Todos los Relatos están Inspirados en Vidas Reales...

UNA HISTORIA DE AMOR. Y si tú no has de volver...

    "Y si tú no has de volver" 1ª PARTE "Una para el otro y otra para el uno". Esa frase la repite una y otra vez mi ...

Volver al Hogar

 


Nunca creí que llegaría el momento de estar liberado de mi segunda esposa, por fin lo conseguí hace unos meses, estoy divorciado y vivo solo a mis 48 años… empiezo a vivir una nueva vida. Tras dos divorcios, ahora sé cuál es la vida que siempre deseé tener, solo y con todo el tiempo para mí. Visito a mi madre dos a tres veces por semana, a sus 69 años se vale por sí misma como siempre, es una mujer muy activa y para nada parece tener la edad que marca su DNI. Aquel fin de semana, en mi visita llevé a mi madre a comer a su restaurante favorito… íbamos todos los meses alguna vez, pero ese día me dijo que no se tomaría una cerveza sino tres, riéndose…

-      Mucha cerveza puede ser dañina mezclado con tu medicamento…

-      Hoy no lo tomé, sabiendo que venías a verme… y no creo que pase nada. Cuando estoy contigo me siento mucho mejor sin necesidad de medicarme.

Después regresamos a su casa y me dijo que quería tomar una siesta, fuimos a su dormitorio y nos acostamos juntos (siempre me acostaba con ella a ver la televisión como cuando era niño, nos consolidaba nuestro vínculo filio maternal)

-      Gracias por el almuerzo el día tan bonito que me das cada vez que vienes a verme.

-      No tienes por qué dármelas, me gusta mucho compartir contigo estas horas, eres una mujer muy agradable, con la que me siento muy a gusto… como si no fueras mi madre, sino una amiga… tal vez sea que ya tengo una edad.

-      Aun no eres tan mayor, ni yo tampoco me siento vieja… Mira cariño a propósito de eso… hace tiempo que deseo confesarte una cosa… Quiero que sepas que a pesar de estar vieja, sigo siendo mujer. Es duro decirlo, pero es así, hace muchos años que tu padre no me ha dado placer… y por supuesto nunca lo he tenido con otro hombre, así que estoy en el dique seco tanto tiempo que ya ni me acuerdo lo que sentí ni como fue el último polvo que me echaron….

-      Pero mamá como me dices esto… así a bocajarro.

-      Calla nene, ¡¿no me digas que crees que las viejas no pensamos en el sexo…?! Mira le he dado muchas vueltas a lo nuestro.

-      ¡¿Qué me quieres decir…?!

-      Pues que dado que tú debes ir con mucha falta con la abstinencia tras el divorcio, había pensado que bien podríamos olvidar quienes somos y compensar esta parte de nuestra vida que anda muy renqueante…

-      ¡¿De veras me estás proponiendo que tú y yo…?!

-      No me digas que nunca lo  has pensado… seguro que te has hecho más de una paja pensando en tu madre… Puse cara de asombro ante sus palabras. -  Mira eso ya no importa hijo mío…, tú yo podríamos follar bien rico, aquí en casa, en esta cama donde nadie nos va a molestar y disfrutar sin problema, ¡¡Como si tomásemos un café de después de la comida!! Y a mí me apetece un buen café bien cargado.

Mi madre me empezó a acariciar el paquete por encima del pantalón…

-      Si te sirve de algo, estoy bastante caliente, y no estaría mal que empezáramos con un 69, que es la edad que tengo… me encantaría mamarte la verga mientras tú me comes este coño calenturiento que te parió… ¡¿Qué me dices, hijo?!

Mi madre nunca tuvo un cuerpo escultural pero si muy sensual de los que atraen a los machos para engendra con ella, para su edad tiene sus carnes duras y bien puestas, unas caderas anchas y su vulva es carnosa, por como abulta. Yo no sabía cómo reaccionar ante esta confesión de mi madre… sin embargo mi polla sí, se había alzado como un mástil en el día de la bandera.

-      Mamá, no creas que no lo he pensado muchas veces, pero eres mi madre y te debo un respeto… yo nunca… vamos que una paja sí ha caído pero llegar a esto.

-      ¡Anda, no te lo pienses más tonto… llevas divorciado muchos meses y debes tener los huevos a reventar…! Solo con ver como se te ha puesto la polla de dura, sé que lo deseas tanto o más que yo… ¡SACATE LA VERGA Y DEJA QUE TE LA MAME, QUIERO QUE TE CORRAS EN LA BOCA DE TU MADRE…PARA EMPEZAR! Hace mucho que no saboreo la leche de una verga… y de paso me das el gusto de volver a hacerte sentir un orgasmo, luego puedes “probar” el coño de mamá.

Sabía que mi madre no había sido nunca una santa, una beata ni nada parecido, el sexo lo tenía como algo crucial e importante en su vida, lo necesitaba como el comer, y el atreverse a pedirme follar, no era más que la salida imperante a su lasciva necesidad sexual pese a sus casi setenta años. Recuerdo como si hubiera ocurrido ayer cómo fue que vi a mi madre follar por primera vez…

…En casa vivíamos mi madre, mi padre, mi tío, hermano de mi madre y yo… (Mis padres le dieron alojamiento, era un hombre soltero que se conformaba con muy poco, así que vivía en un cuarto en el segundo piso y aportaba a la casa con su nómina de mecánico en un taller de la zona). Por entonces yo tenía 12 años, mi madre unos 30, y sin querer, descubrí al hermano de mamá tirándosela en la sala…. Eran los años 80, tiempos donde la mentalidad del libertinaje predominaba. A esa hora daban programas de serie rosa como “Señoras y señores”, mi padre trabajaba fuera de la ciudad en la sierra, y estaba fuera de casa casi doce horas al día, su trabajo de albañil era duro y cuando llegaba, cenaba y caía rendido en la cama como un bendito sin atender a su esposa.

A eso de las 11 de la noche mi tío y mamá siempre se quedaban solos en la sala…, en mi inocencia nunca pensé nada malo, hasta cuando me empezó a dar cuenta de que mamá se comportaba como una niña cuando estaba su hermano, se reía mucho y le servía la comida el primero, entre otro muchos detalles de caricias o toques en sus nalgas sin venir mucho a cuento…. Empecé a sospechar, de modo que cuando les oír reír en la sala, pensaba que era por alguna comedia que ponían en la televisión. Una de esas noches me atreví a mirar lo que era exactamente…, a las 11:30 de la noche descalzo, me asomé por el pasillo que da a la sala, poco a poco me fui acercando y presintiendo lo que podía estar pasando con un poco de miedo y excitación por los acontecimientos que estaba a punto de esclarecer… oía como si fuese una escena donde los amantes se besaban locamente mientras hacían el amor. Mientras me acercaba a la sala empecé a escuchar el gemido de mi madre, ya no reía solo gemía y los vi… mi tío la tenía cargada levantándole las dos piernas con la cintura de mi madre apoyada en el reposabrazos del sofá y su cabeza hacia atrás.

Me sorprendió mi madre, no era gimnasta ni nada y a sus 32 años me asombró como tenía las piernas en el aire bien estiradas, mientras mi tío le metía la polla con la bata de casa levantada sobre la barriga. Mi tío se movía rápido con dureza mientras mi madre cerraba los ojos y tiraba la cabeza hacia atrás. En su rostro una sonrisa perversa del placer mirando a su hermana que la empotraba a base de pollazos duros, como si pareciera que quisiera que mi tío la partiera en dos. Su hermano en un alarde de flexibilidad y desesperación, le mordía las tetas gordas… aun no las tenía nada caídas, y le metía el dedo al culo. En una de esas mi madre levanto la cabeza que estaba tirada hacia atrás, y le besó en la boca…, sacaba la lengua y mi tío le metía la suya. Su hermano solo tenía 26 años y mi padre ya andaba por los cuarenta… creo que la juventud, junto con el potencial sexual, era lo que le gustaba a mi madre de mi tío.

Yo estaba triste casi al borde de las lágrimas, pero excitado. ¡¿Cómo podía ser posible?! Mi madre
era una hipócrita, cuando llegaba mi padre, ella se alegraba y todo. Bueno, mis llantos compungidos se hicieron sonoros y me escucharon,  se separaron como en un segundo, mi madre se bajó el vestido y la muy cínica se puso seria y ofendida dirigiéndose a mí con mal talante…

-      ¿Qué te pasa? Solo me estaba abrazando a tu tío… - Cariño, aquí no pasa nada

O sea, mi madre me vio cara de huevón. Seguía llorando y le amenace con que se diría todo a mi padre, ella se asustó.

-      Si  haces eso, tu padre es capaz de matarme…

También le dije a mi tío que se fuera de la casa…, mi madre seguía insistiéndome que solo fue un abrazo entre hermanos que se quieren mucho. Pero como son las cosas, después del susto mi madre y mi tío se fueron cada uno a su cuarto, mi madre estuvo un rato en mi habitación manipulándome psicológicamente de que yo había visto algo que no era, y tanto era mi dolor que me auto convencí de creer esa mentira, que aquello simplemente una forma natural de expresarse cuanto se querían…, pero como son las cosas amigos, ni siquiera por esa noche dejaron de fornicar. Mi cuarto está casi frente al de mis padres,  yo con ese trauma no pude dormir, mi madre entró a mi cuarto como a las dos de la mañana yo me hice el dormido, no sé qué pasó pero después de un buen rato escuché que alguien abría la puerta del cuarto de mis padres, ya sabía lo que pasaría, sin embargo, esta vez no saldría a gritarles.

Empecé a escuchar a mi madre después de un rato nuevamente gimiendo, la noche no pasaba, el catre de madera de mi tío sonaba como si se fuera a romper de los fuertes empujones que le daba a mi madre… ella siguió gimiendo como una puta, se escuchaban sus gemidos no muy fuertes, pero se escuchaban. No sé hasta qué hora estuvieron fornicando, pero seguro que lo dejaron antes de amanecer, cuando se despertaba mi padre para ir al trabajo, ajeno a todos los tejemanejes de mi madre con su cuñado, dejándole el coño bien lleno y satisfecho, cada noche.

Sabía que no dejarían de follar cuando estuvieran solos, con mi padre en el tajo y yo en el colegio. Regresé del colegio, mamá preparo mi plato favorito de macarrones con tomate. Mi tío después de un buen rato, bajó de su cuarto un poco disimulado, me saludó y antes de que saliese por la puerta de la cocina me dio doscientas pesetas, para que me comprase el último video juego de súper-nintendo. Haciéndome el estúpido, agarré ese dineral, y me fui a jugar con mis amigos, sabiendo lo que harían. Unas tres horas después volví a casa, mi madre se estaba dando un baño, mi tío ya no estaba…. Desde esos días empecé a sentir morbo por la perra de mi madre… la espiaba por un hueco del baño que ella dejaba, ahora sé que intencionadamente para que yo la mirase y me pajease en su nombre una y mil veces. Ella era consciente que los machos estamos siempre salidos y me daba esa salida para acallarme los devaneos que se llevaban, de ese modo, todos contentos y silentes.

Generó en mí una necesidad perentoria de verla y pajearme… sin duda ella tuvo la culpa de esa extravío que sentía por ella…, ella misma no tenía sentimiento de culpa, me permitía masturbarme con sus bragas, que sin el menor recato las ponía a mi disposición y luego las retiraba de mi cama llenas de leche, o sus sostenes. Algunas veces me deja las bragas para que se la llenase de lefa, para luego ponérselas… las olía, las chupaba por donde dejaba mi engrudo y luego se la ponía, empapando la raja de su coño con mi leche fresca.

 


 

La muy perra se arreglaba muy sexy, un poco más de lo normal para un mujer casada… incluso los vecinos hablaban. Una vez, saliendo del colegio la vi en una calle caminando junto a un señor que no era mi tío, se metieron un coche y se alejaron… no la volvía a ver hasta una hora y media después, más desmaquillada y algo desaliñada… observé a mi tío muy molesto con ella siempre, se le notaba bastante celoso, pero se cuidaba de no hacer escandalo cuando yo estaba en casa. ¡¡Hasta que mi tío dejó preñada a mi madre…!! Mi padre entendió que por lógica, ese hijo era suyo, no sospechaba nada de los avatares que ambos tenían. En las madrugadas, me solía despertar con facilidad, y mi madre, a pesar de estar bien preñada, continuo follando con su hermano…, claro el hijo era de él, pero ella debía cuidar del bebé. Los escuchaba en las noches en el cuarto él follando como conejos salidos.

No entraré en detalles cuando mi padre llegó a descubrir la verdad por lo que hablaban los vecinos, pero ella estaba de 32 semanas cuando mi tío se fue de casa, pese a las discusiones, al final el cornudo de mi padre se quedó con mi madre dispuesto a dar sus apellidos a la bebé que le había hecho su cuñado en la panza de su esposa. Yo estaba molesto con ella, tal vez fui alcahuete, pero no tenía opción pensé que mi padre mataría a mi madre, como me dijo ella…, a mi edad era muy ingenuo, y la perra de mi vieja, muy perversa. Después de los perdones y lloriqueos de esposa sumisa, todo volvió a la normalidad. Mi tío sentó la cabeza y formó su hogar lejos mi familia, con una venezolana que lo escurrió a base de bien… el cornudo de mi viejo decidió perdonarle pero poco se frecuentaban… pocas veces se volvieron a ver.

Con el tiempo nació mi medio hermana, la queríamos a pesar de lo quien se lo hizo a mi vieja…, lo años pasaron, pero no dejé de pajearme en honor a mi madre, ella lo sabía y se dejaba admirar por mí… seguí espiándola en su cuarto o en el baño, me dejaba mirar cuando meaba, o cuando se duchaba, dejaba abierto para que mirase… eso nos llenaba de morbo. De pensar que mi tío le abría esa vagina chupándola toda y eso me excitaba más sabiendo lo prohibido que es el incesto. Ese tabú me marcó mi pubertad, tuve aventuras con alguna que otra chica pero nada serio.

 

**************

 

Mamá llegó a 40 años, vivíamos en la misma casa los cuatro. Nos mudamos hacía mucho de aquel barrio a la sierra, donde teníamos una bodega. Yo ayudaba a mi madre a vender, mi padre seguía trabajando en la construcción.

Siempre viví obsesionad con mi madre desde aquel día que la vi follando en la sala de estar con su hermano…, habían pasado casi diez años, y aún sentía ganas de follármela, más siendo mayor y habiendo tenidos bastantes experiencias con varias novias, y ella una coqueta mujer madura.

