhhh, quien estaasshh mmmmm ahhh! Pe..peee…peenetrandomeee con tu pollonnn… ¡Meeee tienes echaaaa aaagua, cabronaazo!

Todo esto me lo dijo pegado a mis oídos, sintiendo su respiración caliente en la oreja. Aunque pensaréis que es mentira lo que os voy a decir, en verdad me pareció una invitación a que la follara en ese momento, preferí no hacerlo, porque sabía que al momento en que sintiera el calor de sus labios y paredes vaginales en mi polla, me correría al momento y sería un fiasco total, sin embargo conforme me dijo eso, dejé de besarla y agarré a mi hermana por sus nalgas para colocarla de espaldas totalmente echada sobre la cama bocarriba. Lo que más me gustó de esto, es que ella se dejo hacer totalmente sumisa, quien me lo iba a decir hacía solo una hora, que iba a coger el culo de mi hermana para colocarla en posición de ser follada, y que ella se iba a dejar hacer.

No sé si ella pensaba que la iba a follar en ese momento, yo diría que sí y más sabiendo cómo estaba de salido en ese momento, pero tampoco puso reparos cuando vio cual era mi verdadera idea…, cogí su mano que aun tenía los dedos dentro de su vagina y los saqué, tras esa acción, su bañador se volvió a cerrar y a continuación fui yo, su hermanito, quien eché a un lado la tela que ocultaba el manjar abultado de su vulva, sintiendo por primera vez su coño en mis manos.

Miraba a los ojos a mi hermana acercando mi boca a su coño, y al poco allí estaba yo con mi lengua abriéndose paso entre sus carnosos, húmedos y cálidos labios vaginales alcanzando el espigado y duro clítoris que ella se encargó de sacar del capuchón con los dedos para ofrecérmelo…. La situación era maravillosa, allí estaba mi hermana, gimiendo de placer, gritando, se podría oír desde el jardín seguro, mientras le chupaba su coñito.

- ¡Aaahhh Pedrito, ahhhhh hermanito cómete a tu hermanitaaaaaa, me tieneeees ardiendooo pedazo de cabrón salido…! No pares de comértelo bien fuerte… ¡¡Chúpame el clítoris… mámamelo duro con toda la boca de puto…!!

Mi hermana gemía y me decía frases obscenas sin parar, empezó poco a poco a subir sus caderas hacia mi boca en forma de espasmos. Mientras esto ocurría, una mano recorría por su maravilloso cuerpo, hasta alcanzar las tetas desde fuera del bañador, y tras estar apretándoselas un rato, puse varios de mis dedos en la boca de mi hermana. Si no fuera por como estábamos en ardiente pasión, con tal temperatura, diría que mi hermana tenía calentura.

- ¡Mmmhhh ahhh esooo esooo, mete meteeeeme los dedosss ahhhh mmm!

Le metí los dedos en su vagina sin dejar de chuparle el clítoris, conforme los metí hacia adentro, pude notar lo mojada de su vagina, solo con el hecho de meter y sacar los dedos follándoselo, no paraba de salir fluidos vaginales incesantemente, se había corrido sin duda, pero necesitaba más. En ese momento me sentí como un gilipollas, allí estaba ese coño soñado que tantas pajas me sacó en mis fantasías manando flujo vaginal, el cual había sido provocado para facilitar que la penetrara con mi polla, y yo sin lanzarme a follármela como a una perra en celo. Para colmo, ella me había dicho que llevaba pensando hacía rato en mí follándola, pero me veía incapaz, siquiera de penetrarla un segundo sin correrme y vaciar toda mi leche en su coño a pelo….

Poco a poco se veía que mi hermana gozaba más y más, cerca de explotar. La imagen era alucinante, allí estaba mi hermana de 19 años, con su esbelto cuerpo aun metido en el bañador negro, contorneándose arriba y abajo, empujando sus caderas contra mi boca, su boca completamente abierta tras haberse corrido no sé cuantas veces ya, casi sin poder respirar de la borrachera de sexo, su cara angelical haciendo gestos continuados de placer, y todo esto provocado por su hermanito, el salido pajillero.