Algunas veces se reía con algún cliente y yo me molestaba pero ella ni lo notaba…. Una vez por fastidiar empecé a jugar en la misma tienda con ella a la fuerza, ya sabéis, agarrándola de las manos y tratando de empujarla, ella se reía, cuando entró una clienta y nos vio jugando… se sonrojo riéndose…, ya me imaginaba lo que mamá pensaba de cuales eran mis intenciones con aquel juego, y no andaba desencaminada mi madre, porque no había dejado de provocarme en todos esos años, así fue como una noche que mi padre viajó a Madrid, nos quedamos solo los tres aquella noche, mi hermanita se quedó dormida. Sobre las 10 de la noche, estaba viendo un partido de futbol, no sé qué le pasó a mi madre, pero esa noche se le veía muy coqueta conmigo. Yo nunca insinué nada, pero ella sabía de sobra la atracción que ejercía sobre mí. Yo estaba nervioso como si fuera mi primera vez, nos sentamos juntos en el sofá a ver ese partido de futbol, le explicaba quien eran los jugadores y ella fingía interesarse con los detalles

No sabía cómo abordarla, ella al ver mi indecisión se paró diciendo que se iba a dormir. Miraba como mi sueño dorado de hacerla mía se esfumaba. Me volví loco cuando la escuché llamándome, me dirigí su cuarto, la encontré echada dentro de la cama y mi hermana de nueve años dormida a su lado como una bendita… era muy bonita y tierna, me llevaba muy bien con ella y la cuidaba.

-      ¡¿Me has llamado…?!

Ella me dijo riéndose…

-      ¡Yo no te he llamado, cariño!

Rápidamente pensé en qué decirle…  

-      Bueno… ¿Puedo dormir yo también contigo… esta noche hace frío?

-      ¡Un hombretón como tú de veintiún años quiere dormir con su mami! ¡Qué locura!

Eso significaría que no quería nada, si decía que sí significaría que me daba vía libre, así debía de insistir y eso fue lo que hice. Como haciéndose la desinteresada acabó por rajarse…

-      Acuéstate a mi lado, aunque dudo que la cama alcance a los tres con tu hermana.

-      No importa, ocupo poco espacio y la cama es bastante ancha…

A las once de la noche, mi verga estaba como un bolardo de rígida. Echado al lado de mi madre, ella se giró dándome la espalda trate de no tocarla con mi polla, quería que todo cayera por su peso. Empecé a decirle que me contara cuando era joven, cuantos novios tuvo y esas cosas…. Ella me empezó a contar y la lista no era pequeña, pienso que la recortó a los cinco novios con derecho a sexo completo. Después de unos minutos le pedí que me diera teta como dijo que le daba a todos sus novios cuando se la follaban, se negó haciéndose la difícil, me excusé con recordar cuando era bebé (aunque los bebés no tienen memoria para recordar nada), no deseaba que pensara que iba a saco como todos esos hombres con los que se había acostado. Medio riéndose aceptó. Con todo en penumbra, pude notar su sonrisa perversa con la que traicionó a mi viejo tantas veces follando con su propio hermano. Se desabotonó y se abrió el camisón… me acerqué a chupar sus tetas ¡Qué ricas estaban! Suaves, gelatinosas, calientes y llenas de carne sabrosa… me excité tanto que mis deseos de follármela se dispararon. Soltó una pequeña risa al notar mi lengua y labios con duros chupadas en sus pezones… se empezaron a endurecer de la excitación, mis dedos llegaron hasta su coño que también empezaba a humedecerse…, sus manos acariciaban mi cabeza con sus dedos entrelazados en mis cabellos.

De ahí todo fue directo, le agarré la cintura, la pegué mi cuerpo, la quise besar y la muy perra me dijo que NO…

-      Tu hermanita se va a despertar.

Como si le importara a la muy puta, después de haber follado decenas de veces con mi tío, estando mi padre en su cama durmiendo. Mi cipote quería explotar.

Chupé de las dos tetas, quería besarla en la boca estaba loco por sus labios, movía la cabeza haciéndome la cobra…, entonces tomé la iniciativa de dominio del macho, y le bajé bragas, se las quité a la vez que fui besando sus tetas y la barriga hasta llegar a al monte de Venus…. Allí ya no hubo más que rendición, mi madre claudicó dejándose comer el coño. Lamí la vagina, la chupaba y le metía la lengua… era el mejor sexo que había tenido en mi vida. Ella lanzaba pequeños gemidos ahogados, parecía una niña virgen… con sus manos me agarraba del pelo. Subí violentamente levantándole todo el camisón, le dije te amo muy bajito para que no se despertara mi hermanita, no decía nada, le besé el cuello y por fin último, nos besamos las bocas…con lengua.

Hicimos el 69, mi hermana ni sentía nada dormida totalmente. Mi madre sugirió que era más prudente que nos marcháramos a mi cuarto, la cargué entre mis brazos y salí descalzo camino de la cama donde nos casaríamos por primera vez, como si fuera mi mujer. En mi cuarto encendimos la luz de la mesita, ella más tranquila se quitó toda la ropa mirándome como tenía mi verga de dura mirando al techo… sonrió perversamente, se acercó a mí, la cogí por la cintura, la levanté con todas mis fuerzas agarrándola por el culo, y estampándola contra la pared a la altura de mi pecho, incliné mi cabeza para comerle la vulva pulposa de mi procreadora, con labios y dientes, con la lengua audaz que presionaba el clítoris.

Tras unos largos minutos de tenerla suspendida en el aire, la bajé y tomándola por la cintura y echando su cuerpo hacia atrás, la monté sobre mis caderas… ella misma se empaló en mi cipote por su vagina hambrienta. Gemía al notar como entraba mi falo hasta sus entrañas. Su vientre blanco y casi plano era llenado por mi gruesa polla, hasta pegar mis vellos púbicos a su gorda vulva de labios vaginales carnosos, ahora abiertos como pétalos de flor primaveral y las tetas moviéndose de arriba abajo… me excitaba sobremanera ver que ya era mía, y que ella gozara colgada de mi cuello dejándose caer en duros sentones, en los que se embutía mi tronco hasta los huevos, una y otra vez, y no para darme placer, sino para dárselo a ella misma… a mi madre le encanaba follar, necesitaba que la follaran y poco le importaba cual fuese el macho que lo hiciera…, yo era tan válido como su hermano o mi padre, una polla era una polla para ella.

-      No pares nene, sigue un poco más mi amor… sí así, me voy a correr…yaaa

Me dijo susurrándome a oído… eso me excitó más, la penetré con más fuerza, la besé comiéndole la boca. Ella aguantaba muy bien las batidas estando colgada de mí a pesar de sus 40 años. Tenía las piernas bien engarzadas a mi cuerpo, y sus brazos alrededor de mi cuello moviéndose con la polla metida en su coño, se agitó rápido, y ambos nos sincronizamos. Unos segundos más, y se corrió como una zorra sobre mi verga. Yo esperé lo máximo, aguantando que ella se corriese, y al notar sus convulsiones, su contracciones uterinas presionando mi polla, esta se endureció presta a correrse también dentro de mi madre. Le di unas clavadas duras y profundas mientras eyaculaba y nos comíamos las bocas a un tiempo. Queríamos sentir todas las sensaciones del mejor sexo que se puede tener… mis huevos llenos de leche se empezaron a drenar en el útero de mi madre, y ella feliz de recibir mi contingente seminal en su intimidad.

Tras la follada, nos tiramos a la cama, desnudos los dos, nos metimos bajo las sábanas… y empezó a decir que no deberíamos hacer esto, en el clásico sentimiento de culpa.

-      Solo será por esta vez.

En realidad yo no estaba enamorado de mi madre lo que quería de ella era sexo nada más, hacerlo pagar por haber sido tan puta con mi padre, llenarla con mi leche y dejarla marcada como mi hembra. Al final, optó por marcharse a dormir a su cama con mi hermanita. Al cabo de una semana de aquello, quiso estar otra vez conmigo, pero le dije que no era justo con mi padre, y se daría cuenta, se resignó o más bien se resintió conmigo, se dio cuenta que fue una venganza de esas épocas en que engañó a mi padre.

Al final me comprometí con una chica y me fui de la casa paterna. Actualmente se han separado y ya no se ven ni se necesitan, al menos mi madre no. Yo también acabé divorciado, aunque nunca dejé de visitar a mi madre varias veces por semana, y en más de una ocasión pasaba por mi cabeza tirármela… habían muchas cosas que se prestaba a ello, sin embargo me retraía de volver a cometer el mismo delito que a mis veinte y pocos años, pero si  nos remontamos a un par de años antes de la debacle final del matrimonio de mis padres y de mi segundo casamiento, antes de volver a vivir con ella…, en donde mi padre tuvo un problema médico. Este fue el primer reencuentro con mi madre de modo especial, después de nuestro afer hacía más de veinte años.

 


Acompañando a madre, la tarde había sido complicada. Mi padre había sido internado en el hospital de emergencia con un cólico nefrítico y mi madre toda asustada me abrazó cuándo llegué al hospital. Estaba llorosa y era un manojo de nervios. Mi madre, una señora con sus años muy bien llevados, que aún en su vejez se puede apreciar la belleza de otros tiempos pero ahora inspiraba más lástima que cualquier otra cosa. Mi hermana vivía en el extranjero y yo era su único soporte familiar cercano que mis padres tenían.

-      No es nada, ya está en buenas manos.

Le dije para tratar de calmarla.

-      ¿Qué le voy a hacer hijo?

Se lamentó aún abrazada a mí.

-      Cálmate mamá y espérame aquí que voy a hablar con los médicos

Encontré al doctor que atendía a mi padre en la sala de estar y luego de decirme que tendría que estar al menos tres días internado con medicamentos fuertes y luego ya veríamos me reuní con mi madre para darle la noticia.

-      Tengo miedo hijo de lo que me vayas a decir.

Dijo ella mirándome a los ojos.

-      No es de muerte mamá por Dios

Le respondí para que se tranquilizara.

-      Ya sé pero tengo miedo de quedarme sola en el apartamento y pensar en sabe Dios cuántas cosas malas. 

-      ¿Quieres venir a mi casa por esta noche? puedes compartir la cama con Luz.

-      Ni pensarlo...yo tengo mis comodidades y no quiero crearte complicaciones ni a ti ni a tu familia.

-      No es ninguna complicación, si quieres…

-      ¿Por qué no te quedas en mi casa por estos días?

-      Por mí no hay problema si eso es lo que quieres, llamo a casa y le digo a María.

Después de decirle a mi mujer que pasaría la noche dónde mi madre buscamos mi coche y nos dirigimos al apartamento de mis padres. Estaba algo distante del centro de la ciudad en un complejo residencial muy tranquilo. Llegamos en unos veinte minutos por el camino de la costa. Mi madre no había pronunciado palabra durante todo el trayecto y se había recostado como intentando dormir apenas tomamos la vía rápida. Al llegar estacioné junto al coche de mi padre y despacio tomé a mamá por el brazo y avisarle que ya habíamos llegado. Abrió los ojos llorosos y me preguntó si ya estábamos en casa. En el ascensor se abrazó a mí de nuevo y mientras lloraba me decía lo mal que se sentía por mi padre y lo que estaría sufriendo.

-      No digas eso mamá, no te sigas torturando por el amor de Dios. Todo es cuestión de unos días y el viejo quedará mejor que antes.

-      ¿Tú crees?

-      Seguro, ya verás.

Entramos a la casa, ella se dirigió a su cuarto y me preguntó si me preparaba algo de comer porque ella no tenía apetito.

-      Sí tengo hambre pero como solo si tu comes también, ¿qué tal?

-      No me hagas eso hijo, mira que me siento mal y no deseo probar nada.

-      Tienes que hacer de tripas corazón y tragar algo si quieres que yo me alimente también.

-      Está bien, tú ganas, ¿que no haría una madre por su hijo?

Durante más de dos horas estuvimos viendo la televisión y entonces ella me dijo que tomaría una ducha antes de ir a dormir. Le dije que yo también tomaría una para dormir fresco, mi día había sido agotador. Mi madre dejando escapar un largo suspiro me sugirió que nos bañáramos los dos juntos, y así nos ayudaríamos a enjabonarnos el uno al otro como era pequeño y ella se metía conmigo en la gran bañera que había en casa. Me pareció simpático más que morboso a decir verdad, pero aún así le dije entre risas…

-      Mira que ya no soy pequeñito y te podrías llevar un susto.

-      ¿Susto? ¿qué dices? si no te habré visto crecer… No creo que tengas nada nuevo desde entonces…

-      Eso hace mucho tiempo mamá.

-      Tan solo habrás crecido algo más, tan solo eso… y quizás más experiencia, después de estar casado tanto tiempo.

Y me dio una palmada en las nalgas.

-      Tu espera aquí si quieres que yo te aviso cuando esté el agua a punto, así aprovecho y me meto primero para que no me espíes… bribón.

Eso lo dijo con doble intención, aun recordaba la cantidad de veces que me pajee viéndola.

-      ¿Qué dices mamá? Yo no haría algo así… ahora.

-      Vamos que sé cómo te se desvivías por mirarme desde el pasillo cuando me desvestía.

-      ¡Eh…! Bueno es cierto pero eso eran cosas de niños, algo normal a esa edad.

Lo había sabido siempre, creía que ella nunca se había percatado de mis vigilias. Bueno ya estaba, me lo había dicho de una vez y no hubo problemas, después de todos habían pasado muchos años. Era verdad, la espiaba siempre que podía y más de una paja me cascaba a su salud por aquellos días… aunque ella también se dejaba las puertas abiertas adrede. El timbre del teléfono me hizo volver a la realidad desde mis pensamientos. Era el Dr. Hidalgo para informarme que mi padre estaba bajo un fuerte sedante que lo haría dormir toda la noche y parte de la mañana y que todo estaba evolucionando bien. Mamá no cabía es si misma después de darle la noticia y me abrazó con fuerza. Ella estaba sentada al borde de la bañera con una de sus manos probando la temperatura del agua cuando le informe de las buenas nuevas.

Se había quitado el vestido y su delgada silueta se hacía notar tras la casi transparencia de la ropa interior que llevaba. Algo en mí se disparó y ya mi entrepierna no fue la misma. Salí para que terminara de desvestirse y pudiera entrar al agua sin que yo la mirara… como a los dos minutos me dice que ya puedo entrar. El agua espumosa y con perfume le cubría las tetas y sus delgados brazos se daban a la tarea de mojar su cuello y espalda. Me metí en el agua tibiamente agradable y me despojé de mis calzoncillos dejándolo caer al lado de la bañera para que ella lo viera.

-      Así está mejor si no como poderme lavar bien

Deseaba ver su reacción. No dijo nada al ver la prenda. Ella se giró quedando de espaldas a mí y entregándome la esponja me pidió que le ayudara con su parte posterior, mientras ella se ocupaba de su frente. Para ese entonces mi erección iba creciendo, y agradecí a la vida que estuviera fuera del alcance de su vista. De pronto ella se impulsó un poco con sus pies puestos en pared, y sus nalgas quedaron justo al principio de mi polla, pegadas. Yo no hice ademán alguno de haberlo notado y me quedé allí mismo mientras mis manos frotaban su cuello y cuidadosamente humedecían su pelo. Conversamos con mi polla y huevos aplastados por su culo.

-      Sé que siempre has sentido celos de tu hermana

-      ¿Quién yo…?

-      No lo niegues lo sé, siempre lo supe pero debes estar seguro que los quiero de igual manera a los dos… sois iguales en mi corazón, no importa en nada que seáis de padres diferentes, para mí sois lo mismo, porque os he parido.

-      Ya lo sé mamá y si alguna vez te lo he dicho ha sido más por bromear que en serio… yo también quiero mucho a mi hermanita.

-      Las cosas más serias se dicen en broma así es que debes saber que una madre siempre está dispuesta a hacer lo indecible por un hijo.

Dijo mi madre ladeando un poco su cabeza para encontrarse con mi vista.

-      Ya lo sé mamá y un hijo por su madre también haría cualquier cosa.

-      Ya estoy vieja, pero tengo derecho a ciertas cosas que ni los años debieran prohibirle a nadie.

Dijo apesadumbrada y se giró para que no viese los ojos donde ya el llanto comenzaba a brotar.

-      Tranquila mamá,  me apresuré a decir rodeándola con mis brazos. - Aquí estoy para protegerte y mimarte.

Se levantó de espaldas a mí, su culo estaba perfectamente en su sitio…grande, redondo, firme y hermoso. Cogió la bata de baño y salió envuelta en ella con una toalla en su cabeza. Luego salí yo con una bata de franela de papá que ella me había llevado hasta el baño antes de disponerlo todo. Llegué al cuarto donde pasaría la noche, y tras acomodarme me disponía a apagar la luz de la mesita, a veo en el umbral.

-      ¿Pasa algo mamá?

-      Tan solo quería darte un beso de buenas noches.

-      Por supuesto…

Dije intentando pararme pero su mano me detuvo.

-      No hijo quédate arropado.

Se sentó junto a mí para darme un beso en la mejilla, arrebujándome con sus brazos. Ahora de nuevo comenzaba a erguirse mi hombría ante el abrazo y el calor de su tierno beso. La retuve junto a mí mientras acariciaba su espalda. Mamá empieza a acariciarme la cara, me besa la nariz y llega a mis labios con un piquito suave mientras me dice…

-      Hijo no me dejes sola esta noche.

-      Estoy aquí mamá, a unos pasos de tu cuarto.

-      No es eso, es la falta de tu padre en la cama… siempre he dormido con él, y no cogeré el sueño si no tengo a un hombre a mi lado, el olor que desprendéis los machos me tranquiliza y me ayuda a conciliar el sueño.

-      El volverá en unos días ya viste como todo está bien.

-      No entiendes hijo, no puedo dormir tan insegura y sola en ese cuarto tan inmenso, en esa cama tan grande aun sabiendo que estas a unos pasos de mí.

-      ¿Y que puedo hacer mamá dímelo tú?

-      Ven a mi cuarto y compartiremos la cama como cuando eras niño y con tu hermana dormíamos juntos cuando tu padre andaba de viaje.

En una de aquellas ocasiones acabamos follando, pero no estaba seguro que ocurriera ahora, ella era bastante más mayor y la libido no es lo mismo a los 40 que los casi 70 años. Nos acostamos. Ella con su camisón de dormir casi hasta las rodillas y yo tan solo con la camiseta de mi padre y un bóxer. Me arropó y me ofreció una de sus manos como cuando era un niño.

-      ¡Qué bueno que estamos juntos en esta noche…! Hubiera sido muy triste sin ti.

Dijo casi en un susurro, pegada su cara a la mía, frente a frente… pude sentir su aliento.

-      Y es que he echado de menos tu compañía tanto tiempo hijo mío… y a tu padre por supuesto. Mira ya te dije que haría cualquier cosa por mis hijos y quiero demostrártelo.

-      ¿Haciendo qué?

Pregunté sonriente.

-      Lo que tú desees… aun me considero buena en muchas cosas, pese a mi edad… Respondió entre las sombras. - Bueno unas caricias a de tu amada madre, no estarían mal ¿no crees?

-      Siempre me has sabido acariciar muy bien…

Su pequeña mano ahora jugaba con mi cara y mi pelo. Mi miembro comenzaba a crecer poco a poco. Su voz susurrante, el calor que emanaba de su cuerpo aromático, me embelesaba.

-      ¿Te siguen gustando mis caricias, cariño?

-      Siempre mamá, mucho y lo bien que hueles… tu aroma me rememora mucho a unos tiempos muy felices juntos…

-      ¿Cómo te he gustado más… como mujer o como madre…?

Se rio levemente sin dejar de acariciarme, sus largos y huesudos dedos ahora estaban sobre mi estómago haciendo pequeños rizos en mi vello abdominal.

-      Ahora no sabría distinguir qué parte de ti me ha gustado más… siempre has sido mi fetiche, la inspiración de mi pajas, pero por otro lado necesitaba de tu firmeza como madre, para llegar a ser el hombre que soy ahora.

-      Contigo siempre he querido tener esas dos versiones… Soy tu madre, pero antes he sido mujer y hembra, y cuando llegaste a la pubertad, asumí mis dos papeles para que tuvieras el mejor desarrollo anímico sin frustraciones sexuales…

-      Lo sé por eso siempre te admiré y te amé como te amo ahora, mamá.

-      Yo también te amo mucho, mi vida… Sabes que cuando eras bebé y te alimentaba con mi pecho, eras tan glotón que aún sin fuerzas tenía que seguir con mi teta complaciéndote… ya no mamabas para alimentarte, solo era el placer de chupar mis pezones, lo que te relajaba y te dormía… Eras un auténtico mamón.

-      ¡Nunca me habías dicho eso!, ¡¿es cierto?!

-      Tan cierto como que, para vergüenza mía, lo disfrutaba y me excitaba mogollón porque… bueno me dejabas los pezones enrojecidos de mamar durante horas sin sacar leche, solo por estar chupando de ellos para dormirte…

-      Bueno eso porque, seguramente desde muy chico ya tenía definido mi gusto sexual… me hiciste afianzarme en mi masculinidad y hombría heterosexual.

Dije entre risas… ya sabía que no había salido marión…

-      Sin duda que no lo eres…me has demostrado con creces que eres un buen macho. Pero lo mejor o peor es que me humedecía...allá abajo...ya sabes… me tenía que tocar el coño… y llegaba a correrme acometiendo con los dedos el clítoris, mientras me mamabas las tetas… y me corría más de una vez en todo el tiempo. En más de una ocasión llegaba a mamarte la polla y lamerte los huevos, y aun tan chico se ponía dura… ¡Me encantaba ver cómo te la ponía dura con mis labios!

-      ¡¿Mamá por Dios que dices…?!

-      ¿Te alarmas? pues no lo hagas, porque estaba tan solo reaccionando involuntariamente al calor de tus labios en mis pezones y una no es de piedra ¿Sabes? Igual que tu polla también reaccionaba al calor y humedad de los míos.

Siento una de sus piernas sobre las mías. No pude contenerme por más tiempo mi mano acaricia su muslo y ella continúa hablando quedo. Poco a poco y de una manera muy sensual busco el triángulo de su entrepierna y ella dejó escapar un levísimo quejido. Su camisón de dormir subió más arriba de su estómago por el arrollador ataque de mis manos. La tocaba por encima de la tela que cubría su abultada vulva. Junto a su raja vaginal, la prenda estaba en exceso mojada.

-      ¡Mmmmm que gusto sentirte, hijo! Sácame las bragas y recorre los pliegues de mi vieja vagina como he imaginado desde que sé que mi hijo me espiaban y pensaban en mí cuando sus chorros de leche brotaban.

Su prenda interior quedó a nuestro lado emanando sus más íntimas fragancias.

-      ¿Tenías esta fantasía desde que era niño?

-      Si claro que sí… dijo con el aliento entrecortado. - Tu padre no lo sabía, pero cuando me follaba, muchas veces pensaba que eras tú quien me penetraba… me daba mucho gusto imaginarlo…me excitaba tanto que me corría un par de veces mientras él me follaba…, pensar como sería sentirte dentro, como te moverías sobre mí y cómo sería notar tu leche llenándome la vagina… ¡Venga cariño, no me hagas esperar más y hazme la paja que necesito desde siempre!

Su vello púbico casi inexistente de color oscuro, sus grandes labios vaginales rojos contrastaban a ambos lados de su raja. Mi madre ahora se había desinhibido por completo y besaba mi glande son verdadera pasión, lo ensalivaba y lo mordía con pequeños y leves mordisquitos y lo besaba levemente haciéndome respingar. La carne de sus tetas aún estaba suficientemente firme como para soportar aquellos largos y ahora enardecidos pezones. Tomé el izquierdo entre mis dedos pulgar e índice y comencé a aprisionarlo con cierta fuerza. Mamá gemía con más complacencia ahora. Se incorpora y pone una de sus tetas en mi boca.

-      Mama hijo, chupa fuerte del pezón hasta que brote la leche que te alimentaba.

 


 

Sus pezones eran una delicia, tiernos y espigados como chupetes, la gran areola los hacían aún más excitantes. Se situó sobre mí en un momento dejando esa inmensa y gastada gruta carnosa sobre mi cara. Su pubis me ahogaba pero si tenía que morir quería que fuera de esa forma, debajo de esa herida por donde había llegado a este mundo, el carnoso coño de mi madre que sabía a hembra en celo… deseaba recibir una comida de coño como hacía tanto nadie le hacía.

-      Chúpame el coño hijo, chúpame por el amor de Dios… necesito que me lo comas… ¡hace años que nadie lo hace y lo echo tanto de menos que es lo último que te pediría…! No quiero morirme sin correrme con tu boca en mi clítoris…

-      Me encanta tu coño, mamá. Saber que estoy comiéndome el coño que me parió, me pone a mil… y luego… ¡¡TE LO PIENSO FOLLAR A BASE DE BIEN!!

-      Sí nene, luego me lo follas y me lo llenas de toda la leche que producen de ese par de cojones que te he dado, pero antes sácame un buen orgasmo, por favor… ¡Te lo ruego por lo que más quieras…! ¡Sí por Dios Santo, que gusto me das…!

Mi lengua ahora era dueña de cada una de sus sensaciones llegando a empujar su abultado clítoris, hasta un ángulo casi imposible. Mi fuerza al succionar hacía que sus carnes llegaran casi hasta el mismo centro de mi boca. El 69 era perfecto, ella al notar que era un glotón con su vagina, con su clítoris, con sus labios carnosos, follándole con la lengua a todo trapo, se centró en la mamada, en la que se empeñaba en tragarme por mi verga, que latía descompasadamente, allá en el último tramo de su garganta. Sus caderas se empinaban más cada vez frotándose todo el coño contra mi cara, se retorcía buscando su orgasmo a toda costa… y yo casi me corría con sus chupones. Su agitación era casi descontrolada, ninguna hembra se había portado así con mis comidas de coño, mi madre era única… sabía hacerlo mejor que ninguna, y me sorprendió gratamente…

-      Sí, tóoooma hijo, chupa con más fuerza, no lo dejes ahora que te doy mi corrida…

Gritó desenfrenada de lujuria convulsionando en su mejor versión orgásmica.

-       Sácamela toda porque toda es para ti… ¡Bébete mi corrida, cariño… y déjame seco el coño! ¡Qué ganas tenía de correrme así…! ¡Aggg Sí Ummmm!

Aumenté el baile de mi lengua entre sus labios y el clítoris, la fuerza de la chupada y el desgaste de lengua me hizo que doliese la boca, pero aquel esfuerzo valió la pena, me vi recompensado con una enorme llegada de sus fluidos agridulces que rodaban por la gran raja de su coño has mis labios. Cuando notó que mis movimientos trataban de acercar mi polla hasta su boca la tomó toda y tras un par de violentos chupones logró que mi caliente leche brotara como un enorme surtidor. Tragó varias veces y tras dejarme limpio suspiró con felicidad…  se dio la vuelta poniéndose sobre mí, sentía sus tetas desnudas sobre mi pecho, y mirándome directamente a los ojos me empezó a besar con lascivia y amor. Los labios se sellaron y las lenguas jugaron durante un rato tan prolongado como deseado…. Mi polla comenzó poco a poco a enderezarse, las ganas de follarla eran demasiadas, más con la ayuda de su suave y cálido cuerpo frotándose al mío.

-      Me ha encantado el sexo que me has dado, hijo mío… Sé que te he sacado mucha leche de tus gordos huevazos… la tengo toda en mi estómago, pero noto que tu verga está preparada para llenar mi coño… ¿Quieres follarte a tu vieja madre, tan necesitada de ti…? Mamá necesita que su hijo esté dentro de su vientre de nuevo.

-      Tengo muchas ganas de follarte, mamá… muchas.

-      ¡¿A qué esperas para llenarme el coño de verga dura… y de lo que te queda de leche en tus huevos! La quiero toda, toda para mamá en su útero…

Así que comencé a besar su cuello, los lóbulos de sus orejas y su respiración empezó a ser más agitada y los gemidos comenzaron a surgir, de su cuello pasé a sus tetas y de ahí a mordisquear sus pezones, poco a poco nos íbamos envalentonando, y más cuando mis dedos se los introduje por su raja, cuando me dijo que parara, se levantó y fue a buscar su bolso de dónde sacó el Satisfyer. Volvió a la cama y me lo dio para que le trabajara su clítoris, me quedé de piedra saber que mi madre utilizaba ese aparatito. Enseguida comenzó hacer efecto y sus movimientos pélvicos se hicieron más rápidos y noté que estaba a punto de correrse… cuando sustituí el aparato vibratorio por mi polla ardiente, con dolorosa dureza por los deseos de penetrar ese chocho tan goloso, el resoplido que se oyó cuando notó mi polla dentro de su vagina, retumbó en toda la habitación… percibir en la sensibilidad de mi glande, abrirse centímetro a centímetro las carnes del coño de mi madre, era demencial. Se lo hice poco a poco para disfrutarlo los dos.

-      Sí, así te quiero… bien dentro de mí ¡Dale fuerte a esa tranca…! ¡Empuja y métemela toda hasta que no quede nada fuera…HASTA LOS MISMOS HUEVOS!

-      ¡¿Te gusta sentir los golpes de mis pelotas en tu coño?!

-      Me vuelve loca sentir los duros huevos de mi macho azotándome el coño, ¡¡No sabes de qué manera me excita eso!!