Al rato de estar así, sus contorneos empezaron a hacerse más fuertes, en ese momento aunque cinco forzudos se pusieran encima de ella intentando pararla, nadie podría hacerlo, era la fuerza de la naturaleza, iba a correrse pronto en el mayor de los orgasmos de ese más de cuarto de hora pajeándonos uno al lado del otro…. En ese momento todo lo que puedo decir es que la imagen más aproximada que puedo dar de mi hermana, era la de una tigresa gimiendo, desbocada, contorneándose brutalmente y con su melena, bailando descontrolada al igual que el movimiento de su cuerpo.

- ¡Mmm mme coorr ahhh mmm ahhhhhhhhh! mi amooorrrrrr mi maaachooooo  mmmmeeeeeee  ahhhh! Mmmmmmmm! ¡Esssto sssiii que esss una corrrrida!

Mi hermana se estaba corriendo allí gracias a mí, y mi polla estaba a punto de explotar. Ella convulsionaba con mi cabeza metida entre sus muslos y mi boca completamente llena con el coño de Sonia soltando chorros de fluidos de una manera más ostensible que en las corridas tenues de antes… este era el gran orgasmo que buscaba mi hermana y yo se lo proporcioné con verdadero gusto y placer… Se pararon los estertores al cabo d más de medio minuto… pasó otro minuto y pudo respirar más pausadamente para pronunciar algunas palabras legibles.

- ¡Joder Pedrito, ha sido maravillooooooso! ¡Ahhh nene, me has hecho correr! ¡Mmm! ¡Dios mío, no sabía que fueras tan bueno comiendo coños, hermanito!

- Ha sido un placer, chuparte el coño ha sido extraordinario. Mira te voy a ser sincero, no sé si me hubieras dejado follarte, pero si no lo he intentado es porque estoy a punto de explotar y cuando digo a punto es a punto…, y no deseaba incomodarte llenándote de leche el coño… y me dejaras de hablar para siempre, por cabrón…

- Bueno, entonces por ser tan considerado conmigo, tendré que darte alguna compensación a cambio.

Tras decir esto, mi hermana fue quien me puso sentado sobre la cama con la espalda pegada al cabecero, tras lo que ella se metió entre mis piernas arrodillada dejándome ver su culo abierto en donde solo imaginaba como sería estar detrás de ella follándomela…, acercó su boca a mi polla, allí estaba mi hermana sujetándola totalmente erecta, con las venas alrededor de ella hinchadas a tope.

- Te deben doler mucho los huevos de la cantidad de semen que tienes presionando para salir… pobrecito, ¡¿y eso es por mi culpa…?!

- No te puedes ni imaginar lo culpable que eres de mi dolor de pelotas y la producción de lefa… ¡¿Te das cuenta nena, que toda esta lefa la has provocado tú?! Como hembra, me has estimulado para que tu macho te insemine el útero.

No paraba de decirle cosas a mi hermana para excitarme aun más, y parece que a ella le gustaba también, porque conforme escuchó eso, sin decir nada, metió mi polla dentro de su boca, me sentía increíble, no solo sentía la humedad en mi glande, sino también su respiración acelerada, parecía que mi polla la había metido en un horno del calor que recibía. Miré hacia abajo, y allí estaba mi polla metida en la boca de mi hermana hasta donde daba de sí su garganta, solo media dentro mirándome a los ojos, con sus ojos verdes preciosos, amamantándose de verga. Podía sentir como ponía su lengua por debajo del tronco para poder metérsela más adentro…, otras veces era fenomenal cuando se le sobresaltaban los carrillos al contener mi glande dentro pujando.

En pocos segundos, sentí que me iba a correr, la visión se me nubló, aunque seguía mirándola a los ojos, y ella debía de observar más y más placer en los gestos de mi cara, también en el aumento de la dureza… me mamó más rápido, hasta que ya no pude soportarlo ni quise. Salió un largo y grueso chorro de semen muy concentrado, directo de mis huevos a su garganta. Ya no era solo la tensión sexual desde que empecé a masturbarme, sino por la excitación acumulada de los días pasados. Empezaron a manar copiosos chorros de leche espesa de mi polla, no exagero cuando digo que al menos salieron diez "disparos" de semen esposo y casi grumosos los últimos, claro está, los primeros más grandes y licuados, los finales a borbotones como leche cuajada.