Con la lubricación que tenía no tuve problemas de penetrarla hasta la raíz del cipote… mis huevos chocaron con sus nalgas, y para facilitar más la embestida le puse las piernas abiertas con mis manos… era un espectáculo era grandioso verla totalmente sumisa a mis embates, viendo ese coño hermoso como se tragaba todo mi falo endurecido como cuando me la follé siendo un adolescente salido. La clavaba con ligereza, mientras sobaba sus tetas y estiraba de sus pezones. Después de un rato en esa postura, se giró y se puso encima, y se fue introduciendo el mástil poco a poco hasta que se lo enterró todo, comenzó a cabalgar mientras yo jugaba con sus tetazas…, los movimientos se fueron haciendo cada vez más rápidos y sus gemidos también hasta que no pudo más y se desplomó inundando mi verga con sus fluidos… se había corrido con mi polla dentro, y hacía muchos años que ninguna hembra lo conseguía hacer. Realmente mi madre no era tan mayor sexualmente hablando.

-       ¡Joder! ¡Cuánto tiempo hacia que no me corría así! ¡Ni me acordaba lo bien que se siente una con una polla en el útero! ¡Te amo hijo mío, te amo demasiado!

Me decía mientras me morreaba con pasión.

Sin sacarla continúe bombeando un rato más, ella arqueaba su cuerpo y yo me la follaba desde abajo haciéndole sentir los golpes de mis huevos en su coño, le di con presteza hasta que me corrí dentro de ella con más cantidad de leche que con la mamada. Su chocho se convirtió en un cóctel de fluidos. Extrajo el cipote y un reguero de semen con flujo se precipitó fuera. Con mis dedos lo recogí y se los di a probar…  le gusto tanto, que ella misma fue rebañando mis dedos y buscó más en su raja. Le di mi polla y la limpió con esmero y casi desesperación por degustarla, del mismo modo que debió de hacerlo cuando era niño, como limpia una madre chimpancé a su bebé… hacía mucho que no probaba una y se notaba. Yo hice lo mismo pos su coño.

Después de semejante manjar nos quedamos tumbados en la cama, agotados pero llenos uno del otro y planeando otro día para repetir un nuevo encuentro. Continuamos follando durante todos esos días que estuvimos esperando la recuperación de mi padre, cuando a los cuatro días no dicen que ya se puede marchar a casa, con una pequeña unidad médica para una rehabilitación en casa, yo vuelvo con mi familia. Empiezo hacer algo que hasta ese momento, estando casado no había hecho, visitar de manera periódica a mis padres, veo que mi padre evoluciona muy bien, hasta que un día me encuentro a mi madre apesadumbrada… su marido la había dejado por otra mujer, sin embargo la desgracias dicen, nunca vienen solas.

 

******************

Soy empleado de correos, y hasta hace unos meses estaba felizmente casado. Tengo una hija de 18 muy buena estudiante por cierto, pero todo mi mundo se desmoronó cuando un día que aparecí temprano por mi casa descubrí a mi esposa en la cama con un antiguo “amigo” suyo. Apesadumbrado me marché de casa. Les dejé la casa y casi todo lo que tenía, y me marché a casa de mi madre, a enfrentarme con la dura realidad de haber fracasado en mi segunda experiencia matrimonial, y con pocas ganas de conocer a nuevas mujeres y también con poquísimas ganas de tener sexo con alguien…. La sola idea de conocer a una nueva mujer me producía jaqueca. Mis padres después de la rehabilitación de mi padre, se separaron… él ya estaba liado con una mujer de mi edad, y mi madre preocupado por si salía o no de la recaída.

Como iba diciendo, a mis 48 años ya no quería problemas de ningún tipo.

Cuando me mudo me encuentro con la novedad que mi padres ya ni siquiera estaban juntos en la distancia, el cornudo de mi padre se había marchado con una mujer mucho más joven que él, de casi de mi misma edad. Mi madre estaba deprimida y triste, pensando que al final mi padre le había hecho pagar tantos devaneos, en especial haber tenido una hija con su hermano. Ante tamaño cuadro tuve que olvidarme de mis problemas y tratar de consolar a mi madre.

Mi madre, se llama Elena… creo que aún no lo he dicho…. Su cuerpo denota toda una vida de sacrificios. Es de estatura normal para su generación, con un culo respingón y grande con un cierto encanto, lo mismo que sus tetas, un tanto caídas. Su rostro pálido y su pelo corto y unos bellos ojos que no han perdido su vivacidad.

Entre tanta soledad que nos rodeaba empecé a navegar por Internet, caí en una página de sexo explícito con mujeres maduras, casi ancianas. Desde hacía muchos años no me había fijado en mi madre más allá de lo que era mi madre, pero debo reconocer que empecé a tener sueños en donde volvía a ver a mi madre en ropa interior y yo abalanzándome sobre ella, con esos calentones que recordaba de adolescente… los cuales se acabaron la vez que me la follé.

Una noche tras la cena, y conversando sobre nuestras realidades, mi madre casi en llanto me dijo que se veía vieja sin encanto ya, y que ya era tarde para rehacer su vida y que solo veía en el futuro morir sola como un perro y que le daba mucha tristeza verme solo a mí también. Trate de consolarla y le dije que los dos a partir de ahora teníamos que ser más fuertes que nunca. Que nada ni nadie nos derrumbarían. Además le dije que toda mujer tiene su encanto… Y que ella tenía los suyos aunque no se diese cuenta no había perdido lo que de juventud me llamó tanto la atención… me dijo “¡¡¡estás loco...!!” sin embargo era cierto, no era una vieja gorda y pesada que no se podía mover, era todo lo contrario, una mujer activa y muy atractiva en su tramo de edad.

Los días pasaron y los sueños sexuales con mi madre volvieron a repetirse por las noches, ya estaba empezando a enloquecer y pensaba seriamente en consultar a un psicólogo… empecé a desearla casi enfermizamente, soñaba que chupaba sus pezones con locura, que la penetraba hasta desvanecerme… Me costó asumir la situación, no solo la deseaba como antaño, sino que me estaba enamorando perdidamente de ella, o mi falta de sexo no me dejaba razonar. Me sentía desbordado… << ¡¿A quién podría comentarle semejante locura?!>>

Una noche antes de acostarme con una buena botella de vino que nos habíamos bebido, sin darnos cuenta mi madre trae a tema lo conversado la noche pasada…

-      Estuve pensando eso de que cada mujer tiene su encanto… pues dime tu que eres imparcial por ser mi hijo ¿qué ves de encantador en tu madre?

-      Pues mira si me olvido que soy tu hijo, te diría que tienes unas tetas muy apetecibles… ¡¡que tu culo está muy bueno!! Y déjame confesarte que cuando sales del baño el olor de tu piel me embriaga y volvería loco a cualquier hombre.

-      ¡¡Qué cosas dices hijo mío!! Te has vuelto loco…

-      Me pediste una opinión y te la estoy dando… ¿Y quieres que te diga algo más? Sabes que estoy perdidamente enamorado de ti… Sí, de mi vieja madre y que…

Se encerró en su cuarto antes de insultarme y no salió hasta el otro día. Por la mañana muy contrariada…

-      Espero que la borrachera se te haya pasado y no te acuerde de todas las estupideces que dijiste anoche.

-      De ninguna manera, le contesté - te puedo decir lo mismo, mi opinión no ha cambiado, es lo que siento y punto.

-      ¡¡Estas enfermo!! ¡¿Cómo puedes pensar eso de tu madre?! Estás confundiendo amor con atracción sexual…

-      Di lo que quieras, le contesté… - Si lo ves conveniente, intérname en un manicomio si quieres, pero es la verdad recapacitada.

-      ¡¡Hijo qué locuras dices!! Me abrazó llorando. - ¡¡Es imposible, no se puede!! Además tienes que buscarte a una mujer joven, no a un pedazo de carne vieja como yo.

-      Ya me casado dos veces, y me he dado cuenta que a la única mujer que amo es a ti. ¡¿Quién nos impide que bajo este techo seamos pareja, amantes, marido y mujer…?! ¡¡Ahora sé que ninguna otra me excita tanto como tú!!

-      ¡¡No hijo!! ¡¿Qué dices?! ¡¿Tanto te pone follarte a tu madre…?!

-      ¡Tanto como a ti! No lo disimules, lo sé. Además, tú ya no te vas a quedar preñada, y de ninguno saldrá nada que pueda hacer daño al otro.

Ya fuera de sí busqué sus labios y los besé locamente, se resistió al principio, pero luego cedió. Por lo bajo trataba de tranquilizarla, le decía que nadie se enteraría, que sería nuestro secreto.

-      ¡¡¡Por favor, mamá!!! Déjate amar de verdad por alguien en esta vida, amo cada poro de tu piel, tu aroma a mujer, tus gestos de cariño y todo cuanto te rodea…

-      ¡Nadie nunca me dijo esas cosas! Tu padre nunca fue tan cariñoso, ni ninguno…

-      Ahora hay alguien que te las va a decir siempre, porque lo siento así, porque te las debía haber dicho antes por no ser un buen hijo…

-      No digas eso, siempre has sido un hijo muy bueno conmigo… te has portado como debías a pesar de que yo no hacía las cosas bien… y hasta me amaste como mujer, aunque tu dijeras que solo fue sexo, sé que hubo amor cuando me llenaste con tu semen… ¡Te juro que me hubiera dejado preñar por ti, si hubieses querido!

Camino a su habitación le fui sacando su blusa, su sujetador… en un estado de inconsciencia no sabía qué hacer, solo dejarse hacer por su hijo, su amo y señor, sumisa a su nuevo macho. La recosté en su cama y me abalancé sobre sus tetas con desesperación…, como en mis sueños más cálidos se los mordía y retorcía, la besaba y no paraba de acariciar sus caderas, su culo.

-      ¡¡Hijo!!! ¡¿Cómo hemos llegado de nuevo a esto…?!

Y yo fuera de si le contesté...

-      Hemos llegado porque nos amamos sobre todas las cosas… ¡¡Lo que hay entre tú y yo es amor puro!!

-      Nada me excita más que hacerlo contigo, hijo… nadie me ha excitado tanto como tú… No solo porque estás bien dotado para follar, si no por el amor que le pones.

-      Pues ahora, mi amada mamá, voy a penetrarte hasta agotar todo el amor que albergan mis huevos dentro de ti…, lo tengo acumulado en todos estos días,.

-      ¡¡Hijo que cosas dices!! ¡Qué lástima que mi útero esté seco, porque no dejaríamos de follar hasta que me hicieras una buena panza…!

-      Eso no importa cuando hay amor… lo importante es que seamos un solo ser…

-      ¡¿Me prometes que seremos felices, juntos…?!

Le sonreí y nos engarzamos los meñique en modo alianza de nuestras promesas de amor…, luego enfilé mi verga con su ayuda sujetándola en la posición correcta y empecé a meter poco a poco, se notaba un coño apretado y falto de verga durante mucho tiempo… se lo hacía despacio, conquistando su coño en profundidad, centímetro a centímetro…

-      ¡Toma mamá!! Toma todo mi amor, toda mi vida… ¡¡Nunca he estado mejor con una mujer, eres maravillosa!!

-      Tú sí que lo eres… un cielo de amor, un macho potente y un hombre de pies a cabeza. ¡Me haces vibrar todo el cuerpo de emoción, jodido cabronazo!

Al cabo de un rato de follármela al estilo misionero, medio de rodillas entre sus muslos para ver como entraba y salía mi polla de su coño, mi madre se empezó a estremecer… aun lubricaba bastante su coño, le di con mucha saliva en su clítoris hasta que llegó al borde del orgasmo y exclamo…

-      ¡¡Hijo!! No pares ahora… ¡Ummm, Ah ah! ¡Te aaaamo! ¡Sigue follándome duro!

-      ¡Vamos repítelo!

-      ¡Te amo hijo! ¡¡Esto que siento es increíble!! ¡No pares de follarte a tu madre!

 


Tenía a mi madre a mi completa disposición y la tendría todos los días…, la puse a cuatro patas y la penetré por atrás cuando se recuperó de su corrida. Acabé agarrándola de sus tetas a modo de riendas de una yegua desbocada, se la di a mamar antes de volver a metérsela como a una perra… la sujeté de sus caderas dándole fuertes enviones que le hacías temblar todas sus carnes… de nuevo me puse encima de ella de cara…, sentía sus pezones erectos clavándose en mi pecho, nos besábamos a la vez que mi polla percutía en lo más hondo de su coño, una y otra vez. Sus uñas se clavaban en mis brazos, mi espalda y en las nalgas cuando mi brío era inconfundible para ella, me iba a correr de un momento a otro, tiraba de mí hacia dentro de ella, como si me fuera a escapar sin dejarle mi leche dentro de su vagina. Un rampazo me recorrió todo el cuerpo y acto seguido, mi polla comenzó a soltar chorros de leche en el mismo útero que me engendró. Era una experiencia única, te puedes follar a mil mujeres y te puedes correr dentro de ellas, pero ninguna es tan única como la madre que te parió… de modo que eyacular todo mi contingente seminal en esa cavidad tan especial para mí, me excitaba y enarbolaba a lo más extremo del morbo.

Casi exhaustos le ordené que anduviéramos desnudos por casa, sin ataduras, como dos animales, sin tiempo ni obligaciones. Nos duchamos juntos por primera vez en mucho tiempo, esta vez como una pareja besándonos constantemente sin pudor de darnos las lenguas, en morreos lascivos y lujuriosos…. Desde esa ducha tan sensual, ella se dio cuenta de que todo iba en serio…ya no era su hijo… mi madre empezó a disfrutar de verdad de lo que era tener pareja, un compañero de vida, alguien a su lado que la amaba y deseaba por igual. Pedí dos días de licencia en el trabajo y nos quedamos encerrados en casa madre e hijo, marido y esposa, hombre y mujer un amor sin ataduras, sin tiempo, sin edad…. Ambos recuperamos la sonrisa y mi madre me confesó que es lo mejor que le ha pasado en la vida, a sus 69 años ser la amante y esposa de su propio hijo.

 

***************

 


Mi anciana vecina era muy amiga de mi madre, se llevaban muy bien, y ahora, no solo compartían rellano, sino también soledad… pero ambas se sentían mucho mejor. La vecina se llama Elvira y es una anciana de 72 años viuda desde hace unos diez. Mi madre y ella se conocen prácticamente desde siempre y la confianza entre ellas es total hasta el punto que las dos tienen las llaves de casa una de otra respectivamente por lo que pueda pasar. Elvira vive sola, su hija está en otra ciudad, es reponedoras de un supermercado y su trabajo no la permite estar mucho tiempo con su madre…su economía tampoco se lo pone fácil.

Todos los veranos mi madre se va a casa de mi hermana que vive demasiado lejos como para verse a menudo, de este modo, Elvira se queda aún un poco más sola. Es una mujer con grandes tetas, buen cuerpo y muy guapa. Para tener su edad se conserva muy bien. Comenzado el verano mi madre como solía hacer, se marchó a casa de mi hermana, así que iba a estar solo en casa el mes julio. Una mañana escuché unos gemidos de angustia por el patio interior que provenían de casa de Elvira, preocupado llame a la puerta y al no recibir respuesta cogí las llaves y entré.