Mi hermana cuando sintió los primeros abrió los ojos sorprendida, pero sin parar de mirarme a los ojos, viendo como su hermano se corría en su boca. Se ve que ella intentaba contener todo el semen dentro de su boca, pero la cantidad era demasiada y se le empezó a salir un hilillo de esperma licuado entre la comisura y mi polla. Tras el último aldabonazo, la sacó con un chupón y me mostró la gran cantidad de leche que llenaba toda su boca, su lengua jugó un poco con ella y finalmente se la tragó toda como pudo. Se limpió la barbilla con los desbordes que se había producido y se chupó los dedos dejándoselos impolutos… lo mismo que hizo con mi glande, donde quedó un borbotón postrero pegajoso que succionó y también se comió como si fuese dulce leche merengada. ¡¡Nunca hubiera imaginado que le gustase tanto le leche de cipote!!

Tras terminar de tragase mi leche, puse la polla sobre su frente y los huevos le quedaron a la altura de la boca, ella los lamía en agradecimiento al buen alimento que le proporcionó…yo le golpeaba suavemente con el badajo contra la frente, su cara y nariz. Allí estaba mi hermana, siendo golpeada con la porra sin rechistar…, quién me lo iba a decir. Un poco de más semen salió tras apretarme el tallo, y fue a caer en uno de sus ojos, que cerró instintivamente, tras abrirlo, se le quedó el semen entre los párpados, nublando su visión. Nunca había estado tan estimulado con la mala pécora de mi hermana enfrente de mí, tan sumisa y golosa tras haberme corrido en su boca, dejando que le hiciera lo que quisiera y con un latigazo de esperma en su ojo.



*******************



Y ya digo, “De aquellos polvos, estos lodos”, el dicho que mejor nos viene a esta conexión con el pasado más reciente, de modo que lo que estaba pasando en casa de mis tías no era nada casual, sino orquestado de manera inconsciente por todas. Supongo que tras esa aventura, mi hermana se quedaría pillada y tal vez se haría sus pajas recordándome, eso no lo sé, lo que sí sabía, volviendo a la actualidad, era que comenzó a subir y bajar lentamente sin despegar su mirada de mis ojos, parecía como si buscará algo en ellos, un momento mágico follándome a todo trapo a mi hermana.

- ¿Te gusta cómo me follas? ¿Sientes como entra y me abres el coño hasta el fondo…? Me susurró sin dejar de mirarme. – ¡¡Joder nene, tengo tu polla metida en mi útero!! ¡¿Te das cuenta lo que significa para los dos de ahora en adelante?!

Asentí con la cabeza mientras pensaba en las fantasías que había tenido imaginando fallándome a mi hermana y ninguna encajaba con esa, siempre era yo la que la follaba, pero ahora era ella la que me estaba follaba a mí.

- ¡¿Qué me puedes follar cuando quieras?!

- y tú a mí… ¡¡Voy a ser tu puta, y me encantará con esta polla que tienes…!!

Pego sus tetas contra mi cara pidiendo que se las comiera. Volví a chupar sus grandes pezones y al momento aumentó el ritmo. Podía oír el sonido de sus nalgas chocando contra mis muslos y como mi polla penetraba en cada bajada. Le acompañé con metidas duras, en donde mis pelotas azotaban su coño y culo a la vez de los grandes que las tengo…, esa sensación avivó sus jadeos y el ritmo de mi hermana. Se movía my ágil.

Más fuerte! Chupa más! Muérdemelos! Casi me gritó mientras subía y bajaba.

Yo hacía lo que me pedía llegando a pensar que la haría daño, pero ella no paraba de repetírmelo. Mis succiones se hicieron tan potentes que temí despegar los pezones de sus tetas y los mordisqueos llegaron a ser duros y voraces. Estaba tan abstraído en lo que le hacía, que cuando me quise dar cuenta estaba empapando mi polla y mis huevos con una corrida. Fue una corrida copiosa, acompañada de gemidos y jadeos, mientras mi polla seguía tiesa dentro de su vagina ahondando hasta topar con su pared vaginal. Paró de moverse jadeando sobre mi oreja, tras casi medio minuto de convulsiones.

- ¡Diossss mío… qué guarra me has puesto! ¡Vaya corrida! ¡Ufff! No recordaba una igual.

- ¿Que te he puesto…? ¡Pero si lo has hecho tú todo!

- ¡Calla tonto, acaso no me has chupado y mordido los pezones y me has azotado el coño con tus huevos! ¡Algo has hecho! Jajaja! ¡¿O no crees que haya notado esas pelotas dándome golpes como un par de bolas de derribo?!

- Bueno sí… pero te recuerdo que yo no me he corrido, y mi polla sigue más tiesa que una estaca.

- ¡Tranquilo cabroncete, la noche es larga y esto solo ha hecho que empezar!

- ¡¡Joder!! ¿Y voy a conducir con la polla así?

- ¡Te la mantendré así de dura hasta que lleguemos a casa!

- ¿Y por qué no seguimos aquí hasta que me corra?

- ¡¿No te apetece que te la chupé mientras conduces?!

- ¡Pues no sé! ¡Lo mismo nos salimos de la carretera y prefiero correrme tranquilamente aquí! ¿Y si me corro a mitad de camino?

- ¡No dejaré que eso ocurra!

- Me llamas cabrón, pero tú eres más cabrona que yo.

Secuencia 11 :) De vuelta a casa



Mi hermana parecía estar disfrutando de la situación y nos montamos de nuevo en los asientos delanteros. Me dijo que sólo me pusiera la camiseta y me puse a conducir medio desnudo con la polla al aire y por supuesto tiesa. Nada más arrancar se inclinó sobre mi regazo y dio unas largas lamidas a mi hinchado capullo que continuaba empapado de su propio flujo. Fue una sensación agradable mientras conducía más bien lento. Levantó la cabeza y me susurró.

- ¡Seguro que te has hecho más de una paja pensando en cómo me llenabas el coño de leche! ¡¿Te gustaría follarme y llenármelo, verdad pedazo de cabrón…?!

Ya no era el momento de guardar mis fantasías y le contesté con sinceridad.

- ¡Unas cuantas veces lo imaginado! ¡¿No te importa que te deje preñada?!

- No sé… desde que estamos de vacaciones he dejado las pastillas… y con lo que descargas por tu polla y cuanto te gusta follar a pelo, no lo descarto.

Volvió a inclinarse antes de que terminara la frase y se metió mi capullo en su boca dándole varias succiones.

- ¡Joderrr! ¡Así no voy a llegar! ¡¡Ya te lo he advertido!!

Dejó de chupar y continuó hablando.

- ¿Y cómo me follabas en tus pensamientos de pajillero salido?

- ¿Quieres saberlo realmente?

- ¡Por supuesto! ¡Y con detalles lascivos sobre todo!

- Pues… te agarraba por detrás y te embestía hasta reventarte el coño a cuatro patas como una perra… me gusta sentirte bien empalada viendo tu culo y tu coño, agarrándote de las tetas. ¡¡Te suelo dar de pollazos hasta hacerte gritar!!

- Como una perra… ¿Solo por el coño?

Su pregunta me hizo pensar si también era capaz de leerme el pensamiento como hacia mi tía Cándida.

- ¡No sólo el coño! Después te empalaba el culo abriéndotelo como un tomate maduro, y después te agarraba de la cabeza y te metía la polla hasta el estómago. Muchas veces me gusta tratarte como una PUTA, sobre todo cuando me tratas mal. Le solté en plan bestia.

- ¡Como castigo a tu hermanita mayor!

- Algo así, pero solo soy capaz de hacerlo en mis pensamientos…

- Quizás ahora se haga realidad…

Mientras le soltaba todas las burradas de salido que hervían en mi mente, ella continuó chupándome la polla con delicadeza, y podría decir que con gran maestría, era capaz de darme un dulce placer sin sentir esas ganas de correrme que tenía siempre.

- ¡Espero que esta noche me hagas todas esas cosas! Me dijo con su mirada felina.

- ¡¿Vas a ser mi puta?!

- Puede ser…

Mi mente se desquició pensando en lo que me había dicho, parecía estar dispuesta a que me la follara como en mis sueños, por el coño, el culo y la boca, era como estar viviendo el cuento de Aladino y el genio me había concedido los tres deseos. Ella conocía el efecto de sus palabras en mi mente y creo que su pretensión era ponerme tremendamente cerdo y no llegar a ningún sitio sin follarla…

¡Ya no aguanto más! Dije a la vez que me desviaba por un estrecho camino que salía de la carretera.

Conduje unos doscientos metros, entre la espesura de los frondosos árboles y paré el coche. El sonido de los grillos era una perfecta música de fondo, y la luna menguante iluminaba lo suficientemente para ver nuestros propios cuerpos.

- ¡Vamos fuera! Casi rugí lleno de deseo e invadido por la lujuria.