-      Elvira, soy Miguel, ¿estás bien?

-      Ayúdame Miguel, me he caído en el baño y no me puedo mover, creo que me rompí la cadera.

Entré rápidamente y la vi tendida en el suelo del baño, estaba desnuda, empapada de agua de la ducha, rápidamente la sequé con una toalla y luego la tapé con el Albornoz, después de llamar al 112, para que enviaran una ambulancia. Mientras llegaban la vestí como pude y la recosté suavemente sobre mí y la tranquilicé, ella no paraba de darme las gracias acariciándole y besándome en la cara. Yo también la acariciaba y la besaba en la cara para animarla.

La llevaron al hospital y la entablillaron, por suerte no era nada grave, solo un hueso agrietado y magulladuras. Todo salió bien. Yo había llamado a su hija y por la tarde ya estaba con su madre. Hablamos y me dio las gracias por haber ayudado a su madre. Al ver su preocupación por el trabajo y su familia, la tranquilicé para que se fuese…yo me encargaría de su madre como si fuera la mía propia. Me lo agradeció con un fuerte y candoroso abrazo… me dio la sensación que el contacto físico duró más de lo necesario, pero a ambos nos agradó sentirnos de nuevo.

-      Mi madre está bastante condolida y no se puede valer todavía por sí misma.

-      Se lo que hay que hacer, yo le pincharé la “heparina” y la ayudaré en todo lo que pueda… todos los días.

Su hija me dijo que tenía que reincorporarse al trabajo y que si no me importaba hacer ese trabajo… ponerle las inyecciones y poner y quitarla la media, que me pagaría por ello. Yo dije que lo haría encantado, y que se podía ahorrar el dinero, que se fuera tranquila que había cuidado de padre, y sabía cómo hacerlo… la tendría informada a diario o ella misma por videoconferencia. En una semana, Elvira ya estaba en su casa, se movía con ayuda de unas muletas. Había que ponerle una inyección todas las noches para que no se producirán trombos en los moratones, y ponerle una media ortopédica por las mañana y quitarla por la noche en la pierna.

Elvira era una mujer muy cariñosa y besucona.

El primer día por la mañana ya sólo con ella la puse la media elástica, Elvira estaba tumbada en la cama, tuve que levantarle el camisón hasta la cintura para ponérsela en el muslo, ya que el fémur era el que estaba fisurado…, no pude evitar ver sus bragas y como se marcaba la raja de su vagina…. Mi verga palpitó, mi mirada se clavó en su raja recordando cuando la vi desnuda en el suelo del baño, subí la mirada a sus tetas que marcaban sus grandes pezones en el camisón, tetas que ya había visto también, pero esta vez era distinto. La miraba con deseo… ella se percató de ello, pero no dijo nada. También vio la erección comenzó a abultar el pantalón… no disimulé.

Tenía que hacer esto durante veinte días hasta que se acabara el tratamiento de las inyecciones y la curación del hueso…, admiraba sus bragas y tetas, ella se fijaba el bulto de mi polla erecta. Ninguno decíamos nada al respecto, una rutina diaria, al igual que sus abrazos y besos agradeciéndome lo que hacía por ella, lo buen hijo que era con su amiga Elena… yo la respondía que estaba encantado de hacerlo. Teníamos largas y afanosas conversaciones de todo tipo.

-      Ojala hubiera tenido tanta suerte como tu madre, con un hijo tan atento y buen hijo… Tu madre me habla mucho de ti, y lo bien que te portas con ella…

-      Me dio la vida y me cuidó, es ahora a mí a quien le corresponde devolver ese favor que hacéis todas las madres por sus hijos.

Los últimos días de tratamiento, eran distintos, pero el último día que tenía que ponerle la media fue muy diferente. La levante el camisón como siempre y me quedé atónito, no tenía las bragas puestas, la imagen de su vagina pelada, totalmente depilada…me provocó una enorme erección, mis ojos estaban clavados en ella, y era ese efecto el que ella deseaba provocar y lo consiguió.

-      ¿Te gusta lo que ves, Miguel?

-      Muchísimo.

-      Lo sé, no me explico que sea así siento una vieja, pero tus erecciones me lo han indicado todos estos días… que te empalmes conmigo me gusta también mucho.

-      Se te ve muy sugerente, tienes un coño muy apetitoso para cualquier hombre.

-      Si tanto te gusta, podemos llegar al final… así aliviamos tus erecciones y mis ganas de volver a sentir a un macho dentro de mí. ¡Quiero que me quites el camisón y me veas completamente desnuda para lo que desees hacer conmigo!

-      ¡¡Te apetece follar!! ¡¿Quieres que te folle, Elvira?!

-      Con todas tus ganas… Anda machote desnúdate tú también que quiero ver tu polla erecta preparada para clavarse en mis entrañas.

No me lo pensé ni un momento, la desnudé y me desnudé.

-      ¡Dios Santo, qué pedazo de pollón te gastas, hijo mío! Déjame agarrarte esa polla que me está volviendo loca desde hace días. ¡Hace un siglo que no toco una así!

Agarró mi polla que estaba durísima y empezó a pajearla, la descapulló despejando el prepucio, se veía un glande duro y brillante por su tersura y la lubricación del que estaba impregnado…, sin pensarlo mucho más comenzó mamarla, su forma de hacerlo era increíble para una vieja que no había tenido libertad sexual hasta bien entrada en la madurez, estaba tan excitado que me hallaba a punto de correrme, la saque de su boca y empecé a chuparle los pezones, a la vez que mi mano tocaba su vagina encharcada, metiendo los dedos producía el aguachado que sonaba demasiado erótico… mis dedos le follaban el coño y alternaban buscando su gran clítoris… se lo frotaba con firmeza y suavidad, buscando su placer clitoriano. La puta aparecía más mojada de lo que se espera de una mujer tan mayor. Un gemido salió de su boca cuando acaricie el clítoris… estaba duro, sus gemidos eran cada vez mayores retorciéndose de dicha. Notaba sus contracciones… se estaba corriendo y no la dejé de masturbar hasta que acabaron sus esténtores.

-      ¡Fóllame, foooollame! Quiero sentir esa dura polla dentro de mi coño abandonado.

Me puse entre sus piernas, le arrastré mi cabezón por entre sus labios vaginales, presioné mi glande con el de su clítoris… nos encantó a los dos, luego fui en busca de la bocana de su vagina tanto tiempo abandonada, se abrió de piernas y con cuidado se logré una incursión lenta poco a poco… noté lo cerrado que tenía ese conducto vaginal, sus paredes presionaban con delirio mi verga. Iba metiendo y sacando cada vez más rápido y más hondo en cada clavada, sus gemidos eran cada vez más profundos y seguidos igual que los míos. Su coño estaba chorreando, empapando mi dura polla que no paraba de embestir una y otra vez. Apoyando mis brazos a cada lado de sus hombros sobre el colchón, dejaba trabajar mi cadera dándole pollazos sin cesar… ambos observábamos como mi tranca se hundía una y otra vez en su raja, hasta que mis huevos azotaban la vulva de esa señora mayor con hambre de polla… me dediqué a darle duro durante unos cuantos minutos hasta que la pobre estalló…

-      ¡Ahhhhhh! Me corro Miguel, me corroooo… no pares de follarme por Diossss.

Mis ganas no eran para menos tras dos semanas sin drenar ms huevos… nada más sentir sus contracciones vaginales, sus esténtores y sus uñas en mis brazos, el orgasmo se hizo presente, comenzó a subir desde mis huevos hasta que mi ritmo acelerado acabó en una clavada de polla en su mismo útero…. Noté que me iba sin poder poner remedio, aquello se me fue de las manos.

-      ¡Joder Elvira, yo también me voy a correr….! ¡Ummm!

-      Sí dámelo todo, córrete dentro de mi coño ¡Por Dios Santo…! ¡¿Me vas a preñar?!

-      Ojalá pudiera preñar tu panza… has follado como una buena hembra.

-      ¡¡Ojalá, ojalá estuviera fértil para que me hicieras una panzona!! Eres tan macho.

Nos corrimos casi a la vez. Un potente chorro de semen inundó su coño que la hizo gemir al percibir el potente aldabonazo de leche cuajada, un lechazo que nos hizo vibrar aún más a ella, al sentirlo dentro de lo más profundo de su vagina. Ella me agarraba la cabeza apretándola sobre sus tetas y yo mordisqueaba los enormes pezones, en tanto mi polla soltaba leche sin cesar. Agotada la eyaculación, nos besamos recuperando fuerzas, jadeando abrazados los dos.

-      Quiero que sigas siendo mi médico particular, lo haremos con discreción.

Más calmados, hicimos planes de nuestros próximos encuentros.

-      En cuanto me recupere del todo quiero que me folles por todos los lados, que me des por el culo y te corras en mi boca… nunca me he tragado la leche de una polla, y no me quiero morir sin saber qué es eso… tampoco me han dado por el culo, deseo que te corras en mi culo… y eso también aspiro a experimentarlo contigo.

-      Te haré lo que quieras, te haré gozar como nunca te lo han hecho… seré tu macho semental con el permiso de mi madre… te voy a llenar de leche por todos lados.

-      Por supuesto… imagino que por lo que dices a Doña Elena también te la follas ¿Verdad? Lo ha pasado muy mal con tu padre… y para colmo se larga con “esa”.

-      A vuestra edad buscáis que os quieran y os amen… necesitáis mucho amor.

-      Así es Miguelito…, tu madre tiene todos mis respetos y tal vez sea conveniente explicárselo bien antes de nada, es mi mejor amiga y no la quiero perder, pero a ti tampoco… ¡Voy a ser muy PUTA para ti, para que me uses y goces de mí como desees!! Y si tengo que compartir con tu madre, solo es cuestión de organizarlo.

El día anterior mi vecina Elvira y yo follamos por primera vez. No esperaba que ocurriera, a pesar de mi deseo contenido durante esas semanas ayudando a su recuperación de la rotura de cadera.

Hoy he vuelto a visitarla para ver cómo está.

-      Hola Elvira, ¿cómo estas hoy?

-      Muy bien cielo… mejor que nunca… susurrándome añadió – El polvazo que me echaste ayer, me dejo nueva como una adolescente. Dijo sonriendo besándome en la boca…. - Ayer disfruté mucho follando contigo Miguel, este mes que cuidabas de mi despertó un deseo hacia ti que hacía más de 30 años no tenía, veía tu excitación cuando me veías en bragas, tu manera de mirarme y tu ternura hizo que te deseara, que me hicieras sentirme mujer, que tuviera posibilidades de nuevo con un hombre joven… Y me demostrarte de sobra, que sabes complacer.

-      Yo también te deseaba Elvira, no podía olvidar ver tu cuerpo desnudo caído en el baño, aunque en ese momento la prioridad era llevarte al hospital urgentemente. Me masturbé algunas veces pensando en ti, el verte en bragas todos los días cuando tenía que ayudarte me excitaba muchísimo… que tú te dieras cuenta de mis erecciones me excitaban aún más.

-      Estoy bastante recuperada gracias a tus cuidados, me das muchos ánimos para estar bien y que disfrutes conmigo… Sinceramente cariño, quiero que me folles siempre que te apetezca…, que me cubras con tu semen las veces que desees.

-      Es una oferta irrechazable, Elvira…siempre me ha gustado follarme un buen coño.

-      Si el mío te parece bueno, aquí lo tienes para su uso…

-      Yo encantado de darle el uso conveniente…

-      ¡Umm qué cosas me dices! ¿Te ducharías conmigo Miguel?

-      Por supuesto

-      Tengo una fantasía desde siempre… ¡Que me jodan duro mientras me ducho…!

-      Eres un poco viciosa para ser tan mayor…

-      He ido acumulando frustraciones, y ahora que tengo un buen macho, quiero que nos comamos mutuamente, que hagamos realidad todas nuestras fantasías.

-      Claro que sí Elvira, hoy estamos aquí y mañana se ha acabado todo… entonces qué nos queda, solo que lo hemos gozado sin tabúes ni vergüenzas… ¡Vamos que te voy hacer un 7 en ese coño tan apretado que tienes!

Dije mientras mi polla comenzaba a crecer de nuevo.

 


 

Nos metimos en la ducha y ella empezó a jabonarme, mi polla estaba dura, ella hizo mucho hincapié en lavarme la polla, mis huevos y mi ano con sus propias manos desnudas. El placer que me producía era inmenso, mientras una mano acariciaba mis genitales, con la otra introducía suavemente un dedo en mi esfínter. Yo jadeaba del gusto que me daba, cada vez más.

-      Tus huevos están muy duros Miguel, lo llevas llenos a tope… no vas a tardar mucho en correrte, y la cantidad de leche que vas a eyacular me va a rellenar bien el coño, el culo o la boca… ¡Por donde tú desees!

-      Ummm, siiii, estoy a punto, vengo muy cargado Elvira

Mientras su dedo seguía dentro de mí, se arrodilló y comenzó a mamarme la polla… arrodillada, desnuda y con las tetas balanceándose, solo era notar la presión de sus labios en mi glande, sus succiones a lo largo y profundo del tronco que no lo pude evitar…

-      ¡Ummmm, que bien lo haces…! Me voy a correr Elvira. Ahhhh.

-      ¡¿Te parece lo suficientemente puta para un macho como tú?!

-      Eres perfecta, la zorra que todo hombre sueña tener de rodillas mamándosela.

Ella aceleró la mamada, y mi corrida fue explosiva, mi semen golpeó el fondo de su boca mientras ella gemía y se tragaba toda mi eyaculación. Me dejó drenados los huevos y limpio el cipote. La levanté y empecé a sobar sus pezones erectos y duros. Empecé a mordisquear uno de ellos y mi otra mano busco la entrada de su coño, lo encontré chorreando de flujo vaginal, su clítoris duro se hacía notar en mi dedo, empezó a gemir al ritmo de mis caricias y mordiscos en su pezón, al cabo de un buen rato comiéndole las tetas, la boca y follándole el coño con mis dedos, la mujer se deshizo en un orgasmo feroz…

-      Ummmm, ahhhh, Migueeel me corro, me coooorro, aaahh.

Los jugos resbalaban por sus piernas, sus manos apretaban mi cabeza contra sus grandes tetas. Sus espasmos la hacían temblar y sus piernas flaqueaban del tremendo orgasmo que la produje. La abracé mientras ella me besaba profundamente haciéndome sentir el sabor de mi semen mezclado con el sabor de su boca. Salimos de la ducha y nos vestimos.

Ya en el salón ella me preguntó…

-       Miguel, ¿Cómo es posible que una mujer de 70 años como yo te excite sexualmente? Tú eres muy apuesto y puedes tener mujeres más jóvenes que yo.