Mi hermana no puso objeciones, más bien parecía desear algo así, un polvo a lo bestia en medio del campo. Sin decir nada se quitó el vestido tirándolo sobre el asiento, se sacó las bragas por los pies y las tiró sobre el vestido. Se puso delante del coche y apoyo las manos sobre el capó que estaba algo caliente y se inclinó pegando las tetas a la chapa a la vez que abría las piernas.

- ¡Vamos cabrón… demuéstrame lo salido que estás! Me dijo desafiante.

Me puse tras de ella y oriente mi capullo poniéndolo sobre los carnosos labios que afloraban entre sus muslos. Apreté con suavidad notando la humedad que mantenía su coño. Mi polla penetró lentamente hasta la mitad, y bombee despacio llegando cada vez más hondo hasta que entró en su totalidad. Me agarré a sus anchas caderas y comencé a penetrarla a un ritmo lento pensando en la cantidad de ocasiones que había imaginado eso. Disfrutaba del roce en mi sensible glande, de los pliegues de sus paredes vaginales apretadas. Miraba su estupendo culo y como mi polla entraba y salía bajo él. El grillar de los grillos cercanos había enmudecido para oírse el choque de mis huevos contra la vulva del coño de mi hermana. Comenzaron los jadeos pero ella no parecía totalmente conforme con mis pollazos… ¡Joder! su coño se tragaba mis más de veinte centímetros.

- ¿No te gustaría darme unos azotes? Me dijo sin volver la cabeza.

Ni contesté. Le solté dos palmadas sobre su precioso culo y casi antes de que el sonido se diluyera me gritó.

- ¡Más fuerte, joder! ¡Castígame cabrón!

Dos chasquidos sonaron ahora algo más.

- ¡Más fuerte! Volvió a gritar mientras todavía vibraba la carne.

Ya no me corté y le solté dos buenas ostias sobre la tersa carne. Ahora ya no gritó, tan solo un suave quejido salió de su boca mientras seguía embistiéndola con fuerza. Sus jadeos aumentaron y mis penetraciones eran profundas y potentes, sentí que estaba cerca de soltarle un buen chorro de leche cuando note como sus piernas temblaban. Comenzó a bufar, como lo hacía una de mis tías, y volvió a empapar mi polla, el aroma a su sexo me llenaba las papilas gustativas. El sonido de los choques de nuestras carnes tersas resonaban en aquel lugar apartado de todo, mi embriaguez sexual era descomunal y no iba a aguantar mucho más…. Apenas unos minutos después, el que rugía era yo empotrándola como un animal salvaje. La clavé a tope en su útero, y sin pensar en su fecundidad, comencé a soltándole varios chorros de leche caliente en el mismo cérvix, ella gemía mientras era inseminada y yo eyaculaba como un toro.

- Aghh! ¡Sii…La quiero toda! ¡Llénamelo a rebosar, cabrón! ¡¡Quieres preñarme!!

Me gritaba mientras sentía cada chorretón de semen que impregnaba su vagina. No paré de embestirla hasta que salió el último chorro de lefa. Mi cuerpo quedó apoyado sobre el de ella cuando paré. Mi respiración estaba muy agitada y jadeaba cerca de su oreja.

- ¿Ya te has cansado, cerdo? ¡Te recuerdo que te quedan dos agujeros más donde rellenarme con tu leche!

Su voz algo ronca y gutural me sacó de la nube donde me había perdido. Mi polla seguía dura y si ella me retaba, yo estaba dispuesto a reventarle el culo y la boca, pero tenía que recuperar la respiración. Sentí que le gustaba el sexo duro, aunque nunca lo hubiera imaginado, pero esos azotes que me pidió lo demostraban. Pensé que a lo mejor también le iba la dureza en el lenguaje y mientras me recuperaba decidí soltarle alguna barbaridad.

- Eres una zorra y te voy a abrir el culo para meterte la polla y sacarte la por la boca. Era lo más fuerte que se me ocurrió. - ¡Aun tengo los huevos cargados!

- ¡Venga cabrón! ¿A qué esperas a follarme como a una perra? ¡Estoy deseando ver cómo me revientas el culo, cerdo salido!