-      Elvira, yo desde mi adolescencia siempre me sentí atraído por mujeres más mayores que yo, especialmente mi madre, me hacía muchas pajas pensando en ella… ella fue la que provocó en mí el interés por mujeres como tú, y se lo tengo muy agradecido.

-      -Ja, ja, ja… que curiosa la vida… ¡¿Y nunca tuviste sexo con ella de joven…?!

-      Pues la verdad que sí Elvira, pero eso fue hace muchos años… ya han pasado más de 25, luego me casé… dos veces, pero con ella nunca lo intenté, últimamente  estamos más unidos, desde que estamos solos… divorciados respectivamente.

-      Viviendo juntos y solos, seguro que ya habrá surgido más de una ocasión, si no ha ocurrido a diario… sea lo que sea espero que algún día seis muy felices juntos.

En ese momento no le di importancia a sus palabras.

-      Elvira, en un par de días vuelve mi madre a casa y vamos a tener vernos discretamente.

-      No te preocupes Miguel, no se enterara nadie… pero sería bueno hablarlo con ella, lo mismo nos sorprende la cachonda de tu madre y nos puedes follar a las dos sin problema…me has viciado demasiado y no sé si podré dejarte tan fácil.

Sonriendo me dio un morreo y nos despedimos hasta el siguiente encuentro.

 

************

 

Doña Elvira estaba prácticamente recuperada de su operación de fémur. La había follado haciendo sentir en ella de nuevo, el placer del sexo a una mujer de más de 70 años, que poco tenía que envidiar al de mujeres más jóvenes… le había dado por todos los lados como ella predijo antes de la primera que follamos… desvirgué su boca y su culo, por todos lados le había llenado de lefa, y le gustó tragase el semen, le costó al principio pero luego se bebía mi leche como un dulce… es una gozada follar con mujeres así, porque te la puedes tirar a pelo sin la responsabilidad de dejarlas preñadas… no importa los litros de leche que le metas en su útero, siempre les cabe un poco más, desinhibidas y de vuelta de todo solo desean huir hacia delante de una muerte incipiente.

Hoy regresó mi madre de sus vacaciones de verano y mis aventuras con mi vecina tenían que ser más discretas de lo que habían sido hasta ahora… vivimos en un bloque de pisos de esos que tienen ya muchos años, como la mayoría de españolitos de a pie, justo en la puerta de enfrente era donde residía Elvira, a la que conocemos más de media vida, con una relación cordial que con el tiempo se había teñido de complicidad entre mi madre y ella, una divorciada y la otra viuda desde no se sabe cuándo, un poco de pesadumbre los primeros meses y poco más, la relación siguió igual que siempre mejorando cuando mi madre también se quedó sola.

Llaman a la puerta, miro por la mirilla y era Elvira mi vecina, abro y…

-      Hola Elvira, ¿en qué puedo ayudarte?

-      Hola Miguel, te importaría mirar mi televisor, no sé qué he tocado pero no se ve nada y yo no me aclaro para ponerla en marcha…

-      Un momento.

Vuelvo sobre mis pasos y aviso a mi madre sobre lo que le pasaba a casa de la vecina… que iba a mirarle la tele que no le funcionaba…No me puse más ropa que la que llevaba en casa, o sea un pantalón corto bermudas y las zapatillas de andar por casa. Ella me esperaba en su salón, sentada en el sofá y con el mando de la tele y el libro de instrucciones en la mano ofreciéndomelos. Lo primero fue mirar que las conexiones estuvieran bien y parecía todas correctas…

-      Elvira, todo está bien conectado, así que las conexiones no son.

-      Yo creo que es el mando cariño, míralo a ver, dijo ofreciéndomelo.

Me giro en dirección al sofá donde estaba sentada ella y entonces me fijé, era verano y hacía calor, ella llevaba tan solo una fina bata blanca que sentada dejaba la mitad de las piernas al descubierto…, un rápido vistazo fue suficiente para observar que no lleva bragas, como de costumbre… eso me llamó la atención.

Me senté a su lado y cogí el mando, no podía evitar mirarla de reojo, mientras ella pasaba las páginas del libro de instrucciones. Mientras buscaba en los menús me fije en sus tetas que me encantaban, << ¿Cómo no me iban a encantar con lo gordas y buenas que se ponían cuando se balanceaban en cada empujón que le daba?>> Pero lo que más si se advertían claramente eran sus pezones a través de la bata, se le marcaban mucho y no solo eso, sino que se clareaban oscuros junto a su areola, Doña Elvira estaba excitada y no iba a ser tan discreta como dijo.

A duras penas conseguía centrarme en el jodido mando, y a trancas y barrancas fui ordenando los canales de alguna manera…

-      Elvira…

Decía, haciendo un esfuerzo para mirarle a los ojos y no a ese par de pezones oscuros que tanto reclamaban mi atención…

-      Elvira, ¿Cómo quieres que ordene los canales?

Ella me iba indicando y yo los iba sintonizando y memorizando con el mando, al final creo que las miradas a sus tetas eran cada vez más descaradas, vaya, menos de reojo y más de frente…

-      Miguel, si quieres echar uno rápido, no tenemos mucho que quitarnos…

-      No sé si es muy conveniente, mi madre está pendiente de nosotros…

Por intuición seguí su mirada hacia mi pantalón corto y ya me di cuenta del motivo y de su sonrisa, llevaba una erección considerable…

-      No seas tonto, en menos de diez minutos te he sacado toda la leche de esos gordos cojones tan hermosos… ¿O se la piensas meter toda a tu madre?

-      No Elvira, no sea mala… dijimos que hablaríamos esto antes de seguir…

-      Lo único que sé es que así no puedes volver a casa o tu madre pensará que hemos estado viendo pornografía… o peor aún, que piense que soy una calientapollas.

Me dijo sin dejar de sonreír

-      Tranquila Elvira, se me pasara enseguida, ya me queda poco para terminar de sintonizar los canales…

Se veía venir, quizá por ello no me sobresalté cuando sentí su manotazo en la pierna…

-      Ay Miguel, ¿cómo es que las viejas te ponemos tan cachondo…?

-      Porque las gallinas viejas son la que mejor caldo hacen, con diferencia.

-      ¡Vaya si me sacas caldo! Ni en mis mejores tiempos me corría así como contigo.

Y me lancé, de perdidos al rio pensé…

-      No eres tan vieja Elvira… estás en plena forma sexual, pero es que además la bata esa que llevas te queda de maravilla y una cosa lleva a la otra.

Le dije mientras no apartaba la vista de sus pezones marcados…

-      ¿esto es lo que te gusta, cabronazo? Sé que te gusta abusar de las viejitas... y que olamos enteritas a tu leche.

Apartó su mano de mi pierna y comenzó a desabrocharse la bata justo hasta donde se supone terminaban sus tetas, separando las solapas y dejando sus tetas a mi vista… Me quedé paralizado por unos segundos, sin saber que decir, yo era todo ojos para mirar…, sus tetas eran grandes y caídas, como son de esperar en una mujer de su edad, y en medio como si fuera la yema de un huevo frito un par de pezones grandes y oscuros, de un tamaño desproporcionado. No pude evitarlo y llevé una mano a sus tetas, fue un impulso que en ningún momento traté refrenar, sus mamas son suaves, tan suaves como las de una mujer joven, levanté la vista y me miraba sonriendo con dulzura… aquella sonrisa me terminaron de poner a mil.

 


Ya eran mis dos manos acariciando sus tetas, sus pezones, y pude ver como sus ojos se cerraron y su sonrisa era una mueca de placer. Seguí acariciándolas con mucho deseo, cada vez me arrimaba más a ella, estaba casi encima de su cuerpo, y en otro irrefrenable impulso, acerqué mis labios a los suyos y le dejé caer un beso con lengua de los nuestros. Ella los entreabrió un poco dejando paso a mi lengua, sí, la besé y le di un morreo como creo que no se lo haya dado nunca a una mujer joven… esas viejas sabían darle a un hombre lo que necesitaba. Fui correspondido con su lengua, suave y mojada de la saliva de ambos…, mi mano rodeaba su cuello pero la otra llevaba su propio ritmo y había desabrochado completamente la bata y se aventuraba más allá de su cintura y de su vientre, notando el tacto de sus bragas, metí los dedos buscando desesperadamente su coño.

A estas alturas ya me sentía más dueño de la situación, así que pude estar más pendiente de los detalles…, ella continuaba con los ojos cerrados y la boca entreabierta pidiendo mi boca, su respiración estaba agitada y se le notaba muy excitada. Mi mano fue abriéndose paso atravesando su monte de venus, pude sentir el corto de vello del coño bajo entre mis dedos, ella fue separando las piernas lo suficiente para que mi mano y mis dedos taparan toda su vulva, sentí que apretaba fuerte las piernas sobre mi mano para no dejarla escapar de allí…que buscara su clítoris.

Volví a besarla y que así aflojara la presión de sus piernas sobre mi mano, para  poder acariciarla mejor su maduro coñito…, comencé un masaje suave sobre toda la vulva…, no tardé en notar su mano que buscaba mi polla por encima del pantalón…La encontró, pero pareció no gustarle de ese modo, así que metió la mano por el interior de la cintura, en un tris me cogió fuerte la polla, no hacía nada, solo la apretaba valorando la dureza del tronco…, yo la tenía a reventar de la excitación. Mis dedos separaron un poco los labios de su coñito, buscando la entrada y el clítoris…

-      ¡Mmm la encontré! ¡Qué PUTA eres Elvira y cuánto me gustas siendo tan ZORRA!

Le dije susurrando al oído. No esperaba encontrarlo seco, sino suave y suficientemente húmedo para que mis dedos entraran sin dificultad, nada que ver con el flujo de una mujer joven, pero el suficiente como para disfrutar los dos.

En aquel momento pensé…, ahora si es mía del todo…, ya no la besaba… nos mirábamos al tiempo que la acariciaba. Acomodamos nuestras posiciones. Elvira era una mujer pequeña y maciza, fácil de mover y manejar, así que la coloqué de forma que todo su coño fuera de mi mano y con la otra pudiera acariciar bien la cara, los labios, el cuello las tetas y observar como gemía con mis dedos dentro de ella…. No me hizo falta buscar su clítoris con mis dedos, no tardó en aparecer entre ellos, los humedecí todo lo que pude en el poco, pero suficiente flujo y comencé a masturbarla despacio, sintiendo sus contracciones de placer y escuchando los gemidos parecidos a los de una gatita, me pareció tan discreta…, sus tetas se movían a un lado y al otro sin apenas sustento muscular, como me gustaban… gelatinosas y fáciles de masajear, chupar y comer…. No tardo en correrse en mi mano, aceleré la presión de mi dedo masturbador, conforme sus jadeos se incrementaban y sus gemidos se hacían más audibles, una contracción involuntaria de sus rodillas y unos ojos como platos me advirtieron de su inminente corrida, rápidamente y entre convulsiones orgásmicas apoyó su mano en la mía para guiarla al place, determinando la presión a su gusto. Yo estaba pendiente de todo y puedo asegurar que no noté diferencias entre su corrida y la de una mujer más joven…, resultó encantadora.

La presión de sus muslos impedía que mi mano pudiera salir cómodamente de entre sus piernas y por otro lado tampoco tenía ninguna prisa por salir de ese triángulo de placer. Un minuto tras los esténtores transcurrió o me pareció hasta que la presión fue aflojando, dándome a entender que podía retirar mi mano…, ella poco a poco se fue incorporando con algo de mi ayuda, hasta que la volví a tener de frente. Seguía sonriéndome con esa sonrisa dulce que tanto me había excitado, volvió a mirar mi pantalón y yo volví a seguir su mirada.

-      A esto habrá que darle una solución, no puedes volver a casa así…

Yo negaba con la cabeza y una sonrisa…

-      Ponte de pie, que te voy a comer este pedazo de pollón que tienes tan duro.

Seguí sus instrucciones y me levanté, ella se acercó hasta ponerse justo sentada enfrente de mí, me bajó los pantalones y mi verga pareció como un resorte, dura a mas no poder…, pude ver como abría la boca y se la introducía en ella sin ningún pudor… hambrienta de polla. Elvira estaba caliente como una estufa, su boca ardía o era mi polla, no lo sé, pero el placer era indescriptible, su ritmo de pura hambruna ante el mejor manjar. Cogió mis huevos por la parte de abajo, estirándolos y a la vez guiando mi rabo con destreza en su boca, como si se estuviera follándose ella misma la boca. Bajaba la mirada y la veía atareada con mi verga, sus tetas se movían al compás de sus movimientos, el tronco embebecido de saliva de principio a fin… los goterones de saliva llegaban a mis huevos y antes de cayeran a suelo, ella los lamía mirándome fija a los ojos. << Diosss que mujer>> pensaba. No tardé en correrme, la avisé para que ella hiciera lo que quisiera, apartarse o dejarme correr dentro de su boca, como siempre…

-      Elvira, me corres, joder me voy a correr yaaaa… Elvira me estoy corrieeeendo.

Ella seguía con mi rabo dentro de la boca, la mano y la boca quietas, solo notaba alguna lamida suave de su lengua y una pequeña absorción en el último espasmo de mi corrida…, noté como tragaba mi leche y eso me satisfizo muchísimo, ver como su garganta era el vertedero de mi lefa, y ella sumisa me daba el gusto de vaciar mis huevos en su boca. Tardé unos segundos en poder reaccionar mientras eyaculaba chorro a chorro de leche. Ella no hizo nada hasta que me vio relajado, se la sacó de la boca con cuidado y me subió el pantalón cubriéndome la polla que acaba de chupar, me mostró el contenido de su boca y acto seguido se lo tragó sin contemplaciones.

-      Así sí que puedes volver a casa.

No sabía que decir la verdad…, me quedé sin palabras del vendaval que me dio con la mamada.

-      Gracias por todo Miguel, si te vuelto a necesitar te volveré a llamar

-      Hasta pronto Elvira

Vi cómo se abrochaba la bata, y como me acompañaba a la puerta de la calle…

-      Como has tardado, me dijo mi madre al entrar

-      Complicada la televisión de la vecina… lo tenía todo manga por hombro y como es tan vieja, no están fácil de programar como las nuevas.

-      Se ve que no tenía puesto el aire, porque llevas una buena sudada…

-      ¡¿Aire acondicionado?! no, no lo tenía puesto…

-      ¡Anda tonto! Date una ducha y refréscate, no sea que te vuelva a dar la calentura.

Mi madre me dejó confuso con sus últimas palabras… acaso sabía más de lo que sospechaba, me parece que esas dos viejas estaban compinchadas y yo no era más que un pardillo.

***********

Pasaron unos días. Mi madre pasaba mucho tiempo con nuestra vecina Elvira atendiéndola en todo lo posible. Eran prácticamente de la misma edad, guapas las dos, grandes tetas. Lo que más tarde descubrí y que os iré contando, nunca me lo habría imaginado.

Era sábado por la tarde y mi madre se estaba arreglando para salir.

-      Miguel, voy a salir que he quedado con unas amigas.

-      Vale mami, pásalo bien.

Al poco rato de haberse ido mi vecina Elvira llamó a la puerta.

-      Miguel, hablé con tu madre ahora y dijo que salía con unas amigas y tengo unas ganas enormes de follar contigo, hace días que no lo hacemos.

-      Ya lo sé Elvira, con mi madre en casa es un poco complicado encontrar el momento. Yo también tengo unas ganas locas de follarte, fíjate como se me ha puesto la polla solo de pensarlo… está durísima.

Estábamos en el hall de mi casa, cerré la puerta y de inmediato Elvira me desnudó de la cintura para abajo, arrodillándose agarró mi polla dura y erecta…empezó a mamármela como una loba famélica que no había probado bocado en meses.

-      Ummmm, que dura la tienes, se nota el tiempo que hace que no estamos juntos Miguel. Esta verga está pidiendo coño a gritos… y se lo vamos a dar.

-      -Ahhhhh, siiii, Elvira siiii. Estaba deseándolo y por tu forma de chuparme a ti también te hace falta una follada como el comer, ¿verdad Elvira?

-      Ya sabes tú que sí, ¡Ummmm! Mi útero es un pozo sin fondo para tu lefa. ¡Ya sabes que es el vertedero de tus ganas de follar!

Se levantó, me agarró del brazo y me hizo pasar a su casa. Camino de su habitación se iba desnudando dejando ver su cuerpo tan deseado por mí.

-      Tienes que dar un poco de tiempo a mis huevos a que acumulen lefa, Elvira.

-      Claro que si Miguel, por eso quiero que me comas el coño, que le tengo mojadísimo, me has puesto caliente como una perra… ¡Quiero estar llena de ti!

Tumbada en la cama se abrió de piernas dejando ver ese precioso coño semi abierto y enrojecido por la excitación. Sus labios carnosos empapados de los jugos vaginales que a la vez mojaban su culo. Empecé a lamer su vagina, empezó a gemir larga y profundamente mientras sus manos apretaban mi cabeza contra su coño y lo restregaba de arriba abajo en mi boca y cara. ¡Mmmm, ahhhhhhh!, comenzaba a gemir nada más tocar con mi lengua su clítoris. Luego mi boca encontró su esfínter y empecé a lamerlo, mi lengua se introdujo un poco en su vagina, que se abría y cerraba al ritmo de sus gemidos cada vez más continuos. Mi dedo acariciaba su clítoris que estaba duro y húmedo, se lo agarraba con los labios y lo torturaba con la lengua. De nuevo mis dedos horadaban su coño a la vez que mi boca se perdía en sus labios y clítoris… no dejaba de meter y sacar, el ano también era mi objetivo… todo a la vez le produjo un tremendo orgasmo.

-      Ahhhhh, me corrooo, gritaba.

Apretando fuertemente mi cabeza con mi lengua introducida en su dilatado año y mis dedos pellizcando suavemente su clítoris, Elvira se corrió sobre mi cara. El sabor de su fluido salado y ácido con dulzor a hembra me embelesaba… sorbía y me tragaba toda su corrida…. Mi polla se hallaba durísima oyéndola gritar de placer, la posicioné y de una sola estocada se la metí en las entrañas con un grito que se oyó en todo el barrio. Me hallaba demasiado excitado, mi ritmo desde el primer momento era raudo, mis huevos se agitaban con tal virulencia que golpeaban el coño abultado de la vieja vecina con contundentes azotes… Continué a ese ritmo unos minutos más, quería correrme y volver a follármela, mis ganas eran infinitas y la testosterona por la nubes.

-      Me voy a correr Elvira, me voy a correr, no aguanto más.

-      ¡Ummmm, si, si, córrete en mi coño…. Síiiii ¡Llénamelo bien de leche, Miguel!

Ahhhhhhh. Mi corrida fue explosiva y abundante, mis huevos estaban completamente cargados de semen, hacia días que no se vaciaban. Los vacíe dentro de su útero con todas mis fuerzas…, la clavé a fondo y comencé a eyacular como un burro, Elvira sorbía la enorme cantidad de semen que salía de mi polla, gimiendo a la vez que exprimía mis huevos con sus manos… ese coño era una succionadora de vergas, contraía sus paredes vaginales y se destensaban, una y otra vez. La saqué y se tiró sobre la polla a limpiarla con una mamada excepcional… fue maravilloso, pero lo mejor estaba aún por llegar. Ni por lo más remoto podía imaginar lo que escuché y vi en ese momento cuando miré hacia la puerta de la habitación que compartía con mi madre….

Mi madre semi desnuda en la entrada de la habitación, con la cabeza de Elvira aun entre mis piernas acabado de correrme, mi madre sobándose el coño con una mano y pellizcándose un pezón de su enorme teta. Su mirada clavándose en mi polla, en su amiga y en la escena lujuriosa.

-      Mira a quien tenemos aquí, Miguelito…tu madre ha venido a por su ración de toro.

Me quedé de piedra pillado infraganti con mi madre en bragas y sostén,  y yo empalmado a recién me había follado a la vieja vecina, probablemente ante los ojos de mi madre.

-      Hola hijo, pasándotelo bien con nuestra vecina… ¡Ay hijo mío que buena follada le has dado a esta puta! Espero que no te haya dejado los huevos secos ya, porque quiero que me folles delante de esta zorra para que vea como te follas a tu madre.

-      ¡Mamá todo esto tiene una explicación! ¡¿sabías que me tiraba a Elvira?!

-      No me hagas preguntas, ya hablaremos luego. Ahora lo que toca es disfrutar del sexo que me vas a dar…. Tu sueño de macho semental se va hacer realidad… hoy te vas a follar a dos hembras con mucha hambre de macho… y a pelo.

Mi excitación era tal que la tumbe en la cama y nos besamos como dos enamorados sin atender a Elvira que debía estar alucinando de cómo nos entendíamos mi madre y yo. Con la vecina a nuestro lado en la cama, penetré rápidamente a mi madre, ambos nos acoplamos en un santiamén sin decir una sola palabra, ambos sabíamos cómo nos gustaba empezar a joder. Con mi madre tumbada, sus piernas abiertas dándome acceso a su coño completamente despatarrada, y yo semi de rodillas entre sus mulos, mi polla entró sin esfuerzo alguno debido a lo húmedo que tenía su coño después de habernos visto a Elvira y a mí… de un solo empellón se la embutí por completo en su raja… los dos gemimos a la vez del gusto que sentimos. Empecé a meter y sacar mi dura polla de su caliente y jugoso coño con tal intensidad que mi madre empezó a gritar de placer. Tenía mi polla en todo su esplendor, durísima… se marcaban todas las venas fluyendo caliente.

-      ¡¡Ahhhh, hijo mío!! Que gusto me das… esta puta aun te ha dejado muy caliente y lo vas a pagar con tu madre ¡Métela a fondo, la quiero sentir en mi útero!

Dejando salir la polla de su coño, con mi mano derecha la agarré y con la izquierda la tomé a ella de la nunca y se la clave toda, hasta el fondo de su boca. Ella no se esperaba tal acto, puesto que lo hice bastante brusco ahogándola con toda mi verga al instante.

Ella dando arcadas escurriendo baba hacia sus pechos, quería alejarme con sus manos, aunque fue en vano por qué mi fuerza era mayor, solo le quedó observarme directamente a los ojos con su boca desencajada, tratando de tragar todo el animal de verga que podía caber en su boca.

-      ¡Sabe a coño de puta! Ahora quiero que tu polla tenga el sabor de mi coño…

Comencé a meter y sacar follándole la boca, ella ya se había dado cuenta que no sería una mamada normal, como a cualquier hombre, está sería una garganta profunda. Como accedió muy fácilmente a mamarme la polla, la tomé con mis manos de la nuca y la obligaba a tragársela más, podía sentir sus labios llegando hasta el tope de mis huevos… en cada llegada a tope, hacía un amago de arcadas, se la sacaba de golpe y salía mi verga escurriendo de su baba.

-      Esta noche vais a ser mis putas…

Ella tomo mi verga con su mano y comenzó a masturbarme con toda la baba que me escurría de los huevos, el fruncir de su mano en mi prepucio sonaba aguachado…

-      ¡¡Qué rica verga tienes hijo, está enorme y dura como el pedernal!!

-      ¡¿Te gusta puta?! ¡Trágatela toda!

-      ¿Aun te queda leche para mí?

-      Tengo suficiente para las dos, es cosa que me hagas deslecharme.

Su rostro había cambiado, inmediatamente el calor y excitación se había apoderado de los dos, comenzábamos a sudar y su rostro se veía sonrojado, Elvira nos seguía observando con una mirada de puta mientras seguía masturbándome mi madre y tragándose mi cipote como si no nos uniera ningún parentesco… creo que la vecina estaba alucinando y excitada con el morbo de ver a un hijo follándose a su propia madre sin ningún recato.

Le di una cachetada fuerte en la mejilla con la verga abultando su carrillo.

-      Sigue tragándote mi verga perra, me encanta como te la comes.

 

 

Pensé que se espantaría con la hostia, pero más caliente se puso la zorra de mi madre…, como una perra comenzaba a mamar mi verga de una manera única, ya no hacía falta empujarla, ya ella sola se esforzaba por metérsela hasta la garganta. La acomodé haciendo que se recargara bien en el colchón, ya que me subí totalmente sobre la cama quedando con todo mi pene a su merced…. Seguí follándome su boca por un largo instante, metía y sacaba mi verga como si se tratara de una vagina jugosa, aunque en este caso era su boca que escurría chorros de baba, cayendo por su canalillo y mojando sus tetas. Con sus manos por momentos me indicaba hasta donde no podía más, se la sacaba para que tomara aire, su pecho se mostraba  completamente mojado de baba, cada vez más viscosa… mi verga no dejaba de entrar y salir de su garganta.

Su rostro se veía cansado, no dejaban de salir lágrimas de sus ojos y su cara se veía sofocada con mi verga, la estaba ahogando de tantas metidas.

Saqué mi polla para que se diera un respiro, su frente goteaba de sudor, tomé mi verga con mi mano y comencé a restregársela en la cara, le dio una bofetada al falo que tembló de lo rígido que se hallaba, le volvió a dar está vez con más fuerza.

-      Ponte a cuatro patas como una puta perra… dame ese rico culo.

-      ¡¡No me vayas a follar el ojete todavía!! ¡Jódeme primero por el coño!

-      No mamá, no te preocupes, solo quiero gozar de tu culo con mis manos y el coño con la verga que la tengo a reventar…

Ayude a girarla, me encanta esta parte cuando las mujeres se vuelven completamente sumisas y se dejan follar como unas putas. Se acomodó sobre las sábanas, se puso a cuatro patas, me tomé un momento para observar ese culo empinado frente a mí como regalo sorpresa. Bajé sus bragas lentamente descubriendo sus nalgas blancas con unos coquetos lunares… era un bonito tanga rojo combinado con sus zapatos de tacón, negros.

Comencé a decirle más majaderías, cómo que se veía bien puta y rica con su tanga, o que se vestía y era igual de puta que su hija, mientras le daba fuertes nalgadas en cada empellón. Esto la calentó a tal grado que comenzó a chorrear en un squirts de su vagina, mientras le daba dedo en su ano… me la estaba follando por ambos agüeros disponibles.

-      ¡Ufff! Eso mamita así córrete… ¡¿Serás puta?!

-      ¡Aaaah... ah! sí nene, soy tu perra, ¡¡Joder, Miguel… me tienes extasiada!!

Con tantas nalgadas que le di, sus nalgas no tardaron rojas, me agaché a chupar todo ese corazón frente a mí. Se empinó de una manera exquisita, con sus manos se abrió las nalgas floreando para mí, toda su vagina deseosa de verga, salía un aroma a hembra en celo muy delicioso. Comencé a acariciar sus nalgas mientras con mi lengua chupaba todo su fluido que escurría de su vagina, tenía una vagina hermosa, tan apretada y rosada, que hasta parecía la de mi niña cuando tenía diez años y no de una señora completamente rasurada.

Pasaba mi lengua en su ano y su vagina rosada, comencé a succionar su clítoris mientras introducía un dedo en su ano, ella gemía de placer. Se sentía muy rica la sensación de tener mis dedos dentro de su culo, ella lo apretaba cada que le lamía el clítoris o introducía mi lengua en su vagina. Me levanté después de haberme saciado de tanto fluido que tragué y de sus corridas con mi lengua, ya había recibido todos los orgasmos que quería, ahora solo necesitaba deslecharme.

Me levanté y mi verga seguía viscosa de baba, mi verga parecía haber salido de la boca de un Alien era una saliva muy espesa. Abrí su coño, le dejé caer mi  enorme glande… y comencé a frotar la cabeza en él.

-      -¡Métela suave mi rey, tu verga está bien gorda!

-      Cállate perra, ahora te voy a romper el coño hasta el útero que me engendró…

-      Sí cabrón, rómpeselo y llénaselo de leche… ¡Que vea yo como jodes a tu madre!

Replicó Elvira que llevaba un buen rato comiéndole las tetas a mi madre y sobándose el coño a toda marcha.

-      ¡¿Eso es lo que quieres puta?! Claro que te la daré como se la he dado a Elvira.

Basto de un empujón para que ese angosto coño se expandiera y tragara toda mi verga hasta el tope de mis huevos.

-      ¡Aaaah...! ¡No me jodas así…!

-      Te dije que te la tragarías toda puta.

-      Sí, sí puedes hacer conmigo lo que quieras, ¡¡La tienes bien buena!! ¡Aaaah!

Comencé a follármela a todo trapo metiendo mi dedo pulgar por el culo, su ano paso de ser del tamaño de un cacahuate y la de una nuez. Las paredes de su vagina se contrajeron precipitadamente al sentir perforada por el culo, apretaba con fuerzas mi verga cada vez que la tenía hasta el fondo, metía y sacaba mi verga y salía viscosa de su lubricación de perra, la tenía disfrutando al máximo con mi follada, sus nalgas vibraban con los arreones y las nalgadas tan fuertes que le daba mientras tiraba del cabello como si de una yegua desbocada se tratase… le encantaba ser follada por el coño y el culo a la vez. Sacaba mis dedo para escupirle más a su ano y volvérselo a meter, así estuvimos por minutos completos y llenos de placer.