Su respuesta fue contundente y me hizo saber cómo apreciaba ese lenguaje. Saqué mi polla empapada y la dirigí al estrecho agujero de su culo, pero me paró. – ¡Espera! Dijo incorporándose. Se acercó hasta un fresno que había cerca y arrancó una rama, la despojó de las hojas de la punta dejando una recta y flexible vara de medio metro. Se dio un par de varazos sobre la palma de su mano y me sonrió con ojos felinos.

- ¡Creo que he sido mala y me merezco una tunda de azotes! Enciende las luces del coche.

- ¡Joder, a ver si nos va a ver alguien!

- ¡¿Quien coño va a haber por aquí a estas hora?! Llevamos casi un cuarto de hora y no he oído ningún coche desde la carretera…, además, me gusta el morbo, ¡joder! ¡Quiero que veas cómo se me pone el culo rojo cuando lo azotes!

Se acercó hasta mí y me besó con un deseo casi incontrolado, cada beso que me daba, calaba más en mi mente haciendo que la lujuria recorriera todo mi cuerpo. Creo que puedo decir que hasta ahora nadie me ha besado como me besa mi hermana, sus besos son capaces de erizar todo el bello de mi cuerpo.

Cuando despegó sus labios metí el brazo por la ventanilla del coche y encendí las luces cortas y pude ver su cuerpo desnudo iluminado como si fuéramos a grabar una peli. Me ofreció la vara de fresno y se fue hasta un árbol cercano que quedaba frente a las luces, puso las manos sobre él y se inclinó levemente. Ahora su culo se veía blanco y hermoso y me pareció una idea excelente lo de las luces.

- ¡Vamos cabrón! Empieza ya el castigo.

Me acerqué con la vara en la mano y le di con suavidad.

- ¡Vamos! Sigue. ¡He sido muy mala y me merezco el castigo!

Le di el segundo. Zasss! Y el tercero. Zasss!

- Siiii! Más! Masss! Me gritó sin importarle que nadie nos oyera.

Le di varios varazos subiendo la intensidad, y pude notar como se mordía el labio, sus piernas comenzaron a temblar y su culo enrojecía claramente y su voz sonó gutural y profunda.

- ¡Vamos! ¡Reviéntame el culo con esa polla gorda que tienes entre las piernas!

Solté la vara y agarré mi miembro que seguía erecto y empapado con los flujos de su coño, y lo oriente al centro de su culo. El capullo mojado penetró levemente al empujar con suavidad, el esfínter de abrió más de lo que yo pensaba y al tercer empujón la mitad de mi polla había penetrado. Varios movimientos más provocaron una gran dilatación de su esfínter abriéndose de una manera espectacular. Comencé a bombear ese precioso culo, disfrutando del sueño que había tenido infinidad de veces. No podía dejar de mirar, como mi ancho tallo se insertaba una y otra vez dentro de mi hermana, sumisa y complaciente de darle por el culo, sintiendo como esa deliciosa carne se expandía al invadirla hasta el fondo y se volvía a contraer cuando mi polla salía casi por completo. Miraba las curvas que formaban sus caderas y como las líneas se reducían formando una estrecha cintura para volver a expandirse hasta sus hombros, era una figura tremendamente sensual de la que mi mente depravada gozaba cada segundo. Decidí volver a utilizar ese lenguaje grosero que parecía haberle gustado.

- ¡Como me gusta tu culo, zorra!

- ¡Pues reviéntalo cabrón! ¡No pares hasta que me lo llenes de leche espesa!

- ¡Como deseaba follártelo, diosss!

- ¡Pues dale fuerte! ¡Quiero que me lo llenes de la leche de tus huevazos!

Parecía tener una frase preparada para responder a cada una de las mías. Aumenté el ritmo sintiendo como fluían las hormonas por todo mi cuerpo, mi mente salida y depravada estaba en lo más alto cuando grité al sentir como mi polla estallaba.

¡Toma zorra! ¡Tomaaa polla! ¡Qué gusta da follarte, hija de puta!

Le estuve dando de pollazos un tiempo indeterminado que me pareció poco, noté la subida de mi leche, que comenzó a salir y al momento se desbordaba en su culo cayendo hacia su coño donde mantenía dos de sus dedos pajeándose como una loca. Ella volvió a bufar como una yegua desbocada a la vez que se corría de nuevo, yo continué dándole tras correrme, para que alcanzara su orgasmo. Saqué la polla de su culo y me dejé caer al suelo alfombrado de una espesa hierba apoyando la espalda en el paragolpes del coche. Las luces enfocaban por ambos lados de mi cuerpo y pude ver cómo sus piernas todavía temblaban con fuertes estertores. Tardaron unos segundos los temblores, y cuando cesaron se incorporó dándose la vuelta hacia mí. Su cara parecía desencajada y sonrió de una manera extraña con la boca abierta intentando coger aire. Se sentó a mi lado y beso mi mejilla con suavidad.