Había pasado el tiempo volando, llevábamos veinte minutos follando, su ano ya estaba irritado y el coño muy rojo junto con sus nalgas, era muy cachonda la señora. Al fin había destrozado esas nalgas que se me habían antojado desde que las había visto entrar por el umbral de la puerta, de manera sorpresiva. Al fin sentía el placer de estarme follando a mi madre junto a su amiga y cómplice, la cual a su hija, también ya me la había follado tiempo atrás en nuestra juventud, esa es otra historia que relataré después, ella no lo sabía, en ese momento.

Después de tantos gritos, majaderías y del sonido que emanaba en toda la sala de estar aplaudiendo con sus nalgas en mi cadera, sentí la sensación extasiante de por fin sacar mi leche. Comencé a bombearla aún más fuerte, más sádico, y nalguearla más, ella ya no podía más con el ardor de coño y de sus nalgas… tras un infinidad de corridas, quería que terminara de una vez.

-      ¿Te gusta puta? ¿Así te follan tus amigos vejetes… o tu marido?

-      ¡Ufff no nene, me has dejado sorprendida, ya no puedo más con tanto orgasmo!

-      Y eso que aún no te follado por el culo de perra que tienes… será en otra ocasión.

-      ¡Venga, dame tu leche cariño! ¡Ahhh!! ¡Ya dámela!! ¡Ya la quiero toda en mi coño!

-      ¡Así, así toma puta perra!  No dejes de moverte.

-      ¡¡¡mas!!! ¡¡Mas!! Ah... Ahhh...

-      Te llenaré ese gordo coño que tienes para reventarlo a pollazos ¡Qué buena estás!

-      ¡Aaaah siii duroo!!! Aaaah... Aaah así así así así!!!

-      ¡Me corroooo, ahhhhh… me corro hijo! No pares de follarme y córrete conmigo.

-      Yo también mamiiii, yo también, ahhhhh.

Ella sola se abalanzaba hacia a mí, introduciéndose toda mi verga hasta el tope. Al fin pude correrme, mi verga engordó y se endureció más de lo que ya estaba, mi capullo se hinchó al máximo, se la deje enterrada al fondo y comencé a eyacular leche caliente y viscosa dentro de su útero… en el mismo cérvix. Podía sentir como apretaba su conducto uterino, mientras ella sentía los calambres de mi verga chorreando semen dentro de ella una y otra vez…, como siente aldabonazos de leche le avente. Le inunde el coño con un potente chorro de semen que la excitación de estar follando a mi madre me producía.

Elvira se estaba haciendo una paja también, viéndonos a mi madre y a mí como follábamos, corriéndose también en simpatía con nuestra delectación sexual sin parangón.

-      ¡No jodas mi vida! ¡¡Qué delicioso!! Aun has sacado abundante leche para mamá.

-      ¡Oooh...! ¡¿Cómo no iba a sacar tanta leche después de tremenda follada que nos hemos dando?! ¡Te has portado como una puta perra de veinte años!

Saque mi verga ya flácida de su coño, su vagina estaba totalmente irritada y abierta escurriendo mi leche, se había comportado como toda una vil puta en presencia de su amiga Elvira en mi casa, en nuestra cama. Sus nalgas ya no eran blancas, eran rojas, con las siluetas de mis manos marcadas. La ayudé a levantarse, estaba mareada de tanto ejercicio, de tantos orgasmos y adrenalina corriendo por sus venas… así se subió su tanga, su blusa había quedado toda manchada y mojada de baba, su rostro estaba desalineado, mojado de sudor y sonrojado, su marcado de ojos se había corrido.

Mientras recuperábamos el aliento, ella comenzó a arreglarse el cabello y a lavarse la cara, tenía sus ojos muy rojos de que había estado llorando, al parecer mientras la follaba también había estado sacando lágrimas de sus ojos, pero eran lágrimas de placer y satisfacción de estar gozando como no recordaba, se había sugestionado por como la había tratado tan vil mientras la follaba.

Después de habernos recuperado del éxtasis producido por los orgasmos, abrazados los tres, mi madre me dijo…

-      Hijo, Elvira y yo siempre hemos hablado de nuestras intimidades. Es tanta la confianza que tenemos entre nosotras que me comentó lo tuyo con ella y tus deseos acerca de mí y de hacerlo juntas contigo.

-      Hemos querido hacerte feliz y queremos disfrutar los tres sexualmente y dar rienda suelta a los deseos de cada uno… nos queda poca vida sana y mucho que disfrutar contigo, mientras te apetezca follarnos. ¡Ambas estamos diponibles!

Añadió Elvira.

-      Nosotras seremos tus hembras y tú serás nuestro macho. ¿Te parece bien? Es lo más natural…en la naturaleza siempre hay un macho que cubre a varias hembras.

-      Soy el hombre más feliz del mundo… espero estar a las alturas de las exigencias.

Acerqué sus bocas a la mía y las besé apasionadamente.

 

***************

 


 

Cuando llegué a la casa las encontré una encima de la otra, ambas me miraban con los ojos bien abiertos, estaban desnudas, mi señora madre estaba sobre su amiga, mi primera reacción fue de enojo, pero después lo pensé mejor.

La amiga de mi madre estaba casada con un buen hombre, siempre me llamó la atención por ser muy alegre y guapa… tremendamente voluptuosa, era de esas mujeres desinhibidas, que transpiraban sensualidad aunque no lo quieran y con mi madre eran las de las mejores amigas y confidentes. Sabía que su sexualidad no muere con la vejez o con la muerte de la pareja… a pesar de sus 70 años su coño necesitaba actividad, bien me lo había demostrado mi madre y ahora Elvira…era viejas pero no resecas. De tal modo, que sin buscarlo no dejan de aprovechar la oportunidad que les da la vida de encontrar a alguien que las satisfaga como ellas desean…, eso me contó mi madre acerca de Elvira, unas semanas atrás antes de irse de vacaciones con mi hermana, mientras nos comíamos un pastel, además en esa ocasión me contó que su amiga se había comprado un dildo realista con huevos y todo por Amazon y un Satisfyer, para desagraviar sus deseos carnales que aun surgían de las entrañas de esa madura… y que ella también los usaba, dado que acertar con un macho que les devuelva el placer a su edad, era como encontrar una aguja en un pajar… todos eran unos carcamales a los que ya no se ponía dura ni con Viagra.

Cuando me lo dijo pensé "pobre de estas mujeres mayores tan necesitadas", luego pensé que si esa Elvira fuera mi mujer con ese apetito sexual, probablemente estaría todos los días siendo su dildo, follándomela de continuo igual que hacía ahora con mi señora madre, no me importaría ser el accesorio de ambas damas.

Lo que pasó es que poco antes de llegar ellas estaban hablando y riendo del dildo, las mujeres solas en general son muy explícitas en sus conversaciones, y la amiga de mi madre sacó de su bolso el famoso juguete, entre risas una cosa llevo a la otra y al final, Elvira le terminó mostrando como usaba aquel cipote “made in china”.

-      ¡¡Madre mía Elvira, eso no me cabría en mi coño!!

-      Ja, ja, ja… no me digas, ¡Yo he conseguido que entre entero, hasta los huevos!!

-      ¡Mentira! ¡Esa cosa es enorme! La han debido de copiar una polla negra.

-      De esos negros de las pelis porno… jajaja ¡Pero te juro que me entra! ¿Quieres ver? Cuando está todo dentro, la punta me toca el útero, es demasiado Elena…

Creo que mi madre al verla con las piernas abiertas y con el dildo metido en su coño debió calentarse, no la juzgo, verle la vulva a esa mujer excitaría a cualquiera, el olor que emanaba del sexo de su amiga en un momento se hizo irresistible para mi madre, comenzó a salivar…, sin darse cuenta ella misma ayudaba a su amiga a meterse el falo de plástico chino, luego se quedaron mirando la tranca clavada en la vagina de Elvira. Mi madre, sin apartar los ojos de la mirada desafiante de su amiga, tocó esa vulva húmeda y expandida por el dildo, luego sacó el tremendo utensilio del coño de su amiga, y su lengua terminó en el lugar en que ocupaba el cipote…, mi señora madre lamió, y su amiga se dejó lamer el chocho caliente metiéndole los dedos, la anchura producida por el garrote de Amazon facilitó la tarea, de tal modo que mi madre le follaba el coño con los dedos y le comía el clítoris a Elvira. Excitadas, se besaron y se chuparon enteras, se desnudaron sobre el sofá sin atender que yo vivía en esa casa y podría entrar en cualquier momento, ya desnudas en plena faena, estaban tan calientes que no notaron mi llegada.

Al verme ahí, ambas se taparon infructuosamente pero ya era demasiado tarde, las había visto frotarse una contra la otra, y disfrutarlo, las había oído gemir y decirse cosas sucias al oído en las que me incluían a mí…, en ese momento ya no tenía coraje por ver a mi madre teniendo sexo lésbico con su vecina y amiga, sólo tenía unas ganas locas de participar. Me miraron a mi entre pierna y vislumbraron que la verga la tenía muy dura, ellas asustadas y consternadas por si me había podido enfadar por su iniciativa, de inmediato se separaron

-      ¡No es lo que tú crees… nosotras nunca había estado así…!

Elvira guardaba silencio y miraba a la pared queriendo morir de la vergüenza. Sin decir nada me acerqué a ellas, tomé a mi madre por el cabello con autoridad y empujé con fuerza su cabeza contra la vulva de su amiga, en ese instante ambas sorprendidas entendieron que desde ese momento los tres íbamos a ser un poco más que amigos, y que a mí no me importaba que entre ella tuvieran sus refriegues… lo importante era que solo tuvieran un macho, Yo.

Mientras mi señora madre hundía la lengua en su amiga, yo acaricié suavemente las tetas de su amiga con la mano, luego abrí mi pantalón, saqué mi verga ya enorme, y obligué a mi madre a chupármela frente a su amiga, eso encendió a nuestra amiga Elvira, luego mi madre y yo juntos lamimos el coño abierto y húmedo de la vecina, mientras las lenguas entraban en su vulva, ambas se tocaban en un beso de lujuria desesperada, Elvira solo gemía de placer y apretaba nuestras cabezas hacia su coño, metía sus dedos entre los cabellos y nos animaba a seguir.

Sentir la saliva de mi esposa y los jugos de nuestra amiga me excitó muchísimo y también a ellas, deje a mi madre que siguiera lamiendo el coño y tetas de nuestra amiga y puse mi polla dura frente a la boca de nuestra amiga, ella sacó la lengua y lo lamió, pasó su lengua por los costados y luego abrió la boca para que yo pudiera meterlo hasta su esófago, mi verga se perdió entera en su garganta, le sujeté de la cabeza y me la follé a saco…. Era una experta en tragar, todo mi tronco desapareció en su boca, ella asfixiada con mi cipote, salivaba y su saliva escurría por mis bolas. Al rato, cuando lágrimas en sus ojos comenzaron a salir me compadecí de Elvira, tomé a mi señora madre desde atrás, estando esta con la boca comiéndose a la vecina…. Mientras tanto hundí mi verga en la vagina empapada por la saliva de mi madre puesta a cuatro patas

¡Las tetas de nuestra amiga eran enormes! Una excelente madona amamantadora a mi parecer, mi madre se las chupaba, recuerdo que se sentían un poco más duras que las de mi madre pero sus pezones de grandes areola, eran suaves y la punta se iba endureciendo a medida que los mordía pellizcándolos y estirándolos con los dientes para luego soplarlos con el aire frío que salía de mi boca. Bajé a mi señora madre de la boca de su amiga y le di vuelta dejándolas abrazadas una encima de la otra, tal como las había encontrado, sus bocas pegadas, sus labios rozándose, sus vulvas cerca una de la otra, llevé mi duro cipote hasta aquellas jugosas vulvas, y mientras ellas se besaban, yo fornicaba a una y a otra, de vagina en vagina, de forma alternativa mezclando sus jugos vaginales en mi tronco venoso…, el dildo que tanto las había hecho reír, ahora me ayudaba a mantenerlas rellenas y satisfechas.

Las vulvas de ambas se empezaron a frotar en tanto perforaba sus rajas a mi antojo haciéndolas gemir con mis pollazos sin compasión. Los labios mayores de ambas hicieron contacto y sus pelvis se movían de forma sinuosa, y mi polla iba entrando en cada una de ellas, en un momento, ya no me dejaron espacio para entrar por sus vaginas.... La verdad siempre he sido alguien que busca soluciones más que problemas, acerqué mi cara al coño de mi madre, y le escupí su caliente raja, ella ni cuenta se dio, estaba en otra dimensión probando la boca de su mejor amiga frotándose las tetas y el coño, entonces metí el dildo en el culo de mi señora madre… ni siquiera se quejó, elevé un poco el culo de su amiga y metí mi cipote resbaloso en el coño de la amiga de mi señora madre, ella se quejó un poco al meterla de un solo envión, luego siguieron besándose, mientras con mi mano follaba el culo de mi madre con el dildo, con mi polla endurecida a más no poder, le daba al estrecho conducto uterino de la vecina doña Elvira…

En no mucho terminé corriéndome y llenando el coño de esa amiga tan especial que era nuestra vecina Elvira…. Ellas siguieron besándose y rozándose las vulvas, me senté a descansar un poco, pero verlas tan entusiasmadas, me obligó a seguir aprovechándome de esa hermosa escena. Se corrían una y otra vez, en tanto yo me excité de nuevo y me puse en marcha, esta segunda vez pagó el pato mi madre… acabé llenando el coño de ambas señoras. 

 


Desde ese día, cada vez que llegó del trabajo, cruzó los dedos por encontrarme a mi señora madre con su amiga y hacer un trío tan espectacular como hermoso… sinceramente, estoy tan satisfecho en mi vida sexual y con mi libertad, lejos del yugo del  matrimonio. Ahora con mis dos hembras a mi total disposición, sinceramente no pienso ni deseo a otra mujer que no sean mis dos concubinas… tienen buena conversación, me tratan como a un marajá, sus comidas y postres son un manjar a cuál de las dos cocina mejor… le he pedido que me enseñen y en ello estamos. En el sexo no hay parangón…, me las follo a las indistintamente, aunque teniendo a mi madre metida en mi cama todas las noche es la que más recibe los honores de mi polla. Lo mejor es que no se tienen celo y las puedo inseminar sin ningún problema ni trauma… sus úteros han dejado de ovular sin dejar de ser receptivos a toda la lefa que les pueda meter, de ese modo me las follo a pelo sin traba alguna y me vacío a placer en sus coños, boca y últimamente les está gustando que use su culo. En definitiva, que estoy mejor que me merezco, y para colmo mi hija está feliz que esté con su abuela, así se ahorra una visita, matando dos pájaros de un tiro…, la niña se ha puesto bien guapa y no solo lo veo yo, porque mi madre también me lo comentado. No sé si la vieja está pensando en una nueva incorporación al trío, eso sería una locura que mejor no pensar....De momento me conforma con tener a dos Viejas Putas entregadas y zalameras que me tienen a cuerpo de Rey.
 


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas más populares de la semana