- ¡Qué bien follas hermanito! ¡No veas lo guarra que me has puesto y el gusto que he tenido de sentirte abriéndome el culo! ¡¡Me encanta que el macho me domine ¿Lo sabías, tonto?!!

Mi polla todavía daba latidos sin llegar a arrugarse del todo y le ofrecí mis labios para que me besara. Sus besos eran como una inyección de adrenalina para mi mente y volvió a besarme como solo ella sabía. Mi polla reaccionó de nuevo volviendo a enderezarse levemente y decidí responder a sus frases.

- No sabía que pudieras ser tan sumisa… la verdad es que tú sé que me has puesto cerdo y salido.

- ¡Y más que te voy a poner! ¡No sabes cómo me gusta verte tan salido!

No me preguntó si quería, o podía seguir, la decisión la tomó ella unilateralmente.

- ¡Túmbate boca abajo! Me ordenó como lo hace una jefa.

No sabía lo que iba a hacerme, pero estaba seguro de que me iba a gustar. Me tumbé sobre la hierba frente a los focos del coche y sentí como se tumbaba sobre mí. Comenzó a sobar su cuerpo contra el mío cómo si fuera una serpiente, a la vez que lamía mi cuello con su lengua. Lentamente se fue deslizando hacia abajo, sin dejar de lamer el centro de mi espalda, hasta llegar al culo. Lo abrió con sus manos y metió la punta de la lengua haciendo que sintiera una sensación deliciosa. Metió una mano entre mis piernas y comenzó a sobarme los huevos mientras la punta de su lengua no paraba. Poco a poco hizo que levantara mi pelvis hasta ponerme de rodillas y sus lamidas pasaban del culo a los huevos y volvían a subir. Mi polla se puso enorme de nuevo, y la abrazó con sus dedos sin dejar de lamerme. Se fue girando hasta ponerse delante de mí y me hizo ponerme de pie mientras ella se quedaba de rodillas. Dio varias lamidas en mi capullo mirando hacia arriba para ver mi cara de salido, y con una mirada maléfica me dijo.

- ¿Quieres follarme la boca? Solo me falta tu leche en mi estómago…

La sangre se aceleró por mis venas y sentí un fuerte calor. Podía ver cómo se relamía los labios para provocarme más, aunque os puedo asegurar que no era necesario, la depravación de mi mente gobernaba como una dictadura. Acercó sus labios y succiono mi polla como si fuera un helado. Avanzó lentamente por el tronco surcado de venas encrespadas, pero de forma implacable hasta conseguir introducirla entera. Todo mi cuerpo dio un respingo al sentir mi capullo penetrando en su garganta.

¡Ufff, diossss! ¡Qué boca de zorra que tienes! No me extraña que tengas tanto éxito con los tíos… se lo deben pasar de maravilla contigo siendo tan PUTA…

¡¡Ni te imaginas cuanto puedes gozar conmigo!! Me dejo hacer de todo, nene.

Creo que intentó sonreír con la polla llenando su boca. Puse mis manos en ambos lados de su cara y ella cruzó las suyas detrás de su espalda, me pareció un signo como si me dijera “Hazme lo que quieras”. Sujetando su cabeza, saque mi polla lentamente y la volví a introducir sintiendo la misma sensación que cuando ella lo hizo. Lo volví a repetir, una vez más diciéndome mentalmente “¡Vaya boca más rica que tiene mi hermana!” Pensaba en las maravillas que sabía hacer con ella, en sus esquistos y sensuales besos, en cómo me había comido el culo en un beso negro increíble, y ahora como me la ofrecía para que se la follara… sin duda no tenía límites en el uso del sexo.

Aumenté el ritmo sin pensarlo, manteniendo la cabeza sujeta para que no la echara hacia atrás. Estuve follándola un buen rato mientras miraba su cara, ahora parecía la puta más sumisa que te pudieras encontrar, algo que jamás hubiera pensado de ella. Aguantaba cada embestida, cada penetración que llenaba su garganta, sin apenas hacer ningún gesto. Creo que me puse bastante bruto poco antes de correrme, tirando de su nuca con una mano mientras con la otra apretaba sus pezones. Esta vez duraba más, de modo que se esmeró en comerme la polla y los huevos repetidas veces, pero lo que más me excitaba era ver su cara, la chica que se reía de mí por lo salido que estaba y abusa de su posición de poder en casa, pero ahora era yo quien mandaba mi verga a lo profundo de su garganta follándome como a una puta callejera.

Me levantaba la tranca y se esmeraba en darle el mejor tratamiento a mis pelotas, con su lengua, luego se metía en la boca los huevos uno a uno, y hasta los dos a la vez, para volver a mamar mi glande dejando un reguero de saliva por todo el tallo. Su mamadas se empezaron a acelerar y la tensión de mi polla a aumentar, hasta que estalló en su boca. Noté como engullía cada chorro de semen que salía hasta que no pudo tragar más y comenzó a rebosar entre sus labios. No movió su cabeza, no la echó hacia atrás y dejó que yo decidiera cuando sacarla… cuando me vaciara los huevos, estaba claro. La saqué despacio derramando más semen, que comenzó a caer por su barbilla, y volví a caer sentado sobre la hierba. Ella abrió la boca para coger airé y pude ver cierta satisfacción en su cara mostrándome la copiosa corrida encima de su lengua, cerrando los labios se lo tragó con un sonrisa, mientras dejaba caer mi espalda para quedarme totalmente tumbado. Sonia también se tumbó, quedándose de lado junto a mí.

- ¡¿Dios mío, hermanito, cuantas veces eres capaz de correrte?!

- ¡Unas cuantas! Muchas más que el picha floja de tu ex…

- ¡Ufff, eso es mucho! ¡Qué delicia, nene! Ya has superado al picha floja de mi ex, y a cualquier semental que se precie… en menos de una hora te has corrido cuatro veces y con descargas descomunales ¡¿Cómo puedes producir tanta leche en tan poco tiempo?! ¡¡Joder, eres todo un semental!! Mirándome fijamente sobre la hierba me dice… - Tengo que confesarte algo.

La miré con cara interrogante mezclada con satisfacción. Ella se acopló mejor y me besó la mejilla de forma tierna.

- Mi discusión con Luis fue por el sexo, no era capaz de darme lo que le pedía y por eso rompimos. Lo mismo me ocurrió con mis dos novios anteriores, pero ahora me encuentro que el salido de mi hermano es capaz de darme lo que necesito con creces.

- ¿Ah, sí? ¿Te gusta como follo? Pregunté intentando poner un tono despreocupado.

- ¡¡No me gusta como follas, me gusta cómo me follas!! No sé si lo has notado pero a la hora de follar soy algo masoquista y ciertamente muy sumisa, y tú depravación me complementa totalmente. Me encanta que me llenen y tú me has llenado como nunca. Creo que debo de pedirte perdón por tantas veces que me he metido contigo… en verdad no me molestaba que fueras tan salido, sino que no tenía a alguien con quien follar que fuera así de macho… y contigo no era una opción, por miedo al qué pesarías de mí. Cuando te vi haciéndote la paja, ya te había visto otras veces, pero en esa ocasión no puede resistirme a ver cómo te la hacías delante de mí…y si eras capaz de aguantar la presión de mi presencia, y lo hiciste, eso me puso muy cachonda y tuve que hacerme una soberana paja en mi cuarto ¡Seguro que te hubiera gustado verme! ¿Verdad?

- Mucho, eres muy especial para mí y ahora sé mucho más de ti que antes, nunca pensé que fueras tan pervertida… ¡Ya he visto que te gusta que te den unos azotes! Sonreí.

- Eso solo ha sido un aperitivo. Creo que te gustarán más los platos fuertes… Tú y yo hermanito, vamos a follar mucho juntos ¡Te vas a hinchar a follarme! Y si lo deseas, tanto como yo, te dejaré que me preñes ¿Te gusta la idea de hacerme una panza?

- No me lo había planteado, pero me gustaría preñarte, creo que sí…

Levante la cabeza con cierta sorpresa. “¿Pero es que había más?” Pensé mientras la miraba.

- ¡Bueno, vámonos que es muy tarde! Te irás enterando poco a poco de todo lo que me gusta y cómo me gusta que me lo hagas


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